Burbujas

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BURBUJAS El viejo camarero ya se fue, sobre la mesa solo una botella de cava, dos copas y una flor. La música del hilo musical resuena en mis oídos, la muerte y la doncella, yo misma la elegí. Miro fijamente mi copa de cava, las burbujas se mueven en singular cadencia, sin prisa, sin pausa, sin fin. Sin poder evitarlo mis ojos quedan fijos en la copa, el tiempo se detiene y la memoria me lleva a aquel momento en que delante de otra copa, en otra mesa y otro tiempo simplemente morí. Fue aquella noche en la que recibí mi primera bofetada, aquella noche en el que el cava por primera vez en mi vida no me hizo esbozar una sonrisa por el maravilloso efecto de las burbujas revoloteando cerca de mi nariz. Una mano marcada en mi cara, unas lagrimas que no podían caer, y el asombro y el miedo, es todo lo que quedo en el silencio de la noche. Recuerdo que me senté tranquilamente delante de aquella copa de cava, mirando fijamente como las burbujas se esfumaban a la vez que la vida se iba de mi cuerpo, convirtiéndome en una sombra que pasaría por la vida sin sentir, sin llorar ni reír. Mil noches más un puño cruel, unas manos sedientas de golpes y una lengua capaz de herir han golpeado mi cuerpo y mi alma, pero ya daba igual, porque aquel día en aquella silla todo lo que yo era murió junto aquellas burbujas que desaparecieron lentamente de mi vista. La música ha dejado de sonar, ya levanto la mirada. Junto a mi, muy cerca esta el, sus ojos grises profundos y serenos me miran con ternura, sus manos grandes y firmes se unen con las mías, no hacen falta palabras, el comprende mis silencios, el sabe de mis miedos y mi angustia, solo me mira y me dice con sus ojos que esta ahí y que me quiere. El hilo musical vuelve a sonar, la primavera de Vivaldi, representación perfecta de la vuelta a la vida después de un largo y frío invierno. ¿Podré yo renacer como las flores? ¿Podrá la oscuridad y la muerte dar paso a la luz y la vida? Miro a mi compañero. Tal vez hay esperanza, tal vez el pueda devolverme al mundo de los vivos. El es tan diferente. Bajo su pelo cano su cara expresa amor y entendimiento, sus manos acarician, no se cierran nerviosas ni crispadas, sus voz grave me da tranquilidad, su conversación es pausada y meditada, sus palabras no hieren ni me faltan al respeto. Vuelvo a mirar la copa de cava, las burbujas siguen su singular camino, parece que su muerte esta cercana cuando llegan arriba, pero siguen surgiendo sin cesar. Mis dedos están cerca de la base de la copa, ¿y si la cojo y dejo que las burbujas se deshagan en mi boca? Sin siquiera pensarlo la copa ya está cerca de mi boca, con el movimiento las burbujas suben mas deprisa, saltan cerca de mi nariz haciéndome cosquillas, que provocan mi risa.

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BURBUJAS

El viejo camarero ya se fue, sobre la mesa solo una botella de cava, dos copas y una flor. La música del hilo musical resuena en mis oídos, la muerte y la doncella, yo misma la elegí. Miro fijamente mi copa de cava, las burbujas se mueven en singular cadencia, sin prisa, sin pausa, sin fin. Sin poder evitarlo mis ojos quedan fijos en la copa, el tiempo se detiene y la memoria me lleva a aquel momento en que delante de otra copa, en otra mesa y otro tiempo simplemente morí.Fue aquella noche en la que recibí mi primera bofetada, aquella noche en el que el cava por primera vez en mi vida no me hizo esbozar una sonrisa por el maravilloso efecto de las burbujas revoloteando cerca de mi nariz.Una mano marcada en mi cara, unas lagrimas que no podían caer, y el asombro y el miedo, es todo lo que quedo en el silencio de la noche. Recuerdo que me senté tranquilamente delante de aquella copa de cava, mirando fijamente como las burbujas se esfumaban a la vez que la vida se iba de mi cuerpo, convirtiéndome en una sombra que pasaría por la vida sin sentir, sin llorar ni reír. Mil noches más un puño cruel, unas manos sedientas de golpes y una lengua capaz de herir han golpeado mi cuerpo y mi alma, pero ya daba igual, porque aquel día en aquella silla todo lo que yo era murió junto aquellas burbujas que desaparecieron lentamente de mi vista. La música ha dejado de sonar, ya levanto la mirada. Junto a mi, muy cerca esta el, sus ojos grises profundos y serenos me miran con ternura, sus manos grandes y firmes se unen con las mías, no hacen falta palabras, el comprende mis silencios, el sabe de mis miedos y mi angustia, solo me mira y me dice con sus ojos que esta ahí y que me quiere. El hilo musical vuelve a sonar, la primavera de Vivaldi, representación perfecta de la vuelta a la vida después de un largo y frío invierno. ¿Podré yo renacer como las flores? ¿Podrá la oscuridad y la muerte dar paso a la luz y la vida? Miro a mi compañero. Tal vez hay esperanza, tal vez el pueda devolverme al mundo de los vivos. El es tan diferente. Bajo su pelo cano su cara expresa amor y entendimiento, sus manos acarician, no se cierran nerviosas ni crispadas, sus voz grave me da tranquilidad, su conversación es pausada y meditada, sus palabras no hieren ni me faltan al respeto.Vuelvo a mirar la copa de cava, las burbujas siguen su singular camino, parece que su muerte esta cercana cuando llegan arriba, pero siguen surgiendo sin cesar.Mis dedos están cerca de la base de la copa, ¿y si la cojo y dejo que las burbujas se deshagan en mi boca?Sin siquiera pensarlo la copa ya está cerca de mi boca, con el movimiento las burbujas suben mas deprisa, saltan cerca de mi nariz haciéndome cosquillas, que provocan mi risa.Siento que la vida vuelve a mi mientras el liquido ya cae por la garganta, por alguna razón ya no hay miedo, por alguna razón las sombras ya se han ido.Entonces por primera vez desde aquella primera bofetada, las lagrimas nunca derramadas vuelven a mis ojos, y caen despacio por la cara. Siento unas manos sobre mi barbilla y unos labios que empiezan a besar delicadamente, despacio mis húmedas mejillas y que se comen mis lagrimas junto a mi miedo y mi tristeza. Sus labios bajan ya hacia los míos, su lengua y la mía se buscan y se funden en amoroso abrazo, y en ese momento mágico, en ese mismo instante, se con toda certeza que si bien morí un día al mismo tiempo que las burbujas de una copa de cava, había vuelto a la vida después de mucho tiempo mientras que estas cosquilleaban mi nariz y se reían conmigo.