Bronce inicial penínsular

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BRONCE INICIAL O ANTIGUO CONCEPTOS GENERALES Ya desde finales del siglo pasado, momento en el que comenzaron las investigaciones sobre este tema, la Edad del Bronce en la Península Ibérica ha recibido denominaciones diferentes, y evidentemente, ha sido objeto de periodizaciones diversas. La publicación de la obra de los hermanos Siret: Las primeras edades del metal en e1 sudeste de España, en 1890, que refleja el descubrimiento y estudio de la cultura de El Argar en Almería, cultura que ha servido y aún sirve de punto de referencia para otras zonas peninsulares, fue un punto de partida fundamental. Desde la década de los 40, con el establecimiento de un Bronce Mediterráneo y un Bronce Atlántico, por parte de Martínez Santaolalla, o el establecimiento por parte de Sangmeister, de una etapa Calcolítica y otra de Bronce Hispano, hasta las periodizaciones actuales, se ha recorrido un largo camino. En principio se consideró que la cultura argárica se extendía por toda la geografía peninsular, pero poco a poco, y a medida que fueron descubriéndose nuevas manifestaciones diferentes a ésta, se delimita lo argárico y surgen nuevas áreas. Así el profesor Tarradell, en 1963, restringe lo argárico a sus límites actuales y apunta la existencia de un área, hoy claramente delimitada: el Bronce Valenciano. Blance, con sus intentos de delimitación de lo argárico, y sobre todo Schubart, establecen también, junto con los resultados de nuevas excavaciones en la provincia de Granada, la extensión geográfica argárica, descubriendo este último otra área nueva: el Bronce del Suroeste. Posteriormente se delimita el Bronce de La Mancha, comienzan a definirse áreas como el Valle Bajo del Guadalquivir, y tenemos información para la Meseta, Cataluña, y demás regiones peninsulares. Todo esto nos ha llevado a trazar un panorama aún no completo, pero que podría resumirse así: la Península Ibérica a comienzos del II milenio a.C. presenta un panorama cultural Calcolítico, y a lo largo de este milenio van a desarrollarse el Bronce Inicial o Antiguo y el Bronce Medio 0 Pleno. Estos períodos no están aún claramente definidos ni son sincrónicos en las diferentes áreas geográficas, sino que ofrecen diferencias cronológicas y culturales muy acusadas. El Bronce Inicial o Antiguo es una etapa difícilmente delimitable, en ocasiones, con respecto al momento anterior y al posterior. Tratando de armonizar al máximo con el resto del continente europeo se sitúa este período para la Península Ibérica entre el 1900/1800 y el 1600/1500 a.C., y podríamos resumir sus rasgos generales, en lo siguiente: Progresiva sustitución del sílex por el metal en la fabricación de armas y utensilios. Establecimiento de las bases de los conocimientos metalúrgicos: las aleaciones del cobre, primero con arsénico y posteriormente con estaño, los moldes monovalvos, y una nueva tipología de útiles que aparecerán durante todo este período y que evolucionaran durante toda la Edad del Bronce. Comienzo de la orfebrería. Aparición de las nuevas formas cerámicas, con las primeras carenas, aun cuando también perduren algunas antiguas, y decoraciones incisas y de cordones. Cambio en el rito de enterramiento: la inhumación colectiva es sustituida por la individual. A lo largo de este período el megalitismo decae hasta desaparecer en muchas zonas, siendo sustituido por las inhumaciones individuales predominantemente en fosas y cistas. Diversificación de las gentes en grupos con un mayor o menor desarrollo, según el medio en el que se desenvuelven y los estímulos que reciben, Demanda cada vez mayor de minerales. Mayor desarrollo del comercio. Aumento de la sequía en algunas regiones, que, con otros determinantes, provocará nuevas necesidades que a su vez producirán cambios económicos. 1

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BRONCE INICIAL O ANTIGUO

CONCEPTOS GENERALES

Ya desde finales del siglo pasado, momento en el que comenzaron las investigaciones sobre este tema, la Edad del Bronce en la Península Ibérica ha recibido denominaciones diferentes, y evidentemente, ha sido objeto de periodizaciones diversas.

La publicación de la obra de los hermanos Siret: Las primeras edades del metal en e1 sudeste de España, en 1890, que refleja el descubrimiento y estudio de la cultura de El Argar en Almería, cultura que ha servido y aún sirve de punto de referencia para otras zonas peninsulares, fue un punto de partida fundamental.

Desde la década de los 40, con el establecimiento de un Bronce Mediterráneo y un Bronce Atlántico, por parte de Martínez Santaolalla, o el establecimiento por parte de Sangmeister, de una etapa Calcolítica y otra de Bronce Hispano, hasta las periodizaciones actuales, se ha recorrido un largo camino. En principio se consideró que la cultura argárica se extendía por toda la geografía peninsular, pero poco a poco, y a medida que fueron descubriéndose nuevas manifestaciones diferentes a ésta, se delimita lo argárico y surgen nuevas áreas. Así el profesor Tarradell, en 1963, restringe lo argárico a sus límites actuales y apunta la existencia de un área, hoy claramente delimitada: el Bronce Valenciano. Blance, con sus intentos de delimitación de lo argárico, y sobre todo Schubart, establecen también, junto con los resultados de nuevas excavaciones en la provincia de Granada, la extensión geográfica argárica, descubriendo este último otra área nueva: el Bronce del Suroeste. Posteriormente se delimita el Bronce de La Mancha, comienzan a definirse áreas como el Valle Bajo del Guadalquivir, y tenemos información para la Meseta, Cataluña, y demás regiones peninsulares.

Todo esto nos ha llevado a trazar un panorama aún no completo, pero que podría resumirse así: la Península Ibérica a comienzos del II milenio a.C. presenta un panorama cultural Calcolítico, y a lo largo de este milenio van a desarrollarse el Bronce Inicial o Antiguo y el Bronce Medio 0 Pleno. Estos períodos no están aún claramente definidos ni son sincrónicos en las diferentes áreas geográficas, sino que ofrecen diferencias cronológicas y culturales muy acusadas.

El Bronce Inicial o Antiguo es una etapa difícilmente delimitable, en ocasiones, con respecto al momento anterior y al posterior. Tratando de armonizar al máximo con el resto del continente europeo se sitúa este período para la Península Ibérica entre el 1900/1800 y el 1600/1500 a.C., y podríamos resumir sus rasgos generales, en lo siguiente:

• Progresiva sustitución del sílex por el metal en la fabricación de armas y utensilios.• Establecimiento de las bases de los conocimientos metalúrgicos: las aleaciones del cobre,

primero con arsénico y posteriormente con estaño, los moldes monovalvos, y una nueva tipología de útiles que aparecerán durante todo este período y que evolucionaran durante toda la Edad del Bronce.

• Comienzo de la orfebrería.• Aparición de las nuevas formas cerámicas, con las primeras carenas, aun cuando también

perduren algunas antiguas, y decoraciones incisas y de cordones.• Cambio en el rito de enterramiento: la inhumación colectiva es sustituida por la individual. A

lo largo de este período el megalitismo decae hasta desaparecer en muchas zonas, siendo sustituido por las inhumaciones individuales predominantemente en fosas y cistas.

• Diversificación de las gentes en grupos con un mayor o menor desarrollo, según el medio en el que se desenvuelven y los estímulos que reciben,

• Demanda cada vez mayor de minerales.• Mayor desarrollo del comercio.• Aumento de la sequía en algunas regiones, que, con otros determinantes, provocará nuevas

necesidades que a su vez producirán cambios económicos.

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• Ruptura de relaciones con el Mediterráneo oriental, consecuencia de las alteraciones que se producen en aquellas regiones por estas fechas,

• Imposibilidad, o al menos dificultad, de separar con claridad el horizonte campaniforme de la nueva etapa del Bronce Inicial.

• Comienza a manifestarse lo que será el potente foco metalúrgico del Sudeste, con los inicios de El Argar, con pervivencias de grupos anteriores como Millares o Vilanova de S. Pedro, y aparición de nuevos grupos como los de Ferradeira o Montelavar, con personalidad propia. En regiones como Asturias, Noroeste, Aragón, País Vasco, Navarra, Cataluña, Levante, alta Andalucía y ambas mesetas continúan grupos neolíticos que van asimilando lentamente innovaciones pero sin abandonar sus tradiciones.

ÁREAS GEOGRÁFICAS

Sudeste

La cultura de El Argar aparece en Almería, Murcia, Granada y parte de Jaén, hasta el río Vinalopó, aproximadamente la misma zona que la anterior cultura de Millares. Alcanza un alto nivel técnico en la fabricación de armas de metal, con tipos nuevos como los puñales triangulares con orificios para el enmangue, las robustas espadas de hoja ancha, las alabardas, y las hachas planas, fabricadas ya con moldes bivalvos. Comienzan a usarse las diademas en oro y plata, y nace una cerámica que será muy representativa de toda esta cultura: oscura, de aspecto metálico, lisa, con formas como cuencos y vasos carenados.

Se conocen poblados y enterramientos, siendo representativos de este momento inicial argárico yacimientos como El Oficio, Lugarico Viejo, Fuente Bermeja, y las sepulturas más antiguas de El Argar, y también el de Quesada en Jaén. Significa una ruptura con respecto a lo anterior en la diferente distribución y ubicación de los asentamientos, y en el cambio de ritual y forma de los enterramientos.

Levante

Con matices argáricos pero elementos diferenciales, al norte del Vinalopó se desarrolla el Bronce Valenciano que enlaza en su origen con la etapa campaniforme y se caracteriza por poblados como Mas de Menente o la Ereta del Pedregal, y por un material muy poco representativo.

Cataluña

La pervivencia del grupo campaniforme de Salamó, convive con tumbas individuales en cueva (Rocallaura), con un ajuar de piezas metálicas arcaicas junto con otras muy avanzadas, casi del Bronce Medio, la generalización de cistas megalíticas, y con inhumaciones individuales en fosas cubiertas con una losa y materiales de pervivencia calcolítica (Tranés). Para las cistas megalíticas hay dos fechas absolutas: una de 1850 ± 120 a.C. para la Cueva de Toll en Moiá (Barcelona), y otra del 1800 ± 90 a C. para la de Bovila Madurell en S. Quirce del Vallés. El fósil director para los inicios del Bronce es la cerámica epicampaniforme, con decoraciones incisas, denominada tipo Arbolí, ya que aparece en estas cuevas tarraconenses y con dataciones del C 14 calibradas dentro del último cuarto del III milenio. Para Molist, las fechas de 2258 y 2089 calibradas BC marcarían el inicio del Bronce Atiguo. Maya y Petit optan por considerar en esta zona una sola etapa cultural (Bronce Antiguo y Medio), desde el 2300 al 1300 a C., previa a Campos de Urnas y caracterizada por cambios en los patrones de asentamiento y las costumbres funerarias. Otro rasgo es la actividad metalúrgica documentada por la presencia de elementos relacionables con actividades de transformación (crisoles, moldes...) y objetos con analogías ultrapirenaicas

País Vasco, Navarra y Aragón

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Hay una convivencia de campaniformes junto con grupos autóctonos como los de Santimamiñe y Los Husos, con útiles de sílex de tipología antigua. Lo más importante son las fechas del C 14 que tenemos: una de 1760 a.C. para la Cueva de Las Pajucas, en Álava, integrable en el horizonte de Santimamiñe, y la de Gobaederra (Álava), del horizonte de Los Husos, del 1710 a C. Las del yacimiento que da nombre a este grupo u horizonte, el de Los Husos, van desde un 1970 a. de C. de un nivel calcolítico, hasta un nivel que podría representar la introducción de la metalurgia en el País Vasco. Poblados como La Hoya, en Álava aún con campaniforme o como Monte Águila, en Navarra.

En Aragón continúa desarrollándose una cultura arcaizante con grupos poco definidos y difícilmente diferenciables los momentos finales calcolíticos de los inicios del Bronce. Moncín es un poblado de Zaragoza con una secuencia desde el Calcolítico al Bronce Tardío, con fechas del C 14 desde mediados del del III milenio hasta el 1300-1200 calibradas BC. Hay epicampaniforme del grupo del Nordeste y cerámicas protocogotas de la Meseta, silos o basureros y cabañas cuadrangulares en barro.

Cronológicamente se establecen las fechas del 2450 al 1900 calibradas BC para este periodo en Aragón.

Meseta norte

Esta zona, por su posición geográfica, comunicación entre el Noroeste y el naciente mundo argárico, sigue ejerciendo un papel importante en esta etapa de Bronce Antiguo, con una perduración de la civilización campaniforme de Ciempozuelos, ya sea en los tipos cerámicos, o bien en materiales generalmente asociados a ellos como el puñal de lengüeta, las puntas Palmelas o los adornos de oro. Constituye un horizonte paralelo a Ferradeira y Montelavar.

Hay en esta etapa asentamientos en cuevas, cerros de no mucha elevación, y también en zonas llanas los conocidos como «fondos de cabaña». Los enterramientos ofrecen variaciones, aunque con un rasgo común que es la inhumación individual. Los hay en cuevas, grietas rocosas, fosas, cistas e incluso en algún pithos (tinaja). Perduran también algunos ente-rramientos campaniformes típicos, como el de Fuente Olmedo, en Valladolid, y hay otros claramente relacionables con los del horizonte de Montelavar (fachada atlántica), en cuanto a materiales, pero en cistas o pithoi, como elemento cronológico avanzado; es el caso del enterramiento de Villalmanzo en Burgos.

Un posible nuevo horizonte cultural parece delimitarse en las regiones nororientales de la Meseta: alto Duero soriano y Burgos, horizonte denominado de Silos-Vaquera, con actividad minera y una clara perduración en la etapa siguiente del Bronce Medio. Las cerámicas son lisas, incisas y con cordones junto con algunas formas carenadas, y campaniforme, pero diferente al de Ciempozuelos.

Tenemos tres fechas de C 14: El Parpantique 1780 ± 30 a C. (2125 cal. BC) y Los Torojones 1670 ± 30 a C. (1981 cal. BC), los dos en Soria, y la Loma del Lomo, en Guadalajara 1830 ± 110 (2255 cal. BC).

Meseta sur

También en esta región se manifiesta una doble influencia: perduración de los grupos campaniformes e influjos atlánticos. La primera se manifiesta en yacimientos como Yuncos (Toledo), La Esgaravita, y el Ventorro, que ofrece con sus más de doscientos «fondos de cabaña», dos niveles: el inferior sin campaniforme y el superior con él. El Recuenco y Los Dornajos (Cuenca) (Fig. 1), también se incluyen en este grupo, pudiendo ser este último un puente o enlace entre la Meseta y el Sistema Ibérico.

Los influjos atlánticos se manifiestan en Pantoja (Toledo), y en algunos yacimientos de Albacete y Ciudad Real en donde parece estar el origen de manifestaciones que luego

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caracterizarán el Bronce Medio: motillas de El Azuer y Santa María del Guadiana. Sus inicios como hábitat, con una torre central, son de esta etapa, al igual que los de poblados como el Cerro de la Sevillana o el Cerrajón de Porzuna (Ciudad Real). En estos yacimientos conviven elementos calcolíticos como las puntas de flecha, hojas dentadas de sílex, o los puñales de lengüeta de cobre, junto con otros nuevos como cazuelas de carena baja y ollas globulares. Las fechas del C 14 obtenidas, entre el 1720 y el 1600 a.C. nos sitúan en cronologías del Bronce Inicial, aun cuando se están desarrollando ya estos asentamientos que son representativos del Bronce Medio.

Cornisa Cantábrica

Un estudio de conjunto, hecho por M. A. de Blas Cortina (1983), pone de manifiesto la existencia de influjos campaniformes pero sin que aparezca, al igual que en Galicia, este tipo de cerámica. Este autor divide el Bronce Inicial en dos fases: inicial y de desarrollo. La primera está muy marcada por lo campaniforme, con yacimientos como el depósito de Gamonedo o la cueva Cuelebre (Cangas de Onís), y la segunda representada por una serie de hallazgos al noroeste de la provincia como las hachas planas de Mieres o el depósito de Asiego (Cabrales) con las hachas planas largas conocidas como tipo Cabrales y muy difundidas por otras regiones peninsulares.

Es de destacar en arte rupestre el ídolo de Peña Tú o Peñatu, Solana (Asturias) (Fig. 2), que es el más representativo de los megalitos-estelas que aparecen por el Noroeste y Extremadura. Es un gran bloque de piedra con decoración pintada y grabada de figuras humanas, grupos de puntas y una espada, así como algunos depósitos de bronce.

Fachada atlántica peninsular

Se han hecho varios intentos de sistematización en esta zona, determinantes para las relaciones de la Península Ibérica con Bretaña e Islas Británicas, y todos ellos se basan fundamentalmente en tipologías, sobre todo cerámicas, pues son los datos de los que disponemos. Schubart, Harrison y Ruiz Gálvez, entre otros, han dedicado sus esfuerzos a este tema, y se han establecido cinco grupos diferentes:

1. Andalucía Occidental, con una fuerte pervivencia campaniforme. 2. Valle bajo del Tajo, con las últimas fases de Vilanova de San Pedro II y campaniformes tipo

Palmela.3. Galicia, con perduraciones campaniformes y fuertes influjos atlánticos.4. Sudoeste de la Península Ibérica, horizonte Ferradeira.5. Norte de Portugal y Galicia, horizonte de Montelavar.

Estos dos últimos sin campaniforme, y con discusiones entre los investigadores sobre su sincronía o diacronía.

Andalucía Occidental

La cuenca baja del Guadalquivir (serranía hispalense), de gran riqueza minera, en el Bronce Inicial debió de ser un foco cultural importante, pero desgraciadamente carecemos de datos, salvo para los campaniformes que, según Harrison, constituyeron el grupo de Carmona entre el 1800-1600 a.C. Tal vez relacionadas con ellas (campaniformes) están las cerámicas de retícula bruñida que perdurarán en esta zona hasta bien avanzado el 1 milenio. Es excepcional la continuidad de asentamientos calcolíticos, pudiéndose hablar de un Bronce con una fecha inicial del 1700 a C.

Valle del Bajo del Tajo

Continúa a comienzos del II milenio a.C. el horizonte de Vilanova de San Pedro II con un gran desarrollo de la cerámica campaniforme tipo Palmela, y con hallazgos de elementos que señalan ya a un Bronce Inicial

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como hachas planas de bronce, y orfebrería en objetos tales como los pendientes y discos de oro decorados con motivos escaleriformes y cruciformes de Ermegueira.

Galicia

Además de las manifestaciones del horizonte Montelavar, en esta región hay fuertes influjos campaniformes que se desarrollan en varias etapas a las que se han dado denominaciones como horizonte de Roufeiro (17001500 a.C.), con hachas planas y puñales de lengüeta, y horizonte de Barcelos-Codeseda-Melide, según autores. Para Ruiz Gálvez el Bronce Inicial se desarrolla en el noroeste peninsular entre el 1800 y el 1500 a.C. con tres etapas diferenciadas:

La más antigua, con elementos campaniformes y atlánticos, tales como enterramientos individuales, hachas planas y alabardas tipo Carrapatás, y unas fechas de 1800-1700 a.C. Representará esta etapa el depósito de Roufeiro (Orense) con puñales de hoja ancha y orificios para el enmangue (remaches), y objetos de orfebrería como espirales de oro, plata y cobre, diademas en forma de cinta, y también la rueda de Catoira, en madera con aplicaciones de bronce y una fecha de C 14 de 1750 a.C.

En la segunda etapa se intensificarán las relaciones atlánticas y también con el Sureste peninsular, y su cronología sería desde el 1750 al 1600 a.C. Hay hachas trapezoidales muy grandes, como las denominadas tipo Cabrales, de producción local, junto a tipos irlandeses o bretones tales como espadas largas de hoja pistiliforme plana y ancha y con lengüeta. Este sería el momento culminante de la orfebrería del Bronce Inicial en Galicia; aparecen las espirales largas y unidas formando cadena en plata, los brazaletes lisos de oro macizo y las gargantillas de tiras, lúnulas claramente relacionadas con las irlandesas, pendientes y discos de oro.

Entre el 1600-1500 a.C. se desarrolla la tercera etapa con elementos que luego serán propios del Bronce Medio: grandes hachas planas y brazaletes gallonados. Son típicos los torques, brazaletes y gargantillas del Tesoro de Caldas de Reyes, con paralelos en los túmulos armoricanos.

La mayor parte de la orfebrería del Bronce Inicial gallego acredita las relaciones atlánticas, así como el uso del oro nativo y la evidencia de la explotación de los yacimientos metalíferos. Todo esto debió de revitalizar la economía y se crea un comercio activo con el Noroeste europeo y el Sudeste peninsular. Se produce un gran crecimiento demográfico que se relaciona con la actividad metalúrgica.

Sudoeste

Schubart diferenció en esta zona el que denominó horizonte de Ferradeira (Fig. 3), que está en la base del Bronce Inicial y al que considera el último foco calcolítico de la región. Para este autor, el Bronce Inicial es horizonte campaniforme cronológica y tipológicamente, pero sin campaniforme, y se desarrolla cuando en otras regiones ya ha comenzado. El Alemtejo y el Algarve son las zonas en las que se manifiesta, con yacimientos como Ferradeira o Sao Bento. Para otros investigadores este horizonte se relaciona con las necrópolis onubenses de Las Mesas, Becerrero o Castañuelo, con cistas, pero sin metal en los ajuares. Es paralelo este horizonte a las etapas finales de Millares y Vilanova de San Pedro, así como a las campaniformes de Salamó, Palmela y Ciempozuelos: 1800-1500 a.C. Sería una transición entre Calcolitico y Bronce.

Los enterramientos son de inhumación en tholoi, y sobre todo en cistas grandes de lajas verticales, de planta oval o rectangular, con el cadáver en decúbito supino y un ajuar constituido por puntas Palmela, puñales de lengüeta (Fig. 4), brazaletes de arquero y a veces, hachas planas tipo Cabrales, relativamente «antiguas». Las cerámicas ofrecen formas muy tradicionales, troncocónicas, cilíndricas, en S, con carena en el tercio inferior, etc.

Norte de Portugal y Galicia

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Con unas fechas entre 1750 y 1500 a.C., fue Harrison quien delimitó este horizonte, denominado de Montelavar. Hay numerosas tumbas individuales en cistas megalíticas, y a veces pequeñas tumbas excavadas en el suelo y con túmulo, similar al de las campaniformes. El ajuar incluye puntas Palmela, y al menos un puñal de lengüeta, brazaletes de arquero y en ocasiones, algún adorno de oro como diademas en forma de cinta. Son yacimientos representativos de este horizonte Atios, Carnota, necrópolis de Agro da Nogueira (La Coruña) y Montelavar (Fig. 5). Sin embargo, la información procede básicamente de hallazgos metálicos. La fechas radiocarbónicas de algunos yacimientos ayudan en el establecimiento de una periodización, que, basada en los estudios de Harrison, Almagro Gorbea y Ruiz Gálvez, se estructura en tres periodos, siendo el último ya Bronce Final. En cuanto a la periodización interna, el horizonte de Montelavar es paralelo al de Ferradeira del Sudoeste, así como a Wessex I y a la serie I de los Túmulos Armoricanos (1800-1500 a C.), parte de un substrato campaniforme, pero sin esta cerámica. Hay hachas planas, puñales de lengüeta, puñales de remaches, puntas de flecha Palmela y alabardas tipo Carrapatás en cobre arsenical, diademas y espirales de oro, en la fase más antigua, con fechas entre 1800-1700 a C. (según Ruiz Gálvez).

La fase siguiente, llamada de Atios por Almagro (1750-1600 a.C.) ofrece hachas planas más grandes y con el filo más curvo, espadas de lengüeta, y en oro espirales, brazaletes macizos cerrados y abiertos y gargantillas de tiras.

La tercera fase (1600-1500 a.C.) se conoce como de Caldas de Reyes, por el nombre del tesoro con torques de paletas y recipientes de oro. Es una fase de transición al Bronce Medio, paralelizable al Argar II y a la serie 11 de los Túmulos Armoricanos.

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