BREVE RESEÑA HISTORICA DEL CALVINISMO

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BREVE RESEÑA HISTORICA DEL CALVINISMO

Extracto del capítulo “Los orígenes del Calvinismo” del libro "Viviendo para la

Gloria de Dios" por Joel Beeke.

Por: Caesar Arevalo

La diseminación del Calvinismo fue algo inusual. En contraste con el avance del Catolicismo, el

cual fue mantenido por fuerza militar y civil, y del Luteranismo el cual sobrevivió en convertirse

en una religión de políticas, el Calvinismo tuvo, por la mayor parte, solo su logica consistente y

fidelidad a las Escrituras. Dentro de una generación, se expandió a través de Europea—Charles

Miller

El Calvinismo se basa en la renovación religiosa del siglo XVI en Europa que nos referimos

como la Reforma Protestante. 2 Sin embargo, este gran movimiento no era un fenómeno aislado.

No se limitó con las 95 tesis de Martín Lutero (1483-1546) en las puertas de la iglesia de

Wittenberg el 31 de octubre de 1517, a pesar de que las tésis se tradujeron pronto a numerosos

idiomas y distribuido a las masas. En cierto sentido, la Reforma se originó en el llamado de

Lutero: "La experiencia de la torre," que probablemente es anterior a sus tésis en unos cuantos

años.

A través de esta experiencia, Lutero llegó a comprender la doctrina definitiva de la Reforma: la

justificación gratuita por la fe sola. Pero en otro sentido, la Reforma fluía de los primeros

intentos de renovación, el más notable de los cuales fueron dirigidos por Pedro Valdo (ca. 1140-

ca 1217.) y sus seguidores en las regiones alpinas, 3 Juan Wycliffe (c. 1324 - 1384) y los

Lolardos en Inglaterra, 4 y Juan Hus (ca. 1372-1415) y sus seguidores en Bohemia: Los menos

conocidos teólogos como Tomás de Bradwardine (ca. 1300-1349) 6 y Gregorio de Rímini (ca.

1300-1358), 7 se acercaron aún más a lo que se conoce como la “teología protestante.” Todos

estos hombres son los llamados precursores de la Reforma, en lugar de reformistas, ya que, a

pesar de que anticiparon muchos de los énfasis de la Reforma, que carecía de una comprensión

completa de la doctrina fundamental de la justificación por la sola fe y sola gracia.

Estos precursores de la Reforma eran moralmente, doctrinalmente, y prácticamente unidos en su

oposición a los abusos medievales católico- romanos. Esta oposición es fundamental tener en

cuenta, ya que la Reforma comenzó principalmente como una reacción a los abusos del

catolicismo romano. Lutero no tenía la intención de destruir a la Iglesia Católica Romana y

establecer una nueva iglesia. Su intención inicial era purgar la Iglesia Católica Romana de los

abusos papales.

La teología reformada por tanto, no se puede entender al margen de su reacción a los problemas

en la iglesia, tales como:

• Los abusos papales. El papado medieval estaba plagado de abusos en la teología y la práctica.

La conducta inmoral se vivió y tolerada incluso por los Papas, y la gracia se convirtió en una

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religión barata, comercializado en toda la iglesia a través de un complejo sistema de votos,

ayunos, peregrinaciones, misas, reliquias, recitaciones, rosarios, y otras obras. El imperativo

papal era "hacer penitencia" (según la traducción de la Vulgata) en lugar de "ser penitente", o

"arrepentirse", como lo ordenó Jesús.

• Las pretensiones del Papa. Los estudios bíblicos e históricos por los precursores protestantes

les llevó a cuestionar las pretensiones papales de la autoridad apostólica, como cabeza de la

iglesia. Por ejemplo, los reformadores llegarón a la conclusión de que la roca sobre la cual se

construyó la iglesia (Mateo 16:18) fue el contenido de la fe de Pedro en lugar de Pedro mismo, lo

que significaba que el obispo de Roma no poseía más que una posición de honor. Aunque

inicialmente los protestantes estaban dispuestos a aceptar un papado reformado honorablemente

que le sirven a la iglesia, la oposición cruel de los papas a la reforma finalmente convenció a

muchos de ellos a considerar que el papa de Roma como el Anticristo (cf. Confesión de Fe de

Westminster, 25,6).

• Cautiverio de la Palabra. Los protestantes enseñarón que la Iglesia Católica Romana mantuvo

en cautiverio las Escrituras, retuvieron las escrituras, y mantuvieron a los laicos esclavos a los

consejos de la Iglesia, los obispos, los escolásticos, canonistas y alegoristas para la

interpretación. Los protestantes trabajaron duro para liberar la Biblia de este cautiverio

jerárquico. Como Malcolm Watts escribe lo siguiente:

“La Iglesia de Roma degrado las Sagradas Escrituras al manchar la pureza del Canon con sus

adiciones apócrifas, completando los registros inspirados, con una enorme masa de tradiciones

espurias, admitiendo sólo la interpretación que está de acuerdo con "el consentimiento unánime

de los Padres" y "la Santa Madre Iglesia", y, en particular por la disminución de la función de

la predicación como sus "sacerdotes" se ocuparon de las historias milagrosas acerca de María,

los santos y las imágenes, y magnificó la importancia de la Misa, con sus elaboradas y multiples

rituals y ceremonias. Fue así que la predicacion se deterioró y, de hecho, casi desaparecio. Los

reformadores protestarón enérgicamente contra esto y lucharón con todas sus fuerzas para la

recuperación de la Santa Palabra de Dios.'

• Elevación de la vida monástica. Los protestantes se opusieron a la concepción católica de la

llamada “superioridad de la vida religiosa.” Ellos no creían que la vidaó monástica era la única

forma de espiritualidad o incluso la mejor manera. Al hacer hincapié en el sacerdocio de todos

los creyentes, ellos trabajaron duro para eliminar la distinción católica entre la vida “inferior” del

cristiano que participa en una vocación secular y la "más alta" del mundo religioso de los monjes

y monjas.

• La mediación usurpada. Los protestantes también rechazaron las ideas católicas de la

mediación de María y la intercesión de los santos, así como la transfusión automática de la gracia

en los sacramentos. Ellos se opusieron a todas las formas de mediación con Dios, excepto a

través de Cristo. Se reduce a dos los sacramentos, el bautismo y la Cena del Señor. Quitando asi

toda autoridad a los sacerdotes y la iglesia como la mediación de poder y la dispensación

sacramental de la salvación.

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• El papel de las buenas obras. Los protestantes rechazaron las ideas de semi-pelagianismo, que

dice que la gracia y las obras son necesarias para la salvación. Esta diferencia teológica estaba en

el corazón de la oposición protestante al catolicismo romano, aunque fue en gran parte a través

de la corrupción moral y práctica que el tema salió a la luz.

La respuesta protestante a los abusos Católico Romanos gradualmente se asentó en cinco “gritos

de batalla” en la Reforma, todas centradas en las palabras Latinas solus, que significa “solo.”

Estos gritos de batalla sirvieron para contrastar las enseñanzas protestantes de las enseñanzas

Catolico Romanas de la siguiente forma:

Protestante

Sola Escritura (sola scriptura)

Sola Fe (sola fide)

Sola Gracia (sola gratia)

Solo Cristo (solus Christus)

Solo a Dios la Gloria (soli Deo Gloria)

Catolica Romana

Escritura y Tradición

Fe y obras

Gracia y méritos

Cristo, María, y la intercesión de los santos

Dios, santos y la jerarquía de la Iglesia

El primero de estos “gritos de guerra” está relacionado con el tema de la autoridad, los siguientes

tres con los básicos de la salvación, y el último con la adoración.

Al principio del Protestantismo, ambos creyentes Luteranos y Reformados abrazaron estas cinco

frases. Desafortunadamente, Lutero y Zwinglio (1484-1531) ambos líderes de la naciente

Reforma Suiza, se separaron en Octubre 1529 durante la famosa pero infame "Coloqio de

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Marburgo" cuando ellos no pudieron llegar a un acuerdo sobre la naturaleza de la presencia de

Cristo en la Cena del Señor. Desde ese entonces, el Protestantismo se dividió en dos tradiciones,

el Luteranismo y el Calvinismo-el último siendo de la tradición Reformada entendida y

expresada en los escritos de Calvino y sus compañeros reformados.

La tradición reformada tiene sus raices en Suiza con Zuinglio y Heinrich Bullinger (1504-1575) ,

quien estableció y sistematizó la Reforma despues de la muerte de Zuinglio. Juan Calvino

(1509-1564) fue su más grande representante y mas influente exponente, estableció su modelo

reformado en la ciudad de Ginebra. En muchos aspectos Ginebra fué el centro Protestante más

importante durante el siglo dieciséis. Esto fue debido no solo a la presencia de Calvino, pero

también al seminario que Calvino fundó para entrenar y educar a todos los Reformadores de toda

Europa.

Sorprendentemente para el mal gusto de algunos Ginebrinos, la ciudad se convirtió en el modelo

Protestante de toda Europa con más de 30 casas de publicaciones de literatura en muchos

lenguajes. A causa de la muerte prematura de Zuinglio en el campo de batalla, el hecho de que

los trabajos de Bullinger no fueron fáciles de accesar por la mas tarde tradición Calvinista, y la

habilidad de Calvino de sistematizar la Reforma Protestante a través de su “Institutos de la

Religion Cristiana,” comentarios, sermones, y liderazgo, los términos “Reformado” y

“Calvinismo” se convirtieron virtualmente en sinónimos. El mismo Calvino prefirió el término

Reformado porque el rechazaba que su nombre este asociado con el movimiento.

ALEMANIA

El movimiento de la Reforma se extendió a Alemania. La ciudad de Heidelberg, donde se

originó el catecismo que lleva su mismo nombre, se convirtio en un centro importante del

pensamiento Reformado. Sin embargo, mucho de Alemania permanecieron acérrimos Luteranos.

Una minoría de Luteranos fueron afectados por el pensamiento de Calvino, el más notable fue

Melanchton (1479-1560), quien fue un asociado bien cercano a Lutero y que muchos lo

consideraban un “Calvinista encubierto” por sus compañeros. Eventualmente un gran número de

los seguidores de Melanchton se separaron de los Luteranos despues de la muerte de Lutero y se

unieron a la Iglesia Reformada en Alemania.

PAISES BAJOS Y EUROPA ORIENTAL

El Calvinismo se entrono en Hungria, Polonia, y los países bajos especialmente en Holanda,

donde penetró las regiones del sur cerca de 1545 y la parte del norte cerca de 1560. Desde sus

incios el movimiento Calvinista en los Paises Bajos fue más influente que el número de sus

adherentes puede sugerir. Pero el Calvinismo Holandes no florecio profusamente hasta el siglo

siglo 17 cultivado por el famoso "Sínodo de Dort" en 1618-1619 y fortificado por la nueva total

Reforma, un movimiento del siglo 17 y 18 contemporario al Puritanismo Inglés.

FRANCIA

El movimiento de la Reforma hizo su entrada sustancial en Francia, para el tiempo que Calvino

murió en 1564, el 20 por ciento de la población Francesa-cerca de dos millones de personas-

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confesaban la fe Reformada. De hecho este 20 por ciento incluía la mitad de la aristocracia y la

clase media en Francia. Por un tiempo, parecía que Francia podría oficialmente abrazar la Fe

Reformada, pero la persecución Romana Católica y la Guerra civil cortó la expansión de la

Reforma. En muchos lugares, el movimiento de la Reforma nunca se recuperaría de este golpe de

persecución y ataque en el siglo 16. Por otro lado, por la providencia de Dios, los creyentes

Reformados que huyeron de Francia, conocidos como los Hugonotes, injectaron una vitalidad

fresca y espiritual y sellaron dentro de la Reforma a todo lugar que ellos iban.

ESCOCIA

El movimiento de la Reforma se expandió rápidamente en Escocia bajo el liderazgo de Juan

Knox ( 1513-1572), quien sirvió 19 meses como un esclavo en las galeras antes que viaje a

Inglaterra y luego a Ginebra. Knox trajo a Escocia los principios Protestantes de la Reforma de

Ginebra y se convirtió en su principal portavoz allí. En 1560 el Parlamento Escocés rechazo la

autoridad Papal, y el siguiente año, la Iglesia Reformada Escocesa o “Kirk”, fue organizada. En

las próximas generaciones, muchos Escoceses se convirtieron en inquebrantables Calvinistas, así

como los Irlandeses y los Galeses.

INGLATERRA

En Inglaterra, Enrique VIII (Henry VIII) (1491-1547) se rebeló en contra del poder Papal para

que él pudiera legalmente divorciarse, y casarse otra vez, con la esperanza de tener un varón

como su heredero. El toleró una Reforma suave pero se estableció el mismo como la cabeza de la

Iglesia en Inglaterra, aunque su teología era todavía Católica Romana. Durante el reinado de su

hijo Edward VI (1574-1553), quien junto con el Concilio, tuvo gran simpatia por la verdadera

Reforma, hubo mucho avance especialmente por el Arzobispo Thomas Cramer (1489-15560 ) a

través de sus homilías y predicaciones, en su libro “El Libro Común de la Oración” y sus “42

artículos de Religión”. Todo esto sin embargo sufrió un gran reves durante el gobierno

sangriento de Mary Tudor (1553-1558) quien reinstauró la Misa Latina y enforzó la fidelidad al

Papa a costo de casi 300 vidas Protestantes. Pero la sangre de esos mártires, incluyendo Cramer,

fueron las semillas de la causa Protestante en Inglaterra.

EL PURITANISMO

Cuando la media hermana de Mary, Elizabeth (1533-1603) subió al trono, muchos Protestantes

guardaron esperanzas fervientes que la Reforma que empezo con Edward VI crecería de una

forma exponencial. Elizabeth, sin embargo, estuvo contenta con el ambiente Protestante y lucho

para subyugar las voces de la oposición. Aquellos que pelearon demasiado por una reforma en

material de adoración, santidad, política, y cultural fueron perseguidos y deprivados de sus

bienes. La Reforma de Elizabeth, el cual fue moderado, precavido, desalentó a muchos y

eventualmente dio lugar a un Calvinismo más robusto que fue llamado en forma derogatoria

“Puritanismo.”

El Puritanismo duro desde 1560 hasta los principios de 1700. Los Puritanos creyeron que la

Iglesia de Inglaterra no ha ido lo suficientemente lejos en su Reforma, porque su adoración y

servicio litúrgico no estaba de acuerdo con los mandamientos encontrados en las Escrituras.

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Ellos llamaban por una predicación pura basada desde las Escrituras; por pureza de adoración;

así como Dios manda en las Escrituras; y por la pureza del gobierno de Dios, reemplazando la

autoridad de los Obispos con el Presbiterianismo.

Sobre todo, ellos llamaron por una gran pureza o santidad de vida entre los Cristianos. Como el

eminente J. I Packer dijo: “Puritanismo fue un movimiento evangélico de Santidad buscando

implementar su visión de renovación espiritual, nacional y personal, en la iglesia, el estado, y la

casa; en la educación, evangelismo, y economía, en discipulado individual y devoción, y en

cuidado pastoral y competencia.”

Doctrinalmente, el Puritanismo fue algo como un Calvinismo vigoroso; experimentalmente, fue

contagioso y amable; evangelisticamente, fue agresivo, pero tierno; eclesiasticamente, fue

teocéntrico y de adoración, el Puritanismo busco hacer las relaciones entre el rey, Parlamento, y

sujetos de forma escritural, balanceado y obligado por la conciencia.

Presbiterianos, Episcopales, y Congregacionalistas fueron parte del movimiento Calvinista.

Algunos puritanos se separaron de la Iglesia de Inglaterra durante el reinado del King James I

(1603-1625). Ellos fueron conocidos y llamados los “Separatistas” o disconformes y

generalmente formaron Iglesias congregacionales. Los Puritanos conformistas permanecieron

dentro de la Iglesia Anglicana.

COLONIAS AMERICANAS

Eventualmente, el Calvinismo cruzó el Atlántico a las colonias Británicas en Norte América, allí

fue donde los Puritanos Ingleses tomaron el liderazgo en exponer la teología Reformada y en

fundar instituciones Eclesiásticas, educacionales, y políticas.

Los Puritanos que se establecieron en la Colonia de la Bahia de Masschussetts continuaron bajo

la sanción de la Iglesia Anglicana hasta cierto grado; mientras tanto los Peregrinos que vinieron a

América en el Mayflower se establecieron en Plymouth en (1620) fueron los “Separatistas.” A

pesar de esta diferencia, todos los Puritanos fueron celosos Calvinistas. Como John Gerstner

observa: “Nueva Inglaterra, desde los fundadores de 1620 hasta al fin del siglo 18 fue

predominantemente Calvinista.”

Cuatro corrientes más de inmigrantes trajeron el Calvinismo a América. Los creyentes

Reformados Holandeses, de los 1620, fueron responsables por el establecimiento de Nueva

Paises Bajos, que mas tarde se llamo New York. Los Hugonotes Franceses arrivaron por los

miles a New York, Virginia y las Carolinas a finales del siglo XVII. De 1690 a 1777, mas de

200,000 Alemanes, muchos de ellos fueron Reformados, se establecieron mayormente en las

colonias del Medio.

El flujo final fue de los Escoceses y de Irlandeses-Escoceses, todos presbiterianos. Muchos se

establecieron en New England, pero muchos más emigraron a New York, Pennsylvania, y las

Carolinas. “Como consecuencia de esta extensiva immigración e interno crecimiento en sus

estimado de una población total de tres millones en este pais en 1776, dos tercios de ellos fueron

al menos nominalmente Calvinististas.” John Bratt concluye,”al quebrar de la Guerra

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Revolucionaria, la más grandes denominaciones fueron, en orden: Congregacionales,

Anglicanas, Presbiterianas, Bautistas, Luteranas, Reformadas Alemanas, y Reformadas

Holandesas. El Catolicismo Romano fue la decima y el Metodismo fue el doceavo en tamaño.”

Con la excepción de la inmigración a América, toda esta expansión de la fe Reformada sucedió

al final del siglo.

La mas extensiva e interminable baluarte del movimiento Reformado fueron los Países Bajos,

Alemania, Hungría, Gran Bretaña y Norte América. Es significativo que todo esto grupos

reformados compartieron la visión de que el cristianismo en muchas partes de Europa fue solo un

tinte religioso. A medida que estos creyentes Reformados viajaron por toda Europa, ellos vieron

lo que ellos pudieran considerar como surcos de paganismo. La necesidad de Iglesias Bíblicas

fue una necesidad desesperada. Esto explica en gran medida el enfoque misionero de los

Reformadores Europeos.

A través del tiempo, el movimiento de la Reforma se desarrollo en dos sistemas similares de

teología: La Reforma Continental, representada primariamente en los Paises Bajos por sus tres

formas de unidad: La confesión Bélgica, el Catecismo de Heildelberg, y los Cánones de Dort; y

el Presbiterianismo Británico-Americano, expresado en la confesion de Westminster de fe, el

largo Catecismo y el pequeño catecismo. Estos dos sistemas no estaban totalmente separados de

uno ni del otro, sin embargo. Por ejemplo, el Suizo-Italiano Francis Turretín (1623-1687)

profundamente afectó al Presbiterianismo de América. La teología Sistemática de Turretín se

enseñó en el seminario de Princeton hasta el año 1870, cuando fue reemplazado por la de Charles

Hodge.

Calvinismo y Luteranismo

Ambos sistemas Reformados se separaron del Luteranismo para el fin del siglo 16. Las

diferencias entre el Calvinismo y el Luteranismo están en las siguientes areas:

• Referente a la Cena del Señor. Los Luteranos mantienen la doctrina de la substantacion,

el cual mantiene que Cristo esta físicamente presente en, con, y bajo los elementos de la Cena del

Señor. Los luteranos se niegan a aceptar la explicación de que la frase “este es mi cuerpo” como

una metáfora, diciendo que tales esfuerzos dan lugar a la alegorización del evangelio mismo.

Además, ellos dicen, si todo lo que es ofrecido en la comunión es un Cristo espiritual, los

sacramentos presentan un truncado evangelio que no ofrece consuelo a los creyentes cuyos

cuerpos eventualmente morirán. Luteranos estarían satisfechos con un concreto e histórico

Cristo. Los líderes de la Reforma dijeron que el encarnado e histórico Cristo esta ahora

resucitado y ascendido, y de allí que no está presente en la Cena en la forma que él era antes de

su ascensión; en ves, ellos se refieren a su continuo trabajo a través de su Espíritu. Los

Reformadores creyeron y afirmaron todo los que los Luteranos querían proteger, pero una

manera más clara, y más bíblica.

• La funcion primaria de la Ley. Lutero generalmente consideró la Ley como algo

negativo y muy cercano al pecado, muerte o el Diablo. El creía que la función dominante de la

Ley es humillar al pecador al convencerle de pecado y llevándole a Cristo a través de la libertad.

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Calvino consideró la Ley mas como una guía para el creyente, una herramienta que le alienta a

agarrarse de Dios y obedecerle a El más fervientemente. El creyente debe de seguir la ley de

Dios no como un acto de obediencia compulsivo, sino como una respuesta de gratitud.

• Referente a la salvación. Tanto el Calvinismo y Luteranismo creen que el Espíritu Santo

lleva al arrepentimiento y a la fe en Cristo Jesús y su substitucionario trabajo de expiación los

cuales son necesarios. Los luteranos enfatizan mas la justificación a diferencia del Calvinismo,

que sin descuidar el aspecto de la justificación, enfatizan mas la santificación que los Luteranos.

De esta forma el Calvinismo es más comprensivo en cuanto a como la salvación después de la

justificación trabaja en la vida del creyente.

• Entendiendo la predestinación. A finales del siglo 16, mas Luteranos se separaron de

Lutero y los Calvinistas, quienes acertaron la predestinación de ambos, electos y reprobados en

vez de los electos solamente. Los teólogos Reformados creyeron que este cambio en pensar

estaba en desacuerdo con Romanos 9 y pasajes similares, también con el concepto comprensible

de la soberanía de Dios.

• Los Calvinistas estaban convencidos que la elección es soberana y gratis, y que la

reprobación es soberana y justa. Nadie que entra al cielo merece estar allí, y nadie que entra al

infierno merece algo diferente. Como Calvino dijo, “La Alabanza de la salvación es un derecho

de Dios. De donde la culpa de la perdición es sobre aquellos que de su propia voluntad lo

acarrean sobre ellos mismo.”

• Entendiendo la adoracion. La reforma de Lutero fue más moderado que la de Calvino,

reteniendo más la liturgia medieval. En harmonía con sus líderes, los Luteranos se difieren de

los Calvinistas en sus puntos de vista en como las Escrituras regula la adoración. Los Luteranos

enseñaron que podemos incluir en adoración lo que las Escrituras no prohíben; los Calvinistas

enseñaron que no podemos incluir en la adoración lo que el Nuevo Testamento no manda.

Calvinismo Hoy

Calvinismo ha soportado la prueba del tiempo. Muchas denominaciones Protestantes que se

originaron en la Reforma fueron fundadas en las confesiones Calvinistas de fe, tales como los 39

Artículos ( Anglicanismo), los Canones de Dort ( Reformed), la Confesion de Westminster (

Presbiterianismo), La Declaracion de Savoy ( Congregacionalismo), y la Confesión Bautista de

1689. Todas estas confesiones están de acuerdo, excepto con el mayor punto de desacuerdo

siendo la doctrina del bautismo infantil.

La teología Reformada prevaleció por la mayor parte en el evangelicalismo Protestante por

muchas décadas, pero fue diluida en el siglo 19 a causa de muchas influencias, tal como la

Ilustración en Europa y el Finneysmo en América. Para mediados del siglo 20, la teología

Calvinista, una vez robusta e influyente, declinó dramáticamente en el mundo Occidental por el

asalto de la teología liberal y el avivamiento del Arminianismo.

Hoy en día el mundo en general está siendo more anti-Dios e impío que nunca, en medio de este

siglo bajo el maligno, el Calvinismo está creciendo aunque es una minoría. Sin embargo la

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teología Reformada esta extendiéndose a través del mundo, en décadas recientes, un significante

numero de Iglesias Reformadas han nacido en Holanda, Alemania, Hungría, Polonia, Italia, El

Reino Unido, Norte América, Brazil, Sud África, Australis, Nueva Zelanda, Singapore, Korea

del Sur, China, Filipinas, Rusia, Pakistán, India, Israel, y en varios países Africanos y Asiáticos.

BIBLIOGRAFIA:

(TITULOS EN INGLES)

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For Reformation historiography, see Lewis Spitz, ed., The Reformation: Basic

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3 For studies on Waldo and the Waldensians, see Gabriel Audisio, The Waldensian Dissent:

Persecution and Survival, ca. 1170–ca. 1570 (Cambridge: Cambridge University Press, 1999);

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Wylie, The Story of the Waldenses(Altamont, Tenn.: Pilgrim Books, 1995).

4 For books on Wycliffe and the Lollards, see Ellen W. Caughey, John Wycliffe: Herald of the

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Havens, and Derrick G. Pitard, Lollards and Their Influence in Late Medieval

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5 For books on Hus and the Hussites, see Poggio Bracciolini, The Trial and Burning of John

Huss: An Eye- Witness Account (Toronto: Wittenburg Publications, 1991); E. H. Gillett, The Life

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1650): A Bibliographical Study Guide (with Particular Reference to Resources in North

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6 See Heiko A. Oberman, “Archbishop Thomas Bradwardine: A Fourteenth-Century

Augustinian” (Ph.D. dissertation, Utrecht, 1957), and Gordon Leff, Bradwardine and the

Pelagians (Cambridge: Cambridge University Press, 1957).

7 See Gordon Leff, Gregory of Rimini(Manchester: Manchester University Press, 1961).

8 For a good study of those who were forerunners of the Reformation together with some of their

writings, see Heiko A. Oberman, Forerunners of the Reformation: The Shape of Late Medieval

Thought Illustrated by Key Documents, trans. Paul L. Nyhus (New York: Holt, Rinehart, &

Winston, 1966).

9 Malcolm Watts, “What is a Reformed Church?” Banner of Sovereign Grace Truth, 16, no. 3

(March 2008): 73.

10 For Luther, see the classic studies by Roland H. Bainton, Here I Stand. A Life of Martin

Luther (Nashville: Abingdon Press, 1950); James M. Kittelson, Luther the

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and the Devil, trans. Eileen Walliser-Schwarzbart (New Haven: Yale University Press, 1989).

For a succinct study, see W. Robert Godfrey, “Martin Luther: German Reformer,” in John D.

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196.

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11 For Zwingli, see Jaques Courvoisier, Zwingli: A Reformed Theologian (Richmond: John

Knox Press, 1963); Gottfried Locher, Zwingli’s Thought: New Perspectives (Leiden: Brill,

1981); G. R. Potter, ed., Huldrych Zwingli (New York: St. Martin’s Press, 1978); Robert C.

Walton, “Zwingli: Founding Father of the Reformed Churches,” in Leaders of the Reformation,

ed. Richard L. DeMolen (Selinsgrove, Pa.: Susquehanna University Press, 1984), 69–98; and W.

P. Stephens, The Theology of Huldrych Zwingli (Oxford: Clarendon Press, 1986) and Zwingli:

An Introduction to His Thought (Oxford: Clarendon Press, 1992).

On Bullinger, see especially Cornelis P. Venema, Heinrich Bullinger and the Doctrine of

Predestination: Author of “the Other Reformed Tradition”? (Grand Rapids: Baker, 2002).

Venema’s work is a response to J. Wayne Baker,Heinrich Bullinger and the Covenant: The

Other Reformed Tradition (Athens, Ohio: Ohio University Press, 1980), and Charles S. McCoy

and J. Wayne Baker, Fountainhead of Federalism: Heinrich Bullinger and the Covenantal

Tradition (Louisville: Westminster/John Knox Press, 1991). The work by McCoy and Baker

contains their translation of Bullinger’s A Brief Exposition of the One and Eternal Testament or

Covenant of God (1534).

12 For Calvin’s life and ministry, see especially François Wendel, Calvin (New York: Harper &

Row, 1963); T. H. L. Parker, Portrait of Calvin ( London: SCM Press. 1954, and John Calvin: A

Biography ( Philadelphia: The Westminster Press, 1975); Ronald S. Wallace, Calvin, Geneva

and the Reformation (Grand Rapids: Baker, 1988); Timothy George, ed., John Calvin and the

Church. A Prism of Reform (Louisville: Westminster/John Knox Press, 1990); and Alister E.

McGrath, A Life of John Calvin: A Study in the Shaping of Western Culture (Oxford: Blackwell,

1990).

For an annotated bibliographical guide to Calvin’s vast corpus and material on his life and

theology printed prior to 1964, see Lester de Koster, “Living Themes in the Thought of John

Calvin: A Bibliographical Study” (Ph.D. dissertation, University of Michigan, 1964). For a

bibliography on Calvin and Calvinism since the 1960s, see Peter De Klerk and Paul Field’s

annual articles in the Calvin Theological Journal. See also D. Kempff, A Bibliography of

Calvinism, 1959–1974 ( Potchefstroom, South Africa: I. A. C., 1975), and Michael Bihary,

ed., Bibliographia Calviniana ( Prague: n.p., 2000). The best list of Calvin and Calvinism

resources is available from the database of the Henry Meeter Center, Calvin College Library,

Grand Rapids, Mich. I wish to thank the staff there for supplying me with a list of 662 books and

6,081 articles on Calvinism, and for their competent and friendly assistance.

13 Only in recent years has Bullinger’s work been recognized as nearly equal in influence to that

of Calvin in their own day. See especially Pamela Biel, Doorkeepers at the House of

Righteousness: Heinrich Bullinger and the Zurich Clergy, 1535–1575 (Bern: Peter Lang, 1991);

Thomas Harding, ed., The Decades of Henry Bullinger, 4 vols. in 2, intro. George Ella and Joel

R. Beeke ( Grand Rapids: Reformation Heritage Books, 2004); Bruce Gordon and Emidio

Campi, ed., Architect of Reformation: An Introduction to Heinrich Bullinger, 1504–1575 ( Grand

Rapids: Baker, 2004); and George Ella, Henry Bullinger ( Eggleston, England: Go Publications,

2007).

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12

14 See Michael Rogness, Philip Melanchthon: Reformer Without Honor (Minneapolis:

Augsburg, 1969), and Karin Maag, ed., Melanchthon in Europe: His Work and Influence Beyond

Wittenberg(Carlisle, U.K.: Paternoster, 1999).

15 For a summary of the Reformed church in Germany, see R. W. Scribner, The German

Reformation (London: Macmillan, 1986), nd James N. Hardin and Max Reinhart, German

Writers of the Renaissance and Reformation, 1280–1580 (Detroit: Gale Research, 1997).

16 See Laszló Ravasz et al., Hungarian Protestantism (Budapest: Sylvester Nyomda, 1927);

Imre Révész, History of the Hungarian Reformed Church, ed. G. N. Knight (Washington:

Hungarian Reformed Federation, 1956); Gyula Combos, The Lean Years: A Study of Hungarian

Calvinism in Crisis (New York: Kossuth Foundation, 1960); Alexander Sándor Unghváry, The

Hungarian Protestant Reformation in the Sixteenth Century (New York: Edwin Mellen Press,

1990); and Graeme Murdock, Calvinism on the Frontier 1600–1660: International Calvinism

and the Reformed Church in Hungary and Transylvania (Oxford: Clarendon Press, 2000).

17 For a summary of the Reformed church in the Netherlands, see Maurice G. Hansen, The

Reformed Church in the Netherlands (New York: Board of Publication of the RCA, 1884); Jerry

D. van der Veen, “Adoption of Calvinism in the Reformed Church in the Netherlands” (B.S.T.

thesis, Biblical Seminary in New York, 1951); Walter Lagerway, “The History of Calvinism in

the Netherlands,” in The Rise and Development of Calvinism, ed. John Bratt (Grand Rapids:

Eerdmans, 1959).

18 For English secondary sources on the Dutch Further Reformation, see F. Ernest Stoeffler, The

Rise of Evangelical Pietism (Leiden: Brill, 1973); Cornelius Pronk, “The Dutch Puritans,” The

Banner of Truth, nos. 154–155 (July–Aug. 1976): 1–10; Martin H. Prozesky, “The Emergence of

Dutch Pietism,” Journal of Ecclesiastical History, no. 28 (1977): 29–37; Jonathan Neil

Gerstner, The Thousand Generation Covenant: Dutch Reformed Covenant Theology and Group

Identity in Colonial South Africa, 1652–1814 (Leiden: Brill, 1991); Fred Van Lieburg, “From

Pure Church to Pious Culture: The Further Reformation in the Seventeenth-Century Dutch

epublic,” n Later Calvinism: International Perspectives, ed. W. Fred Graham (Kirksville, Mo.:

Sixteenth Century Journal Publishers, 1994), 09–430; Arie de Reuver, Sweet Communion:

Trajectories of Spirituality from the Middle Ages through the Further Reformation, trans. James

A. de Jong (Grand Rapids: Baker Academic, 2007);

19 See Jean Taffin, The Marks of God’s Children, trans. Peter Y. de Jong, ed. James A. de Jong

(Grand Rapids: Baker, 2003); Willem Teellinck, The Path of True Godliness, trans. Annemie

Godbehere, ed. Joel R. Beeke (Grand Rapids: Reformation Heritage Books, 2007); and

Alexander Comrie, The ABC of Faith, trans. J. Marcus Banfield (Ossett, West Yorkshire: Zoar

Publications, 1978).

20 For the spread of Calvinism in France, see especially Jean-Marc Berthoud, “John Calvin and

the Spread of the Gospel in France,” in Fulfilling the Great Commission (London: The

Westminster Conference, 1992), 1–53; W. Stanford Reid, “Calvin’s Geneva: A Missionary

Centre,” The Reformed Theological Review, 42, no. 3 (Sept.–Dec. 1983): 65–74; and Mack P.

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13

Holt, Renaissance and Reformation France, 1500–1648 (Oxford: Oxford University Press,

2002).

21 See Philip Conner, Huguenot Heartland: Montauban and Southern French Calvinism during

the Wars of Religion ( Aldershot, England: Ashgate, 2002).

22 For the writings of Knox, see David Laing, ed., The Works of John Knox, 6 vols. (Edinburgh:

J. Thin, 1895). For Knox’s life and ministry, see Thomas M’Crie, The Life of John

Knox (Philadelphia: Wm. S. Young, 1842); W. Stanford Reid, Trumpeter of God: A Biography

of John Knox (New York: Charles Scribner’s Sons, 1974); Richard L. Greaves, Theology and

Revolution in the Scottish Reformation: Studies in the Thought of John Knox (Grand Rapids:

Christian University Press, 1980).

23 For a history of the Reformation in England, see W. H. Beckett, The English Reformation of

the Sixteenth Century: With Chapters on Monastic England and the Wycliffite

Reformation (London: Religious Tract Society, 1890); Charles Davis Cremeans, The Reception

of Calvinistic Thought in England (Urbana, Ill.: University of Illinois Press, 1949); Gordon

Crosse, A Short History of the English Reformation (New York: Morehouse Gorham Co., 1950);

Merle d’Aubigné, The Reformation in England, 2 vols. (London: Banner of Truth Trust, 1962);

and Rosemary O’Day, The Debate on the English Reformation (London: Methuen, 1986).

24 J. I. Packer, An Anglican to Remember—William Perkins: Puritan Popularizer (London: St.

Antholin’s, 1996), 1–2.

25 For sources that will introduce you to the Puritans, their Calvinistic theology, and their

lifestyle, see Martyn Lloyd-Jones, The Puritans: Their Origins and Successors (Edinburgh:

Banner of Truth Trust, 1987); J. I. Packer, A Quest for Godliness: The Puritan Vision of the

Christian Life (Wheaton, Ill.: Crossway, 1990); Leland Ryken, Worldly Saints: The Puritans as

They Really Were (Grand Rapids: Zondervan, 1990); Benjamin Brook, The Lives of the Puritans,

3 vols. (Morgan, Pa.: Soli Deo Gloria, 1994); Ralph Martin, A Guide to the Puritans (Edinburgh:

Banner of Truth Trust, 1997); Peter Lewis, The Genius of Puritanism (Morgan, Pa.: Soli Deo

Gloria, 1997); Erroll Hulse, Who are the Puritans? And what do they teach? ( Darlington,

England: Evangelical Press, 2000); Kelly M. Kapic and Randall C. Gleason, eds., The Devoted

Life: An Invitation to the Puritan Classics ( Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press, 2004); Joel

R. Beeke and Randall J. Pederson, Meet the Puritans, with a Guide to Modern Reprints (Grand

Rapids: Reformation Heritage Books, 2006); Francis J. Bremer and Tom Webster, eds., Puritans

and Puritanism in Europe and America: A Comprehensive Encyclopedia, 2 vols. ( Santa

Barbara, Calif.: ABC CIIO, 2006); and Charles Pastoor and Galen K. Johnson, Historical

Dictionary of the Puritans (Lanham, Md.: Scarecrow Press, 2007).

26 For New England Puritanism, see Andrew Delbanco, The Puritan Ordeal (Cambridge, Mass.:

Harvard University Press, 1989); David Hall, Worlds of Wonder, Days of Judgment: Popular

Religious Belief in Early New England(Cambridge: Harvard University Press, 1989); Charles E.

Hambrick-Stowe, The Practice of Piety: Puritan Devotional Disciplines in Seventeenth-Century

New England (Chapel Hill, N.C.: University of North Carolina Press, 1982); Perry Miller, The

New England Mind: From Colony to Province (Cambridge: Harvard University Press, 1939)

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14

and The New England Mind: The Seventeenth Century (Cambridge: Harvard University Press,

1953); Darrett Rutman,American Puritanism: Faith and Practice (Philadelphia: Lippincott,

1970); Alden T. Vaughan and Francis J. Bremer, eds., Puritan New England: Essays on

Religion, Society, and Culture (New York: St. Martin’s Press, 1977); and Larzer Ziff, Puritanism

In America: New Culture In A New World (New York: Viking Press, 1973).

27 See William Bradford, Of Plymouth Plantation, 1620–1647, ed. Samuel Eliot Morison, 2

vols. (New York: Russell and Russell, 1968), and George F. Willison, Saints and

Strangers (Reynal and Hitchcock, 1945).

28 John Gerstner, “American Calvinism until the Twentieth Century,” in American Calvinism,

ed. Jacob T. Hoogstra (Grand Rapids: Eerdmans, 1957), 16.

29 John H. Bratt, The Rise and Development of Calvinism (Grand Rapids: Eerdmans, 1959),

114–122.

30 For the advance of Calvinism during the sixteenth and seventeenth centuries, see John T.

McNeill, The History and Character of Calvinism (New York: Oxford University Press, 1954),

235–350; W. Stanford Reid, ed., John Calvin: His Influence in the Western World (Grand

Rapids: Zondervan, 1982); Menna Prestwich, ed., International Calvinism 1541–1715 (Oxford:

Clarendon Press, 1985); and Alastair Duke, Gillian Lewis, and Andrew Pettegree, trans. and

eds., Calvinism in Europe, 1540–1620: A collection of documents (Cambridge: Cambridge

University Press, 1996). See also Richard Gamble, ed., Articles on Calvin and Calvinism, 14

vols. (New York: Garland, 1992).

31 For a brief historical summary of these confessions, see the next chapter.

32 For his systematic theology in English, see Francis Turretin, Institutes of Elenctic Theology,

trans. George Musgrave Giger, ed. James T. Dennison Jr., 3 vols. (Phillipsburg, N.J.: P&R,

1992–1997).

33 Cf. John Calvin, Institutes of the Christian Religion (hereafter, Inst.), ed. John T. McNeill,

trans. Ford Lewis Battles (Philadelphia: Westminster Press, 1960), 3.24.7–11.

34 Quoted in Bratt, The Rise and Development of Calvinism, 134–135.