Borrador ensayo
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¿Cómo contribuir al mejoramiento de la calidad de la educación pública, a
partir de nuestra experiencia con los niños y jóvenes del colegio Chorrillos
IED y el trabajo fundamentado y comprometido de los docentes como un
verdadero equipo interdisciplinar?
A lo largo de mi carrera como docente, he tenido que poner en práctica diferentes
proyectos e innovaciones propuestas por los gobiernos de turno. Cada proyecto
es presentado como una fórmula mágica para mejorar la calidad de la educación
en nuestros niños y jóvenes y ante todo, según nuestros dirigentes, con el ánimo
de disminuir la brecha entre la educación pública y la educación privada.
Debo manifestar que aunque se han acogido muchas de las iniciativas de nuestros
dirigentes, los resultados no han sido los esperados y, aunque hay avances,
todavía estamos evidenciando grandes dificultades en obtener mejores resultados
académicos, en disminuir la deserción y en ofrecer a nuestros jóvenes mayores y
mejores oportunidades de formación profesional.
Uno de los grandes retos para poder cambiar el rumbo de nuestro sistema
educativo actual, es lograr convencer a algunos miembros de nuestra
comunidad educativa como directivos, docentes y padres de familia de que
aunque la forma de educar a nuestros estudiantes ha evolucionado, el fondo
sigue siendo el mismo, formar seres humanos íntegros, capaces de resolver los
diferentes conflictos que les presente la vida ya sea a nivel personal, familiar,
social, afectivo, profesional; pero, sobre todo, capaces de asumir las
oportunidades que se les presenten, ya sea como un aprendizaje o como la
manera de encontrar su felicidad y por consiguiente, la de las personas que los
rodean.
Mi quehacer pedagógico me ha enseñado que lo más importante para poder
emprender el proceso de enseñanza - aprendizaje es establecer un contacto,
lazos afectivos, una especie de complicidad con mis estudiantes, de manera que
pueda comprender sus necesidades, sus intereses y sobretodo descubrir qué es
lo que los motiva a crecer, a mejorar, a avanzar en sus vidas. Gracias a esa
experiencia he obtenido resultados muy gratificantes, no necesariamente en la
parte académica, sino a nivel personal, social, afectivo y he logrado ganar un lugar
importante en la vida de mis estudiantes, y sólo por esto, considero que estoy
dando un paso clave para obtener más adelante, mejores frutos en mi trabajo.
Sin embargo, no podría llevar a cabo mi labor sin la participación de mis
compañeros de las diferentes áreas, y sin el apoyo de padres de familia. Y es
aquí donde la labor de un docente se empieza a complicar, pues aunque somos
una comunidad y promovemos la convivencia, nuestra práctica pedagógica no es
consecuente con nuestro discurso.
Los estudiantes de mi institución educativa son niños y jóvenes que aman su
colegio, les gusta compartir con sus compañeros y docentes, participan con
entusiasmo en actividades deportivas, artísticas y culturales y son conscientes de
la importancia de aprovechar esos momentos para adquirir aprendizajes
significativos que les representen un cambio positivo en su experiencia de vida a
nivel personal, familiar e intelectual. Es por eso que los docentes debemos
aprovechar estas cualidades y el talento humano con el que contamos para
transformar la manera de abordar el currículo en nuestra institución. Desde mi
área que es Inglés, junto con dos de mis compañeras, nos hemos dedicado a
trabajar este último año las habilidades comunicativas de nuestros estudiantes y
personalmente me he llevado gratas sorpresas; pues el dejar de lado los temas ,
las evaluaciones y las clases magistrales ha hecho que mis estudiantes se
arriesguen a hacer cosas en lengua extranjera, que hasta hace dos o tres años ni
siquiera por una nota realizaban y se han dado cuenta de lo mucho que pueden
aprender si disfrutan más de lo que hacen en lugar de estar preocupados por la
nota que van a obtener.
Es así como surgió mi interés por realizar esta maestría con la idea de poder
asesorar a mis compañeros y demostrarles que si trabajamos de manera
interdisciplinaria, sin preocuparnos demasiado por contenidos específicos y
dedicándonos más bien al desarrollo de habilidades en nuestros estudiantes, con
unos ejes temáticos comunes, previamente establecidos, como hilos conductores
en los procesos de cada asignatura o área; la motivación, el desarrollo de los
procesos y los resultados de nuestros estudiantes serán cada vez más cercanos a
lo que nos proponemos.
No se trata de minimizar la importancia y los aspectos teóricos de cada disciplina
del conocimiento, sino más bien de encontrar como conocedores de las mismas,
lo que es verdaderamente esencial en cada una de ellas y logre generar un
cambio positivo en nuestros niños y jóvenes, de manera que conociendo su
cotidianidad, sus intereses y expectativas podamos atrapar su atención y
disposición para el trabajo. Es imprescindible definir cuáles serían esos ejes
temáticos que articulen nuestros objetivos y los de ellos. Las estrategias no deben
ser el inconveniente, pues gracias a la observación en la interacción de nuestros
jóvenes, las identificamos, las estudiamos, las implementamos, evaluamos y
transformamos frecuentemente, es lo que vivimos a diario en nuestro colegio ya
que somos nosotros los docentes quienes a través del contacto directo
conocemos y aprendemos de cada uno de nuestros estudiantes y por supuesto
de sus padres o acudientes.
Así mismo, el colegio y sus directivas, nos ofrecen la infraestructura, recursos
en general, apoyo y acompañamiento porque actualmente contamos con algunos
proyectos que fueron propuestos desde la SED y otros a nivel de institución,
proyectos que ofrecen variedad de oportunidades para poner a funcionar nuestros
hilos conductores. Entre estos de destacan, por ejemplo: la educación media
fortalecida, colegios amigos del turismo, emisora estudiantil, banda de rock, día
del inglés, festival de talentos y olimpiadas deportivas, entre otros.
Dichas actividades podrían recibir aportes de todas las áreas y teniendo especial
cuidado de no sesgar procesos, a cada campo, área o asignatura se le podría
solicitar mayor énfasis en el desarrollo de ciertas habilidades. De esta manera, los
estudiantes realizarían su trabajo con mayor compromiso pues todos sus docentes
estarían apuntando a objetivos comunes y no girando como ruedas sueltas;
fácilmente asumirían que todo lo que hagan va a arrojar un resultado y el hecho de
ser reconocidos por todos en su colegio, los llevaría a mejorar, a ser
multiplicadores de sus propias iniciativas y experiencias con otros compañeros,
con sus padres y demás personas de su entorno. Igualmente, a nosotros como
docentes nos haría sentir que nuestra labor acompañada de entusiasmo y
compromiso, aún vale la pena pues estaríamos logrando los objetivos propuestos,
partiendo de lo principal, la motivación y los intereses de nuestros estudiantes y
dejando de lado esa terrible enfermedad que durante los últimos años ha atacado
a nuestros colegios y es la “proyectitis” que desde mi experiencia no es otra cosa
que desgastarse diligenciando una serie de formatos, planeando una cantidad de
actividades que muchas veces ni se terminan llevando a cabo y que después de
seis meses o un año se dejan de lado, sin ningún tipo de retroalimentación, sin
siquiera poder evidenciar los avances que se hubieran podido obtener ya que se
ponen de moda durante una temporada y después se sustituyen por otras que
entran a formar parte de ese círculo vicioso en el que se ha convertido la mal
llamada innovación educativa.
Finalmente, después de tantos años de labor docente he llegado a la conclusión
de que en nuestro afán por estar al día con las políticas que nos imponen
personas que en su mayoría no saben de pedagogía, no estudiaron ni tienen a
sus hijos estudiando en nuestro sistema educativo público, muchas veces ni en
nuestro país, dejamos de atender las verdaderas necesidades de quienes a
diario conviven con nosotros y quienes nos dan las mejores lecciones de cómo
podemos mejorar nuestras prácticas pedagógicas.
ELIZABETH RAMÍREZ PUENTES
Docente de Inglés
Colegio Chorrillos IED