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Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural Sección Geológica Tomo 106, Año 2012 ISSN: 0583-7510

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Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural

Sección Geológica

Tomo 106, Año 2012

ISSN

: 058

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Boletín de la Real Sociedad eSpañola de HiStoRia natuRal

Revista publicada por la Real Sociedad Española de Historia Natural, dedicada al estudio y difusión de las Ciencias Naturales en España. Se edita en tres secciones: Actas, Sección Biológica y Sección de Geología.

Los trabajos están disponibles en la página web de la Sociedad (www.historianatural.org) y periódicamente se editan en un tomo impreso.

Editor

Antonio Perejón RincónEditorEs adjuntos

Sección Biológica Sección GeológicaRaimundo Outerelo Domínguez

Facultad de Ciencias Biológicas UCMMaría José Comas Rengifo

Facultad de Ciencias Geológicas UCMCarlos Morla Juaristi

ETS Ingenieros de Montes. MadridLuis Carcavilla Urquí

Instituto Geológico y Minero de EspañaConsEjo dE rEdaCión

Pedro del Estal PadilloETS Ingenieros Agrónomos

Rosa María Carrasco GonzálezUniversidad de Castilla La Mancha

Ignacio Martínez MendizábalUniversidad de Alcalá

José Francisco García-Hidalgo PallarésUniversidad de Alcalá

Esther Pérez CoronaFacultad de Ciencias Biológicas UCM

Mª Victoria López AcevedoFacultad de Ciencias Geológicas UCM

José Luís Viejo Montesinos Universidad Autónoma de Madrid

Agustín P. Pieren PidalFacultad de Ciencias Geológicas UCM

CoordinaCión Editorial

alfredo Baratas DíazFacultad de Ciencias Biológicas UCM

josé María Hernández de MiguelFacultad de Ciencias Biológicas UCM

ConsEjo asEsor

Luís Alcalá Martínez Fundación Conjunto Paleontológico Teruel

Juan Manuel García RuizLab. de Estudios Cristalográficos Granada

María Dolores Ochando GonzálezFacultad de Ciencias Biológicas UCM

Eumenio Ancochea SotoFacultad de Ciencias Geológicas UCM

Raúl Gío ArgáezUniversidad Nacional Autónoma México

Mercedes Peinado MorenoFacultad de Ciencias Univ. de Salamanca

Valentín Buencuerpo ArcasFacultad de Ciencias Biológicas UCM

Juan José Gómez FernándezFacultad de Ciencias Geológicas UCM

Cecilio Quesada OchoaInstituto Geológico y Minero de España

Rosario Calderón FernándezFacultad de Ciencias Biológicas UCM

Alberto Gomis BlancoUniversidad de Alcalá

Rolf SchroederSenckenberg Forschunsinstitut und Naturmu-

seum. Frankfurt am Main. Alemania

Ramón Capote del VillarFacultad de Ciencias Geológicas UCM

Eladio Liñán GuijarroFacultad de Ciencias Univ. de Zaragoza

José Luís Tellería JorgeFacultad de Ciencias Biológicas UCM

Benjamín Fernández RuizFacultad de Ciencias Biológicas UCM

José F. Martín DuqueFacultad de Ciencias Geológicas UCM

Mauricio Velayos RodríguezReal Jardín Botánico de Madrid

Antonio M. García Carrascosa Facultad de Biología Univ. de Valencia

Carmen Monge García-MorenoIES Palomeras-Vallecas

Jane WillembringPennsylnania University. USA

Fotografías de cubierta: Y. El Kharim. Rasgos geológicos de la inestabilidad de laderas en la región de Tetuán (Rif septentrional, Marruecos); R. Merten. Itinerario geológico de Toledo a Urda, un siglo después y V. Martínez-Pillado et. al. Correlación de registros paleoambientales y ocupacionales en los últimos 14 ka de Cueva Mayor en Atapuerca (Burgos, España). Correspondencia:

Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural.Facultades de Biología y GeologíaUniversidad Complutense de Madrid28040 [email protected]

Los artículos aparecidos en el Boletín están recogidos en las siguientes bases de datos:

BIOSIS, CAS, FAO, GEO ABSTRACT, GEOBASE, GEOLINE, GEOREF, ICYT, PASCAL, RZ.

© Real Sociedad Española de Historia NaturalISSN: 0583-7510 Depósito Legal: S. 582-1988

Fecha de publicación del volumen impreso: 30 de septiembre de 2012

Impresión: Gráficas Varona, S.A. Polígono El Montalvo, parcela 49. 37008 Salamanca

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Tomo 106 Año 2012

BOLETÍN DE LA

REAL SOCIEDAD ESPAÑOLADE

HISTORIA NATURAL

FUNDADA EL 15 DE MARZO DE 1871

SECCIÓN GEOLÓGICA

FacultadeS de Biología y geologíaciudad univeRSitaRia

28040 MadRid2012

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BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA

DE HISTORIA NATURAL

Editor: d. antonio peRejón Rincón

Editores adjuntos:

Sección Biológica: RaiMundo outeRelo doMínguezcaRloS MoRla juaRiSti

Sección GeológicaMaRía joSé coMaS RengifoluíS caRcavilla uRquí

Coordinación editorial:joSé MaRía HeRnández de Miguel

alfRedo BaRataS díaz

Revista publicada por la Real Sociedad Española de Historia Natural, dedicada al fomento y difusión de las Ciencias Naturales en España. Se edita en dos secciones: Sección Biológica y Sección Geológica, publicán-dose dos tomos al año, uno de cada Sección, y un fascículo de Actas.

Las referencias bibliográficas de trabajos aparecidos en este Boletin, Sección Geológica, deben hacerse con la sigla siguiente:

Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol.

Evaluadores de los trabajos publicados en este volumen:

Alfredo Aparicio, Zilda França (Portugal), Juan Manuel García Ruiz, José Francisco García-Hidalgo Pallarés, Juan Carlos Gutiérrez Marco, Eladio Liñán, Elena Moreno, Belén Muñoz García, Vicente Navarro Gascón, Javier de Pedraza, Antonio Perejón, Isabel Rábano, Rosario Rivas Carvallo, Edgard R. Santoyo Gutiérrez (México)

La Real Sociedad Española de Historia Natural quiere expresar su profundo agradecimiento a estos científicos que han dedicado parte de su valioso tiempo a evaluar desinteresadamente los traba-jos que se publican en este volumen, colaborando así para que su calidad mejore cada día.

Fecha de publicación: 30 de septiembre de 2012

ISSN: 0583-7510 Depósito legal: S.582-1988

Impresión: Gráficas Varona, S.A. Polígono El Montalvo, parcela 49. 37008 Salamanca

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ISSN: 0583-7510

Los modelos cristalográficos del Museo de la Geología (Facultad de Ciencias Geológicas, Universidad Complutense de Madrid, España). Identificación mineralógica y textural

Crystallographic models from the Museum of the Geology (Faculty of Geological Sciences, Universidad Complutense de Madrid, Spain). Mineralogical and textural identification

Mª Victoria López-Acevedo Cornejo1 y Nerea de Dios Celada2

1. Departamento de Cristalografía y Mineralogía; [email protected]. 2. Coordinación del Campus Virtual. Unidad de Apoyo; [email protected]. Facultad de Ciencias Geológicas. Universidad Complutense de

Madrid. C/ José Antonio Nováis 2, 28040 Madrid

Recibido: 17-abril-2011. Aceptado: 15-septiembre-2011. Publicado en formato electrónico: 26-febrero-2012

Palabras clave: Romé de L´Isle, Historia de la Cristalografía, Modelos cristalográficos, Modelos cristalográficos de cerámica, Modelos cristalográficos de yeso, Colección Universidad Complutense de Madrid, España

Keywords: Romé de L´Isle, History of Crystallography, Crystallographic models, Ceramic crystallographical models, Gypsum crystallographic models, Collection of Complutense University of Madrid, Spain

Resumen

En este trabajo se realiza el inventario completo de una colección de modelos cristalográficos que se exponen en el Museo de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid. Dicha colección consta de 312 piezas; 186 fueron catalogadas en una publicación anterior (López-Acevedo, 2006), mientras que las 126 restantes aparecieron con fecha posterior y no pudieron ser incluidas en este primer inventario. Estos modelos, además, se estudian e identifican mediante la utilización de técnicas no destructivas, lo cual ha permitido diferenciar dos grupos de ejemplares. Un primer grupo, más numeroso, son cerámicos y atribuibles a Jean Baptiste Romé de L´Isle (1736-1790). Pudieron ser modelados a mano, a partir de mezclas de illita - caolinita (16% - 84%) con cuarzo, óxidos de hierro, chamota e incluso cenizas óseas. Las marcas dejadas por el desgrasante indican que fueron facetadas antes de su cocción. Los elementos contaminantes detectados demuestran que la cochura se realizó en un horno de porcelana. El segundo grupo de modelos consta de 14 piezas de yeso. La presencia de abundante Zn en el engobe indica que pueden ser posteriores a las de cerámica y no guardar ninguna relación con ellas.

AbstRAct

The beautiful geometrical shapes often shown by minerals must have been the historical reason for human beings to become interested and started their studies on them. To explain these symmetric morphologies, those early scientists made idealised replicas, bigger than the original minerals they were studying, that is, crystal models that provided the necessary measurements and verifications to establish the first crystallographical laws. The earliest collections of models known were made of ceramics by Jean Baptiste Romé de L´Isle (1736-1790) and stand out for their aesthetical value and their great interest from the point of view of History of Crystallography (AmoRós, 1978). Subsequently some other scientists made their own collections using different materials, especially wood. There are also few collections made of porcelain, with ornamental or merely commercial aim (touRet, 2004).

The models of Romé were sculpted on clay and then fired on a stove. In fact the exact procedure followed to make these pieces and how could Romé reach such precision with this soft material, or how he avoided that they got distorted during the firing remain unknown. This research is focused on the study from this point of view of some pieces belonging to the collection of the Departament of Crystallography of the Complutense University of Madrid (Spain). This collection consists of 312 models. 292 of them are ascribable to Romé de L´Isle, while the 20 remaining show totally different characteristics.

During this research, non-destructive identification techniques have been used, such as binocular lenses, hydrostatic balance and environmental scaning electronic microscope. Moreover, usual procedures in art restoration have been adapted to carry out DRX diagrams based on microsamples. They have allowed to identify some components and even make a quantitative estimation of their relative proportions.

The obtained results point out that the group of pieces ascribable to Romé could have been made of mixtures of illite-kaolinite in a proportion of 16% - 84%, with quartz, iron oxides, grog and even ashes of bone. They must have been hand-sculpted and faceted before their firing. This is deduced from the desgrasante dragging marks shown in the faces of the models, reminding the slickenside kinematic indicators (dobLAs, 1998). The superficial pollution they show,

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mª v. López-Acevedo coRnejo y n. de dios ceLAdA6

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consisting of Pb, Fe, Ag and Sb, proves they were fired in a porcelain stove.The presence of repeated pieces points out they are the remainder of different collections. Plates I to VII show

pieces classified according to the same criteria used by Romé de L´isLe (1783). Romé considered “primitive” forms that he modified truncating its corners and bavelling its edges. Finally, the group of pieces designated as “different” are made of gypsum, predictably made with a mold and painted with a slim layer of non-fired clay. The abundant presence of Zn in the engobe that decorates them indicates they can be dated later than 1837 and they do not have any connection with the ceramic ones.

1. intRoducción

Las bellas formas poliédricas que a menudo presentan los minerales, pudieron ser la causa histórica de que los hombres se interesaran por ellos e iniciaran su estudio. Para entender las razones que pudieran justificar aquellas morfologías tan simétricas y regulares, los primeros científicos “mineralogistas” hicieron réplicas grandes e idealizadas de los ejemplares que estudiaban, es decir, hicieron “modelos cristalográficos” que facilitaron las medidas y comprobaciones necesarias para establecer las primeras leyes cristalográficas y encontrar las explicaciones que buscaban (AmoRós, 1978). Las colecciones de modelos más antiguas que se conocen fueron realizadas en cerámica por Jean Baptiste Romé de L´Isle (1736 – 1790) y destacan por su valor estético y por su gran interés para la Historia de la Cristalografía.

En su libro “Cristallographie”, Romé de L´isLe (1783) explica como deducía sus modelos cristalográficos a partir de minerales naturales. Elegía formas simples, prismas, cubos, etc, y las idealizaba (completándolas, regularizando sus caras, etc.). A éstas las llamaba “primitivas” o “esenciales” y a partir de ellas, generaba otras formas más complejas, “secundarias” o “subordinadas”, a base de truncar vértices y biselar aristas. A pesar del nombre “Cristallographie”, lo que contenía en realidad este libro, era la descripción de varios cientos de minerales y los dibujos de los modelos que había ido asociando a cada uno de ellos: 448 en total, distribuidos en 11 láminas que agrupaban, cada una de ellas, las “modificaciones” obtenidas a partir de una forma esencial determinada. Estas formas esenciales fueron: “el Tetraedro”, “el Cubo o Hexaedro”, “el Octaedro rectangular”, “el Paralelepípedo romboidal”, “el Octaedro romboidal” y “el Dodecaedro de caras triangulares”. Con el fin de activar las ventas de este libro, ofrecía a los compradores colecciones de piezas cerámicas que reproducían los mismos modelos que estaban representados en él. Posteriormente, otros científicos realizaron sus propias colecciones empleando materiales diferentes, entre los que destaca la madera, aunque también se conocen otras de yeso, vidrio, porcelana, cartón, etc. (touRet, 2004).

López-Acevedo (2006) publicó el catálogo de una colección de 186 modelos de cerámica, atribuibles a Romé de L´Isle, que se conservaban en el Departamento de Cristalografía y Minera-logía de la Facultad de Ciencias Geológicas de

la Universidad Complutense de Madrid. Poste-riormente a su publicación aparecieron otros 126 modelos, con lo que la colección aumentó hasta 312 ejemplares. En este segundo grupo de piezas encontradas, destacaron quince por estar realiza-das con un material muy diferente al de todas las demás, y porque sus características morfológicas no eran exactamente las mismas. La identifica-ción de los materiales empleados en uno y otro tipo de modelos, así como los detalles relativos a su manufactura, constituyen uno de los objetivos del presente trabajo. Además, se publica un segun-do catálogo de la colección, incluyendo el nuevo grupo de piezas, clasificadas de acuerdo con los mismos criterios definidos por Romé de L´isLe en su libro “Cristallographie” (1783). Actualmente, esta colección se expone en el Museo de la Fa-cultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid.

2. descRipción de LAs piezAs

La colección consta de 312 ejemplares. Se diferencian cuatro tipos:

Tipo A - 292 piezas de cerámica, claramente atribuibles a Romé de L´Isle. Entre ellas hay 49 repetidas. De colores beige y tierra o con tonalidades intermedias. Tacto suave y brillo satinado. Con abundantes marcas alargadas que, cuando están en la misma cara, se disponen paralelas entre si. Están especialmente acentuadas en las facetas que biselan aristas o truncan vértices. En algunas piezas se detecta la presencia de un engobe más compacto y endurecido que en las demás, el tacto es menos suave y muestran manchas de color tierra, distribuidas de manera irregular.

Estos modelos se han clasificado según los mismos criterios empleados por Romé de L´isLe (1783) para diseñarlos. Las Láminas I a VII son réplicas modificadas de las que aparecen en su libro. En ellas se han insertado, sustituyendo al dibujo original, las fotografías del modelo correspondiente, cuando éste existe en la colección del Museo.

Tipo B - 5 piezas de barro sin cocer. Aunque están inacabadas, sus rasgos morfológicos son muy similares a los de las piezas cerámicas, por lo que aparecen insertadas en las mismas láminas [Lám. IV (1), fig. IV-10, Lám. V, figs. V-4, V-10, V-14, Lám. VI, fig. VI-41].

Tipo C - 14 piezas muy ligeras (Fig. 1). Recubiertas superficialmente por un material de

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apariencia arcillosa y tacto suave, en el que no se observan marcas, estrías ni poros. Muestran sus vértices y aristas muy erosionados, lo que permite observar su interior de color blanco. Además, su morfología es más regular y simétrica que las de cerámica.

Tipo D - Finalmente hay un tercer ejemplar del modelo II-40 (Lám. II). Se trata de una pieza singular, de características muy diferentes a las de todas las otras: tamaño algo mayor, color rosado, muy pulida, aristas erosionadas, etc. (Fig. 2).

El etiquetado de las piezas es muy complejo y parece obedecer a intentos de clasificación

diferentes e inacabados todos ellos. Numerosas piezas no muestran ningún código, otras los llevan escritos a mano, con tinta o con lápiz, con diferentes caligrafías y por último, hay otras que llevan pegadas pequeñas etiquetas mecanografiadas. En lo que se refiere a los códigos hay dos tipos, los mismos de la clasificación de Romé de l´Isle (que llevan el número romano de la lámina, seguido del número arábigo de la figura correspondiente) o una cifra en números arábigos. La falta de continuidad en estos últimos, no permite establecer el criterio seguido para la asignación de dicha cifra. Para la denominación de las piezas estudiadas en este

Figura 1.- Piezas “Tipo C”. Cúbico: a) II-11*) m3. Pseudo-m3m: cubo con aristas biseladas y vértices truncados. Las estrías de las caras reducen la simetría a m3; b) II-21) m3. Icosaedro y cubo; c) II-24) m3m. Cubo con aristas doblemente biseladas y vértices truncados; d) II-29) m3. Dodecaedro pentagonal y trioctaedro; e) II-30) m3. Igual que II-29 con los vértices de los ternarios truncados; f) II-31) m3. Icosaedro y triaquisoctaedro; g) II-33) m3. Cubo y rombododecaedro. Romboédrico: h) VI-35) -3m. Romboedro y prisma. Caras estriadas; i) III-14) -3m. Romboedro y pinacoide. Aristas biseladas y vértices truncados; j) VII-29) -3m. Dos romboedros y prisma. Hexagonal: k) I-33) -6m2. Bipirámide trigonal; l) VI–39) 6/mmm. Bipirámide hexagonal. Monoclinico: m) VI-38) m. Pseudo-Romboédrico: dos romboedros y un prisma con desarrollo desigual y distinto de VI-37 (simula un hábito común del cuarzo). Caras estriadas; n) VI-37) m. Pseudo-Romboédrico: dos romboedros y un prisma con desarrollo desigual (simula un hábito común del cuarzo). Caras estriadas.

- Type C specimens. Isometric: a) II-11*) m3. Pseudo-m3m: cube with beveled edges and truncated corners. The symmetry are reduced to 3m by the striated faces; b) II-21) m3. Icosahedron and cube; c) II-24) m3m. Cube with double-beveled edges and truncated corners; d) II-29) m3. Pentagonal dodecahedron and trisoctahedron; e) II-30) m3. As II-29 with the corners of the ternary axes truncated; f) II-31) m3. Icosahedron and trisoctahedron; g) II-33) m3. Cube and dodecahedron. Trigonal: h) VI-35) -3m. Rhombohedron and prism. Striated faces; i) III-14) -3m. Rhombohedron and pinacoid. Beveled edges and truncated corners; j) VII-29) -3m. Two rhombohedra and prism. Hexagonal: k) I-33) -6m2. Dipyramid trigonal; l) VI–39) 6/mmm. Dipyramid hexagonal. Monoclinic: m) VI-38) m. Pseudo-Trigonal: two rhombohedra and a prism with uneven development and and different from the VI-37 (simulates a common habit of quartz). Striated faces; n) VI-37) m. Pseudo-Trigonal: two rhombohedra and a prism with uneven development (simulates a common habit of quartz). Striated faces.

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trabajo se ha empleado la codificación de Romé de L´Isle.

3. técnicAs de estudio

La caracterización de los ejemplares selec-cionados para este trabajo se ha realizado mediante técnicas no destructivas, como lupa binocular, ba-

lanza hidrostática para la determinación de pesos específicos, luz ultravioleta corta y larga para la ob-servación de fluorescencia, y microscopía electróni-ca de barrido bajo condiciones de presión variable, acoplada con un sistema de microanálisis mediante espectrometría de dispersión de energías de rayos X (MEB-EDS), técnica que permite la observación y análisis sin necesidad de aplicar un sombreado con-ductor sobre las muestras. Los análisis se han rea-

Figura 2.- Pieza “Tipo D”. Romboédrico -3m. Tercera pieza similar al modelo II-40, aunque con desarrollo de las formas y tamaño diferentes. No tiene equivalente exacto en las tablas de Romé. Combinación de dos romboedros con desarrollo muy desigual: el achatado con las caras estriadas y el largo con aristas triplemente biseladas. Color tierra. Muy bruñido.

- Specimen of the “Kind D”. Trigonal -3m. Third copy similar to II-40 model with different development of shapes and also different size. He has no exact equivalent in Romé´s tables. Two rhombohedra with uneven development: one flattened with striated faces and the other long with triple-beveled edges. Earth color. Highly polished.

Figura 3.- Difractogramas de DRX. Muestras: tipo C (total y engobe) y tipo B (V-14). Y: yeso - CaSO4.2H2O, Q: cuarzo - SiO2, K: caolinita - Al2Si2O5(OH)4, Cal: calcita - CaCO3, Dol: dolomita - CaMg(CO3)2, Ill: ilita - (H3O, K)x(Al, Mg, Fe)2(AlxSi4-x)O10[(OH2)(H2O)] (x = 0,25 – 0,75). Los asteriscos indican las reflexiones de ilita y caolinita utilizadas para el análisis semicuantitativo.

- Powder XRD patterns. Samples: kind C (total and slip) and kind B (V-14). Y: gypsum - CaSO4.2H2O, Q: quartz - SiO2, K: Kaolinite - Al2Si2O5(OH)4, Cal: calcite - CaCO3, Dol: dolomite - CaMg(CO3)2, Ill: illite - (H3O, K)x(Al, Mg, Fe)2(AlxSi4-x)O10[(OH2)(H2O)] (x = 0,25 – 0,75). The asterisks indicate the reflections of Illite and kaolinite which have been used for the analysis semicuantitative.

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Figura 4.- Engobe del modelo II-36, tipo C (de yeso), con alto contenido en Pb y Zn. Imagen BSE y microanálisis elemental mediante EDS.

- Slip of the model II-36, kind C (gypsum) with high Pb and Zn content. BSE image and elemental analysis by EDS.

Figura 5.- Engobe del modelo II-40, tipo D (pieza singular, Fig. 2) con alto contenido en S y Ca. Imagen BSE y microanálisis elemental mediante EDS.

- Slip of the II-40 model, kind D (unique specimen, Fig. 2) with high S and Ca content. BSE image and elemental analysis by EDS.

lizado utilizando como referencia las imágenes de contraste composicional obtenidas mediante la se-ñal de electrones retrodispersados (imágenes BSE).

Por otra parte, se han obtenido algunas micromuestras para la realización de diagramas de difracción de rayos X (DRX). Para ello se recuperaron las partículas desprendidas durante la determinación de los pesos específicos (que se recogieron en el recipiente donde se habían hecho las medidas, después de dejar evaporar el agua a temperatura ambiente). Estas partículas se emulsionaron con alcohol, se recogieron con una

pipeta y se dejaron secar sobre un porta de vidrio, obteniéndose una finísima película de cristales desordenados, apta para el método del polvo. También se prepararon agregados orientados ultrafinos y se realizaron los tratamientos habituales para la identificación y estimación semicuantitativa de los minerales de la arcilla (por el método de los poderes reflectantes). Asimismo, se realizó el diagrama de difracción de un fragmento de engobe, desprendido con una etiqueta a la que estaba adherido.

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4. ResuLtAdos

Para la determinación del peso específico se seleccionaron 15 piezas de los tipos A y B, así como todas las de los tipos C y D (Figs. 1 y 2):

Tipos A y B.- se obtuvo un valor medio de 2,0; que es característico de la cerámica.

Tipo C.- se obtuvo un valor medio de 1,6; posiblemente falseado por el recubrimiento de apariencia arcillosa que llevan y por la elevada porosidad del material blanco.

Tipo D.- se obtuvo un peso específico de 2,0; característico de la cerámica.

Los resultados de la DRX (Fig. 3) del residuo desprendido por las piezas tipo B y C durante la determinación de su peso específico, se muestran en la Tabla I.

El análisis mineralógico semicuantitativo se ha realizado sobre el difractograma AO de la muestra V-14 (tipo B; Lám. V). Los poderes reflectantes y demás condiciones empleadas en la estimación se muestran en la Tabla II.

En la Tabla III, Lámina VIII y figuras 4 y 5, se muestran los resultados del estudio realizado con microscopía electrónica, en un grupo de piezas representativas de los diferentes tipos de modelos presentes en la colección.

Por último, se observa el comportamiento frente a la luz ultravioleta corta y larga de las muestras estudiadas y se comprueba que las únicas fluorescentes son II-13 y II-36, en las que se ha detectado el mayor contenido en Pb.

5. discusión

Piezas de cerámica y de barro sin cocer(tiposAyB).- La existencia de 49 piezas repetidas confirma la hipótesis sugerida por López-Acevedo (2006) acerca de que inicialmente debió haber dos colecciones, posiblemente ligadas a la adquisición de dos ejemplares del libro Cristallographie que actualmente se encuentran en la Biblioteca del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. En una, la más numerosa, domina el color tierra y en la otra el beige. Esta última además, muestra sus ejemplares peor conservados que los de color tierra. Sin embargo, la manufactura de ambas colecciones debió ser muy similar. A partir de una pasta de arcilla con granos de cuarzo, óxidos de hierro y abundante chamota (Tablas I y III, Lám. VIII, fig. 3-b). La presencia de P y Ca en una pieza que además exhibe morfologías propias de restos óseos (Lám. VIII, fig. 2), similares a osteonas (cuezvA & éLez, 2000), indica que también pudieron añadirse cenizas óseas en algunos casos. Finalmente, si consideramos que los modelos de barro sin cocer pertenecen a esta misma colección, se tiene que la arcilla estaba constituida por illita y caolinita, en una proporción de 16% - 84% (Tablas I y II). Sus morfologías, algo irregulares, indican que fueron modeladas a mano, posiblemente

con la ayuda de una espátula (o similar) para aplanar, compactar y dar forma. En primer lugar debían obtener unas protoformas que después modificaban, a base de añadir más facetas, truncar vértices y biselar aristas. Prueba de ello son las estrías y marcas dejadas por los granos del desgrasante, similares a los indicadores cinemáticos en planos de falla (dobLAs, 1998), al ser arrastrados por la gubia o la herramienta que emplearan para el facetado, mientras la pasta estaba aún algo húmeda. Las marcas de una misma cara siempre se disponen paralelamente entre sí y además, conservan muchas de ellas, el grano de desgrasante que las generó y que no terminó de ser arrancado (Fig. 6 y Lám VIII, figs. 3 a-b).

Posteriormente fueron recubiertas con un engobe que en la mayoría de los casos no llega a tapar las marcas descritas y que además suele mostrar finísimas estrías paralelas, resultado del proceso de aplicación, con alguna tablilla, a modo de llana o incluso con un pincel. Dicho engobe se vitrifica durante la cocción y es responsable del tacto suave de las piezas cerámicas (tipo A). Con el microscopio electrónico se observan estas superficies vitrificadas, a menudo cuarteadas o descascarilladas. Asimismo se han podido detectar importantes vestigios de contaminación superficial por elementos que indican inequívocamente que la cochura se realizó en un horno de porcelana. touRet (2004) afirma que ésta se hizo en la Real Fábrica de Sévres, basándose en la amistad de Romé con una persona que tenía acceso a dicha Fábrica. Los elementos contaminantes encontrados han sido, por orden de importancia: Pb, Fe, Ag y Sb (Tabla 3 y Lám. VIII, figs. 1, 3, 4), todos ellos componentes habituales de los esmaltes y pigmentos que se utilizaban entonces (s. XVIII) para decorar la porcelana (deLAmARe & guineAu, 2009). Hay dos casos, II-13 y IV-119 [Láminas II

Figura 6.- Pieza “Tipo A”. Macla en Cruz de Bretaña (Lám VII, fig. VII-38. Beige). Marcas de arrastre del desgrasante. Las de una misma cara siempre se disponen paralelas entre si.

- Specimen of the “Kind A” (Plate VII, fig. VII-38. Beige). Britain Cross Twin. Temper drag parallel marks.

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y IV (3)], en los que la elevada proporción de Pb repartido por toda la superficie (Lám. VIII, fig. 1), parece indicar que el engobe pudo consistir en una mezcla de frita plúmbica y arcilla, que después de la cocción resultó como un pseudoesmalte, en este caso muy compacto, endurecido, de tacto algo áspero y de color poco homogéneo.

Piezas de yeso (tipo C).- Estas 14 piezas (Fig. 1) muestran unas características morfológicas tan simétricas, regulares y bien definidas, que podrían haber sido realizadas con un molde. La película arcillosa que las decora, debió prepararse a partir de una mezcla de caolinita con cuarzo, calcita y dolomita como desgrasantes (Fig. 3), además de algún compuesto de Pb y de Zn, ya que ambos elementos se han detectado en elevadas proporciones, distribuidos homogéneamente en dicha capa arcillosa (Fig. 4). Es posible que se tratara de los pigmentos conocidos como blanco de Pb o albayalde (Pb3(CO3)2(OH)2) y blanco de Zn (ZnO), utilizados con el fin de aclarar el color de la mezcla. Considerando que el blanco de Zn no empezó a utilizarse de forma generalizada en Europa, hasta 1837 (deLAmARe & guineAu, 2009), es previsible que este grupo de piezas sean de esa época o posteriores y que no guarden ninguna relación con los otros modelos cerámicos descritos (tipos A y B).

Piezasingular(tipoD).- Se trata de un tercer ejemplar del modelo II-40 (Fig. 2). De tamaño algo mayor que los otros, muestra una morfología muy simétrica, regular y definida, que bien pudo haberse logrado con un molde. El peso específico indica que se trata de una pieza cerámica, sin embargo muestra un acabado diferente, de color uniforme, textura muy lisa, sin marcas y con brillo satinado, que se ha interpretado como un estuco de yeso, ya que el microanálisis EDS, determina la presencia de S y Ca en elevadas proporciones (Fig. 5).

6. concLusiones

• La colección de modelos cristalográficos del museo de la Facultad de Ciencias Geológicas consta de 312 ejemplares: 292 son de cerámica, atribuibles a Romé de L´Isle; 5 son de barro sin cocer; 14 son de yeso y hay una pieza singular, de cerámica con acabado de estuco de yeso.

• La presencia de 49 ejemplares de cerámica repetidos indica que posiblemente haya piezas de dos colecciones mezcladas, presumiblemente asociadas a los dos ejemplares del libro Cristallographie, que actualmente se encuentran en la Biblioteca del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.

• Las piezas sin cocer muestran rasgos morfológicos similares a las de cerámica, por lo que se han considerado dentro de este grupo, como ejemplares “inacabados”.

• La pasta utilizada pudo ser una mezcla de illita-caolinita, en una proporción de 16 % - 84 %,

con granos de cuarzo, óxidos de hierro, abundante chamota, e incluso cenizas óseas en algunos casos.

• Sus rasgos morfológicos y las numerosas marcas de arrastre del desgrasante que se observan en las caras, indica que pudieron ser moldeadas a mano y facetadas antes de su cocción.

• La contaminación superficial que presentan (Pb, Fe, Ag, y Sb) demuestra que fueron cocidas en un horno de porcelana.

• Finalmente, las piezas de yeso, realizadas posiblemente con un molde, están decoradas con una pasta de caolinita, cuarzo, dolomita, calcita y una elevada proporción de Pb y Zn. La presencia de este último elemento indica que no deben ser anteriores a 1837 y que no guardan relación con las piezas cerámicas.

AgRAdecimientos

Este trabajo ha sido patrocinado por la empresa REPSOL. Los difractogramas de rayos X se han hecho en el Departamento de Cristalografía y Mineralogía de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense. La Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense, “Marqués de Valdecilla”, nos ha proporcionado las copias de las láminas del IV tomo del libro original “Cristallographie” de Romé de L´Isle, que han servido de base para la realización del inventario. El inestimable apoyo técnico y asesoramiento de D. José Luis Peña, D. Jordi Trilla, D. Miguel Angel Caja y Dña Lorena Azañón de la empresa REPSOL, así como los de Dña. Belén Soutullo y D. Javier Élez, junto con las observaciones y sugerencias de los dos revisores, D. José Vicente Navarro y D. Juan Manuel García-Ruiz, han contribuido a mejorar este trabajo.

bibLiogRAfíA

AmoRós, j. L. 1978. La gran aventura del cristal. Naturaleza y evolución de la Ciencia de los cristales. 327 págs. Editorial de la Universidad Complutense. Madrid.

cuezvA, s & éLez, j. 2000. Estudio preliminar de la microestructura de los huesos fósiles de mamíferos de Somosaguas (Mioceno Medio, Madrid). Coloquios de Paleontología, 51: 137-157.

— 2000. Reconocimiento del estadio de desarrollo en la microestructura de los huesos fósiles de mamíferos (Somosaguas y Layna). Coloquios de Paleontología, 51: 159-174.

deLAmARe, f. & guineAu, b. 2009. Les matériaux de la couleur. 160 págs. Editorial Decouvertes Gallimard. Sciences et Techniques. Francia.

dobLAs, m. 1998. Slickenside kinematic indicators. Tectonophisics, 295: 187-189.

López-Acevedo, v. 2006. Modelos cristalográficos en terracota de Jean Baptiste Romé de L´Isle (Siglo XVIII). Catálogo de la colección del Departamento de Cristalografía y Mineralogía de la Universidad Complutense de Madrid. Boletín de la Real Sociedad Española de Historia

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Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

Natural. Sección Geológica, 101(1-4): 5-29.Romé de L´isLe, j. b. 1783. Cristallographie, ou

Descriptions des formes propres à tous les corps du Règne mineral, Dans l´état de Combinaison saline, pierreuse, ou métallique. 2ª ed. L´Imprimerie de Monsieur (4 volúmenes). Paris.

touRet, L. 2004. Crystal models: milestone in the birth of Crystallography and Mineralogy as Sciences. In: Dutch Pioneers of the Earth Sciences: 43 – 58. j. L. R. touRet & R. p. W. visseR Eds., Koninklijke Nederlandse Akademie van Wetenschapen, Amsterdam.

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Lám. I / Plate I. Le TéTraedre et ses Modifications. Pl. I

I-1 Cúbico -43m. Tetraedro. Tierra.- Isometric -43m. Tetrahedron. Earth color.I-2 Cúbico -43m. Dos tetraedros. Repetido: beige (1) y tierra (2).- Isometric -43m. Two tetrahedrons. Repeated: beige (1) and

earth colors (2).I-6* Cúbico -43m. Dos tetraedros y triaquistetraedro. Beige.- Isometric -43m. Two tetrahedrons and tristetrahedron. Beige.I-9 Cúbico -43m. Triaquistetraedro. Beige.- Isometric -43m. Tristetrahedron. Beige.I-10 Cúbico -43m. Triaquistetraedro y tetraedro poco desarrollado.

Beige.- Isometric -43m. Tristetrahedron and tetrahedron

underdeveloped. Beige.I-11 Cúbico -43m. Tetraedro y triaquistetraedro. Tierra.- Isometric -43m. Tetrahedron and tristetrahedron. Earth color.I-13 Cúbico -43m. Tetraedro, triaqistetraedro y rombododecaedro.

Tierra.- Isometric -43m. Tetrahedron, tristetrahedron and

dodecahedron. Earth color.I-17 Cúbico -43m. Tetraedro con aristas biseladas. Tierra.- Isometric -43m. Tetrahedron with beveled edges. Earth

color.I-19* Cúbico -43m. Tetraedro con aristas biseladas y vértices

truncados. Tierra.- Isometric -43m. Tetrahedron with beveled edges and

truncated corners. Earth color.I-20* Cúbico -43m. Tetraedro con aristas biseladas y vértices

truncados (más notable que en I-19). Tierra.

- Isometric -43m. Tetrahedron with beveled edges and truncated corners (more remarkable than in I-19). Earth color.

I-24 Cúbico -43m. Tetraedro con aristas doblemente biseladas y dodecaedro trapezoidal con aristas biseladas. Tierra.

- Isometric -43m. Tetrahedron with double-beveled edges and dodecahedron trapezoidal with beveled edges. Earth color.

I-25* Cúbico -43m. Hexatetraedro. Tierra.- Isometric -43m. Hexatetrahedron. Earth color.I-26* Cúbico -43m. Hexatetraedro y tetraedro. Tierra.- Isometric -43m. Hexatetrahedron and tetrahedron. Earth

color.I-27* Cúbico -43m. Hexatetraedro con aristas biseladas. Tierra.- Isometric -43m. Hexatetrahedron with beveled edges. Earth

color.I-28* Cúbico -43m. Dodecaedro trapezoidal con aristas biseladas.

Tierra.- Isometric -43m. Dodecahedron trapezoidal with beveled

edges. Earth color.I-40* Cúbico -43m. Tetraedro y triaquistetraedro con aristas

doblemente biseladas y vértices truncados. Tierra.- Isometric -43m. Tetrahedron and tristetrahedron with

double-beveled edges and truncated corners. Earth color.I-35* Hexagonal. -6m2. Bipirámide trigonal. Tierra-gris.- Hexagonal. -6m2. Dipyramid trigonal. Land-gray color.I-37 Hexagonal. -6m2. Prisma y bipirámide trigonales y pinacoide.

Tierra.- Hexagonal. -6m2. Prism and dipyramid trigonal and

pinacoid. Earth color.

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Lám. II / Plate IILe Cube ou L´Hexaèdre et ses Modifications. Pl II

II-2 Tetragonal 4/mmm. Prisma tabular y pinacoide. Tierra.- Tetragonal 4/mmm. Tabular prism and pinacoid. Earth color.II–3 Tetragonal 4/mmm. Prisma y pinacoide. Beige.- Tetragonal 4/mmm. Prism and pinacoid. Beige.II-4 Rómbico mmm.. Tres pinacoides. Tierra.- Orthorhombic mmm.. Three pinacoids. Earth color.II-5 Cúbico m3m. Cubo y octaedro. Repetido: beige (1) y tierra-

anaranjado (2).- Isometric m3m. Cube and octahedron. Repeated: beige (1) and

land-orange colors (2).II-6 Cúbico m3m. Cubo y octaedro con aristas biseladas. Beige. - Isometric m3m. Cube and octahedron with beveled edges.

Beige. II-7 Cúbico m3m. Cubo y octaedro. Beige.- Isometric m3m. Cube and octahedron. Beige.II-9 Cúbico m3m. Octaedro y cubo. Tierra-anaranjado.- Isometric m3m. Octahedron and cube. Land-orange color.II-10 Cúbico m3m. Octaedro y cubo con vértices truncados. Repetido:

beige (1) y tierra-anaranjado (2).- Isometric m3m. Octahedron and cube with truncated corners.

Repeated: beige (1) and land-orange colors (2).II-12 Cúbico m3m. Cubo y trioctaedro. Beige.- Isometric m3m. Cube and trioctahedron. Beige.II-13 Cúbico m3m. Cubo, octaedro y trioctaedro. Repetido: beige (1) y

tierra con manchas rojizas (2). - Isometric m3m. Cube, octahedron and trioctahedron. Repeated:

beige (1) and earth colour with red spots (2). II-14 Cúbico m3m. Cubo y trapezoedro con los vértices de los

ternarios truncados. Beige.- Isometric m3m. Cube and trapezohedron with the corners of the

ternary axes truncated. Beige.II-15 Cúbico m3m. Cubo y trapezoedro (mas desarrollado que en II-

14) con los vértices de los ternarios truncados. Tierra.- Isometric m3m. Cube and trapezohedron (more developed than

in II-14) with the corners of the ternary axes truncated. Earth color.

II-17 Cúbico m3. Cubo con estrías en las caras que reducen la simetría a m3. Beige.

- Isometric m3. Cube. The symmetry are reduced a 3m by the striated faces Beige.

II-21 Cúbico m3. Icosaedro y cubo con algunas aristas biseladas y

estriadas. Beige.- Isometric m3. Icosahedron and cube with some beveled and

striated edges. Beige.II-26 Simetría pentagonal. Trapezoedro pentagonal con los vértices

truncados. Tierra.- Pentagonal symmetry. Trapezohedron pentagonal with

truncated corners. Earth color.II-34 Romboédrico -3m. Dos romboedros. Uno con las caras estriadas.

Repetido: tierra-gris (1) y tierra (2).- Trigonal -3m. Two rhombohedra, one with striated faces.

Repeated: land-gray (1) and earth colors (2).II-35 Romboédrico -3m. Dos romboedros. Uno con las caras estriadas.

Tierra.- Trigonal -3m. Two rhombohedra, one with striated faces. Earth

color.II-36 Romboédrico -3m. Romboedro con caras estriadas y vértices del

contorno truncados. Tierra-gris. Repetido.- Trigonal -3m. Rhombohedron with striated faces and truncated

contour corners. Land-gray color. Repeated.II-37 Romboédrico -3m. Dos romboedros con desarrollo desigual.

El más achatado con estrías en las caras. El largo con aristas biseladas por un escalenoedro. Beige.

- Trigonal -3m. Two rhombohedra with uneven development: one flattened with striated faces and the other long with beveled edges by scalenohedron. Beige.

II-38 Romboédrico -3m. Dos romboedros con desarrollo desigual. El achatado con las caras estriadas. El largo con aristas biseladas por un escalenoedro. Tierra-gris.

- Trigonal -3m. Two rhombohedra with uneven development: one flattened with striated faces and the other long with beveled edges by scalenohedron. Land-gray color.

II-39 Romboédrico -3m. Dos romboedros (uno con las caras estriadas) y un escalenoedro. Beige.

- Trigonal -3m. Two rhombohedra (one with striated faces) and one scalenohedron. Beige.

II-40 Romboédrico -3m. Dos romboedros con desarrollo desigual. El achatado con las caras estriadas. El largo con las aristas triplemente biseladas por un escalenoedro y un romboedro muy poco desarrollado. Repetido: beige (1) y tierra-anaranjado (2).

- Trigonal -3m. Two rhombohedra with uneven development: one flattened with striated faces and the other long with triple-beveled edges by an scalenohedron and a rhombohedron poorly developed. Repeated: beige (1) and land-orange colors (2).

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Lámina III (1) / Plate III (1)L´OCTaèdre reCTanguLaire et ses Modifications. Pl III

III-1 Cúbico m3m. Octaedro. Tierra-anaranjado.- Isometric m3m. Octahedron. Land-orange color.III-2 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos cortos. Beige.

Repetido.- Orthorhombic mmm. Two short orthorhombic prisms. Beige.

Repeated.III-4 Cúbico m3m. Octaedro y cubo. Beige.- Isometric m3m. Octahedron and cube. Beige.III-6 Cúbico m3m. Octaedro y cubo. Tierra anaranjado.- Isometric m3m. Octahedron and cube. Land-orange color.III-9 Romboédrico 3. Romboedro con vértices truncados por

pinacoide con desarrollo desigual. Repetido: tierra (1) y tierra- anaranjado (2).

- Trigonal 3. Rhombohedron with truncated corners by a pinacoid with uneven development. Repeated: earth (1) and land-orange colors (2).

III-15 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos, largo y corto, respectivamente. Aristas biseladas. Tierra-anaranjado.

- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms, one short and the other long. Beveled edges. Land-orange color.

III-16 Macla de la espinela. Dos tetraedros. Tierra.- Espinela twin. Two tetrahedrons. Earth color.III-17 Cúbico m3m. Trioctaedro. Tierra.- Isometric m3m. Trioctahedron. Earth color.III-19 Cúbico m3m. Octaedro con aristas biseladas y vértices

truncados cuadruplemente. Tierra-anaranjado.- Isometric m3m. Octahedron with beveled edges and

quadruply truncated corners. Land-orange color.III-20 Cúbico m3. Octaedro y pentagonododecaedro. Repetido:

beige (1) y tierra (2).- Isometric m3. Octahedron and pentagondodecahedron.

Repeated: beige (1) and earth colors (2).III-21 Cúbico m3. Pseudo-trioctaedro (de caras estriadas) y

piritoedro. Beige.- Isometric m3. Pseudo-trioctahedron (with striated faces) and

pentagondodecahedron. Beige.III-25 Tetragonal 4/mmm. Bipirámide. Tierra.- Tetragonal 4/mmm. Dipyramid. Earth color.

III-27 Tetragonal 4/mmm. Prisma con aristas biseladas y bipirámide. Tierra.

- Tetragonal 4/mmm. Prism with beveled edges and dipyramid. Earth color.

III-28 Tetragonal 4/mmm. Prisma y bipirámide, con aristas biseladas. Tierra.

- Tetragonal 4/mmm. Prism and dipyramid with beveled edges. Earth color.

III-29 Tetragonal 4/mmm. Prisma, bipirámides tetragonal y ditetragonal y pedión. Tierra-anaranjado.

- Tetragonal 4/mmm. Prism, tetragonal and ditetragonal dipyramids and pedion. Land-orange color.

III-30 Tetragonal 4/mmm. Prisma, bipirámide tetragonal, con aristas biseladas, y bipirámide ditetragonal. Tierra.

- Tetragonal 4/mmm. Prism, tetragonal dipyramide with beveled edges and ditetragonal dipyramid. Earth color.

III-31 Rómbico mmm. Pinacoides y domos con aristas biseladas. Tierra. Repetido.

- Orthorhombic mmm. Pinacoids and domes with beveled edges. Earth color. Repeated.

III-32 Rómbico mmm. Tres prismas rómbicos, largo y cortos. Aristas biseladas. Tierra-anaranjado.

- Orthorhombic mmm. Three orthorhombic prisms, one long and the other short. Beveled edges. Land-orange color.

III-34 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos y pinacoide. Tierra.- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms and a

pinacoid. Earth color. III-35 Monoclínico 2. Prisma, dos esfenoides y pinacoide. Tierra.- Monoclinic 2. Prism, two sphenoids and a pinacoid. Earth

color.III-36 Monoclínico 2. Prisma, dos esfenoides y pinacoide. Beige.- Monoclinic 2. Prism, two sphenoids and a pinacoid. Beige.III-40 Rómbico 2mm. Dos prismas rómbicos, pinacoide y domo.

Tierra-anaranjado.- Orthorhombic 2mm. Two orthorhombic prisms, pinacoid and

dome. Land-orange color.III-42 Monoclínico 2. Prisma, pinacoide, domo y esfenoides.

Repetido: tierra (1) y tierra-anaranjado (2).- Monoclinic 2. Prism, pinacoid, dome and sphenoids.

Repeated: earth (1) and land-orange colors (2).

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Lámina III (2) / Plate III (2)1.ere Suite des Modifications de L´OCTaèdre reCTanguLaire, et de la Pl. III.

III-43 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos, largo y corto, respectivamente. Tierra-anaranjado.

- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms, short and long. Land-orange color.

III-46 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos y pinacoide con las aristas del contorno biseladas. Tierra.

- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms and pinacoid and beveled contour edges. Earth color.

III-48 Monoclínico m. Prisma, pinacoide, dos domos y vértice triplemente truncado. Tierra. Repetido.

- Monoclinic m. Prism, pinacoid, two domes and triply truncated corner. Earth color. Repeated.

III-51 Tetragonal 4/mmm. Bipirámide muy achatada y pinacoide. Tierra.

- Tetragonal 4/mmm. Dipyramid very flat and pinacoid. Earth color.

III-53 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos, largo y corto, respectivamente. Beige.

- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms, short and long. Beige.

III-54 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos, largo y corto, respectivamente, con dos aristas biseladas. Tierra-anaranjado.

- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms, short and long with two edges beveled. Land-orange color.

III-55 Rómbico mmm. Tres prismas rómbicos, largo y cortos, respectivamente. Tierra-anaranjado. Repetido.

- Orthorhombic mmm. Three orthorhombic prisms, one short and two long. Land-orange color. Repeated.

III-56 Rómbico mmm. Tres prismas rómbicos, largo y cortos, respectivamente. Tierra-anaranjado.

- Orthorhombic mmm. Three orthorhombic prisms, one short and two long. Land-orange color.

III-57 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos y pinacoide. Beige.- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms and

pinacoid. Beige.III-60 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos (largo y corto) y

pinacoide. Vértices truncados. Tierra anaranjado.- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms (short and

long) and pinacoid. Truncated corners. Land-orange color.

III-61 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos (largo y corto) y pinacoide. Tierra.

- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms (short and long) and pinacoid. Earth color.

III-63 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos, largo y corto, respectivamente, con vértices y aristas parcialmente biselados. Repetido: tierra (1) y tierra-anaranjado (2).

- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms (short and long) with the corners and edges partially beveled. Repeated: earth (1) and land-orange colors (2).

III-64 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos, largo y corto, respectivamente, con dos aristas biseladas. Beige.

- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms (short and long) with two edges beveled. Beige.

III-65 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos y pinacoide. Tierra–anaranjado.

- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms and pinacoid. Land-orange color.

III-67 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos y pinacoide. Dos aristas biseladas y los vértices truncados. Beige.

- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms and pinacoid. Two edges beveled and truncated corners. Beige.

III-70 Rómbico 2mm. Tres prismas rómbicos y pinacoide, con diferentes desarrollos. Tierra.

- Orthorhombic 2mm. Three orthorhombic prisms and pinacoid with different developments. Earth color.

III-72 Monoclínico 2/m. Tres pinacoides (tabular). Repetido: tierra (1) y tierra-anaranjado (2).

- Monoclinic 2/m. Three pinacoids (tabular appearance). Repeated: Earth (1) and land-orange colors (2).

III-73 Rómbico mmm. Prisma rómbico corto y dos pinacoides (tabular). Beige.

- Orthorhombic mmm. Orthorhombic short prism and two pinacoids (tabular appearance). Beige.

III-74 Rómbico mmm. Prisma rómbico corto y dos pinacoides (tabular). Tierra.

- Orthorhombic mmm. Orthorhombic short prism and two pinacoids (tabular appearance). Earth color.

III-75 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos y pinacoide. Tierra-anaranjado.

- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms and pinacoid. Land-orange color.

/...cont/

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Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

/...cont/

III-76 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos y pinacoide. Dos aristas biseladas. Tierra.

- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms and pinacoid. Two edges beveled. Earth color.

III-77 Rómbico mmm. Tres prismas rómbicos, corto y largos, y bipirámide rómbica. Tierra –anaranjado.

- Orthorhombic mmm. Three orthorhombic prisms, one short and two long and orthorhombic dipyramid. Land-orange color.

III-78 Rómbico mmm. Tres prismas rómbicos, corto y largos, y bipirámide rómbica. Aristas biseladas y vértices truncados. Repetido: tierra (1) y tierra-anaranjado (2).

- Orthorhombic mmm. Three orthorhombic prisms, one short and two long and orthorhombic dipyramid. Edges beveled and truncated corners. Repeated: Earth (1) and land-orange colors (2).

Lám. III (3) / Plate III (3)2.e Suite des Modifications de L´OCTaèdre reCTanguLaire, et de la

Pl. III.

III-81 Rómbico mmm. Dos prismas rómbicos de igual desarrollo. Tierra.

- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic prisms of equal development. Earth color.

III-83.a Monoclínico 2/m. Tres pinacoides. Tierra.- Monoclinic 2/m. Three pinacoids. Earth color.III-84.b Monoclínico 2/m. Dos pinacoides y dos domos. Tierra.- Monoclinic 2/m. Two pinacoids and two domes. Earth color.III-86.b Monoclínico m. Prisma, pinacoide y dos domos opuestos,

con deferente desarrollo. Beige.- Monoclinic m. Prism, pinacoid and two opposing domes

with different development. Beige.III-89.b Monoclínico m. Prisma y esfenoides. Beige.- Monoclinic m. Prism and sphenoids. Beige.III-90.a Monoclínico 2/m. Dos prismas y dos pinacoides. Tierra.- Monoclinic 2/m. Two prisms and two pinacoids. Earth color.III-91.a Macla de Carlsbad. Tierra-anaranjado.- Carlsbad twin. Land-orange color.III-93.b Macla de Carlsbad. Tierra.- Carlsbad twin. Earth color.III-94.a Macla de Carlsbad. Mas corta que III-93.a. Beige.- Carlsbad twin. Shorter than III-93.a. Beige.III-95.a Macla de Baveno. Tierra.- Baveno twin. Earth color.III-96.a Macla de Baveno. Beige.- Baveno twin. Beige.

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mª v. López-Acevedo coRnejo y n. de dios ceLAdA18

Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

Lám. IV (1) / Plate IV (1)Le ParaLLéLiPiPède rHOmbOidaL et ses Modifications. Pl IV

IV-2 Triclínico -1. Tres pinacoides. Tierra.- Triclinic -1. Three pinacoids. Earth color.IV-5 Romboédrico -3m. Romboedro. Tierra. Repetido.- Trigonal -3m. Rhombohedron. Earth color. Repeated.IV-6 Romboédrico -3m. Romboedro con los vértices del contorno

truncados por un prisma. Tierra. - Trigonal -3m. Rhombohedron with contour corners truncated

by a prism. Earth color. IV-7 Romboédrico -3m. Romboedro y prisma. Tierra. - Trigonal -3m. Rhombohedron and prism. Earth color. IV-8 Romboédrico -3m. Romboedro y prisma. Tierra.- Trigonal -3m. Rhombohedron and prism. Earth color.IV-9 Romboédrico -3m. Romboedro y prisma largo. Tierra.- Trigonal -3m. Rhombohedron and long prism. Earth color.IV-10 Romboédrico -3m. Dos romboedros, positivo y negativo.

Repetido: (1) sin cocer; beige. (2) Tierra.- Trigonal -3m. Two rhombohedra positive and negative.

Repeated: (1) unfired and beige color. (2) Earth color.IV-11 Romboédrico -3m. Dos romboedros, positivo y negativo, con

aristas biseladas. Tierra.- Trigonal -3m. Two rhombohedra positive and negative with

edges beveled. Earth color.IV-12 Romboédrico -3m. Romboedro y pinacoide, con aristas

biseladas. Repetido: beige (1) y tierra (2).- Trigonal -3m. Rhombohedron and pinacoid with edges

beveled. Repeated: beige (1) and earth colors (2).IV-13 Romboédrico -3m. Romboedro y prisma largo, con aristas

biseladas. Tierra.- Trigonal -3m. Rhombohedron and long prism with edges

beveled. Earth color.IV-14 Romboédrico -3m. Romboedro con los vértices truncados y

prisma largo, con aristas biseladas. Tierra.- Trigonal -3m. Rhombohedron with truncated corners and

long prism with edges beveled. Earth color.IV-16 Romboédrico -3m. Prisma largo y pinacoide, con aristas

biseladas por un romboedro muy poco desarrollado. Tierra. Repetido.

- Trigonal -3m. Long prism and pinacoid with edges beveled by an rhombohedron poorly developed. Earth color.

Repeated.IV-17 Romboédrico -3m. Prisma largo y pinacoide, con aristas

biseladas por un romboedro muy poco desarrollado. Tierra.- Trigonal -3m. Long prism and pinacoid with edges beveled

by a poorly developed rhombohedron. Earth color.IV-20 Rómbico mmm. Prisma rómbico largo y dos pinacoides.

Tierra.- Orthorhombic mmm. - Orthorhombic long prism rómbico

and two pinacoids. Earth color.IV-22 Hexagonal 6/mmm. Prisma largo con aristas biseladas y

pinacoide. Tierra.- Hexagonal 6/mmm. Long prisma with edges beveled and

pinacoid. Earth color.IV-24 Rómbico mmm. Prisma rómbico corto y dos pinacoides.

Tierra.- Orthorhombic mmm. Short prism and two pinacoids. Earth

color.IV-26 Hexagonal 6/mmm. Prisma corto con aristas biseladas por

otro prisma y pinacoide. Tierra.- Hexagonal 6/mmm. Short prism with edges beveled by

another prism and pinacoid. Earth color.IV-27 Romboédrico -3m. Romboedro y escalenoedro. Tierra.- Trigonal -3m. Rhombohedron and scalenohedron. Earth

color.IV-28 Romboédrico -3m. Escalenoedro. Tierra.- Trigonal -3m. Scalenohedron. Earth color.IV- 29 Romboédrico -3m. Escalenoedro con los vértices del

contorno truncados. Tierra.- Trigonal -3m. Scalenohedron with contour truncated corners.

Earth color.IV-30 Romboédrico -3m. Escalenoedro muy agudo y prisma

ditrigonal. Tierra.- Trigonal -3m. Scalenohedron very sharp and ditrigonal

prism. Earth color.

IV-31 Romboédrico -3m. Escalenoedro muy agudo y prisma. Repetido: tierra-anaranjado (1) y tierra (2).

- Trigonal -3m. Scalenohedron very sharp and prism. Repeated: land-orange (1) and earth colors (2).

/...cont/

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Los modeLos cRistALogRáficos deL museo de LA geoLogíA (fAcuLtAd de cienciAs geoLógicAs, ucm) 19

Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

/...cont/

IV-34 Romboédrico -3m. Escalenoedro con aristas biseladas y vértices truncados por romboedro y prisma. Tierra.

- Trigonal -3m. Scalenohedron with edges beveled and truncated corners by rhombohedron and prism. Earth color.

IV-35 Hexagonal 6/mmm. Prisma, bipirámide y pinacoide. Tierra-anaranjado.

- Hexagonal 6/mmm. Prism, dipyramid and pinacoid. Land-orange color.

IV-37 Romboédrico -3m. Prisma largo, romboedro y escalenoedro. Tierra.

- Trigonal -3m. Long prisma, rhombohedron and scalenohedron. Earth color.

IV-38 Romboédrico -3m. Prisma largo, romboedro y escalenoedro. Aristas biseladas. Tierra.

- Trigonal -3m. Long prisma, rhombohedron and scalenohedron. Edges beveled. Earth color.

IV-40 Romboédrico -3m. Prisma y escalenoedro con los vértices truncados por romboedro poco desarrollado. Tierra.

- Trigonal -3m. Prism and scalenohedron with truncated corners by a poorly developed rhombohedron. Earth color.

IV-42 Hexagonal 6/mmm. Prisma y dos bipirámides. Tierra.- Hexagonal 6/mmm. Prism and two dipyramids. Earth color.IV-44 Hexagonal 6/mmm. Prisma y dos bipirámides. Tierra.- Hexagonal 6/mmm. Prism and two dipyramids. Earth color.

Lámina IV (2) / Plate IV (2)1.ere Suite des Modifications du ParaLLéLiPiPède rHOmbOidaL, et de la Pl. IV.

IV-45 Romboédrico -3m. Romboedro. Tierra.- Trigonal -3m. Rhombohedron. Earth color.IV-48 Romboédrico -3m. Romboedro con todas las aristas biseladas.

Tierra.- Trigonal -3m. Rhombohedron with all edges beveled. Earth

color.IV-51 Romboédrico -3m. Romboedro con todos los vértices

truncados y biselados. Tierra-anaranjado.- Trigonal -3m. Rhombohedron with all corners truncated and

beveled. Land-orange color.

IV-55 Romboédrico -3m. Dos romboedros. Tierra-anaranjado.- Trigonal -3m. Two rhombohedra. Land-orange color.IV-56 Romboédrico -3m. Dos romboedros y pinacoide. Tierra-

anaranjado.- Trigonal -3m. Two rhombohedra and pinacoid. Land-orange

color.IV-57 Romboédrico -3m. Dos romboedros y pinacoide. Tierra-

anaranjado.- Trigonal -3m. Two rhombohedra and pinacoid. Land-orange

color.IV-58 Romboédrico -3m. Dos romboedros y pinacoide. Aristas

biseladas y vértices truncados en el contorno. Tierra.- Trigonal -3m. Two rhombohedra and pinacoid. Edges

beveled and truncated corners in the contour. Earth color.IV-59 Romboédrico -3m. Dos romboedros, pinacoide y vértices

truncados en el contorno. Tierra.- Trigonal -3m. Two rhombohedra, pinacoid and truncated

corners in the contour. Earth color.IV-61 Romboédrico -3m. Romboedro achatado con las aristas

biseladas por otro romboedro. Tierra.- Trigonal -3m. Rhombohedron flattened with the edges

beveled by another rhombohedron. Earth color.IV-62 Romboédrico -3m. Dos romboedros achatados con el

contorno biselado. Tierra.- Trigonal -3m. Two flattened rhombohedra with the contour

beveled. Earth color.IV-63 Romboédrico -3m. Romboedro con las aristas doblemente

biseladas y los vértices triplemente biselados. Tierra.- Trigonal -3m. Rhombohedron with double-beveled edges

and triple-beveled corners. Earth color.IV-66 Romboédrico -3m. Dos romboedros igualmente desarrollados,

con apariencia de bipirámide hexagonal, y contorno biselado por un escalenoedro. Tierra.

- Trigonal -3m. Two rhombohedra equally developed with the appearance of an hexagonal dipyramid and contour beeled by un scalenohedron. Earth color.

IV-69 Cúbico m3m. Rombododecaedro con los vértices de los ternarios truncados. Tierra.

- Isometric m3m. Rhombododecahedron with the corners of the ternary axes truncated. Earth color.

/...cont/

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mª v. López-Acevedo coRnejo y n. de dios ceLAdA20

Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

/...cont/

IV-70 Triclínico -1. Tres pinacoides. Tierra.- Triclinic -1. Three pinacoids. Earth color.IV-71 Triclínico 1. Tres pinacoides y una arista biselada. Tierra.- Triclinic 1. Three pinacoids and a beveled edge. Earth color.IV-72 Triclínico -1. Cuatro pinacoides. Tierra.- Triclinic -1. Four pinacoids. Earth color.IV-73 Triclínico -1. Cuatro pinacoides y dos aristas biseladas.

Tierra.- Triclinic -1. Four pinacoids and two beveled edges. Earth

color.IV-74 Triclínico -1. Cuatro pinacoides y dos aristas doblemente

biseladas. Tierra.- Triclinic -1. Four pinacoids and two double-beveled edges.

Earth color.IV-75 Triclínico -1. Cuatro pinacoides y cuatro aristas biseladas.

Repetido: beige (1) y tierra (2).- Triclinic -1. Four pinacoids and four beveled edges.

Repeated: beige (1) and earth colors (2).IV-76 Triclínico -1. Cuatro pinacoides, dos aristas biseladas, dos

aristas doblemente biseladas y cuatro vértices truncados. Tierra.

- Triclinic -1. Four pinacoids, two beveled edges, two double-beveled edges and four truncated conrners. Earth color.

IV-77 Triclínico -1. Cuatro pinacoides, dos aristas biseladas, dos aristas doblemente biseladas, dos vértices truncados y otros dos doblemente truncados. Tierra.

- Triclinic -1. Four pinacoids, two beveled edges, two double-beveled edges, two truncated coreners and two double-truncated conrners. Earth color.

IV-79 Romboédrico -3m. Romboedro y escalenoedro. Tierra.- Trigonal -3m. Rhombohedron and scalenohedron. Earth

color.IV-80 Monoclínico 2/m. Prisma y pinacoide. Repetido: tierra

ennegrecido (1) y tierra (2).- Monoclinic 2/m. Prism and pinacoid. Repeated: earth-black

(1) and earth colors (2).IV-82 Hexagonal 6/mmm. Prisma y pinacoide. Repetido: beige (1)

y tierra (2).- Hexagonal 6/mmm. Prism and pinacoid. Repeated: beige (1) and

earth colors (2).

IV-84 Monoclínico 2/m. Prisma largo con aristas biseladas, dos pinacoides y dos domos. Tierra.

- Monoclinic 2/m. Long prism with beveled edges, two pinacoids and two domes. Earth color.

Lám. IV (3) / Plate IV (3)2.e Suite des Modifications du ParaLLéLiPiPède rHOmbOidaL , et de la Pl. IV.

IV-87 Romboédrico -3m. Romboedro y prisma. Tierra–anaranjado.- Trigonal -3m. Rhombohedron and prism. Land-orange color.IV-89 Romboédrico -3m. Romboedro muy achatado con aristas

biseladas. Tierra.- Trigonal -3m. Rhombohedron very flattened with beveled

edges. Earth color.IV-90 Romboédrico -3m. Romboedro con aristas biseladas por otro

romboedro. Contorno biselado con tres vértices truncados. Repetido: tierra-anaranjado (1) y tierra (2).

- Trigonal -3m. Rhombohedron with beveled edges by other rhombohedron. Contour beveled with three truncated corners. Repeated: land-orange (1) and earth colors (2).

IV-91 Romboédrico -3m. Romboedro y prismas trigonal y ditrigonal. Tierra.

- Trigonal -3m. Rhombohedron and prisms trigonal and ditrigonal. Earth color.

IV-93 Romboédrico 3. Romboedro, pirámide y prismas trigonal y ditrigonal. Tierra.

- Trigonal 3. Rhombohedron, piramid and trigonal and ditrigonal. Earth color.

IV-95 Romboédrico 3. Romboedro, pirámide y prisma. Tierra.- Trigonal 3. Rhombohedron, piramid and prism. Earth color.IV-99 Rómbico 2mm. Prisma rómbico, pinacoide y domos. Tierra-

anaranjado.- Orthorhombic 2mm. Orthorhombic prism, pinacoid and

domes. Land-orange color.IV-100 Hexagonal 6/mmm. Prisma y pinacoide. Vértices truncados

por bipirámide. Tierra-anaranjado. - Hexagonal 6/mmm. Prism and pinacoid. Truncated corners

by dipyramid. Land-orange color. IV-101 Hexagonal 6/mmm. Prisma y pinacoide. Vértices truncados

y aristas biseladas por dos bipirámides. Tierra-anaranjado.- Hexagonal 6/mmm. Prism and pinacoid. Truncated corners

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Los modeLos cRistALogRáficos deL museo de LA geoLogíA (fAcuLtAd de cienciAs geoLógicAs, ucm) 21

Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

and beveled edges by two dipyramid. Land-orange color.IV-102 Hexagonal 6/mmm. Prisma y pinacoide. Vértices truncados

por bipirámide y aristas biseladas por dos bipirámides. Beige.- Hexagonal 6/mmm. Prism and pinacoid. Truncated corners

by dipyramid and beveled edges by two dipyramids. Beige.IV-105 Romboédrico -3m. Romboedro con aristas biseladas por otro

romboedro y contorno biselado. Tierra.- Trigonal -3m. Rhombohedron with beveled edes by another

rhombohedron and beveled contour. Earth color.IV-107 Cúbico m3m. Rombododecaedro con todas las aristas

biseladas. Tierra-anaranjado.- Isometric m3m. dodecahedron with all edges beveled. Land-

orange color.IV-113 Tetragonal 4/mmm. Prisma corto {100} y bipirámide {hhl}.

Beige.- Tetragonal 4/mmm. Short prism {100} and dipyramid {hhl}.

Beige.IV-115 Rómbico mmm. Bipirámide rómbica y dos pinacoides

(pseudo-tetragonal). Tierra. Repetido. - Orthorhombic mmm. Orthorhombic dipyramid and two

pinacoids (pseudo-tetragonal). Earth color. Repeated.IV-117 Tetragonal 4/mmm. Bipirámide {hhl} y prisma {100} con

aristas biseladas. Tierra.- Tetragonal 4/mmm. Dipyramid {hhl} and prism {100} with

beveled edges. Earth color.IV-118 Rómbico mmm. Prisma rómbico, bipirámide rómbica y dos

pinacoides. Repetido: tierra-anaranjado (1) y tierra (2).- Orthorhombic mmm. Orthorhombic prism, orthorhombic

dipyramid and two pinacoids. Repeated: land-orange (1) and earth colors (2).

IV-119 Macla múltiple de la harmotoma. Beige-tierra.- Harmotome multiple twin. Beige-earth color.IV-121 Tetragonal 4/mmm. Dos prismas {110} y {100} y

bipirámide {hhl} con pinacoide. Beige.- Tetragonal 4/mmm. Two prisms {110} and {100} and

dipyramid {hhl} with pinacoid. Beige.IV-123 Tetragonal 4/mmm. Dos prismas {110} y {100} y

bipirámide {hhl}. Aristas biseladas y vértices truncados. Tierra.

- Tetragonal 4/mmm. Two prisms {110} and {100} and dipyramid {hhl}. Beveled edges and truncated corners. Earth color.

IV-124 Tetragonal 4/mmm. Dos prismas {110} y {100} y bipirámide {hhl}. Vértices truncados y todas las aristas biseladas. Tierra.

- Tetragonal 4/mmm. Two prisms {110} and {100} and dipyramid {hhl}. truncated corners and all edges beveled. Earth color.

IV-125 Tetragonal 4/mmm. Prisma con aristas biseladas y bipirámide con vértices truncados. Tierra.

- Tetragonal 4/mmm. Prism with beveled edges and dipyramid with truncated corners. Earth color.

IV–126 Tetragonal 4/mmm. Prisma y pinacoide. Todas las aristas biseladas. Tierra.

- Tetragonal 4/mmm. Prism and pinacoid. All edges beveled. Earth color.

Lám. V / Plate VL´OCTaèdre rHOmbOidaL, et ses Modifications. Pl. V.

V-2 Rómbico mmm. Bipirámide rómbica y pinacoide. Tierra.- Orthorhombic mmm. Orthorhombic dipyramid and pinacoid.

Earth color.V-3 Rómbico mmm. Bipirámide rómbica y pinacoide, con dos

vértices truncados. Tierra.- Orthorhombic mmm. Orthorhombic dipyramid and pinacoid

with two truncated corners. Earth color.V-4 Rómbico 222. Dos biesfenoides con los vértices truncados

(pseudotetragonal, aspecto cuneiforme). Repetido: (1) Tierra y sin cocer. (2) tierra.

- Orthorhombic 222. Two disphenoids with truncated corners (pseudotetragonal, cuneiform appearance). Repeated: (1) unfired and earth color. (2) earth color.

V-5 Rómbico mmm. Bipirámide con cuatro aristas biseladas. Tierra.- Orthorhombic mmm. Dipyramid with four beveled edges.

Earth color.V-8 Rómbico 222. Dos biesfenoides y pinacoide, con aristas

biseladas. Tierra.- Orthorhombic 222. Two disphenoids and pinacoid with

beveled edges. Earth color.V-9 Rómbico mmm. Dos bipirámides rómbicas y pinacoide, con dos

vértices doblemente truncados. Repetido: beige (1) y tierra (2).

- Orthorhombic mmm. Two orthorhombic dipyramids and pinacoid with two doubly truncated corners. Repeated: beige (1) and earth colors (2).

V-10 Monoclínico 2/m. Dos esfenoides y dos domos. Sin cocer.

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mª v. López-Acevedo coRnejo y n. de dios ceLAdA22

Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

Tierra. - Monoclinic 2/m. Two sphenoids and two domes. Unfired.

Earth color.V-11 Monoclínico 2/m. Dos prismas y pinacoide. Tierra.- Monoclínico 2/m. Two prisms and pinacoid. Earth color.V-13 Monoclínico 2/m. Prisma largo con dos aristas biseladas,

pinacoide y dos domos. Tierra.- Monoclinic 2/m. Long prism with two beveled edges,

pinacoid and two domes. Earth color.V-14 Macla. Inversión de una mitad longitudinal de V-13. Sin cocer.

Tierra.- Twin. Reversal of a longitudinal half of V-13. Unfired. Earth

color.V-17 Monoclínico 2/m. Combinación compleja de prisma,

pinacoides y domos. Caras curvas. Tierra. Repetido.- Monoclinic 2/m. A complex combination of prism, pinacoids

and domes. Curved faces. Earth color. Repeated.V-19 Rómbico mmm. Bipirámide y prisma. Tierra.- Orthorhombic mmm. Dipyramid and prism. Earth color.V-20 Rómbico mmm. Bipirámide y prisma de caras estriadas.

Tierra.- Orthorhombic mmm. Dipyramid and striated prism faces.

Earth color.V-21 Monoclínico m. Pseudo-rómbico: prisma, con dos aristas

biseladas y bipirámide. Tierra.- Monoclinic m. Pseudo-orthorhombic: prism with two

beveled edges and dipyramid. Earth color.V-22 Monoclínico 2/m. Prisma, de caras estriadas, y domos, con

diferente desarrollo. Tierra.- Monoclinic 2/m. Striated prism faces and domes with

different development. Earth color.V-23 Rómbico mmm. Bipirámide con arista biseladas y prisma de

caras estriadas. Tierra. Repetido.- Orthorhombic mmm. Dipyramid with beveled edges and

striated prism faces. Earth color. Repeated.V-26 Rómbico 222. Prisma y bipirámide con los vértices truncados.

Tierra.- Orthorhombic 222. Prism and dipyramid with truncated

corners. Earth color.V-27 Monoclínico 2/m. Dos prismas y pinacoide. Tierra.- Monoclinic 2/m. Two prismas and pinacoid. Earth color.V-28 Monoclínico 2/m. Dos prismas y pinacoide. Tierra.- Monoclinic 2/m. Two prismas and pinacoid. Earth color.V-30 Monoclínico 2/m. Prisma, pinacoide y cuatro domos. Tierra.- Monoclinic 2/m. Prism, pinacoid and four domes. Earth

color.V-31 Monoclínico 2/m. Prisma y cuatro domos. Contorno biselado.

/...cont//...cont/ Tierra.- Monoclinic 2/m. Prism and four domes. Beveled contour.

Earth color.V-34 Monoclínico 2/m. Dos biesfenoides. Tierra.- Monoclinic 2/m. Two disphenoids. Earth color.V-35 Monoclínico 2/m. Dos prismas y pinacoide. Beige.- Monoclinic 2/m. Two prisms and pinacoid. Beige.V-37 Monoclínico 2/m. Dos prismas y pinacoide. Tierra.- Monoclinic 2/m. Two prisms and pinacoid. Earth color.V-38 Monoclínico 2/m. Dos prismas, pinacoide y domos con

diferente desarrollo. Tierra.- Monoclinic 2/m. Two prisms, pinacoid and domes with

different development. Earth color.V-39 Rómbico mmm. Bipirámide, prisma largo y pinacoide. Tierra.- Orthorhombic mmm. Dipyramid, long prism and pinacoid.

Earth color.V-41 Macla en cola de golondrina. Tierra.- Swallow-tail twin. Earth color.V-43 Monoclínico 2/m. Dos prismas y pinacoide. Tierra.- Monoclinic 2/m. Two prisms and pinacoid. Earth color.

Lám. VI / Plate VILe dOdeCaedre á PLans TrianguLaires et ses Modifications. Pl. VI.

VI-1 Hexagonal 6/mmm. Bipirámide. Repetido: beige (1) y tierra (2).

- Hexagonal 6/mmm. Dipyramid. Repeated: beige (1) and earth colors (2).

VI-3 Hexagonal 6/mmm. Bipirámide con los vértices del contorno truncados. Beige.

- Hexagonal 6/mmm. Dipyramid with truncated contour corners. Beige.

VI-4 Romboédrico 3. Dos romboedros con desarrollo desigual y vértices del contorno truncados (apariencia de bipirámide). Repetido: beige (1) y tierra (2).

- Trigonal 3. Two rhombohedra with different development and truncated contour corners (bipyramid appearance). Repeated: beige (1) and earth colors (2).

VI-5 Hexagonal 6/mmm. Bipirámide con todos los vértices truncados. Tierra.

- Hexagonal 6/mmm. Dipyramid with all corners truncated. Earth color.

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Los modeLos cRistALogRáficos deL museo de LA geoLogíA (fAcuLtAd de cienciAs geoLógicAs, ucm) 23

Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

VI-6 Hexagonal 6/mmm. Bipirámide con los vértices y aristas del contorno truncados y biselados, respectivamente. Beige.

- Hexagonal 6/mmm. Dipyramid with contour corners and edges truncated and beveled. Beige.

VI-9 Triclínico 1. Dos pinacoides, pediones y vértices truncados. Tierra.

- Triclinic 1. Two pinacoids, pedions and truncated corners. Earth color.

VI-10 Hexagonal 6/mmm. Bipirámide y dos prismas hexagonales. Repetido: beige (1) y tierra (2).

- Hexagonal 6/mmm. Dipyramid and two hexagonal prisms. Repeated: beige (1) and earth colors (2).

VI-11 Hexagonal -6m2. Bipirámide ditrigonal y prisma con tres aristas biseladas. Repetido: beige (1) y tierra (2).

- Hexagonal -6m2. Dipyramid ditrigonal and prism with three edges beveled. Repeated: beige (1) and earth colors (2).

VI-12 Hexagonal -6m2. Bipirámide ditrigonal y dos prismas trigonales con diferente dasrrollo. Repetido: beige (1) y tierra (2).

- Hexagonal -6m2. Dipyramid ditrigonal and two trigonal prisms with different development. Repeated: beige (1) and earth colors (2).

VI-16 Hexagonal 6/mmm. Bipirámide y prisma con las aristas biseladas. Tres ejemplares: tierra (1), beige (2) y beige-anaranjado (3).

- Hexagonal 6/mmm. Dipyramid and prism with beveled edges. Three copies: earth (1), beige (2) and beige-orange colors (3).

VI-17 Hexagonal -6m2. Dos bipirámides trigonales (una muy poco desarrollada) y prisma hexagonal de aristas biseladas. Beige.

- Hexagonal -6m2. Two trigonal dipyramids (one very poorly developed) and hexagonal prism with beveled edges. Beige.

VI-20 Monoclínico m. Combinación de domos y pinacoides. Tierra.- Monoclinic m. Domes and pinacoids. Earth color.VI-21 Hexagonal 6/mmm. Bipirámide y prisma muy corto

biselando el contorno. Tierra.- Hexagonal 6/mmm. Dipyramid and a short prism contour

beveling. Earth color.VI-24 Monoclínico m. Esfenoides. Aristas biseladas y estriadas.

Tierra.- Monoclinic m. Sphenoids. Beveled and striated edges. Earth

color.VI-25 Monoclínico m. Domos y pinacoides. Aristas biseladas y

estriadas. Tierra. - Monoclinic m. Domes and pinacoids. Beveled and striated

edges. Earth color.VI-26 Triclínico 1. Pseudo-monoclinico: combinación compleja de

formas. Algunas aristas biseladas, vértices truncados y caras estriadas. Beige.

- Triclinic 1. Pseudo-monoclinic. A complex combination of forms. Some beveled edges, truncated corners and striated faces. Beige.

VI-28 Hexagonal 6/mmm. Prisma de caras estriadas y bipirámide. Tierra.

- Hexagonal 6/mmm. Prism with striated faces and dipyramid. Earth color.

VI-29 Rómbico mmm. Dos prismas, largo y corto, bipirámide y pinacoide (aspecto tabular). Caras estriadas. Beige.

- Orthorhombic mmm. Two prisms, long and short, dipyramid and pinacoid (tabular appearance). Striated faces. Beige.

VI-30 Rómbico mmm. Dos prismas con igual desarrollo, bipirámide y pinacoide (aspecto tabular). Caras estriadas. Beige.

- Orthorhombic mmm. Two prisms with equal development, dipyramid and pinacoid (tabular appearance). Striated faces. Beige.

VI-35 Romboédrico -3m. Romboedro y prisma. Tierra.- Trigonal -3m. Rhombhoedron and prism. Earth color.VI-36 Hexagonal 6mm. Pirámide de caras curvas y estriadas y

pedión. Repetido: beige (1) y tierra (2).- Hexagonal 6mm. Pyramid whit striated and curves faces and

pedion. Repeated: beige (1) and earth colors (2).VI-37 Triclínico 1. Pseudo-romboédrico: dos romboedros y un

prisma con desarrollo muy desigual (simula un hábito común del cuarzo). Caras estriadas. Beige.

- Triclinic 1. Pseudo-trigonal: two rhombohedra and a prism with with uneven development (simulates a common habit of quartz). Striated faces. Beige.

VI-38 Triclínico 1. Pseudo-romboédrico: dos romboedros y un prisma con desarrollo muy desigual y distinto de VI-37 (simula un hábito común del cuarzo). Caras estriadas. Beige.

- Triclinic 1. Pseudo-trigonal: two rhombohedra and one prism with uneven development and different of VI-37 (simulates a common habit of quartz). Striated faces. Beige.

VI-41 Hexagonal 6/mmm. Bipirámide corta y pinacoide (aspecto planar). Repetido: (1) beige. (2) Tierra, sin cocer.

- Hexagonal 6/mmm. Short dipyramid and pinacoid (planar appearance). Repeated: (1) beige color. (2) Ufired and earth color.

VI-42 Romboédrico -3m. Romboedro, bipirámide y pinacoide. Tierra.

- Trigonal -3m. Rhombohedron, dipyramid and pinacoid. Earth color.

VI-44 Hexagonal 6/mmm. Bipirámide y prisma muy cortos y pinacoide (aspecto planar). Repetido: tierra-anaranjado (1) y tierra (2).

- Hexagonal 6/mmm. Pinacoide and very shorts dipyramid and prism (planar appearance). Repeated: land-orange (1) and earth colors (2).

VI-45 Hexagonal 6/mmm. Bipirámide, prisma y pinacoide (aspecto de tonel). Tierra.

- Hexagonal 6/mmm. Dipyramid, prism and pinacoid (barrel appearance). Earth color.

VI-46 Hexagonal 6/mmm. Prisma largo, bipirámide biselando las aristas y pinacoide. Tres ejemplares: beige (1) y tierra (2 y 3).

- Hexagonal 6/mmm. Long prism with edges beleved by a dipyramid and pinacoid. Three copies: beige (1) and earth colors (2 y 3).

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mª v. López-Acevedo coRnejo y n. de dios ceLAdA24

Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

Lám. VII / Plate VIIDifférents Modifications de L´OCTaèdre et du ParaLLéLiPiPède, soit Rectangulaires soit Rhomboïdaux. Pl. VII.

VII-4 Rómbico mmm. Prisma rómbico. Tierra-anaranjado.- Orthorhombic mmm. Orthorhombic prism. Land-orange color.VII-6 Rómbico mmm. Prisma y tres pinacoides. Tierra.- Orthorhombic mmm. Prism and three pinacoids. Earth color.VII-9 Rómbico mmm. Dos prismas largos, dos pinacoides y pinacoide

basal. Dos aristas biseladas. Repetido: beige (1) y tierra (2).- Orthorhombic mmm. Two long prisms, two pinacoids and basal

pinacoid. Two beveled edges. Repeated: beige (1) and earth colors (2).

VII-11 Rómbico mmm. Prisma y bipirámide. Beige.- Orthorhombic mmm. Prism and dipyramid. Beige.VII-13 Rómbico mmm. Prisma largo, pinacoide y bipirámide. Repetido:

beige (1) y tierra (2).- Orthorhombic mmm. Long prism, pinacoid and dipyramid.

Repeated: beige (1) and earth colors (2).VII-14 Rómbico mmm. Prisma largo, con dos aristas biseladas,

pinacoide y bipirámide. Tierra.- Orthorhombic mmm. Long prism with two beveled edges,

pinacoid and dipyramid. Earth color.VII-15 Rómbico mmm. Dos prismas largos, con dos aristas biseladas y

bipirámide. Tierra.- Orthorhombic mmm. Two long prisms with two beveled edges

and dipyramid. Earth color.VII-17 Rómbico mmm. Dos prismas y pinacoide. Beige.- Orthorhombic mmm. Two prisma and pinacoid. Beige.VII-18 Rómbico mmm. Dos prismas y pinacoide. Tierra.- Orthorhombic mmm. Two prisma and pinacoid. Earth color.VII-19 Tetragonal -42m. Prisma y biesfenoide. Beige.- Tetragonal -42m. Prism and disphenoid. Beige.VII-20 Triclínico 1. Pseudo-tetragonal: prisma y biesfenoide, con dos

aristas biseladas y dos vértices truncados. Tierra-anaranjado.- Triclinic 1. Pseudo-tetragonal: prism and disphenoid with two

beveled edges and two truncated corners. Land-orange color.VII-21 Triclínico 1. Pseudo-tetragonal: prisma y biesfenoide desigual.

Dos aristas biseladas y dos vértices truncados. Beige.- Triclinic 1. Pseudo-tetragonal: prism and unequal disphenoid.

Two beveled edges and two truncated corners. Beige.VII–22 Rómbico mmm. Pseudo-tetragonal: bipirámide y prisma con dos

aristas biseladas. Tierra-anaranjado.- Orthorhombic mmm. Pseudo-tetragonal: dipyramid and prism

whit two beveled edges. Land-orange color.VII-23 Monoclínico 2. Pinacoides y biesfenoide. Dos aristas biseladas.

Beige.- Monoclinic 2. Pinacoids and disphenoid. Two beveled edges.

Beige.VII-24 Monoclínico 2. Pinacoides y biesfenoide. Dos aristas biseladas.

Tierra.- Monoclinic 2. Pinacoids and disphenoid. Two beveled edges.

Earth color.VII-28 Romboédrico -3m. Romboedro y prisma largo. Aristas biseladas.

Repetido: beige (1) y tierra (2).- Trigonal -3m. Rhombohedron and long prism. Beveled edges.

Repeated: beige (1) and earth colors (2).VII-33 Monoclínico 2/m. Prisma y pinacoide. Tierra.- Monoclinic 2/m. Prism and pinacoid. Earth color.VII-38 Macla en Cruz de Bretaña (estaurolita). Repetido: beige (1) y

tierra (2).- Britain Cross Twin (staurolite). Repeated: beige (1) and earth

colors (2).VII-41 Macla en Cruz de San Andrés (estaurolita). Repetido: beige (1)

y tierra (2).- St. Andrew's Cross Twin (staurolite). Repeated: beige (1) and

earth colors (2).

Lám. VIII / Plate VIIIFigura 1.- Distribución uniforme de Pb (muy reflectante) en la superficie del modelo II-13. Imagen BSE y microanálisis elemental mediante EDS.- Uniform distribution of Pb (highly reflective) on the surface of model II-13. BSE image and elemental analysis by EDS.Figura 2.- Morfologías de “osteonas” con alto contenido en P-Ca (modelo III-48). Imagen BSE y microanálisis elemental mediante EDS.- "Osteon" morphologies with high content in P-Ca (model III-48). BSE image and elemental analysis by EDS.Figura 3 a-b.- a: marcas paralelas de arrastre del desgrasante; b: granos de chamota y contaminación de Pb (muy reflectante). Imágenes BSE.- a: temper drag parallel marks; b: grog grains and Pb pollution (very reflective). BSE images.Figura 4 a-b.- Estrías y contaminación. a: Ag; b: S y Sb. Imagen BSE y microanálisis elemental mediante EDS.- Stretch marks and pollution. a: Ag; b: S and Sb. BSE image and elemental analysis by EDS.

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Los modeLos cRistALogRáficos deL museo de LA geoLogíA (fAcuLtAd de cienciAs geoLógicAs, ucm) 25

Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

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Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

ISSN: 0583-7510Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012, 27-38.

Correlación de registros paleoambientales y ocupacionales en los últimos 14 ka de Cueva Mayor en Atapuerca (Burgos, España)*

Paleoenvironmental and occupational correlation in the last 14 kyr in different records of Cueva Mayor in Atapuerca (Burgos, Spain)

Virginia Martínez-Pillado1, 2, Arantza Aranburu1, 2, Iñaki Yusta1, Heather Stoll3,Juan Luis Arsuaga4, 5, Blanca Ruiz Zapata6, María José Gil García6,

José Miguel Carretero5, 7, Gema Adán7, 8, Laura Juez7 y Eneko Iriarte2, 7

1. Departamento Mineralogía y Petrología, Facultad de Ciencia y Tecnología, UPV/EHU., 48940 Leioa, Bizkaia. E-mail: [email protected], [email protected]. 2. ARANZADI Geo-Q, b/ Kortasenebarri s/n, 48940

Leioa, Bizkaia. 3. Facultad de Geología. Campus de Llamaquique Jesús Arias de Velasco s/n. 33005 Oviedo.4. Departamento de Paleontología. Facultad de Ciencias Geológicas. Universidad Complutense de Madrid. Ciudad Universitaria 28040- Madrid. 5. Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos. C/ Monforte de Lemos, 5. 28029- Madrid. 6. Departamento de Geología. Facultad de Ciencias. Universidad de Alcalá. Campus Universitario 28871 Alcalá de Henares, Madrid. 7. Laboratorio de Evolución Humana, Dpto. Ciencias Históricas

y Geografía, Universidad de Burgos, Edifi cio I+D+i . Plaza de Misael Buñuelos s/n, 09001 Burgos. 8. Universidad Nacional de Educación a Distancia. Av. del Jardín Botánico, 1345 (calle interior). 33203 Gijón.

Recibido: 18-julio-2011. Aceptado: 25-enero-2012. Publicado en formato electrónico: 9-marzo-2012

PALABRAS CLAVE: Paleoambiente, Espeleotema, Palinología, Sedimentos arqueológicos, Impronta humana, Sierra de Atapuerca, Burgos, España

KEYWORDS: Paleoenvironment, Speleothem, Palinology, Archaeological sediments, Human trace, Sierra de Atapuerca, Burgos, Spain

RESUMEN

El objetivo de este trabajo es correlacionar las señales ambientales registradas en dos de los yacimientos de Cueva Mayor (Atapuerca), la Galería de Estatuas y el Portalón, durante los últimos 14 ka. Durante este intervalo, en la Galería de Estatuas predomina el desarrollo de espeleotemas, con precipitados de tipo laminar (costras) y goteo (estalagmitas). A partir de la caracterización petrológica de una de las estalagmitas se han diferenciado distintas fábricas cristalinas relacionadas con disponibilidad hídrica, saturación en carbonato, estacionalidad y ocupación de la cavidad. Por otro lado, en el yacimiento del Portalón se conoce una secuencia estratigráfi ca detrítica que se inicia en el Pleistoceno Superior y registra ocupaciones humanas holocenas, con distinto grado de intensidad. Su secuencia polínica pone de manifi esto un fuerte contraste entre los paisajes relativamente abiertos, desarrollados en el inicio de la misma, frente a un mayor desarrollo de la masa arbórea de forma progresiva, siendo más signifi cativa a lo largo del Holoceno.

La correlación de ambos yacimientos (14-2 ka BP) establece cuatro intervalos paleoclimáticos bien diferenciados, con tránsitos no graduales, y un hiato de al menos 7 ka que abarca el fi nal del Pleistoceno y el Holoceno inicial (ca. 13-6 ka BP).

ABSTRACT

The Atapuerca Mountains are located in the proximity of Sierra de la Demanda, 15 km east of Burgos, between the Ebro and Duero basins (Fig.1). The aim of this study is to correlate the environmental signals recorded on two sites (Galería de Estatuas and El Portalón) of the Atapuerca karst system called Cueva Mayor (Fig. 2), during the last 14 kyr.

During this interval, in Galería de Estatuas, the development of speleothems with laminar precipitates (fl owstones) and dripping (stalagmites) was dominant. Several climatic oscillations and human occupation episodes during the Late Pleistocene and Holocene have been detected from the petrological characterization of a stalagmite (Fig. 3; Table I). The result shows variations in crystal growth (Lám. I, fi gs. 1-4) related to different formation conditions: water availability, carbonate saturation, seasonality and occupation of the cavity.

On the other hand, the stratigraphic sequence of El Portalón starts in the Upper Pleistocene (30 kyr BP) and it records human occupation, with varying intensities, from the Mesolithic to the Middle Ages. Its pollen sequence shows a strong contrast between the relatively open landscapes at the beginning, and the further development of the

* Presentado en la XIX Bienal RSEHN-UCLM, Toledo 2011.

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V. MARTÍNEZ-PILLADO, A. ARANBURU, I. YUSTA, H. STOLL, J.L. ARSUAGA, B. RUIZ, M.J. GIL , J.M. CARRETERO, et al. 28

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woodlands, progressively becoming more signifi cant during the Holocene (Fig. 4, 5). The main component in the phases of climatic optimum is the pine forest associated with temperate taxa, while declines are characterized by the development of xeric taxa and open areas that facilitate erosion under cold and arid conditions (Table II).

The correlation of both sites (14-2 kyr BP) provides that, for the range between 13.9 and 12.8 kyr BP, there were warm and humid conditions in general, without a marked seasonality. There was an increasing forest cover due to the development of both mesophilic and riparian taxa, indicating an increase in the values of both precipitation and temperature. In this period, human occupation has not been detected yet.

A major erosion event (with a possible fl ood event) and subsequent occupation of the cave by bats (a level of guano) in both studied areas marks the Pleistocene-Holocene transition (12.8-5.9 kyr BP).

Around the 5.9 kyr BP, environmental conditions ranged around a climatic optimum but with a marked seasonality, evidenced by the alternation of sparite-micrite in the stalagmite and typical vegetation of wet conditions, with a development of mesophilic and Mediterranean taxa, alternating with dry conditions associated with a slight increase in xeric taxa.

In addition, Neolithic occupations with presence of remains of macrofauna, bone industry, stone industry, ceramic production and traces of cereals, related to the beginning of agriculture in the area, are found in Level 9 of El Portalón in these chronologies (6.1 and 6.07 kyr BP).

The environmental conditions became drier from the 4.2 kyr BP with a decrease in the woodlands and nitrophilous taxa, and a slight increase in xeric taxa. This increase of aridity could be potentially amplifi ed by the impact of human activity and the consequent alteration of the landscape in the region (deforestation and agriculture), as evidenced by a greater number of ash layers in the stalagmite of the Gallery of Statues, reaching chronologies after 3.1 kyr BP. Human presence in El Portalón is also the most intense and continuous from the Calcolithic period (4.4 kyr BP, Level 7 / 8) to the Middle Bronze Age (3.3 kyr BP, Level 3). After this level there is a stratigraphic-cultural gap that affects the Late Bronze Age, resuming the sequence in an Iron I and some sporadic occupations of high imperial times and the Middle Age (Levels 2 and 1).

1. INTRODUCCIÓN

La Sierra de Atapuerca está localizada en las proximidades de la Sierra de la Demanda, a 15 Km al este de la ciudad de Burgos, entre las cuencas de los ríos Ebro y Duero (Fig. 1).

Uno de los complejos de cavidades más importantes del sistema kárstico que forma la Sierra de Atapuerca es el de Cueva Mayor-Cueva del Silo, cuya extensión abarca 4 Km de desarrollo y se articula en torno a 3 pisos formados en diferentes episodios cronológicos (Fig. 2). El nivel superior es el de mayor longitud y tiene unas dimensiones que superan los 10 m de anchura y los 15 m de altura, llegando a alcanzar una cota de 1036 m de altitud en las dolinas de colapso existentes a su entrada (ORTEGA MARTÍNEZ, 2009). Es en este primer piso, en el sector individual de Cueva Mayor, donde se localizan las dos zonas de estudio en este trabajo: La Galería de Estatuas y El Portalón.

La Galería de Estatuas (Fig. 2), es una galería subhorizontal en la que, desde los ~14 ka BP, predomina la formación de espeleotemas, con precipitados de tipo laminar (costras) y una última fase de goteo que da lugar a un extenso desarrollo de estalactitas y estalagmitas que cubren tanto el techo como el suelo de la cavidad, fosilizando un registro arqueopaleontológico pleistoceno. Estas formas de goteo siguen activas en la actualidad.

En ella también existen evidencias de la actividad humana holocena constatadas por la presencia de silos (ORTEGA MARTÍNEZ, 2009).

El Portalón de Cueva Mayor (Fig. 2) constituye, tanto en la actualidad como en el pasado, una apertura natural del nivel superior del karst, convirtiéndose en uno de los puntos clave para la existencia y localización de un área

de hábitat en la entrada a Cueva Mayor, además de presentar pinturas rupestres y presencia de fauna pleistocena (CARBALLO, 1910 y BREUIL & OBERMAIER, 1913). En este yacimiento se conoce una secuencia estratigráfi ca que se inicia en el Pleistoceno Superior (~30 ka BP) y registra ocupaciones humanas, con distinto grado de intensidad, desde el Mesolítico hasta la Edad Media (CARRETERO et al., 2008).

El objetivo de este trabajo es correlacionar las señales ambientales registradas en estos dos yacimientos del sector de Cueva Mayor (Atapuerca), la Galería de Estatuas y el Portalón. Esta comparativa se ha llevado a cabo a partir de diferentes registros en cada uno de ellos: el petrológico, en base a una estalagmita de la Galería de las Estatuas, y el arqueológico y polínico en la secuencia detrítica del Portalón, tomando el intervalo temporal en el que sus cronologías solapan (14-2 ka BP).

2. MATERIALES Y MÉTODOS

Para llevar a cabo el estudio paleoambiental en el sector de Cueva Mayor entre los 14 y 2 ka BP se ha realizado una comparativa entre diferentes registros paleoambientales: estalagmítico y polínico.

En la Galería de Estatuas, el estudio se ha centrado en la última fase de precipitado espeleotémico. Para ello se ha trabajado con una estalagmita de 25 cm de altura, realizando sobre ella 6 dataciones absolutas a partir de la relación U/Th (MARTÍNEZ-PILLADO et al., 2010) a lo largo de su eje longitudinal, análisis químicos (SEM-EDS), y estudiando su caracterización petrológica a partir de 10 láminas delgadas, en base a la metodología propuesta por FRISIA et

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Figura 2. Planimetría del sistema Cueva Mayor-Cueva del Silo del karst de la Sierra de Atapuerca. En verde se representa el Nivel Superior; en morado el Nivel Intermedio, y en rosa el Nivel Inferior. Modifi cado de ORTEGA MARTÍNEZ (2009).

- Plan of Cueva Mayor-Cueva del Silo system at the Sierra de Atapuerca karst. Upper Level is represented in green colour; Middle Level in purple, and Lower Lever in pink. Modifi ed from ORTEGA MARTÍNEZ (2009).

Figura 1. Localización de la Sierra de Atapuerca (Modifi cado de ORTEGA MARTÍNEZ, 2009) - Location of the Sierra de Atapuerca (Modifi ed from ORTEGA MARTÍNEZ, 2009)

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V. MARTÍNEZ-PILLADO, A. ARANBURU, I. YUSTA, H. STOLL, J.L. ARSUAGA, B. RUIZ, M.J. GIL , J.M. CARRETERO, et al. 30

Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

al., (2000, 2002) y FRISIA & BORSATO, (2010). A partir de estos análisis se han detectado diversas oscilaciones climáticas y episodios de ocupación durante el Pleistoceno Superior y el Holoceno, siendo el rango cronológico de la estalagmita desde ~14 ka BP hasta la actualidad (MARTÍNEZ-PILLADO et al., 2010).

En la cueva del Portalón, el estudio polínico se ha centrado en la secuencia ubicada en el perfi l Sur (ATAP-HP) cuyo intervalo temporal abarca desde ~17 a ~2 ka BP. Dicho estudio ha permitido reconstruir la evolución de la vegetación del pasado, si bien es aún necesario un mayor conocimiento, tanto de los procesos genéticos y tafonómicos de la secuencia sedimentaria como del registro arqueológico que engloba. La toma de muestras polínicas se realizó sobre un perfi l previamente limpiado, de acuerdo con las técnicas estandarizadas para los yacimientos arqueológicos (LÓPEZ SÁEZ et al., 2003) y datado mediante 14C (CARRETERO et al., 2008). La extracción del polen se realizó mediante el ataque químico con ácidos (HCl y HF) y álcalis (KOH), de acuerdo con el protocolo estándar propuesto por COÛTEAUX (1977), GIRARD & RENAULT-MISKOVSKY, (1969) y MOORE et al., (1991), modifi cado de acuerdo con las necesidades impuestas por la litología de cada muestra. Posteriormente, el residuo obtenido fue sometido a técnicas de enriquecimiento, a fi n de concentrar los granos de polen mediante fl otación en el licor denso de Thoulet (GOEURY & BEAULIEU, 1979). El tratamiento estadístico de los datos y su representación gráfi ca se ha llevado a cabo con el paquete informático TILIA® y TILIA-GRAPH® (GRIMM, 1987). Los valores relativos de los taxones, tanto arbóreos, como arbustivos y herbáceos, se han obtenido a partir de la suma de los valores absolutos de cada uno de ellos y vienen referidos a la suma base polínica, que excluye a los taxa hidro-higrófi tos y los microfósiles no polínicos (NPMs), ya que su carácter local hace que puedan estar sobrerrepresentados. El porcentaje relativo de estos palinomorfos se ha calculado respecto a la suma polínica total.

La zonación polínica se ha realizado mediante una clasifi cación divisiva con el programa CONISS (GRIMM, 1987), incluido en el paquete TILIA. Con el fi n de facilitar la lectura de los datos polínicos se ha realizado un Diagrama Polínico sintético, resultante de la agrupación de los taxones más relevantes, de acuerdo a sus afi nidades ecológicas. Para conocer la diversidad biológica se ha realizado un análisis de rarefacción (BIRKS & LINE, 1992; FOOTE, 1992; HECK et al., 1975; ODGAARD, 1999), utilizando el programa ANALYTIC RAREFACTION 1.3, (BRONK RAMSEY et al., 2002); disponible en http://www.uga.edu/strata/software/Software.html.

3. RESULTADOS

A lo largo del desarrollo de la estalagmita de la Galería de Estatuas, se observaron

diferencias signifi cativas en las fábricas de las láminas de crecimiento (Fig. 3) relacionadas con cambios en las condiciones ambientales de formación (temperatura, humedad, saturación en carbonato…) (MARTÍNEZ-PILLADO et al., 2010). Estas variaciones se producen generalmente de forma neta y rápida, aunque en ocasiones coinciden con importantes eventos erosivos o hiatos, y permiten diferenciar cuatro intervalos según la mineralogía y el tipo de textura cristalina del carbonato (Tabla I).

Figura 3. Estalagmita estudiada de la Galería de Estatuas. Los vacíos correspondientes a las extracciones de material para datar (U/Th) son visibles.

- Studied stalagmite of Galería de Estatuas. The holes for the U/Th dating samples are visible.

El intervalo 13.7-12.8 ka BP se caracteriza por la presencia de una fábrica calcítica columnar (Lám. I, fi g. 1), tanto a base como a techo, y ausencia de láminas micríticas. Estos rasgos indican condiciones de velocidad de goteo uniforme, con un grado de saturación en calcita bajo pero constante en un ambiente húmedo.

Entre los 12.8 y los 5.9 ka BP se observa un vacío erosional que disuelve signifi cativamente el espeleotema (Lám. II, fi g. 1) y crea una porosidad intercristalina que aparece rellena por una fase de cementación diagenética de color caramelo con restos de hidroxiapatito, derivado de depósitos de guano (Lám. II, fi g. 2). Sobre esta fase se asienta una capa micrítica de entre 0.5 y 2 mm, con cristales de cuarzo y fi losilicatos de tamaños inferiores a 2 μm (Lám. I, fi g. 2).

El intervalo 5.9-5.3 ka BP se caracteriza por la presencia de aragonito como fase mineral original pseudomorfi zado a calcita, con una alternancia de fábrica cristalina dendrítica (Lám. I, fi g. 3) y acicular o en abanico (Lám. I, fi g. 4). Estos rasgos se corresponden con un periodo de cambios posiblemente estacionales, en el que se intercalan momentos de goteo y precipitación de carbonato, con momentos de no-goteo.

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Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

Intervalo cronológico

(ka BP)Espesor

(cm)Fábrica cristalina Interpretación paleoambiental

5.3 – Actualidad 7,5

Calcítica columnar microcristalinaLáminas micríticasDepósitos de ceniza

Condiciones constantes Marcada estacionalidadOcupación humana

5.9 – 5.3 6,5 Aragonítica dendrítica y acicular (fans) Periodo de cambios: intercalación momentos de goteo y no-goteo

12.8 – 5.9 1,5Vacío erosionalPrecipitados de hidroxiapatito (derivados de guano)Tapiz micrítico

Ambiente áridoPresencia de murciélagosPosible inundación

13.7 – 12.8 10 Calcítica columnarVelocidad de goteo uniformeBajo grado de saturación en CaCO3Ambiente húmedo

Tabla I. Interpretación de los diferentes intervalos identifi cados en función de las fábricas cristalinas observadas en la estalagmita de la Galería de Estatuas.

– Interpretation of the different intervals according to the crystal fabrics observed on the Galería de Estatuas stalagmite.

Por último, el intervalo 5.3 ka BP – Actualidad, refl eja unas condiciones de crecimiento relativamente constantes de la calcita esparítica, con una fábrica columnar microcristalina (Lám. II, fi g. 3). Este crecimiento alterna pequeños intervalos de no-crecimiento, representados por las láminas micríticas y/o depósitos de cenizas sedimentadas por gravedad sobre la estalagmita, que a veces llevan asociados restos micrométricos de hidroxiapatito (Lám. II, fi g. 4). Esta alternancia rítmica sugiere una marcada estacionalidad, que en ocasiones viene acompañada por irrupciones antrópicas en la cavidad ligadas al uso de fuego (MARTÍNEZ-PILLADO et al., 2010).

Desde el punto de vista polínico, en la secuencia del Portalón el comportamiento de los taxones revela un fuerte contraste entre los paisajes relativamente abiertos, del Pleistoceno Superior, frente a un mayor desarrollo de la masa arbórea a lo largo del Holoceno (Fig. 4 y 5). A nivel arbóreo, Pinus es el elemento dominante de carácter regional; a escala local el taxón más representativo es Corylus acompañado por Quercus tipo caducifolio y Quercus tipo perennifolio. La alternancia observada entre los taxones mesófi los, de ribera y acuáticos, asociados a una mayor humedad frente a Asteraceae ligulifl orae-tubulifl orae, Poaceae, Chenopodiaceae, Artemisia y Ephedra, de carácter más xérico, permiten defi nir fl uctuaciones en la tasa de humedad a lo largo de la secuencia (Tabla II). El grupo arbustivo, poco representativo en el paisaje vegetal, está constituido fundamentalmente por Ericaceae, aunque de un modo más puntual se han identifi cado Rosaceae, Calluna y Cistaceae.

Tras un hiato signifi cativo, el inicio del Holoceno (a partir de 6270±40 ka BP), está marcado por una recuperación progresiva del grupo arbóreo, debido a Pinus, así como a Corylus y a los taxones de ribera, y fi nalmente por el incremento de los taxones mediterráneos. Se observa un fuerte

retroceso de los taxones xéricos y estépicos. Los taxones nitrófi los, representados fundamentalmente por Plantago, aparecen a lo largo de todo el perfi l, asociados a las etapas de mayor humedad y termicidad.

4. DISCUSIÓN

A pesar del carácter fragmentario de los registros estratigráfi cos de El Portalón (detríticos) y Galería de Estatuas (espeleotemas) se ha podido establecer una secuencia paleoambiental basada en la superposición, bien de intervalos representados en uno de los dos emplazamientos, o bien por la correlación de parámetros representados en ambos.

El techo del Pleistoceno Superior (~17 ka BP) en el registro polínico estudiado, está representado por una fase de estepa de Chenopodiaceae y Artemisia que defi ne una pulsación fría y árida (Fig. 4 y 5; Tabla II). En secuencias próximas a nuestra área de estudio, como la de Quintanar de la Sierra (Burgos) (PEÑALBA et al., 1997), Sierra de Urbión (Soria) (RUIZ ZAPATA et al., 2002, 2003a, 2003b y 2003c, VEGAS et al., 2003) y Sierra de Cebollera (La Rioja) (GIL GARCÍA et al., 2001, 2002), se caracteriza por unas condiciones climáticas fl uctuantes y cada vez más extremas. Esta tendencia parece evolucionar hacia condiciones más húmedas (y quizá más cálidas) sin una marcada estacionalidad, que dieron lugar a un profuso desarrollo del espeleotema (fábrica columnar, entre 13.7 y 12.8 ka BP) (Lám. I y Tabla I) e incremento de la masa forestal (Pinus y Corylus), coincidiendo con un acusado descenso del grupo xérico (Fig. 4 y 5). Este incremento de la humedad y de la temperatura también se registra en espeleotemas de la zona cantábrica (MORENO et al., 2010) y pudo alcanzar condiciones climáticas similares a las actuales (Bølling-Allerød warming event, SEVERINGHAUS & BROOK, 1999). En el

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V. MARTÍNEZ-PILLADO, A. ARANBURU, I. YUSTA, H. STOLL, J.L. ARSUAGA, B. RUIZ, M.J. GIL , J.M. CARRETERO, et al. 32

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Portalón, para este periodo, no se ha observado ninguna ocupación humana hasta el momento.

Este registro se ve bruscamente interrumpido por una superfi cie erosiva que afecta tanto al registro detrítico del Portalón como al químico de la Galería de Estatuas. Este vacío erosivo fosilizado por un depósito de guano en ambas cavidades, abarca desde ~13 ka BP hasta aproximadamente 6 ka BP, englobando la oscilación climática del Younger Dryas y el inicio del Holoceno. Durante este intervalo temporal, el balance sedimentario neto de ambos registros es negativo, primando la erosión frente al depósito, hecho que podría explicarse por una importante actividad hídrica. Esta hipótesis se ve reforzada por el carácter erosivo del contacto, tanto en la Galería de Estatuas (Fig. 3) como en el Portalón (Fig. 4) y por la aparición de granos de cuarzo y moscovita que tapizan el hiato erosivo de la estalagmita, evidenciando restos de una posible inundación (MARTÍNEZ-PILLADO et al., 2010). Este vacío erosivo coincide con el período cálido y húmedo que reinó durante los 9 a 6 ka BP (Hypsitermal period, URIARTE, 2009) y su excepcional episodio de enfriamiento en torno a los 8.2 ka BP.

Alrededor de los 6 ka BP y hasta los casi 5 ka BP, las condiciones ambientales oscilaron en torno a un óptimo climático con una fuerte tasa de crecimiento general de la estalagmita (MARTÍNEZ-PILLADO et al., 2010), en la que se intercalan momentos de goteo y precipitación de carbonato, con momentos de no goteo (períodos prolongados de desgasifi cación y posible efecto de la evaporación) o un goteo extremadamente lento y sobresaturación (Lám. 1 y Tabla I). Respecto al registro polínico, se aprecia una vegetación típica de condiciones húmedas, con desarrollo de taxones mesófi los y mediterráneos, alternando con condiciones de mayor aridez asociadas a un ligero aumento de los taxones xéricos (Fig. 5 y Tabla II). A su vez, para estas mismas cronologías se detectan en el Nivel 9 (6.1 y 6.07 ka BP) del Portalón ocupaciones neolíticas (Fig. 4) con presencia de restos de macrofauna doméstica y salvaje, industria lítica y ósea y una producción cerámica típica de estos momentos (CARRETERO et al., 2008) junto con restos de cereales correspondientes al inicio de la agricultura en el área.

Las condiciones ambientales fueron haciéndose más secas a partir de los 5 ka BP con un

Figura 4. Diagrama polínico detallado y secuencia estratigráfi ca del Perfi l Sur del Portalón de Cueva Mayor (ATAP-HP). La línea punteada de color rojo marca el hiato sedimentario presente en este yacimiento.

- Detailed pollen diagram and stratigraphic sequence of the South Profi le at Portalón of Cueva Mayor (ATAP-HP). The red dotted line marks the sedimentary hiatus found at this site.

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Figura 5. Diagrama polínico sintético del perfi l de Portalón de Cueva Mayor (ATAP-HP) y Rarefacción. La línea punteada de color rojo marca el hiato sedimentario presente en este yacimiento.

- Synthetic pollen diagram of the profi le at Portalón of Cueva Mayor (ATAP-HP) and Rarefaction. The red dotted line marks the sedimentary hiatus found at this site.

Zona Polínica

Espesor (cm) Descripción Interpretación ambiental

H-Ia 60

2040±100 - 2050±40 años BP (14C) Pa≈50%Incremento de Pinus, Corylus, Quercus (deciduo y perenne), Juniperus, Ericaceae y taxones acuáticos.Decrecen los taxones de estepa. 22

Bosque mixto, con fl uctuaciones en la temperatura y precipitación.

H-Ib 60

3680±40 años BP (14C)PA<50Decrecimiento de Pinus y Corylus y de taxones nitrófi los. Incremento de Olea, Cupresaceae y taxones de estepa. 25

Aumento de la temperatura y en menor medida de la precipitación.

H-Ic 65PA ≈40%Incremento de Pinus, Corylus, Juglans y Betula, y taxones de ribera. Presencia de Ericaceae 25

Ligero descenso de la temperatura y fl uctuaciones de la precipitación.

H-II 1256270±40 años BP (14C)PA <40%Dominancia de Pinus, Corylus y Castanea. Decrecen los taxones de estepa y se incrementan los taxones nitrófi los.

Aumento de la precipitación y temperatura.

P-Ia 7716890±60 años BP (14C)PA ≈20% Expansión de Pinus y presencia de Corylus y Quercus deciduo. Dominio de taxones xéricos. 13.

Aumento de la precipitación y descenso de la temperatura.

Tabla II. Características relevantes de las zonas polínicas de la secuencia ATAP-HP. - Notable characteristics of the pollen zones at ATAP-HP sequence.

descenso de la tasa de crecimiento del espeleotema estudiado y una marcada estacionalidad determinada por láminas micríticas y depósitos de ceniza, interpretados como fuegos antrópicos (MARTÍNEZ-PILLADO et al., 2010). Se ha descartado la posibilidad de vincular estas cenizas a incendios forestales porque la ritmicidad con que aparecen estas láminas no se puede asociar con la aparición/desaparición de tantos incendios consecutivos. Por otro lado, no existen evidencias de incendios en otros registros de la cueva para esas mismas cronologías y sin embargo sí hay evidencias de

uso antrópico dentro de esta misma cavidad (por ejemplo los Silos descritos en ORTEGA MARTÍNEZ, 2009). Además, al estar en continuo desarrollo el espeleotema, se deduce que la cavidad estaba cerrada al exterior en ese intervalo temporal, y su única apertura sería el Portalón, por lo tanto, la entrada de cenizas desde fuera quedaría descartada debido a la difi cultad de llegar hasta la Galería de Estatuas.

La estacionalidad observada se infi ere a partir de la frecuencia de repetición de las secuencias de humedad-aridez, pudiendo ser éstas tanto anuales

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V. MARTÍNEZ-PILLADO, A. ARANBURU, I. YUSTA, H. STOLL, J.L. ARSUAGA, B. RUIZ, M.J. GIL , J.M. CARRETERO, et al. 34

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como de mayor durabilidad, sin que sea posible establecerlas con una mayor precisión con los datos disponibles.

El aumento de aridez detectado coincide con el marcado cambio climático (intenso calentamiento) registrado tanto en el Sahara como en Oriente Medio (URIARTE, 2009). El registro sedimentológico y polínico del Portalón, sin embargo, nos permite realizar un estudio más detallado de esta evolución. En el intervalo 4-3 ka BP se observa una cierta estabilización de la masa arbórea con un ciclo completo de avance y retroceso de Pinus, compensado por Crupessaceae, Corylus y Quercus, y un grupo no arbóreo de carácter xérico muy acusado (Fig. 4 y 5). Además, se constata la presencia constante de taxones de ribera y acuáticos, que evidencia la presencia de un curso fl uvial en las inmediaciones de la Sierra. Dentro de este intervalo, hacia la parte alta del Nivel 3 del Portalón (3.3 ka BP) destaca un importante declive de la masa arbórea (en detrimento de Pinus frente a Crupessaceae y Corylus), y un ligero aumento tanto de los taxones nitrófi los como de los xéricos (Fig. 4 y 5). En el caso de Atapuerca, esta disminución de la masa arbórea, pudo verse posiblemente amplifi cada por la antropización y su consecuente alteración del paisaje en la región (deforestación y agricultura), evidenciada por un mayor número de niveles de ceniza en la estalagmita de la Galería de Estatuas (Fig. 3). Este progresivo cambio ambiental se va acelerando rápidamente con un marcado descenso en la tasa de crecimiento del espeleotema (mayor aridez y temperatura) y un mínimo registro sedimentológico en el Portalón (menos de 1 m de potencia en los últimos 3 ka, frente a los 5 m acumulados entre 6 y 3 ka BP Fig. 4).

Un hiato estratigráfi co-cultural que afecta al Bronce Final marca el inicio de la secuencia que se reanuda con un Hierro I (CARRETERO et al., 2008) caracterizado por un paisaje arbóreo local compuesto principalmente por Cupressaceae, y un descenso relativo de los taxones xéricos (Fig. 4 y 5). La serie culmina con ocupaciones esporádicas en momentos alto imperiales y de la Edad Media (Niveles 2 y 1; CARRETERO et al., 2008) (Fig. 4).

Las lagunas sedimentarias que en ocasiones abarcan miles de años (16.9-6.2 ka en el Portalón, ó 12.8-5.9 ka en la Galería de Estatuas) y marcan los bruscos tránsitos entre los distintos tramos del registro estratigráfi co (tanto en la serie detrítica del Portalón como en la estalagmita de la Galería de Estatuas), no nos permiten interpretar la evolución ambiental y/o climática continua, sino eventos discretos relacionados con determinados procesos geológicos que acaecieron en los distintos episodios climáticos.

5. CONCLUSIONES

El intervalo de tiempo registrado en el espeleotema del sector de Estatuas (~14 ka BP –

Actualidad) y en la secuencia polínica estudiada del yacimiento de El Portalón (~17 ka BP – ~2ka) se solapan en ca. 14-2 ka BP permitiendo inferir indicadores paleoambientales de distinta naturaleza y evaluar la validez de los distintos tipos de registro paleoambiental. Estudiar las condiciones paleoambientales a partir de registros diferentes (detrítico-antrópico vs. químico) aporta un conocimiento más completo y permite detectar y matizar la infl uencia que la ocupación humana puede dejar sobre ellas.

De la correlación entre datos polínicos y el estudio petrográfi co de estalagmitas se desprende que estas últimas, pueden no sólo aportar información paleoambiental del entorno en el que se forman, sino que además pueden registrar evidencias de actividad humana a lo largo de sistemas de cavidades que aparentemente no presentan yacimiento arqueológico asociado. Además, la posibilidad de llevar a cabo una comparación entre distintos métodos geocronológicos, como son el U/Th y el 14C, aporta un interés adicional.

La correlación de ambos yacimientos (14-2 ka BP) establece intervalos paleoclimáticos bien diferenciados, con tránsitos no graduales, y un hiato de al menos 7 ka que abarca el fi nal del Pleistoceno y el Holoceno inicial (ca. 13-6 ka BP).

A partir de los 5.9 ka BP, se evidencia la existencia de condiciones ambientales alternantes y ocupación humana en Cueva Mayor, tanto en la entrada (Portalón) como en el interior (Galería de Estatuas). Los indicadores polínicos de ambientes relativamente húmedos alternando con asociaciones con un mayor índice de taxones xéricos, la alternancia de láminas de micrita-esparita y los depósitos de cenizas y fragmentos de carbón entre las líneas de crecimiento en el espeleotema estudiado, son claros refl ejos de estos parámetros.

Las condiciones ambientales se volvieron más secas hace 4.2 ka BP decreciendo las abundancias de indicadores de bosque y taxones nitrófi los e incrementándose los taxones xéricos. Este hecho podría estar amplifi cado por la actividad agrícola humana ya patente desde la fase anterior y cada vez más profusa, como demuestra el repetido registro de cenizas provenientes de fuegos antrópicos en el registro espeleotémico estudiado.

AGRADECIMIENTOS

Esta investigación ha sido realizada en el marco del Proyecto de Investigación CGL2009-12703-C03-03 (subprograma BTE) del MICINN y dentro de las actividades de investigación "Geología del Karst" del centro Geo-Q. Además, la primera fi rmante disfruta de una ayuda para la investigación de la Fundación Atapuerca.

Los autores quieren agradecer su esfuerzo y aportación a los grupos de excavación e investigación de la Galería de Estatuas y El

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Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

Portalón, así como al Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos, con mención especial a Francisco Gracia.

Agradecen su colaboración a los laboratorios de geocronología de la Universidad de Minnesota (EE.UU.) y a los servicios SGIker de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).

También quieren expresar su gratitud al Comité Editorial y a los revisores por su tiempo y dedicación a la mejora de este manuscrito.

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CORRELACIÓN DE REGISTROS PALEOAMBIENTALES Y OCUPACIONALES EN LOS ÚLTIMOS 14 KA, ATAPUERCA (BURGOS, ESPAÑA) 37

Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

Lámina I / Plate I.

Figura 1. Fábrica columnar de cristales de calcita esparítica (Tomada de MARTÍNEZ-PILLADO et al., 2010). - Columnar fabric of sparitic calcite crystals (From MARTÍNEZ-PILLADO et al., 2010).Figura 2. Nivel oscuro que marca el hiato sedimentario y temporal en la estalagmita. Se observa la ruptura sedimentaria

(erosión) y sobre ella el nivel de hidroxiapatito (guano) y el nivel detrítico. - Dark level that marks the sedimentary and temporal hiatus on the stalagmite. The sedimentary break (erosion),

and the hidroxiapatite (guano) and the detritic levels are observed.Figura 3. Fábrica dendrítica de cristales de aragonito pseudomorfi zado a calcita (Tomada de MARTÍNEZ-PILLADO et al.,

2010). - Dendritic fabric of aragonite crystals (From MARTÍNEZ-PILLADO et al., 2010).Figura 4. Fábrica acicular en abanico de cristales de aragonito pseudomorfi zado a calcita (Tomada de MARTÍNEZ-

PILLADO et al., 2010). - Acicular fabric fan-like of aragonite crystals (From MARTÍNEZ-PILLADO et al., 2010).

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Lámina II / Plate II.Fig. 1. Evidencias de corrosión en cristales columnares de calcita en el nivel H (SEM).- Corrosion evidences on the columnar calcite crystals at level H (SEM).Fig. 2. Depósito local de fosfatos (HAp) sobre cristales <10 μm aciculares de calcita (SEM).- Local deposit of phosphates (HAp) over calcite acicular crystals <10 μm (SEM).Fig. 3. Crecimiento en paralelo de cristales de calcita columnar microcristalina (SEM).- Parallel growth of calcite microcrystalline columnar crystals (SEM).Fig. 4. Detención del crecimiento de los cristales columnares y nivel con presencia de hidroxiapatito (SEM).- Crystal growth stop in columnar calcite and a hydroxiapatite deposit (SEM).

38 V. MARTÍNEZ-PILLADO, A. ARANBURU, I. YUSTA, H. STOLL, J.L. ARSUAGA, B. RUIZ, M.J. GIL , J.M. CARRETERO, et al.

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Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

ISSN: 0583-7510Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012, 39-52

Rasgos geológicos de la inestabilidad de laderas en la región de Tetuán (Rif septentrional, Marruecos)*

Geological features of the slope instability in Tetouan region (the northern Rif, Morocco)

Younes El Kharim

Facultad de Ciencias, Universidad Abdelmalek Essaadi, 93030 Tetuán, Marruecos, [email protected]

Recibido: 2-noviembre-2011. Aceptado: 6-marzo-2012. Publicado en formato electrónico: 16-abril-2012

PALABRAS CLAVE: Movimientos de ladera, Inventario, factores, Rif, Marruecos KEY WORDS: Landslides, Inventory, Causes, Rif, Morocco

RESUMEN

La región de Tetuán, así como en el resto del Rif occidental, está afectada por movimientos de ladera frecuentes y variados. La distribución y tipología de estos procesos están condicionadas por las características geológicas, morfológicas y climáticas de la zona, tales como: la estructura de la cadena en mantos de cabalgamiento que ponen en contacto formaciones litológicas con alternancias de materiales de diferente comportamiento mecánico (calizas, dolomías, areniscas, arcillas, limos y margas) y fuertes pendientes. Por otra parte, el clima de la zona es subhúmedo, con una precipitación media anual que oscila entre 750 mm en las llanuras y más de 1.000 mm en las zonas más elevadas.

Se han inventariado 2.009 movimientos de ladera, cuyos depósitos ocupan alrededor del 10% de la superfi cie total. De todos esos movimientos, los antiguos, fósiles, son los de mayores dimensiones, mientras que los activos recientemente, casi la mitad, son de pequeñas dimensiones. El tipo de inestabilidad más abundante en número y en superfi cie ocupada son los movimientos complejos, seguidos por deslizamientos y fl ujos. Los desprendimientos están asociados a los macizos rocosos (calizas y dolomías fundamentalmente), mientras que los movimientos complejos, deslizamientos, fl ujos y movimientos sin ruptura aparente (solifl uxiones y reptaciones) se generan, sobre todo, en los fl yschs y en las margas. En las condiciones actuales de calma sísmica, el factor desencadenante de la inestabilidad de ladera es el régimen de precipitaciones y localmente la incisión fl uvial.

ABSTRACT

The studied area is located at the northwest part of the Rif chain, in the major boundary between the Internal zones materialized by Limestone chain (Dorsale calcaire) and External zones, where a high complexity, both in structure and landscape is observed (Fig.1). The mean annual rainfall is 750 mm. In this context, 2.009 landslides inventoried in 563 km2, which represent 3,5 movements per km2 and their total surface of the rupture zone represent 8,5 % of the study area (Fig. 5, 6 and 7; Table II). Observed movements are mainly complex movements, followed by slides and fl ows, and also, in minor proportion, solifl uxion and rockfall. The distribution and typology of these movements are mainly conditioned by geological and topographical characteristics features (Fig. 8 and 10). So, the steep slopes of limestones and dolomites are prone rockfall processes. The long and steep slopes of fl yschs formations show a great number of other landslide types. Whereas, the moderate slopes of the marly hills are mainly affected by slides. A continuous and diffuse drainage along the boundaries of the dolomitic-limestone or sandstone formations on the underlying impervious marly formations are very unstable location. The triggering factors are rainfall and stream erosion.

* Presentado en la XIX Bienal RSEHN-UCLM, Toledo 2011

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1. INTRODUCCIÓN

El objetivo de este trabajo es realizar el inventario y establecer las relaciones de causalidad de los movimientos de ladera en un área de la cadena del Rif. La zona estudiada se localiza en la parte occidental de la provincia de Tetuán, entre las coordenadas geográfi cas 35°25’ N/35°40’ N y 5°19’ O/5°40’ O, con una extensión de 563 km2. Esta región presenta una dinámica erosiva de vertientes en la que los movimientos de ladera participan activamente (MILLIES-LACROIX, 1965). Aunque la mayoría de estos procesos son anteriores a las últimas décadas, sus depósitos continúan alimentando los ríos y los embalses de la región. La distribución y tipología de los movimientos de ladera están ligadas a una variabilidad litológica y un relieve accidentado, los cuales están estrechamente relacionados con la estructuración de la cadena del Rif.

2. ÁREA DE ESTUDIO

2.1. Contexto geológico (Fig. 1; Tabla I)

El sector estudiado está situado en el Rif septentrional, donde esta cadena se orienta norte-

sur y se ponen en contacto la dorsal calcárea (Zonas Internas), los mantos de fl ysch, y las Zonas Externas, representadas por la unidad de Tánger (DURAND-DELGA et al., 1960-1962).

La estructura tectónica de esta región es bastante compleja y está determinada por varios mantos de cabalgamiento vergentes hacia el oeste. El autóctono relativo, representado por la unidad de Tánger, ocupa la posición tectónica inferior. Superpuesto a esa unidad y en contacto sub-horizontal con ella, se distingue el dominio de los mantos de fl ysch que, de base a techo, está formado por la siguientes formaciones: el manto de Melusa (DURAND-DELGA, 1965), que presenta una forma de ‘‘suela’’ característica; los mantos de Beni Ider y de Tisiren (DURAND-DELGA et al., 1960-62); el fl ysch numidiense (DURAND-DELGA & MATTAUER, 1959), que tiene una escasa representación en el sector estudiado; y fi nalmente la unidad predorsaliense (DIDON et al., 1973), que se asocia estrechamente a la dorsal calcárea ("Dorsale calcaire" de FALLOT, 1937). Esta última se dispone en varias unidades y escamas tectónicas, cabalgantes desde el este sobre los mantos de fl ysch y la unidad Tánger y presentan un contacto tanto sub-vertical al norte de Tetuán, como sub-horizontal al sur de dicha ciudad. A pesar de su aloctonía y de presentar en general las posiciones

Unidades geológicas Características Superfi cie en %

Cuaternario (Q)- Arenas, limos y arcillas aluviales;- Travertinos;- Depósitos de ladera, coluviones, derrubios

10,60,3

9

Plioceno inferior (Pl) - Margas arenosas del Plioceno post-tectónico

0,7

Unidad de Tánger (Tg) - Margas y pelitas grises, verde oliva en superfi cie (Cretácico Superior)

21,4

Mantos de Flysch (Nf)

Manto de Beni Ider (BI)

- Flysch con areniscas micáceas y margas arcillosas (Oligoceno)- Alternancia de calizas con arcillas versicolores (Eoceno)- Alternancia de margas y calizas (Cretácico Superior)

28,6

2,6

3,7

Manto de Tisiren (Ts)- Flysch de areniscas cuarcíticas (Neocomiense-Albiense)- Arcillitas abigarradas (Neocomiense)

8,1

0,2

Manto de Melusa (Ml)- Alternancia de margas y calizas fi nas (Cretácico Superior)- Flysch pelito-cuarcítico verde (Barremiense-Albiense)

0,2

1,5

Predorsaleinse (Pd) - Flysch de aspecto numidiense, areniscas cuarcíticas (Oligoceno)

1,3

Numidiense (N) - barras de areniscas cuarcíticas (Oligo-Aquitaniense)

-

Dorsal Calcárea (CC)

- Flysch margoso (Eoceno-Oligoceno)- Series condensadas, radiolaritas y margas grises (Jurásico Medio-Cretácico)- Calizas con sílex (Jurásico)- Formaciones calcareo-dolomiticas masivas (Triásico-Jurásico Inferior)

2,40,05

1,17,7

Tabla I. Características geológicas del sector estudiado. - Geological features of studied area.

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Figura 1. Localización geológica del sector estudiado Leyenda: Cuaternario: Aluviones y depósitos de pendientes (1), travertinos (2). Plioceno (3). Zonas Internas:

Sebtides (4), Gomárides (5), Dorsal calcárea (6). Mantos de Flysch: Predorsaliense (7), Numidiense (8), unidad de Beni Ider (9), Tisiren (10), unidad de Melusa (11). Zonas Externas: unidad de Tánger (12). Límite del sector estudiado (13).

- Geologic map of studied area Legende: Quaternary: alluvium and slope deposits (1); travertines (2). Pliocene (3). Internal zones: Sebtides

(4), Ghomarides (5), Calcareous Ridge (6). Flyschs nappes: Predorsalian (7), Numidian (8), Beni Ider unit (9), Tisiren unit (10), Melloussa unit (11). External zones: Tangier unit (12). Limit of studied area (13).

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tectónicas más altas, los mantos de fl ysch aparecen profundamente enraizados entre las Zonas Internas y las Externas. Esta estructura general de mantos y unidades tectónicas cabalgadas hacia el oeste, ha sido dirigida por un sistema de fallas de desgarre E-O, entre las que destaca el accidente transverso de Tetuán (BENMAKHLOUF, 1990). La reactivación posterior de este accidente mediante fallas normales, dio lugar a los depósitos marinos del Plioceno en la depresión de Tetuán.

El Cuaternario está representado por travertinos que jalonan esporádicamente el contacto de la dorsal calcárea con las otras unidades, y depósitos detríticos, producto del desmantelamiento de los relieves circundantes y de la dinámica de las vertientes (aluviales, coluviones y depósitos de movimientos en masa).

Finalmente y a pesar de los daños registrados en los siglos pasados por algunos terremotos (CHERKAOUI et al., 1987), se considera que la actividad sísmica del Rif occidental es moderada (MOURABIT, 1998).

2.2. Contexto geomorfológico

La estructuración alpina de la cadena del Rif condiciona totalmente el relieve y, por ello, la morfología es un refl ejo de las grandes unidades estructurales citadas previamente. Esto llevó a EL GHARBAOUI (1981) a distinguir 5 unidades morfo-estructurales en el Rif septentrional, de las cuales 3 están representadas en el sector estudiado. Estas unidades son : los "frentes originales" de escamas tectónicas calcáreas y dolomíticas de la "Dorsal calcárea", que forman los escarpes altos y abruptos; el "relieve de crestones y colinas altas de fl ysch" (con alturas entre 150 y 1.000 m) con pendientes de medias a fuertes ; y, contrastando con estas dos unidades relativamente competentes, las "colinas bajas y abiertas" formadas por las margas de la unidad de Tánger (con alturas entre 20 y 200 m), en las que predomina la erosión diferencial (Fig. 2).

La orientación del relieve es un refl ejo de la disposición general de los mantos (N-S y NO-SE), pero en la morfología de las laderas hay, además, un condicionante muy neto de la red de drenaje que, a su vez, esta netamente controlada por los grandes accidentes estructurales de la región. Son especialmente destacados en este control de la red de drenaje las alineaciones N-S y NO-SE, caso de los cabalgamientos y pliegues en escama de los mantos, y las E-O, NE-SO y sus conjugados de los desgarres transversos, principal y respectivamente el accidente de Tetuán que atraviesa todo el sector de estudio como un corredor de esfuerzos de 4 km y el accidente del Onsar (Fig. 3).

2.3. Características hidrogeológicas

Desde el punto de vista hidrogeológico, los sistemas acuíferos están constituidos por varias

unidades lito-hidrogeológicas. Destacan en primer lugar los materiales carbonaticos karstifi cados de la "Dorsal calcárea", en los que aparecen numerosas surgencias originando fuentes y manantiales a lo largo del contacto Dorsal/fl ysch o unidad de Tánger. En segundo lugar destacan también los materiales aluviales de la llanura fl uvial y, en menor importancia, las areniscas de los fl ysch, sobre todo en su parte superfi cial fracturada y alterada. Sin embargo y a pasar de la escasa importancia hidrogeológica de estos últimos son sufi cientes para permitir que estas formaciones geológicas sean bastante propicias a la inestabilidad.

2.4. Características climáticas

El clima en la región es de tipo mediterráneo con infl uencia oceánica. Las precipitaciones, controladas localmente por la orografía, tienen una media anual que oscila entre 750 mm en las zonas bajas y más de 1.000 mm en las altas. Además, el registro histórico de la precipitación en los últimos 97 años muestra una notoria irregularidad, con bienios a trienios lluviosos entre períodos plurianuales relativamente secos (Fig. 4). Son precisamente estos primeros, los que generalizan la inestabilidad de las laderas en la cadena del Rif (MILLIES-LACROIX, 1965; EL KHARIM, 2002).

3. MATERIAL Y MÉTODO

En la elaboración del trabajo se ha seguido una metodología estandarizada para este tipo de investigaciones, si bien hay aspectos que pueden considerarse originales en cuanto a la determinación de las relaciones de causalidad. Por otra parte, el trabajo aborda una región en la cual los estudios sobre la incidencia de los movimientos en masa son muy escasos.

El desarrollo metodológico se basa en una labor previa de síntesis y revisión de los factores, que aquí ha quedado refl ejado en apartado previo del marco regional. Partiendo de ellos y mediante el trabajo de fotointerpretación y las labores de campo se ha realizado un “inventario de los movimientos de ladera” para proceder a su “clasifi cación” de acuerdo con los patrones/referencias más generalizadas y que consideran sus parámetros geométricos y dinámicos (actividad). Aplicando el análisis de frecuencia a la población de datos obtenidos en el inventario, se ha establecido una serie de parámetros sobre la distribución espacial de los movimientos. Finalmente, a partir del análisis de frecuencia y utilizando diversos procedimientos de superposición y correlación entre la distribución espacial de los movimientos y la de los factores analizados en el contexto regional, se ha podido establecer una serie de relaciones de causalidad para estos procesos en el área estudiada.

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Figura 2. Mapa hipsométrico. Leyenda: Dorsal calcárea (CC). Mantos de fl ysch (NF). Unidad de Tánger (TG). Plioceno (Pl). Aluviones

cuaternarios (q) - Hypsometric map. Legende: Calcareous Ridge (CC), Flyschs nappes (NF), Tangier unit (TG), Pliocene (Pl), Quaternary alluvium

(q).

Figura 3. Dirección de la red drenaje (órdenes según el criterio de STRAHLER, 1952) - Drainage network orientation (by stream order after STRAHLER 1952 criterion)

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4. RESULTADOS Y DISCUSIÓN

4.1. Inventario y clasifi cación de los movimientos de ladera

Se ha realizado un inventario de 2.009 movimientos de ladera a partir del estudio de fotografías aéreas, a escala 1/20.000, y su posterior constatación en el campo (Fig. 5). Este número de procesos gravitacionales corresponde a una frecuencia de 3,5 movimientos por km2. Estos procesos afectan al 8,3% de la superfi cie del sector y movilizan una masa total de 4.649 ha.

Siguiendo las clasifi caciones de VARNES (1978), CRUDEN & VARNES (1996) y de COROMINAS & GARCÍA YAGÜE (1997), se han identifi cado en esta zona desprendimientos y caídas de bloques, deslizamientos, fl ujos y solifl uxiones y los "mo-vimientos complejos" que presentan los rasgos morfológicos de al menos dos de los tipos ante-riormente mencionados. Por su número y exten-sión superfi cial, en esta zona destacan los movi-mientos complejos (Tabla II, Fig. 6). Esto se debe a la variabilidad de las condiciones litológicas, estructurales y a los desniveles importantes que implican una movilización heterogénea de los materiales, originando así desprendimientos-fl ujo de derrubios, desprendimientos-deslizamientos y sobre todo deslizamientos-fl ujos. Los desliza-

mientos son también abundantes, sin embargo la masa movilizada es muy inferior a la de los ante-riores. Frente a estos procesos de comportamiento plástico, los desprendimientos y caídas de bloques son minoritarios tanto en número como en masa movilizada y se localizan a lo largo de la línea de crestas de la dorsal calcárea.

Otro aspecto que se ha considerado en la clasifi cación de los movimientos en masa, ha sido la edad relativa/actividad. Para ello se ha utilizado un criterio morfológico cualitativo basado en el grado de preservación de los rasgos morfológicos del proceso gravitacional (LOMOSCHITZ & COROMINAS, 1992; JIMÉNEZ-SÁNCHEZ et al., 1999; GONZÁLEZ et al., 1999), según el cual se diferencian movimientos relictos, antiguos/dormidos y recientes (Tabla II; Fig. 6).

Los primeros son movimientos muy antiguos, heredados de los períodos húmedos cuaternarios, intensamente erosionados y cubiertos de depósitos posteriores. (EL GHARBAOUI, 1981; MILLIÈS-LACROIX, 1965). Son casi todos anteriores a las terrazas rharbienses (equivalente del Holoceno) y a la fase reciente de encajamiento fl uvial. Estos movimientos relictos son relativamente escasos (121) pero ocupan una gran superfi cie (2.678 ha), dando lugar a extensos depósitos de brechas con matriz arcillosa al pie de los relieves abruptos. Algunos movimientos de este tipo han sufrido reactivaciones de pequeña envergadura, como:

Figura 4. Evolución de las precipitaciones anuales entre 1912 y 2009 (estación meteorológica de Tetuán) con algunas referencias temporales de la inestabilidad de laderas en el sector estudiado.

Leyenda: (1) Deslizamiento rocoso de Dar El Ghazi; (2) caídas de bloques causando tres muertos en el pueblo de Onsar y reactivaciones posteriores(4 y 7); (3, 4, 6) inestabilidad generalizada en el Rif e inundaciones (rotura de carreteras, evacuación de pueblos); (2, 4 a 9) reactivación del deslizamiento de la Esperada (5); daños en la red viaria por reactivaciones del deslizamiento de Ain Hsen; (7 a 11) daños en el barrio Kourrat Sbaa por deslizamientos.

- Annual rainfall evolution between 1912 and 2009 (case of the Tetuan meteorological station) and time references of some mass movements events.

Legende: (1) Rockslide in Dar El Ghazi; (2) rockfalls in Onsar villaje and its reactivations (4 and 7); (3, 4, 6) landslides and fl oods in all the Rif region; (5) reactivation of Esperada silde; (2, 4 to 9) road damages by Ain Hsen landslide reactivation; (7 to 9) damages in Kourrat Sbaa neighborhood by landslides.

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Figura 5.- Inventario de los movimientos de ladera Leyenda: Localización de los movimientos de ladera: grandes movimientos en masa esencialmente relictos (1)

y resto de movimientos (2). Contactos geológicos mayores (3). Ríos (4). Límite del sector estudiado (5). Dorsal calcárea (6). Mantos de fl ysch (7). Unidad de Tánger (8). Plioceno (9). Aluviones cuaternarios (10).

- Landslides inventory map Legende: Slope movement localization: Largest mass movements essentially relicts (1) and Others movements

(2). Major geological contacts (3). Streams (4). Limit of studied area (5). Calcareous Ridge with massive carbonates formations (6). Flysch nappes (7). Marly formation of the Tangier units (8). Pliocene sandy marls (9). Quaternary alluvium (10).

Tipos Edad/Actividad Total

T1 T2 T3 T4 A1 A2 A3

Número 100 548 647 714 915 973 121 2.009

Superfi cie inestable:

Media (ha) 0,73 0,99 0,78 4,91 0,66 1,43 21,82 2,3

Desviación estándar (ha) 1,59 1 1,3 11,6 0,77 2,11 21,54 7,4

Total (ha) 74 545 509,5 3.543,25 604,25 1.389 2.678,5 4.671,75

Total (%) 0,13 1 0,9 6,29 1,07 2,46 4,75 8,22

Tabla II. Frecuencia de los movimientos de ladera identifi cados en número y en superfi cie afectada Leyenda: desprendimientos (T1), deslizamientos (T2), fl ujos (T3), movimientos complejos (T4), movimientos

activos (A1), movimientos antiguos/inactivos (A2), movimientos relictos (A3) - Landslides frequency in numbers and in affected area Legende: Rockfalls (T1), slides (T2), fl ows (T3), complex movements (T4), active movements (A1), dormant/

old movements (A2), relicts movements (A3)

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caídas de bloques en la cabecera; hinchazones por solifl uxión en la masa, en repuesta a una descarga difusa y continua de agua subterránea a través de los contactos tectónicos subyacentes; y, deslizamientos en su frente por incisión fl uvial.

Los movimientos de tipo “antiguos/dormidos”, son recientes pero están inactivos en la actualidad. Esto permite a la erosión enmascarar relativamente sus rasgos morfológicos y por ello se puede diferenciar bastante bien la corona, los escarpes secundarios, la masa movilizada y los límites del movimiento. Estos movimientos presentan las mismas condiciones geológicas y morfológicas que los movimientos activos recientemente. Son casi la mitad de los movimientos inventariados (973 casos) y ocupan una gran superfi cie (1.389 ha), la segunda en importancia. Estos movimientos son anteriores a las fotografías aéreas consultadas (año 1965) y, además, los aldeanos mencionan importantes episodios de inestabilidad durante los años lluviosos anteriores, sobre todo en 1946, 1955 y 1963.

En la última categoría se agrupan los movimientos recientes y los antiguos recientemente reactivados. En ellos se observan claramente indicios de actividad, tales como la corona, el escarpe, las grietas, o deformaciones en carreteras, muros o árboles. A pesar de que se ha detectado un número importante de casos (915), se trata de fenómenos de pequeña envergadura y apenas suman 600 ha de superfi cie ocupada. A este grupo pertenecen los movimientos poco profundos desencadenados recientemente y que aparecen en

los campos de cultivo después de unas lluvias estacionales, afectando a la zona superfi cial alterada de las rocas, o aquellos provocados por incisión fl uvial-torrencial.

4.2. Distribución espacial de los movimientos de ladera

Se ha realizado una zonación de la densidad de movimientos de ladera, aplicando el método de isopletas de densidad de superfi cies inestables (WRIGHT & NILSON, 1974; BULUT et al., 2000). Para valorar espacialmente dicha distribución, se calcula el porcentaje de las zonas inestables (S1) por unidad de terreno (S2): S (%) = (S1/S2) x 100. Esta zonación excluye los movimientos relictos por no ser fenómenos potenciales en las condiciones sísmicas y climáticas actuales.

La superposición de estos mapas de isopletas de densidad de inestabilidad de laderas sobre un marco geológico de la zona estudiada (Fig. 7), muestra unos valores de densidad (en porcentaje de las zonas afectadas), superiores a la media en tres áreas: en las unidades morfo-estructurales de las colinas de mantos de fl ysch, en las proximidad de los contactos tectónicos entre mantos, y sobre todo en la mitad Sur del sector estudiado donde aparecen los relieves más elevados que dan paso al Rif Central.

Los fl ysch, con sus materiales de diferente competencia geotécnica (alternancia de calizas o areniscas con margas o pelitas) y sus sistemas de acuíferos colgados por fracturación y alteración superfi cial, son formaciones propicias para una amplia gama de inestabilidad de laderas. Aquí aparecen movimientos de dimensiones muy variadas y que van desde movimientos lentos, sin rotura superfi cial aparente, a movimientos complejos de grandes dimensiones (MILLIÈS-LACROIX, 1965; EL KHARIM et al., 2002). Las zonas de los contactos tectónicos entre mantos, por ser líneas de debilidad, de contraste litológico, morfológico y de surgencias, constituyen también áreas propensas a la inestabilidad, tal como lo refl eja la alineación de los extensos depósitos de movimientos relictos a lo largo de dichos contactos. Las zonas menos afectadas por los movimientos en masa corresponde a los relieves de colinas bajas y abiertas, localizados en la mitad Norte del sector estudiado. Se trata de relieves alomados que han sido modelados en las margas de la unidad de Tánger originando las terrazas cuaternarias antiguas.

Por otra parte y para conocer la distribución de los procesos recientemente activos, que son generalmente de pequeñas dimensiones, se ha realizado un mapa de isovalores de frecuencia de movimientos activos expresado en número de casos por km2. Este mapa, muestra unas concentraciones de movimientos activos superiores a la densidad media (3,4 casos por km2) a lo largo de las redes fl uviales que se encajan en los mantos de fl ysch. Los valores de densidad de movimientos de ladera

Figura 6. Frecuencia de los movimientos de ladera identifi cados en número y en superfi cie afectada por tipos y por actividad/edad relativa (la frecuencia de los movimientos de laderas en número se muestra por encima de cada categoría)

- Landslides frequency in numbers and in affected area, by type and relative age/activity (the frequency number of slope movements is displayed on the categories)

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Figura 7. Mapa de isopletas de densidad de la superfi cie afectada en porcentaje (A) y en número de procesos/km2 (B, únicamente para los procesos activos)

- Landslides Density Isopleth map of the affected area/km2 in % (A); in frequency in number/km2 (B, only for the active one)

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que sobrepasan la media total (3,4%) en la cluse de Tetuán, en parte son debidos a la actividad humana, asociada a la continua y poco ordenada expansión de la ciudad sobre sobre materiales propensos a la inestabilidad (EL KHARIM et al., 2001).

En un sector de unos 52 km2 del área periurbana occidental de la ciudad de Tetuán, el número de movimientos activos previos a 1999 era de 69 (EL KHARIM, 2002) mientras que en el inventario realizado en el año 2009 han aumentado hasta a 119 casos. Tal actividad no pasa desapercibida, puesto que en un censo del estado de las construcciones de un barrio periférico de Kourrat Sbaa, se ha detectado una alta vulnerabilidad por deslizamientos (EL KHARIM & BENMOUSSA, 2010). El 12% de las casas están seriamente dañadas y cinco deshabitadas por riesgo de derrumbe. Según las observaciones in-situ y las encuestas realizadas a la población, las infi ltraciones debido a los defectos en las conducciones de las aguas residuales, bajo el régimen lluvioso actual, son la principal causa de inestabilidad.

4.3. Distribución de los tipos de movimientos de ladera según las características geológicas y morfológicas

De acuerdo con el análisis estadístico de los movimientos de ladera en función de algunos aspectos morfológicos y geológicos (Fig. 8), los desprendimientos se asocian principalmente a afl oramientos kársticos. Se trata de formaciones calcáreas masivas, muy fracturadas, de relieves escarpados, expuestos al Oeste y a más de 400 m de altura. Estos relieves se localizan en la dorsal calcárea, en la proximidad de los contactos entre los diferentes mantos de la dorsal, entre esta última y los mantos de fl ysch o con la unidad de Tánger.

En cuanto al resto de los movimientos en masa, se originan en laderas de pendiente media (5 a 25°), de altitudes medias (100 a 500 m), preferentemente en los mantos de fl ysch, las margas senonienses de la unidad de Tánger, y en los depósitos de vertiente que lo recubren. Los deslizamientos aparecen también en zonas de escasa altitud (menos de 100 m), con pendientes bajas (5 a 10°) y localizadas a menos de 100 m de los cauces de la red de drenaje cuyos órdenes de jerarquización son superiores a dos.

Los fl ujos y los movimientos complejos de tipo deslizamientos-fl ujos se localizan preferentemente en las laderas de exposición N y variantes NO y O. Las dos primeras corresponden a zonas poco expuestas al sol, lo que permite la persistencia de la humedad interna del sustrato (Fig. 9), mientras que las laderas al Oeste constituyen las orientaciones de los frentes de cabalgamiento de los mantos.

El 30% de los movimientos se localizan a menos de 100 m de los contactos tectónicos

intermantos de fl ysch, o entre estos últimos y las margas esquistosas infrayacentes de la unidad de Tánger. Los movimientos no parecen asociarse a los cabalgamientos entre las formaciones masivas carbonáticas de la dorsal calcarea y los mantos de fl ysch o sobre las pelitas de la unidad de Tánger, aunque ambas zonas son históricamente propensas a la inestabilidad. De hecho, la falta de drenaje causada por las surgencias al pie de estos contactos, puede infl uir en la inestabilidad de los materiales localizados a varios centenares de metros por debajo de la surgencia.

Una recapitulación de la distribución de los tipos de movimientos de ladera según las condiciones geológicas y topográfi cas, aparece representada en la Figura 10. El análisis factorial de correspondencia (AFC) muestra un eje F1 con el 58,49% de inercia frente a un segundo eje (F2) cuya inercia es de 41,51%. El primero separa los desprendimientos y caídas de bloques del resto de los procesos con carácter más bien plástico, en cuanto al segundo eje separa los deslizamientos de los movimientos complejos y los fl ujos. Estos últimos se asocian a los taludes de las colinas medias, en mantos de fl ysch y coluviones, con pendientes moderadas a fuertes. Los deslizamientos se relacionan con margas y, altitudes y pendientes bajas. Estrechamente ligados a F1, y al contrario de los demás movimientos en masa, los desprendimientos tienden a asociarse a los altos escarpes de las formaciones carbonáticas masivas y kársticas de la dorsal calcárea. Las margas arenosas pliocenas y los aluviones, bajamente afectadas por la inestabilidad, se alejan de los grupos anteriores.

5. CONCLUSIONES

En el área de estudio, localizada en el sector occidental de la cadena del Rif, se han identifi cado un gran número de movimientos de ladera; concretamente se han inventariado 2.009 fenómenos de diversas tipologías. Los depósitos originados por estos procesos ocupan una extensión del orden del 10% de la superfi cie total estudiada y han contribuido a aumentar los arrastres por erosión y, consecuentemente, la sedimentación en los embalses del sector. La coexistencia de movimientos activos, dormidos y fosilizados nos sugiere que la zona es especialmente susceptible a los movimientos de ladera, tanto en el pasado como en el presente y, por tanto, previsiblemente en el futuro. Sin embargo, la superfi cie activa en estas condiciones no sobrepasa el 2% del área total, lo que corresponde a una incidencia actual moderada de los movimientos de ladera en el sector.

Las litologías que aparecen como más susceptibles a la generación de la inestabilidad de ladera son: en primer lugar las alternancias de margas/calizas y margas/areniscas, le siguen en importancia los depósitos de antiguos movimientos

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Figura 8. Distribución de los movimientos de ladera en función de algunos factores determinantes. Leyenda: (A) Pendiente ; (B) altitud ; (C) orientación de la ladera ; (D) Proximidad de la red de drenaje; (E)

formaciones geológicas; Proximidad de los contactos geológicos (F): Plioceno/otras formaciones (1), unidad de Tánger/mantos de fl ysch (2), entre mantos de fl ysch (3), unidad de Tánger o mantos de fl ysch/Dorsal calcárea (4), entre mantos de la dorsal calcárea (5), a mas de 100m de los contactos; (a) desprendimientos, (b) deslizamientos, (c) fl ujos, (d) movimientos complejos.

- Landslide frequency and its relation with determinant factors. Legende: (A) Slope angle; (B) Height; (C) Slope orientation; (D) proximity of the drainage network; (E)

geological units; (F) proximity to major geological boundaries between : (1) Pliocene/others units, (2) Tangier unit/fl ysch nappes, (3) between different fl ysch nappes, (4) Tangier unit or fl ysch nappes/Calcareous Ridge, (5) between Calcareous Ridge nappes, (6) not related (nearby boundary at > 100 m); (a) rockfalls, (b) slides, (c) fl ows, (d) complex movements.

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Figura 9.- Ejemplo de laderas expuestas al Norte. Las líneas rojas señalan los escarpes de los movimientos de ladera. - Example of North aspect slopes. Red lines show landslide scarps.

Figura 10. Análisis Factorial de Corres-pondencias por tipo de movimiento, formaciones geológicas (cuadrados, A), pendiente (triángulos, C) y altura (círcu-los, B).

Leyenda: (Q) Aluviones cuaternarios, (E) Depósitos de laderas, (P) Plioceno, (Tg) Unidad de Tánger, (NF) mantos de fl ysch, (D) Dorsal calcarea (CC). Tipos de movimientos: (a) desprendimientos, (b) deslizamientos, (c) fl ujos, (d) movi-mientos complejos.

- Correspondence Factorial Analysis be-tween landslide types (D), geological formations (A), elevation (B) and slope angle (C).

Legende: Quaternary alluvial (Q), Slope deposits (E), Pliocene (P), Tangier unit (Tg), Flysch nappes (NF), (CC) Calcareous Ridge. Landslide type: (a) rockfalls, (b) slides, (c) fl ows, (d) com-plex movements.

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y coluviones con matriz arcillosa y fi nalmente en tercer lugar las margas de la unidad de Tánger. Los relieves de colinas modeladas sobre los materiales de distinta competencia (calizas o areniscas en alternando con margas arcillosas) de los mantos de fl ysch y con pendientes medias a fuertes, son los que presentan las condiciones propensas para la inestabilidad; en estas áreas son abundantes los movimientos de distintas dimensiones, lentos y complejos. Los relieves de colinas bajas y abiertas con pendientes moderadas desarrollados sobre los materiales de la unidad de Tánger y del Plioceno, no permiten un gran desarrollo superfi cial de los movimientos complejos y registran principalmente deslizamientos de poca envergadura. Los relieves escarpados en las calizas y dolomías fracturadas de la dorsal calcárea son propensos para el desencadenamiento de desprendimientos. Se han registrado algunos casos de desprendimientos localizados en los altos relieves formados por los crestones de areniscas y cuarcitas del fl ysch de Tisiren.

La estructura tectónica ha sido el factor determinante para la generación de los movimientos complejos fósiles de gran amplitud. Estos tipos de movimientos se asocian con los frentes de cabalgamiento de mantos que ponen en contacto, mediante relieves abruptos, materiales competentes (calizas, dolomías y fl ysch areniscos) y poco competentes (margas o alternancias esencialmente margosas) condicionados por una tectónica intensa.

Los movimientos complejos fósiles dieron lugar a extensos depósitos de matriz arcillosa y brechas de ladera al pie de los relieves abruptos que, junto con los derrubios de taludes, presentan actividad reciente en forma de pequeños movimientos. El factor desencadenante de los mismos es la descarga difusa y continua de aguas subterráneas a través de los contactos entre estas formaciones superfi ciales y las del sustrato infrayacente. Por otra parte, los canales de órdenes superiores de la red de drenaje son causantes también de la inestabilidad actual en las laderas, debido a la humectación y a la excavación al pie de las mismas en períodos de crecida. En defi nitiva, en las condiciones actuales de baja actividad sísmica, el factor determinante de la inestabilidad actual en las laderas es el régimen de precipitaciones, al que se añade la incisión fl uvial en la época de fuertes crecidas.

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ISSN: 0583-7510Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012, 53-84.

Fernando Amor y Mayor (1823?-1863), nuevos datos para su biografía y análisis de las aportaciones geológicas de su obraFernado Amor y Mayor, new information for his biography and analysis of geological contributions of his work

Antonio Perejón

Departamento de Paleontología. Facultad de Ciencias Geológicas. Universidad Complutense de Madrid. Ciudad Universitaria. 28040 Madrid. [email protected]

Recibido: 12-diciembre-2012. Aceptado: 11-marzo-2012. Publicado en formato electrónico: 15-mayo-2012

PALABRAS CLAVE: Fernando Amor, Biografía, Geología, Córdoba, España, Marruecos, Comisión del Pacífi co 1862-1865

KEY WORDS: Fernando Amor, Biography, Geology, Córdoba, Spain, Morocco, Pacifi c Expedition 1862-1865

RESUMEN

En la primera parte de este trabajo se exponen nuevos datos sobre la vida y la obra de Fernando Amor y Mayor, obtenidos tras la investigación realizada en diversos archivos e instituciones. Se proponen nuevas interpretaciones sobre el desarrollo de su vida académica, se discuten algunas opiniones expresadas por anteriores biógrafos y se presentan documentos inéditos que aclaran el lugar donde en la actualidad reposan sus restos mortales.

En la segunda parte de este trabajo se analizan las aportaciones geológicas y paleontológicas de Fernando Amor, fruto de sus recorridos como naturalista por la provincia de Córdoba, durante los años que fue catedrático de Historia Natural del Instituto, de su viaje a Marruecos realizado en 1859 y de las labores geológicas llevadas a cabo como miembro de la Comisión Científi ca del Pacífi co, entre 1862 y 1863, así como de su actividad como recolector de objetos naturales.

También se pone de relieve su colaboración con los geólogos franceses que en la segunda mitad del siglo XIX realizaban trabajos en España, a los que acompañó en diversas ocasiones durante sus estudios por la provincia de Córdoba, y como experto conocedor del terreno les facilitó datos de gran relieve paleontológico y estratigráfi co.

ABSTRACT

The fi rst part of this work presents new data on the life and work of Fernando Amor y Mayor obtained after research in various archives and institutions. New interpretations are proposed on the development of his academic life, discusses some opinions expressed by previous biographers, and presents unpublished documents that clarify the place where his remains rest.

The second part of this paper discusses the geological and paleontological contributions of Fernando Amor, fruit of this travels as a naturalist in the province of Córdoba, during the years he was Professor of Natural History of the Institute. It includes his trip to Morocco in 1859 and geological work performed as a member of the Pacifi c Scientic Commission, between 1862 and 1863, and his activity as a collector of natural objects.

It also highlights his collaboration with French geologists in Spain in the second half of the nineteenth century. He accompanied them on several aoccasions during his studies in the province of Córdoba, and, as an expert on the fi eld, he provided important paleontological and straigraphical data.

1. INTRODUCCIÓN

La investigación realizada en los archivos de diversas instituciones públicas con objeto de recopilar información acerca de la actividad académica, docente y administrativa de Rafael Cabanás Pareja (1913-1989) para escribir su biografía (PEREJÓN, 2009), me facilitó la consulta y recopilación de una valiosa información sobre

los profesores de Historia Natural del Instituto de Córdoba, de los que fue el primero Fernando Amor y Mayor, entre 1847 y 1862, con objeto de escribir más adelante, si fuera posible, algo nuevo que añadir a los excelentes trabajos biográfi cos publicados sobre su vida y sus muy diversas actividades científi cas y sociales.

La lectura y transcripción de la abundante documentación obtenida, nos ha permitido con-

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trastar los datos ya publicados con los documen-tos, y llegar a la conclusión de que todavía existen lagunas en su vida; en el sentido de que algunas afi rmaciones o hipótesis elaboradas sobre ella y repetidas por los diversos estudiosos de Amor, no estaban sufi cientemente fundamentadas.

La literatura científi ca en relación con la labor como naturalista de Fernando Amor ha destacado, sobre todo, su trabajo como botánico y entomólogo, ya que Amor considera como su maestro más destacado a Mariano de la Paz Graells (1809-1898), ilustre entomólogo y Director del Museo Nacional de Ciencias Naturales, al que con otros naturalistas acompañó, del 28 de julio al 1 de agosto de 1848, en la excursión por varias localidades de la Sierra de Guadarrama en busca de la Graellsia (CEBALLOS & AJENJO, 1943: 327). También ALTAMIRA (1927: 346) incluye a Fernando Amor entre el grupo de naturalistas más relevantes de nuestro país de la segunda parte del siglo XIX, por sus “descubrimientos, catalogaciones y estudios”. Sin embargo, Amor no se refi ere nunca al maestro del Museo que le introdujo en los conocimientos geológicos y mineralógicos que, por el año en realizó sus estudios para obtener el título de Regente en Historia Natural, 1847, eran impartidos por Donato García (1782-1855).

En la primera parte de este trabajo analizo, en función de los documentos consultados, algunos aspectos de la vida académica de Fernando Amor, como los estudios realizados, los títulos obtenidos y su Programa de Historia Natural presentado, en 1845, para optar a la Cátedra de Historia Natural del Instituto de Cuenca. En cuanto a los temas familiares o personales, añadimos algunos datos en relación al año de nacimiento, a su posible origen familiar y a su precipitada salida de Córdoba en 1862.

Aunque Fernando Amor (Fig. 1) era farmacéutico y un naturalista completo, inclinado a los estudios botánicos, entomológicos y agrícolas, en la segunda parte de este trabajo ponemos de relieve la importante faceta geológica de sus estudios de Historia Natural, labor que hasta ahora no ha sido reconocida como se merece. Entre ellos sus aportaciones fundamentales al conocimiento de la gea de la provincia de Córdoba; los datos geológicos recabados durante su viaje a Marruecos en 1859; y el trabajo geológico realizado como Vicepresidente de la Comisión Científi ca del Pacífi co y encargado de los trabajos de Geología y Entomología de dicha Comisión, labor truncada por su inesperado fallecimiento en San Francisco de California, en octubre de 1863. De igual forma es de destacar su labor como recolector de minerales, rocas y fósiles, que pasaron a integrar la Colección del Gabinete de Historia Natural del Instituto de Córdoba, una de las mejores de su época, y también de las colecciones que, durante varios años, envió al Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.

Fernando Amor fue el primero que describió y caracterizó con detalle los afl oramientos de los

distintos Sistemas geológicos de la provincia de Córdoba, describió sus sucesiones estratigráfi cas generales y sus contactos, así como recolectó los fósiles que facilitaron su datación; de igual forma delimitó e interpretó las grandes estructuras geológicas y sus dislocaciones (AMOR, 1860). Su trabajo precedió a los realizados por la Comisión del Mapa Geológico de España en esta área y a la monografía publicada por MALLADA (1880) sobre el reconocimiento geológico de la Provincia de Córdoba, pero a pesar de ello su trabajo ha permanecido en el olvido durante más de siglo y medio. Sólo los geólogos franceses, a los que facilitó valiosos datos de campo, reconocen en sus publicaciones la colaboración de Amor y su conocimiento de la geología cordobesa.

Mi pequeño homenaje a su memoria me llevó, no casualmente, como escribe Amor en relación con su viaje a Marruecos en 1859, sino que premeditadamente a intentar localizar y visitar el lugar donde reposan sus restos en San Francisco de California, y así poder reseñar en este trabajo los documentos que nos certifi can el lugar donde hoy, sin lápida que recuerde su nombre ni su patria, está enterrado Fernando Amor.

2. NUEVOS DATOS BIOGRÁFICOS SOBRE FERNANDO AMOR Y MAYOR

2.1. Problemática sobre el año de nacimiento

El primer biógrafo de Fernando Amor y el más próximo a su periplo vital, detalla las

Figura 1. Don Fernando Amor y Mayor (según AMO SERRANO, 1933)

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circunstancias de su nacimiento de la forma siguiente:

“En el año 1822, de indeleble memoria en nuestras contemporáneas y por desgracia interiores discordias políticas, fue cuando vió la luz por vez primera, don Fernando Amor y Mayor, el 24 de Marzo en Madrid. (OLMEDILLA Y PUIG, 1872: 6).”

Cincuenta años después, RAMÍREZ DE ARELLANO (1921-1923, II: 65), no indica el año de nacimiento en su escueta nota biográfi ca sobre Fernando Amor. La obra del P. Agustín Barreiro sobre la Historia de la Comisión Científi ca del Pacífi co (1862-1865) incluye unas notas biográfi cas de los componentes de la Comisión, y en la referida a Amor escribe “D. Fernando Amor era hijo de Madrid, donde nació en 1820” (BARREIRO, 1926: 434).

Los autores que posteriormente han escrito reseñas biográfi cas, más o menos extensas, sobre Fernando Amor optan por citar una u otra fecha, o salvan el problema no haciendo mención a ella. En el primer grupo, FOLCH Y ANDREU (1927), ROL-DÁN GUERRERO (1958-1963), PUIG-SAMPER (1988, 2010), GOMIS BLANCO & GONZÁLEZ BUENO (2001), GONZÁLEZ BUENO & GOMIS BLANCO (2007) y LU-QUE BALLESTEROS (2004) recogen como fecha de nacimiento la dada por Olmedilla, 24 de Marzo de 1822. CARLES GENOVÉS (1983), indica sólo 1822 como año de nacimiento. Por último, AMO SE-RRANO (1933), BARRAS DE ARAGÓN (1945, 1947) y GÓMEZ CRESPO (1973) se refi eren al año 1820, que es el dado por Barreiro. ROLDÁN GUERRERO & HE-RRERO HINOJOS (1953) y LÓPEZ ONTIVEROS (2008) ponen de relieve la discrepancia de los datos apor-tados y dejan el problema abierto.

La documentación conservada sobre Fernando Amor y Mayor en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares (AGA) y en el Archivo del Instituto de Enseñanza Secundaria Séneca de Córdoba (AIESSC), no aportan datos concretos que nos ayude a resolver este problema y resulta extraño que no se conserve ninguna partida de nacimiento, o documento notarial al efecto, como anejo a alguno de los trámites administrativos que realizó a lo largo de su vida académica.

En el Expediente Nº 31 del AIESSC sólo se conserva un documento en el que consta la edad de Amor, 34 años, pero que al no estar fechado no podemos utilizarlo para deducir el año de su nacimiento. La documentación consultada sobre Fernando Amor en el AGA (Signatura AGA 32/7969) conserva dos documentos en los que se hace mención a la edad de Amor, pero que en vez de resolver el problema nos lo complican un poco más, al no concordar entre sí ni confi rmar los años anteriormente propuestos.

El primero de estos documentos de fecha 16 de Enero de 1852, en relación con la solicitud y concesión del título de catedrático de nociones de Historia natural del Instituto de Córdoba, fi rmado y rubricado por Revilla del Ministerio de Fomento Instrucción y Obras Públicas, en dos de sus

párrafos se expone lo siguiente:“El catedrático de la Universidad de Sevilla

que visitó dicho establecimiento, al concluir el curso de 1847 á 1848, cuando se verifi caron los grados de bachiller en fi losofía, dice en tal memoria hablando de este profesor [Fernando Amor], que tiene 24 años de edad y es soltero. (…) Don Santiago Fernández Negrete Dice en su memoria de inspección de este Instituto en 10 de Agosto de 1849 -Don Fernando Amor y Mayor, soltero natural de Madrid de 25 años de edad (…) Es jóven de talento, aplicado, afi cionado a estudios naturales en los que hace palpables progresos. Es de buena presencia, de maneras fi nas, bien quisto en la población y apreciado de sus discípulos: es indudablemente uno de los mejores catedráticos que tiene el Instituto de Córdoba.”

Luego, en ambos casos, se puede deducir que Fernando Amor había nacido en el año 1824.

El segundo documento es de Setiembre de 1857, y está fi rmado y rubricado por Fernando Amor y por el Secretario del Instituto, Francisco Barbudo, con el VºBº del Director, Rafael de Gracia. En su primer párrafo indica lo siguiente:

“Distrito Universitario de Sevilla. Instituto de Córdoba

Hoja de servicios y méritos de D. Fernando Amor y Mayor, catedrático propietario por Real Orden de 22 de Mayo de 1851 de la asignatura de Historia Natural en esta Escuela, natural de Madrid, provincia de idem, de edad 34 años.”

De este documento se deduce que Fernando Amor, natural de Madrid, habría nacido en el año 1823. Año que coincide con el deducido a partir de la inscripción de enterramiento de Fernando Amor, de 40 años, en el cementerio Monte Calvario de San Francisco de California, temática que trataremos en el último apartado de este capítulo.

El autor es consciente de que no ha resuelto el problema de la fecha de nacimiento de Fernando Amor añadiendo dos años más, 1823 y 1824, a los ya propuestos por sus biógrafos (1822 y 1820). Pero considera que los nuevos datos aportados son sufi cientemente relevantes al respecto ya que corresponden a documentos aportados por Fernando Amor, uno de ellos fi rmado y rubricado por él mismo.

2.2. Sobre su familia

Los primeros biógrafos de Fernando Amor no hacen referencia a la posición social de su familia ni a los primeros años de su vida. Ramírez de Arellano es el primero que menciona los estudios eclesiásticos de Amor, cuando en su apunte biográfi co escribe:

“Antes de estudiar Farmacia estudió Teología y estaba ordenado de Evangelio” (RAMÍREZ DE ARELLANO, 1921-1923, II: 65).

ROLDÁN GUERRERO & HERRERO HINOJO (1953: 559), al mencionar los posibles antecedentes familiares de Fernando Amor, escriben que:

“Estudia la primera enseñanza con notable

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aprovechamiento, demostrando una precoz inteligencia, y sin duda por escasez de medios económicos de su familia, ingresa en un Seminario conciliar, en donde sigue el plan de estudios por entonces vigente, llegando incluso a ordenarse de Evangelio; pero tal vez por no sentir la vocación necesaria, abandona la carrera eclesiástica y se dedica al estudio de las ciencias de la naturaleza, más en armonía con sus afi ciones, graduándose de Bachiller en Filosofía en el año 1840.”

Sin embargo LUQUE BALLESTEROS (2004: 171), apoyado en el trabajo de CRUZ (2000: 222-223), opina exactamente lo contrario cuando escribe:

“Aunque desconocemos en este momento los orígenes sociales y familiares de Fernando Amor y Mayor, cabe suponer que debió nacer en una familia lo sufi cientemente acomodada como para garantizarle su acceso a los estudios universitarios, vía por otra parte habitual en las familias ligadas a la burocracia estatal, a las profesiones o a los negocios para garantizar la posición social de sus vástagos.”

Aunque no disponemos de documentos que puedan apoyar una u otra opinión, en relación con la posición económica de la familia de Amor, por el momento consideramos más viable la propuesta por ROLDÁN GUERRERO & HERRERO HINOJO (1953) ya que, como demostraremos documentalmente más adelante, Fernando Amor no cursó estudios universitarios ni obtuvo el grado de Licenciado en Ciencias Naturales, aunque lo intentó en varias ocasiones entre los años 1856 y 1858, cuando era Catedrático propietario de Historia Natural en el Instituto de Córdoba.

2.3. El Grado de Licenciado en Ciencias Naturales

La documentación conservada en el Archivo General de la Administración y en el Archivo del Instituto Séneca de Córdoba, no contiene ninguna copia literal del Título de Regente de 2ª clase de Historia Natural ni de farmacéutico de Fernando Amor y Mayor, ni tampoco de sus Grados académicos, lo que no deja de ser extraño.

Entre los documentos de su expediente personal conservado en el Archivo General de la Administración (Signatura AGA 32/7969), vamos a refl ejar aquéllos que ponen de manifi esto las laboriosas gestiones administrativas que Fernando Amor realizó para tratar de obtener el Grado de Licenciado en Ciencias Naturales.

Del informe positivo elaborado por el Negociado 2º Institutos Públicos del Ministerio de Fomento Instrucción y Obras Públicas, de 22 de Mayo de 1851, en relación con la solicitud presentada por Fernando Amor para obtener en propiedad la plaza de catedrático interino de Historia natural, que ostentaba en el Instituto de Córdoba, se puede deducir que el Ministerio tenía dudas en cuanto a los títulos obtenidos por Amor, expresándolo en Nota al margen de dicho informe,

de la manera siguiente:“Títulos, méritos y carrera literariaTiene título de Regente de 2ª clase para

la asignatura que desempeña. Y. No resulta acreditada su carrera literaria, pero en una de sus exposiciones manifi esta que es bachiller en fi losofía y doctor en farmacia.”

Informe fi rmado por Revilla, con el Conforme, también fi rmado, de Gil.

El primer documento en el que Fernando Amor expresa su interés en obtener el Grado de Licenciado en Ciencias Naturales es la Instancia dirigida a S.M. la Reina, de 10 de Noviembre de 1856, que dice textualmente:

“Señora:D. Fernando Amor y Mayor; Catedrático

propietario de Historia Natural del Instituto Provincial de 2ª enseñanza de esta capital, á los R.P. de V.M. con el mas profundo acatamiento y la veneracion debida expone: Que no le ha sido posible recibir en tiempo oportuno el Grado de Licenciado en Ciencias Naturales con arreglo a vuestro Real Decreto de 17 de Febrero de 1854, por haber tenido que desempeñar, ademas de su cátedra, comisiones especiales que le fueron encomendadas, por las Autoridades de la provincia, tales como la de recolectar y acopiar objetos para las colecciones que debian remitirse á la Exposicion Universal de Paris, promover en el pais á la misma; pasar á Francia á estudiar la seccion de agricultura en dicha Exposicion, y publicar despues sobre ella una estensa Memoria: por lo que, y deseando haberse investido de un grado indispensable para el ascenso á cátedras de Facultad.=

A V.M. suplíca rendidamente que, prévios los oportunos informes, se digne concederle el permiso, para que á la mayor brevedad pueda presentarse á recibir dicho grado en la Universidad de Sevilla, en atencion á las justifi caciones que deja espuestas. Gracia que con la mayor confi anza espera alcanzar del magnánimo corazon de V.M. cuya augusta vida guarde Dios muchos años. Córdoba 10 de Noviembre de 1856. Señora: A.L.R.P. de V.M. Firmado: Fernando Amor y Mayor”

La Instancia iba informada favorablemente por el Director del Instituto de Córdoba, Dr. Juan A. de la Córte.

El Rector de la Universidad Literaria de Sevilla, Antonio Martín Villa, remite la Instancia de Amor con un ofi cio, de fecha 15 de Noviembre, al Director General de Instrucción Pública, confi rmando los datos expuestos en ella. En columna al margen del ofi cio del Rector se inserta la resolución de la Dirección General de Instrucción Pública a la solicitud, en los términos siguientes:

“N.77. Se remite informada una instancia de D. Fernando Amor y Mayor, catedrático de Historia natural del Instituto de Córdoba, en solicitud de que se le permita pasar á esta Ciudad á tomar el grado de Licenciado en ciencias naturales.

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Nota/ La mesa no encuentra medio para que se conceda la licencia que pide Amor, pues no está comprendido en el Real Decreto de de 17 de Febrero de 1854 como supone en su instancia, y no tiene por tanto derecho á ser admitido al grado que pretende.

22 de Noviembre de 1856. Firmado y rubricado: [Ilegible]. 23 de Noviembre con la Nota.”

En la “Hoja de servicios y méritos de D. Fernando Amor y Mayor, catedrático propietario por Real Orden de 22 de Mayo de 1851 de la asignatura de Historia Natural en esta Escuela, natural de Madrid, provincia de idem, de edad 34 años”, de fecha 22 de Setiembre de 1857, se refi ere, sin lugar a dudas, a sus Grados académicos y Títulos profesionales de la forma siguiente:

“Grados académicos y fecha en que fueron recibidos

Bachiller en Filosofía en 1º de Noviembre de 1840

Regente de 2ª clase para la asignatura de ele-mentos de Historia Natural en 8 [sic] de Octubre de 1847.

Títulos profesionales y fecha de su expedi-ción

De Farmacéutico en 4 de Marzo de 1845En 7 de Marzo de 1846 fue nombrado Cate-

drático interino de Historia Natural del Instituto de Cuenca, en virtud de los ejercicios practicados en el Real Museo de Ciencias Naturales, cuya cátedra desempeñó hasta el 10 de Setiembre de 1847, en que fue trasladado á este Instituto.

En 22 de Mayo de 1851 fue declarado Ca-tedrático propietario con destino a este Instituto.”

Esta Hoja de servicios está fi rmada y rubri-cada por Fernando Amor y por el Secretario del Instituto, Francisco Barbudo, con el VºBº del Di-rector, Rafael de Gracia.

Al mes siguiente de fi rmada la “Hoja de ser-vicios” antes mencionada, Fernando Amor apro-vechó su estancia en Madrid, como representan-te de la provincia de Córdoba en la Exposición agrícola Española, para intentar de nuevo obtener el Grado de Licenciado en Ciencias Naturales en Madrid, para lo que dirigió al Ministro de Fomen-to la siguiente Instancia:

“Excmo. Sr. Ministro de FomentoD. Fernando Amor, Catedrático de Historia

natural en el Instituto provincial de 2ª enseñanza de Córdoba y representante por dicha provincia en la Exposición agricola Española de Madrid a V.E. con el debido respeto y consideración hace presente que deseando aprovechar su permanencia en esta Corte para recibir el grado de Licenciado en Filosofía, sección de Ciencias naturales indispensable para poder ascender en su carrera con arreglo al reglamento actual de Instrucción pública y teniendo desde el año 1840 el de Bachiller como se exigió entonces para ingresar en facultad mayor y el de Regente en Historia natural desde 1847, llevando ademas once años de Catedrático por oposición y con buenos servicios que el Real

Consejo de Instrucción pública ha sabido apreciar proponiéndole en primer lugar para la Cátedra de Sevilla.

A V.E. rendidamente suplica se digne mandar le sean considerados ambos títulos como el de Bachiller actual en Filosofía, para que á la mayor brevedad sea admitido á los exámenes y egercicios [sic] para el dicho grado de Licenciado en Ciencias naturales: gracia que espera recibir de la notoria benignidad de V.E. cuya vida guarde Dios muchos años. Madrid 24 de Octubre de 1857. Excmo. Señor: Firmado y rubricado: Fernando Amor.”

Recibida la Instancia en el Ministerio de Fomento, se remite al Real Consejo de Instrucción Pública para que dictamine al efecto. Los documentos que refl ejan estos trámites administrativos y su resolución se transcriben a continuación:

“Ministerio de Fomento. Instrucción Pública. Negociado 1º

[Al margen] 6-24-, 1º pt de 62-4. Madrid 24 de Noviembre de 1857

D. Fernando Amor Catedrático de Historia Natural en el Instituto de Córdoba y representante para dicha provincia en la exposición agrícola, expone que deseoso de aprobechar [sic] su permanencia en esta Corte para recibir el grado de Licenciado en Filosofía sección de Ciencias Naturales para poder ascender en su carrera teniendo el de bachiller desde el año 40 y el de Regente desde el 47, y llevando once años de Catedrático por oposición con buenos servicios reconocidos por el Real Consejo de Instrucción pública que le propuso en primer lugar para la Cátedra de Sevilla.

Suplica le sean concedidos ambos títulos como el de Bachiller actual en Filosofía para que á la mayor brevedad sea admitido á los ejercicios de otro grado de Licenciado en la facultad de Ciencias. [No está fi rmado]

Nota/ Conviene oir al Real Consejo de Instrucción pública.

Madrid 24 de noviembre de 1857. J. Guerra [Firmado y rubricado]

25 de Noviembre 57. Como se propone: Rubricado

Presidencia del Real Consejo de Instrucción pública = 26 de Noviembre 1857

A la 3ª Sección [Rubricado].”Casi seis meses más tarde el Real Consejo de

Instrucción Pública examina la solicitud y emite el siguiente informe:

“Real Consejo de Instrucción pública. Sección 3ª. Mayo 17 de 1858.

[Al margen] Señores [Asistentes]: Campo; Pascual; Schulz y Masarnau.

D. Fernando Amor, Catedrático de Historia natural del Instituto de Córdoba, solicita ser admitido á los exámenes de prueba y ejercicios para recibir el grado de Licenciado en ciencias naturales. Se funda en que tiene desde 1840 el grado de Bachiller en Filosofía y desde 1847 el título de Regente en Historia Natural, llevando

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además once años de Catedrático de Instituto principiando interinamente por Real órden de 7 de Marzo de 1846, y pasando a Córdoba en Setiembre de 1847, siendo declarado propietario en 1851.

Necesitándose estudiar y aprobar en la Facultad de Ciencias esactas [sic], físicas y naturales, tres años para obtener el grado de Bachiller y dos para el de Licenciado, no pudiendo probar el solicitante haber hecho el estudio de las diversas enseñanzas que abrazan estos dos periodos de la facultad; considerando que son muchos los Bachilleres que se hallan desempeñando Cátedras en los Institutos de 2ª enseñanza, sean en calidad de interinos y otros en propiedad como Amor, y que de conceder a este lo que solicita habría que hacer estensiva esta gracia á los que se hallaran en su caso, teniendo presente que la Ley de instrucción pública en su Artículo 155 dispone como los Catedráticos de Instituto podrán optar á los grados de Licenciado y Doctor que necesiten para ascender en el Profesorado. La Sección es de parecer que podría concederse al interesado el ser admitido á los ejercicios para recibir el grado de Bachiller en Ciencias esactas, físicas y naturales, precediendo antes el examen de cada uno de los tres cursos, satisfaciendo los correspondientes derechos de matrícula y título conforme lo dispone el citado artículo. El Consejo no obstante determinará como siempre lo mas conveniente.

RubricadoReal Consejo de Instrucción pública 19

de Mayo de 1858. Con la Sección 3ª Firmado y rubricado: Aureliano Fernández-Guerra. Secretario general.

Nota.- El que suscribe se halla en todo conforme con el presente dictamen del Real Consejo de Instrucción pública. V.E. resolverá

7 de Junio de 1858. Firmado y rubricado: F-Guerra

Conforme. Schulz. 1º de Julio [Firmado y rubricado]

Conforme. Convenal. Fecha 2 de id. [Julio] [Firmado y rubricado].”

Como se puede deducir del documento transcrito, el Real Consejo de Instrucción Pública sugería a Fernando Amor, obtener primero el Grado de Bachiller en Ciencias exactas, físicas y naturales, durante tres cursos, con sus consiguientes exámenes y pago de matrícula y título. Propuesta que suponemos lo desanimó, ya que no existe ningún documento más, al respecto, en su expediente.

La secuencia de documentos que hemos resumido o transcrito demuestran, sin lugar a dudas, que Fernando Amor y Mayor no llegó a obtener el Grado de Bachiller en Ciencias ni, como consecuencia, el de Licenciado en Ciencias Naturales.

2.4. Oposiciones universitarias y otros traslados

Todos los biógrafos y algunos de los documentos reseñados, confi rman que Fernando Amor era un buen profesor y naturalista, amante de su trabajo, por lo que estaba integrado y bien considerado en la sociedad cordobesa de la época. A pesar de ello y en cuanto tuvo ocasión, intentó concursar a cátedras universitarias o trasladarse a Institutos de ciudades que fueran sedes de Facultades de Ciencias.

En relación con las cátedras universitarias existen dos documentos, uno en el Archivo General de la Administración y otro en el Archivo del Instituto Séneca de Córdoba, que recogen el intento de participación de Fernando Amor en la oposición a la cátedra de Historia Natural de la Universidad de Oviedo. En el primero, de fecha 22 de mayo de 1848, fi rmado por Antonio Gil de Zárate, la Dirección General de Instrucción Pública concede “licencia a D. Fernando Amor y Mayor para que pueda pasar a la Corte a fi n de hacer Oposición a la Cátedra de Historia natural que se haya [sic] vacante en la Universidad de Oviedo”. En el segundo, de 22 de Mayo de 1851, entre los méritos incluidos en la instancia con la que Fernando Amor solicita en propiedad la cátedra del Instituto de Córdoba (AGA) el propio interesado escribe:

“En 1848 fi rmó la oposición á la cátedra de historia natural de la Universidad de Oviedo, pero no fue admitido á la oposición por no reunir los requisitos necesarios para tal efecto.”

La primera ocasión en que intentó trasladarse de Instituto está documentada en 1856. Se trata de la instancia de 24 de Noviembre (Signatura AGA 37/7969), dirigida a S.M. La Reina, en la que solicita la vacante de

“la cátedra de nociones de Historia natural del Instituto agregado á la Universidad de Sevilla, y debiendo proveerse, según la convocatoria del Gobierno de V.M., entre Catedráticos de Instituto Provincial que la soliciten y reunan los requisitos del Artº “121” del plan de Estudios vigente, el esponente que cuenta, además de ellos, con once años de enseñanza en igual asignatura, se atreve á solicitar de la innata bondad de V.M. tenga la dignacion de agraciarlo con el nombramiento de dicha cátedra.”

Esta instancia iba informada, amplia y favorablemente, por el Director del Instituto de Córdoba Dr. Juan de la Corte, y fue cursada, con fecha 30 de Octubre, por el Rector de la Universidad Literaria de Sevilla, Antonio Martín Villa, al Director General de Instrucción Pública. El 30 de Noviembre es remitida al Real Consejo de Instrucción Pública.

No tenemos constancia de cómo fue resuelta esta solicitud, ya que no hemos encontrado documentos al respecto, pero por su permanencia en Córdoba suponemos que no fue favorable para Amor, aunque éste, en una instancia dirigida al

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Ministro de Fomento, con fecha 24 de Octubre de 1857, escribe:

“llevando además once años de Catedrático por oposición y con buenos servicios que el Real Consejo de Instrucción pública ha sabido apreciar proponiéndole en primer lugar para la Cátedra de Sevilla (AGA).”

La segunda posibilidad se le presenta recién transladado a Valladolid, cuando aún no había tomado posesión de su Cátedra en el Instituto de esta ciudad. En esta ocasión Fernando Amor dirige una instancia al Director General de Instrucción Pública, fechada el 29 de marzo de 1862, en la que solicita el traslado a la vacante, de igual asignatura, existente en el Instituto de Barcelona (AIESSC). El Rector de la Universidad de Sevilla apoya la petición de Fernando Amor, pero el Real Consejo de Instrucción Pública contesta, en 9 de Mayo de 1862, que:

“Habiendo anunciado á concurso la cátedra que se pretende, no es posible acceder á la instancia del interesado.” (AGA).”

2.5. Motivos de su precipitada salida de Córdoba

El primer biógrafo de Fernando Amor (OLMEDILLA Y PUIG, 1872) omite su traslado a Valladolid en 1862, por lo que supone que el personaje pasa de continuo de Córdoba a embarcarse, el 10 de Agosto de 1862, en la fragata de guerra Nuestra Señora del Triunfo. Tampoco hacen referencia a su paso por Valladolid RAMÍREZ DE ARELLANO (1921-1923), FOLCH Y ANDREU (1927), LÓPEZ PIÑERO et al. (1983), PUIG-SAMPER (1988) y GOMIS BLANCO & GONZÁLEZ BUENO (2001).

BARREIRO (1926) es el primero que plantea, en dos párrafos de la reseña biográfi ca de Fernando Amor, una faceta de la problemática relativa a su salida de Córdoba, posiblemente la más íntima y personal. En el primero de ellos dice:

“El año 1862 fue trasladado al Instituto de Valladolid; tomó posesión de la cátedra hacia el 20 de Mayo, y cuatro días después, recibía carta del Sr. Pérez Arcas, invitándole a formar parte de la Comisión del Pacífi co. No vaciló un momento D. Fernando: esta empresa era, en primer lugar, muy adecuada a sus entusiasmos de naturalista y a sus afi ciones de explorador y le proporcionaba, por otro lado, un recurso insustituible para salvar ciertos compromisos a que le había conducido su exaltado romanticismo. ‘Estoy pronto a marchar, contestó él, suceda lo que suceda en Córdoba.”

El segundo párrafo se refi ere a una carta que Amor remite a Pérez Arcas, desde la Isla de Desterro, en Brasil, el 17 de noviembre de 1862, en la que escribe:

“Ya he remitido a La España (que es el periódico que él quiere [El General]), dos cartas, una desde Cabo Verde y otra desde Bahía, pero ni una ni otra han venido insertas, (…) En cualquier caso, necesito que se remita un número al Emperador del Brasil, dirigiéndola al Ministerio

de Estado en Río Janeiro, otro al Ministro residente español en la misma capital, otro al General Pinzón, otro a mi cuñado D. Isidro Ruiz Dana, en Córdoba, otro a Matilde Merás en idem, y otro al Rector de la Universidad de Valladolid.”

AMO SERRANO (1933) reproduce íntegramente la reseña biográfi ca de BARREIRO (1926) y acerca de su carácter y vida social y científi ca en Córdoba relata:

“La actividad y la fl exibilidad de su genio le permitían concurrir asiduamente a reuniones y saraos, donde hacía preponderante papel a desempeñar cumplidamente su cátedra, a formar el actual gabinete de Historia Natural en el Instituto, a hacer los preparativos para otro que organizaba el Marqués de Cabriñana, a emitir informes a las Corporaciones Municipal y Provincial, y a pesar de todas estas tareas, cuentan que era curioso verlo en tiempo oportuno, con su manga al hombro para coger mariposas, y los instrumentos de autómogo [sic] en el bolsillo, subir a pie a nuestra sierra en busca de insectos y otros animales que atraían su curiosidad.”

Pero Amo Serrano aporta nuevos datos complementarios que destacaban la supuesta faceta romántica de la vida cordobesa de Fernando Amor y su huida de Córdoba, transcrita de BARREIRO (1926). Entre ellos la muerte de Matilde Merás, ocurrida el 31 de Octubre de 1862, “dos meses después de la salida de Amor para América”; y concluye su relato con este párrafo:

“Como se ve, el viajero no conocía la muerte de esta desgraciada joven, pero a pesar de la distancia y el tiempo, no se había borrado de su corazón la pasión que se dice sintió por la aludida señorita. Hay una circunstancia que tal vez no conocen algunos y que impedía llevar a término legal los amores de nuestro sabio y de Matilde Merás. Don Fernando Amor, antes que Ciencias y Farmacia, había estudiado Teología y estaba ordenado de Evangelio” (AMO SERRANO, 1933: 272).

BARRAS DE ARAGÓN (1945) opina, en relación con su marcha de Córdoba: “Este traslado, que seguramente fue a su instancia, después de estar por tantos años bien quisto y arraigado en Córdoba, es un punto que no está claro en la vida de Amor. Necesita, indudablemente, explicación y nadie la ha dado”. A continuación se hace eco de lo escrito por BARREIRO (1926) al respecto. Dos años más tarde BARRAS DE ARAGÓN (1947), escribe: “Regresó Amor a Córdoba [de Marruecos] a su vida habitual. Luego, sin razón clara, pero probablemente por una crisis sentimental, que se vislumbra en alguna carta suya, pidió el traslado al Instituto de Valladolid, adonde pasó en 1862.”

ROLDÁN GUERRERO & HERRERO HINOJO (1953) y GÓMEZ CRESPO (1973), también inciden en que el episodio amoroso y su imposibilidad de materializarlo fue el motivo principal de su traslado a Valladolid. LÓPEZ ONTIVEROS (2008), en la misma línea, enmarca el traslado de la forma siguiente:

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“Según tradición cordobesa, narrada román-ticamente por Amo Serrano, F.A.M. se fue inopi-nadamente de Córdoba a Valladolid y se alistó a la C.C.P. [Comisión Científi ca del Pacífi co] para ol-vidar a Matilde Merás, con la que no podía casarse por estar ordenado de Evangelio. La joven murió mientras Amor estaba embarcado y éste, a su vez, falleció sin conocer este desenlace.”

Hasta aquí la historia contada por los diferentes biógrafos de Fernando Amor al respecto. Sin embargo, los documentos conservados en el Archivo General de la Administración y en el Archivo del Instituto Séneca de Córdoba, apuntan a otras circunstancias académicas y docentes que pueden ayudar a enmarcar, de forma más precisa, el traslado forzoso de Fernando Amor a Valladolid, decretado por el Ministro de Fomento a instancias del Real Consejo de Instrucción Pública.

Es posible que los problemas de Fernando Amor en el Instituto de Córdoba tengan su inicio en la protesta, junto con otros profesores, al nombramiento como Director del Instituto, del doctor en Jurisprudencia D. Manuel Gadeo y Subirat. Ello queda de manifi esto en el escrito anexo al Acta de la reunión celebrada en el Instituto el 24 de Noviembre de 1860, convocada para dar posesión de su cargo al nuevo Director, y a la que asistieron el Gobernador Civil de la provincia y el Presidente de la Junta de Instrucción Pública. El escrito es un documento manuscrito recogido en el Libro de Actas del Instituto [de Córdoba], que se conserva en el Archivo del Instituto de Enseñanza Secundaria Séneca de esta ciudad.

En el Libro consta, a continuación del Acta de la reunión, el escrito de protesta entregado al Secretario, que está fi rmado por los catedráticos Luis Niveduab, Fernando Amor, Luis Ramírez, Telesforo Monroy y Juan Escamilla. Como consecuencia de ello, el Director citó a los fi rmantes que no habían asistido a su toma de posesión, para que se presentaran en el Salón de Conferencias del Instituto dos días después. En esta reunión los catedráticos convocados dijeron:

“que acataban, obedecían y respetaban las disposiciones de S.M.; pero que insistían en su protesta.”

En relación con el nuevo Director del Instituto Ramírez de las Casas Deza (1802-1874) afi rma lo siguiente:

“En octubre de 1860 fue nombrado director del Instituto Provincial un D. Manuel Gadeo que, sin embargo de ser doctor en Jurisprudencia por la Universidad de Granada, era un ignorante completo, presuntuoso e imprudente y por tanto, nada a propósito para el cargo que se le había dado. Este nombramiento disgustó mucho a los catedráticos así por lo dicho como porque el Sr. Gadeo no era profesor, como dispone el reglamento. Desde que tomó posesión principió a dar disposiciones desacertadas que promovieron disturbios y de resultas de haberle puesto los catedráticos un ofi cio en términos muy fuertes y poco respetuosos, pudiendo haber tomado el

director otra determinación más conveniente y menos escandalosa, se resolvió a suspenderlos, como lo hizo el 2 de Febrero [1861]” (RAMÍREZ DE LAS CASAS, 1977: 197).

En ofi cio de 26 de Enero de 1861 (AIESSC), el Secretario del Instituto, Francisco Barbudo informa a Amor

“en relación con el expediente que se está formando en relación a las faltas de lección y compostura en que incurrieren los alumnos internos.”

Los problemas que Amor pudiera tener en el Instituto se ponen de nuevo de manifi esto en el escrito, de fecha 31 de Diciembre de 1863, del Secretario de Estado del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. En este ofi cio, en el que se traslada la noticia del fallecimiento de Amor en San Francisco, comunicada por el Cónsul de España en California, se adjunta una nota con el texto siguiente:

“En la Memoria de visita girada al Instituto de Córdoba en 1861 por D. Jorge Díez se informa de D. Fernando Amor que es un profesor muy entendido y laborioso y de mérito conocido y generalmente apreciado como naturalista, pero no tan asiduo y esmerado en la asistencia á sus clases y en el aprovechamiento de los alumnos, como sería de desear.”

Otra opinión a tener en cuenta es la expresada por RAMÍREZ DE LAS CASAS DEZA (1977: 208) cuando, en relación con el movimiento de profesores producido en el Instituto de Córdoba en el año 1862, escribe:

“Con motivo de los disturbios del Instituto, que ya apuntamos, el Marqués de la Vega de Armijo, hombre de escaso talento y juicio, y que por equivocación y sólo en tiempo de desquiciamiento y universal desorden, como el presente, llegara a ser ministro de Fomento, desvanecido de orgullo al verse en corta edad elevado a tan alto puesto, y aunque caballero, vengativo y de procederes ordinarios, quiso vengarse de los catedráticos del Instituto que habían estado en contra del director D. Manuel Gadeo, a quien él había protegido antes de ser ministro, haciendo cuanto podía hacer para molestarlos. D. Miguel Riera hizo dimisión de la cátedra con tiempo porque no la necesitaba; Don Fernando Amor, el insigne naturalista, fue trasladado a Valladolid; Don Luis Niveduab de Castro solicitó pasar a Sevilla y se lo concedieron.”

En el Archivo Central de Educación se conservan la mayoría de los Libros de Actas del Real Consejo de Instrucción Pública. El Libro 652, recoge las relativas al período 1855-1860 y el 655 recoge las actas y dictámenes de las secciones 1ª, 2ª y 3ª, correspondientes al periodo 1872-1904 (la sección 2ª era la encargada de los Institutos de Enseñanza Secundaria), pero faltan las correspondientes al periodo 1861-1871, que es el que nos concierne. Por ello no podemos disponer de estos valiosos documentos, necesarios para tener una visión completa y precisa de las actuaciones del Real Consejo en relación con el expediente a

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Amor y otros profesores del Instituto de Córdoba. En estas circunstancias vamos a ceñirnos sólo a lo conservado en los archivos del AGA y AIESSC que nos presentan una información incompleta, pero clara y precisa, en cuanto a dicho expediente.

No conocemos cómo se inició el expediente, ni los argumentos en que se apoya, pero sí una actuación de la Presidencia del Real Consejo de Instrucción pública. Anexa al documento de 4 de Febrero de 1862 (AGA), que suponemos no es la primera, donde se expone lo siguiente:

“Nota/ El expediente instruido sobre la suspensión de este [Fernando Amor] y otros Catedráticos del Instituto de Córdoba hace considerar la imposibilidad moral de que continúe prestando en él sus servicios.

Hallándose vacante la Cátedra de Historia natural del Instituto de Valladolid, el negociado propone que se traslade á ella ú a ótra de igual categoría; para la cual deberá oirle el Consejo en cumplimiento de la Ley indicándose la urgencia del despacho.

Firmado por Isasa el 1º de Febrero y remitido a la Sección 2ª del Real Consejo de Insrucción pública en la fecha arriba indicada.”

La nota es seguida de la resolución y propuesta de traslado tomada por la Sección 2ª del Real Consejo con fecha 15 de Febrero de 1862 (AGA) en cuanto al expediente referido, fi rmada también por Isasa el día 18 de Febrero, que se expresa en los términos siguientes:

“La Dirección general remite el espediente de D. Fernando Amor Catedrático de Historia natural del Instituto de Córdoba, con una nota en la que manifi esta que el instruido sobre la suspensión de este y otros Catedráticos del Instituto, hace conocer la imposibilidad moral de que continúe prestando en dicho Instituto sus servicios y hallándose vacante la Cátedra de historia natural del de Valladolid, propone que se le traslade á ella ó a otra de igual categoría, indicándose la urgencia del despacho. A pesar de los buenos antecedentes literarios de Amor, que constan en su expediente en vista de una aseveración ofi cial tan terminante, es de dictamen la Sección de que se aconseja al Gobierno la traslación de Amor en los términos propuestos por la Dirección, proviniéndose la nota correspondiente en su expediente.

El Consejo sin embargo resolverá lo más acertado.”

La resolución, que el Real Consejo de Instrucción Pública propone al expediente en curso, queda refrendada en la comunicación del Negociado 4º de Instrucción Pública, de fecha 19 de Febrero de 1862, dirigida al Rector de la Universidad de Valladolid (AGA):

“S.M. la Reina (q.D.g.) oido el Consejo de Instrucción pública y de conformidad con su dictamen, ha tenido a bien trasladar á D. Fernando Amor y Mayor catedrático propietario de Historia Natural del Instituto de Córdoba, a igual cátedra vacante en el de esa capital, con el sueldo de 10.000 reales que disfruta.

De R. Orden.”Esta Real Orden fue trasladada, con fecha

26 de Febrero, al Rector de la Universidad de Sevilla, a la Ordenación de pagos del Ministerio, a las Juntas de Instrucción pública de Córdoba y Valladolid, así como al interesado.

Los documentos posteriores se refi eren a la notifi cación, de 22 de Febrero de 1862, de la Universidad Literaria de Sevilla. Negociado Institutos Nº 252 (AIESSC), de la decisión del Ministro de Fomento sobre el traslado de Fernando Amor y su comunicación al Rector de la Universidad de Valladolid. De igual manera y con la misma fecha se trasladó el ofi cio al Director del Instituto de Córdoba y al interesado. A la solicitud formulada el 26 de Marzo de 1862 por Fernando Amor, de una prórroga de incorporación al Instituto de Valladolid:

“por estar arreglando según dice los gabinetes del Instituto de Córdoba”

Prórroga que le es concedida por el Rector (IESSC) y por el Real Consejo (AGA). Posteriormente, con fecha 19 de febrero, se publica su nombramiento como catedrático del Instituto de Valladolid y su toma de posesión, el 20 de Mayo de 1862, en virtud de la prórroga concedida.

A pesar de no disponer de todos los documentos relativos al expediente incoado a Fernando Amor y a otros profesores del Instituto de Córdoba, consideramos que los reseñados, además de los datos aportados por Ramírez de las Casas Deza en sus Memorias, ponen de manifi esto que debieron ser motivos de orden académico y docente los que provocaron el traslado forzoso de Fernando Amor al Instituto de Valladolid en febrero de 1862.

Probablemente sus biógrafos no dispusieron de estos documentos y dieron pábulo a la “tradición cordobesa, narrada románticamente por Amo Serrano”, expuesta por LÓPEZ ONTIVEROS (2008) y que ya hemos reseñado.

2.6. Enfermedad y sepultura en San Francisco de California

Con respecto a la enfermedad que padeció Fernando Amor y que fue la desencadenante de su fallecimiento CASTRO ORDÓÑEZ (1864), escribe: “las fi ebres intermitentes que desde Copiapó venía sufriendo; los cambios de climas de Guayaquil y Panamá habían reducido su cuerpo a la mayor postración.”

ALMAGRO (1866: 7, Nota 2) escribe: “El Sr. Amor contrajo una enfermedad del hígado, en Mayo de 1863; en el desierto de Atacama, y falleció de sus resultas, en el mes de Octubre del mismo año, en San Francisco de California.” BARREIRO (1926: 160) relata que, tras pasar Amor varias semanas en Copiapó, en las que adquirió importantes colecciones de minerales, “Pasó después al ‘Desierto de Atacama’, donde hizo interesantes estudios geológicos y también donde sufrió las consecuencias de aquel clima mortífero

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que minó por completo su salud acarreándole cruel dolencia, que le llevó al sepulcro algunos meses después.”ROLDÁN GUERRERO (1958-1963) escribe que “Amor y Mayor adquirió, por las malas condiciones del clima y por el exceso de trabajo, una enfermedad de la que empezó a darse cuenta en Copiapó, pero a la que no concedió importancia y siguió en Tacna, Arica y Cobija”.

También en el Diario de Don Francisco de Paula Martínez y Sáez, compañero en la Comisión del Pacífi co, aparecen referencias a la enfermedad de Amor, desde el 26 de Junio de 1863, a la semana de volver de Copiapó. En esta crónica constan las malas noches que pasó cuidando al enfermo desde el inicio del viaje de Taboga a San Francisco. Y, ya en San Francisco, menciona su traslado al hospital, pero en ningún caso hace mención al tipo de enfermedad que le aquejaba. Relata también que se entera de su fallecimiento el día 26, a la vuelta de una excursión y, al día siguiente, escribe en su Diario: “Como habíamos de salir en breve

estuve a bordo disponiendo lo necesario para que pintasen el camarote en atención a la enfermedad de Amor” (Diario, 1994: 141-151). Esta anotación podría indicarnos la posible índole infecciosa de la enfermedad de Amor. MILLER (1968), recoge la cita de ALMAGRO (1866) y reseña que Amor murió por una infección hepática, el único dato sobre su enfermedad de que se dispone en la actualidad y que sólo podría ser confi rmado o refutado por el Archivo del Hospital Francés de San Francisco, ya que tampoco consta en el registro de enterramiento de Amor.

El lugar de la sepultura de Fernando Amor lo menciona por primera vez OLMEDILLA Y PUIG (1872: 30) en su biografía, con este párrafo:

“En el cementerio católico de aquélla población [San Francisco de California] existe una modesta lápida, la cual recuerda que aquella es la última morada de un mártir de la ciencia.”

BARREIRO (1926: 202) relata la muerte y los trámites del enterramiento de Amor de la forma

Figura 2. Túmulo mausoleo del enterramiento colectivo del Cementerio católico de Holy Cross (Colma, California, EE UU) donde yacen los restos de Fernando Amor, con detalle del texto grabado en la base.

- Collective burial mound tomb at Holy Cross Catholic Cemetery (Colma, CA, USA) where the remains of Fernando Amor lie, with a detail of the text engraved on the base.

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siguiente:“D. Fernando había muerto en el ‘Hospital

Francés’ el día 21 [de Octubre de 1863] a las ocho de la noche, rodeado de los Sres. Puig, Lora y Galvey, que recogieron su último suspiro. Procediose inmediatamente a los preparativos del sepelio, y para obviar mejor las difi cultades tomaron el acuerdo de acudir al Prelado de aquélla diócesis Excmo. Sr. D. José Alemani, español y religioso dominico, y no sólo tuvo para ellos frases de consuelo, sino que dio también la orden correspondiente para que se pusiere a disposición de los mismos un enterramiento digno en el cementerio denominado ‘Monte Calvario’. Allí fue conducido el 22, por la tarde, el cadáver del infortunado Naturalista, primera víctima de tan desastrosa expedición (…)”

Los biógrafos posteriores, cuando se refi eren a estas circunstancias, reseñan los datos publicados y no aportan nada nuevo al respecto. El Cementerio de El Calvario, cerrado en 1940, fue el primer cementerio católico de San Francisco, fundado en 1860 por el dominico español Jose Sadoc Alemany (1814-1888), que en 1853 fue nombrado por Pío IX primer Arzobispo de San Francisco (MC GLOIN & JOHN, 1966).

El Cementerio católico Holy Cross de la Archidiócesis de San Francisco, situado en las afueras de la ciudad de Colma, fundado por el Arzobispo Riordan en 1877, recogió los restos de los enterramientos del Monte Calvario, tras su destrucción y clausura (Folleto informativo del Cementerio, 2010).

Después del terremoto de San Francisco de 1906, que dañó seriamente el cementerio Monte Calvario, los restos de las sepulturas que habían sido identifi cados por sus descendientes, fueron trasladados a otras tumbas en el cementerio católico Holy Cross. En el año 1940 se procedió al traslado de las 37.000 tumbas restantes que no habían sido identifi cadas, entre ellos los restos de Fernando Amor y Mayor, que fueron sepultados colectivamente en una pequeña colina cubierta por un tapiz de hierba siempre verde, coronada por tres cruces (Fig. 2). En su base hay una inscripción que indica la procedencia de los restos que yacen allí enterrados.

Cuando se procedió a la exhumación de la tumba de Fernando Amor en 1940, aún se encontraba en ella, el cráneo y algunos huesos, según consta en la fi cha correspondiente del Archivo del cementerio (Fig. 3). También se conserva en este Archivo el Libro 1 de Registro de enterramientos del cementerio Monte Calvario, actualmente titulado Registers of Interments oct. 14.1860 to feb.28. 1940. Calvary Cementery Nº 1. Pero al Libro le falta la primera hoja donde deberían constar datos precisos de este singular documento. El registro de enterramiento de Fernando Amor y Mayor se detalla en la última línea de la página 66, en el que faltan por rellenar las columnas relativas al estado civil, ocupación y causa del fallecimiento (Fig. 4). Al registro se le han añadido dos números, el 1870 que es el correspondiente al enterramiento en El Calvario y el 1353 que es el del traslado a Holy Cross.

Figura 3. Ficha del Cementerio católico de Holy Cross (Colma, California, EE UU) donde se detallan los restos exhumados en la tumba de Fernando Amor, cuando fue levantada para su traslado, en 1940.

- Record from Holy Cross Catholic Cemetery (Colma, CA, USA) which details the remains found in the tomb of Fernando Amor, when it was raised to their transfer in 1940.

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Entusiasta viajero hasta el fi nal, los restos mortales de Fernando Amor y Mayor, descansan hoy en esta su última morada californiana mirando al Pacífi co. Hasta allí fui a rendirle homenaje con mi familia el 11 de junio de 2010.

3. APORTACIONES GEOLÓGICAS DE LA OBRA DE FERNANDO AMOR

3.1. Los datos geológicos y sus fuentes documentales

Para una mejor exposición y análisis de su labor como geólogo, vamos a agrupar las actividades de Fernando Amor en los siguientes apartados:

i. Programa de Historia Natural para optar a la Cátedra del Instituto de Cuenca (1845).

ii. Recolector de rocas, minerales y fósiles en la provincia de Córdoba (1847-1862).

iii. Trabajo sobre la geología de la provincia de Córdoba (1860).

iv. Informes científi cos inéditos.v. Datos geológicos en Recuerdos de un viaje

a Marruecos (1859).vi. Datos geológicos y colecta de rocas,

minerales y fósiles en el viaje realizado por la Comisión Científi ca del Pacífi co (1862-1865).

Figura 4. Libro de Registro de enterramientos del Cementerio católico del Calvario Nº 1. A. Canto del libro. B. Libro abierto por las páginas 66 y 67 y detalle de las líneas fi nales de la página 66 con el

registro de Fernando Amor y Mayor. Archivo del Cementerio católico de Holy Cross (Colma, California, EE UU).

- Burial Register from Calvary Catholic Cemetery No. 1 A. Book spine. B. Book open on pages 66 and 67, and details of the fi nal lines of page 66 with the registration

of Fernando Amor y Mayor. Archive of Holy Cross Catholic Cemetery (Colma, CA, USA).

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3. 2. Programa de Historia Natural presentado para optar a la Cátedra del Instituto de Cuenca, 1845

Fernando Amor obtuvo el título de Regente de segunda clase en la asignatura de Historia natural, en virtud de los ejercicios realizados y aprobados en el Museo de Ciencias naturales el 17 de Diciembre de 1845, y con esta titulación solicitó la plaza de Catedrático interino de elementos de Historia Natural del Instituto de Cuenca. Para ello presentó un Programa, que consta de seis páginas manuscritas, incluido entre los documentos del expediente de Fernando Amor y Mayor conservado en el Archivo General de la Administración (Signatura AGA 32/7969) del que a continuación recogemos una síntesis.

“ProgramaQue D. Fernando Amor y Mayor, bachiller

en fi losofía y Doctor en farmacia presenta para obtar [sic] á la Cátedra de elementos de Historia natural del Instituto de la Ciudad de Cuenca.”

El Programa se inicia con la siguiente defi nición de la Historia Natural: “Entre las diferentes Ciencias á que con afán se ha dedicado el hombre en todos tiempos, ninguna hay sin duda mas bella, sin cuyo estudio le haya reportado mayores ventajas, que la Historia natural.” La introducción se continúa con una historia de esta Ciencia, desde los griegos y romanos, analizando los avances en el conocimiento de la Tierra y de los seres vivos. Considera que en el siglo XVI se inicia la nueva era del conocimiento científi co y de las clasifi caciones de los distintos organismos apoyadas “sobre condiciones independientes de la naturaleza de los seres á que eran aplicados”. En cuanto a la ordenación del estudio de las materias escribe lo siguiente:

“Con todo eso la mineralogía, que no se vale mas que de la física y química debe ser la primera, si se ha de seguir un orden metódico: la botánica que pide prestados auxilios á la física, química y fi siología, se presenta ya como ciencia mas complicada; y por ultimo la Zoología que á mas de los tres estudios de que necesita la botánica, tiene que valerse de la psicología es sin disputa la mas difícil de todas las ciencias naturales.”

Defi ne la Historia Natural como materia de estudio, su división general en tres reinos y la determinación de sus caracteres diferenciales. Como ha justifi cado en la introducción, empieza por la Mineralogía, su defi nición, división y “caracteres generales de sus seres”.

El estudio de la Mineralogía lo subdivide en tres bloques de conocimientos: Caracteres, Sistemas y Descripción de los minerales.

Considera los “Caracteres” como “Esteriores y Físicos” incluyendo entre ellos además del color, dureza, tenacidad, ductilidad, etc., Peso específi co, Electricidad, Magnetismo y “las formas exponiendo para las cristalográfi cas la teoría de Hauy”. También los “Caracteres Químicos”, analizando la acción de los ácidos y

demás reactivos y del fuego, “dando a conocer los sopletes más usados”. Los “Caracteres Empíricos” los defi ne como “el paraje y modo de hallarse en la naturaleza y la presencia de otras sustancias que suelen acompañar.”

El segundo bloque lo dedica al estudio de los Sistemas de clasifi cación de los minerales y escribe: “Se espondrán los de los celebres mineralogistas Werner, Hauy y Brogniart; prefi riendo este ultimo para la clasifi cación de los seres, por ser el término medio entre el de Werner fundado en las formas esteriores, y el de Hauy necesitar algunas nociones de química.” Este análisis pone de manifi esto que Amor estaba al día de las últimas investigaciones en relación con los sistemas de clasifi cación de los objetos naturales, y elige para su Programa el que considera más idóneo para transmitir estos conocimientos a sus futuros alumnos del Instituto de Cuenca.

La Descripción de los minerales, ocupa el tercer bloque, entre los que distingue, i. “Cuerpos no oxigenados metálicos” incluyendo entre los no ácidos “Ayre y Agua”; ii. “Sales Alcalinas y Férreas”, en estas últimas y entre las Cálcicas incluye los mármoles y las estalactitas; iii. “Piedras y tierras” que divide en “Duras, Virtuosas y Aluminosas”. Talco, Esteatita y Magnesita, constituyen las Virtuosas; iv. Combustibles” que son “simples”, como azufre y diamante y “compuestas” como sucino, betún y carbones, y v. “Metales” que divide en “Dúctiles y Frágiles” y añade “Dejando el Vanadio, Vronce [sic] & por creerlos mas bien objetos químicos, y raros en la naturaleza.” Concluye este bloque con el estudio de los “Minerales agregados”, de los que indica que: “Se dará una idea de la formación y caracteres de los principales terrenos. De las rocas compuestas como Gneis, granito. Y de los principales productos.” En este último bloque Amor, considera necesario que sus alumnos obtengan unos mínimos conocimientos geológicos y estratigráfi cos de los terrenos y, posiblemente, aunque esto no se explicita en el Programa, de la formación de la Tierra y su evolución en el tiempo. La exposición de la Mineralogía fi naliza con la frase: “Me detendré únicamente en aquellas especies que sean mas notables por su aplicación á las artes, medicina, economía, &.”

La segunda parte del Programa lo dedica a la Zoología, tratando en primer lugar de su defi nición, división, estructura de los animales en general y de los tejidos orgánicos. A continuación se exponen las funciones en general, concluyendo con una introducción a los sistemas de clasifi cación, artifi ciales y naturales. En relación con los sistemas de clasifi cación, escribe: “Se les espondrá el sistema de Linneo y luego el de Cuvier, que se adoptará para la clasifi cación de los vertebrados e invertebrados.”

En la tercera parte del Programa se aborda el estudio de la Botánica, sus generalidades, objeto, división y caracteres generales de los vegetales. “Objeto de la Glosología: Phitografía: Taxonomía:

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Organografía: Fisiología: Patología y Geografía botánicas”.

Apoyado en su propia experiencia como farmacéutico y botánico, Fernando Amor propone un estudio de la Botánica eminentemente práctico, justifi cándolo en el Programa de la forma siguiente:

“Después de estas generalidades, se les irán dando á conocer á los alumnos los órganos; empezando por los de la fructifi cación y dándoles á conocer el sistema sesual [sic] de Linneo, para que una vez impuestos en estas dos materias, vean determinar algunas plantas al mismo tiempo, que se les van dando á conocer los órganos vitales y accesorios, por ser mas sencillo, en mi concepto, retener las multiplicadas formas de estos y los diversos nombres con que se les designa cuando de ellos se hace una aplicación inmediata á la vista del vegetal.

Al ablar [sic] de cada órgano se les manifes-tarán las mas importantes funciones fi siológicas, que desempeña. Se les darán las reglas auxiliares para determinar los vegetales por dicho sistema artifi cial.

Cuando los alumnos hayan adquirido alguna soltura en la práctica, se les dará una idea del método natural, á fi n de ponerlos en cierto modo al alcance de los conocimientos del día: haciéndoles conocer las familias mas interesantes, como gramíneas, umbelíferas, rosáceas, leguminosas, &.”

Propone la siguiente distribución de las materias de estudio a lo largo del curso:

“Se dedicarán los tres primeros meses para la Mineralogía y los restantes del curso divididos en dos partes iguales, siendo la primera empleada en la Zoología y la otra para la Botánica.”

En relación con los medios auxiliares de que dispone para desarrollar el Programa escribe:

“Cuenta el que suscribe con una pequeña colección de Minerales en que hay lo mas esencial para un curso de esta naturaleza: otra coleccioncita de laminas iluminadas para Zoología y para Botánica le basta un arfi ler [sic], un lente y las plantas que dé el País.

Madrid 4 de Octubre de 1845. Fernando Amor y Mayor [Firmado y rubricado].”

La lectura del Programa y las observaciones que hemos intercalado en párrafos anteriores, ponen de manifi esto que Fernando Amor tenía una sólida preparación para desarrollar la docencia en los Institutos de enseñanza secundaria de la época, por sus conocimientos de farmacéutico y sus estudios para obtener el título de Regente en Historia Natural. De otra parte, por sus conexiones con los profesores del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid estaba al día de los avances en los conocimientos de Historia Natural en España y en el ámbito europeo. En otro orden de cosas, Amor disponía de los medios auxiliares necesarios para desarrollar la asignatura, como él mismo indica al fi nal del Programa.

3. 3. Recolector de rocas, minerales y fósiles en la provincia de Córdoba (1847-1862)

3.3.1. Introducción

La importante labor de Fernando Amor como naturalista y su trabajo de campo recolectando todo tipo de objetos naturales de los tres reinos, de las distintas comarcas de la provincia de Córdoba, se refl eja, en primer lugar, en la amplia y numerosa colección que reúne en el Gabinete de Historia Natural del Instituto y, en segundo, en las colecciones que remite al Museo de Ciencias Naturales de Madrid (BARREIRO, 1944: 216-232; PUIG-SAMPER, 1988: 43) y que conocemos por los documentos conservados.

Las Memorias del Instituto de Córdoba también recogen referencias a la dedicación e interés de Fernando Amor en formar buenas colecciones en el Gabinete de Historia Natural del Centro. La primera en la que hemos encontrado datos a este respecto es la Memoria del trienio 1851-1853, que recoge lo siguiente (pág. 17):

“La Colección Mineralógica es digna tam-bién de interés, aún más que por el total de 574 ejemplares que abraza en cristalizaciones, piedras preciosas, ágatas, mármoles pulimentados, rocas, fósiles, etc., por la singularidad de alguno de es-tos objetos, entre los que se distinguen escelen-tes muestras del admirable terreno carbonífero de nuestra sierra, en sus criaderos riquísimos de Es-piel y Belmez.”

La Memoria del curso 1858-1859 trata del material necesario para desarrollar las clases prácticas de las distintas materias de la forma siguiente (pág. 5) :

“Para la enseñanza del importante ramo de la Historia natural contaba ya este Instituto en años anteriores, con una colección de piezas anatómicas y otra bastísima de animales preparados para el estudio de la Zoología con otra colección de formas cristalográfi cas, de aparatos y de minerales para la enseñanza de la Mineralogía: con otra colección de rocas y de fósiles para la Geología; y para la de la Botánica el Herbario y la colección forestal de la provincia, premiada en varias exposiciones.”

La labor recolectora de Fernando Amor, atento a cualquier obra pública que pudiera darle ocasión de recoger material geológico para el Gabinete de Historia natural del Instituto, queda claramente de manifi esto en la Memoria del curso 1859-1860 cuando al tratar del aumento del material científi co del Centro dice (pág. 5):

“La colección Zoológica ha aumentado con 8 cuadrúpedos y 20 aves de esta provincia. La geológica y paleontológica se han enriquecido con ejemplares de rocas de todos los terrenos del partido judicial de Posadas y con 46 curiosísimos fósiles de los desmontes hechos para el ferro-carril cerca de la villa de Almodóvar.”

Corroboran esta preocupación de Fernando Amor los documentos conservados en el Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, entre

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ellos el “Expediente sobre la remisión al Museo de Ciencias de los objetos recolectados por el Ca-tedrático de Historia Natural, Fernando Amor, en 1850 y 1851 y problemas surgidos con las remesas de los dos años siguientes” (ACN0251/001), que incluye los documentos que se relacionan a conti-nuación:

i. Catálogo de los objetos de Historia natural del Instituto de Córdoba el día 20 de Abril de 1849.

ii. Catálogo de los objetos recolectados y preparados para el Gabinete de Historia Natural de este Instituto desde Abril último hasta la fecha [Córdoba 10 de Febrero de 1850].

iii. Catálogo de los objetos recolectados en esta probincia [sic] durante el año de 1850, que se remiten al Museo de Ciencias naturales de Madrid [Córdoba 16 de Enero de 1851].

iv. Ofi cio de remisión del Director del Instituto de Córdoba del material recolectado por D. Fernando Amor [Córdoba 22 de Enero de 1851].

Del conjunto de objetos naturales recolectados por Fernando Amor durante su estancia en Córdoba y de sus envíos al Museo de Ciencias Naturales de Madrid, recogidos en el “Expediente” mencionado, vamos a considerar aquí sólo los objetos geológicos. En primer lugar, los reseñados en el “Catálogo de 1849”, cuyos ejemplares distribuye Amor en los apartados “Reyno mineral, Rocas y Petrefactos e incrustaciones”, que son de procedencias muy diversas. En segundo las dos colecciones de “Minerales, Rocas y Fósiles”, formadas en los años 1849-1850 y 1850, de las que remitió una similar al Museo. Estas colecciones constituyen, en su mayoría, la primera cita de estas rocas y fósiles de la provincia de Córdoba en un documento científi co.

3.3.2. Catálogo de los objetos de Historia natural del Instituto de Córdoba el día 20 de Abril de 1849

El “Catálogo” está constituido por 21 páginas manuscritas fi rmado al fi nal por Fernando Amor y Mayor. Recoge tanto los ejemplares recolectados por Amor, como los obtenidos por donación o intercambio con Instituciones y coleccionistas españoles y extranjeros. La colección está formada por 580 ejemplares de los Reinos mineral y animal, y por un herbario con 300 especies. El contenido de este “Catálogo” lo sintetizamos a continuación:

Reino mineral 251 ejemplaresRocas 25 ejemplaresPetrefactos e incrustaciones 32 ejemplares

Reino animalVertebrados 95 ejemplaresInvertebrados 177 ejemplares

“Reino vegetalUn herbario clasifi cado que contiene 300

especies de las Provincias de Madrid, Cuenca y Córdoba regalado por el Profesor de la asignatura.

Una colección de semillas y pericarpiosOtra de maderas del país y algunas exóticasEsqueletos de hojas colocados entre cristales”Los ejemplares del Reino mineral en su

mayoría proceden de España (171 ejemplares) junto con piezas de otros diecinueve países (78). Las últimas proceden de Alemania, Austria, Brasil, Chile, China, Colombia, Ecuador, Escocia, Francia, Hungría, Islandia, Italia, Méjico, Noruega, Palestina, Perú, República Checa, URSS y un entorno geográfi co “Mar Báltico” Entre ellos sólo Chile, Francia, Perú y la República Checa aportan más de diez ejemplares cada uno y Alemania ocho; los demás países uno, dos e incluso tres especímenes.

Entre las especies minerales incluye nume-rosas variedades de calcita, cuarzo cristalizado y amorfo, carbonatos de cobre, hidróxidos y sulfu-ros de hiero y plomo, variedades de azufre y de carbones. Son de destacar la Esparraguina de Ju-milla (Murcia), Selenita de la Isla de Levis (Es-cocia), Aragonito de Molina de Aragón (Guada-lajara), Cuarzo amatista de Bohemia (República Checa), Ágatas de Islandia, Esmeraldas de Perú, Topacios de Brasil, Lapislázuli de Siberia (URSS) y China, Oro nativo de Perú, Plata nativa de Co-lombia, Malaquitas de Chile, Óxido de Estaño y Cobalto arsenical de Bohemia, Azufre cristalizado de Conil (Cádiz), Cinabrio de Almadén, Blenda y Bismuto nativo de Sajonia (Alemania), Licinio (ámbar amarillo) del Mar Báltico y Asfalto (betún pedaico) del Mar Muerto (Palestina).

Entre las “Rocas” destacan las volcánicas, como la piedra Pómez del Chimborazo (Ecuador) y Lavas del Vesubio (Italia), y entre las endógenas Gneis y Pórfi dos de los Alpes (Suiza), Andesita de los Andes y granitos y rocas metamórfi cas de la Sierra de Guadarrama. Los ejemplares proceden principalmente de España (12), de Suiza (6) y de otros seis países: Alemania, Ecuador, Chile, Francia, Italia y Noruega.

Los “Petrefactos e incrustaciones” están formados por treinta y dos restos fósiles; de los que dos son de Vertebrados (Colmillo y diente de Tiburón), y los demás Invertebrados (Artrópodos, Moluscos, Equinodermos y Braquiópodos), procedentes en su mayoría de la provincia de Córdoba (28 ejemplares), de Soria y de Cuenca.

3.3.3. “Catálogo de los objetos recolectados y preparados para el Gabinete de Historia Natural de este Instituto desde Abril último hasta la fecha [Córdoba 10 de Febrero de 1850]”

El primer envío realizado al Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, del que quedan en el Gabinete del Instituto una colección duplicada, se recoge en las tres páginas manuscritas de este “Catálogo” y está formado por 39 ejemplares de Vertebrados y 200 ejemplares de insectos del término de Córdoba y también de Minerales y Plantas, pero no se relacionan las especies de vegetales ni de minerales, ni tampoco el número

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de ejemplares. Sin embargo, es interesante destacar que en Nota a pié de la última página de este documento, el Profesor de Mineralogía del Museo explicita el número de ejemplares y aclara, en parte, el tipo de especies minerales enviados. El texto de la Nota es el siguiente:

“Los minerales remitidos en número de 43 ejemplares son apreciables por su tamaño y por la serie curiosa de muestras de carbón de Piedra, Pizarras con impresiones vegetales y un grande pedazo de Cook. No se indica la procedencia de estos ni la de los minerales reducidos á las especies comunes de hierro espático y peroxidado rojo, Galena, Carbonatos de cobre, cobre rojo, y conglomerado cuarzosos &. Donato García [Firmado y rubricado].”

Aunque no se detallan las localidades de procedencia de los minerales, por su contenido se puede deducir que en este envío, Amor reúne los minerales recogidos en la parte norte de la provincia de Córdoba donde se concentran las cuencas carboníferas y los yacimientos de minerales de hierro.

3.3.4. “Catálogo de los objetos recolectados en esta probincia [sic] durante el año de 1850, que se remiten al Museo de Ciencias naturales de Madrid [Córdoba 16 de Enero de 1851]”

Probablemente este “Catálogo” es el docu-mento de mayor interés para valorar la aportación de Fernando Amor al conocimiento de la constitu-ción geológica de la provincia de Córdoba, de sus rocas y de su registro fósil. Está recogido en cua-tro páginas manuscritas en las que relaciona obje-tos de los tres reinos de la naturaleza, pero de los que sólo vamos a considerar los geológicos, que Amor separa en dos grupos: “Fósiles” y “Rocas”, numerados correlativamente. La peculiaridad de este “Catálogo” es que reúne los “Fósiles” por lo-calidades de procedencia y tipo de terreno en los que se encuentran, dato este último que consta por primera vez en los catálogos de Amor, además de utilizar los fósiles para datar los terrenos que los contienen. Las “Rocas” las agrupa por localidades y tipos de terrenos o sólo por localidades. El con-tenido geológico de este “Catálogo” lo resumimos a continuación:

“FÓSILESTerreno carbonífero del término de Belmez

(ejemplares del 1 al 11)Sigilaria? (5 ejemplares), Helechos (2),

Impresiones de distintas especies de hojas (1), Asterophilites? (1), Hierro noduloso geódico que se encuentra en las mismas capas

Terreno cretáceo de la Rizafa [Arruzafa] de Córdoba (del 12 al 25)

Dientes de un Squalo (1), Molde (1), Clypeaster? (1), Pecten (5), Terebratula (3), Polípero (3), [Del 20 al 24] Maclados se hallaban dentro de un Clypeaster cuya cabidad [sic] llenaban y del que es un fragmento el número 25. Clypeaster en caliza arenífera

Tierras de labor de Villafranca (del 26 al 28)Abundantes ejemplares de GryphaeaTérmino de Montemayor (29)Ostrea longirrostris? (1)Sitio llamado Los Lanchares. Terreno

oolítico inferior. Término de Cabra (del 30 al 36)Ammonites (6), Belemnites (1)ROCASTerreno oolítico de Cabra (del 37 al 48)Caliza oolítica (2), Brecha con fragmento de

oolita (1), Esquisto calizo (1), Creta conteniendo nódulos (1), Margas irisadas (5), Yeso rojo embutido en una capa de marga que alterna con las anteriores (1), Caliza compacta con muchos Ammonites.

Término de Villafranca (del 49 al 57)Caliza impura con capas berticales [sic] al-

ternando con las pizarras sobre la caliza carbo-nífera (1), Caliza Carbonífera con el Productus antiquatus (1), Brecha caliza con encrinites (1), Arenisca roja micácea pasando a cuarcita (¿terre-no devoniano?) cerca del arroyo Agrio (1), Caliza impura (1), Caliza dolomítica ¿terciaria? Camino del [cerro del] hierro (1), Caliza arenífera idem (1), Caliza con Clypeaster, camino del cerro del hierro (1), Arcilla, en la llamada cerca del Guadal-quivir (1).

Término de Adamuz (del 58 al 61)Terreno Metamórfi coEsquistos que forma la mayor parte de los

terrenos de San Francisco del Monte (1), Esquisto que alterna con el anterior (1).

Metamórfi coEsquisto siluriano (Ampelita) en el que se

encuentran grandes nódulos calizos que contienen Orthoceratites de los que se remitieron el año pasado (1), Caliza carbonífera con encrinites: inferior á la ampelita (1).

Terreno siluriano?Terrenos metamórfi cos del término de

Córdoba (del 62 al 68)[Roca que] forma el cerro de los Villares

(1), Micasquisto del llano de Santo Domingo (1), Esquistos de los Villares (1), Idem Camino de Linares (Cebrián el bajo) (1), Pórfi do de la Cuesta de la Traición: (en este mismo cerro se halla la roca verde de Córdoba) (1), Esquisto arcilloso – Camino de Linares (1), Marga apizarrada (1).

Terreno metamórfi co de Montoro (del 69 al 73)

Formando la loma del Cañaefal: Esquisto arenisco-micáceo (1), Pizarra que alterna con él [anterior] (1).

Forman la loma de la solana del Fraile: Esquisto con piritas (1), Esquisto verdoso (1)

Cuarcita de las Peñas del Águila (1).”Los fósiles que incluye este “Catálogo” son

característicos de los tres conjuntos de afl oramien-tos que se hallan claramente diferenciados en la provincia de Córdoba. Los primeros que mencio-na son los “terrenos carboníferos”, que ocupan una banda que se extiende de NO a SE desde Bel-mez y Espiel hasta el Guadalquivir en Villafranca

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y Córdoba, y contienen fósiles de plantas en las pizarras e invertebrados en las calizas. Los “terre-nos cretáceos”, actualmente asignados al Terciario (Mioceno), presentan un importante registro fósil de invertebrados y vertebrados. Dicha banda la extenderá más tarde (AMOR, 1860) adosada a la falda sur de Sierra Morena, hasta Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real). Los afl oramientos del “te-rreno oolítico inferior” (Jurásico), ocupan una par-te importante del sur de la provincia, como ocurre en Los Lanchares en Cabra, donde hay una gran abundancia de moluscos cefalópodos.

Los datos geológicos, petrológicos y paleontológicos aportados por Amor en este “Catálogo” han sido corroborados y confi rmados por los estudios posteriores de las mismas localidades en el siglo XX. Solamente ha sido modifi cada la asignación a los “terrenos cretáceos” de los afl oramientos de la Rizafa [Arruzafa] de Córdoba que, como ya se ha indicado, corresponden al Mioceno.

El “terreno carbonífero” de Belmez y Espiel, el “terreno oolítico de Cabra” y el “terreno cretáceo” (Mioceno), así como las rocas y fósiles que contienen y sus sucesiones estratigráfi cas, no presentan para Amor ninguna duda en cuanto a su identifi cación, datación y áreas de afl oramiento. Tampoco lo tienen los afl oramientos del Devónico de Montoro y Adamuz (cuarcitas y areniscas rojas). Sin embargo los afl oramientos de distintos tipos de pizarras y rocas esquistosas que por su estructura y contactos estratigráfi cos distingue con difi cultad unas de otras, le obligan a denominarlas por lo general como “Terrenos metamórfi cos”. En Adamuz los denomina esquistos y “esquisto siluriano (Ampelita)” que se corresponderían con afl oramientos carboníferos, como el mismo confi rma al escribir: “en el que se encuentran [los esquistos] grandes nódulos calizos que contienen Orthoceratites”, que serían olistolitos silúricos incluidos en el Carbonífero de Adamuz (Gutiérrez Marco, comunicación personal).

El conjunto de afl oramientos que agrupa dentro de la denominación “terrenos metamórfi cos del término de Córdoba” y los ejemplares de rocas que incluye corresponderían a todas las formaciones del Cámbrico, salvo los esquistos del Camino de Linares y Cebrián Alto, que podrían corresponder al Carbonífero. El ejemplar número 66 lo denomina como “Pórfi do de la Cuesta de la Traición (en este mismo cerro se halla la roca verde de Córdoba)”, roca verde que se correspondería con las calizas y pizarras verdosas cámbricas con arqueociatos que afl oran en el Cerro de Las Ermitas de Córdoba, que Amor debió recorrer muchas veces herborizando y recolectando insectos, por lo que nos resulta difícil de comprender que no incluyera ejemplares de estas rocas en ninguno de sus catálogos.

Las numerosas excursiones por la provincia de Córdoba realizadas por Fernando Amor para recolectar minerales, rocas y fósiles, además de plantas e insectos, con las que nutrir el Gabinete

de Historia Natural del Instituto, preparar las colecciones que enviaba al Museo Nacional de Ciencias Naturales, así como para enviar e intercambiar con otros naturalistas, le proveyeron del conjunto de conocimientos necesarios para comprender la estructura geológica de la provincia, sus rocas y sus fósiles. Esto le permitió más tarde escribir su trabajo de geología “Ligeros apuntes”, que vamos a analizar a continuación.

3.4. Trabajo sobre la geología de la provincia de Córdoba (1860)

Ligeros apuntes para un ensayo de descripción Geológico-agrícola de la provincia de Córdoba. Revista Cordobesa, de Ciencias, Literatura y Artes.

La primera parte del trabajo, publicado el 9 de Marzo de 1860, en el número 9 de la Revista Cordobesa, en el que trata de la “Cronología de los terrenos. Terrenos modernos a Terreno Carbonífero” concluye sin fi rma y con las palabras “Se continuará.” (Fig. 5) La segunda parte se publica en el número 10, de 18 de Marzo del mismo año, y se refi ere a los “Terrenos Devoniano y Siluriano y Terrenos metamórfi cos e ígneos”. Esta segunda parte se cierra con las iniciales de su nombre “F. A.” y la palabra “Continuará”, pero sus aportaciones se interrumpen y la Revista no vuelve a publicar ninguna continuación de estos apuntes geológicos provinciales (Fig. 6).

En este trabajo Fernando Amor sintetiza sus amplios conocimientos sobre la geología de la provincia de Córdoba, delimita las áreas de distribución de los materiales de los diferentes sistemas geológicos, defi ne los distintos tipos de rocas de cada uno de ellos y, en algunos casos, su sucesión estratigráfi ca. Relaciona numerosas localidades con fósiles, la mayoría nuevas para la ciencia e interpreta y discute la presencia de los fósiles en algunos tipos de rocas; por último apunta la existencia de una falla que sería la responsable del levantamiento de Sierra Morena.

Aunque en sus explicaciones considera la acción de los fenómenos naturales como agentes de la evolución de la corteza terrestre, en la interpretación de algunos fenómenos geológicos y del origen de los fósiles y de la Tierra se apoya siempre en la intervención directa de Dios o del Creador. En este sentido justifi ca la ausencia de fósiles en las rocas ígneas y enmarca su trabajo con el siguiente discurso:

“Aquí podría entrarse en las mas altas consideraciones con el objeto de averiguar si esta carencia de fósiles depende de que el escesivo calor de las rocas los calcinase y destruyese, ó, lo que es mas probable, de que tales seres no existieran en los momentos en que estas se formaban, momentos primeros del mundo, instantes magnífi cos en que la omnipotencia del Creador se dejara sentir en medio de aquel caos, haciendo aparecer á su tremenda voz los continentes y confundirse con el abismo las aguas con las aguas. (…)

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Figura 5. Fragmentos de la primera página del número 9 de la Revista Cordobesa de 11 de Marzo de 1860, del inicio del trabajo de Fernando Amor [pág. 129] y del fi nal [pág. 132], sobre la geología de la provincia de Córdoba.

- Fragments of the fi rst page of the Revista Cordobesa number 9 in Cordoba March 11, 1860, the start of the work of Fernando Amor [pag. 129] and end [pag. 132], on the geology of Córdoba province.

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Figura 6. Fragmentos de la primera página del número 10 de la Revista Cordobesa de 18 de Marzo de 1860, del inicio del trabajo de Fernando Amor [pág. 144], y del fi nal, con la abreviatura de su nombre [pág. 147], sobre la geología de la provincia de Córdoba.

- Fragments of the fi rst page of the Revista Cordobesa number 10 in Cordoba March 18, 1860, the start of the work of Fernando Amor [pag. 144] and end with the abbreviation of his name [pag. 147], on the geology of Córdoba province.

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Al recorrer el territorio de nuestra provincia examinando la pequeña parte de la corteza terrestre que la constituye; (…) veremos que las capas que la constituyen son muy distintas en todos su caracteres.

Estas diferencias que cualquiera puede percibir con la simple vista; demuestran al geólogo que las circunstancias en que dichas capas nacieron fueron muy distintas, y muy distintos también los periodos de su formación. Por esto cada una tiene señalada su página en la cronología de la tierra; por esto se habla de edades de terrenos, y por esto también voy yo, ante todo, a indicar la de cada uno de los nuestros al compararlos con los de otros países, en que ya han sido mejor estudiados”

Para ello divide los terrenos en “modernos, terciarios, cretáceos, jurásicos, [triásicos], car-boníferos, metamórfi cos, plutónicos y volcánicos, no dejando de indicar el origen del nombre que llevan.”

Comienza su estudio por los TERRENOS MODER-NOS, que

“Son los que continuamente se están formando a nuestra vista. A ellos pertenecen todos los depósitos aluviales”, [cantos, arenas, los bancos de cuarzo, cascajo y pedernales del valle del Guadalquivir] (…) En los mismos tienen lugar las estaláctitas, cuyas preciosas cristalizaciones tapizan las cavidades de las peñas, como en Cabra, y de donde podemos estraer los más bellos alabastros orientales, tan usados en otros países.”

En cuanto a los TERRENOS TERCIARIOS expone, en primer lugar, su distribución en la provincia:

“Preséntanse por toda la cuenca del Guadalquivir apoyados al N. por la falda S. de Sierra morena en las pizarras, como en Villafranca y Hornachuelos, y entre los granitos en Palma; y estendiéndose hasta Aguilar y Montilla para después pasar por Espejo, Valenzuela y Villa del Río.

Todas las calcáreas, que compuestas de restos de conchas y pequeños cantos silíceos, han quedado al descubierto en los desmontes practicados para la carretera de la sierra [de Córdoba], son evidentemente de la época terciaria. Al mismo periodo corresponden las margas y yesos que se estienden junto a Espejo formando pequeñas colinas.”

También indica que Castro del Río está construido sobre “un conglomerado de cemento calcáreo silíceo” y no lejos de la ciudad el río corta un paquete de arcillas grises de grano fi no “de mas de 80 varas de altura” ambas de la misma edad; que “la población de Santa-Ella está fundada sobre un depósito compuesto de diferentes lechos de arcilla azul y margas arenosas de color amarillo” y que en sus inmediaciones, al pié del cerro de Doña Aldonza, y en los márgenes de un arroyo se encuentran “montones de arena y nódulos de arcilla procedentes del terreno anterior; con ellos hay fragmentos de huesos, dientes de mastodontes y otros cuadrúpedos no menos colosales, todos en el peor estado de conservación, y trozos de

hastas [sic] pertenecientes á ciervos extinguidos.” Las canteras existentes al sureste de Montilla están formadas por “rocas calizas, compuestas de fracmentos [sic] de corales y conchas con algunos granos de arena; su blandura, su color amarillento y su estructura esponjosa les ha valido el justo nombre de panalillo con que son conocidas por los del país. Estas calcáreas a que los ingleses dan el nombre de corall crac se estienden hasta Aguilar.”

Concluye su exposición sobre estos terrenos de la forma siguiente:

“Terciarias son también, a mi entender, todas las calizas que partiendo de Santa Cruz de Mudela corren por la falda de la sierra presentándose muy sensiblemente en ciertos puntos, como en la Rizafa [Arruzafa] y molino de Sansueña; calizas con las que se edifi ca en nuestra población; blandas, muy descomponibles, dispuestas en gruesos bancos y conteniendo fósiles notables por su tamaño y perfecto estado de conservación: hallánse en ellas diversas especies de ostras y varios erizos de mar, á veces de un pié de diámetro y convertidos en bellas cristalizaciones: Con ellos podremos ver las miléporas, escaras y retéporas, con otros cien individuos de la familia de los corales, que así como los erizos se hallan allí para atestiguar que las rocas que los contienen debieron formarse en el fondo de un océano caliente.”

Los conocimientos actuales sobre el Terciario de la provincia de Córdoba, tienen en Fernando Amor un precursor, hasta ahora no reconocido, que adelantó la distribución de sus materiales en la provincia, sus litologías características más frecuentes y el registro fósil que los databa con precisión.

Los TERRENOS CRETÁCEOS, en los que no encuentra fósiles, afl oran sólo al sur de la provincia: “Sus rocas empiezan á aparecer en Montilla, abundan en Aguilar y Lucena, viniendo a terminar en la sierra de Cabra, donde descansan sobre los mas antiguos.”

Las litologías más características, que va defi niendo en las localidades que afl oran, son la creta, “al E. de Cabra, camino de Priego”; “la calcárea blanca compacta con pedernales de color opalino entre Santa Ella y la Puebla de Don Gonzalo”, y “dispuestas sobre estas rocas se hallan esas abundantes margas que con el nombre de alvero o tierra tosca se conocen en estas poblaciones y de que tanto partido se saca para el cultivo de la vid.” Margas que corresponderían ya a los terrenos terciarios.

El estudio del TERRENO JURÁSICO, que también afl ora al sur de la provincia, lo inicia reconociendo que fue D. Joaquín Ezquerra del Bayo el primero que identifi có este terreno en Cabra y los caracteriza de la forma siguiente: “Efectivamente, vénse sus rocas tocar con la población en la fuente del río al E. de la ciudad, y continuar hasta Priego, donde empiezan á aparecer las areniscas del terreno mas antiguo sobre que aquellas descansan.” Describe el paisaje de la sierra de Cabra que por su aspecto le parece una región volcánica, con terrenos áridos

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y desprovistos de vegetación, pero con los valles feraces por las tierras de acarreo.

Las rocas son todas calizas de color blanco en lo general, ó gris ceniciento y azulado; duras, compactas y sonoras, “que forman una no interrumpida série desde la de grano de pez hasta la casi perfectamente litográfi ca. Preséntanse en estensos bancos, que aunque hendidos en todas direcciones dejan ver su inclinación de 45 grados, prueba evidente de haber sido trastornados con posterioridad a su sedimento. En el cerro del Algarrobo hay una de esas calizas de estructura escamosa abrillantada, con gran cantidad de fracmentos [sic] de conchas y encrinites, con color blanco rosado (…)”. “La sustancia de que se confeccionan las piedras molineras es una especie de brecha, á que los canteros dan el nombre de cuajado y que contiene los mas curiosos fósiles, lo mismo que las grandes lajas que se destinan al enlosado de aquella población. (…). En los mismos terrenos se hallan los depósitos de mármoles á que la gran exposición de Paris hizo la justicia que merecen” pasando a continuación a relacionar los diferentes tipos de mármoles, destacando sobre todos la existencia de “una brecha de cantos angulosos, blancos embutidos en una pasta roja, y que, olvidada completamente en el día, solo puede verse en cien columnas de nuestra laberíntica catedral”.

No entendemos como Amor no incluyó en este apartado de su trabajo, la datación como Oxfordiense de las calizas de Cabra y del Lías las de Baena, por los fósiles enviados por él a los geólogos franceses Verneuil y Collomb y publicado por ellos (VERNEUIL & COLLOMB, 1853: Nota pág. 105), datación que constituía una aportación de primera magnitud para la época, a la vez que un reconocimiento a su trabajo.

La descripción que Fernando Amor hace del TERRENO TRIÁSICO, en el que tampoco cita restos fósiles, es tan exhaustiva y concisa en sus detalles, que la trascribimos casi completa a continuación:

“Siguiendo la série cronológica de los terrenos en nuestra provincia, hallamos el Triásico, compuesto de tres rocas muy distintas y que, ocultos por los mas modernos, aparece solo en algunos puntos aislados. Empieza a verse marchando de Córdoba a Lucena; en Priego y Benamejí, estendiéndose después por la provincia de Málaga.

La villa de Monturque se halla fundada sobre una eminencia de margas con yesos grises, que encierran gran cantidad de jacintos de Compostela, las mismas que vuelven á aparecer á dos leguas del Puente de D. Gonzalo. En Carcabuey se descubren las areniscas rojas, y las arcillas con yesos se ven claramente en todo el camino de Priego á Luque.

Pero en ninguna parte pueden estudiarse mejor estas formaciones, que es marchando de Lucena a Encinas Reales, donde la nueva carretera a Málaga ha puesto al descubierto en sus grandes desmontes diversas rocas de este terreno. Vénse allí arcillas rojas con yesos fi brosos del mismo

color, margas irisadas con capas inclinadas de yeso gris y cubiertas todas de materias efl orescentes: el Salado y otros arroyos, que corren por aquellos valles, dejan al evaporarse grandes cantidades de sal común, cuya sustancia se benefi cia abundantemente en varios puntos comarcanos.”

También expone Amor que, entre Encinas Reales y Rute, el río Anzur corta una sucesión formada por “capas inclinadas á 45 grados de areniscas amarillas roja y blanca, una arcilla muy fi na y pizarra arcillosa verde amarillenta. De la misma época son las calizas magnesianas de color gris de humo con que se ha afi rmado gran parte de dicha carretera y que formando picos solitarios é inaccesibles pueden verse en el cerro de Malabrigo. A igual periodo, en fi n, debe en mi concepto referirse el criadero de azabache descubierto no ha mucho en el término de Priego y denunciado como de esplotación para la ulla [sic].”

Destaca Amor el interés económico de los TERRENOS CARBONÍFEROS de la provincia por sus importantes depósitos, que conocía bien y cuya descripción y caracterización coincide en rasgos generales con la interpretación actual de la cuenca carbonífera cordobesa, cuenca que sólo se conocía entonces en los términos municipales de Espiel, Villanueva del Rey y Belmez y sus aldeas. Al caracterizar estos terrenos Amor sólo utiliza los datos obtenidos en sus propios estudios y no hace referencia al “Informe sobre las minas de carbón de piedra de la provincia de Córdoba” realizado en 1836 por el ingeniero de minas Ramón Pellico, en el que se incluyen numerosos datos geológicos de estos terrenos carboníferos (PELLICO 1836), y que suponemos debía conocer, ya que su compañero en el Instituto de Córdoba Luis Mª Ramírez de las Casas Deza, disponía de una síntesis manuscrita del mismo desde 1839 (RAMÍREZ DE LAS CASAS DEZA, 18--).

Describe la sucesión de los distintos tipos de rocas y su contenido fósil de forma precisa comenzando por los más antiguos:

“La parte inferior de este terreno la componen unas calizas negras muy compactas y que contienen diferentes conchas de los terrenos muy antiguos: pero la superior, la dominante, es un asperón ó conglomerado cuarzoso, cuyos granos llegan a adquirir un grande grueso; en estos lechos se hallan sepultados troncos de sigilarias, género de plantas estinguidas cuyos tallos, huecos en otro tiempo, están hoy macizados de la misma arena que los envuelve y con su epidermis convertida en fi nísimo carbón. Con ellos se ven también, en capas de arcillas grises ó negras, multitud de hojas de las mas variadas especies de helechos arborescentes, calamites jigantescos que en aquella época debieron reemplazar á nuestras palmeras; magnífi cas especies de lepidodendros, y otras muchas plantas cuyos actuales representantes solo pueden vivir en un clima tropical.”

El proceso de transformación de los vegetales en carbón lo interpreta según las teorías de su tiempo de la forma siguiente: “Resultado de

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la descomposición de tan diversas plantas, que la naturaleza con sus inmensa fuerzas pudo, en época anterior á todos los tiempos históricos, acumular en grandes cantidades; y cuyos destrozos libres del contacto del oxígeno y sugetos a la enorme presión de las montañas debieron carbonizarse, no de otro modo que lo verifi ca la madera que el hombre quema en sus cerrados hornos; resultado, digo, de la carbonización de aquellos vegetales que en inmensos bosques debieron vivir alimentados por un clima estraordinariamente cálido, por una atmósfera constantemente húmeda, y por un aire cargado siempre de ácido carbónico, es el combustible que con el nombre de ulla, carbón de piedra ú hornaguera se halla en estensas y potentes capas; y cuya esplotación ha de ser el mas grande manantial de riqueza en este privilegiado suelo.

Tenemos, además del carbón en estos terrenos, grandes depósitos de hierro, que con las calizas fundentes y arenas refractarias vienen á aumentar el interés de esta vasta y rica localidad.”

Las difi cultades de observación y discrimi-nación de las rocas situadas por debajo de los te-rrenos carboníferos, cuyo afl oramiento se extiende por una gran parte del norte de la provincia, obli-garon a Fernando Amor a agrupar para su estudio los TERRENOS DEVONIANO Y SILURIANO, como él mismo justifi ca:

“Al reunir en un grupo estos dos sistemas no hago otra cosa que obedecer a circunstancias de localidad. Efectivamente los grandes trastornos de que ha sido teatro la sierra Morena debieron ser la causa de que sus rocas tengan una posición tan análoga, tal concordancia en su estratifi cación y una tanta semejanza en su estructura, que sería muy difícil poderlas distinguir sin el auxilio de los restos animales que quedaron envueltos entre sus estensas capas.

(…) Sus rocas mas características son los asperones, las pizarras y las calizas impuras. Los asperones comprenden las que comúnmente se llaman almendrilla y piedra molinaza, conglomerados cuarzosos, cuyos granos de muy variable grueso están unidos por una grande cohesión y coloreados de un rojo sanguíneo. La ciudad de Montoro se halla fundada sobre una alta colina de estas rocas, que son notables además por no contener vestigios de organización.

Las calizas grises, pardas ó negras con abundancia de corales pueden verse en la parte alta de Villafranca, junto al cerro de las almagreras, llamado así por los muchos hierros que contiene: estendiéndose además hasta el río varas cuya tortuosa corriente serpea ahora por entre escarpados riscos.

Las pizarras, por último, forman la parte mas considerable de estos terrenos en toda la sierra de los Santos; corren desde allí por el puerto Calatraveño, y acercándose a Córdoba aparecen en el cerro de Torreárboles y otros varios puntos de la falda S. de Sierra Morena. En estos inmensos pizarrales hallamos los informes trilovites,

pequeños crustáceos próximos a nuestros cangrejos, y primer rasgo de la organización animal que el omnipotente dedo de Dios trazará sobre la turbulenta superfi cie de aquellos ardientes mares.”

La complicada tectónica que presentan las rocas del Paleozoico inferior de Sierra Morena, por haber sido afectadas por las orogenias Cadomiense, Varisca y Alpina, enmascaran las diferencias de las sucesiones estratigráfi cas desde el Neoproterozoico al Carbonífero y los conocimientos de la época no le permitieron separar con claridad las rocas de los distintos sistemas. De la misma forma que comentamos al tratar de los terrenos jurásicos, nos resulta difícil comprender como Amor no utilizó en este trabajo los datos que, por su concurso, habían obtenido y publicado los geólogos franceses sobre su hallazgo de Cardiola interrupta, lo que determinó la identifi cación y caracterización del Silúrico del norte de la provincia de Córdoba (VERNEUIL & COLLOMB, 1853: 105 y Nota; VERNEUIL & BARRANDE, 1855: 982-983) datos que también Casiano de Prado incluyó en sus trabajos (PRADO, 1855: 185 y Nota; 1858: 92).

Amor defi ne y delimita claramente el afl oramiento y la composición de las rocas del Devónico en la provincia, aunque no encuentra fósiles; pero asigna a los terrenos devoniano y siluriano “Las calizas grises, pardas ó negras con abundancia de corales pueden verse en la parte alta de Villafranca” que por los fósiles que contienen corresponderian al Carbonífero. La interpretación de los afl oramientos de pizarras de estos sistemas es aún más complicada, ya que en el área geográfi ca que les asigna afl oran pizarras del Carbonífero al Cámbrico.

La cita de trilovites “en estos inmensos pizarrales” tenemos que considerarla como una hipótesis dada su existencia en los terrenos de estas edades en otras áreas geográfi cas europeas, pero que Amor no debió encontrar, pues en su trabajo no menciona ningún hallazgo de trilobites, ni reseña ejemplares en sus colecciones. Con posterioridad, en esta vasta área se han encontrado trilobites en pizarras del Carbonífero, Silúrico, Ordovícico (Gutiérrez Marco comunicación personal) y Cámbrico.

La caracterización que hace Fernando Amor de las rocas de los TERRENOS METAMÓRFICOS y su distribución por la provincia de Córdoba, se corresponden exactamente con parte de los afl oramientos asignados, en la actualidad, al Cámbrico con registro paleontológico, aunque Amor no encontrara fósiles. Su interesante descripción es la siguiente:

“La parte mas inferior de la corteza terrestre, que hasta ahora ha podido ser reconocida, la componen los granitos; pero entre estos y los terrenos que anteriormente se han descrito existen rocas de una naturaleza muy ambigua, pues participando de la estructura hojosa de los unos presentan el aspecto vidrioso y como fundido

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de los otros. Las pizarras antiguas y calizas de aspecto marmóreo los representan en nuestro país, donde forman una de sus zonas mas interesantes.

Para verlas es preciso marchar desde Hornachuelos á S. Calixto del Tardón por la cañada del Bembézar; este río que corre encajonadamente entre dos cordilleras, y cuyas aguas suben con las crecientes á gran altura, deja muy lavadas las rocas que las componen. Son estas repetidas capas de pizarras verticales de hermosos colores verde, azul y violeta, intercaladas con bancos de calizas compactas y muy puras, blancas ó de color grisáceo. Siendo muy descomponibles las primeras, desaparecen por la acción corrosiva de la atmósfera, quedando las calizas, que en prolongadas crestas nos marcan desde lejos la dirección de las montañas de E. á O., mientras que los destrozos arrastrados por las lluvias constituyen los mas fértiles y pintorescos valles.

Algunas de sus calizas forman un excelente mármol, y de ellas construyeron los Romano las cabezas de sus estatuas consulares de granito [sic]: otras de pasta mas grosera y menos atacables por los agentes atmosféricos son empleadas en las construcciones, y pueden verse en nuestro famoso puente de Alcolea.”

Para introducir el estudio de los TERRENOS ÍGNEOS resume las características principales de las rocas sedimentarias que ha expuesto anteriormente y dice:

“La série que ahora vamos á describir comprende todos los de formación ígnea, orígen que se nos revela por caracteres opuestos a los de aquellos. Aspecto vidrioso ó cristalino, jamás divisibles en hojas ni colocación por capas, y falta absoluta de fósiles. Nada efectivamente hay en ellos que nos revele la existencia anterior de seres animales ni vegetales.” En cuanto a la división y clasifi cación de estos terrenos añade: “todos los terrenos ígneos pueden dividirse todavía en unos, primitiva corteza de la tierra y que se llaman Plutónicos, y otros que en la forma de masas sólidas ó de materias pulverulentas fueron lanzados en la atmósfera, ó bien que líquidos hirvientes corrieron por entre las capas de terrenos anteriores constituyendo diques ó murallas, y son conocidos con el de volcánicos.”

Fernando Amor, conocía por sus recorridos como naturalista la distribución de estos tipos de terrenos y lo expone de la forma siguiente:

“A los PLUTÓNICOS pertenece una parte del suelo de nuestra provincia: es el valle de los Pedroches, que rodeado al S. por las colinas pizarrosa del puerto Calatraveño, y constituido por una inmensa masa de granito, da asiento á los partidos de Hinojosa y Pozoblanco.

Esta roca que en el país se da el nombre de sal y pez, es gris y se halla atravesada por fi lones de cuarzo conteniendo abundantes minerales de cobre y plomo.” Destacando algunos afl oramientos de estas rocas por su espectacularidad entre ellos “Los famosos riscos de Guadanuño son promontorios de masas esferoidales de granito

rojo, que se hallan colocados unas sobre otras del modo mas estraordinario y caprichoso junto a la cañada de Berlanga.”

Destaca el contraste morfológico que la erosión impone a los montes formados por estas rocas que por lo general presentan una vertiente escarpada, generalmente la oriental, y pone como ejemplo de esta morfología la “escabrosa y con picos inaccesibles por la parte oriental hacia Torrecampo; pero [que] por la opuesta en la dehesa de las Jarillas es perfectamente llano.”

Analiza también la facilidad de alteración de los granitos por los agentes atmosféricos, a pesar de su tenacidad, razón por la cual se ha formado el llano de los Pedroches “á mas de doscientas varas sobre el nivel del Guadalquivir”. Destaca el interés de la utilización de estas rocas para la construcción desde la antigüedad y del caolín, resultado de la descomposición del granito, para la elaboración de la cerámica.

Del otro tipo de terrenos ígneos escribe: “Los terrenos VOLCÁNICOS tienen también sus representantes en nuestro territorio, siendo los pórfi dos las rocas mas notables que los constituyen.”, y relaciona a continuación los diques de pórfi dos más relevantes que afl oran en los alrededores de Córdoba capital, entre ellos: [el] “Rojo morado, grueso banco que corre a un tercio de altura de la primera cordillera de la sierra se presenta en la subida de la torre de las siete esquinas.”, el “Rosado y violeta, de distinta composición química, de 40 varas de potencia y casi paralelo al anterior, de E.S á O.N. pasa por la huerta de Escolanías, (…) habiendo calcinado con su calor y descompuesto las calizas con quienes se pusiera en contacto. Las partes alta y media de los elevados cerros del Balcón del mundo, y S. Gerónimo están constituidos por otra roca porfídica de color verdoso, que estendiéndose en dirección N. y al través de las crestas pizarrosas que sublevára durante su aparición, dejó allí vestigios indelebles que marcan aquel sitio como uno de los principales focos del levantamiento de la sierra Morena.”

En este último párrafo, Fernando Amor aporta datos de observación sobre el terreno que apoyan la existencia de la importante fractura que facilitó el levantamiento de Sierra Morena, puesta de manifi esto por los afl oramientos de rocas porfídicas y la deformación de los materiales en los que intruyen. Por tanto Amor es el primero que apunta la existencia de la falla que posteriormente José Macpherson (1839-1902) defi nió y estableció su alineación (MACPHERSON, 1879: 165) y que actualmente se conoce con el nombre de “Falla del Guadalquivir”.

En cuanto al aprovechamiento de estas rocas por el hombre, destaca el interés que revisten para la arquitectura desde la antigüedad, entre ellas “muchas columnas de nuestra morisca Catedral están labradas en el rojo y verde, al paso que junto á la torre de las siete esquinas se presentan todavía grandes señales de su esplotación.” La alteración

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de estas rocas, junto a la de las calizas y pizarras, “producen las fértiles tierras de Valle hermoso, con tanta razón llamado así por sus espesos bosques de granados, naranjos y limoneros.”

Concluye su trabajo de descripción geológica de la provincia con el párrafo:

“Tal es la idea ligera que puede darse de la constitución geológica de esta provincia; tal es como debe tenerse presente al estudiar sus suelos arables.”

De acuerdo con el interés general de los naturalistas del siglo XIX de obtener una aplicación práctica a sus estudios, Fernando Amor había califi cado su trabajo como “descripción Geológico-agrícola”, faceta, la segunda, que había ido incluyendo en cada una de las descripciones de los distintos terrenos (ANTÓN RAMÍREZ, 1865). Por ello creemos que decide concluir su bosquejo presentando una síntesis de los terrenos cultivables de la provincia de Córdoba, consecuencia de la alteración atmosférica y la acción de transporte de las corrientes de agua, donde propone una nueva clasifi cación de los mismos, criticando la que se utilizaba en su época, que introduce de la forma siguiente:

“Quede sentado, por ahora, que toda tierra vegetal procede de la alteración que los cambios de temperatura, la electricidad, el agua y los huracanes producen en las rocas, y que por consiguiente de un detenido estudio de estas debe inferirse el conocimiento esacto de aquellas. Así se vé, en efecto, que siendo análogos sus caracteres físicos y unas mismas sus propiedades químicas, la riqueza o cantidad del suelo arable aumenta con la mas fácil descomposición del bajo suelo, cuya mayor ó menor profundidad tanto infl uye en la naturaleza de las tierras y por consiguiente en el todo de la vegetación.

Del mismo conocimiento de las rocas se infi ere también la necesidad de que una nueva clasifi cación de las tierras venga a reemplazar la tan rutinaria como inoportuna que hoy se sigue en esta provincia. Dividanse todas, con arreglo á sus elementos químicos, en cuatro grupos según en ellas dominen la cal, la arcilla, la arena ó el mantillo, como lo enseña la ciencia: dividanse y subdividanse estos mismos grupos con arreglo también a sus cualidades físicas y a las circunstancias locales, á la altura, clima y humedad, como lo dicta la sana razón, si han de poder apreciarse todas en su justo valor, si no han de cometerse inesactitudes tan perjudiciales en muchos casos y si se ha de proceder, en fi n, con acierto alguna vez á la formación de una buena estadística.”

3.5. Informes científi cos inéditos

Además de la docencia y de los trabajos botánicos, zoológicos y geológicos, durante su larga estancia en Córdoba como catedrático de Historia Natural del Instituto, y en función de su categoría científi ca, las autoridades de las

Instituciones de la ciudad le encargaron diversos informes sobre cuestiones de interés económico y social.

El expediente de Fernando Amor que se haya depositado en el Archivo General de la Administración (Signatura AGA 32/7969), conserva una “Hoja de servicios y méritos” de fecha 22 de Setiembre de 1857, en la que se relacionan varios encargos de trabajos científi cos solicitados por las autoridades provinciales en los términos siguientes:

“1851. Encargado por el Sr. Gobernador de la Provincia de analizar las aguas hidrosulfurosas de Arenosillo, y de formar una memoria geognóstico-botánica de las inmediaciones.

1851. Comisionado por la Junta de Agricultura para pasar á Sevilla por el Guadalquivir é informar sobre el estado de los productos que (en un ensayo de navegación de Valsas de Mr. Ross) fueron conducidos á aquel punto.

1854. Como individuo de la Junta de Agricultura fue encargado de dirigir la destrucción de la Langosta.”

Encargos que fueron motivo de los correspondientes informes por parte de Amor. Aunque no hemos podido localizar estos informes para su consulta, no queremos dejar de reseñarlos en este trabajo, ya que en nuestra opinión, los datos geológicos debieron ser relevantes en los dos primeros, sobre todo el relativo al Arenosillo y sus aguas minero-medicinales, del que se requería una “Memoria geognóstica-botánica”. También en el que trata del estudio de la posible navegavilidad del Guadalquivir, entre Córdoba y Sevilla.

3.6. Datos geológicos en Recuerdos de un viaje a Marruecos (1859)

Fernando Amor realizó un viaje a Marruecos entre los días 19 de Julio y 8 de Agosto de 1859 y recogió sus observaciones como naturalista en un libro que publicó el mismo año. Las circunstancias del viaje, así como sus motivaciónes no fueron nunca esclarecidas y el mismo Amor alimenta el misterio cuando en la dedicatoria del libro a su maestro Mariano de la Paz Graells escribe: “Una casualidad hizo que me hallase en Cádiz el 17 de Julio, y un inesperado suceso me determinó á realizar una espedición para mí tan deseada.” Circunstancias que todos sus biógrafos han interpretado e intentado dilucidar.

Los aspectos geológicos incluidos en el relato no son muy numerosos y, en general, forman parte de la descripción de los paisajes como un dato más, en pocas ocasiones el tema que se trata es exclusivamente geológico, aunque se incluyen ya desde la salida de Cádiz el 18 de Julio, reseñando al pasar frente a Conil la importancia de sus yacimientos de azufre y la belleza de sus cristales, algunos de ellos expuestos en el Museo de Historia Natural de Madrid, así como las “calizas de color sombrío” que forman la Sierra de la Luz, cerca de Trafalgar.

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En sus recorridos por el Peñón de Gibraltar observa las diferentes rocas que afl oran pero en su relato solo menciona la existencia de calizas, destacando que:

“Entre los minerales que en los diferentes cortes han aparecido, son notables unas calizas estalacmíticas, especie de alabastros orientales de trasluciente masa, dibujo hermoso y bello puli-mento; y una roja y endurecida arcilla en que hay incrustada enorme cantidad de huesos fósiles per-tenecientes a cuadrúpedos, que debieron perecer en alguna terrible catástrofe, y cuyas especies ya no existen: huesos que en el país son, sin funda-mento, considerados como la acumulación de hu-manos esqueletos.”

Arcilla fosilífera que posiblemente sería el relleno de alguna cavidad cárstica de las muchas existentes en la base del Peñón.

Interpreta la formación del Peñón de Gibral-tar y su relación con las formaciones geológicas por él reconocidas con un párrafo en el que se en-trecruzan los datos de la ciencia y los de la imagi-nación y las leyendas:

“Al ver los bruscos escarpes de aquel cerro y considerarlos separados de los correspondientes de la africana costa por un tan estrecho brazo de mar, la imaginación corre involuntariamente á buscar un punto de enlace. La idea de otra Atlántida se le representa en seguida, y cree uno ver allí los arranques de las capas que existieron, como se ven en los ríos los estribos de algún puente arrancado por la poderosa fuerza de las aguas. Sí; esta solución de continuidad no debió existir en épocas remotas; el Atlántico y el Mediterráneo no se comunicaban entonces; el África y la Europa eran un solo continente; bien lo demuestran la analogía de sus productos, la disposición de sus rocas, la identidad de muchos vegetales y la semejanza de especies animadas que no están dotadas de órganos para volar. Sí; la España y el África estuvieron unidas y si nó fue Hércules quien con sus potentes brazos separó las montañas Calpe [Monte Calpe de la colonia romana Julia Calpe, hoy Peñón de Gibraltar] y Ávila [Abyla, monte de África frente al Peñón] para juntar los dos mares, alguna catástrofe hizo desaparecer aquel terreno como han desaparecido otros muchos, como desaparecen y desaparecerán mientras exista el globo que habitamos.”

Como apoyo de esta hipótesis introduce la posible explicación de la existencia de monos en el Peñón y escribe:

“Los monos de Gibraltar ¿proceden de los que habitaron estos montes antes de separarse las dos costas, ó son producto de algunos individuos que escaparan de la esclavitud? De cualquier manera su ecsistencia [sic] natural en esta pequeña y limitada parte de Europa, por más indiferente que aparezca a los ojos del vulgo, es un dato curiosísimo para la geografía zoológica que trata de la distribución de los animales sobre la tierra.”

Fernando Amor considera en su exposición que Marruecos es la continuación de Andalucía,

por eso al iniciar su recorrido por tierras africanas incluye, en nota a pié de la página 31, el siguiente párrafo: “Me he propuesto hallar los puntos de analogía ó desemejanza que hay entre una parte de las sierras de Andalucía y las de este país en lo relativo a la conformación del suelo y á las plantas y animales espontáneos.” Y esta idea subyace en todas las descripciones de los paisajes marroquíes.

A la salida de Tánger con dirección a Tetuán describe el paisaje de la subida a los montes circundantes:

“Poco después principiamos a subir la sierra, que tiene alguna semejanza con la de Córdoba, cuando se camina desde sus abrigadas faldas hasta los elevados picos de Torreárboles y Castilpicón: Todo es análogo entre una y otra. La confi guración de las montañas, los escarpes, las rocas y el colorido de los terrenos. Aquí como allí, pizarras grises, negras y ferruginosas alternan con pelados crestones de areniscas.” Y de su penoso caminar por la Sierra menciona el paso por el “Guad-agras ó río de las árgomas, cuyas cenagosas y pestilentes aguas corren apenas por un estrecho y tortuoso valle entre elevadas cordilleras de negras pizarras.”

En sus recorridos por Tetuán y sus alrededores de nuevo se hacen presente los recuerdos de la sierra cordobesa:

“Frente al cerro de la alcazaba y como á una legua de distancia, se eleva atrevida e imponente la formidable sierra: su posición es la misma que la de las primeras cumbres de Sierra Morena respecto á la ciudad de Córdoba; pero las sierras de Tetuán son mas salvajemente escarpadas: sus agudos picos bañados por un tinte azulado y transparente atraviesan las nubes, y desprovistos al parecer de toda vegetación, se presentan a la vista inaccesibles. Aquellas escabrosas puntas conservan las nieves una gran parte del año.”

Aunque Amor comenta en varias ocasiones que realizó recorridos por las aldeas próximas a Tetuán para “acabar de adquirir una idea de la constitución geológica de los alrededores de esta ciudad”, en su relato no incluye datos geológicos de los mismos. De igual forma tampoco dejó constancia pública del catálogo de las colecciones de minerales y rocas que indica recogió en sus recorridos, de las que destaca que son “verdadera riqueza para un naturalista.”

Sin embargo, el relato de un paseo por la playa de Tánger, despliega en Amor toda su experiencia como geólogo y describe la morfología de la playa y la composición y disposición de las rocas, poniendo de manifi esto la existencia de una importante discordancia entre ellas, de la forma siguiente:

“Antes de llegar al mar hay que descender por una pendiente, cuyo lado inferior están reforzando los moros con la continuación de la muralla. La parte superior forma en algunos puntos un tajo casi vertical en que las rocas que constituyen el suelo de la población se halla perfectamente al descubierto. Son bancos oblicuos de calizas,

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cuyas capas tienen una inclinación de 45 grados, y que son compactas, bastante duras, sonoras y de color grisáceo. Sobre los crestones y puntiagudos picos, que en ciertos puntos se presentan desnudas por la acción corrosiva de las aguas que durante muchos siglos las han azotado, se ven correr otras capas o lechos horizontales de calizas arenosas, verdaderas margas, mucho más modernas que las anteriores y con quienes se encuentran en tan marcada discordancia. Tienen estas calizas, que son muy deleznables, una estructura muy rara y, al menos en algunos puntos, un aspecto tobáceo: sobre ella se estienden los modernos alubiones [sic] sobre que está fundada una gran parte de la ciudad.”

Finalmente es de destacar que en el relato de varios de sus itinerarios, Amor menciona la existencia de manantiales de aguas minerales con distinta composición, pestilentes y cenagosas como en el “Guad-agras ó río de las árgomas”, en la sierra próxima a Tánger, otro de aguas ferruginosas, con sabor a tinta que beben los lugareños, y otro en el Monte de Bubana; ambas en los alrededores de Fez, pero en ningún caso las relaciona con las formaciones rocosas de las que proceden.

3.7. Datos geológicos y colecta de rocas, minerales y fósiles en el viaje realizado por la Comisión Científi ca del Pacífi co (1862-1863)

Los datos geológicos que Fernando Amor, como miembro destacado de la Comisión Cientí-fi ca del Pacífi co, recoge en sus itinerarios por los países que visita, proceden de cuatro fuentes:

i. Relación del primer envío al Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, realizada por Amor en 1862.

ii. Referencias a Amor y a las recolecciones de objetos naturales realizadas por el grupo de la Comisión que hizo el viaje por tierra de Buenos Aires a Valparaíso, incluidas en ALMAGRO (1866).

iii. Programa de la Exposición de 1866 sobre los logros de la Comisión del Pacífi co.

iv. Historia de la Comisión Científi ca del Pacífi co (BARREIRO, 1926).

La primera fuente es obra directa de Fernando Amor que envía desde Río de Janeiro, el 28 de Noviembre de 1862, un primer lote de “objetos de Geología y Entomología” al Museo Nacional de Ciencias Naturales, cuya relación manuscrita y fi rmada por Amor se conserva en el Archivo del Museo con el título: Nota abreviada de los objetos de Geología y Entomología remitidos en el primer envío por el Profesor que suscribe. (ACN0039/694/004).

En su vertiente geológica, el envío estaba formado por 56 ejemplares de rocas, procedentes de las Islas de Cabo Verde y de Brasil y que se distribuían de la forma siguiente: Tres ejemplares de rocas Volcánicas y tres de Areniscas de Cabo Verde. Las rocas brasileñas proceden de distintas

localidades, tres de rocas Micáceas y dos de Con-glomerado de Bahía; ocho ejemplares de Kaolín con las denominaciones autóctonas, Subatinga branca, Toa y Subatinga amarella procedentes de la Isla Itaparica; de Pitanga y procedentes de un denominado “Terreno de diamantes” tres ejem-plares de Cascalho (lavado, sin lavar y prieto) y cuatro de rocas Areniscas. Del entorno de Rio de Janeiro proceden veintisiete ejemplares, tres de rocas Gneísicas y dos de Margas Esquistosas del Corcobado; cuatro de rocas Gneísica granatífera y cuatro de Micacita granatífera de Montealegre; cinco de Granito feldespático del Morro; dos de Granito fesdespático del Pan de Azúcar; tres de Cuarcita, una de Cuarzo y dos de Margas, de San-to Domingo.

La segunda fuente son las referencias a Fernando Amor y a las recolecciones de objetos naturales realizadas por el grupo de la Comisión que hizo el viaje por tierra de Buenos Aires a Valparaíso, realizadas por ALMAGRO (1866), aunque el autor no las ponga nunca en boca de Amor, y sus actividades en Copiapó.

En el relato se menciona en varias ocasiones la recogida y formación de colecciones de rocas y minerales en la Sierra de Córdoba (ALMAGRO, 1866: 26), y durante el paso, a caballo, de la cordillera de los Andes, donde además se describen algunos afl oramientos en los que el científi co: “puede estudiar la gradación de las rocas, los bellos pórfi dos, granitos, basaltos, cuarzos y calizas” (ALMAGRO, 1866: 33). Al pasar por Mendoza observan los efectos del terremoto que destruyó la ciudad en 1861 y escribe: “Cuando pasamos por allí, dos años después, las ruinas estaban como al siguiente día del terremoto” y en las excursiones que realizaron por las cercanías de Mendoza pudieron estudiar: “las numerosas, profundas y anchas grietas que produjo en la tierra el terremoto, y allí sentimos por primera vez el angustioso fenómeno de los temblores de tierra.” (ALMAGRO, 1866: 28).

Almagro se refi ere también al trabajo de Fernando Amor en Chile y escribe: “En Copiapó encontraron al Sr. Amor, quien desde fi nes de Abril estaba allí reuniendo una magnífi ca colección de minerales de cobre, plata y oro, compuesta de numerosos ejemplares de gran valor científi co.” (ALMAGRO, 1866: 68), y en relación con un ejemplar excepcional regalado para la colección escribe: “Allí [Cobija] fueron cordialmente obsequiados por los Sres. Artola, y por el vicecónsul de S.M. D. José de Insausti, quien les regaló, para nuestro Museo, un soberbio ejemplar de cobre nativo extraído de las minas de San Bartolo, desierto de Atacama (Fig. 7) que pesa más de seis arrobas y que quizá es único en el mundo.” (ALMAGRO, 1866: 69).

La tercera fuente es el Programa de la “Exposición de las Colecciones de la Comisión Científi ca del Pacífi co 1862-1865” que se realizó en Madrid, en mayo de 1866, para dar a conocer los logros científi cos de la Comisión, presentar

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las colecciones recogidas por los naturalistas y rendir homenaje a los comisionados fallecidos, Amor e Isern. La “Colección de minerales, rocas y fósiles” en su apartado de Minerales dice: “Consta esta colección de 796 ejemplares, que están representados por 158 especies distintas. Son, entre ellos, notables los procedentes de Copiapó, especialmente los de cobre y plata, y también, aunque en número reducido, los de plomo, hierro, cobalto y níquel. Fueron recogidos en su mayor parte por el malogrado D. Fernando Amor, al cual ayudaron con sus donativos la mayor parte de las sociedades mineras establecidas en Chile.” La colección de Rocas se compone de 530 ejemplares de 178 especies, en la de Fósiles no se indica el número de ejemplares, pero se destaca, entre otros, la presencia de un “glyptodon”, pero en ninguna de estas dos colecciones se mencionan a los colectores.

La cuarta fuente, que es la que contiene mayor información sobre Fernando Amor, es obra de BARREIRO (1926). Este autor consultó para su trabajo, entre otros, los documentos relativos a la Comisión Científi ca del Pacífi co existentes en el Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales y los Diarios de los miembros de la Comisión, posteriormente publicados. Además de ellos, Barreiro dispuso del único “Diario” manuscrito conservado de Amor, que desde entonces está perdido, y al que presenta de la forma siguiente:

“El ‘Diario’ de D. Fernando Amor y Mayor, lleva al frente la siguiente nota: “Recibido de Copiapó el 6 de Octubre de 1864 por conducto del Cónsul de S.M.C. en ésta. Valparaíso fha ut supra. Francisco de Paula Martínez y Sáez –rubricado-”.

Marca desde el 10 de Agosto hasta el 12 de Septiembre [1862], y es el reverso del anterior [El Diario de D. Francisco Martínez y Sáez]. D. Fernando se olvida por completo de sí mismo, para ocuparse de cuanto le rodea. Está redactado con esmero y con estilo sencillo, pero correcto y hasta elegante en algunos casos. Su autor maneja bien la pluma y sabe infundir en sus relatos aliento y vida.” (BARREIRO, 1926: 10-11).

De la primera escala del viaje, en las Islas Canarias, Amor no hace ninguna referencia a la geología ni a sus volcanes. En las Islas de Cabo Verde, en las que realizaron algunas expediciones, Amor describe los afl oramientos de rocas de los alrededores de la ciudad de San Vicente de la forma siguiente:

“Son por lo regular masas pizarrosas divisibles sólo en muy gruesas lajas con grande inclinación, de color parduzco y que en unos puntos pasan a sienitas y en otros toman el aspecto de porfídicas. En unos sitios están cubiertas por lechos de calizas terrosas blanquecinas o mezcladas con rojas arcillas al paso que en otros, estas mismas rocas sirven de barrera al mar, cuyas olas las han denudado, corroído y entrecortado, dejando masas aisladas, entre las que pueden recogerse, en las bajas mareas, varias especies de moluscos vivos, todos curiosos y algunos al parecer nuevos, y diversos zoófi tos. (…) Estas indicaciones geológicas fueron extendidas después por el mismo D. Fernando Amor a la región de San Vicente, opuesta al mar, donde halló un valle, cuyas laderas eran montañas escabrosas y cuyas faldas estaban cubiertas por lechos de calizas pertenecientes al Terciario

Figura 7. Ejemplar de cobre nativo de las minas de San Bartolo, desierto de Atacama, Chile. Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC, Madrid. (Foto autorizada, realizada por Carlos Alonso).

- Speciment of native copper from the mines of San Bartolo, Atacama Desert, Chile. Museum National of Natural Sciences-CSIC, Madrid. (Photo authorized by Carlos Alonso).

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Moderno; y más al interior, un conglomerado de cantos rojizos, atravesado, en algunos puntos, por estrechos muros de rocas volcánicas de naturaleza piroxénica.” (BARREIRO, 1926: 58).

Entre las rocas que recoge en Cabo Verde y envía al Museo, ya mencionadas, incluye tres ejemplares de Roca Arenisca, tipo de roca a la que no hace referencia en su descripción, pero que suponemos formarían parte de la sucesión del que llama Terciario moderno, con calizas, arcillas rojas, areniscas y conglomerados.

Amor sólo anota en su “Diario” los primeros días de su estancia en Brasil, ya que el mismo concluye el 12 de Septiembre de 1862. Durante su estancia en la ciudad brasileña de San Salvador de Bahía los naturalistas hicieron una excursión a la isla Itaparica de unas doce leguas de extensión. Amor describe así la composición de los terrenos:

“Estas areniscas mezcladas con los detritus de los granitos y gneis en las partes altas y con las arenas del mar en las bajas, constituyen los terrenos cultivables de esta parte de las islas”, y mas adelante añade, “Hay depósitos de una arcilla purísima, especie de kaolín, muy deleznable, de tacto fi no y color blanco que en el país llaman Tabatinga branca; en otros puntos pasa a color amarillo de yema de huevo a que dan el nombre de Toa, y que produce un excelente barro de que en Nazaret confeccionan botellas, vasos, jarras y otros utensilios de preciosas formas para refrescar el agua.” (BARREIRO, 1926: 73).

Dos días después [el 26 de septiembre de 1862] hicieron otra expedición a Pitanga en la que Amor recolectó algunos ejemplares de basalto (BARREIRO, 1926: 79).

Durante su estancia en Río de Janeiro, los miembros de la Comisión fueron acompañados por naturalistas del lugar, que les sirvieron de guía, y con ellos realizaron la ascensión a la montaña del Corcovado, dura y difi cultosa hazaña que les llevó cuatro horas, y en la que “Amor recogió varios ejemplares de areniscas gneísicas y de margas esquistosas” (BARREIRO, 1926: 93).

Después de realizar la travesía terrestre entre Buenos Aires y Valparaíso, Fernando Amor se desplazó a Copiapó y el desierto de Atacama a fi nales de Abril de 1863 y volvió a reencontrarse con sus compañeros de la Comisión, en Copiapó, el 19 de Junio siguiente. En este período de tiempo realizó estudios geológicos y recolectó y adquirió una importante colección de minerales de “de cobre, plata, oro, plomo, hierro, cobalto, y níquel merced principalmente a la cooperación desinteresada e incesante del Vicecónsul de su majestad católica D. José de Urbina, y de las sociedades mineras de Chile” (BARREIRO, 1926: 159-160), [colección] “valuada, según Almagro en cinco mil pesos.” (BARREIRO, 1926: 440). Más adelante BARREIRO (1926: 171) añade: “Suponemos que Amor habrá hecho cuanto le fue posible en los dos meses que permaneció en el Desierto de Atacama, pero aún así, ese tiempo era, sin duda insufi ciente para llevar a cabo un estudio completo

como debía haberse realizado.”Los documentos de que disponemos, no

son sufi cientes para valorar en su justa medida la aportación geológica de Fernando Amor a las tareas encomendadas a los miembros de la Comisión. Pero es de destacar que, aunque no muy numerosos, los datos reseñados por Amor sobre el reconocimiento geológico de los terrenos y los tipos de rocas que recoge de las tierras americanas que visitaban tienen el gran interés de ser la primera vez que se mencionan en un documento científi co y también por la constancia de la recolección de muestras para su exposición y estudio.

La labor fundamental de Fernando Amor fue la obtención de valiosos objetos naturales, que constituye la Colección presentada en la Exposición de 1866. La descripción de los afl oramientos y las observaciones sobre las consecuencias del terremoto de Mendoza, refl ejadas en ALMAGRO (1866), nos hablan de la intervención de Amor, aunque no se las impute a él directamente. Las descripciones de los terrenos que reproduce BARREIRO (1926) del “Diario” de Amor, están restringidas a una pequeña parte del viaje, las estancias en las Islas de Cabo Verde y parte de la de Brasil, con apuntes escuetos en los que refl eja con detalle el tipo de los terrenos que recorre.

El trabajo de más envergadura que acometió Amor fue el estudio geológico del área de Copiapó y el Desierto de Atacama, de los que sólo quedó la importante colección de minerales que formó, por recolección, adquisición y donaciones. La pérdida de la segunda parte de su “Diario”, que recogería estos valiosos datos, nos impide saber hasta donde profundizó Amor en el reconocimiento geológico de esta región, y las anotaciones geológicas realizadas durante el viaje por tierra entre Buenos Aires y Valparaíso.

4. RELACIONES CON GEÓLOGOS FRANCESES

El conocimiento de la geología de la provincia de Córdoba adquirido por Fernando Amor en sus trabajos de campo, le permitió relacionarse con los geólogos franceses que a mediados del siglo XIX realizaban sus investigaciones en nuestro país, Philippe-Edouard Poulletier de Verneuil (1805-1872) y Edouard Collomb (1801-1875), a los que en varias ocasiones y entre los años 1850 y 1852 acompañó al campo para mostrarles afl oramientos. Estos geólogos franceses colaboraban también con los Ingenieros de Minas de la Comisión del Mapa Geológico de España, entre ellos con Casiano de Prado y Vallo (1797-1866).

En su trabajo sobre la constitución geológica de España, VERNEUIL & COLLOMB (1853), mencio-nan la colaboración de Amor en sus investigacio-nes al tratar de los terrenos jurásicos de Murcia y de Andalucía, incluyendo una Nota a pié de la página 105 que dice:

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“Les dépôts jurassiques ont été signalés par M.R. Pellico, au nord de Lorca (Murcie), est par M. Ezquerra del Bayo, à Cabra, au sud de Cordue. D’après les fossiles que Fernando Amor nous a envoyés, les calcaires de Cabra seraint oxfordiens, tandis que le lias existerait à Baena (…).

También destacan en la página 129 y a su pié en una Nota, al describir los terrenos del Silúrico de Sierra Morena la colaboración directa de Amor como experto conocedor del terreno, de la forma siguiente:

“Cet étage [Silurien] est faiblement représenté dans la sierra Morena, et nous n’en avons vu de traces que dans une localité située à 30 kilomètres au nord-est de Cordoue, où, de même que cela est souvent arrivé en France, ces schistes bitumineux ont donné lieu à d’inutiles recherches de houille. C’est par le professeur Fernando Amor que l’un de nous a été conduit à cette localité intéressante, et nous aimons à l’en remercier ici.’’

Casiano de Prado se refi ere a Fernando Amor, aunque no lo cita expresamente, al mencionar en sus trabajos la existencia del Silúrico en la Sierra de Córdoba (PRADO, 1855: 185 y Nota; 1858: 92), cuando escribe:

“Le terrrain silurien supérieur manquant dans la Sierra-Morena, du moins du cotê du nord (1), et dans les montagnes de Tolède (...). M. De Verneuil a signalé l’existencede couches ampéliteuses à Cardiola interrupta, à sept ou huit heures au N.-E. de Cordue.’’

En el estudio sistemático de los fósiles de Almadén, Sierra Morena y los Montes de Toledo que realizan VERNEUIL & BARRANDE (1855: 982-983) al describir la nueva especie de trilobites Illaenus Sanchezi, escriben lo siguiente:

“Mais comme le fragment qui nous occupe est sur un calcaire que nous n’avons pas vu en place, il serait possible que ce fût un indice de l’existence, dans la même contrée, de la division silurienne supérieur qui, dans la Sierra Morena, n’a été jusqu’ici reconnue, par don Fernando Amor et l’un de nous [Verneuil], que sur très peu de points, dont l’un est situé au N.-E. de Cordue.’’

Más adelante y en el mismo trabajo VERNEUIL & BARRANDE (1855: 1021), los autores indican, aunque sin nombrarlo, la participación de Fernando Amor en el hallazgo de rocas de edad silúrica en Sierra Morena:

“L’étage supérieur du terrain silurien existe pourtant dans la Sierra Morena, mais seulement par lambeaux, et réduit aux schistes ampéliteux qui sont caractérisés par des Graptolites et le Cardiola interrupta. Nous le connaissons à 25 ou 30 kilomètres au N.-E. de Cordue [Fernando Amor], et il ne serait pas impossible qu’on dût y rapporter quelques-unes des localités où M. Casiano de Prado a recueilli des Graptolites.’’

Como ya hemos indicado en los capítulos correspondientes, resulta difícil de explicar la razón por la que Fernando Amor no incluyera en su trabajo sobre la geología de la provincia de Córdoba, publicado en 1860, las importantes

precisiones en la datación del Jurásico y del Silúrico, resultado de su efi caz colaboración con los geólogos franceses, como hemos comentado en los párrafos anteriores, ya que suponemos que, aunque no dispusiera en Córdoba del Bulletin de la Societé Géologique de France, donde se publicaron, los autores le habrían hecho llegar las separatas de dichos trabajos.

5. CONCLUSIONES

En la primera parte de este trabajo aportamos nuevos datos sobre algunas de las cuestiones, tanto de índole académica, investigadora y social, que dejaron abiertas los biógrafos anteriores de Fernando Amor, de acuerdo con los documentos conservados en los siguientes archivos: Archivo General de la Administración, IES “Séneca” de Córdoba, Cementerio católico Holy Cross y Biblioteca Nacional. En cuanto al año de nacimiento y el origen familiar de Fernando Amor los nuevos datos presentados no son concluyentes, pero pueden servir para abrir de nuevo el debate sobre ambas líneas de investigación.

Con los nuevos datos presentados podemos confi rmar que Fernando Amor no llegó a obtener el título de Licenciado en Ciencias Naturales y que fueron razones académicas y no sentimentales las que determinaron su rápida salida de Córdoba en 1862: un traslado forzoso de Córdoba a Valladolid, por Real Orden, a propuesta del Consejo de Instrucción Pública. De igual forma, ponemos de manifi esto sus intentos de traslado a otros Institutos y su intención de concursar a cátedras universitarias de Historia Natural.

Se presentan documentos inéditos obtenidos mediante investigaciones in situ en los cemente-rios de San Francisco (California, EE UU) que de-muestran que, en la actualidad, los restos mortales de Fernando Amor y Mayor descansan sepultados, de forma anónima y en un enterramiento colecti-vo, en el Cementerio católico Holy Cross en Col-ma (California, EE UU).

En cuanto a sus investigaciones geológicas, ponemos de relieve y analizamos los argumentos que confi rman que Fernando Amor y Mayor fue el primero que diseñó, a mediados del siglo XIX, el esquema geológico de la provincia de Córdoba con sus caracteres más notables, aunque su trabajo de pionero no fue considerado, ni en su época, ni durante todo el siglo XX.

Se destaca que en su trabajo diferenció claramente la distribución de los afl oramientos de los distintos Sistemas geológicos en la provincia. Los paleozoicos al norte en Sierra Morena, los terciarios y cuaternarios al sur de la línea del Guadalquivir y en el piedemonte meridional de la Sierra; los mesozoicos en las serranías del sur de la provincia. Estableció la sucesión estratigráfi ca general de los distintos terrenos y su edad relativa, de acuerdo con el registro fósil que contenían. Colaboró con los trabajos

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geológicos que realizaban en Sierra Morena los geólogos franceses E. de Verneuil y E. Collomb, acompañando al primero en su visita a algunos afl oramientos, facilitándole datos de singular relieve para la datación e interpretación del Silúrico y del Jurásico de la provincia; colaboración que reconocieron y agradecieron de forma explícita en sus trabajos.

Se analiza su labor de recolector de nume-rosos objetos geológicos en sus expediciones na-turalistas, formando con ellas, y con donaciones y adquisiciones, una importante colección en el Gabinete de Historia Natural del Instituto de Cór-doba, una de las mejores de su época, enviando también al Museo de Ciencias Naturales de Ma-drid, remesas de objetos naturales recolectados en la provincia.

Sintetizamos y destacamos las observaciones geológicas publicadas por Fernando Amor en su interesante relato sobre un viaje realizado a Marruecos en 1859, en el que intercala numerosos datos petrológicos, estratigráfi cos y morfológicos de las áreas marroquíes que recorrió, datos que son los primeros publicados en España sobre la geología de Marruecos. Asimismo, realizó numerosas observaciones geológicas en el viaje de la Comisión Científi ca del Pacífi co (1862-1865), en el transcurso del cual reunió una importante colección de minerales y rocas, de las que igualmente se daba noticia por primera vez en nuestro país.

AGRADECIMIENTOS

A mi hija Lola Perejón y a su esposo César, que prepararon con singular cariño el viaje por California y sus Parques Nacionales, con una parada especial en San Francisco para localizar y visitar la tumba de Fernando Amor. A mi esposa Loly, que entendió mi interés en este viaje y me alentó en todo momento. A nuestro amigo Andrés Mediavilla, residente en San Francisco, que nos acompañó a Holy Cross y oyó hablar por primera vez de Fernando Amor.

Al Profesor Rafael Hernando Luna, Uni-versidad Politécnica de Córdoba, que nos facilitó la copia del artículo de Fernando Amor sobre la geología de la provincia de Córdoba. A D. Jesús Melero, Catedrático de Ciencias Naturales del IES Séneca de Córdoba, por su interés en potenciar el Archivo y las colecciones históricas del Instituto. A Doña Mónica J. Willians, Gerente Auxiliar de Servicios a Familias y a Doña Carole Brady Du-port, recepcionista, del Cementerio Católico Holy Cross, que amablemente nos atendieron y nos fa-cilitaron toda la información relativa a Fernando Amor y Mayor y a la historia y organización del cementerio.

A los funcionarios de los Archivos General de la Administración, Ministerio de Educación y Ciencia, Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC de Madrid, Instituto de Enseñanza Secun-daria Séneca de Córdoba, Seminario Conciliar de

Toledo, Biblioteca Diocesana de Córdoba, Biblio-teca Municipal del Ayuntamiento de Córdoba y Biblioteca Nacional, por su colaboración en la ob-tención de los documentos empleados en este tra-bajo. A Doña María Victoria Romero, biblioteca-ria de la Facultad de Ciencias Geológicas (UCM) por su efi cacia en obtener algunas de las publi-caciones que he necesitado. Al Profesor Claude Babin, Universidad de Lyon, que me hizo llegar los datos biográfi cos de los geólogos franceses del siglo XIX. A D. Aurelio Nieto y D. Javier García Guinea, del MNCN-CSIC, que nos facilitaron la realización de la foto del ejemplar de cobre de San Bartolo (Chile) A D. Carlos Alonso, del Departa-mento de Paleontología (UCM), el tratamiento in-formático de las imágenes publicadas. Al Profesor Dr. Alberto Gomis, Universidad de Alcalá, por sus observaciones y comentarios al manuscrito. A los doctores Eladio Liñán, Universidad de Zaragoza, y Juan Carlos Gutiérrez Marco, Instituto de Geo-ciencias CSIC-UCM, revisores del trabajo, por sus valiosas e importantes observaciones que han mejorado la redacción defi nitiva del mismo.

PUBLICACIONES DE FERNANDO AMOR Y MAYOR

Estudios que sobre la Agricultura en sus varias aplicaciones, ha hecho en la Exposición Universal de Paris, el doctor D. Fernando Amor y Mayor, catedrático propietario de Historia natural en el Instituto provincial de segunda enseñanza de Córdoba, académico de la suprimida de Esculapio y de la nacional agrícola, manufacturera y comercial de Paris, y miembro de la Sociedad entomológica de Francia. Comisionado por la Excma. Diputación provincial de Córdoba. Se imprime a expensas de la misma Excma. Corporación. Córdoba 1856, por F. García Tena. En folio, x y 243 págs. y 13 láms.

Discurso leído en la solemne apertura de la Escuela elemental de Agricultura teorico-practica de Córdoba, por D. Fernando Amor y Mayor, profesor de Historia natural, individuo de la Academia industrial, agrícola y comercial de Paris, y miembro de la Sociedad entomológica de Francia. Córdoba, 1858, por F. García Tena. En 4º, 14 págs.

Sobre el azuframiento de las viñas. Revista de Agri-cultura práctica, economía rural, horticultura y jardinería. Instituto Agrícola Catalán de San Isidro, Tomo octavo, págs. 266-268. Barcelona 1858. Imprenta del Diario de Barcelona à cargo de Francisco Gabañach.

Remedio contra el oidium. Eco de la Ganadería. Órgano Ofi cial de la Asociación general de ganaderos. Publicado bajo la inmediata inspección del Excmo. Sr. Marqués de Perales. Año V. Madrid, Sábado 1º de Octubre de 1859. Nº 28, págs. 2-3. [Es el mismo artículo publicado en la Revista de Agricultura práctica en 1858].

Recuerdos de un viaje a Marruecos. Por D. Fernando Amor y Mayor, catedrático de Historia natural del Instituto de Córdoba. Sevilla 1859, imprenta de la Andalucía. En 4º, 118 págs. [Reimpreso en El Restaurador Farmacéutico, 27: 171-174; 187-191; 201-207; 216-221; 237-238; 251-253; 266-

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270; 283-286; 302-303; 310; 318-319; 350-351; 358-359; 365-366; 373-374; 390-391. Madrid, 1871].

Memoria sobre los insectos epispásticos de algunas provincias españolas. Por D. Fernando Amor y Mayor, dedicada al Colegio de Farmacéuticos de Madrid 1860. 36 págs. Madrid. [Reimpreso en El Restaurador Farmacéutico, 16: 97, 101, 105, 109, 114 y 117. Madrid 1860].

Ligeros apuntes para un ensayo de descripción Geológico-agrícola de la provincia de Córdoba. Revista Cordobesa, de Ciencias, Literatura y Artes. Nº 9. 11 de marzo de 1860, págs. 129-132 [Cronología de los terrenos. Terrenos modernos a Terreno Carbonífero] Nº 10. 18 de marzo de 1860, págs. 144-147 [Terrenos Devoniano y Siluriano y Terrenos metamórfi cos e ígneos].

El Cedro del Líbano. El Restaurador Farmacéutico, 17: 47. Madrid, 1861.

El Ciprés. El Restaurador Farmacéutico, 17: 58. Madrid, 1861.

INFORMES REALIZADOS POR FERNANDO AMOR Y MAYOR (INÉDITOS)

Informe sobre aguas minero-medicinales del Arenosillo y Memoria geognóstica-botánica del mismo. Por D. Fernando Amor y Mayor. Córdoba [Encargado por el Gobernador de la provincia en 1851]

Estudio sobre la navegabilidad del Guadalquivir de Córdoba a Sevilla [Informe Febrero/Marzo 1851]

Informe sobre la extinción de la langosta en la provincia de Córdoba [1854]

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PÁGINAS WEB RELACIONADAS CON FERNANDO AMOR Y MAYOR

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ARCHIVOS E INSTITUCIONES CONSULTADOS

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Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012

ISSN: 0583-7510Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012, 85-98.

Las comunicaciones paleontológicas de Modesto Bargalló presentadas en la Real Sociedad Española de Historia Natural

Paleontological communications of Modesto Bargalló presented at the Real Sociedad Española de Historia Natural

Manuel Segura1 y Alberto Gomis2

1. Departamento de Geología. Universidad de Alcalá. [email protected]. Departamento de Ciencias Sanitarias y Médico-sociales. Universidad de Alcalá. [email protected]

Recibido: 19-diciembre-2011. Aceptado: 14-marzo-2012. Publicado en formato electrónico: 15-mayo-2012

PALABRAS CLAVE: Bargalló (Modesto), Historia de la Paleontología, Escuelas Normales, Siglo XX, Guadalajara, España

KEY WORDS: Bargalló (Modesto), History of Paleontology, “Normal” (Teachers) School, 20th century, Guadalajara, Spain

RESUMEN

Modesto Bargalló Ardévol (1894-1981), profesor de Escuelas Normales y especialista en metodología de las ciencias, fue miembro de la Real Sociedad Española de Historia Natural durante los años veinte y treinta del siglo XX. En sus sesiones científi cas dio a conocer el descubrimiento de varios yacimientos paleontológicos de la provincia de Guadalajara, algunos tan importantes como las brechas de huesos del Eoceno de Huérmeces del Cerro o el yacimiento de vertebrados miocenos de Chiloeches. Los textos de las primeras comunicaciones científi cas sobre estos yacimientos se han podido contrastar con la otras publicaciones de Bargalló, en algunos de cuyos párrafos recoge las circunstancias en que se realizaron estos descubrimientos, permitiéndonos conocer la relación que guardan con su actividad y metodología docente, así como poner de manifi esto su relación con la Real Sociedad Española de Historia Natural y el Museo Nacional de Ciencias Naturales, relación que fue semejante a la mantenida por otros profesores de enseñanza media de la época y que consideramos interesante subrayar. Algunos de estos yacimientos, por su interés e importancia, han sido investigados y estudiados con posterioridad lo que ha permitido valorar la aportación del profesor Bargalló en este campo de la Paleontología.

ABSTRACT

Modesto Bargalló Ardévol (1894-1981), professor of “Normal” (Teachers) School and a methodologist of science, was member of the Royal Spanish Society of Natural History during the twenties and thirties of the twentieth century. At its scientifi c meetings announced the discovery of several paleontological sites in the Guadalajara province, some as important as the Eocene bone breccias of Huérmeces del Cerro or the Miocene vertebrate site at Chiloeches .The text of his fi rst scientifi c papers on these sites have been contrasted with other Bargalló publications; where, in some of its paragraphs, described the circumstances in which these discoveries were made, allowing us to know how they related to his teaching activity and methodology, as well as highlight his relationship with the Society and the National Museum of Natural Sciences, a relationship that was similar to that held by other high school teachers of the time and we consider interesting highlight. Some of these sites, for their interest and importance, have been later investigated and studied, being thus possible to value the contribution of Professor Bargalló in the fi eld of Paleontology.

1. INTRODUCCIÓN

Durante el primer tercio del siglo XX, un signifi cativo número de naturalistas españoles, muchos de ellos profesores de enseñanza media, realizaron tareas de investigación en los laboratorios del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) colaborando con algunos de sus más reconocidos investigadores. Varios de ellos fueron además miembros activos de la Real Sociedad Española de Historia Natural (SOCIEDAD),

en cuyas sesiones presentaron comunicaciones científi cas y publicaron en sus revistas. Uno de estos colaboradores fue Modesto Bargalló Ardévol, profesor de Escuelas Normales, quien a fi nales de los años veinte y comienzos de los años treinta acudió al laboratorio del Profesor Royo Gómez, en el MNCN.

Bargalló fue un destacado profesor de química, física y ciencias naturales, y un estudioso que investigó, primero sobre metodología y didáctica de las ciencias, tema en el que realizó innovadoras publicaciones, y posteriormente

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sobre historia de la ciencia, donde destacan sus trabajos sobre la minería y la metalurgia españolas en América. Además, en el campo de la Ciencias Naturales realizó interesantes y puntuales aportaciones, primero en España contribuyendo entre 1928 y 1933 al descubrimiento de varios yacimientos paleontológicos de la provincia de Guadalajara y posteriormente en Méjico donde dio a conocer la existencia de restos de Mamut en el Lago Chapala (BARGALLÓ, 1952).

El profesor Bargalló fue miembro de la Real Sociedad Española de Historia Natural entre 1923 y 1940 y fue a través de sus sesiones científi cas donde presentó sus hallazgos de los yacimientos paleontológicos, de vertebrados de Chiloeches o de las brechas de huesos de Huérmeces del Cerro, yacimientos que con posterioridad han seguido siendo investigados y estudiados por su interés e importancia científi ca, sin que en la mayoría de las publicaciones se reconozca la aportación del profesor Bargalló al descubrimiento de estos yacimientos.

Con este trabajo queremos destacar y dar a conocer su contribución en el campo de la Paleontología española, valorando, una vez más, el importante papel que en el campo de las Ciencias Naturales jugaron el MNCN y la SOCIEDAD, y analizar el modo en que el profesor Bargalló realizó estos descubrimientos, los cuales tuvieron lugar en el contexto de su actividad docente como profesor de la Escuela Normal de Maestros de Guadalajara y fruto de su interés por rescatar y dar a conocer nuestro patrimonio natural.

2. NOTICIA BIOGRÁFICA1

Modesto Bargalló nació en Sabadell (Barcelona) el 4 de enero de 1894, en el seno de una familia de maestros tarraconenses. Lo fueron sus padres, Miguel Bargalló Sentís y Concepción Ardévol Mora, su abuelo, Miguel Bargalló Pellicer, y lo serían su hermano Miguel, él mismo y su hija María Luisa, entre otros miembros de su familia. Pasó su infancia en Tarragona donde entre 1904 y 1910 estudió el Bachillerato en el Instituto General y Técnico. En 1912 se trasladó a Huesca para realizar los estudios de Maestro elemental y superior en su Escuela Normal Superior. Este mismo año ingresó en la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio, donde curso la especialidad de ciencias, graduándose en 1915 con el número cuatro de su promoción.

En 1913, antes de terminar sus estudios en la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio (EESM), inició los estudios de la licenciatura en Ciencias, matriculándose como alumno libre en la Universidad Central de Madrid, estudios que posteriormente interrumpió y reanudó,

1. Para conocer más datos sobre su biografía puede consultarse VILLAREAL et al. (1968); POZO et al. (1986); SÁNCHEZ et al. 2007 y el reciente trabajo de SEGURA et al. (2011).

fi nalizándolos en 1930 y que, en 1931, amplió con los estudios de doctorado.

En 1915 obtuvo plaza como profesor de Física, Química, Historia Natural y Agricultura en la Escuela Normal de Maestros de Guadalajara, desarrollando desde su llegada a este centro un innovador programa docente sobre la base de una metodología activa e histórica (realización de prácticas de laboratorio, excursiones escolares, recreación de experimentos científi cos, etc.). Tanto en la EESM como en estos años en Guadalajara entabló amistad con otros profesores de ideas renovadoras como Marcelino Martín, catedrático de Química en el Instituto de Guadalajara y destacado socialista, y Rodolfo Llopis también socialista y como él Profesor de Escuelas Normales. Mantuvo contactos con los círculos pedagógicos más renovadores de su época, participó en las Escolas d 'Estiu, impartió clase en los cursos de perfeccionamiento para el profesorado y a la Misión Pedagógica a Valdepeñas de la Sierra organizada por la Institución Libre de Enseñanza (ILE).

Entre 1917 y 1926 escribió varios artículos sobre cuestiones pedagógicas y didácticas de las Ciencias experimentales, donde dejó ver su coincidencia con los presupuestos renovadores de la Escuela Nueva, los principios de actividad y la Psicología evolutiva. Publicó artículos en revistas como Quaderns d’Estudi, Boletín de la Institución Libre de Enseñanza o la Revista de Escuelas Normales. También en estos años tradujo algunos libros como los Elementos de Química de Ostwald (1917), y escribió otros como las Ciencias físico-naturales (1918), el Manual de Física (1923), Los pensamientos de Cajal sobre la Educación (1924), Cómo se enseñan las Ciencias físico-químicas (1923), El Gabinete de física en la escuela primaria (1924) y el Manual de Química (1919) para el bachillerato, este último en colaboración con Marcelino Martín.

En los años veinte también dedicó una parte importante de su actividad, a la Asociación de Profesores de Escuelas Normales, formando parte de su junta directiva y creando y dirigiendo el Boletín de Escuelas Normales, que un año después pasó a ser Revista de Escuelas Normales. En este campo de editor de revistas merece destacar que en 1928 creó la revista Faraday, primera revista española dedicada a la didáctica de la Física y Química.

En los años treinta, con la llegada de la República, asumió un pequeño protagonismo en temas de política educativa, participando en 1933 como máximo responsable en la Comisión creada en Guadalajara para la sustitución de la enseñanza impartida por las órdenes religiosas. Al unifi carse en Guadalajara las escuelas masculina y femenina de Magisterio e implantarse el Plan Profesional del Magisterio, dejó de impartir clases de Ciencias Naturales centrando su actividad docente en la enseñanza de la Física y Química.

Entre 1930 y 1936 publicó numerosos

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artículos y varios libros, entre los que destacan un manual de Física y Química para Bachillerato, una Metodología de las Ciencias físico-químicas y su conocida Metodología de las Ciencias Naturales. Estos libros son, en parte, recopilación de artículos que había ido publicando anteriormente, los cuales ordenó y amplió con un criterio metodológico, a fi n de convertirlos en textos adaptados a las nuevas corrientes didácticas que imponía el Plan Profesional del Magisterio y la reforma del Bachillerato.

Iniciada la guerra civil se trasladó a Cuenca donde continuó ejerciendo como profesor en su Escuela de Magisterio hasta diciembre de 1937. Posteriormente, en septiembre de 1938, fue nombrado Presidente de la Sección primera del Consejo Superior de Cultura de la República Española. Se exilió en Francia el 2 de febrero de 1939 junto con su mujer y sus dos hijos y el 23 de mayo de ese mismo año embarcó en el “Sinaia” con destino a México.

Instalado en México continuó dedicándose a la enseñanza. En 1940 fundó con otros profesores una escuela, en 1941 dio clases en el colegio Luís Vives y desde 1942 hasta 1979 fue profesor de Química en el Instituto Politécnico Nacional, impartiendo clases en las Escuelas Vocacionales números 1 y 3 hasta 1954 y en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas hasta su jubilación. Publicó entonces algunos trabajos sobre Metodología y Didáctica, pero centró sus investigaciones en la Historia de la Ciencia; ocupándose desde 1954 de la historia de la minería y de la metalurgia en el México prehispánico e Hispanoamérica colonial, investigaciones que por su interés y calidad le reportaron un prestigio internacional, y que se compendian en su obra La química inorgánica y el benefi cio de los metales en el México prehispánico y colonial, publicada por la UNAM en 1966.

En el campo de la Química se ocupó sobre todo de temas de Química estructural inorgánica, siendo uno de los introductores en México de las enseñanzas de la Química estructural moderna y de las ideas de Pauling sobre el enlace químico, lo que le valió entre otras distinciones, ser nombrado miembro numerario de la Sociedad Química de México, en sesión celebrada el 23 de julio de 1958 (GARRITZ & VALDEZ, 2008). Sobre química publicó varios libros destacando su Tratado de Química Inorgánica (1962).

En estos años publicó un gran número de trabajos en revistas como Ciencia (México), Acta Politécnica Mexicana, Revista de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, Revista de la Sociedad Química de México, Química (México), Revista del Instituto de Ingenieros Químicos (México). También colaboró en las revistas Educación y Romance (México); en Ciencia e Investigación (Buenos Aires); Boletín de la Sociedad Química del Perú (Lima); Boletín de la Sociedad Chilena de Química (Concepción, Chile); Ciencia y Tecnología, y Ciencia interamericana (O.E.A., Washington). Publicando hasta pocos

años antes de su muerte que tuvo lugar en México en 1981.

3. BARGALLÓ EN LAS INSTITUCIONES NATU-RALISTAS: SU RELACIÓN CON EL MNCN

Entre 1913 y 1937, los años de estancia en Madrid y Guadalajara, Modesto Bargalló mantuvo contacto con dos importantes instituciones naturalistas, el Museo Nacional de Ciencias Naturales y la Real Sociedad Española de Historia Natural. Aunque su relación con el MNCN no fue muy intensa, sí fue continuada a lo largo de los años veinte y treinta del pasado siglo. Entre 1913 y 1916 y entre 1920 y 1922, asistió a este centro como alumno de algunas de las asignaturas de la licenciatura en Ciencias que se impartían en el Museo, y a fi nales de los años veinte y comienzos de los años treinta, participó en alguno de los cursos que sobre mineralogía se impartían allí. Posteriormente continuó asistiendo al laboratorio de Royo Gómez para realizar algunas determinaciones mineralógicas o paleontológicas. En este laboratorio se relacionó entre otros con Enrique Rioja quien era profesor de la EESM, institución en la que él había estudiado, y con Vicente Sos Baynat, por aquellos años destacado colaborador en este laboratorio y posteriormente catedrático de Instituto. Según las propias palabras de este último, dichas hace unos años a uno de nosotros, hablando sobre Modesto Bargalló, “su asistencia al Museo no era diaria, pero si acudía de vez en cuando a los laboratorios donde realizaba algunas determinaciones”2

También son de resaltar las continuadas visitas que realizó al MNCN con sus alumnos de la Escuela de Magisterio de Guadalajara, visitas que hacía acompañado y guiado por Enrique Rioja. Testimonio de estas visitas es la fotografía de la Figura 1. De la excelente valoración que le merecía este centro nos ha dejado constancia en sus libros y artículos, en los que además reprodujo, con bastante frecuencia, fotos de algunas de las salas del Museo, de su mobiliario o de sus fondos como se muestra en la Figura 2.

4. BARGALLÓ EN LAS INSTITUCIONES NATU-RALISTAS: SU PARTICIPACIÓN EN LA SOCIE-DAD

4.1. Recensiones de sus trabajos

Modesto Bargalló fue miembro de la RSEHN entre 1923 y 1940, en uno de los periodos más importantes para las Ciencias Naturales en España. Aunque en los listados de socios, publicados en sucesivos Boletines3, fi gura como socio desde

2. Comunicación verbal a Manuel Segura circa 1984 3. Boletín de la Real Sociedad Española de Historia

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Figura 1. Visita al MNCN de alumnos de la Escuela Normal de Guadalajara, realizada hacia 1933. En la fotografía, tomada a las puertas del Museo, se ve a Modesto Bargalló (en el centro y con sombrero) rodeado de sus estudiantes. Fotografía aportada por D. Avelino Antón prestigioso maestro de Guadalajara, entonces estudiante (el cuarto por la derecha)

- Visit MNCN students of the Ecole Normale de Guadalajara, made around 1933. In the photograph, taken in front of the Museum, Modesto Bargalló (in the center with hat) surrounded by his students. Photo provided by D. Anton Avelino prestigious School teacher Guadalajara, then a student (fourth from right)

Figura 2. Fotografías tomadas del libro “Metodología de las Ciencias Naturales” (Bargalló, 1932), ejemplo de su interés por reproducir el material usado por el MNCN para exponer y guardar su material

- Photographs taken from the book "Natural Science Methodology" (Bargalló, 1932), an example of his interest in reproducing the material used by the MNCN to display and save his material.

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1922, se trata de un error ya que en realidad fue presentado en la SOCIEDAD el 4 de Julio de 19234 por Enrique Rioja5, siendo aceptado en la sesión del 3 de Octubre del mismo año6. Como exiliado fue dado de baja en 1940.

De su participación en la vida de la SOCIEDAD tenemos constancia a través de las publicaciones de la misma. Presentó cuatro comunicaciones, publicadas entre 1928 y 1933, y dos de sus obras se reseñaron en 1928 y 1933. Estas últimas fueron la revista Faraday y el libro El microscopio en las escuelas.

La primera de estas recensiones la realizó José Royo Gómez, en el tomo III de la revista Conferencias y Reseñas Científi cas, en cuya página 77 puede leerse:

“Faraday (1).- El insaciable publicista, nuestro consocio Sr. Bargalló, nos ofrece con ese título una nueva revista sobre Física y Química, destinado principalmente al profesorado de Escuelas Normales, pero que en realidad tiene interés general, aun para los mismos naturalistas. Contiene diversos artículos originales y una sección informativa sobre nuevas publicaciones y asuntos científi cos de interés.- J. ROYO y GÓMEZ

(1) FARADAY: Boletín de Física y Química, año 1928, enero. M. Bargalló, Guadalajara”

De este breve comentario nos resalta el califi cativo de “insaciable publicista” con que Royo Gómez inicia su comentario, califi cativo con el que está destacando su intensa actividad como editor y divulgador de la Ciencia y que nos demuestra que conocía bien el interés y la tarea de Bargalló en el campo de la divulgación de la Ciencia. Es de destacar que Royo Gómez mostrara interés por realizar este comentario (PEREJÓN RINCÓN, 2004). Faraday fue una singular revista que editó y escribió casi en su totalidad Modesto Bargalló, pionera en la didáctica de la física y la química y una singular obra editorial, en la que alternaban artículos sobre metodología con anuncios sobre otras metodologías editadas por él o por otros autores como Orestes Cendrero, Daniel Carretero, Marcelino Martín.

La segunda recensión fue sobre su libro El microscopio en las escuelas, la realizó Vicente Sos Baynat varios años después, en 1933 y fue publicada en el tomo 33 del Boletín, en cuyas páginas 122-123 puede leerse:Natural, 26: 13; 28: 12; 30: 13.4. Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, 23: 2975. Suponemos que con Enrique Rioja mantenían una cierta amistad, además de una relación profesional, ya que una de las visitas que periódicamente realizaba con los estudiantes de la Escuela Normal de Guadalajara era al MNCN, el cual acostumbraban a recorrer guia-dos por D. Enrique Rioja. Además, Rioja colaboró en varias ocasiones en la Revista de Escuelas Normales durante la etapa en que fue dirigida por Bargalló, da la misma y les unía su interés por la enseñanza de las CN.6. Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, 23: 353.

Bargalló (M.).—El microscopio en las escuelas.—25 prácticas.— Vida escolar.

Follet. orient. para el Maest., núms. 8, 9 y 10; 66 págs., 50 fi gs. y microfotografías. Sarda. Reus, 1933.

Constituye un interesantísimo folletito útil para un primer ciclo de prácticas sencillas que pueden realizarse sin técnica ni conocimientos especiales, tal como se expresa en la misma portada.

Tiene el mérito de que todas las prácticas han sido realizadas e ideadas por el autor, de igual manera que los dibujos y microfotografías que se acompañan.

Expuesta primeramente la descripción del microscopio escolar, se estudian después la célula y los seres sencillos, los tejidos vegetales y animales, Organografía y Fisiología, y las plantas y los animales; fi nalmente una parte dedicada a cristalizaciones.—V. Sos.

Este pequeño volumen El microscopio en las escuelas (en realidad su título es El microscopio en la Escuela primaria: 25 prácticas) forma parte de una serie de libros, más de una docena, dedicados a difundir la ciencia práctica entre los maestros, libros que publicó Bargalló a través de su propia editorial, Ediciones Sardá, entre 1932 y 1934. Sos Baynat destaca la originalidad del texto, el que todas las prácticas sean sencillas de realizar, así como que los dibujos y fotografía fueran ideadas y realizadas por el propio autor. Son estos, aspectos que se repiten en todas sus publicaciones docentes, ya que estaba especialmente preocupado por la divulgación de las ciencias y por construir un cuerpo metodológico para su enseñanza.

4.2. Primera comunicación, 1928, Graptolites de Sierra Menera

Más destacables resultan, sin duda, las cuatro comunicaciones que realizó entre 1928 y 1933 sobre hallazgos paleontológicos en la provincia de Guadalajara, las tres primeras remitidas o presentadas a través de José Royo Gómez y, la última, realizada a título individual.

Su primera comunicación fue sobre los Graptolites de Sierra Menera, lugar de interés minero situado en el límite nororiental de la provincia de Guadalajara (BARGALLÓ, 1928) y la realizó en la sesión del 9 mayo de 1928, quedando recogida en el número 28 del Boletín de la SOCIEDAD, en cuya página 258 puede leerse:

“El Sr. Bargalló (M.), de Guadalajara, remitió por intermedio del Sr. Royo, la siguiente comunicación:

«En una excursión realizada hace dos meses a las minas de hierro de Setiles, en La Menera (región de Ojos Negros, por el lado de la provincia de Guadalajara), hallé en el desmonte de la mina, que se explota principalmente al aire libre, gran cantidad de pizarras con graptolítidos. Este yacimiento, que no ha pasado inadvertido a los mineros, no consta, sin duda porque en remota

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fecha no estaría a descubierto, en las publicaciones que conozco acerca de la provincia de Guadalajara. Palacios y Castel, en sus trabajos publicados hace más de cuarenta y cinco años, dan las referencias siguientes relacionadas con este punto. Palacios dice: «varios Graptolites, Bilobites y Fucoides en varios puntos de la cordillera principal, al Norte de la provincia» (advirtamos que Setiles está en La Menera, región oriental de la provincia). A las palabras anteriores, añade Castel: «Por mi parte, y prescindiendo de algunos Graptolites, apenas discernibles...», refi riéndose a la misma cordillera.Con destino a las colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales he remitido varios ejemplares al Sr. Royo y Gómez, quien ha podido hacer una primera clasifi cación de las especies de graptolítidos que en ellas aparecen, y que son las siguientes: Monograptus nilsoni Barr., M. convolutus Hisinger y Diplograptus palmeus».”

Esta comunicación fue contestada por el Ingeniero de Minas Laureano Menéndez Puget en la sesión del 6 junio de 1928 intervención que quedó recogida en el número 28 del Boletín de la SOCIEDAD, en cuya página 307 puede leerse:

“El Sr. Menéndez Puget, con motivo de la comunicación hecha por el Sr. Bargalló en el BOLETÍN del mes de mayo último, hizo las siguientes manifestaciones:

«En un notable trabajo de nuestro consocio el Ingeniero Sr. Kindelán, acerca de los criaderos de hierro de Guadalajara y Teruel, publicado por el Instituto Geológico en 1928, y en el capítulo titulado Datos paleontológicos, págs. 55 y siguientes, dice que los graptolitos fueron encontrados en gran abundancia en las pizarras anfi bólicas verdes y en las negras. Entre otros lugares en que se encontraron con gran profusión indica el pocillo abierto al Sur del antiguo plano inclinado de la mina «San José» en Setiles, las dos calicatas próximas a las cuevas llamadas las Covachuelas en la ladera Oeste de Sierra Menerà, etc.

Entre otras especies recogidas se citan el Diplograptus pristii y el D. palmeus, el Monograptus nilssoni y el M. convolutus, llegando a la conclusión de que en pocos casos se cuenta con datos paleontológicos tan precisos para concretar el tramo en que arman estos yacimientos de hierro. Toma como tipo la clasifi cación hecha por Mr. Lapworth en su estudio del siluriano del país de Gales, y, teniendo en cuenta que las especies encontradas son las mismas que se encuentran allí en los 10 horizontes más elevados, las incluye en el gotlandiense o siluriano superior.”

Esta réplica contiene un pequeño error, la fecha de publicación del trabajo de Kindelán fue 1918 y no 1928 como se indica. Además, en ella no se hace referencia a que también era autor del trabajo Ranz (la cita correcta sería, KINDELÁN & RANZ, 1918). En efecto, la primera noticia sobre este yacimiento de graptolitos ya había sido dada en este trabajo, donde además se clasifi caron y fi guraron varios ejemplares

de estos fósiles. Nos extraña qué, ni Modesto Bargalló, ni Royo Gómez, conocieran este trabajo, el cual es una extensa monografía sobre los yacimientos de hierro de España publicada en tres tomos de las Memorias del IGME; máxime cuando a través de las referencias bibliográfi cas que mencionan en su comunicación, demuestran que conocían detalladamente los trabajos más importantes publicados sobre la geología de la provincia de Guadalajara, en relación a estros aspectos paleontológicos7. Es posible que su desconocimiento radique en la temática del trabajo de Kindelán y Ranz, principalmente minera y centrada en yacimientos de hierro y por tanto alejada de la temática paleontológica sobre la que se centraba en estos años el profesor Royo Gómez.

La información sobre este yacimiento de Sierra Menera ha sido revisada hace unos años por Juan Carlos Gutiérrez-Marco y Petr Storch (GUTIÉRREZ-MARCO & STORCH, 1998) quienes comprueban que, en efecto, tal y como dice Menéndez Puget en su réplica de 1928 este yacimiento no es un nuevo hallazgo, ya que había sido estudiado y descrito por Kindelán y Ranz diez años antes, al tratar sobre le minas de hierro de Sierra Menera.

Con posterioridad a su comunicación y discusiones de 1928, material procedente de este yacimiento fue estudiado y clasifi cado por Luís Jordana y Soler en 1935, quien fi guró un graptolito proveniente de Setiles, y en un artículo póstumo de Primitivo Hernández Sampelayo de 1960, realizado con datos suyos recopilados por Rafael Fernández Rubio. También ha sido citado por HERRANZ ARAÚJO (1968), VILLENA (1976) y BASCONES ALVIRA et al. (1982). Los graptolitos de este yacimiento no han sido revisados recientemente ya que muy próximo a él se encuentra la sección de Pobo de Dueñas, más amplia estratigráfi camente y con faunas de graptolitos más completas (comunicación personal de Gutiérrez-Marco) por lo que el interés del yacimiento ha decaído.

No queremos dejar de señalar que Bargalló antes de dar noticia sobre el hallazgo remitió ejemplares al Museo Nacional de Ciencias Naturales para que fueran estudiados y clasifi cados por el profesor Royo Gómez, quien con toda seguridad fue el que dio valor al hallazgo, dándole a conocer su interés científi co y propiciando con ello que Bargalló presentase esta comunicación en la SOCIEDAD.

El material inicialmente recogido por Bargalló en este yacimiento, y que según se indica en el párrafo fi nal de la comunicación se depositó en el MNCN a través de Royo Gómez, sigue fi gurando en las colecciones del Museo donde se

7 Cita a Palacios y a Castel, indicando que no dan refe-rencias relacionadas con este punto, a Palacios de quien dice que cita la presencia de Graptoliies, Bilobites y Fucoides en varios puntos al Norte de la provincia, pero no aquí, y a Castel quien dice que en la Cordillera Ibérica existen Graptolites, apenas discernibles.

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han podido localizar seis muestras de pizarras con graptolitos, clasifi cados uno como Monograptus nilssoni Barz y tres como Monograptus sp. (Figura 3), son las siguientes:

MNCNI-06821. Graptolithina. Monograptus nilssoni Barrande. Minas de Hierro de Setiles. Sierra Menera, Guadalajara.

MNCNI-06822. Graptolithina. Monograptus sp. Minas de Hierro de Setiles. Sierra Menera, Guadalajara.

MNCNI-18576. Graptolithina. Monograptus sp. Minas de Hierro de Setiles. Sierra Menera, Guadalajara.

MNCNI-18577. Graptolithina. Monograptus sp. Minas de Hierro de Setiles. Sierra Menera, Guadalajara.

MNCNI-18578. Graptolithina. Monograptus sp. Minas de Hierro de Setiles. Sierra Menera, Guadalajara.

MNCNI-20030. Graptolithina. Monograptus sp. Minas de Hierro de Setiles. Sierra Menera, Guadalajara.

También merece la pena analizar el contexto

en el que se realiza el hallazgo. Este yacimiento fue descubierto durante una excursión, una de las muchas actividades extraescolares que realizó Bargalló con sus alumnos en la segunda mitad de los años veinte.

De algunas de estas excursiones tenemos noticia por la prensa local, donde fueron recogidas; así sabemos que en marzo de 1926 visitaron Hiendelaencina, que en mayo de 1927 realizaron una excursión a Retiendas8 y la ya citada de 1928. También por la prensa sabemos que realizaban visitas anuales al embalse de Bolarque y a la Central Eléctrica aneja9, “a la que asistía el claustro de profesores de la Escuela Normal de Maestros casi en pleno” y que fue modelo para muchas de las visitas efectuadas a este lugar, y a otros semejantes, en años posteriores por los maestros de la provincia de Guadalajara. También

8. “La vida normalista”, El Magisterio arriacense de 10 mayo de 1927 pág. 49. “Visita al salto del Bolarque” Renovación, 52, 13 mayo de 1927, pág. 4 y “Visita al Bolarque” El Magis-terio arriacense, pág. 49, 10 junio de 1927

Figura 3. Fotografía de una de las muestras de pizarras con graptolitos que se encuentran depositados en el MNCN. (MNCNI-06821. Graptolithina. Monograptus nilssoni Barrande. Minas de Hierro de Setiles. Sierra Menera, Guadalajara). Ejemplar de Monograptus nilssoni Barz y sus correspondientes etiquetas. Fotografías reproducida por cortesía del MNCN

- Photograph of the samples with graptolitic shales and their corresponding labels, in the MNCN deposited (MNCNI-06821. Graptolithina. Monograptus nilssoni Barrande. Minas de Hierro de Setiles. Sierra Menera, Guadalajara). Monograptus nilssoni Barz and their corresponding labels. Photographs courtesy of the MNCN.

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sabemos que realizaron viajes a zonas más alejadas como Cataluña y Baleares en 1926, a la exposición internacional de Barcelona en 1929 y que realizaban visitas anuales a los museos de Madrid.

Esta profusión de actividades extraescolares nos muestra su interés por una enseñanza fuera del aula, en contacto con la naturaleza, y eso aún a pesar de las difi cultades que en esos años era preciso vencer para trasladarse con un grupo de alumnos a lugares alejados del centro de enseñanza. Bargalló concede a estas excursiones escolares una gran importancia didáctica, hasta el punto de que en 1934 escribió un pequeño libro sobre la metodología de los paseos y excursiones escolares, libro destinados a los maestros (BARGALLÓ, 1934), además de varias notas en la Revista de Escuelas Normales (BARGALLÓ, 1924), a través de los cuales hemos podido conocer la fuerte infl uencia de la ILE en su modo de plantear y realizar estas actividades extraescolares.

4.3. Segunda comunicación, 1931, el yaci-miento de vertebrados de Chiloeches

La segunda comunicación (BARGALLÓ, 1931a) fue presentada en la sesión del 4 de marzo de 1931, siendo también leída por José Royo Gómez. En ella dio a conocer el yacimiento de vertebrados de Chiloeches, localidad situada en las proximidades de Guadalajara. Esta comunicación tiene a continuación una nota complementaria redactada por Royo Gómez en la que amplía y precisa el hallazgo. En las páginas 164 a 166 del número 31 del Boletín de la SOCIEDAD, puede leerse:

“En nombre del Sr. Bargalló (M.), leyó el Sr. Royo y Gómez la siguiente comunicación:

«YACIMIENTO DE VERTEBRADOS EN LAS MARGAS INFRACALIZAS DE LA AL-CARRIA, EN CHILOECHES (GUADALAJA-RA).—Dos de mis discípulos, Emiliano Gil y Cipriano Valenciano, hallaron, junto a Chiloeches (Guadalajara), en la ladera de La Peñalba, típico cerro alcarreño, coronado por los escarpes blancos de las margas y calizas, dos ejemplares sueltos, apenas discernibles, de huesos fosilizados. Les in-cité a que siguieran sus buscas por la ladera y por las rocas de lo alto del cerro por si in situ descu-brían algún ejemplar análogo; en efecto, hallaron uno en la base del escarpe calizo.

»Con intención de hacer un avance de exploración del yacimiento, me personé en Chiloeches, acompañado de los discípulos citados, el 31 del pasado mes de enero. En el escarpe de La Peñalba, a unos 880-890 metros de altitud, sólo pudimos extraer un resto del mismo hueso de referencia; pero en un grupo de rocas desprendidas y situado a unos 20 metros más abajo, afl oraban numerosos restos. De una de ellas cortamos unos cuantos ejemplares, que, junto con otros hallados en la ladera, hemos entregado al Sr. Royo para su estudio. Por no llamar la atención de las gentes del pueblo (Chiloeches está a la vista), y en espera

de una exploración, creí oportuno no proseguir la excavación en el escarpe y rocas citados, aun con la creencia de que había de conducir a buenos resultados.

»Como he dicho, el yacimiento está a menos de medio kilómetro del pueblo, en sentido N.-NE., a unos 880 metros de altitud (a unos 80 sobre el pueblo), a la derecha de la embocadura del barranco de la Hontanilla (no «Ventanilla», como glosa la Hoja «Guadalajara» del mapa topográfi co a 1 : 50.000), en el escarpe blanco del cerro La Peñalba. Hasta la fecha de nuestra visita era desconocido por los naturales de Chiloeches y pueblos adyacentes. Tampoco está citado en el trabajo del señor Royo, Estudio paleontológico de la Hoja de Alcalá (págs. 185-204 de «Datos para el estudio de la Geología de la provincia de Madrid. Cuenca terciaria del Tajo. Hoja núm. 560. Alcalá de Henares». Madrid, 1928), en que se recoge todos los datos publicados hasta enero de 1928 sobre paleontología del Mioceno alcarreño. No tengo noticia de que haya sido dado a conocer en publicaciones posteriores».

El Sr. Royo y Gómez, como complemento de la comunicación del Sr. Bargalló, agregó los datos siguientes:

«SOBRE EL YACIMIENTO DE MAMÍFE-ROS MIOCENOS DE CHILOECHES (GUADA-LAJARA).—El Sr. Bargalló, como anuncia en su comunicación, ha tenido la atención de traernos los ejemplares por él recogidos con el fi n de que los estudiásemos y de donarlos para las coleccio-nes paleontológicas del Museo Nacional de Cien-cias Naturales. Se trata de grandes fragmentos de una caliza relativamente blanda y algo margosa en la que se ven secciones de huesos y de molares de mamíferos; preparados debidamente los ejempla-res por nosotros mismos, hemos podido ver que se trata de un M

3 de Hipparion gracile Kaup, los tres

molares superiores izquierdos y dos premolares derechos unidos a porciones de cráneo de Rhino-ceros y un fragmento de molar de Mastodon. Por la primera especie, la edad del yacimiento queda claramente fi jada como Pontiense.

»El sábado pasado, día 28 de febrero, acompañado de los Sres. Olagüe y Sos, visitamos el yacimiento, guiados por el Sr. Bargalló, y aunque no tuvimos la suerte de encontrar restos clasifi cables, hallamos los sufi cientes para poder fi jar la posición exacta y situarlo en el corte geológico de la comarca. Con ello hemos podido ver que corresponde claramente a las margas yesíferas inferiores a las calizas de los páramos, las cuales actualmente no contienen allí yeso, pero se ve claramente que los huecos dejados por los cristales lenticulares han sido rellenados por la caliza, habiéndose formado así una seudomorfosis. Es uno de los muchos casos que ya hemos observado en el Mioceno de la Península.

»El hallazgo de estos restos de mamíferos viene a probar de una manera defi nitiva para la cuenca del Tajo las ideas que venía sosteniendo sobre la edad de ese horizonte, y que para la cuenca

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del Duero quedó fi jado en otra ocasión también mediante mamíferos. Es decir, que el horizonte de las margas yesíferas situadas inmediatamente debajo de las calizas de los páramos pertenecen, como éstas, al Pontiense, y no al Sarmatiense.

»Cuando tengamos terminado el estudio de los restos, presentaremos una nota completa a la consideración de la SOCIEDAD»”

La nota completa a la que hace referencia Royo Gómez al fi nal de su intervención no llegó a presentarse. Sí hay constancia de que el material se depositó en el MNCN, ya que en su archivo se conserva copia del ofi cio de gracias que le enviaron a Bargalló por el donativo al Museo de las rocas con restos de mamíferos miocenos procedente de

este yacimiento10.En ambas comunicaciones se describe

someramente la sucesión sedimentaria. El yacimiento tuvo desde un primer momento gran interés paleontológico y cronoestratigráfi co, ya que permitió a Royo Gómez datar como Pontienses las margas yesíferas situadas por debajo de la caliza del páramo que hasta entonces habían sido atribuida al Sarmatiense, interés que ha continuado en años posteriores.

De la visita realizada al yacimiento por Royo Gómez el día 28 de marzo, se conserva material grafi co en el archivo del MNCN, hasta ocho fotografías de las cuales reproducimos una en la Figura 4.

Actualmente se considera un yacimiento importante, bien conocido por los especialistas, que ha sido citado en varios trabajos científi cos y ha sido revisado hace unos años, entre otros por Jorge Morales quien ha obtenido algunos nuevos fragmentos óseos. Aunque su interés radica más en la escasez de yacimientos de esta edad en los depósitos terciaros de la Cuenca del tajo que en la abundancia e importancia del material paleontológico que contiene, como se recoge en AUTUNES et al. (1987): “Los más importantes son los de Henares 2 y 1, respectivamente de edad Aragoniense medio y superior; y los de Chiloeches y Cendejas que permiten datar, al menos parcialmente, las (calizas del Páramo) como Vallesiense inferior, en base a la presencia del género Hipparion”.

En cualquier caso choca que siendo un yacimiento de interés, en ninguno de los trabajos que hemos consultado se indique que fueron Bargalló y Royo Gómez sus descubridores y quienes realizaron las primeras determinaciones.

Desde el punto de vista histórico es de destacar que nos ha quedado constancia del proceso seguido en su descubrimiento y puesta en valor. El hallazgo inicial corresponde a dos de los alumnos de Modesto Bargalló (Emiliano Gil y Cipriano Valenciano), y que fue el propio Bargalló quien realizó una primera valoración del hallazgo. Al considerarlo interesante, animó a sus estudiantes a proseguir en la búsqueda para mejorar el material encontrado y que cuando esto ocurrió fue él mismo, en persona, quien se desplazó hasta el yacimiento, para localizar más material y llevarlo al Museo para su estudio por Royo Gómez. Todo ello en medio de la máxima discreción, discreción que ya a él y en esos años se le hacia evidente que era necesario mantener para preservar el yacimiento de posibles expoliaciones.

Como ya hemos comentado antes, Bargalló dejó constancia a través de unas pequeñas comunicaciones, publicadas en la Revista de Escuelas Normales, de las actividades de campo que realizaba con sus estudiantes y en las que además de referirse a algunas excursiones largas, como las ya mencionadas en los comentarios sobre

10. Archivo del MNCN signatura ACN0278/022

Figura 4. Fotografía realizada por José Royo Gómez el 28 de febrero de 1931. En ella se observa en detalle el afl oramiento de calizas del páramo en el yacimiento de mamíferos de Chiloeches (Guadalajara). Archivo del MNCN Especial Colección fotográfi ca. José Royo Gómez, signatura ACN001/003/03838.

- Photo by Jose Royo Gómez on February 28, 1931. It shows in detail the wilderness limestone outcrop at the site of Chiloeches mammals (Guadalajara). Archive photographic special collection José Royo Gómez, shelfmark ACN001/003/03838.

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la primera comunicación, también nos da detalles de cómo era su actividad docente en paseos cortos por la ciudad de Guadalajara o sus alrededores.

Por su nota publicada en 1924 en la Revista de Escuelas Normales (BARGALLÓ, 1924) sabemos que a comienzos de los años veinte Modesto Bargalló ya realizaba con sus alumnos paseos por los alrededores de Guadalajara para observar en el campo como era “La topografía local y sus agentes modeladores”. En esta nota nos deja constancia detallada de cómo realizaba tres de estos paseos didácticos, uno realizado “a las buenas trincheras de la carretera de Cuenca”, otro “a algún vallejo del Valle del Henares (Alamilla, Alamín)” y un tercero “a los páramos, por los yesares de Iriepal”. En este último nos cuenta que realizaba observaciones en la parte alta de las laderas hasta el páramo anotando la presencia de arcillas, yesos y calizas e indica como en éstas, buscando con cuidado, se encuentran fósiles. Dado que a la realización de estas excursiones seguía una sesión de documentación y síntesis y dada la bibliografía que en el mismo trabajo se nos dice que consultaban resulta evidente que ponía en antecedentes a sus estudiantes sobre la posibilidad de encontrar fósiles en las cuestas de otras localidades próximas a Iriepal, con una geología en todo semejantes como es el caso de Chiloeches.

4.4. Tercera comunicación, 1931, el yacimien-to de vertebrados de Huérmeces del Cerro

También en 1931 presentó la comunicación de un tercer hallazgo, éste sobre los vertebrados de Huérmeces del Cerro, situado al Norte de la provincia, entre Sigüenza y Atienza. Como las anteriores, la comunicación fue leída por José Royo Gómez y también es hallazgo de uno de sus alumnos, Cirilo Cezón, natural de esta localidad de Huérmeces, dejándonos claro que fue él quien le había animado a la búsqueda de fósiles en el entorno de su pueblo (BARGALLÓ, 1931b).

En las páginas 322 y 323 del número 31 del Boletín de la SOCIEDAD, y bajo el epígrafe Notas y comunicaciones puede leerse:

“El Sr. Royo y Gómez, en nombre de D. Modesto Bargalló, dio lectura a la siguiente comunicación:

«YACIMIENTO DE VERTEBRADOS EN HUÉRMECES DEL CERRO (GUADALAJARA).—Uno de mis discípulos, Cirilo Cezón, hijo de Huérmeces del Cerro (Guadalajara), al ser, como sus compañeros, incitado a la busca de fósiles, recordó de sus solitarias correrías de la infancia la presencia de unos huesos en la parte oriental dé las peñas denominadas «Las Tacillas», situadas al NE. del citado pueblo. Para iniciar la exploración y conocer la extensión del yacimiento, el 19 de abril próximo pasado, acompañado de Cezón, visité el lugar dicho. Y, en efecto, en las calizas y molasas de la parte oriental de «Las Tacillas»,

y a su occidente hacia «Boquilla de Valdelavid», afl oran extraordinaria cantidad de huesos largos, vértebras y dientes de vertebrados. Para su estudio he entregado al Sr. Royo algunos restos de huesos y molares con destino a las colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

»El yacimiento se halla, como hemos dicho, en «Las Tacillas» (parte de la Peña alta) y hacia «Boquilla de Valdelavid», a unos 350 metros al N.-NE. del pueblo, junto a la orilla izquierda del río Salado, y a 890 metros de altitud, en unos estratos casi verticales de calizas y molasas, dirigidos de E. a O. y rodeados, como en anfi teatro, por cerros de mayor altura. A juzgar por los restos que afl oran, el yacimiento es extraordinariamente rico y extenso: aparecen en él verdaderas brechas de huesos y ocupa gran extensión, habiendo restos en estratos distantes entre sí unos 25 metros.

»Castel, en su obra Descripción física, geognóstica, agrícola y forestal de la provincia de Guadalajara, Madrid, 1881, no habla del yacimiento de Huérmeces, y su mapa geológico en bosquejo (así como el mapa geológico de España de 1919) sitúa a Huérmeces y al yacimiento en el Cretácico. Pero el aspecto de los fósiles induce a suponer que se trata de mamíferos terciarios, terreno que aquí se presenta, por consiguiente, en estratos casi verticales.

»Dicho yacimiento era desconocido por los habitantes de Huérmeces y tampoco tengo noticias de que se haya dado a conocer en los trabajos publicados sobre la región».

El Sr. Royo y Gómez, como complemento de la comunicación anterior, participó que ha visitado el yacimiento juntamente con los descubridores y el Sr. Sos, habiendo podido comprobar que la mayoría de los restos pertenecen al género Palaeotherium, por lo cual los estratos corresponden al Eoceno superior. Tanto la paleontología como la tectónica del lugar es muy interesante, prometiendo entregar una nota para su publicación. Es la primera vez que se encuentra una fauna de mamíferos de esta edad en la cuenca del Tajo; en el resto de la Península tan sólo había sido indicada en Oviedo.”

No se han localizado los restos paleontológicos procedentes de yacimiento que Bargalló dice envió al Museo. Sin embargo, sí se conservan en el Archivo de la institución una amplia colección de fotografías tomadas por Royo Gómez cuando éste en compañía de Bargalló, Cezón y Sos estudió el yacimiento unas semanas después (Figura 5).

El material procedente de este yacimiento situado en las proximidades de Huérmeces del Cerro ha sido estudiado posteriormente en va-rias ocasiones: a fi nales de los años cincuenta por CRUSAFONT et al. (1960); en los años sesen-ta por FRANZEN (1968); en los años ochenta por CASANOVAS-CLADELLAS & SANTAFÉ-LLOPIS (1987) y recientemente por IRIARTE et al. (2006) coinci-diendo todos ellos en que contienen una rica agru-pación de restos óseos del Eoceno Superior y el

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Oligoceno inferior entre los que abundan fósiles de grandes mamíferos terrestres. Entre las espe-cies representadas en el yacimiento CRUSAFONT et al. (1960) y FRANZEN (1968) mencionan los peri-sodáctilos Palaeotherium crassum y Palaeothe-rium magnum y un artiodáctilo (Anoplotheriidae indet.); CASANOVAS-CLADELLAS & SANTAFÉ-LLOPIS (1987) añaden la presencia del perisodáctilo ibé-rico Cantabrotherium truyolsi y recientemente IRIARTE et al. (2006) han reconocido el esqueleto craneal (mandíbulas y maxilares) y postcraneal (vértebras, huesos apendiculares, etc.) de periso-dáctilos (principalmente paleotéridos, incluyendo una posible especie del género ibérico Cantabro-therium) y artiodáctilos (un posible anoploterino del género Anoplotherium), correspondientes a formas del Eoceno Superior.

Así pues se trata pues de un interesante yacimiento que sigue atrayendo la atención de los investigadores. Como en el caso anterior, destaca de nuevo que los investigadores actuales sigan sin reconocer el mérito de sus descubridores Bargalló y Royo Gómez.

La única referencia a estos yacimientos en la que se mencione a Bargalló o a Royo Gómez que hemos encontrado en la bibliografía es la que CRUSAFONT-PAIRÓ et al. (1960) hacen en la introducción del artículo donde puede leerse:

“El yacimiento no es en realidad inédito. A la doctora MENÉNDEZ AMOR debemos el conocimiento de una cita bibliográfi ca desconocida por

nosotros. Efectivamente, en la sesión del 6 mayo de 1931 de la Sociedad Española de Historia Natural fue presentado por Modesto BARGALLÓ una breve comunicación donde da cuenta del descubrimiento de una brecha de vertebrados en la zona de Huérmeces. La noticia apareció intercalada en las Actas de la Sociedad por lo que fácilmente pudo pasar inadvertidas. En homenaje a sus descubridores reconocemos esta prelación a los veintinueve años de distancia, puesto que no hay duda que los dos son un solo y único yacimiento. Los detalles que se insertan en la nota de BARGALLÓ son sufi cientes para mostrar una completa coincidencia topográfi ca entre ambos. ROYO que también visitó el yacimiento fi jó ya como del Eoceno superior la edad del mismo, prometiendo una nota de mayor extensión que no llegó a publicar.”

Es interesante este texto ya que tres prestigiosos investigadores muestran como en estos años la lectura de las comunicaciones presentadas a la SOCIEDAD no eran consultadas por algunos investigadores, lo que ha debido de seguir ocurriendo, ya que no hay ninguna cita posterior.

De esta nota y de la anterior se hace eco Modesto Bargalló en la Revista de Escuelas Normales reproduciéndolas en un artículo titulado “La labor de nuestros alumnos” y añadiendo dos comentarios, uno al principio y otro al fi nal, (BARGALLÓ, 1931c) que por su interés reproducimos:

Figura 5. Fotografía de José Royo Gómez en mayo de 1931 realizada camino al yacimiento de vertebrados. Sierra Cretácica al NW de Huérmeces. Archivo del MNCN Especial Colección fotográfi ca. José Royo Gómez, signatura ACN001/003/03838.

- Jose Royo Gómez Photography in May 1931 on the way to the vertebrates site. Cretaceous Sierra NW of Huérmeces . Archive photographic special collection José Royo Gómez, shelfmark ACN001/003/03838.

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“Varias veces se ha hablado en estas columnas de la necesidad de que los profesores expongamos las distintas facetas de nuestra labor de clase, para estímulo de todos y satisfacción propia. En las líneas siguientes se cumple, además, un deber: el de dar a conocer la callada labor de nuestros discípulos, que no por callada deja de tener en ciertos casos transcendencia fuera de los límites didácticos, para entrar en los de la investigación científi ca. Dos comunicaciones mías a la Sociedad Española de Historia Natural y publicadas en sus boletines de marzo y mayo últimos, darán idea de la importancia que las afi ciones de tres de mis discípulos han tenido para los estudios geológicos de nuestro país. Vaya la transcripción en honor de estos tres muchachos y para norma de todos nuestros alumnos:”

Concluyendo tras reproducir los textos con el siguiente párrafo que nos muestra su pensamiento claramente regeneracionista.

“Piensen, pues, cuánto pueden hacer mis compañeros y alumnos, ahincando siempre sobre el suelo en la busca de fósiles, el medio más seguro y defi nitivo para determinar la edad de los terrenos, y con ello contribuir a la formación del moderno mapa geológico de nuestro país, del cual por cierto sólo tenemos contadas hojas, y que es deber nacional elaborarlo rápida y esmeradamente.”

4.5. Cuarta comunicación, 1933, el yacimiento de tortugas de Chiloeches

De nuevo el hallazgo de unos alumnos, Cipriano Valenciano, Emiliano Gil y José Inglés, dio lugar al descubrimiento de un nuevo yacimiento de vertebrados y como consecuencia a una cuarta comunicación presentada en la sesión del 5 de abril de 1933 (BARGALLÓ, 1933a).

En la página 128 del número 33 del Boletín de la SOCIEDAD, bajo el epígrafe Notas y comunicaciones, puede leerse:

“El Sr. Bargalló remitió la siguiente nota: «YACIMIENTO DE TORTUGAS EN CHI-

LOECHES (GUADALAJARA).—Mis alumnos Cipriano Valenciano, Emiliano Gil y José Inglés me notifi caron que en el desmonte de la carretera de Guadalajara al Pozo, más allá de Chiloeches (junto al kilómetro 9, Hm. 7), afl oraba un corte de hueso. Personado en dicho lugar, acompañado de los citados discípulos, vi que se trataba de medio peto y medio espaldar de una tortuga, de unos 1,15 metros de largo, bien conservados, aunque de poca coherencia. Los restos se encuentran en margas ar-cillosas y arenas de varios colores, mezcladas con cristales lenticulares de yeso y a una altura de unos 845 metros, o sea a 60 metros sobre Chiloeches. El hallazgo de esta tortuga amplía hasta el citado pueblo las localidades próximas en que han sido halladas (Alcalá y Santos de la Humosa).—MO-DESTO BARGALLÓ.»”

A diferencia de las anteriores esta comunicación no fue leída por el Sr. Royo Gómez,

ni se menciona que el material fuera enviado al MNCN, lo que además sería muy difícil sin ayuda profesional dado el gran tamaño de estos quelónidos fósiles. Parece más bien un hallazgo al que el Royo Gómez no hubiera dado tanta importancia como a los anteriores, posiblemente por que este no es un descubrimiento novedoso. Los restos de tortugas del Mioceno superior ya se conocían desde hacia tiempo. Las grandes tortugas de esta región ya habían sido bien descritas y estudiadas como pone de manifi esto el mismo Bargalló en su nota de comunicación. Es posible que se sintiera en parte obligado a realizar la comunicación por no defraudar a los alumnos que habían realizado el descubrimiento y continuar así alentando a sus estudiantes en la prospección de más material paleontológico. En efecto, es este un hallazgo menor sobre el que no hemos encontrado posteriores noticias.

Está fue la última comunicación por parte de Bargalló en la SOCIEDAD. A ello contribuyó los cambios que ocurrieron a comienzos de los años treinta. A nivel personal Bargalló cambio su orientación profesional, ya que al implantarse el Plan Profesional del Magisterio se unifi caban las escuelas masculina y femenina, quedando duplicadas las cátedras de Ciencias, lo que propicio su división en cátedra de Ciencias Naturales y de Física y Química. Bargalló dejó de impartir las Ciencias Naturales decantándose por la enseñanza de la Física y Química tal y como consta en el Libro actas de la Escuela Normal de Guadalajara 1931-35 11. Además Bargalló entró en una etapa de profusa actividad editorial centrando en ella muchos de sus esfuerzos; en estos año publicó y reeditó más de veinte libros y folletos, varios de ellos manuales para la enseñanza del Magisterio o del Bachillerato (BARGALLÓ, 1932; 1933b; 1935a; 1935b; 1936), fue por segunda vez editor de la Revista de Escuelas Normales y tradujo de nuevo un manual (WIEDEMANN, 1932). De otra el ambiente social y político se enrareció, lo que afectó sin duda a temas tan dependientes de la buena voluntad como estos, ocupando otros todo su tiempo libre.

5. CONCLUSIONES

Las cuatro comunicaciones paleontológicas presentadas por Modesto Bargalló en las sesiones de la SOCIEDAD, entre 1928 y 1933, son resultado de la actividad docente práctica que lleva a cabo con sus alumnos de la Escuela Normal de Maes-tros de Guadalajara. Como profesor de Historia Natural estimulaba a sus alumnos en la búsqueda y recolección de ejemplares y, una vez que tenía noticia de algún yacimiento que considera de in-terés, él mismo les acompaña al campo para hacer

11. Acta de la sesión de 4 noviembre de 1931 recogida en el Libro de Actas de la Escuela Normal de Guadala-jara que se conserva en la Escuela de Magisterio de la Universidad de Alcalá, Campus de Guadalajara

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nuevas recolecciones y realizar los primeros es-tudios.

Bargalló, si preveía que los restos obtenidos en el yacimiento eran de importancia, comunicaba el hallazgo a José Royo Gómez y enviaba las muestras paleontológicas al MNCN. Por lo general, pocos días después el propio Royo acompañaba a Bargalló, y a sus alumnos, al yacimiento para comprobar in situ la extensión del mismo. Por ello, dos de las cuatro comunicaciones debidas a Bargalló (la segunda y la tercera), van seguidas de una serie de datos complementarios sobre el interés del yacimiento debidos a Royo Gómez.

De las cuatro comunicaciones presentadas, en las tres primeras se dieron a conocer yacimientos que en su momento fueron de gran interés paleontológico, especialmente las que tratan sobre los yacimientos de vertebrados de Chiloeches y Huérmeces del Cerro, e incluso siguen teniéndolo hoy en día. La cuarta comunicación, en la que se presenta el yacimiento de tortugas de Chiloeches, tiene menor interés ya que en el centro de la península, los yacimientos fósiles de quelonios son bastante comunes.

Como hemos indicado, con posterioridad a las comunicaciones de Bargalló, varios trabajos han abordado los yacimientos paleontológicos que inicialmente descubrieron sus alumnos y cuyo hallazgo él notifi có a través de la SOCIEDAD, Sin embargo, las citas en las que se hace referencia a su descubridor son escasas, lo que nos lleva a reclamar para Bargalló el mérito que creemos que tiene y que en muy pocas ocasiones se le ha reconocido.

El hecho de que Bargalló abandonara la docencia de la Historia Natural, al optar por la de Física y Química, y más aún su salida de España al concluir la guerra civil, tuvieron mucho que ver con que, con excepción de un trabajo realizado en México (BARGALLÓ, 1952), no volviera a publicar sobre Paleontología. Contribuyó a difuminar el mérito de las comunicaciones paleontológicas presentadas por Bargalló en la SOCIEDAD el hecho de que no llegaran a publicarse, por Royo Gómez, los proyectados trabajos extensos sobre algunos de los yacimientos, así como el que ambos tuvieran que exiliarse fuera de España.

AGRADECIMIENTOS

A Juan Carlos Gutiérrez-Marco, a Jorge Morales, Ana Berreteaga y J.F. García-Hidalgo por sus comentarios y sugerencias y a D. Avelino Antón y al MNCN por sus facilidades para reproducir las fotografías que se han incorporado al trabajo y Antonio Perejón e Isabel Rábano por sus interesantes observaciones que han mejorado el manuscrito.

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Un proceso de diferenciación magmática inverso en las Islas Colum-bretes (Castellón, España)

An inverse magmatic differentiation process in Columbretes Islands (Castellón, Spain)

Alfredo Aparicio

Departamento de Dinámica Terrestre, Instituto de Geociencias CSIC-UCM, José Gutierrez Abascal 2, 28006 Madrid, [email protected]

Recibido: 9-enero-2012. Aceptado: 28-marzo-2012. Publicado en formato electrónico: 15-mayo-2012

Palabras clave: Volcanismo, Diferenciación magmática, GeocronologíaKey words: Volcanism, Magmatic differentiation, Geochronology

Resumen

Las Islas Columbretes están constituidas por rocas volcánicas de composición fonolítica y basanítica presentando edades muy similares en un abanico que abarca desde 0,27 Ma a 1,09 Ma. Algunas características composicionales como el contenido en TR y las relaciones 87Sr/86Sr junto a cálculos teóricos de evolución magmática (CF) permite generar las rocas basaníticas como el resultado de un proceso de asimilación-cristalización fraccionada ACF a partir de un magma fonolítico.

AbstRAct

The volcanic Columbretes islands are formed by basanitic and phonolitic rocks with similar age (0.27 Ma to 1.09 Ma ). Some geochemical features as REE contents and 87Sr/86Sr isotopic relationships, joined to the FC calculations allow to consider the basanitic rocks as the result of an inverse process of assimilation-differentiation (AFC) from phonolitic magma.

1. IntRoduccIón

Las Islas Columbretes (IC) se sitúan en el borde occidental mediterráneo a unos 50 km de la costa española sobre la plataforma continental (Fig. 1) y en una zona donde la corteza presenta 15 km de espesor (mARtIn & suRIñAch, 1988) de los cuales los 5 km. más superficiales corresponde a rocas sedimentarias.

El volcanismo está representado por secuencias de rocas fonolíticas y basaníticas con tendencia alcalina y características de intraplaca (Alonso mAtIllA, 1985; ApARIcIo & GARcíA, 1995, 2004). Dos de las islas (Grossa y Escull de Ferrara) están constituidas por conos volcánicos semisumergidos con depósitos alternantes hidromagmáticos (surge) y aéreos (lapilli) ambos de composición basanítica. La edad de estas basanitas fue establecida por ApARIcIo et al. (1991) entre 0,3 y 1 Ma.

El resto de las islas corresponden a aflorami-entos de coladas fonolíticas con potencia variable

de 1 a 10 m observándose salideros en algunas islas (Ferrera y Bauzá). Estas coladas presentan características de emisión submarina con forma-ción de estructuras tipo pillow lavas de diámetro variable (40-60 cm) y texturas hialoclástíticas. En isla Foradada afloran igualmente coladas vítreas fonolíticas de emisión aérea en espesores mucho más reducidos (~ 1 m), Son los materiales de edad más reciente que ApARIcIo et al. (1994) sitúan muy próxima a la edad de las basanitas.

Las basanitas presentan una mineralogía característica con fenocristales de chrysolita, au-gita-diopsido, plagioclasa, kaersutita y magnetita en una pasta vítrea-microcristalina con zeolitas y carbonatos.

Son frecuentes los xenocristales de cuarzo metamórfico y xenolitos de rocas metamórficas (cuarcitas) y de rocas sedimentarias (calizas y margas) y algo más escasos de rocas plutónicas (gabros). Los líticos de basanitas y basaltos de erupciones mas antiguas son muy abundantes.

Las fonolitas contienen fenocristales de

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A. ApARIcIo100

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sanidina, nefelina, anortoclasa, kaersutita y pequeños cristales de diópsido-wollastonita y opacos, en pasta microcristalina o vítrea. Incluyen también xenolitos de rocas sedimentarias (calizas y margas), plutónicas (sienitas, gabros), subvol-cánicas (traquisienitas) y muy abundantes de rocas volcánicas (tefritas fonolíticas). Las rocas sálicas son fundamentalmente de composición fonolítica pero localmente pueden presentar composiciones de fonolitas tefríticas debido a procesos de min-gling (GARcIA & ApARIcIo, 1999) entre fonolitas y tefritas fonolíticas.

2. ResultAdos y dIscusIón

En un primer análisis ApARIcIo et al. (1994) consideraron la existencia de dos magmas primarios (básico y sálico) que generados en diferentes niveles del manto erupcionan en períodos de tiempo próximos. En la cámara magmática fonolítica se generan además pequeños

núcleos diferenciados de tefritas fonolíticas (ApARIcIo et al., 1994). Procesos de diferenciación magmática (CF y ACF) del magma básico generando un magma fonolítico no pudieron ser demostrados (ApARIcIo et al., 1994, ApARIcIo & GARcIA, 1995) y no se trabajó sobre un proceso de diferenciación magmático inverso aunque algunos datos mineralógicos indicaban una cierta relación genética entre fonolitas y basanitas, como la presencia común de kaersutita, ausencia de enclaves de fonolita o basanita en las rocas volcánicas, edades próximas, etc.

En el estudio geocronológico realizado por ApARIcIo et al. (1991) las rocas basaníticas daban edades comprendidas entre los 0,3 y 1 Ma. El análisis geocronológico realizado sobre 3 muestras de fonolitas (Tabla I) seleccionadas en diferentes coladas e islas muestra tan sólo valores significativos en una de ellas, con una edad de 0,27 Ma, que es muy similar a la inferior de la serie basanítica y que manifiesta la emisión contemporánea de ambos magmas.

En el análisis isotópico ( 87Sr / 86Sr ) de difer-entes muestras de basanitas, fonolitas y enclaves, subvolcánicos y plutónicos (Tabla II) se observan valores muy bajos (~0,702) que determinan tanto para fonolitas como basanitas su origen mantélico aunque valores de 0,703 se muestran más fre-cuentes, incluso en enclaves plutónicos y subvol-cánicos. Son significativos los valores de 0,704-0,706 que nos aproximarían a una fuerte contami-nación producida por elementos externos asimi-lados por ambos tipos volcánicos y que podemos identificarlos con los xenolitos de rocas sedimen-tarias y metamórficas englobados en ambas for-maciones volcánicas (fonolitas y basanitas).

En el mismo sentido se hicieron análisis de tierras raras (TR) en rocas volcánicas, subvolcánicas y plutónicas (Tabla III), obteniendo un spider-diagrama normalizado con los valores de condrita expresadas en el trabajo de nAkAmuRA (1974) (Fig. 2). Los contenidos en TR de las basanitas se muestran sensiblemente superiores a los de las rocas sálicas y similares a los de las tefritas fonolíticas, mostrando una evolución inversa desde la fuente fonolítica a las rocas basaníticas.

Como dijimos anteriormente modelos teóricos CF y ACF en la secuencia basanitas → fonolitas no han podido confirmarse (GARcíA & ApARIcIo, 1999) pero sí en el sentido inverso. Los

Figura 1. Localización de las Islas Columbretes y de los afloramientos basaníticos y fonolíticos

- Location of Columbretes Islands and outcrops of basanitic and phonolitic rocks.

Tabla I.Edad de las rocas fonolíticas de las Islas Co-lumbretes.

- Phonoltic rock age of Columbretes Islands.

Muestra %K 40Arrad,nl/g %40Arair Edad, Ma

746174837494

3.334.564.37

0.034<0.001<0.001

96.8100.0100.0

0.27±0.05----

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Tabla II. Relaciones isotópicas de Rb-Sr en las rocas volcánicas y enclaves plutónicos de las Islas Columbretes. - Isotopic relationships of Rb-Sr in volcanic and plutonic enclaves of Columbretes Islands.

Muestra Clasificación TAS [Rb] ppm Sr87 Rb87 87Sr/ 86Sr ± 2s

74697491747874557457744974462120745174837168747420867194715374527446

BasanitaFonolitaFonolitaGabroTraquisienitaGabroTefrita fonolíticaBasanitaTraquisienitaFonolitaBasanitaFonolita tefríticaFoiditaFonolitaSienitaSienitaFonolita

11.14108.2133.930.3677.9613.3827.2952.9939.88121.6912.92126.628.95152.1104.5140.844.28

1452485.9372.5792.055.86885.31122824.1309.4431.11246501.8987.1579.2627.960.86450.4

0.022200.643721.039150.110834.035800.043720.070340.185900.372850.815750.030000.729550.084820.759320.481106.689360.28426

0.7053190.7030870.7030140.7032670.7035380.7032640.7029980.7029400.7069370.7029630.7046590.7046220.7040230.7030840.7030220.7037780.703019

1614121418141812121319121614211315

Muestra

2078 2107 7492 7482 7462 7446 7465 7446 7461 7453

Basanita Basanita Fonolita Fonolita Fonolita tefrítica

Fonolita tefrítica

Fonolita tefrítica

Tefrita fonolítica Traquita Sienita

SiO2TiO2Al2O3Fe2O3FeOMnOMgOCaONa2O3K2OP2O5H2OTotal

LaCePrNdSmEuGdTbDyHoErTmYbLu

43,393,18

14,175,175,440,169,41

10,163,740,990,853,21

99,87

46,8985,8410,4240,568,302,567,041,005,110,952,260,301,830,26

41,832,73

14,865,065,750,169,84

10,523,660,520,883,81

99,62

46,6784,2010,3639,838,152,517,060,984,950,942,170,301,750,24

58,000,54

20,433,320,430,110,902,708,004,880,150,12

99,58

29,4349,674,93

15,552,700,782,080,321,780,391,050,161,010,16

57,000,81

20,312,252,540,120,923,207,644,580,250,26

99,88

32,8860,535,92

19,433,401,032,750,412,410,501,450,211,360,19

52,641,38

19,855,530,230,131,694,287,533,880,481,87

99,49

40,4776,037,14

24,524,421,343,630,553,310,651,850,271,830,28

54,731,05

20,145,140,080,141,543,907,943,730,331,13

99,85

39,7480,437,33

25,844,301,363,650,532,950,601,610,251,510,23

52,701,13

20,474,391,040,121,554,066,124,390,883,10

99,95

45,8968,187,43

25,184,201,273,510,523,080,611,730,261,770,26

47,002,61

17,2610,590,240,173,757,886,342,161,030,91

99,94

66,65124,5413,7952,189,633,028,111,145,971,132,760,392,380,35

58,001,24

14,575,850,190,141,504,747,024,040,421,81

99,52

41,5972,087,06

23,964,391,303,590,543,160,621,,750,271,720,26

56,270,81

21,323,800,670,200,633,576,325,430,360,47

99,85

55,0198,099,83

31,955,191,774,410,653,820,731,780,281,760,26

Tabla III. Composición química de las rocas volcánicas y enclaves plutónicos de las islas Columbrete. La clasificación de las rocas volcánicas (TAS) según el programa SINCLAS de veRmA et al. (2002).

- Chemical composition of volcanic rocks and plutonic enclaves of Columbretes Islands. The volcanic rocks classification (TAS ) after SINCLAS program by veRmA et al. (2002).

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A. ApARIcIo102

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cálculos realizados con el programa IGPETWIN (cARR, 1994) corroboran esta posibilidad. Se han utilizado los análisis de rocas (elementos mayores y menores) y minerales publicados por ApARIcIo et al. (1995).

En la Tabla IV se indican los minerales que han sido usados en los cálculos, con un promedio de cinco minerales para cada cálculo, así como los valores de la suma de los cuadrados de los residuales, con diferentes muestras de fonolitas, basanitas y minerales constituyentes.

Muchas combinaciones son posibles con valores de residuales próximos a 1, aunque en todos los casos el modelo obtenido es de tipo ACF lo que incluye asimilación y diferenciación.

3. conclusIones

En esta propuesta las rocas volcánicas de las Islas Columbretes presentan un modelo evolu-tivo diferente a las secuencias evolutivas clásicas de diferenciación magmática. Se observa como las relaciones isotópicas determinan un origen mantélico con contaminación-asimilación. Una

identidad en los modelos de TR, muestran una relación genética entre ambas litologías. Los cál-culos teóricos confirman procesos de ACF desde fonolita como roca padre a basanita como roca hija, en un proceso inverso no evidenciado hasta ahora. ApARIcIo et al. (1994) consideran la exist-encia de una sola cámara magmática donde en diversos puntos de la misma se diferencian rocas volcánicas básicas y otros tipos subvolcánicos y plutónicos. El magma básico generado tendría un menor volumen que el fonolítico (lo que corre-sponde igualmente con lo observado en superficie, donde hay mayor presencia de rocas fonolíticas). Aunque no existen precedentes sobre inversiones magmáticas, en procesos de diferenciación por CF, el hecho podía ser estudiado en otras áreas donde el volumen de rocas sálicas supere al de ro-cas básicas. Así por ejemplo en las Islas Canarias, en Tenerife la Serie Cañadas (ARAñA, 1971) puede representar un nuevo ejemplo de diferenciación inversa con presencia masiva de rocas sálicas y un pequeño volumen de basaltos intercalados en dicha serie.

Figura 2.- Diagrama spider roca /condrita (nAkAmuRA 1974) mostrando la evolución de las rocas volcánicas y plutónicas de las Islas Columbretes.

- Spider diagram rock/chondrite (nAkAmuRA 1974) showing the evolution of volcanic and plutonic rocks of Columbretes Islands.

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AGRAdecImIentos

Este trabajo fue parcialmente financiado por los proyectos del Ministerio de Ciencia e Innovación CGL 2008- 05584-CO2-01 y CGL-2011-27826-CO2-02. A la Consellería de Territori i Habittage de la Generalitat Valenciana y al personal de vigilancia y guardería de la Reserva Natural de las Islas Columbretes por su inestimable colaboración. A mis compañeros Carmen Sendra y José Arroyo por su ayuda en la composición del trabajo.

En especial a los dos revisores del trabajo que contribuyeron a permitir la entrada de otras posibilidades científicas en el mundo de los magmas y sus procesos.

bIblIoGRAfíA

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Padre(Fonolita) 7492 7494 7494 7493 7493 7493 7493 7493 7491

Hija(basanita) 7468 7469 7468 7468 2077 2105 2094 7468 2120

Minerales defonolita

PX 7472ANF7494PL7478AC7494SA7494

PX7494ANF7494PL7494AC7494SA7494

PX7494ANF7494PL7494AC7494SA7494

PX7478ANF7478PL7494AC7494SA7494

PX7478ANF7478PL7494AC7494SA7494

PX7478ANF7478PL7494AC7494SA7494

PX7478ANF7494PL7494AC7494SA7494

PX7474ANF7478PL7478AC7478SA7494

PX7478ANF7478PL7494AC7494SA7494

Suma de los cuadrados residuales

0,959 0,852 1,147 0,885 0,996 0,936 0,917 1,121 1,151

PX = Piroxeno ANF = Anfibol PL = Plagioclasa AC = Anortoclasa SA = Sanidina

Tabla IV. Cálculo de procesos de diferenciación magmática inversa en rocas volcánicas de las Islas Columbretes. Composición química de minerales y rocas de las tablas 2, 3, 4, 7 y 8 en ApARIcIo et al.(1995).

- Calculation of magmatic inverse differentiation processes in volcanic rocks of Columbretes Islands. Chemical composition of rocks and minerals in tables 2,3,4,7 and 8 in ApARIcIo et al. (1995).

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105ISSN: 0583-7510Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 106, 2012, 105-125

Itinerario geológico de Toledo a Urda, un siglo después*

Geological route from Toledo to Urda, a century later

Rudolf Merten

Avenida de Brasilia, 13. 28028 Madrid. [email protected]

Recibido: 2-diciembre-2011. Aceptado: 4-julio-2012. Publicado en formato electrónico: 6-septiembre-2012

Palabras clave: Eduardo Hernández-Pacheco, Primer Centenario Itinerario Toledo – Urda, Montes de Toledo, España

Key words: Eduardo Hernández-Pacheco, First Century Route Toledo – Urda, Toledo Mountains, Spain

Resumen

En el año 1912 Eduardo HeRnández-PacHeco publicó, como primer número de una serie denominada Trabajos del Museo de Ciencias Naturales, una obra titulada Itinerario Geológico de Toledo á Urda, concebido para fomentar el conocimiento geológico de la zona. La obra es el resultado de una excursión que Hernández-Pacheco hizo con sus alumnos en 1911, ahora hace 100 años.

Esta publicación sirvió para revitalizar el interés por la Geología de los Montes de Toledo, de tal forma que entre 1912 y 1929 aparecieron numerosos trabajos de geólogos españoles sobre esta área. Más tarde decreció el interés hasta 1952, año en que la escuela de Franz Lotze de la Universidad de Münster en Westfalia (Alemania) comenzó la cartografía, a escala 1:50 000, de una franja de terreno que se extendía desde la ciudad de Toledo hasta las localidades de Montoro y Villafranca de Córdoba, cuya parte septentrional coincide o discurre paralelamente al itinerario descrito por Hernández-Pacheco.

A principios de los años setenta del siglo pasado se inició una nueva etapa de investigaciones de tipo petrológico, tectónico, estratigráfico y paleontológico que profundizaron en el conocimiento del Macizo Cristalino de Toledo, de las rocas plutónicas y los sedimentos paleozoicos de esta región, entre éstos en particular los materiales cámbricos y ordovícicos del Anticlinal de Urda, donde se llevaron a cabo estudios de detalle sobre fósiles de trilobites y arqueociatos que contenían.

En este trabajo se describe detalladamente, siguiendo una trayectoria norte-sur, el avance en los conocimientos geológicos de esta zona de los Montes de Toledo a lo largo del “Itinerario” realizado en 1911.

abstRact

In 1912 Eduardo HeRnández-PacHeco published as the first number of a series called Trabajos del Museo de Ciencias Naturales a paper with the title Itinerario Geológico de Toledo á Urda, prepared to promote the knowledge of the geology of the area. The paper contains the result of an excursion which Hernández-Pacheco carried out with his pupils in 1911, now 100 years ago.

The work of Hernández-Pacheo revitalized the interest of the geology of the Toledo Mountains and between 1912 and 1929 a great number of publications of Spanish geologists over the area appeared. Later diminished the interest for the area until 1952, when the school of Franz Lotze of the University of Münster in Westfalia, Germany, started the mapping of a traverse at the scale of 1:50 000 from Toledo in the North to Montoro and Villafranca de Córdoba in the South. The northern part of this traverse is the same as the route described by Hernández-Pacheco or goes parallel to it.

At the beginning of the seventies of the last century a new epoch of petrological, tectonic, stratigraphic and paleontological investigations began, which deepened the knowledge of the Toledo Crystalline Massif, the plutonic rocks and the stratigraphy of the Palaeozoic of the area, especially of the Cambrian and Ordovician of the Urda Anticline, where detailed studies of trilobites and archaeocyathids were carried out.

In this paper the progress of the knowledge of the geology of this part of the Toledo Mountains, from North to South, along the route of 1911 is described.

*Presentado en la XIX Bienal RSEHN-UCLM, Toledo 2011

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R. meRten106

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1. IntRoduccIón

En el año 1911, ahora hace 100 años, Eduardo Hernández-Pacheco (Fig. 1) hizo con tres de sus alumnos, Ismael del Pan, Bartolomé Darder y Pedro Castro, una excursión de Toledo a Urda (HeRnández-PacHeco, 1911). La excursión, realizada a pie, tuvo una duración de cinco días. Los resultados se publicaron en el primer número de una serie denominada Trabajos del Museo de Ciencias Naturales con el título Itinerario Geológico de Toledo á Urda (HeRnández-PacHeco, 1912), concebido para fomentar el conocimiento geológico de la zona (Fig. 2).

trabajos publicados é investigaciones efectuadas, que puede decirse que tan solo es conocida en rasgos muy generales su constitución geológica, siendo casi nulos los datos tectónicos que de ella se tienen”.

Se estudian en este trabajo, entre otros, de norte a sur, una zona de gneis granitoides (El Macizo Cristalino de Toledo), una alineación de pizarras y cuarcitas, probablemente referibles al Cámbrico, una extensa zona de granito normal, una alineación montañosa de cuarcitas ordovícicas, una planicie de pizarras cámbricas, otra alineación montañosa de cuarcitas ordovícicas, una zona cámbrica, pizarrosa y caliza, y finalmente la alineación montañosa de la Calderina, culminación topográfica entre el Tajo y el Guadiana. La obra iba acompañada además por un mapa y un corte geológico del itinerario (Fig. 3).

Ahora han transcurrido cien años y entretanto muchos geólogos han recorrido la zona, que ahora puede ser considerada geológica, estratigráfica y tectónicamente bastante conocida. Sin embargo, existen aun diferencias en la interpretación, problemas por solucionar y trabajos pendientes de realizar para ahondar este conocimiento.

A partir del trabajo de Hernández-Pacheco

Figura 1. Eduardo Hernández-Pacheco (1872-1965).

Figura 2. Cubierta de la publicación de Hernández-Pacheco.

- Cover of the paper of Hernández-Pacheco.

HeRnández-PacHeco (1912) dice en la introducción “Es verdad que, según frase de Macpherson, constituyen «estos montes [los Montes de Toledo] uno de los enigmas de mas difícil solución de cuantos ofrece el estudio de la Península»; pero también es cierto que la dificultad consiste, en gran parte, en no conocerse los términos de los problemas geológicos, pues la región mencionada, en lo que se refiere al Sur de la provincia de Toledo, Norte de la de Ciudad Real y sus prolongaciones por Extremadura, ha sido recorrida por tan limitado número de geólogos, siendo tan reducido el número de

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se revitalizó el interés por la geología de los Montes de Toledo y enseguida aparecieron una serie de publicaciones sobre diversas temáticas, entre estos los de mallada & duPuy de lôme (1912), FeRnández-navaRRo (1913, 1914), gómez de llaRena (1914a,b, 1916, 1923), del Pan (1923), Royo gómez & PéRez de PedRo (1923) y Royo gómez (1926, 1929). Pero más tarde decayó el interés por la zona, hasta que en el año 1952 la escuela de Franz Lotze de la Universidad de Münster en Westfalia, Alemania, comenzó la cartografía, a escala 1:50 000, de una franja de terreno que se extendía desde Toledo hasta Montoro y Villafranca de Córdoba, cuyos resultados han sido publicado de forma resumida por WalteR (1977). meRten (1955a,b) se ocupó de la parte septentrional de esta franja, que coincide o discurre paralelamente al itinerario descrito por Hernández-Pacheco en 1912 (Fig. 3).

Dentro de este programa meRten (1955b) realiza una primera cartografía entre Toledo y el Anticlinal de la Sierra del Rebollarejo (Fig. 4). Resultados de este trabajo, aparte de ser la primera cartografía de la zona, fueron el reconocimiento del Macizo Cristalino de Toledo como una formación sinorogénica varisca y el Granito de Sonseca-Orgaz como un plutón postorogénico, ambos considerados antes genéricamente de edad arcaica. Además se pudieron atribuir las pizarras que afloran entre la Sierra de Los Yébenes y la Sierra de Las Guadalerzas al Llandeilo (Ordovício medio). Estas pizarras habían sido consideradas como cámbricas por Hernández-Pacheco, por su aspecto litológico, atribución que se mantuvo válida hasta los años cincuenta del siglo pasado.

aPaRIcIo yagüe (1970, 1971) hace un estudio profundo del Macizo Cristalino de Toledo, acompañado por una cartografía que comprende, de norte a sur, el área desde la Cuenca del Tajo hasta los Montes de Toledo, y de oeste a este, desde el valle del río Gébalo en las proximidades de Alcaudete de la Jara, y la carretera de Madrid a Cádiz en la cercanías de Tembleque. El trabajo sirvió y sirve de base para futuros trabajos en la zona.

aPaRIcIo yagüe & gIl cId (1972) encuentran al este de Totanés en pizarras negras intercaladas entre pizarras y calcoesquistos, de la denominada “Serie Verde”, los primeros trilobites del Cámbrico inferior de esta zona, con lo que se confirma la existencia del Cámbrico al sur de la alineación montañosa del Cerro de Layos-Sierra de Nambroca. HeRnández enRIle (1976, 1981, 1991) estudia las deformaciones en la banda milonítica en el sur del Macizo Cristalino de Toledo y presenta sus ideas sobre el desarrollo tectónico de la zona.

A finales de los años ochenta y principio de los años noventa del siglo pasado Barbero y Villaseca retoman los estudios sobre el Macizo Cristalino de Toledo. En particular baRbeRo (1992b) hace un estudio exhaustivo. Andonaegui, Ibarrola y Villaseca profundizan en el conocimiento del Granito de Mora-Orgaz-Sonseca-Guadamur en

los años 1980 y 1990 (andonaeguI, 1990, 1992, andonaeguI & IbaRRola, 1987, y andonaeguI & vIllaseca, 1988, 1998), maRtín escoRza (1976) estudia los Montes de Toledo surorientales y en particular la estratigrafía del Cámbrico y Ordovícico del Anticlinal de Urda y PeRejón & moReno (1978) aportan nuevos datos sobre el registro de arqueociatos y las facies carbonatadas en el anticlinal de Urda.

En la zona por donde discurre el itinerario y sus inmediaciones, se han publicado hasta la fecha solamente tres hojas de la primera serie del Mapa Geológico de España, Escala 1:50.000, que son las de Toledo, 629, Mora, 658, y Turleque, 686, y dos hojas de la segunda serie (MAGNA), Los Yébenes, 685, y Las Guadalerzas, 711.

Hernández-Pacheco divide su trabajo en tres capítulos:I. PreliminaresII. Descripción GeográficaIII. Descripción Geológica

Dentro del capítulo I describe los anteceden-tes, en particular la bibliografía existente.

En la descripción geográfica diferencia, de norte a sur, las siguientes áreas:- Llanura aluvial y terciaria al Norte del Tajo- El borde de la meseta toledana- Zona gnéisica de la meseta- Serrata de Nambroca y llanura cámbrica inme-

diata- Planicie granítica de Sonseca y Orgaz- Alineación montañosa de Los Yébenes- Planicie de la cuenca alta del Algodor- Alineación montañosa de Las Guadalerzas- Planicie de Urda

La descripción geológica trata de las distintas unidades de más antiguo a más moderno según la atribución de la época:- Terreno granítico- Gneis del borde de la meseta toledana- Terrenos cámbricos - Silúrico de Los Yébenes y Guadalerzas - Paleógeno marino de los alrededores de Toledo- Depósitos calizo-arcillosos superficiales de las

llanuras de la meseta toledanaEn el presente trabajo se describen los

distintos elementos geológicos de la transversal, tal como aparecen a lo largo del itinerario, de norte a sur:- El límite norte del Macizo Cristalino de Toledo- Los afloramientos del Cerro de La Rosa al este

de Toledo- El Macizo Cristalino de Toledo- El límite sur del Macizo Cristalino de Toledo- La alineación montañosa Cerro de Layos-Sierra

de Nambroca y la llanura inmediata al sur - El Granito de Sonseca-Orgaz- La Sierra de Los Yébenes- El Sinclinal Algodor-Milagro- La Sierra de Las Guadalerzas- El Cámbrico de Urda

Con motivo del centenario de la realización del trabajo de Hernández-Pacheco, la Real

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Sociedad Española de Historia Natural organizó dentro del programa de la XIX Bienal de la Sociedad en Toledo una excursión a lo largo del itinerario, que tuvo lugar el 7 de septiembre de 2011 (san josé et al., 2011).

2. el ItIneRaRIo geológIco de toledo a uRda y el avance de los conocImIentos geológIcos y su InteRPRetacIón en los últImos cIen años.

2.1. El límite norte del Macizo Cristalino de Toledo

HeRnández-PacHeco (1912) no se pronuncia claramente sobre el tipo de contacto entre el Macizo Cristalino de Toledo y el Cenozoico al norte, falla o adosamiento del Cenozoico depositado en una zona hundida entre dos horsts, formados por el Paleozoico de los Montes de Toledo en el sur y los Montes Carpetanos en el norte. Del corte dibujado se deduce que lo consideró adosamiento del Cenozoico al Macizo Cristalino. En la Hoja Toledo, 629, del Mapa Geológico de España a escala 1:50.000 (temPlado et al., 1944) se cartografía un contacto normal. meRten (1955a,b) describe una falla inversa contra el Cretácico, pero con adosamiento del Cenozoico (Fig 5).

Según los conocimientos actuales las fallas afectan tanto al Cretácico como al Cenozoico. El Macizo Cristalino de Toledo está limitado, en los alrededores de Toledo, con la Cuenca de Madrid por dos fallas principales inversas (Fig. 6), de

Santa Bárbara de Toledo.Una segunda falla con el mismo buzamiento

aparece a unos 1000 m al sur de la anterior. Esta falla se encuentra dentro del Macizo Cristalino en el tramo sur del torno del Tajo, y hacia el oeste deja de ser visible. En dirección este pasa por el

Figura 5. Corte esquemático por el límite norte del Macizo Cristalino de Toledo según meRten 1955b, modificado (san josé et al., 2011).

- Schematic cross section through the northern limit of the Toledo Crystalline Massif after meRten 1955b, modified (san josé et al., 2011).

dirección O-E y un buzamiento de unos 70º al sur, que afectan tanto al Cretácico como al Cenozoico, una más septentrional (Fig. 7), que se prolonga hacia el oeste más o menos al pie de la muralla norte de Toledo, y que continúa varios kilómetros paralelamente al sur de la carretera CM-4000. Hacia el este desaparece a la altura del Barrio de

Figura 6. Toledo en Google Earth con las dos fallas que limitan el Macizo Cristalino al norte y el Barrio de Santa Bárbara con el Cretácico del Cerro de la Rosa discordante sobre el Macizo Cristalino (san josé et al., 2011).

- Toledo in Google Earth with the two faults which limit the Toledo Massif to the North and the quarter of Santa Barbara with de Cretaceous of the Cerro de la Rosa discordant over the Toledo Massif (san josé et al., 2011).

Figura 7. La falla al norte de Toledo entre el Macizo Cristalino de Toledo y la Cuenca cenozoica de Madrid (san josé et al., 2011).

- The fault at the North of Toledo between the Toledo Crystalline Massif and the Cenozoic Basin of Madrid (san josé et al., 2011).

Barranco de la Degollada para luego tomar el relevo de la falla anterior y constituir el límite entre el Cretácico o Cenozoico y el Macizo Cristalino. Dicha falla puede seguirse hasta las proximidades del arroyo Mochares. Durante mucho tiempo existió un buen afloramiento en un corte de la antigua carretera N-401, entre el km 73,8 y 73,9

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(Fig. 8), pero que hoy ha desparecido por las obras de ampliación y la transformación de la carretera en la autovía A-42.

A pesar de que se trata claramente de una falla inversa, de compresión, en gran parte de la bibliografía aparece como falla normal, de extensión (aPaRIcIo yagüe, 1970, 1971, vaudouR, 1979: 207, HeRnández enRIle, 1991).

forma horizontal, un nivel compuesto de cantos rodados, que corresponde a una terraza superior del Tajo (Fig. 9).

Los depósitos del Cerro de la Rosa fueron citados por primera vez por douvIllé (1908a,b), quién los atribuyó al Aquitaniense por la presencia de géneros fósiles de Arca, Natica, Potamides y Fusus, mal conservados, pero indudablemente marinos, y en comparación con fósiles encontrados en condiciones análogas al sur de Cuenca. Sin embargo dePeRét (1908) no estuvo conforme con la atribución al Aquitaniense y creía que el yacimiento es de edad Estampiense por consideraciones generales y tomando en cuenta los mamíferos encontrados en los alrededores de Madrid.

HeRnández-PacHeco (1912) recoge las atribuciones de Douvillé, así como caldeRón (1908, 1909, 1910), gómez de llaRena (1923), que hace una buena descripción del yacimiento, y Royo gómez (1926). Un corte esquemático presentado por gómez de llaRena (1923) recoge la situación del yacimiento (Fig. 9).

Los autores de la Hoja 629, Toledo, del Mapa Geológico de España a escala 1:50.000, temPlado et al. (1944) fueron los primeros que expusieron sus dudas sobre la edad cenozoica de los sedimentos del Cerro de la Rosa y los atribuyeron

Figura 8. Falla inversa al este de Toledo en el km 73,8-73,9 de la carretera N-401 en 1988. A la derecha, color rojizo, sedimentos del Cretácico, a la izquierda, color blancuzco, rocas metamórficas del Macizo Cristalino de Toledo (Foto Merten).

- Reverse fault East of Toledo at the road N-401 en 1988, km 73.8-73.9. To the right with reddish colour, footwall, are the Cretaceous sediments, to the left with white colour, hanging wall, are the metamorphic rocks of the Toledo Crystalline Massif (Photo Merten).

2.2. Los afloramientos del Cerro de la Rosa al este de Toledo

Los sedimentos del Cerro de la Rosa al este de Toledo se componen de una alternancia de areniscas deleznables con estratificación cruzada, en primer lugar de color gris, también amarillento y rojo, y arcillas generalmente rojas, ocasionalmente también verdes, con granos diseminados de cuarzo de tamaño medio a grueso, que dan a las arcillas un ligero contenido arenoso. Intercalados se encuentran algunos bancos de arenisca calcárea, entre estos uno de un poco más de un metro de espesor, rico en gasterópodos y lamelibranquios. Desgraciadamente sólo se encuentran moldes, por lo que no es factible realizar una determinación taxonómica precisa y conocer la edad de los materiales. Localmente se intercalan conglomerados. También se observan ripple-marks, que confirman la formación marina costera de los sedimentos. Encima y en discordancia con estos estratos se encuentra, de

Figura 9. Corte geológico de la ladera derecha del Arro-yo de la Rosa (gómez de llaRena, 1923: Fig. 4).

- Geological cross section at the right side of the Arroyo de la Rosa (gómez de llaRena, 1923: Fig. 4).

al Cretácico, comparando su registro fósil con el encontrado en el arroyo Charca Redonda, afluente del Duratón, en la provincia de Segovia, y otros más al oeste de Toledo. alonso luzuRIaga (1969) hace una descripción y cartografía detallada del afloramiento, pero que no recoge correctamente su extensión. Lo atribuye también al Cretácico, que se encuentra discordantemente sobre las rocas del Macizo Cristalino de Toledo, considerado precámbrico por Llopis y Sánchez de la Torre (lloPIs lladó & sáncHez de la toRRe, 1962, 1963, 1965). Actualmente la atribución al Cretácico de estos depósitos está generalmente aceptada.

Los afloramientos del Cretácico han sido objeto de bastantes alteraciones durante el tiempo

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por la actividad humana. Zonas con buena exposición han desaparecido, mientras otros nuevos han sido abiertos. Especialmente en los últimos años han quedado al descubierto nuevos afloramientos por la ampliación de la carretera N-401 y la construcción de la autovía A-42, que hasta la fecha no han sido estudiados. Las Figuras 10, 11 y 12 transmiten una idea sobre los cambios en el aspecto del afloramiento a lo largo del tiempo.

2.3. El Macizo Cristalino de Toledo

El Macizo Cristalino ha sido objeto de numerosas estudios, en particular los afloramientos que existen a lo largo del torno del Tajo en Toledo. Desde los primeros estudios geológicos en el siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX han sido considerados de edad arcaica. Así se expresan macPHeRson (1901), HeRnández-PacHeco (1912), temPlado et al. (1944) y otros.

HeRnández-PacHeco (1912) lo clasifica en su mayor parte como granito gnéisico. Hace una amplia descripción de las variedades de

rocas existentes, citando verdaderos gneises granatíferos, infiltrados extensamente por pegmatitas de feldespato rojo y blanco y con “irregulares enclavados” o gabarros muy micáceos y de aspecto pizarroso, entre otros. Todas estas rocas tienen una dirección, por término medio N 25º W.

maRcet RIba (1928) hace un estudio petrográfico amplio y detallado de la zona metamórfica de los alrededores de Toledo. alía (1954), sin pretender contribuir al establecimiento de una cartografía geológica detallada, expone algunos datos de observación recogidos, entre ellos el haber encontrado algunos lugares donde es posible ver el tránsito gradual entre la formación gneísica y la paleozoica en las serratas de Noez, Layos y Almonacid. Considera el gneis como representante de la granitización sintectónica varisca.

meRten (1955a,b) lo describe como granito gneísico (Gneisgranit) con una textura clara paralela (Fig. 13), de una composición petrográfica muy variada y con presencia de intercalaciones de rocas sedimentarias metamórficas, entre ellas importantes afloramientos de calizas. Lo considera sinorogénico tardío con la fase varisca.

La edad precámbrica de estos materiales fue nuevamente defendida por lloPIs lladó & sáncHez de la toRRe (1962, 1963, 1965). En particular describen un microconglomerado con una discordancia sobre las migmatitas de Toledo (lloPIs lladó & sáncHez de la toRRe, 1963), cuando en realidad, según aPaRIcIo yagüe (1970) y san josé (comunicación verbal 2011) se trata de una zona de intensa milonitización producida por un accidente tectónico de edad varisca.

aPaRIcIo yagüe (1970, 1971) hace un estudio profundo del Macizo Cristalino de Toledo. Lo llama Unidad Migmatítica y lo describe como una unidad compleja, constituida por rocas de tipo metamórfico migmatítico, junto a rocas plutónicas básicas y enclaves de rocas poco afectadas por el metamorfismo. Menciona gneises, leptinitas,

Figura 12. El Cretácico del Cerro de la Rosa en el año 2010 (san josé et al., 2011).

- The Cretaceous of the Cerro de la Rosa in 2010 (san josé et al., 2011).

Figura 10. El Cretácico del Cerro de la Rosa (gómez de llaRena, 1923).

- The Cretaceous of the Cerro de la Rosa (Gómez de llaRena, 1923).

Figura 11. Cantera en el Cretácico del Cerro de la Rosa en 1953 (meRten 1955b)

- Quarry in the Cretaceous of the Cerro de la Rosa in 1953 (meRten 1955b)

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anfibolitas y mármoles como las clases de rocas más abundantes entre los tipos metamórficos.

maRtín escoRza & lóPez maRtínez (1978) describen estructuras prehercínicas dentro del macizo hercínico y HeRnández enRIle (1991) menciona la observación de tres fases de estructuras sin-metamórficas hercínicas.

A finales de los años ochenta y principio de los años noventa del siglo pasado Barbero y Villaseca retoman los estudios sobre el Macizo Cristalino de Toledo. En particular baRbeRo (1992b) hace un estudio exhaustivo. Mantienen primero el nombre de Unidad Migmatítica de aPaRIcIo yagüe (1970, 1971), para luego llamarlo Complejo Plutono-Migmatítico de Toledo, queriendo significar con ello una asociación en el terreno de rocas ígneas plutónicas con rocas migmatíticas, en muchos casos genéticamente relacionados. Finalmente han optado por el nombre más sencillo y aceptado de Complejo Anatéctico de Toledo (CAT), para seguir, además, la nomenclatura similar dado por otros autores en sectores adyacentes (baRbeRo, 1992b).

El Complejo Anatéctico de Toledo se describe como un conjunto de rocas metamórficas de alto grado, con augen-ortoneises, paraneises pelíticos y semipelíticos, leuconeises, anfibolitas, cuarcitas, conglomerados y mármoles (baRbeRo et al., 1990; baRbeRo, 1992b, 1995, entre otros), con intrusiones de granitoides ligeramente anteriores o síncronos con la culminación del proceso metamórfico y, en menor grado, gabros sincrónicos. El máximo térmico alcanzado se sitúa a 800 ºC ±50 ºC y el máximo barométrico a 4-6 kbar (baRbeRo, 1995).

Los granitos que intruyeron se encuentran en Argés-Guadamur (andonaeguI & vIllaseca, 1988), Layos (baRbeRo & vIllaseca 1992), los gabros en La Bastida (tipo La Bastida), ya citado por gómez de llaRena (1916) y descrita

con detalle por el mismo autor en el año 1966 (gómez de llaRena, 1966), otros dispersos localmente (tipo Toledo) y finalmente un tercer tipo, que aflora exclusivamente en Villanueva de Bogas, en la esquina sureste de Macizo (navIdad, 1973; baRbeRo, 1989, 1991, 1992a; baRbeRo & vIllaseca, 1988, 1989).

En lo que se refiere a las edades obtenidas de los distintos cuerpos que componen el Macizo Cristalino se han publicado los siguientes datos:

aPaRIcIo et al. (1990) obtienen las siguientes dataciones K-Ar procedente de biotitas:- 288 ±9 Ma en el gabro de La Bastida- 242 ±8 Ma en una arterita en la migmatitas al

oeste de Toledo- 268 ±8 Ma en la anatexita al oeste de Argés

andoaneguI (1990) obtiene, con el método Rb-Sr para las tonalitas y adamellitas de Argés-Guadamur, una edad de 372 ±6 Ma, Devónico superior, y para las adamellitas de Argés-Guadamur una edad de 318 ±10 Ma, Bashkiriense/Serpukhoviense, Carbonífero medio.

baRbeRo et al. (1990) señalan una edad de 340 ±25 Ma del complejo plutono-migmatitico de Toledo. baRbeRo et al. (1994) y baRbeRo & vIllaseca (1996) señalan la dificultad de la determinación de la edad de la roca y la sitúan alrededor de 340 Ma. baRbeRo & RodgeRs (1999) obtienen por et método U-Pb una edad de >305-312 Ma, Moscoviense, para los granitos del Complejo Anatéctico de Toledo.

bea et al. (2006) obtienen con los métodos de termometría del zircón y de ion-micropruebas de U-Pb las siguientes edades para los gabros y migmatitas: - Gabro, Toledo (GBT-1): 308 ±2 Ma- Tonalita, Argés (GBT-2): 309 ±4 Ma- Gabro, Guajaraz (GBT-3): 311 ±5 Ma- Gabro, La Bastida (GBT-4): 306 ±2 Ma- Migmatita (MIT-1): 332 ±5 Ma- Migmatita (MIT-2): 334 ±14 Ma

Los gabros y la tonalita corresponden al Moscoviense, Pensilvaniense, Carbonífero Supe-rior; las migmatitas al Viseense, Mississipiense, Carbonífero Inferior.

2.4. El límite sur del Macizo Cristalino de Toledo

El límite meridional del Macizo Cristalino de Toledo se encuentra en el km 85,5 de la carretera N-401, difícilmente visible en el campo en este punto (Fig. 14). Está constituido por una falla normal con buzamiento de unos 25º al sur, acompañada por una amplia zona milonítica de unos 500 m dentro de Macizo Cristalino (meRten 1955b; aPaRIcIo yagüe, 1970, 1971; HeRnández enRIle, 1976, 1981, 1991 y otros). Existe una gran diferencia de opiniones sobre la dirección y el sentido del movimiento de la falla.

HeRnández-PacHeco (1912) dibuja un contacto normal entre el Macizo Cristalino y las cuarcitas y pizarras al sur, que considera del

Figura 13. Schlieren en el Complejo Anatéctico de Toledo, corte en la antigua carretera de Toledo a Ciudad Real (meRten 1955b).

- Schlieren in the Anatectic Complex of Toledo at the old road from Toledo to Ciudad Real (meRten 1955b).

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Cámbrico, por lo que atribuye una edad arcaica a las rocas del Macizo Cristalino, lo mismo que gómez de llaRena (1916). Ninguno de los dos observa una falla (Fig. 15A).

meRten (1955b) cartografía una falla con buzamiento de unos 25º al sur entre el Macizo Cristalino y las rocas sedimentarias, a las que atribuye una edad cámbrica en la parte inferior y ordovícica en la parte superior (cuarcitas) con un conglomerado en su base y buzamiento al norte. No se pronuncia sobre el tipo de la falla (Fig. 15B). Menciona la presencia de Metablastenschiefer en una franja de unos centenares de metros al norte de la falla.

aPaRIcIo yagüe (1971) describe la falla como normal, una fractura de grandes dimensiones, de dirección general E-W, bien definida, que origina una amplia banda de rocas miloníticas de unos 500 m de anchura, cuyo plano de rotura aparece inclinado siempre al sur. Considera la edad de esta fractura correspondiente a las últimas fases de la orogenia varisca (Fig. 15C).

HeRnández enRIle (1976, 1981, 1991) estudia las deformaciones en la banda milonítica al norte de la falla, para la cual utiliza el término zona de cizalla de Toledo o Toledo Shear Zone (TSZ). Como conclusiones de sus trabajos resume (HeRnández enRIle 1991) que las relaciones estructurales, combinado con evidencias medio- y microestructurales (alineaciones de extensión e indicadores de un sentido asimétrico de cizallas) indican que las milonitas y cataclasitas corresponden a una falla de despegue formada durante una deformación extensional continua, por lo que pueden ser aplicados en el Macizo de Toledo modelos de fallas de despegue desarrollados para explicar la formación de metamorphic core complexes. Propone un modelo que implica una transición de deformación dúctil a frágil asociado

con una extensión a profundidades estructurales mayores durante el Pérmico inferior.

baRbeRo et al. (2005) recogen trece muestras para su datación por huellas de fisión en apatito (apatite fission track, AFT) de la Zona de Cizalla de Toledo, del bloque formado por el Macizo Cristalino al norte y del bloque compuesto por sedimentos del Paleozoico con un granito que intruyó (véase más abajo) al sur. Obtienen una edad AFT, en ambos bloques, de 189-221 Ma, que indica que la historia termal de ambos bloques es similar y que el movimiento principal de la Zona

Figura 15. Corte a través de la Sierra de Nambroca. A. Parte de un corte de gómez de llaRena

(1916), con el Cámbrico discordante sobre el Macizo Cristalino de Toledo; B. meRten (1955b), 1. Cámbrico, 2. Ordovícico, 3. Metablastenschiefer del Macizo Cristalino de Toledo con la falla entre el Ordovícico-Cámbrico y las Metablastenschiefer; C. aPaRIcIo yagüe (1971), parte del Corte I.

- Cross section through the Sierra de Nambroca. A. Part of a cross section from gómez de

llaRena (1916), with an unconformity of the Cambrian over the Toledo Crystalline Massif; B. meRten (1955b), 1. Cambrian, 2. Ordvician, 3. Metablastenschiefer of the Toledo Crystalline Massif with the fault between the Ordovician-Cambrian and the Metablastenschiefer; C. aPaRIcIo yagüe (1971), part of cross section I.

Fig. 14. La Sierra de Nambroca desde la carretera N-401 con la base de la Cuarcita Ordovícica buzando al norte discordante sobre el Cámbrico y la falla sur del Macizo Cristalino de Toledo (Foto Merten 2010).

- The Sierra de Nambroca from the road N-401 with the base of the Ordovician Quartzite dipping to the North with an unconformity over the Cambrian and the southern fault of the Toledo Crystalline Massif (Photo Merten 2010).

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de Cizalla de Toledo se produce antes del Pérmico superior. De muestras de la misma Zona de Cizalla se han obtenido edades alrededor de 124-164 Ma, de lo que se deduce un enmascaramiento térmico por fluidos hidrotermales locales.

vIllaseca et al. (2005) analizan isótopos de plomo, azufre y oxigeno en menas (galena y esfalerita) y minerales asociados (cuarzo y barita) de la mineralización Pb-Zn de la mina La Económica en el término municipal de Mazarambroz, situada en la Banda Milonítica. Obtienen de los isótopos de plomo, en clústeres de galena, una edad alrededor de 121 ±8 Ma, de acuerdo con las edades mesozoicas obtenidas anteriormente por la datación de huellas de fisión en apatito.

2.5. La alineación montañosa Cerro de Layos-Sierra de Nambroca y la llanura inmediata al sur

HeRnández-PacHeco (1912) considera las rocas que componen la Serrata de Nambroca y la llanura inmediata al sur como de edad cámbrica, refiriéndose a los mapas de la Comisión de Ingenieros de Minas y por su aspecto litológico y la semejanza que presentan con los de otras regiones de la Península, advirtiendo que no han encontrado ni un solo fósil que confirme esta atribución. Describe la Sierra de Nambroca constituida por cuarcitas y pizarras cuarzoso-arcillosas de tonos verdosos y grises, y pizarras más arcillosas en los “bajos puertos” o llanuras que separan los segmentos de la sierra y en la planicie que se extiende al sur. vIdal box (1944) introduce el término Montes-Islas para la alineación montañosa de Pico Noez-Cerro de Layos-Sierra de Nambroca.

meRten (1955b) describe lutitas puras azules consistentes con intercalación de bandas blancas de areniscas con un pequeño afloramiento de calizas puras, macizas, ligeramente estratificadas. Existe un contacto metamórfico hacia el Granito de Sonseca-Orgaz. Estima su espesor en unos 100 m y lo atribuye al Cámbrico por encontrarse debajo del Ordovícico, sin encontrar fósiles.

Encima de las lutitas se encuentra una alternancia de cuarcitas de grano fino y grueso y areniscas intercaladas con areniscas finas arcillosas y pizarrosas, con conglomerados en la base. Su espesor lo estima en unos 500 m como mínimo. El conjunto tiene preferentemente un color verdoso. Lo atribuye al Ordovícico, entonces llamado Silúrico, por su comparación con los afloramientos más al sur, y lo denomina Cuarcita Inferior. A ésta se superpone, en la ladera del Cerro de Layos, una serie de cuarcitas en bancos delgados intercaladas con pizarras y areniscas, denominada Capas Intermedias, a la que siguen cuarcitas macizas predominantemente blancas, llamadas Cuarcita Superior, que forman el pico del Cerro de Layos.

aPaRIcIo yagüe (1971) describe un conjunto de pizarras, calizas, dolomías, esquistos calcáreos, cuarcitas y conglomerados, que por su coloración verde típica llama “Serie Verde”. En su mayor parte la “Serie Verde” está formada por un conjunto de pizarras verdes de grano muy fino en las que es difícil ver la estratificación, pues se trata de una roca bastante homogénea. Cita niveles calcáreos importantes. La ausencia de fósiles impide situar estratigráficamente estos niveles, pero los considera Cámbrico medio o inferior.

Por encima de esta serie y discordante con ella comienzan a aparecer conglomerados que pasan a alternancias de pizarras y cuarcitas, que en parte considera Cámbrico superior, que enlaza sin ninguna discontinuidad con las cuarcitas blancas del Arenig.

Más tarde, aPaRIcIo yagüe. & gIl cId (1972) describen el primer fósil de esta sucesión, el trilobites Serrodiscus speciosos FoRd, encontrado en pizarras negras intercaladas entre pizarras y calcoesquistos de la “Serie Verde”, al sur del Pico de Noez y al este del pueblo de Totanés, por lo que atribuyen al Cámbrico inferior, Marianiense, la serie que aflora en la llanura al sur de la alineación montañosa Cerro de Layos-Sierra de Nambroca. gIl cId (1986) amplía la información sobre los trilobites encontrados.

2.6. El Granito de Sonseca-Orgaz

El Granito de Sonseca-Orgaz ocupa gran parte de la amplia llanura situada entre la alineación montañosa Cerro de Layos-Sierra de Nambroca en el norte y la Sierra de Los Yébenes y la Sierra del Castañar en el sur, los Montes de Mora en el este y los alrededores de Gálvez en el oeste. Recibe varios nombres, entre otros: Batolito de Orgaz (san josé 1983), Granito de Orgaz (santa teResa et al., 1983), Plutón de Mora-Gálvez (andonaeguI, 1990), Orgaz granodiorite (HeRnández enRIle, 1991), Mora batholith (baRbeRo, et al., 2005), Plutón de Mora (vIllaseca et al., 2005). En este trabajo se ha adoptado el nombre Granito de Sonseca-Orgaz por tratarse de una terminología utilizado ya por Hernández Pacheco, planicie granítica de Sonseca y Orgaz, y porque el itinerario atraviesa el granito en los dos pueblos citados, aunque fue PRado (1855) el primero que lo menciona, con el nombre de “Granito de Orgaz y de Ventas con Peña Aguilera”.

HeRnández PacHeco (1912) considera el granito arcaico siguiendo las ideas de Macpherson. Lo describe como un granito normal de mica negra, en general muy feldespático, de gran uniformidad y constancia en sus caracteres y en todo análogo al de la sierra Carpetana. Atraviesan a la roca venas irregulares de aplita, pórfidos de magma cuarcífero, pórfidos graníticos con grandes cristales de ortosa y diques de microgramito, con una dirección dominante de NE y ENE, gómez de llaRena (1916) ya apunta que el granito es de época posterior al Cámbrico, y probablemente al

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Silúrico, siendo quizás correlativo de los grandes movimientos hercinianos. El autor de la hoja Turleque, 686, del Mapa Geológico de España a escala 1:50.000 (KIndelán y duany, 1952) lo considera de edad varisca. alía (1954) observa un granito normal biotítico, atravesado por diques no muy abundantes, principalmente de pegmatitas, aplitas y de cuarzo blanco. Describe diversos tipos de metamorfismo de contacto en la roca encajante.

meRten (1955a,b) lo describe como un granito biotítico, de color blancuzco-azulado, con el grano sin orientación, de tamaño uniforme, a excepción de los feldespatos que frecuentemente son porfídicos. Existen enclaves redondeados negruzcos de materiales básicos, normalmente de tamaño de un puño, ocasionalmente del tamaño de una cabeza. El granito forma un batolito que intruye en el Anticlinal de Sonseca. Las rocas adyacentes son generalmente cámbricas, solo ocasionalmente ordovícicas. Existe un termocontacto con nódulos en las pizarras, ocasionalmente con corneanas, con una metamorfosis a granos gruesos en las calizas, skarns calcosilicatados, epidóticos y granatíferos. Andalucitas y quiastolitas aparecen, dentro de la aureola de contacto, en las pizarras del Llandeilo (Ordovícico medio). El contacto buza suavemente, por lo menos en el sur, bajo las rocas sedimentarias colindantes.

aPaRIcIo (1971) describe el granito en toda su extensión con su mineralogía, petrología, contactos, deformación y génesis. El mecanismo de emplazamiento es intrusivo, y la intrusión se realiza, según el autor, en el Paleozoico inferior. Por su aspecto estructural en el campo distingue dos tipos fundamentales:

- rocas graníticas de grano medio- rocas de textura porfídica, con grandes fe-

nocristales de feldespatos, que se circunscriben a una zona comprendida entre los pueblos Gálvez, Ventas con Peña Aguilera, San Pablo, Navaher-mosa y San Martín de Montalbán.

Ambos tipos son muy similares en cuanto a su composición mineralógica, formada por cuarzo, ortosa, plagioclasa y biotita, con circón, apatitos y opacos como accesorios. Los análisis modales de las rocas graníticas permiten clasificarlas como granodioritas-adamellitas. También cita rocas más básicas ricas en minerales máficos. Según el autor existe una relación genética entre este granito, cuyo emplazamiento considera concordante, si no con las fases principales de plegamiento, al menos inmediatamente después, con la Unidad Migmatítica en el norte, y es, pues, un granito sintectónico de carácter algo tardío.

aPaRIcIo et al. (1977) enumeran este granito entre los plutones post-metamórficos del SO que, en general, son stocks y batolitos tardi y postcinemáticos.

santa-teResa (1982) hace un estudio en profundidad del granito en base a datos gravimétricos. Como resultado de este trabajo se propone que el plutón presenta una forma de triangulo invertido con base en la superficie del

terreno, alcanzando una profundidad de 6,5 km (santa-teResa et al., 1983) o 6,6 km (beRgamín et al., 1988). Esta interpretación no coincide con las observaciones geológicas en el campo, según los cuales el granito buza en su contacto sur suavemente debajo de las cuarcitas ordovícicas de la Sierra de Los Yébenes y las arcillas del Sinclinal Algodor-Milagro.

andonaeguI & IbaRRola (1987) y andonaeguI & vIllaseca (1988) se dedican de nuevo al estudio del granito, así como andonaeguI (1990) en toda su extensión, desde Mora de Toledo en el este, a Gálvez en el oeste. andonaeguI (1990) distingue tres tipos fundamentales de granitos:

- Granitos biotíticos de grano grueso con fenocristales dispersos, volumétricamente los más importantes. Se extienden desde Mora en el este hasta Las Ventas con Peña Aguilera en el oeste.

- Granitos biotíticos porfídicos con grandes megacristales, situados entre Gálvez y San Martín de Montalbán.

- Leucogranitos con nódulos de cordierita, en pequeños macizos dispersos en la parte más meridional de los granitos anteriores.

Obtiene para estos granitos una edad de 320 ± 8 Ma, que corresponde al Carbonífero inferior (Mississippiense superior, Serpukhoviense) y los consideran tardi a postorogénicos.

Posteriormente se han realizado estudios adicionales sobre estos granitos por los mismos autores (andonaeguI &vIllaseca, 1998).

El granito en superficie está bastante meteorizado y existen pocos cantos aislados, berrocales o piedras caballeras (Figs. 16, 17), a lo que ya apunta HeRnández-PacHeco (1912). Además está cubierto por manchones, siempre con poco espesor, de una formación, respecto a cuyo origen y edad HeRnández-PacHeco (1912) aún no tenía formado juicio definitivo. Entre los manchones menciona el manchón de la Loma de Orgaz, que corresponde, según él a un período más avanzado de descalcificación de una costra caliza, considerándolo como un sitio a propósito para estudiar esta formación en la trinchera del km 28 de la carretera Toledo a Ciudad Real (hoy km 100,8 de la carretera N-401 de Madrid a Ciudad Real por Toledo).

En tiempos más modernos, el perfil de la Loma de Orgaz es reestudiado por molIna & aleIxandRe (1978), molIna (1980), PéRez gonzá-lez (1982), molIna et al. (1986) y moReno seRRa-no et al. (1990), y sus datos han contribuido a los estudios sobre paleoalteraciones de vIcente, molIna et al. (1991), vIcente, elsass et al. (1997), de boRgeR (1997) sobre la relación de la paleaoalteración con la evolución paleoam biental cenozoica de España central; de maRtínez loPe et al. (1995) sobre la relación entre paleoal teraciones y geomorfología, y la síntesis final de molIna (1999), que recapitula los datos anterio res y los sitúa en su contexto regional y evolutivo (san josé et al., 2011).

Con base, sobre todo, en los datos de molIna

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(1980) y moReno seRRano et al. (1990), la sección del piedemonte tipo raña de la Loma de Orgaz, puede sintetizarse (san josé et al., 2011) de arriba a abajo:

- Suelo vegetal: 20 cm de espesor con frag-mentos dispersos de lastras rojas y blancas.

- Arcilla roja y costra laminar blanca: so-bre la costra roja, también en contacto irregular, aparecen 1,40 m de arcilla roja con láminas carbo-náticas frágiles discontinuas intercaladas, más fre-cuentes hacia arriba, donde acaban por constituir una costra continua laminar, bandeada, blanca, de 60 cm de espesor.

- Costra laminar roja: en contacto irregular con la unidad infrayacente aparece una lastra, o costra laminar dura y compacta de color rojo, que engloba detríticos tamaño arena gruesa y cantos cuarcíticos de hasta 3-4 cm. Presenta un espesor de 30-40 cm.

- Depósitos aluviales: separadas de la al-terita granítica por una cicatriz erosiva irregular que a veces incide profundamente en el sustrato, aparecen 4-5 m de gravas arenosas formando pa-leocanales, con cantos de cuarcita, cuarzo, aplita, pórfido granítico y pizarra de entre 3 y 12 cm de tamaño medio (alguno de más de 30 cm).

- Manto de alteración: alcanza un espesor entre 10 y 15 m (moReno seRRano et al., 1990). Esta alteración se inicia a favor de fracturas sub-ortogonales y penetra de forma concéntrica en la roca fresca, aislando bolos redondeados, en cuya periferia el material alterado aún conserva su es-tructura original reconocible. Cuando estos bolos quedan aislados por descamación y erosión pos-terior, dan lugar al típico paisaje de berrocales y piedras caballeras.

- Granito de Sonseca-Orgaz: de color gris, grano medio, y cierto carácter porfídico, con enclaves microgranudos biotíticos y oscuros.

2.7. La Sierra de Los Yébenes

La Sierra de Los Yébenes, de dirección oeste-este, formada por cuarcitas del Ordovícico, constituye el flanco sur del Anticlinal de Sonseca y el flanco norte del Sinclinal Algodor-Milagro.

HeRnández-PacHeco (1912) describe bancos de cuarcita, con un buzamiento meridional, alternando con pizarras cuarzosas, a veces también micáceas, rocas de colores blanquecinas o grises, irregularmente manchadas de tonos rojizos a causa de la peroxidación de los granos ferruginosos intercalados entre los de cuarzo. Cita la presencia de Cruziana y Scolithus y de otros fósiles, por lo que atribuye las cuarcitas al Ordovícico. Dibuja un corte por el puerto con una falla importante (Fig. 18).

meRten (1955b) levanta un perfil atravesando la Sierra de Los Yébenes con las cuarcitas buzando al sur y con un pequeño anticlinal y un pequeño sinclinal al norte de Los Yébenes, pero sin falla (Fig. 19). describe para la Sierra de Los Yébenes y las colinas adyacentes al norte la siguiente serie:

Figura 16. El Canto Melonero en la planicie granítica de Orgaz (HeRnández-PacHeco, 1912).

- The Canto Melonero on the granitic plain of Orgaz (HeRnández-PacHeco, 1912).

Figura 17. La Peña Huevo al norte de Orgaz (Foto Merten 1990).

- The Peña Huevo north of Orgaz (Photo Merten 1990).

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- Cuarcita Superior, compuesto de bancos potentes de hasta 20 m de espesor, de grano fino, predominantemente de color blancuzco, a veces también azulado y rojizo, con un espesor total de 450 m y un límite neto en la base hacia las Capas Intermedias subyacentes. Señala como característica la presencia de Cruziana, Vexillum y Scolithus ya descritos por HeRnández-PacHeco (1912).

- Capas Intermedias, compuestas de arenis-cas pizarrosas y en losas, pizarras más o menos

arenosas de color azulado, alternando con cuarci-tas delgadas, localmente con mica abundante y un espesor de 700 m, con icnofósiles frecuentes.

- Cuarcita Inferior, compuesto predominan-temente de cuarcitas de grano medio a grueso con intercalaciones de areniscas y pizarras, de color verdoso en el este y rojizo en el oeste. En la base aumenta el grano hacia un conglomerado fino y ocasionalmente un conglomerado grueso. Los bancos de cuarcitas no son continuos, se acuñan lateralmente, aparecen y desaparecen, y en su conjunto aumentan hacía al oeste y desaparecen hacía el este. Su espesor oscila entre 200 y 400 m. Forman las pequeñas colinas al norte de la Sierra de los Yébenes y yacen en discordancia sobre el Cámbrico.

La potencia del conjunto de la serie cuarcítica, entre la Sierra del Rebollarejo al sur y el Cerro de Layos al norte, asciende a unos 1400 m, con un espesor bastante uniforme entre 400 y 450 m de las Cuarcitas Superiores, mientras las Capas Intermedias son más potentes en el norte y disminuyen en el sur pasando en su parte inferior a un potente conglomerado basal de unos 300 m (Fig. 20).

maRtín escoRza (1977a) describe encima de las cuarcitas blancas en bancos potentes una secuencia de cuarcitas más delgadas, denominadas

Figura 19. Corte por las “Cuarcitas Superiores” de la Sierra de Los Yébenes al norte de Los Yébenes, según meRten, 1955, modificado (san josé et al., 2011).

- Cross section through the “Upper Quartzites” of the Sierra de Los Yébenes, after meRten, 1955, modified (san josé et al., 2011).

Figura 18. Corte esquemático del puerto de Los Yébenes, según HeRnández-PacHeco (1912).

- Schematic cross section through the pass of Los Yébenes, after HeRnández-PacHeco (1912).

Figura 20. Esquema del desarrollo de facies en la serie cuarcítica del Ordovícico entre el Anticlinal de la Sierra del Rebollarejo y la alineación Cerro de Layos-Sierra de Nambroca (meRten, 1955b, modificado, san josé et al., 2011).

- Schematic development of the facies of the quartzitic sequence of the Ordovician between the Sierra del Rebollarejo Anticline and the mountain alignement of Cerro de Layos-Sierra de Nambroca (meRten, 1955b, modified, san josé et al., 2011).

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Capas de Marjaliza, que se encuentran cerca de Marjaliza y más al oeste.

La Figura 21 ofrece una vista panorámica desde el Puerto de Los Yébenes hacia el oeste. A la derecha y en el centro las colinas formadas por las Cuarcitas Inferiores. A la izquierda el flanco norte de la Sierra de Los Yébenes con las Cuarcitas Superiores. La depresión, en el centro, está formada por las Capas Intermedias. Al fondo el extremo oriental de la Sierra de Los Yébenes y la Sierra del Castañar, con una plataforma que se sitúa hacia la cota de 1400 m.

gico y su semejanza con los de otras regiones de la Península, a pesar de que las cuarcitas de la Sierra de Los Yébenes en el norte buzan al sur y las cuar-citas de la Sierra de las Guadalerzas en el sur bu-zan al norte. Para solucionar este problema puso fallas en ambos lados. mallada & duPuy de lôme (1912) y gómez de llaRena (1916) asimismo las consideran cámbricas. La atribución al Cámbrico duró por lo menos hasta el año 1952, cuando se publicó la Hoja de Turleque del Mapa Geológico de España a escala 1:50.000 (KIndelán y duany, 1952), que las siguen atribuyendo al Cámbrico basándose en los trabajos de Mallada, Dupuy de Lôme, Hernández-Pacheco, Fernández Navarro y otros geólogos, a pesar de que en el extremo oeste del sinclinal, a unos 30 km, PRado (1855) señala ya la existencia de Asaphus, y donde mallada & duPuy de lôme (1912), gómez de llaRena (1916) y del Pan (1923) determinan varias especies de Trilobites, entre estos Calymene tristani bRong., Cefalópodos, Gasterópodos, Lamelibranquios y Braquiópodos, y por los géneros de trilobites cita-dos los materiales serian atribuibles al Ordovícico.

meRten (1955b) describe dos tipos de rocas, por un lado pizarras sin estratificación o apenas estratificadas, en parte de color rojo, en otras de color azul, y por otro lado una alternancia de lutitas, lutitas arenosas, areniscas arcillosas y areniscas puras, bien estratificadas, de aspecto pizarroso. Las atribuye al Llandeilo (Ordovícico medio). Describe el contacto con las cuarcitas subyacentes como bastante neto, a excepto algunos afloramientos cerca de Marjaliza, donde aparecen areniscas encima de las cuarcitas, frecuentemente de color rojo, ocasionalmente con una fuerte estratificación cruzada, sin separar esta unidad cartográficamente. maRtIn escoRza (1977a) las separa e introduce una nueva unidad denominada Capas de Marjaliza.

En las inmediaciones del itinerario la presencia de fósiles es escasa, pero a unos 2,5 km al oeste, en una colina cerca de la estación de ferrocarril de Los Yébenes, meRten (1955) encuentra fósiles, entre ellos Hemigyraspis cf. glabrata salteR, Calymene (Syhomalonotus) tristani bRong., Orthis calligrama dalman, Redonia deshayesiana Rouault, Redonia duvaliana Rouault y un Tomaculum problematicum gRoom 1902, descrito por RadIg (1964), lo que demuestra la edad Llanvirn-Llandeilo (Ordovícico medio) de estos afloramientos.

Dentro de las pizarras, en el km 117,0 de la carretera N-401, afloran dos niveles de pórfido cuarcífero descritos por meRten (1955b), pero no mencionados en ningún otro trabajo, y que eran hace años bien visibles (Fig. 22). Con la construcción de la variante de circunvalación de Los Yébenes el afloramiento ha sido parcialmente destruido y hoy apenas es visible.

Figura 21. Panorámica desde el Puerto de Los Yébenes hacia el oeste (Foto Merten 2010, (san josé et al., 2011).- Panoramic view from the Puerto de Los Yébenes to the west (Photo Merten 2010, san josé et al., 2011).

2.8. El Sinclinal Algodor-Milagro

El Sinclinal Algodor-Milagro recibe varios nombres. meRten (1955b) lo llamó Sinclinal de Los Navajos según el nombre de la finca que se encuentra en la parte central del sinclinal, nombre que no se ha utilizado nunca en trabajos posteriores. aPaRIcIo yagüe (1971: 393, 406) lo llama sinclinorio de Los Yébenes o sinclinorio del río Algodor. maRtín escoRza (1977a) introduce el nombre Sinclinal Algodor-Milagro según los dos ríos que discurren en su parte alta por el sinclinal, nombre que más tarde también es utilizado por Gil Cid, Gutiérrez Marco y Rábano, al describir en sus diversos trabajos el registro paleontológico del yacimiento del arroyo Acebrón. san josé (1980) utiliza el nombre Sinclinal de Los Yébenes, denominación que ha encontrado una amplia aceptación en la bibliografía.

HeRnández-PacHeco (1912) describe piza-rras de una gran uniformidad en sus caracteres, siendo en general de tonos verdosos y azulados, frecuentemente con aspecto satinado, y a trechos de tonos rojizos, y en este caso muy arcillosas y descompuestas, con una dirección de E-W en tér-minos generales. Las atribuye al Cámbrico, sin ha-ber encontrado ningún fósil, por su aspecto litoló-

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2.9. La Sierra de Las Guadalerzas

La Sierra de Las Guadalerzas forma el flanco sur del Sinclinal Algodor-Milagros y el flanco norte del Anticlinal de Urda.

HeRnández-PacHeco (1912) describe cuarcitas en grandes bancos que destacan por su color claro entre la obscura vegetación del matorral que cubre la montaña (Fig. 23).

En el altozano al sur de la sierra, donde se ubica el castillo de Las Guadalerzas, HeRnández-PacHeco (1912) encuentra en gran abundancia numerosos fósiles, junto al mismo castillo y en las laderas del altozano. Estos fósiles quedan sueltos a causa de la fragmentación natural de los bancos cuarzosos, estando “desparramados por las cercanías del castillo, siendo raro observarlos directamente en las capas”. Cita Cruziana furcifera D’Orb., Vexillum desglandi, V. halli y V. morierei.

maRtín escoRza (1977a) levanta en el cerro del castillo un perfil de un espesor de 84,1 m, que denomina Serie Guadalerzas, compuesto principalmente de areniscas, generalmente de color rojizo, alguna cuarcita y algún microconglomerado y menciona el hallazgo de Scolithus. En lo que se refiere a los datos aportados por Hernández Pacheco dice: “HeRnández-PacHeco (1912), cita bajo este cerro Vexillum desglandi Ren., pero no expone sucesión litoestratigráfica ni dice en qué nivel fueron recogidos, y nosotros no los hemos visto in situ.” En un estudio del Anticlinal de Urda, maRtín escoRza (1976) cartografía en el flanco sur de la Sierra de Las Guadalerzas un Complejo Volcánico-Sedimentario, que se encuentra entre el Cámbrico Inferior datado por Trilobites y las Cuarcitas Ordovícicas y lo atribuye al Cámbrico Superior con interrogación, a falta de otros datos.

2.10. El Cámbrico de Urda

Entre las cuarcitas de la Sierra de Las Guadalerzas en el norte y La Calderina y la Sierra del Reventón en el sur se encuentra el Anticlinal de Urda, en cuyo núcleo aflora el Cámbrico (Fig. 24), en gran parte compuesto por calizas, ya reconocidas por PRado (1855).

HeRnández-PacHeco (1912) describe los afloramientos de los alrededores de Urda como “colinas constituidas por pizarras calizas y cuarzosas y bancos de calizas marmóreas que se han explotado y se explotan, pues constituyen un excelente mármol negro, veteado o anubarrado de blanco”. Cita el hallazgo de algún fósil, pero en tal mal estado de conservación, que no se atrevía a consignar su determinación

Figura 22. Antiguo afloramiento de dos niveles de pórfido cuarcífero en le camino antiguo paralelamente a la carretera N-401 (meRten 1955b, Foto Merten 1953). 1. Areniscas metamórficas y pizarras. 2. Nivel inferior de pórfido cuarcífero. 3. Nivel superior de pórfido cuarcífero

- Disappeared outcrop of two horizons of quartz porphyry on the former way parallel to the road N-401 (meRten 1955b, Photo Merten 1953). 1. Metamorphic sandstones and schists. 2. Quartz porphyry, lower horizon. 3. Quartz porphyry, upper horizon.

Figura 23. Cuarcitas ordovícicas de Las Guadalerzas, vistas por el sur, desde el paso del Congosto (HeR-nández-PacHeco, 1912, Foto E. H.-Pacheco).

- Ordovician quartzites of Las Guadalerzas, seen from the South, from the Congosto pass (HeRnán-dez-PacHeco, 1912, Photo E. H.-Pacheco).

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especifica. Sin embargo teniendo en cuenta sus características y los de las rocas supone que corresponden estratigráficamente a las calizas de “Arqueociátidos” de la Sierra Morena.

La zona de Urda se estudió de nuevo en los años setenta del siglo pasado. maRtín escoRza & PeRejón (1972) señalan en una breve nota la presencia de Arqueociatos en la formación calcárea aflorante en los alrededores de Urda, lo cual permite asignar a las calizas de Urda una edad Cámbrico inferior.

maRtín escoRza (1976) estudia la zona del Anticlinal de Urda más a fondo y describe la siguiente sucesión estratigráfica:- Cuarcitas, Ordovícico- Complejo Volcánico-Sedimentario, ¿Cám-brico

Superior?- Capas de areniscas con Trilobites, Cámbrico in-

ferior- Alternancia de grauvacas y areniscas, Cámbrico

inferior- Formación carbonatada con Arqueociatos, Cám-

brico inferior- Serie Chamaradas, areniscas y lutitas, Cámbrico

inferior- Capas calcomargosas con cuarcitas intercaladas,

Cámbrico inferior- Capas de Transición, lutitas y conglomerados

cuarciticas, Serie de Valdehierro, Precámbri-co a Cámbrico.Dentro de este trabajo describe en el paraje

denominado Los Campillos, sección del hallazgo de arqueociatos en 1972, una serie de 72 m de espesor que aflora a lo largo de la carretera N-401 entre los puntos kilométricos 139,4 y 139,6 (hoy km 140,9 a km 141,1), compuesto de calizas con intercalaciones de calcarenitas, lutitas, pelitas y areniscas (Fig. 25). Dentro de las calizas destaca la existencia de arqueociatos clasificables y de calizas con ooides, siendo estos más frecuentes. Los ooides en algunos niveles se encuentran intensamente deformados, presentando una forma elipsoidal originada por una deformación tectónica

posterior (maRtín escoRza, 1977b).Posteriormente PeRejón & moReno (1978)

estudian la Serie Los Campillos en profundidad desde el punto de vista paleontológico, descri-biendo los taxones de arqueociatos encontrados y las microfacies de los carbonatos (Fig. 26). La presencia de los géneros: Anthomorpha, Coscino-cyathus, Nochoroicyathus, Okulitchicyathus, Ro-tundocyathus y Sibirecyathus permiten atribuirla a la Zona VII de arqueociatos, Ovetiense superior, Cámbrico inferior.

Las calizas del Cámbrico inferior, que pertenecen a la Formación de Calizas de Los Navalucillos, ocupan una gran parte del anticlinal de Urda. Comprenden calizas y calizas marmóreas y dolomíticas. Afloran en numerosas sierras, serratas, cerros y colinas y en trincheras de carreteras, pero en gran parte están cubiertas por depósitos miocenos y plio-cuaternarios, por lo que resulta difícil levantar una serie estratigráfica completa y continua. En la localidad de Urda y sus alrededores existen varias canteras, dos de estas en el límite sur del núcleo urbano, que se explotan

Figura 24. Anticlinal en las calizas del Cámbrico inferior en la cantera de Aglomerados Carrión, S.A. (Foto Merten 2010).

- Anticline in limestones of the Lower Cambrian in the quarry of Aglomerados Carrión, S.A. (Photo Merten 2010).

Figura 25. Parte norte del afloramiento de la Serie Los Campillos a lo largo de la carretera N-401 (Foto Merten 2010).

- Northern part of the outcrop of the Los Campillos Section on the road N-401 (Photo Merten 2010).

Figura 26. Detalle del afloramiento de la Serie Los Campillos en la carretera N-401 (Foto Merten 2010).

- Detail of the outcrop of the Los Campillos Section on the road N-401 (Photo Merten 2010).

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desde la antigüedad. La aplicación primordial de estas calizas ha sido como roca ornamental, pero actualmente se extraen en primer lugar para la producción de áridos.

En el núcleo del Anticlinal de la Sierra del Rebollarejo, situado más al oeste en la prolongación del Anticlinal de Urda, meRten (1955b) describe lutitas consistentes a medio consistentes, no calcáreas, con intercalación de areniscas deleznables de grano fino, de color amarillo, en su parte superior. Señala además la intercalación de un banco de tufita de color verde, bastante calcáreo, de unos 10 m de espesor, que fue cartografiado en su trabajo.

3. conclusIones

De acuerdo con las nuevas observaciones expuestas y discutidas en este trabajo sobre el Itinerario realizado hace un siglo por Hernández-Pacheco, se concluye que la formación del Macizo Cristalino de Toledo es sinorogénico con los plegamientos variscos y que dicho Macizo se pone en contacto, por un sistema de fallas inversas, con los materiales cenozoicos de la Cuenca de Madrid. Su contacto meridional es un importante accidente tectónico con buzamiento hacia el sur que constituye la denominada Zona de Cizalla de Toledo (ZCT) o Toledo Shear Zone (TSZ). Por otra parte, el batolito granítico de Sonseca-Orgaz se interpreta como postorogénico y no Arcaico.

Respeto a la edad de los materiales que afloren a lo largo del Itinerario se confirma la edad cretácica de los sedimentos del Cerro de la Rosa, la asignación de las pizarras del valle del río Algodor al Ordovícico medio (Llandeilo-Llanvirn) y la de las calizas del Anticlinal de Urda al Cámbrico inferior (Ovetiense superior).

En resumen, los progresos en el conocimiento geológico de los Montes de Toledo orientales en relación con el itinerario realizado por Hernández Pacheco hace un siglo han sido los siguientes:- El Macizo Cristalino de Toledo es sinorogénico

con respecto a los plegamientos variscos.- El límite norte del Macizo Cristalino con la

Cuenca Cenozoica de Madrid no es un con-tacto normal, ni falla normal, sino un sistema de fallas inversas.

- El límite sur del Macizo Cristalino de Toledo no es una discordancia del Cámbrico sobre el Arcaico sino una falla importante con bu-zamiento suave al sur, la Zona de Cizalla de Toledo (ZCT) o Toledo Shear Zone (TSZ).

- Los sedimentos del Cerro de la Rosa en Toledo son del Cretácico y no del Oligoceno.

- El granito de Sonseca-Orgaz es un batolito pos-torogénico y no Arcaico.

- Las pizarras en el valle del río Algodor son de

edad Ordovícico medio y no Cámbrico.- Se ha precisado la edad de las calizas del Anti-

clinal de Urda como Cámbrico inferior, Ove-tiense superior.

agRadecImIentos

El autor agradece a los Profesores Dr. Antonio Perejón Rincón, Instituto de Geología Económica CSIC-UCM y D. Miguel Ángel de San José Lancha, Departamento de Estratigrafía de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid por sus consejos y por su profunda y desinteresada colaboración en la preparación de este trabajo así como a D. Carlos Alonso, técnico del Departamento de Paleontología de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid, por el tratamiento informático de las imágenes, en particular del corte geológico y del antiguo mapa, para su mejor reproducción con los medios actuales. A los revisores del trabajo, Dra. Elena Moreno-Eiris y Dr. Alfredo Aparicio sus valiosos observaciones y comentarios que han redondeado en al mejora del manuscrito.

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san josé, m.a. de, meRten, R., PeRejón, a., moReno-eIRIs, e. & menéndez, s. 2011. Geología y paisaje de los Montes de Toledo centro-orientales. XIX Bienal de la Real Sociedad Española de Historia Natural - Universidad Castilla-La Mancha, 51 págs. RSEHN Madrid.

santa teResa, I. 1982. Estudio en profundidad del granito de Orgaz (Toledo), en base a datos gravimétricos. Tesis de Licenciatura, Universidad

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C. 1983. Geometría y profundidad del granito de Orgaz en base a datos gravimétricos. Stvdia Geologica Salmanticensia, 18: 237-249.

temPlado, d., HeRnández-PacHeco, F. & mesegueR, j. 1944. Mapa geológico de España, Escala 1:50.000. Explicación de la hoja nº 629 Toledo. 57 págs. Instituto Geológico y Minero de España. Madrid.

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vIcente, m.a., elsass, F., molIna, e. & RobeRt, m. 1997. Paleoweathering in slates from the Iberian Hercynian Massif (Spain): investigation by TEM of clay mineral signatures. Clay Minerals, 32: 435-451.

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vIllaseca, c., lóPez gaRcía, j.a. & baRbeRo, L. 2005. Estudio de la composición isotópica (Pb-S-O) de las mineralizaciones Pb-Zn de Mazarambroz (Banda Milonítica de Toledo). Geogaceta, 38: 271-274.

WalteR, R. Ed. 1977. Zwei geologische Traversen durch die südliche Iberische Meseta, Spanien. Münstersche Forschungen zur Geologie und Paläontologie, 42: 55 págs.

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Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural. Sección GeológicaTomo 106, Año 2012

Índice/index

M. V. López-AceVedo cornejo, n. de dios ceLAdA. Los modelos cristalográficos del Museo de la Geología (Facultad de Ciencias Geológicas, Universidad Complutense de Madrid, España). Identificación mineralógica y textural. (6 figs., 8 láms.)Crystallographic models from the museum of the geology (Faculty of Geological Sciences, Universidad Complutense de Madrid, Spain). Mineralogical and textural identification

5-26

V. MArtínez-piLLAdo, A. ArAnburu, i. YustA, H. stoLL, j. L. ArsuAgA, b. ruiz zApAtA, M.j. giL gArcíA, j.M. cArretero, g. Adán, L. juez, e. iriArte. Correlación de registros paleoambientales y ocupacionales en los últimos 14 ka de Cueva Mayor en Atapuerca (Burgos, España) (6 figs., 2 tablas, 2 láms.)Paleoenvironmental and occupational correlation in the last 14 kyr in different records of Cueva Mayor in Atapuerca (Burgos, Spain)

27-38

Y. eL KHAriM. Rasgos geológicos de la inestabilidad de laderas en la región de Tetuán (Rif septentrional, Marruecos) (9 figs.)Geological features of the slope instability in Tetouan region (the northern Rif, Morocco)

39-52

A. perejón. Fernando Amor y Mayor (1823?-1863), nuevos datos para su biografía y análisis de las aportaciones geológicas de su obra (7 figs.)Fernado Amor y Mayor, new information for his biography and analysis of geological contributions of his work

53-84

M. segurA, A. goMis. Paleontological communications of Modesto Bargalló presented at the Real Sociedad Española de Historia Natural (5 figs.)Las comunicaciones paleontológicas de Modesto Bargalló presentadas en la Real Sociedad Española de Historia Natural

85-98

A. ApAricio. Un proceso de diferenciación magmática inverso en las Islas Columbretes (Castellón, España) (2 figs., 4 tabla)An inverse magmatic differentiation process in Columbretes Islands (Castellón, Spain)

99-103

r. Merten. Itinerario geológico de Toledo a Urda, un siglo después (26 figs.)Geological route from Toledo to Urda, a century later

105-125

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InstruccIones a los autores

Los originales serán inéditos y para ser publicados serán sometidos a crítica por los Editores, el Consejo de Redacción y por revisores especializados.

De los TiposPara que los trabajos en los que se describan nuevos taxones, géneros, especies o subespecies puedan ser aceptados, deberán ajustarse estrictamente al Código de Nomenclatura Zoológica y Botánica, así como a las Recomendaciones del mismo, y las colecciones estudiadas, incluidos los holotipos, deberán estar depositadas en un Organismo o Institución Pública que asegure su conservación y accesibilidad (Recomendación 72D del ICZN y 7A del ICBN).Cuando en un trabajo se mencionen los taxones deberán incluir el autor y el año de descripción, por lo menos la primera vez que aparezcan en el texto.

ManuscritosEstarán escritos en castellano o inglés y eventualmente en otro idioma a juicio del Consejo de Redacción. Deberán llevar en español e inglés los siguientes apartados: título, palabras, pies de figuras, tablas, cuadros y láminas. Se incluirá un resumen en castellano y en el idioma del trabajo de 200 palabras. Además de un Abstract en inglés de 500 a 1.000 palabras, con las aportaciones y conclusiones, haciendo referencia, cuando sea preciso, a las figuras, tablas y láminas.Su extensión no sobrepasará las 25 páginas UNE-A4 a doble espacio, incluyendo figuras, láminas y tablas. Sólo en casos excepcionales el Consejo de Redacción considerará la publicación de manuscritos con mayor extensión.Se recomienda que la ordenación interna de los trabajos se ajuste al siguiente esquema: introducción, materiales y métodos, resultados, discusión, conclusiones y bibliografía.Todas las figuras de línea se denominarán figuras y llevarán numeración arábiga correlativa. Cuando una figura conste de varios elementos independientes, cada uno de ellos se identificará por una letra minúscula (Fig. 5a, b, c).Las fotografías se podrán agrupar en láminas numeradas correlativamente en romano; en cada lámina las fotografías que contengan se numerarán a su vez correlativamente en arábigo o con letras (por ejemplo: Lám. IV, fig. 1, 2../a, b..).Las Tablas y Cuadros se numerarán en romanos de forma correlativa. Los manuscritos, incluidas todas las imágenes se remitirán en formato digital (MS Word ó rtf.). Los ficheros pdf de los trabajos aceptados se publicarán on line, en la página web de cada una de las Secciones del Boletín. Cuando haya un número suficiente de trabajos aceptados se procederá a realizar la versión impresa del Boletín

Referencias bibliográficasSólo se incluirán aquellos trabajos que se mencionen expresamente en el texto. Deberán hacerse de la siguiente forma: Bolívar, (1878) o Bolívar (1878:65) cuando se quiera hacer referencia a una página concreta.Las citas bibliográficas se ordenarán alfabéticamente, por nombres de autores y cronológicamente, de antiguo a moderno, para los trabajos de un mismo autor. En las citas a un mismo autor, se pondrá el nombre en la primera y en las siguientes un guión (-) y el año. Cuando un trabajo lo firmen varios autores se seguirá el orden alfabético del 2º, 3º, etc. con independencia del año de publicación.Cuando una cita tenga varios autores el último estará separado del anterior por el símbolo &, tanto en las citas en el texto como en la Bibliografía.Las citas se harán de la siguiente forma:LIBRO: Autor/Editor. Año.Título. Páginas. Editorial. Ciudad.GuInoux, M. 1960.Géologie statigraphique.759 págs. Masson & Cie Éditeurs. Paris.Libro colectivo: Autor. Año. Título del capítulo. In: Editor/es, Coordinador/es Título del libro. pág inicial-pág. final. Editorial. Ciudad.sanford, F. 1994. The Florida hermit-crab sponge, a littleknown ‘mobile sponge from the NE corner of the Gulf of Mexico, and its hermit crab associates. In: R.W.M. van soest, TH.M.G. van Kempem & J.C. BraeKman, Eds. Sponges in time and space. págs. 273-278. A. B. Balkema. Rotterdam.REVISTA: Autor. Año. Título. Vol. Núm. Revista (Título completo). pág inicial-pág. final.montes, Mª J., andrés, C., ferrer, S. & GuInea, J. 1997. Identificación de una nueva especie de Cryptococcus procedente de Botany Bay, Tierra Victoria. Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural. Sección Biológica, 93(1-4): 45-50.

Cita de los recursos electrónicosAutor/Editor (si está explicitada en el texto o referencia). Título en cursiva. [en línea//catálogo//base de datos en línea//cd-rom]. Editorial o mención institucional de responsabilidad. Ciudad. <<dirección electrónica del recurso>> [Consulta: día-mes-año ]. Gamarra, P. & outerelo, R. Actualización del Catálogo Iberobalear de los Aleocharina (Coleoptera, Staphylinidae). [en línea]. Grupo de Investigación UCM 921632 «Biología y Biodiversidad de Artrópodos». < http://darwin.bio.ucm.es/usuarios/bba/cont/docs/RO_9.pdf> [Consulta: 09-12-2010]

IlustracionesLas ilustraciones pueden enviarse en color y así se incluirán en la versión electrónica pero los autores deben tener en cuenta que la versión impresa puede no ser en color. Todas las ilustraciones se remitirán en formato electrónico con formato jpg ó tiff con una resolución mínima de 300 puntos por pulgada, adaptadas al tamaño de caja o columna (16,5x22,5 ó 7,5x22,5 cm) Las figuras deberán llevar una escala gráfica. Las letras, números arábigos, símbolos, medidas, textos, etc., que figuren en las ilustraciones, serán de un tamaño tal que al reducirse a las dimensiones de la caja tengan, como mínimo, dos milímetros.

Los originales que no se ajusten a estas instrucciones serán devueltos a los autores.

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Boletín de la Real Sociedad Española de Historia NaturalSección GeológicaTomo 106, Año 2012

real socIedad española de HIstorIa natural Facultades de Biología y Geología Universidad Complutense de Madrid 28040 Madrid

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M. V. López-AceVedo cornejo, n. de dios ceLAdA. Los modelos cristalográficos del Museo de la Geología (Facultad de Ciencias Geológicas, Universidad Complutense de Madrid, España). Identificación mineralógica y textural. (6 figs., 8 láms.)Crystallographic models from the museum of the geology (Faculty of Geological Sciences, Universidad Complutense de Madrid, Spain). Mineralogical and textural identification

5-26

V. MArtínez-piLLAdo, A. ArAnburu, i. YustA, H. stoLL, j. L. ArsuAgA, b. ruiz zApAtA, M.j. giL gArcíA, j.M. cArretero, g. Adán, L. juez, e. iriArte. Correlación de registros paleoambientales y ocupacionales en los últimos 14 ka de Cueva Mayor en Atapuerca (Burgos, España) (6 figs., 2 tablas, 2 láms.)Paleoenvironmental and occupational correlation in the last 14 kyr in different records of Cueva Mayor in Atapuerca (Burgos, Spain)

27-38

Y. eL KHAriM. Rasgos geológicos de la inestabilidad de laderas en la región de Tetuán (Rif septentrional, Marruecos) (9 figs.)Geological features of the slope instability in Tetouan region (the northern Rif, Morocco)

39-52

A. perejón. Fernando Amor y Mayor (1823?-1863), nuevos datos para su biografía y análisis de las aportaciones geológicas de su obra (7 figs.)Fernado Amor y Mayor, new information for his biography and analysis of geological contributions of his work

53-84

M. segurA, A. goMis. Paleontological communications of Modesto Bargalló presented at the Real Sociedad Española de Historia Natural (5 figs.)Las comunicaciones paleontológicas de Modesto Bargalló presentadas en la Real Sociedad Española de Historia Natural

85-98

A. ApAricio. Un proceso de diferenciación magmática inverso en las Islas Columbretes (Castellón, España) (2 figs., 4 tabla)An inverse magmatic differentiation process in Columbretes Islands (Castellón, Spain)

99-103

r. Merten. Itinerario geológico de Toledo a Urda, un siglo después (26 figs.)Geological route from Toledo to Urda, a century later

105-125