BOLETÍN JOVELLANISTA

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BOLETÍN J OVELLANISTA GIJÓN MMIV AÑO V NÚM. 5 Iovinalis sulcus nostram laborem illustrat

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BOLETÍN

JOVELLANISTA

• GIJÓN • MMIV • AÑO V • NÚM. 5 •

Iovinalis sulcus nostram laborem illustrat

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© Fundación Foro Jovellanos del Principado de AsturiasDepósito legal: As. 738-1999I. S. S. N.: 1696-1226Fotos: archivo de la Fundación

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BOLETÍN JOVELLANISTA

NÚM. 5 - 2004

Editado porFUNDACIÓN FORO JOVELLANOS

DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS

Presidente:Jesús Menéndez Peláez

Vicepresidente Primero:José Antonio Hevia Corte

Vicepresidente Segundo:Moisés Llordén Miñambres

Secretario General:Orlando Moratinos Otero

Vicesecretario Económico:Fernando Adaro de Jove

VocalesDomingo Cienfuegos-Jovellanos Caramés

Vicente Cueto FernándezAgustín Guzmán Sancho

Rafael Loredo Coste

Director del Boletín:Agustín Guzmán Sancho

Comité de RedacciónJesús Menéndez Peláez

Orlando Moratinos OteroFernando Adaro de JoveVicente Cueto Fernández

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Contenido

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9Jesús Menéndez Peláez

I. ARTÍCULOS Y BIBLIOGRAFÍA JOVELLANISTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

Josefa Jovellanos y la educación de la mujer en el siglo XVIII . . . . . . . . . . . . . 15María José Álvarez Faedo

Jovellanos y la música de su tiempo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35Vicente Cueva Díaz

Notas sobre la salud física y mental de Jovellanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59Joaquín Fernández García, Rodrigo Fernández Alonso

Jovellanos y Villamil, dos ilustrados asturianos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85Servando Fernández Méndez

Estrés, enfermedad y muerte de Jovellanos (Revisión a la luz de la patología clínica moderna) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99Eduardo González Menéndez

Jovellanos, viajero de cercanías y prosista romántico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115Ignacio Gracia Noriega

La gastronomía en tiempos de Jovellanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127Elviro Martínez

Jovellanos y la reciente Iglesia local de Gijón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143José Luis Martínez González

Bibliografía Jovellanista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167Orlando Moratinos Otero

II. HEMEROTECA JOVELLANISTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191

Homenaje al Ateneo Jovellanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193

Gijón, la Atenas del norte de España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195Jesús Menéndez Peláez

Laudatio jovellanista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199Juan José Plans

Discurso del Presidente del Ateneo Jovellanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207José Luis Martínez

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Presentación del IV Boletín Jovellanista y conferencia de José Luis Pérez de Castro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 211

El Jovellanos de Joaquín A. Bonet . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 217Orlando Moratinos Otero

Presentación del libro Memorias del Artillero José María CienfuegosJovellanos (1763-1825) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 221

Alfonso Cienfuegos-Jovellanos

III. ICONOTECA JOVELLANISTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225

El cirujano Lamagna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227Agustín Guzmán Sancho

A María Cienfuegos-Jovellanos: meditaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241Heradio González Cano

Mañanas con don Vicente Sánchez de Arza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245A. G. S.

IV. PROYECCIÓN DE JOVELLANOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247

El Instituto Jovellanos de Alhucemas (Marruecos) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249Mª Nieves García RiveraJordi Miró Canals

V. MEMORIA DE ACTIVIDADES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 259

VI. ARCHIVO DE PRENSA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281

VII. BASES DEL VII PREMIO DE INVESTIGACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 301

VIII. RELACIÓN DE PUBLICACIONES DE LA FUNDACIÓN FORO JOVELLANOS DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 307

Fundación Foro Jovellanos. Publicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 309

Cuadro de patronos de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 313

Boletín Jovellanista. Normas de publicación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 317

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Presentación

La presentación de este Boletín Jovellanista nú-mero 5 coincide con la celebración de

nuestra primera década, ya que durante esteaño 2005 se cumple el décimo aniversario de lapuesta en marcha de esta Fundación ForoJovellanos que me honro en presidir. Corría elaño 1995 cuando un grupo de entusiastas jove-llanistas lanzaron la feliz idea de hacer una

agrupación –primero fue asociación cultural y después constituidacomo fundación– que tuviera como finalidad divulgar e investigaren torno a la vida y la obra de Jovellanos. Transcurridos estos diezprimeros años aquella aventura, gracias a la colaboración y al apoyode muchas personas e instituciones públicas y privadas, ocupa unlugar muy destacado dentro de la radiografía cultural no solo deGijón sino de Asturias.

En este nuestro mirar hacia atrás queremos mostrar nuestroagradecimiento a cuantas personas e instituciones que a lo largo deesta nuestra existencia nos han apoyado para poder desarrollarnuestro programa cultural. Nuestro Boletín es para nosotros una delas publicaciones más queridas que representa el contacto periódicocon nuestros patronos y amigos a través del cual dejamos constan-cia para la posteridad de nuestro quehacer a lo largo de cada año;de ahí el mimo y el esmero que ponen en su preparación cuantaspersonas colaboran desinteresadamente en esta noble causa. En lahistoria de las publicaciones periódicas se suele decir que lo difícil esmantener los primeros cinco números; nosotros, con este número,

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pasamos ese punto crítico; son cinco números que sintetizan de al-guna manera no solo la historia de nuestra Fundación en suquehacer divulgativo sino también con valiosas aportaciones en labio-bibliografía jovellanista.

Este número, sin pretenderlo, viene a resultar una «mono-grafía médica» sobre la salud y la enfermedad en Jovellanos, demanera particular sobre la causa de su muerte; también se nos in-forma sobre la dimensión viajera de Jovellanos, una de lascaracterísticas más singulares de las actividades realizadas por losilustrados. El conocimiento del entorno en el que vivió Jovellanosse enrique con aportaciones del vivir cotidiano en el Siglo de la Lu-ces, como la educación de la mujer, la gastronomía, la música o lasresonancias del pensamiento religioso de Jovellanos en la trayec-toria de la iglesia en el Gijón de finales del siglo XX; la BibliografíaJovellanista sigue creciendo como una bola de nieve gracias al te-són constante de Orlando Moratinos. Por último, la seccióndedicada a la hemeroteca pone de manifiesto el eco que tienen lasactividades culturales realizadas por nuestra Fundación en los me-dios de comunicación, testimonio fehaciente de su impacto social.Mantener vivo el calendario jovellanista es uno de nuestros objeti-vos. En el pasado año fue un honor para nuestra Fundación habermerecido, en la persona de su presidente, inaugurar la nueva con-figuración que nuestro Ayuntamiento quiere dar al 6 de agosto, unade las fechas más emblemáticas del calendario jovellanista; aque-llas palabras, a modo de discurso institucional, también aparecenaquí reflejadas para la memoria histórica. Nuestras actividades «adextra» se enriquecieron con la colaboración material con la «CátedraAlarcos» y la participación de la Universidad de Toulouse a travésde la conferencia dictada por el profesor Marc Vitse sobre«Jovellanos, dramaturgo: teoría y práctica». En el «Día de Jove-llanos en la Feria» se evocó la trayectoria política seguida por PérezVillamil, amigo de Jovellanos, con la presencia de una nutrida re-presentación del Ayuntamiento de Navia que celebraba el 250aniversario de su nacimiento. El año 2004 fue la fecha conmemo-rativa del 50 aniversario de la fundación del Ateneo Jovellanos,cuyas actividades a lo largo de medio siglo están dentro del másgenuino espíritu jovellanista; la Fundación Foro Jovellanos quiso

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celebrar este evento con un homenaje a esta institución de la quese considera «hermana», uniendo de esta manera nuestros lazos decolaboración y estima mutuos entre los miembros de sus respecti-vas Juntas Rectoras; nuestro Boletín da testimonio de ello. Unasnotas necrológicas evocadoras de la personalidad de unos patro-nos para nosotros muy queridos, como lo fueron Vicente Sánchezde Arza y María Jesús Cienfuegos-Jovellanos, cierran nuestra pu-blicación.

Solo me resta, una vez más, agradecer a cuantas personas hancolaborado de una u otra manera para que hoy podamos presentareste nuevo número de nuestro Boletín.

Jesús Menéndez PeláezPresidente

Presentación 11

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IArtículos y bibliografía

jovellanista

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Josefa Jovellanos y la educación de la mujer

en el siglo XVIII*

por María José Álvarez Faedo

Para mí es todo un privilegio y un gran honor que el señor presi-dente del Foro Jovellanos me haya invitado a pronunciar una

conferencia sobre Josefa de Jovellanos. Les aseguro que es un enormeplacer, aunque también un gran reto, ya que, si bien soy filóloga –yrecientemente he estado investigando sobre la educación femeninaen el siglo XVIII en España e Inglaterra–, mi especialidad es laFilología Inglesa, no la Española. Sólo espero que disculpen mi osa-día al dirigirme a ustedes, expertos jovellanistas, para hablarles sobreJosefa de Jovellanos y la educación de la mujer en el siglo XVIII.

Para referirme al contexto en el que surge esta preocupación deJosefa de Jovellanos por la educación de mujeres, van a permitirmeque me remonte a la época del Renacimiento. Ya por entonces, nues-tro ilustre humanista Juan Luis Vives, tutor de la princesa MaríaTudor, hija del monarca inglés Enrique VIII, comprendió que muchosde los defectos que se achacaban a las mujeres eran consecuencia desu carencia de cultura. A fin de paliar ese problema, escribió De

* Conferencia pronunciada el 30 de septiembre de 2003 en la Casa Natalde Jovellanos.

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Institutione Femeninae Christianae (Instrucción de la muger Christiana),en 1523, animando a doncellas, esposas y viudas a recibir una edu-cación especialmente relacionada con tareas domésticas, y reservandola instrucción en la lectura, la escritura y el Latín a las damas de laaristocracia.

Otros humanistas se ocuparon también del tema: Erasmo deRotterdam, en sus Coloquios, postulaba que la mujer debía ser edu-cada a fin de convertirse en una compañera perfecta para su esposo;Martín Lutero, con su Reforma, quiso alfabetizar a hombres y mu-jeres para que leyeran las Sagradas Escrituras, y, a tal efecto, secrearon escuelas elementales para niños y niñas. Pero su doctrinadefendía el patriarcado, relegando a la mujer a un papel secunda-rio. Por otro lado, al animar la traducción de la Biblia a la lenguavernácula, hacía innecesaria la enseñanza del Latín; los anglicanos,por su parte, se dedicaron a destruir conventos y monasterios consus magníficas bibliotecas, para acabar con todo vestigio de doctrinacatólica.

Los católicos ofrecieron su respuesta a ese proceso de Reformaen el Concilio de Trento (1545-1563), con su Contrarreforma: recu-perarían fieles blandiendo el mismo arma que los protestantes: laeducación. Instruirían a las gentes desde su más tierna infancia, uti-lizando la doctrina católica como libro de texto y modelo a seguir.Los católicos también se habían percatado de que una niña, que conel paso del tiempo iba a convertirse en madre, podría constituir unapieza clave en el proceso de reconquista moral y religiosa deEuropa. Así, Fray Luis de León, en La perfecta casada (1583) expli-caba que las mujeres debían aprender a cocinar, a hacer laboresmanuales y a tocar instrumentos musicales. Además, tenían que serformadas en «castidad, obediencia, laboriosidad y piedad» (LON-DOÑO VEGA, 1996: 1).

Esta visión de la educación femenina pervivió en los tratadoseducativos del siglo XVIII. En Wisdom in Miniature (Sabiduría en mi-niatura, 1795: 126) se nos dice que «Las características principalesdel carácter de una mujer se hallan en la vida doméstica: en primerlugar, su piedad hacia Dios; y, a continuación, en sus deberes comohija, esposa, madre y hermana». Corroborando esta opinión,Fordyce (1766) (en Todd 1996: 211) afirma que «todas las edades y

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naciones han coincidido en considerar el cuidado del hogar comouna parte indispensable de las obligaciones femeninas».

Daniel Defoe1, inspirado por las doctrinas de Erasmo, dejabanentrever que una mujer ilustrada era la mejor compañera posiblepara su esposo2, y Jean Jacques Rousseau, en Emilio (1762), postu-laba la educación femenina afirmando que «una mujer que no hayasido instruida por su madre, no tendrá deseos de educar a sus pro-pios hijos» (1974: 351).

En el contexto de todas estas consideraciones, surge la decep-ción de intelectuales inglesas como Mary Astell, que veían que laeducación de las mujeres estaba exclusivamente encaminada al be-neficio de sus respectivos maridos y hogares, en lugar de contribuira la dignificación y madurez intelectual de la persona. Así pues,Astell, empapada de la crítica social europea –principalmente fran-cesa3– del momento, escribe A Serious Proposal To The Ladies (Unaseria propuesta para las damas, 1694), animando a las mujeres a des-arrollar sus posibilidades intelectuales más allá de los ámbitos enlos que se les «permitía» instruirse.

En Thoughts on the Education of Daughters (Pensamientos sobrela educación de las hijas, 1787), Mary Wollstonecraft lamentaba tam-bién los contenidos de los temarios tradicionales, y manifestaba supredilección por la educación que se ofrecía a las hijas en el hogar,antes que la impartida en los internados ingleses. En la misma líneasurgen las críticas de Erasmo Darwin en su Plan for the Conduct ofFemale Education, in Boarding Schools (Proyecto para la impartición deeducación femenina, en internados, 1797), pero él denuncia, además,otro oscuro aspecto de los internados ingleses: su insalubridad y losmalos tratos físicos de los que las niñas eran objeto.

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1 Véase su Essay upon Projects (Ensayo sobre proyectos, 1697).2 John Gregory es de la misma opinión en A Father’s Legacy to his Daughters

(El legado de un padre para sus hijas), donde escribe: «conversad con hombres, in-cluso si son de la más alta clase social, con esa digna modestia que puede envitarque se dirijan a vosotras con atisbo de familiaridad alguno, en consecuencia, queevite que se sientan superiores a vosotras» (1792: 18).

3 Traité de l’éducation des filles (Tratado de la educación de las niñas, 1687), deFrançois DE SALIGNAC DE LA MOTHE FÉNELON (1651-1715).

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Hannah More, en su obra Strictures on the Modern System ofFemale Education (Críticas al sistema moderno de educación femenina,1799), también denunciaba el modo en que la educación de las ni-ñas se estaba llevando a cabo en la época –aunque más bien comorespuesta a las ideas radicales de Mary Wollstonecraft, que para cri-ticar los puntos de vista de los intelectuales de su tiempo.

Sin embargo, a pesar de estas voces disidentes que se alzabanel extranjero, el siglo XVIII español siguió instruyendo a las niñasde acuerdo con los modelos educativos que habían sido marcadosdesde tiempos de la Contrarreforma. De hecho, Álvaro Ruiz de laPeña (1995: 288) señala que, en la sociedad ilustrada española, «nose midió por idéntico rasero a las mujeres y a los hombres». Y con-tinúa explicando que:

Hay que esperar a 1783 (Real Cédula de 1 de junio) para verpromulgada la creación de Escuelas de Niñas en todo el país; en unode sus reglamentos la ley indica que «las niñas que quieran apren-der a leer y escribir les será enseñado por sus maestras», lo que parecedemostrar el carácter lateral de la instrucción en el proceso educa-tivo de las futuras mujeres. Años más tarde, en 1797, se afirmaráexplícitamente que las niñas deben aprender «los conocimientos co-munes, como la religión, las costumbres, la lectura, escribir yaritmética»4. La Real Cédula de 1783 sólo establece como materiasobligatorias para las escuelas de niñas los rezos y las labores.

Según lo hasta ahora expuesto, una vez que se aceptó queeducar a la mujer era una necesidad, en el Siglo de las Luces el de-bate se centra en varias cuestiones: qué materias se deben enseñar,dónde se ha de llevar a cabo la enseñanza –en el seno familiar o enuna institución dedicada a ese cometido–, y la elección de un pro-fesorado adecuado y competente. En la Europa del siglo XVIII, y,por supuesto, en nuestro país, un sector de las clases acomodadas

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4 Ruiz de la Peña explica en una nota a pie de página que cita estas pala-bras de Margarita Ortega, «La Educación de la mujer en la España de la segundamitad del siglo XVIII», en La Educación en la Ilustración Española, Revista de Educación,nº extraordinario (1988), págs. 305-325.

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veían con mejores ojos la educación en el seno familiar que la pro-porcionada en conventos, instituciones muy criticadas en la épocacomo centros de enseñanza, pues se consideraba que las monjas, aje-nas a la experiencia del matrimonio, no podían contribuir a que lasjóvenes aprendieran a ser buenas esposas y madres. Sin embargo,otro sector defendía la educación ofrecida por religiosas. Así pues,las Salesas ponían en marcha un plan de estudio, dirigido a niñasde la nobleza, abriendo su primer colegio en 1757, en un palacio do-nado por Bárbara de Braganza. El sentimiento de los padres deJosefa Francisca de Jovellanos y Jove Ramírez, a juzgar por las pa-labras de José Miguel Caso González, parece haber coincido con elprimer sector de las clases acomodadas al que hacíamos mención,cuando, al hablarnos de la infancia de ésta y de sus hermanos, es-pecula sobre el tipo de educación que pudieron haber recibido:

Hay que suponer que todos ellos aprendieron a leer y a escribirdentro de la propia casa, acaso a cargo de algún capellán de ella o dealgún eclesiástico del pueblo. En una familia como aquélla el mayo-razgo recibía una educación que pasaba muy poco de las primerasletras; sin embargo, Miguel recibió una buena formación humanística,y algo parecido ocurrió con las hijas (CASO GONZÁLEZ, 1993: 35).

Juan Carlos Busto (1997) apoya la tesis de Caso, explicandoque no se sabe de la existencia de ninguna institución en Gijón quese ocupase de la educación femenina en aquella época. Por lo tanto,deduce que tuvo que haber sido en el seno de la propia familiaJovellanos donde Josefa recibiera su educación más temprana.Prosigue Busto apuntando que la convivencia con su hermanoGaspar hasta 1756 (año en el que él se traslada a Oviedo para estu-diar en el Colegio de los Franciscanos), y con su hermana mayor,Benita, hasta 1757 (fecha de su matrimonio con el Conde dePeñalba) tuvo que haber sido también decisiva para su educación.Testimonios que sustentan esta hipótesis son los de González dePosada, cuando alaba la educación recibida por las hermanas deJovellanos asegurando que éstas fueron «el ornamento de su sexoen Asturias por sus virtudes y por su espíritu instruido» (CASO

GONZÁLEZ, 1974: 62); en cuanto a Benita, el propio Jovellanos des-

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cribía a su hermana como una «señora de raro talento y virtud, y deuna instrucción no menos rara en su sexo» (Jovellanos, 1790-1810:214), y Ceán se refiere a ella como «sabia y muy inteligente en lasletras antiguas, por su frecuente lectura y aplicación para descifrarsignos y abreviaturas de códices y documentos» (CEÁN BERMÚDEZ,1814: 3).

Este interés por la educación de las hijas estaba perfectamenteenmarcado dentro del afán propio del ideario ilustrado antes men-cionado por mejorar la instrucción de la mujer. Esto se veía reflejadoen España, como en el resto de Europa, en la creación de colegiospara niñas de la nobleza, en la proliferación de obras pías para aten-der a niñas de clases más desfavorecidas, y en la publicación de obrasque postulan una mejora cultural y social de la mujer en la época.

Allá por 1765, Josefa contrae matrimonio con DomingoAntonio González de Argandona. Por el apellido de su esposo, ellava a recibir el apodo de La Argandona, aunque también se la cono-cerá como La Esbelta, de hecho, con este último sobrenombre firmaráalguno de sus escritos5. La Argandona va a tener que trasladar su re-sidencia a Madrid al año siguiente, cuando su esposo es nombradoProcurador General del Principado de Asturias, pues éste habrá derepresentar al Principado en Madrid como diputado en Cortes. Allí,Josefa frecuentará los círculos ilustrados de la corte, poblados deeruditos como Campomanes, de quien Jovellanos alaba la actividadintelectual que fomenta: «Su casa, abierta siempre a la aplicación yal mérito, parecía la morada propia del ingenio, y cualquiera quedebía a la Providencia ese don celestial, estaba seguro de ser en ellaacogido, apreciado y distinguido», e insiste en destacar «aquel pe-queño círculo, donde la ciencia y la virtud, únicos títulos de entrada,igualaban a los concurrentes y hacían la conversación ordinaria unteatro de erudición y una escuela de la más útil y provechosa doc-trina» (JOVELLANOS, 1913: 375). Estas reuniones de ilustrados dondese debatían temas sociales y culturales tuvieron que ejercer cierta-mente gran influencia en el pensamiento de Josefa.

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5 Véase el artículo de José Ignacio GRACIA NORIEGA titulado Entrevistas enla Historia: Josefa de Jovellanos (1998: 26).

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JOAQUÍN INZA. RETRATO DE JOSEFA DE JOVELLANOS Y RAMÍREZ DE JOVE

«LA ARGANDONA» (1745-1807). (AGUSTINAS RECOLETAS DE GIJÓN)

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En 1772 Josefa queda viuda6, pero no regresará a Asturias hasta1779, año en que fallece su padre Francisco Gregorio de Jovellanos.Durante una temporada reside en Gijón, alternado estancias enOviedo, Carreño, San Vicente de Triongo y en Madrid. Unos añosmás tarde, hacia 1788, Jovellanos explica que «se retiró a vivir enOviedo y gozar allí la compañía de nuestra hermana la condesa dePeñalba» (JOVELLANOS, 1956: 215) y, seguidamente, pasa a glosar lasactividades caritativas y educativas a las que se dedicaba su hermanapor entonces. Respecto a las primeras, destaca la carismática perso-nalidad de ésta, cuando revela que, en Oviedo, «no sólo establecióuna vida retirada y devota, sino que fue el ejemplo y se hizo comola directora de todas las señoras del pueblo que estaban animadasdel mismo espíritu» (JOVELLANOS, 1956: 215). Asimismo, alaba y en-salza el talante caritativo, compasivo y misericordioso de Josefa conlas siguientes palabras: «Ardiendo en la más pura y activa caridad,después de pasar en el templo la primera parte del día, destinabatodo el resto a asistir y consolar a las infelices de su sexo, que por re-clusas en la cárcel y en la galera, o por dolientes en el hospital,excitaban más vivamente su compasión» (JOVELLANOS, 1956: 215).

Sin embargo, no tarda en destacar que «su caridad era tandiscreta, como su virtud ilustrada y sólida», para pasar a resaltarel papel de Josefa como educadora. En su siglo, varias autorasilustradas escribieron sobre diversos aspectos de la educación fe-menina7. En esa línea, la Condesa de Montijo, María Francisca deSales Portocarrero, tradujo las Instrucciones cristianas sobre el sacra-mento del matrimonio (1774), escritas originalmente en francés porNicolás de Torneux, Prior de Villers; Josefa Amar y Borbón escribiósu Discurso sobre la educación física y moral de las mugeres, que fue pu-blicado en 1790, y en él elabora todo un programa para regular laenseñanza de las hijas de la incipiente burguesía. Josefa Jovellanos,lejos de ocuparse de la educación de la burguesía o de la nobleza,se dedicó a la educación de las clases más bajas, predicando con el

Josefa Jovellanos y la educación de la mujer en el siglo XVIII 23

6 Xuan Carlos BUSTO así confirma la fecha del fallecimiento de Domingo deArgandona en Xosefa Xovellanos y los círculos d’ilustraos de Madrid y d’Asturias (1998).

7 Más información sobre autoras españolas del siglo XVIII puede hallarseen Pilar ZORROZÚA 1998: Literatura femenina en la España del siglo XVIII.

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ejemplo. Su instrucción atañía tanto al plano espiritual, como al ám-bito social. En cuanto al primero, Josefa inculcaba a estas mujeresdesfavorecidas la doctrina cristiana: «No se contentaba con socorrera estas infelices, sino que las instruía, enseñándoles y explicándolesla doctrina cristiana, y las aconsejaba dándoles oportunos docu-mentos de virtud y conducta, y las consolaba con amigablesexhortaciones a la paciencia y resignación» (JOVELLANOS,1956: 216).

A nivel social, cultivaba entre ellas la idea de que el trabajodignifica a la persona:

Pero, sobre todo, cuidaba de inspirarles amor al trabajo, y cono-ciendo que la ignorancia y la ociosidad eran el primer origen de susdesgracias, no sólo les representaba los bienes del honesto trabajo, sinoque enseñaba a hilar, hacer calceta y coser, a las que no sabían estas la-bores, y buscaba y proporcionaba a todas trabajo, para estimularlas másy más con el aliciente de las ganancias (JOVELLANOS, 1956: 216).

Pero la labor educadora de Josefa no iba a terminar con ella,sino que, abanderada por su propia influencia y carisma, consiguióque otras damas siguieran su ejemplo, e, inspirada por una inicia-tiva que la Condesa de Montijo estaba promoviendo en el seno dela sociedad Matritense, llegó incluso a crear un reglamento (co-piando los mismos estatutos de la Matritense8) y promover toda unainstitución al respecto:

A su ejemplo, se dedicaron otras señoras a ayudarla en tan pia-doso ejercicio, y cuando pudo concebir la esperanza de dar algunaconsistencia a este establecimiento de caridad, buscó para su apoyo laautoridad pública. Valiose a este fin de D. Carlos de Simón Pontero,que como gobernador del Principado y regente de su real audiencia,no sólo abrigó el pensamiento sino que aprobó una especie de regla-mento que mi hermana formara, y encargó la dirección espiritual deesta institución al doctor D. Félix de Bobes, cura rector de la parro-quial de Santullano, extramuros de Oviedo (JOVELLANOS, 1956: 216).

24 Boletín Jovellanista V - 2004. María José Álvarez Faedo

8 Véase Xuan Carlos BUSTO (1998: 40-41).

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Este talante educador de Josefa también se pone de manifiestoen su creación literaria de estos años. Posiblemente conmovida por lapobreza y necesidades de las que es testigo a diario en sus ocupa-ciones caritativas, retrata con aspereza y talante burlón el despilfarroy la opulencia superflua de la corte, un ambiente que ella tambiénhabía conocido perfectamente años atrás. Así pues, critica el lujo delas ceremonias reales, y lo inútiles y superfluas que resultan tanto di-chas ceremonias como quienes participan en ellas9. Así, en su poesíaPreparativos pa la proclamación de Carlos IV n’Uvieo les reprocha que:«Meyor fora en verdá que se dexaren / de gastar el dineru en angu-lemes / y en limosna de probes lo gastaren» (II.85-87). Jose AntonioMases señala a este respecto: «La burla a la vanidad de las señorasridículamente ataviadas para las fiestas, la presentación del san-grante contraste lujo y miseria en la sociedad ovetense, la crítica deldespilfarro en ceremonias religiosas, aunque sean las exequias porun rey admirado y querido por el pueblo, revelan el espíritu austeroy el juicio riguroso de la autora» (MASES, 1888: 110).

No obstante, en su obra, también sabe alabar las iniciativaspositivas de su monarca, entre ellas destaca su compromiso con laeducación del país. Así, en Las exequias de Carlos III, señala que el di-funto soberano:

Cuidó de que hubies cebera, Y bonos ayuntamientos,Y escueles y sociedades,Y mercados y comerciu(CCXX-CCXXIII)

La vocación educadora de Josefa no sólo se iba a poner de ma-nifiesto a lo largo de su vida, sino que iba a trascender inclusodespués de su muerte, en los legados que dejaba en sus disposicio-nes testamentarias. Con fecha de 18 de febrero de 1791, Josefaescribía un testamento cuya principal beneficiaria era su madre,

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9 Para un estudio detallado de este aspecto, véanse Lésicu y mentalidá nospoemes de Xoxefa Xovellanos (1996: 19-35) y La polémica dieciochista sobre’l luxu (1998:67-77), ambos de Elena DE LORENZO.

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Francisca Apolinaria, pero también deja algún dinero al RealHospicio de Oviedo, y a otras de sus obras sociales, como la cárcelde mujeres y el hospital, para los que tanto estaba trabajando en esosmomentos, fomentando la educación y la paz espiritual de reclusasy enfermas, como ya hemos mencionado.

El 24 de febrero de 1792 fallece su madre y principal benefi-ciaria, por lo que, ocho meses después, el 10 de octubre de ese año,escribe su segunda disposición testamentaria en los siguientes tér-minos: «habrá perpetuamente en la Villa de Gijón una Escuela deNiñas, con el título de Enseñanza Caritativa de Ntra. Sra. de losDolores. En ella se enseñará y educará gratuitamente a veinte y cua-tro niñas pobres de la misma villa» que «tendrán no menos de seisaños y no más de diez» (RUIZ DE LA PEÑA, 1995: 289). Álvaro Ruiz dela Peña, en «Filantropía y educación en el siglo XVIII: las disposi-ciones testamentarias de Josefa Jovellanos» (1995), explica que loscasos que pudieran optar a beneficiarse de la fundación serán exa-minados por la figura del ’patrón’, que sería la persona encargadade tomar una decisión al respecto. Seguidamente, pasa a ofrecernoslas características que deberían tener las candidatas ideales paraocupar el puesto de maestra de dicha escuela:

Ésta no podrá tener menos de 25 años ni más de 50; ha de serviuda o soltera (sólo casada en caso de que no se encontrara alguiende las anteriores), nacida y residente en Gijón (a falta de esta cir-cunstancia «podrá ser del Principado», o de fuera incluso «siempreque exceda las pruebas y circunstancias temporales y morales»); quesepa «leer y escribir, hilar, hacer calceta, coser en fino y basto, bor-dar y planear todo con la mayor perfección que sea posible»; que «seano sólo de buena reputación y conducta sino también de buena ín-dole y carácter, bien educada, prudente, humana, paciente y aseada[…]» (RUIZ DE LA PEÑA, 1995: 289-90).

Tras otras consideraciones sobre el sueldo («cuatro reales devellón diarios y otro para pagar la casa en que debe vivir y pagar laescuela») y características de la vivienda de la maestra, pasa Josefaa dejar establecidos horario y calendario escolar: «Desde Resurrec-ción hasta fin de setiembre por la mañana de las siete a las once y

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por la tarde de las dos a las seis; y desde primero de octubre aResurrección de las ocho a las doce y de las dos a las cinco» (RUIZ

DE LA PEÑA, 1995: 290). En cuanto a las enseñanzas a impartir en esaescuela, éstas serían de orden eminentemente práctico, para con-vertir a las alumnas en «buenas y útiles madres de familia»:

Se enseñará a las niñas a leer en impreso y manuscrito, a hi-lar, devanar y torcer, a hacer calceta y coser en basto con la mayorperfección que se pudiere […] también se enseñará a las niñas aplanchar, barrer, fregar, hacer camas y demás hacienda de la casa,pues el ánimo es que en esta Escuela se dé la educación más conve-niente a una madre de familia honrada y pobre. Pero sobre todoenseñará la maestra a las niñas la Doctrina Cristiana con la mayorperfección que pudiere por el catecismo que le señalare el Párrocode la villa […]. Tendrá gran cuidado la maestra de dar a las niñasfrecuentes documentos de virtud y santo temor de Dios, de recato,modestia y compostura en sus acciones y palabras, sin consentirque en este punto se vea ni oiga en la Escuela cosa que desdiga dela pureza de ideas y costumbres que conviene inspirar y recomen-dar a unas criaturas tan dignas de cuidado por su desamparo einocencia […]. También procurará la Maestra enseñar y recomendara las niñas la mayor limpieza y aseo en sus personas, poniendo enésto tanto mayor cuidado cuanto más las alejaran de ellos la indi-gencia de sus casas y la pobreza de sus vestidos (RUIZ DE LA PEÑA,1995: 291).

Otro aspecto en el que Josefa de Jovellanos demuestra ser unamujer ilustrada, toda una dama del Siglo de las Luces inspirada porel Humanismo del Renacimiento, es, precisamente, en cuanto a suoposición rotunda a la máxima «la letra con sangre entra»:

Las correcciones serán proporcionadas a la edad de las niñas,cuidando la maestra de hacerlas antes por medio del consejo, amo-nestación y reprensión que del castigo, el cual sobre convenir poco ala tierna e inocente edad de las educandas sería de más daño que pro-vecho a la enseñanza. Si no bastase la amonestación se podrá castigara las niñas con la privación del esparcimiento, pero de ningún modo

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con golpes, ni otro castigo corporal, que tengo por dañoso e inúti.(RUIZ DE LA PEÑA, 1995: 291).

Lo cierto es que estas disposiciones testamentarias para lacreación de una escuela para niñas desfavorecidas encajan perfec-tamente dentro del ideario ilustrado español de la época, pues,como explica Ruiz de la Peña:

En el caso de las niñas debe insistirse en que se trataba másde formar mujeres virtuosas capaces de llevar adelante la adminis-tración doméstica y ser ejemplo para los futuros hijos delmatrimonio, que de proporcionarles instrumentos de cultura bási-cos para su desenvolvimiento social posterior; lo había expresadomuy bien Campomanes ante la Sociedad Económica Matritense de1775: «de todos los medios que un sabio legislador puede poner enplanta para mejorar las costumbres y conservarlas en su decoro, esseguramente la educación de las niñas, que un día han de ser ma-dres de familia, la más importante, pues ambos sexos reciben lasprimeras impresiones de las advertencias y del ejemplo de sus ma-dres» (RUIZ DE LA PEÑA, 1995: 289).

El último testamento de Josefa de Jovellanos data del 5 de ju-nio de 1793, tres días antes de ingresar en el convento. En él reiteraque «por lo tocante a las Escuelas de Niñas dejo dicha fundación ensuficiencia, y encargo a dichos señores procuren con el mayor an-helo su establecimiento y subsistencia» (RUIZ DE LA PEÑA, 1995: 293).De hecho, poco después de convertirse en agustina recoleta –adop-tando el nombre de Josefa de San Juan Bautista–, se creará la«Enseñanza caritativa de Nuestra Señora de los Dolores», que ellahabía dejado diseñada en sus disposiciones testamentarias. Aunquesu intención era dejar la escuela y la administración de sus rentas alcuidado del convento, su hermano Gaspar Melchor le aconseja queincluya en el patronato un representante de la villa, así como al di-rector del Instituto, apuntando asimismo la necesidad de mejorar larenta de la maestra y de dejar «señalada la inversión del fondo endotes para las niñas, o en aumento de número» (JOVELLANOS, 1985-a:582). Sin embargo, el Ayuntamiento de Gijón va a trastocar los pla-

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nes de Jovellanos, pues no va a aceptar la cesión ni las cargas de losbienes de su hermana. La reacción del convento es también similar,pues aunque quieren los bienes de la fundadora de la escuela, re-chazan asumir las cargas de la fundación. Pero, a pesar de todos loscontratiempos, la Escuela de niñas va a estar terminada y funcio-nando el 20 de octubre de 1794, como explica Jovellanos en una cartadirigida a Carlos González Posada:

[…] mi hermana la monja ha fundado una escuela de caridad para laenseñanza de 24 niñas huérfanas, con fondos para dotar una de ellascada dos años, la cual está abierta y corriente desde el pasado, habién-dose hecho de tres pequeñas una casita decente para esta enseñanza,frente a las ventanas de mi cuarto (JOVELLANOS, 1985-a: 103).

Jovellanos, al igual que otros ilustrados del Siglo de las Luces,opinaba que encerrar a damas instruidas y piadosas en un conventosuponía una terrible pérdida para la sociedad, que, de otro modo, po-dría beneficiarse del ejemplo y de las buenas obras de caritativas damascristianas, como su hermana. Él conocía perfectamente y apreciaba pro-fundamente el elevado nivel cultural de Josefa y su enorme interés porla educación. De hecho, él era un acérrimo defensor de las mujeres10

como educadoras a quienes «toca formar el corazón de los ciudada-nos», y las anima a realizar esa labor en los siguientes términos:

Inspirad a ellos aquellas tiernas afecciones a que están uni-dos el bien y la dicha de la humanidad; inspiradles la sensibilidad,esta amable virtud, que vosotras recibisteis de la naturaleza, y queel hombre alcanza apenas a fuerza de reflexión y de estudio.Hacedlos sencillos, esforzados, compasivos, generosos; pero sobretodo hacedlos amantes de la verdad, de la libertad y de la patria, […]recompensa y consolación de vuestros afanes, gloria de sus familias,dignos imitadores de vuestro celo y bienechores de la nación(JOVELLANOS, 1978: 193).

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10 Para más información a este respecto, véase el artículo de E. JuncedaAVELLO (1990) titulado La mujer en Jovellanos.

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Jovellanos confiaba en la diligencia y buen saber hacer de suhermana hasta el punto de encargarle que velara por sus asuntos enAsturias mientras él se hallaba en el destierro, en el castillo deBellver. Curiosamente, algunos son asuntos relacionados con as-pectos educativos: «la tutela de la señorita Manuela Blanco Inguanzoy el último arreglo de la escuela gratuita de primeras letras para ni-ños pobres que establecí provisionalmente como fideicomisario delseñor abad de Santa Doradía» (JOVELLANOS, 1985-b: 72)11.

Y es que Jovellanos era consciente de que Josefa era una mu-jer extraordinaria. Y ésa fue precisamente la conclusión a la quellegué tras haber indagado en la biografía de una mujer de rompey rasga, que conoció muy pronto el sufrimiento –quedando viuday perdiendo a todos sus hijos–, que buscó alivio para su corazón enuna relación sentimental12 a la que se opuso su familia por motivosde posición social, y ella, como toda una señora, asumió su papelde gran dama y sacrificó su felicidad personal en aras de no dis-gustar a los Jovellanos. Josefa volvió a buscar ese alivio interior, estavez en el recatado retiro y tranquilidad de un convento, y, una vezmás, su decisión no logró complacer a los suyos, que volvieron aoponerse. Pero ella no consideró que su comportamiento fuese en-tonces reprochable, por lo que profesó como monja agustina recoletaa pesar de los pesares. Pues bien, esta gran dama, que hubo de ca-pear tantos sinsabores en su vida personal, mostró siempre unmismo empeño: mejorar la situación de aquellas mujeres de clasesmás desfavorecidas, llevando consuelo a las que lo necesitaban ytransmitiéndoles la educación necesaria para que mejoraran su ca-lidad de vida. Y esa preocupación por instruir a las de su sexoestuvo presente incluso en sus disposiciones testamentarias, en sudeseo de que se crease una escuela para niñas.

Como docente, ha sido para mí muy gratificante indagar enla fascinante vida de esta mujer, y un enorme placer el haberles

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11 «De Jovellanos a su hermana Josefa de San Juan Bautista», Real Castillode Bellver, 3 de julio de 1804 (Carta Nº 1.371).

12 Para más información al respecto, véase Xuan Carlos BUSTO (1997: 22-24), y Carta Nº 100 «De Jovellanos a su hermana Josefa, de 5 de mayo de 1781»,Obras completas, Tomo II.

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dirigido estas palabras en homenaje a esta gran señora, promo-tora de la educación femenina en el siglo XVIII, en Asturias, y,concretamente, en Gijón, que fue Josefa de Jovellanos. ¡Muchasgracias!

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34 Boletín Jovellanista V - 2004. María José Álvarez Faedo

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Jovellanos y la música de su tiempo*

por Vicente Cueva Díaz

Muchas gracias, señor presidente del Foro Jovellanos por tan ca-riñosas palabras de bienvenida.Excelentísima señora alcaldesa de Gijón, doña Paz Fernández

Felgueroso; ilustrísima señora doña Mercedes Álvarez, concejala deCultura; ilustrísimo señor don Jesús Menéndez Peláez; señores pa-tronos del Foro Jovellanos; señoras y señores:

Antes de pasar a exponer el presente estudio sobre Jovellanosy la música de su tiempo, elaborado al hilo de la peripecia vital delinsigne e ilustrado patricio asturiano, permítanme, y a modo de in-troducción, pedir a Vds. perdón por la osadía de presentarles untrabajo acerca del hombre sobre el que, en esta común patria chica seha dicho, en profundidad, todo o casi todo: «Jovellanos, el esta-dista», «Jovellanos y la cultura», «Jovellanos y la minería», etc., etc.No en vano estamos hablando de la figura más noble que engendróla Ilustración española, la 1a más grande del siglo XVIII, salvo la ge-nial de Goya; «la mejor cabeza de la España dieciochesca» enpalabras del filósofo Julián Marías1.

* Conferencia pronunciada el día 3 de agosto de 2004 en la colegiata deSan Juan Bautista de Gijón.

1 MARÍAS, Julián. Discurso. Jovellanos, concordia y discordia; pág. 36.

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Creo, sin embargo, que poco se ha dicho sobre Jovellanos y laMúsica o en relación al panorama musical de España y resto deEuropa en el siglo XVIII y más concretamente entre los años 1744,fecha de su nacimiento y 1811, fecha de su muerte.

Y éste va a ser el objetivo de mi exposición de la mano denuestro prócer asturiano y siguiendo un orden cronológico de fe-chas importantes o significativas en su vida, en su cursus honorum yde nombramientos y desempeño de cargos en la política españoladel siglo XVIII, veremos qué músicas se hacían y qué compositoresprestaban esplendor cultural, mediante este noble arte, en este pe-riodo histórico.

En cuanto a las implicaciones personales y a la incidencia de lamúsica en la formación humana y cultural de nuestro admirado pro-hombre, encontramos escasos referencias.

Alguna sí y muy curiosa. Sorprendente, la primera de ellas.Se refiere a circunstancias especiales que acompañaron su naci-miento. En la noche del 5 de enero de 1744, mientras su madre,doña Francisca Apolinaria, hija de los marqueses de San Estebandel Mar, estaba dando a luz a su décimo hijo, varón, a quien en re-cuerdo de la festividad del día sus padres bautizan con el nombrede Baltasar Gaspar Melchor y María, el mar bate rítmicamente susaguas sobre los acantilados próximos y este cordial latido univer-sal, «como si se tratase de una orquestación singular, quisieseseñalar que ese parto tenía algo de especial y que ese hijo no habríade ser uno más»2.

Seguramente ese rítmico latido, que envolvió y acompasó ellatido del corazón de la madre, influyó en la constitución de nuestrohombre, aportándole un temperamento equilibrado, ecuánime yprudente que, junto con su destacada inteligencia y formación, hi-cieron de él un gran hombre.

Otras referencias aparecen esta vez relacionados con aspectosfolklóricos de su tierra natal. En 1757, en los meses estivales, tras sumarcha a Oviedo para iniciar sus estudios eclesiásticos, a los 13años, de regreso a Gijón, para pasar las vacaciones de verano, en es-

36 Boletín Jovellanista V - 2004. Vicente Cueva Díaz

2 FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, Manuel, Jovellanos, el patriota. Espasa-Forum, 2001,págs. 40-41.

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tos meses de estío en que Asturias se despereza y va encendiendosus interminables series de romerías, nuestro estudiante adolescentese incorpora y participa de la alegría general. «Cerca de la ermitasuena la gaita, mientras las parejas bailan, y al volver de la romería,en las noches cálidas de agosto, se oyen los cantos de mozos y mo-zas: El Carmen, San Roque, San Timoteo, Sta. María de Riégala y, enmedio de ellas, las fiestas de La Virgen de Agosto»3.

Así también tras su nombramiento de alcalde de Casa y Cortede la villa matritense y académico de las reales academias de laHistoria, Bellas Artes de san Fernando y Española, cuando es comi-sionado por el Consejo de Gobierno para ir a León y a Asturias. Enconcreto, aquí en su tierra, para la inauguración de la calzada entreOviedo y Gijón. ¡Y cómo estar en su amada Asturias, la de las ro-merías entrañables, sin unirse al general regocijo de chiquillos ymayores!. «Se reza al santo y, al son de la gaita, se canta y se baila».

El mismo Jovellanos nos cuenta en sus Diarios4 su participa-ción en otras «fiestas entroncadas en el folklore asturiano»: el cultivodel maíz, con la «esfoyaza»5, en 1790 cuando fue a inspeccionar lasposibilidades carboníferas de las minas asturianos. Y cuando parti-cipó en la fiesta de la vendimia, en la Asturias Occidental, en Cangasde Tineo, en donde, «si el tiempo lo autoriza, se celebran convites,bailes y canciones».

Otros datos importantes, reseñados por el catedrático deLiteratura Española de la Universidad de Oviedo y gran especia-lista en investigación jovellanista a lo largo de muchos años, JoséMiguel Caso González, en su libro biográfico sobre Jovellanos, nosdesvela la incidencia de la música en la vida cotidiana del mismo.Su hermano Alonso, nacido en 1741, que, tras la muerte de Miguel,hereda los derechos de mayorazgo, «entre otras prendas, bailabamuy bien y tocaba extraordinariamente el violín»; al menos eso afir-maba don Gaspar6.

Jovellanos y la música de su tiempo 37

3 Ídem, pág. 44.4 JOVELLANOS, Gapar. Diarios de Jovellanos. Selección y prólogo de Julián

Marías. Madrid. Alianza Editorial, 1967, T. III, pág.13.5 FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, Manuel. Op. cit., pág 140.6 CASO GONZÁLEZ, José Miguel. Op. cit., pág. 15.

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Y, en su etapa estudiantil, el bachiller en cánones por laUniversidad de Alcalá de Henares, Gaspar Melchor de Jovellanos,«sin faltar a su obligación primera […] conferencias y ejercicios li-terarios […] una voz sonora, clara y entonada le llamaba a imitar lasarias y sequicillas de María Ladvenant, acompañándose de una gui-tarra». Esto refiere el profesor Caso González, tomándolo, a su vez,de otro biógrafo de Jovellanos, Carlos Benito González de Posada7.«No se trata de simples casos frívolos –sigue Caso González– sinode aspectos que tienen importancia». Si imitaba a la famosa actrizera porque Jovellanos pasaba temporadas en Madrid donde asistíaal teatro «[…] divertía a sus colegas imitando las arias y seguidillasde la actriz al son de una guitarra […] guitarra que volveremos aencontrar en el castillo de Bellver, casi cincuenta años más tarde».A este castillo subía un maestro de música a dar lecciones al ama-nuense de don Gaspar en aquellos tremendos años de encierro.Entre 1766 y 1.806 esta guitarra, sin duda, le acompañó en Sevilla,en Madrid o en Gijón, para tocarla y cantar seguidillas andaluzas otonadas asturianas8.

Rompiendo las normas clásicas preestablecidas, el barroco,con su gusto por lo recargado y ornamental, irrumpió en la culturaeuropea del siglo XVII y, al menos en la primera mitad del sigloXVIII. Este periodo histórico se define como la época «rococó». El«rococó» es también un estilo de vida. Su ideal: un hedonismo ba-sado en el triunfo de los sentidos. En las relaciones sociales triunfael libertinaje y el escepticismo. La corte de Luís XV refleja la deca-dencia moral de una época que hace que, a lo lejos, se perfile lasombra de la guillotina.

Los reyes borbónicos, que además de haber heredado de Ver-salles el gusto por la música en su aspecto más ornamental, estabanprofundamente ligados al reino de Nápoles por ser territorio his-pano, trajeron a España la intensa vida musical, que alcanzó en elambiente cortesano y aristocrático un grado importantísimo. No ha-

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7 GONZÁLEZ DE POSADA, Carlos. «Memorias para la biografía del señorJovellanos», en De Ilustración e ilustrados, pág. 172. Instituto de Estudios del sigloXVIII. Universidad de Oviedo, Oviedo, 1988.

8 CASO GONZÁLEZ, José Miguel, op. cit., pág. 24.

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bía si salón sin música, en donde anfitriones e invitados, lógica-mente ilustres señores y aristócrátas, eran a su vez los propiosínstrumentistas: arte para iniciados, arte de gabinete, incomprensi-ble para el pueblo.

En esta España de finales de la primera mitad del siglo XVIII,donde ya se vislumbra la agonía del «rococó», nace Gaspar Melchorde Jovellanos en la villa de Gijón, donde transcurren sus primeroscorreteos y juegos de infancia: ante la casona familiar, ante el palaciode Revillagigedo o ante los muros de la vieja colegiata del siglo XV.Más tarde, a sus 12 años, paseará sus sueños adolescentes por elviejo Gijón, barrio de sabor marinero, de pescadores: el barrio deCimadevilla.

En 1746 muere el rey Felipe V, el primer monarca español de ladinastía borbónica, subiendo al trono su sucesor Fernando VI, quienauxiliado por su esposa, la portuguesa Bárbara de Braganza –trasla Paz de Aquisgrán, que cerraría en una penosa guerra heredadade su antecesor–, hace suyo el lema de los ilustrados: huir de la gue-rra como del fuego y mejor fundar ciudades nuevas que conquistaruna ajena. Esto hace que España disfrute de tiempos de paz yJovellanos, en Gijón, respira una paz provinciana dentro de una paznacional.

En el ámbito cultural, España, tras una etapa de «extranjeri-zación» con la llegada al trono de Felipe V, en la que casi perdió suidentidad en la búsqueda de la ilustración y la modernidad, la his-toriografía musical la ha interpretado como la coronación final del«italianismo». Los músicos italianos, con sus óperas, comienzan ainvadirnos y la música nacional pierde calidad poco a poco influidopor lo italiano. Se modifica la dramaturgia de comedias y zarzuelasal sustituir una estructura musical arraigada en el par «Estribillo-Coplas» por la propia del estilo operístico con la introducción dearias y recitativos. Los españoles escriben óperas italianas, peroqueda el rescoldo de las músicas para los espectáculos teatrales tí-picamente españoles: los entremeses, bailes y mojigangas de bajocalidad musical. Poco a poco va siendo obligado que estas obrasmusicales tengan un pequeño argumento y se intercale en los inter-medios de las piezas teatrales habladas. Surge así en la segundamitad del siglo XVIII la «tonadilla escénica».

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La reacción aristocrática que supone el estilo «rococó» tienesu contrapartida musical en el llamado «estilo galante» y en la«ópera seria», último referencia del «barroco».

Partiendo del estilo galante la nueva estética que surge de laideología y cultura propia de la burguesía europeo, clase social pro-gresista, que no se contenta con imitar las costumbres de laaristocracia, surge la «ópera cómica» u «ópera bufa», que fue obrade los enciclopedistas. Asistimos al nacimiento de la música comoespectáculo comercial, desarrollándose la ópera bufa y el conciertono ya en los salones cortesanos, sino que va a promoverlo un em-presario para divertimento del público9.

Así pues parece que la música española queda muy poster-gada en este «siglo de las luces», en que los monarcas hacen veniro su servicio figuras italianos de primer rango, que llenan el ámbitomusical del salón cortesano: Haydn y Boccherini, más influyentesque Domenico Scarlatti, pese a su larga estancia madrileña (desde1729 hasta 1757).

Su influencia es muy notable en los compositores de la se-gunda mitad del siglo XVIII, que cultivan con asiduidad la músicainstrumental de cámara. Esta generación en la que destacan el pa-dre Antonio Soler, Blasco de Nebra, Manuel Canales y otros muchos,ya pertenecen a otra estética musical: la del estilo galante, que pre-para el clasicismo del siglo XVIII.

Mientras Jovellanos cursa sus primeros estudios en su Gijónnatal, un músico alemán (nacido en Eisenbach) probablemente elmejor compositor de todo la historia de la música, que, junto conHaendel, condensa en su producción musical todo el desarrollo ysignificado de la primera mitad del siglo XVIII, alcanza en estosaños su más alta cima de creación musical con la segunda partedel Clave bien temperado; las Variaciones Canónicas para órgano; laOfrenda musical dedicada a Federico II de Prusia y el Arte de laFuga. Nos estamos refiriendo, claro está, al gran Johann SebastiánBach.

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9 Para ampliación y conocimiento en detalle de todos estos aspectos, in-teresante el libro de Malcolm BOYD y Jun José CARRERAS: La música en España en elsiglo XVIII. Cambridge University Press. Madrid, 2000.

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Ya antes había compuesto obras tan celebradas como lasVariaciones Golberg y la Suite Orquestal representativa del arte musi-cal alemán del siglo XVIII, y como parte integrante de la misma, unade las danzas más populares del barroco: el minueto, danza obli-gada en cualquier ceremonia musical de este siglo. Al igual que elrondó, danza fundamental en la música culta europea. Muere J. S.Bach en Leipzig en 1750.

En 1749, cuando aún Jovellanos no ha cumplido los cincoaños, el máximo representante del barroco inglés, Georg FriedrichHaendel, escribía su Música para los Reales Fuegos Artificiales, obrapuramente instrumental Organista en Halle (Alemania), su ciudadnatal y en Hamburgo, a partir de 1706 comienzo un peregrinaje portoda Europa, lo que le permitiría conocer a las personalidades mu-sicales de cada país y asimilar las distintas músicas. En Italia las deCorelli, Scarlatti y Vivaldi.

Tras el éxito de sus primeras óperas viaja a Londres, donde seinstala definitivamente en 1719.

En 1756, nace en Salzburgo, Wolfgang Amadeus Mozart. Eltránsito ideológico potenciado por la Ilustración y que se encarnaen la Enciclopedia, se traduce musicalmente en una estética neoclá-sica, que exige el triunfo del arte sobre las miserias y sufrimientosde la vida real, la cual se expresa con sus mejores perfiles, especial-mente en la obra de Mozart; pero el siglo de la Ilustración es un sigloviolento, sanguinario y cruel y ello influye en sus últimos obras. Hayen su música un aliento emocional que empieza a querer despegarseya del clasicismo. Esto resulta patente en las tres últimas sinfoníasasí como en las óperas: La Clemencia de Tito y La Flauta Mágica. MuereMozart a los 35 años cuando había compuesto alrededor de ocho-cientas obras.

Cuando Jovellanos cuenta 13 años, marcha a estudiar aOviedo bajo la tutela del prelado ovetense Manrique de Lara.Comienza su carrera eclesiástica reinando todavía Fernando VI. Elestudio de los clásicos ocupa su tiempo.

En este mismo año muere en Madrid el músico italianoDomenico Scarlatti aposentado en esta ciudad desde 1729. La pautaque le marca su padre, Alessandro, le lleva al mundo de la ópera y alórgano. Presta servicios a Joao V, rey de Portugal, como maestro de

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capilla y preceptor de los príncipes y cuando Mª Bárbara de Braganzase casa con Fernando VI de España, entonces príncipe de Asturias,viene Scarlatti a España como profesor de música de la reina.

Reside durante unos años en Sevilla, en Granada y Serraníade Cádiz, lo cual le puso en contacto con la música popular, permi-tiéndole imitar la melodía de las tonadas que cantaban carreteros,muleros y gente corriente.

Ya en Castilla se desplaza con la Corte por los diferentes SitiosReales: Aranjuez, La Granja, El Escorial y Madrid. Y en Madrid, enel Palacio del Pardo y el Buen Retiro.

La obra musical de Scarlatti, de extraordinaria calidad, esprácticamente desconocida. Su puesto de profesor de la reina impi-dió que siguiera creando música religiosa o para el teatro.

Su música, de inspiración popular, pero de gran refinamientoestilístico, se plasma en sus casi quinientas sonatas para tecla. Comointérprete, era tan bueno en los instrumentos de tecla como Haendello era en el órgano.

En 1758, Jovellanos deja Oviedo después de recibir la primeratonsura de manos del obispo ovetense Manrique de Lara10. Marchade Ávila, en donde bajo la protección del prelado asturiano Velardey Cienfuegos, continúa sus estudios en la universidad.

Al año siguiente inicia su reinado Carlos III. Y en este mismoaño, el 14 de abril, muere en Londres G. F. Haendel.

Dos años después, cuando en 1761 Jovellanos recibe de ma-nos de Velarde y Cienfuegos su primer beneficio eclesiástico, que lepermite dedicarse de lleno a los estudios, graduándose bachiller ylicenciarse luego en leyes y cánones, el compositor austriaco FranzJoseph Haydn, de la «escuela de Viena», entra al servicio del prín-cipe Esterházy, desarrollando su actividad como compositor deóperas y sinfonías hasta 1790 en que después de visitar las princi-pales capitales europeas, regresa a Viena, en donde reside hasta sumuerte.

Huyendo del manierismo precedente y del estilo «rococó»,utilizó la forma para expresar su creatividad apasionada. Sus obras

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10 ARTOLA, Miguel, «Estudio Preliminar I», en Obras de Jovellanos; pág. IX.

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son el mejor exponente del equilibrio clásico, siendo el esquema so-nata su gran aportación a la historia de la cultura.

Conoció a Mozart, al que le unió una sincera amistad y fueprofesor de Beethoven, del cual se dice que en el estreno del orato-rio La Creación, en 1808, bajo la dirección de Antonio Salieri, estabasentado en las primeras butacas y levantándose, lleno de emoción,besó las manos de Haydn que asistía al estreno de su obra.

Reinando ya Carlos IV en España, la actividad musical en lossalones aristocráticos no se limitaba sólo a Madrid. Entre las pro-vincias de mayor actividad hemos de citar a Cádiz, en donde elmarqués de Ureña y el de Méritos monopolizaban en sus salones lavida artística de la ciudad. Ambos se carteaban con Haydn, por loque parece lógico que saliera de Cádiz el encargo de las Siete pala-bras de Cristo en la Cruz11.

Nacido también en 1761, en Castelltersol (Barcelona), quierodestacar al compositor y clavecinista español José Gallés, de quien seconservan algunas obras para clavecín o piano, especialmente vein-titrés sonatas. Murió en Vich en 1836.

En 1763 Jovellanos es promocionado, por ser buen estudiante,para el Colegio Mayor de S. Ildefonso en la Universidad de Alcaláde Henares con una beca de canonista.

Entre 1764 y 1766 completa su formación universitaria enAlcalá. Bachiller en Cánones, ejerce como profesor sustituto en lasAulas de la Universidad Alcalaína.

En 1764, cuando Mozart da un golpe de gracia a la música ba-rroca con la composición de sus primeras sinfonías con 8 años deedad, y cuatro más tarde, con 12, sus primeras óperas (Bastian yBastiana), muere en París Juan Felipe Rameau, representante del ba-rroco francés, continuador de Lully, autor de grandes óperas yballets del gusto de la Corte de Luis XIV.

El 23 de Marzo de 1766 ocurre, en Madrid, el motín del pueblocontra el ministro de Carlos III, Esquilache. La familia real se refugiaen Aranjuez y el rey se ve obligado a destituir al ministro.

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11 Del discurso del académico, excelentísimo señor don Juan Antonio RuizCasaux y L. de Carvajal, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, enel acto de recepción pública el 22 de noviembre de 1959.

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La inquietud general alcanzó al Principado de Asturias yJovellanos, que al cierre de las aulas en la universidad en las vaca-ciones estivales, había marchado a reunirse con su familia, decidevolver. Comenzó a tener noticia del movimiento ilustrado que contanta fuerza se estaba desarrollando en la Europa Occidental.

Vuelve, pues, Jovellanos a la Universidad de Alcalá. Se pre-senta a oposiciones de la cátedra de cánones, pero es rechazado.Marcha entonces de Alcalá y aspira a una canonjía de la catedral deTuy, al decir de su amigo Cean Bermúdez (o la de Mondoñedo, se-gún su también biógrafo Posada)12. Pero, a su paso por Madrid, susparientes los marqueses de Casa Tremañes y el duque de Losada leaconsejan que abandone el camino de la iglesia por el de la toga. El31 de Octubre de 1767 es propuesto al Rey Carlos III el nombra-miento del patricio asturiano para desempeñar el puesto de alcaldedel crimen de la Real Audiencia de Sevilla. El rey firma su nombra-miento cuatro meses más tarde.

Un año antes muere en Hamburgo Jorge Felipe Telemann y elitaliano Giacomo Brunetti entra al servicio de la corte española.Brunetti, quien entró como violinista, fue una de las figuras desta-cadas en la vida musical de España. Compartió el mismo destinoque su mecenas Carlos IV: ser un personaje de la leyendo negra quetraza la decadencia de la monarquía española tras el reinado es-plendoroso de Carlos III.

Llega entonces Luigi Boccherini a la corte de Madrid.Compositor de cámara alservicio del infante don Luis (hermano deCarlos III), a la muerte de aquél, Boccherini recibe protección de losbuques de Benavente-Osuna y del Rey Federico Guillermo II dePrusia, gran aficionado al violoncello. De su estancia en Madrid que-den huellas en su obra, en el recurso a la música popular española,a los bailes andaluces (fandango, tiranas) y en las composicionespara guitarra.

Pese a su aislamiento español, su música está siempre pre-sente en los mercados musicales de Europa central.

Ahora creo interesante incluir en «anexo complementario» da-tos relevantes que corroboran que la corte española del siglo XVIII

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12 CASO GONZÁLEZ, José Miguel. Op. cit., pág. 27.

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era uno de los centros culturales de mayor actividad musical. En lacorte y en los salones aristocráticos, en donde los intérpretes erangrandes señores que disponían, como es lógico, de magníficos ins-trumentos, los mejores «stradivarius», «amatti», «stainer», etc.

Antonio Stradivarius, nacido en Cremona en 1644, fue el cons-tructor de violines italiano considerado desde finales del siglo XVIIIcomo el más importante.

Aprendió su arte de Nicolás Amatti, construyendo su primerviolín en 1666. Entre los años 1687 y 1696 el genial luthier habíaconstruido un conjunto instrumental para la corte de España similar,salvo en la ornamentación, al que había construido en 1690 para lacorte de Cosme III de Médicis, gran duque de Toscaza. Como estaregión pasó temporalmente a manos de un infante de España, es na-tural que Stradivarius quisiera ofrecer un conjunto similar a la corteespañola.

En Julio de 1702 Felipe V va a Cremona y Stradivarius leofrece personalmente dicho conjunto, que el rey no rechaza peroque, por divergencias políticas, las autoridades municipales se opo-nen a su entrega.

Como existían violines «amatti» y otros más antiguos bella-mente decorados, Stradivarius quiso demostrar que él tambiénpodía competir en esta clase de trabajos y así, entre otros, creó elquinteto de instrumentos pintados e incrustados destinados a lacorte española. Excelente dibujante, él mismo creó bellos y fantás-ticos motivos de una perfección extraordinaria: flores, frutos yarabescos. Unas veces pintados en negro; otras, los incrusta enébano y marfil.

Nunca se desprendió de este quinteto, que conservó hasta sumuerte en 1737. Tras muchas vicisitudes, en 1755 son llevados deMadrid y ofrecidos al príncipe don Carlos.

Desde entonces figuran en la Real Cámara de Música eInstrumentos de Arco de la corte de España, creada por Carlos III ainstancias de su hijo, a quien quiso satisfacer.

Varios de estos instrumentos desaparecen en 1813, con oca-sión de la Guerra de la Independencia, en el equipaje del Rey JoséBonaparte. Entre ellos las dos violas del juego ornamentado. De es-tas dos violas, la contralto ha sido recuperada en 1951 por las

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gestiones del excelentísimo señor don Juan Ruiz Casaux, miembronumerario de la Real Academia de Bellos Artes de San Fernandodesde 1959 y uno de los más grandes violonchelistas del siglo XX,conservador de estos instrumentos en el Palacio Real de Madrid.

Un músico que no podemos dejar de mencionar, pertenecienteal periodo inmediatamente posterior al barroco, el «periodo ga-lante», es el padre Antonio Soler.

La información biográfica que existe sobre el padre Soler pro-viene de la necrología recogida en las memorias sepulcrales y en lasactas capitulares del monasterio de los Jerónimos de san Lorenzode El Escorial. Nació en Olot (Cataluña) en 1729 y recibió educaciónmusical en el monasterio de Montserrat. Llegó a El Escorial comoorganista y novicio en 1752 y un año después fue ordenado sacer-dote. En las memoria sepulcrales se elogia su «buen porte yproceder» y la «mucha aplicación en sus estudios musicales».

Las investigaciones del siglo XX encuentran un contraste re-levante entre la imagen del monje piadoso de El Escorial y elcompositor de sonatas para teclado. La correspondencia que man-tuvo con don Pedro de Alcántara, duque de Medina-Sidona ygrande de España y desde 1755 decimosegundo duque de Alba, esrealmente informativa sobre el padre Soler. Sorprende su tono per-sonal y audaz, aunque sospechoso. Solicitó del duque su influenciapara ser nombrado maestro de música de la princesa de Asturias,Mª Luisa de Parma, pero el duque tenía en mente para él otra tareade menor categoría: la formación de un joven a quien estimaba mu-cho. El padre Soler aceptó ser su maestro en los siguientes términos:«[…] y que si a mí me llamaban “el diablo vestido de fraile”, tendréparticular gusto en que este diablillo salga mayor diablo»; pero, esosí, sin dejar de reclamar al duque pequeñas y continuas recompen-sas de tipo material: tabaco de la Habana, chocolates, pañuelos yhasta un reloj.

La correspondencia entre el padre Soler y el duque deMedina-Sidonia revela un Soler avaro, egoísta, sarcástico y mani-pulador.

De entre sus obras (sonatas y conciertos para diversos instru-mentos) destacamos su «fandango» en re menor, con el que Soler seinscribe en la lista de los grandes compositores: Gluck, Mozart,

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Boccherini, Albéniz, Granados, Falla, que dejaron desbordar su fan-tasía en esta típica danza española.

Entre 1768-1778 Jovellanos vive su década sevillana.La paz de París puso de manifiesto la debilidad con que

Carlos III iniciaba su andadura. El presidente del Consejo deCastilla, conde de Aranda, iba a imponer un estilo que pondría fin ala etapa napolitana de la primera parte del reinado de Carlos III.Jovellanos, como alcalde del crimen de la Real Audiencia de Sevilla,parte para la primera ciudad de Andalucía. Subyugado ante la be-lleza de la ciudad y sus monumentos (catedral, Giralda, barrio dela judería…) y el encanto de sus mujeres, el joven magistrado se rin-dió al amor, pero ante todo fue el magistrado con su oficio de alcaldedel crimen. Aún dentro del respeto al sistema, opta por la reformatotal de la administración institucional de la Justicia, humanizandoel trato del reo en las cárceles y pidiendo la supresión de la tortura.

Al término de la década de los 60 nace en Bonn (Alemania) el16 de diciembre de 1770, Luis Van Beethoven, el genio musical re-volucionario entre el clasicismo (representado por Haydn y Mozart),cuyas leyes formales perfeccionó y superó a través del osado des-arrollo de sus temas, y el romanticismo, ampliando la libertad en ellenguaje formal y la mezcla de géneros (poemas sinfónicos y sinfo-nías corales).

Brillante pianista, celebrado por su arte en la improvisación,elabora sus obras al piano después de haber acumulado el materialtemático a lo largo de varios años, apuntado en ajados cuadernos.

A pesar de sus nueve sinfonías y sus vanguardistas cuartetosde cuerda, es el piano el que se sitúa en el centro de su actividadmusical: 5 conciertos y 32 sonatas. De entre ellas mencionamos lasmás populares, pero no exentas de dificultad interpretativa: La nº 8Patética, la nº 26 Les Adieux, la nº 57 Apassionata y la nº 14 Claro deluna De esta última escucharemos el 1er tiempoa.

En 1774 la fama de Jovellanos, como magistrado honrado yhumanitario, llegó a Madrid y el conde de Aranda le asciende a oi-dor de la audiencia sevillana. Tiene entonces 30 años.

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a La presente conferencia se desarrolló con intervalos musicales al hilo desu desarrollo (Nota del editor).

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Frecuentador de la tertulia de Pablo de Olavide, adicto al en-ciclopedismo francés y poseedor de una importante biblioteca,estos años sevillanos fueron fecundos en producción literaria, nofaltando la poesía amatoria, género que admiraba pero que se le re-belaba.

Entre tanto, en 1774 en Viena, es nombrado rector de la CapillaReal el italiano Antonio Salieri. Entre sus discípulos contó conBeethoven y Schubert, Hummel y Listz. Conocido como rival deMozart, pertenece más al periodo clásico, a cuyos postulados per-maneció fiel.

En 1776 algo hace crisis en Jovellanos. Los versos amatorioslos dedicará, a partir de ahora, a cantar lo que para él, era más nobleen la vida: la patria.

Tras la caída del conde de Aranda, Campomanes saca a su pai-sano Jovellanos de Sevilla y le consigue en Madrid la plaza dealcalde de Casa y Corte.

Marcha llorando de Sevilla donde deja amigos y recuerdos im-borrables. A partir de ahora vivirá sólo para su patria.

En este mismo año nace en Bratislava, Johann Hummel,alumno también de Mozart, maestro de capilla de Stutgart y luegoen Weimar. Entre sus alumnos figuran Mendelsohn y Czerni. Comocompositor abordó todos los géneros: ópera, música religiosa y mú-sica instrumental. Gran amigo de Haydn, es Hummel figura puenteentre el clasicismo y el romanticismo.

La fama de gran cultura de Jovellanos le abre las puertos decasi todos las Reales Academias.

Entre 1779 y 1782 es nombrado miembro: de la de la Historia,de la de Bellas Artes de San Fernando, de la Real Academia Espa-ñola, la decana; y es comisionado por el Consejo de Gobierno parair a León, a la toma de posesión del nuevo prior de San Marco y aAsturias, a la inauguración de la calzada entre Oviedo y Gijón.Oviedo le nombra miembro de honor de la Real SociedadEconómica de Amigos del País. El Rey le concede el hábito de ca-ballero de Alcántara y le designa consejero de las Órdenes Militares.

En octubre de 1782 nace en Génova, Nicolo Paganini. A fina-les del siglo XVIII Génova era una ciudad independiente bajo elprotectorado español y en 1791 la tomaron los franceses.

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Virtuoso del violín, compuso 6 conciertos (hacia los años 70del siglo pasado, el gran violinista polaco, nacionalizado mejicano,Henry Szering, nos sorprendió con el hallazgo del nº 7), 24Caprichos para violín sólo, fundamentales en el desarrollo de la téc-nica moderna, y muchos ciclos de variaciones. Era tal su técnicainterpretativa que los críticos de la época coincidían en aseverar laposesión de su alma por el mismo diablo.

Entre 1785 y 1786 compone Mozart dos de sus conciertos parapiano. En este tiempo nace en Eutin, Alemania, Carl Mª van Weber,contemporáneo de Beethoven y Schubert, y con ellos centramos laprimera generación romántica. Fue un gran virtuoso del piano yentre sus obras destacaremos su Invitación al Vals, para piano.Considerado el creador de la ópera romántica, sus títulos El cazadorfurtivo y Oberon obtuvieron éxito triunfal en sus representaciones.Murió en Londres y sus restos fueron trasladados posteriormente aAlemania en 1844.

En 1788, cuando Mozart escribió sus tres últimas sinfonías,muere el rey Carlos III y Jovellanos es encargado de hacer el home-naje a su memoria. El Elogio lo lee en sesión pública de la RealSociedad Matritense el 8 de noviembre. Se inicia el reinado deCarlos IV.

En 1789 comienza la Revolución Francesa.Desde Marzo de 1790, y hasta su muerte en 1809, Haynd es-

cribió sus 12 últimas sinfonías, el oratorio La Creación y LasEstaciones. En este mismo año se inicia la desgracia en la vida y enla carrera de Jovellanos. En su afán de progresía se manifestó endefensa de salarios justos en contra de los que defendían la riquezadel Estado, lo cual provocó la persecución más violenta de laEspaña que no quería ser ilustrada, la España reaccionaria deCarlos IV. Es comisionado (más bien apartado de la Corte) para re-alizar viajes de inspección en Salamanca y toda la cornisacantábrica, llegando al País Vasco en septiembre del 91. Jovellanosya tiene en mente la fundación del Instituto Asturiano de Gijón. EnOctubre regresa a Salamanca visitando los colegios de Alcántara,de Santiago y de Calatrava. Vive a lo reformador pero no olvida vi-sitar a sus amigos. Y como crítico, censura las miserias, intrigas yabusos deshonestos.

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Este mismo año muere Mozart en Viena. Dos meses mástarde, nace, en Pesaro, Joaquino Rossini. Se convirtió en el más des-tacado compositor italiano. Sus óperas Guillermo Tell, El Barbero deSevilla, La Cenicienta, etc. se estrenarían con posterioridad a la muertedel ilustre Jovellanos. En su última etapa, Rossini compone obrasreligiosas y piezas breves para voz y piano («pecados de su vejez»,según él mismo decía).

El 21 de Enero de 1793 fue guillotinado en Francia Luis XVI.En este mismo año Beethoven se traslada a Viena y en Diciembre seinterpreta por primera vez el Réquiem de Mozart. Alemania e Italiasiguen a la cabeza de la música europea.

Y en 1794 Jovellanos tenía 50 años y un gran prestigio, perolos Reyes prefieren a Godoy, cuya frivolidad en la Corte acabaría enlos terribles sucesos de 1808.

En 1794 logra Jovellanos su gran deseo, la fundación del RealInstituto Asturiano de Náutica y Mineralogía, afrontada no comohombre de ciencia sino como humanista, para plantar cara el futuro,y cuyo curso de apertura se celebra el 7 de Enero.

De esta época es su Informe sobre la Ley Agraria, redactado parala Sociedad Económica de Madrid, en el que denuncia la penosa si-tuación del campo español.

En el otoño de 1796 tras recibir noticia de la corte de la decla-ración de guerra a Inglaterra, Jovellanos opta por no moverse deGijón, siendo comisionado para una misión secreta en la empresaque el Estado tiene en La Cavada, dependiente del ministerio deMarina.

Un año más tarde, tras pasar el puerto de Pajares, le sorprendeen Pola de Lena la noticia de que va a ser nombrado embajador enRusia. Esto significa la vuelta de la gracia real. Gijón entero le da laenhorabuena, pero él desfallece ante la idea de partir, cara al in-vierno, a la lejana Rusia, cuando consideraba que ya estabaempezando a traspasar los límites de la vejez.

Pero en los preparativos del viaje recibe un nuevo correo delrey cambiando aquel nombramiento por el de ministro de Gracia yJusticia. Esto suponía formar parte de los cinco que gobernabanEspaña, lo que implicaba mayores riesgos de índole moral que losque hubiera podido sufrir en Rusia o en San Petersburgo.

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El 21 de noviembre, Cabarrús sale a su encuentro y le pintaun cuadro tan sombrío de la Corte y del talante personal de Godoy,que queda sumido en un gran abatimiento.

Tomo posesión de su cargo con la intención de hacer el bien,obtener para el país los mejores beneficios y consolidar el Institutode Gijón.

En 1797 nace en Viena, Franz Schubert, poco antes de queBeethoven se instalara en esta ciudad, y murió allí en 1828, un añodespués que el músico renano. Es un misterio de la historia de lamúsica el que estos dos grandes genios no se conocieran. Y un mi-lagro sólo comparable con Mozart: al morir dejó un catálogo deobras que superó el millar, con sólo 31 años.

Su obra más ambiciosa las sinfonías, las sonatas para piano ysu música de cámara, abordadas según la «forma clásica», no son laplasmación adecuada de la genialidad de su arte. Ésta lo alcanza enlas «formas breves», sobre todo el Lied (La bella molinera, Viaje deInvierno).

En cuanto a la música pianística destacan sus últimas sonatas,improntus y fantasías.

Beethoven y Schubert viven un momento en que la música seva transformando entre las corrientes clasicista y el romanticismopleno. Éste se desarrollaría totalmente en el siglo XIX, conMendelsohn, Schumann, Chopin, Brahms, Uszt, Berlioz y otros.

El 15 de Agosto de 1798, tras ocho meses en el poder, acosadopor las intrigas, se produce la caída de Jovellanos. Su destitución delministerio le supone un gran alivio; cinco días después se encaminaa los baños de Trillo (cercano a Cifuentes) a reponer su quebrantadasalud y a mediados de septiembre vuelve a Gijón, donde ha de en-frentarse al dolor de la muerte de su hermano mayor, su queridoPachín, al reparto de bienes con su cuñada y al dolor por su patria,que había sido invadida por los ejércitos revolucionarios franceses através de las fronteras de Cataluña y del País Vasco. Tiene 55 añosy buen estado físico, a pesar del exceso de excitación nerviosa su-frido durante su etapa ministerial, y tiene ante sí la ilusión deimpulsar su obra educativa a través del Real Instituto Asturiano.

En 1800, año en que Beethoven escribe su 1ª sinfonía,Jovellanos anota en su Diario sus temores centrados en Napoleón y

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el 20 de Enero de 1801 hace una última anotación antes de ser en-carcelado: «Martes 20. Poco sueño. Nubes. Frío». Tal vez un frío queya tenía en el alma por el abandono, desde el octubre anterior, deamigos y contertulios.

El 13 de Marzo, el magistrado Andrés La Sauca, regente de laAudiencia de Oviedo, procedió a su apresamiento, a disgusto conlas órdenes de la Corte. Entre ambos se forjó una buena amistad yprueba de ello es que durante la travesía entre Gijón y la costa ca-talana conducen ambos las anotaciones en el Díarío y cuando el 13de abril Lasauca le entrega a las autoridades militares en Barcelona,éste escribe: «… ambos conducimos este diario… ¡Dénos el Cielo,algún día, el placer de repasarle juntos con la misma buena uniónque le escribimos!».

Se le aloja en el convento de la Merced y al día siguiente se leembarca rumbo a Palma, siendo inmediatamente trasladado a laCartuja de Valldemosa (que 37 años después harían famosa FedericoChopin y George Sand, aún cuando ya podría serio a partir del alo-jamiento del patricio asturiano): es el 18 de Abril de 1801.

Hasta comienzos de 1802 sólo escribe breves apuntes en suDiario sobre su vida en la cartuja, lo cual denota su bajo estado deánimo. Fiel a su señorío, comparte con los benditos frailes su vida«frugal», sus rezos, silencios y la paz conventual. Aprovechó sutiempo ordenando los libros del convento, leyó sus manuscritos y,recogiendo plantas con el religioso boticario, estudió botánica y es-cribió una obra que fue muy útil a la salud pública de aquel país13.Costeó la arbolada avenida que facilitó el acceso al convento.

Sin saber de qué se le acusaba (proceso hubo, pero secreto) so-licitó de Carlos IV la revisión del proceso y entonces el ministroCaballero ordenó el más riguroso encierro en el Castillo de Bellver,donde Jovellanos pasaría seis años en condiciones realmente penosas.

Si para Jovellanos fue cruel el comienzo del siglo, no lo fuemenos para Beethoven. Aquél perdió su libertad y éste se ve sumidoen la sordera más absoluta. Desesperado escribe su Testamento, endonde vierte ideas de suicidio y profunda depresión. A pesar de

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13 CEAN BERMÚDEZ, Juan A. Memorias para la vida de Jovellanos. Madrid, 1814;págs. 85 y 86.

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ello, compone su 2ª sinfonía y sus sonatas para piano Appassionatay Heroica.

En 1803 nace Héctor Berilos, el mayor exponente del roman-ticismo francés, introductor del arte sinfónico de Beethoven enFrancia, pone las bases que tanto influirán en Listz y Wagner. SuSínfonía Fantástica supone un gran paso en el empleo de la orquestamás colorista y grandiosa.

Entre 1803 y 1808 Beethoven compone la 5º y 6ª sinfonías enel apogeo del dominio de la Francia Napoleónica en la EuropaOccidental. Y el propio Beethoven estrenó su Concierto para piano nº4 en Sol M. Op. 58.

En 1804 Napoleón se corona Emperador de Francia y en estemismo año nace el compositor Mijail Glinka, con cuya obra surgela primera escuela nacionalista en Rusia, imperio que logra recupe-rarse del desastre producido por las guerras contra Napoleón.

En 1805 fallece en Madrid Boccherini. Tras la derrota naval deTrafalgar frente a la Inglaterra de Nelson, el fracaso de la política degobierno de Carlos IV es notorio.

En Abril del mismo año Jovellanos escribe a Caballero sobresu triste situación y su quebrantada salud en Bellver. Tiene 61 añosy suplica clemencia a los reyes para que le permitan volver a suAsturias.

Poco después Beethoven escribe la 4ª Sinfonia, los CuartetosOp.59 para el Conde Razumowsky y su ópera FídeIlo, y Jovellanos,elevándose sobre su situación personal en prisión, canta el lugar, es-cribiendo uno de sus trabajos literarios más sugestivos: Descripciónpanorámica del Castíllo de Bellver.

No podemos dejar de reseñar aquí la figura del compositorbilbaíno, considerado el Mozart español, Juan Crisóstomo Arriaga,nacido en 1806 (momento en que Jovellanos se supera a sí mismodentro de la prisión). Murió prematuramente a los 20 años. Sus cuar-tetos alcanzan una perfección haydniana. Autor de música escénicay de una sinfonía que anuncia detalles románticos.

Cuando en 1808 Napoleón exige que el Ebro sea la nueva fron-tera meridional de Francia, estalla el Motín de Aranjuez y comoresultado, Carlos IV abdica en su hijo Fernando (VII) motivando lacaída de Godoy.

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Y en marzo de este mismo año, Haydn, en su 76 cumpleañoshace su última aparición pública en la gran sala de la Universidadde Viena, para asistir a una interpretación de gala de su oratorio LaCreacíón, con Salieri como director.

Una de las primeras medidas del nuevo gobierno español esliberar a Jovellanos. La orden llega a Palma el 5 de Abril de 1808.

Jovellanos, aún en Mallorca, vuelve a La Cartuja a dar graciasa Dios; en tanto, Napoleón nombra a su hermano José rey deEspaña, lo que da lugar en Madrid al alzamiento del 2 de mayo delpueblo español contra los invasores. Y el 3 de mayo se producen losfusilamientos de La Moncloa, registrados pictóricamente con manomaestra por Goya.

La patria está en peligro y Asturias es la primera en organizarsu Junta Provincial, la cual solicita a Jovellanos la represente en laJunta Central, supremo órgano de gobierno de la España nacional.Tiene 64 años y aun con la salud dañada por tanto persecución y so-bresaltos, trabaja como miembro de la Junta Central desde mediadosde septiembre de 1808 al 31 de enero de 1810, en que disuelta éstaJovellanos considera terminada su tarea y solicita permiso para re-gresar a Gijón.

Un año antes, en Hamburgo, nace Félix Mendelssohn (famo-sas sus Romanzas sin palabras y su Concierto para violín). Muere enViena, el 31 de Mayo, J. Haydn, y Beethoven compone su Conciertopara piano nº 5, Emperador.

Al año siguiente, nacen Federico Chopin cerca de Varsovia yRoberto Schumann en Zwickau (Sajonia). Ambos representan la per-sonificación del artista romántico.

El 26 de Febrero de 1810 embarca Jovellanos en la bahía deCádiz con destino a Asturias. Los vientos contarios dificultan la na-vegación y les obligan a desembarcar en Muros (Galicia), donde seve forzado a pasar más de un año, pues Oviedo, Avilés y el propioGijón habían caído en manos francesas.

El 17 de julio de 1811 deja Muros. Por fin, Gijón, el 6 de agosto,que le recibe con vivas al padre de la patria. Vive unos meses de se-renidad, tratando de volver a poner en pie su Instituto Asturiano(«su sueño de una España mejor,»), pero no lo consigue: el 6 de no-viembre, la ofensiva vuelve a poner Gijón bajo los franceses y

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Jovellanos se ve obligado a una última y desesperada huída, queefectuó por mar para mayor seguridad. Pero el Cantábrico es peli-groso en el mes de noviembre. Con dificultad se pudo franquear elcabo de Peñas y tras ocho días hubo de refugiarse en una pequeñaaldea de pescadores: Puerto de Vega.

Como consecuencia, su frágil salud no resiste un fuerte en-friamiento, que se convierte en pulmonía. Y el 29 de noviembre de1811, tras fuerte delirio, muere el gran patricio asturiano con el do-lor de no ver su patria liberada («Nación sin cabeza… ¡desdichadode mí!»).

Coincidiendo con la muerte de Jovellanos, se interpreta pú-blicamente el Concierto para piano nº 5, Emperador de Beethoven, bajola dirección de Schulz.

En este mismo año, nace en Raiding (Hungría, hoy Austria),Franz Listz, el concertista de piano por excelencia.

Y no quiero finalizar sin relacionar aquí al gran patricio astu-riano, figura clave de la Ilustración Española en el siglo XVIII, conel mas grande músico de todos los tiempos: Beethoven.

Jovellanos pugnó durante toda su vida para que la educa-ción, la cultura y el bienestar hicieran al hombre libre y respetuosocon sus semejantes. Beethoven sostenía que la Música es el másalto lenguaje. Y si el lenguaje posibilita el conocimiento, ¿a qué co-nocimiento puede tener acceso el más alto lenguaje de la música?¿El del corazón humano? ¿El de la esencia de Dios?

Jovellanos fue un alma grande que, con su persecución, le ele-varon a la categoría de héroe nacional. Beethoven fue un héroe delsilencio, silencio interior aumentado por su sordera, silencio llenode armonías con contenido, con mensaje de alma grande que creyófervientemente en los principios propugnados por la RevoluciónFrancesa haciendo suyos los del movimiento ilustrado: Igualdad,Legalidad y Fraternidad.

Jovellanos pagó con su vida. Beethoven con el dolor moral dedescubrir que el genio militar, el salvador de la humanidad,Napoleón, fue un auténtico fraude. Tan solo éste, que a sí mismo secoronó emperador, no alcanzó la categoría de héroe al convertirseen tirano, traicionando los sagrados principios de la moral ilustrada.

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OTROS LIBROS CONSULTADOS

Historia de la Música. (Del apogeo del Barroco a Beethoven. T. IV). Acargo de la Sociedad Italiana de Musicología. Edición espa-ñola revisada por Andrés RUIZ TARAZONA.

Historia de la Música. Deutsche Grammophon.La Gran Música paso a paso. PolyGram. C. Internacional del Libro.Disfrutar con la Música Clásica. Guía Básica. Manuel CAPDEVILA.

Península.Historia de la Música. Editorial Codex. S.A. Volumen III. Impreso en

España, 1967.

Relacion de músicos citados

A) Barroco

ALBINONI, Tornrnaso (1671-1750). Barroco italiano.BACH, J. Sebastián (1685-1750). Barroco alemán (considerado la cum-

bre del Barroco).TELEMANN, Jorge Felipe (1681-1767). Barroco alemán.HAENDEL, G. F. (1685-1759). Barroco Inglés.BRUNETTI, Giacomo (1744-1798). Músico italiano perteneciente al

Barroco español.BOCCHERINI, Luigi (1743-1805). Ídem anterior.SCARLATTI, Domenico (1685-1757). Ídem anterior.CAMPRA, André (1660-1774). Barroco francés.COUPERIN, Francois (1668-1733). Barroco francés.DESTOUCHES, André Cardinal (1672-1749). Barroco francés.RAMEAU, Juan Felipe (1683-1764). Barroco francés.

B) Galante

SOLER, P. Antonio (1729-1783).

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C) Clasicismo

HAYDN, Franz J. (1732-1809). Clasicismo alemán.SALIERI, Antonio (1750-1852). Italiano al servicio de la Corte Austríaco.MOZART, Amadeus (1756-1791). Escuela de Viena (da el golpe de gra-

cia al Barroco en 1764. Sus últimos obras tienen cargaromántica).

D) Entre Clasicismo y Romanticismo

BEETHOVEN, Luis van (1770-1827).HUMMEL, Johann N. (1778-1837).ROSSINI, Gioacchino (1792-1868). Ópera Italiano. Arriaga, J.

Crisóstomo (1806-1826). Español.

E) Primera Generación del Romanticismo (Alemán)

BEETHOVEN, Luis v.WEBER, Carl Mª (1786-1826).SCHUBERT, F. (1797-1828).PAGANINI, N. (1782-1840). Romántico virtuoso del violín. Italiano.

F) Segunda Generación el Romanticismo

BERLIOZ, Héctor (1803-1869). Máximo exponente del RomanticismoFrancés.

MENDELSHON, F. (1809-1847). Romántico con gran sentido de laforma clásica. Alemán.

SCHUMANN, Robert (1810-1856). El más fiel representante delRomanticismo Germánico.

CHOPIN, Federico (1810-1845). Junto con Schumann, la personifica-ción del artista romántico. Polaco.

LISZT, F. (1811-1886). Prototipo del artista romántico internacional.

G) Escuela nacionalista rusa

GLINKA, M. (1804-1857).

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Notas sobre la salud física y mental de Jovellanos*

por Joaquín Fernández García y Rodrigo Fernández Alonso

I. INTRODUCCIÓN

Es muy difícil, al día de hoy, poder decir algo original o no-vedoso, tanto de Jovellanos como de su obra1. Sin embargo, nosiempre es imprescindible decir algo nuevo para que lo que se digadeje de ser interesante. Y, en esta línea, nos hemos colocado, susci-

* Parte de este texto, sirvió de base para una conferencia, dada por el doc-tor don Joaquín Fernández García en el patio del museo Casa Natal de Jovellanos(Gijón) el día 30 de enero de 2004. Aquel material reelaborado y ordenado por eldoctor don Rodrigo Fernández Alonso, dio origen a este texto definitivo que apa-rece ahora como artículo en el Boletín Jovellanista, y que gustosamente compartimos.(Nota de los autores).

1 Para el lector interesado cabe destacar las siguientes obras:CASO GONZÁLEZ, J. M., Vida y obra de Jovellanos. Caja de Ahorros de Asturias

/ El Comercio. Gijón, 1993 (2 vols.).CASO GONZÁLEZ, J. M. Biografía de Jovellanos. Adaptación y edición de Mª

Teresa Caso. Fundación Foro Jovellanos del principado de Asturias. Gijón, 1998.ÁLVAREZ VALDÉS y VALDÉS, M., Jovellanos: Enigmas y certezas. Fundación

Alvargonzález / Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias. Gijón,2002.

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tando una cuestión de tanto interés como pudo ser la salud deJovellanos. Aunque el tema ya ha sido estudiado por el ilustre mé-dico naviego Jesús Martínez y otros, concretemos algunas cuestionesen torno al mismo; cuestiones que, llevadas al terreno de la divul-gación jovellanista, estamos seguros les interesarán2.

Esta conferencia, por tanto, es introductoria y aprovechamosla ocasión para decirle al presidente del Foro que estamos dispues-tos a colaborar en asuntos de mayor calado, cual es un ciclo deconferencias sobre la salud de Jovellanos a desarrollar en el año 2005o en años sucesivos.

Por ello, vamos a ocuparnos, sucesivamente, de los siguien-tes asuntos. En primer lugar, de la salud física de Jovellanos en estosaspectos: La herencia, las medidas profilácticas que puso en marchapara evitar la enfermedad y las patologías que Jovellanos padecióen vida así como la causa que le llevó a la muerte. Y, en segundo lu-gar, de la salud mental de Melchor Gaspar en dos aspectos básicos:su personalidad y los padecimientos del ánimo que le sobrevivie-ron durante su vida.

Comencemos por la primera cuestión general; esto es: la sa-lud de Jovellanos y dentro de la misma su salud física, analizandolas variables más interesantes que incidieron en la misma.

II. LA SALUD DE JOVELLANOS

En términos generales podría decirse que Jovellanos gozósiempre de una excelente salud tanto física como mental, lo que lepermitió llenar su vida de trabajos e inquietudes, acumulando car-gos y responsabilidades que no podrían soportar ni un enclenquefísico ni un pusilánime.

Jovellanos, hombre sano y fuerte, llegará a la cincuentena consu historia clínica en blanco, iniciando por aquellas fechas, sus pri-meros quebrantos físicos y morales, que tendrán un fiel reflejo tantoen sus diarios como en su epístolario.

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2 MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, J.: Patobiografía y pensamiento biológico. IDEA.Oviedo, 1966.

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Analicemos, brevemente, su salud física y los aspectos másimportantes de la misma.

II.1. La salud física

No es fácil traer a nuestro mundo a un personaje remoto pormás datos que poseamos tanto biográficos como iconográficos. Enel caso concreto de Jovellanos los datos autobiográficos, a fuer desinceros, ayudan a conocer bastante bien su estado de salud; pero, alaventurarse en el mundo de la iconografía jovellanista, se corre elriesgo de la perplejidad y el desconcierto. De ello, avisaba JulioSomoza con suma claridad. Decía: «Muchos retratos hemos visto dedon Gaspar, copiar al óleo, al pastel, miniaturas, grabados, perfiles,bustos, relieves… ninguno se parece»3. Por ello, para tomar comoreferente de la posible salud física de Jovellanos su iconografía, de-ben seleccionarse las imágenes con mayores garantías; y, seconsideran como tales los retratos o copias de Goya y los bustos re-alizados por don Ángel Monasterio4.

Mucho se ha especulado en torno a Jovellanos, su salud y sutemperamento basándose en la iconografía. Los patobiógrafos di-cen, al respecto, que de acuerdo con la biotipología constitucionalclásica se trataría de un tipo muscular o bilioso. Uno de ellos le atri-buye estas peculiaridades psicofísicas partiendo del biotipo:

La actitud general del biotipo que analizamos es tranquila, se-rena, majestuosa, noble y correcta. El bilioso, sobrio en el gesto ylento en el ademán, escribe posturas cuidadas y comedidas que, le-

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3 SOMOZA, J.: Jovellanos. Nuevos datos para su biografía. Biblioteca de laPropaganda Literaria. La Habana, 1885; pág. 205.

4 Los retratos de Goya y copias de mayor interés son estos:Retrato atribuido a Goya, hecho en 1780. Perteneció a la familia Cienfuegos-

Jovellanos, en la actualidad en el Museo de Bellas Artes de Asturias. Tenía 33-36 años.Retrato hecho pro Goya en Jadraque en 1809. Es el más difundido de Goya

y de autenticidad probada. Tenía 64 años. Propiedad de la marquesa de Villamejor,lo conserva hoy, en Madrid, la vizcondesa de Irueste.

Retrato de don Juan Cónsul, reproducción del primero aquí señalado.

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jos de ser una pose, son una consecuencia de su equilibrio natural.No se abandona cuando se sienta, ni pierde su dignidad cuando ca-mina. La cabeza erguida, formando bloque con el tronco, confiere ala marcha un ritmo solemne que nunca es afectación o estudio5.

Nosotros, sinceramente, creemos en una correlación muy ge-nérica entre los biotipos humanos, el carácter, la personalidad y lamorbilidad tanto física como psíquica de los mismos pero, en tér-minos tan genéricos que estos relatos patobiográficos clásicos,creemos, se pierden en la más absoluta de las imprecisiones. Ensuma, nos sirven para poco a la hora de analizar el estado de saludde un paciente; sobre todo, si éste ya ha fallecido hace siglos.

A nuestro modo de ver, la mejor fuente para conocer el estadode salud de Jovellanos son sus escritos autobiográficos. Veamos, portanto, a la luz de los mismos los datos más interesantes sobre su sa-lud física, comenzando por la herencia.

II.1.1. LA HERENCIA

Entre los padres de Jovellanos había consanguinidad igual ycolateral de sexto grado, que no condicionó anomalías aparentes oclínicamente significativas.

Aunque el matrimonio tuvo doce hijos, sólo nueve rebasaronla juventud alcanzando algunos la edad provecta. La muerte de treshijos en la segunda década de la vida estaba dentro de lo previsibleen una época en la que la mortalidad infantil y juvenil era franca-mente elevada. Pero no hay datos que hagan pensar en tarasfamiliares debiendo considerarse como un hecho aleatorio, casualo fortuito la fealdad de Benita, la primera hermana viva, a la que si-guieron el resto, siendo el penúltimo Gaspar Melchor. La notoriafealdad de Benita fue comentada así, por el propio Jovellanos:

Cuanto agravió la naturaleza a Doña Benita en su figura, quees a la verdad poco recomendable, la favoreció en las dotes de su alma,

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5 MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, J.: Op. cit., pág. 24.

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que son de las más sobresalientes. Su talento y su virtud son en eldía la admiración de la ciudad de Oviedo donde reside6.

Digamos que, se sepa, Jovellanos no recibió, en apariencia, tarasorgánicas reconocibles como heredadas; que, la mortalidad y sobre-vivencia de su familia, entraba dentro de lo previsible en su época; y,que finalmente, algunos de sus hermanos gozaban de una inteligen-cia extraordinaria; tal fue el caso de Alonso, superdotado, guardiamarina, quien falleció en América a los 25 años; y, de Francisco dePaula, capitán de navío y después profesor, director del Real InstitutoAsturiano, fallecido en Gijón a los 55 años de tuberculosis pulmonar.

II.1.2. LOS CUIDADOS PERSONALES: PROFILAXIS DE LAS ENFERMEDADES

En la época en que vivió Jovellanos poco se podía hacer, unavez adquirida una enfermedad grave. La obra del Doctor Tissot, di-vulgada por toda Europa, enfatizaba de modo reiterado laimportancia de la profilaxis en el control de las enfermedades hu-manas7; no nos cabe la menor duda de que tal obra estaba en losanaqueles de la bien nutrida biblioteca de Jovellanos; al menos,existe una clara coincidencia entre algunos consejos de tal obra y loshábitos de Gaspar Melchor. Analicemos, brevemente, algunos as-pectos de los cuidados personales que Jovellanos practicaba paraahuyentar la enfermedad y para confort personal.

II.1.3. LA HIGIENE PERSONAL Y AMBIENTAL

Jovellanos habla de la higiene personal y ambiental cuando laecha de menos, que es en algunos de sus viajes.

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6 Memorias familiares, pág. 205. (Citado por Jesús MARTÍNEZ FERNÁNDEZ enOp. cit. págs. 57-58)

7 Tratado de las enfermedades más frecuentes de las gentes del campo / por Mr.TISSOT, doctor y catedrático en Medicina… Cuarta edición corregida y aumentada…Publicado por orden del Gobierno de Francia y traducido por don Juan Galisteo yXiorro, profesor de Medicina. Con privilegio. En Madrid. En la imprenta de PedroMarín. Año 1781.

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Respecto a la higiene personal, no pide o aspira a grandescosas que se reducen a: baño completo, lavatorio de pies con aguar-diente o agua sola, lavado de cabeza, afeitado, y corte de uñas ycallos.

En sus diarios, la frecuencia de estas elementales medidas hi-giénicas se regulan de acuerdo con el destino del viajero; así, envillas y ciudades de las provincias Vascongadas y algunas deCastilla la Vieja, no suelen transcurrir más de cuatro días, sin reali-zar las elementales tareas de higiene personal; sin embargo, en otroslugares podía mediar un mes y más entre pediluvios sucesivos8.

Quien así se ocupaba de su higiene personal, en cuanto podía,también lo hacía de su vestido; en él buscaba Jovellanos comodidade higiene, pudiendo plegarse los patrones a los dictados de la moda,mientras no amenazasen peligrosamente la salud. Por ello, sin per-der estilo y prestancia y sin renunciar al adorno discreto y de buengusto, los trajes debían confeccionarse conforme a cánones de sen-cillez, comodidad, edad, época del año y género de vida. De esteasunto se ocupó Jovellanos en alguna de sus obras como LasMemorias Pedagógicas y otras9.

Respecto a la higiene ambiental, Melchor Gaspar, como via-jero empedernido, era muy sensible a la calidad de los alojamientosque se le ofrecían al trotamundos. En El Diario de los viajes, dedicamuchos párrafos a la calidad de ventas y posadas que en generaleran: pequeñas, malolientes, incómodas, con mobiliario pobre y ro-pas asquerosas e inmundas, siendo asilo de viajeros, arrieros,pulgas, chinches y toda clase de insectos. Y, lo que aún era peor enmuchas ocasiones: el viajero exhausto y con hambre no encontrabaen aquellos establecimientos, ni comodidad ni los alimentos im-prescindibles, teniendo que agenciárselos muchas veces por su

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8 Para corroborar estas afirmaciones, vid. Diarios, Tomo II, pág. 66 y pags.390-444. En El diario de los viajes, edición de Jesús MENÉNDEZ PELÁEZ, Gijón, 1998, pág.140, el lunes 25 de noviembre de 1793: «pero nada sé de mi gente y ahora envío a sa-ber de ella y del escribano que hace de barbero, porque mis barbas claman por él».

9 Memorias pedagógicas. B. A. E., tomo 87; Reglamento literario e institucio-nal para el Colegio Imperial de Calatrava en la ciudad de Salamanca. B. A. E., Tomo 46;y Diálogos sobre el trabajo del hombre y el origen del lujo. B. A. E., Tomo 87.

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cuenta10. No debe extrañar, por tanto, que en ocasiones se quejasede este modo:

Puente los Fierros: Cruel posada; falta de todo. Envío aCampomanes por vino y truchas. Llega la gente dadas las tres de latarde, cansada, pero concluida la operación hasta el pueblo. ¡Graciasa Dios que estamos fuera del puerto¡. Descansaremos y tomaremos lacomida y cena a un mismo tiempo. Así se hizo; descúbrense las ca-mas: la mejor es insufrible por asquerosa. Resuelvo pedir un par decolchones al cura, aunque vive en Buelles, lugarcito de la feligresía demedio cuarto de legua de aquí; los envía muy buenos. Hácese unacama tolerable con mis sábanas y se pasa una buena noche, aunquela posada es sucia, desabrigada y desproveída de todo11.

Así es que, cuando encuentra una buena posada, Jovellanosrompía en elogios de este modo:

[…] Noreña, más allá; al frente, la Pola; llegamos a las seis ymedia, con felicidad, sin calor ni frío; al mesón Centí: limpio, có-modo, buena ropa; refrescos; cena; dos ollas y dos guisados, truchasfritas, salmón en escabeche, dulce y queso… somos de comitiva seisprincipales y seis criados12.

No es pródigo Jovellanos en noticias o comentarios sobre lasalubridad de ciudades y pueblos españoles, que no debían ir mu-cho más allá que las ventas del agro español. Baste, paraconfirmarlo, recordar las Ordenanzas Municipales de Barcelona queen 1840 prohibían «echar a la calle basuras, espulgar sábanas, ca-misas ni otra clase de ropa, ni sacudir esteras, ruedos, ni otra cosa, loque puede incomodar a los que transitaren, bajo pena de 12 rs., amás de enmendar el daño que tal vez se causare»13.

Notas sobre la salud física y mental de Jovellanos 65

10 El diario de los viajes, págs. 48, 50, 51, 59, 61, 62, 91, 94, 96, 108, 130, 133,134, 175, 178, 184, 185.

11 Ídem, pág. 133.12 Ídem, pág. 175.13 MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, Jesús, op. cit., pág 207.

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Hechos estos breves comentarios sobre la higiene personal yambiental en la obra de Jovellanos, glosemos, brevemente, sus ideashigiénicas sobre la comida y la bebida.

II.1.4. COMIDA Y BEBIDA

Aunque se ha dicho que Jovellanos era sobrio en el comer y en elbeber, poseemos una documentada opinión de que se despachaba muya gusto en la mesa. Leyendo El diario de los viajes enseguida se acostum-bra uno a frases como éstas: «comimos», «llegamos a comer», «rústica,pero abundante y buena comida», «vamos a cenar», «cena magnífica»,«comida a la rústica», «refresco», «colación de chocolate», etc., etc.

Leyendo y releyendo el texto, llega a creerse que la comida esuna auténtica obsesión para Jovellanos. Haciendo recuento de laspalabras desayuno, comida, cena, bebida y colación, el número de citasasciende a la no despreciable cifra de ¡ciento veintiséis¡.

Pero habitualmente, no son citas simples sino que en ellas secomentan cantidad, calidad de los alimentos y bebidas ingeridos.

Podría decirse que aunque comía por necesidad, dada suconstante actividad tanto física como mental, disfrutaba mucho co-miendo, perdiendo los estribos en no pocas ocasiones. En muchasdescripciones, se ve con claridad el goce del buen yantar o la des-ilusión o el rechazo a una comida escasa o mal servida.

Poco o nada sabemos de la gastronomía asturiana durante elsiglo XVIII; y, las descripciones que Jovellanos hace, no se ajustan agustos, sino a las existencias fortuitas en las despensas de las posa-das en las que se paraba. En efecto, en gran medida la comida solíaestar a tenor con el establecimiento elegido o fortuito.

En muchas ocasiones, el comentario de Jovellanos es muy in-específico; son frecuentes frases como éstas: «rústica, peroabundante y buena comida»14; «cena magnífica»15; «casa del Busto.Buena cena y buena cama»16; frases genéricas en las que se sumanla calidad de los alimentos y la buena atención.

66 Boletín Jovellanista V - 2004. J. Fernández García y R. Fernández Alonso

14 El diario de los viajes, pág. 64.15 Ídem, pág. 86.16 Ídem, pág. 106.

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En otras ocasiones Jovellanos específica los menús, como enéstos casos: «comida a la rústica: rica leche, manteca acabada de sa-lir del Zapico, cuajada y truchas fresquísimas de Teberga»17; o «cenédos ricas truchas, tuve buena cena y buen sueño»18.

Pero, como ya señalamos, no siempre era así porque había po-sadas con alimentos escasos; en estas situaciones, el propio viajerotenía que procurarse su alimentación o echar mano de los fiambresque llevase19.

Tal como puede apreciarse en El Diario de los Viajes, Jove-llanos era amigo de los refrescos. No conocemos pormenores delos mismos, pero cabe pensar que eran sabrosos, pues en muchasocasiones señala quien le invita a tomarlos como una alta distin-ción.

Los refrescos, se solían tomar en los domicilios mientras seconversaba y hasta en la sacristía de las iglesias o monasterios.Podían tomarse solos o con bizcochos, dulces de caja o azucari-llos20.

Jovellanos no solía tomar vino, salvo con fines medicinales; ynos consta que tomaba chocolate y café21.

Íntimamente relacionadas con comida y cena estaban la siestay el plácido sueño nocturno. Jovellanos practicaba la siesta, siste-máticamente después de la comida de mediodía; y, asociaba loplacentero de una buena comida con una buena siesta en frases ta-les como éstas: «Buena comida. Buena siesta»22; «Comimos muybien. Buena siesta»23; «después de comer magníficamente, de dor-mir una larga siesta y de tomar café…»24.

La cena y el reparador sueño nocturno eran siempre desea-bles y, a veces podían relacionarse.

Notas sobre la salud física y mental de Jovellanos 67

17 Ídem, pág. 99.18 Ídem, pág. 107.19 Ídem, pág. 77.20 Ídem, págs. 186, 139 y 16721 Ídem, págs. 94 y 11522 Idem, pág 92.23 Idem, pág 106.24 Idem, pág 115.

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Un buen sueño, era preferible con una cena escasa; decía:«Cena corta y buen sueño»25, o, al contrario: «Cena agradable y adormir tarde»26.

En ocasiones, algún alimento podía alterar el dulce sueño:«Cena y a la cama. El chocolate me había desvelado e hizo la nochemás triste. Me duermo, al fin»27.

Y, una mala cama también podía incidir en un mal descansar:«Cena. Noche desvelado sin saber por qué y molesto por la durezay desnivel de la cama»28.

Lo ideal era: «Buena cena, buena cama»29, ó «buena cena endemasía y regaladísima cama»30.

Sólo una sola vez señala con pena haberse ido a la cama sincenar; lo dice lacónicamente así: «A la cama sin cenar»31.

II.1.5. LA VIDA ORDENADA

Jovellanos procuró siempre una vida ordenada; él habla en elDiario de los Viajes de «Mis hábitos de vida dulce y tranquila»32. Vidadulce y tranquila que, pese a sus trabajos, parece que consiguió du-rante años; pero, al conspirar contra él los amigos, la enfermedad,las circunstancias políticas y las desgracias nacionales aquel deseo,cumplido durante años, se vino abajo; es cuando dice: «Mi vida noes muy apetecible, en medio de la desolación de mi patria»; o «yano sé en qué se detiene esta vida»33.

Para rematar esta primera parte referida a la salud física deJovellanos, comentemos varias cuestiones más de interés: A saber:las enfermedades que padeció; los remedios que utilizaba; la consi-

68 Boletín Jovellanista V - 2004. J. Fernández García y R. Fernández Alonso

25 Ídem, pág 95.26 Idem, pág 97.27 Idem, pág 125.28 Ídem, pág 143.29 Ídem, pág 93.30 Ídem, pág 139.31 Ídem, pág 118.32 Ídem, pág 205.33 Citado por MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, Jesús, op. cit., pág. 179.

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deración en que tenía a los médicos; y finalmente una breve glosade su muerte.

III. JOVELLANOS Y LA MEDICINA

III.1. Las enfermedades de Jovellanos

Como ya señalamos, Jovellanos se acercó al medio siglo de exis-tencia con su historia clínica en blanco, iniciando entonces la pendientede los quebrantos físicos y morales. Quebrantos que no eran alar-mantes, pero que él rodeaba de providencias realmente exageradas34.

Tales dolencias eran molestias respiratorias banales que se re-petían con cierta frecuencia y ocurrieron de manera secuencial antesde 1792. En el año 1793 padeció una ulceración de lengua asociada auna rinofaringitis aguda que trató con «enjuagatorios de agua de llantámezclada con miel y vinagre y el agua de cebada mañana y noche».

El año 1794 fue especialmente aciago, padeciendo estos cua-dros clínicos:

- Marzo: laringitis aguda.- Mayo: rinofaringitis aguda.- Agosto: cuadro agudo de coriza.- Octubre: estado gripal.- Diciembre: un resfriado común.El año 1795 no fue menos pródigo en estados catarrales que

ocurrieron en los meses de marzo, abril y octubre.En el año 1796, tuvo uno de los estados catarrales más fuertes

y rebeldes que le afligieron, llegando a estar muy alicaído, no solo fí-sica sino también psíquicamente por su larga duración de dos meses.

En el año 1797, tuvo algún cuadro catarral banal.Además de los padecimientos respiratorios, Jovellanos tuvo

algunos tropiezos digestivos, las más de las veces gastroenteritisagudas. Casi siempre se producían fuera de su casa y deben rela-cionarse con el mal estado de alimentos tomados en los viajes. El

Notas sobre la salud física y mental de Jovellanos 69

34 En la descripción de las enfermedades de Jovellanos seguimos a JesúsMARTÍNEZ FERNÁNDEZ en su obra ya citada.

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primer episodio que nos consta ocurrió en 1790 en el transcurso deun viaje a Covadonga y a la altura de la Riera de Colunga. En el año1791 se consigna otra leve indisposición ocurrida al llegar a Vitoriay en 1793 en Villayana, camino de Pajares.

Otras disfunciones digestivas padecidas por Jovellanos fue-ron el estreñimiento que se convierte en pertinaz y que tanto lepreocupa y hace sufrir desde 1805 a 1807, durante el injusto encierroen el castillo de Bellver.

Jovellanos, tuvo algunas afecciones de la piel de escasa enti-dad: un absceso en una pierna (tobillo izquierdo) en 1795 y unaurticaria de posible origen alimenticio en 1791.

A los trastornos señalados, deben añadirse algunos más: tras-tornos circulatorios, alteraciones reumáticas y la denominadapatología del cautiverio, amén del supuesto envenenamiento su-frido por el ilustrado.

Los trastornos circulatorios tenían poca entidad manifestán-dose en forma de alteraciones periféricas tales como sabañones,espasmos y calambres; y, que con el paso del tiempo, darían lugara edemas y ulceraciones.

Las afecciones reumáticas de Jovellanos van referidas funda-mentalmente a extremidades superiores e inferiores; vagas molestiasque él engrandece, hasta llegar a sospechar que podía tener unaapoplejía en curso y que comienzan en el año 1794.

La patología del cautiverio está dominada por los trastornoscirculatorios, las molestias reumáticas y las alteraciones oculares.

A su salida de la prisión, Jovellanos se encontraba en este de-plorable estado, relatado por él mismo:

Los siete años de opresión y de estrecho encierro que acabo depasar y las aflicciones y achaques sufridos durante ellos, y más par-ticularmente en el último invierno, han destruido de tal manera miconstitución física, que no solo me hallo en el día incapaz de sobre-llevar cualquiera aplicación intensa o trabajo activo y continuado,sino que conozco que los auxilios del arte ya no podrán alcanzar parael total recobro de mí quebrantada salud35.

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35 Carta a Urquijo. B. A. E., Tomo 86; pág. 341.

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Y eso que, durante el cautiverio, procuró mantener un buentono vital con el ejercicio y una rigurosa higiene en su vida y co-mida, amén de una dedicación continuada al cultivo del espíritu.

Cabe, finalmente, comentar las afecciones neurológicas deJovellanos y la tesis del posible envenenamiento. Parece indiscuti-ble el intento de eliminación de Jovellanos por medio de un veneno;este infamante capítulo se abre el 22 de noviembre de 1797 cuandodesde Gijón llegó al Escorial para tomar posesión del cargo de mi-nistro de Gracia y Justicia; y se cierra el 1 de noviembre de 1798 alvolver a Gijón, tras estar por prescripción facultativa en el balnea-rio de Trillo durante 70 días.

Simplificando mucho el asunto, parece ser que se le intentóintoxicar con dosis repetidas de plomo produciéndole primero có-licos y después la parálisis de una mano, la derecha, y posiblestrastornos oculares asociados aunque estos podrían explicarse porla edad.

A todo lo dicho, habría que sumar algunas afecciones más. Porun lado, la aparición de una presbicia y una doble catarata, que seagravaría durante el cautiverio en Bellver. y por otro, ciertos tras-tornos; especialmente el estado de agotamiento nervioso asociadoa cefaleas, ofuscación mental, insomnio, astemia y alteraciones dela vista, cuando abusaba de su trabajo físico y mental.

III.2. Los accidentes

Parece ser que fueron pocos los accidentes sufridos porJovellanos y ninguno de ellos fue importante. De los cinco que seconocen, los dos primeros, ocurrieron por vuelco del carruaje, unocerca de Briviesca y el otro en Cañizares, sin mayores consecuen-cias. El tercero fue una caída de caballo en el lugar de la Corredoria,también sin consecuencias. El cuarto, le sobrevino podando, pro-duciéndole una herida en dedo pulgar de mano izquierda. Y, elquinto y último, lo constituyó una herida en pierna izquierda36.

Notas sobre la salud física y mental de Jovellanos 71

36 MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, Jesús, op. cit.; págs. 131-132.

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Resumiendo, Jovellanos llega a los 50 años en muy buen es-tado. A partir de entonces, se van superponiendo infeccionesrespiratorias, y reumatismos. A los 53 años es supuestamente into-xicado con sales de plomo y comienza con problemas visuales.

Desde los 60, se agudiza el reuma y aparecen edemas. A los62 años hacen su aparición disnea de esfuerzo y prosiguen las mo-lestias reumáticas. Fallece de neumonía a los 67 años. De no haberocurrido esto, Jovellanos pudo llegar a ser un largo sobreviviente.Un longevo…¿por qué no?.

III.3. Jovellanos y los médicos

No hay en toda la obra de Jovellanos una sola apología delmédico y la medicina. Sus relaciones con los médicos siempre fue-ron tangenciales y rara vez sobrepasaron lo estrictamenteprofesional; fueron, además, poco numerosas, pues los nombres pro-pios de los facultativos forman un índice discretamente nutrido.Destacamos a dos grandes figuras del Protomedicato: Sobral, quele asistió en la intoxicación por plomo; y, Gimbernat, que le atendióde sus afecciones oculares; a don José Amar, presidente de laAcademia Médica de Madrid; y a los médicos más afamados y des-tacados de Palma de Mallorca, entre los que figuraban don AntonioAlmodóvar, miembro de la Academia Médico-Práctica de Mallorca,y don Jaime Robatel, cirujano del Regimiento de Suizos deCourten37.

Conoció médicos, no muchos, pero capaces. Pero no hay–como ya dijimos– en toda su obra una sola apología del médico yla medicina, ni un solo comentario aprobatorio ni una frase admira-tiva para una intervención afortunada. Por el contrario, no escaseanen los escritos, las apostillas, críticas y comentarios peyorativos38.

Sus pronunciamientos demuestran que Jovellanos conocía lainsuficiente y dogmática formación de los médicos españoles de laépoca. La medicina para Jovellanos, como buen ilustrado, tenía que

72 Boletín Jovellanista V - 2004. J. Fernández García y R. Fernández Alonso

37 Ídem, págs. 167-190 y 221-248.38 Ídem, págs. 180-184.

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ser simple, actual, empírica y lógica. Y lo que veía por doquier erauna medicina trasnochada, silogística, oscura y retórica.

Curiosamente, un hombre algo hipocondríaco, con ciertas fo-bias y aprensiones desmedidas, era refractario a los procederesmédicos mayores de la época cuales eran la sangría, las recetas com-plicadas y las técnicas sinuosas en una verdadera selva de panaceas.Y era refractario a tales procedimientos con una conducta airada ydescortés hacia los médicos porque no creía en su ciencia. Ello ex-plica que se automedicase, por norma; y, que en su maletín deurgencia llevase un arsenal selecto y limitado, presidido por la sen-cillez, y compuesto por algunas sustancias naturales y algunoselementos químicos de probada eficacia.

Desde nuestro punto de vista Jovellanos era un petulante confundamento, que conocía la mala formación del médico de la época,de quien llegó a afirmar se le otorgaba «libre facultad de hacer es-tragos por toda la península», palabras que pertenecen a su trabajotitulado Informe sobre el estado de la sociedad médica de Sevilla y del es-tudio de la medicina en su universidad39.

Este interesante informe, es una refutación minuciosa del pro-grama docente de la universidad española de la época, al que éloponía otro más amplio y moderno, avalado por la autoridad de losclínicos europeos mas sobresalientes y completado prácticamentecon tres años de riguroso ejercicio profesional al lado de los maes-tros. No era, por tanto, cuestión baladí, la actitud de Jovellanosfrente a médicos y medicina.

III.4. Prontuario terapéutico de Jovellanos

Como acabamos de señalar Jovellanos, era aficionado a auto-medicarse y a la utilización de remedios sencillos. Señalemosalgunos de ellos tanto higiénicos como medicamentosos40:

Para los catarros: abrigo de cabeza (para fluir); jarabe de culan-trillo (antiséptico); leche de vaca (sudorífica); leche de burra (sudorífica).

Notas sobre la salud física y mental de Jovellanos 73

39 B. A. E., Tomo 46; págs. 279-282.40 Ídem, págs 189-190.

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Para catarros asociados a estomatitis ulcerosa: agua de cebada(antiinflamatorio).

Para estomatitis: agua de llantén (antiinflamatorio).Para bronquitis: tisana nº 2 de Tissot (febrífuga; béquico).Para tos e insomnio: opio, píldoras (béquico, hipnótico).Para inflamaciones y algias: parches cutáneos (revulsivos).Para contusiones: agua clara (antiflogística), agua común (se-

dante, hidratante).Para la fiebre: abstinencia laboral (reparadora).Para conjuntivitis, catarata y orzuelo: aguardiente y agua (an-

tiséptico).Para el estreñimiento: aceite de olivas (laxante fuerte); aceite

de almendras (laxante suave); agua mineral (Trillo-laxante); bañode mar (tónico); crémor tártaro (purgante); frutas y verduras (la-xante); miel (laxante); suero de leche y miel (laxante).

Para diarreas: dieta (protectora); agua común (sedante, hi-dratante); agua de limón (astringente); agua de vinagre(astringente); chocolate (astringente).

Neumonía: cantáridas (revulsivo).Forúnculosis: bálsamo de Alcedo (antiflogístico).Reumatismo: agua de Nitro (antiflogístico); baño tibio (anti-

flogístico); bayeta amarilla (aislante?).Sirvan estos ejemplos para ilustrar la afición de Jovellanos a

los remedios simples frente a las complicadas fórmulas magistralesde la época.

Podría pensarse que la mayoría de estos procederes le veníande la medicina popular y no es así; eran los remedios más simplestomados de la farmacopea de la época.

Para completar esta apresurada visión de la salud física deJovellanos, hablemos de su muerte.

IV. LA MUERTE DE JOVELLANOS

Tenía Jovellanos sesenta y siete años (1744 - 1811) cuando fa-llecía de una pulmonía en la localidad costera asturiana de Puertode Vega el 28 de Noviembre de 1811.

74 Boletín Jovellanista V - 2004. J. Fernández García y R. Fernández Alonso

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Recordemos brevemente los hechos:Ante la amenaza de una nueva invasión francesa embarca en

Gijón en el quechemarín El Volante, rumbo a las costas gallegas.Estaba muy achacoso y veía muy poco. Entra de arribada forzosaen Puerto de Vega el día 14 de noviembre de 1811. El día 16 intentaproseguir el viaje impidiéndolo el mal estado de la mar. El lunes 18de noviembre, cae en cama con un pulmonía. Le asiste el cirujanode Gijón La Magna, al parecer hombre de pocos alcances pues des-conoce la intensidad del mal41.

El día 25, después de una semana de enfermedad, se decide allamar al médico de Navia, don José Angulo quien le diagnostica de«una flegmasia aguda de pulmón» de mal pronóstico. El pacientese agrava, se intensifica la dificultad respiratoria, se le nubla el sen-sorio y recibe auxilio espiritual el día 27. A las 24 horas expira enapacible tránsito en la casa de Trelles Osorio de Puerto de Vega(Navia) sobre las nueve de la noche.

Mucho se ha lucubrado por la inoperancia de La Magna elcirujano gijonés que atendió a Jovellanos; pero establecida una neu-monía lobar, los remedios entonces empleados, pueden considerarseinoperantes. Tales eran: parches de cantáridas en pantorrillas o es-paldas, sangrías, vomitivos, purgantes, preparados de tártaroestiliado, estractos de opio, agua de cebada, almízcle etc.42.

El agotamiento general previo y un viaje fatigoso, pudieronser predisponentes de la última enfermedad de Jovellanos. Y lamuerte de Pedro Valdés Llanos, también de neumonía en días pre-vios y a quien Jovellanos atendió personalmente, pudo ser la causareal por contagio directo. Sea como fuere España perdía un pro-hombre; y Asturias quizá, la primera y más hermosa figura de lahistoria regional.

Don Bernardo Acevedo eternizó en verso bable los últimosmomentos de Jovellanos en una poesía reimpresa por la Sociedadde Amigos del Puerto de Vega, al colocar los gijoneses una lápidaconmemorativa en la casa donde falleció. Lleva fecha de mayo de1891 y dice así:

Notas sobre la salud física y mental de Jovellanos 75

41 SOMOZA, Julio: Las amarguras de Jovellanos. Gijón, 1889; pág. 216.42 TISSET: Op. cit.; págs. 57, 59, 62 y 199 – 202.

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Y en Navia, como'n Vega,saben qu'el probe sufre atrozmaltiríu y saben que s'afuega,y saben que desbarria nel delíriu…y el ilustre doliente, viendo queya llegó so postrer día, baxóun poquin la frente, rindiósey espiró, ensin agonía¡¡¡

Muerte accidental en quien, si bien achacoso, pudo durar unosaños más.

V. LA SALUD MENTAL

No es fácil resucitar a un personaje remoto, por más que dis-pongamos sobre su figura testimonios gráficos, plásticos o históricosde autenticidad y fidelidad indudables. Nuestro propósito va a li-mitarse a tres cuestiones. A saber: trazar las líneas maestras decarácter y personalidad de Jovellanos; resaltar sus padecimientosde ánimo; y, finalmente, dedicar algunas palabras a Jovellanos y elamor; tema este último de cierto interés por abordar sus relacionescon las mujeres, su soltería, su supuesto hijo y otras cuestiones.

V.1. Personalidad y carácter

Insistimos en lo que ya dijimos antes: qué difícil es correla-cionar el biotipo concreto de una persona con su carácter y supersonalidad; máxime, cuando esa persona ha recibido una educa-ción exquisita no solo intelectual sino en otras virtudes humanascuales son la honestidad, la laboriosidad y la austeridad. Y tal es elcaso de Jovellanos para que la dificultad sea máxima.

Su apariencia externa, ya desde joven, era de una personaequilibrada con un aspecto sereno, majestuoso, noble y correcto. Era,en esencia, la apariencia de una persona que, por su educación sabíacontrolar perfectamente su aspecto externo y sus reacciones.

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Era, por otro lado, una persona con una inteligencia práctica ypositiva para la acción, inequívoca inteligencia práctica no reñidacon las alteraciones emotivas ni con las idealizaciones de una ima-ginación poco romántica y ágil43.

En esencia Jovellanos era de esas personas que aman las ideasgenerales y sienten los problemas reales. El espíritu de observacióny la memoria de Jovellanos eran menos poderosos que su inteli-gencia; especialmente la memoria, frágil e inestable que le obligó avivir esclavo del apunte y el diario huyendo de la improvisación.

Lento a pronunciarse, por reflexivo, cuando tomaba posicio-nes, éstas eran inexpugnables, poseyendo una voluntad de hierropara llevar a cabo lo que se proponía. De ahí que fuese austero, po-niendo todo su empeño en conseguir sus ambiciosos proyectos yempresas. De joven, gozaba con los éxitos intelectuales que se pro-ponía y su optimismo no conocía la duda ni la desesperación. Deviejo, el infortunio quebraría su ánimo y su cuerpo y pronto adop-taba una actitud de equilibrada resignación.

Seleccionaba mucho a sus amigos y, cuando fraguaba la amis-tad, su actitud de entrega era total, aunque con frecuencia buscabaa sus amigos entre las personas influyentes que pudieran ayudarlea conseguir sus fines.

Estimaba mucho la jerarquía, la respetaba y le gustaba ostentarlasintiéndose fascinado por sus manifestaciones externas: la púrpura, eloropel, los adornos y las ceremonias le encantaban. Y la política comogobierno de gentes, la entendió solo en el contexto del orden, la justiciay la disciplina, considerando necesaria la igualdad de derechos y de-beres para todos los ciudadanos a mantener por una sola persona(monarquía) o por un grupo selecto de hombres (oligarquía).

Su orgullo y egoísmo estaban centrados en el reconocimientode su mérito, de su persona; mérito basado en la honradez y la la-boriosidad, sin concesiones al cumplimiento diario de su trabajo; ylas concesiones, el ocio en su vida, se circunscribían al trato familiar,a la conversación amistosa y a la contemplación de la naturaleza, delas obras de arte y poco más.

Notas sobre la salud física y mental de Jovellanos 77

43 MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, Jesús: Op. cit., págs. 17-53.

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Jovellanos era un creyente convencido. La educación de sumadre, doña Francisca Apolinaria Ramírez de Jove, sería decisivaen este sentido; como lo fue el ambiente clerical en el que se movióde adolescente y joven. Como creyente convencido fue honrado, ca-ritativo y generoso con los demás.

Los exámenes grafológicos que se han realizado de Jovellanos,ratifican todo cuanto hemos dicho, así como el examen fisognómicode sus representaciones más significativas. Un último apunte sobrela personalidad de Jovellanos: su supuesto secretismo. Para algu-nos fue un ser reservado, enigmático, misterioso y críptico enasuntos que afectaban tanto a cuestiones de Estado como a su inti-midad más profunda44.

Este sería el Jovellanos que hemos recibido. Pero, veamos cua-les fueron sus padecimientos del ánimo.

V.2. Padecimientos del ánimo

Jovellanos, habló repetidas veces de sus «hábitos de vidadulce y tranquila»45. Pese a la gran actividad que desarrolló durantesu vida y los contratiempos habidos, mantuvo una estabilidad emo-cional envidiable; ello es comprensible porque era un hombre deacción, que se buscaba entretenimiento intelectual incluso cuandoestuvo confinado en prisión.

La verdad es que «las amarguras de Jovellanos», los contra-tiempos importantes que incidieron de modo notorio en su ánimo,fueron tardíos. Y la influencia se debía no solo a los incidentes en si,sino porque lo cogían viejo y decrépito.

Al conspirar contra él los amigos, la enfermedad, las circuns-tancias políticas y las desgracias nacionales no es raro encontrar ensu prosa muestras de indiferencia o de desprecio por la vida, perosin llegar a extremos sospechosos de desesperación o de intencio-nes de autolisis.

78 Boletín Jovellanista V - 2004. J. Fernández García y R. Fernández Alonso

44 ÁLVAREZ – VALDÉS y VALDÉS, Manuel: Op. cit.; págs. 85 – 107.45 El diario de los viajes; pág. 205.

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A todo más decía cosas como éstas: «Mi vida no es muy ape-tecible, en medio de desolación de mi patria»; «ya no sé en qué sedetiene esta vida»46.

Creemos que para reivindicar el equilibrio de ánimo jovella-nista, frente a los que en él ven o vieron un amargado personaje,viene a cuento este largo párrafo de Marañón. Decía éste:

Se ha dicho que Jovellanos fue uno de los precursores del ro-manticismo español, fundándose precisamente en su don delágrimas. pero esto es un error. Jovellanos fue el prototipo del anti-romanticismo. Era un hombre ilusionado, generoso y altruista; peropráctico y eficaz, es decir, lo contrario que el romántico, cuyas ca-racterísticas fueron el egoísmo, el desorden, las actitudes dramáticas,y la infecundidad como no fuera para la creación artística, que uti-lizaba como un truco en el que estaban incluidas las lágrimas… Haquerido hacerse de Jovellanos, neciamente, el símbolo de las ideolo-gías encontradas. ¿Hasta cuando va a durar nuestra insensatez?Todavía en los últimos años he leído varias contribuciones a la vidade este gran español, en las que aparece, ya como un revolucionarioencubierto, ya como un representante de las ideas más revoluciona-rias. Jovellanos no fue nada de eso, sino sencillamente un hombre desu tiempo; de un tiempo aleccionador y fecundo47.

Tras esta larga cita marañoniana, podría hablarse deJovellanos o el equilibrio; esto es: pese a sus disgustos puntuales ybajones del ánimo, mantuvo éste siempre en alerta, sin caer, en nin-gún momento, en la desesperación perpetuada como una depresión.Supo, por tanto, mantener su espíritu, sin dar pábulo a las enfer-medades del ánimo.

Y rematemos nuestra ya larga intervención con algunas pala-bras dedicadas a Jovellanos y el amor.

Notas sobre la salud física y mental de Jovellanos 79

46 MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, Jesús: Op. cit., pág. 179.47 Citado por ÁLVAREZ-VALDÉS Y VALDÉS, Manuel: Op. cit., págs. 106-107.

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VI. JOVELLANOS Y EL AMOR

De Jovellanos se han escrito y dicho muchas cosas por su sol-tería firme y empedernida. Se le ha tildado de frío y calculador, detímido, de fracasado en amores e incluso alguien ha llegado a du-dar de su masculinidad. Nada más monstruoso, ni más alejado dela realidad.

En efecto, en plena juventud, en Sevilla, entre los 24 y 34 años,sin olvidar sus obligaciones profesionales, el amor irrumpe repeti-das veces en su vida; y en su repertorio poético figuran los nombresde Enarda, Clori, Belisa, Alcmena, Marina y Galatea.

Probablemente Clori y Belisa se refieran a la misma Enarda, pri-mer amor de Jovellanos recién llegado a Sevilla en 1768; idilio que seinterrumpe al cabo de un año por ausencia de ella, sintiendo el jo-ven enamorado la amargura del distanciamiento y la pérdida.

Y, cicatrizada la herida anterior, hacia 1775-1778, vuelve a en-amorarse, esta vez de Galatea quien le inspira versos apasionadoscomo estos:

¡Ay Dios cuántas bellezasmis ojos inflamadosregistran en tu esfera¡.¡Ya no me las ocultes,oh cruda galatea!48.

Pero este encendido amor por Galatea se enfría cuandoJovellanos se encuentra de nuevo en Madrid con Enarda por los años1778-1779.

El espejismo dura poco yéndose Enarda con otro galán.Desdeñado y engañado, Jovellanos siente intensamente esta rup-tura y se refugia temporalmente en la cartuja de El Paular en buscade sosiego y paz. Allí escribió:

80 Boletín Jovellanista V - 2004. J. Fernández García y R. Fernández Alonso

48 JOVELLANOS, Melchor Gaspar de: Poesías. Edición de José Miguel CasoGonzález. IDEA. Oviedo, 1962; pág. 139.

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Mas ¡ ay de mí¡, que hasta en el santo asilode la virtud me acosa y me persiguela imagen enemiga, la importuna,divina imagen de la infiel Enarda49.

Olvidado este desengaño, en 1871 estaba ya locamente pren-dado de Alcmena. A ella dirigía estos encendidos versos:

¡Dichoso entonces yo, si coronandola firme fe de una pasión sincera,premiares tú mi humilde sufrimiento¡50.

Un año dura esta aventura, que pudo haberse rematado conel fruto de un hijo inesperado e indeseado, cuya existencia real noha podido demostrarse aún51. Lo que sí sabemos es que Jovellanosalternaba con señoritas de su nivel, cuando le decía en carta a suhermana:

Y yo, aunque he tenido mis flaquezas, jamás he tratado contales gentes [se refiere a las prostitutas], ni entrado en mi vida encasa de alguna de ellas. Mis pasiones han sido nobles, hijas de la ca-sualidad y del capricho y jamás de la corrupción… Mi afición a loslibros, a pinturas me arruinan, y apenas puedo irme a la mano52.

Estaba claro que, sin llegar a una vida licenciosa incompatiblecon su forma de ser, Jovellanos no fue absolutamente continente ensu juventud con aventuras que suponemos efímeras. Y hubo quienopinó lo contrario, porque habiendo sido ordenado de primera ton-sura estaría en la obligación de consagrar su vida a la castidad53.

No era Jovellanos un misógeno, ni mucho menos. Una de-mostración de su activa defensa de la igualdad de derechos de

Notas sobre la salud física y mental de Jovellanos 81

49 Ídem, pág. 176.50 Ídem, pág. 191.51 ÁLVAREZ- VALDÉS y VALDÉS, Manuel: Op. cit.; págs. 33-41.52 JOVELLANOS. Gaspar Melchor de: Obras. B. A. E., Tomo 50; pág. 313.53 MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, Jesús: Op. cit.; págs. 268-269.

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hombres y mujeres puede verse en su Informe dado a la Junta Generalde Comercio y Moneda sobre el libre ejercicio de las artes54. La memoriatermina con un canto a la mujer española, síntesis de admiración yrespeto hacia ella. Dice así:

La grandeza de animo, la viveza de ingenio, la generosidad decorazón, la humanidad, la caridad, la beneficencia, forman por asídecirlo su patrimonio: son virtudes generalmente reconocidas, y seapoyan en ejemplos demasiado recientes, para que yo me canse de re-alzarlos. ¡Ojalá que sepamos sacar de ellas todo el fruto que nosprometen!55

Estas son frases de un varón no especialmente misógino, sinotodo lo contrario; y lo mismo ocurre con sus opiniones sobre la be-lleza o atractivo de algunas concretas mujeres, que, en contadasocasiones, ensalzó56. Los episodios ocurridos con Manuela GarcíaArgüelles y su hijo y la narración aislada de ciertas irregularidadesen la vida de una dama llamada María Andrea abundan en la hon-radez de Jovellanos con las mujeres, de su carácter serio y pocoveleidoso y de que, desde ninguna perspectiva era un individuo maldotado para el amor; eso es: todo, menos un misógino o un des-viado.

Terminamos y concluimos:

VII. CONCLUSIONES

Después de este largo descanso, concluimos así:1. Jovellanos gozó de una buena salud física hasta pasados sus

cincuenta años. A partir de esta edad nota, precozmente, ciertos pa-decimientos físicos, que se intensifican en cuanto pasa de los sesentaaños.

82 Boletín Jovellanista V - 2004. J. Fernández García y R. Fernández Alonso

54 JOVELLANOS. Gaspar Melchor de: Obras. B. A. E., Tomo 50.55 Ídem; pág. 56.56 MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, Jesús: Op. cit.; págs. 260-262. ÁLVAREZ – VALDÉS y

VALDÉS, Manuel: Op. cit.; págs. 38-41.

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2. Jovellanos poseía un psiquismo fuerte, que solo se que-brantaba, temporalmente, cuando era sujeto paciente de algúninfortunio.

3. Jovellanos llegó soltero al final de sus días, pero demostró,a lo largo de su vida, ser un sujeto dotado para el amor y sin actitu-des misóginas. Su complicada vida pública no le permitió organizaruna vida familiar estable.

BIBLIOGRAFÍA MÍNIMA SELECTA

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ALVAREZ VALDÉS Y VALDÉS, M., Jovellanos: Enigmas y Certezas.Fundación Alvargonzález y Fundación Foro Jovellanos delPrincipado de Asturias, Gijón, 2002.

CASO GONZÁLEZ, J. M., Vida y Obra de Jovellanos, Caja de Asturias /El Comercio, Gijón, 1991-92 (dos tomos).

GÓMEZ DE LA SERNA, G., Jovellanos, el español perdido, organizaciónSala Editorial, Madrid, 1975 (dos tomos).

JOVELLANOS, G. De, Obras Completas. Edición crítica e introducciónde José Miguel Caso González. Desde tomo I (1984) a tomoVII (1999). Instituto Feijoo de Estudio del siglo XVIII (Oviedo)e ilustre Ayuntamiento de Gijón.

MARAÑÓN, G., «Jovellanos». Conferencia pronunciada en el TeatroJovellanos de Gijón (24-9-58). En Obras Completas de D. GregorioMarañón, Edit. Espasa Calpe, Madrid, 1965; tomo III, pág. 869y 5.5.

MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, J., Jovellanos. Patobiografía y pensamiento bioló-gico, I.D.E.A., Oviedo, 1966.

SOMOZA, J., Las amarguras de Jovellanos, Gijón, 1889.VARELA, J., Jovellanos, Alianza Editorial, Madrid, 1989.

Notas sobre la salud física y mental de Jovellanos 83

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Jovellanos y Villamil, dos ilustrados asturianos*

por Servando Fernández Méndez

Es nuestro deseo contribuir, mediante la presente disertación, alemotivo recuerdo de dos de nuestros más genuinos ilustrados,

don Gaspar Melchor de Jovellanos y don Juan Pérez Villamil, vícti-mas inocentes, en ambos casos, de la compleja situación política dela España de finales del siglo XVIII que, lejos de atemperarse, seagudizó aún más en los albores de la decimonónica centuria.Hombres honestos, cabales y coherentes con su credo ideológico,hubieran medrado con facilidad a las más altas cotas de la decisiónpolítica, si se hubieran plegado dócilmente al dictado de las depra-vadas camarillas que pululaban alrededor del trono borbónico.Antes bien, ambos optaron por seguir el honorable camino que lesdictaba su pulcra conciencia, renunciando a lisonjas y halagos, paraalcanzar idénticas metas a costa de orillar en el azaroso, sinuoso ca-mino, a un sinfín de enemistades, tan perniciosas como duraderas,que, a la postre, desembocaron en un trágico y triste epílogo de susenvidiables y, no pocas veces, paralelas trayectorias vitales.

* Conferencia pronunciada en la Feria Internacional de Muestras deAsturias el día 18 de agosto de 2004, con motivo de la celebración del homenaje aJovellanos y Villamil.

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Don Gaspar Melchor de Jovellanos nació en Gijón el 5 de enerode 1744, precediendo en diez años y algunos meses a don Juan PérezVillamil, con el cual mantendría durante décadas una amistosa rela-ción, bien es cierto que casi siempre de carácter epistolar, aunque lasvicisitudes biográficas de ambos les permitieran coincidir física, perofugazmente, en algunos momentos de gran trascendencia para eldevenir político de la nación española. Era don Gaspar el décimo hijode don Francisco Gregorio de Jovellanos y doña Francisca ApolinariaRamírez de Jove y nieto materno de doña Francisca Fernández deMiranda y Ponce de León Trelles, hija de los marqueses deValdecarzana, que estaba directamente emparentada con un linajeestablecido en Puerto de Vega al socaire de la pujanza económicaportuaria, monopolizando durante casi un siglo el influyente cargode comandantes-administradores de rentas de la Aduana, la que máscotizaba a la Real Hacienda durante buena parte del siglo XVIII1.

Precisamente en Puerto de Vega, concejo de Navia, vio la luzdon Juan Pérez Villamil el 1 de mayo de 1754, en el seno de una fa-milia hidalga instituida mediante el enlace matrimonial delcomerciante en pañerías y géneros don Agustín Pérez Villamil condoña Francisca Cayetana de Paredes y Cascos- Villademoros, na-cida en Luarca, con solar centenario en el valle de Paredes. Enabierta contraposición con Jovellanos, Villamil era el único y tardíovástago de un matrimonio desigual –su padre era veintiún años ma-yor que su madre–. ya que dos gemelos que le precedieron nohabían superado el post-parto y su padre falleció el mismo año desu venturoso natalicio2.

Destinado Jovellanos, como la mayoría de los segundones dela nobleza de la época a la carrera eclesiástica, recibió una sólida for-

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1 CASO GONZÁLEZ. J. M.: Biografía de Jovellanos. Edición del Foro Jovellanos.Gijón, 1998. Págs. 7-12. También, entre otros, en: CEAN, J. A.: Memorias para la vida deJovellanos. Reedición de Ed. Silverio Cañada. Gijón, 1989; págs. 10 y ss.

2 FERNÁNDEZ, S./ MELLA, J.: Preliminar a la edición facsímil de la Disertaciónsobre la libre multitud de abogados, de Juan Pérez Villamil. Edición de Ayuntamiento deNavia y KRK Editores. Oviedo, mayo de 2004; págs. 16-17. Otra fuente, enFERNÁNDEZ, S: Juan Pérez Villamil y su tierra. Conferencia pronunciada el día 22 dejulio de 2004 en las I Jornadas de Historia. Puerto de Vega, 2004; págs. 1-4.

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mación en gramática latina, excusa que será determinante a la horade tejer lazos de sincera amistad con Villamil, formado en la lenguade Ovidio en la Obra Pía de los Lebrón, de la que su tío el párrocodon Juan Antonio de Paredes era uno de los dos patronos, la cualhabía sido fundada por testamento de la segunda esposa del co-merciante don Domingo Pérez Lebrón y Lanza, llamada en vidadoña Magdalena Fernández Talaya, en el año 17593.

La juvenil trayectoria estudiantil del prócer gijonés se orientóhacia los estudios de Filosofía en la Universidad ovetense, pararecibir prematuramente diversos beneficios eclesiásticos y un des-acreditado título de bachiller en Cánones en 1761 por la Universidadde Osma, que debió de ratificar en Ávila en 1763 y completar su gra-duación en Madrid, para regresar por dos años a casa, antes de sernombrado alcalde del Crimen en Sevilla en el año 1768.

En aquel mismo periodo, donde sus caminos aún no habíanhallado un pretexto para la confluencia, Villamil completó su for-mación elemental en Vega y se trasladó luego a Oviedo, tuteladopor parientes y amigos de su padre. En la capital, cursó los estudiosde Leyes y Cánones, graduándose el 30 de junio de 1770, ejerciendola práctica de pasantía en la oficina de Canga Argüelles durante tresaños, trampolín que facilitó su marcha a la villa y corte madrileña,donde concluyó la práctica forense en la Junta Práctica deJurisprudencia, a las órdenes del abogado de los Reales Consejosdon Miguel Gabaldón, en el año 1775, posiblemente apadrinado porsu pariente Francisco Agustín Lanza Trelles, quien le situó bajo laégida protectora del ilustrado Campomanes, compartiendo estaproverbial tutela, entre otros, con Jovellanos4.

Si bien el devenir de sus biografías no atestigua una relaciónestable, sin cesuras, entre ambos asturianos, sí se constatan variascoincidencias en sus trayectorias vitales que nos interesa abordar ydesvelar. Una de ellas reside en la estrecha y temprana vinculaciónque ambos mantuvieron con los movimientos ilustrados que ani-

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3 FERNÁNDEZ, S./ MELLA, J.: Op. cit. ; 2004; pág. 17.4 MELLA, J./ VAQUERO, J. A.: Juan Pérez Villamil y Mallorca. Boletín del RI-

DEA, nº 138 y nº 139. Oviedo, 1991; págs. 589-591 y págs. 93-136. También enFERNÁNDEZ, S./ MELLA, J.: op. cit., pág. 20.

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maban las Reales Sociedades de Amigos del País. Jovellanos cola-boró en 1777 en la creación de la hispalense, cuando era oidor de laReal Audiencia sevillana, tarea que concluyó tras su nombramientocomo alcalde de Casa y Corte de Madrid en 1778, pero dos años des-pués recuperó su pasión ilustrada al ser nombrado consejero deÓrdenes Militares y miembro de la Sociedad Económica Matritense–de la que luego fue director–, suceso que abrió las puertas a un largoetcétera de distinciones cultas: académico supernumerario de la Realde la Historia en 1779, a propuesta de Campomanes; un año después,de la de Bellas Artes, en 1781 de la de la Lengua y en 1782 de la deCánones, Liturgia, Historia y Disciplina Eclesiástica.

Su meteórico ascenso se vio truncado en 1782, cuando fue con-minado a regresar a Asturias con el fútil pretexto de proyectar lasobras de la carretera Oviedo-Gijón y ejecutar un complejo plan demejoras para su ciudad natal. Se intuye que sus apasionadas inter-venciones en las tertulias de Campomanes y Cabarrús, a las queasistía con asiduidad, habían suscitado recelos en otros ilustradosinfluyentes y hasta en la misma reina María Luisa, por lo que su des-tino gijonés no fue tanto la culminación del ansiado retorno comoun destierro encubierto y vergonzante.

En contraste, la actuación pública de Villamil siguió en aque-llos años una progresión más sosegada, si bien fue desde muy prontoacadémico y vicedirector de la Real Academia de Derecho Patrio yPúblico de Nuestra Señora del Carmen, fundada en 1779. Participóentonces en la Junta Particular de Agricultura de la SociedadEconómica madrileña que, bajo la dirección de Jovellanos, elaboróun célebre Informe sobre la Ley Agraria, que el Consejo de Castilla ha-bía encargado a la ilustrada sociedad (MELLA / VAQUERO: 1991; 591).La naciente amistad entre Jovellanos y Villamil se vio reafirmadacuando el prócer gijonés tuvo a bien encomendarle la traducción dellibro XII de la obra «De re rustica», del latino Columela, que no logróconcluir entonces y le servirá años después de justificado pretextopara abandonar el forzoso confinamiento francés.

Pero su éxito público no se comenzó a fraguar hasta que en elaño 1787, cuando fue nombrado fiscal de la Audiencia de Palma deMallorca, con el apoyo de su inagotable mentor Campomanes, a lasazón gobernador del Consejo de Castilla. Ocupó Villamil esta plaza

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hasta marzo de 1796, lo que le permitió entrar en contacto con losambientes ilustrados insulares, siendo recibido como miembro nu-merario y luego como presidente de la Sociedad Económicamallorquina. En 1797 fue nombrado, como lo había sido antes el gi-jonés, alcalde de Casa y Corte en Madrid y el Consejo de Castilla leencarga una nueva edición de la Recopilación, que no pudo concluir,pues un año después le nombraron regente de la Real Audienciaovetense, cargo del que tampoco llegó a posesionarse, al ingresar enel Consejo Supremo de Guerra como fiscal togado5.

Instalado definitivamente en Madrid, fue nombrado acadé-mico de la Real Academia de la Historia, pasando por todos losgrados entre 1803-1804; también obtuvo el nombramiento de miem-bro honorario de la Real Academia de la Lengua en el año 1804. Deaquella, tras ser nombrado censor en 1805, alcanzó la presidencia en1807, que compaginó con la subdirección de la Sociedad EconómicaMatritense, escalando hasta tan alta distinción y responsabilidad bajola discreta protección del Martínez Marina, que sucedió en el mece-nazgo al también asturiano conde de Campomanes.

Mientras Villamil recorría una envidiable senda de nombra-mientos académicos en los que antes le había precedido Jovellanos,éste, obligado a permanecer en su patria asturiana, visitaba minas,redactaba informes, etc., hasta que fue nombrado subdelegado delsuperintendente general de Caminos para la carretera Gijón-León,cargo que a la sazón ocupaba don José de Moñino, conde deFloridablanca. Para entonces, su febril obsesión era la fundación deuna obra que él consideraba, con irresoluble convicción y evidenteacierto, de gran trascendencia para el futuro de nuestra región, cualera la fundación del Real Instituto de Náutica y Mineralogía, unainstitución que logró culminar tras ímprobos esfuerzos y abundan-tes desengaños y a la que logró dotar de nueva sede en 1798,excelente obra arquitectónica ejecutada bajo planos de Juan deVillanueva. Pero, tan loable voluntad no estuvo tampoco exenta de

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5 SEÑAS ENCINA, F.: Pérez Villamil o una eminencia gris. Boletín del IDEA,nº 23. Oviedo, 1955; págs.366 y ss. También, entre otros, en ARTOLA, M.: «La burguesíarevolucionaria». Alianza Editorial. Madrid, 1975; pág. 41 y ss.; y FONTANA, J.: «La quie-bra de la monarquía absoluta: 1814-1820».Editorial Ariel. Barcelona, 1974; págs. 79-90.

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polémica y la Inquisición le puso cerco a causa de ciertos libros pro-hibidos de náutica y mineralogía que el prócer había adquirido parasu Instituto, como se vislumbra en algunas amargas cartas que cruzacon Villamil, que asimismo aprovecha para encargarle una nuevaedición de las Partidas del Rey Sabio6.

Villamil se enfrentaba a una etapa vital bastante anodinacuando Jovellanos aún permanecía en Gijón, enfrascado en la ardua

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6 JOVELLANOS, G. M.: Obras completas. Reedición de J. M. Caso. Edición delAyuntamiento de Gijón. Gijón, 1983. Las cartas que se citan son éstas:

Carta 1012 (1986; pág. 278), escrita por Jovellanos a don Juan PérezVillamil, el 20 de febrero de 1797, perdida, pero conocemos su contenidoporque don Gaspar la extracta en su Diario, fecha citada: «Carta a… Villamil,aconsejándole que emprenda y proponga una nueva edición de lasPartidas».

Carta 1024 (1986; pág. 283), dirigida por Juan Pérez Villamil a suamigo Jovellanos, fechada el 9 de marzo de 1797 y también perdida. Extractasu contenido en el Diario, fecha citada: «Villamil, que se leyó en el Consejode Castilla un decreto en que se critica la conducta del Papa; se supone susalida de Roma y se ordena a los tres prelados ya nombrados (CardenalLorenzana, Despuig y Múzquiz) para acompañarles en el cuatro». Pudo seruna venganza de Godoy por haber sido acusado de ateo ante la Inquisición.Los dos últimos presionaron al cardenal Lorenzana para procesarlo, peroéste tuvo miedo y no se atrevió a procesarle, aunque Godoy no lo perdonó,convenciendo al rey Carlos IV a salir hacia Roma.

Carta 1072 (1986; pág. 325), que escribe Jovellanos a Villamil desdeGijón, a fecha 15 de julio de 1797 y se refiere a ella como hacía habitualmenteen su Diario, fecha citada. Dice: «A Villamil sobre su comisión». Se deduceque el Consejo de Castilla quería que los amplios conocimientos jurídicosde Villamil ayudasen a actualizar la Recopilación, pero no llegó a abordareste trabajo; en cambio sí preparó el nuevo texto de las Partidas que se leinsinuaba en la primera da estas cartas.

Carta 1087 (1986; pág. 329), dirigida a Jovellanos y escrita por donJuan Pérez Villamil, fechada el 27 de julio de 1797 y, como las demás, per-dida lamentablemente. Conocemos de ella por la habitual extracción en suDiario: «Villamil envía su plan de trabajos, bellamente escrito; alguna afec-tación de purismo en su estilo; propone: primero, corrección de larecopilación; segundo, unas Instituciones castellanas; tercero, una ediciónde las Partidas, disyuntivamente». Se sabe que Jovellanos respondió a estapropuesta con una nueva misiva, pero se desconoce su contenido, al ha-berse perdido y no estar extractada en el Diario.

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tarea de consolidación de su Instituto, hasta que el 15 de octubre de1797 le sorprendió su nombramiento como embajador en Rusia.Tiene la certeza de que pretenden alejarle una vez más. Probó todasuerte de subterfugios para permanecer en Gijón, pero Godoy jus-tificó su decisión como paso previo a otro destino más trascendente,cual era el ministerio de Gracia y Justicia, cargo al que fue promo-vido el 22 de noviembre de 1797. Este nuevo honor, tan indeseadocomo comprometido, le granjeó aún más enemistades en la depra-vada camarilla regia, que conspiraron iracundamente contra él yhasta intentaron envenenarle, obligándole a una tan temprana comoliberadora dimisión.

Coincide esta etapa precursora de la inexorable decadenciapolítica de don Gaspar de Jovellanos con el momento álgido de latrayectoria política de Pérez Villamil, nombrado ahora fiscal togadodel Consejo Supremo de Guerra, cargo de alta influencia en la Corte.Su lento, pero progresivo ascenso, contrasta con el constante decli-nar de su paisano, al que una delación anónima arrastra a laprivación de libertad, siendo confinado en Valldemosa y luego enBellver, tras ser deportado desde Gijón el 3 de marzo de 1801. Su in-esperada estancia en la isla mediterránea no fue tan grata como lade Villamil cuando éste ejerció de fiscal de la Audiencia insular po-cos años antes; y, estamos absolutamente persuadidos de que suconfinamiento hubiese sido bastante menos inhumano si aún per-maneciera en la isla su influyente paisano y amigo.

Liberado don Gaspar de su injusto cautiverio por el nuevo reyFernando VII tras el motín de Aranjuez, golpe de estado incruentoque tuvo lugar en marzo de 1808, los partidarios del rey intruso JoséI Bonaparte, conocidos como afrancesados, le pidieron su apoyo enla pacificación de la región asturiana y hasta le propusieron ocuparel cargo de ministro del Interior, pero el patriota gijonés desechó estapropuesta de ingresó en la Junta Suprema Central Gubernativa el 3septiembre, en representación de Asturias, donde precisamente habíasido sustituido temporal e interinamente por Villamil, convirtién-dose en uno de los artífices de la convocatoria a Cortes Generales yextraordinarias de 1810, blandiendo y defendiendo con ardor su ra-zonable tesis del bicameralismo y de la reforma constitucionaltemplada, que Villamil compartía en aquel entonces y que, en esen-

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cia, pretendía proteger la herencia del régimen monárquico hispanoy la representación orgánica de los estamentos tradicionales, redac-tando entonces el reglamento de la Regencia. Poco después,concluidos estos trabajos, pidió voluntariamente el relevo para re-tornar a Gijón a fin de reorganizar su maltrecho Instituto, víctimade las continuas y devastadoras irrupciones de las topas invasorasfrancesas7.

Esos años decisivos de la historia patria permitieron a PérezVillamil alcanzar su cénit político, aunque también se estaba incu-bando entonces el germen de sus postreras desventuras. En 1807sumó a su cargo de fiscal togado del Consejo Supremo de Guerra,los de auditor general y secretario del Almirantazgo, con el apoyodecisivo y sorprendente de Godoy. Y, hallándose en Móstoles el 1de mayo de 1808 para recobrar su deteriorada salud, sorprendió aun postillón que portaba órdenes para las autoridades deExtremadura y Andalucía para que no pusiesen trabas al paso delas tropas francesas. Villamil redactó entonces el Bando de Móstolesque a continuación proclamaron con valentía los heroicos alcaldes,don Andrés Torrejón y don Simón Hernández, patriótico mensajeque sirvió de aliento liberador al noble pueblo español.

Meses después, la Junta Suprema Nacional le nombró vocal in-terino en sustitución de su paisano y amigo Jovellanos, aún noretornado de su forzado confinamiento en Mallorca, pero fue captu-rado y deportado a Francia en 22 de agosto de 1809, estableciéndoseen Orthéz, de donde logró evadirse o, más bien fue autorizado a re-tornar a España para dar término a aquella traducción inconclusadel latino Colmuela que le había encargado Jovellanos mucho tiempo

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7 Para ampliar y contratar esta información, podemos recurrir, entre otros,a: ARTOLA, M.: Los afrancesados. Sociedad de Estudios y Publicaciones. Madrid, 1953;págs. 7-16. También en: SEÑAS ENCINA, F.: Pérez Villamil, una eminencia gris. Boletín delIDEA. Oviedo, 1955; pág. 374; CANELLA, F.: Memorias asturianas del año ocho. EditorialAuseva. Gijón, 1988 (reedición); págs. 34-40; FONTANA, J.: La quiebra de la monarquíaabsoluta: 1814-1820». Editorial Ariel. Barcelona, 1974; págs. 79-90; OCAÑA PRADOS, J.:Apuntes para la historia de la villa de Móstoles. Madrid, 1981 (reedición); págs. 60 y ss.;y FERNÁNDEZ, S.: Juan Pérez Villamil, político. Conferencia en las Iª Jornadas de Historiade Puerto de Vega (Navia), dictada el 23 de julio de 2004; págs. 10-12.

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antes, llegando en barco a Alicante y presentándose inmediatamenteen Cádiz, donde se estaba gestando una verdadera revolución polí-tica con la redacción de la Constitución de 18128.

Para entonces, Jovellanos ya había tomado su último barcocon destino incierto, pues en 1811, nada más posesionarse los re-gentes, decidió retornar a Gijón, pero los avatares del largo viaje yla nueva invasión francesa de su patria le obligaron a reemprenderla marcha, rumbo a Inglaterra, donde disponía de influyentes ami-gos, como Lord Holland. Una infernal galerna le condujo,fortuitamente, a la tierra que vio nacer a Pérez Villamil, la Vega que«era casi un Londres para ser aldea» como cantó el poetaCampoamor ; una vez allí, él y sus acompañantes fueron atendidossolícitamente por el grato amigo don Antonio Trelles Osorio. Pero,los avatares del infausto viaje, su prematura decadencia física, laprobada negligencia médica y la flegmasía pulmonar aguda le lle-varon tempranamente a la tumba, el 27 de noviembre de ese mismoaño de 18119.

Villamil mantenía entonces intacta su influencia, pues fuenombrado consejero de Estado y, pese a los recelos de las Cortes,que le consideraban un partidario encubierto del absolutismo mo-nárquico –aunque él había defendido hasta entonces, en sintoníacon su desaparecido amigo Jovellanos, un constitucionalismo mo-derado compatible con la monarquía tradicional–, se convirtió el 25de septiembre de 1812 en individuo de la tercera Regencia el de-nostado Quintillo, que reinaba en un reino sin rey por la forzadaausencia del Deseado, aunque sus posiciones políticas, juzgadas deabiertamente anticonstitucionales y contrarias a cualquier reforma,precipitaron su cese y el de sus colegas el 8 de marzo de 1813 y, pocodespués, la disolución de la propia institución de la Regencia, enmarzo de 1814.

Liberado de su cautiverio francés el astuto e incapaz monarcaFernando VII, fue Villamil uno de los muchos que acudieron a reci-

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8 FERNÁNDEZ, S.: Juan Pérez Villamil, político. Conferencia en las Iª Jornadasde Historia de Puerto de Vega (Navia), dictada el 23 de julio de 2004; págs. 11-13.

9 GUZMÁN SANCHO, A.: «Nuevas postrimerías de Jovellanos». En BoletínJovellanista, nº 4. Edición del Foro Jovellanos. Gijón, 2003; pág. 54.

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birle a Valencia para animarle en la causa de la restauración del viejoorden, atribuyéndosele sin mucho fundamento la redacción o, almenos, la inspiración intelectual del denostado Manifiesto de los per-sas, así conocido por su pedante preámbulo. A éste le siguió lainmediata publicación del Decreto del cuatro de mayo, redactado porVillamil y Lardizábal, que supuso la abolición del nuevo orden cons-titucional emanado de las Cortes gaditanas –que limitaba el poderreal y establecía la separación de los tres poderes– y, por ende, el re-torno al antiguo régimen absolutista.

Fue entonces recompensado con el nombramiento de acadé-mico de la Real de Bellas Artes; miembro de mérito de la RealSociedad Económica Matritense de Amigos del País y académiconumerario de la Lengua; y hasta Fernando VII lo encumbró efíme-ramente a la Secretaría o Ministerio de Hacienda, de noviembre de1814 a marzo de 1815, retornando después a su cargo de consejerode Estado, por breve tiempo, puesto que fue cesado en octubre deese año y desterrado a Plasencia.

La caída en desgracia, situación en la que le había precedidouna vez más Jovellanos, le precipitó en un ominoso e inmerecido ol-vido, si bien como aquel, mantuvo el comprometido reconocimientode sus paisanos, que le nombraron director perpetuo de la SociedadEconómica Asturiana de Amigos del País, cargo honorífico que ejer-ció entre los años 1816 y 182010.

El triunfo del pronunciamiento de Riego y su consecuenciapolítica, el periodo conocido como Trienio Liberal (1820-23), fue elmomento más amargo de su otrora próspera existencia. Finalizadoeste periodo, nacido de un nuevo y fallido intento de revoluciónburguesa, con la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis, Villamilrecuperó su anterior estatus con los nombramientos de consejerode Estado y presidente de la Junta de Hacienda, cargos que osten-taba honoríficamente cuando le sorprendió la muerte el 20 defebrero de 1824.

En su testamento, fiel a su espíritu ilustrado liberado ahora deataduras políticas, Villamil fundó en la Universidad de Oviedo una

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10 FERNÁNDEZ, S.: Juan Pérez Villamil, político. Conferencia en las Iª Jornadasde Historia de Puerto de Vega (Navia), dictada el 23 de julio de 2004; pág. 14.

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cátedra de «Fundamentos de la Vera Religione», que fue víctima dela desamortización de Mendizábal, aunque su legado bibliográficollegó hasta el año 1934, cuando desapareció bajo los escombros dela Universidad por la incuria revolucionaria y, como postrer testi-monio del siempre latente espíritu ilustrado, proyectó una escuelade primeras letras en su pueblo natal de Puerto de Vega, que su al-bacea testamentario Manuel Cancio logró formalizar en 1828, la cualmantuvo su vigencia hasta la implantación en esta próspera villadel municipio naviego de la escuela pública11.

Sin llegar a alcanzar la talla política e intelectual de Jovellanoso de otros ilustrados asturianos coetáneos, fue Villamil un docto ju-risconsulto, hábil político y loable escritor, autor de diversas yfestejadas publicaciones, tales como: Leyes de Toro (1776); Disertaciónsobre la libre multitud de abogados (1782); Los Reyes de Asturias (1786);Historia civil de la Isla de Mallorca o Cronicón mallorquín (1789); etc.

Sería, pues, una gozosa noticia para todos nosotros que estepuntual y sencillo recuerdo en el 250º aniversario de su nacimientoen Puerto de Vega, ubicado físicamente en este día en la patria chicadel inmortal Jovellanos, fallecido en nuestra villa en 1811, fuese unode los hitos que contribuyesen a lograr la rehabilitación, hasta el ni-vel que le corresponda por su talla intelectual y su trayectoriapolítica, de este poco conocido prohombre de la Ilustración asturiana.

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Estrés, enfermedad y muerte de Jovellanos

(Revisión a la luz de la patología clínica moderna)*

por Eduardo González Menéndez

Múltiples trabajos biográficos y exégesis de su pensamiento y desu obra se han escrito sobre Jovellanos. Nuestra profunda ad-

miración por el máximo gijonés –en palabras de Laín Entralgo– tuvosu primera expresión en mi discurso de ingreso en la SociedadEspañola de Médicos Escritores y Artistas, bajo el título de Sorpren-dente actualidad y vigencia del pensamiento de Jovellanos, al que siguió otroestudio que, a medio de conferencia, pronuncié en la capital delPrincipado: Jovellanos, desde las aulas de Oviedo a la dimensión universal;y un tercer trabajo de mediana extensión, publicado en la Revista delMagisterio de Asturias, que se titulaba Jovellanos o la vocación educadora.

Posteriormente intervine en un discurso en el Foro Jovellanosde Gijón y desde hace unos meses he querido profundizar en laspostrimerías del polígrafo insigne de la Ilustración, pensando en loque podríamos llamar «pasión y muerte de Jovellanos», a cuyo temame voy a referir en una revisión actual de su vida bajo causas es-tresantes, su terminal patología y su fallecimiento.

* Conferencia pronunciada el día 27 de noviembre de 2003 en la CasaNatal de Jovellanos.

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Estas consideraciones sobre Jovellanos intentan ser un estu-dio para iniciados, es decir, para personas que ya conocenperfectamente la historia de amarguras y pesares que constituyó enbuena parte la vida del sabio polígrafo gijonés. Y nadie espere, portanto, que haga un resumen biográfico al estilo del que, en 1970, pu-blicó José María Palacios con prólogo de don Ramón Prieto Bances,como Vida y trabajos de tan excelso patricio al alcance de los muchachos,porque sería poco menos que ofender vuestra más que probada cul-tura y gran conocimiento del tema. Tampoco serán mis palabras unaapología, porque es bien sabido, como dice Julio Somoza, que «lavida de Jovellanos es ejemplar y, como tal, enseña a todos, princi-palmente a los españoles, lo que más nos importa: moderación ytemplanza en el lenguaje, prudencia en la conducta, respeto a la vir-tud, amor al trabajo y al estudio, freno a las pasiones –hartodemandadas en su día– y utilidad provechosa en el empleo de lavida». Acaso el perfil más definitorio y excelente del inmortal pa-tricio se desprenda de aquella su sentencia: «¿Por qué la fatalidadse cuida tanto de hacer a los hombres sabios y tan poco virtuosos?».Porque el preclaro gijonés anteponía, como es bien conocido, la vir-tud a la sabiduría.

Ciertamente todos los autores coinciden en la fascinante per-sonalidad del eminente polígrafo, insigne figura de la Ilustración; yun ilustre colega mío, ya fallecido, destacado pediatra de Navia, pu-blicó en 1966, bajo los auspicios y el patrocinio del Instituto deEstudios Asturianos (hoy Real Instituto), la Patobiografía y Pen-samiento biológico de Jovellanos. Su trabajo fue recibido con desigualaceptación. Mientras que para algunos –entre los que me incluyo–es un excelente estudio, hecho a ciencia y conciencia del saber deaquel siglo, para otros no dejó de merecer la acritud de unas críti-cas injustas, como aún resuena la de algún querido colega queabordó este tema recientemente.

En el primer capítulo de la Patobiografía escrita por el doctorJesús Martínez Fernández, se recoge el siguiente párrafo referido alhombre genial, «transido de Dios y embebido de Patria»:

Preocupado siempre por el juicio de la posteridad, el sentidointemporal e involuntario de su última confesión se convierte en el

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mejor testimonio de la rectitud que dirigió todos sus quehaceres. Ylas generaciones que le sucedieron, ecuánimes y justas, perpetuaronen el mármol de su lápida sepulcral los epítetos que le regatearonaquellos que fueron testigos de su labor ingente: Padre de la Patria,urbano, recto, íntegro, celoso, promovedor de la cultura, eminente,honra de España.

El profesor Agustín Guzmán Sancho, en su admirable confe-rencia sobre las postrimerías de Jovellanos, nos dijo claramente que«sobre Jovellanos no se ha dicho todo, del genio no se dice nuncatodo». Nadie puede pretender tan ambicioso objetivo en un estu-dio, necesariamente somero, como es el de la conferencia que tenéisla atención de escuchar en esta tarde-noche de noviembre. Es im-portante que recoja de tan destacado profesor el detalle de queJovellanos viajó su última travesía, antes de su muerte, con su pe-rro Tufo, «perrín inquieto y ansioso que adivinaba la muerte de suamo». Vivió aquel perro, al lado de su amo, con su collar de trescascabeles de plata que fue adorno de Piccolín, otro perro queJovellanos tuvo en Mallorca y que había sido regalo del capitánFiruel, del regimiento suizo que hacía la guardia en el castillo deBellver. Allí le regaló el collar la esposa de don Conrado Durwel,una de las personas que visitaban a Jovino en Mallorca.

No es preciso que hablemos de aquella estupenda sensibili-dad de Jovellanos, revelada en su amor por los animales.

El mismo profesor, en sus completísimos estudios sobreJovellanos, deja bien sentado que la fecha de su muerte fue el día 27de Noviembre.

Tampoco quiero silenciar otro estupendo trabajo de mi colega,ya antes citado, Jesús Martínez Fernández, sobre Postrimerías deJovellanos. Aproximación a un estudio antropológico, con prólogo de unformidable jovellanista y gran amigo mío, el padre José María Patacde las Traviesas, de la Compañía de Jesús; pero no debo cambiar elrumbo que me propuse al escribir este trabajo y, por tanto, eludo loque ya dejó dicho muy certeramente mi colega naviego sobre la ac-titud de Jovellanos ante la muerte, deseos relacionados con suspostrimerías, el trasiego de sus restos mortales, exhumación en laiglesia parroquial de Santa Marina de Puerto de Vega el 24 de

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Septiembre de 1814, re-inhumación en el cementerio de Ceares(Gijón), exhumación y nueva re-inhumación en la iglesia de SanPedro, re-inhumación en la Escuela de Comercio, traslado al Ins-tituto de Jovellanos, re-inhumación en la capilla de Los Remedios,traslado de los restos al Museo y sepelio definitivo en la capilla deLos Remedios. Todo esto y los estudios post mortem nada tienen quever con mi tema y no he de incluirlo en esta disertación.

Jovellanos empieza a morir diez años antes de su muerte, por-que el 13 de marzo de 1801 –cuando es sorprendido y apresado ensu casa– inicia una sucesión de sufrimientos morales, que le haránenfrentarse a cada instante con el inquietante problema del más allá:«La angustia del no ser, se agudiza cuando el organismo gastadocomienza a resentirse»; «Lo peor es que mi espíritu no está menosdoliente que mi cuerpo»; «Mi vida, consumiéndose lentamente, co-rre a su término».

Toda esta fase de sus últimos diez años, con ligeras alternati-vas de depresión y esperanza, define un estado premonitorio quenosotros llamaríamos «fase predisponente» de un claro estrés, defi-nido éste como «tensión provocada sor situaciones agobiantes queoriginan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces gra-ves» (definición de la Real Academia de la Lengua, en su pág. 1.005del Diccionario, en su vigésima segunda edición).

Esa situación de estrés se diagnostica claramente en sus escri-tos y cartas, de las que daríamos múltiples ejemplos, pero quevamos a concretar en dos: una carta que recibe y otra que escribe, yacaso, sobre todo, en el ambiente injustísimo que sufre, por parte dealgunos, el naciente Instituto Asturiano, hijo espiritual del sabio yvirtuoso don Gaspar.

El 6 de enero de 1794, en la misma fecha en que Jovellanoscumple los 49 años de edad, se inaugura el Instituto Asturiano, quetantas ilusiones y desvelos originan al eminente gijonés. Tambiénalgunas zozobras, dice Julián Marías, y Jovellanos apenas vive paraotra cosa que para su Instituto, puesto su pensamiento en allegarfondos, mejorar las instalaciones, hacer programas, hablar a losalumnos, organizar pequeñas fiestas y actos de afirmación intelec-tual. «Quisiera tener una cátedra de Humanidades Castellanas,Historia, Geografía, Lógica, Filosofía Moral, Derecho Público. Hacen

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falta libros y también permiso». Para ambas cosa hace gestiones conalgunas jerarquías eclesiásticas; para él son descorazonadoras lasrespuestas que recibe. Especialmente habida cuenta de su hondo es-píritu religioso y de que, en aras de este mismo espíritu, no quiereque su Instituto sea solamente de conocimientos científicos y técni-cos: Matemáticas, Física, Química, Biología…, aún sabiendo que esla Ciencia el objetivo fundamental de su inquietud educadora hastael máximo nivel. En 1795, Jovellanos hace una solicitud al InquisidorGeneral, el cardenal Lorenzana, para tener en el Instituto libros pro-hibidos, que solamente puedan leer los jefes y maestros delEstablecimiento. El resultado de sus gestiones está contado en losdiarios de Jovellanos (6-VIII-1795):

El tonto del cardenal Lorenzana insiste en negar la licencia.Dice que hay en castellano muy buenas obras para la construcciónparticular y enseñanza pública y cita el Curso de Lucuce, el de Bailsy la Náutica de Jorge Juan… Este monumento de barbarie debe que-dar unido al Diario. ¿Qué dirá de él la generación que nos aguarda,y que a pesar del despotismo y la ignorancia que la oprimen, serámás ilustrada, más libre y más feliz que la presente? ¿Qué barreraspodrán cerrar las avenidas de la luz y de la ilustración?

Aquí está el meollo de la «situación estresante» que padeceJovellanos. Parece haberse emprendido la ofensiva contra elInstituto. Le avisan que el cura de Somió, comisario de la Inqui-sición, anda haciendo preguntas sobre los libros de la Biblioteca demanera inquietante. «Al Instituto por la siesta, allí el cura de Somióregistrando libros. Le reprimí. Díjele que no me había gustado verleallí. ¿Empieza alguna sorda persecución contra el Instituto?». Lareacción psicológica de Jovellanos es de franco estrés y ello baja lasdefensas orgánicas y conduce a cualquier otra enfermedad. Jove-llanos goza de poca salud, siempre se queja.

Un incidente con el Obispo de Lugo, Don Felipe PeláezCaunedo, al que se dirigió en 1799 pidiéndole ayuda para elInstituto, se refleja en la siguiente respuesta al escrito del Obispo,que le había «contestado con mal disimulada hostilidad y aspereza».Decía el escrito del Obispo Peláez:

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Mi dueño y amigo: Un Obispo debe invertir sus facultades ensocorrer las necesidades de sus diocesanos, en el seminario conciliary otras instituciones piadosas, que sirvan para sostener nuestra sa-grada religión y combatir los filósofos de nuestros días que renuevany reúnen todos lo errores y horrores de los tiempos pasados, y persi-guen cruelmente a la Iglesia y potestades legítimas. Si he de juzgarpor la sabiduría, honor y altas virtudes del Director Cienfuegos, po-cos progresos se pueden esperar para la educación y ejemplo de lajuventud. En las circunstancias actuales sería de los más acertadoque Vm. se dedicase al cuidado de su casa, tomando estado olvidandootros proyectos y vanidades del mundo, que ya nos ha dado bastan-tes desengaños.

La respuesta de Jovellanos no se hizo esperar. La carta de donGaspar merece ser citada íntegramente:

Ilustrísimo Señor:Por más que yo aprecie el Instituto Asturiano, nunca pudiera

extrañar que Vm. se negase primera y segunda vez a socorrerle por-que estoy harto de ver olvidada la caridad pública de los másobligados a ejercerla. Más que Vm. se negase a contestar a mis re-verentes oficios y, sobre todo, que diese a mi amistosa carta tandespegada respuesta, ni lo esperaba, ni lo puedo pasar en silencio.

Aquella carta prueba que yo no ignoraba las obligaciones deVm. como Obispo cuando le recordaba las que tiene como miembrode la sociedad que le mantiene, y es bien extraño que Vm. sólo re-cuerda las primeras para desentenderse de las últimas.

Sin duda que un Obispo debe instruir al clero que le ayuda ensu ministerio pastoral, pero debe también promover la instruccióndel pueblo, para quien fue instituido el clero y el episcopado. Debemejorar los estudios eclesiásticos, pero debe promover las mejoras delos demás estudios, que Vm. llanta profanos y que yo llamo útiles,porque en ellos se cifra la abundancia, la seguridad y la prosperidadpública; porque con la ignorancia ellos destierran la miseria, la ocio-sidad y la, corrupción pública; y, en fin, porque ellos mejoran laagricultura, las artes y las profesiones útiles, sin las cuales no sepuede sostener el Estado, ni mantenerse los ministros de su Iglesia.

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Y de aquí es, que si los obispos deben aversión a los filósofos que des-lumbran, y a las malas artes que corrompen los pueblos, debentambién aprecio a los sabios modestos y protección a la enseñanzaprovechosa que los ilustra.

Lo que ciertamente no cabe en las obligaciones ni en los dere-chos de un Obispo, es injuriar a sus prójimos con injusticia y sinnecesidad.

El Director Cienfuegos ha merecido, por su talento, subuena conducta y distinguidas prendas, el aprecio del Cuerpo enque sirvió a S.M.: por estas prendas, merece aquí el aprecio decuantos le tratan, y particularmente el mío, que estoy muy satis-fecho del celo con que desempeña el cargo que el Rey le haconferido. Si tanto no ha bastado para merecer el aprecio de Vm.,pudo a lo menos esconder en su carta esta flaqueza, y eso tuvierade menos desatenta.

Me aconseja Vm. que cuide de gobernar mi casa y tomar es-tado. El primer consejo viene a tiempo, porque no vivo de diezmos ycobro mi sueldo en vales; el segundo, tarde, pues quien de mozo no seatrevió a tomar una novia por su mano, no la recibirá de viejo de lade tal amigo.

Concluye Vm. exhortándome a que aproveche los desengaños.No puede tener muchos quien no buscó la fortuna, ni deseó conser-varla. Con todo, estimo y tomo el que Vm. me da, y le pago con otroconsejo, que probablemente será el último, porque de ésta no quedaráVm. con gana de darlos ni recibirlos. Sea Vm., si quiere, ingrato consu patria y desconocido en sus amigos, pero no caiga otra vez en latentación de ser desatento con quien pueda tachárselo tan franca yjustamente como Jovellanos.

Para un hombre profundamente religioso como lo era nues-tro admirado don Gaspar, tener que decir todo esto a un prelado dela Iglesia Católica tiene que haberle producido un profundo males-tar interior, intensa amargura y causa evidente de estrés, que, a mijuicio, limita y aminora las defensas orgánicas y constituye un bá-sico factor predisponente para cualquier enfermedad muy grave.

El 13 de junio de 1779, día de San Antonio de Padua, tiene donGaspar esta sabrosa anotación:

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A la Iglesia. Predicó Don Félix de Bobes, cura de San Juliánde los Prados (Santullano), no de San Antonio sino contra los espí-ritus fuertes. Parecíase al que predicó a unas monjas contra losdesafíos, o al que, a los aguadores de la Puerta del Sol, contra las es-cofietas. ¿A qué combatir los vicios de la sabiduría en un país deignorancia? ¿Es esto más que adularla? ¡Y qué cosas no dijo! ¡Ycuán groseramente! Pero siguió la moda y, acaso, otro impulso.

Jovellanos creía en muchas cosas, por ejemplo, en «la opiniónpública, sin la cual ningún establecimiento puede consolidarse», enla fuerza de la instrucción, en que se puede decir a la nación:«¿Quieres ser verdaderamente sabia? Reforma tus Universidades,erige en cada provincia un Instituto como éste; protege las letras y losliteratos, y volverás a ser, como fuiste un día, la primera nación delmundo sabio». Creía también en lo que hoy llamamos autenticidad:«conozco los hombres, y los tolero, y creo que ninguno es tan dignode lástima como el que no es lo que debe ser». Y todo ello, ¿para qué?

¿Quiere instruir en la impiedad y el descreimiento? Al trazarel plan ideal de sus enseñanzas, después de la Retórica y la Lógica,agrega:

Y con esta última, antes envuelta en la Metafísica, se prepa-rará a los jóvenes para tomar conocimiento de ésta, pasar a laTeología Natural, que rigurosamente es una parte suya, y acabar conla Ética, que toda se apoya y deriva del conocimiento del Sumo bien,contenido en su antecedente. A esto debe suceder la Historia de laReligión para perfeccionar el conocimiento del dogma, que desde laescuela habrán estudiado en el catecismo. Esta es la suma: un mé-todo sencillo, acomodado al objeto, pocos preceptos, ejemplos muchos,poco fiado a la memoria, mucho a la explicación paciente y constante,hasta que se sepa haberse entendido cuanto se propone.

Esto es lo que quería Jovellanos a mediados del año 1800,cuando le quedaban muy pocos meses de vida al siglo XVIII, y a élmuy pocos más de libertad.

Lo mismo que el pensamiento y la sabiduría de Jovellanos seadelantan en dos siglos a su época; también, si valoramos desde el

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punto de vista de hoy su patología, hemos de admitir que Jovellanosvivió bajo una extraordinaria agresividad del estrés. La patologíadel estrés es la patología de la civilización y esto nos lleva a pensarque civilización es una condición humana que opone un hombre,que modifica sus instintos por la reflexión, a un estado primitivo,salvaje y bárbaro. Esta condición humana de hombre civilizado esdistinta según el momento histórico y, así, hay civilizaciones clási-cas antiguas dominadas por el sentido de lo bello; una civilizacióncristiana que está dominada por la idea de lo bueno; una civiliza-ción materialista, que se inicia en el siglo XVIII, bajo el imperio de laidea del progreso científico y técnico, y que posteriormente se con-creta en lo que se llamó civilización industrial. La patología delestrés afectó ya a Jovellanos, aunque entonces no se conocieran es-tos modernos conceptos que el sufrimiento, la amargura y el dolormoral del hombre conllevan. Jovellanos sufrió muchísimo en su do-lor por España y en la incomprensión de los Gobiernos y del reyhacia su personalidad tan abierta a la bondad y al bien y tan deseosade la prosperidad y la gloria para España.

En la admirada monografía que escribe Francisco Carantoñasobre la Estancia de Jovellanos en Muros de Galicia se registran más da-tos que apoyan el diagnóstico de su estrés, porque Jovellanos,cansado y con escasas ilusiones, cumplidos los sesenta y cinco años,en la postrer etapa de su vida, llega a Muros el 6 de marzo de 1810huyendo del nido de intrigas en que Cádiz se había convertido.Desde Muros le habla Jovellanos a lord Holland de política y tam-bién de sus melancolías y desdichas. Se traslucen en sus cartas,como también en otras dirigidas a distintos destinatarios, preocu-paciones económicas que en algún momento angustiaron al ilustreasturiano refugiado en Muros. El 16 de Mayo de 1810 le escribía alconde de Ayamáns: «La suerte de todos es harto desgraciada; la mía,aunque si cae Asturias quedaré reducido a una absoluta indigencia,no lo es tanto, por que ni mi ánimo está abatido en ningún grado nipuedo temer que en estado alguno me falten recursos para vivir».

Jovellanos sale de La Coruña por tierra el 17 de julio de 1811.Llega a Gijón el 6 de Agosto, tras diez largos años de ausencia, y esobjeto de una acogida memorable. Esta fecha será para siempre elgran día de Jovellanos. Pero su sosiego dura poco. El 6 de noviem-

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bre debe huir de nuevo ante una amenaza de los franceses. Su barcoentra en una arribada forzosa, bajo una galerna tremenda, en Puertode Vega, cerca de Navia, y allí, acogido en casa de Antonio TrellesOsorio, ocurre su última enfermedad y su muerte, que por desgra-cia acontece el 27 de Noviembre de 1811.

Jovellanos sufrió el desamor y la incomprensión, que son prin-cipios básicos de la patología del estrés y no olvidemos que estapatología tiene unas bases bien precisas en sus diversas facetas:

1) Los agentes agresivos, fuerzas, estímulos, condiciones, si-tuaciones del medio externo, capaces de determinar unaperturbación en el medio interno, en la homeostasis.

2) El proceso en virtud del cual estos agentes agresores o es-tresantes producen su acción en el organismo humano.

3) Los cambios y respuestas orgánicas resultantes de las accio-nes agresivas y que serán de tipo bioquímico, de carácterneuroendocrino, acusadamente estructurales o bien merasmodificaciones de la conducta.

Con harta frecuencia aparecen trabajos de investigación mé-dica que corroboran la influencia de los factores psicológicos ysociales sobre el equilibrio somatopsicológico de la persona hu-mana. No hace más de tres meses, en la revista Science, dirigidopor la doctora Noemí Eisemberg, del Departamento de Psicologíade la Universidad de California, en Los Ángeles, se publicó untrabajo en el que se comprobó el efecto físico de los reveses mo-rales. Los reveses morales del ego duelen casi tanto como laslesiones físicas y así existe una explicación de patología funcionalpara el «nudo en el estómago» que se sufre ante una emociónacongojante. Se alude a los disgustos de la vida corriente, comoel que recibe, por ejemplo, un joven rechazado por la muchachapretendida; o la crítica que recae sobre el vestido o la presenciade una mujer que engordó más de la cuenta. Nada digamos de losreveses en el éxito, en la fortuna, en la carrera política, etc. Estocondiciona que las imágenes de resonancia magnética en el cere-bro mostraron una peculiar actividad en la corteza circularanterior del cerebro, región vinculada al dolor. Además, la corteza

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ventral prefrontal derecha, una región del cerebro que se sabe ma-neja y regula la aflicción, también apareció relacionada con unaumento de la congoja.

La persistencia continuada o la reiteración de estas situacio-nes estresantes reporta alteraciones funcionales del cerebro que hoyestán absolutamente objetivadas y bien conocidas.

Los agentes estresores son agresiones somáticas inespecíficas,térmicas, físicas, químicas, biológicas, unas veces; situaciones per-sonales otras, como problemas familiares, conflictos económicos,éticos o religiosos, que tanto contaron en la biografía de nuestro ín-clito máximo prohombre.

No debo extenderme en la explicación del Síndrome Generalde Adaptación de Seyle, ni sobre la estimulación hipotálamo-hipo-fisaria adrenocorticotrófica, pero bien es cierto que todo ello entróen juego en la patobiología de Jovellanos, que no la pudo ver en suépoca, bajo este enfoque, su gran historiador y mi querido colegaJesús Martínez Fernández.

Jovellanos vivió bajo el sufrimiento que hoy se denomina es-trés y ello limitaba sus defensas orgánicas, hasta el extremo de verseentregado a una situación de minusvalía frente a las agresiones bac-terianas.

Es bien sabido que el 15 % de la población española sufre ac-tualmente distintas manifestaciones de ansiedad ante situacionesde riesgo. No sabemos naturalmente cual era el porcentaje en laépoca en que vivió Jovellanos, pero es lo cierto que en él se expresaen forma muy clara el estado de alerta ante sucesos posiblementesobredimensionados como peligrosos. La forma de aparición de laansiedad y su propio curso son muy diversos, pudiendo oscilardesde simples intranquilidades a reacciones de huida. Últimamentese admite como influencia de factores biológicos en la predisposi-ción al estrés y a la ansiedad, una alteración en el cromosoma 15.

A veces se asocia a esta situación de estrés un cuadro depre-sivo y esta asociación suele darse en el 10 % de los hombres y en lasmujeres un 2,5 % más.

Volviendo a la situación de estrés que referimos, puede ma-nifestarse claramente dicha situación por crisis de angustia,ataques de pánico, ansiedad generalizada, preocupación sobre po-

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sible enfermedad somática, agorafobia, fobia social, fobias especí-ficas, trastornos obsesivos-compulsivos, desasosiego, sensación dedesamparo, extrema vigilancia, permanente temor…

Y así, sumándose a su manifiesto estrés crónico previo y pre-disponente, el nuevo factor agresivo de la «galerna» padecida en elCantábrico por el bergantín Volante –cuyo capitán era don Juan deSertucha, vecino de la villa de Plencia, Señorío de Vizcaya, siendotripulantes Juan Bautista Domingo Muniategui, Antonio de Besterray Juan Bautista de Garivi, y que provocó, cuando navegaba conrumbo a Ribadeo, su arribada forzosa en Puerto de Vega–, no es deextrañar que su organismo fuera receptivo al contagio de la enfer-medad neumónica que padecía su gran amigo don Pedro ValdésLlanos y de la que hablaremos seguidamente.

La neumonía es una infección del parénquima pulmonar cau-sada por diversas especies bacterianas, micoplasmas, clamidias,ricketsias, hongos y parásitos. Los huéspedes debilitados –ha dichocon claridad definitoria HARRISON– son especialmente vulnerablesa las infecciones pulmonares, causadas por diversos agentes pató-genos. Ciertos factores como un viaje anterior, la exposición amascotas, el contacto con otras personas enfermas, la profesión y laedad del paciente, la estación del año, la localización geográfica, etc.,etc., son múltiples factores coadyuvantes que pueden intervenir enla producción o aparición de la neumonía. esto es así a la luz de laMedicina clínica moderna y todo esto se dio en la postrera enfer-medad de Jovellanos.

No es suficiente para nosotros, clínicos de este siglo y de estacircunstancia, admitir como bueno el relato de la biografía de donGaspar cuando llega este momento.

Vamos a reproducir en pocas líneas lo que se sabe de ciertosobre esta escena final de la egregia vida de nuestro admirado po-lígrafo.

El 4 de noviembre de 1881, don José Ramón FernándezLuanco, de Castropol, publicó un artículo titulado «Postrimerías yrecuerdos de Jovellanos» (La Ilustración gallega y asturiana, tomo IIIpágina 388, año 1881) con datos aportados por Pedro Santa Marina,que había conocido personalmente a Jovellanos en Puerto de Vega,y con el informe de una carta que le solicitó al médico don José

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Angulo y que estaba fechada en Navia el 13 de enero de 1851, cua-renta años después del necrológico suceso. El texto publicado diceasí: «Fue atacado el Sr. Jovellanos de frío general –el escalofrío ca-racterístico del inicio de una neumonía– con dolor vivo y agudo enel costado izquierdo, dificultad de respirar, esputo sanguíneo y ca-lentura violenta».

El médico Angulo censura sin ambages al cirujano La Magna,diciendo que desconoció enteramente este estado patológico mor-boso de tanta gravedad, omitiendo emplear oportunamente unmétodo antiflogístico para combatir con fruto la flegmasía del pul-món, cuyos síntomas se manifestaban evidentemente; pero, pordesgracia, no sucedió así. De esta manera pasaron los días y siguie-ron las cosas sin tomar otras providencias; hasta que, pasado elprimer septenario de su afección, llamaron al octavo día al faculta-tivo Angulo, pero ya era demasiado tarde. Éste se cruzó de brazos,pues el señor Jovellanos estaba atacado de un fuerte delirio y su ra-zón trastornada, repitiendo a cada instante: «Mi sobrino…, JuntaCentral…, La Francia…, Nación sin cabeza…, ¡Desdichado de mí![…]» y otras incoherencias. No pudo concluir el testamento que ha-bía iniciado y, después de recibir los Auxilios espirituales, expirótranquilamente, sin agonía, el día décimo de su enfermedad, a lascuatro de la tarde.

Es innegable que el cirujano La Magna no debía tener los co-nocimientos de doctrina médica elementales, porque no era médicoy únicamente estableció el diagnóstico el médico de Navia don JoséAngulo. Hemos de ser sinceros y objetivos. Nadie puede luchar con-tra corriente ni tratar de modificar la historia. Jovellanos fallecióporque Dios lo permitió así y si hubiera enfermado dos siglos des-pués –es decir, en nuestra época tendríamos, gracias a Dios, losmejores medios para curarle. Hoy son muy pocas personas las queno reciben correctamente un tratamiento eficaz para una neumonía,como la que tuvo el máximo gijonés. No podemos olvidar que, apartir de 1940, se dispone de un arsenal terapéutico asombrosa-mente útil: sulfamidas, sulfatiazoles, antibióticos, etc., etc., con losque esta enfermedad en un hombre de 67 años, es perfectamente cu-rable. Es bien sabido que la enfermedad está en el pulmón, pero lamuerte viene por el corazón; y aún así, tenemos medios fabulosos

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para proteger ese corazón y hacerlo resistir a la situación de unaneumonía lobar, localizada, en este caso, en el pulmón izquierdo,que no cedió a los tratamientos de aquella época: cantáridas y otrosremedios, mientras el proceso neumónico se extendía hacia la pleuray así ocasionaba intenso dolor en punta de costado.

Nadie puede asegurar, sin embargo, que, con los medios ac-tuales, Jovellanos no hubiera sucumbido a su neumonía. Lasinfecciones causadas por el Streptococus neumoniae o neumocococonstituyen un importante problema de salud en todo el mundo,siendo la causa principal de mortalidad y morbilidad por enferme-dad infecciosa, potencialmente evitable por vacunación. Afectaactualmente, en forma fundamental, a niños pequeños y a personasde edad avanzada, siendo estas últimas la población más afectadaen los países desarrollados.

A pesar de la enfermedad neumónica, la incidencia en paísesde nuestro entorno socioeconómico oscila entre 15 casos por 100.000habitantes en población general y 50 casos por 100.000 habitantesen mayores de 65 años. La letalidad, actualmente, aún con el trata-miento antimicrobiano, va del 15 al 50 % en mayores de 65 años. Laincidencia real de la neumonía neumocócica –que es, sin duda, laque padeció Jovellanos como proceso final– se desconoce, pero sesupone aproximadamente sobre los 100 casos por 100.000 habitantesen la población general y esta cifra se multiplica por cuatro o cincoveces más en mayores de 65 años.

En sujetos afectados de inmunosupresión, como los que pa-decen estrés –tal era el caso de don Gaspar–, tienen un grave riesgode enfermedad neumocócica invasiva y muerte. Por eso la estrategiaactual es la de vacunación antineumocócica en personas mayoresde 65 años y en las que tienen algún factor de riesgo, aún siendo me-nores de esa edad.

A comienzos del siglo XX, el gran clínico Olsen, recordaba lafrase de Galeno: «Cura mejor el médico que merece la confianza delas gentes». La actitud combativa y defensiva del propio enfermocontra su dolencia está movida por un conjunto de confianza, ilu-sión y fe, aunque está bien probado que sólo este componentepsicológico de «situarse en positivo», con ser sumamente impor-tante como colaboración, no cura por si sólo las enfermedades. La

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Patología no es una cuestión tan simplista. Aunque se haya inten-tado buscar bases biológicas en la respuesta psicológica frente a laenfermedad, atribuyéndola a las llamadas endorfinas como incre-mentadoras del sistema inmunitario, no está demostrado que esemecanismo sea capaz de dominar y vencer los procesos importantesy mucho menos los malignos.

Es notorio que ni este factor coadyuvante de la confianza enlos médicos pudo darse en la enfermedad postrera de Jovellanos,porque ninguno de los dos sanitarios partícipes en su asistencia eranconocidos por él. Uno de ellos se trataba de un cirujano-barberosangrador, no facultativo, y el segundo, el doctor Angulo, era unmédico de Navia que nunca antes había visto ni tratado a donGaspar. No podía existir, pues, aquello que mencionaba Galenocomo mecedor de la confianza de las gentes.

Pocas mentes españolas han valorado con suficiente y justocriterio el pensamiento, la vida y obra de Jovellanos, pero no handejado de hacerlo los más escogidos y selectos ideólogos y maes-tros, desde Marañón y Laín hasta Menéndez y Pelayo o JuliánMarías. Y nos toca a los médicos, especialmente a los que somos,para nuestro honor, sus paisanos y seguidores, analizar el mérito desus sufrimientos, la tremenda amargura de su vida estresante, laspersecuciones de sus enemigos, la tremenda injusticia de cuantos,comidos por la envidia, intentaron hacerle la vida imposible.Debemos ser los Médicos los que valoremos su existencia estresadacon mil agravios y persecuciones, en un alma hermosísima –comodijo de él Menéndez y Pelayo– embebida con un profundo sentidoreligioso de lector incansable de la Biblia y alimentado con la sa-grada comunión con la máxima frecuencia de aquella época.

Vivió y sufrió por España con el enardecido fervor de los ma-yores patriotas, pero su salud le ayudaba poco y, aunque acudía alos remedios posibles, ni las curas hidrominerales de Trillo, ni lasmedicaciones que estaban entonces en boga, fueron capaces de ate-nuar ese casi permanente dolor en que vivía, su inquietud por supatria y su ensueño de mejor instrucción, mejores y mayores avan-ces en el pueblo de sus amores y, sobre todo, grandeza de su patria.

La hiriente y dolorosísima visión de un Jovellanos muerto,mueve nuestros corazones como si de nuestro padre se tratara.

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Brotan palabras de inmensa tristeza y dolor, con la misma emociónque él supo poner en su fabulosa proclama a los paisanos de la villade Muros de San Pedro el 28 de Marzo de 1810 ó en canto guerreropara los asturianos frente al invasor.

También hace bien poco se habló del Jovellanos «fascinante yrompedor», pero nadie puede negar su profunda religiosidad y suprofesión de fe católica, apostólica y romana. Hay en Jovellanos unateoría antropológica del ser humano como ser social, histórico y tras-cendental. Toda la doctrina y el pensamiento de Jovellanos esmúltiple: erasmista y jansenista, localista y patriota, reformador ra-dical y adversario del jacobinismo, entregado a las tradiciones,coherente y progresista, y «como la sal en el mar, Jovellanos está entodo». Su inmensa cultura y la pluralidad de su pensamiento polí-tico jamás está en pugna con su profunda fe religiosa.

El viento de aquella noche de noviembre y el amanecer deldía siguiente hacen temblar de angustia y de profundo sentimientoa todos los gijoneses, a todos los asturianos y a cuantos le conocierony admiraron como máxima figura de la intelectualidad de su siglo.Jovellanos ha sido, desde aquel año de 1811, la máxima figura es-pañola de su tiempo y concita en él tanta admiración y tanto amorfilial como si fuera nuestro padre… La muerte del mayor patriota,pauta y ejemplo en su amor por España y en entrega al servicio pú-blico y al interés general, enciende en nosotros una última reflexión.Mucho más importante que su quebrantada salud, su tensión pro-vocada por situaciones agobiantes y su última extrema enfermedad,que acabó con su vida física, es la grandeza de un alma llena de ter-nura por sus semejantes, enardecida en el deber de mejorar lainstrucción pública y conseguir la serena paz de una patria dolo-rida…

La muerte de Jovellanos fue una lanzada en el costado deEspaña, que él recibió como un camino hacia Dios y una bienvenidaal seno del Padre en quien siempre creyó y en cuya Santa Iglesiaquiso morir. Jovellanos nos mostró una síntesis feliz de la virtud y lasabiduría.

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por Ignacio Gracia Noriega

Se considera que la percepción literaria del paisaje es descubri-miento moderno que, con el romanticismo, alcanza su máximo

desarrollo y esplendor. La literatura anterior no repara en aspectoscircunstanciales, se ha llegado a afirmar, entendiéndose el paisajecomo un elemento circunstancial que progresivamente cobra im-portancia. No es nuestro propósito, al menos de momento, discutirtales suposiciones, aunque tal vez merezca recordar un hermosoverso del Poema del Cid: «passando van las sierras e los montes e lasaguas», o una cantiga de Martín Codax: «Ondas do mar de Vigo»,o algunas descripciones de Gonzalo de Berceo, para no admitir opi-niones quizá precipitadas. O bien la más injustamente olvidadanovela de Cervantes, Los trabajos de Persiles y Segismunda, en la queno son necesarias las descripciones paisajísticas, porque el paisajese funde en la acción del mismo modo que el Monument Valley esparte indispensable de los «westerns» de John Ford; por ejemplo:«Finalmente, el favor de los cielos se mezcló con los vientos quepoco a poco llevaron el esquife a la isla y les dio lugar de tomarleen tierra en una espaciosa playa, no acompañada de gente alguna,sino de mucha cantidad de nieve, que todo lo cubría».

Una cosa es la integración del paisaje en el relato, y otra la fa-tigosa descripción de paisajes que, en ocasiones, interrumpen elrelato, y Cervantes conocía la diferencia. También la conocía

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Jovellanos, y, por este motivo, los apuntes paisajísticos integradoscomo de pasada en sus diarios poseen mayor viveza que descrip-ciones más cuidadas, en prosa o en verso. A veces, el paisaje enJovellanos es una simple pincelada: «mañana parda» anota el 5 deagosto de 1795; o bien, perfila los diferentes ingredientes que com-ponen un cuadro: «Paseo por Santa Catalina; a la vista diezembarcaciones que corren al oeste; debajo, las lanchas pescando sar-dinas; el día claro; el tiempo fresco»; o se deja llevar por la emoción,en Pajares: «¡Qué escenas tan sublimes! ¡Qué montañas tan augus-tas! Todas se ven como unos enormes trozos derrumbados de lasmás altas. En las inferiores, el monte Valgrande poblado de hermo-sas hayas».

Ángel del Río señala en el estudio preliminar a la edición desus diarios que «fue Menéndez Pelayo el primero en señalar la ap-titud de Jovellanos para sentir la emoción de la naturaleza oconmoverse ante sus bellezas. Luego Azorín –para quien el cantorde El Paular y de los campos mallorquines era ya un poeta román-tico– habló de la «sensación aguda de paisaje que hay en susversos».

No obstante, es Gerardo Diego quien mejor repara, no ya enel Jovellanos paisajista, sino en el Jovellanos poeta. «Será difícil quehombre alguno se haya situado ante la naturaleza con la avidez yla capacidad, con el amor también, de don Gaspar Melchor deJovellanos –escribe Diego, preguntándose a renglón seguido–¿Goethe? Hombres del mismo tiempo multiplican su unidad, irra-diándola en las más diversas dimensiones. Más profunda lacontemplación en la mirada del de Francfort, pero más completa yrica aún en la retina del asturiano. Los testimonios escritos son in-numerables. Pero antes pensemos en la autenticidad, en la hondaoriginalidad de la contemplación jovellanista.

Gusta Gerardo Diego de separar al Jovellanos poeta delJovellanos prosista, inclinándose en favor del último, pese a quetambién ha señalado el notable valor de Jovellanos como poeta, pesea que «la poesía del siglo XVIII hay que ir a buscarla fuera de losversos». No es culpa de Jovellanos haber nacido en un siglo tan an-tipoético como aquel en el que nació y vivió la mayor parte de suvida; y tampoco es achicarle cuando se le tiene, como hace Diego,

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como el mejor poeta español de ese siglo, en muchos aspectos porencima de Meléndez Valdés y de Quintana. Según Diego, «puedeestudiarse a Jovellanos paisajista y naturalista en sus versos y en susprosas. En unos y en otras nos ha dejado admirables páginas queno son todo lo conocidas que debieran. Lo más citado en la epístolaFabio a Anfriso, que por una serie de circunstancias, además de suintrínseco mérito, ha sido objeto de apasionados comentarios. Peroes en la prosa de Jovellanos donde a veces, también con verdaderovuelo poético y siempre con elegancia y justeza de expresión, puedeadmirarse la más variada gama de sensaciones, apuntes, panora-mas, meditaciones, estudios y cantos apasionados de la Naturaleza.Para ello basta recordar páginas de sus Diarios de correspondencia».Y en su conferencia sobre «La poesía de Jovellanos», Gerardo Diegoafirma tajantemente: «Poeta en prosa don Gaspar lo es en sus me-jores momentos…».

Estos «mejores momentos» Jovellanos los logra, de maneraespecial, en el estilo, algo desenfadado e informal, de sus diariosy cartas, aunque Menéndez Pelayo le tenía por poeta sobre todo,señalándole, a modo de cariñoso reproche, que fuera «quizá dema-siado poeta en achaques de economía política».

Que Jovellanos escribió páginas admirables de prosa des-criptiva queda fuera de toda duda, como la célebre descripción deBellver, que Diego juzga como «maravillosa página que deberíansaber de memoria los escolares españoles, como aprenden otras nomás bellas de Chateaubriand los franceses». Más que por enalteceral prosista no desmerezca el poeta, y en lo que aquí nos ocupa, elpoeta sensible que expresa su estremecida emoción ante el espec-táculo, grandioso o apacible, de la naturaleza, en la vega delBernesga o en El Paular. En la epístola de Fabio a Anfriso, escrita enla cartuja de El Paular, «se contiene el germen de toda la poesía ro-mántica que más tarde se ha de escribir en España», asegura Azorín;y Ángel del Río indica que en ella «el viejo elogio horaciano de lasoledad se funde con temas de un espíritu completamente nuevo:tono evocador, sensibilidad quejumbrosa, personalismo, reflexionesmelancólicas sobre las ruinas, el claustro, el pasado y visiones delterror nocturno. Asoman también en la misma epístola el senti-miento de la naturaleza y el medievalismo literario que luego

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expresa en prosa con ardor poético en las bellísimas descripcionesdel Castillo de Bellver y de la campiña mallorquina. El poeta sale enbusca de la «quietud perdida», y aunque no la encuentra, nos ofreceuna de las buenas descripciones paisajísticas de la poesía española:

Salgo al ameno valle, subo al monte,sigo del claro río las corrientes,busco la fresca y deleitosa sombra,corro por todas partes y no encuentroen parte alguna la quietud perdida.¡Ay, Anfriso, qué escenas a mis ojos,cansados de llorar, presenta el cielo!Rodeado de frondosos y altos montesse extiende un valle, que de mil deliciascon sabia mano ornó naturaleza.Pártele en dos mitades, despeñadode las vecinas rocas, el Lozoya,por su pesca famoso y dulces aguas.Del claro río sobre el verde margencrecen frondosos álamos, que al cieloya erguidos alzan las plateadas copas,o ya sobre las aguas encorvados,en mil figuras miran con asombrosu forma en los cristales retratada.De la siniestra orilla un bosque ombrío,hasta la falda del vecino montese extiende: tan ameno y delicioso,que le hubiera juzgado el gentilismomorada de algún Dios, o a los misteriosde las silvanas Driadas guardado.

La cita es larga, pero nos permite apreciar cómo Jovellanoscontempla el paisaje. Dejando al margen la referencia al estado deánimo del poeta y las alusiones a ecos paganos y a las ninfas de losbosques de los tres últimos versos, en coherencia con el verso deOvidio que sirve de frontispicio a la epístola («Credibile est illiNumen inesse loco»), las descripciones son realistas y están hechas

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con naturalidad: en la ribera del río crecen árboles que dan delei-tosa sombra; las copas de los árboles se reflejan en sus aguas; el ríoLozoya se despeña desde las rocas vecinas, el valle se encuentra ro-deado de altos y frondosos montes y el bosque umbrío se extiendehasta la falda del monte próximo.

Debemos llegar a la conclusión de que Jovellanos está acos-tumbrado a ver cómo los ríos se precipitan en cascadas y cómoalrededor de los ríos predomina el color verde («el verde margen»),y cómo los árboles parecen ascender por las laderas de los montes,y esto nos conduce no sólo al Jovellanos poeta, sino al Jovellanosviajero. A un viajero que era a la vez poeta, pues otros viajaron másque Jovellanos y no vieron lo que él veía. Y tiene mérito la miradade Jovellanos, porque en la mayor parte de sus páginas de viaje nolas fija en el paisaje, sino en la etnografía, folclore, arte, industria,agricultura o geología del territorio que recorre (el de Asturias, prin-cipalmente); pero el paisaje está al fondo siempre, como en unpoema épico medieval o en un «western» clásico. Un paisaje vivo ycambiante: como asturiano, como español cantábrico, tiene presenteen todo momento las alteraciones que los movimientos meteoroló-gicos ejercen sobre el paisaje. No se ve lo mismo bajo el sol que bajola lluvia, y debe tenerse en cuenta que el paisaje de Asturias pierdegran parte de su belleza melancólica y la mayoría de sus maticesbajo el sol del verano. La gran estación aquí es el otoño. Jovellanos,en sus diarios, es paisajista y meteorólogo: «Mucho frío; la nieblaespesó; era ya agua y abundante», anota subiendo La Espina. Losejemplos podrían multiplicarse.

Vamos a buscar al Jovellanos poeta en el prosista de sus pági-nas viajeras. No viajaba don Gaspar Melchor por viajar, sinorequerido por graves ocupaciones que poco tienen que ver con lapoesía. Viajaba como entonces viajaban tantos ilustrados como él,según constata Ángel del Río: «Es casi seguro que el ejemplo de donAntonio Ponz y el de otros ilustres viajeros, españoles y no españo-les, del siglo XVIII, despertara en Jovellanos ese afán por recogernoticias artísticas, topográficas, económicas, de historia natural, agri-cultura, población, vida social, etc., en todos los lugares por dondepasaba. El impulso venía de más lejos: de la universal curiosidadque caracteriza a la época de la Enciclopedia». O, como señala

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Menéndez Peláez, a propósito de sus cartas a Ponz: «Responden aun género literario muy del gusto de los ilustrados, que sentían vivoafán de conocer directamente la vida de los pueblos». De este modo,Jovellanos fue conociendo su país paso a paso, y así llegó a amarlo,cosa que hoy está proscrita, a no ser que se ame al país con inten-ción separatista. De este modo, se adelantó a la recomendación deUnamuno, que pedía pisar la tierra de España, caminar sobre ella,para llegar a amarla de verdad. Unamuno, lo mismo que sus com-pañeros de generación, Azorín y Baroja especialmente, escribiógrandes páginas paisajísticas, siendo como era muy aficionado a lasexcursiones. Aunque no era lo mismo viajar en la segunda mitaddel siglo XVIII que a comienzos del siglo XX, no creo que despres-tigiemos a Jovellanos si calificamos sus viajes de «excursiones» o«viajes de cercanías». Porque aunque él era consciente de las difi-cultades e incomodidades que ocasionaba en su tiempo viajar porAsturias (región a la que Jacinto Avella Fuertes, comisionado pararecorrer los caminos del Principado, comparaba con Siberia; y el pro-pio Jovellanos incurrió asimismo en esa comparación), lo cierto esque no podemos calificar como «viajes» ir a Pajares o a Santanderpor los días en que don Alejandro Malaspina circunnavegaba elglobo terráqueo, o don Domingo Badia y Leblich, haciéndose lla-mar Ali Bey, viajaba a la ciudad prohibida de La Meca muchos añosantes de que lo hiciera el capitán sir Richard Burton. Que Malaspinano sea tan conocido incluso entre los mismos españoles como el ca-pitán Cook y capitán Badia tanto como Burton, es otra demostraciónde que el país que salió corriendo de Iraq se aprecia poco a símismo, y esta falta de aprecio, que Jovellanos intuyó en más de unaocasión, acaso le hubiera dado motivo para una reflexión amarga.

Las páginas viajeras de Jovellanos se encuentran sobre todoen sus diarios y en la primera y tercera cartas a Ponz, de la que diceCeán Bermúdez que «solamente la pluma de Jovellanos pudiera ha-cer interesante un asunto tan desagradable». El asunto de esta carta,que Ceán resume como «descripción harto pintoresca del áspero ymolesto camino que hay y anduvo desde León a Oviedo, de lasenormes peñas y montañas que le ocupan, de los ríos que le atra-viesan», no es desagradable, ni mucho menos, aunque se trate delrelato de una esforzada caminata.

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Jovellanos revela también como viajero su anglofilia. Es unviajero de tipo inglés, que viaja haciendo preguntas y anotaciones, ya quien Ian Robertson podía haber incluido entre los «curiosos im-pertinentes», los viajeros ingleses que recorrieron España durantelos siglos XVIII y XIX. Sus coincidencias con Joseph Townsend, querecorrió algunas partes del centro de Asturias poco antes que él, sonmás que notables. Leyendo los relatos escritos por ambos viajerostal parece que los dos lo hacían por parecidos motivos, aunqueTownsend viajaba por razones personales, para curarse el «spleen»que le había producido el fallecimiento de su esposa, y Jovellanospor motivos de utilidad pública. Aunque no solo emprendíaJovellanos sus viajes para inspeccionar carreteras y buscar salidasal carbón. El trabajo de Climent sobre las lecturas de Jovellanos nosaporta un dato muy revelador. De los más de doscientos cincuentalibros que componían su biblioteca, sesenta de ellos eran de viajesy geografía. De lo que resulta inevitable deducir que era un gran afi-cionado al género de viajes y también un entendido.

Mediado el siglo XVIII comienza la gran época de los viajes deextranjeros por España, que alcanza su momento de mayor esplendordurante el romanticismo. Buena parte de esos viajeros publicaron re-latos de esos viajes. Se viajaba a España como a un país exótico, medioárabe, en el que se sucedían las disparatadas aventuras del «Manus-crito encontrado en Zaragoza», de Jan Potocki. Chateaubriand, alregresar a Francia y contemplar las torres de la catedral de Burgos enla lejanía reconoce que, por primera vez, se siente en su propio país.Lord Byron, Gautier o Dumas exageraron un exotismo arabizante,como sacado de Las mil y una noches, y aunque Merimée, Borrow yRichard Ford conocían mejor España y eran más sensatos, no por esodejan de dedicar espacio a las corridas de toros, a los gitanos y a loscaballistas de Sierra Morena. Pero la mayoría de los viajeros que sa-lían en busca de exotismo, no se acercaban a Asturias, no porque fuerala Siberia de España, sino porque en la cornisa cantábrica no habíamanera de encontrar exotismos arábigos, sino unas tierras, unos pai-sajes y unas gentes muy parecidas a las suyas. «Sus recorridos por elnorte de España llevan en ocasiones a los viajeros a Cantabria yAsturias, zona que por su similitud natural con su país de origen me-rece menos comentarios», señala Ana Clara Guerrero.

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Townsend entra en Asturias por el puerto de Somiedo, e im-presionado por la grandeza de paisaje, escribe: «Si Shakespearehubiera pasado por este camino, su imaginación no hubiera repa-rado en los acantilados de Dover» (para buscarle un escenario a ElRey Lear). Y a lo largo de su recorrido asturiano, encuentra muchosaspectos comunes entre Inglaterra y Asturias, tanto en la aprecia-ción del paisaje como en la forma de ser de los paisanos: «Lasemejanza de Asturias con algunas partes de Inglaterra es sorpren-dente. El aspecto del país es el mismo por su verdor, sus cierres, sussetos vivos, sus hileras de árboles y sus bosques; llama la atención lamisma mezcla de arboledas, de tierra de labor y de ricos pastizales;la misma clase de árboles, de cosechas, de frutos y de rebaños».También en la climatología se parecen Asturias e Inglaterra: «Unoy otro país son excesivamente húmedos en invierno; sin embargo,esto mismo les proporciona un gran resarcimiento en el verano, ylos dos gozan de un clima templado», aunque Townsend precisaque «la sidra de esta región no es tan buena como la nuestra», lo queinfló el patriotismo astur de don Fermín Canella, exaltándole en rec-tificaciones reivindicatorias de la sidra asturiana.

Sería interesante, y figura entre mis proyectos, hacer un estu-dio comparado del viaje de Townsend por Asturias en 1786 con losviajes de Jovellanos, realizados la década siguiente. Townsend es elautor del viaje más completo realizado hasta aquel momento porun inglés a través de España, y seguramente el primero que seacerca a Asturias, ya que Edward Clarke, que publica sus cartas so-bre España en 1763, destacando de Asturias sus bosques y montañasy señalando algo muy cierto sobre nuestra tierra: que «más pareceuna región saqueada que un país en manos de sus propios dueños»,no debió de moverse de Madrid, según diversos testimonios.Townsend conocía a Ponz, pero no llegó a conocer a Jovellanos du-rante su paso por Asturias, ya que éste se encontraba en Madrid; encambio tuvo trato con su hermano don Francisco de PaulaJovellanos, «capitán de marina retirado del servicio» y de quien diceque «un viejo oficial, en cualquier país, es un compañero agradable,sobre todo en España. Yo encontré en este militar todo cuanto unextranjero puede desear: buen sentido, cortesía y una gran instruc-ción».

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En cambio, Jovellanos conoció a Alexander Jardine a su pasopor Asturias en noviembre de 1793, y en los tres años siguientesmantuvo con él correspondencia sobre asuntos económicos. Graciasa Jardine, que le prestó el ejemplar, pudo Jovellanos leer lasConfesiones de Rousseau.

En Jovellanos, pues, percibimos dos tipos de viajeros, que co-rresponden a dos etapas muy diferentes de su vida. De una parte,el viajero ilustrado, que viaja y ve, y anota el itinerario y lo que havisto, interesándose de manera especial por la naturaleza del sueloy la situación del país, y por el genio peculiar y las invenciones desus habitantes: un «curioso impertinente», en una palabra. Es elJovellanos de los diarios y de las cartas a Ponz, el Jovellanos queempieza a variar, desde posiciones clasicistas, a otras claramenteprerrománticas. El romántico se hace en el viaje, y una vez más semuestra en Jovellanos su tendencia anglosajonizante. No olvidemosque Townsend, sin ir más lejos, en muchas de sus descripciones pai-sajísticas, por ejemplo, en Somiedo, aparece como un prerrománticoauténtico.

Pero también le tocó a Jovellanos viajar de manera menosgrata, curiosamente en los últimos años de su vida, cuando ape-tece el sosiego y no andar perseguido por tierra o errante por loscaminos del mar. Es el Jovellanos que cumple misiones patrióticasy que, sencillamente, huye de los franceses napoleónicos. UnJovellanos que no tiene tiempo para reparar en la configuracióndel terreno o para anotar observaciones sobre el paisaje, pero quele relata a lord Holland, en carta con fecha de 8 de marzo de 1810,las penosas circunstancias de su llegada a Muros de Noya; unaspáginas al borde de la desesperación. Y luego, más tarde, la arri-bada definitiva a Puerto de Vega, huyendo de los franceses y de lagalerna. No es de extrañar que en Muros de Noya se considerenáufrago perdido para siempre, «no ciertamente por el entero nau-fragio de mi pobre fortuna, sino porque siempre me habíaconsolado en tantas desgracias como llovían sobre mí, la idea deque si España perecía, Asturias sería la última en recibir el yugo.Todo, pues, pereció para mí; ya no tengo ni bienes, ni libros, ni ho-gar, y ni siquiera tengo patria, que tal nombre no quiero dar a unapequeña porción de país donde no se defiende ni con rabia ni fu-

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ror la libertad, ni con justicia y gratitud el honor y el decoro de losque tanto han trabajado por ella».

Jovellanos, cansado de las intrigas y politiqueos de Cádiz, de-cide regresar por mar a Gijón; el mal estado del mar le obliga atomar tierra en Muros de Noya, donde se entera de la entrada delos franceses en Asturias. Durante su estancia forzosa en este puertogallego, Jovellanos, desalentado, y, seguramente aburrido, llena susocios escribiendo tanto prosa como verso. Ya no hay motivos paraque considere a la poesía como ocupación poco respetable para unmagistrado, porque ni siquiera es magistrado, sino un fugitivo. «Enmedio de la inclinación que tengo a la poesía, siempre he mirado laparte lírica de ella como poco digna de un hombre serio, especial-mente cuando no tiene más objeto que el amor.» Afirmaciones comoésta solo pueden hacerse cuando se es joven o no se ha padecido, ocuando se es magistrado, motivo por el que, aunque él no crea que«hacer versos es una ocupación miserable», ha de andarse con cui-dado y «debo respetarla, porque cuando las preocupaciones songenerales, es perdido cualquiera que no se conforme con ellas». Escierto que «vivimos en un siglo en que la poesía está en descrédito»,reconoce Jovellanos; pero aquel mundo ya se ha hundido estrepito-samente delante de sus ojos. Pocas cosas quedan de él, y entre lasque desaparecieron está el descrédito de la poesía. En 1798, dos poe-tas ingleses, William Wordsworth y Samuel Taylor Coleridge reúnenalgunos de sus poemas en un volumen no extenso que lleva el tí-tulo de Baladas líricas. No sé si Jovellanos habrá llegado a conoceresta obra. Pero lo cierto es que el romanticismo ya se había asentadoen Inglaterra y Alemania cuando Jovellanos luchaba contra Francia,el reducto neoclasicista, que, para colmo, acabaría importando aEspaña un romanticismo de segunda mano y de segunda división.Así nos luce el pelo cuando nos unimos a Francia.

Pero Jovellanos era romántico desde mucho antes: el dolor ro-mántico, definido como «fastidio universal» por Meléndez Valdésen 1794, lo siente Jovellanos en 1779, en los versos de El Paular, se-gún Russell P. Sebold. Ya por entonces es Jovellanos el poeta de laluna: «La frecuencia con que Jovellanos la contempla en vida, as-tronomía, meteorología agrícola, prosa y verso, es bien reveladorade su plural afición selenita», afirma Diego. También es poeta de

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ruinas, de claustros abandonados, de «medrosos bosques», que«lleno de congojosos pensamientos / paso la triste y perezosa no-che». Por todo ello no es de extrañar que en la desolación de Murosle surja el fragmento poético que comienza: «¡Oh, qué amargos, pe-nosos momentos / pasa el triste viajero en el mar», de tono ysentimientos enteramente románticos.

Llanes, 4-6-2004

Jovellanos, viajero de cercanías y prosista romántico 125

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La gastronomía en tiempos de Jovellanos

por Elviro Martínez

Mucho debe la historiografía española a aquellos modestos es-critores que, al margen de los grandilocuentes temas del

momento, consignan en la intimidad de sus cuadernos la menu-dencia de lo que vieron, hicieron y supieron. Ellos preservan paralos años venideros datos que devienen históricos y que han esca-pado a la vana solemnidad de los historiadores de oficio.

En el caso concreto de la literatura gastronómica, llamada porMontaigne science de gueule1, la impresión de los libros o «artes» decocina regalan al estudioso material valiosísimo, no sólo para dis-cernir las dietas de las épocas que condensan, sino para advertir laspenetraciones que realizan en el gusto y en la moda los países al-ternativamente poderosos. Por estos escritos podemos observar elgradual y creciente predominio de lo francés en la cocina a partirdel siglo XVIII2.

1 SCHRAEMLI, H., Historia de la gastronomía, Barcelona 1982, pág. 110.2 Contra la opinión general de los escritores de la época, Dionisio PÉREZ

asevera: «En los siglos XVIII y XIX hemos seguido enriqueciendo la cocina fran-cesa con nuestras aportaciones: le hemos dado, no sólo el ali-oli para Provenza, sinoalgo mucho más valioso: la salsa mayonesa»; PÉREZ, D., Guía del buen comer español,Madrid 1929, pág. 33. José CADALSO (1741-1782), en sus Cartas marruecas, asegura

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LIBROS DE COCINA

Durante muchos años el Arte de cozina de Martínez Montiñohabía sido una especie de Biblia gastronómica, objeto de constantesimpresiones. Aunque no va a perder interés en los ámbitos de la in-vestigación culinaria, a partir de 1745 le surge un rival, un puntillosolibro de tragonía que batirá todas las cotas de vigencia: el Nuevo artede cocina, «sacado de la experiencia económica» de Juan Altimiras3.Lo dedica a San Diego de Alcalá y, en 4 de julio de 1745, recibe paraimprimirse en Madrid la aprobación de Francisco Ardit, de la co-cina de Su Majestad.

En cierto modo, Altimiras o Altamiras democratiza la gula.Piensa más en la gente del pueblo llano y en las cocina conventualesque en los poderosos:

De todo quanto escrive el autor –dice el censor– ha hecho deello la prueba, y yo no hallo cosa que se oponga a la salud de quantos(con ella) quisieren comerlo; ni a la menor regalía de su Magestad,pues todo se encamina a contentar el gusto, sin mucho gasto, paralo que es digno de la impresión.

Con pretensiones literarias pero deliberadamente sencillo, ellibro de Altimiras parte de unas reglas generales de evocación clá-sica y con vigencia para todas las recetas:

Note lo primero el cocinero que ha de ser de todos notado yassi ha de ser extremado en su limpieza, no sólo en lo que viste, sinotambién y más principalmente en lo que guisa, la limpieza exterior es

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que en las principales casas de la corte «la comida se compone de platos franceses,y abundan los vinos extranjeros». En la Carta XXXV podemos leer: «El maitre d’-hotel avisó. Mi nuevo jefe de cocina es divino; el viene de arrivar de París. Lacrepandina, mi plato favorito, estaba delicioso. Tomé café y licor». Otros aspectos:LAFARGA, F., Imágenes de Francia en las letras hispánicas, Barcelona 1989.

3 Seudónimo del franciscano Raimundo GÓMEZ, cuya vida refiere José M.PISA en el prólogo a la edición de La Val de Onsera, Huesca 1994, págs. 29-37.También: SANCHO, M., «Altamiras para todos», en Cuadernos de Gastronomía, núm.8, Huesca 1994, págs. 22-23.

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indicio de la interior: y en el cocinero, la exterior pulcritud del ves-tido señala la limpieza, que quedará en sus manjares; y una y otrael cuydado de su conciencia. Este debe ser el primero en el bueno yvigilante cocinero.

Y a renglón seguido:

Tenga el cocinero limpia su cocina, barriéndola con frecuen-cia y sacando la basura de su oficina y para esto no sea perezoso,porque es cosa tocante a su oficio, y es de admirar de quanto agradosea para todos un pulcro y asseado cocinero […]. Note lo segundoque tenga todas las cosas en su lugar destinado, para que quando lasnecesite, sin trabajo, pueda encontrarlas. Observe también guardaren memoria la especie, el número y tiempo que tienen sus manjaresen el fuego, para cocerse, no sea que su olvido y la voracidad delfuego los consuma.

Aun siguen los consejos, que ocupan el prólogo, para dedicarlos capítulos a estas materias: «comida de carne», «de volatería»,«comida de pescado», «de todo género de yervas» y una especie deapéndice bajo el genérico título de «para componer aguas y otrasadvertencias».

El otro hito importante, en la literatura del paladar de este si-glo, corresponde al Arte de repostería de Juan de Mata, que evoca elcélebre de Miguel de Baeza4, del que saca buen partido. Con todo,el libro resulta meritorio pues recoge «todo género de hacer dulces,secos y en líquido, vizcochos, turrones, natas; bebidas heladas detodos géneros, rosolís, mistelas, etc., con una breve instrucción paraconocer las frutas y servirlas crudas, y diez mesas con su explica-ción». En la misma portada, el autor se dice «Repostero de estaCorte, natural del lugar de Mata lavilla, concejo de Sil de Arriba,Montañas y Reyno de León, y Obispado de Oviedo». La obra se im-primió en Madrid, en la «Oficina de Ramón Ruiz»; el año de 1791.

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4 Juan GRACIÁN, Los quatro libros del arte de la confitería compuestos porMiguel de Baeza confitero, vecino, y natural de la Imperial ciudad de Toledo, Alcalá deHenares, 1592.

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LAS COMIDAS DE FELIPE V

Aunque las informaciones allegadas son contradictorias,muestran sin embargo unas líneas de coincidencia, suficientes paranuestro cometido. En las Memorias del duque de Saint-Simon en-contramos esta relación:

La comida se sirve poco después de la misa. Las camareras, quellamamos doncellas, toman los platos a la puerta, que la camarera ma-yor pone sobre la mesa. Dos damas de Palacio y dos señoras de díadan de beber y pasan los platos, rodilla en tierra. El marqués de SantaCruz está allí siempre, porque todo corresponde a la mesa de la reinay nunca a la del rey. Los dos médicos mayores de SS. MM.. no faltannunca. Todos ellos son los precisos. Los que tienen entrada son el car-denal Borgia, que rara vez falta; el marqués de Villena, que va a veces;y el duque de San Pedro, que acude muy de tarde en tarde. Estos tresseñores son mayordomos mayores del Rey, de la Reina y de la ReinaMadre5. Los cirujanos mayores y los boticarios de SS. MM. y los trescriados del interior mencionados están cuando quieren, y nunca na-die más. En la cena lo mismo. El rey come mucho6, variando entrequince platos muy sencillos, siempre los mismos. Su copa consiste enun caldo con más vino que agua, yemas de huevo, azúcar, canela,clavo y nuez moscada. Lo toma también en la cena y nunca toma otro.Bebe poco vino y vino de Borgoña viejo… La reina come menos que elrey, pero le gusta comer bien; come de todo; por excepción de los pla-tos del rey; bebe champán y come a menudo de vigilia7.

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5 En 1 de agosto de 1701, encontramos como Mayordomo Mayor al mar-qués de Villafranca; contralor, Juan de Velasco; y grefier, Francisco Carvajal; Archivodel Palacio Real, secc. Historia, A, leg. 1, caja 1.

6 Contrasta con esta otra opinión: «se servía el almuerzo en el cuarto dela reina, no sentándose a la mesa sino ésta, el Rey y alguna vez el Príncipe deAsturias, consistiendo en diferentes platos, los mismos siempre para Felipe V, quecomía poco, y un suculento menú para la reina, que comía mucho. Ninguno de losconsortes bebía sino vino de Champagne durante todo el año»; DÁNVILA, A., El rei-nado relámpago. Madrid 1952, pág. 178.

7 DIAZ PLAJA, F., La vida cotidiana de los Borbones, Madrid 1988, pág. 16. Laopinión de Rousset de Missy: Biblioteca Nacional, ms. 10947.

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Otro testimonio nos acercará más a la mesa del Animoso, títuloque se le otorgó por la valiente actitud y el belicoso dinamismo delos primeros años de reinado y que será suplantado por el abati-miento de una melancolía profunda:

El rey era monótono en sus gustos culinarios, en que se dife-renciaba de la reina. Solía gustar Felipe de sopas, volatería, lomo decerdo y ternera; nada de ensaladas, queso o fruta y muy raramente depasteles o pescados. Ocasionalmente, huevos o caviar. Prefería el bor-goña el rey; la reina champán8.

La cena se servía con la misma etiqueta que el almuerzo, porlas damas y el mayordomo, «apareciendo en ella más platos fran-ceses que españoles»9.

El gusto por la cocina italiana debe mucho al cardenal Alberonique, sin nombre ni título de ministro, gobernó España entre 1715 y1719. En Madrid, aparte de sus prendas personales, sirviéronle paraelevarse los exquisitos regalos de quesos, embutidos y vinos italianosa determinados personajes, a los que daba en su casa suculentas co-midas a la italiana. La propia reina María Luisa gustó con sumacomplacencia un plato de macarrones confeccionado en la cocina deleclesiástico. Con razón pudo escribir al conde de Rocca que «el mundose gobierna de bien distinto modo del que comúnmente se cree»10.

EL RÉGIMEN ALIMENTICIO DE FERNANDO VI

Hijo de Felipe V y de su primera esposa María Luisa Gabrielade Saboya, al subir al trono ya estaba casado con Bárbara deBraganza, hija de Juan V de Portugal. Tan fea de rostro como desgar-bada de cuerpo, a lo que debemos sumar su nombre de bautismo,

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8 PADILLA BOLIVAR; A., «Vida y desvarío de Felipe V», en Historia y Vida,núm. 5, agosto de 1968, pág. 88.

9 DÁNVILA, A., Op. cit.., pág. 178.10 RODRÍGUEZ VILLA, A., «Alberoni y sus cartas íntimas», en Revista

Contemporánea, t. XC, Madrid 1893, pág. 337.

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adecuado a epigramas, la reina fue objeto constante de la sátira po-pular11. Como su padre, Fernando VI estaba tocado de hipocondría,lo que su médico, el doctor Andrés Piquer, llamaba «sangre melan-cólica», colocando la causa en el régimen alimenticio:

Su alimento igual de muchos años contribuye a esto, porquetodos saben que usaba mucha carne, en especial de ternera y ave, y lasopa con mucha fuerza de sustancia, sin ensalada ni frutas, ni otracosa que pudiese hacer fluida la sangre.

Al caer gravemente enfermo el rey, en el palacio de Villavi-ciosa de Odón, el 7 de septiembre de 1758, escribía Piquer:

Creyó también que la comida le exasperaba, porque despuésde ella se sentía más agitado de las melancolías, y por esto algúntiempo estuvo tomando sólo la cena, bien que a horas intempestivas.Después, de todo punto se quitó la comida sólida, y sólo tomaba caldode tarde en tarde.

Más adelante: «unas veces pasaba el día con un caldo y otrascon una jícara de chocolate»12. Lo más llamativo de todo es que llegaa oídos del versificador popular:

Ayer el rey se alteró,después pidió chocolate,se le oyó tal cual dislatecon que tal cual sosegó.Piquer elocuente habló,pero allí de poco vale;a Porcel no hay quien iguale,aunque remedio no encuentra;el buen Amar sale y entra,Araujo ni entra ni sale13.

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11 EGIDO, T., Sátiras políticas de la España Moderna, Madrid 1973, págs. 50-51.12 DÍAZ PLAJA, F., Op. cit.., pág. 37.13 Biblioteca Nacional, ms. 10.951, f. 190v.

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Trata el doctor Piquer de orillar su responsabilidad y alude alas negativas del monarca a someterse a los dictámenes de la ciencia.La verdad es que los remedios eran poco apetecibles:

A la. mitad de noviembre se dispuso, por consentimiento ge-neral de todos los médicos de Su Majestad, que tomase leche de burracon el jarabe aceletírbico, de Torresto, que se compone de cochelariay becabunga; pero no lo tomó. Después se dispusieron unos caldoscon galápago, ranas, ternera y víboras, que tampoco lo quiso tomarmás que una vez14.

LOS USOS CULINARIOS DE CARLOS III

Antonio Ferrer del Río, en su meritoria Historia del reinado deCarlos III en España15, nos proporciona algunas de las medidas in-troducidas por Carlos III en su servicio de boca.

La comida de Su Majestad a mediodía es pública; quiere estodecir que tiene lugar en presencia de gran número de cortesanos ydignatarios palatinos. El rey come bien, por que lo exige el muchoejercicio que realiza al aire libre, y el menú suele estar compuesto delos mismos platos. Cuando el duque de Medinaceli, que sucede almarqués de Montealegre en el cargo de mayordomo mayor, queriendohacer mejoras, altera el régimen alimenticio, don Carlos se queda sincomer, porque no es lo acostumbrado. Al terminar el almuerzo, apa-ciblemente, sólo hace este comentario: Medinaceli, ya lo has visto,no he comido nada. A mediodía y por la noche bebe una copa de aguatemplada mezclada con vino de Borgoña, que no apura de un trago,sino por mitades, llegando en el primer sorbo hasta el nivel del es-cudo de armas grabado en el cristal. A los postres moja unos pedazos

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14 DIAZ PLAJA, F., Op. cit.., pág. 3915 4 vols., Madrid 1856. Estudio crítico: HOZ, P., Colección de artículos de

«La Esperanza» sobre la Historia del reinado de Carlos III escrita por Ferrer del Río,Madrid 1857.

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de pan tostado en el vino de Canarias y sólo en la cena –nunca a lacomida– bebe lo que queda en la copa.

De la afición del monarca por el chocolate, dice Diaz Plaja:

Carlos III, tan morigerado en todo, repite siempre de su taza ytiene una chocolatera capaz de contener cinquenta y seis libras de lí-quido. Y cuando se expulsa al jesuita el rigor con que apenas se lespermite hacer el equipaje, queda, sin embargo, aliviado de crueldadinnecesaria porque se le autoriza a llevar su breviario, alguna ropa,chocolate y otras cosas necesarias para su uso16.

LOS OFICIOS DE COCINA DE CARLOS IV

Inepto, irresoluto, cornudo y consentidor, sometido todos losdías a un «plan horario»17 absurdo y a una reina que envilece sucorte, Carlos IV llegó a tener un servicio de cocina desproporcio-nado y, en consecuencia, falto de cohesión y concierto. «De la cocinade boca era jefe don Manuel Rodríguez, con los ayudantes GabrielÁlvarez y Josef López, acompañándole ocho mozos de oficio, sietegalopines, cinco chulos, cuatro mozos aprobados, tres comprado-res, dos oficiales, dos despenseros, veintiocho metredoteles, docepeladores de aves y otros dependientes, hasta componer un total de200 personas. Dirigía la repostería y el ramillete D. Vicenti Moresqui,con sus ayudas Josef Lessé, Felipe Barsi y Juan Dufour, cuyos ape-llidos prueban la tutela siempre ejercida por franceses e italianossobre la pastelería española. El personal de esta sección contaba 220

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16 DIAZ PLAJA, F., La sociedad española, Barcelona 1975, pág. 381. De la cho-colatera de Carlos III habla José CASTRO Y SERRANO, Un cocinero de S. M:, en lostérminos siguientes: «La tal vasija puede contener, y ha contenido algunas veces,cincuenta y seis libras de chocolate, dos arrobas y cuarto; se maneja con facilidad ylo hace exquisito»; «Últimas palabras de un cocinero», en La Ilustración Española yAmericana, núm. XLVI, pág. 375.

17 Destacamos algunas horas: «A las 5 de la mañana: levantarse, oír dosmisas y lectura piadosa. A las 7: en camisola y remangado, trabajar en el taller decarpintería mecánica… A las 12 y media: almuerzo abundante…».

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individuos. La panetería y la cava se hallaban a cargo de D. AntonioFole, ujier de viandas, con un séquito de 38 individuos, entre ayu-das, oficiales, entretenidos y mozos… Por último, en la sausería yfrutería se contaban 22 sujetos, a las órdenes de D. Genaro Gutiérrez.Era, pues, de 480 hombres la mesnada gastronómica de la corte18.

DECADENCIA DE LA AGRICULTURA

Para dibujar la situación del campesinado de su tiempo, en elcapítulo IX de su bellísimo tratado sobre la Honra y provecho de laagricultura, evoca el P. Feijoo un símil de Juan Sarisberiense en estostérminos:

Compara este sabio prelado el cuerpo de la república al delhombre, designando sus partes de este modo. La religión, dice, es elalma, el príncipe la cabeza, el consejo el corazón, los virreyes los ojos,los militares los brazos, los administradores el estómago y intestinosy los labradores los pies… Cuando los labradores se hallan afligidoscon su miseria y desnudez, se puede decir que el príncipe o la repú-blica padecen mal de gota, que es la enfermedad propia de los pies…Eminentísimo señor, gotosa está España. Los pobres pies de estereino padecen grandes dolores y de míseros, debilitados y afligidos,ni pueden sustentarse a sí mismos ni sustentar el cuerpo19.

Como Jovellanos, Campomanes y Olavide, también buscacausas y propone soluciones:

[…] formar un consejo en la corte, compuesto de algunos labrado-res acomodados e inteligentes, extraídos de todas las provincias deEspaña, dos o tres de cada una, según su mayor o menor extensión,los cuales tengan sus conferencias regladas para determinar lo quehallen más conveniente, así en lo que mira a providencias generales,

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18 THEBUSSEM, Dr., «Yantares y conduchos de los Reyes de España», en LaIlustración Española y Americana, supl. al núm. XXVI, pág. 34.

19 FEIJOO, B. J., Obras escogidas, edic. BAE, T. I, Madrid 1952, pág. 462.

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como en lo respectivo a cada provincia, a cada territorio, a cada fruto,a cada particular acaecimiento, de escasez, de abundancia, etc.20.

El panorama es desolador, por el absentismo de los nobles,que se alejan de sus señoríos y de la administración directa de la tie-rra para estar cerca del rey, de cuyo favor viven; por la despoblacióndel campo y por el escaso rendimiento del suelo. El mundo de losmendigos alcanzó proporciones insoñables. Campomanes los cal-culaba en 140.000; en Zaragoza la Sociedad Económica de Amigosdel País busca soluciones ante la muchedumbre de jóvenes ociososy vagabundos; otro tanto pasa en Sevilla. Ante el elevado númerode gentes necesitadas en las calles de Tudela, en Navarra, MaríaUgarte ordenó la construcción de un hospicio. Con su natural exa-geración, Cabarrús escribía que era tan pobre la nación que le seríamás fácil enumerar a los pocos españoles que poseían todo, que ala casi totalidad que no eran dueños de nada.

La opinión de los extranjeros, aunque a veces exagerada,también puede aproximarnos al verdadero punto de vista histórico.En 1759, el marqués d’Aubeterre, embajador de Francia en Madrid,decía:

Es un engaño decir que España es parecida a Francia. El paísestá claramente despoblado, no hay industria, casi no existe policía nijusticia; los pueblos son perezosos y poco trabajadores; no hay en suinterior, ni caminos ni ríos navegables, ni casi coches. Este país tieneun retraso con respecto a los demás de casi dos siglos por lo menos.

De manera mas precisa: «Existe miseria en Extremadura, po-breza en Aragón, en la Mancha y en Castilla y aún en ciertasregiones de Valencia y Andalucía»21. En lo que coinciden los auto-

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20 Ídem., Op. cit.., pág. 463. Otras medidas, al estilo de Campomanes yOlavide: GARCÍA-BADELL, G., Introducción a la historia de la agricultura española,Madrid 1963, págs. 118-119. Sobre el pensamiento de Jovellanos: CAMACHO, A.M.,Estudio crítico de las doctrinas de Jovellanos, Madrid 1913, págs. 42-78.

21 SARRAILH, J., L'Espagne eclairée de la seconde maitié du XVIII siécle, París1954, págs. 7 y 17.

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res españoles: «Las grandes tierras yermas de las dos Castillas, deAndalucía y del Reino de León no sólo no dan cosechas, sino queson centro de enfermedades endénmicas y focos de desoladorasplagas»22.

LA COMIDA DE LOS POBRES

Para el observador extranjero, el campesino español carece decasi todo. El embajador francés, marqués d’Aubeterre, arriba citado,refiere que en la mayoría de las provincias la vida de los labradoreses miserable. Viven «sin carne, sin pescado y algunos sin pan detrigo»23. Más preciso, por mayor conocimiento de causa, el padreFeijoo se expresa en estos términos:

Yo, a la verdad, sólo puedo hablar con perfecto conocimientode lo que pasa en Galicia, Asturias y montañas de León. En estastierras no hay gente más hambrienta ni más desabrigada que los la-bradores… Su alimento es un poco de pan negro, acompañado o dealgún lacticinio o alguna legumbre vil, pero todo en tan escasa can-tidad que hay quienes apenas una vez en la vida se levantan saciadosde la mesa24.

Vecino y contemporáneo del padre Feijoo, el doctor donGaspar Casal ratifica la anterior aseveración en estos términos:

[…] los trabajadores y labradores pasan (como es notorio sin carnes,pescados y aún sin pan de trigo, ni gota de vino, reducidos al débilsustento de leche, castañas, habas, algo de manteca de vacas, frutasy otras legumbres, harina y pan de maíz25.

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22 LUJÁN, N., «El siglo del chocolate: la cocina del siglo XVIII», en AA.VV.,Conferencias culinarias, Barcelona 1982, pág. 83.

23 SARRAILH, J., Op. cit.., pág. 17.24 FEIJOO, B.J., Op. cit.., pág. 462.25 CASAL, G., Historia natural y médica del Principado de Asturias, Oviedo

1959, pág. 113.

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A partir de 1763, cambia el panorama; se revalorizan los pro-ductos agrícolas a nivel internacional y se generaliza el cultivo delas alubias. Las patatas, a partir de la cornisa cantábrica, aunque contediosa lentitud, ingresa en el elenco de los alimentos básicos delpueblo. Toda vía la mayor parte de los ingresos familiares se desti-nan a la alimentación:

Era ésta, bajo los Borbones, menos carnívora y más variadaque en los siglos anteriores:. su base continúa siendo el pan, la carney el vino; el primero de trigo en casi toda España y de excelente ca-lidad, elogiado por los extranjeros, proporcionaba los hidratos decarbono; la carne (vaca o carnero), muy encarecida, había tenido queser sustituida en los hogares más pobres por el tocino y las legum-bres, menos ricas en nitrógeno; el consumo de vino era abundante,pero sólo en calidad de alimento energético26.

LAS SOCIEDADES ECONÓMICAS

Convocados por el conde de Peñaflorida, el 11 de septiembrede 1764, se reunían en Vergara un grupo de caballeros ilustrados conel fin de sentar las bases de la Sociedad Vascongada de Amigos delPaís. Su objetivo era el de «fomentar, perfeccionar y adelantar laAgricultura, la Economía rústica, las Ciencias y Artes y todo cuantose dirige inmediata mente a la conservación, alivio y convenienciasde la especie humana». En la Sociedad, cuyos estatutos se imprimenen 1766, entró lo más granado de la nobleza vasca, los más encum-brados miembros de la burguesía y no pocos clérigos.

Gran propulsor de estas sociedades fue el conde de Campo-manes que, a través de una circular de 18 de noviembre de 1774,trata de extender estos «instrumentos», llamados al logro de «la pú-blica felicidad de la nación», por toda la geografía española. Así, enMadrid, el 30 de mayo de 1775, Vicente de Rivas, José Faustino

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26 PLAZA PRIETO, J., Estructura económica de España en el siglo XVIII, Madrid1976, págs. 210-212.

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Medina y José Almarza solicitan la aprobación de los estatutos dela matritense. Tras el refrendo real, la inauguración se celebró contoda solemnidad bajo la presidencia del propio Campomanes,abriendo las puertas a nuevas fundaciones: Zaragoza (1776),Valencia y Sevilla (1777), Palma y Tudela (1778), Segovia (1780)1Oviedo (1781) y así hasta 39. En 1804, según la Guía de forasteros, fun-cionaban 63 Sociedades Económicas, que incluyen no sólo grandespoblaciones como Barcelona o Zaragoza, sino también villas relati-vamente pequeñas, caso de Tordesillas, Baza, Cabra o Almuñecar.

Si bien por momentos inquietaron a la España conformista delsiglo XVIII, las Sociedades Económicas de Amigos del País, altiempo que despertaron un sano patriotismo, dieron respuesta a losmás acuciantes problemas que ofuscaban a la nación. Abrieron es-cuelas profesionales (de tejidos, de agricultura, de maquinaria y deeconomía), restablecieron antiguos oficios; promovieron nuevos cul-tivos y mejoraron los tradicionales; investigaron, protegieron ydesarrollaron la minería y las pesquerías; alentaron la industria y elcomercio y mejoraron la maquinaria agrícola. Sus Memorias y susCartillas rústicas innumerables, versan sobre los más variados asun-tos, incluido el de gastronomía, como nos recuerdan los Ensayos decomidas económicas a la Rumford, hechos por una comisión nombrada aeste fin por la Real Sociedad Económica Matritense. En este despertarcultural, las Sociedades comprometieron al clero, a la nobleza y a laburguesía que empieza a mostrar su preocupación por la agricul-tura, la industria y el comercio. España se encontraba ante unilusionante renacimiento económico27.

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27 La bibliografía sobre el teme es abundantísimo, por lo que sólo resalta-mos, como botón de muestra, algunas contadas fichas: ANES, G., Economía eIlustración en la España del siglo XVIII, Madrid 1969; DEMERSON, P.J. y AGUILAR, F.,Las Sociedades Económicas de Amigos del País en el siglo XVIII, Madrid 1974; LABRA,R.. M., Las Sociedades Económicas de Amigos del País, Madrid 1904; LESEN MORENO, J.,Historia de la Sociedad Económica de Amigos del País de Madrid, Madrid 1863; Memoriasde la Sociedad Económica de Amigos del País de Asturias, edic. de José María PATAC,Gijón 1982; SORALUCE, N., Historia compendiada de la Real Sociedad Bascongada deAmigos del País, San Sebastián 1880.

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EL EQUILIBRIO CULINARIO

Anteriormente y de forma monográfica, porque así lo pedíala metodología, nos referirnos a la mesa de los más desfavorecidos.El pasar de las gentes acomodadas era muy distinto. El mencionadodoctor Casal habla de personas que «se regalan con abundantesmantenimientos de pires carnes y pescados, a que agregan genero-sos vinos, mistelas y rosolís»28.

Empero, el mejor espejo para contemplar la realidad culi-naria de los últimos lustros del siglo XVIII nos lo brinda la figuracrucial, magna y señera de Gaspar Melchor de Jovellanos en susDiarios. Observador de excepción y peregrino por mil veredas, sesentó a la mesa de los encumbrados y de los humildes, conocióposadas y tabernas y retrató con absoluta imparcialidad lo quevieron sus ojos. La tónica general pudiera ser ésta; «abundante ybuena comida»; «comimos muy agradablemente»; «comimosbien». «buena, abundante y bien sazonada comida»; «se comióbien»; «comida espléndida»; «regalada comida»; «gran comida»;«buena comida de carne»; «loca comida con Toreno»; «buena,abundante y bien sazonada comida, con agradable conversación»;«comimos muy bien el Burgo» (posada de Mansilla, León); «cenaespléndida»…

Su opinión sobre las posadas se recata tras estos términos:«Posada nueva de Centi: excelente asistencia; abundancia, limpiezay baratura» (Pola de Siero, Asturias); «Posada particular mala, pé-sima, pulgas, humo» (Llanes); «Venta de la Espasa: abundante ybuena comida»; «Pésima, perversísima posada» (San Vicente de laBarquera; «comimos en la Posada de la Obregona, que es decente»(Santillana); «Posada buena, limpia y bien servida» (Santander);«posada mediana» (Laredo); «estamos en una pésima posada, dignade Galicia» (Elgoibar); «Posada nueva, buena y bien servida; miraa la plaza, comimos bien» (Azpeitia); «Posada regular; comida es-casa» (Zumárraga); «decente posada; una buena trucha para elalmuerzo» (Villogrigo); «mala noche por chinches» (Osorno). Más

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28 CASAL, G., Op. cit.., pág. 114.

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explícito es al hablarnos de la comida en la posada de Busdongo:«hay olla, magras, truchas, huevos, leche, manteca y queso fresco;dulce y buenas ganas»29.

De su propia casa, nos habla de las providencias para la cele-bración de su onomástica: «Se encargaron los dulces; se mataternera, carnero, pavos»30. De la ajena, retomamos el menú de unacomida memorable:

Hubo buen humor y buena comida: asado, calamares, angui-las, truchas, magras, guisado y frutas, entre otras unas ciruelas deenorme tamaño, pues igualaban al más grande huevo de gallina: sondoradas como las claudias, bien maduras, de gusto suave, pero ni tanfinas, ni tan dulces, ni tan jugosas como ellas. Buen vino generoso,bizcochos bañados y confituras, por último anisete31.

Escribe Jovellanos sobre el cultivo del maíz y de las alubiascon detalle, en extensión y con reclamos históricos32. De la patata lohará Doyle, en texto memorable:

La patata es alimento sano y nutritivo, y en los Reinos delNorte es el pan cotidiano de los pobres, que apenas conocen otromanjar, con el que se mantienen sanos y robustos, y aun en las me-sas más delicadas las usan y aprecian. Se comen de muchos modos,cocidas, asadas, fritas, en ensaladas y potajes, solas o mezcladas conotras legumbres. Mondadas en crudo y guisadas con sal, ajos, aceitey agua son buen alimento y muy barato para pobres. Comiéndolascon manteca de vaca son nutritivas y agradables. Cocidas, monda-das y amasadas con azúcar, manteca y huevos sirven para hacertortas, pudines y otras masas delicadas, deshechas en caldo o en leche

La gastronomía en tiempos de Jovellanos 141

29 JOVELLANOS, G. M., Diarios, T. II, Oviedo 1954, pág. 25. En las Cartasdel viaje de Asturias, T. I, Salinas 1981, pág. 110, nos describe una muy limpia po-sada (Campomanes) donde, «entre otras cosas», disfruta de «unas regaladísimastruchas».

30 Ídem, pág. 501.31 Ídem, T. I, Oviedo 1953, pág. 172.32 Ídem, págs. 140-143

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es un alimento sano y nutritivo para niños de pecho y juventud.Cocidas y mondadas hacen buen pan con mezcla de mitad, tres par-tes o cuarta parte de harina de trigo33.

Doyle escribía en 1799.

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33 ARGEMÍ, L., Agricultura e Ilustración, Madrid 1988, pág. 283. Jovellanoshabla del cultivo de la patata a comienzos de 1789, en su novena carta a Ponz:JOVELLANOS, G. M., Obras, edic. BAE, T. II, Madrid 1952, pág. 303.

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Jovellanos y la reciente Iglesialocal de Gijón*

por José Luis Martínez González

La verdadera obediencia no es la obediencia de losaduladores, que evitan todo choque y ponen su intangible co-modidad por encima de todas las cosas… Lo que necesita laIglesia de hoy (y de todos los tiempos) no son panegiristas delo existente, sino hombres en quienes la humildad y la obe-diencia no sean menores que la pasión por la verdad; hombresque den testimonio a despecho de todo ataque y distorsión desus palabras; hombres que, en definitiva amen a la Iglesia másque a la comodidad e intangibilidad de su propio destino.

(J. RATZINGER en una dedicatoria a su Eminencia elcardenal Franz Köning, arzobispo emérito, de Viena.)

Señor Presidente de la Fundación Foro Jovellanos del Principadode Asturias. Señoras y Señores:

No sin cierto temor acepté la invitación de don Jesús Menén-dez Peláez, presidente de este Foro, para ocupar este sillón deoradores especialistas en jovellanismo.

* Conferencia pronunciada el día 27 de noviembre de 2004 en la CasaNatal de Jovellanos.

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Hace años que dejé los libros y las letras de investigación paradedicarme a la tarea pastoral de atención a la comunidad cristiana ymis lecturas frecuentes son las específicas de mi ministerio sacer-dotal. Quiero decir que yo sé muy poco de Jovellanos, aunqueconfieso que, desde hace tiempo, sigo de cerca los escritos que so-bre el ilustre e ilustrado prócer gijonés publica mi admirado amigodon Agustín Guzmán Sancho.

En los últimos días, a través de una precipitada y puntualaproximación, leyendo biografías y escritos, me acerqué tímida-mente al personaje y a su obra y quedé gratamente sorprendido.

Lo primero que se me ocurre sobre Jovellanos es pensar queeste nació antes de tiempo. Es cierto que uno nace cuando nace yque ello dispone un campo cultural, religioso, económico, social,que configura nuestra propia personalidad. Aflorar otro escenariovital, anterior o posterior al que vivimos, es simple quimera e ilu-sión nostálgica. Pero los sueños también forman parte de la vida eimagino a Jovellanos, dos siglos después de su nacimiento, comoasesor y consultor seglar del Concilio Vaticano II, asiduo lector y eje-cutor de las encíclicas sociales, seglar cualificado de la iglesia localde Gijón, comprometido y entusiasta creyente, que abre caminos,que rompe fronteras, buscando nuevos horizontes. Pero, dejando lalicencia a la imaginación y volviendo a la realidad histórica, con to-tal timidez me acerco a la figura de Jovellanos en un encuentroentrañable, producto más del corazón que del entendimiento, sinafán de un rigorismo critico, sino con la curiosidad de un neófito,que se sorprende por la categoría humana del personaje.

Jovellanos fue un creyente profundo, amigo de lo auténtico,que encuentra en su vivencia religiosa ayuda y fuerza para superarpersecuciones y calumnias. Asiduo lector de la Biblia, del Kempis,de Fray Luis de León. «Religioso sin preocupación», que diría Ceán,rezaba diariamente el libro de las Horas. «El primer intelectual es-pañol propiamente dicho», según José Luis Aranguren, Jovellanoses, sin duda, figura representativa de la ilustración española. Su es-píritu inconformista era el estimulo de su vocación política alservicio del pueblo y con el pueblo y su apertura a Europa y a lasnuevas ideas renovadoras supuso un aire fresco que rompía el in-movilismo del Antiguo Régimen.

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Al releer apuntes y escritos de Jovellanos, nos asombra su aná-lisis critico, desde la fe, de la Iglesia de su época, su interés por losproblemas sociales, su oposición al trasnochado concepto de sutiempo de «tenga el rico caridad y el pobre resignación». «La solu-ción de la pobreza» –dice Jovellanos– «no viene de la mano de lacaridad»1 en total sintonía con la Doctrina social de la Iglesia.Preocupado por la cultura y la instrucción, Como clave del progreso,funda, no sin grandes dificultades 3 oposiciones el Real Instituto deNáutica y Mineralogía, que se inaugura el 7 de Enero de 1794, fo-mentando las ciencias «útiles» frente a un escolasticismo rancio queimpide todo avance.

Destaca en Jovellanos su apoyo a la participación de la mujeren la Sociedad Económica de Madrid; apuesta por la integración,no discriminación, de un grupo marginal humano: los vaqueiros dealzada, a quienes en Asturias se les prohíba pasar de una zona de laiglesia parroquial; «me avergüenzo –diría Jovellanos– de vivir enun país que las ha criado y las fomenta»2. Se refiere a las discrimi-naciones. Es conocida la rebeldía y oposición de Jovellanos a todosigno externo que manifiesta privilegios y prepotencia social, re-nunciando a sus atuendos de magistrado y recomendando que suentierro sea en el cementerio y no en el templo, sin pompa ni pu-blicidad3. Es digno de reseñar en Jovellanos su anticipación a valorarel aspecto comunitario de la fe y de la oración. Escribiendo sobre lascofradías «que fomenten la división, la emulación y la competenciafrente a lo comunitario»:

[…] estas –dice Jovellanos– se oponen al espíritu de la Iglesia, que hasido siempre reunir a los fieles en todos los actos relativos a él y paraesto ha establecido un sacrificio, unas oraciones, unas ceremonias co-munes, que deben celebrar en común, que hablan con un solo puebloy que se dirigen a él y por él como unido en una misma comunión4.

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1 Discursos políticos sobre las causas de la ociosidad y sus remedios.BAE. Págs. 66-67.

2 Diario 26 de Julio de 1792.3 Primera memoria testamentaria. BAE. Pág. 279.4 Informe al Consejo de Castilla. 27 de Abril de 1789.

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En una visión realmente profética, Jovellanos es partidario deuna progresiva desamortización de los bienes de la Iglesia, de unarevisión a fondo de las relaciones de Roma con las iglesias locales,entre ellas la española, de una convivencia pacifica de las distintasconfesiones religiosas; enemigo de las supersticiones, milagrerías yfanatismos, valora lo laico, defiende la naturaleza que admira y dis-fruta en sus frecuentes y numerosos viajes.

No hay duda de que cualquiera que se acerca a Jovellanos «elalma más bella de su tiempo», según Menéndez y Pelayo, quedagratamente sorprendido por la actualidad de sus planteamientos re-ligiosos y sociales. El tema de la financiación económica de la Iglesia,el ecumenismo y la relación de la Iglesia católica y las demás tradi-ciones religiosas, la reforma de las estructuras sociales, la promociónde la mujer, la integración y reconocimiento de los derechos de to-dos los grupos humanos, avalan a una persona inteligente yclarividente, que es capaz de percibir «los signos de los tiempos» ysaber decir la verdad antes de tiempo.

Antes de proseguir y abrir página a esta historia incompletade la iglesia local de Gijón, que conecta con el pensamiento ideoló-gico de Jovellanos, permítaseme una última reflexión: Jovellanos,aún viviendo en estos tiempos, no quedarla exento de la maledi-cencia y la calumnia, que siempre se ceban en las personas quequieren abrir fronteras y caminos. Por desgracia, como en los tiem-pos del ilustre gijonés, siempre habrá guardianes de turno, celososdel orden establecido que impiden la apertura y la luz, por abrirpuertas y ventanas. Jovellanos, hoy como ayer, hubiera sido criti-cado, calumniado, perseguido y excluido porque siempre la verdad,dicha antes de tiempo, tiene que pagar tributo por su osadía.

UN PAPA Y UN CONCILIO

El tren que nos llevaba a Roma se detuvo en una estación de larivera italiana en el momento en el que un interventor abrió lapuerta del compartimiento en el que viajábamos tres sacerdotes es-pañoles y nos dijo, entrecortado y triste: «E1 Papa e morto». Hamuerto el Papa. Era el día 9 de octubre de 1958. Horas más tarde el

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cadáver embalsamado y con mascarilla de Pío XII recibía la vene-ración de la ciudad de Roma y de sus ciudadanos en el centro delcrucero de la Basílica de San Pedro y se iniciaba un periodo de «sedevacante», lleno de rumores, sugerencias, cábalas e informacionesprecipitadas acerca de la identidad del futuro Papa. El día 28 deOctubre, tras varios intentos, «la fumata blanca» anunciaba almundo la elección del cardenal Roncalli como nuevo Pontífice con elnombre de Juan XXIII.

Hubo en Roma, con este motivo, cierto desencanto y decep-ción. Se esperaba un Papa más joven, capaz de corregir el rumbo deuna Iglesia estática, asustada, a la defensiva ante una nueva socie-dad plural, secularizada, desafiante que, por fin, quería sacudirseel yugo que la Iglesia le había puesto encima durante muchos siglos.Monseñor Roncalli era demasiado viejo.

Contra todo pronóstico, aquel Papa mayor, que parecía uncura de aldea, se presenta a si mismo como José que sale al en-cuentro de sus hermanos. En el discurso de su coronación diráJuan XXIII: «Yo no soy un político, soy vuestro padre y pastor, soyJosé que va a ver a sus hermanos». El día 25 de enero de 1959 elnuevo Papa sorprende a la Iglesia y al mundo con el anuncio desu decisión de convocar un concilio ecuménico, que supuso unaauténtica reforma de la Iglesia desde dentro, hecha con lealtad ysinceridad, a puertas abiertas. Por primera vez en la historia de laIglesia hay mujeres observadoras presentes en el concilio. No fuesólo una renovación de la vida eclesial sino también una reformade las instituciones y estructuras eclesiales, lo cual supuso un im-pacto sobre la identidad de la Iglesia, como no se habla hechodesde la reforma gregoriana a comienzos del segundo milenio. ElConcilio Vaticano II trajo un aire fresco y abrió las puertas y ven-tanas de una Iglesia oxidada y cerrada sobre si misma. «La Iglesiano puede reducirse a ser guardiana de un museo», habla escritoMonseñor Roncalli en su diario íntimo la víspera de entrar en elcónclave que comenzó el día 25 de octubre. Tres días después seriaproclamado Papa.

El discurso de Juan XXIII, con el que inauguró el concilio, fueimpresionante, conmocionó al mundo. Entre otras cosas, el Papamanifiesta su optimismo al afirmar:

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[…] en el cotidiano ejercicio de nuestro ministerio pastoral llegan, aveces, a nuestros oídos, hiriéndolos, ciertas insinuaciones de almasque, aunque con celo ardiente, carecen de sentido de la discreción yde la medida. Tales son quienes en los tiempos modernos no ven otracosa que prevaricación y ruina. Van diciendo que nuestra hora, encomparación con las pasadas, ha empeorado y así se comportan comoquienes nada tienen que aprender con la historia, la cual sigue siendomaestra de la vida, y como si en los tiempos de los precedentes con-cilios ecuménicos todo procediese y prosperase rectamente en torno ala doctrina y a la moral cristiana. Así como a la justa libertad de laIglesia.

Es cierto que dentro de la Iglesia no había ninguna desviacióndoctrinal seria, pero la Iglesia estaba al margen del mundo, enfren-tada con él, con el mundo, que precisamente ella tenía que salvar.La razón histórica de los concilios ecuménicos anteriores fue la de-fensa a ultranza de la doctrina y del dogma… La Humanidad yDivinidad de Jesucristo, la Maternidad Divina de María, la Reformay Trento, el Vaticano II, ante el peligro de la autoridad e infalibili-dad del Papa, en el siglo del liberalismo y la razón… Nunca, hastaahora, se había convocado un concilio ecuménico para arreglar, a laluz pública, las cosas internas de casa.

En el discurso del cardenal Suenens, con fecha 4 de diciembrede 1962, encontramos la pista de la brecha que abrió el Papa en elcaparazón de la Iglesia, para que entrase en su organismo un afánsincero de renovación: «La Iglesia debe presentar al mundo que es-pera y darle a conocer su respuesta a los problemas que se planteanhoy. Debe preocuparse de los cristianos separados e iniciar un dia-logo con el mundo.»

UNA NUEVA ECLESIOLOGÍA

Tomo algunos apuntes sobre los rasgos de la Iglesia poscon-ciliar de la jornada de reflexión de varios teólogos españoles querecoge José María Díaz Mozaz. La Iglesia postconciliar debe teneren cuenta, entre otras cosas, las siguientes características:

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– Que tenga una raíz evangélica. Sea Cristo su modelo.– Que sea servicial, desconectada en todo lo posible de los po-

deres del mundo y no reducida a ningún esquema político.– Que respete y se esfuerce por lograr la comunión de los dis-

tintos modelos de comunidad, sin reducir a una sola lalegitimidad del modelo.

– Que busque su identidad, no sólo en la renovación institu-cional, sino en su encuentro con el mundo, respondiendoa su interpretación misionera, servicial y encarnada.

– Que no persiga tanto sus seguridades, sino más bien, aun-que sin imprudencias temerarias, acepte el riesgo, fiada delEspíritu que conduce la historia de la salvación.

– Que opte por una solución evangélica en su propia econo-mía por una independencia de poderes económicosexternos. La Iglesia posconciliar está obligada a una auto-financiación de las comunidades, a una comunicacióncristiana de bienes, a una distribución más adecuada de losingresos eclesiásticos.

– Que, a partir de la reforma litúrgica del concilio, redescubrala asamblea de la comunidad, de la acogida, de la participa-ción, de la expresión personal y comunitaria de la fe.

– Que respete el espíritu de la autonomía del orden tempo-ral, que tiene en si mismo un valor positivo. «Todo lo queconstituye el orden temporal, a saber, la economía, losbienes de la vida y de la familia, la cultura, las artes y pro-fesiones, las instituciones de la comunidad política, lasrelaciones internacionales y otras realidades semejantes ysu evolución y progreso, no solamente son subsidios parael último fin del hombre, sino que tienen un valor propioque Dios les ha dado, considerados en si mismos comoparte del orden temporal.» «Y vio Dios todo lo que habíahecho y era muy bueno» (Concilio Vaticano II, ApostólicamAuctoritatem).

La nueva eclesiología derivada del Vaticano II nos habla deuna Iglesia pueblo de Dios, servidora de los hombres, sacramentode salvación universal. El hombre va a convertirse para la Iglesia,

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junto con su entorno social, en el centro de sus solicitudes y de sumisión.

En el breve y sucinto análisis del nuevo espíritu, que el conci-lio infundió sobre la Iglesia, quizás sea conveniente recordar laaportación de una teologia, que, por primera vez, surge fuera deEuropa y que viene de la periferia de la Iglesia, de la zona más di-námica del catolicismo del posconcilio: América latina, el nuevo retode los pobres, la teologia del pobre, que descubre al pobre como lu-gar teológico. La dimensión de la Iglesia cobra asi nuevasdimensiones. El Dios de Jesús es un ser parcial, apasionado, quetoma postura en los conflictos históricos por los más oprimidos ynecesitados. La opción por los pobres y los necesitados comprometea la Iglesia y a los cristianos. Nos obliga a enfrentamos con las con-ductas de nuestra vida cristiana y se convierte en un criterio básicode discernimiento de la dimensión social de nuestra fe.

DIVERSAS ETAPAS EN LA REESTRUCTURACIÓNPARROQUIAL URBANA DE GIJÓN

La ciudad de Gijón, al contrario de la estabilidad parroquialde la zona rural, al crecer demográficamente, vivió varias etapasde reestructuración de parroquias. Además de la parroquia ma-yor de San Pedro, creada en el año 1410, de la que «nacieron» enel año 1893 las de San José y de San Lorenzo, poco a poco, fueronasentándose, sobre todo en los barrios, diversas parroquias nue-vas. En el año 1943 fue creada en el Llano la parroquia de laMilagrosa: en el año 1959 fueron creadas las parroquias de Fátima,en la Calzada, Corazón de María en la zona este de la ciudad, SanAndrés, en Ceares –era filial de San Lorenzo–. En el año 1964 secrea la parroquia de San Francisco Javier, que en el año 1992 cam-bia de titular por el de la Asunción; San Esteban del mar en 1967.En el año 1973 nace la parroquia de San Miguel en Pumarin. Elnuevo Poligono de Pumarin se constituye en parroquia con elnombre de San Pablo en el año 1981. San Nicolás de Bari en el año1984. Santa Bárbara, filial de Tremañes, se desmiembra de ésta enel año 1982 y finalmente en el Natahoyo, oeste de la ciudad, nace

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una nueva parroquia, Santa Eulalia, en el año 1993. Dejo para elfinal de la lista de esta reestructuración de las parroquias urbanasde Gijón, una fecha: el año 1970. Este año vio el nacimiento denueve parroquias: Buen Pastor, Sagrada Familia en la zona delLlano y de Contrueces, San Vicente Paúl, también en el Llano, enel centro La Inmaculada, La Resurrección, El Espíritu Santo,Nuestra Señora de Begoña, San Antonio de Papua; en el Cerillero,La Calzada, la de San Martín, que, posteriormente, en el año 1988,pasaría a llamarse parroquia de San Melchor. Esta reestructura-ción parroquial del 70 propició la llegada de varios sacerdotes aGijón que se hicieron cargo de las nuevas parroquias. Con estemotivo, un grupo de sacerdotes, afincado en la ciudad, convocóen una cena fraterna en la casa de ejercicios del Bibio a los sacer-dotes recién llegados. Esta cena de acogida cordial, seguida dereunión y tertulia, tuvo lugar un lunes de octubre de 1970 y aúnhoy, treinta y cuatro años después, continúa, ya menos numerosa,en otro lugar de la ciudad. Ese día en la iglesia local de Gijón na-ció un foro abierto a los problemas de Asturias y de Gijón, unaplataforma de reflexión y acción solidarias

A lo largo de estos años cambiaron cosas y personas, peropermanece el mismo estilo de distensión y de amistad. Una cena,una reunión en la que se pone encima de la mesa el trabajo de cadadía, la situación de nuestras comunidades, los acontecimientos mássobresalientes y los posibles compromisos y acciones en común.

No deja de ser un fenómeno interesante el hecho de que ungrupo de sacerdotes, de ambientes distintos, de edades diferentes,de ideologías a veces opuestas, sin orden del día y sin programasprevios, siga viéndose una vez a la semana, los lunes, en agrada-ble y fraternal tertulia. Alguien pudiera pensar que la razón de laconstante permanencia, es debida a la informalidad y distensiónde la misma, pero, al repasar notas, escritos, acciones de estos años,observamos, con satisfacción, que se hicieron cosas y se adoptaronactitudes serias, responsables y solidarias con la ciudad y sus pro-blemas. Todos los lunes, a las diez de la noche, una parte de laiglesia de Gijón estaba en actitud de alarma permanente en el Bibio;desde el obispo de turno, huésped en la casa de ejercicios, que com-partía con nosotros el café, después de la cena, hasta políticos,

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sindicalistas, lideres del movimiento ciudadano, militantes cristia-nos comprometidos, todos encontraron en el grupo sacerdotal delBibio acogida, respeto y atención a sus planteamientos y preocu-paciones.

Era objetivo preferente de nuestra reunión la realidad que es-tábamos viviendo en una ciudad en la que, a partir del cierre de laAlgodonera, en la Calzada, fue desencadenándose una serie de si-tuaciones que nos llevó a la crisis de nuestra siderurgia y denuestros astilleros. Dentro de nuestra casa, las cosas no iban dema-siado bien; el problema de las secularizaciones, que afectó a tantoscompañeros entrañables, ciertas actitudes ambiguas por parte de laIglesia, el fracaso del intento serio y honesto de un estudio conjuntode comunicación de bienes interparroquial, nuestra preocupaciónpor el sistema de financiación de la Iglesia española, todavía vigente,todo, absolutamente todo era discutido, reflexionado, compartido.Creo sinceramente que aqui estar la clave de la continuidad y de lapermanencia. Hablaban más las personas que los papeles, predomi-naba más lo que se vivia dentro que lo que venia de afuera, secompartían las propias preocupaciones que eran también las preo-cupaciones de los demás. Eran tiempos difíciles. No era fácil cerrarlas iglesias como un acto de protesta, ni encontrar el tono de unahomilía comprometida. No era fácil salir a la opinión pública connuestros escritos, a la espera de reacciones y amenazas. Pero aquí es-tuvo la razón y el ser del grupo: se pensaba en común, se compartíaen común y se actuaba en común. Si, como dice San Pablo, allá, anu-ladas la fe y la esperanza, permanece la caridad, aqui después detantos años y avatares, en nosotros, unidos o dispersos, queda laamistad, base fundamental para edificar el Reino de Dios y la justicia.

EL ESPÍRITU DEL CONCILIO VATICANO II

La reforma y el espíritu del Concilio Vaticano II (11 de octu-bre 1962, 8 de diciembre 1965) empezaron a desarrollarse, poco apoco, en las estructuras eclesiales por todo el mundo. En la liturgiase busca un culto más vivo, más cercano, más comunitario, más in-teligible. La lengua vernácula sustituye al latín, los altares se acercan

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de cara al pueblo, hay una mayor participación de los creyentes yse organizan asambleas parroquiales, se abren cauces de participa-ción de los seglares en las juntas económicas, en los consejospastorales; se estructura a niveles interparroquiales la AcciónCaritativa- Social de la iglesia local, hay intentos de una comunica-ción cristiana de bienes, de autofinanciación y se plantea unapresencia comprometida y evangélica ante situaciones injustas, le-sivas de los derechos de la persona, poniéndose al lado de quienesllevan la peor parte. El paro, la situación de una juventud sin futuro,la aparición de una nueva pobreza son temas de reflexiones colec-tivas de sacerdotes y seglares a escala nacional, que intentaniluminar, con escritos y acciones conjuntas, desde el evangelio, lasnuevas situaciones de conflictos laborales por el desmantelamientoindustrial y el declive social de las regiones.

GIJÓN, UNA CIUDAD EN CRISIS

Gijón es una ciudad constituida por una población heterogé-nea de playos de siempre y de gentes que vinieron de todos losrincones de Asturias y de todas las regiones de España, allá por ladécada de los 60, en busca de una tierra prometida. Gijón es unaciudad acogedora, residencia de mineros jubilados, abierta a la mary a la montaña, pionera del movimiento ciudadano, con una grantrayectoria obrera, deportiva y cultural. Ateneos, agrupaciones decultura, industrias siderúrgicas y navales, sociedades deportivasconfiguran una ciudad feliz y bulliciosa.

Al intentar repasar los intentos de la iglesia local por encua-drarse dentro de las coordenadas del concilio Vaticano II no sepretende, ni mucho menos, abarcar todas las actuaciones de la ins-titución eclesial local y de los variados organismos cristianos de laciudad, sino de destacar algunos aspectos, escritos unos y vividostodos, de una etapa concreta de la iglesia local de Gijón, que quería,siguiendo el espíritu del concilio Vaticano II, estar presente, sin im-posiciones ni autoritarismos, en los acontecimientos y situacionesque hicieron de Asturias y particularmente de Gijón, centro de gra-ves conflictos sociales.

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En los años 1974-1975 empieza el declive de la ciudad, asomala crisis. En esta época, las regulaciones temporales de empleo, elcierre de empresas preludian la crisis que va a caer sobre la ciudad.Desaparecen industrias importantes del vidrio y de la cerámica. En1977 tiene lugar la huelga de la construcción, una de las más largasde los últimos años. De cinco empresas navales quedan dos. Simul-táneamente y sin apenas ruido, no hay capacidad para la lucha enla calle, que sólo tienen a los de la naval; desaparecen industrias delsector textil, como Sincos, Farol, Sierra, Feral. Aún hoy, a estas al-turas, en el año 2004, Gijón tiene 16.748 parados, casi un tercio deparo que hay en Asturias, 475 más parados que en el año 2002. Hayverdaderos dramas familiares en los que se juntan a veces tres gene-raciones que viven en el hogar a expensas de la pensión abundantedel abuelo minero o siderúrgico.

ENCIERROS Y HUELGAS DE HAMBRE

Todo este malestar social, que afectó durante años el ambientealegre y festivo de la ciudad de Gijón, hizo que distintos grupos, im-plicados en la crisis, recurrieran en repetidas ocasiones a losencierros en las iglesias, preferentemente en la de San José y a lashuelgas de hambre. Encierros de pensionistas, de esposas de traba-jadores de panaderia, de obreros de Duro Felguera, de trabajadorasde IKE, de insumisos, de trabajadores del comercio fueron suce-diéndose periódicamente durante los últimos años, desde 1971 al2004, para gritar desde la iglesia el reconocimiento de sus derechoseconómicos y laborales.

Ante estas situaciones, sacerdotes y seglares de la ciudad qui-sieron dar una respuesta y un testimonio solidario, siguiendo lasdirectrices del concilio Vaticano II:

Los gozos y esperanzas, las tristezas y las angustias de loshombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantossufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de losdiscípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no en-cuentre eco en su corazón (Vat. II, Gaudium et spes).

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Con ocasión de los numerosos encierros y huelgas de hambre,que tuvieron lugar en la iglesia de San José, hay constancia de es-critos de esa época que denuncian los hechos violentos y que invitana la reflexión y al diálogo y que manifiestan el apoyo y la solidari-dad de la iglesia local de Gijón con los afectados. Cuando el dia 25de septiembre de 1971 fueron obligados a salir por la fuerza del tem-plo, a las siete y media de la mañana, los pensionistas y jubiladosencerrados desde el día 16 de septiembre, a las seis y media de latarde, el coadjutor responsable de la parroquia de San José, por au-sencia del párroco, se dirigió al público, ante la presencia de lapolicía, con estas palabras:

[…] estos señores traen orden del Gobernador Civil de Asturiasde desalojaros de aquí, por las buenas o por las malas. Ni yo, niel señor arzobispo, ni los sacerdotes de la parroquia, os echamosde la iglesia. No aprobamos la conducta del Gobernador y conde-namos la actitud de la fuerza pública. Que quede claro que estoes un abuso de fuerza y un exceso de autoridad. El señor arzo-bispo ha estado aquí una vez con vosotros y no puso ningúnreparo a que permanezcáis en el templo el tiempo que os plazca.No tenemos queja alguna de vuestro comportamiento en la igle-sia, que fue siempre respetuoso. Si esta orden se ha de ejecutar,yo pido a todos moderación, serenidad y reflexión. Pido tambiéna la fuerza pública, que mire bien lo que va a hacer; tengan encuenta que estos hombres están enfermos, otros son ancianos yotros inválidos por el trabajo. Aún se está a tiempo para deponerla actitud. Pero, si algo grave ocurre hoy en esta iglesia, ustedesserán los responsables. Yo no tengo más que decir; que sea lo queDios quiera5.

El coadjutor que en aquella ocasión pronunció estas valientesy oportunas palabras fue don Jesús Menéndez Peláez, aquí presentey presidente de este Foro.

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5 Coses vivies de Manuel d'Andres. (Manfer de la Llera). Alborá Llibros -Ediciones, pág. 196.

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En el mes de febrero de 1982, con motivo de un encierro en laparroquia de San José, aparece un escrito dirigido a la opinión pú-blica que, entre otras cosas, dice:

[…] el lugar, desde el que ellos realizan su acción, es una iglesia.Nuevamente podría plantearse el tema de si la iglesia es el lugar ade-cuado o idóneo para este tipo de actitudes. Si hay iglesias que seutilizan como museos de arte o salas de conciertos, no entendemosporqué, respetando el orden y los actos de culto, no puede haber igle-sias desde donde se grite el dolor y el sufrimiento de los hombres. Elrespeto al templo, como lugar de culto, sagrado, no consiste en el si-lencio o la penumbra agradable. Nada hay más sagrado que la vida yaquí está presente esta vida en su complejidad angustiosa hacia unpresente y un futuro cada vez más incierto. Al acoger en nuestraiglesia a un grupo de personas que exige un derecho tan elementalcomo un puesto de trabajo, no hacemos más que ser consecuentescon el espíritu del Vaticano II […]. Lo lamentable es que, mientrasmiles de familias están llegando al borde del hambre, los demás nospreparamos para celebrar el carnaval, no se sabe si para cerrar losojos a la realidad o para disfrazar nuestro miedo o nuestra insolida-ridad o nuestra cobardía.

Ante una de las actuaciones de la policía que ocasionó una le-sión ocular grave a una persona dentro de la iglesia de San José,también se manifestó públicamente la denuncia y el testimonio deuna parte de la iglesia local que no estaba de acuerdo con estos mé-todos excesivamente represivos:

Lo lamentable de esta situación no es la falta de respeto a unlugar sagrado, la interrupción de unos cultos, el atropello de unosderechos eclesiales […]. Lo lamentable es el desgaste humano, socialy moral de un pueblo que vive angustiado por la violencia, el des-concierto de unas personas que no saben qué les espera el día demañana, la desunión y el enfrentamiento de unas fuerzas socialesque, en lugar de coordinarse para levantar el país, lo dividen y lomasacran, ante la indiferencia de unos y el aplauso de otros. Lo quepedimos los sacerdotes de esta comunidad parroquial es, en primer

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lugar, el restablecimiento total de nuestra querida feligresa, víctimainocente de una lucha absurda; que se establezca el diálogo; que cesela violencia de todo tipo, la que se ve en la calle y la que se esconde enlos despachos y finalmente, que se utilice la fuerza pública con unaestrategia más disuasoria y menos violenta.

El día 31 de agosto de 1982 once parroquias de Gijón apoya-ban a los trabajadores de «Cantábrico Riera» con el siguiente escrito:

Las parroquias abajo firmantes desean manifestar a la opiniónpública en general y a los católicos en especial lo siguiente: Su apoyoy su aliento a los trabajadores de Astilleros del Cantábrico y Rieraen su acción legitima y justa por mantener el puesto de trabajo y lareclamación del pago inmediato de las retribuciones pendientesQuienes alteran el orden y quebrantan la paz ciudadana son los queno actúan con justicia. Negar el trabajo y su retribución es una ma-nifiesta injusticia […]. A través de Cáritas Interparroquial de Gijónqueremos colaborar económicamente para paliar en lo posible la si-tuación de grave necesidad en que se encuentran muchas familias deestos trabajadores, al mismo tiempo que denunciamos las maniobrasocultas que están empobreciendo la región asturiana.

La situación de 277 trabajadoras de Confecciones Gijón tam-bién fue motivo de nuestro análisis y protesta:

[…] Somos conscientes de la situación de angustia que la cri-sis industrial ha supuesto para muchas familias de nuestra ciudady por ello manifestamos nuestro apoyo y solidaridad a las 277 tra-bajadoras de Confecciones Gijón, a las que se les adeuda el salario detres meses y que, a pesar de haber sufrido ya la inevitable reconver-sión –antes la empresa tenía 600 trabajadoras– ven peligrar supuesto de trabajo.

La mayor parte de estas trabajadoras depende de su salariopara su manutención y la de su familia. Por otra parte, ante elexpediente de cierre de la empresa, dichas trabajadoras son discri-minadas con relación a otros trabajadores excedentes de otras

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empresas, que son recolocados. Por ello rogamos a los responsablesdel Gobierno Asturiano y a quien corresponda, que fomenten un am-biente de diálogo y negociación que posibilite una solución acordecon la justicia y los derechos de las personas.

Recientemente, en el año 1996, después de un largo vacio deencierros, el templo parroquial de San José recibía la súplica de unmatrimonio uruguayo, que solicitaba encerrarse en huelga de ham-bre para gritar al aire su penuria y situación desesperada. Durantemuchos días, desde el día 25 de enero hasta el dia 19 de febrero, vi-vieron aquí, junto a la iglesia, en un pequeño despacho, bebiendosólo agua, controlados por un médico. También entonces vivimosla tragedia de «Pedro y de María» –no son sus nombres verdade-ros– y quisimos informar de esta situación:

En esta iglesia de San José resonó valiente la voz de las ma-dres de la Plaza de Mayo de Buenos Aires, pidiendo justicia, Hoy,alguien, también venido de allá, dio el salto desde la ciudad deColonia en Uruguay, hasta Buenos Aires, cruzando el estuario de ladesembocadura del río de La Plata y llegó a España con su familia,en busca de un puesto de trabajo prometido, que resultó efímero.Desde Madrid, llegaron a Asturias, asentándose en Gijón, desdedonde «Pedro» prestó por algún tiempo sus servicios de periodistaen publicaciones de las Cuencas Mineras.

Hoy sin trabajo, cansado de presentar su curriculum y dos-sieres de sus títulos en despachos y oficinas, «Pedro» optó por venircon su esposa y ocupar un pequeño local de esta parroquia, con ladecisión formal y trágica de iniciar una huelga de hambre. Con ellos,con «Pedro y María», se reanudan las actitudes extremas, las pos-turas radicales de personas, que no aguantan más, que ven su futurocerrado y su propia vida en peligro. «Pedro y María» representan amillones de personas que sufren la lacra del paro y son testigos deque el mundo ha perdido el rumbo. Mientras tanto, nosotros, loscristianos, seguiremos con nuestros rezos, ajenos a la tragedia quese vive en el pequeño local, al lado del tabique que lo separa de laiglesia. La gente saldrá a la calle en el bullicio del Carnaval, con eldisfraz de las mascaritas, los políticos seguirán ofreciendo puentessin ríos, mientras «Pedro y María» ya exhaustos por el ayuno pro-

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longado, se asoman a la pequeña ventana enrejada, desde dondeapenas se ve un poco de cielo sin nubes.

LA IGLESIA LOCAL Y EL PARO

El documento sobre el paro, firmado por 18 sacerdotes deGijón fue un gesto más de acercarse a los problemas de la ciudad,saliendo de la comodidad del templo, al encuentro de los que su-fren. Alguien dijo que la muerte de un hombre es una tragedia, ladesaparición de millones de hombres una estadística. Las estadísti-cas están hechas para reflejar la realidad, pero también puedenservir para alejarnos de ella y deshumanizarla. Hasta nuestras co-munidades cristianas llegaban no estadísticas, sino personas, connombre y apellidos, en demanda de ayuda. No podíamos cruzar-nos de brazos y, una vez más, junto a la ayuda inmediata y puntual,salía también a la calle nuestra protesta y denuncia.

Comunicado de un grupo de sacerdotes de Gijón sobre el paro

La realidad de paro progresivo en Gijón está afectando de ma-nera especial y muy directamente a las personas de los barrios de laciudad, en los que vivimos la mayoría de los sacerdotes que firmamosel presente escrito. La convivencia diaria con estas personas nos haceconocer y sentir muy de cerca el sufrimiento, la incertidumbre, el em-pobrecimiento y el desaliento en el que ellos y sus familias viven.

No nos cabe la menor duda de que éste es el principal problemade nuestra ciudad y de todo el país. En Gijón comenzó manifestán-dose como un hecho aislado, casi como problema personal, pero pocoa poco, fue convirtiéndose en un fenómeno colectivo. Sin embargo,aunque eran ya muchos los miles de parados y marcaba la vida demuchas familias, el problema seguía sufriéndose a niveles socialmentereducidos. Tal vez fue necesario que grupos amplios de obreros, conuna arraigada historia y conciencia solidaria, se vieran abocados a lasituación de inseguridad y miedo que produce el paro, para que laciudad entera tomara conciencia de la gravedad y extensión del pro-

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blema. Esta respuesta colectiva nos trajo el clamor del paro y trau-matizó la vida de la ciudad. Las reacciones han sido diversas ycontrapuestas, guiadas por muchos factores que no son fáciles de ex-plicar objetiva y ordenadamente. Sin embargo, se han puesto enevidencia unos criterios y comportamientos que, en situacionesnormales, nos eran desconocidos. Da la impresión de que en los mo-mentos en los que es más necesario el máximo esfuerzo colectivo, nosestamos viendo empujados por un instinto ciego a salvarnos solos, sipodemos. Por otra parte ¿quien ha sabido ponerse en la posición delotro, sobre todo, del más desfavorecido, para comprender los motivosque impulsan sus acciones? ¿Quien, en su misma situación, no ha-ría lo mismo o más para defender su pan y el de su familia?…

Es cierto que el paro salpica a todos, pero no es lo mismo verreducido el margen de beneficios que quedarse sin nada. Así, mien-tras se ennegrece el horizonte de muchos, duele la posición de unos,que se aferran a un lujoso «cada cual que se las arregle como pueda»indigna la de otros, que ponen a buen recaudo su abundante segu-ridad personal y familiar, atentando contra la solidaridad y elesfuerzo colectivo de todo un pueblo […]. Aunque el panorama essombrío, queremos tener fe en que esta situación tiene solución.Apostamos con fuerza para que las clases populares no sean, una vezmás, las grandes perdedoras, cuando se produce un cambio traumá-tico en la sociedad […]. Nosotros, desde nuestras posibilidades ylimitaciones personales e incluso conscientes de la pasividad que entantas ocasiones históricas hemos mantenido, queremos ofrecer nues-tra solidaridad y apoyo a quienes más sufren y a quienes, de verdad,luchan, de un modo u otro, para vencer el paro. Continuaremos men-talizándonos, ayudando a que nuestras comunidades tomenconciencia de que el problema del paro es el más grave y que la ac-ción y el servicio se enfoquen a arrimar el hombro, para que no sedesvanezca la esperanza de nuestro pueblo en el logro de una vidadigna para todos.

Firman el presente escrito 18 sacerdotes de Gijón6.

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6 Diario El Comercio de Gijón. 24 de Marzo de 1985.

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Según los datos recogidos en el pasado mes de enero de 2004,casi un tercio del paro que hay en Asturias, se concentra en Gijón.En la ciudad se contabilizan 16.748 parados en el año 2003, 9.475más que en el año 2002, de los cuales 10.162 son mujeres. EnAsturias, en el año 2003, hubo 55.236 parados.

INFORMACIÓN VERAZ Y PUNTUAL A LA JERARQUÍA

No faltó nunca en el análisis de la realidad, en la que vivió laiglesia local de Gijón, la información veraz y honesta, la manifesta-ción honrada de nuestros puntos de vista a don Gabino, arzobispode la diócesis de Oviedo, persona valorada y querida por su valen-tía, comprensión y tolerancia. Entre otros, en el año 1985, con motivodel Sínodo extraordinario de los obispos celebrado en Roma conocasión de recordar, después de 25 años, el concilio Vaticano II, leenviamos el siguiente escrito:

Estimado D. Gabino:

Los sacerdotes de Gijón, abajo firmantes, que, de manera in-terrumpida durante 16 años, nos venimos reuniendo todos los lunesen la casa diocesana de Ejercicios del Bibio, solemos comentar, conla profundidad que requiere el caso, situaciones, acontecimientos, he-chos que afectan a las personas de nuestros ambientes. El cambiopolítico, el paro y la crisis económica, junto con otros problemas cer-canos a Gijón, como la muerte de industrias y astilleros, estánpresentes en nuestros encuentros semanales y son siempre objeto denuestras reflexiones.

No pueden faltar en nuestras reuniones los temas específicosde la Iglesia, de la que somos sacerdotes, como la evangelización y elcompromiso, la postura de la Iglesia ante situaciones graves y su pre-sencia leal en la vida concreta de las personas […]. En este sentidotenemos que decir que, según nuestro criterio, se observa un hechoque nos llama la atención: no faltan documentos de la jerarquía, sehacen reuniones, se convocan asambleas, se planifican cursillos y,sin embargo, casi nunca se logran los objetivos. Cada vez la Iglesia

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está más lejos de los problemas de la gente. A escala local de Asturias,el documento La Iglesia asturiana, el paro y los parados septiembrede 1983, fue una declaración interesante. A dos años vista, desde ladiócesis apenas se ha hecho una acción seria en este sentido y no seencuentran parados con los que trabajar en una provincia donde haymiles de ellos. Los graves problemas vividos en Gijón con un muertoen la calle y una mujer herida en el interior de una iglesia, la ex-trema necesidad, que cada vez se detecta con mayor fuerza dentro demuchos hogares gijoneses, no perturban la marcha rutinaria de lascomunidades cristianas de la ciudad.

A escala internacional, el Concilio Vaticano II, que comenzósiendo un posible encuentro esperanzador con el mundo, quedó re-ducido a un tímido repliegue de la Iglesia sobre si misma.Moralmente intolerante, pero socialmente ambigua, la Iglesia sim-patiza y anima movimientos de dudosa tendencia evangélica ytestimonial, mientras asfixia movimientos especializados de gran so-lera de militancia cristiana, silencia a teólogos, que se esfuerzan, contodos los riesgos, de encontrar una teología que responda a las nece-sidades concretas de las personas y los pueblos, descalifica asacerdotes que, desde el caminar común con el pueblo, «con sus go-zos y esperanzas, con sus tristezas y angustias» quieren hacerpresente aquello de que «los pobres son evangelizados».

Al recordar, después de 25 años, el Concilio Vaticano II y, alcelebrar con ese motivo el Sínodo Extraordinario de Obispos, pen-samos que puede ser un momento excepcional para detener el procesode la verdadera involución de la Iglesia.

Con el cariño de siempre.

ACCIÓN CARITATIVA Y SOCIAL

En sintonía con el más puro estilo de Jovellanos, obsesionadopor promover y difundir la cultura y la instrucción como verdaderomotor del progreso, tuvo lugar, en la década de los sesenta, una obrasocial importante por parte de la Iglesia Diocesana. Me refiero a lacreación de los institutos filiales por parte de la Institución religiosadiocesana, que hizo posible el que cientos de jóvenes de nuestros ba-

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rrios y pueblos tuvieran acceso a las carreras universitarias superiores.En Asturias se crearon institutos filiales en Noreña, Turón, LaFelguera, Ventanielles en Oviedo y Roces y la Calzada, en Gijón.Posteriormente la Administración facilitó la creación de más institu-tos, pero ahí queda, para la historia, la extraordinaria labor de laIglesia Diocesana y de las parroquias correspondientes, que supieronllenar una etapa vacía de centros en los barrios y pueblos alejados.

Es digna de nuestro recuerdo y gratitud la preocupación dealgunas personas de Gijón por acercar la cultura al pueblo y con-vertir las clásicas conferencias cuaresmales en el templo enverdaderas plataformas de cultura religiosa. don Carlos Díaz, pá-rroco, y don Guillermo Quirós, abogado, y otras personas de laparroquia de San José organizaron, durante varios años, conferen-cias cuaresmales de alto nivel cultural, a cargo de prestigiosospensadores cristianos, como Ruiz Jiménez, el obispo Rafael Toríja,el jesuita padre Diaz Alegria y otros muchos, que supieron elevar ellistón de una simple conferencia cuaresmal a la exposición cienti-fica de un temario vivencial de los problemas e inquietudes deaquella época. Entre todas, resalto una semana, del 1 al 6 de abril de1974, de conferencias a cargo de prestigiosos oradores y pensado-res cristianos, que, bajo el tema central de «esperar humano yesperanza cristiana», desarrollaron, a lo largo de estos dias los si-guientes apartados:

– La esperanza y los pobres, por D. Fermin R. Campoamor, je-suita.

– Dimensión antropológica de la esperanza, por D. Luis Vela, je-suita.

– Futuro humano y esperanza cristiana, por D. Juan Luis Ruizde la Peña, sacerdote diocesano.

– El hombre hoy. Angustia y esperanza, por D. Enrique FreiJo,sacerdote.

– Liberación del hombre y esperanza, por D. Ramón Echa-ren, obispo auxiliar de Madrid- Alcalá.

En una ciudad como Gijón, con una tasa de desempleo, queafecta a miles de personas, especialmente jóvenes, que alargan in-

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definidamente su juventud por la dependencia económica de lospadres o de los abuelos, con una numerosa presencia de transeúntesque «limosnean» a lo largo y a lo ancho de la ciudad, una iglesiaconsciente, responsable y encarnada no puede estar al margen deesta situación, refugiándose cómoda y cobardemente en sus rezosy en sus templos. Asi lo ha entendido la iglesia local de Gijón, que vecon satisfacción la proliferación de instituciones y organismos,surgidos, dentro y fuera de ella, que proyectan su actividad volun-taria y solidaria sobre el mundo de la marginación y pobreza de laciudad. La Asociación Gijonesa de Caridad, Cruz Roja, AlbergueCovadonga, Hermano a Hermano, Proyecto Hombre, Siloé, Resi-dencias de Mayores, CISE (Centro de iniciativas, solidaridad yempleo), Servicios Sociales Municipales, son, entre otros, referenciade una inquietud colectiva social. El Voluntariado de las CáritasParroquiales, los servicios comunes y especiales de Cáritas Inter-parroquial, sus centros de acogida, talleres ocupacionales, centroterapéutico para alcohólicos, su asesoria juridica gratuita, sus cons-tantes campañas de concienciación y sensibilización, sitúan a laiglesia en su sitio, que es el mundo de los pobres.

El perfil de la iglesia local comprende también a las Co-munidades de Base, verdaderas plataformas de reflexión y deconcienciación social, avanzadilla de presencia cristiana en la vidapública, comunidades de seglares, de religiosos y religiosas, cole-gios, que vitalizan una iglesia local preocupada.

Por otra parte, en el ámbito institucional, la iglesia local deGijón, como el resto de las iglesias locales, adapta, poco a poco, suspropias estructuras con referencia al Concilio Vaticano II y se tra-baja en el funcionamiento operativo de los consejos pastoralesparroquiales, juntas económicas parroquiales, Consejo PastoralArciprestal. La ciudad de Gijón, en el año 1997, reduce sus cuatroarciprestazgos a uno solo en función de una mayor unidad y efica-cia pastoral.

Casi al cierre de esta crónica incompleta de la Iglesia local deGijón y la incidencia del pensamiento religioso y social de Jovellanosen ella, merece la pena constatar dos acontecimientos que tuvieron lu-gar en nuestra ciudad en los comienzos de este año de 2004. Me refieroal largo encierro que tuvo lugar en la iglesia parroquial de San José de

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un grupo de 150 mujeres trabajadoras del INSERSO que escogieron estaIglesia acogedora para manifestar y defender sus derechos.

El otro acontecimiento fue la manifestación de la zona ruralen la ciudad de Gijón, reclamando dialogo e información sobre elPlan General de Ordenación Urbana, que va a afectar económica so-cial y culturalmente a muchas familias. Los párrocos rurales,apoyados por un grupo de sacerdotes de la ciudad, dieron una vezmas ejemplo de cercanla y solidaridad con las familias afectadas. Encuatro puntos manifiestan lo siguiente:

– Que nunca en nuestras parroquias hubo un malestar y unrechazo tan importante, claro y generalizado como el queapreciamos estos días ante dicho plan.

– Que nos sentimos solidarios y por tanto identificados ensu lucha por sus legítimos intereses.

– Apreciamos muy poca sensibilidad en los responsablesmunicipales ante la inminente desaparición de la identidadde nuestros pueblos (la lucha por su tierra, su especial re-lación con el medio ambiente, con su historia y sus raíces,etc.) que llevaría consigo la implantación del PGOU.

– Constatamos una gran falta de información sobre estetema. Las gentes de nuestros pueblos aprecian un ciertosecretismo y por tanto no creen ni confían en sus respon-sables. GIJÓN, a 30 de Enero de 2004

EPÍLOGO

Resulta difícil hacer balance de la labor de la iglesia local queperegrina en Gijón. La dinámica de la Iglesia no reside en manifes-taciones más o menos valientes y comprometidas, sino en lavivencia personal y comunitaria de la fe. El Reino de Dios, como elgrano de trigo, se desarrolla de una manera callada, continua yoculta, pero debe manifestarse en acciones, en obras, que hagan cre-íble su identidad de Iglesia de Jesucristo.

En su difícil caminar la Iglesia local de Gijón, ante las nuevasculturas, los nuevos modos sociales, ante la nueva y cambiante so-

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ciedad emergente, debe presentarse ante los hombres y mujeres desu tiempo, como aliada de su felicidad, testimonio de esperanza,anunciadora de un Dios cercano, amigo, respetuosa de la libertad,liberadora, humilde, sencilla, pobre y servicial.

Se acercan los tiempos en que la opinión pública castigará alhistoriador que no rindiere obligado tributo a la verdad e imparcia-lidad que debe preferir a cualquier respeto de falsa piedad (Jovellanos,diario 2 de noviembre de 1798).

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Bibliografía JovellanistaApéndice V

por Orlando Moratinos Otero

ABREVIATURAS

ap. apéndiceart./arts. artículo/scap./caps. capítulo/scat. catálogocía. compañíacm. centímetroscorr. corregido/acol. coleccióned./eds. edición/nes-editor/esedit. editorialest. tip. establecimiento tipográficofacs. facsímil/esfasc./s fascículo/sfol./s folio/sfoll. folletofot./s. fotografía/sfragm./s fragmento/sh./hh. hoja/simp. imprentaind. indistintamenteil. ilustracionesint. introducciónlám./s. lámina/slib. libromay. mayormen. menor

ms./mss. manuscrito/sn./s nota/snúm./s número/spleg. plegadapág. /s. página/spról. prólogoreed. reediciónreg./s registro/srep. reproducidores. reseñado/ares. bibl. reseña/s bibliográfica/sretr. retratorev. revistas.a. sin año de edición conocidos.e. sin mención del editors.l. sin lugar de ediciónsel. selecciónseud. seudónimoss. siguientestall./s taller/est/tt. tomo/strad. traducciónvid. véase (ficha entrada registro)vol./s volúmen/esvda. viudavv. aa. varios autores

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SIGLAS1

AABADOM Boletín de la Asociación Asturiana de Bibliotecarios, Archive-ros, Documentalistas y Museólogos (Oviedo).

AHDE Anuario de Historia del Derecho Español (Madrid).AHN Archivo Histórico Nacional (Madrid).BAE Biblioteca de Autores Españoles.BA Biblioteca Asturiana del P. Patac (Gijón).BBMP Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo (Santander).BHi Bulletin Hispanique (Burdeaux).BIDEA Boletín del Instituto de Estudios Asturianos (Oviedo).BMP Biblioteca Menéndez Pelayo (Santander).BOCES.XVIII Boletín del Centro de Estudios Siglo XVIII, (Oviedo).BRAH Boletín de la Real Academia de la Historia (Madrid).CAA Caja de Asturias (Oviedo).CAE Cuadernos Aragoneses de Economía (Zaragoza).CEHIMO Centro de Estudios de historia de Monzón.CES. XVIII Cuadernos de Estudios del Siglo XVIII (Oviedo).CSIC Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Madrid).ICE. Información comercial Española (Madrid)IDEA Instituto de Estudios Asturianos (Oviedo).IFES. XVIII Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII (Oviedo).MAPA Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Madrid).MyC. Moneda y Crédito (Madrid).RAE Real Academia Española (Madrid).RAH Real Academia de la Historia (Madrid).RIDEA Real Instituto de Estudios Asturianos (Oviedo).RSMAP Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País.RDP Revista de Derecho Político (Madrid).RHE. Revista de Historia Económica (Madrid). R.CC. Revista de las Ciencias (Madrid).RL Revista de Literatura (Madrid).ROCC Revista de Occidente (Madrid).RUO. Revista de la Universidad de Oviedo.UNED Universidad Nacional de educación a distancia

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1 Se refiere a las siglas que se vienen utilizando desde el primer registro.

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I. EDICIONES DE OBRAS DE JOVELLANOS

Obras completas, parciales y antologías(Por orden cronológico)

2867 El diario de los viajes.- Int., sel., estudios y notas de JesúsMenéndez Peláez.- Oviedo, Alsa Grupo. Imp. Narcea,Colloto (Siero).- 1998.- 401 págs, il.- 17 x 11,5 cm.

Se trata de una reed. de la de 1998 (Ap. I, reg. núm. 1986)con un tipo de letra mayor que hace que aumente el nú-mero de páginas. Diferente portada.

2868 El delincuente honrado y varias obras.- Madrid, Rivadeneyra,Biblioteca Universal, 61, 1903.- 190 págs.- 15 cm.

2869 «Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculosy diversiones públicas, y sobre su origen en España». EnEscritos políticos y filosóficos.- Bogotá, Edit. Oveja Negra,1984.

II. EDICIONES DE OBRAS ATRIBUIDAS A JOVELLANOS(Por orden cronológico)

2870 Jovellanos, Gaspar Melchior de.- Pão e touros.- Lisboa[s.n.], 1834, Imp. Liberal.- 32 págs.- 22 cm.

Aunque ya se aclaraba suficientemente en el reg. núm. 38,reiteramos que se trata de una obra que en la época fueatribuida falsamente a Jovellanos.

Bibliografía jovellanista 169

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III. ESTUDIOS, ENSAYOS Y ARTÍCULOS SOBRE JOVELLANOS(Por orden alfabético del primer apellido del autor)

2871 Abril, Paco.- Periódico de Gijón.- Gijón, Ayuntamiento, 6 deagosto, 2004.- 2 hh.- 42 x 29,5 cm

2872 Adaro Ruiz, Luis.- (Vid. 3020).

2873 Alonso, Cuca.- (Vid. 3020).

2874 — «Aquella tarde de 1801».- Oviedo, La Nueva España(Gijón), 5 de noviembre, 2004.- Pág. 13

2875 A.[lonso] Bonet, Joaquín.- «Actos en Palma de Mallorca».-Gijón, La Prensa, 2 de agosto, 1935.

2876 — «Palma de Mallorca, Gijón y el prisionero de Bellver».-Gijón, La Prensa, 31 de julio, 1935.

2877 — «Día de Jovellanos en Palma».- Gijón, La Prensa, 3 deagosto, 1935.

2878 Álvarez, Miguel.- «Jovellanos». En Personajes Ilustres de laHistoria de Madrid. Guía de Placas Conmemorativas.- Madrid,Ed. La Librería, Obra Social de Caja Madrid, 2001.- 704págs.- 24 x 17 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 635-636.

2879 Álvarez Antuña, Víctor.- (Vid. 2954).

2880 Álvarez-Cascos Fernández, Francisco.- (Vid. 3020).

2881 Álvarez Llano, Ánxel.- (Vid. 3017).

2882 Álvarez-Valdés y Valdés, Manuel.- (Vid. 2912).

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2883 — «La ascensión de Godoy (1788-1792) y el primer destie-rro de Jovellanos (1790-1797)». En Manuel Godoy y su tiempo.M. Ángel Melón/ Emilio la Parra / Fernando Tomás Pérez(Eds.).- Mérida, Editora Regional de Extremadura, Col.Estudio, 23, 2003. 2 t.- 23,5 cm.

– Sobre Jovellanos vid. T. II, págs. 123-160.

2884 Anes Álvarez de Castrillón, Rafael.- (Vid. 3020).

2885 — Asturias, fuente de energía. El carbón asturiano en la econo-mía española.- Oviedo, Hulleras del Norte S.A. y Ed. Nobel,1997.- 190 págs. 3 hh.- 27 x 22 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 17, 17n, 19n, 21n, 22n, 23n,24, 24n, 26, 27, 27n, 28n, 38, 39, 183.

2886 — «Ideas económicas de los ilustrados asturianos.(Campomanes, Jovellanos, Alvaro Navia-Osorio, José delCampillo, Flórez Estrada)». En Revista de Occidente, 82.-Madrid, 1988.- Págs. 58-73.

2887 Antuña Alonso, Agustín J.- «Jovellanos, entre la adversi-dad y la gloria».- Oviedo, La Nueva España, (Gijón), 7 deagosto, de 2004.- Pág. 5.

2888 Argüelles, Julio.- «Jovellanos». En Heleco [Rev. de laAsociación Asturiana de Esperanto].- Gijón, 2003.- Págs. 9-13.- 29,5 x 21 cm.

2889 Arrojo, Juanjo; Luis Miguel Piñera (revisiones).- Los pasosde Jovellanos.- Gijón, Ayuntamiento de Gijón, 2002.- 63 x 21cm. pleg. en 21 x 11 cm.

2890 Azorín. (José Martínez Ruiz).- Sin perder los estribos.(Gracián, Larra, Saavedra Fajardo, Jovellanos, Góngora, Lope,Feijoo, Moratín).- Pról. de Francisco Grandmontaigne.-Madrid, Taurus, 1958.- 194 págs.- 21 x 14 cm.

Bibliografía jovellanista 171

Page 170: BOLETÍN JOVELLANISTA

2891 Beauchamp, Alphonse.- Collection des mémoires relatifs auxrévolutions d'Espagne.- Paris, Chez L. G. Michaud, 1824-1825.- 3 vols.- 22 cm.

– Sobre Jovellanos, vid. vol. 3: «Mémoires politiques / deDon Gaspar de Jovellanos… membre de la Junte Suprémependant la révolution d'Espagne».

2892 Belmonte, José y Pilar Leseduarte.- Godoy. Historia docu-mentada de un expolio.- Bilbao, Ed. Beta III Milenio, 2004.-491 págs.- 24 x 17 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 51, 61, 62, 71, 129, 151, 162,165, 169, 176, 293, 388.

2893 Brañavernez.- «Jovellanos montañero». En Torrecerredo, 23.Gijón, 1951.- Págs. 16-18.

2894 Busto Hevia, Gabino.- Jovellanos por Francisco Goya.-Oviedo, Museo de Bellas Artes de Asturias, 2002.- 1 h. il.Col.- 50 x 21 cm.

2895 Cabarrús, Conde de. (Francisco de Cabarrús Aguirre).-Cartas sobre los obstáculos que la naturaleza, la opinión y las le-yes oponen a la felicidad pública. Escritas por… al Señor DonGaspar de Jovellanos y precedidas de otra al Príncipe de la Paz.-Barcelona, Imprenta de la Viuda de Don Agustín Roca,Impresor de Cámara de S.M., [s.n.], [s.a.].- 316 + 62 págs. +1 h.- 15,5 x 10 cm.

2896 Caldera, Ermanno.- (Vid. 3014).

2897 Calderone, Antonieta.- (Vid. 3014).

2898 Canella y Secades, Fermín.- (Vid. 3020).

2899 Canga [Meana], Bernardo.- (Vid. 3020).

172 Boletín Jovellanista V - 2004. Orlando Moratinos Otero

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2900 Cano Bueso, Juan.- «Sugerencias inglesas para unas Cortesespañolas». En Materiales para el estudio de la Constitución de1812.- Madrid, Tecnos, 1989.- Pág. 521 y ss.

2901 Carnero Arbat, Guillermo.- (Vid. 3000).

2902 Castells, Irene y Antonio Moliner Prada.- Crisis delAntiguo Régimen y revolución liberal en España (1789- 1845).-Barcelona, Ariel, 2000.- 226 págs.- 22 x 15 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 27-34.

2903 Cobo Plana, Juan.- (Vid. 3020).

2904 Cortina Frade, Isidoro.- (Vid. 3020).

2905 Crabiffosse Cuesta, Francisco.- «El peso de Jovellanos,Gijón y su museo».- Oviedo, La Nueva España (Gijón), 2 demayo, 2004.- Pág. 54.

2906 Cuesta, Janel.- «Señorita Eulalia [Eulalia de Llanos yNoriega]».- Gijón, El Comercio, 16 de Enero, 2000.- Pág. 19.

2907 — «La herencia de Jovellanos».- Gijón, El Comercio, 30 desetiembre, 2004.- Pág. 14.

2908 Delgado Casado, Juan.- Un Siglo de Bibliografía en España.-Madrid, Ollero & Ramos, 2001.- 2 vols.- 976 págs.- 24 x 17 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 243, 847-854, 922, 934, 937, 941.

2909 Demerson, Jorge.- «Esbozo de una bibliografía de donCarlos González de Posada». En Homenaje a Justo GarcíaMorales.- Madrid, B.R.A.H., t. 51, 1907.

2910 Díez Borque, José María.- (Vid. 3014).

Bibliografía jovellanista 173

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2911 Domenech Rico, Fernando.- (Vid. 2943).

2912 Egido, Teófanes.- Res. bibl. de Jovellanos: Enigmas y Certezas.Manuel Álvarez-Valdés y Valdés.- (Vid. reg. núm. 2361, Ap.III).- Gijón, Fundación Alvargonzález y Fundación ForoJovellanos del Principado de Asturias, 2002. En Cuadernosde Estudios del Siglo XVIII, 12 y 13.- Oviedo, IFES. XVIII,2002-2003.- 21 x 15 cm.

2913 Elorza, Antonio.- La ideología liberal en la Ilustración espa-ñola.- Madrid, Ed. Tecnos, 1970.- 309 págs.

2914 Entrambasaguas, Joaquín.- Estudios y ensayos de investiga-ción y crítica de la Leyenda de Rosamunda a Jovellanos.-Madrid, C.S.I.C., 1973. [Anejos de Revista de Literatura, 1].-520 págs.- 25 x 17 cm.

2915 Escolar Sobrino, Hipólito.- Historia del libro español.-Madrid, Gredos, 1998.- 421 págs.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 188, 213, 218, 229, 236, 254,255.

2916 Feo Parrondo, Francisco.- «Jovellanos y el consumo».-Luarca, El Eco de Luarca, 985, 1ª quincena, enero, 2004.- Pág.16.- 34 x 24,5 cm.

2917 Fernández, Daniel.- (Vid. 3020).

2918 Fernández Méndez, Servando.- (Vid. 2976).

2919 Ferreiro Alemparte, Jaime.- (Vid. 2987).

2920 Friera Suárez, Florencio.- (Vid. 2954).

2921 García de Cortázar y Ruiz de Aguirre, Fernando.- (Vid.3023).

174 Boletín Jovellanista V - 2004. Orlando Moratinos Otero

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2922 García Escudero, José María.- Los españoles de la concilia-ción.- Madrid, Espasa-Calpe. (Jovellanos, Balmes, Cánovasdel Castillo, F. Giner de los Ríos, Ángel Herrera, Ortega,Marañón).- Madrid, Espasa-Calpe, 1987.- 305 págs.

2923 García López, José.- Historia de la Literatura Española.-Barcelona, Ed. Vicent Vives, 1977.- 789 págs.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 435-441.

2924 García-Posada, Miguel.- «Jovellanos».- Madrid, El Pais, 29de mayo, 1997.

2925 Gay Armenteros, Juan C. y Cristina Viñes Millet.- La ilus-tración andaluza.- Sevilla, Editoriales Andaluzas Unidas,Biblioteca de la cultura andaluza, 46, 1985.- 217 págs.- 18,5x 12 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 39, 40, 41, 42, 46-56, 70, 71,74, 75, 100, 101.

2926 Gea, Juan Carlos.- «Una corona».- Oviedo, La Nueva España(Gijón), 8 de agosto, 2004.

2927 González Vallina, Nery.- (Vid. 3020).

2928 Gracia Noriega, José Ignacio.- (Vid. 3020).

2929 — «Jovellanos: Viajes e impresiones».- Oviedo, La NuevaEspaña, 31 de enero, 1993.- (Res. bibl.).

2930 — «Jovellanos en Sevilla».- Oviedo, La Nueva España, 12 deseptiembre, 1994.

2931 — «Vuelve Jovellanos a Sevilla».- Sevilla, El Correo deAndalucía, 24 de marzo, 1994.- Pág. 31.

Bibliografía jovellanista 175

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2932 — «Goya y Jovellanos».- Oviedo, La Nueva España, 15 deagosto, 1996.- (Res. bibl.).

2933 — «Jovellanos». En Oviedo en los libros.- Oviedo, Ayun-tamiento, 1997.- Págs. 85-86.

2934 — «Jovellanos».- Oviedo, La Nueva España, 24 de abril, 1998.

2935 — «Jovellanismo».- Oviedo, La Nueva España, 30 de sep-tiembre, 1998.

2936 — «Baroja y Jovellanos».- Oviedo, La Nueva España, 2 de fe-brero, 1999.

2937 — «En torno a Jovellanos».- Gijón, Ateneo Jovellanos, oc-tubre, 2002.

2938 — «Romualdo Mon y Velarde, clérigo».- Oviedo, La NuevaEspaña, 2 de febrero, 2004.- Pág. 26.

2939 — «Jovellanos y la minería».- Oviedo, La Nueva España, 9de abril, 2004.- Pág. 24.

2940 — «Los caminos de Jovellanos».- Oviedo, La Nueva España,5 de noviembre, 2004.- Pág. 32.

2941 Guzmán Sancho, Agustín.- (Vid. 3004, 3020).

2942 — «Jovellanos en la historia de la iglesia de San Pedro».-Oviedo, La Nueva España (Gijón), 27 de noviembre, 2004.-Pág. 8.

2943 Huerta Calvo, Javier (Dir.).- Historia del teatro español.-Fernando Domenech Rico y Emilio Peral Vega; AbrahamMadroñal Durán; Héctor Urzáiz Tortajada (Coords).-Madrid, Gredos, 2 vols., 2003.- T. I, 1450 págs. T. II, 3169págs.- 24 cm.

176 Boletín Jovellanista V - 2004. Orlando Moratinos Otero

Page 175: BOLETÍN JOVELLANISTA

– Sobre Jovellanos, vid. págs. 1322-1323, 1329, 1348, 1356,1361, 1454, 1456, 1459, 1461, 1469, 1476-1477, 1482, 1485,1491, 1493, 1505, 1510, 1512, 1515, 1522, 1533, 1550, 1580,1584, 1588, 1591-1592, 1594, 1601, 1605-1607, 1609-1610,1617, 1625, 1629-1630, 1648, 1650, 1666, 1710, 1715, 1731-1742, 1747, 1751, 1759, 1789, 1897, 1903, 2740.

2944 Iglesias Villa, Manuel.- Jovellanos y su Instituto de Gijón.-Gijón, Voluntad, octubre, 1961.

2945 Jardine, Alexander.- Cartas de España. Ed. crítica, trad. y no-tas de José Francisco Pérez Berenguel.- San Vicente delRaspeig, Universidad de Alicante, Secretariado dePublicaciones, 2001- 442 págs.- 23 x 15 cm.

2946 Leseduarte, Pilar.- (Vid. 2892).

2947 Llordén Miñambres, Moisés.- (Vid. 3020).

2948 Lorenzo Benavente, Juan Bonifacio. [Sel. de películas ytextos].- El siglo de Jovellanos.- Oviedo, Consejería deCultura, Dirección Regional de Cultura, [1998]. (Los mar-tes de la Filmoteca de Asturias).- 8 págs.- 21 cm.

2949 Luna, Pablo Fernando.- (Vid. 3020).

2950 Madroñal Durán, Abraham.- (Vid. 2943).

2951 Martín Herrero, Ramón.- Un siglo de reforma política y lite-raria. España 1750-1850.- Madrid, Editora Nacional, Col.Ritmo Universitario, 1974.- 157 págs.- 21 x 15 cms.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 8, 10, 27, 44, 47, 55-58, 63, 65,75, 76-83, 87, 89, 95n, 96n.

Bibliografía jovellanista 177

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2952 Martínez Suárez, Venancio.- «27- N: El día que no murióJovellanos».- Oviedo, La Nueva España, 17 de diciembre,2003.- Pág. 75.

2953 Mateos Dorado, Dolores.- (Vid. 3019).

2954 Melón Fernández, Santiago.- Obra completa.- Ed. prepa-rada por Víctor Álvarez Antuña y Florencio FrieraSuárez.- Oviedo, Universidad de Oviedo, KRK Eds., 2002.-1328 págs.- 17 x 12 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 39, 344, 446, 501-512, 766.

2955 Melón Jiménez, Miguel Ángel.- (Vid. 2970).

2956 Mella Alonso, Jesús.- (Vid. 2976).

2957 Menéndez Peláez, Jesús.- (Vid. 2867, 3020).

2958 — «El humanismo cristiano de Jovellanos (Breve reflexiónen el día de su onomástica y cumpleaños)».- Oviedo, LaNueva España, 5 de enero, 2004.- Pág. 26.

2959 — «Un referente para Asturias y España».- Oviedo, LaNueva España, 7 de agosto, 2004.- Pág. 2.

2960 Moga, Eduardo.- Los versos satíricos.- Barcelona, Ed.Robinbook, Mano Troppo, 2001.- 350 págs.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 23, 32, 227-228.

2961 Monteys, Monica.- (Vid. 3022).

2962 Moratinos Otero, Orlando.- (Vid. 3020).

2963 — «El Jovellanos de Joaquín A. Bonet».- Oviedo, La NuevaEspaña (Gijón), 3 de noviembre, 2004.- Pág. 2.

178 Boletín Jovellanista V - 2004. Orlando Moratinos Otero

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2964 Moreno García, Heriberto.- En favor del campo: Gaspar deJovellanos, Manuel Abad y Queipo, Antonio de San Miguel yotros.- México, SEP, Dirección General de Publicaciones yMedios, Conafe, 1986.- 272 págs.- 21 cm.

2965 Mori de Arriba, Marta.- (Vid. 3017).

2966 Muñiz, María Elvira.- (Vid. 3020).

2967 Noriega Iglesias, Juan Ignacio.- «Aquel 4 de junio de1792».- Gijón, El Comercio, 24 de octubre, 2004.- Pág. 42.

2968 Pachín de Melás (Emilio Robles Muñiz).- «Reportaje jo-vellanista».- Gijón, La Prensa, 6 de septiembre, 1936.

2969 Palacios Fernández, Emilio.- (Vid. 3014).

2970 Parra López, Emilio la y Miguel Ángel Melón Jiménez(Coords.).- Manuel Godoy y la ilustración. Jornadas de estu-dio. Carlos Seco Serrano: «Godoy y Jovellanos»; FernandoSánchez Marroyo: «Un conflicto de intereses: oligarcas ycampesinos en la Real Dehesa de La Serena en los siglosXVIII y XIX».- Badajoz, Editora Regional de Extremadura,2001- 190 págs.- 24 x 17 cm.

2971 Patt, Beatrice y Martín Nozick.- Spanish literature: 1700-1900 (Feijóo, Samaniego, G.M. de Jovellanos, R. de MesonerosRomanos, M. J. de Larra, Duque de Rivas, Espronceda, J.Zorrilla, etc.). Pról y vocabulario en inglés. Textos en cas-tellano.- New York, Harper & Row, 1965.- 463 págs.- 21 x14 cm.

2972 Pedraza Jiménez, Felipe B. y Milagros RodríguezCáceres.- Manual de Literatura Española. Siglo XVIII.-Tafalla (Navarra), Cénlit Ediciones, T.V, 1981.- 484 págs.-20 x 13 cm.

Bibliografía jovellanista 179

Page 178: BOLETÍN JOVELLANISTA

– Sobre Jovellanos vid. págs. 21, 22, 40, 45, 48, 60, 66, 68,72, 80, 82, 84, 87, 88, 148, 169-192, 207, 211, 236, 242, 246,247, 249, 250, 251, 252, 253, 259, 273, 285, 305-306, 316, 319-321, 325, 353, 355, 374, 384-388, 389, 390, 394, 395, 397, 398,400, 421, 427, 433, 437, 441, 449, 452.

2973 Peral Vega, Emilio.- (Vid. 2943).

2974 Pérez Berenguel, José Francisco.- (Vid. 2945).

2975 Pérez Nieva, Alfonso.- «Una fecha y una estatua». En Unviaje a Asturias pasando por León.- Madrid, Librería deVictoriano Suárez, 1895.- 315 págs.- 18,5 x 11,5 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 295-300.

2976 Pérez-Villamil y Paredes, Juan.- Disertación sobre la libremultitud de abogados [1783].- Ed. facs. de Servando F.[er-nández] Méndez y Jesús Mella [Alonso].- Oviedo, KRKEds. y Ayuntamiento de Navia, 2004.- 112 págs. + 153 págs.+ 7 hh.- 16,5 x 11 cm.

– Sobre Jovellanos vid. Estudio Preliminar y págs. 15, 20-22, 32, 34, 39, 58, 61, 64, 65, 72.

2977 Phillips, Pamela.- «Experiencing Landscape in GasparMelchor de Jovellanos. Descripción del castillo de Bellver».En Letras Peninsulares, vol. 13, 2-3.- Barcelona, 2000-2001.-Págs. 513-529.

2978 Piña Homs, Román.- «Ya tenemos a Jovellanos en la UIB».-Palma de Mallorca, El Mundo de Baleares, 30 de junio, 2002.

2979 Piñera, Luis Miguel.- (Vid. 2889).

2980 — «Jovellanos y Patac».- Oviedo, La Nueva España (Gijón),6 de agosto, 2004.

180 Boletín Jovellanista V - 2004. Orlando Moratinos Otero

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2981 Prendes Quirós, Francisco.- «6 de agosto».- Oviedo, LaNueva España (Gijón), 6 de agosto, 2004.

2982 Prieto, Antonio.- (Vid. 3009).

2983 Quirós Pintado, Guillermo.- (Vid. 3020).

2984 Raillard, Matthieu P.- (Vid. 2999).

2985 Ramallo Asensio, Germán.- «Semblanza de Luis Fernán-dez de la Vega, por Jovellanos». En Luis Fernández de laVega. Escultor asturiano del siglo XVIII.- Oviedo, ComisiónDiocesana del Patrimonio Artístico-Religioso y Docu-mental. Consejería de Educación y Cultura del Principadode Asturias, Suplemento del Boletín Oficial del Arzo-bispado de Oviedo, Ecclesiastica Asturiensia, 1, 1983.- 86págs.- 24 x 17 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 54n, 55n, 63-67.

2986 Ramos Corrada, Miguel.- (Vid. 3017).

2987 Rilke, Rainer Maria.- Epistolario español / [por] Rainer MariaRilke; pról., int., versión y notas de Jaime FerreiroAlemparte.- Madrid, Espasa- Calpe, 1976. Col. SeleccionesAustral, Documentos, 11.- 304 págs., retr.- 17 cm.

2988 Rodríguez Cáceres, Milagros.- (Vid. 2972).

2989 Rodríguez González, Jesús Jerónimo.- Asturias y América.-Madrid, Colec. Mapfre, Ed. Mapfre, 1992.- 339 págs.- 23 x15 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 62-63, 66, 68, 72-73, 92, 202, 300.

2990 Romero Ferrer, Alberto.- «Un ataque a la estética de la ra-zón: La crítica ilustrada frente a la tonadilla escénica:

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Jovellanos, Iriarte y Leandro Fernández de Moratín». EnCuadernos de Ilustración y Romanticismo, rev. del grupo deEstudios del Siglo XVIIII, 1.- Cádiz, 1991.- Págs. 105-128.

2991 Romero Tobar, Leonardo.- Panorama crítico del romanticismoespañol.- Madrid, Edit. Castalia, 1994.- 568 págs.- 19 x 13 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 15, 17, 90n, 91, 129, 226, 281,290, 422, 423.

2992 Rubio Jiménez, Jesús.- (Vid. 3014).

2993 Rúspoli [y Morenes], Enrique.- Godoy. La lealtad de un go-bernante ilustrado.- Madrid, Eds. Temas de Hoy, 2004.- 368págs.- 23 x 15 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 20, 28, 140, 146, 181, 203- 204,235-242, 270-271, 277, 296-297, 300, 322, 324, 358, 433.

2994 Saborit Colomer, Andrés.- Asturias y sus hombres. Ed. deAdolfo Fernández Pérez.- Oviedo, Fundación José Barreiro,KRK Eds., 2004.- 1002 págs.- 17 x 12 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 74-76, 87, 125, 160-164, 213,274, 434.

2995 San Juan Mesonada, Carlos.- Informe sobre la Ley Agraria deJovellanos. Estudios sobre la agricultura contemporánea.-Madrid, Fundación Argentaria. Visor Distribuciones, 1995.-469 págs.- 24 x 17 cm.

2996 Sánchez-Blanco, Francisco.- (Vid. 3015).

2997 Sánchez León, Pablo.- Ciudadanía e Individualismo en laIlustración Española («opinión» e «interés» en la «Ciencia de laEconomía Civil» de Jovellanos).- Vitoria-Gasteiz, InstitutoUniversitario de Historia Social «Valentín de Foronda». VII

182 Boletín Jovellanista V - 2004. Orlando Moratinos Otero

Page 181: BOLETÍN JOVELLANISTA

Symposium «Ciudadanía y Nación en el mundo hispanocontemporáneo».- 4, 5 y 6 de julio de 2001.- 485 págs.- 30 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 5-34.

2998 Sánchez Marroyo, Fernando.- (Vid. 2970).

2999 Santos, José E.- El discurso dieciochesco español. Pensamientoy paradoja en Jovellanos, Cadalso y Forner.- Lewiston, N.Y.Lampeter E. Mellen Press, 2002.- 206 págs.- 24 cm.

Res. bibl. de Matthieu P. Raillard, en Dieciocho, 6.2, 2002.

3000 Sebold, Russell P.- Lírica y poética en España. 1536-1870.-Madrid, Cátedra, Crítica y estudios literarios, 2003.- 574págs.- 21 x 13,5 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 38, 57, 85, 103, 115, 118, 126,140-141, 163, 168, 171, 173, 262, 264-265, 283, 296, 319, 329,340-341, 458, 535.

Res. bibl. de Guillermo Carnero Arbat. El Pais, ‘Babelia’,Madrid, 28 de febrero, 2004.

3001 Seco Serrano, Carlos.- (Vid. 2970).

3002 — «Godoy y Jovellanos». Ed. y estudio preliminar. EnPríncipe de la Paz: memorias.- Madrid, Atlas, B.A.E., desdela formación del lenguaje hasta nuestros días, 1956.- 2 vols.Págs. XLVII-LXV.

3003 Sesena, Natacha.- Goya y las mujeres.- Madrid, TaurusHistoria, 2004.- 318 págs.- 25 x 17 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 27, 29, 50, 66, 75, 76, 87, 90,93, 146, 150, 168, 177, 195.

Bibliografía jovellanista 183

Page 182: BOLETÍN JOVELLANISTA

3004 Somoza, Julio.- La esquirpia. Ocios de un gijonés empadronadoen el censo con el número 30.527.- Ed., preliminar y notas deAgustín Guzmán Sancho.- Gijón, Fundación Alvargon-zález, 2003.- 318 págs.- 24 x 16, 5 cm.

Comprende diversos artículos de variada temática que lle-naron la vida del autor: Gijón, Asturias y Jovellanos y otrosdedicados a sus amigos de La Quintana, Fuertes Acevedo yFermín Canella. Ateniéndonos al plano jovellanista, recogeel Informe sobre el estado de la biblioteca de Jovellanos, no-viembre de 1886; Monumento a Jovellanos. Bases del concurso;Estatua a Jovellanos. (Críticas de las bases del concurso);Recuerdos vivos de Jovellanos. Los preliminares y prólogosde las obras: Jovellanos: Nuevos datos para su biografía;Escritos inéditos de Jovellanos; Inventario de un jovellanista yDiarios de Jovellanos.

3005 Suárez [Verdeguer], Federico.- Las Cortes de Cádiz.- Madrid,Ed. Rialp, 2002.- 230 págs.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 14-18, 129, 132, 206.

3006 Tomás y Valiente, Francisco.- «Las Cortes de España en1809, según un folleto bilingüe cuya autoría hay que atri-buir a un triángulo compuesto por un Lord inglés, unilustrado español y un joven médico llamado John Allen».En Estat, dret i societat al segle XVIII. Homenatge al profesorJosep María Gay i Escoda.- Barcelona, Associació Catalanad’Historia del Dret «Jaume de Monjuïc», A. Iglesia, 1996.-Págs. 771 y ss.

3007 Toro y Durán, Ramón del.- Jovellanos y la reforma del teatroespañol en el siglo XVIII. (Acompañada a esta memoria unapéndice que contiene algunos datos inéditos referentes aJovellanos y a otros ilustres hijos de Asturias).- Gijón, [s.n.],Imp. del Comercio, 1891.- 8º dob. m.

184 Boletín Jovellanista V - 2004. Orlando Moratinos Otero

Page 183: BOLETÍN JOVELLANISTA

3008 Urzáiz Tortajada, Héctor.- (Vid. 2943).

3009 Valbuena Prat, Ángel.- Historia de la literatura española. SigloXVIII: Romanticismo. Puesta al día por Antonio Prieto.-Barcelona, Gustavo Gili, 198.- 422 págs.- 20 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 47, 140, 153- 159.

3010 Valero i Martí, Gaspar.- La llarga ruta de l'excursionisme ma-llorquí: aproximació a la història de l'excursionisme a Mallorca.-Palma, El Gall, Grup Excursionista de Mallorca, Quadernsde muntanya, 4, 2001.- 22 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 56-58.

3011 Vigil Escalera, Evaristo.- «Jovellanos». En Crónica delPrincipado de Asturias.- Valladolid, Edit. Maxtor, 2002.- Págs.137-147. Grabado de Jovellanos de J. Cebrian entre págs.98-99.- 30 x 21 cm.

Edic. facs. de la de Madrid, Editores Ronchi, Vitturi, Grillo,1865. (Vid. reg. núm. 1850).

3012 Viñes Millet, Cristina.- (Vid. 2925).

3013 Vv. Aa.- Antología del soneto español, siglos XVIII- XIX.-(Jovellanos; Samaniego; T. Iriarte; Menéndez Valdés;Espronceda; Zorrilla; Campoamor…).- Madrid, Aguilar,Ed. de Arturo del Hoyo, 1968.- 19 x 11 cm.

3014 Vv. Aa.- Historia del teatro en España.- Dirigida por JoséMaría Díez Borque.- Colaboradores: Emilio PalaciosFernández; Ermanno Caldera; Antonietta Calderone;Jesús Rubio Jiménez.- Madrid, Taurus Ediciones, Persiles,153, 1988.- Tomo II: Siglos XVIII. Siglo XIX.- 813 págs.- 21,5x 13,5 cm.

Bibliografía jovellanista 185

Page 184: BOLETÍN JOVELLANISTA

– Sobre Jovellanos vid. 106, 107n, 108, 109 y n, 119, 123 yn, 108, 109 y n, 119, 123 n, 124, 125 y n, 126, 127, 167, 168,171 y n, 172, 176 y n, 182, 184, 185 y n, 186, 187, 188, 190,196, 199, 201, 204, 210, 212, 246, 255, 276, 287, 308, 332, 333,339, 340, 350, 353, 364, 365, 368, 371, 375, 425, 429, 452.

3015 Vv. Aa.- El ensayo español. El siglo XVIII.- Ed. de FranciscoSánchez-Blanco.- Barcelona, Edit. Crítica, 1998.- 376 págs.-20 x 12 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 25, 38, 39, 50, 51, 56, 285-299.

Contiene:«Memoria para el arreglo de la policia de los espectáculosy diversiones públicas y sobre su origen en España:Libertad para divertirse».

3016 Vv. Aa.- «Ideas centrorreformistas». En Veintiuno, rev. dePensamiento y Cultura, Fundación Cánovas del Castillo,Primavera, núm. 46. Madrid, 2000.- Págs. 95- 102.

3017 Vv. Aa.- Historia de la lliteratura asturiana.- Miguel RamosCorrada (Coordinador); Ánxel Álvarez Llano; Marta Moride Arriba y otros.- Uviéu, Academia de la LlinguaAsturiana, 2002.- 786 págs.- 25 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 12, 75, 97, 99-101, 103, 105-107, 109-115, 117-119, 121-125, 141, 142, 146, 152, 155, 168,169, 172, 208, 233, 236, 242, 263, 457, 514, 747.

3018 Vv. Aa.- Gijón, el cantón milenario.- Oviedo, KRK Eds.-Ayuntamiento de Gijón, 2003.- 434 págs.- 34 x 24 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 39, 43, 44, 56, 57, 59-61, 64,67, 69, 81, 113, 125, 126, 129, 148, 151, 152, 187, 235, 247, 275,294, 305, 333, 354.

186 Boletín Jovellanista V - 2004. Orlando Moratinos Otero

Page 185: BOLETÍN JOVELLANISTA

3019 Vv. AA.- «Campomanes, doscientos años después».-Dolores Mateos Dorado (ed.).- Oviedo, IFES. XVIII, 2003.-813 págs.- 25 x 16 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 20, 35, 39, 44, 72, 86, 87, 97,163, 173, 177, 178, 185-187, 196, 199, 206, 212, 213, 220, 226,227, 248, 270, 336, 339, 341, 399, 411-413, 423-426, 444, 447,455, 460-463, 473, 491, 493, 530, 532, 535, 547-549, 571, 572,575, 579, 595, 636, 644, 649, 652, 653, 657, 658, 687, 701, 702,732, 737- 748, 751, 756, 762.

3020 Vv. Aa.- Boletín Jovellanista.- Gijón, Fundación ForoJovellanos del Principado de Asturias, IV, 2003.- 270 págs.-24 x 17 cm.

Contiene: • Menéndez Peláez, Jesús.- «Presentación», pág. 7-9.• Anes y Álvarez de Castrillón, Rafael.- «Jovellanos yFlórez Estrada», págs. 13-18.• Cobo Plana, Juan.- «Jovellanos bajo la divina propor-ción», págs. 19-35.• Muñiz, María Elvira.- «Proyección del pensamiento deFeijoo en Jovellanos», págs. 37-48.• Guzmán Sancho, Agustín.- «Nuevas postrimerías deJovellanos», págs. 49-60.• Llordén Miñambres, Moisés.- «Gaspar Melchor de Jove-llanos y el Centro Asturiano de La Habana», págs. 61-80.• Moratinos Otero, Orlando.- «Bibliografía Jovellanis-ta».Apéndice IV, págs. 81-114.• Álvarez-Cascos Fernández, Francisco.- «Discurso deagradecimiento», págs. 119-123.• Luna, Pablo Fernando.- «El régimen de propiedad enel pensamiento de Jovellanos», págs. 127-138.• Quirós Pintado, Guillermo.- «Presentación de Don LuisAdaro», págs. 141-149.• Adaro Ruiz, Luis.- Presentación del libro "Jovellanos yla Minería en Asturias", págs. 151-154.

Bibliografía jovellanista 187

Page 186: BOLETÍN JOVELLANISTA

• Alonso, Cuca.- «La sombra de Jovellanos… aún másalargada», págs. 157-158.• González Vallina, Nery.- «De Bellver a Valldemosa conel Ateneo Jovellanos«, págs.161-163.• Canga, Bernardo.- «La marcha jovellanista fue aTrobaniello», págs. 167-168.; «Jovellanos y la naturaleza«,págs. 169-172.• Fernández, Daniel.- «Cuantos menos conocimientos setiene, más fácil es ser explotado», págs. 179-180.• Canella y Secades, Fermín.- «Don Gaspar de Jovellanosy don José Sampil», págs.183-195.• Moratinos Otero, Orlando.- «La campana de JoaquínManzanares», págs.199-200.• Menéndez Peláez, Jesús.- «Recordando a don Boni»,págs. 203-204.• Cortina Frade, Isidoro.- «Padre José María Patac de lasTraviesas, S.J., una figura señera de la cultura asturiana»,págs. 205-224.• «Memoria de actividades», págs. 225-234.• «Apéndice gráfico», págs. 235-253

Res. bibl. de José Ignacio Gracia Noriega. «El «BoletínJovellanista»» en La Nueva España, Oviedo, 15 de mayo de2004, pág. 31.

3021 Yndurain, F. y M. Alvar.- Literatura de España. T. I: La EdadMedia (Cantar de Mio Cid, Libro de buen amor; LaCelestina; Amadís de Gaula, etc.). T. II: Edad de Oro (ElAbencerraje; Lazarillo de Tormes; El buscón; La damaduende; El coloquio de los perros; etc.). T. III: Neocla-sicismo y romanticismo (Feijoo; Jovellanos; La comedianueva; Artículos de Larra; Don Juan Tenorio; Rimas y le-yendas de Bécquer, etc.- Madrid, Editora Nacional, 1972, 3tomos.- 477, 670 y 471 págs.- 25 x 17 cm.

188 Boletín Jovellanista V - 2004. Orlando Moratinos Otero

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V. ARTÍCULOS Y CITAS EN DICCIONARIOS YENCICLOPEDIAS

(Por orden cronológico)

3022 Navarro Durán, Rosa. Con la colaboración de MonicaMonteys.- Enciclopedia de escritores en lengua castellana.-Barcelona, Planeta, 2000.- 777 págs.

– Sobre Jovellanos vid. págs. 337-339.- 23 x 15 cm.

3023 Vv. Aa.- La historia en su lugar: nueva historia de España.Dirigida por Fernando García de Cortázar y Ruiz deAguirre.- Barcelona, Planeta, 10 vols., 2002.- 32 x 25 cm.

– Sobre Jovellanos vid. págs. V.2: pág. 397; V. 3: pág. 369;V. 5: págs. 310-311, 312, 350, 386; V. 6: págs. 303-304; V. 7:págs. 136, 145, 146, 209, 365. V. 8: 17, 21, 22, 24, 33, 172, 250,258, 270; V. 9: págs. 89, 90, 144; V. 10: págs. 159, 187, 189-190, 192.

Gijón, diciembre de [email protected]

Bibliografía jovellanista 189

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IIHemeroteca Jovellanista

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Homenaje al Ateneo Jovellanos

El martes, 23 de marzo de 2004, a las 20,00 horas, en el CentroCultural Cajastur, Colegiata de San Juan Bautista, Plaza del

Marqués, 2, Gijón, celebró la Fundación Foro Jovellanos delPrincipado de Asturias un homenaje al Ateneo Jovellanos con mo-tivo del 50 Aniversario de su constitución.

En el transcurso del mismo se entregó a la institución hermanael diploma de nombramiento de Patrono de Honor así como la es-tatuilla de fundición, réplica de la que Manuel Fuxá realizara en1891. Juan José Plans, patrono de nuestra fundación, pronunció laLaudatio Jovellanista.

El acto finalizó con un breve concierto de música polifónica acargo del Coro Universitario de Oviedo, bajo la dirección del maes-tro Joaquín Valdeón.

Los asistentes fueron obsequiados con el opúsculo: La «muertecivil» de Jovellanos (Mallorca, 1801-1808) (Conferencia pronunciada porTeresa Caso Machicado en el Castillo de Bellver (Mallorca) el día 21 demarzo de 2003, editado para tal ocasión por ambas instituciones:Ateneo y Foro.

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Gijón, la Atenas del norte de España*

por Jesús Menéndez Peláez

Permítanme una muy excursión por la erudición libresca. Si porcuriosidad buscamos en un diccionario de cultura o de Lengua

Española la procedencia de la palabra ‘ateneo’ se nos dirá que pro-viene bien del sustantivo griego ‘athenaion’, el templo dedicado aAtenea o Minerva, personificación de la sabiduría, donde los poe-tas y oradores leían sus obras, bien de ‘athenaios’ como adjetivo,usado en contexto poético y sinónimo de ateniense.

En cualquiera de los casos la ciudad de Atenas es el étimo ini-cial de una institución que tomará entidad corporativa de maneraespecial a partir de la Ilustración. La ciudad de Atenas emerge den-tro de la configuración del mundo griego como la ciudad culta porexcelencia, frente a su oponente Esparta, caracterizada por sus gue-rreros; la oposición entre hombres de letras y hombres de armasviene, pues, de muy atrás; la sociedad medieval vivió, a veces convirulencia, esta dicotomía estamental entre el intelectual, el «cleri-cus» y el militar, el «miles»; nuestro Cervantes en El Quijote (I, 38)recoge esta vieja antítesis existencial en la bien conocida apologíaque el protagonista, Don Quijote, hace de las armas; sin embargo es

* Discurso pronunciado por el Presidente de la Fundación Foro Jovellanosen el acto de homenaje al Ateneo.

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la cultura renacentista la que llega por primera vez a establecer unaarmonía entre el hombre de la cultura y el hombre de las armas enlos llamados soldados poetas que conforman un grupo generacio-nal capitaneados por Garcilaso de la Vega; el poeta-soldado manejacon la misma destreza la espada que la pluma; el poeta-soldado denuestro Renacimiento busca en su devenir existencial un equilibrioentre el «negotium», hacer la guerra, y el «otium», la dedicación ala cultura, a la poesía; este mismo equilibrio entre el «negotium» y el«otium» vendrá sancionado por esquemas teológicos derivados delprotestantismo de Calvino; sus doctrinas ofrecen un equilibrio en-tre el pragmatismo del hombre de negocios y el idealismo delhombre de la cultura; en alguna publicación se insinúa que el ocasodel imperio español de nuestro Siglo de Oro, aquel en cuyos lími-tes no se ponía el sol, fue debido a no haber mantenido esteequilibrio que caracterizó a los países centro-europeos; prejuicios denaturaleza religiosa, inspirados en la Contrarreforma, marginaronla actividad burguesa, de donde nacerá la industrialización y la em-presa; el judeo-converso, impulsor y generador del comercio y dela industria, actividades que realizaba la nueva burguesía, serán vis-tas con recelo por el cristiano viejo que propugna un inmovilismoestamental y laboral.

¿A qué viene todo este preámbulo?, se preguntarán. Estamoscelebrando un acto jovellanista organizado por la Fundación ForoJovellanos para nombrar Patrono de Honor a una institución her-mana que lleva nuestro mismo apellido; si tuviésemos que resumirmuy brevemente la finalidad de la obra jovellanista podríamos de-cir que su pensamiento último, el leit-motiv o hilo conductor detodo su quehacer intelectual y político, está encaminado a conseguirel bienestar público. Para Jovellanos la cultura es el soporte de todoprogreso; cultura y bienestar social son dos categorías inseparables,,íntimamente relacionadas en el pensamiento jovellanista; así lo ex-pone en el Plan General de Instrucción Pública (1809); la cultura es labase del progreso de un pueblo. La innovación en el ámbito cientí-fico y cultural es la base del pensamiento ilustrado: «sapere aude»,atrévete a saber.

Hace algún tiempo un filósofo, bien conocido en el ámbito na-cional, en declaraciones a un medio de comunicación, con motivo

196 Boletín Jovellanista V - 2004. Jesús Menéndez Peláez

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de una conferencia que iba a impartir en nuestra ciudad, calificabaa Gijón como la Atenas del norte de España. Dejando de lado el tó-pico de la «captatio benevolentiae», recurso retórico que hunde susraíces en los grandes retóricos atenienses; dejando de lado el ‘gran-donismo’ narcisista que caracteriza a los asturianos, creo que elsímil metafórico está justificado. Pocas ciudades pueden ofrecer uncalendario de actividades culturales tan fecundo en cantidad y ca-lidad como el que se ofrece desde Gijón; por eso el nacimiento denuevas asociaciones culturales que pululan por doquier en nuestraciudad debe ser saludado con gozo; son derivaciones de aquella se-milla que sembraron las Sociedades de Cultura e Higiene deprincipios del pasado siglo XX. Por otra parte, el apoyo que desdenuestro Ayuntamiento se viene realizando en pro de la cultura nodebe pasar inadvertido.

De esta manera, «Gijón, la Atenas del norte de España» consus tres ateneos se convierte en un templo desde donde se rinde eseculto intelectual, de manera casi permanente, a la diosa AteneaMinerva, personificación de la cultura en el mundo helénico, quepara Jovellanos era un culto a la Suprema Sabiduría del Dios uno ytrino de los cristianos.

La Fundación Foro Jovellanos, desde el primer momento quetuvo noticia de la celebración del 50 aniversario del nacimiento delAteneo Jovellanos, quiso sumarse a esta efeméride con este nom-bramiento de Patrono de Honor. Así se lo hice saber a su presidente,don José Luis Martínez. Sus múltiples actividades están en estrecharelación con el pensamiento jovellanista; es nuestro deber recono-cerlo. Por ello nuestra más sincera felicitación a su Presidente y asu junta rectora; nuestra más sincera admiración a toda la labor pre-térita y actual que viene realizando el Ateneo Jovellanos desde sufundación en 1953. Mi relación personal con el Ateneo Jovellanoses muy anterior a mi condición de Presidente de la Fundación ForoJovellanos del Principado de Asturias; en varias ocasiones impartíconferencias; en varias ocasiones hice el oficio de presentador;desde aquí me ofrezco a seguir colaborando. Enhorabuena, queridoJosé Luis.

Gijón, la Atenas del norte de España 197

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Laudatio Jovellanista

por Juan José Plans

Ante todo, mi agradecimiento a la Fundación Foro Jovellanos delPrincipado de Asturias –al que me honro pertenecer– por ele-

girme para pronunciar en este entrañable acto la Laudatio Jovellanista.Y mi enhorabuena –una vez más– al Ateneo Jovellanos de

Gijón, animándole –aunque no es necesario, bien animado está aello– a continuar su importante labor cultural; labor que sigo desdemis primeros tiempos de dedicación al periodismo y desde mis pri-meros pasos literarios, concediéndoseme el Premio de novela cortaAteneo Jovellanos, Ateneo en el que también pronuncié mi primeraconferencia, sobre el cine de Orson Welles.

Hace muchos millones de años, se dice que el universo co-menzó con una explosión, primordial, colosal, en la que se crearonla energía, el espacio, el tiempo y la materia. Tal explosión la cono-cemos por el Big Bang.

Sabemos de la creación del Universo, aunque seguimos igno-rando lo que había hasta un instante antes que el Big Bang.

Sabemos que, en ese universo, somos habitantes de un pe-queño planeta que gira alrededor de una también pequeña estrella,poco importante, a la que hemos llamado Sol.

Estrella que se encuentra en uno de los lugares más alejadosdel centro de la galaxia a la que pertenece, la Vía Láctea, que obser-vamos desde su interior, guía que fue para los peregrinos que detoda Europa se dirigían a Santiago de Compostela a través de losPirineos.

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Digamos que nuestra morada está en un barrio bajo de la ga-laxia, en el brazo de Orión, zona de nebulosas, tanto brillantes unascomo oscuras otras, de las que nacen de continuo nuevas estrellas.

Sabemos que nuestro planeta –hay millones y millones deplanetas sólo en nuestra Vía Láctea, la que los griegos creían que erala leche derramada por Hércules mientras mamaba de los pechosde Hera, la reina de los cielos, o para los persas un gran río que fluíapor el cielo en cuyas orillas pastaban rebaños de gacelas, camellos,caballos y avestruces –; sabemos que nuestro planeta, repito, cuentacon muchos menos años que el universo, pero millones de años síque tiene.

Y que aún le quedan muchos millones más de existencia, a noser que una catástrofe –cabe hasta debida a nosotros– los reduzca.

Entre tantos millones de años de pasado y futuro, está elpresente, en el que lamentablemente nuestra especie –para la natu-raleza, una más–, la humana, resulta la más absurda.

La que se ha autocalificado como racional.Somos animales dotados de razón.No sé como nos califican, los otros, los entre comillas, «irra-

cionales».Existimos desde hace poco, siendo no el fin de un proceso

evolutivo; puesto que, de no extinguirnos –y somos precisamentenosotros los que más empecinados parecemos de lograrlo–, losdel siglo XXI cada vez seremos más diferentes a los de siglos si-guientes.

Y tengan presente que los que de ello saben aseguran que nohay especie, incluida la nuestra, que dure siempre. Pero mientras seexiste, se hace crónica de tal existencia.

Y la crónica –la del día a día– la que hace el cronista, y el cro-nista –el que trata los temas de actualidad– es, desde que existe talprofesión, periodista.

El historiador, hace historia, ahondando en acontecimientospasados, escribe historia, como el paleolítico busca en los fósilestambién nuestra historia, no en sus propios huesos ni en los del ve-cino, y etc.

Pues, un gran cronista, lo fue Jovellanos. Él, principalmenteen sus Diarios, también en sus Cartas del viaje de Asturias, ejerce –y

200 Boletín Jovellanista V - 2004. Juan José Plans

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lo ejerce de forma admirable– el periodismo. Con una sorprendentecapacidad de observación, agudeza en sus análisis y meticulosidaden los datos.

El escribir un diario es algo que, al menos en una ocasión, casitodos nos proponemos. Nos proponemos… pero, pocos son los que,día a día, lo continúan.

Hay diarios íntimos. En ellos, su autor suele escribir aquelloque vivió durante el día. Y para sí mismo. Carece de interés para losdemás. Y si llega a tenerlo, no se ha pretendido. Porque, para em-pezar, nadie más puede ser su lector. Este diario es como un espejoen el que mirarse para comprenderse. Un medio por el cual refle-xionar, meditar, criticarse, enjuiciarse, analizarse… y divertirse.

Divertirse con uno mismo. Aunque haya momentos –pocos omuchos– que no sean precisamente agradables; todo lo contrario.Como la vida. O la vida. Porque, en el diario queda reflejada, la vidadel que lo escribe.

Hay otros diarios a los que a sus autores no les importan quelean otros. Y hay diarios que son para que otros los lean.

Los diarios de Jovellanos, compuestos entre 1790 y 1801, coninterrupciones –como suele ocurrir en todo diario que se precie deserlo–, iniciados poco después de que Carlos IV comenzara a reinary llegados hasta cincuenta y dos días antes de pasar a prisión su au-tor por siete años, tienen de todas esas clases de diarios.

Les recuerdo que son nueve en total: Diario Primero, 1790;Diario Segundo, 1791; diarios Tercero y Cuarto, 1792; Diario Quinto,1793–1795; Diario Sexto, 1795–1796; diarios Séptimo y Octavo, 1797;Diario Noveno, 1798–1801.

Breves, pero significativos ejemplos: De lo íntimo, aunque nosean sólo unos diarios íntimos, leemos en el Diario Sexto (1795-1796): Jueves, 9 (Julio): «Buenas ya mis piernas, lavadura de pies ycortadura de uñas, y callos.»

Los otros tipos de diarios, son los que nos llevan a decir queobservó –y escribió– como lo haría un cronista.

Abarcando, además, sólo él, todas las secciones de un perió-dico: Internacional, nacional, regional, local, editorial, opinión,artículos, crónicas, economía, sociedad, cultura, espectáculos y hastanecrológicas y el tiempo.

Laudatio jovellanista 201

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Breves ejemplos de lo dicho: A Jovellanos nada le es ajeno:

– Sección Internacional

12 de abril de 1799, Diario Noveno: Bonaparte se asegura en elEgipto: Desbarata y castiga una revolución en el Cairo. Huyen los monar-cas de Turín y Nápoles a Cerdeña y Sicilia; el pueblo del primero se entrega,y los franceses le dejan o hacen declararse de pública.

– Sección Nacional

Jueves, 10 de abril, Diario Quinto: El Conde de Floridablanca ob-tuvo la libertad de vivir donde le agradase como no fuese Madrid y LosSitios, y añaden habérsele restituido sueldos y honores…

– Sección Regional

Lunes, 20, Diario Primero: Buena cosecha de pan en todas partes,y abundantísima de castaña, pero escasísima de maíz, aunque en los conce-jos de Nava y Gijón hay heredades buenas; menos mala en los altos que en laVega; poca yerba y corta, aunque de mucha substancia, como en año seco…

– Sección Local

Martes 7, Diario Quinto: Salva de artillería al romper el alba.Congregámonos en la casa del instituto a la 8 de la mañana, según seavisara por esquelas impresas. Fueron viniendo las gentes y eran ya cercade las nueve cuando se creyó necesario empezar para dar tiempo a lafiesta de la iglesia. Los asistentes en el circo fueron: Juez Noble, Párroco,Comandante de las Armas, Diputado del Principado, Teniente Coronelde Milicias, los Diputados del Ayuntamiento, clero, comercio y gremiode mareantes, el juez de marina, el ingeniero director, Don FernandoCasado de Torres (que llegó algo tarde por haber dormido en Contrueces),el Sargento Mayor de Milicias y varias personas de distinción, así de lavilla como forasteros. Don Pedro de Unquera también, por la Diputacióndel Principado.

202 Boletín Jovellanista V - 2004. Juan José Plans

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Resumiendo: Comentamos que son editoriales, página de opi-nión sobre acontecimientos, referencias culturales…

Anecdóticamente, como hombre del tiempo:

Domingo, 17, Diario Quinto: Una gran lucha se ha advertido entodo este tiempo entre los vientos. El austro, soplando desde Castilla, pa-rece que se esfuerza por doblar los montes; el nordeste, que viene por sobrelas montañas bajas del lado, le corta y le aleja, y uno a otro, alternativa-mente, se vencen y rinden, y traen o el bueno o el mal tiempo, esto es, elsur aguas, y en las alturas nieve, y al noroeste hielo, frío y serenidad. Ayerparece que se mezclaron y como que lucharon a brazo partido sobre nos-otros…

Demos repaso a las secciones comenzando por la última nom-brada:

– El tiempo meteorológico (con el tiempo suele comenzar sudescripción del día).

Diario Séptimo, 1797. Martes, 3 (enero): Sol no muy claro… Miércoles, 4: Nubes, agua; tiempo suave…Jueves, 5 (cumpleaños): nubes, tiempo suave…Domingo, 8: Nubes, agua, frío…Miércoles, 11: Nubes, agua, frío…Sábado, 25 (febrero): Nubes… aún dura el nordeste.Lunes, 27: Nubes, sol…Lunes, 6 (marzo): Sol claro, parece vuelto el tiempo. Nordeste.

– Necrológicas

Diario Sexto, 1795-1796. Jueves, 9 (julio): Gran cuidado por laindisposición de Pachito Fuertes, temo que se nos muera; su mal, originadode una hartura de manzanas verdes, y que probablemente fue un causón:Pero no se conoció, diósele una sangría, y fue siempre a peor.

Viernes, 10 (al día siguiente): Triste noticia de la muerte deFuertes a las tres; por la mañana se le consideraba mejorado.

Laudatio jovellanista 203

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Sábado, 11 (Julio): Por la tarde, al entierro de Fuertes; cuatro delos alumnos grandes, le llevan; se insinúa a los demás, sin mandárselo,cuanto será bien parecido que sigan a su difunto compañero; vamos mi her-mano y yo con el duelo, van también todos los profesores y dependientes.

– Sociedad, espectáculos, fiestas…

Domingo, 26 (Julio): A la feria en el campo de la iglesia: Muchaconcurrencia y mucho tráfico de géneros bastos; monteras en altos palos,con garfios de las mismas ramas, en que estaban colgadas; se venderán detrescientas a trescientas cincuenta; las gastan todas las mujeres; paños bas-tos, bayetones, bayetas, roquetes, lienzos pintados, guadañas y otrosinstrumentos rústicos; ollería, batería de cocina de cobre; tres plateros deGijón; muchas tiendas del aire; cedazos, etc; mucha gente y mucho movi-miento.

A la romería. Danzas de hombres y mujeres; estas cantaban con ge-neral aplauso varias invectivas contra la Junta, vaya un ejemplo:

¡Viva el Rey, viva la Reina!Mueran todos los mandonesque ofrecieron los soldadosy se guardan los doblones.

Esta es, en este día, mi Laudatio Jovellanista, con la esperanzade que otros investiguen, mucho más exhaustivamente, la figura deJovellanos como cronista en la que fue su época, la de las «Gazetas».

Finalizo pidiendo que se le reconozca, ya sólo por sus diarios,que fue no sólo cronista de Gijón, sino también cronista de Asturias.Títulos que no tuvo porque tales títulos no existían. De existir, no loduden, nadie mejor que él los mereció en su tiempo. Pero, ahora esde justicia otorgárselos.

Jovellanos fue ejemplo de lo que debe ser un cronista local, re-gional.

Aquel que día a día, deja constancia de los acontecimientosque, día a día, ocurren en su ciudad o en su región, con rigor, mi-nuciosidad…

Porque, de no hacerse así, se corre el peligro de ahondar enotros tiempos –para ello están los historiadores y otros eruditos– y

204 Boletín Jovellanista V - 2004. Juan José Plans

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dejar vacío el tiempo que, realmente se debe cubrir, facilitando asíel trabajo a aquellos que, posteriormente, lo traten.

El cronista tiene que vivir su tiempo. Dejar crónica de sutiempo. Como lo hizo Jovellanos como cronista. Gracias a sus dia-rios, de los años en que fueron escritos, sabemos mucho más. Sonuna gran fuente de trabajo para los que intentan escribir la historiade la humanidad.

Muchas gracias.

Laudatio jovellanista 205

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Discurso del Presidente del Ateneo Jovellanos

don José Luis Martínez

Señora doña Mercedes Álvarez, señor presidente del Foro Jove-llanos, patronos, ilustrísimas autoridades, señor don Juan José

Plans, socios de nuestro Ateneo, señoras y señores:Deseo que mis primeras palabras, en representación de la ins-

titución que me honro presidir, sean de gratitud. De un profundo yentrañable agradecimiento a todas las personas que forman parte delForo Jovellanos que hoy tiene a bien concedernos esta distinción depatrono de honor de la entidad cultural hermana. Pues hermanos sonquienes comparten apellido, y también han de serlo aquellas perso-nas que están unidas por estrechos vínculos culturales dentro de unamisma ciudad. Ciudad que lleva con orgullo el ser la patria chica delmás insigne polígrafo del siglo XVIII, y que está poblada por hombresy mujeres de bien en los que aflora la grandeza del alma deJovellanos, que Menéndez Pelayo llegó a calificar como «la más her-mosa del siglo XVIII». Así hoy los patronos de su Foro han demostradosu gran generosidad ofreciéndonos este preciado galardón.

El título con que hoy nos distingue el Foro Jovellanos resultaparticularmente entrañable. El prestigio conseguido por esta insti-tución en su todavía corta singladura, así como el patronazgo deJovellanos que compartimos, nos hace apreciar como un don la con-dición de patrono de honor de vuestra institución.

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Es obligado reconocer el meritorio trabajo que, desde vuestronacimiento, venís desarrollando para que la luz que proyecta la im-perecedera figura de Jovellanos no se apague con el discurrir de losaños; antes al contrario, ilumine con claridad creciente el progresode nuestra querida tierra de Asturias y de nuestra nación. Vuestramisión es, y modestamente nos atrevemos a exhortaros a perseve-rar en ella, que la conducta del ilustrado gijonés continúe siendofuente inspiradora para encarar los desafíos que continuamente seabren ante nosotros, pidiéndonos una respuesta certera y humana.

Acontecimientos como el salvaje atentado perpetrado enMadrid el pasado día 11, nos invitan perversamente a pensar querepresenta un intento vano, un sueño irrealizable el empeño hu-mano de apartarse de la barbarie y construir, a través del cultivo dela razón, de la ciencia y del saber, una reforma moral de los hom-bres y las mujeres, tal como soñó Jovellanos. Pero no queremossucumbir a la desesperanza, tirar por la borda el legado de toda unacivilización y de una tradición de la que don Melchor Gaspar deJovellanos fue una figura especialmente señera. Nuestro Jovino fue,en momentos en los que reinaban las tinieblas de los oscurantistas yde quienes no concebían la posibilidad de una nación más prósperay una sociedad más justa y civilizada, un ejemplo de confianza enlos grandes ideales por los que la humanidad debe de apostar, conconfianza, sin ceder a los tropiezos del camino.

Nos encontramos todos en una empresa común, en un em-peño compartido para que no sólo ya en nuestra patria, sino a lolargo y a lo ancho de la tierra, los ideales por los que se afanóJovellanos continúen dando sus frutos. Nuestro desafío en este mo-mento es dar a las nuevas situaciones que va deparando la historialas respuestas que les daría el hijo más ilustre de Gijón; acercarnos alos problemas y a los retos del momento presente con la lucidez, laprofundidad y la altura de miras con lo que lo hizo Jovellanos. Ypensamos, desde nuestro Ateneo, que el optimismo que manifesta-ban él y tantas otras personalidades de su época en los efectosbenéficos de la ilustración y de la difusión de la cultura, continúasiendo una actitud y una esperanza desde la que los hombres delsiglo XXI hemos de seguir encarando los desafíos que el momentopresente nos depara.

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Por todo ello, considero que la labor de las instituciones cultu-rales resulta insustituible, para crear ámbitos en los que el amor a laverdad y la belleza florezcan espontáneos y los espíritus se enriquez-can y engrandezcan, proyectos que ambas entidades compartimos.

Reitero nuestro agradecimiento precisamente en estos momen-tos en los que están a punto de concluir los actos del cincuentenariodel Ateneo Jovellanos, muchos de los cuales han estado encaminadosa premiar la labor de hombres que sí fueron merecedores de la másalta consideración. Mientras que nosotros, humildemente, no hicimosmás que cumplir con nuestra obligación, pero como la bondad siem-pre corre pareja con la talla intelectual de quienes la poseen, losateneístas hemos tenido la gran suerte de que ustedes hayan deposi-tado en nosotros, por medio de la distinción concedida, el espíritujovellanista que impregna su dignísimo Foro Jovellanos.

Para el Ateneo Jovellanos tiene un significado muy especialque quede sellado este hermanamiento que hoy tiene lugar aquí yahora, puesto que el espíritu ateneísta, su esencia y su razón de ser,proviene de lazos culturales que emanan directamente del pensa-miento, obra y trayectoria del ilustre Patricio, estableciendo unparentesco que desde este momento queda unido en lo que me atre-vería a titular como una comunión de ideas, de pensamientos y deintegración plena en la síntesis jovellanista.

Todos y cada uno de los miembros de nuestra Junta Directiva,y también todos y cada uno de los socios ateneístas que aman y sien-ten la proyección cultural de la Institución como suya propia, estánrepresentados en este acto y en estas palabras de su presidente.

Los primeros lazos de unión entre Foro y Ateneo han comen-zado a estrecharse hace precisamente ahora un año con motivo delviaje organizado por nuestra institución a Palma de Mallorca. Allíel Ateneo y el Foro, ambos de Jovellanos, rendimos homenaje anuestro Patricio, visitando aquellos lugares en donde fue privadodel bien más grande de la vida que es la libertad.

Posteriormente, se fueron sucediendo, a lo largo de todo elaño, los actos para conmemorar la efemérides del cincuentenario.Así el ilustre profesor don Juan Velarde recibía la medalla de oro delAteneo; la señora Alcaldesa era nombrada socia de honor; Su AltezaReal el Príncipe tuvo a bien concedernos una audiencia privada; he-

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mos editado el libro que recoge nuestra historia; ateneos de todo elmundo se dieron cita en Gijón para celebrar la Junta Mundial deAteneos Iberoamericanos-filipinos –cuya vicepresidencia ostenta-mos–; fueron muchas las conferencias de ilustres figuras de las artes,las letras y las ciencias que pasaron a lo largo de este especial añopor nuestra tribuna; la Feria Internacional de Muestras de Asturiastuvo a bien concedernos el «Día del Ateneo»; creamos un premioInternacional de Acuarela; sin olvidar los ya consolidados premiosliterarios de poesía y de poesía festiva Ludi; y por último, hemos deagradecer al Ilustre Ayuntamiento de Gijón la Medalla de Plata de laciudad que se nos entregará próximamente.

Todo lo expuesto anteriormente, de una manera sucinta, cons-tituyó una programación ateneísta de la que nos sentimos orgullosos.

Hoy, el Foro Jovellanos, con este generoso reconocimientoviene a poner el broche de oro al cincuentenario que ya termina. Nossentimos, con ello, muy honrados e inmensamente agradecidos.

Muchas gracias.

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Don José Luis Martínez, Presidente del Ateneo Jovellanos, pronuncia su discurso de agra-decimiento al Foro por el nombramiento de Patrono de Honor al Ateneo Jovellanos conmotivo del 50 aniversario de su constitución (23-Marzo-2004)

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Presentación del IV BoletínJovellanista y conferencia

de José Luis Pérez de Castro

La conferencia de José Luis Pérez de Castro titulada El amor al li-bro enmarcó la presentación de nuestro IV Boletín Jovellanista,

que llevó a cabo su director, el día 27 de Febrero de 2004, con las pa-labras que recogemos a continuación.

BOLETÍN

JOVELLANISTA

• GIJÓN • MMIII • AÑO IV • NÚM. 4

Iovinalis sulcus nostram laborem illustrat

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Ilustrísimo señor presidente; señoras y señores patronos yamigos; señoras y señores:

Cada año es para mí más grata la satisfacción de poder pre-sentarles a ustedes y al público en general, en nombre de laFundación Foro Jovellanos, un nuevo boletín jovellanista. Nos com-place comprobar que año tras año el boletín va dejando ya lafragilidad de sus comienzos y ha llegado, por así decirlo, al menosa una firme y prometedora adolescencia, lo que es tanto como de-cir a casi su plenitud. Porque no quisiéramos verle nunca en unacaduca ancianidad, sino que se mantuviera siempre en una doradajuventud, es decir que cada año se mostrara lozano y firme, ilusio-nado y prometedor, que mantuviera siempre, como un joven, laincertidumbre y el anhelo de nuevas metas y la ilusión y el corajede lograrlas.

Sí, como verán ustedes, el desarrollo físico de este joven, denuestro «gasparín», es prometedor, su talla alcanza ya las doscientassetenta páginas, su peso es de 580 gramos; su aspecto, poco ha va-riado, se notan en él algunos rasgos nuevos: el paso del tiempo, lamadurez.

En cuanto a su personalidad, a su carácter jovellanista, bas-tará que le dejen hablar para juzgar acerca de cuanto encierra en sí,bastará que acercándose le digan como Sócrates al joven y tímidoAlcibíades: «Habla para que te vea». Él hará entonces la presenta-ción de sí mismo. Juzguen, pues, acerca de su discreción por suconversación.

Veamos pues de qué nos habla: Primero, de las deliciosas re-flexiones que acerca del padre Feijoo y Jovellanos ha llevado acabo en este mismo foro la delicada sensibilidad de doña ElviraMuñiz; de la acertada y documentada biografía que de FlórezEstrada pronunció el profesor don Rafael Anes en el marco del Díade Jovellanos en la Feria de Muestras de Asturias. Les comunicará ellatido jovellanista de América, de la colonia gijonesa en La Habana,uno de los hitos más entrañables de la historia de Gijón, que ha te-nido el acierto de investigar el profesor don Mosiés Llordén.

Y si no se cansan de su conversación y le dejan hablar verántambién la imagen real, de carne y hueso de Jovellanos, su rostro, taly como era, tal como lo ha recreado el doctor profesor don Juan

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Cobo, en un trabajo que mereció el aplauso y reconocimiento inter-nacional en varios congresos celebrados en París y otras poblaciones.Y también oirán de sus labios, con las mismas palabras con que yolo hiciera en este entrañable lugar, la invitación a recorrer con Jovinosu ultimo viaje, a conocer algunas novedades de su vida y recordarotras.

Luego la fresca memoria de nuestro adolescente, fijará contodo detalle nuestros acontecimientos. Ésta es la segunda tarea quele hemos asignado, llevar cuenta de cuanto la Fundación hace a lolargo del año. Por eso ha recogido algunos artículos de la prensa.Ella nos distingue con su interés convirtiéndonos en noticia y ha-ciendo que nuestras actividades tengan una resonancia grande enla vida cultural de la villa de Gijón y Asturias. Con su complicidadel surco con que Jovellanos ilumina nuestra tarea se alarga y agi-ganta, y nos ayuda a sembrar el conocimiento de la vida y la obrade Jovino, a impregnar más aún, si cabe, esta tierra del amor y deseode Jovellanos.

Así pues, nuestro joven boletín les dará entre otras amplia no-ticia de la presentación del libro Jovellanos y la Minería en Asturias denuestro muy entrañable don Luis Adaro, con todas las circunstan-cias que rodearon aquel acto de homenjae de tan imborrablerecuerdo, como la presentación que de su distinguida persona hizodon Guillermo Quirós Pintado, o la interpretación de la cantata aJovellanos compuesta por el Maestro Arrieta con letra del Vizcondede Campogrande, etc.. Les recordará el discurso que entorno al con-cepto de propiedad en Jovellanos pronunció en este mismo lugar elprofesor de la Sorbona, don Pablo Fernando Luna al recibir el V pre-mio de Investigación Fundación Foro Jovellanos del Principado deAsturias. Traerá a su memoria la tradicional marcha jovellanista,que este año culminó con la colocación de una placa en Trobaniello,recordando sendos artículos publicados por su promotor donBernardo Canga en el diario El Comercio. Y no dejará de mencionarel eco que tuvo en la prensa la importante novedad del Curso deExtensión Universitaria, que con el título «Jovellanos y su tiempo»fue impartido, bajo la dirección de nuestro presidente don JesúsMenéndez Pelaéz, en su mayoría por patronos de nuestra Funda-ción y que culminó con la conferencia de nuestro Vicepresidente

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primero don José Antonio Hevia Corte y la entrega de los diplomasen un acto presidido por el Rector de la Universidad de Oviedo, donJuan Vázquez y la presidenta de honor de nuestra Fundación y al-caldesa de Gijón doña Paz Fernández Felgueroso. Y por si aún fuerapoco nuestro boletín se sentirá orgulloso de ofrecer a ustedes la no-ticia recogida en prensa y revistas del viaje del Ateneo Jovellanos aMallorca, al que se unieron nuestro presidente y secretario, señoresPeláez y Moratinos, y de la conferencia pronunciada por nuestra pa-trona doña Teresa Caso en el salón del trono del castillo de Bellver.También les recordará, a pesar de haber sido ampliamente divulga-das, las palabras de nuestro patrono don Francisco Álvarez Cascoscon ocasión del nombramiento de socio de honor del Real ClubAstur de Regatas. Y por modestia dejará para el final el recordarlesla presentación del anterior boletín jovellanista leyéndoles el artí-culo que nuestra amiga Cuca Alonso escribió para la Nueva España.

Se habrán dado cuenta que para nuestro joven este esfuerzomemorístico es doblemente significativo, pues significa fijar la his-toria de nuestra fundación, pero también agradecer a personas einstituciones su esfuerzo y su labor en pro de Jovellanos y de su fun-dación.

Yo sé que es tema de su predilección y de la de cuantos hancontribuido a formar el carácter y la personalidad de nuestro bole-tín, la Bibliografía Jovellanista de Orlando Moratinos, una tareagigantesca, un compromiso más allá del ayer y del hoy, que agra-decemos todos los jovellanistas y agradecerán aún más losvenideros. Esta tarea, abierta y permanente hasta que él decidaabandonarla –Dios no lo quiera–, es hoy por hoy uno de los instru-mentos de investigación jovellanista más importantes con quecuenta el que quiera estudiar la vida y la obra de Jovellanos.

Deseamos que nuestro boletín tenga siempre presente la ima-gen ejemplar de cuantos han consagrado su vida y su quehacer enpro de Jovellanos, por eso nos invita a repasar la biografía de donJosé Sampil, el mayordomo de Jovellanos, publicada por FermínCanella en El Carbayón de Oviedo en 1886; obra deliciosa en la quese resumen las detalladas peripecias y encarcelación que el amigode Jovino sufrió en la Corte por intentar salvarlo de su confina-miento en Mallorca. Fermín Canella tomó estos datos de las

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Memorias del propio Sampil, memorias en paradero desconocidoque harían las delicias de todos los jovellanistas si hoy vieran la luzpública.

Finalmente, nuestro boletín, como joven sensible, vuelve sumirada con emoción a cuantos han dejado su estela, su surco jove-llanista. Quiere dejar memoria una vez más del padre Patac graciasa la amplia biografía de nuestro amigo don Isidoro Cortina. Con ca-riño recuerda a Don Boni, el cura inteligente y sencillo, que picandoun tanto en socarrón nos aleccionaba en la fe recordando conJovellanos cuánto hay de farsa en nuestra vida. Y también recuerdalos gratos momentos que don Joaquín Manzanares, persona entra-ñable y cariñosa, ha ofrecido a sus amigos jovellanistas a lo largo desu ya agotada y recordada vida.

He aquí, en definitiva, la presentación de este joven de quienhan sido mentores los miembros del comité de redacción, señoresMenéndez Peláez, Moratinos Otero, Cueto Fernández y Adaro deJove, a quienes agradezco el esfuerzo desplegado en la importantetarea de su formación y desarrollo. Con su ayuda, puede hoy nues-tra fundación ofrecerles un libro discreto y entrañable, un libroamado, un libro que puede poner digno colofón a la conferencia deun amante de los libros, don José Luis Pérez de Castro. De modoque al finalizar su esperada disertación llevarán ustedes bajo elbrazo o mejor aún, como Jovino en su estatua, en la mano junto alcostado, junto al corazón, nuestro Boletín Jovellanista.

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El Jovellanos de Joaquín A. Bonet*

por Orlando Moratinos Otero

Hoy, miércoles, día 3 de noviembre de 2004, a las 20.00 h, la CasaNatal de Jovellanos revivirá uno de los acontecimientos más

tristes en la vida de nuestro ilustre polígrafo: los momentos previosa su detención y posterior destierro a Palma de Mallorca. La ocasiónla propicia la presentación que el Real Instituto de EstudiosAsturianos (RIDEA) hará del libro El teatro costumbrista en Asturias,del que es autor Jesús Menéndez Peláez, miembro del RIDEA y pre-sidente de la Fundación Foro Jovellanos.

El autor de la estampa jovellanista que evoca esos momen-tos de la vida de Jovellanos es Joaquín Alonso Bonet, cronista quefuera de Gijón, periodista de gran renombre en nuestra ciudad yuno de los dramaturgos con mayor contenido literario en la nó-mina del teatro asturiano. Sus ideas sobre lo que había de ser elteatro costumbrista asturiano fueron publicadas en numerosos ar-tículos de 1a prensa a mediados del pasado siglo. De la teoría pasóa la práctica. Y nos dejó varias obras como Una farsa de antaño, Lacomedianta, Don Guzmán de Castilla o El trébol de San Juan. Son obrasen las que el amor exhibe su peculiar concepción sobre un teatro

* Artículo publicado en el diario La Nueva España el día 3 de noviembrede 2004.

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Con motivo de la presentación que el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) hizodel libro El teatro costumbrista en Asturias, del que es autor el Presidente de la FundaciónForo Jovellanos, se puso en escena, por la Compañía Asturiana de Comedias, en la CasaNatal de Jovellanos –lugar donde habían sucedido realmente los hechos doscientos años an-tes–, una estampa que recoge los momentos de la detención del patricio, según la obraJovellanos de Joaquín Alonso Bonet.

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asturiano abierto a los temas nacionales, adornados con la idio-sincrasia del modo de ser de los asturianos.

Pero Joaquín A. Bonet fue además un entusiasta jovellanista;su Asturias en el pensamiento de Jovellanos es prueba de ello, ade-más de otras contribuciones bibliográficas. Así nació su Jovellanos,obra inédita, aunque representada en una ocasión en el teatroJovellanos de Gijón, en 1952, por la Compañía de Alejandro Ulloa; esun conjunto de varias estampas que evocan distintos momentos pordonde hubo de pasar el ilustre patricio.

Una de esas estampas representa, bajo el título de Dulce retiro,los momentos previos a su detención y posterior destierro. La es-cena se sitia en 1801. Jovellanos está en su casa natal. Ya ha pasadopor el Ministerio de Gracia y Justicia, ya está en marcha su RealInstituto de Náutica y Mineralogía. Pero Jovellanos sigue siendoconsiderado un hombre peligroso. Sus enemigos le acechan. Hayque apartarle no sólo de la corte, sino también de su rincón gijonés.Hay que llevarle lejos. Efectivamente, su detención tendrá lugar el13 de marzo de 1801. Este hecho histórico es lo que pretende evocardramáticamente Joaquín A. Bonet.

No cabe duda de que poder recrear este acontecimiento den-tro de los muros que fueron testigos mudos de aquella tristevivencia dará a la escenificación un carisma especial; en teatro po-cas veces el espacio real e histórico se convierte en espacio escénico.

El jovellanismo y los amantes del teatro tendrán ocasión dedisfrutar de esta breve estampa, puesta en escena por la CompañíaAsturiana de Comedias como homenaje a Jovellanos, a su autor,Joaquín A. Bonet, y a cuantos a través del teatro intentaron plasmaruna determinada manera de ser de los asturianos. La posible inco-modidad del espacio escénico quedará compensada por el carismaque rezuman sus columnas y muros testigos presénciales de aquellatriste vivencia histórica por donde hubo de pasar Jovellanos.

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Presentación del libro Memorias del Artillero José María CienfuegosJovellanos (1763-1825)*

por Alfonso Cienfuegos-Jovellanos

Señoras y Señores:Solo unas palabras encaminadas al agradecimiento, en mi

nombre y en el de mi familia, a aquellas personas que han hecho po-sible la publicación de esta historia novelada escrita por mi padre,que el azar y el empeño de unos amigos, la han permitido salir a laluz en el centenario del nacimiento de su autor.

Hace unos años, tras la muerte de mi padre, revisando sus nu-merosos papeles, tarea aun inacabada, con el único fin de escanearlos que parecieran mas interesantes y poder repartirlos digitaliza-dos entre los cinco hermanos, encontré en una caja de cartón entrerecortes de periódico, una tarjeta del representante literario de Plazay Janés en la que textualmente escrito a maquina dice:

* El día 30 de noviembre de 2004 se presentó en la Colegiata de San Juan Bautistaeste libro, escrito por Francisco Cienfuegos-Jovellanos y González-Coto. De entre los di-versos oradores que intervinieron reproducimos el discurso de agradecimiento del hijo delautor, Alfonso Cienfuegos-Jovellanos y Ortega.

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Doctor Cienfuegos-Jovellanos. Muy Sr. Mío ¡Extraordinario!Su «Biotipo, carácter, Sexo», pero, desgraciadamente impublicable.La Censura amputa lo que constituye la columna vertebral de laobra, y nosotros en esas condiciones no podemos publicarla, ni cree-mos tampoco que Ud. pudiese acceder a la mutilación. ¡Una pena!¿Y fuera de España? Creo merecería la pena intentarlo. Le saludaatentamente Enrique Badosa director literario del Departamento deLengua Española de Plaza y Janés. Barcelona 5 de septiembre de1963.

Mi curiosidad me hizo buscar y revolver, en el desorden de lainhabitada casa, los escritos a los que hacía referencia y cuya exis-tencia hasta entonces ignoraba. Por desgracia, la búsqueda fueinfructuosa, aunque tuvo la recompensa colateral de encontrar lahistoria que hoy se presenta, y de la que, por supuesto, sabía quemi padre estaba realizando desde hacía tiempo, interrumpida y re-tomada en función de la disponibilidad de su trabajo, pero de la queaún, cuando se le agravó su última enfermedad, le faltaba por rea-lizar algunas correcciones.

Separé aquellas cuartillas escritas a máquina y corregidas abolígrafo, y seguí empeñado en encontrar las que por ser rechaza-das por la censura de la época en que habían sido escritas, teníanpara mí, un singular exotismo. Al no conseguir mi objetivo, decidíleer éstas que aparecían con el titulo Papeles del Artillero José MaríaCienfuegos Jovellanos.

Según iba recorriendo las paginas, mi interés por la vida delArtillero se acrecentaba de tal forma, que terminé leyéndolas en unasola sesión, fue tal la atracción que me suscitó, que realicé unas fo-tocopias y las repartí entre mis hermanos y algunos amigos. Debodecir, que el aspecto que tenían aquellos folios, llenos de tachadu-ras y correcciones, no era en verdad atractivo, por lo que teniendola ilusión, de que el trabajo que mi padre había realizado durantetanto tiempo no fuera totalmente estéril, me propuse teclearlo todoen el ordenador, para así poder enviarlo a aquellas personas masallegadas, o a las que me pareciese pudieran tener curiosidad poresa historia. El empeño me llevó bastante tiempo, pues a mis gran-des limitaciones mecanográficas, se añadía, unas veces la aparición

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de folios que sustituían a otros anteriores, y otras la de notas ma-nuscritas que indicaban la supresión de una parte de la obra cuandola labor parecía casi finalizada, como es el caso del estudio que elautor hacía sobre la esclavitud en América.

Cuando hube terminado la transcripción, la envié por correoelectrónico a familiares y amigos, entre los que se encontraban,Nacho García-Arango, Pedro de Silva y Manolo Valdés, verdaderosembajadores del escrito ante la Fundación Foro Jovellanos y que sinsu ilusión ayuda y aportaciones, esta publicación que hoy se pre-senta no hubiera sido posible.

Debo también mencionar y agradecer los esfuerzos y desve-los de Fernando Adaro, que en compañía de Orlando Moratinos,con una gran dedicación y paciencia, ensamblaron, dieron cuerpo ehicieron que esta obra pudiera llegar a la imprenta.

Agradecer a Alonso Cienfuegos, conde de Cienfuegos, su grangenerosidad, por la cesión de la documentación original que figuraen el libro, utilizada ya en su día por su autor, pero que debido a laslimitaciones técnicas de la época, las fotocopias que se habían rea-lizado no eran de la calidad exigible en la actualidad.

Termino agradeciendo también a don José Antonio HeviaCorte, como Presidente de IDEAS EN METAL S.A., la financiaciónde la obra; al Presidente de la Fundación Foro Jovellanos, excelen-tísimo señor don Jesús Menéndez Peláez, su experta visión delescrito, que refleja en un interensantísimo prologo; y a la concejalade Cultura del Ayuntamiento de Gijón, ilustrísima señora doñaMercedes Álvarez González, así como a todos ustedes, la presenciaen este acto. Muchas gracias.

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IIIIconoteca jovellanista

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El cirujano Lamagna

por Agustín Guzmán Sancho

El cirujano López Lamagna es si duda un personaje trágico, nosólo porque aparece en la historia en el momento más trágico de

la vida de Jovellanos, en el momento de su muerte, sino porque, re-cayendo sobre él la responsabilidad de salvarle la vida, será acusadode haberle causado la muerte. Incrementa el carácter trágico de supersona el hecho de que poco o nada se halla sabido de él, salvo lacircunstancia de haber asistido a Jovellanos en su última enferme-dad, una enfermedad que, al parecer de otros expertos, pudo habersido diagnosticada a tiempo y curada. Es como si Lamganga sólohubiera nacido para este momento histórico, para cambiar el cursode unos acontecimientos no queridos por el destino, y habiendocumplido su papel en el gran teatro del mundo desapareciera de laescena.

Nos hemos permitido, nuestra curiosidad investigadora yjovellanista se ha permitido adentrarse entre las bambalinas, basti-dores y tramoya del escenario en busca de este personaje un tantooscuro.

¿Quién era Lamagna? El primer biógrafo de Jovellanos quenos habla de él es don Julio Somoza en Las amarguras de Jovellanos,quien al tratar de la última enfermedad de Jovino únicamente dicede él: «Solo le asiste el cirujano La Magna, hombre de cortos alcan-ces, pues desconoce la intensidad del mal». Pero don Julio habíasacado esa información de don José Ramón de Luanco, quien en1881 escribirá en la «Ilustración Gallega y Asturiana» un artículo,

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reproducido tal día como hoy hace ciento dieciocho años en el «ElCarbayón» de Oviedo, en el que daba importantes noticias sobre lamuerte de Jovellanos, y entre otras cosas, a propósito de la identi-dad de nuestro personaje, decía:

Llevaba [Jovellanos] consigo un cirujano apellidado Lamagnao La Magna, a quien no mencionan los biógrafos Ceán Bermúdez yNocedal, omisión que exigía algunas indagaciones por si eran pocofieles las noticias recogidas. Ignorábalo también el ya difunto e ilus-trado catedrático D. Juan Junquera Huergo; pero entusiasta comopocos de Jovellanos y de cuanto a él se refiere, apenas tuvo de ello no-ticia, inquirió, buscó y rebuscó por todas partes, dando al fin con unpadrón de vecinos, hecho a principios de este siglo, donde consta queresidía entonces en Gijón una familia de aquel apellido.

Y así estaban las cosas sin que al presente encontráramos nadanuevo en los autores jovellanistas sobre la identidad de nuestro per-sonaje, hasta que tuvimos la suerte de encontrar algunos datos,pocos eso sí, que hoy ofrecemos al público.

Lo primero que hemos sabido es su nombre –hasta ahora sólose sabía el apellido–; su nombre completo, con el que firmaba, eraJosé López Lamagna (y no La Magna, aunque en algunos docu-mentos lo hemos visto así escrito e incluso La Magne). Era cirujanode la villa de Gijón en el momento de embarcarse en el Volante conJovellanos y arribar con él a Puerto de Vega. Ignoramos la fechaexacta en que ocupó la plaza de cirujano de la villa, pero podemosdecir algo sobre los antecedentes que rodearon su nombramiento.

En 1802 el Ayuntamiento de Gijón acordó anunciar pública-mente la vacante de una plaza de cirujano de la villa, toda vez quedon Domingo Font, que la ocupaba desde 1799, había pasado a des-empeñar la de médico. La orden del Real y Supremo Consejo deCastilla que creó la plaza de cirujano de Gijón expresaba que el ti-tular de la misma habría de ser cirujano latino y no romanista –oromancista si se quiere. La diferencia era muy importante y la villa,deseando aceptar en la elección, acordó enviar la lista de los pre-tendientes latinos que se presentaron, a don Antonio Guimbernat,presidente del Real Protocirujanato, delegando en él el voto de la

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elección. Contestó el ilustre facultativo y en virtud de ello fue nom-brado en primer lugar don Vicente Millet y en segundo lugar donCristóbal Ballester, ambos cirujanos latinos.

Pero tras dar largas al asunto, pidiendo prorroga tras prórrogapara tomar posesión y retrasarla con excusas ciertas o falsas, niMillet ni Ballester se decidieron a ocupar la plaza, de modo que lasituación, en 1804, era grave para la villa que se encontraba sin ci-rujano. Imaginamos que el médico don Domingo Font debió deduplicarse en su doble condición de médico y cirujano.

Y fue esta situación la que determinó que al fin ocupara laplaza interinamente don José López Lamagna, a pesar de no ser ci-rujano latino, sino romanista1. Su situación debió de ser un tantoirregular, puesto que parece ser que no hubo nombramiento, ni si-quiera se otorgó escritura sobre las condiciones de su empleo, talvez para no contravenir formalmente la orden del Consejo deCastilla.

Que ejerció la titularidad de su empleo lo prueba su inter-vención con motivo de la elección de juez primero noble en 1807.Sería una elección muy complicada, teniendo al final que interve-nir, tras fracasados intentos, la Audiencia enviando a su abogadodon José Joaquín de Estrada a que la presidiera como juez de letras.En una de aquellos intentos o elecciones recayó el voto en don ElíasFrancisco Rato, quien no se presentó a la toma de posesión alegandoenfermedad. Entonces don Juan Díaz Laviada, que sí había tomadoposesión como juez segundo noble, mandó, como juez en funcio-nes, que el cirujano Lamagna fuera a visitarlo y examinara el malque padecía.

La declaración que Lamagna hizo de su interrogatorio al en-fermo es en nuestra opinión de un gran interés, por cuanto da ideadel tipo de medicina que practicaba y el modo de practicarla.Además, sugiere la forma con que habría de interrogar a Jovellanos

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1 Con esto y con todo, la diferencia entre el cirujano romanista y el bar-bero o sangrador era notable. Así lo deja traslucir esta frase de Cervantes en suentremés La cueva de Salamanca.: «Sí, que diferencia ha de haber de un sacristángramático a un barbero romancista». Ser gramático un sacristán era ascender enimportancia social, lo mismo que hacer cirujano romanista a un barbero.

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en su enfermedad, aquejado de parecidos dolores. Por eso la repro-ducimos íntegramente:

En el cuarto de despacho de su merced, el señor licenciado donJuan Díaz Laviada, a veintidós días del mes y año corrientes, se pre-sentó don José Lopéz La Magna (sic) cirujano titular del pueblo;juramentado dijo: Que en fuerza de la notificación que se le hiciera enla mañana de este día por orden de su merced, pasara a la parroquia deCaldones y casa de don Francisco Rato, y le hallara en cama diciendoque hacía poco tiempo que se había acostado, que sólo se había levan-tado a misa y que antes de acabarla se había salido de la iglesiaincomodado, volviéndose a acostar; y preguntándole qué tenía, res-pondió hacia cinco o seis días que padecía un dolor en las costillas dellado derecho, y volviéndole a preguntar dicho facultativo la situacióndel dolor, reconoció ser entre segunda y tercera de las costillas verda-deras, contando de arriba abajo; y preguntándole más si tenía sedrespondió que sí y la lengua tenía árida, el pulso débil con alguna in-termitencia, aunque esta señal en los de una edad avanzada es equívoca,pero la respiración era fácil, sólo si al toser, dice, correspondía el dolor,prueba de un dolor entre los músculos intercostales de aquella parte, elque dice se ha disminuido mucho de dos días a esta parte a causa de losmedicamentos externos, que dice le aplicó un cirujano a quien no se-ñaló, por lo que es de parecer que, a lo menos respecto su edad y quedichos dolores suele repetir cada instante, que debe guardar cama y casados o tres días. Esto dijo y lo firmó con su merced; doy fe. Lic. DiázLaviada = José López Lamagna = Ante mí: Álvarez.

Recibida la contestación y una vez pasados los tres días querecomendaba el cirujano, dictó auto el juez segundo en funcionesde primero ordenando a Lamagna volviese a reconocer al enfermo.Y he aquí un gesto de nuestro personaje que nos muestra algo de supersonalidad, de la que nada sabíamos hasta ahora: don José LópezLamagna se negó a reconocerlo, dando por respuesta lo que con-tiene el testimonio del escribano que literalmente dice así:

Incontinenti notifiqué el presente auto al cirujano titular dela villa don José López La Magna. Enterado, respondió estar pronto

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a cumplir la proveída de su merced, pero que le parecía justo que me-diante ser asunto de oficio, fuese el compañero a practicar estadiligencia por estar sujeto como él a las cargas, ya para mejor des-engaño de su merced. Así lo respondió. Doy fe. = Álvarez.

En vista de lo cual el juez Díaz Laviada dijo que se confor-maba con que fuera uno u otro. Así pues, ejerciendo la cirugía enGijón como facultativo «titular», a decir de las fuentes, aunque enrealidad como interino, le sorprendió la guerra y, ante la proximi-dad de las tropas francesas, se embarcó como Jovellanos en elVolante. Es muy probable que durante el viaje tuviera que atendera las circunstancias de falta de salubridad e higiene que se plantea-ron en la travesía, pero sobre todo es seguro que atendiera a laenfermedad de Pedro Valdés Llanos, el amigo de Jovellanos, puesparece que debía de estar enfermo cuando se embarcó.

Los cuidados de Lamagna hacía el amigo Petris –como le lla-maba cariñosamente Jovellanos-– debieron de continuar una vezdesembarcados en Puerto de Vega y en la casa de Trelles, mientras elpropio Jovino se iba contagiando de la enfermedad de su amigo.Murió Petris el día 25 de noviembre, sin que nos atrevamos a decirque por falta de la debida asistencia facultativa (sería demasiadocruel querer manchar la memoria de Lamagna no ya con una sinocon dos muertes).

Ante la gravedad de la enfermedad de Jovellanos, que, pos-trado en cama, no llegó a enterarse de la muerte de su amigo, fueavisado el cirujano titular de Nava, don José Angulo, quien nos hadejado testimonio de los últimos momentos de Jovellanos en unacarta, escrita en tercera persona, que con fecha 13 de enero de 1851enviara a José Ramón de Luanco, y que éste publicó parcialmenteen el artículo comentado y que dice así:

Fue atacado el Sr. Jovellanos de un frío general, con dolor vivoy agudo en el costado izquierdo, dificultad de respirar, esputo san-guíneo y calentura violenta. El cirujano Lamagna desconocióenteramente este estado patológico morboso de tanta gravedad, omi-tiendo el emplear oportunamente un método antiflogístico paracombatir con fruto la flegmasía del pulmón, cuyos síntomas se ma-

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nifestaban evidentemente; pero por desgracia no sucedió así. De estamanera pasaron los días y siguieron las cosas sin tomar otras provi-dencias hasta que pasado el primer septenario de su afección,llamaron al octavo día al facultativo Angulo (sic); pero ya era de-masiado tarde. Éste se cruzó de brazos, pues el Sr. Jovellanos estabaatacado de un fuerte delirio y su razón trastornada […].

Las palabras lanzadas por el cirujano Angulo contra su colega,han parecido al doctor Martínez Fernández, autor de la magnificaobra Jovellanos: Patobiografía y pensamiento biológico, demasiado duras,ya que a los ocho días de evolución de la enfermedad no necesitógran esfuerzo intelectual para su diagnóstico, pero en el periodopredrómico o inicial la cosa no le hubiera resultado fácil teniendoen cuenta los adelantos de la época.

Si queremos ser objetivos tenemos que decir que el doctorMartínez acierta cuando reprende al cirujano Angulo por sus co-mentarios, pues cuando él llega el proceso evidentemente estámanifiesto y claro. Por otra parte, hay que tener en cuenta queAngulo era cirujano latino y miraría con desconfianza a su colegaromanista; cuanto más convencido estuviese de los fallos de él másse autoafirmaría en su propia condición y valía; procesos sicológi-cos de este tipo son frecuentes entre los humanos. Por nuestraparte, no hay que perder de vista tampoco que Lamagna ha cono-cido todo el proceso de la enfermedad, que ha atendido al amigodeJovellanos, aquejado al parecer de la misma dolencia, de maneraque muy pocos conocimientos debía de tener para no saber lo quese traía entre manos.

¿Era, pues, Lamagna un total inepto? La diferencia entre uncirujano latino y un romanista es que el primero se formaba en launiversidad donde cursaba estudios y obtenía titulo de bachiller,licenciado o doctor en medicina, mientras que los romanistas nonecesitaban estudios si demostraban tener cinco años de práctica,tres en hospital y dos con médico o cirujano, y superaban un exa-men. ¿Dónde practicó Lamagna la cirugía? Pues en la Armada; eracirujano de la Armada retirado cuando se instaló en Gijón y desde1804 venía ejerciendo la plaza como titular, con contento de los ve-cinos, como veremos, y teniendo que atender a veces el hospital.

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De manera que al menos no era un inexperto, ni mucho menos2.Podemos por tanto decir que conocía su oficio y sabemos queaplicó algunos conocimientos de su facultad, que al decir de CeanBermnúdez no dieron resultados.

El doctor Martínez Fernández ha dicho que los remedios enboga, aun precozmente aplicados, no hubieran dado resultado. Eranestos: parches de cantáridas en las pantorrillas o en la espalda, san-gría, vomitivos, purgantes y ciertas composiciones con tártaroestibiado, extracto de opio, aguas de cebada, almizcle etc. Si fallóLamagna en su diagnóstico, si no aplicó el remedio acertadamente,si ejerció la medicina sin luces díganlo los médicos.

Por nuestra parte, sólo queremos traer aquí los hechos y lascircunstancias que concurrieron en la muerte de Jovellanos y en lapersona en cuyas manos estuvo su vida. Jovellanos en cierta oca-sión, habiendo muerto uno de sus alumnos del Instituto, Vigil, deLastres, escribió en su diario:

Lo siento mucho porque era hijo único y consuelo de sus bue-nos padres; porque era de gran juicio y aplicación, y porque estoypersuadido de que murió un tanto por la ignorancia, cuanto por elatropellamiento del médico: si le hubiera sangrado luego, y pronto,como indicaban los frecuentes amagos al flujo de narices, se hubierasalvado. ¡Cuántos perecen así por mala dirección!

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2 Cervantes, que experimentó en sí la valía de los cirujanos de la Armada,escribío:

Ordenó luego como se llamase un cirujano famoso de la ciudad para que denuevo curase a Marco Antonio. Vino, pero no quiso curarle hasta otro día, diciendoque siempre los cirujanos de los ejércitos y armada eran muy experimentados, por losmuchos heridos que a cada paso tenían entre las manos, y así no convenía curarlehasta otro día. Lo que ordenó fue le pusiesen en un aposento abrigado, donde le de-jasen sosegar. Llegó en aquel instante el cirujano de las galeras y dio cuenta al dela ciudad de la herida, y de cómo la había curado y del peligro que de la vida, a su pa-recer, tenía el herido; con lo cual se acabó de enterar el de la ciudad que estaba biencurado. (CERVANTES, Miguel de, «Las dos doncellas» en Novelas Ejemplares.Edición, introducción y notas de Juan Bautista Avalle-Arce. Tomo I. 2ªEdición. Castalia. Madrid, 1982; págs. 154 y 155).

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También nosotros sentiríamos más la muerte de Jovellanos sihubiese perecido por mala dirección de su facultativo. Y si así hu-biera sido ¡qué ironía del destino! ¡qué personaje tan trágicoLamagna!

Volvió López Lamagna a Gijón tras la retirada de los france-ses a ejercer su profesión, pues aparece como residente en el barriode Cimadevilla con el número 256 de la Lista que manifiesta las re-laciones presentadas por los vecinos de la misma [villa de Gijón],comprensivas del líquido de cada uno y lo que les corresponde pagar anual-mente y mensual. A José López Lamagna se le consideraba en estacontribución de guerra, correspondiente al año 1812, un líquido im-ponible de 4.194 reales, conforme al cual debía pagar al año 109reales con 24 maravedíes, o mensualmente 9 reales con 5 marave-díes. Sin duda es a este documento al que se refería Juan JunqueraHuergo para afirmar que había a principios de siglo en Gijón unafamilia del apellido La Magna.

Al cumplirse el primer aniversario de la muerte de Jovellanos,el 27 de noviembre de 1812, reclamó al ayuntamiento la paga de sussueldos, pero se le contestó: «no haber lugar a su solicitud por la ra-zón de que sus sueldos se devengan con el servicio material yformal que haga en esta jurisdicción, y mediante a que se halló au-sente por los fines que a él le acomodó y sin licencia de la antiguamunicipalidad». Parece, pues, que hay alguna animadversión haciasu persona, que se le quiere echar en cara haber huido o haber aban-donado la villa. Sin embargo, ya veremos cómo su comportamientofue verdaderamente ejemplar durante la guerra.

No obstante no pagarle sus atrasos, volvió a ejercer interina-mente la plaza de cirujano, hasta que en junio de 1813 se acordóanunciar la vacante de médico y cirujano, por considerar que ambasplazas estaban ocupadas interinamente, e incluso se acordó fijar edic-tos. Protestó el acuerdo el procurador general del concejo, don JuanBautista González, en un largo y detenido escrito fechado el día de SanPedro, en el que entre otras cosas resalta la labor llevada a cabo porDomingo Font y por López Lamagna con estas, entre otras, palabras:

La conducta de estos consta al que dice, pues, como juez pri-mero que ha sido en dos años en esta villa, debe saberla; siempre han

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asistido y cuando se les ha mandado, ya fuese de día o de noche, ya enel pueblo o en el concejo a los oficios de asuntos de Justicia, en queera preciso interviniesen por su facultad. Nunca tuvo la mas mínimaqueja relativa a la falta de cumplimiento del encargo respectivo decada uno y, siendo estos hechos públicos y notorios, que el médico ycirujano han entrado en sus empleos por nombramiento que el ayun-tamiento tuvo por conducente hacer en ellos y con preferencia a otrospretendientes.

Califica todo lo actuado de atropello o mejor dicho de atrope-llamiento:

[…] que todo lo obrado con el médico y cirujano es un atropella-miento a que no son acreedores estos sujetos que se han comportadocon todo honor y desinterés, y el ponerlos, como quien suele decir dela noche al día, en la calle, sobre el perjuicio que se les iba a irrogar ytan trascendental al público, si se mira con reflexión, da ningún ho-nor al ayuntamiento constitucional cuando a sus asalariados, que sehan comportado como les tocaba, se les deshecha en los términos quese pensaba verificar. Vuelvo a reiterar que para el ayuntamiento dejoel decir lo que ha motivado esta novedad que ha causado al público,especialmente a los hombres de probidad, una general censura, nadaextraña a vista de un proceder que en manera alguna se puede tenerconforme.

Termina pidiendo un ayuntamiento extraordinario y el que sesuspendiera cualquier providencia que hubiese dado contra el mé-dico y cirujano «titulares de esta villa» manteniéndolos en su quietay pacífica posesión.

Se armó una buena, sí; se hicieron ayuntamientos reñidos ydiscutidos y después de mucho debate e impugnación ante el jefepolítico de la provincia, la cosa vino a parar en nombrar un nuevomédico perfectamente titulado, el doctor Fernández Escudero, mien-tras que a don Domingo Font, que se había graduado de licenciadode cirugía y medicina en el colegio de Barcelona y de doctor en elcolegio de Cádiz, se le dio la plaza de cirujano de la villa. Lamagnapor ser romanista fue quien más perdió.

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A comienzos de 1815 Font abandona la plaza y marcha deGijón, por lo que Lamagna vuelve a solicitar en su lugar la plaza decirujano. El ayuntamiento acordó nombrar interinamente en primerlugar a Francisco Alas que era licenciado, y sólo para el caso de quedicho Alas no pudiese seguir todo el tiempo nombraba en calidadde interino a José López Lamagna. Fue así como al final llegaría aservir de nuevo la plaza de cirujano, en cuyo empleo murió en 1817.Se sabe porque el 18 de julio de 1817 teniendo conocimiento de que«el difunto cirujano –leemos en el acta correspondiente– de la villadon José Lamagna» tenía una máquina propia del municipio, acordóque el escribano Alonso Antonio Álvarez la recogiese y se la entre-gase al nuevo cirujano para que hiciera el uso correspondiente deella.

Dejó familia en la villa y también feliz memoria de su actua-ción profesional y de su persona. Así nos lo aseguran dostestimonios de sus contemporáneos. El primero, el que dieron losdos procuradores generales del concejo, los señores don José GarcíaPalacio y don Francisco Paula Prendes Hevia, a instancia del pro-pio Lamagna y en virtud de acuerdo municipal, que según el actade fecha 20 de junio de 1814, levantada al efecto dice así:

Otrosí, se leyó un memorial del cirujano don José López Lamagna,solicitando que el ayuntamiento se sirva informar, al tenor de su me-morial, sobre la conducta que ha observado en el pueblo durante elgobierno intruso. Y uniformemente acordaron que los procuradoresgenerales informasen al ayuntamiento de cuanto supiesen. Y en suvirtud dijeron que el expresado don José López Lamagna, cirujanoretirado de la Real Armada, hallándose en esta villa, gozando delsueldo de su retiro, el ayuntamiento le nombró cirujano del concejo,cuyo destino ejercía cuando la invasión de los enemigos en esta pro-vincia, que en consideración a la obligación que tenía contraída conel concejo no haber orden en contrario, se mantuvo en el pueblo encuya estancia su conducta, bajo todos los respectos, ha sido sin lamenor nota, y el pueblo ha experimentado beneficio por la continuaaplicación y buen desempeño en las funciones de su profesión, así entodo el vecindario del concejo cuanto en su hospital. Les consta que,habiendo emigrado en las dos últimas ocupaciones –una de ellas con

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Jovellanos–, el ayuntamiento dispuso la rebaja de su asignación, pro-rrateando todo el tiempo de su ausencia, cuyo descuento ha sufrido,como es público y constará de las cuentas del mayordomo de propios.Por todo lo dicho, los procuradores creen que a este interesado nodebe pararle perjuicio alguno la conducta observada en las circuns-tancias de la guerra. Siendo cuanto pueden decir en obsequio de laverdad y de la justicia. Oído lo expuesto por los procuradores gene-rales, los demás señores vocales dijeron que les consta la certeza de surelato sin cosa en contrario, siendo, por lo mismo, unánimemente deparecer que el don José López Lamagna debe gozar de todas las con-sideraciones de buen español y fiel servidor de la patria, y estimanse le dé el testimonio que, para en defensa de buena reputación, seaconvenirle.

Más interesante es el segundo testimonio, que resulta de la in-formación dada por el ayuntamiento en fecha 9 de diciembre de1815, en el que aparecen a favor de su persona reflejados eleva-dísimos méritos de entrega vocacional, solidaridad humana ysentimiento patriótico. Dice así el acta en que se recoge:

Asimismo se hizo presente la información de méritos hecha a solici-tud del cirujano de la Armada don José López Lamagna y de ellaenterados uniformemente, informan que no les costa cosa en con-trario de cuanto resulta del expediente presentado por el citadocirujano, que éste ha sido cirujano titular de esta villa diferentesaños, y ha cumplido siempre con los deberes de su instituto, sin notaalguna. Que en tiempo de la invasión de los enemigos asistió a loshospitales de ella con toda puntualidad, asistiendo y curando a lossoldados españoles, y protegiéndoles en todo cuanto estaba de suparte, sin embargo de la ocupación del enemigo, haciendo lo mismoen las aldeas con los soldados españoles dispersos, por lo que se hapercibido el celo y amor en este individuo a favor de la causa comúnque se defendía; exponiendo y arriesgando su vida en diferentes oca-siones, que con ocultamiento de enemigos hacía diferentes curas, yaen esta villa como en las aldeas, de que estaba prohibido por aque-llos, y además libertado a otros vecinos de la muerte con sus informesy pareceres, en las muertes violentas que sucedían en el pueblo, y

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otros servicios recomendables que ha hecho en beneficio del los espa-ñoles. Es cuanto con verdad puede informar esta corporación biensatisfecha del amor y patriotismo con que obró el citado cirujanocomo adicto de su rey y señor.

He aquí lo que le faltaba a Lamagna para semejarse a un héroetrágico, ser hombre noble y honrado, digno de gozar de nombradafama. Que así se reconozca en lo sucesivo.

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En la madrugada del 7 de octubre de 2004 falleciónuestra patrona doña María Jesús Cienfuegos-Jovellanos,y el último día del año, nuestro patrono fundador donVicente Sánchez de Arza. La prensa se hizo eco de tan se-ñaladas pérdidas. La Fundación quiere dejar testimoniodel sentimiento de dolor y recuerdo de su cariño, en estasección dedicada a recordar a los jovellanistas.

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A María Jesús Cienfuegos-Jovellanos: meditaciones*

por Heradio González Cano

Cuando murieron el poeta del centenario de Mutagalpa-Nicaragua, Julio C. Rivera, y la exquisita artista del mismo sitiolugareño, Nieves Andina, los lloramos… y ahora que ha volado ha-cia los cielos mi estimada María Jesús Cienfuegos-Jovellanos,asistiendo reverentes a su funeral, bajo el alto domo iluminado dela iglesia de San Pedro, rebosante de parroquianos y familiares, esamisma sensación al sollozar experimentamos… En primera fila, enuna silla de ruedas, desconsolado meditaba Pedro, «el muso», comocariñosamente en broma su poeta privada lo llamaba. Está ahorapresente-ausente, convertida en cenizas dentro de una cajita ova-lada, como si fuera un daliniano cáliz relleno de sorpresas y secretos,desde donde parecía enviarnos vibraciones de cariño y agradeci-miento la gloriosa muerta, la que horas antes se nos acaba de irvolando como una paloma de la paz sobre el mar gijonés de sus en-sueños, en una tarde otoñal invitadora de nostálgicos recuerdos…

La mano invisible de la parca todo lo trunca, más no es justo,nos revelamos, que una persona siempre cantando ante la vida, senos haya ido en una estación gris y lluviosa, ella enamorada de la

* Artículo publicado en La Nueva España, Oviedo, 8 de noviembre de 2004.

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primavera y solsticios de verano, de vacaciones alegres; toda luz conla amabilidad en las palabras y sonrisas; ella, todo amor por su fa-milia y ya no digamos a sus semejantes, tal la funeral homilíaexpresada de manera elocuente, vibrante, del reverendo padreCuesta, que la ponía de ejemplo, y que por verdadero amor a sutemplo con hechos y no sólo golpes de pecho, merecía honor prin-cipal para que su diminuta «huesa» eterna se hiciera en la cripta.Ferviente adorada de Jesucristo, nunca dudó que era Él, el camino,la verdad y la vida.

Además de amante esposa y excepcional madre ejemplar, fueentre las poetisas de España una persona muy singular, por su sen-cilla como lírica franqueza, contenida en sus amorosos versos, y poreso admiradores de ellos, un día los hicimos atravesar el mar hastala tierra de Rubén de Nicaragua, publicando en «Páginas Verdes»algunos sobresalientes, que entusiasmados leyeron muchos lectoresrigurosos, además de especiales críticos, como sus homólogas nica-ragüenses Ninozka Chacón o Vidaluz Meneses, cumbres de lapoesía entre mundiales otras. Lo que la poeta nos agradeció siem-pre… Qué pena, que para el próximo año al conmemorar elcentenario de Rubén Darío en Asturias (1905-2005) no pueda acom-pañarnos como lo hiciera hace seis junto con «su muso», queridoPedro, donde nos acompañaban también en San Juan de la Arena,Soto del Barco, homenajeando al inolvidable Emilio Alarcos, los fra-ternos, Martínez Cachero, Josefina de Alarcos, doctor Mediavilla yRuiz, Antonio Masip Hidalgo, Manolo Avello -del acto cronista feliz-, los hermanos Cepeda, José Antonio y Luis Alberto, acompañadosde sus respectivas esposas; el poeta luarqués Román Suárez Blanco,el escultor y pintor, artista Linares; representantes de los ilustres co-legios de Abogados de Oviedo y Gijón; José María Fernández delViso, y muchas otras personalidades de la cultura asturiana y luga-reña, siendo atendidos después de dichos actos por su diligentealcalde, Menéndez Corrales.

Conservo como oro en paño dos grandes «libritos»: «Algo demí» y «14 poemas», que la descendiente de Gaspar Melchor deJovellanos, un día me obsequiara, metiéndose en mi corazón su au-tora, al leer en sus poemarios «A mi santa madre», por ser yoadorador de la mía, hace 22 años perdida… «Mucho tarde, en es-

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cribirte, madre / Eras tan grande y a la vez tan chica, / Que no po-día decirte cualquier cosa, / Para ti lo mejor que yo escriba / … Yosé que desde el cielo tú me miras, / Pero en mí siento tu mirada, /Tu mirada de ángel y de madre / Y sé que un día volveré a te-nerte»… veinte años después de que se escribieran estos versos,volvió a «tenerla» a quien la trajo a este mundo, para estar feliz, alfin, las dos, madre e hija; 8 de octubre, he vuelto a releer sus versos,casi todos, y me he detenido en sus dedicatorias: «Para Heradio G.Cano. Con todo afecto de una colega en el hermoso arte de la poesía.María Jesús». Y otra, «Algo de mi pequeño arte». Mujer honradaverso a verso, cuando nos descubre: «La inspiración me viene, /Cuando menos lo espero, / Dejo todas mis cosas, / y me pongo aescribir…». Esa sinceridad arroba la atención de cualquiera, comobien lo podría confirmar Sara Pérez-Pavés, su leal amiga, delCantábrico hija en nacencia e inspiración como ella, «Al norte de losvientos»… «Marineras azules…»

Muchas personas, ante la muerte se arrugan. Son pocas lasque como María Jesús lo dejan a uno boquiabierto. Válganos demuestra insólita en su propia esquela funeraria su premio: «Me voyde aquí, Señor, tú lo quisiste, / acógeme, mi Dios, en tu morada, /un hueco chiquitín ya me es bastante, / estando junto a ti, no faltanada»… Definitiva gloria del parnaso astur, hoy escasos de senti-mientos tan cristianos, en toda la geografía hispana, materialista,«enriquecida»; qué herencia superior dejas a tus hijos, Conchita,María Jesús, y a Fernando, especialmente a tu alter ego, sangre detu sangre venida de tus versos: «¿Recuerdas, Pedro, hijo mío? / Quealgo siempre nos unió / Sin decirnos las palabras / Comprendimoslos dos, / ¿no serán nuestras musas? / Tú, ya fuera, dentro yo. /Que sin entenderlo entonces, / ahora todo es claro»…

No nos extrañe, pues, del aeda heredero, su «Silencio elo-cuente. En casa de mi madre, que acaba de morir… El hijo estásentado allí. La vieja foto ahora ha perdido casi por completo la me-moria… Es entonces cuando cae en cuenta del vacío abierto…».Cuando pase un tiempo, cuando tengas, poeta, como toda tu fami-lia, necesidad de escuchar su voz, aunque fuera sólo un minutofrente a frente verla, sentiréis un solo insondable dolor, porque ma-dre, como dice la popular canción, sólo hay una… Y, si algún día,

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por casualidad, leyeras «Mi nocturno en gris de orbayu», como loleyera vuestra amada madre, estarán conmigo, como lo estuvo ella,a leer: «Esta mano que escribe / ha de morirse, / como todo lo quenace…». María Jesús, ahora contigo a solas: en ese beso que le di conmis dedos a tu cajita-cenizas, al pasar junto a ella, cuando el fune-ral, tocándola, créeme, en ese beso, como si fuera en tu inmarchitafrente, te dejé una lágrima.

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Mañanas con don VicenteSánchez de Arza

A. G. S.

Voy a coger el camino del café Dindurra. Voy a acercarme a lamesa del fondo, junto a la cocina, porque quiero ver a don VicenteSánchez de Arza; quiero recordarle allí, sentado con el dueño, de-lante de una taza de café. Los veo –los recuerdo– en silencio comoviejos amigos que ya se lo han dicho todo, pero que se han acos-tumbrado el uno a la compañía silenciosa del otro. Recuerdo que erainútil pretender no tomar nada y tomado, pagarlo. (Siempre me fueimposible). Esperaba don Vicente que vinieran a buscarle, tal vez suesposa, o su hija, o no sé si la muchacha de casa. Tenía que darmeprisa antes de que llegara la hora de su corto y sabroso paseo.

Así, algunas veces, hemos hablado de Jovellanos, de Somozay de Pedro Hurlé. Los tres compartían con don Vicente una pasióncomún, la Numismática. Don Vicente lo sabia todo sobre el colec-cionismo de Jovellanos, sobre las monedas que aparecieron en suequipaje a su muerte, o las que aparecieron en el derribo del Arcodel Infante, inaugurado por don Gaspar. Con qué emoción descu-brí en uno de sus muchos artículos jovellanistas la tarjeta de visitadel mismísimo don Jovino. ¡Qué delicado hallazgo para quienes nosinteresamos por el Jovellanos íntimo! Llegó a reunir, a rehacer prác-ticamente, la colección de monedas de Julio Somoza, quizás la másimportante en Asturias al comenzar la guerra civil, parte de la cualpasó a don Pedro Hurlé.

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Un día, una mañana, después de tomar el café, me enseñó conorgullo su monetario, el mejor de Asturias y uno de los más impor-tantes de España. Cada pieza era cogida entre sus manos con finadelicadeza. Me hizo sentirme importante; tuve la sensación del quecontempla un tesoro. Allí estaba la hueca medalla de oro que con-tenía la Constitución de 1812, que había pertenecido a Somoza.

Era también don Vicente algo aficionado a los libros, de Arte;tenía su tanto de bibliófilo. Fue aquella una deliciosa mañana, pa-sada en su agradable compañía, a la luz del Arte y de la Historia. Yél fue feliz. Se sentía admirado: el mayor gozo para un anciano. Asílo recuerdo, incansable en su búsqueda, en su afán de agradarme,de ofrecerme lo que le había pedido, las fotos de las monedas deJovellanos. ¡Gracias, amigo, por aquella mañana!

Me llamó poderosamente la atención, entre otros muchos tra-bajos suyos inéditos, un gran volumen manuscrito –o tal vez fueranmás de uno–, como quien dice preparado para la impresión. Era lahistoria completa y acabada de todas y cada una de las monedas as-turianas a lo largo de la historia. Me pareció una obra digna de verla luz pública. Me dijo que no habría nadie que quisiera publicarla,por culpa de su coste. Sentí una lástima terrible de ver declinar conaquella vida tantas ilusiones, tanto tiempo y dedicación gastadosinútilmente en una tarea tan noble, digna de todo encomio y mere-cimiento. Aquello no podía quedar guardado para siempre.

Conocí aquella mañana que don Vicente era cristiano fervo-roso; que se celebraba en su casa de forma especial la Navidad. Talvez por eso Dios se lo ha llevado en torno a la Navidad. Y ha dejadoaquí sus monedas; no las necesita, porque para él no habrá Carontesque le pidan el óbolo con que pagar la eternidad, sino la gracia dever sin lupa, sin anteojos, el brillo y la forma de la verdadera y ad-mirable efigie de Dios.

Paguemos nosotros el tributo debido a su obra, agradeciendo,reconociendo, amando, conservando, admirando y dando a la luzpública el importante patrimonio artístico e histórico que constituyesu obra.

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IVProyección

de Jovellanos

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El Instituto Jovellanos de Alhucemas (Marruecos)

Por Mª Nieves García Riveray Jordi Miró Canals

LA ACCIÓN EDUCATIVA ESPAÑOLA EN EL EXTERIOR

La labor del «Instituto Español Melchor de Jovellanos» se en-cuadra en el marco general de las actividades desarrolladas por elMinisterio de Educación, Cultura y Deportes, en coordinación con elde Asuntos Exteriores y con el Instituto Cervantes. Todas ellas se in-tegran en sus programas de Cooperación Internacional.

Esta cooperación se desarrolla en varios ámbitos: Acción Educa-tiva, Relaciones Bilaterales, Relaciones Multilaterales y Cooperacióncon la Unión Europea, Aquí nos interesa el primero, cuyo objetivo esel de atender las necesidades de la población española residente enel extranjero y asimismo el de dar respuesta a las demandas de es-pañol como lengua extranjera por parte de la población no española,en sus sistemas educativos, contribuyendo a la promoción y difu-sión de la lengua y de la cultura españolas en el extranjero. A estosprogramas hay que añadir las enseñanzas del sistema educativo es-pañol no universitario. Esta red de atención en el exterior estáformada por centros docentes de titularidad del Estado español (en-tre los cuales se encuentra el que nos ocupa), centros docentes detitularidad mixta, centros de convenio, secciones españolas o sec-

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ciones bilingües en centros de titularidad de otros Estados, seccio-nes españolas en Escuelas Europeas, programas específicos parahijos residentes españoles (agrupaciones y aulas de lengua y culturaespañolas) y asesores técnicos.

Por lo que se refiere a los centros de titularidad del Estado es-pañol, los hay en Andorra, Colombia, Francia, Italia, Marruecos,Portugal y Reino Unido. Son en total 25, que imparten sus ense-ñanzas a 8.782 alumnos, a cargo de 663 profesores (datos del curso2003-04). Estos centros son los encargados de impartir enseñanzasregladas del sistema educativo español dirigidas a la población es-colar no universitaria, adecuadas a las necesidades específicas delos alumnos y a las exigencias del entorno socio cultural. Para estecometido flexibilizan su estructura y funcionamiento, adaptándosea las condiciones del medio en que se encuentran.

Marruecos ocupa el primer lugar en centros, profesorado yalumnado. Cuenta con 11 centros, que se encuentran en Alhucemas,Casablanca, Nador, Tetuán, Tánger, Larache, Rabat y el Aaiún.Durante el curso escolar antes citado atendieron a 4.353 alumnos305 profesores, impartiendo las tres etapas del sistema educativo es-pañol no universitario: Enseñanza Infantil y Primaria, Secundaria yFormación Profesional. Pueden ser centros de un determinado ni-vel o etapa o de varios. Así, Alhucemas, Casablanca, Larache, Nadory Rabat ofertan las dos primeras de las etapas citadas (centros inte-grados) y Formación Profesional sólo se imparte en Tetuán.

EL CENTRO

Es en este contexto donde se enmarca nuestro instituto, si-tuado en pleno centro de la ciudad de Alhucemas (Al-Hoceima desdeel fin del Protectorado), a orillas del Mediterráneo y en el corazónde la región del Rif. Es una población de fundación reciente, puessu origen está en el desembarco colonial español de 1925 y poste-rior ocupación por las tropas durante la guerra del Rif. Másrecientemente, en febrero de 2004, fue noticia a causa del terremotoque provocó varios centenares de víctimas, y cuyo epicentro estuvoen sus proximidades. Esta tranquila ciudad, de alrededor de 70.000

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habitantes, tiene como principales recursos la pesca, en disminu-ción, el comercio local y el turismo estival.

El edificio que alberga el centro fue concebido como residenciade oficiales, en nuestro caso la del General Jefe de la Circunscripción,una vez establecidas las tropas y la población civil subsiguiente en laciudad, llamada en aquellos años Villa Sanjurjo. En 1928 se presenta-ron los proyectos y a finales de este año se empezó la construcción,dirigida por ingenieros militares, que se terminó en 1943-45. Se tratadel edificio más representativo del estilo regionalista del Protectorado,además de contar con elementos de marcado estilo neoárabe, en con-creto neoandalusí. Resaltan los detalles ornamentales, la cerámicasevillana y el uso del ladrillo visto. Aún hoy destaca en el centro dela ciudad, al lado de la plaza principal y al final de las dos avenidasmás importantes. En conjunto, se trata de un edificio rectangular conpatio central de columnas con una torre lateral para las escaleras ytres plantas (planta baja, primer piso y terraza), en un entorno ajar-dinado. En 1958, con el fin del Protectorado español en Marruecos,se produce la retirada de la población española y la población esco-lar, que ocupaba otro edificio que pasó a pertenecer a Marruecos, setraslada al actual, que se adapta como centro de enseñanza. Su pro-piedad, sin embargo siguió y sigue siendo del Estado español. En losaños 60 se produce un descenso de los alumnos españoles y un au-mento de los marroquíes que escogen los estudios en español,pasando a depender de la Misión Cultural Española1.

Dentro del conjunto de actividades desarrolladas por elMinisterio de Educación a partir de los años 70, de las que ya se hahecho mención más arriba, se crearon los centros docentes que im-parten el sistema educativo español, a los que en su mayoría se lesdieron nombres de escritores y científicos españoles: Juan RamónJiménez (Casablanca), Lope de Vega (Nador), Juan de la Cierva,Jacinto Benavente y Nuestra Señora del Pilar (Tetuán), Severo Ochoay Ramón y Cajal (Tánger), Luis Vives (Larache), y el de Alhucemaspasó a llevar el nombre de nuestro insigne ilustrado.

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1 Datos extraídos del opúsculo de Plácido Rubio Alfaro: Alhucemas, suedificio más emblemático, 3 págs., Málaga, 2002.

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EL «INSTITUTO ESPAÑOL MELCHOR DE JOVELLANOS»:ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO

1. El alumnado

Como ya se ha dicho, se trata de un centro integrado, queofrece enseñanzas de dos etapas: Infantil y Primaria y Secundaria..Cuenta con 15 unidades o clases, una por nivel: 3 en primer ciclo deInfantil y 6 en Primaria y otros tantos en Secundaria. Lógicamente,es preferible que el alumno se incorpore al centro desde el primercurso de Primaria o mejor aún, desde Infantil, para un mejor apren-dizaje de la lengua española. En el curso 2003-04 cursaron susestudios 277 alumnos (172 en Infantil y Primaria, 70 en la EducaciónSecundaria Obligatoria (E.S.O.) y 35 en Bachillerato, del que seofrece dos opciones. La inmensa mayoría del alumnado es marro-quí (a los que hay que añadir unos pocos españoles y de otrasnacionalidades, 7 en total), pertenecientes en su mayoría a la clasemedia y media-alta de la ciudad, alrededor de la mitad son hijos defuncionarios y comerciantes y el resto de médicos, ingenieros, em-pleados de banca, farmacéuticos, etc.

Muchos tienen alguna vinculación con España (abuelos quevivieron durante el Protectorado, familia emigrada o hermanos ma-yores que estudian en España, etc.). Más recientemente –y es algomás que una simple anécdota– hay que hacer mención de la pe-netración masiva de las comunicaciones (vía antena parabólicaprincipalmente) y la consiguiente influencia cultural (y/o subcultu-ral o pseudocultural, si se prefiere) española y occidental en general,desde partidos de fútbol de la liga española, que son seguidos ma-sivamente, a programas de gran audiencia, películas, música, etc.Esto es tanto más importante si se piensa que se trata de un paísmusulmán y de una región marcadamente conservadora. En conse-cuencia, se produce en el joven marroquí una biculturalidad, un«desdoblamiento de personalidad» a caballo entre lo musulmán y looccidental, con la influencia constante y cotidiana de un sistema devalores habitualmente distinto al del entorno familiar y del país.

Otra característica a destacar de nuestro alumnado rifeño esque la su lengua materna no es el árabe, sino el amazigh, una len-

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gua pre-árabe emparentada con las bereberes. De esta pertenenciaa una entidad lingüística y cultural distinta a los marroquíes sesienten orgullosos en su mayoría, y se observa un interés por re-cuperar su lengua y cultura, en gran parte perdida y asimilada ala árabe. Esta lengua es igualmente mayoritariamente hablada enla calle. En consecuencia, el plurilingüismo es algo habitual: el ama-zigh como lengua materna y cotidiana en la ciudad, el árabe, queestudian en el centro (o lengua materna en el caso de los no rife-ños), el español desde la Educación Infantil en el centro y portelevisión, el francés (en el currículo del instituto como primeralengua extranjera) y en cierta medida en la calle, por ser de ampliouso en el país, aunque menor en la región que en el resto deMarruecos, y más recientemente el inglés, que es opcional en elcentro, también desde Primaria. Así pues, es habitual que cotidia-namente se expresen, sea en casa, en clase o en la calle, en tres ocuatro lenguas.

El objetivo final de su formación en nuestro centro es la lógicacontinuación de estudios superiores en España, normalmente enGranada, con algún tipo de beca. Al tratarse de un instituto pe-queño, pocos son los que se desplazan anualmente a nuestro país

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Vista general del Instituto Español Melchor de Jovellanos, en Alhucemas (Marruecos)

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(alrededor de la decena), donde inician mayoritariamente estudioscientíficos y técnicos o de economía y gestión de empresas.

2. El profesorado

Durante el pasado curso escolar 2003-04 el instituto contabacon 26 profesores (ratio alumno/profesor: 10,6) pertenecientes a cua-tro categorías: funcionarios contratados con adscripción temporal(hasta un máximo de 6 cursos) (8 en Primaria y 8 en Secundaria), encomisión de servicios por un curso (2), interinos por un curso o me-nos (5) y contratados de lengua árabe (3). Todos ellos son españoles,a excepción de éstos últimos.

Como regla general, cada profesor imparte sus enseñanzas enla etapa para la que ha sido nombrado, aunque al tratarse de un cen-tro integrado, según las necesidades, pueden estar adscritos a ambasetapas.

3. Peculiaridades estructurales y organizativas

Los centros españoles en el exterior se regulan por la norma-tiva ordinaria, al igual que los de España, pero incorporan unanormativa específica de la cual destacamos los Reales Decretos1027/1993 de 25 de junio (B.O.E. de 8 de agosto de 1993) y 1138/2002de 31 de octubre (B.O.E. de 1 de noviembre de 2002), mediante loscuales se adapta su estructura y funcionamiento al país en que seubican. El centro tiene el carácter de privado para los marroquíes(pagan una matrícula, relativamente alta para el nivel general delpaís, aunque existen becas) y público para los españoles (muy mi-noritarios, tal como ya se ha indicado).

Orgánicamente, como los demás centros del país, el institutodepende de la Consejería de Educación y Ciencia de la Embajadade España en Rabat, mediante la cual se articula toda comunicacióneducativa, administrativa, técnica, etc.

Un aspecto importante de los centros del exterior son las re-laciones con las instituciones del país. En nuestro caso, destacamos

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la Delegación de Educación Nacional de Alhucemas para la difu-sión del español como lengua extranjera, las autoridades civiles ylos centros educativos marroquíes. Asimismo, es habitual que lasautoridades locales asistan a actos organizados por el centro.

Por lo que se refiere al currículo de los estudios, la caracterís-tica más destacada es la incorporación de las enseñanzas de Lenguay Cultura Arabes (5 horas semanales desde Primaria a 1º deBachillerato y 3 horas en 2º curso), de carácter obligatorio paraalumnos marroquíes y que tienen los mismos efectos académicos yde promoción de curso que las demás.

4. Otras actividades

Además de la oferta del sistema educativo español no uni-versitario, es labor prioritaria de estos centros la realización deactividades complementarias, extraescolares y de proyección cultu-ral a cargo, la mayoría de ellas, del profesorado del centro. Estas sedirigen no sólo a nuestros alumnos, y por extensión, a toda la co-munidad educativa, sino también a la ciudad, al menos, parte deellas. Esto es tanto más importante si pensamos que en Alhucemasla oferta cultural es inexistente, por lo que nuestro centro contribuyea llenar este vacío y es, en la práctica, la única alternativa a las de-mandas culturales de la ciudad.

Así, si nos referimos al curso 2003-04, podemos englobar es-tas actuaciones en dos tipos: actividades de desarrollo permanente(curso básico y taller de árabe, taller de lengua española, teatro le-ído, taller de música, sevillanas y flamenco, iniciación al inglés, ligamultideportiva, informática, taller de danza, música de cuerda, cineclásico, taller de teatro, itinerarios culturales, cultura española, ela-boración de una página web) y actividades de desarrollo puntual(exposiciones de pintura de artistas locales y de fotografía, mesa re-donda sobre la Constitución española, actuaciones del Coro y de laRondalla Jovellanos, Olimpiada Matemática, Jornadas Culturales,Carnaval, varias conferencias y actuaciones musicales). En ocasio-nes algunas de estas actividades, sobre todo las relacionadas con elteatro y la Rondalla, se han representado fuera de la ciudad, ha-

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biendo participado en concursos y certámenes con los demás cen-tros españoles, en Rabat y Casablanca principalmente. Finalmente,hay que sumar las celebraciones y actos dedicados a alguna efemé-ride determinada: día de la Constitución, Día de la Paz, Día Mundialde la Poesía, Día del Libro, etc.

Por otra parte, el instituto viene ofreciendo, mediante profeso-rado voluntario y como actividad de proyección cultural, cursos deLengua y Cultura españolas dirigidos a adultos marroquíes en horarionocturno de tres horas semanales, desde octubre a mayo (60 alumnosinscritos el curso 2003-04). Se organizaron, en el pasado curso, en dosniveles, el elemental de iniciación a la lengua española y el medio, derefuerzo y dominio. Se trata del complemento lógico a las enseñanzasregladas y a las actividades antes reseñadas, y han sido seguidas congran interés y dedicación por parte de los alumnos, a pesar de tratarsenormalmente de adultos con ocupaciones laborales. Como novedad,hay que señalar que desde el actual curso 2004-05, la realización de es-tas actividades corre a cargo del Instituto Cervantes.

JOVELLANOS EN EL «INSTITUTO ESPAÑOL JOVELLANOS»

En consonancia con el nombre y el personaje de nuestro cen-tro, los autores de estas páginas, como complemento de su labordocente y en el contexto de las actividades de proyección cultural,se han interesado por la realización de actividades relacionadas conJovellanos y su tierra natal, con el objetivo principal de que nues-tros alumnos conocieran mejor tanto al personaje como a Asturias.Han sido las siguientes:

– durante los cursos 1996 a 2000: Bailes populares de la CornisaCantábrica, coreografía asturiana formada por un grupo dedanza de alumnos de Educación Primaria, ataviados conlos trajes típicos del Concejo de Gijón, que con motivo defestividades españolas y marroquíes actuaron en numero-sas ocasiones en los centros educativos de la ciudad deAlhucemas.

– curso 1996-97: Jovellanos, un personaje de Gijón en Alhucemas.Exposición de trabajos de alumnos de Educación Primaria

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sobre la evolución histórica de la antigua Gijia, hasta laépoca de Jovellanos y reseña cronológica ilustrada de subiografía.

– curso 1997-98: Intercambio Cultural Jovellanos, realizado conel «CEIP Rey Pelayo» de Gijón, con la colaboración delAyuntamiento de la misma ciudad. Exposición de trabajosde alumnos de 2º Ciclo de Educación Primaria de amboscentros. Se expusieron muestras de artesanía popular as-turiana, posters de su ciudad natal y se proyectó el vídeo«Gijón en el horizonte».

– curso 1998-99: Muestra gastronómica de la villa de Jovellanos.Exposición y degustación de productos típicos asturianos,recetarios con ilustraciones y decoración ambiental a cargoprincipalmente de alumnos y padres de alumnos. Proyec-ción del vídeo «Asturias paraíso natural» cedido por laConcejalía de Cultura del Ayuntamiento de Gijón.

– el curso 2000-01 se inauguró con la conferencia Jovellanos ylas humanidades, a cargo del gijonés y profesor de la Univer-sidad de Granada Emilio García Wiedeman. Igualmente,en mayo de 2001, tuvo lugar la exposición Conociendo aJovellanos, con trabajos plásticos y artísticos de alumnos dePrimaria y Secundaria.

Asimismo, hay que destacar que el Ayuntamiento de Gijón hacedido a la biblioteca del centro, entre otras, las Obras Completas deJovellanos en siete tomos y el «Foro Jovellanos del Principado deAsturias» ha contribuido con la donación de varias de sus publica-ciones: Bibliografía Jovellanista, Boletín Jovellanista, premios deinvestigación Jovellanos, etc. Ambas instituciones colaboraronigualmente en las proyecciones culturales citadas más arriba.

BIBLIOGRAFÍA

Acción educativa española en el exterior. Estadísticas 2000/2001,Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Madrid, 2001,164 págs.

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MIRÓ CANALS, Jordi, El Instituto Español Melchor de Jovellanosde Alhucemas (Marruecos). Una experiencia docente y personal enel Rif, en GARCÍA RIVERA, Mª Nieves; y MIRÓ CANALS, Jordi (co-ordinadores): La Acción Educativa Española en el Exterior,CSI-CSIF, Sector de Enseñanza, Granada, 2003, págs. 70-76. Página web del centro: http://arce.cnice.mecd.es/instituto.melchor.de.jovellanos/.

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VMemoria

de Actividades

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I. Publicaciones

PRESENTACIÓN DEL IV BOLETÍN JOVELLANISTA

Día: 27 de febrero de 2004Lugar: Museo Casa Natal de Jovellanos

Intervinieron:

D. Jesús Menéndez PeláezPresidente de la Fundación

D. Agustín Guzmán SanchoDirector del Boletín Jovellanista

Dª. Mercedes Álvarez GonzálezConcejala de Cultura del Ayuntamiento de Gijón,

Patrona de la Fundación

PRESENTACIÓN DEL OPÚSCULO

La «muerte civil» de Jovellanos (Mallorca, 1801-1808) Conferencia pronunciada por Teresa Caso Machicado en elCastillo de Bellver (Mallorca) el día 21 de marzo de 2003)

Publicado con motivo del homenaje al Ateneo Jovellanos y sunombramiento como Patrono de Honor de la Fundación.

Fecha: 23 de marzo de 2004Lugar: Colegiata de San Juan Bautista

(Centro Cultural Cajastur), Gijón.

V. Memoria de actividades 261

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Presentación del libroEl Teatro Costumbrista en Asturias

Autor: Jesús Menéndez Peláez

Fecha: 3 de noviembre de 2004Lugar: Casa Natal de Jovellanos

Intervinieron:

Dª Mercedes Álvarez GonzálezConcejala de Cultura del Ayuntamiento de Gijón,

Patrona de la Fundación

D. José Luis Pérez de CastroPatrono de la Fundación y

Presidente del R. I. D. E. A.

D. José María Martínez CacheroPatrono de la Fundación

D. Jesús Menéndez PeláezPresidente de la Fundación

Dª. Paz Fernández FelguerosoAlcaldesa de Gijón y

Presidenta de Honor de la Fundación

- - -

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Representación teatralCuadro de la obra «Jovellanos»

de Joaquín A. Bonet

Interpretes(por orden de aparición):

Norberto SánchezManuel Aller

Armando FelguerosoEladio SánchezIván Fernández

Arsenio GonzálezPili Ibaseta

PRESENTACIÓN DEL LIBRO:Memorias del artillero

José María Cienfuegos Jovellanos (1763-1825) (Gobernador y Capitán General de isla de Cuba y de la Florida

Autor: Francisco Cienfuegos-Jovellanos González-Coto

Fecha: 30 de noviembre de 2004.Lugar: Colegiata de San Juan Bautista

(Centro Cultural Cajastur). Gijón.

Intervinieron:

D. Jesús Menéndez PeláezPresidente de la Fundación

D. Pedro de Silva Cienfuegos-JovellanosPatrono de la Fundación

V. Memoria de actividades 263

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Presentación del libro Memorias del artillero José María Cienfuegos Jovellanos en la Colegiata deSan Juan Bautista el día 30 de Noviembre de 2004.De izquierda a derecha, don José Antonio Hevia Corte, Presidente de Ideas en Metal, empresa patroci-nadora de la publicación; don Herminio Sastre Andrés, Viceconsejero de Ciencia y Tecnología delPrincipado de Asturias; doña Mercedes Álvarez González, Concejala de Cultura del Ayuntamiento deGijón; don Jesús Menéndez Peláez; don Pedro de Silva y Cienfuegos-Jovellanos; don Alfonso Cienfuegos-Jovellanos y Ortega y don Ignacio García Arango y Cienfuegos-Jovellanos

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D. José Antonio Hevia CorteVicepresidente de la Fundación y

Presidente de «Ideas en Metal», empresa patrocinadora de la obra

D. Ignacio García Arango Cienfuegos-JovellanosSobrino del autor

D. Herminio Sastre AndrésViceconsejero de Ciencia y

Tecnología del Principado de Asturias

D. Alfonso Cienfuegos-JovellanosHijo del autor

Dª Mercedes Álvarez GonzálezConcejala de Cultura del Ayuntamiento de Gijón,

Patrona de la Fundación

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Conciertoa cargo de la

Camerata RevillagigedoDirigida por el maestroJosé Fernández Avello

V. Memoria de actividades 265

Page 264: BOLETÍN JOVELLANISTA

II. Actividades diversas

HOMENAJE AL ATENEO JOVELLANOS

Fecha: 23 de marzoLugar: Colegiata de San Juan Bautista

(Centro Cultural Cajastur), Gijón.

Intervinieron:

D. Jesús Menéndez PeláezPresidente de la Fundación

D. José Luis Martínez MartínezPresidente del Ateneo Jovellanos

D. Juan José Plans MartínezPatrono de la Fundación

Dª Mercedes Álvarez GonzálezConcejala de Cultura del Ayuntamiento de Gijón,

Patrona de la Fundación

OFRENDA FLORAL A JOVELLANOS EL 6 DE AGOSTO

Fecha: 6 de agosto de 2004Lugar: Plaza del Seis de Agosto.

Interpretación de la «Obertura-Fanfarre a Jovellanos»del maestro Vicente Cueva Díaz.

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Don José A. Hevia Corte, Vicepresidente del Foro Jovellanos, y don Orlando Moratinos en el momentode la ofrenda floral el día 6 de Agosto de 2004

Representantes de instituciones y asociaciones ante la estatua de Jovellanos, acompañados por la Alcaldesade Gijón doña Paz Fernández Felgueroso y la Corporación Municipal el día 6 de Agosto de 2004

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DIA DE JOVELLANOS EN LA XLVIII FERIAINTERNACIONAL DE MUESTRAS DE ASTURIAS

Fecha: 18 de agosto de 2004Lugar: Recinto de la Feria

Ofrenda Floral

Intervinieron:

D. Jesús Menéndez PeláezPresidente de la Fundación

D. Manuel Bedia AlonsoAlcalde de Navia

Dª Paz Fernández FelguerosoAlcaldesa de Gijón

Presidenta de Honor de la Fundación

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Ofrenda floral ante el busto de Jovellanos en la FIDMA por la Alcaldesa de Gijón doña PazFernández Felgueroso, el Alcalde de Navia don Manuel Bedia Alonso y el Presidente delForo Jovellanos, don Jesús Menéndez Peláez

Doña Paz Fernández Felgueroso (Alcaldesa de Gijón), don Manuel Bedia Alonso (Alcaldede Navia), don Carlos Madera González (Director General de Promoción Cultural delPrincipado de Asturias), don Guillermo Quirós Delgado (Presidente de la Cámara deComercio de Gijón), doña Mercedes Álvarez Fernández (Concejala del Ayuntamiento deGijón), don Servando Fernández Méndez (Presidente de la Fundación «Amigos de laHistoria» de Puerto de Vega y conferenciante), don Jesús Menéndez Peláez y don JoséAntonio Hevia Corte, del Foro Jovellanos, durante el homenaje ante el busto de Jovellanosen la Feria el día 18 de agosto de 2004

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III. Conferencias

La salud física y mental de Jovellanos.por don Joaquín Fernández García

Fecha: 30 de eneroLugar: Casa Natal de Jovellanos

Intervinieron:

D. Jesús Menéndez PeláezPresidente de la Fundación

D. Eugenio Avanzas GonzálezCoordinador de la Unidad de Corta Estancia y

Hospital de Día del Hospital de Cabueñes

D. Joaquín Fernández GarcíaJefe del Servicio de Hematología-Hemoterapia

del Hospital de Cabueñes

El amor al libro.por don José Luis Pérez de Castro

Fecha: 27 de febrero de 2004Lugar: Casa Natal de Jovellanos

Intervinieron:

D. Jesús Menéndez PeláezPresidente de la Fundación

D. Agustín Guzmán SanchoPatrono de la Fundación

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Don Joaquín Fernández García recibe de don Jesús Menéndez Peláez la estatuilla de Jovellanos, una vezfinalizada su conferencia, pronunciada en la Casa Natal el día 30 de Enero de 2004 bajo el título La sa-lud física y mental de Jovellanos

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D. José Luis Pérez de CastroPatrono de la Fundación

Dª. Mercedes Álvarez GonzálezConcejala de Cultura del Ayuntamiento de Gijón,

Patrona de la Fundación

Jovellanos dramaturgo: teoría y prácticapor don Marc Vitse

Fecha: 22 de abril de 2004Lugar: Casa Natal de Jovellanos

Intervinieron:

D. Jesús Menéndez PeláezPresidente de la Fundación

Dª. Josefina Martínez Álvarez, viuda de AlarcosDirectora de la Cátedra «Emilio Alarcos»

D. Juan A. Vázquez GarcíaRector Magnífico de la Universidad de Oviedo

D. Marc VitseProfesor emérito de la Université de Toulouse-Le Mirail

D. Pedro Sanjurjo GonzálezPrimer Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Gijón

272 Boletín Jovellanista V - 2004

Page 271: BOLETÍN JOVELLANISTA

El 22 de Abril de 2004 pronunció una conferencia el profesor emérito de la Universidad de Toulouse-LeMirail (Francia) don Marc Vitse con el título Jovellanos dramaturgo: teoría y práctica. En la foto-grafía, mesa presidencial compuesta por doña Josefina Martínez, Directora de la Cátedra Emilio Alarcos;don Jesús Menéndez Peláez, Presidente del Foro; don Juan Vázquez, Rector de la Universidad de Oviedo;don Pedro Sanjurjo, Primer Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Gijón; don Marc Vitse y donOrlando Moratinos, Secretario del Foro

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Jovellanos y la reciente iglesia local de Gijón: Líneas de convergencia y encuentropor don José Luis Martínez González

Fecha 20 de mayo de 2004Lugar: Casa Natal de Jovellanos

Intervinieron:

D. Jesús Menéndez PeláezPresidente de la Fundación

D. José María Díaz BardalesPárroco de la iglesia de Fátima

D. José Luis Martínez GonzálezSacerdote

Jovellanos, viajero de cercanías y prosista románticopor don José Ignacio Gracia Noriega

Fecha: 10 de junio de 2004Lugar: Casa Natal de Jovellanos

Intervinieron:

D. Jesús Menéndez PeláezPresidente de la Fundación

D. Celso Diego SomoanoPatrono de la Fundación y Cronista oficial de Cangas de Onís

D. José Ignacio Gracia NoriegaEscritor

274 Boletín Jovellanista V - 2004

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El Presidente de la Fundación Foro Jovellanos entrega a don José Luis Martínez González la estatuillade Jovellanos, una vez finalizada su conferencia celebrada el día 20 de Mayo de 2004

Page 274: BOLETÍN JOVELLANISTA

Don Ignacio Gracia Noriega pronunció una conferencia en la Casa Natal de Jovellanos el día 10 de Juniode 2004. Aparece acompañado de don Celso Diego Somoano, Cronista Oficial de Cangas de Onís, que ac-tuó como presentador del conferenciante

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Jovellanos y la música de su tiempo.por don Vicente Cueva Díaz

Fecha: 3 de agosto de 2004Lugar: Colegiata de San Juan Bautista (Centro Cultural Cajastur), de Gijón.

Intervinieron:

D. Jesús Menéndez PeláezPresidente de la Fundación

D. Vicente Cueva DíazMúsico y compositor

Dª. Mercedes Álvarez GonzálezConcejala de Cultura del Ayuntamiento de Gijón,

Patrona de la Fundación

Concierto

La conferencia fue acompañada por diversaspiezas de autores europeos de los siglos XVII y XVIII,

interpretadas al piano por la profesora Dª Cecilia Cueva Navarro.

V. Memoria de actividades 277

Page 276: BOLETÍN JOVELLANISTA

Mesa Presidencial de la conferencia-concierto de Vicente Cueva Díaz y Cecilia Cueva el día 3 de Agostode 2004

Page 277: BOLETÍN JOVELLANISTA

Aspecto de la Colegiata de San Juan Bautista durante la conferencia-concierto de Vicente Cueva Díazy su hija Cecilia Cueva (Gijón, 3 de Agosto de 2004)

Page 278: BOLETÍN JOVELLANISTA

Juan Pérez Villamil y Paredespor don Servando Fernández Méndez

Fecha: 18 de agosto de 2004Lugar: Palacio de congresos de la Feria Internacional

de Muestras de Asturias.

Intervinieron:

D. Jesús Menéndez PeláezPresidente de la Fundación

D. Vicente Trelles Pérez-AbadPatrono de la Fundación

D. Servando Fernández MéndezPatrono de la Fundación yCronista oficial de Navia

280 Boletín Jovellanista V - 2004

Page 279: BOLETÍN JOVELLANISTA

VIArchivo de prensa

Page 280: BOLETÍN JOVELLANISTA
Page 281: BOLETÍN JOVELLANISTA

VI. Archivo de Prensa 283

La Nueva España. Lunes, 5 de enero de 2004

Page 282: BOLETÍN JOVELLANISTA

284 Boletín Jovellanista V - 2004

La Nueva España. Sábado, 31 de enero de 2004

Page 283: BOLETÍN JOVELLANISTA

VI. Archivo de Prensa 285

La Nueva España. Sábado, 28 de febrero de 2004

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286 Boletín Jovellanista V - 2004

El Comercio. Miércoles, 24 de marzo de 2004

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VI. Archivo de Prensa 287

La Nueva España. Miércoles, 24 de marzo de 2004

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288 Boletín Jovellanista V - 2004

La Nueva España. Viernes, 23 de abril de 2004

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VI. Archivo de Prensa 289

La Nueva España. Lunes, 26 de abril de 2004

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290 Boletín Jovellanista V - 2004

La Nueva España. Viernes, 11 de junio de 2004

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VI. Archivo de Prensa 291

El Comercio. Miércoles, 4 de agosto de 2004

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292 Boletín Jovellanista V - 2004

La Nueva España. Miércoles, 4 de agosto de 2004

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VI. Archivo de Prensa 293

La Nueva España. Sábado, 7 de agosto de 2004

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294 Boletín Jovellanista V - 2004

El Comercio. Jueves, 19 de agosto de 2004

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VI. Archivo de Prensa 295

El Comercio. Jueves, 4 de noviembre de 2004

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296 Boletín Jovellanista V - 2004

La nueva España. Viernes, 5 de noviembre de 2004

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VI. Archivo de Prensa 297

El Comercio. Miércoles, 1 de diciembre de 2004

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298 Boletín Jovellanista V - 2004

La Nueva España. Miércoles, 1 de diciembre de 2004

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VI. Archivo de Prensa 299

La Nueva España. Miércoles, 1 de diciembre de 2004

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VIIBases del VII Premio

de Investigación

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VII Premio Internacional de Investigación Fundación

Foro Jovellanos del Principado de Asturias

BASES

1ª Al «PREMIO DE INVESTIGACIÓN FUNDACIÓN FOROJOVELLANOS DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS» podrán con-currir autores de cualquier nacionalidad, para lo cual deberánaceptar las bases de la presente convocatoria. No podrá presentarse alpremio ninguno de los patronos de la FUNDACIÓN FORO JOVELLANOS

DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS. 2ª Los trabajos deberán ser originales, inéditos y versarán sobre alguno

de estos temas: a) Vida, obra y pensamiento de Jovellanos. b) Proyección del pensamiento de Jovellanos en los aspectos: inte-

lectual, económico, empresarial, social, político y humanísticodel mundo actual.

c) La Ilustración en el mundo hispánico.

Podrán ser individuales o colectivos. Cada autor o equipo de autoressolamente podrá presentar una obra por convocatoria. Deberán pre-sentarse por quintuplicado y carecer de datos exteriores de identificación

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de su autor o autores. Tendrán una extensión mínima de 100 folios ymáxima de 250 folios mecanografiados a doble espacio por una cara, ypodrán ir acompañados de material documental inédito (cartas, graba-dos, etc.), así como de un original en disquete o CD grabado porcualquier procedimiento de uso común. Los trabajos de investigacióndeberán remitirse a FUNDACIÓN FORO JOVELLANOS, Museo Casa Natalde Jovellanos, Plazuela de los Jovellanos, 2.- E-33201-Gijón- Principadode Asturias.- España. Se enviarán acompañados de un sobre con plicacerrada en la que figurarán los datos personales del autor o autores consu dirección postal completa y número de teléfono. En el exterior delsobre deberá constar el título del trabajo presentado así como un seu-dónimo si se desea utilizar, debiendo figurar en la parte superior laexpresión «PREMIO DE INVESTIGACIÓN FUNDACIÓN FOROJOVELLANOS DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS». Los trabajosestarán redactados en castellano. Se podrán entregar directamente o serenviados por correo certificado o servicio de mensajería dentro del plazode presentación que se iniciará el día 15 de julio de 2004 y finalizará el15 de mayo de 2005, ambos inclusive. La FUNDACIÓN FORO

JOVELLANOS no se hace responsable del extravío de los originales remi-tidos o entregados.

3ª El Patronato de la FUNDACIÓN FORO JOVELLANOS procederá a la elec-ción de los miembros del Jurado que decidirá el trabajo premiadoentre personas de reconocido prestigio del mundo de la ciencia, lacultura y las artes. Dicho Jurado, que será presidido por el Presidentede la FUNDACIÓN FORO JOVELLANOS, estará compuesto por un mí-nimo de 5 y un máximo de 7 miembros, incluido su Presidente, y sucomposición se hará pública oportunamente.

4ª La presentación de cualquiera de las obras que participen en este pre-mio implica la autorización a la FUNDACIÓN FORO JOVELLANOS, porparte del autor o autores de dicho trabajo para su publicación si asíse acordase, con el único ánimo de divulgar la obra, sin finalidad lu-crativa y por un periodo no superior a seis meses. Dicha autorizaciónno traerá consigo, en ningún caso, que se cedan o limiten los dere-chos de propiedad de su autor sobre ellas, incluidos los derivados dela propiedad intelectual o industrial. Si la FUNDACIÓN FORO

JOVELLANOS lo creyese necesario, el autor premiado justificará debi-damente su personalidad y la autoría del trabajo.

304 Boletín Jovellanista V - 2004

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5ª El fallo del Jurado tendrá lugar durante el transcurso de la segundaquincena del mes de junio de 2005. Si por algún motivo el Juradono pudiera reunirse en tal fecha lo haría en otra próxima. La co-municación del veredicto se realizará seguidamente a la decisióndel Jurado, procediéndose a la apertura de las plicas por parte delSecretario del Jurado a fin de identificar al autor o autores pre-miados.

6ª El premio estará dotado con 6.000 Euros, entregándose al ganadordiploma acreditativo e igualmente una réplica a escala de la estatuade Jovellanos inaugurada en Gijón el 6 de agosto de 1891 en la plazadel mismo nombre, obra, en su día, del escultor Manuel Fuxá.

7ª Asimismo, el Jurado, podrá conceder, si lo estima oportuno, un ac-césit con derecho a diploma y réplica de estatua. El Jurado estaráfacultado también para declarar desierto el premio si, a su criterio,los trabajos presentados no reunieran méritos suficientes o no seajustaran a las bases establecidas en la convocatoria. Si por sus mé-ritos más de un trabajo fuese valorado como merecedor al premio,éste sería compartido así como su dotación. El fallo será inapelable.

8ª Los trabajos no premiados podrán ser retirados directamente en elplazo máximo de seis meses a contar desde la publicación del fallo opedir su devolución por escrito siendo los gastos de envío a cargo desu autor o autores.

9ª La entrega del premio tendrá lugar en la fecha que se señale en sumomento y en el lugar que la FUNDACIÓN FORO JOVELLANOS estimeconveniente. El premiado deberá acudir personalmente al acto de en-trega del premio. En dicho acto el autor premiado o representante delgrupo premiado deberá intervenir con una breve exposición referenteal contenido de la obra galardonada de una duración mínima de diezminutos y máxima de veinte aproximadamente.

10ª La interpretación de estas bases y la solución a las dudas que éstaspudieran plantear en cuanto a su correcta aplicación corresponderáa la Junta Rectora de la FUNDACIÓN FORO JOVELLANOS.

11ª La participación en este Premio de Investigación supone la acepta-ción automática de las bases anteriormente expuestas.

Gijón, octubre de 2004

VII. Bases del VII Premio de Investigación 305

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VIIIRelación

de Publicaciones

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Fundación Foro JovellanosPublicaciones

1. Discursos de Puerto de Vega. Gijón, Foro Jovellanos, 1996, 32págs., 20 cm. (AGOTADO).

2. CARANTOÑA, Francisco. La estancia de Jovellanos en Muros deGalicia. Francisco Carantoña.-Gijón, Foro Jovellanos, 1997. 56págs., il. 24 cm. (AGOTADO).

3. SAGREDO, Santiago. Jovellanos y la educación en valores: (antece-dentes en la reflexión y práctica de un Ilustrado). Santiago Sagredo;prólogo por Francisco Carantoña. Gijón, Foro Jovellanos, 1998,139 págs., 24 cm. Trabajo premiado en el Concurso Nacional«Contribución de la obra de Jovellanos y del pensamiento ilus-trado español a la mejora de la enseñanza en España».(AGOTADO). (Disponible en Web: www.jovellanos.org).

4. MORATINOS OTERO, Orlando; CUETO FERNÁNDEZ, Vicente. Biblio-grafía jovellanista. Orlando Moratinos Otero, Vicente CuetoFernández; prólogo, Ana Rodríguez Navarro; ilustraciones,Juan Martínez Rionda y Nacho Noriega Iglesias, 1ª ed., Gijón,Foro Jovellanos, 1998, 277 págs., il. 24 cm. + 1 cd-rom. ISBN84-920201-4-8. (AGOTADO) (Disponible en Web: www.jove-llanos.org).

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5. JOVELLANOS, Gaspar Melchor de. El «Diario» de los viajes /Gaspar Melchor de Jovellanos; introducción, selección, estu-dios y notas de Jesús MENÉNDEZ PELÁEZ. Gijón, Foro Jovellanos,ALSA Grupo, 1998.- 238 págs., il.- 25 cm. (AGOTADO).

6. CASO GONZÁLEZ, José Miguel. Biografía de Jovellanos; adapta-ción y edición de María Teresa CASO; prólogo, Jesús MenéndezPeláez. Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado deAsturias, 1998, 122 págs., il. 24 cm.

7. BOLETÍN JOVELLANISTA.

8. JOVELLANOS y el siglo XXI. Conferencias organizadas por la FundaciónForo Jovellanos del Principado de Asturias. Gijón, Foro Jovellanosdel Principado de Asturias, 1999.- 106 págs.- 24 cm.- Contienelos textos de las conferencias pronunciadas por Francisco Álva-rez-Cascos, Fernando Morán López, Agustín Guzmán Sancho,Antonio del Valle Menéndez y María Teresa Álvarez García.

9. CORONAS GONZÁLEZ, Santos M. Jovellanos, justicia, estado y cons-titución en la España del Antiguo Régimen / Santos M. CoronasGonzález. Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principadode Asturias, 2000, 353 págs., 28 h. de lám. 24 cm. Obra galar-donada con el Premio de Investigación Fundación ForoJovellanos. ISBN 84-607-0169-7.

10. INFORME de la Sociedad Económica de Madrid al Real y SupremoConsejo de Castilla en el expediente de Ley Agraria / extendido porsu individuo de número el Sr. D. Gaspar Melchor de Jovellanos.Gijón, Fundación Foro Jovellanos, 2000, 192 págs., 21 cm. + 1folleto. Reprod. Facs. de la ed. de Palma, Imprenta de MiguelDomingo, 1814.

11. BOLETÍN JOVELLANISTA.

12. GUZMÁN SANCHO, Agustín. Biografía del insigne jovellanista DonJulio Somoza y García-Sala, correspondiente de la Academia de la

310 Boletín Jovellanista V - 2004

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Historia, Cronista de Gijón y de Asturias, escrita y anotada porAgustín Guzmán Sancho, para la Fundación Foro Jovellanos delPrincipado de Asturias. Gijón, Fundación Foro Jovellanos delPrincipado de Asturias, 2001, 427 págs., il. 24 cm. ISBN 84-607-2737-8. (Disponible en Web: www.jovellanos.org).

13. ÁLVAREZ-VALDÉS Y VALDES, Manuel. Jovellanos: enigmas y certe-zas. Pról. de Gonzalo Anes y Álvarez de Castrillón. Gijón,Fundación Alvargonzález y Fundación Foro Jovellanos delPrincipado de Asturias, 2002, 585 págs. + 2 hh. 24 cm. ISBN84-922159-2.

14. JOVELLANOS y la Educación Física. Estudio introductorio, selec-ción y comentarios de José Gerardo RUIZ ALONSO. Gijón,Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, RealGrupo de Cultura Covadonga y Fundación Ángel Varela,2002, 154 págs., 24 cm. ISBN 84-607-6207-6. (AGOTADO).

15. ADARO RUIZ, Luis. Jovellanos y la minería en Asturias. Gijón,Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, UniónEspañola de Explosivos, S. A., 2003, 481 págs., il.- 23,5 cm.ISBN 84-933191-0-4. (Disponible en Web: www.jovellanos.org).

16. Homenaje al Ateneo Jovellanos. «La muerte «civil» deJovellanos. Mallorca, 1801-1808)». (Conferencia pronunciadapor Teresa Caso Machicado en el castillo de Bellver (Mallorca)el día 21 de marzo de 2003). Gijón, Fundación Foro Jovellanosdel Principado de Asturias, Ateneo Jovellanos, 2004, 44 págs.,23,5 cm. D.L. AS-870/2004.

17. Cienfuegos-Jovellanos González-Coto, Francisco de Borja.Memorias del artillero José María Cienfuegos Jovellanos. (1763-1825).- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado deAsturias, Ideas en Metal, S.A., 2004.- 293 págs. il.- 23,5 x 17 cm.ISBN 84-933191-1-2.

VIII. Relación de publicaciones 311

Page 310: BOLETÍN JOVELLANISTA

BOLETÍN JOVELLANISTA

BOLETÍN JOVELLANISTA. Año I, nº 1. Gijón, Fundación Foro Jovellanos delPrincipado de Asturias, 1999, 125 págs. [Publicación núm. 7].(AGOTADO).

BOLETÍN JOVELLANISTA. Año II, nº 2. Gijón, Fundación Foro Jovellanos delPrincipado de Asturias, 2001, 177 págs. [Publicación núm. 11].

BOLETÍN JOVELLANISTA. Año III, nº 3. Gijón, Fundación Foro Jovellanosdel Principado de Asturias, 2002, 242 págs.

BOLETÍN JOVELLANISTA. Año IV, nº 4. Gijón, Fundación Foro Jovellanos delPrincipado de Asturias, 2003, 276 págs.

312 Boletín Jovellanista V - 2004

Page 311: BOLETÍN JOVELLANISTA

Cuadro de Patronos de la Fundación Foro

Jovellanos del Principado de Asturias

Don Mariano Abad Fernández Don Fernando Adaro de Jove Don Luis Adaro Ruiz Don Isidoro Álvarez Álvarez Don Vicente Álvarez Areces Doña María Teresa Álvarez García Doña Mercedes Álvarez González Don José Luis Álvarez Margaride Don José Ramón Álvarez RenduelesDon Francisco Álvarez-Cascos Fernández Don Manuel Álvarez-Valdés y Valdés Don Rafael Anes y Álvarez de Castrillón Don Gonzalo Anes y Álvarez de Castrillón Don Agustín J. Antuña Alonso Don Luis Argüelles Sánchez Don Alvaro Armada Barcaiztegui Don Ángel Aznárez RubioDon Bernardo Canga Meana Don Domingo Caramés García-Platas Don José Luis Carballo González Doña María Teresa Caso Machicado Don José María Castillejo y Oriol Don Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila Don Domingo Cienfuegos-Jovellanos y Caramés

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Doña María Teresa Cienfuegos-Jovellanos Piquero Don Santos Manuel Coronas González Don Isidoro Cortina Frade Don José Cosmen Adelaida Don Vicente Cueto Fernández Don Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos Don Isaac del Rivero de la Llana Don Miguel Díaz Negrete Don Celso Diego Somoano Don Sabino Fernández Campo Doña Paz Fernández Felgueroso Don Joaquín Fernández García Don Claudio Fernández Junquera Don Servando Fernández Méndez Don Gonzalo Fernández MieresDon Enrique Fuentes Quintana Don Fernando García Albella Don Víctor García de la Concha Doña Nieves García Rivera Don Juan José García RúaDon Rafael Gasset Muñoz-VargasDon Javier Gómez CuestaDon Martín González del Valle Doña Alicia González DomínguezDon Eduardo González MenéndezDon Javier González SantosDon Agustín Guzmán SanchoDon Cristóbal HalffterDon Ignacio Herrero ÁlvarezDon José Antonio Hevia Corte Don Mariano Linares Argüelles Don Moisés Llordén Miñanbres Don Rafael Loredo Coste Don Julio Maese Guisasola Don Emilio Marcos Vallaure Don Antonio Martín García Don José María Martínez Cachero Don José Luis Martínez Martínez

314 Boletín Jovellanista V - 2004

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Doña Ana María Matute AusejoDon Carlos Menéndez de Alba Don Alvaro Menéndez Franco Don Manuel Menéndez Menéndez Don Aurelio Menéndez Menéndez Don Jesús Menéndez Peláez Doña Ana Rosa Migoya Diego Don Fernando Morán López Don Orlando Moratinos Otero Don Arturo Muñiz Fernández Doña María Elvira Muñiz Martín Don Manuel Muruais Cancio Don Juan Ignacio Noriega Iglesias Don Roberto Paraja Tuero Don Luis María Pascual Pino Doña Lucía Peláez TremolsDon José Luis Pérez de CastroDon Juan Ramón Pérez las ClotasDon Juan Antonio Pérez SimónDon Juan José Plans MartínezDon John H. R. PoltDon Guillermo Quirós Pintado Doña Liliam L. RickDon Carlos Roces FelguerosoDon Matías Rodríguez Inciarte Doña Ana Rodriguez NavarroDon Santiago Sagredo García Doña Margarita Salas FalguerasDon José Fernando Sánchez-Junco MansDon Pascual Sisto PérezDon Emilio A. Somoano GutierrezDon Silverio Sánchez CorrederaDon Luis Suárez Fernández Don Luis Manuel Tejuca SuárezDon Hugh Thomas Don Vicente Trelles Pérez-Abad Don Antonio Valdés y González-RoldánDon Juan Antonio Vázquez García

VIII. Relación de publicaciones 315

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Page 315: BOLETÍN JOVELLANISTA

Boletín Jovellanista

NORMAS DE PUBLICACIÓN

1. Los originales se enviarán a la secretaría de la Fundación ForoJovellanos del Principado de Asturias con una extensión nosuperior a los 30 folios a doble espacio, en versión impresa ycon soporte informático.

2. Para las citas se seguirá el siguiente criterio: citas a pie de pá-gina haciendo explícita la ficha bibliográfica en toda suextensión conforme a:

a) En cuanto al autor de la cita: APELLIDOS (en versalita) ynombre (en minúscula).

b) Si se trata de un libro:

I. Título del libro: en cursiva, seguido de lugar de im-presión, editorial, año y la(s) página(s).Ejemplo: CASO GONZÁLEZ, José Miguel, La poética deJovellanos, Madrid, Editorial Prensa Española, 1972, p.75.

II. Si se trata de artículo: el título del artículo irá entre co-millas, seguido del título de la revista, número ovolumen de la revista (en cursiva), año (entre parénte-sis) y la(s) página(s).Ejemplo: NORIEGA IGLESIAS, Ignacio; CUETO FH, Vicente,«Aquellos mundos de Jovellanos», Boletín Jovellanista,n° 3 (2002), 47-71.

III. Si se trata de una monografía o libro colectivo:1. Si lleva un director/es se indicará su nombre po-

niendo entre paréntesis (dir.) (coord.), el título dela obra, lugar, editorial, fecha y páginas.Ejemplo: MENÉNDEZ PELÁEZ, Jesús, «El teatro esco-lar latinocastellano», en HUERTA CALVO, Javier

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(dir.), Historia del Teatro Español. Volumen I. De laEdad Media al Siglo de Oro, Madrid, Gredos, pp.581-608.

2. Si es un trabajo colectivo, las siglas AA.VV. servi-rán para referirse a la autoría genérica de la obra,título, lugar, editorial, fecha, páginas.Ejemplo: ANES, Gonzalo, «Jovellanos y laInquisición», en AA.VV., Jovellanos, Ministro deGracia y Justicia, Gijón, Banco Herrero-Fundación«La Caixa», 1998, pp. 114-116.

c) Si dentro del artículo se citan textos superiores a tres líneas,dicho texto irá sangrado y en cursiva.

d) En esta manera de citar no se requiere bibliografía de refe-rencia al final del trabajo, ya que se supone que el autorhizo las referencias bibliográficas oportunas a lo largo delas citas a pie de página.

318 Boletín Jovellanista V - 2004

Page 317: BOLETÍN JOVELLANISTA

Este BOLETÍN JOVELLANISTA

se terminó de imprimir en los talleres de Gráficas Apel, de Gijón, el día 26 de febrero

de 2005, festividad de San Alejandro, en el CCXXXI aniversario del nombramiento de JOVELLANOS como

Oidor de la Real Audiencia de Sevilla.

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