Bodas de oro, plata y bronce · oro, plata y bronce; o sea, 50, 25 y ocho años (se-gún...

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¡NUNCA SABES LO QUE TIENES, HASTA QUE LIMPIAS EL CUARTO! por JAPE MI querido amigo Floro, luego de algunos meses de ausencia, según él porque está inmerso en la realización de una serie documental, me ha escrito una misiva en la que me comunica un importante acontecimiento que tendrá lugar en su vida: «Amigo Jape, en este año que cierra la segunda década del siglo XXI cumplo ocho lustros de rela- ción matrimonial. Realmente no sé bien si son 40 o 30, para mí ha sido un siglo. Lo más notable del hecho es que ya son pocas las parejas que rebasan los 20 años de feliz convivencia y muchas personas me preguntan cómo hemos podido alcanzar esta significativa suma de días, meses y años de vivir el uno para el otro y viceversa. «Luego de un profundo análisis y estudio de la vida (mi vida, en este caso) y de confrontar con algunos amigos y amigas que han acumulado una notable cantidad de años de relación con su pareja, he logrado concretar algunas premisas que pare- cen ser la fórmula para poder optar por una meda- lla, por un lugar en el podio de la vida matrimonial: oro, plata y bronce; o sea, 50, 25 y ocho años (se- gún corresponda) después del feliz día de la boda. Aclaro que este estudio es unisex, sirve tanto para hombre que para mujeres. «Trate de que en la casa haya dos televisores. No importa el tamaño ni la marca, lo importante es que ambos se vean y estén en habitaciones di- ferentes de manera que se pueda disfrutar de la novela y el fútbol, o de Tras la huella y la pelota al mismo tiempo. «Después de los primeros 20 años utilice más a menudo palabras cariñosas y mimos. Mi amor, mi vida, cariño, mi reina, mi rey... No importan si le suenan vacíos o le quedan sobreactuados. Su pa- reja sabe que es mentira, pero en el fondo le gusta escucharlos. «Monte de vez en cuando alguna escenita de ce- los. No afecta si para ello utiliza a la vecina que es 20 años mayor, o al mandadero que es más feo que Pantera. No cometa nunca el error de usar como pretexto a alguien más joven y atractivo que usted… esto podría despertar pensamientos e in- tereses que no existían. Es importante no extralimi- tarse en el tiempo. Con diez o 15 minutos de celos es suficiente. «Si su pareja le anuncia que se ausentará va- rias horas o varios días del hogar por algún motivo, muéstrese profundamente disgustado, aunque en el fondo esté loco porque se pierda un tiempo. Esta contrariedad no debe exceder las dos horas, luego hágase el tolerante y comprensivo, e incluso ayúde- le a preparar la maleta. «Si es usted el (o la) que viaja o se aleja por un tiempo, no regrese sin traer algún presente en sus manos. No importa si lo acaba de comprar en la tienda de la esquina o lo encontró en la parada del ómnibus que lo trajo de vuelta a casa. Al entregarlo a su media naranja no olvide las palabras mágicas: “Lo vi y me acordé de ti, por eso lo compré”. «Cuando la cifra de años de matrimonio rebasa el cuarto de siglo evada el sexo, o al menos há- galo con menor periodicidad. Digamos dos o tres veces… al año. Esto le evitara serias discusiones, trapos sucios y frases hirientes como: ya tú no es- tás para esto, nunca me esperas, lo hiciste para salir del paso, parece que ya no te gusto, mejor te hubieras quedado dormido…». Mi amigo Floro insiste en que estas son solo algunas recomendaciones. En cuanto al inciso de cero relaciones sexuales con tu pare- ja acota que no puede dar solu- ciones alternativas y concluye diciendo: «A esa edad ya uste- des son bastantes mayorcitos como para saber cómo resolver dicho déficit, nunca olviden que acumular años de vida matrimo- nial lleva algunos sacrificios». Bodas de oro, plata y bronce Fernando Pérez Valdés. La Habana, 19 de no- viembre de 1944. Destacado director de cine y escritor cubano. [email protected] www.dedete.cu

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¡NUNCA SABES LO QUE TIENES, HASTA QUE LIMPIAS EL CUARTO!

por JAPE

MI querido amigo Floro, luego de algunos meses de ausencia, según él porque está inmerso en la realización de una serie documental, me ha escrito una misiva en la que me comunica un importante acontecimiento que tendrá lugar en su vida:

«Amigo Jape, en este año que cierra la segunda década del siglo XXI cumplo ocho lustros de rela-ción matrimonial. Realmente no sé bien si son 40 o 30, para mí ha sido un siglo. Lo más notable del hecho es que ya son pocas las parejas que rebasan los 20 años de feliz convivencia y muchas personas me preguntan cómo hemos podido alcanzar esta signifi cativa suma de días, meses y años de vivir el uno para el otro y viceversa.

«Luego de un profundo análisis y estudio de la vida (mi vida, en este caso) y de confrontar con algunos amigos y amigas que han acumulado una notable cantidad de años de relación con su pareja, he logrado concretar algunas premisas que pare-cen ser la fórmula para poder optar por una meda-lla, por un lugar en el podio de la vida matrimonial: oro, plata y bronce; o sea, 50, 25 y ocho años (se-gún corresponda) después del feliz día de la boda. Aclaro que este estudio es unisex, sirve tanto para hombre que para mujeres.

«Trate de que en la casa haya dos televisores. No importa el tamaño ni la marca, lo importante es que ambos se vean y estén en habitaciones di-ferentes de manera que se pueda disfrutar de la novela y el fútbol, o de Tras la huella y la pelota al mismo tiempo.

«Después de los primeros 20 años utilice más a menudo palabras cariñosas y mimos. Mi amor, mi vida, cariño, mi reina, mi rey... No importan si le suenan vacíos o le quedan sobreactuados. Su pa-reja sabe que es mentira, pero en el fondo le gusta escucharlos.

«Monte de vez en cuando alguna escenita de ce-los. No afecta si para ello utiliza a la vecina que es 20 años mayor, o al mandadero que es más feo que Pantera. No cometa nunca el error de usar como pretexto a alguien más joven y atractivo que usted… esto podría despertar pensamientos e in-tereses que no existían. Es importante no extralimi-tarse en el tiempo. Con diez o 15 minutos de celos es sufi ciente.

«Si su pareja le anuncia que se ausentará va-rias horas o varios días del hogar por algún motivo, muéstrese profundamente disgustado, aunque en el fondo esté loco porque se pierda un tiempo. Esta contrariedad no debe exceder las dos horas, luego hágase el tolerante y comprensivo, e incluso ayúde-le a preparar la maleta.

«Si es usted el (o la) que viaja o se aleja por un tiempo, no regrese sin traer algún presente en sus manos. No importa si lo acaba de comprar en la tienda de la esquina o lo encontró en la parada del ómnibus que lo trajo de vuelta a casa. Al entregarlo a su media naranja no olvide las palabras mágicas: “Lo vi y me acordé de ti, por eso lo compré”.

«Cuando la cifra de años de matrimonio rebasa el cuarto de siglo evada el sexo, o al menos há-galo con menor periodicidad. Digamos dos o tres veces… al año. Esto le evitara serias discusiones, trapos sucios y frases hirientes como: ya tú no es-tás para esto, nunca me esperas, lo hiciste para salir del paso, parece que ya no te gusto, mejor te hubieras quedado dormido…».

Mi amigo Floro insiste en que estas son solo algunas recomendaciones. En cuanto al inciso de cero relaciones sexuales con tu pare-ja acota que no puede dar solu-ciones alternativas y concluye diciendo: «A esa edad ya uste-des son bastantes mayorcitos como para saber cómo resolver dicho défi cit, nunca olviden que acumular años de vida matrimo-nial lleva algunos sacrifi cios».

Bodas de oro, plata y bronce

Fernando Pérez Valdés. La Habana, 19 de no-viembre de 1944. Destacado director de cine y escritor cubano.

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