Beverley Jo - Bribones 11 - La Alondra

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Transcript of Beverley Jo - Bribones 11 - La Alondra

La alondra

Jo Beverley

Company of Rogues, 08.La alondraDedicada a mis hermanas, Stella, Marian y Eileen,

porque las hermanas tienen un papel en esta novela

y porque las hermanas son especiales.NDICE

5Captulo 1

11Captulo 2

16Captulo 3

22Captulo 4

27Captulo 5

34Captulo 6

40Captulo 7

46Captulo 8

49Captulo 9

54Captulo 10

59Captulo 11

67Captulo 12

72Captulo 13

79Captulo 14

82Captulo 15

90Captulo 16

95Captulo 17

100Captulo 18

105Captulo 19

111Captulo 20

116Captulo 21

122Captulo 22

126Captulo 23

131Captulo 24

137Captulo 25

140Captulo 26

147Captulo 27

154Captulo 28

159Captulo 29

168Captulo 30

176Captulo 31

185Captulo 32

191Captulo 33

195Captulo 34

204Captulo 35

209Captulo 36

216Captulo 37

220Captulo 38

227Captulo 39

230Captulo 40

235Captulo 41

242Captulo 42

249Captulo 43

254Captulo 44

263Captulo 45

275Nota de la autora

278RESEA BIBLIOGRFICA

Captulo 1

The Berkshire Informer, 7 de octubre de 1816Celebramos el retorno de Johnny Tring, que se perdi en el mar hace seis aos, dejando desesperados a sus familiares. Gracias al inmenso podero de la Armada de Su Majestad y la valenta de los marinos britnicos, l, junto con casi dos mil infelices almas cristianas, ha sido liberado del espantoso cautiverio en manos de los crueles corsarios mahometanos de Argel. La mayora de estos desventurados procedan de clidos pases mediterrneos. Cun inmensa debe de ser la gratitud de Tring a Aquel que est en las alturas por haber sido devuelto al fresco y verde Elseo de Berkshire.

Ms bien una desagradable sacudida para el organismo, pens Laura Gardeyne, arrebujndose ms el chal de lana. El esquivo sol acababa de esconderse nuevamente detrs de las nubes y una fresca brisa agitaba las pginas del diario y las moribundas hojas del roble bajo el cual se encontraba el banco en que estaba sentada.

De todos modos, ser liberado de cautiverio y esclavitud deba alegrar cualquier corazn.

Mam dijo Harry, su hijo de tres aos, corriendo hacia ella, me das la pelota?

Tal como un hijo debe alegrar cualquier corazn, pens. Sonrindole le pas la pelota y una bolsa de lona.

Por qu no le pides a Nan que construya una torre con tus bloques? As podrs intentar echarla abajo con la pelota.

l volvi corriendo hasta su niera, todo un robusto manojo de energa con sus pantalones caqui y una chaqueta azul corta. Libre, como son libres siempre los nios felices; como rara vez lo son los adultos.

Contempl ese pequeo trozo del Elseo. El parque de la casa Caldfort, en su estilo natural, era hermoso incluso en un da nublado. La hierba que cubra todo el terreno desde la casa hasta el ro Cald se mantena siempre corta, gracias a las ovejas que pacan all, y estaba salpicado aqu y all por majestuosos y viejos rboles.

La casa se ergua en una elevacin de terreno, cuadrada, blanca y majestuosa, la imagen misma de una casa de campo moderna.

Cmo era lo que escribi Lovelace?

Los muros de piedra no hacen una prisin,

ni las rejas de hierro una jaula.

Las mentes inocentes y reposadas

toman eso por una ermita.

Poda ser a la inversa tambin; un paraje idlico puede ser un espantoso cautiverio. En realidad, recordaba de dnde provena la expresin espantoso cautiverio; de Robert Burns, el poeta escocs: Aqu en este espantoso cautiverio debo despertar y llorar.

La risa de su hijo interrumpi sus pensamientos y la sac de su melancola potica. Esta no estaba en absoluto en su naturaleza y, comparada con la mayora, era una mujer afortunada. Estaba viuda, cierto, pero esa tristeza ya tena casi un ao, y contaba con una muy buena pensin que le permita no temer nunca la pobreza.

Y tena a Harry, la alegra de su vida.

Lo observ lanzar otra vez la pelota roja de piel y echar abajo la mitad de los bloques. Estaba desarrollando buena puntera, para ser un nio de tres aos, pero claro, su padre era sobresaliente en todo tipo de deportes. Harry slo tena de ella los rizos oscuros; en todo lo dems era un Gardeyne puro: mentn cuadrado, ojos castaos, como el pelo, y todo en l indicaba que sera alto y fornido.

Con el siguiente lanzamiento el pequeo hizo volar el resto de la torre. Laura dej a un lado el diario y aplaudi.

Muy bien, Harry! Muy bien!

l corri hasta ella para recibir un abrazo y luego volvi a lanzar la pelota a la torre reconstruida. La pelota slo golpe una esquina, pero el sonido que hizo fue como una explosin. El nio volvi corriendo hacia ella.

Mam! Mam!

Laura lo cogi en brazos, pensando Un trueno?.

Pero los grajos haban levantado el vuelo hacia el cielo gris graznando.

El sonido fue el de un disparo!

Laura comprendi al instante lo que haba ocurrido, pero continu abrazando a su hijo:

No te asustes, Minnow. Slo es tu to Jack que anda disfrutando de la caza.

La niera lleg hasta ellos.

Me llevo a casa al seorito Harry, seora?

No, no. El reverendo Gardeyne no apuntara jams su arma cerca de nosotros, y Harry lo est pasando muy bien, verdad, cario?

Pasado un instante de vacilacin, Harry asinti, se baj de su falda y volvi a su juego.

Con la habilidad conseguida a duras penas, Laura mantuvo una leve sonrisa en la cara, lo observ un momento y luego dej vagar la mirada hacia el sotobosque que se extenda entre la casa y el pueblo Cald de St. Edwin. El disparo haba venido de ah, pero el bosque no le ofreci ms informacin. Los grajos haban vuelto a posarse en las ramas y no haba nada ms que ver.

Sin duda haba dicho la verdad; su cuado no apuntara despreocupadamente su arma. Jack Gardeyne era el cura de dos parroquias, la de St. Edwin y la de St. Mark, y buen prroco. Pero como para todos los Gardeyne, cazar, disparar y pescar eran las verdaderas alegras de la vida.

En sus cinco aos de matrimonio, ella se haba acostumbrado a vivir entre perros, caballos y armas de fuego. Las armas no la haban preocupado hasta haca muy poco; hasta que comenz a sospechar que al reverendo Jack Gardeyne le gustara ver muerto a Harry.

Sinti bajar unas gotitas de sudor por el espinazo. Intent, como haca siempre, convencerse de que ningn hombre, y mucho menos un cura, le deseara mal a su inocente sobrino. Ni siquiera en el caso de que el nio se interpusiera entre l y un ttulo, una fortuna y toda la caza, disparos y pesca que pudiera desear.

Pero no se convenca y no poda dejar de estar atenta a Harry mientras jugaba, como si vigilndolo pudiera evitar un desastre. Pero nadie puede vigilar a un nio todo el tiempo, y cuando se hiciera mayor sera imposible. A un nio hay que permitirle explorar y tener aventuras, pero tal como estaban las cosas en esos momentos, no saba si podra soportar tenerlo fuera de su vista.

Observ que lanzaba la pelota de cualquier manera, sin ningn tino, y se senta frustrado. Era la hora de su siesta yInterrumpiendo sus pensamientos, se levant de un salto y ech a correr.

Harry haba lanzado la pelota de tal forma que Nan no logr cogerla, e iba rodando hacia el ro, y l corriendo detrs. Pero no fue eso lo que la alarm, sino ver que del bosque haba salido un perro negro con la misma intencin.

El perro lleg primero a la pelota y la cogi entre sus afilados dientes. Harry ya se haba dado media vuelta y vena corriendo en busca de seguridad; hacia ella. Lo cogi en los brazos y lo mantuvo abrazado, susurrndole palabras tranquilizadoras que casi ni ella oa, por lo retumbante que tena el corazn.

No seas cobarde, Harry! Bouncer no te har ningn dao.

Laura mir por encima de la cabeza del nio hacia el lugar de donde provena esa sonora voz. Jack Gardeyne vena caminando hacia ellos, con una alegre sonrisa en la cara.

Cmo podra alguien verlo como un monstruo? Era un hombre rollizo, de talle gordo, pero alto, como todos los Gardeyne, y todo l rezumaba vigor y afabilidad. Llevaba un arma bajo el brazo, pero apuntada al suelo.

Con su ropa informal de campo se vea todo lo inofensivo que se podra ver, pero con la mano libre llevaba cogidas las patas de un faisn muerto, con la cabeza lacia arrastrndose por la hierba. Laura no les tena asco a los animales muertos, pero en ese momento ver ese cadver la hizo estremecerse.

Tu to tiene razn, cario dijo, disimulando la tensin. Su perro no te har dao.

Eso lo dijo ms dirigido a Jack que a su hijo. Cuando lleg Nan corriendo, pas ante Harry, camin hasta el perro y cogi la pelota.

Sultala, Bouncer!El perro gru.

Aunque la atenaz el miedo por dentro, Laura no solt la pelota. Quera que Jack supiera que no slo estaba ante un nio pequeo sino tambin ante ella. Lo mir, exigindole.

A l se le desvaneci un poco la sonrisa.

Bouncer, sultala! Aqu!

El perro solt la pelota y fue a ponerse al lado de su amo, jadeante. Tal vez fue su imaginacin, pero le pareci ver una sonrisa burlona en la expresin del animal.

Jack movi la cabeza de un lado a otro.

Laura, querida ma, me permites sugerir que tal vez eres sobreprotectora con Harry?

l haba adoptado ltimamente esa actitud, tratando de modos sutiles de separarla de su hijo, y tema que poco a poco estuviera logrando poner a su padre, lord Caldfort, de su parte.

Slo tiene tres aos, Jack dijo, secando la pelota con su pauelo. Ya habr tiempo para endurecerlo despus. Y le devolvi el ataque: Me sorprende verte fuera. Supimos que Emma haba comenzado las labores del parto.

Un hombre no puede hacer nada ah dijo l. De hecho, es un estorbo. Ya he pasado tres veces por esto, recuerda.

Pero espero que todo est yendo bien.

Eso dijo la comadrona. Esta vez esperamos un nio, lgicamente. Padre estar complacido. Siempre es bueno tener uno de repuesto adems del heredero.

A Laura se le oprimi la garganta, pero lo mir directamente a su alegre cara.

S, eso sin duda, aunque es improbable que le ocurra algo a Harry, verdad? Ahora los nios no mueren con tanta frecuencia como antes.

Alabado sea Dios! Pero de todos modos, su divina voluntad se lleva a algunos inocentes. Los hombres sabios rezan por lo mejor pero se preparan para la desgracia. Inclin la cabeza. Buen da tengas, hermana. Ir a ver cmo est padre y de ah me ir a casa.

Ella se qued mirndolo caminar hacia la casa, con la cabeza del faisn muerto arrastrndose por la hierba, tratando de convencerse de que la amenaza slo estaba en su imaginacin.

Jack Gardeyne era un hombre de Dios, y un prroco bastante bueno a su manera. Celebraba los servicios religiosos con responsabilidad, predicaba excelentes sermones y organizaba la atencin y cuidado de los menos afortunados de las dos parroquias. Era un buen padre y un marido amable. En realidad, daba la impresin de que quera ms a su Emma de lo que Hal la haba querido a ella una vez que se apag el primer entusiasmo de su matrimonio.

Mir hacia Harry y vio que estaba flccido en los brazos de Nan, con la cabeza apoyada en su hombro.

Es hora de entrar, Minnow dijo, como si no hubiera ocurrido nada fuera de lo comn.

Se agach a recoger los bloques y la pelota, deseando que Jack no fuera caminando hacia la casa. No deseaba otro encuentro con l.

Exhal un suspiro. Jack era considerado al visitar a su achacoso padre con tanta frecuencia para hablar con l, jugar a las cartas y tal vez rer de chistes picantes masculinos. Ella hubiera hecho eso mismo, incluido lo de los chistes, pero a lord Caldfort no le gustaba la conversacin de las mujeres. Tambin crea que las mujeres no deben apostar jams, y slo le gustaba jugar a las cartas apostando dinero.

Se enderez y tir del cordn para cerrar la bolsa.

Lord Caldfort no era un hombre con el que resultara fcil vivir, pero intentaba ser comprensiva. Al haber sido un hombre activo la mayor parte de su vida, convertirse en un invlido lo agri. Y fue particularmente amargo que la salud se le estropeara justo cuando cambi su fortuna, al heredar el ttulo y las propiedades de su hermano.

Eran una familia desafortunada los Gardeyne. Su suegro hered el ttulo debido a que el nico hijo de su hermano muri ahogado en el Mediterrneo. Y haca casi un ao muri su propio hijo mayor, Hal, su marido, a los treinta y dos aos.

Pero esa mala suerte no continuara en su hijo; eso ella se lo haba jurado a s misma.

Recogi el diario, mir alrededor para comprobar que no se dejaba nada y ech a andar delante de Nan en direccin a la pendiente para subir a la casa.

En otro tiempo haba encontrado encantadora la casa Caldfort. No era grande, lo cual era parte de su encanto para ella, pues se haba criado en una casa modesta. Construida haca slo cincuenta aos, estaba diseada a la perfeccin como casa particular de una familia, con algunas habitaciones para alojar bien a ocasionales huspedes. De proporciones elegantes, tena muchas ventanas grandes que dejaban entrar la luz.

S, le haba gustado esa casa cuando sus ocasionales visitas haban sido un descanso de la agitada vida en el mundo elegante. Pero estar clavada ah para siempre con el amargado lord Caldfort y la extraa lady Caldfort era otra historia totalmente distinta. Y si a eso le sumaba Jack y sus macabras sospechas respecto a l, la casa le resultaba tan atractiva como una celda en la Torre de Londres.

Deseosa del consuelo de tener a su hijo en los brazos, le entreg las cosas a Nan y lo cogi. Harry tena metido el pulgar en la boca, pero ni siquiera intent quitrselo. l slo haca eso cuando estaba perturbado y cansado.

Era un nio dulce, confiado, lo ms precioso del mundo. A ella le corresponda criarlo. A ella le corresponda protegerlo. Aun cuando a veces sus miedos le parecan insensatos, no poda permitirse desentenderse de ellos. Jams se perdonara si a Harry le ocurra algo que ella podra haber impedido.

Cuanto ms se acercaban a la casa, ms lentos se le hacan los pasos. Normalmente no se permita entregarse a intiles pesares, pero en ese momento los tena instalados en ella. El da de su boda se sinti bendecida por los dioses, pero no encontr verdadera felicidad en su matrimonio, y ahora vea negro su futuro.

Slo tena veinticuatro aos, y se senta tan prisionera como si realmente estuviera en la Torre.

Lord Caldfort insisti, con cierta justificacin, en que su heredero se criara en esa casa. Le permita llevrselo con ella cuando iba a ver a su familia, pero en visitas muy cortas. A ella no le limitaban las salidas, pero cmo podra dejar ah a Harry, aunque slo fuera unos das, preocupada como estaba por su seguridad?

Enderez los hombros y entr en la casa; su prisin, hasta que su hijo tuviera edad para cuidar de s mismo.

Captulo 2

Mientras atravesaban el vestbulo embaldosado de mrmol, Harry emiti un sonido parecido a un hipo, como si fuera a echarse a llorar. Laura lo cambi ligeramente de posicin para verlo; estaba profundamente dormido. Le roz suavemente la frente con los labios.

Habra detectado algo malo en Jack? Se deca que los nios y los animales tienen una sensibilidad especial, y Harry nunca le haba tomado simpata a su to. Pero no deba construir monstruos de la nada, se dijo. Un perro gruendo asustara a cualquier nio.

Qu le pasa ahora?

Sobresaltada, Laura levant la vista y vio a lord Caldfort, todo hinchado, jadeante, y apoyado en su bastn, en la puerta abierta de su despacho.

Nada, seor. Slo est cansado.

Jack dijo que huy de su perro, chillando.

El perro le gru, seor.

Lo mimas demasiado! Jack tiene razn. El muchacho debera pasar un tiempo con l. Para aprender costumbres masculinas.

Laura procur disimular el miedo para que no se le notara en la cara.

Excelente idea dijo alegremente. Pero an es muy pequeo, no le parece? Se beneficiara mucho de su atencin, seor, si usted se sintiera capaz de drsela. Usted ha criado a dos magnficos hijos, as que sabe cmo hacerlo.

Eso era adulacin descarada, pero l asinti, e incluso se pavone un poco.

Podras tener cierta razn, querida ma. Ahora no estoy en forma para actividades al aire libre, pero pasar un poco de tiempo con el muchacho, para ensearle cmo son las cosas.

Laura le dio las gracias, le hizo una reverencia y se dirigi a la escalera, con la esperanza de que su sugerencia hubiera quitado filo a la impresin dada por Jack. El problema es que era totalmente sensato que un to ocupara el lugar de su hermano en la orientacin de su hijo. En otras circunstancias ella misma lo habra sugerido.

Subi la escalera rogando que todo fuera bien en el parto de la mujer de Jack. Ella se haba ofrecido para acompaarla, pero Emma rechaz amablemente el ofrecimiento. Recordando su propia experiencia, a ella no la sorprendi. Entre ella y Emma haba un trato cordial, pero eran muy diferentes para ser amigas. En un momento como ese, una mujer desea estar acompaada por personas con las que se sienta a gusto y en armona.

Saba que Emma deseaba un hijo varn tanto como Jack, pero cuando entr en la sala cuna y le pas el nio dormido a Nan, rog que Emma diera a luz a otra nia. Si haba algn fundamento en sus sospechas, que Jack tuviera un hijo podra ser desastroso.

Esa oracin no fue oda. Cuando esa tarde baj para la cena temprana, encontr a Jack con su suegro y los dos estaban sonriendo de oreja a oreja.

Jack le puso una copa de clarete en la mano y lord Caldfort levant la suya.

Un brindis, querida ma! A la salud de Henry Jack Gardeyne!

Laura se qued inmvil, paralizada, con la copa en los labios. Era la tradicin familiar llamar Henry a los hijos primognitos, pero era como si ya estuvieran preparando a un sustituto para Harry.

Jack le sonri.

Si no te opones, Laura, queremos llamarlo Hal.

No, claro que no dijo ella, y logr esbozar una sonrisa. Felicitaciones.

Estaba a punto de preguntar por Emma cuando entr lady Caldfort, flaca y despistada como siempre. Se qued mirando el espacio cuando le dieron la noticia, como si se hubiera olvidado de que su nuera estaba a punto de dar a luz, y luego dijo:

Qu comodidad. Un heredero por si el otro se muere.

Incluso los dos hombres se sorprendieron ante esa franca declaracin de la verdad, pero todos estaban acostumbrados al estilo de lady Caldfort; tenda a decir lo que otros no decan por discrecin.

Laura lament no haber estado mirando a Jack; podra haberse enterado de algo por su reaccin.

Lady Caldfort era una mujer flaca, angulosa, fra, que tena muy poco inters en los dems y ninguna facilidad para tratar con las personas. Al parecer, el comandante John Gardeyne, lo que era lord Gardeyne en esa poca, se cas con ella por su dinero.

Su nico inters en la vida eran los insectos, que coleccionaba y pona en cajas con tapas de cristal, como para exhibirlos. Eso no tena nada de inslito, pero lady Gardeyne guardaba las cajas en rimeros en un cuarto y jams los exhiba. A Laura le preocupaba que algn da su suegra se volviera totalmente loca y a ella le tocara cuidarla.

No es hora de comer? pregunt lady Gardeyne y se dirigi al comedor, aun cuando no haban anunciado la cena.

Mirndose entre ellos, Laura y los dos hombres la siguieron.

Tan pronto como estuvieron sentados, lord Caldfort y Jack comenzaron a hablar de asuntos de la propiedad. Ella, como madre de Harry, tena inters en saber cosas de la propiedad que sera de su hijo en el futuro. Puso atencin, como siempre, reuniendo conocimientos. Finalmente la conversacin pas a detalles de los deportes favoritos de los hombres de la familia, y entonces desvi la vista.

Vio que lady Caldfort estaba mirando ceuda la vela ms cercana. Podra estar enfadada porque no tena la comida delante, pero igual podra estar cavilando sobre algn problema de entomologa. Saba que cualquier intento de entablar conversacin con ella sera intil. Ya era una veterana, despus de cientos de comidas exactamente iguales a esa, con la excepcin de que cuando Jack no estaba ah, generalmente no haba conversacin. De todos modos, se esperaba que ella asistiera.

A cuntas cenas de esas haba asistido?

Once meses desde la muerte de Hal; eso hara unas trescientas treinta.

Despus del nacimiento de Harry haba pasado por lo menos la mitad del ao ah, porque tanto Hal como su padre objetaban que ella lo mantuviera lejos mucho tiempo, y a ella le gustaba estar con su hijo. Haba disfrutado haciendo visitas a Londres, Brighton y otros lugares de moda, pero sacrificaba feliz su tiempo para estar con ellos durante las temporadas de caza.

Hal se haba quedado all acompandola ms o menos la mitad de ese tiempo, una cuarta parte del ao; sentado frente a ella, mirndola con esa expresin que deca que ya estaba pensando en retirarse pronto al dormitorio para dedicarse a su otro deporte favorito.

Al pensar en ese deporte se le tens todo el cuerpo, como un estmago hambriento. Apart la mente de esos placeres perdidos.

Hacer clculos; ese era su antdoto para la lujuria.

Dos aos y cinco meses desde el nacimiento de Harry hasta la muerte de Hal: 2 por 365, ms (alrededor de) 150, igual 880. Haba estado ah sin Hal ms o menos un cuarto de esas veces: 220.

Ms las 330 desde la muerte de Hal: 550.

No, ms an, porque Hal la dej all sola durante gran parte de su embarazo. Le toc justo en la mejor temporada de caza. A ella no le import. Su hermana Juliet vino a acompaarla los ltimos meses y despus lleg su madre. Las Watcombe eran un potente remedio para la agrura y la tristeza.

Tal vez podra aadir 50 para redondearlo a 600.

Seiscientas de esas cenas, y miles por venir. Tal vez se convertira en una mujer tan excntrica como lady Caldfort, slo que su excentricidad consistira en comer en su habitacin con un buen libro o el diario. Qu grado de locura tendra que aparentar para salirse con la suya en eso?

Lady Caldfort comenz a golpear la mesa con la cuchara.

Dnde est la comida? Por qu no hay servicio en esta casa? Unos vagos, eso es lo que son todos!

Entr Thomas, el lacayo, en la sala.

Ahora viene, milady. Slo faltan unos minutos dijo, y sali precipitadamente.

Lady Caldfort continu golpeando con la cuchara, con una expresin tan agresiva que Laura temi que estuviera pensando en algn acto de violencia.

Qutale esa maldita cuchara le gru lord Caldfort.

Laura alarg la mano para quitrsela, agradeciendo que l bramara al mismo tiempo:

Djate de tonteras, Cecy!

Lady Caldfort entreg la cuchara, pero continu ceuda.

Sirve el vino, Jack le orden lord Caldfort.

Jack se levant a llenar las copas con vino tinto. Lady Caldfort bebi un trago largo y al parecer eso la apacigu. Laura trat de sentir compasin por ella, ya que haba soportado a los Gardeyne mucho ms tiempo que ella, pero le result difcil. Esa mujer era una absoluta egosta.

De tal madre tal hijo?, pens, porque Hal haba sido muy egosta en el fondo. A diferencia de su madre, haba tenido buena apariencia y una especie de jovialidad que poda pasar por generoso encanto, pero por debajo Afortunadamente, s haba sido generoso en la cama, porque lo enorgulleca dar placer a una mujer. Ese era el deber de un caballero, afirmaba, pero ella sospechaba que si hubiera sido difcil de complacer, l la habra descuidado. Por suerte para su matrimonio, no haba sido en absoluto difcil de complacer.

Lo ms extrao es que slo se hubiera quedado embarazada una vez.

No, no pienses en los placeres del matrimonio. Multiplica el nmero de copas por el nmero de platos. A eso smale el nmero de velas que hay en el candelabro.

Afortunadamente, entraron por fin los criados con las fuentes.

Ya era hora! ladr lady Gardeyne, levantando la tapa de la fuente ms cercana y sirvindose sopa en su plato.

Laura le sonri a la criada que le present la sopera y le dio las gracias. Era una verdadera suerte que Caldfort tuviera un ama de llaves competente y paciente en la seora Moorside, que acuda a ella en lugar de a lady Caldfort cuando surga algn problema. La sopa, como siempre, era excelente. Una buena cocinera era otra ventaja y ella procuraba no olvidar ninguna de las cosas buenas que tena.

Era partidaria de que la persona se responsabilice de sus actos. Ella se cas con Hal Gardeyne por su propia voluntad, considerndose la mujer ms afortunada de Dorset. Y durante los primeros aos se habra descrito como una esposa feliz.

Ella se haba hecho la cama y ahora deba aceptarlo, y as lo hara, con la mejor voluntad posible. Incluso se sentira contenta, si pudiera estar segura de que Harry estaba a salvo.

Una pistola, pens de repente. Tener un arma le sera muy til.

Pensando en eso, le result grata la pronta y brusca salida de lady Caldfort del comedor. Sali tras ella, aun cuando nadie pensara que las damas fueran a reunirse en el saln a tomar t. Lady Caldfort se dirigi pisando fuerte hacia la escalera para subir a sus aposentos. Laura cogi una de las velas de recambio, la encendi en el fuego del hogar del vestbulo, y se dirigi a la parte de atrs de la casa, a la sala de armas.

Hal le haba enseado a disparar. Para l eso haba sido una diversin mientras estaban viviendo sosegadamente en esa casa, y ella tambin se haba divertido con las clases, hasta que l intent convencerla de que le disparara a un conejo. Ella se neg, por lo que l, fastidiado, dej de darle clases.

De todos modos, saba cargar y cebar un arma de fuego, y las de Hal estaban guardadas en la sala de armas, esperando el da en que Harry tuviera edad para usarlas. Esplndidas armas de caza, pistolas de duelo muy ornamentadas, letales y prcticas pistolas grandes para jinetes. Pero la que a ella le interesaba era una ms pequea que l siempre llevaba en el bolsillo cuando sala por la noche.

Cuando entr en la sala no pudo evitar una mueca de disgusto. El anterior lord Caldfort se haba aficionado al nuevo arte de la taxidermia, con el fin de conservar sus trofeos de caza. Sobre la puerta colgaba la cabeza de un ciervo, y encima de los armarios haba tres zorros, uno con un pollo en el hocico; desde las paredes la miraban diversas aves de presa. Era de suponer que todos los animales estaban bien disecados, pero ella siempre tena la impresin de que la sala ola a pudricin.

Dej atrs rpidamente los armeros con armas grandes y pos la vela sobre una superficie para abrir el cajn donde se guardaban las pistolas de Hal.

Estaba vaco.

Con el ceo fruncido abri el cajn de la izquierda; ah estaban las pistolas de lord Caldfort. El de la derecha contena armas viejas, guardadas solamente por su valor como curiosidades. Cerr lentamente ese cajn, pensando que ya saba dnde estaban las pistolas de Hal.

Jack las haba cogido.

Mir a un halcn con ojos de vidrio. Nuevamente, eso no era indiscutiblemente sospechoso. Las armas de Hal eran las mejores que se podan comprar, y si su hermano deseaba usarlas hasta que su hijo tuviera la edad, por qu no?

Pero ella lo sinti como una intensificacin de la amenaza. Consider la posibilidad de coger una de las pistolas de lord Caldfort, pero al final neg con la cabeza. Si la descubran, qu explicacin dara? En cuanto a la pistola de Hal, su intencin haba sido decir que quera que Harry se acostumbrara a ella, descargada, lgicamente.

Las armas ms grandes no seran de ninguna utilidad para ella. Tena las manos pequeas y en realidad nunca fue capaz de manejar las pistolas normales de Hal; slo la ms pequea.

Cogi la vela y sali de la sala, tan desarmada como antes.

Captulo 3

Esa noche Laura no durmi bien, an cuando intent una y otra vez convencerse de que las amenazas slo eran un producto de su imaginacin. El da siguiente le trajo una alegra, en la forma de una larga carta de Juliet. Despus de comprobar que Harry estaba seguro en la sala de los nios, se llev la carta a su salita de estar, para disfrutarla.

Uno de los beneficios de haberse casado con Hal fue que pudo introducir a su hermana menor en la sociedad de Londres. Su familia perteneca a la pequea aristocracia rural del condado, de muy poca importancia. Su abuelo haba sido granjero, con una pequea propiedad, hasta que hizo su transicin a granjero caballero. Hal Gardeyne, heredero de un vizcondado, haba sido un excelente partido.

En Londres, con su belleza y naturaleza afectuosa, su hermana, Juliet, conquist tambin a un hombre de excelente familia. Tuvo que esperar dos aos para casarse, hasta que Robert Fancourt se elev lo bastante en su trabajo de funcionario del gobierno para mantener a una esposa, pero a Juliet no le import. Ese pensamiento ocupaba la mente de Laura de tanto en tanto, pero ya no serva de nada preocuparse por cosas del pasado.

Juliet era feliz, sin duda alguna. Adoraba a su Robert y le encantaba vivir la mayor parte del ao en Londres.

Muy pronto se sinti relajada y estuvo sonriendo, con los cotilleos sociales y las historias de idas y venidas. Ah en Caldfort era fcil olvidar que en otras partes sigue la diversin y el regocijo, incluso en octubre.

Los elegantes de Londres estaran sosegados, pero estaba claro que Juliet encontraba muchas cosas para mantenerse ocupada. La actividad y el bullicio casi desbordaban la pgina como un aroma, dejndola sin aliento por el deseo de estar all.

Levant la vista para mirar el apacible campo. Sin duda era frivolidad, pero ah, estar en la ciudad Pasear por los parques, ir de compras, al teatro, a exposiciones, con animada compaa, y el puro placer de estar con su hermana favorita.

Sacudi la cabeza para quitarse esa racha de melancola, y pas a la siguiente pgina. Juliet nunca intentaba economizar papel escribiendo en los mrgenes.

Te imaginas a quin trajo Robert a cenar no hace mucho? A sir Stephen Ball! Pregunt por ti.

Ah? Laura sinti una sensacin extraa, como si algo le hubiera tironeado las entraas.

S que slo era tu amigo, como un hermano, pero yo pensaba que t y l podrais formar pareja. Antes que apareciera Hal, claro.

Cuntas otras personas habran pensado lo mismo?, pens. A ella no se le pas jams la idea por la cabeza, hasta el da en que Stephen le propuso matrimonio de forma tan incorrecta; ella ya estaba comprometida con Hal. Qu habra tenido que hacer?

No debera haberse redo, eso s.

Volvi la atencin a la carta, a la escritura que le pareci ligeramente borrosa.

Yo me enamor un poco de l. Lo recuerdas como Valancourt, esa vez que hicisteis una obra de teatro de Udolfo? Rubio y heroico, combustible para sueos romnticos. l no poda tener ms de diecisiete aos, pero a los trece, diecisiete es mucha edad.

Ella haba llegado a la fabulosa edad de quince aos cuando representaron esa obra, pero para ella tambin diecisiete aos era mucha edad. Stephen era uno de esos chicos que maduran pronto, tal vez debido a su seria atencin a sus estudios y a los asuntos de poltica y leyes. Pero nunca, jams, haba sido aburrido. Recordaba cuando estuvo trabajando semanas con l, durante sus vacaciones de verano de Harrow, convirtiendo la novela dramtica en una obra de teatro corta. El recuerdo que tena en esos momentos era de desafo y de fascinante entusiasmo, y sin embargo haca aos que no pensaba en eso.

Qu raro. Lo habra borrado intencionadamente de su memoria?

Representar la obra fue una emocin fascinante tambin, aunque de otro tipo. Ella tena el papel de Emily y l el de Valancourt. Osadamente introdujeron un beso, y ella estuvo a punto de desmayarse de azoramiento cuando se tocaron los labios, los dos tiesos, delante del pblico, formado por familiares y amigos de l y de ella.

Ahora se rea al recordarlo, pero qu derecho tena Stephen a preguntar por ella? La amistad entre ellos qued empaada por la proposicin de l, y despus acab del todo cuando l le colg cruelmente el apodo lady Alondra. En esos seis aos casi no se haban encontrado ni hablado.

Lady Alondra. Segua sin entender cmo pudo ser tan cruel.

Despus de la boda se fueron directamente a Londres, y al instante ella se convirti en todo un acontecimiento social. Le encantaba ser la hermosa seora de Hal Gardeyne, que pronto se convirti en La Belle Laura. Algo muy embriagador a los dieciocho aos, aunque crea que no se puso insufrible.

Entonces, de pronto alguien, que segn el rumor fue el propio Brummell, convirti el apodo La Belle Laura en Labellelle; simplemente significaba la Bella L, pero esa palabra nica le pareci misteriosa y sofisticada, todo lo que ella ansiaba ser.

Y luego, de la noche a la maana, se convirti en lady Alondra.

Todos encontraron encantador el apodo, y perfecto para ella, y por lo tanto, as qued.

Ella lo odiaba.

La gente supona que ella tena una hermosa voz para cantar, y no la tena, pero el verdadero problema era el otro significado. De la noche a la maana haba pasado de ser la misteriosa y sofisticada Labellelle a ser una chica casquivana e inmadura, porque en la armada usaban el trmino coloquial alondrear, en el sentido de ir de juerga, para referirse a las peligrosas acrobacias que realizaban los muchachos temerarios e irresponsables en lo alto de los mstiles, para divertirse.

Cuando oy el rumor de que Stephen la haba apodado as en una reunin de borrachos, comprendi que era cierto, y que era cruel, porque alondra tena un significado especial para ellos. Un significado relacionado con esa absurda y vergonzosa proposicin de matrimonio que le hizo l una vez.

En el mismo instante haba comprendido que no debera haberse redo de su proposicin, que lo haba herido, lo cual no era en absoluto su intencin. l se alej bruscamente y se march del lugar, y no volvi a verlo hasta despus de su boda, por lo que no tuvo ocasin de pedirle disculpas y hacer las paces. Ella comprenda su pena, pero de todos modos no fue algo tan grave como para que l se vengara tan cruelmente.

Todo eso ya era cosa del pasado, todo, pero si Stephen haba preguntado por ella, le gustara saber por qu motivo. Deca algo Juliet acerca de eso?

Se est labrando un porvenir en el Parlamento, sabes? Es un orador brillante, dice Robert, aunque yo no le he odo. Estar sentada en la galera para visitantes no es mi idea de diversin, por muy de moda que est. Robert dice que podran ofrecerle un puesto en el ministerio. Y slo tiene veintisis aos. Eso causar todo un revuelo, no crees? Contina soltero, lo que tal vez no es sorprendente pues todava es joven.

Es dos aos mayor que yo, pens Laura, pasando rpidamente la vista por las alabanzas a las nobles causas y dichos sentenciosos de Stephen, de sus perspectivas de llegar a ser primer ministro, por el amor de Dios.

Imagnate! Claro que Pitt fue miembro del Parlamento a los veintids y primer ministro a los veinticuatro, lo cual convierte a Stephen en todo un haragn. Desde mi punto de vista maduro, no me sorprende que no te casaras con l. Es tan inteligente que da miedo, por supuesto, y puede ser terriblemente ingenioso, pero lo encuentro amedrentador. Me sent casi obligada a mantener la boca cerrada durante toda la cena. Yo! Te lo imaginas?

No.

Y hablando de las ventajas polticas, que era de lo que estaba hablando, queridsima, si retrocedes unas cuantas lneas, vers que Robert ha ido a Dinamarca en una misin, que segn l tendr ese efecto, por lo tanto ir a pasar unas cuantas semanas en casa. Sera posible que te reunieras conmigo ah? Tengo muchsimas ganas de volver a veros, a ti y al pequeo Harry. Yo ira a verte, pero, con toda sinceridad, Caldfort me produce repels.Laura dej la carta en la falda.

Ir a casa?

Por qu no?, pens al instante.

No vea a Juliet desde la boda, haca seis meses. Tampoco haba estado en casa desde entonces. Se levant, doblando la carta. Una sonrisa ya jugueteaba en sus labios.

Una semana lejos de ah! Sera como estar en un paraso, y le servira para poner las cosas en su sitio. Tal vez comprendera que su miedo por Jack era de novela gtica y, ms importante an, en la bulliciosa casa de sus padres en otro condado, Harry estara totalmente seguro.

Impaciente por dejar eso acordado, baj a toda prisa y golpe la puerta del despacho de su suegro. Silencio. Volvi a golpear, pensando que si comenzaba a hacer sus preparativos inmediatamente podran marcharse al da siguiente.

Maana!

No hubo respuesta.Mir ceuda los paneles de la puerta. Lord Caldfort viva entre su despacho y su dormitorio, que estaba al otro lado del vestbulo. Prefera estar en su despacho durante el da, aunque se retiraba a acostarse si le vena alguno de sus ataques de dolor. No poda ir a molestarlo a su dormitorio.

Se dio media vuelta para alejarse cuando oy un dbil Adelante.

Se apresur a entrar, pensando que l podra estar indispuesto. En realidad, aunque se hallaba sentado ante su escritorio y tena delante la correspondencia recibida ese da, se vea ms plido que de costumbre.

Le pasa algo, seor? Necesita su tnico?

No me pasa nada fuera de lo normal. Qu deseas? Perturbar mi paz. Siempre est todo el mundo interrumpiendo mi paz.

Laura dej de lado su preocupacin. l no vacilara en llamar al mdico si se senta muy mal. Hizo su peticin, deseando que su malhumor no se lo pusiera difcil.

l la sorprendi.

Ir a Merrymead, eh? Bien, por qu no? Hace seis meses o ms que no has estado ah. Cundo deseas marcharte?

Eso era algo ms de entusiasmo de lo que estaba acostumbrada, pero no se poda quejar, lgicamente.

No veo ningn motivo para esperar unos das. Parece que estamos en una racha de tiempo seco. Me gustara irme maana, si eso es aceptable.

Nuevamente, l no puso ninguna objecin.

Por supuesto, querida ma. Y bien que podras estar un tiempo ms largo esta vez, no te parece? Un mes o algo as, eh?

Laura lo mir sorprendida y estuvo a punto de protestar por la sorpresa. Dominando esa locura, asinti al instante.

Gracias, seor dijo, hizo su reverencia y se apresur a salir, no fuera que l cambiara de opinin.

Cuando lleg al vestbulo se detuvo, pensando si debera enviar a llamar al mdico de todos modos; lord Caldfort tena un aspecto que no era el habitual. Pero, dicindose que a caballo regalado no se le mira el diente, subi a toda prisa para dar las rdenes sobre los preparativos para el viaje. Solamente despus de haber hecho eso, se permiti volver la atencin al misterio.

Se retir a su cuarto de estar, con el entrecejo fruncido, asombrada por la sugerencia de su suegro de que estuvieran ausentes todo un mes.

Es que no quera tener nada que ver con Harry ahora que haba otro Gardeyne para heredar? Eso no tena ningn sentido. Harry tambin era un Gardeyne. Por qu lord Caldfort iba a favorecer ms a un nieto que a otro? Siempre le haba tenido afecto a Harry, a su manera despreocupada.

Sera simplemente que la existencia de un heredero alternativo significaba que poda tener al otro fuera de su vista? Eso a ella le vendra muy bien, pero no lo encontraba racional. Los bebs son criaturas delicadas, en especial los primeros das. Cuantos ms das vive un nio, ms posibilidades tiene de sobrevivir.

Eso le record que an no haba visitado a su cuada y que deba ir a verla antes de marcharse. Se puso una chaquetilla de abrigo, y entonces record a Harry.

Jack podra entrar a hurtadillas en la casa yVamos, qu tontera. A ese paso acabara en un asilo. l estara a salvo con Nan.

Se puso una papalina, guantes y botas de piel resistentes de media caa, y emprendi la caminata de una milla hacia el pueblo, disfrutando del ejercicio y el aire fresco.

Intent quitarse de la cabeza las preocupaciones, pero una y otra vez volva a su mente el extrao comportamiento de lord Caldfort. Se vea decididamente indispuesto; pero no haba hecho llamar al mdico.

Estaba leyendo la correspondencia de ese da.

Habra recibido una mala noticia?

En el instante mismo en que le pas esa idea por la cabeza comprendi que as era. Lord Caldfort tena el aspecto de haber recibido una muy mala noticia.

Esa explicacin debera tranquilizarla, porque no lograba imaginar de qu manera esa mala noticia podra afectarlos a Harry y a ella. Pero claro, daba la impresin de que esa mala noticia era la causa de que estuviera impaciente por alejarlos de Caldfort a ella y a Harry.

Alguna enfermedad o peste en la regin?

No; esa noticia no llegara por carta, y la alarma estara ms generalizada.

Cayendo en la cuenta de que se haba detenido y estaba mirando sin ver una enredadera toda llena de rosas rojas, reanud la marcha. Un pleito? Deudas? Un escndalo?

Durante los meses siguientes a la muerte de Hal haban llegado cartas molestas. Haban aparecido acreedores como gusanos, y dos mujeres aseguraron que estaban embarazadas de l. Tomando en cuenta sus propias dificultades para quedarse embarazada, ella no se lo crey, aun cuando no le caba duda de que Hal se haba acostado con muchas mujeres cuando estaba lejos de ella. Era un hombre lujurioso.

Pero once meses despus de su muerte ya era algo tarde para que apareciera otro hijo, y, en todo caso, otro bastardo Gardeyne no sera causa de trastorno para lord Caldfort; al parecer l eso lo consideraba una seal de virilidad.

Un escndalo o un pleito relacionado con Jack? Aun cuando fuera el to villano, eso era improbable.

Sin embargo, algo haba ocurrido.

Una mala inversin que los dejaba a todos sin un penique?

Por lo poco que saba de las finanzas Gardeyne, el dinero se administraba con prudencia. En honor de lord Caldfort se poda decir que estaba satisfecho con la riqueza que haba heredado inesperadamente.

Cuando entr en el pueblo de Cald St. Edwin no haba logrado encontrar ninguna causa de alarma. Eso le aument la preocupacin, en lugar de calmrsela, porque esa maana haba llegado algo raro en la correspondencia; de eso estaba segura.

Mientras se acercaba a la puerta verde de la casa parroquial de ladrillo rojo decidi que tena que descubrir qu era. No quera marcharse de Caldfort y estar ausente un mes sin saber si dejaba atrs algn posible peligro.

Captulo 4

Laura, subi al dormitorio de su cuada pensando que no haba por qu sorprenderse de que Jack ambicionara la casa Caldfort. La vivienda parroquial era pequea para su familia, que cada vez creca ms, y, adems, careca de encanto. No fue construida por el lord Caldfort que encarg la construccin de la casa Caldfort sino por el anterior, que al parecer quiso hacerlo del modo barato.

Emma Gardeyne estaba radiante de felicidad, en especial por la satisfaccin de haber dado a luz por fin a un hijo varn. Laura admir debidamente al beb dormido, tan misterioso y cautivador como todos los recin nacidos, y despus se sent a tomar t y a escuchar el relato del parto.

Tal vez haba sido injusta con Jack en eso. Emma le asegur que haba tenido un parto fcil y que haba obligado a su marido a alejarse de la casa.

Iba a estar asomndose a cada rato para ver si todo iba bien, y eso es muy molesto, como sabes, sin duda.

Hal no se haba asomado ni una sola vez, pero Laura emiti unos vagos sonidos manifestando su acuerdo.

Entr la comadrona a comprobar la salud de la madre y del beb y se qued a charlar. La seora Finch era la esposa del herrero del pueblo y tambin le haba asistido el parto a ella.

Todo pareca estar perfecto, pero Laura crey detectar cierta tensin en Emma. Seran imaginaciones suyas?

Tenan que serlo. Era algo impensable imaginar que Jack estuviera planeando un infanticidio, y menos an que Emma tuviera parte en eso. Muchas veces la afable bondad de Emma y sus firmes creencias morales la avergonzaban, y eso era parte del motivo de que no se hubieran hecho amigas ntimas. Ella tena que morderse la lengua con mucha frecuencia para no desafiar las creencias tradicionales de Emma, ya que si se relajaba y hablaba con naturalidad de los temas que le interesaban, su cuada se escandalizaba.

Y no vacilaba en hacer un comentario.

Pero Emma era buena, realmente buena. Jams la haba odo decir una palabra no amable acerca de nadie, y no era dada al cotilleo. Lo cual era una lstima, pues circulaba un delicioso rumor acerca del posadero de la Red Hen y el ama de llaves del doctor Trumper.

Cuando se march la seora Finch, Laura le dio la noticia de su viaje, sin poder evitar observarla atentamente para ver cualquier reaccin.

Y lord Caldfort dice que podemos quedarnos all un mes.

Emma agrand los ojos, pero slo por la sorpresa natural.

Qu fantstico para ti, Laura. Yo me muero de ganas de ir a visitar a mi familia, pero Durham est tremendamente lejos, y saldra carsimo alquilar un coche. En todo caso, no me cabe duda de que Jack tiene razn al decir que viajar por los caminos con nios pequeos sera muy difcil. Adems, claro, l tiene sus deberes en la parroquia.

Deberas persuadirlo de emplear a un coadjutor.

A Emma se le tens la cara. Quera decir eso que no todo era perfecto ah?

Sera un gasto ms, y ya son muchos los que Jack tiene que afrontar.

No los menores los que le ocasionaban sus caballos y perros de caza, pens Laura, pero no lo dijo. Jack no era peor que cualquier otro hombre en eso. Tal vez era injusto pensar que un prroco debera estar dispuesto a economizar en sus placeres para darle a su mujer la posibilidad de ir a visitar a su familia.

Le interesaba saber si Emma tendra una explicacin para el extrao comportamiento de lord Caldfort, as que dijo:

Me extraa que me permita llevarme a Harry y tenerlo lejos todo un mes.

Tal vez padre Caldfort se est volviendo ms moderado dijo Emma; lord Caldfort detestaba que lo llamaran padre. Al fin y al cabo, es poco lo que Harry puede aprender aqu siendo tan pequeo. Entonces la mir fijamente: Jack tiene muchos deseos de ocupar el lugar de un padre con Harry, Laura. Le duele que t no ests de acuerdo.

Laura sinti reseca la boca y bebi otro poco de t.

Harry es muy pequeo todava.

Diras eso si Hal estuviera vivo?

Eso sera diferente.

Es como si no te fiaras de Jack respecto a Harry, Laura, pero debes saber que l tendra tanto cuidado con Harry como Hal.

Qu poda decir?

Tienes razn, sin duda.

No hagas caso de su manera de hablar. No dice en serio lo que dice.

Laura la mir fijamente.

Qu quieres decir?

A Emma le subieron los colores a las mejillas. Estaba guapa, con su sedoso pelo rubio; al verla as, ruborizada, nadie creera que era una seora de treinta aos con cuatro hijos en su haber.

Slo es la emocin de tener un hijo. Sabes cmo son los hombres en esas cosas. Jack ha dicho una o dos veces que si que si a Harry le ocurriera algo, algn da el pequeo Hal sera lord Caldfort, pero eso no significa nada.

Laura consigui emitir una risita alegre.

Claro que no. Es una simple verdad, como si yo dijera que si lord Caldfort empeorara, Harry podra acabar siendo un vizconde beb.

La sonrisa de Emma indic que se senta aliviada.

S, eso, exactamente. No significara que t desearas su muerte.

Se ruboriz ms an ante la implicacin de sus palabras. Laura intent quitarle importancia y aprovechar el momento.

Claro que no. A lord Caldfort le deseo una muy larga vida, para que Harry pueda crecer sin tener que soportar pesadas responsabilidades sobre sus hombros. Tengo miedo de que no sea as. Esta maana me pareci particularmente enfermo. Creo que podra haber recibido una mala noticia en su correspondencia. Jack no ha mencionado ningn problema respecto a la propiedad, verdad?

La expresin de Emma dej claro que agradeca el cambio de tema.

No. Bueno, estn los problemas normales debidos a la depresin en la economa y al mal tiempo. Las cosechas han sido lamentables, y muchos padecern privaciones. Queremos hacer una colecta especial para reunir dinero con el que poder alimentar a los ms necesitados en invierno. Supongo que vas a contribuir.

S, por supuesto.

Emma podra estar guardndose secretos de confidencias conyugales, pero a Laura no se lo pareci. Tal como no era dada al cotilleo, tampoco era dada a mentir.

No crees que podra haber deudas en la propiedad?

Yo dira que no. Jack lo sabra, verdad? Y seguro que me dira algo as. Pero si padre est mal, se ha llamado al doctor Trumper?

Laura se levant. Ah no haba nada de qu enterarse.

Nunca vacila en llamar al doctor Trumper si siente la necesidad, pero cuando vuelva a casa ir a ver cmo est.Se despidi de su cuada con un beso en la mejilla y sali de la habitacin sintindose como se senta siempre despus de pasar un rato con Emma: como una mujer inferior.

Cuando lleg al vestbulo se abri la puerta de la calle y entr Jack, trayendo con l el aire fresco.

Le escrut la cara por si vea alguna seal de maldad, pero no vio ninguna.

Vine a visitar a Emma y al beb. Felicitaciones, Jack. Es un nio hermoso y robusto. Un verdadero Gardeyne.

S. No hay nada frgil en l.

Ella mantuvo la sonrisa en la cara.

Emma se ve bien tambin.

El parto no es ningn problema para ella.

Incluso un parto fcil es un reto considerable, Jack.

Tal vez l se ruboriz.

S, bueno Padre dice que vas a ir a Merrymead a pasar una o dos semanas.

Ella capt un tono raro y se puso a la defensiva. Intentara impedrselo?

Harry debe conocer a su otra familia.

Cierto.

A Laura no le cupo duda de haber detectado un silencioso pero. De todos modos, su atencin se centr en que l debi haber visitado a su padre en esa ltima hora.

Lord Caldfort ya envi a llamar al doctor Trumper?

l frunci el ceo.

No. Por qu?

Me pareci que tena una extraa indisposicin, pero l lo neg.

Jack arrug ms el entrecejo.

Me pareci que se vea desmejorado. El corazn?

No lo s. Lo pens un momento y aadi: Podra haber tenido algo que ver con una carta, pues estaba leyendo su correspondencia en ese momento. No te dijo nada?

l se puso rgido, sin duda ante la idea de hablar de asuntos de la propiedad con ella.

No. Por lo tanto no puede haber sido algo de importancia. Llama al doctor Trumper de todos modos, Laura.

Ella se trag un sarcstico S, seor.

Tengo que irme. Hay muchsimo que hacer, si queremos marcharnos maana.

Llevars a Harry a visitar la tumba de su padre antes de marcharos?La frase la formul como pregunta, pero son como una orden. Laura estuvo tentada de decir que no, por ese motivo, pero l tena razn. Todos los domingos iba con Harry a visitar la tumba, llevando flores frescas, por lo que deberan hacerlo antes de marcharse, pues estaran ausentes varias semanas.

Lo llevar ms tarde en el calesn dijo, y entonces tom la decisin: Tienes las armas de Hal, Jack?

Crey ver que a l se le intensificaba el color rojo en sus rubicundas mejillas.

S, por qu no? No quiero dejarlas oxidarse ah.

No, claro que no, pero estuve pensando en lo que dijiste acerca de las costumbres masculinas. Si Harry tuviera la pistola pequea, descargada, lgicamente, sera un buen recuerdo de su padre y lo encaminara en esas cosas.

Vio claramente su vacilacin, pero finalmente le dijo:

No es mala idea. Ir a buscarla.

Sali del vestbulo y al cabo de un rato volvi con la caja. Laura la abri y, tratando de que pareciera que slo la mova el cario por su difunto marido, mir atentamente el contenido, para verificar si estaban todos los elementos esenciales.

Recuerdos tristes dijo.

Y eso era cierto. El pobre Hal, que tanto disfrutaba de la vida, ya no estaba.

Cerr la caja.

Gracias, Jack.

No olvides mantener escondidos la plvora y las balas. Los nios les cogen el truco a esas cosas ms rpido de lo que te imaginas.

S, por supuesto.

Laura se march y tom el camino de vuelta a Caldfort, pensando en esas ltimas palabras de Jack. Jurara que su preocupacin por la seguridad de Harry haba sido autntica. Gracias a Dios que ira a Merrymead. Eso le enderezara el cerebro a una loca de atar.

Tan pronto como lleg a la casa se lanz de cabeza a los preparativos para el viaje. Envi a un mozo a ordenar que trajeran un coche de postas para el da siguiente y luego supervis el arreglo de los bales, permitindole participar en la tarea al entusiasmado Harry.

No, Minnow, no puedes llevarle flores a la abuela. Se marchitarn antes que lleguemos. Ven a mirar mi joyero para elegir algo que llevarle de regalo.

Sus joyas valiosas estaban en la caja fuerte, as que lo dej hurgar en el joyero, lo que lo tuvo entretenido un rato mientras ella escriba instrucciones para la seora Moorside.

Al final l eligi un bonito broche adornado con rosas rosadas, que le gustara mucho a su madre. Fue un regalo de Charlotte Ball, record, cuando cumpli los dieciocho aos. Stephen le coment que era extraa la eleccin de las rosas rosadas.

Del fondo de su memoria sali un claro recuerdo.

Ella le pregunt qu flores consideraba adecuadas para ella.

Amapolas, dijo l.

Amapolas? Flores silvestres del campo?

Vibrantes, hermosas, y muchsimo ms resistentes de lo que parecen. Adems, claro, estn las del tipo que ofrecen una droga potente que vuelve locos a los hombres.

Eso la sorprendi, y no supo decidir si era una broma, un elogio o un insulto. El regalo de l, record, soltando un bufido, fue un ejemplar de la oda de William Wordsword Insinuaciones de inmortalidad.

Mam?

Sobresaltada mir la cara preocupada de Harry.

S, cario. Simplemente estaba recordando el da en que me regalaron ese broche. A la abuela le va a gustar muchsimo. Ven aqu, que lo vamos a envolver en un papel bonito y lo ataremos con una cinta.

Dnde habra quedado ese delgado librito?, pens. De todos modos, era un recordatorio de que Stephen la desaprobaba ya entonces, antes que Hal Gardeyne llegara a la zona y lo cambiara todo.

Captulo 5

Harry no paraba de hablar de sus abuelos, sus tos, tas y primos. Los recordaba a todos extraordinariamente bien, y eso que haca seis meses de la ltima y corta visita. Laura no pudo evitar pensar que l podra tener una infancia ms feliz y sana en Merrymead, pero no poda cambiarlo de casa; se vea incapaz de hacerlo.

Incapaz.

En un mundo correcto y justo una madre tendra ms poder, pero en este, lord Caldfort era el tutor de Harry. Y cuando l muriera, ese poder pasara a Jack.

Se qued inmvil, las manos detenidas a mitad del lazo de la cinta rosa. S, realmente le deseaba una muy larga vida a lord Caldfort.

Durante el almuerzo logr comer bastante para que Harry no notara su preocupacin; despus lo llev al jardn, que no estaba muy bien cuidado. l eligi margaritas y alheles y unas cuantas ramas con delicadas hojas grises para completar el ramo. Mirando los cuadros que la rodeaban, Laura pens que tal vez debera dedicarse a trabajar en el jardn. Pero si esa fuera su vocacin seguro que ya la habra sentido antes.

Su estado de nimo era muy adecuado para visitar la tumba de su marido, pero no deseaba entristecer a Harry, as que mientras iban caminando hacia el establo empez a entonar una cancin que a l le encantaba. Cuando lo cogi en brazos para sentarlo en el calesn tirado por un caballo, ya senta el corazn ms alegre, lo que le confirmaba la creencia de que una persona puede ser todo lo feliz que quiera e intente ser. Tener a Harry para ella sola era decididamente una delicia, y pronto lo tendra para ella sola durante un mes entero.

Nunca llevaba a Nan a Merrymead. No haba mucho espacio libre en la casa, y siempre haba muchsimas personas que se sentan felices de cuidar a un nio. Tampoco se llevaba a su doncella, por el mismo motivo.

Solos t y yo, Harry dijo, mientras iban traqueteando por el camino hacia el pueblo, y sonaban las campanillas del arns de Nutmeg.

Solos t y yo! exclam l, saltando en el asiento.

Iba tan exaltado por el viaje del da siguiente, no por ese, que ella decidi ir poco a poco. No tenan ninguna prisa, y no quera que l se cayera del coche. En realidad, habra preferido no estropear el nimo de su hijo ni el suyo con esa visita a la tumba de Hal, pero ese era un pensamiento indigno. El pobre Hal se mereca ser recordado.

Harry iba sealando las vacas, los caballos, las ovejas y los rboles. En la granja Figgers se detuvieron a mirar unos patos. Cuando llegaron al camposanto y lo cogi en brazos para bajarlo, l le sonri encantado. Habra algo ms mgico que un nio feliz y entusiasmado? Le dio un fuerte beso en la mejilla y lo dej en el suelo.

Despus de dejar bien amarrado al caballo, le cogi la mano.

Vamos, Minnow. Sujeta con firmeza esas flores.

Pasaron por la puerta y tomaron el sendero.

La iglesia? pregunt l, tironendola hacia el antiqusimo edificio.

Hoy no, cario. Hoy vamos a ir a poner las flores junto a la tumba de tu padre porque no vendremos a la iglesia el prximo domingo. Iremos a la iglesia Saint Michael, cerca de Merrymead.Merrymead! canturre l.

Eso la hizo rer. Se apresur a reprimir la risa. No era en absoluto apropiado que una viuda se riera cuando iba a visitar la tumba de su marido. Decidi comenzar a hablarle de Hal, como haca en todas sus visitas, con el fin de conservar vivo su recuerdo en Harry. Aunque saba que eso no resultara. El pobre Hal acabara siendo solamente una tumba y un desconocido en los retratos.

Ni siquiera poda decirle toda la verdad a Harry: que Hal Gardeyne no haba sido un hombre particularmente inteligente y que haba heredado el egosmo de su padre y de su madre. Pero haba aspectos positivos tambin, si no, ella no se habra casado con l.

Tu padre era un hombre fuerte, Harry. Era alto, meda ms de seis pies, y tena los hombros anchos. Creo que algn da t vas a ser igual. Tena tanta energa que pareca chisporrotear alrededor de l, y era generoso.

En la cama era generoso. A juzgar por las quejas de las mujeres que consideraban una carga las atenciones de sus maridos, supona que otros hombres no lo eran. Se daba cuenta tambin de que si ella hubiera sido muy frtil tal vez habra recelado de esas atenciones de su marido.

Reprimi una sonrisa. Cmo sera el mundo si los dems oyeran los pensamientos secretos?

Hemos llegado.

Se detuvo ante la hermosa lpida de mrmol en que se recordaba la existencia de Hal Gardeyne. Hijo mayor de John, lord Caldfort, de esta parroquia, amado hermano del reverendo John Gardeyne, prroco de Saint Edwin. Llorado y recordado por su amante esposa Laura y su hijo Harry.

Debajo estaba grabada la frase que Jack insisti en poner: Abandon la vida saltando.

Ella siempre encontraba ligeramente humorstica esa frase, pero saba que expresaba la comprensin de un hermano. De verdad Hal estaba a rebosar de vibrante energa y muri haciendo una de las cosas que ms le gustaban: pasar volando por encima de una valla del campo durante una cacera.

Esperaba que en el cielo hubiera vallas y caballos.

Baj la vista y vio que Harry ya haba quitado las flores marchitas puestas el domingo pasado y estaba intentando enterrar las frescas. Se agach a ayudarlo.

Ahora tenemos que traer agua de la bomba, cario. Vamos.

Pero Harry se sent en el suelo y comenz a recoger rannculos para formar otro ramo, con la tpica concentracin de un nio de tres aos. Moviendo la cabeza, ella lo dej entregado a esa ocupacin; la bomba estaba cerca de la parcela Gardeyne.

Empez a bombear agua, con un ojo puesto en el nio, no fuera a alejarse a vagar. Una dbil luz del sol iluminaba la escena, pero los murmullos del viento por entre los elevados olmos que daban sombra al lugar generaban un ambiente de tristeza. Daba la impresin de que los rboles estaban ms tristes que ella.

S que lamentaba la muerte de Hal, por l, y esa pena era generosa. De hecho, fue arrancado demasiado pronto de su vibrante vida, y eso era trgico.

Tena plena conciencia de que, por lo que a ella se refera, su pena era totalmente egosta. La fastidiaba haber quedado abandonada en esa situacin represiva y tediosa, alejada de su familia y del mundo elegante, que le gustaba y en el que haba disfrutado. Haba lamentado, y lamentado durante aos, que su matrimonio no fuera el que haba soado a los dieciocho.

Deslumbrada por un hombre enrgico y mundano, haba supuesto que l continuara con sus galantes atenciones, pero Hal no haba tardado en volver su atencin a su mundo de deportes masculinos. Cuando estaba con ella pareca disfrutar de su compaa, pero su corazn estaba muy firmemente puesto en otra parte. Y el tiempo tiende a fluir hacia donde vive el corazn.

Haba llegado a comprender que no tenan nada en comn, ni siquiera la vida que compartan en el mundo elegante. A l lo enorgulleca ser el marido de Labellelle, pero an le gustaba ms ser el marido de lady Alondra; encontraba muy presuntuoso y sospechoso el apodo Labellelle.

Brummell coment una vez. Es un tipo raro ese Brummell. No le gusta cazar porque se mancha de barro la ropa. Lady Alondra, esa eres t, cario. Feliz como una alondra.

Esa vez estaban en la cama, relajados y sudorososQu suerte que ningn observador pudiera leerle los pensamientos. Con toda la compasin por su viudez, nadie hablaba jams de la cama. Tal vez no se poda hablar de eso, pero no era de extraar que hubiera tantas viudas que llevaran una vida escandalosa.

Ella ni siquiera poda recurrir a ese alivio. No lograba imaginarse tener amantes eventuales, pero seguro que no poda arriesgarse a causar un escndalo. A una madre as podan separarla de sus hijos. Y si Jack era tan malo como crea, una mala conducta por parte suya podra sellar la sentencia de muerte para Harry.

Vio que l segua sentado junto a la tumba de su padre, rodeado por rannculos cortados. Cogi el balde de madera lleno y ech a andar hacia l, con cuidado para no salpicarse la falda.

Harry mir algo que tena en la mano y se lo ech a la boca.

Harry, no!

Apresur el paso y se le derram agua. Dej el balde en el suelo y ech a correr. Los rannculos no son venenosos, pero de todos modosLe cogi la mano. La tena cubierta por algo marrn.

Harry! No te tragues eso. Escpelo.

l estaba masticando, con expresin rebelde, as que por lo menos no poda ser estircol.

Abre la boca! le orden, con la voz ms severa que pudo.l obedeci, fastidiado, dejando ver un revoltijo de algo marrn y blanco. Pareca un pastel con un relleno pegajoso.

Harry, sabes muy bien que eso no se hace lo reprendi, sacndole todo lo que pudo con los dedos. No se comen las cosas que se encuentran en el suelo. Escupe el resto. Inmediatamente!

Con la cara arrugada por el fastidio, l obedeci, y ella le limpi la boca con su pauelo. Despus lo llev a rastras hasta el pozo, cogiendo el balde al pasar.

Nunca, nunca, nunca, comas algo que encuentres en el suelo. Podras enfermarte. Comenz a bombear. Bebe el agua que sube y luego escpela. Trata de no tragrtela.

No saba si l sera capaz de hacer eso, pero lo hizo, aun cuando qued todo mojado.

Comenz a calmrsele el corazn aterrado, se sinti mareada y tuvo que apoyarse en el borde del pozo un momento. Slo haba sido un pastel con algo pegajoso que alguien haba dejado tirado ah. A su edad, no era probable que Harry se llevara algo asqueroso a la boca, y si lo haca lo escupira.

Se arrodill y lo cogi en sus brazos, con lo mojado que estaba.

Perdona si te he asustado, Minnow, pero es que t me has asustado a m. Nunca debes comer nada que encuentres por ah, por muy sabroso que te parezca.

Parte de lo mojado de su carita eran lgrimas.

Lo siento, mam.

Ella le bes la sien.

Lo s, cario, y a buen fin no hay mal principio. Terminemos de arreglar las flores y nos iremos a casa y te secar.

Terminaron rpidamente el arreglo.

Ahora vamos dijo ella.

Harry le tirone la manga, as que lo levant en los brazos nuevamente, lamentando haberlo asustado y trastornado as. No caba duda, estaba clarsimo que necesitaba alejarse de Caldfort y recuperar su naturaleza alegre. Le dio un abrazo especial antes de ponerlo en el asiento del calesn, y le prometi otro pastel cuando llegaran a casa.

Ya comenzaba a oscurecer y el aire se haba vuelto fro. Le quit la chaqueta mojada y lo ayud a ponerse el abrigo, que haba trado por si acaso. Despus se envolvi en un chal y se ech hacia atrs los extremos, atndoselos a la espalda, como era la costumbre en el campo.

Harry se apoy en ella, as que continu rodendolo con un brazo, pero as no poda conducir rpido. Deseaba tenerlo en casa y con ropa seca cuanto antes, pero no poda negarle un abrazo. Ya haban entrado en el parque que rodeaba Caldfort cuando l gimi:

MamUn instante despus, vomit por el lado del calesn.

Ella detuvo al caballo y le limpi la boca.

Tiene que haber sido ese pastel, Minnow. Vete a saber desde cundo estaba ah. Te sentirs mejor por haberte librado de l.

Volvi a coger las riendas, pero l iba llorando, apretndose el estmago con las manos. Repentinamente aterrada, le cogi el abrigo con una mano y con la otra agit las riendas, instando al caballo a acelerar el paso.

Slo tardaron unos minutos en llegar al establo.

Baj del calesn de un salto, cogi a su lloroso hijo en los brazos y ech a correr hacia la casa, en direccin a la despensa, donde preparaba y guardaba sus remedios.

El vmito y el dolor de estmago podan deberse solamente a nervios o la excitacin, pero deba sacarle del estmago todo rastro de ese pastel. Lo dej en el suelo y cogi la infusin de ipecacuana. Le temblaban tanto las manos que le cost poner un poco en un vaso y drsela a beber.

Aunque l trat de resistirse, consigui que se la tragara. Pasado slo un momento, el nio arroj todo el contenido de su pequeo estmago y volvi a echarse a llorar. Lo abraz fuertemente, tratando de consolarlo, pero feliz al ver trocitos de pastel en el vmito.

Ya haban llegado ah el ama de llaves y una criada.

Qu ha ocurrido, seora? exclam la seora Moorside.

Harry cogi algo del suelo y se lo comi. Me hara el favor de prepararle una limonada, con mucha miel y un poco de coac?

Mientras lo llevaba en brazos a su habitacin, Harry iba hipando entre sollozos y chupndose el pulgar. All los recibi Nan, lanzando exclamaciones de alarma. Laura le cont la historia y entre las dos le quitaron la ropa mojada y sucia, lo lavaron y le pusieron su camisn de dormir. Despus lo metieron en la cama, bien arropado, y Laura se sent a un lado a observar por si vea seales de ms efectos nocivos.

La seora Moorside en persona subi con la limonada. Laura consigui que se la bebiera. Esa era una de sus bebidas favoritas, y pronto desapareci la mitad. El coac lo adormil; le cayeron los prpados y en un momento se qued profundamente dormido.

Laura volvi a tocarle la frente y a tomarle el pulso. Tena la frente fresca y el pulso normal. El estmago no lo tena duro ni daba ninguna seal de molestia. Se le calm un tanto el terror. Si haba habido algn peligro, ya haba pasado. Probablemente. Tuvo que recurrir a toda su fuerza de voluntad para salir de la habitacin y dejar a su hijo en manos de Nan, aunque fuera por un rato, pero ella tambin estaba mojada y sucia.

Slo cuando lleg a su habitacin sinti con toda su fuerza el peso de su peor temor. Apoy la espalda en la pared, y las piernas le temblaban tanto que le cedieron y se le desliz el cuerpo hasta el suelo.

Alguien podra haber intentado envenenar a su hijo.

Jack Gardeyne podra haber intentado envenenar a su hijo.

Se arrastr hasta un silln, se incorpor y se sent, sucia como estaba.

Un pastel, por muchos das que tuviera, no causara ese efecto. Aunque, por otro lado, el vmito y el dolor podran ser simplemente una reaccin nerviosa. Igual se la haba provocado ella.

No logr obligarse a crerselo. No poda permitirse creer eso. Menos mal que se marcharan al da siguiente; si no, se volvera loca de miedo.

Entr a toda prisa su doncella para ayudarla a cambiarse ropa, por lo que tuvo que serenarse y simular que slo era una madre preocupada. Se levant para desvestirse, lavarse y ponerse otra ropa. Despus se sent para que la doncella le arreglara el pelo y restableciera la imagen de la Laura Gardeyne perfecta.

Cuando termin su arreglo ya haba llegado un mensaje de lord Caldfort, pidindole que fuera a informarlo de lo que le haba ocurrido a su heredero. Laura hizo otro esfuerzo por serenarse y baj a su despacho. l estaba en su silln grande junto a la ventana, con las piernas hinchadas apoyadas en un escabel. Nuevamente lo vio ojeroso y con aspecto de sentirse mal.

Harry est bien ahora, seor se apresur a decir. No corre ningn peligro.

Pero en qu peligro estuvo, eh? Qu estabas haciendo para no darte cuenta de que estaba comiendo veneno?

Veneno? exclam ella, pensando qu sabra l.

Supe que lo obligaste a tomar un emtico. Eso fue para divertirte, mujer?

Laura se sent, no fuera que la traicionaran las piernas otra vez.

No, seor, claro que no. Pero podra no haber sido necesario. No poda permitirme correr ningn riesgo. Harry comi algo que encontr en el suelo. Un bollo o pastel, posiblemente.

Con veneno para ratas?

Ella se estremeci. Desgraciadamente eran comunes las muertes por cebos envenenados.

Quin pondra veneno para ratas en un camposanto, seor? Sin duda alguien tir descuidadamente el pastel ah y no tena nada malo, hasta que mi miedo le excit el estmago.

l la mir con los ojos entrecerrados.

Pero no lo crees.

Ella se moj los labios y repiti lo que haba dicho:

No poda permitirme correr ningn riesgo, seor.

l tena el ceo fruncido, lo que le daba el aspecto de un bulldog dispptico.

Eres una buena madre. Cuando Hal se cas contigo pens que no eras otra cosa que una muchacha casquivana. No te llamaban alondra en la alta sociedad? Y no por tu canto buf, sino porque andabas de jarana por ah. Pero has resultado ser inteligente e ingeniosa. Hal tuvo suerte.

Esa era la primera vez que l le deca algo as.

Gracias, seor. Lloro su muerte.

S suspir l. Aunque l viva para cazar.

l habra elegido esa manera para morir convino ella.

S, Hal no habra deseado seguir viviendo si hubiera perdido su capacidad para cabalgar y cazar, como le ocurri a su padre.

Supongo que desears retrasar tu partida dijo l.

Laura sinti un nudo en el estmago.

No creo que eso sea necesario dijo, con la mayor despreocupacin que pudo. Los nios superan con mucha rapidez estas cosas. A menos que me parezca que Harry ha empeorado, nos marcharemos maana, tal como habamos planeado.

Se prepar para hacer frente a su resistencia, pero l dijo:

S, eso ser lo mejor.

Ella le hizo su reverencia y sali del despacho, aliviada por un lado pero no por el otro. Es que lord Caldfort comparta sus sospechas? Su malestar de esa maana, podra deberse no a una carta sino a algo que hubiera dicho Jack?

Se detuvo en el vestbulo para analizarlo todo y no logr hacer encajar las cosas. Estaba casi segura de que Jack no haba venido a ver a su padre esa maana tan temprano, y todo apuntaba a que lord Caldfort estaba solo y leyendo su correspondencia cuando le ocurri la conmocin.

Laura? Te ocurre algo?

Sobresaltada, se gir, con una mano en el pecho, y descubri que esa voz caracterstica y que se arrastraba ligeramente no haba sido producto de su imaginacin.

Stephen! Qu haces aqu, por el amor de Dios?

Captulo 6

Elegante, rubio, delgado y guasn, sir Stephen Ball estaba realmente en el otro lado del vestbulo, frente a ella, aunque su mente obnubilada no lograba imaginarse cmo. Era como si hubiera aparecido en medio de un humo arrojado en una escena de teatro.

Qu hago? pregunt l, avanzando hacia ella. Mi intencin es hablar con lord Caldfort sobre un asunto de poltica, pero colijo que hay un problema en la casa. La cocinera ha quemado la salsa? Una rata ha invadido la despensa?

Stephen, s, sardnico como siempre. Deseaba hablar con lord Caldfort?

De pronto se le agudiz la mente obnubilada. Estara relacionada su llegada con la conmocin de lord Caldfort de esa maana? La carta anunciara un escndalo o desastre poltico?

Laura?

Ella vio que l haba arqueado las cejas y su mirada, normalmente indolente, era penetrante. Recuperada de la sorpresa, comprendi que l no haba aparecido en una voluta de humo sino sencillamente salido de la sala de recibo.

Junt los trocitos de informacin. l haba ido ah a hablar con lord Caldfort y lo hicieron pasar a la sala de recibo. El drama de ella haba distrado a todos los criados y lo haban olvidado.

Consigui emitir una alegre risita.

Stephen, cunto lo siento! Como dices, todos hemos estado distrados por un asunto domstico, pero es una vergenza que te hayan dejado olvidado. Has venido a ver a mi suegro? Ir a decrseloEmpez a girarse pero l le cogi el brazo, sorprendindola. Al girarse a mirarlo comprendi que su conmocin no era por lo escandaloso del acto en s, sino por el contacto con l. Haca mucho tiempo que no senta un impacto as porque un hombre la tocara.

Pero de Stephen?

Tmate un momento para calmar los nervios dijo l, soltndola. No deseo ser entrometido, pero hay algo que pueda hacer yo? Soy bastante experto en cazar ratas.

Contarle todos los detalles en ese mismo momento fue tal vez la tentacin ms fuerte que experiment Laura en toda su vida, pero se contuvo. En otro tiempo haban sido tan ntimos como hermanos, pero de eso haca mucho, y durante seis aos l la haba eludido con tanta determinacin como ella a l.

Gracias, pero el drama ya ha pasado. Mi hijo se comi algo txico y tuve que darle un emtico. Lord Caldfort est preocupado porque, claro, Harry es su heredero.

Qu se comi?

Una especie de bollo o pastel que encontr en el suelo en el camposanto.

Logr decirlo despreocupadamente, pero el horrible pensamiento se meti de todos modos en su mente: Y posiblemente mezclado adrede con veneno.

Un brazo la rode, y descubri que lo necesitaba, y tambin necesit la ayuda para entrar en la sala de recibo y sentarse en el sof. No poda permitirse ser tan dbil, pero los msculos y los tendones no siempre obedecen.

Estoy bien dijo con una vocecita dbil.

Ponerte plida como un papel y balancear el cuerpo es el ltimo truco fiestero de lady Alondra? dijo l, caminando hasta el hogar y tirando del cordn para llamar.

Es lo que hace furor en estas tierras consigui decir ella alegremente.

Pero la aliviaba estar sentada. Incluso cerr los ojos y apoy la cabeza en el respaldo un momento. Como si estuviera lejos oy entrar a Thomas, pidiendo disculpas por haber olvidado al visitante.

No te preocupes por eso dijo Stephen con tranquila autoridad. La seora Gardeyne necesita un reconstituyente. T dulce y coac. Inmediatamente.

Thomas sali y Laura abri los ojos. A pesar de todo, descubri que estaba sonriendo.

Qu tpico de ti, Stephen, dar rdenes en la casa de otra persona.

Actuando como el seor de la creacin. Te molesta?

No, claro que no.

Pero y si l vena a destrozarle su trocito de creacin?

Un acto de venganza final? No, no poda imaginarse a Stephen cayendo tan bajo. Haban sido amigos, buenos amigos.

l fue a sentarse a su lado en el sof y ella le not un garbo que no le conoca. Estaba ms alto y ms fuerte, pero eso no debera sorprenderla. Se haban visto de tanto en tanto durante esos seis aos.

Llevaba botas y calzas de piel. Ropa de campo, pero hecha en Londres, observ. Despus de todo, lo apodaban el Dandi Poltico. Sobre una mesa haba una fusta de montar junto a su sombrero y sus guantes.

Haba cabalgado hasta all. Desde dnde? La gente rara vez elega cabalgar distancias largas, siempre que no fueran, claro est, en el campo de caza.

l curv los labios.

Tan transparente como siempre, Laura. Qu hago aqu? Pas a hablar con lord Caldfort sobre un asunto parlamentario.

Ella se enderez y se concentr.

S, lo dijiste. Pero pasaste? Berkshire no est precisamente al lado de Devon ni de Londres.

Un poco apartado. Soy mal recibido?

S, pero no poda decir eso.

Noo. Lo que pasa es que todava estoy estremecida por el incidente con Harry. Pero me temo que has hecho un viaje intil. Dudo que lord Caldfort se vuelva a presentar en el Parlamento alguna vez. Ni siquiera puede salir de casa. Podra ser que no durara mucho aadi en voz bajo.

Una lstima. Siempre ha sido partidario de la reforma militar, que es el asunto de que se trata.

Ella intent leerle la expresin, pero l siempre haba sido experto en ocultar sus pensamientos y sentimientos. Sera tan sencilla la explicacin de su presencia ah? No estaba relacionada con el malestar de su suegro? Desconfiaba de la coincidencia, pero era posible que slo fuera eso, una coincidencia.

Trajeron el t con un decantador de coac al lado. Stephen quiso servirlo, pero ella insisti, aun cuando sinti pesada la tetera en la mano todava temblorosa. Puso ms azcar en su taza del que acostumbraba a tomar, y dej que l le aadiera un poco de coac. Tan pronto como bebi un trago, se le empezaron a calmar los nervios y le sonri.

Esto era exactamente lo que necesitaba. Debes de haber credo que estaba demente.

Slo afligida. Una amenaza a tu hijo es un buen motivo.

Ella se qued inmvil con la taza a medio camino de sus labios.

Amenaza?

l arque las cejas.

Un posible veneno es una amenaza, no?

Ella forz una risita.

S, claro. Slo que la palabra amenaza implica que fue algo intencionado, y no lo fue. Slo fue un accidente.

Estaba parloteando, as que volvi a taparse la boca con la taza de t.

Al ver que l no deca nada, lo mir haciendo una mueca.

Este no ha sido un buen da, pero no hay ningn misterio, as que no pongas a trabajar en eso a tu agudo intelecto.

Sabes de dnde sali ese pastel o bollo?

Ella tendra que haber sabido que no lo iba a distraer del asunto.

Hizo un gesto como para restarle importancia.

Ah, es posible que no contuviera nada txico. A los nios se les altera el estmago por las cosas ms insignificantes, incluso por la excitacin o el entusiasmo. Si estoy afligida se debe a que temo haber obligado a Harry a tragarse el emtico sin ningn motivo, y el pobrecillo vomit y qued agotado. Si no, te llevara arriba a conocerlo. As pues continu, tratando de redirigir la conversacin a los asuntos de l, qu viaje te ha trado cerca de Caldfort?

Crey que iba a rechazar el cambio de tema, pero l se relaj:

He estado en Oxford, un condado vecino por lo menos, y voy de camino a casa.

Esa ruta lo trajo cerca. El alivio la desasoseg casi tanto como la haba desasosegado el miedo, pero todava tena que vrselas con l.

Incluso en circunstancias normales, la llegada de Stephen le habra causado tensin. Ese da haba sido casi intolerable. Con qu rapidez podra acelerarle la partida? No se marchara mientras no hablara con lord Caldfort. Se ocupara de eso enseguida.

En ese momento el reloj dio las cinco.

Tan tarde es? se le escap, por desgracia.

l dej la taza en la mesilla y se levant.

Te he retenido con esta charla ociosa cuando tienes a tu hijo enfermo. Perdname. Me alojar en la posada del pueblo y maana volver para hablar con Caldfort.

Ella tambin se levant y actu como deba:

Lgicamente, te quedars a pasar la noche aqu, y no me cabe duda de que lord Caldfort estar feliz de hablar contigo ahora si puede. Echa de menos su participacin en los asuntos del mundo. Ir a ver.

Esta vez l no hizo ningn intento de detenerla, as que pudo escapar.

A medio camino por el vestbulo se detuvo, golpeada por una nueva comprensin. Stephen no haca nada sin pensarlo. Lleg a una hora avanzada y luego, s, la retuvo ah hablando cuando ella tena a su hijo enfermo en la cama en el cuarto de los nios. Y casi la oblig a invitarlo a alojarse all.

Se haban eludido mutuamente durante seis aos. l no vendra jams a su casa por una finalidad trivial. Pero fuera cual fuera esa finalidad, ella no vea manera de impedrselo.

Continu caminando hasta el despacho de lord Caldfort y observ su reaccin ante la noticia de que hubiera un husped. Absoluto placer. Fue a buscar a Stephen, lo llev al despacho, y le habra encantado quedarse para descubrir algo ms, pero lord Caldfort jams lo hubiera tolerado.

Cuando volvi al vestbulo, se encogi de hombros. Si iba a caer una espada sobre la familia Gardeyne, caera. Hizo llamar a la seora Moorside y le orden que se encargara de que prepararan una habitacin.

Y dgale a la cocinera que seremos uno ms para la cena. Un caballero que es probable que coma ms que el resto de nosotros juntos. A pesar de su figura esbelta, Stephen siempre haba tenido un saludable apetito, sobre todo despus de una cabalgada. Recordaba que Bloque ese recuerdo. Ah, y puesto que no hay seales de que haya trado un ayuda de cmara, dgale a King que est preparado para ayudar a sir Stephen si lo necesita.

King era el ayuda de cmara de lord Caldfort y era posible que disfrutara atendiendo a un hombre elegante.

Deseaba subir a ver cmo estaba Harry, pero se tom un momento para hacer un repaso y asegurarse de que haba hecho todo lo necesario. Le faltaba una cosa. Fue a los aposentos de lady Caldfort a informarla de que tenan un husped. Ella haba asumido el gobierno de la casa, pero trataba de no dejar de lado a la mujer mayor.

Es un hombre joven? le pregunt lady Caldfort, volvindose a mirarla, blandiendo un alfiler con un escarabajo clavado en l.

S, supongo que se puede decir que es joven.

Estupendo. Deberas volverte a casar. Alejarte de aqu.

Lady Caldfort volvi a su trabajo y Laura sali, pensando si eso sera un aviso; pero nadie tena menos probabilidades que lady Caldfort de conocer los planes secretos. Al fin y al cabo, estaba claramente ciega a que ella se encontraba ah clavada como un escarabajo en una caja.

Bueno, ya se haba ocupado de todo, menos mal, y por fin poda subir al cuarto de los nios. Cuando vio lo recuperado que estaba Harry, se le deshizo gran parte del nudo de tensin. Acababa de despertarse de la siesta y estaba pidiendo la cena. Volvi a examinarlo, por si tuviera fiebre o dolor, pero estaba tan bien que nadie habra imaginado lo mal que se haba sentido antes.

Muy bien, pero solamente sopa con pan remojado dentro. Y luego manzana asada con nata, si te apetece.

Los brillantes ojos de l dijeron que s. Se qued un rato jugando con su hijo, pero no poda quedarse hasta la noche ah, habiendo un husped, y estando el nio tan bien recuperado. Lo bes en la frente y baj, pero no pudo dejar de seguir dndole vueltas en la cabeza a los acontecimientos del da.

Se habra imaginado el malestar o preocupacin de lord Caldfort?

Estara realmente envenenado el bollo o slo fue una interpretacin desequilibrada de ella?

Y la llegada de Stephen, sera solamente una coincidencia inocente?

Una conmocin tras otra le haban producido un torbellino interior casi tan violento como el que le caus ese bollo a Harry. Ya no saba distinguir entre la realidad y la ficcin.

Entr en su cuarto de estar y apoy la espalda en la puerta, tratando de quitarse de encima los miedos razonando.

Probablemente el problema de lord Caldfort no tuviera nada que ver con ella.

Si Jack quera ver muerto a Harry, por qu intentar matarlo de una manera tan torpe cuando con el tiempo se le presentaran mejores ocasiones? Los nios son nios, y dentro de unos aos Harry estara trepando a los rboles, llevando una barca por el ro y aprendiendo a montar a caballo, e incluso a saltar vallas. Un accidente fatal sera ciertamente un juego de nios.

En cuanto a la llegada de Stephen, lo menos que poda significar era que l haba dejado de lado el rencor. Podra ser hora de que ella olvidara y perdonara tambin. Ya eran prcticamente unos desconocidos.

En eso irrumpi su doncella.

Habiendo un invitado para la cena, necesita cambiarse, seora.

No para sir Stephen, Catherine. Somos viejos pens en la palabra correcta y finalmente se decidi por: conocidos.

Y ese vestido es uno de los ms viejos, seora! Slo lo eleg porque pens que pasara ms tiempo en la habitacin del nio.

Laura se mir y comprob que era cierto; llevaba uno de sus vestidos ms viejos y sencillos. En otro tiempo haba sido su vestido predilecto, y tal vez por eso lo conservaba, aunque slo se lo pona para hacer los quehaceres en que poda ensuciarse.

No era uno que habra elegido para recibir a ningn husped, y mucho menos a Stephen. Se levant y extendi la falda:

Ahora no se ve, pero antes era muy bonito, a rayas verde hoja y blanco. Las rayas verdes ya estaban del color de las hojas marchitas y las blancas se haban puesto amarillentas. Creo que lo tengo desde antes de casarme.

Pues, s, desde antes de su matrimonio.

De hecho, era el vestido que llevaba, el verde claro y el blanco puro, cuando Stephen le propuso matrimonio.

Lo habra reconocido l? Qu habra pensado?

Captulo 7

Vamos, seora, por favor, que se retrasar.

Laura entr en el dormitorio pero no logr impedir que los recuerdos continuaran saltando sobre la barrera que ella les haba erigido alrededor.

Una merienda campestre en Ancross, ofrecida por los padres de Stephen en la colina coronada por las ruinas del antiguo castillo de Ancross. Toda su familia estaba ah, y la mayor parte de la de Stephen, adems de Hal con sus anfitriones, los Oxholme, y otras familias de la localidad.

Todos los asistentes seguan comiendo en el lugar soleado y protegido del viento cuando Charlotte, Stephen y ella llevaron a Hal a recorrer las ruinas.

Charlotte le hizo bromas a Hal para que la ayudara a subir la escalera de piedra medio desmoronada hacia la torre. Tal vez Charlotte le tena envidia porque ese caballero tan guapo y buen partido le haba pedido la mano? Nunca se le haba ocurrido pensar eso, pero tal vez fuera cierto.

Ella y Stephen se quedaron abajo. Ya conocan las ruinas y no ofrecan mucho ms de inters, y tal vez ella pens que no quera arriesgarse a estropear el vestido en la subida.

En todo caso, se quedaron all abajo mientras los otros dos suban.

Por qu?

Pues porque se quedaron cautivados por el canto de una alondra.

Era como si en ese momento pudiera or la hermosa meloda. En Caldfort no eran tan comunes las alondras, por lo que el sonido de su canto lo relacionaba con su casa.

El pjaro haba echado a volar no muy lejos de donde estaban ellos, tal vez porque se haban acercado demasiado a su nido. Como suelen hacer las alondras, se elev cantando para distraerles la atencin y continu elevndose y elevndose. Slo existe una manera de observar a una alondra, de modo que se tendieron de espaldas en el suelo, con la vista fija en el limpio cielo azul, mientras el pjaro se fue convirtiendo en un puntito imposible de distinguir.

Como tena muy presente en la memoria, fue uno de aquellos momentos perfectos en que la naturaleza parece celestial, sin ninguna insinuacin de predadores, de nubes ni tormentas.

Una vez que una alondra se pierde de vista, lo nico que se puede hacer es esperar que descienda, en esa bajada en picado que siempre parece suicida y que nunca lo es.

No alcanz a ver descender al pjaro.

Stephen se sent, la tirone para que se sentara y entonces le pidi que cambiara de decisin, que se casara con l, no con Hal; que lo esperara unos pocos aos hasta que l terminara sus estudios de leyes.

Catherine comenz a desabrocharle los botones, arrancndola del pasado. Trag saliva y se las arregl para no estremecerse.

No, no era posible que Stephen pensara que se haba puesto ese vestido para atormentarlo. Esa era otra coincidencia, lo que significaba que la llegada de l lo era y no tena ninguna trascendencia especial. Slo tena que sobrevivir a la cena. Al da siguiente se marchara.

Se lav y se puso su nico vestido de medio luto de seda, de hechura sosa y sin adornos, como era conveniente, y de un color lila igualmente soso. De pronto se sinti terriblemente cansada de los colores del luto. Incluso encontraba preferible el viejo vestido ya desteido.

Estuvo un momento pensando en todos sus vestidos de colores vivos, pero desech la idea; le dara a Hal los doce meses de luto debidos, y de ninguna manera estimulara la retorcida mente de lady Caldfort presentndose en la cena toda elegante y frvola. A saber qu dira.

Pero se pondra las perlas en lugar de los azabaches engarzados en acero; y as lo hizo. Eso le levant un poco el nimo, pero la cofia con adornos lila que haca juego con el vestido se lo baj en picado. Los tonos morados jams le haban sentado bien, pero hasta esa noche nunca haba pensado en eso.

Mir el reloj. Tena que bajar para comprobar que todo estuviera bien dispuesto para un invitado. Pero no con demasiada prisa. Siempre calculaba su llegada para estar en el despacho de lord Caldfort lo menos posible antes que anunciaran la cena.

Por otro lado, pens repentinamente, si bajaba pronto podra tener la oportunidad de averiguar la causa de la preocupacin de lord Caldfort. l siempre haca el laborioso trayecto a su dormitorio para cambiarse, y esa noche pondra especial esmero, por tener un husped. Si se daba prisa en bajar, quizs en el despacho no hubiera nadie y entoncesQu?

Fisgonear en el escritorio? Leer la correspondencia de lord Caldfort? La sola idea la amedrentaba, pero se arm de valor. Allanara la Torre de Londres si era