Ben Jonson. El Alquimista. Teatro Isabelino
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// El Alquimista
Traducción de J.R. Wilcock
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l. A. l. lZTAl!L.\PA ltlttllt1l Colección de Cultura Universitaria
Serie/Teatro
Dirección de Difusión Cultural Departamento Editorial
México, D.F. 1984 1
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JA UNNERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA ............ . .
Rector general
Fís. Sergio Reyes Luján
Secretario general
Mtro. Jorge Ruiz Dueñas
Dirección de Difusión Cultural
Director
Mtro. Evodio Escalante
Jefe del Departamento Editorial
Bernardo Ruiz
Jefe de la Secci6n de Producci6n
Femando Solana Olivares
Jefa de la Secci6n de Diseño
Natalia Rojas Nieto
1.
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@ Universidad Autónoma Metropolitana, 1983 1984
Reservados todos los derechos ISBN 968-597-256-7 Medellin 28 Col. Roma México D. F. C.P. 06700 Tel.. 5 11 61 92 Télex 1772152 UAM/RME
Impreso y hecho en México/Printed and made in Mexico
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PERSONAJES
Sutil, el alquimista.
Cara, el casero.
Dol Común, colega de éstos.
Gallardo, un amanuense.
Droguista, un cigarrero.
Lovewit, el dueño de casa.
Sir Epicuro Mamón, un caballero .
Pertinax Adusto, un jugador.
Tribulación Saludable, un Pastor de Amsterdam •
Ananías, su diácono.
Halcón, un muchacho duelista.
Señora Dócil, su he.rmana, una viuda. Vecinos, guardias, etc.
1,
La acción tiene lugar en Londres.
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ACTO PRIMERO·
Un cuarto en casa de Lovewit'. · r . r"' .• J
Entra Cara, con uniforme de capitán y con la e.spada desenvainada, y Sutil con .una redoma~ discutiendo, seguidos por Dol Común.
CARA ; ! : _, ·)e 1 <J
Te juro que lo haré.
/ .. SUTIL ¡fli ' '·
Peor para ti. Me importa un comino. :
DoL r</ f:'Ci.-; . v· ¿Estáis locos? Pero caballeros. Por favor ...
CARA
P icaro, te quitaré los calzones ...
SUTIL
¿Para qué? Para gozar lamiendo ...
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•
CARA
¡Bribón, bribón ... lamiendo tus engaños!
DoL Escuchadme, mi soberano, mi general, ¿estáis locos?
SUTIL
Oh, no te metas. Acércate, y te rociaré con un . líquido especial.
DoL ¿Queréis que los vecinos se enteren? ¿Queréis des
cubrirnos? ¡Silencio! Oigo a alguien.
CARA
Pícaro ...
SUTIL
Acércate, y destruiré toda la labor de tu sastre.
CARA ¿Tú, notorio sinvergüenza, insolente esclavo? ¿Te
atreverás?
SUTIL
Sí, por mi fe; sí, lo juro.
CARA ¿Quién crees que soy, mulato? ¿Quién soy yo?
SUTIL
Te lo diré, ya que no te conoces.
CARA
Habla más bajo, bribón.
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SUTIL
Hasta hace poco fuiste el mísero criado, honesto, bueno y humilde, que durante las vacaciones cuidaba la casa de retiro de su amo, en este barrio de Friars ...
CARA
¡No hables tan fuerte!
SUTIL
Promovido ahora por mi influencia al rango de .capitán suburbano.
CARA
¡Por tu influencia, perro doctor!
SUTIL
Y esto que digo es tan reciente que cualquiera puede recordarlo.
CARA ¿Y por ·qué, decidme, he sido favorecido por vos,
o vos por mí? Recordad, señor, nuestro primer encuentro.
SUTIL
No oigo bien.
CARA
Supongo que no. Pero os ayuderé, señor: fue en el Pie-corner, mientras tomabais vuestro cotidiano almuerzo de. vapores, junto a los mostradores de las fondas; donde os paseabais como el padre de las hambres, lastimosamente esquelético, con vuestra nariz ganchuda, y vuestra tez de baño romano, lleno
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•
de gusanos oscuros y melancólicos que semejaban granos de pólvora, restos de alguna explosión en el arsenal.
SUTIL
Os agradecería que alzarais un poco la voz.
CARA
Cuando ibais arropado en las diversas haldas que habíais escudriñado y recogido al amanecer en los vaciaderos; con los pies metidos en un par de zapatillas mohosas, para cubrir vuestros sabañones ulcerados; un sombrero de felpudo, y un sayo raído que apenas alcanzaba a cubrir vuestras nalgas inexistentes ...
SUTIL
¡Con que esas tenemos, señor!
CARA
Cuando toda vuestra alquimia, y vuestra álgebra,. vuestros minerales, vegetales y animales, vuestros conjuros, supercherías, y vuestra docena de oficios, no llegaban a cubrir vuestro cuerpo con ropas suficientes para hacer una mecha y encender el fuego, os apoyé, os di crédito para comprar vuestros carbones, vuestros alambiques, redomas, materiales, os construí un horno, atraje clientes, hice prosperar vuestras artes. diabólicas; os proporcioné, además, una casa donde practicar las ...
SUTIL
¡La casa de vuestro amo!
CARA
Donde luego alcanzasteis la más floreciente fama de alcahuete.
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J
SUTIL
Sí, en la casa de vuestro amo. Sólo vos y las ratas la poseían. No disimuléis. Sé que sabíais robar los restos de comida sin abrir el candado de la despensa, y vender a los taberneros. la cerveza ajena; todo esto, además de vuestras ganancias de tahur en las navidades, y la circulación de moneda falsa os daba una bonita renta, unos .veinte marcos, y crédito para conversar con estas telarañas, desde el día en que la muerte de vuestra ama desocupó la casa.
CARA
Podríais hablar más suavemente, bribón.
SUTIL'
No, escarabajo, te haré saltar en pedazos; aprenderás a no molestar a una Furia que lleva en su mano y en su voz la tempestad.
CARA
Este lugar te ha envalentonado.
SUTIL
No, tus ropas. Yo te saqué, oh gusano, del estiércol, pobre, infeliz, cuando ningún ser viviente osaba acompañarte, salvo las arañas, o algo peor; yo te arranqué de las escobas, del polvo, y las escupideras, para sublimarte, y. exaltarte y colocarte en la tercera región, llamada estado· de· giacia; yo te adiestré el espíritu a la quintaesencia, con esfuerzos que habrían merecido dos veces el· afán del filósofo; yo te puse al tanto de la moda y de las palabras, preparándote para el contacto con la gente distinguida; yo te enseñé a jugar, a ser quimerista, a trampear en las carreras, en las. riñas, en la baraja, en los dados o en cualquier otra galantería; te enseñé los se-
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ere tos de mis altas artes, ¿y así me das las gracias? ¿Te rebelas, huyes de la proyección? ¿Quieres irte?
DoL
Caballeros, ¿qué pretendéis? ¿Queréis arruinar todo?
SUTIL
Miserable, ni nombre tenías ...
DoL
¿Os destruiréis mutuamente en esta guerra civil?
SUTIL
Si no fuera por mí, nadie te conocería fuera del equi clibanum, del calor de la bosta en los sótanos subterráneos, o de una taberna más negra que la del sordo Juan; toda la humanidad te ignoraría, salvo las lavanderas y los taberneros.
DoL
¿Sabéis quién os escucha, mi soberano?
CARA
Pícaro ...
DoL
No, general, os creía mejor educado.
CARA
Si sigues hablando tan fuerte, me volveré frenético.
SUTIL
Y que te cuelguen, no me importa.
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CARA -"
A ti, carbonero, con todas tus cacerolas y sartenes; porque ya me has enfurecido ...
DoL
¡Oh, esto será nuestra ruina!
CARA
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Te inscribiré como alcahuete en Saint Paul: anunciaré con letras rojas todas tus supercherías de repollos huecos, polvo y desperdicios; explicaré cómo buscas los objetos perdidos con cribas y tijeras, y cómo figuras en el frente de las casas, y hurtas las sombras con un espejo; te haré quedar peor que Gamaliel Ratsey.
DoL
¿Estáis en vuestro sano juicio? ¿Gozáis de vuestros sentidos, señores?
CARA
Con una somera descripción de tus imposturas, escribiré un libro que será la verdadera piedra filosofal de los editores.
SUTIL
Vete, bribón de fosos.
CARA
Fuera, doctor de perros, vómito de todas las prisiones ...
DoL
Caballeros, ¿buscáis vuestra propia destrucción?
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CARA
, Y más vomitado aún por mentiroso.
SUTIL ¡Estafador!
CARA ¡Alcahuete!
SUTIL ·. ¡:Cobarde!
CARA
' ¡Brujo!
SUTIL ¡Carterista!
· C'.ARA
¡Hechicero!
DoL ¡Dios mío; estamos arruihados, perdidos! ¿Tan
poco os interesa vuestra reputación? ¿Dónde tenéis el juicio? Por Dios, pensad un· poco en mí, en nuestra. república ...
CARA
¡Fuera, basura! Haré que te apliquen, el, decreto sobre hechicería, trigésimo tercero de Enrique Octavo, bribón; y que te cuelguen por lavar el oro y afeitarlo.
DoL (Despojando a Ca.ra de su espada.) ¿Quieres que
te pongan un gorro de bufón en la cabeza? Y vos, señór, éon vuestro menstruo.<. (Arranca la redoma
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de manos de Sutil y la arroja al suelo J. ¡Recogedlo! Por el demonio, abominable par de hediondos, cesad de ladrar y reconciliaos; si no, por esta luz que me alumbra, os degüello. No quiero ser el botín de un cennisario, por una estúpida rencilla vuestra. Hasta ahora habéis defraudado juntos a todo el mundo;, que no se diga que preferís el muy cortés expediente de defraudaros mutuamente. ¡Lo acusarás! ¡Harás que le apliquen el decreto! (A Cara.) ¿Quién te creerá? ¡Un capitán hijo de p .. ., advenedizo, apócrifo, a quien ni un puritano ele Blackfriars le confiaría siquiera una pluma! j Y ,VOS también, a!llenazándolo,. realmente! (A Sutil.) ¡Insultándolo, reclamando la primacía de las ganancias! Queréis ser el jefe, como si sólo vos poseyérais la pólvora del proyecto, como si no hubiéramos comenzado el traba j p en igualdad de condiciones. ¿No era una empresa tripartita? ¿No eran comunes. todas las cosas? ¿No habíamos abolido la prioridad? !Caramba, perros perpetuos, vagabundos, reconciliaos, embaucad amablemente, y al•egremente, y tiernamente, como corresponde, y no perdáis el comienzo de . nuestra cosecha. Si no, juro por esta mano que yo también me sublevaré, y cogeré mi parte, y os abandonaré.
CARA
Él tiene la culpa; siempre •está murmurando, y C:chándome en cara sus labores, y diciendo que todo el peso· recae sobre él.
SUTIL Así es,. en efecto.
DoL ¿Cómo es eso? ¿Acaso no cumplimos con nuestra
parte?
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SUTIL
Sí, pero no son partes iguales.
DoL
Bueno, si hoy la vuestra es mayor, mañana podrán compensarla las nuestras.
SUTIL
Sí, tal vez puedan . .•
DoL ¡Tal vez puedan, mastín murmurador! Y podrán ..
¡Por mi muerte! Ayúdame a estrangularlo. (Coge a Sutil por la garganta.)
SUTIL
¡ Dorotea! Señora Dorotea. Por Dios, haré lo que queráis. ¿Qué pretendéis?
DoL ¿Así que vuestra fermentación, y vuestra alimen
tación ... ?
SUTIL
Yo no, por el cielo ...
DoL
Vuestro Febo y vuestra Selene ... Ayúdame. (A Cara.)
SUTIL
¡Que me cuelugen! Me doy por vencido.
DoL
¿Realmente, señor? Hacedlo, entonces, y rápido. Jurad.
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SUTIL
¿Qué debo jurar?
DoL
Que abandonaréis vuestra querella y colaboraréis amablemente con nosotros.
SUTIL
, Que me caiga muerto si alguna vez pretendí otra cosa. Sólo quise espolearlo un poco con mis palabras ...
DoL
Supongo que no necesitamos espuelas, señor. ¿No es verdad?
CARA
Ya veremos hoy quien es el mejor embaucador.
SUTIL
De acuerdo.
DoL
Sí; y a trabajar amablemente unidos.
SUTIL
Diablos, en lo que a mí se refiere, esta ruptura hará más fuerte nuestro nudo.
DoL Así me gusta, mis queridos babuinos. (Se dan la
mano.) ¿Por qué ofrecer a estos vecinos sobrios, miserables, precisos, que apenas habrán sonreído dos veces desde la coronación del r,ey, semejante fiesta ele risas con nuestra insensatez? A estos pícaros que se quedarían sin aliento por verme a caballo, o por veros con la cabeza metida en un agujero, pagando
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alquiler de oídos. No, admitidlo, y que por muchos años pueda el señor preboste asistir a las fiestas con su jubón de terciopelo viejo y sus fajas manchadas, oh noble soberano y benemérito general, sin que contribuyamos con una sola liga de estambre a su decaída merced.
SUTIL
¡Oh, magnífico Dol! Hablaste como Claridiana, y como sólo tú puedes hablar.
CARA
Por estas palabras cenarás en el lugar triunfal, y nunca más serás llamado Dol Común, sino Dol Pertinente y Dol Singular. (Suena la campanilla, adentro.)
SUTIL
¿Quién es? Alguien llama. A tu ventana, Dol. (Sale Dol.J Ruego al cielo que no sea el dueño de la casa.
CARA Oh, no temáis; mientras la peste siga matando a
uno por semana, no pensará en volver a Londres; por otra parte, está muy ocupado con sus plantaciones de lúpulo; me escribió una carta. Y si decidiera regresar, me avisaría a tiempo, para que le ventile la casa, y en ese caso podríamos irnos tranquilamente; podemos quedarnos una quincena más. (Entra Dol.J
SUTIL
¿Quién es, Dol?
DoL Un jovencito.
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CARA Es el amanuense que descubrí anoche en Holborn,
en "La Daga". Ya te hablé de él; quiere un demonio que le ayude a hacer trampas en las carreras, y ganar .copas.
DoL ¡Oh, hacedlo pasar!
SUTIL
Espera. ¿Quién se encarga de él?
CARA Ponte tu manto; yo haré como si saliera.
DoL
¿Y qué haré yo?
CARA Te esconderás. ¡Fuera! (Sale Dol.J Adopta un aire
reservado.
SUTIL
Por supuesto. (Sale Sutil.)
CARA (Fuerte, retirándose.) Que Dios os guarde, señor;
decidle que estuve aquí. Se llama Gallardo; me hubiera gustado quedarme, pero ...
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(Adentro.) Aquí estoy, capitán.
CARA ¿Quién es? Creo que es él, doctor. (Entra Gallar
do.) Qué lástima, señor, ya me iba.
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GALLARDO
Os aseguro que lo siento mucho, capitán.
CARA Pero no dudaba que os encontraría.
GALLARDO
Sí, me alegro mucho. Tuve que extender una o dos escrituras sin importancia, anoche presté mi reloj a un amigo que hoy cena con el Alguacil; por eso perdí la hora. (Entra Sutil, con gorra y manto de terciopelo.) ¿Es éste el sabio?
CARA Esta es su reverencia.
GALLARDO ¿Es doctor?
CARA Sí.
GALLARDO
¿Y ya se lo habéis dicho, Capitán?
CARA Sí.
GALLARDO ¿Y qué?
CARA En verdad, señor, pone tantas dificultades, que no
sé qué decir.
GALLARDO
No puede ser, mi buen Capitán.
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•
CARA , 070212
Creedmé, preferiría no oír una palabra más de este asunto.
GALLARDO
No, señor, me entristecéis. ¿Por qué decís tal cosa? Me atrevo a aseguraros que no seré ingrato.
CARA Estoy seguro de que no lo seréis, señor. Plero la
ley es tan estricta. . . y dice que con este asunto de Rcad, tan reciente ...
GALLARDO
¡ Read! Era un asno, y se metió con un tonto.
CARA Era un amanuense, señor.
GALLARDO
¡Un amanuense!
CARA No, oídme, señor; creo que conocéis la ley mejor.
GALLARDO
La conozco, señor, y conozco el castigo; recordad <¡uc os _mostré el código.
CARA En efecto.
GALLARDO
.~Y entonces teméis que hable? Por esta mano de rnrnc, que nunca más pueda escribir con buena lelt'll, si me descubro. ¿Qué creéis que soy, un bajá?
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CARA ¿Qué es eso?
GALLARDO
El turco que vino aquí. Como si uno dijera: ¿Creéis que soy un turco?
CARA Se lo diré al doctor.
GALLARDO
Hacedlo, mi querido y amable Capitán.
CARA Venid, noble doctor; por favor, atendednos; este es
el caballero, y dice que no es un bajá.
SUTIL
Capitán, ya os he contestado. Haría muchas cosas. por vos, pero esto no puedo ni quiero hacerlo.
CARA Vamos, no digáis eso. Se trata de una noble per
sona, que os recompensará magníficamente; además, no es un bajá; esto debería convenceros.
SUTIL
Por favor, cesad ...
CARA Trae cuatro monedas de oro.
SUTIL
Me ofendéis, buen señor.
CARA
¿Por qué, doctor? ¿Porque os tiento?
22
•
SUTIL
Porque tentáis mis artes y mi afecto, señor, con esos riesgos. Por ello, apenas puedo creer que seáis mi amigo, cuando me arrastráis así hacia un peligro evidente .
CARA ¡Os arrastro! Que os arrastre un caballo, y un ca
bestro, a vos y a todos vuestros demonios juntos ...
GALLARDO
Mi buen Capitán.
CARA
Que no distinguen una persona de otra.
SUTIL
¡Qué palabras, señor!
CARA
¡Qué proceder, doctor de carne de perros! Caramba, no os traigo ningún embaucador, ningún Claribel ele cinco cincuenta, capaz de hincharse y escupir sus secretos como un flan caliente.
GALLARDO
¡Capitán!
CARA
Ni un melancólico acólito, que cuenta todo al Vicario; sino un cabaU.ero especial, heredero de una renta de cuarenta marcos al año, que platica con 1011 poetas menores de su tiempo y es la única esptrn nza de su anciana abuela; que conoce la ley, y t!Mcribc en seis hermosos tipos de Caligrafía; buen e1cribano, perfecto en sus cifras, capaz de jurar con
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el Testamento Griego en el bolsillo si es necesario y cortejar a su amante mejor que Ovidio.
GALLARDO
No, amable Capitán ...
CARA
¿ No me lo dijisteis vos mismo?
GALLARDO
Sí, pero me gustaría que tratarais con más respeto al señor doctor.
CARA
¡Que lo cuelguen, ciervo orgulloso, con su vasta cabeza de terciopelo! Si no fuera por vos, prderiría ahogarme antes que cambiar una partícula de mi aliento con semejante nulidad; venid, nos vamos. (Se dispone a salir.)
SUTIL
Permitidme una palabra.
GALLARDO
Su reverencia os llama, Capitán.
CARA
Siento mucho haberme embarcado en semejante aventura.
GALLARDO
No, amable señor, os he llamado.
CARA
¿Acepta, entonces?
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SUTIL
Primero, oidme ...
CARA
Ni una sílaba si no aceptáis.
SUTIL
Os ruego, señor ...
CARA
Bajo ninguna condición, si no es assumpsit.
SUTIL
Que vuestro capricho sea mi ley. (Toma las cuatro monedas de oro.)
CARA Ahora, señor, hablad. Os confiero el honor de es
cucharos. Hablad, y también os escuchará este caballero.
SUTIL
Pero, señor ... (Trata de murmurar algo en el oído de Cara.)
CARA
Nada de murmullos.
SUTIL
Por el cielo, no sabéis el daño que os hacéis . •
CARA
¿Por qué? ¿Cómo?
SUTIL
Pues al mostraros tan oficioso en favorecer a una
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persona que se arrepiente cuando está a punto de ganarse todo el dinero de la ciudad.
CARA jCómo!
SUTIL
Sí, de hacer saltar banquero trans banquero, como si fueran bolos. Si le proporciono un demonio, dadle todo el dinero que tengáis; no temáis, porque ganará indefectiblemente.
CARA
Estáis en un error, doctor. Sólo pide un demonio para ganar en las carreras, un elfo ratero, y no uno de vuestros espíritus poderosos.
GALLARDO
Sí, Capitán, preferiría uno que sirviera para toda clase de juegos.
SUTIL
¿ Qué os había dicho?
CARA
(Llevándofe aparte a Gallardo.) ¡Caramba, esta es una novedad! Creí que me habíais dicho que erais
·un pájaro doméstico, que sólo queríais revolotear unas dos veces por mes, los viernes por la noche, al salir de la oficina, por una bagatela de cuarenta o cincuenta chelines.
GALLARDO
Sí, es verdad, señor; pero ahora pienso abandonar la jurisprudencia y por lo tanto ...
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CARA
Bueno, esto cambia mucho las cosas. ¿Creéis que podré mostrarme tan pedigüeño con el doctor?
GALLARDO
Por favor, señor; ya veo que para él es lo mismo.
CARA
¡Cómo! ¿Por esa suma? Honradamente, no puedo, ni me parece bien que lo pretendáis.
GALLARDO
No, señor, pienso agregar lo que sea necesario.
CARA
Entonces, señor, haré un intento (Se acerca a Sutil.) ¿Y uno que sirviera para cualquier juego, doctor?
SUTIL
Entonces, declaro que no comerá con una boca, sino con veinte bocas insaciables, creedme; su signo es el signo del jugador.
CARA
¿Verdad?
SUTIL
En cuanto empiece, toda la riqueza del reino será tuya.
• CARA
¿Así lo afirma vuestra ciencia?
SUTIL
SI, señor, y mi razón, base de toda ciencia. Su tipo es el tipo preferido por la reina de las Hadas.
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CARA ¡Cómo! ¿Verdad?
SUTIL
Callad, que os oirá. Ah, señor, si ella lo viera ...
CARA ¿Qué?
SUTIL
No se lo digáis.
CARA ¿Ganaría también a los naipes?
SUTIL
Juraríais que es la reencarnación del finado Holland, que en él alienta el espíritu del viviente Isaac; su suerte será tan vigorosa, que nadie podrá resistirla. Es más, sería capaz de poner en un aprieto a seis cortesanos juntos.
CARA
¡Qué extraña felicidad, nacer con semejante disposición ... !
SUTIL
Hombre, os escucha ...
GALLARDO
Señor, no seré ingrato.
CARA
Para decir verdad, confío en su honradez; ya oís que os asegura que no será ingrato.
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SUTIL
Bueno, como queráis; os arriesgáis tanto como yo.
CARA Por favor, hacedlo, doctor; confiad en él, y enri
quecedlo. Podría hacernos felices en una hora, ganando p<;>r ejemplo cinco mil libras, y regalándonos dos mil.
GALLARDO
Creedlo, señor, así lo haré.
CARA Y así debéis haoerlo, señor (Lo lleva a un costado.)
¿Habéis oído todo?
GALLARDO
No. ¿Qué decía? No oí nada, señor.
CARA ¿Nada?
GALLARDO
Un poco, &eñor.
CARA Bueno; parece que una estrella afortunada ilumi
nó vu~stro nacimiento.
GALLARDO
¡El mío, señor! No. •
CARA El doctor jura que sois ...
SUTIL
No, Capitán, no se lo digáis aún.
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CARA
... pariente de la reina de las Hadas.
GALLARDO
¿Quién? ¿Verdad? Creedme, no es posible ...
CARA
Sí, y que habéis nacido con una membrana sobre 1a cabeza.
GALLARDO ¿Quién lo afirma?
CARA
Vamos, sin duda lo sabéis, y lo disimuláis.
GALLARDO
Juro. que no; estáis equivocado.
CARA
¡Cómo! ¿Os atrevéis a jurar algo tan evidente, delante del doctor? ¿Cómo queréis que confiemos, señor? ¿Cómo creer entonces que nos mandaréis nuestra parte cuando hayáis ganado las cinco o seis mil libras?
GALLARDO
Por Júpiter, señor, ganaré diez mil libras, y os daré la mitad. Juro que es cierto.
SUTIL
No, no; sólo fue una broma.
CARA
Dad las gracias al doc~or, que es tan buen amigo vuestro, y que toma así las cosas.
30
GALLARDO
Agradezco a vuestra reverencia.
CARA
¡Así me gusta! Otra moneda.
GALLARDO
¿Os parece?
CARA
070212
¡Si me parece! Caramba, ¿a qué llamáis gracias, entonces? ¡Qué frivolidad! Doctor (Gallardo le da la moneda.) ¿Cuándo queréis que venga a buscar a su <lcmonio?
GALLARDO
i! No me lo daréis ahora?
SUTIL
¡Oh, mi buen señor! Falta aún todo un mundo de ceremonias. Primero debéis ser bañado y fumigado; Hdem;ís, la reina de las Hadas no se levanta hasta m.ecliotlía.
CARA
< :011 toda seguridad, si bailó durante la noche.
SUTIL
Después debe bendecirlo.
• CARA
,! No habéis visto nunca a Su Alteza Real?
GALLARDO
¿A quién?
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CARA
A vuestra Hada madrina.
SUTIL
No, Capitán; desde que lo besó en la cuna. De eso podéis estar seguro.
CARA
Bueno, tratad de ver a su alteza, cueste lo que rneste, por algo que yo sé. Será bastante difícil, pero le todos modos, tratad de verla. Creedme; si lográis verla, sois rico. Su alteza es una mujer solitaria, y muy rica; y si se interesa por vos hará cualquier cosa. Vedla, no importa a qué precio. Caramba, hasta podría dejaros todo lo que tiene; ese es el temor del doctor.
GALLARDO
¿Qué debo hacer entonces para conseguirlo?
CARA
Dejadlo por mi cuenta, no os preocupéis. Decidle solamente: Capitán, quiero ver a su alteza.
GALLARDO
Capitán, quiero ver a su alteza.
CARA
Suficiente. (Golpean adentro.)
SUTIL
¿Quién es? Ya voy (Aparte a Cara.) Hazlo salir por la puerta de atrás. Señor, preparaos para la una; hasta esa hora debéis ayunar; tan sólo tomaréis tres gotas de vinagre por la nariz, dos por la boca, y una por cada oreja; luego bañad el extremo de vuestros
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dedos y lavaos los ojos, para aguzar vuestros cinco sentidos; gritando tres veces jum, y otras tantas veces buz; luego venid.
CARA
¿Lo recordaréis?
GALLARDO
Os lo aseguro.
CARA
Bueno, partid entonces. R1epartiréis unas veinte coronas entre los servidores de su alteza, y os pon-' dréis una camisa limpia; no sabéis las gracias que su gracia puede concederos con ropa limpia.
SUTIL
(Adentro.) ¡Entrad! Mis buenas señoras (Salen Cara y Gallardo.), os ruego que me disculpéis; os aseguro que no podré atenderos hasta la tarde. (Entra Sutil, seguido por Droguista.) ¿Cómo decís que os llamáis? ¿Abel Droguista?
DROGUISTA 1 , ' • '
Sí, señor.
SUTIL
¿Vendedor de tabaco?
DROGUISTA
Sí, señor.
• SUTIL
¡Juml ¡Independiente!
DROGUISTA
Sí, sefior, con vuestro permiso.
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SUTIL
Bueno.,. ¿Qué asunto os trae, Abel?
DROGUISTA
Esto, si vuestra merced me permite: soy un joven principiante, y estoy edificando una botica nueva, si vuestra gracia me permite, aquí en la esquina; este es el plano ... y quisiera, señor, que por medio de la necromancia vuestra merced me indicara de qué lado debo poner la puerta, y de cuál los estantes; y cuáles serán para las cajas, y cuáles para los potes. Me gustaría progresar, señor; acudo a vuestra merced por consejo de un caballero, un tal Capitán Cara, que dice que conocéis los planetas de cada hombre, y sus ángeles buenos y sus ángeles malos.
SUTIL
En efecto, pero cuando me los muestran ... (Entra Cara.)
CARA
jCómoJ ¡Mi buen Abel! Bienvenido.
DROGUISTA
Justamente hablaba de vuestra merced cuando entrasteis; os ruego que intercedais por mí ante el señor doctor.
CARA
Hará todo lo que queráis. ¡Doctor!, ¿me oís? Este es mi amigo Abe!, una buena persona; suele venderme buen tabaco, y no lo adultera con borra de vino o con aceite, ni lo lava con moscada o con especias, ni lo entierra en el pedregullo, envuelto en cuero engrasado o en trapos orinados; lo guarda en cambio en blancos potes, que huelen a esencias
M
de rosas, o a habas francesas. Tiene su bloque de arce, sus pinzas de plata, sus pipas de Winchester, y sus fuegos de enebro; es una persona limpia, honesta, atildada y generosa.
SUTIL
Por lo menos, estoy seguro de que es un hombre de suerte.
CARA
¿Ya lo habéis descubierto, señor? ¡Abe!, alégrate!
SUTIL
Y a un paso de la opulencia ...
CARA
¡Señor!
SUTIL
Para este verano será el sostén de todos sus conocidos y vestirá de púrpura antes de la primavera; gastará cuanto se le ocurra.
CARA
¿Cómo? ¿Con tan poca barba?
SUTIL
Señor, es posible que tenga una receta para hacer crecer el pelo; pero será sensato, preservará su juventud, y pagará por ella; su, suerte lo ha decidido de otra manera.
CARA
Caramba, doctor, ¿cómo podéis saberlo tan rápidamente? ¡Esto sí me divierte!
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SUTIL
Utilizando una regla de rnetoposcopía que conozco, Capitán; cierta estrella en la frent·e, que no podéis ver. Vuestra tez castaña u olivácea nunca falla; y la longitud de vuestra oreja promete mucho. También lo sé por ciertas manchas de los dientes y por la uña del dedo Mercurio.
CARA
¿Cuál es?
SUTIL
El dedo meñique. Mirad, ¿habéis nacido un miércoles?
DROGUISTA
Sí, señor, exactamente.
SUTIL
El pulgar, en quiromancia, corresponde a Venus; el índice a Júpiter; el dedo medio a Saturno; el anular al Sol; y el último a Mercurio, que reinó sobre su horóscopo, siendo Libra su casa de la vida; lo que pronosticaba que sería comerciante y que trabajaría con la balanza. ·
CARA
Pero, ¡qué extraordinario! ¿No es cierto, mi honrado Nab?
SUTIL
Veo un barco, proveniente de Ormuz, que le traerá un gran surtido de drogas. . . ¿Este es el Oeste, y este el Sud? (Indicando el plano.)
DROGUISTA
Sí, señor.
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SUTIL
¿Y estos son los dos costados?
DROGUISTA
Sí, señor.
SUTIL
Hacedme la puerta, entonces, hacia el sud; el frente, hacia el oeste; y del lado este del negocio, arriba, escribid: Mathlai, Tarmiel, y Baraborat; del lado norte: Rael, Velel, Thiel. Son los nombres de los espíritus mercuriales que alejan las moscas de las cajas.
DROGUISTA
Sí, señor.
SUTIL
Y debajo del umbral enterradme una pi·edra imán, para atraer a los galanes que usan espuelas; los demás los seguirán.
CARA
¡Qué secreto, Nab!
SUTIL
Y en la vidriera una muñeca con maquinaria, y pintura de corte para atraier a las damas; comerciaréis mucho en minerales.
DROGUISTA
Señor, ya tengo en casa ...
SUTIL
Sí, ya sé que tenéis arsénico, vitriolo, tártaro, álcali, cinabrio: lo sé todo. Esta persona, Capitán, llegará a ser un gran alquimista, y téndrá que ver (no diré directamente, pero casi) con la piedra filosofal.
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CARA Pero ¡Abel! ¿Es cierto?
DROGUISTA
(Aparte a Cara.) Mi querido Capitán, ¿cuánto debo pagarle?
CARA
No sé, lo dejaré librado a tu discreción. Ya oíste todas las riquezas que llegarás a poseer; él mismo dice que puedes gastar cuanto se te ocurra.
DROGUISTA
Le daré una corona.
CARA
¿Una corona? ¿A cambio de semejante fortuna? Por Dios, más bien deberías darle todo el negocio. ¿No tienes monedas de oro?
DROGUISTA
Sí, tengo un portugués; hace seis meses que lo guardo.
CARA
¡Muéstralo, Nab! Caramba, con semejante oferta ... Ya no lo guardarás más; yo se lo daré en tu nombre. Doctor, N ab ruega a vuestra reverencia que acepte esto, para unas copas y jura que luego será más generoso, a medida que vuestra ciencia lo haga progresar.
DROGUISTA
Quisiera solicitar otro favor a vuestra reverencia.
CARA
¿De qué se trata, Nab?
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DROGUISTA
Que eche una ojeada, señor, a mi almanaque, y tache mis días malos, para no cerrar trato en ellos, ni dar fianza.
CARA
Lo hará, Nab; déjalo, y estará terminado esta tarde.
SUTIL
Además de la dirección de sus estantes.
CARA
Y ahora, Nab, ¿estás contento?
DROGUISTA
Agradezco, señor, a vuestras reverencias. (Sale Droguista.)
CARA
¡Fuera! ¡Bueno, humeante perseguidor de la naturaleza! ¿Habéis visto que también puede hacerse algo fuera de vuestros carbones, y vuestras aguas corrosivas, vuestros crisoles y vuestras cucúrbitas? Necesitáis que os traiga la materia prima; y sin embargo, creéis que no me cuesta nada descubrir estas vetas, y luego perseguirlas, para poder por fin ponerlas a prueba. Por Dios, mi inteligencia me cuesta más dinero que lo que obtengo en estos difíciles trabajos.
SUTIL
Oso chanceáis, señor. . . (Entra Dol.J ¡Hola! ¿Qué dice mi bonita Dol?
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BOL
Esa pecadora no quiere irse. Y también está vuestra giganta, la alcahueta de Lambeth.
SUTIL
No puedo atenderlas ahora, corazón.
DoL Les dije que no podríais verlas hasta la noche, des
de adentro del baúl, como si fuera uno de vuestros demonios. Pero acabo de v,er a sir Epicuro Mamón ...
SUTIL
¿Dónde?
DoL En la esquina del callejón; venía hacia aquí, lento
de pies, pero activo de lengua, con otra persona.
SUTIL
Vete, Cara, y múdate de ropa (Sale Cara.) Dol, también tú debes prepararte.
DoL ¿Por qué, qué pasa?
SUTIL
¡Oh! Creí que llegaría al alba; me asombra que haya podido dormir: hoy debo dar fin a nuestro magisterio, nuestra obra magna, la piedra; y entregársela terminada en sus manos; hace un mes que habla de ella como un poseído. Y paga todo lo que uno le pide. Ya lo veo entrar en las fondas, ofrecer su piedra para la viruela y las casas apestadas, :recetar, pasearse por Moorfields en busca de leprosos, vender pulseras perfumadas a las burguesas, con
40
'07021.2 un preservativo extraído del elixir; recorrer los hospitales para rejuvenecer prostitutas y los caminos para enriquecer mendigos; no veo el término de sus afanes. Conseguirá que la naturaleza se avergüence de su letargo, cuando vea que el arte, una mera madrasrra, lo aventaja en su amor a la humanidad; mientras dure su sueño, será la edad de oro. (Salen.)
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ACTO SEGUNDO
Una habitació'n exterior de la casa de Lovewit.
(Entran Sir Epicuro Mamón y Adusto)
MAMÓN
Entrad, señor. Pisáis ahora las playas del Novo Orbe; este es el rico Perú, y allí dentro, señor, están las minas de oro, el gran Ophir de Salomón. Él tardó tres años en llegar, pero nosotros arribamos en diez me&es. Hoy podré decir a todos mis amigos la palabra feliz: "Enriqueceos: desde hoy en adelante seréis un personaje." Ya no tendréis que pensar en dados cargados ni en frágiles barajas. Ya no tendréis que atender a todas horas al joven heredero; ni suplicarle cuando se niega a proporcionar vuestro sustento. Nunca más la sed del satén o las codicias de entrañas de terciopelo para una capa burdamente tejida, que lucirán en casa de la señora Augusta, obligarán a los hijos del Azar y de la Espada a arrodillarse ante el becerro de oro, y cometer noches
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enteras de sacrilegio entre el vino y las prostitutas, o a seguir el tambor y el estandarte. Todo esto ha terminado. Engendraréis jóvenes virreyes, y tendréis escfavos y esclavitos, Adusto mío. Y tú eres el primero a quien diré: ¡Enriquécete! ¿Dónde estará mj Sutil? ¡Hola, los de adentro!
CARA
(Adentro.) Ya va, señor.
MAMÓN
Esta es su salamandra, su Pulmón, su Céfiro; el que sopla los carbones, hasta encender el mismo centro de la naturaleza. Sois incrédulo, señor. Esta noche, convertiré todo el metal de mi casa en oro; y mañana temprano mandaré llamar a todos los plomeros y caldereros, y les compraré todo el plomo y el latón que tengan, y todo el cobre de Lothbury.
ADUSTO
¿ También lo convertiréis?
MAMÓN
Sí, y compraré los condados de Cornwall y de Devonshire, y los transformaré en perfectas Indias. ¿No os asombra?
ADUSTO
No, en verdad.
MAMÓN
Pues cuando veais los efectos de la Gran Medicina; y cómo al proyectar sólo una parte de la misma sobre cien de Mercurio, de Venus o de la Luna, s,e convierten en otras tantas partes de Sol; no, en un millar, y así hasta el infinito; •entonces me creeréis.
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ADUSTO
Sí, lo creeré cuando lo vea. Pero si así, sin darles motivo, me engañan los ojos con esos ídolos, prefiero que me deshagan al instante.
MAMÓN
¿Por qué? ¿Suponéis que son fábulas? Os aseguro que el dueño ele la flor del sol, del perfecto rubí denominado elixir, no sólo puede hacer todo eso, sino también conoeder honores, anior, respeto, larga vida; otorgar valentía, invulnerabilidad y victorias a quienquiera. En veintiocho días convertiré a un anciano de ochenta en un niño.
ADUSTO
Sin duda; ya lo es.
MAMÓN
No, quiero decir que restauraré su juventud, que lo renovaré como un águila, hasta su quinta edad; le haré concebir hijos e hijas, jóvenes gigantes, como lo hacían nuestros filósofos, antes del Diluvio, los antiguos patriarcas; bastará con que tome una vez por semana la cantidad de un grano de mostaza de elixir, sobre la punta de un cuchillo; será un fornido Marte, y engendrará jóvenes Cupidos.
ADUSTO
< >s lo agradecerán las ruinosas vestales de Pictha t ch, que conservan siempre vivo el fuego sagrado.
MAMÓN
Es el secreto de la naturaleza, medicinada contra toda infección; cura todas las enfermedades, sea cual sea su causa; el dolor de un mes, en un día; el de un año en doce, y en un mes el de cualquier edad,
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mejor que las dosis y recetas de vuestros médicos droguistas. Además, eliminaré en tres meses la peste del país.
ADUSTO
Y yo entonces me encargaré de que los actores canten vuestras loas sin recurrir a sus poetas.
MAMÓN
Lo haré, señor. Mientras tanto, daré una parte a mis criados, para que la entreguen racionada, como preservativo, a la ciudad entera; una dosis para cada casa, en la cantidad ...
ADUSTO
¿Cómo hace con el agua el que construyó los depósitos?
MAMÓN
Sois incrédulo.
ADUSTO
En verdad, tengo un carácter que no se deja engañar fácilmente. Vuestra piedra no podrá trasmutarme.
MAMÓN
Pertinax, mi Adusto, ¿no creeréis en la antigüedad? ¿Ni en los documentos? Os mostraré un libro de alquimia escrito por Moisés y su hermana, y Salomón; es más, un tratado compuesto por Adán ...
ADUSTO
¡Cómo!
MAMÓN
En holandés, sobre la piedra filosofal.
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ADUSTO
¿Adán escribía en holandés, señor?
MAMÓN
En efecto; lo que prueba que el holandés es la lengua más primitiva.
ADUSTO
¿En qué papel?
MAMÓN En tablas de cedro.
ADUSTO
En verdad, dicen que resiste muy bien a los gusanos.
MAMÓN
Es como la madera irlandesa contra las telarañas. También tengo un trozo del vellocino de Jasón, que era simplemente un libro de Alquimia, escrito sobre una gran piel de oveja, un buen pergamino gordo. Lo mismo fue el muslo de Pitágoras, la tina de Pandora; y toda esa fábula de los encantos de Medea, no es más que la descripción de nuestros métodos; los toros, nuestros hornos, cuyo aliento es aún de fuego; nuestro azogue, el Dragón; los dientes del Dragón, Mercurio sublimado, que conserva su blancura, su dureza y su mordedura; se mezclan en el yelmo de J asón, el alambique; luego se siembran en el campo de Marte, y se los sublima nuevamente, tantas veces como sea necesario, hasta fijarlos. Todo esto, y el jardín de las Hespérides, la historia de Cadmo, la lluvia de Júpiter, el don de Midas, los ojos de Argos, el Demogorgon de Bocaccio, y mil más, son enigmas abstractos de nuestra piedra. (Entra Cara, vestido de
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criado.) ¿Qué tal? ¿Tenemos éxito? ¿Llegó uuestro día? ¿Me mantiene firme?
CARA
Hoy vuestro ocaso será rojo, señor; tenéis el color púrpura adecuado. El fermento rojo ha cumplido su misión; dentro de tres horas, preparaos para ver la proyección.
MAMÓN
Pertinax, mi Adusto, nuevamente te digo: ¡enriquéceteJ Hoy tendrás lingotes, y mañana afrentarás a los lores. No es ciierto, Céfiro mío ¿No se enrojece aún el recipiente?
CARA
Como una muchacha encinta, señor, recién descubierta por su amo.
MAMÓN
!Mi ingenioso Pulmón! Sólo me preocupa dónde conseguiré material suficiente para la proyección; la ciudad entera no alcanzará.
CARA
¿No, señor? Comprad los techos de las iglesias.
MAMÓN
Es cierto.
CARA Sí. Dejadlas descubiertas, como su auditorio; o cu
bridlas nuevamente con tablones.
MAMÓN
No, con paja; así no se cansarán las vigas, mi
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Pulmón. Pulmón, te manumitiré de los hornos; restauraré el color de tu piel, mi Soplón, perdido entre las brasas, y repararé este cerebro herido por el vapor de los metales.
CARA
Señor, estoy ·exhausto de soplar en vuestro honor; aparté del fuego muchos carbones, porque no eran de haya; los pesé exactamente al echarlos dentro, para conservar una temperatura uniforme; mis ojos se han enceguecido vigilando vuestros diversos colores, señor: el limón pálido, el verde león, el cuervo, el cola de pavo real, el cisne empenachado.
MAMÓN
¿Y finalmente descubriste la flor, el sanguis agni?
CARA
Sí, señor.
MAMÓN
¿Dónde está tu amo?
CARA
Cumpliendo con sus devociones, señor; es un alma de Dios, y está rezando por el éxito.
MAMÓN
Pulmón, yo daré fin a tus afanes; serás el jefe de mi serrallo.
CARA
Muy bien, señor.
MAMÓN
¿Me oyes? Te cubriré de oro, mi Pulmón.
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Sí, señor.
MAMÓN
Tendré una lista de mujeres y de concubinas, como Salomón, que también poseyó la piedra; gracias al elixir seré tan duro y tan fuerte como Hércules, y serviré a cincuenta mujeres por noche. ¿Estás seguro de haberlo visto enrojecerse?
CARA En sangre y espíritu, señor.
MAMÓN
Haré llenar de aire mis colchones: el plumón de las aves es demasiado duro; y tapizaré mi cuarto oval con las figuras que Tiberio trajo de Elefantis, y que pálidamente imitó el Aretino; biselaré mis espejos en mil ángulos sutiles, para que dispersen y multipliquen las imágenes cuando me pasee desnudo entre mis súcubos. Me perderé en neblinas de perfumes vaporizados en las estancias; mis baños serán vastos como estanques, donde nos hundiremos y resurgiremos para secarnos rodando entre las gasas y las rosas -¿Habrá llegado al rubí?-. Y cuando sepa que algún ciudadano rico (o algún abogado pudiente) posee una mujer sublimadamente hermosa, le mandaré mil libras para que me la preste.
CARA ¿Y yo se las llevaré?
MAMÓN
No, no utilizaré alcahuetes; usaré madres y padres (lo harán mejor, mucho mejor que los otros); y,mis aduladores serán los teólogos más puros y más gra-
50
070212 ves que mi dinero pueda conseguir; elocuentes burgueses serán mis nuevos bufones, y mis poetas aquellos que tan sutilmente describen los gruñidos; y de este único tema conversaré siempre con ellos. Y esos escogidos que se dicen los padrillos de la corte y de la ciudad, y que entre sí calumnian a las mismas damas cuya inocencia conocen, serás mis eunucos, y me refrescarán con abanicos de diez colas de avestruz cada uno, reunidas en penachos. Seremos magníficos, Soplón, apenas dispongamos de la medicina; mis manjares llegarán en conchas de la India, en ban·dejas de ágata engarzadas en oro, e incrustadas de esmeraldas, zafiros, jacintos, y rubíes. Lenguas de car-
. pa, comadrejas, y patas de camello, hervidas en espíritu solar, y perlas disueltas: el régimen de Apicius contra la epilepsia; y beberé esos caldos con cucharas de ámbar, cuyos cabos serán de diamante y de carbuntlos; mi lacayo comerá faisanes, salmones en escabeche, tríngidos, francolines, lampreas; en vez de ensalada me haré servir barbas de comizas, hongos al aceite; y las untuosas y esponjosas ubres recién cortadas de una marrana preñada y gorda, en una salsa exquisita y penetrante; y diré a mi cocinero: ·"Toma este dinero, y hazte armar caballero.''
CARA Señor, me voy al instante a ver cómo progresa
<Sale.)
MAMÓN
Bueno. Mis camisas serán de tafetán de Florencia, suave .y liviano como la telaraña; y mis otras prendas serán tan finas que ·provocarían al Persa a batallar nuevamente con el mundo. Y mis guantes, de piel de ave y de pescado, p:erfumados con esencias del paraíso y aire oriental.
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ADUSTO
¿Y con esto esperáis conseguir la piedra?
MAMÓN
No; con la piedra espero conseguir esto.
Anusro He oído decir que hay que ser un horno frugi, un
hombre santo, ·piadoso y religioso, libre de pecado; una verdadera virgen.
MAMÓN
Para hacerla, señor; así es. Pero yo la compro; mi suerte me la proporciona. Este honrado infeliz, un buen hombre, notable y supersticioso, se ha pelado las rodillas para obtenerla, y se ha gastado las pantuflas rezando y ayunando, y seguirá haciéndolo. Aquí viene. No digáis en su presencia una sola palabra sacrílega: sería un veneno. (Entra Sutil.) Buen día, padre.
SUTIL
Buen día, hijo querido. Y buen día, también, a vuestro amigo. ¿Quién es? ¿Un amigo?
MAMÓN
Es un hereje que traje conmigo, con la esperanza de convertirlo, señor.
SUTIL
Hijo, sospecho que seáis codicioso, para llegar así en el momento exacto; al alba prevenís el día. Esto implica cierto apetito carnal e inoportuno. Tened cuidado de que la hendición no os abandone por causa de vuestra prisa ingobernable. Me dolería mucho que mis labores, fruto de largas vigilias e inmensa
52
paciencia, y ya próximas a su término, no prosperaran como mi celo y mi atención lo merecen. Los cual•es (y tomo por testigos al cielo, y a vos mismo, a quien confieso todos mis pensamientos) sólo buscaron en todas mis acciones el bienestar público, una utilidad piadosa, y esa estimable caridad que ha llegado a ser un prodigio entre los hombres. Por lo tanto, si ahora prevaricarais, hijo mío, y utilizarais una bendición tan grande y tan católica para vuestro placer particular, os aseguro que una maldición os perseguiría, sí, y anularía vuestras intenciones más sutiles y más secretas.
MAMÓN
Lo sé, señor; en lo que a mí respecta, no temáis. Vine solamente para que refutarais a este caballero.
Anusro El cual, señor, a decir verdad, no tiene demasiada
fe en vuestra piedra, y no se dejará engañar.
SUTIL
Bueno, hijo; todo lo que puedo decir para convenceros es esto: La obra ha sido consumada; el sol brillante reviste sus galas. Poseemos la medicina del triple espíritu, la gloriosa esencia. Gracias sean dadas al cielo, y que él nos haga dignos de ella. ¡ Ulen Spiegel!
CARA
(Adentro.) Voy, señor.
SUTIL
Fíjate bien en el registro, y disminuye gradualmente la temperatura de los sublimadores.
53
CARA
(Adentro.) Sí, señor.
SUTIL
¿Miraste ya dentro de la cucúrbita?
CARA
(Adentro.) ¿En cuál, señor, en la D?
SUTIL
Sí, ¿qué color tiene?
CARA
Blancuzco.
SUTIL
Vierte vinagre, para infundir la sustancia volátil y su tintura; filtra el agua dé la redoma E, y viértela en la· probeta de la abrazadera. Tápala bien; déjala cerrada en baño maría.
CARA
(Adentro.) Así lo haré, señor.
Aousro ¡Qué extraño lenguaje! Parece germanía.
SUTIL
También trabajo en otra obra que no habéis visto, hijo mío; desde hace tres días está en la rueda del filósofo, al fuego lento de Atanor; y ya se ha transformado en Sulfuro Natural.
MAMÓN
¿Y es para mí?
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SUTIL
¿Para qué lo queréis? Tenéis bastante con esto.
MAMÓN
Oh, pero ...
SUTIL
¡Pero, qué concupiscencia!
MAMÓN
No; os aseguro que lo emplearé únicamente en obras piadosas, en fundar colegios y liceos, en desposar jóvenes vírgenes, en construir hospitales, y de vez en cuando una iglesia. (Entra Cara.)
SUTIL
¿Qué tal?
CARA
Señor, si me permitís, ¿cambio el filtro?
SUTIL
Cierto, sí; y tráeme el color de la redoma B. (Sale Cara.)
MAMÓN
¿Tenéis otra?
SUTIL ;
Sí, hijo mío; si estuviera seguro ... Si vuestra fe fuera más firme, no nos. faltarían maneras de glorificarla; per9 esp~ro qué Jodo salga. bie.n. Maijana pienso teñir a C hasta el· c~lor de' arena, y embebef~!?r
MAMÓN
¿En aceite blanco?
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SUTIL
No, señor, rojo. También F ha pasado la crisis (y agradezco a Nuestro Señor) en el baño de María y ya muestra 1el lac virginis. ¡Bendito sea el cielo! Os mandé sus heces calcinadas: de esa ceniza obtuve la sal de mercurio.
MAMÓN
¿Vertiéndole agua destilada?
SUTIL
Sí, y reverberándola en Atanor. (Entra Cara.) ¿Qué tal? ¿Qué color presenta?
CARA
El negro básico, señor.
MAMÓN
¿El que nosotros llamamos cabeza de cuervo?
ADUSTO
O cabeza de chorlo, ¿no es cierto?
SUTIL
No, no está terminado. ¡Ojalá fuera el cuervo! Me parece que esta obra requiere algo más.
ADUSTO
(Aparte.) Oh, me lo imaginaba. Ya apareció el deux ex machina.
SUTIL
¿Estáis seguro de haberla disuelto en su propio menstruo?
CARA
Sí, señor, y luego la casé y la eché en la cucúrbita
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enfriada hasta el punto de digestión, como me ordenasteis cuando puse en circulación el elixir de Marte al mismo calor.
SUTIL
Entonces el proceso fue correcto.
CARA
Sí, es evidente, porque se rompió la retorta; eché los restos en el alambique, y lo sellé con el sello de Hemes.
SUTIL
Supongo que así fue. Deberíamos hacer una nueva amalgama.
ADUSTO
(Aparte.) Esto ya huele demasiado mal.
SUTIL
Pero no importa; déjalo morir: bastante tenemos en embrión por el otro lado. ¿ H tiene puesta su camisa blanca?
CARA
Sí, señor, está maduro para la incineración; se con:Serva caliente al rescoldo. Si me permitís un con,sejo, señor, no me gustaría que dejarais morir ninguno; por la suerte de los demás, no me parece bien.
MAMÓN
Tiene razón.
ADUSTO
(Aparte.) Sí. Ya caíste.
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CARA
No,. no estoy seguro, señor; ya vi la mala suerte. ¿Qué son unas tres onzas de material fresco?
MAMÓN
¿Nada más?
CARA
Nada más, señor; tres partes de oro, para amalgamarlas con seis de mercurio.
MAMÓN
Adelante; aquí tienes dinero. ¿Cuánto hace falta?
CARA
Preguntadle, señor.
MAMÓN
¿Cuánto?·
SUTIL
Dadle nueve libras; o mejor, dadle diez.
ADUSTO
Si, o veinte, para que os engañen mejor.
MAMÓN
Aquí está. (Entrega el dinerO a Cara.)
SUTIL.
No sería necesario, si no quisieras concluir todos los trabajos; porque los dos menos importantes están en fijación, y un tercero en ascensión. Como queráis; ¿vertiste el aceite de luna en el destilador?
CARA
Sí, señor.
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SUTIL
¿Y el vinagre filosofal?
CARA
Sí. (Salen.)
ADUSTO
¡Qué ensalada!
MAMÓN
¿Cuándo hacéis la proyección?
SUTIL
Hijo, no seais apresurado; exaltaré nuestra medicina sosteniéndola in balneo ·vaporoso, y poniéndola en solución; luego la congelaré, y luego la disolveré; después volveré a congelarla porque sus virtudes multiplicarán tantas veces como repita el proceso. Por ejemplo, si al principio una onza convierte cien, después de su segunda solución convertirá mil, después de la tercera diez mil; después de la cuarta cien mil, ·después de la quinta un millar de miles de onzas de cualquier metal imperfecto, en oro puro o plata, tan buenos como el mejor metal de la mina natural. Traed .esta tarde vuestro material; el bronce, el peltre, y los morillos,
MAMÓN
¿No los de hierro?
'SUTIL
Sí, también podéis traerlos; cualquier metal nos
sirve.
' ADUSTO
No lo dudo.
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MAMÓN
Entonces, ¿puedo mandaros mis asadores?
SUTIL
Sí, y vuestros bastidores.
ADUSTO
Y los coladores, los soportes de la cocina, y los ganchos. ¿ No es cierto?
SUTIL
Si quiere.
ADUSTO
... Ser un asno.
SUTIL
¡Cómo! ¡Señor!
MAMÓN
Debéis perdonarlo; ya os dije que no tiene fe.
ADUSTO
Y muy poca esperanza, señor, pero aún menos caridad, porque temo ser embaucado.
SUTIL
Cómo, señor, ¿qué habéis observado en nuestras artes que os parezca imposible?
ADUSTO
Simplemento, todo lo que hacéis. Que incubéis el oro en un horno, señor, como hacen con los huevos de Egipto.
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SUTIL 070212
¿Creéis acaso que los huevos se incuban tan fácilmente?
ADUSTO
¿Y si lo creyera?
SUTIL
Mayor milagro me parece. Ningún huevo difiere del pollo menos que dos metales entre sí.
ADUSTO
No puede ser. El huevo ha sido destinado a ese fin por la Naturaleza, y es un pollo en potencia.
SUTIL
Lo mismo decimos del plomo y de los otros metales, que se convertirían en oro si dispusieran de tiempo suficiente.
MAMÓN
Y eso es lo que fomentamos en la alquimia.
SUTIL
Sí, porque sería absurdo creer que la naturaleza produjo el oro de la tierra perfecto en un instante; algo hubo antes. Debe de haber una materia más remota.
ADUS'I10
¿Cómo es eso?
SUTIL
Bueno, nosotros decimos ...
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MAMÓN
Ahora sí que me interesa; defendeos, padre, hacedlo polvo.
SUTIL
Por una parte, hay una exhalación húmeda, que nosotros llamamos materia líquida, o sea el agua untuosa; por otra parte, óerta porción crasa y viciosa de la tierra; ambas, combinadas, constituyen la materia elemental del oro; que no es todavía propia materia, sino que es común a todos los metales y las piedras; porque cuando se los despoja de esa humedad, y se secan, se convierten en piedras; cuando retienen una mayor abundancia de humedad, se convierten en sulfuro, o en mercurio, que son los padres de todos los metales. Pero esta materia remota no puede progresar súbitamente de un extremo a otro, envejecer, y saltar los grados intermedios. La naturaleza crea primero lo imperfecto y luego procede hacia lo perfecto. De aquel líquido aceitoso y aéreo, se engendra el mercurio; de la parte crasa y térrea, el sulfuro: uno -el último- ocupa el hlgar masculino, y el otro el femenino, en todos los metales. Algunos creen en el hermafroditismo, y son a la vez activos y pasivos. Pero su acción conjunta torna manuables, dúctiles y extensivos a los demás; y aún en el oro conviven; mediante nuestro fuego encontramos sus vestigios, y 'en éstos oro; es decir, que podemos producir las especies de cada metal más perfectamente que la misma naturaleza en la tierra. Además, quién no ha visto que el aceite de las osamentas y del estiércol de los animales puede engendrar abejas, avispas, cucarachas, y abejorros; sí, hasta pueden sacarse escorpiones de las hierbas, si se las coloca correctamente. Y estas son criaturas vivientes, mucho más perfectas y excelentes que los metales.
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MAMÓN
¡Bien dicho, padre! Habéis visto, señor, que os pulveriza como un mortero cuando queréis discutir con él.
ADUSTO
Por favor, basta. En vez de haberme pulverizado, he llegado a creer que la Alquimia es un juego bastante apropiado, algo así como las trampas en los naipes, para engañar al hombre y hechizarlo.
SUTIL
¡Señor!
ADUSTO
¿Qué son si no todos vuestros términos, gracias .a los cuales ninguno de vuestros tratadistas consigue entenderse con los demás? Vuestro elixir, vuestro lac virginis, vuestra piedra, vuestra medicina, vuestro aisosperma, vuestra sal, vuestro sulfuro y vuestro mercurio, vuestro aceite de altura, vuestro árbol de la vida, vuestra sangre, vuestra marquesita, vuestra tuda, vuestra magnesia, vuestro sapo, vuestro cuervo, vuestro dragón y vuestra pantera; vuestro sol, vuestra luna, vuestro firmamento, vuestra sustancia filosofal, vuestro lato, azoch, zernich, chibrit, heauta:iit, y luego vuestro hombre rojo, y vuestra mujer blanca, con todos vuestros caldos, vuestros disolventes y materiales de orinas y cáscaras de huevos, menstruos de mujer, sangre de hombre, pelos de cabeza, trapos quemados, tizas, estiércoles y arcilla, polvo de huesos, limaduras de hierro, vidrio y un mundo de otros extraños ingredientes cuyo nombre nadie podría decir sin reventar.
SUTIL
Pues todo lo que habéis nombrado sólo significa
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una cosa: que nuestros tratadistas han querido oscurecer su arte.
MAMÓN
Así se lo dije, señor. Para que el vulgo ignorante no la aprendiera y la divulgara.
SUTIL
¿Acaso no fue escrita en símbolos místicos toda la sabiduría ae los Egipcios? ¿No hablan a veces mediante parábolas los Evangelios? ¿No están acaso las más escogidas fábulas de los poetas, que fueron el manantial y la primera fuente de la sabiduría, envueltas en perplejas alegorías?
MAMÓN
Ya se lo dije, y también le expliqué que Sísifo fue condenado a empujar la incesante piedra, sólo porque quiso divulgar la nuestra. (Dol aparece en la puerta.) ¿Quién es?
SUTIL
¡Caramba! ¿Qué queréis? Retiraos, buena señora, ya os atenderé luego. (Dol se retira.) ¿Dónde está ese truhán? (Entra Cara.)
CARA Señor.
SUTIL
¡Gran pícaro! ¿Así te portas?
CARA
¿Por qué, señor?
SUTIL
Entra, y mira, traidor. ¡Ve! (Sale Cara.)
64
MAMÓN
¿Quién es, señor?
SUTIL
Nada, señor; nada.
MAMÓN
¿Qué pasa, mi querido señor? Nunca os vi tan irritado; ¿quién es?
SUTIL
Todas las artes tuvieron sus adversarios, pero nunca tan ignorantes como la nuestra. (Entra Cara.) ¿Qué pasa?
CARA
No fue culpa mía, señor; quiere hablar con vos.
SUTIL
¿Quiere hablar, no? Sígueme. (Sale.)
MAMÓN
(Deteniendo a Cara.) Espera, Pulmón.
CARA
No me atrevo, señor.
MAMÓN
Espera, hombre; ¿quién es esa dama?
CARA
La hermana de un gentilhombr,e, señor.
MAMÓN
¡Cómo! Espera, te lo ruego.
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CARA
Está loca, señor, y la enviaron aquí. ..
MAMÓN
Confía en mí. ¿Para qué la enviaron?
CARA
Para su curación, señor.
SUTIL
(Adentro.) ¿Qué haces, pícaro?
CARA
¡Ya oís! ¡Voy señor! (Sale.)
MAMÓN
Por Dios, es un Bradamante, un gran sujeto.
ADUSTO
¡Por mi fe, esto es un burdel! Pondría mi mano en el fuego.
MAMÓN
Oh, no, por esta luz que me alumbra: no lo insultéis. En ese sentido es demasiado escrupuloso; es casi un vicio en él. No, hacedle justicia, es un médico incomparable, un excelente discípulo de Paracelso, y ha realizado curas asombrosas mediante la medicina mineral. Procede exclusivamente por intermedio de los espíritus; no quiere ni oír nombrar a Galeno, ni a sus fastidiosas recetas. (Entra Cara.) ¿Qué pasa, Pulmón?
CARA
Despacio, señor; hablad despacio. Ya os contaré todo. Pero esta perso~a no d.ebe oír.
66
MAMÓN
No, no quiere ser "embaucado"; déjalo en paz.
CARA
Tenéis mucha razón, sefÍor; es una mujer asombroS!imente erudita, y ha perdido la razón estudiando las obras de Broughton. Apenas decís una palabra rderente a los hebreos, le da el ataque, y empieza
. .a discurrir tan doctamente sobre teologías, que enloquece a su vez a todos los que la oyen, señ..or.
MAMÓN rp. ¿Cómo podría hacer para conversar con ella, m1
Pulmón?
CARA
¡Oh, ya muchos perdieron la razón conversando con ella! No sé, señor. Perdonadme, debo llevar esta redoma.
ADUSTO
¿No os dejéis engañar, sir Mainón.
MAMÓN
¿En qué? Tened paciencia, os ruego.
ADUSTO
Sí, como vos; para confiar en truhanes .confabulados, y alcahuetes, y prostitutas.
MAMÓN
Sois muy mal pensado, creedme. -Ven aquí, Ulen, escúchame una palabra.,
CARA
, , No me atrevo; lo juro. (Yéndose.) .
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MAMÓN
Espera, pícaro.
CARA Mi amo está sumamente irritado porque la habéis
visto; señor.
MAMÓN
Bébete esto. (Le da dinero.) ¿Cómo es esa dama cuando no le da el ataque?
CARA Oh, es la criatura más afable del mundo, señor.
¡Tan alegre, tan agradable! Se os trepa, como el mercurio en el capacete; y circula como un aceite, un verdadero vegetal; discurre de política, de matemáticas, de prostitución, de cualqui·er cosa ...
MAMÓN
¿No hay forma de llegar a ella? ¿No hay manera, no hay estratagema que permita tantear un poco su. . . su ingenio?
SUTIL
(Adentro.) ¡Ulen!
CARA
Ya voy, señor. (Sale.)
MAMÓN
Adusto, nunca creí que una persona de vuestra educación vilipendiaria a otra de tan respetable con-dición. ·
ADUSTO
Sir Epicuro, soy vuestro amigo, pero aborrezco el
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engaño; no me gustan esos alcahuetes filosóficos. Bastante pagaréis por el engaño de la piedra, no hacía falta tragar este nuevo anzuelo.
MAMÓN
Juro que os equivocáis. Conozco a esta señora y a sus amigos; y su fortuna, causa de este desastre. Sí, su hermano me contó todo.
ADUSTO
¡Y sin embargo no la habíais visto nunca!
MAMÓN
Oh, sí, pero no me acordaba. Creedme, debo de tener una de las memorias más traicioneras de toda la humanidad.
ADUSTO
¿Cómo se llama su hermano?
MAMÓN
Milord de ... Ahora que recuerdo, no quiere que se sepa su nombr.e.
ADUSTO
U na memoria muy traicionera.
MAMÓN
Por mi fe ...
ADUSTO
Bueno, si no lo recordáis, olvidadlo; me lo diréis la próxima vez que nos veamos.
MAMÓN
No, juro por esta mano que es cierto. Es una per-
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sona que respeto, un noble amigo mío; y estimo mucho su familia.
ADUSTO
¡Dios mío! ¿Cómo es posible que un señor serio, rico, que no carece de nada, una persona por otra parte discreta (a veces), trate de defraudarse a sí misma de una manera tan cruel, con sus propios juramentos y argumentos? Si esto es vuestro elixir, vuestro lapis mineralis, vuestro lunario, dejadme con un honrado mazo de naipes, y llevaos vuestro lutum sapientis, y vuestro menstrum simplex. Obtendré más oro que vos, y con menos peligro de azogues y sulfuros calientes. (Entra Cara.)
CARA
(A Adusto.) Os traigo un mensaje del capitán Cara, señor. Desea encontrarse con vos en la iglesia del templo, dentro de media hora, por un asunto muy urgente. Señor, (En voz baja a Mamón.) tened ahora a bien retiraros; volved dentro de dos horas; mi amo estará ocupado en sus experimentos, y yo os dejaré entrar subrepticiamente, para que podáis gozar de la conversación de esta dama. Señor (A Adusto.), ¿qué debo contestar al ilustre señor Capitán?
ADUSTO
Que iré, señor. (Se aparta.) Pero con un abogado, y con otras intenciones. Ahora estoy seguro de que esta casa es un burdel; lo juraría, y quisiera que el oficial de justicia estuviera aquí para darme las gracias; el nombre de este comandante lo confirma. ¡El capitán Cara[ El más auténtico comerciante de estas. mercaderías, el superintendente de los más extraños traficantes de la ciudad. Es el inspector que decide quién se acuesta con quién, y a qué hora; a qué
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precio; con qué vestido y con qué camisa; con qué velo y con qué diadema. Por medio de una tercera persona, investigaré las sutilezas de este oscuro laberinto; y una vez descubiertas, querido sir Mamón, permitiréis que vuestro pobre amigo se ría de vos, aunque no sea un filósofo; porque vos que lo sois, según parece, lloraréis.
CARA
Señor, es urgente, no lo olvidéis.
ADUSTO
No lo olvidaré, señor. Sir Epicuro, os dejo. (Sale.)
MAMÓN
Os sigo.
CARA
Sí, seguidlo, mi querido señor, para evitar sospechas. Este caballero parece muy astuto.
MAMÓN
Y tú, Ulen, ¿serás fiel a tu promesa?
CARA
Como a mi vida, señor.
MAMÓN
¿Le insinuarás quién soy, y me elogiarás, y dirás que soy una noble persona?
CARA
No podría decirle otra cosa, señor. Y que gracias a la piedra, la haréis princesa, y emperadora; y a vos mismo rey de Bantam.
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MAMÓN
¿Le dirás todo eso?
CARA
Seguro, señor.
MAMÓN
¡Pulmón, mi Pulmón! Te amo.
CARA
Enviad el material, señor, para que mi amo pueda empezar con la proyección.
MAMÓN
Me has embrujado, pícaro; toma. (Le da dinero.)
CARA El asador, y lo demás, señor.
MAMÓN
Eres un villano. Te mandaré el asador, y también los contrapesos. Te mordería la oreja, bribón. Vete, no me quieres nada.
CARA
¿Que no os quiero, señor?
MAMÓN
V•en, yo nací para enriquecerte, mi comadreja, para sentarte en un estrado y verte revolear una cadena de oro al lado de las mejores sabandijas de la nobleza.
CARA
Idos, señor.
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MAMÓN
Ni un conde, no, ni un conde palatino ...
CARA Bueno, señor, idos.
MAMÓN
... te haría prosperar más; no, ni tan rápido. (Sale. Entran Dol y Sutil.)
SUTIL
¿Mordió? ¿Mordió?
CARA Mordió, y también tragó, mi Sutil. Le di un poco
de cuerda, y hay que verlo saltar.
SUTIL
¿Y crees que lo pesca11emos? .
CARA Por ambas agallas. Una muchacha es la mejor
carnada; apenas la muerde, el hombre se enloquece.
SUTIL
Dol, hermana de milord Fulano, ahora debes mostrar tu aristocracia.
DoL ¡Oh, no os preocupéis· por mí! No olvidaré mi al
curnia, perded cuidado. Me mantendré distante, me reíré y hablaré a gritos; simularé todas las afectaciones de una repugnante dama orgullosa, y seré tan grosera como su doncella.
CARA ¡Bien dicho, mi valiente!
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SUTIL
Pero, ¿mandará los morillos?
CARA
Y el asador, y el calzador de hierro: ya lo convencí. Bueno, no debo olvidarme de mi cauteloso tahur.
SuT~L
Ah, monseñor Precaución, el que no quiere ser embaucado.
CARA
Sí; veremos si puedo haoerle tragar otro hermoso anzuelo. Lancé la línea en la iglesia del Temple. Bueno, rogad por mí. Me voy. (Golpean afuera.)
SUTIL
¿Cómo, más bobos? ¡Espía, Dol, espía! (Dol se acerca a la ventana.) Espera, Cara, debes abrir la puerta; ojalá fuera mi anabaptista. -¿Quién es, Dol?
DoL No lo conozco. Parece un traficante de oro viejo.
SUTIL
Bueno. Es él; me dijo que me mandaría a ese sujeto, ¿cómo se llama?, el venerable anciano que se hará cargo de los hierros de Mamón. Hazlo entrar. Espera, ayúdame antes a quitarme este manto. (Sale Cara con el manto.) Retiraos a vuestra alcoba, señora. (Sale Dol.J Ahora, con nueva voz, nuevos ademanes, pero el mismo lenguaje. Este individuo viene de parte de uno que también negocia conmigo por la piedra, para los venerables hermanos de Amsterdam, los santos exilados, que esperan· fomentar con ella su disciplina. Lo trataré de una manera insólita,
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para que me admire. (Entra Ananías, mientras dice en voz alta.) ¿Dónde está mi esclavo? (Entra Cara.)
CARA Señor.
SUTIL
Llevaos el recipiente, y rectificad la solución del flegma. Luego vertedlo sobre el Sol, en la cucúrbita, y dejadlos macerar juntos.
CARA
Sí, señor. ¿Y retiro el sedimento?
SUTIL
No: la terra damnata no debe tener entrada en esta obra. -¿Quién sois?
ANANÍAS c<l'
Un fiel hermano, si me permitís.
SUTIL
¿Qué queréis decir? ¿Un discípulo de Lullio? ¿De Ripley? ¿Un filius artis? ¿Sabéis sublimar y edulcorar? ¿Calcinar? ¿Conocéis el sapor ponticus, el sapor stipticus? ¿Y qué es homogéneo, y qué heterogéneo?
ANANÍAS
No entiendo ningún idioma pagano, por cierto.
SUTIL
¿Pagano? ¿Me tomáis el pelo? ¿Queréis decir que el ars sacro, o la crysopeia, o la spagyrica, o la panfísica, o la sabiduría panárquica, es un idioma pagano?
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ANANÍAS
Griego pagano, supongo.
SUTIL
¡Cómo! ¿Griego pagano?
ANANÍAS
Todos. los idiomas son paganos excepto el hebreo.
SUTIL
Acercaos, mi ayudante, y habladle como un filósofo; contestadle en el mismo lenguaje. Nombrad las vejaciones y los martirios de los metales.
CARA
Putrefacción, solución, ablución, sublimación, calcinación, maceración, cohobación y fijación, señor.
SUTIL
¿Y esto es griego? ¿Y cuándo viene la vivificación?
CARA Después de la mortificación.
SUTIL
¿ Qué es la cohobación?
CARA
Es el acto de verter el agua regis, y luego retirarla al círculo trino de las siete esferas.
SUTIL
¿Cuál es la pasión propia de los metales?
CARA
La maleación.
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¿Cuál es el ultimum supplicium auri?
CARA
El antimonio.
SUTIL
¿Y esto es para vos griego pagano? ¿Y qué es el mercurio?
CARA Un verdadero fugitivo, señor: siempre huye.
SUTIL
¿Cómo ló conocéis?
CARA
Por su viscosidad, su oleoginosidad, y su susceptibilidad.
SUTIL
¿Cómo lo sublimáis?
CARA
Con cenizas de cáscara de huevo, mármol blanco, o talco.
SUTIL
Y ahora decidme, ¿qué es el magisterium?
CARA La mutación de los elementos: lo seco en frío, lo
frío en húmedo, lo húmedo en caliente, lo caliente en seco.
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SUTIL
¿Y todavía os parece griego pagano? ¿Qué es el lapis philosophieus?
CARA
Es una piedra, y no lo es; un espíritu, un alma, y un cuerpo; si lo disolvéis, se disuelve; si lo coaguláis, se coagula; si lo hacéis volar, vuela.
SUTIL
Es suficiente. (Sale Cara.) Y esto es griego pagano. ¿Quién sois, señor?
ANANÍAS
Un servidor de los santos hermanos exilados, si me permitís, que se ocupa de los bienes de las viudas y de los huérfanos, y se encarga de la contabilidad de los santos; um. diácono.
SUTIL
Ah; ¿os envía 1el señor Saludable, vuestro maestro?
ANANÍAS
Sí. Tribulación Saludable, nuestro muy celoso pastor.
SUTIL
Bien. Dentro de un momento llegarán algunos bienes de huérfanos.
ANANÍAS
¿De qué tipo, señor?
SUTIL
Peltre, bronce, :asadores y baterías de cocina; objetos de metal, que convertiremos con nuestra_ medici-
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na, para mandarles un poco de dinero suelto a los hermanos.
ANANÍAS
¿Los padres de esos huérfanos eran cristianos sin.ceros?
SUTIL
¿Por qué?
ANANÍAS
Porque si así fuera, negociaríamos con toda justicia, y pagaríamos por cierto un precio más elevado.
SUTIL
Y si los padres no hubieran pertenecido a vuestra secta, ¿los engañaríais? Pensándolo mejor, no confiaré en vos hasta que hable con vuestro pastor. ¿ Trajisteis dinero para comprar más carbón?
ANANÍAS
No, por cierto.
SUTIL
¿No? ¿Cómo es eso?
ANANÍAS
Los hermanos me ordenaron deciros, señor, que no se arriesgarán más mientras no vean la proyección.
SUTIL
¡Cómo!
ANANÍAS
Ya habéis recibido unas treinta libras para instrumentos, ladrillos, arcilla plástica y redomas; y para
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materiales, según dicen, unas noventa más; y hace poco oyeron decir que en Heidelberg una persona lo hizo con un huevo y un paquetito de limaduras de hierro.
SUTIL
¿Cómo os llamáis?
ANANÍAS
Me llamo Ananías.
SUTIL
¿El traidor que engañó a los Apóstoles? ¡Fuera! Idos de aquí. ¡Huye, malicia! ¿Acaso vuestro santo consistorio no tenía otro nombre que el malvado Ananías para mandarme, algo que sonara mejor en mis oídos? Que vuestros amos vengan inmediatamente a pedirme perdón; si no, apago el fuego, y rompo los alambiques, y el horno, y todo lo demás. ¡Infeliz! Decidles que ya se han perdido la tintura roja y la negra. ¡Como esperen sesenta minutos más, perecerá toda esperanza de destronar a los obispos, o la jerarquía anticristiana; la acuosidad, la' terrosidad y la sulfurosidad volverán a reunirse, y ya todo será inútil, malvado Ananías! (Sale Ananías.) Esto los tocará a fondo, y los incitará a hacerse embaucar más de prisa. Hay que proceder como una nodriza enérgica, asustar a los díscolos para despertarles el apetito. (Entra Cara, de uniforme, con Droguista.)
CARA
Está ocupado con los espíritus, pero lo interrumpiremos.
SUTIL
¡Cómo! ¿Que son esos compañeros, esos Bayardos que me traéis?
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Ya os previne que se enfurecería. -Señor, aquí está N ab; os trae otra moneda de oro para que la contempléis.
SUTIL
Debemos apaciguarlo. Dádmela.
CARA.
Y os ruega que le inventéis ... ¿que era, Nab?
DROGUISTA
Una enseña, señor.
CARA
Sí, una enseña que traiga suerte, una enseña próspera, doctor.
SUTIL
Justamente estaba proyectando una.
CARA
Caramba, no lo digáis, se arrepentirá de haberos dado más dinero. ¿Qué os parece una enseña con su constelación, doctor, la balanza?
SUTIL
No, eso está muy gastado, y es muy vulgar. Un ciudadano nacido en Taurus, éuelga d toro, o los cuernos; si ha nacido en Aries, el carnero; ¡qué poca imaginación! No, prefiero inscribir su nombre en un signo místico, cuyos radios, al obrar por su influencia virtual sobre los transeúntes, engendrarán afectos, que quizá beneficien al propietario. Por ejemplo ...
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CARA ¡Nab!
SUTIL
Habrá un hombre ensangrentado y desnudo, que es Abel; a su lado un animal mitad dromedario y mitad prologuista, lo que hace Dro-guista. Esa es vuestra enseña. ¡Y aprended misterios y jeroglíficos!
CARA
Abel, ya eres rico.
DROGUISTA
Señor, agradezco a vuestra merced.
CARA
Aunque tuvieras seis piernas más, Nab, no podríais agradecer bastante. Doctor. Nab os trajo una pizca de tabaco; es un regalo.
DROGUISTA
Sí, señor, y quisiera comunicaros algo más ...
CARA
Dilo sin temor, Nab.
DROGUISTA
Cerca de mi casa vive una viuda joven y rica .••
CARA
¡Espléndido! ¿Una bona roba?
DROGUISTA
Que apenas tendrá unos diecinueve años ...
CARA
Muy bien, Abel.
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DROGUISTA
Bueno, todavía no está muy a la moda: una caperuza, pero parece un copete.
CARA
No importa, A bel.
DROGUISTA
Y de vez en cuando le vendo alguna tintura ...
CARA
1Cómo! ¿También vendes tinturas, Nab?
SUTIL
Ya os lo había dicho, capitán.
DROGUISTA
Y algún remedio, señor, a veces; por eso, la dama ;onfía en mí con toda el alma. Vino especialmente
a la ciudad para ponerse un poco a la moda.
CARA
Muy bien (dos que hacen juego). Prosigue, Nab.
DROGUISTA
Y siente un deseo irreprimible de conocer su porvenir.
CARA
Perfectamente, Nab, dile que venga a ver al doctor.
DROGUISTA
Sí, ya le hablé de su reverencia; pero teme que se sepa, y que esto sea un inconveniente para sus bodas.
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CARA Pero si es justamente la manera de arreglarle el
inconveniente de hacérselo deseable y codiciado. Dile que así será famosa y mentada, que las viudas no valen nada si no son famosas; su honor consiste en la multitud de sus pretendientes. Tráela, puede darte suerte. ¡Sí! No te imaginas hasta qué punto.
DROGUISTA
No, señor, sólo se casará con un caballero con título; su hermano ha hecho un voto en ese sentido.
CARA ¡Cómo! ¿Y por eso desesperas, mi Nabito, sabien
do todo lo que el doctor te ha prometido, y la facilidad con que se arman caballeros en esta ciudad? Un vaso de tus orines, en manos de cierta señora que yo conozco, y ya está, Nab. ¿Qué es su hermano, es noble?
DROGUISTA
No, señor, es un joven que acaba de heredar muchas tierras, y de cumplir veintiún años; tutor de su hermana; un hombre que tendrá unas tres mil libras por año; vino a la ciudad para aprender a ser duelista, y a vivir del ingenio; y luego se volverá a su casa, para morir en el campo.
CARA ¡Cómo! ¿Quiere ser duelista?
DROGUISTA
Sí, señor, como los jóvenes a la moda; aprender a manejar un duelo con la punta de los dedos.
CARA Caramba, N ab, el doctor es la única persona en
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toda la cristiandad que podrá serle útil. Ha preparado una tabla de demostraciones matemática~, con todos los pormenorei del arte del duelo; le dará un tratado para desafüf correctamente. Anda, tráelos a ambos; al joven y a _su hermana. En cuanto a ti, quizá podamos perstadirla. Anda, y tráele al doctor un corte de tela de damasco para hacerse un traje nuevo.
SUTIL
¡Oh, mi querido c1Pitán, por favor!
CARA
Ni una palabra mf: así lo hará; es la persona más honesta del mundo, ,loctor. -No te demores, no discutas; traerás el daiflSCO, y los interesados.
DROGUISTA
Haré lo posible, s?or.
CARA
Y lo imposible, Nlb.
SUTIL
¡Qué buen tabaco ~s éste! ¿Será una onza?
CARA
Os enviará una rnra, doctor.
SUTIL
¡Oh, no!
CARA
Ni una palabra ms; así lo hará. Es el alma más buena del mundo. ""'<\bel, manos a la obra. Luego te daremos más data Vamos, vete. (Sale Abel.J Es
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un pillo miserable; vive de queso, y tiene gusanos. De paso, por eso vino; me consultó en privado, y me pidió un remedio.
SUTIL
Y lo tendrá, señor. Esto marcha.
CARA
¡Una mujer, una mujer para uno de nosotros, mi querido Sutil! Tiraremos a la suerte, y el que pierda recibirá en mercaderías el equivalente en peso de la carne.
SUTIL
Quizá sea una mujer tan liviana, que resulte un déficit.
CARA
O tal vez tan pesada que no se pueda soportar, m con una compensación.
SUTIL
Conviene verla antes de decidirse.
CARA
De acuerdo; pero que Dol no sepa una palabra.
SUTIL
Bien. Y ahora vete a buscar a tu Adusto; trata de enredarlo.
CARA
Espero no haberme demorado demasiado.
SUTIL
Temo que sí. (Salen)
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ACTO TERCERO
ESCENA PRIMERA
Una calle frente a la casa de Lovewit
(Entran Tribulación Saludable y Ananías.) .
TRIBULACIÓN
Estos castigos y estas decepciones son frecuentes entre los santos; nosotros, los disidentes, debemos soportarlas con hombros resignados, como pruebas enviadas para tentar nuestra fragilidad.
ANANÍAS
Francamente, ese hombre no me gusta; es un pagano, y habla seguramente en el idioma de Canaán.
TRIBULACIÓN
En verdad, parece una persona bastante profana.
ANANÍAS
Lleva en su frente la marca visible de la bestia.
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En cuanto a su piedra, es obra de tinieblas, y con su filosofía ciega los ojos de los hombres.
TRIBULACIÓN
Mi buen hermano, debemos resignarnos a cualquier recurso que pueda hacer prosperar nuestra santa causa.
ANANÍAS
Pero este no puede hacerla prosperar; la santa causa exige métodos santos.
TRIBULACIÓN
No siempre; los seres perdidos son a menudo instrumentos de las mayores obras; por otra parte, debemos considerar la naturaleza del hombre, y el lugar donde vive, siempre al lado del fuego, y el vapor de los metales que intoxican su cerebro, y lo predisponen a las pasiones. ¿Quién es más ateo, por ejemplo, que un cocinero? ¿O más hereje y colérico que un vidriero? ¿Y más anticristiano que un fundidor de campanas? ¿Qué hace tan diabólico al Diablo, a Satanás, nuestro común enemigo, me pregunto, sino .el estar perpetuamente junto al fuego, haciendo hervir arsénico y azufre? Como decía, debemos considerar los motivos y las causas que agitan los humores de la sangre. Quizá cuando la obra esté terminada y la piedra hecha, este ardor suyo se convierta en fervor religioso, y lo disponga a una hermosa disciplina contra los harapos y las contaminadas vestiduras de Roma. Debemos esperar que el espíritu bueno descienda hasta él y lo ilumine. Errasteis al ofuscarlo con el mensaje de los hermanos de Heidelberg, considerando la neoesidad de apresurar la obra, que restaurará a los santos reducidos al silencio; lo que nunca sucederá si no disponemos de la piedra
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. filosofal. Así me lo aseguró uno de nuestros sabios ancianos, un escocés; porque el aurum potabile es la única medicina capaz de predisponer a nuestro favor al magistrado; y esta enfermedad exige que se la administremos diariamente.
ANANÍAS
En verdad, nunca me sentí tan edificado desde el día en que brilló por primera vez sobre mí la hermosa luz; y lamento que mi fervor haya causado tantos trastornos.
TRIBULACIÓN
' Entremos, entonces.
ANANÍAS
Vuestra moción es excelente y espiritual; primero llamaré. (Golpes.) ¡La paz sea con vosotros! (La puerta se abre y entran.)
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ESCENA II
Una habitación en casa de Lovewit
(Entra Sutil, seguido por Tribulación y Ananías.)
SUTIL Oh, ¿llegásteis? Ya era hora. Vuestros sesenta
minutos tocaban a su fin; cinco minutos más y habrían desaparecido furnus acediae, turris circulatorius; alambique, capacete, retorta y pelicano se habrían convertido en cenizas. ¡Malvado Ananíasl ¿Otra vez aquí? Entonces, no; destruiré todo, como había pensado.
TRIBULACIÓN LOa1maos, senor; vmo para num111arse en espintu~
y solicitar vuestra paciencia; el exceso de su fervor Calmaos, señor; vino para humillarse en espíritu~
y solicitar vuestra paciencia; el exceso de su fervor lo desvió del buen sendero. lo desvió del buen sendero.
SUTIL SUTIL ¡Bueno, eso me satisface un poco!
TRIBULACIÓN En verdad, los hermanos tuvi•eron la intención de
causaros el menor disgusto; nada de eso; están dispuestos a ofrecer su ayuda para todo proyecto que el espíritu y vos queráis dirigir.
SUTIL Eso me satisface más todavía.
TRIBULACIÓN En cuanto a los bienes de los huérfanos, avaluad
los, e inventariad todo lo que fuere necesario para
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1
esta santa obra. Los santos han decidido poner por mi intermedio toda su fortuna a vuestros pies.
SUTIL
hidropesía; apenas bebe vuestra sustancia incombus-tible, vuelve a su primera juventud; ya tenéis otro amigo. U na señora, ya retirada de las hazañas cor-porales, aunque no de las mentales, comprueba que va ninguna nintura nuede curar la ruina de su ros-
¡Eso me satisface totalmente! Por fin comprendéis que no podía ser de otro modo. ¿Acaso no os expliqué las virtudes de nuestra piedra, y todas las ventajas que reportará a vuestra causa? ¿No os demostré (aparte de la conveniencia de arrendar fuerzas en el extranjero, y de traer de las Indias a los holandeses, vuestros amigos, para que os ayuden con su armada) que sus virtudes medicinales bastarían para granjearos el apoyo de una buena parte del reino? Supongamos por ejemplo que algún señor influyente padece de la gota; no tenéis más que mandarle tres gotas de vuestro elixir, y de inmediato se sana; ya tenéis un amigo. Otro sufre de parálisis o de hidropesía; apenas bebe vuestra sustancia incombustible, vuelve a su primera juventud; ya tenéis otro amigo. U na señora, ya retirada de las hazañas corporales, aunque no de las mentales, comprueba que ya ninguna pintura puede curar la ruina de su rostro; vosotros la restauráis con vuestro aoeite de talco, y ya tenéis otra amiga; y por ende, todos sus amigos. Un noble leproso, un caballero reumático, o un hacendado que, padece de ambas dolencias, se vuelven sanos y fuertes con una simple aplicación de vuestra medicina; y el nmero de vuestros amigos sigue aumentando.
TRIBULACIÓN Sí, hay muchas posibilidades.
SUTIL Y luego podríais convertir en plata todo el peltre
de cualquier abogado, como regalo de San Silvestre.
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ANANÍAS
De fin de año, si me permitís.
SUTIL
¿Otra vez, Ananías?
ANANÍAS
No lo haré más.
SUTIL
O cambiar en oro macizo sus dorados. Aumentaréis constantemente el número de vuestros amigos. Además podréis pagar al contado cualquier ejército, o comprar las provincias del rey de Francia, o las Indias de España. ¿Qué no podréis hacer contra los poderosos en lo espiritual y en lo temporal que se os opongan?
TRIBULACIÓN
En efecto, es verdad. Hasta podríamos ser también nosotros poderosos en lo temporal.
SUTIL
Podríais ser cualquier cosa, y dedicaros a los más complicados ejercicios, o chuparos vuestra reprobación cantando ~n himno. Porque los que han caído en desgracia en un estado, pueden mostrarse adversos en religión, y buscar un himno nuevo para congregar el rebaño, ya que en realidad las canciones tienen mucho efecto sobre las mujeres, y sobre otras personas flemáticas; son' vuestras campanas.
ANANÍAS
Las campanas son profanas; las canciones pueden ser religiosas.
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SUTIL
¡Con vos todo es inútil! No tengo más paciencia. ¡Caramba, destruiré todo; no soportaré más que me tortures de este modo!
TRIBULACIÓN
Por favor, señor.
SUTIL
Todo sucumbirá. Es mi última palabra.
TRIBULACIÓN
Señor, permitidme implorar vuestra merced; este hombre se arrepiente; por puro fervor, y siguiendo vuestro ejemplo, se atrevió a hablar de canciones, ya inútiles, puesto que la piedra está terminada.
SUTIL
Sí,, y también será inútil vuestra máscara de santidad para obtener legados de las viudas o conseguir que las damas fanáticas roben a sus maridos para favorecer la causa común; ya no tendréis que aprovechar los pagarés vencidos por un día, diciendo que los hizo vencer la providencia; ni que comer excesivamente de noche, para celebrar mejor vuestro ayuno del .día siguiente, mientras los hermanos y las hermanas aplacan humildemente la dureza de la carne. Ni tendréis que arrojar huesos escrupulosos a vuestros hambrientos auditorios; discutir si un cristiano puede cazar, o dedicarse a la cetrería, o si las matronas de la santa asamblea pueden llevar el cabello suelto, o usar justillos, o agr,egar el ídolo del almidón a su lencería.
ANANÍAS
No hay duda de que es un ídolo.
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TRIBULACIÓN
No le hagáis caso, señor. ¡Espíritu fanático, te ordeno que guardes silencio!
SUTIL
Ni tendréis que escribir libelos contra los prelados, y acortar las orejas ante sus ajustadas disposiciones. Ya no hará falta injuriar por fuerza las obras de teatro, para complacer al regidor cuyo postre diario devoráis; ni mentir con religiosa furia hasta enronquecer. Ninguna de esas artes tan singulares. Y dejaréis de llamaros Tribulación, Persecución, Modestia, Paciencia, y otros nombres parecidos, que suele adoptar vuestra familia o congregación para glorificarse y llamar la atención de los discípulos.
TRIBULACIÓN
Es verdad, señor; son métodos que los bendito:i hermanos inventaron, medios muy notables de propagar la gloriosa causa, y de llegar a ser rápida y provechosamente famosos.
SUTIL
¡Oh, pero todo eso no es nada al lado de la piedra! Nada. Es el milagro del arte de los ángeles, el divino secreto que vuela como las nubes de oriente a occidente, y cuya tradición no depende de los hombres, sino de los espíritus.
ANANÍAS
Odio las tradiciones; no me inspiran confianza.
TRIBULACIÓN
¡Calla!
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ANANÍAS
Son todas católicas. No quiero callarme; no quiero ...
TRIBULACIÓN
¡Ananías!
ANANÍAS
Complacer lo profano para disgustar lo divino; no puedo.
SUTIL
Bueno, Ananías, será como tú quieras.
TRIBULACIÓN
Señor, un ignorante fervor lo persigue; por lo demás, es un fidelísimo hermano, un aficionado, un hombre que posee por revelación un conocimiento muy competente de la verdad.
SUTIL
¿Y también posee en su bolsa una suma competente para comprar los materiales? Me designa apoderado y de acuerdo con mi caridad y mi conciencia deoo cuidar que se haga todo lo posible por mis pobres huérfanos, aunque también deseo el provecho de vuestra hermandad. Los materiales están allí adentro; en cuanto lo hayáis revisado, comprado e inventariado, podemos empezar con la proyección; ya todo está preparado: proyectaremos la medicina, y todo el estaño- será plata, y el bronce oro.
TRIBULACIÓN
Pero, señor, ¿cuánto tendrán que esperar los hermanos?
95
SUTIL
Dejadme pensar: ¿cómo está ahora la luna? De aquí unos ocho, nueve, diez días, será plata probable; tres días más, para que se citronice; unos quince días más, y el magisterium habrá terminado.
ANANÍAS
¿Más o menos el segundo día de la tercera semana del nov,eno ip.es?
SUTIL
Sí, mi buen Ananías.
TRIBULACIÓN
¿Cuánto creéis que importan los bienes de los huérfanos?
SUTIL
Llenaban unos tres carros, ya descargados; calculo unos cien marcos, que se convertirán en seis millones. Pero necesito más combustible.
TRIBULACIÓN
¡Cómo!
SUTIL
Una carrada más y hemos terminado. Hay que aumentar el fuego hasta el ignis ardens; ya pasamos el fumus equinus, balnei, cineris, y todos los demás fuegos lentos. Si esta sangría debilitara la sagrada bolsa, y los santos necesitarán dinero constante, conozco un método para fundir instantáneamente el peltre que ahora compraréis, y convertirlo mediante una tintura, en monedas holandesas tan buenas como las mejores de Holanda.
96
TRIBULACIÓN
¿Podéis hacerlo?
SUTIL
Sí, y resistirán cualquier examen.
ANANÍAS
Será una dichosa nueva para los hermanos.
SUTIL
Pero debéis guardar el secreto.
TRIBULACIÓN
Sí, pero esperad, ¿este acto de la acuñación no es ilegal?
ANANÍAS
¡Ilegal! No reconocemos ninguna autoridad; de todos modos, aunque la reconociéramos, se trata de moneda extranjera.
SUTIL
No es acuñación, señor. Es fundición.
TRIBULACIÓN
¡Ah! Distinguís bien: la fundición de monedas puede ser legal.
ANANÍAS
Lo sé, señor.
TRIBULACIÓN
En verdad, creo que lo es.
SUTIL
No tengáis escrúpulos, señor; confiad en Ananías, !s muy entendido en este tipo de casos de conciencia.
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TRIBULACIÓN
Elevaré una moción a los hermanos.
ANANÍAS
Los hermanos la aprobarán, sin lugar a dudas. ¿Dónde haréis la fundición? (Golpean afuera.)
SUTIL
Ya hablaremos de eso. Alguien que quiere verme. Entrad, por favor, y examinad los materiales. Este es el inventario. En seguida voy. (Salen Tribulación y Ananías.J ¿Quién es? ¡Cara! Entra. (Entra Cara de uniforme.) ¿Qué tal? ¿Buena cosecha?
CARA
¡Buena peste! Ese miserable bribón no mordió. Un espíritu me trajo un mensaje con la noticia, mientras trataba de hechizar a Adusto; mis demonios no están ociosos. Gracias a mí, Sutil, tu baño es famoso. Querida Dol, debéis ir a afinar vuestro virginal sin perder ni un instante; y oídme bien: quiero un trabajo. Menéate como un lenguado; bésalo con vigor, como una ostra; y hazle cosquillas con tu lengua materna. Su gran Señoría no entiende una palabra del idioma; tanto más fácil será engañarlo, mi Dolly. Llegará de incógnito en un coche alquilado; le envié a nuestro cochero, para que lo condujera; nadie sabrá nada. (Golpean afuera.) ¿Quién es? (Sale Dol.J
SUTIL
¿Será él?
CARA Oh, no, •es muy temprano. (Entra Dol.J
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SUTIL
¿Quién es?
DoL Gallardo, vuestro amanuense.
CARA Que se haga entonces la voluntad de Dios, reina
de las Hadas; poned la diadema (Sale Dol.); y vos, doctor, el manto. Por el amor de Dios: despachémoslo de una v.:z.
SUTIL
Llevará mucho tiempo.
CARA Os aseguro que si seguís mis indicaciones, llevará
muy poco tiempo. (Se acerca a la ventana.) ¡Caramba, aquí llegan otros! Abel, y uno que ha de ser el joven duelista, el heredero, que tantas ganas tiene de pelear.
SUTIL
¿Y la viuda?
CARA No, que yo vea. ¡Fuera! (Sale Sutil.) (Entra Ga~
llardo.) Oh, señor, sed bienvenido. El doctor está adentro, ocupándose de vos; ¡me costó muchísimo trabajo convencerlo! Jura que seréis el favorito de los dados; parece que es la primera vez que su alteza se interesa por alguien. Vuestra tía os ha mencionado con las palabras más amables que nadie pueda imaginarse.
GALLARDO ¿Podré ver a su Gracia?
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CARA Verla, y también besarla. (Entra Abel, seguido por
Halcón.) ¿Qué tal, mi modesto Nab? ¿Trajiste el damasco?
DROGUISTA
No, señor, traje tabaco.
CARA
Muy bien, Nab; ¿luego traerás el damasco?
DROGUISTA
Sí. Este es el caballero que os mencioné, capitán, el señor Halcón; lo traje para que viera al doctor.
CARA
¿Dónde está la viuda?
DROGUISTA
Dice que su hermana vendrá luego, señor.
CARA ¿Ah, sí? Bienvenido. ¿Os llamás Halcón, señor?
HALCÓN
Sí, y soy el mejor de los Halcones, gracias a Dios, con mil quinientas libras por año. ¿Dónde está el doctor? Este cigarrero loco me habló de un tipo que sabe hacer unas cuantas cosas; ¿es entendido?
CARA
¿En qué, señor?
HALCÓN
En manejar asuntos, en conducir un duelo según todas las reglas, de pe a pa.
100
CARA Por vuestra pregunta se ve que sois novicio en esta
ciudad.
HALCÓN
Señor, no tan novicio como para no haber oído hablar de los mozos duelistas; Jos he visto comprar tabaco en el negocio de mi amigo, y puedo hacer otro tanto. Quiero aprender a ser como ellos, para practicar cuando vuelva al campo.
CARA
Señor, en cuanto a duelos, os aseguro que el doctor os informará como corresponde, hasta la última sombra de un pelo; y os mostrará un instrumento que él mismo confeccionó, mediante el cual, apenas le anunciéis que habéis concertado un duelo, os podrá decir instantáneamente qué probabilidades tenéis, y qué grado de seguridad, o de mortalidad, y cómo debéis atacar, si en línea recta, o en semicírculo; o tal vez en ángulo obtuso, cuando no agudo; ya os enseñará todo, y además las reglas para insultar y ser insultado correctamente.
HALCÓN
¡Cómo! ¿Para ser insultado?
CARA Sí, ya os dirá él cuando conviene recibir el insulto
oblicuamente, o en círculo; pero nunca diametralmente. La ciudad entera estudia sus teoremas, y suelen discutirlos en las academias de las tabernas.
HALCÓN
¿Y también enseña a vivir del ingenio?
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CARA Cualquier cosa. No podéis imaginar una sutileza
que él no haya descubierto ya. A mí, me hizo capitán. Antes de conocerlo, yo era un pobre vagabundo,. como vos; hace apenas dos meses. Os diré su método: primero, os llevará a un despacho de bebidas.
HALCÓN
No, allí no voy; debéis perdonarme.
CARA ¿Por qué, señor?
HALCÓN
Porque allí juegan, y hacen trampas.
CARA ¿Cómo, queréis ser un hombr,e a la moda, y no
queréis jugar?
HALCÓN
Sí, porque uno se arruina.
CARA ¿Arruinarse? Más bien os restauraréis cuando es
téis arruinado; ¿cómo harían si no para vivir de su ingenio los que ya prodigaron seis veces vuestra fortuna?
HALCÓN
¿Cómo, tres mil por año?
CARA Sí, y también cuarenta mil.
HALCÓN
¿Y existen personas así?
102
CARA
Sí, señor, y siguen tan campantes. Aquí tenéis a un joven caballero que no vale nada (Señala a Gallardo.) cuarenta marcos por año, que para mí no es nada; pronto será iniciado, y el doctor le proporcionará un demonio. Antes de una quinoena, con suerte irresistible, os ganará lo suficiente para comprar una baronía. Para estas navidades, todos le cederán la entrada; y durante el año entero tendrá su asiento en los teatros; el mejor servicio, la mejor bebida; de vez en cuando dos vasos de vino de las Canarias, gratis; la mejor lencería, y el cuchillo más afilado; la perdiz junto a su plato, y en alguna parte la cama elegante, en privado, con las elegantes. Las tabernas lo solicitarán como los teatros a los poetas, y el amo le rogará a voces que ordene su plato preferido, que tendrá que ser langostinos a la manteca; y esos orgullosos que no beben con nadie, beberán a su salud, porque será el espléndido presidente de toda mesa.
HALCÓN
¿No os engañáis?
CARA
¡Por Dios! ¿Cómo podéis creerlo? Tendréis un halconero (naturalmente, solicitaréis crédito a un guantero, o a un espuelero, para aseguraros de antemano un par de cada artículo); rápidamente le enseñaréis la forma más competente de esar a la última moda, y de ser admirado, aunque antes haya sido un mísero alcahuete desnudo.
HALCÓN
¿Y el doctor puede enseñar todo eso?
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CARA
Aún más, señor; cuando hayáis perdido vuestras tierras -porque todo hombre de espíritu trata de alejarse en lo posible de lo terreno-, en las vacaciones, cuando necesitéis dinero para gastos pequeños, y las tabernas estén cerradas, os mostrará una perspectiva donde veréis de un lado los rostros y las personas de todos los herederos jóvenes y pudientes de la ciudad, que poseen cuenta corriente con los comerciantes; del otro lado, las figuras de los comerciantes y demás, que entregarán las mercaderías sin necesidad de intermediario, lo que exigiría una participación; en la tercera casilla, la calle misma y la enseña del negocio donde esa mercadería sólo espera ser entregada, ya sea pimienta, jabón, lúpulo, o tabaco, avena arrollada, glasto o queso. Todo lo cual podréis llevaros, y disponer según vuestra voluntad, sin tener que agradecer nada a nadie.
HALCÓN
¡Por mi fe! ¿Puede hacer todo eso?
CARA
N ab, aquí presente, lo conoce muy bien. Además, es el hombre más diestro en concertar alianzas con viudas ricas, doncellas distinguidas, herederas. De toda Inglaterra, de lejos y de cerca, lo llaman y lo buscan para solicitar su consejo y preguntarle el futuro.
HALCÓN
Por Dios, mi hermana debería verlo.
CARA Os diré, señor, lo que me dijo de Nab. Es algo
muy extraño -de paso, N ab, no debes comer más
104
queso, porque fomenta la melancolía, y esa misma melancolía fomenta los gusanos-, pero sigamos: me dijo que el honesto Nab no estuvo nunca en su vida en una taberna excepto una vez.
DROGUISTA
Verdad, y nunca más volví.
CARA
Y luego estuvo tan enfermo ...
DROGUISTA
¿También eso os dijo?
CARA
¿Cómo lo sabría, si no?
DROGUISTA
Para decir verdad, habíamos estado cazando, y durante la cena, comí un pedazo de carnero gordo, que me cayó tan mal. ..
CARA
Y no tiene ninguna resistencia para el vino; y con el ruido de los músicos, y la preocupación por su negocio, porque no tiene sirvientes ...
DROGUISTA
Me dolía tanto la cabeza ...
CARA
Sólo quería volver a su casa, según me dijo el doctor; entonces, una buena mujer ...
DROGUISTA
Sí, es cierto; vive en la calle del Carbón Mari-
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no; me curó con cerveza hervida cañarroya de la pared; me costó dos peniques, ni uno más. Tuve otra descompostura mucho peor que esa.
CARA
Sí, y motivada por la tristeza que le causó el impuesto de diez y ocho peniques para las aguas corrientes.
DROGUISTA
Cierto, y casi me cuesta la vida.
CARA
¿Se te cayó el pelo?
DROGUISTA
Sí, de rabia.
CARA
Así me dijo el doctor.
HALCÓN
Por favor, cigarrero, ve a buscar a mi hermana. Antes de irme quiero ver a este tipo tan sabio; y que lo véa ella también.
CARA
Ahora está ocupado, señor; pero si queréis traer a vuestra hermana, traedla personalmente: quizá ganéis tiempo; para ese entonces se habrá desocupado.
HALCÓN
Voy. (Sale.)
CARA
¡Droguista, ya es tuya; recuerda el damasco! (Sale A bel.) Entre Sutil y yo la sorteamos. (Aparte.) Acer-
106
caos, señor Gallardo; ya veis cómo rechazo a mis clientes para despachar vuestro asunto; ¿habéis cumplido las ceremonias que os fueron ordenadas?
GALLARDO
Sí, la del vinagre, y la camisa limpia.
CARA
Muy bien; esa camisa puede traeros más suerte que lo que imagináis. Vuestra tía está sobre ascuas por veros, aunque no quiera confesarlo. ¿Habéis traído algo para los criados de su Gracia?
GALLARDO
Sí, aquí tengo ciento veinte chelines del tiempo de Eduardo.
CARA ¡Bien!
GALLARDO
Y un soberano viejo de Enrique.
CARA
¡Muy bien!
GALLARDO
Y tres chelines de J acobo, y esta moneda de Isabel. En total, ciento veinte nobles justos.
CARA
¡Oh, son demasiado justos! Preferiría que el otro noble fuera de María.
GALLARDO
Tengo algunos Felipes y Marías.
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CARA Sí, esos son los mejores; ¿dónde están? Atención,
el doctor. (Entra Sutil disfrazado de sacerdote de las Hadas, con una tira de género.)
SUTIL
(Con voz fingida.) ¿Llegó el primo de su gracia?
CARA Llegó.
SUTIL
¿En ayunas?
CARA Sí.
SUTIL
¿Y ha gritado ]um?
CARA Debéis contestar: "Tres veces".
GALLARDO
Tres veces.
SUTIL
¿Y otras tantas Buz?
CARA Si lo habéis dicho, decidlo.
GALLARDO
Sí, lo hice.
SUTIL
Entonces, esperando que ya se haya avinagrado los sentidos, como le fuera ordenado, la reina de las
108
Hadas dispensa a su primo, por intermedio mío, esta vestidura: la enagua de la fortuna; y ordena que se la ponga inmediatamente. Y hace notar que, aunque la fortuna esté cerca de sus enaguas, más cerca está de su camisa; y por lo tanto también le manda un pedazo de la misma, que fue arrancada para fajarlo cuando era niño; y ruega que lo use ahora como venda -con tanto amor como sintió su gracia al desgarrarlo- sobre los ojos (le vendan los ojos con el trapo) como prueba de su fortuna. Y en la certeza de que ella lo hará rico, debe desprenderse ahora de toda posesión terrenal; la Reina no duda de que así lo hará.
CARA No tiene por qué dudarlo, señor. Ante una sola
palabra de su Gracia, no hay cosa de la cual no se desprenda gustoso -arrojad vuestro monedero- tal como ella lo pide- pañuelos y todo-. (Se despoja de todo lo que le piden.) Cualquier cosa que ella le ordene, la hará inmediatamente -si tenéis algún anillo, quitáoslo, o algún sello de plata en la muñeca; su gracia os hará registrar por las Hadas; por lo tanto, no debéis ocultar nada a su Alteza; si ellas descubren que escondéis un solo ardite, estáis perdido.
GALLARDO
Juro que esto es todo.
CARA ¡Todo qué?
GALLARDO
Todo mi dinero; lo juro.
CARA No guardéis nada transitorio sobre vuestra perso-
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na. (Aparte a Sutil.) Dile a Dol que toque algo-. Oíd, ya llegaron los elfos. (Dol toca la cítara, adentro.) Y os pincharán si no decís la verdad. Tened cuidado. (Lo pinchan.)
GALLARDO
¡Oh! Aún me queda una libra, envuelta en un papel.
CARA Ti, ti. Dicen que ya lo sabían.
SUTIL
Ti, ti, ti, ti. Tiene más todavía.
CARA Ti, ti, ti, ti. (Aparte a Sutil.) En el otro bolsillo.
SUTIL
Titi, titi, tití, titi, titi. Dicen que deben pincharlo, sino no confesará. (Lo pinchan de nuevo.)
GALLARDO
¡Oh, oh!
CARA
No, por favor, basta; es el sobrino de su gracia. ¿Ti, ti, ti? ¿Qué os importa? Por mi fe, ya os importará. Sed franco, señor, y avergonzad a las hadas. Demostradles que sois inocente.
GALLARDO
Por esta luz que me alumbra, nada tengo.
SUTIL
Ti, ti, ti, ti, to, ta. Dice que se equivoca; ti, ti,
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do ti, ti, ti, do, ti, da; que jura por "la luz que lo alumbra" cuando está vendado.
GALLARDO
Juro por esta oscuridad que me alumbra que nada tengo excepto una media corona de oro en la muñeca, que me regaló mi novia; y un corazón de plomo desde que me traicionó.
CARA Ya me imaginaba. ¿Y por semejantes bagatelas in
currís en la ira de vuestra tía? Vamos, más os habría valido despojaros de veinte medias coronas. (Se las saca.) Podéis guardaros vuestro corazón de plomo. (Entra Dol, precipitadamente.) ¿Qué pasa?
SUTIL
¿Qué novedades hay, Dol?
DoL Ahí llega vuestro caballero, sir Mamón.
CARA
Caramba, nos habíamos olvidado de él! ¿Dónde está?
DoL Aquí, frente a la puerta.
SUTIL
¡Y todavía no estáis preparados! Tráele el traje, Dol. (Sale Dol.J No podemos mandarlo de vuelta.
CARA
De ningún modo. ¿Y qué haremos ahora con este pájaro, ya que lo tenemos en el asador?
111
SUTIL
Apártalo un momento, con alguna estratagema. (Vuelve a entrar Dol, con la ropa de Cara.) Ti, ti, ti, ti, ti, ti. ¿Su gracia quiere hablar conmigo? Ya voy. ¡Ayúdame, Dol!
CARA
(Hablando a través del ojo de la llave.) ¿Quién es? Estoy con mi ama, sir Epicuro. Por favor, dad unas tres o cuatro vueltas a la manzana, hasta que vuelva las espaldas, y os atenderé. ¡Rápido, Dol!
SUTIL
Su alteza os envía sus muy amables saludos, señor Gallardo.
GALLARDO
Estoy impaciente por ver a su alteza.
SUTIL
En tstos momentos está almorzando en la cama,. y de su propia fuente os ha mandado un ratón muerto, y un pedazo de pan de jengibre para que os entretengáis, y aplaquéis vuestro estómago, no sea que el ayuno os debilite; sin embargo, dice que sería mucho mejor si pudiérais resistir hasta el momento de verla.
CARA
Señor, por su Alteza resistiría hasta dos horas, os lo aseguro. No debemos arruinar todo lo que hemos hecho.
SUTIL
Hasta ese momento no debe ver a nadie, ni hablar con nadie.
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CARA
Le pondremos un freno en la boca, señor.
SUTIL
¿De qué?
CARA
De pan de jengibre. Procurad que ajuste bien. Quien ha complacido hasta ahora a su Gracia, no se volverá atrás por tan poca cosa. Abrid la boca, señor, y procurad que ajuste. (Le introducen en la boca un pedazo de pan de jengibre.)
SUTIL
¿Y ahora, dónde lo arrumbamos?
DoL En la letrina.
SUTIL
Venid, señor; os conduciré a los aposentos privados de la Fortuna.
CARA
¿Ya fueron perfumados, y el baño está preparado?
SUTIL
Todo; sólo que la fumigación ha sido un poco fuerte.
CARA
(Hablando a través del ojo de la llave.) Sir Epicuro, dentro de un instante estaré con vos. (Salen con Gallardo.)
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ACTO CUARTO
ESCENA PRIMERA
Una habitación en ca5a de Lovewit
(Entran Cara y Mamón)
CARA Oh, señor, habéis llegado en el momento más
propicio.
MAMÓN
¿Dónde está el amo?
CARA Preparándose para la proyección, señor. Dentro de
unos instantes todos vuestros materiales serán transformados.
MAMÓN
¿En oro?
CARA En oro y en plata, señor.
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MAMÓN
La plata no me interesa.
CARA
Sí, señor; un poco para dar a los mendigos.
MAMÓN
¿Dónde 1está la dama?
CARA
Aquí al lado. Le hice tales elogios de vuestra generosidad, y de vuestro noble espíritu ...
MAMÓN
¿Ah, sí?
CARA
Que está casi histérica por veros. Pero mi querido señor, recordad: nada de teologías en vuestro discur-, so; si no, se enfurecerá.
MAMÓN
Te lo aseguro.
CARA
No la detienen seis hombres; además, si el viejo os oyera, u os viera ...
MAMÓN
No temáis.
CARA
Hasta la casa se enloquecería, señor. Ya sabéis cuán escrupuloso es, y cuán violento, ante el menor acto pecaminoso. Como os he dicho, esta dama soporta sin sobresaltos la física, las matemáticas, la poesía,
116
la política o la prostitución; pero ni una palabra de teología.
MAMÓN
Ya estoy preparado, mi buen Ulen.
CARA
Y recordad que debéis elogiar su linaje, y su nobleza.
MAMÓN
No os preocupéis; ni un heraldo, no, ni un anti-euario, mi Pulmón, lo haría mejor. Ve.
CARA
(Aparte.) Caramba, esta es, después dt todo, una especiie de felicidad muy moderna, ver a Dol Común en el papel de gran señora. (Sale.)
MAMÓN
Ahora, Epicuro, exáltate, y háblale todo en oro; viértele tantas lluvias como gotas virtió Júpiter sobre su Dánae, demuéstrale que el oro es un mendigo, comparado con Mamón. Sí, con la piedra todo es posible. Sentirá oro, gustará oro, oirá oro, dormirá en oro; sí, hasta podremos concumbere en oro. Seré poderoso y magnífico en mi discurso. (Entra Cara, con Dol, ricamente vestida.) Aquí llega.
CARA
A él, Dol, amamántalo. Este es el noble caballero de quien ya hablé a vuestra merced.
MAMÓN
Señora, con vuestro perdón, beso vuestras vestiduras.
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DoL Permitirlo sería descortesía; tomad mi mano, señor.
MAMÓN
Espero que el hermano de su gracia esté bien de salud.
DoL Señor, la salud de mi hermano setá bien, aunque
la gracia no corresponde a mi condición.
CARA
( Ap,arte.J Bien dicho, mi gallineta.
MAMÓN
Mi muy noble señor.
CARA
(Aparte.) ¡Oh, ya se anuncia la más furiosa idolatría!
MAMÓN
Es vuestra prerrogativa.
DoL Más bien vuestra cortesía.
MAMÓN
Aunque nada más supiera de vuu.·ras virtudes, tales respuestas me demostrarían vuestra educación y vuestro linaje.
DoL De nuestro linaje no nos jactamos, señor; apenas.
somos la hija de un pobre barón.
118
MAMÓN
¡Pobre! ¿Habiéndoos engendrado? No digáis herejías. Aunque después de ese acto vuestro padre hubiera dormido durante todo el resto de su vida feliz, y allí jadeando se hubiera quedado inmóvil, ya habría hecho lo- suficiente para ennoblecerse a sí mismo, a su ascendencia, y a su posteridad.
DoL Señor, aunque pueda decirse que hemos perdido
el dorado y los ar:eos, las galas del honor, tratamos sin embargo de conservar la simiente y el material.
MAMÓN
Veo que la virtud, el antiguo ingredi,ente, no se ha perdido; y que la droga metálica no ha entrado en vuestra composición. Hay una extraña nobleza en vuestra mirada; esos labios, esa barbilla ... Creo que os parecíais a uno de los príncipes austríacos.
CARA
(Aparte.) ¡Muy parecida! Su padre era un frutero irlandés.
MAMÓN
La casa de Valois tenía una nariz semejante; y de una frente como ésta se jactan los Médici de Florencia.
DoL Cierto, ya me han comparado con todos esos prín
cipes.
CARA
Juro que yo estaba presente.
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MAMÓN
No sé qué es; no es 1iingún rasgo particular, sino una verdadera selección de sus facciones.
CARA
(Aparte y sale.) Debo salir, para r,eínne a gusto.
MAMÓN
Un matiz, un aire, que irradia cierta divinidad más allá de toda belleza terrena.
DoL ¡Oh, sois demasiado cortesano!
MAMÓN
Señora, permitidme ...
DoL Por Dios, señor, lo que no permitiré es que os
burléis de mí.
MAMÓN
Arder en esta dulce llama; muerte más noble no conoció el Fénix.
DoL No; ahora exageráis vuestro papel de cortesano, y
destruís lo que edificáis; la artificiosidad de vuestras palabras pone en duda toda vuestra buena fe.
MAMÓN
Juro por mi alma ...
DoL No, señor; los juramentos son de aire vano.
120
MAMÓN
Rasgos más armoniosos, más impolutos, nunca otorgó Natura a la humanidad; de todos los demás rostros sólo fue la madrastra. Dulce señora, permitidme ser indiscreto ...
DoL Indiscreto, señor, os ruego que conservéis vuestra
distancia.
MAMÓN
En ningún mal sentido, dulce señora; sólo para preguntaros: ¿en qué pasan sus horas vuestros amables encantos? Veo que vivís aquí, en casa de un hombre extraordinario, un artista excelente; pero ¿por qué motivo?
DoL Estudio matemáticas y destilación, señor.
MAMÓN
¡Oh, ruego que me perdonéis! ¡Es un maestro divino! Con su arte puede extraer el alma de todas las cosas; congregar en un horno templado las virtudes y los milagros del sol; enseñar a la torpe naturaleza cuáles son sus propias fuerzas. Un hombre que el emperador ha cortejado, más que al mismo Kelly; le ha enviado cadenas y medallas para invitarlo.
DoL Sí, y en cuanto a su medicina, señor ...
MAMÓN
¡Muy superior al arte de Esculapio, que suscitó la envidia del Dios tonante! Todo esto lo sé, y más aún.
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DoL En verdad, señor, estoy totalmente absorta en estos
estudios naturales.
MAMÓN
Es un noble capricho; pero estas formas no fueron creadas para usos tan oscuros. Si hubierais sido jorobada, horrible, de formas groseras, el claustro sería lo más adecuado; pero que una persona que podría ser la gloria de un reino, viva reclusa, no es más que un solecismo, aun dentro de un convento. No puede ser. Creo que vuestro hermano lo permitiría; si yo fuera él, preferiría v1eros prodigar la mitad de mis tierras. Mirad este diamante ¿no queda en mi dedo mejor que en la cantera?
DoL Sí.
MAMÓN
Bueno; vos sois como él. Fuisteis creada, señora, para la luz. Vos lo llevaréis; recibido como primera garantía de mis palabras. Así os obligo a creerme.
DoL ¿Con cadenas de diamantes?
MAMÓN
Sí, son los lazos ms fuertes. Además, os diré un secreto: Aquí, en esta misma hora y a vuestro lado, se encuentra el hombre más feliz de Europa.
DoL ¿Estáis satisfecho, señor?
122
MAMÓN
Aún más, en verdad; soy la envidia de los príncipes y el temor de los estados.
DoL ¿Verdad, sir Epicuro?
MAMÓN
Sí, noble doncella, y ya lo comprobaréis. He fijado la mirada en ti, y exaltaré tu belleza más allá de toda imaginación.
DoL ¿No me engañáis, señor?
MAMÓN
No, desdeña ese temor. Yo soy el dueño de la piedra filosofal, y tú la dueña.
DoL ¿¡Cómo, señor! ¿La poseéis?
MAMÓN
Soy el amo de su misterio. Este buen viejo infeliz la fabricó hoy, para nosotros; ahora está ocupado en la proyección. Por lo tanto, piensa el primer deseo que te ocurra, dímelo, y sobre tu seno, lloverán no digo aguaceros, sino inundaciones de oro, cataratas enteras, un diluvio, para poner a tus pies toda una nación.
DoL Señor, os complacéis en halagar la ambición de
nuestro sexo.
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MAMÓN
Me complazco en decir a la gloria de tu sexo que en este antro, en semejante barrio, no es el clima mejor para que ella viva oscuramente en él, para que aprenda medicina y cirugía, para que se despose con una renta miserable en Essex. Que debe surgir a la luz, y gustar el aire de los palacios; comer, beberse la labor de los alquimistas, y su elogiada práctica; llevar tinturas de perla, de coral, de oro y de ámbar; ser vista en fiestas y en triunfos; hacer que todos se pregunten: ¿qué es este milagro?; encender como una lupa todos los ojos de la corte, y reducirlos a cenizas, adornada con las joyas de veinte naciones, cuya luz empalidece las estrellas; las reinas se demudarán al oír tu nombre, y la Popea de Nerón se perderá en las brumas de la historia, ante el simple espectáculo de nuestro amor. Y así quiero que sea.
DoL Gustosamente consentiría, señor, pero esto no po
drá ser en una monarquía. Muy pronto lo sabrá el rey, y se apoderará de vos y de vuestra piedra, riqueza inadecuada para un simple súbdito.
MAMÓN
Primero tendría que enterarse.
DoL Vos mismo os vanagloriáis de ella, señor.
MAMÓN
Ante ti, vida mía.
DoL ¡Oh, tened cuidado, señor! Por hablar demasiado,
124
podríais terminar el resto de tus días en una horrible prisión.
MAMÓN
No es un temor inútil; por lo tanto, amiga mía, nos iremos a vivir en un país libre; allí podremos comer nuestros salmones con una salsa de generosos vinos campesinos; cenar con huevos de faisanes, y hervir nuestras ostras en conchas de plata; nuestros langostinos nadarán nuevamente, como cuando vivían, en una deliciosa gelatina de leche de delfines, cuya crema se asemeja al ópalo; con estos platos refinados nos daremos fuerzas para ·el placer, y de nuevo las perderemos, para volver a renovar, mediante el elixir, nuestra juventud y nuestras energías; y así gozaremos de una eternidad de vida y de placeres. Y tú tendrás un guardarropa más rico que el de la misma naturaleza, para sentir el orgullo de variar aún más que ella, o que el arte mismo, su sabia y casi igual servidora. (Entra Cara.)
CARA
Señor, habláis demasiado fuerte. Desde el laboratorio se oye todo lo que decís. Id a un lugar más adecuado; el jardín, o la habitación grande de arriba. ¿Qué os parece?
MAMÓN
¡Excelente, Pulmón! Toma. (Le da dinero.)
CARA
Y no olvidéis, mi querido señor; cuidado de no mencionar a los rabinos.
MAMÓN
Ni nos acordamos de ellos. (Salen Mamón y Dol.)
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¡Está bien, señor! ¡Sittil! (Entra Sutil.) ¿No te da risa?
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Sí; ¿ya se fueron?
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No hay nadie.
~UTIL
Llegó la viuda.
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¿Y el discípulo duelisa?
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También.
C;ARA
Entonces, debo tornarª mi capitanía.
~TIL
Espera; primero hazlo: entrar.
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Esa era mi intención. ¿Cómo es? ¿Es bonita?
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No sé.
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Tiraremos suertes; ¿ni te parece bien?
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¿Qué otro remedio q1eda?
126
CARA
¡Oh, una novia que me cayera de pronto del cielo, como una cortina!
SUTIL
Ve a la puerta, hombre.
CARA
Recibirás el primer beso, porque yo no estoy preparado. (Sale.)
SUTIL
Sí, y quizá te rompa también las narices.
CARA
(Adentro.) ¿Con quién queréis hablar?
HALCÓN
(Adentro.) ¿Dónde está el capitán?
CARA
(Adentro.) Salió, señor, a cumplir una diligencia.
HALCÓN
(Adentro.) ¿Salió?
CARA
(Adentro.) Volverá de inmediato, pero el señor doctor, su lugarteniente, está aquí. (Entra Halcón, seguido por la señora Dócil.)
SUTIL
Acércate, mi honorable muchacho, mi terrae fili; es decir, mi joven lugarteniente; aproxímate. Bienvenido; conozco tu ambición y tus deseos; los ayudaré
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y los satisfaré. Comienza, atácame desde allá, o desde allí, o en esta dirección; éste es mi centro; desafíame.
HALCÓN
Mentís.
SUTIL
¡Cómo, hijo de la ira y del furor! ¿El mentís más directo? ¿Por qué, niño impetuoso?
HALCÓN
Eso es cosa vuestra; yo empiezo.
SUTIL
Veo que vuestra gramática es mala y vuestra lógica es peor. Debéis enunciar las causas, . muchacho, vuestras primeras y segundas intenciones, conocer los cánones y las divisiones, modo~, grados, diferencias, predicamentos, sustancias y accidentes, y las series, externas e internas, con sus causas eficientes, materiales, formales y finales, y perfeccionar todos vuestros elementos.
HALCÓN
¿Qué es esto? (Aparte.) Será el lenguaje de los duelistas.
SUTIL
A muchos engañó ya ese falso precepto de la iniciativa, y muy a menudo los ha arrastrado al duelo sin que se dieran cuenta; y además, contra su voluntad.
HALCÓN
¿Qué debo hacer entonces, señor?
128
SUTIL
Pido mil perdones a su señoría; debí saludarla antes. (La besa.) Os llamo señoría porque dentro de muy poco lo seréis, mi suave y muelle viuda.
HALCÓN
¿Cierto?
SUTIL
Sí, o mi arte es una egregia mentirosa.
HALCÓN
¿Cómo lo sabéis?
SUTIL
Inspeccionando su frente; y por la sutileza de su labio; debo probarlo varias veces para formar mejor el juicio. (La besa de nuevo.) Dios mío, se funde con un mirobalano; sin embargo, aquí hay una línea, in vivo frontis, que me dice que su próximo marido no será un caballero.
DÓCIL
¿Qué será entonces, señor?
SUTIL
Déjame ver vuestra mano. Oh, vuestra línea fortunae lo dice bien claro; y esta estr•ella in monte Veneris. Pero sobre todo la juntura annularis. Es un soldado, o un profesor, señora, pero pronto recibirá grandes honores.
DÓCIL
Créeme, hermano, es un hombre extraordinario. (Entra Cara de uniforme.)
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HALCÓN
Calla. Aquí viene el otro hombre extraordinario. Dios os guarde, capitán.
CARA ¡Mi querido señor Halcón! ¿Es ésta vuestra her
mana?
HALCÓN
Sí, señor. Haced el favor de besarla, y tened el honor de conocerla.
CARA Tendré sumo honor de conocer a su señoría. (La
besa.)
DÓCIL
Hermano, también él me llama "señoría".
HALCÓN
Sí, calla; ya lo oí. (La lleva a un costado del escenario.)
CARA Llegó el conde.
SUTIL
¿Dónde está?
CARA En la puerta.
SUTIL
Bueno, debes atenderlo.
CARA Y entre tanto, ¿qué harás con éstos?
130
SUTIL
Los entretendré, y les mostraré algún libro de magia, o el espejo oscuro.
CARA ¡Por Dios, es una pollita delicadísima! Será mía.
(Sale.)
SUTIL
¡Será! Sí si así lo quiere tu destino. Venid, señor, el capitán llegará de inmediato; os conduciré a mi laboratorio. Allí os enseñaré la gramática, la lógica, y la retórica del duelo; mi método completo reducido ~. tablas; y mi instrumento, con sus varias escalas, que os permitirá sostener peligrosísimos encuentros a la luz de la luna. Y a vos señora, os haré mirar un espejo durante media hora, hasta que os aclare la vista, para que podáis ver vuestro futuro; un futuro quizá mejo que el que supuse a primera vista, creedme. (Sale con Halcón y con la señora Dócil. Entra Cara.)
CARA ¿Dónde estáis, doctor?
SUTIL
(Adentro.) En seguida vuelvo.
CARA Después de haberla visto estoy decidido a hacer
cualquier cosa por poseer a esta viuda. (Entra Sutil.)
SUTIL
¿Qué decís?
CARA ¿Ya los habéis ubicado?
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SUTIL
Los, dejé arriba ..
CARA Sutil, te juro que es necesario que me dejes a la
viuda.
SUTIL
¿Con que esas tenemos?
CARA
No, pero escúchame.
SUTIL
Basta. Si te rebelas; Dol se enterará de todo; por lo tanto, calma; obedece a tu destino.
CARA No, ya te has enojado... Comprende que eres.
viejo, y que ya no sirves ...
SUTIL
¿Quién no sirve? ¿Yo? Caramba, la serviría aún por encima tuyo, por ...
CARA No, escúchame; te retribuiré.
SUTIL
No quiero tratar contigo. ¡Cómo! ¿Vender mi suerte? La quiero más que a mi vida. No murmures; si la ganas, te la llevas. Si rezongas, Dol se entera de inmediato.
CARA Bueno, señor, me callo. ¿Me ayudaráis a acomodar
al español? (Sale.)
132
SUTIL
Ya voy, señor; hay .que asustarlo, para que no nos tiranice. (Entra Cara, con Adusto disfra¡.ado de español.) ¡Diablos! ¿Quién llega? ¡Don Juan! , ,
ADUSTO
Señores, beso a vuestras mercedes las . manos.
SUTIL
¡Con agacharse un po<;:o más, besaba nuestros anos!
CARA Calla, Sutil.
'SUTIL
Hombre, aunque me mataran no me' contendría. Con esa enorme golilla parece una cabeza en una fuente, servida por un enano, sobre dos caballetes.
CARA O un toro cortado por debajo del testuz,, y :festo
neado con un cuchillo.
'SUTIL
Caramba, es demasiado gordo para ser español. · ·
CARA Tal vez lo engendró algún flamenco, o .algún ho
landés, en tiempos del Duque de Alba; el bastardo del conde Edmundo.
SUTIL
Don, bienvenida vuestra inmunda cara . amarilla y madrileña.
ADUSTO
Gracias.
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SUTIL
Habla como desde lo alto de un bastión. Espero que no tenga ninguna bombarda escondida entre esas profundas almenas.
ADUSTO
¡Por Dios, señores, qué linda casa!
SUTIL
¿Qué dice?
CARA
Supongo que elogia la casa; lo único que entiendo es el ademán.
SUTIL
Sí, mi precioso Diego, la casa es bastante linda como para ser embaucado. ¿Comprendéis? Seréis embaucado, Diego.
CARA
¿Comprendéis, mi honorable Doncel? Seréis embaucado.
ADUSTO
Entiendo.
SUTIL
¿Lo entendéis? Nosotros también, querido Don. ¿Habéis traído pistolas, o reales portugueses, mi so
lemne Don? Pálpalo.
CARA (Palpándole los bolsillos.) Llenos.
134
SUTIL
Os vaciaremos, Don, os bombearemos, y os secaremos.
CARA
Os ordeñaremos, en fin, querido Don.
SUTIL
Os presento a los monstruos; el 11eón principal, Don.
ADUSTO
Con licencia, ¿se puede ver a esta señora?
SUTIL
¿De qué habla ahora?
CARA De la señora.
SUTIL
Oh, Don, esa es la leona; ya la veréis también, mi Don.
CARA Caramba, Sutil, ¿cómo haremos?
Si.JTIL
¿Por qué?
CARA
Dol está ocupada, ya sabes.
Si.JTIL
¡Es cierto! Por el cielo, no me imagino; sólo que debemos conseguir que éste se quede.
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CARA ¡Quedarse! De ningún modo.
SUTIL
¿No? ¿Por qué?
CARA Porque arruinaría todo. Caramba, sospecharía; y
después no pagaría tanto. Es un hombre que ha viajado mucho, por toda clase de burdeles, y que conoce todas las demoras; un pícaro singularmente ardoroso. Y ya parece desatado.
SUTIL
¡Demonios! Pero no hay que mol·estar a Mamón.
CARA
¡Mamón! De ningún modo.
SUTIL
¿Qué haremos, entonces?
CARA
Piénsalo; hay que proceder rápido.
ADUSTO
Entiendo que la señora es tan hermosa, que tanto codicio verla como la bienaventuranza de mi vida.
CARA
¡Mi vida! Caramba, Sutil, me ha hecho acordar de mi viuda. ¿Qué te parece si se la presentamos y le decimos a ella que esto es lo que le reservaba el destino? De este asunto depende toda nuestra empresa, gánela quien la gane, ¿qué importa un hombre más? No defendemos ninguna virginidad. ¿Qué te parece, Sutil?
136
SUTIL
¿Quién, yo? Bueno ...
CARA
Además, el crédito de nuestra casa está en juego.
SUTIL
Hace un momento me hiciste una oferta por mi parte. ¿Cuánto me darías, francamente?
CARA
¡Oh, por esa luz me alumbra! Ya no la compraría; recuerda tu decisión. Aceptad la igualdad de las suertes, señor, obedeoed al azar; ganadla, y por mí, lleváosla.
SUTIL
Caramba, ahora no me interesa.
CARA
Es por la causa común; piénsalo. Si no, Dol se enterará, como dijiste.
SUTIL
No me importa.
ADUSTO
Señores, ¿por qué tardáis tanto?
SUTIL
Juro que no sirvo, que estoy viejo.
CARA
Esa no es una razón, señor, ahora.
ADUSTO
¿Tratáis de burlaros de mi amor?
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CARA ¿Oís al Don? Por este aire, juro que llamo, y aflojo
las bisagras; ¡Dol!
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¡Peste del infierno!
CARA ¿Cederás?
SUTIL
¡Eres un terrible desvergonzado! Lo pensaré. ¿Queréis llamar a la viuda, señor?
CARA Sí; y ahora que lo pienso mejor, la aceptaré, con
todos sus defectos.
SUTIL
Encantado, señor; entonces, ¿estoy fuera del sorteo?
CARA Como queráis.
. SUTIL
Dadme la mano. (Se dan la mano.)
CARA Recordad que, bajo ninguna circunstancia, no os
asiste el menor derecho sobre ella .
SUTIL
Os deseo mucha felicidad, y salud, señor. ¡Casarme con una puta! Preferiría desposarme con una bruja.
ADUSTO
Por estas honradas barbas ...
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SUTIL
Jura por su barba. Date prisa, y haz venir también al hermano. (Sale Cara.)
1 Dudo, señores, de que me hagan alguna traición. /
SUTIL
¿Cómo? Sí, presto, señor. Por favor, entrad a esta
ADUSTO
habitación, honorable Don, en cuyo baño seréis, si así place al destino, remojado, acariciado, y bañado; y frotado, y restregado, y manoseado, querido Don, antes de partir. Sí, mi inmundo Don babuino, seréis curtido, arañado, agrietado, y sobado. Y ahora me dedicaré con tanto más ahínco a prostituir a la viuda, para vengarme del impetuoso Cara; cuanto más pronto, mejor. (Salen Sutil y Adusto.)
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ESCENA II
Otra habitación en la misma casa.
(Entran Cara, Halcón, y la señora Dócil.)
CARA
Venid, señora; yo sabía que el doctor no pararía hasta descubrir el importe exacto de nuestra fortuna.
HALCÓN
Decís que será una condesa, señor; y una condesa española?
DÓCIL
¿Son mejores que las condesas inglesas?
CARA
¡Mejor! Caramba, ¿y todavía lo preguntáis, señora?
HALCÓN
Es una tonta, capitán debéis perdonarla.
CARA
Preguntad a un cortesano, a un mayordomo, hasta a una simple modista; todos os dirán que la jaca española es el mejor caballo; que el andar español es el más garboso; que la barba española es la mejor cortada; que la golilla española es la última moda; que la pavana española es la mejor danza; que la esencia española es el mejor perfume en un guante; y en cuanto a la pica española, y al aoero español, creed a este pobre capitán ... Aquí llega el doctor. (Entra Sutil, con un papel.)
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SUTIL
Mi excelsa señora (porque así debo llamaros. habiendo comprobado mediante este esquema que muy pronto gozaréis de un excelso destino), ¿qué diríais
. ? s1_un ....
CARA
Ya se lo dije todo, señor, y también a su honorable hermano, aquí presente; les anuncié que pronto será condesa; no 0 lo demoréis más, señor:. una. condesa española.
SUTIL
¡~ero, mi honorablie capitán, no sabéis guardar un secreto! Bueno, ya que lo ha dicho, señora, perdonadlo, y yo también lo perdonaré.
HALCÓN
Mi hermana lo perdonará, señor; ya me. encargaré de ello, puesto que está a mi cargo.
SUTIL
Muy bien, entonces; tan sólo falta que su voluntad concuerde con su nuevo destino.
DÓCIL
Juro que nunca toleraré a un español.
SUTIL
¡No!
DÓCIL
Después del ochenta y ocho, nunca los pude soportar; y eso fue unos tres años antes de mi nacimiento.
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SUTIL
Vamos, debéis aceptarlo, o ser pobre; elegid lo que queráis.
CARA
Por Dios, persuadidla. Si no, antes de un año pedirá frutillas.
SUTIL
No, sábalos y bacalao, que es mucho peor.
CARA ¡Verdad!
HALCÓN
Por el cielo, lo aceptas, o te pego.
DÓCIL
Bueno, hermano, haré lo que tú quieras.
HALCÓN
Si no, juro por esta mano que te desfiguro.
CARA
No, mi buen señor, no seáis tan feroz.
SUTIL
No, mi noño furioso; ya se doblegará. Sí, cuando conozca el placer de ser condesa; de ser cortejada ...
CARA ¡Y besada, y arrugada!
SUTIL
Sí, detrás de los cortinados.
142
CARA , ¡Y luego aparecer con toda pompa!
SUTIL
j_Consciente de su condición!
CARA Mientras los idólatras de su aposento se muestran
más sumisos ante ella que en sus mismas plegarias.
SUTIL
¡Verse servida de rodillas!
CARA Con pajes, ujieres, lacayos, y coches ...
SUTIL
Y sus seis yeguas.
CARA No, ocho.
SUTIL
Para arrastrarla por todo Londres, a la Bolsa, a las tiendas ...
CARA Sí, mientras todos los ciudadanos la admiran boqui
abiertos, elogiando sus peinados, y las cintas amarillas del señor que la acompaña a caballo.
HALCÓN
¡Magnífico! Juro por esta mano que si rehúsas no eres más mi hermana.
DÓCIL
No rehusaré. (Entra Adusto.)
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ADUSTO
¿Qué es ,esto, señores, por qué no viene? Esta tardanza me mata.
CARA Llegó el conde, como lo había previsto el arte del
doctor.
SUTIL
¡Ved qué hermosa señora, Don! ¡Hermosísima!
AousTo Por todos los dioses, la más acabada hermosura que
he visto en mi vida.
CARA ¿No os parece que habla un idioma seductor?
HALCÓN
¡Admirable! ¿No es francés?
CARA No; español, señor.
. HALCÓN
Parece francés, y dicen que es el idioma más cor-· tesan o.
CARA Escuchad, señor.
ADUSTO
¡El sol ha perdido su lumbre, con el esplendor que trae esta dama! ¡ Válgame Dios!
CARA Está admirado ante vuestra hermana.
144
HALCÓN
¿No debería hacerle una reverencia?
SUTIL
Sí, tiene que acercarse, y besarlo. Es costumbre espaftola que las mujeres cortejen a los hombres.
CARA Creed lo que dice, señor; sabe todo.
ADUSTO
¿Por qué no acudís?
HALCÓN
Supongo que se dirige a ella.
CARA
En efecto, señor.
ADUSTO
Por el amor de Dios, ¿por qué tardáis?
HALCÓN
Ved, mi hermana no lo entiende. Vamos, chiquita.
DÓCIL
¿Qué decís, hermano?
HALCÓN
Vamos, hermana. Acércate y bésalo, como dice este sabio señor; si no te planto un alfiler en las nalgas.
CARA
¡Oh, no, señor!
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ADUSTO
s,eñora mía, mi persona es muy indigna de allegarse a tanta hermosura.
CARA ¿No habla de galanura?
HALCÓN
¡Si, por cierto!
CARA
Luego la tratará mejor todavía.
HALCÓN
¿Os parece?
ADUSTO
Si os place, señora, entremos. (Sale con la señora Dócil.)
HALCÓN
¿Adónde se la lleva?
CARA
Al jardín, señor; no os preocupéis: debo oficiar de intérprete.
SUTIL
(Aparte a Cara, que sale.) Avísale a Dol. Vamos mi valiente niño, adelante; reanudemos nuestra lec· ción de esgrima.
HALCÓN
De acuerdo. Estos muchachos españoles me gustan con toda el alma.
146
SUTIL
Sí, y de esta guisa seréis hermano de un gran conde.
HALCÓN
Sí, me di cuenta inmediatamente. Este enlace será muy provechoso para la casa de los Halcones.
SUTIL
¡Dios quiera que vuestra hermana demuestre ser
dócil!
HALCÓN
Así se llama, por su otro marido.
SUTIL
¡Cómo!
HALCÓN
Sí, señora Dócil. ¿No lo sabíais?
SUTIL
Por cierto que no, señor; sin embargo, lo adiviné por la silueta. Vamos, practiquemos.
HALCÓN
Sí, doctor. ¿Os parece que algún día sabré pelear?
SUTIL
Os lo aseguro. (Salen.)
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ESCENA III
(Otra habitación de la misma casa.)
(Entra Dol, en pleno ataque de delirio, seguida por Mamón.)
DoL Porque después de la muerte de Alejandro ...
MAMÓN
Querida señora ...
DoL Cuando Perdiccas y Antígona fueron asesinados,
los dos restantes, Seleuca y Ptolomeo . ..
MAMÓN
Señora.
DoL Formaron las dos patas, y la cuarta bestia, que eran
Gog-norte, y Egipto-sur; que luego se llamaron Patade-hierro-de-Gog y Pata-de-hierro-del-sur . ..
MAMÓN
Señora ...
DoL Y luego Cuerno-de-Gog. Asimismo Egipto; luego,
Pata-de-barro-de-Egipto, y Pata-de-barro-de-Gog . ..
MAMÓN
Mi querida señora ...
148
DoL Y después Polvo-de-Gog, y Polvo-de-Egipto, que
caen en el última eslabón de la cuarta cadena; y estas son estrellas de la historia, que nadie ve, ni mira ..•
MAMÓN
¿Qué haré?
DoL Porque, como él dice, a menos que llamemos a los
rabinos, y a los griegos gentiles . ..
MAMÓN
Querida señora.
DoL Para que vengan de Salem y de Atenas, y enseñen
al pueblo de Gran Bretaña. . . (Entra Cara, precipitadamente, vestido de criado.)
CARA ¿Qué pasa, señor?
DoL La lengua de Eber, y ]ayan ...
MAMÓN
Oh, le ha dado un ataque.
DoL No sabremos nada . ..
CARA
¡Qué horror, señor, estamos arruinados!
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DoL ¿Dónde encontrará sino el sabio filósofo aquella
acostumbrada comunión de vocales y consonantes?
CARA
¡La oirá mi amo!
DoL Ciencia que Pitágoras estimó sobremanera . ..
MAMÓN
¡Mi querida y honorable señora!
DoL Resumir todas las voces en pocos signos, literales . .•
CARA
No, ya podéis abandonar toda esperanza de acostaros con ella, por ahora. (Todos hablan juntos.)
DoL Y así podremos llegar, por la ciencia talmúdica, y
la gentilidad griega, a erigir el edificio de la casa de Helena, contra el Ismaelita, rey de Thugarma, y sus cotas-de-malla azules, color azufre, y encendidas; y las fuerzas del rey Abadon, y la bestia de Cittin, que los Rabís David Kimchi, Onkelos, y Aben Ezra creen que fue Roma.
CARA
¿Cómo la habéis puesto así?
MAMÓN
¡Ay! Hablé por casualidad de una quinta dinastía que yo pensaba fundar con la piedra filosofal, y de inmediato se puso a hablar de las otras cuatro.
150
CARA
¡Bueno! Ya os había prevenido. Caramba, hacedla callar.
MAMÓN
¿Será mejor?
CARA
Si no, nunca terminará. Si el viejo la oye, somos residuos, cenizas.
SUTIL
(Adentro.) ¿Qué pasa allí?
CARA ¡Oh, estamos perdidos! Ya se calló, cuando lo oyó
hablar. (Entra Sutil, y todos corren en diversas direcciones.)
MAMÓN
¿Dónde me esconderé?
SUTIL
¡Cómo! ¿Qué veo? ¡Estas son obras de las tinieblas, que huyen de la luz! Traédmelo. ¿Quién es? ¡Cómo, hijo mío! ¡Oh, he vivido demasiado!
MAMÓN
No mi querido y buen padre, no hubo propósito deshonesto.
SUTIL
¡No! ¿Y por qué huíis de mí cuando entro?
MAMÓN
Fue un error.
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SUTIL
¡Error! Culpa, culpa, hijo mío; dadle el nombre apropiado. Si aquí sucedían estas cosas, ya no me asombran los inconvenientes que encontraba en nuestra gran obra.
MAMÓN
¿Cómo, decís verdad?
SUTIL
Desde hace media hora se ha paralizado; y todas vuestras obras menores han retrogradado. ¿Dónde está el instrumento de esta iniquidad, mi falso e impúdico ayudante?
MAMÓN
No, mi buen señor, nó lo culpéis; creedme: fue sin voluntad, y sin su conocimiento; sólo la vi por casualidad.
SUTIL
¿Cometeréis, además, el pecado de excusar a un bribón?
MAMÓN
Juro por mi salvación que es cierto, señor.
SUTIL
Poco me asombra que así tratéis al cielo, y perdáis vuestra fortuna, cuando tal bendición os estaba destinada.
MAMÓN
¿Cómo, señor?
152
SUTIL
Esto retardará por lo menos en un mes nuestra obra.
MAMÓN
Bueno, si es así, no hay remedio. Pero no creáis, querido padre; nuestra intención era honesta.
SUTIL
Tal como fue la intención, será la recompensa. (Se oye una fuerte explosión adentro.) ¡Oíd! ¡Ay de mí! ¡Que Dios y todos los santos me protejan! (Entra Cara.) ¿Qué pasó?
CARA
¡Oh, señor, •estamos arruinados! Todos nuestros trabajos se han deshecho in fumo, todos los vidrios se han roto: el horno y todo lo demás está destrozado. Como si un rayo hubiera caído sobre la casa. ¡Retortas, campanas, alambiques, recipientes, todo en pedazos! (Sutil cae al suelo, como desmayado.) ¡Socorro, señor. Ay, el frío y la muerte se apoderan de él. Sir Mamón, cumplid con vuestros deberes de hombre; permanecéis inmóvil, como si fuérais vos quien se va. (Golpean adentro.) ¿Quién es? ¡Llegó el hermano de la dama!
MAMÓN
¡Ah, Pulmón!
CARA
El coche se detuvo frente a la puerta. Evitadlo, porque está tan furioso como su hermana está loca.
MAMÓN
¡Ay de mí!
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CARA ¡Mi cerebro está trastornado por el humo, señor;
ya no creo que vuelva a ser el mismo de antes.
MAMÓN
¿Todo se ha perdido, Pulmón? ¿Nada de lo que hemos gastado podrá salvarse?
CARA Muy poco, por cierto, señor; un kilo o dos de
carbón, bastante frío consuelo.
MAMÓN
¡Oh, mi mente voluptuosa! Es un justo castigo.
CARA Para mí también, señor.
MAMÓN
Privado de todas mis esperanzas ...
CARA Esperanzas, no señor: certezas.
MAMÓN
Por mis propias bajas pasiones.
SUTIL
(Simulando volver en sí.) ¡Oh, frutos malditos del vicio y de la concupiscencia!
MAMÓN
Fue culpa mía, buen padre. Perdonadme.
SUTIL
¡Oh, justicia, cómo mantienes aún sobre nosotros
154
este hecho, y no lo destruyes por culpa de este hombre inicuo!
CARA
- Señor, escuchad: permaneciendo ante su vista lo afligiréis aún más; además puede llegar este noble, mi estimado señor, y encontraros, y dar lugar a una tragedia.
MAMÓN
Me iré.
CARA Sí; arrepentíos en casa, señor. Quizá, con una bue
na petinencia podáis aún obtenerlo; unas cien libras en la alcancía del manicomio ...
MAMÓN
Sí.
CARA Por la salud de. . . los que gozan de razón.
MAMÓN
Lo haré.
CARA
Mandaré a alguien para que reciba vuestra do-nación.
MAMÓN
Muy bien. ¿No queda nada de la proyección?
CARA
Todo ha desaparecido, excepto el olor.
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MAMÓN
¿No podría salvarse algo que sirviera de medicina, tal vez?
CARA No sé, señor. Quizá, raspando los restos de los
cascos, se encuentre algo que sirva para curar la picazón, aunque no la vuestra, señor. (Aparte.) Lo recogeremos para vos, y os lo mandaremos. Salid por este lado, estimado señor, para que el noble no os encuentre. (Sale Mamón.)
SUTIL
(Levantando la cabeza.) ¡Cara!
CARA Sí.
SUTIL
¿Ya se fue?
CARA Sí, tan pesadamente como si llevara en la sangre
todo el oro perdido. En cambio, nosotros nos sentimos mucho más livianos.
SUTIL
(Levan.tándose de un salto.) Sí, como pelotas de goma, y tan alegres que saltaríamos hasta pegar con . las cabezas en el techo; nos hemos librado de una buena parte de nuestras preocupaciones.
CARA Ahora, a nuestro Don.
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SUTIL
Sí, Cara. Nuestra joven viuda ya debe de ser condesa; te habrá engendrado un heredero.
CARA
Mi querido señor.
SUTIL
Adelante con tu asunto; salúdala amablemente, como corresponde a un novio después de estas comunes ocurrencias.
CARA Muy bien, señor. Mientras tanto, ¿os llevaréis a
don Diego?
SUTIL
Y volveré a traerlo, si os place, señor. ¡Por qué no estará Dol en lugar de ella, para limpiarle los bolsillos!
CARA
Bueno, podríais hacerlo tan bien como ella, si os decidierais. Espero que demostréis vuestras virtudes.
SUTIL
Lo haré por vos, señor. (Salen.)
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ESCENA IV
Otra habitación en la misma casa.
(Entran Adusto y la señora Dócil.)
ADUSTO /
Ya veis, señora, en qué manos habéis caído; en qué nido de villanos. Y cuán cerca de una ruina segura había estado vuestro honor, por culpa de vuestra credulidad, si me hubiérais encontrado tan puntualmente atrevido como cualquier otro hombre en mi lugar, ocasión, y demás circunstancias. Porque sois una mujer hermosa; ¡ojalá fuerais igualmente prudente! En cuanto a mí, soy un caballero disfrazado que ha venido hasta aquí con el sólo objeto de desentrañar los misterios de esta ciudadela; y puesto que pude mancillar vuestro honor, y no lo hice, reclamo de vos el interés de un poco de amor. Sois, según dicen, viuda, y adinerada; yo soy soltero, y nada poseo; vuestras cualidades pueden hacer de mí un hombre, así como las mías os han conservado mujer. Pensadlo, y meditad si os he merecido o no.
DÓCIL
Lo pensaré, señor.
ADUSTO
En cuanto a •estos bribones domésticos, dejad que me entienda yo con ellos. (Entra Sutil.)
SUTIL
¿Cómo estáis, mi noble Diego, y mi querida señora condesa? ¿Ha sido cortés vuestro conde, señora? ¿ Liberal, y franco? Doncel, os encuentro un poco me-
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lancólico y miserable, después de vuestra cópula; en verdad, no me gusta la languidez de vuestra mirada; tiene un no sé qué de pesado, de holandés; y denota que sois un torpe libertino. Aligeradla, mientras hago fo mismo con vuestros bolsillos. (Trata de robarlo.)
ADUSTO
(Abriendo su capa.) ¿Os parece, don alcahuete y ratero? (Lo derriba de un golpe.) ¿Qué tal? ¿Os tambaleáis? Levantaos, señor; ya veréis que aunque soy tan pesado, os permito igualar mi peso.
SUTIL
¡Socorro! ¡Asesino!
ADUSTO
No señor, nadie piensa en eso; un buen paseo sobre una mula, y un látigo luciente, os librarían de ,esos temores. Yo soy el noble español que debía ser embaucado, ¿comprendéis?, embaucado. ¿Dónde está vuestro capitán Cara, ese trajumán, ese gran alcahuete, ese pícaro de siete suelas? (Entra Cara, de uniforme.)
CARA
jCómo, Adusto!
ADUSTO
Oh acercaos, mi querido capitán. Ya he descubierto de dónde vienen vuestros anillos, y vuestras cucharas de cobre, que os sirven para embaucar al público de las tabernas. Aquí aprendisteis a untar con azufre vuestras botas, para frotar sobre ellas el oro de las gentes, una especie de piedra de toque, y luego decir que era falso porque cambiaba de color, y comprarlo por nada. Y •este doctor, vuestro compadre de barba
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ahumada y tiznada, es el que encierra una cantidad de oro en una redoma, y mediante una estratagema pone otra en el fuego, llena de vapor de mercurio, para que explote con el calor, y todo se deshaga en humo. Que llore entonces Mamón; que su religión se desvanezca. (Cara sale, subrepticiamente.) O es el Fausto que recoge las sombras y sabe/conjurar; que cura las pestes, las almorranas y la vrruela por medio de las efemérides, y se mantiene en inteligencia con todos los alcahuetes y las celestinas <;le tres condados, mientras vos le traéis, Capitán -¡Cómo! ¿Se ha ido?donoellas encintas, mujeres estériles; o criadas con ictericia. ( Agarira a Sutil, mientras éste hace ademdn de retirarse.) No, señor, debéis permanecer, aunque él se haya escapado, y arreglar cuentas conmigo. (Entra Cara con Halcón.)
CARA
Bueno, este es el momento de demostrar que sabéis pelear, como me han contado, y que sois un muchacho bien nacido; el doctor y vuestra hermana han sido ofendidos.
HALCÓN
¿Dónde está? ¿Quién es? Cualquiera que sea, es un miserable, y un hijo de puta. ¿Queréis decirme, señor, si habéis sido vos?
ADUSTO
De ningún modo, señor.
HALCÓN
Entonces, mentís con toda vuestra boca.
ADUSTO
¡Cómo!
160
CARA (A. Halcón.) Es un pícaro miserable, señor, y un
embaucador, a sueldo de otro nigromante, que odia_ al doctor, y que se desvive por vejarlo.
ADUSTO
Os engañan, señor.
HALCÓN
Mentís; y no me importa.
CARA
Bien dicho, señor. El bribón más desvergonzado ...
ADUSTO
Eso es lo que sois, ¿me escucharéis, señor?
CARA
De niguna manera; ordenadle que se vaya.
HALCÓN
Idos, señor, rápido.
ADUSTO ' ¡Qué extraño! -señora, poned a vuestro hermanq
al tanto.
CARA
En toda la ciudad no hay peor ratero; el doctoi: acaba de desenmascararlo. Además, el verdadero conde español llegará de un momento a otro. (A.parte.) Ayúdame, Sutil.
SUTIL
Sí, señor, ahora mismo llegará.
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CARA
Y este pícaro se disfrazó, t<¡!ntado por otro espíritu, para turbar nuestras labores. Pero no pudo.
HALCÓN
Sí, ya sé. Fuera. (A su hermana.) Hablas como una vieja loca. ~.
CARA
No le creáis, señor. Es el bribón más mentiroso. Vamos, señor.
ADUSTO
¡Valiente compañías tenéis! (Entra Droguista, con un corte de damasco.)
CARA
Ah, aquí llegó una persona honrada que también lo conoce, y así como todas sus artimañas. (Aparte a Droguista.) Abel, confirma todo lo que yo diga; este sinvergüenza quería soplarte la viuda. Este señor debe al honrado Droguista, aquí presente, siete libras de tabaco, que le ha comprado a dos peniques por vez.
DROGUISTA
Sí, señor. Y hace tres meses que jura que me los pagará.
CARA
¿Y cuánto debe en concepto de lociones?
DROGUISTA
Treinta chelines, señor; y además, seis jeringas.
162
AnusTo ¡Hidra de villanías!
CARA No, señor, debéis echarlo de la casa, aunque sea
a golpes.
HALCÓN
Lo haré; señor, si no os retiráis, mentís, y sois un alcahuete.
ADUSTO
Señor, esto no es valor: es locura; me hacéis reír.
HALCÓN
Así soy yo; y vos sois un alcahuete y un afeminado, y un Amadís de Gaula, o un Don Quijote.
DROGUISTA
O un Caballero Mequetrde, ¿no es cierto? (Entra Ananías.)
ANANÍAS
¡La paz sea con vosotros!
HALCÓN
Nadie me obligará a hacer las paces.
ANANÍAS
Hemos decidido que la fundición de monedas es legal.
HALCÓN
¿Es el alguacil?
SUTIL
Calla, Ananías.
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CARA No, señor.
HALCÓN
Entonces sois una nutria, un sábalo, una basura, una verdadera nada.
¿Me oiréis, señor? \
No quiero.
AnusTo
HALCÓN
ANANÍAS
¿A qué se debe esto?
SUTIL
Al fervor religioso del joven caballero contra las bragas del español.
ANANÍAS
Son bragas sacrílegas, impúdicas, supersticiosas e idólatras.
ADUSTO
¡Más bribones!
HALCÓN
¿ Os iréis, señor?
ANANÍAS
¡Retírate, Satanás! No perteneces a la luz; esa golilla de orgullo en torno a tu cuello, te delata; y es la misma con que fueron vistos en el setenta y siete, pájaros inmundos, pavoneándose por diversas costas; con ese sombrero libertino, pareces el anticristo.
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Anus'.fo . Tendré que ceder.
HALCÓN
Idos, señor.
Anus'l'o Pero me vengaré de vosotros ..•
ANANÍAS
¡Aléjate, orgulloso demonio español!
AnusTo ¡Capitán y doctor!
ANAN'ÍAS
Criatura de perdición.
HALCÓN
¡Fuera, señor! (Sale Adusto.) ¿Me porté bien?
CAR.A
Sí, señor, en verdad.
HALCÓN
Y o sé que si me lo propongo, lo conseguiré;
CAitA Oh, debéis continuar, y domesticarlo con amena
zas; si no, volverá.
HALCÓN
Y yo lo resolveré. (Sale. Sutil se lleva aparte a Ananías.)
CARA Este pícaro se te adela11tó, Droguista. Habíamos
165
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dispuesto que vinieras vestido de español, para llevártda; y ese miserable ratero va y se disfraza por su cuenta. ¿Trajiste el damasco?
DROGUISTA
Sí, señor. ~
CARA Debes conseguirte un traje de español; ¿gozas de
crédito entre los actores?
DROGUISTA
Sí, señor; ¿nunca me visteis hacer el papel de Tonto?
CARA (Aparte.) No sé, Nab; -si de mí depende, no de
jarás de hacerlo. -Un traje viejo de Hierónimo, una golilla y un sombrero serán suficientes; te diré lo demás cuando los traigas. (Sale Droguista.)
ANANÍAS
Señor, yo sé que los españoles odian a nuestros fieles, y han puesto espías para averiguar sus actos; y no me caben dudas de que éste era uno. Pero os decía que el santo ha meditado y ha rezado; y tanto a ellos como a mí nos ha sido revelado que la fundición de monedas es absolutamente legal.
SUTIL
Cierto, aquí no puedo efectuarla; si llegaran a sospechar de la casa, se arruinaría todo, porque nos encerrarían para siempre en la torre, con la obligación de fabricar oro para el estado, y nunca más nos dejarían salir de allí; y sería vuestra ruina.
166
ANANÍAS
Así lo comunicaré a los hermanos mayores y menores, para que toda la asamblea de los desidentes se reúna de nuevo en humilde plegaria.
SUTIL
Y ayuno.
ANANÍAS
Sí, hasta que nos sea revelado un lugar más conveniente. ¡Que la paz espiritual se aloje entre estos muros! (Sale.)
SUTIL
Gracias, cortés Ananías.
CARA ¿Para qué vino?
SUTIL
Para proponernos la fundición de moneda, un asunto que por ahora está fuera de cuestión. Por eso le dije que un ministro español había venido como espía, para perjudicar a los fieles ...
CARA
Comprendo. ¡Vamos, Sutil, no te desanimes tanto \lnte el menor desastre! ¿Qué habrías hecho si yo no te hubiera ayudado?
SUTIL
En verdad, Cara, te agradezco el muchacho.
CARA
¿Quién habría pensado que era el bribón de Adusto? Se había teñido la barba, y todo. Bueno, señor,
167
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\ aquí hay un corte de damasco para que os hagáis un traje.
SUTIL ¿Dónde está Droguista?
CARA Se fue a buscar un traje de español; ahora el conde
seré yo. SUTIL
¿Y dónde está la viuda?
CARA
Adentro, con la hermana de su Excelencia; la señora Dol está conversando con ella.
SUTIL Si me permites, Cara, probaré nuevamente mi suer
te, considerando que no ha sido deshbnrada.
CARA Mejor será que suprimáis esa oferta.
SUTIL ¿Por qué? ··~
CARA Mantened vuestra palabra, o .•• Aquí llega Dol, y
se lo digo ...
SUTIL Sois siempre el mismo tirano. (Entra Dol, p:recipi
tadamente.)
CARA
Tan sólo defiendo mis derechos. -¿Qué tal, Dol? ¿Le dijiste que está por llegar el conde?
168
DoL Sí, pero también ha llegado quien menos os ima
ginabais. CARA
¿Quién?
DoL Vuestro amo; el amo de la casa.
SUTIL ¡Cómo, Dol!
CARA
Miente; es una estratagema. Vamos, Dorotea, déjate de bromas.
DoL Asomaos y mirad. (Cara se acerca a la ventana.)
SUTIL ¿Hablas en serio?
DoL Caramba, cuarenta vecinos lo rodean, comentando.
CARA
Por la luz de este día, es él.
DoL Mal día para nosotros.
CARA
Estamos arruinados, y descubiertos.
DoL Perdidos, me imagino.
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Dijisteis que mientras la peste siguiera matando a uno por día en la región, no vendría.
CARA
No; era dentro de la ciudad.
SUTIL
¡Realmente! Qué desgracia; yo creí que os referíais a toda la región. ¿Qué haremos ahora, Cara?
CARA
Guardar silencio; si llama, o golpea, ni una palabra. Adoptaré de nuevo mi antigua personalidad de Jeremías, el mucamo, y saldré a recibirlo. Mientras tanto, empaquetad todo lo que podamos llevarnos dentro de los dos baúles. Lo mantendré alejado por hoy, si no puedo por más tiempo; luego, de noche, os despacho para Ratcliff, donde mañana nos encontraremos, y haremos el reparto. Que el bronce y el peltre de Mamón se queden en el sótano; otro día los llevaremos. Tú, Dol, debes calentarme en seguida un poco de agua; Sutil me afeitará; debo afeitarme esta barba de capitán, para volver a ser el barbilampiño Jeremías. ¿Lo haréis?
SUTIL
Sí, te afeitaré lo mejor que pueda.
CARA
¿Y no me degollaréis?
SUTIL
Ya lo veréis, señor. (Salen.)
(Telón)
170
ACTO QUINTO
ESCENA PRIMERA
Frente a la puerta de Lovewit.
(Entra Lovewit con varios vecinos.)
LOVEWIT
¿Y decís que era un mundo de gente?
VECINO PRIMERO
Diariamente, señor.
VECINO SEGUNDO
Y de noche, también.
VECINO TERCERO
Sí; algunos muy elegantes, como gentileshombres.
VECINO CUARTO
Señoras, y damas de la corte.
VECINO QUINTO
Burgueses.
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VECINO PRIMERO
Y caballeros.
VECINO SEXTO
En coches.
VECINO SEGUNDO
Sí, y vendedores de ostras.
VECINO PRIMERO
Sin contar otros galanes.
VECINO TERCERO
Mujeres de marineros.
VECINO CUARTO
Cigarreros.
VECINO QUINTO
¡Un verdadero Pimlico!
LOVEWIT
¿Cómo habrá conseguido mi sirviente atraer a toda esta gente? ¿No habrá colgado alguna enseña que anunciara la exposición de un ternero con cinco patas, o de una langosta enorme con seis pinzas?
VECINO TERCERO
Habríamos entrado, señor.
LOVEWIT
Nunca le conocí la menor instrucción. ¿No habéis visto carteles que hablaran de curar las fiebres, o el dolor de muelas?
. VECINO SEGUNDO
Nada de eso, señor.
172
LOVEWlT
¿Ni habéis oído el redoble de un: tambor que anunciara babuinos o títeres?
VECINO QUINTO
Nada, señor.
LOVEWIT
¿Qué treta habrá descubierto?· Un ingenio fecundo me gusta tanto como el aire que respiro; ruego a Dios que el escándalo no haya incluido la venta de los tapices y de la ropa de cama; nada más le dejé. Si se las comió, sólo diré: maldita polilla. Segurartlente\ habrá provocado todo este ajetreo unas cuantas figuras pornográficas. El fraile y la monja; o la nueva estampa del corcel del cabaliero cubriendo. a la yegua del cura; el chico de seis años con el miembro desarrollado. O quizá mostrara las pulgas que corren sobre una mesa, o algún perro bailarín. ¿Cuándo .lo habéis visto? ,.
VECINO PRIMERO
¿A quién, señor, a Jeremías?
VECINO SEGUNDO
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¿Al mucamo Jeremías? No lo hemos visto en todo el mes.
LovEWIT
¡Cómo!
VECINO CUARTO
Hace cinco semanas que no lo vemos, señor.
'VECINO SEXTO
Por lo menos seis semanas.
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LOVEWIT
¡Me asombráis, vecinos!
VECINO QUINTO
Si vuestra gracia no sabe dónde está, con toda seguridad se ha escapado.
VECINO SEXTO
¡Por Dios, que no lo hayan asesinado!
LOVEWIT
Entonces, no perderé tiempo en preguntas. (Golpea la puerta.)
VECINO SEXTO
Hace unas tres semanas oí un grito de dolor, mientras remendaba las medias de mi mujer.
LOVEWIT
¡Es extraño que na'die conteste! ¿Decís haber oído un grito?
VECINO SEXTO
Sí, señor, como el grito de un hombre estrangulado, que no pudiera hablar.
VECINO SEGUNDO
Yo también lo oí; hoy hace justo tres semanas, a las dos de la madrugada.
LovEWIT
¡Estos son milagros, o así los hacéis parecer! ¿Un hombre estrangulado, que no podía hablar, y sin embargo ambos lo habéis oído gritar?
VECINO TERCERO
Sí, señor, para abajo.
174
LovEWIT
Eres una persona inteligente. Dame tu mano, por favor. ¿Cuál es tu oficio?
VECINO TERCERO
Herrero, si vuestra merced me permite.
LOVEWIT
¡Herrero! Entonces, ayúdame a abrir esta puerta.
VECINO TERCERO
En seguida, señor, en cuanto traiga mis herramientas. . . (Sale.)
VECINO PRIMERO
Señor, antes de romperla será mejor volver a golpear.
LovEWIT
(Golpea otra vez.) Así lo haré. (Entra Cara, con su librea de mucamo.)
CARA
¿Qué queréis, señor?
VECINOS PRIMERO, SEGUNDO Y CUARTO
¡Oh, aquí está Jeremías!
CARA
Querido señor, alejaos de la puerta.
LovEWIT
¿Por qué? ¿Qué pasa?
CARA
Más lejos; todavía estáis demasiado cerca.
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LovEWIT
¡En nombre del cielo, qué quiere decir este hom-
bre?
CARA.
Señor, la casa ha sido contaminada.
LOVEWIT
¿Cómo, por la peste? Aléjate más, entonces.
CARA
No, señor, yo no la tuve.
LovEWIT
¿Pues quién la tuvo? Nadie más que tú quedó en la casa.
CARA Sí, señor, mi compañera, la gata que cuidaba la
despensa; cuando me di cuenta hacía una semana que estaba apestada; pero la hice llevar, de noche,. y luego cerré la casa por un mes ...
LovEWIT
¡Cómo!
CARA Con la intención de quemar vinagre-rosa, triaca y
brea, y purificarla para que no lo advirtierais; porque sabía que la noticia os afligiría, señor. ·
LOVEWIT
¡Respira más despacio, y más lejos! Bueno; esto es más extraño aún; los vecinos me dijeron que las puertas estuvieron siempre abiertas.
176
CARA
¡Cómo, señor!
LovEWIT
Y que durante las últimas diez semanas se han visto aquí, aglomerados como rebaños, muchachos, segundo Hogsden, en los días de Pimlico y Eyebright.
CARA Señor, sus mercedes no se atreverán a sostener esa
mentira.
LovEWIT
Hablan de coches, y de galanes; uno· fue visto cuando entraba, con una capa francesa; y otro, en la ventana, con un traje de terciopelo; y otros varios que entraban y salían.
CARA Pues aseguro a los ojos y a los anteojos de sus
mercedes; que habrán pasado a través de las puer· tas, o de las paredes; porque aquí están las llaves, señor, y aquí han estado, en este bolsillo, desde hace unos veinte días; y yo solo monté guardia en este fuerte. Y si no fuera que la tarde no está muy avanzada, creería que mis vecinos han bebido unas cuan· tas copas, que les forjaron esas apariciones. Porque, por la fe que debo a vuestra merced, desde hace más de tres semanas esta puerta no ha sido abierta.
LovEWIT
¡Qué extraño!
VECINO PRIMERO
En verdad, creí haber visto un coche.
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VECINO SEGUNDO
Yo también; lo habría jurado.
LOVEWIT
¿Y todavía lo decís? ¿Y era un solo coche?
VECINO CUARTO
No podríamos asegurarlo, señor; Jeremías es una persona muy decente.
CARA
¿Me visteis alguna vez?
VECINO PRIMERO
No, de eso estamos seguros.
VECINO SEGUNDO
Eso sí; lo juraría
LOVEWIT
¡Qué buenos pícaros para fundar un testimonio! (Vuelve a ent.rar el Vecino tercero, con S'llS herramientas.)
VECINO TERCERO
¿Llegó Jeremías?
VECINO PRIMERO
Oh, sí; podéis dejar vuestras herramientas; dice que nos hemos engañado.
VECINO SEGUNDO
Él tenía la llave; y hace tres semanas que las puertas están cerradas.
VECINO TERCERO
Es muy posible.
178
LOVEWIT
Idos, y dejadme en paz, veletas. (Entran Adusto y Mamón.)
CARA
(Aparte.) ¡Ahí llega Adusto! ¡Y Mam.ón ya se ha enterado! Contará todo. ¿Cómo los rebatiré? ¿Qué haré? No hay nada más desdichado que una conciencia culpable.
ADUSTO
No, señor, era un gran médico. ¡Esto no era un burdel, sino un simple presbiterio! ¿Y vos conocíais al noble y a su hermana?
MAMÓN
Por favor, querido Adusto ...
ADUSTO
¡,.a frai>e mágica: Enriquécete . ..
MAMÓN
No seáis tirano.
ADUSTO
Hoy será dicha a vuestros amigos. ¿Y dónde están ahora vuestros asadores, y vuestros calderos de cobre, que pudieron ser redomas de oro, y cunas poderosas?
MAMÓN
Dejadme siquiera respirar. ¡Cómo, parece que han
cerrado las puertas!
ADUSTO
Sí, hoy es día de descanso.
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MAMÓN
¡Pícaros (Mamón y Adusto golpean la puerta), embaucadores, impostores, alcahuetes!
CARA ¿Qué queréis, señor?
MAMÓN
Entrar, si podemos.
CARA ¡En otra casa tal vez! Este es el dueño, señor; diri
gíos a él, y decidle qué queréis.
MAMÓN
Señor, ¿vos sois el dueño?
LOVEWIT
Sí, señor.
MAMÓN
¿Y esos pícaros de aquí adentro os han engañado?
LOVEWIT
¿Qué pícaros, qué engaños?
MAMÓN
Sutil, y su Pulmón. hombres y mujeres de todas clases; como si fuera un
CARA ¡Señor, este caballero desvaría! Aquí no se ha visto
ningún pulmón, ni luz alguna desde hace tres semanas; os doy mi palabra.
180
ADUSTO
¡Vuestra palabra, arrogante lacayo!
CARA Sí, señor, yo soy el cuidador de la casa, y sé que
las llaves no han salido de mis manos.
AnusTo
Este es un nuevo Cara.
CARA Os equivocáis de casa, señor; ¿cuál era la enseña?
ADUSTO
¡Bribón! Éste es uno de los conspiradores. Vamos, llamemos a la policía, y forcemos la puerta.
LOVEWIT
Por favor, caballero, deteneos.
ADUSTO
No, señor; traeremos una orden de allanamiento.
MAMÓN
Sí, y entonces abriréis vuestras puertas. (Salen Mamón y Adusto.)
LovEWIT
¿Qué significa esto?
CARA
No podría decir, señor.
VECINO SEGUNDO
Estos son dos de los señor.es que nosotros creímos
ver.
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.,. 1111
CARA ¡Dos de los locos! Habláis tan ociosamente como
ellos. Por mi fe, señor, creo que la luna los ha enloquecido a todos. (Aparte.) ¡Ay de mí, aquí viene también el muchacho duelista! Hará un escándalo, y no se irá hasta delatarnos a todos.
HALCÓN
(Golpeando la puerta.) ¡Bribones, alcahuetes, esclavos, abrid la puerta de inmediato! ¡Hermana prostituta! Por esta luz juro que traeré al comisario. ¡Eres una puta si no sales ... !
CARA.
¿Con quién queréis hablar, señor?
HALCÓN
Con el doctor alcahuete, y el capitán tramposo, y mi hermana la ramera.
LOVEW~T
Aquí hay .gato escondido, sin duda.
CARA
Señor, doy mi palabra de que las puertas no se abrieron nunca.
HALCÓN
El gentilhombre gordo y el caballero delgado me han contado todas sus supercherías, una y otra vez.
LoVEWIT
Aquí viene otro. (Entran Anan{as y Tribulación.)
CARA
¡Ananías también! ¡Y su pastor!
~82
TRIBULACIÓN
(Golpeando la puerta.) Nos han cerrado las puertas.
ANANÍAS
¡Salid, simiente sulfurosa, hijos del fuego! Vuestro hedor se ha extendido; la abominación se ha apoderado de esta casa.
HALCÓN
Sí, mi hermana está adentro.
ANANÍAS
Este lugar se ha vuelto una jaula de pájaros nefandos.
HALCÓN
Sí, haré venir al basurero y al vigilante.
TRIBULACIÓN
Me parece bien.
ANANÍAS
J\.yudaremos a eliminarlos de la tierra.
HALCÓN
¡No saldrás, mujerzuela, hermana mía!
ANANÍAS
No la llaméis hermana; en verdad, es una prostituta.
HALCÓN
Congregaré a toda la calle.
LOVEWIT
Una palabra, estimado caballero.
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ANANÍAS
¡Aléjate, Satanás, y no impidas nuestro celo! (Salen Ananías, Tribulación y Halcón.)
LOVEWIT
El mundo se ha vuelto un manicomio.
CARA Todos estos se han escapado de Santa Catalina,
donde guardan los locos . más distinguidos.
VECINO PRIMERO
Todas estas personas son las que vimos entrar y salir.
VECINO SEGUNDO
Sí, señor, es cierto.
VECINO TERCERO
Estos eran los invitados.
CARA ¡Callaos, borrachos! Señor, me extraña mucho; por
favor, permitidme probar la puerta: quiero ver si han cambiado las cerraduras.
LOVEWIT
¡Estoy atónito!
CARA (Se acerca a la puerta.) Por mi fe, señor, creo que
nada de esto existe; es todo deceptio visus. (Aparte.) ¿Cómo podría alejarlo?
GALLARDO
(Adentro.) ¡Señor capitán! ¡Señor doctor!
184
LOVEWIT
¿Quién es ése?
CARA No sé, señor. (Aparte.) ¡Es el amanuense que me
había olvidado allí dentro!
GALLARDO
(Adentro.) ·Por el anior de Dios, ¿cuánto podrá recibirme su gracia?
CARA ¡Ah! ¡Son ilusiones, algún espíritu del aire. ( Apar
te.) Su mordaza se habrá disuelto, y ahora ejercita la garganta.
GALLARDO
(Adentro.) Estoy casi asfixiado ...
CARA (Aparte.) Ojalá lo estuvieras.
LOVEWIT
Está dentro de la casa. ¡Escuchad!
CARA
Creedme, señor, está en el aire.
LovEWIT
Callaos.
GALLARDO
(Adentro.) Mi honorable tía no me trata muy
bien. SUTIL
.. (Adentro.) ¡Imbécil, callaos, echaréis todo a per-
der!
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CARA.'
(Hablando a través del ojo de la cerradura mientras Lovewit se acerca subrepticiamente a la puerta.) Y tú también, infeliz.
LOVEWIT ¿Ah, sí! ¡Así que habláis con los espíritus! Vamos,
amigo. Basta de supercherías, querido Jeremías; la verdad, por el camino más corto.
CARA
Despedid primero a esta chusma, señor. (Aparte.) ¿Qué haré? Estoy atrapado.
LovEWIT Estimados vecinos, os doy las gracias a todos. Po
déis retiraros. (Salen los vecinos.) Vamos, amigo; ya sabéis que soy un amo indulgente; p()r lo tanto, no me ocultéis nada. ¿Con qué medicina atraéis semejante variedad de pájaros?
CARA
Señor; siempre fuisteis alegre e ingenioso. . . Pero no podemos hablar de ello en la calle. Dadme tan sólo licencia para obtener un último provecho de mi poca suerte, y perdonadme solamente el abuso de vuestra casa; es todo lo que os pido. En recompensa, os cortseguiré una viuda que • no . podréis sino agradecer, y que os rejuvenecerá unos siete años; ade~ más, muy rica. No tenéis más que poneros una capa española; la tengo allí dentro. No temáis la casa; no
estaba contaminada.
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LovmwIT Salvo por mí, que volví :antes de lo esperado.
CARtA Es crerto, señor. Por fav·or, perdonadme.
LOVE,WIT
Bien, vamos a esa viuda; (Salen.)
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ESCENA II
Una habitación en la misma casa.
(Entra Sutil, conduciendo a Gallardo con los ojos vendados, como anteriormente.)
SUTIL
¡Cómo! ¿Os habéis comido vuestra mordaza?
GALLARDO
Sí, cierto, se me desmigajó en la boca.
SUTIL
Entonces habéis echado todo a perder.
GALLARDO
¡No! Espero que mi hada madrina me perdone.
SUTIL
Vuestra tía es una persona muy amable; pero es ceirto que os habéis portado muy mal.
GALLARDO
Me venció el perfume, y tuve que comérmela para aplacar el estómago. Os ruego que también aplaquéis a Su Gracia. (Entra Cara, de uniforme.) Aquí llega
el capitán.
CARA ¡Cómo! ¿Se le abrió la boca?
SUTIL
¡Sí, y habló!
188
CARA Caramba, ya lo oí, y a vos también. Entonces, ya
no le queda esperanza. Tuve que decir que la casa está llena de fantasmas, para alejar al viejo.
SUTIL
¿Y lo conseguiste?
CARA Seguro; por esta noche.
SUTIL
Bueno, entonces cantemos y alabemos al famoso Cara, el incomparable rey de los ingenios contemporáneos.
CARA ¿No oías el ruido frente a la puerta?
SUTIL
Sí; y me consumía la desesperación.
CARA Mostradle la tía, y despachadlo de una vez; os la
mandaré. (Sale Cara.)
SUTIL
Bueno, señor, gracias a mis súplicas, y gracias también a la palabra del capitán, de que no os habíais comido la mordaza por desprecio hacia su Alteza, vuestra honorable tía os concederá audiencia de inmediato. (Le desata los ojos.)
GALLARDO
Juro que no fue por eso, señor. (Entra Dol, vestida de Reina de las Hadas.)
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SUTIL Aquí viene. ·Arrodillaos, y arrastraos; mirad qué
majestuosa es. (Gallardo se arrodilla y . se arrastra hacia ella.) ¡Bien! Acercaos más, y decidle: Que Dios os Guarde.
GALLARDO
¡Señora!
SUTIL Y tía vuestra.
GALLARDO
Y muy honorable tia: que Dios guarde a vuestra
merced.
DoL Sobrino, creíamos estar enojados con vos; pero esa
hermosa cara vuestra ha inv•ertido la marea, y la ha hecho crecer en alegría y en amor. Levantaos, y tocad nuestra vestidura de terciopelo.
SUTIL Las faldas; besadlas. ¡Así!
DoL Déjame ahora acariciar tu cabeza. Mucho obten
drás, sobrino, y mucho gastarás; mucho regalarás; y mucho prestarás.
SUTIL ¡Sí, mucho! Por cierto. (A parte.) ¿Por qué no dais
las gracias a su merced?
GALLARDO
No puedo hablar, de alegría.
190
SUTIL ¡Qué tontito! Tenéis sobre su gracia derecho de
parentesco.
DoL Dadme el pájaro. Aquí te cuelgo, primo, en una
bolsita alrededor del cuello, un espíritu; llévalo, y aliméntalo en tu muñeca derecha durante siete noches a partir de hoy.
SUTIL Ahr•ete una vena con un alfiler; y déjalo chupar
una vez por semana; no debes mirarlo hasta entonces.
DoL No. Pariente, compórtate como corresponde a nues
tra sangre.
SUTIL Su gracia preferiría que no comierais más pasteles
de Woolsack, ni crema de Dagger.
DoL Y que no os desayunéis más en El Cielo y el In-
fierno.
SUTIL ¡Su gracia os acompañará a todas partes! No ju
garéis más a la callada, a los dados y a la fortuna con los fruteros (como vuestra tía). Buscad en cambio la compañía de los gentileshombres, y los mejores juegos ...
GALLARDO
Sí, señor ...
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SUTIL
El trío, y el primero; y si ganáis, no nos olvidéis.
GALLARDO
Por esta mano, juro que no.
SUTIL
Podéis traernos unas mil libras antes de mañana por la noche, porque ya tendréis unas tres mil.
GALLARDO
Juro que las traeré.
SUTIL
Ese demonio os enseñará todos los juegos.
CARA
(Adentro.) ¿Habéis terminado?
SUTIL
¿Vuestra gracia no querrá encomendarle más órdenes?
DOL
No; sólo que venga a verme a menudo. Tal vez, si juega bien y elegantemente, con buenos jugadores, me decida a dejarle unos tres o cuatrocientos cofres de tesoros, y unos doce mil acres de tierra en el Reino de las Hadas.
SUTIL
¡Qué tía más buena! Besadla, como despedida. Pero ahora debéis vender vuestra renta de cuarenta marcos anuales.
GALLARDO
Sí, señor, así pensaba hacerlo.
192
SUTIL
O si no, regalarla; ¿para qié la queréis ahora?
GALLARDO
Se la regalaré a mi tía; v1>y a buscar los títulos. (Sale.)
SUTIL
¡Muy bien ... ! Uno menos (Entra Cara.)
CARA
¿Dónde está Sutil?
SuTn
Aquí; ¿qué pasa?
CARA
Droguista está en la pue:ta; recíbele el traje, y pídele que traiga un sacercote de inmediato; dile que se desposará con la viufa. ¡Ganarás cien libras con esa ceremonia! (Sale Sutu.) Decidme ahora, reina Dol, ¿habéis empaquetado lodo?
,, DoL Sí.
CARA
¿Y qué os pareció la señora Dócil?
Dor Una pobre inocente. (Ent-a Sutil.)
SUTL
Aquí están vuestro somlrero y vuestro traje de Hierónimo.
192
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CARA
Dádmelo.
SUTIL ¿Y la golilla también?
CARA
Sí; en seguida vuelvo. (Sale.)
SUTIL Se ha ido a preparar" el proyecto que ya te ex
pliqué, Dol, para desposarse con la viuda. '
DoL Ese proyecto se opone directamente a nue~tro re
glamento.
SUTIL Bueno, muchacha, ya lo arreglaremos. ¿La lim
piaste de joyas y brazaletes?
DoL No; pero lo haré en seguida.
SUTIL Esta noche, cuando nos hayamos embarcado hacia
Rakliff, con todos nuestros bienes a bordo, cambiaremos el rumbo hacia Brainford, si te parece bien, y nos despediremos de este pícaro suntuoso, de este Cara altanero.
DoL De acuerdo; estoy cansada de él.
SUTIL Con sobrados motivos, Dol; el miserable prepara
194
:sus bodas, contrariamente al contrato que todos nos·Otros firmamos.
DoL Haré lo posible para pelarle el pájaro.
SUTIL Sí; dile que debe hacerme algún regalo, para que
le perdone la ofensa de sus sospechas; que debe man<larme un anillo, o un collar de perlas; que si no lo hace, será torturado durante el sueño, y padecerá extrañas apariciones. ¿Se lo dirás?
DoL Sí.
SUTIL ¡Mi hermoso murciélago, mi ave nocturna! Lo fes
tejaremos en La Paloma, cuando hayamos puesto todo a salvo, y podamos abrir los baúles, y decir: esto es mío y esto es tuyo; y tuyo, y mío. (Se besan. Entra Cara.)
CARA
¡Cómo! ¿Besándose?
SUTIL Sí, un poco excitados por el éxito de nuestros ne
gocios.
CARA
Droguista ha traído al cura; hazlo entrar, Sutil, y ordena a Nab que vaya a lavarse la cara.
SUTIL Y a afeitarse, se lo diré. (Sale.)
195
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CARA
Aféitalo tú.
DoL
Sea lo que fuere, Cara, pareces muy preocupado.
CARA
Es una estratagema que te valdrá diez libras poir mes. (Entra Sutil.) ¿Se fue?
SUTIL
Señor, el cura os espera en el vestíbulo.
CARA
Me congraciaré con él. (Sale.)
DoL
Se casará con ella inmediatamente.
SUTIL
Todavía no puede, no está preparado. Querida Dol, despójala de todo lo que puedas. Engañarlo no es fraude, sino justicia, por haber tratado de romper un nudo tan inextricable como 'el nuestro.
DoL
Déjame, ya lo arreglaré. (Entra Cara.)
CARA
Bueno, mis negociantes, ¿ya habéis empaquetado
SUTIL
todo? ¿Dónde están los baúles? Traedlos. Aquí están.
CARA
Veámoslo. ¿Dónde está el dinero?
196
SUTIL
Aquí, en éste.
CARA
Las diez libras de Mamón; las ciento sesenta de antes; y este es el dinero de la hermandad. El de Dro~uista y el de Gallardo. ¿Qué es ese papel?
DoL
La alhaja de la mucama, la que le robó a su ama para averiguar ...
CARA
¿Si llegaría a ser más rica que su señora?
DoL
Sí.
CARA
¿Qué es esa caja?
SUTIL
Los anillos de las pescadoras, creo, y el dinero de las cerveceras. ¿No es cierto, Dol?
DoL
Sí; y el pito que os trajo la mujer del marinero para que le dijerais si su marido estaba en la Guardia.
CARA
Mañana lo mojaremos; y también nuestras copas de plata, y nuestros vasos de taberna. ¿Dónde están fas faldas francesas, las fajas y los cintos?
SUTIL
Aquí, en el baúl; y las piezas de linón.
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CARA ¿Está aquí el damasco de Droguista, y el tabaco?'
SUTIL Sí.
CARA Dadme las llaves.
DoL ¿Por qué dartelas?
SUTIL No importa, Dol; de todos modos no lo abriremos.
hasta que él llegue.
CARA Cierto, no lo abriréis, es verdad; ni los llevaréis,.
¿comprendido? No los llevaréis, Dol.
DoL ¡No!
CARA No, mi león femenino. La verdad es ésta: mi amo
sabe todo, me ha perdonado, y se los guardará. Es cierto, doctor; a pesar de todos vuestros conjuros. averiguadlo vos mismo; está por llegar. Por lo tanto,, queridos colegas, conformaos, uno y otra; porque, aquí termina el contrato tripartito entre Sutil, Dol y Cara. Todo lo que puedo hacer es ayudaros a saltar la tapia de atrás, o prestar a Dol una sábana para que no se dañe el vestido de terciopelo. Pronto llegará la policía; pensad pronto alguna manera de escapar de la cárcel, porque de otro modo, allí iréis,
198
a parar. (Fuertes golpes enla puerta.) Oíd los truenos.
SUTIL ¡Eres un demonio insuperable!
GENDARME
(Afuera.) Abrid la puerta.
CARA Dol, te juro que lo siento por ti; pero escúchame;
no tardaré •en colocarte tn alguna casa; te daré una carta para la señora Amo ...
DoL ¡Vete al demonio!
CARA O la señora Cesárea.
DoL ¡Que la peste te lleve, miserable; siento no tener
tiempo para darte una paliza!
CARA Sutil: hazme saber dónde te establezcas; de vez en
cuando te mandaré algún cliente, como prueba de mi vieja amistad; ¿qué piensas hacer?
SUTIL Colgarme, bribón; para llegar a ser un demonio
aún más perverso que tú, y perseguirte en tu, lecho, de estopa, y en la bodega. (Salen.)
199
I' 111,
ESCENA III
Una habitación a la calle, en la misma casa.
(Entra Lovewit, con traje de español, acompañado por el Cura. Se oyen fuertes golpes en la puerta.)
LOVEWIT
¿Qué queréis, señores míos?
MAMÓN
(Afuera.) Abrid la puerta, embaucadores, alcahuetes, nigromantes.
GENDARME
(Afuera.) Si no, la derribaremos.
LOVEWIT
¿Tenéis orden de allanamiento?
GENDARMES
(Afuera.) Ya veréis la orden, señor, si no abrís la puerta.
LOVEWIT
¿Hay algún gendarme con vosotros?
GENDARMES
(Afuera.) Sí, dos o tres, por las dudas.
LOVEWIT
Tened paciencia, y la abriré de inmediato. (Entra Cara, de mucamo.)
CARA
¿Habéis terminado, señor? ¿Habéis consumado un matrimonio en regla?
200
LOVEWIT
Sí, mi cerebro.
CARA
Entonces, quitaos la golilla y el traje; sed otra vez vos mismo, señor.
ADUSTO
(Afuera.) Abajo con la puerta.
HALCÓN
(Afuera.) ¡Derribadla, por mil diablos!
LOVEWIT
(Abriendo la puerta.) Esperad, caballero, esperad; ¿qué significa esta violencia? (Mamón, Adusto, Halcón, Ananías, Tribulación, y los gendarmes, se precijJitan al interior.)
MAMÓN
¿Dónde está ese carbonero?
ADUSTO
¿Dónde está ese capitán Cara?
MAMÓN
Esas lechuzas diurnas.
ADUSTO
Que anidan en los bolsillos de la gente.
MAMÓN
¿Y mi señora Supositoria?
HALCÓN
La ramera de mi hermana.
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ANANiA.s;
Langostas de la zanja inmunda.
TRIBULACIÓN
Más sacrílegos que Bel y el Dragón.
ANANÍAS
Peores que el saltamontes,. o que los piojos de Egipto.
LovEWIT
Escuchadme, estimados caballeros. ¿Sois policías, y no podéis detener este escándalo?
GENDARME PRIMERO
Callaos la boca.
LOVEWIT
Caballeros, ¿qué pasa? ¿A quién buscáis?
MAMÓN
Al químico embaucador.
ADUSTO
Y al capitán alcahuete.
HALCÓN
A la monja de mi hermana.
MAMÓN
A la señora Rabí.
ANANÍAS
Escorpiones, y orugas.
LovEWIT
Pocos a la vez, por favor.
202
GENDARME SEGUNDO
Por turno caballeros; os lo ordeno, en virtud de
mi investidura.
ANANÍAS
Son redomas de orgullo, de concupiscencia, y de
los demás pecados.
LOVEWIT
Calmaos un instante, mi querido fanático.
TRIBULACIÓN
Silencio, diácono Ananías.
LovEWIT
Esta casa es mía, y las puertas están abiertas; si en ella se encuentra alguna de las personas que buscáis, usad vuestra autoridad, y registradla, en nombre de Dios. Recién he llegado a la ciudad, y me asombré un poco al encontrar este tumulto sobre mi puerta, para deciros la verdad; pero mi criado, aquí presente, ante el temor de una mayor desaprobación, me confesó que había desempeñado un papel no muy r•espetuoso, y alquilado mi casa (confiando, sin duda, en mi conocida aversión hacia los aires de esta ciudad, mientras durara la peste), a un doctor y a un capitán; qué son, quiénes son, y dónde están,
lo ignora.
MAMÓN
¿Se han ido?
LovEWIT
Podéis entrar, señor, y registrar la casa. (Mamón, Ananías, y Tribulación entran en la casa.) Encontré las paredes vacías, peor que cuando las dejé; to-
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talmente ahumadas. Unos cuantos recipientes rajados, vidrios, y un horno; el cielorraso lleno de las marcas de las velas, y malas palabras escritas en las paredes; sólo encontré a una señora, que ahora está dentro, y que dijo ser una viuda ...
HALCÓN
Sí, es mi hermana; iré a aporrearla. ¿Dónde está? (Entra en la casa.)
LOVEWIT
Y que debía casarse con un conde español; pero, llegado el momento, él la despreció tan groseramente, que yo, viudo como ella, decidí reemplazarlo.
ADUSTO
¡Cómo! ¿Entonces, la perdí?
LOVEWIT
¿Erais vos .el Don, señor? Caramba, la clama se ha quejado muchísimo de vos; dice que le jurasteis que os habíais tomado el trabajo de teñiros la barba, y oscureceros la cara, de pedir un traje prestado, y una golilla, sólo por su amor; y que luego no l·e hicisteis nada. ¡Ha sido un descuido y una falta de iniciativa muy grandes, señor! Por suerte, este viejo arcabucero supo cargar la pólvora, hacer fuego, y dar en el blanco en un abrir y oerrar de ojos. (Entra Mamón.)
MAMÓN
¡Toda la pandilla ha huído!
LovEWIT
¿Qué clase de pájaros eran?
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MAMÓN
Una especie de cuervos, señor, o cornejas ladronas, que en estas cinco semanas me han limpiado ciento sesenta libras de la cartera, además de mis materias primas, y todos los objetos que ahora están en el sótano; me alegro de que los hayan dejado, porque por lo menos podré llevármelos de vuelta.
LOVEWIT
¿ Os parece, señor?
MAMÓN
Sí.
LOVEWIT
Con una orden judicial, señor; de otro modo, no.
MAMÓN
¡Todas esas cosas son mías!
LovEWIT
Señor, no puedo tomar conocimiento de vuestra posesión sino por vía legal. Si me traéis un certificado de que os han despojado de ellas, o algún escrito formal de la justicia, especificando que os habéis embaucado a vos mismo, no la retendré más.
MAMÓN
Prefiero perderlas.
LOVEWIT
Por mí, señor, no las perderéis; bajo esa condición, son vuestras. ¡Cómo! Todo eso debía ser transformado en oro?
MAMÓN
No, no sé ... Quizás sí. .. ¿Y qué hay con ello?
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LOVEWIT
¡Qué pérdida cuantiosa de esperanza habéis sufrido!
MAMÓN
No solamente yo, si no todo el país.
CARA
Sí; habría reconstruido la ciudad; con una zanja de plata alrededor, para traer desde· Hogdsen un río de crema; donde los señoritos, y los mozos y las mozas de Moorfields habrían bebido gratis, todos los domingos.
MAMÓN
Me treparé a un carro de verdulero, y anunciaré el fin del mundo para dentro de dos meses. Adusto ... ¡Cómo! ¿Estáis abstraído?
ADUSTO
¡Embaucarme a mí mismo, justamente con ese vicio absurdo de la honestidad! Vamos; vayamos a buscar a estos pícaros; tomaré lecciones de Cara, si alguna vez lo encuentro.
CARA
Señor, en cuanto sepa algo de él os avisaré personalmente; porque en realidad yo no los conocía para nada, y los creía tan honrados como a mí mismo. (Salen Mamón y Adusto. Entran Ananías y Tribulación.)
TRIBULACIÓN
Es una suerte que la hermandad no haya perdido todo. Ve, y trae algunos carros ...
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LovEWIT
¿Para qué, mis fervorosos amigos?
ANANÍAS
· Para sacar de este antro de ladrones la ·porción de
los justos.
LOVEWIT
' ¿Qué porción?
ANANÍAS
Los bienes que antes fueron de los huérfanos, y que la hermandad compró con su dinero.
LoVEWIT
¿Cómo, esos que están en el sótano, y que sir Mamón pretende como suyos?
ANANÍAS
¡Yo, y conmigo todos los hermanos, desafiamos al perverso Mamón, hombre sacrílego! Yo te pregunto: ¿con qué justicia nos opones este ídolo, a nosotros, los verdaderos dueños? ¿No hemos contado acaso los chelines, para formar las libras; acaso no hemos contado las libras sobre la mesa, en el segundo día de la cuarta semana, en el mes octavo del año del último padecimiento de los santos, mil seiscientos diez?
LovEWIT
No puedo discutir contigo, mi muy vehemente chapucero, y también diácono; pero si no te vas tan pronto como· puedas, te refutaré con un garrote.
ANANÍAS
¡Señor!
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TRIBULACIÓN
Ten paciencia, Ananías.
ANANÍAS
Soy fuerte, y resistiré bien armado a todo el ejército que amenaza al santo pueblo exilado.
LOVEWIT
Te mandaré de un golpe hasta Amsterdam, a tu sótano.
ANANÍAS
Allí rezaré contra tu casa; ¡que los perros mancillen tus paredes, y que las avispas y los zánganos se críen bajo tu techo, reducto de falsedad y antro de engaños! (Salen Ananías y Tribulación. Entra Droguista.)
LOVEWIT
¿Otro más?
DROGUISTA
Yo no, señor; no soy un hermano.
LOVEWIT
(Golpeándolo.) ¡Fuera, santurrón! ¿Cómo te atreves a hablar? (Sale Droguista.)
CARA
No, est'e era Abel Droguista. (Al Cura.) Id a consolarlo, reverendo señor. Decidle que ya todo es inútil; que se demoró demasiado lavándose la cara. Que busque al doctor en West-chester, al capitán en Yarmouth, o algún otro puerto importante; allí estará esperando un viento favorable. (Sale el Cura.) Si ahora pudierais sacaros de encima ese muchacho
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peleador, señor. . . (Entra Halcón, arrastrando a su hermana.)
HALCÓN
Vamos, oveja, has hecho unas espléndidas nupcias, ¿no es cierto? ¿No te dije que nunca permitiría que te acostaras sino con un buen apellido, para que luego fueras una dama? ¡Eres una imbécil! ¡Me gustaría despedazarte! ¡Peste de casamiento!
LOVEWIT
Mientes, muchacho, con toda tu alma; y te desafío.
HALCÓN
¡Aquí me tenéis!
LOVEWIT
Vamos, ¿quieres pelear? Te desarmaré, bribón; ¿por qué no echas mano a tus herramientas?
HALCÓN
¡Por esta luz, nunca vi un mozo como éste!
LOVEWIT
¿Cómo cambias tu versión? Adelante, aquí está mi paloma; recógela, si te atreves.
HALCÓN
¡Caramba, me pareoe muy simpático! No me queda más remedio, en verdad, digan lo que digan. Hermana, me arrepiento; te felicito por tu casamiento.
LovEWIT
¿Ah, sí, señor?
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HALCÓN
Sí, y ya puedes empezar a fumar y a beber, viejo; agregaré quinientas libras a su dote.
LoVEWIT
Llena un barril, Jeremías.
CARA
Sí; pero debéis entrar todos a beberlo, señor.
LOVEWIT
Así lo haremos. . . En adelante, r'espetaré todas tus órdenes, Jeremías.
CARA
¡Caramba, no eres un mojigato; eres un muchacho jovial! Vamos, te ruego que entremos y echemos unas bocanadas.
LOVEWIT
Entra con tu hermana, hermanito. (Salen Halcón y la señora Dócil.) Un amo que recibió de su criado la felicidad de semejante viuda, y con tanto dinero, parecería muy ingrato si no se mostrara un poco indulgente ante el ingenio de dicho servidor, y no tratara de ayudarlo, aun esforzando un poco su sinceridad. (Adelantándose.) Por lo tanto, caballeros y amables espectadores, si en algún modo me exoedí de la gravedad y del estricto canon de un anciano, pensad en todo lo que puede una mujer joven y un cerebro sano: prolongar a veces la verdad de los años, y también quebrarla. Ahora, pícaro, defiéndete tú.
CARA
(Adelantándose hacia el frente del escenario.) Sí,
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señor, así lo haré. Caballeros: si mi papel decayó un poco en esta última escena, fue por decoro. Y aunque ya conseguí librarme con suerte de Sutil, Adusto, Mamón, Dol, el apasionado Ananías, Gallardo, Droguista, y todos los que comerciaron conmigo, me pongo no obstante en vuestras manos, porque sois mi país; y este dinero que gané quedará aquí cuando os vayáis, para obsequiaros a menudo, y a nuevos invitados.
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fNDICE
Personajes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Acto primero
Acto segundo
Acto tercero
..............................
...............................
.......... " ................... .
7
43
87
Acto cuarto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
Acto quinto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171
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El Alquimista de Ben Jonson, No. 14 de la Colección de Cultura Universitaria, se terminó de imprimir en el mes de marzo de 1984 en los talleres de Tinta Negra Editores. La edi·ción constó de 1 000 ejemplares y estuvo al cuidado de Rossana Vergara Blanco y Miguel
Ángel Flores.