Beatriz Sarlo - Intelectuales Un Examen
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7/25/2019 Beatriz Sarlo - Intelectuales Un Examen
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Be atriz,* Intele ctua les, un Examen'/ en
Revista de studios Sociales N
5,
got, Colom bia, Facultad d e Ciencias Sociales, Universidad de los Andes, ene ro
9-12 .
Las antino mias del p ensam iento y de la accin son las apor
taciones autnt icas de una descr ipcin fenom enoigica de
la cond icin h uman a.
Raymond Aron
Ad orn o e scribi: H lderl in no se deja disolver en los llamados contextos d e historia del espr i tu ni
con tenid o de su poesa se deja reducir ingenu am ente a f i losofemas; sin em barg o tam po co perm ite
se lo aleje de los nexos co lectivos en los que se for m su ob ra y con los que se com unica desde el
La cita es un programa. No es necesario adoptar la perspectiva esttica de Adorno, ni acordar con
ectura de H lde rl in, para reconocer en el mo vim iento de su frase los problem as d e la interpreta
Un poe ta n o p ued e ser disuelto en su conte xto ni reducido a las ideas, pero ta m po co puede ser
ed io cuya h ipott ica disolucin no perm it ir a ver la forma cin d e su obra, su suelo
engu a. La ref lexin de A dor no no p retende ser me todo lgica ; en primer lugar, seala un con
a form a de una c ontra diccin insuperable. En los l t imos aos, a propsito de los intelectuales,
s condicio nes . Podra ex plorarse a hora una perspe ctiva qu e, acep tando esas con dicione s, focalizara
que em erge de el las. Por ejem plo, podra decirse, invirt iend o el orden de las propos iciones
nido de su prct ica pue de reducirse inge nua me nte a las ideas. Hay que leerlos
all:
en ese lugar
ane ntem ente tens iona do por la sociedad de la cual hablan y perma nen tem ente separados de ella
Com o la poesa de H lderl in s eg n Ad orn o, los intelectuales pisan el suelo histrico.
En
un sen tido,
com unic an ms que na die con ese suelo, pero si slo leen lo qu e est inscrito en l, no son intelec
(o ,po r lo m enos , no lo son en el sentid o q ue tuv o la palabra en el curso del siglo XX).
Un con fl icto de distancias y de pe rtinencia s, com o el que se le plantea a la interp reta cin en la cita
orn o sobre H lderl in, no se resuelve con un ni demasiado cerca, ni dema siado lejos ^ Ese t rm i-
Catedrtica de literatura arg entina en la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
T. W. Adorno, Paratassi; Sull'ultima lrica di H lderlin en
Note
per la letteratura; 7967-7968,
Turn,
Einaudi, 1979, pg. 140.
Comenzar con una cita de Adorno : esto confirmar el prejuicio de que este artculo pertenece a los rincones elitistas de la
ideologa contempornea. CitaraAdorno para que desde el principio se creen condiciones de lectura contrariasalo que
se piensa que dice el texto . No buscar condiciones ideales de lectura.
Mlchael Walzer.
The Company
o fCrtics:
Social Crticism
and
Political Commitment
in
the TwentiethCentury,
NewYork, Ba
Shuo
con fines educativos
\ 3 5 Q
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siem pre con flictivas. No existe una buen a distancia Precisamente, la situacin in telec tual p one en
m iran al qu e mira, un efecto a nlogo al de la inversin d e una lente. Puede a rgum entarse
a de term ina da distancia fue exitosa en tal circunstancia h istrica, pero esa med ida es irre petible
ue, traz an do la figura de un prisma m s que la lnea de un vector, articula varias distancias: la del
tual con la sociedad , la de la sociedad con el intelectua l (que n o siem pre es la m isma , sino, por el
i lu
que ha sido defin itivam ente criticada por Pierre B ourdieu ), la de esa
de fuera de las creencias que la impu lsan, la del intelec tual respecto d e las ins titucio
etc.
No existe entonces distancia justa: la prctica intelectual se caracteriza por el desajuste del lugar
se cree ocup ar con e l discurso y la autor idad atribuida al discurso. Los efectos del discurso intelec
del lado d e la recepc in, son pragm tica m ente incon trolables ; por eso estn abier tos al co nflicto
dond eseJuzgan valores y responsabilidades.'*
Tam bin e xiste otra responsabil idad, sobre la puesta enforma de la intervencin d on de estn com
etida s n o slo las ideas (no slo inge nua m ent e deas), sino la cons truccin v erba l de espacios,
as ar gum enta tivas, definicin de interloc utores y, por lo tan to , cuestiones ideolgica s, retricas
Para circular efectivamente en el mu nd o s ocial, los intelectuales con struy en, instituc ional y
balm ente , un lugar de enunciacin, al cual se le atribuy e una au torid ad q ue pu ede no ser reco noci
s. Sin autorizacin d el discurso no hay interve nci n intele ctua l. Los intele ctua
o escriben en tiemp o p resente. Quiero d ecir: si sus discursos no fun cio na n en el presente,
lacin diferida al futuro a centa su profetismo , el efecto de l que se los acusa, o su co mp leta
co nte xto s (salvo para los historiadores d e las ideas). Esto es lo que diferen cia rad ica lm en te al dis
ctu al de la escritura l iteraria, que pued e prescindir de la actua lidad y remitirse a un t iem po
Books, 1988, lo dice ms o m enos as: los intelectu ales, para ser escucha dos, neces itan tene r una distanc ia m edia con la
sociedad ( la com unid ad) a la que pretenden di r ig i rsey,sobre tod o, deb en con strui r y manten er una cone xin conella.Sise
alejan d em asia do, es decir, si su crt ica es dem asiad o radical, no p ue de n ser escuchados. Walzer es un p ensa dor op tim ista
que seala el con f l ic to y t iene conf ianza en su resolucin. El op t imis mo es 'bue no' pero da soluciones dem asiado geo m
tr icas a un conf l ic to que probablem ente sea mejor que que de i rresuel to, en la medida en qued e l surgen los impulsos
cr ticos meno s apeg ados al sent ido com n, es c ierto, pero que log ran cortar ese sent ido c om n en u n sen t ido de inn ova-
c ir\ . Los pensad ores op t imistas son, pro bab lem ent e, ms dem ocrt icos. Conf iar* en la capacidad in telectu al y mo ral d e
ciudadanos a los que no es preciso indicarles todos los caminos.Elintelectua l radicalmente de mo crt ico cava su propia
fosa como intelectual?
Lemos en uno de los primeros nmeros cot id ianos de
Express
una profesin d e fe cr tica (annima ), que era un sober
bio trozo de retrica equi l ibrada.Sunica idea era que la crtica no de be ser
'n i unjuego de saln, ni un servicio municipal';
ent inda se qu e el la no debe ser ni reaccionaria, ni com unista, ni gratu i ta, ni pol t ica.Setrata en este caso de una mec nica
de la do ble e xclusin que proviene,en gran parte, de ese furor nu m rico qu e ya encontramo s mu chas veces y que he cre
do pod er def in i r , en l neas generales, com o un rasgo peque o b urgus. Se exam inan los m todos con una balanza, se car
gan sus plat i llos co m o sea para aparecer com o arb i t ro imp ond erab le d ota do de una esp ir i tual idad ideal y , por eso mism o,
justa
( La cr i t ique
n i-n i ,
en
Mythologies,
Pars,
Seuil,
1957).
Se pu ed e pensar en una tica de la resp onsa bil idad para intelectuales co mo la de fini Max Web er para el polt ico?
Slousoco nfines educativos
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presente, a una utopa diferida. Por el tip o de interve ncin no hay difer im ien to para el discurso de
tambin escritura. En la me dida en que los discursos d e los
n orienta dos a un
f in,
son decididamen te intervenciones y estn gobernad os por una
entalida d fue rte, mientras que la escritura no es una interve ncin
sino,
en prim er lugar, una p re
Las mejores intervencione s de este siglo (pienso en Sartre, en Barthes, en A do rno , en Benjamn)
ura (que es una lgica, en prime ra instancia, no com unicativa aun que seacomunicable).Estas dos
cas, en el lmite, se opo ne n. Corresponde a cada situacin de discurso las estrategias por las que se
ta esa opo sicin .
El desajuste entre un discurso, orie nta do princ ipalm ente hacia fines de inter ven cin , y la escritura,
slo uno de los que de finen la colocacin in telec tual. Pero no se puede escribir la palabra intelec tual
reconocer tam bi n un con flicto de fracciones sociales. La nocin de intele ctua l orgn ico (que for
ul Gramsci y se vo lvi clsica) inte nt ten de r u n pu ente entre polos qu e por sus prcticas, y po r la
enen sobre ellas, entran en co ntra dicc in. Podra decirse que hay un desajuste co ns titut ivo
aprend imos que no existe repres entacin sin desajuste, que tod a idea de transparencia entre
representados es i lusoria, aunq ue esa ilusin est en el nc leo de la creencia
ible. El intelectua l no habla en nomb re de otros, aunq ue ta m bi n h able en
o tros. Pero,
en prim er lugar, habla en su nom bre ydesdesu nom bre.
Ese lugar, el de su nom bre , presenta tam bi n una anomala porq ue el intelectua l n o habla slo d e
ello que le concierne directa me nte. Quien habla slo de sus intereses no es un inte lectu al s ino el
oz de una fraccin social o de s mis mo . De all proviene la carga totaliza nte qu e tu vo el discurso
s intelectuales que hablan de la sociedad desde una perspectiva abierta qu e tien e com o presu
desinters y la indep ende ncia. La perspectiva abierta (los tcnicos diran generalista ) est
con una cues tin central de las prcticas intelectuales: su relacin con valores y su ac titu d
Los intelectuales se pensaron siem pre c om o portadore s o transgresores de valores, co m o
crt i
a izquierda o la derecha) de lo exis tente .
Sin duda, los intelectuales no seran los nicos actores sociales cuya prctica se afirma en la creen
uya iden tidad los l leva a pensar que d ebe n responder prim ero a los valores y lue go a los intereses,
stos no contradicen a aqullos (se en tien de : pensar no es actuar). La idea de que se acta ind ep en
tem ente de los intereses, incluso pon ind olos en riesgo, es con stitutiva de la autoim age n del int e
v ida,
aun e n el caso en qu e sus posiciones estuviera n e quivocada s.^
Por qu me pronuncio sobre la cuestin de si las mujeres deben llevar velo, cuando ese problema es completamente
impensable, ajeno y extranjero en la sociedad donde vivo?Me preocupo simplem ente porque en mi pas hubo dictaduras
y razono m etonmicam ente, alegorizando un futuro? Pierre Bourdieu dira que sta es la buena conciencia de los intelec
tuales, pensarse como los nicos actores capaces de prestar una voz a una causa que no es la prop ia. De todos modos,
estoy definiendo una colocacin terica, no haciendo una sociologa de la figura del inte lectual. Para Bourdieu los discur-
Slouso con fineseducativos
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Los intereses de la capa intelectual seran precisamente los sociales generales, en el marco de una
lictividad social sobre la que es preciso pronunciarse. Los intelectuales, pese a las diversas posicio
su conjuntoy sus
stas dcadas, las sociedades han perdido su carcter sistemtico, estructurado y estructu
e disgregan en comunidades de intereses o tribus culturales.^ Si no existe algo reconocido por
real.
El discurso de los intelectuales, globalizante, de principios, articulado fuertemente en valores, se
a
la vez laxa y todopoderosa de lo
que es la globalizacin. Los intelectuales son territoriales y se manejan mal en un mundo deste-
torializado, donde ms que unidades poltico-geogrficas (lo que antes se denominaba pases ) hay
Bauman llama intrpretes a los intelectuales (estilo posmoderno, en sus propias palabras) que
s fcilmente podran adecuarse a una realidad de escenarios socio-culturales. Antes de ellos, opues
ellos, estn los intelectuales legisladores un tipo ideal que se arraiga en el lluminismo, movido,
a pulsin pedaggica,fuertemente indicativa de lo que los hombres y muje
s deben ser. El despotismo ilustrado fue una de sus formas polticas; el despotismo de los intelectua
su forma simblica.^ Los intelectuales, entonces, no importa lo democrticas que sean sus ideas o el
sosdeautocons titucinde losintelectuales(o de losartistas) son decisivos incluso fren te alosefectos socialesdeesos
discursos. Excepto, supongo,enel caso del p ropio Bourdieu.
As correlativamente alaexistencia de una sensacin colectiva, veremos desarrollarse una lgica de
red.
Esdecir, quelos
procesosdeatracciny derepulsinseharndeacuerdo con elecciones. Asistimos alaelaboracinde loque propon
go llamar una'socialidadelectiva'.Este mecanismo, por c ierto, existi siempre, pero, enloque concierne alaModernidad
estaba atemperado por el correctivo poltico que haca intervenir el compromiso yla fina lidad a largo plazo, superadores
de los intereses particulares
y
del localismo.
La
temtica
de
la vida cotidiana
o de la
socialidad (a diferencia de
lo
poltico
ylosocial), enfatiza en camb io que el problema esencial delosocial no es el relacionismo, lo que puede traducirse de una
manera ms trivial como
el
cuerpo a cuerpo de individuos
y
de grupos Michel Maffesoil,
Les temps des
tribus;
le
ddin de
l individualismedans les socits demasse,Pars, Meridlens Klincksieck-Poche, 1988, pg.132.
'Los paisajes
de la
identidad grup al los etnopasajes ya
no
son aquellos objetos antropolgicos que nos eran
fami
liares, enlamedidaen que losgruposya noestn fuerteme nte territorializados,niespecialmente limitados,ni son cul-
turalmente homogneos
y
con una conciencia histrica
no
autoconciente
[...]
La desterritorializacin afecta las lealtades
grupales (especialmente enelcontexto de disporas comp lejas) lama nipulacin transnacional del dineroyotras formas
de riqueza,
y
las estrategias
de los
estados.Eldebilitamiento
de los
nexos en tre pue blo, riqueza
y
territorio cambia radi
calmente las basesde lareproduccin
cultural
Arjun /Kppadora\,Modemityat Large;Cultural DimensionsofGlobalization,
Minneapolis-Londres, University of Minnesota Press. 1996, pgs.48-49.
lntrpretes: Loque los intelectuales todava pueden haceresinterpretar tales sentidos para que puedan entenderlos quie
nesnopertenecen alacomunidad que los sustenta; med iar las comunicaciones entre 'provincias finitas' o 'comunidades
de sentido'.
No se
trata de una tareamenor,
dada
la fisura imborrable que atraviesa el mundo de
lo
humano convirtindolo
enunapltoradetradiciones completaoparcialmente autnomas, instltucionalmen te constituidas,y'fbricasde senti
dos'.
Intelectuales legisladores
yeducadores. Visto de cerca
la
sustancia del radicalismo ilustrado se revela en el impu lso
a
legislar, organizar
y
regular,msque diseminar el saber. Lo que estaba en juego , ms que ningun a otra cosa,era
la
necesi
dad de compensar la debilidad intrnseca de los individuos a travs de un ilimitado potencial 'educacional'de la sociedad
Slo uso con fineseducativos
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o que crean profesar, seran despticos por efecto y defensa de su pos icin: algo as com o los
los pases latinoam ericanos .O los vang uardistas en el campo del arte.^
En esta versin d e la historia hay una ve rd ad : el plura lism o, com o rasgo de las ideologas intelec
pertene ci, en este siglo, slo a fracciones excepc ionales. Isaiah Berln, Raym ond Aron y la coho r
e intelectuales l iberales, desde los aos cuarenta; Norb erto Bobbio, Raym ond Will iams y los intelec
liberal-demo crtico-sociaiistas, desde hace unas dcadas. Esos son ejem plos que , por lo notab les,
que las ideologas intelectua les (de izquierda o derecha, para decirlo con los trm inos de una
superiores. En esa defensa, no slo pade ci la perspectiva pluralista sino tamb in la pro
intelectu al q ue, sobre t od o desde los aos treinta y hasta los setenta, op t ,
ntr o de su prop io elenco d e valores, por sacrificar uno s en func in de otros: l iberta d frente a igual
socialismo fr ente a derechos hum anos, etc. La historia es bien conocida.
Este jui ci o sobre los intelectu ales sintetiza los tp ico s c on los cuales las crticas construy en hoy su
m n : ped ago gism o auto ritario , ausencia de perspec tivas pluralistas, van guard ism o esttico,
o o m oral. Los rasgos coinc iden casi al pie de la letra con el juicio sobre las vanguardias com o
m en o in stitucio nal. Am bos , los intele ctu ales y las vangu ardias, son objeto de crtica desde perspec
que,para abreviar, l lamem os posm oderna s.
Una figura com o la del intelec tual p or lo men os hasta los aos
setenta,
slo po dra persistir sobre la
de mo dificaciones de su prctica y de las instituc iones sociales que no son directa me nte mo ldea
iones y por una cultura co m n , no se est afirm an
que las sociedades hoy estn disu eltas. Ms bien se seala qu e los princ ipios d e iden tificac in pasan
(que,por otra parte, es bueno recordar q ue no existi nunca).
Nuevas formas de cole ctivo intelec tual, tan prestigiosas y m gicas como las anteriores, han em er
massmeditica. El periodismo ha tomado a su
muchas de las funcio nes que el intele ctual m od ern o crea suyas.^ El period ism o y el entrete
representada en su poder ejecutivo Zygm unt
Bauman,
Legislators andInterpreten,
Oxford,
Polity Press,
1987, pgs.
97y 74
respectivamente.
Esta conclusin no hace sino proporcion aralos mismos intelectuales una imagen tota lizante y sin fisuras de su prctica,a
partir de la cual pueden desencadenarselasau tocrticas.Yla posmo dernida d es una poca religiosamente au tocrtica.
La furiosa y a menudo justificada reaccin de Pierre Bourdieu contra los periodistas tendra que leerse como la prueba
de que este desplazamiento de funciones intelectuales ha sucedido y que los intelectuales tradicionales como Bourdieu
encuentran, probablemente con toda
razn,
queno se ha ganado dem asiado conelreemplazo.
Quien lea
Situaciones
pensando que Sartre
fue,
hasta casi demasiado ta rde, un camarada de ruta del pa rtido comunista y
que,
adiferencia de RaymondAron,no denunci a tiem po los horrores de l campo llamado socialista, no podr leerSitua-
ciones,porque(parafraseo a Adorno) lo reducir ingenu amente a ideologemas . Sartre hubiera pedido que se lo leyera de
ese modo totalizante. Pero hoy sabemos leer fuera de las grandes totalidades y no veo la razn de que le apliquemos a
Sartre una lectura totalizan te cuando nos enorgullecemos de reconocer fisuras productoras de nuevos sentidos incluso en
el flujo m acizo de los discursos em itidos por los m edios.
Slo uso conne educativos \
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les colectivo s.
Si estos eran los temas de los intelectuales, si ellos se crean capaces y obligados a ensear a la
que no parecan al alcance de tod os, por forma cin e inform ac in, esto es lo qu e h oy hace la
de la com unica cin guiad a por la lgica del merca do c apitalista. Y si el cam po de los inte
es se caracterizaba p or ten er algunas voces prestigiosas y ms autorizadas qu e otras, lo m ismo
entertainment, que tie ne sus estrellas y stas trascien den, com o los
mo dern os exitosos, las fronteras cada vez ms tenues del espacio comu nicacion al glo bal.
es tradiciona les en los med ios no tradicionales), podra juzgrselos con to da la carga crtica qu e
ha usado contra los intelectua les.
Los intelectuales d e la indus tria c om unicac ional (no slo los periodistas sino losen tertainers)d i fun
Tien en, sobre ellos, la ventaja de audiencias gigantescas y de una adec uacin mim tica con esas
imp unid ad respecto de sus responsabil idades, en un mo m ento en que todas las formas
ica de la cultura me ditica tie ne n m uy mala prensa en disciplinas com o el anlisis cultu ral.
Pero volvamos a la cita de Adorno. Ella nos coloca frente al conflicto de la interpretacin de un
que,
au nqu e escrita a prop sito de H lderlin, provoca a pensar la amb ivalencia de l lugar de inter
gica de este siglo: de los fracasos de la idea com unista , del autorita rism o revoluciona rio,
rtad . Es decir, imp osible separarla de lo que Adorn o llama los nexos colectivos De todo s los que
los intelectuales estn ms indiso lublem ente l igados a esos contextos . Sin em barg o, sus res
surgidas de los contex tos d e la historia para mo dificar en ellos lo que se consideraba injusto o
tulo de alguna s transform acion es estticas y morales decisivas.
Por supue sto, es tan sencil lo en con trar ejemplos c om o d iscutir esta hiptes is. Sin emb argo, las
e ciudadan os (esas organizaciones
que,
despus de la cada de las revoluciones terc erm un-
as y el socialismo re al ap ren dim os a considerar con cierta justicia) requieren un tip o de figura qu e
asimile inm edia tam ente a la del profesional de las industrias m editicas ni al ex per to de estado o
ia. Alg uien alguna vez apaga la
televisin.
Quizs esto tam bi n suceda en el prxim o siglo.
Slous ocon fines educativos
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