Beato Karl Leisner

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BEATO CARLOS LEISNER Preso Nº 22356 Ordenado sacerdote el día 17-12-1944 en el campo de concentración de Dachau Padre Karl Leisner Nació en Rees/Niederrhein el 28 de febrero de 1915, se crió en Kleve y de estudiante de bachillerato ingresó en el Movimiento Juvenil Católico. En dicho Movimiento, además de disfrutar de la comunidad con los jóvenes y de poder realizar largos viajes, adquiere conocimientos de las Sagradas Escrituras y sobre todo de la Eucaristía. En su diario escribe: “¡Cristo – Tú eres mi pasión!”

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BEATO CARLOS LEISNER

Preso Nº 22356 Ordenado sacerdote el día 17-12-1944 en el campo de

concentración de Dachau

Padre Karl Leisner

Nació en Rees/Niederrhein el 28 de febrero de 1915, se crió en Kleve y de estudiante de bachillerato ingresó en el Movimiento Juvenil Católico. En dicho Movimiento, además de disfrutar de la comunidad con los jóvenes y de poder realizar largos viajes, adquiere conocimientos de las Sagradas Escrituras y sobre todo de la Eucaristía. En su diario escribe:

“¡Cristo – Tú eres mi pasión!”

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"excelentes ejercicios espirituales en Schoenstatt. Desde entonces, el cambio en mi interior: la decisión por el apostolado con los jóvenes". "Me ha tocado lo más hondo del alma. Se ha despertado y encendido en mí todo lo sacerdotal y caballeresco que estaba como dormido en lo más hondo de mi ser..."(de su diario en 1933) Karl Leisner desea ser sacerdote. El obispo de Münster, el hoy también Beato Card. Clemens August von Galen, le asigna el cargo de director de la juventud diocesana. La Gestapo le observa. Durante el año de estancia en Friburgo le conmueven duras luchas interiores: ¿sacerdocio o matrimonio y familia?

El 25 de marzo de 1939 es ordenado diácono. En pocos meses debería recibir las sagradas órdenes. La Divina Providencia designa otra cosa: Una repentina tuberculosis le obliga a permanecer en St. Blasien en la Selva Negra. Allá, el 8 de noviembre de

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1939, es detenido por la Gestapo a causa de un comentario hecho en relación con el atentado contra Hitler: cárcel en Friburgo. Internamiento en el campo de concentración de Sachsenhausen y de allá, en 1940, traslado al campo de concentración de Dachau en el que sucede lo inesperado: hecho sin par: en el "infierno" del campo de concentración hubo una ordenación sacerdotal. Por medio del Obispo consagrante, Cristo llamó a un joven diácono a su especial servicio, lo hizo partícipe en su eterno sacerdocio; "JUSTAMENTE ALLÍ DONDE EL SACERDOCIO QUISO SER HUMILLADO, TRIUNFÓ LA DIVINA PROVIDENCIA" así interpretó posteriormente Mons. Gabriel Piguet este acontecimiento, "EN EL BLOQUE DE LOS SACERDOTES ALCANZÓ SU CULMINACIÓN LA ALEGRÍA Y LA GRATITUD PARA CON DIOS". El ideal "VÍCTOR IN VINCULIS", (Vencedor encadenado), que tenía el grupo de sacerdotes al que pertenecía Carlos Leisner, adquirió a través de esta ordenación sacerdotal una especial resonancia y una gran actualidad.

Para Carlos Leisner fue la realización de un gran anhelo.

En sus cinco años de prisión (en la cárcel y en el campo de concentración) lo acompaño el anhelo por llegar al sacerdocio. Lo acompañó aún cuando enfermó de tuberculosis pulmonar, lo que le hubiera impedido recibir la ordenación con sus cohermanos de la diócesis de Münster.

A causa de esta enfermedad estuvo frecuentemente en la enfermería del campo de concentración, lo que dificultó el contacto con sus cohermanos sacerdotes. No obstante él participó en la vida de su grupo. Y el ideal de ese grupo se iba a realizar en él mismo con plenitud.

Este ideal también guió y animó evidentemente la preparación a su ordenación sacerdotal: el P. Makarius Spitzig lo grabó en el báculo episcopal que había elaborado para Mons. Gabriel Piguet.

Báculo pastoral con la inscripción: “Victor in vinculis”, hecho en Dachau

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Los preparativos se hicieron con mucha imaginación y aún más ánimo: con variadas telas y materiales se hicieron las insignias episcopales y los ornamentos, todo en forma clandestina y corriendo un gran peligro.

Consiguieron telas para las casullas; el pectoral y el anillo para el obispo fueron elaborados por un prisionero ruso en la armería de la "Messerschmittwerke" - prestigiosa empresa de los nazis -.

La aprobación de su Obispo diocesano, el Beato Mons. von Galen, la pudo conseguir Carlos Leisner por medio de la correspondencia legal enviada a sus padres. La comunicación con el Obispo del lugar (Munich-Freising), Cardenal Faulhaber, se debió hacer de modo ilegal.

La ordenación sacerdotal se realizó el tercer domingo de Adviento, el domingo "Gaudete" entre las 8.15 y las 10 hs.

Sólo con sus últimas fuerzas pudo el diácono, gravemente enfermo, llevar a cabo la ceremonia sagrada.

Por sus dificultades para respirar hubo que limitar la cantidad de participantes, ya que en el estrecho ámbito de la capilla el aire rápidamente quedaba viciado.

La ceremonia de consagración fue conscientemente sencilla, para no cansarlo excesivamente.

El 17 de diciembre de 1994, en el bloque 26, del Campo de Concentración de Dachau

y con gran peligro para todos los participantes, el moribundo diácono, Karl Leisner, es ordenado sacerdote por el obispo

Gabriel Piguet, recluso francés. Lema sacerdotal: “Victor in vinculis” ( “En cadenas, la victoria”)

Sobre esta ordenación el Obispo celebrante dijo: “Cristo, que siempre tiene la primera y la última palabra en todas las cosas, triunfó a través de su eterno sacerdocio sobre el nazismo aún arrogante,

aunque ya marcado de muerte" (Mons. Gabriel Piguet)

Aunque la celebración lo fatigó en extremo, Carlos Leisner estaba plenamente feliz en su interior.

Lo testimonia el P. Heinz Dresbach, que en los días posteriores a la ordenación (ilegal), lo visitó en la enfermería:

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"Transmite con palabras y con toda su actitud la gran felicidad en la que, por decirlo así, está nadando. Especialmente el lema de su ordenación, tomado del Salmo 117, lo tiene encantado... Él cuenta después que durante la ceremonia estaba interiormente en paz y sin ninguna distracción. Estaba como en el cielo... En los días y semanas posteriores fluían de él, por decirlo así, felicidad y gratitud".

Una carta que escribió el 30 de diciembre de 1944 a su amigo y jefe de grupo (del grupo de Münster) Heinrich Tenhumberg (que fue después Obispo de Münster y durante años Presidente de la Presidencia General del Movimiento de Schoenstatt) por el correo militar, da cuenta de cuán profundamente estaba conmovido Carlos Leisner por su ordenación y primera Misa:

"Desde hace 14 días puedo solamente rezar conmovido: ¡Dios, qué grande y bueno eres! Fueron para nosotros horas incomprensiblemente felices, de una gran e intensa alegría, que nos compensó ricamente por muchas horas oscuras. Después de la santa transubstanciación, por unos segundos estuve

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profundamente conmovido, siempre muy tranquilo y concentrado. Felices horas de alegrías navideñas y delicados, profundos sentimientos".

El nuevo sacerdote recibió felicitaciones de muchos lugares: le expresaban la participación interior y la sincera alegría compartida por sus cohermanos.

Una enorme y artística carpeta contenía más de doscientas firmas de sus cohermanos.

En nombre del grupo "Víctor in Vinculis" lo felicitó Hermann Richarz:

“El más hermoso y mejor regalo, que te hacemos con gusto, es nuestra oración y nuestro sacrificio, nuestra vinculación contigo en el espíritu de la MTA, Víctor in Vinculis Mariae. María te ha seguido realmente en las cadenas de Dachau y en las pesadas cadenas de tu enfermedad. Y con su ayuda eres hasta ahora un verdadero vencedor".

Carlos Leisner escribe su respuesta unas cuatro semanas más tarde:

"Así poco a poco va terminando el sagrado acontecimiento en el alma. Ahora escribo primero la respuesta... Al Padre Kentenich y al Padre Fischer un especial agradecimiento por las delicadas oraciones del oficio de la MTA (Horas del oficio de Schoenstatt, en el "Hacia al Padre") que me han dado una gran alegría"

Capilla de los sacerdotes en Dachau; dibujo que regalaron

al Padre Carlos Leisner

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El mismo altar del Campo de Concentración de Dachau,

Hoy en la Casa Sacerdotal del Monte Moriah en Schoenstatt El nuevo sacerdote celebra su primera y única Santa Misa el día de San Esteban, en el año 1944.

Recordatorio de la Primera Misa Oficiada en la Capilla de Dachau

Y recuerda vivamente la primera Santa Misa en la fiesta de San Esteban:

"Después de la consagración en la primera Misa, fue para mí como estar ante nuestro Rey como su caballero y vencedor. Antes me había dedicado completamente a la querida MTA. Fue como si Ella, como Señora y protectora, guiara y bendijera cada paso y cada movimiento de mis manos. Creo que no podía ser más feliz"

Entre los muchos que lo felicitaron estaba también, naturalmente, el hoy Siervo de Dios Padre José Kentenich, su Maestro, tambien prisionero en Dachau.

Cuenta el P. José Fischer en la semana de gratitud, en octubre de 1945 en Schoenstatt:

"El Padre Kentenich le dedicó a Carlos Leisner una linda oración para su ordenación y primera Misa. Los schoenstattianos le regalamos las oraciones

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que hasta ese momento estaban terminadas y escritas (las horas del Oficio de Schoenstatt)".

La oración formulada por el Padre Kentenich dice así:

"El Señor te ha escogido para el sacerdocio, por medio de él quiere ir bendiciendo por el mundo,

quiere, a través de ti, ofrecer, rezar, amar, sufrir y apacentar a sus ovejitas aquí, en la tierra. Desde siempre te ha regalado a la Madre,

que te guía en toda tu vida. Ella permanece fiel en todas las situaciones de la vida.

Ella te ayuda a llevar con alegría todas las cargas, orienta tu camino y el de las almas a tu cuidado

hacia las riberas de la bendita eternidad”. Domingo Gaudete, 1944

El 4 de mayo de 1945 es puesto en libertad. Pasa sus últimas semanas en el sanatorio antituberculoso de Planegg en Munich. Sólo dos pensamientos absorben su mente: el amor y la penitencia. Entregado al amor de Dios, a ese amor en el que él creyó y que deseó transmitir a los hombres, fallece el 12 de agosto.

Planegg, habitación donde falleció el

Beato Padre Carlos Leisner

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La habitación 76 – actualmente la 230 – donde Carlos Leisner pasó los últimos meses de su vida en su lecho de enfermo y donde finalmente murió, es actualmente un memorial que lo recuerda.

La comunidad de Hermanas Hijas de la Caridad (de San Vicente de Paúl) le dan mucha importancia al hecho de que en su casa haya muerto una persona beatificada.

Con ocasión de la restauración de la casa, hecha hace un par de años, las Hermanas mantuvieron esta habitación en su estado original y la trasformaron en un memorial.

El artista Alexander Henselmann hizo un busto del beato para colocarlo allí.

Cuando los visitantes se detienen en esta habitación, se hacen presentes los tres últimos meses de la vida de Carlos Leisner. Lo que lo ha conmovido, lo que ha sufrido y luchado, como permaneció fiel a su sí a la Alianza de Amor: todo esto lo escribió en su diario, frecuentemente con mucho esfuerzo. Aquí, en este lugar, sus palabras están vivas en una manera especial.

"Me dormí con lágrimas de gratitud y alegría. ¡Qué bien me siento! ¡Cuán infinitamente bueno es Dios! Cuando la necesidad es inmensa, aparece su ayuda. Sólo quiso antes la entrega total..Las imágenes más sombrías de Dachau caen lentamente del alma. Soy un hombre libre. ¡Aleluya! Volví a la dignidad humana.... Estoy especialmente contento con todo. Me saluda el bosque por la ventana. Un abedul con follaje nuevo... Contemplo, dormito, sueño, agradezco, me libero de Dachau. ¡Qué precioso! Aquí puedo recuperarme en cuerpo y alma. Puedo de nuevo rezar bien. Dios habla en el silencio, aunque me encuentre débil". Esto lo escribió el 5 de mayo, luego de su primera noche en libertad. Lleno de alegría, lleno de esperanza, lleno de confianza.

Las anotaciones de su diario muestran cuán atento estaba para vivir las fiestas religiosas y el año litúrgico. Concentra toda su atención en junio, mes del Sagrado Corazón de Jesús; celebra los viernes del Sagrado Corazón y los sábados sacerdotales. "Todo por los sacerdotes y por los nuevos candidatos" (2 de junio), "Todo por el Sagrado Corazón, por los sacerdotes y los candidatos de su Corazón. Reparación". (6 de junio, día de la fiesta del Sagrado Corazón).

Como su salud no mejoraba, el P. Otto Pies SJ, que durante este tiempo lo cuidó cariñosamente, le dio el sacramento de la Santa Unción. Escribió de su fiebre, de sus accesos de tos.

"Mater, todo por Ti. No quiero ser quejoso ni impaciente, ¿verdad?" (15 de junio).

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Nunca abandonó la esperanza.

"Dios, condúceme pronto una vez más al santo altar para que pueda ofrecerte a Ti, querido Padre Eterno, a tu amado Hijo. ¡Cómo lo deseo! Quiero estar nuevamente sano por amor a Cristo y a su Reino. Me ayudará su queridísima Madre, la MTA" (16 de junio)

Se alegraba por cada visita, por cada saludo y signo de vinculación.

El 20 de junio sintió el deseo de tener el "Oficio de Schoenstatt" (del Hacia el Padre) que el Padre Kentenich había redactado en los últimos meses en Dachau. Lo había tenido en el campo de concentración, pero lo había perdido allí.

A la tarde recibió una circular de su hermano de grupo P. Hermann Richarz, con el Oficio de Schoenstatt. Decía en esa carta: "Estoy convencido de que te sanarás si así está previsto en los planes de Dios. Y si así no fuera, entonces Él ha pensado para ti otra misión en la tierra, nada pequeña ni fácil. En ese caso deberás, por tu enfermedad, apoyar a los sacerdotes que él ha enviado a la vida práctica. No podemos apreciar en esta tierra lo grande que es esta misión..."

El 29 de junio (fiesta de San Pedro y San Pablo), lo esperaba una gran alegría:

"mi madre y mi padre estuvieron junto a mi cama, me besaron y saludaron. Una profunda emoción. Estamos unidos. ¡Deo gratias!"

En la segunda quincena de julio aumentaron los indicios de un agravamiento en el estado de su salud. Fue una gran alegría que se pudo celebrar una Santa Misa en su habitación.

"La primera Santa Misa en siete meses en la que puedo estar presente físicamente... ¡Qué alegría! Un delicado silencio entre los presentes..."

Fue el día de Santiago Apóstol, el 25 de julio.

Lo describió detalladamente en su diario. Fue su última anotación. Su última frase muestra su devoción filial y una magnánima entrega a Cristo: "Ahora voy a dormir. Son las 9,20 de la noche. ¡Buenas noches, Eterno y Santo Dios, querida MTA, todos los santos, todos los queridos vivos y difuntos de cerca y de lejos! Bendice también, Señor, a mis enemigos".

Carlos sintió que Dios había planeado algo diferente para él a lo que naturalmente hubiera deseado. Le reclamó su sí a su Poder en Blanco. Él lo pronuncia, no por las buenas o por las malas, sino con un corazón alegre y

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dispuesto. Lo reveló a su madre: "Sé que pronto voy a morir, pero sin embargo estoy contento".

En la madrugada del 12 de agosto Dios aceptó la ofrenda de su vida.

Sus restos mortales reposan en la cripta de la Catedral de Xanten.

El 23 de junio de 1996 Karl Leisner fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en Berlín, quién en parte de su homilía señaló: “La prueba de un seguimiento auténtico de Cristo no consiste en las lisonjas del mundo, sino en dar testimonio fiel de Cristo Jesús. El Señor no pide a sus discípulos una confesión de compromiso con el mundo, sino una confesión de fe, que esté dispuesta incluso a ofrecerse en sacrificio. Karl Leisner dio testimonio de esto no sólo con palabras, sino también con su vida y su muerte: en un mundo que se había vuelto inhumano. (…) Cristo es la vida: ésta fue la convicción por la que vivió y por la que, finalmente, murió Karl Leisner. Apóstol de una profunda devoción mariana, a la que lo impulsó el Padre Kentenich y el movimiento de Schoenstatt”.