Bálsamo de Malatz

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Madrid martes if de Noviembre de liii. [6 q.'°' ] NÚM. i f l. CRÓNICA CIENTÍFICA Y LITERARIA. VETERINARIA. Memoria sobre las experiencias hechas por los Doctores SUveira y Constancio para deter- minar los efectos de un aceite, preparado pot Don Segismundo Malatz, director de la es- cuela veterinaria de Madrid, en las heridas del cerebro, del cerebelo y otras; leída en la academia Real de ciencias de París el 6 de Abril de iSiS, por F. S, Constuncio, Doc- tor en medicina f miembro de la sociedad Real de medicina de Edimburgo, Ex-Pre- íidente de lá de historia natural de la mis- ma ciudad, y médico en Lisboa. SEÑORES: Los hechos que voy á presentar á us- tedes con individualidad son tan extraordi- narios y tan opuestos á las doctrinas reci- bidas en la fisiología y la medicina, que para darles crédito es necesario haberlos con- firmado con experimentos decisivos y repe- tidos. Trátase de un líquido oleoiO, prepa- rado por Don Stgisrnundo' Maluta, diréc-f tor de la escuela veterinaria de Madrid,' el cual le da el nombre de bálsamo, que yo le conservaré para'evitar rodeos inútiles. Este liquido es semejante en su' coloií y consis- tencia á otros muchos aceites, y su olor se parece mucho al del aceite de laurel de las boticas. He aqui como el señor Malata dá cuenta del descubrimiento -de "esta sustancia. . Algunos labradores del pueblo de Tem-» bleque, en la provincia dé la-Mancha, en España, habiendo observado que muchos ani- males mordidos por las serpientes qué iít- f€staban aquel distrito, y que son, sefgua afirman, venenosas, al instante que se sen* tian heridos gravemente, comían las ojás flé ciertas plantas, y restregaban contra sus ra- mas y troncos las partes heridas, sanaado pronta y enteramente de las lesiones qué pi^ recian ser mortales, estancánáose con la wts* ma. facilidad las mas violentas hemorragiaSj dieron parte de esto al; párroco del pueblo, el cual lo comunicó aPboticario. Este tue á. verlo por sus Qjos, y challó verdaderos los hechos alegados por'los labradores. Des- pués de luber examinado caidadosamente las plantas á que acudían loi) anímales cuati- ^.0 trimestre. do estaban heridos, hizo de ellas un coci- miento, cuyas virtudes reconoció en la prác- tica. Poco tiempo después fue á Madrid, y pidió al gobierno una gratificación, ofrecién- dose i publicar su secreto, y a probar con experiencias sus virtudes curativas." El go- bierno encargó á Don Segiunundo Malati que asistiese á las experiencias; y perfecta- mente convencido éste de la verdad de lo que aseguraba el boticario, fue á la pro- vincia de la Mancha, donde, habiendo he- cho las investigacioues necesí'rias, halló cinco especies de plantas diferentes , dotadas de las mismas propiedades curativas, c igualmente buscadas por tos animales cuando se sentiací heridos. De estas plantas sacó un extracto, el que, disuelto en aceite, constituye el lí- quido de que nos hemos íervido en nues- tras experiencias. Mohsieur Badbedat , co- merciante de Bayona, rucien llegado de, Ma- drid , y de quien supimos estas particulari- dades ^ dio cerca de onza y media del" bál- samo í i Doctor Silveira, médico portugués, que después de haber sido gri-duadc en la vttiiiterá'íd^d de Edimburgo Vino á París á dedicarse mas prindp.-ilmente al estudio de la química. Es de notar que Don Segis- mundo Malatz no hace de su bálsamo un objeto de especulación : lo da gratuitamente á cualquiera que se pide; pero no lo tende. Tal vez no espera para publicar lá composición sino ver confirmados y recono- cidos generalmente sus efectos , y de un modo incontextable, por medio de experien- cias multiplicadas en diferentes clases de ani- males. Guando raí compatriota y amigo el Doctor Siíveira me enseñó el anuncio, im- preso eñ español, en que se expresaban las : virtudes^ del bálsí^mú del señor Malatz, creí \ leer un cartel de los del célebre Kúspiui, ; propietario del bálsamo de Riga, el cual atribuye d este remedio la propiedad de i estaacar la-sangre qué procede de la picadu- I ra ó- tOrte"de las arterias mayores , y hasta • las carótidas, Ustedes juzgarán si la lectura de este' ésdrito podia causarme tal efecto. Introduciendo algunas gotas de este bál- samo hastía el fondo de utia herida (dice • Don" Segismundo Malata), y haciendo tra~ . gar unaí pequeña c;intidad de él, se curan i pruüta y radicalmente todas y cualesquiera

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revista en la que se describen los experimentos de Malatz

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Madrid martes if de Noviembre de liii. [6 q.'°' ] NÚM. i f l.

CRÓNICA CIENTÍFICA Y LITERARIA.

VETERINARIA.

Memoria sobre las experiencias hechas por los Doctores SUveira y Constancio para deter­minar los efectos de un aceite, preparado pot Don Segismundo Malatz, director de la es­cuela veterinaria de Madrid, en las heridas del cerebro, del cerebelo y otras; leída en la academia Real de ciencias de París el 6 de Abril de iSiS, por F. S, Constuncio, Doc­tor en medicina f miembro de la sociedad Real de medicina de Edimburgo, Ex-Pre-íidente de lá de historia natural de la mis­ma ciudad, y médico en Lisboa.

SEÑORES:

Los hechos que voy á presentar á us­tedes con individualidad son tan extraordi­narios y tan opuestos á las doctrinas reci­bidas en la fisiología y la medicina, que para darles crédito es necesario haberlos con­firmado con experimentos decisivos y repe­tidos. Trátase de un líquido oleoiO, prepa­rado por Don Stgisrnundo' Maluta, diréc-f tor de la escuela veterinaria de Madrid,' el cual le da el nombre de bálsamo, que yo le conservaré para'evitar rodeos inútiles. Este liquido es semejante en su' coloií y consis­tencia á otros muchos aceites, y su olor se parece mucho al del aceite de laurel de las boticas. He aqui como el señor Malata dá cuenta del descubrimiento -de "esta sustancia. . Algunos labradores del pueblo de Tem-» bleque, en la provincia dé la-Mancha, en España, habiendo observado que muchos ani­males mordidos por las serpientes qué iít-f€staban aquel distrito, y que son, sefgua afirman, venenosas, al instante que se sen* tian heridos gravemente, comían las ojás flé ciertas plantas, y restregaban contra sus ra­mas y troncos las partes heridas, sanaado pronta y enteramente de las lesiones qué pi^ recian ser mortales, estancánáose con la wts* ma. facilidad las mas violentas hemorragiaSj dieron parte de esto al; párroco del pueblo, el cual lo comunicó aPboticario. Este tue á. verlo por sus Qjos, y challó verdaderos los hechos alegados por'los labradores. Des­pués de luber examinado caidadosamente las plantas á que acudían loi) anímales cuati-

^.0 trimestre.

do estaban heridos, hizo de ellas un coci­miento, cuyas virtudes reconoció en la prác­tica. Poco tiempo después fue á Madrid, y pidió al gobierno una gratificación, ofrecién­dose i publicar su secreto, y a probar con experiencias sus virtudes curativas." El go­bierno encargó á Don Segiunundo Malati que asistiese á las experiencias; y perfecta­mente convencido éste de la verdad de lo que aseguraba el boticario, fue á la pro­vincia de la Mancha, donde, habiendo he­cho las investigacioues necesí'rias, halló cinco especies de plantas diferentes , dotadas de las mismas propiedades curativas, c igualmente buscadas por tos animales cuando se sentiací heridos. De estas plantas sacó un extracto, el que, disuelto en aceite, constituye el l í ­quido de que nos hemos íervido en nues­tras experiencias. Mohsieur Badbedat , co­merciante de Bayona, rucien llegado de, Ma­drid , y de quien supimos estas particulari­dades dio cerca de onza y media del" bál­samo í i Doctor Silveira, médico portugués, que después de haber sido gri-duadc en la

vttiiiterá'íd^d de Edimburgo Vino á París á dedicarse mas prindp.-ilmente al estudio de la química. Es de notar que Don Segis­mundo Malatz no hace de su bálsamo un objeto de especulación : lo da gratuitamente á cualquiera que se \ó pide; pero no lo tende. Tal vez no espera para publicar lá composición sino ver confirmados y recono­cidos generalmente sus efectos , y de un modo incontextable, por medio de experien­cias multiplicadas en diferentes clases de ani­males. Guando raí compatriota y amigo el Doctor Siíveira me enseñó el anuncio, im­preso eñ español, en que se expresaban las

: virtudes^ del bálsí mú del señor Malatz, creí \ leer un cartel de los del célebre Kúspiui, ; propietario del bálsamo de Riga, el cual

atribuye d este remedio la propiedad de i estaacar la-sangre qué procede de la picadu-I ra ó- tOrte"de las arterias mayores , y hasta • las carótidas, Ustedes juzgarán si la lectura

de este' ésdrito podia causarme tal efecto. Introduciendo algunas gotas de este bál­

samo hastía el fondo de utia herida (dice • Don" Segismundo Malata), y haciendo tra~ . gar unaí pequeña c;intidad de él, se curan i pruüta y radicalmente todas y cualesquiera

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clase de heridas por mas penetrantes y pe­ligrosas que seají, de cualquiera visera ó orra parte del cuerpo. El bálsamo estanca instantáneamente las hemorragias causadas por la- división ó picadura do las arterias, aplicándolo á la parte: cura las mordedu­ras de animales venenosos. Tomado interior-niente en dosis de una cucharada pequeña' cura pronta y radicalmente todas las he­morragias hasta las uterinas, la apopíexía, la parálisis y la epilepsia. Usado exterior-mente en fricciones cura Ja gota y el reu­matismo.

Ustedes se reirán, como yo lo hice, al leer este anuncio; pero se disipará después su incredulidad, como se disipó h mia cuan­do el Doctor Silveira me refirió los prime­ros eiisayos que habla hecho con el bál­samo en 25 de Febrero de este año, en presencia de varias personas instruidas y fi­dedignas , entre las cuales se hallaba Mon> sieur Verdier, individuo del instituto, y el señor Mascareñas, magistrado portugués, tan ilustrado como digno de respeto.

Experiencias hechas en 25 de Febrero.

I." Púsose ea la parre media del crá­neo de un polio un clavo que le atravesó toda la cabeza, y se clavó en la mesa so­bre que se hacían Jas e|¡>erifncji^g i „si„.smí'» mal cayo áí puntó, y después de algunos movimientos convulsivos cesó de dar la me­nor señal de vida.

2.* Púsose el mismo clavo, enmedio del cráneo de otro pollo: el instrumento, des­pués de atravesarlo , salió por el ángulo in­terno del ojo derecho. Sacado el clavo, el animal demostraba los njiümos síntomas que el de la experiencia anterior, y todo anun­ciaba su próxima muerte, cuando se le in­trodujeron en la herida del cráneo, y des­pués en el pico, algunas gotas del bál­samo, por medio de un cañoncito de plu­ma. La hemorragia cesó al instante, y, cerca de cinco mii^utos después, el ani­mal echó á correr, comió, y no dio sé­llales de experimentar incomodid^id alguna de Ja herida del cerebro, á excepción de la pérdida de la vista del ojq;h»?ridb, el cual quedó entero , pero sin ¡rritab'h'lad en el iris. • .

3 * La misma experiencia se repitió con una gallina, siendo iguales los resultados, á extepcion de la lesión del ojo,,

4 ' introdujese en la parte inferior del cráneo de un conejo, muy cerca de la con­cavidad occipital, otro clavo bastante grue­

so y largo, el cual se Je hizo atrave­sar todo e4 cráneo á niartiliazos , si­guiendo una dirección oblicua de la par­te posterior á la anterior. El animal tuvo

k los mismos síntomas que los ya indicados, los cuales, igualmente que la hemorragia, cesaron muy prontameutc , después de la introducción del bálsamo, y el conejo, en­teramente restablecido lo njismo que el po­llo, vivió un mes, hasta que sirvieron am­bos para otras experiencias, que mas ade­lante se describirán.

Yo estaba deseoso de ver por mis ojos fenómenos tan singulares, y de indagar si habría motivo de error que pudiese ex­plicar lo que parecia increíble en estas ex­periencias. Con este intento, asistí el dia 17 de Marzo de este ano con el Doctor Sil­veira y con Monsieur Nerbonueau, estu­diante de medicina, próximo á graduarse en la facultad médica de París, á las tres experiencias siguientes , que presenciaron Monsieur Chevreuil, químico bien conoci­d o , y profesor de física, y ademas dos discípulos suyos.

5.* experiencia. Introdujese eumedio del cráneo de una gallina un instrumento de acero boleado, y de punta muy aguda, con el cual se le agujcr,eó toda ia cabeza. Aplicado el hálsamo á 1 herida, é iutro-djMad» ««*#í!»•<»» «i«»4 la gallina inme­diatamente, echó á correr, comió, y no dio. la menor sppal de dolencia. Mas de (nedia hora después se le administraron al-* gunas gotas de 4cido hidrociiMiicp (prúsico), que le causaron una muectp instantánea, á p«!sar de U pronta iqtrodivccion del bál-^apip en el pico. Se- Je levantó el cráneo, y se vio que el instruiíieijtü habia pasado entre los d<¡^ h^ipisferios del cerebro sia herirlos ; por cuya razón UQ pareció esta experiencia bastante decisiva.

, 6.* Hízosele á un conejo una incisioa ep; la región del coraron, con la inten­ción de herírselo: el Doctor Silveria le introdujo ha$f« el tórax ux» escalpelo agu­do á mas de una pulgada de profundi­dad; la hemorragia fue muy violenta; inas cQjj.Ja aplicación del bálsamo, se estancó CQ: meaos de > doi minutos, y el animal, luego que se vio suelto, echó á correr con |a, inayor prontitud, sin dar señal de mo-» lestia en mas de media hora después de esta fjtperiencia. Luego sirvió para la siguiente r , 7.* Hízose en 4a nuc a del mismo coae-*! jo lina larga incisión: introdújose el mismo instrumento cosa, de pulgada y media por la cavidad occipital, eo la masa cerebral:

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la hemorragia "fue muy copiosa, y los agur-dísimos chillidos que daba el animal cuan­do se le cortaban los tegumentos, cesaron cuando el instrumento penetró en la mé­dula oblongada y en el cerebelo. Inmedia­tamente se le aplicó el bálsamo, que al principio pareció no producía efectos nota­bles: el animal cayó de espaldas, los miem-

, bros entumecidos, y las piernas paraliza­das. La respiración era corta y oprimida, y el ayre empezó á salir y ' á entrar por la hirida del tórax. Todos creiraós que el conejo estaba espirando, y Monsieur Ner-bonneau se disponía á abrirlo para exami­nar si el corazón habia sido herido en la experiencia precedente, cuando observamos que el animal respiraba aun. Entonces lo pusimos cerca del fuego, y con grande ad­miración , vimos que empezaba á mover ios miembros y á forcegear para ponerse en píe. Movia la cabeza, que no podía le­vantar enteramente por haber sido cortados ó gravemente ofendidos los músculos del pes­cuezo: abría los ojos, y los fijaba en los objetos : el ojo derecho en particular ha­bía adquirido todo su brillo y viveza na­tural. La hemorragia habia cesado con Ja pisma facilidad qjje en los demás experi­mentos, y la respiración por la herida del tórax empezaba á dismiiiui):se tres cuartos de hora d^s^ues de esta sei ujida experien-fria. £1 anltpaT , siempre j gt ádo de un lado^ respiraba mejor, y ejecutíiba todos los mo-,vitnientos, sin que indicase la menoí apa­riencia de una próxima muerte. Mas como se hacia tarde, y nosotros isftábaínos de­seosos de conocer la extensión del di ño qijq ^jabia recibido el tórax , resolvimos tnatar pl animal, pues estábamos pjuy convet^ci-dos de que splo al poder del báisattto se jJebi^ atribuir la conservi^cipn dc él , de;s-pi es de una l?síon en la medula oblonga­da y en el cerebelo , ífi que flo solo es fi^mpre mortal en estos animales, sioo que,! ppr lo reguUr, jes da una njuerte insíafl- " tánea. ííicyiioslp t rag^ aljgppas g,otas del ácido hidrociánico (prúsico), y el animal murió á poco mas de cuatro minutos. Abrí­rnoslo, y hallamos que la médul^ oblon-'gad^, el cerebelo j y parte'dét cerebro, ba-bbn- sido atravesados por el instrumento. En el toray 'hallamos la aót^a' media ^ con­tada transversalmente muy'-ctírcflp de su sa­lida del ventrículo izquierdo, y el lóbulo izquierdo del btjfr; herido; pero el corazón estaba intacto. No habia coagulación al­guna' que ptidicsé haber iinpeíiidó i a ' k e -murragia, y en la cavidad de tórax se

habií^ derramado poca sangre. Es Imposi­ble dejar de creer que la arteria estaba cerrada, y que soló se abrió después de la muerte del animal.

(Se concluirÁ.")

E D U C A C I Ó N .

Manual práctico del método de mutua e»-señanza para las escuelas de primeras /e-tras, publicado por la Keal sogieUad eco­nómica de amigos del País de la provin­cia de Cádiz. Cádiz iSiS. Se halla en Madrid en el despacho principal de est^ periódico.

Uniformidad, regularidad, imitación, ta> les son los principios de la primera ense» ñanza; tales deben ser sus cualidades so­bresalientes si ha de prosperar. La ense­ñanza lancasteriana los reúne en alto gra­do, y les añade la idea ingeniosa de con­vertir en maestros á los discípulos , apro­vechando de este modo cada uno de sus adelantos. Con el objeto de perfeccionar y ampliar esta base de la educación mutua» se ha cornpuesto el presente tratadito, que no se debe considerar sino como un código claro de las principales operaciones que se practican en las nuevas escuelas. tí«(brá hom­bres que llamarán minuciosas y pueriles estas reglas, adaptadas al alcance y fuer­zas de unos niños tiernos; pero estos cen­sores , si no están de mala {é, descot}0-cen absolutamente el iaflujo que ejercen ea nuestros hábitos, en nuestras ideas,. en nues­tro modo de raciocinar, la regularidad me­tódica y el espíritu de orden. Semejantes objecioRps .no merecen respuesta,, cpmo no la merecejí Jos destractore»; del método mis-iiio» de Ja litografía, dé la vacuna, y en general 4ÍC todos los. fldelanto? que hace el entendiflaiftuto del Jioiwb«e en la carrer* de la ilustrítciori. . ,

J^a sociedad de .Cádiz ha dado con la publicación de está obra una nueva prueba del loable celo que la anima. Ha empeza-

I do con glpria su carrera, á pesar de estac ; aun en los principios de ella. Ha preferido I a todos los objeto* que «e le han propues­

to los de una utilidad general é incontex-table. En^^O) con poc^ .recursos ¿ha ven-

I cido grandes obstáculos, y promete los mas ; felices resaltados. ; " ; Recouiendamos e t apreciable librito al f gran númísro de perspo^S que se, ban^ di-

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rigiiJo al eclitoc de ía Crónica con deseos de tener noticias y pormenores sol>re la enseñanza mutua.

ARTÍCULO REMITIDO.

Los baños de Fortuna, en la provincia de Murcia, son muy concurridos de mur­cianos y valencianos que encuentran el re­medio de sus dolencias en sus prodigiosas aguas. Estas, según el parecer de un quí­mico ilustrado, no son ferruginosas, como están persuadidos los médicos y las mas de las personas que las usan, de resultas de ha­llarlo asi expuesto en los malos tratados an­tiguos que tenemos de las aguas minerales de España. Son únicamente salinas, y muy calientes, tanto como las de Archena : no contienen gas alguno, y la sal que domi­na en ellas es la común, de la que se en­cuentran varias| minas en las inmediacioneá de los baños, coloreada por el hierro, el cual es indisoluble en el agua por estar muy oxigenado. Asi estas aguas, como to­das las termales, deben sus virtudes ex­traordinarias, dice el mismo químico, al fluido <;léctrico que se desprende de la pi­rita de hkrro por donde pasan, adquirien­do SCTS grados mas 6 menos inrehisos de ca­lórico. Pero este principio eléctrico no pue­de sujeitaf$e á la análisis j y esta opinión no puede pasar de una hipótesis que solo conseguirá probabilidad luego que la quí-ini.:á h^ga mayores progresos, ó consolide los que ha hecho dtfsde Lavoisier, nombre á que va unida la época mas notable de la ciencia que nos revela los misterios de Ja naturaleza. Es dé desear que al estable-cimienro de médico director con un boti­quín en el sitio mi&mo de los baños, y á la construcción de algunas casas, se siguiese la ejecución de las obras proyectadas por el capican de ingenieros retirado Don Juan Cayetano Morata, para que se disfrutaran con toda comodidad estas aguas de salud, quq como tantas otra^ de la península se hallan desamparadas, y lejanas de las po­blaciones que fomentan. = 1'. Jí. Serrano.

NOTICIAS r VARIEDADES.

Escriben de Murcia lo que sigue. s= Se presenta una sementera ventajosa: todos bus­can granos, y si continúa el a ñ o , segua

principios, este país disfrutará la cosecha de ciento por uno, que hasta ahora no se ha logrado desde i 8 o j . — Según los papeles de Charlestown, los habaneros empiezan á mirar coa interés el cultivo del algodón, el cual puede ser tan ventajoso en aquella isla como el azúcar y el café. — Han llegado á París tres esculfuras de gran mérito. Una representa á Hebe, y es obra del gran' escultor Canova: las otras son dos bellos leones colosales del romano Franchi, diestro en la imitación de animales. — En la escuela lancasteriana, establecida én Metz, han aprendido las primeras letras algunos soldados, ensenados por niños de diez años. — El 27 de Setiembre empezó á helar ea Strasburgo. En la noche del 29 el leimó-

Jhjietro estaba á grado y medio debajo de cero. — El diario de Marsella habla de una nue­va experiencia aereostática, en la cual el canasto ó barquillo llevaba un autómata que á cierta altura desprendió el paracaida, y bajó en él. Otra circunstancia de esta ex­periencia es que el globo se deshinchó por medio de un mecanismo construido á propó­sito, y bajó casi con la misma lentitud qué el paracaídas. — El barco de vapor Fernando Lo, cons­truido en Ñapóles, llegó felizmente á Lior­na, de donde volvió á salir para Genova y Marsella. Este barco, cuya longitud es de 112 pies, y cuya construcción es tan sólida como elegante, puede llevar, ademas de las mercancías, ijopasageros y algu­nos carruages. — El 8 de Octubre descargó en Roma una furiosa tempestad que no ha tenidd ejemplo en aqUellos paises. Diez ó doce ra­yos cayeron dentro de los muros de lá

, ciudad: la cantidad de agua que cayó en t>ocas horas se ha calculado que llega á siete pulgadas y dos líneas, es decir , la cuarta parte de toda el agua que cae ordinaria­mente en el discurso de un año.

! Se hallará en la librería de Orea, red de , S, Luis i en la ^e Hurtado, calle de las Car-r ' retas i VÚIA, plazuela de Sto. Domingo i j ' Minutría, calle de Toledo. ,„ , >

Madrid. Imprenta de; ^.epullés. i S i S ,