Ballotage

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EL BALLOTAGE, SU APLICACION EN AMERICA LATINA Y LA GOBERNABILIDAD DANIEL ALBERTO SABSAY A mis hijos Déborah y Sebastián José. Todo mi agradecimiento al Doctor Roberto Saba por su valiosa contribución en la búsqueda de antecedentes.

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EL BALLOTAGE, SU APLICACION EN AMERICA LATINA Y LA GOBERNABILIDADDANIEL ALBERTO SABSAYA mis hijos Dborah y Sebastin Jos.Todo mi agradecimiento al Doctor Roberto Saba por su valiosa contribucin en la bsqueda de antecedentes.I- INTRODUCCIONEl "ballotage" es una tcnica utilizada en materia electoral. La misma consiste en la necesidad impuesta a todo candidato a un cargo electivo de obtener en el escrutinio la mayora absoluta delos sufragios vlidos para hacerse acreedor al cargo en cuestin.Para el caso en que ninguno de los contendientes hubiese alcanzado dicho porcentaje en esta primera "vuelta" electoral, deber celebrarse una segunda votacin entre los dos candidatos que han obtenido la mayor cantidad de sufragios. El instituto aparece en Europa, ms precisamente en Francia y luego es utilizado por otros pases del Viejo Continente. Curiosamente desde este otro lado del Atlntico, la eleccin a dos vueltas es incorporada a la normativa electoral de varias naciones latinoamericanas y ello ocurre a partir del advenimiento de la ola democratizadora que comienza a fines de la dcada pasada. Esta tendencia lejos de detenerse continua creciendo contndose ya nueve Estados que as lo han hecho, incluyendo en la lista a Colombia cuya Asamblea Constituyente acaba de adoptar al "ballotage" para la eleccin del titular del Poder Ejecutivo. Se trata de Ecuador, Per, El Salvador, Guatemala, Hait, Brasil, Chile, Paraguay y la ya mencionada Colombia. El regreso al Estado de Derecho importa para los pases que acceden a l el deseo de buscar formas institucionales que aseguren su permanencia. No debemos olvidar que todas estas naciones tienen como nota en comn el carcter recurrente de los golpes de Estado, es decir que en ellos la discontinuidad constitucional y los gobiernos de facto, constituyen una caracterstica que hace a su "normalidad" institucional. No se nos escapan los casos de Colombia y de Chile, los que si bien no se ajustan a la regla que acabamos de exponer, sin embargo, el primero vive una grave crisis nacional que se traslada a sus instituciones y el segundo pese a no ostentar un pasado de golpesde Estado, llega a la democracia luego de una experiencia dictatorial de ms de diez aos. En realidad no slo se busca el modo de contar con los medios para recuperar la institucionalidad perdida, sino tambin el modode conseguir un acceso efectivo al constitucionalismo, perfeccionando y actualizando lo mximo posible las estructuras de gobierno y las prcticas polticas. Mientras tanto los nuevos gobiernos surgidos de elecciones convocadas por sus precedentes autocrticos e inclusive quienes los suceden, deben administrar procesos de transicin hacia la democracia. Estas transiciones son de variada ndole y han llevado a una infinidad de estudios sobre sus diferentes aspectos y caracteres, inclusive se han llegado a disear tipologas tomando para ello a los casos europeos como modelo de referencia. Pero esta no es la ocasin para ahondar en el tratamiento de las transiciones democrticas en Latinoamrica. En esta oportunidad nos interesa destacar que la bsqueda de nuevos mecanismos susceptibles de asegurar el imperio del derecho y la gobernabilidad en el interior de las nuevas democracias, constituye una realidad que se presenta en todas ellas.As la materia electoral se erige en uno de los puntos clave de anlisis y de discusin en el diseo de los nuevos sistemas polticos. De la mano de una reforma constitucional a la que han recurrido los nueve pases citados, se discute la ampliacin de las libertades pblicas y de sus garantas, nuevas formas de participacin, la relacin entre los poderes estatales, entre muchos otros temas de trascendental importancia, a los que se suman todas las cuestiones que giran alrededor de la designacin de los gobernantes en una democracia representativa. El "ballotage" es uno de los procedimientos que dentro del marco de lo electoral ha originado un sostenido inters en la mayora de los pases latinoamericanos. Prueba de ello lo constituye el nmero importante de pases que hemos mencionado que han decididoincorporarlo a su derecho pblico, como asimismo el inters que ha despertado la posibilidad de su aplicacin en muchos otros, cuando observamos la gran cantidad de propuestas por va de proyectos de ley o de dictmenes en los cuales se estudia o se propone su adopcin.El "ballotage" como toda modificacin que se introduce en la normativa electoral de un Estado genera importantsimas consecuencias en el sistema poltico del mismo. Estos cambios repercuten particularmente sobre el sistema de partidos polticos, sobre el modo como se canalizan las ofertas polticas en el electorado, sobre la relacin ejecutivo-legislativo, para slo mencionar algunos de las efectos ms notorios de la aplicacin del instituto que estamos analizando. Sin embargo pese a todo lo expresado no existe en nuestro conocimiento estudio alguno que analice de manera sistemtica y global la utilizacin del "ballotage" en Amrica Latina -esta afirmacin la efectuamos luego de haber emprendido una exhaustivabsqueda-. Creemos que la cuestin merece una atencin particulary que de su profundizacin surgirn necesariamente interesantsimas conclusiones relacionadas con el funcionamiento de las jvenes democracias de Amrica. La experiencia que llevamos como integrantes de misiones de observacin de elecciones en varios pases de nuestro continente nos conduce a concentrar nuestro inters en aspectos que antes de haberlos visto en la prctica talvez no haban merecido nuestra preocupacin. Esto es lo que nos ha ocurrido con el "ballottage".Es probable que a ello hayan contribudo los aos que hemos vivido en Francia, donde tambin pudimos presenciar la designacin de gobernantes con elecciones a dos vueltas. Experiencia que al menos nos ha servido para apreciar las importantsimas diferencias existentes entre el modelo y su aplicacin local.Nuestro desarrollo comenzar con el anlisis del concepto y delos antecedentes del "ballottage", captulo en el cual trataremosigualmente de precisar sus objetivos, las ventajas invocadas por sus sostenedores y los aparentes inconvenientes que para otros analistas el empleo del sistema de doble vuelta puede traer aparejado. En el captulo siguiente trabajaremos sobre la experiencia europea. Luego de ello abordaremos el estado de la cuestin en Amrica Latina, oportunidad en que haremos un paralelo Europa-Amrica Latina. Nuestro estudio no se limitar alanlisis de las normas sino que tratar de enfocar los comportamientos y las prcticas, en particular de aquellos pasesdonde la adopcin de nuestro instituto posee mayor antiguedad y por lo tanto ya se han celebrado varias elecciones con esta modalidad. Por ltimo nos dedicaremos a las conclusiones, donde haremos un balance de la cuestin.II- CONCEPTO, ANTECEDENTES, VENTAJAS E INCONVENIENTES1- Qu es el ballotage y cules son sus antecedentes?El "Diccionario enciclopdico de la lengua castellana" (Pars,Garnier-frres, 1895, t. 1, pg. 328) define el vocablo "ballotage" del siguiente modo: "Dcese en Francia del resultado de una votacin, cuando ninguno de los aspirantes a una funcin electiva obtiene la mayora de votos exigida por la ley, lo que trae por consecuencia una segunda eleccin". por su parte, en el "Nuevo diccionario francs-espaol de Vicente Salva (Nueva ed. Pars, Garnier-frres, pg. 105), expresa sobre el particular: "El sorteo por bolitas o la votacin por escrutinio con las mismas. Pol. Balotaje, especie de empate, votacin en que ningunode los candidatos rene la mayora legal".En el Diccionario Electoral de CAPEL, el vocablo tiene un doble tratamiento. Para D. Garcia Belande y J. P. Manchego, "en principio significa 'eleccin con doble turno' o 'segunda vuelta'" y recuerda que Capitant en su "Vocabulario Jurdico" define al balotage o ballotage como el resultado negativo en una eleccin realizada segn el principio mayoritario, por no reunir los candidatos el nmero legal de votos necesarios para su eleccin"(1). M. F. Baeza, redactor en segundo trmino de la voz,considera que se trata de una "expresin que describe el procedimiento electoral a travs del cual se obtiene una mayora absoluta o una mayora relativa calificada entre dos o ms mayoras relativas resultantes de un primer acto electoral. La primera situacin de las descritas es la 'mayora absoluta con segunda vuelta' y la segunda situacin es la denominada 'mayora romnica', consistente en la existencia que para ganar el cargo en cuestin en la segunda vuelta slo basta una mayora relativa (o simple mayora), con lo que se abre la posibilidad de ms candidatos. En la prctica, la mayora romnica se convierte en una mayora absoluta por la tendencia al retiro de los otros candidatos posibles"(2).De todas estas definiciones se deduce claramente que estamos en presencia de un procedimiento a travs del cual se impone un nmero calificado -en principio, la mayora absoluta- de sufragios a todo postulante a ciertos cargos electivos para que ste pueda acceder al cargo en cuestin. No basta con la simple pluralidad de sufragios ya que se incorpora una regla mayoritariaque personaliza la eleccin y que no se compadece con el sistema de listas. G. Belande y P. Manchego expresan que el ballotage es fruto ycreacin del siglo XIX. Recuerdan que apareci por primera vez en1852 a raz de la instauracin del Segundo Imperio de Napolen III en Francia, para recin en la III Repblica volver a ser aplicado y reaparecer nuevamente en la V Repblica Francesa. Loscitados autores concluyen de que se trata de una institucin tpica del derecho constitucional francs. Sin embargo ellos mismos recogen los casos de Blgica en 1899 y de Holanda en 1917,entre otros pases europeos, donde tambin se aplic el ballotagepara luego ser dejado de lado. A estos ejemplos nosotros queremosagregar los casos de Austria y de Portugal cuyas Constituciones vigentes de 1929 y de 1976, respectivamente, establecen el ballotage entre sus normas electorales. Justamente estos casos junto a Francia merecern nuestra atencin cuando ms adelante analicemos con detenimiento la experiencia europea 2-Qu se persigue con la introduccin del ballotage?Todo instrumento utilizado en cuestiones electorales persigue determinados fines. En el caso que nos ocupa su razn de ser responde a distintos motivos. Creemos que los mismos pueden ser englobados dentro de dos grandes rubros. El primero se relaciona con el sistema de partidos polticos, el segundo, por su parte, apunta al logro del mayor consenso a favor de los ocupantes de los cargos estatales que se eligen a travs del ballotage, y por ende, conseguir que ellos gocen de una suerte de legitimidad "a toda prueba". En relacin con la influencia que produce el ballotage sobre la configuracin del sistema de partidos polticos, la consecuencia es clara. El instituto tiende a reducir el nmero departidos actuantes dentro de un determinado pas, o al menos a hacerlos ms disciplinados. En este sentido el ballotage pareciera convertirse en un remedio sumamente til para evitar uno de los vicios ms graves de la "partidocracia', cual es la proliferacin de agrupaciones sin que su existencia provenga de una identificacin concreta con la ideologa y los intereses de un sector de la comunidad nacional, sino como el producto de un mero clculo o especulacin, encaminados a la obtencin de ventajas polticas. Esta realidad que acabamos de describir es bastante tpica de los pases en los cuales se combinan el parlamentarismo como forma de gobierno con la representacin proporcional pura como sistema electoral, aunque por supuesto tambin puede presentarse en otros con caractersiticas disimilesde las que acabamos de describir.Evidentemente en estos casos un instrumento tan severo en cuanto a la posibilidad de acceder a los cargos, genera rpidamente la necesidad de formar coaliciones, alianzas y todo tipo de entendimientos entre partidos a efectos de ver acrecentadas sus chances electorales. Como consecuencia de ello el nmero de partidos tender a disminuir y podrn configurarse pocas alternativas pero fuertes y claramente definidas en lo ideolgico y representativas de distintos sectores sociales. Inclusive la escena poltica puede experimentar una inclinacin proclive a la polarizacin, la que llegado el caso ser susceptible de traducirse en una suerte de confrontacin entre derechas e izquierdas. Claro que este resultado no tendr porque producirse necesariamente ni del mismo modo en todos los casos. No olvidemos que estamos en presencia de comportamientos humanos y que por la tanto la aplicacin de toda norma producto de nuestra especulacin racional que podamos disear, no siempre provocar la respuesta que la lgica pareciera preanunciarnos, nitampoco tiene porque repetirse de manera exacta en el lugar de nuestra actuacin, lo ocurrido en otras latitudes.Siempre en lo que hace al sistema de partidos resulta mucho ms creible y practicamente ineluctable que los que sean ms afines traten de buscar una concertacin entre s. Es decir que al respecto el ballotage obrar como un acicate sobre los partidos polticos para que stos tengan que sentarse en la mesa de negociaciones en la bsqueda de soluciones, cuando probablemente dentro del marco de otras reglas electorales ello hubiera sido poco menos que imposible.Adems de ello nuestro instituto posibilita que quienes resulten electos cuenten con una cuota de legitimidad asegurada, producto del voto favorable de la mayora absoluta de los votantes. Este objetivo es el resultado de la propia mecnica delproceso a que lleva la aplicacin del ballottage. En efecto, de resultas de este procedimiento, el elector en la primera vuelta elige a su candidato predilecto, mientras que de producirse una nueva ronda electoral, optar entre los dos candidatos que han sido ms votados, por aquel que le parezca mejor dotado para el cargo en cuestin. Es decir, que en primera instancia el ciudadano vota con el "corazn", en tanto que en la segunda oportunidad es la razn la que juega el papel principal, dejndose de lado los motivos derivados de las afinidades e identificaciones ms ntimas y firmes. Ac. sin embargo cabe una primera reflexin a la que nos dedicaremos con mayor detenimiento en las conclusiones. La misma parte del siguiente interrogante: hasta qu punto la "opcin" ejercitada en la segunda vuelta importa el genuino apoyo a la candidatura sobre la cual se la ha ejercitado?. Cabe preguntarse si esta ltima decisin no ha sido ms el resultado de una suertede presin ante los acontecimientos. Y de ser as, al menos para una porcin del electorado, hasta donde se han logrado las finalidades que en el campo de la bsqueda de una mayor legitimidad de parte de las autoridades, se haban perseguido conla instauracin del mecanismo?Un poco como consecuencia de lo anterior o al menos como una reflexin colateral cabe plantearse si realmente resulta adecuadoy conveniente el establecimiento de un tablero poltico en el cual se ha producido una polarizacin irreversible. En qu medidalos comportamientos que tanto durante el proceso electoral, como as tambin con posterioridad a l, que se deriven de este escenario, importarn una real estabilizacin del panorama poltico, que se proyecte de manera benfica sobre el funcionamiento de las instituciones. Ms adelante observaremos que en varios casos ocurridos en Amrica Latina estas inquietudesse han reflejado de manera concreta produciendo consecuencias quea nuestro entender o bien no han resultado positivas, o al menos han generado situaciones en las que ha desaparecido gran parte dela libertad de los electores.Evidentemente estas preguntas no pueden ser respondidas de manera absoluta, se impone el estudio de cada caso en particular para poder saber que ha sucedido en cada lugar. Luego talvez serposible establecer algunas tendencias generales, pero seguramenteno podremos en estas cuestiones sostener verdades absolutas. Al respecto mucho tendrn que ver los otros elementos del sistema poltico donde se ha insertado el ballottage. Pues ya veremos queen el anlisis pormenorizado de cada uno de los pases que hemos seleccionado, surgirn diferentes conclusiones en funcin del diseo institucional que se le han dado a otros aspectos que hacen a la configuracin del sistema en su conjunto III- EL BALLOTAGE EN FRANCIA Y EN OTROS PAISES DE EUROPAEn este captulo buscaremos las caractersticas de los modelosa partir de los cuales el ballottage es introducido en Amrica Latina. El anlisis de los casos francs, austraco y portugus, nos permitirn encontrar curiosas similitudes entre todos ellos, las que sorprendentemente no coinciden con la realidad de nuestrosubcontinente. Nuestra observacin no se limitar a revisar exclusivamente la normativa en la materia sino que dirigir la mirada hacia la superestructura tratando de captar la relacin existente entre el ballotage y su correspondencia con ciertos elementos basales que ella contiene. En primer trmino nos ocuparemos de Francia para luego abordar los dos casos restantes.1- El modelo francsNos ocuparemos de la V Repblica, pues de este modo podremos trabajar sobre la Constitucin y las instituciones que Franciaposee en la actualidad. Ley fundamental que, por otra parte, ha sido la que ha conseguido el perodo ms largo de vigencia en la historia del pas galo.a) Caractersticas del sistemaAnte todo es necesario destacar que de acuerdo a lo establecido en la normativa electoral francesa el ballotage es utilizado tanto para la eleccin presidencial como para la de losmiembros de la Asamblea nacional (Cmara de Diputados). La doble vuelta para la designacin del Presidente de la Repblica est determinada en el artculo 7 de la Constitucin. Para la eleccinde los diputados el artculo 24 slo prescribe que deben ser elegidos por sufragio directo, dejando en manos del legislador ladeterminacin de los dems aspectos del sistema electoral. Al respecto una ley orgnica de 1958 (el mismo ao de la sancin de la Constitucin) establece un sistema de circunscripciones uninominales con eleccin a doble vuelta. Sin embargo dispone quea la segunda vuelta solamente podrn concurrir los candidatos quehubieren obtenido al menos el diez por ciento de los sufragios emitidos vlidos (hasta 1966 la norma estableca slo el 5%). El sistema fue aplicado para todas las renovaciones de la Asamblea, con excepcin de la de 1986, fecha en que se retorn al sistema proporcional, para luego volver inmediatamente al mismo rgimen anterior.La Constitucin de 1958 preveia originariamente la eleccin indirecta del Presidente de la Repblica a travs de un colegio ampliado de notables. Sus integrantes eran adems de los miembrosdel Parlamento otras varias categorias de representantes que elevaron a 80.000 el nmero de miembros del colegio electoral quedesign al General De Gaulle como primer Presidente de la V Repblica. Pero una ley que fue sometida a refrendum de la ciudadana el 28 de octubre de 1962 estableci la eleccin del primer mandatario por sufragio universal directo y de conformidadcon las reglas del ballotage.Es de destacar de que a diferencia de lo que ocurre en la eleccin de diputados, en la eleccin presidencial, cuando en la primera vuelta ninguno de los candidatos ha obtenido la mayora absoluta de votos vlidos emitidos, deber hacerse una segunda, ala cual slo concurrirn los dos candidatos ms votados (esto quiere decir que contrariamente a la segunda ronda de la eleccinde parlamentarios, la presidencial slo puede disputarse entre dos candidatos). La ley de 1962 establece que la segunda ronda tiene lugar despus de quince das de la primera.Para Hauriou "esta disposicin tiene en cuenta el multipartidismo francs, pero pretende obtener que el Presidente de la Repblica cuente finalmente con la mayora absoluta de los sufragios emitidos, a fin de que su legitimidad no pueda ser discutida"(3). En lo relativo a la presentacin de candidaturas a la presidencia, esta facultad no es monopolizada por los partidos polticos, lo que implica la posibilidad de las llamadas candidaturas "libres". De hecho la experiencia francesa en este sentido demuestra de que an los candidatos ligados a partidos, han preferido presentarse a travs de la promocin de un cierto nmero de firmas de electores, es decir con independencia de sus partidos. Esto ha llevado a imprimirles un elevado carcter personal a las candidaturas.Por supuesto que ello no ha impedido que las campaas se desarrollaran con una fuerte participacin de los partidos en todas las actividades que ellas suponen. Luego veremos que esta importante particularidad propia de la prctica y no de estipulaciones normativas, se concilia perfectamente con el rol presidencial dentro del sistema gubernamental que Francia se ha dado.b) Los partidos polticos francesesLa historia institucional francesa anterior a la V Repblica pone de manifiesto un sistema de partidos polticos compuesto porun gran nmero de agrupaciones como resultado de una tendencia nociva hacia la fragamentacin de los mismos. Estas caractersticas si se las observa desde el ngulo de las instituciones han sido en gran medida el resultado de la combinacin de un sistema parlamentario clsico, como fueron los casos de la III y de la IV Repblicas, con la representacin proporcional pura, es decir sin ningn tipo de limitantes para elacceso de los partidos a las bancas, a nivel electoral.La dinmica que la partidocracia francesa experimenta hasta 1958 tuvo fuertes implicancias sobre el funcionamiento de los poderes estatales. As, es de destacar la enorme inestabilidad que acusan los gabinetes - con un promedio de duracin muy inferior al ao - situacin que le otorga una enorme fragilidad eincoherencia a toda la accin de gobierno. Los Consejos de Ministros se constituyen y se derriban en muchas oportunidades por la sola voluntad expresada en el Parlamento por los representantes de pequeos partidos polticos -en algunas ocasiones meros desmembramientos de otras formaciones ms importantes- quienes amparndose en el sistema hacen valer los votos de sus reducidas bancadas para fines exclusivamente personales y sin tener en cuenta la suerte del sistema en su conjunto.Duverger considera que "la eleccin del Presidente por sufragio universal ha sido instaurada en una Francia con numerosos partidos y frecuentemente indisciplinados, en la que los parlamentos no haban conocido jams mayoras durante toda una legislatura, en la cual nadie creia que sera posible que algn da ello ocurriera. Contrariamente a todas estas previsiones, una mayora parlamentaria estable y disciplinada se contituy pocas semanas despus de la revisin de la Constitucincreando un rgimen semi-presidencial"(4). La cita que acabamos de efectuar pone de manifiesto el objetivo que se perseguia con el cambio en el rgimen poltico y en el sistema electoral. Al respecto Nohlen sostiene que "en 1958, cuando se impuso de nuevo la eleccin por mayora absoluta,..., se buscaban tres objetivos fundamentalmente: quebrar el predominio de los partidos, conseguir mayoras claras y disminuir la representacin comunista"(5). Hauriou en sus comentarios al sistema electoral francs sostiene que al adoptarse el ballotage se "tiende probablemente a orientar al pas hacia un bipartidismo, o, en todo caso, hacia una bipolarizacin. Una divisin de la opinin en dos tendencias, provocada con motivo de la eleccin del Presidente de la Repblica, podra traducirse tambin en las elecciones legislativas, cosa que efectivamente ocurri, en cierta medida, en marzo de 1967"(6).Estas consideraciones nos demuestran claramente hasta que punto el constituyente francs, y su principal inspirador, el General De Gaulle, tuvieron en cuenta al sistema de partidos polticos y su deseo de actuar sobre el mismo a efectos de cambiar de manera radical su configuracin. El tiempo dara cumplimiento de manera casi prodigiosa a la tan anhelada modificacin del arco poltico de su pas. Francia exhibe desde la implantacin del nuevo sistema electoral en 1962, dos agrupamientos principales de partidos que en muchos comentarios se los designa como familias polticas - la derecha y la izquierda- que hasta el da de hoy han practicamente monopolizadola escena poltica. Esta situacin se ha perpetuado hasta la actualidad, a pesar de los distintos cambios que se han operado en la escena poltica como producto de la celebracin de numerosos actos electorales, e inclusive super la prueba de la llamada "cohabitacin"(7) que transcurri entre 1986 y 1988.c) La forma de gobierno de la V RepblicaEl anlisis de la forma de gobierno nos parece que reviste unatrascendencia particular para entender de que manera se inserta una reforma electoral que se corresponde en gran medida con el juego institucional contenido en la parte orgnica de la Constitucin. La bsqueda de algn procedimiento de designacin que le confiriera al jefe de Estado una legitimidad apoyada en unamplsimo consenso, resultaba un ingrediente prcticamente imprescindible para dotar a este curioso protagonista de la nuevainstitucionalidad, del peso poltico necesario para que pudiera llevar a cabo el rol tan particular que le confia la ley fundamental.En un trabajo anterior hemos considerado que la constitucin de 1958 "marca un hito fundamental en la historia de las instituciones francesas, en particular, por el original diseo que le imprime a la estructura del gobierno. Al respecto se produce una reforma colosal, que se caracteriza por el pasaje delparlamentarismo puro y con aspectos casi asambleistas de las IIIy IV Repblicas, a una forma de gobierno muy singular que Duverger denomina semipresidencialismo" (8).El semipresidencialismo es una suerte de rgimen hbrido en cuyo interior conviven elementos propios del presidencialismo conotros extraidos del parlamentarismo. As se presenta una estructura en la cual el poder ejecutivo est integrado por un Consejo de Ministros a cuya cabeza se situa el Primer Ministro, yel Presidente, jefe de Estado, quien cuenta con importantsimos poderes propios. Esto ltimo a diferencia de lo que ocurre en el parlamentarismo, donde el jefe de Estado es una figura representativa pero que carece de facultades efectivas. El sistema no es una creacin francesa, sino que tiene antecedentes en las Constituciones finlandesa, alemana de Weimar, irlandesa, islandesa y austraca. A esta altura de la descripcin del sistema queremos detenernos en el papel que le toca jugar al Presidente de la Repblica. La Constitucin gala en su artculo 5 expresa que "elPresidente de la Repblica vela por el respeto de la Constitucin. Asegura, con su arbitraje, el funcionamiento regular de los poderes pblicos as como la continuidad del Estado. Es el garante de la independencia nacional, de la integridad del territorio y del respeto a los acuerdos de Comunidad y a los tratados". El perfil que surge de esta definicin que hace el texto constitucional nos lleva a recordar el concepto de "poder neutro" caro a B. Constant. Es decir la presencia de un superrbitro cuya virtualidad aparece cuando de conjurar tormentas y tempestades se trata. Frente a las crisis habr siempre un ltimo recurso, hbil tanto para asegurar la defensa de las instituciones, como para la de larepblica, erigindose al mismo tiempo en una ltima garanta frente a los dems Estados y organizaciones internacionales.El Presidente de la Repblica para llevar a cabo sus funcionesy sobre todo mantenerse en la posicin tan especial en que la Constitucin lo situa, debe presentarse como el representante indiscutido de toda la ciudadana, por encima de los partidos y de todo inters particular. En tal sentido el ballotage se presenta como un instrumento por dems adecuado para ello. Inclusive como ya viramos, el hecho de que los candidatos a la presidencia presenten sus candidaturas con independencia de toda bandera poltica, coadyuva a preservarlos y a colocarlos ante elelectorado como potenciales "rbitros" ms que como hombres de partido.Asimismo es importante tener en cuenta de que el hecho de que los diputados tambin sean elegidos con el sistema de doble vuelta, tiene por objetivo el logro de claras mayoras que supuestamente sern afectas al Presidente. Situacin que salvo durante el breve interegno de la "cohabitacin" ha sido la norma en los ms de treinta aos de vigencia de la Constitucin. d) Observaciones FinalesUna primera observacin y talvez la ms importante, consiste en resaltar que el ballotage como elemento del sistema electoral francs, no ha sido ni pensado ni instrumentado como un aspecto aislado, destinado a objetivos vinculados con alguno de los rganos o de los ocupantes del poder. Por el contrario, constituye un engranaje incorporado a toda una estructura, en la cual sus integrantes se corresponden entre s. La doble vuelta seexplica por su necesidad frente a la definicin del rol que debe cumplir el Presidente de la Repblica. Su utilizacin no se limita al poder ejecutivo sino que tambin se aplica en la Cmarade diputados. Ello en la bsqueda de consensos que tengan la mayor equivalencia posible en los dos poderes polticos del Estado.Ballotage y semipresidencialismo parecen guardar una ntima relacin. El fortalecimiento que logra el jefe de Estado a travsde la mayora absoluta de sufragios, no hace peligrar al sistema con una excesiva concentracin de funciones a su favor en desmedro de los otros poderes. Ello en razn de que, por un lado,el poder ejecutivo no es unipersonal. Y, por el otro, de que en el seno de la Asamblea, el Presidente debe ganarse el consenso derepresentantes que son elegidos de igual manera que l.El plazo que debe mediar entre la primera y la segunda vuelta,cuando ella tuviere lugar, es un aspecto que ha sido tratado, a nuestro criterio, con gran acierto. Slo quince das deben separar a un acto electoral del otro. Pensamos que nicamente cuando la distancia entre ambos comicios, es corta se puede preservar la unidad del proceso electoral en su conjunto. Si por el contrario el plazo se alarga en demasa, no slo desaparece esa deseable coherencia entre uno y otro comicio, sino que la situacin plantea serios riesgos. Las dificultades pueden provenir de la inestabilidad que se crea para el funcionamiento de las instituciones. Cmo es posible gobernar soportando durantelargo tiempo una incesante negociacin poltica de parte de las distintas fuerzas polticas. Esos vacios de poder deben ser evitados desde la estructura del poder y en nuestro caso slo un rpido agotamiento del proceso electoral puede evitar que desaparezcan estos peligros para las instituciones.2- La experiencia austracaLa forma de gobierno imperante en Austria tambin es semipresidencialista pero con diferencias muy marcadas con el rgimen poltico francs. Los distingos surgen tanto de la letra constitucional como de la prctica institucional. Ambos sistemas tienen en comn la presencia de un Presidente de la Repblica elegido por sufragio universal y directo previendose en ambos la doble vuelta electoral a efectos de que el jefe de Estado logre la mayora absoluta de votos. No obstanteello en Austria slo el Presidente es designado a travs de este sistema, mientras que los miembros del Parlamento son electos poraplicacin de una forma de representacin proporcional. Adems deello la extensin de los poderes presidenciales difiere de maneranotable de una Constitucin a la otra. Adamovich, quien ha realizado un cuidadoso trabajo comparativo entre las dos leyes fundamentales, en el captulo reservado al poder ejecutivo, sostiene que: "la importancia de la funcin del Presidente de la Repblica francesa se mide por la extensin de sus competencias. Pero ella tambin se ve acentuada por ciertas disposiciones que hacen del Presidente el guardin y el garante de la Constitucin y de sus instituciones (arts. 5 y 64). El derecho constitucional austraco no contiene ese tipo de disposiciones. Sobre todo el Presidente austraco no ha sido definido como el guardin de la Constitucin. En efecto l debe certificar con su firma que las condiciones de elaboracin de las leyes federales se conforman con la Constitucin; pero el valor de esta certificacin est sujeta a controversia en la jurisdiccin consitucional"(9). No obstante esta diferenciacin fundamental, ms adelante nuestro autor reconoce que existen entre las atribuciones de ambos jefes de Estado ciertas similitudes, como por ejemplo la designacin del Primer Ministro.Cuando analizamos lo que ha sucedido en la prctica constitucional austraca observamos que el contraste se profundiza an ms. Duverger al referirse a Austria en su obra sobre los regmes semipresidenciales, considera que "el Presidente federal jug un rol bastante importante con anterioridad a 1966, cuando ningn partido reuna la mayora absoluta de bancas en el Parlamento y cuando una alianza resultaba indispensable. Los Presidentes Korner y Scharf rehusaron la formacin de una coalicin de derecha entre los democrata-cristianos y los liberales que era deseada por esos partidos, imponiendo una gran coalicin que uni a los democrata-cristianos y a los socialdemcratas"(10). El politlogo francs afirma ms adelante que la situacin recin comentada, ha sido ms el producto del particular proceso que vivi Austria despus de la segunda guerra mundial que la normalidad institucional de ese pas. Los hechos parecen haberle dado la razn, ya que desde la fecha citada, el jefe de Estado austraco se comporta, de hecho, como si estuviera actuando en el interior de un sistema parlamentario clsico.A nuestro criterio el sistema poltico de Austria se presenta normalmente como un parlamentarismo que nada pareciera diferenciarlo de los casos de Alemania o de Italia, en los cualesel jefe de Estado no cumple ningn rol efectivo en el ejercicio del poder estatal. Sin embargo existira una suerte de Constitucin de reserva, la que entrara a regir en las situaciones de urgencia, transformando al parlamentarismo en un semipresidencialismo. Por ello se impone la necesidad de que el Presidente de la Repblica sea electo mediante sufragio directo ados vueltas. Esto ltimo como una nota que no podra ser obviada dentro del "panorama" institucional propio al semipresidencialismo. Slo un Presidente que cuenta con una "superlegitimidad" y que ha sido designado directamente por el pueblo, puede llegado el caso -y an compartiendo el poder ejecutivo con un Consejo de Ministros que ejerce normalmente las funciones ejecutivas- hacer uso per se de importantes atribuciones polticas sin que sus decisiones deban ser confirmadas por medio del refrendo de otros funcionarios.El electorado austraco pareciera haberlo entendido as. Recientes sondeos realizados a fin de saber cul es el rol que los ciudadanos desean que desempee su Presidente, han puesto de manifiesto que la mayora de las respuestas coinciden en expresarque los austracos estn conformes con la situacin actual. Es decir, la de un Presidente emparentado con el parlamentarismo, pero que llegado el caso sera deseable que pudiera tomar decisiones encaminadas a la solucin de las crisis; y, que en razn de ello consideraban que era necesario que se mantuviera laeleccin directa acompaada del ballotage.3- La experiencia portuguesaLa Constitucin portuguesa de abril de 1976 represent en ese pas la institucionalizacin de la llamada "revolucin de los claveles", la que a principios de 1974 asombrara al mundo, dadas sus caractersiticas pacficas y las consecuencias que el movimiento lograra, nada menos que la terminacin de manera abrupta de una dictadura que haba durado dcadas. La nueva Constitucin tiene para su parte orgnica a la ley fundamental francesa como principal antecedente. De hecho se organiza un semipresidencialismo que presenta una enorme cantidadde notas comunes con el sistema imperante en Francia. Bsicamenteellas son la eleccin por sufragio universal del Presidente de laRepblica conforme a las reglas del ballotage, el Presidente a suvez cuenta con importantes poderes propios y la existencia de un Consejo de Ministros que comparte con el jefe de Estado el poder ejecutivo. Pero pese a estas semejanzas el funcionamiento del sistema presenta diferencias muy notables. Trataremos de continuar con el perfil institucional que se le confiere al Presidente de la Repblica. Ello en razn de que pensamos que es este aspecto una de las causas principales que explican la adopcin del ballotage y la necesidad de reforzar la legitimidad presidencial. L. Salgado de Matos sostiene al respecto que el "Presidente de la Repblica es tambin el Presidente de la Nacin. No debe gobernar ni administrar. Sino que debe garantizar la vida del gobierno. Debe actuar cuando la seguridad se encuentra en peligro. El presiente, es el banco central del sistema poltico: le garantiza su solvencia cuando los actores han quebrado. Es un actor pero no est autorizado a llevar a cabo la misma representacin que los otros"(11). Ms adelante el profesor de la Universidad de Lisboa explica el sistema electoral para la eleccin del Presidente como una consecuencia del rol que le ha trazado, comentando las disposiciones constitucionales pertinentes y que acabamos de citar. "El presidente es elegido por un escrutinio uninominal mayoritario a dos vueltas. La exigencia de una mayora calificadaimpone que su electorado sea ms amplio que el del partido mayoritario - al menos en la segunda vuelta-. Para obtener un electorado amplio, el Presidente debe tener apoyos equilibrados en todos los segmentos del cuerpo electoral se transformar entonces en un precursor del electorado -catch all- que define a los partidos de las sociedades industriales. El Presidente es elegido por sufragio directo : en consecuencia inmediatiza la relacin poltica. La cumbre del Estado toma una cara, la autoridad protectora y lejana se acerca"(12).El sistema electoral contenido en la Constitucin portuguesa para la eleccin del Presidente ha sido pensado para facilitar laparticular funcin presidencial en un sistema semipresidencialista. As, en primer trmino, por la va del modode presentacin de las candidaturas, se ha instrumentado un procedimiento muy efectivo para asegurar la independencia del Presidente en relacin a los partidos. Los candidatos a la presidencia son presentados por ciudadanos y no por los partidos polticos como ocurre respecto de los candidatos al Parlamento. Sobre el particular la ley fundamental establece que "las candidaturas a Presidente de la Repblica son propuestas por un mnimo de 7500 y por un mximo de 15000 ciudadanos electores" (art. 127, inc. 1).La Constitucin decide que los votos en blanco no sern tenidos en cuenta para el clculo de la mayora absoluta de sufragios vlidos que debe acompaar necesariamente a quien ser el jefe de Estado. Asimismo determina un breve plazo de distanciaentre la primera y la segunda vuelta. Al respecto se contempla que la fecha para la celebracin de la segunda eleccin no podr superar en ms de veintiun das la de la realizacin de la primera. El constituyente ha desestimado la organizacin de elecciones parlamentarias y presidenciales simultneas. Por ello ha decidido que la "eleccin (presidencial) no podr efectuarse en el transcurso de los noventa das anteriores o posteriores a la fecha de las elecciones para la Asamblea de la Repblica, siendo automticamente prolongado el mandato del Presidente cesante por el perodo que fuere necesario" (art. 128, inc. 2). Todas estas disposiciones que luego veremos que no han sido incorporadas a la mayora de los sistemas electorales existentes en Amrica Latina. En cuanto a las diferencias que anunciamos entre los sistemas portugus y francs, creemos que la ms importante consiste en lamerma considerable de facultades que recibe el Presidente portugus en relacin con su par francs. Esto indudablemente ha contribudo a perfilar un sistema tambin distinto pero sobre cuyas notas no nos extenderemos pues exceden los lmites del presente trabajo. Desde el punto de vista de la dinmica institucional creemos que resulta til recordar que en Portugal desde 1976 se han dado distintas variantes, habiendo demostrado el sistema una gran flexibilidad. Han existido Parlamentos con mayoras claramente definidas y sin ellas, como as tambin Presidentes con slidos apoyos parlamentarios, dada la afinidad existente entre la mayora de las fuerzas polticas que en ellos estaban representadas, en tanto otros casos han sido exactamente opuestos-es decir jefes de Estado con mayoras parlamentarias que les eran contrarias-. Creemos que todas estas curiosas variantes no han resentido en nada al complejo dispositivo institucional previsto en la ley fundamental de 1976. Por el contrario, pensamos que gracias al mismo se logr una transicin democrticaexitosa, pese a los difciles momentos vividos en distintas ocasiones. IV- LA UTILIZACION DEL BALLOTTAGE EN AMERICA LATINALa incorporacin del ballotage al derecho electoral latinoamericano es reciente. Su adopcin se inscribe -tal como loafirmamos en la introduccin- en el proceso de transicin a la democracia que viven muchos de los pases de Amrica Latina y quecomienza a fines de la dcada del 70. La bsqueda de remedios quedesde las instituciones sean capaces de reforzar el Estado de Derecho se ha transformado en una inquietud permanente de parte de decisores, polticos y acadmicos de nuestros pases. La conviccin de que esta nueva restauracin democrtica no poda correr la misma suerte que haban experimentado las anteriores, lleva a la necesidad de encontrar institutos que aseguren la gobernabilidad. Con la palabra gobernabilidad -de recurrente utilizacin en ellxico de los titulares del poder y de los estudiosos de la poltica durante la ltima dcada- se quiere significar en ltimainstancia cuales son las pautas que se deben seguir para asegurarla vigencia del sistema. O sea que en el seno de la democracia seentrecrucen la legalidad y la eficacia, que se asegure la aplicacin del derecho y al mismo tiempo el crecimiento econmicoy la justicia social. El ballotage aparece entonces, en varios pases, como uno de los elementos que junto a muchos otros de variada ndole, han sido pensados como anticuerpos vlidos para hacer frente a las causas que tradicionalmente han acompaado la descomposicin del sistema democrtico en Amrica Latina. Tal como estamos planteando la cuestin surge un interrogante consistente en saber hasta que punto la doble vuelta electoral contribuye a asegurar la gobernabilidad en aquellos pases latinoamericanos que la estn utilizando. La respuesta slo puedeprovenir del anlisis pormenorizado de cada una de las experiencias nacionales y teniendo en cuenta las particularidadespropias a cada lugar. Adems es preciso tener en cuenta de que dado de que en varias de esas naciones la adopcin del instituto es muy reciente an no se cuenta con elementos aptos para la realizacin de semejante evaluacin.Esta situacin que acabamos de comentar nos lleva a la necesidad de realizar una clasificacin que contiene cuatro grupos distintos de pases. La misma ha sido efectuada teniendo en cuenta el grado de arraigo que tiene el ballotage en cada uno de ellos. De los nueve pases ya citados en la introduccin encontramos las siguientes situaciones:- Pases que acaban de incorporarlo a su derecho pblico: Paraguay y Colombia- Pases en los cuales slo se lo ha empleado en una eleccin y no hubo necesidad de acudir a la segunda vuelta: Chile y Hait- Pases en los cuales slo se lo ha utilizado una vez: Brasil- Pases en los cuales el ballotage ha sido utilizado en varios procesos electorales o donde por lo menos el institucto tiene un perodo importante de vigencia: Per, Ecuador, El Salvador y GuatemalaCada una de estas categoras ser objeto de un desarrollo separado. Evidentemente la ltima ser la que nos llevar a un anlisis mucho ms detenido, pues en los Estados que la componen no slo podemos observar el derecho positivo, sino tambin algunas caractersticas que resultan de una aplicacin continuaday que hacen al sistema poltico de los mismos. Pero previo a ellonos ocuparemos de la que fue a nuestro entender la primera experiencia de ballotage en Amrica Latina. Nos referimos al proceso electoral que tuvo lugar en la Argentina a comienzos de 1973.1- El antecedente argentinoEn la Argentina el ballotage fue el producto de la enmienda constitucional del 24 de agosto de 1972, aprobada por la Junta deComandantes que gobernaba en aquella poca el pas. Se trat de una reforma a la ley fundamental previa a la restauracin democrtica que tendra lugar a principios de 1973. En la misma se estableci la eleccin directa del Presidente y del Vicepresidente de la Repblica, modificando el procedimiento indirecto -a travs de juntas electorales- que reconoce la Constitucin de 1853. Idntica medida se adopt para la dsignacin de los senadores nacionales. En base a dicha enmienda poco despus se sancion el sistema electoral nacional, a travs de la ley 19.982, la que dispuso que el Presidente y el Vicepresidente seran elegidos por el pueblo de la Nacin simultnea y directamente, resultando electa la frmula que obtuviera ms de la mitad de los votos vlidos emitidos, y, en elcaso de que ninguna alcanzare la mayora, se realizara una segunda vuelta dentro de los treinta das siguientes. En esta segunda eleccin podan participar todos los candidatos que en laprimera hubiesen logrado ms del 15% de los sufragios vlidos emitidos. Otra norma determin el mismo procedimiento para la eleccin de senadores nacionales.Como consecuencia de la normativa que comentamos, en marzo de 1973 tuvieron lugar elecciones nacionales en las cuales se aplicla doble vuelta para la eleccin de esas dos categoras de funcionarios. Asimismo, las provincias utilizaron el ballotage para la designacin de sus gobernadores y vicegobernadores. Luego de celebrada la primera vuelta electoral, a nivel de candidatos a Presidente y Vicepresidente, ninguna frmula logr la mayora absoluta y slo dos pudieron superar el umbral establecido en la ley electoral para participar en la segunda(13). El desistimiento de los segundos candidatos, dada lacercana de la frmula ms votada a la mayora absoluta de votos y la distancia entre ambas frmulas, impidi que se realizara la segunda vuelta. Por el contrario el instituto "jug" para el casode los senadores en numerosos casos, como as tambin, el ballotage permiti dirimir la situacin existente en varias provincias en lo relativo a la designacin de sus frmulas gobernantes.La experiencia argentina qued trunca, pues el nuevo gobierno surgido de las urnas dej sin efecto la enmienda constitucional de 1972 por considerar que la misma haba sido sancionada por un gobierno de facto, apartndose totalmente de las reglas que para su modificacin contempla la Constitucin de 1853. No obstante labrevedad de la vigencia del ballotage, su implantacin nos permite sacar algunas conclusiones. En primer lugar que a diferencia de lo que luego ocurrira en el resto de los pases deAmrica Latina que han incorporado el ballotage, en Argentina ste no slo fue pensado para el poder ejecutivo, sino tambin para los ocupantes de la Cmara Alta del Congreso. A travsde esta particularidad los reformadores de 1972 pareciera que hubiesen pensado en una solucin de conjunto, tratando de incorporar a la nueva mecnica tambin a parte del Poder Legislativo. En segundo lugar, el apartamiento de lo establecido en la ley,por medio de un procedimiento poco convincente como fue el del desistimiento, impidi que el instituto jugara en su integridad. Esta situacin veremos que luego se repite en el Per. Creemos que estos remedios improvisados generan, de parte de la opinin pblica, un descreimiento en las instituciones recin inauguradasy en definitiva constituyen un apartamiento de lo que determina la legislacin en vigencia, en nuestro caso en materia electoral.Por ello desaconsejamos enfticamente la repeticin de solucionessemejantes en los pases que se han decidido por el ballotage. Delo contrario creemos que es oportuno reflexionar sobre la verdadera voluntad de acudir a este remedio con anterioridad a suadopcin, el cual una vez que sea incorporado deber ser utilizado en toda circunstancia, y an cuando al candidato ms votado slo le faltara una pequea cantidad de sufragios para la obtencin de la mayora absoluta de los mismos. 2- Pases que acaban de incorporarlo a su derecho pblicoa) ParaguayEl nuevo Cdigo electoral paraguayo (ley 1/90), sancionado poco despus del derrocamiento del General Stroessner y finalizada una de las ms prolongadas dictaduras habidas en nuestro continente, establece en su artculo 256 el ballotage para la eleccin del Presidente de la Repblica. All se establece que ser electo el candidato que hubiere obtenido ms del cincuenta por ciento del total de los votos vlidos emitidos.Cuando ello no fuere as se deber realizar una nueva eleccin enel plazo de treinta das en la cual slo participarn los dos candidatos ms votados. Consideramos que en la adopcin de este temperamento han pesado particularmente las razones derivadas de la necesidad de concederle al primer mandatario una gran capacidad de maniobra como producto de la obtencin en las urnas de un alto porcentaje de sufragios. Es probable asimismo, que se haya pensado que esta era una va saludable para conseguir que el Presidente se convierta en la pieza maestra para hacer frente a todos los problemas que pudieran plantearse en el transcurso de un tan dificultoso proceso de transicin hacia la democracia. Por nuestra parte nos preguntamos si es apta una solucin para hacer frente a los inconvenientes de dcadas de personalismo, que se basa justamente en el fortalecimiento del titular del nico poderunipersonal dentro de la triada de poderes, como es el caso del ejecutivo en el modelo presidencialista que gobierna al Paraguay.b) ColombiaLa Convencin Constituyente que acaba de concluir su tarea de redaccin de una nueva Constitucin para Colombia, se ha inclinado por el sistema de doble vuelta para la designacin del Presidente. Adems de ello ha establecido la censura del Parlamento como sistema para la remocin de los ministros del poder ejecutivo, conforme a un procedimiento que desconocemos pues no hemos tenido oportunidad an de acceder al nuevo texto constitucional. Creando as una esfera de competencia poltica propia para estos ltimos. La vinculacin entre estas dos determinaciones corre por nuestra cuenta. Ello en razn de que pensamos que esta curiosa combinacin aleja, al menos en parte a Colombia, de las conclusiones que podemos elaborar para los pases que presentan un sistema presidencialista puro.Ac la situacin varia pues a nuestro parecer existira un cierto equilibrio -slo la prctica podr confirmar luego en los hechos hasta que punto esto es realmente as- entre los poderes polticos del Estado. Por un lado tenemos un Presidente que ha sido avalado por una amplia mayora del electorado que comparte, en cierto modo el poder, con sus ministros, ya que estos gozan deuna zona de competencia propia. Por otro lado, el Congreso puede a travs de la censura derribar a los ministros, facultad que indudablemente le concede una fuerte herramienta de control sobreel ejecutivo. Es decir que de algn modo esta solucin, o mejor dicho la inclusin del ballotage en el interior de este curioso esquema de poderes -mezcla de presidencialismo y de parlamentarismo-, estara acercndonos al sistema imperante en los regmenes semipresidencialistas que hemos analizado con anterioridad. No obstante esta observacin nos declaramos abiertamente pesimistas sobre las consecuencias de este remedio encaminado a atenuar el presidencialismo. Las experiencias del Ecuador y del Per, donde tambin rige este mismo instituto, nos dejan muy escpticos sobre los efectos de esta inclusin parlamentaria en un sistema presidencialista.3- Pases en los cuales hasta el momento slo se lo ha empleado en una eleccin sin que hubiera habido necesidad de recurrir a una segunda vueltaa) ChileEl retorno a la democracia en Chile se inaugura con las elecciones generales del 14 de diciembre de 1989. En esa oportunidad los chilenos eligieron a su Presidente y a los legisladores nacionales. Para la designacin del primero la ley orgnica constitucional N 18.700 prev en su art. 109 la utilizacin de la doble vuelta, el mismo establece que "tratndose de elecciones de Presidente de la Repblica, el Tribunal proclamar elegido al candidato que hubiere obtenido msde la mitad de los sufragios vlidamente emitidos. Para esos efectos, los votos en blanco y nulos se considerarn como no emitidos". En consecuencia, el cargo le ser discernido a quien hubiere alcanzado la mayora absoluta de sufragios, cuando ello no ocurriera as en la primera vuelta electoral, se debe apelar auna segunda en la cual participarn las dos ms altas mayoras relativas. El sistema electoral nacional se combina a nivel de legisladores con un procedimiento mayoritario sumamente curioso de reparto de escaos. Fernndez Baeza describe dicho rgimen delsiguiente modo: "Para la eleccin de las dos cmaras del Parlamento, el Senado y la Cmara de Diputados, se estableci un sistema de circunscripciones (colegios) mltiples binominales, con sistema de decisin mayoritario y con posibilidad de pactos electorales en listas de mximo dos candidatos. Debe sealarse que en el caso del Senado, su composicin no slo se origina en senadores elegidos en votacin popular directa, sino tambin por un nmero indeterminado de senadores por designacin o por derecho propio"(14).Esta combinacin de ballotage para la eleccin presidencial con la aplicacin del principio mayoritario para la parlamentaria, constituye un caso excepcional en el conjunto de pases que estamos analizando, puesto que en los dems casos casisiempre encontramos al ballotage combinado con la representacin proporcional para la designacin de los legisladores. Consideramos que la utilizacin del ballotage por parte del legislador chileno se ha fundamentado en el deseo de evitar el sistema indirecto que preveia la anterior Constitucin, el que organizaba una suerte de segunda vuelta en el Congreso cuando ninguno de los candidatos hubiese logrado la mayora absoluta de electores. La experiencia del ltimo gobierno constitucional haba dejadomuy malos recuerdos al respecto, y por lo tanto se trataron de evitar los manejos del colegio electoral, haciendo directa a la eleccin y trasladando la segunda vuelta a la decisin del electorado. De este modo quedaba igualmente vigente la necesidad de dotar al Presidente de un fuerte sustento a travs del consenso mayoritario de la ciudadana.La primera eleccin presidencial arroj un resultado favorableal candidato de la Concertacin para la Democracia, coalicin de centroizquierda que aglutin a diecisiete partidos. Patricio Aylwin obtuvo casi el 54% de los sufragios con lo cual no fue necesario recurrir al ballotage. El citado especialista saca estas conclusiones de ese acto electoral: "1. los resultados de la eleccin presidencial entregan un slido respaldo poltico al Presidente electo al alcanzarse una clara mayuora absoluta en laprimera vuelta de la eleccin, situacin con pocos precedentes enla historia chilena. 2. los resultados presidenciales presentan una gran continuidad del comportamiento electoral en relacin on el plebiscito de 1988. La votacin de Aylwin prcticamente equivale al voto NO en octubre de 1988. Podra ser posible que lacandidatura Errzuriz hubiera obtenido votos NO y que Aylwin hubiera ganado votos del SI, pero ese trasvasije de votos es muy difcil de probar"(15).La particular realidad chilena vivida con motivo del plebiscito citado y luego con la eleccin presidencial hace difcil sacar consecuencias concluyentes sobre el comportamiento electoral, con el objetivo de trazar alguna constante susceptiblede repetirse en el futuro. Creemos firmemente que todo lo ocurrido en aquella oportunidad result de la coyuntura de ese momento. Por ello no nos aventuramos a afirmar que la polarizacin que se produjo en la eleccin que comentamos pueda repetirse en las elecciones presidenciales futuras. Por el contrario nos parece ms plausible pensar que una vez superada latransicin, vuelvan a renacer la caractersticas propias del sistema chileno de partidos polticos, el que siempre ha sido proclive a una enorme fragmentacin. De producirse esta situacinser muy difcil que otro candidato presidencial pueda alcanzar la mayora absoluta en la primera vuelta.b) HaitFiel a la herencia cultural recibida de su "madre patria", Hait adopta en su Constitucin de 1987, una estructura del poderprcticamente calcada de la de Francia.Como consecuencia de ello tambin incorpora el mismo sistema electoral. De ese modo se constituye en una excepcin dentro de los pases que estamos analizando, pues el ballotage -al igual que en el pas galo- no se limita nicamente a la eleccin presidencial, sino que tambin se emplea en la de los legisladores. La voluntad del constituyente haitiano de unificar el sistema de eleccin de los integrantes de los dos poderes polticos ha sido an ms marcado que la de su par francs, dado que la ley fundamental haitiana prev el ballotage tanto para la eleccin de los diputados como para la de los senadores, mientrasque en Francia estos ltimos son designados a travs de un complicado procedimiento indirecto. El semipresidencialismo haitiano se diferencia del de Francia "Respecto de la composiciny deslinde de poderes en el seno del ejecutivo, se manifiestan modalidades que evidentemente surgen del celo por evitar los excesos que se produjeron durante la poca de Duvalier. Segurarmente se ha sido el motivo por el cual se han visto tan recortadas las potestades presidenciales, como as tambin el hecho de que ste no pueda disolver el Parlamento..."(16). Ponemos el acento sobre esta modalidad del rgimen haitiano pues luego veremos que a nuestro entender ella se conjuga de manera adecuada con el sistema electoral adoptado.En Hait ya se han vivido dos procesos electorales bajo el imperio de la nueva ley fundamental. El primero tuvo lugar poco tiempo despus de su sancin y sus consecuencias fueron funestas,ya que su aplicacin se vi suspendida yel nuevo Presidente derrocado por la irrupcin de los militares en el poder. Por el contrario a fines de 1990 se celebraron nuevas elecciones y afortunadamente el sistema pareciera afirmarse sin que haya que temer nuevos golpes de Estado. La eleccin del 16 de diciembre de 1990 se defini a travs deuna designacin que podriamos decir fue plebiscitaria a favor delpadre Jean Bertrand Aristide, quien logr ms del 67% de los sufragios. Como es obvio no result necesaria la segunda vuelta. Creemos que en Hait, el ballotage podra constituirse en un tilinstrumento de ordenamiento de los innumerables partidos y agrupaciones polticas que de manera muy inorgnica operan en este pas del Caribe. De alguna manera esta primera experiencia de elecciones limpias as pareciera confirmarlo, como tambin la necesidad legtima experimentada por el electorado haitiano de expresar una clarsima preferencia a favor de un candidato, de modo de que el resultado no pudiera prestarse una vez ms a manipulaciones y fraudes electorales.4- Pases en los cuales slo se lo ha utilizado una vez y se debi recurrir a la segunda vuelta. BrasilEl Brasil es el nico caso que queda comprendido dentro de esta categora. La incorporacin del ballotage al derecho electoral brasileo ha sido una consecuencia de la decisin del constituyente de 1988. La nueva Constitucin brasilea contempla la doble vuelta electoral para la designacin del Presidente y del Vicepresidente de la Repblica. En tanto que los diputados nacionales son elegidos por representacin proporcional y los senadores por aplicacin del principio mayoritario. La Constitucin exige la afiliacin partidaria para ser candidato a Presidente y a Vicepresidente de la Repblica. Esta exigencia aleja al sistema de las soluciones que como viramos han sido aplicadas en Europa para la misma cuestin y encuentra un antecedente en la Constitucin ecuatoriana de 1978 que adopta la misma solucin. En nuestro criterio esta disposicin distorsiona de algn modo los objetivos que supuestamente respaldan al ballotage. Si se quiere que el Presidente posea un respaldo reforzado gracias al cual adquirir una fuerte legitimidad de orgen. Si la misma ser el resultado de un apoyo que casi siempre superar en mucho el voto de los afiliados y simpatizantes a un partido. Entonces: cmo se compadecen estas finalidades con el monopolio que se les concede a los partidos polticos en materia de candidaturas? Creemos que ac aparece unacontradiccin difcil de subsanar y que su fundamentacin slo puede ser encontrada en una mala lectura de los antecedentes de nuestro instituto, unida a un deseo excesivo de parte de los partidos de querer aduearse totalmente del juego electoral.Consideramos en cambio acertado el breve perodo de "...hasta veinte das..." que debe separar a las dos vueltas electorales. Adems es de destacar que los votos nulos y en blanco no entran en el cmputo para el clculo de la mayora absoluta. En lo concerniente a las conclusiones sobre la adopcin de esta nueva modalidad para la eleccin presidencial, B. Lamounier considera que :"la implantacin de la eleccin en dos rondas tuvocomo objetivo reforzar la legitimidad y la estabilidad al asegurar que el nuevo Presidente tendra tras de si la mayora absoluta de los votos (excludos los votos en blanco y los votos nulos). Resulta que en un pas como el nuestro, con las dificultades econmicas y el potencial de exacerbacin poltica comunes en toda Amrica Latina, los costos implcitos en ese mtodo de producir la mayora absoluta no son despreciables y puede, bajo determinadas circunstancias, superar el propio efectolegitimador que a ella se atribuye. Si la eleccin a dos rondas da como resultado una confrontacin entre dos candidatos de la misma tendencia ideolgica, las dificultades del manejo poltico posterior podrn ser an mayores que las resultantes de una eleccin por mayora simple. Adems de eso, la segunda ronda coloca frente a frente dos formidables masas electorales, masas ciertamente mucho mayores y menos cohesionadas que las alianzas que se tienden a formar en condiciones normales. Esa confrontacin, artificial hasta cierto punto en lo que se refiereal contenido programtico, est sin embargo cargada de fuerte emocin dado que se configura justamente cuando el proceso electoral se encamina hacia su clmax. Ser ese procedimiento propicio para la consolidacin de la democracia brasilea o habrun gran riesgo en l? Ser un atenuante adecuado del potencial de exacerbacin siempre latente en elecciones presidenciales, o un factor de exacerbacin de ese potencial en el escenario latinoamericano? La eleccin brasilea de 1989 difcilmente ofrece conclusiones definitivas sobre estas preguntas; pero ciertamente sirve para enfocarlas claramente como materia de reflexin para los polticos, cientficos sociales, juristas y ciudadanos en todo el hemisferio"(17).Por nuestra parte opinamos que "el realineamiento de fuerzas ocurrido en Brasil luego de la primera vuelta, llev a una divisin casi perfecta del mapa poltico brasileo en dos grandesfamilias polticas, una de izquierda y otra de derecho. Detrs del candidato Collor, del PRT, se alinean todos los partidos que van del centro a la derecha(...). En tanto, que Lula, del PT, logra el apoyo de (...) agrupaciones que forman el Frente Brasil Popular (todos los partidos que van del centro izquierda a la izquierda). Esta polarizacin es vivida inclusive a nivel de la calle donde al elector, cuando se le pregunta sus preferencias para el 17 de diciembre, ante todo se manifiesta partidario de laizquierda o de la derecha, segn el caso. El fenmeno resulta asombroso, ya que habla de una ideologizacin -al menos intuitivams que racional- en un mundo donde pareciera producirse lo contrario. Asimismo, resulta interesante observar el efecto que provoca la aplicacin del ballotage en las elecciones presidenciales latinoamericanas. En Brasil y pocos meses despus en Chile, un primer anlisis nos acerca a la realidad francesa, donde la doble vuelta tambin ha generado este tipo de fenmeno de polarizacin en un pas caracterizado hasta la V Repblica, por la atomizacin de sus partidos polticos. Por su parte, Ecuador y Per parecen estar ajenos a esta realidad; all el ballotage ha producido efectos distintos cuyas caractersticas merecen un estudio particular"(18)Hemos efectuado estas citas pues consideramos que adems de tratar de dar una interpretacin sobre el proceso brasileo, en particular, nos sern tiles como parte del planteo que luego realizaremos al momento de elaborar las conclusiones finales.5- Pases en los cuales el ballotage ha sido utilizado en varios procesos electorales o donde por lo menos el instituto tiene un perodo importante de vigenciaa) EcuadorEl ballotage para la eleccin de Presidente y del Vicepresidente de la Repblica ha sido introducido en Ecuador porla Constitucin actual que data de 1978. Los dems funcionarios nacionales electivos son designados conforme a un sistema de representacin proporcional de cociente electoral. El sistema ecuatoriano presenta dos aspectos particulares de anlisis. El primero se refiere a el categrico monopolio en materia de candidaturas que se les ha conferido a los partidos polticos. "El nuestro es uno de los pocos regmenes de monopoliojurdico, por estar establecido en el derecho positivo y absolutoya porque: 'Unicamente los partidos polticos reconocidos por la ley pueden presentar candidatos para una eleccin popular', segnel artculo 37 de la Constitucin, y ya, tambin, porque para sercandidato se requiere ser afiliado a un partido poltico legalmente reconocido, de acuerdo con los artculos 47 de la ley de Elecciones y 31 de la ley de Partidos" (19). A su vez ms adelante Trujillo aporta un nuevo dato del que surge un protagonismo exclusivo de los partidos en todo lo que hace a las candidaturas presidenciales. Al respecto, sostiene que "la seleccin de candidatos para la Presidencia y Vicepresidencia de la Repblica es, en todos(se refiere a los partidos polticos), de competencia del mximo rgano de decisin del partido que recibe el nombre de Asamblea General..."(20).Este dato agrega an ms argumentos a las conclusiones que hacamos sobre el rgimen similar existente en el Brasil, ya que en este caso el sistema de seleccin de los candidatos en el senode los partidos, a cargo de un rgano, hace que quien sea finalmente ungido, represente a un partido dentro del cual no sabemos hasta donde su figura goza realmente del consenso de la masa de afiliados, o ha sido ms bien el producto de algn acuerdo de lites partidarias. Nos resulta muy difcil entender hasta que punto este sistema se concilia con las bases que a nuestro criterio inspiran al ballotage...El segundo dato que creemos til comentar por su peculiaridad,se refiere al plazo que debe mediar entre las dos rondas electorales. Sobre este particular el artculo 45 de la ley de Elecciones dispone que "las elecciones directas se efectuarn en la forma siguiente: la primera vuelta electoral para elegir Presidente y Vice-Presidente de la Repblica(...) el ltimo domingo de enero de cada cuatro aos. La segunda vuelta electoral(...) se realizar el primer domingo de mayo, cada cuatro aos, en caso de ser necesario en la que intervendrn los dos binomios que hubieren alcanzado el mayor nmero de sufragios". Esta solucin se aparta totalmente de todos los casos que hemos comentado con anterioridad. En todos ellos se ha establecido un perodo breve que nunca supera los 30 das. En Ecuador el legislador ha considerado en cambio ms beneficioso la determinacin de un plazo de tres meses y medio entre los dos actos electorales.Nos cuesta entender cuales han sido los fundamentos que han llevado al apartamiento de lo establecido en los modelos que sirvieron de base a la normativa ecuatoriana. Es ms la decisin escogida nos parece desaconsejable. Creemos que si se deja pasar tanto tiempo entre ambos comicios de hecho se rompe la idea de proceso electoral unitario que subyace en el ballotage, para pasar en cambio a dos citas electorales prcticamente independientes y diferenciadas. La fluidez de la vida poltica moderna -en particular en pases que atraviesan serias crisis polticas como es el caso de casi todos los Estados de nuestro subcontinente- hace que en un plazo como el citado puedan sucederhechos que lleven a un cambio total de posicin para la segunda vuelta de parte de los electores, en cuanto a las opciones que haban ejercido en la primera. Adems de ello, un parntesis tan prolongado en la vida poltica de un pas, en lo referente nada menos que a la identidad de la persona que ejercer la titularidad del Poder Ejecutivo, no puede sino crear un perodo de serio "vacio de poder", de resultas del cual al Presidente en ejercicio le ser muy difcil ejercer su mandato.Es de destacar que durante el lapso que medie entre ambas citas electorales, la opinin pblica seguramente ser espectadora de un escenario en el cual se desarrollarn interminables concilibulos polticos. Ellos sern el producto delas negociaciones que llevarn a cabo los dos primeros candidatosy sus partidos para lograr el apoyo para sus candidaturas, de parte de los dems partidos. Es de imaginar que durante tantos meses se asistir a una amplia muestra de "extorsiones", ruptura de alianzas en funcin de las circunstancias cambiantes y todo tipo de maniobras que de ningn modo contribuyen a la salud de las instituciones ni al prestigio de los partidos y del de sus dirigentes.Los partidos polticos ecuatorianos son sumamente numerosos y de variadas tonalidades ideolgicas. Nuestro breve anlisis se limitar a observar el panorama existente a partir de 1979, ao de la ltima restauracin democrtica que se continua hasta nuestros das. Existen diecisiete partidos legalmente reconocidospor el Tribunal Supremo Electoral. R. Rivera sostiene que "el caso ecuatoriano es el de un multipartidismo sin polarizacin conaltos niveles de regionalizacin, elemento de una endmica inestabilidad poltica, sin fuerzas mayoritarias con sustentos sociales amplios, muy por el contrario, con una propensin a la atomizacin, lo que hace imposible que un solo partido pueda gobernar sin tener que recurrir a alianzas o conquistas de votos en el seno del Parlamento. Lgicamente, un enjambre de grupos pequeos receptan una apreciable parte de la voluntad poltica"(21).Dentro de un sistema de partidos como el que nuestro autor comenta, el ballotage ha servido desde 1979 como un til elementode aglutinamiento de las distintas tendencias polticas que se diputan las preferencias electorales. As los ganadores de las tres elecciones presidenciales que tuvieron lugar en los ltimos doce aos han sido el producto de alianzas de diferentes agrupaciones. La frmula Rolds-Hurtado, triunfadora en 1979, fuela expresin de fuerzas de centro-izquierda. Mientras que en 1984, el acceso a la presidencia de Febres Cordero signific la llegada al poder del Frente de Reconstruccin Nacional, alianza compuesta por una cantidad muy numerosa de agrupaciones que se situan de la derecha al centro derecha del arco poltico. Por ltimo, Borja Cevallos, actual Presidente de la Repblica, fue elcandidato de una alianza de centro-izquierda de tendencia socialdemcrata; representativa de fuerzas que se manifiestan a partir de 1979 y que son la manisfestacin de nuevos sectores sociales.Es de destacar que el Ecuador ha sido el nico pas de nuestrogrupo en el cual el ballotage ha "jugado" en las tres elecciones que tuvieron lugar bajo sus reglas, desde el momento de su incorporacin. Cada acto electoral se ha visto caracterizado por el crecimiento del nmero de frmulas presidenciales oficializadas. As, en 1978 ellas fueron 6, en 1984, 9 y en 1988,10. Este aumento de la oferta electoral ha sido a su vez propiciopara acentuar un fenmeno de dispersin de sufragios entre los distintos candidatos. Al respecto vale la pena destacar que los competidores en 1979 de la segunda vuelta: Rolds Aguilera y Durn Balln, slo haban alcanzado en la primera vuelta, respectivamente, 381.215 sufragios (alrededor del 28%) y 328.461 sufragios (aproximadamente el 23%). Por su parte en 1984, Febres Cordero logra en la primera ronda 600.858 (aproximadamente el 28%) y Borja Cevallos 634.533 (un poco menos del 30%). En tanto que en 1988, Borja Cevallos obtiene 744,409 sufragios (menos del 25%) y Bucaram Ortiz 535.482 (alrededor del 18%).Los datos que acabamos de mostrar nos parecen de enorme importancia para caracterizar a un sistema que carece de partidoshegemnicos. En el cual el amplio abanico de candidaturas presentes en las primeras rondas han sido siempre y en casi todoslos casos, representativas de sectores bien definidos y no meras "aventuras electorales", ya que consiguieron un porcentaje considerable o al menos un piso importante, del caudal electoral total. Es de observar que en 1984 es el perdedor de la primera vuelta quien se alza con la victoria en la segunda. Este panoramanos induce a pensar que el ballotage es prcticamente una necesidad para el sistema poltico ecuatoriano. Caso contrario nos encontrariamos con un Presidente desprovisto de una legitimidad adecuada para el ejercicio de una funcin tan trascendente.De todos modos nuestra afirmacin anterior no puede ser tomadaen trminos absolutos. En primer lugar porque no sabemos cual sera el comportamiento electoral de no existir una segunda vuelta para la designacin del jefe de Estado. Y, sobre todo, no queremos que la misma sea interpretada como un consejo de nuestraparte en cuanto a la necesidad de que el sistema de dos vueltas est incorporado al derecho electoral ecuatoriano. Por otra partequeremos manifestar cuales son las falencias que a nuestro entender presenta la normativa del Ecuador. Talvez es en este pas donde las consecuencias negativas de unballotage limitado al Poder Ejecutivo, repercuten de manera ms significativa. Tal es as que los tres Presidentes de la nueva democracia ecuatoriana -como reflejo del sistema de partidos ya descripto- tuvieron que gobernar con respaldos parlamentarios propios acentuadamente minoritarios. Situacin que provoca un claro desequilibrio entre la mayora absoluta lograda en la eleccin presidencial y el reflejo mucho menos significativo en concepto de bancas. Esta realidad podria ser interpretada como unefectivo elemento de control del Legislativo sobre el Ejecutivo. Sin embargo la experiencia demuestra que al menos en el interior de un sistema presidencialista puro, como es el ecuatoriano, estas realidades no ayudan a la gobernabilidad, ya que no son el producto de una elaboracin lgica, sino ms bien el resultado desituaciones que no han sido previstas como propias del rgimen adoptado.b) PerLa Constitucin peruana de 1979 contempla en su artculo 203, el ballotage para la eleccin del Presidente de la Repblica. Sinembargo como nos recuerda Garca Belande, "este sistema entr envigor recin en 1985, ya que la propia Constitucin sancionada en1979, estableci un sistema transitorio para las elecciones generales de 1980, en las cuales (Tercera Disposicin General y Transitoria) se estableci que seran proclamados Presidente y Vice-Presidentes los candidatos que alcanzaron la votacin ms alta, siempre y cuando sta no sea inferior al 36% del total de votos vlidos. Si esto no suceda, la segunda vuelta, por as decirlo se daba en el Congreso, quien elega Presidente y Vice-Presidentes por votacin pblica y nominal de ms de la mitad delnmero legal de cada Cmara, en sesin permanente y continua. Este supuesto no lleg a darse, pues la lista de Accin Popular encabezada por el arquitecto Fernando Belaunde Terry, alcanz el 46% de los votos vlidos, superando as largamente los mrgenes mnimos previstos transitoriamente por el constituyente"(22).Luego en las elecciones presidenciales de 1985 el candidato del APRA, Alan Garca Prez, obtiene el 45,76% de los sufragios yello motiva el retiro de la candidatura para la segunda vuelta del candidato que le segua en nmero de votos, Alfonso BarrantesLingn quien haba alcanzado el 21,26% de los sufragios. Recin en las ltimas elecciones presidenciales de 1990 tendr lugar unasegunda vuelta para la designacin del titular del Poder Ejecutivo. Es decir que hubo que esperar ms de diez aos para que rigiera de manera efectiva y genuina el sistema electoral contemplado en la Constitucin para la eleccin presidencial. En consecuencia si bien el caso peruano constituye un interesante elemento de anlisis para nuestro trabajo, dada la antiguedad quetiene el instituto, lo que resulta un elemento de diferenciacin en relacin con la mayora de los otros pases objeto de anlisis, la observacin que se puede efectuar no es muy rica, sise considera la escassima aplicacin que ha tenido el mismo.Al igual que en casi todos los Estados sobre los cuales ya hemos trabajado, en el Per el ballotage slo se limita a la esfera del Ejecutivo. Los legisladores son designados de conformidad con las reglas de la representacin proporcional. Esta suerte de desfasamiento entre ambos rgimenes de eleccin, ha provocado consecuencias variadas. Tanto Belaunde Terry como Garca Prez consiguieron para sus respectivos partidos la mayora absoluta de los escaos parlamentarios. Pero esta situacin no ha vuelto a repetirse en 1990, ya que Cambio 90 - elpartido del actual jefe de Estado Fujimori- slo logr en las elecciones que tuvieron lugar conjuntamente con la primera vueltapresidencial (8/4/89), el 23,3% de los cargos de Senadores y el 18,3% de los Diputados.Esta rpida revista que hemos hecho de las diferentes secuencias ocurridas en el pas andino desde la adopcin del ballotage, nos est indicando de que a pesar de que slo se celebraron tres actos electorales, sin embargo cada uno de ellos ha deparado una situacin absolutamente distinta de la anterior. La atipicidad de los dos primeros casos pareciera ubicarse perfectamente dentro del marco de las experiencias que tan habitualmente se viven en Amrica Latina con el objeto de acomodar las cosas a diferentes circunstancias y ello an a costode que el resultado de esos "arreglos" no se adecue con lo preceptuado en la ley fundamental. An ignorando los motivos que llevaron a la inclusin de la disposicin transitoria en el textoconstitucional, para que rigiera slo para la primera eleccin posterior a su sancin, nos animamos a suponer que se trat de una "transaccin poltica" destinada a satisfacer a algunos en detrimento de otros. Tambin fue el resultado de una operacin similar lo que llev al candidato Barrantes a retirarse de la carrera, no obstante que su par ms votado no haba alcanzado el umbral exigido constitucionalmente para acceder a la primera magistratura. Ac se repite lo que ocurriera en Argentina en 1973y del mismo modo que lo hiciramos antes, nos permitimos nuevamente expresar nuestra ms enrgica oposicin a este tipo desoluciones.Por ltimo, la experiencia Fujimori, aporta dos particularidades poco frecuentes en este tipo de escrutinios, porun lado la ya anotada en cuanto a la inexistencia de mayora parlamentaria favorable al Presidente, por el otro lado, el hechode que el triunfador de la segunda vuelta haya sido perdedor en la primera. Nos parece interesante detenernos en los motivos que llevaron a semejante vuelco. El que resulta notable no tanto por la diferencia entre los dos ms votados de la primera vuelta, quefue de menos de 300.000 sufragios, sino por el hecho de que el candidato Vargas Llosa encabezaba las encuestas desde varios meses antes de la celebracin de los comicios. Situacin que recin empieza a revertirse con muy poca anticipacin a las elecciones, cuando un candidato de ltimo momento, Fujimori, produce un verdadero fenmeno poltico que finalmente concluye con un resultado contrario al que venan pronosticando todas las empresas de opinin, quienes vaticinaban un triunfo aplastante a favor de Vargas Llosa. Las caractersticas de este proceso sorprenden todava ms si se considera que entre ambas personalidades no existan diferencias programticas importantes.No obstante todo ello el fenmeno de polarizacin tan tpico alos sistemas de ballotage, se produce y de una forma impresionante, pero esta vez respondiendo a motivos mucho ms irracionales que los tan caractersiticos mbiles ms racionales de orden ideolgico que dividen la escena en derechas e izquierdas. Rospigliosi al respecto comenta que "durante la segunda vuelta la campaa se polariz ms todava. Los aspectos religioso y racial fueron usados por ambos bandos explcitamente.La jerarqua de la iglesia catlica hizo campaa a favor de Vargas Llosa -un agnstico declarado- y en contra de Fujimori, uncatlico. El motivo era obvio: en las listas de Cambio 90 hay unaimportante proporcin de evangelistas que centraron su campaa prometiendo hacer extensivos algunos de los privilegios que goza la iglesia catlica, a las confesiones protestantes. Algunos grupos evanglicos atacaron virulentamente a los catlicos. Se atac a Fujimori por ser "chino", como se les dice generalmente alas personas de orgen asitico. A su vez, el FREDEMO fue acusadoexplcita e insistentemente de ser el partido de los "blancos". (...) Result una contienda en que todos los profundos desgarramientos de la sociedad peruana salieron a la luz. Los conflictos de clase, sociales, tnicos, religiosos y polticos, fueron tensados al mximo"(23). Estas interesantes reflexiones nos llevan a preguntarnos sobre la utilidad del ballotage en el marco de este tipo de contextos, claro que sobre el particular nos ocuparemos en el ltimo captulo.Per comparte con Hait la especificidad de que se trata de los dos nicos pases latinoamericanos que han adoptado un sistema semipresidencialista. Ahora bien, es de destacar ante todo que el semipresidencialismo peruano se encuentra muy desdibujado tanto en la letra de la Constitucin como en la dinmica institucional del pas. En los hechos nos animamos a afirmar que la forma de gobierno peruana ha evolucionado hacia unpresidencialismo que prcticamente no presenta diferencias con elresto de los regmenes imperantes en Amrica Latina que han tomado al modelo estadounidense como base de su estructura de poder. Costara en realidad hablar de evolucin, ms bien sera preciso decir que la descentralizacin funcional del poder que presenta el ejecutivo peruano no ha servido como un instrumento apto para atenuar el tradicional presidencialismo que ha regido en ese pas, desde su independencia y pese a los objetivos que tuvo el constituyente cuando elabor el diseo institucional del mismo.Sobre el semipresidencialismo peruano en un trabajo nuestro que ya citramos con anterioridad expresbamos que, "si se analiza al sistema desde el Poder Ejecutivo, debemos concluir quese trata de un semipresidencialismo aparente, dada la magnitud depoderes del Presidente de la Repblica frente a un Consejo de Ministros que como hemos visto cuenta con muy escasas facultades propias. Desde el ngulo del Parlamento, sorprende la amplitud que presenta la delegacin de facultades legislativas a favor delPoder Ejecutivo. (...) En suma, una combinacin muy particular deelementos presidencialistas y parlamentarios que la prctica pareciera haber inclinado hacia una clara preponderancia de la figura del Presidente de la Repblica"(24).Como consecuencia de lo antedicho nos parece fundamental teneren cuenta que ac al no encontrarnos ante un semipresidencialismoreal, a l no le seran aplicables las consideraciones que pudieran surgir de relacionar esta forma de gobierno con el ballotage. Es necesario subrayar por el contrario que el modelo peruano importa de hecho un sistema presidencialista, conforme a las pautas que caracterizan a la forma de gobierno ms extendida en Amrica Latina. Siendo por ende este ltimo el elemento de vinculacin al que se debe acudir cuando se desea realizar un enfoque sistmico del ballotage dentro del panorama institucionalperuano.El sistema de partidos peruano est integrado por una clara representacin de agrupaciones que exhiben los matices polticos tradicionales que van de la derecha a la izquierda. De tal modo que podemos ubicar a la derecha y al centro derecha con los partidos Accin Popular y Partido Popular Cristiano, que coaligados posibilitaron en 1980 el triunfo de B. Terry. En el centro y ms hacia el centro izquierda - y a pesar de que se trata de un movimiento poltico de difcil ubicacin- encontramosel APRA, partido de gobierno desde 1985 a 1990. Por ltimo, la izquierda presenta un variado mosaico, en el cual sobresalen la Izquierda Unida y la Izquierda Socialista, los que han gobernado en diversos municipios. Resulta difcil mensurar cual ha sido el efecto del ballotage sobre este panorama de partidos. Ello, por una parte en relacin a la escasa utilizacin real que como viramos ha tenido la doblevuelta, y, por otra parte, en razn de que con posterioridad a ella el sistema no parece haber cambiado en demasa. Tanto es asque en 1980 y en 1985 los ganadores de la presidencial tambin triunfan en la eleccin parlamentaria, pese al sistema proporcional imperante a ese nvel. Esta situacin coincide con la mayora de las experiencias vividas en el pas andino con anterioridad al establecimiento del ballotage.Las modificaciones experimentadas en el esquema partidario peruano, que por cierto las han habido y que han sido de gran importancia, son atribuibles a factores totalmente diferentes y comienzan a sentirse en la elecciones municipales de 1989. Rospigliosi cuando trata de explicar las causas que llevaron al triunfo de Fujimori, da respuesta a nuestro interrogante. Nuestroautor expresa que "se pueden esbozar varias hiptesis. La primerase refiere al desprestigio de los partidos polticos tradicionales, de izquierda, centro y derecha.(...) El desencantode los partidos polticos tendra su explicacin fundamental en que, en opinin de la ciudadana, los partidos no han sido capaces de resolver los problemas ms acuciantes del pas, la crisis econmica y la subversin armada."(25). Ms adelante explica la mala imagen de partidos y de polticos en su pas, caracterstica que si bien l reconoce que se repite en muchsimas otras democracias, en el Per adquiere ribetes francamente inquietantes.Como podemos ver el ballotage parece no haber ejercido mayor influencia en la transformacin del sistema peruano de partidos polticos. Pese a lo cual en el grave estado de cosas que presenta el pas no se puede dejar de observar con atencin, las consecuencias dainas que pueden derivarse de una polarizacin tan nociva como la que hemos descripto con anterioridad. En cuya base talvez no es posible ubicar exclusivamente al ballotage, pero no se puede dejar de afirmar que ha sido nuestro instituto el que ha facilitado una suerte de exacerbacin de las confrontaciones que anidan en la sociedad peruana.c) El SalvadorTambin en Centroamerica encontramos ejemplos de ballotage, son los casos de El Salvador y Guatemala. La Constitucin de 1983, peldao fundamental del retorno a la democracia en El Salvador prev la doble vuelta entre sus disposiciones en materiaelectoral. El instituto slo es aplicable a la eleccin de Presidente y de Vicepresidente de la Repblica. Los legisladores son elegidos por un sistema de representacin proporcional. La ley fundamental prev un perodo de 30 das entre las dos rondas electorales e inclusive establece un plazo suplementario de otros30 das, cuando razones de fuerza mayor hubieren imposibilitado la celebracin de la segunda vuelta en la fecha establecida. A travs de esta doble estipulacin el constituyente ha querido dejar aclarado su deseo de que no se extienda desmedidamente el tiempo de separacin entre uno y otro acto comicial.Desde 1983 dos elecciones presidenciales han tenido lugar en este pas, en 1984 y en 1989. En la primera oportunidad se verific el ballotage entre los candidatos del Partido Demcrata Cristiano (PDC) y de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA),resultando el primero ganador por un porcentaje del 7% de los sufragios sobre su contendor. En 1989 el candidato de ARENA obtiene el triunfo en la primera vuelta con una ventaja de casi el 18% sobre el PDC gobernante. La particular situacin de virtual guerra civil por la que atraviesa este pas centroamericano hace difcil realizar un anlisis sobre algn fenmeno poltico referente a l, donde la confrontacin blica no ocupe un lugar preponderante. Por ello resulta prcticamente imposible analizar el funcionamiento del ballotage tratando de sacar conclusiones que se deriven de su aplicacin, sin tener en cuenta la coyuntura de grave crisis en todos los campos que vive esta nacin. Por lo tanto los cambios de tendencias de una a otraeleccin, como as tambin el hecho de que en la segunda no hubiese "jugado" el ballotage se explican prcticamente de maneraexclusiva como producto de la grave confrontacin a la que asistela sociedad salvadorea. Al respecto es de tener en cuenta la altsima abstencin que caracteriz al acto electoral de 1989, cuyas causas hay que encontrarlas en gran medida en la abstencinbajo amenazas y la huelga del transporte vinculadas con la guerrilla. De no haberse verificado esa abstencin seguramente los resultados de los comicios hubiesen sido otros.d) GuatemalaCon la Constitucin sancionada en 1986, Guatemala vive uno de los momentos claves del regreso a su institucionalidad democrtica, la que fue recuperada a travs de un proceso gradualadministrado por el ltimo gobierno militar que gobernara el pas. Al igual que en el El Salvador y en la mayora de los pases contemplados en este trabajo, el ballotage ha sido establecido exclusivamente para la designacin del Presidente y del Vicepresidente de la Repblica, siendo los legisladores elegidos a travs de una modalidad de representacin proporcional. El sistema de gobierno guatemalteco tambin es presidencialista. El panorama de partidos se presenta sumamente fragmentado con veinte agrupaciones inscriptas en las ltimas elecciones.Pese a todas estas similitudes con los regmenes ya analizadosen Guatemala encontramos ciertas caractersticas diferenciadoras que merecen ser destacadas. El ballotage ha sido utilizado para la eleccin de los dos ltimos Presidentes, en 1985 y en 1990. Enambas ocasiones fue necesaria la celebracin de los dos turnos electorales. Como consecuencia de ello, Guatemala se presenta junto con Ecuador, como los dos nicos pases en los cuales han tenido lugar por lo menos dos elecciones presidenciales seguidas en las que ha interven