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Autor: Ballivian, Julio Año: 2010. Artículo publicado en las memorias de la XIV Reunió Anual de Etnología. MUSEF Título: “El Qhapaq Ñan Urco y los tambos de Machaca, Caquiaviri y Caquingora. Aproximación arqueológica“ Libro: Publicación Digital Saberes Bolivianos 2011 www.saberesbolivianos.com

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Autor: Ballivian, Julio

Año: 2010. Artículo publicado en las memorias de la XIV Reunió Anual de Etnología. MUSEF

Título: “El Qhapaq Ñan Urco y los tambos de Machaca, Caquiaviri y Caquingora. Aproximación arqueológica“

Libro: Publicación Digital Saberes Bolivianos 2011

www.saberesbolivianos.com

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El Qhapaq Ñan Urco y los tambos de Machaca, Caquiaviri y Caquingora. Aproximación arqueológica1

Julio A. Ballivián Torrez2

Andrea Goytia3 Marcos R. Michel López4

RESUMEN

Los estudios etnohistóricos realzan la importancia del Qhapaq Ñan (El Camino Real

Inka) como una de las vías principales de integración y expansión en el Tawantinsuyo,

en territorio boliviano este importante camino se compone por dos vías. Según el

sistema de clasificación humano/geográfico inkaico y preinkaico ambas son nombradas

por Vaca de Castro como Urco y Uma. La investigación arqueológica de las mismas ha

sido iniciada por el IIAA-UMSA el año 2005 mediante convenio con SAVIA y UICN,

efectuando el estudio de la vía Uma. Desde el presente año investigamos la ruta Urco

gracias al apoyo de la cooperación Sueca ASDI/SAREC-UMSA. La posibilidad de

prospectar los asentamientos denominados Tambos en las crónicas, que en el presente

son importantes poblaciones modernas, permite una reflexión metodológica acerca de

la identificación de rasgos arqueológicos obliterados en el paisaje. Esta aproximación

nos muestra los tambos de Machaca, Caquiviri y Canquingora como evidencias físicas

del manejo territorial del paisaje a gran escala y como un ‘reto’ del presente al

denominado ‘vivir bien’.

Introducción

El Camino Real Inka o “Qhapaq Ñan” que se extendía desde el sur de Colombia

hasta la Argentina y Chile, está considerado como una de las construcciones

monumentales de mayor trascendencia en la historia de la humanidad. El camino fue

una obra de contundente impacto en el paisaje y de transformación social, solo

comparable con la gran muralla China o la red vial Romana. La arqueología de este

sistema comunicativo posee fuertes evidencias de avanzada técnica y de administración

social, en sus más de 1000 Km de recorrido en el altiplano y valles bolivianos

denominado Qollasuyo en el imperio del Tawantinsuyo.

1 Artículo publicado en las memorias de la XIV Reunió Anual de Etnología. MUSEF. (La Paz: 2010). 2 Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Antropológicas – UMSA. 3 Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Antropológicas – UMSA. 4 Director del Investigaciones Arqueológicas y Antropológicas – UMSA.

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El Estado Inka promovió la implementación del Camino Real y sus tambos a lo

largo de los Andes, destinados a alcanzar los principales centros de producción en las

cabeceras políticas de los diversos grupos poblacionales asentados en el Altiplano y los

valles: Lupacas, Pacajes, Carangas, Quillacas, Azanaques, Aullagas, Uruquillas,

Sevaruyos, Cara Caras, Charcas, Chichas y Lípez. Los caminos tenían como objetivo

primario lograr la planificación del avance de los ejércitos al sur y el aprovechamiento

de los recursos locales para posteriormente lograr la captación de impuestos en trabajo,

incorporando el complejo mosaico multiétnico del imperio en una lógica estatal de

producción comunitaria y de redistribución ritual sagrada.

El llamado Qhapaq Ñan fue un sistema vial especialmente creado para el paso

del Inka, su élite de gobernadores, los ejércitos en conquista y los mensajeros que

comunicaban todo el Tawantinsuyo de manera rápida.

El Camino Real Inka que venía del Cusco, se dividía en dos la altura de la

población de Ayaviri al norte del Titicaca en Perú. Cada uno de estos caminos ingresaba

al actual territorio boliviano bordeando el Titicaca, al oeste por el Desaguadero y al este

a la altura de Carabuco, para continuar hacia el Altiplano central, donde se volvía a unir

posiblemente al sur del Lago Poopó, dirigiéndose hacia los valles debido a que en el sur

existen varios ramales.

Los caminos denominados como Urco (masculino, frío, seco, árido, superior,

derecha y alto) y Uma (femenino, húmedo, fértil, inferior, izquierda y bajo) en el siglo

XVI (Bouyesse-Cassagne 1986, Ravi 2008), fueron trazados conservando el sistema de

clasificación humano/geográfico preexistente de los reinos aymaras (aimaras,

uruquillas, urus y puquinas). Los caminos estaban constituidos por una sucesión de

tambos en el eje norte-sur. Dichos tambos cumplían distintas funciones, entre estas

hospedaje para viajeros y tropas militares, administración para la centralización y

redistribución de la producción, además de servir como centros rituales para la

reproducción de la cosmología Inka. Al no existir mercados y moneda en los Andes

precolombinos, en los tambos se practicaban sistemas de intercambio y redistribución

comunitarios, centralización de productos de fuentes cercanas y lejanas, reciclaje de

información constituyéndose en los lugares centrales de esta época (Morris 1978, p. 20).

Los caminos Urco y Uma expresaban la organización social dual de los Ayllus

preinkaicos del altiplano y en términos espaciales su distribución lineal, posiblemente

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representó dentro de la lógica inka lo que la memoria nemotécnica recogía en los quipus

(Zuidema 1989).

A continuación se presenta los resultados preliminares del reconocimiento de la

ruta Qhapaq Ñan Urko, desarrolladas por el Instituto de Investigaciones Antropológicas

y Arqueológicas de la UMSA con el apoyo de la Cooperación Sueca ASDI/SAREC.

Antecedentes

Son varias las investigaciones que se abocaron a la Gran Ruta Inka. Entre estas

destacan los trabajos de Alberto Regal (1936), León Strube (1963) a nivel teórico y

Victor Von Hagen (1976) y John Hyslop (1992) en trabajo muestral de campo y

Ricardo Espinoza (2002) mediante el reconocimiento pedestre entre Quito y la

Argentina.

En la actualidad se cuenta con varias publicaciones que regionalmente tratan el

tema por países: En Chile: Nielsen et al. (2006); Berenguer y Cáceres (2008); Stehberg

y Carvajal (1998); en la Argentina: Vitry (1998, 2000); en Ecuador: (Hocquenghem et

al. 2009) entre otras.

En Bolivia la mayoría de los estudios desarrollados son germinales y tratan

principalmente de caminos ramales al Qhapaq Ñan, concentrándose en el departamento

de La Paz (Montaño et al. 2008), Yungas de la Paz (Avilés 2008), Oruro (Hyslop 1984,

Gutierrez 2005), Cochabamba (Céspedes 1986, Pereira 1982), Yungas de Cochabamba

(Sánchez 2008). Una excepción de estos trabajos se encuentra en el reconocimiento

arqueológico de la Gran Ruta Inka o Qapaqñan Uma en su porción sur, entre la frontera

Boliviana - Argentina y la población de Escara, efectuada por Raffino et al. (1985-

1986).

Mediante convenio de cooperación firmado entre la Unión Mundial para la

Conservación de la Naturaleza (UICN Sur), SAVIA y el Instituto de Investigaciones

Antropológicas y -Arqueológicas de la UMSA, se inició la investigación sistemática del

Qhapaq Ñan, La Gran Ruta Inka Uma el año 2005. Entre el 6 y 16 de enero efectuamos

el reconocimiento de la vía prehispánica que parte de la localidad de Coroma y se dirige

hacia Quechisla y Tupiza, caminata efectuada junto a Pilar Lima y Ricardo Espinoza

(Michel y Lima 2005). Entre el 23 de noviembre del 2005 y el 7 de diciembre del 2006

se efectuó el recorrido entre Tahua y Paso del Inka, en el que participaron Daniel

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Gutiérrez, Marcos Michel y Ricardo Espinoza (Gutiérrez 2005a). Del 20 al 26 de abril

se efectuó el reconocimiento pedestre de la ruta Villa Alota - Volcán Licancabur, con la

participación Daniel Gutiérrez, Huber Catacora y Ricardo Espinoza (Gutiérrez 2006b).

Entre el 2 y 16 de agosto del 2006 los arqueólogos Daniel Gutiérrez y Julio Ballivián,

efectuaron el recorrido más largo entre Viacha en La Paz y el Tambo de Sevaruyo y

Soraga en Oruro. El reconocimiento pedestre de la ruta se efectuó mediante el uso de

imágenes satelitales, fotografías aéreas, mapas topográficos e información oral. El año

2009 se presentó una síntesis sobre la incursión del Qhapaq Ñan Uma en territorio

Charcas y una presentación en el Seminario Sobre la Ocupación Inka en Bolivia

organizado por la Dra. Claudia Rivera del IIAA (Michel y Ballivián 2009). En el

presente año efectuamos la prospección e identificación del camino y tambos

correspondientes al camino Urcu (Michel et al. En preparación).

El año 2007 se inauguró el Primer Seminario de Caminos Precolombinos de

Bolivia auspiciado por el IIAA, el cual contó con la participación de 15 ponentes que

trataron la temática desde diferentes disciplinas. Este año el IIAA continúa la tarea de

difusión y sistematización, efectuando en el momento el II Seminario de Caminos

Precolombinos de Bolivia.

El Qhapaq Ñan en Bolivia desde la etnohistoria

Han transcurrido casi 25 años desde que Bouysse-Cassagne (1986) publicara su

importante aporte sobre los conceptos del espacio aymara Urcu y Uma en la

configuración del espacio mítico y social del Qollasuyo, mencionando la existencia de

dos caminos reales y tambos en el altiplano y valles bolivianos: Qhapaq Ñan Urco y

Qhapaq Ñan Uma. La materialización de la organización dual en la implementación de

estos caminos formales tuvo la misión de estructurar y organizar la administración de

las llamadas “Naciones” pre inkaicas establecidas en un espacio dual.

El Qollasuyo, estaba constituido por una vasta región desde la costa del pacífico

hasta las tierras bajas del amazonas, desde el sur de Cuzco hasta el norte chileno y

argentino. Dentro de este territorio se reconoce la existencia de dos provincias o Jatun

Apocazgos: Qollao y Charcas, cuya división se encontraba a la mitad del recorrido del

río Desaguadero, abarcando un amplio espectro de variaciones ecológicas y altitudinales

clasificadas de oeste a este como los suyos Urco y Uma (Platt et al. 2006).

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Los Urcosuyo se distinguían como gente de habla aymara, superior y guerrera;

mientras que la mitad complementaria, los Umasuyo eran hablantes de idioma puquina,

uruquilla y uru, considerados inferiores y sometidos a los Urcosuyo (Bouyesse-

Cassagne 1986, 1987). El Urcosuyo estaba dividido a su vez en otra mitad: alaa yungas

o “yunga de arriba” e incluía los valles del pacífico. El Umasuyo se dividía en Manqha

yunga o “yunga de abajo” e incluía los valles orientales amazónicos. Aparentemente, el

Qhapaq Ñan recorría los tambos ubicados en las cabeceras de cada suyo en el altiplano,

en una unidad climática fría, ambas civilizadas, benévolas y fértiles (Sánchez 2008, 76).

Sobre esta información verificamos la existencia de los caminos Urco y Uma en

el altiplano boliviano. Cada uno de estos caminos estaba constituido por una sucesión

de tambos en el eje norte-sur.

Los caminos Urco y Uma expresaban la organización social y espacial dual de

los Ayllus. Fueron trazados en relación al eje acuático Río Azángaro, L. Titcaca, R,

Desaguadero y L. Poopó considerado como un centro sagrado para las confederaciones

Qolla y Charcas (Bouyesse-Cassagne 1986, Zuidema 1989).

El primer camino Urcu, desarrollaba un extenso recorrido desde el Cusco a la

margen oeste del Titicaca, hasta Desaguadero y de allí ingresaba a las localidades de

Machaca, Caquiaviri, Caquingora, Callapa, Totora, Chuquicota, Andamarca, Aullagas

y Porco, según la lista de tambos de Guaman Poma de Ayala (Mapa 1).

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Mapa 1. Qhapaq Ñan Urco y Uma basado en Guaman Poma de Ayala (Bouyesse-Cassagne 1986)

Este camino también se encuentra claramente descrito en la Ordenanza de Tambos de

Vaca de Castro (1908 [1543]), como se puede ver a continuación.

Lista de Tambos entre Desaguadero y Ullaga Territorio Desaguadero de la Laguna Pacajes Pueblo de Macha Pacajes Cacyabiri Pacajes Machaca Pacajes Caquyngora Pacajes Callapa Pacajes Tambo de Baclia Carangas Ullaga Carangas

Tabla 1. Lista de Tambos del camino Urco según Vaca de Castro (1908 [1543])

Los tambos Urco y Uma descritos en la Ordenanza de Tambos, se encontraban fuera de

funcionamiento en el momento de la llegada de los españoles, debido a que los Curacas

que los cuidaban los abandonaron tras el asesinato del Inka Atahuallpa. Vaca de Castro

tenía el encargo de reorganizarlos para su reutilización.

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Por otra parte, Cieza de León (1553) escribe que a partir de Tiwanaku el gran

camino se dirigía hacia Viacha, y de ahí a Caquiaviri, Caquingora y Mallana en

territorio Pacajes. A más de 30 años de la conquista española la continuidad de los

límites del Qollasuyo se hace evidente hacia 1565, cuando se usaron las demarcaciones

del Tawantinsuyo y sus tambos en el proceso de delimitación de las nuevas Provincias

españolas, con la finalidad de lograr la administración del territorio rural y la definición

de Capitanías para el reclutamiento de mano de obra minera (mita) (Capoche 1959;

Julien 2004:2).

Metodología

En el año 2005 se inicia la investigación del camino Uma (Michel y Lima 2005,

Gutiérrez 2006a, 2006b, Michel y Ballivián 2009) mediante la descripción de

importantes tramos de esta vía entre las localidades de Viacha y Tupiza además del

tramo entre Tahua y Paso del Inka atravesando el salar de Uyuni (Gutiérrez 2005a).

En esta primera fase del proyecto se emplearon mapas topográficos y fotografías

aéreas para el reconocimiento de campo del camino y las localidades mencionadas en

las fuentes etnohistóricas. En este sentido, la toponimia y las entrevistas locales fueron

importantes para reconocer la vía durante las caminatas. El enfoque propuesto para el

estudio del camino, alrededores, así como de otros rasgos agrícolas y componentes

culturales asociados fueron efectuados desde la geografía cultural de paisaje (Denevan

1966, 2001). Los estudios de paisaje proponen entender la relación

humano/medioambiente en términos dinámicos e integrales explicando el rol de las

sociedades en la transformación del medioambiente, así como en rol del medioambiente

como parte de las características productivas y religiosas en el desarrollo de la sociedad.

Mediante el recorrido pedestre del camino se realizo una prospección que

permitió una lectura cuidadosa del paisaje, entendiendo que este es el resultado de un

devenir histórico, producto de distintos itinerarios ecológicos, climáticos, políticos y

sociales, por lo tanto un palimpsesto de acciones en las cuales el camino Urco

representa un periodo específico (inka) por encima y por debajo, o no, de otros

momentos arqueológicos legibles e interpretables en el registro arqueológico. Rasgos

arqueológicos: asentamientos, caminos preexistentes, iglesias y poblaciones coloniales

y republicanas; así como rasgos agrícolas de camellones, canales de irrigación o

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terrazas, se vinculan a diferentes periodos culturales, además de construcciones

modernas: carreteras, caminos vecinales que datan de periodos más recientes para

vincular las comunidades que fueron paulatinamente fundadas después de la reforma

agraria de 1952.

Gracias al empleo de mapas topográficos, fotografías aéreas, la interpretación de

la toponimia y la hidronimia, el uso de la información de mapas etnohistóricos y la

recolección de información oral de los habitantes más antiguos de las poblaciones a las

cuales arriba este antiguo camino fue posible contrastar nuestras hipótesis y definir el

trazo del camino. El reconocimiento de los tambos mencionados en las crónicas no es

una tarea fácil debido a que estos asentamientos fueron continuamente poblados y

transformados desde la Colonia hasta la época actual. Las similitudes con estructuras

formales del plano urbano inka del Cusco y poblaciones de tambos nos permitieron

determinar y comparar estructuras persistentes o transformadas de Kanchas, plazas,

Kallankas, Ushnus remanentes del patrón urbano previo. El resultado de esta

metodología permitió identificar grandes concentraciones de cerámica de estilo inka

asociadas a estructuras similares a kallankas aledañas a plazas o áreas abiertas similares

a Kanchas en medio de poblaciones modernas. Los pueblos - tambos de Jesús de

Machaca, Caquiaviri y Caquingora muestran una superposición de planos urbanos

inkaico y colonial reacondicionados en las épocas republicana y moderna. Por lo

general las actuales iglesias de los pueblos se encuentran en un área que corresponde

con la plaza principal y ritual de los tambos, donde se encontraba el ushnu Inka,

presentando por delante y en forma oblicua otra plaza como en el Cusco. Esta y otras

características constructivas son motivo de análisis del presente reporte.

Camino Desaguadero – Jesús de Machaca

Por la documentación etnohistórica y arqueológica conocemos que en el altiplano

peruano – boliviano el Camino Real Inka, partiendo del Cusco se dirigía a las

localidades de Quiquijana, Cangalla, Combopata, Cacha, Sicuani, Lurucache,

Chungara para luego bifurcarse en el pueblo de Ayaviri (donde salía el camino Uma

hacia la margen este del Titicaca) y seguir como ramal Urco por Pucara, Nicacio. En

territorio Lupaca, en la margen oeste del lago Titicaca, el camino Real ingresaba por los

tambos de Hatuncolla, Paucarcolla, Chucuito, Mocachi, Pila Patag, Acora, Kacha

Kacha B., Ilave, Juli, Pomata, Zepita, asentamientos de reducción inkaica sin

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precedentes preinkaicos como demostraron las excavaciones en Hatuncolla y Chucuito,

en el pasado se convirtieron en las cabeceras inkaicas del Reyno Lupaca, compuesto por

poblaciones que habían sido bajadas de las pucaras y sitios fortificados para el control

laboral inka (Hyslop 1979, Julien 2004, Tshopik 1946).

Ya en tiempos de Ephrain G. Squier ([1863-1865] 1974) el camino de la margen oeste

del Titicaca (Copacabana – Puno), que se llamó la “tradicional senda de Manco Capac”,

se encontraba en estado de abandono, solamente se habían conservado largas rectas y

estrechas calzadas a través de bajios y pantanos: “que fueron construidas por los incas y

que los españoles dejaron caer en ruinas” (Ibid. pp. 189). La construcción de la nueva

carretera asfaltada acentuó esta destrucción superponiéndose al viejo camino en varios

tramos (Espinoza 2002. pp 194-197, Hyslop 1984 pp 116-137). Las poblaciones

modernas de Hatuncolla, Paucarcolla, Chucuito, Acora, Ilave, Juli, Pomata, Zepita,

presentan en la actualidad escaza arquitectura inka visible, sin embargo en su diseño

urbano muestran una superposición sobre el trazado inicial de los tambos y notables

iglesias coloniales, evidencias de la superposición e imposición ideológica colonial

(Hyslop 1979, 1984, Espinoza 2002 y Mapa 2).

Mapa 2. Camino Qhapaq Ñan en la margen oeste del Titicaca, según Hyslop 1979

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Como parte de esta vía dos caminos laterales se dirigían al este hacia la Península de

Copacabana, uno salía de Pomata y el otro de Zepita, bordeando la montaña Ccapia

para llegar ambos a Yunguyo, la ruta que sale de Zepita a Copacabana fue descrita por

Squier como un terraplén de tierra y piedras elevado sobre la llanura pantanosa de la

orilla del lago, destacaban sus puentes como: “… curiosas construcciones de terrones de

tierra” hechos de capas alternas de tierra formando un arco en falsa bóveda que no

inspiraban confianza y que se explicaba por la falta de madera u otros materiales en la

zona para su construcción (Squier [1863-1865] 1974 pp. 169). Estas rutas comunicaban

al Qhapaq Ñan con el segundo centro ritual de importancia del imperio, Copacabana y

también daban acceso a las Islas Sagradas del Sol y de la Luna relacionadas al mito de

origen de los gobernadores cuzqueños. Las rutas de Pomata y Zepita se dirigían de

Copacabana al puerto de Yampupata, para luego navegar en embarcaciones hasta las

islas sagradas que hoy en día conservan importantes restos inkaicos (Espinoza 2002 pp.

198, Hyslop 1984 pp. 137, Montaño et al. 2008 pp. 83-90, Squier [1863-1865] 1974 pp.

171-194).

Saliendo de Zepita, el tramo Qhapac Ñan Urcu que va hasta Desaguadero, población y

frontera binacional peruano- boliviana fue descrito por Squier hacia 1864 quien lo

recorrió en sentido inverso. El viajero menciona que la ruta se encontraba por detrás de

la abrupta cadena montañosa de Desaguadero y se dirigía a Zepita por la orilla del lago

Titicaca: “… un lugar serpenteante y ruin, que cuelga de las faldas de una larga y

empinada serranía que se alza justo por encima de una llanura baja y pantanosa”.

(Squier [1863-1865] 1974 pp. 168).

Las poblaciones de Desaguadero peruano y boliviano se remontan en los documentos

históricos a tiempos de los inka y de acuerdo a nuestros descubrimientos arqueológicos

a épocas anteriores, resaltan en las crónicas por su puente de totora aprovechando el

ancho y largo cauce del río y que fue descrito por varios cronistas (Cieza de León1977

(1553), Squier [1863-1865] 1974, Wiener [1880] 1993).

El sector de cruce del Río Desaguadero por el puente antiguo puede ser fácilmente

identificado mediante el uso de fotografías aéreas que dan cuenta de que el camino

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efectivamente llegaba por la orilla del lago, detrás de la serranía de Desaguadero de

Perú, tal y como lo había descrito Squier. Un abra permitía y permite todavía hoy el

cruce de la serranía para luego dirigirse en línea recta en Desaguadero peruano hasta el

sector que actualmente se utiliza como puente internacional para el trasbordo de

vehículos pesados, al oeste del puente internacional pedestre (Fig. 1 y Fot. 1).

Fig. 1 Imagen Google del Qhapaq Ñan Urco en el sector de cruce del Desaguadero (Imagen Google).

Fot. 1 Sector del puente y camino antiguo de cruce del Desaguadero desde el lado boliviano, en el fondo se puede apreciar el abra del camino en Perú.

Una vez que se cruzaba al sector boliviano existían dos posibilidades para continuar la

caminata. Una ruta se dirigía a Guaqui y Tiwanaku, hacia el sector sureste y Taypi

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sagrado del Lago, también nombrado en los mitos como lugar de origen de los inkas.

Ricardo Espinoza, Joe Castro y Marcos Michel, como parte de la caminata que el

primero efectuó desde Quito, cursaron en la parte boliviana el recorrido entre

Desaguadero y La Paz por Guaqui: “…en un modesto intento por señalar que esta ruta

trasciende las fronteras actuales y se proyecta clara y vigorosamente hacia el sur”

(Espinoza 2002. Pp. 199).

Por otra parte el Qhapaq Ñan Urco, una vez cruzado el sector donde se encontraba el

antiguo puente, se dirigía hacia el suroeste y casi en línea recta hacia Jesús de Machaca

como ha sido descrito en las crónicas e identificado arqueológicamente por primera vez

en este reporte. Otro aspecto digno de notar en la imagen Google y que pudo ser

verificado en terreno es que el sector oeste del cruce antiguo del Desaguadero

corresponde al inicio de un extenso delta de un plano de llanura temporalmente

inundable, que se prolonga hacía el oeste en las orillas del río. Entre la población

moderna de Desaguadero boliviano y esta zona inundable pasa el camino Qhapac Ñan

Urco un poco arqueado y sobre una extensa zona de camellones.

Los camellones de las orillas del lago Titicaca fueron identificados y descritos por

Kaeguer en 1901 y Uhle en 1923 (Denevan y Smith 1981). La superficie cultivable de

los camellones para las orillas del lago fue calculada en una extensión aproximada de

36,869 ha. a 40.965 ha., que constituye uno de los paisajes naturales de mayor tamaño

transformado por el hombre en el planeta. De acuerdo a la clasificación de Denevan y

Smith las distribuciones de los camellones son desiguales en Desaguadero y en su

tipología morfológica describen en la zona campos elevados en forma de damero

abierto, en agrupaciones de 5 a 20 surcos paralelos entre sí en haces, cada haz formando

ángulos rectos con los adyacentes, los surcos entre camellones son abiertos al final (Ibid

pp. 31-33). También identificaron camellones de estas características rodeados por

represas en sitios especialmente húmedos cerca de Pomata y extendiéndose tierra

adentro en Juliaca. Otro patrón de Desaguadero es el denominado “lineal”. Se trata de

camellones orientados, largos y angostos generalmente paralelos entre sí, cuyo largo

puede alcanzar los 400 a 500 m. En este tipo, ejes largos forman ángulos rectos entre las

laderas de los cerros y la planicie, se encuentran por debajo de las laderas empinadas de

los cerros y se extienden hasta la zona pantanosa baja, con un promedio de ancho de 8.7

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m (Pomata) (Denevan y Smith 1981: 34-35). Otros investigadores mencionan también

esta área de camellones asociada al periodo Horizonte Medio de Tiwanaku (Kolata

1996, PROSUKO/IC COSUDE 2008).

De acuerdo a nuestro reconocimiento arqueológico en el sector boliviano de

Desaguadero pudimos verificar en terreno lo siguiente. Los camellones que se localizan

al sur de la población de Desaguadero boliviano corresponden al denominado patrón

“lineal” de Denevan y Smith, debido a que se trata de camellones orientados de este a

oeste, largos y angostos paralelos entre si y de 400 - 500 m de largo. Fueron dispuestos

en la enorme llanura inundable del Desaguadero, sin embargo revisten especial atención

porque para su utilización se efectuaron grandes alteraciones del paisaje, creando un

gran dique de represamiento de agua dulce en el sector de la orilla del Desaguadero, el

que impedía el ingreso de agua salada de este río y por otra parte retenía el agua dulce

que era traída, también en forma artificial, de la serranía como veremos adelante (Fig. 2

y fotos 2, 3).

Fig. 2. Esquema de camellones de Desaguadero en el sector boliviano

Como se puede apreciar en la fotografía y figura 2, el terraplén era grande, de

aproximadamente 7 m de ancho, 1, 50 m de alto y casi 2 km de largo, bordeaba la orilla

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del Río Desaguadero, hoy en día fue convertido parcialmente en parte en un camino y

desembarcadero, habiendo sido afectadas varias de sus partes.

Fotografía 2. Terraplén de represamiento entre el Desaguadero y el plano inundable de Desaguadero boliviano convertido en camino

Por otra parte el curso medio y bajo del río que baja de la serranía al oeste de

Desaguadero fue canalizado mediante la construcción de terraplenes paralelos a los

lados del río en línea recta, los terraplenes hechos mediante la acumulación de la arcilla

del lugar tienen de 4 a 5 m de ancho, más de 1 m de alto y con una separación de 6 a 7

m entre uno y otro, creando cursos largos y rectos para alimentar el plano de inundación

en la parte baja en una distancia de 800 m (Fig. 2 y Foto 3).

Los camellones ocupan la parte inferior inundable entre el dique de

represamiento de agua, la población de Desaguadero y el Qhapac Ñan Urco que pasa

por la margen oeste en el sector más alto y seco, de igual manera fue construido

destruyendo la parte superior de los camellones en algunos sectores y cortando los

terraplenes paralelos que traen agua de la serranía como se puede ver en la figura 2 y

verificar en terreno.

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Fotografía 3. Canalización mediante terraplenes del río que baja de la serranía

en Desaguadero boliviano.

Los camellones alineados son largos de hasta 400 m y tienen un ancho de lomo de 8 a 9

m. con canales de 1 m., camellones de 1 m de ancho se encuentran en medio del dique

de represamiento en el sector de mayor inundación, todos parcialmente conservados

(Fots. 4 y 5).

Foto 4 Camellones largos y anchos al interior del área de represamiento

Foto 5 Camellones angostos en el área de mayor inundación

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El tamaño del área de represamiento de agua dulce puede ser calculado en una

superficie de aproximadamente 60 Ha en la que estaban dispuestos los camellones. En

la actualidad el sistema se encuentra bastante deteriorado por el crecimiento urbano y

por las actuales actividades productivas de la zona (ganadería vacuna y agricultura

mecanizada). Sin embargo el camino Qaphac Ñan Urco que pasa al oeste del sistema

agrícola, se encuentra en regular estado de conservación y posee una plataforma elevada

de 30 cm de alto con un ancho de 4 a 6 m que posteriormente es cortada por la nueva

carretera internacional a más de 1 km de su salida del sector del cruce del río (Fig. 1 y

Fot. 6).

Foto 6. Camino Qaphac Ñan Urco entre el cruce de Desaguadero y la nueva carretera

Continuando el camino en su incursión al sur y a partir del último espolón de la

serranía, la ruta se separa de las montañas y corre paralela al Río Desaguadero. En este

sector el camino ha sido reutilizado como parte de la carretera que se dirige a Jesús de

Machaca y algunos sectores erosionados muestran restos del antiguo empedrado. Como

a una distancia de 4, 6 km del Desaguadero el nuevo camino carretero corta un

montículo y el camino inka pasa a un lado de este. El montículo es una formación

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artificial correspondiente a la tradición Tiwanaku con un largo de 200 m, una altura de 3

m y abundantes restos de cerámica. Al oeste del montículo la llanura inundable que baja

en declive muestra restos de camellones lineales en mal estado por efectos del arado

moderno. En el corte del camino nuevo se aprecian 3 tumbas subterraneas en forma de

cista, en la fotografía 8 presentamos un detalle de una (Fots. 7 y 8).

Fotografía 7. Imagen Google de montículo Tiwanaku cortado por la nueva carretera Fotografía 8. Fotografía de detalle de tumba expuesta en el perfilo por el corte del nuevo camino

El hecho de que el camino llegue directamente al montículo de filiación Tiwanaku

constituye un importante indicio de que originalmente fue construido y utilizado por

esta cultura como veremos adelante. Aproximada mente a una distancia de 4.6 Km. El

camino carretero se bifurca y continúa por los pies de la serranía, mientras que la

plataforma precolombina continúa casi en medio de la pampa con dirección a Titicani

Tacaca en mejor estado de conservación debido a que es menos utilizada como camino

vecinal.

Dos características son llamativas en este sector, inicialmente la forma de un

terraplén de entre 5 y 7 m de ancho y de 30 a 70 cm de alto, con canales de 1 m de

ancho y 30 cm de profundidad a cada lado, todo construido con la intención de evitar la

inundación del terreno y proporcionar una superficie seca para caminar que continua

constante con cambios menores hasta Titicani Tacaca (Fot. 9)

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Fotografía 9. Plaraforma del camino Qhapaq Ñan Urcu rumbo a Titicani Tacaca

Otra forma menos característica aparece como una huella excavada en los

sectores elevados, de 5 m de ancho y profundidad de hasta 50 cm. El camino atraviesa y

corta varios sectores de camellones, además presenta una especie de puentes o pasos

trabajados con grandes bloques de piedra para el paso de sectores de arroyos o canales

de agua. El camino llega a la población de Titicani Tacaca, donde confluye con la nueva

carretera a los pies de la serranía, nuevamente en esta población encontramos restos de

plataformas de cultivo y cerámica Tiwanaku . Posteriormente en una distancia de aproximadamente 6,25 Km de Titicani el camino

continua hasta la población de Jesús de Machaca por encima de la huella del camino

antiguo. Este tramo puede ser caminado en un total de 7 horas en 23 km de distancia.

Jesús de Machaca

Los alrededores del asentamiento de la actual población de Jesús de Machaca

fueron investigados por Stig Ryden (1947), quien identificó sitios con filiación Pacajes

e Inka- Pacajes, incluida la villa inka de Chaucha de Khula Marka, en la ladera norte de

una zona montañosa a poca distancia del sitio de Khonko Wankane, un pueblo inka a

cuyo lado se construyó una iglesia colonial. Se sabe que los inkas, luego de conquistar a

la población Pacajes, obligaron al abandono de los sitios altos fundando reducciones en

zonas más bajas y de menor carácter defensivo como en la región Lupaca. Esta región,

desde 2001, también fue objeto de las investigaciones efectuadas por el Proyecto

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Arqueológico Jacha Machaca (PAJAMA), que ha centrado su atención en los sitios de

Khonko Wankane y Chaucha de Khula Marka, efectuando extensas excavaciones y

estudios de patrones de asentamiento, abarcando los períodos Formativo, Tiwanaku y

Pacajes e Inka.

De acuerdo a nuestras investigaciones en la población de Jesús de Machaca pudimos

evidenciar que el camino Qhapac Ñan ingresaba directamente por el sector norte del

pueblo hasta la iglesia colonial, pasando a lado de una laguna artificial o qocha de casi

100 m de largo ( Fig. 3). Como veremos adelante la presencia de lagunas artificiales o

humedales en los tambos inka fue fundamental para el abastecimiento de agua

posiblemente de ejércitos y caravanas de llamas, de igual forma por delante de la iglesia

y orientándose hacia el noroeste se presentan dos grandes plazas o‘Kanchas, como áreas

abiertas de forma trapezoidal que posiblemente sirvieron como atracaderos de llamas

y/o áreas de campamento y de intercambio de productos, pese a la superposición de

construcciones modernas los restos cerámicos coloniales, inka e inka pacajes son

abundantes en este sector.

Figura 3. Jesús de Machaca, restos inka

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Destaca en el sector suroeste del pueblo una especia de kancha rodeada de

estructuras de adobe en forma de Kallankas, o edificaciones rectangulares de adobe de

entre 6 y 5 m de largo con un ancho de 2 a 3 m, donde también aparecen restos de

cimientos de piedra circulares posiblemente de qollcas de almacenamiento, con un

diámetro de 5 m (Fotos 10, 11 y 12).

Foto 10. Fotografía de Kallankas de Jesús de Machaca Foto 11. Cimientos de piedra circulares, qollcas de almacenamiento

Foto 12. Cerámica inka de Jesús de Machaca La superposición y reutilización del sector suroeste de Jesús de Machaca se hace

evidente en las construcciones de adobe que presentan entre 3 y cuatro niveles de

superposición de diferentes tipos y muros de adobe, esta superposición se inicia con

muros de adobes pequeños y delgados y termina con los adobes actuales gruesos y de

forma cúbica, sin embargo por la forma del cimiento y la mantención falsas ventanas,

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nichos trapezoidales y puertas también trapezoidales, se puede decir que se mantuvieron

las características principales de las construcciones que fueron usadas hasta la

actualidad.

Camino a Nazacara

Continuando nuestro viaje hacia, un camino parte del último sector descrito con

rumbo oeste hasta alcanzar la localidad de Nazacara. Esta es una población ubicada a

orillas del río Desaguadero como a 23 Km de Jesús de Machaca. En el reconocimiento

de campo identificamos el camino que se halla regularmente conservado debido a que

es usado por vehículos. Sin embargo es posible apreciar la plataforma del camino, los

canales de drenaje y de manera especial, justo antes de arribar a Nazacara, su paso entre

dos montículos naturales cubiertos de cerámica, de diferentes periodos (Horizonte

Medio, Desarrollos Regionales Tardíos y del Horizonte Inka). Posiblemente ambas

elevaciones pequeñas corresponden a santuarios precolombinios. Como había descrito

Pärssinen (2005). la población de Nazacara se asienta sobre un sitio arqueológico de

filiación Tiwanaku, por lo que el camino precolombino puede ser afiliado a esta

tradición.

Camino a Jiwacota

Otro camino importante se dirige al suroeste hacia Pallimarca, sitio inka

descrito por Rydén (1947), por una extensa llanura desde Jesús de Machaca hasta cerca

de Caquiaviri, pasando por la laguna (Jiwacota) y un cerro de forma piramidal en cuyas

faldas se encuentran una decena de torres funerarias pertenecientes a los Pacajes.

Posiblemente los Chullpares y el cerro constituyen un demarcador del camino en

términos políticos y sociales. Esta segunda ruta todavía se encuentra en fase de

exploración por parte de nuestro equipo.

Caquiaviri

Caquiaviri es un poblado situado a los pies del cerro Pukarpata. El pueblo consta

de una plaza principal y otra secundarias ubicada en el extremo oeste. La iglesia se

encuentra hacia el sur de la plaza apoyada al pie de la montaña. En la cima de

Pukarpata, a una altura de 4.300 m.s.n.m. se encuentran los restos de una pukara de

filiación Pacajes (Intermedio Tardío) hacia la cual asciende un antiguo camino

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prehispánico que recorre la cresta este de la pukara. Se había señalado con anterioridad

(Pärssinen 2003, 2005) la existencia de una decena de estructuras circulares ubicadas

sobre plataformas. Dichas estructuras no fueron ubicadas en nuestro trabajo de campo,

pero si logramos identificar la estructura Inka Uta que fue descrita por Pärssinen (2003,

2005) constatando algunos errores en la elaboración del mapa de sitio en cuanto a las

proporciones y topografía del terreno. Los trabajos de Pärssinen no mencionan la

existencia de un tambo, cerámica o algún otro tipo de ocupación incaica en Caquiaviri

señalando inclusive que practicó un pozo de sondaje en medio de la plaza del pueblo sin

encontrar restos de cerámica. Sin embargo, un recorrido exploratorio sistemático del

pueblo nos permitió identificar varias zonas con evidencias de ocupación inka, inka

pacajes y colonial (Fig. 4).

Figura 4. Caquiaviri, restos inka

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Con la ayuda de fotografías aéreas y desde la altura de Pukarpata identificamos

dos grandes plazas, la primera; en la que se encuentra la iglesia de Caquiaviri y la

segunda por delante de esta o la actual plaza del pueblo donde se encuentran también

restos de cerámica. A una distancia de dos cuadras al este de la iglesia de Caquiaviri,

identificamos 2 amplias Kanchas de forma trapezoidal rodeadas de Kallancas o

estructuras rectangulares de adobe (Fig. 4 y Foto 13).

Foto 13. Kallancas rodeando patios en Caquiaviri

Foto 14.Edificación de adobe con nicho trapezoidal

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De manera similar a las Kallancas de Jesús de Machaca, las edificaciones de

adobe de Caquiaviri tienen entre 6 y 5 m de largo, con un ancho de 1,50 a 3 m,

presentan nichos falsos de forma trapezoidal y rectangulares y se encuentran rodeando

dos plazas (Fotos 13 y 14). La presencia abundante de material cerámico de tipo Inka en

este sector corrobora la identificación del sitio inka (Fot. 15). Sumado a esto se hallan

superficies de desechos compuestas por lentes de cenizas y basurales compuestos por

restos óseos, carbón, líticos y algunos fragmentos de escorias de metal. Asociado

directamente con esta área y pasando en medio de las Kanchas de oeste a pasa el

Qhapaq Ñan Urco. En el extremo oeste del pueblo, donde llega el camino en línea recta

desde Nazacara, existe un amplio humedal.

Foto 15. Cerámica inka de Caquiaviri

La investigación de Pärssinen (2003, 2005) había propuesto la existencia de un

‘camino Inka’ en la Pukara de Caquiaviri, el que atravesaba la serranía y se dirigiría

hacia la estancia Arumantamaya. Las investigaciones de campo que realizamos

permitieron identificar que el camino salía del tambo dirigiéndose hacia la quebrada y

humedal que se encuentra hacia el sureste.

Desde el tambo el camino Urco ingresa en la mencionada quebrada para

ascender hasta la cima de la pukara por un tramo que se encuentra en mal estado debido

a las lluvias y su ubicación. Sin embargo, aún es posible notar algunos restos del

empedrado y las escaleras de piedra que se usaron en el soldado. Esta ruta constituye la

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vía más directa para atravesar la serranía y seguir rumbo sur hasta donde se encuentra la

estructura denominada por Pärssinen Inka Uta, además de una posible estructura de

puesto de control o descanso de los viajeros similar a un torreón en altura. Una vez en la

cima el camino con un ancho promedio de 4 m, se dirige en línea recta sobre la ladera

hasta alcanzar el abra que comunica con el valle interno de la montaña. En este punto

aún se conserva la apacheta o pilar de piedras que constituye un demarcador

característico de los caminos prehispánicos así como un repositorio de ofrendas a las

deidades del paisaje. Posteriormente el camino continúa mejor conservado y con su

plataforma de piedras grandes de entre 1 y 1,50 m de ancho sobre la ladera utilizando

una plataforma y a un muro de contención sobre todo en las quebradas. Finalmente el

camino después de una jornada de viaje ingresa a la estancia de Arumantamaya, donde

aún no constatamos la presencia de un tambo para proporcionar refugio al viajero.

Desde la estancia Arumantamaya el camino continúa hacia el sur sobre la llanura

(pampa), tramo difícil de identificar debido que se halla en mal estado principalmente

por las actividades mineras en la localidad de Corocoro, todavía investigamos la huella

en este sector.

Caquingora

Siguiendo el criterio utilizado para la identificación de restos inka en Jesús de Machaca

y Caquiaviri, prospectamos los alrededores de la Iglesia colonial y el pueblo de

Caquingora, mencionado también como un tambo inka en los documentos coloniales.

En frente y a un lado de la iglesia del pueblo se aprecian canchas de forma trapezoidal,

la más grande es usada como la plaza central del pueblo (Fig. 5). Sin embargo la mayor

concentración de restos de artefactos se localizó sobre una extensa plataforma natural

por detrás de la iglesia en un área de aproximadamente 10 hectáreas que presenta restos

de tierra quemada, lentes de ceniza, escorias de fundición de cobre y sectores con

abundantes restos de cerámica inka en superficie. Como en los anteriores sitios

investigados, casi en medio de la planicie se localiza una qocha o sector de

almacenamiento de agua en media pampa.

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Fig. 5. Caquingora restos inka

Es probable que en este tambo no se requirieran de mayores estructuras para albergar a

los viajeros que se asentaban en la hondonada junto a la Qocha o Qotaña de agua que

alimentaba a su vez a los animales. Al este de la iglesia y por detrás del colegio del

pueblo se identificaron dos estructuras rectangulares, similares a las Kallancas

identificadas en Jesús de Machaca y Caquiaviri y miles de fragmentos de cerámica

estilo Inka, Inka –Pacajes en sus alrededores en una pequeña Kancha ( Foto 16). Por

debajo de estas estructuras y en las parte superior se pudo reconocer 3 restos de

cimientos de estructuras circulares (qollcas) diferenciadas del color del suelo por los

pastizales que crecieron encima (Fot. 17). La cerámica que se puede encontrar en todos

estos sectores corresponde en su mayoría al estilo inka e inka pacajes, con pocas

concentraciones de material colonial (Fot. 18).

.

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Foto 16. Kallancas Caquingora

Foto 17. Qollqa, Caquingora

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Foto 18. Cerámica inka Caquingora

Conclusiones preliminares

El recorrido pedestre del Qhapaq Ñan Urco y la prospección arqueológica de los

pueblos tambos, ha permitido reconocer importantes evidencias materiales y patrones

constructivos correspondientes al camino en sí mismo y a los tambos inka obliterados

por las construcciones coloniales y modernas.

El Qhapaq Ñan Urco atraviesa una gran llanura inundable a lado y a veces por encima

de amplios sectores de camellones, entre Desaguadero y Jesús de Machaca, su destino

inicial se relaciona a montículos y poblaciones agrícolas de Tiwanaku como Titicani

Tacaca, Nazacara y en tal sentido esta ruta inicialmente fue utilizada y quizás construida

por esta tradición. El camino se caracteriza por haber sido edificado como una

plataforma ancha, de entre 6 y 7 m de ancho, elevada hasta 70 cm por encima de la

superficie y con canales de 1 m a cada lado. Su estado de conservación es regular a

bueno. Los tramos entre Jesús de Machaca y Caquingora todavía se encuentran en

evaluación.

En relación a los tambos podemos decir que el patrón constructivo colonial impuesto

sobre el plan original inka se puede notar en Jesús de Machaca, Caquiaviri y

Caquingora, principalmente en las iglesias que fueron impuestas sobre kanchas de

forma trapezoidal, posiblemente sobre los Ushno o centros sagrados de las poblaciones

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previas como se avizora por la presencia de cerámica en sus alrededores. Generalmente

por delante de las iglesias se construyeron una o dos Kanchas abiertas y de forma

trapezoidal, las que posiblemente servían para la llegada de caravanas de personas,

llamas, festividades, intercambio, entre varias actividades que se realizaban. Las plazas

mayores todavía hoy sirven como las plazas centrales de los pueblos.

Debido a las actividades que se realizaban en los tambos las poblaciones siempre se

encuentran relacionadas a qochas y humedales de construcción artificial. Sin embargo

llama la atención las estructuras de Kallancas o edificaciones de adobes de forma

rectangular y puerta en forma de trapecio que se localizan en relación a un patio central,

el caso más notable es el de Caquiaviri, donde estas estructuras se encuentran en regular

a buen estado de conservación. Los edificios de estos tambos se han mantenido al ser

reconstruidos por encima de los muros antiguos de adobe, conservando características

de decoración como son los nichos de forma trapezoidal en todos los casos descritos.

Para finalizar la existencia de restos de cimientos de piedra circulares que posiblemente

sirvieron como qollcas en Jesús de Machaca, resulta muy interesante frente a los restos

visibles de estructuras similares construidas en adobe en Caquingora. La verificación de

la existencia de restos de tambos inka y del Qhapaq Ñan Urcu por parte de la

arqueología abre nuevas oportunidades de investigación sobre la incursión del imperio

del Tawantinsuyo en nuestro territorio. En futuras entregas profundizaremos la

investigación de los sitios reportados que son trabajados por tesistas del IIAA, así como

de los nuevos que estamos registrando en la investigación de la Gran Ruta inka.

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