Autonomía moral Una posibilidad para el desarrollo humano

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27 Autonomía moral: Una posibilidad para el desarrollo hu- mano desde la ética de la responsabilidad solidaria. 1 Moral autonomy: A possibility for human development from ethics of solidary responsability. María Gabriela Sepúlveda Ramírez. 2 Resumen Desde los enfoques cognitivo evolutivos del desarrollo moral, la meta central del desarrollo psicológico es la integración de una identidad personal que alcance el nivel de autonomía moral, en el sentido kantiano, en el cual se lograría una mayor diferenciación e integración del sí mismo. Sin embargo las interpretaciones y distorsiones de este concepto desde la psicología, han llevado a un excesivo énfasis de la autonomía, desembocando en posturas individualistas y en la exacerbación del narcisismo. Se plantea la necesidad de reinterpretar el concepto de autonomía desde la ética de la responsabilidad solidaria, construyendo la autonomía en térmi- nos intersubjetivos, ejerciéndola a través del diálogo y de la acción, como el resulta- do de la puesta en común de distintos puntos de vista. Nos referimos a la autono- mía moral solidaria en el sentido de una autonomía enraizada en el desarrollo del ser y cuyo elemento vital es la solidaridad de los hombres que se reconocen y son reconocidos como libres. Palabras claves: Autonomía moral solidaria Abstract Cognitive developmental approaches in moral development state as the main goal of psychological development the construction of a personal identity that reaches the level of moral autonomy, in the kantian sense, at which a more differentiated and integrated self is achieved Psychological interpretations and distortions of this concept, have lead to an excessive emphasis on autonomy, with the result of 1 Trabajo presentado en IX Congreso Metropolitano de Psicología. Odisea de la Etica. Facultad de Psicología, Univer- sidad de Buenos Aires, Argentina. Mayo 2002. Basado en Sepúlveda, Gabriela (2001). Autonomía moral y solidari- dad: Complementación de las metas del desarrollo de las Teorías Cognitivo-Evolutivas desde Habermás y Apel, Ricoeur y Arendt. Tesis para optar al grado de doctor en filosofía, mención ética. Facultad de Filosofía y Humanidades, Uni- versidad de Chile 2 Psicóloga, Master en Psicología Educacional, Doctora en Filosofía, Mención Ética. Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Psicología. E-mail : [email protected] Revista de Psicología de la Universidad de Chile, Vol. XII, Nº 1: Pág. 27-35. 2003

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Autonomía moral: Una posibilidad para el desarrollo hu-mano desde la ética de la responsabilidad solidaria.1

Moral autonomy: A possibility for human developmentfrom ethics of solidary responsability.

María Gabriela Sepúlveda Ramírez.2

Resumen

Desde los enfoques cognitivo evolutivos del desarrollo moral, la meta central deldesarrollo psicológico es la integración de una identidad personal que alcance elnivel de autonomía moral, en el sentido kantiano, en el cual se lograría una mayordiferenciación e integración del sí mismo. Sin embargo las interpretaciones ydistorsiones de este concepto desde la psicología, han llevado a un excesivo énfasisde la autonomía, desembocando en posturas individualistas y en la exacerbacióndel narcisismo. Se plantea la necesidad de reinterpretar el concepto de autonomíadesde la ética de la responsabilidad solidaria, construyendo la autonomía en térmi-nos intersubjetivos, ejerciéndola a través del diálogo y de la acción, como el resulta-do de la puesta en común de distintos puntos de vista. Nos referimos a la autono-mía moral solidaria en el sentido de una autonomía enraizada en el desarrollo delser y cuyo elemento vital es la solidaridad de los hombres que se reconocen y sonreconocidos como libres.

Palabras claves: Autonomía moral solidaria

Abstract

Cognitive developmental approaches in moral development state as the main goalof psychological development the construction of a personal identity that reachesthe level of moral autonomy, in the kantian sense, at which a more differentiatedand integrated self is achieved Psychological interpretations and distortions of thisconcept, have lead to an excessive emphasis on autonomy, with the result of

1 Trabajo presentado en IX Congreso Metropolitano de Psicología. Odisea de la Etica. Facultad de Psicología, Univer-sidad de Buenos Aires, Argentina. Mayo 2002. Basado en Sepúlveda, Gabriela (2001). Autonomía moral y solidari-dad: Complementación de las metas del desarrollo de las Teorías Cognitivo-Evolutivas desde Habermás y Apel, Ricoeury Arendt. Tesis para optar al grado de doctor en filosofía, mención ética. Facultad de Filosofía y Humanidades, Uni-versidad de Chile2 Psicóloga, Master en Psicología Educacional, Doctora en Filosofía, Mención Ética. Universidad de Chile, Facultadde Ciencias Sociales, Departamento de Psicología. E-mail : [email protected]

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individualistic postures and the exacerbation of narcissism. This work outlines theneed to interpret the concept of autonomy from the ethics of solidary responsability,constructing autonomy on intersubjective terms, performing it through dialogueand action, as the result of the common account of different points of view. We referto moral solidary autonomy in the sense of an autonomy that is inherent to thedevelopment of the self and whose vital element is solidarity among men whoacknowledge each other as free.

Keywords : Solidary moral autonomy

Introducción

Desde los enfoques cognitivo evolutivos,la meta central del desarrollo psicológico esel logro de una identidad personal autóno-ma como un proceso de diferenciación e in-tegración, a través del cual la persona orga-niza sus experiencias de acción y de interac-ción en el mundo. Se construye un sentidoético que define al sí mismo en términos deuna jerarquización de valores y una integra-ción social efectiva, de forma autónoma, enel sentido kantiano, en el cual se lograría unamayor diferenciación e integración del símismo, en la medida que la persona tendríala capacidad de autolegislarse, al imponer-se a través de la razón un principio de justi-cia universal, basado en el respeto a la igual-dad de las personas.

Así, la identidad personal es la de perso-nas identificadas con la humanidad, con ca-pacidad y voluntad para actuar racionalmen-te. De este modo el actor de un juicio o actomoral, utilizaría un método de toma de de-cisión racional y lógico, sin determinaciónde fuentes de poder o autoridad externa.

Sin embargo las interpretaciones ydistorsiones de este concepto desde la psi-cología, ha llevado a un excesivo énfasis dela autonomía de la persona como meta deldesarrollo personal, lo que ha desembocadoen posturas individualistas y en la exacer-bación del narcisismo, las que aparecen comola condición común de la sociedad moder-na, siendo el narcisismo considerado comoel trastorno de nuestros días.

Aparece como fundamental en la socie-dad actual la superación de las posturasindividualistas y narcisistas, sin dejar deplantear el ideal de la autonomía como unameta del desarrollo humano. Para ello esnecesario en el plano psicológico la integra-ción de los aspectos cognitivos, afectivos ysociales en el desarrollo moral, para lo cualse requiere complementar la perspectivacognitiva evolutiva con otras perspectivasfilosóficas.

Por tanto el objetivo de este trabajo esdesde la ética de la responsabilidad solida-ria o ética dialógica complementar la auto-nomía moral con la solidaridad como metasdel desarrollo psicológico, de modo que lameta sería una “autonomía moral solidaria”.

La autonomía moral en las teoríascognitivo-evolutivas.

Las teorías cognitivo evolutivas del de-sarrollo moral de Piaget y Kohlberg man-tienen el concepto de autonomía de Kant,como el supremo principio de la moralidad.De este modo las acciones morales se deri-van de un juicio de la persona que conside-ra lo correcto o incorrecto de un acto, luegode un proceso de reflexión individual queconsidera la obligación hacia un principio dejusticia universal.

Para Kant, la posibilidad de la autonomíaestá esencialmente, en su posibilidad de unavoluntad libre, y no como seres obligados porel mundo sensible. Kant argumenta a favorde una moralidad que nos libera de los me-canismos de la naturaleza al someternos a le-

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yes racionales dadas por nosotros mismos, lasleyes de la razón práctica. Entre los mecanis-mos de la naturaleza, especialmente paraKant, se encuentran los afectos, los sentimien-tos y las emociones, que nos ocurren bajo le-yes condicionadas empíricamente y que nonos dan ninguna guía en relación a nuestrosdeberes morales. El problema de qué haceracerca de algún sentimiento o emoción, seresuelve para Kant, Piaget y Kohlberg, por unacto de juicio cognitivo, de preferencia racio-nal, autónomo y altruista.

Kant incluye el sentimiento de respeto,el cual es autogenerado por la razón, y ser-viría de motor para la observación de la leymoral. En la Crítica de la razón práctica, Kantplantea este sentimiento como un elementode aprobación del sí mismo, al actuar deter-minado por la ley, y tener conciencia de uninterés libre.

Piaget integra el afecto en el juicio moral,al plantear que es, al igual que para Kant,un elemento energizador de la conducta. Elpunto de vista cognitivo-evolutivo, sostieneque el afecto y las cogniciones son aspectoso perspectivas diferentes de un mismo even-to mental, el cual tiene componentescognitivos y afectivos a la vez; sin embargosegún Kohlberg, el afecto estaría siempreestructurado por procesos cognitivos, talescomo la toma de rol, o el ponerse uno en ellugar del otro, lo que puede conducir a sen-timientos morales, en el sentido kantiano,ligados al concepto de respeto.

Para Piaget el respeto hacia sí mismo yhacia otros es el elemento esencial de la mo-ralidad. Piaget inicia su obra ”El criteriomoral en el niño” definiendo la moralidadcomo un sistema de reglas, el cual se adquie-re a través de un proceso evolutivo de cons-trucción de significados de la relación entresí mimo y los otros individuos, lo que cons-tituye el aspecto central de la personalidad.

La personalidad se iría construyendo enla interacción social, a través de un proceso

de descentración de sí mismo, e incorpora-ción de las relaciones de cooperación social,como un elemento central para el desarrollohumano y la supervivencia de la especie. Eneste sentido, la personalidad implica unaespecie de descentramiento del yo que seintegra en un programa de cooperación y sesubordina a disciplinas autónomas y libre-mente construidas.

A través del desarrollo, el ser humanocomo miembro de un grupo social, incorpo-ra la relación social como un elemento cons-titutivo de su organización personal; por locual desde temprana edad subordina y so-mete sus deseos egocéntricos conscientes oinconscientes, para lograr una relación decooperación con otros. Se va estructurandola personalidad, a través de la capacidad delhombre de actuar por deber, al cual la vo-luntad obliga como miembro de un gruposocial.

La constitución de la personalidad segúnPiaget implica la superación del egocentris-mo y por tanto el equilibrio en las relacionessociales. La persona a través del pensamien-to y de la reflexión libre, construye lo quePiaget llama un programa de vida; el cualdebe ser fuente de disciplina para la volun-tad e instrumento de cooperación.

En la autonomía se sigue una regla, unprincipio, o ley, que es interno a la propiaconciencia de la persona, que la hainteriorizado a través de un proceso de cons-trucción progresivo y autónomo. En la au-tonomía, la regla es el resultado de una de-cisión libre, y digna de respeto en la medidaque hay un consentimiento mutuo.

El paso a la autonomía implica el paso delo egocéntrico a lo social, al sentido de lacooperación social, y por tanto la compren-sión de la regla con un sentido de obligación.Esto se logra cuando la relación social estáregulada por el reconocimiento del otro, y lainmersión del yo en el mundo social comoparte del colectivo.

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Lo propio de la cooperación es llevar alniño a la práctica de la reciprocidad, o seade la universalidad moral, y a la generosi-dad en sus relaciones sociales, como partede un sentimiento de respeto que se dirige alas personas. Sin embargo este equilibrioideal, que se logra a través de la discusión yla interacción participativa, requiere de unlargo proceso educativo de los niños en re-laciones de reciprocidad, lo cual no es lo co-mún en el sistema educativo ni en la socie-dad moderna.

Mas allá de la autonomía: los peligrosdel individualismo.

En primer lugar aparece como fundamen-tal en la sociedad actual la superación de lasposturas individualistas, las que enfatizan lasubjetividad individual, y que están muylejos de la meta de la autonomía planteadapor las teorías cognitivo-evolutivas del de-sarrollo moral. Estas posturas llevan al hom-bre a afirmar su identidad, a través de la li-bertad, entendida en el sentido de dar cursoa sus deseos y necesidades, encerrándosesolamente en sí mismo y en su vida privada,sin comprender que sólo el proceso de so-cialización permite la configuración indivi-dual y el despliegue de sus capacidades.

Al igual que en el narcisismo la personaesta atrapada en sí mismo, a merced de susdeseos y necesidades, no pudiendo incorpo-rar lo externo, ni lo interiorizado desde el otro.Se encontraría así, el ser humano en estadode desequilibrio en su relación con el mun-do, sin posibilidad de lograr la autonomía.

Otro aspecto a considerar, es el aumentode conductas delictivas violentas especial-mente en la población juvenil, con la partici-pación de niños y adolescentes cada vez másjóvenes, los cuales son en su mayoría deser-tores del sistema educacional.

Estos datos nos muestran la dificultadque experimentan algunos jóvenes en laconstrucción de un proceso de identidadpositiva, al estar marginados de la

institucionalidad. Aparece un estilo de vidasin orientación hacia el futuro, centrado enel presente, con un abuso y apego a los pla-ceres y pasiones del momento inmediato. Sedesarrollaría en ellos escasamente la capaci-dad de pensamiento hipotético deductivo,permaneciendo en lo concreto. Se dejaría asíde lado la consideración de metas a largoplazo y las consecuencias de su conductapara sí y para el mundo futuro.

La pérdida de un sector de la juventudactual de la posibilidad de la acción y la des-esperanza de un futuro, los debilita en suscapacidades de actualizar y potenciar susproyectos vitales en concordancia con otros.Es clara la necesidad desde la sociedad deincorporar a los jóvenes en espacios de opi-nión y de acción en la realidad, como ele-mentos esenciales para satisfacer la meta dela autonomía personal.

Otro aspecto de relevancia surge desdela práctica psicológica clínica, en la cual elpsicólogo se encuentra en la actualidad fre-cuentemente con personas deprimidas, sien-do el elemento central de la depresión la fal-ta de satisfacción de sus necesidades y gra-tificaciones personales, junto a la incapaci-dad de postergación de deseos, impulsos ynecesidades. La no superación del egocen-trismo en el desarrollo, deja a la persona cen-trada en sí misma, percibiendo los límitespuestos por el otro y el ambiente, como unobstáculo al desarrollo del sí mismo y comoun autosacrificio permanente.

Surgen así los problemas de conductacomo una agresión hacia el mundo que seaprecia como coartador de las necesidadesde autorrealización, y las conductasevitativas a través del consumo abusivo dealcohol y de drogas, e incluso el suicidio, antela percepción de un mundo que coarta, im-pide y no facilita el logro de las gratificacio-nes en forma inmediata.

En la educación se han enfatizado excesi-vamente posturas personales de tipo indivi-

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dualista en aras de una autenticidad mal en-tendida; como consecuencia no se ha desa-rrollado en el ser humano la capacidad detolerancia a la frustración, en el sentido derenuncia, redefinición o postergación de lospropios intereses y necesidades en la medidaque no son posibles de generalizar, y chocano entran en contradicción con las necesida-des o intereses de otros. Las actitudes violen-tas en relación a otros y a la comunidad engeneral, tienen en gran medida su asidero enestas posturas individualistas, que sientenfrustradas sus necesidades e intereses, vien-do a los otros más bien como una barrera parasu satisfacción personal, perdiendo de vistael significado esencial de persona, tanto ensu propia dignidad como en la de otros.

En síntesis, el problema del aumento enla incidencia de la patología narcisista y deestructuras de personalidad impulsivas ycon dificultades en el desarrollo de su iden-tidad personal, así como los problemas de-presivos y de conducta en la juventud, nosmuestran la necesidad de un cambio de en-foque en relación a la educación moral, a tra-vés de una respuesta que debe ser abordadaen forma interdisciplinaria, abarcando la bio-logía, la psicología, la educación y la re-flexión filosófica.

Hacia una autonomía moral solidariadesde la ética de la responsabilidad

solidaria.

En el centro de la posición kantiana estála posibilidad de la comunicación justa y deuna razón comprensiva que contiene unabase universal, que va más allá de los senti-dos. El punto de vista moral es la perspecti-va desde la cual podemos decidir imparcial-mente entre reclamos competitivos, sola-mente basados en la razón. Sin embargo, elpunto de vista moral requiere que las máxi-mas y los intereses se generalicen, lo cualobliga a los participantes a trascender el con-texto histórico y social de su forma particu-lar de vida y de su comunidad particular, y

adoptar la perspectiva de todos. Este ejerci-cio de abstracción no considera el ámbitocultural específico en el cual se llevan a cabolos procesos éticos personales.

Las reflexiones individuales son llevadasa cabo por sujetos aislados, sin considerarlas tradiciones y las instituciones que sonconstitutivas de una forma particular de vidao de una determinada colectividad, con susprácticas y costumbres específicas. La volun-tad libre opera en la abstracción, desconec-tada de los lazos sociales que dieron signifi-cado a la vida ética.

La ética discursiva intenta modificar laaproximación kantiana reinterpretándola entérminos intersubjetivos. La insuficiencia dela autonomía como meta única del desarro-llo, no significa renunciar a ella, sino másbien alude a la necesidad de restaurar su sig-nificado original en el contexto de la teoríakantiana, integrándolo con un desarrollopleno de la persona en relación a sus aspec-tos cognitivos y afectivos en permanenteequilibrio con el contexto ambiental ysociocultural, y agregando la meta de la so-lidaridad como indisociable de la autonomía,o más bien como dos aspectos de la mismamoneda, en palabras de Habermas (1995).

La ética discursiva de Habermas y Apel,transforma la autonomía kantiana, en auto-nomía solidaria. El principio kantiano deuniversalización se transforma, explicitandoun principio moral procedimental aceptadoal argumentar, en conexión con la discusiónde la responsabilidad por las consecuenciasde las normas consensuadas. La autonomíase construye así en términos intersubjetivos,en la medida que se consideran los fines co-munes de todos los participantes en un dis-curso práctico.

La autonomía de la conciencia del indi-viduo se conserva en la medida que el indi-viduo entiende la autonomía en el sentidode la intersubjetividad o reciprocidad –reco-nocimiento de las personas como iguales-,

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para lograr el consenso definitivo de unacomunidad ideal de comunicación, pero sindejar de lado las condiciones históricas ycontingentes de la comunidad real de comu-nicación. El individuo actuará responsable-mente considerando las consecuencias parasu comunidad real, y a la vez tomará encuenta las reglas de la comunidad ideal, sinponer en riesgo la conservación de la real.

La autonomía moral se ejerce a través deldiálogo, por lo que se logra ser auténtico in-dividuo sólo en la interacción con el otro;construyéndose lo universal como resulta-do de la puesta en común de puntos de vis-ta distintos. Las capacidades para la auto-nomía están implícitas en las relaciones so-ciales y comunicativas, están latentes en lasestructuras generales de la interacción.

La autonomía sería una autonomía soli-daria, en la medida que el valor del indivi-duo deriva de su autonomía, la cual de daespecial dignidad, y de la cooperación entreellos, que conlleva la preocupación por elotro a nivel empático, como un elementoesencial a la necesidad de individuarse a tra-vés del proceso de socialización.

La solidaridad aparece como el elementovital de los hombres que se reconocen y sonreconocidos como fines en sí mismos. La so-lidaridad es preocupación por el otro, pordeber y obligación, en tanto somos parte dela humanidad; así, la ética discursiva enfatizala integración de los aspectos sociales en eldesarrollo humano.

En la ética discursiva se desarrolla la de-nominada por Cortina (1998) actituddialógica, la que implica que la persona tie-ne a los demás hombres y a sí mismo comoseres autónomos, igualmente capaces de dia-logar sobre lo que les afecta, y que está dis-puesta a considerar los intereses de todos altomar decisiones. La persona defenderá através del diálogo sus convicciones, pero conrespeto a todos los interlocutores posibles,

como actitud básica que implica respetar laautonomía de todos los afectados.

Según Camps (1993) el sujeto ético tieneque defender su autonomía, de la cual de-pende su responsabilidad moral. En la cons-trucción de su propia identidad el individuose encuentra inmerso en la sociedad, y deberealizar su humanidad, la dignidad huma-na como un fin, la que es la meta de la auto-nomía moral. La autonomía moral se ejercea través del diálogo, se logra ser auténticoindividuo solo en interacción con el otro.

Habermas señala, en forma similar a lasteorías psicológicas cognitivas, que la iden-tidad del sí mismo consiste en una organi-zación estructural que se construye en la in-teracción social. La identidad se forma a tra-vés de la socialización, esto es de la integra-ción del niño en un sistema social específi-co, por la apropiación de las generalizacio-nes simbólicas, la cual posteriormente se afir-ma y desarrolla a través de la individuación,que implica el crecimiento independiente enrelación a los sistemas sociales, y a la vez unaumento progresivo de la autonomía al de-sarrollarse las capacidades sociales ycomunicativas.

Las capacidades para la autonomía estánimplícitas en las relaciones sociales ycomunicativas, están latentes en las estructu-ras generales de la interacción. El sí mismo sedesarrolla por tanto de las relaciones de reco-nocimiento recíproco, a través de las cualeslos individuos definen sus identidades.

Ya que la identidad personal puedelograrse solo por socialización, la preocupa-ción moral de la ética discursiva por la auto-nomía y el respeto mutuo está ligada con elinterés en la preservación y promoción delas relaciones intersubjetivas de reconoci-miento recíproco, y por tanto con las formasde vida comunitaria en las cuales se puedenrealizar.

La dependencia recíproca entre indivi-duación y socialización, es parte del conoci-

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miento implícito de todos los sujetos queactúan comunicativamente. SegúnHabermas, apoyándose en las investigacio-nes de desarrollo moral de Kohlberg yPiaget, las personas que han crecido en unafamilia funcional, que han formado su iden-tidad en relaciones de reconocimiento recí-proco, y que se mantienen a sí mismos en lared de expectativas y perspectivas recípro-cas, construidas en la pragmática de la si-tuación de habla y de la accióncomunicativa, han adquirido las intuicionesmorales básicas de la integración necesariade lo individual y lo social.

En el proceso de desarrollo y aprendiza-je, se aprende a comprender el punto de vis-ta del otro, y según Habermas (1991), laontogénesis de las perspectivas del hablan-te y del mundo, que lleva a una compren-sión descentrada de la realidad, se explicaen relación con el desarrollo de las corres-pondientes estructuras de interacción. Si-guiendo a Piaget, se parte del intercambioactivo de un sujeto que aprendeconstructivamente con su medio, desarro-llándose un sistema de perspectivas comple-jas a partir de la perspectiva del observadora través de la interacción con el medio, y delas perspectivas recíprocas referidas a la re-lación yo-tú, que practica el niño en la rela-ción mediada simbólicamente con las per-sonas en el contexto de la interacciónsocializadora. Las personas reclaman igualderecho y espacio, y este reconocimiento re-cíproco exige la obligada cooperación en elmantenimiento de una textura social quetorne efectivos esos derechos.

La persona autónoma se entiende comofin en sí mismo, y por tanto merecedora desolidaridad, y como resultante de un proce-so de socialización, y por tanto producto dela solidaridad. El reconocimiento a la digni-dad de cada hombre, exige que se le permi-ta desarrollar sus planes vitales, no sólo deforma cooperativa, lo cual aumenta el bene-ficio y la autoestima, sino que también conla actitud solidaria, que incluye un elemen-

to de justicia, en aras de la equidad, con to-dos los que son en sí valiosos.

El proceso de socialización forma partedel proceso de personalización, en el cual lossujetos se consideran como fines en sí valio-sos, siendo la solidaridad el elemento vitalde los hombres, los que se convierten en per-sonas en el seno de una comunidad, en laque reconocen a otros y son reconocidos.

Conclusiones

La identidad autónoma es producto delproceso de responsabilidad solidaria. Laautonomía es una posibilidad en el desarro-llo del ser humano, inmerso en las relacio-nes sociales, en la medida que estas relacio-nes son vistas en relación a las potencialida-des humanas. El sí mismo autónomo lograsu identidad de forma reflexiva, identificán-dose como un individuo que mantiene unacierta continuidad en el tiempo y que se dis-tingue por una historia de vida única, en uncontexto interaccional determinado.

La ética discursiva protege así, los dospolos del proceso de socialización: los indi-viduos, a los que alude el uso de pronom-bres personales, y la red de relaciones socia-les que se articulan en un proceso de diálo-go, que permite la individuación y el desa-rrollo de la identidad autónoma, a través dela actitud solidaria, previniendo así las pos-turas individualistas.

Los patrones de socialización autónomosrequieren de formas reflexivas y creativas,en las que participen individuos en condi-ciones de simetría, fomentándose la cons-trucción de una identidad del yo sumamen-te abstracta. Se requiere por un lado, lairrestricta libertad individual de cada per-sona como participante en un diálogo, y a lavez, la capacidad de cada uno de ponersesolidariamente en el lugar del otro.

En una sociedad moderna, organizada yjusta, los individuos socializados deberían

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disfrutar no sólo de autonomía y un altogrado de participación, sino también de unamplio espectro para la realización personal,esto es para la proyección consciente y logrode los planes de vida individuales. A la vezla persona permanece siempre consciente desu inclusión en una comunidad específica,cuya existencia requiere que todos sus miem-bros actúen empáticamente, asegurando lared de reconocimiento recíproco, sin la cualla identidad de cada individuo sedesintegraría.

En este sentido es necesario dar al indivi-duo las posibilidades de ejercer su autono-mía, e iniciar procesos nuevos en el mundo,tanto en el ámbito de las relaciones con lascosas como en el de las relaciones con laspersonas. La autonomía implica la capaci-dad de ser agente, de iniciar proyectos, decrear nuevas ideas y relaciones entre cosas,lo cual implica cierta forma de control sobrela historia vital de la persona, dentro de sucontexto y biografía.

Así, nos referimos a autonomía moralsolidaria en el sentido de una autonomíaenraizada en el desarrollo del ser y cuyo ele-mento vital es la solidaridad de los hombresque se reconocen y son reconocidos comolibres, a través de la acción humana.

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