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    Eltrastornoautista:unaperspectivactual

    EULALlATORRASDEBEA*

    RESUMENEl artculo describe la cuestin del diagnstico, la etiopatogenia y el tratamiento del trastorno autista. Este trastorno es

    visto como un conjunto de sntomas y capacidades que varan en cada nio. Conocer a fondo estas capacidades -recursos yaspectos sanos del nio- es definitivamente importante ya que son las que habr que desarrollar en el tratamiento. En cuan-to a la etiopatogenia, se explora los aspectos psicolgicos y psicodinmicos del trastorno autista, as como las distintas ver-tientes de los posibles factores biolgicos. Estudia los pilares bsicos del tratamiento y presenta ilustraciones clnicas. PALA-BRAS CLAVE: trastorno autista, etiopatogenia, desarrollo autstico.

    ABSTRACTTHE AUTISTICDISORDER: A CURRENT PERSPECTIVE.The paper describes the diagnosis,etiopathogenesis and treatment

    issues of the autistic disorder. This disorder is viewed as a set of symptoms and capacities which vary in every child. An in-depth knowledge of such capacities - the resources and healthy aspects of the child- is of a crucial importance as these arethe ones which will have to be enhanced throughout treatment. In dealing with the etiopathogenic issues, the author explo-res the psychological and psychodynamic aspects of the autistic disorder, along with various facets of possible biological fac-torsoThe basic principIes of the treatment, together with clinical illustrations, are finally considered. KEY WORDS: autisticdisorder, etiopathogenesis, autistic development.

    RESUMEL TRASTORNAUTISTA:UNAPERSPECTIVACTUAL.L'article descriu la qesti del diagnstic, l'etiopatogenia i el tractament

    del trastorn autista. Aquest trastorn s vist com un conjunt de smptomes i capacitats que varien en cada nen. Coneixer a fonsaquestes capacitats -recursos i aspectes sans del nen- s defmitivament important ja que sn les que s'hauran de desenvoluparen el tractament. Quant a l'etiopatogenia, s'exploren els aspectes psicolgics i psicodinamics del trastorn autista, aix com elsdiferents vessants dels possibles factors biolgics. Estudia els pilars basics del tractament i presenta il.lustracions clniques.PARAULES CLAU: trastorn autista, etiopatogenia, desenvolupament autstic.

    En este artculo me propongo ofrecer una elaboracinsobre el trastorno autista basada en mi experiencia clnica,ampliada gracias al intercambio con profesionales que tra-bajan en este campo, a aquellos autores que han elaboradotericamente este problema y a los conocimiento que nosofrecen las recientes investigaciones neurolgicas centra-das en la neuroimagen. Hoy en da, estas investigacionesdocumentan detalladamente aspectos que antes solamentepodamos deducir de la clnica.Quiz pronto podremos afinar ms en los matices del

    diagnstico y en algunos elementos tan importante como

    el da a da de los tratamientos, sus resultados y en la pre-vencin. Aun as, a pesar de cuanto se ha avanzado, delautismo nos quedan muchas cosas por saber. En realidadsigue siendo un misterio, ya que an ahora no tenemos laexplicacin de porque muchos nios autistas no hablan:porqu emocionalmente no se han interesado?, porquno han investido la comunicacin?, porqu neurolgica-mente no pueden?, porqu constitucionalmente no hantenido la energa?, o por una combinacin de todos estosfactores? Desarrollar, pues, el tema refirindome al diag-nstico, la etiopatogenia y las intervenciones teraputicas.

    (*) Doctora enMedicina, Psiquiatra, Psicoanalista, Presidentadel Patronat de la FundaciETBCorrespondencia;[email protected]

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    Eltrastornoautista: una perspectiva actual

    EldiagnsticoNo hay dos nios autistas iguales del mismo modo que

    no hay dos nios iguales. Josep Brun (2004) dice que elautismo es en realidad un conjunto de sntomas. Estoycompletamente de acuerdo, tanto ms cuando esto no esexclusivo del trastorno autista: sucede lo mismo con la dis-lexia y con la mayor parte de cuadros clnicos (trastornosde carcter, de conducta, fbicos, etc.). Se trata en realidadde un conjunto de sntomas, de indicadores positivos ynegativos, que nos presentan una organizacin de la perso-nalidad, una dinmica personal; aspectos sanos y enfermosque se agrupan en distintas proporciones y cualidades ydan cuadros clnicos con un elemento comn pero conmuchas diferencias.

    Por esta razn, a la hora del diagnstico no es cuestinde poner una etiqueta, sino de describir al nio y, cosa queme parece importante, de detectar especialmente susrecursos, sus aspectos sanos, todo aquello a que debere-mos agarrarnos para ayudarlo a salir adelante. Se trata msde desarrollar los recursos y los aspectos sanos que desuprimir problemas. Esos aspectos que pensaramos supri-mir se irn modificando a medida que se potencien losaspectos sanos.

    LaetiopatogeniaSiempre o casi siempre que he atendido a un nio conproblemas autsticos y especialmente si lo he tenido en tra-

    tamiento; o sea, si lo he conocido de cerca, me ha causadola impresin, que coincide con la de otros profesionales(Viloca, 2002) de que algo biolgico (gentico, constitucio-nal, neurolgico, etc.) haba en la raz del problema. Laimpresin era de que los factores relacionales y ambienta-les incidan sobre una base de naturaleza biolgica. Peropodra ser de otra manera? Nuestra constitucin, nuestroyo corporal estn ah desde el principio.

    Recuerdo un nio que lleg a mi consulta a los tres aos.Sus padres, especialmente el padre, aseguraba que a losdieciocho meses era completamente normal, comunicativoy ya hablaba. Cuando tena ao y medio el padre promo-cion en su empresa y lo destinaron a 250 Km. deBarcelona como director de una sucursal de su grupo. Esosignific horarios de trabajo muy extensos, de forma quepasaba das prcticamente sin ver a su esposa y a su hijo.La madre tena toda su familia en Barcelona y en el nuevolugar se senta muy sola, cuando adems el padre estabatan poco en casa. Me contaron entre los dos que la madre,"para que el nio estuviera al aire libre", haba tomado la

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    costumbre de dejarlo en la terraza todas las horas de lamaana, mientras ella haca las tareas de la casa. En reali-dad luego me qued claro que se volva a la cama y pasabala maana sin levantarse. Mi impresin era que la madreestaba muy deprimida y no haba tenido ayuda, y que elnio, adems de pasar muchas horas solo, cuando estabacon su madre ella tampoco se encontraba en condicionesde comunicarse con l.

    Podra sorprender el hecho de que pas tiempo sin quese dieran cuenta de que el nio "retroceda". Cuando lorecib no hablaba ni tampoco conectaba, su mirada eradifusa, no sonrea ni se comunicaba de alguna forma. Eraun nio aptico, ausente, que no conectaba con la mirada.Haban hecho varias consultas al pediatra quien, segndijeron, les aconsejaba esperar.

    La informacin que daba el padre, que era quien defen-da que el nio a los dieciocho meses estaba bien, no mepareca muy fiable ya que daba la impresin de no conocera su hijo. La madre segua apagada y no pareca sabermucho lo que suceda. La impresin que me caus el nioa partir de las veces que lo vi, era que deba tratarse de unnio hipovital, apagado, poco estimulante, o incluso concierta tendencia al autismo. Adems de todo esto, y enlugar de los estmulos especiales y la comunicacin quehubiera necesitado por parte de los otros, incidi el trasla-do de la familia, la depresin de la madre, la ausencia delpadre y las muchas horas solo en la galera. Esta vertienterelacional y ambiental debieron haber "desencadenado"una evolucin de tipo autstico que quiz poda haberseevitado o haberse recuperado a tiempo. Creo que este niosera un ejemplo de interrelacin entre una base biolgicahipovital y una pobreza de estmulos por parte del entor-no, o sea , una potenciacin causal que nos explicara lapatogenia del problema.

    Se ha hablado de que en los nios con trastorno autistahay un dficit de comunicacin o de permeabilidad entrelos estmulos y la corteza cerebral correspondiente. Viloca(en Brun y Villanueva, 2004) se plantea el interrogante desi el dficit de permeabilidad es primario e iniciara la evo-lucin autstica o si son las tendencias autsticas del niolas que producen esta pobreza de permeabilidad y comoconsecuencia de circulacin de estmulos. A mi modo dever este interrogante tiene mucho sentido aunque porahora sea muy difcil de dilucidar.

    Lo que sabemos con certeza es que "la funcin hace elrgano": que son necesarios estmulos visuales para que sedesarrolle el aparato visual, estmulos auditivos para que sedesarrolle el aparato auditivo y as sucesivamente. Sabemosque las vas nerviosas y la riqueza de conexiones dendrti-

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    as y de neurotransmisores se permeabilizan, se mielinizanse enriquecen gracias a la circulacin de estmulos, seaual sea el lugar de donde emerjan los mismos, y que lasas que no se usan o se usan poco no se desarrollan yierden su representacin en la corteza cerebral. Dondeea que se inicie un crculo vicioso como el que presento aravs de este nio, se desemboca en un empobrecimientoslo relacional sino tambin neurolgico.Muchas madres que son vlidas y capaces para niosigorosos y estimulantes, pueden no ser suficientementeactivas y estimulantes para bebs apticos, adormecidos,oco conectados. 'Sera lo esperable: que sean madres nor-ales de bebs normales y que, espontneamente y sinyuda, no lleguen a ser "mams terapeutas". Cuando uneb que no estimula y a menudo no reacciona necesitana madre especializada o especialmente emptica, laadre sin duda necesita ayuda de profesionales empticos.sta ayuda puede facilitar que no se desanime ante la faltae reaccin, a veces persistente del nio, lo cual no seuede pedir a toda mujer o a toda persona.Otro aspecto del que se ha hablado (Corominas, 1991;ustin, 1984; Viloca, 2002; Brun i Villanueva, 2004) es laendencia del nio autista a estancarse en una etapa de sen-orialidad, incapaz de conectar las emociones con las sen-aciones. Entiendo esto del siguiente modo: para un bebormal, al que se acaricia, se le habla, desnuda, lava, viste,asea, etc. cada una de estas sensaciones es en realidadontacto global con la madre, su presencia, relacin dejeto total.Esto es lo que no le sucede al nio autista. En la medidan que no conecta con el otro, que tiende a aislarse y en laedida en que a veces, quiz como consecuencia, se le

    cuidados higinicos pero no contacto emo-ional, en su soledad auto y heteroproducida el nio sefugia en sus sensaciones y se asla; se acompaa con ellas.Hoy en da conocemos al nio antes de nacer. Los estu-ios por ecografa nos aportan gran conocimiento acercael feto. Alessandra Piontelli, ya en 1992, anticipa la con-ucta del nio despus de nacer, a travs del estudio de laonducta del feto en el tero. Viloca (2004) nos dice queos estudios recientes de Piontelli y Negri por ecografasugieren conductas del beb en la matriz, formas de rela-cionarse con el interior del tero, las paredes y los elemen-tos que hay en l, que indicaran una mayor facilidad parael retraimiento autista.Este conocimiento, segn como se use, puede ser una

    gran aportacin o puede entraar un riesgo. Sabemos quela informacin -y tambin las opiniones, incluso aquellascarentes de fundamento- que se da a los padres a lo largo

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    EulaliaTorras de Sea

    del embarazo y en los primeros tiempos del nio, cuandoellos aun lo conocen poco, los inducen, lgicamente, afabricar imgenes en su mente, anticipaciones, acerca de suhijo en el futuro. Estas imgenes se proyectan sobre el hijoy sin lugar a dudas modifican la relacin con l: entonces,en lugar de relacionarse con el nio que tienen en sus bra-zos, se relacionan con el nio que tienen en su mente, consus temores, y estarn creando lo que creen que perciben.Por tanto, la informacin sobre el feto que trasciende a lospadres -y es muy difcil que de algn modo no trascienda-puede afectados negativamente y dificultar que ellos, debi-do a la ansiedad y defensivamente, puedan relacionarsenormalmente con el hijo, excepto, claro est, que se lesayude.Se habla de la importancia del momento en que secomunica cualquier diagnstico a los padres. Se ha obser-

    vado que si ellos reciben un diagnstico de problemas ensu hijo cuando ya lo conocen, se han relacionado con l,han establecido un primer vnculo y se han hecho su pro-pia idea, el efecto es diferente que cuando se les comunicael diagnstico de un nio que an no han visto, que an nose ha convertido en hijo. En este segundo caso puede serque el vnculo, defensivamente, no llegue a establecerse,con grave perjuicio para la evolucin del pequeo.Podemos imaginar lo importante que puede ser la comuni-cacin de un diagnstico de tendencia al autismo, a unospadres cuyo hijo an no ha nacido. Si se hace as, en todocaso luego hay que atender a esos padres.Por otro lado, es evidente que estos conocimientos pue-

    den tener una utilidad importante para la prevencin, paraayudar a los padres a compensar las dificultades, a conectarcon su hijo en forma positiva y compensar las deficienciasque ste pueda tener. Volver sobre este punto al final delartculo.

    EltratamientoHace muchos aos que sabemos que, de la misma forma

    que situaciones emocionales patognicas, como por ejem-plo el exceso de ansiedad, empeoran las condiciones biol-gicas de la persona -empobrecimiento neurolgico, soma-tizaciones, etc.- un tratamiento psicolgico que mejore yayude a madurar al individuo modifica, favorablemente, lasbases biolgicas. Hay estudios, por ejemplo a travs deEEG practicado antes y despus del tratamiento (Giner,1975), que lo documentan.Toda intervencin teraputica que mejore al nio desde

    el ngulo emocional, relacional o intelectual, madurar suequipamiento biolgico de base. Por supuesto tambin,

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    todo aquello que por va biolgica mejorara al nio, porejemplo que madurara el sistema nervioso central, pondraal nio en mejores condiciones para aprovechar los est-mulos psicolgicos que se le ofrecieran, psicoteraputicoso de su vida cotidiana. As, una medicacin que modifiqueun crculo vicioso y permita al nio mejores experienciasen su vida cotidiana tendr un efecto teraputico ms alldel estrictamente farmacolgico, en la medida en que esasexperencias relacionales mejores sern teraputicas. Poresta razn, creo que a la hora de organizar un plan tera-putico para el nio autista no se trata de elegir, sino dehacer converger todos los medios teraputicos que puedanaportarle, especficamente, algo favorable.Se ha dicho que una funcin del terapeuta de un niocon problemas autsticos, dira que la funcin central, escaptar lo que el nio vive, lo que est sucediendo, su"comunicacin" y ponerla en palabras. Esta tarea esimportantsima ya que es cuando logramos captar bien alnio que podemos comunicarnos con l, hablarle deforma que le interese y que nos comprenda. Creo que paraesta tarea tan importante, es til recordar la relacin quesolemos establecer con los bebs. De ellos no esperamosque "nos comuniquen", en el sentido de hacernos saberqu necesitan, que desean, sino que captamos todo esto atravs de su conducta, de sus expresiones faciales, de sullanto o de su bienestar. Se ha dicho que el beb se comu-nica por identificacin proyectiva: "hacer sentir comoforma de hacer saber". Se ha dicho tambin, desde Bion(1962), que la madre (y por supuesto tambin el terapeuta)a travs de su reverie capta esta comunicacin y la con-vierte en palabras y en actos adecuados a las necesidadesdel beb.Creo que algo parecido sucede con el nio autista: l nose comunica con palabras, pero su conducta, lo que obser-vamos, nos hace saber mucho de l, de como est. Estosnios tambin "hacen sentir como forma de hacer saber".

    Quiz no tienen intencin comunicativa (no sabemos si elbeb la tiene) pero el caso es que comunican, "nos hacensaber". En este sentido, mi opinin difiere de la de Viloca(2002), quien dice que el nio autista no utiliza la identifi-cacin proyectiva. La actitud, la relacin que establece, ladistancia, la frialdad del nio autista comunica mucho acer-ca de l, nos hace sentir ignorados, puestos a distancia,rechazados y,por supuesto, lo hace por identificacin pro-yectiva. No se trata de que "quiera" comunicarse as, setrata de un mecanismo inconsciente. Los nios autistas,por otro lado, tienden a la identificacin adhesiva, es cier-to, pero una cosa no excluye la otra y tanto en la vida fami-liar como en el tratamiento captar la identificacin proyec-

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    tiva del nio, aquello que nos hace sentir como forma deque lo conozcamos, es muy importante.Como ejemplo de esto recuerdo una ocasin, hace aos,en un centro de atencin precoz, en que estaban tres tera-peutas trabajando con cuatro nios pequeos. Uno deellos era autista. Entre las tres deban atender a los cuatronios, pero al poco rato cada una de ellas estaba concen-trada en un nio y el nio autista campaba por las suyas.Yes que, por identificacin proyectiva el nio autista nosvuelve "autistas" hacia l. ste es el desafo importantecon que nos encontramos cuando llevamos un tratamien-to: que tenemos que seguir estando presentes, siendocomunicativo s y vivos, estando motivados y creativos, apesar de que el nio tienda a apagar y estereotipar la rela-cin e inducirnos a volvernos autistas y a desconectar.A menudo he imaginado el tratamiento de un nio autis-ta como lo que se ha llamado un "maternaje" -denomina-cin que ha cado en desuso pero que sigue siendo muysugerente-; o sea, un trabajo similar al que una madre sen-sible realiza con su beb: lo observa, lo conoce, lo descu-bre, le habla comunicndole lo que observa, lo que estnhaciendo y lo que harn (Corominas, 1991). Todo esto esuna forma de ayudar al beb a desarrollar esas funcionesque de momento transcurren en la mente de los padres.Con el nio autista sucede algo semejante, solo que conl tenemos un par de problemas que, sobre todo combina-dos, nos hacen las cosas ms difciles: nuestra tendenciaadulta a pensar y a hablar a nivel conceptual, abstracto,siguiendo el proceso secundario, que nos cuesta a vecesmodificar para adaptarlo al nivel del nio con el que esta-mos, sobre todo si su tamao no nos ayuda en este inten-to. En realidad esto nos puede suceder, no slo con el nioautista, sino en general con todos los nios que tienen difi-cultades: nos encontramos con un nio mayorcito y lehablamos como correspondera a su edad y no de acuerdoa su capacidad de comprender y de simbolizar.Otro punto es la cuestin de si el nio con trastornoautista tiene intencin de comunicarse o no. He odo dis-cutir este punto algunas veces. Creo que es mejor notomarse el trabajo de tratar de dilucidarlo y despreocupar-se de esta cuestin: no importa si quiere comunicarse o no,el caso es que siempre comunica algo, no puede dejar decomunicar, tal como sucede a todo el mundo. Como decaantes, por identificacin proyectiva, a travs de su actitud,de su conducta, expresin facial, gesto, nos hace sentir ynos hace saber mucho acerca de l. Creo que eso es lo quedebemos tener presente, lo que debe interesarnos y lo quehemos de utilizar para comunicarnos con l y que la cues-tin de las intenciones resulta aqu secundario. Lo impor-

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    nte es que el terapeuta se esfuerce en captar al nio y enomunicarse con l a partir de lo que capta. Quiz es cier-que la comunicacin comienza en la cabeza del terapeu-a, pero eso no nos importa, la cuestin es que comiencealguna parte.En la tarea psicoteraputica con l, no debera preocu-amos especialmente el "aqu y ahora", ya que debemosyudar al nio a hacer o a re-hacer, la red de experienciasividas, verbalizadas, de las que pueda poco a poco ir dis-oniendo para construir su historia y su identidad hastaonde sea posible. En este sentido nos interesa "el aqu yl all, el ahora, el antes y el despus", como forma de irtuando las experiencias en el tiempo y en el espacio, tareaue va junto al proceso de diferenciacin del nio comondividuo y de construccin de su identidad.En esta lnea, nos encontramos que para el nio autistaiene tanta fuerza el "objeto concreto" -"mesa" es estaesa; con este nombre no se reconocer a ninguna otra-e el "objeto permanente", tridimensional, que tiene unossenciales y unos secundarios, a menudo no existe. As,ecuerdo un nio autista de unos tres aos y medio quetuve en tratamiento. El primer da, cuando lo fui a buscar ala sala de espera, despus de darme una mirada fugaz, ypululando por el espacio comenz a cantar algo as comola sptima sinfona de Beethoven. Me qued sorprendidade lo bien que afInaba y la dulzura con que cantaba.Entraron los padres y el nio Y al rato, que yo entendcomo "cuando estuvo tranquilo", dej de cantar.Las siguientes veces, cuando vino para la exploracin y

    luego para el tratamiento, tambin cantaba al comienzo dela entrevista, siempre la misma tonada. Cuando ya me tuvo"muy vista", estaba tranquilo y poda entrar sin difIculta-des, incluso con ganas (a veces, sin mirarme, me daba lamano para entrar o mejor dicho, tiraba de mi mano paraentrar), dej de cantar. Pero lleg el verano y un da decalor me recog el cabello en forma de moo. Fui a la salade espera sin reparar en este cambio. Al abrir la puerta sureaccin fue como la del primer da: me mir muy de pasa-da y empez a cantar mientras pululaba por la sala de espe-ra. Necesit un momento para darme cuenta de lo quehaba pasado. Cuando lo salud y le pude decir algo ascomo que "l notaba el cambio en mi peinado y que pare-ca que yo era otra", ms a travs de mi voz que de otracosa me reconoci enseguida, cambi de actitud, dej decantar y entr como sola hacerlo en las ltimas sesiones.O sea que hasta ese momento yo haba sido siempre ysolamente aquella del pelo suelto. Cuando esta imagencambiaba, a pesar de que el contexto era el mismo desiempre, todo haba cambiado y en el primer momento fui

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    Eulalia Torras de Sea

    una desconocida.Otro nio autista de cinco aos y con bastante lenguaje

    aunque muy concreto, mostraba su falta de conceptos anelementales, la ausencia de tridimensionalidad en su juegoy su lenguaje. A menudo jugaba a hacer patatas fritas.Sacuda la caja con los juguetes dentro, que se entenda queeran la sartn y las patatas (aqu se puede observar un pri-mer nivel de simbolizacin) y deca: "patatas fritas, quericas", luego tocaba la cajacon eldorso de lamano y deca:"uy, quema, tiene fIebre". Puede observarse la condensa-cin propia del proceso primario. Tambin, deca frasesusando una voz distinta para cada una de ellas: "ven, ven,vamos a hacer patatas fritas", "te has resfriado, cmo que-mas, tienes fIebre", lo deca con una voz delgada, femeni-na; "queris callar", "a ver vosotros, acabar con esto", lodeca con voz ms grave, masculina y as otras frases yvoces que iba repitiendo. Por supuesto poda reconocer enestas frases a la madre y al padre y, a veces. poda imaginara personas de la escuela, su maestra, algn otro nio.Muchas de estas frases las repeta ecollicamente, aunquems o menos integradas dentro del contexto del juego.Otro punto que me parece importante en el tratamiento

    de un nio autista es la cuestin de nuestro inters por l.A veces he odo decir: "debemos hacer que se interese pornosotros, por lo que podemos ofrecerle, por lo que hace-mos con l". Creo que no podemos pretender que primerose interese l por nosotros, sino que primero hemos deinteresarnos nosotros intensamente por l, por su mundo,por lo que expresa, nica forma de establecer una relacinviva, rica, a pesar de la tendencia del nio a estereotiparla yvolverla mortecina. A partir de ah posiblemente se vayainteresando en nosotros.Pienso que ste es el reto: interesamos por el nio, esta-blecer con l una relacin viva, rica, con la cual trabajar,

    que se diferencie bien de lo que sera una tcnica, unaforma de hacer que nos pueden ensear o podemos ense-ar, pero que segn como se utilice corre el riesgo de que-darse en eso, en tcnica, en algo que se repite, que puedellegar a convertirse en mecnico, estereotipado. Quienaprende una tcnica y la aplica no hace sufIciente; deberecrearla a su estilo, a su manera, desde su descubrimientodel nio en la relacin, de lo que puede motivarle, paraconseguir que se trate de una experiencia viva. Una tera-peuta deca: "noto que todo va bien cuando me diviertocon el nio, me doy cuenta de que algo no va, cuandocomienzo a aburrirme".En esta relacin viva podremos seguir la tendencia del

    nio, a veces incluso sus estereotipias, para ir introducien-do a medida que podamos pequeos cambios, con sufI-

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    ciente cuidado como para que no le provoquen grandesreacciones, sino que, por el contrario, pueda irlos aceptan-do y tal vez integrando. Es la forma de irnos diferenciandode lo que l espera encontrar. El solo hecho de que unnio en lugar de hacer girar por ejemplo un cubo, hagagirar, pongamos, un cenicero que le ofrecemos es ya unpequeo cambio en su sistema, que quiz permitir irincorporando otros y modificar su inmutabilidad.

    Sabemos que el nio autista necesita tener todo contro-lado, que nada se mueva un pice, que solo admite, demomento, aquello que espera; pero podemos conseguir noestar completamente tiranizados por l. Un ejemplo deesto sera otro nio, con rasgos autistas, que tena en trata-miento. En medio de la sesin poda de repente pediragua, pero la peda como una orden ansiosa, exigente eimpaciente: agua!,agua!Era una de las pocas palabras quedeca. Tenamos el lavabo alIado del despacho, pero paral, bajar de la silla, coger el vaso y servirse agua -cosa quesaba hacer- era toda una eternidad. Lo habamos ensaya-do en otros momentos, pero a veces surga la urgencia, laemergencia, no pareca admitir un segundo de espera. Yohaba ensayado diferentes tanteos como reaccin a suurgencia y uno de esos das mi reaccin fue moverme parair a buscarle agua, suficientemente deprisa como para noponerlo ms ansioso ni irritarlo, pero tambin con sufi-ciente calma como para mostrar que su emergencia no mehaca entrar en pnico. Le dije, "bueno, bueno, ya voy, perono puedo ir tan rpido". Y tambin, al pasar a su lado: "tela traigo porque quiero, no porque me grites". Por supues-to, con este tipo de respuesta buscaba otra forma de rela-cionarnos en que yo pudiera aparecer ms diferenciada deaquella en que l necesitaba convertirme.

    Creo que lo que he dicho hasta aqu anticipa que consi-dero que uno de los abordajes necesarios con el nio autis-ta -junto con el pedaggico o el de pedagoga especializa-da en la institucin correspondiente, segn el caso- es eltratamiento psicoteraputico. Pero enseguida surge la pre-gunta: qu clase de tratamiento psicoteraputico?

    Por supuesto no planteo un tratamiento clsico en el quese focalizan los conflictos y se est pendiente de interpre-tar ansiedades y defensas a un nivel simblico. No es loque tengo "in mente" cuando pienso en la psicoterapiapara un nio autista. Por el contrario, pienso en ese abor-daje psicoteraputico que se centra en el nio en su totali-dad, con nimo de conocerlo, captarlo, descubrir lo quevive y de buscar la forma de comunicamos con l, en pala-bras y en acciones; de verbalizar para l, a su nivel, lo quecaptamos.

    Este enfoque comprendera hacer con l y hablarle de

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    todo lo que pueda interesarle -o segn como, de lo pocoque pueda interesarle-, de lo que captamos que vive,incluido lo que vive en las sesiones, en relacin a nosotros,en el venir y en el marchar. Se trata de comunicarle lo quecaptamos a travs de la reaccin que nos provoca, decomunicarle las hiptesis que nos sugiere.

    Me parece definitivamente importante que todo lo quese haga, se juegue y se hable con el nio est a su nivelemocional e intelectual de comprensin. Mejor que las fra-ses sean sencillas y que no se hable mucho, que no se leden "baos de palabras", justamente para asegurar quecada palabra tenga un peso, sea importante, significativa,yque todo lo que suceda y se diga en las sesiones tenga sig-nificado para el nio y para el terapeuta. En realidad, comoterapeutas tanteamos y buscamos el nivel de comunicacincon el nio y sabemos que de momento este encuentro noes fcil y que cuando lo conseguimos es muy lbil: lo con-seguimos pero lo volvemos a perder. No podemos esperarcontactar con el nio y conservar ese contacto, el nivel decomunicacin; sabemos que volveremos a perderlo y ten-dremos que buscarlo de nuevo. Algo parecido le sucede alos padres y a partir de nuestra experiencia podemos ayu-darles a no desanimarse y a volver a intentarlo.

    Como he dicho antes, lo importante no sera el "aqu yahora", sino el aqu, all, ahora, antes, despus, hace das...Esto incluira la historia de nuestra relacin con el nio -loque ha pasado hace un ratito, lo que pas ayer o hace das-y el futuro que podamos vislumbrar: "irs", "hars","podrs hacerlo".

    Para mi, el setting, el encuadre, debera crearse para cadanio, segn las caractersticas que para l debiera tener eltratamiento. Esto incluye por supuesto la cuestin de lafrecuencia de las sesiones, duracin de las mismas, inte-rrupciones programadas, etc. Un punto a veces discutidoes si el psicoterapeuta del nio autista puede hacer el segui-miento de los padres y si puede contactar con la escuela. Ami juicio esta decisin debera quedar en manos del tera-peuta, ya que en ocasiones no solamente puede ayudar alos padres o a la escuela, sino que debe hacerlo, en la medi-da en que l es quien, teraputicamente, conoce ms alnio. Creo que la idea del psicoterapeuta que no intervienepara nada fuera de las sesiones es seguramente vlida cuan-do se trata de centrar la tarea en analizar la transferencia-contra transferencia. Pero con el nio autista la psicoterapiaes otra cosa.

    Este tratamiento y el tratamiento en la institucin espe-cializada -cuando el nio la necesita- o en la escuela y lafamilia, se complementaran, en la medida en que serancomplementarios el trabajo individual con el nio o con el

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    nio y los padres segn se viera conveniente, y el trabajoen el grupo institucional.Podemos decir que la psicoterapia de un nio autista esdiferente, pero en realidad cada psicoterapia es diferentede las otras, aunque tambin puede decirse que tienen algoen comn: todas deberan transcurrir al nivel de compren-sin emocional e intelectual del nio. Todo debera ser sig-nificativo para l y el terapeuta. Todas deberan dejar fuerade la sesin las teoras y focalizar en el nio.ApuntefinalPara terminar, y tomando en cuenta la convergencia deconocimientos clnicos e investigativos, creo que tenemos

    por delante una tarea enormemente importante en relacina la prevencin, que debera tener en consideracin, entreotros, los siguientes puntos:.Ayudar a los padres, despus de un diagnstico tanprecoz como sea posible, a recuperar el contacto con suljo cuando se detectan tendencias autistas.. Ayudarles, por supuesto, si por ecografa se ha detecta-do la posibilidad de alguna de estas tendencias. En estecaso el diagnstico por ecografa sera una herramientavlida de prevencin..Difundir a todos los profesionales que trabajan conbebs y con nios pequeos los signos que nos alertanacerca de un problema autstico..y quiz especialmente, hacer campaas de educacinque dieran a conocer a los padres la importancia del pri-mer vinculo entre ellos y su beb, la importancia de la cali-dad del vinculo, de cultivarlo y preservarlo; por tanto, lagran importancia del tiempo que los padres dedican a susljos pequeos y de la calidad de la relacin que establecencon ellos.

    Psicopatol. salud mento 2006, 8, 65-71

    EulaliaTorras de Bea

    .Sera imprescindible sensibilizar a las autoridades paraque dediquen ms esfuerzos a esta educacin que a otrascuestiones a menudo ms vistosas..Se debera ayudar a las parejas, a travs de condicioneslaborales correctas, para que puedan ocuparse de sus ljosel mximo tiempo posible despus del nacimiento y conmenos frecuencia tengan que recurrir a instituciones quelos cuiden. El coste econmico de esta ayuda a los padresrestara de los costes de atender las posteriores dificultadesde sus ljos.BibliografaBION,W R. (1962). Learningfrom experience. Londres.Heinemann.BRUN, JOSEP M. Y VILLANUEVA, RAFAEL (2004). Nios

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