Asi entrenamos, así jugamos

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ASÍ ENTRENAMOS, ASÍ JUGAMOS El niño futbolista es una realidad basada en acciones que intenta practicando. Esta práctica la realiza a través del entrenamiento, donde se forma como deportista. En esta formación los entrenadores aplicamos diferentes habilidades sobre las cuales organizamos nuestro método de entrenamiento para lograr mejores jugadores de fútbol. La metodología del entrenamiento de fútbol, durante años, ha estado basada en que a la competición se llegaba preparando al futbolista de una manera fraccionada en sus aspectos físicos, técnicos, tácticos, con sesiones alejadas del juego real. Aceptamos, desde hace algún tiempo, que un entrenamiento de fútbol, en gran medida, debe consistir en el desarrollo del juego en sí. Por esta razón, los educadores optamos por ofrecer una amplia colección de ejercicios que se parezcan a la competición y, al mismo tiempo, nos esforzamos en aplicarlos de forma autónoma. Si entreno así, así jugaré. Se juega como se entrena Hemos escuchado una y otra vez desde la infancia, “se juega como se entrena”, refiriéndose a la relación directa entre competición y entrenamiento. Se ha de practicar mucho y bien, para que el trabajo realizado durante la semana se vea reflejado durante la competición, porque todo esfuerzo tiene su recompensa y en el fútbol más. Si jugamos como entrenamos, nos referimos también a una actitud, aunque no sea tampoco una realidad absoluta en todos los aspectos. Si se entrena al 100%, se jugará todavía mejor, principalmente por dos razones: física y psicológica. La preparación del entrenamiento nos llevará a una posibilidad de esfuerzo mayor en la competición y la motivación, ante un partido, será superior que la del entrenamiento y ésta nos puede llevar a un nivel de rendimiento más elevado. La actitud con la que nos enfrentamos a la tarea marcará nuestro futuro, si trabajamos con niveles bajos de trabajo, cuando lleguemos a la competición, no superaremos ese porcentaje. Otra de las cuestiones básicas para que un equipo opere con un rendimiento superior a la media, es el que el entrenador conozca a nivel personal y técnico a cada uno de sus componentes. Conocer a nuestros alumnos, hace que podamos aprovechar mejor sus habilidades. Cada jugador tiene una posición donde se encuentra mejor y puede rendir más, y tendremos que negociarla, entre el entrenador y jugador, la que consideremos más adecuada. Alcanzar el objetivo Entrenamos aproximadamente 4, 5 o 6 horas a la semana, para jugar hora y media de partido. O hacemos bien ese trabajo, o si lo hacemos mal, estaremos acostumbrando a nuestro cuerpo y a nuestra mente a un ritmo de juego negativo, que se trasladará a la competición. En el entrenamiento no es recomendable practicar demasiados objetivos a la vez, es mejor ir paso a paso, y según se asimilen las cosas ir avanzando. Los equipos deben estar organizados según el nivel de sus componentes. La preparación del grupo estará basada según actúen en entrenamientos y en partidos. Dedicarle tiempo a conocer el juego, estudiarlo y, sobre todo, entrenarlo es vital para conseguir el objetivo marcado.

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ASÍ ENTRENAMOS, ASÍ JUGAMOS

El niño futbolista es una realidad basada en acciones que intenta practicando. Esta

práctica la realiza a través del entrenamiento, donde se forma como deportista. En esta

formación los entrenadores aplicamos diferentes habilidades sobre las cuales

organizamos nuestro método de entrenamiento para lograr mejores jugadores de fútbol.

La metodología del entrenamiento de fútbol, durante años, ha estado basada en que a la

competición se llegaba preparando al futbolista de una manera fraccionada en sus

aspectos físicos, técnicos, tácticos, con sesiones alejadas del juego real. Aceptamos,

desde hace algún tiempo, que un entrenamiento de fútbol, en gran medida, debe

consistir en el desarrollo del juego en sí. Por esta razón, los educadores optamos por

ofrecer una amplia colección de ejercicios que se parezcan a la competición y, al mismo

tiempo, nos esforzamos en aplicarlos de forma autónoma. Si entreno así, así jugaré.

Se juega como se entrena

Hemos escuchado una y otra vez desde la infancia, “se juega como se entrena”,

refiriéndose a la relación directa entre competición y entrenamiento. Se ha de practicar

mucho y bien, para que el trabajo realizado durante la semana se vea reflejado durante

la competición, porque todo esfuerzo tiene su recompensa y en el fútbol más.

Si jugamos como entrenamos, nos referimos también a una actitud, aunque no sea

tampoco una realidad absoluta en todos los aspectos. Si se entrena al 100%, se

jugará todavía mejor, principalmente por dos razones: física y psicológica. La

preparación del entrenamiento nos llevará a una posibilidad de esfuerzo mayor en la

competición y la motivación, ante un partido, será superior que la del entrenamiento y

ésta nos puede llevar a un nivel de rendimiento más elevado.

La actitud con la que nos enfrentamos a la tarea marcará nuestro futuro, si trabajamos

con niveles bajos de trabajo, cuando lleguemos a la competición, no superaremos ese

porcentaje. Otra de las cuestiones básicas para que un equipo opere con un rendimiento

superior a la media, es el que el entrenador conozca a nivel personal y técnico a cada

uno de sus componentes. Conocer a nuestros alumnos, hace que podamos aprovechar

mejor sus habilidades. Cada jugador tiene una posición donde se encuentra mejor y

puede rendir más, y tendremos que negociarla, entre el entrenador y jugador, la que

consideremos más adecuada.

Alcanzar el objetivo

Entrenamos aproximadamente 4, 5 o 6 horas a la semana, para jugar hora y media de

partido. O hacemos bien ese trabajo, o si lo hacemos mal, estaremos acostumbrando a

nuestro cuerpo y a nuestra mente a un ritmo de juego negativo, que se trasladará a la

competición.

En el entrenamiento no es recomendable practicar demasiados objetivos a la vez, es

mejor ir paso a paso, y según se asimilen las cosas ir avanzando. Los equipos deben

estar organizados según el nivel de sus componentes. La preparación del grupo estará

basada según actúen en entrenamientos y en partidos. Dedicarle tiempo a conocer el

juego, estudiarlo y, sobre todo, entrenarlo es vital para conseguir el objetivo marcado.

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Este objetivo es claro, entrenar jugando, basar el entrenamiento en un juego

competitivo, acorde a las características de jugadores y equipo, donde los niños

potencien de una manera conjunta todas sus capacidades.

En primer lugar, hay que alcanzar un estado de equilibrio entre la dificultad de la tarea a

realizar y la habilidad de la persona que la realiza. Si la tarea es demasiado fácil o

demasiado difícil, jamás podremos alcanzar nuestro propósito. Puede resultar

extremadamente positivo para conseguir nuestras metas deportivas, disfrutaremos,

evolucionaremos y mejoraremos el rendimiento del niño cada vez más.

Modelo de juego, modelo de club

En cualquier equipo el interés por el trabajo debe ser común para avanzar, debemos

aprender de la importancia del entrenamiento y de la metodología del mismo, del

modelo, es decir, cómo queremos jugar. Debemos tener en mente la idea de divertirnos

defendiendo y con sentido colectivo atacando, gracias a la constancia y sacrificio a la

hora de entrenar. Porque hay jugadores que sí, son muy buenos, pero no entrenan, o al

menos no al nivel o las horas que se les presupone. Entreno por el bien del equipo, del

grupo, de mí mismo. Si yo mejoro, también mejora mi equipo y por lo tanto su juego.

Un equipo es lo que trabaja, lo que entrena. Independientemente de esto, hay que

preguntarse: ¿Tenemos equipo para jugar al estilo que proponemos? ¿Creemos que

jugando así, con estos jugadores, vamos a sacar los mejores resultados? De eso se trata,

de sacar el mejor resultado del niño, de formarlo y orientarlo hacia lo que es mejor para

él y para el equipo. Sobre esto tiene mucho que ver el modelo que haya dentro del club.

Cada equipo, en función del tipo de juego planificado por el club, si lo hubiera, debe

atender “su realidad”, desarrollar una metodología de entrenamiento adaptada a su

grupo, trasladando a cada tarea de entrenamiento las características del juego general

planteado, logrando así la mejor y más fiel transferencia de equipo a equipo. En las

sesiones de entrenamiento los máximos protagonistas serán el balón, los jugadores y los

juegos de competición, perfeccionando los principios que nuestro modelo requiere. La

trasferencia de jugadores de unos equipos a otros, de unas etapas a otras, será menos

sufrida.

Si pienso, juego mejor

Nos hemos preguntado alguna vez ¿quiénes son los jugadores que deciden los partidos?

¿Quiénes son los mejores? ¿Los mejores técnica o tácticamente? Casi siempre, los que

piensan. El buen jugador es el que toma las decisiones más rápido.

La velocidad en el juego cada día es mayor. Los jugadores de primer nivel no corren

más o más rápido, deciden antes la jugada a realizar. Los grandes jugadores hacen las

cosas pensando rápido, porque tenemos poco tiempo para ello. Esto también se puede

entrenar.

En un partido de fútbol muy pocas veces se repite una misma situación, lo que implica

que tengo que estar preparado para responder a múltiples posibilidades que se me van a

plantear. El entrenador no debe limitarse a dar órdenes a sus jugadores, debe enseñarles

a pensar durante las sesiones de entrenamiento, el día del partido o en el mismo

descanso. Si no lo hace, puede caer en el error de convertirse en un ordenador que se

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encarga de preparar maquinas, en vez de niños. Los jugadores que no crean, no inventa

o no sueñan con esa jugada difícil de realizar, independientemente de la capacidad que

tengan, no serán mejores futbolistas.

El jugador del F. C. Barcelona, Sergio Busquets, no suele dar, casi nunca, el pase

definitivo de gol, pero no pierde ni un solo balón en todo el partido, se equivoca poco

porque piensa rápido y bien, es considerado el jugador clave del equipo por muchos

entrenadores. El fútbol está lleno de errores, los partidos se deciden por ellos y el

jugador que menos balones pierde, menos pases falla, puede convertirse en el más

determinante del partido.

Juegos combinados con juegos analíticos

No hay metodología de entrenamiento mágica para formar buenos futbolistas. Esta, con

el paso del tiempo, ha cambiado radicalmente. Pasamos de métodos totalmente

analíticos, donde los entrenamientos eran repeticiones constantes de movimientos con

balón, a métodos cada vez más globales e integrados, es decir, el jugador aprende

jugando, en situaciones más reducidas, pero con adversarios y compañeros.

Nuestra propuesta es la de enseñar con situaciones de amplia superioridad numérica,

facilitar la tarea al atacante o al defensor, según objetivo, hasta llegar a las acciones de

igualdad de número, en cada jugada. Las sesiones, en las etapas formativas de los más

pequeños, requerirán situaciones analíticas, para la mejora individual del niño, donde

aprenderá lo básico, el pase, la conducción, el control y, sobre todo, el regate. Lo ideal

es que esta fase la apliquemos, básicamente, en las primeras etapas de iniciación -

benjamín y alevín- y como recordatorio en etapas superiores -infantil y cadete-

utilizando estas tareas en periodos de calentamiento, fundamentalmente, o en el inicio

de acciones combinadas de las sesiones.

Jugar y divertirnos

En el fútbol no hay límites y el niño no debe ponerse ninguno, sino se estancará y

perderá la ilusión, debe seguir las indicaciones y los consejos de su entrenador, buscar

referencias de los mejores jugadores, jugadores de los que pueda aprender y crecer, y el

entrenador le ayudará en ello. No podremos cambiar el pasado del futbolista, pero si

podremos cambiar cómo será en el futuro, modificando sus actuaciones erróneas, si

actuamos de manera distinta formaremos futbolistas distintos.

Jugamos según entrenamos, aunque el entrenar bien no significa que siempre juguemos

bien, pero sí que tendremos más posibilidades. Jugamos tal como entrenamos, ya que el

entrenador sabe a qué quiere jugar y, como tal, así debe plantear el entrenamiento y

preparar al equipo para los partidos.

Así entreno, así juego, así quiero entrenar, así quiero jugar, para que mis futbolistas y

mi equipo se diviertan, cada día más, para que lo sigan haciendo también el día del

partido.

Pedro Meseguer Díez

Técnico Deportivo Superior de Fútbol

Entrenador Nacional