Arz arragona III Domingo de Cuaresma n. 3€¦ · Animo a todos los maestros cristianos a mantener...

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hoja dominical Arzobispado de Tarragona www.arqtgn.cat n. 3.653 Carta Dominical L a vocación al magisterio ha sido y será una de las más no- bles. Comporta, por principio, una atención a los otros en búsqueda de su bien. Cierto que puede ser minada por el egoísmo, que daña tanto. No obstante, siempre que el maes- tro se replantea su idendad, recupera la mirada hacia fuera. Los ojos abiertos de los adolescentes, a veces inquisidores, a veces apácos, os ganan el alma. Se hace realidad el pensa- miento del pedagogo Alexandre Galí (1886-1969): «La gente ha creído que me interesaba la pedagogía o la escuela..., pero a mí lo que me interesa es el niño». Quienes sois maestros crisanos vivís esta vocación desde la respuesta al Maestro que «pasó haciendo el bien» a todos (Hechos 10,38), y que «no vino a ser servido, sino a servir y a dar la vida» (Marcos 10,45). Vosotros sois doblemente ur- gidos a hacer de la vida un servicio. Ahora bien, si vuestra misión de guía es reclamada por el bien del alumno, debe ser, lógicamente, respetuosa con su persona y con el proyecto de vida que sus padres tengan para él. En la medida en que las materias que explicáis enden a conformar la vida, los maes- tros debéis tener una gran atención y respeto por los chicos y chicas, procurando, a la vez, que sus familias comprendan el proyecto educavo que lleváis a cabo con tanta dedicación y se integren en el mismo. Centrémonos ahora en la clase de Religión. La afirmación puede sorprender, pero es válida: «Un maestro crisano de- bería desear dar clases de Religión». Si la Religión es una de las materias en la que se refleja y se comunica vida, es lógico que un maestro que ama su fe desee transmir los conteni- dos y las razones de aquello que vive a los alumnos que piden esta enseñanza. La clase de Religión es, para el maestro, una forma de iden- ficarse a sí mismo y ante los compañeros de claustro. Cuan- do en un claustro se vive un clima de libertad auténca y de democracia, la opción de enseñar Religión merecerá respeto como las otras opciones hechas desde convicciones que au- tenfican la vida. Hay que dar la clase de Religión con la máxima competencia. Los alumnos enen derecho a ello, como lo enen en lengua, matemácas, biología o en cualquier otra materia. Necesita- mos una clase cienficamente bien dada tanto por los conte- nidos como por la pedagogía. Esto, lo sabéis por experiencia, exige preparación. Recuerdo finalmente que las preinscripciones escolares del curso 2020-2021 serán del 23 de marzo al 1 de abril. Es el mo- mento en el que los padres enen que decidir en relación a la clase de Religión de sus hijos. Seguro que si conocen vuestro proyecto crisano de vida y vuestro tesmonio, les será más fácil pedir que sus hijos se inscriban en la clase de Religión. Animo a todos los maestros crisanos a mantener el buen tono y a dar «la debida información sobre el hecho religioso y la cultura crisana y sobre su incidencia en la historia, en el arte y en las costumbres de nuestro país» (CPT 11), como pedía el Concilio Provincial Tarraconense de 1995. Vuestro, 15 de marzo de 2020 III Domingo de Cuaresma La clase de Religión es, para el maestro, una forma de idenficarse a sí mismo y ante los compañeros de claustro A los maestros cristianos † Joan Planellas i Barnosell Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado Enfoca el código QR y accede al video de la Carta dominical 25 años del Concilio Provincial Tarraconense

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Arzobispado de Tarragona www.arqtgn.cat n. 3.653

Carta Dominical

La vocación al magisterio ha sido y será una de las más no-bles. Comporta, por principio, una atención a los otros en

búsqueda de su bien. Cierto que puede ser minada por el egoísmo, que daña tanto. No obstante, siempre que el maes-tro se replantea su identidad, recupera la mirada hacia fuera. Los ojos abiertos de los adolescentes, a veces inquisidores, a veces apáticos, os ganan el alma. Se hace realidad el pensa-miento del pedagogo Alexandre Galí (1886-1969): «La gente ha creído que me interesaba la pedagogía o la escuela..., pero a mí lo que me interesa es el niño».

Quienes sois maestros cristianos vivís esta vocación desde la respuesta al Maestro que «pasó haciendo el bien» a todos (Hechos 10,38), y que «no vino a ser servido, sino a servir y a dar la vida» (Marcos 10,45). Vosotros sois doblemente ur-gidos a hacer de la vida un servicio. Ahora bien, si vuestra misión de guía es reclamada por el bien del alumno, debe ser, lógicamente, respetuosa con su persona y con el proyecto de vida que sus padres tengan para él. En la medida en que las materias que explicáis tienden a conformar la vida, los maes-tros debéis tener una gran atención y respeto por los chicos y chicas, procurando, a la vez, que sus familias comprendan el proyecto educativo que lleváis a cabo con tanta dedicación y se integren en el mismo.

Centrémonos ahora en la clase de Religión. La afirmación puede sorprender, pero es válida: «Un maestro cristiano de-bería desear dar clases de Religión». Si la Religión es una de las materias en la que se refleja y se comunica vida, es lógico que un maestro que ama su fe desee transmitir los conteni-dos y las razones de aquello que vive a los alumnos que piden esta enseñanza.

La clase de Religión es, para el maestro, una forma de identi-ficarse a sí mismo y ante los compañeros de claustro. Cuan-do en un claustro se vive un clima de libertad auténtica y de democracia, la opción de enseñar Religión merecerá respeto como las otras opciones hechas desde convicciones que au-tentifican la vida.

Hay que dar la clase de Religión con la máxima competencia. Los alumnos tienen derecho a ello, como lo tienen en lengua, matemáticas, biología o en cualquier otra materia. Necesita-mos una clase científicamente bien dada tanto por los conte-nidos como por la pedagogía. Esto, lo sabéis por experiencia, exige preparación.

Recuerdo finalmente que las preinscripciones escolares del curso 2020-2021 serán del 23 de marzo al 1 de abril. Es el mo-mento en el que los padres tienen que decidir en relación a la clase de Religión de sus hijos. Seguro que si conocen vuestro proyecto cristiano de vida y vuestro testimonio, les será más fácil pedir que sus hijos se inscriban en la clase de Religión.

Animo a todos los maestros cristianos a mantener el buen tono y a dar «la debida información sobre el hecho religioso y la cultura cristiana y sobre su incidencia en la historia, en el arte y en las costumbres de nuestro país» (CPT 11), como pedía el Concilio Provincial Tarraconense de 1995.

Vuestro,

15 de marzo de 2020 III Domingo de Cuaresma

La clase de Religión es, para el maestro, una forma de identificarse a sí mismo y ante los compañeros de claustro‘

A los maestros cristianos

† Joan Planellas i BarnosellArzobispo metropolitano de Tarragona y primado

Enfoca el código QRy accede al video de la Carta dominical

25 añosdel Concilio Provincial Tarraconense

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Edita: Arzobispado de Tarragona · Redacción y administración: Dpto. de Medios de Comunicación (Pla de Palau, 2 – 43003 Tarragona) · Teléfono: 977 23 34 12 · Correo electrónico: [email protected] Directora: Anna Robert · Asesoramiento lingüístico: Joan Massot · Imprime: Torrell, S.A. · D.L.: T-519-01

Ciclo ALiturgia de las Horas: Semana III

Domingo, 15: Domingo III de Cuaresma [Éx 17,3-7; Salmo 94,1-2.6-7.8-9; Rom 5,1-2.5-8; Jn 4,5-42 (o bien más breve: 4,5-15.19b-26.40-42) (LE/LH propias)]

Lunes, 16: [2Re 5,1-15a; Salmo 41,2.3; 42,3.4; Lc 4,24-30]

Martes, 17: [Dan 3,25.34-43; Salmo 24,4bc-5ab.6-7bc.8-9; Mt 18,21-35] San Patricio, obispo (Conm.)

Miércoles, 18: [Dt 4,1.5-9; Salmo 147,12-13.15-16.19-20; Mt 5,17-19] San Cirilo de Jerusalén, obispo y doctor de la Iglesia (Conm.)

Jueves, 19: San José, esposo de la Bienaventurada Virgen María (Sol) [2Sam 7,4-5a.12-14a.16; Salmo 88, 2-3.4-5.27 y 29; Rom 4,13.16-18.22; Mt 1,16.18-21.24a; o bien: Lc 2,41-51a]

Viernes, 20: [Os 14,2-10; Salmo 80,6c-8a.8bc-9.10-11ab.14 y 17; Mc 12,28b-34] Día de abstinencia

Sábado, 21: [Os 6,1-6; Salmo 50,3-4.18-19.20-21ab; Lc 18,9-14]

Domingo, 22: IV Domingo de Cuaresma «Lætare» [1Sam 16,1b.6-7-10-13a; Salmo 22,1-3.4.5.6; Ef 5,8-14; Jn 9,1-41 (o bien más breve: 9,1.6-9.13-17.34-38) (LE/LH propias)]

LecturasIII Domingo de Cuaresma

Lectura del libro del Éxodo (17,3-7)

En aquellos días, el pueblo, sedien-to, murmuró contra Moisés, diciendo: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?». Clamó Moisés al Señor y dijo: «¿Qué puedo hacer con este pueblo? Por poco me apedrean». Respondió el Señor a Moisés: «Pasa al frente del pueblo y toma contigo algunos de los ancianos de Israel; empuña el bastón con el que golpeaste el Nilo y marcha. Yo estaré allí ante ti, junto a la roca de Horeb. Golpea la roca, y saldrá agua para que beba el pueblo». Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y llamó a aquel lugar Masá y Meribá, a causa de la que-rella de los hijos de Israel y porque ha-bían tentado al Señor, diciendo: «¿Está el Señor entre nosotros o no?»

Salmo responsorial [94, 1-2.6-7c.7d-9 (R.: cf.7d-8a)]

Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.

R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».

Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su puebloel rebaño que él guía. R.

Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a pruebay me tentaron, aunque habían visto mis obras. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (5,1-2. 5-8)

Hermanos: Habiendo sido justificados en virtud de la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesu-cristo, por el cual hemos obtenido ade-

LITURGIA DE LA SEMANA

más por la fe el acceso a esta gracia, en la cual nos encontramos; y nos gloria-mos en la esperanza de la gloria de Dios. Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado. En efecto, cuando nosotros estábamos aún sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; ciertamente, apenas habrá quien muera por un justo; por una per-sona buena tal vez se atrevería alguien a morir; pues bien: Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.

Lectura del santo Evangelio según San Juan (4,5-15.19b-26.39a.40-42)

En aquel tiempo, llegó Jesús a una ciu-dad de Samaría llamada Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al pozo. Era hacia la hora sexta. Llega una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber». Sus discípu-los se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» (porque los judíos no se tratan con los samaritanos). Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice “dame de beber”, le pedirías tú, y él te daría agua viva». La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?». Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna». La mujer le dice: «Se-ñor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla. […] Veo que tú eres un profeta. Nues-tros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén». Je-sús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis a uno que no conocéis; noso-

tros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los verdaderos adoradores adora-rán al Padre en espíritu y verdad, por-que el Padre desea que lo adoren así. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad». La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo». Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo». […] En aquel pueblo muchos creyeron en él. […] Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le roga-ban que se quedara con ellos. Y se que-dó allí dos días. Todavía creyeron mu-chos más por su predicación, y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo».