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TEORA DEL ESTADO

ARTURO PELLET LASTRA

TEORIA DEL ESTADO

ABELEDO-PERROTBUENOS AIRES

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IMPRESO EN LA REPUBLICA ARGENTINA

PREFACIO

El libro que tiene entre sus manos, esta Teora del Estado con la cual describo y analizo a la sociedad poltica en la historia y en este fin del milenio, es probablemente el trabajo ms importante y por eso ms meditado y conciso que he tenido la oportunidad de escribir. Lo he escrito cumpliendo una consigna de toda mi vida, que sintetizo con las palabras que Eduardo Mallea utiliz en su ensayo sobre la Argentina de los aos treinta: "...Que el hombre vuelva a ser el creador de su vida, el inventor de un mundo nuevo, donde vivir no sea plan de muerte sino empresa de vida, es decir de grandeza sin crimen y de poesa sin ignominia". Al correr de las pginas, comprobaremos que a lo largo de los cinco siglos transcurridos desde que terminaron de armarse en Occidente los grandes Estados nacionales, poderosos de diferentes razas, credos y nacionalidades llevaron adelante diversos planes de muerte concretados en guerras, revoluciones y golpes de Estado, que a veces desembocaron en mejores condiciones de vida para las poblaciones que padecieron estas cclicas aventuras terrestres, pero otras veces, las ms,los llevaron anuevas formas de sometimiento, encrucijadas histricas que protagonizaban los que mandaban y los que obedecan. Por eso, este libro es una historia del poder, de los que mandan y obedecen, de los que lo hicieron antes y de los que ahora integran esta ecuacin poltica inevitable. De eso se trata en estas pginas, de hacer un balance de las teoras y hechos que explican el porqu y el cmo del poder en la aldea global en que hemos terminado viviendo cuando cierra el siglo ms violento, cruel y vertiginoso de la aventura del hombre y est por comenzar un nuevo siglo y milenio que seguramente continuar proyectando este dilema en el espacio y el tiempo. No quiero ser escptico pero tampoco demasiado optimista, lo que me coloca una vez ms en el camino de la investigacin que revela la realidad histrica. Pero si otras veces, en otros libros, he dado prioridad a la narracin de los hechos, aqu me veo forzado a sacar conclusiones a partir de ellos y de las ideas que desde los tiempos de las clebres caminatas de Sccrates, Platn y sus discpulos, han venido nutriendo la especulacin filosfica y poltica sobre cmo gobernar la ciudad terreste, la polis, el Estado en que vivimos.

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Ahora bien, si escribo la historia de los hechos e ideas polticas, no puedo soslayar mi experiencia personal sobre tantos desacuerdos y coincidencias, avances y retrocesos, crmenes de los hombres mezquinos y hazaas de los hombres con grandeza, que los hay aunque no parezca. Es por eso que al referirme a los que mandan debo decir cmo y porqu mandan y sobre todo hasta qu punto mandan, utilizando no slo los elementos tericos o prcticos que fui conociendo a lo largo de treinta aos de enseanza en seis universidades de nuestro pas, sino tambin lo que vi7 viv siendo dos veces subsecretario de Estado de gobiernos constitucionales y cinco aos asesor en ambas cmaras del Congreso, verdaderos laboratorios experimentales que me han dado material para mis libros El Estado y la Realidad Histrica (1979), El Congreso por Dentro, desde 1930 hasta Nuestros Das (1992) y El Poder Parlamentario, su Orgen, Apogeo y Conflictos (1995). Ahora bien, si ha sido relativamente fcil hacer la radiografa de los que mandan a nivel gubernamental, no lo ha sido tanto describir la operatoria y caractersticas de los factores de poder, que como se sabe son los que le ponen 1mites a los que detentan formalmente ese mando. Son ellos y no nosotros, los que disean la sociedad poltica da a da. La realidad histrica nos demuestra que aqu y en otros casi doscientos pases del planeta, los dueos del poder econmico y social nos reemplazan en esa tarea. Son ellos y no nosotros los que dicen qu hacer y obran como referentes para los detentadores legales del poder. Sin hacemos demasiadas ilusiones, los pequeos hombres de la democracia, los que slo mandamos en el instante en que votamos, tal vez podamos influir algo ms en el futuro si logramos participar en el debate y en el devenir del Estado y ser as copartcipes en la creacin de nuestra vida poltica, inventores de un mundo sin exclusiones ni ignominias, ideal que no declino desde que apareci mi primer libro de poesas, El Hombre en su Ciclo. La verdadera democracia es la que se ejerce participando y controlando a quienes detentan el mando, debatiendoen todos los foros en que nos sea posible hacer uso del poder precioso de las palabras.

ARTURO PELLET LASTRA Navidad de 1998

El fenmeno poltico, tal como se lo observa en el mbito del Estado a partir del siglo XVI y tal como se da en nuestros das, es el objeto concreto de este ensayo. No es el mismo que motivaba a Mariano de Vedia y Mitre, uno de los primeros politlogos argentinos y fundador de la primera ctedra de Derecho Poltico de la Universidad de Buenos Aires, para quien "El objeto de esta disciplina se encuentra en la confluencia de la poltica y del Derecho", criterio en el que segua a Adolfo Posada, que en 1880 fund en la Universidad de Madrid la ctedra de esa asignatura, incluyendo temas de derecho constitucional comparado. No es tampoco mi propsito desplegar en estas pginas una historia de las ideas polticas, ni ocuparme de la Ciencia Poltica en su conjunto. Mi objetivo es analizar y explicar el funcionamiento de la sociedad poltica, que en este ensayo va a quedar definida como sinnimo de Estado, con la conviccin de que a partir del desmenuzamiento de los procesos, hechos y conflictos polticos de un amplio y decisivo perodo de la historia de Occidente podamos explicamos y explicar porqu hemos llegado a donde hemos llegado en el umbral del siglo XXI. Cmo se han ido desarrollando las instituciones de esa comunidad poltica que es el Estado, en cuanto a su gobierno, su poblacin, su territorio, su clase dirigente y la finalidad que debe tener para considerarse y ser considerado como tal. Es decir, nos importa describir como quera Aristteles la faz agonal y la faz arquitectnica de la poltica y de la estructura del poder, el evento, la fenomenologa de los procesos histricos que nos han ido determinando y definiendo en el curso de estos siglos decisivos de la aventura humana, en este espacio planetario en el cual convivimos en comunin con nuestros ancestros y hacemos o deshacemos nuestra vida comunitaria. Entonces, no es la normativa sino la dinmica del poder lo que nos atrae en este ensayo, porque la normativa importa para describir el "deber ser" de la estructura del poder y lo que nosotros ahora vamos a describir es el ser, el acontecer para ser. Para analizar esta teora es necesario utilizar los instrumentos que nos proporciona la historia. Deca Georges Burdeau en su Mthode de la Science Politique: "La historia tiene un sentido social y una fuerza actuante de tal poder que por si sola determina y engendra nuevas doctrinas y realizaciones polticas. Existe en cada poca y en cada pas una especie de conciencia o impulso histrico que induce a obrar a los contemporneos en un sentido determinado". O como reflexionabaLeon Tolstoi en La Guerra y la Paz "...Estamos gobernados por la historia, somos empujados por los hechos, el acontecer inevitable y determinante que nos convierte en protagonistas o en espectadores de sucesos que no siempre podemos modificar...". En la misma sintona, Ambrosio Romero Carranza 1 asegura que: "Por ello la historia es utilizada por las ideologas polticas para fundamentar sus afirmaciones y conseguir adherentes", y agrega "si diversas son las opiniones de los tratadistas sobre el verdadero objeto y real contenido de ... lo poltico, en cambio todos estn de acuerdo sobre cul es su verdadera base, la historia". Refirindose concretamente al Estado, aade: "Se hace necesario conocer el orden histrico vigente en determinadas pocas y en determinados pases para poder llegar a comprender las formas de organizacin poltica que han existido en el mundo ... Se debe considerar al Estado como forma histrica concreta, que nace en un momento dado y que se encuentra prendido en el acontecer del que representa una estructura poltica, histricamente aprehendida, desarrollada e individualizada... Debemos conocer las formas histricas concretas y saber de que nacieron en momentos determinados, para poder captar la naturaleza del Estado y las variaciones que sufre su estructura a travs de los siglos...". Es por ello que, si bien no incluimos en el ensayo uno o ms captulos especficos sobre la historia de las ideas, al explicar las distintas versiones del Estado, las formas de gobierno o las teoras sobre el poder y, en fin, las caractersticas de la clase poltica, necesariamente hacemos historia de las ideas polticas. Podramos decir entonces que esta historia del pensamiento es un instrumento indispensable de la Teora del Estado, tal como la planteamos en este libro. Es as que para poder captar el sentido de lapolis griega debemos conocer la historia de Atenas, y para captar las estructuras del poder medieval y estamental debemos conocer los escenarios en los cuales se sucedieron los hechos y se entretejieron las ideas en el milenio del medioevo.

La palabra poltica se origina en los vocablos griegos polis, politeia y politike, unos y otros sinnimos de una sola realidad: la que representa la ciudadEstado de Atenas, paradigma del universo poltico griego del siglo de Pericles.

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En esa ciudad-Estado se haca poltica, o sea se trataban los negocios pblicos, en forma ms o menos abierta en el gora o plaza pblica ubicada en una planicie debajo de la colina del Partenn, edificio pblico, valga la redundancia, donde junto con los ritos de la poca tambin se trataban las cosas necesarias para bien gobernar a los atenienses. En sus calles y en sus diversos escenarios pblicos y privados el zoom politikon, o sea el animal poltico de que nos hablaba Aristteles, iba desarrollando su precaria aventura del poder. Y el zoom politikon era una manera de calificar al ciudadano de esa poca que viva en sociedad, porque como deca el sabio estagirita "slo los dioses o las bestias, pueden vivir fuera de la sociedad, al margen de la civilizacin de los hombres. Esta relacin entre la ciudad-Estado y el tratar la cosa pblica, la polis donde el zoompolitikon considera sus asuntos, se traduce en la civilizacin romana con la palabra res publica, reipublicae o Repblica, que para Quintiliano ser "la civilitas", para Tito Livio "la ars republicae" y para Ulpiano, ms preciso que los filsofos por ser un jurista, ser el estado de la cosa pblica o en su idioma publicum jus est quod ad Statum rei romanae spectat ("el derecho pblico conviene al Estado de la repblica"). Y as, semnticarnente, nos acercamos al gran protagonista de este ensayo, el Estado, al que nos vamos a referir en el prximo captulo en extenso, ya que lo que interesa ahora es precisar el objetivo y los lmites de nuestro ensayo y para eso debemos comenzar recordando que la politologa deriva de la palabra madre, polis, poltica y de logos, razn, exposicin razonada de un tema. E V O L U C IDE LOS ESTUDIOS POL~TICOS ~N HASTA EL PRESENTE Para llegar al estado actual de evolucin y desarrollode 1aCienciaPoltica en general y de la Teora del Estado en particular, han debido transcurrir veinticuatro siglos desde los tiempos de la Academia de Scrates y Platn hasta las sesiones de la International Political Science Association (IPSA) que rene cada tres aos a casi mil politlogos en sus congresos cientficos realizados en distintas ciudades del mundo. Los precursores fueron, casi sin excepcin, filsofos tales como Platn, Aristteles y Protgoras, el greco-romano Polibio y Cicern en la antigedad clsica, as como santo Toms y san Agustn en el medioevo cristiano, todos proponan diversas frmulas sobre cmo deba ser la sociedad poltica para que sus ciudadanos o sbditos vivieran en forma ms justa y feliz. Cambiando el enfoque, a medio camino entre cmo es el poder y el Estado y cmo debe ser uno y otro, operan sus propuestas los renacentistas Althusius, Bodin y Maquiavelo.En una terceragpoca, las doctrinas se van elaborando con una mayor aproximacin a la realidad histrica que nos rodea, entrando en esa etapa los contractualistasHobbes, Locke, Rousseau y sus casi contemporneos Montesquieu, Surez, Diderot, D'Alambert y Voltaire, entre otros.

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Es decir que, de una manera u otra, hasta fines del siglo XV, en el campo de las ideas polticas, predominaron -por no decir monopolizaron el pensamiento- los filsofos, hasta que con El Principe, de Nicols Maquiavelo en 1513 se comienza a desarrollar una visin de la cosa poltica ms objetiva, ms ubicada en un contexto histrico determinado. Nos dice Marcel Prlot: "La poltica ocupa prcticamente la cspide de la jerarqua, porque su objeto -la ciudad-Estado- engloba toda la organizacin social. La concepcin tomista es una formulacin detallada de la doctrina aristotlica. En santo Toms la nocin de Estado, pasa de la colectividad popular al gobierno, del gobierno a la persona de quien gobierna, del Estado al reino y del reino al prncipe" 2. Y as podnamos decir que Aristteles elabora su tesis sobre un buen gobierno, mientras que santo Toms quiere que se gobierne para el bien comn, en tanto que Maquiavelo abandonando la filosofa predominante hasta su poca, tiene un objetivo ms directo y brutal, ajeno a las preocupaciones de los clsicos. As del campo de la pura especulacin filosfica y de los esbozos que propona Toms Moro en la Utopa, pasamos a los intentos de erigir una sociedad ms justa y organizada, convenida entre sbditos (como quena Hobbes) o caballeros (tal como propona Locke) o suizos creyentes en la "voluntad general", al estilo de Rousseau o simplemente ciudadanos que consideran que la soberana reside en la Nacin, que era la propuesta de Sieyks en Qu es el Tercer Estado, editado en Pan's poco antes de la toma de la Bastilla, en 1789. Abandonando el ideal de un acuerdo social o poltico, Robespierre, Marat y Danton, entre otros, pasan de las palabras a los hechos y hacen rodar las cabezas de prncipes y seores, sean inocentes o culpables, para levantar una ciudad utpica basada en la "diosa de la Razn". De una manera u otra hasta principios del siglo XIX en el pensamiento poltico siguen predominando los filsofos, que si bien con el avance de los siglos van analizando con ms cuidado la realidad y despegndose de las utopas, siguen especulando con una sociedad poltica que sea un mbito ms acogedor y justo que el de la realidad que los rodea. COMIENZO LA ERA CIENTFICA DE Ahora bien, las generaciones de filsofos que se suceden en el tiempo nos han hecho un legado vlido para el anlisis cientfico de la poltica. El legado que nos hace Aristteles, prolijo cataloguista de ciento cincuenta y ocho constituciones de su poca y de la antigedad, es el mtodo de la observacin. Maquiavelo en El Prncipe, introduce en la especulacin terica la regla de oro de la objetividad, actitud que lo hace aparecer como cnico y cruel, cuandoen realidadPRLOT, Marcel,

Lo Ciencia Poltica, Eudeba, Buenos Aires, 1961, @,o. 23.

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es tan slo objetivo. Su nica especulacin es obtener un empleo de consejero de la familia ducal de los Mdicis o algn otro acomodo burocrtico al servicio de un prncipe oportunista. Bodin, habitante del mismo siglo que el florentino, desarrolla al mximo el mtodo de la observacin, tcnica que se vuelve sistemtica en L'Esprit des Lois de Montesquieu. Tocqueville en La Democracia en Amrica, y otros libros de su autora, profundiza en la observacin del fenmeno democrtico que comenzaba a desarrollarse a ambos lados del Atlntico norte a mediados del siglo pasado, en tanto que Comte introduce el mtodo positivo y conecta los fenmenos polticos con los fenmenos sociales de su poca. Pero el comienzo coherente y sistemtico de la politologa lo debemos ubicar en la plyade de cientficos alemanes que aparecen a partir de 1820 en Berln, Heidelberg y otras ciudades. stos en general definen a la politologa como el estudio del conocimiento sustantivo y ordenado de los fenmenos relativos al Estado. Uno de los primeros de esta generacin fue Adam Mller (1779-1829), que escribi Die Elementa der Staatskuns (Los Elementos del Arte Poltico), en el que defina a la Ciencia Poltica como el conjunto de conocimientos relativos al Estado-Nacin. Robert von Mohl, distingui lo social de lo poltico y dentro de lo poltico a su vez diversas partes, una de las cuales era la poltica propiamente dicha. Georg Waitz, por su parte, identifica la poltica y la doctrina del Estado y en sus Fundamentos de la Poltica, publicado en Kiel en 1861 ve en la poltica una Teora del Estado, sin distinguir el ordenamiento esttico del Estado y la vida pblica en movimiento, o sea, el straatsrecht, en este caso el derecho pblico y la politik 3 . Estos politlogos alemanes le dan un sentido nuevo al estudio de la cosa poltica. Si para los helenistas politologa significaba conocimiento de lapolis, para estos ensayistas alemanes el objetivo ser el Estado, la teora general del Estado, la ullgemeine staatslehre. J. C. Bluschli en Lehre von Modernem Staat, asegura que "lo esencial de la doctrina del Estado moderno se halla constituido por la teora general del Estado y del derecho del Estado" 4. Se da as primaca al Estado sobre el fenmeno poltico, tal como lo entiende Von Holtzendorff en Prizipien Der Politik (Principios de Poltica), editado en 1879, al reconocer "que ve en la ciencia del derecho el ejercicio de la voluntad del Estado, en tanto que es voluntad general o sea voluntad suprema O soberana".

PRLOT, M., ( p .cir., pigs. 9 y sigs Idem, pg. 39.

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Marcel Prlot 5, por su parte, considera a Georg Jellinek heredero de esta corriente del pensamiento al escribir su Teora General del Estado, presentando a la polis como sinnimo del Estado. Herman Heller a su vez, al igual que el ttulo de este ensayo, la denomina Teoradel Estado, sin la calificacin de general. A diferencia de lo que sostiene Jellinek, considera que no es posible un estudio general del Estado para todo tiempo y lugar, razn por la cual la teora debe tener por objefo de conocimiento nicamente al Estado tal como se ha formado en Occidente a partir del Renacimiento.

1. El problema desde la ptica francesaMientras los politlogos alemanes exponan la Teora del Estado en esos trminos, los franceses estaban haciendo su aporte a la Ciencia Poltica dentro de andariveles ms especficos, dejando de lado la problemtica de si deba o no incluirse en una Teora del Estado, entendido como sociedad poltica global, al derecho pblico y10 constitucional. Jean Govine en La Science Politique, publicado en 1844 afirmaba que la poltica era la ciencia del gobierno en sus relaciones tanto interiores como exteriores, la ciencia del Estado por excelencia. Por su parte Buchez, en Trait de Politique et de Science Social, consideraba que la terminologa y las definiciones de Platn y Aristteles constituyen todava la base de la Ciencia Poltica. Luego distingue la ciencia social de la poltica prctica, insertando entre las dos al derecho constitucional, lo que vuelve a confundir a los lectores de la poca que se quedan perplejos sin saber si la poltica es una ciencia autnoma, o una combinacin de filosofa y Derecho. Ms cauto, Lon Donnat considera que la simple observacin es insuficiente, ya que la experimentacin es indispensable. Esta vocacin por lo emprico va a ser tomada como punto de partida para el desarrollo de la Ciencia Poltica en las universidades de la costa este de los Estados Unidos de Amrica, debido a la accin de un pionero, John Burgess.

2. La Ciencia Poltica en los Estados Unidos de AmricaJohn Burgess fue uno de los primeros graduados en Ciencias Sociales de una Universidad de la Ivi league que se traslad a Alemania despus de la Guerra Civil norteamericana a estudiar el desarrollo -todava incipiente- de la Ciencia Poltica en ese pas. Al retomar a Nueva York, emprendi la difcil tarea de fundar y organizar en la Universidad de Columbia en 1880, la primera Escuela de Ciencia Poltica de los Estados Unidos.

PRLOT, M., op. cir., pgs. 42 y 43.

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Su modelo fue la escuela de Ciencia Poltica de la Universidad de Heidelberg. Casi en seguida Herbert Boxler Adams, fund en 1881 un Departamento de Ciencia Poltica en la Universidad de Michigan y contribuy a crear la John Hopkins Historical and Political Science Association. Burgess tambin fund la primera revista de la especialidad, Political Science Quaterly, en 1876. En uno y otro mbito los pioneros de la politologa norteamericana, pensaron, investigaron y ensearon que la poltica era una ciencia autnoma, que no era un conjunto de ciencias, las ciencias polticas, sobre cuyo contenido nos vamos a ocupar enseguida. Casi simultneamente, como si se hubieran concertado para ello, inici Lawrence Lowell un centro de estudios para la Ciencia Poltica y otra revista sobre el tema en Harvard, en tanto que Woodrow Wilson, profesor de Economa Poltica y Gobierno en la Universidad de Princeton, redact y entreg a su editor su memorable Congressional Govemment (1885), en el que argumentaba sobre la necesidad de reformar las instituciones polticas norteamericanas, de acuerdo al modelo ofrecido por el sistema poltico ingls. En su impecable ensayo, el dos veces presidente de los EE.UU., demostraba que en realidad el verdadero poder poltico no tena por eje a la Casa Blanca sino al Capitolio y ms concretamente al recinto en donde debatan y votaban los senadores de la Unin. Esta Ciencia Poltica norteamericana, segn Erkei Bemdson en su "The evolution of political science. The rise and fa11 of american poltica1 science7'6, ha tenido cuatro fases de desarrollo, determinadas por el distinto uso y valoracin del concepto de democracia: 1") La formacin de la democracia representativa (1880-1920). 2") La emergencia en el tratamiento de los problemas de la democracia representativa (1920- 1940). 3") El pluralismo democrtico como una solucin a los problemas de la democracia (1940- 1965). 4") La crisis del pluralismo democrtico. Los temas comunes, en que trabajaban John Burgess, Charles Merriam, David Easton, Woodrow Wilson y los otros pioneros, eran el concepto del poder y sus diferentes formas tales como la soberana, la autoridad, la influencia, la administracin o la decisin a nivel gubernamental. El concepto de poder alcanzaba a conceptualizar las relaciones del gobierno con las organizaciones sociales dentro del sistema democrtico, temtica que analiz A.F. Bentley, en su libro Process of Government. Ahora bien, si la Universidad de Columbia fue el eje de la investigacin de lo poltico en la primera fase de esta ciencia en los Estados Unidos de Amrica, en los aos veinte el eje de la investigacin pas a la Universidad de Chicago.

IPSA Review, vol. 8, 1-1-1987, pigs. 85-87.

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Dice al respecto Donald Slesinger: "En el segundo cuarto de siglo, la capital social y econmica de los Estados Unidos de Amrica pas de Nueva York a Chicago (con el jazz, la ciencia y los gangsters incluidos). En esa Universidad, Charles Merriam era su figura central, ya que en 1923 fue designado presidente del Departamento de CienciaPoltica, al que se vincularon como patrocinadores nada menos que John Rockefeller y Franklin D. Roosevelt. Este proceso de desarrollo de la Ciencia Poltica, en sjngular, en los Estados Unidos de Amrica culmina en 1935 con la fundacin de la American Political Science Association, en la que toman la vanguardia y luego contribuyen a fundar en 1949 la International Political Science Association (IPSA), Karl Deutch, Charles Wrigth Mills, Amold Rose, Charles Merriam, Trevor Hunter, James Burnham, Robert Dahl y David Easton, entre otros. Esta escuela de scholars, valga la redundancia, considera que la Ciencia Poltica es una ciencia autnoma, perteneciente a las ciencias sociales, no dependiente sino vinculada a la historia, la geografa, la sociologa, la antropolo@a y el derecho. En esta lnea cientificista, los norteamericanos han aplicado preferentemente tcnicas estadsticas y matemticas (encuestas) y variadas tcnicas psicolgicas. Se buscaba detectar realidades prcticas y no definiciones jurdicas, haciendo investigaciones de campo (entrevistas y recopilacin de datos). O sea llegar a generalizaciones, a partir de hechos concretos que se repitan conformando leyes polticas. A ese fin, se procuraba verificar las descripciones cualitativas con referencias cuantitativas que permitieran formular hiptesis, que luego pudieran afirmarse en tesis vlidas y demostrables.

LASCIENCIAS POLTICASEn su impecable ensayo La Ciencia Poltica, al que nos referimos en prrafos anteriores, Marcel Prlot sostiene que al crecer la economa, la sociologa y el derecho pblico, lo hicieron en la doctrina en pejuicio de la Ciencia Poltica, a la que fueron despojando de contenido y se formaron la sociologa poltica, la economa poltica, la historia poltica, el derecho poltico o pblico, la filosofa poltica y la geopoltica. Y as, agrega con un dejo de crtica apenas perceptible "lo que constitua la Ciencia Poltica clsica pas a pertenecer por razones de prioridad a otras ciencias ms evolucionadas y por lo tanto en mejores condiciones de promover el estudio y hacer progresar el conocimiento...". Luego agrega: "a fines del siglo XIX la poltica desaparece como sustantivo que designa una disciplina autnoma y slo queda como calificacin de otras disciplinas, no existe ms la Ciencia Poltica, slo subsisten en esa poca las ciencias polticas". Esta tesis, que Prlot se limita a exponer, se ajusta a las ideas que al respecto predominaron en Francia y Espaa en las primeras dcadas de este siglo y en las ltimas del anterior. Todava influye en 1945, cuando Henry Capitant, luego de contri-

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buir a organizar la Fondation Nationale des Sciences Politiques, funda en Pars la SCIANPO(InstitutdlEtudesPolitiques), donde durante algunos aos se sigue sosteniendo que debe entenderse que hay varias ciencias polticas y no slo una autnoma, como coinciden en sostener -desde el principio- los scholars norteamericanos. Esta tesis pluralista de las Ciencias Polticas es receptada tambin al fundarse la Academia de Ciencias Morales y Polticas de Pars y su homnima de Buenos Aires. POLTICA EN LA UNESCO Y LA IPSA SE DEFINEN POR LA CIENCIA Pero a partir de 1948, en oportunidad de reunirse en Pars y en el seno de la UNESCO un grupo de expertos, entre los cuales estaban los lderes de la investigacin y enseanza de la Ciencia Poltica en EE.UU., Francia, Inglaterra etctera, y al ao siguiente al realizarse el primer Congreso de la International Political Science Association, queda definida la Ciencia Poltica como una ciencia autnoma, singular, perteneciente a las ciencias sociales, que admite en sus contenidos toda la problemtica derivada de la historia de las ideas polticas, la sociologa poltica, la geopoltica, la teora de la sociedad y por cierto tambin el anlisis de las instituciones (teora de la Constitucin). Esta posicin se revela ntidamente en el ttulo y en el contenido de las obras de los dos grandes maestros contemporneos de la politologa francesa. En efecto, Maurice Duverger as se expresa en Le Mthode de la Science Politique (PUF, 1959, pg. 48) y Georges Burdeau en su Trait de Science Politique, Le Pouvoir de 1 'tat ( 1943 y 1949). Tambin esta tesis se ratifica en las pginas de Introduction a la Science Politique, de Jean Meynaud y no la contradicen en sus obras Raymond Aron, ni el director de la SCIANPO de Pars, Alain Lancelot, ni el ex presidente de la IPSA, Jean Leca, director de cursos del clebre ~nstitut d'tudes Politiques de Pars, al que asist en 1993. El propio Prlot, toma distancia de las Ciencias Polticas en plural y se acerca a la conviccin de que se trata de una ciencia autnoma, singular, al titular su libro La Ciencia Poltica, y afirmar al hacer sus conclusiones que: "...En este pequeo volumen nuestro mayor cuidado ha sido 'volver a centrar' la Ciencia Poltica, de acuerdo con su concepcin tradicional, esforzndonos en impedir su desviacin o dislocacin...", y agrega "Para que exista una politologa es necesario, en efecto, que sea duea de s misma, que no sea derivada hacia otra disciplina o dividida en disciplinas diversas que no le dejan nada propio" 7.

PRLOT.Marcel, op. cit.. pg. 107

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En fin, otro francs, Jean Dabin en "Sur la Science Politique" 8 resume esta temtica al decir: "La Ciencia Poltica no puede ni debe ser otra cosa que la ciencia del Estado. Tal era el objeto de la poltica en la antiguedad ... No hay razones para que el objeto de esta ciencia haya desaparecido desde Platn, Aristteles y Cicern.

1. La lista tipo de la UNESCOAlgunos de estos maestros y otros expertos elaboraron en la mencionada reunin de la UNESCO en Pars en 1948, la siguiente lista de temas fundamentales de la Ciencia Poltica. lo) LAa) Teona poltica y Teora del Estado {b) Historia de las ideas polticas

a) La Constitucin b) El gobierno central c) El gobiemo regional y local d) La Administracin Pblica e) Las funciones econmicas y sociales del gobierno f) Las instituciones polticas comparadas

a) Los partidos polticos

34 PARTIDOS, GRUPOS

b) Los gruposy asociaciones

Y OPININPBLICA c) La participacin del ciudadano en el gobiemo d) La opinin pblica 44 LAS RELACIONES INTERNACIONALES

a) La polticainternacional b) La poltica y las organizacionesinternacionales c) El derecho internacional

En base a esta clasificacin, cuando redact el programa de las ctedras que asum en 197811981 en la Universidad del Salvador, como profesor titular de Derecho Poltico, en la Facultad de Ciencias Jurdicas, y de Ciencia Poltica, en la Facultad de Ciencias Sociales, divid la temtica de la Ciencia Poltica en cinco partes:

Revue du Droit Publique et de la Science Politique, enero - marzo 1954, Paris.

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'laParte - Teona de la poltica o del Estado 2" Parte - Teona de la sociedad o sociologa poltica CIENCIA POL'I'ICA 3" Parte - Teona de la Constitucin (o de las instituciones) 4" Parte - Relaciones internacionales 5" Parte - Historia de las ideas polticas

Ese programa y esa clasificacin revela ntidamente la autonoma temtica de esta disciplina. En efecto, si partimos de la premisa de que la Ciencia Poltica es una rama de las ciencias sociales, en un pie de igualdad con las otras ramas de ese campo de la ciencia, que estudia al hombre en el espacio y en el tiempo en el contexto de su vida social, nos encontraremos en el camino correcto para reconocer que la Teora del Estado es una parte esencial de la Ciencia Poltica y que sta lo es para las ciencias sociales, en el mismo nivel que la historia, la geografa, la antropologa, la sociologa o la comunicacin social. LA TEOR~A ESTADO DEL Llegados a este punto de nuestro anlisis debemos identificar entonces a la Teora del Estado como una rama de la Ciencia Poltica, con igual jerarqua que la teora de la Constitucin o de las instituciones, la teora de la sociedad, la historia de las ideas polticas y las relaciones internacionales. Y en este sentido debemos puntualizar que en lugar de haber sido despojada la Ciencia Poltica por las ciencias que histricamente le preceden en el anlisis cientfico, ella ha terminado por apropiarse de algunos campos de la geografa (al perfilarse la geopoltica); de la historia (al hacer una especialidad de ella a la historia de las ideas polticas); o de la sociologa, al tomarle temas de la organizacin social del Estado o sociedad global. Con el mismo criterio, creo y sostengo en este ensayo, que la Teora del Estado, debe estar conformada por los elementos de su definicin, que en seguida formularemos, teniendo como objetivo el conocimiento del fenmeno poltico en su relacin con el poder y la representacin poltica. Ayudndome a establecer este marco terico, dice mi maestro en el doctorado y titular de ctedra hace algunos aos, Mano Justo Lpez: "Mediante la teora poltica se trata de conocer la realidad. Es la que agrupa y explica los fenmenos polticos, constituyendo hiptesis que una vez verificadas se convierten en leyes tales como explicar cmo se gobierna, cmo se presiona y - e n t r e otros temas-cmo se vota y por qu se elige o qu se elige para gobernar ..." 9. Mediante una Teora del Estado - e n fin- se trata de establecer y averiguar lo que el Estado (o sea la sociedad poltica) es, no lo que debe ser, aspecto del que se ocupar la normativa constitucional.hlario Justo, Mnriluil de Derecho Poltico. Kapelusz, Buenos Aires. 1973, pggs. 55 y sigs.

"LOPEZ.

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Esta teora ha de ser, entonces, el resultado de la observacin y para ello habr un proceso en el cual primero hemos de informamos, conocer los hechos y comprobarlos, yendo de lo particular a lo general, induciendo. Luego debemos apropiamos del resultado de esta investigacin y sacar conclusiones ms genricas para finalmente explicar los hechos, el fenmeno poltico. Con este fin utilizaremos hiptesis, las que una vez verificadas se convertirn en tesis o leyes polticas, tales como afirmar que bajo-determinadas condiciones un golpe de Estado puede derivar en una revolucin (la Revolucin de Mayo, deriva del golpe de Estado del 25 de mayo de 18lo), pero bajo otras condiciones derivar en una mera salida electoral presidida por un gobierno defacto, sin cambio institucional alguno (golpes en la Argentina de 1930, 1943, 1955,1962, 1966 y 1976). En fin la Teora del Estado se corresponder con el conjunto de los hechos comprobados, ordenados, sistematizados y explicados, que se suceden en la estructura del poder de la sociedad poltica global o Estado. Heller defina a la Teora del Estado en oposicin a la Ciencia Poltica, como puramente terica y no valorativa. "Se ocupa de investigar -deca- la vida estatal que nos rodea y de comprender al Estado en su estructura y funcin actual, su desarrollo histrico y las tendencias de su evolucin", O sea considera a la Teora del Estado como una parte de la Ciencia Poltica meramente descriptiva, sin proponer el deber ser del Estado, sino cmo es. Es algo confusa esta definicin, ya que no por el hecho de describir la Teora del Estado se excluye la valoracin del fenmeno poltico. Mariano de Vedia y Mitre, a su vez, consideraba que "la Teora del Estado se divida en teora general del Estado y teora particular del Estado, consistiendo la primera en la estructura del Estado en s mismo y en sus elementos constitutivos y no limitndose al estudio de un Estado en particular, sino al conjunto de formas histricas en que se ha manifestado la organizacin estatal. En cambio -continuaba- la teora particular del Estado, se propone el anlisis de un Estado concreto y particular o bien la comparacin de varios de ellos". Esta definicin, coincide a travs de otro camino metodolgico con la divisin que he hecho en el programa de mi ctedra de Teora del Estado de la Universidad de Buenos Aires, as la parte general del programa contiene la descripcin y el anlisis de los seis elementos constitutivos de la sociedad poltica, a los que me referir en los ltimos prrafos de este captulo, y la parte especial el estudio de la anatoma de los Estados de Derecho ingls, francs, norteamericano, sovitico y corporativo en Espaa y Portugal y de vanos tipos de Estados defacto tales como el nazi y el militar latinoamericano, tratados en ios captulos que integran mi ensayo sobre El Estado y la Realidad Histrica. Esta temtica, por otra parte, coincide con la propuesta por otro maestro, 1 de quien fui adjunto en la ctedra de Derecho Constitucional 1 de la UBA, Arturo Sampay, quien sostena que el Estado tiene como materia el conocimiento

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de la realidad estatal a la que pertenecemos ... el Estado tal como existe y tal como se da en nuestro tiempo y espacio histrico. En fin, el tercero de mis maestros por orden cronolgico, Germn Bidart Campos 10, afirma que la Ciencia Poltica comprende a la Teora del Estado y como tal ciencia abarca los siguientes aspectos: a) filosficos, cuyo objeto sera la ciencia del Estado; b) sociolgicos, cuyo objeto sera la realidad histrica; c) jurdicos, o sea el estudio de la realidad normativa del Estado; d) histricos, cuyo objeto sera conocer el desarrollo de las ideas y realidades polticas.

DEFINAMOS AHORA AL ESTADOPara cerrar este anlisis debemos formular nuestra definicin del Estado, ya insinuada en distintos prrafos de este captulo, extrayendo luego de sus elementos el contenido de nuestra teortica, a la que hemos de agregar unos pocos elementos ms vinculados con la dinmica del poder. Es un hecho histricamente incuestionable que sin un territorio en donde asentarse, el grupo humano que va a constituir o ya constituye una Nacin es imposible que estructure un Estado y obviamente sin un grupo humano que de una u otra forma se asiente en un territorio, con voluntad de permanecer en l, tampoco es posible que se constituya una sociedad poltica. Tanto una Nacin como fue el caso de la juda, hasta la creacin del Estado de Israel en 1948como la Palestina, hasta tanto no se le reconoci una base territorial mnima, carecieron de un espacio propio para erigir un Estado. Es que un grupo humano, sin soporte territorial, si est unido por enlaces tnicos, religiosos, culturales, lingsticos e histricos ser una Nacin, pero no le alcanza para llegar a ser un Estado, ya que no tiene un mbito espacial para desarrollar su poder y para que sus leyes tengan validez y se puedan aplicar. Asimismo una isla ocenica, poblada slo por pinginos y pjaros, un espacio territorial deshabitado, nunca puede llegar a ser un Estado porque carece de los dos trminos de la ecuacin del poder: no hay quien mande y por cierto tampoco quien obedezca en un espacio terrestre en el que est ausente el hombre. En consecuencia, territorio y poblacin han sido y sin duda seguirn siendo los dos elementos constitutivos del Estado. Pero no les sera posible a los integrantes de una colectividad humana asentada en un territorio vivir asociados sin que se organicen jurdicamente y establezcan una estructura de poder. De all que el poder, o sea la relacin de mando y obediencia y el Derecho son elementos indispensables para la formacin de Estados y Gobiernos, desde que se detect la presencia de jefes tribales que mandaban y poblaciones ms o menos rudimentarias que obedecan en las aldeas de los pueblos ms antiguos de estelo

BIDART CAMPOS, Gerrnn, Derecho Poltico, Riienos Aires, 1961, pg. 55.

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planeta, hasta estos aos en que la aldea global est recorrida por cohetes espaciales y satlites de comunicaciones. Todos estos elementos se dieron en las ciudades-Estado griegas y se reiteraron en la Repblica y el Imperio Romano, tal como consignaremos en el prximo captulo al referirnos a la evolucin de las sociedades polticas, desde la antigedad hasta el umbral del tercer milenio que estamos por franquear. Y en Roma, en Atenas, en todos los tiempos, siemprc hubo una clase dirigente, el elemento de mando de la ecuacin, ocupando la estructura del poder o sea el Gobierno, que necesariamente debemos distinguir del Estado como una parte se diferencia del todo. Ahora bien, de qu servira esa voluntad de mandar, esa asociacin para convivir, si no tuviera una finalidad y por ello, es la finalidad, el ltimo pero no el menos importante (last but not least) de los elementos del Estado. Creo entonces que todo Estado, cualquiera que sea su forma de gobierno y caractersticas, tiene como finalidad realizar el bien comn de su poblacin y para ejercer su soberana ha de proyectarse con identidad propia en la comunidad internacional. Con esta conviccin esbozamos hace treinta aos un concepto de Estado con el ya desaparecido y entraable amigo Nerio Norberto Bonifati, colega de ctedra en ese entonces en la Universidad de Belgrano y luego en las Universidades de Buenos Aires, Catlica de La Plata y del Salvador. Decamos entonces y repito hoy que el Estado es una sociedad conformada por un grupo humano que vive en comunidad sobre un territorio determinado, cuya estructura de poder est ocupada por una clase dirigente y reglada por normas constitucionales. Tiene porfinalidad lograr el bien comn y proyectarse con identidad propia en la comunidad internacional 11. LA OPININ DE LOS MAESTROS Esta definicin la habamos elaborado siguiendo a algunos otros autores, en especial a Jellinek. Este maestro de la Ciencia Poltica nos ensea que en la investigacin del Estado debemos atender a dos rdenes de fenmenos. Por un lado el Estado como construccin social y por el otro el Estado como institucin jurdica. En el contexto sociolgico Jellinek define al Estado como la unidad de asociacin dotada originariamente de poder de dominacin y formada por hombres asentados en un territorio. En cambio en el orden jurdico el Estado se muestra como un sujeto de derecho y es susceptible de ser incluido en la categora de corporacin. En el mismo orden le atribuye al Estado el carcter de persona jurdica de existencia ideal y lo concepta como la corporacin o so" PELLET LASTRA, A., El Esfado y la Realidad Histrica, Buenos Aires, 1979, pg. 25

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ciedad formada por un pueblo, dotado de un poder de mando originario y asentado en un territorio determinado. Manifestaba tambin Jellinek que el Estado era unacomunidad con un poder originario y medios coactivos para dominar sobre sus miembros y sobre su territorio, conforme a un orden que le es propio. El Estado, agregaba, tiene algunas caractersticas tales como el poder, que lo distingue de cualquier otra institucin cuerpo. O sea que de acuerdo con este autor son tres los elementos constitutivos del Estado, ya que agrega a los clsicos (territorio y poblacin), el poder, tesitura que comparte la mayora de la doctrina. Duguit tambin influy en nosotros dentro de la lnea sociolgica al decir: "El Estado es un grupo humano, asentado en un territorio determinado, donde los ms fuertes imponen su voluntad a los ms dbiles". Duguit era un positivista y como tal vea el hecho desnudo de la dominacin, la detentacin del poder por el grupo ms fuerte, que slo tiene como lmite el hecho de la solidaridad social o dependencia recproca de los hombres. Completando su definicin nos dice este politlogo francs que "En su sentido ms general la palabra Estado designa a toda sociedad humana en que existe una diferencia poltica entre gobernantes y gobernados, o sea segn la expresin consagrada, una autoridad poltica". Con el convencimiento de que el Estado no es slo un hecho poltico sino a la vez social, que es sinnimo de la sociedad poltica global en que convivimos unos y otros y de que el gobierno es slo un elemento del todo social que es el Estado, tambin podemos graficar esta realidad histrica y actual comparando a la sociedad Estado con una sociedad annima comercial y as decir que si en ia sociedad annima los dueos son los accionistas, en el Estado, aunque no parezca, los dueos somos los ciudadanos. Y decir tambin que si la sociedad annima tiene un directorio que la administra, en la sociedad Estado tenemos al gobierno para esa tarea. En fin, si en las sociedades annimas se eligen peridicamente a los directores en asambleas anuales, en la sociedad Estado lo hacemos en los turnos electorales cada dos o cuatro aos.ALGUNAS CONCLUSIONES PROVISORIAS

De lo expuesto en los prrafos anteriores se concluye en forma preliminar, que la Teora del Estado, tal como la expongo en este ensayo abarca el estudio y la especulacin cientfica sobre cinco de los seis elementos del Estado, o sea el territorio, la poblacin, el poder, la clase dirigente que lo ocupa o presiona a la que lo ocupa y su finalidad, dejando la normativa constitucional a cargo de los especialistas de esa materia. Ahora bien, para el anlisis e investigacin de la Teora del Estado, creo esencial ocuparme tambin de algunos de los fenmenos propios de su vida y dinmica ya que el origen, el desarrollo y el funcionamiento actual de otros sujetos esenciales de la politologa son inescindibles de los elementos especficos

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del Estado, a punto tal que sin un anlisis conjunto de unos y otros entiendo que nos sera imposible formular conclusiones vlidas sobre el fenmeno poltico del Estado y tener una visin integral de la sociedad global. Es que siendo la estructura del poder y la clase dirigente que lo ocupa el ncleo de la fenomenologa del Estado, no es suficiente analizar en sendos captulos y uno especfico sobre las formas de gobierno, esta problemtica. Debemos conocer y desmenuzar asimismo por qu el pueblo les da mandato a los detentadores formales del poder (teora de la representacin); cmo les da ese mandato (sufragio y sistemas electorales); cmo se originaron y cmo funcionan las organizaciones especficas que nuclean a la clase poltica que gobierna o se opone en el Parlamento (los partidos polticos) y, en fin, tal vez uno de los procesos ms interesante de todos los tiempos: quines y cmo presionan desde adentro y afuera a los mandatarios del pueblo. De esta manera es inevitable hacer una descripcin y un anlisis profundizado del escenario completo en que juegan sus diferentes roles los actores y espectadores de la sociedad poltica global. Es as, entonces, que por lgica esta teora coincida casi totalmente con la teora de la poltica que se hace en el escenario de la sociedad global, el Estado.

En los das en que Nicols Maquiavelo estaba escribiendo su breve pero histrico compendio de sabidura poltica, que l y sus editores publicaron en 1513 con el ttulo de El Prncipe, el universo conocido estaba centrado en el Mediterrneo y dividido en una constelacin de reinos, principados, ducados, marcas, condados, baronas y repblicas, ms o menos poderosas y armadas para atacarse o defenderse entre s y contra piratas, turcos y otras potencias extraas a ese mundo cristiano, casi feudal. En estos territonos gobernaba el ms fuerte o el ms astuto, o bien, como lo dira el genial florentino una combinacin de ambos, sumando a ese perfil del prncipe una refinada crueldad propia dela psicologa de los todopoderosos de esa poca. Esos gobernantes haban obtenido el poder por su talento y crueldad para guerrear, como los Sforza en Miln, o por el buen uso de su fortuna, como los Mdicis en Florencia o bien por herencia, como es el caso de Carlos 1de Espaa y V de Alemania, prncipe heredero de las casas de Habsburgo, de Castilla y de Aragn. Por eso dice con exactitud Maquiavelo en las primeras lneas de su pera prima ... "Todos los Estados y todas las dominacioiies que ejercieron y ejercen todava una autoridad soberana sobre los hombres, fueron y son principados o repblicas", y de inmediato aclara: "Los principados se dividen en hereditarios y nuevos". Eran obviamente principados todos los territorios dominados y gobernados por reyes tales como Fernando 1 de Espaa, Enrique VI11 de Inglaterra y Francisco 1de Francia, y en trminos genricos los ducados, marcas, condados y baronas que contenan sos y los otros reinos de Europa. En cuanto a las repblicas, su nmero era muy reducido y se erigan sin excepcin en ciudades afirmadas en sus derechos comunales tales como Venecia, Florencia, antes y despus de ser dominada por la familia Mdicis, Gnova y por cierto las existentes sobre el mar Bltico y en la Confederacin Helvtica, que retendran su autonoma en un contexto de protesta religiosa como fue el caso de Ginebra, tiranizada por Calvino. Estas escasas repblicas, emergentes del medioevo, desarrollaban su aventura del poder mediante gobiernos cole-

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giados elegidos por electores calificados por sus rentas o propiedades, o por ambas a la vez. El resto del mundo conocido, estaba imprecisamente descripto y delimitado en mapamundis que eran apenas esbozos de lo que seran con el tiempo mapas como el que dise Amrico Vespucio para describir el continente que lleva su nombre. Y bien, en esos primeros aos del siglo del renacimiento por excelencia de las artes, las ciencias y el poder concentrado, Nicols Maquiavelo, primero secretario de la segunda cancillera rlei governi della Signoria florentina, y luego empeoso agente diplomtico del gobierno republicano de Savonarola, haba logrado acumular una experiencia que le permiti sobresalir en la estructura de poder de la poca. Esa experiencia, cargada de astucia y escepticismo respecto del espritu y accionar de sus contemporneos. lo lleva a elaborar su clebre Manual de Ideas Polticas, sin lugar a dudas la obra ms preciosa y completa sobre la poltica de aquel tiempo, pletrico de disimulos, venenos varios y aventuras caballerescas.

LASIDEAS DE MAQL'IAVELOEl Prncipe, es el libro que inicia la politologa moderna y obra como precursor de los trabajos posteriores de los ms importantes pensadores de los siglos XVI y X V I I , tales como Bodin, Hobbes, Locke, Rousseau y Montesquieu, entre otros. Marca sin duda, el comienzo de la etapa fundacional de la especulacin poltica escrita con aliento cientfico, pero en rigor de verdad no es ms que un continuador de los pensadores de la antigua Grecia, tales como Platn y Arstteles, o del medioevo, como lo fueron los padres de la iglesia san Agustn y santo Toms y esa rareza del cuatroccento italiano que fue Dante Alighieri, autor de un ensayo sobre la Monarqua, aunque pas a la historia como el inolvidable poeta de La Divina Comedia. Tal como asegura Jean Touchard 1, la filiacin aristotlica de Maquiavelo es indudable, y su admiracin por el estagirita la adquiere leyendo La Politeia en laedicin publicada en 1435 y luego reeditada seis veces segn la traduccin del erudito y helenista Leonardo Bruni. Sin embargo, el conjunto de ideas que desarrolla el florentino no continan la lnea de pensamiento de su maestrq, ya que mientras ste dirige sus investigaciones hacia el buen gobierno que asegura una vida buena a sus buenos ciudadanos, Maquiavelo apartndose de tanta bondad e ideal por la justicia, pragmticamente tiene en mira un objetivo ms concreto y brutal: l cree que lo mejor en su tiempo es lograr un gobierno eficaz para una Italia unida y "desclencalizada", no importando los medios que deban usarse para alcanzar esta finalidad. En suma, para el florentino la poltica es el arte del Estado dirigido menos a la felicidad de los miembros de la ciudad que a la obtencin de su obediencia,

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TOUCHARD, Hisrorio de lns Ideas Polticos. Tecnos. Madrid. 1964. pag. 202 Jean.

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cruel ideologa que se resume en uno de los ms discutibles consejos de este prncipe del pensamiento que fue el plebeyo Maquiavelo: Ms vale ser temido que amado.

Pero de qu Estado nos est hablando el trotamundos florentino, que dedic los mejores aos de su vida a cabalgar junto a prncipes tan malvados como Csar Borgia o a aconsejar a monjes tan tremendistas como Giacomo Savonarola, al legamos su formidable sntesis de consejos para gobernar con eficacia a la variopinta cantidad de vasallos de su poca, menos romntica de lo que suponan novelistas como Stendhal o poetas como Shakespeare. Sin duda nos est hablando de los gobiernos de su tiempo y tal confusin, si se la puede llamar confusin, se reitera en casi todos los pensadores y filsofos de la poltica hasta hace menos de cien aos y aun en autores contemporneos. Es que Maquiavelo, sus predecesores y sucesores, a veces afinan sus conceptos y diferencian a la sociedad poltica, o sea al Estado propiamente dicho de la estructura del poder que lo gobierna. Otras veces se confunden ambos trminos y no podemos quejamos, yaque la Ciencia Poltica como tal recin se comienza a desarrollar en las universidades de la Ivi league norteamericana, y en universidades europeas como la Sorbona de Pars, Oxford, Cambridge, Heidelberg y Berln a fines del siglo XIX, tal como leemos en el captulo anterior. Recin en los primeros aos de este siglo, los scholars norteamericanos logran escndir en sus laboratorios de politologa el concepto de Estado del correspondiente a gobierno y llegan a esclarecer, sin lugar a duda alguna, que la estructura del govemment es un elemento del State en la sociedad contempornea. La palabra Estado, entonces, no aparece en el vocabulario cientfico como sinnimo de organizacin poltica hasta que Maquiavelo la utiliza en el primer prrafo de El Prncipe. Ahora bien, como hemos visto en el captulo anterior, los griegos utilizaron el trminopolis para referirse a sus ciudades-Estado, en tanto que los romanos acuaron por cierto una terminologa ms rica al llamar civitas a la ciudad poltica, res publica a todos los negocios o acciones polticas que se ejecutaban en el espacio pblico estatal, tales como los forums o el Senado e imperium a la entidad o cualidad de mando, con competencia y jurisdiccin en los mbitos administrativo, judicial o militar. La Edad Media hereda fundamentalmente la palabra repblica o cosa pblica, pero se vale tambin de expresiones tales como terra o land, concepto anglosajn en el que prevalece el elemento territorial. Es Bodin uno de los primeros que usa la palabra repblica como equivalente a Estado y as su libro se titula Los Seis Libros de la Repblica. Obviamente a partir del siglo XVIII, el vocablo repblica slo ser utilizado para la

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forma de gobierno en la cual el poder lo ejercen ciudadanos electos por un perodo limitado de tiempo. En tal sentido ya hemos visto que la primera repblica que alcanza dimensin universal, la romana, ser gobernada primero por cnsules electos, pero limitados temporalmente en su mandato y luego por emperadores, tambin electos pero no limitados en la periodicidad de su mando. Esos emperadores irn acrecentando su poder y transformarn la repblica, primero en una monarqua aristocrtica que ser el imperio propiamente dicho y luego en tirana, una y otra forma de gobierno caracterizadas por la no renovacin en el poder de sus clases dirigentes.

Etimolgicamente Estado deriva de status, que era la palabra que se empleaba en Roma para caracterizar la situacin jurdica en que se encontraba una persona. Era as el conjunto de sus derechos y obligaciones, sea con respecto a la ciudad poltica (status civitatis), a la libertad (status libertatis), y a su familia (statusfamiliae). En un sentido tcnicamente aproximado se la utiliza actualmente en sociologa, empleando la palabra latina original stutus, para describir la posicin que una persona ocupa en el contexto social. En el bajo imperio, juristas como Ulpiano la usaban como status reipublicae, en lugar de reipublicae al referirse a la posicin de la gente en el contexto de los negocios pblicos o de derecho pblico. En fin ni en Roma, ni en el medioevo la palabra Estado lleg a utilizarse con el sentido con que hoy la usamos como sinnimo de sociedad poltica. En cambio se la utilizaba con referencia a los estamentos o clases polticas, tal como surge de la expresin tat gnraux, es evidente aqu que la palabra es usada para describir a cada uno de los estarnentos que componan el universo social francs: nobleza, clero y estado llano, al reunirse estas asambleas nacionales del reino de Francia, con una periodicidad irregular, a convocatoria del rey y para resolver la creacin de nuevos impuestos y gabelas o autorizar otras fuentes de recursos para la corona, tal como ocurri en 1614 y 1789. Posteriormente JeIlinek nos aclara que la expresin stato (en italiano) comenz a ser usada en el siglo XIV por los embajadores para referirse a los delegados y autoridades de cada comunidad y por derivacin en el uso, para referirse al territorio sometido al domiiiio de esas autoridades, ya fueran prncipes o consejeros electivos, como "los diez" en Venecia. EL ESTADO SEGN LOS GRIEGOS En el universo poltico de los griegos, en sus ciudades-Estado, en las que convivan ms o menos pacficamente las clases dirigentes que deliberaban en el gora, o no tan pacficamente los que mandaban y obedecan en la sociedad

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poltica jerarquizada de Esparta, fue elaborndose el concepto poltico de Estado o mejor dicho de la sociedad poltica, ya que aquel trmino an no haba sido acuado. Comenzando con Platn, que elabor y reelabor su pensamiento a partir de las enseanzas recibidas de su maestro Scrates en los aos dorados en que gobernaban en Atenas Pericles y sus sucesores y continuando con Protgoras y Aristteles. Platn se esmeraba en describir cmo deba organizarse lapolis para ser ms perfecta y en este filosfico intento tena como ideal una ciudad donde la justicia fuera el valor esencial y los justos sus gobernantes. Como ensea Touchard 2, su ciudad justa "no est formada por una poblacin homognea, sino por tres clases netamente distintas y cuya cohabitacin realizar una especie de perfeccin. La primera clase es la de los jefes y tiene como virtud propia la sabidura; la segunda es la de los auxiliares o guerreros, dotados de valor y la tercera es la de los artesanos o labradores, tanto patronos como obreros, que necesitan la templanza y deben saber resistir a los apetitos. Dicho de otra forma, cada clase representa un aspecto del alma y el conjunto de la ciudad representa el alma entera. De esta forma la ciudad es justa porque cada parte cumple su funcin en ella y los ciudadanos son justos en la medida de su participacin justa en una ciudad justa". Tanta justicia nos revela que Platn piensa y escribe sobre el debe ser, porque ninguno de los regmenes existentes, ninguna de las doctrinas predominantes en su poca le satisfaca. La democracia era para l el reino de los sofistas, que en lugar de ilustrar al pueblo se contentaban con estudiar su comportamiento. Para Aristteles (LaPoliteia su libro clave, 384-322 su estada terrestre) esta polis, la sociedad poltica de los griegos, es el punto culminante de un desarrollo de las asociaciones humanas cuyos estadios anteriores han sido la familia, la tribu, la aldea, el pueblo y por ltimo la ciudad. Esta ciudad se organiza mediante una Constitucin, que crea lapolis, hasta el punto de que si la Constitucin cambia, lapolis o Estado se recrea, se transforma en forma ms o menos radical o revolucionaria. La consecuencia ser el surgimiento de una nueva polis 3. Aristteles reconoce la diversidad de lapoliteia y cataloga constituciones de ciudades-Estado, reinos y principados de la antigedad, que le permiten formular la clasificacin de formas de gobierno que vamos a ver en el Captulo VI. El Estado ideal para Aristteles es diferente al que propone Platn en Las Leyes. Para l es inhumana e impracticable la repblica platoniana y especialmente la comunidad de bienes y mujeres; la estricta divisin de clases y los sacrificios exigidos a cada persona. El principio fundamental del gobierno democrtico es la libertad, ya que es el nico rgimen, en el que a su criterio se puede gozar de ella y agrega "Uno de los principios esenciales de esta sociedad poltica es que todos los ciudadaTOUCHARD, "p. cit., pgs. 41.43 y sigs. Jean,Idem.

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nos por turno manden y obedezcan". Con clarividencia sostiene este aspecto esencial de las democracias de todos los tiempos en una poca en que la esclavitud era una institucin natural, la divisin de clases estaba muy marcada y slo votaban los propietarios y jerarcas. En esa sociedad jerarquizada, no obstante, Aristteles percibi que una manera de resguardar el respeto mutuo y el derecho a la oposicin consista en la renovacin peridica de quienes ocupaban el poder. En otro adelanto a las ideas y costumbres de su poca, considera como sostn natural de las democracias a las clases medias. Y dice al respecto, donde quiera que las clases medias sean numerosas, hay menos disensiones, menos trastornos. Es esto lo que asegura a la democracia una estabilidad y una duracin que jams ha tenido la oligarqua en el poder. Coincidiendo parcialmente con Platn, concede que la funcin suprema de la sociedad poltica, de lapolis, es la de administrar justicia. En definitiva Aristteles propone una ciudad feliz en lugar de la ciudad justa de su maestro. Esta felicidad consiste en el uso perfecto de la virtud. Deber tener un tamao a escala humana (5.000a 10.000habitantes), territorio reducido y fcil de defender. El ideal ser que est, como Atenas, posesionada sobre el mar. En fin, en ese mundo en el que coexistan los ciudadanos que debatan y votaban en el gora (propietarios, terratenientes, armadores, jerarcas del ejrcito y funcionarios), con los excluidos del debate y del poder, o sea los metecos (extranjeros), ilotas (esclavos) y pobres en general (soldados, campesinos y artesanos) se hablaba de las cualidades para gobernar, se filosofaba sobre el poder y las formas de gobierno, pero ni Platn, ni Aristteles, ni Protgoras, y mucho menos los sofistas y otros pensadores del Peloponeso hablaban o definan al Estado como la sociedad poltica global, estaban en lo conceptual mucho ms cerca de nosotros que los pensadores del medioevo y del Renacimiento en cuanto a la definicin del Estado, pero an lejos de la concepcin global que hoy tenemos del mismo. EL PODER SE ATOMIZA EN EL MEDIOEVO Es histricamente indiscutible que los romanos concibieron en forma integral a la sociedad poltica en los cinco siglos que van desde el advenimiento de Julio Csar en el ao 59 a.C, hasta la cada del Imperio bajo la furia guerrera de los brbaros provenientes de las tierras ubicadas ms all del Rin y del Danubio, en el ao 453 d.C. En efecto, en su mbito de poder haba territorios propios (en la actual Italia) y ocupados (en las Galias, Espaa, Islas Britnicas, Rlgica, Alemania, Austria, Africa del norte y Medio Oriente), en los cuales se asentaban grupos humanos provenientes de distintas naciones. Sobre unos y otros funcionaba una estructura de poder, conducida por una clase dirigente que gobernaba el

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Imperio con una finalidad de bien comn -o paic romana- y proyectando su identidad en el mbito internacional de la poca. A todos, ciudadanos y no ciudadanos del imperio, se los gobernaba de acuerdo a las leyes que sancionaba el Senado y a los diktucts que emitan el emperador y los procnsules. Al respecto deca Cicern: "La Repblica -luego ser el Imperio- es cosa del pueblo, que no es una reunin de hombres congregados de cualquier manera, sino la sociedad formada bajo la garanta de las leyes y para la utilidad comn" 4. Este gran Estado que forjaron los patricios romanos con sus instituciones del Consulado, el Senado y los distintos tribunos, cuestores y dems funcionarios, debatiendo en la ciudad y cabalgando por el Imperio, se va desvaneciendo y ya en el siglo v parece una sombra de lo que fue en sus tiempos de esplendor. En medio de esa atomizacin del poder y gradual desaparicin del Estado romano centralizador, el poder de los cnsules y procnsules del Imperio vapasando a los seores feudales, que gobernarn en el limitado mbito de sus seoros, y en forma ms o menos coactiva, sobre sus vasallos. Y as el Estado de la pux romana se va desintegrando. El todo imperial se divide en infinitas baronas semiindependientes, sobre las cuales los reyes tenan un poder limitado, dado que los seores feudales, los barones soberbios que gobernaban condados, marcas, ducados y principados, eran sus vasallos y pagaban tributo por ello. A su vez estos todopoderosos feudatarios tenan un poder absoluto, incontrastable, que les permita gobernar la hacienda, legislar y hasta dirimir, como jueces ad plenum, los conflictos que se suscitaban entre sus temerosos sbditos. No exista una autoridad central. El rey merovingio, por ejemplo, no lo era de todo el permetro que en el Renacimiento constituira el primer Estado nacional francs, pero los nobles que seoreaban en las baronas se constituyeron poco a poco en sus vasallos directos y los sbditos de stos, en sus vasallos indirectos. En realidad, los plebeyos de los seonos feudales no sentan otra autoridad que la que en forma inmediata y casi siempre desptica ejerca el conde o marqus que los gobernaba. Estos seores ejercan, entre otros, el derecho de pemada, ttrico ejercicio del poder que les permita poseer a sus sbditas plebeyas en la primera noche de casadas. Eran ellos -si queran y podan- los que defloraban a las novias y no el novio, que deba dar so s su consentimiento bajo la amenaza de ser colocado en el cepo o sometido a otros vejmenes si se negaba a ceder la primaca sexual a su seor. O sea que la sumisin del siervo o vasallo no era al rey, sino al gobernante directo del territorio en que viva. ste poda tambin reclutarlo, voluntaria o coactivamente para el ejrcito, cobrarle gabelas y limitar su entrada o salida del feudo.

' C I C E R ~Tratado de la Repblica, Obrns Completas, T . 111, Madrid, 1956, p6g. 549. N,

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Jellinek ha denominado a este estado de cosas "atomizacin del poder pblico", Es decir que el fenmeno poltico que caracteriza al medioevo es el desmembramiento del poder legado por los emperadores, en forma m5s o menos inorgnica a los cnsules y procnsules del Imperio. La unidad poltica resultar as prcticamente imposible de alcanzar al disolverse el poder imperial delegado, ya que el proceso, dinmico como todo proceso histrico, es en este caso centrfugo no centnpeto, razn por la cual siguiendo con el casodeFrancia, a los jefes, tribunos, cuestores y procnsules romanos los sucedieron primero jefes tribales y luego barones, condes, etctera, en territorios que heredan o quitan a otros, que a su vez antes haban heredado o quitado a sus dueos originales, en tiempos remotos.

ELORIGEN DEL ESTADOLa tesis de Maquiavelo, es histricamente comprobable y por cierto razonable: los principados -hablando en trminos genricos de los feudos- podan ser originarios o derivados, pero los Estados nacionales que comienzan a desarrollarse en esa escala y aescala imperial en el Renacimiento, sern los que organicen jundicamente la Nacin en tomo a un prncipe exitoso como lo fue Francisco 1en el siglo XvI. Su corte ser el centro del nuevo reino y la formarn los seores feudales en la capital que eligi6para asentar su formidable poder centralizador. Linares Quintana 5 lo denominaba Estado de estamentos, que es el formado por la concentracin estamental de la alta nobleza, baja nobleza, clero y burguesadelas cidades. O sea, el Estado basado en pactos elaborados y suscriptos por los miembros de mltiples clases, que se juran lealtad entre s y obediencia a sus prncipes o reyes. Era, entonces, un conglomerado de derechos adquiridos y privilegios, no una Constitucin lo que le daba forma jundicaaeste protoestado medieval, que al concluir su proceso de desarrollo histrico constituir el Estado nacional tpico del mundo mediterrneo europeo occidental. Eran pactos a veces escritos, a veces fruto del uso y la costumbre que limitaban y controlaban el poder del prncipe centralizador,que detentaba yael ttulo de rey. As se conformaron entre el siglo xrv y el siglo XV los reinos de Inglaterra, Francia, Espaa, Portugal, Suecia, etctera. En los quinientos se aaden aestos pactos entre el rey y los seores feudales otros dos elementos que van a dar nacimiento - e n definitivaa los grandes Estados nacionales del nico universo poltico existente en el mundo conocido de la poca, cual era Europa central y meridional. El primer elemento, a que me refiero como fundacional de estos Estados nacionales, es la formacin de cortes que se establecen a partir de la residenciaLJNARES QUINTANA. Segundo V.. Trnrado cle la Ciencia del Derecho Corisrirircionnl. T . I , Plus Ultra. Buenos Aires, 1977.pbgs. 40 y sigs.

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definitiva y permanente de un nmero significativo de nobles que permanecern junto al rey. en forma en algunos casos permanente y otros transitoria. En esas cortes se van concentrando en forma progresiva tribunales estamentales, ministerios y con el tiempo - e n algunos pases- asambleas de representantes de la nobleza y la burguesa, tal como ilustran los casos del Parlamento britnico y de los parlamentos de los pases nrdicos. Se da as un poder limitado del rey, centralizado en la capital del reino y un poder descentralizado en las ciudades cabeceras de los ducados, condados y marcas. El otro elemento ser lo que Jos Antonio Primo de Rivera denomin la unidad de destino en lo universal. Me refiero al destino universal que le dan a sus reinos los reyes pioneros de la navegacin hacia otros mundos, tal como fueron el rey Enrique el Navegante de Portugal, Isabel y Fernando de Espaa, Enrique VI11 e Isabel 1de Inglaterra, etctera. El proceso histrico del descubrimiento, conquista Y colonizacin de Amrica en ese siglo y posteriormente de Oceana, Asia y Afnca en los siglos XVII a XIX, convertir a los centros del poder europeo en los centros del poder mundial, y reconvertir a los Estados nacionales en Estados imperiales, dueos de todo el mundo conocido. Uno de los primeros seores imperiales ser el nieto de los reyes Catlicos, Carlos 1de Espaa y V de Alemania, que hereda casi simultneamenteun reino en vas de transformarse en imperio y el Sacro Imperio Romano Germnico, que le lega su abuelo el emperador Maximiliano, primaca que lo hace seor al que sirven reyes, prncipes, en fn una constelacin de personajes regios i que gobernaban en lo que hoy son los temtonos de Espaa, los Pases Bajos, Npoles, Alemania, Austria Hunp'a, Checoslovaquia, Rumania y Bulgaria, que lo eligen emperador y le rinden su pleitesa. Este imperio europeo se ir convirtiendo entre 1516-ao de su coronacin- y 1556-ao de su abdicacin- en un imperio mundial, en forma contempornea y paralela a los procesos de conversin de reinos en imperios en Francia e Inglaterra. As Espaa se constituye primero en reino y luego en imperio centralizado en su nueva capital, Madrid, que pasa de villorio ignoto a capital imperial, en la cual Felipe 11continuar el esfuerzo conquistador y colonizador de su predecesor, coronado por los continuos xitos logrados al someter a los imperios americanos erigidos por los incas. mayas y aztecas. Para administrar las nuevas capitanas generales, gobernaciones y virreinatos erigidos en territorio americano se crearn Consejos como el de Indias, y una estructura de poder burocrtica tanto en la capital del gran Estado espaol, como en las capitales de sus posesiones en Ainrica. Toda esta nueva estructura de poder, como ocuma simultneamenteen Londres y Pars, era administrada por una nueva clase de nobles de toga y puntillosos burcratas, rpidamente ascendidos para atender los requerimientos del poder colonial. En suma, la empresa imperial de los antiguos reinos europeos coadyiivar decisivamente en la construccin de un poder estatal centralizado, al que cada

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vez se subordinarn ms los seores feudales, devenidos cortesanos sin perder el dominio de sus territorios heredados. De all que a la desintegracin del Imperio Romano en el siglo V. le sigue un perodo histrico de casi diez siglos de territorios divididos en tantos poderes como seores feudales haba en Europa y a este largo interregno, le sucede un renacer -valga la redundancia, ya que se produce en el R e n a c i m i e n t e con la construccin de un poder centralizado en un prncip~ e n la mayor parte de los casos con el ttulo de rey-, al que se subordinan los barones feudales. Es que al integrarse los Estados nacionales hay una especie de pacto -a veces explcito, a veces implcito-, por el cual el principal seor feudal, o sea el rey, se beneficia con el apoyo que en dinero, tropas y municiones le dan los seores feudales menores al acercarse a las cortes y stos a su vez se benefician con recompensas tales como ttulos honorficos de mayor prestigio del que detentaban y proteccin tanto diplomtica como militar para el caso de que se produzcan conflictos con prncipes extranjeros y se necesite el auxilio de un ejrcito de envergadura como el que mantenan los Borbones de Francia y los Tudor de Inglaterra. Por otra parte, el tamao reducido de los mini Estados feudales permita ejercer un gobiemo eficaz por la inmediatez con que se ejerca sobre un nmero tambinreducido y controlable de sbditos, relacin personalizada que, obviamente, no poda lograr el rey, alejado geogrfica y fsicamente de esos sbditos. Claro est que el seor feudal no era un delegado del rey nominal del temtorio, ya que los barones ejercan per se un poder originario, autocrtico e inmediato. Dice Stephenson 6 que "el feudalismo en los Estados pequeos como era el caso de los ducados franceses de Nonnanda, Borgoa y Aquitania no era incompatible con un gobiemo eficaz, tal como ocurra con Estados ms grandes como el Imperio Carolingio". Esto se deba -tal como sustentamos ms arriba- al vasallaje, o sea al vnculo de sujecin personal con que se articulaba toda la estructura feudal. La historia antigua -agregaconsiste en que seor y vasallo estaban reunidos por un lazo de recproca buena fe. Por eso el Estado feudal, cuyo gobierno dependa en buena medida de la relacin personal de vasallaje, tena que ser forzosamente reducido. Los hombres libres del vasallaje a los barones feudales, vivan predominantemente en las ciudades como artesanos, aprendices, maestros de oficio, comerciantes, en fin como burgueses rentistas y propietarios. Dentro de las ciudades vivan todos aquellos que haban conseguido liberarse de las cargas seoriales, y lo hacan como sbditos directos del rey o prncipe reinante, del que tambin eran sbditos los barones feudales que gobernaban fuera de las ciudades.

STEPHENSON. El Feudali.rmo Medievcrl. 196 1. p6g. 127. R..

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Por tan elemental razn poltica, en la Carta Magna otorgada por el rey Juan sin Tierra en la llanura de Runnymede en 1215 , se reconocen derechos a los nobles y a esos hombres libres, pero no a los sbditos pobres, a los campesinos arrendatarios. Para el rey los vasallos de sus vasallos no existan polticamente hablando. No podan elegir ni ser elegidos. Tan slo deban limitarse a obedecer. La relacin se daba as en esta etapa de formacin de los Estados nacionales, como una doble relacin de mando y obediencia entre el rey y los barones y hombres libres y entre los barones y los vasallos de stos. Cada uno en su territorio ejerca poder, pero el del rey era doble ya que tena vasallos de primera: los nobles y hombres libres, y de segunda: los campesinos del reino. Refirindose a la Nacin jurdicamente organizada en la etapa posfeudal, en los aos de formacin del Estado nacional, nos dice Althusius: "El Estado es en la cspide una comunidad poltica que incluye a comunidades ms simples como las familias, y a las corporaciones y a sociedades ms complejas como las comunas y las ciudades", y remata sintetizando el espritu corporativo predominante en su poca: "As se llega a una concepcin contractual, orgnica de la soberana. Se pasa por gradaciones de las sociedades ms simples a la sociedad estatal 7". De alguna manera Althusius se anticipa a las doctrinas corporativistas del siglo xx, considerando al Estado como una federacibn de grupos ligados por un contrato del que surge la soberana. A su vez, Bodin afirma el carcter unitario e indivisible de esta soberana. As si para Althusius, su contemporneo, reside en un pacto de los componentes orgnicos que constituyen el Estado, para Bodin el gobierno del Estado o el Estado, ya que en esa poca no se distingua bien unodel otro, es una monarqua unitaria. De all que tanto para Bodin como para Althusius la soberana reposa en la persona del p~ncipe, en todo momento prevalece sobre el Estado. En que fin, Bossuet resume esta tendencia, que tambin sigue Fenelon, diciendo en su Politique Tire des Propres Paroles de la Escriture Sainte que "todo el Estado se halla en el prncipe, apotegma que alguien -nunca se sabr quien- resume y coloca en los labios de Luis XIV, al decir ~ ' t ac'est moi, definicin que si t bien no expres, sin embargo se sabe que una y otra vez pens y dijo con otras palabras Le Roi Soleil".

l. Teoras sobre el origen del EstadoY bien, tenemos as ubicado el comienzo de la era de los Estados nacionales en la Europa renacentista del siglo X v I y hemos visto cules fueron las causas eficientes que hicieron posible este fenmeno poltico, que se contina desarrollando bajo distintas circunstancias, protagonistas y finalidades en este umbral del tercer milenio.

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A lo largo de estos quinientos aos la estructura del poder de los grandes Estados nacionales europeos se ha ido transformando por hechos del hombre, del prncipe y porque no, tambin de la naturaleza. Nacidos por la concentracin del poder en las cortes reinantes y afirmados por la empresa comn de conquistar y colonizar nuevas tierras, estos mega Estados tan diferentes a los micro Estados de las ciudades picas del Peloponeso, han buscado desde un principio justificar el poder de sus gobernantes y en especial el origen del Estado mediante diversas y por cierto contradictorias doctrinas. Cindonos a las ms significativas y duraderas, debemos anotar en primer lugar a la del origen divino, que explic la posesin del poder durante casi dos mil aos en el mundo occidental y en segundo lugar a la contractiialista, que es la ms razonable y exitosa desde mediados del siglo xv1 Dice Germn Bidart Campos 8 al respecto: "es fcil comprender que el problema de la justificacin es el que hace valer la razn de que el Estado exista en abstracto, y el origen histrico es el que se refiere, en el orden de la fenomenologa, al comienzo del Estado en abstracto". Es as que las teoras religiosas sobre la justificacin del Estado, son las que procuran fundamentarlo en un ser superior al hombre, aludiendo al origen divino del poder como causa eficiente. Esta interpretacin celestial es -segn Faustino Legn- el planteo ms profundo que se hizo durante siglos de la base justificatoria del Estado y del poder dentro del Estado. Tratando de justificar al Estado y por qii el prncipe manda, propone esta antiqusima doctrina que Dios elige a la persona o a la estirpe de gobernantes de un Estado y les confiere la investidura del poder en forma sobrenatural, preternatural o providencial, o sea al margen de 10s medios normales del orden natural de las cosas. Esta tesis del derecho divino de los reyes se incrust en el protestantismo, que en el siglo xvi defenda a los prncipes de Europa Central y en el cristianismo en general, explicando a nobles y plebeyos porqu deba ser absoluto el poder de reyes tales como Enrique VI11 de Inglaterra o Felipe 11de Espaa en ese siglo. Este principio segua vigente en 1641 cuando Carlos 1 de Inglaterra subray con su dramtica salida de este mundo las limitaciones de la voluntad real, en el contexto de una sociedad poltica en la que los "Comunes" pugnaban por establecer un gobierno parlamentario en medio de speros debates en Westminster, y cruce de balas de ca6n y espadas en los campos de batalla, donde tambin se debata si el poder era cosa de Dios o de los hombres. Cuando Oliverio Cromwell y los lderes puritanos del Parlamento juzgaron y colocaron en el cadalso la cabeza de Carlos Estuardo, rey de Inglaterra por la gracia de Dios, no pretendieron decir ni hacer algo que negara al Dios en que crean, al Cristo que unos y otros invocaban. Sin embargo, tenan muy claro que el rey deba gobernar para el pueblo y que ese pueblo, por cuya voluntad se sentaban en las bancas del palacio de Westminster, tena un derecho tan sagradoBIDART CAMPOS, Gerrnn, op. cit., pg. 220.

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como el del rey de hacerse or y respetar. En ltima instancia al colocar su cabeza en el cepo sin saberlo, tal vez sin quererlo, vinieron a darle la razn a Hobbes, que en esos aos -1 648 a 1651- elaboraba en su gabinete de trabajo la razonable teora de que el rey deba gobernar como consecuencia de un pacto de sus sbditos, no por la herencia de su estirpe, supuestamente engendrada para tal labor por voluntad de Dios. La gloriosa Revolucin de 1688, instaurara a los primeros reyes convocados por el Parlamento -no por Dios- para reinar sobre los ingleses. Para gobernarlos, pero no tanto ni tan mezquinamente como sus antecesores. Es as que Mana 11 y Guillermo 111, prncipe protestante de la casa de Orange y su sucesora la reina Ana ltima Estuardo en el trono ingls, cogobernaran con el Parlamento hasta que una nueva dinasta, iniciada por Jorge de Hannover en 1715, aceptara tambin reinar convocada por el Parlamento y en pocos aos se conformara con que el Parlamento ocupara todo el poder, limitndose a jugar el papel pasivo que le haban asignado quinientos aos de lucha entre los commons y los reyes, epopeya histrica clausurada por la asuncin del primer ministro sir Robert Walpole en 1721. Esta asuncin del poder por voluntad del pueblo y no por la voluntad divina, se repite en las colonias inglesas de Amrica del Norte en 177611787, y en Francia, con miles de cabezas rodando por los cadalsos de otro tipo de gobierno ms desptico - ms cruel an- que el de los reyes, tal como fue el y de los revolucionarios de 1789. Y por cierto seguir repitindose a travs de gobiernos electos por voluntad de la gente, que no por ngeles y arcngeles. As los tericos del poder divino irn desapareciendo poco a poco, hasta desvanecerse por completo al entrar en escena pensadores tan descredos y ateos como Rousseau, Voltaire o Diderot. En ese mutis por el foro, uno de los ltimos filsofos que intent explicar la inexplicable tesis de que el poder de los reyes deriva de Dios fue Stalh, quien aseveraba que el Estado no aparece por un acto de reflexin, sino mediante la providencia divina. Esto supona que: 1) la monarqua era una institucin divina; 2) el derecho hereditario de sangre era irrevocable; 3) los reyes slo eran responsables ante Dios; y en fin 4) la obediencia y la no resistencia eran consecuencia de este origen sobrenatural. Con la cabeza de Luis XVI levantada por el verdugo ante una multitud harapienta e histrica de parisinos, qued zanjada definitivamente esta controversia al cerrar el siglo XVIII. Otras veces se justific el origen del orden estatal, pero no por mandato directo de Dios a un prncipe sino, tal como afirmaba Demstenes en el Digesto, porque haba que obedecer a la ley por ser obra y don de Dios. Al respecto sentencia tambin Scrates, copiado a la letra por Platn en el Critn: "Hay que obedecer la ley y por tanto cumplir la sentencia, aunque los jueces me hayan condenado injustamente a muerte, ya que as lo manda Dios". Segn esta versin, entonces, es la ley divina, el derecho ordenado por Dios, el origen del Estado.

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2. La sociedad pactada segn Hobbes, Locke y Rousseau

Frente a las teoras de origen divino se levantan otras ms crebles y razonables sobre el origen del poder y del Estado, tal como es el caso de las teoras contractualistas, que al explicar cmo se conformaron las estructuras de poder de los Estados nacionales, formularon versiones muy consistentes y Ibgicas, aunque no siempre acertadas sobre los comienzos de las sociedades polticas pactadas. La idea del contrato es la expresin mxima del voluntarismo. Considera que los hombres crean el Estado libre y espontneamente y que su nica justificacin radica en el pacto poltico y social que le da nacimiento. El Estado resulta asconstmido y no dado. En tal sentido desde la poca de los sofistas griegos hasta la aparicin del Contrato Social de Rousseau se ha venido explicando al Estado como un producto del libre acuerdo de voluntades, un pacto entre los cohabitantes de la sociedad poltica. Tal como vimos que propona Althusius sobre la forma en que se asociaban los hombres en los aos finales del medioevo, y como propondrn luego Hobbes, Locke y Rousseau, entre otros, el fenmeno poltico del origen del Estado explicado como un pacto, resulta tan racional como lgico. a ) La versin de Hobbes Uno de los primeros formuladores de esta teora fue Thomas Hobbes autor de el Leviathan, que es ante todo y sobre todo un ensayo sobre la filosofa del poder y el origen del Estado. El Estado para Hobbes es la suma de los derechos individuales, ya que el individuo slo abandona sus derechos al Estado perdera su razn de ser si la segupara ser protegido. "El Estado -afirmaridad no fuese garantizada, si la obediencia no fuese respetada". Ubica en la idea del pacto el origen del Estado, pero no para engendrar una democracia como propondr luego Rousseau, sino para crear una monarqua absoluta, que emerja del pacto concertado entre los sbditos que le ceden al soberano sus derechos para que los proteja y les asegure el bienestar que merecen. El contrato es as un instrumento de seguridad que nace del temor, de un manipule~ generalizado y egosta para preservar la especie social y para asegurar la conservacin de la paz colectiva 9. As, la mejor forma de erigir un poder comn que proteja a los sbditos, se da cuando stos se lo confieran a un hombre que luego les impondr su voluntad. Y as asevera "unidos en una persona que se llama en latn civitas, se engendra el Leviathan. Y en l consiste la esencia del Estado y el poder, que es una persona que acta como una gran multitud merced al contrato natural de todos. Y esta persona es el soberano, a quien rodean sus sbditos".

BIDART CAMPOS. Gerrnn. op. cir.. pg. 227.

El Estado as construido ser una sociedad poltica con una forma de gobierno monrquica, pero que en lugar J e tener como base un legado divino, inconmensurable para la mente de los humanos, se funda en un contrato de voluntades, que aceptan subordinarse a un prncipe que manda para que obedezcan, estn seguros y no sufran. El pacto de Hobbes es obviamente una ficcin como lo ser el de Rousseau un siglo ms tarde. Est en el campo del deber ser y no del ser. Pero no nos olvidemos que toda la teora del origen divino del poder tambin es una ficcin, un "deber ser". "El prncipe asegura la vida, conserva el bienestar individual y social", explica con su pluma de ganso Thomas Hobbes en las cuartillas de papel cada vez ms ennegrecidas por sus notas y contranotas. "Y acambio de esta proteccin los sbditos ceden sus derechos y prestan acatamiento al prncipe reinante".b ) La versin de Locke

John Locke (1632-1704) cree que "el contrato es el nico medio por el cual uno se desprende de su libertad natural y se sujeta a los vnculos de la sociedad civil. ste consiste en concertar un pacto mediante el cual unos se ponen de acuerdo con otros para unirse en comunidad con miras a una vida confortable y segura". En su Segundo Ensayo sobre el Gobierno Civil, este mdico metido a politlogo, que en su vida pblica fue un liberal convencido y vivi largos aos en el exilio, afirma que "El poder poltico es el que todos los hombres poseen en el Estado de naturaleza, al que deciden renunciar y poner en manos de la sociedad, confindoselo a los gobernantes que esa sociedad ha establecido para que los rijan". Este poder, afirma, tiene su origen en un pacto o acuerdo de aquellos hombres (en general propietarios) que forman la comunidad. Esto debe hacerse mediante el consentimiento de todos y cada uno de los caballeros integrantes de la sociedad civil y rematando su teora agrega "las sociedades polticas no pueden fundamentarse en nada que no sea el consentimiento del pueblo". Estos desarrollos tericos de los politlogos ingleses que pensaban y escriban en la segunda mitad del siglo XVII traducan en lenguaje poltico ideas de su poca y la experiencia realizada algunos afos antes por los colonizadores de Virginia, Maryland y Pensilvania, colonias que a partir de 1606 formaron gobiernos por acuerdo contractual, que con pocas variantes se mantuvieron hasta los aos de la guerra de la independencia norteamericana. Pero el pacto ms famoso, que preanuncia las teoras contractualistas y racionalist~is consignadas, fue firmado por medio centenar de puritanos en la cabina del \,clero "Mayflower" anclado en la baha de Cod, actual Estado de Massachusetts, el 2 1 de noviembre de 1621. Basados en una idea de acuerdo social que se observaba en los convenios adoptados en Inglaterra por las iglesias protestantes. el pacto del "Mayflower"

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restableci los principios bsicos del gobierno democrtico, aunque de su texto no surge la idea de la separacin de los poderes. Los padres peregrinos del "Mayflower" eran hombres qu