Como es bien sabido los

venezolanos se caracterizan por

sus buenos gustos, estar a la

moda y en la vanguardia

tecnológica. Igualmente por

tener un paladar exquisito y de

variada gastronomía. El

consumidor venezolano se

distingue por ser conocedor del

mercado, por no tener cultura de

ahorro, por su fidelidad a las

marcas, exigente en el servicio y

por ser comprador compulsivo,

por lo que representa un

verdadero público real para el

mercado, es decir aquel que

realmente adquiere el bien o

servicio, sin embargo esas

características que lo distinguen

han ido cambiando con el

transcurrir del tiempo.

Actualmente se enfrenta a una

crisis en el proceso de compra,

por cuanto su comportamiento

ha cambiado significativamente

en los últimos años incidiendo en

su compra, percepción y forma

de adquirir los

productos que

requiere, y lo

que es más

importante,

discriminando aquellos que le

han originado necesidades

artificiales, es decir la adquisición

por desee más que por

necesidad.

La situación política, las

excesivas medidas

gubernamentales para controlar

la producción y cercar al

productor nacional y por ende al

comerciante han originado una

gran escasez de los llamados

rubros de la cesta básica o

artículos regulados, los cuales se

pretenden vender al público a un

precio irrisorio, disminuyendo la

producción nacional y por ende

presentándose dificultad para su

adquisición. Ante tal situación los

compradores venezolanos se ha

visto en la necesidad de

enfrentar grandes colas para

adquirir dichos productos, sin

dejar de un lado los llamados

BACHAQUEROS, quienes han

hecho de esto de modus vivendi,

adquiriendo los productos al

costo regulado para

posteriormente ser revendidos a

precios que doble y hasta

triplican el valor real, es decir

estamos en presencia de un

MERCADO PARALELO,

MERCADO NEGRO o MERCADO

ALTERNATIVO.

En virtud de esas grandes colas,

y ya no se puede hablar de los

llamados BENEFICIOS DE

TIEMPO y LUGAR que ofrecen

los canales de distribución, es

decir ya los compradores no

gozan de la cercanía a su

residencia para realizar sus

compras, lo que conllevaba a un

ahorro del tiempo, sino todo lo

contario en la actualidad se

deben invertir horas para poder

adquirir los productos regulados,

a los cuales deberían acceder

libremente todos los

consumidores.

Por otra parte, los consumidores

venezolanos tienen que

adaptarse a una nueva

modalidad de compra de los

productos regulados o básicos,

que es la compra por número de

cédula, es decir por el terminal

del

referido

documento

de

identificaci

ón, lo que

limita más

la adquisición de dichos

productos, ya que la demanda es

mayor que la oferta, no siempre

se consiguen, se está frente a

una ruleta, donde la pregunta del

día es ¿SE CONSEGUIRÁN?.

Igualmente vale la pena señalar

el cambio tan grande al que se

han tenido que enfrentar los

consumidores venezolanos,

debiendo cambiar sus gustos por

cuanto no pueden adquirir lo que

quieren o desean, si no lo que el

mercado ofrece, ya no deciden

que comprar, ahora aceptan

comprar lo que consiguen.

Asimismo, se ha visto afectado el

presupuesto familiar, por cuanto

es preciso contar con dinero en

efectivo o disponible en la cuenta

bancaria para aprovechar esas

oportunidades en las que por

cosas del azar y terminal de la

cédula de identidad los

consumidores pueden adquirir

algún producto de los listados

como regulados.

Para cambiar la situación actual

se requerirá de tiempo, esfuerzo

y concertación entre el sector

productivo y el gobierno, siendo

este último el responsable de la

catástrofe social, económica y

política que actualmente viven

los venezolanos, a cuyos bienes

y servicios aceden cada vez

menos, resaltando que no son

solamente

los

llamados

productos

regulados,

sino

también vehículos, pasajes

aéreos, vivienda, medicinas,

artículos de higiene personal,

vestido, calzados entre otros.

Venezuela se ha convertido en el

país de las colas.

En virtud de la situación actual,

las medidas económicas deben

ser revisadas y sinceradas, por

cuanto cada vez cercan más la

producción nacional, el desarrollo

económico y la inversión tanto

nacional como extranjera,

diseñando planes que la

incentiven y

den

apertura al

intercambio

comercial,

permitiendo

así mayor

producción,

variedad de productos y

posibilidad de ser adquiridos

libremente por todos y cada uno

de los consumidores

venezolanos, respetando el gusto

de cada uno de ellos, así como la

libre competencia, sin que esto

signifique la no existencia de

controles y medidas

gubernamentales que garanticen

la igualdad de derechos y

oportunidades a los venezolanos,

sin paralizar o acabar con el

aparato productivo nacional.

Los venezolanos añoran adquirir

sus productos de manera

tranquila, con diversidad de

precios y marcas, que el proceso

de compras más que una

AVENTURA, sea nuevamente un

placer y porque no una salida en

familia, sin necesidad de lidiar

con largas colas, letreros con

restricciones como: 2 POR

PERSONA, anaqueles vacíos

entre otros tantas situaciones

actuales.

Autor: Adriana García

@adrianag1108