ArtÍculo - La Estrategia Creativa

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El Primer Eslabón: La Importancia de Una Dirección Clara para el Éxito Realizable, Ing. Carlos José Yunén, M.S., M.L.S. 1 La Estrategia Creativa Creación Infinita de Posibilidades Competitivas Ing. Carlos José Yunén, M.S., M.L.S. ¿Qué es la estrategia? ¿Para qué sirve? ¿A quién aplica? Se habla del término estrategia y tal parece que se tratara de algo mágico, misterioso, o todopoderoso. Al hablar de estrategia, surgen ideas de modelos preconcebidos, de comparación competitiva, de análisis del ambiente externo y de las situaciones internas… de proyecciones, de presupuestos, de predicciones fundamentadas sobre las tendencias pasadas y actuales… surgen fórmulas dogmáticas y dogmas formulados… pero, ¿de qué se trata la estrategia? Michael Porter afirma que la estrategia competitiva consiste en “la búsqueda de una posición competitiva favorable en un sector industrial”. Tal parece que se trata de una condena, de una carrera desmedida, desesperada, interminable para disparar contra un blanco que elude al arquero, ya que – cuando éste logra verlo – el blanco ya ha cambiado de posición. Prefiero decir, en lo personal, que estrategia es un arte; es el arte de adaptarse con éxito y anticipación a las condiciones cambiantes del ambiente, para conseguir de manera sostenible una posición única, una creación especial, de manera que se provea el más alto valor posible – y cada vez más – a accionistas, clientes y empleados, de forma que se consiga el éxito sostenible, en el presente y en el futuro. Y ¿cuál es la única forma de poderse asegurar esta adaptación exitosa, si no es la de CREAR las situaciones y los ambientes, las realidades y percepciones que determinen ese éxito? ¿Puede obtenerse un éxito sostenido y anticipado dentro de la duda e incertidumbre que conlleva moverse en un ambiente que otro ha creado o provocado, dentro de una realidad desconocida en su esencia? En este sentido, es fácil darse cuenta que esta palabra – ESTRATEGIA, y todo lo que de ella se desprende – aplica por igual a empresas, organizaciones de todo tipo, sociedades, familias y hasta la persona en lo más íntimo de su individualidad. NUEVO ORDEN

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¿Qué es la estrategia? ¿Paraqué sirve? ¿A quién aplica? Sehabla del término estrategia ytal parece que se tratara dealgo mágico, misterioso, otodopoderoso. Al hablar deestrategia, surgen ideas demodelos preconcebidos, decomparación competitiva, deanálisis del ambiente externo yde las situaciones internas… deproyecciones, de presupuestos,de predicciones fundamentadassobre las tendencias pasadas yactuales… surgen fórmulasdogmáticas y dogmasformulados… pero, ¿de qué setrata la estrategia?

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El Primer Eslabón: La Importancia de Una Dirección Clara para el Éxito Realizable, Ing. Carlos José Yunén, M.S., M.L.S. 1

La Estrategia CreativaCreación Infinita de Posibilidades Competitivas

Ing. Carlos José Yunén, M.S., M.L.S.

¿Qué es la estrategia? ¿Para qué sirve? ¿A quién aplica? Se habla del término estrategia y tal parece que se tratara de algo mágico, misterioso, o todopoderoso. Al hablar de estrategia, surgen ideas de modelos preconcebidos, de comparación competitiva, de análisis del ambiente externo y de las situaciones internas… de proyecciones, de presupuestos, de predicciones fundamentadas sobre las tendencias pasadas y actuales… surgen fórmulas dogmáticas y dogmas formulados… pero, ¿de qué se trata la estrategia?

Michael Porter afirma que la estrategia competitiva consiste en “la búsqueda de una posición competitiva favorable en un sector industrial”. Tal parece que se trata de una condena, de una carrera

desmedida, desesperada, interminable para disparar contra un blanco que elude al arquero, ya que – cuando éste logra verlo – el blanco ya ha cambiado de posición. Prefiero decir, en lo personal, que estrategia es un arte; es el arte de adaptarse con éxito y anticipación a las condiciones cambiantes del ambiente, para conseguir de manera sostenible una posición única, una creación especial, de manera que se provea el más alto valor posible – y cada vez más – a accionistas, clientes y empleados, de forma que se consiga el éxito sostenible, en el presente y en el futuro.

Y ¿cuál es la única forma de poderse asegurar esta adaptación exitosa, si no es la de CREAR las situaciones y los

ambientes, las realidades y percepciones que determinen ese éxito?

¿Puede obtenerse un éxito sostenido y anticipado dentro de la duda e incertidumbre que conlleva moverse en un ambiente que otro ha creado o provocado, dentro de una realidad desconocida en su esencia?

En este sentido, es fácil darse cuenta que esta palabra – ESTRATEGIA, y todo lo que de ella se desprende – aplica por igual a empresas, organizaciones de todo tipo, sociedades, familias y hasta la persona en lo más íntimo de su individualidad.

NUEVO ORDEN

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Vista dentro de este contexto, estrategia, como tal, implica creatividad… sin embargo, en el principio, cuando apenas comenzaba hablarse de estrategia, ésta era vista como un asunto de predecir el futuro, hacer presupuestos, y hacer una prolongación del pasado hacia ese futuro… más adelante, la estrategia se convirtió en mirar para los lados y para atrás (análisis de sectores, de competidores, FODAs, etc.) De manera que se pretendiera moldear el futuro, sobre el supuesto del “conocimiento” del ambiente interno y el externo. En otras palabras, era como pedirle a un corredor olímpico que se ocupara de prestar atención a sus contrincantes, mirando hacia los lados, en lugar de tener su atención en sí mismo, en su carrera, y en la pista por la que va corriendo a toda su velocidad.

Los paradigmas ya vencidos de la estrategia se corresponden con los paradigmas dominantes en el mundo en épocas pasadas, sobre todo, los paradigmas dominantes en la física. Hasta hace unas pocas décadas, el paradigma dominante en la física era la mecánica. El mundo vivía lo que podemos llamar la “era de las máquinas”; y todo tenía un estilo mecanístico: un pensamiento lineal, una sola cosa a la vez, una sola marca dominante en cada sector de negocios, un país dominante a nivel económico y militar… El factor clave por excelencia para ganar la carrera competitiva era, simplemente, el tamaño – el poder – de la empresa. La estrategia consistía en proyectar el presente al futuro, extenderlo, estirarlo y presupuestarlo. Hablamos de las grandes IBM, General Motors, General Electric… Hasta el baseball tenía su particularidad mecanística: el factor clave para ganar era el poder de la alineación: tener a Babe Ruth, o a Reggie Jackson era casi garantía de triunfo.

Hace ya menos tiempo, el paradigma cambió a la electrónica (pasando antes por el paradigma dominante de la eléctrica, el cual obviamos dado que éste solamente agregó algo de velocidad a la mecánica, mas no cambió de manera radical el paradigma dominante). El paradigma de la electrónica trae el procesamiento paralelo, el énfasis en la calidad, la simultaneidad de operaciones y la diversificación de los negocios. Mayor flexibilidad, mayor rapidez. Es el mundo de la calidad total, las alianzas estratégicas y el benchmarking. Un mundo digital, en el cual el factor clave comienza a ser la información y el conocimiento y la estrategia se convierte en un ejercicio de planificar y predecir el futuro, sobre la base del análisis de sectores industriales y de las capacidades de las empresas. Hablamos aquí de Microsoft, Toyota, Dell. Y en el baseball, el énfasis para el éxito se hace en la velocidad de los jugadores, tanto al nivel de sus piernas como de sus lanzamientos. Los Samuel Sosa y los McGuires, con todo su poder y sus cuadrangulares, no pudieron llevar a sus equipos a la serie mundial.

Entonces, en el mundo actual, ¿cuál es el sentido de la estrategia? ¿De qué se trata? ¿Para qué sirve?

Estrategia significa crear disrupciones, desestabilizaciones en el ambiente

competitivo que aumenten las probabilidades de éxito del negocio, de

forma segura, diferenciada, única, inesperada.

Como creación, la estrategia debe

dar lugar al nacimiento de algo nuevo,

distinto, único, previamente inexistente… requiere de la capacidad de

desprenderte del pasado, incluso

del pasado exitoso, para ser

capaz de vivir una nueva realidad, a

más alto nivel.

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En el fondo y en realidad, la estrategia tiene que ver con crear el futuro, con hacer un futuro. El futuro no existe, el pasado tampoco, son ilusiones de la mente. Como tal, sólo existe el presente y, en él, el campo de todo lo posible, que parte desde la nada, del cero, del punto. La estrategia consiste en aprovechar ese estado, ese momento, esa nada, y producir un big-bang creativo, hacia lo que deseamos y planteamos que suceda, desde la intención y el propósito. Ésta es la importancia de una visión y una misión; se convierten – respectivamente – en intención y propósito. Así, la mente empresarial crea un futuro real, desde la ilusión mentalizada. De aquí la importancia de establecer una cultura y una cohesión mental que construyan una realidad focalizada, integral, compartida.

Este paradigma coincide con nuestra era actual, una era que comienza a caracterizarse por la física cuántica, la nueva física – o la nueva ciencia – en la cual la predicción y la proyección son reductos de una materialización limitada, útiles únicamente para explicar manifestaciones de fenómenos de una forma simplificada, pero inadecuada, reducida, incompleta.

El mundo cuántico es un mundo de creación e interconexión sistémica sin fin, universal, en el cual el observador es – a la vez – creador o co-creador de la nueva realidad, la cual toma forma con cada pensamiento, con cada intención, con cada propósito y con cada acción de cada jugador. Es un mundo en cambio continuo, más bien, en continua creación. Es el mundo de las Apple, de una renovada General Electric, de Amazon… de los modelos de negocios de sincronía interinstitucional. Y en el baseball, es el mundo de los que provocan las situaciones, los que desestabilizan creativamente el juego para cambiar – incluso – hasta las reglas del mismo, o la forma en que éstas son cumplidas e interpretadas. Es el mundo de Derek Jeter, Manny Ramírez y Albert Pujols. Es el mundo de las nuevas estrategias, las estrategias desestabilizadoras, las estrategias creativas. La estrategia es, pues, creatividad, crea-ti-vidad, crear tu vida. La estrategia conlleva crear la vida de un negocio, de una organización cualquiera… de una persona, de una familia, de una sociedad. Y todo esto implica desestabilización focalizada. En el mundo moderno, en el mundo cuántico, o eres desestabilizador y creas el juego y sus reglas, o eres desestabilizado y juegas el juego de otros, con las reglas impuestas por otros, las cuales jamás podrás comprender y aprovechar a tu favor.

Como creación, la estrategia debe dar lugar al nacimiento de algo nuevo, distinto, único, previamente inexistente.

Estrategia es dar existencia, desde dentro, desde la intención y el propósito; muy diferente a establecer cursos de acción, como pura reacción – disfrazada de análisis – a los eventos externos dominados por otros. Por ello, la estrategia creativa requiere de la capacidad de desprenderte del pasado, incluso del pasado exitoso, para ser capaz de vivir una nueva realidad, a más alto nivel.

Sólo se puede crear algo cuando ese algo no tiene pasado, porque no ha existido. Si estás trabajando sobre lo que ya existió, estás sencillamente modificando… y si estás trabajando sobre lo que existió porque otro lo creó, o porque lo copiaste, o porque viene de una comparación con algo pre-existente, estás modificando, adaptando, mejorando, pero jamás puedes llamar a eso creación ni creatividad. ¿Cómo podemos, pues, crear una organización, hacer estrategia, viviendo en el pasado? Para hacer una verdadera estrategia, la empresa – o la persona – debe perder su memoria, vivir el presente, sin

pretender estirar el pasado hacia el futuro, ya que esto simplemente sería seguir viviendo en el pasado y prolongarlo en el tiempo. Sería proyectar una ilusión en otra ilusión y llamarle “realidad”.

Prescindir de la memoria significa reducirme a un punto, a la nada, al aquí y al ahora infinitesimal; significa que no existo y, por lo tanto, si no existo puedo ser creado, re-creado, nacer de nuevo (¿suena

familiar?).

Sin embargo, la estrategia tradicional te ubica en el pasado. Procura que el sujeto (empresa, persona, país) parta de un pasado (ilusión) para “planificar” un futuro (otra ilusión)… en otras palabras: un ciego guía a otro ciego. De hecho, una gran cantidad de empresas y personas se engañan cada día con estériles ejercicios de “estrategia”, que se reducen a planificar hoy las soluciones para los problemas de ayer, pretendiendo así ser competitivos mañana. ¡Totalmente fuera de lógica!

Bajo estos paradigmas de “estrategia” y “planificación”, caminamos paso a paso, con un paracaídas abierto a cuestas, y con el viento en contra. El viento hincha el paracaídas y por cada paso que damos hacia delante, gastamos la energía de 10, de 100, de 1,000 pasos, para apenas avanzar. La carga es pesada. Y es más pesada aún, cuando nos percatamos de que este paracaídas no sólo sirve de vela para que el viento encuentre albergue y detenga nuestro paso, sino que, a la vez, éste va recogiendo todo lo que encuentra a su paso… todos los desperdicios, la tierra seca, la basura que encuentra a su paso, se va convirtiendo en una carga más dentro del paracaídas que, ahora, ha agregado además el peso de toda esta carga a nuestra espalda.

el único remedio consiste en cortar las amarras del

paracaídas que cargas a la espalda, y comprender

integralmente que todo lo que tienes es el momento, el ahora,

el punto, la nada que es potencialidad pura del todo.

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¿Te has preguntado qué y cuánto estás cargando en el paracaídas que – innecesariamente – llevas a la espalda?

Estás tan ocupado y pre-ocupado en cargar este peso y arrastrar esta carga, que te olvidas de vivir. Permaneces en el pasado, no vives, no eres, no estás… te reduces a cargar recuerdos (los llamados “malos” y los llamados “buenos”); eres una ilusión más. Eres nada, ni siquiera un espejismo… eres un simple espectro. Es así como el mundo duerme en una aparente vigilia, muriendo continuamente en el desgaste continuo para dar, o intentar dar, o pretender dar, lo que llama “vida” a la ilusión del pasado y la del futuro; para pretender dar vida a lo que no es, lo que nunca ha sido, y lo que nunca será.

Cada vez que se hacen análisis competitivos, análisis internos, planteamientos comparativos… cada vez que se reduce la estrategia a ver lo que ya existe o ha existido, se limita la potencialidad creativa. Al hablar de debilidades, creamos un marco referencial limitativo de lo que no se puede hacer, o de lo que no tenemos. Al hablar de analizar cartera de clientes y poder de negociación, por ejemplo, ya estamos determinando cuáles son las limitaciones que tendremos para conseguir el éxito en uno u otro mercado; de hecho, ya estamos limitando las posibilidades a un grupo específico, sin explorar otros mundos. Cada vez que desarrollas una “estrategia personal” o “estrategia de vida” sobre la base de los mismos modelos, valores, creencias, e historia que siempre has traído tus espaldas, estás - simplemente - realizando un acto de dormir la conciencia, meciéndola suavemente en los brazos de la ilusión, con la misma canción de cuna de cada noche, para conseguir exactamente el mismo resultado, la misma rutina, la misma mecanicidad,

cada día, cada mañana, cada supuesto “despertar”.

Te reduces a hacer de hoy una vil fotocopia de ayer. “Vives” el mundo de hoy con los lentes, los ojos y las acciones de ayer. En resumen, al focalizarnos en lo que ya es y lo que siempre ha sido, condicionamos nuestra mente a mirar y establecer límites, a enmarcarse en lo conocido y, como dice Robert Fisher: “jamás podrás conocer lo desconocido si te aferras a lo conocido”.

Igual sucede en la vida organizacional como en la vida personal. Te levantas de la cama por la mañana y sigues la misma rutina, los mismos pasos, en los mismos lugares, a las mismas horas. La vida se repite como una rutina día a día; hoy vives igual que ayer y ayer viviste igual que el día antes… y así hasta ya ni siquiera poder ver desde cuándo estás replicando cada día.

En realidad, en tantos días solamente has vivido un día, el original, si es que lo hubo, si es que fue decidido por ti. Es más, hasta caminas por el mismo lado del pasillo cuando te encaminas a tu oficina, jamás rompes la mecanicidad, lo usual, lo esperado. Cada día es igual, cada estrategia es igual, cada producto o servicio, cada

decisión, cada acción… son iguales con ligeras diferencia de envoltura.

Como alternativa, el único remedio consiste en cortar las amarras del paracaídas que cargas a la espalda, y comprender integralmente que todo lo que tienes es el momento, el ahora, el punto, la nada que es potencialidad pura del todo. Desde esta potencialidad pura lo podemos crear todo. Pero, ¿qué es todo? Más bien, ¿qué será ese todo? ¿Surgirá de manera espontánea? ¿O nos toca a nosotros definirlo?

Aquí surge la importancia de la intención y el propósito, una vez más. Es esencial conocer el “para qué”. El para qué profundo, el para qué del para qué, a cuatro o cinco escalones de profundidad. ¿Para qué hacemos lo que hacemos o pretendemos hacer lo que pretendemos hacer? Al obtener una respuesta, cuestiónala con otro para qué. Y así sucesivamente hasta que hayas encontrado el cuarto y hasta el quinto para qué. Habrás encontrado el fin, la esencia del propósito e intención de aquello para lo que estás haciendo estrategia (tu empresa, tu organización, tu país, tu familia… tu vida).

Encontrar este para qué es ver frente a frente, y tomar en las manos, el cuchillo que puede cortar radicalmente las amarras, las cuerdas del paracaídas que te ata a la ilusión del pasado y que impone cargas ridículas en la película de la vida.

Encontrar esta esencia del propósito y la intención constituye la puerta ancha para comenzar a despertar…

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Encontrar esta esencia del propósito y la intención constituye la puerta ancha para comenzar a despertar… a despertar ¿de qué? A despertar del sueño impuesto por la mecanicidad, por la automatización de la vida, del día a día, de los patrones aprendidos, de los actos inconscientes, de la robotización de vivir en el pasado, repitiendo cada día como si fuera nuevo, sin darnos cuenta que no es más que otro girar de la rueda sobre el mismo punto, sin cambios, sin novedad, sin consciencia.

En este punto, resulta saludable pausar y preguntarte ¿cómo has estado haciendo tus estrategias, las de tu empresa o unidad de negocios, las de tu vida personal? ¿Las has desarrollado sobre la base de las comparaciones competitivas, mirando hacia los lados y ocupándote más de lo que hacen los competidores? ¿O más bien has establecido estrategias realmente nuevas, previamente inexistentes, que cambian las reglas del juego en tu ambiente competitivo?

¿Estás repitiendo o prolongando la historia de un pasado hacia un futuro que será, como resultante obvia, un reflejo directo de lo ya vivido?

¿Tienes un propósito y una intención que te llevan clara e inequívocamente a crear algo único, diferente, especial? O, por el contrario, tu misión, visión, objetivos y metas se dirigen a crecer sobre el terreno conocido, la competitividad comparativa, la repetición de la historia?

Si analizas tu misión, ¿expresa ésta algo que te convierte en algo único, inigualable? ¿pueden tus clientes y relacionados decir que ése eres tú? O, por el contrario. ¿es tu misión un enunciado genérico de un quehacer indistinguible?

¿Provee tu visión una dirección clara para llegar al terreno que aún no existe, que nadie ha creado y, por lo tanto, nadie ha conocido? ¿Están la visión y la misión instaladas como entes vivos en el corazón de cada persona que compone tu empresa o, por el contrario, son simples pedazos de papel colgados de una pared?

¿Tus objetivos realmente están creando una nueva realidad, o se fundamentan sencillamente en solucionar los problemas de ayer con el conocimiento y las experiencias de antes de ayer?

Es fácil hablar de hacer estrategia creativa; en la práctica, requiere de fuertes decisiones y de un autoconocimiento y una autocrítica muy profundos y sinceros. La estrategia creativa – lo cual es una redundancia – inicia con el acto natural de dar vida al momento, con la atención en el momento… la atención es la lente que concentra los rayos de luz de la energía y la intención, para crear una realidad. Sin pensar, sin juzgar, sin emoción; simplemente visualizando una realidad deseada y, con la intención, soltarla y dejarla que se materialice, fluyendo en cada momento con total atención a las señales de la percepción y la sensación.

¿Significa esto que el sujeto (persona, familia, empresa, sociedad) debe sencillamente abandonarse a la deriva? Abandonarse significaría vivir en referencia externa, idéntico a vivir en el pasado, ya que se viviría sobre la base de reacciones provocadas por los aprendizaje inconscientes del pasado. Abandonarse es otra dimensión u otra cara de la moneda de la mecanicidad inconsciente. No, no significa abandonarse.

Más bien, significa hacerse responsable del propio destino, desde

la concepción misma de ese destino. Al ejercer esta responsabilidad con un compromiso absoluto y una entrega completa, el sujeto (persona, familia, empresa, sociedad, país) ha de conseguir un estado de consciencia total al vivir en el aquí y el ahora, consciencia ésta que lo despierta de la mecanicidad. Así, puede aprovechar cada momento, y seguir fluyendo de momento a momento creando una nueva realidad, sobre la base de un propósito y una intención.

Desatarse del pasado significa poder identificar las creencias, modelos, decisiones, paradigmas y acciones que te han llevado a donde estás, y reconocer que es hora de sustituirlos por los que te llevarán al mañana. Jamás podrás navegar a través de la puerta de mañana sentado sobre la llave de ayer, ni la de hoy. Desatarse del pasado significa comprender que cada momento presente puede ser vivido y aprovechado sin el juicio y sin la atadura a ese pasado, y puede ser canalizado con el propósito y la intención hacia el campo de las posibilidades infinitas, incomparables, ilimitadas.

“jamás podrás conocer lo desconocido si te aferras a lo conocido”.Robert Fisher.

¿Vale la pena seguir repitiendo una y otra vez el camino y el andar sobre la rueda del sueño inconsciente? ¿Se justifica seguir desarrollando “planes” atados al pasado y pretendiendo proyectar éste a un supuesto “futuro” que no es más que una repetición sin sentido de la ilusión del ayer?

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Resulta irónico pensar y darnos cuenta que de esta forma es como ha actuado la naturaleza por millones de años, en todos sus procesos de creación, adaptación, evolución, desarrollo. La naturaleza, esa gran maltratada y abusada por el hombre, es la mejor maestra de estrategia sobre la tierra. Por eso ha sobrevivido ante tantas vicisitudes. Nunca ha tenido empresa o sociedad alguna más enemigos, más variados ni más poderosos que los que ha tenido la naturaleza. Aún así, ha seguido con su vida, con su desarrollo, con su evolución, con su creación perenne, con su crea-ti-vidad. Pregúntate: ¿cuántas empresas o sociedades, o personas o familias, hubiesen sobrevivido un ataque apenas marginalmente comparable al que ha sufrido la naturaleza? ¿Cuántas, ante este ataque, hubieran decidido sencillamente fluir y seguir su camino, soltando el esfuerzo y dejando que su intención se materialice desde la eternidad de la nada?

Si profundizamos un poco más en cuanto al modelo creativo y su relación con la naturaleza, nos percatamos de que esta onda expansiva se materializa a través de planes y acciones de índole creativa como el viento (amarillo), focalizada hacia el fluir en dirección a los resultados, como el agua (azul); de estabilización sólida como la tierra (verde), y de transformación integral y energía humana, como el fuego (rojo). Esta expansión parte del centro, del punto, de la intención, y explota cual big-bang, en dirección de esos cuatro elementos.

Desarrollar y establecer planes y acciones – de manera simultánea – en estos cuatro cuadrantes, conforma el sistema estratégico más balanceado que puede establecerse. Cuando la persona o la empresa crece en estos cuatro cuadrantes, garantiza un equilibrio saludable y expansivo. Este sistema garantiza la creación de una nueva realidad, junto con la consecución de

resultados extraordinarios, cumpliendo con las reglas y la estabilidad adecuada para los fines organizacionales, dentro de un contexto de transformación permanente y de radiación de éxito hacia todo el entorno.

Cuando se hace estrategia desde este modelo natural, se integran de forma habitual los ciclos de contracción y expansión, de planificación y ejecución, de ejecución y análisis, de análisis y decisiones, de decisiones y acciones, de acciones y retroalimentación, de retroalimentación y planificación… en espiral ascendente, y en saltos cuánticos, logrando que la energía y las posibilidades para la organización sean ilimitadas e infinitas.

Es aquí donde tiene sentido las “metas grandes y audaces” (BHAGS) que mencionan Collins y Porras en “Empresas que perduran” (“Built to Last”). El propósito y la intención deben ser expresados, pensados, visualizados, sentidos… en proporciones nunca antes imaginadas… a nivel de ser prácticamente consideradas “herejías”, pecados mortales, locuras radicales, ideas extremas… Al expresar estas BHAGS en el contexto del aquí y ahora, desde el punto de la nada (y desde la nada del punto), soltándolas para fluir con la energía y la atención consciente, se genera esa onda expansiva de desarrollo personal u organizacional – dependiendo el contexto del que se trate – que fluye hacia la consecución del logro originalmente planteado. Al evaluar desde esta óptica los “métodos” tradicionales para hacer análisis y planificación estratégica, vemos cómo éstos se convierten, simple y sencillamente, en mecanismos de prolongar el pasado, proyectándolo en el futuro, y re-haciendo los momentos idos. Estos llamados “métodos” o escuelas de “pensamiento” difícilmente llevarán a una empresa, organización o persona por el camino de lo nuevo. Más que nada, son una forma segura de hacer

que la historia se repita, una y otra vez, en la rueda mecanística de la rutina interminable, del castigo o purgatorio de la inconsciencia y el sueño en aparente vigilia.

¿Vale la pena seguir repitiendo una y otra vez el camino y el andar sobre la rueda del sueño inconsciente? ¿Se justifica seguir desarrollando “planes” atados al pasado y pretendiendo proyectar éste a un supuesto “futuro” que no es más que una repetición sin sentido de la ilusión del ayer?

La única alternativa es la de constituirse en un ente nuevo cada día, en vivir una nueva vida cada momento, en cortar las amarras y despedir esa “memoria” para dar lugar y paso al campo de las posibilidades infinitas, desde el punto, desde la nada, por el big-bang que abre las puertas del todo, de lo nuevo, de lo único, lo diferente, lo especial, lo irrepetible, el destino propio, inalcanzable para el resto, porque es tuyo, sólo tuyo y nadie más lo puede ver, ni oír, ni tocar. Si es así, ¿quién te podrá alcanzar?

Cuando lo logres, habrás, finalmente, comenzado a vivir tu propia vida, tu propia existencia, tu propio destino.

Para más información acerca del tema, y para saber cómo puede darle a su empresa, a su organización o a su vida el regalo de una estrategia aplicable y práctica para crear una nueva realidad de éxito, escríbanos:

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