Arbol Del Bien y Mal y de La Vida

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Había dos árboles en un jardín ESTUDIO O REFLEXION BASADA EN GENESIS 2:16-17 Estos versos son un mandato claro y directo. En el huerto, todos sabemos que existían dos árboles muy importantes. Hay quienes dicen que éstos eran simbólicos y, otros que eran literales. Lo que sí podemos decir con certeza es que en uno de ellos se prolonga la VIDA y en el otro se adquiere el conocimiento del bien y del mal, y con esto la MUERTE. Sabemos que en el N.T. el Arbol de la Vida está manifestado en la vida y persona de nuestro Señor Jesucristo. El árbol de la ciencia del bien y del mal se manifiesta, a su vez, en las personas cuyos estilos de vida es caracterizado por un sistema de valores gobernado por la desobediencia y rebeldía hacia Dios. Una imagen debe estar clara en nuestra mente: cada día de nuestra existencia tendremos que decidir a "cuál árbol nos acercaremos" a buscar alimento. Al principio, Adán y Eva tuvieron que decidir de dónde vendría su alimento. Hoy, tú y yo tenemos que hacer lo mismo. Alimentarnos del "Árbol de la Vida" representa caminar en las huellas de nuestro Maestro. En esta esfera de acción fluye libremente el poder y la gracia del Espíritu Santo. Aquí hay perdón, hay libertad, gozo, paz. No llevamos un expediente de cada persona donde escribimos lo bueno y lo malo que nos hacen. Este estilo de vida está claramente representado en la comunión que tenía la primera pareja con Dios, entre ellos mismos y consigo mismos antes de caer en pecado. Corrían juntos, no había rencores, resentimientos, todo era VIDA. No podemos negar que en nuestro diario vivir acontecen situaciones que nos afectan adversamente, que nos hieren, y es en esos momentos cuando tenemos que decidir a cual "árbol" nos acercaremos. Es ahí cuando es vital que nos acerquemos al "árbol de la vida" y no al "árbol de la ciencia del bien y del mal." Si vamos al primero, nuestra vida será fortalecida para perdonar, para caminar la segunda milla, para poner la otra mejilla. Si vamos al segundo "árbol", cuando alguien nos golpee, nuestra mente comenzará a evaluar conforme a lo bueno y lo malo y, sin lugar a dudas, encontraremos los argumentos necesarios para tener todas las razones del mundo e iniciar nuestro contraataque. En ese mismo instante nuestra alma se verá inundada con amargura y resentimiento que vive toda persona que se alimenta de este venenoso "árbol." Entonces comenzaremos a auto- percibirnos como los instrumentos de Dios para corregir y, si es necesario, atropellar a aquél que ha actuado conforme a nuestros criterios de lo bueno o lo malo. No olvidemos que es a la "sombra de estos dos árboles" donde se toman todas nuestras decisiones. Se ha preguntado alguna vez, ¿por qué adoramos a Dios? ¿Por qué oramos? ¿Por qué estudiamos la Biblia? ¿Por qué nos congregamos? ¿Por qué perdonamos? ¿Por qué devolvemos los diezmos y ofrendas a Dios? Hacemos estas cosas porque estimulan la vida en nosotros y en las personas que nos rodean. ¿Por qué evitamos el resentimiento? ¿Por qué evitamos la amargura? ¿Por qué evitamos el odio? ¿Por qué evitamos la envidia? ¿Por qué evitamos la pornografía?

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Como actuamos bien o mal.

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Había dos árboles en un jardín 

ESTUDIO O REFLEXIONBASADA EN GENESIS 2:16-17

Estos versos son un mandato claro y directo. En el huerto, todos sabemos que existían dos árboles muy importantes. Hay quienes dicen que éstos eran simbólicos y, otros que eran literales. Lo que sí podemos decir con certeza es que en uno de ellos se prolonga la VIDA y en el otro se adquiere el conocimiento del bien y del mal, y con esto la MUERTE. Sabemos que en el N.T. el Arbol de la Vida está manifestado en la vida y persona de nuestro Señor Jesucristo. El árbol de la ciencia del bien y del mal se manifiesta, a su vez, en las personas cuyos estilos de vida es caracterizado por un sistema de valores gobernado por la desobediencia y rebeldía hacia Dios.

Una imagen debe estar clara en nuestra mente: cada día de nuestra existencia tendremos que decidir a "cuál árbol nos acercaremos" a buscar alimento. Al principio, Adán y Eva tuvieron que decidir de dónde vendría su alimento. Hoy, tú y yo tenemos que hacer lo mismo.

Alimentarnos del "Árbol de la Vida" representa caminar en las huellas de nuestro Maestro. En esta esfera de acción fluye libremente el poder y la gracia del Espíritu Santo. Aquí hay perdón, hay libertad, gozo, paz. No llevamos un expediente de cada persona donde escribimos lo bueno y lo malo que nos hacen. Este estilo de vida está claramente representado en la comunión que tenía la primera pareja con Dios, entre ellos mismos y consigo mismos antes de caer en pecado. Corrían juntos, no había rencores, resentimientos, todo era VIDA.

No podemos negar que en nuestro diario vivir acontecen situaciones que nos afectan adversamente, que nos hieren, y es en esos momentos cuando tenemos que decidir a cual "árbol" nos acercaremos. Es ahí cuando es vital que nos acerquemos al "árbol de la vida" y no al "árbol de la ciencia del bien y del mal."

Si vamos al primero, nuestra vida será fortalecida para perdonar, para caminar la segunda milla, para poner la otra mejilla. Si vamos al segundo "árbol", cuando alguien nos golpee, nuestra mente comenzará a evaluar conforme a lo bueno y lo malo y, sin lugar a dudas, encontraremos los argumentos necesarios para tener todas las razones del mundo e iniciar nuestro contraataque. En ese mismo instante nuestra alma se verá inundada con amargura y resentimiento que vive toda persona que se alimenta de este venenoso "árbol." Entonces comenzaremos a auto-percibirnos como los instrumentos de Dios para corregir y, si es necesario, atropellar a aquél que ha actuado conforme a nuestros criterios de lo bueno o lo malo. No olvidemos que es a la "sombra de estos dos árboles" donde se toman todas nuestras decisiones.

Se ha preguntado alguna vez, ¿por qué adoramos a Dios? ¿Por qué oramos? ¿Por qué estudiamos la Biblia? ¿Por qué nos congregamos? ¿Por qué perdonamos? ¿Por qué devolvemos los diezmos y ofrendas a Dios? Hacemos estas cosas porque estimulan la vida en nosotros y en las personas que nos rodean.

¿Por qué evitamos el resentimiento? ¿Por qué evitamos la amargura? ¿Por qué evitamos el odio? ¿Por qué evitamos la envidia? ¿Por qué evitamos la pornografía? ¿Por qué evitamos el uso y abuso de las drogas? Evitamos estas cosas y muchas más porque promueven la muerte en nosotros y en las personas que nos rodean.

Nuestras decisiones deben ser estimuladas, guiadas por todo aquello que promueve la vida y, no la muerte. Tenemos que mantenernos alejados del sistema y estilo de vida que anda evaluando y enjuiciando en base a lo bueno y lo malo y, no en base a lo que da vida o muerte. Si usted se convierte en un experto de las cosas buenas, morirá. Si se convierte en un experto de las cosas malas, igualmente, morirá. El resultado es el mismo. Por el contrario, si usted es un experto en las cosas que promueven y mantienen la vida, la inocencia, un corazón puro, cómo vivir para Jesús sin importar qué suceda, entonces usted está viviendo a "la sombra del árbol de la vida", o sea Jesucristo, y el mundo lo sabrá y lo notará. Sabrá que usted camina en VIDA y no en MUERTE.

Si usted escoge la vida, entonces caminará en la libertad genuina del Espíritu Santo. Vivirá bendecido y bendiciendo. Libre de amarguras, de juicios, de culpas, de vergüenzas, libre de todas aquellas cosas que le impedirían amar a su prójimo.

Viene a mi mente el caso de la mujer adúltera que aparece relatado en San Juan 8:1-11. Hay allí un grupo de personas que son expertas en el bien y el mal. Son eruditos de la palabra, pero viven promoviendo la muerte. Muchas veces me he preguntado, ¿cómo es posible que existan personas tan capaces, estar técnicamente correctos con la palabra y no conocer nada acerca del "árbol de la vida."?

Fíjese en el gigantesco contraste que se aprecia a simple vista entre estas personas y Jesucristo. Nuestro Maestro

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enseña "sentado bajo la sombra del árbol de la vida." La intención de Cristo no era matar a esta mujer, era todo lo contrario.

ÉL, deseaba restaurarla a través del perdón. Así ella se iría llena de vida, de vida nueva. Aquí encontramos a Jesús amando, perdonando, sanando, salvando, confiando en el Padre y haciendo Su voluntad. Aquí se vive y se camina en el poder de Dios y en el fruto del Espíritu Santo.

Pero, todavía nos resta aceptar la triste realidad de aquellos "expertos." Estas personas nos obligan a notar que cuando la Biblia se lee desde la perspectiva y motivaciones equivocadas nos podemos convertir en legalistas enjuiciadores que pueden llegar a odiar a toda aquella persona que no piensa, habla o actúa como yo. Esto, poco a poco nos puede llevar a juntarnos con otras personas que se asemejan a nuestra forma de ser y, eventualmente formaremos nuestro propio grupo de expertos en el "bien y el mal."

Este tipo de personas son las que utilizan la palabra como una horrible arma de guerra que sólo sirve para destruir y matar. Pero, usted amado/a lector/a, sabe que la Palabra de Dios existe para dar vida, vida a la sombra de un árbol donde tenemos un encuentro continuo con nuestro Señor: esto es a los pies de la Cruz.

Toda persona vive diariamente ante la encrucijada donde tiene que decidir a qué "árbol" se acercará para alimentar su vida. Si en este momento usted vive experimentando amargura, resentimientos, humillación, orgullo, auto-estima baja, ira, odio, etc., probablemente es porque ha estado alimentándose de este venenoso "árbol de la ciencia del bien y del mal." Pero ya no tiene que seguir así, Cristo nos exhorta a venir a Él. Dejemos que las poderosas corrientes del Espíritu Santo nos arrastren hasta la maravillosa presencia de nuestro Dios. ¿Se acuerda de la mujer llevada hasta Jesús por los expertos en la ley? Cristo la recibió para darle vida. Hagamos nosotros/as lo que Cristo hizo y no lo que los "expertos" hicieron. Hagamos con nuestro prójimo como Cristo hizo, perdonemos y amemos al que Dios pone en nuestro camino. Llevemos VIDA.

GENESIS 2: Dos Árboles en el Jardín

Cuando Dios creó al ser humano, no lo puso en cualquier lugar.  Él preparó un lugar especial para el hombre.(Génesis 2:7-8)  Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente.  (8)  Y plantó el SEÑOR Dios un huerto hacia el oriente, en Edén; y puso allí al hombre que había formado.

Ese lugar especial se conoce como “el Jardín del Edén”.  ¿Qué había en ese Jardín?(Génesis 2:9)  Y el SEÑOR Dios hizo brotar de la tierra todo árbol agradable a la vista y bueno para comer; asimismo, en medio del huerto, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal.

(Génesis 2:15)  Entonces el SEÑOR Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara. 

Dios no puso al hombre en un vacío, sino en un lugar especial.  Ahora, el hombre debía cuidar de él y mantenerlo.  Muchos de esos árboles producían frutos comestibles, y el hombre podía comer de cualquiera de ellos…excepto de uno.

(Génesis 2:16-17)  Y ordenó el SEÑOR Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer,  (17)  pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás.

DOS ÁRBOLESEn el centro del Jardín había dos árboles:a.  el Árbol de la Vidab.  el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal

Éstos eran plantas físicas, pero también representan dos conceptos espirituales.  Veamos lo que éstos simbolizan:

a.  Árbol de la Vida 

En Proverbios está escrito lo que representa este “Árbol de Vida” (heb. etz chayim):

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(Proverbios 3:1,18)  Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos. ... Ella es el árbol de vida a los que de ella echan mano, y bienaventurados son los que la retienen.

El Árbol de la Vida era la Torá.  Es la fuente de sabiduría, que nos revela lo que está bien o mal según el orden de Dios.

Se hace referencia al “Árbol de Vida” en el principio de la Biblia (Gen. 2:9), en medio (Prov. 3:18), y también al final. (Apocalipsis 22:1-2)  Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero,  (2)  en medio de la calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de  fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones.

Este Árbol de Vida volverá a estar entre nosotros, en la Nueva Jerusalén.  Sus hojas son la sanidad para las naciones.  Ya no habrá más corrupción ni injusticia, porque los hombres vivirán como Dios manda, siguiendo el orden establecido desde el principio y cumpliendo el propósito por el cual fueron creados.(Apocalipsis 22:3-5)  Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán.  (4)  Ellos verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.  (5)  Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos.

¿Quiénes tendrán derecho a comer del árbol de la Vida?(Apocalipsis. 22:14)  Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas en la ciudad.

Si el Árbol de Vida es la Torá, el orden establecido por Dios, entonces ¿qué representa el otro árbol?

 b.  Árbol del Conocimiento del Bien y del MalEste árbol representa la voluntad del hombre a decidir que es “bueno” y qué es “malo” para él, no basado en la Palabra de Dios, sino en su propia opinión. 

La palabra que se traduce como “Conocimiento”, en hebreo es Daat.El conocimiento no sólo es a nivel intelectual, sino también vivencial, a través de las experiencias.  Al principio, Adán y Eva no sabían lo que era el mal.  No lo comprendían a un nivel intelectual, pero decidieron experimentarlo, a pesar que Dios les advirtió que no lo hicieran. 

¿Cuál era la consecuencia de probar del fruto prohibido?La consecuencia era la muerte.  Dios se los había dicho.  Si ellos lo sabían, entonces, ¿por qué arriesgaron su vida? Porque la realidad es que le creyeron a la serpiente y a sus propios deseos, en lugar de creerle a Dios.  Ellos “consideraron” que el fruto era bueno, y lo tomaron. 

¿No es esto mismo lo que hace el ser humano día a día, cuando hace a un lado las ordenanzas de Dios porque las considera “anticuadas”, o tal vez “irracionales” a sus ojos?   Muchos confían más en su propia razón, o siguen los latidos de su corazón, en lugar de creer en lo que Dios ha dicho en Su Palabra.

Cada día tenemos la opción de tomar del fruto del árbol del conocimiento o el de la vida. 

En el siguiente capítulo de Génesis veremos de cuál de los dos árboles Adán y Eva probaron el fruto, y las consecuencias de su decisión…