Apuntes Los Conquistadores-lafaye
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Apuntes Los conquistadores Jacques Lafaye
Diego Vrsalovic Huenumilla
3) Los medios de la conquista
La visión real de la Conquista se aleja mucho del relato de corte liberal del siglo XIX:
ningún príncipe combatió directamente. Ocurrió mientras los reyes de Portugal luchaban
contra turcos y moros desde Marruecos hasta Budapest. Este proceso fue obra de hombres
de bajo rango promovidos por la victoria, a pesar de las resistencias que generaban en
la Península, bajo la dirección de la pequeña nobleza. En España hubo una curiosa mezcla
de entusiasmo popular (Colón y Cortés) y desconfianza oficial (proceso contra Colón, guerra
contra Gonzalo pizarro). El esfuerzo oficial se dirigió hacia la legislación y la
preocupación por combatir los abusos más que aportar a las empresas de los nuevos
conquistadores.
Las conquistas eran expediciones privadas. Desde lo económico, se fundaban en
un contrato entre un hidalgo y comerciantes o banqueros, quienes adelantaban los
fondos necesarios o suministraban lo que se requería para el trueque. El capitán se
comprometía a compartir las presas y el botín con sus comanditarios. Debía dirigir la
expedición y reclutar los miembros (los que tenían un caballo o caballeros, que tenían una
ventaja considerable por lo costoso de poseer un caballo; y los peones). La Conquista es el
botín de las conquistas precedentes que permite sustentar las futuras. Cualquiera fuera
el caso, el riesgo económico sólo afectó a los particulares. La monarquía actuaba como
recibidora y controladora de las finanzas, y a través de un contador velaba por la
recepción del quinto real (quinta parte del botín que descontaba la Corona). Esa institución
continuó por medio del Sistema de Flotas y Galeones, que recababa este impuesto y los
tributos entregados a los encomenderos.
El espíritu de los conquistadores era particular: no esperaban ayuda económica
de la Corona, sino que el reconocimiento de sus posesiones y la confirmación de sus
títulos. La monarquía entregaba la encomienda de la tierra y un título de nobleza en
relación con los servicios de conquista.
El clima político de las conquistas tiene relación con la tensión que hubo entre los
conquistadores y la Corona después de la reconquista de Granada en 1492, que derivó en que
la aventura americana se convirtiera en la última aventura de los caballeros. Rotas las
comunidades en Castilla, tras un rebelión de la nobleza castellana (Guerra de los Comuneros),
Carlos V, deseoso de imponer su poder a la nobleza, vio la oportunidad de domesticar a los
rebeldes mediante la entrega de feudos más allá de los mares. América, entonces, se
convirtió en el refugio de los señores feudales a la antigua, en el último escenario de la
caballería tradicional.
En esta época, el poder real se afirma por toda Europa con una voluntad
centralizadora y rompe la resistencia de la nobleza. La conquista del nuevo continente
fue la última tentativa de revivir la sociedad feudal, moribunda en la Península, visto
desde la Corona. Las armas que tuvo este sector fueron las mercedes de tierras y la
constante acción fiscalizadora de los funcionarios reales. De hecho, la historia del siglo
XVI está llena de recriminaciones de los conquistadores contra la injusticia del rey respecto a
ellos. Lejos de darles libertad de acción, el monarca envió Audiencias, virreyes, jueces y
controles de todo tipo para asumir el poder en su lugar y dejarlos sin libertad de
acción. En síntesis, mientras que los conquistadores asumieron todos los riesgos de la
conquista, la Corona tomó parte en todos sus beneficios.
Colón representa el espíritu aventurero de los conquistadores, cerca de los
capitalistas de entonces. No estaban dispuestos a correr grandes riesgos, puesto que los
seguros marítimos no existían aun. Banqueros y armadores frecuentemente eran la misma
persona, ya que muchos tenían sus propios capitales comprometidos en la empresa de
conquista. El cambio de la galera a los barcos de vela dio un giro trascendental en la
navegación transoceánica, porque permitió transportar mayores cantidades de
recursos. No obstante, las dificultades con el viento complicaron en parte la navegación.
Adelantos como el astrolabio (que permite a los navegantes calcular su posición y mantener
un rumbo, aun en mal tiempo) permiten el transporte de largas distancias. Genoveses,
normandos y andaluces estuvieron a la vanguardia en este tema.
La unión política de España y Portugal, de 1580 a 1640, permite hablar de
colonización española, aunque no fue así en los años decisivos de la Conquista, En 1500, Pedro
Álvarez Cabral descubrió Brasil a cuenta de la monarquía portuguesa, y algunos años
antes el papa Alejandro VI (1493) reglamentó la partición del mundo por medio de las
bulas y del Tratado de Tordesillas.
El aprovisionamiento de los territorios americanos dependía de la Casa de
Contratación, bajo la autoridad del rey y el Consejo de Indias. Era la única institución
permanente y poderosa con la facultad para administrar los territorios de ultramar. Sus
facultades eran: controlar las salidas y las llegadas de las flotas, organizar la emigración y
prohibir a determinadas personas o publicaciones. El tráfico marítimo quedó destinado sobre
todo al transporte de carga, especialmente de metales preciosos llegando en el siglo XVIII a las
2000 toneladas.
La parada obligatoria hacia las Indias eran las Islas Canarias; después que los
españoles ocuparon Filipinas en 1564, se estableció un eje económico entre Manila-Panamá-
Veracruz-La Habana-Las Palmas-Sevilla. Aunque la ruta de las especias quedó abierta al poder
español, los minerales de oro y plata le hicieron perder mucha de su importancia inicial.
Otro aspecto relevante del carácter de los conquistadores, según el autor, fue su
naturaleza anfibia, pues exigió que fueran navegantes ante el riesgo de perder la vida
en sus constantes expediciones por ríos y mares interiores. Además, requería que
aprendieran oficios como la carpintería y la armería. Gobernadores como Pánfilo de
Narváez poseían, por ejemplo, el título de adelantado, es decir, gobernador colonial. Tenía
potestad para gobernar vastas provincias, era tesorero y alguacil mayor. Lo rodeaban
numerosos oficiales, como el contador, el factor y el veedor (inspector de finanzas). En el
momento de tomar algunas decisiones, sin embargo, se producían divisiones entre los
funcionarios que debilitaban el poder de la Corona (como el caso de Chile). En cuanto a las
mujeres, sólo 470 vinieron al Nuevo Mundo entre 1509 y 1533, la mayoría solteras y viudas.
Mientras en lo legal la Conquista era un proceso sumamente formal, en la
realidad se constataron los diversos abusos de los líderes. Era necesario, para adentrarse
en los territorios, apoderarse por sorpresa de los indios y utilizarlos como guías forzados. El
riesgo, entonces, era permanente. Según cifras de Garcilaso el Inca, más de 1400 españoles
murieron en diversas expediciones. A veces, las guerras civiles entre los propios
conquistadores causaron más víctimas que las mismas empresas. Algunas veces por el
control del territorio, otras por las Leyes de Indias que entorpecían la explotación forzada de
plata y el comercio de esclavos. En este clima es explicable el esfuerzo de la monarquía por
imponer en el poder a Cortés frente a la expedición disidente en México.
En este campo, los misioneros religiosos tuvieron un papel importante. Sin embargo,
hay que dividirlos para su análisis, pues cada uno tiene intereses y visiones diferentes:
mientras que Gonzalo Pizarro sólo quería a mercedarios por ser afines a sus intereses,
los domínicos Antonio de Montesinos y Bartolomé de las Casas se levantaron contra la
esclavitud indígena y llegaron a excomulgar a los dueños de esclavos. De hecho, la
esclavitud era la base de la sociedad conquistadora: la tercera parte de los inmigrantes
españoles era encomendero. Esta tensión entre líderes militares y religiosos fue un foco
de tensión permanente en la sociedad conquistadora, producto del fin económico de la
conquista, la búsqueda de metales preciosos y la evangelización de los indios. El
problema se complicó por los títulos legislativos de la monarquía, el celo de los funcionarios
por aplicar la ley y por contemporizar a beneficio de una sociedad cuyo provecho compartían.
En conjunto, sin embargo, el clero demostró tener un rigor moral durante los primeros
decenios, en contraste con la corrupción posterior.
El único título de los españoles para gobernar las Indias occidentales eran las
cuatro bulas concedidas por el Papa Alejandro VI en 1493. Básicamente, la monarquía
recibió la misión para evangelizar las Indias y recurrir a todos los medios para
concretar la conversión. Como compensación, la monarquía podía recibir tributos
entre los indígenas. La mayor parte de los indígenas se opuso al trato injusto de los
españoles armados, lo que dio paso a la noción de “guerra justa”. El espíritu formalista de
los conquistadores creó el requerimiento: cuando estaban frente a los indígenas se les
leía una moratoria en la que se les conminaba a que reconocieran a un dios único, la
donación que su vicario el Papa había hecho a los cristianos y aceptar al soberano de
Castilla y León.
Una de las grandes discusiones de la época fue si es que los indígenas eran hombres.
En 1512, Las Casas presentó sus Veinte Razones contra el sistema de encomienda, lo que
tendrá como resultados las Leyes de Indias de ese año. La principal tensión se produjo
entre Juan Ginés de Sepúlveda (someterlos por las armas para adoctrinarlos más
fácilmente y reconocerlos como esclavos innatos) y Bartolomé de Las Casas
(evangelización pacífica, insistiendo en el aspecto espiritual de las bulas papales).
Termina venciendo este último.
Francisco de Vitoria, en 1539, sostuvo ocho títulos válidos para sostener la
dominación española más allá de las bulas:
El derecho de paso y comercio, pudiendo aprovecharse de un país si es que
se impedía el paso y se rehusaba el trueque.
El derecho a predicar el Evangelio por todas partes. En caso de resistencia,
la guerra estaba justificaba.
Si los príncipes bárbaros convertían a los nuevos conversos a prácticas
idólatras, era causal inmediata de guerra justa.
Si un gran número de súbditos de un príncipe pagano se convertía, el
Papa tenía derecho a enviar a un príncipe cristiano.
La existencia de leyes tiránicas perjudiciales para los inocentes, como el
sacrificio humano, constituía un título especial para la intervención y
dominación de los cristianos.
El derecho de los pueblos a disponer de sí mismos, es decir, si los súbditos
de un príncipe bárbaro querían convertirse al poder de España los españoles
tendrían bases para intervenir.
Si algunos príncipes bárbaros estaban en guerra unos contra otros, los
españoles podían tomar partido del bando que fue provocado y compartir
después el botín y los despojos.
El derecho necesario de poner a los indígenas bajo tutela similar a la
caridad cristiana.
2) Sugerencias.
Centrarse en el carácter de los conquistadores, en el espíritu y los medios de la
conquista en lo legal, lo político y lo económico. Mencionar el caso de Pánfilo Narváez
o el de Pedro de Valdivia como ejemplos.
Relacionar el rol de los conquistadores con los medios de sujeción que tenía la Corona
para con ellos, el rol y las tesis de los religiosos con respecto a la conquista y los
indígenas.
Destacar la base legal de la conquista: bulas papales, Tratado de Tordesillas (con año),
la lucha de Juan Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de Las Casas, y las ocho bases que
sostiene Vitoria para sustentar la ocupación española en América.