Aproximación Al Verso Libre en Castellano - Landa v.2

33

Transcript of Aproximación Al Verso Libre en Castellano - Landa v.2

  • COLECCIN DE BOLSILLO

    SOMARI

    4

    Fondo Editorial del Caribe

    Direccin General Sectorial de Literatura/CONAC

    Anzotegui Venezuela

  • Fundacin Fondo Editorial del Caribe

    Ateneo de Barcelona.

    Calle San Flix con calle Juncal.

    Apartado postal 23, Z. P. 6001.

    Barcelona, Anzotegui - Venezuela,

    Telefax: 02812762501

    [email protected]

    [email protected]

    Director General

    Fidel Flores

    Consejo Consultivo

    Gustavo Pereira

    Freddy Hernndez lvarez

    Ramn Ordaz

    Chevige Guayke

    1ra edicin

    Josu Landa, 2004

    Fondo Editorial del Caribe, 2004

    Depsito legal: If 80920048002821

    ISBN: 980-6540-23-9

    Composicin de textos

    Alquimia Grafica

    Correccin de pruebas

    Chevige Guayke [email protected]

    Editor

    Fidel Flores

    [email protected]

    Impreso en Venezuela por

    Impresos Omar

  • APROXIMACION AL VERSO LIBRE EN ESPAOL

    Josu LANDA

  • APROXIMACION AL VERSO LIBRE EN ESPAOL

    "Gran problema este del verso libre. Verso del que sabemos muy

    poco, maltratado por los cientficos (fonticos, etc.) que lo han cogido

    en sus manos, gran tema que ha surgido de nuestra poca literaria

    ante nuestros ojos. Forma que no se sabe an (que yo no s an) si

    amar o aborrecer". Dmaso Alonso publica estas palabras en el

    ya muy lejano ano de 19521 Tienen pertinencia hoy? Veamos.

    Con el verso libre sucede lo que deca san Agustn del

    tiempo: sabemos lo que es; pero, puestos a definirlo, todos

    nos enredamos. Todos los buenos poetas contemporneos lo

    cultivan, pero les es difcil saber a satisfaccin lo que se traen

    entre manos cuando lo hacen. As que sigue teniendo razn

    Dmaso Alonso: el verso libre es un gran problema.

    No se puede afirmar lo mismo de lo que se sabe acerca del

    verso libre. A la luz de lo que se ha teorizado sobre esta

    forma, tan solo en el mbito de habla hispana, desde

    Ricardo Jaimes Freyre, el aserto alonsiano resulta

    inexacto e injusto, incluso en 1952. Si algunos estudiosos del

    tema lo han maltratado, ello no ha impedido a otros hacer

    significativos aportes al abordarlo. As, salvo que se tenga

    una idea muy especial de "conocimiento", habr que

    reconocer la existencia de amplios y muy serios intentos de

    dar razn del verso libre, durante casi un siglo. Por ltimo,

    la disyuntiva entre amar o aborrecer el verso libre puede

    ser hoy muy pertinente, pero no est claro lo que valga

    para la innegable expansin y consolidacin de esa

    posibilidad formal en el orbe de la poesa contempornea. La

    poesa de parte del siglo XIX y todo el XX es inconcebible

    sin las formas libres a que alude el rotulo convencional

    "verso libre". Esta es una realidad que muy poco atiende a

    las querencias o fobias de nadie en particular. Ahora, si aqu

    releemos las precitadas palabras de D. Alonso, es para

    mostrar la larga pervivencia de ciertas dificultades en el

    1 Dmaso Alonso, Poetas espaoles contemporneos, Madrid, Credos, 1952, p. 356.

  • abordaje terico del verso libre. La relativa insatisfaccin de

    D. Alonso frente al verso libre, todava a mitad del siglo XX,

    puede explicarse acaso por una curiosidad histrica: el verso

    libre irrumpe, se impone y desplaza las formas

    tradicionales, pero no logra eliminarlas del conjunto de

    opciones poticas viables en el presente.

    Es sintomtico que el tema del verso libre se venga

    replanteando, desde hace algn tiempo. Hay otra vez muchas

    voces cuestionando el imperio formal del verso libre. A

    finales del siglo XIX y principios del XX, un cuestionamiento

    anlogo encaraba el mpetu de una opcin formal nueva.

    Hoy se cuestionan las formas libres porque pueden haber

    caducado o para ver si deben ceder el lugar a formas contra

    las que reaccionaron antao. En un principio, el modernismo

    esttico de una poca prohij y legitim la libertad potica;

    hoy una esttica tocada en algn grado por el espritu

    posmodernista replantea esa legitimidad.

    Esta aproximacin tiene en cuenta esa circunstancia y se gua

    por la necesidad de ofrecer algunas luces -por fuerza

    limitadas, muy modestas y provisorias- sobre las exigencias

    formales que plantea para los poetas de hoy. Se trata, pues,

    de ir un poco ms all de una disertacin erudita sobre el

    verso libre.

  • El trmino "verso libre" refiere una forma potica mltiple.

    Con ese par de palabras se nombra lo mismo un texto

    no-estrfico, como "Un patio", de Jorge Luis Borges, que los

    versculos de un poema como "Mutra", de Octavio Paz, o los de

    "Incurable", de David Huerta, y las lneas lancinantes de "Tierra

    muerta de sed", de Juan Liscano, entre miradas de

    posibilidades.

    Esa vastedad semntica del trmino dificulta su definicin.

    Ni siquiera hay consenso sobre el gnero al que debera

    adscribirse el verso libre. Francisco Lpez Estrada, por

    referir un caso relevante, considera al verso libre como un

    tercer estado de la forma verbal, coexistente con la prosa y el

    verso. Por eso, prefiere hablar de "lnea potica" en lugar de

    verso libre2. Mucho ms recientemente, Ignacio Bonn Valls

    evita adscribir el verso libre a un gnero; se conforma con

    asentar que "cuando la versificacin no se supedita ni a medida

    (silbica), ni a ritmo (fnico), ni a rima y estrofa (de esquema

    delimitado) -o a alguno de estos elementos- estaramos en el

    concepto de verso libre"3

    Una estudiosa digna de todo respeto, como Isabel Paraso, se

    queda en la mera tautologa: el verso libre es "cada una de las

    unidades (versos o lneas) que componen un poema

    versolibrista"4. Desde luego, esta definicin remite a la idea de

    versolibrismo: una "corriente de versificacin en la cual el poeta

    va dando salida a sus intuiciones segn el ritmo espontneo que

    estas adquieren en su interior, sin adaptarlas a esquemas

    rtmicos o poemas preexistentes"5 Ntese cmo tampoco aqu

    se adscribe el verso libre a un gnero. Paraso se mueve entre

    la referencia de la "unidad bsica" -sin definirse por el verso o 2 En Isabel Paraso, El verso libre hispnico. Orgenes y corrientes, prol. de Rafael

    Lapesa, Madrid, Credos, col. Biblioteca Romnica Hispnica, 1985, passim p. 50

    3 Ignacio Bonn Valls, La versificacin espaola. Manual crtico y prctico de

    mtrica, Barcelona. Octaedro, 1996, p. 55

    4 I. Paraso, op. cit., p. 430.

    5 Ibid., p. 430

  • por la lnea- y el registro de una funcin que adjudica a la

    forma de marras: dar salida libre a las intuiciones del poeta.

    Estos enunciados no logran definir lo que prometen, pues

    remiten a proposiciones que a su turno requieren definiciones

    especficas. As es imposible estipular razones claras acerca de

    qu clase de entidad formal es el verso libre. Tampoco se puede

    saber de qu estamos hablando cuando hablamos de verso

    libre.

    Pero Isabel Paraso no est sola en esa manera de dar cuenta

    del verso libre. De hecho, es fcil percibir en sus intentos de

    elucidacin la huella de antecesores tan respetables como Toms

    Navarro Toms, para quien el verso libre implica "la sucesin de

    los apoyos psico-semnticos que el poeta, intuitiva o

    intencionalmente dispone como efecto de la armona interior que le

    gua en la creacin de su obra 6 Llaman la atencin estas

    reticencias a sealar el gnero del verso libre, pese a que en el

    trmino mismo est presente la voz "verso". Conviene empezar

    por reconocer que el verso libre es una modalidad del verso.7

    Dicha as, esta afirmacin significa muy poco, pero es un buen

    punto de partida, pues pone de bulto una realidad que nunca se

    debe desechar: los nombres de las cosas tienen siempre una

    razn de ser. Hay un principio de razn suficiente de los

    nombres, cuando estos refieren significados vivos en una

    comunidad de hablantes. Si, cuando surgi tal forma recibi el

    nombre de "verso libre", ello es as por algo. Lo mismo cabe

    decir de la paradjica denominacin "poema en prosa". Esto es

    perogrullesco, ciertamente, pero vale en tanto nos permite

    recordar esa razn de fondo que sustenta a las palabras de

    que aqu se trata. Finalmente, todo ello nos incita a la

    etimologa.

    La nocin de verso proviene de la imagen griega de la lnea

    que trazan los bueyes al arar la tierra y de las vueltas que

    deben dar para realizar bien esa faena. Esa imagen se

    6 En I. Paraso, op. cit., p. 39.

    7 Cosa que, por cierto, ya haba visto Jaimes Freyre, el primer terico del verso libre en

    espaol.

  • designa en griego con la palabra

    (boustrophdon): dar la vuelta al modo de los

    bueyes que aran, Surcar y dar la vuelta: se debe tener en

    cuenta ambos actos. El surco abierto en la tierra por el arado,

    formando una lnea continua pero plegada al mximo, desde

    un extremo de la parcela al otro, es la alegora del verso,

    entendido como forma de distribucin del discurso.

    Joan Corominas y J. A. Pascual, en su Diccionario crtico

    etimolgico castellano e hispano, confirman este significado

    originario de "verso", al recordar que este vocablo viene de

    versus-us, procedente a su turno del polismico infinitivo

    vertere. El versus latino es, desde luego, hilera, surco, lnea de

    escritura, verso; mientras que el verbo deponente versari

    significa "dar vueltas en torno" y el versator es "el que da

    vueltas".

    El trabajo de arar la tierra, cuando menos al modo

    greco-latino, exige lo mismo trazar una lnea recta de lado a

    lado que dar la vuelta cada vez que se cumple ese recorrido.

    Un acto requiere el otro, si se quiere obtener una lnea

    continua. Tanto entre griegos como entre romanos, la palabra

    que a la postre termina designando esa lnea o unidad bsica

    del poema, es decir la palabra "verso", pone nfasis en el

    acto de dar vuelta para iniciar la lnea o el surco subsiguiente.

    En la palabra boustrophedon, el peso decisivo descansa en

    esa derivacin del verbo stropho, que significa dar la vuelta.

    Lo mismo pasa con la palabra latina versus, que designa cada

    lnea de un poema o cualquier escrito, pero su carga

    semntica de fondo remite a la idea de dar la vuelta. As la

    voz "verso" refiere un tipo de lnea que se interrumpe antes

    de llegar al lado opuesto al del punto de partida, para dar la

    vuelta y comenzar otra lnea. Por ello, la palabra "verso"

    deviene el nombre de la manera de distribuir el discurso en

    lneas interrumpidas, lo contrario de lo que ocurre con las

    lneas de prosa. Por lo dems, en el origen resulta artificial

    una tajante distincin entre las ideas de lnea y verso, como la

    que algunos tienden a hacer en el presente.

  • En efecto, "prosa" como nos ilustran otra vez Corominas y

    Pascual proviene del femenino de prorsus-a-um (prosa-ae:

    "que anda en linea recta"). Esta palabra pone el nfasis en la

    linealidad ininterrumpida del discurso, a diferencia del

    verso. Sin embargo, el sentido de esta distincin solo se

    encuentra en la originaria necesidad mutua de ambas

    opciones: seguir en lnea recta y dar la vuelta. Todava

    algunos poetas neolatinos, como Berceo, no parecen

    reconocer una distincin taxativa entre prosa y verso. Esto

    nos coloca ante otro punto de sumo inters: la historicidad

    de las formas de disposicin del discurso: hecho

    indisociable de las necesidades de expresin de quienes

    emiten tales discursos. No parece haber lugar a dudas

    sobre la anterioridad del verso en la disposicin

    intencional de los discursos, al menos en la tradicin

    occidental. Aunque todos hablamos primero en prosa, el

    verso es la primera modalidad de distribucin consciente

    de una materia verbal. En el origen de nuestra cultura, el

    verso era la forma del poder, del rito, de la continuidad

    histrica de una civilizacin. Por eso era la forma de

    mayor prestigio: aquella a que aspiraban los contenidos

    de la prosa. Segn los entendidos, la epopeya paso a verso

    las narraciones que ya haba creado el pueblo8. Todava

    Platn, en el Fedn, pone a Scrates a versificar las fabulas

    de Esopo. As, la implantacin de la prosa, como

    posibilidad formal digna, ir asociada al cumplimiento de

    algunas funciones de mejor manera que la poesa. En el

    mundo griego, llega un momento en que la prosa es ms

    efectiva para registrar ciertos discursos, como las leyes y

    las genealogas. Lo mismo sucede con los discursos de

    vocacin epistmica o terica, como la medicina o la

    propia filosofa. La claridad de la prosa supera, en estos

    casos, a lo que se dice en verso o con artilugios retricos.

    Parmnides y Empdocles exponen sus ideas en verso,

    aunque Aristteles precisa que no por ello son poesa.

    Todava Demcrito escribe una prosa a ratos subsidiaria de

    los modos poetizantes. La implantacin de la prosa

    8 O. Hoffmann, A. Debrunner y A. Scherer, Historia de la lengua griega, trad, de A.

    Moralejo Laso, Madrid, Credos, col. Biblioteca Universitaria, 1973, p. 173

  • supuso una liberacin del discurso, en el mundo griego.

    De hecho, la "lengua de Hipcrates" y la de quienes

    escribieron en prosa como l era considerada por los

    griegos como cratos: libre.

    Verso y prosa son, en ltimo trmino, modos de distribuir

    la palabra en el espacio. No es casual que, en las

    representaciones primarias de esa distribucin, la

    referencia del espacio haya sido la tierra: el gran cuerpo

    que genera, constituye, soporta y readsorbe todos los

    cuerpos: la metfora intuitiva ms firme del espacio. Desde

    luego, en el caso del discurso oral, el espacio es el aire. Pero la

    analoga aire-tierra se sostiene en una analoga de funciones:

    espacios de distribucin del lenguaje intencional.

    La distincin entre esos dos modos de colocar la palabra en

    el espacio, prosa y verso, ha tenido que ver con la funcin de

    los discursos. Para simplificar: la prosa es ms utilitaria:

    refiere hechos, comunica contenidos: relata, expone

    conocimientos lgicos, tericos, tcnicos. El verso se aviene

    mejor con la palabra de vocacin esttica: con el artificio, el

    metaplasmo: las operaciones dirigidas a trascender los

    lmites de la expresin utilitaria. Durante milenios el verso

    sujeto a preceptos formales ha sido visto como la va ms

    apta para encauzar esta necesidad de la expresin humana y

    del discurso: la de rebasar los lmites significativos del

    lenguaje en aras de la experiencia esttica. No siempre ha

    sido as. Sobre todo a partir del siglo XIX, se intenta con xito

    ofrecer un discurso potico independiente de la manera en

    que se distribuya en el espacio. Se da as un paso decisivo en

    el desmontaje de unas formas que se consideraban esenciales

    y, por lo mismo, definidoras de lo potico en s. Lo potico no

    remite ya a referencias que se pretenden esenciales, sino a

    otras de carcter histrico (sobre todo valorales). Se avanza

    igualmente en la liberacin de la expresin potica. En esa

    circunstancia se cifra el sentido del poema en prosa, del verso

    libre y aun del poema concreto y los grafismos poticos.

    Donde esta perspectiva, el poema en prosa expresa una

    intencin potica sin tomar en cuenta el viejo esquema "rural",

    "bovino" de "dar la vuelta" interrumpiendo las lneas del

  • modo prosaico de distribuir la palabra: se olvida del buey y de

    la tierra geolgica: solo reconoce la nueva tierra del texto

    sedimentada durante milenios de dominio de la prosa. En el

    verso libre, la expresin potica mantiene todava una vaga

    nostalgia por la lnea del arado, pero pone al buey a dar vuelta

    cuando y donde le da la gana. El abandono de las formas

    poticas preceptivas trae consigo una literal libertad de

    expresin (frmula que recuerda un derecho poltico no del

    todo ajeno a la suerte de la poesa moderna). Esto se da

    tambin en el caso del poema concreto, el cual puede verse,

    tal vez, como la sujecin de la composicin versal libre a

    criterios de sentido adicionales a los del verso libre: criterios

    de carcter tcnico, plstico, arquitectnico, que

    redimensionan la labor del buey en el espacio. Segn lo visto,

    no hay motives serios para dudar de que el verso libre es verso.

    La definicin que Navarro Toms propone para este vocablo, en

    1973, se aviene bien a la forma en referencia. Verso es -dice- un

    conjunto de palabras que forman una unidad fnica sujeta

    a un determinado ritmo, sea cual sea el nmero de sus

    slabas"9 Como sostiene I. Paraso, "en el verso libre, ms all

    de su libertad [...] est su carcter de verso, de retorno de

    un elemento".10 Sin embargo, tambin es libre. As pues, se

    impone establecer de qu se libera el verso cuando hablamos de

    verso libre. Ricardo Jaimes Freyre, pionero del verso libre en

    espaol y en teorizar sobre l, se refiere a esta forma en Las leyes de

    la versificacin castellana -libro redactado antes de 1906- como

    una "mezcla arbitraria de versos de periodos diferentes y aun

    9 T. Navarro Toms, Los poetas en sus versos, Barcelona, Ariel, 1973, p. 13. Es difcil

    contar con una definicin universalmente satisfactoria de "verso". La que estipula

    T.N.T. tiene la virtud de ser til para la comunicacin y la reflexin. No debe, sin

    embargo, suplantar las complejidades del tema. Ya Ricardo Jaimes Freyre, en 1906,

    pona en cuestin tres modos de entender el verso: como "una parte del discurso medida

    en silabas largos y breves, que forma pies mtricos semejantes a los griegos y latinos",

    como "compuesto por clusulas rtmicas puramente acentuales, de dos o tres silabas

    cada una" y como un grupo determinado de slabas con uno o ms acentos prosdicos". Frente a estas definiciones, R.J.F. propone la idea de verso como

    combinacin de "periodos prosdicos", entendiendo por tales a una silaba acentuada o

    "a un grupo de silabas no mayor de siete, de las cuales la ltima tiene acento intenso,

    estn o no acentuadas las otras". Para R.J.F., el verso es la combinacin de periodos

    prosdicos iguales o anlogos. Los primeros "constan del mismo nmero de slabas" y

    los segundos "de un nmero desigual, pero slo pares o slo impares". (En I. Paraso, op.

    cit., p.86)

    10 I. Paraso, op. cit., p. 388.

  • la combinacin de frases sin ritmo regular alguno". Tambin

    seala que "el llamado verso libre, el arritmo, tiene del verso

    la rima, el estilo potico y las libertades gramaticales

    aceptadas, especialmente las sintcticas [...] Tiene de la prosa

    la libertad mtrica [...] la facultad de distribuir

    arbitrariamente las slabas y las palabras tonas y las

    acentuadas -la mezcla de todos los periodos prosdicos. Y tiene

    una condicin que le es propia, que le impide ser un simple

    hbrido de prosa y verso: la posibilidad de crear sus unidades

    de acuerdo con las ideas; unidades segn las imgenes, segn

    las figuras, segn la lgica; la posibilidad de que cada

    pensamiento cree su propia forma al desenvolverse... 11

    Unidades que, tomadas en trminos de versos, alcanzan una

    "autonoma rtmica [...] respecto de la estrofa", segn observa I.

    Paraso, al examinar estas tesis de Jaimes Freyre12.

    En 1914, el cura Benito Garnelo detecta con tanta agudeza

    como desazn que el versolibrismo disuelve la estrofa,

    pulveriza la sustantividad del verso, desvanece la rima y empuja

    al odo de un pie a otro con tanta violencia que apenas si le

    detiene otra cosa que las pausas ortogrficas"13 Poco despus,

    en un artculo titulado "En busca del verso libre", Pedro

    Henrquez Urea otorga a esta forma carta de ciudadana

    plena, cuando afirma que "nuestro verso puede ceirse a tres

    normas la medida, el acento, la rima o verse libre de cualquiera

    de ellas". Y en otro trabajo, titulado "En busca del verso puro"

    destaca que "a la unidad rtmica, desnuda y clara, se atiene el

    verso libre" y exhorta a que "aceptemos la sobriedad mxima del

    ritmo; el verso puro, la unidad fluctuante, est ensayando vida

    autnoma. No acepta apoyos rtmicos externos; se contenta con el

    impulso ntimo de su vuelo espiritual"14

    11 En I. Paraso, op. cit, passim, p.91

    12 I. Paraso, op. cit., p. 92.

    13 En I. Paraso, op. cit., p. 21.

    14En I. Paraso, op. Cit., pp. 26 y 28

  • Lo dicho por destacados estudiosos de diversas pocas

    acerca del verso libre permite advertir que la tendencia

    dominante, a la hora de definirlo, es la va negativa. Se

    define el verso libre por lo que no es respecto de las formas

    tradicionales. Es decir, se representa el verso libre de

    acuerdo con aquello de lo que se liberan las formas

    tradicionales. Y de qu se liberan dichas formas para dar

    paso al verso libre? De las opciones mtricas, rtmicas y

    estrficas predeterminadas por una tradicin formal, as

    como de la exigencia de la rima. En abstracto, la nocin de

    verso libre remite a los poemas tradicionales deslastrados

    de las determinaciones heternomas que regulan su

    organizacin textual. Esto supone todo un cambio

    cualitativo, pues la liberacin que introduce el verso libre es

    la liberacin de la expresin potica respecto de las reglas

    formales fijas. Y no de todas porque, como se ha visto,

    todava Jaimes Freyre acepta la rima en la versificacin

    libre.

    Pero, adems de la relacin con ciertas reglas formales

    legitimadas por la tradicin, a la hora de definir el verso

    libre, se deben considerar los vnculos de esta forma con el

    lenguaje dotado de sentido, es decir, el discurso sujeto a

    sintaxis. En la prosa y en la poesa, el lenguaje se distribuye

    en el espacio de modo intencional. Es decir, conforme a un

    sentido, no de manera catica. El sentido en la prosa viene

    dado por las reglas sintcticas. En el caso de la poesa,

    durante milenios, se crey que el sentido podra cimentarse

    en normas formales como la mtrica, el ritmo, la rima y la

    organizacin del texto en estrofas, poniendo en un segundo

    piano a la sintaxis. Se pens que el sentido del poema se

    sus-tentaba siempre en referentes heternomos de la

    expresin potica. La irrupcin triunfante del verso libre

    desbanco tambin esa tajante distincin -en el fondo,

    producto de la visin esencialista del poema- entre sintaxis y

    reglas formales. Ya en 1940, Amado Alonso, refirindose a

    Neruda, registra un dato muy llamativo: los versolibristas

    -dice- han devuelto el ritmo del verso a sujeciones prossticas

  • (sintcticas)..."15. De modo acaso menos radical que el poema

    en prosa, ciertamente, el verso libre ha repotenciado las

    posibilidades estticas de la sintaxis. Sin embargo, esto no

    autoriza a creer que el ritmo de la sintaxis sea el sucedneo

    de las reglas formales tradicionales en cuanto se refiere a las

    bases del sentido potico del verso libre.

    Se debe tener, pues, en la cuenta de las diversas rupturas del

    versolibrismo respecto de la tradicin potica, esa

    redefinicin de los nexos entre el lenguaje de intencin

    esttica y la sintaxis; esto es, el ordenamiento de la palabra

    en pos del sentido.

    Pero el verso libre no se limita a esos "momentos negativos",

    a simples rupturas de la expresin potica con la jaula de

    acero de las normas formales atvicas. Tambin tiene su

    componente positivo. Liberarse de los lastres impuestos por

    las reglas tradicionales trae consigo una libertad creativa casi

    total, ligada a la desustantializacin de lo potico.

    Los tericos del verso libre han identificado, bsicamente,

    dos grandes soportes del verso libre: el ritmo y la creatividad

    del poeta. El primero es un referente objetivo; el segundo,

    claro est, subjetivo y se le suele nombrar de diversas

    maneras: intuicin, emocin, arbitrariedad y otras.

    Se observan, al menos, tres inconvenientes en esa reduccin

    del verso libre a ritmo.

    El primero: una reminiscencia del viejo

    sustancialismo: identificar el texto potico con un

    referente objetivo que legitime a aquel

    universalmente. La presencia de un ritmo

    codificable bastara para hablar de verso libre per

    se.

    15 En I. Paraso, op. cit., p. 30.

  • El segundo: una simple sustitucin de nombres:

    "ritmo" por "verso libre".

    El tercero: el ritmo no es privativo de ningn tipo

    de discurso. Todo despliegue del lenguaje tiene un

    ritmo. Tendra que haber una diferencia especfica

    del ritmo propio del verso libre y esto es algo que

    no constituye evidencia.

    Es curioso: algunos de los tratadistas con quienes aqu se

    dialoga y discute demuestran tener conciencia de este hecho,

    pero aun as siguen cediendo al modo esencialista de

    considerar el verso libre.

    Con todo el respeto debido a los minuciosos anlisis sobre las

    regularidades e irregularidades del ritmo en las lneas libres,

    no puede concluirse que sea este el factor que defina por si al

    verso libre. Por eso, Navarro Tomas define el ritmo "lo mismo

    en el verso que en cualquier otra manifestacin del sonido, (como)

    la divisin del tiempo en perodos acompasados mediante los apoyos

    sucesivos de la intensidad16 Aparte de considerar que se trata

    de un fenmeno presente en todo discurso, Navarro Toms

    redimensiona las viejas referencias del acento y el

    despliegue regular del sonido en el tiempo, para definir el

    ritmo. De modo muy similar, en 1956, Samuel Gili Gaya

    cifraba la unidad rtmica del verso libre en "el grupo fnico

    [...] con su movimiento de tensiones y distensiones que, tanto en

    verso como en prosa, moldea y enmarca la palabra humana"17

    No parece posible ir mucho ms lejos desde esta perspectiva

    esencialista. En su esfuerzo por afinar la identificacin de los

    referentes objetivos del verso libre hispnico, I. Paraso se

    fija en un detalle de grado, en una especie de justo medio

    del comps de que habla Navarro Tomas. As, en el verso

    libre, la repeticin de elementos fnicos es "menos peridica que

    en el verso tradicional pero ms que en la prosa...". Aunque, en 16 T. Navarro Toms, Los poetas en ..., p.13

    17 E I. Paraso, op. Cit., p.45

  • justicia, hay que sealar que I. Paraso remite el fenmeno

    del ritmo a la subjetividad afectada por esa objetividad que,

    adems de los aspectos sealados, incluye -extraa y

    confusamente- dos referencias trpicas para el caso del verso

    libre: el paralelismo y la imagen.

    Tanto Navarro Toms como Gili Gaya y Paraso continan a su

    manera una tradicin que ha visto en el ritmo una base

    objetiva del verso libre; suficiente en s para identificar un

    texto como avatar de dicha forma. Una tradicin que remonta

    a Jaimes Freyre y P. Henrquez Urea, quien identifica la

    "unidad rtmica" con la "esencia pura" del verso libre.18 No

    hay, pues, diferencias de fondo entre todos estos modos de

    ligar el ritmo con el verso libre y, por citar otro caso, el de A.

    Alonso, cuando advierte que "el ritmo es siempre un

    movimiento [...] sometido a leyes formales, para cimentar su

    tesis sobre las cesiones que ha hecho la poesa a la prosa en

    el caso del verso libre; pues "el ritmo interior de la poesa libre

    no es sin ms el de la prosa, pero se apoya en l"19 Esta idea del

    ritmo apuntala, por su parte, la idea alonsiana de que las

    formas libres responden a la concatenacin de "unidades

    intencionales" que son los versos libres; por lo que un

    poema versolibrista expresa un "ritmo en cadena"20.

    No se pueden negar las diferencias de detalle entre estas

    maneras de representarse el ritmo y su relacin con el verso

    libre. Pero lo mismo cabe decir de su identidad de fondo:

    menos an puede ser negada. No viene al caso, pues,

    detenerse aqu en un examen minucioso de cada uno de los

    antecedentes tericos registrables en cuanto a este asunto.

    El somero repaso de tesis que se acaba de hacer sobre el

    tema de los nexos entre ritmo y verso libre, permite concluir

    que ste no puede definirse por aqul. Ciertamente, no hay

    18 P. Henrquez Urea, loc. Cit., p. 28

    19 A. Alonso, loc. Cit. , p. 30

    20 Ibid., p. 30

  • verso libre sin ritmo, pero lo mismo debe decirse de cualquier

    otra forma potica y de todo discurso en general.

    Hay que buscar, por tanto, otras referencias para dar razn

    del verso libre. Cabe formular una hiptesis: la diferencia

    especifica de un texto que se propone como poema libre

    radica en la manera como pone de relieve cierta materia

    verbal: en el modo como concreta una vocacin de forma. Lo

    que define al verso libre debe de ser la manera como realiza

    el principio de relevancia, sin el cual no puede operar la

    funcin potica del texto propuesto como verso libre.

    Ahora bien, la nocin misma de ritmo exige ser puesta en

    cuestin. Predomina la idea del ritmo como fenmeno

    cifrado en un simple vnculo entre la expresin verbal y el

    tiempo. Afirmaciones como la de P. Henrquez Urea en

    cuanto a que "ritmo, en su forma elemental, es repeticin"21 y la ya

    referida de A. Alonso en el sentido de que se trata de

    "movimiento regulado", "figura mvil", con ser bsicamente

    correctas, exigen un bordado adicional ms fino dadas las

    potencialidades de la libertad formal inherente al verso libre,

    al poema en prosa y al poema concreto.

    El gran historiador Werner Jaeger advierte que, en un

    principio, en el mundo griego, el ritmo se asocia a la idea de

    lmite: lo opuesto a la hybris, la desmesura. Por eso Odiseo

    exhorta: "...conoce el ritmo que mantiene a los hombres en sus

    lmites". Por eso tambin, un poeta como Arquloco no

    concibe el ritmo "como algo fluyente", pese a la etimologa de

    la palabra: el verbo (rheo: fluir). Segn Jaeger, "la historia real

    de la palabra [rhytmos] excluye esta interpretacin. La aplicacin

    de la palabra al movimiento de la danza y la msica, de la cual

    deriva nuestra palabra [ritmo] es secundaria y oculta la

    significacin fundamental". As, "el hecho de que el ritmo

    mantenga al hombre [en sus lmites] excluye ya toda idea de

    flujo de las cosas". A partir de este reparo, Jaeger invita a que

    "pensemos en el Prometeo de Esquilo que se halla sujeto, inmvil en 21 En I. Paraso, op. Cit., p.26

  • su roca, con grillos de hierro, y dice: me hallo encadenado aqu, en

    este 'ritmo'..." De modo, pues, que "ritmo es aqu lo que impone

    firmeza y lmites al movimiento y al flujo". En definitiva, "la

    intuicin originaria que se halla en el fondo del descubrimiento

    griego del ritmo, en la danza, en la msica, no se refiere a la

    fluencia, sino, por el contrario, a sus pausas y a la constante

    limitacin del movimiento". En consecuencia, "la mirada del

    griego [...] reconoce [el ritmo] tanto en estado de quietud como en

    estado de movimiento, en el comps de la danza, del canto o del

    discurso, sobre todo si es en verso"22

    Es claro que, en el imaginario griego, el ritmo viene a ser la

    marca de una legalidad objetiva de lo real. Una idea que, en

    principio, casa mal con la libertad creativa moderna y

    contempornea. Sin embargo, dentro de las coordenadas de

    esa libertad, es decir de la expresin potica libre, cada poeta

    debe realizar un trabajo de composicin intencional, donde

    el ritmo visto como flujo y aun movimiento ondulatorio -tal

    como han planteado algunos, como P. Henrquez Urea-

    debe someterse a los lmites que requiere el sentido potico,

    a la exigencia de una determinada armona. La libertad

    inherente al verso libre o al poema en prosa o al poema

    concreto, permite jugar con diversas maneras y opciones

    para imponer esos lmites, pero la labor de imponerlos es

    irrenunciable si se quiere proponer un texto poticamente

    viable. Todo esto permite entender, entonces, que un poema

    concreto tambin tiene ritmo, pese a su condicin de objeto

    prcticamente esttico.

    En el caso de la tradicin potica versolibrista, la

    irregularidad mtrica y aun la llamada "ametra", as como el

    recurso a la rima o no, la composicin conforme al ritmo

    acentual o a otros referentes tnicos y la disposicin estrfica

    o para-estrfica obedecen a modos concretos de poner de

    relieve un texto con intencin potica, a fin de potenciar al

    22 W. Jaeger. Paideia. trad, de Joaqun Xirau y Wenceslao Roces. Mxico. FCE, 1962,

    passim, pp. 126, 127,620.

  • proceso de su realizacin como poema, conforme a ciertos

    valores estticos vigentes en una comunidad potica.

    En ltima instancia, el verso libre -trmino homologable al

    de "versculo" 23 es un quantum de sonido y sentido

    expresado en un zigzagueante hilo de tinta o en una sucesin

    de voces flotando en el aire. Su composicin se basa en

    palabras expuestas conforme a dos factores de relevancia no

    sujetos a ninguna exigencia formal heternoma:

    1) las ms diversas figuras de lenguaje (es decir, un

    modo de relacin con la lgica del lenguaje) y

    2) las ms variadas relaciones de la materia verbal con el

    espacio-tiempo en que se despliega la libre expresin

    con intencin potica: medida (que responde al

    modelo versal: "dar la vuelta"), acentos, tonos, aliento

    (pautas de respiracin), pausas, relaciones internas de

    dicha materia verbal (encabalgamientos o no, rimas,

    consonancias, asonancias, aliteraciones), organizacin

    estrfica o para-estrfica.

    Desde la perspectiva de la relevancia, incluso las formas

    tradicionales pueden ser asumidas de acuerdo con un

    23 Las nociones de verso libre, lnea (libre) y versculo, pueden ser intercambiables.

    Conforme a lo que aqu se ha dicho sobre el verso en general, toda ristra de palabras en

    lnea recta que se interrumpe por necesidades expresivas, no preceptivas, puede

    denominarse "verso libre". Si un verso de estas caractersticas rebasa los lmites de la

    pgina, con el fin de mantener una unidad de sentido, renunciando a todo posible

    encabalgamiento. estaramos ante un versculo. Es contradictorio que "versculo", que

    debera traducirse en rigor como "versito", "verso pequeo", sirva para designar una

    unidad formal ms extensa que el verso. La explicacin de esta evolucin en apariencia

    ilgica del lenguaje debern darla los fillogos. Es posible y esto es solo una hiptesis- que ello se explique por el uso de "verso" para nombrar indistintamente la unidad verbal

    que, agrupada de cierta manera, forma la estrofa o, en su caso, el poema y el conjunto de

    poemas. Aunque hoy suene a arcasmo, en ciertos mbitos se habla de "poesas" para

    hablar de "poemas" y tambin de "versos" para referir ciertos poemas, ms que lneas

    versales especficas. As, versculo podra ser una posibilidad breve de ciertos poemas

    manejados genricamente como "versos". Dada la falta de restricciones formales

    heternomas que entorna al versculo, no habra inconveniente para considerarlo una

    variante del verso libre. Por lo dems, algunos versculos pueden ser tan extensos y de tan

    gran dotacin esttica que pueden ser considerados poemas en s mismos. As, en la lrica

    de finales del siglo XIX y todo el siglo XX, es dable encontrar poemas constituidos por

    unidades poticas autosuficientes (variantes del versculo), como un tabique por ladrillos

    independientes. A su vez, la condicin lineal de todo verso libre permite que el trmino

    "lnea" sirva para referir dicha forma potica.

  • propsito potico libre. En ese caso, las reglas formales

    preestablecidas, lo que antes era heteronoma inflexible,

    aparecen ahora como apoyos de una expresin autnoma

    que reintroduce los viejos factores de relevancia en un

    proceso potico nuevo. Los "sonetos en prosa" de Gabriel

    Zaid son un buen ejemplo de eso, entre muchos otros.

    Conforme al principio de relevancia, la composicin del

    texto cuya intencin potica se muestra en su forma de verso

    libre o versculo opera como una propuesta de referencia

    para su lectura y su realizacin como obra de valor esttico.

    Las formas libres son como partituras que esperan maneras

    de ejecucin adecuadas. No se puede pensar en modos

    autoritarios, fijos, de escandir versculos o cualquier otra

    forma libre. La composicin, esto es, el trabajo de poner la

    palabra en su lugar, al aire libre o en el espacio en blanco,

    comporta una indicacin de como quiere el poeta que sea

    recibido el texto que propone como poema. En el caso del

    poema libre, a la libertad del poeta corresponde una libertad

    del lector. Tal vez por eso, Gili Gaya sostiene que el verso

    libre exige un "lector-colaborador", en mayor medida que

    cuando se trata de formas tradicionales.24

    En tanto que forma especial de conjugar intencin, expresin

    y relevancia, la clave del verso libre est en la especificidad y

    aun unicidad de cada composicin. Con esta palabra se

    designa la labor dirigida a relevar el texto con intencin

    potica y a potenciar un proceso de realizacin esttica.

    Como su nombre lo indica, el verso libre remite a una

    libertad creativa, es decir a una libertad en la composicin.

    Ya se ha visto que, histricamente, responde a un proceso de

    liberacin respecto de lo que ciertos poetas consideraron

    obstculos para la expresin esttica. Ahora bien, el ejercicio

    de esa libertad potica remite a un piano objetivo y a otro

    subjetivo: al supuesto de la inmanencia del lenguaje y a la

    autonoma del sujeto creador. La certeza de que el lenguaje 24 S. Gili Gaya Estudios sobre ritmo, Madrid, istmo, 1993, p. 90

  • puede ser abordado desde el proceso de composicin

    aprovechando al mximo sus posibilidades trpicas,

    prosdicas, sintcticas, semnticas, junto con la certidumbre

    de que el poeta-demiurgo tiene un gran margen para

    maniobras creativas. En el caso de la poesa libre, la que no

    se sujeta a normas formales heternomas, los lmites de la

    subjetividad creadora son los lmites que puede imponerle el

    lenguaje y los lmites de las posibilidades de este vendrn

    dados por la creatividad del poeta. Hay pues una limitacin

    mutua entre ambos elementos, que da pie a poner en

    cuestin la libertad del verso libre.

    Para gente como el padre Garnelo, que reaccion con

    asombro y recelo ante las licencias del versolibrismo

    temprano, se trataba nada menos que de una "libertad

    absoluta". Pero hoy da parece prevalecer cierto escepticismo

    a este respecto. Por ejemplo, Gili Gaya afirma que el verso

    libre "no es enteramente libre y que, aun en los casos ms

    constantes del versculo [...] se dan poemas sujetos a la mas

    ceida estructura de la mtrica tradicional"25 Junto a este

    tipo de reparos se expresa otro segn el cual no existira

    propiamente algo que pueda llamarse verso libre, pues lo

    que merecera tal nombre siempre est sujeto a algunas

    restricciones.

    Son modos parcialmente equivocados de asumir el punto de

    la libertad del verso libre. Como ya se ha visto, esta es una

    forma histricamente determinada y comporta una

    liberacin respecto de lmites formales heternomos vigentes

    en el pasado. Nunca se debe olvidar esto. Por lo dems, es

    obvio que nada en este mundo, en este horizonte limitado de

    sentido, puede ser indeterminado. El poema liberado de

    preceptos poticos tradicionales no por ello se sale del

    mundo ni del lenguaje ni de ningn otro soporte de su

    sentido. Pero, dentro del coto especfico de la produccin del

    sentido potico, formas como el verso libre, el poema en

    prosa, el poema concreto y otras, s disfrutan de una libertad

    25 S. Gili Gaya, op. cit., p. 90.

  • o, ms exactamente, de una autonoma formal.

    Esta autonoma formal se nos muestra como algo fundado en

    una libertad ms originaria: la libertad del poeta que

    concreta en su mbito especfico la libertad del sujeto

    moderno. En realidad, puede tratarse de una trasposicin de

    un ideal tico a un ideal esttico: la autonoma moral del

    sujeto moderno tendra su correlato en la autonoma creativa

    del poeta: as como el hombre moderno debe ser capaz para

    darse la ley moral, el poeta moderno debe poder darse sus

    propias reglas artsticas.

    No es posible explayarse aqu in extenso sobre la subjetividad

    moderna y sus implicaciones en la esttica de nuestro tiempo.

    Bastar con sealar que los estudiosos del verso libre remiten

    a ella cuando insisten, como se ha visto, cada quien con sus

    palabras, en la arbitrariedad e ndole voluntarista, intuitiva,

    espontanesta de las formas libres (Jaimes Freyre, A. Alonso,

    Gili Gaya, I. Paraso...)

    As pues, el verso libre es impensable sin un fenmeno

    histrico previo: la sociedad moderna y el correlativo

    individuo moderno. Las formas libres son un fenmeno

    esttico epocal vinculado con la situacin del hombre en la

    sociedad moderna. Ya Benito Garnelo haba observado que el

    versolibrismo se explica por el hecho de que "la sociedad

    contempornea esta desequilibrada y necesita como expresin un

    arte tambin febril, desequilibrado"26 Aunque sus motivaciones

    son conservadoras, es obvio que el cura acert en este punto.

    La clase de hombre que se ha desligado de la tierra, de la

    servidumbre a un linaje y a una comunidad, que conoce por

    diversas vas el libre examen, que desva su fe en un Dios

    otrora omnipotente hacia la fe en los poderes del hombre

    mismo, que se considera capaz de darse a s mismo la ley en

    todas las acepciones de esta palabra, que profesa la religin

    del progreso, que ha visto en el arte la gran fuente de

    redencin ante los horrores de la vida, que ha olvidado la 26 En I. Paraso, op. cit, p. 21.

  • sacralidad de la palabra, que considera al genio la mxima

    consumacin de la humanidad liberada de las ataduras del

    dogma y los preceptos de todo tipo, que lleva su

    individualismo al grado del solipsismo... ese hombre es el

    que posibilita las formas libres, al socaire de la conjuncin de

    toda una serie de corrientes ideolgicas o visiones del

    mundo: el subjetivismo empirista, el racionalismo, el

    criticismo, los progresismos, los romanticismos, los

    idealismos, los milenarismos (marxismos y anarquismos y

    diversos utopismos), los vanguardismos y los

    posmodernismos.

    En el caldo de cultivo espiritual en que coexiste todo lo que

    implican estos "ismos", se macera el ideal del hombre

    divinizado, ansioso de omnipotencia: un modelo de hombre

    al que la figura de Fausto todava le resulta conservadora,

    limitada. El genio moderno no conoce lmites ni escrpulos y

    no pretende ser como Dios, sino ser dios el mismo. El

    creacionismo propugnado por Huidobro es una de las ms

    claras expresiones de ese espritu en los dominios de la

    poesa. El versolibrismo y las opciones formales afines

    responden a ese espritu que, en su momento, las

    vanguardias continuaran y acendraran al mximo.

    En realidad, es posible que, en ltimo trmino, las formas

    libres provengan de un intento de liberacin no solo de las

    prescripciones formales heternomas, sino de una especie de

    solipsismo esttico propio de lo que Max Stirner designo

    como El nico. De lo que se libera el autor de formas libres

    es, sobre todo, de lo que el otro poeta hace o puede hacer, no

    solo de unas reglas heternomas. El versolibrismo y afines

    pareceran responder, pues, a una suerte de carrera por la

    afirmacin del poeta nico, del que hace solo cosas nicas,

    sobre la base de una originalidad ciertamente sobrevaluada,

    aparte de ilusoria. Y este unicismo, esta afirmacin

    individual extrema, se extiende al mbito del lector, dado

    que las formas libres tambin eximen a este de normas de

    escansin, antao tan importantes.

  • Aun cuando lo que se conoce como vanguardias,

    propiamente dichas, son movimientos de principios del siglo

    XX, es dable postular la idea de una visin vanguardista de

    las cosas anterior a esas fechas. No en vano Gustav

    Siebenmann precisa que la metfora avantgarde, procedente

    de la lengua de las campaas militares, empez a usarse en Francia

    ya en la primera mitad del siglo XIX, para designar una

    tendencia artstica con manifiesta ambicin de progreso y avance

    con respecto al gusto reinante 27 . En un sentido lato, puede

    definirse como actitud vanguardista la que responde a una

    voluntad de transgresin, ruptura e innovacin respecto de

    lo establecido en el terreno esttico. Acierta, entonces, Fran-

    cisco Lpez Estrada, cuando seala que "los comienzos de esta

    mtrica [la irregular del versolibrismo] cuyas races se

    encuentran en la poesa de la segunda mitad del siglo XIX, hay

    que referirlos, en las formas ya claramente determinadas, a las

    literaturas de vanguardia que aparecen en el mbito de

    Europa 28 Tambin est en lo correcto Hugo Merani

    cuando advierte que, en su momento ms claramente

    vanguardista, "la literatura hispanoamericana -principalmente

    la poesa- presenta un aspecto desconcertante para el pblico

    masivo. [...] La lirica de vanguardia renueva el lenguaje y los fines

    de la poesa tradicional. [...] La nueva poesa desecha el uso racional

    del lenguaje, la sintaxis lgica, la forma declamatoria y el legado

    musical (rima, mtrica, moldes estrficos), dando primaca al

    ejercicio continuado de la imaginacin, a las imgenes inslitas y

    visionarias, al asintactismo, a la nueva disposicin tipogrfica, a

    efectos visuales y a una forma discontinua y fragmentada que hace

    de la simultaneidad el principio constructivo esencial29 Todas

    estas novedades no surgen de la nada. Remiten a un

    basamento ideolgico, espiritual, cultural, que permite

    pensar en la obra sustentada en la autonoma moral y esttica

    del sujeto moderno; sobre todo, su mxima concrecin: el

    genio moderno.

    27 G. Siebenmann, Poesa y poticas del siglo XX en la Amrica Hispana y el Brasil,

    Madrid, Credos, col. Biblioteca Romnica Hispnica, 1997, p. 204.

    28 En I. Paraso, op. cit., p. 50.

    29 H. Merani, Las vanguardias literarias en Hispanoamrica, Mxico, FCE, 3ra edic.,

    1995, p. 10.

  • El versolibrismo se apega con claridad al espritu

    vanguardista y este responde a la subjetividad moderna

    desplegndose en el campo del arte, la litera-tura, la poesa.

    Ello explica al poeta versolibrista como el artfice de objetos

    formales nicos: pequeos sistemas verbales

    autorreferenciales, armados conforme a una autonoma

    esttica, es decir, a una legalidad que el propio poeta se da

    en cada caso y circunstancia.

    Se ha visto que la fuente de las formas poticas libres es una

    subjetividad concreta. Pero esta subjetividad se manifiesta en

    trminos de una expresin; es decir, como fuerza que pone

    de manifiesto la verdad del sujeto creativo. Al margen de cul

    sea la naturaleza de este sustrato antropolgico, lo que

    liberan las formas libres es una expresin potica que no

    acepta cortapisas heternomas. Autonoma de la expresin

    potica, que a su turno manifiesta la autonoma de la

    subjetividad moderna: esta es la base del verso libre y todas

    las opciones formales de su estirpe. As, el verso libre -por

    extensin el versculo y la conjuncin de lneas libres en

    grupos estrficos o paraestroficos- procura ser la medida de

    la expresin. La primera lnea del poema Mutra, de Octavio

    Paz, es un ejemplo de esto. Dice as:

    Como una madre demasiado amorosa, una madre terrible

    que ahoga

    Todas las slabas (22), clausulas, acentos y dems elementos

    formales estn solo al servicio de la expresin del poeta, no

    de ninguna regla previamente fijada. Lo mismo se puede

    decir de cada versculo incluido en el poema. Veamos tan

    solo los primeros de cada estrofa:

    Este da herido de muerte que se arrastra a lo largo del

    tiempo sin acabar de morir

    Todos vamos cayendo con el da, todos entramos en el tnel

    Dentro de m me apio, en mi mismo me hacino y al

    apiarme me derramo

  • No, asir la antigua imagen: anclar el ser y en la roca

    plantarlo, zcalo del relmpago,

    Pantanos del sopor, algas acumuladas, cataratas de abejas

    sobre los ojos mal cerrados

    Se despenan las ltimas imgenes y el ro negro anega la

    conciencia".

    Por ltimo, el que cierra todo el poema:

    Y hundo la mano y cojo el grano incandescente y lo planto

    en mi ser: ha de crecer un da30

    La unidad de sentido de cada uno de estos versculos nunca

    se rompe: lo que importa es tratar de plasmar en la pgina

    diversos momentos de la experiencia del poeta en un rito en

    honor a Krishna, en la ciudad india que nombra al poema31.

    Tena razn, entonces, Jaimes Freyre cuando, en sus

    primicias tericas sobre el verso libre, adverta que este no

    entra "en los dominios de la mtrica, sino en los ms amplios de

    las formas de expresin"32 Y con lo visto, puede entenderse por

    qu Gili Gaya describe el versculo, esto es, la lnea versal

    libre, como "una unidad meldica, expresiva, voluntaria,

    deliberada; es mucho ms que un rengln33.

    En verdad, la expresividad en estado puro a que aspira el

    versolibrismo puede ser una hoja de acero con doble filo:

    permite asumir de modo creativo las experiencias ms

    profundas en las relaciones del hombre con el mundo; pero

    tambin puede dar pie al facilismo, a la falta de rigor, al culto

    a la espontaneidad. Sobran los ejemplos de esta posibilidad

    indeseable. Tal vez los ms renombrados son algunos -no

    todos- de los experimentos surrealistas, como los textos

    30 O. Paz, La estacin violenta, Mxico, FCE, col. Letras Mexicanas. 1958, passim, pp.

    28-36

    31 La historia y el contexto del poema de Paz estn muy bien registrados en "Octavio Paz

    por el mismo", Reforma, 9 de abril de 1994

    32 En I. Paraso, op. cit.. p. 91

    33 En I. Paraso, op. cit.. p. 45

  • armados a base de asociaciones instintivas o los cadveres

    exquisitos. Opciones que, con plena coherencia, se sirvieron

    de formas poticas como el verso libre.

    Como se ha visto, el surgimiento del verso libre obedeci a

    una necesidad expresiva, en un momento histrico concreto.

    No fue ningn regalo del azar ni de agentes

    indeterminados. Fue una invencin, es decir, el resultado

    de una bsqueda premeditada en virtud de la cual advino

    como forma potica posible entre otras afines. Hay un afn

    de omnipotencia potica, acorde con el espritu

    desacralizado, rupturista, antropocentrista de finales del

    siglo XIX, en la raz de la creacin de las formas libres.

    Cuando Jules Laforgue y Gustave Kahn inventan el verso

    libre, entre 1885 y 1887, concretan un acto de voluntad.

    Algo parecido puede decirse de Hojas de hierba de W.

    Whitman, aparecido por primera vez en 1855, donde la

    innovacin formal que supone el versculo aparece como

    fruto de una necesidad expresiva conscientemente asumida.

    Es muy importante tener en cuenta estos hechos, pues

    contravienen los afanes de ciertos tericos por asignar un

    peso que se antoja excesivo a algunos antecedentes

    registrables en la tradicin potica en castellano, en el

    proceso de surgimiento y consolidacin del verso libre

    hispnico.

    Ciertamente, el versculo o verso libre aparece en el mundo

    de habla hispana entre 1894 y 1900, es decir, con

    posterioridad a su irrupcin en los mbitos de habla

    inglesa y francesa. Eso da margen a esas influencias

    externas en el versolibrismo hispnico. Pero ello es

    paralelo a la existencia de una amplia e importante historia

    de versificacin irregular en espaol, entre los siglos XII y

    XVII. Este hecho fue justamente destacado por Jaimes

    Freyre y P. Henrquez Urea, para quien el verso libre

    hispnico tiene en todo caso algunas deudas con el

    verse librisme francs, pero no con la propuesta de

    Whitman. Sin embargo, esto no parece autorizar la idea

    de una "tradicionalidad del verso libre hispnico". Es decir,

  • el hecho innegable de tal tradicin no basta para afirmar,

    como hace I. Paraso, que en parte el verso libre en espaol

    se debe al "desarrollo autctono de tendencias mtricas

    preexistentes", si con ello se pretende negar la

    importancia del voluntarismo, la necesidad de soltar la

    expresin y el experimentalismo subyacentes en la

    invencin de tal forma potica.

    Isabel Paraso, quien ha sido una de las que ms han insistido

    en la tesis de esa "tradicionalidad" ha tenido que reconocer

    tambin un "origen mltiple" en la aparicin histrica del

    verso libre. Esto ltimo es lo que ms parece aproximarse a

    la verdad. En primer lugar, en esa multiplicidad hay que

    considerar la diferencia de orgenes e influencias entre la

    poesa compuesta en Amrica Latina y la que se hace en

    Espaa a finales del siglo XIX y comienzos del XX. De hecho,

    los americanos tuvieron un protagonismo mucho ms claro y

    destacado en esta historia. Pero, el proceso no es homogneo

    entre los propios latinoamericanos. Mientras en Jaimes

    Freyre y Daro, por ejemplo, opera con ms fuerza el influjo

    del simbolismo francs y el del portugus Eugenio de

    Castro, a quien Max Henrquez Urea adjudica nada menos

    que el comienzo del versolibrismo en Amrica Latina34, en el

    caso de Jos Asuncin Silva, en la opinin de I. Paraso, fue

    determinante el redimensionamiento de la versificacin

    irregular espaola. Una tradicin, esta ltima, que de

    acuerdo con P. Henrquez Urea se divide en dos etapas y

    modalidades: la que va del siglo XII al XIV, centrado en la

    irregularidad mtrica y la ametra, y la que compren-de los

    siglos del XIV al XVII, de ndole acentual35 Por lo dems,

    tiene razn I. Paraso cuando observa que despus de una

    primera generacin versolibrista, en la que descuellan

    Jaimes Freyre, Daro y los modernistas, etctera, aparece

    una segunda, decisiva en la implantacin del verso libre en

    lengua hispnica, para la que fue ms importante la

    influencia de Whitman. En este grupo entran poetas como

    34 Citado por I. Paraso. op. cit.. p. 64.

    35 En I. Paraso. op. cit.. p. 25.

  • Neruda, Aleixandre, Dmaso Alonso Entre estos y Daro,

    tocados en alguna medida por la propuesta esttica del

    nicaragense, tambin cabe mencionar a un conjunto de

    poetas que, en el criterio de P. Henrquez Urea, hizo

    mucho por la expansin y consolidacin del verso libre

    hispnico: Marquina, Enrique Dez-Canedo, Ramn Prez

    de Ayala y, el ms importante de ellos: Juan Ramn

    Jimnez. Un caso aparte: la huella italiana en el

    versolibrismo hispnico: Unamuno influido por Leopardi; el

    propio Rubn Daro afectado parcialmente por D'Annunzio.

    Un examen minucioso del curso de la poesa de habla

    hispana en su bsqueda de formas libres y, concretamente,

    del verso libre rebasa con creces los lmites de esta modesta

    disertacin. No hay ms remedio que enumerar, en

    trminos generales, la intrincada diversidad de factores y

    elementos que originariamente intervinieron en el

    lanzamiento, expansin e instauracin del verso libre. Tan

    solo entre los que registra I. Paraso estn: Whitman;

    Laforgue, Kahn y los simbolistas franceses; el portugus

    Eugenio de Castro; Jaimes Freyre, Daro y el grupo de

    poetas que rodea a ambos en Buenos Aires; las opciones de

    versificacin irregular en la tradicin potica hispana; la

    probable impronta de la literatura alemana por medio de los

    versolibristas franceses, quienes segn Julio Saavedra

    Molina haban detectado la afinidad rtmica de la prosa y la

    poesa elaborada en esa lengua36; la ya sealada influencia

    italiana; la relacin de los poetas con la operstica de Pietro

    Metastasio y Wagner. A todo esto cabria sumar, al menos ex

    hypotesi, la importancia de la traduccin de poesa en el

    descubrimiento de nuevas posibilidades prosdicas,

    trpicas y de composicin, as como datos tan accesorios

    como la abundancia relativa de papel y el inusitado

    desarrollo de la industria editorial.

    En este punto, no est de ms traer a cuento, sin agregar

    36 A este respecto, v. I. Paraso. op. cit.. p. 63.

  • nada, la siguiente observacin de Gili Gaya: "Algunos han

    pensado que el auge del actual verso libre puede tener su origen

    inmediato en la imitacin del versculo bblico () Me guardare

    muy bien de negarlo en ciertos casos. Pero, en conjunto, creo que

    esta explicacin sera insuficiente para determinar un hecho tan

    universal, y que los motivos del versculo moderno han de ser ms

    hondos que una simple imitacin externa37

    Como deca Mara Zambrano, el futuro es un dios

    desconocido. Es imposible saber que va a ser del verso libre

    en los tiempos venideros. Todo indica que las formas

    poticas dependen mucho de las ms elevadas necesidades

    de expresin humana. As, lo potico se vincula

    ntimamente con las dems cosas del mundo. Eliot llego a

    decir que "el desarrollo y los cambios en la poesa y en la crtica se

    deben a elementos procedentes del exterior"38 Dado que vivimos

    en un mundo de acelerados cambios en muchos aspectos de

    la vida, es razonable creer que este dato habr de afectar a la

    poesa. Sin embargo, hay que tener presente que el

    despliegue de las formas poticas en el tiempo parece

    responder ms a una intrahistoria silenciosa que a una

    cadena de atronadores saltos revolucionarios. Cada nueva

    forma potica parece ser una victoria de la demasiada

    humana sed de expresin, a partir de la tradicin formal

    conocida. La voluntad rupturista de todo poeta eminente

    puede ser muy grande y alcanzar cotas admirables, pero

    nunca operara en el vaco: siempre tendr que hacer pie en

    el duro suelo de una tradicin potica. En consecuencia, los

    cambios que hayan de venir tendrn que darse dentro de las

    coordenadas de la tensin entre nuevas necesidades de

    expresin y los sedimentos formales de que est hecha la

    historia de la poesa.

    Lo que uno logra ver en el horizonte es el vuelo ominoso del

    terror y el horror. Es decir, fenmenos ante los que la

    expresin humana, la vocacin polimorfa de sentido sobre

    37 S. Gili Gaya, Estudios sobre ritmo. p. 65.

    38 T. S. Eliot. "La mente moderna". en Ensayos escogidos. selec. y prol. de Pura Lpez

    Colom, Mxico, Coordinacin de Humanidades. UNAM, 2000, p.323.

  • todo la voluntad de sentido potico tendr que contar con

    opciones expresivas tan libres que tendern a reventar los

    lmites de la palabra misma, no ya los de los moldes

    formales ms o menos operantes. La tierra agoniza, si no ha

    muerto ya, y los dolores de esta genuina tragedia anhelaran

    los caminos apropiados para estallar en los lmites del

    lenguaje. Despus de que el verso ha mordido la manzana

    de la libertad, es esperable que siga adelante en pos de una

    expresin radicalmente libre, que sea fuente de vida.

    Dispnsese el tono proftico, apocalptico, de estas frases,

    pero es muy probable que la poesa que vendr tal vez

    necesite la libertad desesperada del aullido. Mientras se

    llegue a este nuevo viejo grado de la forma, el futuro de la

    poesa parece estar en el espritu que dio a luz las formas

    libres.

    Mxico, DF, julio de 2003

  • APROXIMACION AL VERSO LIBRE EN ESPAOL

    de Josu Landa se termin de imprimir en el mes de

    septiembre de 2004, en los talleres litogrficos de Impresos

    Omar.

    Caracas, D. C. En su composicin se utilizaron los tipos

    Times New Roman de 11 puntos. El texto fue impreso en

    pliegos Tamcremy de 55 grs, y para las tapas se utiliz

    sulfato solido 0,14. La edicin consta de 1,000 ejemplares.

    Ars longa, vita brevis

    Nunc et semper