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INTRODUCCIÓN E l fenómeno del desempleo de larga duración (o, lo que también se cono- ce como paro de larga duración, aun- que con connotaciones distintas en los térmi- nos de desempleo y paro –como se verá más adelante–), se plantea, actualmente, en el contexto de la industrialización, no solamen- te, como uno de los mayores problemas sino también como uno de los grandes desafíos que –en el contexto de la desocupación pro- ductiva y laboral del factor trabajo (recursos humanos)–, deben afrontar los países des- arrollados 1 para poder seguir manteniendo lo que se conoce como Welfare State 2 (Estado de Bienestar) o «estructuras del bienestar» 3 , a través del mantenimiento e incremento de los niveles generales de crecimiento econó- mico en términos de productividad, de gene- ración de riqueza y de empleo. Específicamente, el fenómeno del desem- pleo de larga duración, en el conjunto global del desempleo y/o paro, afecta a las categorías de activos que poseen especiales dificultades de acceso o reinserción en el mercado de tra- bajo debido a sus características particulares que hacen que estos colectivos se circunscri- ban 4 , generalmente, a los colectivos de muje- 121 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35 * Profesor de Política Social del Departamento de Ciencia Política y de la Administración II, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología (Universidad Complu- tense de Madrid). 1 Cuando se utiliza el tØrmino de países desarrolla- dos o industrializados se hace referencia a los Estados oc- cidentales pertenecientes al Æmbito de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). 2 El profesor GARC˝A COTARELO lo define como: «aquel Estado que detrae una proporción importante del excedente social para financiar actividades que so- lucionen situaciones colectivas (pero no necesariamen- te generales) que son objetables desde el punto de vista de las convicciones compartidas por la mayoría cuyo fundamento œltimo es el sentido de igualdad» (GARC˝A COTARELO, 1983; 20-21). 3 No se puede olvidar que el calificativo de «bienes- tar» que se le coloca al concepto de Estado (Estado de Bienestar) deriva del hecho de un mayor o menor grado de potenciación por parte de los poderes pœblicos de lo que se conoce como «estructuras del bienestar» (sobre todo, la mejora del sistema de relaciones laborales y del mercado de trabajo en sus niveles de empleo y de protección social). Este fortalecimiento de las estructuras del bienestar (empleo y protección social, sanidad, acceso a la vivien- da...), va a depender, en œltima instancia, de las políti- cas económicas gubernamentales de los Estados indus- trializados y de sus esfuerzos presupuestarios sociales reflejados en el gasto pœblico (% PIB) en función de sus niveles de crecimiento y de renta nacional (OC- DE,1993). 4 En el caso espaæol, las políticas activas de empleo combaten, específicamente, el desempleo juvenil en el conjunto del desempleo de larga duración, ya que: Aproximación teórica al fenómeno del desempleo: el caso del desempleo de larga duración FÉLIX M. HERRADOR BUENDÍA *

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INTRODUCCIÓN

El fenómeno del desempleo de largaduración (o, lo que también se cono-ce como paro de larga duración, aun-

que con connotaciones distintas en los térmi-nos de desempleo y paro –como se verá másadelante–), se plantea, actualmente, en elcontexto de la industrialización, no solamen-te, como uno de los mayores problemas sinotambién como uno de los grandes desafíosque –en el contexto de la desocupación pro-ductiva y laboral del factor trabajo (recursoshumanos)–, deben afrontar los países des-arrollados 1 para poder seguir manteniendolo que se conoce como Welfare State 2 (Estado

de Bienestar) o «estructuras del bienestar» 3,a través del mantenimiento e incremento delos niveles generales de crecimiento econó-mico en términos de productividad, de gene-ración de riqueza y de empleo.

Específicamente, el fenómeno del desem-pleo de larga duración, en el conjunto globaldel desempleo y/o paro, afecta a las categoríasde activos que poseen especiales dificultadesde acceso o reinserción en el mercado de tra-bajo debido a sus características particularesque hacen que estos colectivos se circunscri-ban 4, generalmente, a los colectivos de muje-

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* Profesor de Política Social del Departamento deCiencia Política y de la Administración II, en la Facultadde Ciencias Políticas y Sociología (Universidad Complu-tense de Madrid).

1 Cuando se utiliza el término de países desarrolla-dos o industrializados se hace referencia a los Estados oc-cidentales pertenecientes al ámbito de la Organizaciónpara la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

2 El profesor GARCÍA COTARELO lo define como:«aquel Estado que detrae una proporción importantedel excedente social para financiar actividades que so-lucionen situaciones colectivas (pero no necesariamen-te generales) que son objetables desde el punto de vistade las convicciones compartidas por la mayoría cuyofundamento último es el sentido de igualdad» (GARCÍA

COTARELO, 1983; 20-21).

3 No se puede olvidar que el calificativo de «bienes-tar» que se le coloca al concepto de Estado (Estado deBienestar) deriva del hecho de un mayor o menor gradode potenciación por parte de los poderes públicos de loque se conoce como «estructuras del bienestar» (sobretodo, la mejora del sistema de relaciones laborales y delmercado de trabajo �en sus niveles de empleo y deprotección social�).

Este fortalecimiento de las estructuras del bienestar(empleo y protección social, sanidad, acceso a la vivien-da...), va a depender, en última instancia, de las políti-cas económicas gubernamentales de los Estados indus-trializados y de sus esfuerzos presupuestarios socialesreflejados en el gasto público (% PIB) en función de susniveles de crecimiento y de renta nacional (OC-DE,1993).

4 En el caso español, las políticas activas de empleocombaten, específicamente, el desempleo juvenil en elconjunto del desempleo de larga duración, ya que:

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res (que acceden por primera vez al mercadolaboral o que intentan reincorporarse tras unperiodo fuera del mismo, por diferentes moti-vos, entre los que destacan, las circunstan-cias familiares), de jóvenes (menores de 25años, que acceden por primera vez al mundolaboral, y mayores de 25 años, que se reinte-gran al mismo), de adultos mayores de 45años (que han perdido su empleo y que tie-nen que competir fuertemente con el colecti-vo de los jóvenes menores y mayores de 25años), y de minusválidos (físicos y psíquicos)(OCDE,1991).

La importancia que tiene esta categoríade desempleo para el conjunto de los Estadosdesarrollados, en un marco de creciente in-dustrialización, es, no solamente, de natura-leza económica sino también social (que, tra-dicionalmente, ha venido siendo el aspectoque la ciencia económica no ha diferenciado yanalizado suficientemente).

Ello supone por un lado, la infrautiliza-ción y desperdicio de recursos humanos (fac-tor trabajo) que ello implica para el conjuntopotencial de creación de riqueza de un país; ypor otro lado, el perjuicio social que se deri-va, a largo plazo, sobre la persona ya que eldesempleado o parado de larga duración co-rre el riesgo de entrar en una situación de«exclusión laboral» (situación de desempleoestructural «crónico», que hace muy difícil laempleabilidad de la persona, y que puede ha-cerle caer fuera de la vida activa (mercadolaboral) como consecuencia del desfase for-mativo del mismo y, consecuentemente, de lafalta de motivación y atractivo que para elempresario pudiera tener la hipotética con-tratación del mismo, que entre otras cosas, lesupondría un coste laboral poco rentable aefectos de la inversión fija que tendría querealizar en recualificación y readaptaciónproductiva del individuo.

En el caso de que la situación de desem-pleo de larga duración se mantuviera para lapersona (en unas circunstancias en las quela unidad familiar no pudiera mantener y cu-brir, al menos, la satisfacción de sus necesi-dades más primarias o básicas), este podríacaer también fuera del sistema, no solo labo-ral sino también social, quedando en una si-tuación de pobreza, de marginalidad social,de «exclusión social», que en términos econó-micos supondría certificar la pérdida o des-aprovechamiento irrecuperable, por partedel conjunto de un sistema económico nacio-nal, de la potencialidad de crecimiento quepudiera aportar un recurso productivo (fac-tor trabajo).

Si bien es cierto, que desde hace años estaposibilidad se combate, eficazmente, en el ni-vel de los países industrializados mediante loque se denomina la potenciación y puesta enpráctica de políticas activas de mercado detrabajo o de mano de obra que fomentan,promocionan, generan y crean posibilidadesde empleo, ante todo, en los colectivos conmayores dificultades de encontrar un puestode trabajo (señalados anteriormente), y queson los más susceptibles de desembocar enestas situaciones, sino se toman las medidasadecuadas.

Los Estados desarrollados (caso español)y, muy especialmente, respecto a estos gru-pos, diseñan y reelaboran todas aquellas ac-ciones adecuadas que faciliten la incorpora-ción y reinserción de los mismos en elmercado de trabajo, consiguiendo así elaprovechamiento del mayor número posiblede personas, de tal forma que beneficie, enprimer lugar, al propio individuo y, por en-de, al sistema social y económico, en su con-junto.

Consecuentemente, es imprescindible me-jorar la capacidad de inserción profesional ypara ello, los poderes públicos de los paísesdesarrollados industrializados trabajan en lacaptación de la confianza empresarial (enmuy diversos sectores productivos) y en la

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«(�), casi un tercio de los parados tienen menos de 25años y más de la mitad llevan al menos 1 año parados»(ALBA, ÁLVAREZ y PAGÁN, 1999:21).

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búsqueda de nuevos yacimientos de empleo 5

(donde sea factible la creación de nuevospuestos de trabajo, y donde sea posible laempleabilidad de los trabajadores), a travésde lo que se conoce como fomento de la con-tratación con incentivos económicos.

Porque quien crea riqueza y empleo «adhoc», no son los gobiernos de los países des-arrollados sino sus empresarios; y que sonlos propios gobiernos quienes establecen lascondiciones adecuadas de confianza y estabi-lidad política, económica y social, ofreciendolos incentivos económicos y laborales necesa-rios para que los empresarios inviertan suscapitales.

Sin embargo: «Para reducir el paro de lar-ga duración, la mejor política es la preventi-va. Por eso, las actuaciones que se proponense centran en los parados que se acercan aun determinado umbral en su singladura porel tormentoso camino del paro» (Alba, Álva-rez, Pagán,1999:21).

No obstante, y a diferencia de la OCDE, laUnión Europea fija la prioridad: «(...), en losparados jóvenes (de menos de 25 años) que seacerquen al sexto mes de paro, y en los para-dos adultos (de 25 o más años) que se aproxi-men a su décimosegundo mes en el paro» 6.

EL DESEMPLEO, DEFINICIÓN YTIPOS: EL DESEMPLEO DELARGA DURACIÓN

Para aproximarse a la naturaleza del fe-nómeno del desempleo de larga duración esindispensable establecer una serie de aclara-ciones conceptuales que permitan garantizaruna imagen clara y nítida acerca de las cau-sas y repercusiones que este fenómeno tienesobre las personas que se encuentran en di-cha situación, y que, de entrada, se sobreen-tiende que son particularmente dependien-tes económicamente de terceros (unidadfamiliar, parentesco, asistencialidad estatal,menesterosidad, ...).

Quizás, conceptos como desempleo o paro 7

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5 En este sentido, y dentro del colectivo de los des-empleados de larga duración: «(�) habría que señalarla existencia de colectivos (fundamentalmente jóvenes,pero no sólo jóvenes: inmigrantes, ex-drogadictos, mu-jeres solas con cargas familiares, ex-presidiarios, etc.)que tienen notables problemas de inserción laboral ysocial y la toma de consciencia por parte de capas cre-cientes de la población, de organizaciones sin ánimo delucro y de algunas administraciones en lo inaceptableque es que nuestra sociedad genere estos núcleos demarginación y exclusión social» (CACHÓN y FundaciónTomillo,1999;117).

6 Los autores ALBA, ÁLVAREZ y PAGÁN, en su informetécnico titulado «Parados de Larga Duración» de 1999,remiten el establecimiento de esta prioridad en políticade fomento de empleo, a la resolución del Consejo Eu-ropeo de la Unión Europea «sobre las directrices para elempleo en 1998» �Documento 13200/97. Bruse-las,1997� (ALBA, ÁLVAREZ y PAGÁN, 1999).

7 Se entiende por «desempleo», el ocio involuntariode una persona que desea trabajo a los tipos de salariosreales y que no puede encontrarlo y también se puedeentender por «desempleo» la prestación que otorga elsistema público de protección social (en el caso espa-ñol, la Seguridad Social garantiza a todos los ciudada-nos, mediante la Constitución española de 1978, satis-facer sus necesidades básicas en el supuesto de pérdidade puesto de trabajo).

Por otro lado, se entiende por «paro», la situaciónen la que se encuentran los individuos que desearíanencontrar un empleo: la inactividad forzosa de la manode obra (MCCONELL y BRUE,1996). Las dos definicionescoinciden en que la situación obliga al individuo a la in-actividad, sin embargo el concepto de desempleo reco-ge, además, la cara o perspectiva de la compensacióneconómica de dicha realidad que es la protección de lamisma a través del abono estatal de una prestación eco-nómica en función de las circunstancias individuales delos desocupados. No obstante, en este trabajo se optapor el término de desempleo, más ajustado a la protec-ción económica y social que realmente necesita la per-sona en una situación de grave necesidad, como es laque supone estar más de un año inactiva.

En cuanto al concepto de «paro», la teoría clásica loconcibe como un desequilibrio entre la oferta y la de-manda de trabajo habida cuenta de los precios delmercado (salarios). La vuelta al equilibrio exigiría la va-riación de los salarios reales, pero las rigideces del mer-cado se oponen a ello y el desequilibrio persiste. Sinembargo, para la teoría keynesiana, el paro resulta dela insuficiencia de las salidas ofrecidas a las empresas y�a diferencia del paro clásico� por la existencia de un

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y empleo o trabajo 8 sean iguales y no necesi-ten aclaración alguna. Pero, no es así. Cuan-do se trata del trabajador o factor trabajo(ocupado o desocupado, este aún con más in-cidencia) existe la tentación de aproximarseal mismo desde una visión sesgada y parcial,estrictamente economicista, de manera quese ha tendido, tradicionalmente, a asemejaruniformemente todos los recursos producti-vos (tierra, trabajo y capital) y todos los mer-

cados denominados tradicionales (de bienes yservicios, productos y mercancías, y trabajo).

Ha sido en periodos de recesión económicacuando se ha constatado el hecho de que lainfrautilización del factor trabajo (mano deobra-trabajador) y su desempleo, como recur-so ocioso en un mercado de trabajo reguladorígidamente (bajo el funcionamiento estrictodel mecanismo de la oferta y la demanda), hahecho necesario que se diferenciaran los re-cursos productivos tradicionales (tierra y ca-pital) y los mercados tradicionales (bienes yservicios, productos y mercancías) respectodel recurso productivo (trabajo) y del merca-do tradicional (mercado de trabajo), ya que eltrabajador por su especificidad como ser hu-mano junto con su ámbito físico de obtenciónde un puesto de trabajo (mercado de trabajoo mercado físico de puestos de trabajo) (Kerr,1985), poseen una doble perspectiva econó-mica y social.

Es decir, el trabajador como ser humanono puede ser agrupado simplemente al mis-mo nivel de consideración que el conjunto delos demás factores productivos tradicionales,puesto que su idiosincrasia, evidentemente,no tiene que ver nada con los demás: entreotras cuestiones, siente y padece las condi-ciones inadecuadas de un puesto de trabajoque no se acomode ni a sus características fí-sicas ni formativas.

El trabajador tiene la obligación y el dere-cho de progresar profesionalmente y, ade-más, su marco de promoción y mejora (mer-cado de trabajo) se comporta de maneradiferente a los de otros mercados tradiciona-les porque en función del nivel de oferta y de-manda que exista en una coyuntura determi-nada podrá, incluso, pactar el precio delarrendamiento de su fuerza de trabajo a con-traprestación de un salario (en un contextoen el que el mecanismo de asignación del tra-bajo, que en una economía de libre mercado yde visión neoclásica de la realidad económi-ca, – como es la que impera en el global de lospaíses de la OCDE–, es el precio).

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desequilibrio del mercado de bienes: exceso de laoferta. Solo el aumento de la demanda global nacionale interior permite resolver el paro keynesiano (MCCO-NELL y BRUE, 1996).

8 El término «empleo» hace referencia a una con-cepción, que desde el punto de vista de los organismosinternacionales y, concretamente, desde la óptica de laOrganización Internacional del Trabajo (OIT), abarcatres dimensiones: a) supone hablar del ejercicio de unaactividad productiva; b) a través de esta noción se im-plican unos ingresos para el hombre que realiza esa ac-tividad; y c) mediante el empleo, el hombre adquieresocialmente un determinado status que deriva del ejer-cicio de esa tarea en un ámbito social específico.

La noción de empleo posee cierta carga de ambi-güedad y relatividad porque parece que invita a unautilización del mismo con carácter individualista ya quehablamos de un individuo empleado o desempleadocomo aquel que entra o sale de la vida laboral. Sin em-bargo, la realidad debe ser contemplada desde la pers-pectiva de la unidad económica y no sólo desde una vi-sión individualista. Con lo que la tasa de actividad secalcula como el resultado del cociente entre poblaciónactiva y la población total.

En cuanto al término «trabajo», este se utiliza comoconcepción más amplia que lo que significa el término«empleo» o «puesto de trabajo». El «trabajo» incluye laidea de empleo asalariado, independiente y a domici-lio. También incluye la gama de actividad de la econo-mía informal. Se trata, por lo tanto, de una noción degran amplitud que corresponde a la imagen que se tie-ne de que el «trabajo decente» es una aspiración uni-versal de toda persona (OIT, 2000).

Con lo que se observa que el «trabajo» se constitu-ye en: «(�), existencia humana: es un medio para sus-tentar la vida y satisfacer las necesidades básicas peroes también la actividad mediante la cual las personasafirman su propia identidad, tanto ante sí mismas co-mo ante quienes les rodean. El trabajo es crucial parael ejercicio de opciones personales, para el bienestarde la familia y para la estabilidad de la sociedad» (OIT,2000: ).

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Paralelamente, se aprecia que los fenóme-nos del desempleo/paro 9 y empleo/trabajo seconstituyen como dos caras distintas perocomplementarias de una misma «moneda»que es el valor del empleo (la posibilidad deobtener y conservar un puesto de trabajo).

Es decir, el desempleo 10 y, concretamente,el de larga duración se puede considerar teó-

ricamente como una consecuencia negativa ycomo un fracaso (en mayor o menor medida)de las políticas económicas y de empleo de lospaíses industrializados, que tiene su reflejoen el funcionamiento del mercado de trabajo–produciendo a su vez un desajuste o disfun-ción entre la oferta y demanda de mano deobra por motivos de desaceleración o estanca-miento de la actividad económica internacio-nal–, en el insuficiente crecimiento económi-co nacional, y en una escasa actuación de laconfianza e inversión empresarial del capital,

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9 En los países comunitarios, el desempleo se midea través de una encuesta relevante con definición y mé-todo científico consensuado por los expertos, que sedenomina Encuesta de Población Activa (EPA), que ca-da país tiene, y que en España es realizada por el Insti-tuto Nacional de Estadística (INE) perteneciente al Mi-nisterio de Economía. Se considera desempleada oparada a una persona de 16 años o más que durante lasemana de referencia haya estado: sin trabajo (que nohaya tenido un trabajo por cuenta ajena o propia); enbusca de trabajo (que haya tomado medidas concretaspara buscar un trabajo por cuenta ajena o haya hechogestiones para establecerse por su cuenta durante elmes precedente); o disponible para trabajar (en condi-ciones de comenzar a hacerlo en un plazo de dos se-manas a partir de la fecha de la entrevista); y se consi-dera una persona desempleada de larga duracióncuando lleva un año o más tiempo en paro �las con-cepciones coinciden con las recogidas por los paísesdesarrollados� (Véanse, los Informes Técnicos de OC-DE, 1991 y MTAS, 2000).

En España existen dos instrumentos estadísticos quecuantifican el paro; por una parte, lo que se conoce co-mo «paro registrado» �dependiente de las autoridadeslaborales de la Administración Central Estatal�, quecontabiliza el número de demandantes de empleo queestán inscritos y registrados en las oficinas del InstitutoNacional de Empleo (INEM) y que, por lo tanto, se en-cuentran en situación legal de desempleo; y por otro la-do, la EPA (vista anteriormente) dependiente de las au-toridades económicas, también, de la administracióncentral estatal.

10 En política económica existen dos grandes expli-caciones sobre las causas del desempleo que puedenderivar y acentuar el desempleo de larga duración. Deun lado, están los argumentos de las corrientes de pen-samiento económico ortodoxo (clásicos o monetaristas)que hacen hincapié en el hecho de que las causas delparo hay que buscarlas en el funcionamiento del mer-cado laboral y en el deseo de los trabajadores de recibirunos salarios excesivamente elevados. Esta actitud delos trabajadores se ve motivada por la legislación queintroduce normativas como los salarios mínimos y porlas presiones de los sindicatos para conseguir unas retri-

buciones más elevadas. Desde esta perspectiva clásicao monetarista, se mantiene que si el nivel de desem-pleo se sitúa por encima del nivel de desempleo friccio-nal es «desempleo voluntario», y se debe a una políticade salarios inadecuada. Cuando los salarios son altos,las empresas demandarán una cantidad menor de ma-no de obra que en el caso de que dichos salarios fuesenmás bajos. Si el salario es excesivamente elevado (si essuperior al salario de equilibrio, aparecerá un cierto nú-mero de trabajadores que no encontrarán un puesto detrabajo). También mantiene esta corriente de pensa-miento que el desempleo puede deberse al propiocomportamiento de los trabajadores, cuando en deter-minadas circunstancias rehusan trabajar, debido a queel seguro de desempleo es alto y les compensa más queel estar activamente buscando empleo. Concluyen, lospensadores neoclásicos, que el funcionamiento delmercado de trabajo no es diferente al de cualquier otromercado tradicional.

De otro lado, y dentro de las corrientes críticas depensamiento económico, (los keynesianos, en general)postulan que el fenómeno del desempleo está origina-do, básicamente, por el escaso nivel de la demandaagregada de bienes y servicios (de forma sucinta, sepuede decir que es el gasto total de la economía en suconjunto). Es decir, el empleo solo aumentará si se in-crementa el gasto total de la economía y para ello sedebería estimular el consumo de las economías domés-ticas, los gastos de inversión de las empresas, el gastopúblico o las exportaciones. Desde esta postura keyne-siana se defiende la tesis de que el fenómeno del des-empleo, por encima del desempleo friccional, es «des-empleo involuntario», y se debe a que el nivel de lademanda agregada es insuficiente. Se reconoce queaunque se aumente el gasto público no necesariamentese generará mucha más cantidad de empleo ya que di-cho gasto podría canalizarse hacia bienes importadosdel extranjero o se podría trasladar a los precios, al tra-tar las empresas de aumentar sus beneficios (Véase, LA-YARD, NICKELL y JACKMAN, 1994).

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que afecta directa e irreversiblemente albienestar del individuo y del colectivo social.

Con ello, los poderes públicos de los paísesdesarrollados han de esforzarse por salva-guardar y mejorar el pilar fundamental decualquier estructura del bienestar, que es elde la protección del empleo (el fomento, la ge-neración, y la promoción del empleo, y la ga-rantía de la cobertura económica y social delmismo), si estos desean seguir manteniendoun modelo de Estado de Bienestar (WelfareState) caracterizado por la posibilidad de queel individuo pueda aspirar a satisfacer susnecesidades, no solamente primarias sinotambién las relacionadas con su promoción yprogreso económico, social y cultural; y ellosolo será posible si se defiende y garantiza elderecho que tienen las personas a tener unempleo digno 11.

Sin embargo, el término «empleo» presen-ta una pluralidad de aspectos (económicos,políticos, sociales y culturales) que reclamanun tratamiento pluridisciplinar puesto quedel mismo se podrán extraer consecuenciasque expliquen, en determinados momentos,su ausencia y, en muchos casos, prolongada(el fenómeno del desempleo de larga dura-ción); y la estrecha interrelación, conexión ycoordinación entre las medidas generales depolítica económica y política social (con accio-nes propias de la política de fomento y pro-tección empleo).

Como se ha señalado anteriormente, estoconstituye una exigencia para que se hagaposible la mayor cobertura del derecho legí-timo de todas las personas al empleo y almantenimiento estable del mismo. Con ello,el objetivo de cualquier política pública esta-tal económica y social es la consecución amedio plazo del «pleno empleo» u «ocupaciónplena» 12.

Si bien es cierto, resulta difícil registrarestadísticamente una definición o noción de«pleno empleo» 13 en razón de la existencia de

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11 En esta línea, ya en 1948, el artículo nº 3 de laDeclaración Universal de los Derechos Humanos esta-blece una definición de principios donde toda personatiene derecho al trabajo, a la libre elección de su traba-jo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo ya la protección contra el desempleo (OIT, 2001). Ade-más, también en el ámbito de la doctrina social interna-cional es indispensable mencionar el artículo nº 6 del«Pacto Internacional de los Derechos económicos, so-ciales y culturales» de 1966 en el que los Estados partesen el presente pacto reconocen el derecho a trabajar,que comprende el derecho de toda persona de tener laoportunidad de ganarse la vida mediante un trabajo li-bremente escogido o aceptado y tomar las medidasadecuadas para garantizar este derecho (OIT, 2001).

12 La existencia de «pleno empleo» u «ocupaciónplena» no significa que no se dé, en un tiempo determi-nado, niveles de desocupación en la población activa.Se habla de «ocupación plena» cuando la oferta globalde empleo iguala o se acerca al volumen de mano deobra disponible, o se mantengan las expectativas de re-empleo de los parados a corto plazo. En este caso se al-canzarían niveles óptimos de empleo, aún con la reser-va existente de trabajadores desocupados que roten ensituaciones de ocupación y paro. Se considera como«nivel de paro normal o técnico» el límite del 3% (queimplica la existencia de lo que se conoce como «tasa dedesempleo del pleno empleo») y que, técnicamente,supone una situación de «pleno empleo» del conjuntode la población activa y, aunque esto es relativo, resultaindicativo y depende de las circunstancias de las econo-mías de los Estados (SAMUELSON y NORDHAUS, 1993).

13 La doctrina social internacional refleja la impor-tancia del fenómeno del «pleno empleo» u «ocupaciónplena» en el artículo nº 1.1.2 del Convenio nº122 de laOIT de 1964, cuando prescribe la formulación y aplica-ción del mismo como un objetivo de la mayor impor-tancia para una política activa destinada a fomentar elpleno empleo y que la misma debería tender a garanti-zar que habrá trabajo para todas las personas disponi-bles y que busquen trabajo (OIT, 2001).

Por otro lado, la doctrina social europea comunita-ria también se pronuncia acerca de este fin deseable delos Estados desarrollados a través del artículo nº 1 de la«Carta Social Europea» de 1961, cuando destaca que el«pleno empleo» es un derecho capital de los individuosque se consigue mediante el derecho al trabajo de losmismos, comprometiendo a las Partes Contratantes, enorden a asegurar el ejercicio efectivo de este derecho,al reconocimiento (como uno de sus principales objeti-vos y responsabilidades) de la realización y manteni-miento del nivel más elevado y más estable posible delempleo, para poder realizar el pleno empleo y a prote-ger de manera eficaz el derecho del trabajador de ga-

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ciertos colectivos cuya situación bascula en-tre la inactividad y la actividad que se confi-gura, en definitiva, como una inactividad re-lativa 14.

Como se puede constatar, el fenómeno deldesempleo y/o paro no es unívoco en su con-cepción puesto que la «disfuncionalidad»(desde el punto de vista técnico) que suponela falta de empleo o de puestos de trabajoafecta de forma diferente a los individuos yal conjunto de activos porque para unas cate-gorías de trabajadores el tiempo de estanciaen una situación de inactividad será másprolongada que para otros, en función de suscaracterísticas.

Para ello, es necesario diferenciar los dis-tintos tipos de desempleo que se pueden ge-nerar, en el conjunto de las economías des-arrolladas, y que pueden derivar en elfenómeno del desempleo y/o paro de largaduración 15.

El caso del desempleo de larga duración seasocia a lo que se conoce como «desempleo es-tructural» 16, de esta manera su origen hayque buscarlo en las continuas redistribucio-nes de recursos resultantes de los cambiosque se producen en la demanda de produc-tos, mercancías, bienes y servicios que tienenlugar en todo proceso de crecimiento econó-mico.

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narse su vida mediante un trabajo libremente empren-dido (OIT, 2001).

Finalmente, destacar lo que la Constitución españo-la de 1978 dispone acerca del fenómeno del «plenoempleo». Para ello es necesario acudir, sobre todo, alartículo 40.1 que expresa que: «Los poderes públicospromoverán las condiciones favorables para el progresosocial y económico y para una distribución de la rentaregional y personal más equitativa en el marco de unapolítica de estabilidad económica. De manera especialrealizarán una política orientada al pleno empleo».

14 Se hace conveniente establecer una relación in-equívoca entre los conceptos de trabajo y población. Sepuede definir el trabajo como el factor productivo quese configura como aquella parte de la población quedesarrolla las tareas productivas y la población como elconjunto de seres humanos que viven en un área deter-minada.

Dicha población se divide entre activos e inactivos.Los activos (son los que intervienen en el proceso pro-ductivo. Se diferencian entre «ocupados en sentido es-tricto», que tienen un trabajo remunerado aunque sehallen de baja por enfermedad; «activos marginales»,que realizan un trabajo remunerado pero durante untiempo inferior a lo normal, los que tienen un empleoestacional; y «parados», que son los que reúnen lascondiciones de edad y capacidad física y mental pararealizar un trabajo remunerado y no lo encuentran). Losinactivos (son los que realizan solo las funciones de con-sumo. Entre los mismos se encuentran los colectivos de«jubilados retirados», «escolares y estudiantes», «amasde casa», «personas que no trabajan y aunque puedanhacerlo no buscan empleo», e «incapacitados para tra-bajar») (Véase, MOCHÓN, 1993).

15 Además del desempleo estructural (y del desem-pleo de larga duración), los tipos de desempleo puedenser: desempleo friccional (originado porque algunos tra-bajadores dejan sus puestos de trabajo antiguos parabuscar uno mejor, porque algunas empresas puedan es-tar atravesando una crisis o porque los nuevos miem-bros de la fuerza laboral emplean un cierto tiempo bus-cando empleo. Se puede decir, que la existencia de uncierto nivel de «desempleo friccional» es normal pues lamovilidad de la mano de obra de unos puestos de tra-bajo a otros requiere un cierto tiempo; y lo mismo ocu-rre con las personas que se incorporan por primera vezal mercado de trabajo. Lo lógico es que la mayor partede estos desempleados no tarden mucho tiempo envolver a ser empleados. Es decir, este tipo de desem-pleo resulta de una movilidad insuficiente de los traba-jadores. Entre dos empleos, una persona puede encon-trarse algunas semanas sin empleo, sin que estasituación suponga necesariamente que no haya trabajoen el mercado; desempleo técnico (es de naturalezatemporal y se debe a una interrupción técnica de laproducción, como sucede a causa de la insuficiencia decuadros, averías y huelgas); desempleo estacional (es elque surge sistemáticamente en determinadas épocasdel año y es causado por los cambios en la demanda detrabajo en momentos diferentes del año: ejemplo sec-tor servicios y turismo); y, por último, el desempleo cí-clico (es el que está ligado a las alteraciones del ritmode la actividad económica durante las fluctuaciones dela economía. En fases de recesión económica, la tasa dedesempleo aumenta y en fases de recuperación y ex-pansión, disminuye) (STIGLITZ, 1992).

16 Y es así, puesto que los desempleados o paradosen una situación estructural son aquellos trabajadoresque, por razones de cualificación, no se correspondencon las necesidades reveladas por la demanda.

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Realmente, el fenómeno del «desempleoestructural» se debe a desajustes producidosentre la cualificación o la localización de lafuerza de trabajo y la cualificación o localiza-ción requerida por el empleador.

Además, los factores de renovación tecno-lógica y automatización hacen que, dadas lasnuevas condiciones de producción, la capaci-tación y la experiencia de ciertos trabajado-res, no sean estas ya las deseadas (es en estascircunstancias –en este «caldo de cultivo»–donde encuentra su máximo exponente yplasmación el fenómeno del desempleo de lar-ga duración, sobre todo, en aquellos colecti-vos que después de un año de paro no poseenel grado de cualificación o recualificación ne-cesario para reinsertarse en la vida activa yque pueden caer en una situación, cuandomenos, de exclusión laboral).

Consecuentemente, la estrecha relaciónentre el desempleo estructural y el desem-pleo de larga duración reside en el hecho deque, a diferencia del «desempleo friccional»,no se considera que un trabajador se encuen-tre en situación transitoria entre dos empleosporque éste solo va a disponer de dos opcionesde elección: o se enfrenta a un periodo dedesempleo de un año o más duración, ó cam-bia, drásticamente, de ocupación. Con lo que,el fenómeno del desempleo de larga duraciónse convierte así en el tipo de paro que identi-fica, caracteriza y sobrestima, el «desempleoestructural».

Además, el «desempleo estructural» (des-empleo de larga duración) y el «desempleofriccional» configuran lo que, genéricamente,se conoce como «desempleo o paro involunta-rio» 17. Lo que es evidente es que el desem-pleo de larga duración se constituye en unasituación que penaliza los efectos perniciosos

que conlleva el paro en los individuos y suscircunstancias y entornos, y varía entre losdistintos Estados industrializados, en cuantoal nivel, volatilidad y composición del mismo:

Dentro de la composición del desempleo seesconde un mal aún más preocupante quepuede llegar a convertirse en crónico y dedifícil solución en muchos países desarro-llados: es el desempleo de larga duración«el que se prolonga más de 12 meses» (Al-ba, Álvarez y Pagán, 1999; 27).

De esta manera, se observa que la defini-ción sobre el fenómeno del desempleo de lar-ga duración, en el conjunto de los países occi-dentales industrializados y desarrollados, seencuentra sistematizada y consensuada, yes: «La situación de las personas que no tie-nen trabajo y llevan un año o más buscandoempleo» (OCDE, 1988; 169).

Por otro lado, el problema del desempleoes un fenómeno que viene persistiendo en elconjunto de estos países y, especialmente, enlos de la Unión Europea (UE) desde la déca-da de los años 80 y 90 del siglo pasado, y encapas sociales muy definidas:

(...), parece que el desempleo está bastan-te concentrado en una minoría de la po-blación activa, incluidos los países en losque los periodos prolongados de desem-pleo tienen una escasa incidencia (...), eldesempleo de larga duración continuasiendo un grave problema en muchos paí-ses miembros, especialmente en Europa.Aunque ha afectado a todos los grupos de-mográficos, la probabilidad de que unapersona en paro entre en las filas de losparados de larga duración es mayor en elcaso de los varones de edad avanzada y losadultos (OCDE, 1988; 197).

En este sentido, se asegura que dado quela probabilidad media de encontrar trabajodiminuye con la duración del periodo de des-empleo, es básico saber si esa relación se de-be a las características personales de los tra-

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17 En cuanto representan un conjunto de trabajado-res que desean emplearse al salario real vigente y que,no obstante, no encuentran un empleo o puesto de tra-bajo.

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bajadores o a la experiencia misma del des-empleo. Si se demuestra que son importan-tes las características personales, parece quesería viable identificar a los individuos másamenazados en una fase temprana de su pe-riodo de paro.

Lo que ocurre, es que es difícil detectar alos grupos con mayor riesgo de paro, sobretodo, cuando la tasa global de paro es eleva-da, con lo que en esta situación es factibleque la duración del desempleo sea una varia-ble clave de las diferencias existentes entrelas personas (OCDE, 1988).

Con lo que, el conjunto de los desemplea-dos de un año o más, tienen muchas menosposibilidades que otros «parados no estructu-rales» de conseguir un puesto de trabajo.

Aún así, resulta indispensable para diag-nosticar y actuar en consecuencia, conocer:la cantidad de tiempo que estas personas pa-san en inactividad; el grado de concentracióno de dispersión del paro; y el tipo de puestode trabajo que pueda encontrar (-aunque enla mayor parte de los casos suele ser de natu-raleza temporal precaria o a tiempo par-cial–), pudiéndose producir en un momentoconcreto que este tipo de empleo se conviertaen una vía para acceder a un trabajo máspermanente, por parte de los colectivos quese encuentren en mejor situación dentro dela precariedad que caracteriza a los desem-pleados de larga duración.

Paralelamente, el volumen de los flujos deentrada y salida de la población activa, en elcaso de los parados de un año o más tiempoen paro, agrava el problema de las accionesque debieran implementarse.

También, se comprueba que este fenóme-no del desempleo de larga duración está muyconcentrado en una minoría de activos des-ocupados que sufren periodos repetidos deinactividad y varía en la manera en que semanifiesta de un país a otro con lo que conpautas tan diferentes en la manifestación de

este fenómeno, exigen la adopción de medi-das heterogéneas (OCDE, 1988).

Concretando, es en este contexto del des-empleo estructural de larga duración dondeel binomio conceptual «exclusión laboral-ex-clusión social» se convierte en un serio pro-blema para el conjunto de los países desarro-llados ya que estos necesitan de todos losrecursos productivos para generar más ri-queza y, por ende, fortalecer así las estructu-ras del bienestar por la vía del «pleno em-pleo».

CAUSAS Y EFECTOS DELDESEMPLEO DE LARGADURACIÓN

En cuanto a la relación con las causas yefectos, no resulta fácil elaborar un ordensistematizado de cuáles pueden ser, a la horade generar a medio y largo plazo en los Esta-dos industrializados occidentales 18, lo que seconoce como desempleo y/o paro de larga du-ración.

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18 En una primera aproximación general a las cau-sas del fenómeno del desempleo de larga duración, seobserva que las mismas tienen que ver en un primermomento con cuestiones, por ejemplo, como: las leyesde protección del empleo; el sistema de prestacioneseconómicas por desempleo prolongado estructural; y lapérdida de motivación y estigmatización de los desem-pleados de larga duración. Es decir: «Las soluciones queden al problema del paro de larga duración han de re-flejar la naturaleza de este problema y sus causas (�),las diferencias entre los países (�), tal vez se deban enparte a algunos factores que afectan tanto a las ofertasde trabajo a que tienen acceso los parados de larga du-ración como a su disposición y capacidad para aceptarestos puestos. Las ofertas de trabajo a que pueden ac-ceder (�), pueden verse reducidas por la legislación re-ferente a la seguridad de empleo y por una baja de-manda agregada. Por otra parte, los parados de largaduración pueden no encontrarse en condiciones paracompetir eficazmente por los puestos de trabajo, debi-do en parte a su bajo nivel de cualificación y a sus po-cos incentivos para buscar trabajo a causa de ciertos as-pectos del sistema de prestaciones por desempleo quegenera dependencia» (OCDE, 1993; 280).

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Sin embargo, se aprecia que existen de en-trada cuatro causas o factores básicos, níti-damente diferenciados que influyen sobre-manera en la aparición de dicho fenómeno, yque son: la tradicional existencia, en mayor omenor medida 19, del predominio de los mer-

cados de trabajo rígidos o poco flexibles; laaparición e implantación de las nuevas tec-nologías y sus influencias sobre los sistemasproductivos; el factor demográfico; y, por úl-timo, el factor migratorio 20.

La primera causa o factor, de la existenciade mercados de trabajo nacionales rígidos opoco flexibles en los niveles macro y microe-conómico, ha generado el diseño de unosmercados de mano de obra crecientementeregulados.

De esta forma, en el plano macroeconómi-co, se ha venido produciendo rigidez e inflexi-bilidad en los aspectos normativos contrac-tuales relacionados con los requisitos de lasentradas y salidas de los trabajadores delmercado laboral y, dentro de este, con los mo-vimientos físicos y/o de circulación de los mis-mos de un puesto de trabajo a otro (dentro delos segmentos internos y externos, y entre losmismos); y en el plano microeconómico –deempresa–, no se ha favorecido la empleabili-dad de los desempleados (sobre todo, de losque mayores dificultades pueden tener «des-empleados estructurales de larga duración»,a la hora de una posible inserción o reinser-ción en el mercado de trabajo), debido –en uncontexto de rigidez normativa laboral–, alelevado coste empresarial del despido y de lacontratación del factor trabajo y, consecuen-temente, a la inexistencia de incentivo econó-mico alguno hacia nuevas contrataciones, porparte de los poderes públicos de los paísesdesarrollados (aunque los grados de mayor omenor existencia de rigidez y de incentivacio-nes a la contratación en los mercados labora-les, varían de un país a otro) (OCDE,1991).

Es decir, la existencia de mercados de tra-bajo rígidos o poco flexibles (que han venido

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19 La necesidad de flexibilizar y/o adaptabilizar losmercados de trabajo se encamina a romper con la rigi-dez en la estructuración y funcionamiento de los mis-mos, en el sentido de que el concepto de flexibilidad-adaptabilidad reclama (en el nivel macroeconómico),una capacidad de adaptación de las economías des-arrolladas y de sus mercados de trabajo, en general, yde los sistemas productivos de las empresas, en particu-lar (en el nivel microeconómico), a las nuevas exigen-cias productivas marcadas con la incorporación de lasnuevas tecnologías. Ello, lógicamente, alterará la pro-ducción (en relación a qué producir, cómo y cuánto:así, se aumentará y se diversificará el consumo, se in-crementará la producción y el empleo �obligándose ala ampliación y modificación del campo de la contrata-ción hacia nuevos contratos indefinidos incentivados ytemporales de fomento del empleo-), siempre y cuandose dé un contexto de estabilidad y crecimiento. Estu-dios efectuados sobre la flexibilidad del mercado detrabajo venían privilegiando las modalidades externasde flexibilidad relacionadas con la evolución del propiomercado y las relaciones entre las unidades de produc-ción y el mercado de trabajo (OCDE, 1990).

Sin embargo, actualmente, se incide, especialmente,en lo que se conoce como formas internas de flexibili-dad: «(�), aquellas a través de las cuales las empresas,enfrentadas a los cambios económicos, tecnológicos ysociológicos de los años ochenta, se esfuerzan por flexi-bilizar la utilización de la fuerza de trabajo» (OCDE,1991; 261).

Actualmente: «La flexibilidad se transforma (�), enun concepto cosificado que se mueve entre los salarios,los sistemas de producción, la competencia del merca-do y una �transformación general de todas las formasde organización �y no sólo las relaciones salariales/labo-rales�» (BOYER, 1988; 265).

En definitiva, la búsqueda de la flexibilidad respon-de entre otras preocupaciones a la consecución de unamayor competitividad de las unidades económicas deproducción en el mercado, a una reducción de los cos-tes laborales (salariales), y a un aumento del beneficiocon la incorporación de las nuevas tecnologías. De ma-nera que: «(�), los gerentes de empresa ven en la flexi-bilidad una respuesta indispensable a la incertidumbre,al encarecimiento del capital, al acortamiento del ciclode negocios y a la internacionalización de los merca-dos» (OCDE, 1991; 265).

20 Aún siendo importantes, los factores demográficoy migratorio en el devenir del fenómeno del desempleo(desempleo de larga duración), este trabajo se va a cen-trar, específicamente, en las dos primeras causas y fac-tores que de forma más directa influyen en este fenó-meno.

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caracterizando, más o menos, a los países in-dustrializados desde los años sesenta del si-glo pasado), conlleva una necesaria modifica-ción de las reglas y regulaciones a través demecanismos de fijación de salarios; legisla-ción sobre el empleo y despidos; y ordenacióndel tiempo de trabajo.

Por otro lado, es en el ámbito de los Esta-dos industrializados donde, particularmente,resulta importante la influencia que va a te-ner sobre el fenómeno del desempleo de largaduración todo lo que se relaciona con la evo-lución de los mecanismos de fijación de lossalarios (ya que, este campo se encuentra re-lacionado directamente con la política de sa-larios y rentas, e indirectamente con la polí-tica de ajuste de la mano de obra; y ello esclave para la recuperación y la promoción delparado de larga duración).

En cuanto a las modificaciones que se pro-ducen en este campo, estas se encaminan enla dirección de mejorar la evolución de los sa-larios relativos de manera que se pueda cre-ar un mecanismo de fijación de los salarios.

Igualmente, se necesitaba modificar la cen-tralización de las negociaciones salariales ha-cia una descentralización junto con la relaciónentre salarios y aumentos de productividad.

Respecto a la legislación en materia deempleo y despido, la legislación relativa aempleo ha influido notablemente de formanegativa limitando, directa o indirectamente,la libertad de los empresarios para contratarmano de obra, y no ha incentivando la recu-peración de los recursos ociosos más despro-tegidos, con lo que se ha perjudicado clara-mente a los desempleados de larga duración.

De manera que 21 sus efectos sólo han sidoindirectos:

(...), la legislación sobre la jornada laboral,que estipula que las horas trabajadas porencima de determinados límites deben serremuneradas a tasas superiores a lo nor-mal, limitándose el número anual de ho-ras extraordinarias (...), también la legis-lación sobre las vacaciones remuneradas,el permiso remunerado para formación yla edad a la que se permite el acceso altrabajo remunerado (OCDE, 1988; 42-43).

Es decir, también, la legislación en mate-ria de despidos colectivos ha limitado la li-bertad de los empresarios en el contexto delos países desarrollados para poder despedira los trabajadores a su antojo. Sin embargo,"España y Portugal se cuentan entre los paí-ses que más han hecho para aumentar lasposibilidades de contratación por un plazodeterminado ya que (...), esto constituye unmedio rentable de reaccionar ante las fluc-tuaciones de la demanda de productos» (OC-DE, 1988; 47).

Finalmente, en el aspecto de la ordena-ción de trabajo se ha necesitado, igualmente,un cambio o modificación que, en última ins-tancia, permitiera recuperar la mano de obrapotencialmente desaprovechada.

En las ordenaciones de trabajo se muestranciertas contradicciones puesto que los Estadosnecesitan la desregulación para que el trabajopueda realizarse según imperativos del mer-cado (ello aumentará la flexibilidad potencialde mano de obra y reforzará los medios discre-cionales de que disponen los empresarios paraadaptar su plantilla a la evolución de las con-diciones del mercado, a la vez que esta tenden-cia puede mejorar con frecuencia la igualdadde acceso al empleo o producir cambios estruc-turales que dejen su validez a las restriccionesanteriormente vigentes).

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21 «Hay ejemplos de efectos directos en la legisla-ción todavía vigente en ciertos países que excluyen deciertos empleos categorías de trabajadores como los jó-venes o las mujeres. Otro tipo de legislación general

prohibe cualquier práctica discriminatoria en contrata-ción o en el empleo por motivo de raza, sexo, color oreligión (algunos países prohiben asimismo la discrimi-nación basada en las convicciones políticas o en el ori-gen social)» (OCDE, 1988; 43).

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De igual manera, los trabajadores y susrepresentantes aspiran siempre a una reduc-ción del tiempo de trabajo individual, sin quela remuneración disminuya proporcional-mente): se piensa que así podrán ofrecer sali-das a los desempleados, sobre todo de largaduración.

Se puede concluir, con que la ordenacióndel trabajo ha venido adoptándose en el mar-co de las legislaciones nacionales aunque lasprincipales iniciativas se han adoptado en elmarco de las negociaciones colectivas (OC-DE, 1988).

En cuanto a la segunda causa o factor dedesempleo (desempleo de larga duración),que viene dada con la irrupción e implanta-ción de las nuevas tecnologías (tecnologíasde la información) en el mercado de trabajo,es lógico que desplacen a ciertas categoríasde trabajadores de sus puestos hacia una si-tuación de desempleo o inactividad, ahorran-do al empresario coste laboral (sobre todo,vía salarial) y aumentando su beneficio me-diante unos sistemas productivos computeri-zados que van a producir con más velocidad ycalidad mayores cantidades de productos ymercancías.

Consecuentemente, las nuevas tecnologíasexigirán de aquellos trabajadores que llevanun año o más de inactividad, o de aquellasotras personas que no han accedido todavíapor primera vez al mercado de trabajo, unoscrecientes niveles de cualificación profesio-nal y una adaptación y puesta al día para suincorporación o reinserción al mundo labo-ral, que no poseen.

Por ejemplo, en este proceso actual decambio tecnológico (cambio técnico iniciadoen los años sesenta), se observa como el mis-mo ha influido e influye de manera especial-mente negativa en los trabajadores con untramo de edad de más de 45 años que sondespedidos, ya que tienen muy difícil volvera ser contratados porque han de competircon activos jóvenes crecientemente cualifica-

dos y apetecibles para los empresarios que,desde el punto de vista de la formación deprimera mano, les pueden ofrecer una forma-ción adecuada a los códigos de funcionamien-to de sus empresas.

Con lo que estos trabajadores se convier-ten en un colectivo susceptible, sino se to-man las medidas necesarias por parte de lospoderes públicos, de caer en situación de des-empleo de larga duración.

A pesar de todo:

(...), el análisis de los principales mecanis-mos de transmisión induce a pensar quela oleada actual de tecnologías, como mu-chas de las que han precedido, elevará elpotencial productivo de las economías ysentará así las bases para un crecimientoduradero de la producción, el empleo y lasganancias reales (OCDE, 1988; 439).

De todas formas, el grado en que este po-tencial se plasma en un crecimiento real dela producción en su conjunto, del empleo ydel beneficio no está en función sólo del cam-bio tecnológico, ya que este pone en marchaun conjunto de reacciones contradictorias:

(...), por lo que el resultado neto, especial-mente para el empleo, depende funda-mentalmente de una serie de parámetrosy de su poder relativo (...), parece que noexiste una relación única y predetermina-da entre cambio tecnológico y el comporta-miento del empleo (OCDE, 1988; 442).

Aunque es cierto, que el cambio técnico otecnológico 22 influye, apreciablemente, en la

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22 La heterogeneidad del cambio técnico o tecnoló-gico deriva del carácter de la nueva tecnología (microe-lectrónica) a medida que se desarrolla y difunde, semodifica continuamente y se adapta a un número cre-ciente de aplicaciones en productos y procesos afectan-do a diversidad de campos profesionales respecto al fe-nómeno del cambio técnico o tecnológico (posturadeterminista). No obstante, la adquisición de conoci-mientos tecnológicos como base es incoherente porque

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asignación del empleo entre los individuos,las ocupaciones y los sectores productivos.

Concretamente, las tecnologías de la in-formación tienen algunas consecuencias de-terminantes para la distribución sectorialdel empleo ya que algunos de los sectores dealta tecnología son los que están obteniendomejores resultados en cuanto a la empleabi-lidad de trabajadores en paro (aunque no enrelación a los desempleados de larga dura-ción) (OCDE, 1988).

Es obvio, que la introducción de las nue-vas tecnologías en los procesos productivosgeneran un proceso de reasignación de lospuestos de trabajo en cada sector de la econo-mía (en función, de que se trate de intensi-dad tecnológica media o alta), y una altera-ción de las necesidades formativas de losempleados de las unidades de producción(OCDE, 1990).

Concretando: ante un cambio técnico otecnológico, quienes sufren sus consecuen-cias perniciosas (tanto para entrar como pa-ra salir del mercado de trabajo), son las per-sonas que se sitúan fuera del mercadolaboral en una situación de prolongada inac-tividad (12 meses o más) que necesitan unpuesto de trabajo pero que no lo encuentransino se regeneran formativamente pero enunas circunstancias de precariedad económi-ca o física y psicológica, y aquellos activosempleados mayores de 45 años que son des-pedidos por razones tecnológicas (paro tecno-lógico), y que para regresar a un puesto de

trabajo tienen que competir duramente (co-mo se apuntó anteriormente).

Con la aparición e implantación de lasnuevas tecnologías en los sistemas producti-vos, y su influencia determinante en el man-tenimiento o generación del fenómeno deldesempleo de larga duración, lo que, real-mente, se está estableciendo es una relacióndirecta y clara entre empleo y tecnología.

Dicha relación es uno de los aspectos bási-cos dentro del debate actual que se produceacerca de los niveles de desempleo (que afec-ta, sobremanera, a los colectivos ubicados enlo que se conoce como el «desempleo estruc-tural»), y de las capacidades de los países in-dustrializados para generar empleo.

Con lo que, la variable tecnológica es laclave para el proceso continuado de creci-miento y de creación de empleo; es decir, seconvierte así, en la «piedra angular» que per-mite que aumenten la productividad, las ren-tas reales y las posibilidades de empleabili-dad de los desempleados de larga duración.

Pero, a pesar de ello, hoy en día, en que seconsidera que el cambio tecnológico es parti-cularmente rápido y global, y que el creci-miento es lento, se apunta con frecuencia ha-cia la tecnología como la causa de lageneración de altas tasas de desempleo yaque, en cierto sentido, ha existido y existe untemor evidente a que las nuevas tecnologíaspuedan provocar pérdidas potenciales depuestos de trabajo en todos los sectores pro-ductivos de las economías de los países des-arrollados 23.

Aunque, se ha demostrado, en aconteci-mientos posteriores, que la aparición de un

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la nueva tecnología influye en determinados camposprofesionales (postura no determinista). Para los demás,la tecnología se incorpora en complejos sistemas pluri-tecnológicos donde el problema reside en dominarlos.A pesar de ello, se contempla que el factor técnico otecnológico (nuevas tecnologías) supone un cambio decarácter técnico unido a la idea de innovación de pro-ductos y de procesos, e implica la ampliación y exten-sión de los mercados (la sociedad de la información; esdecir, la nueva economía, transportes e infraestructu-ras), que, por ende, conlleva (competitividad, empleo ydemanda-consumo) (OCDE,1996).

23 Según SCHUMPETER, el «cambio técnico» es unproceso de «destrucción creativa» que consiste en unproceso de destrucción neta de puestos de trabajo enalgunas antiguas ocupaciones, empresas y sectores; yen un proceso paralelo de «creación neta» de puestosde trabajo en los nuevos sectores y ocupaciones (STI-GLITZ, 1992).

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elevado nivel de «paro tecnológico» no ha sidotal y; además, ha sido cierto que la aplicaciónde una nueva tecnología siempre ha idoacompañada de un apreciable nivel de paro,a pesar de que los puestos de trabajo adicio-nales creados, directa o indirectamente, hanresultado ser insuficientes, no sólo para sus-tituir a los que se han perdido sino, igual-mente, para elevar la empleabilidad de for-ma sustancial.

De hecho, la preocupación internacionalactual por la influencia de las nuevas tecno-logías reside en salvaguardar las posibilida-des potenciales del empleo (y su afectaciónen los colectivos activos más desprotegidos),puede atribuirse al carácter de las mismas.

La incertidumbre o el malestar, sobre to-do, entre los activos respecto al factor tecnoló-gico radica en la «creencia científico-técnicadivulgativa» de que dado que las tecnologíaspueden ahorrar trabajo y coste empresarial,y tienen numerosas aplicaciones, su rápidautilización podría generar –a diferencia de loocurrido hasta ahora–, nada más que unoscuantos nuevos empleos y provocar, sin em-bargo, elevados niveles de «desempleo es-tructural» (dentro del cual se perjudicaríanotoriamente, entre otros, a los desemplea-dos de un año o más tiempo).

Lo evidente, es que tanto la naturaleza dela competencia internacional como su ritmose invocan como argumentos en el debate so-bre el nivel y estructura del paro en su rela-ción con la variable tecnológica.

La actual situación de «globalización in-dustrial» pone de relieve, cada vez de formamás nítida, la dimensión tecnológica del co-mercio internacional y la necesidad que tie-nen las empresas de adoptar los mejores mé-todos internacionales. Con lo que dada laimportancia de la formación y de la cualifica-ción en general, las diferencias internaciona-les existentes en la pauta de empleo y des-empleo van a depender en gran medida de lacapacidad de las economías nacionales para

innovar y asimilar la nueva tecnología pormedio de cambios estructurales.

Por otro parte, la literatura teórica sobretecnología y empleo sugiere que el aconteci-miento del cambio técnico o tecnológico (alreducir cantidad necesaria de recursos porunidad de producción o al crear nuevos pro-ductos) permite producir más con una canti-dad menor de recursos o elevar la demanda,lo que aumentaría a la vez, las ganancias y elempleo, de una forma duradera.

De esta manera se desemboca en el plan-teamiento apuntado: cabe preguntarse si,hoy en día, el potencial de creación de em-pleo que tienen las nuevas tecnologías se tra-ducirá realmente en puestos de trabajo queayude a los desempleados de larga duracióna volver al mercado laboral; en qué medidaeste proceso se autorregula; y si va a aumen-tar la demanda en la misma medida que lacapacidad productiva.

La contestación no es sencilla ya que ha-bría que observar el efecto de las nuevas tec-nologías en un periodo de transición, a cortoy medio plazo, y a largo plazo, cuando se ha-ya producido el ajuste a un determinadocambio tecnológico 24.

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24 Por ejemplo, las nuevas tecnologías del transpor-te y de las comunicaciones han redefinido constante-mente las fronteras efectivas de los mercados de trabajolocales, nacionales e internacionales. La tecnología dela información y de la comunicación hacen del teletra-bajo una alternativa cada vez más viable a las modali-dades más tradicionales del trabajo, alterando la pautade oferta local y global del trabajo ya que es factibleque entren en el mercado de trabajo nuevas categoríasde trabajadores; pero aún así, con ello no se hará másque seguir perjudicando al «desempleo estructural»(desempleados de larga duración), que por sus especia-les circunstancias carecen de medios económicos paraadecuarse a todo este contexto, ya que en este marcode producción, las nuevas tecnologías exigirán la cuali-ficación a todos los recursos por igual, sin entrar a ana-lizar las circunstancias de los mismos.

Signifíquense colectivos como: los jóvenes que to-davía no han accedido por primera vez al trabajo, lasmujeres que quieren acceder al empleo que nunca han

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Las relaciones tecnología-empleo y las in-fluencias tecnológicas vía desempleo de largaduración son complejas y heterogéneas, yuno de los efectos más espectaculares de latecnología en el empleo de los países indus-trializados puede ser indirecto y tener sucausa en las consecuencias del proceso deglobalización y de apertura de mercados, quea la vez, puede significar para las empresasun crecimiento altísimo de la oferta de traba-jo y de la mano de obra barata, pero no nece-sariamente carente de cualificación alguna(OCDE, 1996).

De esta manera se puede deducir que lascausas o factores que sobreestiman el fenó-meno del desempleo de larga duración, son:

En primer lugar, la composición de lafuerza laboral (a raíz del cambio drástico delperfil del desempleo desde 1960 en adelan-te), con una proporción de jóvenes y mujeres,muy superior a la de hace 20 años, que con-forman lo que se denomina «desempleo es-tructural» (también, de larga duración) yaque presentan mayores dificultades de acce-so a la actividad y siempre representan unamayor tasa de paro (se les unen parados ma-yores de 45 años y parados de larga duraciónsin cualificación).

En segundo lugar, el hecho de que para fi-gurar como desempleado basta manifestar,solamente, que una persona se encuentrabuscando activamente empleo (aunque, real-mente, no lo esté buscando).

En tercer lugar, el hecho de que el interéspor buscar empleo puede haberse reducido

por la generalización del seguro de desem-pleo en los últimos veinte años.

Y, por último, el dato de que en la mayo-ría de las economías buena parte del produc-to nacional –Producto Interior Bruto (PIB)–y de la actividad económica real general enlos países desarrollados escapa a las cifrasoficiales porque la aparición de una econo-mía oculta o sumergida supone la existenciade unos empleos cuya importancia es difícilde cuantificar, pero que debe ser, aproxima-damente el 20% PIB en el conjunto de lospaíses industrializados occidentales (OCDE,1997).

En cuanto a la primera causa de desem-pleo de larga duración, y que tiene que vercon los efectos negativos para el empleo quehan tenido y tienen los mercados de trabajorígidos o poco flexibles –en el contexto depaíses industrializados, desde la década delos años noventa del siglo pasado–, los Esta-dos han venido combatiendo el mismo condiversas acciones de fomento de empleo quetienen como misión general la de intentarfrenar o atenuar los efectos perniciosos eco-nómicos y sociales que conlleva, sobre todo,este fenómeno del paro de naturaleza es-tructural.

La consecuencia negativa que tiene dichasituación para la economía de estos países esque se pierden para siempre estos recursosociosos y, ello supone, el desaprovechamientodel potencial productivo. Aquí se observa elprimer coste económico para la sociedad: re-cursos (incomes) no utilizados y bienes y pro-ductos (outcomes) no producidos u obtenidospor tener mano de obra sin ocupar y en si-tuación de inactividad prolongada.

Además, desde la perspectiva social, esevidente que el mayor coste, el más grave re-cae en los individuos que se encuentran endicha situación de desprotección. Los segu-ros de desempleo no son suficientes ni encantidad económica (su cuantía suele ser in-ferior al salario normal en el conjunto de es-

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tenido, las personas sin ningún tipo de cualificación dehecho, personas con minusvalías físicas y psíquicas,...En este sentido, tampoco, los trabajadores de más de45 años desplazados por la innovación tecnológica lotienen más asequible para volver a la vida activa, comose ha señalado anteriormente, como tampoco lo tienenfácil los jóvenes y mujeres que un día estuvieron en ac-tivo y que salieron del mercado laboral por diferentescausas y que ahora desean reincorporarse al mismo(OCDE, 1990).

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tos países) ni en cobertura (y no toda la po-blación laboral está acogida a dicho segurode desempleo, y menos algunos colectivos delarga duración que no han trabajado ante-riormente), es decir, no sirven como sustitu-ción de renta, no les evita todos los perjuiciosocasionados por su inactividad.

Se considera que el desempleo (específica-mente, el de un año o más) se configura comoel primer elemento determinante del gradode pobreza o de falta de bienestar de una so-ciedad, donde la exclusión laboral puede en-caminar a un individuo a la marginalidadempujado por circunstancias de desesperan-za y de acuciante necesidad.

Estos problemas suelen localizarse en co-lectivos de «desempleo estructural» y, conmayor frecuencia, en parados (de un año omás en esta situación) como consecuencia deperiodos de recesión de las economías occi-dentales industrializadas donde el porcenta-je de personas en esta situación aumenta sig-nificativamente 25.

Como contrapartida, en el conjunto de laseconomías desarrolladas, los efectos de estefenómeno recaen sobre los activos ocupadosque tienen que pagar un alto precio por lafalta de trabajo o por su defectuosa gestión yse ven obligados a abonar parte de los costesdel desempleo, en general, a través de cotiza-ciones sociales o impuestos más elevados.Con lo que el seguro de desempleo quedaconfigurado con las cotizaciones al sistemade la seguridad social de trabajadores y em-presas y, en parte, de las contribuciones delsector público.

Consecuentemente, cuando el nivel dedesocupación prolongada aumenta, los tra-

bajadores empleados tendrán que contribuira financiar los mayores costes derivados delabono del seguro de desempleo vía cotizacio-nes o impuestos.

Ni que decir tiene que los costes socialesdel desempleo prolongado sobre los activosocupados son muy elevados, de manera queresulta imprescindible destacar la desigualdistribución que tiene entre la población ac-tiva, constatando que determinados colecti-vos sociales padecen con mayor intensidadeste fenómeno del paro de carácter estructu-ral 26.

En relación con la segunda causa del des-empleo de larga duración, hay que destacarque los efectos de las nuevas tecnologías so-bre el empleo han producido cambios consi-derables en las relaciones industriales tradi-cionales.

También es una realidad, el hecho de quela aparición y difusión de las nuevas tecnolo-gías (electrónica, telemática, cibernética) es-tán logrando conseguir que el tipo de cualifi-caciones requeridas sea de un nivel deinstrucción de base cada vez más amplio, po-livalente y elevado (de cultura técnica gene-ralizada) que va a hacer cada vez más difícilla recuperación para el mercado de trabajo deaquellos recursos activos desocupados yabandonados en el tiempo (sobre todo, losdesempleados de larga duración sin cualifica-ción y con un desfase formativo evidente res-pecto a dichos conocimientos que se requiereny que les hacen no encontrar un empleo) 27.

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25 En los países con menor grado de flexibilidad ensu mercado de trabajo y con mayor rigidez en las plan-tillas de sus empresas, el porcentaje de desempleo delarga duración es mayor que en los países con mayorflexibilidad y menor rigidez en su mercado laboral (Vé-ase, LAYARD, NICKELL y JACKMAN, 1994).

26 La razón reside en que son ciertas característicaspersonales y ocupacionales las que determinan que laprobabilidad de algunos grupos de encontrarse en parosea muy superior a la media de la población activa. Losmás afectados por el desempleo prolongado son los co-lectivos que se vienen señalando (OCDE, 1996).

27 Hoy en día, con la incorporación de las nuevastecnologías se evoluciona hacia un sistema de organiza-ción del trabajo en el que el modelo de organizar laproducción requiere una mayor cooperación técnicade todos los recursos humanos que van a utilizar el sis-tema técnico (propio del contexto tecnológico influyen-

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ACTUACIONES: LAS POLÍTICASACTIVAS DE FOMENTO DELEMPLEO

A lo largo de la década de los años noven-ta del siglo pasado, los Estados industrializa-dos y desarrollados occidentales han venidoadoptando un conjunto de políticas de merca-do de trabajo basadas en una serie de medi-das de carácter estructural para lograr redu-cir las altas tasas de desempleo en losmismos, sobre todo, el de larga duración quedemandaba de profundas reformas de losmercados de trabajo, ya que: «Una política demercado de trabajo bien diseñada tiene confrecuencia la ventaja de responder simultá-neamente a los objetivos de eficiencia y deequidad» (OCDE, 1991; 18).

Sin embargo, las políticas activas de mer-cado de trabajo 28 han venido diseñando yaplicando medidas de choque contra tres delos fenómenos, que ya se han apuntado ante-riormente, que vienen alterando negativa-mente los mercados laborales, y que son: laevolución demográfica; las nuevas tecnologí-

as; y las presiones crecientes, originadas porel cambio estructural, sobre los puestos detrabajo y su diversificación según las condi-ciones del trabajo y la cualificación exigida.

Actualmente, en el ámbito de los Estadosdesarrollados occidentales, las acciones detoda política de mercado que esté bien dise-ñada destacan por su ventaja y facilidad dedar respuesta, simultánea, a los objetivos deeficiencia y de equidad.

Si se desea que la acción gubernamental deestos países incida realmente en el conjuntode la oferta de la mano de obra, las medidasespeciales a favor de las demandas dirigidas alos desempleados de larga duración deberánactuar de acuerdo con los objetivos sociales detoda política social y, concretamente, de la po-lítica del mercado laboral que conduzca a laposibilidad de obtener un tipo de empleo esta-ble para los mismos (OCDE, 1991).

Las políticas activas de fomento del em-pleo y/o de la contratación se basan en accio-nes o actuaciones dirigidas a la recuperación,ante todo, de ese «desempleo estructural» (deactivos desocupados de larga duración) paradevolverlo al grupo de población de los acti-vos ocupados.

Además, para que dichas políticas seanefectivas se siguen una serie de tareas, entrelas que destacan, sobre todo: la movilizaciónde los recursos humanos, ya que la «sociedadactiva» se distingue por el favorecimiento deldesarrollo de los mercados y la actividad detodos los colectivos sociales para evitar, en lamedida de los posible, la aparición de fenó-menos como la pobreza, la dependencia eco-nómica de los individuos y la exclusión labo-ral y social.

Para ello:

Debe concederse prioridad a medidas acti-vas como la formación, los programas decolocación y de reinserción destinados alos desempleados, los inactivos y los bene-ficiarios de la ayuda social, de forma que

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te) y que exige una creciente y puesta al día de cualifi-cación profesional que los desempleados estructuralesno poseen, incluso en el caso de los trabajadores mayo-res de 45 años (OCDE, 1993).

28 Respecto a las «políticas activas de fomento deempleo» y/o «de la contratación» o denominadas, tam-bién, «políticas activas de mercado de trabajo», y/o «demano de obra» cabe decir que se trata de actuacionespúblicas en el ámbito de la política social (como una delas dos políticas públicas básicas, junto con la políticaeconómica, que diseñan la acción de gobierno en cual-quier Estado). Este concepto, aunque con diferentes vo-ces, es unívoco, y es utilizado por las políticas guberna-mentales de estos países desarrollados para el fomentode la contratación entre los empresarios, ante todo deaquellos colectivos en una situación de inactividad pro-longada (desempleados de larga duración). Es un con-cepto: «(�), utilizado en otro tiempo por la OCDE, tie-ne un carácter híbrido. La palabra �activa� proviene delconcepto sueco de �política activa de mercado de tra-bajo�, que se forjó en los primeros años de la década delos cincuenta a causa de la insatisfacción motivada por lapolítica de moderación salarial (OCDE, 1991; 29).

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se rompa el círculo de dependencia, se re-duzcan las desigualdades en el acceso alempleo y, en general, se introduzca a lostrabajadores en la gran corriente de lasactividades productivas. Esas prioridadesdebieran reflejarse en la asignación de losrecursos (OCDE, 1991; 19).

Por otro lado, estas políticas activas de fo-mento del empleo y/o de la contratación des-arrollan unas formaciones profesionales máselevadas y adaptables para que los indivi-duos con mayores dificultades para volver almercado de trabajo puedan acceder al nuevotipo de empleo:

Para evitar la aparición o el agravamientodel «déficit de personal cualificado», quetendría graves repercusiones en los resul-tados económicos, hay que desarrollar la-zos nuevos con el sistema de enseñanza yreforzar el papel primordial desempeñadopor el sector privado en la formación de lostrabajadores y en la mejora de las cualifi-caciones de los mismos (OCDE, 1991; 20).

Con lo cual, se necesita que la política ac-tiva de mercado de trabajo se encuentre co-rrectamente coordinada con las políticas deenseñanza y de formación, y: «(...), que parafomentar la formación se cree una estructuraadaptada y estimulante en la que participenlos empleadores, los asalariados y los gruposdesfavorecidos» (OCDE, 1991; 21).

Finalmente, hay que subrayar la tarea dela promoción de un espíritu de búsqueda ac-tiva de empleo, especialmente, entre los des-empleados de larga duración favoreciendo di-cha tarea a través de la potenciación de losServicios Públicos de Empleo (SPEs) en susfunciones de orientación y asesoramiento in-dividual y colectivo, y de formación profesio-nal ocupacional 29.

En este sentido:

Será conveniente aumentar la eficienciadel mercado de trabajo prestando una am-plia gama de servicios a los diversos parti-cipantes en el mercado de trabajo, tanto sise trata de demandantes de empleo como sise trata de empresas que buscan personalcon determinadas cualificaciones; esos ser-vicios no debieran responder solamente aobjetivos inmediatos, a corto plazo, sinocontribuir a largo plazo al desarrollo profe-sional de los trabajadores y a la gestión convistas al futuro de los recursos humanos delas empresas (OCDE, 1991; 22).

Las soluciones que ofrecen los poderes pú-blicos de los Estados desarrollados para com-batir el desempleo de larga duración debentener en cuenta dos aspectos distintos de es-te tipo de paro: por un lado, el aspecto flujoque tiene que ver con las variaciones margi-nales a lo largo del tiempo y, por otro lado, elaspecto stock 30.

Es precisamente, en esta tarea de cambiode la tradicional y excesiva dependencia delindividuo respecto del Estado-paternal haciael fortalecimiento de la cultura laboral debúsqueda activa de empleo, donde estos paí-ses han venido aunando sus esfuerzos paraconseguir reducir las elevadas tasas de «des-empleo estructural» 31.

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29 Ya que: «Para evitar que las personas desemplea-das que desean acceder nuevamente a un puesto detrabajo se deslicen paulatinamente hacia una situaciónde desempleo de larga duración, conviene conceder

prioridad a los servicios orientados al mercado y rápida-mente eficaces, como la orientación profesional, y a losservicios apropiados para aumentar la motivación parael trabajo, estimular los esfuerzos de búsqueda de em-pleo y mejorar la aptitud para el trabajo. Si esos servi-cios fracasan, habrá que pensar en formas de interven-ción más intensivas por parte de los poderes públicos,como las subvenciones a la formación y al empleo»(OCDE, 1991; 23).

30 Es decir: «Cuando empeoran las condiciones eco-nómicas, es de esperar que algunos parados de corta du-ración se sumen a las filas de los parados de larga dura-ción (el aspecto flujo). El problema del stock surge cuandoel flujo de salida de este grupo es pequeño, incluso aun-que mejore la situación económica» (OCDE, 1993; 280).

31 «Los desempleados de larga duración constituyenactualmente el principal objetivo de medidas intensivas.

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Y, es imprescindible hacer mención al ac-tual diseño, en el caso español, de las políti-cas activas de fomento del empleo 32, que seconstituyen en :

(...), un eje director de las medidas empren-didas, de las que se derivan objetivos ope-rativos entre los que se pueden destacar lossiguientes: a) Potenciación de la transpa-rencia del mercado de trabajo, b) Desa-rrollo de la Estabilidad en el Empleo, c)Optimización de los Recursos Humanos,d) Adaptabilidad y Flexibilidad para lacreación del empleo y e) Atención a los Co-lectivos Desfavorecidos (MTAS, 2001; 99).

En cuanto a la atención de los colectivosdesfavorecidos, entre los que se recoge a los

desempleados de larga duración 33, se diceque:

La cohesión social a través del empleo exi-ge, a su vez, la atención prioritaria sobrelos colectivos más vulnerables del merca-do de trabajo, como son los inmigrantes,los discapacitados, los amenazados de ex-clusión, los parados de larga duración yaquellos otros colectivos con dificultadesen el proceso de inserción en el mercadode trabajo (MTAS, 2001; 100-101).

A MODO DE CONCLUSIÓN

Para terminar, y en relación con un fenó-meno tan complejo como es el del desem-pleo de larga duración, cabe decir que esnecesario establecer cuáles pueden ser lasgrandes orientaciones de las políticas acti-vas de mercado de trabajo en su objetivo defomentar, sobre todo, el empleo y/o la con-tratación para la categoría del desempleoestructural.

En este sentido, se aboga por profundizare insistir en las siguientes pautas de conduc-ta para progresar:

En primer lugar, ahondar en la posibili-dad de promoción de unos recursos humanoscrecientemente cualificados que consigan au-

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En numerosos países el SPE ha establecido procedimien-tos especiales para asegurar que todos (�), sean convo-cados a una entrevista y se les estimule vivamente a ha-cer frente a sus propios problemas. Esos procedimientosreciben asimismo nombres diversos (�), �entrevista deldecimotercer mes� (Francia). En la mayoría de los casos,estas entrevistas son obligatorias al término de determi-nado periodo de desempleo» (OCDE, 1991; 65-66).

También, al hilo de lo argumentado, estos SPEs pro-mocionan la idea de movilidad geográfica para encon-trar un puesto de trabajo entre las personas inmersas eneste tipo de desempleo prolongado. Además, la forma-ción profesional no es una solución, a corto plazo, delos problemas que tiene el desempleado de larga dura-ción, sino que se considera más bien como una inver-sión en capital humano para el futuro, cuando menos amedio plazo (OCDE, 1991).

32 «La orientación general de las medidas de la polí-tica de empleo en España se fundamenta en el desarro-llo de la Constitución; la Concertación Social entreAgentes y de estos y el Gobierno; el proceso de Con-vergencia con la Unión Europea, los Tratados Interna-cionales en materia laboral y, finalmente, el desarrollode las Políticas Activas para una optimización de los re-cursos humanos y un proceso de adaptación y moder-nización del sistema productivo» (MTAS, 2001; 97).

En este caso véanse que: «Los artículos 40, 41, y 42contemplan los Principios Rectores de la Política Socialy Económica, la orientación de las políticas hacia el Ple-no Empleo, los sistemas de Protección Social, el Dere-cho a la Formación Profesional o a la Seguridad e Higie-ne en el Trabajo, la limitación de la jornada laboral y losderechos de los trabajadores españoles en el extranje-ro». (MTAS, 2001; 97).

33 Las medidas activas de fomento del empleo parael colectivo de los desempleados de larga duración, quese utilizan en el caso español, se resumen, sucintamen-te, de la siguiente manera: para Formación, acciones através del Nuevo Programa de Formación Profesional,de programas de formación ocupacional, y de forma-ción mediante el acercamiento entre sistema formativoy la práctica en la empresa; y para Empleo, acciones deincentivación de los contratos de duración indefinidapara desempleados de larga duración, y de contrata-ción de desempleados para sustituir temporalmente atrabajadores en excedencia por cuidado de familiares(Véase, el Informe Técnico del MTAS, titulado: «La Polí-tica de Empleo en España. Informe de base sobre insti-tuciones, procedimientos y medidas de política de em-pleo», 2001).

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mentar el crecimiento económico, –ya que,tradicionalmente, el paro de larga duraciónha ido unido, indefectiblemente, a un bajocrecimiento de la producción en los últimostreinta años-; crear riqueza; y generar el em-pleo más estable posible.

En segundo lugar, equilibrar, consecuen-temente, la inflación y el desempleo de talmanera que se estabilice el empleo en perio-dos de coyunturas económicas menos favora-bles para el crecimiento y evitando los «cue-llos de botella» que se producen en losmercados laborales cuando existen periodosde expansión de la actividad.

En tercer lugar, que, sobre todo, los Servi-cios Públicos de Empleo (SPEs) o, lo que es lomismo, la intermediación laboral pública deestos países desarrollados mejoren, en mayoro menor medida, la gestión de estos serviciossociales prestando más atención y dedicacióna los desempleados de carácter estructural, através del ofrecimiento de ayuda para la bús-queda activa de empleo con el fortalecimien-to de la orientación y el asesoramiento indi-vidual de los demandantes de empleo, y,siempre, en función de sus capacidades y po-sibilidades profesionales, para permitir co-nocer la casuística de cada uno de ellos.

Y, en cuarto lugar, conjugar eficiencia yflexibilidad de los mercados de trabajo (con-juntamente, con la mayor protección y ga-rantía del especial derecho, que por su situa-ción tienen, los colectivos de desempleadosde larga duración, ante todo, los menos cuali-ficados y los que aún no han podido accederpor primera vez al empleo: jóvenes, mujeresy minusválidos), y con la potenciación de lainversión en capital humano para responderadecuadamente a la evolución demográfica ytecnológica.

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RESUMEN: En un contexto económico de globalización –de apertura de mercados y de crecientecompetitividad– se hace indispensable seguir manteniendo y potenciando lasestructuras de bienestar en los países industrializados y desarrollados para poderdar respuesta a las necesidades y bienestar de los individuos y del conjunto delcolectivo social.Es evidente, que el primer planteamiento para salvaguardar las estructuras delbienestar en estos Estados tiene que ver con el hecho de garantizar el empleo y suprotección, pero no como hasta ahora –dentro de unos mercados de trabajo rígidos,escasamente flexibles y poco adaptados a las nuevas necesidades productivas–, si-no en un entorno de necesaria reforma flexibilizadora de los mismos que combata,sobre todo, el desempleo de tipo estructural, y que tiene que ver directamente con elfenómeno del desempleo de larga duración.