APOSTfl^LAS HACIA LA GRAN CAPITAL /.PALABRAS HAY QUE ...

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26 de diciembre de 192o LA VOZ "H^mf APOSTfl^LAS /.PALABRAS 6 PIADOSAS? EL NIÑO QUE MURIÓ DE FRÍO Y de hambre Un niño ha muerto en la calle, en los brazos de su madre. Ha inuerto de frío. Los periódicos haa Jado la noticia. La han comenta- Jo. E n ol co(menta.rio brincaba la indignación como sii quisiera abo- í'etcar al responsable. No ha sido 2sto sólo. A las redacciones han llegado 'escritos firmados y anóni' OÍOS, on que se invita a buscar so- ^vícionos definitivas para el grave jroblema social. Como otras veces. En cuantas ocasionas se vio afea- da la sociodiaid en el espejo da sus iniserias, en tantas comentaren in- .iigiiados los periódicos, y la pie- Jad del público se manifestó con sscritcs remitidos a las redaccto- les. Luego pasó el tiempo. El do- lor privado fué pardiendo la asis- ieneia moral del dolor colectivo, y íuando ya nadie recordaba el epi- iodio ti'áíjico que lo produjo, vod- vía la histeria dclorosa, como vía irucis de la sociedad, en busca Je la perfección. Pero es la muer- te del niño, sin ropas, muerte por el frío, en brazos de la madre, qne, yaxa proteger a la víctima propi- •iiatoria de la indeimeiite organiza^ iión social, so desprendió inútil- mente del propio abrigo, lo que ha conmovido ahora a la cipinión. Ei\ iomo al suceso se han concebido iniciativas, y de una de éstas, anó- nima, son las siguientes palabras: "Sóio hace falta ui> poco de buena voluntad. Amor a nuestros seme- jantes: nada de j u n t a s pom^posaSi que en adminiístrar el dinero de los :\ioesitadcs se'lo gastaai'todo; na- la de vanidades. Basta la buena voluntad." Cxacto: bastaría la buena vo- luntad. Ahora hay muchas juntas, Y jantitas y hasta roperos que ao svitan la muerte por frío de un niño en plena calle; de un niño al Cjue se ha dado de alta on un Cen- t'O de ben-cficDT.cia. Sobran esas juntas y ^untitas. Hay un derecho \ior medio: la asr'stsncia social a cuantos la han menester. El Esta- do, que IntErvisne para re>gu4ar las velaciones de las fuertes, tieívs ma- yor obligaíicn ds intervenir para defender la vida de los débiles Aquél, por medio de las leyes, tra- ta de humanizar las luchas por la existencia de cuantos sahan y pue- den mantenerla bravamente. Su intervención sis encamina a daspc- jr.r semejante luchas de \dcians cías qua turban la tranquilidad del Estado. En cambio no so conmue- ve con la muerte de inanición o de frío, en el desamparo de la calle, de los desamparados de teda tute- la oficial. PersdgTie que desapa'rez- can las conmociones trucuJentas, y pasa indiferente ail lado de los dramas callados de la miseria, por- que a los miserables no los queda ni el aliento sufi,ciente para tur- bar la paz del Estada, como no sea al modo que la piedra que cae en un estanque riza momentánea- mente las aguas. Y, sin embargo, más se enaltece el Estado hacien- do imposiibles fencmonos s^aciales igualmente trágicos que afrento- sos, conjo el de la muerte de ese niño, que saliendo de su perséna- üdad de testigo en las relaciones de los fuertes pai-a regularlas y despuntar las esquinas agresivas de los contendientes. Fi^ía que la beneficencia c&ial se organice en servicio del concepto justo y hu- mamo de quro la caridad del EuS- tado tiene todas las características de las obligadas reparacdones, por el mal que el propio Estado toleró en su seno, no se truncará una vi- da en la calle. Las vísperas de la fiesta conmemoradora del alum- bramiento en u,n establo de Belén dejarán de estar dedicadas a.,Ha- mJeis. Obra del Estado, sin pomposas juntas o juntitas que entretengan vanos asuetos de ociosos, ha de ser el seguro de vida para Buan- tos vienen a acrecer las reservas humanas del Estado. Las iniciati- vas privadas tienen la virtud ás proclamar que no se halla per^'er- tida la conciencia moral del pue- blo. Nada más. Se nos dice, al ha- blar de la nece^dad exclusiva de que haya buena "i^pluntad para re- solver «stos pi-oblemas, que basta- ría el óbolo de un duro por cada madrileño (sn tributo voluntario proporcional) para construir es- EüiLES OE LA ZAeZUELÍI Hoy, sábado, GRAN GQHGURSQ DE "SCHOTIS'' Dos valiosos premios. nOUETES y lUEGOS El más extenso surtido. tratb6gicia!meín.te refoigios que fun- donasen en ümianno. Estos reftí- gios, "que podrían quedar redlid- dos a gTaawte barracones de ma- dera, con una buena estufa y pro- vistos de cocina en que preparar café o sopa calientes", resoílve- rían, indudablemente, el problema del albergue en las crudas noches de invierno. Pero ¿por qué ha de ser rjecesario que los construya y mantenga la caridad pública? En- coaniendarle a ésta la obra acredita- rá plausible aptimismo, en cuanto se hace justicia a los sentinnientos de todos los madrileños; pero se- ría ineficaz. No se hallaría el modo de obtener la recaudación precisa., y se incurriría en el mal lamenta- do de las juntan pomposas. El Es- tado o el Municipio, en cambio, además de tener el deber, cuentan con la capacidad ejecutiva necs- saria para convertir en realidad el proyecto. Y es verdad que esa iniciativa u otra con eficacia para defender avaramente todas las vi- das, mejor cuanto más humildes sean, se impone categóricamente. No sea el suceso de. ahíra, como otros antcrioires, simplemente ob- jeto de comentarios piadosos. HOTEL GRñH VIñ D0MING03 THES DE MODA De6 a 8 tarde. Orquesta: LOS GALiNDOS Hiere a uoa an- ciana para A>- baria IMALAGA 25 (8 n.)!-^Dicen del pueblo de Benamargosa que An- tonio Alarcón Lavado se presentó de noche en el domicilio de María López Marín, de sessnta y ocho años, y con el pretex.to de que traía un encargo de una hija de María,-que reside en Vélez-Mála- ga, consiguió que la anciana le entreabiera la puarta. Entró armado de un cuchillo y exigió dinero a la dueña de la ca- sa, y como ella se resistiera le dio vaHas puñaladas. Quedó la anciana herida grave-i mente; pero el agresor también está herido da pronóstico reserva- do,' pues María luchó con mucho ánimo. "^ Antonio fué detenido. (Febus.) Elvmelor rei?alo para mi jManolo. es un sombrero Topo Habig, de casa GONZÁLEZ RIVAS. Preciados, 23 y 25. HACIA LA GRAN CAPITAL HAY QUE ANEXIONAR A MADRID ^ EL PUENTE DE VALLECAS ^ Donde viven más de cuarenta mil madrileños ¿RAN VIA, 18 COf;H£S DE NtÑO abasteciHiiento os agua y üúido eiéetrioo m Madrid Anoche facilitaron en el Gabi- nete de Censura las siguientes lí- neas : "En contestación a un escrito de la Sociedad Hidráulica Santi- Uana, se ha dictado una Real or- den disponiendo qve no procede suspender la subasta de las obras anunciadais en la "Gaceta" de 12 del actual, ni su ejecución en caso de que fueran adjudicadas; que tal ejecución de obras ni modi- fica ni prejuzga derechos que jio deben suspenderse, ni diferirse la gestión acordada por la Presiden- cia encaminada a la transacción o fusión de las dos entidades que suministran agua y fluido a Ma- drid, con el fin de hacer más abundante y mejor este aprovisio- namiento; que a tal efecto, ©I Mi- nisterio de Fomento propondrá ,a la Presidencia el nombramiento de una Comisión, de la que forma- parte un representante del Ayuntamiento de Madrid, no sólo por lo que al vecindario afecta, sino como posible futuro comcesio- nario del servicio con carácter de socialización o municipalización de él, y que en el plazo de cuatro meses eleve la Comisión al Go- bierno sus conclusiones y propues- tas." La Oficina de Viajes y Turis- mo del ENIT ha recibido el si- guiente telegrama ae Ñapóles: "COMITIVA ESTUDIANTES, TODO BIEN. SALIDO ÑAPÓ- LES REGULARMENTE H O- RAS 0,30 NOCHE 18/19, CO- RRIENTE." ' La noticia se refiere al grupo de profesores y estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Uni- versidad de Barcelona que en via- je de estudio recorre en estos días el territorio italiano. La excursión ha sido organiza- da por el E. N. I. T. (Departa- mento Oficial Italiano de Turis- mo), rambla Santa Ménica, 1 y 3, Barcelona. Homenaje a u n escultor BEJAR 25 (8 n.).—Se ha des- cubierto con toda solemnidad la lá- pida en honor del escultor bejara- ño Mateo Hernández, residente en París, costeada por la colonia be- jarana de Buenos Aires. Ante la casa en que nadó el es- cultor se detuvo la comitiva, for- mada por las autoridades y nume- roso público, e hicieron uso de la palabra D. Gabriel Rodríguez, por la colonia bejarana en Buenos Ai- res; D. Saturnino Rodríguez, por el Ayuntamiento, y por el festeja- do, el escritor D. Emilio Muñoz. Todos los oradoi'es pusieron de manifiesto el renombre que el se- ñor Hernández ha logrado alcan- zar en el Extranjero con sus obras. Al descubrirse la lápida se die- ron vivas a Mateo Hernández, a la Bolonia bejarana (!e Buenos Aires, a Francia y a España. (Febus.) No se podría decir qué es lo que' hace falta con más apremiar.te im- perio: dar afueras urbana:; a Ma- drid o urbanizar las afueras i!e Madrid incorporándoselas a la vi- lla y corte; la oonclusión es la mis- ma. Madrid está rodeado por una cintura de populosas y r-caí ta- rrii.das, de las que no puede decir- se que se hallen mal urbaniiadas, poique el urbanismo no ha entra- do en ellas saneando, pavimen- tando, ele»vando el nivel cultural de les vecindarios dispersos. Poi dcndequiera qua se salga de. la capital de la E-'ipaña, hay que sal- var una solución de continuidaa donde la desidia, o algo peor, tie- ne acotado a nuestro Municipio con depósitos de inmundicias o Oün barrancadas donde toda truns- giefión a las ordenanzas munici- pales encuentra campo propicio pa- ra la experimentación. En las lin- des con el municipio vallecano, por ejemplo, la zona hostil deiimitado- r.-i da Madrid y Vallecas la marca e! arroyo Abroñigal. ¿ Por qué se ofrece un contraste lamentable en la linea misma don- de termina la jurisdicción del Ayuntamiento madriíeíio? Parecía que la conti^dad, la inmediación, la convivencia, deberían desarro- llar iguales anhelos, idénticos gua- tos, las mismas -predilecciones. Adentrándose por la importante barriada del I'uento de Vallecas scrorende, en efpcto, que, salvada la «ivisoria en que se diría hans« complacido los hombres en acumu- las detritos, despojos, escombros, que la humedad convierte en fan- go, al que dan pestilencia las ema- naciones del arroyo Abroñigal, el gusto urbano y aun el artístico re- cobra tbdo su imperio en cuanto a.las construcciones; pero nada más en cuanto a las construccio- nes. Viendo ese sifón que ha deja- do la Compañía del Metropojitano a ambos lados del puente, conver- tido a la derecha en muladar, en lecho de lagunas infectas, en da- pósito de deposiciones fisiológicas, no se sabe qué pensar del Apun- tamiento rector de la vida de Va- llecas. Viene a la memoria el bár- baro concepto que en tiempo de Felipe II se tuvo en la corte de España, qiie, de población saluda- ble, la convirtió en un inmenso fo- co de infección. La tala de los montes había modificado el clima, el vecindario se resentía de los aires delgados y penetrantes del invierno, y para contrarrestar^los efectos de su sutileza se dio en la costumbre de arrojar en calles y plazas desperdicios^, inmundicias y animales muertos, a cuyas emana- ciones pútridas se atribuía la vir- tud de hacer sano y respirable el aire. ¿Es este mismo concepto-ab. surdo el que mantiene esa diviso- ría deletérea en el Puente de Va- llecas? OtraiS se dice que son las cau- sas, que no ceden en absurdas a las que convirtieron al Madrid de Fe- lipe II ©n un gran estercolero. Los que penetran en las intenciones de las autoridades vallecanas hablan de propósitos deliberados de man- tenerse, con relación a Madrid, en un aislamiento al que no puetle, ci?rtamente, llamarse espléndido. Atribuyen a esas fangosas trinche- ras, mal llamadas sifón, una ni- si'n bien preconcebitla. Vienen a ser como el esjxmtapájaros que se a'/a en los sembi-ados para defen- der los granos de la voracidad' de los gorriones; pero los "gorriones" a quienes se quiere asustar con la zona de lodo y basuras que marca el límite municipal son de la ola- Re de urbanizadorss, que puwlen tener la tentación de buscar ba- rriadas agregables a la villa y cor- te, y que apenas lleguen a! Puen- te de Vallecas sentirán la necesi- dad de volverse atrás, para no sal- var la zona insana. Hasta .subsis- te, sin que se sepa por qué, la si- mulíjción de un puente que des- apareció con el Metropolitano, con- servando unes pretiles a entram- bos lados de !-i ca.ri-otera, qae 'a e.ilrechan, cwnio si quisieran hacer máí- difícil el paso. Todo ello es,, a '.'cio de no pocos, una declara- ciú; tácita de que se prohibe el paso... a cfuien pienf;e en agrega- ciones. ,Sin embargo, Madrid ha la ane- xionarse el Puente de Vallecits, o el Puente de Vallecas ha de agre- garse a Madrid. Lo merece esa barriada, muy digna de una vida urbana que hoy no tiene. Lo nece- sita Madrid para que vaya des- apareciendo el cordón horremlo e insalubre que io cerca. El antiguo Puente de Vallecas, del cual sólo queda, como va dicho, una tosca trecho en trecho, liacen su apaii ción montones do basura. ¿Es que no la recoge 'nadie ? Hasta .híux pocí, no; aJiora ya hay uno5 vol- quetes encargados de recogerla, que hasta avisan su paso con el to- que de una campanilla; pero los veiíi.os, en general, por no espe- rar a la puerta de la calle, han lle- gado a confundir la misión de ¡os >'o:queftes con la que se le adjudica a la escupidej-a en su definición; "Un artefacto'en torno al cual es- cupe todo el nuindo." V i.^ts basu- ras siguen .sin ser recogidas. El Puente de Vallecas no mere- ce o:^ trato. Es una población ri- ca, ,eíi constante, crcchnionto y pro gre-so. De mayo a agosico inclusi- ve del año pasado se. concedie- ron por el Ayuntamiento 500 li- cencias de construcción por raes. Téng-n?e prescnite que ei pie dt terreno, en lugar no muy céntri- co, (jus valía el año 11 a 70 céntimos, cuesta hciy cinco pese- tas. Poco anto.4 de efe año, el te- ridícula simulación, debe des-^ rreno se vendía por fanegas^ y lo aparecer totalmente, y un día des- aparecerá. El sifón a derecha e iz- quierda del puente, que es ocasión para que se estanquen las aguas y se concentren las basuras, puede ser llevado a las afueras de la po- blación, y sobre los agrandes des- montes, ya rellenos de tierra, ha- cer una artí.stica y limpia glorieta, tal que la de los Cuatro Caminos, a propósito para que el espíritu ar- quitectónico le ponga el festón de espléndidas construcciones que se- ñalen la presencia del Municipio madrileño, con la ostentosidad de gran urbe, y el deber de que no qutde nada sin urbanizar dentro de "los límites ganados para su opulencia. El Puente de Vallecas cuenta con algunas calles urbanizadas, muy pocas. La carretera de Va- lencia, que depende del Ministerio de Fomento; la avenida del Gene- ral Ampudia, que conduce al ba- rrio de Doña Carlota; la calle de Vallecas y la de Juana Lloret, en que es gala un hotelito que aiiuél tiene, de linda factura, son quiz.4 las únicas empedradas. El resto de la población garece de pavimento firme. Estos días, el Puente de Va- llecas, con sus magníficas construc- ciones que denuncian espíritu ciudadano, riqueza de gran capital, da la sensación de una Venecia moderna, de eSificios burgueses, en que el agua de los canales ha comenzado a cuajarse en fango, en proceso de solidificación. El lo- do qiie llena el arrcr/o de las ca- lles, entre las aceras rústicas, so mueve cada vez que pasa algún automóvil o camión, como masa agitada en inmensa artesa. Por las aceras, recibiendo ©1 fango y mal- diciendo del Ayuntemiento, van las intei-rainables hileras humanas, el ajetreo del vecindario copioso, constreñido a transitar haciendo equilibrios como en cuerda floja, so pena de verse envuelto en lodo. Y como contraste marginal, se al- zan a los lados, tal como en la lar- ga calle de Nicasio Menéndei, edi- ficios de tres o más pisos, bonitos, con tiendas lujosas en la planta baja, o espléndidos hoteles que sir- ven de cárceles melancólicas a sua moradores, sitiados por el barro. Menos mal que la higiene anda pareja con el estado de las calles. Existen escasas aloantarilla.s. da m-5p escaísa capacidad. Hemos vis- to algunas acometidas rotas, sin que nadie se preocupe en reparar- las. En su torno sobrenada el fie- »mo de los establos de vacas. De que cuarenta a-ñoa atrás Cü.v.aba a dos pesetas el pie eíiiñcado, hoy te cotiza a 25. Esa as la marcha de la población. Su pi-esupue^sto so eleva a 1.130.000 pesetas. Sólo el gremio de iíquido.s contiiljuyo al Municipio con 300.000; verdad en que los empleailos se llevan ya 200.000. La pobftación, de 40.000 habitantes de derecho y de 15.000 flotante^, da lugar a que en el Ma- tadero se sacrifiquen en este tiem- po diariamente 10 vacas, 75 a 80 corderos y 50 cerdos, que 5u])onen, poco más* o menos, 1.500, pesetas diarias por Consumos par,% el Ayuíutamiento. De la población di- cha con-esponden a Vailecas poco mus de 6.000 habitantes. ¿Cómo e'l Puenta de v^allecas, con esa riqueza, coin su movimien- to comercial, con su actividad fa- bril, no afronta la urbaniz.ación resueltamente? Se ar,guye que es tanto lo que hay qua hacer, que sería imposible realizarlo con las disponibi'l'idíuiea dd pre,3.upuesto. Eso es más fácil decirlo en des- cargo de una conciencia que no atormienta mucho que probarlo- También m argumenta que el ve- cindario no s« halla dispuesto a colaboraff''en la medida que le impone el Estatuto. Este recui'so ho ee nuevo. Véase lo que decía un escritor anónimo con leferencia a Madrid en tiempo de Femando VI: "Ninguno hay que no desee la lini- pieza^de Madrid y -rttupere su pi- so y su empeidrado, y estos mis- mos, si se les incomoda con el gasto o con la obra, serán los nia- yoreis impugnadores de su reme- dio. Mucha/s cosas, sin embargo, se pierden, no porque no las poda- mos aflcanzar, sino porque no las osamos emprender, y todo lo pue- de vence! el espíritu y la perse- verancia de las autoridades que cuentan con los más altos aipoyos." En Vallecas no se osa empren- der la urbanización. Esto es todo. HOTEL NACIONAL laflanat domingo, té de «moda Pr!i8fa oai3 pera üoiiis 9 haüfiyeies Cabeza de ratón antes que coJa de león. He aquí la expresión de la voluntad de quienes adminis- tran el Puente de Vallecas. Ese municipio, formado por la capital del concejo—^Vallecas—, con unos seis mil habitantes, y el Puente y sus barrios, con- unos cincuenta mil entre fijos y transeúntes, €s el ejemplo más concreto de lo que puede el egoísmo de prevalecer, de dominar, de dirigir. Los repre- sentantes electivos y funcionarios que forman el organismo adminis- trativo y residen en el Puente, ejercen la hegemonía sobre ei mu- nicipio por la natural superioridad que les da pertenecer a la gran barriada de 40.000 almas, con to- das las apariencias de capital, so- bre la d^miedrada cabeza del mu- nicipio, formada por unos seis mil habitantes, la mayor parte traba- jadores del campo. En cuanto se desglosase el Puente para incorpo. rario a M&diidí coa el cual está ya unido espiritual y económica- mente, aquel cuadro de adminis- tradores que apenas sufre modifi- eaeiones con el transcurso do los años habría pei'dido toda hegemo- nía. La cabeza de ratón habría pa- sado a formar parte de la cola del leóii, con vigorización del totlo, pe- ro sin que pudieran jugar a los alcaldes y tenientes de alcalde los que lo vienen haciendo, ni depen- diendo la vida administrativa del Puente de la voluntad de unos in- dividuos. '"íín el Puente hay quienes nece- sitan entretenerse en administrar. Al lado de la gran capital, quiere persistir el pequeño pueblo—siem- pre desde el punto de vista admi- aistrativc—, ese ^'equeño pueblo en que paiia nada eiasten bríos, y, sin embargo, quienes lo adminis- tran creen estar xealizr.ndo misio- nes providenciales. Así se advierte que los abastos andan desperdiga- dos por las calles?, no obstante ha- ber magníficas plazas daide po- drían montarse unos magníficos tinglados; pero de este modo, si la higiene padece y se hallan emba- razadas las calles con puestos, la administración de los tributos es más compleja. No hay apenas vías urbanizadas. El agua falta ft-e- cuentemente, y la que hay es un sobrante del Canal, de concesiona- rio particular, que, a cambio de cobrar al vecindario el .sifministro, entrega al Ayuntamiento unas cuantas fuentes, donde puede el público recoger para su cÉisumo el agua que antes se dedicaba, a riegos y que carece de condiciones de potabilidad. Verdad es que el Puente de Vallecas podría tener el agua del C a n a l ; 2>ero no es menos cierto que el concesionario de la del canalillo cobra por metro cú- bico ly día 130 pesetas al año, unas cien pesetas más que lo que cues- ta el agua buena en Madrid. Y lo uno compensa lo otro. En cambio, en el Puente de Vallecas eocistia Ja Gota de Le- che. No saibomos .sí le Jjpmaiíaa asi, poft) la organización se aju;;- ta, .mucho al nombre. Consistía en la entrega de vales de leche a las faanvlias necesitadas, que iban a hacerlos efectivos en las vaq'.'e- rías.^ Por eate concepto, el Ayun- tamiento gastaba^ bastantes miles de pesetas de sus presupuesto-, y la institución no estjiba m a l . Cla"- ro que nada es perfecto en la \'i- da, y algún defecto había de tener ¡a institución del Puente de Va- llecas. Lo halló un concejal, un po- co alarniíiído por el gasto que su- ponía para el Ayuntamiento su- ministro de leche. Los vales supe- .raljan a las .familias necesitadas. Y, en efecibo, acaso aflguaas de és- tas percibíají la ración láctea; pe- ro la mayor parte de i.;s vales iban a parar a manos de familias que no habrían querido declarar públieamcjnte que vivían de la be- n«ficencia. CJracioso truco aldea- no, que creemos desaparecido ya totalmente, pero qua no hace mu- cho figuraba toda-vía «ntre los mo- dos de administrar el Municipio de Vallecas. iEsta¡rá fuera de lugar tma no-| ta más retrospectiva, por aquello de que lo cue fué puede volver a ser si no varían ¡as drcunstaiicias que lo produjeron ? Pues ailá va. En el Puente de Vallecas es lama que antaño, no en feclia muy lar- ga, eraii reunidas las leses enfer- mas que, no podían seo? sacrifica- das-en e>l M-.tatlero de Kadrid, y con laa.4jjie enfermaban en gl I^ro- pio Puente se las sacri'ieaba' v se panía a ía venta la carne. Con es- to no se hacía mucho en favor íie la sahid pública, petro se evitaban quiebras a los tratantes en gana- do. Por lo demás, era fácil ralati- vamente .proceder aíl saorlíicio de vacas enfermas, pues el Matade- ro, salvo la insx>6cción de veedor e carnes, estaba abi-wto a toda "npresa contratia a las lisposi- íes sanitarias, ya v,;ue los nia- c nfes no eran del Ayuntamien- , S!no do los cortadores o tabia- lO'- Bastaba, pues, burlar a) c-ji loí o aproveohar.?e ie sus po- , «les negligencias para que en- I .-ve el ganado enfermo en el .Ma- .idero. Por si los matarifes sen- un remordimientos de|ConCíe:i- .•ia.-todo está en el Puente di Va- "liecas admirablemente dispuesto, pues al lado del Mataiiea-o se le- vanta ía iglesia. Claro que ya he- mos dicho que se trata de suce- -sos retro.spectivos, cuya fecha nos sería dífíci fijar, pero que no han olvidado los vecinos del Puente. Y sólo decimos que si subsisten laa mismas circunstancias en que aquellos hechos se producían, aun- .que hoy no se regi,stran, pueden lener efectividad mañana. Sólo el cambio de esiiiuctura municipaii para el Puente puctie variar su espíritu y garantizar su mejora- miento en lo por venir. No negamos la ofieaeia de las deJegaciones de Sanidad, a las que excitamos por lo que afecta a Va- llecas y por la repercusión grave que tiene en Madrid cuaaito ai Puente de Vallecas interesa. El Puente de Vallecas tíene que seír agregado a Madrid paa-íi ara propia grandeza, o Madrid tiene que amexionarse ©1 Puente de Va- llecas para rodearse del espléndi- do aparato de caipitai europea de primor ordem. El Puente <i« "Valle- cas logrará lo que le falta: salu- bridad, higiene, ornato, urbaniza- ción. No puede esitar dependiauio urna baiTÍaida como la del Puente, qua es un brazo de Madrid, de un pueblo rural, agrícdla, de escasa población, como Vallecas, que se encuentra a cinco kilómetros de distancia. E4 Puente de Vaileca» corresponde a Madrid. Quien a él vaya sabe que no ha salido de Ma- drid, digan lo que quieran las de- IJmitacioneis arbiti-arias, y a Ma- drid culpará del abandono en que está el Puente de Vallecas. Pero rúik) cuando tí\ Puente de Vallecas sea de hecho Madrid potlrá impu- tarse a éste que aquél sea uiia iti- mensa mancha de barro donde des- cuellan soberbias viviendas. El Puenta de Vallecas envía todos los días a Madrid sus vecinos—em- pleados, obreros—y de Madrid se llevan los elementos que han de propulsar el fomento da! Puen. de Vallecas: la vida económica de esté depende de Madrid. Pero no podrá decirse qu© aquél peirte- nece a Madrid, ni alegar el dere- cho a que Madr-id vigor a la economía del Puente de Vallecas, mientras no se haga la- agrega- ción. Cuando sa haga, Madrid gana- rá, porque el Puente de Valkcas es una barriada ubérrima, lie po- derosa 'riqueza urbana. Pero, sobre twlo, no podrá de- cirse, como al eíttjuiclar a los Aus- trias y Borbones en relación con él engrandecimiento de Hadrid, hace poco más de medio -siglo, C'Ue la cortie tenía por afueras, en la dirección de Atocha, desmontes en que eran depositadlos escombros e inmur!dicia,s. Porque actualmente la afirmación sigu» siendo cierta, con la sola variante de que esa trinchera <te basura ha retrocedi- do hasta el limite de Madrid con Vallecas, en la «ntracía del Puen- te, sobre el an-oyo Abroñigal. B. ARTIGAS AUPON AGRESIOTslSS MDERTO A PEDRADAS LA HAZAÑA DE UN LOCO C I R O ' S CABABETVPE liUJO El viernes día 1, debut de la ge- nial "estrella" SAIJIID B U I Z La quiebra de! diiqoe de Düfcal LO QUE DEBE Y LO QUE TIE- NE PARA RESPONDER Otras sucesos VlCiO 25 (10 n.).—Cuando se dii'igía esta tarde a una finca que posee en las inmediaciones de Be- dondela el depositario de los fon- do.s de aquel Ayuntamiento, don Jesús María Tejeiro, y al pasar por un camino estrecho, se vio de pronto agredido por el loco Vicen- te Marino Rodríguez, que, subido a un muro de una casa suya si- tuada al borde del camino, arrojó sobre Tejeiro una enorme piedra, que lo derribó. En seguida fué el loco a buscar nuevas piedras, y continuó tirán- dolas sobre su víctima hasta que la cubrió materialmente. Luego desapareció, internándo- se en el monte. Algunos vecinos que pasaron poco después por allí recogieron al herido y lo trasladaron a su domicilio de Rédondela, donde fa- lleció a las nueve de esta noche. La Guardia Civil ha salido en busca del loco. (Febus.) UN BORRACHO HIERE GRA- VISIMAMENTE A OTRO ZAMORA 25 (10 n.).—En Toro se encontraron en la calle Cesáreo Gómez Gómez y Ramón Adeba Ri- co, embriagados ambos. Riñeron, y resultó gravísimamente herido por disparo de arma de fuego Ce- sáreo Gómez. (Febus.) EL CRIMEN DE ARVIZA HUESCA 25 (9 n.).—Siguen las gestiones para averiguar lo ocurrido al vecino del pueblo de Los Andrés Gregorio Gracia (a) el "Cantador», que el día 3 del ac- tual salió de su casa con dirección a las obras de los riegos del Alto Aragón en busca de trabajo, y fué encontrado muerto con una herida en la frente en la orilla derecha del Gallego, término municipal de Arviza. Recaen sospechas sobre la espo- sa del muerto, Gregoria Ladreda Reeajo, natural d* Quintana, y so- bje un hijo de ambos llamado Do- mmgo, en cuyo domicilio han sido encontradas varias prendas de ro- pa manchadas de sangre. Han sido llamados a declarar ambos. (Febus.) HERIDO GRAVÍSIMO DE UNA PUÑALADA VIGO -26 (8 m.).—En las cer- canías de Pontevedra, el día de Nochebuena, un albañil llamado Ramón Ramayo dio una puñalada á Marcial Magdalena, después de Una violenta disímta que tuvieron en una taberna. ¡Marcial ingresó en el hospital en gravísimo evstif'.p^ (Febus.) íiníezTiís^ roba como on hombre hecho y derecho SANLUCAR DE BARRAME- DA 25 (7 t.).—Ha sido detenido Antonio González Ramírez, cono- cido por el "Gdi", de diez y seis años, ex jefe de la cuadrilla de rateriüos que disolvió la Policía, llamada "Banda negra infantil", porque, ya sin banda y "trabajan-, do" por su cuenta solo, ha come- tido numerosos robos. (Febos.) El Yüelo de Londres a la ciudad del Cabo PALACIO DE HlEiO Mañana, domingo, día 27, a las cinco de la tarde, INAUGURACIÓN DE LA TEMPOKABA DE PATINAJE (Kstán invitados Sus Majesta- des y Altezas Reales.) A. las seis y media, gran par- tido de "HOCKEY", para elec- ción del equipo que tomará parte en el campeonato mun- dial de Davos-Platz. Partidos de "hockey". Exhibiciones por l)ro(esoi'e.s. Gran orquesta. .Sesiones diarlas de patinaje, de diez y media a una y de cuatro a ocho y media. AbonoB de 40 entradas. 100 pesetas. Cuota personal por toda lii tomnorada para los inscriptos en la Asociación Na- cional ds vPatinaje sobre Hie- lo. 100 pesetas. LONDRES 26 (12 m.).—En el Tribunal de Quiebras se han recni- do los acreedores de D. Fernando de Borbón de Dúrcal, duque de Dúrcal, para pedir la ejecución ju- dicial del aristócrata. El relator manifestó que las pruebas de crédito» presentadas ascienden a 14.521 fibras esterli- nas. Anadié cjue el deudor no ha comparecido, pero que su procura- dor había remitido una carta pi- dienáo un aplazamiento de tres meses para satisfacer todas sus deudas. En ella incluía un tele- grama del duque solicitando un plazo de tres meses para liquida^ sus créditos y aconsejando la sus- pensión de toda publicidad en la Prensa. La carta del procurador afirma que el deudor no tiene bie- nes en Inglaterra, y los que posee en España están en «tal forma, que no se podrá obtener de ellos nin- gún beneficio para los acreedores. i;i representaaite del principa' acreedor se opuso a todo aplaza- miento y comunicó que el duque pOíce un Valioso automóvil y gran cantidad de muebles en cierto si- tio de Londres. El representante de otro de los perjudicados dijo que había estado en comunicación oon la Embajada ei-pañola, de la cual había recibido una comunicación afirmando que hace ya varios meses que la em- bajada había tratado de ponerse en contacto con el ducjue de Dúr- ca, sin poder conseguirlo. V'.n la aciualidad la Embajada desconoce las señas del quebrado. A continuación fué «elegido el | sindico de laftuiabra.(Radio.) LONDRES 25 (1 t.).—Conani- can de Khartum que ha llega'lo a dicha ciudad, procedente de Atba- ra, el aviador Alan Gobham. que está realizando «1 vuelo de Lon- dies a la ciudad del Cabo. Ha manifestado que desde qua llegó a Egipto está realizando su viaje en condiciones ideales, y es- pera salir para el sur dentro de una semana. (Radio.) TABÍtCOS MORTERO liOS srE.n>KEs HABANOS ün ladrón, al huir, cae . sobre m sereno ,M ALAGA 25 (8 n.) .—Sorpren- didos unos ladrones en un bar de la Acera de la Marina, uno d« ellos se arrojó a la calle por ua balcón del piso primero y fué a caer encima del vigilante noctur- no Isidoro Benítez. El vigilante,, aunque cayó heri- do a consecuencia del encontrona- zo, hizo un disparo, y acudieron los guaKÜas de Segurjílad, que lo- graron detener a dos de los rate- ras. Uno de ellos, llamado Sera- fín Várela, que fué d que se airro- por el balcón, pasó al Habita! Civil por sufrir lesiones en am- bais piernas. El vigilante tuvo que ser asis- tido también de lesiones de pro- nóstico Tese;rvadí). Eieetro Piala iariínsí Sin rival para pLatear y limplstr metales. Veinte años de éxito. ARGIíNSOXiA, ai

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26 de diciembre de 192o LA VOZ "H^mf

APOSTfl̂ LAS

/.PALABRAS 6

PIADOSAS? EL NIÑO QUE

MURIÓ DE FRÍO

Y de hambre

Un niño ha muerto en la calle, en los brazos de su madre . Ha inuerto de frío. Los periódicos h a a Jado la noticia. La han comenta-Jo. E n ol co(menta.rio brincaba la indignación como sii quisiera abo-í'etcar al responsable. No ha sido 2sto sólo. A las redacciones han llegado 'escritos firmados y anóni ' OÍOS, on que se invita a buscar so-^vícionos definitivas p a r a el grave jroblema social. Como otras veces. En cuantas ocasionas se vio afea­da la sociodiaid en el espejo da sus iniserias, en t an tas comentaren in-.iigiiados los periódicos, y la pie-Jad del público se manifestó con sscritcs remitidos a las redaccto-les . Luego pasó el tiempo. El do­lor privado fué pardiendo la asis-ieneia moral del dolor colectivo, y íuando ya nadie recordaba el epi-iodio ti'áíjico que lo produjo, vod-vía la histeria dclorosa, como vía irucis de la sociedad, en busca Je la perfección. Pero es la muer­te del niño, sin ropas, muer te por el frío, en brazos de la madre, qne, yaxa proteger a la víctima propi-•iiatoria de la indeimeiite organiza^ iión social, so desprendió inútil­mente del propio abrigo, lo que ha conmovido ahora a la cipinión. Ei\ iomo al suceso se han concebido iniciativas, y de una de éstas, anó­nima, son las siguientes pa labras : "Sóio hace fal ta ui> poco de buena voluntad. Amor a nuestros seme­jan tes : nada de jun t a s pom^posaSi que en adminiístrar el dinero de los :\ioesitadcs se ' lo gastaai ' todo; na-la de vanidades. Bas ta la buena voluntad."

Cxacto: bas ta r ía la buena vo­luntad. Ahora hay muchas jun tas , Y j an t i t a s y has ta roperos que ao svitan la muer te por frío de un niño en plena calle; de un niño al Cjue se ha dado de a l ta on un Cen-t'O de ben-cficDT.cia. Sobran esas juntas y ^untitas. Hay un derecho \ior medio: la asr'stsncia social a cuantos la han menester. El Esta­do, que IntErvisne p a r a re>gu4ar las velaciones de las fuertes, tieívs ma­yor obligaíicn ds intervenir para defender la vida de los débiles Aquél, por medio de las leyes, t ra­ta de humanizar las luchas por la existencia de cuantos sahan y pue­den mantenerla bravamente. Su intervención sis encamina a daspc-jr.r s e m e j a n t e luchas de \dcians cías qua turban la tranquil idad del Estado. E n cambio no so conmue­ve con la muerte de inanición o de frío, en el desamparo de la calle, de los desamparados de teda tute­la oficial. PersdgTie que desapa'rez-can las conmociones trucuJentas, y pasa indiferente ail lado de los dramas callados de la miseria, por­que a los miserables no los queda ni el aliento sufi,ciente p a r a tu r ­bar la paz del Estada, como no sea al modo que la piedra que cae en un estanque riza momentánea­mente las aguas . Y, sin embargo, más se enaltece el Es tado hacien­do imposiibles fencmonos s^aciales igualmente t rágicos que afrento­sos, conjo el de la muer te de ese niño, que saliendo de su perséna-üdad de testigo en las relaciones

• de los fuertes pai-a regular las y despuntar las esquinas agresivas de los contendientes. F i ^ í a que la beneficencia c&ia l se organice en servicio del concepto jus to y hu-mamo de quro la caridad del EuS-tado t iene todas las característ icas de las obligadas reparacdones, por el ma l que el propio Es tado toleró en su seno, no se t runca rá una vi­da en la calle. Las vísperas de la fiesta conmemoradora del alum­bramiento en u,n establo de Belén dejarán de es ta r dedicadas a.,Ha-mJeis.

Obra del Es tado, sin pomposas jun tas o jun t i t as que entretengan vanos asuetos de ociosos, ha de ser el seguro de vida p a r a Buan-tos vienen a acrecer las reservas humanas del Estado. Las iniciati­vas pr ivadas tienen la vir tud ás proclamar que no se hal la per^'er-t ida la conciencia moral del pue­blo. N a d a más . Se nos dice, al ha­blar de la nece^dad exclusiva de que haya buena "i^pluntad p a r a re­solver «stos pi-oblemas, que basta­r í a el óbolo de un duro por cada madrileño (sn t r ibuto voluntario proporcional) p a r a construir es-

EüiLES OE LA ZAeZUELÍI Hoy, sábado,

GRAN GQHGURSQ DE "SCHOTIS ' ' Dos valiosos premios.

nOUETES y lUEGOS

El más extenso surtido.

tratb6gicia!meín.te refoigios que fun-donasen en ümianno. Estos reftí-gios, "que podrían quedar redlid-dos a gTaawte barracones de ma­dera , con una buena estufa y pro­vistos de cocina en que prepara r café o sopa calientes", resoílve-rían, indudablemente, el problema del albergue en las crudas noches de invierno. Pero ¿por qué h a de ser rjecesario que los construya y mantenga la caridad pública? En-coaniendarle a ésta la obra acredita­r á plausible aptimismo, en cuanto se hace just icia a los sentinnientos de todos los madri leños; pero se­r í a ineficaz. No se hal lar ía el modo de obtener la recaudación precisa., y se incurr i r ía en el mal lamenta­do de las juntan pomposas. El Es­tado o el Municipio, en cambio, además de tener el deber, cuentan con la capacidad ejecutiva necs-sar ia pa ra convertir en realidad el proyecto. Y es verdad que esa iniciativa u o t ra con eficacia pa ra defender avaramente todas las vi­das, mejor cuanto más humildes sean, se impone categóricamente. No sea el suceso de. a h í r a , como otros antcrioires, simplemente ob­je to de comentarios piadosos.

HOTEL GRñH VIñ D0MING03

T H E S DE MODA D e 6 a 8 t a r d e .

Orquesta: LOS GALiNDOS

Hiere a u o a an­ciana para A>-

baria

IMALAGA 25 (8 n.)!-^Dicen del pueblo de Benamargosa que An­tonio Alarcón Lavado se presentó de noche en el domicilio de María López Marín, de sessnta y ocho años, y con el pretex.to de que t r a í a un encargo de una hi ja de María ,-que reside en Vélez-Mála-ga, consiguió que la anciana le entreabiera la puar ta .

En t ró armado de un cuchillo y exigió dinero a la dueña de la ca­sa, y como ella se resist iera le dio vaHas puñaladas.

Quedó la anciana herida grave-i mente; pero el agresor también está herido da pronóstico reserva­do,' pues María luchó con mucho ánimo. "^

Antonio fué detenido. (Febus.)

Elvmelor rei?alo para mi jManolo. es un sombrero Topo Habig, de casa GONZÁLEZ

RIVAS. Preciados, 23 y 25.

HACIA LA GRAN CAPITAL

HAY QUE ANEXIONAR A MADRID ^ EL PUENTE DE VALLECAS ^

Donde viven más de cuarenta mil madrileños

¿ R A N VIA, 18 COf;H£S DE NtÑO

abasteciHiiento os agua y üúido eiéetrioo

m Madrid Anoche facilitaron en el Gabi­

nete de Censura las siguientes lí­neas :

" E n contestación a un escrito de la Sociedad Hidráulica Santi-Uana, se ha dictado una Real or­den disponiendo qve no procede suspender la subasta de las obras anunciadais en la "Gaceta" de 12 del actual , n i su ejecución en caso de que fueran adjudicadas; que ta l ejecución de obras ni modi­fica ni prejuzga derechos que j io deben suspenderse, n i diferirse la gestión acordada por la Presiden­cia encaminada a la transacción o fusión de las dos entidades que suministran agua y fluido a Ma­drid, con el fin de hacer más abundante y mejor este aprovisio­namiento; que a t a l efecto, ©I Mi­nisterio de Fomento propondrá ,a la Presidencia el nombramiento de una Comisión, de la que forma­r á pa r te un representante d e l Ayuntamiento de Madrid, no sólo por lo que al vecindario afecta, sino como posible futuro comcesio-nario del servicio con carác te r de socialización o municipalización de él, y que en el plazo de cuatro meses eleve la Comisión al Go­bierno sus conclusiones y propues­tas . "

La Oficina de Viajes y Tur is ­mo del E N I T ha recibido el si­guiente te legrama ae Ñapóles:

"COMITIVA E S T U D I A N T E S , TODO B I E N . SALIDO ÑAPÓ­L E S R E G U L A R M E N T E H O-RAS 0,30 N O C H E 18/19 , CO­R R I E N T E . " '

La noticia se refiere al grupo de profesores y estudiantes de la Facul tad de Ciencias de la Uni­versidad de Barcelona que en via­je de estudio recorre en estos días el terr i tor io italiano.

L a excursión h a sido organiza­da por el E . N . I . T. (Departa­mento Oficial I tal iano de Tur is ­mo), rambla Santa Ménica, 1 y 3, Barcelona.

H o m e n a j e a u n escultor

B E J A R 25 (8 n.).—Se h a des­cubierto con toda solemnidad la lá­pida en honor del escultor bejara-ño Mateo Hernández, residente en París , costeada por la colonia be-jarana de Buenos Aires.

Ante la casa en que n a d ó el es­cultor se detuvo la comitiva, for­mada por las autoridades y nume­roso público, e hicieron uso de la palabra D. Gabriel Rodríguez, por la colonia bejarana en Buenos Ai­res ; D. Saturnino Rodríguez, por el Ayuntamiento, y por el festeja­do, el escritor D. Emilio Muñoz. Todos los oradoi'es pusieron de manifiesto el renombre que el se­ñor Hernández ha logrado alcan­zar en el Extranjero con sus obras.

Al descubrirse la lápida se die­ron vivas a Mateo Hernández, a la

Bolonia bejarana (!e Buenos Aires, a Francia y a España . (Febus.)

No se podría decir qué es lo que' hace falta con más apremiar.te im­perio: dar afueras urbana:; a Ma­drid o urbanizar las afueras i!e Madrid incorporándoselas a la vi­lla y corte; la oonclusión es la mis­ma. Madrid es tá rodeado por una cintura de populosas y r-caí t a -rrii.das, de las que no puede decir­se que se hallen mal urbani iadas , poique el urbanismo no ha entra­do en ellas saneando, pavimen­tando, ele»vando el nivel cultural de les vecindarios dispersos. Poi dcndequiera qua se salga de. la capital de la E-'ipaña, hay que sal­var una solución de continuidaa donde la desidia, o algo peor, t ie­ne acotado a nuestro Municipio con depósitos de inmundicias o Oün barrancadas donde toda truns-giefión a las ordenanzas munici­pales encuentra campo propicio pa­ra la experimentación. En las lin­des con el municipio vallecano, por ejemplo, la zona hostil deiimitado-r.-i da Madrid y Vallecas la marca e! arroyo Abroñigal.

¿ Por qué se ofrece un contraste lamentable en la linea misma don­de termina la jurisdicción del Ayuntamiento madriíeíio? Parecía que la c o n t i ^ d a d , l a inmediación, la convivencia, deberían desarro­llar iguales anhelos, idénticos gua­tos, l a s mismas -predilecciones. Adentrándose por la importante barr iada del I 'uento de Vallecas scrorende, en efpcto, que, salvada la «ivisoria en que se diría hans« complacido los hombres en acumu­las detri tos, despojos, escombros, que la humedad convierte en fan­go, al que dan pestilencia las ema­naciones del arroyo Abroñigal, el gusto urbano y aun el artíst ico re­cobra tbdo su imperio en cuanto a . l a s construcciones; pero nada más en cuanto a las construccio­nes. Viendo ese sifón que h a deja­do la Compañía del Metropojitano a ambos lados del puente, conver­tido a la derecha en muladar , en lecho de lagunas infectas, en da-pósito de deposiciones fisiológicas, no se sabe qué pensar del Apun­tamiento rector de la vida de Va­llecas. Viene a la memoria el bár­baro concepto que en tiempo de Felipe I I se tuvo en la corte de España, qiie, de población saluda­ble, la convirtió en un inmenso fo­co de infección. La ta la de los montes había modificado el clima, el vecindario se resentía de los aires delgados y penetrantes del invierno, y pa ra contrarres tar^los efectos de su sutileza se dio en la costumbre de ar ro jar en calles y plazas desperdicios^, inmundicias y animales muertos , a cuyas emana­ciones pútr idas se atribuía la vir­tud de hacer sano y respirable el aire. ¿ E s este mismo concepto-ab. surdo el que mantiene esa diviso-ría deletérea en el Puente de Va­llecas?

OtraiS se dice que son las cau­sas, que no ceden en absurdas a las que convirtieron al Madrid de Fe­lipe I I ©n un gran estercolero. Los que penetran en las intenciones de las autoridades vallecanas hablan de propósitos deliberados de man­tenerse, con relación a Madrid, en un aislamiento al que no puetle, ci?rtamente, l lamarse espléndido. Atribuyen a esas fangosas tr inche­ras , mal l lamadas sifón, u n a n i -s i ' n bien preconcebitla. Vienen a ser como el esjxmtapájaros que se a ' / a en los sembi-ados p a r a defen­der los granos de la voracidad' de los gorriones; pero los "gorriones" a quienes se quiere asus tar con la zona de lodo y basuras que marca el límite municipal son de la ola-Re de urbanizadorss, que puwlen tener la tentación de buscar ba­

rriadas agregables a la villa y cor­te, y que apenas lleguen a! Puen­te de Vallecas sentirán la necesi­dad de volverse a t rás , para no sal­var la zona insana. Has ta .subsis­te, sin que se sepa por qué, la si-mulíjción de un puente que des­apareció con el Metropolitano, con­servando unes pretiles a ent ram­bos lados de !-i ca.ri-otera, qae ' a e.ilrechan, cwnio si quisieran hacer máí- difícil el paso. Todo ello es,, a ' . ' c io de no pocos, una declara-ciú; táci ta de que se prohibe el paso... a cfuien pienf;e en agrega­ciones.

,Sin embargo, Madrid ha la ane­xionarse el Puente de Vallecits, o el Puente de Vallecas ha de agre­garse a Madrid. Lo merece esa barriada, muy digna de una vida urbana que hoy no tiene. Lo nece­sita Madrid para que vaya des­apareciendo el cordón horremlo e insalubre que io cerca. El antiguo Puente de Vallecas, del cual sólo queda, como va dicho, una tosca

trecho en trecho, liacen su apai i ción montones do basura. ¿ E s que no la recoge 'nadie ? Has ta .híux pocí, no; aJiora ya hay uno5 vol­quetes encargados de recogerla, que hasta avisan su paso con el to­que de una campanilla; pero los veiíi.os, en general, por no espe­rar a la puerta de la calle, han lle­gado a confundir la misión de ¡os >'o:queftes con la que se le adjudica a la escupidej-a en su definición; "Un ar tefacto 'en torno al cual es­cupe todo el nuindo." V i.̂ ts basu­ras siguen .sin ser recogidas.

El Puente de Vallecas no mere­ce o:^ trato. Es una población ri­ca, ,eíi constante, crcchnionto y pro gre-so. De mayo a agosico inclusi­ve del año pasado se. concedie­ron por el Ayuntamiento 500 li­cencias de construcción por raes. Téng-n?e prescnite que ei pie d t terreno, en lugar no muy céntri­co, (jus valía el año 11 a 70 céntimos, cuesta hciy cinco pese­tas . Poco anto.4 de efe año, el te-

ridícula simulación, debe des-^ rreno se vendía por fanegas^ y lo aparecer totalmente, y un día des­aparecerá. El sifón a derecha e iz­quierda del puente, que es ocasión para que se estanquen las aguas y se concentren las basuras , puede ser llevado a las afueras de la po­blación, y sobre los agrandes des­montes, ya rellenos de t ierra, ha­cer una artí.stica y l impia glorieta, tal que la de los Cuatro Caminos, a propósito para que el espíritu ar­quitectónico le ponga el festón de espléndidas construcciones que se­ñalen la presencia del Municipio madrileño, con la ostentosidad de gran urbe, y el deber de que no qutde nada sin urbanizar dentro de "los límites ganados para su opulencia.

El Puente de Vallecas cuenta con algunas calles urbanizadas, muy pocas. La carretera de Va­lencia, que depende del Ministerio de Fomento; la avenida del Gene­ral Ampudia, que conduce al ba­rrio de Doña Carlota; la calle de Vallecas y la de Juana Lloret, en que es gala un hotelito que aiiuél tiene, de linda factura , son quiz.4 las únicas empedradas. El resto de la población garece de pavimento firme. Estos días, el Puente de Va­llecas, con sus magníficas construc­ciones q u e denuncian espíritu ciudadano, riqueza de gran capital, da la sensación de una Venecia moderna, de eSificios burgueses, en que el agua de los canales ha comenzado a cuajarse en fango, en proceso de solidificación. El lo­do qiie llena el arrcr/o de las ca­lles, entre las aceras rústicas, so mueve cada vez que pasa algún automóvil o camión, como masa agi tada en inmensa ar tesa . Por las aceras, recibiendo ©1 fango y mal­diciendo del Ayuntemiento, van las intei-rainables hileras humanas, el ajetreo del vecindario copioso, constreñido a t r ans i t a r haciendo equilibrios como en cuerda floja, so pena de verse envuelto en lodo. Y como contraste marginal , se al­zan a los lados, tal como en la lar­ga calle de Nicasio Menéndei, edi­ficios de t res o más pisos, bonitos, con tiendas lujosas en la planta baja, o espléndidos hoteles que sir­ven de cárceles melancólicas a sua moradores, sitiados por el barro.

Menos mal que la higiene anda pareja con el estado de las calles. Existen escasas aloantarilla.s. da m-5p escaísa capacidad. Hemos vis­to algunas acometidas rotas , sin que nadie se preocupe en reparar­las. En su torno sobrenada el fie-

»mo de los establos de vacas. De

que cuarenta a-ñoa a t rás Cü.v.aba a dos pesetas el pie eíiiñcado, hoy t e cotiza a 25. Esa as la marcha de la población. Su pi-esupue^sto so eleva a 1.130.000 pesetas. Sólo el gremio de iíquido.s contiiljuyo al Municipio con 300.000; verdad en que los empleailos se llevan ya 200.000. La pobftación, de 40.000 habitantes de derecho y de 15.000 flotante^, da lugar a que en el Ma­tadero se sacrifiquen en este tiem­po diariamente 10 vacas, 75 a 80 corderos y 50 cerdos, que 5u])onen, poco más* o menos, 1.500, pesetas diarias por Consumos par,% el Ayuíutamiento. De la población di­cha con-esponden a Vailecas poco mus de 6.000 habitantes.

¿Cómo e'l Puenta de v^allecas, con esa riqueza, coin su movimien­to comercial, con su actividad fa­bril, no afronta la urbaniz.ación resuel tamente? Se ar,guye que es tanto lo que hay qua hacer, que sería imposible realizarlo con las disponibi'l'idíuiea d d pre,3.upuesto. Eso es más fácil decirlo en des­cargo de una conciencia que no atormienta mucho que probarlo-También m a rgumenta que el ve­cindario no s« halla dispuesto a colaboraff' 'en la medida que le impone el Esta tuto . Es te recui'so ho ee nuevo. Véase lo que decía un escritor anónimo con leferencia a Madrid en tiempo de Femando V I : "Ninguno hay que no desee la lini-pieza^de Madrid y -rttupere su pi­so y su empeidrado, y estos mis­mos, si se les incomoda con el gasto o con la obra, serán los nia-yoreis impugnadores de su reme­dio. Mucha/s cosas, sin embargo, se pierden, no porque no las poda­mos aflcanzar, sino porque no las osamos emprender, y todo lo pue­de v e n c e ! el espíritu y la perse­verancia de las autoridades que cuentan con los más altos aipoyos."

En Vallecas no se osa empren­der la urbanización. •

Esto es todo.

HOTEL NACIONAL laflanat domingo, t é de «moda

Pr!i8fa oai3 pera üoiiis 9 haüfiyeies

Cabeza de ratón antes que coJa de león. He aquí la expresión de la voluntad de quienes adminis­tran el Puente de Vallecas. Ese municipio, formado por la capital del concejo—^Vallecas—, con unos seis mil habitantes, y el Puente y sus barrios, con- unos cincuenta mil ent re fijos y t ranseúntes, €s el ejemplo más concreto de lo que puede el egoísmo de prevalecer, de dominar, de dirigir. Los repre­sentantes electivos y funcionarios que forman el organismo adminis­trat ivo y residen en el Puente , ejercen la hegemonía sobre ei mu­nicipio por la na tura l superioridad que les da pertenecer a la gran barr iada de 40.000 almas, con to­das las apariencias de capital, so­bre la d^miedrada cabeza del mu­nicipio, formada por unos seis mil habitantes, la mayor par te t raba­jadores del campo. En cuanto se desglosase el Puente para incorpo. rario a M&diidí coa el cual es tá

ya unido espiritual y económica­mente, aquel cuadro de adminis­tradores que apenas sufre modifi-eaeiones con el transcurso do los años habría pei'dido toda hegemo­nía. La cabeza de ratón habría pa­sado a formar pa r te de la cola del leóii, con vigorización del totlo, pe­ro sin que pudieran jugar a los alcaldes y tenientes de alcalde los que lo vienen haciendo, ni depen­diendo la vida administrativa del Puente de la voluntad de unos in­dividuos. '"íín el Puente hay quienes nece­sitan entretenerse en administrar . Al lado de la gran capital, quiere persistir el pequeño pueblo—siem­pre desde el punto de vista admi-aistrativc—, ese ^'equeño pueblo en que paiia nada eiasten bríos, y, sin embargo, quienes lo adminis­tran creen es tar xealizr.ndo misio­nes providenciales. Así se advierte que los abastos andan desperdiga­dos por las calles?, no obstante ha­ber magníficas plazas da ide po­drían montarse unos magníficos tinglados; pero de este modo, si la higiene padece y se hallan emba­razadas las calles con puestos, la administración de los tr ibutos es más compleja. No hay apenas vías urbanizadas. El agua fal ta ft-e-cuentemente, y la que hay es un sobrante del Canal, de concesiona­rio particular, que, a cambio de cobrar al vecindario el .sifministro, entrega al Ayuntamiento unas cuantas fuentes, donde puede el público recoger para su cÉisumo el agua que antes se dedicaba, a riegos y que carece de condiciones de potabilidad. Verdad es que el Puente de Vallecas podría tener el agua del Canal; 2>ero no es menos cierto que el concesionario de la del canalillo cobra por met ro cú­bico ly día 130 pesetas al año, unas cien pesetas más que lo que cues­ta el agua buena en Madrid. Y lo uno compensa lo otro.

En cambio, en el Puente de Vallecas eocistia J a Gota de Le­che. No saibomos .sí le Jjpmaiíaa asi, poft) la organización se aju;;-ta, .mucho al nombre. Consistía en la ent rega de vales de leche a las faanvlias necesitadas, que iban a hacerlos efectivos en las vaq'.'e-rías.^ Por eate concepto, el Ayun­tamiento gastaba^ bastantes miles de pesetas de sus presupuesto- , y la institución no estjiba mal. Cla"-ro que nada es perfecto en la \'i-da, y algún defecto había de tener ¡a institución del Puente de Va­llecas. Lo halló un concejal, un po­co alarniíiído por el gasto que su­ponía pa ra el Ayuntamiento <ú su­ministro de leche. Los vales supe-.raljan a las .familias necesitadas. Y, en efecibo, acaso aflguaas de és­tas percibíají la ración láctea; pe­ro la mayor par te de i.;s vales iban a pa ra r a manos de familias que no habrían querido declarar públieamcjnte que vivían de la be-n«ficencia. CJracioso truco aldea­no, que creemos desaparecido ya totalmente, pero qua no hace mu­cho figuraba toda-vía «n t re los mo­dos de adminis t rar el Municipio de Vallecas.

iEsta¡rá fuera de lugar tma n o - | t a m á s retrospectiva, por aquello de que lo cue fué puede volver a ser si no varían ¡as drcunstaiicias que lo produjeron ? Pues ailá va. En el Puente de Vallecas es l ama que antaño, no en feclia muy lar­ga, eraii reunidas las leses enfer­mas que, no podían seo? sacrifica­das-en e>l M-.tatlero de Kadr id , y con laa.4jjie enfermaban en gl I^ro-pio Puente se las sacri'ieaba' v se panía a ía venta la carne . Con es­to no se hacía mucho en favor íie la sahid pública, petro se evitaban quiebras a los t ra tan tes en gana­do. Por lo demás, e ra fácil ralat i-vamente .proceder aíl saorlíicio de vacas enfermas, pues el Matade­ro, salvo la insx>6cción de veedor

e carnes, es taba abi-wto a toda " n p r e s a cont ra t ia a las lisposi-

t» íes sani tar ias , ya v,;ue los nia-c nfes no eran del Ayuntamien-, S!no do los cortadores o tabia-lO'- Bastaba, pues, burlar a)

c-ji loí o aproveohar.?e ie sus po-, «les negligencias pa ra que en-I .-ve el ganado enfermo en el .Ma-.idero. Por si los matar i fes sen-u n remordimientos de|ConCíe:i-

.•ia.-todo está en el Puente d i Va-"liecas admirablemente dispuesto, pues al lado del Mataiiea-o se le­vanta ía iglesia. Claro que ya he­mos dicho que se t r a t a d e suce--sos retro.spectivos, cuya fecha nos sería dífíci fijar, pero que no han olvidado los vecinos del Puente. Y sólo decimos que si subsisten laa mismas circunstancias en q u e aquellos hechos se producían, aun-.que hoy no se regi,stran, pueden lener efectividad mañana. Sólo el cambio de esiiiuctura municipaii para el Puente puctie var iar su espíri tu y garant izar su mejora­miento en lo por venir.

No negamos la ofieaeia de las deJegaciones de Sanidad, a l as que excitamos por lo que afecta a Va­llecas y por la repercusión grave que tiene en Madrid cuaaito ai Puente de Vallecas interesa.

El Puente de Vallecas tíene que seír agregado a Madrid paa-íi ara propia grandeza, o Madrid t iene que amexionarse ©1 Puente de Va­llecas para rodearse del espléndi­do apara to de caipitai europea de primor ordem. El Puente <i« "Valle-cas logrará lo que le fa l ta : salu­bridad, higiene, ornato, urbaniza­ción. No puede esitar dependiauio urna baiTÍaida como la del Puente, qua es un brazo de Madrid, de un pueblo rural , agrícdla, de escasa población, como Vallecas, que se encuentra a cinco kilómetros de distancia. E4 Puente de Vaileca» corresponde a Madrid. Quien a él vaya sabe que no h a salido de Ma­drid, digan lo que quieran las de-IJmitacioneis arbiti-arias, y a Ma­drid culpará del abandono en que está el Puente de Vallecas. Pero rúik) cuando tí\ Puente de Vallecas sea de hecho Madrid potlrá impu­tarse a éste que aquél sea uiia iti-mensa mancha de barro donde des­cuellan soberbias viviendas. El Puenta de Vallecas envía todos los días a Madrid sus vecinos—em­pleados, obreros—y de Madrid se llevan los elementos que han de propulsar el fomento da! Puen. t« de Vallecas: la vida económica de esté depende de Madrid. Pero no podrá decirse qu© aquél peirte-nece a Madrid, ni a legar el dere­cho a que Madr-id dé vigor a la economía del Puente de Vallecas, mientras no se haga la- agrega­ción.

Cuando sa haga, Madrid gana­rá, porque el Puente de Valkcas es una barr iada ubérrima, lie po­derosa 'riqueza urbana .

Pero, sobre twlo, no podrá de­cirse, como al eíttjuiclar a los Aus-t r ias y Borbones en relación con él engrandecimiento de Hadr id , hace poco más de medio -siglo, C'Ue l a cortie tenía por afueras, en la dirección de Atocha, desmontes en que eran depositadlos escombros e inmur!dicia,s. Porque actualmente la afirmación sigu» siendo cierta, con la sola var iante de que esa trinchera <te basura ha retrocedi­do has ta el limite de Madrid con Vallecas, en la «ntracía del Puen­te, sobre el an-oyo Abroñigal.

B. ARTIGAS AUPON

AGRESIOTslSS

MDERTO A

PEDRADAS LA HAZAÑA

DE UN LOCO

C I R O ' S C A B A B E T V P E l iUJO

El viernes día 1, debut de la ge­nial "estrel la"

S A I J I I D B U I Z

La quiebra de! diiqoe de Düfcal

LO QUE DEBE Y LO QUE TIE­NE PARA RESPONDER

Otras sucesos

VlCiO 25 (10 n.).—Cuando se dii'igía es ta ta rde a una finca que posee en las inmediaciones de Be-dondela el depositario de los fon-do.s de aquel Ayuntamiento, don Jesús María Tejeiro, y al pasar por un camino estrecho, se vio de pronto agredido por el loco Vicen­te Marino Rodríguez, que, subido a un muro de una casa suya si­tuada al borde del camino, arrojó sobre Tejeiro una enorme piedra, que lo derribó.

En seguida fué el loco a buscar nuevas piedras, y continuó t i rán­dolas sobre su víctima has ta que la cubrió mater ia lmente.

Luego desapareció, internándo­se en el monte.

Algunos vecinos que pasaron poco después por allí recogieron al herido y lo t ras ladaron a su domicilio de Rédondela, donde fa­lleció a las nueve de es ta noche.

La Guardia Civil h a salido en busca del loco. (Febus.)

UN BORRACHO H I E R E GRA-VISIMAMENTE A OTRO

ZAMORA 25 (10 n.) .—En Toro se encontraron en la calle Cesáreo Gómez Gómez y Ramón Adeba Ri­co, embriagados ambos. Riñeron, y resultó gravís imamente herido por disparo de a rma de fuego Ce­sáreo Gómez. (Febus. )

E L CRIMEN DE ARVIZA • HUESCA 25 (9 n.).—Siguen

las gestiones p a r a aver iguar lo ocurrido al vecino del pueblo de Los Andrés Gregorio Gracia (a) el "Cantador», que el día 3 del ac­tua l salió de su casa con dirección a las obras de los riegos del Alto Aragón en busca de trabajo, y fué encontrado muer to con una herida en la frente en la orilla derecha del Gallego, término municipal de Arviza.

Recaen sospechas sobre la espo­sa del muerto, Gregoria Ladreda Reeajo, natural d* Quintana, y so-bje un hijo de ambos llamado Do-mmgo, en cuyo domicilio han sido encontradas var ias prendas de ro­pa manchadas de sangre.

Han sido llamados a declarar ambos. (Febus.)

HERIDO GRAVÍSIMO DE U N A P U Ñ A L A D A

VIGO -26 (8 m.) .—En las cer­canías de Pontevedra, el día de Nochebuena, un albañil llamado Ramón Ramayo dio u n a puña lada á Marcial Magdalena, después de Una violenta dis ímta que tuvieron en una taberna .

¡Marcial ingresó en el hospital en gravísimo evstif'.p^ (Febus.)

íiníezTiís^ roba como on hombre

hecho y derecho SANLUCAR DE BARRAME-

DA 25 (7 t . ) .—Ha sido detenido Antonio González Ramírez, cono­cido por el " G d i " , de diez y seis años, ex jefe de la cuadril la de ra ter iüos que disolvió la Policía, l lamada "Banda negra infant i l" , porque, ya sin banda y " t rabajan- , do" por su cuenta solo, h a come­tido numerosos robos. (Febos.)

El Yüelo de Londres a la ciudad del Cabo

PALACIO DE H l E i O Mañana, domingo, día 27, a

las cinco de la tarde, I N A U G U R A C I Ó N D E LA TEMPOKABA D E PATINAJE (Kstán invitados Sus Majesta­

des y Altezas Reales.) A. las seis y media, gran par­tido de "HOCKEY", para elec­ción del equipo que tomará par te en el campeonato mun­

dial de Davos-Platz. Part idos de "hockey". Exhibiciones por l)ro(esoi'e.s.

Gran orquesta. .Sesiones diarlas de patinaje, de diez y media a una y de

cuatro a ocho y media. AbonoB de 40 entradas. 100 pesetas. Cuota personal por toda lii tomnorada para los inscriptos en la Asociación Na­cional ds vPatinaje sobre Hie­

lo. 100 pesetas.

LONDRES 26 (12 m.) .—En el Tribunal de Quiebras se han recni-do los acreedores de D. Fernando de Borbón de Dúrcal, duque de Dúrcal, pa ra pedir la ejecución ju­dicial del ar is tócrata.

El relator manifestó que las pruebas de crédito» presentadas ascienden a 14.521 f ib ras esterli­nas. Anadié cjue el deudor no ha comparecido, pero que su procura­dor había remitido una car ta pi-dienáo un aplazamiento de t res meses p a r a satisfacer todas sus deudas. E n ella incluía un tele­g rama del duque solicitando un plazo de t res meses pa ra liquida^ sus créditos y aconsejando la sus­pensión de toda publicidad en la Prensa . La car ta del procurador afirma que el deudor no tiene bie­nes en Ingla ter ra , y los que posee en España están en «tal forma, que no se podrá obtener de ellos nin­gún beneficio pa ra los acreedores.

i;i representaaite del principa' acreedor se opuso a todo aplaza­miento y comunicó que el duque pOíce u n Valioso automóvil y gran cantidad de muebles en cierto si­tio de Londres.

E l representante de otro de los perjudicados dijo que había estado en comunicación oon la Embajada ei-pañola, de la cual había recibido una comunicación afirmando que hace ya varios meses que la e m ­bajada había t ra tado de ponerse en contacto con el ducjue de Dúr-c a , sin poder conseguirlo. V'.n la aciualidad la Embajada desconoce las señas del quebrado.

A continuación fué «elegido el | sindico de la ftuiabra. (Radio.)

LONDRES 25 (1 t . ) .—Conani -can de Khar tum que h a llega'lo a dicha ciudad, procedente de Atba-ra, el aviador Alan Gobham. que está realizando «1 vuelo de Lon-dies a la ciudad del Cabo.

Ha manifestado que desde qua llegó a Egipto es tá realizando su viaje en condiciones ideales, y es­pera salir p a r a el sur dentro de una semana. (Radio.)

TABÍtCOS MORTERO liOS srE.n>KEs HABANOS

ün ladrón, al huir, cae . sobre m sereno •

,M ALAGA 25 (8 n.) .—Sorpren­didos unos ladrones en un bar de la Acera de la Mar ina , uno d« ellos se ar rojó a la calle por ua balcón del piso primero y fué a caer encima del vigilante noctur­no Isidoro Benítez.

El vigilante,, aunque cayó heri­do a consecuencia del encontrona­zo, hizo un disparo, y acudieron los guaKÜas de Segurjílad, que lo­graron detener a dos de los ra te ­ras . Uno de ellos, llamado Sera­fín Várela , que fué d que se airro-j ó por el balcón, pasó al H a b i t a ! Civil por sufrir lesiones en am-bais p iernas .

E l vigilante tuvo que ser asis­t ido también de lesiones d e pro­nóstico Tese;rvadí).

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ARGIíNSOXiA, a i