Apogeo y crisis de la izquierda peruana. Hablan sus protagonistas (Alberto Adrianzén, ed., 2012)

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    INTRODUCCIN

    LA IZQUIERDA PERUANA:

    UNA ESTRUCTURA AUSENTE

    Osmar Gonzales

    Hace algo ms de dos dcadas, en 1989, se rompi el frente Izquierda Unida,y fue en ese mismo momento que comenzaron sus desastres electorales.1Han pasado ms de 20 aos y se requiere de una revisin crtica de lo quesignictantoensusaspectospositivoscomonegativoslaparticipacinde la izquierda en el Per, y esto es lo que se pretende con este volumen.No obstante, es preciso mencionar que en los ltimos aos el anlisis de laizquierda ha ido ganado cada vez mayor inters, que se ha traducido en tesisuniversitarias, libros, artculos en revistas acadmicas, debates polticos yperiodsticos, y mesas redondas.2

    Se trata de un balance que ms que urgente es impostergable, pero que nonecesariamente debe concluir en una liquidacin de la izquierda, como ensutiempoLuisAlbertoSnchezenjuicidesdesuliacinapristaasusmaestros del 900. No puede ser as, pues, de alguna manera, el (nuestro)diagnstico est imbuido de expectativa y esperanza. Si ser objetivo esimposible cuando se estudia cualquier otro tema, en este, especialmente, ello

    sera solo una aspiracin intil de ser planteada porque, entre otras cosas,hay muchos sentimientos involucrados. Es cierto que el balance est preadode subjetividad, aunque no de subjetivismo. Para parafrasear a Jos CarlosMaritegui, nuestra sangre est en nuestras ideas, nuestra pasin en nuestrasreexiones, pues, al nal de cuentas, se trata de un examen de ideas, deacciones y de personajes, todo junto.

    1 ZAPATA, Antonio. Izquierda Unida: 20 aos atrs, en La Repblica, mircoles, 4 de noviembre de2009.2Inclusoeninformesociales,comoelqueseincluyeenel Informe Final de la Comisin de la Verdad yla Reconciliacin(CVR). La amplia bibliografa, preparada por Alberto Adrianzn, que se incluye alnaldeestevolumen,recogetodoloquehasidoposibleentornoalosdebatesproducidossobrelaizquierda peruana.

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    En un terreno as denido, no se puede analizar a la izquierda peruanadejando de lado a nuestra dimensin utpica, como lo planteaba AlbertoFlores Galindo.3 Para algunos, ello puede ser una forma de arcasmo en este,

    nuestro mundo contemporneo, preado de estrategia y clculo; pero son losde espritu desmesurado, segn un trmino de Karl Mannheim, los que hancambiado el mundo, precisamente.

    Norbert Elas ha armado que la humanidad ha pasado de creer en lasutopas-sueo para aterrarse por las utopas-pesadilla.4 En efecto, lo queseala el socilogo alemn es que el ser humano ha dejado de creer en que unmundo mejor es posible para pensar que es inevitable un futuro angustiantey opresivo. Nos hemos desplazado, para decirlo de una forma metafrica, deThomas Moro a Isaac Azimov; de Utopa a Yo robot. En este cambio, la crisis delllamado socialismo real aceler el proceso. El mundo dej de soar, la pasindesapareci, y la tcnica, es decir, el saber cmo, ocup el lugar sagrado. En unmundo desangelado, la izquierda dej, paulatinamente, de tener sentido. Suvocacin de justicia, su tica, la moral cvica que pregonaba, la militancia puray abnegada, terminaron siendo solo quimeras pertenecientes a un tiempopasado:aspiraralomejorfueidenticado(denostado?)comoromanticismo.

    En el tiempo del neoliberalismo, la tcnica arras al menos hasta elmomento con la seduccin que puede despertar la pasin. As, toda

    actividad humana es medida de acuerdo a estndares y valores numricos.Todo tiene peso y tamao, y la poltica misma no escapa de esos parmetros.Se encuentra minimizada y condenada, no sabemos por cuanto tiempo, a seruna extensin de la lgica econmica. Ha perdido su sentido y vocacin. Yano expresa intereses sociales, y levita como una actividad autnoma de lasociedad. En el mejor de los casos, es parte de una formalidad.

    Paraahondarlacrisisdelegitimidaddelapoltica,lospolticosquecadavezsonmenosprofesionalesdeellayanisiquieraleendiscursosqueellosmismos han concebido y escrito, sino que declaman los que sus asesores les

    entregan redactados. Y no importa. Al ya no ser la poltica parte del inters vitaldel poltico, es decir, al no comprometer su identidad, poco interesa que loque pronuncie o lo que piense sea parte de sus convicciones. De esta manera, nohay correspondencia entre la palabra y la idea; no importa otra cosa que cumplircon el rito. Lo que vuelve ms angustiosa la situacin actual es que al individuono le interesa el pasado ni se afana por el futuro: solo vive el presente absoluto.El ser unidimensional (trmino de Herbert Marcuse) tambin es unitemporal.

    3 FLORES GALINDO, Alberto. Reencontremos la dimensin utpica. Carta a los amigos, Lima,1990, varias reimpresiones.4 ELAS, Norbert. Cmo pueden las utopas cientcas y literarias inuir sobre el futuro, enWEILER, Vera (compiladora). Figuraciones en proceso. Sante Fe de Bogot: Fundacin Social, 1998

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    Con respecto a nuestro pas, la situacin empeora cuando constatamos que nisiquiera existe el sujeto poltico que debera contribuir a recuperar el sentidode la poltica. La izquierda debi ser ese sujeto, y quiz todava tenga alguna

    oportunidad de serlo. Este panorama general debe ser aterrizado mediantealgunaspreguntas: qu pas con la izquierda en nuestropas que en unmomentoalcanzaltosgradosdelegitimidadsocialyxitoselectorales?,qufactorescontribuyeronasuderrota?,cmosevedesdeelmomentoactuallosucedidohaceunasdcadas?,todavaesposibleencontrarsustentoounaesperanzadecambiosocialenella?Paraentendermejorelcontenidodeestaspreguntas es imprescindible reconstruir el proceso de la propia izquierda, ysobre eso tratan las siguientes pginas.

    Los orgenes de la izquierda peruana en un mundo que cambiabaComo seala Francisco Guerra Garca,5 los orgenes de la izquierda peruanase encuentran en aquellos aos veinte del siglo XX tan llenos de cambios ymodicacionesenlavidasocial,culturalypolticadelmundoydenuestropas. A nivel internacional, la Revolucin mexicana (1910), el estallido de laGran Guerra (1914-1918) y la Revolucin rusa (1917) fueron acontecimientosqueanunciabanelndelAntiguoRgimen,lalegitimacindeundiscursofundacional y de una prctica poltica revolucionaria. En el plano nacional,es el tiempo del llamado oncenio de Augusto B. Legua (1919-1930) y de

    la modernizacin capitalista, y tambin de la consolidacin de las clasespopulares como sujetos polticos. Estos procesos hicieron posible la aparicinde las dos opciones que, en su momento, disputaran la representacin de lasclases populares en un sentido revolucionario: el socialismo de Jos CarlosMaritegui y el aprismo de Vctor Ral Haya de la Torre. Pero su aparicin, porms geniales que hayan sido ambos personajes, no se puede entender sin unahistoria acumulada de pensamiento y organizacin de los sectores trabajadoresque parte en el siglo XIX, especialmente con el proyecto anarquista.

    Superando lentamente al mutualismo (ms proclive a las negociaciones con lapatronal que al enfrentamiento a los explotadores), los trabajadores anarquistasfueron conquistando mayores niveles de conciencia de clase justamente en sulucha sin cuartel contra los propietarios. Esta lucha se manifest en dos niveles: elideolgico y el organizativo. En ello, indudablemente, jug un papel importantela prdica radical de Manuel Gonzlez Prada, pero tambin la experiencia de lospropios obreros y artesanos cuyos lderes ms lcidos escriban y publicaban lasllamadas hojas sueltas, es decir, sus propias revistas. En sus pginas no soloanalizaban su papel en la estructura productiva del pas en tanto trabajadores,

    5 Francisco Guerra Garca, Notas preliminares sobre la experiencia de Izquierda Unida, en estevolumen.

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    tambin se daban tiempo para mostrar pruebas de sus capacidades en otrasmanifestaciones de la creacin humana, como la msica, el teatro, la poesa. Setrataba, pues, de un mundo trabajador que bulla intelectual (ah estaba como

    muestra la Biblioteca Popular Ricardo Palma) y organizativamente, pues susreexionestenanelintersdirectoyconcretodeprepararalostrabajadorespara la lucha contra la explotacin y dar a luz a un nuevo tipo de sociedad.

    Eneste proceso sobresalen algunos hechos signicativos: enprimer lugar,las huelgas y paros protagonizados a inicios del siglo XX, que ya sealabana las clases trabajadoras como un elemento importante del paisaje social; ensegundo lugar, la presin de la plebe urbana en 1912 para que el Congresodesignara como Presidente de la Repblica a Guillermo E. Billinghurst, nuncaantes se haba visto que los desposedos ejercieran tal presin, y con xito,en las instituciones del poder; y, en tercer lugar, la histrica conquista de la

    jornada laboral de 8 horas en 1919, que revel la madurez organizativa queelanarquismo,especcamenteelanarco-sindicalismo,habaalcanzado.Esciertoqueanalesdeesemismoaoelmovimientotrabajadorsufriraunaderrota trascendental en su lucha por conquistar el abaratamiento de losalimentosconloquelainuenciaanarquistaenelmundopopularllegaraasuslmites,perolaconcienciadeclaselogradaserauncapitalpolticoquepermanecera y se revelara en niveles ms altos aos despus.

    En conjunto, todos estos jalones de la historia de las clases trabajadorasconstituiran el terreno sobre el que despus apareceran las ideologaspolticas de masas del socialismo y del aprismo. El mismo Guerra Garcaseala que, al menos en esos momentos, el aprismo perteneca al campo dela izquierda peruana. Gran parte de de las desavenencias entre Mariteguiy Haya de la Torre se deban, precisamente, a su pugna por legitimarsecomo la opcin revolucionaria de los trabajadores peruanos. Maritegui,curiosamente, acusado por el lder aprista de ser solo un lrico prosador demundos bellos irrealizables, era consciente que no bastaba la palabra y el

    gesto para una poltica revolucionaria, que a la base de ellos debera estar laconciencia y la organizacin, el pensamiento y la accin ntimamente ligados;en ello, la cultura, la formacin de un nuevo tipo de ser humano, ocupara unlugar preponderante.

    Por su parte, Haya de la Torre consideraba, al contrario, que para alcanzarsus objetivos revolucionarios, la apariencia poda ser muy til, siempre ycuando detrs de ella existieran verdades ms profundas. As, el bluffelectoralquelecriticabaMariteguisejusticaraenarasdealcanzarunapresenciasignicativa en la vida poltica nacional; por este motivo, no importaba

    declararse revolucionario o marxista, pues ese cacareo le resultaba irrelevantea condicin de llevar a cabo realmente la revolucin.

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    Analesdelosaosveinteyasepuedeobservarennuestrospersonajesdostemperamentos y dos posturas irreconciliables, tanto frente a la poltica comola revolucin. La pretensin por representar a las clases populares estara

    tamizada no solo por proyectos e ideologas, sino tambin por formas deentender la actuacin poltica concreta. La muerte de Maritegui, poco antesde cumplir 36 aos de edad, en abril de 1930, ocasion dos cosas: por un lado,la tradicin que l empezaba a construir se vio impedida de continuar, puesla sucesin de Eudocio Ravines represent justamente lo contrario al proyectoque aquel deseaba instaurar. Paradjicamente, el accionar poltico de estefavoreci a la mayor presencia, casi hegemnica, del aprismo en las clasespopulares. Por otro lado, la desaparicin de Maritegui permite al aprismoactuar en el campo popular sin adversario ni antagonista al interior del mundo

    popular, pues el comunismo liderado por Ravines, y sus erradas posicionestcticas y decisiones polticas favorecieron a Haya de la Torre en su objetivode legitimar su liderazgo popular.

    Al contrario del mariateguismo, el aprismo pudo dar continuidad y solidez a sutradicin,laqueseaanzaraconlasimbologaymitologaconstruidaenlos tiempos de la clandestinidad, la persecucin y las catacumbas. Convertidocasi en religin secular, el aprismo provey de identidad social y poltica alas clases populares, especialmente urbanas. Pero adems, internamente,logr consolidar una estructura organizativa poderosa que aun hoy en da

    ofrece rditos a sus militantes. Finalmente, la longevidad de su lder permitila construccin de un discurso genealgico (a lo Michel Foucault) en el quelasdecisionesyposturasideolgico-polticasporencontradasentresquehubieransidofueranincorporadasalinteriordeunahistoriacoherente.

    De la derechizacin del APRA al nacimiento de la Nueva Izquierda

    En un campo popular dividido por ambas opciones, la actuacin y presenciade los individuos seran determinantes para la ubicacin de privilegio

    o de marginacin de las fuerzas polticas en el devenir subsiguiente.Mientras el aprismo enarbolaba la representacin popular para enfrentarsea los gobiernos de la oligarqua, el comunismo se desplazaba en espaciosacotados, con poca adaptabilidad poltica. En la alternancia de gobiernosmilitares y constitucionales (Luis M. Snchez Cerro, scar R. Benavides,Manuel Prado, Jos Bustamante y Rivero, Manuel A. Odra), el aprismo, y sulderespeccamenteensuluchapormantenerlaprdicarevolucionariaen grados crebles y al mismo tiempo lograr la paz que proporcionara lalegalidaddelavidapartidaria,seconsolidabancomoactoresimposiblesde ser obviados. El comunismo, por su parte, no fue capaz de disputar esainuenciapreponderante(apesarquedurantelaSegundaGuerra(1940-1945)

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    elcomunismomundialsebeneciabadeunnuevoimpulsoenorme:eltriunfode la Revolucin china, dirigida por Mao Tse Tung).

    En ese terreno bifronte en el que el aprismo desplegara su actividad poltica,se ira inclinando, de a pocos pero irrefrenablemente, hacia el terreno queantes haba combatido, el de la derecha, el de los predios de la oligarqua, eldelosgrandesgruposdepoder.Sien1948huestesapristasquisieronsinxitoderrocaralgeneralOdra,yaanesdelosaoscincuenta,yluegodehaberse exiliado en la Embajada de Colombia, Haya de la Torre haba variadosudiscurso(nosabemosenqumomentohabamodicadosumaneradepensar) y sealaba que el imperialismo era una invencin de intelectualesacomplejados y propugnaba el interamericanismo democrtico sin imperio.La punta antimperialista de su estrella haba desaparecido. Predomina elinstinto de sobrevivencia y se apuesta por la legalizacin en la vida poltica: larevolucin sin cacarear haba cedido el paso a la convivencia con el pasadovergonzante.

    Ms all de analizar el viraje a la derecha del aprismo dentro de ladicotoma pragmatismo o traicin, o de si mantena honestamente sus ideasrevolucionarias o ya se haba convertido en un partido del orden, me interesasostener una idea, cual es que el acuerdo del APRA con la oligarqua terminsiendo la peor decisin, polticamente hablando, que pudo optar en su

    momento.ArmoestoporqueamediadosdelsigloXX,comosabemos,yaeranotorio el aluvional proceso migratorio de la sierra a la costa, especialmente aLima. El APRA, que tradicionalmente se haba visto impedida de interpretara la poblacin andina, tena, hacia los aos cincuenta, la gran oportunidadde representarla, y lo mejor para sus intereses era que ya no tena que irhacia ella, pues ocurra lo contrario, los Andes bajaban a la costa, en dondepredominaba el aprismo. Al virar hacia la derecha, esos amplios contingentesde migrantes se quedaron sin representacin poltica, la cual estaba en manosdel aprismo otorgarla. No olvidemos que, por su parte, el Partido Comunista

    no poda constituirse en una fuerza poltica masiva, explicable en parte porsu concepcin de partido de cuadros revolucionarios profesionales. De estamanera, el Partido Aprista dej pasar inadvertidamente la oportunidad deconstituirse en el gran partido de masas y nacional que aspir a ser desde sufundacin, y los nuevos sectores urbanos que dej sin representacin polticaseran, aos ms adelante, la base popular de los partidos de izquierda.

    Al interior del propio Partido Aprista el descontento tampoco se hizo esperar,especialmente la juventud profesional fue la que hizo evidente su malestar.Al considerar que se hallaban cuestionados los principios revolucionarios

    aurorales del aprismo, intent primero retomar las ideas de transformacinradical y antimperialistas que le haban dado sentido tantos aos. Ante la

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    estar desligados de la accin y la conviccin revolucionarias: Javier Heraud, elpoeta guerrillero, morira acribillado el 15 de mayo de 1961 en el ro Madre deDios, cuando contaba con solo 21 aos de edad.

    Si esto aconteca en la selva peruana, otra cosa estaba ocurriendo en elCusco. La ferocidad con que ejerca el poder local una familia de gamonalesy terratenientes, los Romainville, produjo que lentamente los campesinosde la zona tomaran conciencia que ese estado de cosas no poda continuar,aunque no tenan claro qu hacer. A inicios de los aos sesenta un peruanode ideas trotskistas regresaba al pas procedente de Argentina con la misinde organizar a los campesinos de la zona y, aunque estos no lo supieran,llevarlosporelcaminorevolucionario;mereeroaHugoBlanco.7Laecaciade su trabajo poltico oblig a que el gobierno decretara una reforma agrariaexclusivamente para el valle de La Convencin y Lares. Blanco no habaalcanzado a dirigir la revolucin soada pero logr conquistar condiciones devida ms dignas para los campesinos.

    Pero el triunfo estuvo acompaado de la derrota, pues el propio Blanco fueapresado y luego condenado a muerte por subversin. No obstante, en losaos setenta, ya bajo el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadascomandado por el general Juan Velasco Alvarado, y gracias a una intensapresin internacional, Blanco sera perdonado, liberado y enviado al exilio.

    Todosestosmovimientos,sibienanivelinternoreejabanqueelpoderyelsistemavigentes,yamostrabanseriasdicultadesparareproducirse.Tambinera verdad que podan emerger nuevos liderazgos por la severa crisis queatravesaba en esos momentos el comunismo internacional, al menos uno desus polos fundamentales: Mosc. En efecto, luego de la muerte de Jos Stalin,ocurrida en marzo de 1956, advino una etapa de denuncias de las atrocidadesdel primer pas socialista del planeta. Nikita Kruschev, nuevo secretariogeneral del Partido Comunista de la Unin Sovitica (PCUS), anunciaba elingreso a una nueva fase de la consolidacin del comunismo mundial. Viejas

    estructuras terminaran rodando.

    Por su parte, China, el otro gigante del comunismo internacional, haba tomadodistancia de la URSS y fue entonces que el mundo espect el rompimiento delbloque comunista entre soviticos y chinos, Mosc y Pekn. Esta ruptura sereprodujo en todos los pases, y el Per no fue la excepcin: La ruptura entremoscovitas y pekineses en el Per no fue ms que una manifestacin local dela ruptura a escala internacional de la cual no hubiramos podido librarnos.8

    7 Vase la entrevista a Hugo Blanco, en este volumen.8 Vase la entrevista a Antonio Zapata, en este volumen. A ello, Rolando Brea agrega una crticapor aquellos aos impensable: creo que los dos partidos, el comunista sovitico y el chino, ms

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    Hacia 1964 el Partido Comunista Peruano debi aceptar la ruptura. De estamanera, y liderado por Saturnino Paredes, se funda el partido Bandera Roja, deconcepcincampesinistayubicadoideolgicamenteenlaesferadeinuencia

    pekinsa. Desde ese momento se comenz a hablar de pro-soviticos y depro-chinos. El comunismo se haba dividido en dos, pero luego conocera demayor fragmentacin.

    Como contraparte a la crisis del comunismo, el mundo poda espectar lastriunfantes luchas de liberacin nacional, la descolonizacin, la heroica guerrade Vietnam contra la primera potencia capitalista del mundo, la guerra de Corea,la represin e invasin de Unin Sovitica contra sus aliados para mantenersusmrgenesdeinuencia,ellevantamientodeloprobiosoMurodeBerln,laaparicin de la juventud como sujeto crtico y de una cultura contestataria post-guerra, entre otros hechos, que empujaban a los individuos de aquellos aos aasumir posiciones radicales o comprometidas con el cambio social, y el Per nofue ajeno a ello, aunque tambin cont con sus propias razones.

    El MIR apoyado por el ELN tambin trat de replicar la exitosaexperiencia guerrillera cubana. As, en 1964, anunciaba al pas su decisin deliderar la revolucin peruana. Para ello se internara en la sierra y desde ahcomandara la gesta transformadora. Al ao siguiente se iniciaron las accionesguerrilleras contando con diversos focos de accin establecidos en Piura,

    Junn, Ayacucho y Cusco, en donde De la Puente estableci su cuartel general,pero la experiencia fue rpidamente derrotada. Al gobierno de FernandoBelaunde Terry (1963-1968) le bastaran 5 meses para liquidar la subversin.Nuevamente, la izquierda, como en el ao 1930, se vio impedida de consolidar,y menos de continuar, su propia tradicin. La muerte de los guerrilleros de1965 dej a las nuevas generaciones la tarea de refundar la izquierda peruana.Los jvenes que despus asumiran las ideas socialistas se vieron obligados aconstruir organizaciones polticas casi de la nada. Quienes debieron ser susmaestros estaban en la crcel o muertos. Como rememora Manuel Dammert:

    Las organizaciones polticas de nueva izquierda son expresin y formanparte de esa democratizacin.9 Eran sobre todo, de jvenes, siendo algunos desus comits centrales de un promedio de edad de 25 aos.10 Precisamente, enel mismo 1965, Ricardo Letts, Edmundo Murrugarra, Ricardo Napur y otros,fundaran el que sera uno de los partidos ms representativos de la izquierdaperuana: Vanguardia Revolucionaria.11

    que los intereses socialistas, los intereses de la poblacin mundial, de los pases que luchaban por suliberacin, tuvieron en cuenta sus intereses de Estado.9SereerealademocratizacinsocialenmarchaenelPer,alaexpansindelaurbanizacin,alapresencia ms importante de los obreros, campesinos y clases medias urbanas.10 Vase el documento de Manuel Dammert, en este volumen.11 A la fundacin de VR concurren principalmente: Ricardo Letts, quien viene de Accin Popular

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    Almargendelaecaciadelarepresinestatalencontradelosguerrilleros,jugaron otros factores que explican la derrota de estos, como el querer imponerdesde arriba y desde afuera la decisin revolucionaria, y tampoco hubo un

    trabajo previo de concientizacin y organizacin, como siempre aconsejMaritegui. Por el contrario, la medida tomada en la dirigencia recordabael estilo poltico de Haya de la Torre, no en vano el MIR provena de lastradiciones apristas.

    Por otro lado, los campesinos vivan sus procesos particulares, que no erannecesariamente comprendidos por los revolucionarios urbanos (ciclos deproduccin agrcola, cansancio luego de largas luchas contra el Estado,consolidacin organizativa, expectativas por los resultados del experimentode reforma agraria puesta en ejecucin por el gobierno militar provisional de1962-1963 dirigido primero por Ricardo Prez Godoy y despus por Lindley,entre otras razones). Las convicciones y explicaciones revolucionarias no eransucientes para actuar ecazmente sobre la realidad peruana de los aossesenta que empezaba a vivir momentos de transformacin profunda:

    Lasaccionesdelasguerrillasdemediadosdelosaossesentareejanquesus integrantes subestimaron las capacidades polticas del campesinado.Dentro de la concepcin que tuvieron de ellos, hubo un componentepaternalista, debido al origen urbano de los miembros de los gruposarmados, que miraba desde arriba a las organizaciones campesinas. Estecomponente, entre otras consideraciones, los llev a elegir una forma delucha que aparentemente lograra obtener el apoyo de los campesinos alliderar a estos hacia la revolucin.12

    El tiempo de cambios experimentado en la sociedad peruana se percibe envarias seales, como el triunfo electoral del arquitecto Fernando BelaundeTerry en 1963, que estuvo precedido por un ambiente que legitimabasocialmente la puesta en marcha de cambios sustantivos dentro de los moldesoligrquicos de la prctica poltica. En ese sentido, eran vistos con buenos ojos

    la reforma agraria, la poltica de nacionalizaciones, la atencin a las demandasde los trabajadores, el apoyo al sector industrial, entre otros temas. De algunamanera, se puede decir que haba cierto ambiente de izquierda y lospartidos que la componan tuvieron una experiencia con un doble sentido: deunidad y de actuar en la legalidad burguesa. En efecto, al quedar una plaza

    (AP); Ricardo Napur quien viene del trotskismo crtico argentino y del MIR; y Edmundo Murrugarra,quien viene del PC. Vase la entrevista a Ricardo Letts, en este volumen. Un estudio detallado deVR es el de CARO CARDENAS, Ricardo. Vanguardia Revolucionaria: una introduccin a los orgenes ydesarrollo de la nueva izquierda peruana (1965-1972),tesisdesociologa,Lima:PonticiaUniversidadCatlica del Per, 1998.12 RUBIO GIESECKE, Daniela. Las guerrillas peruanas de 1965: entre los movimientos campesinos yla teora foquista, en Histrica vol. XXXII, nm. 2, Lima, 2008, p. 124.

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    vacante en Diputados por Lima, el PC y otros personajes independientes,postulan al ingeniero Carlos Malpica a las elecciones complementarias de1967; el resultado fue sorprendente y promisorio: 17% de los votos. Era posible

    actuar unitariamente; era posible sacar ventaja del orden constitucional. Peroesa legalidad no durara mucho ms; la izquierda debera re-enrumbar susposiciones, tcticas y estrategias.

    El despus llamado primer belaundismo no estara a la altura de lo quel mismo haba prometido, facilitando una consolidacin oligrquica o, almenos, una prolongacin de su agona y, en consecuencia, la postergacinde los cambios urgentes requeridos en la vida nacional. Entonces se dio unaconuenciaentrecrisisdeldominiooligrquico,guerrillasderrotadasperoconun discurso radical que empezaba a ser socialmente aceptado, y el fracasadodel reformismo belaundista. Estos y otros elementos estudiados profusamentepor una amplia bibliografa daran paso al reformismo militar inaugurado enoctubre de 1968.

    Frente al reformismo militar y la contrarreforma

    Gran parte de la composicin del discurso velasquista se explica por elpapel de sus asesores, o por los intelectuales civiles que actuaron detrs delaparato militar que dirigi el Estado. As, varios intelectuales (o intelectuales-

    polticos sera ms preciso decir) que haban pertenecido a otras agrupacionespolticas se juntaron para dar como resultado a un conjunto de reformas quese hicieron polticas pblicas. Como lo ha estudiado Juan Martn Snchez,13el papel de la intelligentziacivilfuefundamentalyecaz:antiguosapristas, 14acciopopulistas,15 guerrilleros,16 socialprogresistas,17 comunistas adems dedemcrata-cristianos,18 encontraron en el espacio poltico construido por elvelasquismo el ms adecuado para construir un discurso reformista anti-oligrquico: el Estado al servicio de los cambios sociales, toda una revolucinen nuestro pas.

    En conjunto, el velasquismo transform el Estado y la sociedad, arranc a laoligarqua del poder y la pulveriz, no solo econmica y socialmente, sinotambin, y quizs lo ms importante, culturalmente: deslegitim las razones

    13 SNCHEZ, Juan Martn. La revolucin peruana: ideologa y poltica de un gobierno militar, 1968-1975,Sevilla: CSIC-Universidad de Sevilla/Diputacin de Sevilla, 2002.14 El principal idelogo del velasquismo, Carlos Delgado, fue aprista.15 Con Seoane a la cabeza se funda Accin Popular Socialista.16 Notoriamente Hctor Bjar. A Hugo Blanco se le propuso apoyar al rgimen pero no acept.17 Como Alberto Ruiz Eldredge, Francisco Moncloa, etctera.18 En 1971 se desgajan desde la izquierda de la DC importantes personajes, como Rafael Roncagliolo,Enrique Bernales, JosMara Salcedo, Manuel Benza Pcker, entre otros. Vase la entrevista aAlfredo Filomeno, en este volumen.

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    naturalistasdelasjerarquassociales,eliminlasjusticacionesmentalesdelassuperioridades de castas, propici una nueva mirada acerca de la vida de losperuanos, que todos pertenecan a una misma comunidad poltica. Con ello, el

    reformismo militar al mismo tiempo que empinaba al Estado como la brjuladel desarrollo del pas, impulsaba a la burguesa nacional; as como estatizabaempresas, formaba sujetos privados (ya liberados de la servidumbre de loslatifundistas) que constituiran despus el demos ciudadano; as como pretendacontrolar las organizaciones sindicales, alentaba la conformacin de una nuevaclase obrera y trabajadores en general; as como expanda un modelo corporativode poltica, auspiciaba la conformacin de pobladores con derechos y deberes;as como impeda la lucha poltica y a sus agentes naturales, los partidos, consus reformas propiciaba la aparicin de nuevos sujetos sociales y polticos que

    luego seran protagonistas en la vida pblica; as como se alejaba y enfrentaba atoda ideologa, construa el espacio social y poltico para un combate ideolgicosin precedentes, que fue justamente lo que enmarcara la expansin de la NuevaIzquierda y su alta legitimidad social popular.

    En efecto, se puede decir que en gran parte, la constitucin, expansin eimportancia de la Nueva Izquierda se explica por el velasquismo; este creaprocesos y fortalece actores que daran solidez a la izquierda peruana.Campesinos liberados de relaciones feudales propias del orden oligrquico,nuestro antiguo rgimen, obreros con conciencia de clase (lo que despus se

    denominara clasismo) y al margen del aprismo, neo-pobladores que reclamabanun lugar en la agenda estatal, clase media ligada al Estado (principalmenteempleados bancarios y profesores) y hasta sectores de burguesa nacional,buscaron representacin gremial y poltica, precisamente los mbitos en losque actuaba con destreza la izquierda. A ello hay que agregar que la prdicaideolgicadelvelasquismodenoalinearseniconelcapitalismoniconelcomunismo(lapolticadelnini,quesealabaPabloMacera),ademsqueel aprismo viva en la clandestinidad, abri un amplio margen a los diversospartidos de izquierda para que pudieran expandir su modo de entender y

    actuar en la poltica en general, y entender y actuar en la realidad polticaparticular de los sujetos sociales que ellos consideraban vitales. Por esta razn,no les afectaba la ilegalizacin de la vida poltica y electoral, por el contrario,los partidos de izquierda la necesitaban para sustentar y legitimar su posicinanti-sistema.

    Con este bagaje, la izquierda, hablando en trminos amplios, pudo propiciarla radicalizacin de estudiantes universitarios, organizar a obreros, pobladoresy campesinos, as como a servidores estatales. Probablemente, un ambiente delegalidad no habra sido tan propicio para su expansin. Por otro lado, granparte de los cambios promovidos y ejecutados por el velasquismo eran los

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    mismos que constituan gran parte de los programas revolucionarios de lospartidos de izquierda. Solo el Partido Comunista negoci en el plano estatal conel reformismo militar: apoyo crtico a sus reformas a cambio de la legalizacin

    de la Central General de Trabajadores (CGTP).19 En ese sentido, se seala confrecuencia que el velasquismo les expropi parte de su programa poltico.

    La consecuencia que esta situacin gener fue una radicalizacin mayorde la izquierda y, en medio de profundas incertidumbres, las diversasorganizaciones que la componan ensayaron diferentes formas acerca de cmomanejar la relacin poltica con el gobierno: oposicin radical, confrontacin/apoyo, colaboracionismo, maximalista comportamiento opositor.20 Comoseala Alberto Flores Galindo,21 ello produjo una situacin ambigua: porun lado, no permiti a los partidos de izquierda sopesar adecuadamente latrascendencia histrica de las reformas velasquistas, pero, por otro lado, laoposicin radical y el discurso maximalista (exigir solo lo mximo) contribuya conformar cierta identidad de izquierda, la que se hara ostensible y serasustancial en los aos inmediatamente posteriores, en los aos de la llamadasegunda fase del gobierno militar, es decir, en su momento de derecha,liderado por el general Francisco Morales Bermdez (1975-1980).

    La izquierda peruana era, en verdad, un gran mosaico. Sus polmicas fraternaseran sumamente fratricidas, adems de incomprensibles para los no iniciados;

    la proliferacin de sus caudillos (cada lder con su partido) haca recordarcierto estilo de hacer poltica oligrquico (cada partido duraba lo que durabasu caudillo); adems de tener en cuenta la multiplicidad de sus adscripciones.Algunos eran pro-soviticos (stalinistas), otros pro-chinos (maostas), otrotskistas, castristas, de izquierda nacional o cholo-comunismo, tambinmariateguistas, algunos pocos eran pro-albaneses, y as podramos continuar.Cadaunoacusabaalosotrosdenosersucientementerevolucionarios,ycadaunoseauto-calicabacomolavanguardiadelarevolucinsocialista.

    En gran medida, estas polmicas que se traducan en enfrentamientos incluso

    fsicos, se originaban en gran medida en lo mencionado algunas pginas atrs:la ausencia de una tradicin comn, o, en el mejor de los casos, en el provenirprovenan de una tradicin que qued trunca al morir Maritegui. Ello explicatambin, en parte, por qu en su intento de dotarse de una historia propia, deun momento original o fundacional, miraran hacia atrs para reencontrarsecon el Amauta. El legado dejado por Ravines, que lo continu en los aostreinta, no ofreca un modelo adecuado como para encontrar en l un origencompartido, incluso, aos ms adelante, sera negado y renegado por los

    19 Vase la entrevista a Gustavo Espinoza, en este volumen.20 Vanse las entrevistas a Hctor Bjar y Alfredo Filomeno, entre otras, en este volumen.21 FLORES GALINDO, Alberto. Generacin del 68: ilusin y realidad, enMrgenes nm. 1, Lima, 1987.

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    lderes del PC. La muerte de Maritegui impidi tanto una narrativa o unagenealoga, en trminos de Michel Foucault, como un espacio organizacional,una institucin poltica, es decir, un partido.

    As, con un discurso por construir y una organizacin poltica por conformar,losmltiplespartidosdeizquierdaencontraronjusticacionesparaarmarque cada uno era el conductor de la revolucin socialista peruana, y que todoslos dems no estaban a la altura de ella. La izquierda, en muchos aspectos,termin siendo sinnimo de campo de batalla. Y dentro de l, a pesar detodo, se fue construyendo un tipo de discurso y vocabulario que atravesaralas distintas capillas partidarias: lucha armada, revolucin a la vuelta de laesquina, del campo a la ciudad, entre los principales. Este campo semntico ydiscursivo mnimo traera posteriormente consecuencias, con la aparicin deSendero Luminoso y su accionar tantico.

    Los aos sesenta y setenta fueron de radicalizacin, y se instal en parte delsentido comn popular la idea de la revolucin, de los cambios drsticos ysin concesiones. En ese ambiente no resultaba improbable que apareciera unalectura de la Biblia desde el papel de los pobres, que atendiera a los desposedos.La teologa de la liberacin, dada a conocer en su primera formulacindiscursiva,aparecienChimboteybajolarmadelpadreGustavoGutirrez.A su manera, y dentro de su espacio, tambin aluda al papel transformador que

    correspondera a los nuevos actores sociales. Se trataba de ir al pueblo, y despusse empezara a hablar del protagonismo popular. El pensamiento teolgicotendra posteriormente representantes polticos. Los llamados cristianos deizquierdaserangurasimportantesenlosaosochenta,especialmenteenelfrente Izquierda Unida. La derecha, el APRA y la oligarqua no tenan lugar enesa sociedad en construccin a partir de las reformas velasquistas.

    Pasados los aos, la mirada retrospectiva de los lderes polticos y sindicalesde la izquierda peruana nos indica que hay espacio para la auto-crtica.Segn se puede observar en las diferentes entrevistas que se incluyen en este

    volumen, se reconoce que la oposicin al gobierno reformista fue demasiadointemperante y que falt algo ms de razn poltica. Como muestra, transcribolas palabras de Alberto Moreno:

    Desde la distancia que da el tiempo se puede valorar mejor lo querepresent para el Per y para la izquierda, la experiencia del gobiernode Velasco Alvarado. Nuestra posicin entonces fue crtica, pero tambinunilateral. Vimos sus limitaciones, pero no percibimos o valoramos susladospositivos.ConVelascolasideasylainuenciapolticanacionalistayprogresista se ensanchaban.22

    22 Vase la entrevista a Alberto Moreno, en este volumen.

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    Fue ardua la tarea de tratar de caracterizar al rgimen del velasquismo:reformista burgus, fascista, corporativo, revolucionario. Igual ocurracon respecto a la sociedad: semi-feudal, semi-capitalista, de capitalismo

    dependiente, y otra vez un amplio etctera. A pesar de ello, ese tipo dediscurso sin concesiones prepar a los partidos de izquierda, a sus militantes ya sus entornos respectivos, ubicados especialmente en los gremios, sindicatosy organizaciones sociales, de base, para el momento de enfrentar al gobiernorepresivo de Morales Bermdez.

    La crisis econmica, la represin social consecuente, el despido de las dirigenciassindicales, la persecucin poltica, entre otros, fueron elementos que expresabanque la coyuntura haba cambiado completamente. Dentro de la concepcin de lospartidos de izquierda, sin embargo, la situacin descrita tena algo de positivo:la crisis general agudizara las contradicciones que haran posible el estallido dela revolucin. La idea de que la revolucin estaba a la vuelta de la esquina seextendi, y ello traera importantes consecuencias poltico-ideolgicas despus.23

    Ante la cerrazn del rgimen poltico, la poltica en la clandestinidad seconvirti casi en el nico modo de hacer poltica, y en torno a ella aparecieronpersonajes y cdigos de comunicacin muy propios: el cuadro (el militante), elpunto (lugar de encuentro) y toda una mstica de entrega en donde lo individualperda importancia hasta casi volverse invisible ante la causa colectiva,24 y en

    donde las muestra de honestidad con respecto a las convicciones proclamadassignic el desarraigo social, es decir, el desclasamiento.25 Ir al pueblosignicparamuchosmilitantes de izquierda que provenan de las clasesmedias o altas, vivir donde vivan los pobres y los trabajadores, abandonar elentorno familiar y social de comodidad para pasar las penurias de las clasesdesposedas: era un compromiso militante, entrega a una causa superior,tambinsignicabaqueseerigaelhroesocialrevolucionario.

    En esta forma de mirar la vida, cada militante era visto como el portaestandartede una nueva vida (superior) al alcance de la mano. Preparar las condiciones

    objetivas y subjetivas para el inicio de la revolucin era su principal cometido.La forma de jaquear al gobierno fue propiciar una serie de huelgas y parosgenerales. En la cronologa que se incorpora en el presente volumen se puedeobservar las fechas principales de las medidas de lucha realizadas. Ms all delas diferencias ostensibles entre los partidos de izquierda, prcticamente haba

    23 Como dice Guillermo Nolasco: En la medida que creamos que la revolucin estaba a la vuelta de laesquina y que transformar el pas era simplemente tomar el control del Estado, entiendo que nuestraparticipacin poltica era sin mayor convencimiento democrtico. Vase la entrevista a GuillermoNolasco, en este volumen. Tambin la de Olmedo Auris.24 Vase la entrevista a Rosa Mavila, en este volumen.25 Vase la entrevista a Susana Villarn, en este volumen.

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    consenso en que la huelga general era el primer paso y necesario en la rutadelarevolucin.Laprensapartidaria,losvolantes,losdiscursosinamadosfueron algunos de los medios de comunicacin entre los liderazgos y las

    denominadas bases. Los independientes no tenan lugar ni respeto casiante la mirada de los cuadros revolucionarios, pues eran considerados comodiletantes o vacilantes. Se trata de una efervescencia social y poltica queprontamente encontrara una expresin en el campo cultural.

    En efecto, la oposicin poltica radical no solo se sostuvo en la organizacinpartidaria o sindical, pues tambin fueron cobrando importancia otroselementos. Uno de ellos fue el periodismo poltico que encontrara su mximaexpresinhacianesdelosaossetentaenlaRevista de Marka. En sus pginasse aglutinaron no solo los representantes polticos de la izquierda, sino tambinlos intelectuales que se agrupaban alrededor de ellos. Apareci en el contextode la convocatoria al proceso llamado de la transferencia del poder de losmilitares a los civiles realizado por Morales Bermdez. Y era lgico, pues lalucha electoral supona ganar el convencimiento de las masas en un panoramasocial ms grande que el de los contextos militantes. La opinin pblica, esdecir, su conquista, fue adquiriendo una importancia singular en los prediosde la izquierda. A Revista de Marka debe sumarse publicaciones partidariascomo Crtica marxista-leninista, del Partido Comunista Revolucionario yAmauta, de Vanguardia Revolucionaria, entre los principales. Se trataba de un

    periodismo poltico combativo y de alta calidad.

    1978 sera un ao crucial, pues en esa fecha se elegiran a los miembros delCongreso Constituyente. Al lado del periodismo poltico cobr importanciaotro tipo de periodismo, el de humor poltico. Monos y Monadas de NicolsYerovi (que reactualiz el peridico festivo de su abuelo, Leonidas Yerovi),que congreg a destacados poetas y caricaturistas que se burlaban sin piedadde nuestros polticos y personajes pblicos. Desde su particular funcincumpli un papel importante en la tarea de ganar cierto sentido comn hacia

    las ideas de izquierda y la necesidad del cambio social. A las publicacionesmencionadas se debe sumar el aspecto artstico, en donde el teatro tambinfue imbuido de crtica social.

    Finalmente, la academia tuvo un notorio auge gracias a una serie deestudios y reexiones sobre la realidad peruana, publicados y discutidosen diversos medios. Los intelectuales ejercieron una inuencia crtica, decuestionamiento del statu quo, de inconformidad ante la realidad. Una revistaimportante fue Sociedad y Poltica, dirigida por el socilogo Anbal Quijano,26

    26 Un balance de los aportes de Anbal Quijano es el de PAJUELO TEVES, Ramn. El lugar de lautopa. Aportes de Anbal Quijano sobre cultura y poder. En MATO, Daniel (compilador). Estudios yotras prcticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder. Caracas: FLACSO, 2002.

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    y en la que colaboraban otros colegas suyos como Csar German, RodrigoMontoya, Guillermo Rochabrn, y otros; la aparicin de cada nmero de estapublicacin era esperada por los militantes de los partidos de izquierda tanto

    por su densidad terica como por la perspicacia de sus anlisis polticos. OtrapublicacininuyentefuelarevistaQueHacer, de Desco, una ONG fundadapor polticos e intelectuales social-cristianos de centro-derecha como AntoninoEspinoza del Partido Popular Cristiano, pero que luego fue dirigido pormiembros de nuevas generaciones, ms inclinados hacia la izquierda, comoHenry Pease o Marcial Rubio, por ejemplo. Ms adelante, sera importante larevista fundada por ex asesores del velasquismo, como Carlos Franco, HugoNeira, Hctor Bjar, Francisco Guerra Garca, Federico Velarde: Socialismo yParticipacin, rgano de expresin del Cedep.

    No obstante esta ebullicin de nuevas lecturas y de la cercana delpensamiento crtico con la izquierda poltica, nunca se dio una conjuncinorgnica e institucionalizada entre ambas esferas y, por el contrario, prim eldesentendimiento y la separacin. Los militantes entendan que la actividadintelectual era secundaria por moverse solo en el campo de las ideas y lo quedemandabaelmomentocrticoentendaneraaccin;prctica,nolosofa.Adems, Marx ya lo haba dicho, se repeta con frecuencia: no se trata solo deentender cmo funciona el mundo, sino de cambiarlo. Pero obviaron lo que decaLenin: no puede haber prctica revolucionaria sin teora revolucionaria, y lo

    armrecordmosloensusdebatescontralosrevisionistas.AlbertEinsteinlo haba expresado a su manera: no hay nada ms prctico que una buena teora.En resumen, la separacin de los mbitos intelectual y poltico atent en contra deunapresenciapolticamsslidayecientedelaizquierdaperuana.

    Hastanesdelosaossetenta,entonces,laizquierdamostrabatantoavancescomo incomprensiones, como he tratado de mostrarlo, y que en conjuntoayudan a explicar crticamente el protagonismo ambiguo de la izquierda en lavida poltica peruana.

    La transferencia poltica y la ambigedad de la izquierda

    El mencionado proceso de transferencia del poder a la civilidad trajo buenasnoticias para las fuerzas de izquierda. En efecto, aunque a regaadientes, granparte de sus partidos decidi participar en las elecciones llamadas con desdncomo burguesas. Los que lo hacan (luchar por los votos) sostenan que noera ninguna traicin a sus principios, sino como una forma ms de luchaen contra del sistema, siempre en el camino estratgico que desembocaraen la revolucin. Sin embargo, hubo otras organizaciones que decidieron

    no participar y sumarse al juego de la burguesa: principalmente el partido

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    de liacin maosta, Patria Roja, y Vanguardia Revolucionaria-ProletarioComunista, aunque hubo otros de menor importancia; entre ellos uno alque muy pocos le prestaron atencin pero que muy poco tiempo despus

    se convertira en una pesadilla en la vida peruana: Sendero Luminoso. As,en 1978 la mayor parte de los partidos de izquierda, caracterizados por suprdica anti-sistema y de rechazo a las maneras burguesas de la democraciaformal, deban disputar el favor ciudadano en las urnas para la eleccin de losrepresentantes ante el Congreso Constituyente.

    En contra de las mejores expectativas, la votacin alcanzada en conjunto portodas las fuerzas de izquierda sumaba un tercio del resultado general. Conello, se colocaba en una posicin expectante dentro del panorama polticoperuano, aunque no necesariamente en la va revolucionaria. El xito electoralmencionado tuvo su locomotora en la candidatura del ya entonces mtico HugoBlanco, quien lideraba un partido de nombre largo que haba sido fundado porGenaro Ledesma Izquieta: el Frente Obrero Campesino Estudiantil y Popular(FOCEP).27 Este partido capitaliz el 12% de los votos, y la locomotora de esacifra fue Hugo Blanco, gracias al voto preferencial; ningn otro lder de laizquierda peruana poda disputarle su ubicacin primordial, lo que genernuevosconictosensuinterior,entreotrascosasporquelamayoradelospartidos se adscriban al pensamiento sovitico, chino o castrista y de algunamanera podan conversar, pero Blanco era trotskista, es decir, peor enemigo ni

    la burguesaparte de las incomprensiones de la izquierda que acabaran porsocavarla en los aos posteriores.28

    La Asamblea Constituyente fue presidida por el histrico Haya de la Torre, yagravemente enfermo, por lo que tuvo que ser reemplazado por otro personajeclebre del aprismo: Luis Alberto Snchez. Al terminar sus funciones dichaAsamblea con la redaccin de la Constitucin de 1979, las diferentes agrupacionesdelaizquierdarepresentadasenelCongresosenegaronarmarlanuevaCartaMagnaconsiderandoquenoexpresabacondelidadlasdemandaspopulares.

    Curiosamente, dcadas despus, en su lucha contra el fujimorismo, la izquierdaapelara, como lo hace hasta el da de hoy en su oposicin al segundo gobiernoaprista, por la restitucin de dicha carta constitucional.

    Para cumplir con la segunda parte de la transferencia, se convoc a eleccionesgenerales con las cuales los militares abandonaran el control del Estadodespus de 12 aos de gobierno, contando sus dos fases o etapas. La izquierda

    27 Vase la entrevista a Genaro Ledesma, en este volumen.28 En las elecciones constituyentes de 1978 se presentaron, aparte del FOCEP, las siguientesagrupaciones de izquierda: PSR, PCP-Unidad, Unidad Democrtica Popular, Accin RevolucionariaSocialista; adems del Frente Nacional de Trabajadores y Campesinos (Frenatraca) y la DemocraciaCristiana. En conjunto obtuvieron el 36% de los votos.

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    se preparaba para conquistar votos, no con la creencia que poda ser gobierno(exista la conviccin extendida que las fuerzas del orden jams lo permitiran),sino para corroer el sistema desde adentro, para usar los espacios

    institucionales para denunciar el orden imperante. Para 1980, organizacionesque en 1978 se abstuvieron de presentarse a la farsa electoral, se decidana competir electoralmente, como Patria Roja. Para los comicios generales,algunos partidos de la izquierda peruana intentaron constituir un frente que losaglutinara, as naci, en enero de 1980, la Alianza Revolucionaria de Izquierda(ARI), conformada por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) deliacintrotskista,laUninDemocrticaPopular(UDP)y,altimomomento,Patria Roja y VR-PC.

    ARI no tuvo sino una corta vida, apenas tres meses. La razn de su pronto fracasosedebialascontradiccionessinresolverysinganasdesolucionarqueseprocesaban al interior de los partidos y de sus adscripciones ideolgicas. Algunoslderes no podan aceptar que Blanco, de proveniencia trotskista, representaradicho frente, y en esa condicin, postulara a la presidencia de la Repblica. Losstalinistas,lospro-moscovitas,losmaostas,enn,boicotearondesdeadentrola postulacin mencionada. Alfonso Barrantes acept ser el candidato a lavice-presidencia, pero al parecer ms obligado por las circunstancias que porconviccin.Barrantesabogadodefensordederechosdelostrabajadoresqueen los aos cincuenta haba renunciado al APRA por la conciliacin de esta con

    laoligarquatendrapocotiempodespusdestacadaparticipacin,perohastaesemomentoiniciosdelosochentasupapelconsistaenpresidir,comoguradeconsenso,alaUDP(compuestaen1977porVR,PartidoComunistaRevolucionarioPCR,MIR-IVEtapayelMovimientodeAccinProletaria).Al menos ya se vislumbraba en Barrantes cierta capacidad de convocar apersonajes dismiles. Ello sera despus su principal capital poltico.

    El estallido de ARI fue traumtico y dramtico pues, en una relacin medioperversa, se quera la unidad pero en la prctica se la corroa. La ruptura de

    la precaria alianza puso a los dirigentes frente a su propia responsabilidad,ya no poda echarse la culpa a ninguna fuerza exterior, al imperialismo, a laoligarqua, a la burguesa, a nadie. A pesar de la derrota, la experiencia deARIsignicelpuntodeingresoaciertamadurezenelprocesodenuestraizquierda. Hacerse cargo de las consecuencias de las propias acciones es lamejor manera de madurar.

    Las evaluaciones con respecto a lo que represent ARI son dismiles. Solo a modode ejemplo. Para algunos, esta alianza debi constituir un grado de unidad yfuerza poltica mayor que lo que fue IU, especialmente por su vinculacin

    con los actores sociales movilizados: ARI estuvo gestada por muchos msactores sociales que no tenan vocacin vinculada a la representacin poltica

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    electoral.29 Mientras que para otros, ARI parta de una base ms limitada,pues exclua a partidos como el Comunista y el PSR, de origen velasquista.30El propio Barrantes tiene su evaluacin al sealar que su ruptura fue una

    experiencia no solo negativa sino vergonzosa.31

    Las organizaciones partidarias de la izquierda no fueron capaces de ponersemnimamente de acuerdo para presentar una sola candidatura. Finalmente, sepresentaron 7 listas que electoralmente representaron un acentuado retrocesoen comparacin con las elecciones constituyentes. Solo alcanzaron, todas lassiglas juntas, el 16% de los votos, menos de la mitad de lo conseguido apenasdos aos antes. El partido vencedor de ese ao fue Accin Popular, que coloccomo presidente a Fernando Belaunde Terry, por segunda vez en su historia.

    La escasa votacin alcanzada fue un encontronazo doloroso con la realidad,y puso en alerta a la izquierda peruana con respecto a que la representacinpopular no era absoluta ni mecnica, como crean o imaginaban. Por el contrario,descubrieron que el campo electoral era tambin uno de disputa, de lucha contralas fuerzas del orden. La aceptacin fue difcil, la renuencia a hacerlo dur msde lo necesario. Los dirigentes de izquierda entendan que aceptar la democraciasignicabaaceptarelcapitalismo,alcualhabancombatidodesdesiempre.Parecaprimar en los dirigentes un anlisis que sostena que solo por ser de izquierdala identicacinpopular devena natural. Por otro lado, todava prevaleca

    el recuerdo del auge de masas con el que se enfrent a la segunda fase delgobierno militar con relativo xito para al menos legitimar a la izquierda en la vidapoltica nacional. Con esa mentalidad tumultuaria sus lderes pretendieron hacerpolticaenuncontextoquesehabamodicadodentrodelmarcoconstitucional,pero que por entonces no haban logrado percatarse de la magnitud del cambio.Unaevidenciaqueencontraronparajusticarsuprcticapolticafueeltriunforevolucionario del Frente Sandinista de Liberacin Nacional (FSLN), que derrocal viejo rgimen de dicho pas. Se crey errneamente que el ciclo iniciado conlaRevolucin cubana continuaba con laexperiencianicaragense, cuando en

    verdad era el cierre del ciclo iniciado en 1959.El nuevo escenario poltico-electoral coloc a la izquierda, a sus partidos,frenteaunpanoramasocialinesperado,puesenadelantetendraquejusticarsu presencia poltica ya no ante la militancia o el entorno inmediato, sinoante una opinin pblica que, adems, se haba ampliado. En efecto, la masa

    29 Vase la entrevista a Aida Garca Naranjo, en este volumen.30 Vase la entrevista a Alfredo Filomeno, en este volumen. Por otro lado, la experiencia de ARI estatrayendo el inters de los investigadores. En la Universidad de San Marcos, Piero Ochoa Valdez seencuentra desarrollando una tesis sobre dicho frente.31 Entrevista de Vctor Caycho publicada en Barrantes, sus propias palabras, Mosca Azul editores, Lima,1985

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    electoral haba crecido al legalizarse la votacin a menores de 18 aos, a lasmujeres y a los analfabetos. Tambin se haba democratizado.32 La izquierdadebi readecuar sus mtodos y espacios de trabajo poltico, ya no bastaba la

    clandestinidad, los apodos, ni el lenguaje crptico, ahora deba ser capaz decomunicarse y representar a una sociedad ms amplia, tratar de hablar comola mayora lo haca y aparecer incluso ante los medios de comunicacin comoson, con sus nombres y rostros reales.

    Detrs de todo ello y como un tema de fondo estaba el de las nuevas formas quedeba adquirir la prctica poltica, la lucha por el poder, lo que exiga, asimismo,una reconceptualizacin de la poltica. En esa bsqueda, como parte de ella, laRevista de Marka da paso a eldiario de Marka. En l hasta el lenguaje deba sermodicadoconrespectoalaformacomosecomunicabalaizquierdapormediode su prensa partidaria. Un peridico nacional actuaba en otro nivel. La calidaddel mencionado diario y el sostn social que se explicaba por la movilizacinsocial presente desde haca dos dcadas aproximadamente, fueron condicionesque permitieron que la izquierda adquiriera importancia en la escena pblica.En esa nueva naturaleza de la comunicacin entre sujeto poltico y sociedademerga como un reclamo persistente la unidad de las fuerzas de izquierda. Yaun intento haba fracasado con resultados muy costosos.

    Izquierda Unida: esperanza y fracaso

    Despus de ARI, los partidos de izquierda buscaron una nueva frmulade unidad, as, en setiembre de 1980, nace Izquierda Unida, la experienciams amplia y exitosa de la izquierda peruana. Estuvo integrado por sieteagrupaciones, algunas de las cuales eran en s mismas conjuncin de otrospartidos: FOCEP, PCP, PCR, PSR, UNIR, UDP y FNTC. IU represent, paraalgunos observadores crticos ubicados en los mrgenes de dicho frente, laclaudicacin de los principios revolucionarios que dieron nacimiento y formaa la izquierda histrica. El Parlamento, el establo burgus, termin por

    ejercer su seduccin, se abandon el fusil para ser parte del orden. Incluso,sostenan que la crisis econmica en marcha lo que iba a generar eran nuevascondiciones para la revolucin largamente acariciada y, en vez de aprovecharla agudizacin de las contradicciones, los partidos de IU terminaron siendoabsorbidos por la legalidad poltica. Uno de esos crticos radicales fue SenderoLuminoso (SL) que, dirigido por un profesor gris de la Universidad deHuamanga, Ayacucho, haba sido capaz de articularse en un grupo pequeode militantes con frrea organizacin y fanatismo desmesurado.32 Una contradiccin importante fue que mientras la sociedad se democratizaba, los partidos deizquierda mantenan estructuras organizativas autoritarias y jerrquicas; por otro lado, les costabaincorporar en plano de igualdad, por ejemplo, a las mujeres, a las que siempre relegaban de lasinstancias de decisin. Vase la entrevista a Isabel Coral, en este volumen.

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    El mismo da de las elecciones, 18 de mayo de 1980, SL anunci al pas elinicio de la guerra popular. En su momento, muy pocos lo tomaron en serio,sin embargo, ms adelante, sera capaz de poner en jaque a la IU y de hacer

    tambalear al propio sistema poltico. El lenguaje de SL era muy similar al quelos partidos ahora legales de izquierda utilizaban pocos aos antes, y que engran parte todava mantenan como un lenguaje oculto. La guerra popularera una idea eje de todos los partidos de izquierda, as como la revolucin,el poder nace del fusil, etctera.33 Por esa razn, las organizaciones queconformaban IU se mostraron conmocionados sin saber cmo responder anteeldesafopolticoquelesplanteabaSL:iralaguerrapopularcomoellasmismaslohabanproclamado?,mantenerseenlalegalidadsinconsiderarlouna traicin a los principios antes enarbolados y convencer a los militantes

    formados en la prdica revolucionaria que el camino legal era el adecuado enlasnuevascircunstancias?,mantenerelobjetivorevolucionariopordebajodel tamiz electoral por si las contradicciones se agravaran?, cmo seguirsiendorevolucionarioscompitiendoporlosvotos?

    El desafo fue uno poltico y terico al mismo tiempo. En la regin,especialmentedemanodeloscientcossocialesexiliadosdeBrasil,Chile,Argentina y de la convivencia obligada con otras comunidades acadmico-polticas, como Mxico en primer lugar, pero tambin Bolivia, Per, CostaRica y otros pases ms, se inici una reconversin de las claves interpretativas

    y de accin, se abandonaba la idea de la revolucin para asumir el principio dela democracia. Norbert Lechner, socilogo alemn que radic en Chile desdemuy joven, fue el abanderado de esta ruptura epistemolgica. Pero lo quenace en la academia tarda de aclimatarse en los predios polticos. Mientraseso suceda, IU afrontaba severas confrontaciones por no poder decidir unapostura clara frente al senderismo. As, el terreno poltico-social peruano erasumamente complejo, pues al regreso a la constitucionalidad haba que agregarelprocesodelacrisiseconmicaqueproducaconictossocialesdedistintaenvergadura, la presencia tambin corrosiva de SL y el protagonismo social

    que IU quera expresar y representar polticamente. Pas de enfrentamientosqueexigadeniciones,elnuestro.Noobstante,IUprosperabaelectoralmente,perotambinencuantosuinuenciaenlaopininpblica.

    En efecto, en las elecciones municipales del mismo 1980 es cierto que perdipero tambin es verdad que obtuvo un caudal de votos que auguraba unapresencia mayor en el futuro, como efectivamente sucedi en las eleccionesmunicipales de 1980. Para la Alcalda de Lima el candidato fue el propio

    33 Al respecto vase GUERRERO BRAVO, Juan Carlos. El impacto de Sendero Luminoso en el discurso yprctica de Izquierda Unida en un contexto democrtico (1980-1989), tesis para optar el grado de Maestroen Ciencias Sociales, Flacso, Ciudad de Mxico, 2000.

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    Barrantes, quien obtuvo en la capital 28.3% de votos (quedando en segundolugar,despusdelcandidatoocialista,EduardoOrrego,deAccinPopular),y el frente IU, a nivel nacional, alcanz el 23%. Es cierto que todava estaba

    lejos de lo alcanzado en 1978, pero era evidente que haba alcanzado un avancesignicativoenlaaceptacinciudadana.

    El ao 1983 fue el del gran xito de IU, cuando gan la Alcalda de Lima conel mismo Barrantes como su candidato, adems de otras capitales importantesdel pas. La votacin sube a la importante cifra de 29%. Como seala CarlosAdrianzn,34 esta sera la cifra electoral ms alta alcanzada por el frente. As,IU pasaba a ser la segunda fuerza electoral del pas, detrs del Partido Aprista.Al interior del segundo belaundismo, las formas parsimoniosas de Barrantescontradecan con el mpetu de las clases populares y medias que exigan desucandidatodenicionesconmayornfasis.PeroelhumordeBarrantes,lalgica de sus discursos, su presencia fsica tan parecida a la de la mayora deperuanos, y otros aspectos, hicieron posible que empatara, como nunca antesun lder de izquierda lo haba conseguido, con la nacin.35

    Socialmente, el optimismo desbordaba, pero al interior del frente se ibanacumulando enfrentamientos que solo el xito electoral poda postergar, peroque despus seran determinantes en el fracaso del frente poltico. En estecontexto de victoria, a la IU le quedaba demostrar que no solo era un gran

    agitador de plazas sino que tambin era capaz de administrar con sentido laciudad. El gran grito de campaa fue el milln de vasos de leche para losnios de escasos recursos. Al principio muy pocos creyeron que sera posible,pero la capacidad organizativa de Henry Pease y de un grupo capacitado ycon mstica hizo posible cumplir con la promesa electoral. De este modo, IUmostraba a la ciudadana que al discurso poda aunar la gerencia.36

    La gestin municipal del IU fue transgubernamental, pues inici durante elbelaundismo y concluy en el del APRA, luego que se llevaron a cabo laselecciones generales de 1985. En ese ao, la izquierda y el APRA se enfrentaron

    en el campo electoral por primera vez. Desde Maritegui, la izquierda no habatenido momento tan promisorio.37 Levant la bandera de gobierno y poder,

    34 ADRIANZN G. B., Carlos. Izquierda y pospoltica en el Per. Buenos Aires: Clacso, 2008. Este trabajo,a mi entender, es el ms importante que se ha escrito sobre post-89, pues analiza a esta fuerza polticadesdeunaperspectivatericadenida,ytrasciendelostextosbasadosenmemoriasodescripciones,endondeeltonopersonaldenefuertementeelcarcterdelanlisis.35 En 1983 se constituira una agrupacin importante, que se ubicara al interior de IU, el PartidoUnicadoMariateguista(PUM),conformadoporlosMIRes,VRyUDP.36 Vanse las entrevistas a Susana Villarn y Henry Pease, en este volumen.37 La expansin de IU desbord ampliamente los linderos de sus partidos, y se proyect hacia elciudadano comn que, por distintos motivos se senta atrado por el discurso renovador de la izquierda.Una expresin de ello fue que los llamados independientes o sin partido dentro de IU adquirieron unapresencia importante. Por esta razn, Barrantes le pidi a Rolando Ames que le confeccionara la lista

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    es decir, lograr la gestin del Estado para cambiar integralmente al sistema.Pero el aprismo tena un candidato joven, Alan Garca, que haba sabidollegar a la sociedad con un discurso que mucho tena de los planteamientos

    que la propia izquierda haba sostenido como parte de su identidad, y quereactualizaba en parte el del aprismo original: contra el poder del imperialismo,contralosorganismosnancieros,nopagarladeudaexternaquesojuzgabanuestra economa, atender a los trabajadores, etctera.

    En la campaa electoral se mostr claramente la diferencia entre un partidoorganizado y con una tradicin sustentada por dcadas, y un frenteprecariamenteconstituidoycorrodoporsusconictosinternosqueapenasse disimulaban o postergaban gracias a los avances electorales. En 1985 lahistoria tuvo un peso importante. Por primera vez se iba a poner a pruebala segunda vuelta electoral si ninguno de los candidatos alcanzaba el 50%msunodelosvotos.LaprimeravueltadejcomonalistasaBarrantesyGarca, pero el primero declin continuar ante la alta votacin conseguidapor el aprismo. Esta decisin fue duramente criticada, pues, se deca, IUdebairhastaelnalparautilizarla tribunapblicaconelndedifundirsus planteamientos. Sin embargo, prim el anlisis que una segunda vueltadaba oportunidad para que la derecha uniera sus votos al APRA y dejara aIU con una mnima votacin, lo que contribuira al descrdito del frente. Eltriunfo del APRA por primera vez en su historia, que le permiti ejercer el

    gobierno, recompuso el panorama poltico, pues de alguna manera se hacavisible una cierta inclinacin ciudadana por las opciones de cambio, dejandoa la derecha como una fuerza poltica marginal. Para entonces, ya estabaactuando el Movimiento Revolucionario Tpac Amaru (MRTA), compuestopor ex militantes apristas. Sin tener la ferocidad del senderismo, con un origenms urbano y de clase media, algunos vieron en sus inicios como una nuevaversin del MIR guerrillero de los aos sesenta. Despus de todo, este tambinfue un producto del desgaje del aprismo derechizado.

    Ms all de la derrota de 1985, IU segua siendo un protagonista relevante dela poltica peruana. Al ao siguiente, en las nuevas elecciones municipales,perdi Lima (explicable en parte por una participacin poco tica delpresidente Garca a favor de su candidato municipal) pero su votacinnacionalfuesuperioralaquealcanztresaosantes,yesoperlabaalfrentecomo una posibilidad de gobierno factible para las elecciones de 1990. Pero en1987,Garcaplanteunamedidaquemodicararadicalmenteelescenariopoltico,alproponerlaestatizacindelsistemananciero(proyectoqueIUapoy).Laconsecuenciafuequeladerechaqueyacomenzabaaproducir

    desenadores,lacualaceptprcticamentesinmodicaciones.VaselaentrevistaaRolandoAmes,en este volumen.

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    un discurso propio con el trabajo de Hernando de Soto y El otro sendero, ycon la presencia poltica del escritor Mario Vargas Llosa, que conform elMovimientoLibertadasumieraunapresenciapblica,msan,atrayendo

    una nueva generacin de jvenes liberales que difundan su pensamiento pormedios escritos como el diario La Prensa. De esta manera, el escenario polticoinclinado hacia la izquierda hasta mediados de los aos ochenta, comienzaa cambiar su topografa. Aun as, el descalabro del gobierno del aprismocolocaba a IU como una fuerza de primer orden para las elecciones que sedeban realizar en 1990.

    Agotado el liderazgo carismtico de Garca y menoscabada la organizacin delPartidoAprista,alcualselevinculconpersonajesdelnarcotrco,Barrantesy el frente que representaba aparecan como el recambio de gobierno msprobable. No obstante, las pugnas internas al interior de IU seran decisivasen los aos siguientes, La crisis econmica ahondada por el gobierno aprista,requera de medidas drsticas, y la violencia poltica que jaqueaba al gobiernoconstitucional demandaba soluciones poltico-militares que algunos dirigentesdeIUnoestabandispuestosatomarporeltemordeseridenticadosconel sistema que haban proclamado cambiar sustancialmente. Ambas, crisiseconmica y violencia poltica, eran condiciones de un pas que necesitabanser asumidas por el nuevo gobierno, sea quien fuera.

    AlinteriordeIUseprodujounconictocadavezmsnotorio.Porunlado,Barrantesconabaquepodallegaralapresidenciasinnecesidaddelapoyode los partidos que conformaban IU; por otro lado, los partidos sostenanque Barrantes era una creacin de ellos, que dicho frente era el resultadodel movimiento popular, y que el liderazgo personalizado era un resultadoeventual. Las pugnas internas hicieron imposible que se conformase unespacio de concertacin poltica dentro de IU. En reiteradas oportunidades,Barrantes anunci su renuncia de la presidencia del frente. La participacin delPC, dirigido por Jorge del Prado, posterg en diversas oportunidades lo que

    pareca ser inevitable, como efectivamente sucedi. Por su parte, los llamadosno partidarizados, especialmente los cristianos de izquierda, entendieron supapel dentro de IU como el cemento que ayudara a amalgamar las partes enconicto.

    En un escenario que se polarizaba cada da ms, surgieron voces radicalesal interior de los propios partidos de IU, especialmente de la juventud delPC y de Patria Roja, que demandaban a la dirigencia retomar los principiosrevolucionarios, lo que los acercaba peligrosamente a posiciones losenderistas. Ello explica en parte el desgajamiento que sufrieron algunos

    partidos,comoelPartidoUnicadoMariateguista(PUM).

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    Un grupo de intelectuales que haba fundado la revista El Zorro de Abajo,propugnaba la renovacin de la forma de entender y actuar en la polticanacional. El distanciamiento entre pensamiento y liderazgos cercen dicha

    modernizacin. De este modo, la presencia de Sendero Luminoso actu comouncatalizadordelasdenicionesoindenicionesdelfrente.Conladistanciade los aos, los lderes de aquel momento han sostenido que fue un errorpermitiresasmini-rupturasquenalmenteterminarondividiendoelfrente.Pero, por otro lado, el contexto nacional incida en IU establecindose unapugna cada vez ms evidente y sin solucin entre el barrantismo y los partidos.La autocrtica que hoy enuncian los responsables polticos de entonces sealaque algo ms se pudo hacer entonces pero que no tuvieron la visin necesariapara constituir el terreno poltico-institucional propicio para resolver las

    pugnas internas de IU.Carlos Tapia ha mencionado en diferentes oportunidades que la variableindependiente sobre la que IU no fue capaz de tomar una posicin unitariafue Sendero Luminoso. Por el contrario, ha sealado, el no zanjamiento sintapujos con dicha agrupacin maosta es la razn principal para la ruptura delfrente.EnesteterrenodecontradiccioneseindenicionessepreparelPrimerCongreso de Izquierda Unida, cuyo responsable organizativo fue HenryPease. La mayor parte del tiempo que llev la organizacin del congreso serealiz con Barrantes al margen y, por lo tanto, algunas agrupaciones del

    frente siempre tratando de incluirlo, pues era notorio que sin l la agrupacinpoltica debilitaba sus oportunidades. Barrantes nunca se comprometi conel Congreso y por el contrario pugnaba por la depuracin del frente de suscomponentes ms radicales que, deca, le eran adversos; tena en mente elfracaso de la experiencia chilena de 1973, cuando Salvador Allende fue vctimade sus aliados. Un Congreso de IU sin su liderazgo ms representativo carecade mayor sentido, pero aun as se continu en su organizacin siempre con laexpectativaqueenelminutonalBarrantesdecidieraserpartedel.

    Entre la promesa de refundacin de IU y las elecciones nacionales en el horizonte,los esfuerzos desesperados por reconstituir IU precipitaron en el desastre. Enenero de 1989 se llev a cabo el Congreso, en el Centro Vacacional Huampan,yfueelnaldeunahistoriaqueparecapodaserhistrica:130milinscritoscon carnet, una cifra impresionante para entonces. Como seala GustavoEspinoza,38 la naturaleza de los delegados era inversamente proporcionala lo que la realidad poltica mostraba: la mayora de ellos provenan de lospartidos y una minora de los sin partido o independientes de izquierda, esdecir, exactamente lo opuesto a lo que era la composicin del frente. As, surepresentatividad era cuestionada desde su propio origen. El resultado no fue

    38 Vase la entrevista a Gustavo Espinoza, en este volumen.

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    inevitable pero s previsible: la divisin de IU, lo que anulaba toda posibilidadde ganar las elecciones de 1990. Luego de su descalabro se conformaron dosagrupaciones. Por un lado, quienes mantenan la bandera de IU, con Pease

    como candidato, y por otro lado, la recin fundada por Barrantes, el PartidoSocialista, el Partido Comunista Revolucionario y algunos ms: IzquierdaSocialista, con el propio Barrantes a la cabeza. Antiguos compaeros, inclusodesde los aos escolares, se distanciaron, los militantes que haban puesto todassus expectativas polticas en IU se quebraron, muchos horizontes colectivostruncaron. Los resultados electorales no pudieron ser ms desastrosos: IU con8% de los votos, e IS solo con el 5%: Pease le gan a Barrantes.

    En una victoria prrica, los partidos haban demostrado ser ms que Barrantespero en conjunto los dos frentes demostraron ser mucho menos que lo que lasociedad popular y la dramtica situacin que viva el pas les exigan. Sin IUcomo un componente principal de la lucha poltica se abrieron cauces paraotros procesos que nacieron o se profundizaron, como la emergencia de laderecha poltica, la crisis de representacin de los partidos, el consenso socialpara las medidas neo-liberales y el autoritarismo, es decir, todo lo que en losaos 90 seran las caractersticas del sistema econmico y poltico en el Per.

    La bsqueda de explicaciones: qu pas?

    Sobre las razones del fracaso de IU hay algunos planteamientos. Javier DiezCanseco seala los siguientes. Que esta agrupacin no estuvo a la altura delmomento crucial que enfrentaba el pas (econmica y polticamente), peroespecialmente porque no supo responder a la dialctica entre senderizacin ymilitarizacinqueasxiabalavidadelosperuanos.Ausenciadeunagenuinavoluntad para ser gobierno y poder, produciendo un discurso esquizofrnico(entre lo militar y lo electoral). Distanciamiento con respecto de las clasespopulares, que se explica por su imposibilidad de conformarse como unfrente de masas, en un espacio poltico abierto y amplio y por no desarrollar

    la democracia interna. A estos factores se deben sumar el hegemonismo, elcaudillismo,ycreerquelospartidoserandueosdeunavisincientcay,porlotanto,infalibledelapolticaylavidasocial,y,nalmente,elideologismo. 39Sobre este ltimo aspecto, Csar Barrera Bazn enfatiza que los partidos deIU llegaron al Congreso carcomidos por el ideologismo.40 Por su parte,Santiago Pedraglio, menciona, entre otras razones, como problema principaluna autodestructiva prctica caudillista:

    La izquierda fue intolerante dentro de ella misma, por eso se divida conunafacilidadpasmosa;nosoloporquedesconaradelademocraciaono

    39 Javier Diez Canseco, Exorcizando a la izquierda, en este volumen.40 Vase la entrevista a Csar Barrera Bazn, en este volumen.

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    creyera en ella. La combinacin de prcticas tradicionales caudillista ycarismticas con un vulgar dogmatismo historicista fue fatal. La verdadrevelada y el proceder poltico autocentrado en pequeos grupos fue

    fulminante.41

    Para Alberto Adrianzn, la IU vivi algunas tensiones a las que no supo darsolucin. La primera de ellas, fue entre revolucin y reforma, es decir, discursoradical y prctica distinta a lo que se deca. La segunda tensin fue no asumiruna posicin ntida frente a Sendero Luminoso y el MRTA, que agrav la crisisdel frente. La tercera tensin fue la incapacidad de representar a las clasespopulares, pues ello supona dejar de lado, por parte de los micropartidos,sus lgicas corporativas para dar direccin poltica al mundo popular y plebeyo.La cuarta tensin se explica porque la constitucin de la sociedad peruana

    como una de masas, sostenida en su democratizacin y modernizacin, choccon la visin corporativa y clasista de quienes componan IU. La quinta tensinsereejaenlanocomprensindelacrisisdelosllamadossocialismosrealesy del Estado populista. Todas estas tensiones nos permiten concluir, sostieneAdrianzn, la derrota de la izquierda peruana.42

    Finalmente, para Carlos Adrianzn Garca43 hay cuatro elementos que seentrecruzaron en IU y que explican su fracaso: la democratizacin del frente,las tesis polticas, el plan de accin y las disputas entre liderazgos. En unamirada general, Sendero Luminoso y las formas de lucha, que para algunasagrupaciones implicaba no abandonar la idea de la va armada, eran problemascentrales en las discusiones internas. Por otra parte, la democratizacin de lospartidos y del frente mismo: cuoteo o o votacin universal; lo primero podaponer en peligro las hegemonas de algunos partidos, y ello llev a mantenerunaestructuranodemocrticaalinteriordeIU(estosevioreejadoenelCongreso de 1989). Aunado a estos temas est el de las estrategias de gobiernoy poder, que era una manera soterrada de discusin sobre las distintasformas de lucha. Finalmente, las disputas caudillistas que se revestan deprincipios ideolgicos. En su combinacin, estos elementos congelaron a

    la IU, permitiendo que otras fuerzas ideolgicas y polticas, como la derecha,avanzaran de cara a una sociedad que se transformaba tan radicalmente, comose constatara en los aos siguientes.

    No obstante, para ser equilibrados, a los problemas sealados, que son ciertosytuvieronsuspesosespeccosenladescomposicindelfrente,esprecisosealar que la izquierda (no solo IU, sino entendida en trminos amplios queincluye el entorno social, intelectual, artstico, cultural) pudo colocar ciertos

    41 Vase la entrevista a Santiago Pedraglio, en este volumen.42 Alberto Adrianzn M., La izquierda derrotada, en este volumen.43 C. Adrianzn Garca, op. cit.

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    temas que despus seran parte, incluso, de las polticas pblicas, comola defensa de los derechos humanos, la educacin popular, los derechosciudadanos, la atencin a la sobrevivencia de los sectores populares (a partir

    de las experiencias del vaso de leche y de los comedores populares), entreotros. Tambin dej un conjunto de valores como la defensa de la solidaridad,ladelidadaciertascausas,unaticacolectivay,algoquesevuelvemsrelevante hoy en da: el no caer, quienes fueron dirigentes de IU, en la tentacindel soborno, como s lo han hecho los lderes de otras fuerzas polticas.44 Deesta manera, las repercusiones ms all del fracaso poltico que dej IU secolocan en el terreno de una moral cvica que es urgente mantener y ampliar.

    * * *Las clases populares que debieron ser representadas polticamente porIU quedaron desamparadas, sin anclaje poltico, lo que se revelara en lasvotaciones posteriores, mudando estas sus preferencias entre candidatos yorganizaciones que no tenan la renovacin de la vida social y completa delpas como el eje de sus programas. Por esta razn, la segunda vuelta electoralde1990sedeni entreVargasLlosadel FrenteDemocrtico (FREDEMO)y el naciente fujimorismo. Desde entonces, la izquierda sigue siendo unaestructura ausente de la poltica peruana.

    44 Agradezco este comentario a Jorge Nieto.

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    LA IzqUIERDA DERROTADA

    Alberto Adrianzn M.

    Despus del fracaso de la Izquierda Unida (IU), sus bases, electores e

    incluso sus militantes e intelectuales, fueron buscando nuevas referencias depertenencia;primerofueelfujimorismohastael4deabrildel92,luegola Unin por el Per (UPP) en 1995 y Paniagua en 2001. Tambin en el primermomento de Toledo y, en los ltimos aos, en el nacionalismo. Es evidente quelacrisisdelaizquierdaperuana,nalmente,tocfondo.Ellasehaexpresadono solo en los magros resultados obtenidos en las elecciones presidenciales ycongresalesde2006lasumalogradaportodasestasfuerzasnollegaldosporcientoyenlosalcanzadosenlosltimoscomiciosregionalesylocalesde ese mismo ao, sino tambin en el surgimiento de una fuerza poltica queno proviene de su propio seno y que si bien no recoge lo que podemos llamaruna cierta tradicin histrica e ideolgica de esa misma izquierda, s recogesus banderas y sus electores. Entre el nacionalismo y la izquierda, antes queuna continuidad lo que existe ms bien es una ruptura, que bien puede serel cierre de un largo ciclo en el cual la izquierda era un referente de la vidapoltica nacional.

    Y si bien es cierto se puede discutir si el nacionalismo es progresista (o deizquierda), lo que s queda claro es que hoy da representa y canaliza lasposiciones ms crticas contra el modelo neoliberal, logrando recuperar el

    voto y capturarando el imaginario popular de los militantes y electores deizquierda.

    La pregunta, por tanto, es por qu llegamos a esta situacin. Aqu ensayamosuna respuesta que slo quiere plantear, modestamente, algunos temas para eldebate.

    LA VIEJA IZQUIERDA

    AdiferenciadeotrospasesChileporejemploenelPernoexisti(ni

    existe hasta ahora) aquella vieja diferencia entre el socialismo y el comunismo;

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    ni tampoco entre una izquierda claramente socialdemcrata y otra de origenradical y comunista. El desarrollo de la izquierda peruana pese a sunacimientoheterodoxo,comoveremosdespushaestadomarcadoporun

    horizonteespecco:elmarxismo-leninismo.Este signo fue posible debido a mltiples factores. Por motivos de espacio slocitaremos cinco, que nos parecen los ms importantes:

    a) La hegemona indiscutible en la izquierda peruana del ComitInternacional (Comintern)y delmarxismoocial, de supensamientoytctica tanto en los aos iniciales, en 1930, como en los posteriores. Comoseala Manuel Caballero:

    En la estructura piramidal que mundialmente tena el Comintern, AmricaLatinaestabasituadamuyabajo.Ysinembargo,lainuenciadelaTerceraInternacional fue en Latinoamrica ms penetrante y, en el mbito terico,ms duradera que en muchos pases de Europa y Asia, y ciertamentems que en los Estados Unidos, cuya clase obrera y partido haban sidodestinados por los leninistas para dirigir la revolucin socialista en todo elhemisferio occidental. 1

    CabedestacarquelaprincipalinuenciadelComintern,siguiendosiempreaCaballero, se dio en el campo de la teora y la ideologa.

    b) La existencia del APRA como movimiento nacional popular. Lafundacin del APRA como partido en 1930, su posterior triunfo sobre elPartido Comunista Peruano (PCP) y su conversin en un partido de masas,reforz el aislamiento poltico y social, as como el radicalismo del PCP.El PCP pas a convertirse en una organizacin minoritaria aumentandosu dependencia de la III Internacional Comunista e impidiendo un mayorespacio para el desarrollo del socialismo democrtico. Como dira FloresGalindo: Partidos y nacin comenzaban a separarse: el comunismodevena en secta 2.

    c) El fracaso de la llamada fraccin socialista en 1930, cuando el PartidoSocialista que fund Jos Carlos Maritegui en 1928, tras su muerte, seconvirti en Partido Comunista. Nos estamos reriendo al grupo deLuciano Castillo e Hildebrando Castro Pozo, quienes se opusieron alcambio de nombre para luego romper y fundar el Partido Socialista Peruano

    1 CABALLERO, Manuel. La Internacional Comunista y la revolucin latinoamericana. Caracas: Edit. NuevaSociedad, 1988, segunda edicin, p.16.2 FLORES GALINDO, Alberto. El pensamiento comunista. Antologa. Lima: Edit. Mosca Azul, 1982. p.27. Asimismo, leer BALBI, Carmen Rosa. El Partido Comunista y el APRA en la crisis de los aos treinta .Lima: G. Herrera, Editores,1980.

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    (PSP). Dicha opcin, pese a contener interesantes propuestas polticas y derenovacin terica3, con el correr de los aos naufrag, convirtindose nosolo en partido regional y, diramos, provincial, sino incluso familiar 4.

    d) La necesidad de una ciencia positiva frente al predominio del llamadoespiritualismo, as como del catolicismo de sello hispanista. Esta necesidadde ciencia positiva, empero, no fue solo patrimonio de los comunistas,tambinestarpresenteenlaspropuestasdeunEstadocientcoporpartede los apristas y, concretamente, de Vctor Ral Haya de la Torre en esosmismos aos.

    e) La represin brutal contra el Partido Comunista en los aos treinta. FloresGalindo sostiene que: La historia del comunismo en los aos treinta es, en

    realidad, un captulo de la oprobiosa historia carcelaria del pas. No obstantetodo esto, el partido no desapareci, mantuvo su actividad, persisti. 5

    Sin embargo, este proceso de frustracin, si cabe el trmino, tiene muchode trgico. Nos referimos en concreto a la ruptura poltica y terica entre elPCPy,por lotanto,elCominternconelfundadordelmarxismoydelsocialismo en el Per, Jos Carlos Maritegui.

    EnundocumentodelPCPpublicadoanesde1933ocomienzos