“POR TI PADRE, UNIDOS EN LA...
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Jornada Dirigentes de Schoenstatt
Guayaquil, sábado 16 de enero 2010
Tema:
“POR TI PADRE, UNIDOS EN LA PATENA”
¿Cómo hacer más concreto nuestro Lema
Nacional?
Introducción.
En primer lugar recordemos brevemente los contenidos de nuestro lema nacional que
nos quiere ayudar a vivenciar el jubileo de los 50 años de la llegada de Schoenstatt al
Ecuador este año 2010. El lema tiene dos partes fundamentales:
-“Por ti Padre”, es una afirmación, pero sobre todo es un apelo a la magnanimidad, es
una motivación para seguir el camino, es el cultivo de un compromiso heroico a la altura
de la Inscriptio. Aunque esté cansado -“Por ti Padre”- lo ofrecemos todo: todo lo de ayer,
todo lo de hoy, todo lo del mañana.
-“Unidos en la Patena”, nos habla de nuestra particular manera de entender el mundo
de Schoenstatt a través de esta clave. Así entendemos mejor la solidaridad de destinos, la
fidelidad creadora, la corresponsabilidad y la disponibilidad de ser colaboradores de Cristo
en toda la obra de la redención. Es nuestro particular camino de Santidad. Es la
oportunidad que estábamos esperando para sentirnos Familia Nacional.
1. Nuestra Originalidad.
Estar consagrados en la patena, es la gran clave de nuestra historia. En ese
acontecimiento querido por Dios, nuestro Fundador nos regaló una identidad que nos
permita ser “grandes personalidades”. No sólo personas, sino, grandes personalidades.
Es como una relectura del gran fin e ideal de Schoenstatt: La formación del hombre nuevo
para la nueva comunidad. El hombre nuevo, es el hombre libre, arraigado en Dios, en el
mundo natural y en el sobrenatural, el hombre vinculado, y por eso, comprometido,
responsable, creador de historia, que asume las consecuencias de sus actos y actitudes,
y la comunidad perfecta es aquella que está formada por hombres perfectos; son
perfectos porque aman y aspiran al ideal, no porque no se equivoquen. (Hombres
nuevos).
Lo hemos dicho otras veces: el ser consagrados en la patena debe marcar nuestros
ideales, es nuestra original interpretación del gran principio que guió al Fundador en la
plasmación del carisma de la obra de Schoenstatt:
El orden de ser, determina el orden de actuar. La recepción en el alma y la vivencia del
ser “consagrado en la Patena” nos regalan un espíritu de jefes tal como lo quería nuestro
fundador, y debemos actuar como lo que somos: si somos jefes, debemos actuar como
jefes. Por eso estamos aquí en la Jornada de Dirigentes. Recordemos lo que el PK dice
acerca de los jefes. Dice el PK:
El jefe debe:
- Orientarse por una única gran idea y arder por ella.
- Consumirse enteramente por los suyos.
- Estar arraigado en aquel mundo que ha de anunciar, en una medida que sobrepase lo
común.
Los jefes son personalidades. Dice el PK: “La personalidad se enciende más fácilmente y
en forma más segura, en el contacto con otra personalidad”
Estos ideales encendieron a nuestros primeros congregantes y forjaron personalidades
de jefes. Motivados por ellos, José Engling optó decididamente por la santidad. Lo mismo
sucedió con Max Brunner cuando en un retiro escuchó de labios del padre fundador la
siguiente frase: “Creo que un santo ha de surgir de entre quienes hoy están aquí haciendo
su retiro”. Y el respondió: “ !Quiero ser un gran santo! Otros pudieron lograrlo ¿Por qué yo
no? ¡Lo quiero, lo quiero, lo quiero! Ya apasionado por la conquista de tan altas cumbres,
hará suya la frase: “Ave Imperatrix, morituri te salutant.” (Ave María, Señora nuestra, los
que vamos a morir por Ti, por tu buen nombre, por tu causa, te saludan. ¡Aquí estamos,
con gusto…dispuestos a todo! ¡Tú te mereces eso, y mucho más! ¡Tú eres nuestra
Bandera y nuestro escudo!). Quiera Dios y la Mater, que a nosotros también nos pase lo
mismo, es decir, con fe providente, escuchar y vivir los mensajes de Dios contenidos en
esta Jornada. (Textos tomados del libro “Héroes de fuego” p. 183-184)
Este principio – El orden de ser, determina el orden de actuar- nos recuerda entonces,
como jefes, lo que somos y lo que debemos hacer, y nos ayuda a superar toda confusión
que se pueda presentar en nuestro camino a la santidad. (No es una opción; es una
elección, es una decisión)
Sí querida familia, decimos “a la santidad” puesto que no somos paganos y no
queremos vivir como paganos. Somos católicos y queremos vivir como católicos, somos
schoenstatianos y queremos vivir como tales, y además somos schoenstatianos
ecuatorianos… “consagrados en la Patena”. Debemos vivir un estilo de vida particular,
orgánico, cristiano, mariano, firme, alegre, misionero, esperanzador, eficiente y eficaz,
solidario, auténtico, justo, profético, etc. ¿Cómo le podemos llamar a este estilo de vida
que buscamos conquistar?
2. Estilo de vida “consagrado en la Patena” o estilo de vida “Eucaristía”.
Propongo aquí este nombre. Me he decidido por él, ya que es nuestro propio fundador
quien lo anuncia, lo vive y lo propone. El nos habla de entregarlo todo en la Patena, nos
habla de un continuo ofrecimiento, consagración y comunión.
Dice el P. Kentenich. “Ofrecimiento. En mi vida renuevo el ofertorio y ofrezco
nuevamente al Padre, en la patena, es decir, en Cristo, todos mis pequeños sacrificios.
Cristo renueva ahora el ofertorio, él en mí y yo en él”
“…Consagración. Si vivo así mi vida de ofrecimiento, en forma sobrenatural, en y con
Cristo, es evidente entonces que muchas veces seré transformado en Cristo. Y el fruto de
esta transformación será que, en Cristo y con Cristo, todo mi corazón se irá uniendo más
y más al Padre celestial…Durante el día, hasta la próxima misa, deberá repetirse sin
cesar: ofrecimiento, consagración y comunión”. (Vivir la misa todo el día. 1964).
Colóquense con Cristo en la patena. Colóquense ustedes mismos y a sus seres
queridos. (Es) la patena sobre la cual se ofrece el sacrificio al Padre del Cielo.
Conviértanse, junto con Cristo, en ofrenda… Si no nos sacrificamos nosotros
mismos, no podemos esperar santos.
P.K. Lunes por la tarde No.1
Bueno, además, también la Iglesia nos enseña en su magisterio –en muchos
documentos- aquello que el PK nos propone: vivir la misa de la vida diaria como un
continuo y permanente ofrecimiento, consagración y comunión. Es el poder plasmador de
la Eucaristía. Por ejemplo:
Sabemos que la Eucaristía es la fuente y la cumbre de la vida cristiana. Así lo dice con
toda claridad el Concilio Vaticano II en su decreto sobre el ministerio y vida de los
presbíteros: "En la santísima Eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es
decir, Cristo en persona, nuestra Pascua y pan vivo que, por su Carne vivificada y que
vivifica por el Espíritu Santo, da vida a los hombres que de esta forma son invitados y
estimulados a ofrecerse a sí mismos, sus trabajos y todas las cosas creadas juntamente
con Él. Por lo cual la Eucaristía aparece como fuente y cima de toda evangelización"; por
eso "los otros sacramentos, así como los ministerios eclesiásticos y obras de apostolado,
están íntimamente relacionados con la sagrada Eucaristía y a ella se ordena" (Vat II. PO
5).
¿Cómo se puede comprender mejor lo que es y lo que implica este estilo de vida
Eucaristía? Sigamos como siempre las recomendaciones de nuestro profeta, y soñemos
un poquito sobre ello alimentando así nuestra cosmovisión.
(El padre fundador nos dice que en el desarrollo de los procesos vitales debemos fijarnos
y respetar el siguiente proceso para que una corriente de vida crezca: Observar,
comparar, formular, aplicar, evaluar. Sigamos este proceso inspirándonos en lo que
sucede en la liturgia eucarística)
Reflexión:
Sí, en la patena y en el cáliz, ofrecemos el pan y el vino; están desnudos y sencillos,
frágiles, tal y cual son, pero no ofrecemos nada muerto; es sencillo pero no estéril,
representan a la vida, representan nuestra vida, ahí colocamos todo y a todos. Vida que
es elegida y enaltecida, vida que es dignificada… “Este es mi cuerpo…esta es mi Sangre,
Sangre de la Alianza nueva y eterna…” Lo ofrecido, lo recibiremos en la comunión,
devuelto, transfigurado, enaltecido, perfeccionado…hecho Vida que es amor, Amor que
es vida, y por eso es que hay que ofrecer mucho, porque en la comunión cada uno
recibirá lo que en la Patena generosamente ha entregado de sí; lo bueno y todo aquello
que desea transformar en bueno y bello. Bondad y Belleza transubstanciadas, pilares que
nos permiten construir el camino de la perfección, el camino de la santidad.
Entonces, en este estilo de vida eucaristía, no ofrecemos un gesto vació, algo sin alma,
ofrecemos la propia vida, todo el pan, todo el vino, no sólo una parte. Es el pan grande,
redondo, entero, hermosísimo y blanco como la pureza de intención que anida en nuestro
corazón lleno de ideales de santidad…ahí está lo más hermoso de nosotros, lo más
hermoso y lo más noble que tenemos…todo lo de Dios. ¡Lejos de nosotros la apatía! ¡Qué
hermoso, regalarse sin condiciones y sin reservas…regalarse sin retorno! ¡Por siempre y
para siempre! Es una vida para la Iglesia, una vida para el Santuario, una vida que es
Iglesia y una vida que es Santuario. ¡Fíjense lo que produce este estilo de vida, nos regala
aires místicos aunque nunca nos hayamos detenido a profundizar en los misterios. Es
alegría profunda que te hace sonreír el alma desde lo más profundo y te hace sentir que
estás tocando a Dios. Regalarse, sí, sin reservas y sin retorno. ¡Qué gran gesto, en un
mundo que muchas veces sólo hace notar el triunfo del egoísmo, del hedonismo, que es
el movimiento contrario; un mundo individualista, un mundo egocéntrico disfrazado
muchas veces con ropajes de buenas intenciones como el de la caridad ecológica y
ambientalista que privilegia caras campañas de defensa de la naturaleza, pero que sin
remordimientos y cuestionamientos está dispuesta a matar la vida desde la concepción.
Un mundo que se olvida del valor de lo religioso porque no entiende la donación de la
renuncia y del sacrificio, características centrales del amor evangélico, del amor
consagrado en la patena.
Pero, ¿Qué decimos?:… ¿Renuncia?... ¿Es sólo eso? ¡Nada que ver! Como lo hemos
anotado anteriormente, lo ofrecido se transforma en dones que regresan multiplicados. La
ceguera pagana, la mirada mundana que se resiste a ofrecer-consagrar-comulgar porque
piensa que si hace eso se queda vacía de todo y pierde bienestar, se fija sólo en aquello
que ofreces, donas y abandonas a Dios y lo considera desperdicio necio, pérdida y locura
antinatural. Se fija sólo en lo que entregas, pero no se fija en lo que abrazas, en lo que
obtienes, en la fecundidad de tu amor: pan consagrado, vida consagrada, trabajo
consagrado, historia consagrada, amor consagrado, etc. es infinitamente más. Sucede lo
mismo que en la dinámica de la Alianza de Amor: Tú entregas el 1% pero recibes el 99%.
“comunicación de idiomas” y “maravilloso intercambio” como afirman los teólogos;
entregar lo humano aunque no sea tan bueno, para recibir lo divino, que es siempre
sumamente bueno, que es infinitamente más
Nadie se muere, nadie se suicida, recibes más vida de la que entregaste y la seguridad
de pertenencia y de comunión con el poder de lo divino… “Este es mi cuerpo, esta es mi
sangre…hagan esto en memoria mía”… ¡Qué privilegio! ¡Qué buen negocio! Por lo poco
que le damos, el Señor nos hace suyos y partícipes de su riqueza… !Oh pobreza, fuente
de riqueza, Señor, siémbranos siempre, alma de pobres! Ya no pertenecemos a nosotros
mismos, ahora somos consagrados, “como cosa y propiedad tuya” y por eso también
podemos ser levantados –como el árbol de la cruz- para ser signo y testimonio del amor
de Dios… En el estilo de vida Eucaristía, cada vez que ofrecemos-consagramos-
comulgamos, no perdemos, sino que ganamos y proclamamos con fe viva la doxología
eucarística “Por Cristo, con él y en él, a Ti Dios Padre omnipotente…”
3. Tres postulados para comprender un estilo de vida eucaristía
(Postulado.- Según el diccionario de la lengua española, un postulado es una “proposición
cuya verdad se admite sin pruebas y que sirve de base en ulteriores razonamientos” -
Aunque creo que en nuestro caso hay pruebas suficientes de la fecundidad del
ofrecimiento-. Tomado del Diccionario ilustrado de lengua española. Océano. Edición del
milenio.)
Postulado 1.- Hemos sido escogidos por el Padre, en nuestra pequeñez, para
ofrecer magnánimamente toda la vida en la Patena. (Conciencia de elección –
gracia del Cobijamiento)
En un esfuerzo por desarrollar una continuidad en nuestra reflexión como Schoenstatt
ecuatoriano, desde lo que hemos conversado en la Jornada Nacional de Dirigentes
celebrada el año pasado, propongo estos postulados que tienen una vinculación con la
elaboración de las claves que nos ayuden a comprender y a asumir nuestra historia, tarea
y misión.
Hemos hablado que, según nuestro orden de ser, debemos vivir un estilo de vida muy
particular, original, que imprima un sello en los hijos ecuatorianos de la Alianza. El
ofrecimiento de toda la vida en la Patena, nos ayuda a comprender que hemos sido
elegidos desde toda la eternidad para entregarnos como ofrecimiento agradable al Padre.
Desde esa conciencia de elección, entregamos con sencillez nuestra pobreza, que estará
siempre bien dispuesta a ser utilizada por el Buen Dios. Como jefes, mantenemos una
actitud de alabanza y gratitud porque nos sentimos mirados con misericordia. En filial
respuesta nos volvemos al Creador diciendo: “bendito seas, Señor, Dios del Universo por
este pan, fruto de la tierra, de la vid y del trabajo de los hombres…y ahora te
presentamos” ¿Por qué bendecimos al Señor al ofrecernos? Porque nuestro pequeño
ofrecimiento no queda “al aire libre” y se lo lleva el viento; no cae en saco roto…Es
levantado en las cálidas manos del padre y cobijado en la patena, cobijado también en el
amor de Dios que lo acepta. Esta es la razón por la que podemos atrevernos a interpretar
que el ofrecimiento está vinculado a la primera gracia del Santuario: el cobijamiento en
Dios.
Postulado 2.- Hemos sido escogidos por el Padre, en nuestra pequeñez, para
consagrar magnánimamente toda la vida en la Patena. (Conciencia de misión –
Gracia de la transformación)
Sólo puede ser ofrecido en la Patena, aquello que es regalado a Dios sin reservas y con
alegría. Y, a su vez, sólo lo que es regalado magnánimamente es lo que merece ser
consagrado. Observemos cuánto dinamismo, cuánto movimiento se sucede en la realidad
del proceso ofrecimiento-consagración…Nunca es estático, siempre es dinámico. Si se
pudiera graficar, se me ocurre que sería como la lluvia que cae sobre tierra seca o árida.
Aunque la tierra no se mueva y permanezca en el mismo lugar, sé que estoy observando
algo nuevo que se produce. A lo mejor, yo tampoco me muevo porque estoy observando
este proceso desde la ventana de mi casa, no intervengo para nada, pero me doy cuenta
de que la realidad –quiéralo o no- se está transformando. ¡Esta es la buena noticia y el
milagro! La gran virtud de todo este movimiento es que produce una eficaz
transformación. Por eso, nos atrevemos a decir que la conciencia de misión es fruto de mi
ofrecimiento magnánimo de “toda mi vida” y lo podemos asociar a la segunda gracia del
Santuario: La transformación interior.
Aquí, si nos fijamos bien, no hay sólo un resultado de nuestro esfuerzo, sino que sobre
todo hay un don. Como en el ejemplo de la lluvia, debemos afirmar según la fe práctica,
que vivimos en Alianza y ponemos de nuestra parte, pero también, que necesitamos del
don, y que éste, “viene de lo alto”
El estilo de vida eucaristía nos debe llevar a transformarnos en otros Cristos, a ser, en el
lenguaje de Aparecida, discípulos y misioneros para que nuestros pueblos en Él tengan
vida. El apostolado permanente, el apostolado del ser, es el signo más elocuente de que
estamos transformados, y de que esa transformación nos lleva a vivir un estilo de vida
comprometido con el mundo, superando así, todo peligro de intimismo espiritual. Puede
ser que no tenga, en este momento, las condiciones favorables para salir a realizar
apostolados concretos o que llamen la atención, pero siempre puedo, conscientemente,
ofrecer-consagrar toda mi vida, transformándola, haciendo de todo posible desierto, un
jardín, un paraíso. El PK lo dice también:
Si lo entendemos así, todos nosotros podremos hacer presente a la Iglesia donde quiera
que vayamos. “Entonces, todos seremos apóstoles, todos seremos misioneros…si estoy
sólo en mi cuarto, si desarrollo mi vida en el ámbito de la familia, si me muevo en mi
puesto de trabajo o tomo parte en las diversiones de la vida actual, en todas las
situaciones, una y otra vez, siempre tengo la gran opción: misa del día es misa de la
vida”…Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven, Señor Jesús. (Vivir la
misa todo el día. 1964)
Sin duda alguna, la comprensión de este estilo de vida nos regala otra sensibilidad. Es
una educación al compromiso social y a la sensibilidad social tal como el PK la fomentó
con los primeros congregantes. Esto lo podemos apreciar claramente en los textos del
fundador que ustedes han recibido en su carpeta. Se trata de una charla dada en 1914.
Me impresiona la radicalidad de nuestro fundador cuando afirma que nuestro lugar debe
estar siempre con el oprimido. No me extiendo más. Los textos hablan por sí solos y
aclaran bien esta idea. Estos textos se encuentran en el libro “Héroes de fuego” p. 179ss
(A continuación, los agrego)
PK. Sobre Justicia Social:
“De ahí la forzosa conclusión: “En este año hay que subsanar las falencias”. Debemos
educarnos con todas las energías en la sensibilidad social y en el compromiso social.
Creo que éste es el regalo, la gracia que debemos pedirle hoy a nuestra Madre Celestial.
Sí, Oh Santísima Virgen, toma nuestros corazones y edúcalos en esta área según tu
propio corazón.(…)
Espíritu social es espíritu de amor, de bondad, de consideración de los demás, de una
delicada compasión ante la miseria ajena y la ayuda pronta y oportuna. Dicho en una
palabra: es el espíritu de sacrificio del héroe auténticamente cristiano. Así,
paulatinamente, se nos va haciendo la luz. Y tendremos más claridad, si les digo que ese
espíritu social sólo puede darse si se combate enérgicamente el egoísmo, la egolatría o el
desmedido interés propio. Esa lucha nos abrirá un campo grande y vasto para el
compromiso social (…)
¿Quieren saber cuáles son las oportunidades para comprometernos socialmente? Bueno,
podríamos comenzar a la madrugada y terminar a medianoche. Podríamos enumerar
todos los puntos cuyo cumplimiento nos exigen el horario de la casa y los estatutos, y
contemplarlos desde un punto de vista social. (…) ¿Cómo me educan en el espíritu social
los juegos, las recreaciones y las comidas comunitarias? Naturalmente podemos
esquivarlas, hacernos a un lado, murmurar y criticar. Si obramos así, entonces no
estamos tomando en serio nuestra autoeducación en el área del compromiso social.(…)
Imagínense por ejemplo, el caso de un compañero que está triste o no consigue
integrarse al grupo de los demás, o quizás no logra relacionarse bien con los otros y se
hace burla de él, se lo hostiga y ridiculiza. Nuestro lugar está junto al oprimido; seremos
especialmente amables con él y lo protegeremos, en lo posible, de los ataques. Pero en
lugar de ello, muchas veces herimos a otros con nuestra conducta y nuestras burlas. Nos
falta capacidad para comprender y apreciar correctamente la sensibilidad ajena”.
También debemos referirnos necesariamente a la última encíclica del Papa Benedicto
XVI. Es una encíclica social que desarrolla y da continuidad a la riqueza de la Doctrina
Social de la Iglesia. El Papa nos recuerda que la cuestión social y la preocupación
ecológica actual no es sólo una cuestión de decisiones políticas o de acuerdos
internacionales al que lleguen los poderosos del mundo (Al que no han llegado según los
reportes de la última cumbre sobre medioambiente en Dinamarca) sino que es fruto de
una acertada comprensión acerca de la verdad del hombre-persona y su dignidad que
marca un determinado concepto de humanismo. Cada dirigente schoenstatiano debe
utilizarla para motivar en sus dirigidos este cultivo del amor “por una única gran idea y
arder por ella” y para el cultivo de una conciencia de misión que nos invite a transformar el
mundo. Quizás hemos iniciado un camino en este sentido, a través de nuestras
fundaciones, obras y distintos apostolados, pero aún tenemos deudas pendientes.
Justamente, porque nuestro amor es consagrado a Dios y porque vivimos de la Alianza,
debemos llevar este amor a la esfera pública. Dice Benedicto XVI en la “Caritas in
Veritate”:
“La religión cristiana y las otras religiones pueden contribuir al desarrollo solamente si
Dios tiene un lugar en la esfera pública, con específica referencia a la dimensión cultural,
social, económica y en particular, política” 56.
“Sin Dios el hombre no sabe adonde ir ni tampoco logra entender quién es. Ante los
grandes problemas del desarrollo de los pueblos, que nos impulsan casi al desasosiego y
al abatimiento, viene en nuestro auxilio la palabra de Jesucristo, que nos hace saber: «Sin
mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5). Y nos anima: «Yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el final del mundo» (Mt 28,20). Ante el ingente trabajo que queda por hacer, la fe en
la presencia de Dios nos sostiene, junto con los que se unen en su nombre y trabajan por
la justicia”. 78.
“El desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia Dios en oración,
cristianos conscientes de que el amor lleno de verdad, caritas in veritate, del que procede
el auténtico desarrollo, no es el resultado de nuestro esfuerzo sino un don. Por ello,
también en los momentos más difíciles y complejos, además de actuar con sensatez,
hemos de volvernos ante todo a su amor. El desarrollo conlleva atención a la vida
espiritual, tener en cuenta seriamente la experiencia de fe en Dios, de fraternidad
espiritual en Cristo, de confianza en la Providencia y en la Misericordia divina, de amor y
perdón, de renuncia a uno mismo, de acogida del prójimo, de justicia y de paz. Todo esto
es indispensable para transformar los «corazones de piedra» en «corazones de carne»
(Ez 36,26), y hacer así la vida terrena más «divina» y por tanto más digna del hombre.
Todo esto es del hombre, porque el hombre es sujeto de su existencia; y a la vez es de
Dios, porque Dios es el principio y el fin de todo lo que tiene valor y nos redime: «el
mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y
Cristo de Dios» (1 Co 3,22-23).” 79
Postulado 3.- Hemos sido escogidos por el Padre, en nuestra pequeñez, para
regalar en comunión toda nuestra vida en la Patena. (Conciencia social – Gracia
de la fecundidad apostólica)
Hemos dicho que todo lo ofrecido y consagrado nos es devuelto, convertido en
bendiciones y se hace comunión. En la eucaristía, recibimos el don de la comunión que
nos alimenta de Cristo que es la Gracia misma. Ahí experimentamos la unidad con Dios y
entre nosotros. Es la vivencia de ser comunidad y fraternidad, de ser iglesia que es
familia.
No interesa en esta ocasión definir qué es lo primero: ¿el huevo…o la gallina? Es decir,
pienso que la conciencia de misión alimenta la conciencia social y viceversa, pero lo que
sí nos interesa es luchar por y vivir la Comunión, la Unidad. Como Familia de Schoenstatt
estamos en el proceso de vivir el “dilexit ecclesiam” de nuestro fundador y hacerlo
realidad. Esto se logrará en la medida que nos esforcemos cada vez más por la inserción
eclesial para que Schoenstatt sea “alma del mundo, corazón de la Iglesia” Hemos
recibido el carisma de ser familia. Debemos regalar ese carisma a la Iglesia, pero eso no
va a suceder por mera coincidencia o casualidad, eso sucederá en la medida en que
amemos a la Iglesia donándonos a ella. Luchar por la unidad, entre nosotros y con la
iglesia y el mundo, es la esencia de la conciencia social. Para ello, necesitamos la fuerza
del Espíritu Santo, que es el que une y envía. El estilo de vida eucaristía no puede ser sin
la realidad de la comunión. Por eso, este estilo de vida y compromiso, necesita de la
tercera gracia del Santuario: de la fecundidad apostólica. A mi modo de ver, la gran
fecundidad apostólica, en un mundo fragmentado, globalizado, en un país dividido y
confrontado, en una iglesia cada vez más marginada, es la gracia de la Unidad y de la
comunión. Entonces, no se trata sólo de éxitos pastorales, de hacer cosas, sino de “SER”
comunión, de ser unidad. Al respecto, me ha impresionado mucho y gratamente, aquello
que sucederá con un gran símbolo de Schoenstatt en nuestra diócesis: La Cruz de la
Unidad. Me gustaría hacer la siguiente reflexión:
Cruz de la Unidad.
No es casualidad. A los 50 años de la llegada de Schoenstatt a Ecuador, surge en
Nobol, donde prácticamente hace 50 años empezó el Movimiento, un signo de inserción
eclesial. Se levanta la Cruz de la Unidad. Es como una voz confirmatoria de
Dios…confirmatoria de la Iglesia. En el mismo lugar donde se comenzó a soñar y
soñar…ahí donde Dios plantó, ahí todo ha florecido. Es la misma Iglesia que nos acoge y
que nos dice “SÍ”. Queremos que la imagen de Cristo y de María sea el signo de salvación
para nuestro pueblo consagrado en la Patena. Por una iniciativa generosa y resuelta de
un joven sacerdote diocesano español, llega el Movimiento a Ecuador…50 años después,
por una iniciativa de otro sacerdote diocesano ecuatoriano, se levanta nuestra Cruz de la
Unidad, condensación feliz de todo el mensaje de Schoenstatt…Si la historia se repite,
también aspiramos a que se repetirán las gracias y bendiciones: si la historia se repite es
porque Dios quiere renovar su promesa. ¡Fidelidad por Fidelidad! –Lo que decía en la
Patena regalada al fundador- ¡Lo que habéis heredado de vuestros padres, conquistadlo
para poseerlo!
“¡Cruz santa, a tus pies me rindo! ¡En Cristo Jesús, nos ata un estrecho vínculo…esta
Buena Nueva, nadie nos la podrá arrebatar!” PK. Esta Cruz se levanta gloriosa, al
cumplirse también el jubileo del milagro de la Unidad en Bellavista, signo que yo creo, no
es ajeno a nuestra historia…es el año en que nacemos para Schoenstatt. La implantación
de esta Cruz nos hace jardín de unidad… “Conoces aquella tierra cálida y familiar que el
amor eterno se ha preparado…yo conozco esa maravillosa tierra, es mi terruño, es mi
tierra Patena, mi tierra de Schoenstatt”…La implantación de esta cruz nos invita a pedir de
rodillas, la gracia y el desafío de la unidad entre nosotros, la unidad entre hombres y
mujeres, entre ligas y MPP, entre federaciones e institutos, entre mundo natural y
sobrenatural, entre Quito y Guayaquil. “Cuando yo sea levantado, atraeré a todos hacia
mí” (Juan 12, 32) “Unidos en la Patena” así reza nuestro lema nacional: unidos en la
familia-patena, en el Santuario-patena; en la misión-patena, en la patria-patena…Ecuador,
consagrado al sagrado corazón de Jesús…
Hoy por hoy, la unidad es uno de los grandes desafíos y corriente de vida que como
familia de Schoenstatt internacional, nos hemos planteado mirando hacia el centenario de
nuestra fundación el próximo año 2014…Respecto a esto: ¿Puede alguno decir que todo
esto es pura coincidencia?... ¿O mejor nos animamos a ver los frutos de la Alianza
primera, de la alianza fundadora, frutos de fidelidad y amor?
No debemos perder el carisma, no debemos atrofiar el carisma. Este nos invita a vivir de
nuestra vocación permanente a mirar la realidad con los ojos de María, a través de la fe
práctica en la divina providencia, que nos dice que Dios, hoy quiere renovar su Alianza
con nosotros, hoy quiere re-fundar Schoenstatt para los próximos tiempos, para los
próximos 50 años... y se ha escogido a los mejores para ello. Sí, debemos creer en esa
sana conciencia de elección, sano sentimiento de victoriosidad. Con este signo de la Cruz
de la Unidad debemos refundar Schoenstatt en el Ecuador. Lo que ya tenemos, ya lo
tenemos. La pregunta es: ¿Qué vamos a ofrecer para los próximos 50 años? No podemos
caer en el error de la tibieza, en el error de conservar lo que ya tenemos. Podemos y
debemos hacer mucho más para demostrar que la Alianza ha sido fecunda. Eso nos lo
exige nuestro estilo de vida que permanentemente vive del ofrecimiento, consagración,
comunión.
4. María: Un modelo perfecto para incorporarse a los sentimientos de Cristo.
Nunca podremos volar tan alto si no estamos anclados en nuestra fuerza fundante: La
Alianza de Amor con María. Como hace 50 años, Ella está presente y permanece fiel. Hoy
sabemos que ha sido fiel, por eso, Ella exige nuestra fidelidad. Para vivir el estilo de vida
eucaristía, debemos nosotros tener los mismos sentimientos de Cristo, tal como nos lo
recomienda el apóstol. (Filipenses 2, 1.5)
Si buscamos un modelo perfecto para representar todo lo que significa vida interior y
participación interior en la eucaristía, es decir, hacer nuestros los sentimientos del Señor,
sabemos ya donde encontrar este ejemplo: En la Santísima Virgen, nuestra Madre tres
veces Admirble.
Pío X, en su famosa encíclica mariana Ad diem illum, acuña una expresión peculiar:
Ecclessia in sinu Mariae, es decir, La Iglesia se forma en el seno de María. ¿Quién se
formó ahí? Ya lo sabemos, Cristo Jesús. Los teólogos nos han dicho que no sólo el Cristo
histórico, sino el Cristo místico se forma en el seno de María. “Por eso, el seno de la
Virgen, determina la atmósfera en la cuál todo cristiano debe vivir, luchar, morir”. (Vivir la
misa. 1964.) Nosotros diríamos, “ofrecimiento, consagración, comunión”.
Nos es tarea fácil. Esta charla ha sido para mí, la oportunidad de dar un impulso, para
que todos nosotros tengamos un poco más de elementos y motivaciones para el aterrizaje
de nuestros ideales a la vida concreta. Pero no es nada más que eso: un impulso. Creo
que como asesores, nuestra labor es más inspirativa. Ustedes, los laicos, son los expertos
en distintas materias y los que tienen herramientas más cercanas para plasmar en el
mundo, aunque no sean del mundo, este estilo de vida con un marcado sello
schoenstatiano. A ustedes les corresponde santificar las cosas del mundo dejándose
utilizar como instrumentos en manos de María y del Padre Dios.
Todo parece imposible, pero en estos primeros 50 años, hemos constatado lo contrario,
hemos constatado una fecundidad, hemos experimentado que Schoenstatt es una gran
obra de Dios. Así lo ha afirmado nuestro P. Kentenich cuando habla de las características
de las obras de Dios. Decía él en un ensayo escrito en 1944 en Dachau:
-Pequeñez de los instrumentos,
-Grandeza de los escollos que sortear
-Hondura, duración y magnitud de la fecundidad.
Es una declaración del fundador que ya conocemos, pero esta formulación me resulta
más interesante, más audaz y cálida al mismo tiempo. Creo que es oportuno recordar otra
frase del fundador que aparece en las oraciones del Hacia el Padre y que nos motiva a
vivir de la confianza, de la conciencia de victoriosidad de los hijos de la Alianza, una
conciencia que nos ayudará a no desmayar en la consecución de este estilo de vida
eucaristía, y reza así:
“Cuando consideramos nuestras propias fuerzas, toda esperanza y confianza flaquean,
Madre, a ti extendemos las manos e imploramos abundantes dones de amor…guardarás
fidelidad perenne a la Alianza que sellaste con nosotros… Tú nos enviaras las vocaciones
que con nosotros se consagren al servicio de tu reino, nos darás trabajo y copiosas
bendiciones, y a nuestra impotencia, unirás tu inmenso poder”
O como diría nuestra Juventud:
“Esta es la bandera que yo he elegido, no la dejaré jamás, te lo juro, María”
Por ti Padre, unidos en la Patena
P. Eduardo Auza