Antropología Zubiri
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8/20/2019 Antropología Zubiri http://slidepdf.com/reader/full/antropologia-zubiri 1/644 NOCIÓN DE PERSONA EN XAVIER ZUBIRI Una aproximación al género Tesis doctoral que presenta BLANCA CASTILLA Y CORTÁZAR Dirigida por el Prof. Dr. D. AiLonmo López Quintis Catedrático de Estética /4 ix (1 Departamento de Filosofía III Hermenéutica y Filosofía de la Historia Facultad de Fflosofía UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID Curso 1994—1995
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Catedrático de Estética
/4 ix (1
Departamento de Filosofía III Hermenéutica y Filosofía de la Historia
Facultad de Fflosofía
DE PERSONA. ALGUNOS ASPECTOS HISTÓRICOS 35
1. La incomunicabilidad de la persona 43
2. La persona como subsistencia 52
3. Trascendentalidad de la persona 58
4. Especificidad de lo personal 66 5. La diferencia personal 74
6. La persona como relación de origen 75
7. La persona como modo substancial 84
8. Otras posturas metafísicas 87
9. Cuestiones planteadas en torno a la persona 95
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CAPITULO II: PERSONA Y SUSTANTIVIDAD 105
1. Estratos de la sustantividad 106
a. Suscitación—respuesta 107
2. La habitud radical del hombre 115
3. Inteligencia sentiente 121
1, T eensibilidad humana 125
c. Estructura de la inteligencia 136
d. La inteligencia humana 139
4. Estructura de la sustantividad 145
a. La sustantividad como úucpucd~svov 148
b. Las propiedades sistémicas 154
5. La sustantividad humana 156
a. Grupos de notas 1 6 1 .
b - Subsistemas 163
6. El hombre «animal de realidades» 172
7. El hombre «esencia abierta» 179
8. Sustantividad elemental y plena 185
9. La sustantividad individual 190
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1. Persona, naturaleza y acción 204
a. La acción humana 207
b. La responsabilidad moral 210
c. Naturaleza y persona 210
2. «Reajidad en propiedad» 213
3. El «de suyo» y la «suidad» 225
4. Personeidad y personalidad 230
5. El ser del hombre: el «yo» 237 a. Formas constitutivas de la «suidad» 238
b. La indrnidad 242
d. Dimensiones del «yo» 251
6. El conocimiento de sí mismo 253
SEGUNDA PARTE: «LA PERSONA COMO APERTURA» 259
CAPITULO IV: LA PERSONA Y LOS DEMÁS 261
1. La persona como ser-con 263
2. La persona como realidad-desde 277
a. El sí mismo 278
b. Apertura a la fundamentaiidad 281
3. La versión a los demás 287
a. Ei encuentro con los demás 290
b. Estructura de la alteridad 294
4. La vinculación 299
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b. El haber humano 305
e. La comunidad social 307 d. La comunión de personas 312
5. La constitución filética 330
6. La apropiación 338
8. La relacionalidad de la persona 350
CAPITULO V: TRANSOENDENTALIDAD
a. Descubrimiento de los transcendentales 362
Ii. Número de los transcendentales 370
2. Los sentidos del ser 373
3. Constitución de la transcendentalidad 379
a. Indole del «trans» 380
b. Momentos constitutivos 387 4. Los transcendentales zubirianos 394
a. Realidad 400
1,. Mundo 417
e. Ser 436
5. La función transcendental 447
6. Modos y tipos de realidad 459 7. Carácter transcendental de la persona 465
8. Transcendentales de la persona 475
a. Persona e inteligencia 476
b. Persona y libertad 481
e. Persona y amor 492
9. La persona como apertura 498
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a una noción de la sexualidad humana 503
1. La diferencia en el orden transcendental 513
a. La diferencia de niveles 514
b. La diferencia y los transcendentales 524
c. La diferencia en el nivel cosmológico 532
d. La diferencia transcendental antropo-
lógica 537
2. La diferencia en el mismo nivel 544 a. Estructura fanilliar de la persona 545
b. Apertura del phvlum 546
c. El dimorfismo sexual 558
3. Un «mundo» de las personas 573
a. La diferencia en la persona 573
it Relación ontológica 577
d. Hacia una respectividad disyunta 593
CONCLUSIONES 601
BIELIOGRAFIA 615
IV. ARTíCULOS SOBRE LA PERSONA 633
3/. SOBRE MASCULINIDAD-FEMINIDAD 640
VI. ARTíCULOS SOBRE MASCULINIDAD-
En la cima de las preocupaciones antropológicas de nuestro
tiempo se encuentra la voluntad de defender la dignidad de la
persona. A este afán le corresponde en el terreno especulativo una
profundización en la nociónmisma de persona. Esta andadura debería
llegar hasta sus dimensiones más concretas que están marcadas, en el
caso de la persona humana, por la masculinidad y la feminidad.
Este trabalo desea contribuir a la consideración teórica sobre la persona. Para ello se ha elegido un autor contemporáneo al que
preocupó el tema de la persona y que se ocupó con seriedad en
elaborar una noción precisa. Ése es un mérito de la filosofía de Xavier
Zubirí. El grueso de la tesis se dedica a analizar el concepto zubiriano
de persona que está relacionado con lo más nuclear de su metafísica.
Sin embargo élno abordó la reflexión sobre la diferencia varón—
mujer. Al menos no lo deló por escrito. En el último capítulo de este
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trabajo se acomete la tarea de indagar, sobre la base de la filosofía
zubiriana, una de las posibles respuestas a esta cuestión. Para ello se
parte de la hipótesis de que la diferencia varón-mujer pueda ser una
diferencia personal y, por tanto, que tenga sus repercusiones en el
nivel transcendental. Es una cuestión difícil. Máxime cuando todavía
existen pocos trabajos sobre el Orden transcendental en Zubiri.
No se quiere afirmar que esta sea la única solución. Tampoco se
asegura que ésta fuera la mente del filósofo en esta cuestión, que
quizá nunca se planteó. Ni siquiera se apunta que ésta hubiera sido
su respuesta en el caso de haberse formulado lapregunta. Únicamente
se pretende pensar si la filosofía de Zubirt, incluso más allá del
pensamiento de su autor, encierra la potencialidad para desarrollar
esta hipótesis.
Ello requiere en cierto modo proseguir el pensamiento de Zubirí
en una de sus posibles vías. Quizá quienes conozcan más profunda-
mente su filosofía luzguen que no es posible. Pero el pensar humano
avanza tratando de resolver cuestiones difíciles que requieren
audaces hipótesis no siempre posibles ni verdaderas. Este es el riesgo
de toda investigación.
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ABREVIATURAS
Las obras de Zubir! se citarán del siguiente modo. La edición de
estas obras está recogida en la bibliografla:
NHD Naturaleza, Historia y Dios
SE Sobre la esencia
IL Inteligencia y Logos
IR Inteligencia y Razón
SM Sobre el hombre Estructura dinámica de la realidad
50V Sobre el sentimiento y la volición
PFHR El problema filosófico de la historia de las religio-
nes
01<51< Dimensión histórica del ser humano
CDT Concepto descriptivo del tiempo
RR Respectividad de lo real
RTK Reflexiones teológicas sobre la Eucaristía
SPM Sobre el problema de la Filosofía 1 y II FM Filosofía y Metafísica
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PRESENTACIÓN
«El tema de l a persona reviste carácter inundatorio en e l
pensamiento actual» -escribía Xavier Zubiri en 1959—. «En cualquier bibliografía aparecen masas de libros y publicaciones periódicas sobre la persona desde los puntos de vista más diversos. Biografias de personalidades grandes o modestas; estudios psicobiológicos y psicoanalíticos sobre la constitución de la personalidad o estudios psiquiátricos sobre las personali- dades psicopáticas; estudios de moral sobre la dignidad de la persona humana o investigaciones psicológicas acerca de las personas jurídicas. La filosofía, por su lado, sin emplear muchas veces el vocablo, hace de la persona tema de sus reflexiones: cómo el hombre se va haciendo persona a lo largo
de su vida. Y hasta la teología, prolongando las reflexiones de siglos pasados acerca de la persona de Cristo, vuelve a colocar hoy en primer plano el problema de la persona. Por dondequie- ra que se mire, se descubre el tema de la persona como uno de los problemas capitales del pensamiento actual»’.
E l hombre, realidad r ~ e r s o n a l , en «Revista d e Occidente», 2 9 ép o ca , n . 1 , (1 9 63 ) P p . 5— 2 9 . Reproducido en S E A F , p. 5 5.
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20 BLANCA CASTILLA Y CORTAZAR
Así comenzaba Zubiri un c i c l o de Cuatro lecciones sobre l a
persona. La descripción de la situación no ha perdido actualidad. El
tema de l a persona y de l a dignidad humana ocupa un lugar centrai en
l a reflexión d e l pensamiento contemporáneo. E l origen y l a estructura-
ción de l a subjetividad es preocupació n de todos l o s f i l ó s o f o s, aunque
no empleen e l término persona, y han sido numerosas l a s consideracio- n es so br e e l l a de l o s pensadores denominados personalistas o
d i a l ó g i co s 2 entre o t r o s 3 . Sin embargo, pocos autores en nuestro
2 Bastaría recordar entre otros a MOUNIER, Emmanuel, L e personalisme
1 2 e d . Presaes Universitaires Pari s 1 9 71 (U ed 1 9 5 0 1 , t r a d . e s p . e d . Universitaria Buenos Aires 1 9 6 2 ; BUDER, Martin, Tú y yo. E d . Nueva visión, Buenos Aires 1 9 6 9 ; ¿Qué e s e l hombre? FC E , México 1 9 4 9 ; primera edición e n hebreo 1 9 4 2 ; D a s dialopische Prinzip. Heidelberg, 1 9 6 2 ; GUARDINI, Romano, Mundo y Persona, e d . Guadarrama, Madrid 1 9 6 3 , T í t . o r . Welt und Person, 1 9 5 4 ;
LACROIX, Jean, L e personalisme. Sources. fondaments. actualité, Chonique Sociale, Lyon 1 9 8 1 ; LEVINAS, Emmanuel, Totalité e t infini. Essai s u r 1’exteriorité, 1 4 . Nijhoff, La Haye, 1 9 6 1 ; t r a d . e s p . Daniel E . Gillot, Totalidad e infinito. Ensayo sobre l a exterioridad, e n Sígueme, Salamanca 1 9 77 ; Humanisme d e l’autre homme, Pata Morgana, Montpellier 1 9 7 2 ; Tr a d . e s p. Humanismo de l otro hombre, Siglo XXI, México 1 9 7 4 ; Autrement onétre va a i x-ET1 w373 delá de i’essence, M . Nijolff, L a Maye, 1 9 74 ; tr a d . e s p. : D e otro modo que s e r o más allá d e l a esencia, Sígueme, Salamanca, 1 9 8 7 ; MARCEL, Gabriel, Etre e t Avoir, e d . Montaigne, P a r i s , 1 9 3 5 . T r a d . e s p . : 1 . Diario metafísico, Guadarrama, Madrid 1 9 6 9 ; Du refus a linvocation, e d . Gallimard, P a r i s , 1 9 4 0 ; Romo ‘¿ator, e d . Montaigne, Paris 1 9 4 5 ; E l hombre problemático, e d . Sudamericana, Buenos Aires, 1 9 56 ; D i gnité humaine, e d . Montaigne, Paris 1 9 6 4 .
Como por ejemplo, entre otros, c f r . WOJTYLA, K . , Persona e atto Librería Editrice Vaticana, 1 9 82 , tr a d . española: Persona y acción, B A C , Madrid 1 9 8 2 ; MILANO, A . , Persona i n Teologia. Alíe origini d e l significato d i persona n e l . cristianesimo antico, Dehoniane, NapoIl 1 9 8 4 ; L a Trinitá de i teologi e d e i filosofí. L’intelligenza della persona i i i D i o , Dehoniane, Napoli 1 9 87 ; PAREYSON, L . , Esistenza e persona, 4 4 e d . , Génova, 1 1 Melangolo, 1 9 8 5 ; REICHMANN, James B . , Philosovhy of t h e human person, Chicago (fil.) Loyola, University P r e s s , 1 9 8 5 ; RIGOBELLO, Armando ( a cura d i ) , Lessico della persona umana, L a cultura, 3 2 , R o ma , Studium 1 9 8 6 ; Persona humana, nQ monográfico, en «RCatfnt, Communio» 4 <1982/2).
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PRESENTACIÓN 21
s i g l o han elaborado una noción profunda de l o que es ser persona. Por
esta razón, en opinión de Pintor—Ramos, Zubirí desconfiaba «de las
f i l o s o f í a s llamadas ‘ p e r s o n a l i s ta s ’ por su frecuente endeblez t e ó r i ca y
una cierta precipitación, que no las convierten en las más aptas para
l a buscada defensa de l o s valores personales»4.
Hoy se añade a las descritas una nueva preocupación. Las personas consideradas en su singularidad son siempre o varones o
mujeres y se desconoce si la dualidad sexual diferencia a la persona,
configurando una persona masculina diferente a una persona
femeninas, imprescindibles cada una para el autoconocimiento del
otro. En este sentido afirma Julián Marías: «El hombre y la mujer se
son recíprocamente espejos en que se descubre su condición. Hay un
elemento de asombro, condición de todoverdadero conocimiento. (1...)
E l encuentro con otra f o r m a d e persona —no ya con otra persona— muestra el contorno de la realidad personal»’.
PINTOR RAMOS, Antonio, L a s bases de l a filosofía de Zubirí: realidad y verdad, P u b í . U n i v . P o n t . Salamanca, Salamanca 1 9 9 4 , p . 2 88 , nota 5 2 . S i n embargo, en s u opinión, «esto no impide que s e pueda incluir también a Zubirí ( a l menos parcialmente) dentro d e l personalismo d e nuestro tiempo». En efecto a s í aparece en D OMINGO MORATALLA, Agustín, U n humanismo d e l siglo X X : e l personalismo, e d . Cincel, Madrid, 1 9 8 5 , corresponden a Zubiri P p . 167—180.
Esta e s l a posición defendida por Julián Marías desde que escribió s u Antropología filosófica, Re y, de Occidente, Madrid, 1 9 7 5 . C f r . también L a mujer en e l siglo X X , Alianza Editorial, Madrid, 1 9 85 ; La mujer y s u sombra Alianza Editorial, Madrid, 1 9 8 7 ; y s u última o t r a : Mapa d e l mundo personal Alianza, Madrid 1 9 9 3. Cf r . especialmente, ca p. I I , P p . 2 7— 3 6 .
MARíAS, Julián, Masa del mundo personal, o . c . , p . 3 4 . Este autor describe l a situación pero no profundiza en s u estructura metafísica.
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Desde las ciencias positivas son legión los estudios en esta
linea’. Desde la teología se intuye que justamente en la condición
sexuada se expresa parte de l a imagen de Dios en e l hombre8 . S i n
embargo l a f i l o s o f í a apenas h a abordado esta cuestión. Esto contribu-
ye también, en parte, a que el concepto de persona se u t i l i c e s i n
precisión.
No es este e l caso d e l autor que nos ocupa. Para Zubirí el tema
de l a persona te n ía un valor central. En palabras de Pintor-Hamos:
«Zubiri es un filósofo profundamente preocupado por la persona,
desde los inicios de su pensamiento, hasta el punto de que no es
disparatado pensar que la peculiaridad metafísica de la persona como
esencia abierta es el gran argumento contra el sustancialísmo
m e t a f í s i c o t r a d i c i o n a l » 9 .
Cfr. por ejemplo BLEZER, Ruth, Science and Gender. A c r i t i c i u e of Biology and i t s Iheories on Women, 1 9 8 4 , New Yo r k, Pergamon P r e s s ; FAUSTO— STERLING, Anne, Mvths of Gender: Biolopícal Iheories on Women and Men, 1 9 8 8 , New Y o r k : Basic Books; N o I i , Anne and JESSEL, David, Brain Sex. The real difference between men and women, ed Michael Joseph b y Penguin Gr o up , London 1 9 89 ; éstos desde e l punto d e v ista científico. Desde e l lado d e l as ciencias sociales: LORES!, Judith and FARRELL A . Susan ( e d s >, Th e Social Construction of Gender, 1 9 9 1 , Sage Publications, California, London; KLSTHAIN, Sean Bethke, Public Man. Private Woman i n Social and Political Thought, T i n i v e r s i t y P r e s s , Princeton 1 9 8 1 , entre o t r o s . Una panorámica puede verse en l a primera parte
d e l ensayo CASTILLA Y CORTAZAR, 3 1 ., L a comrlementariedad varón-mujer. Nuevas hipótesis, en D ocumentos d e l . Instituto d e Ciencias para l a Familia, e d . Rialp, Madrid 1 9 9 3 .
C f r . SCOM, Angelo, Límago Dei e l a sessualitá u m a n a . Aproposito d i
u n a tesi originale della ‘Mulieris dignitatem, e n «Anthropotes» 1992/1 P p .
61—73
PINTOR RAMOS, Antonio, Las bases de la filosofía de Zubiri: realidad y verdad, en o.c., p. 288, nota 52.
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PRESENTACIÓN 23
En e f e ct o , como ya se ha comentado en 1959 d i c t ó un curso o r a l
Sobre l a persona. Después de haberla impartido como conferencias
comenzó a redactarlo como l i b r o . De ese propósito nació e l a r t íc ul o E l
hombre, realidad personal, publicado en 1 9 6 3 ” ’ . Fue t a l l a importan-
c i a que en su pensamiento tuvo e l configurar bien qué es e l hombre en
cuanto persona que, como es sabido, aquel curso y su posterior
redacción le condujo a escribir el libro Sobre la esencia, que nació como una nota a p i e de página a un tratado de antropología” -
Más tarde, buena parte del curso que había quedado sin
terminar de e s c r i bi r , se recogió en dos capítulos d e l l i b r o Sobre e l
hombre’2
E l tema l e s i g u i ó interesando alo largo de su vida. Como se verá
en el trascurso
de esta tesis, sus obras posteriores, aunque no traten
directamente e l tema, están salpicadas de esa centralidad que e l
concepto de persona ocupa en su m e t a f ís i c a . Así aparece por elemplo
en l a ú l t i m a obra que e s c r i b i ó , que apareció publicada e n 1984, un año
después d e s u muerte:
«entre otras limitaciones la metafísica griega tiene una fundamental y gravísima: la ausencia completa del concepto y del vocablo mismo de persona. Ha hecho falta —afirma— el
esfuerzo titánico de los capadocios para despolar al término de
~ E l hombre, realidad personal, a . c. Cf r . cita 1 .
“ C f r . Introducción a Sobre e l hombre d e Ignacio Ellacuría, ¡Y. X X .
12 En concreto e l cap. I V : La persona como forma d e realidad: per-ET1 w263
soneidad, y l a primera parte d e l ca p. V : La personalidad humana y s u constitución, en S R , pp. 1 03 —1 52 .
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24 BLANCA CASTILLA Y CORTÁZAR
hipóstasis de su carácter de puro hvookelinenon, de su carácter de subiectum y de sustancia, para acercarlo a lo que e l sentido ju r íd i co de l o s romanos había dado a l término persona, a diferencia de l a pura res, de l a cosa»”.
En e f e ct o , con e l término persona l o s padres griegos intentaron
resaltar la diferencia radical que existe entre un individuo humano de
un individuo de cualquier otra especie de l a t i e r r a , l o que general- mente s e denomina con l a palabra cosa o má s técnicamente con e l
término substancia o , mejor aún, l o que l o s medievales denominaron
supuesto.
Sin embargo el peso del naturalismo, que tiende a considerar al
ser humano como uno más de l o s seres d e l cosmos, ha sido grande en
e l pensamiento o cc i d e n t a l . En e l trascurso h i s t ó r i c o se advierte que
tras un ingente esfuerzo para distinguir l a persona de l a substancia,
se recae al poco tiempo de nuevo en el sustancialismo. Así ocurre con
l a d e f i n i c i ó n de Boecio tras e l avance de l o s Capadocios y, otra vez,
tras l a recuperación por parte de Santo Tomás de l a noción de
subsistencia se recae, por parte de l o s e s co l á s t i co s más influyentes,
en e l modo substancial.
Aún hoy los materialismos, de cualquier corte, no reconocen
una diferencia r a d i ca l entre cada hombre y e l resto d e l Cosmos.
Consideran al hombre simplemente como un individuo de una especie
más evolucionada.
Sin embargo los medievales no dudaron en afirmar que «la per-
“ M D , p . 3 2 3.
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PRESENTACIÓN 25
sona es l o má s noble y digno que e xi s t e en l a naturaleza»’4 - Por otra
parte, la intuición fundamental que recoge el concepto de persona, ha
dejado sus huellas en e l pensamiento y sigue l a t i e n d o en l a s inquietu-
des antropológicas de l o s pensadores de l a modernidad.
En efecto, es fácil hablar en el curso de la historia de la
f i l o s o f í a de l o que es l a persona a diferencia de l a res n a t u r a l i s , por ejemplo, en Descartes y en Kant sobre todo. Así, desde diversas
perspectivas se habla de l a transcendentalidad de l a subjetividad
humana, bien en forma de «yo transcendental» como lo consideran
Kant o Fichte, o como infinitud de l a voluntad, t a l como l o concebía
Descartes. Hoy tambiénse dice que la libertad es transcendental, que
e l entendimiento es transcendental, y se habla d e l carácter transcen-
dental de l a persona. Incluso se afirma l a necesidad de construir una
antropología transcendental’5.
Nuestro propósito en esta tesis es estudiar un autor sistemáti-
c o , a quien preocupó seriamente e l tema de l a persona —«esa gran
realidad», como le llamaba’6—, y se esforzó por alumbrar una clara
y precisa noción sobre ella, desde el punto de vi s ta f i l o s ó f i c o ,
haciéndola incluso el eje de su metafísica. Sin embargo no nos vamos
“ T O M A S D E AQUINO, S. Th., 1, q. 29, a. 3: «Persona significat id auod e s t perfectissimum i n tota natura»
Cfr. POLO, L. , Presente y futuro del hombre, ed Rialp, Madrid 1993, segunda p a r t e . Este f u e ya por otra parte e l propósito declarado por Max Scheler que hablaba d e elaborar una Meta-antropología, para distinguir l a consideración filosófica d e l a persona d e l a consideración filosófica d e l Cosmos, q u e e s l o q u e ha venido haciendo l a Meta—física tradicional.
“ RR, p . 2 8 .
26 BLANCA CASTILLA Y CORTÁZAR
a detener con l a misma intensidad en todos l o s aspectos d e l problema,
pues tienen una amplitud que supera l a s dimensiones de un s ó l o
trabajo. En esta tesis nos interesa profundizar en aquellos aspectos
que la persona tiene de apertura; en primer lugar la apertura a los
d em á s, vi e n do l a impronta que esa dimensión imprime en e l propio
carácter personal. Nos interesan también los aspectos transcenden-
tales de l a persona, porque l a transcendentalidad e s , por a s í d e c i r , apertura desde s í misma.
sin embargo para acometer esta cuestión nos hemos visto
obligados a recoger una serie de nociones zubirianas que sirven de
apoyo a l a cuestión de l a apertura de l a persona. En e f e ct o , e s d i f í c i l
hablar de persona como apertura sin haber dicho, al menos brevemen-
te, lo que Zubirí entiende como el carácter formal de la persona, la
autopropiedad. Es más, alt radicará la transcendentalidad de la persona, en l a que se intenta profundizar. Para caracterizar metafísi-
camente a l a persona Zubiri acuñó un concepto muy concreto: le llamó
«suidadx’, como realidad que no es simplemente «de suyo» sino que
además es «suya».
Por otra parte, era preciso hacer referencia a la persona como
«esencia abierta», porque ahí radicará la diversidad de tipos de la
esencia, que tanta importancia tiene en la metafísica zubiriana de la
persona. Además, Zubirí elaboró otro concepto, el de «sustantivi-
dad», sobre todo en su característica de ser úitcpicstpsvov,
pensando en la persona, y el carácter de sustantividad plena sólo se
la confiere al cosmos y a cada persona y el de individualidad se la
atribuye formalmente sólamente a l a sustantividad humana. Por otra
parte, era conveniente explicar lo que eran las habitudes, ya que la
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PRESENTACIÓN 2 7
s o ci a l i d a d humana es caracterizada como una habitud. Y a l a habitud
corresponde e l respecto formal o l a formalidad, c a r a ct e r í s t i ca clave
para entender qué entiende Zubiri por realidad, verdadero e j e de su
noología y de su metafísica.
Corno se ve todos estos aspectos de la antropología zubiriana no
pueden ser tratados con l a misma profundidad en un s ó l o t r a ba j o . Por otra parte son abordados con cierta circularidad: los términos o
conceptos salen una y otra vez cada vez en una mayor aproximación
a l estudio que nos ocupa.
Por otra parte existe la dificultad de que, como es sabido, gran
número de l a s obras de Zubirí permanecieron inéditas en vida del
autor y en estos últimos diez años muchas de ellas han visto la luz.
Esto s i g n i f i ca que l a novedad de sus planteamientos es aún poco
conocida, por f a l t a de estudios a l respecto. Pero e l e s c o l l o mayor no
estriba s ó l o en eso: l o s conceptos que él fue elaborando con gran
originalidad, como los ya aludidos de sustantividad, sui.dad, y otros,
como actualidad, «realidad» en cuanto distinta del «ser», etc.,
fueron llenándose de un contenido má s preciso a l o largo d e s u
producción f i l o s ó f i c a , que s ó l o alcanzó su plena madurez en l a s últimas
obras del autor. Por esta razón cada vez se advierte una mayor
n ec e sid ad d e precisar e l sentido exacto que adquirieron esos
vocablos, llevando a c a b o l o que se podría denominar un estudio
genético de los términos, haciendo ver la evolución y el sentido que
tienen en l a s diferentes etapas de l a obra zubi riana y, sobre todo, e l
sentido pleno que adquirieron en l a t r i l o g í a sobre l a i n t e l i g e n c i a :
i n t e l i g e n ci a sentiente. E l principal obstáculo proviene, por tanto, de
que desde esa plenitud alcanzada e n e l ú l t i m o momento es preciso l e e r
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toda su obra a n t e r i o r ’ ~ : eso impide en ocasiones moverse por l o s
textos con s o l t u r a , unos textos que por s í mismos ya son de entrada
de gran sutileza y meticulosidad”.
E l plan de l a t e s i s es siguiente: en primer lugar, e l trabajo se
abre con un ca pí t ul o i ntroductorio que recoge aspectos h i s t ó r i co s . En
é l , y a l h i l o de l a s referencias zubirianas a otros autores, hemos recogido algunas de l a s diversas definiciones que se han dado de l a
persona. En é l se constata e l por qué l a mayor parte de las referencias
de Zubiri no se centran en l a modernidad, porque e n s u opinión l o s
momentos más álgidos en la consideración de lo que es ser persona, se
dieron en los siglos medievales, cuando los autores estaban preocupa-
Cfr. GRACIA GUILLAN, Diego, Voluntad de verdad. Para leer a Zubirí
ed. Labor, Madrid 1986, Pp. VII y X . En la página 194 pone un ejemploclaramente significativo. Una d e l a s características má s peculiares y claves d e l pensamiento de Zubiri e s considerar l a «realidad» como ( < d e s uy o ». Pues b i e n , en l a obra en l a que e l propio Zubirí asegura q u e escribió para «saber l o que e s l a realidad ( 1 3 , prólogo) que e s Sobre l a esencia, l a expresión « d e suyo» no aparece hasta l a página 3 9 4 , por tanto mucho después d e l os términos de «nota», «constitución», «sustantividad», etc., a l contrario de l o q u e acontece en Inteligencia sentiente
18 P o r otra parte la exposición d e l pensamiento noológico d e Zubiri era
algo que s u s otras anteriores pedían, para poder captar c o n claridad s u peculiar pensamiento, q u e en s u s obras anteriores estaba sólo indirecta e
incompletamente expuesto. Algo d e esto afirma Arellano, comentando Sobre l a Esencia: «Decididamente, mientras e l modo d e pensamiento d e Zu biri n o s e a sacado a l a l uz , Zubirí s e r á , esencialmente, un desconocido, por mucho que s e alu da, c i te o glose; y s u s conclusiones metafísicas y antropológicas fundamentales, formuladas frecuentemente en expresiones sugestivas, constituirán ta n sólo ocasiones d e bello adorno para l a cita pedante o tópicos expresivos con L o s que podrán decirse, en plena equivocidad, l o s conceptos más diversos. L a utilización d e l pensamiento d e Zubiri sin tener e n cuenta s u modo d e pensamiento, estará en peligro d e d a r por suyas conclusiones a - , p a r a - , o anti-zubirianasx., A R E L L A N O , Jestis, la idea d e l orden trascendental, en «Documentación Crítica Iberoamericana d e Filosofía» 1 ( 1 9 6 4 ) , p . 4 7 .
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PRESENTACIóN 29
dos por l a a r t i cu l a c i ó n de d i f í c i l e s cuestiones t e o l ó g i c a s . Entre e l l a s
se recoge m ás por extenso l a opinión de Tomás de Aquino, que servirá
para contrastar después diversos puntos.
La primera parte, balo el título «La persona como autopropie—
dad», compuesta por l o s capítulos I I y I I I t i e n e por o b j e t o exponer
más o menos profundamente aquellos elementos d e l a f i l o s o f í a de Zubir!
que má s adelante jugarán un papel importante en l a discusión de l a s
nuevas hipótesis que se aportan. Aún con riesgo de aumentar e l
volumen de este trabajo nos ha parecido imprescindible hablar primero
de aquellas nociones que más delante se articularán extrayendo de
ellas conexiones y consecuencias. Todas ellas han servido para que
l a autora de este trabajo obtuviera un mapa de l a antropología de
Zubirí y sirvieran de guía, sobre todo, a quienes no conozcan e l
pensamiento y l a terminología zubiriana.
E l núcleo de l a tesis está constituido por la segunda parte
t i tu l a d a «l a persona como apertura», compuesta por l o s capítulos IV-
VI, donde interpelando a l o s textos de Zubiri se l e s hace decir l o que,
a nuestro j u i c i o , puede estar encerrado en e l l o s , además de l o que
explicitamente afirman. Es a h í donde nos acercamos a l a persona como
apertura, examinando e l valor constitutivo que dicha dimensión
imprime en la persona. La persona es «autopropiedad», es ella y no
otra y, sin embargo, estructurainxente está desde sí misma abierta a
los demás.
Una apertura fundamental es la del ohvlum. En virtud de la
constitución filética cada persona procede de sus progenitores. Y
tiene, al menos, dos progenitores humanos, que se han comportado
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30 BLANCA CASTILLA Y CORTÁZAR
con é l de dos modos diferentes a l a hora de t r a n s m i t i r l e l a v i d a . Por
otra parte, cada persona es susceptible de poder transmitir a su vez
la vida. Pero no lo puede hacer sóla, ni con alguien que sea simétrico
a ella en todas las dimensiones. Necesita complementarse con otra
persona que tenga un modo algo diferente d e relacionarse con l a vida.
De a h í se deduce que desde e l punto de vi s ta f i l é t i c a se advierte l a necesidad, dentro d e l ser humano, de dos seres que se comportan
con la vida de un modo relativamente distinto. ¿Cuál es el carácter de
esta diferencia? ¿Adquiere esta diferencia en el hombre carácter
personal? ¿El dimorfismo sexual tiene en el hombre como única
finalidad la transmisión de la vida, o tiene también otras dimensiones
insospechadas en el mundo animal?
Por otra parte, e l tema de l a persona t i e n e su s repercusiones
a nivel transcendental. En opinión de Zubirí cada realidad en virtud
de su forma de realidad, tiene una función transcendental que
configura a nivel transcendental un modo o tipo de realidad. La
consideración de la realidad en cuanto realidad puede llegar a
constituir t i po s d i s t i n t o s de realidad. Esto está en l a ] i n e a de l a
reclamación, realizada por Heidegger, de una ontología peculiar para
los seres personales.
Pues bien, si a nivel de formas de realidad se ha advertido dos
modos de «autoposesión», dos tipos de suidad, que resultan
complementarios, al menos, en el nivel filético, la función transcen-
dental de estas dos formas de realidad podrían determinar una
diferencia también transcendental. En este sentido resulta sugerente
l a expresión que Zubiri recoge de Duns Escoto: l o s transcendentales
8/20/2019 Antropología Zubiri
Dentro de un mismo nivel transcendental, con unas caracte-
rísticas básicas comunes, que han dado lugar a un tipo de realidad
diferente a otros tipos, se podría hallar de una diferencia transcen-
dental utilizando la disyunción. Es decir, si todo lo humano, es
masculino o femenino, en todas sus dimensiones, partiendo del nivel personal, y sin salirse de él se podría, metafísicamente hablando,
encontrar dos dimensiones transcendentales disyuntas. Esto llevaría
a concluir que todo lo humano está teñido por dos modos diferentes de
autopropiedad o autoposesión. Todo lo personal o es femenino o es
masculino.
Bien es verdad que, desde el punto de vista científico, se
pueden encontrar dificultades a esta concepción metafísica. Si es cierto que es la genética la que da pie para hablar de dos modos de lo
humano, porque todas l a s cé l u l a s humanas están connotadas por l a
diferencia genética (o XX o XY); si bien esta diferencia se sigue
advirtiendo en todos los planos del desarrollo embrionario, endocrino-
l ó g i co , f i s i o l ó g i c o y psíquico, en l a naturaleza no dejan de darse
excepciones. Hay individuos que tienen un sexo genético y otro
fisiológico o endocrinológico. Por otro lado, a nivel de inclinaciones
psicológicas habría que dar razón del problema de la homosexualidad y del lesbianismo, sobretodo, cuando estas inclinaciones tienen cierta base fisiológica.
Sin embargo, así como la medicina estudia por una parte la
fisiología habitual de los órganos y reserva otro lugar al estudio de
sus patologías, en el presente trabajo se quiere dar razón de lo que
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32 BLANCA CASTILLA Y CORTÁZAR
es habitual en la realidad humana, cuando ésta se estudia en el plano
de la normalidad; es decir, cuando a un sexo genético le corresponde
el mismo desde el punto de vista endrocrinológico, fisiológico y
psicológico. Partiendo del desarrollo normal quizá sea más fácil
después estudiar las anomalías.
Este estudio acerca de la persona se ha hecho, por tanto, con el interés, entre otros, de saber si es posible, a partir de la persona
y en la persona misma, encontrar el estatuto ontológico que configura
la diferencia que hay entre las personas concretas que existen en el
mundo, que son o varones o muieres. Zubirí no abordó esta cuestión.
Sin embargo en el capítulo que dedicamos a la Persona y Género,
además de recurrir a descripciones aportadas por otros autores,
intentamos recoger las sugerencias que en esta línea hemos hallado en
el pensamiento zubiriano.
De inspiración zubinana es también otra característica de este
trabalo que interesa destacar. Como es sabido, Zubiri pensaba que la
filosofía debía contar en su desarrollo con los datos que aporta la
ciencia. Aunque éste es un estudio filosófico, y no se constatan en él
los datos científicos, la autora ha tenido la preocupación de conocer,
al menos someramente, lo que acerca de la masculinidad y la feminidad
se dice actualmente en las ciencias empíricas. Todo ello ha quedado recogido en una breve publicación, que ha constituido los prolegóme-
nos de este trabajo filosófico. Ya se ha aludido a él: se trata de un
ensayo acerca de la complementariedad9.
19 CASTILLA Y CORTÁZAR, 31., La complementariedad varón-mujer. Nuevas
hipótesis, en Documentos d e l Instituto de Ciencias para l a Familia, e d . R i a l p , Madrid 1 9 9 3 , 1 0 4 P p .
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PRESENTACIóN 33
Aunque Zubiri no tr a tó algunos aspectos que a h o r a s o n d e
nuestro interés, el poner de relieve lo que él dijo, puede servir de
plataforma para posteriores desarrollos, sobre todo en lo relacionado
con el vínculo entre persona y sexualidad o, para ser más exactos,
entre persona y masculinidad, y persona y feminidad.
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ASPECTOS HISTÓRICOS
CAPITULO 1
ALGUNOS ASPECTOS HISTÓRICOS
El pensamiento de Zubiri tiene como trasfondo la historia de la
Filosofía. Al hilo de otras preocupaciones, como es por ejemplo el
estudio de la inteligencia humana o el planteamiento del tema de Dios,
resume en pocas lineas varios siglos de reflexión. Esto es lo que
ocurre en diversas ocasiones refiriéndose al tema de la persona.
Iniciando el camino desde el principio ya se ha aludido a que
Zubirí constata que los griegos carecieron incluso del concepto de 1~ Recuérdese su luido acerca de la filosofía griega, que se
1 Según algunos estudios en l a filosofía griega s e pueden encontrar
elementos sueltos, que luego sirvieron para elaborar e l concepto de persona: C f r . , por ejemplo, ALVAREZ TURRIENZO, Saturnino, E l Cristianismo y l a formación d e l concepto d e persona, en Homenaje a Mavier Zubiri, e d . Moneda y crédito, Madrid 1 9 70 , t. 1 , P p . 4 3 —7 8; o NÉDONCELLE, > 1 . , Prosoron et Persona dans l a antipuité classiaue, en «Revue d e s Sojences Religieuses», 3 — 4 ( l 9 ~ ’ 8 )
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recogió en la presentación:
«Entre otras limitaciones la metafísica griega tiene una fundamental y gravísima: la ausencia completa del concepto y del vocablo mismo de persona. Ha hecho falta -afirma- el esfuerzo titánico de los capadocios para despojar al término de hipóstasis de su carácter de puro hvvokeímenon, de su carácter de subiectum y de sustancia, para acercarlo a lo que
el sentido juzidico de los romanos había dado al término 2persona, a diferencia de la pura res, de la cosa»
En efecto, el concepto metafísico de persona, que comenzó a
utilizarse en las disputas teológicas trinitarias y cristológicas necesitó
un largo proceso de depuración hasta distinguir nítidamente entre
naturaleza y persona. Este esfuerzo fue llevado a cabo en gran parte
por los Padres griegos, en especial los capadocios, que tras diversas
oscilaciones entre los conceptos de ousía, hipóstasis y prosopon llegaron a identificar hipóstasis y persona como distintos de la ousía
y de la substancia individual3.
277—300.
2 1W, p . 323.
Para l a obra llevada a cabo por l o s Padres Capadocios c f r . BUDA, Car—
mine, Evolución d e l concerto d e persona, en «Revista d e Filosofía», Madrid,1 5 ( 1 9 5 6 ) 243-259; y G O I 4 E Z AREOLETA, Sobre l a noción de persona, en « R e y , d e estudios políticos» 4 7 ( 1 9 4 9 ) 1 0 4 — 1 1 6 . Interesaría destacar un texto d e SAN BASILIO:
«La ousia es l o común a l o s individuos de l a misma especie, que todos poseen igualmente, por l o cual s e l e s designa con un único vocablo, q u e no expresa ninguno d e l o s caracteres individuantes q u e l a determinan... S i s e unen estos caracteres individuantes a l a ousía tendremos l a hvpóstasis. L a hvpóstasis e s el individuo determinado, existente por s í , que comprende y posee l a o u s i a , pero que s e opone a ella como l o propio a l o comun, l o particular a l o general» (Carta 3 8, 1 ,4 , dirigida
8/20/2019 Antropología Zubiri
Anteriormente, en el mundo romano, es en Cicerón donde
aparece la oposición clásica entre nersona y res. Se trata de una
oposición netamente jurídica, aunque en él también se encuentra el
esbozo de una descripción filosófica del concepto de persona, que
recuerda a ia fórmula que más adelante utilizará Boecio4.
a S a n Gregorio Nacianceno).
Como s e aprecia l a noción d e hypóstasis s e acerca peligrosamente todavía a l a sustancia individual. San Gregorio por e s o a ñ a d e , para caracterizarla l a s notas d e totalidad, independencia, inteligencia y libertad ( C f r . SAN GREGORIO NACIANCENO, O r a t . , 2 1 , 1 6) . Esto permitirá i r perfilando l a noción distin- guiendo l a sustancia individual d e s u subsistencia, hasta llegar a distinguir claramente entre persona y naturaleza, por muy perfecta y ac abada q ue ésta s e a . Todo este proceso f u e necesario para aquilatar bien l a s cuestiones cristológicas.
Respecto a l sentido q u e e l . término persona tenía en l a obra d e Cicerón c f r . R I V A , Clemente, Origine del concetto d i persona, «lustitia», jul-sept ( 1 9 6 4 ) 2 1 0 :
« M a con Cicerone abbamo u n repertorio d i accezioni d e l termine persona e una gamma d i significatí, c h e anche l e epoche posteriori non potranno non tenerne c o n t o , almeno nella loro sostanza. 1 signíficatí piú rílevantí c h e meritano deaser ricordati, dati d a Cicerone a l vocabolo Q j~ Qfla, sono d i varia specie. Abbiamo cosi persona con significato giuridici, ossia soggeto d i diritti e d i responsabilitá ( D e Or a t . I I . 1 02 ) . Inoltre abbiamo i l significato d i tiro o f unzione sociales (alicuius personam gerere). Persona é vista come costitutivo o carattere d i dignitá ( i d auod ouapue persona dignum e s t ció c h e é degno della persona). La persona impersonifica una realtá colletiva, come u magistrato che impersonifica l a cittá ( D e 0 ± ’ ! . 1 . 1 2 4 ) Viene atfermata 1’eccellenza della persona rispetto alíe cose ( D e O r a t. I I I 5 3 $ . L a persona é presa come carattere e índole d’un individue (Persona Laellí = l a personalité d i Lelio ( D e Amicit. 1 . 4 )) . l l n f i n e vi é un concetto filosofico d i persona como natura umana individua partecipe della razionalitá. V i é a quaesto proposito un testo ( D e 0 f f . 1 . 1 07 ) c h e merita d i essere riportato: ‘Intelligendum etiam du ab us q uasí nos indutos esee a natura personis, quarum una communhs est, ex so quod aunes participes SUmÍAS rationis, praestantegne eius qua antecellimus bestias, (..4, altera autem quse propria singulis est tribute’ (= s í deve sapere c he n o i sismo c ome vestití dalia natura d i due persone, delle quali una é comune per i l fatto c h e tutti sismo partecipí della ragione c on c u i siamo piú ec cellenti delle bestie, (. . .1 l’altra poi é concessa a ciascun singolo come propia). Q u i Cicerone, s i a pure
8/20/2019 Antropología Zubiri
Zubiri, repasando las vicisitudes de la noción de persona afirma
en el primer volumen de Inteligencia Sentiente
«Los griegos pensaron, por ejemplo, que el carácter de sustancia expresaba lo real en cuanto tal. Pero la subsistencia personal es otro tipo de realidad en cuanto tal en la que los
gnegos no pensaron. Por esto, al considerar la novedad de larealidad personal en cuanto realidad subsistente, lafilosofía se vio forzada a rehacer la idea de realidad en cuanto realidad desde el punto de vista no sustancial sino subsistencial. Cierto que en la metafísica clásica, desgraciadamente, se ha conside- rado la subsistencia como modo substancial, lo cual, a mi entender, ha desbaratado la subsistencia» t
Estas apretadas lineas, en efecto, resumen centurias del
desarrollo filosófico acerca de la noción de persona, constatando
avances y retrocesos.
Aunque no es nuestro propósito el hacer la historia de la
cuestión, cosa que está realizando con gran brillantez la escuela
tomista de Barcelona, es esclarecedor resaltar algunos de sus
principales hitos y cuestiones. Comenzaremos recogiendo más
ampliamente la concepción de persona que tiene Tomás de Aquino, al
hilo de la cual aparecerán algunos aspectos del debate.
El aquinate acepta en principio la definición de persona
i n f orma poetica, avanza una dottrina della natura dell’uomo, indicando c o l vocabolo persona quello c h e Boezio dirá pi ú tardí definendo l a persona: individua substantia naturae rationalis»
JIS, p . 1 31 .
aportada por Boecio: «sustancia individual de naturaleza racional»6.
Sin embargo, en virtud de su profunda visión de la transcendentali—
dad del «esse», esa fórmula adquiere en él una transformación
radical.
Es interesante constatar que Boecio conocía que, por obra de
los capadocios, a la substancia, aplicada a la persona se le llamaba
subsistencia. Sin embargo él, queriendo ser fiel a Aristóteles, vuelve al lenguaje original, que le parece decir lo mismo, perdiendo por
primera vez la profundización metafísica obra de los padres griegos,
volviendo a introducir en la noción de persona el carácter de
subiectum, y de hvpokeimenon. Boecio relata la cuestión de la
siguiente manera:
«De forma altamente expresiva, los griegos han denomi-
nado hvpóstasis a la subsistencia individual de una naturaleza racional; nosotros, por indigencia de términos, hemos tenido que optar por una designación figurada: lo que ellos expresan por hvt>óstasis nosotros lo denominamos persona. Pero la lengua griega es más sutil; en ella la hvndstasis es la subsis- tencia individual»’ -
Teniendo esto claro se pregunta qué significa propiamente una
subsistencia y llega a la conclusión de que hipóstasis es subsistencia
BOECIO, Líber de persona et duabus naturis contra Eutychen et Nestorium, en .3 . MIGNE, Patrologiae. Cursus completus, Paris, Vrayet d e S u r c y , 1 8 4 7 , P L 64, 1343 C .
«Longe vero illi ( G r a e c í ) signatius naturae rationalis individuam subsistentiam hynostáseos nomine vocaverunt; n o s vero, per inopiam significan- tium vocum, translatitiam re ti nu i mu s nu nc upa ti one m, e am qu e q ua m illi hvpóstasis dicunt, personamvocantes. S e d peritior Graecia sermonumhvróstasis vocatindividuam subsistentiam», Ibídem, P L, 6 4, 1344 A .
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individual, que es lo mismo que substancia individual8. Reconoce que
substancia y subsistencia no quieren decir exactamente lo mismo, pero
en su opinión la noción de subsistencia sólo se puede aplicar a las
nociones universales. Por tanto subsistencia individual es lo mismo
que substancia individual9.
zación que consiguieron los capadocios. Ocho siglos más tarde será
Tomás de Aquino quien descubrirá con nuevas luces y expresará con
mayor precisión que los que le precedieron la radicalidad de la
persona en el ser0. Por eso vuelve a sustituir la expresión ‘substa-
ncia por el concepto de ‘subsistencia’ y entiende la persona como
‘subsistencia espiritual’. Como es conocido sustituye el vocablo
‘racional por ‘espiritual para que el concepto de persona pueda ser
aplicable, en la teología, a personas no humanas, como las angélicas
y las personas divinas.
Su concepción la han resumido Schtitz y Sarach diciendo que
«Persona para él designa ese modo y manera inmediatos en que el ser
«Quocirca cu m ipsae subsistentiae i n universalibus quidem s i n t , i n
particularibus vero capíant substantiam, jure subsistentias partículariter substantes hypostáseis appelaverunt», Ibidem, P L , 6 4, 1 3 4 4 8 .
Para un desarrollo pormenorizado d e estas cuestiones c f r . GRACIA GUILLÉN, Diego, Persona y comunidad. De Boecio a Santo To má s , en «Cuadernos salmantinos de filosofía», 1 1 ( 1 9 8 4 ) P p . 7 2 — 7 3 .
C f r . TOM¿S DE AQUINO, I n S e n t . , J I , d . 6 , q.2, a . l ; d . 7, q. l , a . l ; d .
2 3 , a.2; 5 . Th., 1 4 q . 2 9 , a . l .
8/20/2019 Antropología Zubiri
tireal posee su esencia plenamente y dispone libremente de ella»
Profundizar en e l conocimiento de l a persona parece que
requiere en primer lugar desentrañar l a s consecuencias que tiene el
que ésta consista fundamentalmente en el propio ser. Por ello, al
recoger algunos de l o s aspectos h i s t ó r i c o s d e l concepto de persona,
nos vamos a detener con cierto detenimiento en la concepción de Tomás de Aquino. En e f e c t o e l aquinate t i e n e , aunque dispersa entre
su s d i s t i n t a s obras, una concepción precisa de qué es ser persona.
Ciertamente no es un interlocutor directo de Zubiri, pero exponer su
postura puede servir para contrastar después con la doctrina
zubiriana. Tiene el mérito, además, de haber recuperado la dimensión
subsistente de la persona, que posteriormente volverán a perder los
Escolásticos, y de recoger la mayor parte de los elementos sobre la
persona de quienes le precedieron, enconcreto, laincomunicabil.idad.
1. La Incomunicabilidad de la persona
En primero lugar es de interés la ampliación que Tomás de
Aquino2 hace de la fórmula boeciana que le sirve de punto de
partida. Ampliación, desde la substancia a la subsistencia, a la que
hace referencia Zubiri en el texto comentado.
~ Cfr. SCHDTZ, Ch., SAlAdE, 1., E l hombre como persona, p . 72 0, en VV.
AA., Mvsterium Salutis, Benziger Verlag, Einsiedeln, 1 9 6 5 . T r a d . e s p . Mvsterium Salutis. Manual de Teología como Historia de l a salvación, e d . Cristiandad, 1 9 70 , t . I I .
1 2 Un estudio exhaustivo de l o s textos en l o s qu e Tomás de Aquino trata
sobre l a persona puede encontrarse en ? O E I 4 E N T , E . , Se r y persona, 2 ? ed., Publicaciones Universidad d e Barcelona, 1 9 8 3 , pp . 1 5- 6 9 .
8/20/2019 Antropología Zubiri
La definición de Boecio al &n
/4 ix (1
Departamento de Filosofía III Hermenéutica y Filosofía de la Historia
Facultad de Fflosofía
DE PERSONA. ALGUNOS ASPECTOS HISTÓRICOS 35
1. La incomunicabilidad de la persona 43
2. La persona como subsistencia 52
3. Trascendentalidad de la persona 58
4. Especificidad de lo personal 66 5. La diferencia personal 74
6. La persona como relación de origen 75
7. La persona como modo substancial 84
8. Otras posturas metafísicas 87
9. Cuestiones planteadas en torno a la persona 95
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CAPITULO II: PERSONA Y SUSTANTIVIDAD 105
1. Estratos de la sustantividad 106
a. Suscitación—respuesta 107
2. La habitud radical del hombre 115
3. Inteligencia sentiente 121
1, T eensibilidad humana 125
c. Estructura de la inteligencia 136
d. La inteligencia humana 139
4. Estructura de la sustantividad 145
a. La sustantividad como úucpucd~svov 148
b. Las propiedades sistémicas 154
5. La sustantividad humana 156
a. Grupos de notas 1 6 1 .
b - Subsistemas 163
6. El hombre «animal de realidades» 172
7. El hombre «esencia abierta» 179
8. Sustantividad elemental y plena 185
9. La sustantividad individual 190
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1. Persona, naturaleza y acción 204
a. La acción humana 207
b. La responsabilidad moral 210
c. Naturaleza y persona 210
2. «Reajidad en propiedad» 213
3. El «de suyo» y la «suidad» 225
4. Personeidad y personalidad 230
5. El ser del hombre: el «yo» 237 a. Formas constitutivas de la «suidad» 238
b. La indrnidad 242
d. Dimensiones del «yo» 251
6. El conocimiento de sí mismo 253
SEGUNDA PARTE: «LA PERSONA COMO APERTURA» 259
CAPITULO IV: LA PERSONA Y LOS DEMÁS 261
1. La persona como ser-con 263
2. La persona como realidad-desde 277
a. El sí mismo 278
b. Apertura a la fundamentaiidad 281
3. La versión a los demás 287
a. Ei encuentro con los demás 290
b. Estructura de la alteridad 294
4. La vinculación 299
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b. El haber humano 305
e. La comunidad social 307 d. La comunión de personas 312
5. La constitución filética 330
6. La apropiación 338
8. La relacionalidad de la persona 350
CAPITULO V: TRANSOENDENTALIDAD
a. Descubrimiento de los transcendentales 362
Ii. Número de los transcendentales 370
2. Los sentidos del ser 373
3. Constitución de la transcendentalidad 379
a. Indole del «trans» 380
b. Momentos constitutivos 387 4. Los transcendentales zubirianos 394
a. Realidad 400
1,. Mundo 417
e. Ser 436
5. La función transcendental 447
6. Modos y tipos de realidad 459 7. Carácter transcendental de la persona 465
8. Transcendentales de la persona 475
a. Persona e inteligencia 476
b. Persona y libertad 481
e. Persona y amor 492
9. La persona como apertura 498
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a una noción de la sexualidad humana 503
1. La diferencia en el orden transcendental 513
a. La diferencia de niveles 514
b. La diferencia y los transcendentales 524
c. La diferencia en el nivel cosmológico 532
d. La diferencia transcendental antropo-
lógica 537
2. La diferencia en el mismo nivel 544 a. Estructura fanilliar de la persona 545
b. Apertura del phvlum 546
c. El dimorfismo sexual 558
3. Un «mundo» de las personas 573
a. La diferencia en la persona 573
it Relación ontológica 577
d. Hacia una respectividad disyunta 593
CONCLUSIONES 601
BIELIOGRAFIA 615
IV. ARTíCULOS SOBRE LA PERSONA 633
3/. SOBRE MASCULINIDAD-FEMINIDAD 640
VI. ARTíCULOS SOBRE MASCULINIDAD-
En la cima de las preocupaciones antropológicas de nuestro
tiempo se encuentra la voluntad de defender la dignidad de la
persona. A este afán le corresponde en el terreno especulativo una
profundización en la nociónmisma de persona. Esta andadura debería
llegar hasta sus dimensiones más concretas que están marcadas, en el
caso de la persona humana, por la masculinidad y la feminidad.
Este trabalo desea contribuir a la consideración teórica sobre la persona. Para ello se ha elegido un autor contemporáneo al que
preocupó el tema de la persona y que se ocupó con seriedad en
elaborar una noción precisa. Ése es un mérito de la filosofía de Xavier
Zubirí. El grueso de la tesis se dedica a analizar el concepto zubiriano
de persona que está relacionado con lo más nuclear de su metafísica.
Sin embargo élno abordó la reflexión sobre la diferencia varón—
mujer. Al menos no lo deló por escrito. En el último capítulo de este
8/20/2019 Antropología Zubiri
14
trabajo se acomete la tarea de indagar, sobre la base de la filosofía
zubiriana, una de las posibles respuestas a esta cuestión. Para ello se
parte de la hipótesis de que la diferencia varón-mujer pueda ser una
diferencia personal y, por tanto, que tenga sus repercusiones en el
nivel transcendental. Es una cuestión difícil. Máxime cuando todavía
existen pocos trabajos sobre el Orden transcendental en Zubiri.
No se quiere afirmar que esta sea la única solución. Tampoco se
asegura que ésta fuera la mente del filósofo en esta cuestión, que
quizá nunca se planteó. Ni siquiera se apunta que ésta hubiera sido
su respuesta en el caso de haberse formulado lapregunta. Únicamente
se pretende pensar si la filosofía de Zubirt, incluso más allá del
pensamiento de su autor, encierra la potencialidad para desarrollar
esta hipótesis.
Ello requiere en cierto modo proseguir el pensamiento de Zubirí
en una de sus posibles vías. Quizá quienes conozcan más profunda-
mente su filosofía luzguen que no es posible. Pero el pensar humano
avanza tratando de resolver cuestiones difíciles que requieren
audaces hipótesis no siempre posibles ni verdaderas. Este es el riesgo
de toda investigación.
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ABREVIATURAS
Las obras de Zubir! se citarán del siguiente modo. La edición de
estas obras está recogida en la bibliografla:
NHD Naturaleza, Historia y Dios
SE Sobre la esencia
IL Inteligencia y Logos
IR Inteligencia y Razón
SM Sobre el hombre Estructura dinámica de la realidad
50V Sobre el sentimiento y la volición
PFHR El problema filosófico de la historia de las religio-
nes
01<51< Dimensión histórica del ser humano
CDT Concepto descriptivo del tiempo
RR Respectividad de lo real
RTK Reflexiones teológicas sobre la Eucaristía
SPM Sobre el problema de la Filosofía 1 y II FM Filosofía y Metafísica
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PRESENTACIÓN
«El tema de l a persona reviste carácter inundatorio en e l
pensamiento actual» -escribía Xavier Zubiri en 1959—. «En cualquier bibliografía aparecen masas de libros y publicaciones periódicas sobre la persona desde los puntos de vista más diversos. Biografias de personalidades grandes o modestas; estudios psicobiológicos y psicoanalíticos sobre la constitución de la personalidad o estudios psiquiátricos sobre las personali- dades psicopáticas; estudios de moral sobre la dignidad de la persona humana o investigaciones psicológicas acerca de las personas jurídicas. La filosofía, por su lado, sin emplear muchas veces el vocablo, hace de la persona tema de sus reflexiones: cómo el hombre se va haciendo persona a lo largo
de su vida. Y hasta la teología, prolongando las reflexiones de siglos pasados acerca de la persona de Cristo, vuelve a colocar hoy en primer plano el problema de la persona. Por dondequie- ra que se mire, se descubre el tema de la persona como uno de los problemas capitales del pensamiento actual»’.
E l hombre, realidad r ~ e r s o n a l , en «Revista d e Occidente», 2 9 ép o ca , n . 1 , (1 9 63 ) P p . 5— 2 9 . Reproducido en S E A F , p. 5 5.
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20 BLANCA CASTILLA Y CORTAZAR
Así comenzaba Zubiri un c i c l o de Cuatro lecciones sobre l a
persona. La descripción de la situación no ha perdido actualidad. El
tema de l a persona y de l a dignidad humana ocupa un lugar centrai en
l a reflexión d e l pensamiento contemporáneo. E l origen y l a estructura-
ción de l a subjetividad es preocupació n de todos l o s f i l ó s o f o s, aunque
no empleen e l término persona, y han sido numerosas l a s consideracio- n es so br e e l l a de l o s pensadores denominados personalistas o
d i a l ó g i co s 2 entre o t r o s 3 . Sin embargo, pocos autores en nuestro
2 Bastaría recordar entre otros a MOUNIER, Emmanuel, L e personalisme
1 2 e d . Presaes Universitaires Pari s 1 9 71 (U ed 1 9 5 0 1 , t r a d . e s p . e d . Universitaria Buenos Aires 1 9 6 2 ; BUDER, Martin, Tú y yo. E d . Nueva visión, Buenos Aires 1 9 6 9 ; ¿Qué e s e l hombre? FC E , México 1 9 4 9 ; primera edición e n hebreo 1 9 4 2 ; D a s dialopische Prinzip. Heidelberg, 1 9 6 2 ; GUARDINI, Romano, Mundo y Persona, e d . Guadarrama, Madrid 1 9 6 3 , T í t . o r . Welt und Person, 1 9 5 4 ;
LACROIX, Jean, L e personalisme. Sources. fondaments. actualité, Chonique Sociale, Lyon 1 9 8 1 ; LEVINAS, Emmanuel, Totalité e t infini. Essai s u r 1’exteriorité, 1 4 . Nijhoff, La Haye, 1 9 6 1 ; t r a d . e s p . Daniel E . Gillot, Totalidad e infinito. Ensayo sobre l a exterioridad, e n Sígueme, Salamanca 1 9 77 ; Humanisme d e l’autre homme, Pata Morgana, Montpellier 1 9 7 2 ; Tr a d . e s p. Humanismo de l otro hombre, Siglo XXI, México 1 9 7 4 ; Autrement onétre va a i x-ET1 w373 delá de i’essence, M . Nijolff, L a Maye, 1 9 74 ; tr a d . e s p. : D e otro modo que s e r o más allá d e l a esencia, Sígueme, Salamanca, 1 9 8 7 ; MARCEL, Gabriel, Etre e t Avoir, e d . Montaigne, P a r i s , 1 9 3 5 . T r a d . e s p . : 1 . Diario metafísico, Guadarrama, Madrid 1 9 6 9 ; Du refus a linvocation, e d . Gallimard, P a r i s , 1 9 4 0 ; Romo ‘¿ator, e d . Montaigne, Paris 1 9 4 5 ; E l hombre problemático, e d . Sudamericana, Buenos Aires, 1 9 56 ; D i gnité humaine, e d . Montaigne, Paris 1 9 6 4 .
Como por ejemplo, entre otros, c f r . WOJTYLA, K . , Persona e atto Librería Editrice Vaticana, 1 9 82 , tr a d . española: Persona y acción, B A C , Madrid 1 9 8 2 ; MILANO, A . , Persona i n Teologia. Alíe origini d e l significato d i persona n e l . cristianesimo antico, Dehoniane, NapoIl 1 9 8 4 ; L a Trinitá de i teologi e d e i filosofí. L’intelligenza della persona i i i D i o , Dehoniane, Napoli 1 9 87 ; PAREYSON, L . , Esistenza e persona, 4 4 e d . , Génova, 1 1 Melangolo, 1 9 8 5 ; REICHMANN, James B . , Philosovhy of t h e human person, Chicago (fil.) Loyola, University P r e s s , 1 9 8 5 ; RIGOBELLO, Armando ( a cura d i ) , Lessico della persona umana, L a cultura, 3 2 , R o ma , Studium 1 9 8 6 ; Persona humana, nQ monográfico, en «RCatfnt, Communio» 4 <1982/2).
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PRESENTACIÓN 21
s i g l o han elaborado una noción profunda de l o que es ser persona. Por
esta razón, en opinión de Pintor—Ramos, Zubirí desconfiaba «de las
f i l o s o f í a s llamadas ‘ p e r s o n a l i s ta s ’ por su frecuente endeblez t e ó r i ca y
una cierta precipitación, que no las convierten en las más aptas para
l a buscada defensa de l o s valores personales»4.
Hoy se añade a las descritas una nueva preocupación. Las personas consideradas en su singularidad son siempre o varones o
mujeres y se desconoce si la dualidad sexual diferencia a la persona,
configurando una persona masculina diferente a una persona
femeninas, imprescindibles cada una para el autoconocimiento del
otro. En este sentido afirma Julián Marías: «El hombre y la mujer se
son recíprocamente espejos en que se descubre su condición. Hay un
elemento de asombro, condición de todoverdadero conocimiento. (1...)
E l encuentro con otra f o r m a d e persona —no ya con otra persona— muestra el contorno de la realidad personal»’.
PINTOR RAMOS, Antonio, L a s bases de l a filosofía de Zubirí: realidad y verdad, P u b í . U n i v . P o n t . Salamanca, Salamanca 1 9 9 4 , p . 2 88 , nota 5 2 . S i n embargo, en s u opinión, «esto no impide que s e pueda incluir también a Zubirí ( a l menos parcialmente) dentro d e l personalismo d e nuestro tiempo». En efecto a s í aparece en D OMINGO MORATALLA, Agustín, U n humanismo d e l siglo X X : e l personalismo, e d . Cincel, Madrid, 1 9 8 5 , corresponden a Zubiri P p . 167—180.
Esta e s l a posición defendida por Julián Marías desde que escribió s u Antropología filosófica, Re y, de Occidente, Madrid, 1 9 7 5 . C f r . también L a mujer en e l siglo X X , Alianza Editorial, Madrid, 1 9 85 ; La mujer y s u sombra Alianza Editorial, Madrid, 1 9 8 7 ; y s u última o t r a : Mapa d e l mundo personal Alianza, Madrid 1 9 9 3. Cf r . especialmente, ca p. I I , P p . 2 7— 3 6 .
MARíAS, Julián, Masa del mundo personal, o . c . , p . 3 4 . Este autor describe l a situación pero no profundiza en s u estructura metafísica.
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Desde las ciencias positivas son legión los estudios en esta
linea’. Desde la teología se intuye que justamente en la condición
sexuada se expresa parte de l a imagen de Dios en e l hombre8 . S i n
embargo l a f i l o s o f í a apenas h a abordado esta cuestión. Esto contribu-
ye también, en parte, a que el concepto de persona se u t i l i c e s i n
precisión.
No es este e l caso d e l autor que nos ocupa. Para Zubirí el tema
de l a persona te n ía un valor central. En palabras de Pintor-Hamos:
«Zubiri es un filósofo profundamente preocupado por la persona,
desde los inicios de su pensamiento, hasta el punto de que no es
disparatado pensar que la peculiaridad metafísica de la persona como
esencia abierta es el gran argumento contra el sustancialísmo
m e t a f í s i c o t r a d i c i o n a l » 9 .
Cfr. por ejemplo BLEZER, Ruth, Science and Gender. A c r i t i c i u e of Biology and i t s Iheories on Women, 1 9 8 4 , New Yo r k, Pergamon P r e s s ; FAUSTO— STERLING, Anne, Mvths of Gender: Biolopícal Iheories on Women and Men, 1 9 8 8 , New Y o r k : Basic Books; N o I i , Anne and JESSEL, David, Brain Sex. The real difference between men and women, ed Michael Joseph b y Penguin Gr o up , London 1 9 89 ; éstos desde e l punto d e v ista científico. Desde e l lado d e l as ciencias sociales: LORES!, Judith and FARRELL A . Susan ( e d s >, Th e Social Construction of Gender, 1 9 9 1 , Sage Publications, California, London; KLSTHAIN, Sean Bethke, Public Man. Private Woman i n Social and Political Thought, T i n i v e r s i t y P r e s s , Princeton 1 9 8 1 , entre o t r o s . Una panorámica puede verse en l a primera parte
d e l ensayo CASTILLA Y CORTAZAR, 3 1 ., L a comrlementariedad varón-mujer. Nuevas hipótesis, en D ocumentos d e l . Instituto d e Ciencias para l a Familia, e d . Rialp, Madrid 1 9 9 3 .
C f r . SCOM, Angelo, Límago Dei e l a sessualitá u m a n a . Aproposito d i
u n a tesi originale della ‘Mulieris dignitatem, e n «Anthropotes» 1992/1 P p .
61—73
PINTOR RAMOS, Antonio, Las bases de la filosofía de Zubiri: realidad y verdad, en o.c., p. 288, nota 52.
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PRESENTACIÓN 23
En e f e ct o , como ya se ha comentado en 1959 d i c t ó un curso o r a l
Sobre l a persona. Después de haberla impartido como conferencias
comenzó a redactarlo como l i b r o . De ese propósito nació e l a r t íc ul o E l
hombre, realidad personal, publicado en 1 9 6 3 ” ’ . Fue t a l l a importan-
c i a que en su pensamiento tuvo e l configurar bien qué es e l hombre en
cuanto persona que, como es sabido, aquel curso y su posterior
redacción le condujo a escribir el libro Sobre la esencia, que nació como una nota a p i e de página a un tratado de antropología” -
Más tarde, buena parte del curso que había quedado sin
terminar de e s c r i bi r , se recogió en dos capítulos d e l l i b r o Sobre e l
hombre’2
E l tema l e s i g u i ó interesando alo largo de su vida. Como se verá
en el trascurso
de esta tesis, sus obras posteriores, aunque no traten
directamente e l tema, están salpicadas de esa centralidad que e l
concepto de persona ocupa en su m e t a f ís i c a . Así aparece por elemplo
en l a ú l t i m a obra que e s c r i b i ó , que apareció publicada e n 1984, un año
después d e s u muerte:
«entre otras limitaciones la metafísica griega tiene una fundamental y gravísima: la ausencia completa del concepto y del vocablo mismo de persona. Ha hecho falta —afirma— el
esfuerzo titánico de los capadocios para despolar al término de
~ E l hombre, realidad personal, a . c. Cf r . cita 1 .
“ C f r . Introducción a Sobre e l hombre d e Ignacio Ellacuría, ¡Y. X X .
12 En concreto e l cap. I V : La persona como forma d e realidad: per-ET1 w263
soneidad, y l a primera parte d e l ca p. V : La personalidad humana y s u constitución, en S R , pp. 1 03 —1 52 .
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24 BLANCA CASTILLA Y CORTÁZAR
hipóstasis de su carácter de puro hvookelinenon, de su carácter de subiectum y de sustancia, para acercarlo a lo que e l sentido ju r íd i co de l o s romanos había dado a l término persona, a diferencia de l a pura res, de l a cosa»”.
En e f e ct o , con e l término persona l o s padres griegos intentaron
resaltar la diferencia radical que existe entre un individuo humano de
un individuo de cualquier otra especie de l a t i e r r a , l o que general- mente s e denomina con l a palabra cosa o má s técnicamente con e l
término substancia o , mejor aún, l o que l o s medievales denominaron
supuesto.
Sin embargo el peso del naturalismo, que tiende a considerar al
ser humano como uno más de l o s seres d e l cosmos, ha sido grande en
e l pensamiento o cc i d e n t a l . En e l trascurso h i s t ó r i c o se advierte que
tras un ingente esfuerzo para distinguir l a persona de l a substancia,
se recae al poco tiempo de nuevo en el sustancialismo. Así ocurre con
l a d e f i n i c i ó n de Boecio tras e l avance de l o s Capadocios y, otra vez,
tras l a recuperación por parte de Santo Tomás de l a noción de
subsistencia se recae, por parte de l o s e s co l á s t i co s más influyentes,
en e l modo substancial.
Aún hoy los materialismos, de cualquier corte, no reconocen
una diferencia r a d i ca l entre cada hombre y e l resto d e l Cosmos.
Consideran al hombre simplemente como un individuo de una especie
más evolucionada.
Sin embargo los medievales no dudaron en afirmar que «la per-
“ M D , p . 3 2 3.
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PRESENTACIÓN 25
sona es l o má s noble y digno que e xi s t e en l a naturaleza»’4 - Por otra
parte, la intuición fundamental que recoge el concepto de persona, ha
dejado sus huellas en e l pensamiento y sigue l a t i e n d o en l a s inquietu-
des antropológicas de l o s pensadores de l a modernidad.
En efecto, es fácil hablar en el curso de la historia de la
f i l o s o f í a de l o que es l a persona a diferencia de l a res n a t u r a l i s , por ejemplo, en Descartes y en Kant sobre todo. Así, desde diversas
perspectivas se habla de l a transcendentalidad de l a subjetividad
humana, bien en forma de «yo transcendental» como lo consideran
Kant o Fichte, o como infinitud de l a voluntad, t a l como l o concebía
Descartes. Hoy tambiénse dice que la libertad es transcendental, que
e l entendimiento es transcendental, y se habla d e l carácter transcen-
dental de l a persona. Incluso se afirma l a necesidad de construir una
antropología transcendental’5.
Nuestro propósito en esta tesis es estudiar un autor sistemáti-
c o , a quien preocupó seriamente e l tema de l a persona —«esa gran
realidad», como le llamaba’6—, y se esforzó por alumbrar una clara
y precisa noción sobre ella, desde el punto de vi s ta f i l o s ó f i c o ,
haciéndola incluso el eje de su metafísica. Sin embargo no nos vamos
“ T O M A S D E AQUINO, S. Th., 1, q. 29, a. 3: «Persona significat id auod e s t perfectissimum i n tota natura»
Cfr. POLO, L. , Presente y futuro del hombre, ed Rialp, Madrid 1993, segunda p a r t e . Este f u e ya por otra parte e l propósito declarado por Max Scheler que hablaba d e elaborar una Meta-antropología, para distinguir l a consideración filosófica d e l a persona d e l a consideración filosófica d e l Cosmos, q u e e s l o q u e ha venido haciendo l a Meta—física tradicional.
“ RR, p . 2 8 .
26 BLANCA CASTILLA Y CORTÁZAR
a detener con l a misma intensidad en todos l o s aspectos d e l problema,
pues tienen una amplitud que supera l a s dimensiones de un s ó l o
trabajo. En esta tesis nos interesa profundizar en aquellos aspectos
que la persona tiene de apertura; en primer lugar la apertura a los
d em á s, vi e n do l a impronta que esa dimensión imprime en e l propio
carácter personal. Nos interesan también los aspectos transcenden-
tales de l a persona, porque l a transcendentalidad e s , por a s í d e c i r , apertura desde s í misma.
sin embargo para acometer esta cuestión nos hemos visto
obligados a recoger una serie de nociones zubirianas que sirven de
apoyo a l a cuestión de l a apertura de l a persona. En e f e ct o , e s d i f í c i l
hablar de persona como apertura sin haber dicho, al menos brevemen-
te, lo que Zubirí entiende como el carácter formal de la persona, la
autopropiedad. Es más, alt radicará la transcendentalidad de la persona, en l a que se intenta profundizar. Para caracterizar metafísi-
camente a l a persona Zubiri acuñó un concepto muy concreto: le llamó
«suidadx’, como realidad que no es simplemente «de suyo» sino que
además es «suya».
Por otra parte, era preciso hacer referencia a la persona como
«esencia abierta», porque ahí radicará la diversidad de tipos de la
esencia, que tanta importancia tiene en la metafísica zubiriana de la
persona. Además, Zubirí elaboró otro concepto, el de «sustantivi-
dad», sobre todo en su característica de ser úitcpicstpsvov,
pensando en la persona, y el carácter de sustantividad plena sólo se
la confiere al cosmos y a cada persona y el de individualidad se la
atribuye formalmente sólamente a l a sustantividad humana. Por otra
parte, era conveniente explicar lo que eran las habitudes, ya que la
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PRESENTACIÓN 2 7
s o ci a l i d a d humana es caracterizada como una habitud. Y a l a habitud
corresponde e l respecto formal o l a formalidad, c a r a ct e r í s t i ca clave
para entender qué entiende Zubiri por realidad, verdadero e j e de su
noología y de su metafísica.
Corno se ve todos estos aspectos de la antropología zubiriana no
pueden ser tratados con l a misma profundidad en un s ó l o t r a ba j o . Por otra parte son abordados con cierta circularidad: los términos o
conceptos salen una y otra vez cada vez en una mayor aproximación
a l estudio que nos ocupa.
Por otra parte existe la dificultad de que, como es sabido, gran
número de l a s obras de Zubirí permanecieron inéditas en vida del
autor y en estos últimos diez años muchas de ellas han visto la luz.
Esto s i g n i f i ca que l a novedad de sus planteamientos es aún poco
conocida, por f a l t a de estudios a l respecto. Pero e l e s c o l l o mayor no
estriba s ó l o en eso: l o s conceptos que él fue elaborando con gran
originalidad, como los ya aludidos de sustantividad, sui.dad, y otros,
como actualidad, «realidad» en cuanto distinta del «ser», etc.,
fueron llenándose de un contenido má s preciso a l o largo d e s u
producción f i l o s ó f i c a , que s ó l o alcanzó su plena madurez en l a s últimas
obras del autor. Por esta razón cada vez se advierte una mayor
n ec e sid ad d e precisar e l sentido exacto que adquirieron esos
vocablos, llevando a c a b o l o que se podría denominar un estudio
genético de los términos, haciendo ver la evolución y el sentido que
tienen en l a s diferentes etapas de l a obra zubi riana y, sobre todo, e l
sentido pleno que adquirieron en l a t r i l o g í a sobre l a i n t e l i g e n c i a :
i n t e l i g e n ci a sentiente. E l principal obstáculo proviene, por tanto, de
que desde esa plenitud alcanzada e n e l ú l t i m o momento es preciso l e e r
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28 BLANCA CASTILLA Y CORTÁZAR
toda su obra a n t e r i o r ’ ~ : eso impide en ocasiones moverse por l o s
textos con s o l t u r a , unos textos que por s í mismos ya son de entrada
de gran sutileza y meticulosidad”.
E l plan de l a t e s i s es siguiente: en primer lugar, e l trabajo se
abre con un ca pí t ul o i ntroductorio que recoge aspectos h i s t ó r i co s . En
é l , y a l h i l o de l a s referencias zubirianas a otros autores, hemos recogido algunas de l a s diversas definiciones que se han dado de l a
persona. En é l se constata e l por qué l a mayor parte de las referencias
de Zubiri no se centran en l a modernidad, porque e n s u opinión l o s
momentos más álgidos en la consideración de lo que es ser persona, se
dieron en los siglos medievales, cuando los autores estaban preocupa-
Cfr. GRACIA GUILLAN, Diego, Voluntad de verdad. Para leer a Zubirí
ed. Labor, Madrid 1986, Pp. VII y X . En la página 194 pone un ejemploclaramente significativo. Una d e l a s características má s peculiares y claves d e l pensamiento de Zubiri e s considerar l a «realidad» como ( < d e s uy o ». Pues b i e n , en l a obra en l a que e l propio Zubirí asegura q u e escribió para «saber l o que e s l a realidad ( 1 3 , prólogo) que e s Sobre l a esencia, l a expresión « d e suyo» no aparece hasta l a página 3 9 4 , por tanto mucho después d e l os términos de «nota», «constitución», «sustantividad», etc., a l contrario de l o q u e acontece en Inteligencia sentiente
18 P o r otra parte la exposición d e l pensamiento noológico d e Zubiri era
algo que s u s otras anteriores pedían, para poder captar c o n claridad s u peculiar pensamiento, q u e en s u s obras anteriores estaba sólo indirecta e
incompletamente expuesto. Algo d e esto afirma Arellano, comentando Sobre l a Esencia: «Decididamente, mientras e l modo d e pensamiento d e Zu biri n o s e a sacado a l a l uz , Zubirí s e r á , esencialmente, un desconocido, por mucho que s e alu da, c i te o glose; y s u s conclusiones metafísicas y antropológicas fundamentales, formuladas frecuentemente en expresiones sugestivas, constituirán ta n sólo ocasiones d e bello adorno para l a cita pedante o tópicos expresivos con L o s que podrán decirse, en plena equivocidad, l o s conceptos más diversos. L a utilización d e l pensamiento d e Zubiri sin tener e n cuenta s u modo d e pensamiento, estará en peligro d e d a r por suyas conclusiones a - , p a r a - , o anti-zubirianasx., A R E L L A N O , Jestis, la idea d e l orden trascendental, en «Documentación Crítica Iberoamericana d e Filosofía» 1 ( 1 9 6 4 ) , p . 4 7 .
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PRESENTACIóN 29
dos por l a a r t i cu l a c i ó n de d i f í c i l e s cuestiones t e o l ó g i c a s . Entre e l l a s
se recoge m ás por extenso l a opinión de Tomás de Aquino, que servirá
para contrastar después diversos puntos.
La primera parte, balo el título «La persona como autopropie—
dad», compuesta por l o s capítulos I I y I I I t i e n e por o b j e t o exponer
más o menos profundamente aquellos elementos d e l a f i l o s o f í a de Zubir!
que má s adelante jugarán un papel importante en l a discusión de l a s
nuevas hipótesis que se aportan. Aún con riesgo de aumentar e l
volumen de este trabajo nos ha parecido imprescindible hablar primero
de aquellas nociones que más delante se articularán extrayendo de
ellas conexiones y consecuencias. Todas ellas han servido para que
l a autora de este trabajo obtuviera un mapa de l a antropología de
Zubirí y sirvieran de guía, sobre todo, a quienes no conozcan e l
pensamiento y l a terminología zubiriana.
E l núcleo de l a tesis está constituido por la segunda parte
t i tu l a d a «l a persona como apertura», compuesta por l o s capítulos IV-
VI, donde interpelando a l o s textos de Zubiri se l e s hace decir l o que,
a nuestro j u i c i o , puede estar encerrado en e l l o s , además de l o que
explicitamente afirman. Es a h í donde nos acercamos a l a persona como
apertura, examinando e l valor constitutivo que dicha dimensión
imprime en la persona. La persona es «autopropiedad», es ella y no
otra y, sin embargo, estructurainxente está desde sí misma abierta a
los demás.
Una apertura fundamental es la del ohvlum. En virtud de la
constitución filética cada persona procede de sus progenitores. Y
tiene, al menos, dos progenitores humanos, que se han comportado
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30 BLANCA CASTILLA Y CORTÁZAR
con é l de dos modos diferentes a l a hora de t r a n s m i t i r l e l a v i d a . Por
otra parte, cada persona es susceptible de poder transmitir a su vez
la vida. Pero no lo puede hacer sóla, ni con alguien que sea simétrico
a ella en todas las dimensiones. Necesita complementarse con otra
persona que tenga un modo algo diferente d e relacionarse con l a vida.
De a h í se deduce que desde e l punto de vi s ta f i l é t i c a se advierte l a necesidad, dentro d e l ser humano, de dos seres que se comportan
con la vida de un modo relativamente distinto. ¿Cuál es el carácter de
esta diferencia? ¿Adquiere esta diferencia en el hombre carácter
personal? ¿El dimorfismo sexual tiene en el hombre como única
finalidad la transmisión de la vida, o tiene también otras dimensiones
insospechadas en el mundo animal?
Por otra parte, e l tema de l a persona t i e n e su s repercusiones
a nivel transcendental. En opinión de Zubirí cada realidad en virtud
de su forma de realidad, tiene una función transcendental que
configura a nivel transcendental un modo o tipo de realidad. La
consideración de la realidad en cuanto realidad puede llegar a
constituir t i po s d i s t i n t o s de realidad. Esto está en l a ] i n e a de l a
reclamación, realizada por Heidegger, de una ontología peculiar para
los seres personales.
Pues bien, si a nivel de formas de realidad se ha advertido dos
modos de «autoposesión», dos tipos de suidad, que resultan
complementarios, al menos, en el nivel filético, la función transcen-
dental de estas dos formas de realidad podrían determinar una
diferencia también transcendental. En este sentido resulta sugerente
l a expresión que Zubiri recoge de Duns Escoto: l o s transcendentales
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Dentro de un mismo nivel transcendental, con unas caracte-
rísticas básicas comunes, que han dado lugar a un tipo de realidad
diferente a otros tipos, se podría hallar de una diferencia transcen-
dental utilizando la disyunción. Es decir, si todo lo humano, es
masculino o femenino, en todas sus dimensiones, partiendo del nivel personal, y sin salirse de él se podría, metafísicamente hablando,
encontrar dos dimensiones transcendentales disyuntas. Esto llevaría
a concluir que todo lo humano está teñido por dos modos diferentes de
autopropiedad o autoposesión. Todo lo personal o es femenino o es
masculino.
Bien es verdad que, desde el punto de vista científico, se
pueden encontrar dificultades a esta concepción metafísica. Si es cierto que es la genética la que da pie para hablar de dos modos de lo
humano, porque todas l a s cé l u l a s humanas están connotadas por l a
diferencia genética (o XX o XY); si bien esta diferencia se sigue
advirtiendo en todos los planos del desarrollo embrionario, endocrino-
l ó g i co , f i s i o l ó g i c o y psíquico, en l a naturaleza no dejan de darse
excepciones. Hay individuos que tienen un sexo genético y otro
fisiológico o endocrinológico. Por otro lado, a nivel de inclinaciones
psicológicas habría que dar razón del problema de la homosexualidad y del lesbianismo, sobretodo, cuando estas inclinaciones tienen cierta base fisiológica.
Sin embargo, así como la medicina estudia por una parte la
fisiología habitual de los órganos y reserva otro lugar al estudio de
sus patologías, en el presente trabajo se quiere dar razón de lo que
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32 BLANCA CASTILLA Y CORTÁZAR
es habitual en la realidad humana, cuando ésta se estudia en el plano
de la normalidad; es decir, cuando a un sexo genético le corresponde
el mismo desde el punto de vista endrocrinológico, fisiológico y
psicológico. Partiendo del desarrollo normal quizá sea más fácil
después estudiar las anomalías.
Este estudio acerca de la persona se ha hecho, por tanto, con el interés, entre otros, de saber si es posible, a partir de la persona
y en la persona misma, encontrar el estatuto ontológico que configura
la diferencia que hay entre las personas concretas que existen en el
mundo, que son o varones o muieres. Zubirí no abordó esta cuestión.
Sin embargo en el capítulo que dedicamos a la Persona y Género,
además de recurrir a descripciones aportadas por otros autores,
intentamos recoger las sugerencias que en esta línea hemos hallado en
el pensamiento zubiriano.
De inspiración zubinana es también otra característica de este
trabalo que interesa destacar. Como es sabido, Zubiri pensaba que la
filosofía debía contar en su desarrollo con los datos que aporta la
ciencia. Aunque éste es un estudio filosófico, y no se constatan en él
los datos científicos, la autora ha tenido la preocupación de conocer,
al menos someramente, lo que acerca de la masculinidad y la feminidad
se dice actualmente en las ciencias empíricas. Todo ello ha quedado recogido en una breve publicación, que ha constituido los prolegóme-
nos de este trabajo filosófico. Ya se ha aludido a él: se trata de un
ensayo acerca de la complementariedad9.
19 CASTILLA Y CORTÁZAR, 31., La complementariedad varón-mujer. Nuevas
hipótesis, en Documentos d e l Instituto de Ciencias para l a Familia, e d . R i a l p , Madrid 1 9 9 3 , 1 0 4 P p .
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http://slidepdf.com/reader/full/antropologia-zubiri 29/644
PRESENTACIóN 33
Aunque Zubiri no tr a tó algunos aspectos que a h o r a s o n d e
nuestro interés, el poner de relieve lo que él dijo, puede servir de
plataforma para posteriores desarrollos, sobre todo en lo relacionado
con el vínculo entre persona y sexualidad o, para ser más exactos,
entre persona y masculinidad, y persona y feminidad.
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ASPECTOS HISTÓRICOS
CAPITULO 1
ALGUNOS ASPECTOS HISTÓRICOS
El pensamiento de Zubiri tiene como trasfondo la historia de la
Filosofía. Al hilo de otras preocupaciones, como es por ejemplo el
estudio de la inteligencia humana o el planteamiento del tema de Dios,
resume en pocas lineas varios siglos de reflexión. Esto es lo que
ocurre en diversas ocasiones refiriéndose al tema de la persona.
Iniciando el camino desde el principio ya se ha aludido a que
Zubirí constata que los griegos carecieron incluso del concepto de 1~ Recuérdese su luido acerca de la filosofía griega, que se
1 Según algunos estudios en l a filosofía griega s e pueden encontrar
elementos sueltos, que luego sirvieron para elaborar e l concepto de persona: C f r . , por ejemplo, ALVAREZ TURRIENZO, Saturnino, E l Cristianismo y l a formación d e l concepto d e persona, en Homenaje a Mavier Zubiri, e d . Moneda y crédito, Madrid 1 9 70 , t. 1 , P p . 4 3 —7 8; o NÉDONCELLE, > 1 . , Prosoron et Persona dans l a antipuité classiaue, en «Revue d e s Sojences Religieuses», 3 — 4 ( l 9 ~ ’ 8 )
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recogió en la presentación:
«Entre otras limitaciones la metafísica griega tiene una fundamental y gravísima: la ausencia completa del concepto y del vocablo mismo de persona. Ha hecho falta -afirma- el esfuerzo titánico de los capadocios para despojar al término de hipóstasis de su carácter de puro hvvokeímenon, de su carácter de subiectum y de sustancia, para acercarlo a lo que
el sentido juzidico de los romanos había dado al término 2persona, a diferencia de la pura res, de la cosa»
En efecto, el concepto metafísico de persona, que comenzó a
utilizarse en las disputas teológicas trinitarias y cristológicas necesitó
un largo proceso de depuración hasta distinguir nítidamente entre
naturaleza y persona. Este esfuerzo fue llevado a cabo en gran parte
por los Padres griegos, en especial los capadocios, que tras diversas
oscilaciones entre los conceptos de ousía, hipóstasis y prosopon llegaron a identificar hipóstasis y persona como distintos de la ousía
y de la substancia individual3.
277—300.
2 1W, p . 323.
Para l a obra llevada a cabo por l o s Padres Capadocios c f r . BUDA, Car—
mine, Evolución d e l concerto d e persona, en «Revista d e Filosofía», Madrid,1 5 ( 1 9 5 6 ) 243-259; y G O I 4 E Z AREOLETA, Sobre l a noción de persona, en « R e y , d e estudios políticos» 4 7 ( 1 9 4 9 ) 1 0 4 — 1 1 6 . Interesaría destacar un texto d e SAN BASILIO:
«La ousia es l o común a l o s individuos de l a misma especie, que todos poseen igualmente, por l o cual s e l e s designa con un único vocablo, q u e no expresa ninguno d e l o s caracteres individuantes q u e l a determinan... S i s e unen estos caracteres individuantes a l a ousía tendremos l a hvpóstasis. L a hvpóstasis e s el individuo determinado, existente por s í , que comprende y posee l a o u s i a , pero que s e opone a ella como l o propio a l o comun, l o particular a l o general» (Carta 3 8, 1 ,4 , dirigida
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Anteriormente, en el mundo romano, es en Cicerón donde
aparece la oposición clásica entre nersona y res. Se trata de una
oposición netamente jurídica, aunque en él también se encuentra el
esbozo de una descripción filosófica del concepto de persona, que
recuerda a ia fórmula que más adelante utilizará Boecio4.
a S a n Gregorio Nacianceno).
Como s e aprecia l a noción d e hypóstasis s e acerca peligrosamente todavía a l a sustancia individual. San Gregorio por e s o a ñ a d e , para caracterizarla l a s notas d e totalidad, independencia, inteligencia y libertad ( C f r . SAN GREGORIO NACIANCENO, O r a t . , 2 1 , 1 6) . Esto permitirá i r perfilando l a noción distin- guiendo l a sustancia individual d e s u subsistencia, hasta llegar a distinguir claramente entre persona y naturaleza, por muy perfecta y ac abada q ue ésta s e a . Todo este proceso f u e necesario para aquilatar bien l a s cuestiones cristológicas.
Respecto a l sentido q u e e l . término persona tenía en l a obra d e Cicerón c f r . R I V A , Clemente, Origine del concetto d i persona, «lustitia», jul-sept ( 1 9 6 4 ) 2 1 0 :
« M a con Cicerone abbamo u n repertorio d i accezioni d e l termine persona e una gamma d i significatí, c h e anche l e epoche posteriori non potranno non tenerne c o n t o , almeno nella loro sostanza. 1 signíficatí piú rílevantí c h e meritano deaser ricordati, dati d a Cicerone a l vocabolo Q j~ Qfla, sono d i varia specie. Abbiamo cosi persona con significato giuridici, ossia soggeto d i diritti e d i responsabilitá ( D e Or a t . I I . 1 02 ) . Inoltre abbiamo i l significato d i tiro o f unzione sociales (alicuius personam gerere). Persona é vista come costitutivo o carattere d i dignitá ( i d auod ouapue persona dignum e s t ció c h e é degno della persona). La persona impersonifica una realtá colletiva, come u magistrato che impersonifica l a cittá ( D e 0 ± ’ ! . 1 . 1 2 4 ) Viene atfermata 1’eccellenza della persona rispetto alíe cose ( D e O r a t. I I I 5 3 $ . L a persona é presa come carattere e índole d’un individue (Persona Laellí = l a personalité d i Lelio ( D e Amicit. 1 . 4 )) . l l n f i n e vi é un concetto filosofico d i persona como natura umana individua partecipe della razionalitá. V i é a quaesto proposito un testo ( D e 0 f f . 1 . 1 07 ) c h e merita d i essere riportato: ‘Intelligendum etiam du ab us q uasí nos indutos esee a natura personis, quarum una communhs est, ex so quod aunes participes SUmÍAS rationis, praestantegne eius qua antecellimus bestias, (..4, altera autem quse propria singulis est tribute’ (= s í deve sapere c he n o i sismo c ome vestití dalia natura d i due persone, delle quali una é comune per i l fatto c h e tutti sismo partecipí della ragione c on c u i siamo piú ec cellenti delle bestie, (. . .1 l’altra poi é concessa a ciascun singolo come propia). Q u i Cicerone, s i a pure
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Zubiri, repasando las vicisitudes de la noción de persona afirma
en el primer volumen de Inteligencia Sentiente
«Los griegos pensaron, por ejemplo, que el carácter de sustancia expresaba lo real en cuanto tal. Pero la subsistencia personal es otro tipo de realidad en cuanto tal en la que los
gnegos no pensaron. Por esto, al considerar la novedad de larealidad personal en cuanto realidad subsistente, lafilosofía se vio forzada a rehacer la idea de realidad en cuanto realidad desde el punto de vista no sustancial sino subsistencial. Cierto que en la metafísica clásica, desgraciadamente, se ha conside- rado la subsistencia como modo substancial, lo cual, a mi entender, ha desbaratado la subsistencia» t
Estas apretadas lineas, en efecto, resumen centurias del
desarrollo filosófico acerca de la noción de persona, constatando
avances y retrocesos.
Aunque no es nuestro propósito el hacer la historia de la
cuestión, cosa que está realizando con gran brillantez la escuela
tomista de Barcelona, es esclarecedor resaltar algunos de sus
principales hitos y cuestiones. Comenzaremos recogiendo más
ampliamente la concepción de persona que tiene Tomás de Aquino, al
hilo de la cual aparecerán algunos aspectos del debate.
El aquinate acepta en principio la definición de persona
i n f orma poetica, avanza una dottrina della natura dell’uomo, indicando c o l vocabolo persona quello c h e Boezio dirá pi ú tardí definendo l a persona: individua substantia naturae rationalis»
JIS, p . 1 31 .
aportada por Boecio: «sustancia individual de naturaleza racional»6.
Sin embargo, en virtud de su profunda visión de la transcendentali—
dad del «esse», esa fórmula adquiere en él una transformación
radical.
Es interesante constatar que Boecio conocía que, por obra de
los capadocios, a la substancia, aplicada a la persona se le llamaba
subsistencia. Sin embargo él, queriendo ser fiel a Aristóteles, vuelve al lenguaje original, que le parece decir lo mismo, perdiendo por
primera vez la profundización metafísica obra de los padres griegos,
volviendo a introducir en la noción de persona el carácter de
subiectum, y de hvpokeimenon. Boecio relata la cuestión de la
siguiente manera:
«De forma altamente expresiva, los griegos han denomi-
nado hvpóstasis a la subsistencia individual de una naturaleza racional; nosotros, por indigencia de términos, hemos tenido que optar por una designación figurada: lo que ellos expresan por hvt>óstasis nosotros lo denominamos persona. Pero la lengua griega es más sutil; en ella la hvndstasis es la subsis- tencia individual»’ -
Teniendo esto claro se pregunta qué significa propiamente una
subsistencia y llega a la conclusión de que hipóstasis es subsistencia
BOECIO, Líber de persona et duabus naturis contra Eutychen et Nestorium, en .3 . MIGNE, Patrologiae. Cursus completus, Paris, Vrayet d e S u r c y , 1 8 4 7 , P L 64, 1343 C .
«Longe vero illi ( G r a e c í ) signatius naturae rationalis individuam subsistentiam hynostáseos nomine vocaverunt; n o s vero, per inopiam significan- tium vocum, translatitiam re ti nu i mu s nu nc upa ti one m, e am qu e q ua m illi hvpóstasis dicunt, personamvocantes. S e d peritior Graecia sermonumhvróstasis vocatindividuam subsistentiam», Ibídem, P L, 6 4, 1344 A .
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individual, que es lo mismo que substancia individual8. Reconoce que
substancia y subsistencia no quieren decir exactamente lo mismo, pero
en su opinión la noción de subsistencia sólo se puede aplicar a las
nociones universales. Por tanto subsistencia individual es lo mismo
que substancia individual9.
zación que consiguieron los capadocios. Ocho siglos más tarde será
Tomás de Aquino quien descubrirá con nuevas luces y expresará con
mayor precisión que los que le precedieron la radicalidad de la
persona en el ser0. Por eso vuelve a sustituir la expresión ‘substa-
ncia por el concepto de ‘subsistencia’ y entiende la persona como
‘subsistencia espiritual’. Como es conocido sustituye el vocablo
‘racional por ‘espiritual para que el concepto de persona pueda ser
aplicable, en la teología, a personas no humanas, como las angélicas
y las personas divinas.
Su concepción la han resumido Schtitz y Sarach diciendo que
«Persona para él designa ese modo y manera inmediatos en que el ser
«Quocirca cu m ipsae subsistentiae i n universalibus quidem s i n t , i n
particularibus vero capíant substantiam, jure subsistentias partículariter substantes hypostáseis appelaverunt», Ibidem, P L , 6 4, 1 3 4 4 8 .
Para un desarrollo pormenorizado d e estas cuestiones c f r . GRACIA GUILLÉN, Diego, Persona y comunidad. De Boecio a Santo To má s , en «Cuadernos salmantinos de filosofía», 1 1 ( 1 9 8 4 ) P p . 7 2 — 7 3 .
C f r . TOM¿S DE AQUINO, I n S e n t . , J I , d . 6 , q.2, a . l ; d . 7, q. l , a . l ; d .
2 3 , a.2; 5 . Th., 1 4 q . 2 9 , a . l .
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tireal posee su esencia plenamente y dispone libremente de ella»
Profundizar en e l conocimiento de l a persona parece que
requiere en primer lugar desentrañar l a s consecuencias que tiene el
que ésta consista fundamentalmente en el propio ser. Por ello, al
recoger algunos de l o s aspectos h i s t ó r i c o s d e l concepto de persona,
nos vamos a detener con cierto detenimiento en la concepción de Tomás de Aquino. En e f e c t o e l aquinate t i e n e , aunque dispersa entre
su s d i s t i n t a s obras, una concepción precisa de qué es ser persona.
Ciertamente no es un interlocutor directo de Zubiri, pero exponer su
postura puede servir para contrastar después con la doctrina
zubiriana. Tiene el mérito, además, de haber recuperado la dimensión
subsistente de la persona, que posteriormente volverán a perder los
Escolásticos, y de recoger la mayor parte de los elementos sobre la
persona de quienes le precedieron, enconcreto, laincomunicabil.idad.
1. La Incomunicabilidad de la persona
En primero lugar es de interés la ampliación que Tomás de
Aquino2 hace de la fórmula boeciana que le sirve de punto de
partida. Ampliación, desde la substancia a la subsistencia, a la que
hace referencia Zubiri en el texto comentado.
~ Cfr. SCHDTZ, Ch., SAlAdE, 1., E l hombre como persona, p . 72 0, en VV.
AA., Mvsterium Salutis, Benziger Verlag, Einsiedeln, 1 9 6 5 . T r a d . e s p . Mvsterium Salutis. Manual de Teología como Historia de l a salvación, e d . Cristiandad, 1 9 70 , t . I I .
1 2 Un estudio exhaustivo de l o s textos en l o s qu e Tomás de Aquino trata
sobre l a persona puede encontrarse en ? O E I 4 E N T , E . , Se r y persona, 2 ? ed., Publicaciones Universidad d e Barcelona, 1 9 8 3 , pp . 1 5- 6 9 .
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La definición de Boecio al &n