Antonio y Cleopatra

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Escena primera. Alejandría. Una sala en el palacio de Cleopatra. Entran Demetrio y Filón. FILÓN Cierto, pero este amor extravagante de nuestro general rebasa la medida. Esos ojos soberbios que resplandecían como los de un Marte con armadura cuando inspeccionaban los desfiles y las revistas de las tropas de guerra, concentran ahora todas sus funciones, absorben toda su facultad de contemplación en un rostro moreno. Su corazón de capitán, que en las refriegas de las grandes batallas hacía estallar sobre su pecho los lazos de su coraza, ha perdido todo su temple y sirve ahora de fuelle y de abanico para enfriar a una egipcia fogosa. (Trompetería). Mirad, vedles que vienen. Observad bien, y veréis a uno de los tres pilares del mundo transformado en el personaje de loco por una puta. Mirad y ved. (Entran Antonio y Cleopatra con sus séquitos; los eunucos abanican a Cleopatra). CLEOPATRA Si me amáis verdaderamente, decid cuánto me amáis. ANTONIO Es muy pobre el amor que puede contarse. CLEOPATRA Quiero saber el límite del amor que puedo inspirar. ANTONIO Entonces necesitas descubrir un nuevo cielo y una nueva tierra. (Entra un Criado).

Transcript of Antonio y Cleopatra

Escena primera.Alejandra. Una sala en el palacio de Cleopatra.Entran Demetrio y Filn.FILNCierto, pero este amor extravagante de nuestro general rebasa la medida. Esos ojos soberbios que resplandecan como los de un Marte con armadura cuando inspeccionaban los desfiles y las revistas de las tropas de guerra, concentran ahora todas sus funciones, absorben toda su facultad de contemplacin en un rostro moreno. Su corazn de capitn, que en las refriegas de las grandes batallas haca estallar sobre su pecho los lazos de su coraza, ha perdido todo su temple y sirve ahora de fuelle y de abanico para enfriar a una egipcia fogosa. (Trompetera). Mirad, vedles que vienen. Observad bien, y veris a uno de los tres pilares del mundo transformado en el personaje de loco por una puta. Mirad y ved.(Entran Antonio y Cleopatra con sus squitos; los eunucos abanican a Cleopatra).CLEOPATRASi me amis verdaderamente, decid cunto me amis.ANTONIOEs muy pobre el amor que puede contarse.CLEOPATRAQuiero saber el lmite del amor que puedo inspirar.ANTONIOEntonces necesitas descubrir un nuevo cielo y una nueva tierra.(Entra un Criado).CRIADONoticias de Roma, mi buen seor.ANTONIOMe aburren... Su sustancia.CLEOPATRAVamos, escuchadlas, Antonio. Quiz Fulvia est colrica; o quin sabe si el casi imberbe Csar no os ha enviado su mandato soberano:Haz esto o aquello; toma este reino, libera aquel; cumplimenta nuestras rdenes o te condenamos.ANTONIOCmo! Amor mo!CLEOPATRAPuede ser! S, es muy verosmil. No debis permanecer aqu ms tiempo; tal vez Csar os enve vuestra destitucin; por consiguiente, escuchad ese mensaje, Antonio. Dnde est la intimacin de Fulvia..., de Csar, quise decir ..., o de los dos? Llamad a los mensajeros. Tan verdad como soy reina de Egipto, que enrojeces, Antonio; esa sangre rinde homenaje a Csar. O es que pagan as tus mejillas su tributo de rubor cuando rie Fulvia con su voz gruona? Los mensajeros!ANTONIOHndase Roma en el Tber y que el arco inmenso de la arquitectura del imperio se desplome! Aqu est mi invierno. Los reinos son de arcilla. Nuestra tierra fangosa nutre lo mismo a la bestia que al hombre. La nobleza de la vida consiste en hacer esto (la besa), cuando una pareja as, cuando dos seres como nosotros pueden hacerla; y en este respecto requiero al mundo, bajo pena de castigo, a que declare que somos incomparables.CLEOPATRAExcelente impostura! Por qu se ha casado con Fulvia, si no la amaba? Pasar por crdula, sin serlo. En cuanto a Antonio, ser siempre el mismo.ANTONIOS, pero puesto en movimiento por Cleopatra. Ahora, por el amor del Amor y por sus dulces horas, no perdamos el tiempo en agrias conferencias. Ni un minuto de nuestras existencias debe transcurrir ahora sin gozar un nuevo placer. Qu diversin hay esta noche?CLEOPATRAEscuchad a los embajadores.ANTONIOQuita, reina pendenciera, a quien todo se le vuelve refunfuar, rer, llorar; en quien cada pasin lucha con todas sus fuerzas por aparecer bella y hacerse admirar de ti. Ningn otro mensajero sino t misma, y los dos iremos solos esta noche a travs de las calles, y observaremos las costumbres del pueblo. Venid, reina ma; la ltima noche expresasteis este deseo. No nos hablis.(Salen Antonio y Cleopatra con sus squitos).DEMETRIOCon tan poca consideracin es tratado Csar por Antonio?FILNSeor, algunas veces, cuando no es Antonio, olvida con exceso esa gran dignidad de conducta que debiera siempre acompaar a Antonio.DEMETRIOEstoy muy disgustado con que d la razn a la vulgar maledicencia que le representa en Roma tal como le he visto. Pero espero maana ms nobles acciones. Feliz descanso!(Salen).

Escena segundaAlejandra. Otra sala del palacio.Entran Carmiana, Iras y Alejas.CARMIANASeor Alejas, encantador Alejas, Alejas de cualidades universales; Alejas, el casi soberano, dnde est el adivino que habis elogiado tanto a la reina? Oh, quisiera conocer a ese marido que, segn vos, debe coronar sus cuernos con guirnaldas!ALEJASAdivino!(Entra un adivino).ADIVINOQu queris?CARMIANAEs ste el hombre? Sois vos, seor, quien conocis las cosas?ADIVINOPuedo leer algo en el libro infinito de los secretos de la Naturaleza.ALEJASPresentadle vuestra mano.(Entra Enobarbo).ENOBARBOPreparad enseguida el banquete y llvese vino abundante para beber a la salud de Cleopatra.CARMIANAMi buen seor, dadme una buena suerte.ADIVINOYo no doy, sino preveo.CARMIANAPues bien, prevedme entonces una buena suerte.ADIVINOLlegaris a ser mucho ms bella de lo que sois.CARMIANAQuiere decir que engordar?IRASNo, que os pintaris cuando seis vieja.CARMIANAQuieran que no las arrugas!ALEJASNo turbis su presencia. Estad atenta.CARMIANASilencio!ADIVINOAmaris ms de lo que seis amada.CARMIANAMejor quisiera calentar mi hgado a fuerza de beber.ALEJASVeamos, escuchadle.CARMIANAVamos, mi gran hombre, una mejor buena suerte! Que me case con tres reyes en una misma maana, y quede viuda de los tres. Que tenga a los cincuenta aos un hijo, a quien Herodes de Judea rinda homenaje. Haced de suerte que me case con Octavio Csar y me convierta as en camarada de mi seora.ADIVINOSobreviviris a la dama a quien servs.CARMIANAOh, excelente! Prefiero una vida prolongada a dos hijos.ADIVINOHabis visto y experimentado una primera fortuna ms bella que la que est por venir.CARMIANAEntonces es probable que mis hijos no tengan nombre. Dime, te lo ruego, cuntos chicos y chicas voy a tener?ADIVINOSi cada uno de vuestros deseos tuviese un vientre y cada deseo fuese frtil, contaras un milln de hijos.CARMIANAFuera, loco! Te perdono porque eres un hechicero.ALEJASAh! Creis que nadie sino vuestras sbanas est en el secreto de vuestros anhelos.CARMIANAVamos, decid ahora a Iras su buena ventura.ALEJASTodos queremos saber nuestras buenas venturas.ENOBARBOLa ma, y la mayor parte de todas las dems, ser ir a acostamos ebrios esta noche.IRASAqu est una palma que presagia castidad, si no presagia ninguna otra cosa.CARMIANAS, como el Nilo cuando se desborda presagia el hambre.IRASVamos, grosera camarada de lecho, no sabis adivinar.CARMIANAVaya, si una palma untuosa no indica fecundidad, soy incapaz de rascarme la oreja. Te lo ruego, no le digas ms que una buena ventura de da de trabajo.ADIVINOVuestras fortunas son parecidas.IRASPero cmo es eso? Cmo es eso? Dadme detalles.ADIVINOHe dicho.IRASCmo! Es que no tengo una buena ventura una pulgada mayor que ella?CARMIANAY si tuvierais esa ventura una pulgada mayor, dnde querrais que estuviera mejor colocada esa pulgada?IRASEn otra parte que no fuera la nariz de mi marido.CARMIANALos cielos enmienden nuestros malos pensamientos! Alejas ..., veamos su buena ventura, su buena ventura! Oh, que se case con una mujer insoportable, dulce Isis, te lo suplico! Que muera, y dale luego una peor! Que muera sta, a su vez, y dale otra peor! Y que la peor siga a la peor, hasta que la peor de todas le siga riendo a su tumba, cincuenta veces cornudo! Buena Isis, oye mi ruego, aun cuando me hayas de negar una cosa ms importante; buena Isis, te lo suplico.IRASAmn. Cara diosa, escucha esta imploracin del pueblo! Pues as como parte el corazn ver a un hombre decente unido a una mujer disoluta, as es una pena mortal contemplar que un odioso bribn no sea cornudo. Por tanto, cara Isis, guarda el decoro y dale la fortuna que merece.CARMIANAAmn.ALEJASYa lo veis; si estuviese en sus facultades hacerme cornudo, se haran putas slo por eso.ENOBARBOSilencio! Aqu viene Antonio.CARMIANANo, no es l, sino la reina.(Entra Cleopatra).CLEOPATRAHabis visto a mi seor?ENOBARBONo, seora.CLEOPATRANo se hallaba aqu?CARMIANANo, seora.CLEOPATRAEstaba propicio a la alegra, pero de repente le ha asaltado un pensamiento de Roma. Enobarbo!ENOBARBOSeora!CLEOPATRABuscadle y traedle aqu. Dnde est Alejas?ALEJASAqu, a vuestro servicio. Mi seor llega.CLEOPATRANo queremos mirarle. Venid con nosotros.(Salen Cleopatra, Enobarbo, Carmiana, Iras, Alejas y el Adivino. Entra Antonio con un mensajero y gente de su squito).MENSAJEROFulvia, tu mujer, ha sido la primera en salir al campo de batalla.ANTONIOContra mi hermano Lucio?MENSAJEROS, pero la lucha termin pronto, y al hacerlos amigos las circunstancias, han enviado sus tropas contra Csar, quien, ms feliz que ellos en la guerra, primer encuentro los ha arrojado de Italia.ANTONIOBien. Qu hay de peor?MENSAJEROLas malas noticias son de naturaleza infecciosa para el que las refiere.ANTONIOCuando conciernen a un idiota o a un cobarde. Contina. Las cosas pasadas no tienen importancia para m. Yo soy as; el que me dice la verdad, aun cuando su relato oculte la muerte, le escucho como si me adulara.MENSAJEROLabieno -y sta es una dura noticia- con su ejrcito de Partos se ha apoderado del Asia desde el ufrates; ha desplegado su ensea victoriosa desde la Siria hasta la Lidia y la Jonia; mientras que ...ANTONIOAntonio ibas a decir ...MENSAJEROOh, mi seor!ANTONIOHblame claramente; no atenes la opinin general; nombra a Cleopatra como se la nombra en Roma; brlate de m con las frases mismas de Fulvia, y reprchame mis faltas con licencia tan plena como pueden hacerlo la franqueza y la malicia reunidas. Oh, hacemos crecer las malas hierbas cuando no soplan los vientos fros; y nuestras desgracias, cuando se nos comunican, son para nosotros como un laboreo! Que te vaya bien hasta nuevo aviso.MENSAJEROA vuestras rdenes, seor.(Sale).ANTONIOLas noticias de Sicionia, eh! Llamadle, aqu!PRIMER HOMBRE DEL SQUITOEl hombre de Sicionia! Hay aqu alguno de tal sitio?SEGUNDO HOMBRE DEL SQUITOEspera vuestras rdenes.ANTONIOQue se presente. Es preciso que rompa estos poderosos lazos egipcios o va a perderme esta pasin extravagante.(Entra un segundo mensajero).ANTONIOQuin sois?SEGUNDO MENSAJEROFulvia, tu esposa, ha muerto.ANTONIODnde ha muerto?SEGUNDO MENSAJEROEn Sicionia. La duracin de su enfermedad, as como otras cosas ms serias que te importa conocer, estn contenidas aqu. (Le da una carta).ANTONIODjame. (Sale el segundo mensajero). He ah un alma grande que ha partido! As lo dese! Pero lo que nuestro desdn rechaza lejos de nosotros, con frecuencia deseamos poseerlo de nuevo. El placer presente, disminuyendo a medida que el tiempo marcha, se convierte justamente en su contrario. Es buena, ahora que no existe; la mano que la apart quisiera poderla recobrar. Es Preciso que rompa con esta reina fascinadora. Mi pereza incuba diez mil desgracias peores que los males que conozco. Hola, Enobarbo!(Vuelve a entrar Enobarbo).ENOBARBOQu deseis, seor?ANTONIOHe de partir de aqu a toda prisa.ENOBARBOMuy bien; entonces vamos a matar a todas nuestras mujeres. Hemos visto que la menor dureza les es mortal; si permiten nuestra partida, la muerte es la palabra adecuada.ANTONIOEs necesario que parta.ENOBARBOEn una ocasin de apuro, que mueran las mujeres. Sera una lstima rechazarlas por nada; pero puestas en balanza con una gran causa, deben estimarse en nada. En cuanto a Cleopatra, sorprendida por el ms leve rumor de esto, morir inmediatamente; la he visto morir veinte veces por motivos mucho menos importantes. Creo que hay en la muerte una especie de pasin que ejerce en ella alguna voluptuosidad: tanta es la prontitud que pone en morirse.ANTONIOEs astuta por encima de toda imaginacin.ENOBARBOAy! No, seor. Sus pasiones estn formadas por la ms fina esencia del amor puro. No podemos llamar lgrimas y suspiros a sus chaparrones y sus ventoleras, porque son las ms grandes tempestades y las ms grandes tormentas que recuerda el almanaque. Esto no puede obedecer a habilidad suya. Si es habilidad, provoca un aguacero tan bien como Jpiter.ANTONIOQuisiera no haberla visto nunca!ENOBARBOOh, Seor! En ese caso, habras dejado de ver una obra maravillosa; de no haber tenido esa dicha, vuestro viaje hubiera sido un fracaso.ANTONIOFulvia ha muerto!ENOBARBOSeor!ANTONIOFulvia ha muerto!ENOBARBOFulvia!ANTONIOMuerta.ENOBARBOPues bien, seor, ofreced a los dioses, un sacrificio de reconocimiento. Cuando place a sus divinidades arrebatar su mujer a un hombre, descubren a este hombre las sastreras del cielo y le consuelan al ensearle que cuando los trajes viejos estn usados hay que operarlos para poder hacerlos nuevos. Si no hubiera ms mujeres que Fulvia, habras sufrido, en efecto, una desgracia, y sera preciso lamentarse del suceso. Pero este pesar est coronado por un consuelo: vuestra antigua camisa de mujer os procura un refajo nuevo, y, verdaderamente, una cebolla contiene las lgrimas con que es preciso regar este dolor.ANTONIOLos asuntos que ella haba entablado en el Estado no permiten mi ausencia.ENOBARBOY los asuntos que habis entablado aqu no pueden pasarse sin vos; en especial el de Cleopatra, que exige absolutamente vuestra presencia.ANTONIONo ms respuestas frvolas. Que nuestros oficiales tengan conocimiento de nuestras intenciones. Voy a declarar a la reina la causa de nuestra partida precipitada, y obtener de su amor nuestro permiso. No es solamente la muerte de Fulvia; son motivos ms poderosos los que nos llaman; por otra parte, las cartas de muchos de nuestros amigos adictos de Roma solicitan tambin nuestra vuelta. Sexto Pompeyo ha desafiado a Csar y domina el imperio del mar. Nuestro pueblo verstil, cuyo afecto no se dedica jams al hombre meritorio sino cuando sus mritos han pasado, comienza a trasladar el recuerdo de Pompeyo y de todos sus triunfos a su hijo, que, grande por el nombre y el poder, ms grande an por el ardor y la valenta, se ha elevado al rango del ms eminente soldado, eminencia que puede acarrear grandes peligros al mundo, si persiste. Hay muchas cosas semejantes a la crin de caballo que tienen ya existencia sin poseer todava el veneno de la serpiente. Informad a los que estn bajo vuestras rdenes que es nuestra voluntad nuestra pronta partida de aqu.ENOBARBOVoy a hacerlo.(Salen).

Escena terceraAlejandra. Otra sala del palacio.Entran Cleopatra, Carmiana, Iras y Alejas.CLEOPATRADnde est?CARMIANANo le he visto desde ese momento.CLEOPATRAVed dnde est, con quin y lo que hace; obrad como si yo no os hubiese enviado. Si le encontris triste, decidle que bailo; si le hallis alegre, referidle que he cado sbitamente enferma. Aprisa y regresad.(Sale Alejas).CARMIANASeora, me parece que, si le amis tiernamente, no segus buen mtodo para conseguir de l la reciprocidad.CLEOPATRAQu debo hacer que no haga?CARMIANACeder en todo y no contrariarle en nada.CLEOPATRAMe enseas como una loca; ese fuera el camino de perderle.CARMIANANo le sometis a una prueba demasiado dura; tened cuidado, os lo aconsejo. Con el tiempo odiamos lo que tenemos a menudo. Pero he aqu que viene Antonio.CLEOPATRAMe pongo enferma y triste.(Entra Antonio).ANTONIOSiento verme obligado a anunciaros mi proyecto ...CLEOPATRAAydame a salir, querida Carmiana; voy a caerme. Esto no puede durar mucho tiempo as; las fuerzas de la naturaleza no lo permitirn.ANTONIOAhora, mi queridsima reina ...CLEOPATRAOs lo ruego, manteneos ms lejos de m.ANTONIOQu sucede?CLEOPATRALeo en vuestros ojos que habis recibido buenas noticias. Qu dice la mujer casada? Podis partir. Agradeced al cielo que no os hubiese dado nunca permiso para venir! Que no diga que soy yo la que os retiene; no tengo poder sobre vos. Sois de ella.ANTONIOLos dioses saben mejor.CLEOPATRAOh! Jams reina alguna fue traicionada hasta este punto! Sin embargo, vi desde el origen plantar estas traiciones ...ANTONIOCleopatra ...CLEOPATRAAun cuando hicierais juramentos para conmover a los dioses en sus tronos, cmo podra creer que sois mo y que sois sincero, cuando habis sido falso con Fulvia? Locura extravagante la que se deja atrapar en el lazo de esos juramentos hechos de labios afuera, que se violan al mismo tiempo que se pronuncian.ANTONIODulcsima reina ...CLEOPATRAVamos, os lo ruego, no busquis pretexto para vuestra partida, sino decidme adis, y partid. Cuando solicitabais quedaros, era, entonces, el tiempo de las palabras; no hablabais entonces de partir; la eternidad estaba en nuestros labios y en nuestros ojos; la dicha en nuestros rostros, inclinados el uno contra el otro; ninguna parte de nosotros mismos era tan pobre que no contuviera un sabor anticipado del cielo. An continan as, o t, que eres el ms grande soldado del mundo, te has convertido en el ms grande embustero.ANTONIOA qu viene esto, seora?CLEOPATRAQuisiera tener tu altura; sabras entonces que hubo un corazn en Egipto.ANTONIOEscuchadme, reina; la imperiosa necesidad de las circunstancias reclama mis servicios algn tiempo; pero mi corazn queda por entero en prenda cerca de vos. Nuestra Italia centellea con las espadas de la guerra civil. Sexto Pompeyo se aproxima a las puertas de Roma. La igualdad de fuerzas de los dos partidos nacionales engendra un ardor faccioso. Pompeyo, el condenado, rico por el honor de su padre, se insina rpidamente en los corazones de aquellos que no han prosperado bajo el presente estado de cosas, y cuyo nmero se hace amenazador; y la tranquilidad, enferma a fuerza de reposo, buscara de buena gana un remedio en cualquier cambio desesperado. Mi asunto ms puramente personal, y el que con preferencia a otro debe tranquilizaros sobre mi partida, es que Fulvia ha muerto.CLEOPATRAAunque la edad no haya podido liberarme de la locura, me ha librado, sin embargo, de la infantilidad. Puede morir Fulvia?ANTONIOHa muerto, reina ma. Mira aqu y lee en tu soberano ocio las conmociones que ha levantado; y al final de la carta lee sobre todo cundo y cmo muri.CLEOPATRAOh, falssimo amor! Dnde estn los vasos sagrados que debieras henchir con lgrimas de tu dolor? Ahora veo, por la muerte de Fulvia, cmo ser recibida la ma.ANTONIONo me riis, sino preparaos a conocer los designios que medito, designios que se o no se ejecutarn, segn la opinin que emitis. Por el fuego que calienta el limo del Nilo, parto de aqu, tu soldado, tu servidor, pronto a hacer la paz o la guerra, segn lo estimes.CLEOPATRACrtame este lazo, Carmiana, ven; pero no, djale; estoy bien o mal en un abrir y cerrar de ojos; as ama Antonio.ANTONIOMi preciosa reina, excusa y concede una entera confianza al amor del que va a someterse a una prueba honrosa.CLEOPATRAEl ejemplo de Fulvia me ha alentado. Te lo ruego, vulvete y llora sobre ella; dame luego tu adis y di que esas lgrimas pertenecen a la reina de Egipto. Vamos, querido mo, represntame una escena de excelente disimulo y que d la ilusin del perfecto honor.ANTONIOMe vais a quemar la sangre. Basta!CLEOPATRAPodis hacerlo mejor todava; pero ya est bien.ANTONIOTe juro por mi espada ...CLEOPATRAY por vuestra rodela! Hay progreso, pero no llega an a la perfeccin. Te lo ruego, Carmiana; mira cmo este romano, descendiente de Hrcules, hace honor a las formas de su antepasado.ANTONIOVoy a dejaros, seora.CLEOPATRAUna palabra corts, seor, vos y yo debemos separarnos, pero no es esto lo que quera decir: vos y yo nos hemos amado, pero no es esto; eso lo sabis perfectamente bien. Quera decir algo ... Oh, mi memoria es un verdadero caos, Antonio y todo se me ha olvidado!ANTONIOSi no fuera porque Vuestra Majestad cuenta a la ociosidad por sbdito, os tomara por la ociosidad misma.CLEOPATRAEs una labor fatigosa llevar semejante ociosidad cerca del corazn, como la lleva Cleopatra. Pero, seor, perdonadme, puesto que las cosas que me placen me matan desde que no son vistas por vos con buenos ojos. Que vuestro honor os haga acordaros de aqu; sed, pues, sordo a mi locura y que todos los dioses vayan con vos! Que la victoria, coronada de laureles, gue vuestra espada! Que un fcil xito se eleve sobre cada uno de vuestros pasos!ANTONIOSalgamos. Venid. Nuestra separacin es de un carcter a la vez tan sedentario y tan gil, que t, residiendo aqu, partes, sin embargo, conmigo, y yo, l huir de aqu, quedo aqu contigo. Partamos!(Salen).

Escena cuartaRoma. Aposento en la casa de Csar.Entran Octavio Csar, Lpido y gente de su squito.CSARYa lo veis, Lpido, y desde ahora lo sabris, no es un vicio natural en Csar el odiar a nuestro gran colega. He aqu las novedades de Alejandra: pesca, bebe y gasta en orgas las lmparas de la noche. No es ms viril que Cleopatra, ni la reina descendiente de los Ptolomeos es ms femenina que l. Con trabajo se ha dignado conceder audiencia o reconocer que tena colegas. Estas cartas os le presentarn como un resumen de todos los defectos que extravan a la naturaleza humana.LPIDONo puedo creer que estos defectos sean tan grandes que oscurezcan todas sus perfecciones. Sus vicios son comparables a esas manchas luminosas del cielo, ms resplandecientes cuanto ms oscura es la noche; son hereditarios antes que adquiridos y no puede cambiarlos antes que no los ha buscado.CSARSois demasiado indulgente en que no es una falta revolverse en el lecho de los Ptolomeos, dar un reino por una carcajada, sentarse y alternar bebiendo con un esclavo, tambalearse de borrachera por las calles en pleno medioda, y darse de puetazos con bribones que huelen a sudor. Decid que esto le conviene, y ser preciso que su organismo sea de una rara composicin para no ensuciarse con esas cosas. Pero Antonio no tiene ninguna excusa por sus mancillas, cuando su ligereza nos impone tan pesado fardo. Si no emplease en sus voluptuosidades ms que sus ocios, la indigestin y el agotamiento bastaran para hacerle pagar su conducta; pero desperdiciar un tiempo que le llama a abandonar sus placeres con voz de tambor, y que le habla tan alto como su fortuna y la nuestra ... esto merecera que se le riera duramente, como reimos a los muchachos que, ya maduros por el discernimiento, ponen bajo llave su experiencia para dar libertad a sus placeres presentes y se revuelven as contra el buen juicio.(Entra un mensajero).LPIDOAqu hay ms noticias.MENSAJEROTus rdenes han sido ejecutadas, y de hora en hora, muy noble Csar, recibirs un parte sobre lo que pasa. Pompeyo se hace fuerte en el mar, y parece muy amado de aquellos a quienes Csar no inspiraba otro sentimiento que el temor. Los descontentos se trasladan a los puertos, y la opinin le presenta como un hombre al que se ha hecho gran dao.CSARNo deb esperar menos. La historia nos ensea, desde el origen del primer estado, que el hombre no fue deseado en el poder sino hasta que estuvo en l, y que el hombre cado, que no fue nunca amado y jams digno de amor, se convierte en querido desde que no se le tiene. La multitud, parecida a un gladiolo vagabundo sobre la corriente, va y viene, obedeciendo con servilismo al movimiento cambiante de las olas y pudrindose por su misma agitacin.MENSAJEROCsar, te traigo la noticia de que Mencrates y Menas, piratas famosos, esclavizan el mar, que surcan y hieren con quillas de todas clases. Hacen en Italia muchas incursiones violentas; a los habitantes de las localidades ribereas del mar les falta valor para resistirles, y los jvenes se rebelan, exasperados. Ninguna nave puede darse a la vela que no sea capturada tan pronto como percibida; pues el solo nombre de Pompeyo inspira ms miedo que el que inspirara su ejrcito puesto a librar batalla.CSARAntonio, deja tus lascivas francachelas. Cuando en otra poca fuiste echado de Mdena, donde mataste a los cnsules Hirtius y Pansa, el hambre te sigui tras los talones, y combatiste contra ella, aunque educado en el regalo, con una paciencia que habra cansado a los salvajes. Bebiste la orina de los caballos y del cenagal amarillento que habra hecho reventar a las bestias. Tu paladar no desde entonces la mora ms agria de la zarza ms espinosa. S, como el ciervo, cuando la nieve extiende su manto sobre los pastos, ramoneaste las cortezas de los rboles; se refiere que sobre los Alpes comiste de una carne extraa que hizo morir varios hombres de slo mirarla. Y todo esto (es un ultraje para tu honor que me sea preciso relatado ahora), lo soportaste tan a la manera de un soldado, que tu rostro no sufri alteracin ninguna.LPIDOEs para compadecerle.CSARQue sus vergenzas le empujen rpidamente a Roma. Ya es hora de que nos mostremos juntos en el campo de batalla, y a este fin nos es preciso reunir inmediatamente nuestro Consejo. Pompeyo prospera a causa de nuestra indolencia.LPIDOMaana, Csar, estar en situacin de informarte exactamente de las fuerzas de tierra y de mar que mis medios me permiten oponer a las necesidades presentes.CSARHasta esa entrevista, parecidos cuidados me ocuparn por mi parte. Adis.LPIDOAdis, seor; si durante este intervalo adquirs noticias de lo que pasa, hacdmelas saber, os lo suplico.CSARNo lo dudis, seor; s que es una de mis obligaciones.(Salen).

Escena quintaAlejandra... Una estancia en el palacio.Entran Cleopatra, Carmiana, Iras y Mardian.CLEOPATRACarmiana!CARMIANASeora?CLEOPATRAEh! Dame a beber mandrgora.CARMIANAPor qu, seora?CLEOPATRAPara que pueda dormir gran lapso en que mi Antonio va a permanecer ausente.CARMIANAPensis demasiado en l.CLEOPATRAOh! Eso es una traicin!CARMIANAEstoy segura de que no, seora.CLEOPATRAEunuco Mardin!MARDINQu desea Vuestra Alteza?CLEOPATRANo te llamo ahora para orte cantar; no me agrada lo que pueda hacer un eunuco. Eres feliz con estar castrado, puesto que de esa suerte tus pensamientos no pueden tomar un vuelo libre lejos de Egipto. Tienes pasiones?MARDINS, graciosa seora.CLEOPATRAEn verdad?MARDINNo en verdad, seora; pues no puedo hacer sino lo que es verdaderamente honesto. Pero tengo terribles pasiones, y pienso en lo que Marte hizo con Venus.CLEOPATRAOh, Carmiana! Dnde piensas que est en este instante? De pie o sentado? Se pasea o va a caballo? Oh, caballo feliz con llevar el peso de Antonio! Marcha orgulloso, caballo! Pues sabes bien a quin llevas? Al semi-Atlas de esta tierra, brazo y borgoota del gnero humano. (Ahora habla entre s o murmura):Dnde est mi serpiente del viejo Nilo?, porque as es como me llama. -Vamos, he ah que me nutro del ms delicioso veneno-. Pensar en m, que estoy negra por las amorosas erosiones de Febo, y profundamente arrugada por los aos? Csar de frente despejada: cuando estabas vivo y aqu, era yo un bocado de rey, entonces el gran Pompeyo permaneca inmvil y fijaba sus ojos en mi cara; y hubiera querido echar el ancla de su vista, y morir mirando el ser que era su vida.(Entra Alejas).ALEJASSalud, soberana de Egipto!CLEOPATRAQu poco te pareces a Marco Antonio! Sin embargo, como acabas de abandonarle, este poderoso elixir ha bastado para dorarte con su tinte. Cmo van las cosas con mi bravo Marco Antonio?ALEJASLa ltima que ha hecho, querida reina, ha sido besar -el ltimo de los besos mil veces redoblados- esta perla de Oriente. En cuanto a sus palabras, estn adheridas a mi corazn.CLEOPATRAMi odo debe arrancarlas de l.ALEJASMi buen amigo-exclam-refiere que el firme romano enva a la gran egipcia este tesoro de una ostra; para reparar lo que este presente tiene de mezquino, decorar con reinos su trono opulento; todo el Oriente, dselo bien, la llamar su reina. Enseguida hizo una seal de cabeza, y luego mont gravemente un corcel guerrero, que relinch tan fuerte, que me habra dejado bestialmente mudo si hubiera querido hablar.CLEOPATRAVamos, estaba triste o alegre?ALEJASEstaba como la estacin del ao que flucta entre los extremos del calor y del fro, ni triste ni alegre.CLEOPATRAOh, la disposicin felizmente simtrica! Ntalo bien, ntalo bien, mi buena Carmiana, he ah el hombre; pero ntalo bien: no estaba triste, porque no quera privar de la luz de sus ojos a los que modelan sus miradas en la suya; no estaba lo que pareca decirles, que sus recuerdos se hallaban en Egipto con sus alegras; pero se mantena en un trmino medio. Oh, la celeste mezcla! Ests triste o gozoso, el exceso de la una o de la otra pasin, te adorna como no adorna a ningn otro hombre. Has encontrado mis correos?ALEJASS, seora; veinte mensajeros diferentes. Por qu los habis enviado tan seguidos?CLEOPATRAEl que nazca el da en que yo me olvide de enviar un mensaje a Antonio, morir en la indigencia. Papel y tinta, Carmiana. Bienvenido seas, mi buen Alejas. Carmiana, am tanto alguna vez al Csar?CARMIANAOh, aquel bravo Csar!CLEOPATRAQue te asfixie tu exclamacin, si la reanudas! Di, oh, el bravo Antonio!CARMIANAEl valiente Csar!CLEOPATRAPor Isis, voy a ensangrentarte los dient$ si parangonas de nuevo a Csar con mi ms grande de los hombres.CARMIANACon vuestro muy gracioso perdn, no hago ms que cantar vuestro propio aire de otro, tiempo.CLEOPATRAEran mis das de inexperiencia juvenil, cuando estaba verde aun mi juicio, y mi sangre fra. Venir hoy a repetirme lo que deca entonces! Pero salgamos, salgamos; ve a buscarme tinta y papel; recibir cada da un mensaje de ternura, aunque tuviese que despoblar Egipto.