ANTOLOGÍA POÉTICA 8º

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LICEO BICENTENARIO Unidad Técnico Pedagógica Departamento de Lenguaje Profesor Gabriel Acosta Zamorano Profesora Karina Espejo Alfaro ANTOLOGÍA POÉTICA 8° BÁSICO

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LICEO BICENTENARIO Unidad Técnico Pedagógica Departamento de Lenguaje Profesor Gabriel Acosta Zamorano Profesora Karina Espejo Alfaro

ANTOLOGÍA POÉTICA

8° BÁSICO

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GABRIELA MISTRAL TODAS ÍBAMOS A SER REINAS*

Todas íbamos a ser reinas,de cuatro reinos sobre el mar:Rosalía con Efigeniay Lucila con Soledad.

En el valle de Elqui, ceñidode cien montañas o de más,que como ofrendas o tributosarden en rojo y azafrán.

Lo decíamos embriagadas,y lo tuvimos por verdad,que seríamos todas reinasy llegaríamos al mar.

Con las trenzas de los siete años,y batas claras de percal,persiguiendo tordos huidosen la sombra del higueral.

De los cuatro reinos, decíamos,indudables como el Korán,que por grandes y por cabalesalcanzarían hasta el mar.

Cuatro esposos desposarían,por el tiempo de desposar,y eran reyes y cantadorescomo David, rey de Judá.

Y de ser grandes nuestros reinos,ellos tendrían, sin faltar,mares verdes, mares de algas,y el ave loca del faisán.

Y de tener todos los frutos,árbol de leche, árbol del pan,el guayacán no cortaríamosni morderíamos metal.

Todas íbamos a ser reinas,y de verídico reinar;pero ninguna ha sido reinani en Arauco ni en Copán...

Rosalía besó marinoya desposado con el mar,y al besador, en las Guaitecas,se lo comió la tempestad.

Soledad crió siete hermanosy su sangre dejó en su pan,y sus ojos quedaron negrosde no haber visto nunca el mar.

En las viñas de Montegrande,con su puro seno candeal,mece los hijos de otras reinasy los suyos nunca-jamás.

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Efigenia cruzó extranjeroen las rutas, y sin hablar,le siguió, sin saberle nombre,porque el hombre parece el mar.

Y Lucila, que hablaba a río,a montaña y cañaveral,en las lunas de la locurarecibió reino de verdad.

En las nubes contó diez hijosy en los salares su reinar,en los ríos ha visto espososy su manto en la tempestad.

Pero en el valle de Elqui, dondeson cien montañas o son más,cantan las otras que vinierony las que vienen cantarán:

-"En la tierra seremos reinas,y de verídico reinar,y siendo grandes nuestros reinos,llegaremos todas al mar."

Nota

* "TODAS ÍBAMOS A SER REINAS"

Esta imaginería tropical vivida en un valle caliente, aunque sea cordillerano, tenía su razón de ser. El hacendado don Adolfo Iribarren -Dios le dé bellas visiones en el cielo-, por una fantasía rara de hallar en hombre de sangre vasca, se había creado, en su casa de Montegrande, casi un parque medio botánico y zoológico. Allí me había yo de conocer el ciervo y la gacela, el pavo real, el faisán y muchos árboles exóticos, entre ellos el flamboyán de Puerto Rico, que él llamaba por su nombre verdadero de "árbol del fuego" y que de veras ardía en el florecer, no menos que la hoguera.

No bautizan con Ifigenia sino con Efigenia, en mis cerros de Elqui. A esto lo llaman disimilación los filólogos, y es operación que hace el pueblo, la mejor criatura verbal que Dios crió, quien avienta el vocablo de pronunciación forzada y pedante, por holgura de la lengua y agrado del oído.

COSAS1Amo las cosas que nunca tuve con las otras que ya no tengo. 

Yo toco un agua silenciosa, parada en pastos friolentos, que sin un viento tiritaba en el huerto que era mi huerto. 

La miro como la miraba; me da un extraño pensamieto, y juego, lenta, con esa agua como con pez o con misterio. 

Pienso en umbral donde dejé pasos alegres que ya no llevo, y en el umbral veo una llaga llena de musgo y de silencio. 

Me busco un verso que he perdido, que a los siete años me dijeron. Fue una mujer haciendo el pan y yo su santa boca veo. 

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Viene un aroma roto en ráfagas; soy muy dichosa si lo siento; de tan delgado no es aroma, siendo el olor de los almendros. 

Me vuelve niños los sentidos; le busco un nombre y no lo acierto, y huelo el aire y los lugares buscando almendros que no encuentro... 

Un río suena siempre cerca. Ha cuarenta años que lo siento. Es canturía de mi sangre o bien un ritmo que me dieron. 

O el río Elqui de mi infancia que me repecho y me vadeo. Nunca lo pierdo; pecho a pecho, como dos niños, nos tenemos. 

Cuando sueño la Cordillera, camino por desfiladeros, y voy oyéndoles, sin tregua, un silbo casi juramento. 

Veo al remate del Pacífico amoratado mi archipiélago y de una isla me ha quedado un olor acre de alción muerto... 

Un dorso, un dorso grave y dulce, remata el sueño que yo sueño. Es el final de mi camino y me descanso cuando llego. 

Es tronco muerto o es mi padre el vago dorso ceniciento. Yo no pregunto, no lo turbo. Me tiendo junto, callo y duermo. 

Amo una piedra de Oaxaca o Guatemala, a que me acerco, roja y fija como mi cara y cuya grieta da un aliento. 

Al dormirme queda desnuda; no sé por qué yo la volteo. Y tal vez nunca la he tenido y es mi sepulcro lo que veo...

AUSENCIASe va de ti mi cuerpo gota a gota.Se va mi cara en un óleo sordo;

se van mis manos en azogue suelto;se van mis pies en dos tiempos de polvo.

¡Se te va todo, se nos va todo!

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Se va mi voz, que te hacía campanacerrada a cuanto no somos nosotros.Se van mis gestos que se devanaban,

en lanzaderas, debajo tus ojos.Y se te va la mirada que entrega,

cuando te mira, el enebro y el olmo.

Me voy de ti con tus mismos alientos:como humedad de tu cuerpo evaporo.Me voy de ti con vigilia y con sueño,

y en tu recuerdo más fiel ya me borro.Y en tu memoria me vuelvo como esos

que no nacieron ni en llanos ni en sotos.

Sangre sería y me fuese en las palmasde tu labor, y en tu boca de mosto.Tu entraña fuese, y sería quemada

en marchas tuyas que nunca más oigo,¡y en tu pasión que retumba en la noche

como demencia de mares solos!

¡Se nos va todo, se nos va todo!

PABLO NERUDAXII (Alturas del Machu Picchu)

SUBE a nacer conmigo, hermano.

Dame la mano desde la profunda zona de tu dolor diseminado. No volverás del fondo de las rocas. No volverás del tiempo subterráneo. No volverá tu voz endurecida. No volverán tus ojos taladrados. Mírame desde el fondo de la tierra, labrador, tejedor, pastor callado:domador de guanacos tutelares:albañil del andamio desafiado:aguador de las lágrimas andinas:joyero de los dedos machacados:agricultor temblando en la semilla:alfarero en tu greda derramado:traed a la copa de esta nueva vida vuestros viejos dolores enterrados. Mostradme vuestra sangre y vuestro surco, decidme: aquí fui castigado, porque la joya no brilló o la tierra no entregó a tiempo la piedra o el grano:señaladme la piedra en que caísteis y la madera en que os crucificaron, encendedme los viejos pedernales, las viejas lámparas, los látigos pegados a través de los siglos en las llagas y las hachas de brillo ensangrentado. Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.

A través de la tierra juntad todos los silenciosos labios derramadosy desde el fondo habladme toda esta larga noche como si yo estuviera con vosotros anclado, contadme todo, cadena a cadena, eslabón a eslabón, y paso a paso, afilad los cuchillos que guardasteis, ponedlos en mi pecho y en mi mano, como un río de rayos amarillos, como un río de tigres enterrados, 

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y dejadme llorar, horas, días, años, edades ciegas, siglos estelares.

Dadme el silencio, el agua, la esperanza.

Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.

Apegadme los cuerpos como imanes.

Acudid a mis venas y a mi boca.

Hablad por mis palabras y mi sangre.

APOGEO DEL APIO

Del centro puro que los ruidos nuncaatravesaron, de la intacta cera,salen claros relámpagos lineales,palomas con destino de volutas,hacia tardías calles con olora sombra y a pescado.

Son las venas del apio! Son la espuma, la risa,los sombreros del apio!Son los signos del apio, su saborde luciérnaga, sus mapasde color inundado,y cae su cabeza de ángel verde,y sus delgados rizos se congojan,y entran los pies del apio en los mercadosde la mañana herida, entre sollozos,y se cierran las puertas a su paso,y los dulces caballos se arrodillan.

Sus pies cortados van, sus ojos verdesvan derramados, para siempre hundidosen ellos los secretos y las gotas:los túneles del mar de donde emergen,las escaleras que el apio aconseja,las desdichadas sombras sumergidas,las determinaciones en el centro del aire,los besos en el fondo de las piedras.

A medianoche, con manos mojadas,alguien golpea mi puerta en la niebla,y oigo la voz del apio, voz profunda,áspera voz de viento encarcelado,se queja herido de aguas y raíces,hunde en mi cama sus amargos rayos,y sus desordenadas tijeras me pegan en el pechobuscándome la boca del corazón ahogado.

Qué quieres, huésped de corsé quebradizo,en mis habitaciones funerales?Qué ámbito destrozado te rodea?Fibras de oscuridad y luz llorando,ribetes ciegos, energías crespas,río de vida y hebras esenciales,verdes ramas de sol acariciado,aquí estoy, en la noche, escuchando secretos,

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desvelos, soledades,y entráis, en medio de la niebla hundida,hasta crecer en mí, hasta comunicarmela luz oscura y la rosa de la tierra.

    

F A R E W E L L

                        1

DESDE el fondo de ti, y arrodillado,un niño triste, como yo, nos mira.

Por esa vida que arderá en sus venastendrían que amarrarse nuestras vidas.

Por esas manos, hijas de tus manos, tendrían que matar las manos mías.

Por sus ojos abiertos en la tierraveré en los tuyos lágrimas un día.

                        2

YO NO lo quiero, Amada.

Para que nada nos amarreque no nos una nada.

Ni la palabra que aromó tu boca,ni lo que no dijeron las palabras.

Ni la fiesta de amor que no tuvimos,ni tus sollozos junto a la ventana.

                        3

(AMO el amor de los marinerosque besan y se van.

Dejan una promesa.No vuelven nunca más.

En cada puerto una mujer espera:los marineros besan y se van.

Una noche se acuestan con la muerteen el lecho del mar.

                        4

AMO el amor que se reparteen besos, lecho y pan.

Amor que puede ser eternoy puede ser fugaz.

Amor que quiere libertarsepara volver a amar.

Amor divinizado que se acercaAmor divinizado que se va.)

                        5

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YA NO se encantarán mis ojos en tus ojos,ya no se endulzará junto a ti mi dolor.

Pero hacia donde vaya llevaré tu miraday hacia donde camines llevarás mi dolor.

Fui tuyo, fuiste mía. Qué más? Juntos hicimos un recodo en la ruta donde el amor pasó.

Fui tuyo, fuiste mía. Tu serás del que te ame,del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.

Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste. Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.

...Desde tu corazón me dice adiós un niño.Y yo le digo adiós.

VICENTE HUIDOBROÉRAMOS LOS ELEGIDOS DEL SOL Éramos los elegidos del solY no nos dimos cuentaFuimos los elegidos de la más alta estrellaY no supimos responder a su regalo Angustia de impotenciaEl agua nos amabaLa tierra nos amabaLas selvas eran nuestrasEl éxtasis era nuestro espacio propioTu mirada era el universo frente a frenteTu belleza era el sonido del amanecerLa primavera amada por los árbolesAhora somos una tristeza contagiosaUna muerte antes de tiempoEl alma que no sabe en qué sitio se encuentraEl invierno en los huesos sin un relámpagoY todo esto porque tú no supiste lo que es la eternidad Ni comprendiste el alma de mi alma en su barco de     tinieblas En su trono de águila herida de infinito

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PABLO DE ROKHAGENIO Y FIGURA

Yo soy como el fracaso total del mundo, ¡oh, Pueblos!El canto frente a frente al mismo Satanás,dialoga con la ciencia tremenda de los muertos,y mi dolor chorrea de sangre la ciudad.

Aún mis días son restos de enormes muebles viejos,anoche «Dios» llevaba entre mundos que vanasí, mi niña, solos, y tú dices: «te quiero»cuando hablas con «tu» Pablo, sin oírle jamás.

El hombre y la mujer tienen olor a tumba,El cuerpo se me cae sobre la tierra brutaLo mismo que el ataúd rojo del infeliz.

Enemigo total, aúllo por los barrios,un espanto más bárbaro, más bárbaro, más bárbaroque el hipo de cien perros botados a morir.

AUTORRETRATO DE ADOLESCENCIA

Entre serpientes verdes y verbenas,mi condición de león domesticadotiene un rumor lacustre de colmenasy un ladrido de océano quemado.

Ceñido de fantasmas y cadenas,soy religión podrida y rey tronchado,o un castillo feudal cuyas almenasalzan tu nombre como un pan dorado.

Torres de sangre en campos de batalla,olor a sol heroico y a metralla,a espada de nación despavorida.

Se escuchan en mi ser lleno de muertosy heridos, de cenizas y desiertos,en donde un gran poeta se suicida.

EPOPEYA DE LAS COMIDAS Y LAS BEBIDAS DE CHILE (fragmento)Hermoso como vacuno joven es el canto de las ranas guisadas de entre perdices,la alta manta doñiguana es más preciosa que la pierna de la señora máspreciosa, lo más precioso que existe, para embarcarse en un curanto bien servido,el camarón del Huasco es rico, chorreando vino y sentimiento, como el choro de miel que se cosecha entre mujeres, entre cochayuyos de oceánica, entre laureles y vihuelas de Talcahuano por el jugode limón otoñal de los siglos,o como la olorosa empanada colchagüina, que agranda de caldo lagarganta y clama, de horno, floreciendo los rodeos flor de durazno.Y, ¿qué me dicen ustedes de un costillar de chancho con ajo, picantísimo,asado en asador de maqui, en junio, a las riberas del peumoo la patagua o el boldo que resumen la atmósfera dramáticadel atardecer lluvioso de Quirihue o de Cauquenes,o de la guañaca en caldo de ganso, completamente talquino o licantenino de parentela?,no, la codorniz asada a la parrilla se come lo mismo que se oye "elMartirio", en las laderas aconcagüinas, y la lisa frita en elMaule, en el que el pejerrey salta a la paila sagrada de gozo,completamente rico del río, enriquecido en la lanchamaulina, mientras las niñas Carreño, como sufriendo, le hacen empeño a "lo humano" y a "lo divino", en la de gran

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antigüedad familiar vihuela.Los pavos cebados, que huelen a verano y son otoños de nogal o decastaño casi humano, los como en todo el país, y en Santiago os beso,como a las tinajas en donde suspira la chicha como la niña más linda de Curicó levantándose los vestidos debajo del manzanoparroquial, de la misma maneraque a la ramada con quincha de chilcas en donde tomamos en cacholabrado el aguardiente de substancia, o el colchón de amor,en el cual navegamos y nos enfrentamos sollozandoa los océanos tremendos de la noche, a cuya negrura horriblementetenaz converge el copihue de sangre,o la lágrima que nos llevamos a la boca cuando estamos alegremente cantando.El vino de Pocoa es enorme y oscuro en el atardecer de la Repúblicay cuando está del corazón adentro el recuerdoy la apología de lo heroico cantan en la rodaja de las espuelas como ellomo del animal, nadando en la tonada fundamental de los remansos o contra la gritería roja de la espuma.La chichita bien madura brama en las bodegas como una gran vaca sagrada,y San Javier de Linares ya estará dorado, como un asado a la parrilla,en los caminos ensangrentados de abril, la guitarra del otoño llorará como una mujer viuda de un soldado,y nosotros nos acordaremos de todo lo que no hicimos y pudimos y debimosy quisimos hacer, como un locoasomado a la noria vacía de la aldea,mirando, con desesperado volumen, los caballos de la juventud en la ancha ráfaga del crepúsculo,que se derrumba como un recuerdo en un abismo.Relumbra la montura en Curicó, del mar a la montaña, resonando comouna gran carreta de trigo, resonandocomo el corredor de vacas o el trillador o el que persigue a una ternera,borneando la lazadaencima de la carcajada, chorreada de sol de la faena, en la cual la bostaaroma como un dios los estiércoles domésticos, con huevosinmensos de viuda.Una poderosa casa de adobe con patio cuadrado, con naranjos, con corredoroloroso a edad remota,y en donde la destiladera, canta, gota a gota, el sentido de la eternidaden el agua, rememorando los antepasados con su trémulopéndulo de cementerio,existe, lo mismo en Pencahue que en Villa Alegre o Parral, o Iloca o Putú,aunque es la aldea grande de Vichuquén la que se enorgullece, como de la batea o la callana, del solar español, cordillerano, de todala costa, y son las casas-tonadasdel colchagüino y el curicano, quienes la expresan en lengua tan inmensa, comiendo arrollado chileno.Porque, si es preciso el hartarse con longaniza chillaneja antes de morirse, en día lluvioso, acariciada con vino áspero, de Quirihue o Coihueco, en arpa, guitarra y acordeón bañandose,dando terribles saltos a carcajadas,también lo es saborear la prieta tuncana en agosto, cuando los chanchosparecen obispos, y los obispos parecen chanchos o hipopótamos,y bajar la comida con unos traguitos de guindado,sí... en Gualleco las pancutras se parecen a las señoritas del lugar: sonacinturadas y tienen los ojos dormidos, pues, cosquillosas y regalonas, quitan la carita para dejarse besar en la boca, interminablemente.Y la empanadita fritita, picantoncita y la sopapaipilla, que en tocino ardientegimieron, se bendicen entre trago y trago, al pie de los pellines del Bio-Bio, en los que se enrolla el trueno con anchos látigos,pero nunca la iguala a la paloma torcaz, paladeada en los rastrojos de julio, en la humedad incondicional de tal época, entre fogatas y tortillas,tomando en la bota de cazador esos enormes vinos que huelen a pólvoray a amistad o al zorzal tamaño del viñedo, que es el puñal agrario del lamento,cazado entre los pámpanos santos, como un ladrón del vecindario campesinoy al cual se cuece en mostos blancos,ni al causeo de patitas, que debe comerse en Rancagua, no después de beberbastante chacolí con naranjas amargas, sino tomando vino de Linderos.

NICANOR PARRA

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LA VÍBORADurante largos años estuve condenado a adorar a una mujer despreciableSacrificarme por ella, sufrir humillaciones y burlas sin cuento,Trabajar día y noche para alimentarla y vestirla,Llevar a cabo algunos delitos, cometer algunas faltas,A la luz de la luna realizar pequeños robos,Falsificaciones de documentos comprometedores,So pena de caer en descrédito ante sus ojos fascinantes. En horas de comprensión solíamos concurrir a los parquesY retratarnos juntos manejando una lancha a motor,O nos íbamos a un café danzanteDonde nos entregábamos a un baile desenfrenadoQue se prolongaba hasta altas horas de la madrugada.

Largos años viví prisionero del encanto de aquella mujer Que solía presentarse a mi oficina completamente desnudaEjecutando las contorsiones más difíciles de imaginar Con el propósito de incorporar mi pobre alma a su órbita Y, sobre todo, para extorsionarme hasta el último centavo. Me prohibía estrictamente que me relacionase con mi familia.Mis amigos eran separados de mí mediante libelos infamantesQue la víbora hacía publicar en un diario de su propiedad. Apasionada hasta el delirio no me daba un instante de tregua,Exigiéndome perentoriamente que besara su boca Y que contestase sin dilación sus necias preguntas Varias de ellas referentes a la eternidad y a la vida futura Temas que producían en mí un lamentable estado de ánimo,Zumbidos de oídos, entrecortadas náuseas, desvanecimientos prematurosQue ella sabía aprovechar con ese espíritu práctico que la caracterizabaPara vestirse rápidamente sin pérdida de tiempoY abandonar mi departamento dejándome con un palmo de narices.

Esta situación se prolongó por más de cinco años.Por temporadas vivíamos juntos en una pieza redonda Que pagábamos a medias en un barrio de lujo cerca del cementerio.(Algunas noches hubimos de interrumpir nuestra luna de mielPara hacer frente a las ratas que se colaban por la ventana).Llevaba la víbora un minucioso libro de cuentasEn el que anotaba hasta el más mínimo centavo que yo le pedía en préstamo;No me permitía usar el cepillo de dientes que yo mismo le había regaladoY me acusaba de haber arruinado su juventud: Lanzando llamas por los ojos me emplazaba a comparecer ante el juezY pagarle dentro de un plazo prudente parte de la deuda Pues ella necesitaba ese dinero para continuar sus estudios Entonces hube de salir a la calle y vivir de la caridad pública,Dormir en los bancos de las plazas,Donde fui encontrado muchas veces moribundo por la policíaEntre las primeras hojas del otoño.Felizmente aquel estado de cosas no pasó más adelante,Porque cierta vez en que yo me encontraba en una plaza tambiénPosando frente a una cámara fotográficaUnas deliciosas manos femeninas me vendaron de pronto la vistaMientras una voz amada para mí me preguntaba quién soy yo.Tú eres mi amor, respondí con serenidad. ¡Ángel mío, dijo ella nerviosamente,Permite que me siente en tus rodillas una vez más! Entonces pude percatarme de que ella se presentaba ahora provista de un pequeño taparrabos.Fue un encuentro memorable, aunque lleno de notas discordantes:Me he comprado una parcela, no lejos del matadero, exclamó,Allí pienso construir una especie de pirámideEn la que podamos pasar los últimos días de nuestra vida. Ya he terminado mis estudios, me he recibido de abogado, Dispongo de un buen capital;Dediquémonos a un negocio productivo, los dos, amor mío, agregó,Lejos del mundo construyamos nuestro nido.Basta de sandeces, repliqué, tus planes me inspiran desconfianza,Piensa que de un momento a otro mi verdadera mujer Puede dejarnos a todos en la miseria más espantosa. Mis hijos han crecido ya, el tiempo ha transcurrido, 

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Me siento profundamente agotado, déjame reposar un instante,Tráeme un poco de agua, mujer,Consígueme algo de comer en alguna parte, Estoy muerto de hambre,No puedo trabajar más para ti, Todo ha terminado entre nosotros. 

UN HOMBRE 

La madre de un hombre está gravemente enferma parte en busca del médico llora en la calle ve a su mujer acompañada de otro hombre van tomados de la mano los sigue a corta distancia de árbol en árbol en árbolllora ahora se encuentra con un amigo de juventud ¡Años que no nos veíamos!  Pasan a un bar conversan, ríen el hombre sale a orinar al patio ve una muchacha joven es de noche ella lava los platos el hombre se acerca a la joven la toma de la cintura bailan vals juntos salen a la calle ríen hay un accidente la muchacha ha perdido el conocimiento el hombre va a llamar por teléfono llora llega a una casa con luces pide teléfono alguien lo reconoce quédate a comer hombre no dónde está el teléfono come, hombre, come después te vas se sienta a comer bebe como un condenado ríe lo hacen recitar recita se queda dormido debajo de un escritorio. 

EL HOMBRE IMAGINARIO

El hombre imaginariovive en una mansión imaginaria rodeada de árboles imaginarios a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios penden antiguos cuadros imaginarios irreparables grietas imaginarias que representan hechos imaginarios ocurridos en mundos imaginarios en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias sube las escaleras imaginarias y se asoma al balcón imaginario a mirar el paisaje imaginario que consiste en un valle imaginario 

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circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginariasvienen por el camino imaginarioentonando canciones imaginarias a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria sueña con la mujer imaginaria que le brindó su amor imaginario vuelve a sentir ese mismo dolor ese mismo placer imaginario y vuelve a palpitar el corazón del hombre imaginario

JODOROWSKYCanto al dinero.

Le canto al dinero

El dinero es como el budaSi no trabajas no lo obtienesSi detienes su fluir desapareceSólo es tuyo cuando está entre tus manosPero esas manos no son tuyasSi lo sueltas deja de ser tu amo

Eres esclavo de aquello que bautizas con tu nombreEl dinero es de todos pero se pertenece a si mismoEl monje que medita es una llamaradaEl dinero da la luz a quien lo emplea para abrir la flor del mundoY aniquila a quien se endiosaConfundiendo la riqueza con el almaPorque el alma esencialmente es la pobrezaCuando menos se esMás se recibe a la existencia

El sonido de las monedas es un lenguaje que todo el mundo entiendeEl sonido de una moneda que nadie agitaMuy pocos lo han oído

Cuando las nubes se ocultan al sol no cesa el brillo del oroAsí como bajo los huesos y la carne brilla con su propia luz el almaEl dinero es como la sangre da la vida si circulaEl dinero es como el Cristo te bendice si lo compartesEl dinero es como la mujer se te entrega si lo amas

Los ríos parecen que se alejan de la fuentePero en realidad regresan al océano que es su madreHijo del sol el oro parece alejarse de nuestras manosPero es la luz que nos conduceAl cazador sagrado la presa lo persigueDebemos limpiarlo de la codicia que nos inspira la muerteHasta dejarlo invisible como un diamante

El monje ante el espejo no reconoce su reflejoEl tigre sobre el que medita es una fiera impersonalPorque yace dormidoY sin embargo el buda es producto de su sueñoTodos los santos son la ilusión de una fiera

No hay diferencia entre el dinero y la concienciaNo hay diferencia entre la conciencia y la muerteno hay diferencia entre la muerte y la riquezaPara ser rico le doy un lanzazo a la diosa y me baño en su sangre.

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JORGE TEILLIERCUANDO TODOS SE VAYAN

Cuando todos se vayan a otros planetasyo quedaré en la ciudad abandonadabebiendo un último vaso de cerveza,y luego volveré al pueblo donde siempre regresocomo el borracho a la tabernay el niño a cabalgaren el balancín roto.Y en el pueblo no tendré nada que hacer,sino echarme luciérnagas a los bolsilloso caminar a orillas de rieles oxidadoso sentarme en el roído mostrador de un almacénpara hablar con antiguos compañeros de escuela.

Como una araña que recorrelos mismos hilos de su redcaminaré sin prisa por las callesinvadidas de malezasmirando los palomaresque se vienen abajo,hasta llegar a mi casadonde me encerraré a escuchardiscos de un cantante de 1930sin cuidarme jamás de mirarlos caminos infinitostrazados por los cohetes en el espacio.

STELLA DÍAZ VARÍNVEN DE LA LUZ, HIJO

Que te ciegue la luz, hijo. Ven de la luz; Desde donde la pupila sueña y vuelve atormentada, como un escombro vivo, como especie de flor, como pájaro. Carbón de víscera terrestre, así como víscera de árbol.Deja que se ensañe la luz, hijo, Desciende como los antiguos ángeles, como los malos discípulos, ardiendo en su pasión, desheredados. Así como las fieras, hijo.Incomprendidas del río, intocadas absolutas, tristes. Ese será el día -presentimiento que no quise, tú sabes, los conoces- que tomaré la forma deseada.Ojo de estiércol, húmedo; aprisionaré tu llama, tu superficie extraceleste tu mirada de centro obscuro, tu trigal; la tibia voluntad de tu piel me ayudará y seremos.Nunca antes pudimos. Yo era como esas pequeñas fuentes secas. Desciende, hijo, de la luz; avizora el espacio, avizora el horizonte. 

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La curva que deja el corazón de un muerto, la mano que se esconde, la mano que nadie quiso acariciar.Seremos. Tú y yo venidos irremisiblemente; unidos como dos tallos jóvenes aún; Queriendo apenas lo que no se nos dio. Amando lo que la luz aconseja: el vértigo, la hondonada, el silencio. el color de las piedras; tantas cosas simples y distintas. Llegaremos a amar la contextura de Dios tan difusa; tan perfecta como tus pequeños ídolos. La madera de Dios tan bella y roja como el corazón de los árboles. Tan bella y roja como el corazón del veneno. Que te ciegue la luz, hijo. Que te atormente. Ven de la luz, inúndate; Ten la luz y desmiente la tiniebla. Ven, hijo, arrodíllate. Cree en los amaneceres. En la luz son más bellos los ojos de Dios.

CARLOS PEZOA VÉLIZNADA

Era un pobre diablo que siempre veníacerca de un gran pueblo donde yo vivía;joven rubio y flaco, sucio y mal vestido,siempre cabizbajo... ¡Tal vez un perdido!Un día de invierno lo encontramos muertodentro de un arroyo próximo a mi huerto,varios cazadores que con sus lebrelescantando marchaban... Entre sus papelesno encontraron nada... los jueces de turnohicieron preguntas al guardián nocturno:éste no sabía nada del extinto;ni el vecino Pérez, ni el vecino Pinto.Una chica dijo que sería un locoo algún vagabundo que comía poco,y un chusco que oía las conversacionesse tentó de risa... ¡Vaya unos simplones!Una paletada le echó el panteonero;luego lió un cigarro; se caló el sombreroy emprendió la vuelta...Tras la paletada, nada dijo nada, nadie dijo nada...

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ENRIQUE LIHNDE ANCIANO A ANCIANA A TRAVÉS DE SUS CELDAS CIRCULARES

Leeremos poemas que escribí hace tres años, después de haberte sido presentado por un desconocido, junto al invernadero, bajo un cielo de agosto manchado por la lluvia tácita como el ángel que tú eras.

Ya habrá pasado todo ese futuro que sólo fue un instante de tiempo reunido durante nuestro encuentro, habrá pasado lo que nunca llegará a suceder, eso que, sin embargo, como un eje a sus ruedas nos reúne, fundiendo nuestros viajes paralelos.

Leeremos mis versos, leeremos tus cartas de hace siglos, dirigidas a mí que las besaba en una pieza roja de soltero; buscando en ellas algo, una frase invisible que pudo comenzar.

¿Por qué, me digo ahora, no fue doble tu mano, por qué callaste sílabas que hubiesen revelado el revés del amor y sus satélites, negros, en la negrura que ahora nos corona?

Pero estábamos tristes: debías regresar continuamente al punto de partida y el nuestro era un encuentro de dos seres que huyen por una misma calle a mediodía fingiendo caminar con lentitud.