Angel Del Campo

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En la historia existen héroes, antagonistas, comandantes, masas y olvidados. Pocos nombres se graban en piedra y estos son los que se convierten en las caras de los movimientos, los actores protagónicos, pero ¿qué sucede tras bambalinas? Hombres que fungieron como orquestadores después se perdieron entre los laberintos del tiempo, tal es el caso de Ángel del Campo; sin embargo, tal como un segundero, imprescindible pero imperceptible, el legado de nuestro Tick- Tack ha prevalecido y marcado la historia de las letras mexicanas. Las tendencias y los focos de atención quitaron a Micrós del reflector durante gran parte del siglo XX, haciéndolo un marco de referencia, eco de las mismas críticas petrificadas de sus contemporáneos pero no un punto de lectura para el hombre actual con preferencias a la narrativa voraz, el cual estaba predispuesto a la misma idea arraigada sobre la literatura decimonónica mexicana: poca calidad y mucha vacuidad. Sin embargo, a partir de los albores del siglo XXI, el rescate de la República de las Letras se ha establecido como una meta primordial y aquellos archivos que olían a esperanza independentista, a sombras invasoras o a refinado perfume francés se vuelven a abrir para cantar de nuevo, para ser escuchados y comprendidos como no lograron serlo antes y para que sean colgadas en sus sienes los olivos que corresponden a sus méritos como base de aquel sueño que Altamirano definió como la literatura nacional. Este trabajo filológico y editorial tiene un lugar notable el proyecto de recuperación de Ángel del Campo. Existen antecedentes de gran importancia, en antologías conjuntas como específicas de Micrós tanto como novelista, con su obra cumbre La Rumba, como cronista y cuentista con sus múltiples colecciones: Ocio y apuntes, Cartones y Cosas vistas empero, es de gran importancia destacar la colosal cantidad de artículos, cuentos y crónica que no se habían rescatado del principal medio de difusión cultural de la época: el periódico. En esta afanosa tarea muchos investigadores han dedicado su esfuerzo a proporcionar a los especialistas y, sobre todo, al público en general medios dignos e inteligibles para acercarse a esta figura excelsa de nuestro siglo XIX y seguir enriqueciendo los textos mediante las diversas interpretaciones así como al lector

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Angel del Campo, micrós, fue un escritor mexicano. Este es un estudio al respecto

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  • En la historia existen hroes, antagonistas, comandantes, masas y olvidados.

    Pocos nombres se graban en piedra y estos son los que se convierten en las

    caras de los movimientos, los actores protagnicos, pero qu sucede tras

    bambalinas? Hombres que fungieron como orquestadores despus se perdieron

    entre los laberintos del tiempo, tal es el caso de ngel del Campo; sin embargo, tal

    como un segundero, imprescindible pero imperceptible, el legado de nuestro Tick-

    Tack ha prevalecido y marcado la historia de las letras mexicanas.

    Las tendencias y los focos de atencin quitaron a Micrs del reflector durante gran

    parte del siglo XX, hacindolo un marco de referencia, eco de las mismas crticas

    petrificadas de sus contemporneos pero no un punto de lectura para el hombre

    actual con preferencias a la narrativa voraz, el cual estaba predispuesto a la

    misma idea arraigada sobre la literatura decimonnica mexicana: poca calidad y

    mucha vacuidad. Sin embargo, a partir de los albores del siglo XXI, el rescate de

    la Repblica de las Letras se ha establecido como una meta primordial y aquellos

    archivos que olan a esperanza independentista, a sombras invasoras o a refinado

    perfume francs se vuelven a abrir para cantar de nuevo, para ser escuchados y

    comprendidos como no lograron serlo antes y para que sean colgadas en sus

    sienes los olivos que corresponden a sus mritos como base de aquel sueo que

    Altamirano defini como la literatura nacional.

    Este trabajo filolgico y editorial tiene un lugar notable el proyecto de recuperacin

    de ngel del Campo. Existen antecedentes de gran importancia, en antologas

    conjuntas como especficas de Micrs tanto como novelista, con su obra cumbre

    La Rumba, como cronista y cuentista con sus mltiples colecciones: Ocio y

    apuntes, Cartones y Cosas vistas empero, es de gran importancia destacar la

    colosal cantidad de artculos, cuentos y crnica que no se haban rescatado del

    principal medio de difusin cultural de la poca: el peridico.

    En esta afanosa tarea muchos investigadores han dedicado su esfuerzo a

    proporcionar a los especialistas y, sobre todo, al pblico en general medios dignos

    e inteligibles para acercarse a esta figura excelsa de nuestro siglo XIX y seguir

    enriqueciendo los textos mediante las diversas interpretaciones as como al lector

  • mismo que formular un ejercicio de reflexin. Entre algunos estudiosos que han

    servido como parteaguas con sus ediciones estn: Mauricio Magdaleno y Al

    Chumacero en Editorial Cultura; Mara del Carmen Milln en Porra; Fernando

    Tola de Habich en Editorial Premi y UAM; y, por parte de la UNAM, dos

    publicaciones que son referente obligado: Kinetoscopio de Blanca Estela Trevio y

    El imparcial: la semana alegre y Cartones de Miguel ngel Castro. A partir de

    stas y algunas ms ediciones Miguel ngel Castro continu con la labor que

    haba iniciado desde su tesis de licenciatura, la cual haba proseguido con las

    ediciones ya mencionadas hasta llegar, por el momento, a la obra que tengo en

    mis manos y que, definitivamente, es una adquisicin invaluable al catlogo que

    poco a poco se va extendiendo sobre ngel del Campo: Obras II. Revista azul, El

    Universal, el cual se inserta dentro de la coleccin de 3 tomos sobre este autor

    que recopilar alrededor de 900 textos y est organizado a partir de la cronologa

    y el medio en donde fue publicado, rompiendo, con previa premeditacin, con el

    grueso de las antologas que estn organizadas segn un eje temtico o por

    gnero literario.

    Metodolgicamente esta obra es el perfecto ejemplo del manejo de la ecdtica

    moderna, de la cual an no se tiene manuales tan detallados y normativos como

    en el caso de los textos antiguos y medievales. Recientemente especialistas como

    Alejandro Higashi han incursionado en definir cmo debe editarse un texto

    moderno, sin embargo Castro y su colaboradora Ana Mara Romero Valle supieron

    llevar a cabo una edicin limpia, cuidada y que tiene, en la advertencia editorial,

    todas las especificaciones sobre las decisiones que decidieron tomar para llevar

    este texto a manos de todos los lectores, satisfacer las diversas necesidades pero,

    a su vez, no entorpecer o limitar por el exceso de informacin, la lectura. El

    objetivo de dar la experiencia ms cercana a las circunstancias histricas, sociales

    y culturales para entender de mejor manera la intencin del autor se ve reflejado

    en la bellsima edicin facsimilar de la Revista Moderna en donde se respetan los

    encabezados, vietas e ilustraciones originales para lograr una comunin

    sinestsica de gozo esttico y, a la vez, tener un testimonio histrico del avance

  • en la produccin, la cual modifica el producto artstico ya especializado para ese

    momento de la modernidad.

    Este tomo est dividido en las obras de Micrs publicadas en La Revista Azul a

    cargo de Manuel Gutirrez Njera y Carlos Daz Dufoo entre 1894 a 1896, ao de

    la disolucin de la misma, y del peridico El Universal de Rafael Reyes Spndola

    en 1896. La importancia de la divisin es trascendental ya que la lnea editorial del

    medio de publicacin va a definir en gran medida la colaboracin que realiz Del

    Campo. Por un lado se encuentra la revista literaria iniciadora del movimiento

    modernista en Amrica Latina, de donde se recopilan 75 textos y, por el otro, el

    primer peridico institucionalizado, medio oficial del porfiriato y abuelo del tipo de

    periodismo que se consume en la actualidad con los criticados reporters con 122

    autoras dentro de la columna llamada Kinetoscopio que firmaba bajo el

    seudnimo de Micrs, dato curioso para un momento en donde el periodismo

    apostaba al anonimato de los partcipes de plana, lo cual demuestra la importancia

    y renombre de ngel del Campo en esa poca.

    La innovacin de este monumental trabajo de investigacin cimbra, desde la

    estructura hasta en la edicin y estudios, todo lo que se tena predefinido y

    estipulado cannicamente sobre Tick-Tack. El desafo a los juicios crticos que se

    llevaban efectuando sobre el autor costumbrista, sensible, ferviente positivista

    afiliado a la corriente realista y el ejemplo ms cercano, junto a Gamboa, de lo que

    pudo ser la experimentacin zolista del naturalismo en Mxico se vuelven a

    replantear a partir de una nueva visin del autor ms all de sus crculos literarios,

    su discurso extraliterario o las opiniones de sus contemporneos, en esta edicin

    todo remonta al texto, es el origen y el final. Es por eso que en este libro se le da

    primordial importancia a los estudios, entre los cuales se encuentra el prlogo de

    Miguel ngel Castro, en donde sita a ngel del Campo dentro de la crtica as

    como sus obras dentro del contexto editorial y los 4 estudios introductorios que

    fijan su vista en aspectos dismiles de la potica de Del Campo como un ejemplo

    de multiplicidad de voces y riqueza interpretativa en estas obras:

  • En el estudio El azul de la ciudad de Micrs que se suma a la titnica aportacin

    de coordinacin y edicin de esta obra, Miguel ngel Castro va ms all de la

    simple categora de eclctico e indefinido o autor estancado en las enseanzas y

    proyecto de su mentor Altamirano para mostrar a Del Campo como un autor que

    evolucion a la par del pensamiento y la filosofa del pas. De publicar en El

    Nacional textos de corte costumbrista y realista clsico Micrs comienza a dejar

    atrs las limitantes de los seguidores de una corriente literaria desgastada por la

    imposibilidad de obtener su propsito social por la cual surgi, se vuelve un

    hombre plenamente moderno al abrazar sus ambivalencias, sus contraposiciones

    y hacerlas suyas en un impresionismo que se aleja del materialismo, de donde

    viene fundado todo el pensamiento positivista para abrazar una meta idealista. Su

    obra no se decanta para un lado, no descarta las virtudes de cada movimiento, al

    contrario, es la conjuncin de todos los polos, la unin de todas las partes y la

    pigmentacin de una prosa con todos los matices que vea pero que tambin

    perciba, l logra la conciliacin.

    La importancia de la Revista Azul es evidenciada como motor de las ideas

    precursoras de un nuevo modelo esttico que responda a las carencias filosficas

    y sociales de la poca. Su fundador y mximo cono, Gutirrez Njera, el nico

    Duque con cabida en la repblica restaurada, crea junto a Dufo un medio de

    propagacin literaria del que es pilar imprescindible Del Campo. Miguel ngel

    Castro en este ensayo muestra los rasgos modernistas de Micrs y comprueba

    una hiptesis la cual se haba llegado a insinuar pero sin la profundidad que

    merece el tema: la influencia de Gutirrez Njera en Del Campo. Con la

    participacin en la seccin Cartones, Tick-tack da el toque de pluralidad de la

    revista y muestra el equilibrio de prosasmo esttico pero de fondo realista que le

    dio un lugar aparte entre el grueso de los colaboradores, l sigue la modernidad

    descubierta por Altamirano, transitada y enriquecida por el Duque Job.1

    El rasgo que le pudo faltar a los Cartones para ser plenamente modernista se lo

    da Julio Ruelas con las ilustraciones a la edicin de 1986. El complemento y

    1 Castro, Miguel ngel. El azul de la ciudad de Micrs. Pg. 37

  • fundicin de lo visual y lo narrativo lograron una catarsis esttica y social, sin

    embargo, cuando la Revista Azul deja de publicarse por la muerte de Njera su

    sucesora, La Revista Moderna, jams admitira en sus filas a Micrs por seguir

    teniendo el vnculo de literatura-sociedad que ellos intentaban eliminar. Los

    detractores por pertenecer a otro grupo no faltaron, a la cabeza el creador de las

    Mscaras, Ciro B. Ceballos, el cual juzg que el talento de ngel del Campo no

    era nada excepcional y a comparacin de Campos o Leduc quedara en el olvido.

    Qu distinta opinin tuvieron Njera y Gamboa que exaltaban el impacto prosstico

    de Del Campo, en ese momento slo ellos comprendieron que encasillar a Micrs

    en una corriente era limitarlo, que pensar que lo mova la sensibilidad y no el

    conocimiento esttico era errneo, que leerlo a la par de Cuellar o Lizardi era

    impreciso. La riqueza de ngel del Campo con la primera etapa del modernismo,

    con sus races nacionalistas y su pensamiento de fin de siglo lo hacen

    inclasificable y por lo tanto, sin limitantes. A ms de un siglo del surgimiento de la

    Revista Azul ngel del Campo sigue demostrando porqu vale la pena abrir sus

    pginas y cambiar la percepcin que se tiene de espectador del cambio a

    generador primordial de ste.

    En el estudio a cargo de Adela Pineda Franco, titulado Intersecciones de lo local y

    lo global en la Revista Azul es un estudio sobre el campo cultural en el que estaba

    inmersa la Revista Azul. A partir de una revisin del anhelo cosmopolita del

    modernismo, sobre todo por verse como la versin hispanizada de los

    movimientos parnasianos y simbolistas franceses, el vnculo con Francia en el que

    se fundamenta todo el porfiriato por ser el equivalente de orden y progreso se ve

    truncada por el poco inters de esa cultura europea para permearse del

    conocimiento y cultura mexicana. Para Adela Pineda La Revista Azul es el

    discurso de desacuerdo por el desplazamiento del escritor a una actitud finisecular

    y no est inmerso en el campo de poder. A partir de sus necesidades se intenta

    posicionar en el centro del campo literario, que es el nico que le queda despus

    de la especializacin del trabajo como meta de la economa capitalista, pero para

    poder estar en esta esfera de elite los peridicos deban servir como medios de

    validacin del gobierno que los respalda, es por ello que la Revista Moderna se

  • inserta en la tradicin de otras revistas latinoamericanas pero no en la francesa,

    porque no existe la misma comunin de intereses relativos al posicionamiento,

    como expone Pierre Bordieu. Dentro de esta tnica cultural donde el mximo

    exponente es Gutirrez Njera, Pineda sita a ngel del Campo como la

    excepcin a la regla, Micrs es la nota discordante en la meloda gubernamental.

    Con una claridad excepcional Adela Franco muestra hasta qu punto es un mito la

    importancia internacional de la Revista Azul, el discurso manejado y los intereses

    polticos y econmicos que se esconden detrs de un movimiento tan estudiado

    en la actualidad. Desde ese panorama general en donde da las armas tericas

    para comprender un contexto histrico sita a Del Campo y muestra su

    importancia como elemento de la revista pero, a su vez, como lnea paralela a un

    hilo editorial manejado por un gobierno totalitario.

    El ensayo titulado Entre friscos de mrmol y odres azules: El Renacimiento y la

    Revista Azul: tradicin y clasicismo de Pablo Mora es esencial para comprender la

    transicin de la literatura nacionalista de tinte romntico y de manufactura realista

    para dar paso al modernismo. El artculo se basa en la segunda etapa de la revista

    Renacimiento la cual sigue buscando la mezcla homognea entre liberales y

    conservadores, jvenes y consagrados, para consolidad la Repblica de las Letras

    y fijar, a partir de sta, el espritu de lo nacional, empero con el problema de no

    cortar de tajo el cordn umbilical que segua a Mxico bebiendo de Espaa. Lo

    que problematiza Pablo Mora en un excelente ensayo es qu fue necesario para

    que se realizara la transicin entre una revista y otra, ya que ambas buscaban

    ideales desde sociales hasta estilsticos muy distintos. Haciendo un recuento

    histrico las pginas nos remontan a 1894, a los inicios de la Revista Azul para

    comprender a grupos opuestos pero que, siguiendo los valores del Renacimiento,

    convivan en armona. A partir de la comparacin desde la estructura y edicin de

    las revistas hasta su lnea editorial y colaboradores Pablo Mora hace un

    paralelismo entre la transformacin de Mxico y su pensamiento modernizado por

    medio del cambio de representante cultural y medio de difusin. El caso de los

    escritores ms complejos se encuentra en aquellos que se quedan entre las dos

    corrientes, que no se decantan por ninguna y se sitan en un punto en donde no

  • pertenecen a ningn campo y, por lo tanto, pueden ser ms crticos respecto a los

    mismos.

    La actitud parnasiana de tendencia a las culturas antiguas as como el

    afrancesamiento como modelo hizo recurrente una tnica extranjera en la Revista

    Azul despus de que el Renacimiento se extinguiera. Las numerosas traducciones

    comienzan a ser parte esencial de la revista, como es bien sabido, pero el vuelco

    que le da Mora a su investigacin es de la repercusin del mbito clasicista en el

    modernismo, el regreso de la nostalgia romntica para implementar de modelo ya

    no a Francia sino al modelo que tenan los franceses: los griegos, hindes,

    romanos y egipcios. La combinacin extica de lo divino en un tiempo donde todo

    era finisecular. La importancia de este ensayo radica en la comprensin de las

    figuras parnasianas y clsicas en toda la potica y prosstica de la Revista Azul de

    las cuales hay claros ejemplos a lo largo de su historia y, dentro de estos se

    encuentra ngel del Campo.

    El ltimo ensayo introductorio fue realizado por Blanca Estela Trevio. ste se

    titula La mirada como invencin: las crnicas del Kinetoscopio de ngel del

    Campo. Este anlisis se separa del resto, marca una lnea divisoria entre Tick-

    Tack colaborador de la Revista Azul y lo que conllevaba la misma para ahora

    poder descubrir la otra faceta de Micrs, aquella decantada por las cosas ms

    pequeas, como su seudnimo lo dice, en donde se dedica a observar y redactar

    para un peridico oficial en su columna Kinetoscopio. De manera anecdtica,

    como charla en un caf, Trevio narra la historia del kinetoscopio o vistas, un

    artefacto asombroso e innovador y su impacto en ese momento. A partir de ese

    suceso impact la literatura y sta se llen de referentes a dicho invento. La

    columna apareci poco despus en doble autora con Urbina hasta que se limit a

    su sola colaboracin. En sus artculos y crnicas existe todo lo que intent dejar

    atrs para la Revista Azul: hay crtica social, acontecimientos cotidianos y

    referencias a los odiados reporters, pero siempre cindose a una realidad: la

    urbana. Blanca Estela propone que mediante la narracin de la ciudad a partir de

    la mirada del cronista ngel del Campo l crea la ciudad y, a su vez, a su

  • habitante. Las mltiples visiones que llevaba desde el ttulo de su columna fueron

    plasmadas y se juega desde el mbito discursivo y la experimentacin de las

    formas, acercndose a una conciencia esttica modernista, hasta los ngulos

    sobre la temtica y punto de vista que expondra en cada uno de ellos. El ngel

    del Campo sumido en la inmensidad de una ciudad ajena como Chicago a su

    vuelta se apropia de la Ciudad de Mxico para transformarla y darle el brillo de mil

    cristales pero, a su vez, la reinventa para que resplandezca en un aspecto

    diferente sin embargo, deje en penumbra y en sombra otra particularidad. l, como

    cronista, se debate entre los conceptos de veracidad y realidad a los que estn

    relacionados los reporters y a su subjetividad e intereses personales para narrar

    ms all de hechos aislados o acontecimientos que l crea sin importancia. Para

    Micrs la crnica es una ventana a la vida2 y para disfrutarla se pona a observar.

    De ah el cambio de juicios, el vituperio o el elogio, el orgullo y el desprecio, la

    inclusin y la supresin de s mismo en las esferas que observa, dependiendo el

    cristal con que se mire.

    Con una afiliacin al realismo pero dueo de su propia esttica Del Campo se

    sirve de todos los elementos disponibles para describir ntegramente los

    elementos que conforman la sociedad y, a partir de estos, definirla. Sin embargo,

    no se limita con el exterior, con las causas materialistas y cientificistas, se

    preocupa del interior, de las conciencias, del trasfondo y eso hace que sus

    crnicas, tan breves como son, tengan dentro una fuerte carga de significancias.

    Sus propsitos son distintos que en los cuentos, empero no puede desvincularse

    del paso hacia el modernismo que ha dado, por eso su crnica est plagada de

    elementos retricos propios del movimiento y de un sentimiento de hombre

    moderno que sabe de la importancia de su trabajo pero cree en la renovacin del

    mismo para no entrar en decadencia. Blanca Estela Trevio, en un trabajo

    extenuante, representa la visin de un hombre de transicin y cmo aplica su

    ideologa a un gnero tan polifactico como la crnica pero que, a su vez, est

    ceido al medio editorial que lo envuelve. De forma muy clara hace un recorrido

    entre todos los niveles del pensamiento microsiano para abrir los tejidos hechos 2 Del Campo, ngel. Cit. Por Trevio, Blanca Estela. Pg. 75

  • de palabras y retazos de papel de plana y ver en el interior de un gobierno

    estancado, de un pueblo en formacin y de unas conciencias perdidas en la

    inmensidad de la crisis de la modernidad, que es en donde radica el mximo

    mrito de la crnica de Micrs.

    Mediante estos estudios introductorios interdisciplinarios y kineidoscpicos se

    deja al lector con las bases tericas, crticas y contextuales necesarias para llegar

    a un segundo nivel de lectura, ms all de lo anecdtico, e identifique por s solo,

    haciendo un ejercicio de reescritura, los aspectos relevantes y caractersticos

    dentro de la extensa obra de Micrs. Slo de esta forma, con los elementos dados

    y la lectura realizada se puede desafiar y replantear los conceptos que se crean

    inamovibles en el canon literario respecto a este escritor tan prolfero pero tan

    poco ledo y comprendido.

    Mediante la recuperacin de ngel del Campo se hace accesible el conocimiento

    de este pilar de las letras a los mexicanos. Esta edicin lucha en contra de la

    adversidad que tanto tema Njera al decir que escribir para peridico es crear

    para el olvido. A partir de la ardua labor de los investigadores y colaboradores a

    cargo de Miguel ngel Castro el da de hoy estamos ms cerca del siglo XIX,

    tenemos un panorama ms claro y, de esa forma, una visin ms justa para

    aquellos hombres que nos legaron la posibilidad de una tradicin literaria

    mexicana de lo que hoy llamamos la Repblica de las Letras.