Andreu Viola Viva La Coca, Mueran Los Gringos. Movilizaciones Campesinas y Etnicidad en El Chapare,...
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7/26/2019 Andreu Viola Viva La Coca, Mueran Los Gringos. Movilizaciones Campesinas y Etnicidad en El Chapare, Bolivia.
2/62
BIBLIOTECA
DE
LA
UNIVERSITAT
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: movilizaciones
campesinas
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antropologia
soial
cultural
I
)
Noles
Bibliogratia
r
cuhu."l
i Hislrria
d Amrica
i
Africa
A
la
pofada: DePartamenl
Anropologr
ISBN
84-475-2490-6
L Universitat
de
Barcelona
Deparamenl
d
Antropologia
Cuhural
i Histria
d'Amrica
i d'Africa
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Ttol
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(Bolvia : DePalament)
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Primera
edici:
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O 2001
Andreu
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fanarn.nt
a'e.nropotogia
Cultural
i Hisrd'ia
d'Amrica
Atirca
Uni ersitat
de
Barcelona
Facultat
de
Geografia
Histdria
c/
Baldiri
Reixac
s/n
08028
BJJcelona
Producci:
Publicacions
de la
UB
ISBN:
84
475 2620-8
DiDsrt
ee l
B-41
15 0 l
tmpressio
diciones
Grfico5
Re,
S
L
Administraci
de
a Publicaci:
PSLICCTOITS
OE
LA UNIVERSITAT
DE
BARCELONA
Cran
Via de
les Cofls
Catalanes
585
0800?
Barcelona
t
Resumen
Introduccin
El boom de
la coca, a militarizacin
del Chapare
y
la respuesta
campsina
El sindicalismocampesino
en el Chapare
El nuevo iderazgo:
Evo Morales
La
guerra
meditica
La
poltica de alianzasde los cocaleros
Las candidaturas
lectorales e
los cocaleros
La articulacin
de un discursocontrahegemnico
El recurso a
la dentidad indgena
De colonizadores
orginarios
Culturas,
dentidades esencias
Conclusiones
Vocabulario de
voces ndgenas
Bibliografa
5
1
2l
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Viola Recasens,
Andreu
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la coca.mueran o\
gringosl
: nrol i l izaciones ampesinas etnicidrden
el
Chapare
Bolivia) (Esrudis
antropologia ocial cuhurl
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A la
porada:
Depsrtmenr
Anrropologi Cuhural i Hislrrir d Amrica i Afric
ISBN 8.1,.175 190
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U.nivcrsital
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Cultural i His()ria d Amric
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(Bol vi
:
I leparamenl)
SUMARIO
Resumn
Introduccin
El
boom
de
la coca,
a
militarizacin
del
Chapare y
Ia respusta
campesina
El
sindicalismo
ampesino
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el Chapare
El
nuevo
iderazgo:
vo
Morales
La
guerra
meditica
La
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de
alianzas
e os
cocaleros
Las
candidaturas
lectorales
e los
cocaleos
La
aniculacin
e un
discurso
ontrahegemnico
El
recurso
a la
idntidad
indgena
De
colonizadores
a orginarios
Culturas,
dentidades
esencias
Conclusiones
Vocabulario
de
voces
ndgenas
Bibliografra
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ser reprodu'ida.cnnagatremad ni lrnsmesa
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Primer edici: desembrede 2001
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Depararnenr d Ankopologi Cuhural i Hisrdria d Amrica i fiica
Universi t t
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Fcullai de Geografi i Hirria
c/ Bldiri
Reixc s/n
08028
Barcebn
ProdDc.i: Publicacionsde la UB
ISBN:
ltl
,175
2620 I
Dipbsil Lcgal:B
,f3.135
l
Impresii: Ediciones Grdficos
Re
5.1.
Adniirraci de a Publicaci:
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Gran
Via
de les Codr Catalanes. 85
08007 Barcelona
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RESUMEN
Esta obra analiza la respuesta de
las
organizaciones
campesinas del
Chapare
(Bolir.ia)
ante la militarizacin de
la regin
emprendida
a
par-
tir de l98ti
por
las administraciones
boliviana
y
estadounidense con el
propsito
de erradicar los cultivos de coca.
Dicha respuesta ha incluido
la adopcin de un
nuevo
discurso
de contenido ms etnicista, convir-
tiendo la defensa de los cultivos de coca en una apologa de la identidad
indgena. Esta situacin, aparentemente inslita en una
poblacin
de
colonizadores a la
que
se
perciba prer'iamente
como desaxraigada cul-
turalmente,
lleva al autor a cuestionar determinadas interpretciones de
la etnicidad
y
a explorar
los
complejos
meca.nismos a travs de los cua-
les se constnrven ls identidades tnicas.
RESUM
Aquesta obra aralitza la resposta de les organitzacions camperoles del
Chapare
(Bolvia)
enfront de la militaritzaci de la regi impulsada
pels
goven)s
bolivi
i
dels Estats Llnits a
paxtir
de 1986 amb el
propdsit
d'e-
rradicar els conreus de coca. Aquesta resposta ha inclds
I'adopci
d'un
nou discurs amb un contingut ms etnicista, convertint la defensa dels
conreus de coca en una apologia de la identitat indgena.
Aquesta situa-
ci, apa-rentment
nsdlita en una
poblaci
de colonitzadors
percebuda
prviament
com a culturalment desarrelada,
port
I'autor a
qestionar
determinades interpretacions
de I'etnicitat i a explorar els complexes
mecanismes a travs dels
quals
es
construeixen
les identitats tniques.
ABSTRACT
This
work
examines the response by
peasani
organizations of the Cha-
pare
relion
of Bolia to the militarization by
the
Bolian ard US
governments
intended for
the erradication o fthe coca crops since 1986.
This response has inclucled the adoption
of an ethnic discourse
thai
links thc defence of the coca crops with ar exaltation of Andea indi-
genous
identity.
This appcarance of this discourse, seemingly
unprece-
dented in a settler's
population
previously perceived
as culturally upro-
oted, is taken as a
point
of departure for a
critique
of some
interpretations
of ethnicity, and for exploring further the complex
mechanisms
involved in the construction of ethnic identities.
-
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INTRODUCCIN
"Kdusach?n
coca,
uauchun
g1igos./"En
quechua, iviva
a coca,
mueruros
gringosl")
Consigna on
la
que
se cielran todos
os dig
cursos comunicados
e as organizaciones
arnpesinas
el Chapare.
A menudo
el resultado
nal de una
investigacin antropolgica
puede
estar muy alejado
de las expectativas
o intenciones
preas
del
autor.
Est situacin
puede
ser
vida sobre el terreno
con notble arsiedad,
al
producir
la inquietante
sensacin
de
que
la investigacin
en curso
(como
si esuviem
dotada de
una voluntd autnoma)
se le esl
yendo
de las
manos a su autor, sin
embalgo, sus
esgos
potenciales
son
menos
peli-
grosos que
una actitud
dogmtica
e inflexible, dispuesta
a olentax
el
material etnog.fico
para
hacerlo encqiar en unos
esquemas o
hipfesis
pre-establecidos.
La claxi\'idencia de
Malinowski
y
su especial
preocu-
pacin por
la honradez
metodolgica de
la investigacin le llevaon
a
subraya.reste punto en la magistral introducci n de os Argonautas. . .
"Si
alguienemprcndeuna expedicin,
ecididoa
probar
determinadas
ip-
tesis,
y
es ncapazde cambiar
en cua.lquiermomento sus
puntos
de
vist
y
de desechalos
e buena
gana
bqjo el
peso
de las evidencias, o
hace alta
decir
que
su rabqtono tendrningn
valor
Cuantos
ms
problemas
e
plan-
tee sobre a marcha,cuato
ms
se acostumbre
a arnoldarsus
eoas a
los
hechos a
ver
los rlatos
como capaces e configurax ula eoa,
mejor equi-
pado
estax
aa
su trab4o"
(Malinovr'ski
1922]
1973:32).
El
planteamiento
inicial de est nvestigacin consista
en analiza
el
funcionamiento de las orgajrizaciones
sindicales campesinas
en
los
valles de Cochabamba.
Sobre el sindicalismo campesino en
Bolivia
exis-
ta
una nutda literatura de estudios antropolgicos,
sociol$cos
e his-
tricos, pero me pareca edente la necesidad de resax los plartea-
mientos tericos
que
haba.n nspirado
la mayoa de estos estudios,
que
en su
prctica
totalidad habar sido
publicados
en el
peodo
compren-
dido entre frnales de los sesenta
y
la
primera
mitad de los ochent;
y
adems, estba muy centrados
en los aos de
gobiemo
del
Movimien-
to Nacionalist Revolucionario
(MNR)
y
del
General Barrientos
(1952-
-
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8 Andreu
Viola
Recasens
1969),
mientras
que
as
pocas obras
que
recogan
a evolucin
postenor
de
las
organizaciones
carnpesrnas
dejaban
de
lado
los
valles
quechua-
hablantes
y
focalizaban
su
atencin
exclusivamente
en
la
corriente
katxista
surgida
en
el
altiplano
avrnara'
Lo
ms
curioso
""
q," In'""tt*
numerosas
oces
entre
la
intelec-
t"uliJrJlo"
proclarnbatt
la
obsolescencia
del
sindicalismo
agrano
"o.oi,-."t.^*todeorganizacinyrepresentacinpoltica.delcam-
"""*J.
*O*t
V
reclamaban
el
retomo
al sistema
de
autoridades
o n -
;;;;;;.;^
-;zaciones
de
los
sindicatos
de
productores
de
coca
"ii.oi""
a"
Cochabamba
dquian
diariamente
un
creciente
prota-
g.-"-".
".1.
peridicos
y
los
informativos
televisivos'
y
sin
ningn
i""."
O"
uu-"e
haban
convertido
en
el
principal factor
de
agitacion
social
del
Pas
Sorp."i
d"rrt"rnente,
a
gran magnitud
del
movimiento
campesrno
o"J""
iuiu
g""t"o en
el
Chapate
desde
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de
a
dcada
de os
ile"
ta;-".ae;u
nuu"t
ut*iao
apenas
a
atencin
de los
cientficos
"."i"",
"tit.
"i
r,ubiera
legado
con
demasiado
etraso
cuando
cierta
ii,"r""i"diara
t.
haba
certifrcado
oficialmente
la defuncin
del
sindi-
"Ji.-
"r-p""ito
y en crculosacadmicos e considerabaun tema
;;;;;
;;;r';1
o
t .,bi".u
".i"tutizado
en
una
regin
equiaocad'a
es
a'uc
en
una
regin
aparentemente
sin
historia
y
caxente
de
las
reso-
.l"ir"
,"f,f,"r"
v
ancestrales
que
tanto
fascinan
a
muchos
estudiosos
it'""*p""*.O""andino)'
As,
mientras
que
ls
libreas
de1
pas
se
;;;rr#;
nundadas
a
partir
de
los
anos
ochenta
de
publicaciones
;;;;;i.;*
como
a
produccin
de
hoja
de
coca'
el
naxcotr'fico
su
incidenciaentaeconomanacional,labibliograasobreelmovimiento
"-"p"ai".
Ja
cnapare
era
nexplicablemente
xigua:-en
ontreto'
has-
iu
^iiuAo"
a"
ru dcada
de
los
noventa
la literatua
disponible
se
imi-
oUu
u
,.""
ouuos
(un
artculo,
una
Tesis
de
Maestra
ndita'
y
un
libro
elaborado
exclusivamente
a
partir de
fuentes
secundaxias'
sin
trabalo
e campol p,tficados o presentadosen el extrareroy quehaban
teni-
do
muY
Poca
difusin
en
el
Pas
Pero
el
aza
qurso
que
c
-
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7/62
l0
Andreu
Viola
Recasens
los
cocaleros
y
el
gobiemo
de
Paz
Zarnora
1989-1993)
mas
dialogante
"r" ",,r
o."""""o.1
y
sobr"
todo,
que
sus
sucesores-
aba
entrado
en
ffi iJsJ;;.elaii-va
iranquilaao
l'a
ecisin
de desplazax
mi
mbito
de
""*Ja
Chapaxe
ndudablemente
me
obligaba
a introducir
algunos
""*i."irrt"*Aentes
en
el
planteamiento
genera.l e
la
investigacidn
;;;;;ilfuica
del
trabaio
de
campo'
pero
despus
de
todo'
Lste
replarteamiento
no
consista
tanto en hacer tabula rasa como en
,."
ori*t-tOn
respecto
a
las
motivaciones
que me
haban
llevado
r^"i".
i."
""U""
oe
Cochabamba'
Dicha
eleccin
no
obedeca
exclusi-
lru-"".,t"
u
que
el
sindicalismo
campesino
hubiera
nacido.y
alcanzado
",rr*"i-*"o*depodersocialypol t icoendicharegin'sinoque
in
i*pfi"uUa
un
explcito
y
deliUetado
echaz
a
la
tentacin
de
"u",
un
to
qn"
poAramos
lamarla
re
ductio
ad
Tawantittsuyum
(o'
en
;;-;t.#
uer
(1997:87),
a
"alucinacin
ncaica")'
es
decir'
la ten-
"*Jp".
p"tt"
de
to
qtte
Stam
(1992)ha
denominado
arrdl]t-t,smo"
il;iirrr;
"discurso
andinista",'a
exotizax'
eificax
y
esencializax
a
"rii"*
a"r
".-p"sinado
andino
contemporrneo
itundola
en
un
espa-
cio anacrdnicoo inclusoatemporal'
Precisarente
ue
On
Starn
quien desencaden
na de as polmi-
ca"rmcrispadas
de
a
historia
reciente
de
os
estudios
a'ntropolgicos
sobrelosAndes,aldenuncralenSuaxticulo(Stam1992)dicho..andi.
ni"^o;l""t"t
Ol"ndo
por
tal
una
variante
ocal
de
exotismo
esencialis-
;;;
;t;;"",
similar
al
orentalismo
postulado
por
Edrva'rd
Said)'
i"""."i.
que
dicho
autor
detectaba
en
buena
parte de
Ia
literatura
"*ogr,fr*
"oUr.
los
Andes
peruanos
publicada
durante
as
dcadas
e
f."
" i"*"
t
f."
.chenta
Para
Starn,
a obsesin
de
muchos
antropIo-
go"
po, U it"riuO
y
las
esencias
recolombinas
e
haba
raducido
en
i*u?o"irr"iOn
"asi
exclusiva
de
as
nvestigaciones
n
poblaciones
de
indios
p?ros,
referiblemente
monolingiies'
y
en
una
marginacin
casi
absolutade otros actoressocrales omo los ch'oos'os mestizos
y
los
"^*p""i"""
ms
"aculturados"
(como aquellos
que constituyen
Ia
t^n"u
-uyou
de
la
poblacin
de
la
siena
norperuana)
En
conse-
"r"..1"
"
^n"ctiva
iandinista"
haba
privilegiado
la bsqueda
qui-
;d";;"
"o--uoiouu,
aisladas
e
"intacts"'
y
de "supervivencias"
incaicas
(a
costa
de
minimiza
los
cambios
sociales,
a
dependencia
econmica
y
el
sincretismo
cultura.l
entre
el
carnpesinado
andino)'
y
F
Fi
B
E
E
E
B
F
t.
t1
t:
l
t,
t)
.
t:
.':.
l,
i
' ' . :
i-
t'
"
Vva
l,ctCoca,
mueranos
grngos " I
haba sobredimensionado
temas como
la reciprocidad,
los
rituales de
origen
precolombino
y
el maneio
vertical
de
pisos
ecolgicos.
La traduccin
castellana
de dicho a.rtcuto
ue
publicada
en
1992
por
la revista
peruana
Aponchis, acompaada
de las respuestas
(algunas
de
ellas realmente
colricas)
de diversos especialistas
en
etnologa
andina.
La mayoa
de las rplicas se
concentrabar
en dos
problemas
haxto edentes, admitidos posteriormente por el propio autorl. Sin
embaxgo,
esulta
innegable
que
a denuncia
de Starn
no careca
de base,
como
lo demuestra
la distribucin espacial
extremadamente
desigual
de
los estudios etnogrfrcos
realizados en
la Bolia andina
durante
los
timos
treinta aos: bastaa
con comparax
el abismal desequilibrio
entre
a abundanciade
estudiossobre os
aytts del Norte
de Potos
y
el escaso
inters
que
el carnpesinado
chapo.co
caslellanoparlante
del
cercano
departamento de
Taxija
(por
no mencionar
la curiosa
escasez
de monografas
sobre
pueblos
de
mestizos en toda
la sierra)
parece
haber suscitado
entre los antroplogos
bolivianos
y
extranjeros
para
confirmax esta aseveracin,
Al llegar a Cochabamba
n 1991,
ude
escucharel mismo
comenta-
o tanto en crculos acadmicoscomo en el mundo de las irstituciones
de
desarrollo rural:
Qu
haca rur antroplogo
como
yo
en Cochabam-
ba, erritorio ms adecuado,
en su opinin,
para
socilogos,
donde
no
haba nada
que pudiera
investigax -exceptuando,
tal vez, a
las tribus
Yuraca
del interior del Chapard-
eniendo a
mi alcance un
verdadero
paxaso
etnogffico como
el Norte de Potosi?
Estos comentaxios
refle-
jaban,
en el
fondo, el exosmo esencialista
que
ha
cultivado
nuestra dis-
ciplina durante
dcadas,segn el
cual las cultuas
ms remotas
y puras
har sido consideradas
ms dignas de estudio
(y
sus analistas,
merece-
dores
de mayor
prestigio)
que
aquellas ms accesibles
o ms familiaxes
(Jackson
1995:19).
La magen
populax
del
Norte de Potos, odava
hoy reproducida
en
ciert literatura etnogrfica, es a de un parque temtico precolombirc
Z
i
L Por ua
parte,
Stn minimizba la
produccin
ral de estudios
(especialnente,
de
autores
pema-
nos) sobe
terns como economa canpesina
y
movimientos
poltico,
as como diversas
citcas
preas
de otos
autors al esencialisno ahistrico,
y
en segundo ugar, el razonarniento
de dicho
autor le llevaba a
fonula algunas ntrpretaciones
muy discutibles sobre la relacin del
cmpsi-
nado andino con Sendo
Luminoso,
que
el tiempo se
ha encagado de desmenti.
-
7/26/2019 Andreu Viola Viva La Coca, Mueran Los Gringos. Movilizaciones Campesinas y Etnicidad en El Chapare, Bolivia.
8/62
l2
Andreu
Viola
Recasens
enelquesehabanconseryadoconunanotablepureza(tantomssor.
Drendente
eniendo
en
cuenla
ta
promidad
espagial
.d9
i;ha
leSrn
;;#;;';;;
Rico
de
Potos,
el
centro
neur'lgico
el
sistema
colo-
,ri""pr".r, t
h**
cierto
punto, el
motor
de
todo
el emergente
iste-
-l"lit"it"i"
^r.dial)
mds
los
rasgos
culturales
considerados
como
Auoiiorio"
a"
fo
*dino:
fnkzs
o
batallas
ritua'les'
sistemas
simblicos
;;;;;;;, archipilagos verticales' i":9nii*:,:11:t*
les como
os
Jiloqaas,
ompre
melodas
pentatnicas
nterpretdas
i-
^"*"
o"'si/czs,
el
culto
precolombino
"1"
P" yT ::::::
i"ni*
(espritus
de
los
antepasados)'
por
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li:Ttp*
1""i"
.""ip-"iud.
Dicha
imagen
debe
ser
rechazada
categricarnente'
no
slo
por
ofrecer
una
concepcin
reduccionista
e
idealizada
de
la
'n*
'*0t""",
sino,
sobre
odo,
por su
caxcter
ahistrico:
a.margi-
#;;;i
N;;;
"
oto"i
""
tu
u"tualidad
no
es
en
absoluto
el.resul-
do
a"
un
secular
aislamiento
ni de
una
supuesta
"resistencra
al
capl-
talismo',
sino
por el
contrano,
de
su
antigua
e intensa
nculacin
con
aquI.
'
Lo"
og^
norpotosinos
(los
de
Chayanta'
en
particulax)'
entre
firta-
1"";;i;ici*. xvlli y del xlx se conrrieron en los
principales
produc-
t.J"
"""t"ur""
L
toda
Chafcas/Bolia'
y protagonizaxon
una.exrf,osa
;;;;;;;;;;*ercial
con
los
hacendados
e
cochabamba'
a
los
cua-
i".
-*or-*ot
de
los
principales
mercados
nacionales'
y
-diversos
.'"*14".""
O"
a
poca
es
descban
omo
os
ndgenas
mis.ricos
;Ml#;;i;"
(coaov
1990:27)
Pero
esta
situacin
se
vea
drs-
ti".*""i"
"ft"atu
u
"u*u
de
factores
como
la
apertura
del
mercado
intemo
boliano
a
las
impofiaciones
procedentes
de
Chile-
ras
a
Gue-
;il;;;rt-,
v
la
inucin
ecolgica
provocada
por la deforesta-
"lo"
*"..""rii
por
parre de
aattus
como
los
JukumanT
(qT
::
esee-
;.;lr;;;
"r,
tu
rr"nt
-"
combistible
vegetal
a
los
centros
-mineros)'
proceso
agravado
por
un
espectcular
crecimiento
demogrfico
desde
"*"i.-"? "iJr. xIX, quedi lugar a
una
creciente
intensificacin
de
fr
"glrf,*"
(ieduccin
de
los
barbechos)'
y sta'a su vez' a conse-
;;";;
"o-o
,tnu
i-p*utle
erosin
y
un
acelerado
fraccionarmento
de
as
parcelas
Godov
1990:31-34)
-
.
En
cambio,
el
campesrnado
qochod
cochabamino)',
no
poda
remontarseaunosogenestarrprstinoscomolosya?sdlaltiplano'
;;;;G
desciende
de
migrantes
de
los
restos
heterogneos
e
las
"
Vva
e
Coca,
mueran
,tts
ringos "
3
colonias
de mitxnaqkuna
instaladas
en
la regin
por
Wayna
Qhapaq
poco
artes de la conquista
espaola
Wachtel
98l),
y
sobre odo,
por
la afluencia
masiva de fugitivos
de la
mita minera
de Potos
durante
los
siglos
X\II
y
X\{[); segn
a interpretacin
dominante
en
Cochabamba,
la mayor familiaridad
con la cultura
castellano-criolla
(fomentada
por
una
temprana
nsercin en
a economa
de mercado
y por
las
migracio-
nes estacionales) haba generadoun campesinadoculturalmente ,s-
lizo
y
bilinge2;
y
todava
ms,.
no solamente sera
muy tenue
y
borrosa
su identidad
cultural
quechua,
sino
que
segn algunas
opiniones
ni
siquiera
merecera el calificativo
de campesino
strctu
sensu,
prrcsto
que
histricamente
ha compaginado
el cultivo de
sus minsculas
cha-
cras con todo
tipo de actividades,
como
la migracin estacional
a
las
minas del
altiplano, a las salitreras
de Antofagasta,
a la zafta
en el Noro-
este axgentino
o en Sant
Cruz, la artesana,
la elaboracin
y
venta de
chicha,
el trab4io asalaxiado
como albail
en Cochabamba
o Buenos
Aires,
y por
supuesto, el
trabAio agcola en
el Chapare o incluso
la ela-
boracino transporte
de
pasta
basede
cocana.Despus e odo,
como
me decauno
de los
padres
de
la Reforma Agraria de 1953,
Cmo
se
puede
ser
"campesino-campesino"
on nicamente 5.000
metros
cua-
drados de tierra -caso de
numerosos minifundistas del Valle A]to-?
A diferenciade
a
distancia
mucho mrsgida
quepodemos
aprecia.r
en La Paz entre
las
clases
medias urbanas
y
la
crlta
aymaxa,
en
Cochabamba
arecea
haberse
producido
cierta
folklorizacin
de la
cultura
quechua,
absorbida
y
diluida dentro
de la
"mestiza" cultua
regional.
Pero en realidad, el
proverbial
"mestiz4ie"
cochabambino
constituy
un
proceso
histrico mucho
mis complejo
y
tortuoso
de lo
que
supone el
folklore regional. Durante
la colonia, se haba
generaliza-
do entre
la
poblacin
rural del departamento
una estrategia consistente
en empadronarse
omo
"mestizos"
aa
eludir la contribucin
ndgena
(puesto que para
la administracin
colonial, las categoras "indio"
y
"tri-
butaxio" eran equivalentes),
pcin relavamente
asequible
desde el
prnto de sta legal para los numerosos forasteros establecidos en la
2. De hecho, segn mis interlocutores
urbanos, el campesinado
vallrno sera
mrsbin hablante de
quecha|,
ral sea el
grado
de
conhminacin de su
habl4 aunque nadie
pareca querer
dIse
cuent de
que
el castllano cochabanbino
-incluso
el de las
clss mdias_utiliza
habitulmente
cintos de
presta.mos
xicos o incluso
construcciones
Srarnaticales
del
quechua-
-
7/26/2019 Andreu Viola Viva La Coca, Mueran Los Gringos. Movilizaciones Campesinas y Etnicidad en El Chapare, Bolivia.
9/62
14
Andreu
Viola
Recasens
regin.
Pero
la
principal
sea
de
identidad
de
dichos
"mestizos"'era
su
""Ti"t"'i""J
"
"o-ttibttt"io"'
cuando
en
1?30
a
corona
decidi
realizar
un
nuevo
censo
en
la
regin
paxa e'](t:nd:r
e1'tri:11:^a-muchos
u"^"""i"""-
-""ttzos
y
cubr
as
a
prdida
de
tributrios
provoca-
;;;;;;;ilus,
se
prodqo
*u
g'un rebelin'
con
diferencia
a
ilLJ i-port-tt" de la historiacolonialde Cochabamba'
En
eambro'
en
,ui.J"
"
*ot"a'dores
cutturales'
la
identidad
de
dich::
T"""::"
"tu
^""a"
J"-;tS,"'
obs"*udo'""
corno
el
intendente
viedma
a
finales
]"ru;"*i;'".*.1-"li'"T,'Jl.'ff
i*HH:S;:ff
l::
eran
monolingiies
o
apenas
saD
#''
;;;;;0""
"
rnt-tv
dificil
distinguir
su
indumentaxia
de
la
de
los
ndi,os
Grieshaber
985:51-53)'
En
cualquier
caso,
el
discurso
regional
cochabambino
sobre
el
mes-
tiraj;'";;J;;-;"nt'u'
"o
"ti"i"
al
Licio
de
la
dcada
de
los
noventa'
antelacrecienteaceptacronporpartedelaFederacincampesina
departmental
de
un
discurso
etnicist
tan
t'Ui"l
"tT-:l:l:.n"Ot*
#;il;;;.s
antes
los
intelectuales
katarirstas
aymaras'
incluven-
il;;;;" *calificaciones contra los Q'ot?s v consignas
de
retor-
ii
;;"i;;*
;smico-telrica"
precolombina.
En
1992,
con
motivo
de
os
actos
de
protesta
contra
celebracin
del
Quinto
centenario
del
encuenfro
o
encontronazo
de
cvlt)tas'
pudo constataxse
que
aquella
no
era
una
iniciativa
ai"fuAu
a"
u"o"
c''aotos
dirigentes
radicalizados:
el
12
de
octubre,
Cochabamba
tue
ocupada
simbIicamente
por ms
de
20.000
ampesinos,
a
mayora'venes'
estidos
con
ponchos
y
c/'11J?'s'
portandoWipkalas,haciendosonatpututus,ygritandovivasaTupaj
i#,
",
fi..
.r.u
A"
lu
g.-,.e"tin
de
1?81
ue
por
cierto,
haba
i"rlio
uo
"""*o
"eguimiento
en
la
regin-'
-?;v;;;;",
e"n
u
estudio
sobre
el
nacionalismo^Mavacn
Guate-
mala
(Warren 1998)
comenm
su
experiencia
en
diversos
seminarios
que
ffiil;;;;;;;;iJtales indsenasaan*oprososi9*a:::T?:'
.u";"*
*"
los
antropIogos
defendan
una
perspectiva
constr"ucclo-
.*
"
rr
identidades
tnicas,
los
idelogos
del-nacionalismo
maya,
;;;;;"rtt"
cojt,
consideraban
que
el
papel de
la.antropologa
;;;
;.""t;rt
",.'
s'-ubravar
as
contin;idades
histcas
de
l
"cultura
i,l^rlJ".a"
rt
era
precolombina
hasta
nuestros
das'
resaltando
sus
esencias
atemporales:
"
Wva
la Coca, mueran os
gringos " 15
"One
rony that stood out after these
ectures was that Nort American
anth-
ropolog/
is
exploring constructionist
perspectives
on ethnicity
at the
very
moment Mayas were aticulahng a nationalist essentialism.
Demetrio Coit
Crxil wanted me to do what I could nol be a culhral
archaeologist or
eth-
nohistorian
who
finds continuies and,
whtever their current signication,
argues hat they ae the
Maya
cultue
core
(...).
On tis issue, the
ethnic
pro-
jects
of
Maya
and
North Americar antlEopologies seemed difncdt
to recon-
cile" (Warren1998:77-78).
Despus de
varias dcadas de una
"etnografa
de salvamento" orien-
tada a
poder
documentax
paxa
la
posteridad
aquellos 'mundos
que
desa-
parecan'
-por citar el ttulo de rna
famosa serie de documenta.les etJ:to-
grficos-,
capturando aquella alteridad cultural
que
pareca
estax
escurrindose entre sus dedos, la antropologa
(o
por
lo menos una
pax-
te de sus
practicantes) parecera
haber l'uelto a encontra.rse desubica-
da ante
la reaccin aparentemente impresible de muchas sociedades
indgenas,
que
lejos de
verse
reflejadas en el nuevo vocabulario de nues-
tra disciplina
(desterritorilizacin,
culturas hbridas, dispora...)
pare-
cen
haber optado mis bien
por
una reificacin de sus culturas, ta.l como
ha sealado con su habitual iona Mashall Sahlins:
"...the
distintegration of the cultual object seems o mary arthopologists
rvolse tha ever. Confronted by the appaent disappearanceof the old anth-
ropolog-cultues, the
rareckage
of coherent logics ad denite boundaries
appreciably effected by e
passage
of the
World
System, hey ae tempted
to succumb to a
postmodem panic
about the
possibty
that aything
like
"a
cture" actually exists.
This
panic
just
when
all about them the
peoples
ae
talking up
their
"culture".
Now
everyone has a culture; only the antropolo-
gists
could doubt
t."
(Sahlins
1999:XX).
Is consecuencias de este desencuentro no son en absoluto anec-
dticas,
puesto que
la
primera
reaccin de muchos lderes e idelogos
indgenas ante los an.lisis construccionistas de la
etnicidad
puede
ser
la de sentirse retratados como unos impostores y creer que dichas inter-
pretaciones pretenden
resta-r
legitimidad a las reivindicaciones de sus
pueblos,
situacin
que
ha contribuido
a reaviva.r durante la ltima
dca-
da el debate sobre las implicaciones
deontol$cas
y polticas
del tra-
b{o de campo
(vanse,
entre otros, Agier
(1997);
Albert
(1997);
Field
(1999);
Lattas
(1993);
Warren
(1998), y
Wittersheim
(1999)).
Un ejemplo
extremo de este ca.rcter
Dotencialmente con-flicvo del encuentro
-
7/26/2019 Andreu Viola Viva La Coca, Mueran Los Gringos. Movilizaciones Campesinas y Etnicidad en El Chapare, Bolivia.
10/62
l6
Andreu
VioLa
Recasens
entre
una
antropologa
desmitifcadora
y
unas
identidades
indgenas
auto-*l'c'da"seralapolmicasuscitdaporlapublicacindeuna
o-t
-Ut.g.
ftt
O"
ta clebre
lder
indgena
guatemalteca
Rigobert
Men-
il;"-";;
por Dad
Stoll
(Stoll 1998)'
cuvos
ecos
han
trascendido
"-pfir
"","
los
conhnes
de
las
habituales
discusiones
acadmicas
*r.
n
eoti""
y
kt
pottca
de
la
etnografa'
y
han
tenido
rna
grar
resonancia
en
la
prensa internacionalr'
.''l""puJ,
O"
"",restar
a 120
personas
relacionadas
con
el
pasado
de
M";"h;;
de
diez
aos
de
trab4io
en
archivos'
Stoll
ha
podido..docu-
mentar
de
forma
poco mnos
que inapelable
que
diversos
episodios
de
Me
Uamo
Rigoberta
Men'chti
'
estn
plagados de
inexactitudes'
exage-
.aclon.s,
o
inclt
so
falsedades,
como
la
repetida
afrrmacin
de
no
haber
ido
nn
t"u
u
tu
u""uela
y
no
haber
aprendido
a leer
y
hablar
espaol
has-
ta ea
aOntta
En
realidad,
segn
los
datos
y
testimonios
apofados
po,
Stoff,
Mench
dej
su aldea
de
Chimel
a
los
seis
o siete
anos
para
i,rrsut
"a,r.rdio"
"n
una
escuela
catlica
de
Chichicastenango'
en
el
oole-
gi.
g"fgt
O"
la
ciudad
de
Guatemala,
y
en
un
intemado
femenino
regi-
o por"*otri*, el Colegio Nuestro Seor de
Candelaia
en
Chiartla'
-"
p..
q"i
.-0.
Melrctt
t'aba
tenido
que
"reinventax"
su
biografa'
p."i"r,rrrdo""
*te
su
pblico intemacional
como
una
indgena
mono-
iin"
,
-rtuu"o?
Sen
Stoll,
se tratara
fundamentlmente
de
una
"ri?"i"giu
o."""",iva
para
defender
s\
auterLtcidad
arrte
los
preiuicios
"tno"it"o"
"
"us
audiencias
europeas
y
norteanericans.
El
estere-
otipo
""S1"
el
cual
un
indgena
escolarizado
sea
en
cierta
manera
**o"
iriOlg".tu,
merros
dutntco,
todava
parece
gozar
de
un
sorpren-
"rlt"
urruio
en
Ia
actualidad,
llegando
a
condicionar
la
forman
que
loslderesindgenassepresent,anasmismosantelaopininptl l ica:
"...she
was
playing o
Westem
mages
of
the
noble
savage'
t is
not
tnre
that
solidaxity
activists
require
their
Indiars
to
be
barefoot
and
illiterate
But
it
is
not
h-i
to
find people in the left and on the fringes of atropology who
OOOurug"
rlaturl"
*earing
a tie
as
nauthentic
"
(Stoll 1999:195)'
J.
vanse 77,
\'ry
yoi
:D-P
15 d'
di'embt
dP
1998
fl
Po6
16 de
dr'iembF
dc
1998
r
el
rloseer
".;;*.l:jl
#*"**i:m:*r:i*:,"::i'."",'3:.1i.' i;;i"*
ar
'ur'\'1p
hza
";Viva
a Crtca,
mueran
os
gringos "
17
La
respuesta
a algunas
de
las cuestiones
suscitadas
por
el
debate
sobre
esta
obra
(Deben os
antroplogos,
llevgndo
hasta
el
lmite
la
complicidad
militante
preconizadaen
nombre
de
la antfu'opolagicol
adrica"g,
aceptax
omo
verdades
ncuestionables
as representaciones
del
pasao de las
organizaciones
y
momientos
indgenas?)
escapa
al
propsito de esta
nvestigacin;
in
embaxgo,
axa
dejar
claxa
mi
postu-
ra arte este fenmeno, considero que las identidades
colectivas -y
las
etno-culturales
en
particular- son
constmcciones
sociales'
que detren
ser
contempladas
omo
proyectos
polcos ms
que
como
entidades
naturales,
y q|ie
srempre
suelen
estar
basadas
en mayor
o menor
grado
en una
serie
de mitos,
axtifrcios,
y
reconstrucciones
selectivas
del
pasa-
do.
Mi
intencin
al sealax
el caxicter
proyectivo e instrumental
del
uso
de a
cultrra
andina
en el
discruso
y
la simbologa
del
movimiento
de
os
cocaleros,
or
ejemplo,
no es
en
modo
alguno
a
de
cuestionar
su
egi-
timidad
social
e histrica
(que
en
cualquier
caso'
me
pa.rece
muy
supe-
rior
a la
de
la retrica
prohibicionista
y
militaxista
de la
Guerra
o las
drogas),
sino
por
el contraxio,
subrayax
a
creatidad
cultual
implcita
en
este
ipo
de fenmenos.
Otro de os prntos de partida de mi investigacin queme llev a inte-
resarme
por
el Chapare
fue
mi
rotunda
disconformidad
con
los
esque-
mas
terico-metodolgicos
eflejados
en
muchos
de
los
estudios
de
comunidad
ealizados
preamente en
el xea
andina,
en
los cuales
a
habitual
confusin
entre
estudiar
en
comunidades
o
reificarlas
al
tomarlas
iteralmente
como
objeto
de
estudio
Geertz1987:33)
los
pre-
juicios
inherentes
al
clisico
modelo
de closed
ol'po?'ate
ommunLta
se
unan
a una
see
de
mitos
andinistas
sobre
el
caxcter
ntnsecarnente
colectivista
de
las culturas
Quechua
y
Aymara
(vase
una
revisin
cti-
ca
en
Mossbrucker
1991)
y
Umtia
(1992).Es muy
discutible
que
hace
treinta
aos
existieran
realmente
comrnidades
an
igualitarias
y
sobre
todo,
tan
alsladas,
como
las descritas
en
aquella
literatura'
pero
sena
definitivamente absurdo segr defendiendo dicho modelo en la actua-
dad,
cuardo
de
la
gran
mayora
de los
carnpesinos
quechuas
y
agna-
ras contemporneos
odi
decirse
o
mismo
que
Uzzell
(citado
por
Sahlins
1999:X\{I)
afirmaba
aos
atrs
de
os de
Oaxaca:
que
viven
en
pequeasaldeas
en
el sentido
geo$fico,
pero
en aldeas
sociales
de
miles
de
kilmetros
de extensin.
-
7/26/2019 Andreu Viola Viva La Coca, Mueran Los Gringos. Movilizaciones Campesinas y Etnicidad en El Chapare, Bolivia.
11/62
l8
Andreu
ViolQ
Recasens
Autores
como
Stefano
Varese
han
planteado
que
la creciente
inter-
nacionalizacin
de
las
luchas
de
los
pueblos indgenas
a.partir
de
los
;;;;;;""1"
ha
supuesto
un
desafo
teco
v
metodolgico
para
la
-,t"opofogiu,
y
nos
estara
obligando
a una
stica
resin
de
nues-
"a"
"-"q"""*^
par
lo
que
se
refiere
a la
configuracin
y
la
ternporalidad
de
los espacios
sociales
estudiados:
"las
viejas
unidades,
circunscripciones y niveles de anlisis antropolgco -
fu
-"".urliu
agrcola
rural,
la
regin
indgena'
las
reas
multicas
e
incluso
et
"sptcio
del
Estado-nacin-
se estn
volendo
estrechas
e insufi-
"i"nt""
p-t-tu
"o^prensin
de
etnicidades
y
movimientos
sociales
en los
lu"-""
a"^i"^
f" efensa
de
a soberata
ocal
con
a
lucha
por
derechos
u-ano",
ttorafes,
culturales,
ambientales
a
escala
tnica
y
multitnica
irat"naclon.
De
manera
difusa,
casi
clandestina'
es&in
surgiendo
redes
de
relaciones
transnacionales
y
tras-estatles
entre
actores
Sociales
no-sta'
;.
;t
indgenas,
miembros
histricamente
marginales
de
la
sociedad
"Lrit
tttino"a"i"^a,
estn
participado
activamente
en
esta
reconstitcin
de una
sociedad
civil
transnacronal
y
estn
iteralmente
intentaIdo
obvia
la
mediacin
de
los estdos
y
reubicar
el
campo
de autoridad
en
una
sociedad
civil
globat,
de
carcter
transnacional
aunque
con
lealtades
tnico-cr
tura-
les clararnente afirmadas" flarese 1995:133)'
El coniunto
de fuerzas
y
procesos implcitos
en
este
fenmeno
com-
oleio.
muil
iforme
y
lleno
de
paradojas
al
que
llamamos
globalizacin'
'han
llevado
a la
inmensa
mayona
de
pueblos indgenas
a
una
crectente
inmersin
en
redes
migratorias
y
a
una
mayor
dependencia
de
los
ingre-
"*
".".tao"
por
el
turismo
intemacional
o
la exportacin
de
axtesa-
,,asio
a
tene.
quu
enfrentrse
a arnenazas
tales
como
proyectos
impul-
sados
por
empresas
transnacronales
y
grandes
planes de
desaxrollo
financiados
por
el
Banco
Mundial;
pero
al
mismo
tiempo'-como
reac-
"-i""
"
""t"
iroceso,
tambin
estamos
asistiendo
a
una "globaliza'cin
"""
"aio;
Gi"hard
Falk,
citado
por
Varese
1995:.1'14)'
videnciada
en
"r,"ouL"iO"
de
organizaciones
indgenas
de
mbito
intemacional
como la Coordinadora e Organizaciones Indigenas de la Cuenca
Ama-
,"i""
icolcel,
la creacin
de alianzas
polticas
con
oNcs.dl
Norte'
ru
"."ii.nt"
ptoveccin
de
las luchas
indgenas
en
foros
mullaterales
como
tas
lacions
Unidas.
Este
proceso
ya
ha
posibilitado
situaciones
q,r"
tt"""
t
"ino
o
cuaxenta
aos
habran
podido
parecer inconcebibles:
ios
pncipAes
fiOeres
de
los
Kayap
realizando
giras
propagandsticas
por
los
pases del
Norte
junto
a
rrna estrella
de
la msica
pop'
estre 'rs-
"
Viva
a Coca,
uera
os
gringos "19
tndose
con
vaxios
efes
de
Estado
y
siendo
recibidos
por
la directiva
del
Barco
Mundial;
delegaciones
de
indgenas
Mapuches
vi4iando
a
Espaa
paxa
defender
su
territorio
ante los
planes
avasalla.dores
e
una
empresa
de capital
espaol;
una
guerrilla
de tzotziles
en
Chiapas
emi-
endo
comrnicados
desde un
remoto
rincn de
la selva
Lacandona
que
son
seguidos
con notable
expectacin
en todo
el
mundo,
hast
haber
convertido dicha selva en todo una centro de peregrinacin laico
paxa
la intelectualidad
progresista
intemacional.
Si a cierto
nivel
es indudable
que
hoy
en da
las decisiones
tomadas
en un
reducido
nmero de
centrcts
de
poder polco
y
econmico
pue-
den tener
efectos
tan$bles
en
la vida de
cualquier
comunidad
campesi-
na
o indgena
(por
mis emota
y
aislada
que
sta
pueda parecer),
sea
dificil
encontrar
otro
ejemplo
en
el
que
estos condicionantes
extemos
se
maniesten
de
una manera
tn
transpaxente,
an
ubicua,
y
tn
brutl
como
en
el caso
de los campesinos
del
Chapare.
Ios colonLadores
de
est
egin ven
-y a
menudo mueren-
nmersos
cotidianamente
en una
situacin
de
indefensin
jurdica
y
violencia creada
por
un cmulo
de
fenmenos
e intereses
de origen
lejano,
pero
que
sin
embago
condi-
cionan directmente su
presente
y
su futuro
sin ofrecerles
altemavas'
Ios
campesinos
del
Chapare
consideran aberrante la criminaliza-
cin
de la
hoja de coca
-y
por
extensin,
de sus
cultivadores-
dictami-
nada
desde
Washington,
pero
ello no
quiere
decir
que
no hayan
llegado
a comprender
el
rncionaIiento
de
los engranAjes
pofticos
implicados
en esta
absurda
guerra,
ni mucho
menos
que
no tengan
la capacidad
de
adaptaxse
a este nuevo
escenaio.
Su
respuest
ha consisdo,
bsica-
mente
(como
la de
los kayap,
los mapuches,
o
los tzoltziles)
en
'pen-
sax ocalmente,
actuar
globalmente"
(Vaxese
1991):
de est
maner4
la
defensa
de los crltivos
de coca
se ha traducido
en rn
movimiento
social
de
gran
alcance,
gestado
a
travs
de un
cambio de estrategia
y
discrso'
la realizacin
de
grandes
movilizaciones
en
las ciudades,
la
presencia
constante
en los mass-med'i.4,
el
acceso al
Parlamento a
tmvs
de can-
didaturas electorales, y por supuesto, a creacin de alianzaspara orga-
nizax un of
nternacional.
Este texto
recoge una
paxte
de la
Tesis Doctoral
"Kannsachun
coca,
uauchun
grngos
Colonizd.{in,
cati'aos de coca
E
sindicalismo
campesino
en eI trpico
d'e Cochabdmba
(Boliui.a)",
dirigida
por
el
Dr.
-
7/26/2019 Andreu Viola Viva La Coca, Mueran Los Gringos. Movilizaciones Campesinas y Etnicidad en El Chapare, Bolivia.
12/62
20
Andreu Viola Recasens
Jess Contreras
y
defendida en
la Univemidad de Barcelona
en diciem-
bre del
ao 2000, habiendo obtenido
una calificacin de Sobresaliente
Cum
Laudem
por
unanimidad
por
parte
del Tfibunal formado
por
los
Dres.
Llbaldo
Martnez
Veiga,
Gonzalo
Sarz, Verena Stolcke,
Carlos
Caxavantes
y
Victor Bretn.
La investigacin en
la
que
se
inscribe esta obra ha sido
posible gra-
cias a una Beca del Programa de Formacin de Personal Investigador
del Ministerio de
Educacin
y
Ciencia. El trabajo de
campo en
Cochabamba fue realizado en
cuatro estancias sucesivas:
ulio-septiem-
bre de 1991,
ulio-diciembre
de
1992,mayo-septiembre de
1993,
y
febre-
ro-septiembre de 1994.
Informacin adicional fue recogida
en
julio
y
agosto de 1997 durarte
una estancia en Cochabamba
como Profesor
Visitnte de la Universidad
Catlica Boliana,
gracias
a una
Beca del
Programa INTERCAMPUS
del Instituto de Cooperacin
Iberoamerica-
na
del
Ministerio de Asuntos
Exteriores.
Deseo expresa.r mi ms sincera
gratitud
a todos aquellos
que
de una
u otra
manera han ardado a la
frnalizacin de mi Tesis
y
a la
publica-
cin de este texto.
Entre ellos,
quiero
destacar a Carles,
Angel
y
Pili
por
su inestimable
y
fraternal colaboracin informtica; a Jess Contreras,
por
su apoyo
y
su
infinita
paciencia
durante una dcada;
a Xaer Roi-
g, por
haber
posibilitado
la
publicacin
de esta obra; a
Gustavo Pinto,
por
la amistad
y
las
pesquisas
bibliognificas; al
personal
del
Equipo Tc-
nico Campesino del
T[pico de Cochabamba,
y
muy especialmenie,
a
Gustavo Camaxgo,
por
haberme awdado a descubrir el Chapare
por
dentro; a Xavier Alb,
Hans van den Berg, Sonia Avils, Ferrin Estrada,
Arturo Escobar, Oriol Beltriur, Josep
Maria Mir, Jep O'omen, Bart Huij-
bers,
Josep
Llus Alegret,
y
dem:s colegas
y
arnigos;
al
personal
de
CEDIB, CERES,
CIPCA
y
la Universidad Catlica
Boliviana en
Cochabamba;
y,la,st
but not Ledst,a todos los Unjtamasis de
las
cinco
federaciones del Chapare,
por
su hospitalidad
y
su buen humor.
EL BOOM
DE
LI\
COCA,
I,A
IVIILITARIZACIN DEL CI{APARE Y
II\
RESPUESTA
CAMPESINA
El Chapaxe, omo se conoce en Boa al
"on;r*a
O" tu ."gin selv-
ca del departamento de Cochabamba, abarca una extensin total de
unos
25.000kilmetros
cuadrados repartidos en las secciones ropicales
de
las
proyincias
Chapare, Tiraque
y
Caxrasco,
y
ecol$camente cubre
tanto el
piedemonte
andino o "ceja de selva"
de
la
Cordillera Oriental
como
paxte
de la llanuia arnaznica.Desde inales
del siglo XIX hasta a
segunda
gerra
mundial las
autodades boanas
promovieron
varios
intentos
fallidos
de colonizacin de la regin con colonias militaxes
y
poblaciones
extra4jeras;
pero
la llegada a.l
gobiemo
del Movimiento
Nacionalist
Revolucionario
(MNR)
tras la revolucin
de 1952situ la
colonizacin del Chapaxe,el norte de Santa
Cnz
y
el Alto Beni
(Ia
Paz)
entre las mximas
prioridades
de su estrategia de desarollo nacional,
algunos de cuyos
principa.les
objetivos
eran mejorar la dbil axticulacin
caminera
y
econmica entre la sierra andina
y
los llanos tropicales, con-
seguir un reequilibrio demogrifico
entre ambas egiones,
y
la ampliacin
de la frontera agrcola
para
alcarzar
la
"substitucin
de importa.ciones"
mediante a autosuficiencia
en
productos
como el anoz
y
el azcar
y
el
desarrollo de una incipiente
agroindustria exportadora
Los
programas
de colonizacin impr.rlsados
partir
de 1952,
presen-
tados como
nn smbolo del
progreso y
la
mod.zrnizat:in nacional
den-
tro
del imaginario
desaxrolst
del MNR
y
de los
sucesivos
gobiernos
militares a
partir
de 1964, ueron
diseados
como un experimento de
"cambio
cultura.l dirigido',
y
con este
propsito
se di
prioridad
al reclu-
tarniento de carnpesinos
venes
sin tierras, bilingties, con cierto nivel de
escoladzacin
y
con
experiencia migratoria
prea
en las ciudades o en
A4entina. En las colonias,
los migrantes
deban vivir b4jo la
permanen-
te tutela de los
tcnicos del Instituto
Naciona.l de Colonizacin, cuyo
control -no exento
de autoritaismo-
se extenda a todas as esferasde la
da cotidiana.
Pese a las infundadas
promesas
de las irstituciones ofi-
cia.les,
ue
es
haban
presentado
el Chapare como el
paraso
de
a abun-
-
7/26/2019 Andreu Viola Viva La Coca, Mueran Los Gringos. Movilizaciones Campesinas y Etnicidad en El Chapare, Bolivia.
13/62
22
Andreu
4ola
Recqsens
dancia
y
la fertilidad,
los
colonos
pronto fueron
descubriend:
l,:s^lume-
ao"o"
tltor""
adversos
de
la
agricultura
en
la
selv4
como
el
elewado
""
J"
-t
".g*,
plagas
y
malezas,
el
escaso
potencial
agrcola
de
unos
#;;;;;
;#aas
ae
auminio
v
pobres en
nutrientes'
o
los
alti-
;t*;
";"
de
transporte
hasta
os
mercados
ubanos
(agravados
por
iJi""trti""" t
ra
psima calidad
de
os
caminos
ocles'
muchos
de os
"1J""
q""Jtu t-]"racticables duante la pocade lluvias)a'.
-
--J"ii,e",
f"
""rvicios
prometidos
por
las
instituciones
oficiales
(ase-
soramiento'tcnico,
crditos,
centros
sanitarios'
escuelas'
pozos'
alma-
".r"",
lnirr"to.
v
"aminos)
mnca
llegaron-
a
materializ?""
1 P T:"t'
"
i.t-,
-tt
"rtciente,
lo cual,
uliido
a.l escaso
o nulo
potencial
agr-
".f,
"
-"lfi*
de
los
lotes
de
tierra
asignados
por
los
tcnicos
oficia-
i""
"i"
"g,n"
"","dio
edafolgico
previo
(en
terrenos
arenosos
o
inun-
uui"")
,otlrr
l
fuga
masiva
de
colonos
hacia
las
colonias
;;;;"*
-fundadas
v
organizadas
por
los
propios,carnpesinos-
que
con
el
tiempo
llegaran
a
concentrax
al
85%
de
los
colonizadores
asen-
tados
en
el trpico.
En
ests
colonias
se
generalizara
la
estrategia
de
Subsistenciaconsistenteencombinarunaproduccindestinadaalauto-
;;il;; (arroz, uca, maz) v la comercializacin del nico cultivo
i**"irl
i""ore,
la coca,
prohibida
en
carnbio
por
los
tcnicos
en as
colonias
dirigidas
o
esttales'
p".o
rtirrt"
tu
primera
mitad
de
la
dcada
de
los
ochent
a
vida
en
el
Chapaxe
expermentana
un
cambio
espectaculax'
estimulado
por
la
"or\iuo"ir,
de
dos
fenmenos
ndependientes:
l
rpido
armento
de
la
emara
ntemacional
-bsicarnente
estadounidense-
de
cocaina
y
una
"i"
""onO-i"u
nacional
de
dimensiones
atastrficas'
marcada
por
urra
t
iperinnacin
galopante
(que en
1985
alcanz
un
ndice
anual
acu-
*l,fuo
OA
25.000
%),
a
cada
en
picado del
valor
real
de
la
moneda
"^"i""r1,
y
el desabastecimiento
generalizado
de
productos
de
primera
necesidad.
ls razones undamentalesde este
hundimiento
de
la economa
boli-
ana
fueron,
bsicamente,
dos:
por
una
parte, el colpsodel precio inter-
nacional
del
estao
a
principal exportacin
del
pas hasta
ese
momento-
,1.
Para
una
r 'rsion
rnas
detllada
d
la colonrzacin
del Chapare
v
'te-los
prollemas
de
adaptacin
.
jrli.r.".".;.^*
uenrer
rgzr),
sranes
tss),
w"it s.w"il
(tsss), el
prime aptulo
emi
Tesis
Doctoral
oiola
2000a)
"
Vva
Ia
Coca,
mueran
os
gringos "
23
,
que cay
de
7'60
dlaes
a
libra
fina
en
1980
hasta
2'38
en
mazo
de
1986'
a
causa
anto
de
las
ventas
masrvas
de
Estados
Unidos
y
la
URSS
(que
;;;;;
a
vender
srs
colosales
reservas
estratgicas)'
como
de
la
,Ji"""-"
O"l,
"manda
mundial
provocada
por
los
cambios
tecnolgi-
cos,
y
a
ello
se
srm
una
severa
cada
de
la
productividad
en
las
minas
;;t
t
causa
de
la
obsolescencia
tecnolgic4
el
deterioro
de la
;;;;" e instalaciones y la carencia
de
inversiones;
y
en
segundo
i;;,
;"-i^i";,;
acelerado
de
a deuda
extema a ca'sa de la demen-
cial
qesn
econmica
prachcada
por
los
gobiemos
mtaxes
entJ,e
1971
i'itr,
i'"
i"
ffit-tr"i-".""1tt"t
e
s
pos
de
nters
or
parte e
losacreedoresintemacrona]es'uemaneraqueelimportetotaldeladeu-
Jr
o^J
J"OZO
tltones
de
dlaxes
n
19?0
ms
e
4000
en
1987'
on-
ili*do""
en
trminos
relativos
(en
retacin
al
PIB
boliviano
y a strs
ingesos
por
e:qnrtacronesJ
en
una
de
las
ms
elevadas
del
mundo'
"1;:;;;no
colapso
de
Ia
economa
nacional'
el
fenmeno
cli
*rtiJgr-i"
ntr vio
gener a
peor
sequa
del
siglo
XX
en
a
sierra
boli-
"ii"'.,"
rr,"mpo"rada
1982-1983,
rovocandoprdidas
de
hast
un
ili0"
tu
p.orr""in
agrcola
en
buena
parte del
altiplano
y
los
valles
y
i" .""ra" i" ,rif* de cbezas
de
ganado,
privando
a
as
farnias,campe-
"i["
"l
prft
cinal
recurso
de emergenciapara solventa-run desastre
,*.J.
e"
rgAf,^el
uevo
gobierno
d
orientacin
neoliberal
aplic
un
"tt"i"
o"
^"otO^
de
shoJk
ecamewlad'o
por
el
FMI
(el
famoso
Decre-
;;t:;;;;;a.do
uno
de
los
programas
1"
aj*"
estmctrral
m''
"i""t"-"
""-as
ha
promovido
dicho
organismo
dumnte
las
ltimas
"udu")
qr"
ir,ctoia
la
privatizacin
de
empresas
pblicas'
la
liberaliza-
"iO.
"l
*".".0.
faboral
y
financiero,
la
apertura
del
mercado
nacional
,
i^lp*"lt"es,
v
la
reduccin
del
gasto
pblico
en
ducacinv
salud.
Si bien
dicho
paquerc
consigui
frenax
a
hiperidlacin'
su
coste
ioJJ
rn
ut
i.i-o,
carreando
"f""to"
"o^o
un
aunento
espectculax
"i
0"""-pr".
y
ei subempleo
siendo
el desmantelaniento
de-la
Cor-
oru"io" rrin".u
goliviana,
la
mayor
empresa
del
pas, una
de
sus
medi-
*1".La*j v
.*a draItica cadadel valor real de los salaios'
**p".o
a
i""i-"e
la dcada
de
os
ochenta,
mientras
la
economa
boli-
ti-"
p"a^a.""fa
sumida
en
el caos,
en
Estados
Unidos
se
produca
un
ur-"ito
.ir,
pr"""dentes
del
consumo
de
cocana
que
dispar
su
preco
"
""t "^
r*
"dles
hast
ms
de
120
dlaxes
l
grarno
en
1982'
dicha
escalada
epercuti
irunediatamente
sobre
la cotizacin
local
de
a
hoja
-
7/26/2019 Andreu Viola Viva La Coca, Mueran Los Gringos. Movilizaciones Campesinas y Etnicidad en El Chapare, Bolivia.
14/62
21
Andreu
Vola
Recasetls
de
coca
en Ios
pases
andinos,
provocando
que
en
el Chapare
se
llegara
a
pagar et tambor
de
100
ibras
de
coca
por
encima
de
los 200
dlares'
cuanldo
el ingreso
medio
anual
de
una familia
campesina
en
Bolia
ape-
nas
llegaba
tOO.
u
coincidencia
en
el tiempo
de arnbas
situaciones
estimui
una
migracin
masiva
hacia
el Chapare,
cuya
poblacin' cen-
sada en
33.000
habitartes
en
19?7,
llegara
a
alcanzar
los 350
000
a
mediados de la siguiente dcada (Clawson & Lee III 1996:133),mientra's
que
la
superfrcie
Je cultivos
de
coca
pas
en el
mismo
perodo
de
10'000
hecureas
a
51.000.
Pero
el
boom
de
la coca
tmbin
atraio
a una
pobla-
cin
flotante
de
comerciantes'
delincuentes
y prostituts, estimul
la
proliferacin
de
pozas
y
cocinas
para
la elaboracin
de
pasta
base
de
cocaina,
y
desencaden
el
surgimiento
de
las
llamadas
"Republiquetas
pichicateras",
verdaderos
territorios
sin
ley como
Shinahot,
un
humil-
ie
pueblo
de
colonizadores
caxente
de los
sewicios
ms
elementales'
cuya
feria
semanal
(en
la cual
la
pasta
base se
vendia
a
gtos
y
se
pesa-
ba
a la
vist
de todo
el
mundo)
atraa
a miles
de
visita"ntes
y
mor'ra
sumas
astronmicas
de
dlaes
(Healy 1986)'
El
gobiemo boliano,
presionado
por
la
administracin
de
Bush
(inmea en
plena
escalada
del
discurso
de
la
Guen'a
contra
Las
dro-
gas)
aulonz
en
julio de 1986 el ingreso de tropas estadounidenses y
ielicpteros
de
comb^te
B(tck
Hdtrrk
en el
Chapare
y
el establecimien-
to
de bases
permanentes
de UMOPAR
(Unidades Mviles
de
Patrullaje
Rurall.
las
unidades
de choque
de la
FELCN
(F\erza
Especial
de
Inrcha
Contra
el
Narcotrfico),
entrenadas
y
financiadas
por
Estados
Unidos'
Con
el
tiempo,
la actuacin
de
las unidades
de UMOPAR
ha
llegado
a
acumular
un
tenebroso
historia.l
de
violaciones
de
los
derechos
huma-
nos
del
campesinado
del
Chapare,
incluyendo
asesinatos'
torturas,
o-
laciones.
extorsiones
y
asaltos
de
reuniones
sindica.les
y
de
poblaciones
enteras.
La actuacin
de dichas
unidades,
que
ha insturado
rut
clima
permarente de
terror
y
olencia
en
la regin5,
se ha
visto cubierta
des-
e
las administraciones
implicadas
por
un
manto
de impunidad,
tal
como denunciaba el infonne de dos observadores intemacionales:
5. As.
por
ejemplo,
n slo
enlreJulio
de
1994 noricmbre
dc 1995,
0 @lonos,del.Chapd
indu
""""
'"i"i""
l r*v
un beb
de
6 meses)
urieron
en operativos
e UMOPAR'
entreagos-
io
I
dicienrbre
de 1995
un rotal
de 56
.ampeenc
de a
rFgion
sufrieronheridas,grres
urate
oios
operatlvos
cr
er
nforme
sobre a
situacron
e os deethos
humanos
n cl Chapre
publi
cado en
997
por.4.d A.lird,
Bogot,
" I
pp
617'1)'
";Viva
la
Coca,
mueran
os
grngos "
25
"f,os
estudios
de casos
(..
)
demuestran
que
las
tueras
de
UMOPAR
habi-
tualmente
da
palizas, touran
y
asesinan
personas en
rn clima
de
tota-l
impunidad.
Sus
vehculos
y
camiones
no
llevan
placas
de
ciculacin'
sus
uniformes
no
llevan
nombres
para
as operaciones
menudo
se
pinta los
rostros
paa
evitar
su
identificacin
Esta
nvestigacin
no ha
descubierto
ningn
caso
egal
contm
los miembros
de
estos
cuerpos
por
rolaclonesa
loserechos
humanos,
pesax
e
os
anplios
estimonios
de
estigos
(Pet-
tersson& l\'lackaY 993:3)
l
ofensiva
contra
los
cultivos
de
coca,
que
dafite
el
gobiemo de
Paz
Estenssoro
incluso
lleg
a
adoptar
mtodos
tan
expeditivos
como
ls
fumigaciones
con
herbicidas
qumicos de alta
toxicidad,
tambin
di
lugar
a la
aprobacin
en
julio
de 1988
de
la controvertida
Ley
1008
de
sustarcias
controladas,
denrmciada
por
juristas
y
orga'nizaciones
de
derechos
humanos
como
un atentado
contra
las
gaxantas
procesales
ms
elementa.les
(Pettersson &
Markay
1993:5-7)
Entre
otras
muchas
arbitrariedades,
dicha
Ley clasificaba
toda
la
produccin de
coca
del
Chapare
como
"excedentria"
y
decretaba
su
irreversible
eliminacion'
mientras
que
fijaba
la
produccin
legal
mixima
en
12 000
hectrreas
y
la
asignaba
a la
otra
regin
cocalera
del
pas,
los
Yungas
de
La
Paz,
clasi-
ficada
como
zona de cultivos 'tradicionales" En realidad, esta resolu-
cin
era
clararnente
discriminatoria
contra
los cocaleros
cochabambi-
nos
y
careca
de base
histrica,
puesto
que,
si
bien
es cierto
que
la hoja
de
coca
pacea
es
mucho
ms
va.lora
a
paxa
el akuLiku
o consumo
tra-
dicional
que
la chaparea,
es
evidente
que
una
parte
de
dicha
produc-
cin
tamin
ha sido
desviada
desde
los
aos
ochenta
a la elaboracin
de
pasta
base
de cocana
(Leons
1993);
por
otra
paxte,
el
cultivo
de coca
en el
Chapaxe
ambin
se
remont
a
ogenes
precolombinos,
aunque'
a
diferencii
de
los
yungas,
las haciendas
cocalems
entraxon
en crisis
a
partir
del
siglo
XIX
(a
causa
de
diversas
plagas
que
afectaron
grave-
mente
a
los cultivos
de coca,
de
Ia
precariedad de
los caminos
de
acce-
so
a la
regin,
y
de
la
propia competencia
comercial
de
la coca
yrrngue-
a), de manera que el piedemonte cochabarnbino qued en una
sitlacin
de
prctico
abandono
durante
la
primera mitad
del siglo
XX;
y por
ltimo,
aunque
es
innegable
que
la
mayoa
de
la
produccin
de
cca
chaparena
ha sido
destinada
al circuito
del
narcotrfico,
ur
simple
vistzo
a
los
mercados
locales
del
departamento
de Cochabamba
demuestra
que
algunos
millares
de toneladas
de coca
del Chapare
(fcil-
-
7/26/2019 Andreu Viola Viva La Coca, Mueran Los Gringos. Movilizaciones Campesinas y Etnicidad en El Chapare, Bolivia.
15/62
26 Andreu
Viola
Recasens
mente
idenficable
por
su
mayor tanao,
su forma
irregular,
y
su
color
msoscrro)
tambin
ingresan
a los circuitos
comerciales
legales'
aun-
que
a un
precio
inferior
al de
la coca de
los Ytgas.
La nica
concesin
aparente
de la Ley
1008 a las
demandas de
los
cocaleros
consista en
el reconocimiento
de
la obligacin
por pa-rte
del
Estado de
compensar
con
"planes de desarrollo
socioeconmicos"
a
los
productores
de coca,
para
mitigar el impacto
socia.l de
la
prdida
de
inglesos
provocada
por
las canpaas
de erradicacin.
Pero en la prdc-
tica, el llamado
Deswollo
Aternatiuo
no ha ofrecido
hasta
el momen-
to ninguna
alternativa
econmicarnente
able
a los cultivos
de coca,
y
sus inversiones
se han
volatilizado
a causa de
factores como
la siste-
mtica eleccin
de cultgenos
y
de
paquetes
tecnolgicos
poco
apropia-
dos
para
las condiciones
ecolgicas
y
socio-econmicas
de
la regin, la
fa.ltde
realismo de
muchos
proyectos
(que
a
menudo no contemplaban
los costos
reales de
produccin
o
la escasez de
mercados), una
desco-
munal burocracia
cuyo
mantenimiento
ha absorbido,
segn
algunos
ana.listas,
el 36% del
presupuesto,
y
un estilo
vertical
y
tecnocrtico
de
toma de
decisiones,
que
ha desincentivado
la
paxticipacin
del
campe-
sinado
(Viola
2000b).
La estrategia
gubemamental contra la economa de la coca consisti
en
lanzar
peridicos
operativos
militares en
la regin con el
propsito
de
al.luyentax a
los compradores
potenciales
de hoia de
coca
y
hacer
bqjar artificiatmente
su
precio,
confiando en
que
tal descenso
tenda un
efecto disuasorio
sobre
sus cultivadores
y
les obligaxa
a busca otras
fuentes de
ingreso
(Grunbaum
1993). Sin
embaxgo, si bien
el
precio
de
la coca
desde 1986
nunca ha recuperado
las cotizaciones
que
alcanz
durante
la cresta del boom,
lo cierto es
que
los efectos
de estas inter-
venciones
han sido temporales
y
el
precio
de la coca siempre
ha tendi-
do a recuperarse;
puesto
que
la coca
parece
mejor adaptda
a la ecolo-
6.
A mediados de
1997,sgn un estudio
de laCooperacin
TcnicAlemana
(GTZ),
el
ingr.so nwlx)
anual
d los colonos
del Chapare era
de 2.786 dlares, frenr a
1 20G1 500 de un mastrc,
o 500_700
de
un carnpesino de
los vlles
(s
ftm?os,
3 de aSosto de 1997);
sin ernbrgo, tl como
ha sea-
lado
tAerna
(19g6:t07-lr0),
sera muy nganoso
deducir de este
nivel d ingresos
que
los cocle'
ros constituyen un
segmento socio'econmico
relalivamente
prilegiado
dentro
de la sociedad
bolid3,
puesto que
sus
condiciones reles
d da son mucho
m1s
precarias
de lo
que podria
suponese,
a casa de
fa.tores como las enfemeda.les
del trpico,
las deficiencias de los sPrui.i\
e infraestructus
locales, o
ia notble caresta de
la da en la rgin.
"Viva
a
Coca,
mueran
os
gringos "
27
ga
local
que
la
inmensa
mayoa
de
alternativas
propuestas
por los
rg*i"*oi
oflciales
y
ha seguido
ofreciendo
unos
ingresos
anuales
suf,erio.es,
y pese
a todo
ms
estables,
que
los
proporcionados
por
los
dems
cuttivos
ensayados
en
la regin6,
el xodo
esperado
por
las
auto-
ridades
se
ha
limitado
a
buena
parte
de
la
poblacin flotante
que
lleg
en
pleno boom,
mientras
que
la mayoa
de colonizadores
optaron
por
organizaxse
defe
nder
s\
mod
s ai'DeruJi'
-
7/26/2019 Andreu Viola Viva La Coca, Mueran Los Gringos. Movilizaciones Campesinas y Etnicidad en El Chapare, Bolivia.
16/62
"iWvq
a
Coca,
mueran
os
grngos " 9
EL SINDICALISMO
CAMPESINO
EN
EL CHAPARE
El sindicalismo
canpesino
ha desempeado
un
papel
importantisimo
en
el
proceso
de
colonizacin
del Chapare,
especialmente
n
las
colo-
nias
"esponlneas',
n las
cua.les,
ada
a nula
presencia
del
Estado,
se
conrtieron
elco
n
la nica
autoridad
reconocida.
Mientras
que
en
las comunidades de la sierra la implantacin de sindicatos cubri el
vaco de
poder
dejado
tras la
Reforma
Agraxia
de 1953
por
la liqdacin
de
las haciendas
la supresin
del
sistema
de cargos
ue
haba
sido
controlado
y
manipulado
por
los terratenientes-,
n
el Chapare
ueron
los
propios
sindicatos
fundados
por
los
primeros
colonos
que
se
esta-
blecian
en
un deteminado
pax4e)
los
que
crearon
as nuevas
comuni-
dades,
egulando
a llegada
de
nuevos colonos,
a distribucin
de
tie-
rras,
las relaciones
entre
las
familias o
la realizacin
de
caminos
y
otras
obras
colectivas
(Blanes
&
Flores
7982:232).
La administracin
estdounidense
nunca
lleg a
intuir el
enorme
potencial
social
y poltico
que
llegaxa
a adquirir
la respuesta
de los
sin-
dicatos
del Chapare
en
defensa
de los crltivos
de
coca,
como
puede
constatarseen el siguiente comentaxiodel informe de la misin de con-
gresistas
estadounidenses
desplazados
en
1982 a Bolivia
paxa
evaluax
sobre
el teneno
la
futura estrategia
de
lucha contra
el narcotrfico:
"Es
dificil
creer
que
os
productores
de coca
del Chapare
odran consti-
tuirse en
un fuerza
poltica (
..). Estos
nuevoscolonizadores,
a mayoa
de
raza ndgena,
on
apaxentemente
umildes
y pasivos,
ya
eran
conocidos
como ales
antes
del actual
peodo de bonanza
e a coca
Lo ms
robable
es
que
a
presin
poltica
provenga e os