Análisis de La Pobreza

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ANÁLISIS La realidad detrás de los datos El problema no es solo la pobreza, sino el tipo de pobreza y dónde vive el que la padece JOSÉ JUAN RUIZ 1 FEB 2015 - 00:13 CET En 2014, por cuarto año consecutivo, la tasa de crecimiento de Latinoamérica y el Caribe, aunque todavía positiva, ha sido inferior a la del año precedente: apenas un 1,2% frente al 2,8% de 2013. El precio de las materias primas no energéticas —soja, cobre, hierro…— ha caído en promedio un 7,5% y lo hará al menos en otro 10% en 2015, mientras que el precio del petróleo acumulará una rebaja del 50%. Las innovaciones tecnológicas y su impacto sobre la oferta están en buena medida detrás del fin del superciclo de materias primas, pero la falta de demanda también cuenta, y lo que está ocurriendo en China, una economía a la que por primera vez en 24 años el FMI anticipa un crecimiento en 2015 por debajo del 7%, no ayuda mucho. Para acabar de arreglarlo, la consolidación de la recuperación de EE UU hace cada vez más cercano el momento en el que la Fed suba los tipos de interés y el mundo tenga que enfrentarse a inéditas combinaciones de liquidez, rentabilidad y riesgo. Dado que históricamente a Latinoamérica sólo le suele ir bien cuando el mundo crece, los precios de las materias primas están altos, los tipos de interés mundiales bajos y la tolerancia al riesgo es elevada, es casi inevitable que a muchos se les esté ocurriendo ¿Y qué mejor forma de anunciarlo que anticipar el fin de la reducción de la pobreza? En cierta medida este es el mensaje central de la CEPAL en su reciente Panorama Social de América Latina. Allí se anticipa que desde 2012 el porcentaje de latinoamericanos y caribeños que viven por debajo del umbral de pobreza ha permanecido constante en el 28,1% de la población —167 millones de personas—, mientras que los que viven en condiciones de extrema pobreza han aumentado en alrededor de 5 millones, hasta afectar al 12% de la población. El mensaje es contundente, aparentemente muy preciso y probablemente correcto, aunque se base en datos provisionales de 2013 y en proyecciones para 2014. Esto no es un detalle técnico, sino algo más de fondo: la pobreza no es como el IPC o el crecimiento del PIB, que se miden de forma casi instantánea porque

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ANLISISLa realidad detrs de los datosEl problema no es solo la pobreza, sino el tipo de pobreza y dnde vive el que la padeceJOS JUAN RUIZ1 FEB 2015 - 00:13CET

En 2014, por cuarto ao consecutivo, la tasa de crecimiento de Latinoamrica y el Caribe, aunque todava positiva, ha sido inferior a la del ao precedente: apenas un 1,2% frente al 2,8% de 2013. El precio de las materias primas no energticas soja, cobre, hierro ha cado en promedio un 7,5% y lo har al menos en otro 10% en 2015, mientras que el precio del petrleo acumular una rebaja del 50%. Las innovaciones tecnolgicas y su impacto sobre la oferta estn en buena medida detrs del fin del superciclo de materias primas, pero la falta de demanda tambin cuenta, y lo que est ocurriendo en China, una economa a la que por primera vez en 24 aos el FMI anticipa un crecimiento en 2015 por debajo del 7%, no ayuda mucho. Para acabar de arreglarlo, la consolidacin de la recuperacin de EE UU hace cada vez ms cercano el momento en el que la Fed suba los tipos de inters y el mundo tenga que enfrentarse a inditas combinaciones de liquidez, rentabilidad y riesgo.Dado que histricamente a Latinoamrica slo le suele ir bien cuando el mundo crece, los precios de las materias primas estn altos, los tipos de inters mundiales bajos y la tolerancia al riesgo es elevada, es casi inevitable que a muchos se les est ocurriendo Y qu mejor forma de anunciarlo que anticipar el fin de la reduccin de la pobreza? En cierta medida este es el mensaje central de la CEPAL en su reciente Panorama Social de Amrica Latina. All se anticipa que desde 2012 el porcentaje de latinoamericanos y caribeos que viven por debajo del umbral de pobreza ha permanecido constante en el 28,1% de la poblacin 167 millones de personas, mientras que los que viven en condiciones de extrema pobreza han aumentado en alrededor de 5 millones, hasta afectar al 12% de la poblacin.El mensaje es contundente, aparentemente muy preciso y probablemente correcto, aunque se base en datos provisionales de 2013 y en proyecciones para 2014. Esto no es un detalle tcnico, sino algo ms de fondo: la pobreza no es como el IPC o el crecimiento del PIB, que se miden de forma casi instantnea porque lo que se quiere medir es inequvoco y proporciona a los Gobiernos, mercados y prensa la brjula macroeconmica sin la cual, aparentemente, no sabran qu hacer, qu intercambiar o de qu hablar. No es el caso de la pobreza. Contrariamente a lo que Tolsti escribi, no todas las familias pobres lo son de la misma forma.La pobreza es un fenmeno multidimensional y difcil de medir con rigor. Precisamente una de las contribuciones ms interesantes de la publicacin de la CEPAL es el captulo que dedica a presentar su ndice sinttico de pobreza a partir de cinco dimensiones del problema: las dificultades de acceso a la vivienda, a los servicios bsicos, a la educacin, al empleo o a la proteccin social, y, finalmente, un indicador de nivel de ingreso monetario completado con una medicin de la propiedad de algunos bienes de consumo duradero. Los resultados son consistentes con las mediciones ms tradicionales a las que antes hicimos referencia.Tambin se estima que en 2012 la situacin haba mejorado ya que ahora slo el 28% de la poblacin de la regin 10 puntos porcentuales menos que en 2005 est por debajo del umbral de pobreza monetario y tiene carencias en al menos otras dos dimensiones. Muy esclarecedor es que las carencias no monetarias que ms aportan a la pobreza sean la insuficiencia educativa de los adultos, la falta de empleo, proteccin social o saneamiento y, en menor medida, el hacinamiento, la falta de acceso a la energa y la carencia de bienes duraderos.A quien haya viajado por Latinoamrica tampoco le sorprender que el lugar donde se vive cambia la prevalencia e intensidad de lo que significa ser pobre: en Centroamrica y Bolivia, entre el 80% y el 90% de la poblacin rural sufre carencias en alguna de las dimensiones, y slo en dos pases Chile y Costa Rica la cada de la pobreza rural ha sido mayor que en las ciudades.El problema no es solo la pobreza, sino el tipo de pobreza y dnde vive el que la padece, porque de estas y otras caractersticas, ms que de las buenas intenciones, depender la efectividad y los costes de las polticas pblicas y privadas para erradicarla.La complejidad del fenmeno casa mal con los anlisis de brocha gorda que sin pestaear anuncian que ineluctablemente, ante la ralentizacin del crecimiento econmico, la pobreza volver a crecer. Si no se hace nada, es probable que ese sea el resultado. Pero la pregunta relevante es si hoy es social, poltica, econmica, institucional o moralmente posible no hacer nada. Mi percepcin es que no. Que sabemos ya tanto de todas las dimensiones del tema que no hacer nada es demasiado arriesgado.El BID, el Banco Mundial, la CEPAL, el PNUD, y ms recientemente hasta el FMI, han producido evidencia rigurosa que, con las discrepancias habituales en las ciencias sociales, apunta a que el 60% de la reduccin de la pobreza en la regin se explica por el crecimiento econmico (en especial, por el aumento de los ingresos salariales) y el 40% restante por la reduccin de los niveles de desigualdad que, en particular, han generado las polticas pblicas asociadas a los esquemas de transferencias condicionadas y a los sistemas de pensiones contributivos y no contributivos. Siempre supimos que el crecimiento deba reducir la pobreza, pero ahora adems sabemos que se puede lograr el mismo resultado reduciendo la desigualdad. No es un dato menor, ya que sobre l se pueden asentar dos razones para rechazar el pesimismo de la inteligencia.La primera, la tradicional: que no hay razn alguna que impida a los pases de la regin priorizar el crecimiento de la productividad para retornar, incluso en un entorno internacional hostil o menos amigable, a tasas de crecimiento cercanas o por encima del 3,5%. Crecer por debajo del 2% de forma tendencial no es una maldicin inevitable, sino el reflejo de la incapacidad de lograr los consensos polticos y conceptuales necesarios para embarcarse en las reformas pro-crecimiento de la productividad. En el BID hemos estimado que si se eliminase en 10 aos la brecha de productividad de la regin, el crecimiento anual de la economa representativa de la regin aumentara en 2,8 puntos porcentuales.La segunda razn, ms novedosa, es que no resulta obvio que en caso de verse obligadas a ajustar el gasto pblico, las democracias de la regin esta vez vayan a priorizar los recortes de gasto social. Las clases medias emergentes han ocupado un espacio electoral nada despreciable, y sabemos muy poco de su tolerancia ante ajustes como los de los aos 80 y 90. Menos an sabemos de la capacidad de respuesta del 30% de los ciudadanos que son clase media vulnerable, o la de los jvenes que estn viendo como el premium a su mejor educacin se reduce y no les libra de la amenaza del desempleo o de salarios precarios. Y todava menos, aunque la historia de Europa y de la propia Latinoamrica en el siglo XX no sea nada tranquilizadora, sobre cmo responde la clase media consolidada ante la escalada de demandas de bienes pblicos por parte de los nuevos y empoderados agentes sociales.Muchas preguntas quedan por responder. Difcil est pero como dice la cancin que sonaba en Holsten mientras Tony Soprano esperaba a su familia: no deje de creer en ello.Jos Juan Ruiz Gmezes economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El eterno lastre de la desigualdadLos avances en Amrica Latina en la reduccin de la pobreza peligran. El menor crecimiento econmico obliga a replantear programas de inversin y polticas pblicasALICIA GONZLEZMadrid1 FEB 2015 - 00:00CET

Latinoamrica es reconocida por ser una de las regiones del mundo donde la pobreza y la desigualdad se han reducido ms enrgicamente en las ltimas dcadas y, pese a todo, no consigue dejar de liderar los rnking de pobreza y disparidad de rentas entre los pases en desarrollo. Algunos estudios sealan que los avances, realmente, han sido menos vistosos de lo que pudiera parecer a primera vista y que la pobreza persiste como un fenmeno estructural que caracteriza a la sociedad latinoamericana, segn apunta laComisin Econmica para Amrica Latina y el Caribe (CEPAL).Entre 70 y 90 millones de personas han dejado atrs la pobreza en la ltima dcada, segn el Banco Mundial, pero los ciudadanos de la regin que ganan menos de cuatro dlares al da son todava muy numerosos, demasiados. La CEPAL estima que en 2014 el 28% de los latinoamericanos vivan en la pobreza, un porcentaje casi idntico a los de aos anteriores. Son 167 millones de personas, de los cuales 71 millones viven en la indigencia, al lmite de la subsistencia, que se sita en los dos dlares al da. Y todo ello, pese a que la regin ha vivido una autntica edad dorada gracias a la fuerte subida del precio de las materias primas impulsada en buena medida por la demanda de China y la fuerte entrada de capitales extranjeros.La recuperacin de la crisis financiera internacional no parece haber sido aprovechada suficientemente para el fortalecimiento de polticas de proteccin social que disminuyan la vulnerabilidad frente a los ciclos econmicos, admita la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Brcena. Es verdad que se parta de unos niveles de pobreza y desigualdad muy elevados. Pero si observamos los ingresos que han tenido estos pases gracias al auge de las materias primas, claramente se han desaprovechado los recursos para avanzar en estos objetivos, deberan haber sido mucho mayores, sostiene desde Washington ngel Melguizo, jefe dela unidad de Amrica Latina del Centro de Desarrollo de la OCDE,Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo Econmico.La frontera entre esa pobreza moderada y lo que Melguizo denomina sectores medios quienes ganan entre 4 y 50 dlares al da, realmente no se puede hablar de clase media, matiza la define bsicamente tener o no tener empleo. En los pases desarrollados, las polticas sociales, las transferencias del sector pblico y el denominado Estado del Bienestar juegan un factor muy importante a la hora de amortiguar las diferencias y garantizar unos niveles mnimos de renta para sus ciudadanos. Pero en economas emergentes, con seguro de desempleo incompleto y acceso limitado a instrumentos de ahorro, estar empleado puede marcar la diferencia entre un ingreso de nivel medio y una transferencia pblica de subsistencia. Incluso en economas, como las latinoamericanas, marcadas por el elevado grado de informalidad, de economa sumergida, que persiste en la regin.

Pese a que el crecimiento medio de la zona ha rondado el 5% en los ltimos aos, la informalidad an representa entre el 60% y el 70% de la economa, asegura el economista de la OCDE. Eso supone que 130 millones de personas estn de forma permanente o durante grandes periodos de su vida en la informalidad, lo que supone que su contribucin a travs del sistema fiscal es muy baja o inexistente en muchos casos. Ese grupo de personas, que no son exactamente pobres pero que se concentran en el segmento de salarios muy bajos, son los ms vulnerables al cambio de ciclo. Forman el gran grupo de aquellos con mayor riesgo de perder su empleo ahora que el horizonte de crecimiento es menor, para quienes las perspectivas de movilidad social, de mayor acceso a la educacin, al transporte y a los servicios sanitarios, amenazan con desvanecerse y con devolverles al nivel socioeconmico que vivieron sus padres.167 millones de latinoamericanos viven en la pobreza. 71 millones en la indigenciaEl riesgo es ahora mucho ms real porque los buenos tiempos no van a volver. Al menos a medio plazo. La regin parece haber entrado en una fase de bajo crecimiento y su diferencial de crecimiento respecto a las grandes economas desarrolladas prcticamente desaparece. Por primera vez en los ltimos 10 aos, Latinoamrica creci por debajo del promedio de la OCDE en 2014 y 2015 apunta que seguir la misma direccin. Los organismos internacionales estiman que la actividad econmica de los siete grandes pases desarrollados (Japn, Estados Unidos, Alemania, Italia, Francia, Canad y Reino Unido) aumentar el 2,1% de media este ao y queLatinoamrica apenas crecer un 2,2%, lejos del 3,8% mundial. Unos niveles que dejan a la zona lejos de los niveles de entre el 4% y el 5% de los aos dorados previos a la crisis financiera internacional y que reducen, por tanto, las oportunidades derivadas del crecimiento, de la creacin de empleo y del margen presupuestario que permiten unos ingresos generosos.Cierto es que la desaceleracin actual no viene de la mano de las crisis que solan poner fin a las etapas de crecimiento de otras dcadas, que venan adems impulsadas por el endeudamiento externo. Amrica Latina aprendi aquella dolorosa leccin y sus fundamentos econmicos y financieros son mucho ms estables y saneados, pese a la persistencia de un dficit crnico de baja productividad. Si consideramos como gua el registro histrico del crecimiento en Latinoamrica, sin reformas vigorosas en favor de la productividad, es realista prever una nueva normalidad para la regin en su conjunto de alrededor del 3% de crecimiento anual, subraya el economista jefe del Banco Mundial para la regin, Augusto de la Torre, en su informeDesigualdad en una Amrica Latina con menor crecimiento.Por lo pronto, la regin no parece que alcanzar esa nueva normalidad en los dos prximos ejercicios y que su crecimiento ser inferior a esa meta."La recuperacin no se ha utilizado para reducir la vulnerabilidad frente a los ciclos econmicos"Si no se hace nada para compensar ese menor margen de crecimiento y gasto pblico, es previsible pensar que el ritmo de reduccin de la pobreza y de la desigualdad de estos ltimos aos se frenar considerablemente. Aunque hay quien advierte que puede que ni siquiera las mejoras registradas en la reduccin de la desigualdad sean tan espectaculares como se da a entender. De hecho, segn recordaba Arif Naqvi, fundador de The Abraaj Group, 10 de los 15 pases ms desiguales del mundo estn en Latinoamrica. De media en la regin, los ingresos del 10% ms rico suponen 27 veces los ingresos del 10% ms pobre, una relacin que es de 15 veces en el caso de Estados Unidos o de 9 veces en la media de los pases de la OCDE.El economista jefe del Banco Mundial para la regin, Augusto de la Torre, sostiene, en su informe que el problema de origen es que la desigualdad no se ha medido con propiedad en la regin y que si se amplan las mediciones a las rentas de capital, las diferencias en la cesta de la compra entre hogares de diferente renta y las declaraciones de impuestos, los datos revelan un nivel mucho ms alto de desigualdad pese a que la tendencia haya seguido una senda a la reduccin parecida.La explicacin es bastante sencilla. Segn el coeficiente de Gini, una de las medidas ms utilizadas para medir la desigualdad de rentas dentro de los pases, la cada de la desigualdad de ingresos de los hogares en Latinoamrica desde 2003 fue significativa en magnitud, sin precedentes en la historia de la regin y nica en el mundo. Esa cada se produce al medir la evolucin de los ingresos salariales que, gracias a las mejoras en la educacin, han permitido reducir las diferencias entre los ms educados y los menos. Pero Latinoamrica, a diferencia de otros pases emergentes, calcula ese indicador a partir de encuestas de ingresos salariales y no de encuestas de gastos. De esa forma, se subestiman los ingresos derivados de los rendimientos de capital de los ms ricos, fuente muy importante de ingresos en las clases altas. Si a ello se le aaden los todava escasos datos disponibles pblicamente de declaraciones de impuestos, el nuevo coeficiente Gini sita la desigualdad en un nivel mucho ms elevado.Pese a todo, Latinoamrica est en la actualidad mucho mejor posicionada, desde el punto de vista de la poltica macroeconmica, para responder al ciclo sin descuidar la equidad, sostiene De la Torre. Ah, la inversin en formacin del capital humano y en infraestructuras son la principal prioridad de la regin, que ha dependido en exceso del consumo y las exportaciones en los ltimos aos, sostenaAlicia Brcena en una de las sesiones del ltimo Foro Econmico Mundial reunido en Davos,Suiza. Segn los datos desgranados por la responsable de la CEPAL, la inversin supone el 21,7% del PIB de la regin, frente al 40% de Asia o el rango del 32% al 36% que registran la mayora de los pases de la OCDE. Esos niveles, defenda Brcena, ni siquiera cubren las necesidades en infraestructuras, educacin y sanidad de estos pases, cuanto menos para reducir las diferencias con otras regiones.Por primera vez en una dcada, la regin creci en 2014 por debajo de la media de la OCDEEn tiempos de restricciones presupuestarias las polticas de gasto pblico deben afinar sus objetivos y seguir el ejemplo de aquellas que han demostrado ms eficiencia en estos aos. Brasil, por ejemplo, ha condicionado determinados subsidios a las familias a que los padres garantizaran la asistencia de sus hijos a la escuela. Ah parece estar la clave. El 40% de las empresas latinoamericanas no encuentran a los trabajadores que buscan. Es necesario impulsar las polticas educativas, sobre todo la educacin tcnica y vocacional, lo que en otros sitios se conoce como formacin profesional. Solo as la gran masa de trabajadores informales sern menos vulnerables a la prdida de empleo y al cambio de ciclo, sostiene Melguizo. Aunque los gobiernos han reconocido la importancia de la educacin, los recursos pblicos destinados al sector apenas han pasado del 3,4% del PIB en los aos 90 hasta el 5,3% en 2011.Para aumentar esos niveles, sostiene el economista de la OCDE, hay que cambiar las bases del sistema, modificar la relacin entre lo que aportan los contribuyentes y los servicios que reciben a cambio. Es necesario reescribir un nuevo contrato social. Hay que reducir la carga tributaria que soportan los trabajadores pero que contribuyan un mayor nmero de ciudadanos, para financiar con esos recursos unos servicios de calidad en educacin, en sanidad y en transporte, asegura Melguizo. De lo contrario, las mejoras sociales de dcadas en Latinoamrica corren peligro.