Ampliacion del espacio
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Ampliación del Espacio
Límites, Formas y Modelos
Rosa Mera, Octubre de 2013.
Parques de Estudio y Reflexión. Parque Toledo. http://www.parquetoledo.org

i
RESUMEN
Una cultura no es algo que pueda explicarse, para conocerla en profundidad hay que
vivirla. Una cultura es un compendio de muchísimos elementos, transmitidos lentamente
a través de un proceso y de un tiempo concreto. El Nuevo Humanismo legado de Silo, es
sin duda el germen de una nueva cultura para el ser humano. Los que llevamos décadas
siguiendo este pensamiento hemos podido apreciar los beneficios de esta mirada sobre la
propia vida y sobre cómo interpretar el mundo en el que nos movemos.
Transmitir a otra persona una cultura que recién está naciendo, que se amplía y
diversifica, que valora el cambio como forma de adaptación, y que trata de impulsar la
coherencia como dirección hacia el sentido de la vida, sólo es posible a través de una
inmersión cultural. Así que los nuevos amigos que se acercan, comienzan a ver los efectos
bondadosos de esta cultura cuando compartimos imágenes comunes, participamos
juntos de ámbitos abiertos, de buen trato y diversos, y sobre todo cuando desarrollamos
una mirada atenta gracias a la cual, el aprender de otros se convierte en lo normal.
Este trabajo, que hoy presentamos, es un camino de apertura y empieza reconociendo los
límites en los que la vida de las personas se desarrolla. Nos vivimos llenos de
requerimientos, por lo que salir de los propios esquemas y poner imágenes compartidas
con otros tiene cierta dificultad.
La pregunta de si quieres vivir y en qué condiciones quieres hacerlo plantea una reflexión
que no sólo afectará a la propia vida sino también a la de quienes nos rodean. Creer en
aspiraciones comunes, perder el miedo a comprometerse con otros, sortear las
contradicciones entre lo que se piensa, se siente y se hace… exigirá al menos, una revisión
de cómo son las relaciones que establecemos con otras personas.
Y es que para profundizar en la relación con otros se necesita desarrollar la fe en uno
mismo. Es preciso captar cómo la conciencia lleva una dirección, y que por muy buena
persona que uno se considere, los intereses y tras ellos las tensiones, dictan al pie de la
letra muchos de los pensamientos que tenemos.
Así topamos con los límites que no sólo nos disponemos a mirar, sino tal vez a
sobrepasar, recorriendo un camino, que de ir en la dirección del sentido de la vida tendrá
su correlato en un registro claro de crecimiento interno.
Ir más allá de un límite, superar el vértigo del abismo que tras él se intuye, exige dejar a
un lado las viejas concepciones de pasividad en la conciencia. Con ello la mirada se aclara
y es posible apreciar cómo los estímulos llegados del mundo pueden ser transformados
en nuestro interior para luego devolverlos con una clara intención.
En este trabajo describimos muchos de los límites que afectan al espacio de
representación. Desde bien jóvenes contamos con un paisaje de formación, que se

ii
traduce en sensibilidad y que aposentándose sobre un sistema de tensiones delimita
nuestra espacialidad interna y con ello la libertad de idear.
Desde este enfoque de los límites, planeamos sobre el espacio, alrededor del tiempo y
tratamos de entender la importante estructura que entre ambos se da. Los límites
ocultan tras de sí creencias, pilares de nuestra identidad y conductas arraigadas en la
propia sensibilidad. Una escurridiza pista en tono afectivo que nos conduce hasta aquel
paisaje en el que nos formamos, cuya forma quedó impresa en un tempo que ya se fue,
cada vez a mayor distancia del tempo actual y de un número de relaciones pequeño que
hoy es preciso ampliar.
Se resalta como aporte que el Humanismo suma, la ubicación del “yo” en los trabajos de
desarrollo personal. Es un cambio de óptica relevante en el que se considera el trato
amable con uno mismo como esencial, sin perder de vista la dirección transformadora
sobre la que se pretende avanzar. Para este propósito, una mirada de proceso, alargada
en el tiempo, puede suavizar la inestabilidad que para la conciencia supone el
descubrimiento de contenidos, errores de conducta o tendencias inadecuadas que el yo
en defensa de los propios intereses tiende a desplegar.
Las formas geométricas son rescatadas como ejemplos de trabajo con la religiosidad en
distintas culturas. Se destaca su efecto moldeador en el equilibrio de tensiones profundas
o en el abandono de otras más periféricas. Trabajando la cenestesia, se aprecia la
distensión por capas y con ello se posibilita la ampliación y equilibrio del espacio interno.
Para finalizar, la salida al mundo y la comprensión de cómo se expresan en el ser humano
tanto los sistemas de tensiones originados por su estilo de vida, como los modelos
guardados en su interior…
Escucha…, ya salen de su letargo aquellos modelos profundos, consecuencia de nuestras
búsquedas y pedidos, de un continuado afán por preguntar o por encontrar respuestas o
por querer saber más, cuando lo Sagrado ya está en nosotros. Estos seres se dibujan en
las montañas y soplan leves al soñar, susurran imágenes acogedoras, esperan la
oportunidad para ser, para moldear el nuevo paisaje humano que surge al recordar
quiénes somos y hacia dónde vamos. La muerte se pierde en el eco del sinsentido. ¡Salta
el abismo y desvanece el temor!, las creencias que ya no somos, las memorias de lo que
pasó, tras el vacío... Luminosa y distendida se abre la imaginación.

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INDICE
PRÓLOGO ………………………………………………………………………………….………… 1
1. ABISMO, UNA DIRECCIÓN …………………………………………………………………… 3
2. LÍMITES ……………………………………………………………………………………………….. 5
2.1. Límite y forma …………………………………………………………………………… 5
2.2. Límites del espacio ……………………………………………………………………. 8
2.3. ¿Es el tiempo un límite? ……………………………………………………………. 10
3. ESTRUCTURA ESPACIO – TIEMPO ………………………………………………………… 12
3.1. El espacio – tiempo del paisaje de formación ……………………………. 13
4. LAS IMÁGENES …………………………………………………………………………………… 14
5. LA UBICACIÓN DEL “YO” ……………………………………………………………………… 16
6. FORMAS QUE MOLDEAN EL ESPACIO ………………………………………………….. 18
6.1. La esfera, molde transformador ……………………………………………….. 20
6. MODELOS Y SISTEMAS DE TENSIONES ………………………………………………… 22
BIBLIOGRAFÍA ……………………………………………………………………………………… 27

iv
Gracias a Silo,
a mis seres queridos
y a los amigos con los que comparto la alegría del futuro.

1
PRÓLOGO
Silo, maestro de gente en todas las culturas, dejó en nuestras manos una obra
magnánima, llena de sutilezas y enfoques de otra forma de concebir al ser humano, su
acción y su destino. Sin duda, su pensamiento y comprensión de lo que somos como
especie excede en ocasiones el interés que hoy las personas muestran, tanto para
entenderse a sí mismas como a sus semejantes.
Siguiendo su obra, tratando de hacer un pequeño estudio sobre los límites, las formas y
los modelos, he vuelto a releer y revisar la idea que de estos temas tenía. Y de lo que
creía aprendido a la comprensión adquirida tras el trabajo hecho son muchos los
descubrimientos y aclaraciones que se dieron.
Silo deja una obra grande, esencial en temáticas, relaciones y perspectivas. Parte de la
experiencia personal a la que todo ser humano tiene acceso y fundamenta los principios
para crear un tejido social capaz de orientar grandes cambios. Todo en la obra de Silo se
conecta y son expresiones de su coherencia y de su querer al ser humano.
Apoyando lo que avanza sabe dar fuerza y dirección para superar tantas dificultades y
errores repetidos. Señala la intención humana, nos invita a buscarla en cada uno, a
superar la mecánica de la conciencia, a rebelarnos frente a la aparente estabilidad de
aquello que produce sufrimiento. Porque hoy modelos desgastados por su propia
incoherencia han dado lugar a un desencuentro entre las personas, su interioridad y sus
circunstancias. Fracasos personales se extienden a problemas sociales; el individualismo
en su cerrazón frena aquellas aspiraciones comunes que dieron sentido y aliciente a otras
generaciones.
Y el hombre, que guarda en su interior el brillo de las estrellas, en su necesidad puede
buscar dentro de sí, rastrear tras sus imágenes esa intención que lo impulsa y captar la
señal que desde lo más profundo de su conciencia emiten modelos que aún están por
despertar.
La pregunta entonces es cómo buscar
“Hay otras cosas que se ven con otros ojos y hay un observador que puede emplazarse
de un modo diferente al habitual”
La mirada interna es una dirección activa de la conciencia. Es una dirección que busca
significado y sentido en el aparente confuso y caótico mundo interno.
Comentarios al libro de El Mensaje- Silo

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Desarrollar la mirada interna es esencial para adquirir la perspectiva adecuada que capte
cómo se interrelacionan los espacios interno y externo. Entre estos dos mundos
aparentemente separados hay concomitancias que la mirada despegada del observador y
del objeto observado revelará.
Capas y capas conforman al ser humano. Su propia morfología, células, tejidos,
órganos, aparatos, sistemas… también conductas aprendidas, formación adquirida,
roles y relaciones sociales, direcciones mentales, modelos actuales y ancestrales…
Todas estas capas desde distinta profundidad dan señal a través del cuerpo a un
espacio mental, condicionándolo y plasmándose en él. Este “espacio mental” lo llama
Silo espacio de representación.
La posición de las imágenes en el espacio de representación es esencial para producir
actos, es decir las imágenes colocadas en un emplazamiento determinado son las
responsables de cualquier movimiento o acción intencional. Nos interesa en este
estudio la relación existente entre las señales que recibe el espacio de representación
cuando configura las imágenes y la falta de libertad para salir de la forma de
representación habitual.
La conciencia no puede eludir su mecánica, el trabajo evolutivo dentro del campo
psicológico se amplía por necesidad, los límites y las formas que éstos guardan acatan
las señales de una dirección egocéntrica, en la que el “yo” es el último fin de la acción.
La Morfología juega con la cenestesia (1), a través del mundo de las formas y en el paso
por el vacío nos habilitamos para la “no forma”... El suave, casi imperceptible contacto
con lo Profundo también da señales al espacio de representación y en él dejan su
rastro significados hasta ese momento ocultos para la conciencia.
El trabajo concluye en la búsqueda de modelos profundos, que hagan posible la
construcción de un paisaje humano nuevo. Donde el temor a la muerte se transforma
y va dejando de ser el epicentro de tensiones profundas.
(1) Cenestesia: conjunto de sensaciones indefinidas captadas por sentidos internos, por las que el
individuo tiene conciencia de la existencia del propio cuerpo y de su estado.

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1. ABISMO, UNA DIRECCIÓN
Uno de los rasgos más notables y curiosos del ser humano es su actitud y respuesta
frente a la posibilidad de cambio. Este, el cambio, le causa simultáneamente
fascinación y horror, atracción y rechazo.
“… salta por encima de tu sufrimiento y no crecerá el abismo sino la vida que hay en ti. No hay pasión, ni idea, ni acto humano que se desentienda del abismo. Por tanto,
tratemos lo único que merece ser tratado: el abismo y aquello que lo sobrepasa.”
Silo – El Paisaje Interno
En estas palabras se expresa aparentemente una dualidad entre el “crecimiento de la
vida” y el abismo como oscurecimiento de la vida, pero se debe precisar. El abismo es
tratado en la obra de Silo no tanto como entidad, como sustancia, sino como dirección
en la que disminuye el sentido. El abismo representa el vértigo y la atracción de la
nada como actividad hacia la destrucción. Este vértigo ante lo desconocido pone a la
imaginación a funcionar, los temores aparecen, se activan las tensiones y éstas
traducen a imagen el abismo convirtiéndolo en un foso insondable... En esta dirección
aumenta la tensión y lo irracional se abre paso: terrores, oscuridad, sufrimiento, caída,
soledad, circunstancias no gratas, finitud, nada… a veces son traducidos
alegóricamente como criaturas extrañas, monstruos, etc.

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Hesíodo, Teogonía
Allí de la tierra lóbrega, De Tártaro nebuloso y del ponto estéril, De todos están una tras otra las fuentes y los límites penosos y húmedos, Que incluso los dioses odian, de una gran sima, A cuyo umbral no podría llegarse en un año completo, Ni aun estando dentro de sus portones. Sino que de aquí para allá le llevaría a uno tormenta tras cruel tormenta; Terrible, incluso para los dioses inmortales es este prodigio; Y la morada terrible de la sombría Noche se alza cubierta con nubes de azul oscuro.
G. S. KIRK, J. E. RAVEN Y M. SCHOFIELD, los filósofos presocráticos
Superar el abismo será elegir una dirección para la vida en la que se equilibren
conductas, ensueños y tensiones. La mecánica de la conciencia se basa en un circuito
de compensación, las tensiones disparan imágenes que llamamos ensueños para ser
equilibradas. Estos ensueños abren la caja de Pandora de los temores que a su vez
amplían las tensiones y en la acción buscando lo que da placer se encuentra también el
dolor. Placer-dolor, ensueño-temor, son duplas compensatorias, dos caras de la misma
moneda que van a la par en la conciencia y sólo soltando la que aparentemente da
mayor beneficio es que se diluye la tensión que ocasiona el otro lado.
Cuanto mayores son los ensueños del hombre, mayor su temor a perderlos, mayor sus
tensiones por mantenerlos, mayor su sufrimiento. Más grande se hace el abismo que
experimenta entorno a sus propios límites.

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2. LÍMITES
Hay una dirección para crecer en libertad y coincide con la que da sentido a la vida.
Los límites evidencian la falta de adaptación al ritmo de los acontecimientos.
Ampliar los límites es consecuencia de un trabajo intencional, que no surge de la forma
habitual de representar, sino que se da al tratar de seguir un tipo de imágenes nuevas
para la conciencia, cuya dirección es la apertura.
2.1. Límite y forma
La doctrina pitagórica dice que mediante la noción de "límite" lo "ilimitado" toma
forma. (2)
Límite se considera la frontera entre dos espacios, el perímetro de una forma, el
continente que incluye un contenido y lo separa del resto, etc. Cada ámbito en el que
la conciencia del ser humano se expresa establece sus propias referencias o límites de
actuación. Normativas, reglas, pautas, métodos, etc. Delimitan los contextos dentro
de los cuales nos movemos en el transcurrir cotidiano.
Estas delimitaciones incluyen formas que cobran vigencia y acaban siendo “la realidad
misma”. Evidentes para los sentidos, corroboran nuestras creencias y afianzan unos
límites psicológicos que argumentando seguridad esconden temores de todo tipo.
El cálculo matemático estudia en los límites de las funciones si en un punto concreto el
comportamiento de la función experimenta ciertas singularidades. Son singularidades
un máximo, un mínimo, una discontinuidad, un cambio de curvatura, también cuando
la función se dispara hacia el infinito en positivo o negativo o para encontrar entornos
en donde no está definida la función…
Para el estudio de la experiencia humana y de los límites sicológicos, tal vez
deberíamos a estas alturas ampliar el cálculo lineal para acercarnos al cálculo de
variables. Siendo tantos los aspectos y relaciones que influyen en los momentos
singulares en la vida de una persona la perspectiva matemática que precisamos estaría
(2) Aristóteles explica cómo los pitagóricos desarrollaron las ideas de Anaximandro sobre el Apeiron y
Peiron, lo ilimitado y limitado: ”... porque claramente dice que cuando la había construido, ya sea de la
superficie o de las semillas o de los elementos que no se pueden expresar, de inmediato la parte más
cercana de la ilimitada comenzó a ser elaborado en y limitado por el límite.”

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más cerca de la mecánica cuántica, con sus elementos infinitesimales y sus
probabilidades…
Ante un límite psicológico en el ser humano encontramos mucha variedad de
respuestas. Hay quienes se paralizan, otros somatizan, hay límites que hacen volver la
mirada sobre nosotros mismos, introspección, otros producen una externalización,
haciendo que olvidemos hasta quiénes somos, también en esos momentos de límite
hay quienes sacan sus mejores recursos, otros llegan a modificar su dirección vital,
etc... En cualquier caso, al igual que ocurre con el estudio de límites en cálculo
matemático, es esencial para comprender el comportamiento ver lo que pasa en el
entorno.
Los límites dan a las formas identidad y estabilidad frente a otras. Los sistemas tienden
a las formas determinadas por los estados de mínima energía o equilibrio. Este hecho
es importante tenerlo en cuenta, pues cualquier intento de cambio de una forma a
otra lleva implícito un gasto de energía mayor al que precisa para mantenerse en el
estado previo.
Las formas hacen posible el estudio de los diferentes sistemas de tensiones, gracias a ellas abstraemos y simplificamos situaciones complejas. Ellas recogen, señalan, equilibran… pero no son movimiento y cambio, como lo es la propia vida, son abstracciones ajenas al transcurrir.
En el campo de la conciencia las formas que influyen en el modo de representación
también buscan dentro del perímetro que las contiene el menor gasto energético
posible. De ahí la dificultad para salir, flexibilizar o cambiar la forma mental.
El reconocimiento de los propios límites supone el inicio de un trabajo evolutivo. En
contra de la tendencia a ocultar deficiencias y dificultades, es oportuno echar mano de
la valentía y sin tapujos ponerse en camino. Este camino de avances y retrocesos es
una dirección o búsqueda que habilita en el ser humano su enorme capacidad
transformadora.
Interpretar el acontecer, seguir el transcurrir de la realidad, exige hoy del ser humano
formas mentales transformables, con límites flexibles, que en caso de necesidad
puedan ser expandidas para dar lugar a otras formas más evolutivas.
Este proceso de cambio de una forma en otra nos coloca ante límites, ante fronteras
que separan lo conocido de lo desconocido, infranqueables según la propia conciencia,
pero siempre modificables si la intención de cambio es clara, a pesar del aparente
vértigo que suscita el ir más allá de ellas.
Cotidianamente se experimentan los límites en estados de agotamiento, cuando el
“yo” no se aguanta ni a sí mismo, en momentos en los que a la conciencia arriban más

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estímulos de los que puede dar respuesta. Ante situaciones nuevas en las que se
responde con formas antiguas, que ya no encajan. En intentos de fuerte apertura,
durante un tiempo en actitud expansiva, ampliando el cuidado y la atención a otros,
las respuestas negativas unas veces, otras veces las respuestas no esperadas, hacen
aparecer estados de saturación, desilusión o imposibilidad. Se reconocen límites al
toparnos con dificultades, cuando nos paralizan. Frente a imágenes de futuro que
exigen cambiar algo dentro de uno, reordenar de otro modo las prioridades, incluso la
resolución de algún conflicto interno. La conciencia tiende a encerrarse con excusas
poco racionales, surgen compulsiones defensivas en las que se ataca a otros y es
frecuente la aparición de climas o contenidos grabados en el paisaje de formación,
irracionales, casi infantiles en los que reside una larvada ilusión de parar el mundo, de
aquietar todo.
En el psiquismo todo está en estructura. Pareciera que el crecimiento personal va
develándose por capas y esas capas se endurecen o desvanecen según la dirección
elegida por cada persona. Cuando nos sentimos en crisis, verificamos los propios
límites. Da igual si se tiene una dirección clara o si se es llevado por los
acontecimientos, hoy el mundo con sus referencias cae y la inestabilidad es un estado
que da vértigo. Llenos de incertidumbre un precipicio se abre ante nosotros, a pesar de
nosotros, al comprobar como formas en otros momentos sólidas hoy se precipitan por
su falta de consistencia.
Sin duda, la situación actual empuja al ser humano hacia un cambio profundo. Por ello
la elección consciente de una dirección u otra se constituye como fundamento esencial
de dicho intento.
¿Qué entendemos por dirección? Una flecha señalando un lugar, la brújula del
caminante indicando hacia dónde, tenue señal del destino, el trayecto desde unas
condiciones de origen a un modelo que nos llama desde el futuro. Jugando con
alegorías, la dirección se expresa a veces como un fino hilo de Ariadna o un flaco
caballo llamado Necesidad, que imagen tras imagen pone al hombre en situación de
transformar, transferir, transgredir y hasta poder transmutar la propia forma.
He aquí mi pregunta: ¿a medida que la vida pasa, crece en ti la felicidad o el
sufrimiento? No pidas que defina estas palabras. Responde de acuerdo a lo que
sientes...Aun cuando sabio y poderoso, si no crece en ti y en quienes te rodean la
felicidad y la libertad, rechazaré tu ejemplo.
Paisaje Interno - Silo

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2.2. Límites del Espacio
“Arquitas de Tarento, el gran matemático pitagórico y amigo de Platón, será el primero
en formular el experimento mental de acercarse hasta el límite del universo y sacar la
mano al exterior. La hipótesis de un espacio sin fin, sin límites debía producir vértigo en
los pensadores griegos, como nos sigue pasando a nosotros cuando nuestra mente se
enfrenta a lo infinito, a lo que no se deja abarcar, a lo que está más allá de toda
medida”.
El concepto de espacio ha ido evolucionando a través de la Historia. Mientras que la
mirada se emplazaba en la pupila del ojo, el espacio percibido se halla fuera de los
límites del cuerpo. Con el desarrollo de la imagen y del arte, el hombre trata de
representar mejor el espacio, dándole otra dimensión y para ello el registro de la
mirada se desplaza hacia atrás de la pupila, lo que se traduce como perspectiva.
“Si es decisiva la modificación del punto de vista en la aplicación de la perspectiva, no menos importantes son las consecuencias en la representación a la que aquella da lugar: el espacio, hasta entonces cerrado y sin volumen, se abre ahora al infinito, simbolizado en el punto de fuga.”
“Comunicación entre espacios” Marisa Gabaldón
Con este desarrollo de la perspectiva se hace evidente la existencia de un espacio interno en el que puede desplazarse la mirada. Tras este hecho, la espacialidad comienza a ser ubicada tanto adentro como afuera y ambos espacios parecen tener interrelación. A la vez que desarrollamos la capacidad de representar con volumen, fuimos ganando profundidad en el espacio de representación y con ello acercándonos a la idea de infinito que surge de la falta de límites. “Tal vez buscando una nueva forma de mirar, se cuestionaron desde donde miraban. Puede ser que esta búsqueda les llevara a espacios más internos donde son otros los significados y otra la experiencia del mirar.”
“Comunicación entre espacios” Marisa Gabaldón
Me coloco ante las coordenadas de mi vida, en un espacio-tiempo concreto, y me
pregunto ¿cuáles son mis límites en este espacio?
Subo a una pequeña colina, desde donde atisbar la línea del horizonte y la mirada
observa un área circular formada por la intersección entre mi línea visual y el contorno
terrestre. Este círculo máximo que el horizonte dibuja ante mí, me señala el límite

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espacial y perceptual alcanzado por mis ojos desde el punto geográfico en el que estoy
ubicada. La cúpula celeste es una semiesfera que va al encuentro de este horizonte.
Todo lo que experimento está dentro de este volumen.
Si me muevo, viajando por una larga carretera sobre una amplia llanura, o navegando
a mar abierto, también puedo mirar al horizonte y experimentar esa cúpula esférica
que me envuelve. Todo lo que experimento sigue estando en ese entorno que, por
supuesto, me incluye a mí.
También si cierro los ojos, puedo sentirme dentro de los límites de mi cuerpo, la piel es
esa sutil frontera que determina la línea divisoria entre los estímulos que llegan a mis
sentidos externos y los que captan los sentidos internos. Todos los sentidos envían
impulsos al espacio de representación influyendo en la conformación de imágenes. El
cuerpo, como prótesis, forma parte del espacio externo sobre el cual operan mis
imágenes.
Es más, tengo la capacidad de imaginar todo lo contemplado anteriormente dentro de
mi espacio de representación con forma, extensión, color y un límite que lo contiene.
El espacio en cuanto a Universo tiene límites y sigue expandiéndose alejando a los
cuerpos que en él aparecen suspendidos. La expansión del espacio parece deberse a la
materia oscura que rodea a los cuerpos inmersos en él.
Sacando posibles relaciones entre espacio interno y externo, surge una idea sobre la
espacialidad interna…
Tal vez, esta espacialidad tan amplia como el Universo, pueda dar cobijo a una
inmensidad semejante capaz de expandirse y transformar sus límites.
La estructura del espacio M.C. Escher
Compenetración de mundos
Mano con esfera reflejante

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2.3. ¿Es el tiempo un límite?
Cuando la coordenada es el tiempo, entiendo que la muerte representa la finitud del
cuerpo en el que transcurre mi vida. Luego el límite temporal de mi existencia física
está claramente marcado por este acontecimiento.
Si viviéramos en otro planeta, el tiempo de deterioro del cuerpo sería distinto. Si
durante años viajáramos por el espacio y no experimentásemos tan fuertemente la
fuerza de la gravedad el transcurrir del tiempo sería diferente. Hay una materia en
continua transformación, y a ese registro de cambio permanente lo llamamos tiempo.
Convencionalmente, el tiempo se establece como el correr de las horas en un reloj, la
sucesión de días y noches, el transcurrir de estaciones, el movimiento de
constelaciones y planetas;… los ciclos naturales modifican el paisaje transformando sus
formas, colores y luces provocando en nosotros la idea de cambio continuo.
Un segundo, un minuto, una hora, un día son divisiones de la duración del movimiento
de rotación de la Tierra sobre su eje y los meses, las estaciones y el año dependen de
la traslación de nuestro planeta alrededor del Sol.
Si no hubiera materia, ¿habría tiempo?
Los mitos nos hablan del tiempo cuando tratan de explicarnos cómo se hizo el mundo,
cómo surgió la vida y el ser humano. En este caso buscan el origen, el inicio de la
conciencia en la vida. Y en esa búsqueda del origen y de dar explicación al acontecer,
acotan las experiencias en espacios temporales de principio y fin. Desde el eterno
pestañeo de Shiva, al perpetuo y diario castigo de Prometeo por haber entregado el
fuego a los mortales. El tiempo es una constante en los mitos, cambiante y eterno a la
vez. Según la conciencia del hombre tuviera capacidad para ordenarlo, atraparlo o
entenderlo. Así, lo inmortal se disfraza de mortal, para ser entendido por una
conciencia limitada y limitadora.
En esto de percibir el tiempo juega un papel importante las tensiones y el
emplazamiento de la mirada. Si atiendo y me centro en lo que estoy haciendo de un
modo distenso, el tiempo se corresponde exactamente con mi actividad. Si estoy
tomado por las circunstancias, corro tras ellas, siento que estoy en un sitio y debería
estar en otro, el tiempo se fuga, se hace demasiado rápido y en esa fuga se ha llevado
el registro de mí mismo. Cuando tengo que acometer una actividad que no se
corresponde con mis intereses, opto por ubicarme en mi sensibilidad, entonces la
actividad se hace pesada, aburrida, la alargo en el tiempo y pierdo la oportunidad de
captar algo nuevo, en este caso el registro es de pérdida de tiempo.
Las tensiones que experimentamos ante las imágenes que colocamos en nuestro
espacio de representación influyen en el registro de espacialidad interna y de

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temporalidad. Las tensiones producen dolor, alargan el registro del tiempo al generar
sufrimiento. Cuanto mayor es el campo de presión sobre nuestro espacio interno,
menor capacidad para flexibilizar y colocar imágenes en distintos tiempos. El registro
de continuidad desaparece y las imágenes se agolpan, se empastan en un mismo
plano.
Vemos destacable relacionar el aumento de tensión con el registro de pérdida de
espacialidad interna y de falta de tiempo.
Como experiencia a veces el tiempo se detiene por un breve instante, a veces una
situación se hace eterna, a veces el tiempo pasó sin darnos cuenta. El registro del
transcurrir va ligado a las emociones. Hay momentos especiales, en los que se alinean
intereses, prioridades, acciones, proyectos, son momentos breves, excepcionales en el
recorrido de una vida pero pueden hacer que nos vivamos fuera de tiempo o sentir
como si el tiempo se hiciera eterno. Es el caso del enamoramiento, de instantes de
comunión con todo, o momentos de comprensión que nos acercan al sentido de la
vida.
El contacto con lo Profundo deja restos de “un tiempo eterno”, sutiles indicadores de
esa entrada, casi imperceptibles. Estos restos señalan la existencia de significados que
guarda el ser humano en su interior. Son tesoros que al ser develados, al poder ser
interceptados por la conciencia, mueven fuertes emociones capaces de envolver el
tiempo, de sintetizarlo de otro modo. Tal es así, que los tres tiempos de conciencia se
entrecruzan y dejan en un mismo instante el registro de lo que fue, es y será como lo
mismo. La unidad, la belleza, la bondad, la sabiduría, la fuerza… despiertan. Y no sólo
despiertan en el mundo de las ideas platónico alejado e inalcanzable como si de un
paraíso perdido se tratara, sino en el interior de cada ser humano influyendo en su
búsqueda y esperando a ser llamados.
La conciencia sin la presión del tiempo recrea de otro modo su acción en el mundo, se
nutre de otros sentimientos, puede valorar el instante, y en esa valoración ampliar los
límites de un momento en el que sin esperar nada especial, se llena de gracia el
sencillo acto de la relación con otros.

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3. ESTRUCTURA ESPACIO - TIEMPO
Tratamos de utilizar objetos en el mundo que nos miden el espacio o nos señalan el
transcurrir del tiempo, necesarios para que de una forma arbitraria o a modo de
convención, sirvan al hecho de hacer el mundo comprensible.
Sin embargo, si de experiencia interna hablamos, vamos a ver como ambas
coordenadas se entremezclan y operan una sobre la otra.
Cuando el interés es colocar imágenes, proyectos, en un calendario, se transforma el
tiempo de calendario en espacio mental. Es como si en el espacio de representación
surgieran unas baldosas con números correlativos, o nombres de días de la semana o
nombres de meses y sobre ellas a modo de construcción se implantan las imágenes en
el día-baldosa correspondiente.
En este colocar, se registra un desplazamiento horizontal y hacia adelante según se va
futurizando con respecto al momento presente desde el que quiero construir ese
calendario. Según las imágenes estén más alejadas en el tiempo, es fácil percibir que
tienden a diluirse o nublarse, lo que indica un tipo de límite en el espacio de
representación frente al futuro. La dificultad encontrada para colocar imágenes
diferentes a las habituales en un tiempo futuro es debido a que en ese espacio ya
actúan las tensiones habituales: intereses, ensueños, modelos,… llenando la capacidad
de representación del espacio e impidiendo un nuevo tipo de imágenes. Esto dificulta
el hecho de futurizar o imaginarnos de un modo distinto en un tiempo distinto.
Por otro lado, el futuro en vigilia lo representamos adelante, y en la medida que
estemos presionados por las situaciones presentes, veremos como el espacio se
aplana, se acerca en el tiempo y nos impide poner imágenes que vayan más allá.
Espacio y tiempo tienen su aspecto histórico-social, definidos por el devenir de los
acontecimientos en un lugar y en una determinada época. Esta experiencia del espacio
y el tiempo depende del ritmo de los sucesos, la tecnología, el tipo de núcleo de
ensueño de la época, las comunicaciones y del rol esperable con el que deben actuar
las personas en su entorno. Registros de encerramiento, estrechez de espacio, vértigo
ante la velocidad de los acontecimientos, falta de tiempo, agorafobia, ansiedades,
etc… Son disfunciones que detectamos hoy sobre todo en las grandes ciudades.
Lugares con edificaciones enormes, deshumanizadas donde el espacio y el tiempo para
pensar se pierden en la rutina diaria. Todo se hace rápido y el aprovechamiento de
espacios se traduce en pensamientos prácticos.

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3.1. El espacio-tiempo del paisaje de formación
Una huella esencial para rastrear el paisaje de formación, es ver cómo éste incide en el
particular modo de sentir el tiempo y el espacio que tiene cada persona en su hacer
cotidiano. Mecánicamente algunas personas experimentan que en poco tiempo hacen
muchas cosas, otras que no tienen tiempo suficiente para hacer tal o cual tarea, hay
quienes sienten que los dejan solos ante cualquier trabajo, otros que son demasiados
para hacer lo que se pretende…
El espacio-tiempo cultural en el que se forma y desarrolla la vida influye desde las
primeras grabaciones en la forma de actuar. Familia, amigos, paisaje humano en el que
se nace y crece da a la propia identidad el sustento de un sistema de tensiones
particular y un tono afectivo que condiciona enormemente las imágenes
representadas en el espacio de representación.
Los objetos, los materiales, los olores, los juegos, las canciones, el vecindario, cómo
eran las celebraciones, las comidas, las aulas, los roles en la familia, en la escuela, el
ritmo en el cambio de los acontecimientos, los espacios en los que cada uno se movía,
los medios de transporte o de comunicación… todo quedó en la memoria emitiendo su
particular señal.
La sensibilidad, ese tono afectivo que notamos al evocar estas imágenes, se convierte
con el paso del tiempo en una especie de campo o flotador que circunda a la persona,
dentro del cual se está a gusto. Ese “a gusto” tiene un tempo para hacer las cosas, que
si otras personas irrumpen en este entorno a otro ritmo va a provocar irritación y
activará ese sistema de tensiones tan característico de cada uno que es el “enfado”,
como defensa ante tal intrusión.
Así el paisaje de formación, forma, moldea, educa, limita, ancla la conciencia de algún
modo a las dos primeras décadas de vida, fijando gustos y disgustos a tensiones y
climas característicos de esta etapa. Todas estas sensaciones grabadas, comúnmente
se asocian a la propia identidad, son casi uno mismo, de ahí surge el “yo soy así”. Este
mecanismo está en la base de muchas de las dificultades que nos impiden una
adaptación creciente frente a un mundo que cambia tan rápido.
“Todo mundo al que aspiras, toda justicia que reclamas, todo amor que buscas, todo
ser humano que quisieras seguir o destruir, también están en ti. Todo lo que cambie en
ti, cambiará tu orientación en el paisaje en que vives. De modo que si necesitas algo
nuevo, deberás superar lo viejo que domina en tu interior. ¿Y cómo harás esto?
Comenzarás por advertir que aunque cambies de lugar, llevas contigo tu paisaje
interno”.
IV. EL PAISAJE HUMANO - Silo

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4. LAS IMÁGENES
Las imágenes son las formas que produce el espacio de representación, hacen de nexo
entre la conciencia y el mundo. Las imágenes llevan en su esencia intencionalidad, es
decir dirección, son síntesis de estados por los que pasa la conciencia, traducciones de
impulsos mecánicos que buscan su compensación en el mundo. Además pueden ser
orientadas por la intención para transformar sistemas de tensiones, transferir cargas y
contenidos profundos.
Destacamos el hecho de que la imagen no es mera copia de los impulsos que vienen
del mundo a través de los sentidos, ni fotocopia de las imágenes guardadas en
memoria, ni sólo compensaciones de tensiones para ir al mundo de nuevo.
Esto no es una pipa (1928) Magritte
Este cuadro muestra el equívoco que subyace en la formulación de la pintura como
representación de la realidad, evidenciando el desajuste entre el lenguaje y el objeto
que designa cuestionando la equivalencia entre la palabra y la imagen, y entre ésta y el
objeto.
Según Magritte para la construcción de lo fantástico no hacen falta grandes alardes
imaginativos, basta con la violación de las leyes que rigen el orden común poético de
las cosas, con cuestionar la solidez de los principios, siempre convencionales y
estereotipados, sobre los que construimos nuestra existencia cotidiana.
Silo en la introducción de su libro Psicología de la Imagen define la imagen:
…“como un modo activo de estar la conciencia en el mundo, como un modo de estar
que no puede ser independiente de la espacialidad y como un modo en el que las
numerosas funciones con que cumple, dependen de la posición que asume en esa
espacialidad.”

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Y aclara:
“Al decir “espacio de representación” estamos considerando al conjunto de
percepciones e imágenes (no visuales) que dan el registro y el tono corporal y de
conciencia en el que me reconozco como “yo”, en el que me reconozco como un
“continuo”, no obstante el fluir y el cambio que experimento. De manera que ese
“espacio de representación” es tal no porque sea un contenedor vacío que debe ser
llenado por fenómenos de conciencia, sino porque su naturaleza es representación y
cuando sobrevienen determinadas imágenes la conciencia no puede sino presentarlas
bajo la forma de extensión”.
El espacio mental en el que se forman nuestras imágenes tiene a su vez sus propios
límites, un perímetro de creencias, concepciones sobre nosotros mismos y los demás,
prejuicios, etc. Ideas asumidas e internalizadas de un paisaje de formación, arraigadas
en tensiones grabadas desde la infancia, rigideces mentales y físicas que buscan
reafirmarse e impiden imaginar que todo podría ser de otro modo. Como afirma
Ortega y Gasset: “Nuestras convicciones más arraigadas, más indubitables, son las más
sospechosas. Ellas constituyen nuestro límite, nuestros confines, nuestra prisión”.
El espacio de representación es receptor de todos los datos o imágenes que memoria, imaginación y sentidos envían, a la vez que elabora las imágenes o representaciones con las que dar respuesta.
Cuando hay imágenes o contenidos asociados a momentos de tensión muy fuerte, en
los que no se dieron o no se supo dar una respuesta adecuada, pueden quedar sin
integrar, dejando un rastro de sufrimiento y la conciencia tratará inútilmente de
taparlos. Aislados en la conciencia, siguen emitiendo dolor aun estando en capas
profundas de memoria y ese dolor se traduce físicamente como tensiones
permanentes. Difíciles de apreciar de no ser porque pueden desembocar en dolores
crónicos o somatizaciones, que dando señal al espacio de representación restan
capacidad a éste para su normal funcionamiento. Esta es la razón por la que en
ocasiones zonas del espacio interno pueden quedar anestesiadas, provocando
disfunciones físicas y psicológicas. Sin embargo en el campo de las imágenes todo es
muy transformable, estas dificultades pueden ser solucionadas si los contenidos son
trabajados e integrados como una parte más de toda la experiencia. En la conciencia
todo se conecta, puesto que trabaja en estructura y por esta razón es que cobra
relevancia la capacidad para sacar relaciones coherentes entre lo que sucede y lo que
se piensa.

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5. LA UBICACIÓN DEL “YO”
“Es muy evidente que en la constitución del yo intervienen no solamente la memoria, la
percepción y la representación, sino la posición de la atención en el espacio de
representación. No se está hablando, por consiguiente, de un yo substancial sino de un
epifenómeno de la actividad de la conciencia.
Apuntes de Psicología IV- Silo
El “yo” se experimenta como identidad psicológica, la conciencia lo reconoce como
director de sus operaciones. Ahorra energía en los aspectos mecánicos de la vida, evita
tener que reaprender cada día todo de nuevo. El “yo” identificado con nosotros
mismos, apenas acepta la crítica, se reafirma como entidad y precisa ocupar un lugar
central no sólo en la propia conciencia, sino también y a ser posible en la de quienes
nos rodean.
Mecánicamente es insaciable, tiene una clara dirección marcada por los intereses más
inmediatos, y si no fuera porque choca con los intereses de otros “yoes”, no
tendríamos modo para dudar de él.
El “yo” es conservador en su forma. Defiende su emplazamiento, se enfrenta o aleja a
cualquier situación que le pueda inestabilizar o cuestionar. A veces procura la mejora,
pero ante el cambio de dirección llena de climas o temores irracionales la conciencia,
mermando los beneficios de ese cambio y asumiendo lo ya conocido como mejor.
Practica continuamente tácticas de conducta más o menos acertadas para procurar sus
intereses. Podríamos decir que es el artífice de la mayoría de los límites entre los que
creemos estar.
Emplazado en sus intereses, va haciendo que los propios problemas cojan una dimensión
extravagante en el centro de la conciencia. A veces, dichos problemas, se sintetizan
popularmente como “pescadilla que se muerde la cola” y no es porque no tengan
solución sino por obviar algún aspecto de la propia conducta que exige cambio.
Visto así, el “yo” resulta a veces de difícil manejo, detectarlo si estamos muy identificados
con él no es tarea sencilla. Sin embargo en nuestra concepción humanista del “yo”
buscamos ir suavizando sus intereses, integrando sus tendencias y ampliando su
perspectiva. Cierto es que la coherencia es un registro paralelo al del “yo”, un centro
interno que puede crecer y puede ayudar mucho a desplazar al “yo” de su querencia
hacia el centro.
Según emplacemos el “yo” vamos a organizar nuestro pensamiento hacia nosotros
mismos y hacia otros. En el oráculo de Delfos se procura una conciliación entre las

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diferentes tendencias del “yo”: para que dentro del ”yo” no hubiera esos choques entre
el pensar, sentir y actuar, daban alternancia a esa dualidad que provoca la perfección y el
caos en el ser humano. La dialéctica entre Apolo y Dionisos fue resuelta buscando la
alternancia... Durante unos meses Apolo con su métrica y medida regía los designios del
oráculo y otros meses era el teatro de Dionisos el que daba rienda suelta a las pasiones y
a la expresión.
En algunas religiones el “yo” se ha considerado enemigo del desarrollo interno y era
tratado como el mismo “demo”. Esta ubicación hacía que el practicante estuviera alerta y
en lucha permanente con sus tentaciones.
En otras filosofías orientales al pretender minimizarlo tanto o anularlo, cualquier forma
vital podía inhibir su actuación. En este enfoque, el mundo no interesa y se puede
trabajar de este modo siempre y cuando se esté viviendo en lugares que permitan el
recogimiento, al margen de la interacción con el mundo.
Con el paso del tiempo, el psicoanálisis desarrolla el concepto de “superyo” en el que el
“yo” se supedita además a la imposición de conductas socialmente aprobadas, se vincula
entonces más que con el deseo con la voluntad, con la capacidad que tiene una persona
para controlar sus impulsos y amoldarse a las pautas de comportamiento socialmente
aceptadas.
Para el humanismo, el yo es reubicable en la medida que de forma amistosa se le ayuda,
no tanto cuando lo tratamos de forma dialéctica, que en general se produce lo contrario.
El “yo” no es problema en sí mismo si hay un centro interno que se desarrolla. Como
habla Silo en la “Curación del sufrimiento”, en la medida que se va superando el deseo,
una dirección nueva a lomos de la Necesidad se abre paso.

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6. FORMAS QUE MOLDEAN EL ESPACIO
Tener registro de un espacio interno, es diferente a registrarse sólo como cuerpo. En el
trabajo de distensión se encuentran muchos límites que sirven para mapear o dibujar
cómo son las tensiones que tanto afectan a la espacialidad interna. Para sentirla se
requiere de cierta disposición, aflojar por capas, soltar imágenes y quitar ruidos
mentales. Este espacio se registra diferente en cada persona pero sería semejante a un
espacio tridimensional, en el que la imagen traducida se ve como en una pantalla pero
se emplaza en distintos grados de profundidad.
La conciencia recoge sensaciones corporales captadas por los sentidos internos más
allá de las tensiones. Las que tienen que ver con el equilibrio y la posición son captadas
por la kinestesia y las sensaciones que tienen que ver con presión, temperatura, dolor,
acidez… por los sentidos cenestésicos.
Esta cenestesia no tiene una forma fija, diríamos que es amorfa, pero puede ser
moldeada. Las tensiones dificultan su registro. Según lo homogéneo que sea esta
sensación cenestésica, una persona puede valorar lo desajustada, tensa o relajada que
se encuentra.
Tanto el estado mental como la particular forma de representar pueden ser
modificados moldeando esta cenestesia. Desde los primeros elementos de culto de la
antigüedad, el hombre intuye alguna relación entre cuerpos geométricos y espíritu. De
un lado al otro del planeta se encuentran muestras de religiosidad que dan constancia
de este hecho.
Los lugares de culto producen diferentes sensaciones corporales según su forma.
Cilindros, prismas, conos, pirámides y esferas se traducen en columnas, monolitos,
tejados, naves, cúpulas y templos enteros. Formas que ayudaban a quien meditaba o
hacía su oración a equilibrarse y conectar con lo mejor de sí mismo.
Los diferentes cuerpos geométricos pueden operar como molde del espacio interno. Y
estos moldes a su vez acoplan la cenestesia a sistemas de tensiones básicos,
desprovistos de tensiones innecesarias para la adecuada conformación de este
espacio. La cenestesia a modo de cera fundida se incluye en estas formas y se dispone
a ser moldeada. Es un trabajo de laboratorio y en el mundo, precisa de práctica y
disposición interna, cierto oficio hasta que se aprecia este efecto moldeador. El
continente o cuerpo geométrico elegido operando sobre la cenestesia hace que se
amplíe la capacidad de representación, y se experimenta como avance frente a los
propios límites.
Citamos a continuación algunos ejemplos de monumentos de culto asociados a
diferentes formas geométricas.

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Los cilindros de Gudea de Lagash (Mesopotamia) (2144 a 2124 a. n.e.)
Conmemoran la construcción del
templo del dios Ningirsu en Lagash y
la entrega del templo al dios y a su
cónyuge la diosa Bau.
Son soportes del más antiguo himno
de la historia, el Himno al templo
Eninnu.
La antigua ciudad de Bagán es, el asentamiento budista más impresionante de
Myanmar (Birmania).
Su fecha de su fundación se
remonta al año 108 d.n.e. Se
considera un área sagrada, donde
las numerosas cúpulas cónicas
señalan la elevación del espíritu.
Los egipcios comenzaron a construir sus colosales pirámides hace unos 5.000 años.
Consideradas salas de ascenso, eran
verdaderos hogares para los
muertos en su camino a “otra vida”.
El pueblo vivía para las pirámides y
fue a través de ellas que este pueblo
desarrolló su arte y el conocimiento
de la astronomía.

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Naqsh-e-Rostam, templo de fuego o pireo
Frente a las sepulturas de
DaríoI, Jerjes y ArtajerjesI, en
Persépolis (Irán) destacan los
restos de un templo del fuego.
El templo de forma cúbica
denominado Kaaba de
Zoroastro, es uno de los mejor
conservados con estas
características.
Las esferas de piedra del Delta del Diquís (Costa Rica).
Fueron talladas a mano en
granito con una esfericidad muy
perfecta. Estas esferas eran
trasladadas desde más de 50 km
y todavía no se sabe muy bien
cómo. Algunas pesan toneladas.
Se cree que son obra de los
Dikis, pueblo amerindio con un
desarrollo social, económico,
cultural religioso muy avanzado.
6.1. La esfera, molde transformador
Conseguir una esfericidad homogénea exige del pulido de muchas manos diferentes.
Dentro de las formas geométricas básicas, la esfera es completitud. Es un cuerpo
perfecto en sí mismo, homogéneo, regular, sin aristas. Da idea de equilibrio, de
compensación, también de movimiento.
La experiencia de Paz, herramienta básica de trabajo personal, se apoya precisamente
en la imagen de una esfera que se transforma en sensación, es decir la cenestesia
ocupa la forma que luego se va a expandir hasta los límites del cuerpo.

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Es frecuente experimentar como el registro cenestésico en este trabajo, no se
corresponde con una esfera perfecta. Pues bien, es en estas imperfecciones dónde se
evidencia la raíz de muchos conflictos que tomando forma de impedimentos dificultan
el avance.
Para Platón la búsqueda del complemento con el que conformar una esfera era su idea
del amor, un Propósito en sí mismo, una dirección para buscar el sentido.
Apoyándonos en esta forma esférica, vamos a buscar equilibrio en muchos temas o
zonas del espacio aparentemente opuestos pero que su razón de ser depende del
contrario, de modo que son reflejo unos de otros, llegando a tocar en sus infinitos
rebotes toda la superficie de la esfera.
Cuando hablamos de expandir y proporcionar el espacio interno estamos
considerando el hecho de quitar tensiones profundas que afectan al espacio de
representación y limitan su conformación excluyendo la posibilidad de producir
cualquier tipo de imagen.
Con el interés de proporcionar y expandir el espacio interno resulta necesario
determinar un centro de gravedad interno. Consideramos su ubicación en el centro del
pecho, es un punto de equilibrio emotivo en el que uno no se problematiza, ni se
fascina con el mundo. Este centro interno se forma cuando se equilibra la balanza de
dar y recibir, de reconciliarse y avanzar en el sentido de la vida. La libertad interna es el
indicador de ese centro y la acción válida hacia los demás es su correlato humano.
Desde ese pequeño centro comienza el desarrollo de la esfera… la espacialidad se
proporciona en la integración de aparentes opuestos. Se iluminan zonas del espacio
interno integrando el pasado y abriendo el futuro. A un lado y a otro, enfocando el
deber y el gusto desde intangibles valiosos, que elevan el deseo y hacen más livianas
las obligaciones. Arriba y abajo, reconociendo a los temores como la otra cara del
ensueño y distinguiendo las aspiraciones que dan dirección y no son compensación de
tensiones.
La espacialidad se amplía también en el eje que nos lleva de lo profundo a los otros
seres humanos, afuera y adentro. Ayudando a otros se sale del encerramiento, se
superan límites, la emoción pierde su dureza y se suaviza, el espacio de representación
adquiere profundidad y en la misma proporción aumenta la capacidad de incluir a
otros en él, adentro como afuera, en un proceso muy transformador.
Ganar en libertad es consecuencia de ayudar a otros a liberarse de sus pesadas
cargas…

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7. MODELOS Y SISTEMAS DE TENSIONES
“Cada cual y a su modo, lanza su vida hacia el paisaje externo buscando completar sus
modelos ocultos”.
Paisaje Interno - Silo
Un paso previo para entender o poder apreciar en uno mismo y en otros cómo operan
los modelos en la conducta y cuáles son esos modelos que de algún modo nos guían
hay que hablar de sistemas de tensiones.
Las tensiones son traducidas por la conciencia como “interés” de ahí su importancia.
Los intereses constituyen el motor principal de la acción cotidiana y redundan por
tanto en la dirección que otorgamos a la vida.
En el libro “La Metamorfosis” de Franz Kafka encontramos un hombre convertido en
escarabajo…
La Metamorfosis narra la historia de Gregorio Samsa,
un comerciante que mantiene con su sueldo a su
familia, con la que vive, y se levanta un día de la cama
convertido en un insecto parecido a una cucaracha o un
escarabajo gigante. Pero nunca deja de ser quien era, es
decir, piensa igual que cuando era un humano, aunque
no lo pueda expresar de la misma forma.
En el sueño de Kafka, el sistema de tensiones corporal da señal al espacio de
representación y la imagen del propio cuerpo se traduce en una especie de insecto.
Este señor que lleva una gran carga familiar, obligado a trabajar muchas horas en algo
poco reconfortante… Tal vez este hecho sea el origen de tensiones en la espalda
traducidas por el duro caparazón. El pecho encogido, metido hacia adentro.
Extremidades delgadas, vibrátiles, con poca fuerza y la cabeza agachada…
Al pobre Gregorio Samsa no le fue explicado que una vida dedicada a una actividad
aburrida, a la que no le encuentras el sentido, por muy justificado que esté el hecho de
mantener a la familia, además de resultar monótono incide en los sistemas de

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tensiones habituales, que con el paso de los años tienden a endurecerse hasta poder
dañar seriamente el propio organismo.
Según lo que procuramos conseguir del mundo, así actuamos en él. Siendo que
muchas veces cegados por los beneficios “aparentes” de tal o cual modelo, nos resulta
difícil ver en ellos lo que puede perjudicarnos.
“Si persigues un fin te encadenas, pero si todo lo que haces lo realizas como un fin en sí
mismo te liberas”.
Los Principios de Unidad Interna, La Mirada Interna – Silo
El sistema de tensiones vitales al que está sometido un pueblo se traduce como imagen
pero eso no basta para explicarlo todo a menos que se piense en burdos términos de
reto y respuesta. Es necesario comprender que en toda cultura, grupo e individuo,
existe una memoria, una acumulación histórica sobre la cual se interpreta el mundo en
que se vive. Esa interpretación es lo que configura, para nosotros, el paisaje que
percibiéndose como externo está teñido por las tensiones vitales que ocurren en ese
momento histórico o que han ocurrido hace mucho tiempo y que, residualmente,
forman parte del esquema interpretativo de la realidad presente. Cuando descubrimos
las tensiones históricas básicas en un pueblo dado nos acercamos a la comprensión de
sus ideales, aprensiones y esperanzas que no están en su horizonte como frías ideas
sino como imágenes dinámicas que empujan conductas en una u otra dirección.
Mitos y raíces universales - Silo
Citando a Ortega y Gasset, “la vida humana es imposible sin ideal, o, dicho de otra
manera, el ideal es un órgano constituyente de la vida. A veces padecemos una vital
decadencia que no procede de enfermedad en nuestro cuerpo ni en nuestra alma, sino de
una mala higiene de ideales.”
Reconocer los modelos que nos llaman desde el futuro tiene cómo no, diferentes
sustratos. Capas que van desde los modelos actuales, ideales de superficie, modelos
parciales, a los guías más profundos.
Los intereses son en general, el carburante de nuestros motores, le dan cierta ilusión de
avance a la conciencia. ¿Y hacia dónde avanzamos al ser tirados por semejante carruaje?
Hacia nuestro particular y temporal núcleo de ensueño, hacia un arquetipo que sólo se ve
cuando se alcanza. En ese preciso instante surge la desilusión, el velo de maya cae, se
puede apreciar como los talentos y las carencias funcionan en estructura, y ese modelo

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ideal deja de tener interés. La rueda del placer y la del sufrimiento se alternan pero de
pronto algo se para.
Aquí surgirá un nuevo núcleo de ensueño que reemplace el anterior. Pero en un corto
periodo, mientras esto sucede, en el que el hombre se desencuentra de sí mismo, puede
ver y por lo tanto elegir. Y este hecho es esencial para ir en busca de otro tipo de modelos
más antiguos, más comunes a todos o tal vez de un tiempo futuro.
No podemos hablar de modelos sin considerar cómo es el momento histórico social en el
que estamos inmersos. Desde luego que es un momento en el que todo hace aguas, hay
una crisis no sólo económica sino de concepción. Los modelos que han dado lugar a esta
situación vienen de una dirección muy antigua, que subyace en la esencia animal que nos
precede, en el instinto de conservación. Una dirección en la que se justifica cualquier
barbaridad en aras de la mejora personal. Es una dirección violenta, que ha sido depurada
con el paso del tiempo, pero que aun así ha colocado a unos hombres sobre otros,
arrebatándoles su intención. Grupos de potencias mundiales, jerarquías en los
estamentos sociales, en las empresas, en las mismas familias, han colocado al individuo
en un determinado lugar al nacer, que le condicionará en gran medida a lo largo de su
vida.
La crisis de hoy viene empujada por una velocidad de cambio impredecible, inasible para
los que persiguen un orden en el que todo permanece en su sitio. El modelo
individualista, eficaz, práctico, lleno de atributos gracias a la cantidad de objetos que
posee se cae con esta crisis. Modelos de relación basados en la seguridad económica, en
las apetencias, en el consumo, que se desmoronan porque las tensiones son cada vez
más groseras, las relaciones se rompen y las emociones se endurecen impidiendo pensar
con claridad. Los personajes famosos en poco tiempo caen de su pedestal, envejecen,
enloquecen o pierden credibilidad. El consumo no reemplaza el vacío que deja la falta de
entendimiento.
Pero el paisaje externo va imponiendo leyes propias y cuando pasa un tiempo, lo que
fue el más acariciado ensueño resulta en una imagen por la que se experimenta ahora
vergüenza o, cuando menos, un desvaído recuerdo. No obstante, existen profundos
modelos que duermen en el interior de la especie humana esperando su momento
oportuno. Esos modelos son la traducción de los impulsos que entrega el propio cuerpo
al espacio de representación.
Cap. XVI Los modelos de vida, Paisaje Interno-Silo

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Si nuestro particular sistema de tensiones, grabado con el paisaje de formación nos da
forma, forma que a su vez se quedó antigua. Será tarea del hombre de hoy configurar un
nuevo paisaje para dibujar otras formas que integrando el paisaje antiguo, lo supere y le
dé la apertura necesaria para su transformación.
Esta apertura será traducida en el espacio de representación, haciendo que éste cobre
volumen y se amplíe. Abriendo posibilidades a las imágenes. Con ese volumen en la
emoción, se hace liviano el compromiso, tanto de ayuda a otros como para profundizar
con uno mismo. Es una apertura que se experimenta en los dos sentidos al mismo
tiempo, adentro como afuera.
Nuevos modelos serán inspirados por significados atemporales, las tensiones tendrán que
aflojarse para que el hombre calme esos viejos y groseros intereses, antes de acceder a
los espacios profundos de la mente. De allí salen inspiraciones, registros de unidad,
perspectivas impensables y desaparecen los temores, transformando en futuro el miedo
a la muerte.
“Este modelo lo voy configurando y proyectando al mundo, y por indicadores de
coherencia y crecimiento me transforma y transforma a otros.
Este modelo es necesario y orienta mi comportamiento, pero también requiere de gusto
para mantenerlo en el tiempo, de ahí que sea diferente para cada persona. Uno puede
desarrollarse mejor si es que tengo gusto por las actividades que realizo, permitiendo que
el desarrollo incluya mis cualidades y sea más veloz acorde con las necesidades del
“tempo” que me ha tocado vivir.
Precisar el campo de acción es parte del modelo social. Será en la mística, o en lo social, o
en lo político, o en lo cultural, o en el estudio y divulgación, o una mezcla de éstas u otras
opciones.”
El Estilo de Vida – Maxi Elegido, Parques de Estudio y Reflexión. Punta de Vacas
En este nuevo modelo, el conjunto formado por un tejido compartido de muchas
personas, nutre a cada individuo que se conecta. La dirección es crecer y ayudar a crecer
a otros. Cada individuo es responsable de su propio desarrollo. Dentro de un mundo de
iguales oportunidades cada uno elige cómo avanzar. Amistad, ayuda y experiencia son
compartidas y necesarias a la hora de sincronizar una inteligencia conjunta.
Además de la acción, el hombre nuevo necesitará sentir con mayor carga sus emociones y
ampliar su capacidad de reflexión. No vale ya huir de los temas fundamentales, la
dirección que planteamos en nuestra vida tiene que ver con dejar de creer en la muerte.

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Las formas a utilizar tendrán que ser amables, versátiles, inclusivas, donde el fluir de la
creatividad está presente, capaces de adaptarse al ritmo de los acontecimientos…
El cambio de esta época se asemeja al salto que nuestra especie dio al salir de las cuevas
y lanzarse a descubrir el mundo. Hoy el mundo ya está conectado, mundializado y la
conciencia en fuga, buscando otros lugares para resolver sus crisis tiene que re-
direccionar esta búsqueda.
Antes de llegar a otros planetas, tendremos que reconocernos a nosotros viendo en los
otros el espejo de nuestra grandeza. Y será parte de esta experiencia nuestro enorme
poder transformador, cuando lleguemos a sentir que somos parte de un tejido mental
capaz de interpretar la vida y ayudarla en su desarrollo.
Nuestra especie ha de buscar la solución en el interior de su propio universo, en esa
insondable profundidad de la mente, en el espacio interno que crece cuando crece en
cada uno el sentido de la vida y la unidad interna.
La necesidad de superar el dolor y el sufrimiento, el anhelo de llegar a una civilización
planetaria y humana, la aspiración de crecer sin límites y dejar este gran legado para las
futuras generaciones, serán los vientos que muevan nuestra habitual forma de pensar,
quitando ruidos y abriendo paso a imágenes luminosas, sutiles e inspiradoras…

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BIBLIOGRAFÍA
- Comentarios a “El Mensaje de Silo”. EDAF.
- El Paisaje Interno Obras Completas I, de Silo, edición de 1999 de Ediciones Humanistas,
Madrid.
- 34 TEOGONÍA de Hesíodo, G. S. KIRK, J. E. RAVEN Y M. SCHOFIELD, Los filósofos
presocráticos, Historia crítica con selección de textos, Versión española de JESÚS
GARCÍA FERNÁNDEZ, 2ª edición PARTE I, pg.53.
- Nota 2. Escuela de filosofía, Pitagorismo, Filosofía Natural. Cita de Aristóteles en
referencia a Anaximandro y a su estudio “Sobre la Naturaleza”.
- “Comunicación entre espacios” Marisa Gabaldón (Abril 2013). Parques de Estudio y
Reflexión, Toledo.
- “El espejo mágico de M.C.Escher” , Bruno Ernst. Ed TASCHEN.
- El Paisaje Humano, Obras Completas I, de Silo, edición de 1999 de Ediciones
Humanistas, Madrid.
- Psicología de la imagen, Contribuciones al pensamiento. Silo. Colección Pensamiento
Estructural, Ed. Plaza y Valdés.
- René Magritte “El pensamiento visible”, Marcel Paquet . Ed TASCHEN.
- Psicología IV, Apuntes de Psicología, de Silo, edición de 2010 del Parque de Estudio y Reflexión de Toledo.
- La Metamorfosis, Franz Kafka
- La Mirada Interna, Obras Completas I, de Silo, edición de 1999 de Ediciones
Humanistas, Madrid.
- Mitos y raíces universales, Silo, edición 1992 de Ed. Antares.
- Ideas y creencias, José Ortega y Gasset , Obras completas I, Revista de Occidente Alianza editorial.
- “El estilo de vida” Maxi Elegido (Agosto 2012). Parques de Estudio y Reflexión,
Punta de Vacas.