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  • LA BICICLETA, EL PIE Y EL PSEUDPODO No todas las funciones vitales, corporales o psquicas son de un mismo rangobiolgico. Aparte del valor preeminente que en virtud de consideraciones ajenas ala biologa otorgamos a algunas (desde el punto de vista tico, por ejemplo, es lavoluntad desinteresada la funcin superior del ser humano), cabe disponerlas enuna jerarqua puramente vital. En otras palabras: hay funciones vitales que lo sonen un sentido ms plenario y radical que otras.Para aclarar esto, comparemos someramente ciertas actividades corporalesque tienen evidente afinidad.Montar en bicicleta es, sin duda, una funcin vital. Cuando la descomponemosen sus factores hallamos de un lado la actividad motriz de nuestras piernas ymanos; de otro, un aparato mecnico, la bicicleta. Este aparato mecnico no es unacreacin de la actividad intelectual del hombre auxiliada por otras mquinas,manejadas a su vez por piernas y brazos. Construimos la bicicleta a fin de obtener,con un mnimum de esfuerzo vital, un mximum de rapidez en la locomocin. Conuna pequea intervencin por nuestra parte, el aparato funciona segn su rgimenpropio, extravital, mecnico. En la motocicleta se ve ms patente an la finalidad detodo instrumento o mquina, a saber: que nuestra actividad queda reducida adisparar su funcionamiento. En el uso de una mquina debe sta ponerlo casi todo,nosotros casi nada.La ventaja de esta economa en el esfuerzo que la mquina proporciona traeconsigo, sin embargo, compensaciones desfavorables. La mquina tiene que serhecha para un servicio muy determinado, y funciona slo dentro de rigorosascondiciones. Cuando nuestra necesidad y las condiciones del caso coinciden con lamquina, su utilidad es superlativa. Pero cualquiera leve discrepancia la haceperfectamente intil, ms an, la convierte en estorbo.Sobre tierra quebrada o de grandes declives, lejos de depsitos de gasolina,una motocicleta es una desventaja en la lucha por la existencia. Adems, elprovecho mismo de una mquina es meramente relativo y transitorio; otramquina ms perfecta deja fuera de la concurrencia vital a quien posee aqullaanticuada.Emparejemos ahora con el montar en bicicleta otra funcin vital: el andar apie. Tambin en el andar podemos distinguir dos factores: de un lado, la energanerviosa y muscular que empleamos; de otro lado, el esqueleto que hacemosmoverse.Es el esqueleto de las piernas con sus pies terminales algo muy semejante auna mquina. Como ella, tiene una forma fija, se compone de piezas determinadas yposee un repertorio de posibles movimientos ms amplio que una bicicleta, perotambin circunscrito. Su diferencia de la mquina es puramente relativa:adaptacin a un crculo mayor de condiciones y de servicios, menor dificultad parasu sostenimiento y empleo, independencia de las industrias fabricantes y de losprecios en el mercado; en fin," escasa probabilidad de que se inventen modelos depies ms veloces. De todas suertes, una cosa parece bien clara: que salvo en el casoconcretsimo en que la bicicleta d su normal rendimiento, el pie es una mquinade mayor utilidad vital si se suman y se restan sus mayores servicios y sus menoresperjuicios.Sera bastante absurdo que ensesemos a los nios el uso de la bicicleta y noles ensesemos a andar. Comparado con esta funcinorgnica de nuestro cuerpo

  • es la ciclomocin una funcin mecnica, y, como tal, circunscrita, variable,condicionada por mil detalles, y fuera de ellos, intil o, lo que en biologa essinnimo de intil, perjudicial. Adems, el montar en bicicleta supone la funcinmotriz primaria del hombre, con sus aparatos seos, nerviosos y musculares. Enfin, implica el ejercicio y buen xito de nuestras facultades cientficas, creadoras delinstrumento locomvil y las facultades jurdicas, polticas, industriales,mercantiles, sin las cuales no habra bicicletas. El progreso, regresin o simplecambio de ruta en estas funciones, anula la bicicleta, sustituyndola osuprimindola.Mas si el uso de la bicicleta es mero mecanismo y, por tanto, menos vital queel uso del pie, tampoco ste representa la esencial vitalidad, tambin es mecanismoen comparacin con otras funciones biolgicamente primarias.Comprese el andar del hombre con la traslacin del ser ms elemental: laameba. La ameba carece casi por completo de estructura; no tiene rganosespecializados en funciones determinadas. Cuando quiere desplazarse haceavanzar su protoplasma en la direccin deseada, formando una especie detentculo o prolongacin. Fabrica, pues, un pie momentneo y ad hoc, que setiende hacia el sitio ambicionado. Por contraccin elstica, este casi pie opseudpodo arrastra el resto del cuerpo ambico. Llegar al lugar apetecido ydesaparecer el pseudpodo son una misma cosa. Una vez utilizado, viene aquelrgano transitorio a reintegrarse, a reabsorberse en la masa total del organismo, ypuede la ameba entregarse entera a la nutricin, sin tener que preocuparse de pieni de pierna que, en el hombre, incapaces de alimentarse a s mismos, constituyenuna carga para el estmago. El pseudpodo es, por tanto, un rgano que slo existeen tanto y mientras es til, que es til para la traslacin sin las limitaciones ycondicionamientos a que est sometido el pie humano, y ms que el pie humano, labicicleta industrial. Ciertamente que stos, dentro de condiciones muy precisas,sirven la funcin de andar mucho mejor que el pseudpodo; pero fuera de ellassirven para poco o para nada, esto es, perjudican. En el balance que la vida hace desus cuentas milenarias, el pseudpodo lleva fabulosas ventajas al pie y a labicicleta. Por eso la ameba tiene una existencia mucho ms segura que la delhombre caminante, para no hablar del ciclista. En una sociedad de seguros de vidala prima mayor sera otorgada a la humilde ameba, mientras hoy no se concedeseguro al aviador.El andar de la ameba es, a un tiempo, creacin del rgano adecuado y empleode l. No queda resto de mecanismo. En cambio, el andar humano es relativamentemecnico. Todo rgano estable en la medida que es estable, con forma fija yfuncionamiento predeterminado, tiene el carcter de una mquina, y su uso, de unafuncin mecnica. Esto quiere decir que toda aquella zona de la vida que consisteen la actuacin de estructuras fijas y especializadas representa una vitalidadmecanizada, secundaria. El plasma viviente, al crear el rgano especfico, conquistaalgunas ventajas a cambio de quedar en parte prisionero de su obra, agarrotadopor su invencin. Si tras el funcionamiento de los rganos no quedase latiendoinsumisa la vitalidad primigenia, inmecanizada e inespecializada, el organismo,cuanto ms complicado, sera menos apto para subsistir.Pero la mquina no marcha sin la mano o el pie, ni el pie y la mano se muevensin una fuerza genrica de motividad previa a toda organizacin. Lo que en laameba se presenta a nuestros ojos atontece en todo organismo, bien que en formamenos descubierta. La ciencia de nuestro tiempo, preocupada, en virtud de razones

  • que no son del momento, por el estudio de los rganos y su funcionamientomecnico, no ha estudiado an debidamente las actividades primarias de la vida.Se ha hecho mecnica biolgica, pero no propiamente biologa: ha atendido, conraro exclusivismo, a aquellos fenmenos que, aconteciendo en el ser vivo, sonmenos vida.Si el lector me ha seguido hasta aqu, advertir que se llega a definiciones dela vida radicalmente distintas, segn se tome como tipo de las funciones vitales unau otra de las tres bosquejadas (II, p. 275-278).