Amaxofobia: entre un 5 y un 7% de los conductores...

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EN portada p Enero-febrero 2005 TRÁFICO 10 Amaxofobia: entre un 5 y un 7% de los conductores podría sufrirla PÁNICO AL VOLANTE Enero-febrero 2005 TRÁFICO 11 Miles de españoles con permiso de conducción no se atreven a manejar su automóvil debido a un miedo patológico llamado amaxofobia. Las secuelas mentales de un accidente, la conexión con otros problemas psicológicos o la falta de técnica en la conducción pueden ser las causas. Después de años conduciendo, muchos de ellos han empezado a temblar hasta perder la libertad. Así es su ‘montaña rusa’. versin obsesiva a alguien o algo; Temor irracional compulsivo. Con esas dos acepciones define la Real Academia Espaæola de la Lengua la palabra fobia, un tØrmi- no clave en materia de psicologa y un trauma con el que muchas personas tienen que convivir. Pe- ro, ¿se puede tener un miedo enfermizo a ponerse al volante? La amaxofobia (amaxo significa carruaje en grie- go clÆsico) es un problema extendido, aunque muchos de los afectados nunca lo confiesen y utilicen cual- quier forma de transporte antes de pasar por el amargo trago de conducir. El problema es que renunciando a esta actividad ven mermada su libertad de movimien- to, llegando al extremo, por ejemplo, de tener que re- chazar un empleo por su incapacidad para trasladarse hasta Øl. Al profundizar en este miedo entramos en un terre- no poliØdrico con una casustica compleja, pero don- de tambiØn hay lugares comunes. Hemos hablado con expertos y afectados hasta moldear las aristas de un tema del que apenas existe documentacin cient- fica o datos rigurosos sobre su repercusin. Sin em- bargo, no se trata de un problema menor y casi todos los caminos referidos a la amaxofobia conducen a la misma persona: Javier Daz, un profesor de autoes- cuela que trabaja como terapeuta de amaxofbicos, tareas que puede compaginar por su doble formacin como profesor y psiclogo. Javier lleva 25 aæos dan- do clases y cuatro enseæando a superar el miedo a conducir. Junto a su esposa, tambiØn psicloga, lleva la œnica consulta en Espaæa dedicada a este tipo de casos, algo que se le ocurri porque notØ que haba una alta demanda de personas que haban dejado de conducir por miedo. As, Javier y su mujer comen- zaron a diseæar lo que denominan Terapia de expo- sicin progresiva al trÆfico. AdemÆs, Javier cre una pÆgina en Internet (www.amaxofobia.com) en la que aporta algo de luz a quienes sufren este problema prÆcticamente no existe otra referencia en castellano y en la que ha colgado un cuestionario con el que los afectados evalœan su grado de amaxofobia. Segœn sus cÆlculos, entre un 5 y 7% de las personas con permiso de con- duccin en Espaæa podran tener (o haber sufrido) este miedo patolgico a conducir. Para Daz, es una cifra bastante alta, pero no tanto si pensamos que entre un 12 y 16% de la poblacin sufre en su vida episodios problemÆticos de ansiedad. DETRÁS DEL MIEDO. Pero, ¿quiØnes son los amaxo- fbicos? Es posible que usted mismo lo sea o co- nozca a alguien cerca que lo sufra. DespuØs de todo, como afirma JosØ M“ SÆnchez Pardo psiclogo de la Direccin General de TrÆfico (DGT), conducir es, para la mayora de la gente, la œnica accin co- tidiana en la que se pone en riesgo la propia vida. Por tanto, el miedo a conducir es razonable, aun- que lo normal es que se asuma y se pase por alto cuando se realiza esta actividad. Por contra, su exa- geracin hasta sufrir crisis de pÆnico podra llamar- se amaxofobia. Fotos: Paul Alan PUTNAM. Infografías: DLIRIOS David LOSA A DLIRIOS

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EN portadap

Enero-febrero 2005TRÁFICO 10

Amaxofobia: entre un 5 y un 7% de los conductores podría sufrirla

PÁNICO AL VOLANTE

Enero-febrero 2005TRÁFICO 11

Miles de españoles con permisode conducción no se atrevena manejar su automóvil debido aun miedo patológico llamadoamaxofobia. Las secuelas mentalesde un accidente, la conexión con otrosproblemas psicológicos o la falta detécnica en la conducción pueden serlas causas. Después de añosconduciendo, muchos de ellos hanempezado a temblar hasta perder lalibertad. Así es su ‘montaña rusa’.

versión obsesiva a alguien o algo;Temor irracional compulsivo�.Con esas dos acepciones define laReal Academia Española de laLengua la palabra fobia, un térmi-no clave en materia de psicologíay un trauma con el que muchaspersonas tienen que convivir. Pe-

ro, ¿se puede tener un miedo enfermizo a ponerse alvolante?

La amaxofobia (amaxo significa �carruaje� en grie-go clásico) es un problema extendido, aunque muchosde los afectados nunca lo confiesen y utilicen cual-quier forma de transporte antes de pasar por el amargotrago de conducir. El problema es que renunciando aesta actividad ven mermada su libertad de movimien-to, llegando al extremo, por ejemplo, de tener que re-chazar un empleo por su incapacidad para trasladarsehasta él.

Al profundizar en este miedo entramos en un terre-no poliédrico con una casuística compleja, pero don-de también hay lugares comunes. Hemos habladocon expertos y afectados hasta moldear las aristas deun tema del que apenas existe documentación cientí-fica o datos rigurosos sobre su repercusión. Sin em-bargo, no se trata de un problema menor y casi todoslos caminos referidos a la amaxofobia conducen a lamisma persona: Javier Díaz, un profesor de autoes-cuela que trabaja como terapeuta de amaxofóbicos,tareas que puede compaginar por su doble formacióncomo profesor y psicólogo. Javier lleva 25 años dan-do clases y cuatro enseñando a superar el miedo aconducir. Junto a su esposa, también psicóloga, llevala única consulta en España dedicada a este tipo decasos, algo que se le ocurrió �porque noté que habíauna alta demanda de personas que habían dejado deconducir por miedo�. Así, Javier y su mujer comen-zaron a diseñar lo que denominan �Terapia de expo-sición progresiva al tráfico�.

Además, Javier creó una página en Internet(www.amaxofobia.com) en la que aporta algo de luza quienes sufren este problema �prácticamente noexiste otra referencia en castellano� y en la que ha�colgado� un cuestionario con el que los afectadosevalúan su grado de amaxofobia. Según sus cálculos,entre un 5 y 7% de las personas con permiso de con-ducción en España podrían tener (o haber sufrido)este miedo patológico a conducir. Para Díaz, �es unacifra bastante alta, pero no tanto si pensamos queentre un 12 y 16% de la población sufre en su vidaepisodios problemáticos de ansiedad�.

DETRÁS DEL MIEDO. Pero, ¿quiénes son los amaxo-fóbicos? Es posible que usted mismo lo sea o co-nozca a alguien cerca que lo sufra. Después de todo,como afirma José Mª Sánchez Pardo �psicólogo dela Dirección General de Tráfico (DGT)�, �conducires, para la mayoría de la gente, la única acción co-tidiana en la que se pone en riesgo la propia vida�.Por tanto, el miedo a conducir es �razonable�, aun-que lo normal es que se asuma y se pase por altocuando se realiza esta actividad. Por contra, su exa-geración hasta sufrir crisis de pánico podría llamar-se amaxofobia.

Fotos: Paul Alan PUTNAM. Infografías: DLIRIOS

David LOSA

A

DLI

RIO

S

ducir y agresividad: �Representan dos ex-tremos de una misma línea que tienen encomún la conducta al volante. Muchos noafrontan su fobia y adoptan la agresivi-dad como estrategia, produciendo com-portamientos temerarios�.

Un tercer grupo de amaxofóbicos agru-pa los casos más complejos. Son indivi-duos que, en un determinado momento, ytras haber conducido normalmente duran-te muchos años, comienzan a sentir un�vértigo� insostenible. Aquí no hay hor-quillas por edad o sexo, sino personalida-des que se ven desbordadas por una situa-ción personal de estrés o depresión quesale a relucir en el automóvil. En estos ca-sos, según Javier Díaz, �subyace casisiempre una baja autoestima�. Un despi-do, un caso de acoso laboral o una rupturamatrimonial, por ejemplo, pueden desem-bocar en ataques de ansiedad al volante:�En un momento dado perciben el riesgode matarse y lo interiorizan tanto que lasensación ya no les abandona�.

En palabras del psicólogo Alberto Es-teban, quien también ha tratado casos deamaxofobia en sus más de 30 años deprofesión, �ese temor indica que algoen nuestro interior no va bien. Nuestro

hace años porque no les gustaba y ahorase ven obligadas �por trabajo o cambiode residencia� a volver a hacerlo�. En-tonces se dan cuenta de que no pueden, ysienten miedo excesivo, en algunos casos�reforzado negativamente �según Fran-cisco Bonet� por personas cercanas, ge-neralmente sus maridos, quienes les re-criminan constantemente su falta de ha-bilidad�. Este �refuerzo negativo� puederelacionarse también con el aprendizaje,sobre todo en personas inseguras que noencontraron en su profesor de autoescuelatoda la paciencia que requerían.

OCULTACIÓN MASCULINA. Si los expertosseñalan que la amaxofobia afecta en ma-yor grado al sexo femenino, también des-tacan que muchos hombres la sufren en si-lencio. �Para ellos conducir es un acto vi-ril, y esconden su miedo porque se sientenavergonzados. De hecho, algunos clientesno quieren que les llame al trabajo paraconcertar una sesión por temor a queotros lo sepan�, afirma Javier Díaz. Porsu parte, África Royo �psicóloga del ISEP(Instituto Superior de Estudios Psicológi-cos)� añade que en el sexo masculino seda una relación directa entre miedo a con-

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Javier Díaz y otros expertos consulta-dos coinciden en resaltar algunos perfi-les de amaxofóbicos que se repiten confrecuencia. Por ejemplo, el de personasque han sufrido las consecuencias de unaccidente de tráfico y no son capaces deenfrentarse de nuevo a la conducción.Según Francisco Bonet, director médicodel Real Automóvil Club de Cataluña(RACC), son personas que �han vividoun accidente en primera persona, el dealgún allegado o han quedado traumati-zados tras haber presenciado uno�. Encualquier caso, el resultado es que, �de-bido al trauma sufrido, no son capacesde volver a controlar el vehículo�.

Otros casos bien definidos son aquéllosen los que no se adquirió una buena for-

LA EXAGERACIÓNDEL MIEDO HASTALLEGAR A SUFRIRAUTÉNTICAS CRISISDE PÁNICO PODRÍACONSIDERARSEAMAXOFOBIA

➤ El psicólogo Javier Díaz en una de sus sesiones.

Nacho G. es un ejemplo de que la amaxofobiano conoce profesión. Pero este taxista de 48años, con muchas carreras a sus espaldas,ha aceptado su situación con gran entereza.Todo empezó en el verano de 2002, en días demuchas horas nocturnas de trabajo y pocas desueño. Así, una noche, “me dio algo que nuncame había pasado. Estaba angustiado, temblan-do... pensé que me estaba pasando con el traba-jo. Me bajé, tomé el aire y volví al coche”. Hastahoy. “Me empezó a suceder más veces, siempreen autopista y por la sensación de velocidad.Empiezo a pensar en ello y no puedo quitármelode la cabeza”. Pese a todo, ha seguido trabajan-do: “Cuando creo que me puede pasar, intento

distraerme con la radio o charlando con el clien-te”. Aún así, no oculta que “muchas veces, si nome he encontrado bien, le he dicho a algúncliente que tomara otro taxi”. Nacho ha aprendi-do a vivir con el pánico: “Ahora lo controlo casisiempre, pero sé que está ahí”. Nacho intentarelajarse haciendo yoga y piensa que el ritmo devida de las grandes ciudades tiene mucho quever con estas fobias. Además, alude a la incre-dulidad que genera su miedo: “Nadie entiendeque te ocurra algo así, sobre todo después de 30años conduciendo”.

NACHO G. (TAXISTA)

Nuria T. tiene 28 años y hace más de cinco quedispone de permiso de conducción. Durante losprimeros años no tuvo problemas: “Conducía to-dos los días y por cualquier sitio, incluso hacíaviajes largos”. Pero su suerte cambió hace dosaños: “Se me fue el coche en una curva. No mepasó nada, pero me asusté”. Poco después, em-prendió su peor viaje: “Era una época difícil enlo personal y en el trabajo, así que decidí tomar-me unos días libres y marcharme a Galicia con

mi novio. A la vuelta, tras horas de conducción,comencé a notar que no podía controlar el co-che y paré”. Tras comer algo retomaron el viaje,pero “la ansiedad crecía y decidimos hacer no-che por el camino”. Unas horas de sueño no pu-

dieron con la angustia “a la mañana siguiente,al bajar un puerto, me entró pánico. A duras pe-nas, agotada y temblando, pude llegar a Ma-drid”. No fue algo puntual, el miedo fue mer-mando poco a poco su capacidad de conducir...“Es muy ‘chungo’ lo que se siente, como si in-conscientemente estuviera buscando el mo-mento del ‘yuyu’”. El ‘yuyu’ o ataque de pánico,aún se manifiesta “en los puentes, las curvas ala izquierda, túneles...”, aunque su fuerza de vo-luntad y la terapia que realiza con Javier Díaz lamantienen aún en ‘activo’: “Siempre me ha gus-tado conducir y pienso luchar con esto porqueno quiero depender de nadie”.

“Ojalá los que corren tantosintieran lo mismo que yo”

NURIA T.

mación como conductor. En este grupo,según Javier Díaz, �la dificultad es doble,ya que al miedo se une una técnica defi-ciente�. Un experto en mejorar la técnicade los conductores es Irenio Martín �pro-fesor de autoescuela desde hace 27 años ydirector de una autoescuela en Pozuelo deAlarcón (Madrid) donde trata muchos ca-sos de este tipo� para quien �detrás delmiedo, casi siempre subyace una gran fal-ta de preparación técnica. No dominan lamáquina, dan órdenes erróneas al auto-móvil a causa de una mala formación opor dificultades relacionadas con su psi-comotricidad o atención�. Lo importante,según Martín, �es ser capaces de inter-pretar nuestros movimientos. Algunos ne-cesitan 40 clases para eso y otros, 250;pero nadie quiere gastar tanto tiempo nidinero. Algunos lo saben y no se atreven ahacerlo y otros se lanzan pese a no estarpreparados para circular�.

Entre quienes nunca adquirieron la téc-nica para circular correctamente predomi-nan las mujeres. Según Javier Díaz, �esmuy común el caso de señoras de 30 a 40

años que dejaron dec o n d u c i r

Por edades edadmiso

Más

de

10 añ

os5 a

0 añ

os

Grupospor causasEstrés postraumático como consecuencia de haber sufrido o presenciado un accidente de tráfico.

Formación deficiente como conductores (nunca llegaron a conducir de forma regular).

Problemas psicológicos relacionados con el estrés, la ansiedad, autoestima, etc. que se manifiestan al volante.

Característicaspersonalesque más se repitenAntecedentes de trastornosde ansiedad y depresiónAntecedentes de trastornosde ansiedad y depresión

Alto nivel de estrésAlto nivel de estrés

Mediana edad (30-40 años)Mediana edad (30-40 años)

Fragilidad emocionalFragilidad emocional

Baja autoestimaBaja autoestima

Reducido nivel de toleranciaa la frustraciónReducido nivel de toleranciaa la frustración

Rigidez mentalRigidez mental

Gran nivel de autoexigenciaGran nivel de autoexigencia

Alta susceptibilidad al miedoAlta susceptibilidad al miedo0

10

20

30

40

50

60

70

80

Porcentaje

Mujeres Hombres

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CÓMO SE CURAN

El afectado recibe asistencia en la consulta del psicólogo, que recoge pistas sobre el caso que tiene que tratar.

En la consulta En la consulta

Comienzan en un vehículo de autoescuela, con el que se lanzan a circular por lugares tranquilos y familiares hasta que se le expone a situaciones más complicadas.

¡A conducir! ¡A conducir!

El afectado y el psicólogo van enel coche del paciente (un sólo mando) por loque el terapeutaya no puedeayudarle físicamente.

Sin doble mando Sin doble mando

Por primera vez el paciente va solo en su coche, aunque siguiendo al coche del psicólogo. Se comunican con señales luminosas.

Solo con guía Solo con guía

En la última fase, el psicólogo sigue a distancia alafectado, sin perderle de vista. Antes de empezar, acuerdan un punto concreto de destino.

Todavía vigilado Todavía vigilado

➤ La conducción entúneles provoca an-

gustia a muchosamaxofóbicos.

“He dicho a muchosclientes que cojan otro taxi”

Terror a la posibilidad de caer al vacío en una hipotética pérdida de control.

Circulaciónen puentes

La entrada en un espacio cerrado le crea sensación de agobio y el amaxofóbico no encuentra una salida.

Circulaciónen túnelesCirculaciónen túneles

Le da pavor incorporarse en una vía donde otros vehículos circulan a gran velocidad.

Incorpora-ciones a víasrápidas

Incorpora-ciones a víasrápidas

Aflora una exage-rada percepción del riesgo y entra en crisis al verse incapaz de controlar elvehículo.

Circulación envías rápidas de varios carriles

Circulación envías rápidas de varios carriles

La velocidad y pérdida momentánea de perspectiva pueden provocar una crisis.

Curvas cerradasy peraltadasCurvas cerradasy peraltadas

El conductor temeroso se encontrará cerrado entre las paredes y sin solución a una pérdida de control.

Vías con murode separaciónVías con murode separación

Sensación exagerada de estar estorbando al resto de los conductores mientras se realiza la maniobra.

EstacionamientoEstacionamiento

La velocidad, la pendiente y la estrechez de este tipo de carreteras forman un esce-nario perfecto para la aparición del pánico.

Grandes bajadas en puertos demontaña

Grandes bajadas en puertos demontaña

Síntomas durante la crisis o ataque de pánico

SudoraciónTaquicardiasTemblores

Ansiedad extrema ante una solución “sin salida”

Vértigo

Cefaleas

Malestar estomacal

Agarrotamiento muscular

SITUACIONES MÁS ESTRESANTES PARA LOS AMAXOFÓBICOSSITUACIONES MÁS ESTRESANTES PARA LOS AMAXOFÓBICOS

Enero-febrero 2005TRÁFICO 15Enero-febrero 2005TRÁFICO 14

trabajo es perforar todas las �capas decemento� que solemos echar sobre cosasdel pasado y miedos infantiles. Cuandoese �cemento� se resquebraja, nos hundi-mos, y el coche es un lugar apropiadopara que aparezca la angustia�.

Sólo así pueden entenderse casos ex-tremos de personas que han utilizado elcoche durante toda su vida como herra-mienta de trabajo y que, de un día paraotro, se ven incapaces de conducir. Es lahistoria de Nacho (ver pág. 12) o un ca-so que quedó grabado en la memoria deAlberto Esteban: �Un comercial que te-nía que conducir por carretera a diarioy al que una situación afectiva en su vi-da le impedía hacerlo�.

La secuencia se repite con asiduidad: unconductor habitual tiene un susto con sucoche y, a raíz de esa situación y debido aotras circunstancias psicológicas, su mie-do se va extendiendo. Primero, por ejem-plo, lo pasa mal en las curvas cerradas;luego, no se atreve a incorporarse a unaautopista; más tarde sufre bajando unpuerto de montaña hasta que lo pasan malcon el simple hecho de circular a más de100 km/h. En último término comienza apadecer ataques de pánico ante cualquier

situación. Es decir, la fobia le va acorra-lando hasta que un buen día se echa al ar-cén y no puede volver a conducir.

LA ANGUSTIA, PRIMER SÍNTOMA. ¿Quésiente un amaxofóbico durante sus crisis?Sobre todo angustia, pero también mani-festaciones físicas como sudoración, tem-blores, taquicardias, dolor estomacal, vér-tigo, sensación de desmayo y en generalsíntomas de hiperventilación producidospor el aumento exagerado del ritmo respi-ratorio, provocado a su vez por un �subi-dón� de adrenalina. La clave es lo que Ja-vier Díaz denomina �miedo al miedo, avolver a experimentar una crisis de ansie-dad en una situación de tráfico que elloscreen que no tiene salida�.

Como hemos comentado, la amaxofo-bia merma poco a poco la conducción dequien la padece. Por eso, el trabajo del te-rapeuta es volver a aumentar su confianzaprogresivamente. Esa es la premisa de la�Terapia de exposición progresiva al tráfi-co� que aplica Javier Díaz a sus �clientes�(él prefiere llamarlos así, en vez de pa-cientes). Primero los recibe en su consultae indaga sobre los motivos que puede ha-ber detrás de cada amaxofobia. Una vezrealizado ese análisis, comienza la exposi-

ción al tráfico en un coche de doble man-do �como el de las autoescuelas�, hacien-do incursiones en lugares poco conflicti-vos y aumentando la dificultad progresi-vamente. �Uno de los grandes problemasque tienen es que se observan a sí mismospermanentemente. Yo intento cambiarlesesa percepción, desviando su foco deatención al exterior�, apunta Javier. Enun segundo paso, el psicólogo y profesoracompaña al amaxofóbico en el coche deéste último, ya sin doble mando, y conti-núa aumentando el grado de dificultad delos trayectos. Superada esta fase, el con-ductor se queda solo en su coche por pri-mera vez, aunque siempre siguiendo la es-tela del terapeuta. Si sufre un ataque depánico o se ve desbordado, se lo comuni-ca al psicólogo mediante destellos y paranen el arcén. En una última progresión, elpsicólogo vigila a distancia al casi curadoconductor, previo acuerdo de un punto dedestino. �Se trata de un trabajo muy gra-tificante ya que la liberación que sientenlos que superan esta fobia es enorme�,admite Javier Díaz, quien se congratula deafirmar que �entre un 90 y 95% de losafectados que se enfrentan a la terapiacon motivación y voluntad lo superan�.Este �túnel� tiene salida. ◆

¿Puede un doctor en Psicolo-gía tener miedo a conducir?Sí. “Sentía que no estaba pre-parado para hacerlo, tenía an-gustia de enfrentarme a tantaresponsabilidad porque queríatenerlo todo controlado, y elcomportamiento de los de-más, que en general van lan-zados, me generaba descon-fianza”, comenta Tomás deAndrés, quien, a pesar de po-seer el permiso de conduccióndesde hace diez años, no hapodido utilizarlo regularmentehasta hace muy poco. “Creo que el salto de laautoescuela al tráfico real es muy grande. Derepente estás solo ante el peligro y esto gene-ra mucha ansiedad, ya que en esta actividad

no puedes jugar al ‘riesgo yerror’”. Sin embargo, como lamayor parte de los casos, To-más de Andrés no estaba satis-fecho con esta situación: “Veíaque cualquiera podía conducir yme daba rabia no tener valor”.Y así fue como Tomás, hacecuatro años, dio por casualidadcon Irenio Martín, un profesorde autoescuela que le ayudó amejorar su conducción: “Me diotranquilidad y me enseñó mu-chas técnicas que yo descono-cía”. Tanto es así que confiesa

que su aprendizaje ha durado años: “Yo hepreferido gastarme el dinero en esto; me en-seña a conocerme a mí mismo y a convertir-me en un ‘profesional’ de la conducción”.

TOMÁS DE ANDRÉS (PROFESOR DE PSICOLOGÍA)

“El exceso de responsabilidad no me permitía conducir”

A Soledad M. ahora,sólo le da miedo con-ducir, pero su perfil esel de aquellas personasque, en un momentodado, han tenido uncuadro médico compli-cado: “Hace siete añoscomencé a tener crisisde ansiedad. Primerofue en el coche, peroluego el miedo se ex-tendió a otros ámbitos.Me daba pánico cam-biar de acera en calles

anchas o entrar en centros comerciales”.Soledad dejó de conducir por carretera y selimitó a hacerlo por la ciudad, y tampoco portodos los sitios. “Fue una época difícil, sen-tía ansiedad e inseguridad en muchas cosasque hacía”. Gracias a un tratamiento psi-quiátrico fue superando sus miedos, pero sele quedó instalado el referente a la conduc-ción: “Me condiciona la vida, no puedoaceptar trabajos fuera de Madrid”. Le asustaconducir en autovías, túneles, bajadas concurvas o adelantar autobuses. “Es un pro-blema muy extendido. Mucha gente que sa-be lo que me pasa, me confiesa que tampo-co pueden con el coche”, afirma, aunqueella no se conforma: “Conducir es mi espini-ta clavada y mi gran esperanza”.

“No poder conducir mecondiciona la vida”

SOLEDAD M.

?¿ES USTEDAMAXOFOBICO?Puntúe de 5 (mucho) a 0 (ninguno) el gra-do de temor que le producen las siguien-tes situaciones de tráfico.

11. Arrancar en cuesta......................... �

22. Incorporarse a las autopistas....... �33. Al estacionar, provocar la detención de otros vehículos.............. �

44. Circular en paralelo a un autobús..�

55. En un cruce que aparezca lateralmente otro vehículo................. �

66. Circular con motos o bicicletas cerca................................................... �

77. Circular con lluvia o niebla............ �

88. Bajar puertos de montaña............. �

99. Rebasar obstáculos en calles estrechas............................................ �

1100. Circular de noche......................... �

1111. Circular con tráfico denso............. �

1122. Ver peatones cruzando la calzada............................................... �

1133. Un vehículo asomando en un cruce.................................................. �

1144. Ser adelantado en una carretera estrecha.............................. �

1155. Adelantar en una vía de doble sentido................................................ �1166. Que se cale el vehículo entorpeciendo la circulación.............. �

1177. Las cuestas abajo prolongadas... �

1188. Los túneles.................................. �

1199. Las carreteras con más de dos carriles................................................ �

2200. Los puentes y pasos elevados... �

2211. Otras situaciones no especificadas..................................... �

VALORACIÓN● Entre 0 y 26 puntos: O no existe amaxofo-bia o el grado es muy pequeño.● Entre 27 y 52 puntos: Signos moderadosde amaxofobia. Usted tiene una alta percep-ción del riesgo que en un futuro podría impe-dirle la conducción.● Entre 53 y 78 puntos: Amaxofobia impor-tante. Evita conducir en determinadas situa-ciones. Necesita tratamiento.● Entre 79 y 105 puntos: Amaxofobia muyimportante. Probablemente usted ya ha deja-do de conducir o nunca lo ha hecho con regu-laridad. Necesita tratamiento.

➤ Incorporarse auna vía rápida pue-de ser una situa-ción insalvable pa-

A Felicidad R. 36 años, le costó mucho sa-carse el permiso de conducción, así que,una vez conseguido, enseguida se compróun coche usado: “Lo utilizaba poco, sólo pa-ra hacer alguna escapada. En una de esas,me bloqueé en una ‘isleta’ y me la ‘comí’.Me daban miedo las incorporaciones, que-darme clavada en las cuestas y me ponía

nerviosa cuando en-torpecía el tráfico”,afirma. Tan grandeera el temor que de-sistió: “Me decían queluego me resultaríamás difícil, pero porunos años no volví aconducir”. Sin embar-go, Felicidad no podíaquitarse de la cabezael hecho de no poderconducir, así que lointentó de nuevo en laautoescuela: “Con el

mismo profesor que había tenido antes y delque no guardaba buen recuerdo, pero penséque más valía lo malo conocido... pero na-da”. Aún no ha vuelto a conducir sola, aun-que está contenta con sus progresos con laterapia que está siguiendo, y no pierde laesperanza de volver a coger su coche: “Mehe gastado dinero, pero no me importa si alfin consigo hacer lo que todos pueden”.

“¿Por qué todo el mundopuede hacerlo y yo no?”

FELICIDAD R. (AUXILIAR ADMINISTRATIVO)

LOS EXPERTOSCREEN QUE ELMIEDO AFECTARÍAMÁS A LASMUJERES, AUNQUEMUCHOS HOMBRESNO LO CONFIESAN