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CAPÍTULO PRIMERO Alternativas Políticas al Sistema Bipartidista Nacional 1953-1957

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CAPÍTULO PRIMERO

Alternativas Políticas al Sistema Bipartidista Nacional 1953-1957

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ALTERNATIVAS POLÍTICAS AL SISTEMA BIPARTIDISTA NACIONAL 1953-1957

1. EL MOVIMIENTO DE ACCIÓN NACIONAL (MAN)

T o d o empezó cuando en una alocución de comienzos de 1955, el General Gustavo Rojas Pinilla anunció que durante su gobierno no levantaría el estado de sitio. Esas afirmaciones del jefe del Estado produjeron malestar en el seno de las colectividades políticas tradicionales. Un columnista de El T iempo llamó a formar un "frente democrático" que vigilara la libertad. El régimen recibió de inmediato el respaldo de algunos dirigentes liberales reunidos en un organismo denominado "Alianza Popular Pro-Binomio Pueblo-Ejército por pan, techo, salud y alfabeto para todos los colombia­nos" . En su documento de lanzamiento, los allí agrupados manifestaron: l o . Que la declaración presidencial interpretaba el sentimiento popular que no deseaba regresar a la supuesta falsa normalidad "jurídica" de la oligarquía, sin llegar a un orden democrático nuevo que garantizara efec­tivamente los derechos económicos de todos los colombianos; 2o. Que el estado de sitio no debería ser levantado al menos hasta 1958, para decretar en favor del pueblo las singularidades efectivas de una auténtica democra­cia económica como única base para el sufragio popular cjue diera origen a la verdadera democracia política y 3o. Que emplazaba al pueblo de Co­lombia (obreros, campesinos, clase media, profesionales e intelectuales) en el apoyo y defensa del gobierno de las Fuerzas Armadas contra las oligar­quías de todos los partidos que tenían la vocería en la diaria e intencionada prensa monopolista y comercial; y estar alerta y activo para la próxima gran movilización popular . Antes de concretarse la creación o no de un movi-

Firmaron el documento: Rubén Uribc Ardía, Guillermo Umaña Rocha, Carlos V. Rey, Enrique Pinzón Saavedra, Pedio Nel Jiménez, Alfonso Romero Aguirrc,Juan Federico Hofman, Bernardo Medina, Pedro León Camargo, Enrique Arango Sán­chez, Manuel A. Chaparro, Enrique Cuéllar Vargas. Véase Diario Gráfico, Bogotá, enero 6 de 1955, p. 1.

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CÉSAR ADGUSTO AYALA DIAGO

EL PUEBLO S'Por

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LA CARTA SEMASAi DEL CAFE \ Kl ( Ja l l í i l ÍCV j

Gradual Ensanchamiento de las \Sourdis Regresa jt_ Actividades Económicas en 1955'#«0"» ^ Q » * i t ó % ' l

Reproducción de El T i e m p o , enero 10 de 1955. p. 1

miento o partido desde el poder, se adelantaban pasos para la organiza­ción de una manifestación de respaldo al régimen militar, programada para el 26 de febrero de 1955, la que a su vez daría comienzo a una Asamblea Nació nal de Municipalidades .

El 9 de enero de 1955, el Ministro de Gobierno Lucio Pabón Núñez, le confirmó al país lo que hasta entonces era un rumor: la creación desde arri­ba de un "tercer partido". En una en­

trevista concedida a un periódico conservador de Cartagena, Pabón re­veló la configuración de un "Movimiento de Acción Nacional", el cuál tendría "como norma y como meta respaldar la obra de gobierno en nombre de todos los partidos y clases"3. El Ministro dijo también, que "los patriotas de Acción Nacional buscaban compactar al pueblo conser­vador, liberal y socialista, a ricos y pobres, a todos los colombianos de buena voluntad" .

El primer paso en esa configuración del nuevo movimiento fue la creación de la denominada Comisión de Acción Nacional, la cual quedó integrada por los conservadores Carlos Vesga Duarte, Félix Ángel Vallejo y Ernesto Martínez Capella; el Presidente de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT), Hernando Rodríguez; los socialistas Antonio García y Luis Emiro Valencia; el gaitanista Jorge Villaveces y los liberales Abelardo Forero Benavides y José Jaramillo Giraldo, entre otros5. De inmediato los líderes del MAN pudieron dirigirse a todo el país por los micrófonos de la Radio Nacional en cadena con las emisoras de las loca-

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Luis Emiro Valencia escribió al respecto: "Se trata de una Asamblea para considerar asuntos de carácter regional: necesidades de los municipios, cuestiones de orden técnico en materia de hacienda pública, de servicios elementales para que aquellas regiones puedan recibir mayores beneficios de los recursos del erario". El Especta­dor, febrero 2 de 1995, p. 10. El periódico El Pueblo de Cartagena destacó en primera plana: "La Acción Nacional, un frente contra las oligarquías": Reproducción de El Tiempo, enero 10 de 1955, p.l. Ibid. Otros miembros de menor figuración en la Comisión fueron: José Umaña Bernal, Rafael Ortiz González, Juan Cortés Martínez, Manuel José Colorado. A la Comisión se le asignó una oficina donde funcionaba la Secretaria de la Asamblea Nacional Constituyente, para sus deliberaciones.

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Titulares de El Tiempo donde se destaca la noticia sobre la formulación del MAN.

Enero 10 de ¡955

lidades. Densas conferencias fue­ron pronunciadas por Abelardo Forero, Félix Ángel Vallejo, Ma­nuel José Colorado y Hernando Rodríguez.

La Comisión de Acción Nacio­nal se desplazó por el país con el propósito de instalar comités de­partamentales de apoyo a los actos del 26 de febrero. Los mancistas, como se les empezó a denominar, visitaron en primer término la Cos­ta Atlántica. En las ciudades de Montería, Cartagena y Barranquilla, llevaron la vocería del Movimiento Luis Emiro Valencia, líder del socialismo no comunista, y el Presidente de la CNT Hernando Rodríguez. Los miembros de la Comisión contaron con el respaldo de los gobiernos locales para sus reuniones y desplaza­mientos.

El MAN reunía resistencias múltiples: al modelo liberal de desarrollo, a la dirección de élite del conservatismo oficial, al comunismo internacio­nal. Aparecía como un núcleo concentrador de distintas vertientes de un pensamiento político-popular colombiano que se expresaba a través de órganos de prensa incapaces de competir con los grandes rotativos na­cionales y que trataban de asumir la fisonomía de movimientos políticos cuyos rastros son hoy difíciles de seguir.

Hombres de provincia, con un promedio de 40 años, los mancistas eran políticos con un alto grado de rebeldía. Formados al margen de las élites de sus partidos, eran contradictorios y vanguardistas. En su afán por salir del anonimato y expresar los anhelos de su generación se encon­traron con políticos de la capital que como ellos, se abrían paso a brazo partido, hacia el reconocimiento político.

Podría parecer extraño que el MAN, al reunir semejante variedad de imaginarios políticos, estuviera auspiciado por un personaje de una cul­tura política como la de Lucio Pabón Núñez; que prédicas de tono popu­lar y antioligárquico como la gaitanista y la socialista, por ejemplo, se identificaran con el gobierno militar y trataran además de recuperar o ganar espacios en la escena política nacional con el beneplácito del Mi-

En Barranquilla se instaló el Comité Seccional del MAN integrado por los futuros anapistas Carlos Daniel Roca y Rafael Camerano y el futuro intelectual comunista Amilcar Guido. Véase El Espectador, enero 20 de 1955, p. 9.

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nisterio de Gobierno manejado por un confeso seguidor de las ideologías del franquismo y de Oliveira Salazar. Lo cierto es que Gaitán no era un extraño en el conservatismo. Recuérdese que la candidatura de Ospina Pérez, que triunfó en las elecciones de 1946, se proclamó tardíamente cuando se hizo insuperable la división del liberalismo entre los candida­tos Turbay y Gaitán. Laureano Gómez ordenó a los conservadores asistir a las manifestaciones de Gaitán, sobre todo en aquellas comarcas donde el tribuno popular no tenía suficientes adherentes como en el caso de los Santanderes. Manifestaba Pabón en la citada entrevista que él mismo contribuyó a la movilización de conservadores a los mítines de Gaitán en Norte de Santander que era, como se sabe, un fuerte del turbayismo liberal. Según Pabón, los Directorios Conservadores movieron sus efec­tivos a favor de Gaitán, financiaron la campaña electoral en las locali­dades y tomaron bajo su responsabilidad la propaganda que identificaba al líder popular .

Esta experiencia fue más allá de los propósitos político-electorales. Gaitán, recuerda Pabón, había penetrado en las masas populares del par­tido conservador: "Yo pude ver en barrios de Bogotá, y en sectores de la Costa comprobé —continúa Pabón— que no despreciable número de co-partidarios eran sinceramente gaitanistas. Creían que Gaitán era una so­lución para sus problemas, que era un verdadero redentor" .

Pabón era consciente, entonces, de cómo estaba aferrado en el es­píritu popular el mito gaitanista. El rescate del pueblo que hacía Rojas desde el poder, en igual medida coadyuvó a las identificaciones políti­cas. Poco tiempo atrás, las masas populares habían sido ultrajadas. A sus "desmanes" les adjudicaban las consecuencias materiales y espiri­tuales de los hechos del 9 de abril. De pronto, dejaron de ser el centro de la atención, el objeto de los mimos que fueran en las argumentacio­nes de López Pumarejo o en las arengas de Gaitán, para convertirse en la chusma, en la masa abyecta, en el simple populacho. Con Rojas, el pue­blo se hace acreedor de la consideración gubernamental. El idioma de afecto y de marcada religiosidad que utilizaba, despertaba en el pueblo optimismo y esperanza:

"Todavía soy franquista..." Le confesaba Lucio Pabón a Arturo Alape en febrero de 1981. La entrevista reposa en el Centro Jorge E. Gaitán de Bogotá. Había algo más: el gaitanismo y el Laureanismo estaban manejando un discurso que apuntaba a un mismo fin —su propósito de derrumbar con su oposición el estable­cimiento. Ambos recurrían al instinto del nacionalismo, a su explotación como herra­mienta de primer orden contra la campaña de Turbay: se valieron del "Turco no". Entrevista citada.

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... y creo, que con la ayuda de vosotros y con la sincera y resuelta voluntad del gobierno, llenaremos de hospitales y puestos de salud todo el país. Quiero sinte­tizar estas palabras y esta acción diciendo que, con la ayuda de Dios socorreremos las necesidades de la patria en las clases pobres, en las clases que desde que aparece el sol hasta que se oculta, están sufriendo las consecuencias o el flagelo de las enfermedades y de la miseria .

A esto contribuyó la vocación del General por la intercomunicación humana . Sus ministros se turnaban por semanas informando de sus actividades; eran contestatarios no sólo a las presiones políticas, había un afán ético de informar al pueblo sobre sus movimientos. El idioma que para ello utilizaban era directo, sencillo e identificado popularmente .

En estas condiciones, los políticos incongruentes y disidentes con las jerarquías de sus partidos, pudieron desempolvar y volver a ventilar los contenidos de sus proyectos políticos. Desde una concepción amable y patriarcal unos, sublime y ética otros, el rescate del pueblo sirvió de cruce de caminos a los lenguajes de las diversas agrupaciones que se peleaban entre sí la representatividad de la ideología del régimen militar.

Unía a Pabón con los sectores provenientes de los partidos tradicio­nales su afán de civilizar la cultura política del país:

...porque he padecido en mí los furores de la pasión sectaria, desatada confines de predominio electoral, porque he visto como sufren los labriegos y todos los humildes los arrasantes resultados de los extremistas políticos, siempre he vivido preocupado por la unidad de los colombianos, porque practiquen la caridad que fluye de su fe religiosa en las relaciones políticas... Por esto y porque entiendo que el gobierno es para servir por igual a todos los asociados y no para utilizarlo como elemento de ventaja para ninguna secta, no he encontrado obstáculo en el desempeño de mi cargo de esta administración, que busca la unión de todos en la defensa y servicio de la patria, que lucha por llevar a un campo de fraternidad y civilización cristiana la

10 Apartes de las palabras pronunciadas por el Presidente Rojas durante la clausura del Congreso Nacional de radio y prensa. Véase Diario de Colombia, junio 13 de 1955, p. 7.

11 En la imaginación política de no pocos ideólogos del régimen, Primo de Rivera y Oliveira Salazar eran tan vigentes como lo habían sido en sus países antes de la Segunda Guerra Mundial. Era como estar leyéndolos: "Nosotros queremos elevar el pueblo, educarlo, protegerlo de la esclavitud de la plutocracia —escribía Oliveira Salazar en los años 30— que el cuidado del pueblo lo sintamos en lo más hondo, y que seamos los defensores de su ascensión continua en el orden material y moral". Ese discurso cuyo destinatario era el pueblo, distinguió a todas las corrientes que se abrogaban la representatividad del nuevo régimen. Véase Oliveira Salazar Antonio. Una Revolución Pacífica. Santiago de Chile, Ed. Arcilla, 1938, p. 38.

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acción de los partidos que tiene como norma colocar siempre los intereses nacio­nales por encima de los particulares o sectarios 12

Los socialistas no comunistas encontraron ciertos puntos de acerca­miento con Pabón en la concepción que éste había extraído del pensa­miento anticomunista de los fascismos ibéricos. En una entrevista, Luis Emiro Valencia, Secretario General del Movimiento Socialista Colombia­no (MSC), declaraba que al comunismo no se le combatía con represión ya que lo que se gastaba en balas —según él— se perdía para el desarrollo y eliminación de la miseria que constituía el verdadero caldo de cultivo para el comunismo. Valencia consideraba que la política del comunismo se basaba en el aprovechamiento del resentimiento y la miseria de los pueblos . Al igual que Primo de Rivera o de Oliveira, proponía eliminar las causas del comunismo para que este desapareciera.

Cristo y Bolívar, símbolos adoptados como estandartes ideológicos del ré­gimen militar, no eran nuevos. Se habían mantenido como monopolio del credo conservador. Significaban su continuidad y vigencia. El mismo Pabón, coautor del Golpe de Rojas, advertía siendo Ministro de Educación del gobier­

no de Laureano Gómez que Cristo y Bo­lívar alumbraban el camino de la gran­deza colombiana . Bajo su cartera, Pa­bón emprende una campaña en escue­las, colegios y universidades en pro de la enseñanza de la religión católica y de la difusión "entre la juventud del glorioso ideario cristiano y nacionalista del Liber­tador" . Convertido en el ideólogo del nuevo régimen, Pabón encuentra condi­ciones favorables para la adecuación de

ECOMCIOML

Homenaje a Carlos Vesga Duarte, presidente del MAN y Director de Eco Nacional.

su pensamiento 16

12 Conferencia pronunciada por el Ministro de gobierno a propósito del MAN. Véase la prensa nacional del 20 de enero de 1955.

13 Eco Nacional, marzo 18 de 1954. Segunda Sección. 14 "El pensamiento político del Libertador". Prólogo de Lucio Pabón Núñez. Bogotá,

Imprenta Nacional, 1953, p. 4. 15 Ibid. 16 Años mas tarde, retirado de la política, el exministro hubo de afirmar: "Mientras yo tuve

la influencia predominante en el gobierno, la orientación era la de un conservatismo renovado en lo social, pero fiel a los pensamientos fundamentales: a la doctrina católica y a la doctrina bolivariana. De ahí que yo puse a funcionar la expresión Cristo y Bolí­var". Entrevista concedida a Arturo AJape. Véase de él " la Paz, la violencia: testigos de excepción". Bogotá, Planeta, 1983, p. 206.

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Bueno es reconocer que las similitudes y coincidencias entre la activi­dad política que desplegaban pensadores conservadores del estilo de Pa­bón, el credo ideológico de Antonio García y la reivindicación del gaita-nismo de Jorge Villaveces y sus seguidores, hicieron posible el MAN co­mo primer intento en el país de lograr una tolerancia por abajo —aunque auspiciada por el gobierno militar— de las costumbres políticas.

1.1. PENSAMIENTO TOLERANTE

Surge el MAN en un momento histórico de reflexión nacional. Más exac­tamente, aprovechando la reflexión nacional que permitieron los prime­ros años de la presencia del gobierno militar en el poder. A mitad de camino, muchos dirigentes volvieron la vista atrás y se percataron de haber marchado a través de odios políticos, de colectividades ideologiza-das, intolerantes e incapaces de reconocer diferencias. Con estupor caye­ron en cuenta de haber transitado por la estrechez de un sistema bipar­tidista en permanente conflicto.

Abelardo Forero Benavides y José Félix Vallejo, liberal y conserva­dor respectivamente, se pusieron a la tarea de contribuir al esfuerzo del gobierno por la reconciliación y convivencia nacionales . Tanto Forero como Vallejo desde las páginas de Sábado y El Día, explicaban en deta­lle cada uno de los pasos del MAN en pro del entendimiento entre los ciudadanos: "¿Si no hay perdón y olvido —se preguntaba Forero Bena­vides— y a todo momento presenta cada partido sus viejas cuentas, atra­sadas, cuando podrá comenzarse la convivencia? Alguien tiene que ol­vidar primero" . Como los Centenaristas en 1910, Forero hacía un ba­lance del pasado del país: "Desde hace buena cantidad de años el país viene padeciendo el terrible flagelo de las luchas absurdas de los odios de secta y de las persecuciones sangrientas como consecuencia de una estúpida lucha política administrada por demagogos irresponsables co­mo una simple empresa de beneficios burocráticos" . Su análisis no difería del de los centenaristas. Por eso, los mancistas, aspiraban a una segunda mitad de la centuria sin más guerras interpartidistas.

Forero llamaba la atención para que se pensara el país desde lo nacio­nal y no desde los partidos. Vallejo a su vez enfatizaba en la necesidad de

17 Forero Benavides Abelardo. Por la Conciliación Nacional. Un Testimonio contra la barbarie política. Bogotá, ed. Los Andes, 1953. Vallejo Félix Ángel. Política: Misión y Destino. Bogotá, Ed. Cosmos, 1954.

18 Sábado, Bogotá, enero 29 de 1955, p. 5. 19 Sábado, febrero 5 de 1955, p. 1.

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intensificar "el desarrol lo y forma-ción de una genuina cultura cívica" . Para él la mayor parte de los males que azotaban al país se debía a una deficiente educación política. Vallejo advierte la no correspondencia entre los postulados clásicos de los progra­mas de los partidos tradicionales y los p roced imien tos para llevarlos a la práctica: "Aquellos cultos y sugestivos postulados al caer en manos de los agitadores pasionales, se truecan en armas agresivas, que en la lucha por el poder, entendido este como nuevo botín de guerra , s iembran la fatali­dad, el crimen, la desolación y la rui-

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na" . Para el mancista conservador, nada tenían que ver con la violencia los dirigentes de los partidos:

Periódico Sábado. Órgano de expresión del liberalismo que seguía las orientaciones de

Abelardo Forero Benavides, fosé Félix Vallejo y Darío Samper.

Casi siempre los prospectos de gobierno es de­cir los planes de administración, salen lim­pios de toda escoria, de toda pasión y toda ira, de las inteligencias y de las conciencias de los grandes dirigentes de los partidos tradiciona­

les. Pero al tratar de traducirlos en su función práctica, gentes aviesas y menos cultas, comprometidas en que la lucha sea sectaria y violenta, tergiversan los principios y los contenidos de aquellos postulados ilustres y se dedican a darle una interpretación acomodaticia, virulenta y explosiva .

Pr imero son "gentes aviesas" las culpables de atizar el dogmatismo y luego la generalidad del pueblo a quien, según Vallejo, no se le puede culpar por "su pobre cultura cívica". En este orden de ideas, recomienda educar al hombre colombiano desde la niñez, abogar por una atención estatal "que estimule el desarrollo y cultivo de sus buenas inclinaciones y facultades naturales: que le depare un mejor nivel de vida" ".

20 Ibid. 21 Ibid, p.3. 22 Ibid. 23 Ibid.

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De Laureano Gómez arquía y Ja unión conservadora

Titulares de Sábado

director de Sábado y el presidente Rojas.

Desde influencias distintas, o igua­les quizá, se acercaban liberales y con­servadores. Se leía entonces —aunque con retraso- en los amplios círculos in­telectuales y políticos "La Decadencia de Occidente". Oswaldo Spengler, como en los años 20, continuaba irradiando por igual las mentes de ambas subculturas políticas: su con­cepción de la historia, su elaborada sistematización del pesimismo histó­rico y cultural, su crítica a la era de las masas y del dinero y, ante todo, su violenta repulsa al liberalismo económico, influyeron en la elabora­ción de los argumentos ideológicos que se reunieron en el MAN .

Pero no se trataba sólo de Spen­gler. Con el conservador Félix Ángel Vallejo, asistimos de nuevo a una in­terpretación de los comportamientos políticos a la manera como el liberal Jorge E. Gaitán los entendió: a partir de factores biológicos. Contemporá­neos Gaitán y Vallejo, seguramente desde lecturas diferentes, resultaban coincidiendo, el primero después de la muerte del segundo, en lo que con­sideraban los obstáculos para el pro­greso. Se trataba del eco de una polé­mica de vieja data. El debate sobre la raza, —más en concreto, sobre la bio­logía de la raza— venía de los años 20 entre liberales y conservadores que sostenían la inferioridad o no de nuestras culturas frente a las euro­peas. Las luces que alumbraban las discusiones eran tomadas de las co-

24 O. Spengler es citado con frecuencia en las columnas editoriales d e los órganos de difusión de las corrientes del pensamiento que confluyen en el MAN.

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rrientes biologistas del positivismo y del determinismo geográfico. Sus émulos de uno u otro partido (Lucas Caballero, Laureano Gómez, Luis López de Mesa, Jorge Carreño Mallarino, etc), recibían sus inspiraciones de las teorías de la evolución de la especie. Trasladada la polémica al discurso político, su contenido se torna mucho más inextricable. A los postulados de las teorías evolucionistas se suman los idearios políticos foráneos que. incorporan a su discurso quienes tienen como profesión el ejercicio de la política.

A diferencia de Gaitán, Vallejo no desarrolla un crudo enfrentamien-to contra las oligarquías y por el poder. Su lucha es contra el sectarismo; pero como en Gaitán, el aspecto racial ocupa destacado lugar. Sólo que para el inmolado líder, el pueblo alcanzaría la salvación con su llegada al poder, mientras que para Vallejo como para todo el elenco dirigente del MAN, Gustavo Rojas Pinilla realizaba el sueño popular.

Para Gaitán, el obstáculo grande para el desarrollo del país era el racial-biológico: "No me habléis de grandes empeños y realizaciones en un hígado deficiente, o de un proceso nutritivo deficiente. Los políticos nuestros han olvidado que el hombre es una realidad ante todo biológica y fisiológica. Y sin nutrición de las células y sin funcionamiento equilibra­do del organismo, es vano hablar de libertad, de democracia, de justicia, de grandeza nacional" . A su vez Vallejo estimaba que no se le podía exigir al hombre colombiano estabilidad y rendimiento en el trabajo, tampoco comprensión clara ni flexibilidad en el carácter, ni suavidad en los modales y en las expresiones. "Los ingredientes étnicos que integran nuestro actual ejemplar humano — advierte Vallejo — carece además, de una nutrición adecuada, de mediana higiene y de elemental educación .

Por tradición política, los conservadores colombianos se han apropia­do desde siempre de la interpretación de las encíclicas papales. Acudir a ellas para darle peso yjustificación a sus argumentos, se fue convirtiendo para los conservadores incongruentes en una forma de quedar bien ante las jerarquías de su partido, rezagadas ante las nuevas concepciones que sobre la sociedad presentaban los pontífices. Vallejo no fue una excep­ción. Apeló a los mensajes papales para fundamentar su rechazo al mo-

25 En un estudio del problema desde lo pedagógico, Javier Saénz Obregón, estima que ese discurso biológico que distinguió la época no se derivó "de experimentaciones u observaciones rigurosas, sino de una imaginería social, política y racista de lo que tentativamente podemos llamar una sociobiología especulativa". Véase, Sáenz Obre­gón Javier. "Informe de Avance al proyecto "Saber pedagógico y Educación en Co­lombia". Febrero, 1990, p. 20-21.

26 Gaitán J. E. "Los mejores discursos 1919-1948". Bogotá, ed.Jorvi, 1968, p. 473. 27 Sábado, febrero 5 de 1955, p. 5.

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délo liberal de desarrollo. En las fuentes doctrinarias de la Iglesia, Vallejo llama la atención a las clases dirigentes:

Sin reflexionar sobre las fatales consecuencias que entraña la excesiva acumula­ción de riqueza en unas pocas manos cuando allí mismo al lado de esas grandes fortunas sufren los pobres por falta de lo necesario para vivir, algunos empresa­rios voraces e insensatos se dan a la tarea de monopolizar excesivos bienes de fortuna, omitiendo el cumplimiento de sagradas obligaciones cristianas. Por el solo placer de acumular cosas y dineros, no pocas gentes luchan día y noche como si el hombre fuese para la propiedad y el capital, y no a la inversa. Trátase de una repugnante inversión de los valores humanos .

Después del llamado de atención vino la prevención. Vallejo veía una "aberrante tendencia de la masa y del hombre medio a presionar a la clase dirigente a ponerse de acuerdo con lo que él denominó "las pasio­nes elementales del pueblo". Explicaba el problema a partir de un mora-lismo en donde el pueblo desempeñaba el papel de malo. Los problemas de incivilidad política, se podrían resolver entonces volteando las cosas: "... que más bien aquella masa se ponga de acuerdo con las razones de las clases cultas y honestas" .

El discurso de Vallejo tiene puntos coincidentes con los elementos de la nueva psicología o psicología moderna en difusión por los años 30 y que fuera adoptada en los métodos de enseñanza del país y en la inter­pretación que del comportamiento popular hicieran los políticos. Según esta corriente, a decir del pedagogo Sáenz:

Es el pueblo el que está enfermo y degenerado, es el pueblo el que sufre de sífilis, tuberculosis, alcoholismo (chichismo), coquismo, relajamiento moral, pasividad, etc. Es así como se "patologiza " la pobreza, convirtiendo al pueblo en un ente enfermo, al cual hay que vigilar, diagnosticar, controlar e higienizar. Este pueblo enfermo se convierte en amenaza para el resto de la sociedad: de una parte su estado patológico es el principal obstáculo para el desarrollo de un país moderno, por otro lado si no logra aislarse su enfermedad, puede contagiar a esa élite en la cual se fincan las esperanzas para el progreso de la nación .

Vallejo, en el fondo, como buen conservador, pensaba que al país le convenía la construcción de una sociedad cristiana, por eso su apelación a las encíclicas y su llamado a la reconciliación de las clases: "Por eso es menester trabajar, con ahínco y decisión, por un mejor entendimiento

28 Ibid. 29 Ibid. 30 Sáenz Obregón J., Informe de Avance...p. 37.

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entre nuestros hombres públicos, grandes, medianos y pequeños, y el pueblo en general. Unos y otros tenemos que entender que solo en la sensata cooperación recíproca puede resultar, a la postre, una sociedad cristiana en la que los derechos de todos los miembros de la comunidad,

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sean reconocidos y respetados por igual

1.2. EL MOVIMIENTO SOCIALISTA COLOMBIANO (MSC)

Tortuosa, llena de contradicciones, había sido la forma como trataba de abrirse paso el socialismo no comunista entre la estrechez del bipartidis­mo colombiano. Su líder Antonio García, empezó a figurar en el escena­rio político-nacional participando como ideólogo en la creación e impul­so de la "Liga de Acción Política" (LAP) en 1943, en la antesala del auge gaitanista.

La Liga se proclamó como fuerza autónoma de izquierda, indepen­diente de las camarillas que controlaban "en la oposición o en el acuer­do" la vida política colombiana. Argumentaba que "nuestra independen­cia de las directivas actuantes en la política tradicional, se basa en su incapacidad para una acción desinteresada en favor de la acción y de la democracia, dadas las vinculaciones cada vez más estrechas e indisolubles de ellas con las distintas oligarquías que se reparten la opresión nacio­nal"3 . El manifiesto de la LAP consideraba vencido el plazo dado por los colombianos para que la clase dirigente resolviera los problemas del país. Sus propulsores creían en una revolución desde arriba "por medio de un golpe de estado o un golpe de estado" —según le manifestaban al Presi­dente López Pumarejo en 1944: "uno que diese el Presidente para hacer la revolución democrática y salvar el orden de derecho u otro que le diesen al presidente, en un sentido que nadie podía prever" . Antonio García, sin embargo, vio interferidos sus propósitos por el impulso que tomó el populismo gaitanista desde 1945 y que ahogó el intento de inde­pendencia de la LAP, absorbiendo de ella sus mejores cuadros. Le corres­pondió a Antonio García tomar parte activa en la redacción de los pro­gramas y plataformas que le dieron al gaitanismo la imagen de un movimiento democrático-radical.

Ante el asesinato de Gaitán, el 9 de abril de 1948, Antonio García que no era un político, sino un consagrado profesor universitario, se alzó con

31 Sábado, febrero 5 de 1955, p. 5. 32 Manifiesto ante el presente y porvenir de Colombia. Véase: García Antonio: Apogeo

y crisis de la República Liberal". Bogotá, Tercer Mundo, 1983, p. 248-249. 33 Ibid, p. 250.

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sus ideas, programas y tesis que el gaitanismo le había permitido expre­sar. Con ese ideario a cuestas, poco más tarde, en 1951, por iniciativa suya se constituyó el Movimiento Socialista Colombiano, en un período sombrío de la historia nacional: el país abatido por la violencia oficial, los partidos liberal y comunista perseguidos. Malos augurios para el MSC nacido en tan negativa coyuntura; sobre todo, porque no se trataba de un "tercer partido" aglutinador de la dispersión gaitanista que canalizara la resistencia al régimen dictatorial de Laureano Gómez.

Estaba interesado García en un movimiento "que enfrentándose al orden tradicional, a los intereses creados, al régimen de terror y vindicta, pudiera desplazar y sustituir a un comunismo que funciona por control remoto y que actúa en el país como una sección del partido comunista ruso" . Su socialismo no consistía en una etapa previa al comunismo como lo habían concebido los fundadores del marxismo e incluso Gaitán en los años 30. Era su sustituto. En su composición social, el MSC no se diferenciaba de la LAP: intelectuales y estudiantes que empezaban en la política o insatisfechos con la existente y otros procedentes del gaita­nismo. Todos con la aspiración de bajar hasta el pueblo para concienti-zarlo y "terminar la revolución republicana iniciada en 1810" .

Antonio García, más versado que Gaitán en los procesos latinoameri­canos por sus vínculos estrechos con la vida académica y a la postre asesor de los gobiernos populistas en el continente, sabía que desde arriba, un gobierno con una política a favor del pueblo, podía cambiar —por lo menos en parte— la estructura económica de un país.

El golpe de estado que el 13 de junio de 1953 diera el General Rojas Pinilla, sus primeras intervenciones suprapartidistas, conciliadoras, na­cionalistas, anticomunistas y las medidas reformistas anunciadas por el nuevo mandatario coincidían con el anhelado régimen político de Anto­nio García. Se había resuelto su dilema de "un golpe de estado o un golpe de estado" de los años de la LAP: el golpe desde arriba.

El 2 de julio de 1953, el MSC, a través de su líder, saluda con esperanzas el advenimiento del régimen militar: "cuando el presidente Rojas Pinilla ha anunciado los tres puntos básicos de su gobierno —paz, libertad y justi­cia, ha señalado los más importantes objetivos de lo que nosotros entende­mos como revolución colombiana" . Vinieron luego las tensiones del acercamiento del MSC al gobierno. La revolución desde arriba promovida

34 A. García habla sobre la crisis de los partidos en Colombia. Diario de Colombia, julio 2 de 1953, p. 1 y 8.

35 Ibid, p. 8. 36 Eco Nacional, febrero 9 de 1954, p. 4.

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Eco Nacional, marzo 18 de 1954, p. 9.

por García convenía a lo que precisa­mente estaba predicando el Presiden­te Rojas: un gobierno suprapartidista.

En una carta enviada a Carlos Ves-ga Duarte, Antonio García sintetiza el discurso del MSC disperso en múlti­ples mensajes. En dicho documento, el jefe del MSC precisa las diferencias entre el socialismo que el denomina " s u b p r o d u c t o del c o m u n i s m o , filosófica, económica y políticamente

marxista" y el socialismo "substituto del comunismo" y que en consecuen­cia, nada tenía "doctrinariamente en común con éste, ni en el campo eco­nómico, en el filosófico, ni el político"3 . García enfatiza allí la pertenencia del MSC al segundo caso, al que definía como "un socialismo independien­te, nacionalista, democrático, enemigo de la dictadura de clase, humanista y no proletarizante, dialéctico, pero no en el sentido marxista, doctrinal-mente contrario al comunismo"38. Finalmente, Antonio García advierte que la orientación nacionalista de su movimiento se basa en su concepción del desarrollo nacional de los países débiles y subdesarrollados y, en ese sentido, destaca las coincidencias con la política del General Rojas.

1.3. EL GAITANISMO

El último contingente que completó el abanico de identificaciones con el gobierno militar fue el reducto del viejo gaitanismo. Es precisamente durante el régimen de Rojas cuando los gaitanistas, después de seis años de impedimentos, tienen la oportunidad de conmemorar la muerte del caudillo. El 10 de abril de 1954, una imponente manifestación se concen­tró primero alrededor de la estatua erigida a otro mártir liberal —Rafael Uribe— en el Parque Nacional y de allí desfiló hacia la tumba de Gaitán ubicada en la que fue su residencia. La manifestación permitió la reunión de liberales, conservadores y socialistas quienes alternándose en el uso de la palabra le daban notoriedad a lo que en síntesis fue la lucha política de Gaitán. Todo el evento estuvo colmado de significaciones: las Fuerzas Armadas y la posibilidad de volver a reunir a los gaitanistas, el inicio del desfile en el monumento a Uribe, etc. El evento tuvo además otro gran

37 Ibid. 38 Ibid.

34

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significado: la conjunción de discursos de diverso origen, identificados todos desde lo popular. Allí estuvieron quienes asimilaron el nuevo go­bierno, con la aspiración de lograr su radicalización a favor de reformas que tocaran las estructuras económicas, sociales y políticas aunque desde diferentes posiciones filosóficas. Allí empezó a surgir el MAN. Estuvieron viejos gaitanistas como Hernán Isaías Ibarra y Jorge Villaveces; socialistas como Antonio García; dirigentes del conservatismo alzatista como Daniel Valois Arce. Todos coincidieron en afirmar que "Rojas Pinilla era el re­alizador de la política de Gaitán". Ibarra, figura de primera plana del gaitanismo, manifestó que "sin el 9 de abril de 1948 no habría sido posi­ble el 13 de junio de 1953. Las fechas —anotaba— se unen en el tiempo y los dos hombres se confunden en el espacio. Gaitán-Rojas Pinilla que equivale al binomio pueblo y ejército" .

Sin lugar a dudas, la estructura del discurso que expresaba la influencia de diversos orígenes políticos se avenía muy bien con la lectura que de la ideología oficial harían los futuros mancistas. La retórica Cristo-Bolívar influyó para que la aguerrida perorata gaitanista evolucionara desde uno de sus rasgos, el mesianismo: "Gaitán es la verdad del porvenir, como re­dención del pueblo colombiano, de igual modo que dos mil años después de su sacrificio, Cristo es la verdad como síntesis de redención del univer­so" . Ahora, los gaitanistas recurren preferencialmente a ese legado, en­contrándolo reflejado y practicado por el presidente Mesías.

No obstante, fue a través de una interpretación cuidadosa del conteni­do de la lucha política de Gaitán, comparada con la esencia de algunas medidas del gobierno militar, lo que provocó el acercamiento del gaitanis­mo a Rojas. Los viejos gaitanistas fueron más allá del discurso emotivo y enunciativo. Hablando sobre lo que tenía en mente Gaitán cuando evoca­ba al país nacional, Jorge Villaveces hacía referencia a aquellos comercian­tes e industriales que "diariamente contemplan el descenso de sus modes­tas utilidades, en tanto que ven en los grandes rotativos los balances de los privilegiados que gozan del favor del país político y cuyas utilidades aumen­tan en millones y millones . La adhesión se acentúa en la medida en que se incrementan las contradicciones entre el ejecutivo y los órganos de re­presentación de las clases altas del país. Creían potencialmente —y trataban de contribuir a ella— en la radicalización del Presidente Rojas a favor de lo que ellos consideraban el país nacional: obreros y artesanos, universitarios y artistas, la clase media, los empleados, los campesinos. Seguramente por

39 Jomada, abril 24 de 1954, p. 1 y 5. 40 Ibid. 41 Jomada, abril 24 de 1954, p. 3.

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esto, Villaveces estimó que el mejor homenaje que podrían rendirle en el futuro a la memoria de Gaitán sería "el fortalecimiento del binomio pue­blo-ejército, para conseguir la justicia social, la equidad económica y la libertad política que Gaitán predicó y que el excelentísimo señor Presiden-te de la República ha enunciado como programa de gobierno" .

En efecto, al estimular todo evento evocativo de la memoria de Gai­tán, es probable que el gobierno aspirara a forjarse una imagen de con­tinuador y ejecutor del ideario del líder popular, atrayendo con esto a los reductos del acéfalo gaitanismo en respaldo del MAN.

La agudización de contradicciones entre el gobierno y los grupos de presión económica, entre aquel y el conjunto de la oligarquía colombiana que se expresaba a través de sus voceros —la gran prensa y los partidos políticos— sembró expectativas de mejoramiento de las condiciones de vida en los sectores populares. La nueva coyuntura abrió el camino para la hermenéutica de la obra de Gaitán por parte de sus ideólogos, lo que favoreció y fortaleció la imagen popular de Rojas. De ésta época datan los trabajos interpretativos del quehacer gaitanista que escribieran los profesores Luis Carlos Pérez y Antonio García, los cuales sirvieron de base ideológica al partido popular o Movimiento Socialista Colombiano en insistente constitución desde los años 50.

El MAN alcanzó a organizar cinco subcomités en el país, integrados por liberales, conservadores, socialistas y gaitanistas. Entre ellos se destacaban dirigentes obreros no solo de la CNT. El controvertido dirigente Guillermo Hernández Rodríguez, por ejemplo, asistía al subcomité de Bogotá en re­presentación de la Confederación de Trabajadores de Colombia.

La presión ejercida por la gran prensa produjo los resultados que esperaban los Directorios Políticos. En entrevista con los máximos jefes del conservatismo, el 13 de enero de 1955, Rojas negó el respaldo oficial al tercer partido. Para la tranquilidad de los personeros del bipartidismo, el Presidente autorizó al Directorio Conservador para que emitiera un

42 Ibid. 43 Pérez Luis Carlos. El Pensamiento Filosófico de Gaitán. Bogotá, 1954. En Sábado

encontramos la siguiente nota: "Recién ahora, se inicia el estudio crítico-histórico de Jorge E. Gaitán, de su obra como filósofo social, como conductor político, como líder revolucionario y como científico". Marzo, 5 de 1955, p. 3.

44 Entre otras: Gaitán y el camino de la revolución colombiana. Bogotá, 1955. En la primera quincena de mayo de 1954, había empezado a circular el órgano El Popular bajo el lema: "POR ENCIMA DF, LOS PARTIDOS ALSERViClO DEL PUEBLO" y estaba dirigido por Antonio García y Luis Emiro Valencia. Por otra parte, bajo la dirección de Jorge Villaveces, Jomada, el vocero del gaitanismo, reapareció en su tercera época. Estos dos órganos expresaban sin duda intereses de un mismo imaginario político.

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comunicado al respecto y dio instrucciones a su ministro de la política para que se dirigiera al país en conferencia radial aclarando sus concep­tos emitidos en el célebre reportaje que concedió en Cartagena y que dio inicio al debate sobre el "tercer partido" J.

Para la prensa vocera de las corrientes internas de los partidos tradi­cionales no fueron suficientes las declaraciones que el Presidente profi­rió contra el MAN. No le bastó que el General Rojas desautorizara las iniciativas de su ministro de gobierno. Todo lo contrario, arreciaron los ataques contra el fantasma del tercer partido. A mediados de enero de 1955, los periódicos partidistas le informaron al país que la CNT había lanzado la candidatura presidencial de Lucio Pabón Núñez en una comi­da ofrecida al controvertido Ministro durante su estadía en Cartagena. Allí, según los diarios, se reconoció a Pabón "como líder del tercer parti­do en su programa de lucha contra las oligarquías de todos los parti­dos" . La prensa hizo constar que la candidatura del Ministro había sido lanzada en nombre de una supuesta "tercera fuerza". Estas informacio­nes, aunque fueron desmentidas días después por el presidente de la CNT y por los jefes del MSC en cartas enviadas a El Tiempo , en nada amainaron la algarabía desatada contra los impulsores del MAN.

Visita al Presidente Rojas del Directorio Conservador que respaldaba al gobierno de las Fuerzas Armadas. De izquierda a derecha: F. de Paula Pérez, Rojas Pinilla, Pabón Núñez, de la Vega, R Azuero y

Álzate Avendaño.

LOS CONSERVADORES CON ROJAS P. (») A mal tiempo haenacara.

45 Véase mayor información sobre la entrevista del Presidente con la Dirección Nacio­nal Conservadora en Revista Semana, enero 24 de 1955, pp. 7-9.

46 Véase la prensa nacional del 15 de enero de 1955. 47 Hernando Rodríguez escribió "Es absolutamente falso que el suscrito, ni a nombre

propio, ni a nombre de la CNT, haya proclamado, ni en la comida ni en ningún otro lugar, la candidatura presidencial del actual titular de la cartera de gobierno". El T iempo , enero 17 de 1955, p. 17.

.".7

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Los colombianos estaban a la expectativa de lo que pudiera decir el Ministro de Gobierno en la anunciada conferencia sobre el mancismo y sus conexiones con el régimen. Sin embargo, nada quedó claro. Aunque el jefe de esa cartera le quitó responsabilidades al ejecutivo en los planes organi-zacionales del MAN, Pabón no negó sus simpatías con la idea de un con­tingente civil que respaldara al gobierno de las Fuerzas Armadas. El Minis­tro dio a entender en su intervención que el surgimiento del movimiento de apoyo a las medidas de Rojas era la respuesta a los llamados que se hacían desde El Tiempo para organizar un "Frente Democrático", integrado por los ciudadanos de buena voluntad de todos los partidos "para la vigilancia del costo de la libertad". Pabón Núñez interpretó el llamado de El Tiempo como una avalancha oligárquica contra el gobierno. Por eso no vaciló en manifestar: "Es curiosa la lógica y la moral de algunos individuos: un frente de conserva­dores y liberales contra el gobierno no es tercer partido, pero sí lo es un frente de conservadores y liberales en favor del gobierno"49.

Los enemigos de una nueva agrupación política estimulada desde el gobierno, no pudieron escuchar de labios del Ministro la misma desau­torización a las actividades del tercer partido proferidas por el Presidente de la República. Con apreciable habilidad política, Pabón Núñez rechazó el favor del régimen a un partido más, pero no a una iniciativa que como la del MAN aspiraba a respaldar las medidas gubernamentales de Rojas. Por eso, después de la Conferencia radial del Ministro, los propulsores de la nueva agrupación hablaron menos.de un nuevo partido, reivindi­caron lo de "movimiento" y se dedicaron con ahínco a la preparación de la manifestación programada para el 26 de febrero. Fue como el entierro del "tercer partido" y la resurrección del MAN, el cual empezó a contar con mayor respaldo oficial. La oficina de prensa del Estado, por ejemplo, editó y lanzó la plataforma ideológica del Movimiento. Según el docu­mento, entre las bases de su programa se destaca: la lucha antimonopo­lios, la defensa sindical, el sentido nacionalista del Estado sin ningún ma­tiz de partido y se subrayaba su carácter suprapartidistaJ .

Si por un lado el gobierno había dejado dicho que se trataba en el caso del MAN de una actividad popular espontánea de adhesión al régimen, por otro lado los tesoros departamentales cancelaban las cuentas en los hoteles en donde se hospedaban las delegaciones que viajaban a los preparativos de la manifestación de febrero; al tiempo que toda la propaganda de car-

48 Pabón Núñez L. "El Fantasma de un nuevo partido". Bogotá, Imprenta Nacional, 1955; y El Espectador, enero 20 de 1955, p. 10.

49 Ibid. 50 Véase reproducción en Diario Gráfico, Bogotá, enero 15 de 1955, p. 7.

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teles murales y hojas volantes e información sobre las actividades del MAN se confeccionaba en las imprentas departamentales .

La prensa vocera de los partidos tradicionales entendió que se trataba de un cambio de táctica de los matices que según ella conformaban el Movimiento de Acción Nacional: gaitanistas, socialistas, peronistas, ateos, etc.5 Sin embargo, los conservadores adversos al MAN no se opusieron inmediatamente a la realización de la anunciada manifestación. Pusieron de presente que el conservatismo, autor de la adhesión nacional que se prepara al Presidente Rojas, "debía ser el organizador del acontecimiento para evitar la capitalización de la iniciativa por parte de los "rezagos del gaitanismo" . En este sentido, advirtieron: "Son las masas conservadoras las que, en primer término, van a llenar las calles de Bogotá el día de la gran manifestación en honor del gobierno que preside el Teniente General Gustavo Rojas Pinilla. Porque en el fondo, de lo que se trata es de una demostración de vigor político del apoyo que el partido conservador presta

a la actual administración ejecutiva ge-nuinamente conservadora" .

Se inició, entonces, una álgida dis­puta por el liderazgo en la organiza­ción y realización de la anunciada ma­nifestación. Tratando de darle un ca­rácter amplio de participación en los eventos programados, fue incluido en el subcomité para Cundinamarca el Presidente del Directorio Conser-

Carícatura de El Tiempo sobre las vador por ese Departamento José Vi-declaraciones de Pabón Núñez en Cartagena.

51

52

53 54

Véase Diario Gráfico, enero 23 de 1955, p. 6. Este periódico reprodujo un facsímil de una carta dirigida por el Comité de Acción Nacional al gobernador de Bolívar informán­dole quienes hadan parte de la organización regional del MAN, carta que fue reprodu­cida con el logotipo de la Imprenta Departamental y distribuida en el Departamento. Se distinguieron por su denodada oposición a la cacareada manifestación, los perió­dicos El Colombiano de Medellín y La República de Bogotá, cuyos editoriales contra toda actividad del MAN eran reproducidas por los órganos de provincia de igual orientación. Contribuía a esclarecer la esencia política del MAN el matutino laurea-nista Diario Gráfico. El País, Cali, enero 29 de 1955, p.4. Diario de Colombia, Bogotá enero 27 de 1955, p. 5. Vale anotar que La República y El Colombiano se consideraban a sí mismo "prensa gobiernista" por ser voceros dei conservatismo que había sufragado en la Asamblea Nacional Constituyente por la continuación de Rojas en el poder. "Sería insólito que un Presidente elegido por el conservatismo carecería del respaldo de esta colectividad", —escribía un editoria-lista de La República el 25 de enero de 1955, p. 4.

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cente Sánchez, quien condicionó la aceptación de la dirección del subco-mi té advirtiendo que la manifestación "sería conservadora integralmente y sin infiltraciones marxistas" .

Empero, el MAN fue más constante en la convocatoria a los eventos del 26 de febrero. Sus formas de promoción fueron calificadas de "pro­paganda perniciosa" por los diarios conservadores, a los cuales les inco­modaba que se invitara a la manifestación recurriendo no tanto al ideario del gaitanismo como a las maneras gaitanistas de hacer la política y que según ellos avivaban la lucha de clases.

A los voceros del periodismo conservador inquietaba que se ver­tieran y legitimaran, como parte de la filosofía del gobierno, algunos elementos del discurso político característicos del período previo a la caída del liberalismo en 1946. Para la resistencia conservadora a la sociabilidad del gobierno militar, el gaitanismo actuaba como ca­talizador de pretéritas luchas políticas populares de tipo jacobino y que se expresaban en los canelones con los que la Comisión de Ac­ción Nacional empapelaba las ciudades colombianas invitando a la gente a salir a la calle:

¡TRABAJADORES.1 Gaitán fue víctima de las oligarquías porque representaba los intereses del pueblo liberal y conservador; por la misma razón lo es el Presidente Rojas Pinilla. Viva el binomio Pueblo-Ejército; ¡COLOMBIANOS! Las oligar­quías son enemigas de la paz social y el binomio pueblo-fuerzas armadas la sostendrá como su principal bandera de trabajo. Viva el Presidente Rojas Pini­lla, viva la manifestación del 26 de febrero .

Los voceros conservadores advirtieron que no se trataba de una sim­ple adhesión política, de una sincera manifestación de apoyo, sino de manipular hábilmente al Presidente Rojas y de paso atizar la lucha de clases en el país.

Diario Gráfico, un órgano de información que aunque conservador no era gobiernista, anotaba en uno de sus editoriales que el estilo de los cartelones tenía añoranzas "gaitanistas", "frente-populistas"; que estaban hechos con ingredientes "nueveabrileños" y que resumían campañas de­satadas en los tiempos de la dominación izquierdista y, finalmente, que tenían olor a viernes cultural . En una edición anterior, el mismo diario

55 Véase El Tiempo, Bogotá, febrero 4 de 1955, p. 19. 56 Véase reproducción del contenido de los canelones en El Tiempo, enero 23 de 1955,

p. 9 y Diario Gráfico, enero 22 de 1955. La República, enero 27 de 1955, p.l.

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había consignado: "La oportunidad del gaitanismo después del 9 de abril, es la del 26 de febrero" . En esto coincidía el laureanismo con la prensa conservadora que se consideraba oficial: "... la propaganda a que aludi­mos la hallamos clasista, demagógica y de sabor abrileño", escribía La República .

Algo había de cierto en la afirmación de los diarios conservadores; pe ro el gaitanismo en el MAN era solo uno de sus componentes . Hemos anotado atrás que también estaban conservadores, socialistas, liberales y personas sin partido. Prueba de ello es que Acción Nacional contaba para la difusión de sus actividades y de su filosofía, además de las imprentas del Estado, con órganos periodísticos de diversa ideología: Jornada , vo­cero de los gaitanistas; El Popular , que propagaba las tesis del socialismo no comunista; Sábado, pregonero de las argumentaciones del liberalis­mo no oficial de Abelardo Forero Benavides. Estos órganos se identi­ficaban en los propósitos de secularizar la cultura política del país y coin­cidían con la filosofía de quienes desde diarios conservadores apuntaban a lo mismo: Carlos Vesga Duarte, Félix Ángel Vallejo y otros más desde Diario de Colombia o Eco Nacional, entre otros.

Uno de los méritos del MAN estriba en su lucha por abrir espacios en medio de la estrechez del bipartidismo colombiano, en atreverse a opinar sobre la necesidad de divorciar los asuntos del Estado de los eclesiásticos a través de agrias polémicas: l o . con la jerarquía de la iglesia y con la prensa de profunda orientación católica; 2o. Con los diarios conservado­res que respaldaban al régimen militar; 3o. Con la prensa liberal. Ya an­tes, cuando se veía venir la polémica del "tercer part ido" como la conjun­ción de los sectores incongruentes (sindicalistas, peronistas, gaitanistas, conservadores disidentes^socialistas, etc.), los laureanistas, analizando el contenido programático de la Alianza Popular p ro binomio pueblo-ejér­cito manifestaban que en este país no habría forma de que los colombia­nos se entusiasmaran por la democracia económica; como tampoco de que abandonaran la filosofía de la república cristiana, unitaria y conserva­dora, para llevar el brazalete peronista que ostentaría el nuevo part ido.

57 Diario Gráfico, enero 22 de 1955, p. 6. 58 Diario Gráfico, enero 12 de 1955, p.6. 59 La República, enero 24 de 1955, p . 4. Insinuaba además el editorialisla que le asal­

taba el temor de que los redactores de los afiches fueran los mismos que "en épocas de ingrata recordación llamaban el pueblo "a la carga" hasta caer en la fecha maldita del 9 de abril".

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Su respuesta era tajante: la República será cristiana, unitaria y conserva­dora o no será nada .

Este tipo de crítica influyó para que los mancistas en la siguiente tan­da de propaganda, convocando a los actos de febrero, optaran por un nuevo contenido del texto de los cartelones. Se llamaba ahora al pueblo a salir a la calle "en defensa del Salvador de la tradición católica", lo que fue interpretado por el sector laureanista como un ataque directo al an­terior gobierno .

1.4. EL FINAL

La prensa conservadora que apoyaba al régimen fue la primera en edito-rializar contra las tentativas de un nuevo partido. El diario caleño El País, entre otros, consideraba que la organización de un "tercer partido" en­trañaba "un burdo desconocimiento de la sinceridad del conservatis-mo" . Vinieron los lamentos de losjefes conservadores. El Constituyente Augusto Ramírez Moreno señalaba que era conveniente "recordar que la mayoría del partido conservador constituye el partido de gobierno y el soporte civil de la política presidencial" . Esta presión desde el conserva­tismo hacía difícil activar el proyecto del Movimiento de Acción Nacional (MAN), máxime cuando el mismo Presidente de la República se había impuesto la tarea de recuperarle credibilidad a su partido, que en su casi totalidad veía en el gobierno instaurado el 13 de junio de 1953 su conti­nuación rejuvenecida en el poder. En general, para la militancia conser­vadora que apoyaba al gobierno, al decir de un editorialista, el 13 de junio había sido "una reacción de derechas contra errores de un régimen también de derechas" .

El solo temor a la idea del "tercer partido" unió a las dos colectivida­des tradicionales. Un diario conservador, como El Deber de Bucaraman-ga, olvidó recientes rencores partidistas, cuando manifestó que los dos partidos tradicionales obedecían en Colombia a motivos de tradición "tan arraigada en sus adeptos, que bastaría intentar el cambio de sus nombres para que se comprendiera como es de sagrado ese depósito

60 Diario Gráfico, enero 7 de 1955, p. 6. 61 Diario Gráfico, febrero 1 de 1955, p.6. 62 Contra la tentativa del "tercer partido", editorializaron los periódicos conservadores:

El País y Diario del Pacífico en Cali; El Colombiano en Medellín, La Prensa y El Litoral en Barranquilla.

63 El Tiempo, enero 13 de 1955, p. 11. 64 El Colombiano, Medellín, junio 13 de 1955.

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histórico" . Por su parte, La Prensa de Barranquilla señalaba que para los planes de engrandecimiento nacional del gobierno era innecesaria la modificación de la "tradicional y carísima organización en dos bandos que por vías distintas buscan un solo fin: la grandeza, el progreso, el mejoramiento continuado de Colombia" .

A los diarios conservadores del Valle del Cauca les asustaba que la nueva organización política creciera a expensas de los partidos tradicio­nales, lo que para ellos traería funestos brotes de sectarismo. Diario del Pacífico catalogaba a ambas colectividades como las mejores organizadas del continente. Escribía el periódico que los dos partidos, al formar "la entraña misma de la patria" estaban vinculados, aunque fatalmente, al pasado de la historia colombiana. El periódico les auguraba un destacado lugar en el futuro del país y enfatizaba en que "ningún frente de acción nacional o cosa parecida podrá inferirles graves daños"6 .

Al paso con sus contradicciones, Rojas abría perspectivas a la unifica­ción de los partidos Liberal y Conservador. La oposición que amenazaba con irrumpir súbitamente, emergía de la naturaleza misma del proceso histórico que se abría camino tortuosamente, como si Rojas no estuviera trabajando a pesar suyo a favor de la reconciliación de los sectores domi­nantes. Más tarde, el expresidente ha debido comprender a cabalidad las palabras de su copartidario Hernán Jaramillo Ocampo, pronunciadas al respecto del MAN:

Sólo dentro de nuestras dos colectividades históricas puede el país encontrar so­lución a los problemas del orden político e institucional que lo han venido afec­tando... para una plataforma de paz, libertad y justicia no es preciso injertar nuevas ideologías ni sistemas sino que basta con aplicar la doctrina de nuestros partidos tradicionales y aunar todos los esfuerzos para que en el menor plazo posible el país pueda retomar a su normalidad constitucional .

Después, cuando se agotaron los pronunciamientos conservadores, vi­no la crítica del liberalismo. Su vocero principal, El Tiempo, editorializó así: "El 'Movimiento' del señor Pabón Núñez". La alusión a "El Movimien­to" y a Pabón en particular, no era casual. Mientras la prensa conservadora anunciaba su temor advirtiendo la presencia en el MAN de elementos so­cialistas, El Tiempo emparentaba la naturaleza del nuevo partido con co­rrientes totalitarias de corte franquista. Recordaba a propósito que con el

65 El Tiempo, enero 12 de 1955, p. 4. 66 Ibid. 67 Ibid. 68 El Espectador, Bogotá enero 12 1955, p. 8.

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mote de "el movimiento", solía apellidarse el franquismo en sus orígenes; anotaba que precisamente esa táctica le había fallado a Primo de Rivera cuando creó su partido de Unión Nacional, el cual "a pesar de su inmenso esfuerzo desarrollado a su favor por el gobierno no pudo dar ni los prime­ros pasos" . El vocero liberal no ponía en duda que Pabón Núñez fuera el verdadero y único padre de la criatura; lo que en un principio no parecían haber visto o no quisieron ver los conservadores.

La clase política colombiana no estaba mentalmente preparada para aceptar de buenas a primeras el rompimiento del bipartidismo. Aunque las dos colectividades apenas salían recién de un crudo enfrentamiento partidista, las posibilidades de entronización de un partido nuevo a par­tir de una iniciativa gubernamental, hizo que se reconocieran mutua­mente méritos en la construcción de la nacionalidad. El anuncio de la aparición del MAN produjo un primer acercamiento entre los altos di­rigentes de los partidos.

El monopolio que ejercían los partidos sobre la política en el país era aceptado de una manera que hoy nos parece inverosímil. Ni los mismos impulsores de la iniciativa del MAN se mostraron capaces de sostener ante la prensa la conveniencia de una nueva entidad política para el de­sarrollo lógico de una democracia cualquiera. En la Colombia de enton­ces resultaba ilógico pensar en el legítimo derecho de los ciudadanos para organizarse políticamente. Al estar el comunismo fuera de la ley, los dardos de la intolerancia recaían sobre quienes continuaban sin dejarse domar por el sistema del bipartidismo.

Un incidente ocurrido en Cali sirvió de gran pretexto para que surtie­ran efecto las presiones políticas para el desmonte de la manifestación del 26 de febrero y por extensión del Movimiento de Acción Nacional.

En el periódico caleño Diario del Pacífico cohabitaba un sector del conservatismo de esa región, que aunque respaldaba al gobierno militar, se distinguía por una virulencia e intolerancia partidista tal, que impedía cualquier posibilidad de convivencia política en la zona. Sus directores ha­bían declarado al país que no estaban dispuestos a tener "incómodas com­pañías" en el respaldo al Presidente Rojas. Se comprometieron a asistir a la anunciada manifestación, pero se negaron rotundamente a tomar parte de las Juntas Locales que el MAN organizaba en las regiones que iba visi­tando. En general, la prensa conservadora del Valle fue hostil a la visita del MAN a Cali. Se preocupó por el pasado político de sus líderes y no vaciló

69 El Tiempo, enero 13 de 1955, p.4.

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en declarar que éstos buscaban "un pretexto para dar vigencia a los resen­timientos y al revanchismo del movimiento de Gaitán"' .

Los mancistas invitaron al pueblo caleño a una concentración en el Teatro Avenida, en donde se plantearían soluciones a los problemas de los barrios pobres de la ciudad. Contra lo esperado, a la reunión concu­rrieron los sectores del conservatismo ortodoxo que seguía las orienta­ciones de Diario del Pacífico, quienes impidieron con vivas a los partidos tradicionales, al gobierno nacional y al partido conservador, que los pre­goneros de la nueva alternativa hicieran uso de la palabra.

Los ánimos llegaron a tal extremo que se acordó la realización de un acto alternativo al de Acción Nacional. Hernando Olano Cruz, Raúl Echavarría Barrientos, Alfonso Bonilla Aragón, Tulio Cuevas, entre otros, hicieron parte de la Junta que organizó una "monstruosa manifes­tación" al Presidente Rojas para el 19 de febrero, es decir ocho días antes de la que habían proyectado el MAN y el Ministro de Gobierno.

Pero los roces políticos no pararon allí. El MAN se sabía en efecto parte del gobierno central. En su entrevista con el mandatario seccional Diego Garcés Giraldo, los miembros de Acción Nacional le solicitaron sufragar por cuenta del Tesoro Público los costos de una correría por todo el Departamento. El Gobernador les manifestó que con mucho gus­to pagaría de su bolsillo los gastos, pero que los dineros oficiales no se dispondrían para otros fines que no fueran de origen social. El MAN se quejó ante el Ministro de Gobierno, quien a su vez intercedió ante el Gobernador del Valle en favor de las pretensiones de los mancistas. El acto siguiente fue la renuncia de Garcés Giraldo y con ella el comienzo del fin del Movimiento de Acción Nacional.

La prensa conservadora no laureanista aprovechó la coyuntura para colocar al gobierno frente a un dilema: la conservación de Garcés Giraldo como gobernador del Valle o la continuidad del MAN. La presión de los medios enemigos de la idea del "tercer partido" obligó a Lucio Pabón a tomar cartas en el asunto: durante 4 horas se reunió con los jefes de Acción Nacional. Como resultado de las conversaciones, los dirigentes del MAN redactaron un mensaje al Presidente de la República revelán­dole los miles de inconvenientes presentados para la realización de la Manifestación de apoyo a su gestión. Los mancistas le manifestaron al Jefe del Estado que habían sido tergiversados e incomprendidos en sus propósitos ajenos a la creación de una "tercera fuerza". Finalizan su mi-

70 Diario del Pacífico, Cali, enero 31 de 1955, p.4.

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siva dejando en manos del Presidente continuar con la organización de la manifestación o, en su defecto, la cancelación.

No fue Rojas, sino su Ministro Pabón quien respondió. En el documen­to se hacía constar que como los actos programados para el 26 de febrero habían registrado desviaciones perjudiciales a la noble finalidad que bus­caba un grupo de colombianos de buena voluntad pertenecientes a distin­

tos partidos políticos y a sindicatos or­ganizados, el gobierno consideraba necesario cancelar los eventos que ve­nían preparándose para la menciona­da fecha . Vino luego la disolución del MAN y la celebración del parte de victoria de la prensa que le había de­clarado la guerra sin cuartel. Las frases que sirvieron de titulares lo dicen to­do: "El MAN ha sido muerto y sepulta­do. Rogad por él"; "Por quién doblan

Titular de El Espectador del jueves 3 de j a s campanas"; "Sobre el MAL y otras febrero de 1955 en primera págrna. ^ ^ * ? Q T ^ d e d ¡ e n t e , a s e U q u i .

dó el MAN"; "El SuperMAN". La vida del MAN -25 días comprendidos entre el 9 de enero y el 2 de

febrero de 1955- Aunque corta, fue intensa. Reveló las dificultades con que se contaba en Colombia para cristalizar, incluso con apoyo oficial, las aspiraciones de diversos sectores políticos en el logro de un tercer parti­do. Su itinerario pone de manifiesto, entre otros, los obstáculos de índole mental que impedían que se abrieran paso y que se fortalecieran algunos intentos de tolerancia política pensados desde el poder.

Rojas, fiel todavía a su espíritu partidario, no diseñó una estructura representativa de poder que rompiera tajantemente con el modelo de gobierno de partido. No lo hizo a nivel de gobernaciones ni de gabinete ministerial, pero entreabrió posibilidades de participación del liberalis­mo en los órganos de la justicia. En los Tribunales se estableció la pari­dad. Los intérpretes del quehacer político del gobierno declararon que por ese camino (el de la paridad) se lograría eliminar por completo todo censo político en el personal de los jueces para que no se preguntara si un juez era liberal o conservador. Bastaría que fuera un buen juez para

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que mereciera el cargo y la confianza de la sociedad .

71 Véase la prensa nacional de la primera semana de lebrero de 1955. 72 Sábado, enero 22 de 1955, p. 5.

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Si de un lado Rojas estaba mentalmente atrapado y compromet ido con su partido, su ánimo pragmático, su capacidad de comunicación, su cercanía a conservadores menos doctrinarios que los del espíritu laurea-nista, las condiciones mismas de su llegada al poder, las tareas que tenía por resolver, la historia política del país, entre tantos factores, hicieron que brotara de su inspiración una prédica distinta a la del conservatismo que lo había precedido en el gobierno. Su discurso era una plegaria de síntesis. El General daba a entender en sus oraciones, que no era extraño a las vicisitudes de las luchas políticas sostenidas desde las disidencias de las colectividades históricas. Sintetizaba con su palabra los anhelos frus­trados de los colombianos incapaces de echar por tierra las sólidas pare­des del sistema bipartidista del país. Por eso, el MAN se convirtió por voluntad propia en hermeneuta de sus mensajes.

Los ideólogos de ambas colectividades que pensaban jalonar a sus par­tidos a la tolerancia política, no lo pudieron hacer desde adentro. Segura­mente de haberlo hecho, les hubiera costado caro. La ausencia de una democracia interna en la dirección de los partidos influyó para que hicie­ran tolda aparte con el resto de descarriados que impulsaban el MAN. Desde allí clamaron porque sus partidos proscribieran el fanatismo, para que se familiarizaran con la convivencia, depusieran el odio, etc. Enten­dían, j un to con Rojas, que la lucha por el poder tenía que plantearse sobre otras bases, distintas a las de unas elecciones a la colombiana en donde el vencedor creía haberlo ganado todo y el perdedor haberlo perdido todo .

De todas maneras, la aparición y desaparición casi simultánea del MAN evidenció algunos cambios en el sistema tradicional del poder político en Colombia. Si allí confluyeron hombres de diversos orígenes ideológicos fue por coincidir en la necesidad de abrir espacios políticos. En esta lucha tuvieron que enfrentarse a la inercia del bipartidismo que consideraba na­tural el monopolio de todos los poderes. Por primera vez las directivas de los dos partidos oficiales veían limitadas sus intromisiones en el Ejecutivo, conforme se habían acostumbrado en los gobiernos de partido. Los ideó­logos del régimen militar, sin desconocer que en Colombia el pueblo per­manecía bajo la tutela de las dos colectividades históricas, decidieron bus-

73 En este orden de ideas, Forero Benavides interpretaba el mensaje de Rojas: "Antes que trabajar porque haya elecciones, hay que trabajar intensamente por una serie de cosas previas: eliminar de los partidos el feroz sectarismo, suprimir por cuantía de la Ley la cuantía del botín, introducir reformas constitucionales que pongan por fuera del liticrio electoral la justicia, la universidad, el ejército, la carrera administrativa. Modificar, en fin la mentalidad de los partidos". Véase texto completo de la Confe­rencia dictada por Forero B. al inaugurar el ciclo organizado por el MAN en Sábado, enero 22 de 1955, p. 1 y 4.

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car un amplio respaldo popular que aunque bipartidista no estuviera en dependencia directa de las decisiones de los Directorios. Se decidieron a cooptar la base de los partidos tradicionales. Aspiraban también a atraer a algunos sectores populares ubicados por fuera de las clientelas partidistas. De esta manera a la vez que se ensanchaba la composición del MAN, el gobierno rompía la tradición por la base.

En estas condiciones no era de esperar una actitud pasiva por parte de los partidos frente al intento de convertir al MAN en punto de apoyo del nuevo gobierno. Para entonces hay que tener en cuenta la fortaleza de las dos colectividades, que si bien lograron aplastarlo no fue tan solo por los dardos diarios que le cayeron al MAN desde sus órganos de difu­sión. A la vez contribuyeron a su liquidación las contradicciones del Eje­cutivo frente a su propio engendro. El gobierno militar no produjo un hecho significativamente popular que le permitiera al MAN canalizar el pueblo a su favor.

Como anotaba Guillermo Hernández Rodríguez, el MAN había muer­to, pero el fenómeno de fondo que le había dado vida, no. "El gobierno de las Fuerzas Armadas —escribía Hernández— encuentra después del MAN las mismas alternativas que tenía para resolver antes del MAN: a) apoyarse oficialmente sobre los dos partidos para gobernar con amplio respaldo democrático, o b) hacer un programa económico-social, sin discriminacio­nes partidistas y realizarlo inmediatamente en la base, con el apoyo popu­lar de la masa de los dos partidos. La alternativa se resume así: la conquista de la masa popular la tiene que realizar el gobierno o por la BASE o por la cúspide. Así era antes del MAN. Y así lo es después del MAN" .

Afectaron el proyecto del MAN aquellas condiciones políticas prime­ro, culturales después, que forjaron en la clase política del país su propia concepción de la democracia. Para aquella, la democracia colombiana nada tenía que ver con la libre expresión de las ideas, la libre agrupación de las gentes y la profesión libre de los credos.

Liquidado el MAN, ciertamente se apunta una victoria el sector con­servador que reclamaba para si el patrimonio ideológico del gobierno. Expresaron su alborozo los laureanistas y los sectores liberales que se pronunciaban en la gran prensa. El único perdedor fue el mismo gobier­no. A pesar de su corta existencia, la presencia política del MAN reveló los conflictos presentes y anunció de paso su agudización desde el inte­rior mismo de quienes se sentían representados por el gobierno del Ge­neral Rojas. Mostró que el régimen no se sabía seguro del respaldo anun-

74 Véase "Antes y Después del MAN" En: Sábado, marzo 5 de 1955, p. 5.

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ciado por sus adherentes. El principio y el fin del MAN demarcaron el inicio de los enfrentamientos entre la gran prensa y el gobierno, entre éste y la Iglesia. Empezaba la caída de Rojas .

2. LA TERCERA FUERZA

En realidad el MAN tan solo alcanzó a anunciar los conflictos futuros. Si su surgimiento había sido precedido del llamado de la gran prensa para conformar un Frente Democrático que defendiera las libertades amena­zadas por el gobierno, la Tercera Fuerza, proclamada el 13 de junio de 1956, a los tres años de haber llegado Rojas al poder, fue una respuesta más decidida al ya existente y pujante Frente Civil que se oponía al régi­men militar. Es posible que en la denominación "tercera fuerza" hayan influido los modelos político-económicos tercermundistas que por en­tonces buscaban terceras posiciones ante los ejes del poder mundial. En el caso colombiano, el fenómeno se ajusta a una alternativa frente a los partidos tradicionales en franco enfrentamiento y no se constituyó en una tercera vía entre capitalismo y socialismo.

Para Rojas resultaba riesgoso, después de la experiencia del MAN, intentar un movimiento clásico de resistencia con dirigentes y masas. Ahora más que nunca un nuevo partido se vería contradictorio con lo que el mismo predicaba: "La patria por encima de los partidos". En cam­bio, una tercera fuerza neutralizadora de pugnacidades partidistas, sedu­ciría a la población atada a las colectividades tradicionales. En este mo­mento podía argumentar mejor: "Yo he sostenido que no es un tercer partido. Los conservadores pueden continuar siendo conservadores y los liberales, liberales" . Lo que importaba era el pueblo. Para Rojas se con­vierte en realidad un simple enunciado hecho apenas un mes después de arribar al poder: "En tiempos anteriores se hablaba de binomios perso­nales. Ahora yo os propongo el binomio indestructible, el que salvará a la nación: el binomio de las Fuerzas Armadas y el pueblo colombiano" .

El gobierno se consideraba fiel intérprete del sentir popular. Estaba convencido de contar con su respaldo, creía que por su mediación se

75 Una versión más detallada del MAN puede verse en: Ayala D. César A. El Movimien­to de Acción Nacional (MAN). Movilización y Confluencia de Idearios Políticos du­rante el Gobierno de Gustavo Rojas Pinilla. En: Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. Universidad Nacional, Departamento de Historia No. 20,1992, p.44-70.

76 Intervención de Rojas en Sincelejo, reportada por Diario Oficial, agosto 26 de 1956, p .2 .

77 Véase "Seis Meses de Gobierno..." p. 97.

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expresaba la pobrecía colombiana. En ese sentido, Rojas empezó a pre­sentar la Tercera Fuerza no como inspiración de su gobierno, sino como una alternativa venida de abajo o, como solía decir proveniente "del au­téntico pueblo". Igual que en todos los políticos populistas, el concepto de pueblo abarca en el discurso de Rojas los segmentos de la población rezagados en la competencia económica, estancados en el mejoramiento de la calidad de sus vidas y enfrentados a sectores oligárquicos monopo-lizadores de los frutos de las riquezas nacionales. Por eso, convocar al lanzamiento de La Tercera Fuerza mediante un discurso que apelaba a los atributos del pueblo le dio buenos resultados al gobierno. Desde los periódicos que defendían su gestión se adhirieron e invitaron a los actos de proclamación del nuevo movimiento, los sindicatos de: lustrabotas de Bogotá; de los trabajadores de los tranvías y buses municipales de Bogo­tá; de empleados y obreros de Bavaria; de elaboradores de dulces; de barberos de Bogotá; de loteros; hicieron lo mismo las Asociaciones de Pequeños Comerciantes (APEGO); de Artistas; de Músicos Profesionales;

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y de Agentes Colombianos de Drogas . En fin, sectores pequeños de la economía que se sentían identificados con la política del gobierno mili­tar. Y que veían en ella el reflejo de sus angustias y preocupaciones. A diferencia de los avisos que el MAN promovió a nombre del pueblo con­vocándolo a los eventos de su proclamación, la Tercera Fuerza recibió la adhesión popular de manera casi directa.

Rojas no vaciló en legitimar la Tercera Fuerza como una obra popular c o n f o r m a d a p o r campesinos , ar tesanos, obreros , oficinistas, profe­sionales. A ellos les adjudicaba su paternidad:

...el que trabaja sobre el surco y sobre la montaña, el que mueve las fábricas y abre las vías del progreso, el que se debate en honrada brega de. talleres, comercios y oficinas o se brinda todo en el noble ejercicio de las profesiones honestas, ha comprendido el inmutable valor que entrañan los postulados de paz, justicia y libertad HA FORMADO una Tercera Fuerza que no siendo un nuevo partido, neutraliza la pugnacidad de los existentes y constituye el primer apoyo de los programas del gobierno .

N o intentaba la Tercera Fuerza buscar un respaldo civil al régimen militar, ni ser el movimiento de síntesis ideológicas que había sido el

78 Véase los periódicos: El Día y Jomada de la semana previa al 13 de junio de 1956. En uno de los avisos se leía: El próximo 13 de junio/como adhesión al gobierno de las Fuerzas Armadas/La Sociedad de Limpiabotas de Bogotá cumplirá su/CITA DE HONOR/Estadio El Campín/Hora: 5:00 p.m./.

79 Diario de Colombia, junio 14 de 1956, p. 4

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MAN. A pesar de haberle tocado actuar en un escenario mucho más tenso políticamente hablando, la Tercera Fuerza no contó con las con­fluencias que había reunido el MAN. No fue en el mejor de los sentidos un movimiento político, sino una reafirmación del respaldo con que creía contar el gobierno en su anunciada realización de reformas sociales.

Seguían fieles al gobierno militar los gaitanistas de Jornada, los libe­rales de Sábado, los Conservadores de El Día, los socialistas del MSC, entre otros. Como en los preparativos de la manifestación que iba a pro­clamar al MAN, estas comunidades políticas pusieron las páginas de sus voceros al servicio de la propaganda para la movilización popular a pro­pósito del lanzamiento de la Tercera Fuerza. Pero a esto se redujo su papel, porque la junta organizadora del evento de proclamación estaba dirigida por un alto militar. El gobierno quería evitar así la repetición de los alborotos que propiciaron que la Gran Prensa y los progobiernistas denunciaran la presencia de dirigentes con militancias políticas no con­vencionales, como se comprobó en tiempos del MAN.

El agudo enfrentamiento entre el gobierno y los grupos económicos de presión causado por el amague oficial de algunas reformas que lesio­narían sus intereses y que llevaron a la consolidación de la oposición, hizo que el respaldo de quienes se aglutinaron en el MAN continuara. No importaba que ahora no llevaran la iniciativa. Jornada entendió que la Tercera Fuerza no podía ser otro MAN. Las condiciones de extrema con­frontación entre Rojas y las cúpulas dominantes en la economía, presio­naban un respaldo popular al mandatario. A esa altura del régimen mili­tar, los gaitanistas registraban y valoraban positivamente sus logros:

congelación de arrendamientos, la supresión de los depósitos en el caso de los mismos, la rebaja del interés bancario, el arbitramento obligatorio para mejoras de arrendatarios, la descongelación de las reservas petrolíferas, la realización de un vasto plan de vivienda para resolver el agudo problema que en tal sentido padecen las clases menos favorecidas, la incorporación de los territorios naciona­les a la vida del país, la pacificación como norma inflexible; y el anuncio de la realización de una reforma agraria como paso indispensable para la redención de millones de campesinos... .

Entre las intervenciones programadas para la proclamación de la Ter­cera Fuerza, Rojas no olvidó dirigirse a la cúpula de las Fuerzas Armadas. El General intentó persuadirlos de la importancia de su papel histórico al lado del pueblo como respaldo definitivo a su obra de gobierno. De

80 Véase Jomada, Bogotá, junio 13 de 1956, p. 4.

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manera pedagógica, el Presidente quiere concientizar a los altos militares de la esencia popular de la gestión administrativa que realizaba a su nom­bre. El jefe del gobierno permea las élites del ejército de una retórica popular: "La salud del pueblo es la suprema ley"; "No fuimos simples ambiciosos de poder sino auténticos personeros de las clases trabajado­ras"; "Estamos en vía de robustecer una política social del pueblo y para el pueblo"; "Nuestro propósito es favorecer a los pobres y de aliviarles la situación desventajosa en que venían debatiéndose"; "Mi mayor compla­cencia ha sido la ayuda prestada a las clases menos favorecidas" .

Pero no fue en un acto conjunto del pueblo y del ejército como se proclamó la Tercera Fuerza. Primero las Fuerzas Armadas en la Plaza de Bolívar, un día después el pueblo en el estadio El Campín ante las imáge­nes de Cristo y Bolívar, con consignas tales como "Colombia Resurge", "Pueblo y Fuerzas Armadas", " Paz, Justicia y Libertad", "Cruzada colom­biana contra los odios políticos". Así prestaron juramento de fidelidad al régimen militar, haciendo la promesa de luchar por el predominio de la Tercera Fuerza:

Juráis a Dios y prometéis a la patria, defender la libertad y soberanía de Colom­bia hasta perder la vida si fuere necesario y luchar por la supremacía de la Tercera Fuerza hasta que los colombianos depongan los odios políticos al pie de la bandera nacional"? SI, JURO... Ya Dios y la Patria han recibido el juramento y la promesa que acabáis de hacer y os tomará en cuenta si dejáis de cumplir los deberes ciudadanos que os corresponden como integrantes del binomio Pueblo-Fuerzas Armadas .

Nada tenía de folclórico tomarle tal juramento a un pueblo que no estaba vinculado a una organización política oficial. Tampoco a sindica­tos verticales. Rojas pagaba por sus anteriores vacilaciones frente a la consolidación de un nuevo partido, conforme presionaban las circuns­tancias políticas del país. El juramento le permitía atar un pueblo para el cual no eran ajenos los principios de lealtad y fidelidad. Máxime cuando la pertenencia política de los colombianos a uno de los dos partidos tradi­cionales constituía, de por sí un fenómeno cultural.

La proclamación de la Tercera Fuerza, además ele constituirse en un suceso histórico sin precedentes, fue el momento político más importan­te del régimen militar. La promoción de las significaciones allí moviliza­das, configuraron el conjunto simbólico destinado a convertirse en las

81 Discurso del General Rojas Pinilla, ante las Fuerzas Armadas. Véase Diario de Co­lombia, junio 14 de 1956.

82 Ibid.

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formas de cooptación política, en las maneras como el rojismo haría la po­lítica en el país. El lanzamiento del nuevo movimiento mostró la capaci­d a d d e los ideó logos oficiales de c rea r o movilizar s ímbolos que le permitirían al pueblo identificarse de a lguna manera con el rég imen. El símbolo de la Tercera Fuerza tenía el mapa de la República como telón de fondo. Sobre él aparecía la bandera nacional sostenida por las manos de un militar y de un hombre trabaja­dor. Materializando la imagen que to­dos veían distribuida por las grade­rías del recinto en inmensos carteles, Rojas hizo su entrada al estadio en un automóvil descubierto acompañado

de un obrero. No hubo bandera distinta a la tricolor portada y ondeada por los propios manifestantes, lo que de por sí constituyó un espectáculo de tinte nacionalista. Tampoco hubo himnos diferentes al de Colombia cantado por los asistentes mientras el Presidente izaba la bandera en el centro de la gramilla.

2.1. RELEVO GENERACIONAL

Se esperaba que después del descalabro del MAN, el régimen militar optara por la ideología de una de las corrientes que se disputaban ese espacio. Los conservadores de El Día abogaban por un régimen de nítida orientación conservadora. Otros entendían, desde Sábado, que la Terce­ra Fuerza era un movimiento liberal-conservador distante de las directi­vas oficiales de esos partidos. Los gaitanistas de Jornada , abanderados de un "liberalismo popular", veían en la recién lanzada Tercera Fuerza la última opor tunidad para realizar en el país el proyecto político de su caudillo asesinado en 1948. Y eran precisamente estos sectores los que más temían por la corta existencia del nuevo movimiento, de ahí que sugirieran: "Es preciso que entre el pueblo y el gobierno haya una especie de permanente interrelación, gracias a la cual la defensa de las conquistas logradas a través de las medidas oficiales y de la valerosa resolución para implantarlas y hacerlas efectivas se apoye en primera instancia en la opi­nión y en el respaldo de las grandes masas que reciben y vienen reci-

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hiendo sus indispensables beneficios" . Cada tendencia ofrecía su res­paldo según cómo concebía la conformación y las aspiraciones de la Ter­cera Fuerza. El sector liberal del semanario Sábado la entendía como la mejor oportunidad para incentivar un relevo generacional que concluye­ra con la superación de los partidos políticos y de la influyente genera­ción del Centenario. Tal percepción la compartían jóvenes recién matriculados en la política, como José Ignacio Vives, futuro dirigente anapista, quien veía en la Tercera Fuerza no un nuevo partido, sino "una patriótica conjunción de nuevas generaciones liberales y conservadoras, que han comprendido la ineptitud de nuestros mayores y el ineludible deber que nos toca de salvar al país"

Eran los linderos generacionales, mas no los políticos los que deter­minaban las disidencias de los partidos políticos. Pero la búsqueda de relevo generacional no era patrimonio exclusivo de los liberales de Sába­do, antes los conservadores agitaron el mismo tema. Y esa petición de relevo generacional explica por qué las disidencias no se plantearon una "apertura democrática", sino que buscaron nuevos espacios en las estruc­turas de los partidos políticos.

Vista así, desde lo puramente generacional, la Tercera Fuerza era una entidad aglutinante tanto de esas generaciones eclipsadas por la centena-rista como de las que se iniciaban en la política: "La Tercera Fuerza to­mará sus primeras posiciones en la Asamblea Nacional Constituyente ANAC —declaraba Vives E.— desde donde aspiramos a incrustarle al país nuestra mentalidad, y luego vendrá el inevitable reajuste ministerial, para llevar hasta el gabinete ejecutivo a los elementos más sobresalientes de ésta nueva política" . Sin embargo, a pesar de las expectativas desperta­das, la Tercera Fuerza no logró estructurarse orgánicamente. Existieron condiciones objetivas y subjetivas para su consolidación. El gobierno co­tidianamente recibía desde la provincia la adhesión espontánea a sus pro­pósitos. En Antioquia, para citar uno de los casos, el futuro nadaista Gon­zalo Arango y el futuro anapista Arturo Villegas Giraldo, pusieron a disposición del nuevo movimiento su programa radial "La Voz del Pue­blo" , que se transmitía diariamente. Agotados en la espera de formas para organizarse, paulatinamente las bases populares fueron entendien­do a qué se referían los intérpretes de la ideología oficial, cuando desde sus periódicos definían la Tercera Fuerza como un ESTADO DEL ALMA.

83 Véase Jomada, junio 13 de 1956, p.4. 84 Véanse declaraciones de José Ignacio Vives Echavarría en Jomada, junio 19 de 1956, p.5 85 Ibid, p .5 . 86 Diario Oficial, agosto 30 de 1956, p. 19

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2.2. TOLERANCIA POLÍTICA DESDE EL GOBIERNO

El intento de tolerancia política proveniente del gobierno militar es curio­so. Por un lado, los dirigentes políticos disidentes de las toldas de sus par­tidos originales aprovechan la posibilidad que se les brinda, para expresar sus anhelos de convivencia y su inconformismo con el sistema bipartidista del país. Por otro, Rojas que no pertenecía a los Ministros de la Iglesia, asume el ejercicio de la presidencia como si lo fuera. A su investidura de mandatario suma la de vocero de Dios. Si bien es cierto que la Tercera Fuerza adquiere los aires de un movimiento mesiánico a medida que se ensancha la brecha de las contradicciones entre el Ejecutivo y la Jerarquía eclesiástica, justo es anotar la profunda convicción religiosa que distinguía al General. Aunque Rojas anuncia y se hace partero de una época de mo­dernización, es un personaje de tránsito, mentalmente atado a un funda-mentalismo católico propio de los años de la guerra fría. El General es producto consciente de una arraigada costumbre en la cultura política del país, que se consideraba natural: la intromisión de la Iglesia en los asuntos del Estado y en el devenir político. Era habitual que un gobernante conser­vador se asesorara de la jerarquía eclesiástica, que la escuchara y obedecie­ra. Lo nuevo del régimen militar fue haber promocionado sus alternativas políticas al bipartidismo como casi teocráticas, por encima del visto bueno de la Iglesia que no vaciló en rechazar todo tipo de identificación suya con los propósitos políticos altemos al gobierno .

La de Rojas fue una época de notable beligerancia católica. Por un lado, la Iglesia romana ajustaba su política doctrinaria a los dictados de la guerra fría. La jerarquía católica colombiana seguía paso a paso las

87 La discusión se entabló desde lo doctrinario a través de El Catolicismo, vocero de la Iglesia: "Pero lo que mucho menos puede admitirse es la necesidad de reconocer la casi identificación de la organización de ese movimiento de Tercera Fuerza con el cumplimiento de la Ley de Dios, con la religión misma de Cristo, de manera que no aceptar la Tercera Fuerza es oponerse al quinto mandamiento de la Ley de Dios. Y el Diario Oficial en su edición del martes 28, siendo el periódico oficial, afirma que "alterarse cuando se habla de la Tercera Fuerza es dejar de creer en el catoli­cismo como Doctrina religiosa y como norma de la conciencia de la vida". Tal afir­mación, sacrilega por la confusión que envuelve y ofensiva por las personas a quie­nes equivocadamente va dirigida, muestra una concepción oficial de la Tercera Fuerza que rechazamos enérgicamente por falsa. En ésta como en cualquier otra ocasión, la Iglesia no permite que se identifique el evangelio y su doctrina con ninguna otra doctrina u organización". Tomado de Gálviz Silvia y Donadío Alberto. "El Jefe Supremo: Rojas Pinilla en la violencia y el poder". Bogotá, Editorial, Plane­ta, 1988, p. 499.

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intervenciones del Papa Pío XII, aspirando a encontrar en ellas funda-mentación a su intromisión en los asuntos del devenir político del país:

...la potestad de la Iglesia no se limita en modo alguno a las cosas estrictamente religiosas, sino que todo el contenido, institución, interpretación y aplicación de la ley natural, en cuanto lo reclama su condición moral se hallan también en su potestad... También fuera del orden social ocurren cuestiones, no estrictamente "religiosas" sobre materias políticas, tocantes ya a las naciones, ya a alguna de ellas en particular, que penetran en el orden moral, gravan las conciencias, y que llegan a exponer -de hecho frecuentemente expone- a graves dificultades la consecución delfín último. Por ejemplo, la cuestión del fin y límites del poder civil, de las relaciones entre los individuos y la sociedad, de los llamados "Estados totalitarios", cualquiera que sea su origen y evolución...".

Si en el desmonte del MAN tuvieron que ver presiones venidas no solo de la Iglesia, sino además de los partidos, de los gremios y de la prensa en general, no ocurrió lo mismo con el declive de la Tercera Fuer­za. La oposición reunida en el Frente Civil y decidida a derrocar al Presi­dente Rojas, no se detuvo en interpretar o condenar los pasos de la nueva salida antibipartidista de los ideólogos del régimen. Por eso, el golpe de gracia que hizo que el proyecto de la Tercera Fuerza languideciera, vino tan solo de la Iglesia.

En septiembre de 1956, la cúpula de la Iglesia colombiana se dirigió personalmente al Presidente para manifestarle su rechazo oficial al nuevo movimiento. El poder eclesiástico dio a entender que el j u ramen to toma­do al pueblo en el estadio de El Campín en jun io último, había sido un abuso presidencial en el sentido de haberse abrogado potestades de ín­dole religiosa, que sólo le incumbían a la Iglesia considerar válidas u obli­gatorias. Argumentaba el Cardenal Crisanto Luque que "las personas a quienes se les pidió (jurar) no tuvieron oportunidad de formar juicio, ni dispusieron de elementos para medir su alcance, ni estaban en capacidad de formarse un concepto acerca de su licitud, ni tal j u ramen to consulta la justicia al abdicar las prerrogativas inalienables de la persona humana con la promesa de una obediencia ciega" .

El alto Jerarca, al expresar su preocupación por los "problemas de conciencia" producidos por la arbitrariedad del ju ramento , no ocultaba

88 Cita del discurso de Pío XII al Colegio Cardenalicio y al Episcopado Católico el 2 de noviembre de 1954. Publicado en El Catolicismo pocos días después de la caída de Rojas en un recuadro de primera página para justificar la Iglesia su activo papel durante el gobierno de Rojas. El Catolicismo, mayo 24 de 1957, p.l.

89 Véase Sábado, septiembre 8 de 1956, p.3.

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el fondo de su disgusto: "La existencia de una Tercera Fuerza, cuya sig­nificación, objetivos y medios de acción son suficientemente conocí-dos" . La Iglesia desempolvó el texto de sus ataques al MAN y los des­cargó sin cambio alguno sobre el nuevo movimiento: como en 1955, la presencia allí de políticos formados en corrientes marcadamente izquier­distas cuyo trabajo de masas en la clase popular constituía una gran ame­naza para el movimiento sindical que ella orientaba. El juicio acerca de la peligrosidad de la Tercera Fuerza, denunciado por los altos jerarcas tenía más un carácter político que teológico. De nada sirvió que los alu­didos por el mensaje eclesiástico ratificaran ante todo el m u n d o — como en los días del MAN —su profunda fe católica y fervor cristiano. El desti­natario de la intervención del clero en política era el Presidente Rojas, quien en efecto enrumbó su discurso hacia una nueva alternativa, esta sí la tercera por su orden de aparición— El Nuevo O r d e n .

3 . EL NUEVO ORDEN

Como en el caso de la Tercera Fuerza el "Nuevo Orden" deambulaba en el vocabulario del mundo político contemporáneo. A su manera, la cate­goría era manejada por los regímenes nacionalistas de Portugal y España. En América Latina se difundió a raíz del impacto que causaba en los círculos clérigo-conservadores el desenlace de la Segunda Guerra Mun­dial. Los pensadores conservadores que venían resistiendo desde los ini­cios del siglo a la laicización que imponía la modernidad, acudieron a cuanto pronunciamiento emanaba del Vaticano, para reproducir en el continente lo que la cabeza de la Iglesia consideraba que había sido la causa de "la apocalipsis": los gobiernos liberales. De tal manera que se imponía la necesidad de un nuevo orden, es decir, volver al viejo orden: "El orden presente —se decía— construido a base de principios liberales, materialistas y ateos, sembrados en el m u n d o a lo largo de tres siglos por antojadizos reformadores, escritores y teorizadores sociales, constituye

90 Ibid. 91 Aprisionado en las redes mentales de la política tradicional colombiana, Rojas no da

muestras de conocer ideólogos del tercermundismo de Asia, África, o incluso de América Latina. Aunque Diario Oficial cubrió los acontecimientos que en Egipto llevaron a Nasser a una política radical de nacionalizaciones, el referente político que procura promover el régimen en calidad de imitación es el modelo de Pérez Jiménez en Venezuela. Referencia que se incrementa después de la caída de Perón en 1955. Fue más importante para el General Rojas fundamentar su política en el pensamien­to bolivariano y en la doctrina de la Iglesia y eso lo identificó con los ideólogos del gobierno venezolano que permanecían aún en el poder.

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un desequilibrado ordenamiento de la vida social, económica y política, que debía, tarde o temprano, hacer crisis y terminar en el fracaso... no puede quebrantarse impunemente el orden natural establecido por Dios. Dios y la naturaleza reivindican a la larga sus derechos" . Este enfoque sirvió de base metodológica a los conservadores clericales colombianos para acercarse a la interpretación de los acontecimientos de la vida polí­tica nacional que llevaron al país a la violencia, a los odios y, en últimas, a la necesidad del gobierno militar. En Colombia, el tránsito hacia el Nuevo Orden podría parecer un triun­fo, en términos filosóficos, de los sectores conservadores doctrinarios que no cesaron en sus presiones para que el Presidente Rojas no renun­ciara a ser la expresión de su pensamiento. En este sentido, en contraste con las dos primeras tentativas, el gobierno parecía perder la capacidad de hacer confluir en sus propuestas, discursos de diversos orígenes. La nueva conceptualización de quienes se consideraban los ideólogos de Rojas, coincide con la conversión del Diario Oficial en un órgano emi­nen temente político. Ya no se trataba de un simple informador de decre­tos y oficios del Gobierno. Esa nueva versión del Diario Oficial coadyuvó a consolidar la imagen de Rojas. Sus correrías se ilustraron gráficamente. Cada edición interpretaba los pasos del General, sus páginas se cuidaron de p romove r personal idades distintas a Rojas: ni un artículo, ni un comentar io de los aliados no conservadores del régimen. Todo lo contra­rio, los editoriales se concentraron en la fundamentación doctrinaria de la corriente ideológica que aspiraba a ser la definitiva en el gobierno. Se volvió a los postulados iniciales de Cristo y Bolívar, sin tomar para nada aspectos de otras ideologías que el mismo gobierno permitió movilizar en su nombre:

El Nuevo Orden que el señor Presidente ha enunciado -escribía el editorialista de Diario Oficial- es, precisamente, un quehacer histórico que consiste en re­construir al país sobre su auténtica naturaleza ontológica. Es decir, impedir los desbordamientos anárquicos que contrarían el orden cristiano; proscribir los in­

flujos de principios acaso aptos para otros pueblos y otras razas, pero funestos en nuestra modalidad mental y temperamental; en fin, darles contomos tangibles a los mandatos de unidad y de orden que Bolívar nos transmitiera en sus docu­mentos primordiales. Quien adhiere al gobierno que erige esos principios como camino y meta, es porque los profesa y los comparte...''.

92 Actis Luis J. "El Nuevo Orden". Buenos Aires, Talleres Gráficos, 1943, p. 15. 93 Véase Diario Oficial, editorial escrito por José Luis Peñaloza, diciembre 30 de 1956,

p .4 .

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Algo había de falso en tales elucubraciones o, por lo menos Rojas no las compartía del todo, ya que el régimen siguió contando con el apoyo del liberalismo popular y del socialismo. Sábado continuó su lucha por una participación del liberalismo en el gobierno a alto nivel . Jorge Vi­llaveces, director de Jo rnada reconocía que en verdad habían sido derro­tados por las oligarquías en los anteriores y frustrados proyectos del MAN y la Tercera Fuerza, pero al mismo tiempo anunciaba la victoria del "Nuevo Orden Democrático" .

2.1. LA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE DE 1957

Así estaban las cosas cuando Rojas, para afianzar el Nuevo Orden y pro­curarle facilidades a una supuesta realización de sus proyectos, convocó a una nueva Asamblea Nacional Constituyente . En cierta medida, este paso fue un logro del sector liberal que venía abogando por una vincula­ción más amplia en el gobierno, y que vio en el gesto del Presidente la posibilidad de plasmar sus sueños en la realidad.

En lo que podríamos denominar "su campaña política" para llegar a la Constituyente, los voceros del liberalismo popular empezaron por ma­nifestar que, de ser convocados en amplia representatividad a la nueva ANAC, se comprometían a lograr la convivencia entre los colombianos, la exclusión de gobiernos hegemónicos que se pudieran constituir en el futuro en detr imento de la mayoría de la población y sustentar reformas que buscaran mayor equidad social en la población colombiana, median­te inspiraciones económicas que convinieran a toda la colectividad . Es­tas ideas se fueron matizando a medida que se anunciaba la designación de los nuevos Constituyentes y culminaron en Lina definida propuesta publicada por Jornada , según la cual las preocupaciones fundamentales de la ANAC debían ser:

1. Reformar la Constitución; 2. Recoger los nimbos trazados ante la ANAC el 7 de agosto de 1954 por el Presidente Rojas; 3. Estudiar el sistema bicameral: su utilidad o su inconveniencia. Si es preferible la Cámara única; 4. Deberá estu­diar si el país, puede continuar improvisando reglamentaciones económicas, fi-

94 Pueden consultarse al respecto las ediciones de Sábado del mes de octubre de 1956. 95 Discurso de Jorge Villaveces pronunciado en mar /o ele 1957. Véase de él: "Vida,

Pasión y Muerte de Alianza Nacional Popular", Bogóla, editorial F. Salazar, 1974, ^segunda edición) p. io ¿\).

96 El 10 de abril de 1957, un mesantes déla caída del General Rojas, entró en disolución la vieja ANAC.

97 Ver ediciones de Sábado y J o m a d a de los meses de marzo y abril de 1957.

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nancieras y fiscales, o si requiere el organismo técnico que coordine la economía y las finanzas y prospecte la justicia social en Colombia; 5. Si es posible que los movimientos políticos pequeños y pobres continúen, precisamente por esa inca­pacidad económica, a la zaga de las camarillas políticas prepotentes y poderosas. O si los movimientos políticos pobres, deben ser puestos en paridad de condiciones respecto de las camarillas que solamente por el dinero mantienen el monopolio de la opinión; 6. Estudio de los partidos de oposición que participen en la vida administrativa nacional, mediante norma constitucional que obligue a los mandatarios a llamar ciudadanos de la oposición a compartir responsabilidades del gobierno; 7. Destinar una cuota mínima de los presupuestos nacional y mu­nicipal a la educación primaria; 8. Meditar la nacionalización del emisor; 9. Estudiar la extirpación de los monopolios de hecho que perjudican la economía nacional y extorsionan al consumidor .

A pesar de las consideraciones filosóficas que desde el Diario Oficial y El Día amparaban al Nuevo Orden, el liberalismo popular fue tenido muy en cuenta en la designación de los nuevos Constituyentes, tanto por el Consejo Nacional de Delegatarios, como por el propio Presidente de la República. De tal modo que Jornada pudo saludar la llegada a la ANAC de los dirigentes Hernando Rodríguez, líder sindical; Guillermo León Casas, líder popular del Cauca; Hernando Rojas Otálora, Jorge Páramo Arias y Augusto de la Torre. También la presencia de la Dirección Nacional del liberalismo popular; tanto los nuevos: Carlos Arturo Pareja, Eduardo Ga­rrido Campo, Delegatario por la minoría liberal del Valle del Cauca y Jorge Chaparro, Constituyente por la Federación Nacional de Cooperativas; co­mo los viejos: Jorge Villaveces, Rubén Uribe Ardía, Darío Samper (Direc­tor de Sábado), Jorge Padilla, Antonio García, Carlos V. Rey, Julio Roberto Salazar Ferro, Milton Puentes yjosé Jaramillo Giraldo.

Por el lado conservador, hicieron parte de la misma ANAC las perso­nalidades de esa ideología que habían probado ante el país su adhesión irrestricta al Presidente Rojas. Los editores de Diario de Colombia: Gil­ber to y Marco Álzate Avendaño, Hernando Uribe Cualla; los editores de El Día: Francisco Plata Bermúdez y Rafael Ortiz González; los dirigentes José Félix Vallejo y Manuel Mosquera Garcés. Presidiría la Nueva Cons­tituyente el personaje más compromet ido con las alternativas antibipar­tidistas del régimen, el exministro Lucio Pabón Núñez.

Muchos de los Delegatarios liberales y conservadores a la ANAC de 1957 conformarían, en la década siguiente, la comunidad política del anapismo: Arturo Villegas Giraldo, José María Nieto Rojas, Ja ime Piedra-

98 Jomada, abril 24 de 1957, p. 4 (Ver editorial).

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hita Cardona, Francisco Plata Bermúdez, José Jaramillo Giraldo, Josefina Valencia de Hubach, Benjamín Burgos Puche, Antonio García, Alfonso Garcés Valencia, Samuel Moreno Díaz, Raúl Jurado , Milton Puentes, Jor­ge Villaveces, José I. Vives E., Georgina Ballesteros de Gaitán, Humber to Silva Valdivieso, Carlos Arturo Pareja.

3.2. LA CANDIDATURA DEL PRESIDENTE ROJAS PINILLA

Con una composición homogéneamente rojista, la ANAC instalada el 30 de abril en rumbó su actividad a la reelección del Presidente Rojas para el per íodo 1958-1962. Los dos pasos— la configuración de una Constitu­yente parcializada y la propuesta de la reelección presidencial ante la ANAC — precipitaron la polarización entre gobierno y oposición. Así fue como se inició en el país una álgida y vertiginosa campaña electoral.

La candidatura de Rojas, que había salido del seno de las Fuerzas Armadas el 26 de enero de 1957, fue aceptada y proclamada seguidamen­te po r el au todenominado Comité Nacional de Unión Conservadora que reunía al sector que respaldaba al General. En esa ocasión, dicho Comité consideró:

1. Que se está desarrollando en toda la nación un poderoso movimiento para proclamar y sostener esa candidatura; 2. Que la obra del Presidente en bien de la pacificación y progreso y la vital exigencia de que esa obra llegué a su feliz término, dan la categoría de suprema necesidad nacional a tal proclamación; 3. Que el General Rojas ha guardado ejemplar fidelidad a los principios católicos y bolivarianos que inspiran al conservatismo; 4. Que es norma de filosofía y justicia conservadora la reeligibilidad de los servidores de la República; 5. Que del apoyo decidido del conservatismo a los programas y realizaciones del Presi­dente depende la supervivencia de aquel y su consolidación definitiva en el go­bierno; 6. Que la reelección del Presidente está dentro de las prácticas y tradiciones de la democracia universal y 7. Que la candidatura ha sido acogida por las Fuerzas Armadas y las organizaciones sindicales, como expresión del querer popular de toda la nación .

Meses después, el 3 de mayo, sesionó la Convención Nacional del Conservatismo que, aunque se apersonó de la vocería de toda esa colec­tividad, solo representó a los conservadores reunidos en torno al Comité de la Unión. Presidida por Francisco Plata Bermúdez, ante la ausencia por quebrantos de salud de Lucio Pabón, la Convención ratificó su línea

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99 Véase Revista Semana, Bogotá, febrero 11 de 1957, p. 10.

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República, para el per íodo constitucional de 1958 a 1962, al General Jefe Supremo Gustavo Rojas Pinilla, cuyas orientaciones ideológicas y sus ac­tuaciones de gobernante lo destacan Jefe Máximo de la colectividad" Un día antes, los liberales que venían apoyando al gobierno de las Fuerzas Armadas habían elegido una nueva Dirección Nacional Popular que, co­mo los conservadores simpatizantes de Rojas, lanzaron el nombre del General para un nuevo período de gobierno . Además algunos Direc­torios liberales municipales habían ya proclamado la candidatura de Ro­jas. En Soledad Atlántico por ejemplo, se lee en uno de los apartes de la resolución en tal sentido, lo siguiente: "...4. Que es deber de todo buen liberal apoyar en forma irrestricta los altos valores del espíritu que han contr ibuido en forma fundamental a hacer de Colombia una nación en donde impere la libertad y se respeten los sagrados derechos de todos los ciudadanos; 5. Que este Directorio representa en forma unánime el libe­ralismo de este Municipio"

Entre los mensajes de adhesión a la reelección de Rojas, provenientes de diversos lugares del país y publicados en la prensa oficial, cabe desta­car los contenidos de las proclamaciones efectuadas por los Consejos Administrativos. La mayoría de los considerandos de sus resoluciones justifica la continuidad de Rojas en el poder, reconociéndole la pacifica­ción efectuada por el gobierno militar, los logros en el progreso material del país y el restablecimiento de la moral.cristiana. Las resoluciones de los Consejos Administrativos manifiestan que de permanecer el General al m a n d o del Estado, le esperaría al país un futuro promisorio

A la afirmación del Ministro de Guerra, sobre la "inmodificable de­terminación" de reelegir a Rojas, Alberto Lleras Camargo, vocero del liberalismo oficial, respondió que su partido tenía también su posición inmodificable: "No acepta la reelección, ni cualquier forma de sucesión presidencial por el actual presidente; las combatirá por cuantos medios tenga a su disposición, y continuará promoviendo, con plena certidum­bre de que interpreta a la nación un gran movimiento bipartidista de restauración de las instituciones republicanas, para ofrecerle a la nación

100 Véase "El Conservatismo proclama al General Rojas Pinilla para nuevo periodo". En Diario Oficial, mayo 4 de 1957, p.l.

101 El Día, Bogotá, mayo 4 de 1957, p. 1 y 5. 102 Diario Oficial, mayo 1 de 1957, p. 12. 103 Proclamaron la candidatura, entre otros, los Consejos Administrativos de Guaduas,

Utica, Guachucal, La Unión (Antioquia), Yacuanquer (Santander), San Bernardo (Cundinamarca), San Andrés de Sotavento, Turbaco, Valle de San (osé (Santander), Guamo (Tolima), El Carmen de Campa, Ovejas (Bolívar). Véase Diario oficial, mayo 1 y 7 de 1957, p. 12 y 7 respectivamente.

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una solución distinta y mejor de la que ahora parece habérsele decreta­do" . Pero los pasos del gobierno no sorprendieron al denominado Frente Civil (FC). Este precisamente se había gestado en julio de 1956, cuando en Benidorm, España, Laureano Gómez y Alberto Lleras Camar­go, jefes de los sectores de sus partidos más golpeados por el gobierno de Rojas, declararon su acuerdo "sobre la necesidad inaplazable de reco­mendar a los partidos históricos una acción conjunta destinada a conse­guir el rápido regreso a las formas institucionales de la vida política y a la reconquista de la libertad y las garantías que han sido el mejor orgullo patrimonial de las generaciones colombianas hasta el presente" .

El texto de la Declaración de Benidorm mueve a múltiples interrogan­tes. Su contenido cubre con un manto una historia política que nada había tenido de democrática. Sin ruborizarse, los dos jefes del bipartidismo es­cribieron: "Los miembros de la generación que vivió y disfrutó los días limpios y gloriosos de la República, al hallarse bajo un régimen de fuerza que no admite ni tolera discusión de sus actos, ni da informes sobre ellos, dispone y ejecuta sus decisiones sin participación de otros poderes..." . Como si otra cosa hubiese sido el régimen del caudillo conservador que afirmaba y que avalaba el jefe de los otrora perseguidos liberales.

3.3. EL PACTO DE MARZO

Que hayan sido Gómez y Lleras los firmantes del Acuerdo, revela el éxito de Rojas como gobernante de marcadas características bonapartistas. Después de Benidorm, vino un Manifiesto Conjunto de los partidos libe­ral y conservador firmado el 20 de marzo de 1957 y que se conoció sim­plemente con el nombre de "El Pacto de Marzo". El documento nació en respuesta directa al anuncio de las Fuerzas Armadas de mantener a Rojas en el poder por un período más. El General había logrado reconciliar al bipartidismo colombiano, tanto al de élite como al popular. Si el último le respaldaba, el de élite le cobraba milímetro a milímetro sus errores. El Pacto de Marzo señalaba con razón que la Institución Armada a cuyo nombre se había tomado "la inmodificable determinación de reelegir a Rojas ", carecía del poder de deliberación y decisión que había asumi­do . En realidad no fue afortunado el anuncio desafiante del Ministro

104 Semana, febrero 11 de 1957, p. 12. 105 Véase Vásquez Carrizosa Camilo. El Frente Nacional, su obra y su desarrollo. Memo­

rias, Cali, Carvajal, s.f. 106 Ibid. 107 Ver texto del documento en la obra citada de Vásquez Carrizosa Camilo.

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de Guerra; invalidó el carácter popular que pudo tener la respuesta de reelección de Rojas. Advertía el documento de Marzo del peligro de una institucionalización de la hegemonía militar, de aceptarse el riesgo de convenir su continuidad en el poder: "...de la misma manera como se pretende imponer un Presidente a Colombia, por una simple declaración de alta oficialidad, cuando ésta lo quisiera podría retirarle su confianza y obligarlo a abandonar el precario poder que quiere otorgarle un acto típico de imposición pretoriana"

En opinión de las clases dominantes colombianas, Rojas había cum­plido ya la mayor parte de su misión tácitamente impuesta. No tenía razón de ser otro período presidencial suyo. El Pacto de Marzo propuso como solución "pedir la inmediata reconciliación de los afiliados de los dos partidos, que son cada uno de ellos, la mitad de la patria, los dos su integridad en la historia..." . Unido por arriba, el bipartidismo se lanza­ba a manipular un pueblo que él mismo se había encargado de dividir: "Esa solución es también la de comprometerse fiel y solemnemente a crear un gobierno civil que se ejerza a nombre de los dos partidos, que lo represente por sólida alianza..." . Más adelante leemos:

En otras palabras, nos proponemos sepultar los antagonismos excluyentes que durante un siglo consumieron tantas energías y promesas de bienestar colectivo en la hoguera de nuestras luchas de predominio económico, para que en vez de los pactos de colaboración ocasional que de tiempo en tiempo han celebrado nues­tras viejas agrupaciones políticas, haya una ordenación de carácter permanente que prevea gobiernos mixtos y permita la altemabilidad en la suprema dirección de los destinos nacionales, sin que ella apareje para ningún colombiano el siste­mático destierro de su participación en el manejo de los negocios comunes

El Pacto de Marzo, surgido en el ambiente polémico que proporcio­naba la movilización de las ideas de entonces, tenía el claro propósito de ser un mecanismo de cooptación: el bipartidismo reconocía sus errores y prometía contar con el favor popular, propugnar por gobiernos nacio­nales y "dejar atrás para siempre las hegemonías de partido, comprome­tiéndose a sustituirlas por regímenes de fuerte estructura democrática, donde hallen cabal representación las diferentes fuerzas políticas y ade­cuada protección los derechos de todos los colombianos" . Pero el do-

108 Ibid. 109 Ibid. 110 Ibid. 111 Ibid. 112 Ibid.

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cumento advertía que el primer ensayo en ese sentido sería exclusiva­mente entre las dos colectividades tradicionales.

Para darle un aire de credibilidad al llamado, el Partido Liberal dio muestras de gran amplitud al p roponer que el candidato que se le opon­dría a Rojas fuera de filiación conservadora. Terminaba el pacto convir­tiéndose en una proclama que debió impactar profundamente a los estu­diantes, ya que tocaba con sus potenciales realizaciones como profe­sionales más tarde: "Nos alarma y nos duele que las generaciones que han comenzado a vivir políticamente bajo el desorden y la anarquía del estado de sitio sin término ni límite, puedan pensar que en idéntica forma, sin leyes, sin normas estatales, sin estatutos ni garantías para la persona hu­mana, al capricho de la dictadura y bajo la imposición de la fuerza de cada día, ha de prolongarse su existencia" ' . En ese orden de ideas, el Frente Civil ungió la candidatura del conservador Guillermo León Valencia que de inmediato recibió la bendición de Alfonso López Pumarejo, Mariano Ospina Pérez, Alberto Lleras C. y Carlos Lleras Restrepo, Roberto Urda-neta Arbeláez, Eduardo Santos, Darío Echandía, Francisco de Paula Pé­rez y de todos los que firmaron el Pacto de Marzo, cuyo contenido pasó a ser la plataforma política del Frente Civil.

Sin embargo, la Comisión Nacional de Acción Conservadora (CO-NACC1ÓN) —la agrupación que seguía las orientaciones del depuesto Presidente Laureano Gómez— tildó de ridicula la candidatura de Valen­cia. Conacción vio en el Pacto de Marzo una alianza del Partido Liberal con el sector conservador del ospinismo en donde militaba el candidato del Frente Civil. El laureanismo argumentaba que no tenían derecho a liderar la resistencia quienes a última hora entraban en la oposición. Me­nos aún el ospinismo, que había sido parte del golpe del 13 de junio . Quedaba entonces sin vigencia la Declaración de Benidorm

3.4. LA OFENSIVA DEL FRENTE CIVIL (FC)

La dirección y la financiación del Frente Civil, como de la candidatura por él promovida, tuvieron un carácter evidentemente oligárquico. Alre­dedor del Frente Civil (FC) se reunieron las burguesías industrial y agroindustrial y los grandes comerciantes afectados por la política econó­mica del régimen que, a diferencia de los gobiernos conservadores que le precedieron, favorecía a otros sectores. Los grandes de la industria y

113 Ibid. 114 Diario de Colombia, mayo 1 de 1957, p. 1 y 2.

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del comercio agrupados en la Asociación Nacional de Industriales (AN-DI) y en la Federación Nacional de Comerciantes (FENALCO) respecti­vamente , al t iempo que declararon su adhesión al Frente Civil , asumie­ron la mayor parte de los costos de una campaña que, más que electoral luchaba por el derrocamiento del régimen militar.

Los militares cometieron el error político de apresar al candidato del FC en Cali, lo que significaba impedir el curso de su campaña política. Los hechos fueron interpretados como una medida de máxima repre­sión. Resultaba dispareja la contienda planteada como electoral. Ahora se contaba sólo con la candidatura del Presidente ganándose sin mucho esfuerzo el mote de "dictador". Este absurdo del gobierno legitimó la oposición que hasta entonces se libraba a puerta cerrada. Comenzaron las manifestaciones en las calles de las principales ciudades del país, pu-diendo el FC canalizar todos los torrentes oposicionistas y operar como único organismo coordinador del movimiento pro-derrocamiento del General . El FC no habló más de campañas políticas. Todos sus esfuerzos los encaminó a la preparación de una huelga patronal que cubriría la banca, la industria y el comercio y cuyos efectos se verían desde el 6 de mayo. La gran prensa dejó de aparecer; siguieron su ejemplo los grandes rotativos de la provincia. El movimiento se convirtió en una huelga na­cional: cese de la actividad bancada, paro del transporte urbano e inter­municipal, cierre del comercio. Desde los pulpitos se reprodujeron los rechazos de carácter teológico que la jerarquía católica había descargado sobre los proyectos políticos de Rojas.

Las referencias del gobierno al binomio Pueblo-Fuerzas Armadas fueron perd iendo peso en la medida en que el Frente Civil se fijó como meta aislar a Rojas del Ejército y lograr la manipulación de los obreros, el es­tudiantado, los empleados y, en general de las capas medias de las ciuda­des. Los gremios convocaron a sus trabajadores al paro prometiéndoles el pago de sus salarios— incluso por adelantado— mientras durara el mo­vimiento huelguístico.

La resistencia del gobierno militar a la imparable política pro-derro­camiento que imponía el FC, podríamos sintetizarla así: 1. La designación de la nueva ANAC y la campaña desde allí promovida para la reelección de Rojas; 2. Las declaraciones de adhesión por parte de los Directorios liberal y conservador no oficialistas; 3. La movilización popular de respal­do a Rojas programada para el 11 de mayo y los mensajes de respaldo a

115 El 8 de abril de 1957 declararon su adhesión al Frente Civil notables industriales de Medellín; el 30 de abril los banqueros nacionales, el 2 de mayo los clubes sociales de Cali.

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RESISTENCIA Y OPOSK ION AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

nivel nac iona l ; 4. L l a m a m i e n t o a filas d e j ó v e n e s q u e n o h u b i e r a n pres ta­

d o el servicio mi l i tar y a los reservis tas d e p r i m e r a y s e g u n d a clases; 5.

P r e s e n t a c i ó n al G e n e r a l Rojas p o r p a r t e d e A n t o n i o Garc ía d e u n a lista

d e m e d i d a s d e e m e r g e n c i a c o n d u c e n t e s a c o n t r a r r e s t a r el b l o q u e o eco­

n ó m i c o q u e hab í a s o m e t i d o el FC al g o b i e r n o .

La c a m p a ñ a q u e p r o m o v í a la r ee lecc ión d e Rojas avanzaba a p e s a r d e

los t rop i ezos . Los rojistas J o a q u í n Mejía F i g u e r e d o y G e o r g i n a Balleste­

ros d e Ga i t án f u e r o n c o m i s i o n a d o s p a r a q u e o r g a n i z a r a n "la m á s vasta

c o n c e n t r a c i ó n h u m a n a " e n h o m e n a j e , a d h e s i ó n y r e s p a l d o a b s o l u t o a la

r e e l ecc ión del P r e s i d e n t e , a e fec tua r se en B o g o t á el 10 d e m a y o , fecha

q u e se p o s p o n d r í a p a r a el d ía s igu ien te

Los p r i m e r o s diez días de mayo d e 1957 fue ron in tensos y d ramá t i cos .

E r a n los ú l t imos del g o b i e r n o militar. Las así d e n o m i n a d a s ' J o r n a d a s d e 117

Mayo" tan bien ilustradas en la historiografía nacional , lo fueron de igual manera para el gobierno que además de defenderse con los clásicos meca­nismos de intimidación y represión, no descuidó sus bases de respaldo.

El 6 de mayo, la Dirección Nacional Liberal Popular emitió la siguien­te declaración:

lo. El Movimiento Popular Liberal ha venido prestando su respaldo fervoroso al gobierno de las Fuerzas Armadas que restablecieron la pazy la concordia entre los colombianos después de una tenebrosa etapa de sangre y violencia, en el entendimiento de que el país exige la existencia de un régimen por encima de las facciones y, porque considera que la paz beneficia especialmente a las masas populares liberales y conservadoras. 2o. Los antiguos comandos de los partidos tradicionales responsables de esta crisis histórica, han fracasado en su empeño de recuperar el poder, que persiguen con propósitos exclusivistas porque no han renovado sus programas en consonancia con las aspiraciones populares y conti­núan empeñados en alterar la paz nacional para lanzar de nuevo a las masas a una estéril violencia que volvería a hundir el país en la anarquía. 3o. La agitación actual, en la cual se ha querido comprometer a los estudiantes, ha sido

116 El 8 de mayo el Cardenal Luque envió una carta al Presidente Rojas, adviniéndole sobre los inconvenientes de la proyectada manifestación y por tanto solicitándole su cancelación: "El clima moral que cubre al país actualmente es de tal modo inflamable que cualquier incidente puede incendiarlo, sin calcular los resultados, como fuerza ciega que se precipita sin rumbo ni meta, dejando a su paso desolación y muerte". Reproducida en El Catolicismo, Bogotá, mayo 24 de 1957, p. 1 y 24.

117 Sobre los últimos días del gobierno militar véase: Medina Medóíilo. "La Protesta Urbana en Colombia en el siglo XX". Bogotá, editorial Aurora, 1984, p. 102 122; Gálvis Silvia y Donadío Alberto "El Jefe Supremo. Rojas Pinilla en la violencia y el poder"; Bogotá, editorial Planeta, 1988, p. 484-550; Urán Carlos, "Rojas y la Manipu­lación del Poder". Bogotá, Editorial C. Valencia, 1983, p. 98-119.

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destacada por las altas clases económicas, por los socios de los clubes sociales y los viejos dirigentes políticos contra las Fuerzas Armadas, con la amenaza de pro­vocar una verdadera lucha de clases entre los detentadores de privilegios y las zonas más pobres de la sociedad con grave peligro para la tranquilidad social y de tremendas consecuencias para el futuro de la nación. 4o. Los organizadores de la subversión que solo se dirigen a utilizar determinados grupos en su política de recaptura del poder para los hombres que produjeron la era de persecución y violencia anterior al 13 de junio, no han propuesto medidas económicas que favorezcan al pueblo y mejoren su nivel de vida, como lo hemos solicitado insis­tentemente, sino el regreso a sistemas que garanticen los privilegios y los mono­polios de los grupos que forman las oligarquías financieras. 5o. Ante estas circunstancias la Directiva excita a las masas populares a que se abstengan de participar en actos y movimientos contra las Fuerzas Armadas estimulados por grupos de las altas clases sociales, que son las únicas que buscan beneficiarse económicamente con la renovación de la violencia entre los colombianos. 6o. El liberalismo popular prefiere a la agitación en los Clubes y las Juntas Directivas de los altos intereses económicos, la paz y la tranquilidad en los campos, en los talleres y en las fábricas y el cumplimiento de programas progresistas para todos los hijos de Colombia

3.5. REELECCIÓN Y RENUNCIA DEL GENERAL ROJAS

En ese ambiente en extremo polarizado, con sólo un voto en contra, la ANAC reeligió al Presidente Rojas el 8 de mayo. Con oficinas en el Capi­tolio Nacional, el 9 de mayo comenzó a operar, en defensa del gobierno, un improvisado Comando Nacional de Acción Popular (CNAP). El orga­nismo n o estuvo integrado por los conocidos dirigentes liberales y con­servadores que respaldaban a Rojas, sino de gente políticamente nue­va . El comando llamó a los colombianos a la lealtad con el gobierno y

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les invitó a boicotear el paro patronal . Los preparativos para la mani­festación del 11 de mayo se intensificaron, a pesar del tenso ambiente que vivía el país. Empero, una carta del Cardenal Luque al Presidente

118 La Declaración dada en Bogotá el 6 de mayo fue firmada por: Carlos V. Rey, Presi­dente; Carlos Arturo Pareja, Georgina Ballesteros de Gaitán, Eduardo Garrido Cam­pos, Jorge Padilla, Darío Samper,Julio Roberto Salazar ferro, Rubén Uribe Ardía, Eduardo Vásquez Zafra, Jorge Villaveces, Elsa Rucias de Pereira y por el Secretario General de la Dirección Nacional Liberal Popular, Jorge A. Chaparro. Véase El Día, mayo 7 de 1957, p. 1 y 6.

119 Hicieron parte del CNAP los conservadores: Manuel Recio, Antonio J. Bonilla, Ma­nuel Ramos, Rafael Gómez Quiroga, Neftalí Henao Arismendi, Hernando Restrepo Botero, Jorge Niño y Clímaco Aldana.

120 Véase El Día, mayo 9 de 1957, p. 6.

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RESISTENCIA y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

Rojas, pidiéndole la suspensión de la concentración proyectada "ante el peligro de eme degenerara en hechos delictivos de incalculables conse­cuencias, que cambien el homenaje propuesto por una página lúgubre para Bogotá y para Colombia" " , lo presionó para cancelar esa demos­tración de respaldo, como efectivamente sucedió. Todo llegó hasta los preparativos: banderas, gallardetes e insignias que comisiones de damas habían confeccionado tanto para distribuir entre los manifestantes como para decorar la Plaza de Bolívar. Se tenía incluso previsto conducir a las familias desde sus hogares hasta el sitio de la concentración y, pasado el evento, reintegrarlas a sus lugares de origen.

En su resistencia a la paralización del país, lograda por el FC, Rojas recibió la solidaridad de la Junta Nacional de Transportes y Transportado­res la cual desautorizó a sus filiales a participar en los paros contra el go­bierno. De igual manera se manifestó el Comité Ejecutivo de la Unión de Trabajadores del Valle UTRAVAL, al tiempo que se permitió notificar "a las oligarquías económicas y políticas, que en ningún momento contaran con los trabajadores organizados, en su desesperado afán por volver al poder" . Un grupo amplio de trabajadores de Antioquia envió un men­saje al Presidente Rojas, firmado según la fuente por siete mil adherentes que le manifestaban: "Los enemigos del gobierno no pasaran. Arriba las clases trabajadoras de Colombia ¡Atrás las oligarquías reaccionarias!" ".

A pesar de la tensa situación en Cali, el 4 de mayo se realizó por las principales avenidas de la ciudad una manifestación de respaldo al gobier­no que concluyó en una concentración en la Plaza de San Francisco. Allí llevaron la palabra los futuros anapistas Hernando Olano Cruz y José Igna­cio Giraldo. De igual manera, la prensa oficial reportó manifestaciones de adhesión en otras ciudades importantes del país. Empero, el gobierno, al t iempo que se valía de toda su maquinaria para movilizar sectores en su respaldo, no frenaba la represión y la censura a sus opositores ~ , los cuales

121 Diario Oficial, mayo 9 de 1957, p. 18 122 Diario de Colombia, mayo 7 de 1957, p. 1 y 2. 123 Diario Oficial, mayo 3 de 1957, p. 14. 124 El 2 de mayo, el Mingobiemo Hernando Navia Varón entregó un comunicado a la

prensa que decía; "Se recuerda a la ciudadanía que, en armonía con las disposiciones dé­los Decretos Legislativos N. 3518 y 3523 del 9 de noviembre de 1949, están terminante­mente prohibidas las reuniones públicas o privadas que impliquen o determinen mani­festaciones o reuniones políticas, que se celebren en lugares públicos, establecimientos sociales, hoteles, bares, restaurantes o cafés. Para cualquier reunión de esta clase según las normas vigentes provenientes de ¡a turbación del orden público y del estado de sitio en que se encuenüa todo el territorio nacional, se requiere la previa autorización de la autoridad competente. La violación de las citadas disposiciones legales acarrea las san­ciones correspondientes". Diario Oficial, mayo 3 de 1957, p.l

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CÉSAR AUGUSTOAYALA DIAGO

habían avanzado con evidente éxito, en la manipulación de la población a su favor.

Creyendo en las posibilidades que aún tenía el gobierno de sostenerse en el poder, el MSC, a través de su jefe Antonio García, presentó al Ge­neral un listado de 8 medidas, que según el MSC, llevarían a la derrota del Frente Civil:

lo. Municipalización de los servicios públicos en estado de subversión e in media­to control militar de bombas de gasolina, gas, energía y comunicaciones; 2. Fija­ción de salarios mínimos vitales para lodo el país por {actividades económicas y por industrias) y bonificación semestral a los trabajadores en relación con las utilidades de las empresas (ampliación del Decreto de Mariano Ospina); 3. Re­quisición de los almacenes generales de depósito y apertura inmediata de tiendas cooperativas y sindicales aprovisionadas con los artículos requisados (a precio de costo); 4. Expropiación de bancos en estado de subversión, apertura inmediata de cuentas corrientes en la banca pública y semipública, centralización de aho­rros en la Caja Colombiana de Ahorros, apertura inmediata de un banco distri­tal y de bancos sociales de constructores, transportadores, etc. 5. Organización centralizada de la distribución nacional de artículos agropecuarios por medio de la Caja Agraria para abaratar el precio de venta a los consumidores y elevar los precios de compra a los productores campesinos. 6. Control estatal de las impor­taciones vitales, para el pueblo y las industrias (suministro a precio de costo a sindicatos y cooperativas). 7. Control de droguerías y laboratorios, clínicas y hospitales por el cuerpo general del ejército. S. Control militar -con cooperación obrera- de fábricas y empresas en estado de subversión ' ' .

Era demasiado tarde para la aplicación de semejantes medidas. Tarde se había decidido Rojas a optar por la radicalización de su discurso y su obra. Los sectores altos de las Fuerzas Armadas habían sido trabajados por el FC. Tan sólo ahora, el General se percataba de su error de no haber consolidado de t iempo atrás esa tercera tuerza que todos los adhe-rentes habían respaldado como potencial base organizada, como arma segura contra las oligarquías. Si bien un plan de 8 puntos que el Movi­miento Socialista Colombiano (MSC) proponía como salvación de última hora no pudieron ser aplicados, les correspondería en un futuro no leja­no el honor de hacer parte del abigarrado paquete de propuestas con las que el General Rojas aspiró en la década siguiente a tener otra oportuni­dad sobre el poder político del país. Mientras tanto,el listado del profesor

125 Tomados de: Rincón Hernández Víctor Manuel. Ideas Políticas v lucha de clases. Bogotá, editorial, Tercer Mundo, 1985, p. 185-186.

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García no intimidé) a los empresarios ni a los banqueros, sino que por el contrario éstos presionaron al FC a agilizar la caída del General.

A la ausencia de una fuerza política que atada a un coherente proyec­to de transformaciones sociales, hubiese liderado la resistencia al movi­miento pro-derrocamiento del gobierno de Rojas, se sumó el peso de la personalidad vacilante del General y la influencia en él de los dictados de los jerarcas de la Iglesia catódica.

Rojas no quiso pelear más. Entre las salidas políticas que barajó optó por renunciar siempre y cuando en las negociaciones con el FC se sal­vaguardara la dignidad de las Fuerzas Armadas, se guardaran las buenas relaciones entre la Iglesia y las fuerzas castrenses v se evitara un derra­mamien to de sangre. Para tal efecto, el Presidente se permitió designar una J u n t a Militar de cinco miembros que lo sustituyó en el poder el 10 de mayo.

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