Alcoholismo y Violencia

5
Alcoholismo y violencia El 80% de las agresiones contra las mujeres está relacionado con el alcohol. No se casó ni se fue de viaje, pero Conchi, a sus 36 años, está viviendo su particular luna de miel. Empezó hace un mes en el número 19 de la calle Alonso Heredia de Madrid. En el primer piso de ese edificio del barrio de Salamanca se encuentra la Asociación de Ex Alcohólicos Españoles. Y allí acude Conchi cada tarde, igual que José, su marido, y otras 2.000 personas más. Ella va a la terapia de familia, y él, a la terapia de alcohólicos; pero los dos están enfermos: él por el alcohol y ella por él. 'Cuando bebía me llamaba de todo -puta, sinvergüenza-, y yo pensaba: ¿qué va a decir la gente, se creerán que le estoy poniendo los cuernos? ¡Pero si yo sólo tengo mi trabajo, a mis hijos y a él. No hago nada más!', se justificaba Conchi con la terapeuta en la reunión de familiares de alcohólicos. 'Desde que venimos aquí, nuestra vida no tiene nada que ver. Es mejor que una luna de miel', dice, convencida de que ha salido de su peor pesadilla. Pero aún le queda mucho camino. La relación entre el alcoholismo y la violencia doméstica es una cuestión delicada. Por un lado, es conocido por los especialistas que el alcohol es el peor cómplice de la violencia, y por otro, es un tema que suscita polémica, ya que, en no pocas ocasiones, el alcohol ha servido de atenuante en casos de maltrato al considerarse que el estado de embriaguez disminuye la responsabilidad de los actos. Desde hace años, la socióloga Mary Pepa García Más trabaja de manera específica sobre este dramático tándem alcohol-violencia doméstica con el fin de 'potenciar medidas preventivas destinadas a proteger a las mujeres que han recibido o pueden recibir malos tratos, así como provocar una reflexión acerca de la ingesta de alcohol y la violencia familiar'.

description

la violencia familiar muchas veces comienza con el consumo de una droga aceptada socialente: el alcohol.

Transcript of Alcoholismo y Violencia

Page 1: Alcoholismo y Violencia

Alcoholismo y violencia

El 80% de las agresiones contra las mujeres está relacionado con el alcohol.

No se casó ni se fue de viaje, pero Conchi, a sus 36 años, está viviendo su particular luna de miel. Empezó hace un mes en el número 19 de la calle Alonso Heredia de Madrid. En el primer piso de ese edificio del barrio de Salamanca se encuentra la Asociación de Ex Alcohólicos Españoles. Y allí acude Conchi cada tarde, igual que José, su marido, y otras 2.000 personas más. Ella va a la terapia de familia, y él, a la terapia de alcohólicos; pero los dos están enfermos: él por el alcohol y ella por él.

'Cuando bebía me llamaba de todo -puta, sinvergüenza-, y yo pensaba: ¿qué va a decir la gente, se creerán que le estoy poniendo los cuernos? ¡Pero si yo sólo tengo mi trabajo, a mis hijos y a él. No hago nada más!', se justificaba Conchi con la terapeuta en la reunión de familiares de alcohólicos. 'Desde que venimos aquí, nuestra vida no tiene nada que ver. Es mejor que una luna de miel', dice, convencida de que ha salido de su peor pesadilla. Pero aún le queda mucho camino.

La relación entre el alcoholismo y la violencia doméstica es una cuestión delicada. Por un lado, es conocido por los especialistas que el alcohol es el peor cómplice de la violencia, y por otro, es un tema que suscita polémica, ya que, en no pocas ocasiones, el alcohol ha servido de atenuante en casos de maltrato al considerarse que el estado de embriaguez disminuye la responsabilidad de los actos.

Desde hace años, la socióloga Mary Pepa García Más trabaja de manera específica sobre este dramático tándem alcohol-violencia doméstica con el fin de 'potenciar medidas preventivas destinadas a proteger a las mujeres que han recibido o pueden recibir malos tratos, así como provocar una reflexión acerca de la ingesta de alcohol y la violencia familiar'.

Algunos datos de ese estudio -aún no publicado, pero avalado por los máximos especialistas españoles en el tema y realizado mediante entrevistas a mujeres en centros de acogida y en centros de ex alcohólicos- son contundentes: 'En el 80% de los casos de malos tratos está presente el alcohol'.

El mismo informe refleja que 'un 63% de las entrevistadas en centros de acogida reconocía haber padecido largos periodos de actos agresivos íntimamente relacionados con un consumo abusivo de bebidas alcohólicas. En el caso de las

Page 2: Alcoholismo y Violencia

mujeres que acuden a centros de ex alcohólicos, el porcentaje se eleva hasta el 90% de los casos'.

Las terapias de familia de los centros de ex alcohólicos están compuestas en un 90% por las parejas de los enfermos. 'Vienen a que les enseñen a ayudar a sus maridos, y no se dan cuenta de que a quien más tienen que ayudar es a ellas mismas', comenta Sonia Tomás Alonso, la psicóloga que dirige la terapia de familia. 'Los hombres, sin embargo, ven el problema desde la lejanía, no se sienten culpables, no se hacen responsables. Psicológicamente no vienen tan mal como ellas', añade.

Los datos y las reflexiones recogidas en el estudio de García Más coinciden con las impresiones de esta terapeuta: 'En la mayoría de los casos son mujeres que ni siquiera son conscientes de que han sufrido un maltrato psicológico a través de agresiones verbales vejatorias de sus maridos borrachos. Es muy común oír eso de: 'Es que estaba bebido, pero mi José, si no bebe, es un cielo', dice, repitiendo la frase que había pronunciado Conchi horas antes. 'Por eso', continúa la psicóloga, 'son personas con tendencias depresivas, con sentimiento de culpa porque han asumido la responsabilidad de la enfermedad de su pareja. Creen que su cura depende de ellas, por eso nosotros decimos que son codependientes y tienen que aprenden a dejar de serlo'.

No todos los agresores beben

Pero dejemos las cosas claras: hay alcohólicos que no son maltratadores y maltratadores que no son alcohólicos. 'Hay personas que beben y no son agresivas. En el caso de los violentos alcohólicos, el daño es mayor porque la enfermedad escuda al agresor. Se convierte en la justificación de todo: 'Es que no estaba en sus cabales, había bebido...', enumera Milagro Rodríguez Marín, miembro de la Plataforma de Mujeres contra la Violencia de Género. 'Desde las asociaciones de mujeres insistimos en que no puede ser una justificación. El alcohol hace agresivos a maltratadores en potencia', dice tajante.

'Además del alcohol, que actúa como desinhibidor y merma la capacidad de razonar, existen otros factores que repercuten en el desarrollo de la violencia, que pueden ser genéticos, educacionales y sociales. Por ejemplo, se ha comprobado que los niños maltratados son más proclives a desarrollar un alcoholismo y a ser violentos en un futuro', explica Joaquín Santo Domingo, jefe del servicio de psiquiatría del hospital madrileño de La Paz.

Según los expertos, el alcoholismo, junto con el tabaquismo, es la drogodependencia más grave de España, que provoca el 3,5% de los fallecimientos,

Page 3: Alcoholismo y Violencia

unos 12.000 al año. Y cerca de cuatro millones de personas de entre 18 y 40 años son dependientes del alcohol, según la Federación de Alcohólicos Rehabilitados de España (FARE).

'Como mínimo, y es una estimación muy a la baja', dice Tony Gual, presidente de la asociación científica Socidrogalcohol, 'de cada tres casos de malos tratos, uno es atribuible directamente al alcohol'.

Psiquiatras, psicólogos, sociólogos y afectados coinciden en que una parte importante de las agresiones a las mujeres por parte de los alcohólicos se deben al desarrollo de la celotipia. 'Los enfermos alcohólicos desarrollamos una especie de delirio de celos. Nos volvemos muy celosos y nos obsesionamos con nuestras mujeres', dice Rafael Osete, fundador de la Asociación de Ex Alcohólicos Españoles. 'Yo dejé de beber un 30 de enero de hace 35 años, pero no paré hasta que vi que no podía andar', recuerda. 'Gran parte de mi carrera de alcohólico la sufrió mi mujer. En cuanto me decía algo, yo la liaba, y aunque nunca he llegado a las manos, en mi casa se oían voces por un tubo, y los golpes y los porrazos estaban a la orden del día', recuerda este hombre de 78 años. 'Al 90% de los alcohólicos de mi época les han ayudado sus mujeres. Algo que no sucede casi nunca a la inversa. El hombre suele abandonarla', añade Osete.

Beber en pareja

'Pero si hay algo que caracteriza una relación en la que el maltratador es alcohólico', dice Rodríguez Marín, 'es que las agresiones son continuas. A veces el alcohólico no para hasta que la mujer bebe como él'. Algo que corrobora Tony Gual: 'Está comprobado que los actos violentos son más frecuentes cuando los patrones de consumo de alcohol son distintos en la pareja, por eso hay mujeres que acaban bebiendo con sus maridos (un 18%) para evitar problemas', según el estudio de García Más.

Otra de las consecuencias de la celotipia es el aislamiento de la pareja, ésa que manifestaba inconscientemente Conchi cuando hablaba de que 'no hacía nada', que sólo tenía su trabajo, sus hijos y su marido. Porque los celos son progresivos. 'Llegan a tener celos de todo. Hasta de la tele', cuenta la terapeuta Tomás Alonso. 'Y hay un momento en que las mujeres se encierran porque evitan hacer todo aquello que desencadena la cólera de su marido'.

Y eso hacía Conchi. Su vida se limitaba a ir al trabajo, recoger a los niños del colegio, llevar la casa y esperar con incertidumbre a que llegara José. Nada más: ni amigos, ni familia. 'Era tan exagerado que sentía celos hasta de su hermana', recuerda.

Page 4: Alcoholismo y Violencia

Con la terapia, todo ha empezado a cambiar. José ya no bebe, y la vida parece normal. Pero Santo Domingo pone las cosas en su sitio: 'En muy poco tiempo se produce una recuperación notable; pero que no se engañen, el trabajo empieza ahora, cuando tienen que reorganizar su vida tras un cambio existencial. Tienen que aprender a vivir sin beber. El alcohólico acaba viviendo sobre una estructura de falsedades que le permite ir tirando', continúa Santo Domingo. 'Tienden a minimizar las cosas malas que les pasan, justifican su conducta culpando a otros -'hay que ver cómo me pones'-, se autoengañan para mantener una imagen aceptable de sí mismos'.

Algo que Conchi no necesita que le expliquen porque lo ha vivido: 'Me decía de todo: que estaba en un atasco, que se le había estropeado el coche. Y yo le creía', recuerda. Y continúa: 'Luego perdió el trabajo, y la angustia ya empezaba desde temprano. Hasta que no pude más, y aunque no me puso la mano encima decidí que me iba y se lo dije a mis padres. Eso fue lo que le hizo cambiar'.

Han sido muchos años. Demasiados. Tantos que la han puesto enferma y se mantiene a base de ansiolíticos. Mucho tiempo vinculando su felicidad a la de él: 'Si él estaba bien, todo estaba bien; pero si no...', dice con los ojos en blanco. Ahora aprende a pensar en sí misma, a saber que su marido sólo dejará de beber si quiere él y a desligar su vida de esa decisión.