Alain Badiou PANORAMA DE LA FILOSOFÍA FRANCESA CONTEMPORÁNEA

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175 NÓMADAS PANORAMA DE LA FILOSOFÍA FRANCESA CONTEMPORÁNEA * Alain Badiou** El artículo sustenta la tesis de que durante la segunda mitad del siglo XX se presentó un momento de la filosofía francesa contemporánea, comparable a los momentos griego clásico y al del idealismo alemán. Emergió entonces un programa filosófico constituido por la articulación del movimiento del concepto a la existencia, la inscripción de la filosofía con la vida moderna y las luchas políticas, la superación de la oposición entre conocimiento, acción y creación, el abandono del modelo reflexivo del sujeto y la formación de un estilo filosófico cercano al de la producción literaria. Palabras clave: filosofía, existencialismo, operaciones metódicas, ciencia, política, literatura. O artigo sustenta a tese de que durante a segunda metade do século XX apresentou-se um momento da filosofia francesa contemporânea comparável aos momentos grego clássico e ao do idealismo alemão. Emergeu, então, um programa filosófico constituído pela articulação do movimento do conceito à existência, à inscrição da filosofia com a vida moderna e as lutas políticas, à superação da oposição entre conhecimento, ação e criação, ao abandono do modelo reflexivo do sujeito e à formação de um estilo filosófico próximo ao da produção literária. Palavras-chaves: filosofia, existencialismo, operações metódicas, ciência, política, literatura. This article states that during the second half of the 20 th Century there was a moment in French contemporary philosophy, comparable to the Greek classical moment, and the German idealism. Emerged, then, a philosophical program built up from the articulation of the movement from the concept to the existence; the inscription of the philosophy to modern life and political struggles; the overcoming of the opposition among knowledge, action, and creation; the abandonment of the reflexive subject model, and the formation of a philosophical style close to literary production. Key words: philosophy, existentialism, methodic operations, science, politics, literature. [email protected] PÁGS.: 175-183 ORIGINAL ACEPTADO: 27-VI-2005 * Esta conferencia fue pronunciada por Alain Badiou en la Biblioteca Nacional de Bue- nos Aires el 1º de junio de 2004, en el Seminario sobre Filosofía Francesa Contempo- ránea, organizado por la Embajada de Francia en Argentina y publicado en el libro Voces de la Filosofía Francesa Contemporánea , de Miguel Abensour, Alain Badiou, Patrice Vermeren, Patrick Vauday, Geneviève Fraisse y Claude Lefort. Ediciones Colihue, Bue- nos Aires, 2005. ** Filósofo, dramaturgo y novelista. Profesor de la Escuela Normal Superior y Director del DEA Lugares y transformaciones de la filosofía de la Universidad de Paris VIII. Ha publicado obras como El ser y el acontecimiento y Pequeño tratado de ontología transitoria, entre otras. NO. 23. OCTUBRE 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

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PANORAMA DE LA FILOSOFÍA FRANCESA CONTEMPORÁ[email protected] • PÁGS.: 175-183Alain Badiou**El artículo sustenta la tesis de que durante la segunda mitad del siglo XX se presentó un momento de la filosofía francesa contemporánea, comparable a los momentos griego clásico y al del idealismo alemán. Emergió entonces un programa filosófico constituido por la articulación del movimiento del concepto a la existencia, la inscripción de la filosofía con la vida moderna y las luchas políti

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PANORAMA DE LAFILOSOFÍA FRANCESA

CONTEMPORÁNEA*

Alain Badiou**

El artículo sustenta la tesis de que durante la segunda mitad del siglo XX se presentó un momento de la filosofíafrancesa contemporánea, comparable a los momentos griego clásico y al del idealismo alemán. Emergió entonces unprograma filosófico constituido por la articulación del movimiento del concepto a la existencia, la inscripción de lafilosofía con la vida moderna y las luchas políticas, la superación de la oposición entre conocimiento, acción y creación,el abandono del modelo reflexivo del sujeto y la formación de un estilo filosófico cercano al de la producción literaria.

Palabras clave: filosofía, existencialismo, operaciones metódicas, ciencia, política, literatura.

O artigo sustenta a tese de que durante a segunda metade do século XX apresentou-se um momento da filosofiafrancesa contemporânea comparável aos momentos grego clássico e ao do idealismo alemão. Emergeu, então, umprograma filosófico constituído pela articulação do movimento do conceito à existência, à inscrição da filosofia com avida moderna e as lutas políticas, à superação da oposição entre conhecimento, ação e criação, ao abandono do modeloreflexivo do sujeito e à formação de um estilo filosófico próximo ao da produção literária.

Palavras-chaves: filosofia, existencialismo, operações metódicas, ciência, política, literatura.

This article states that during the second half of the 20th Century there was a moment in French contemporaryphilosophy, comparable to the Greek classical moment, and the German idealism. Emerged, then, a philosophicalprogram built up from the articulation of the movement from the concept to the existence; the inscription of the philosophyto modern life and political struggles; the overcoming of the opposition among knowledge, action, and creation; theabandonment of the reflexive subject model, and the formation of a philosophical style close to literary production.

Key words: philosophy, existentialism, methodic operations, science, politics, literature.

[email protected] • PÁGS.: 175-183

ORIGINAL ACEPTADO: 27-VI-2005

* Esta conferencia fue pronunciada por Alain Badiou en la Biblioteca Nacional de Bue-nos Aires el 1º de junio de 2004, en el Seminario sobre Filosofía Francesa Contempo-ránea, organizado por la Embajada de Francia en Argentina y publicado en el libro Vocesde la Filosofía Francesa Contemporánea, de Miguel Abensour, Alain Badiou, PatriceVermeren, Patrick Vauday, Geneviève Fraisse y Claude Lefort. Ediciones Colihue, Bue-nos Aires, 2005.

** Filósofo, dramaturgo y novelista. Profesor de la Escuela Normal Superior y Director delDEA Lugares y transformaciones de la filosofía de la Universidad de Paris VIII. Hapublicado obras como El ser y el acontecimiento y Pequeño tratado de ontología transitoria,entre otras.

NO. 23. OCTUBRE 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

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Quisiera hacerles algunas observaciones sobrela filosofía francesa, comenzando por una paradoja: lade que lo más universal es al mismo tiempo lo másparticular. Lo que Hegel llama el universal concreto,la síntesis de lo que es absolutamente universal, quees para todos, y de lo que al mismo tiempo tiene unlugar y un momento particulares. La filosofía es unbuen ejemplo; como ustedes saben la filosofía es abso-lutamente universal, la filosofía se dirige a todos –sinexcepción– pero hay en ella fuertes particularidadesnacionales y culturales. Hay lo que llamaría momen-tos de la filosofía, en el espacio y en el tiempo. Lafilosofía es una ambición universal de la razón y, almismo tiempo, se manifiesta en momentos completa-mente singulares. Tomemos dos ejemplos, dos momen-tos filosóficos particularmente intensos y conocidos.Por un lado, el momento de la filosofía griega clásica,entre Parménides y Aristóteles, entre el siglo V y el IIIa. C., momento filosófico creador, fundador, excep-cional y, en realidad, bastante breve en el tiempo.Luego tenemos otro ejemplo, el momento del idealis-mo alemán, entre Kant y Hegel, con Fichte y Schelling,de nuevo un momento filosófico excepcional, entreel fin del siglo XVIII y los albores del XIX, un momen-to intenso, creador y, también un momento breve. Megustaría sostener una tesis histórica y nacional: hubo ohay, según donde me ubique, un momento filosóficofrancés que se da en la segunda mitad del siglo XX yque puede compararse –guardando las proporciones–con los ejemplos dados precedentemente: el momen-to griego clásico y el idealismo alemán. Tomemos estamitad del siglo XX: El ser y la nada, obra fundamentalde Sartre, aparecida en 1943, y los últimos escritos deDeleuze, ¿Qué es la filosofía?, que datan del inicio delos años noventa. Entre 1943 y el fin del siglo XX, sedesarrolla el momento filosófico francés; entre Sartrey Deleuze, podemos nombrar a Bachelard, Merleau-Ponty, Lévi-Strauss, Althusser, Foucault, Derrida,Lacan... yo mismo, quizá... veremos. Mi posición par-ticular es la siguiente: si ha habido un momento filo-sófico francés, tal vez sea el último representante. Aeste conjunto situado entre las obras fundamentalesde Sartre y las últimas obras de Deleuze lo llamo filo-sofía francesa contemporánea y es de lo que voy ahablar. Constituye, a mi entender, un momento filo-sófico nuevo, creador, singular y al mismo tiempo uni-versal. El problema es identificar este conjunto: ¿quées lo que pasó, en Francia, en filosofía, entre 1940 y elfin de siglo? ¿Qué es lo que pasó alrededor de esta

decena de nombres que he citado? ¿A qué se llamóexistencialismo, estructuralismo y deconstrucción?¿Existe una unidad histórica e intelectual en este mo-mento? ¿Cuál? He aquí las preguntas que me gustaríaplantearles esta noche. Lo haré de cuatro modos dife-rentes. A partir de la pregunta del origen: ¿De dóndeviene este momento? ¿Cuál es su pasado? ¿Cuál es sunacimiento? Luego, enunciando las principales opera-ciones filosóficas propias de este momento del quehablo. Enseguida, intervendrá una pregunta comple-tamente fundamental, que es el lazo de todos los filó-sofos con la literatura, y de modo más general el lazoentre la filosofía y la literatura, en este orden. Y encuarto lugar, hablaré de la discusión permanente,durante todo este período, entre la filosofía y el psi-coanálisis. Cuestión del origen, cuestión de lasoperaciones, cuestión del estilo y de la literatura, cues-tión del psicoanálisis, tales serán mis medios para in-tentar identificar esta filosofía francesa contemporánea.

En primer lugar, entonces, el origen. Para pensareste origen, es necesario remontarse al inicio del sigloXX, donde se opera una división fundamental de lafilosofía francesa: la constitución de dos corrientesverdaderamente diferentes. Doy algunas referencias:en 1911, Bergson da dos conferencias muy célebresen Oxford, publicadas luego en la antología de Bergsonque tiene por título El pensamiento y lo moviente, y en1912, al mismo tiempo, aparece el libro de Brunschvicgque se titula Las etapas de la filosofía matemática. Estasdos intervenciones filosóficas ocurren justo antes dela guerra del 14. Ahora bien, estas dos intervencionesindican la existencia de dos orientaciones extremada-mente diferentes. En el caso de Bergson, tenemos loque se podrá llamar una filosofía de la interioridad vi-tal: la tesis de una identidad entre el ser y el cambio,una filosofía de la vida y del devenir. Esta orientacióncontinuará durante todo el siglo hasta Deleuze inclu-sive. En el libro de Brunschvicg, se descubre una filo-sofía del concepto apoyada en la matemática, laposibilidad de una suerte de formalismo filosófico, unafilosofía del pensamiento o de lo simbólico y esta orien-tación continuó durante todo el siglo, en particularcon Lévi-Strauss, Althusser o Lacan.

Tuvimos a principios de siglo lo que yo llamaríauna figura dividida y dialéctica de la filosofía france-sa. Por un lado, una filosofía de la vida; por el otro,una filosofía del concepto. Y este problema, vida y

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concepto, va a ser central de la filosofía francesa, in-cluyendo allí el momento en el que hablo, el de lasegunda mitad del siglo XX.

Con una discusión sobre vida y concepto, se dafinalmente una discusión sobre la cuestión del sujeto,que organiza todo el período. ¿Por qué? Porque unsujeto humano es a la vez un cuerpo viviente y uncreador de conceptos. El sujeto es la parte común delas dos orientaciones: es interrogado en cuanto a suvida, su vida subjetiva, su vida animal, su vida orgáni-ca; y es también interrogado en cuanto a su pensa-miento, en cuanto a su capacidad creadora, en cuantoa su capacidad de abstracción. La relación entre cuer-po e idea, entre vida y concepto va a organizar el de-venir de la filosofía francesa y este conflicto estápresente en el inicio del siglo con Bergson por un ladoy Brunschvicg por el otro. Podemos decir, entonces,que la filosofía francesa va a constituir poco a poco uncampo de batalla alrededor de la cuestión del sujeto.Kant es el primero en definir la filosofía como un cam-po de batalla, en el que nosotros somos todos comba-tientes, más o menos fatigados. La batalla central dela filosofía, en la segunda mitad del siglo, va a ser unabatalla alrededor de la cuestión del sujeto. Doy muyrápidamente algunas referencias: Althusser define lahistoria como un proceso sin sujeto y al sujeto comouna categoría ideológica; Derrida, en la interpretaciónde Heidegger, considera al sujeto como una categoríade la metafísica, y Lacan crea un concepto de sujeto,para no hablar del lugar central del sujeto en Sartre oen Merleau-Ponty. Entonces una primera manera dedefinir el momento filosófico francés será hablar debatalla a propósito de la noción de sujeto, porque lacuestión fundamental es allí la cuestión de la relaciónentre vida y concepto, y esto es, en definitiva, el inte-rrogante fundamental sobre el destino del sujeto.

Destaquemos, sobre este punto de los orígenes, quese podría ir más lejos y decir, a fin de cuentas, que allíhay una herencia de Descartes, y que la filosofía fran-cesa de la segunda mitad del siglo es una inmensa dis-cusión sobre Descartes. Pues Descartes es el inventorfilosófico de la categoría de sujeto, y el destino de lafilosofía francesa, su división misma, es una divisiónde herencia cartesiana. Descartes es a la vez un teóri-co del cuerpo físico, del animal-máquina, y un teóricode la reflexión pura. En cierto sentido, se interesa enla física de las cosas y en la metafísica del sujeto. Se

encuentran textos sobre Descartes en todos los gran-des filósofos contemporáneos: Lacan mismo ha lanza-do la consigna de un retorno a Descartes, hay unimportante artículo de Sartre sobre la libertad en Des-cartes, existe la tenaz hostilidad de Deleuze hacia Des-cartes, y, en definitiva, Descartes está presente en todoslos filósofos franceses de la segunda mitad del sigloXX. Esto muestra simplemente que la batalla filosófi-ca es también, por fin, la del desafío y la significaciónde Descartes. Los orígenes nos dan una primera defi-nición de este momento filosófico como batalla con-ceptual alrededor de la cuestión del sujeto.

Mi segundo momento consistirá en identificar lasoperaciones intelectuales comunes a todos estos filó-sofos. Definiré cuatro que, yo creo, muestran bien elmodo de hacer filosofía y que son de alguna maneraoperaciones metódicas.

La primera operación es una operación alemana,o una operación francesa sobre los filósofos alemanes.En efecto, toda la filosofía francesa de la segunda mi-tad del siglo XX es en realidad también una discusiónacerca de la herencia alemana, en la que hubo mo-mentos muy importantes. Por ejemplo, el seminariode Kojève sobre Hegel en los años treinta tuvo unaconsiderable importancia: fue seguido por Lacan ymarcó a Lévi-Strauss. Poco después, está el descubri-miento por los jóvenes filósofos franceses de los añostreinta y cuarenta de la fenomenología, a través de lalectura de Husserl y Heidegger. Sartre, por ejemplo,modificó completamente su perspectiva cuando, si-guiendo a Berlín, leyó, directamente del texto, lasobras de Husserl y de Heidegger; Derrida es primero yante todo un intérprete absolutamente original delpensamiento alemán. Y luego está Nietzsche, filósofofundamental tanto para Foucault como para Deleuze.Se puede decir que los franceses fueron a buscar algoen Alemania, en Hegel, en Nietzsche, en Husserl y enHeidegger.

¿Qué fue lo que la filosofía francesa fue a buscar aAlemania? Se lo puede resumir en una frase: una nue-va relación entre el concepto y la existencia, que tomómuchos nombres: deconstrucción, existencialismo,hermenéutica. Pero a través de todos estos nombres,tenemos una búsqueda común que es la de modificar,desplazar la relación entre el concepto y la existencia.Como la cuestión de la filosofía francesa, desde prin-

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cipios de siglo, fue la de la vida y el concepto, estatransformación existencial del pensamiento, esta rela-ción del pensamiento con su suelo vital interesó viva-mente a la filosofía francesa. Es lo que yo llamo suoperación alemana: encontrar en la filosofía alemananuevos instrumentos para tratar la relación entre con-cepto y existencia. Es una operación porque esta filo-sofía alemana, en su traducción francesa, ha devenidoalgo completamente nuevo en el campo de batalla dela filosofía francesa. Hemos tenido una operación par-ticular que fue, si puedo decirlo, la apropiación fran-cesa de la filosofía alemana. Es la primera operación.

La segunda operación, no menos importante, con-cierne a la ciencia. Los filósofos franceses de la segun-da mitad del siglo quisieron arrancar a la ciencia delestricto dominio de la filosofía del conocimiento,mostrando que ésta era más vasta y más profunda quela simple cuestión del conocimiento, que, en cuantoactividad productora, era creación y no solamentereflexión o cognición. Quisieron encontrar en la cien-cia modelos de invención, de transformación, para fi-nalmente inscribirla no en la revelación de losfenómenos, en su organización, sino como ejemplo deactividad de pensamiento y de actividad creadoracomparable a la actividad artística. La operación apropósito de la ciencia consistió en desplazarla delcampo del conocimiento al campo de la creación yacercarla progresivamente a la actividad artística. Esteproceso encuentra su culminación en Deleuze, quiencompara, de manera muy sutil e íntima, creación cien-tífica y creación artística, iniciando bien temprana-mente una de las operaciones constitutivas de lafilosofía francesa.

La tercera operación es política. Los filósofos deeste período quisieron comprometer en profundidada la filosofía con la cuestión política: Sartre, el Merleau-Ponty de la posguerra, Foucault, Althusser, Deleuze,fueron activistas políticos. Por medio de esta activi-dad política, buscaron una nueva relación entre elconcepto y la acción y en particular, la acción colecti-va. Este deseo fundamental de comprometer a la filo-sofía en las situaciones políticas vuelve a modificar larelación entre el concepto y la acción.

Finalmente, la cuarta operación, yo la llamaría unaoperación moderna: modernizar la filosofía. Aun an-tes de que se hable todos los días de modernizar la

acción gubernamental (hoy es necesario modernizartodo, lo que quiere decir con frecuencia destruir todo),hubo en los filósofos franceses un profundo deseo demodernidad. Esto implicaba seguir las transformacio-nes artísticas, culturales, sociales y la transformaciónde las costumbres. Hubo un interés filosófico muy fuer-te por la pintura no figurativa, por la nueva música,por el teatro, por la novela policial, por el jazz, por elcine. Hubo una voluntad de aproximar la filosofía alo que había de más denso en el mundo moderno.Hubo también un interés muy vivo por la sexualidad,por los nuevos estilos de vida. Por medio de todo esto,la filosofía buscó una nueva relación entre el concep-to y el movimiento de las formas: las formas artísticas,sociales y vitales. Para la filosofía, esta modernizaciónera la búsqueda de una nueva manera de aproximarsea la creación de formas.

Este momento filosófico francés fue una apropia-ción nueva de la creación alemana, una visión creativade la ciencia, un radicalismo político, una búsquedade nuevas formas de arte y de vida. Y por medio detodo esto, postula una nueva posición del concepto,una nueva disposición, un desplazamiento de la rela-ción del concepto con su exterior: nueva relación conla existencia, con el pensamiento, con la acción y conel movimiento de las formas. Esta relación entre elconcepto filosófico y el exterior de este concepto cons-tituyó un aporte innovador propio de toda la filosofíafrancesa en el siglo XX.

En cuanto a la cuestión de las formas, la búsquedade una intimidad de la filosofía con la creación de for-mas resulta muy importante. Evidentemente esto plan-teó la cuestión de la forma propia de la filosofía: no sepodía desplazar el concepto sin inventar nuevas for-mas filosóficas. Fue necesario transformar la lengua dela filosofía y no solamente crear nuevos conceptos.Esto compromete una relación singular de la filosofíacon la literatura, que es una característica muy desta-cada de la filosofía francesa en el siglo XX. Se puededecir que es una larga historia francesa, recordandoque aquellos a quienes se llamaba grandes filósofos enel siglo XVIII eran todos grandes escritores, Voltaire,Rousseau o Diderot, que son clásicos de nuestra lite-ratura y los ancestros de este problema. Hay autoresen Francia de los que no se sabe si pertenecen a laliteratura o a la filosofía. Pascal, por ejemplo, que esuno de los más grandes escritores de nuestra historia

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literaria y por cierto uno de los más profundospensadores.

En el siglo XX, Alain, un filósofo en aparienciatotalmente clásico, en el curso de los años treinta ycuarenta, un filósofo que no fue revolucionario y queno pertenece a este momento del cual hablo, está muypróximo a la literatura; para él, la escritura es esenciay produjo numerosos comentarios de novelas –sustextos sobre Balzac son, por otra parte, muy intere-santes– y comentarios de la poesía francesa contem-poránea, especialmente Valéry. Por lo tanto, hasta enlas figuras clásicas de la filosofía francesa del siglo XXse nota este lazo muy directo entre filosofía y literatu-ra. Los surrealistas jugaron también un papel impor-tante: quisieron modificar la relación entre la creaciónde las formas y las artes, en la vida moderna; buscaroninventar nuevas formas de vida. Este programa era paraellos un programa poético, pero, en Francia, preparóel programa filosófico de los años cincuenta y sesenta.Quiero recordar los lazos entre ambos programas:Lacan o Lévi-Strauss frecuentaron a los surrealistas.Existe en esta historia compleja una relación entreproyecto poético y proyecto filosófico, del que lossurrealistas son los representantes. Pero a partir de losaños cincuenta y sesenta, la filosofía misma es la quedebe inventar su forma literaria; debe encontrar unlazo expresivo directo entre la presentación filosófica,el estilo filosófico y el desplazamiento conceptual quepropone. Asistimos, entonces, a un cambio especta-cular en la escritura filosófica. Muchos de nosotrosestamos habituados a esta escritura, la de Deleuze, lade Foucault, la de Lacan, y no nos representamos ade-cuadamente hasta qué punto ésta es una ruptura ex-traordinaria con el estilo filosófico anterior. Todos estosfilósofos han intentado tener un estilo propio, inven-tar una escritura nueva; quisieron ser escritores. EnDeleuze o en Foucault, ustedes encuentran algo com-pletamente nuevo en el movimiento de la frase. Larelación entre el pensamiento y el movimiento de lafrase es completamente original. Tienen un ritmo afir-mativo novedoso, un sentido en la formulación delenunciado que es también extraordinariamentecreativo. En Derrida, se encuentra una relación com-plicada y paciente de la lengua con la lengua, un tra-bajo de la lengua sobre sí misma, y el pensamientopasa por el trabajo de la lengua sobre la lengua. EnLacan, tenemos una sintaxis espectacularmente com-pleja que remite finalmente a la sintaxis de Mallarmé,

heredera directa de la sintaxis de Mallarmé y, en con-secuencia, de la sintaxis poética.

Existió una transformación del estilo filosófico yde las tentativas para desplazar las fronteras entre filo-sofía y literatura; hay que recordar que Sartre es tam-bién novelista y dramaturgo lo que es una novedad;es también mi caso. La particularidad de esta filosofíafrancesa es la de actuar sobre muchos registros de lalengua y desplazar la frontera entre filosofía y literatu-ra o filosofía y teatro. En el fondo, se podría casi decirque uno de los objetivos de la filosofía francesa fuecrear un lugar de escritura nuevo, un lugar de escritu-ra donde la literatura y la filosofía fueran indiscernibles;un lugar que no sería ni la filosofía como especialidad,ni exactamente la literatura, sino que sería una escri-tura donde no se pudiera distinguir la filosofía y la li-teratura, es decir, donde no se pudiera distinguir entreel concepto y la vida, pues finalmente esta invenciónescritural consiste en dar una nueva vida al concepto,una vida literaria. Se trata por fin de decir, por mediode esta invención, de esta nueva escritura, el nuevosujeto, de crear en la filosofía la nueva figura del suje-to, la nueva batalla a propósito del sujeto. Porque nopuede ser el sujeto racional consciente directamentevenido de Descartes; no puede ser, para decirlo técni-camente, el Sujeto reflexivo; debe ser algo más oscu-ro, más ligado a la vida, al cuerpo, a un sujeto másvasto que el sujeto consciente, algo que es como unaproducción o una creación que concentra en ella fuer-zas más vastas. Que tome la palabra sujeto, o que nola tome, es lo que la filosofía francesa intenta decir,trata de pensar. El psicoanálisis es un interlocutor, por-que en el fondo, la gran invención freudiana tambiénfue una nueva proposición sobre el sujeto. Lo queFreud introdujo con la idea de inconsciente era preci-samente que la cuestión del sujeto era más amplia quela conciencia: que englobaba la conciencia pero no sereducía a ella. Esa es la significación fundamental dela palabra inconsciente.

Resulta así que toda la filosofía francesa contem-poránea se ha comprometido en un amplio debate conel psicoanálisis. Este debate, que tuvo lugar en Fran-cia, en la segunda mitad del siglo XX, es una escenade gran complejidad, y se podría hablar únicamentede esto, muy largamente, porque esta escena (este tea-tro) entre la filosofía y el psicoanálisis es absolutamentereveladora. En el fondo, su desafío fundamental es la

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división de las dos grandes corrientes de la filosofíafrancesa desde principios de siglo.

Volvamos sobre esta división. Tenemos por un ladolo que llamaría un vitalismo existencial, que tiene ensu origen a Bergson, por el otro, tenemos lo que lla-maría un formalismo conceptual que se encuentra enBrunschvig y que pasa por Althusser y Lacan. Lo quecruza a ambos, el vitalismo existencial y el formalismoconceptual, es la cuestión del sujeto. Porque, final-mente, un sujeto es aquel cuya existencia sostiene elconcepto. Se puede definir así el sujeto, para la filoso-fía francesa. Ahora bien, en cierto sentido, el incons-ciente de Freud ocupa exactamente este lugar: elinconsciente es también algo vital o existente que sos-tiene el concepto. La cuestión central es cómo unaexistencia puede sostener un concepto, cómo algopuede ser creado a partir de un cuerpo. Esta es la ra-zón por la que se mantienen relaciones tan intensascon el psicoanálisis. Como siempre, por razones evi-dentes, la relación con aquel que hace lo mismo queuno, pero lo hace de otra manera, es difícil. Se puededecir que es una relación de complicidad –hacen lamisma cosa–, pero también es una relación de rivali-dad, lo hacen de otra manera. Y la relación de la filo-sofía francesa con el psicoanálisis es exactamente esta:una relación de complicidad y de rivalidad. Es unarelación de fascinación y de amor, y una relación dehostilidad y de odio. Por eso es una escena violenta ycompleja.

Tres textos fundamentales permiten formarse unaidea sobre esto. El primero es el inicio del libro deBachelard, publicado en 1938, con el título de Psicoa-nálisis del fuego, que es el más claro sobre la cuestión.Bachelard propone un nuevo psicoanálisis, apoyadosobre la poesía, el sueño, que se podrá llamar un psi-coanálisis de los elementos: el fuego, el agua, el aire,la tierra, un psicoanálisis de los elementos. En el fon-do, se puede decir que Bachelard intenta reemplazarla pulsión sexual, que está en Freud, por la fantasía, ymostrar que la fantasía es algo más amplio y más abiertoque la pulsión sexual. Esto se encuentra muy clara-mente en el inicio de Psicoanálisis del fuego.

El segundo texto es el final de El ser y la nada, deSartre, donde este autor también propone la creaciónde un nuevo psicoanálisis, que llama psicoanálisisexistencial. Allí la complicidad/rivalidad se advierte

con claridad. Opone este psicoanálisis existencial alde Freud, que llama psicoanálisis empírico. La idea esque el suyo sería un verdadero psicoanálisis teórico,mientras el de Freud sería empírico.

Si Bachelard quería reemplazar la pulsión sexualpor la fantasía, Sartre quiere reemplazar el complejofreudiano, es decir la estructura del inconsciente, porlo que él llama proyecto. Para Sartre, lo que define aun sujeto no es la estructura, neurótica o perversa,sino un proyecto fundamental, un proyecto de exis-tencia. Tenemos aquí también un ejemplo perfecto decombinación entre complicidad y rivalidad.

La tercera referencia es el capítulo cuatro del Anti-Edipo de Deleuze y Guattari, donde también está lapropuesta de reemplazar el psicoanálisis por otro mé-todo, que Deleuze llama el esquizoanálisis, en rivali-dad absoluta con el psicoanálisis en el sentido de Freud.Es extraordinario: tres grandes filósofos –Bachelard,Sartre y Deleuze– propusieron reemplazar el psicoa-nálisis por otra cosa.

En Bachelard, es la fantasía más que la pulsiónsexual; en Sartre, el proyecto más que la estructura oel complejo; en Deleuze, como lo aclara el texto, es laconstrucción más que la expresión: su gran reprocheal psicoanálisis era que sólo expresó las fuerzas del in-consciente mientras que debía construirlas. Deleuzedice de modo explícito: reemplacemos la expresiónfreudiana por la construcción, que se pone en obra enel esquizoanálisis.

Todo esto dibuja una suerte de paisaje filosóficoque voy a recapitular ante ustedes. En términos deobjetivos, ha habido un programa filosófico y yo creoque un momento filosófico se define por un programade pensamiento. Por cierto, los filósofos son muy dife-rentes y los programas han sido trazados de maneramuy diferente. Podemos ver que lo que hay histórica-mente en común es el programa, no las obras, ni elsistema, ni los conceptos. Cuando el problema es fuertey se destaca, hay un momento filosófico con gran di-versidad de recursos, de obras y de filósofos.

Pero, ¿cuál era este programa que estaba en cursoen los últimos cincuenta años del siglo XX? En primerlugar, ya no se trata de oponer el concepto a la exis-tencia, hay que terminar con esta separación. Mostrar

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que el concepto está vivo, que es una creación, unproceso y un acontecimiento y no está separado de laexistencia.

Segundo punto: inscribir a la filosofía en la moder-nidad, lo que quiere decir también salir de la acade-mia, hacerla circular en la vida. Es necesario que lafilosofía se mezcle con la modernidad sexual, artística,social.

Tercer punto del programa: abandonar la oposi-ción entre filosofía del conocimiento y filosofía de laacción. Se trata de la tajante separación, que estabaen Kant, por ejemplo, entre razón teórica y razón prác-tica. Es necesario abandonar esta separación y mos-trar que el conocimiento es él mismo una práctica,que aun el conocimiento científico es en realidad unapráctica.

Cuarto punto, situar directamente a la filosofía enla escena política sin pasar por el rodeo de la filosofíapolítica; inscribir frontalmente la filosofía sobre la es-cena política. Todos quisieron inventar lo que yo lla-maría el militante filosófico, y hacer de la filosofía unapráctica militante, en su presencia, en su modo de ser.No simplemente una reflexión sobre la política, sinorealmente una intervención política.

Quinto punto, retomar la cuestión del sujeto, aban-donar el modelo reflexivo y, a partir de allí, polemizarcon el psicoanálisis, rivalizar con él y hacer las cosastan bien como él, o aun mejor.

Finalmente, sexto punto. Crear un estilo filosófi-co, un nuevo estilo de la exposición filosófica y rivali-zar con la literatura. En el fondo, inventar por segundavez, con posterioridad al siglo XVIII, al escritor filóso-fo, recrearlo.

Este es el momento filosófico francés, su programay su gran ambición. Creo que había allí un deseo esen-

cial, ya que toda identidad es identidad de un deseo.Había un deseo esencial de hacer de la filosofía unaescritura activa, es decir, el instrumento de un nuevosujeto, el acompañamiento de un nuevo sujeto. Y lue-go, hacer del filósofo algo distinto de un sabio, termi-nar con la figura meditativa, profesoral o reflexiva delfilósofo. Hacer del filósofo algo distinto de un sabiono es convertirlo en el rival de un sacerdote. Es hacerde él un escritor combativo, un artista del sujeto, unenamorado de la creación. Escritor combativo, artistadel sujeto, enamorado de la creación, militante filosó-fico, son los nombres para el deseo que atravesó esteperíodo y que la filosofía actuó en su propio nombre.Todo esto me hace pensar en una frase de Malrauxque él atribuía a De Gaulle en su texto La hoguera deencinas: “La grandeza es un camino hacia algo que nose conoce”. Creo que la filosofía francesa de la segun-da mitad del siglo XX, el momento filosófico francés,en el fondo, propuso a la filosofía preferir el camino alconocimiento del objetivo, la acción o la interven-ción filosófica a la meditación y a la sabiduría. Ella hasido una filosofía sin sabiduría. Y hoy se le reprocha.

Pero el momento filosófico francés ha deseado lagrandeza más que la felicidad. Creo que hemos desea-do algo completamente especial, que es realmenteproblemático: hemos deseado ser los aventureros delconcepto. En el fondo, se desea no una separación claraentre vida y concepto, no que la existencia sea some-tida a la idea o a la norma, sino que el concepto mis-mo sea un camino cuyo objetivo no se conoceforzosamente. Luego de la época de los aventurerosviene generalmente la época del orden. Este es el pro-blema. Se comprende: había en toda esta filosofía uncostado transgresor, Deleuze decía “voluntariamentenómade”.

Aventureros del concepto me parece ser la formu-la que podría reconciliarnos a todos, y es por lo queyo diría que hubo en Francia, en el siglo XX, un mo-mento de aventura filosófica.