Adultocentrismo

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Consumo de drogas y violencia contra la infancia y adolescencia desde la mirada de los derechos humanos Mirada crítica al adultocentrismo y la propuesta de ciudadanía

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Consumo de drogas y violencia contra la infancia y adolescencia desde la mirada de los derechos

humanos Mirada crítica al

adultocentrismo y la propuesta de ciudadanía

Justificación

La temática propuesta este trimestre, implica el reconocimiento de que las niñas, los niños y adolescentes son personas que merecen los

mismos derechos de los que gozan las personas adultas.La mirada adulta priva a las niñas, los niños y los adolescentes de sus derechos, ya que las decisiones sobre su vida las toman las personas

adultas, justificando que les deben obediencia pues son quienes saben lo que necesitan: el padre, la madre, autoridades escolares,

profesorado, y hasta profesionales de otros ámbitos: psicología, derecho, pedagogía, etc.

Entre los argumentos que se esgrimen sobre la autoridad de las personas adultas, se encuentran: la minoría de edad, la falta de madurez, de

responsabilidad y capacidad además de la dependencia a las personas adultas.

El adultocentrismo acepta como única la ciudadanía de aquellas personas que han cumplido la mayoría de edad y con ello el ejercicio de

los derechos humanos. Sin embargo todas las personas, sin distinción alguna tienen derechos pues son inherentes a su condición humana. La

Constitución Mexicana lo considera en sus artículos referidos a las garantías individuales.

La Convención sobre los Derechos del Niño (1989), ratificada por México, establece que los niños, niñas y adolescentes son sujetos de derecho, es decir, son titulares de los derechos fundamentales, con

capacidad de ejercerlos, son personas humanas completas con autonomía progresiva y participación en todos los ámbitos incluyendo el político, por lo tanto son ciudadanos capaces de tomar decisiones.

Las políticas publicas de atención a la niñez se han trabajado desde la visión adultocéntrica, donde las practicas paternalistas ubica como objeto social que requiere de protección y cuidado, beneficiaria de los programas, lo que lleva a

mantener el control de la conducta de niños, niñas y adolescentes.

Por lo tanto, se propone motivar la participación infantil en todos los asuntos que les conciernen, que asuman su protagonismo social, por

ello en los programas de atención de las adicciones es importante que se escuchen sus voces. Esto demanda que las personas adultas estén

convencidas que las sociedades se construyen en conjunto y la infancia también en un protagonismo fundamental para enriquecer y

humanizar al mundo.

Los nuevos contextos de participación y ciudadanía

En la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo, adoptada por los países pertenecientes a las Naciones Unidas en 1986, se afirma que el “proceso global económico, social, cultural y político que tiende al

mejoramientos constante del bienestar de toda la población y de todos los individuos, sobre la base de su participación activa, libre y

significativa en el desarrollo y en la distribución justa de los beneficios que de el se derivan”, es un derecho de todos los grupos de población

en todas las naciones.

El grado de participación es indicador de inclusion e integración social y mide la

importancia que esas sociedades le dan a la

persona.

En la mayoría de las sociedades del mundo, la

participación de todos lo que las conforman sigue

siendo una utopía; los contextos culturales que

históricamente han definido los niveles de

participación generalmente otorgan este privilegio solo a unos cuantos. México no

es la excepción.

La participación está vinculada de manera central con la ciudadanía

La ciudadanía solo se remite al ámbito de lo público y se restringe al derecho de votar, elegir gobernantes, ser protegido frente a la ley si se

cumple con los requisitos que el Estado particular define para ser considerado legalmente ciudadano.

Tanto los valores compartidos como una identidad que da pertenencia, son resultado de procesos de dialogo, interacción, compromiso y de

actuaciones congruentes por parte de los individuos, que se relacionan entre sí y forman grupos sociales que se asumen a si mismos como

ciudadanos.

Asi entendida la ciudadanía es un concepto que se define por el contexto histórico, político, económico y cultural, desde donde

adquiere significado y es por lo tanto una noción relativa y relacional, que une a lo público y lo privado exigiendo congruencia en el actuar

de ambos ámbitos.

La ciudadanía, en este sentido, puede ser ejercida también por niños y niñas, y no es necesario que cumplan la mayoria de edad. En esta concepción se mueve la Convención y en consecuencia, considera a niños y niñas como ciudadanos independientemente del grupo social,

entorno cultural o país al que pertenezcan.

En México, la familia es un nucleo social, en el que prevalece el patriarcado tradicional, la autoridad arbitraria, no cuestionada del padre de familia. En las escuelas, la autoridad del personal docente sobre sus estudiantes, se ejerce de la misma manera y en la sociedad la administracion pública, se ha movido

bajo los paradigmas del autoritarismo y del paternalismo, que reproducen estas practicas, en el ámbito social. En este sentido, ha habido congruencia entre el ámbito público y privado y en las configuraciones formativas, en las que se encontraron inmersas las generaciones jóvenes que se formaron en

este paradigma.

En la vida cotidiana esta manera de concebir las relaciones y el orden social se expresa en la mayoría de los hogares y las escuelas por la comunicación unidireccional, vertical y sin

derecho a la replica que los adultos dirigen a las generaciones jovenes; que los grupos dominantes ejercen conrespecto de los

subalternos; que las autoridades replican con la ciudadanía.

Así se explica la larga tradición que tenemos de obedecer, actuar para complacer a quien reviste la figura del poder, ser complices de

situaciones que nuestra conciencia y nuestro sentido de dignidad repudian.

El acceso a la participación en la toma de decisiones, es un conquista de los ciudadanos en sus gobiernos, de los alumnos en las instituciones

educativas, de las mujeres en la pareja, de los niños, niñas y adolescentes en la familia.

Si en el mundo de los adultos la participación en la toma de decisiones por los grupos sociales mas vulnerables: las mujeres, los discapacitados, los

pobres, los campesinos, son verdaderas conquistas personales y colectivas, en el caso de la niñez la participación en la toma de decisiones, es una

innovación que se introduce en el siglo XX y que opera cuando los adultos que interactúan, con niños y niñas tienen la conciencia de la importancia

que reviste la participación infantil.

Condiciones para la participación infantil, posibilidades y límites

Para Mokwena, la participación desde edades tempranas, es esencial para la adquisición de competencias y de habilidades esenciales para el

desarrollo de relaciones de confianza y la formación del carácter. Es importante ejercitarse desde niños en el seno de la familia, entre pares,

como miembro de la comunidad y frente a adultos que le son significativos. En este caso el concepto esta ligado intrínsecamente a

una noción de formación

El parámetro es la participación de los adultos, al que los niños y niñas acceden paulatinamente en un proceso de

desarrollo y formación. Sin embargo es importante considerar que la participación, es un ejercicio dialógico,

entre la persona o el grupo que participa y su entorno. Las generaciones jovenes aprenden a comunicarse con la lógica

de los adultos que les rodean y los adultos tendran que hacer el esfuerzo de escuchar y comprender la idiosincrasia

infantil.

A pesar de la connotacion individual y estelar que conlleva el término de protagonismo en su origen, el movimiento a favor de la

niñez en America Latina, distingue entre la participación y el protagonismo.

La formación y la evolución de las facultades de niños y niñas para facilitar su plena participación, habla de la importancia de abir espacios de oportunidad para optimizar sus capacidades a

través de:

• La interacción en sus hogares,• El juego,• La educación,• La participación,• El trabajo.

Entre las características para detonar estos procesos de formación en las generaciones jóvenes se encuentran:

• Un compromiso activo del sujeto,• Su participación como parte de su aprendizaje,• El juego como forma propia para nios y niñas de lograr lo anterior,• La creación simbólica,• La ejercitación de la imaginación y la creación,• El espacio para desarrollar iniciativas propias,• El uso de lenguajes variados para lograr la participación genuina de niños y niñas,• Un ambiente amoroso, de confianza, amable y respetuoso,• Límites claros establecidos grupalmente,• Reciprocidad y equidad en las relaciones,• Intervención en un proceso de organización de acuerdo con sus expectaticvas,

necesidades, por un tiempo determinado,• Retos que mantengan despiertos sus intereses y sus aspiraciones.

Lo cierto es que a los adultos y contradictoriamente a padres y maestros, que en teoría buscan siempre el mejor interés de niños y niñas, se les dificulta cambiar las formas de relación autoritarias y controladores, que son las mas generalizadas, en las pautas de

crianza en todo el mundo.

El poder es adictivo, por eso es tan difícil cederlo a niños y niñas, tanto en el ámbito de la familia, como en la escuela y en la

sociedad.

El poder es también la forma de control de la vida, es un mecanismo de sobrevivencia que ha desarrollado la humanidad para general seguridad y estabilidad, es un espacio en donde existen pocos resquicios para el cambio, la transformación y el aprendizaje.

Por ello, existen tantos obstáculos en las sociedades como las nuestra para permitir que los niños, las niñas y los jóvenes tengan voz, adquieran visibilidad, sean escuchados y participen de manera

protagónica en todo aquello que les interesa y afecta en sus vidas.

Actividades de aprendizaje:

• Anotar las palabras clave, de como es un niño y niña.

• Recuerden cuando eran niños y niñas aquellas situaciones donde

las personas adultas les excluían, y el malestar que les generaban.

• Reflexionar sobre el ejercicio que las personas adultas tenemos sobre niños, niñas y adolescentes y como

esto limita su ciudadanía y participación infantil.

• Revisar como padres y mades de familia, y como especialistas de las

adicciones para promover la participación infantil en los

programas de atención de las adicciones.

• “la mejor parte del día de hoy fue…”