Adorno Teoria Critica y Dialectica Negativa Carlos-Masse Narvaez

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Adorno. Teoría crítica y dialectica negativa 1

Carlos Massé Narváez

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La colección Documentos de Investigación difunde los avances de trabajo realizados por investigadores de El ColegioMexiquense, A.C., con la idea de que los autores reciban comentarios antes de la publicación definitiva de sus textos. Seagradecerá que los comentarios se hagan llegar directamente al (los) autor(es). Los editores han mantenido fielmente eltexto original del presente documento, por lo que tanto el contenido como el estilo y la redacción son responsabilidadexclusiva del(de los) autor(es). D.R. © El Colegio Mexiquense, A.C., Ex hacienda Santa Cruz de los Patos, Zinacantepec,México. Teléfonos: (722) 279-99-08, 218-01-00 y 218-00-56; fax: ext. 200; E-mail: [email protected] Correspondencia: Apartadopostal 48-D, Toluca 50120, México.

2004

*E-mail: [email protected]

Adorno. Teoria crítica y dialécticanegativa

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Resumen

El trabajo contiene tres apartados. El hilo conductor del texto es el sustento filo-sófico de la estructuración epistemológica de Theodor W. Adorno. No obstante, en laprimera parte, se expone breve la herencia de algunos filósofos que dejaron huellaen la estructuración del pensamiento del autor. En el segundo apartado se presenta,cómo se le vincula a Adorno con la Teoría Critica.; y por último, se reseña la obrapóstuma del autor: Dialéctica negativa.

Abstrac

The work contains three sections. The wire of the text is the philosophical sustenanceof the epistemologic structuring of Theodor W. Adorno. However, in the first part, theinheritance of some philosophers is exposed brief who left track in the structuring ofthe thought of the author. In the second section one appears, how one ties to him toAdornment with the Theory Criticizes; and finally, the posthumous work of the authoris reviewed: Dialectic refusal.Palabras clave:

Teoría, Crítica, Dialéctica, Epistemología, Praxis, Reflexividad, Historia, Poder, Domi-nación, Utopía.

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1. EL SUSTENTO FILOSÓFICO

Adorno es el ejemplo de una de esas menteslúcidas que, aún con las borrascosas formas quearticuló para expresar su comprensión de lacompleja realidad, a partir de unos cuantoscompartimentos del conocimiento, puede estruc-turar una propuesta epistemológica para el en-tendimiento de las actividades sociales. Pero ellose desprende de su formación intelectual.

Estudió a Kant en una época temprana desu vida, auxiliado por un amigo de la familia quecasi le doblaba la edad, Sigfried Kracauer, quienle incitó a desarrollar precozmente sus capaci-dades intelectuales. La lectura semanal de laprimera Crítica de Kant, enseñó a Adorno a �des-cifrar los textos filosóficos como documentos dela verdad social e histórica�. Pero no sólo eso:�También se hizo sensible a las sutiles expresionesdel pensamiento humano y material encerradasen tales escritos, esos irreductibles gritos de dolorque los sistemas idealistas trataban en vano detransfigurar a modo de teodicea�. Esas enseñan-zas fueron básicas puesto que, continúa Jay:�Aunque en años posteriores la amistad de Ador-no con Kracauer tuvo sus tensiones, su deudainicial hacia el criticismo cultural micrológica yantiidealista de su mentor se mantendría confuerza a lo largo de su vida.�(Jay: 1988; 9)

Adorno ingresó a la universidad donde tomócursos de filosofía, sociología, psicología y mú-sica, para posteriormente adquirir su doctoradoen filosofía bajo la dirección de Hans Cornelius,a quien se calificaba como un ilustrado del tipoantiguo y más kantiano que el propio Kant.

Con estos referentes, se puede identificarla influencia primigenia de Kant en el pensa-miento de Adorno; pero también Hegel dejó sentirsu influencia, aunque inicialmente de manera in-directa, pues según se refiere, fue la lectura deHistoria y conciencia de clase, de Lukács, la queparece que mediante el marxismo hegelianizado,permitió a Adorno acercarse a éste pensador. Perodebido a que Lukács, entre otros, fue promotororiginario, aunque tal vez sin saberlo, de la Es-cuela de Frankfurt, dejaremos su relación paramás adelante.

Por lo pronto, y para hacer explícita nuestraorientación, describiremos el sustento filosóficode la estructuración epistemológica de Adornopero, para hacerlo, entendamos lo que el autortipificaba como filosofía.

En una conferencia radial de enero de 1962,publicada en noviembre de ese año, Adorno sepreguntaba ¿Para qué aún filosofía?. Entre lasconsideraciones que exponía se daba una res-puesta contundente: �Si la filosofía aún es nece-saria, entonces tendrá que serlo, igual que siem-pre, como crítica; como oposición a unaheteronomía que se extiende; o, incluso, comouna tentativa impotente del pensamiento parapermanecer dueño de sí mismo y poner a lamitología propuesta en el lugar adecuado que supropia medida, resignadamente, le otorga casi aciegas. En ella tendría que buscar refugio la li-bertad siempre que no renuncie a ello...No cabeesperar que pueda quebrantar las tendenciaspolíticas que, en todo el mundo, desprecian a la

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libertad interior y exterior, y cuya fuerza se pro-longa muy profundamente hasta en las argumen-taciones filosóficas. Lo que acaece en el interiordel concepto refleja siempre algo del movimientoreal. Pero si ambas heteronomías son la no ver-dad y si esto puede demostrarse estructuralmente,entonces no se habrá agregado un nuevo esla-bón a la cadena desesperanzada de las filosofías,sino que despuntaría un atisbo de esperanza deque la falta de libertad y la opresión, como ma-les que no requieren de una demostración filo-sófica para ser lo que son puesto que existen,no prevalecerán como última palabra.�(Adorno:1969; 15)

Esta función de la filosofía como crítica lareitera pocos años después, en su célebre escritotitulado: Dialéctica negativa, Adorno reiteraba elcuestionamiento en la nota introductoria de laobra en la cual decía de inicio ¿Es aún posiblela filosofía?. A ello responde: �La filosofía queantaño pareció superada, sigue viva porque sedejó pasar el momento de su realización. El jui-cio sumario de que no ha hecho más que inter-pretar el mundo y mutilarse a sí misma de puraresignación ante la realidad se convierte en de-rrotismo de la razón, después que ha fracasadola transformación del mundo. La filosofía no ofre-ce lugar alguno desde el que la teoría como talpueda ser convicta concretamente de anacronis-mo, a pesar de ser crónicamente sospechosa deél. Tal vez la interpretación que prometió unatransición a la praxis fue insuficiente. El momentodel que dependió la crítica de la teoría no pue-de prolongarse teóricamente. Cuando la praxisse aplaza indefinidamente deja de ser instanciacrítica contra una fatua especulación para con-vertirse casi siempre en el pretexto bajo el quelos ejecutivos estrangulan el pensamiento críti-co como si fuera una pedantería; pero una praxisdinamizadora necesita de él. Desde que la filo-sofía faltó a su promesa de ser idéntica con larealidad o estar inmediatamente en vísperas desu producción, se encuentra obligada a criticar-se sin consideraciones.�(Adorno: 1975; 11)

La filosofía es para Adorno una crítica cons-tante e insistente al pensamiento, tanto al per-sonal como al social, una crítica que destruye para

construir, para el saber y el hacer, y si no, no esfilosofía pues carece de sabiduría para englobartoda la razón del ser. Ser que sólo por ser com-prende la conciencia y la pasión; y esto es algoque debe ser entendido como característica dela obra de Adorno.

Pero su entendimiento no es simple, re-quiere de todo un proceso, sobre ello en uno delos estudios que describen minuciosamente losprincipales rasgos de su pensamiento se afirmaque: �Para muchos será cuestionable el tandemconciencia/pasión. Adorno lo propone esencial-mente como producto de la reflexión sobre unestrato más profundo, que integran la razón y elsentimiento a modo de componentes insepara-bles. La razón no es inmediatamente conciencia,pero la genera por su propia naturaleza reflexi-va. El sujeto hace conscientes los ingredientespersonales que le impulsan porque él mismo essentimiento más racionalidad.

Esta es la convicción que preside la laborteórica de Adorno. En efecto, podemos contem-plar su filosofía como un esfuerzo por conciliarpasión y racionalidad. La unión de ambas cons-tituye su postulado central. Un postulado de facto-la falsa razón imperante en la sociedad infligesufrimiento a los individuos-, que exige un pos-tulado de jure --el instinto, la pasión�, son elfermento de todo pensamiento verdadero. Por-que se cumple el primero, es necesario que elsegundo sea cierto, en bien de la esperanza.�(Rius: 1975; 14)

La concepción filosófica de Adorno, si bienincorpora aspectos diversos de la actividad so-cial, mantiene como premisa la crítica. Pero lacrítica no es un ejercicio abstracto, sino que sefundamenta en toda una serie de premisas queparten de su concepción teórica del ser en ge-neral, individual y social, del ser que hace his-toria y se hace historia, y por ello su crítica y suteoría se funden en una sola actitud que se en-frenta al pensar y al hacer. Esto es parte funda-mental de lo que entendemos como sustento fi-losófico de la estructura epistemológica quepersigue un fin racionalmente predeterminado.

Ello se consolida en el texto antes citadoen el que se afirma que �...su crítica, apunta a

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una decisión del autor y no a una cualidad aza-rosa de sus textos. En Adorno, la filosofía es,quiere ser, teoría; y es, sobre todo, ejercicio.

Justamente porque teorizar es ejercitarse,está presente el elemento pasional. El autor haoptado por el amor y el riesgo. Y si bien el pri-mero puede ocultarse tras la reflexividad de laconciencia, el segundo resulta más insoslayabley debería ser más patente puesto que brota deella.

El criticismo de Adorno sólo cuenta consi-go mismo. Carece de un fundamento sólido alque aferrarse, de meta a la que dirigirse. El últi-mo bastión, herencia del idealismo hegeliano, lahistoria, empieza a desdibujar sus contornos...Lahistoria ha de someterse a crítica. Todas las po-sibilidades de reconciliación serán siempre irre-misiblemente históricas. Pero por tratarse de «po-sibilidades» no las hallaremos entre lo realizado;debemos remontarnos al momento en que que-daron abortadas cuando se congeló su dinámicadentro del proceso histórico. Y ésta es la misiónencomendada a la teoría� (Ibidem: 16 - 17).

Como se refiere en el escrito, si el criti-cismo adorniano carece de fundamento para afe-rrarse y de metas para dirigirse, esto no signifi-ca que no tenga apoyos epistemológicos ni praxisaxiológica o política, esto significa que es unpensador tan independiente que su crítica se haceteoría y su teoría, crítica. Y ello encuentra sus-tento en las coincidencias de su percepción conla de los pensadores coetáneos que formulan,sistematizan y sintetizan toda una tradición depensamiento, por ello, es necesario esbozar,como se enunció, las proposiciones queenmarcan la sustentación filosófica de laestructuración epistemológica de Adorno.

2.- LA TEORÍA CRÍTICA COMO SUSTENTO TEÓ-RICO PARA LA ACCIÓN INTELECTIVA

La independencia de pensamiento de Adorno,no niega que haya tenido una directa vinculacióncon la institución que lo cobijó en un momentodado como lo fue el Institut für Sozialforschung,

también conocido generalmente como la �Escuelade Frankfurt�.

El origen de esta institución tuvo, peculiar-mente, una confluencia de pensadores que ha-brían de dar una flexibilidad, pero al mismo tiem-po, una orientación para configurarla. Tal y comose describe entre los estudiosos de la Escuela deFrankfurt, ésta se gesta en la organización porFelix Weil, quien comenzó a apoyar varias deactividades radicales en Alemania, entre las quese contó la Primera Semana de Trabajo Marxis-ta, en 1922, donde se reunieron, entre otros aKorsch y Lukács. A ella siguió una Segunda Se-mana, que en sí misma no prosperó pero sentólas bases para la posterior creación de un Insti-tuto.

El Instituto que fue oficialmente constitui-do en febrero de 1923 e inaugurado con suspropias instalaciones en junio de 1924, no alber-gaba a pensadores que habían tenido una fuer-te influencia en la concepción del marxismoheterodoxo, como lo fueron los anteriormentecitados además de Bloch, pero su influencia síse hace sentir más tarde cuando arriba la segun-da dirección del Instituto.

Ejemplo de ello lo encontramos en el si-guiente escrito: �En el caso de Lukács, Korch yBloch un ingrediente adicional explica las coin-cidencias entre ellos: el hecho de haber confluidoen la ciudad Alemana de Heildelberg en unaépoca particularmente fértil del pensamiento ger-mano. El contacto con pensadores tan importantescomo Weber, Simmel, Troelsch, Dilthey, entreotros muchos, marcó la renovación delmarxismo...La renovación se produjo entoncesmediante la confrontación entre el marxismo, porun lado, y el kantismo, el historicismo, la filoso-fía de la vida, el hegelianismo y el freudismo,por el otro. Pero de todas estas corrientes, la queactuó como reactivo decisivo fue la hegeliana.

En efecto, con la recuperación teórica dela dialéctica hegeliana estigmatizada por el po-sitivismo y el reformismo de la social-democraciase abrieron insospechados horizontes a la com-prensión histórica del marxismo.� (Cansino; enPérez: 1988; 27)

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Bajo esas premisas se desprende el pen-samiento heterodoxo del marxismo que va aincidir en gran medida en la siguiente genera-ción de la Escuela de Frankfurt en la que seencuentra Adorno.

Si bien se ha hecho referencia a que losescritos de Lukács dejaron huella en el pensa-miento de Adorno, esa concepción heterodoxaparece tener sus principios en la influencia quesobre Lukács dejó Bloch.

Según Gil Villegas: �...la relaciónsujeto-objeto del pensamiento de Hegel consti-tuye el gozne sobre el que giran los contactosrecíprocos y afinidades electivas de Bloch y eljoven Lukács.�(Gil Villegas: en Ibidem; 78)

Más adelante el mismo autor menciona laexposición que hace Bloch sobre su relación conLukács, donde el primero reconoce que su rela-ción con el filósofo húngaro fue siempre deenseñanza recíproca, pues Lukács dió a conocera Bloch las propuestas de Kierkegaard y al mís-tico alemán, el Meister Eckart; en cambio Blochle dio a conocer más profundamente a Hegel.Por su parte Lukács opinaba que Bloch tuvo unatremenda y poderosa influencia sobre él porquele mostró, con su ejemplo, que era posible filo-sofar a la manera de la tradición clásica. Hastaantes de ello se dice que Lukács había estadoperdiendo el tiempo con el neokantismo peroentonces encontró en Bloch a un hombre quepodía filosofar como si toda la filosofía de esaépoca [neokantismo, fenomenología, etc.] noexistiera y que, por el contrario, era posible fi-losofar como Aristóteles o Hegel. (Ibidem: 80 -81)

Si bien los escritos de Lukács introdujerona Adorno al conocimiento de Hegel, su amistadcon Bloch y Walter Benjamin la consolidaron. DeErnst Bloch, se sabe que sus estudios hegelianosse basaron directamente en los escritos del au-tor, ello lo menciona Gil Villegas al afirmar que:�Bloch había venido estudiando y trabajando laedición clásica de 1832-1845 de las obras deHegel desde sus años de estudio, en torno a1902, en el Gymnasium de Ludwigshafen, y noveía razones suficientes para abandonar su pri-vilegiado conocimiento de ese valioso instrumen-

to de trabajo por las advenedizas y dudosas �edi-ciones críticas� de principios de siglo XX.�(Ibidem: 88)

Una muestra de la nítida comprensión delpensamiento hegeliano, producto del trabajo deBloch aparece en su escrito sobre dicho pensa-dor; de él podemos resaltar su comprensión dela dialéctica que se relaciona directamente conlos planteamientos hegelianos antes vistos. Par-ticularmente en lo referente a la dialéctica Blochdice: �En el mundo hecho por el hombre, lapropia dialéctica es una relación sujeto-objeto,y no otra cosa: una subjetividad que trabaja y quesiempre de nuevo rebasa y se esfuerza por rom-per la objetivación y la objetividad que se le pre-senta. A fin de cuentas, esa subjetividad es siem-pre el sujeto menesteroso que se encuentra a símismo y a su trabajo objetivado de manera in-adecuada; es el animador de las contradiccionesque surgen en la historia, el motor intensivo quebajo los efectos del carácter inadecuado de lasformas de existencia alcanzadas cada vez a supropio nivel, se pone en marcha y activa demanera revolucionaria la contradicción que estáen la cosa misma y que consiste en la inadecua-ción entre el contenido subjetivo y la totalidad...sila necesidad insatisfecha es el acicate y el mo-tor del movimiento dialéctico de la materia, esla totalidad del todo no actualmente existente laque -sobre la base del contenido mismo todavíano presente- constituye para ese movimiento elfin que le da cohesión.�(Bloch: 1983; 474-475)

La dialéctica y su proyección futura, insertaen el terreno de la esperanza, son las premisasque configura Bloch a partir de sus lecturas deHegel, y con ello establece una de las influen-cias sobre el pensamiento marxista y, dentro deél, sobre la teoría crítica.

Con esa perspectiva, Bloch se relacionacon Benjamin, Adorno, Brecht y Weill, pero man-teniendo una distancia prudente; ello lo refiereGimbernat cuando afirma que: �El contacto conlos hombres de la Zeitzchrif für Sozial Forschung,en torno a la que se aglutinó la llamada Escuelade Frankfurt, era inexcusable. Sin embargo, noparticipa en sus proyectos tal como habían sidodelineados por su mentor Horkheimer. Su teo-

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ría crítica -a juicio de Bloch- deviene en una críticasociocultural, más contemplativa que comprome-tida y finalizada en el desencanto o en la deses-peranza. La filosofía de Bloch es siempre mili-tante. Centrada en la reflexión del trabajo comocategoría mediadora de la relación sujeto-objeto;en la novedad marxiana de la relaciónteoría-praxis, presente siempre en su pensamien-to y vida comprometida.�(Gimbernat: 1983; 26)

Por ello la aproximación de Adorno aHegel, mediante su relación con Bloch, se apo-yó en la referencia de las obras clásicas de Hegely la crítica militante de Bloch, aunque parecíano compartirla.

En cuanto a Benjamin, fue una de las per-sonas que durante algún tiempo influyóconsistentemente a Adorno. Ello lo refiere SusanBuck-Morss al parafrasearlo: �Es difícil que lamemoria me engañe cuando digo que desde elprimer momento tuve la impresión de queBenjamin era uno de los seres humanos más sig-nificativos con los que jamás me topé. Yo tenía20 años en aquél entonces�. También añade elcomentario de que �Si leer a Bloch había abier-to sus ojos a las inadecuaciones de la filosofíaacadémica habitual, fue Benjamin quien le en-seño el modo de superarlas... Especificamente,se trataba de la capacidad de Benjamin paraanalizar los detalles concretos pero carentes dedefinición que...conformaban la realidad, de unmodo que liberaba un sentido trascendente, sinabandonar de ninguna manera el sentido de loempírico.�(Buck-Morss: 1981; 30)

En 1928 Adorno se reunió con Benjaminen Frankfurt y a partir de ahí se ven las trans-formaciones de Adorno, pues sus escritos lleva-ban el sello del lenguaje de Benjamin.

Para Benjamin, era fundamental la heren-cia cultural del marxismo que defendía en susdistintas facetas, en la actividad cognoscitiva parael entendimiento del devenir social, y ello lo con-frontaba con las otras concepciones. Así pode-mos encontrar proposiciones de Benjamin comoaquella en la que afirmaba que: �El historicismoculmina justamente en la historia universal. Desdeel punto de vista metódico, la historiografíamaterialista se diferencia de la historia univer-

sal tal vez más netamente que en ninguna otra.La historia universal carece de estructura teorética.Su procedimiento es el de la adición: proporcionauna masa de hechos para llenar el tiempo ho-mogéneo y vacío. En cambio, en el fundamentode la historiografía materialista hay un principioconstructivo. Al pensamiento no pertenece sóloel movimiento de las ideas, sino también la de-tención de éstas. Cuando el pensamiento sedetiene de golpe en una constelación cargadade tensiones, le imparte un golpe por el cual laconstelación se cristaliza en una mónada. Elmaterialista histórico afronta un objeto históricoúnica y solamente cuando éste se le presentacomo mónada. En dicha estructura reconoce elsigno de una detención mesiánica del acaecer o,dicho de otra forma, de una chance revolucio-naria en la lucha por el pasado oprimido. La tomapara hacer saltar una época determinada del cursode la historia, así como para hacer saltar unadeterminada vida de la época o una determina-da obra de la obra general.�(Benjamín: 1982; 128-129)

No obstante que la influencia de Benjaminfue determinante en el pensamiento de Adorno,éste no aceptaba que el intelectual dejara su li-bertad al control del partido, pues ella es en símisma revolucionaria. Ello nos lo describeBuck-Morss en las siguientes ideas: �Hacia laépoca del viraje de Adorno hacia el marxismo,las carreras de Lukács y de otros intelectualescomunistas habían puesto en claro que la soli-daridad con el partido exigía sacrificar la inde-pendencia intelectual que Adorno consideraba nosólo esencial para el pensamiento crítico, sinototalmente compatible con su propia teoría �mar-xista�. El hecho mismo de adoptar el métodoanterior de Lukács constituía una crítica implíci-ta del partido que lo había denunciado.�(Buck-Morss: 1981; 81). Benjamin, por su lado, aban-donó su militancia a mediados de la década delos treinta, impresionado por el pactoHitler-Stalin.

También es innegable la influencia de larelación que tuvo Adorno con Horkheimer. El me-dio intelectual en el que se encuentra Adorno ysu amistad con Horkheimer, que se remota a la

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época en que eran condiscípulos en Frankfurt,le permite, cuando su amigo asume la dirección,incorporarse al Instituto de Investigación Social,donde tiene una destacada participación.

De las actividades de Adorno dentro de esainstitución, Jay nos hace una adecuada síntesis:�En lo que hace a sus contribuciones para elInstitut, en la década de 1930 Adorno estabaocupado casi por completo con la sociología dela música. Fuera de la Zeitschrift, sin embargo,publicó un largo estudio filosófico y trabajó con-siderablemente en otro. En ambos se revelómanifiestamente su proximidad a la posición deHorkheimer. Aunque los dos no escribieron encolaboración hasta la década de 1940, hubo unanotable semejanza de criterios desde el princi-pio.� (Jay: 1974; 120)

Hay gran coincidencia entre los estudiososdel pensamiento frankfurtiano al afirmar que lateoría crítica, aunque haya sido propuesta porHorkheimer, es una la contribución general detodos los integrantes; teniendo una destacadacolaboración, en la formulación de la misma, lasaportaciones de Adorno, en particular cuandoestas se hicieron de manera conjunta con el en-tonces director del Institut.

Fueron diversos los escritos en los que lacolaboración conjunta aportaron derroterosnovedosos para el entendimiento y la interpre-tación de los fenómenos sociales. Ejemplo de ellose encuentra en el prólogo a la primera ediciónalemana de �Dialéctica del Iluminismo� dondeafirman que �Lo que nos habíamos propuesto eranada menos que comprender por qué la huma-nidad, en lugar de entrar en un estado verdade-ramente humano, desembocó en un nuevo gé-nero de barbarie...a pesar de haber observadodesde hacía muchos años que en la actividad cien-tífica moderna las grandes invenciones se pagancon una creciente decadencia de la cultura teó-rica, creíamos poder guiarnos por el modelo dela organización científica, en el sentido de quenuestra contribución se limitase esencialmente ala crítica o a la continuación de doctrinas parti-culares.� (Adorno: 1987; 7)

Enmarcados en esos planteamientos, los au-tores describen su interés en la siguiente idea:

�el iluminismo debe tomar conciencia de sí, sino se quiere que los hombres sean completamentetraicionados. No se trata de conservar el pasadosino de realizar sus esperanzas.� (Ibidem: 11)

En esas ideas se manifiesta la estrecha co-laboración de Adorno y Horkheimer, quienes aun-que escribieron una gran cantidad de propues-tas propias, no cejaron en su colaboración y enel reconocimiento de la misma. Ello lo identifi-camos en la nota de otro escrito conjunto en laque resaltan la falta de unidad homogénea delo expuesto, pero añaden que: �Lo que acaso lesdé unidad se encuentra únicamente fundado enla experiencia e intención comunes de los au-tores.

Cada uno de éstos ya había publicado consu nombre los trabajos que le corresponden, queestán aquí firmados con las iniciales respectivas,y ambos se hacen responsables del total.� (Ador-no; Horkheimer: 1979; 7)

En esa colaboración mutua, Horkheimery Adorno dieron dirección a sus pensamien-tos que desembocó, necesariamente, en su pro-puesta teórica. Por ello cabe esbozar algunos delos razonamientos que dieron pie a la formula-ción de la teoría crítica. De ellos podemos des-tacar los siguientes: �Entre las distintas escuelasfilosóficas, los positivistas y los pragmatistas pa-recen interesarse especialmente por la imbrica-ción del trabajo teórico en el proceso de vida dela sociedad. Señalan como misión de la cienciael predecir hechos y obtener resultados útiles.Sin embargo, en la práctica es asunto privado delcientífico concebir de este modo tal misión yel valor social de su labor. Puede creer en unaciencia independiente, «suprasocial», desligada,o bien en la significación social de su especiali-dad: esta diferencia de interpretación para nadainfluye en su quehacer práctico. El científico ysu ciencia están sujetos al aparato social; suslogros son un momento de la autoconservación,de la constante reproducción de lo establecido,sea lo que fuere lo que cada uno entienda porello. Ambos deben, si, corresponder a su «con-cepto», es decir construir una teoría en el senti-do en la que la hemos caracterizado. Dentro dela división social del trabajo, el científico debe

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clasificar hechos en categorías conceptuales ydisponerlos de tal manera, que él mismo, y to-dos quienes tengan que servirse de ellos pue-dan dominar un campo táctico lo más amplioposible. Dentro de la ciencia, el experimentotiene el sentido de comprobar los hechos de unamanera especialmente adecuada a la situacióncorrespondiente de la teoría. El material fáctico,la materia, es proporcionado desde fuera. Laciencia se encarga de su formulación clara einteligible, a fin de que los conocimientos pue-dan ser manejados como se desee. Para el cien-tífico, la recepción, transformación yracionalización del saber fáctico es su modopeculiar de espontaneidad, constituye su activi-dad teórica, lo mismo si se trata de una exposi-ción lo más detallada posible del material, comoen la historia y en las ramas descriptivas de otrasciencias particulares, o si se trata de la recolec-ción de datos globales de la extracción de re-glas generales, como en la física. El dualismoentre pensar y ser, entre entendimiento y per-cepción, es para él natural.� (Horkheimer: 1974;230-231)

La actividad del científico es una actividadque no está sustraída a una lógica específica quecorresponde a una ideología determinada, porello a la teoría tradicional, tal y como se acabade describir en necesario anteponer los criteriosde complementarios y antagónicos de la teoríacrítica.

La complementariedad y antagonismo en-tre esas concepciones la podemos identificar enla siguiente idea de Horkheimer: �La concepcióntradicional de teoría, parte de la cual es captadapor la lógica formal, responde al proceso deproducción según la división del trabajo, tal comose da en la actualidad. Puesto que la sociedadtendrá que enfrentarse con la naturaleza tambiénen épocas futuras, esta técnica intelectual no seráirrelevante sino que, por el contrario, deberá serdesarrollada al máximo. Pero la teoría, comomomento de una praxis orientada hacia formassociales nuevas, no es la rueda de un mecanis-mo que se encuentre en movimiento. Si bien lasvictorias y derrotas presentan una vaga analogíacon la verificación e invalidación de hipótesis en

el dominio de la ciencia, el teórico crítico no puedeapoyarse en ellos para cumplir sus tareas. Le seríaposible alabar, como Poincaré, un avance enri-quecedor logrado a costa de deshechar hipóte-sis. Su oficio es la lucha, de la cual es parte supensamiento, no el pensar como algo indepen-diente que debiera ser separado de ella. En sucomportamiento tienen cabida, ciertamente,muchos elementos teóricos en el sentido habi-tual: el conocimiento y pronósticos de hechosrelativamente aislados, juicios científicos, plan-teo de problemas que, por sus intereses espe-cíficos difieren de los corrientes, pero presen-tan la misma forma lógica. Lo que la teoríatradicional se permite admitir sin más como exis-tente, su papel positivo en una sociedad en fun-cionamiento, su relación, mediada y poco evi-dente por cierto, con la satisfacción de lasnecesidades de la comunidad, su participaciónen el proceso de vida de la totalidad que se re-nueva a sí misma, todas estas pretensiones porlas que la ciencia no suele preocuparse ya quesu cumplimiento es reconocido y asegurado porla posición social del científico, son cuestiona-das por el pensamiento crítico.�(Ibidem: 247-248)

Si la teoría crítica es antagónica a las teo-ría tradicionales, tiene que existir un fundamen-to que avale su utilidad e independencia. Ello loexpone su referido promotor en las siguientesideas: �La teoría crítica, pese a toda su profundacomprensión de los pasos aislados y a la coinci-dencia de sus elementos con las teorías tradicio-nales mas progresistas, no posee otra instanciaespecífica que el interés, ínsito en ella, por lasupresión de la injusticia social. Esta formulaciónnegativa constituye, llevada a expresión abstracta,el contenido materialista del concepto idealistade razón. En un periodo histórico como el ac-tual la verdadera teoría no es tanto afirmativacuanto crítica, del mismo modo como tampocola acción adecuada a ella puede ser «producti-va». El futuro de la humanidad depende hoy delcomportamiento crítico, que, claro está, encie-rra en sí elementos de las teorías tradicionales yde esta cultura decadente. Una ciencia que, enuna independencia imaginaria, ve la formaciónde la praxis, a la cual sirve y es inherente, como

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algo que está más allá de ella, y que se satisfa-ce con la separación del pensar y el actuar, yaha renunciado a la humanidad. Determinar lo queella misma puede rendir, para qué puede ser-vir, y esto no en sus partes aisladas sino en sutotalidad, he ahí la característica principal de laactividad del pensar.�(Ibidem: 270-271)

La Teoría Crítica, se propone como una ex-posición sistemática de crítica a otros pensado-res y tradiciones filosóficas ya dogmatizadas otendientes a ello, y su base se fue fortaleciendoen todo un proceso dialogístico, o como dice Jay:�Su desarrollo se produjo así a través del diálo-go, su génesis fue tan dialéctica como el méto-do que pretendía aplicar a los fenómenossociales�.(Jay: Op. Cit.: 83)

Pero, como se dijo anteriormente, la Teo-ría Crítica trascendía el mero ejercicio intelecti-vo y se fincaba sustancialmente en la praxis,porque �Praxis y razón eran en efecto los dospolos de la Teoría Crítica...La interacción y ten-sión entre ellos contribuía enormemente a lasugestividad dialéctica de la teoría, aunque laprimacía de la razón nunca estuvo enduda.�(Ibidem: 118-119)

Es insoslayable, que la Teoría Crítica resumetoda una herencia intelectual entre las cuales lade Vico se hace evidente en las proposicionesfundamentales, dicha influencia la podemos des-prender de las propias palabras de Horkheimerquien dice que: �Ante cualquier acontecimien-to, y siempre que no se trate de acciones cons-cientes de los hombres, la Ciencia no respondemás que a la pregunta sobre las causas, nunca ala que interroga acerca de los fines. Pero el in-terrogante acerca del «para qué», por lo que res-pecta al sufrimiento y a la muerte individuales,tiene una raíz psicológica demasiado profundapara poderlo hacer enmudecer. Cuando fracasanlos intentos de configurar para todos un presen-te feliz, cuando la Utopía -en la cual ha sidoborrado el azar- no puede ser realizada, enton-ces tiene que surgir una filosofía de la historiaque, detrás de la confusa experiencia de la viday de la muerte, crea reconocer una intenciónoculta y benévola, dentro de cuyos planes elfactum individual, en apariencia carente de sen-

tido, ocupe el lugar preciso que corresponde asu rango sin saberlo él mismo. Si es verdad quela construcción de tal sentido oculto constituyela esencia de toda auténtica filosofía de la histo-ria, entonces el italiano Gianbattista Vico ha sidoel primer verdadero filósofo de la historia en laépoca moderna...Vico constituye un ejemplo decómo el estudio de la historia, cuando no tienepor objeto la mera descripción de fenómenossuperficiales, sino el descubrimiento de relacionessujetas a una legalidad, puede ser universalmentefecundo� (Horkheimer: 1982; 100-101).

Las concepciones filosóficas de la historiade Vico rompe con las tradiciones del conoci-miento de lo social, principio en el que se fun-damenta la Teoría Crítica, entre esas ideasnovedosas, Horkheimer resalta que: �Vico adoptael principio de la exclusiva cognoscibilidad delo que uno mismo ha creado y lo convierte in-cluso en hilo conductor de su filosofía, sólo queimprimiéndole un giro bien distinto e inaudito.Lo que los hombres han creado y lo que, porconsiguiente, ha de constituir el más alto objetode conocimiento, es decir, aquellas creacionesen las que se expresa con mayor nitidez la esenciade la naturaleza humana y del «espíritu», no sonlas construcciones ficticias del entendimientomatemático, sino la realidad histórica.�(Ibidem:103)

El entendimiento del ser humano en símismo y su relación social en el proceso histó-rico, constituyen los elementos que ponderaHorkheimer y que, según se expuso anteriormen-te se incorporanron a la configuración de la TeoríaCrítica.Estos elementos componentes de la Teoría Crí-tica son los que nos sirven para precisar el al-cance de la participación de Adorno en suestructuración. El momento de realización de esteobjetivo es ubicado hasta el momento del exiliode los integrantes del Institut en Norteamérica,al cual se incorporó Adorno cuando ya estabaestablecido. Geyer nos ilustra ese pasaje de lasiguiente manera: �El último del Círculo deFrankfort que abandonó Alemania fue Adorno.A pesar de que ya en 1933 se lo había privadode la venia legendi, permaneció en Frankfort. En

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1934 viajó a Oxford con la intención de regre-sar una vez concluidos sus estudios. En 1938Horkheimer lo llevó a los EE. UU. Allí fue miem-bro del Instituto...�(Geyer: 1985; 10).

Fue ahí donde con su amigo yexcondiscípulo, inició la consolidación de la TeoríaCrítica. Ello lo describe el citado autor de la si-guiente manera: �La emigración de Adorno a losEstados Unidos y la intensa colaboración que allíiniciara con Max Horkheimer pueden se consi-deradas como la fecha de nacimiento de la Teo-ría Crítica, tal como más tarde fuera receptada;la constelación que entonces determinó el tra-bajo del Instituto -la estrecha colaboración entreHorkheimer y Adorno- justifica también que laTeoría Crítica en sentido propiamente dicho (antesde toda posible recepción o desarrollo ulterior)sea identificada con sus obras�.(Ibidem)

Si bien la estadía en Norteamérica fue pro-ductiva y provechosa para el desarrollo de laTeoría Crítica, Adorno, tal y como lo afirmaGeyer, fue el único de los integrantes del Institutque nunca renunció en su idea de regresar aAlemania.(Ibidem: 11)

Ello se vio cristalizado cuando en 1950, elInstituto reinició sus actividades en Frankfurt. Estorevestía una serie de características que se pue-den resumir en la siguiente idea: �La vuelta aAlemania debía estar al servicio, sobre todo, deuna profundización especulativa de las premisasde la Teoría Crítica, sin descuidar los trabajosempíricos que habían estado en primer plano enAmérica. La filosofía posterior, que despertara ungran interés más allá de los círculosacadémicos...tiene su origen en no poca medi-da en este objetivo al igual que la NegativeDialektik, la obra filosófica principal deAdorno.�(Ibidem: 12)

El desarrollo de la Teoría Crítica tiene unaproyección más allá de las propuestasteórico-epistemológicas que alcanzan el ámbitode lo político, esto se ve reflejado en laaceptabilidad que tienen sus enunciados entre lajuventud, principalmente estudiantil, de la Ale-mania Federal producto de la posguerra. Unareferencia ilustrativa sobre el particular lo encon-tramos en la descripción que hace Buck-Morss

de ésta implicación política de la teoría de losfrankfurtianos: �La teoría Crítica brindó a los es-tudiantes la oportunidad de rechazar la Alema-nia de sus padres, pero al mismo tiempo deencontrar un hogar en su tradición intelectual.Su análisis fue entonces la crítica negativa y laredención positiva de aquel Geist germánico quedejara tan ambivalente legado, y desempeñó unpapel importante en la reconstrucción intelectualde Alemania. Casi sin ayuda, Horkheimer y Ador-no reestablecieron un tipo de análisis socialradical que volvió a legitimar el pensamientomarxista, de modo que, éste volvió a formar partede debate político nacional. Como resultado,aunque evitaron toda participación política con-creta, su trabajo contribuyó de manera indirectaal fin de la dominación monolítica de la Demo-cracia Cristiana y a la victoria en 1971 del parti-do Social Demócrata de Willie Brandt.�(Buck-Morss: Op. Cit.; 12)

Bajo esas premisas, no evidentemente po-líticas, pero sí teóricas con una fuerte proyec-ción política, Adorno elabora sus propuestas conla finalidad de que con el cobijo de la TeoríaCrítica, pensamiento y práctica se desarrollencon una nueva potencialidad que esta en contrade la fetichización pues, según Geyer, ésta �...nopuede afectar a la Teoría Crítica bajo la forma dereflexión crítica porque el concepto de pensa-miento que es constitutivo para ella es concebi-do más allá de la alternativa �culto del espíritu�u �hostilidad frente al espíritu�. Una compren-sión de esta inversión, que no desee ignorar laintención originaria de Adorno, tiene pues queinterpretar la radicalización de la teoría hacia unadeterminada forma de pensamiento, en el sen-tido de una radical versión a la práctica por par-te de la teoría. Esta radicalización -en la inten-ción de Adorno- encierra una contradicción ensí misma sólo cuando es tomada de manera nodialéctica y como consecuencia de ello la Teo-ría Crítica es medida con pautas que permiteninferir una comprensión estática de la teoría yque argumentan desde posiciones cuya supera-ción los representantes de la Teoría Crítica con-sideran que es su aporte más notable.� (Geyer:Op. Cit.; 91-92)

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La Teoría Crítica, esta revestida de un sus-tento académico epistemológico para el enten-dimiento de los fenómenos sociales. En ellapensamiento y praxis se conjugan como unaforma especial de teoría desarrollada como unnuevo sistema conceptual. (Ibidem: 13)

Con esa raíz, Adorno formula la concep-ción de la �dialéctica negativa�. Y si bien, de laTeoría Crítica emerge la Dialéctica Negativa, espertinente no confundirlas; una precisión sobreel particular afirma que: �Durante la década de1960 el método de la �dialéctica negativa� lle-gó a identificarse con la �teoría crítica� del Ins-tituto de Frankfurt del cual Adorno había llega-do a ser el miembro más ilustre. Sin embargo,al delinear los orígenes del método de Adorno,he tratado premeditadamente de evitar igualar-lo con la �teoría crítica�, término que carece deprecisión sustantiva. La teoría crítica nunca cons-tituyó una filosofía articulada de manera completa,que los miembros del Instituto aplicaran de idén-tico modo. Se trató mucho más de un conjuntode supuestos compartidos que distinguían su en-foque de la teoría burguesa o �tradicional�. Dentrode este marco común, la metodología de los in-dividuos miembros podía variar, y de hecho asísucedió.(Buck-Morss: Op. Cit.;142).

Si bien con el cultivo de la Teoría Críticase tiene un principio para desplegar la poten-cialidad de desarrollar una propuestametodológica propia, los resultados son tan den-sos que en el ejercicio de razón dialéctica ne-gativa hay terrenos que son tan intrincados quese requieren desbrozar generalmente para en-tender los ángulos esenciales de conformidad conla multiplicidad de enunciados que aparecen enla llamada obra filosófica de Adorno: Dialécticanegativa, cosa que haremos en el apartado si-guiente.

3.- LA DIALÉCTICA NEGATIVA; PROYECTO DEOPOSICIÓN A LA RACIONALIDAD UNIDIREC-CIONAL

Hacer la abstracción de algo que es producto dela abstracción, como sucede con exponer e in-

tentar explicar el resultado devenido en escritode los pensamientos de Adorno, es tan difícilpuesto que implicaría �sintetizar� la síntesis deuna erudición enciclopédica y analítica. Ello sepresenta como una tarea casi imposible, por elloes pertinente que para esbozar las ideas deAdorno, vertidas en su obra Dialéctica Negativa,se entre saquen algunos enunciados que se con-sideran significativos para referir sus planteamien-tos.

El desarrollo histórico del concepto de dia-léctica, ha pasado por muchas y diversas pro-puestas que para utilizarse, es necesario que seprecise el sentido.

En el caso de Adorno, el proceso dialécti-co está dentro de la filosofía misma; ello se debea que �Adorno poseía una fe casi hegeliana enla lógica inmanente de la filosofía, en su desa-rrollo histórico como despliegue de la verdadaunque, ciertamente de modo nada hegeliano,creía que la verdad desafiaba críticamente el cursode la historia en lugar de fundirse con él. Con-vencido de que las contradicciones sociales apa-recían dentro del material de la filosofía en for-ma mediada y de que el filósofo, como el artista,�debía ser absolutamente moderno�, es decir, de-bía aprender estas contradicciones en sus mani-festaciones más corrientes y (en una época dedesintegración) más antagónicas, Adorno tomó laspolémicas heredadas de la anterior generaciónde filósofos, se sumó a sus filas, y desde suposición de quinta columna impulsó lasantinomias de sus teorías hasta el punto en el cualla negación dialéctica del idealismo podía serconsumada. (Ibidem: 145)

La dialéctica inherente a la filosofía, endonde la filosofía es, como se dijo anteriormen-te, un producto epistemológico de la relaciónteoría praxis, guarda una serie de elementos quese describen, de manera concisa en la dialécti-ca negativa.

Veamos como se estructura esa propues-ta; Adorno, en el prólogo de la obra con el títu-lo antes dicho, afirma sobre el sentido del enun-ciado que: �La formulación Dialéctica Negativaes un atentado contra la tradición. Ya en la dia-léctica platónica el instrumento lógico está al

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servicio de un resultado positivo; la figura de unanegación de la negación fue siglos después unnombre pregnante para lo mismo. Este libro in-tenta liberar la dialéctica de una tal naturaleza afir-mativa, sin perder lo más mínimo en precisión.Devanar su paradójico título es una de sus inten-ciones.� (Adorno: 1975; 7)

Esta inicial provocación intelectiva, vaacompañada de algunas aclaraciones en las queademás de incidir en el mismo sentido, exponelos criterios parametrales del entendimiento delescrito. Así continúa: �El autor no comienza de-sarrollando lo que, según la opinión dominanteen filosofía, sería el fundamento, sino que pri-mero desarrolla ampliamente muchos aspectosque esa opinión supone fundamentados. Estoimplica tanto crítica a la idea de unafundamentación, como la prioridad del pensa-miento concreto. Sólo en la realización alcanzael dinamismo de un tal pensamiento la concien-cia en sí. Ese dinamismo necesita de los que,según las reglas del espíritu aún vigentes, seríasecundario�. Y añade: �Este libro no es sólo unametodología de los trabajos de su autor que seocupan en la realidad concreta; según la teoríade la dialéctica negativa, no existe ninguna con-tinuidad entre ella y estos. Pero habla de estadiscontinuidad y extrae de ella indicaciones parael pensamiento.�(Ibidem)

Con estos elementos, Adorno describe losproblemas que se presentan para acceder al co-nocimiento, desde una perspectiva filosófica ycon su proposición metodológica. Eso lo descri-be de la siguiente manera: �Este texto decidida-mente abstracto pretende servir tanto a su pro-pia autenticidad como a la explicación de lametodología propia de su autor...se podría lla-mar a la Dialéctica Negativa un antisistema. Conlos medios de una lógica deductiva, la dialécti-ca negativa rechaza el principio de unidad y laomnipotencia y superioridad del concepto. Su in-tención es, por el contrario, substituirlos por laidea de lo que existiría fuera del embrujo de unatal unidad. Desde que el autor se atrevió a con-fiar en sus propios impulsos mentales, sintió comopropia la tarea de quebrar con la fuerza del su-jeto el engaño de una subjetividad constitutiva;

ya no ha querido seguir aplazando por más tiempoesta tarea. Uno de los temas determinantes enella ha sido la superación contundente de la di-visión oficial entre filosofía pura de una parte ylo concreto y formalmente científico porotra.�(Ibidem: 8)

Hechas esas precisiones, esboza el conte-nido de los diversos apartados: �La introducciónexpone el concepto de experiencia filosófica. Laprimera parte toma pie de la situación de laontología dominante en Alemania. No se trata dejuzgarla desde arriba, sino de criticarlainmanentemente y de comprenderla desde lanecesidad -a su vez problemática- que la haproducido. Partiendo de los resultados de estacrítica, la segunda parte pasa a la idea de unadialéctica negativa y su posición con respecto aalgunas categorías que conserva, a la vez que lasaltera cualitativamente. La tercera parte exponea continuación modelos de dialéctica negativa...Elúltimo capítulo gira y tantea alrededor de laspreguntas metafísicas, en el sentido de que laautorreflexión crítica hace a su vez revolucionesa la revolución copernicana.�(Ibidem: 8-9)

Esa guía enunciada, nos sirve para orien-tarnos en la maraña de ideas opusculares que sedesarrollan a lo largo de la obra que, debido asu extensión, sólo describiremos algunas de lasque consideramos ideas fundamentales de ellas.

La introducción se inicia con lo anterior-mente descrito para exponer la concepción fi-losófica de Adorno en que se cuestionaba si esaún posible la filosofía. Después de ello hay unapartado en el que tajantemente se afirma que�La dialéctica no es un punto de vista�; de él cabedestacar las siguientes ideas: �El nombre de dia-léctica comienza diciendo sólo que los objetosson más que su concepto...La conciencia de quela totalidad conceptual es una ilusión sólo dis-pone de un recurso: romper inmanentemente, esdecir, ad hominem, la apariencia de la identidadtotal. Pero puesto que esa totalidad se constru-ye según la lógica, cuyo núcleo es el non datumtertium, todo lo que no se acomode a ella, todolo que es cualitativamente distinto recibe el se-llo de lo contradictorio. La contradicción es lo noidéntico bajo el aspecto de la identidad; la pri-

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macía del principio de contradicción, dentro dela dialéctica mide lo heterogéneo por la idea deidentidad. Cuando lo distinto choca contra su lí-mite, se supera. La dialéctica nos ocupa de an-temano un punto de vista. Hacia ella le empu-jan al pensamiento su inevitable insuficiencia, suculpabilidad frente a lo que piensa. Desde loscríticos aristotélicos de Hegel se viene objetan-do contra la dialéctica, que reduce todo lo quecae en su molino a la forma puramente lógicade la contradicción, dejando de lado....toda lavariedad de lo no contradictorio, de lo simple-mente distinto. Así se le achaca al método lo quees culpa de la cosa. Mientras la conciencia ten-ga que tender por su forma a la unidad, es de-cir, mientras mida lo que no le es idéntico consu pretensión de totalidad, lo distinto tendrá queparecer divergente, disonante, negativo. Esto eslo que la dialéctica reprocha a la conciencia comouna contradicción. La esencia inmanente de lamisma conciencia comunica a la contradicciónel carácter de una ley ineludible y funesta. Iden-tidad y contradicción del pensamiento están sol-dadas una a la otra. La totalidad de la contradic-ción no es más que la falsedad de la identificacióntotal, tal y como se manifiesta en esta. Contra-dicción es no-identidad bajo el conjuro de la leyque afecta también a lo no-idéntico.(Ibidem: 13-14)

Así descrita, la dialéctica es una forma ló-gica de vincular el incipiente concepto con lacompleja realidad, las que de ninguna maneralogran identificarse. Así, la dialéctica no tienesíntesis pues la pretensión de acceder a lo com-plejo la lleva a la infinitud de no identidad.

Por ello, Adorno en su siguiente opúscu-lo, expone esa relación entre realidad y dialéc-tica. De ellas dice: �Pero esta no es una ley delpensamiento sino una ley real. Quien se ajustea la disciplina dialéctica tendrá, sin duda, quepagar un tributo de amargo sacrificio en lo to-cante a la variedad cualitativa de la experiencia.Pero si el empobrecimiento que la dialécticareporta a la experiencia es objeto de escándalopara la sana razón, en el mundo tecnocrático serevela adecuado a la abstracta uniformidad deéste. Lo que hay de doloroso a la dialéctica es

el dolor, elevado a concepto, por la pobreza deese mundo. A ésta tiene que plegarse el pensa-miento si no quiere degradar de nuevo la con-creción a la ideología en que de hecho estáempezando a convertirse...Dialéctica es el des-garrón entre sujeto y objeto que se ha abiertopaso hasta la conciencia; por eso no la puedeeludir el sujeto y surca todo lo que éste piensa,incluso lo exterior a él. Pero el fin de la dialéc-tica sería la reconciliación. Esta emanciparía loque no es idéntico, lo rescataría de la coacciónespiritualizada, señalaría por primera vez unapluralidad de lo distinto sobre lo que la dialécti-ca ya no tiene poder alguno. Reconciliación se-ría tener presente la misma pluralidad que hoyes anatema para la razón subjetiva pero ya nocomo enemiga.�(Ibidem: 14-15)

Más adelante refiere los limites conceptua-les dentro del interés de la filosofía, sobre ellodice que :�A la filosofía le es imprescindible -pordiscutible que ello sea- confiar en que el con-cepto puede superar al concepto, al instrumen-to que es su límite; esta confianza en poder al-canzar lo supraconceptual es así una partenecesaria de la ingenuidad de que adolece. Deotro modo tendría que capitular, y con ella todolo que fuera espíritu. Sería imposible pensar hastaen la operación más sencilla, no existiría la ver-dad, en rigor todo sería nada. Sin embargo, lo queel concepto alcanza de verdad por encima de suabstracto recinto, no dispone de otro escenarioque lo que él mismo oprime, desprecia y rechaza.La utopía del conocimiento sería penetrar conconceptos lo que no es conceptual, sin acomo-dar esto a aquéllos.�(Ibidem: 18)

La complejidad que implica la conceptua-lización de la realidad y los límites que planteanlos mismos conceptos en la construcción concep-tual, plantean una totalidad antagonista que noslleva a la infinitud del pensamiento y del cono-cimiento de manera dialéctica. Por ello, �Unconcepto así de dialéctica hace dudar de suposibilidad. La anticipación de un constantemovimiento en forma de contradicciones pare-ce enseñar en todas sus variaciones posibles latotalidad del espíritu, o sea la tesis de la identi-dad ya superada. El espíritu que reflexiona sin

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descanso sobre la contradicción real tiene queser esa misma realidad, para que ésta puedaorganizarse según la forma de la contradicción.La verdad, que en la dialéctica idealista impulsapor encima de todo lo particular como falso ensu limitación, será la de la totalidad; si esa ver-dad no estuviese pensada de antemano, el pro-ceso dialéctico carecería de motivo y dirección.A estas afirmaciones hay que contestar que elobjeto de la experiencia espiritual es en sí unsistema antagónico y de la más alta realidad yaantes de ser mediado como el sujeto cognoscenteque se reencuentra con esa mediación.�(Ibidem:18)

Todos estos elementos constituyen unaforma de pensar que rebasa los límites del pen-samiento común, un pensar filosófico que bus-ca contenidos independientemente de los enfo-ques que se tengan; por eso �Pensarfilosóficamente significa pensar en modelos; ladialéctica negativa es un conjunto de análisis demodelos.�(Ibidem: 19)

Esos modelos, como veremos más adelante,son diversos, uno de ello lo constituye la liber-tad, en la que incursiona la filosofía y sobre laque Adorno nos dice: �Toda filosofía, incluso laque pretende la libertad, arrastra en sus elemen-tos, necesariamente universales, una opresión enla cual se prolonga la opresión de la sociedad.Aunque la filosofía lleva dentro de sí la coacción,sólo ésta la protege de la recaída en la arbitra-riedad. El pensamiento es capaz de darse cuen-ta críticamente de la coacción a queinmanentemente está sometido; su mismo yugoes el elemento en que se realiza su liberación.La libertad de entregarse al objeto desembocó enHegel en el desmantelamiento del sujeto. A pesarde todo hay que comenzar por producirla. Mien-tras esto no ocurra, tampoco coincidirán la dia-léctica como método y como dialéctica de la cosa.Concepto y realidad muestran la misma natura-leza contradictoria. El principio del poder, quedesgarra en antagonismos a la sociedad, es elmismo que, espiritualizado produce la diferen-cia entre el concepto y lo que le estásometido.�(Ibidem: 53-54)

Esto lleva a lo que anteriormente se habíamencionado en cuanto a la limitación del con-cepto para mencionar la realidad, pero no ya enel nivel del contenido conceptual, sino de la ca-pacidad del método para acceder a la relaciónsujeto-objeto. Adorno dice que �...siempre que-da un resto de divergencia entre la concepciónfilosófica y la realización. Dicho resto demues-tra además algo de la diferencia que impide almétodo tanto la absorción total de los conteni-dos, a pesar de pretenderla, como laespiritualización de los mismos. La primacía delcontenido se manifiesta en forma de necesariainsuficiencia del método. Para no encontrarseindefenso ante la filosofía de los filósofos hayque recurrir al método en forma de reflexiónuniversal; pero éste sólo se legitima en la reali-zación que vuelve a negar el método.�(Ibidem:54)

Toda esta serie de consideraciones preli-minares, tienen un sentido creativo que permi-tan a los sujetos romper con el pasado esque-mático que impide la recreación cognoscitiva.Sobre las prerrogativas y los riesgos el mismoautor dice que :�Hay que dejar de nadar...con lacorriente principal de la actual filosofía. La filo-sofía moderna, y hasta ahora dominante, querríaeliminar del pensamiento sus factores tradicio-nales, deshistorizarlo, en cuanto contenido yreducir la historia a una especialidad entre lasciencias positivas...Lo que en el pensamiento eshistórico y rehusa la obediencia a laintemporalidad de la lógica objetiva es equipa-rado a la misma superstición que fue el recursoa la tradición institucional de la iglesia contra elpensamiento crítico. La crítica contra la autoridadtenía toda la razón. Pero no comprende que latradición, en cuanto instancia mediadora de losobjetos del conocimiento, le es inmanente a éstemismo. El conocimiento los deforma tan prontocomo los objetiva; los fija y hace así tabla rasade ellos. El conocimiento, incluso en su formaindependizada del contenido, participa en símismo de la tradición como de un recuerdo in-consciente; ninguna pregunta podría ni siquie-ra ser preguntada sin que un conocimiento del

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pasado estuviese presente en ella y siguieseapremiando.� (Ibidem: 58))

Para concluir con ésta larga pero nutridaIntroducción, y haciendo referencia a la retóri-ca, Adorno dice: �Contra la opinión vulgar, lacomponente retórica se pone en la dialéctica afavor del contenido. La dialéctica trata de domi-nar el dilema entre la arbitrariedad de la opinióny la corrección vacía, mediando la componenteretórica con la formal, lógica. Pero se inclina alcontenido como a algo que está abierto que noha sido decidido de antemano por su andamia-je, es decir: protesta contra el mito. Mítico es losiempre igual, como al fin ha sido estilizado enla legalidad formal del pensamiento. Un cono-cimiento que quiere el contenido, quiere la Uto-pía. Esta, conciencia de lo posible, se encuen-tra adherida al objeto como aquello que no estádeformado. Lo posible y no lo inmediatamentereal cierra el paso a la Utopía; por eso pareceabstracto en medio de lo existente. El color im-borrable procede de lo que no es.� (Ibidem: 62)

Bajo los parámetros de esas premisas, de-sarrolla lo ya enunciado en líneas anteriores. Laprimera parte, titulada �Relación con la ontolo-gía�, esta dividida en dos incisos; uno referentea la necesidad de la ontología, que le permiteexplicar especialmente los enunciados deHeidegger sobre el particular, y el otro, comoconsecuencia del primero, titulado ser y existen-cia en el que se refiere, de entrada que la �crí-tica de la necesidad ontológica lleva a la críticainmanente de la ontología.�(Ibidem: 101). Ello lolleva, después de un largo desarrollo, a concluirque: �Los proyectos de la ontología existencialabsolutizan y transfiguran en eternidad el tiem-po mismo, y con él la caducidad y temporalidadde lo temporal, lo que hace al nombrar la exis-tencia es mantenerla lejos. En el caso de que laexistencia sirva alguna vez de problemafenomenológico titular, habrá sido ya integradade antemano. Tales son los últimos consuelos queofrece la filosofía, del mismo cuño que el eufe-mismo mítico: falsa resurección de una fe quecree romper el poderío de la naturaleza imitán-dolo propiciatoriamente. El pensamientoexistencial se vuelve a la madriguera de la

mimésis ancestral... La existencia es consagradasin haber con qué. Se pretende que el ente par-ticipe o dependa de la idea eterna; pero lo úni-co que queda de ella es la más cruda afirmaciónde lo que existe así como así: el poder.�(Ibidem:134)

La segunda parte, se refiere, concretamente,a la dialéctica negativa y como complemento sesubtitula �definición y categorías�. Referir laamplitud de la concepción implicaría el desplie-gue, y por ende, la repetición de lo ya dicho,aunque sin la riqueza de lo expuesto en el es-crito. Por ello sólo se rescatará la idea que nosparece sintetiza de manera adecuada la dialéc-tica negativa. Esto se encuentra casi al finalizarel apartado y en ella se dice: �La teoría no pue-de hacerse la tonta frente al estado actual delconocimiento por mor de la sencillez que requierela agitación. Lo que tiene que hacer es reflexio-nar e impulsarlo. La unidad de teoría y praxis nofue pensada como una concesión a la debilidadmental, engendro de la sociedad represiva. Laconciencia se declara en bancarrota ante unarealidad, que al nivel actual no se presenta pal-pablemente, sino como función y abstracción ensí misma. Su figura es el computador, con el quetrata de igualarse el pensamiento y a cuya ma-yor gloria se eliminaría a sí mismo con el mayorgusto. Un pensamiento reproductivo carecería dereflexión, sería una contradicción y no de lasdialécticas. Sin reflexión no hay teoría. Concienciaque interponga un tertium, imágenes, entre ellay lo que piensa reproducirá insensiblemente elidealismo; un corpus de representaciones susti-tuirá al objeto del conocimiento y su arbitrarie-dad subjetiva será la de los que mandan. El an-sia materialista por comprender la cosa busca locontrario; el objeto íntegro sólo se puede pen-sar sin imágenes. Esta carencia de imágenesconfluye con su prohibición teológica. El mate-rialismo la secularizó impidiendo la descripciónpositiva de la utopía. tal es el contenido de sunegatividad.� (Ibidem: 207)

La tercera parte son los modelos, que re-corre de conformidad con el desarrollo de con-ceptos particulares a la sombra del pensamien-to de renombrados filósofos. El primero de ellos

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es, como se enunció anteriormente, el de liber-tad, cuyo complemento enunciativo es : �Para unametacrítica de la razón práctica�, y se aborda apartir de las concepciones que tienen sobre élrenombrados pensadores como Aristóteles,Hegel, Hobbes y Kant, siendo éste último, en elque concentra Adorno su atención para expla-yar el entendimiento de la libertad.

Casi para concluir este primer modelo,Adorno dice sobre la libertad en la concepciónkantiana que: �Según el modelo kantiano, lossujetos tienen tanta libertad como sean concientesde sí, idénticos, a la vez que carecen de ella encuanto se hallan sometidos a la presión de esaidentidad y la perpetúan. En cuanto no son idén-ticos, como difusa naturaleza, tampoco son libres;y, sin embargo, precisamente así son libres, yaque en los impulsos que les dominan -y no otracosa es la diferencia del sujeto consigo mismo-se desprenden también del carácter coactivo dela identidad.�(Ibidem: 296)

El siguiente apartado titulado Espíritu uni-versal e historia de la naturaleza, excurso sobreHegel, le sirve para aquilatar y ponderar las con-cepciones hegelianas, particularmente sobre lalógica y la dialéctica, así como sobre la historia.

Concluye con un apartado titulado medi-taciones sobre la metafísica, en donde exponela trascendencia del pensamiento en el períodoposterior a la última conflagración mundial. Deello confluye en una autoreflexión de la dialéc-tica donde dice: �La reflexión sobre sí misma esla encargada en la dialéctica de borrar esta apa-riencia convirtiéndose en una negación de lanegación que no por eso pase a ser positiva...Ala esencia de la dialéctica negativa pertenece queno se tranquilice a sí misma como si fuese total;tal es su forma de esperanza.� (Ibidem: 404-405).

CONCLUSIONES

El pensamiento de Adorno es en efecto, un re-flejo de la turbulencia mundial que le tocó vivir,sumada a sus inquietudes intelectuales derivadasde las diversas influencias teóricas e históricas:el pensamiento de los filósofos con quienes

interactuó y, los acontecimientos relevantes dela historia más el devenir que vivió. Considera-do como miembro de la llamada Kulture Kritik,participaba de los postulados de una teoría crí-tica que como práctica política, teorizaba paradenunciar la injusticia social derivada del podercapitalista. Estudioso de la música en el planosocial, focalizó en su crítica a las nacientes in-dustrias culturales, pero filosóficamente propu-so la negación de la injusticia a través del méto-do dialéctico. La dialéctica negativa fue undiscurso en oposición a las filosofías de su tiem-po, autocomplacientes con su discurso acrítico.A diferencia del marxismo de Marx, Adorno yla Escuela de Franfurt, no propugnaban por lalucha revolucionaria como práctica política, pro-pusieron la teoría crítica como denuncia y a suvez como práctica transformadora. Se partía deque al denunciar la opresión, devendría la tomade conciencia de los ciudadanos del mundo y ello,empujaría a la sociedad hacia mejor.

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Carlos Massé Narváez 18

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