Adaptaciones cinematográficas

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Literatura y Cine: dos formas de arte, un mismo objetivo El cine ha narrado historias desde sus orígenes. El séptimo arte, junto con la literatura, consigue transportarnos a lugares maravillosos e inimaginables. Ambas formas de arte tienen en común su objetivo final: contar historias. Por eso, son muchos los que creen que ambas formas de expresión están íntimamente unidas y condenadas a encontrarse. El cine coge de la literatura las historias, los personajes y los lugares y el cine pone rostro a los protagonistas y luz a los paisajes. El cine es rico en imaginación y tiene el don de convertir cualquier idea en imagen y sonido, con mayor o menor fortuna. Por ellos, fueron muchos los cineastas que consideraron acertado mezclar ambas. Los primeros grandes directores recurrieron a la tradición literaria para utilizar los argumentos literarios y teatrales como base para la narración fílmica. La adaptación de una obra literaria al cine es un asunto complicado para un espectador que ya conoce la obra original. Se deberá enfrentar a una nueva visión de la obra y, sobre todo, luchará con la recreación que hizo de la obra en su mente mientras la leía. A lo largo de los años, los espectadores hemos sido testigos de la difícil tarea que supone pasar a la gran pantalla las historias escritas en las páginas de un libro. Sin embargo, han sido muchos los atrevidos con este reto. Existe una gran cantidad de escritores de todas las épocas, países o razas cuyas obras han sido llevadas al cine. Pese a que estas obras no siempre han logrado el éxito, el 85% de las películas galardonadas con el premio Oscar a la mejor película son adaptaciones literarias. Las primeras adaptaciones las encontramos en las historias griegas. Ulises, Agamenón o Aquiles fueron de los primeros personajes literarios a los que el público pudo poner cara. Desde aquel entonces, este recurso se ha convertido en uno de los más recurridos por los cineastas y más demandados por el público. La relación entre literatura y cine está muy lejos de desaparecer. Con el tiempo se ha ido fortaleciendo, y este fenómeno se ha desarrollado hasta nuestros tiempos.

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Literatura y Cine: dos formas de arte, un mismo objetivo. Este reportaje da a conocer las adaptaciones cinematográficas más famosas de obras literarias.

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Page 1: Adaptaciones cinematográficas

Literatura y Cine: dos formas de arte, un mismo objetivo

El cine ha narrado historias desde sus

orígenes. El séptimo arte, junto con la

literatura, consigue transportarnos a

lugares maravillosos e inimaginables.

Ambas formas de arte tienen en común su

objetivo final: contar historias. Por eso, son

muchos los que creen que ambas formas

de expresión están íntimamente unidas y

condenadas a encontrarse. El cine coge de

la literatura las historias, los personajes y

los lugares y el cine pone rostro a los

protagonistas y luz a los paisajes. El cine es

rico en imaginación y tiene el don de

convertir cualquier idea en imagen y

sonido, con mayor o menor fortuna.

Por ellos, fueron muchos los cineastas que

consideraron acertado mezclar ambas. Los

primeros grandes directores recurrieron a

la tradición literaria para utilizar los

argumentos literarios y teatrales como

base para la narración fílmica.

La adaptación de una obra literaria al cine

es un asunto complicado para un

espectador que ya conoce la obra original.

Se deberá enfrentar a una nueva visión de

la obra y, sobre todo, luchará con la

recreación que hizo de la obra en su mente

mientras la leía.

A lo largo de los años, los espectadores

hemos sido testigos de la difícil tarea que

supone pasar a la gran pantalla las historias

escritas en las páginas de un libro. Sin

embargo, han sido muchos los atrevidos

con este reto.

Existe una gran cantidad de escritores de

todas las épocas, países o razas cuyas obras

han sido llevadas al cine. Pese a que estas

obras no siempre han logrado el éxito, el

85% de las películas galardonadas con el

premio Oscar a la mejor película son

adaptaciones literarias.

Las primeras adaptaciones las encontramos

en las historias griegas. Ulises, Agamenón o

Aquiles fueron de los primeros personajes

literarios a los que el público pudo poner

cara. Desde aquel entonces, este recurso

se ha convertido en uno de los más

recurridos por los cineastas y más

demandados por el público.

La relación entre literatura y cine está muy

lejos de desaparecer. Con el tiempo se ha

ido fortaleciendo, y este fenómeno se ha

desarrollado hasta nuestros tiempos.

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El eterno debate

Sin embargo, este tema ha sido siempre un

gran foco de debate tanto entre los

cineastas como en el público. En sus

comienzos, allá por 1957, las opiniones

sobre las adaptaciones fueron claramente

desfavorables. Se miraba a estas obras con

desconfianza. Por su condición de

“híbridos” inspiraban desconfianza y no se

llegaban a comprender. Todo esto quizás

fue provocado por las adaptaciones

literarias que muchos directores hicieron

con desinterés, desgana, ansia de hacer

negocio a toda costa y sin tener ningún

tipo de tacto con la obra literaria original.

Pero el date surgió sobre todo a partir de

1960 cuando se cuestionó la naturaleza de

este fenómeno y creció el interés por

comprenderlo.

Hay quienes opinan que el cine es un modo

de expresión tan nuevo que jamás podría

unirse a la literatura, ya que el cine

requiere de un lenguaje, terminología y

expresividad muy distintas. Muchos se

lamentan de que la película no respete la

complejidad del texto literario por culpa de

la superficialidad de las imágenes.

Este tema siempre se ha tratado teniendo

como centro de crítica la fidelidad con la

que el director ha llevado la historia

literaria a la gran pantalla. Se han mirado

con minuciosidad los cambios, omisiones o

simplificaciones, casi siempre

desacreditando a la película. Sin embargo,

hay muchos que piensan que ser

totalmente fiel a una obra es un error. Por

ejemplo, El embrujo de Shanghai es una

obra excelente, pero el ser tan fiel a la obra

la hizo demasiado fría.

Cierto es que a la hora de plasmar las obras

literarias en una película no se trata solo de

haber hecho un lectura concienzuda. Para

la producción de este tipo de películas se

necesita el asesoramiento de un grupo de

expertos en Lengua, Literatura e Historia,

cuya opinión es indispensable para

preparar la ambientación y la trama.

Por lo general, un director elige un libro

porque le gusta y, por lo tanto, no querrá

cambiarla radicalmente. Pero no siempre

director y escritor consiguen estar de

acuerdo y más de uno ha acabado en los

tribunales. Esto es debido a que, aunque el

cine y la literatura están muy unidos, la

manera de contar las historias es bien

distinta.

Pese a ello, hay adaptaciones que se han

convertido en obras maestras del cine.

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Adaptaciones literarias

Cine Épico

Una de las mejores adaptaciones de este

género es, sin duda, El Doctor Zhivago, del

ruso Borís Pasternak, publicado en 1957. La

historia tiene como protagonista a un

joven médico, poeta idealista, que ve como

su vida está cambiando sin que él pueda

hacer nada al respecto. El gran éxito

internacional de la novela fue la razón de

que su autor obtuviese el Premio Nobel de

Literatura aunque lo rechazó. Ocho años

después, el director David Lean llevó esta

novela a la gran pantalla con un gran éxito.

La película fue nominada a diez premios

Óscar, de los que obtuvo cinco, incluyendo

el de mejor actor a Omar Sharif.

En definitiva, es una película que suma

belleza y emoción. Es una de esas obras

que aumentan la grandiosidad del cine. Si

tuviésemos que elegir entre la novela y la

película, sería difícil pero nos inclinaríamos

por la película.

Sin embargo, la adaptación de Guerra y Paz

deja mucho que desear. Esta novela,

considerada la obra cumple de su escritor,

León Tostói, junto a Anna Karenina, narra

las vidas entrecruzadas de cuatro familias.

Muchos de los miembros de estas familias

son recuerdos que el escritor guarda de

personas que han pasado por su vida.

Junto a ellos aparecen otros personajes

históricos, menos definidos, como el

emperador Napoleón I.

Pese al gran reparto de la película, donde

vemos a Audrey Hepburn o Henry Fonda,

no consiguió, ni mucho menos, el mismo

éxito que el libro.

Cine romántico

Probablemente la adaptación más

reconocida es la de la novela Cumbres

Borrascosas. La única novela de Emily

Brontë en 1847 cuenta la historia de amor

entre Catherine Earnshaw y su hermano

adoptivo Heathcliff. Esta obra ha sido

llevada a la gran pantalla en muchas

ocasiones pero si hay alguna que le haga

justicia a esta obra de arte es la dirigida en

1939 por William Willier. La película te

consigue trasladar de nuevo al libro,

haciéndote revivir los sentimientos que

creaste a lo largo de la lectura.

Otra adaptación a destacar es Papillón, un

caso en el que la película supera a la

novela. En ella podemos ver las mejores

interpretaciones tanto de Steve McQueen

como de Dustin Hoffman. La película,

dirigida por Franklin J.Shaffner y basada en

la novela de Henri Charrière, cuenta la

historia de dos presos que deciden huir de

las condiciones infrahumanas que les

ofrece la cárcel.

La gran ambientación y, sobre todo, las

grandísimas interpretaciones de estos dos

genios del cine, consiguen crear la pasión y

la empatía que no consigue transmitir el

libro, pese a ser una gran obra.

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Cine dramático

Una de las novelas dramáticas con mayor

reconocimiento mundial es la española Los

santos inocentes publicada en 1981 por el

gran escritor español Miguel Delibes.

Ambientada en un cortijo de Extremadura,

narra los entresijos de todos los que viven

en él.

La novela es una de las grandes obras

maestras de la literatura de nuestro país.

Fue adaptada con mucho éxito al cine bajo

la dirección de Mario Camus y

protagonizada por Aldredo Landa y

francisco Raval. Sus espléndidas

interpretaciones fueron premiadas en el

festival de Cannes. Pese a que las críticas

de la película hayan sido buenas y los

actores nos regalan unas memorables

interpretaciones, consideramos que el libro

es un regalo a la literatura de este país.

Un caso extraño es el de El niño del pijama

de rayas es una novela muy reciente, de

2006, escrita por el irlandés John Boyne. El

libro está narrado desde la visión de Bruno,

el hijo pequeño de un oficial nazi, que se

muda junto a su familia a una casa cerca

del campo de exterminio de Auschwitz. El

libro cuenta la historia de la inocente y

sincera amistad que crea Bruno con un

niño que vive al otro lado de la reja que

limita el campo.

La novela es una obra corta, fácil de leer,

que plantea una situación, una simple idea

que el director de la película, Mark Herman

supo ampliar de una manera magnífica

hasta dar con una película completa y

fabulosa. Un film desgarrador que deja al

espectador con un nudo en la garganta y la

sensación de la impotencia.

Sin duda alguna, Herman consiguió superar

con creces a la novela.

Cine bélico

Por quién doblan las campanas, de Ernest

Hemingway, se desarrolla en España

durante la Guerra Civil española a la que

acudió el propio escritor como

corresponsal. Esto le facilitó el acceso a los

detalles del conflicto por lo que pudo

documentarse a la perfección para escribir

poco después, unas de sus mejores

novelas. La obra fue llevada a la gran

pantalla por Sam Wood en 1943 y

consiguió un gran éxito. Esto es debido en

gran parte a la interpretación de, nada más

y nada menos, Gary Cupper, en el papel de

“El Inglés”.

Pese a que tanto el libro como al película

son obras maestras, nos inclinamos por el

libro ya que, sin imágenes, ruidos o voces

nos consigue trasladas a esa España en

guerra con más mérito que la película.

Otra novela bélica a destacar es la de Las

cuatro plumas, de A.E.W.Mason, que fué

llevada a la gran pantalla en dos ocasiones.

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La primera vez fue en 1936 bajo la

dirección de Zoltan Korda y en 2002, el

director Shekhar Kapur fue el encargado de

llevarla a la gran pantalla.

La obra narra las peripecias de un joven

inglés proveniente de una familia de

militares. Por ellos, pasó toda su infancia y

juventud instruyéndose en una academia

militar hasta darse cuenta de que ese

mundo no tenía que ver con él.

Pese a los medios modernos, la película

dirigida por Shekhar Kapur no consiguió

transmitir la misma pasión ni la misma

simpatía que despierta el joven

protagonista de la primera versión.

Además, esta última se transmite grandes

lecciones de moral, especialmente la de

que nadie tiene la potestad de obligar a

nadie a ser lo que no se quiere ser. Por

ello, y por el valor que el director le da a la

amistad, nos inclinamos por la película

estrenada en 1939.

Un caso excepcional

Una de las obras literarias con más

adaptaciones al cine es la novela de Miguel

de Cervantes, Don Quijote de La Mancha.

La historia narra las peripecias de Alonso

Quijano, mejor conocido como “Don

Quijote”, y Sancho Panza, su escudero,

vecino y fiel amigo.

Don Quijote es un hidalgo de escasos

ingresos enamorado de las historias de

caballería. Sancho Panza es un hombre con

ingresos similares, de buen corazón y

aficionado a la buena vida. Adicto al pan y

al vino y un poco ambicioso.

Es por ello que se puede pensar que a lo

largo de toda la historia Sancho sigue al

Quijote, afrontando golpes y saqueos, por

el sueño de una adquisición material. Sin

embargo no es ese el motivo, ya que el

bonachón de Sancho sigue al hidalgo por

su sentimiento hacia él y por nada más.

El cine se fijó en esta novela desde su

nacimiento y muchos han sido los

directores que la han querido llevar a la

gran pantalla.

La primera vez fue en Francia en 1909. La

firmó Emile Cohl, un precursor del cine de

animación. En esa época el cine estaba

plenamente desprotegido, especialmente

por los intelectuales, que lo veían como un

espectáculo para letrados. En vez de una

adaptación era más bien un resumen breve

con citas originales.

La primera adaptación real de la novela

llegó con el sonido, en 1927, y se convirtió

en un auténtico clásico.

En 1933 llegó otra adaptación bajo la

dirección del alemán G.W. Pabst, y fue una

doble versión musical que realizó con la

ayuda de notables como Charles Chaplin y

Maurice Ravel.

Por esa época apareció Ib Iwerks, el

famoso animador de Hollywood, que

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dibujó al Quijote en 1934 y lo convirtió en

protagonista de un “cartón” satírico.

Sin embargo, fueron los españoles lo que

lograron hacer las más prestigiosas de las

adaptaciones del Quijote: las que dirigió

Manuel Gutiérrez Aragón en versiones

dobles para televisión y cine, El Quijote

(1991) y El caballero Don Quijote (2002).

En la década de los cincuenta Sydney

Lumet, director neoyorquino de izquierda

recién premiado con el Oscar a su

trayectoria, realizó la “teledramatización”,

en estilo “soap opera”, de la obra

española.

Pero tal vez la mejor y más conocida

versión de Don Quijote fue la rusa de 1957.

La dirigió Gregory Kosintsev, con Nicolai

Tcherkassov como Quijote.

El año 1972 trajo una gran cantidad de

adaptaciones pero que pasaron

desapercibidas. Pero fue entonces cuando

llegaron a la pantalla dos populares

películas. La primera era la traslación

fílmica de la obra musical de Broadway

llamada El hombre de la Mancha, con Peter

O’Toole de Quijote y Sophia Loren de

Dulcinea. La otra, se llamó Don Quijote

cabalga de nuevo, con Fernando Fernán

Gómez, como Quijote, y Mario Moreno,

Cantinflas, como Sancho.

Estos son las adaptaciones a las que

consideramos que se debe hacer mención.

Por supuesto que hay numerosas

adaptaciones menos ilustres o conocidas, y

muchos intentos frustrados de filmar la

novela. Pero lo que está claro es que

Miguel de Cervantes escribió una novela

que pasará a la historia y a la que no habrá

adaptación cinematográfica que consiga

hacerle sombra.

Escritores más recurridos

Arturo Pérez-Reverte

Uno de los escritores españoles cuyas

novelas han sido más llevadas a la gran

pantalla es el cartagenero Arturo Pérez-

Reverte.

Todos los libros de Reverte te enganchan

desde la primera página y todos aquellos

que los hemos leído hemos pensando que

de cada una de sus obras se podría escribir

un buen guión de cine.

Pero su caso es diferente. Por lo general,

los directores suelen adaptar libros que ya

han leído con anterioridad y que les han

gustado. Sin embargo, los derechos de los

libros del escritor son comprados incluso

antes de publicarlos. Por ellos, la casi

totalidad de sus obras están pasadas a la

gran pantalla, con más o menos éxito.

Si debemos mencionar alguna para mal,

esa es Alatriste. Ni la ambientación ni los

personajes son fáciles de criticar. Lo que se

le puede censurar es la simplificación de la

trama, ya que el director, Agustín Díaz

Yanes, intenta plasmar los siete libros de la

Page 7: Adaptaciones cinematográficas

saga en una sola película de poco más de

una hora.

Pese a la actuación de Viggo Mortensen en

el papel de Diego Alatriste, la película no

acaba siendo más que un acelerado y

condensado montaje, lleno de escenas

brillantes pero inconexas entre sí.

No es ese el caso de Cachito, que incluso

en palabras del director, es la única

película que plasma fielmente la novela en

la que se basa. Interpretada con Jorge

Perugorria y Sancho Gracia es una película

cuyo argumento se cuenta en pocas líneas

y con una historia eminentemente trágica y

hermosa a la vez.

En nuestra opinión, las adaptaciones de sus

novelas destruyen la particular

personalidad del escritor cartagenero. Sus

personajes pierden su esencia y el relato la

atmósfera de misterio y tensión. Las

novelas de Reverte que han sido llevadas al

cine son: Gitano, El Camino de Santiago, La

novena puerta, Territorio Comanche,

Cachito, La tabla de Flandes, El maestro

esgrima , La carta esférica y Alatriste.

Stephen King

El escritor estadounidense Stephen King

siempre estuvo estrechamente relacionado

con el cine, y a medida que batía récords

de venta con sus libros, estos se fueron

llevando a la gran pantalla.

La naturalidad con la que introduce los

elementos sobrenaturales y las criaturas

terroríficas de toda la vida en cotidianos

ambientes de la América profunda, así

como el hecho de poseer una imaginación

digna de admirar, son algunos de los

factores que hacen tan atractivo adaptar

cualquiera de sus novelas al cine. Los

primeros directores que se atrevieron a

llevar las páginas del escritor al mundo

audiovisual fueron Brian de

Palma y Stanley Kubrick. Pese a las críticas,

la repercusión de Carrie y El

resplandor colocó a King como uno de los

escritores más comentados por la prensa,

en una referencia para el género de terror,

y en un auténtico filón para Hollywood.

Carrie:

En el año 1976, tan solo dos años después

de la publicación de su primera novela,

llegaba a los cines la primera adaptación de

una obra de Stephen King, de la mano del

director Brian De Palma. Carrie era una

película de terror de instituto que contaba

la historia de chica con poderes

paranormales. En una época en la que

Hollywood, después del exitazo de El

exorcista, ya no excluía el género de terror

a las películas de serie B; la adaptación de

la obra de King destacó entre la multitud

de películas de temática parapsicológica. Al

margen de lo oportuno y lo acertado de la

idea de la novela, el director hizo mucho

Page 8: Adaptaciones cinematográficas

para conseguir hacer de Carrie un título

destacado de la época.

En el próximo año se volverá a estrenar

una adaptación de la novela, dirigida por

Kimberly Peirce. Habrá que esperar hasta

entonces para descubrir si la nueva

adaptación se merece tanto éxito como el

que Brian De Palma consiguió.

El resplandor:

Stephen King tuvo el honor de ser elegido

por el mismísimo Stanley Kubrick para

llevar a cabo su acercamiento al género

terrorífico. El rodaje de la película fue un

infierno superior al que vive la familia

protagonista de la historia, y Kubrick se las

arregló para llevarse mal con

prácticamente todos los involucrados en el

proyecto, incluyendo el propio King, con el

que intercambió abundantes

descalificaciones mutuas. Lo cierto es que

para un autor como Kubrick aventurarse en

un proyecto como El resplandor (The

Shining) fue todo un riesgo para su

prestigio, y la verdad es que lo pagó caro;

las críticas fueron demoledoras y

económicamente la película fue un fracaso

relativo.

Aunque la película en conjunto fue un

error, es imposible negarle importantes

méritos como el estupendo uso de la

steady-cam y la impactante escena en la

que Jack Nicholson intenta abrir a hachazos

la puerta del baño donde su familia se ha

escondido. En la parte negativa

encontramos un argumento poco serio

donde todo vale, y por si fuera poco, la

versión española de la película sufrió el

doblaje más insufrible de la historia, donde

las voces de Joaquín Hinojosa y Verónica

Forqué provocaron risa e irritación en lugar

de miedo.

Años 80:

Tras El resplandor, se produjo una fiebre

de adaptaciones de King en las carteleras:

entre los años 1982 y 1987 se hicieron

nada más y nada menos que doce,

disfrutando la inmensa mayoría de ellas de

una buena distribución que se tradujo en

bastantes casos en éxito de taquilla. Sin

embargo, hacia la segunda mitad de la

década, las historias sobrenaturales del

escritor empiezan a resultar algo pasadas

de moda, lo que inició un desplazamiento

de las adaptaciones de sus novelas al

camino de la serie B.

Esta etapa de esplendor comienza de la

mano de otro director conocido del

género, George A. Romero (La noche de los

muertos vivientes); Creepshow era un film

de episodios donde por primera vez el

propio Stephen King escribía el guión

basado en sus historias. La película recibió

una acogida de crítica bastante aceptable

en el festival de Cannes y tuvo una buena

carrera comercial. Todo lo contrario de lo

ocurrido con Christine, la aportación

de John Carpenter al universo King o

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viceversa; la historia de otro adolescente

inadaptado que, en lugar de la telequinesis

de Carrie, dispone de un coche demoníaco

para dar rienda suelta a sus impulsos

violentos supuso todo un fiasco y un punto

negro en la carrera de su director.

El director que ganó la partida en el juego

de adaptar al cine las obras de King, fue

David Cronenberg. La zona muerta (1983)

trataba de un hombre al que un accidente

de coche le deja, entre otras secuelas,

poderes proféticos. Cronenberg manejó el

tema con una admirable sobriedad,

ayudado por la inconmensurable

interpretación de Christopher Walken,

logrando un film que convence hasta a sus

más acérrimos detractores, aunque para

muchos de sus fans resulta su película

menos personal.

Años 90:

La nueva década hizo que Stephen

King pasara de ser el escritor más famoso

del mundo a ser un autor de culto.

La segunda adaptación que el director Rob

Reiner hizo de una novela de King fue

Misery (1990). La película aprovechó al

máximo las posibilidades de un escenario

claustrofóbico y fue uno de los mejores

trabajos de Reiner. En el argumento, un

escritor de éxito obligado por una fan a

continuar la saga de una de sus heroínas,

algunos críticos quisieron ver una llamada

de socorro del propio King, supuestamente

asfixiado por la fama y por los fans que lo

presionan para que continuara con sus

historias terroríficas. Curiosamente, la

actriz Kathy Bates recibió por esta película

el único Oscar que un intérprete ha ganado

por una adaptación de King.

Como puede verse, llevar a la gran pantalla

las novelas de King parece todo un fetiche

de directores y guionistas, y es que más de

veinte Films encuentran su historia original

entre las páginas del autor

estadounidense.

Dos adaptaciones a lo grande

Como podemos ver, las adaptaciones

cinematográficas de obras literarias son

proyectos que encantan a los directores.

Prueba de ello son las adaptaciones a dos

trilogías que tendrán lugar en los próximos

años.

Por un lado está la trilogía de El Hobbit,

cuya primera parte se estrenará a finales

de este año. Peter Jackson vuelve a llevar a

la gran pantalla las novelas de Tolkien, con

lo que suponemos será un éxito asegurado,

como ya fue la trilogía de El señor de los

anillos.

Por otra parte, la trilogía 50 Sombras de

Grey está aún aclarando el tema del

reparto. Lo que se sabe es que se llevará a

cabo y apostamos triunfará tantísimo como

lo está haciendo la novela.