Acuerdos SanAndres-Gob Autonomos

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127 E spi r al , Estudios sobre Estado y S oc iedad V ol. V . No. 14   Ene ro / Abri l de 199 9  Es Inve stig ad ora del Centro de Inve sti g a- ciones y Estudios Superiores en Antropolo- gía Social. Se analizan los municipios autónomos zapatistas desde una visión antropológica; las razones de su constitución; la ofensiva g ubernam ental para desm an t elar los y el sa l do soci al de esta nuev a m odalidad de la guerra y el fracaso de la remunicipalización unilateral en Chiap as. S e explor a n l as historias de los municipios rebeldes en la reconstrucción de la vida y el papel de las diferencias de género en este proceso. Los acuerdos de S a n An dr é s y l o s gobiernos autónomos en Chiapas ADRIANA LÓPEZ M ONJARDIN Los gobiernos autónomos no se acaba n co n la destr uccn de unas casa s o un letrero, porq ue los gobiernos autónomos son de todos los pueblos q ue nos nombra ron y fuimos elegidos por los mismos pueblos que nos respa lda n y nos dan vida , porq ue los gobiernos autónomos viven en el corazón de los pueblos y en sus pensam ientos y nadie puede destruir nuestros corazones y nuestros pensamien- tos, que son los que dan vida cabal a sus autoridades. Nos manten- dremos todo el tiempo que sea necesario y seguiremos siendo rebeldes ha sta que el gobierno federal cumpla con n uestra s justa s demanda s y co n la dignidad de todos los pueblos indios de México. ( Mensa je de la s comuni- dades zapatistas, leído el 4 de ma yo de 1998 en La Realida d, en la visita de la Caravana de Observadores Ita lian os “Todos Somos Indios del Mundo”). La presencia pública de los munici- pios a ut ónomos zapatistas, forma dos desde 1995, adq uirió rel evancia en 1998 conform e se int ensificó la gu e- rra sucia en contr a de las comunida- des indígena s y se reiteró la decisión gubernamental de traicionar los Acuerdos de Sa n And rés. A lo largo de este a ño, l a o rga nización de los pueblos en nu evos mun icipios se con- virtió en un blan co de los ataques

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  • 127Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad Vol. V. No. 14 o Enero / Abril de 1999

    F Es Investigadora del Centro de Investiga-ciones y Estudios Superiores en Antropolo-ga Social.

    Se analizan los municipios autnomoszapatistas desde una visin antropolgica;las razones de su constitucin; la ofensiva

    gubernamental para desmantelarlos y elsaldo social de esta nueva modalidad de la

    guerra y el fracaso de la remunicipalizacinunilateral en Chiapas. Se exploran las

    historias de los municipios rebeldes en lareconstruccin de la vida y el papel de las

    diferencias de gnero en este proceso.

    Los acuerdos deSan Andrs y los

    gobiernosautnomos en

    Chiapas

    ADRIANA L PEZ M ONJARDIN F

    Los gobiernos autnomos no seacaban con la destruccin de unas

    casas o un letrero, porque losgobiernos autnomos son de todos

    los pueblos que nos nombraron yfuimos elegidos por los mismos

    pueblos que nos respaldan y nosdan vida, porque los gobiernos

    autnomos viven en el corazn delos pueblos y en sus pensamientos

    y nadie puede destruir nuestroscorazones y nuestros pensamien-

    tos, que son los que dan vida cabala sus autoridades. Nos manten-

    dremos todo el tiempo que seanecesario y seguiremos siendorebeldes hasta que el gobierno

    federal cumpla con nuestrasjustas demandas y con la dignidad

    de todos los pueblos indios deMxico. (Mensaje de las comuni-

    dades zapatistas, ledo el 4 demayo de 1998 en La Realidad, en

    la visita de la Caravana deObservadores Italianos Todos

    Somos Indios del Mundo).

    La presencia pblica de los munici-pios autnomos zapatistas, formadosdesde 1995, adquiri relevancia en1998 conforme se intensific la gue-rra sucia en contra de las comunida-des indgenas y se reiter la decisingubernamental de traicionar losAcuerdos de San Andrs. A lo largode este ao, la organizacin de lospueblos en nuevos municipios se con-virti en un blanco de los ataques

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    policiacos, militares y paramilitares. Pero, al mismo tiempo,se fortaleci como un dique contra la descomposicin induci-da del tejido social y como uno de los terrenos fundamenta-les de la resistencia, la denuncia y la comunicacin de lasbases de apoyo zapatistas con la sociedad civil.

    El reconocimiento del protagonismo y la invisibilidad; lapalabra y el silencio; lo cotidiano y lo extraordinario consti-tuyen un punto de partida ineludible para explorar las his-torias de los municipios rebeldes. Porque, como dice JamesScott, bajo las condiciones de tirana o prximas a la tira-na en las que vive la mayor parte de la poblacin del pla-neta, no basta una concepcin que restrinja la vida polticade los oprimidos a la dicotoma entre las rebeliones abiertasy el consentimiento o la aceptacin de las relaciones de poder.

    Los municipios rebeldes de Chiapas son instancias de or-ganizacin civil que estn conformadas tanto por bases deapoyo del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional, comopor campesinos e indgenas afiliados a otras organizacionessociales. Constituyen un espacio privilegiado de resistenciay de reconstruccin cotidiana del sentido de la vida en elmarco de una guerra de baja intensidad. Se protegen con elsilencio, al mismo tiempo que recurren a la palabra y a lamemoria y han sido protagonistas fundamentales en la cons-truccin de un nuevo discurso pblico, que da cuenta de for-mas alternativas del quehacer poltico y de nuevas relacio-nes entre gobernados y gobernantes.

    Los Acuerdos de San Andrs

    En el mbito pblico, las demandas de reconocimientoconstitucional de las prcticas autnomas de los pueblos in-dgenas y a su derecho a desarrollar formas alternas de rela-cin entre los ciudadanos y sus autoridades alimentaron losDilogos de San Andrs, donde las experiencias y utopas delos zapatistas confluyeron con las de los otros pueblos indge-

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    nas, as como con las demandas ciudadanas de todo el pas.Los diagnsticos y las alternativas se desarrollaron en

    una doble vertiente: por una parte, alrededor del anlisis deun sistema poltico autoritario como el mexicano, donde losreclamos democrticos apenas comienzan a abrirse paso enuna legislacin que haba sido diseada para preservar elpredominio del partido oficial, y donde los derechos ciudada-nos se encuentran secuestrados por los usos y costumbresdel poder, sistemticamente violatorios del Estado de dere-cho. Por otra parte, se discuti ampliamente la especificidadde los pueblos indgenas, que ha sido pasada por alto por elsistema poltico mexicano. Se constat la exclusin de losindgenas de los mbitos de gobierno y representacin, ascomo la imposicin de modelos exclusivos y excluyentes departicipacin, que marginan las prcticas polticas de lospueblos indios.

    Segn los Acuerdos de San Andrs, firmados entre elEZLN y el gobierno federal el 16 de febrero de 1996, los mu-nicipios resultan el espacio privilegiado para el ejercicio de laautonoma de los pueblos indgenas. Sus fronteras colindan,por una parte, con las comunidades y con la exigencia de quese reconozca constitucionalmente su carcter de entidadesde derecho pblico. Por el otro lado, colindan con el derechode los municipios a asociarse entre s, de acuerdo a los finesque les convengan como pueblos indgenas. Estos postuladosestn recogidos puntualmente en la iniciativa de ley sobreDerechos y Cultura Indgenas redactada por la COCOPA afinales de 1996, y se encuentran severamente restringidosen la iniciativa unilateral que el Ejecutivo federal presenta la Cmara de Senadores en marzo de 1998.

    La conformacin de los municipios autnomos zapatistasest anclada, explcitamente, en la exigencia de dar cumpli-miento a los Acuerdos de San Andrs.1 Al mismo tiempo, en

    1 O acaso ustedes no saben o el gobierno federal ya se olvid de que tieney existe un documento de compromiso con los zapatistas firmado all en San

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    su discurso pblico, su legitimidad se fundamenta en treslneas discursivas que representan otros tantos puentes conla historia nacional:

    1) Se identifican los municipios rebeldes con los munici-pios libres por los que combatieron Emiliano Zapata y Ricar-do Flores Magn, as como con la construccin de Mxicocomo nacin independiente:

    Queremos recordar hoy a los indgenas mexicanos que en la bata-lla del 5 de mayo de hace muchos aos resistieron a los ejrcitos, y elindgena Benito Jurez que fue expulsado de su Casa de Gobierno ytuvo que gobernar andando de un lado para otro resistiendo hastaque ganaron los que tenan la razn y perdieron los que tenan la fuer-za.2

    2) Se reivindica el derecho del pueblo mexicano a darse suspropias formas de gobierno, tal como est establecido en elArtculo 39 de la Constitucin:

    Nuestros Municipios Autnomos son legales, estn amparados en elarticulo 39 de la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexica-nos que es la mxima ley de los mexicanos y dice que el pueblo tie-ne en todo momento derecho a decidir su forma de gobierno y no-sotros hemos decidido gobernarnos en Municipios Autnomoscomo parte de la Repblica Mexicana. No queremos separarnos deMxico ni tampoco ser parte de otro pas, estamos ejerciendo nues-tros derechos como mexicanos que somos y que seguiremos siendosiempre. La existencia de los Municipios Autnomos fue aceptada porel Gobierno Federal y Estatal en los Acuerdos de San Andrs y por lo

    Andrs Larrinzar, de la cual ya hace un ao? El gobierno de Zedillo no nos hacumplido ni en lo ms mnimo. Palabras de las bases de apoyo zapatistas en ElEdn, municipio San Pedro de Michoacn, abril 1997.

    2 Mensaje pronunciado en el Municipio Autnomo San Pedro de Michoacn el4 de mayo de 1998, firmado por hombres, mujeres, nios y ancianos de losmunicipios indgenas.

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    tanto son legales de acuerdo a la Carta Magna y a los Acuerdos de SanAndrs.3

    3) Se inscribe la constitucin de los municipios autnomos enla lucha por la democracia y por nuevas formas de relacinentre gobernantes y gobernados, exponiendo la dicotomaque existe entre las autoridades indgenas y las formas anti-democrticas del mal gobierno:

    Albores Guilln dice que nuestro gobierno autnomo es ilegal. Ol-vida este seor que el ilegtimo es l, porque ningn pueblo lo eli-gi como gobierno, el Autodenominado Gobernador de Chiapas Al-bores Guilln ha sido impuesto desde el poder, igual como los otrosautodenominados gobiernos pasados, pero nunca ha sido el puebloquien los ha elegido.4

    Lo primero que llama la atencin al aproximarse a los muni-cipios autnomos zapatistas son sus nombres. No se trata deun capricho ni de una decisin improvisada. Fue un tema dedebate durante los Dilogos, consensado y recogido en losAcuerdos de San Andrs, donde se estableci especficamen-te que los municipios con poblacin mayoritariamente ind-gena podrn proponer al Congreso Local el nombre que deballevar su municipio.5

    Dar nombre a una cosa, etiquetarla, ponerle un asa, res-catarla del anonimato, en suma, identificarla... es una mane-ra de darle el ser, dice Salman Rushdie. Los rebeldes zapa-

    3 Mensaje de las comunidades Zapatistas con motivo de las acciones represi-vas del Gobierno, pronunciado en La Realidad en la visita de la Caravana deObservadores Italianos Todos Somos Indios del Mundo. 4 de Mayo de 1998.

    4 Comunicado del Municipio Autnomo de San Andrs Sakamchen de losPobres, 13 de abril de 1998.

    5 Acuerdos de San Andrs. Documento 3.1: Compromisos para Chiapas delgobierno del estado y federal y el EZLN, correspondientes al punto 1.3. De lasreglas de procedimiento. Inciso I. Propuesta de reformas constitucionales en elestado de Chiapas.

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    tistas no slo rescatan a sus municipios del anonimato, comocuando sustituyen el insulso nombre de El Bosque por SanJuan de la Libertad. Los rescatan tambin de los finqueros,cuando convierten a San Andrs Larrinzar en San AndrsSakamchen de los Pobres. Dan un nuevo ser a los hroes dela historia nacional, al identificar a sus territorios con FloresMagn, Miguel Hidalgo, Benito Jurez, Jos Mara Morelos,Francisco Villa o Tierra y Libertad. Etiquetan sus nuevasidentidades rebeldes en los municipios Libertad de los Pue-blos Mayas, Che Guevara, Primero de Enero o 17 de Noviem-bre (fecha de fundacin del EZLN). Tambin las nuevas co-munidades, como Moiss Gandhi y Nueva Esperanza, seconvierten en testimonio de los xodos, las tierras prometi-das y las libertades anheladas.

    Y an ms importante que los nombres propios de cadaentidad resulta el hecho mismo de que los zapatistas hayanelegido la denominacin de municipios. Tanto el texto y elespritu de los Acuerdos de San Andrs como las prcticascotidianas de los rebeldes chiapanecos privilegiaron la cons-titucin de nuevos municipios. No se trata de regiones aut-nomas, como proponan algunas corrientes del movimientoindgena, inspiradas en la experiencia de la Costa AtlnticaNicaragense. Nadie ha propuesto, tampoco, el trmino deterritorios liberados. Y es que nadie piensa que sera posi-ble ni mucho menos deseable ejercer la autonoma fuera delmarco de la nacin mexicana.

    La importancia de llamarse municipios indgenas, rebel-des o autnomos radica en el puente que se construye a tra-vs de los nombres, las historias y los proyectos entre lasbases de apoyo zapatistas y el resto de los mexicanos: losmestizos, los campesinos y los citadinos: los que tambinreivindican el municipio libre.

    Si se hubiera legislado y se hubieran modificado las pol-ticas pblicas segn lo acordado en San Andrs, los munici-pios autnomos zapatistas podran haber iniciado una ruta

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    hacia la institucionalizacin. Sin embargo, en 1998, lo queles dio visibilidad y presencia pblica fue la traicin del go-bierno a la palabra empeada y la intensificacin de la gue-rra: la masacre de Acteal y su secuela de millares de refugia-dos en el municipio de Chenalh; el estrechamiento del cer-co y las incursiones militares contra las comunidades; el des-pliegue y multiplicacin de los grupos paramilitares y laofensiva del gobierno estatal y federal contra los municipiosrebeldes.

    La racin cotidiana de horror

    Es indispensable asumir el contexto de guerra y resisten-cia para emprender un ensayo de comprensin de algunascuestiones de la historia de estos municipios rebeldes, tannueva y tan antigua como la tradicin de lucha de los pueblosindgenas, que tambin interpelan y cuestionan el quehacerde la antropologa. Los antroplogos no slo nos encontramosante los riesgos del trabajo de campo bajo el fuego,6 dondetodo lo que se diga puede poner en riesgo las vidas de los in-formantes. Tambin nos perdemos, una y otra vez, entre lasvoces y los silencios; entre el Ya basta, que sigue resonandoen la escena pblica, y la distribucin diaria de unas cuantastortillas entre los refugiados de Polh, que sostienen el Yabasta con su hambre y su dignidad.

    Comprender el sentido de los municipios rebeldes impli-ca reconocer que la violencia institucional y paramilitar queconstituye el campo minado en el que florecen no es slo elespacio de la muerte, sino que es tambin una dimensin dela vida. Porque las vidas de quienes sufren la violencia o es-tn involucrados en una situacin de guerra no se definenicamente en funcin de las polticas globales que delimi-

    6 Nordstrom, Carolyn and Robben, Antonius C. G. M., Fieldwork under fire.Contemporary Studies of Violence and Survival. University of Californa Press. Berkeley,Los Angeles, London, 1995.

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    tan las alternativas econmicas y sociales o el control militarde un territorio, sino que sus vidas estn conformadas tam-bin por la creatividad de los pequeos actos cotidianos.

    Es necesario analizar, entonces, las maneras en las quelos indgenas chiapanecos experimentan el conflicto, cmoviven amenazados por una serie de agresiones ineludibles.La violencia no es, simplemente, algo que les pasa, sinouna dimensin de su existencia; y as como en algunos casospodra provocar el desconcierto y la parlisis, tambin pue-de desencadenar la creatividad de los pueblos, obligados a li-diar con una serie de hechos nuevos, ante los que nadie se en-cuentra suficientemente preparado.

    La intensificacin de la guerra y las ofensivas militares yparamilitares contra las comunidades indgenas suponen unnivel extraordinario de incertidumbre, porque se desplieganen un campo ajeno al de las experiencias previas. Esta incer-tidumbre, deliberadamente provocada como parte de la gue-rra sucia, invoca el miedo y la confusin; pero al mismo tiem-po, los pueblos descubren nuevas formas de resistencia, es-peranza y creatividad, a travs de su organizacin y en susespacios y actos cotidianos.

    La dicotoma simplificadora, que supone a las vctimascomo entes pasivos y a los victimarios como sujetos activos,resulta insuficiente para dar cuenta de los efectos disrupti-vos de la violencia. Una visin tan estrecha nos impide, ade-ms, comprender que la violencia involucra no slo la des-truccin, sino tambin la reconstruccin; no slo la muerte,sino tambin la sobrevivencia.

    Las mismas caractersticas desordenadoras e irracionalesde la violencia requieren una atencin ms cuidadosa. En latradicin occidental, los anlisis institucionales de la guerrapretenden dejar de lado el caos que provoca y construir unaexplicacin racional y coherente de la muerte. Esta raciona-lizacin de la brutalidad se expresa con metforas como laoperacin quirrgica, el restablecimiento del orden o las

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    aldeas estratgicas. Una consecuencia de estas interpreta-ciones, no necesariamente intencional pero muy daina, esque tienden a naturalizar y a domesticar a la violencia, si noes que a justificarla.

    Estos nuevos dilemas no pueden atenderse con una antro-pologa autista, entrampada en su propio discurso y ajenaal sentido de las voces y los silencios de los sujetos a los quepretende conocer. Las investigaciones no pueden continuarcon su propio proyecto, establecido antes de la irrupcin p-blica o del agravamiento del conflicto blico en Chiapas. Nose puede actuar como si nada hubiera cambiado.

    Pero, sobre todo, la antropologa ya no puede ser unaprctica autoritaria y etnocntrica que preserve la relacinasimtrica entre el investigador que pregunta y el informan-te nativo que responde. La puesta en escena del trabajo decampo est en crisis: no se puede llegar a las comunidades aofrecer amistad, compadrazgo, dinero o servicios a cambio dearrancar sus secretos y penetrar en sus sentimientos msntimos: aqullos que, hoy por hoy, para existir, tienen queprotegerse de la mirada del otro. Se trata de un problematico, pero tambin de una cuestin prctica: quien pienseque conoce la historia completa de un levantamiento en cur-so simplemente se equivoca.

    Al estudiar la Guatemala de los aos ochenta, LindaGreen advierte que cuando el trabajo de campo se desarrollaen un pas oprimido por el autoritarismo, donde las unidadesde contrainsurgencia tienen las manos libres y los escuadro-nes de la muerte intimidan y asesinan a ciudadanos y a ex-tranjeros por igual, los etngrafos se encuentran necesaria-mente con el silencio, el secreto y la clandestinidad. La auto-ra plantea que el silencio al hablar con extraos sobre susituacin actual es una estrategia de sobrevivencia que hasido largamente empleada por los Mayas.7 El silencio se ha

    7 Nordstrom, Carolyn and Robben, Antonius C. G. M., Fieldwork under fire...Ob. Cit., Linda Green Living in a State of Fear, pp. 105-127.

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    convertido en una afirmacin de la identidad y un capitalsimblico con el que los grupos subalternos construyen susfrgiles defensas respecto a los centros de poder. Sin embar-go, el silencio puede convertirse tambin en un poderosomecanismo de control, impuesto a travs del miedo, que ga-rantiza la impunidad y la fachada de normalidad que encu-bre las vidas sujetas al terror.

    Volviendo a los municipios rebeldes de Chiapas, hay quereconocer que hay mucho que aprender, si comenzamos porescuchar, con modestia y respeto, lo que sus habitantes, susautoridades y sus dirigentes nos quieren decir cuando, desa-fiando al miedo con la memoria, se dirigen, una y otra vez, ala opinin pblica nacional e internacional. Entre enero yagosto de 1998, las bases de apoyo del EZLN, las comunida-des indgenas, las asambleas, las autoridades ejidales, comu-nales y municipales han dado a conocer a la opinin pblicams de un centenar de comunicados, en los que reportan,minuciosamente, las incursiones militares y paramilitares ylos operativos de desmantelamiento de los municipios aut-nomos. En todos ellos se habla tambin de la vida en losmunicipios rebeldes: de su legitimidad, del sentido de la resis-tencia y del autogobierno para los pueblos indgenas.8 Estostextos pblicos constituyen una fuente muy valiosa para la in-vestigacin si sabemos ver, como Jos Saramago, los testimo-nios de la dignidad detrs de las dosis de horror cotidiano.9

    8 Algunos fragmentos de estos comunicados han sido publicados por la pren-sa nacional. Las versiones completas pueden ser consultadas en la pgina deEnlace Civil: http://www.laneta.apc.org/enlacecivil que presenta nueva informa-cin cada 15 das; o bien en: [email protected].

    9 Chiapas no es una noticia en un peridico, ni la racin cotidiana de horror.Chiapas es un lugar de dignidad, un foco de rebelin en un mundo patticamenteadormecido. Debemos seguir viajando a Chiapas y hablando de Chiapas. Ellosnos lo piden. Dicen en un cartel que se encuentra a la salida del campo derefugiados de Polh: Cuando el ltimo os hayis ido, qu va a ser de nosotros?. Ellosno saben que cuando se ha estado en Chiapas, ya no se sale jams. Texto de JosSaramago ledo por Salvador Tvora en la rueda de prensa del 4 de junio de 1998en Sevilla, presentando la Campaa Urgente Refugiados de Chiapas. [email protected]

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    Despus de la matanza de Acteal, cuando el gobierno sepropuso retomar la iniciativa, las incursiones militarescontra las comunidades zapatistas encontraron un diqueprcticamente insalvable en las mujeres y los nios. Lasmujeres que se enfrentaban con las manos desnudas a losinsultos, el hostigamiento sexual, los golpes, los allanamien-tos de sus hogares y los saqueos de sus pueblos por parte delos soldados del Ejrcito Mexicano fueron fotografiadas mu-chas veces, y sus imgenes dieron la vuelta al mundo. La si-tuacin se agrav cuando, el 12 de enero de 1998, una mani-festacin en la cabecera municipal de Ocosingo, en la queparticiparon unos seis mil campesinos que protestaban porla matanza de Acteal y por las incursiones militares contrasus pueblos, fue agredida por la polica del estado, ocasionan-do la muerte de la seora Guadalupe Mndez Lpez y gravesheridas a su hijita Isabela.

    En una segunda etapa, la ofensiva gubernamental convir-ti a los municipios rebeldes en uno de sus blancos. El llama-do desmantelamiento de los municipios autnomos implicataques militares y policiacos masivos en contra de los mu-nicipios Ricardo Flores Magn, Tierra y Libertad, NicolsRuiz y San Juan de la Libertad, que se llevaron a cabo du-rante los meses de abril, mayo y junio de 1998. En todos elloshubo violaciones graves y sistemticas a los derechos huma-nos, documentadas tanto por la Comisin Nacional de Dere-chos Humanos y por diputados locales y federales, como porlas organizaciones no gubernamentales y por los observado-res civiles nacionales y extranjeros.

    Los saldos de los operativos de desmantelamiento de losmunicipios autnomos no se aproximan, ni remotamente, alrestablecimiento del Estado de derecho en Chiapas. Todo locontrario: han generado nuevas oleadas de refugiados y de-cenas de presos sujetos a procesos insostenibles desde elpunto de vista jurdico. Dejan una investigacin pendientepor la muerte de ocho indgenas del municipio de San Juan

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    de la Libertad, la mayora de ellos afiliados al PRI y ejecuta-dos por la espalda. Adems, hay que anotar la creciente con-dena de la comunidad nacional e internacional al gobiernomexicano, que pretende decretar la normalidad democrti-ca con un trasfondo de violacin de los derechos humanos yde incumplimiento de los acuerdos firmados.10

    La remunicipalizacin unilateral de Chiapas fracas de-bido a la pretensin de llevarla a cabo al margen de las refor-mas constitucionales y en abierta contravencin a lo acorda-do en San Andrs: excluyendo al EZLN y en contra de la vo-luntad de las comunidades y las organizaciones indgenas.Los habitantes del municipio rebelde San Pedro de Mi-choacn lo advirtieron claramente a la comisin legislativaque pretendi organizar un simulacro de consulta en lacomunidad de El Edn, convocando a los campesinos pristasde la zona:

    De parte de los pueblos zapatistas o del EZLN, ya no se molesten encrear otro municipio, porque aqu en esta zona ya existe un munici-pio, el municipio rebelde. Ojal que ustedes mismos dganle a Zedillo,que as decimos nosotros los zapatistas. Dganle a Zedillo que si nocancela esta propuesta para la construccin de este municipio queest como imposicin, nos est violando brutalmente el acuerdo fir-mado all en San Andrs, por eso vamos a dejar a su cargo de Zedilloy a cuenta de l si ocurren muertes por este hecho.11

    10 En este mbito resulta especialmente significativa la resolucin adoptadapor la Subcomisin de Prevencin de Discriminaciones y Proteccin a las Mino-ras de la ONU, que pide a las autoridades de Mxico que garanticen el plenorespeto de los instrumentos internacionales en que es Parte y, a este efecto, dealta prioridad [...] a la lucha contra la impunidad de los autores de violacionesgraves de derechos humanos, especialmente aqullas que causan numerosas vc-timas entre los miembros de las poblaciones autctonas. Resolucin adoptadapor la Subcomisin de Prevencin de Discriminaciones y Proteccin a las Mino-ras de la Comisin de Derechos Humanos del Consejo Econmico y Social de laOrganizacin de las Naciones Unidas en su 50 perodo de sesiones, el 20 deagosto de 1998.

    11 Palabras de las bases de apoyo zapatistas en El Edn, municipio San Pedrode Michoacn, abril 1997.

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    A lo largo de 1998, mientras fracasan una tras otra lasiniciativas gubernamentales, y la violencia institucional yparamilitar se erigen como interlocutores nicos de los ind-genas rebeldes, los municipios autnomos se han convertidoen una alternativa de resistencia y de organizacin cotidia-na civil para sobrevivir el recrudecimiento de la guerra.

    Aprendiendo a construir un mundo

    Es importante explorar las historias de los municipios re-beldes en la reconstruccin de la vida. En vez de tratar deracionalizar la violencia, es necesario buscar el sentido, lacreatividad y la imaginacin en las estrategias cotidianas dereconstruccin. Se trata de analizar las contradicciones deuna existencia simultnea de risas y sufrimientos, miedo yesperanza, incertidumbre y costumbres, creatividad y disci-plina, absurdos y lugares comunes, resignacin y determina-cin.

    Bajo el ataque de la violencia excesiva, las fronteras quedefinen a la familia, la comunidad y el cosmos se desplazany se vuelven confusas. Incluso la identidad sufre y se disloca.Pero tambin se reconfigura, a travs de nuevos y dolorososcaminos. En la medida en que la guerra sucia y el terror des-truyen el sentido, la gente se esfuerza por recrearlo a travsde la resistencia, el humor, la irona, la esperanza y la volun-tad. Por esto mismo, la guerra sucia est condenada a fraca-sar.12

    Esto es cierto cuando, por ejemplo, el Concejo Autnomode Chenalh organiza la produccin y distribucin de ali-mentos entre los refugiados. Una accin tan simple y atvicaentre los campesinos mayas como hacer la milpa, encierraahora nuevos peligros que slo pueden ser sorteados connuevas formas de organizacin colectiva:

    12 Nordstrom, Carolyn and Robben, Antonius C. G. M., Fieldwork under fire...Ob. Cit., Carolyn Nordstrom. War on the Front Lines, pp. 129-154.

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    Para poder sembrar un poco de maz, organizamos de trabajar unterreno en Polh Majomut, ya que los refugiados no pueden ir a susmilpas porque estn los paramilitares. El 10 de abril hasta el 20 deabril vamos a ir con nuestros machetes a rozar, por lo que pedimosla presencia de la prensa y de observadores nacionales e internacio-nales ya que el ejrcito puede provocar. Queremos que se vaya elejrcito que est all para poder trabajar y no morir de hambre los ni-os, mujeres y hombres.13

    Desde la matanza de Acteal, durante muchos meses, el Con-cejo Autnomo de San Pedro de Chenalh ha orientado y di-rigido la sobrevivencia de millares de refugiados. Se trata deun gobierno de emergencia que coordina la preparacin y elreparto equitativo de los alimentos entre los desplazados;proyecta la construccin y la reparacin de los precarios al-bergues y las letrinas; promueve las cooperativas de lasartesanas; vigila la aplicacin de las medidas sanitarias queestn a su alcance y encauza la atencin de los enfermos;cuida la seguridad de los campamentos, constantementeamenazada por los militares y paramilitares que los rodean;y organiza las asambleas, las fiestas y las competencias de-portivas. Ejerce, adems, las funciones de relaciones exte-riores, como puente entre los refugiados y la sociedad civil:recibe a las caravanas que llevan ayuda humanitaria, atien-de a los observadores y a los periodistas y prepara las denun-cias ante las organizaciones de derechos humanos y la opi-nin pblica.

    El Concejo Autnomo de Chenalh ha sostenido la deci-sin de los refugiados de rechazar la llamada ayuda guber-namental, a la que califican como migajas que nada resuel-ven y reclama, en cambio, la detencin y el castigo de losparamilitares que les permita volver a sus hogares. En todos

    13 Comunicado del Municipio Autnomo de San Pedro de Chenalh, Chiapas,26 de marzo de 1998.

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    los municipios rebeldes est generalizada la percepcin deque los recursos pblicos son usados para financiar a losparamilitares pristas, o bien que se pierden en las telara-as de la corrupcin. El discurso oficial respecto a la atencinde las necesidades sociales y a las inversiones millonarias enChiapas es contestado entonces, en cada pueblo y cada da,desde las evidencias que estn a la vista de toda la gente: lasgraves carencias de las comunidades persisten; las ayudasdel gobierno, en el mejor de los casos, se evaporan en unoscuantos das y son entregadas selectivamente a cambio de lacompra de lealtades.14

    Como una necesidad vital y cotidiana, los municipios au-tnomos organizan la vigilancia de sus propios territoriospara protegerse de las acciones ilegales promovidas por lasautoridades civiles y militares:

    El gobierno federal acusa a los habitantes de los municipios autno-mos de bloquear las carreteras y de provocar divisiones. Todo esto esfalso. En algunas partes se han puesto retenes para revisar los vehcu-los pero nunca para impedir el paso. Se hace para impedir el trficode bebidas alcohlicas y de gente armada. Porque el gobierno man-da gente de espas y provocadores para crear problemas en las comu-nidades. Tambin los retenes han servido para evitar el trfico demaderas por compaas madereras a las que el gobierno federal yestatal les autoriza la tala inmoderada de nuestros recursos natura-

    14 Los funcionarios pristas son unos corruptos que se quedan con los millo-nes de pesos de los presupuestos de las comunidades indgenas, para sus benefi-cios personales. Ejemplos de ello es la SEDESOL; el dinero que maneja lo usanpara financiar los paramilitares pristas, para comprar armas, para atacar a lascomunidades zapatistas. En las comunidades no hemos visto que estn constru-yendo escuelas, hospitales, clnicas; no hay carretera ni luz elctrica. Comunica-do de los Habitantes del Municipio Autnomo Francisco Gmez, 16 de abril de1998. La semana pasada el gobierno del estado, Albores Guilln, don 2 camio-netas para los antizapatistas como premio despus que delataron los nombresde los mandos oficiales del EZLN. Denuncia de 40 comunidades del MunicipioAutnomo 17 de Noviembre, del 20 de marzo de 1998.

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    les. Los que bloquean las carreteras son los federales que a todos losciviles revisa y registra las mochilas en sus retenes.15

    Al mismo tiempo que organizan la vida de cada da y traba-jan para el aqu y el ahora que hoy requiere tanto de lasactividades heredadas de los antepasados como de un sinn-mero de acciones emergentes en los municipios rebeldes seha desplegado lo que podramos llamar su dimensin utpi-ca. Es decir: tambin trabajan para construir ese futuro queya es nuestro, como dicen los habitantes de Flores Magn.En sus comunicados pblicos reiteran unnimemente losobjetivos de su proyecto. En primer lugar: Una vida dignapara todos. Proponen un mundo en el que nadie los vengaa cuidar, ya que los pueblos, a diferencia de los ricos, siem-pre han sabido cuidarse solos y no necesitan policas y solda-dos. Quieren disear y aplicar sus propios proyectos de desa-rrollo para salir de la pobreza en que vivimos, sin necesidadde ser dependientes ni de pedir permisos o autorizaciones.Quieren una nueva relacin con sus gobernantes y los quie-ren elegir directamente, porque as nos respetan y los respe-tamos, nos obedecen y los sabemos obedecer.

    Los municipios autnomos han sido construidos dandocuenta de mltiples alteridades y en un proceso de apropia-cin de la diversidad. Contra lo que los antroplogos pudie-ran pensar, no emergen en un primer plano las diferenciastnicas o religiosas. S se problematizan las diferencias deafiliacin a las diferentes organizaciones polticas y socialesy se buscan alternativas de convivencia en las que las basesde apoyo zapatistas comparten los territorios y los gobiernosautnomos con indgenas de la Aric Independiente, como enel Municipio Autnomo Ricardo Flores Magn; o de la Cioac,como en el Municipio Autnomo Miguel Hidalgo.

    15 Comunicado de prensa Municipio Rebelde 17 de Noviembre, 15 de abrilde 1998.

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    Pese a la polarizacin poltica que atraviesa el estado deChiapas, las autoridades y los habitantes de los municipiosrebeldes hacen una cuidadosa distincin entre los campesi-nos pristas, a los que convocan en nombre de la dignidadindgena, y los pequeos grupos que se prestan a integrarlas bandas paramilitares y a convertirse en peones de lasestrategias contrainsurgentes. El respeto, la tolerancia y lanecesidad de llegar a consensos es una constante en su dis-curso.

    Tambin se toma conciencia de las diferencias de gnero.En los textos de las comunidades y los consejos municipaleshay una presencia constante de las mujeres: desde suespecificidad, por su contribucin a la resistencia y por suderecho a formar parte de los rganos de gobierno.16 Las con-diciones extraordinarias que provoca la guerra abren nuevosmbitos de participacin de las mujeres en cuestiones usual-mente restringidas a los hombres, como las que se refieren alos derechos agrarios. Por ejemplo, cuando se acord enasamblea privar de sus derechos de usufructo parcelario alos asesinos de Trinidad Cruz Prez, campesino del ejidoRoberto Barrios, las mujeres no slo asistieron la reunin,sino que votaron y firmaron al lado de los ejidatarios.17

    Los comunicados de los municipios autnomos reconoceny documentan el valor de las mujeres rebeldes, as como losefectos especficos que tiene la militarizacin en sus vidas:

    En el 94 fueron violadas 3 mujeres indgenas zapatistas del munici-pio autnomo 17 de Noviembre; hasta la fecha no se han detenido nicastigado a los culpables, mientras tanto en Altamirano se va llenan-

    16 Una ltima, pero la ms importante. Pedimos a los pueblos que busquen yelijan a compaeras para el concejo municipal que tambin pueden ser autoridadde nuestro municipio. Comunicado del Comit Clandestino Revolucionario In-dgena. Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional. Mxico, mayo de 1997.

    17 Acta de Acuerdo del ejido Roberto Barrios, firmada por 404 personas el 16de marzo de 1998.

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    do de prostitutas que antes no haban, y han dejado a varias madressolteras, ahora criando a nios sin padre. Para nuestras comunidadesesto es una injusticia, no vemos por ningn lado dnde est el bene-ficio de la proteccin que nos traen la presencia de militares, slotraen muerte, destruccin de nuestra cultura y vergenza.18

    Al hablar del ataque policiaco y militar contra el municipioautnomo Tierra y Libertad, las mujeres contaron que, comoson pobres y no tienen acceso a los mdicos y a las medicinas,se baan en el temazcal para curar sus enfermedades. Du-rante el operativo de desmantelamiento del municipio, enla comunidad de Amparo Aguatinta, un soldado trat de sa-car una tabla del temazcal para revisarlo. Una mujer emba-razada que estaba ah se asust mucho, dio a luz con grandesdificultades y se qued sin leche como consecuencia de laagresin.19 Precisamente porque son vulnerables, las muje-res de Tierra y Libertad, como Sonia y Claribel, tambin sondirigentes de una lucha justa y necesaria para todos los po-bres, para los hijos y su futuro, para dejarles un mundo msjusto que ahorita no hay pero que estamos aprendiendo aconstruir.20

    Al referirse a la Revolucin mexicana, en un breve prlogoa un libro que ser publicado prximamente en espaol,21

    James Scott plantea que una revolucin es, tambin, uninterregno y que, en la medida en que se desarticulan las

    18 Comunicado de prensa Municipio Rebelde 17 de Noviembre, del 15 deabril de 1998.

    19 Testimonio de mujeres y nias que estaban en Amparo Aguatinta el pri-mero de mayo, en la ofensiva militar y policial contra el Municipio AutnomoTierra y Libertad, 7 de mayo de 1998.

    20 Discursos de Sonia y de Claribel en Tierra y Libertad, durante la manifes-tacin de dos mil personas en defensa del Municipio Autnomo, el 11 de mayode 1998.

    21 Gilbert M. Joseph y Daniel Nugent, editores. Every Day Forms of StateFormation.

    Revolution and the Negotiation of Rule in Modern Mexico. Duke University Press.Durham and London, 1994.

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    instituciones estatales, se abre una posibilidad excepcionalpara el estudio de las formas autnomas del quehacer polti-co en las comunidades rurales. Y esto son, en suma, los mu-nicipios rebeldes: una organizacin para la resistencia en elmarco de las instituciones desarticuladas y pervertidas, y undique a la descomposicin social de los pueblos indgenas,provocada deliberadamente por la estrategia contrainsur-gente.

    Finalmente, hay que insistir en que un ensayo de aproxi-macin a los municipios rebeldes zapatistas no puede dejarde lado la guerra ni la dimensin humana y cotidiana que lesimprimen sus habitantes y que los inscribe en un amplioproceso de cambio social y cultural. Para decirlo con las pa-labras de Carolyn Nordstrom:

    Los mundos destruidos durante la guerra tienen que ser reconstrui-dos: no slo en trminos de las casas, las familias, las comunidades ylas economas, sino en trminos de las definiciones personales y cul-turales. Cuando la gente ve lo que alguna vez fue su hogar en el pai-saje arruinado, no puede simplemente reconstruir la sociedad comoera antes. Cuando sus mundos son destruidos, la gente tiene quecrear; y para hacerlo, tiene que imaginar primero qu es lo que va acrear, que nunca podr ser igual a lo que exista.Nuevas identidades de sufrimiento y resistencia son estampadas, elhogar es reinventado, el mundo adquiere un nuevo paisaje de signifi-cados y la gente sobrevive.22

    22 Nordstrom, Carolyn and Robben, Antonius C. G. M., Fieldwork under fire...Ob. Cit., Carolyn Nordstrom. War on the Front Lines, p. 148.