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    Biblioteca

    Universidad Veracruzana

    NN Indigenismo y antropologaExperiencia disciplinar y prctica social

    UV

    Indig

    enismoyantropologa

    Experiencia

    disciplinaryprcticasocial

    Mariano Bez Landa

    MarianoBezLan

    da

    i el paradigma positivista que sostiene el carcter

    emancipador de la educacin occidental sobre los

    indios, ni el socialista que vislumbra su incorporacin al

    trabajo asalariado, como el primer paso hacia su liberacin,

    abandonaron las tesis de incorporar o asimilar a la poblacin

    india durante la primera mitad del siglo XX.

    La temprana separacin entre las tareas de investigacin

    y las de atencin al indio, el proyecto nacional hegemnico y

    el viraje poltico del Estado despus del gobierno cardenista

    contribuyeron notablemente al fracaso del indigenismo como

    movimiento emancipatorio y como promotor de un encuentro

    intercultural de la nacin.Qu futuro tienen los proyectos nacionales en nuestro

    pas? Cmo y con qu elementos pensar un nuevo pactosocial incluyente de las particularidades tnico-culturalesen medio del proceso globalizador? Qu quieren los indiosa fin de cuentas? stas y otras interrogantes se abordan enel presente libro para contribuir a refundar la prctica dela antropologa mexicana desde un punto de vista tico ysocialmente responsable.

    Mariano Bez Landa (1954) obtuvo la licenciatura en

    Antropologa en la UV, en 1983; la maestra en el CIESAS,

    en 1993; y el doctorado en Ciencias Sociales en la

    Universidad Estatal de Campinas, en 2000.

    Fue director del CIESAS-Golfo (1996-2000). Es profesor

    investigador titular en el CIESAS, donde labora desde 1983

    y coordina el Taller Miradas Antropolgicas (2001). Sus

    primeras lneas de investigacin estn referidas a la historia

    y la dinmica regional en Mxico: la cuenca cafetalera de

    Coatepec en Veracruz, el Soconusco en Chiapas y el puerto

    de Campeche. Trabaj en el anlisis del comportamiento

    electoral en Veracruz (La Jornada-UNAM, 1994) y desde haceuna dcada incursiona en la aplicacin de la multimedia en

    la investigacin antropolgica as como sus implicaciones

    con la tica y la responsabilidad social, lnea en la que ha

    producido cuatro videos. Actualmente es director de la DUVI.

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    Biblioteca

    Universidad Veracruzana

    NN Indigenismo y antropologaExperiencia disciplinar y prctica social

    UV

    Indig

    enismoyantropologa

    Experiencia

    disciplinaryprcticasocial

    Mariano Bez Landa

    MarianoBezLan

    da

    i el paradigma positivista que sostiene el carcter

    emancipador de la educacin occidental sobre los

    indios, ni el socialista que vislumbra su incorporacin al

    trabajo asalariado, como el primer paso hacia su liberacin,

    abandonaron las tesis de incorporar o asimilar a la poblacin

    india durante la primera mitad del siglo XX.

    La temprana separacin entre las tareas de investigacin

    y las de atencin al indio, el proyecto nacional hegemnico y

    el viraje poltico del Estado despus del gobierno cardenista

    contribuyeron notablemente al fracaso del indigenismo como

    movimiento emancipatorio y como promotor de un encuentro

    intercultural de la nacin.Qu futuro tienen los proyectos nacionales en nuestro

    pas? Cmo y con qu elementos pensar un nuevo pactosocial incluyente de las particularidades tnico-culturalesen medio del proceso globalizador? Qu quieren los indiosa fin de cuentas? stas y otras interrogantes se abordan enel presente libro para contribuir a refundar la prctica dela antropologa mexicana desde un punto de vista tico ysocialmente responsable.

    Mariano Bez Landa (1954) obtuvo la licenciatura en

    Antropologa en la UV, en 1983; la maestra en el CIESAS,

    en 1993; y el doctorado en Ciencias Sociales en la

    Universidad Estatal de Campinas, en 2000.

    Fue director del CIESAS-Golfo (1996-2000). Es profesor

    investigador titular en el CIESAS, donde labora desde 1983

    y coordina el Taller Miradas Antropolgicas (2001). Sus

    primeras lneas de investigacin estn referidas a la historia

    y la dinmica regional en Mxico: la cuenca cafetalera de

    Coatepec en Veracruz, el Soconusco en Chiapas y el puerto

    de Campeche. Trabaj en el anlisis del comportamiento

    electoral en Veracruz (La Jornada-UNAM, 1994) y desde haceuna dcada incursiona en la aplicacin de la multimedia en

    la investigacin antropolgica as como sus implicaciones

    con la tica y la responsabilidad social, lnea en la que ha

    producido cuatro videos. Actualmente es director de la DUVI.

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    INDIGENISMO Y ANTROPOLOGA

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    Mariano Bez Landa

    INDIGENISMO Y ANTROPOLOGA

    Experiencia disciplinar y prctica social

    Biblioteca

    Xalapa, Ver., Mxico2011

    UNIVERSIDADVERACRUZANA

    Ral Arias Lovillo

    Rector

    Porfirio Carrillo Castilla

    Secretario Acadmico

    Vctor Aguilar Pizarro

    Secretario de Administracin y Finanzas

    Agustn del Moral Tejeda

    Director General Editorial

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    Diseo de portada: Lizeth Pedregal, a partir de dos fotos tomadas

    por el autor

    Primera edicin, 31 de agosto de 2011

    Universidad VeracruzanaDireccin General EditorialHidalgo 9, Centro, Xalapa, Veracruz

    Apartado postal 97, C. P. [email protected]/fax (228) 818 59 80, 818 13 88

    ISBN: 978-607-502-105-8

    Impreso en MxicoPrinted in Mexico

    INTRODUCCIN

    En Mxico, se ha identificado de forma histrica a la antropologaaplicada con el indigenismo, es decir, con las polticas pblicas en-cargadas de atender a los pueblos indgenas. Prcticamente desdelos orgenes mismos del campo disciplinar de la antropologa

    mexicana, se plante una frontera de carcter epistmico entrela academia y la accin, que calificaba a los indigenistas comomeros tcnicos o promotores del cambio sociocultural.

    En la era de la modernidad, la perspectiva del orden domi-nante es el cientificismo, que se expresa como una tica basadaen el sometimiento del ser humano a la disciplina de la ciencia.Este fenmeno que Habermas (1987) llama de cientifizacin seencuentra anclado al proceso de globalizacin econmica que, atravs de la aplicacin tecnolgica del conocimiento cientficoa la vida cotidiana, hace de la ciencia una condicin imprescin-dible para la existencia misma de la vida humana.

    Las llamadas ciencias duras o emprico-analticas desarrollansus teoras bajo la cobertura de una autocomprensin, que da con-tinuidad a los orgenes del pensamiento filosfico, alejndose de los

    intereses naturales de la vida e intentando describir tericamenteel universo, conforme a un orden comprendido en leyes o normas.

    Su impacto en las ciencias sociales tambin se ha dejadosentir sobre todo en lo que se refiere a la bsqueda de la objeti-vidad del conocimiento, que en trminos epistemolgicos signi-fica trazar una separacin entre conocimiento e inters, o entrelos valores y los productos de la ciencia neutral.

    La epistemologa, como teora del conocimiento, va siendosustituida por una teora de la ciencia y del conocimiento cient-fico, a las que considera como sus nicas fuentes, desplazando a

    Clasificacin LC: F1219.3.G6 B33 2011

    Clasif. Dewey: 323.1197072

    Autor: Bez Landa, Mariano

    Ttulo: Indigenismo y antropologa : experiencia disciplinar y prctica

    social / Mariano Bez Landa.

    Edicin: Primera edicin.

    Pie de imprenta: Xalapa, Ver., Mxico : Universidad Veracruzana, 2011.

    Descripcin fsica: 174, [12] p. : retratos ; 21 cm. Serie: (Biblioteca)

    Nota: Bibliografa: p. 165-174.

    ISBN: 978607502105 8

    Materias: Indgenas de Mxico--Relaciones con los gobiernos.

    Antropologa--Mxico.

    Movimientos sociales--Mxico--Histor ia.

    DGBUV 2011/33

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    otros tipos de conocimiento o saberes que se encuentran relacio-nados con la tradicin y no con la modernidad.

    Habermas, quien puede ser identificado como un filsofoque hace una crtica de la modernidad, para explorar una va deautorreflexin y emancipacin del conocimiento humano, com-bate contra el objetivismo de las ciencias, y en este punto espe-cfico sostiene la tesis central de que todo conocimiento tiene supunto de partida en intereses que responden a las expectativasde los diversos actores sociales.

    La lgica cientfica, como razn instrumental, aplica in-faliblemente sus mtodos sin reflexionar sobre el inters quegua al conocimiento, porque quiz carece de los medios (re-flexividad) para afrontar los riesgos de una conexin entreconocimiento e inters, porque confina de manera exclusiva lapraxis del mundo de la vida al crculo funcional de la accininstrumental. Hoy por hoy, son los intereses y no la supuestaimparcialidad del conocimiento cientfico los que constituyen elmarco donde se pretende construir un saber universal.

    Desde el mismo siglo XIX , y sin llegar a constituirse enciencia normal, la antropologa ha venido presentando unasituacin de crisis que, parafraseando a Kuhn, da cuenta delreconocimiento de que existen innumerables problemas queel paradigma original no puede resolver, aunque es innegable el

    desarrollo de investigaciones extraordinarias, utilizando enfo-ques distintos que levantan una polmica enrgica, pero conpoca comunicacin entre la comunidad de investigadores.

    De la situacin anterior, con facilidad se podra concluirque la antropologa tiene problemas para constituirse comociencia, debido fundamentalmente a que sus practicantes noconcurren al esfuerzo colectivo de transformarla en ciencia nor-mal, es decir, produciendo un autntico paradigma.

    En un ejercicio de dilogo y polmica con T. S. Kuhn,Roberto Cardoso de Oliveira (1994a) considera que un para-

    digma, dentro de la comunidad antropolgica, debe ser tomadocomo sinnimo de modelo explicativo. Desde esta perspectiva,la antropologa moderna est constituida por un conjunto deparadigmas, cuya vigencia se encuentra sustentada en la medi-da en que son utilizados por comunidades de profesionales. Detal suerte, que puede hablarse de la existencia de un equilibriopoliparadigmtico, como caracterstica fundamental del estadoactual de la antropologa (Stocking, citado por Cardoso, 1994a).

    No obstante, se ha insistido en la existencia de una profun-

    da crisis de la antropologa, como producto de su compromisooriginal, con las necesidades de expansin capitalista de las po-tencias mundiales, y su incapacidad para explicar los fenmenosrelacionados con el surgimiento de nuevos actores, en campossociales impactados por el peso de las tradiciones, la emer-gencia de una acelerada modernizacin tecnoeconmica y unaglobalizacin de los sistemas de intercambio. Para sus crticosortodoxos, la antropologa perdi ya sus tradicionales objetos deestudio bajo las ruedas del desarrollo.

    Sin embargo, fuera de la tradicin evolucionista que cons-truy un corpus terico general, que pretendi explicar elorigen y el desarrollo de la humanidad, desde una perspectivaegocntrico-occidental, el quehacer antropolgico se ha orien-tado a producir lo que Robert K. Merton (1968) denomin teo-

    ras de medio alcance, es decir, descripciones analticas de ladiversidad humana, con pretensiones explicativas de fenmenosconcretos en tiempo y espacio, que por s mismas no pueden sus-tentar ninguna generalizacin, o fundamentar la construccinde un paradigma dominante y al mismo tiempo excluyente (cfr.Cardoso de Oliveira, 1994a).

    Podemos hablar de un agotamiento de los paradigmasantropolgicos? Existe insuficiencia o ineficacia de las teorasrelacionadas con los temas u objetos investigados por nuestradisciplina?

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    Las diferentes tradiciones o escuelas antropolgicas no re-presentan paradigmas sucesivos, sino diferentes estilos y abor-dajes practicados simultnea o casi simultneamente, dentrode la dimensin contempornea de nuestra disciplina, lo queha generado el desarrollo de tensiones en su prctica y en la di-fusin de sus resultados, obstaculizando el ideal de integracinde una comunidad cientfica con un mismo lenguaje, pero queno ha sido impedimento para que cada escuela o tradicin hayafuncionado como un paradigma propiamente dicho.

    El presente libro no carece de una conciencia metodlogica(Habermas); por el contrario, acredita en el trabajo cientfico,pero como una dimensin ms de la cultura, que se integra deexperiencias sistematizadas, imgenes del conocimiento deter-minadas socialmente, as como valores y normas, que represen-tan los intereses de los actores que intervienen en este proceso.Las imgenes del conocimiento son, para m, los grandes puen-tes entre las experiencias sistematizadas y los intereses indivi-duales y/o colectivos.

    Los antroplogos hemos utilizado la etnografa profunda yuna mirada integradora de los fenmenos de la naturaleza y dela cultura, para estudiar las culturas diferentes a la nuestra.

    Si esto se practica para investigar al otro, lamentablementeno se hace para investigarnos a nosotros mismos. Es curioso

    que hablemos de etnocienciaspara referirnos a la produccin deconocimientos en contextos no modernos, quiz como una formade diferenciarlas de las ciencias que integran el edificio delconocimiento moderno, el conocimiento de nuestras sociedades.

    Desde la tradicin asimtrica del enfoque antropolgico delos otros, no es viable una antropologa del mundo moderno. Laantropologa tradicional, asimtrica por naturaleza, se configu-ra por sujetos modernos que practican miradas sobre pueblosconsiderados premodernos. Distingue claramente entre el cono-cimiento moderno llamado cientfico y los saberes, circunscritos

    a la categora de precientficos y prelgicos. El primero quedalibre de toda sospecha y se explica, por s mismo; los segundosson discutibles y se explican social y culturalmente.

    De manera paradjica, el relativismo es la postura quemejor encaja para acentuar la fractura entre la ciencia, comoconocimiento moderno, y los dems saberes, como conocimientospremodernos, porque el pensamiento cientfico se ha autositua-do fuera y por encima del campo de la cultura. Esta es quiz,a mi entender, la imagen ms ntida de lo que representara,

    para el caso mexicano, esa distancia de origen entre la prcticaantropolgica y su campo disciplinario.Con este trabajo se pretende contribuir al debate sobre el

    papel jugado por las ciencias sociales y en particular la antro-pologa, respecto al diseo de las polticas indigenistas en M-xico. Rescata un conjunto de experiencias, llevadas a cabo poraquellos actores que han participado en la aplicacin concretade dichas polticas, con el nimo de identificar algunas lneasexploratorias que nos permitan ahondar en el conocimiento denuestras realidades y proponer posibles frentes de trabajo enfavor de la justicia, la equidad y el respeto entre los miembrosde nuestras comunidades.

    El objetivo principal de la presente investigacin es llevara cabo una reflexin sobre el oficio propio de la antropologa, y

    la historia de las relaciones de su pensamiento y accin con lospueblos indios y el Estado, tratando de incluir aqu un registrode itinerarios, trayectorias y saberes producidos dentro y fuera desu campo disciplinar a lo largo de ms de cincuenta aos.De alguna manera pretende ser una mirada antropolgica deeso que se ha llamado antropologa mexicana como campo dis-ciplinar, y aquello que se ha convenido en llamar antropologaaplicada, como el campo de su prctica social.

    Una de las grandes limitaciones de este trabajo es que seenfoca principalmente al anlisis del indigenismo institucional

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    mexicano y deja pendiente para otro momento, el ocuparse deotras tradiciones dentro de la llamada antropologa aplicada,especialmente los movimientos indigenistas desarrollados enotros pases de Amrica Latina, las experiencias de las llama-das Organizaciones No Gubernamentales y/o civiles, as comolas actividades de diversas instituciones religiosas y corporacio-nes transnacionales. No obstante y, a pesar de los pesares, laprctica de un conjunto de miradas antropolgicas, sobre la pro-pia dinmica de la experiencia disciplinar y la prctica social

    de la antropologa mexicana, es una tarea urgente, necesaria einaplazable, para buscar constituirla en una verdadera cienciade la diversidad humana.

    Estas ltimas lneas son dedicadas a Patricia y a Mariana,quienes constituyen el ncleo de mis pasiones, amores y referen-cias imprescindibles para navegar en el universo. A la memoriade mi madre que, sin estar presente, s que nunca se ha ido. Ami hermano Antonio por estar ah, en el lugar cierto a la horacierta. A la doctora Teresa Rojas Rabiela por el cario y la con-fianza de siempre. Para Anglica Mara Guerra por su amistady profesionalismo. A Buby, Jorge, Diego, Lucas y Toms, mifamilia brasileira.

    I. INDIGENISMO, ANTROPOLOGAY PROYECTO NACIONAL

    El origen de la antropologa mexicana est ligado indisoluble-mente al estigma social que seala a los indios como sujetos in-cmodos del proyecto de Estado-Nacin surgido de la Revolucin

    de 1910-1917, a pesar de que ese mismo proyecto identifiqueel pasado indgena con los orgenes de la cultura y la sociedaddominantes.

    En la Colonia, el clero inquisidor conden a los indios poridlatras, mientras que Clavijero y Mier personificaron un indi-genismo histrico de corte iluminista, que trat de construir unaidentidad criolla sobre la base de un pasado indgena glorioso,cuyos herederos directos, no obstante, requeran para su buencomportamiento ser convertidos al catolicismo (Brading, 1988).

    En la poca independiente, liberales y conservadores coin-cidieron en enfocar a los indios como una traba al desarrollodel pas. Legislaron medidas tendientes a remediar el atrasoindgena, diagnosticaron el origen de sus males en su india-nidad y plantearon la disolucin india en la sociedad nacional

    mediante el mestizaje, la colonizacin extranjera, la educacinen castellano, la asistencia mdica, su incorporacin al trabajo,su asimilacin a la cultura occidental judeocristiana, todo paralograr que el indio dejara de ser indio.

    Cualquier movimiento indgena reivindicativo fue vistosiempre como amenaza al proyecto mestizo, y adjetivado comolucha racialo lucha de brbarosy tuvo como respuesta el geno-cidio, como en los conocidos casos de las insurrecciones maya yyaqui, que repuntaron hacia el nacimiento del siglo XX(Villoro,1979; Reed, 1976).

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    En la Revolucin Mexicana, Emiliano Zapata encabez unproyecto indio y campesino que luch por la recuperacin dela tierra, concebida como un territorio histrico-cultural, quepermitiera a las comunidades indgenas mantener, conservar ydesarrollar su propia cultura. Por el contrario, el constituciona-lismo encabezado por Venustiano Carranza y lvaro Obregn,al cabo el proyecto triunfante, consider a la tierra, y no a losindios, como un mecanismo productivo que permitira desarro-llar el nuevo pas.

    La concepcin ideolgica del Mxico mestizo, revolucionarioy nacionalista del siglo XXse apropi de la existencia de unpasado indio glorioso y con valores positivos. En cambio, la exis-tencia de los indios contemporneos demandaba ser transforma-da e incorporada a la nueva vida nacional, que los requera encalidad de trabajadores.

    En el mundo acadmico de Mxico es comn identificar ala antropologa aplicada con el indigenismo (Hewitt, 1988: 31),es decir, con una antropologa que busca elevar niveles de vidade la poblacin indgena, mediante la intervencin de agentesexternos y la manipulacin de la cultura local, para lograr unaadaptacin positiva a la sociedad moderna, la sociedad mestizo-nacional.

    Hasta antes de la Revolucin Mexicana, la preocupacin

    por la cultura de los pueblos fue vista en Mxico exclusivamentecomo un asunto de raza. La indianidad era, ante todo, uno delos grandes problemas nacionales; el proyecto decimonnicode modernizacin del pas requera integrar una sociedad nacio-nal homognea (Molina Enrquez, 1909).

    A fines del siglo XIX, los nuevos antroplogos comenzarona contraponer, en el debate etnolgico occidental, el concepto decultura frente al de raza. Uno de sus ms destacados protago-nistas, Franz Boas, ejerci notable influencia en el nacimientode la antropologa mexicana, como fundador de la Escuela de

    Arqueologa y Etnografa Americana en 1909 en la Ciudad deMxico y, como profesor de por lo menos dos destacados indige-nistas mexicanos: Manuel Gamio y Moiss Senz, quienes enColumbia University tambin entraron en contacto con JohnDewey y asimilaron las ideas del pragmatismo norteamericano.

    Asimilar, incorporar, integrar o qu hacer?

    Manuel Gamio (1883-1960) fue el primer encargado de laDireccin de Estudios Arqueolgicos y Etnogrficos del nuevogobierno mexicano en 1917, que dependi del Ministerio deAgricultura. Gamio fue precursor indiscutible de la antropolo-ga aplicada en Mxico y de los estudios regionales con perspec-tiva interdisciplinaria referidos a reas culturales. Al fundarsela citada direccin, subray la necesidad de contar con personalespecializado en investigaciones sociolgicas, antropolgicas yetnolgicas, que desarrollara estudios integrales, etnografasactualizadas y profundas, as como conocimientos amplios delas relaciones intertnicas.

    ... la poblacin mexicana es un conjunto de poblaciones regiona-

    les, poco conocidas, anormalmente desarrolladas y ms o menos

    diferentes entre s, segn es el grado de diferenciacin y diver-gencia de sus caractersticas innatas actuales; de las condiciones

    geogrficas, climatricas, botnicas y zoolgicas de las regiones

    que habitan, y de sus antecedentes raciales, culturales y lings-

    ticos (Gamio, 1916).

    Esto sirvi para plantear el estudio sobre la poblacin del Vallede Teotihuacan como experiencia piloto que sustent un nuevoconcepto de investigacin antropolgica. En el proyecto Teoti-huacan, que durante 8 aos (1916-1924) l dirigi y desarroll

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    en el rea del Altiplano Central, muy cerca de la Ciudad deMxico, combin arqueologa, etnografa, antropologa y desa-rrollo de la comunidad, configurando as el primer formato deinvestigacin social regional de las reas rurales mexicanas(cfr. Gamio, 1979).

    El proyecto de Gamio era un programa oficial de cambiocultural inducido, que utilizaba la educacin elemental enidioma castellano y la accin asistencial en los terrenos de lasalud, la alimentacin y la capacitacin tcnica como principales

    armas, pero, al mismo tiempo, reconoca que la modernizacinrural no poda imponerse llanamente, sino que requera seradaptada a las condiciones reales y especficas de cada reginy cultura indgena. Su visin de la estructura social mexicana,despus de la Revolucin, subrayaba una amplia diversidadgeogrfico-regional; una heterogeneidad social producto de unadistribucin desigual de la riqueza, as como manifestaciones dediferencias biolgicas, producidas por tipos de alimentacin ina-propiados entre los grupos ms pobres. Estas circunstancias lollevaron a concluir que Mxico era una especie de rompecabezascultural,donde se identificaban al menos tres tipos de culturamaterial: la india,que calific como anacrnica y deficiente; lade la poblacin rural no-india, que consideraba de desarrollointermedio poco eficiente; y la moderna y eficiente,identificada

    con la poblacin de las ciudades.Quines eran los indios verdaderos para Gamio? Partiendo

    de que las clasificaciones lingstica, tnico-racial y culturaleran altamente imprecisas para identificar y cuantificar a losindios en Mxico, prefera suponer que las lenguas indgenasdesapareceran, y con ellas las barreras de comunicacin entrelos diversos sectores y los grupos de la sociedad mexicana.

    En relacin con los aspectos raciales, afirm categricoque en Mxico no exista, como en otros pases, el estigma delracismo, lo que quedaba demostrado por la presencia de gran-

    des personajes de la poltica y la ciencia, que tenan un origennativo como Benito Jurez, a quien identific como indio por susrasgos fsicos, pero occidentalizado por su pensamiento.

    Reconocer a lo indio solo tena por objeto aculturar, asimi-lar al indio a un modo modernode vida; la clasificacin culturaltena por objeto determinar el grado y la forma que adquirael mestizaje frente a la certeza de que las comunidades indiasvivan etapas evolutivas inferiores a las sociedades mestizasy occidentales. El Mxico revolucionario, para ser moderno y

    eficiente, requera, por lo tanto, de la convergencia y la fusinde razas y manifestaciones culturales, de unificacin lingsticay de un equilibrio econmico de los elementos sociales. Gamiorechaz la idea de un pas multiculturalporque estaba conven-cido de que aceptarla implicaba conspirar contra el concepto deintegracin nacionalsurgido de la Revolucin Mexicana.

    La llamada integracin nacional era una frmula prag-mtica en el pensamiento de Gamio que inclua territorio, com-posicin tnica, civilizacin e idioma. De aqu se desprendan,como tareas prioritarias, la intensificacin del mestizaje,lograr un estndar cultural de vida, mejorar niveles de bie-nestar social y ampliar los medios de comunicacin. Comouna consecuencia obligada, en este esquema, la educacin seconvierte en el medio nacionalizador y civilizador por excelen-

    cia, y la castellanizacin como el instrumento principal paralograr normalizar el desarrollo de la vida indgena, lo queimplicaba conservar y estimular lo til y benfico; extirparo corregir lo perjudicial; sustituir lo deficiente e introducirlo indispensable (1942). Para obtener dicho resultado, Gamiopropona rebalancear el papel jugado por los llamados crite-rios convencional y cientfico en las comunidades indias, esdecir, los conocimientos de los propios indios y de la sociedadoccidental respectivamente, concedindole a este ltimo unvalor preponderante.

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    ... se debe generalizar el carcter cientfico que es el nico que

    puede evitar determinados fracasos agrcolas, excluyendo el

    convencional cuyas ideas son generalmente errneas. [...] para la

    prediccin de meteoros [...] no hay que dar crdito a lo que dice el

    emprico, sino a lo que sealan los aparatos y las observaciones

    de las respectivas estaciones meteorolgicas (1942).

    Este indigenismo pragmtico que Gamio va construyendo comoproducto de su contacto con Dewey, su experiencia investigativa

    y su labor como funcionario pblico entra en contradiccin consu adscripcin culturalista original, obtenida de sus aulas conBoas y expresada previamente en su libro Forjando patria. Pro-nacionalismo(1916), donde afirm que la cultura es el conjuntode manifestaciones materiales e intelectuales que caracterizana las agrupaciones humanas, que no admite la existenciade superioridades culturales ni clasificaciones anacrnicas delos pueblos en cultos e incultos. La cultura agregaba es elresultado de la mente colectiva de los pueblos, y se deduce di-rectamente de los antecedentes histricos, del medio y de lascircunstancias que los rodean. Cada pueblo posee la cultura quees inherente a su naturaleza tnico-social y a las condicionesfsicas y biolgicas del suelo que habita. Estos conceptos se iden-tificaban plenamente con la tradicin boasiana, de donde con-

    clua que la cultura occidental no poda entender a la poblacinindgena, slo el etnlogo, provisto de un alma indgena virtualy abandonando todo tipo de prejuicio racial, podra infiltrarseentre los indios y realmente conocerlos para lograr su integra-cin nacional.

    Al finalizar el gobierno de Lzaro Crdenas (1934-1940), Ga-mio denunci fracasos alarmantes en la labor educativa y la asis-tencia social en el medio indgena mexicano: ... quienes estabanencargados de impartir esa educacin tenan preparacin adecua-da al medio urbano, pero generalmente desconocan las condicio-

    nes fsicas, econmicas, culturales y psquicas de los indgenas, ascomo las geogrficas de las regiones que habitan (1940).

    Algo haba estado ocurriendo en esos aos, que pona entela de juicio las acciones de desarrollo del Estado mexicano y,en especial, las aplicaciones del aparato conceptual indigenista,surgido del involucramiento de la antropologa y de la sociologarural como herramientas de apoyo a las tareas de integracinnacional. Una antropologa que obligadamente buscaba un sen-tido prctico y de aplicacin inmediata al medio indgena pero

    que, por otro lado, trataba de organizar su campo disciplinara travs de estudios integrales, dotados de una dimensin his-trica, apoyada primordialmente por la arqueologa; asimismo,de perfiles etnogrficos amplios y detallados, as como de unmtodo estadstico slido, que permitiera acceder a grandes con-juntos de datos y visualizar tendencias.

    No obstante, en 1925, el Ministerio de Educacin, bajo laresponsabilidad del entonces secretario Jos Vasconcelos (1882-1959), poltico y escritor de textos clsicos del nacionalismomexicano, consider improcedente detenerse en el reconocimien-to de las diferencias tnico-culturales y decidi impartir unaeducacin general, basada en los rasgos occidentales de la socie-dad mestizo-nacional. Algunas consecuencias de esto fueron eldesmantelamiento del Departamento que haba fundado Gamio,

    su renuncia al puesto de subsecretario de Educacin y el debili-tamiento del campo disciplinar que haba inaugurado.

    Apstoles y misioneros

    Desde la misma creacin del Ministerio de Educacin del nuevorgimen de la Revolucin Mexicana, con Jos Vasconcelos a lacabeza, se consider como tarea central la enseanza del idiomacastellano en las reas indias, y para ello fue creado un Depar-

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    tamento de Educacin y Cultura para la raza indgena (1921),con 50 profesores que recibieron el nombramiento de maestrosmisioneros ambulantes. Al ao siguiente haba ya 77 misionerosy 100 maestros rurales residentes en todo el pas. Vasconcelosconceba esta labor como una verdadera cruzada, donde seligaban el esfuerzo misionero catlico, que haba engendradonuestra nacionalidad, con un proselitismo regenerador que, sinperjuicio de especializarse en los aspectos tcnicos de la culturamoderna, lograra frutos de espritu tan fecundos como los anti-

    guos, cuya raz era el amor al semejante (cfr. Jos Vasconcelos,Discursos. 1920-1950).

    Se emprendi una nueva conquista de Mxico con una se-gunda evangelizacin, esta vez para civilizara ms de la mitadde la poblacin, en un esfuerzo pedaggico sin precedente en elpas. Los maestros misioneros tenan entre sus tareas la ela-boracin de etnografas y el rescate de vocabularios de lenguasnativas, privilegiar el trabajo sobre el estudio, dotar de culturaal indio ensendole el castellano, promover una visin picade las grandes culturas prehispnicas para restaar el orgullonativo. Eran los nuevos franciscanos, salvando almas para lacausa de la castellanizacin.

    Los maestros misioneros, en una primera etapa, eran ver-daderos promotores de la educacin rural e indgena, agitadores

    que actuaban en las reas ms distantes, con mayor poblacinindia y ms conflictiva. La empresa era gigantesca, ya que jun-to con los profesores residentes deban aprender el idioma nati-vo, conocer las condiciones econmicas de la regin y prepararnuevos profesores de entre los mismos indios.

    Formalmente aprobado en 1923 por el ministro Vascon-celos, comenz a funcionar el Plan de las Misiones Federalesde Educacin. La primera comenz a trabajar en Zacualtipan,estado de Hidalgo, a cargo del profesor Rafael Ramrez Casta-eda, antiguo colega de estudios de Moiss Senz, en la Escuela

    Normal de Xalapa, estado de Veracruz. Este primer tipo demisin cultural poda definirse como una especie de escuelaambulante, especialmente diseada para funcionar en cortosperiodos, con el objeto de preparar y orientar a los primerosprofesores rurales.

    Moiss Senz (1888-1941) sustituy a Gamio en la Subse-cretara de Educacin y le dio un nuevo giro a las accioneseducativas en el medio rural e indgena. Estaba en contra delapostolado vasconcelista y, como buen pragmtico deweyano,

    rechazaba el academicismo de Gamio. Su apuesta era por unprograma de aplicaciones prcticas, y dudaba del modelo deinvestigacin aplicado en Teotihuacan un lustro atrs, porqueen esa experiencia la etnologa se haba supeditado fuertementea la arqueologa, y lo que precisaba a la accin indigenista eradesarrollar una antropologa basada en una sociologa prcti-ca, es decir, una antropologa social que estudiara la realidad,catalogara los hechos, describiera, generalizara y enfocara todoconocimiento a la aplicacin inmediata, en la solucin de proble-mas concretos. La antropologa social concebida por Senz erauna ciencia eminentemente perceptiva y crtica de la antropolo-ga acadmica.

    Senz es conocido como el verdadero artfice de las llama-das Misiones Culturales, las que proyect como equipos mul-

    tidisciplinarios que trabajaran en forma itinerante, dentro degrandes regiones rurales.

    Senz, al igual que Vasconcelos y Gamio, consider en unprincipio a la educacin como el gran instrumento emancipa-dor del indio, que derrumbara las particularidades culturalesque fragmentaban a la sociedad nacional. Durante 1926 secre oficialmente la Direccin de Misiones Culturales, dondese sustituyeron los misioneros ambulantes originales por ins-tructores itinerantes en pequeas industrias y oficios.

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    Los apstoles de Vasconcelos tenan como tarea primordialincorporar a los indios a la civilizacin, educndolos para conver-tirlos en ciudadanos y productores. No obstante, muchos de losmaestros misioneros no se comprometieron con la accin socialque deban desarrollar, para atraer a los indios y poderlos redimir;buena parte obtuvo su cargo por influencias polticas, otros sededicaron al comercio e incluso algunos se corrompieron y viciaronen alcohol (diputado Jos Glvez, 1923, en Santiago Sierra, 1973).

    Un antecedente importante al funcionamiento de las mi-

    siones culturales se llev a cabo en la llamada regin Huastecadel estado de Veracruz, donde Francisco Veyro form monitoresindios, que actuaban como verdaderos misioneros educativos, ycuya experiencia le sirvi de base emprica para escribir su obraLa educacin del indio, publicada en 1913.

    En 1932, el director federal de Educacin de Veracruz,Federico Corzo, integr una comisin que examin programas,mtodos y sistemas de las misiones. De esta revisin, el puntode vista de jefes misioneros destac que la divisin poltica delpas era ajena a toda forma de regionalizacin de los problemasgeogrficos, tnicos, econmicos, y que se requera enfocar susactividades en regiones especficas, para lograr un trabajo mshomogneo y efectivo.

    Con estos antecedentes, Senz proyect la famosa Estacin

    experimental de incorporacin del indio, ttulo de un efmeroproyecto que l mismo denomin de investigacin-accin an-tropolgica, y que llev a cabo entre 1932 y 1933, en Carapan,poblado purpecha ubicado en la Caada de los 12 pueblos delestado de Michoacn. El objetivo principal era instalar un cen-tro donde se observara, experimentara y actuara, para estudiarel proceso de asimilacin del indio y ensayar mtodos de incor-poracin a la sociedad mexicana.

    Desde el punto de vista de Senz, la evidencia ms impor-tante de integracin era el mestizaje, y ste se encontraba direc-

    tamente relacionado con el desarrollo de las comunicaciones. Noobstante, estaba convencido de que dicho mestizaje avanzabapor un camino diferente al proceso de la nacionalidad, porquetena la certeza de que Mxico era un panorama viviente depueblos y culturas, donde el mestizaje no haba sido un factorde unidad, sino de contraposiciones y conflictos. Las diferenciasregionales entre norte y sur se deban a las diversas composi-ciones que presentaba el mestizaje; as, por ejemplo, el del surpareca ser un mestizo ms indio que el del norte. El mestizaje

    en Mxico (anotaba Senz) era propiamente una patologa,originada por la Conquista y que formaba parte del mexicanotpico, con toda la carga cultural, tnica, social y econmica queesto implicaba (1939).

    Profundamente impactado por el lamentable estado de laeducacin en la Caada michoacana, por el importante papelque jugaba la tierra como el elemento y la relacin social msimportante de la vida del indio, as como por los raquticosresultados de su proyecto en Carapan, lleg a concluir que lallamada incorporacin del indio era una accin que solo inten-taba obligarlo a negarse a s mismo para ser absorbido por lacivilizacin occidental.

    Constituir un solo Mxico, con todos sus componentes, seconvirti en la tarea central del nuevo pensamiento indianista

    de Senz. Su tesis central consideraba necesario integrar a M-xico, a partir de fusionar lo indio y lo occidental en un proyectooriginal de nacin. El vehculo unificador sera un programa decomunicacin intercultural, que impulsara una reinterpretacinde los diversos rasgos culturales, para replantear el proceso deunificacin nacional. Esta tesis llev a Senz a sostener que elprograma comunicativo inter e intracultural requera de unacastellanizacin acelerada. Leer y escribir eran herramientasbsicas para comunicar, pero hacerlo en una misma lengua, decobertura nacional, era lo que poda realmente unir al pas.

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    Integrar para Senz era mexicanizar; y visto de esta manera,la unificacin nacional se converta en la anttesis del indigenis-mo, porque se desplazaba la premisa de que el problema nacionalera la existencia del indio, y se afirmaba que era la situacinfragmentaria y el aislamiento en que vivan distintos grupos demexicanos. El indigenismo solo colocaba al indio en una reservaterica y prctica de la integracin nacional, porque ser indio enMxico es no solo un hecho biolgico y racial, sino tambin unacondicin social, profundamente marcada de inferioridad. Por

    eso, en el proyecto de Senz, al indio se le considera como un fac-tor normal de la nacionalidad, y no como su negacin.Serias diferencias con la poltica oficial exiliaron a Senz

    en Sudamrica como embajador en Per. Sus numerosos viajes enel interior de regiones indias, en Centro y Sudamrica, ascomo sus relaciones con el pensamiento de Maritegui (1928) yCastro-Pozo (1924 y 1936), lo convirtieron en un indianista quedefenda la pluralidad cultural y se opona a la incorporacinobligada o dirigida de la poblacin india, como nico caminopara resolver los retos del desarrollo latinoamericano.

    En su mxima obra Mxico ntegro, publicada originalmenteen Lima en 1939, Senz expuso que la tarea integradora debalograr una unificacin material, espiritual y poltica; perfilar unaidentidad nacional armnica; garantizar respeto a la diversidad cul-

    tural y regional; una homogeneizacin racial y una comunidadespiritual con gran calidad tica. Habl de una reconstruccinsocial y cultural que la educacin, por s misma, no podra lograr,ya que entenda que en Mxico existe una oposicin esencial en-tre la escuela y la cultura, porque mientras la escuela instruye,homogeniza, establece normas y pautas para civilizar, es decir,uniformar, materializar y universalizar, la cultura refleja la cali-dad especial de un grupo humano, muestra sus particularidadesy diversidad, sus mecanismos de identidad, el molde singular quecontiene a la carne y a la sangre de un pueblo.

    Pese a esta contradiccin de fondo, crea posible amalgamareducacin y cultura, siempre y cuando este proceso civilizadorpartiera de las referencias propias, nativas, autnticas y de lainfluencia occidental, para integrar una llamada civilizacinindolatina.

    Senz vuelve de su exilio justo al final del gobierno de L-zaro Crdenas, para dirigir el Instituto Indigenista Interameri-cano, cuya sede fue fijada en Mxico en 1940, como resultado delos acuerdos del Primer Congreso Indigenista Latinoamericano,

    realizado en el pas ese mismo ao y del cual fue el primer pre-sidente. La muerte solo le permiti cumplir esta responsabilidadpor un ao.

    La experiencia de Carapan y el desarrollo del pensamientoindianista de Senz se sitan justamente en medio del procesode ensayos indigenistas en Mxico, llevados a cabo entre el pri-migenio proyecto Teotihuacan de Gamio, en la segunda dcadadel siglo XX, y la fundacin de los primeros centros coordinado-res indigenistas diseados por Alfonso Caso y Aguirre Beltrndurante la segunda mitad del siglo XX.

    La educacin socialista del cardenismo

    Durante el rgimen del general Crdenas (1934-1940), el apos-tolado individual de los maestros misioneros y el perfil de lamisin cultural, como brigada de agitacin y organizacin socio-poltica, son transformados sustancialmente. En 1938, las anti-guas misiones fueron suprimidas por considerarlas brigadas dechoque, y sus integrantes fueron reubicados en el DepartamentoAutnomo de Asuntos Indgenas, del propio Ministerio de Edu-cacin (Santiago Sierra, 1973).

    El Ministro de Educacin, Narciso Bassols (1897-1959), fueel encargado de organizar la nueva educacin rural indgena

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    para Mxico. Su proyecto original inclua a las misiones cul-turales, junto con la escuela para campesinos y la escuela depreparacin de los maestros rurales, como los ejes de un nuevoprograma educativo para el campo.

    Bassols reconoca, en sus discursos polticos, que las misio-nes culturales haban surgido como

    brigadas de fermentacin ideolgica y de renovacin de los

    conocimientos y mtodos de los maestros [...] cuerpos que han

    recorrido el pas levantando el espritu de los campesinos, lle-vando a los maestros nuevas ideas y tendencias mejores y coadyu-

    vando al arraigo definitivo de la escuela rural en su primera

    etapa (Santiago Sierra, 1973).

    Pero en la instrumentacin de su nuevo programa educativo, lasnuevas misiones cumpliran exclusivamente las funciones de ca-pacitacin didctica a los profesores rurales, y como seminariosde anlisis comunitario, que auxiliaran en una deseable planea-cin econmica regional. Las misiones se ubicaron por entidadesfederativas y no por criterios regionales y/o etnorregionales,relegando la cuestin cultural a un estatus de mero folclore.

    Por encima de la manifiesta diversidad tnico-cultural deMxico, la obra educativa de Bassols era un instrumento de asimi-

    lacin de elementos humanos, dentro de las formas de organiza-cin y trabajo de la sociedad mestizo nacional, de incorporacina su estructura econmica y productiva, as como de extensin dela cultura de la comunidad, con un claro propsito integrador yhomogeneizador de lo distinto.

    Bassols concibi a la educacin rural mexicana como unaeducacin de comunidades y pueblos enteros, frente al conceptotradicional de la educacin dirigida al individuo; una educacincolectiva y, en cierto sentido, impuesta a los indgenas, porquela colonizacin espaola, a su juicio, solo se haba limitado a

    explotarlos sin proporcionarles educacin; dirigida a los adul-tos, porque buscaba cambiar sus hbitos, sus costumbres ymodos de vida, sustituyndolos por nuevos tipos de actividadesagrcolas e industriales que les permitieran abandonar su mise-ria tradicional.

    La labor educativa en su conjunto deba lograr la integra-cin de la vida econmica, poltica y social de los indgenas,haciendo prevalecer los beneficios de la ciencia y la tcnica de laera industrial: ... cuando lleguemos a suministrar a las razas

    indgenas una comprensin de la vida y de los fenmenos natu-rales basada en la ciencia contempornea, habremos entregadolas mayores posibilidades de desarrollo (Bassols, 1932, citadoen Santiago Sierra, 1973).

    De esta forma la gran cruzada educativapas a ser en laprctica la orientacin tcnica de las escuelas regionales campe-sinas, que fortaleceran la capacidad productiva de los indios ycampesinos para enfrentarse al mercado. Desde el punto de vis-ta de Bassols, la base econmica determinaba primordialmentela vida social del Mxico cardenista.

    Rafael Ramrez (1884-1959) fue el tpico exponente deesa generacin de profesores que surgieron con la RevolucinMexicana y que constituyeron el motor del programa educativodel cardenismo. Formados en la tradicin positivista, tambin

    asimilaron los escritos de la educacin integral y racional anar-quista, de la educacin tcnica francesa y del pragmatismo nor-teamericano. Ramrez era un veracruzano que haba estudiadola carrera magisterial junto con Moiss Senz, en la EscuelaNormal de Xalapa, estado de Veracruz, a principios del siglo XX.

    La nueva escuela rural mexicana naci prcticamente conla llamada escuela moderna, que surgi en todos los estadosdel corredor del Golfo de Mxico (Yucatn, Campeche, Tabasco,Veracruz y Tamaulipas); su ideario era el de una educacinrural pragmtica y activa, que lograra la incorporacin del

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    un pedagogo racionalista, que se constituy en el principal ope-rador del programa educativo de Bassols.

    Con estas tendencias, la educacin rural tuvo su auge conla reforma al artculo 3 de la Constitucin en 1934, durante elinicio del gobierno de Lzaro Crdenas. Diez aos ms tarde,el gobierno de Manuel vila Camacho llev a cabo una Con-trarreforma, ejecutada por el entonces ministro de Educacin,Jaime Torres Bodet, que desmantel prcticamente el ideariode la educacin socialista mexicana. El contenido del artculo 3

    constitucional fue reformado por Crdenas, intentando conjugarlos ideales democrticos y patriticos con aquellos expresamenteorientados por la ideologa socialista. La educacin mexicanase defini en el cardenismo como gratuita, laica, alejada deprejuicios religiosos y basada en una concepcin racional y libredel mundo y del universo. La Contrarreforma de vila Camachoenfoc sus esfuerzos en eliminar el trmino educacin socialistadel texto constitucional, y defendi su propsito de orientarsepor una justicia social y no por una doctrina poltica, ampliandoel carcter gratuito a toda la educacin impartida por el Estado.

    En resumen, durante la primera mitad del siglo XX, M-xico transit de un esquema de educacin rural, basado en unpositivismo racionalista y pragmtico, pasando por una crestasocialista, con marcadas influencias de la escuela racional y

    anarquista, a un proyecto acorde con la estructura capitalistay dependiente, a la que se abri Mxico despus de la SegundaGuerra Mundial, durante el gobierno de Miguel Alemn Valds.

    Indigenismo proletario

    En la dcada de los treinta, Vicente Lombardo Toledano (ldersindical) y Luis Chvez Orozco (destacado historiador), ambosde orientacin marxista, propusieron autonoma y autogestin

    indgena relativa, que podan adquirir concrecin en el reco-nocimiento de etnorregiones y gobiernos indios. Pero tambinvean la necesidad de incorporar al indio a la sociedad nacional,por medio del trabajo y el comercio de su produccin. El Depar-tamento Autnomo de Asuntos Indgenas, pensado por Senzaos atrs, fue dirigido por Chvez Orozco, y desde ah promo-vi congresos indgenas y una poltica de impulso a la reformaagraria y a la educacin rural.

    El pensamiento socialista mexicano de la primera mitad

    del sigloXX tuvo en Lombardo Toledano (1976) un difanoexponente. Propona la incorporacin del indio a la economadel pas, a travs del reparto agrario y la proletarizacin. Paral, el indigenismo era una tarea prctica y poltica. El indio re-quera abandonar su etnicidad (porque representaba una falsaconciencia) y abrazar la conciencia de clase, para ascender alnivel de igualdad con el proletariado. De acuerdo con Lombardo,la nacionalidad era el mestizaje realizado como triunfo sobre laopresin del conjunto de las naciones indias. La llamada vamexicana al socialismo era parte de un concepto de evolucineconmica, compartido paradjicamente con la razn prcticadel capitalismo.

    Gamio apoyaba la integracin socioeconmica y cultural delos grupos indios en la vida nacional. Senz prefera impulsar

    el cambio socioeconmico, reforzando la conciencia rural y laautodeterminacin india. Lombardo y Chvez preferan unrpido desarrollo econmico que fomentara la organizacin y laconciencia proletaria en el campo, sin abandonar la necesidadde reconocer una cierta autonoma regional para los pueblosindios; en suma, concibieron indigenismo proletario.

    El retiro de Gamio de la esfera de las acciones guberna-mentales, la temprana muerte de Senz y el viraje polticoposterior al rgimen cardenista fueron tres factores que contri-buyeron significativamente a la cada vertical del indigenismo

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    mexicano, en menos de 20 aos. Aguirre Beltrn (1970) marcasu auge y declive entre 1925 y 1945, lo que nos indica que elindigenismo haba fracasado, como movimiento, antes de con-vertirse en una institucin poltica oficial, de la que el propioAguirre sera uno de sus ms grandes arquitectos.

    Indigenismo moderno

    Con la creacin del Instituto Nacional Indigenista (INI) en 1948,y la fundacin de su primer Centro Coordinador en San Cristbalde Las Casas, Chiapas, en 1951, se inaugura un segundo ciclo delindigenismo mexicano. Las bases de sustentacin del nuevo credoindigenista fueron obra de Alfonso Caso (1896-1970), primerdirector general del INIy Gonzalo Aguirre Beltrn (1908-1996),quien dirigi aquel primer centro coordinador en Chiapas.

    Alfonso Caso asumi que este indigenismo de posguerratena que convertirse en una poltica de Estado que tuvieracomo meta, una vez ms, la integracin nacional. Tal polticala resumi como un proceso de aculturacin planificada, paraintroducir y/o conservar los valores positivos en la comunidadindia, y desterrar los negativos que se opusieran al desarrollo.La orientacin positiva de las metas del indigenismo se refren-

    daba en la bsqueda de la igualdad entre indios y mestizos.Como director del INI, Caso formul 14 puntos que iden-

    tific como las bases de accin indigenista, donde rechaz deprincipio, siguiendo a Gamio, que la cuestin india fuera un pro-blema racial, pero fundaba su afirmacin en la certeza de que,a mediados del sigloXX, la mayora de la poblacin mexicana yaera mestiza. Manifest tambin su apego al principio de unidadpsquico-biolgica de la humanidad, reconociendo que existaigualdad en estos campos entre indios y mestizos. Seal a lacomunidad y no al individuo como el actor central del campo

    indigenista, y a la aculturacin como el vehculo que lograse unnivel de igualdad con los trabajadores rurales y urbanos, parabuscar juntos una emancipacin econmica.

    La accin indigenista deba ser planeada regionalmente ybasada en un relativismo cultural y democrtico, que implicabael respeto y la conservacin de tradiciones y costumbres que fa-vorecieran el etnodesarrollo, ya que se buscaba la participacinde los indios en todas las acciones indigenistas, rechazando eltutelaje y el paternalismo de cualquier institucin.

    El indigenismo deba convertir al indio en campesino, esdecir, ser una accin integral que transformara a la comunidadindgena en una comunidad rural ms del pas, impidiendo susegregacin y aislamiento. El proceso de aculturacin pretenda,en principio, dar un trato diferencial a los indios, pero orientadoa lograr un estatus estndar para toda la poblacin, porquehaba que tener en cuenta el ritmo de aceptacin de los propiosindios, y los cambios y los ajustes que surgieran, de acuerdo conexperiencias y experimentos de aplicacin concreta. En suma,para Caso, el indigenismo no era otra cosa que la aplicacin dela antropologa social (Caso, 1962).

    La presencia de Malinowsky en Mxico y su fructfera re-lacin con Julio de la Fuente (cfr. La economa de un sistemade mercados en Mxico, Acta Anthropolgica, vol. 1, nm. 2,

    ENAH, Mxico), permiti superar los estudios funcionalistas yavanzar hacia el estudio de las relaciones intertnicas, para en-focar el asunto de la integracin regional, antes que la nacional,reconociendo la existencia de una poderosa estructura de me-diacin mestiza entre los indios y la llamada sociedad nacional.An no se valora en toda su importancia la aportacin de Juliode la Fuente, otro distinguido veracruzano, a la antropologamexicana, especialmente en lo referente a las aplicaciones delos conceptos de casta y clase, y de cmo esto influy particular-mente a Gonzalo Aguirre Beltrn.

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    Gonzalo Aguirre Beltrn (1908-1996), mdico y etnlogo,discpulo de Herskovits en los cursos de verano de la Northwes-tern University, siendo director del Departamento de AsuntosIndgenas a fines de los aos cuarenta, intent montar un cen-tro piloto de estudios para la integracin regional en Tantoyuca,un pueblo del rea huasteca en Veracruz. Inspirado en la ex-periencia de la estacin de Carapan de Senz, corri la mismasuerte al desaparecer repentinamente, como consecuencia delas mudanzas en los equipos de gobierno.

    Aguirre Beltrn super el funcionalismo clsico y avanzhacia un paradigma indigenista moderno, que toma en consi-deracin el proceso histrico para explicar los orgenes y lascaractersticas de las relaciones intertnicas en Mxico. Conlos conceptos de regin de refugio, regin intercultural, procesodominical, Aguirre pasa a definir al indio ya no como el super-viviente de una cultura en declive sino como un habitante rural,que es explotado como casta, en medio de un sistema capitalista(1953, 1957 y 1965).

    La vieja disyuntiva incorporacin o pluralismo sigue pre-sente en el debate del nuevo ciclo indigenista de la segunda mi-tad del siglo XX. Hasta antes del gobierno de Lzaro Crdenas(1934-1940) nos reporta Aguirre (1994) la accin indigenistahaba privilegiado la tesis incorporacionista, con el objetivo de

    dotar a Mxico de un solo idioma, en este caso el castellano. Esacastellanizacin cuasi forzosa la vemos presente tanto en losprofesores misioneros de Vasconcelos, en las misiones cultura-les de Senz, como en la escuela rural de Rafael Ramrez y enla educacin socialista del mismo Bassols. En todos los casos, lacastellanizacin fue pensada como un vehculo civilizador, comoel acto ms noble del Estado en favor del desarrollo.

    La postura integracionista del nuevo indigenismo vea enel bilingismo, como castellanizacin en lengua materna, uninstrumento que buscaba el consenso, basado en el relativismo

    cultural (Aguirre Beltrn, 1994). La propuesta bilinge tena,en efecto, un sustrato bicultural, pero lamentablemente su apli-cacin concreta fortaleci ms el proceso de asimilacin de lapoblacin india al proyecto occidental. Exista una contradiccinde fondo: los promotores bilinges eran indios que haban sidocastellanizados previamente y habilitados despus como profeso-res por el llamado Instituto Federal de Capacitacin del Magiste-rio, el cual nunca aplic la orientacin bilinge, y mucho menosbicultural, en sus propias aulas. De facto, los promotores indios

    fueron a las comunidades indias a reproducir ese proceso de cas-tellanizacin que, en trminos culturales, debe entenderse comooccidentalizacin. Ms adelante, analizar cmo los profesoresbilinges se convirtieron en los actores principales de uno de loscampos de alteridad ms visibles dentro de la accin indigenista.

    Otra caracterstica importante es que este nuevo ciclo indi-genista gener un corpus terico especfico que pretenda condu-cir la poltica y las acciones que partieron del INI, bajo la direccinde Gonzalo Aguirre Beltrn.

    La teora de la integracin fue entendida como homogenei-zacin tnica, cultural, social, econmica y poltica, que podaser alcanzada a travs de instrumentos como el mestizaje, elbilingismo, la aculturacin y la redistribucin de dignidad,riqueza y poder.

    La teora de las regiones de refugioconcibi originalmentela existencia de espacios de contacto cultural y de explotacincolonial, de la sociedad ladina (mestiza) sobre los grupos indios.Estos espacios se encontraban regidos por un centro urbanoladino que dominaba a comunidades indias que le circundaban.

    La teora de la investigacin-accinasumi la perspectivade la ciencia aplicada, donde la investigacin deba conducir laaplicacin concreta de medidas de redencin para el indio.

    El INImont su esquema operativo sobre la base de los lla-mados Centros Coordinadores Indigenistas (CCI), que Aguirre

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    defini como organismos regionales de accin integral cuyasede se establece en la ciudad primada de una jurisdiccin in-tercultural identificada como india (Aguirre Beltrn, 1992).

    Los centros coordinadores tenan que desplegar tres accio-nes fundamentales:

    1.Econmica agropecuaria2.Educativa3.Sanitaria

    Ntese la ausencia de una accin jurdico-agraria que consi-derara el corazn del conflicto entre las comunidades indiasy los propietarios mestizos, la lucha por el control de la tierra ydems recursos naturales. Evidentemente la poltica agraria,despus del cardenismo, no haca concesiones al relativismocultural.

    Miguel Othn de Mendizbal (1890-1945) ya haba subra-yado con mucha anterioridad que el problema del indio era bsi-camente un problema agrario y cultural. Las leyes de desamor-tizacin y reforma (1856-1857) lesionaron con intensidad a lasetnias de Mxico e hicieron surgir con ms fuerza el problemaagrario, que se vinculaba a problemas derivados del aislamientogeogrfico y la amalgama cultural que produca la convergencia

    de tradiciones nativas y la fe catlica, arraigadas profundamen-te en la poblacin india.

    No obstante que la labor del INIsiempre se consider comouna coordinacin de acciones de intervencin en el medio ind-gena, entre oficinas de gobierno, de consultora y, en algunoscasos, de supervisin, con el apoyo directo del Poder Ejecutivofederal, su autonoma relativa se fue perdiendo en la vorginede las sucesiones presidenciales cada sexenio, y los subsecuentesajustes en la poltica interna del pas, a lo largo de ms de cin-cuenta aos.

    Durante sus primeros 20 aos de existencia (1950-1970),y bajo el mando frreo de Caso, el INI alcanz a fundar esca-samente 12 centros coordinadores indigenistas en todo el pas.En cambio, solo en el gobierno de Luis Echeverra (1970-1976),y siendo Aguirre Beltrn director del INI, se fundaron 58 ms.No obstante, en los aos posteriores, el Instituto perdi su au-tonoma relativa y su especificidad. Agobiado por la verticalidaden la toma de decisiones del gobierno federal, el INIperdi unabatalla a nombre de los indios, diluyendo su identidad original

    en tareas de asistencia a la poblacin marginal y el combate ala miseria.Las experiencias de la Coordinacin General del Plan Na-

    cional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (Coplamar)y del Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol), entre 1977 y1994, mostraron hasta dnde aquel nuevo indigenismo demediados del siglo XXhaba sido engullido por la descentrali-zacin de la administracin pblica federal que trasladaba, amanos de los gobiernos de los estados, dinero, personal, equipoe instalaciones para encargarse de los marginados, conceptoque englobaba sin distinciones a la poblacin india del pas. Elparadigma marginalista, que haba surgido de los tericos de-pendentistas de la CEPAL, donde participaron economistas comoRal Prebish y Fernando Henrique Cardoso, se impuso sobre la

    teora de Aguirre Beltrn, la cual haba sido construida expre-samente para las condiciones nacionales.

    La accin indigenista se desindianiz rpidamente paradiluirse en grandes y costosos programas gubernamentales decombate a la pobreza extrema, que pretendan tambin ganar vo-tos para el entonces partido oficial (PRI). El relativismo culturalperdi otra batalla aqu, y el proceso gradualista de aculturacinde las primeras bases de accin indigenista fue desechado por undiscurso que surga en medio de la bonanza petrolera, que au-guraba el desarrollo econmico y aceptables niveles de bienestar

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    para todos los mexicanos. El presidente Lpez Portillo, al dar aconocer las mayores reservas petroleras de la historia del pas,subrayaba que los anteriores gobiernos haban estado combatien-do la pobreza, y que corresponda a su gobierno administrar lariqueza que generara la venta del petrleo al exterior.

    Ignacio Ovalle, oscuro funcionario que dirigi Coplamar ensus escasos cinco aos de existencia, mont un esquema de tra-bajo que identific como indigenismo participativo, que surgade un largo camino recorrido por la Revolucin Mexicana, y no

    solo como resultado de la fundacin del INI. En este recorrido,Ovalle distingua cuatro tipos de indigenismo en la historia deMxico (cfr. INI, 1978).

    1.Indigenismo de asimilacin2.Indigenismo de incorporacin3.Indigenismo de integracin4.Indigenismo de participacin

    Los indigenismos de incorporacin y asimilacin correspondena los planteamientos histricos de aculturacin que sostuvieronManuel Gamio y Antonio Caso.

    El de integracin aparece ligado al pensamiento indianistade Moiss Senz, que surge de sus experiencias en Carapan y

    Sudamrica.El de participacin pretendi aparecer como el heredero de

    la mejor tradicin indigenista, apoyada en la experiencia delcardenismo y las ideas de Lombardo, Chvez Orozco, Bassols,Aguirre Beltrn, es decir, aquella que sostena que el indigenis-mo deba promover la emancipacin econmica del indio, paraque se pudiera incorporar a la sociedad nacional, sin perder suidentidad.

    Surgi as la categora de proletariado tnico, que estuvopresente durante toda la administracin cardenista, y se pro-

    yect al debate acadmico de las dcadas de los setenta-ochenta,que pretenda imaginar el destino de los indios y los campesinosen los pases del llamado tercer mundo.

    Ovalle enfatiz que la fundacin del INI,en 1948, se habaoperado en medio de la Contrarreforma, que el presidente Ale-mn llev a cabo como respuesta al cardenismo. En cambio, lainiciativa Coplamar estaba identificada con una nueva cspideindigenista durante los aos setenta (gobiernos de Echeverray Lpez Portillo), con la creacin de 62 centros coordinadores

    indigenistas en las principales reas indias del pas, y con larealizacin del primer Congreso Nacional de Pueblos Indios enJanitzio, Michoacn, durante 1975, donde se oficializ el Con-sejo Nacional de Pueblos Indios como un sector organizado delentonces partido oficial (PRI). Dicho consejo se integr con losrepresentantes de los llamados consejos supremos indgenas,que en buena parte haban sido organizados en cada etnia porrepresentantes del INIy del PRI.

    A partir de estas experiencias, tanto en el terreno corpora-tivo como en la autntica lucha indgena se fueron integrandoinnumerables organizaciones de indios, que reclamaron para sun espacio, y los derechos de interlocucin con el gobierno y lasociedad nacionales.

    La estrategia de Coplamar, como entidad suprainstitu-

    cional, amparada en el Poder Ejecutivo federal, era organizarla accin indigenista por programas instrumentados, muchasveces, desde los mismos centros coordinadores. Se programhasta la misma participacin de los actores involucrados, que enteora debera haber sido iniciativa de los propios indios.

    Finalmente, la labor indigenista qued atrapada en los in-tentos por reconstruir nuevas coordinaciones de alta jerarqua,y la pugna de intereses entre el poder federal y los gobiernosde los estados. Durante las tres siguientes administracionesfederales (1982-2000), se profundiz la descentralizacin admi-

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    nistrativa y operativa, as como se campesinizaron las accionesindigenistas, es decir, el INIpas a ser una agencia de asisten-cia y financiamiento de campesinos pobres e indios. La defini-cin depequeos productores agrcolas de escasos recursos igualde un plumazo a indios, ladinos y mestizos. El propio AguirreBeltrn (1994: 48), con esa franqueza y honestidad que siemprele caracterizaron, defini la moderna poltica indigenista (quel ayudara a disear y a aplicar), como una poltica integrativa,congruente con la poltica de desarrollo capitalista de los gobier-

    nos de la Revolucin Mexicana, que tena como misin lograr laincorporacin del indio a la estructura industrial de la sociedaddominante. Los indios se emanciparan socialmente en la medi-da en que se proletarizaran econmicamente.

    El Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol) pretendimantener vigentes aspectos sociales y culturales dentro delgobierno de Carlos Salinas de Gortari, pero no pudo prescindirdel esquema corporativo, en sus relaciones con el movimientocampesino e indgena y, en muchas ocasiones y regiones, de losmismos caciques, a quienes toler corrupcin y prepotencia, pa-ra llegar a la operacin de sus programas. ElINI,en particular,fue convertido en una agencia de financiamiento de los progra-mas productivos en el medio rural y, en esa medida, clausurel segundo ciclo del indigenismo mexicano, alejndose sensible-

    mente de las transformaciones que estaban experimentandolas comunidades indias y sus regiones, en medio de las accionesmodernizadoras encabezadas por el gobierno salinista.

    Es cierto que la tendencia original en Pronasol era otra:reconocer la pluralidad de los organismos campesinos y apoyarproyectos de autogestin (Gonzlez Tiburcio, 1992), pero enla prctica muchas veces sus acciones y xitos revitalizaronestructuras, espacios y presencia caciquiles. En otro sentido,el programa de solidaridad privilegi sus apoyos a grupos concapacidad productiva de rango comercial y/o susceptibles de ser

    controlados y alineados, bajo la influencia corporativa del grupopoltico que diriga Pronasol; la estructura solidaria oper comouna organizacin paralela al partido oficial y lleg a disputarespacios de poder con los viejos caciques priistas.

    En el discurso poltico, se proclam reconocer el pluralismoy practicar la concertacin para cualquier toma de decisiones,pero su correspondencia con el conjunto de las acciones guber-namentales result divergente, ya que el poder sigui siendopatrimonio exclusivo de un partido de Estado, y un Poder Eje-

    cutivo, referido a una figura presidencial unipersonal, donde seopera la recomposicin de antiguos mecanismos de legitimacinpoltica, que se remiten a las figuras de los antiguos tlatoanismexicas, los virreyes espaoles de la Colonia y los hacendadosmexicanos del sigloXIX.

    En suma, el Pronasol y las acciones que de este programapartieron hacia las etnorregiones favorecieron, en muchos casos,que lderes, caciques, caudillos, asesores y funcionarios recons-truyeran el control corporativo, como neocorporativismo soli-dario, con el que sigui operando un frreo manejo de la masade productores rurales que, tras el logotipo del mecatetricolor,asumieron una identidad asimilada que anul su diversidad ypromovi su desmovilizacin.

    Del indigenismo al zapatismo

    El Estado mexicano mantuvo hasta finales de la dcada de losaos ochenta, como divisa central en su trato con la poblacinindia y campesina, la promesa del reparto agrario y del apoyo tc-nico y crediticio, para lograr el desarrollo rural y la justicia social.

    De la imagen cuasi socialista, que diera la poltica agrariadel sexenio cardenista en el periodo 1934-1940, las administra-ciones de Salinas y Zedillo mostraron un viraje de 180 grados.

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    Si se parte de que Mxico se insertara en la reconfiguracinde la economa mundial, como economa global sustentada enel libre cambio, entonces deba incrementar la produccin y laproductividad para lograr niveles de eficiencia y calidad que lepermitieran competir en los mercados internacionales. El Esta-do mexicano de los noventa proclam el fin del reparto agrario,de las empresas estatales y paraestatales, del control sobre lasreas estratgicas de la economa, de la soberana sobre losrecursos naturales como el petrleo, para proclamarse el pas

    modelo del proyecto neoliberal.Sin embargo, este sueo celosamente alimentado y cuidadopor casi cinco aos, que culminara con la puesta en marchadelTLC o NAFTA (Tratado de Libre Comercio para la Reginde Norteamrica) el primer da de 1994, despert en medio dellevantamiento de un ejrcito de indios mayas en una de lasregiones de Mxico econmica y socialmente ms carente y, demanera paradjica, ms rica y diversa, en materia de recursosbiolgicos, herencia cultural y grupos tnicos.

    La imagen del Mxico mestizo y cosmopolita, llamada aocupar un sitio en la sala de la modernidad, fue eclipsada porla del Mxico indio y rural que continuaba protagonizandoprocesos de resistencia, adaptacin y cambios de larga dura-cin; ayer con la primera revolucin social del siglo XX; hoy con

    la lucha del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN),que poda convertirse en la primera revolucin posmoderna delsigloXXI.

    Una vez ms, la reforma agraria y el trato a los indios seconvirti en un binomio altamente explosivo para las actualescondiciones polticas y econmicas de Mxico, como resultado dela aplicacin de un esquema forneo de integracin regional yglobal que amenaza a las tradiciones culturales que provienende su mundo rural e indgena. La guerra de Chiapas es unejemplo reciente de la vitalidad de ese Mxico que responde,

    desde la dimensin local-regional, a los embates de un capitalis-mo salvaje de dimensin global.

    Result extremadamente revelador que las negociacionesentre el Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional y el gobiernofederal mexicano hayan iniciado con una mesa de discusin so-bre cultura y autonoma indgenas (lamentablemente hasta hoyinconclusa), cuyo contenido reflejaba los mismos trminos de lapolmica que vio nacer a la antropologa mexicana a principiosdel sigloXX: aculturacin opluralismo.

    La mesa reuni a viejos y nuevos actores del indigenismo,en una interfase indita para la historia de las relaciones en-tre el Estado mexicano y los indios-campesinos, una mesa denegociaciones para pactar una paz justa y digna, con un sectortradicional de la sociedad mexicana que aparentemente habasido derrotado por el sector modernizador, que ha hegemonizadolos gobiernos posrevolucionarios.

    El alcance de las acciones de los indios zapatistas rebas elcontexto regional y tnico para impactar a toda la estructurade gestin y dominio del Estado mexicano. Pero, adems, deforma particular, desafi el desempeo de las ciencias socialesy, en concreto, a la antropologa, en su papel de intrprete de larealidad social, y el de su capacidad aplicativa para asegurar undesarrollo con equidad.

    En medio de la peor crisis de la sociedad y el Estado mexi-cano en su historia contempornea, comunidades de indios selevantaron en armas contra el gobierno y propusieron, comomecanismo para obtener la paz, un dilogo donde participaronmltiples actores de la sociedad mexicana, entre ellos los antro-plogos de siempre, cristalizando una nueva oportunidad paraintentar un acercamiento entre la academia y la accin. Paradji-camente, esta vez fueron los indios, pero no los indios de siempre,sino aqullos con estrategias renovadas de lucha con perspectivaglobal, quienes ganaron un combate en favor de la antropologa.

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    influencia puede observarse a lo largo de toda una poca, en loscontenidos de los nmeros de la revistaAmrica Indgena, rga-no del Instituto Interamericano Indigenista, en cuyas pginasse encuentra reseado el debate entre la antropologa acadmicay la aplicada de esos primeros aos.

    En el clebre artculo de Sol Tax, Ethnic Relations in Gua-temala (1942), puede apreciarse ya la conciencia de esta rup-tura, cuando asevera que la poltica indigenista en Guatemalase enfrentaba al dilema de mantener y fomentar la cultura

    indgena, postura que calific como indigenismo sentimental omejorar las condiciones de vida material de los indios, que im-plicara la ruptura de su mundo y su cultura, lo que denominindigenismo social.Estos dos tipos de indigenismo que consignaTax estn, de alguna manera, relacionados con los conceptosde antropologa cultural y antropologa aplicada vigentes en supoca.

    Retomando el dilema de la poltica indigenista planteadopor Tax (1942), Julian Steward escribi el artculo Accultura-tion and the Indian problema (1943), donde utiliza los trminosantropologa cientfica y administracin nativa; uno para re-ferirse a la prctica acadmica de los antroplogos, otro paraidentificar el oficio de los indigenistas. De esta forma, antropo-loga e indigenismo quedan claramente fragmentados, esta vez

    sobre la base de una distincin epistmica de fondo, que separael trabajo cientfico de la accin aplicativa.

    Dos aos ms tarde, el mismo Tax vuelve a la carga conel artculo Anthropology and Administration (1945), dondeplantea abiertamente el divorcio entre antropologa acadmicay antropologa aplicada, utilizando los referenciales de ciencia ypoltica para calificarlas respectivamente. Tax consider aquque solo exista una especie de investigacin antropolgica y quelos antroplogos que hacen investigacin con finalidades prcti-cas no contribuyen a la ciencia(Tax, 1945: 3-9).

    Como respuesta desde el campo de la administracin na-tiva, el Editorial del nmero de la revista Amrica Indgenadonde se public ese artculo consignaba:

    Las investigaciones sociales deben preponderancia a una meta

    eminentemente constructiva y no slo conformarse con alcanzar

    alto valor terico y rango exclusivamente acadmico [...] Se efec-

    tuaron millares de investigaciones referentes a grupos indge-

    nas, las cuales fueron publicadas en libros o revistas, se discutie-

    ron y finalmente se depositaron en bibliotecas donde servan defuentes de consulta para estudios posteriores igualmente estti-

    cos y carentes de aplicacin prctica [...]

    No proponemos que los investigadores sociales realicen las

    conclusiones constructivas que formulan, ni implanten las medi-

    das prcticas que aconsejan, pero es preferible que se dediquen

    a las investigaciones cientficas en que estn especializados,

    dejando la aplicacin prctica de unas y otras a administradores

    o realizadores aptos y capacitados.

    Por otra parte, el realizador puede desarrollar, y con fre-

    cuencia lo hace, tiles e importantes actividades que no se le

    ocurren al investigador. El ideal sera encontrar personas que a

    la vez posean aptitudes de investigadores y de realizadores.

    En una clara rectificacin, Sol Tax escribi siete aos mstarde Action Anthropology (1952), donde reconoce implcita-mente que la antropologa aplicada debe tratar de combinarel objetivo de buscar la prosperidad de los sujetos de estudio con eldesarrollo de nuevos conocimientos. La antropologa de accinno aplica conocimientos adquiridos con anterioridad, sino quedesarrolla conocimientos in situ, afirm. No experimenta consus investigados, pero no se conforma con observar, describir yexplicar otras culturas, sino que busca conocer y entender lasapreciaciones de la gente que se enfrenta a procesos de cambio y

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    que intenta modificar lo que da origen a esas percepciones. Taxreformul tambin su punto de vista entre ciencia y adminis-tracin, proponiendo una interaccin entre el entendimiento dela situacin y la intervencin para transformarla, para que segeneren as nuevos conocimientos. No obstante, Tax insisti enque la antropologa de accin poda ser confundida con el traba-jo social, la promocin asistencial o el trabajo de un conspiradoro revolucionario.

    Por su parte Agustn Romano (1969), a raz de la reunin

    de la Sociedad para la Antropologa Aplicada celebrada enMxico en 1969, reconoci que la investigacin de los gruposindgenas deba encontrar nuevos derroteros que permitieranobtener conocimientos ms amplios y a la vez especficos, quefueran aplicables a la resolucin de los problemas de ndoleprctica que afectaban a dichos grupos. Pero acotaba que ellono constitua, sin embargo, el campo propio del antroplogoaplicado, sino el del antroplogo social, dedicado a menesteresprcticos, concentrado en la implementacin del cambio culturaly social a travs de la accin.

    Romano sostena la supremaca de los aspectos prcticossobre los tericos, debido a que el antroplogo involucrado enprogramas de desarrollo tiene una produccin escrita muy redu-cida, porque tiene una serie de responsabilidades que cumplir,

    decisiones que tomar, que no le permiten concentrarse en laredaccin de sus concepciones tericas. Romano concluy queexista una falta de relacin absoluta entre los antroplogos dediversas tendencias, lo que se traduca en una carencia de infor-macin y en una incomprensin mutua que deba corregirse. Unintercambio permitira un mayor avance tanto en el campo dela antropologa terica como en el de la antropologa aplicada.

    Melatti (1977), antroplogo brasileiro, tambin contribuycon su punto de vista en esta polmica, sealando tres posiblesopciones de aplicacin de la antropologa:

    Una antropologa distantecaracterizada por la dominanciade un objetivismo, que subraya el distanciamiento metdicorespecto a la toma de decisiones y la aplicacin concreta, ha-

    ciendo nfasis en la tica profesional del antroplogo.Una antropologa comprometida donde se asume un com-

    promiso con el desarrollo comunitario, aportando conocimientoy propuestas.

    Una antropologa participativadonde son consideradas lastareas de planeacin, direccin y administracin de las acciones

    de desarrollo.En la misma lnea, Alfonso Villa Rojas (1971) opinaba:

    Me parece que las ciencias sociales aplicadas podran ser el

    punto de enlace de la ciencia y de la prctica. As, el participar

    en programas administrativos, a travs de la planeacin, ejecu-

    cin y observacin continuada, presenta una oportunidad para

    la compilacin de datos con cierto grado de experimentacin que

    no es posible en ningn otro caso. Es as como las teoras sociales

    podran ser reducidas a hiptesis de trabajo que conduzcan a

    predicciones sujetas a comprobacin mediante la observacin de

    eventos subsecuentes. Es a travs de esta serie de pasos que la

    ciencia y las tcnicas de aplicacin podran avanzar.

    En efecto, otro antroplogo brasileiro, Roberto Cardoso deOliveira (1977), subrayaba la importancia de la satelizacinde los tcnicos-indigenistas en torno al antroplogo, para ga-rantizar el xito de la accin indigenista y, al mismo tiempo,el desempeo de una antropologa de accin que produzcanuevos conocimientos, a partir de su experiencia aplicativa,y la permanencia de un espritu crtico de su trabajo. Solo ala luz de los conocimientos empricos continuamente renova-dos seala los equipos de antroplogos sabrn relacionarproductivamente la teora con los hechos, evitando cualquier

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    posibilidad de aplicar en el campo modelos elaborados en elescritorio.

    De la cultura a la estructura

    A pesar de las permanentes reticencias en el campo acadmi-co, respecto a la obra y a la trayectoria de Gonzalo AguirreBeltrn, la antropologa mexicana logr superar, gracias a l,

    el funcionalismo clsico y avanz con su teora en cuanto a lanaturaleza de las relaciones intertnicas en las regiones de con-tacto, entre las comunidades indias y las poblaciones mestizas.Incorpor el anlisis del proceso histrico, para explicar talesrelaciones, en unidades de observacin acotadas por la pers-pectiva regional, y contribuy sustancialmente a disear losinstrumentos de la moderna accin indigenista.

    A partir de una breve estancia en los Altos de Chiapas,Aguirre lleg a la conclusin de que la territorialidad de las co-munidades indias se encontraba referenciada al espacio munici-pal, y que sus procesos de identidad se concretaban por oposiciny cierta hostilidad entre ellas. Era la presencia de una o variasciudades-mercado lo que regulaba y enlazaba las relaciones entreindios y mestizos y, por lo tanto, el sitio obligado para instalar los

    nuevos centros coordinadores de la accin indigenista (1988: 18).Los problemas comenzaron a manifestarse cuando este

    anlisis se mostr insuficiente para ligar los estudios de las lla-madas regiones de refugio(Aguirre Beltrn, 1965) en conexincon el sistema nacional e incluso mundial. El propio AguirreBeltrn intent explicar esta limitante, sealando la complejay sensible relacin entre el indigenismo y el poder estatal, y porel peso de conflictos mayores como la cuestin agraria, y la exis-tencia y la operacin de estructuras de poder que sustentabanal propio estado y al partido oficial.

    Todo indica que la accin indigenista que parti de los pri-meros centros coordinadores del INIno logr quebrar las estruc-turas de dominio sobre las etnorregiones ni desarrollar procesosde autogestin, autonoma y desarrollo social. Una gran inte-rrogante para esta poca era por qu las fundaciones extran-jeras ignoraron estas cuestiones y continuaron financiando losestudios monogrficos de comunidad y de recoleccin de datosculturales. Probablemente, parte de la respuesta se encuentreen que la teora de Aguirre Beltrn an estaba procesndose, y

    los paradigmas de la cultura y la funcin, en el mundo antropo-lgico tanto de los Estados Unidos como de Mxico, conservabanvigencia.

    Durante la dcada de los aos sesenta se hace presente lainfluencia tanto de los africanistas britnicos (Nadel, Gluck-man) como de los socilogos y los antroplogos franceses,rabes y africanos (Balandier, A. Abdel-Malek, Frantz Fanon)quienes asumen una perspectiva histrico-estructural basadaen el reconocimiento de la existencia del conflicto, como larelacin dominante entre las comunidades rurales y las so-ciedades mayores. Quiz el autor mexicano que mejor reflejesta influencia fue Pablo Gonzlez Casanova (1965), puespartiendo del concepto de colonialismo interno asever que elproblema indgena era esencialmente la relacin de dominio y

    explotacin cultural de la sociedad nacional sobre los indios, atravs de una red de relaciones sociales asimtricas, derivadasde una situacin colonial. De esta forma, las comunidadesindias pasaron a ser enfocadas como colonias internas, comosociedades colonizadas, dentro de los lmites de un estadonacional que se encontraba igualmente sujeto a procesos decolonizacin y dominio de mayor escala (1965: 103-108). Juntocon las aportaciones de Gonzlez Casanova, las regiones derefugio de Aguirre Beltrn, caracterizadas bsicamente comoreas de contacto intercultural donde una ciudad-mercado

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    mestiza gobernaba una constelacin de comunidades indias,pasaron a ser identificadas por Cardoso de Oliveira como espa-cios de friccin intertnica, donde se materializa un proceso dedominio global. Cardoso asume la responsabilidad de estudiara fondo las relaciones intertnicas y las orientaciones que tomael proceso de aculturacin entre el mundo indio y el mundo delos blancos, y concluye que el sistema intertnico est com-puesto por subsistemas societales, con la misma lgica de rela-cin que tienen entre s las clases sociales y la sociedad global.

    De esta forma, la llamada friccin intertnica se ubica en elterreno de la lucha de clases y, por tanto, sus relaciones seencuentran caracterizadas fundamentalmente por la presenciadel conflicto (1978: 83-131).

    La llamada antropologa crtica en Mxico, cuyos princi-pales exponentes publicaron el famoso libro De eso que llamanantropologa mexicana (1970), no dejar de insistir en las con-tradicciones que muestra la accin indigenista, entre las medi-das propugnadas por agencias oficiales especializadas y las quellevan a cabo otros agentes de la sociedad envolvente.

    Guillermo Bonfil Batalla, en referencia directa a los postu-lados de la accin indigenista de los gobiernos de la Revo-lucin, que plantearon la creacin y la consolidacin de unanacionalidad mestiza fuerte, unida por una sola lengua, se-

    al que la propuesta de fusin armnica de los rasgos de lasculturas de frica, Europa y Mesoamrica en la nacin mexi-cana ignoraba de entrada la situacin colonial y considerabaal pluralismo como obstculo para la consolidacin nacional,cuando el problema real era la estructura colonial en la que sedesplegaban las relaciones de los grupos indios con la sociedadenvolvente. En suma, la poltica indigenista no tena un carc-ter autnomo, era simplemente una expresin de las relacionesque mantena la sociedad dominante con los pueblos indgenas(1995: 359-368).

    Del indigenismo a los estudios rurales

    Los paradigmas que fueron moldeando el campo disciplinar dela antropologa mexicana frecuentemente se ligaron con imge-nes preconcebidas en su interior y poco dejaron a la investiga-cin directa y vinculada con su aplicacin aportar nuevos datosy desarrollar nuevas teoras.

    El particularismo histrico-cultural vio en las comunidadesindgenas y campesinas a sociedades primigenias detenidas en

    el tiempo, cuyos rasgos culturales procedan de matrices suscep-tibles de ser identificadas y catalogadas (Boas y discpulos).El funcionalismo de Redfield y Tax vio en la sociedad folk

    la imagen del mestizaje, y a la modernizacin en un continuumentre el mundo rural y el urbano, es decir, el mundo rural tran-sitando en una sola direccin.

    En el estructuralismo histrico, en la vertiente de la eco-loga cultural (White, Harris), el mundo rural fue consideradocomo una alternativa econmica a la irracionalidad capitalista;desde el dependentismo circulacionista (Luxemburgo, Amin),ubic a las sociedades con fuerte presencia india en una re-gin perifrica sin posibilidades de desarrollo, por efecto delintercambio econmico desigual; desde el marxismo ortodoxo(Lenin, Stalin), el mundo indio-campesino era visto como una

    supervivencia de un modo de produccin arcaico, que tenda adesaparecer inexorablemente en el capitalismo.

    Sin duda, el estructuralismo histrico fue el paradigma quetransform en Mxico la visin etnolgica del indio por la socio-lgica de campesino; abandon el estudio de regiones indgenas,exclusivamente limitadas por criterios culturales y consideradasaisladas de la sociedad mayor, para desarrollar investigacionesregionales que analizaran la relacin entre el campo y la ciu-dad. Abandon tambin el criterio de estimar a los elementosmentales como principal obstculo al cambio sociocultural, y

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    concedi mucho ms atencin al nexo entre medio ambiente, te-nencia de la tierra, tecnologa productiva y organizacin social.

    Rodolfo Stavenhagen (1969) advirti en la Revolucin Me-xicana de 1910-1917 el origen de una gran diferenciacin socialen el campo, donde se distinguan dos gneros de agricultura,dos modos de vida. Desde esta perspectiva, en el mundo campe-sino se desarrollan relaciones de produccin semicapitalistas,ya que no es dominante su carcter asalariado y la carencia demedios de produccin, sino su articulacin a un mercado sujeto

    por la usura o la renta. En el mundo de la agricultura capita-lista, las relaciones de trabajo son dominantemente asalaria-das, y la produccin se orienta al mercado de exportacin. Lascomunidades campesinas no se encuentran aisladas, sino quemantienen una relacin con los centros urbanos. La poblacincampesina presenta una diferenciacin social en clases, las quese establecen a partir de analizar la estructura de la tenenciade la tierra (propiedad y extensin). La sociedad agraria, se-gn Stavenhagen, est compuesta bsicamente por una clasecampesina numerosa de jornaleros sin tierra (incluidos aqu losindios), que representan un potencial de demandas sociales yeconmicas, y que constituyen un foco rojo e