A Tiro Limpio II

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Año I - N o 2 - Ejemplar de distribución gratuita. Las reglas del juego La mesa está servida GASTRONOMÍA Momentos de gloria DEL CINE NEGRO DOCUMENTAL El rostro oculto en las palabras LA CÁMARA NEGRA 31 de agosto de 2009 El crimen de la legación alemana ARCHIVO DE HUELLAS Luis Enrique Délano FICHADOS Juan Madrid EL CAREO Seis miradas a la narrativa policial BALAS DE PAPEL Carlos Tromben Lorenzo Silva y Cronología de los hechos MAGAZINE El arte de escribir novelas de suspense Philip Marlowe y Humphrey Bogart, ÍCONOS DEL CINE NEGRO Jorge Luis Borges Mempo Giardinelli Ricardo Piglia Andreu Martin Luis Sepúlveda NOVELA NEGRA El sueño eterno, de Howard Hawks (1946) El sueño eterno, de Howard Hawks (1946)

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Segundo Número Revista del Primer Festival Internacional de Novela Negra - Santiago Negro. Versión 2009.

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Año I - No 2 - Ejemplar de distribución gratuita.

Las reglasdel juego

La mesa está servida

GASTRONOMÍA

Momentos de gloriaDEL CINE NEGRO

DOCUMENTAL

El rostro ocultoen las palabras

LA CÁMARA NEGRA

31 de agosto de 2009

El crimen de la legación alemana

ARCHIVO DE HUELLAS

Luis Enrique Délano

FICHADOS

Juan Madrid

EL CAREO

Seis miradas a la narrativa policial

BALAS DE PAPEL

Carlos Tromben

Lorenzo Silva y

Cronología de los hechos

MAGAZINE

El arte de escribir novelas de suspense

Philip Marlowe y Humphrey Bogart, ÍCONOS DEL CINE NEGRO

Jorge Luis Borges

Mempo Giardinelli

Ricardo Piglia

Andreu Martin

LuisSepúlveda

NOVELA NEGRA

El sueño eterno, de Howard Hawks (1946)El sueño eterno, de Howard Hawks (1946)

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Andrés Pérez Sánchez-MorateDirector Centro Cultural de España

Programa Cineteca Nacional

La Cineteca Nacional está dedicada a la conservación, restauración y difusión del patrimonio fílmico nacional, incluyendo también obras extranjeras. Por ello, cuando les hablamos del Festival Internacional Santiago Negro, no dudaron en sumarse a esta iniciativa que tanto

tiene que ver con el cine y han preparado la siguiente selección de películas que se podrán ver en Centro Cultural Palacio La Moneda.

La vocación de este festival es contar con todas las expresiones artísticas que se relacionan con el género negro, por ello y en nombre de todos los que estamos detrás de este festival, quiero agradecer la generosidad y el compromiso de los realizadores chilenos y la Cineteca Nacional.

S u m a r i o

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Momentos de gloria del cine negro

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN 1

Novela Negra:Las reglas

del juego

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN 2

El crimen de la legación

alemana

ARCHIVO DE HUELLAS

Luis Enrique Délano y Juan Madrid

FICHADOS

Seis miradas a la narrativa

policial

EL CAREO

Lorenzo Silvay Carlos Tromben

BALAS DE PAPEL

Gastronomía en la novela negra

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN 3

LA CÁMARA NEGRA

MAGAZINE

COSECHA ROJA

Martes 1318.00 horasTres miradas a la calle – capítulo Ojos de Gato (Naum Kramarenco, Chile, 1961, 25 min, 16mm)

Coloquio “Cine y Novela negra”.Participan:Bartolomé Leal, escritor;José Román, cineasta y crítico; Alberto Fuguet, escritor y cineasta.Modera: Ignacio Aliaga

Miércoles 1418.00 horasLa mano del muertito (José Bohr, Chile, 1948, 80 min, 35mm)

Jueves 1515.30 horasEl ídolo (Pierre Chenal, Chile, 1952, 69 min, dvd)

Jueves 15 18.00 horasCaluga o menta (Gonzalo Justiniano, Chile, 1990, 35mm)

Viernes 1615.30 horasLa rubia de Kennedy (Arnaldo Valsecchi, Chile, 1995, 35mm)

Viernes 1618.00 horasJohnny 100 Pesos (Gustavo Graef-Marino, Chile, 1993, 90 min, 35mm)

Sábado 1715.30 horasCielo ciego (Nicolás Acuña, Chile, 1997, 94 minutos, BetacamSP)

Sábado 1718.00 horasÁngel Negro (Jorge Olguín, Chile, 2000, 85 min, 35mm)

Domingo 1815.30 horasTaxi para tres (Orlando Lübbert, Chile, 2001, 100 min, 35mm)

Domingo 1818.00 horasLos debutantes (Andrés Waissbluth, Chile, 2003, 116 min, 35mm)

Fichados y Seducidos con el Cine Negro

Cine Chileno en el marco del “Festival Santiago Negro”13 al 18 de octubre. Sala Cine / 15.30 y 18.00 horas. Entrada liberada

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El precedente. Está representado por el melodrama de barrio bajo de D. W. Griffi th La culpa ajena, 1919. Narra cómo en los bajos fondos de Londres, la hija de un boxeador fracasado y borracho es atraída por el amor de un chino y a causa de ello es maltratada por su padre hasta matarla. La magnifi ca ambientación nocturna o los miserables personajes de tan siniestra historia de este fi lm marcarán un claro antecedente para el futuro cine negro americano.

El cine de gánsteres. Se le con-sidera el verdadero punto de arranque del cine negro. Destacan La ley del hampa de Josef von Sternberg, 1929; El enemigo público de William A. Well-mann, 1931, y Scarface de Howard Hawks, 1932. El cine de gánsteres llega a un punto alto con la saga de El Padrino de Fran-cis Ford Coppola, basada en la nove-la del mismo nombre de Mario Puzo. Se fi lmaron tres partes (1972,1974 y 1990). Esta obra generó todo un suceso cinematográfi co a nivel mundial, don-de se lucieron Marlon Brando y Robert De Niro, representando al mafi oso Vito Corleone en distintas etapas de su vida. Un ejemplo reciente de este cine es Enemigos públicos (2009), actual-mente en cartelera, que cuenta la vida del gánster John Dillinger.

El cine de detectives. A lo lar-go de la década de los treinta el cine de

gánsteres va abandonando

sus radicales plan-teamientos y se tor-na más suave. Pro-gresivamente se van ofreciendo salidas al desalmado gánster protagonista, llegán-dose incluso hasta la redención. No obs-tante, el cine negro de la década de los cuarenta seguirá de-nunciando la corrup-

ción que reina en la vida norteameri-cana sin abdicar de sus planteamientos dramáticos estéticos (El Halcón Mal-tés, 1941; Historia de un detective (E. Dmytryk, 1944), El sueño eterno (Hawks, 1946), La dama del lago (R. Montgomery, 1947), y La jungla de asfalto de John Huston, 1950).Ni gánster ni policía, el detective pri-vado goza de un estatuto ambiguo. En realidad su código moral es uno de los más exigentes pero se acomoda a actos de violencia y a tretas que no desapro-barían los criminales, todo ello acom-pañado de un aparente cinismo, a me-nudo burlón. Hércules Poirot. Es un detective belga creado por Agatha Christie. Poirot ha sido interpretado, tanto en la televisión como en el cine, por varios actores, como: Albert Finney, David Suchet, Peter Ustinov, Ian Holm, Tony Randall o Alfred Molina.

El nudo psicológico. Son his-torias en las que las acciones de los personajes que las protagonizan acon-tecen por motivos estrictamente psi-cológicos; éstos afrontan la realidad desde los planteamientos clásicos de la psicología. Desde este punto tam-

bién es importante mencionar el de-seo sexual y, especialmente su lado más oscuro, como sucede Perdición de Billy Wilder, 1944, y con El car-tero siempre llama dos veces de Tay Garnett, 1946, y el remake de Bob Rafelson de 1981. Habría que agregar los melodramas de suspense de Alfred Hitchcock (Rebeca, 1940; Sospecha, 1941; La sombra de una duda, 1943; Recuerda, 1945; La soga, 1948) y el cine de retratos: Laura de Otto Pre-minger, 1944) y La mujer del cuadro de Fritz Lang, 1944.

Con La mujer del cuadro, de Fritz Lang nos encontramos ante una de las obras cinematográfi cas americanas más notables de la década de los cua-renta. Es, sin lugar a dudas, una intere-sante puesta en escena de las teorías psicoanalistas de Freud, marcada por un ambiente penumbroso donde no se distingue con claridad la vigilia del

Momentos de gloriadel cine negro

gánsteres va abandonando

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Robert De Niro interpretando a Vito Cor-leone en su juventud.

El sueño eterno (1946), de

H. Hawks.H. Poirot (Peter Ustinov).

La Dalia Negra (Brian de

Palma, 2006).

L ínea deinvestigacióntigatiga 1

S i bien el cine negro tuvo sus momentos de gloria entre los años 1930 y 1950, hubo, previamente, algunas expresiones que lo fueron alimentando, desarro-llando e infl uyendo. Como también, existió una tipología cinematográfi ca

cercana y conectada que lo nutrió considerablemente. Por otra parte, a partir de 1970 se produce un cine que es llamado el Neo-negro y que provoca una especie de renovación del cine negro, aunque con su propia mirada, su originalidad y sentido de actualidad que lo diferencia. Revisemos estas manifestaciones que conforman un hilo conductor en la evolución del cine negro.

Chinatown, 1974, de Roman Polanski. Blade Runner, 1982, de Ridley Scott.

Terciopelo azul, 1986, de David Lynch.Los intocables, 1987, de Brian De Palma.Dick Tracy, 1990. Actor y director Warren Beatty.Muerte entre las fl ores, 1990, de los hermanos Coen. Memento, 1990, de Christopher Nolan. Los timadores, 1990, de Stephen Frears. Perros de la calle, 1992, de Quentin Tarantino. Pulp Fiction,1994, de Quentin Tarantino.

Fargo, 1996, de los hermanos Coen.Carretera perdida, 1997, de David Lynch.El gran Lebowski, 1998, de los hermanos Coen.Seven: Los siete pecados capitales, 1995, de David Fisher. L.A. Confi dential, 1997, de Curtis Hanson.Sin City, 2005, de Robert Rodríguez, Quentin Tarantino y Frank Miller.La Dalia Negra, 2006, de Brian De Palma.

Los infi ltrados, 2006, de Martin Scorsese.

EJEMPLOS DE NEO-NOIR

sueño y desde donde se pretende des-entrañar los mecanismos ocultos de la mente humana. El Neo-Noir. Es un estilo de cine que utiliza gran parte de los elemen-tos del cine negro clásico, pero que trata temas con contenidos actuales, y estéticamente se observan elementos que estuvieron ausentes en películas de cine negro de las décadas de 1940 y 1950. En la década de 1970, nuevas películas fueron muy a menudo com-paradas con películas de cine negro. Las películas neo-noir son conscien-tes de las circunstancias modernas y la tecnología, detalles que estaban tí-picamente ausentes o eran de poca im-portancia para los argumentos de las clásicas películas de cine negro. Los temas modernos empleados en estas películas incluyen crisis de identidad, problemas de memoria y subjetivi-dad, y problemas tecnológicos y sus ramificaciones sociales. ATL

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L ínea deinvestigacióntigatiga 2

LAS REGLASDEL JUEGO

La narrativa criminal responde a unas reglas muy concretas que le sirven de base, independientemente de los cambios que ha sufrido en cada época, país o región e incluso en cada autor. Estos cambios han servido para que el género se consolide y universalice

y que llegue con una salud de hierro hasta nuestros días. Como ya vimos en el número uno de nuestra revista, las diferencias entre novela policíaca y negra son muchas, sin embargo, algunos rasgos se han mantenido en el tiempo, y probablemente en ellos radica parte del favor del público lector que goza con estas historias.

En 1928, Willard Huntington Wright escribió la introducción y notas de la antología Las más grandes historias de detectives del mundo. En esta introducción fi jó la esencia de los relatos de detectives en veinte reglas. Willard fue crítico de arte, publicó una decena de novelas policíacas con el pseudónimo de S. S. Van Dine y creó el detective Philo Vance. Hemos resumido en nueve sus reglas. Las pueden leer completas en www.santiagonegro.cl

1. El lector ha de tener iguales oportunidades que el detective para resolver el mis-terio, es decir, no se le pueden poner más trampas que las que el criminal pone al detective. Y el mejor modo de conseguirlo es que la verdad debe estar a la vista, de modo que el lector pueda comprobarlo, al releer el libro.

2. El asunto principal es llevar al criminal a manos de la justicia, nada de intrigas amorosas

3. Ni el detective ni ninguno de los investigadores ofi ciales podrán nunca revelarse como culpables.

4. El culpable debe ser determinado por deducción lógica, no por accidente, coin-cidencia, o confesión sin motivos; debe ser una persona importante en la historia y que normalmente no sería sospechosa; debe ser un único culpable principal, aunque tenga ayudantes, nunca sociedades secretas o mafi as, porque la culpabi-lidad compartida arruina un asesinato fascinante y hermoso; y nunca debe ser un delincuente profesional, ojalá un sacerdote o un caballero famoso por sus actos de caridad.

5. Debe tener un único detective protagonista, del mismo modo que hay un solo lector cada vez, cuya función es reunir pistas que deben conducir hasta la perso-na que hizo el trabajo sucio en el primer capítulo.

6. En una novela policíaca tiene que haber un cadáver. Ningún delito menor que el asesinato será sufi ciente.

7. El problema del crimen debe ser resuelto con medios estrictamente racionales y científi cos. Métodos para conocer la verdad como cábalas, lectura del pensa-miento, sesiones espiritistas, bolas de cristal y cosas por el estilo, están prohibi-dos. También debe ser racional el método del asesinato. La fantasía lleva a estas novelas a los dominios de la aventura.

8. Una novela policíaca debe contener las descripciones justas para darle a la no-vela verosimilitud.

9. El crimen no debe resultar nunca un accidente o un suicidio, y sus móviles de-ben ser personales. Debe mantenerse en el ámbito cotidiano y debe refl ejar las experiencias habituales del lector, y darle una cierta salida a sus propios deseos y emociones reprimidos.

¿Cómo se escribe una novela negra?

(¿Se puede freír un huevo sin romperlo?)

De inicios del siglo XX, nos vamos a inicios del XXI y de EE.UU. a España. Ma-riano Sánchez Soler es un periodista de investigación de los que meten sus narices allí donde huele peor, la corrupción política y fi nanciera. Y fruto de su trabajo, además de los artículos de prensa, son libros de no fi cción como Ricos por la pa-tria, Premio de Novela Negra Rodolfo Walsh 2002. También ha escrito novelas de fi cción, negras como la noche, por supuesto, y dirige el Taller de Novela Negra de la Universidad de Alicante. En el recuadro un resumen de su decálogo.

1. La novela negra es la expresión más nítida de la búsqueda de la verdad, pues nace de la necesidad de desvelar un hecho oculto/misterioso.

2. Tiene que conducir al lector hasta la conclusión fi nal sin concederle el más mínimo respiro, a la vez que explicar cómo se llega hasta la conclu-sión y por qué se cometieron los hechos.

3. Es una narración itinerante que describe ambientes y personajes vario-pintos mientras se persigue el fi n, la investigación, la búsqueda. Es decir, son fundamentales la creación de personajes y la descripción de ambientes.

4. Un buen mapa ayuda a no perderse. Y para ello es necesario te-ner un buen argumento y una trama clara y defi nida, antes de ponerse a escribir la primera palabra. Así, no nos perderemos en los caminos de los acontecimientos, a veces imprevisibles.

5. Toda la narración ha de estar en función de la historia que pretendemos escribir, sin que ningún pasaje sea prescindi-ble. Y para que sea buena literatura, hay que escribirla bien.

6. La creación de los personajes es una cuestión clave: antes de comen-zar a escribir, conviene saberlo todo sobre ellos. Su pasado, su psicolo-gía, su visión del mundo y de la vida...

7. Cada diálogo cuenta una historia, y muchos personajes que desfi-lan por la novela negra se muestran a sí mismos, su psico-logía y sus fantasmas, a través de sus palabras. Además, los personajes deben utilizar la jerga precisa, sin abusar, con palabras claves, pero sin caer en un lenguaje incom-prensible y cambiante.

8. Para que el lector se crea el relato que se está contando, el autor debe documentarse con el objetivo de no caer en mi-metismos fáciles (especialmente cinematográfi cos).

9. Si la trama que mueve una novela negra ha de ser creíble, los métodos del crimen también. El realismo y la denuncia de las cloa-cas que mueven el mundo imponen su rostro literario. Los mejores personajes de la novela negra actual son malas personas.

10. Nada de trucos ni trampas al lector. Para freír un huevo, es preciso rom-per la cáscara. Siempre.

Si comparamos ambos conjuntos de reglas, saltan a la vista los elementos fundamentales que rigen estas historias: respeto al lector, búsqueda de la verdad, tramas verosímiles y atractivas y buenos personajes. Si quiere escri-bir novela negra, no olvide que sus pilares son los mismos que sostienen las mejores obras literarias de cualquier época. ATL

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De nuevo el mismo sabor amargo en la boca y el mismo vino barato, aunque el lugar no pueda ser más distinto. Lejos queda la brisa que llega del puerto acarreando el hedor de los pescados arrojados por

la borda de los barcos pesqueros. Lejos también la redacción. Curioso que la eche en falta ahora que no está a la mano, cuando siempre huyo de ella como de la peste. Parece que me estoy haciendo viejo y sentimental. Tan viejo que no me acostumbro a Santiago y a sus prisas, a sus autos y tranvías atestados. Pero eso no le importa a nadie y menos a los lectores que, ávidos, devoran los más escabrosos y retorcidos detalles de la miseria humana. Así que vayamos por partes y desde el principio, porque esta crónica no me la perdonan y es-toy muy viejo para darle ventaja al cabrón del director.

Guillermo Becker Trambauer: 38 años, alemán de origen y canciller de la Legación Alemana de nuestro país. Casado con Natalia López y padre de un hijo muerto poco después de ver las primeras luces de este mundo. Persona-je tan altivo, soberbio y orgulloso como espigado. Fiel servidor, y confiable, del Barón Hans Von Bodman, Ministro alemán.

Exequiel Tapia: chileno de 25 años; joven bonachón y robusto; casado y mozo de la Legación Alemana. Cumplidor y responsable.

Ciro Lara Montt: extranjero de paso por Chile y en camino a Argentina; cuñado de Guillermo Becker.

El día de los hechos, a saber el 5 de febrero de 1909, Guillermo Becker se encontraba despachando la última correspondencia en la sede la Legación, ubicada en Nataniel Cox 102 esquina con Alonso Ovalle. A nuestro amigo lo acompañaba el mozo Exequiel Tapia, que aquella misma mañana había comunicado a su señora que no alojaría en la casa, pues tenía que cumplir un encargo de trabajo fuera de Santiago. A media mañana, cuando la ca-nícula caía, despiadada, se inició un fuego virulento en la legación que en pocas horas arrasó con la sede de la diplomacia alemana y con varias casas colindantes. Al lugar acudieron bomberos, policías y el propio ministro Von Bodman, que se temía lo peor. El sabía, y así lo comunicó a las autoridades, que el fiel y cumplidor Becker se había quedado a rematar un trabajo para el que requería el uso del fuego al eliminar alguna correspondencia y de-rretir el sello lacrado.

El tiempo confirmó los peores temores con la aparición del cuerpo calcina-do de un hombre que los bomberos encontraron en una posición inhumana junto al quicio de la puerta de uno de los despachos. El cadáver era irreco-nocible, pero ciertos objetos que llevaba encima facilitaron la identificación: un anillo de boda con las iniciales N.L., un pedazo de ropa, unos lentes y una collera. Se trataba, sin ningún lugar a dudas, del honorable canciller. La au-topsia no añadió nada nuevo, el cuerpo era inidentificable, pero los objetos eran suficientemente contundentes. ¿Y el mozo Exequiel? Primer dilema. Su cuerpo no apareció y nadie de sus allegados sabía de él. El barón Von Bod-man no había ordenado ningún desplazamiento fuera de Santiago y nadie más tenía autoridad. Además, los bomberos y la policía encontraron la caja de caudales abierta y vacía. Los $27.000 que depositara el mismo ministro habían desaparecido, ¿junto con Exequiel Tapia, el infame mozo? Segundo dilema, primera sospecha y causa suficiente para decretar su busca en todo el país.

Pobres viudas, la actual de Becker y la futura del renegado Exequiel cuan-do lo apresaran y fusilaran. El mismísimo presidente tomó cartas en el asun-to. El excelentísimo D. Pedro Montt no se podía permitir otro escándalo que salpicara su gobierno, dentro y fuera de las fronteras de la república. No con el Primer Centenario de la Nación tan cerca y después de la reciente matanza de obreros en Santa María de Iquique.

Las exequias fueron fastuosas, dignas de un héroe cumplidor que había muerto en acto de servicio a la Patria. Desde Purísima 276, la casa del finado, hasta el Cementerio General, la comitiva se fue convirtiendo en un río de gente que lloraba a Becker con la misma intensidad que odiaba a Exequiel. El silencio luctuoso se sentía en el ambiente, solo alterado por los confusos murmullos que surgían según se conocían dos nuevas revelaciones: la pri-mera fue el conocimiento de que Ricardo Naupert, el mejor amigo de Becker, había entregado a Von Bodman dos cartas que guardaba en su poder. La primera carta, dirigida al ministro alemán, expresaba los temores de Becker ante su posible y cercana muerte, a causa de unos amenazantes mensajes anónimos que había recibido con motivo de la querella de la Legación contra los agricultores de Caleu. La segunda carta, dirigida al presidente de la repú-blica, expresaba su amor a Chile y le encomendaba el bienestar de su viuda. La segunda revelación fue el testimonio de Otto Izacovich, joyero y conocido de Becker, que juraba ante el juez haberlo visto vivo en el Portal Edwards, la misma noche del incendio.

El juez Bianchi no podía permitirse ninguna duda, el honor de Chile ante el mundo y el poderoso Káiser Guillermo II estaba en juego. Ordenó una se-gunda autopsia, llevada a cabo esta vez por doctores alemanes, y un análisis de la dentadura del muerto a petición del destacado director de la Escuela Dental de la U. de Chile, el Dr. Germán Valenzuela Basterrica. La conclusión de la autopsia no fue muy diferente: imposible la identificación, muy claros los objetos que acompañan al cuerpo y el descubrimiento de un fragmento metálico enterrado en el corazón, correspondiente a la punta del cuchillo con cacha de ciervo que pertenecía al muerto y fue hallado en la escena del incendio.

Becker fue enterrado como siempre anheló vivir, con honor, éxito, orgullo, reconocimiento público y fastos dignos de los nobles y ricos. Sin embargo, al mismo tiempo que ocurría el multitudinario entierro, el Dr. Valenzuela Baste-rrica ponía el punto final al informe que debía entregar al juez Bianchi y que cambiaría el rumbo de los acontecimientos. Al mismo tiempo también, Ciro Lara Montt, que había llegado a Santiago la noche del incendio, se apeaba de un tren en Chillán y buscaba alojamiento. En la estación de Chillán, al subinspector Garretón, que estaba encargado de vigilar el posible arribo de Exequiel Tapia, le llamó la atención la apariencia de Ciro y lo siguió, dando cumplida cuenta del hecho a sus superiores.

La conclusión del informe del Dr. Valenzuela Basterrica dejaba poco margen a la duda. La dentadura estudiada se correspondía con la de un hombre joven, de unos 25 años, que poseía una sola carie, y por lo tan-to no podía tratarse de la dentadura del heroico canciller alemán, que se quejaba continuamente de su mala boca y de sus dolores de muelas. De acuerdo con el informe completo de su dentista Danis Lay, solicitado por el Dr. Valenzuela Basterrica, Becker había sido sometido a varias in-tervenciones consistentes en cinco extracciones y tapa duras de oro y platino. Una cosa llevó a la otra y la policía comenzó a atar cabos, tirando del fino hilo tejido por el retorcido canciller alemán. Descubrieron que a los $27.000 desaparecidos de la caja de caudales, había que sumar el cobro de un cheque de $19.500, que el ministro Von Bodman no recorda-ba haber firmado; había tomado un seguro de vida por valor de $10.000, cuya beneficiaria era su mujer; había sacado un pasaporte a nombre del fantasmal Ciro Lara Montt, su supuesto cuñado; había comprado polai-nas y un traje de cazador en La Casa Francesa y unas patillas postizas al estilo austríaco en la peluquería Pagani; había hecho un depósito con un maletín y un estuche de armas en el Hotel Melossi, que retiró Ciro Lara

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Por Matías Ghiboher

El crimen de la legación alemana

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Consecuencias de un caso famoso

Una vez aclarado el misterio de este caso y mientras era buscado y perseguido, la policía allanó la casa de Becker e interrogó a sus conocidos. Y el resultado fue bien curioso. El perfil que dibujaron sus allegados es el de un hombre de fina inteligencia y ca-

paz de detectar las debilidades humanas, que aprovechaba para alcanzar por la vía más rápida y fácil la riqueza y el reconocimiento público. En su casa se hallaron 23 tomos de la Kriminal Bibliotec y 12 libros sobre crímenes y criminales alemanes. La planificación de su muerte y desaparición le llevó al menos 1 año de preparación y solo gracias a la participación un científico reputado y a la utilización de técnicas nuevas y revolucionarias para la época en Chile, se pudo desbaratar un crimen casi perfecto.

El proceso judicial duró alrededor de año y medio, y el ex canciller fue condenado a pena de muerte por asesinato, a 20 años de presidio por el incendio provocado en la sede diplomática, a 10 años de presidio y $1.000 de multa por falsificación y estafa, a 8 años de penitenciaría por adulteración de cuentas y $600 de multa por uso de pasaporte falso. En la madrugada del 05 de julio de 1910, Guillermo Becker Trambauer, fue fusilado en Santiago.

El caso de Guillermo Becker conmocionó a la sociedad chilena y provocó la aparición de suplementos especiales de revistas y periódicos de la época, coincidiendo con el proceso judicial. Además de las ediciones especiales de algunos medios, también circuló una novela con sus aventuras y el poeta Arturo Torres Rioseco dio vida al Romance de Guillermo Becker, en el que narra en décimas la huida del asesino:

“Solo va Guil lermo Becker, solo va, sin compañía; la barba que era de oro ya de carbón la tenía; las manos que eran muy blancas, lánguidas son y amaril las; en su semblante se nota una gran melancolía. Solo va Guil lermo Becker camino de la Argentina”.

El gobierno chileno reconoció oficialmente la gran labor del doctor Valenzuela Basterri-ca, ya que gracias a su investigación, le había evitado un escándalo internacional al país y al propio Presidente de la República. Pedro Montt ofreció una recompensa al doctor, el cual solicitó la construcción de una Escuela Dental moderna.

El 11 de septiembre de 1911, bajo la administración presidencial de Ramón Barros Luco, se inauguró el edificio que albergaría la sede de la Escuela Dental de la Universidad de Chile y el 05 de julio de 1923, con Decreto N° 1650, se le puso el nombre de “Escuela Dental Germán Valenzuela Basterrica”.

Montt; y por último, la policía descubrió que los anónimos con amenazas de muerte habían sido escritos por el propio Becker.

La policía de Chillán recibió un telegrama urgente de Santiago con la orden de detener a Ciro Lara Montt. El subinspector Garretón fue personalmente, junto con algunos ayudantes, a realizar la detención, pero el muerto-vivien-te había partido hacia el sur, con caballos y los servicios de un agricultor lla-mado José Villagra. Tras una larga persecución, alcanzaron a Becker a pocos kilómetros de la frontera con Argentina, en la zona de Lonquimay. Intentó sobornar a sus captores, pero le sirvió de poco.

Hoy han traído a Santiago al alemán Guillermo Becker Trambauer, es-posado y humillado. Hoy se ha culminado la frustración de un crimen casi perfecto, que queda en manos de la justicia. Hoy, como dicen las Sagradas Escrituras, los últimos serán los primeros: un mozo, portero de un inmueble, ha sido enterrado con púrpura y oro.

Hasta aquí llega mi crónica y mi estancia en la capital. Nunca me ha gustado recapitular las idas y venidas de abogados y fi scales, y menos retratar al malo, como si fuera además feo y deforme, ni al bueno como si siempre hubiera sido un ángel con la mala suerte de haber caído en este valle de lágrimas.

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Dr. Hernán Valenzuela Basterrica. médico cirujano y dentista, titulado en París, Director de la Escuela Dental.

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LOS SIGUIENTES IMPUTADOS HAN SIDO FICHADOS POR SU DESTACADA

PARTICIPACIÓN EN LOS HECHOS:

Luis Enrique Délano y Juan Madrid.

La narrativa policial de Luis Enrique DélanoPor Poli Délano

Luis Enrique Délano fue desde muy joven un periodista que no dejó territorio humano ni

geográfico por cubrir y también des-de muy joven, un escritor que en gran cantidad de cuentos, novelas y libros de memorias expresó muchas de las inquietudes que conmovieron a las mentes lúcidas del siglo XX. Sus pri-meros libros de narraciones, La niña de la prisión, Viaje de sueño, Luces en la isla, insertos en la tendencia que manifestaron autores como Augusto D`halmar, Salvador Reyes o Jacobo Danke, y que la crítica encasilló como “imaginismo” debido a la oposición que mostraba frente a los excesos de la escuela criollista, nos presentan personajes que pertenecen a una pe-riferia más o menos “exótica”, ciertos ámbitos de la marginalidad: prosti-tutas, marineros, gitanos, leprosos, bandidos. Fueron escritos en plena juventud, cuando el autor bordeaba los veinte años. Durante esa misma juventud, Délano, que desde niño ve-nía aficionándose a la lectura de no-velas policiales, empezó a escribir y publicar cuentos como “El destino de Sherlock Holmes”, “Marta la mensajera misteriosa” o “Los escrúpulos de Pien-nar”, que se inscribían en las caracte-rísticas del género y que aparecieron en El Mercurio.

Tal vez alrededor de una década más tarde (y mis excusas por la imprecisión), Délano escribe una serie de novelas que fi rma con el seudónimo de Mortimer Gray y que se publican en Argentina y en México. Entre ellas, El caso de la mujer

azul, Muerte entre los pinos, El caso del cuadro surrealista y

Phillip Dane en Vacaciones. Debido qui-zás a las lecturas “policiacas” juveniles del escritor, aquellos primeros cuentos y alguna de estas primeras novelas se inscriben más bien en la tradición poli-ciaca clásica, que utiliza el método co-nocido como “deductivo” para llegar a la solución del misterio, marcados por la infl uencia de autores como Poe, Conan Doyle, Van Dine, Stanley Gardner o Aga-tha Christie.

Pero a partir de la década de 1940, en la revista Selecciones Policiacas y de Misterio, verdadera antología mensual de la mejor literatura producida en este género, editada en México, conoce los trabajos de aquellos escritores norte-americanos que desde la revista Black Mask fundaron en los años 20 una nueva escuela de literatura policiaca que llegó a conocerse como “novela negra”: Carroll John Daly, tal vez el fundador, John Dic-kson Carr, Dashiell Hammet, Raymond Chandler, entre otros que reemplaza-ron al detective clásico (Augusto Dupin, Sherlock Holmes, Hercules Poirot o Perry Mason) caracterizado, en general, por su grado de cultura, su desinterés, su sentido de la lógica y su conocimiento intuitivo de la naturaleza humana, por un héroe de más realista humanidad, solitario, de edad madura, escéptico y hasta relativamente desencantado y jus-ticiero; un antihéroe quizás, pero que no sólo es capaz de utilizar su aguda intui-ción y su natural psicología para resolver los misterios y dar con los responsables del robo, la estafa o la muerte, sino que se involucra también en la acción, arries-gando muchas veces el pellejo, reci-biendo palizas o balazos por suerte no mortales. Son los Sam Spade, Philip Mar-

lowe o Lew Archer de entonces. Los Heredia, Brulé o Ifi genio Clausel de ahora.

Creo que entre las dos tendencias podríamos clasifi -car la literatura po-liciaca de Luis En-rique Délano. Sus novelas fi rmadas como Mortimer Gray muestran ya una infl uencia de esta nueva escuela. Phillip Dane es un joven enamoradizo, doctor en literatura y graduado de Columbia University, que no trepida en afrontar la acción para resolver los casos que le son encargados a su padre, el inspector Tho-mas Dane, de quien es brazo derecho.

En los años 50, Délano empieza a es-cribir una serie de cuentos protagoniza-dos por un inspector de policía criollo y que fi rma con el nuevo seudónimo de José Zamora. El secuestro del ciruja-no, El caso del político asustado, El caso de la actriz y su fantasma y varios otros fueron publicados por la revista En viaje durante la segunda mitad de la década. Veinte años más tarde, durante su exilio en México, el mismo José Zamora pu-blicará dos novelas que tienen como detective al inspector mexicano Vicente Camacho, “un policía sencillo y humano, con bigotes a lo Pedro Armendáriz”. Son El collar de Jessica Rockson y Desdémona en apuros. Otras cuatro novelas breves, ambientadas en México, como las dos recién nombradas, y con el Inspector Camacho de protagonista, permanecen inéditas.

En 1940, al regresar a Chile después de tres intensos años vividos en Espa-ña durante la República y los cuatro primeros meses de la Guerra Civil, Dé-lano reunió sus cuentos imaginistas en el volumen titulado Viejos Relatos. En el prólogo, el escritor le otorga a esa publi-cación el carácter de un adiós, “el adiós a una época que ahora me parece llena de distancia y cubierta de olvido”. La cru-da realidad española había cambiado su visión del mundo, le había despertado la conciencia social, impulsándolo a la militancia política. Desde entonces, su li-teratura se vio marcada por un realismo social que escudriñaba las realidades os-curas en que se desarrollaba la vida en nuestro país, como lo muestran, entre otras, sus novelas El viento del rencor, La base, El rumor de la batalla, La red o El año 20. Es probable que sin los cambios que la arremetida de Franco, ese preámbulo español a la Segunda Guerra Mundial, produjo en él, así como en gran parte de la intelectualidad de la época, la produc-ción “policiaca” de Délano hubiese sido mayor. En todo caso, aunque la haya producido como dándose momentos de recreo, nunca dejó de escribir relatos policiales.

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No hay mejor forma de conocer a Juan Madrid que a través de sus libros y por eso quisimos que un gran lector

y conocedor de novela negra nos hablara de él. Esto es lo que nos mandó Ramón Díaz Ete-rovic: “Juan Madrid es uno de los puntales del resurgimiento, a partir de los años 80, de la novela policial en España. Autor de una obra tan extensa como desta-cada, varias de sus novelas tienen como protagonista a Antonio Carpintero, más conocido como Toni Romano, personaje que nació en 1980, en la novela Un beso de amigo. Romano, ex policía y ex boxeador, trabaja como portero en un club nocturno y cuando se presenta la ocasión, también lo hace como investigador. Es un duro que observa con escepticismo la sociedad española y que no vacila en complicarse la existencia si una buena causa lo amerita, como puede apreciarse en las novelas Días contados, Cuentas pendientes, Adiós Princesa y Regalo de la casa, entre otras.

Madrid tiene un estilo reconocible y atractivo. Buenos diálogos y descripcio-nes, una intriga perfectamente urdida y un ritmo narrativo vertiginoso que no da pausa. A través de sus novelas, en las que nada sobra y en las que cada uno de sus detalles encaja perfectamente en el rompecabezas que proponen, se pueden recorrer los bajos fondos madrileños, donde el triunfo suele estar del lado de los que disparan primero o tienen el poder del dinero. Son notables sus personajes secundarios, actores de una picaresca marginal que no suele estar en las guías turísticas. Juan Madrid es una fuente inagotable de buenas historias, y en ellas une a su olfato de avezado periodista, su indudable talento narrativo”.

En octubre, y dentro del marco del festival Santiago Negro, lo podremos es-cuchar hablando y departiendo con sus colegas y el público sobre la manera en que estas historias se convierten en verdaderas radiografías sociales, uno de los aspectos que más le interesa: “lo que me atrajo de Hammett” –nos confesó– “fue que lo que escribía era una radiografía de la sociedad capitalista de su época. Yo intento hacer lo mismo pero partiendo de diferentes premisas, personajes, situaciones, formas de concebir el relato novelesco, etcétera. Nosotros –en España – tenemos la novela picaresca de los siglos XVI y XVII, y yo, en con-creto, mi propia experiencia, mi propia visión del mundo y mi propia visión de la literatura”. Una visión de la literatura muy particular y que a pesar de que hay quien quiere asociarla directamente con los maestros ameri-canos, el propio Juan Madrid se ha encargado en multitud de ocasiones de negarlo: “se han dicho muchas estupideces sobre mí, casi siempre sin leerme antes. Esta es una de ellas. Mis personajes son españoles, viven aquí y ahora y ninguno es detective. Se parece bastante a la america-na en que hay algunos muertos, pero ninguno habla inglés”. Y por si no quedara sufi cientemente claro, nos insiste en que “lo bueno de la novela negra, como de cualquier tipo de novela, es que el espacio novelesco lo debe crear el propio autor. He escrito mucho durante treinta años y he procurado escapar de los tópicos como los gatos del agua caliente”.

Y esa huida de los tópicos se nota y mucho en sus historias. Y no solo en las novelas para adultos, sino también en las que escribe para jóvenes, práctica que le resulta muy gratifi cante “me gusta mucho, me siento muy cómodo. En realidad son novelas de aventuras y son las que me hubiera gustado leer cuando tenía doce años”. Antes de cambiar de tema, aprovechamos para preguntarle por sus relaciones con el cine, otra característica que lo acerca a tantos otros autores de novela negra. Pero Juan Madrid tiene muy claro cuál es su lugar predilecto “haga lo que haga, soy y seré un novelista que incursiona en otros campos del relato, y no al revés. Descubrí al dirigir una película que tienes que mandar mucho, como un faraón sobre alrededor de cuarenta personas. Y yo no estoy acostumbrado a eso. De todas mane-ras, fue una experiencia estupenda, y yo me apunto a un bombardeo. No tengo nada que perder”.

Probablemente, esta visión tan personal de la li-teratura y del género negro sea la que ha determi-

nado el carácter del personaje que mayor número de sus novelas ha protagonizado “Antonio Carpintero,

alias Toni Romano, ha aparecido, hasta la fecha, en siete novelas. Y no es detective, trabaja en una empresa de impagados y ha sido vigilante de discoteca, portero y otras muchas cosas. Esta serie de novelas la planteé como una visión alternativa al discurso oficial en España. Una espe-cie de Episodios Nacionales sui géneris”. Toni Romano también protagoniza la novela Adiós princesa, con la que sucede algo curioso dado el gran parecido que hay entre la historia que se cuenta en ella y lo que sucedió en España con la boda del Príncipe Felipe y la periodista Leticia Ortiz. Obviamente, la pre-gunta era obligada, y como no podía ser de otra forma con este novelista “la respuesta depende de las gafas prejuiciosas que uno se haya puesto antes de leer la novela” –nos dijo –. “Es la número siete de Antonio Carpintero y está en la línea de las otras seis: mostrar la verdad, la mía, sobre los discursos oficiales. La boda del príncipe con una periodista y, en general, sus actividades sociales, personales, se han presentado en todos los medios de comunicación como algo propio de cuento de hadas. Y yo creo que ahí no hay ningún cuento de hadas”.

Para terminar, quisimos preguntarle por sus lecturas de los novelistas latinoa-mericanos, a los que parece conocer bien: “conozco bastante, pero nunca sufi -ciente, de la literatura general latinoamericana, desde la frontera del Río Grande hasta el Cono Sur. La lista sería interminable. Tengo muchos amigos y conocidos latinoamericanos que se dedican a mi mismo ofi cio. Puedo recordar ahora a Ra-món Díaz Eterovic, a Poli Délano, a Sepúlveda, a Jerez. Estoy deseando ir a Chile y enterarme de lo que se está escribiendo ahora allí. ATL

Siete novelas imperdibles deJuan Madrid

por eso quisimos que un gran lector y conocedor de novela negra nos hablara de él. Esto es lo que nos mandó Ramón Díaz Ete-rovic: “Juan Madrid es uno de los puntales del resurgimiento, a partir de los años 80, de la novela policial en España. Autor de una obra tan extensa como desta-

nado el carácter del personaje que mayor número de sus novelas ha protagonizado “Antonio Carpintero,

alias Toni Romano, ha aparecido, hasta la fecha, en siete novelas. Y no es detective, trabaja en una empresa de impagados y ha sido vigilante de discoteca, portero y otras muchas cosas. Esta serie de novelas la

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Juan Madrid:de buenas historias

fuente inagotable

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Jorge Luis Borges:El orden en una época de desorden

“¿Qué podríamos decir como apo-logía del género policial? Hay una que es muy evidente y cierta: nues-tra literatura tiende a lo caótico. Se tiende al verso libre porque es más fácil que el verso regular; la verdad es que es muy difícil. Se tiende a su-primir personajes, los argumentos, todo es muy vago. En esta época nuestra, tan caótica, hay algo que, humildemente, ha mantenido las virtudes clásicas: el cuento policial sin principio, sin medio y sin fin. És-tos los han escrito escritores subal-ternos, algunos los han escrito escri-tores excelentes: Dickens, Stevenson y sobre todo, Wilkie Collins. Yo diría, para defender la novela policial, que no necesita defensa; leída con cierto desdén ahora, está salvando el or-den en una época de desorden. Esto es una prueba que debemos agrade-cerle y es meritorio”.CONFERENCIA DE JORGE LUIS BORGES. UNIVER-SIDAD DE BELGRANO, 16 DE JUNIO DE 1978.

Ricardo Piglia:Una mirada muy sagaz que borra el idealismo

“Me parece que el género policial tiene una manera de entender el funciona-miento de lo social en términos de vio-lencia, corrupción, el papel del dinero, las relaciones entre clase social y delito, que podría entenderse como una po-sible respuesta a la tensión entre ideo-logía, sociedad y literatura, esa es una respuesta. Como sabemos bien, los es-critores norteamericanos de los años 30 eran marxistas: Hammett era comunis-ta, Jim Thompson lo mismo; Chandler y Burnett eran escritores de izquierda. O sea, que la relación que había entre ideología política y literatura en estos escritores era muy directa. Por lo tanto, no es casual que se encuentre en estos escritores una mirada que se puede lla-mar, en cierto sentido, digamos, no sé si marxista, pero por lo menos materia-lista, brechtiana diríamos; esa mirada sobre las condiciones materiales que ex-plican el mundo social, las condiciones materiales explican los valores, la crítica materialista que cree que los grandes valores espirituales están en realidad determinados por el dinero, por la am-

bición, y que estos son los que mueven a la sociedad. Es una mirada muy sagaz que borra el idealismo, borra la idea de que en realidad todo el mundo está in-teresado en sus vivencias privadas, en sus ideales, una mirada muy lúcida del funcionamiento social, que uno encuen-tra en los mejores escritores del género policial: Cosecha roja, la novela de Ha-mmett, es una gran novela política, o una novela de Chandler o de Goodis, o de McCoy, que también era un escritor socialmente muy sagaz, un hombre de izquierda”.RICARDO PIGLIA. ENTREVISTA A CLEMENS FRANKEN. BUENOS AIRES, 2001.

Mempo Giardinelli:La otra cara del espejo

“El papel que jugó la estética del género policial como crónica social latinoame-ricana de los últimos 50 años ha sido extraordinario, y me parece que mu-chos autores latinoamericanos hemos recibido una enorme infl uencia de este género, así como también la literatura latinoamericana contemporánea ha ido incluyendo cada vez más elementos del género. No sólo en cuanto a la estrategia de avance de lo que podríamos llamar el mecanismo de intriga de una novela po-licial, sino en cuanto a otros aspectos que tienen que ver con una especie de ética interna que tiene la literatura de este gé-nero, y que, a mi juicio, es lo mejor que nos legaron los creadores del género

El Careo

ESCENA DEL CRIMEN - NO PASAR ESCENA DEL CRIMEN - NO PASAR ESCENA DEL CRIMEN

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Desde sus orígenes, la narrativa policial ha sido motivo de reflexiones por parte de destacados escritores,

que generalmente apuntan a reconocer sus características y su aporte a la literatura de todos los tiem-

pos. A continuación rescatamos desde entrevistas y ensayos, algunas opiniones de los autores argen-

tinos Jorge Luis Borges, Ricardo Piglia y Mempo Giardinelli; del español Andreu Martín, uno de los invitados al

Festival Santiago Negro, y de los chilenos Sergio Gómez y Luis Sepúlveda.

Seis miradas a lanarrativa policial

“Yo diría, para defender

a la novela policial,

que no necesita defensa;

(pues)... está salvando

el orden en una época de

desorden.“”J.L.B.

“Es una mirada muy sagaz

que borra el idealismo,

borra la idea de que en

realidad todo el mundo

está interesado en sus

vivencias privadas, en

sus ideales.“ R.P.

“No existe en la

actualidad ningún

tipo de novela como la

novela policial que se

atreva a rehabilitar

los temas de la denuncia,

las injusticias y apunte

valientemente a todo

tipo de caraduras en el

continente.“ S.G.

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negro, entendiendo por tal a ese género que describió Marcel Duhamel en Fran-cia, cuando creó la Serie Noire para Galli-mard, refi riéndose ya en ese momento a la negritud. Yo pienso en esa negritud que tiene que ver con “la otra cara del espejo”, con esos aspectos más sórdidos de la vida cotidiana. No en vano surgió en la California desesperada de los años veinte, una California que se desbarran-caba frívolamente, corruptamente, hacia lo que después fue la Gran Depresión de 1929. Ese es el cambio en el que se ins-cribió esta literatura y que nace con una novela que todos conocemos y que es al género como el Quijote de Cervantes es a la novela moderna. Me refi ero a Cose-cha Roja de Dashiell Hammett. Con esta novela casi innominada, donde hay sólo acción, dureza, tiros, sangre, muerte y una especie de desenfreno que pinta en ciento sesenta páginas toda una época y defi ne una característica que el género va a tener de allí en adelante”.MEMPO GIARDINELLI: “LA OTRA CARA DEL ESPEJO”. EN DE LOS SOSPECHOSOS DE SIEMPRE A LOS CRÍMENES DE ESTADO. EDITORIAL PUNTÁNGELES, VALPARAÍSO, 2004.

Andreu Martín:La novela negra tiende al análisis social

“¿Novela negra y novela policiaca? Tien-do a confundirlo para escandalizar a los puristas. La policiaca digamos que es el embrión del género y su característica principal es el hecho de que hay un enig-ma. Se plantea un juego al lector que debe ir resolviendo. La negra evolucionó

de la policial. Sin embargo, la negra tien-de más al análisis social, prescindiendo del elemento ‘juego’ y por eso, en lugar de complementarse, se produce una di-cotomía: O juego o crítica. Según mi opi-nión, las dos son cojas, lo ideal sería una combinación. No comparto que se con-sidere a la novela negra como un subgé-nero. En Europa es la estrella. Francia, Italia, Alemania, el mundo anglosajón. No hay novela que no tenga elementos policiacos en mayor o menor medida. Yo publico en Alemania con asiduidad y se vende bien. España es un país que ten-dría que avergonzarse de no darle a la novela negra la importancia que se me-rece. Los gurús de la cultura, los críticos y los responsables de programas literarios en televisión la ignoran en sus dos ver-tientes: por ignorancia y por no hacerlecaso”. “Mis infl uencias son esencialmente estadounidenses, como Raymond Chandler, aunque también franceses, pero se reconoce menos. Jean Patrick Manchette, con El asunto N’Gustro, libro que recrea el asesinato del dirigente marroquí Ben Barka a manos francesas, fue un autor que nos sorprendió mucho. Mezclaba ya el reportaje con la novela negra. Es hijo directo de Mayo del 68 y supo unir el enigma con la crítica social. En cuanto al aporte de la novela negra española al panorama europeo del género, creo que la aportación esencial es Carvalho, que introduce el concepto de novela policial analítica, en el que el juego va por el lado del enigma, pero al que se unen elementos gastronómicos, de estilo, de crítica social, de creación propia”.ANDREU MARTÍN. ENTREVISTA EN EL DIARIO EL MUNDO, ESPAÑA.

Luis Sepúlveda:Una forma de escribir que es una radiografía de la sociedad“Creo que el neopolicial latinoamerica-no se inscribe dentro de todo lo que es el desarrollo de una forma de escribir que es muy latinoamericana, porque

se ha dado justamente en la época más oscura de nuestra historia continental. La época de las grandes dictaduras. Del silencio. Luego, los olvidos impuestos por decreto, la negación de la historia. Lo que ha hecho que muchos escritores invadan algunas disciplinas que aparen-temente estaban vedadas para la litera-tura como la historiografía, la sociología y la antropología moderna, encargán-dose de hacer un registro histórico de lo que pasó en cada uno de sus países y sociedades a través de la fi cción. Es sabi-do que la historia ofi cial la escriben los vencedores, y la otra historia, la historia de los verdaderos protagonistas, siem-pre ha sido escrita por los escritores, y a pesar de que su comprensión ha sido más tardía que la versión entregada por la historia ofi cial, resulta todo un aporte. Y es en ese sentido que la novela negra latinoamericana ha sido muy importan-te y precursora, ya que ha resultado ser bastante invasora de otros géneros, y no solamente en la literatura policíaca, pues también ha tomado elementos de la novela balzaquiana, de la novela de aventuras y de viajes. También de otras literaturas para así articular una forma de escribir que es una radiografía de la sociedad. Y en ese aspecto la novela negra chilena y latinoamericana se está transformando sin que quieran los es-critores –sino por decisión de los lecto-res– en la novela más representativa del continente americano”.LUIS SEPÚLVEDA. ENTREVISTA EN REVISTA PUNTO FINAL.

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Sergio Gómez:La literatura que tematiza sus grandes problemas“La narrativa policial permite un con-tacto claro, inmediato, con el afán básico de la literatura que es desarro-llar una historia. No hay otro género que se preste tan bien para el acto de contar. La literatura exageradamente elíptica y esteticista obedece a un re-finado conceptual, lejano al acto sim-ple que exige el lector de ser fascinado por el descubrimiento de un mundo nuevo, independiente y sorprenden-te que es toda historia”. “Se puede ha-blar de una narrativa policial latinoa-mericana con toda propiedad, como parte activa e integrada a la literatu-ra latinoamericana. Existen sobrados autores y novelas que lo prueban. La pregunta a esta altura debería, a la inversa, preguntar qué aporta hacia el futuro la literatura latinoamericana a la narrativa policial. El aporte más importante de la narrativa policial Latinoamericana, por sí sola, es ser la literatura de punta actualmente, la que tematiza sus grandes problemas, desde los existenciales hasta los más concretos. No existe en la actualidad –yo no conozco– ningún tipo de no-vela latinoamericana como la novela policial que se atreva a rehabilitar gloriosamente, por ejemplo, los te-mas de la denuncia, las injusticias y apunte valientemente a todo tipo de caraduras en el continente. La novela estrictamente esteticista no solo no se atreve a lo anterior, sino que los considera temas superados, no litera-rios, desagradables. Su silencio, por lo tanto, es notablemente cómplice, descaradamente evasivo”.SERGIO GÓMEZ, “DIÁLOGO SOBRE NARRATIVA PO-LICIAL LATINOAMERICANA”, PUBLICADO EN EL SITIO DE LETRAS DE CHILE. ATL

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Lorenzo Silva:

Momentos que resumen

una vida Ya lo escuchamos en el primer número. Ahora, entregamos dos bre-

ves relatos suyos publicados en la web del diario español El Mun-do, en los que al calor de momentos significativos consigue crear vidas completas.

Abuelita, dime tú

El inspector observó detenidamente a la mujer. Según su documentación, contaba setenta y tres años. Los aparentaba, e incluso alguno más, aun-

que quizá fuera por el efecto de la sorpresa y el mal trago del encierro, que la habían mermado un poco. Su ropa, de distinguida marca y esmerado corte, se veía arrugada y deslucida, como si no estuviera demasiado acostumbrada a lucirla como el género merecía.

El trabajo de peluquería que había dado forma y color a sus cabellos apa-recía también algo arruinado. Rosario D. P. no se hallaba precisamente en el momento estelar en cuanto a su capacidad de seducción.

Pero tampoco puede decirse que intentara seducir, ni a él ni al resto de los que había pretendido infl uir con su aspecto. Sólo se trataba de distraer y des-orientar, y ahora que el pastel que ocultaba había quedado al descubierto, ya no tenía sentido esforzarse.

Por eso estaba así, desvencijada sobre la silla, con la mirada gacha y ausente, y en el semblante un gesto que oscilaba de la indiferencia a la abulia, no exen-tas de cierta aprensión. El inspector había revisado su historial delictivo. Estaba completamente limpia, nunca antes se había visto en una como aquélla. Por tanto, algo debía haber en ella de la angustia del neófi to, ese temblor frente a la novedad que ya han perdido quienes conocen de otras veces el ritual de la jaula. Con todo, Rosario mantenía el aplomo que a veces brota de la desespe-ración.

¿Era por eso, porque ya no esperaba nada de la vida, por lo que aquella mu-jer había aceptado aquel encargo? Con su disfraz de turista acaudalada, aloja-da en un camarote de primera, había cargado en su equipaje con la mercancía que ahora la sentaba en aquella silla y la ponía bajo la autoridad del inspector. Un puñado de kilos de cocaína de la buena, directamente recibida de Brasil, el nuevo y boyante centro distribuidor intercontinental, para ser repartida por los puertos donde tocaba el crucero que la llevaba a recorrer el Mediterráneo.

Mala pata para ella que el eslabón anterior de la cadena estuviera vigilado. El inspector le hizo la pregunta:

— Dígame. ¿No tiene usted nietos?— Sí, ¿por? (la voz de la mujer sonaba extrañamente fría).— Ese polvo era para fundirles el cerebro a chicos como ellos, que también

tienen abuelos. ¿No se lo planteó nunca?Rosario pensó entonces en sus nietos. Ese puñado de egoístas malcriados,

dignos herederos de los dos haraganes que continuaban sangrándola, aunque ya sólo podía repartir una escasa pensión de viudedad. Recordó cómo Jessi, la pequeña, se había limpiado de la cara el último beso que le había dado, des-pués de apoderarse sin gratitud del huevo Kinder que le llevaba.

— Con mayor motivo, dijo, para desconcierto del inspector. La esperaban ocho años de cárcel. Deseó que a ningún tontaina compasivo le diera por sol-tarla por su edad. Allí la pensión iba a cundirle más que en la calle. Y sería toda para ella.

El amor en el contenedor

Ya estaba. Ahora ya no iba a chulearle más. Ahora ya era suya por los siglos de los siglos, y amén. Porque estaba muerta, y porque era él quien le había

arrancado la vida. No se merecía menos; el tamaño de la falta, no aceptar que su primer deber era cumplir la voluntad de su hombre, justifi caba el castigo.

El engorro, pensó entonces, era que cuando se acababa con una persona quedaba siempre un residuo indeseable y molesto: el cadáver. Ella ya no era nada, pero allí permanecía, sobre el suelo, ese despojo de carne, huesos y san-gre del que había que disponer de alguna forma.

Por un momento, la ira le hirvió en las venas. Ella, su ingrata y al fi n desecha-da Carmen, debería haberse volatilizado después de dejar de servirle; después de forzarlo a tomar la medida extrema de liquidarla. Pero no, ahí estaba su carcasa vacía, haciéndole sentir con esos ojos abiertos a la nada que incluso muerta iba a seguir dándole por saco.

Pues no; no iba a salirse con la suya. Sin cuerpo del delito no hay crimen. Sin cadáver no hay asesino, o eso decían siempre en las películas. Y también había visto en la tele lo de aquella chica de Sevilla, a la que habían tirado a la basura o al río, ya no se sabía, y que había desaparecido sin dejar rastro.

Allí no había río, pero siempre hay un vertedero. Y lo que el monstruo de la basura se traga, ya no lo encuentra nadie. Él lo sabía, que había trabajado unos meses en una contrata de recogida de residuos. En teoría había que ir depositando los cargamentos en un polígono previamente señalado, donde luego podían rastrearse los desechos de cada día. En la práctica, cuando el conductor llegaba al vertedero, después de toda la noche rodando por ahí y volcando contenedores en las fauces del camión, estaba tan hasta las pelotas que descargaba donde le salía de ahí mismo.

Para descuartizarla empleó lo primero que tenía a mano. Al principio le cos-tó un poco, nunca había troceado un cuerpo humano y eso siempre da alguna aprensión. Pero en cuanto se fue soltando, dio vía libre a su rabia. Le cortó un par de dedos y se los metió en la boca. Le rajó el tórax y le arrancó los pulmo-nes. La dejó irreconocible, y fue todo un desahogo. Por todas las veces que ella se había hecho la lista. Como cuando le había insinuado que podía acabar como sus dos parejas anteriores, con una orden de alejamiento y a las malas en la cárcel.

Lo que no sabía ella era que él ya le había dado a cuchilladas una lección a otra sabihonda, y que no le iba a dejar la más mínima oportunidad de ponerle una denuncia. Cuando la tuvo metida en cuatro bolsas, y echó cada una en un contenedor diferente, respiró aliviado. Era una pena que el amor acabara así, en el contenedor. Pero no iba a arruinarse la vida por ella.

Todo se fue al carajo por la crisis. Por su culpa la gente rebuscaba ahora en la basura. Así encontraron tres de las bolsas, y de ahí dedujeron lo demás. La muy zorra lo había hecho. Aun después de muerta, se las había arreglado para joderle.

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Carlos Tromben:

Carlos Tromben nació en Valparaíso y ha trabajado como periodista, economista, redactor de libretos radiales y pre-productor de proyec-

tos audiovisuales. Ha publicado dos novelas policiales, Poderes Fácticos (Mercurio Agui-

lar, 2003) y Prácticas Rituales (Alfaguara, 2004), la novela Karma (Seix Barral, 2006) y el libro de cuentos Perdidos en el Espacio (Calabaza del Diablo, 2008).

Fuiste mía un verano

El dirigente sindical Lautaro Núñez Bahamondes salió de su domicilio

ubicado en la Calle Coronel Santiago Bueras N° 456, comuna de San Ramón, conduciendo su taxi marca Fiat 125, pa-tente RX-676. A poco andar el vehículo fue abordado por dos sujetos que lo en-cañonaron con una pistola Dan Wesson Calibre 22, Serie 23234. Lo obligaron a conducir hasta un sitio eriazo en el sec-tor de Quilicura, donde se le hicieron cuatro disparos a boca de jarro, tres de los cuales atravesaron la región occipi-tal izquierda superior, izquierda inferior y derecha superior, respectivamente, localizándose el último en el pabellón auricular superior.

Según los peritajes, Lautaro Núñez Bahamondes no murió instantánea-mente. Sus ejecutores le propinaron tres heridas punzo cortantes en la re-gión cervical. Su muerte se debió en defi nitiva a los traumatismos encefáli-cos, tanto por los proyectiles como por arma blanca, sin perjuicio de la oclusión de las vías respiratorias por el recogi-miento de la lengua.

Antes de abandonar a la víctima los ejecutores procedieron a limpiar minu-ciosamente el taxi, retirando numerosas especies del mismo como el taxímetro, una linterna, una peineta y un reloj mar-ca Jaeger Le-Coutre. La documentación de la víctima fue encontrada en la playa Los Lilenes, en el camino que une Viña del Mar y Concón.

***Tres vehículos modelo Chevrolet

Opala de fabricación brasileña, con vi-drios polarizados y antenas de UHF, se estacionan frente al Hotel O’Higgins, Viña del Mar. Las fans de Raphael levan-tan la vista por encima de los cordones policiales y se llevan la primera decep-ción de la tarde. No es su ídolo quien se baja del primer Opala, sino un suje-to de estatura media, lentes oscuros y gruesos bigotes de galán mexicano, ajustándose el segundo botón de una chaqueta gris a rayas.

Es el mayor Armando González Concha, seguido de cuatro agentes de civil. El grupo cruza el lobby, repleto a esas horas de artistas, músicos, pro-ductores y directores de televisión. El mayor intercambia afectuosos salu-dos con el baladista nacional Roberto Viking Valdés y busca, sin éxito, llamar la atención de la actriz estadounidense Lindsay Wagner, mundialmente cono-cida como la Mujer Biónica. Luego si-gue camino hacia la recepción, donde muestra su Tarjeta de Identifi cación de las FFAA a un joven que lo observa casi con terror. Con prontitud aparece un funcionario de mayor rango, con su nombre anotado en una piocha de bordes dorados.

—Mayor, bienvenido al Hotel O’Higgins... –balbucea servil.

El personal queda alojado en dos habitaciones dobles, con vista exclusi-va al estero Marga-Marga. Al mayor, en cambio, se le asigna una hermosa sui-te, la misma, según el botones, en que durmió Julio Iglesias el año anterior. El mayor le da una generosa propina, abre el frigo bar y se saca la corbata y los zapatos, con una botellita de vodka se asoma al balcón. En torno a la pis-cina hay hombres y mujeres broncea-dos, fotógrafos que retratan a las más bellas exponentes del sexo femenino allí reunidas para resaltar el glamour del certamen viñamarino. De pronto se oye un rumor, se agitan los sabuesos de la prensa, estallan los obturadores de las cámaras. De las aguas de la piscina emerge una hembra de piel cobriza y glúteos fi rmes, sin duda la más guapa de todas: la vedette venezolana Celeste Delgado.

El mayor siente una puntada en el pecho. Se ha acostado con todas las mujeres del espectáculo, lectoras de no-ticias, anunciadoras del tiempo, rostros de continuidad, bailarinas argentinas o españolas. Celeste es la única que ha osado rechazar sus avances, y del modo más rotundo.

Toma el control remoto y enciende televisor. El reportero policial Pablo Ho-norato muestra el taxi del sindicalista Lautaro Núñez estacionado en medio de unos malezales. Corte a Ministerio del Interior. Entrevista al Cardenal. Cuña del presidente de la Corte Suprema. Despacho en vivo desde Viña del Mar, donde la periodista Yolanda Monteci-nos resume para los televidentes los mejores momentos de una nueva no-che de Festival.

“La segunda noche de este festival se vislumbra más bien malita”.

¿Cómo no estar de acuerdo? El ma-yor verá el espectáculo en el palco, a es-casos metros del escenario y junto a la crème de la crème. Toda la noche espe-rará en vano la llegada de Celeste Del-gado. Intentará entablar conversación con la Mujer Biónica. Escuchará con desgano al italiano amanerado cantan-do hasta el infi nito te amo te amo te amo te aaaaaamo... A la pálida competen-cia internacional seguirá una ridícula competencia folklórica y luego vendrá el show del cantante nacional Eduardo Márquez, exponente del llamado Canto Nuevo, que al mayor le huele a curas y comunismo. Finalmente unos rockeros ingleses con pinta de maricones (el can-tante tiene un aro en la oreja) torturarán al público adulto con sus estribillos para subnormales: dedududú-dedadadá...

***Según los vecinos, un vehículo mo-

delo Chevrolet Opala, sin sus placas-pa-tente visibles, se estacionó a las 11:38 PM frente a la vivienda ubicada en el Pasaje Tenglo del sector Gran Bretaña, Cerro Playa Ancha, Valparaíso. En ella vivía con su madre el pintor de bro-cha gorda Aurelio Méndez Neculñir, 32 años, soltero y sin hijos, desempleado. Cuatro hombres de civil se bajaron, per-manecieron media hora en el interior de la mediagua y luego partieron a toda velocidad con rumbo desconocido.

Aurelio Méndez fue encontrado esa misma madrugada por su madre, quien regresaba del Festival de la Canción, al que asistía junto con una amiga pro-ducto de haber ganado dos entradas gratis en un concurso patrocinado por la Ilustre Municipalidad de Viña del Mar.

Aurelio Méndez se hallaba decúbito dorsal con la cabeza orientada hacia los pies de la cama, con heridas cortantes en ambas muñecas. Su brazo derecho colgaba y debajo de él había una hoja de afeitar. Se encontró también encima

de un baúl una carta manuscrita en la cual este obrero no califi cado, con ense-ñanza básica incompleta, confesaba ser el autor material del asesinato del sin-dicalista Lautaro Núñez Bahamondes, hecho que habría perpetrado bajo la infl uencia del alcohol y con el objeto de sustraerle ciertas especies, quitándose luego la vida en virtud de los remordi-mientos resultantes de esta acción.

El hecho fue caratulado por el Juz-gado del Crimen de Valparaíso, en base a las pericias preliminares de la Policía Civil, como un suicidio.

***—Quiero un autógrafo de Miguel

Bosé -le ha dicho su hija por teléfono.El mayor cuelga. Se pone traje de

baño, se aplica Paco Rabanne en las me-jillas y el cuello y sale. En el ascensor se cruza con uno de los rockeros ingleses, el del aro en la oreja, el que cerraba los ojos y cantaba dedududú-dedadadá…

—Hello. El mayor lo observa con desprecio, no

le contesta. Se abren las puertas y sale, camina por el lobby, recorre con los ojos el espacio abigarrado que repletan los artistas, los técnicos, los funcionarios municipales, los simples turistas. Avan-za hacia la piscina con sus sentidos de sabueso en alerta. Mujeres y hombres se broncean, ríen, se zambullen y emergen del agua. Cuando ve a Celeste Delgado ya es demasiado tarde. El cuerpo de la mulata se refl eja, en duplicado, sobre la superfi cie oscura de sus Ray-Ban. El pro-blema es que no está sola. El cantautor nacional Eduardo Márquez, reconocido izquierdista que goza de la protección de los curas, le susurra palabras en el oído, que ella responde con una risilla coqueta, devastadora. Cómo quisiera el mayor echarle la capucha al invertido aquél. Un buen ablandamiento revela-ría su esencia gelatinosa.

El mayor pide un Bloody Mary, se sienta en una tumbona y observa. El trabajo está hecho, sus hombres están en alguna parte de Viña o en sus habita-ciones, durmiendo.

El mundo se ha detenido.Celeste Delgado se levanta y coge la

mano del cantautor, que la sigue manso y obediente ante los lentes de la prensa chismosa. Cinco minutos después se es-cuchan gritos, chillidos, rumor de pasos. ¡Es Miguel Bosé!, comenta alguien, y el mayor bebe su Bloody Mary en silencio.

Carlos Tromben:

Carlos Tromben:La verdad

de las palabras

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L ínea deinvestigacióntigatiga 3

Gastronomíaen la novela negra

El novelista griego Petros Márka-ris, creador del inspector Kostas Jaritos, ha aseverado que hay una

novela negra mediterránea “de Portugal a Grecia” que tiene en común “la gas-tronomía”, en contraposición a la anglo-sajona y nórdica “donde los personajes comen salmón con vodka o bocadillos con cerveza”.

Y con qué razón Márkaris así lo expresa. Es que la gastronomía tiene mucho que decir en la novela negra, entre otras cosas, que el tema cocina no es tan inocente; no es un detalle más en la arquitectura narrativa de este tipo obras. Tanto es así que los cultores de la novela negra de todo el mundo la toman muy en cuenta en la ocasión de desarrollar sus escritos.

Entonces, podemos señalar que la gastronomía aparece en esta literatura por dos razones: porque la cocina se transforma en una verdadera “metáfora de la cultura”, como tan bien lo indica Manuel Vázquez Montalbán (Las recetas de Pepe Carvalho) o por los ingredientes de las comidas y que forman parte del misterio, de la trama del relato. Porque no siempre la comida entrega ese placer sibarita, inofensivo, a veces, disfrazado este placer, es un pasaje a la muerte. Sucede cuando un ingrediente es parte del misterio, de la trama de la novela; en tal caso, surge como un veneno oculto en el té, en la sopa o en un reconfortante café.

La cocina es una“metáfora de la cultura

Bajo este concepto podemos ver a Pepe Carvalho, el detective “gour-met” de Manuel Vázquez Montalbán, dando sus recetas de berenjenas al estragón o la del chimichurri (salsa de adobo usado para acompañar las

carnes, muy parecida al pebre chile-no, popular en Argentina y Uruguay), para filosofar acerca de que la forma de cocinar es parte de la línea de vida social de un lugar.

O bien, si escuchamos al autor es-pañol Francisco González Ledesma, cuando ha confesado que su policía, el inspector Méndez, acostumbra comer en las viejas tabernas que había en el barrio Chino de Barcelona, donde ni la comida ni la bebida eran recomendables por su calidad.

Por su parte, Donna Leon ha co-mentado en alguna entrevista que también la gastronomía está presente en sus novelas protagonizadas por el inspector veneciano Guido Brunetti, a quien su mujer le prepara platos de la cocina italiana, y si pudiera parecer extraño que una autora norteamerica-na presente estas predilecciones culi-narias, aclaremos que ella ha estado en muchas ocasiones de su vida en Italia y que, además, reside en Vene-cia desde 1981.

Perry Smith y Dick Hickock, los ase-sinos en los que se inspiró Truman Ca-pote en “A sangre fría”, tenían debilidad no solo por el crimen sino también por la comida. Ellos, antes de la matanza, comieron dos menús elocuentes: bifes sangrantes, papas fritas, macarrones, succotash (un guiso de maíz) y ensala-da, con aros de cebolla y un aderezo de salsa picante. De postre: dos bollos de canela, tarta de manzana y café. Com-praron, además, jelly beans, unas pasti-llas dulces y blandas, y partieron hacia su destino sangriento. Eso era “trabajar” con el estómago satisfecho. Antes de morir en la horca, los asesinos coinci-dieron pidiendo el mismo menú: gam-bas, papas fritas, pan de ajo, helado y fresas con crema.

Pero los personajes de la novela negra clásica americana comen mal,

poco y beben mucho, tal vez por una derivación de sus vidas marginales. Raymond Chandler ponía en boca de su no menos famoso detective Philip Marlowe, bebedor de gimlets (cóctel de gin o vodka con jugo de limón) la siguiente máxima: “El alcohol es como el amor. El primer beso es má-gico, el segundo es íntimo, el terce-ro rutinario. Y después la desvistes”. Whisky y gin eran los tragos recu-rrentes de este detective. Dashiell Hammett también tenía su héroe, igualmente bebedor, Nick Charles, el detective de “El hombre flaco”, que nunca tomaba desayuno si no lo pre-cedía de un par de tragos. Nick usaba sus nudillos para dar certeros golpes y su ingenio en la época de la prohi-bición, porque siempre se daba maña para ir a una cantina clandestina o, si no, apelaba a su reserva personal: pe-gada a su arma portaba una estimable petaca con whisky añejo.

Agatha Christie se preocupaba de las comidas cuando se trataba de dar-le vida a su detective Hércules Poirot. En “El pudding de Navidad”, el de-tective abandona su solitario festejo navideño y va a una residencia en la campiña inglesa para resolver el robo de una joya. Allí se encuentra con todo un banquete: pavos, manjares y mucho champán. Pero todos están a la espera del pudding de ciruelas que da nombre al cuento. Este es un postre complejo. Lleva caldo, carne, cirue-las, especias y vino, espesado con pan duro. A las ciruelas, las almendras, pasas, frutas y el jengibre se añaden monedas de oro o alguna pequeña al-haja. Por supuesto que el desenlace tiene que ver con esa joya incrustada en el postre navideño.

Sherlock Holmes, si bien era un gentleman inglés de pura cepa, vi-vía en un piso alquilado y en medio

del desorden, donde se revolvían su capa, su pipa y su célebre lupa. Y aunque tenía conocimientos culi-narios y buen paladar, sus cacerolas solo se prestaban para experimentos químicos. Quien lo alimentaba real-mente era la señora Hudson, porte-ra del edificio de Baker Street. Ella le llevaba el té, le preparaba buenos guisos de jamón y perdices, y le al-canzaba vasos de borgoña, oporto o brandy, además de sus exquisitas ga-lletas.

El famoso autor siciliano, Andrea Camilleri, cuyas novelas del detec-tive ʻMontalbano ̓ han sido todo un suceso, escribió una novela alrededor de los arancini, un plato tan típico como delicioso de Sicilia. Su novela se llama, desde luego, Gli arancini di Montalbano, donde el comisionado Salvo Montalbano pasa por muchas cosas para asegurarse de que puede aceptar la invitación a comer Aran-cini la noche de Año Nuevo en la casa de la madre de uno de sus in-formantes. ¿Y en qué consiste este plato? Pues se trata de unas croque-tas redondas de pasta de arroz y que poseen un color anaranjado debido al uso de azafrán, se sirven calientes y como aperitivo.

Y no podemos dejar de mencionar las opíparas comidas, generalmente sicilianas, de los gánsteres. La no-vela de Mario Puzo “El Padrino”, abunda en encuentros sociales, donde los malandrines reúnen a sus propias familias, las familias gansteriles, los políticos, los jueces, los banqueros, unos siniestros contadores y a los eficientes abogados; una trama social muy particular que disfruta de platos suculentos y de la música de la be-lla Sicilia, pero también aprovechan aquel momento para planificar sus crímenes. ATL

LA MESA ESTÁ SERVIDA

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Título original: Public enemiesGénero: DramaDuración: 140 minutosAño: 2009País: USAFotografía: Dante SpinottiMúsica: Elliot GoldenthalGuión: Michael MannDirector: Michael MannIntérpretes: Johnny Depp (John Dillinger), Christian Bale (Melvin Purvis), Marion Cotillard (Billie Frechette)

La historia se sitúa en el año 1933, el último de la vida del bandido asalta-bancos John Dillinger (Johnny Depp), en plena depresión estadounidense.

Entonces, por haberse Dillinger convertido en una especie de ídolo popular, el gobierno central ha puesto en entredicho la capacidad del director del naciente FBI, J.Edgar Hoover (Billy Crudup) por su incapacidad para detener al malhechor. Presionado por sus superiores, Hoover nombra al agente Melvin Purvis (Christian Bale), quien poco antes había capturado a Pretty Boy Floyd, otrora miembro de la banda de Dillinger.

Así arranca este fi lm de Michael Mann, que mantiene, como en otros trabajos suyos, su estilo de un perfeccionismo impresionante, que cubre hasta los deta-lles más ínfi mos. Como, por ejemplo, el vestuario de los personajes a cargo de Colleen Atwood; los automóviles tanto de los bandoleros como de los policías y de tantos que pululan por las calles; las armas, que marcan el desgaste en algún punto debido al uso, los interiores de las casas, los muebles, los bellos modelos de los aparatos de radios. Pero, si bien el ambiente social está muy bien logrado en un sentido material, no alcanza a expresar con claridad la tensa situación que provoca la depresión en la población. Habría sido un punto interesante este aspecto, especialmente si se considera que uno de las razones de la fama de Di-llinger se pudo deber a la impopularidad de los bancos en tiempos de crisis.

Michael Mann es también director de otras obras importantes, tales como, Colateral y El último mohicano, por nombrar un par, que si bien son tan diferentes, demuestran el buen desempeño de Mann como director. Una (Colateral), ambientada en la actualidad, con los detalles propios de la vida corriente en una gran ciudad norteamericana y la otra, El último mohicano, que llena los espacios de recuperación histórica.

Hay que reconocer el acostumbrado dominio de Mann sobre las secuencias de acción y la elección de un muy buen reparto, otro terreno donde el director pisa con entera confi anza. Johnny Depp, por ejemplo, nos recuerda que es uno de los mejores actores de la actualidad o Christian Bale, aunque un poco rígido, está bien en el papel de ir a lo suyo, con soberbia frialdad es un policía que va tras su objetivo: Dillinger y Marion Cotillard, esta actriz francesa inolvidable en su repre-sentación de Edith Piaf en La vie en rose, impone a su papel una gran fuerza inter-pretativa envuelta en una apariencia juvenil y de delicada belleza. Por otra parte, contribuye en este equipo de considerable valor la excelente fotografía de Dante Spinotti, quien ya ha estado nominado dos veces al Premio de la Academia (por L.A. Confi dential y The Insider (El dilema) y que ya había trabajado con Mann en

Enemigos públicos, luz y sombra de un gánster

Ya está disponible este docu-mental de 60 minutos reali-

zado por Alexis Moreno Burgos sobre la figura y la obra de Ramón Díaz Eterovic. Un año y medio de seguimiento al creador de He-redia, con el fin de “comprender cómo se desarrolla la sensibilidad de una sociedad a través de la evo-lución de las formas artísticas y de sus creadores, (…) Cómo se desa-rrolla y por qué sienten interés en unir o asimilar diferentes aconte-cimientos. (…) descubrir la sensibi-lidad del hombre en el arte y no la del artista en el arte.”

¿Por qué Ramón Díaz Eterovic?“Porque su trabajo está relacionado con la memoria social, urbana y polí-tica del país. Porque produce interés conocer los encuentros con sus per-sonajes y ha desarrollado una obra publicada en Chile y en el extranjero,

El rostro oculto en las palabras

la que cuenta con un amplio recono-cimiento crítico y entre sus lectores en diferentes lenguas”.El documental El rostro oculto en las palabras cuenta con la actua-ción especial de Pablo Macaya, quien da vida al personaje de la saga de Heredia que ya suma 12 novelas publicadas. Es, además, el segundo documental realizado por Alexis Moreno Burgos, antes fue el segui-miento también de un año al mú-sico nacional Andreas Bodenhofer. Con este documental Moreno ganó el premio al “Mejor documental lati-noamericano” en el festival de cine de Lebu y fue seleccionado en una decena de festivales nacionales e in-ternacionales.

DVD El ROSTRO OCULTO EN LAS PALABRAS en venta a $ 3.990 en quioscos y librerías. LOM Maturana 13 y Moneda 650 (interior BN) y en Le Monde Diplomatique, San Antonio 434 local 14.

El último mohicano (1992); también la diseñadora de vestuario ganadora de dos premios Oscar Colleen Atwood (Chicago, 2002 y Memorias de una geisha, 2006) y el compositor Elliot Goldenthal que compuso la música para Heat de Michael Mann (1995), y también para Batman forever (1996) en 1997 Batman y Robin; Fri-da (2002), Across the Universe (2007), entre otras.

John Dillinger es un verdadero ícono cultural estadounidense, famoso por ha-ber conseguido burlar largamente la acción de la justicia. Como otros bandidos americanos, se ha impregnado de una imagen romántica y legendaria, tanto en su época de fechorías como posteriormente, con la llegada del cine, donde se ve acrecentado su prestigio. Tal como sucedió con otros bandoleros revitalizados por el cine, como Jesse James, Billy the Kid, y Bonnie and Clyde, estos últimos muertos trágicamente en un enfrentamiento con la policía el mismo año que Dillinger fue emboscado en un cine y ultimado por los agentes.

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MAGAZINE

El arte de escribir novelas de suspense

¿Quién no conoce al agente 007? Toda una factoría de efectos especiales y taquilla. Anteriores a las películas, las historias vieron la luz en formato novela, gracias a la pluma de Ian Fleming. A continuación reproducimos unas enjundiosas palabras de este autor acerca del arte de escribir novelas de suspense y del arte de ganar dinero con ellas.

“Si usted desea convertirse en un escritor profesional, debe decidir si va a escribir por fama, por placer o por dinero. Debo confesar, sin pena ninguna, que escribo por placer y por dinero, pero tratando siempre de mantener ciertos estándares en mi escritura: una prosa directa, una gramática nada excepcional y una cierta integridad en la narrativa.

No puede permitirse que nada interfi era con la dinámica esencial de una novela de suspenso; no pueden haber nombres ni relaciones complicadas, ni tampoco viajes o geografías que confundan o irriten al lector, el cual no debe preguntarse nunca: “¿dónde estoy?, ¿quién es esta persona?, ¿qué demonios están haciendo?”. Y sobre todo deben evitarse las escenas en las cuales el héroe rumia acerca de su mala suerte, revisa su lista de sospechosos o refl exiona acerca de lo que debió haber hecho o de lo que se propone hacer a continuación.

Habiendo alcanzado un estilo de trabajo y teniendo todos los recursos esenciales para hacer narrativa, ¿qué debe ponerse en el libro?, pues, todo aquello que excite a los sentidos, absolutamente cualquier cosa.

Finalmente, es fundamental mantener en una estricta rutina, y cuando digo estricta me refi ero exactamente a eso. Yo escribo cerca de tres horas en la mañana, aproximadamente de nueve a doce, y luego otra hora entre seis y siete de la tarde. Luego de esto me recompenso numerando las páginas y guardándolas en un archivador”.

1828 Las Memorias de Vidocq. Eugène François Vidocq

1829 Se funda la London Metropolitan Police

1841 Los crímenes de le calle Morgue. Edgar Allan Poe

1842 Los Misterios de París. Eugène Sue

1850 Se crea la Agencia Pinkerton en Chicago. Allan Pinkerton

1852 La palabra Detective se emplea por 1ª vez en Bleak House. Charles Dickens

1863 El caso Lerouge. Emile Gaboriau

1868 La piedra luna. Wilkie Collins

1878 The Leavenworth Case. Anna Katharine Green, 1ª autora de Novela Policial

1887 Estudio en escarlata. Arthur Conan Doyle

1896 Se publica el 1er Pulp: Argosy Frank Munsey

1905 Arséne Lupin gentleman cambrioleur. Maurice Le-blanc

1908 Le mystére de la chambre jaune. Gaston Leroux

1911 The Innocence of Father Brown. G.K. Chesterton

1920 Nº 1 de Black Mask. Ed.: H. L. Menken, Georges J. Nathan

1921 El misterioso caso Styles (Aparece: Hércules Poirot). Aghata Christie

1922 El falso Burton Combs. Caroll John Daly

1926 El caso Benson (Detective Philo Vance). S. S. Van Dine

Cronología de los hechosA continuación una cronología curiosa con hitos destacados del género.

1927 Dinero sangriento. Dashiell Hammett

1927 Underworld. Considerada la 1ª película de gáns-teres Joseph Von Sternberg

1928 The Lights of New York. La 1ª película sonora de gánsteres

1928 Red Harvest. Dashiell Hammett

1928 El misterio del sombrero de copa. Ellery Queen

1929 Little Cesar. William Riley Burnett

1929 The Maltese falcon. Dashiell Hammett

1929 Pietr-le-Letton (1ª aventura de Maigret). Georges Simenon

1931 The Glass Key. Dashiell Hammett

1932 El enigma de la calle Arcos (1ª novela policial ar-gentina). Sauli Lostal (Borges?)

1932 El secreto del contador de gas (Venancio Villabaja 1er detective español). E.C. Delmar

1933 Blackmailers Don’t Shoot. 1er relato para Blak Mask de Raymond Chandler

1934 The Postman Always Rings Twice. James M. Cain

1935 They Shoot Horses Don’t They? Horace McCoy

1936 Double Indemnity (Perdición). James M. Cain

1939 The Big Sleep. Raymond Chandler

1939 L’assassin habite au 21. Stanislas-André Steeman

1940 Madame et le mort. Pierre Véry

1940 Farewell My Lovely. Raymond Chandler

1940 High Sierra. William Riley Burnett

1941 High Sierra. Película de Raoul Walsh con Hum-phrey Bogart de protagonista.

1943 El club del crimen (de Salomón a Edgar Wa-llace). 1er Estudio bibliográfico en español sobre el género policiaco Carlos Fernández Cuenca.

1943 The Lady In The Lake. Raymond Chandler

1944 The Black Path Of Fear. William Irish

1946 Dark passage. David Goodis

1946 La Série Noire. Se funda la colección de Edicio-nes Gallimard Marcel Duhamel

1946 La môme vert-de gris. 1ª novela publicada en la Série Noire Peter Cheney

1948 Key Largo. Film de John Huston, con Humphrey Bogart

1949 Strangers On A Train. Patricia Highsmith

1950 Club del crimen. Colección editada por Luis Ca-ralt en España

1952 The Killer Inside Me. Jim Thompson

1952 Vanity Row. William Riley Burnett

1953 El inocente. Carga con la etiqueta de 1ª novela negra española Mario Lacruz

1953 The Long Good-Bye. Raymond Chandler

Ian Fleming (1908 - 1964).

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La última imagen en la retinaantes de morir

El 24 de julio se ha estrenado en España la película Imago Mortis (Imagen de la muerte) de Stefano Bessoni, que ambientada en el siglo XVII relata los ha-

llazgos del científi co Girolamo Fumagalli al descubrir que puede reproducir en el papel la última imagen que ha quedado registrada en la retina tras la muerte. Con esta interesante partida se pueden inventar muchas historias, por ejemplo, cómo descubrir a un homicida por el terror grabado en los ojos de la víctima. En esto se basa también Cuatro moscas sobre terciopelo gris (1971), fi lm de Darío Argento. Se cuenta que Scotland Yard trató de ver en las retinas de una de las asesinadas por Jack el destripador la imagen de su verdugo, pero sin ningún resultado positivo.

El tanatógrafo es un aparato terrorífi co y cautivante que ha sido buscado en Internet, en enciclo-pedias y en bibliotecas después del estreno del fi lm. Del mismo modo que se ha investigado sobre la biografía del científi co italiano Fumagalli, que en el siglo XVII recuperó imágenes de terror antes de la invención de la fotografía. Pero… todo es leyenda, es fi cción, aunque eso no es poco.

Ellery Queen,un detective con muchas almas

La historia de Ellery Queen es tan curiosa como enredada. Ellery Queen es el seudónimo de dos primos estadounidenses de origen judío, de Frederick

Dannay (1905 –1982) y Manfred Lee (1905 –1971), escritores de literatura po-licíaca que publicaron entre 1929 y 1970 unas treinta novelas sobre el famoso detective afi cionado.

El personaje de Ellery Queen apareció por primera vez en 1929, en la nove-la El misterio del sombrero de copa y se convirtió en tan famoso que sus auto-res decidieron crear la revista “Ellery Queen’s Mystery Magazine” (EQMM), que Dannay la dirige hasta su muerte en 1982. Esta revista fue considerada como una de las más infl uyentes publicaciones de literatura de misterio en lengua inglesa en la segunda mitad del pasado siglo.

Pero Ellery Queen, como la visión de espejos superpuestos, se multiplicó interminablemente: surgió copiado de los guiones radiales de los pri-mos que aprovecharon “falsos Ellery Queen” y de otros autores que usaron su prestigioso nombre para publicar enigmas policiales. Entonces, Ellery Queen siempre sería un ser desdoblado: autor y detective, seudónimo a la hora de la verdad y mul-tiplicado como los conejos, sin la autorización de los primos escritores.

Algunos detectives e investigadores en la narrativa policial chilena

Detective Autor

Román Calvo Alberto Edwards

Vicente Camacho Luis Enrique Délano

Beltrán Rojas Luis Enrique Délano

Philip Dane Luis Enrique Délano

De la Barra L. A. Isla

Ricardo Santander Julio Ortega Folch

Inspector Cortés René Vergara

Ignacio Sánchez Antonio Rojas Gómez

Inspector Valdés Guillermo Chávez

Heredia Ramón Díaz Eterovic

Bazofi a Espejo Ramón Díaz Eterovic

Juan y Jorge Menie Mauro Yberra

Tim Tutts Bartolomé Leal

Isidoro Melgarejo Daza Bartolomé Leal

Cayetano Brulé Roberto Ampuero

Carmen Avallay Marcela Serrano

Julían Morris Alfonso Reyes Messa

Inspector Gavilán Manuel San Martín

Hércules Prado Enrique Araya

Oscar Lambret Poli Délano

Plinio Jáuregui Sergio Gómez

Inspector Carrillo Eduardo Correa

Rubén Ríoblanco Tancredo Pinochet

Georges Washington Caucamán Luis Sepúlveda

O’Hara Pedro Guillermo Jara

Tapia Martín Pérez

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Manual Práctico de cocina Negra y Criminal, de Montse Clavé (la autora actualmente dirige

junto a su marido Paco Camarasa la librería “Negra y Criminal” de Barcelona) no es sólo un libro de rece-tas simpáticas y criminales, sino también un diverti-do estudio sobre los grandes personajes del género a partir de sus gustos culinarios. La autora señala que hay detectives que comen mal (generalmente los anglosajones, que además suelen beber mucho) y otros tienden a ser sibaritas, como Brunetti, Carvalho, Jaritos, Mario Conde.

Para mostrar el paladar de los famosos detectives, Montse Clavé nos cuenta sobre sus platos preferidos. De Vázquez Montalbán y su Carvalho nos ofrece una “Caldeirada Gallega”; de Georges Simenon y su Maigret, una “Soupe à l’oignon”; de Henning Mankell y Kurt Wallander, unas “Gambas en el Indico”; de Donna Leon y Brunetti, unos “Spaghetti alle vongole”; de Patricia Highsmith y Ripley, una excelente “Musaka”; con Camilleri y Montalbano, un “Conejo a la Cazadora”; con Dashiell Hammett y su Sam Spade bebemos un Talisker “single malt” de 10 años; con Agatha Christie una “Tarta sin arsénico”, y así, otras delicatessen más.

COSECHA

ROJA

Manual Práctico de cocina Negra y Criminalde Montse ClavéBarcelona, Libros de Allende

Bolscan, un perdido pueblo de España donde la tranquilidad difi culta llenar las páginas del perió-

dico local, se ve estremecido por un misterioso crimen. La personalidad severa e insondable de la subinspec-tora Martina de Santo irá levantando sigilosamente las múltiples capas que cubren un siniestro ritual y dejará al descubierto una trama en la que convergen perver-siones y deseos irrefrenables.

La Mariposa de Obsidiana amplía con su imaginario barroco los límites del género policial y deja espacio para un recorrido en que el erotismo sadomasoquista puede proyectarse hasta las civilizaciones precolombinas y la obsesión por el poder de la juventud engendra su consabida maldad. Todo ello, además, con la particularidad de contar con una mujer como la protagonista de la investigación, quien si bien comparte algunos rasgos generales del detective tradicional, le agrega una mirada completamente renovada al personaje.

Juan Bolea domina en este trabajo el estilo narrativo con un lenguaje rico y preciso. Su descripción es de trazo aguzado, en el que las formas surgen a través de los hechos, rápidas, cautivadoras. Los habitantes de Bolscan y sus alrededores confi guran un excelente encuentro de rasgos humanos extremos, una combina-ción que atrae como el abismo y mantiene con la atención en vilo hasta el fi nal de la historia.

Juan Bolea. La Mariposa de Obsidiana. Ediciones B. Barcelona, 2006.

Una trama barroca que amplía el género policialPor Magglio Chiuminatto

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