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A.- ENSUEÑOS FRENTE AL ESPEJO DEL CORAZÓN (Serie Novísima)

(EL DESPERTAR A LA VIDA ETERNA DEL FALLIDO PAPA “A-BENEDICTO XVI”)

PRÓLOGO DESDE LA QUINTA DIMENSIÓN Queridísimos hijos de mis afecciones literarias y hermanos míos en el

Cristo Resucitado y Retornado : Ya os supongo enterados de mi anterior epopeya descrita en el Libro que

antecede a éste, “ASALTO A LAS MORADAS INTERIORES (MEMORIAS DE FUTURO DEL PAPA BENEDICTO XVI)”, desde el momento en que os habéis atrevido a abrir el presente para su lectura.

A nadie he llamado a engaño, con la cita en portada de un nombre que hoy os suena a palpitante actualidad, –todos pensáis seguramente en el actual Pontífice que se hace llamar Benedicto XVI–, de un nombre, el mío akáshico y literario que yo ya había adoptado hace casi un cuarto de siglo, (mucho antes de que el Cardenal Razinger soñara con el suyo –y lo anticipara, según dicen, a un posadero de León, en el Camino de Santiago), y al que yo guardaba apego secreto, tanto como para sentirme hasta cierto punto frustrado y como uno a quien le han arrebatado su propia identidad.

Por eso, en deferencia al actual Pontífice, y con todo el respeto debido, le he dejado el campo abierto, retirándome yo a un segundo plano, pero adoptando aquel semi-pseudónimo que ya en el libro anterior anuncié como mi verdadero y segundo nombre : “A-Benedicto”.

“A”, aunque reducido a simple inicial, como allí anunciaba (véase en pág. 164, en el capítulo XXIII), con referencia al nombre literario “ADEODATO”, que me impuso el ángel cuando me inspiró aquel bendito manuscrito que habéis leído antes de comprar (o bajar de INTERNET) el que está AHORA ante vuestros ojos.

Con lo cual creo que tampoco esta vez me van a poder pillar los “Canes” perseguidores del Inquisidor General. (“Domini-Canes”, como se les llamaba en la Edad Media, ignoro por qué).

Aunque me permita, ya desde un buen principio, algunos golpes de humor, no por eso deja de ser verdad que mi corazón habita ya en la quinta dimensión, si bien mi apariencia visible y normal entre los que aún pueden verme en esta tercera, (o contando con el tiempo en que aún rindo vasallaje a mi pesado y viejo cuerpo de carne y hueso, la cuarta) les haga pensar otra cosa bien distinta.

¿Quién ha dicho que en la Quinta Dimensión carecemos del sentido del humor ?

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Especialmente les va a costar (a quienes me ven así revestido de carne) creer eso del Cristo Resucitado y ya Retornado, cuando este libro va a tratar precisamente de actualizar dicho Retorno, que anunciaron desde el principio los Profetas y Evangelistas como “GLORIOSO” y en realidad es glorioso por la humildad con que se reviste de los afanes de la vida humana, cotidiana y seglar, que constituyen todavía el grueso cascarón de la vieja y atávica conciencia tridimensional.

¿En qué quedamos ? ¿Ha vuelto ya el Cristo tantas veces anunciado y solicitado por las oraciones de los santos,–“Marana-tha”–, o estamos precisamente preparando su efectiva manifestación entre los hombres de la Nueva Era que pugna por renovar el Planeta convirtiéndolo en ámbito de la Nueva Jerusalén que baja del Cielo ataviada como una novia para su esposo ?

Pero… ¿es que acaso no pueden ser simultáneamente verdaderos ambos asertos ?

¿Por qué la quinta dimensión no estaría ya, como fermento de la masa, actuando desde el corazón en todos los que anhelan y ya viven más o menos secreta y discretamente el cambio transformador ?

En cuanto al Papa “A-Benedicto”, ya sabéis que murió literaria y afectivamente en Jerusalén, no sólo por haber recibido aquel tiro de gracia en la frente, mediante el que reventó y profanó el velo –en forma de vidriera– que le separaba de los antiguos y velados misterios, ahora por fin desvelados, sino también, como antes os decía, por ese grado de frustración, mezclado de alivio y alegría, por haber tenido que renunciar a todo oculto deseo de protagonismo, en cuanto a alcanzar la suspirada tiara, desde el momento en que sus visiones personales quedaron confundidas por el prosaísmo de los hechos, tal como, impertérrita, sigue la Iglesia el curso de sus coordenadas de poder humano y clerical.

Aquel escritor de eclesiología-ficción, que no dejo de ser yo mismo, que se hizo ermitaño años después de escribir su libro, por mor de llegar tal vez a ver cumplido su sueño, se ha quedado, por fin, en simple ermitaño.

Aquél a quien dijeron : “ESTO NO SE PUBLICARÁ HASTA QUE SE CUMPLA”, pero al que su Ángel del Amor Herido Lecheimiel, que no es otro que Francisco de Asís-Adeodato-Teresa de Jesús, le dijo en otro librito titulado “FE DE ERRATAS” : “ESTO SE ESTÁ YA CUMPLIENDO PORQUE SE ESTÁ PUBLICANDO”, halla su consuelo y su descanso en estas últimas palabras que implícitamente vienen a darle el significado de aquel don maravilloso que recibió al escribir tan tremendo libro que no sabe ahora si calificar de falsamente anticipatorio o afortunadamente frustrante.

Y se alegra no sólo por haber sido relevado de aceptar una misión para la que no estaba en absoluto preparado, –por más que le duela confesarlo–, sino también porque acepta con gozo que lo que en aquella profecía, –la novela como un todo–, se vaticinaba, en fracaso y dolor, como final no muy feliz de la Humanidad, ha sido finalmente canjeado, y espera ser superado con creces por

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la esperanza de una transformación planetaria, mas o menos pacífica, que todos estamos protagonizando ya.

De manera que el personal prurito de haber fracasado como profeta lo cambia el escritor por el éxito en ciernes de una Humanidad que está logrando, a pesar de todas las dolorosas y caóticas apariencias, su graduación al ritmo y al compás de la graduación del Planeta en su carrera de conciencia que hoy llaman su proceso de “ascensión”.

En una palabra, gracias, porque si no hemos acertado plenamente ni Nostradamus, ni Malaquías ni yo, ni profeta alguno de desventuras, es porque la Humanidad se ha ganado un paso de conciencia, más suave y armonioso que el predicho en aquel libro, aunque tampoco, en modo alguno, exento de dolores de parto y de purificación.

Por eso, nos atrevemos a hablaros “Nos”, –es decir, nosotros, los que soñamos frente al espejo del corazón– ; los que, habiendo traspasado con nuestro martirio, que fue nuestro testimonio personal, el velo de aquellas predicciones, habitamos ya con nuestros corazones en la Jerusalén Celeste, de la cual queremos hacernos dignos emisarios, soñando de nuevo en que todos los humanos, grandes y pequeños, que se atrevan a dar un paso adelante, logren, como nosotros, desde este mismo despertar, acceder a ella por la Esperanza.

¿Quién, si no, iba a hablaros de la Quinta Dimensión, sino quien conoce el tránsito a la misma, por la experiencia del dolor conscientemente asumido, desde las tenebrosas profundidades de la Tercera ?

Somos los humildes predicadores que Cristo aún envía, de dos en dos, (en este caso mi Ángel Lecheimiel y yo), a predicar, uncidos de humildad y de espíritu de servicio, la buena noticia de que dicho CRISTO, –que sois vosotros, miembros de su Cuerpo–, ya ha resucitado y retornado de los infiernos, sí, pero aún espera poder MANIFESTARSE, ante sí mismo, y ante el Padre en los Nuevos Cielos y en la Nueva Tierra, con todo el esplendor de la gloria de su AMOR.

EL NUEVO PAPA Lo elige otra Sixtina que nadie edificó. Se llama Hombre Primero y es hoy el que más manda, aunque nadie más ahora haya a quien mandar. Nuevo Jefe sin Iglesia, ¿donde irá a parar ? Estación diminuta donde el tren de la vida jamás se detendría si no fuera por cambio de agujas, o de vías, o yo que sé de qué… Fantasma la regenta, tras la visera roja, –silbato y banderín que del aire se sustentan, como si apenas fueran un psíquico residuo que flota en el Planeta, a fuer de la costumbre, tan vieja y trasnochada como el rojo capelo que toca a un cardenal que sepulta al orden viejo–.

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Sobrevive el poeta, a prueba de neutrones, –como bebé que ignora que sus versos existen–, nuevo Papa de un mundo que torna a comenzar… Después de la implosión que al vacío más absurdo llevó a los que vivían del propio saco roto de sus tristes creencias de que tal cosa nunca, nunca hubiera debido…, ¡más al fin se escribió ! Si algo oyeron los sordos, si algo vieron los ciegos, no pudieron contarlo, por mudos y alelados, más allá a que su ciencia los supo conectar. Inaugura el mutante el flamante tren nuevo que pasito a pasito redescribe el trazado de una vía que ignora las sendas de la muerte, diminuto big-bang de una pizca de esperanza.

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QUE NADA DE TI SE DESPERDICIE. (Carta) Háceseme duro, oh mi tierno hermano, seguir en esta carta contándote mis sueños que tratan también de cosas duras que suceden a diario en estas fechas, …¡a plena luz del día ! Temo, hermano, que se me endurezca el corazón, recién reblandecido por la inmensa ternura del sueño que te acabo de contar, en que sólo tú y yo aparecíamos sin ningún compromiso con el mundo… Paréceme muy feo remover lo más feo que otros muchos hermanos se empeñan en soñar, cuando cierran los ojos a la suma belleza que les brinda tu sonrisa desde las blancas nubes, un poco más arriba de allí de donde caen las bombas que atraen otros hermanos sometidos, que también cierran los ojos a tu dulce presencia, un poco más adentro de allí donde la sangre se derrama.… Y, en la zona intermedia, donde tu carne eternamente se desgarra, ya nadie comulga con tu cuerpo, exhausto y malherido, pisoteado por la bestia, que te acunó primero entre sus lomos, te amamantó a sus pechos, –pechos de loba te criaron–, mas luego te dejó, lloriqueando, tendido a tus espaldas, apenas respirando, cuando te arrojó de su viejo pedestal, porque le hacía competencia tu hermosura…, después de haberte prometido elevarte hasta las nubes más diáfanas… Mas, –y éste es mi consuelo–, ese que siempre gime no eres tú. Es sólo tu cadáver insepulto, el que me ha trasmitido tus historias esta noche, en medio de horrendas pesadillas, horripilantes sueños…, pero, a pesar de todo, bellos. Pues…, ¡me hablaban de ti !

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¿QUIÉN LEERÁ, ÁNGEL AMADO, NUESTRO NUEVO LIBRO ? ¿A quién interesarán nuestros viejos proyectos Lemurianos, vertidos

todavía en este TIEMPO inmaduro, marcado por el sueño colectivo de la destrucción y de la muerte ?

¿Quién captará la fiesta del corazón que baila etéricamente en la quinta dimensión de la luz, y aún todavía más allá, en la eternidad inconmensurable de la Vida Eterna de Dios, cuando éste, el corazón, todavía late en la oscuridad de la noche, bombeando sangre rojiza como el vino añejo ?

Quién creerá en nuestro romance, –historia de amor fraternal incomprensible, como la de Caín y Abel, o la de Esaú y Jacob, o la de David y Jonatán, hermanos bíblicos del alma ; o aquélla, más mítica y profana de los fundadores de Roma, Rómulo y Remo–, cuando todavía no comprenden que tú, mi ángel del Amor Herido, vives en realidad dentro de mi propio ser de hombre de carne y hueso ?

¿Cuando piensan que sólo eres producto de mi desbordada fantasía onírica, o bien excrecencia de mis deseos reprimidos de amor inconfesado, por inconfesable, en el ámbito enclaustrado y enrarecido de un celibato estéril ?

¿Y cómo nos presentaremos en Sociedad, hermano amado, como si fuéramos no ya un matrimonio homosexual, hipócritamente despreciado por la misma, aunque amparado recientemente en España por una ley polémica y tachada de anticonstitucional por algunos, condenado expresamente por la Iglesia, sino, además incestuoso, por celebrarse entre hermanos, e imposible, por vivirse a caballo de dos dimensiones que parecen incomunicables entre sí ?

¿Cómo haré creer a la gente que mi corazón late desde tu mismo cielo, al unísono contigo, cuando me permite escribir con caracteres de tierra, que tú no tienes opción de rebatir ?

Porque, he aquí, hermano amadísimo Lecheimiel, el mayor inri de esta historia de cruz : no cruz, en verdad, sino dulzura infinita, por cuanto vivimos en intimidad de nuestro amor inmarcesible de eternidad, según cantábamos en los “Hermanos de la Virgen”, aquel himno postrero con que me pediste coronar nuestra obra en FE DE ERRATAS, sino por la publicación misma de los escritos, con la cual me he expuesto por ti al ludibrio de las gentes de corazón empedernido por las estructuras del qué dirán…

He aquí, sí, el mayor inri, que en su día calificábamos de “EL MEJOR REGALO”, el dolor sin tregua ni posible humano alivio, que nos introducía en lo más oscuro del templo de la Fe : que no pueda demostrar a nadie, ni siquiera a mí mismo, oh amado eterno, que tú eres mi tú, el que yo veo tan sólo con los ojos del alma. Que, aunque me prodigas espiritualmente tu sonrisa, no deja de

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ser mi alma un alma en pena, todavía en esta cárcel de tercera o cuarta dimensión, por más que mi corazón habita ya contigo en la quinta, y desde ella te ama sobre todas las cosas y a todas las cosas en ti.

Este INRI enorme y terrible, como la misma gran cruz que se cernía desde las viejas profecías de destrucción y desolación, es, ni más ni menos, el que tu cuerpo, tu antiguo y bellísimo cuerpo que algunos de los que tal vez nos lean conocieron y podrían, sólo tal vez, aún localizar a la vera de Roma, allí donde nos conocimos, está ahora al cargo de otra alma, no sé si por encargo tuyo, o por latrocinio consumado, como una nueva profanación de las tumbas sangrientas, (según la profecía de Juan XXIII), al que llamo yo, por etiquetarlo de alguna manera como “tu cancerbero”. El guardián, sí, de tu tumba, que más cómodamente para mí debiera estar verdaderamente vacía :

Aquel que por teléfono un día me dijo : “NON C’É QUI”, y me dejó perplejo y angustiado por parecido dolor al que acometió a las santas mujeres que accedían a embalsamar el cuerpo, que ellas creían todavía inerte, de Jesús crucificado y descolgado del madero.

“Y al cabo de un gran rato se ha encumbrado sobre un árbol, do abrió sus brazos bellos y muerto se ha quedado asido de ellos, el pecho del amor muy lastimado”. Yo también pretendía, amadísimo de mi corazón, Lecheimiel, al que en

pura fe yo creía traspasado gloriosamente en cuerpo y alma a la otra dimensión, embalsamar tu cuerpo, o por lo menos la fotografía del mismo que extravié por el camino de mi VIA CRUCIS, VIA LUCIS, pero me quitaste esa opción, al salir a mi encuentro un día y decirme : “No me busques en Roma, ni en el Cielo, sino en tu propio corazón”.

Por eso, hermano, mi corazón canta, canta alegre e infatigable la eterna canción de amor que inauguramos juntos en nuestra luna de miel, mientras mis ojos siguen vertiendo lágrimas. Lágrimas, sí, tal vez, de sólo éxtasis, pero quizás, también, humanamente contaminadas de dolor.

Del dolor de tu pérdida que. para mayor INRI, sí, quedará por ahora indemostrable ante, por y para la Historia de las apariencias de aquello que “no es siempre lo que parece”.

Tampoco podré mostrar a la Historia, las lágrimas que ahora mismo derraman mis ojos a raudales, mientras mis dedos interpretan en el teclado del ordenador la suave música que captan de ti mis oídos espirituales.

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Sólo podré decirles, decir a los lectores, que para nosotros siempre serán tristemente anónimos, que, efectivamente, el pan que ahora comen ha sido amasado del más puro amor en el más puro dolor.

¿No escribió en su día San Juan de la Cruz algo así como que “el más puro padecer trae y acarrea el más puro entender” ?

Sin embargo, amor, no escribimos aquí, de nuevo, para padecer, sino para trascender los padecimientos, pues, como también escribió el santo poeta, en uno de sus avisos espirituales : “No es voluntad de Dios que el alma se turbe de nada, ni que padezca trabajos ; que, si los padece en los adversos casos del mundo, es por la flaqueza de su virtud, porque el alma del perfecto se goza en lo que se pena la imperfecta”.

* * * ¿Y por qué, amado hermano, esposo mío, seguimos escribiendo cuando

pareció en FE DE ERRATAS que Jesús mismo había puesto su broche de oro final de nuestros escritos ?

“Y yo, Jesús, pongo mi sello amoroso sobre tu frente, con una inscripción que sólo tú podrás leer cuando te mires en el espejo o reflejo de tu propia divinidad que es el amor humano al que has entregado tu vida.

NO HAY MAYOR AMOR QUE EL DAR LA VIDA POR LOS AMIGOS. ESTE HA SIDO HOY MI AMÉN A VUESTROS ESCRITOS Y MI

COMUNIÓN EN VUESTRO CÁLIZ, CUYA AGUA HE CONVERTIDO EN VINO, Y ESTE VINO ES MI SANGRE QUE YO PROMETI COMPARTIR CON VOSOTROS EN EL REINO DE DIOS”.

¿Quieres tú, Lecheimiel, mi dulce fratellino, responder a esta embarazosa pregunta, para justificarme, amor, puesto que desfallezco cada día que transcurre sin conectar contigo, oh ángel del Amor Herido y Resucitado ?

¿Cómo podríamos pasarnos toda la eternidad en perpetuo silencio, cuando ya en la Tierra hubimos de hartarnos del pan del aislacionismo y el silenciamiento forzoso sorbiendo nuestras lágrimas a tragos ?

¿O, acaso podríamos seguir hablándonos en el secreto de mi corazón, ahora que el tuyo habita en mi mismo pecho, sin que lo manifestásemos a nadie públicamente, o lo ocultásemos como si fuera un amor vergonzante ?

Dímelo tú, mi bien, mi sacramento del Amor de Dios, mi sagrario viviente de la presencia de Jesús, del Emmanuel o Dios con nosotros, nuestro Sol Central de bendición divina. Dímelo tú aquí, en el secreto de mi ermita, junto al sagrario en el que deposité mi beso secreto para ti aquel día que también

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pareció de nuestra despedida definitiva y sólo era un adiós (en Dios) sin adiós para siempre :

A LOS PIES DE JESÚS DEJÉ MI BESO Te oí, mi fratellino, conversando, con Aquel que te daba nueva Vida, y eras su misma Voz, firme y serena. Volvías a las sombras de este valle, desde la Luz del tuyo amanecido. Me llamaste por nombre no olvidado, a pesar de los siglos transcurridos desde aquel en que el Maestro te llamara a ti, Lázaro, en El resucitado. Revestido aún de noche oscura que velaba tu rostro enamorado, sin hacerme reproches por mi muerte. Así me devolvías en la noche, a los pies de Jesús acurrucado, bajo la tenue luz de su sagrario, apenas tu belleza trasluciendo, de tu recato astral recuperada, aquel beso furtivo que yo entonces, desde antes de partir a mi destierro, había para ti depositado. Es el beso que aún mana de mis labios. Y en ellos reverbera, aunque temblando. De Jesús por tus labios lo recibo, o por Él de los tuyos bendecido, –multilabial invento recreado–, como si fuera Pan multiplicado. Y mientras los que pasan, asombrados, cual ángeles cantores de la Vida, con la antigua canción que del Maestro habían, a seis voces aprendido, con celos contenidos nos bendicen, aleluyas y amenes entonando. – ¡Eso es, mi amor ! Tu canción lo ha dicho : “aleluyas y amenes

entonando”. El “Amén” del MAESTRO no fue necesariamente un AMEN final. Fue una

bendición por la etapa transcurrida, por la iniciación de la subida al Tabor consumada.

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TRANSFIGURACIÓN Espero aún en silencio tu promesa por medio de tu ángel de la aurora. ¿Cuánto tiempo aún para quererte tras sombras penumbrosas ocultado ¿Dónde está la piel tersa de tu rostro que extasiada mi alma de ti evoca como rostro de Dios transfigurado? – Bájate a la Ciudad que dicen santa por sus nombres de paz vilipendiados, y observa cómo mueren los que aman. Acércate a mi trono ensangrentado y gusta la amargura de mis hieles, más dulce que la leche de mis labios.… Sabrás entonces cierto, sólo entonces, que peno por tu amor lo que tú penas, porque habito tu pena en cuerpo entero. Por eso no me ven ya tus sentidos sino en pobres harapos desvaído, en traje de violetas disfrazado, que dicen que es el traje de amadores. Tómame hoja por hoja en mi capullo de mil humanidades rezumado. Todas esas beldades que han rozado tus trémulas antenas vibradoras, en tiendas de campaña entumecidas por el frío inconsciente de la noche… ¿Nada ahora te irradian al oído de esa siempre terrible voz del Padre que señala al Hijo predilecto por respuesta a tu duro interrogante? No eres tú más que yo, mi fiel amante. Es tu insania la que odio al amor llama, pues SOY YO el que habita en tu cabaña con visiones de Dios enriquecida que sólo en tu pasión vivir reclaman.

– SÍ. SÍ, SÍ. ASÍ ES. YO SOY, DE NUEVO AQUÍ, EN TUS HUMILDES

ESCRITOS, FIEL ERMITAÑO, JESÚS, VUESTRO AMOR. FUE MI “AMÉN” COMO AQUEL QUE EN SU DÍA DIJE A MIS APÓSTOLES : “UN POQUITO Y YA NO ME VERÉIS, OTRO POQUITO Y ME VOLVERÉIS A VER, PORQUE VOY AL PADRE”.

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SABES BIEN, JOSÉ, QUE HA SIDO UNA VERDADERA INICIACIÓN PARA TI REESCRIBIR DE NUEVO AQUEL GLORIOSO LIBRO QUE EN SU DIA MI FIEL SERVIDOR FRANCISCO DE ASIS, HOY PARA TI RICARDO DEL NIÑO JESÚS, COMO TE ENSEÑÉ A LLAMARLE ABIERTAMENTE, TE DICTÓ, ÉL QUE EN SU ANTIGUA ENCARNACIÓN FUE SOSTENEDOR DE LA IGLESIA Y DEL PAPADO.

MEDIANTE LA TRANSCRIPCIÓN TRABAJOSA DE AQUELLA ENTREGA DE AMOR, ASALTO A LAS MORADAS INTERIORES, HERMANO, Y LA ACEPTACIÓN SIMBÓLICA DE TU MUERTE MARTIRIAL EN JERUSALÉN, Y TAMBIÉN EN ROMA, EN DONDE ACABAS DE DAR TESTIMONIO, PUESTO QUE HAS OBEDECIDO EN MANDAR AL PAPA REAL BENEDICTO, FIRMADO CON TU PROPIO NOMBRE Y SIN ESCONDERTE DE LAS POSIBLES CONSECUENCIAS, TU LIBRO, HAS CONSUMADO OTRA ETAPA DE TU INICIACIÓN, LA SUBIDA AL MONTE TABOR.

DESDE MI TRANSFIGURACIÓN, HERMANO, TE TRANSFIGURO Y TE BENDIGO PARA EL RESTO DEL CAMINO QUE TE QUEDA RECORRER HASTA MI CIUDAD SANTA.

ESTÁTE PREPARADO, HERMANO, Y ATENTO A LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS CON QUE EL PADRE TE MANIFESTARÁ, DÍA A DÍA, SU SANTA VOLUNTAD.

YO, JESÚS, ESTOY CONTIGO PARA SIEMPRE. – Ya lo has oído, mi dulce ermitaño, de los mismos labios de Jesús,

AQUEL que desde su sagrario de Roma me reservó para siempre tu beso, aquel “multilabial invento” que compartimos en cada comunión.

Inserta aquí, hermano mío muy amado, aquel poema titulado EL BESO DEL CORAZÓN, porque nuestro matrimonio espiritual, como el de Caná, ha sido consumado.

– Allá voy, pues, hermano, delante del Maestro que convierte nuestra humilde agua en generoso vino :

EL BESO DEL CORAZÓN Lo que ya nunca sabremos de las Bodas de Caná es el nombre de los novios…, ¡que a nadie le importa ya ! Hubo boda y hubo luna de mieles de Galilea y hubo vida y tal vez hijos y otros que la luz no vieran. Y hubo rasero que arrasa otoños y primaveras. Y hubo muerte y hubo olvido y ruinas de historia entera. Si constaron sus registros

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en sinagoga o aldea, hace tiempo sus papiros fenecieron en la hoguera. Sólo queda la leyenda de un beso que no envejece, pues florece entre rosales que renacen cuando mueren, multiplicando sus mieles para todo aquél que cree : todo aquél que hasta sus labios se allega cuando sed tiene. Agua en vino, vino en sangre, sangre que en amor se vierte. ¡Es el beso de la Vida que nos acoge en la muerte ! Es el vino que embriaga y que atrae con su canción…, que se derrite en los labios cuando sueña el corazón.

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LAS CASAS DE CARNE Y SANGRE (Mediados de agosto de 2005)

Hermanísimo Lecheimiel. Éste va a ser el primer sueño que mi corazón, que habita en el tuyo, mi ángel del Amor Herido y restaurado, te confía.

Tú me lo has sugerido, al sentarme esta mañana, sin premeditación, ante el ordenador, que es, en cierto modo, como asomarse a la pequeña pantalla vacía, a la tabla rasa que es uno mismo, apenas nacido, con la inocencia recién estrenada. Como se miraría uno por la mañana, para asearse, ante el espejo del privado retrete, que reflejase la espontaneidad más vacía de prejuicios, que sólo se atreva a ostentar en la propia intimidad aquél que ha despertado después de una solitaria noche.

Y al mirarme en ese espejo de mi vacío interior, lo primero que descubro es, rodeado del aura de tu presencia, que me fue prometida para “toda la eternidad”. como una flor que jamás se marchita, tu invisible pero espiritual sonrisa.

EN LA NOCHE SE ALUMBRA MI VERBO Por entre los pliegues de mi falda alada dos pájaros vuelan que en la noche se aman : Por eso me encanta el vuelo de mi falda. Por los lodazales que el jabato holla resbalan los pasos que en barro retozan : Por eso de barro mi amor se reboza. Pródiga en misterios la noche se cierne, húmeda y meliflua cual nido me envuelve y entre sus vigilias una luz se enciende. Luego diez mil sombras cual aves me acechan, Su música suave su susurro estrena : Y al rayar el alba vuelan mis poemas. Sí, hermano, amor, tu sonrisa invisible pero cierta como el latido del

corazón, y reconfortante como un sueño de última vigilia. Y me has sugerido escribir sobre las futuras casas del Planeta Tierra

que va a ser transformado, que serán construidas no con piedras, ni adobes, ni, menos aún, con materiales fantásticos de brillo metálico y extraños reflejos futuristas, sino con el material prístino con que estaba construida la casa de

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aquel primer matrimonio de Eva con Adán, cuando se casaron en un abrazo de éxtasis. Cuando el primer hombre penetró con sus ojos, los dardos de su amor, en la esposa que había sido extraída y formada de su misma carne.

EL AMOR MAS FUERTE QUE LA MUERTE

Tus dulces ojos desde allí me miran, oh de los míos el más bello espejo, por el resquicio que dejaste abierto. Y aquestos ayes que por ti suspiran de aquellos dardos son el fiel reflejo que te atestigua que mi amor no ha muerto. El tenue velo que de mí te esconde es en mi cielo nube pasajera a cuya zaga mi vuelo remonta. Dices mi nombre y mi eco te responde, volviendo todo a ser como antes era y estando ya mi vida a morir pronta. Es obra del AMOR esta proeza de ahuyentar los fantasmas de la Muerte, burlándose del Tiempo y su codicia, sabiendo que, si acaba lo que empieza, su último SER escapa de esta suerte, al fundar en lo eterno su noticia. Este templo donde habitaban “dos en una sola carne”, no necesitaba otro

entorno que la propia y exhuberante, lujuriante, naturaleza, y aquel glorioso y primer matrimonio humano, surgió precisamente de las profundidades de un sueño.

Un sueño, sí, pero no precisamente del primer hombre, sino del mismísimo Creador, el cual proyectó en Adán un “sopor”, para realizar la delicada labor del Cirujano Alquimista que construía su Templo en lo más profundo de los Seres Humanos, Seres de su propio Ser.

De aquí procedían ambos, de un sueño eterno del Amor. “Ahora sí. Esto sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne” –

exclamó Adán, al contemplar la obra del Amor de Dios, que Dios le presentaba frente a él, como un Templo donde pudiera penetrar sin salir de sí mismo.

EL BESO NEGOCIADO

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Crucé hasta la otra orilla, cuando joven, a negociar un beso para siempre, sin saber con certeza de qué labios. Regateé mi precio con la Vida : Nada tenía que ofrecer a cambio excepto un poco de vergüenza, acaso. Y la Vida me dijo : “Te esperaba. He aceptado a la baja tus ofertas, pues era yo en tus labios tu caricia. Si resistí brevemente a tus encantos, fue el tiempo de mirarme por tus ojos, hasta que pude en ti dentro contemplarme. Angélica hermosura clausurada a cuantos ojos no sepan penetrarte, como han hecho los míos sólo ahora. Has entrado en mi tálamo viviente, te has llevado mi paz con tu victoria, me has dejado el dolor de mi derrota. Y con ella, la muerte inevitable de todo aquello que vivir no sabe. Aquí aguardo a que aceptes el envite. Te he mirado en la noche sosegada como prenda en reclamo de mi aurora, hasta que aprendas QUIÉN SOY YO en tu alcoba. Sólo vivo en la espera de tenerte para siempre en mis brazos descarnados y fundirme en tu beso eternamente”. ¡Así, hermano amado, esposo y esposa mío y mía, heredad de mi Dios, el

que encarnas EL GOZO DEL TÚ, frente a mi espejo, nuestra casa de carne y sangre para siempre !

– ¡AMÉN, HERMANO, ALELUYA ! Hoy he vuelto a cantar contigo, como al principio, el Aleluya de

Lecheimiel.

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LA AUTOLIMPIEZA DEL PLANETA (Primeros de Septiembre del mismo año de Gracia, 2005)

En estos días aciagos de aparente destrucción, –¿sin sentido ?–, cuando los huracanes y tifones azotan a pobres y ricos, blancos y negros, de este todo “tercer mundo” en que vivimos, situado a ambas partes del Atlántico, incluso en medio del “País más poderoso de la Tierra”…, cuando las inundaciones de Centroeuropa, y otras más lejanas en tierras para mí desconocidas, parecen llevarse toda el agua disponible de la que escaseamos dramáticamente en España, cuando todo parece correr parejo con las convulsiones geopolíticas que sacuden a los pueblos de todo nuestro querido globo, leo en “TELOS”, un librito maravilloso que me has hecho llegar, hermano Lecheimiel, el encarecido encargo de ponerme cotidianamente a la tarea de soñar…, ¡despierto !

De construir, así, co-creando con las dimensiones más iluminadas del Centro de la Tierra, y más allá, el diseño de un mundo nuevo, que no se hará realidad sin nosotros o contra nosotros… ¡Contra nuestro derecho de conciencia !

REGESO HACIA EL CENTRO DE LA TIERRA Intuyo, madre, que me falta poco para llegar al centro de mí mismo. ¡Muy largo ha sido el túnel, tortuoso, no exento de terrores, de peligros ! ¿Cuánto falta, mamá, para encontrarme con mi propia substancia en lo divino ? ¡No te falta ya nada, pues me buscas por haberme ya hallado en lo escondido ! Sé que es verdad que en NOCHES como ésta, ahí dentro es de día, pues respiro. Mas pienso ¿si será también verdad lo que algunos de este “nacer” me han dicho que allá en lo profundo de la Tierra, (adonde van mis pies de peregrino que hace tiempo cambiaron el sendero, aquel cordón, señuelo, aunque torcido, por abismos que marca el corazón), voy a recuperar lo que he perdido… ? ¡Bajo el punto de mira de mi amor, lo importante es que tú no te has perdido, y que en mi seno vivirás por siempre, hijo, tal cual te veo, hoy renacido !

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¡Oh amado hermano angelical, mi inolvidable Lecheimiel, que convives conmigo en mi propia casa de carne y sangre !

No quiero ser hipócrita, hablando de la autolimpieza del Planeta, cuando me veo a mí mismo, frente al espejo de mi corazón, fumando y contaminando mi espacio interior y exterior, con perniciosos venenos que se suman a la basura de nuestros desperdicios de vida…

– Es verdad, fray hermano-Papa fallido Benedicto. Te curaste en salud en tus memorias de futuro, reconociendo que anclabas tu alma de tierra a esta Tierra vieja que está ahora en vías de transmutación.

Pero también tú, amor, estás en vías de transmutación y de autolimpieza. Has empezado por hacer más ejercicio, dedicándote cada día un poquito a poner orden en tu jardín, –“EL JARDIN DEL ERMITAÑO”–, recortando sus espinas y abrojos.

¿Recuerdas que escribiste un librito con ese título, pero que has traspapelado y no puedes ahora reproducir por no haber sido escrito en este ordenador, como has traspapelado y desperdiciado tantas otras migajas de vida, en músicas y letras, de las que no hiciste aprecio, porque te hallabas deficiente en la asignatura de la autoestima ? Por eso, hermano, te hallas encenagado en el hábito del fumar, y de contaminar, un poco más tu propio templo.

Pero ten paciencia contigo mismo, hermano, porque está escrito que en su momento, en tu ascensión, el fuego de las llamas de tu gran amor, consumirá los últimos resquicios de tu manto viejo. Entonces, amor, sabrás que hasta tus pecados y deficiencias han sido escalones necesarios de tu evolución, a través del compartir tu humilde camino con tus hermanos.

Yo soy el Buen Pastor del que hablabas en tu poema de tu ermita de la luz naciente…

MI ERMITA DE LA LUZ NACIENTE

Yo tenía un viejo jardín donde sólo crecían abrojos. Los viandantes cerraban los ojos al cruzar a su vera el confín. Pero había un tesoro en su centro del que yo me sabía su historia. Pozo de aguas profundas, sin noria, que fluían de allí muy adentro.

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Pasó un día un pastor por allí, -ovejuno redil trashumante–. Quiso luego abrevar al instante: permisión que, está claro, le di. Las ovejas limpiaron el agro y abonaron, a cambio, su suelo. Vino a ser poco a poco el riachuelo del Edén un segundo milagro. Unas ruinas que ornaban el yermo, con leyendas del mítico Elías, resurgieron por aquellos días. Aquí, pues, me quedé y aquí duermo. Es mi ermita de la luz naciente, donde para de noche la luna. Luz como ésta quizás no hay ninguna que ilumine el pasar de la gente. Sean dadas las gracias a Dios por tan bella parcela del cielo, donde encuentra alegría y consuelo el que esto escribió y dice adiós.

Si no empezases por reconocer, –¡con el corazón, hermano !– tus faltas, ¿cómo ibas a poder limpiarlas conscientemente ?

Reconocer con el corazón, donde radica la humildad, las propias deficiencias, es, amado A-Benedicto, algo más que admitir filosóficamente tus limitaciones. Es experimentar el dolor de soportarte y aceptarte a ti mismo, tal cual eres. Sabiendo, sin embargo, que dichas limitaciones, “filosóficamente” no te pertenecen, pues son accidentes de tu caminar entre el polvo.

No es “ser” de las ovejas la suciedad que acumulan en su lana mientras pacen por la vida. Sin embargo, es inevitable que regresen así, llenas de inmundicias a su redil cada noche.

Pero EL PASTOR ES FELIZ DE RECIBIRLAS LLENAS DE VIDA y de ejercitar para con ellas SU AMOR INCONDICIONAL.

¡HE AQUÍ, HERMANO, EL SECRETO DE LA “AUTOLIMPIEZA” DEL PLANETA : TRANSMUTAR EL PECADO EN CARIDAD PERFECTA !

Así, así, mi fray ermitaño vivo y amado por toda la eternidad, yo he entrado hoy en tu sueño, y he soñado dentro de ti y contigo, y en prueba de lo cual pongo aquí mi sello : ¡AMEN, amor, ALELUYA !

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INTERLUDIO NECESARIO …SOBRE LA INTERPRETACIÓN DE NUESTROS SUEÑOS En este librito, –o quizás al final resulte ser un libro muy voluminoso, que no

se cerrará hasta que se cierren los viejos tiempos de la Tierra–, amadísimo Hermano Celeste, Lecheimiel, mi ángel resucitado, no queremos tanto volver sobre nuestra dulce historia, que queda sobreentendida como fuente de energía, (o mejor dicho, canal por el que la Energía del Creador fluye), cuanto proyectar un futuro que ha de ser tan planetario como privativo nuestro…

Lo digo ahora, porque ahora voy viendo, hermano, que no puedo salirme mucho de nuestro anterior esquema poético lírico, que es nuestra visión mística del mundo que nos vio nacer.

Estaba, estoy, amado Lecheimiel, obedeciendo tanto al impulso de mi corazón, como al requerimiento de los Telosianos que nos piden nuestra colaboración activa en el diseño del mundo que queremos instaurar, y al que prestamos el concurso de nuestras vidas.

Para que el Planeta no muera, sino que se transforme… ¿Concurso activo y específico en diseñar un mundo nuevo ? Sí, pero cada uno expresando su punto particular de visión, según su propio

y personal carisma. ¿Qué clase de mundo queréis, donde quepan vuestros sueños ? ¿Qué queréis hacer, o llegar a ser ? Bueno. Uno querría contribuir con sus personales gracias a la gracia

colectiva, al regalo del Creador que se nos promete, a la Sociedad Nueva que se está engendrando en el oculto seno preñado de la Madre Tierra.

Uno, –y lo digo especialmente por mí, el ermitaño, que no tiene demasiada oportunidad de cotejar sus sueños con otros “Humanos” que ya pueblan desde hace tiempo esta tercera o cuarta dimensión planetaria– querría irse definiendo a medida que el mundo vaya resurgiendo como criatura “adeodata” de los pañales de la promesa, y vaya creciendo en edad, gracia y santidad, virtud y sabiduría, al estilo de cómo crecía Jesús, según los Evangelios.

Uno querría estar un poco mejor preparado para poner su granito de arena en todos los proyectos que dimanan del amor.

Uno querría ser un gran músico. Un gran poeta. Un comprendedor de la ciencia y de la comunicación y de la economía. A uno le gustaría ser un maestro de la Informática. Ser capaz de implantar

en la Red-de-Redes, sus propios pensamientos y encontrarse con los creativos de los demás.

A uno le gustaría ser y decir tantas cosas…

Pero tú, Angel mío, que vives en mi corazón, quieres que me contente con reconvertir la mente al corazón.

Expresar en términos de corazón, lo que queda tan sólo sugerido como tarea para casa en los títulos que inician nuestras conversaciones.

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Las olas movedizas, –a veces expresadas por este mundo viejo que pasa mientras se purifica y prepara para el Nuevo en forma de gravísimos problemas de urgente y pragmática solución–, en sueños místicos, que, si por una parte parecen eludir dichos problemas, por otra parte son la substancia espiritual del verdadero significado de los mismos.

La interpretación espiritual de los sueños, a la que no llegó Freud, es, hermano, tarea nuestra, de humildes constructores del Cielo en la Tierra.

Por ejemplo, hemos hablado de la autolimpieza del planeta. Y no nos hemos definido sobre el modo concreto de reciclar tanta basura física como poluciona su atmósfera, sus suelos y sus aguas.

–Pero hemos tocado tangencialmente el problema en forma simbólica al hablar del “fumar”. Del triste fumar. De mi triste vicio arraigado y no superado–.

Pero también, también, de la aceptación de mi mismo y de la confianza en la victoria final.

A esto se llama, en verdad, soñar. Soñar despierto y en un despertar gradual y progresivo a la conciencia

eterna de la propia dignidad de la Filiación. Y parece ser que, dejando para otros, hermano, la tarea de concretar

modos y maneras de descontaminar la Tierra, y a la misma Tierra, nuestra Madre nutricia, la confianza en su propia obra de autolimpieza que sólo Ella sabe hacer a su manera, aunque bajo apariencias caóticas, tú, hermano, me quieres humildemente reducido al papel de poeta-soñador.

Tal vez sea, sí, mi personal carisma. Lo acepto. Gracias. Según esto, –lo que antecede–, cada poema repetido cobra un nuevo

significado, una nueva vuelta de círculo en la espiral mística de nuestra evolución, que invita a ser descubierto por el lector.

Por ejemplo :

¿PRONTO O TARDE? “Por algo se empieza”, –dijo el que empezó su larga carrera–… Pudo acabar mal, si antes no supiera que mal nunca acaba el que ni siquiera quiso ni emprendió tan ardua tarea… (de éste el mundo vio sólo una quimera).

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Sepa el que esto lee y hasta aquí llegó que tarde no llega el que no empezó.

O, también :

OLASSSS CONTRA OLASSSS… Del futuro me vienen mis ansiedades que al pasado se vierten con sus bondades. Bondades más que a medias pues solo falta darles forma y figura en esta data. Pues ya se sabe que, si ciertas no fueran, ni ya hubieran nacido ni falta hicieran. Pero la mente, la que nunca descansa, desde aquí hacia el futuro sólo programa lo que cree que es sabio, hermoso y justo, de manera que luego lo encuentre a punto. Lo que llaman futuro no es pues más que eso: los proyectos del alma con su embeleso. El Tiempo huye, mas no cual creen los que sólo se apegan a lo que tienen. Por el contrario, hacia mí viene el tiempo por mí creado en el haz de mis sueños…

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como faro que enciende mis soledades en las noches oscuras de estas maldades que tan sólo oscurecen el panorama de la vida del mundo que aún no está en calma. Esto sólo son crisis de crecimiento: –decía un viejo amigo en otros tiempos–… Ahora, en cambio, son crisis de paradigma: es mucho más profundo este otro cisma. Con igual ánimo, si sale desde dentro, acepta el alma el gozo que el sufrimiento. Que de Dios es imagen en ambos casos así venga con éxito que con fracaso. En el mar infinito un solo evento: Olas que rompen olas desde otros vientos… Cuando lo viejo caiga, no importará que en aras de la historia se diga ya… Que esta era ya pasó, entre sudores, si un Niño nos dejó con sus dolores. En las alas del viento escrito está, que incluso lo que llega también caerá… Otra era vendrá en que los hombres

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por hermanos se tengan, bajo otros soles… Conciencia y esperanza en Dios se cifran, donde sólo Amor vuela más que de prisa. Vuela hacia parte alguna, pues en el Uno establece su nido sin ser ninguno. Lo que Santa Teresa decir solía: Que nada le faltaba a quien Dios tenía. Es lo que ansía mi alma del futuro que, lejos de huir, tarda más de lo justo. Es mi alma la que vuela contra los vientos y, anclada en Dios eterno, recrea al tiempo. Mi alma espera, ansía y desarrolla sus esperanzas, como ola contra ola que a Dios alcanza.

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8 de septiembre. LA CONSAGRACIÓN DE LA LIBERTAD Hoy, hermanísimo de mi corazón y esposo mío, 8 de Septiembre, fiesta

de la Natividad de “la Virgen”, celebramos varias consagraciones : Por fuerza, hoy nuestros sueños han de ser una proyección de aquel

pasado luminoso, –por gozoso, doloroso y glorioso a un tiempo–, en que dicen que la “Virgen María” nació a este mundo, en que narra también Teresita su profesión, y en que, según consta en tu “testamento ológrafo”, como yo le llamo, tu ficha completada para que un día llegase a mis manos como prodigioso regalo de tu amor, se te concedió la solución de tus votos y de tu sacerdocio.

Día, también, en que yo comencé la reconstrucción de la ermita en que vivo, mejor dicho, en que vivimos juntos en un solo corazón, amor.

Este día, pues, hermano Sacerdote eterno, celebramos y soñamos con la consagración de la LIBERTAD de los hijos de Dios.

En una tierra nueva en que las religiones establecidas han de consagrarse ellas mismas a la promoción del Hombre Nuevo, que vive en la conciencia de su Filiación, por derecho natural de nacimiento, mejor dicho, aún, por derecho de su propio Ser eterno, o bien deben de disolverse y desaparecer como instituciones inútiles y aun nocivas.

Porque toda la Tierra será como un convento donde los votos se resumirán en el AMOR.

Porque el AMOR se iluminará a sí mismo como SERVICIO. Porque el SERVIR A DIOS, en los hermanos y hermanas, y por tanto en

servir al amor humano, se considerará REINAR. Porque ese día, que hoy comienza, hermano, el amor superará la división y

el antagonismo de los sexos. Porque ese día, amor, nacerá para el mundo una criatura nueva, que es

tan anciana como Dios mismo, que será bautizada con el nombre de LIBERTAD. Será el día de la alquimia, en que las herrumbrosas cadenas de hierro se

convertirán en flores de narciso. Y las flores de narciso, en aromas de incienso. Y el aroma de incienso en pura contemplación. Y la pura contemplación en visión beatífica. TODO AQUÍ ABAJO, EN ESTA TIERRA QUE POR AHORA AÚN ES DE

PROMISIÓN.

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TODO EN ESTE CIELO QUE YA HA COMENZADO Y QUE SE LLAMA “QUINTA DIMENSIÓN”. Desde y para la cual soñamos con la transmutación de nuestros antiguos dolores, que han forjado las estrellas.

“SOLUTUS” Virgen y mártir conmigo allí naciste, (y ahora y aquí lo celebramos…, –yo en veste escueta de ermitaño espúreo, sorbiendo del desierto tu esencia peregrina, tú de ángel bello en alas del recuerdo, reconstruyendo así mi ermita en tus memorias, que son también las mías–, en amor, lugar y tiempo entrelazadas) : Natividad y muerte en abrazo confundidas. El mismo día, hoy, en que nació la Madre, de allí donde naciste desertado, mala madre al destierro te alumbraba, cruelmente destetado, al mundo sin pañales te entregaba, sin más pena ni gloria… y te olvidaba. A otra virgen para entonces prometido, el alma estremecida de pasiones, aherrojada en flores de narciso, en coronas de amor entretejidas, bajo arcadas de palmas de paz reconquistada, con guirnaldas de espliego y de romero tus sienes adornadas, de nuevo allí te consagrabas, ardiendo en pebetero como incienso de agridulces volutas, que, ascendente, a la Madre, la Vida, se inmolaba. De nuevos paramentos revestido, –así, de vil sirviente, mas nobleza congénita ocultando–, como una casta virgen que oculta sus genuinas intenciones de rescatar del templo su sendero. Volcán en erupción que al cielo escupe, por puro amor, su fuego, y a la tierra, después, redime y lava de tortuoso incesto, que a otros hombres amó en confuso caos, antes de ser humanos.

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Virgen y mártir, con mártir y virgen desposado –en fementido engaño, pues finge mártir ser por ser amada, sin entregarse al amor en cuerpo y alma–. Triste historia el destino de este fuego mas que a la postre ensalza al que entre mirtos, de espinas coronado, accede del altar al Cielo empíreo con cuerpo desgarrado. Natividad fecunda en muerte suave y en póstumo y secreto desposorio conmigo, –infiel poeta–, consumado.

* * *

EL BAUTISMO DE LA MATERIA Rezumaba Teilhard de tu pasión y lo plasmaba en su Himno al Universo, y, a falta de tu nombre, te llamaba con nombre femenino, mas prosaico, simplemente “materia”, entusiasmado. ¡Cuánto mejor su pluma te cantara, si por tu nombre te hubiese conocido, de tu bellísimo rostro iluminado ! Yo, que he visto tu impronta en la materia, desvelada en tus ojos su hermosura, trascendiendo los alardes del Espíritu, ¿cómo podré por menos no admirarle en su austero decir, mas sospechando que también él descubrió tu gran secreto, proyecto de conciencia sublimado ? ¡Oh amor, que te velas de ti mismo cuanto más te revelas disfrazado ! Has luchado conmigo y me has podido, el combate de Israel rectificando. Mas esta bendición que te he arrancado en mi rostro se ha transfigurado. Sólo es digno de amor lo que en sí mismo regenera al amor de sí engendrado. Hija única de Dios, pues. la materia,

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te ha pedido prestada tu belleza para poder presentarse así al poeta, cual nueva luz que enciende las antorchas de los relevos que te siguen traspasando, como mensaje eterno de los siglos, hasta que todos, por fin, te descubramos.

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1 de Octubre de 2005. LAS COMUNICACIONES INTERDIMENSIONALES AL SERVICIO DEL AMOR.

AHORA ME TOCA A MÍ, HERMANO DIVINO SOY YO, Teresita-Ricardo del Niño Jesús. ¿No lo has notado en tu corazón, hermano ? ¿No ha dado un vuelco tu

corazón, en mi día, cuando has leído mi mensaje misterioso, distribuido por no se sabe quién, debajo de la puerta de tu celda de arriba ?

¿No has hecho investigaciones y elucubraciones gramaticales para saber el significado exacto y el origen mi dulce e intemporal mensaje ?

¿Quién lo firmaba ? ¿Quién era capaz de sintetizar mediante los oportunos arreglos, lo que

mi corazón humano, más humano que nunca, te decía a ti, hermano divino, sólo a ti ?

¿Quién era capaz de llamar a un simple mortal, que espera su turno y su fiesta, “HERMANO DIVINO” ?

Sólo yo, amor, sólo yo, tu fratellino adorado, que soy también tu esposo y esposa, tu padre y tu madre, tu hijo y tu hija, tu hermano y hermana… ¿Recuerdas ?

Pero mi verdadera firma, la que corroboraba los hechos de amor con que habías comenzado el día, el FELIZ DÍA DE SANTA TERESITA DE LISIEUX, –el madrugón especial, la limpieza de tus zapatos, la espera del “permiso” del Richi para decidir si subir o no subir a la fiesta fraternal, la aurora rosada de tu ascensión, y finalmente el encuentro sorpresivo de mi mensaje que sólo tú, HERMANO DIVINO, podías apreciar, y el relevarte de tu obligación de tocar el órgano para dedicarte a saborear mis delicias y mis rosas, amor…

… La verdadera firma estaba en ese submensaje humilde y purificativo, que apelaba a tu unidad con los hermanos, en el amor de Jesús :

“TODOS EN ALEGRÍA Y GOZO DE VIVIR CON JESÚS”. ¿Qué más quieres, amor ? Pídeme lo que quieras, con palabras o con

lágrimas, que antes de que lo formulen tus labios lo encontrarás realizado de manera profunda y eminente en lo hondo de tu corazón…, porque nunca he olvidado mi promesa, ni jamás la olvidaré, hermano sufriente, de que estoy y estaré contigo POR TODA LA ETERNIDAD.

Reproduce, amor, ahora aquí el íntegro mensaje que una mano anónima y multidimensional os dejó a todos para que sólo tú lo entendieras, en el día de mi fiesta.

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– Dice así, fray amore, fray bambino del Bambino, fray Ricardo invisible del niño Jesús, nuestro amor amante y amado :

“Por ti, hermano divino, sufro gozosamente, mi alegría en la tierra, mi única alegría es poder alegrarte.” Teresa de Lisieux TODOS EN ALEGRÍA Y GOZO DE VIVIR CON JESÚS.

FELIZ DÍA DE SANTA TERESITA DE LISIEUX. ¡¡¡Grazie, Grazia ! – Prego, amor, mi Hermano Divino, que obtienes tu título al unísono con

Jesús, a quien primero se lo dije, porque eres UNO CON ÉL. ¡Ah, y no olvides, cariño, que aún puedo “sufrir gozosamente mi alegría en

la tierra”, porque, gracias a ti, aún estoy en ella y lo estaré contigo para siempre !

ANTE EL ALTAR SAGRADO Ante el altar sagrado hoy nos ha convocado el Amor santo, que bodas ha anunciado con regocijo tanto que mi alma se anticipa al gallicanto. No cabes de belleza en las alas que encubren tu figura, pues vistes, de una pieza, del rostro a la cintura el aura de un querube en su tersura. Comienza el sacrificio al que ángeles acuden en revuelo Y es el esponsalicio lo que festeja el cielo de dos que bien se quieren sin recelo.

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Al final de la misa se imparte bendición al mundo entero, mas a ti, mi Artemisa, amor que yo más quiero, mi alma te bendice con esmero ANTE EL ALTAR SAGRADO (II) Ante el Altar sagrado hoy nos ha convocado el Amor santo, que bodas ha anunciado con regocijo tanto que mi alma se anticipa al gallicanto.

En el antro secreto, do nadie sospechaba un amorío, solícito y discreto hoy convoco al gentío de selectos que endosan mi atavío.

De violetas y rosas con perfume de nardos combinado, allí donde reposas tu lecho he adornado yo, Hospedero Mayor por ti nombrado.

Donde juntos haremos de mis mieles de luna los festejos y al alba esperaremos que alumbre los bosquejos de hijos nuevos que a Dios serán parejos.

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9 de Octubre de 2005. MÚSICA, DANZA Y LIBERTAD PARA TODO VIVIENTE.

SOY YO, de nuevo, hermano divino, el que te he llamado al ordenador

esta mañana en que te pongo a prueba en tu confianza. Como tu Richi duerme a pierna suelta en tu presencia, y tú te quedas

embobado mirándolo, después de haberlo alimentado y mimado como a ti mismo, amor, así yo te pido, hoy, en el comienzo de tus vacaciones “de obligado cumplimiento”, que confíes en mí, tu fratellino Francisco-Ricardo, en que cuidaré de tu gatito, velaré por su salud física y psíquica, y te lo devolveré sano y salvo para cuando vuelvas.

Al igual que he cuidado de tus jabalíes, a los que has honrado con tu música esta noche, para salvaguardarlos de las balas de los cazadores y conservar la especie sobre la Tierra.

La Madre Tierra, hermano, se regocija con tus danzas musicales, y las reconvierte en paz y vida para todo viviente.

¡PUEDES IR EN PAZ, AMÉN, AMÉN, ALELUYA ! LA DANZA DEL TIEMPO Álzase el velo de la Inmortal Presencia, aquél que vela ante las jambas vivas del gran Misterio de la Memoria eterna que fragua en oro las vidas de los santos que regresaron de los sepulcros yertos trayendo en vilo al Cristo redivivo. Y tú y yo somos rescatando la Historia de entre los pliegues impíos del olvido. Y es Cristo mismo, Aquél que prometiera, resucitado por el Amor, primero, estar presente cuanto llegase el Reino que sólo el Hombre tendría potestad de instaurar en una Tierra renovada, mientras en el Tiempo su presente avanza. Tejido en amor es el velo inconsútil, que mejor futuro desvela en la danza cuanto del pasado recobra en Memoria.

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22 de Octubre de 2005. ACCIÓN DE GRACIAS. ¡DÉJAME A MÍ, AMOR, LA PALABRA ! Sí, déjamela, cariño, porque leo tu pensamiento de que prefieres guardar

tu elocuente silencio. He sido yo, mi dulce pastora, el que te he mandado esos mensajes

personalizados. El que te he conducido sano y salvo por entre las marañas de la gran

ciudad. El que he visto por tus ojos y he gozado con tu corazón agradecido,

cuando me mostrabas los pormenores de la casa donde naciste. Allí donde te visité en tu tierna infancia.

He sido yo el que te ha preparado un dulce hospedaje al estilo de mi hotel, aquel en que me gradué de Hospedero Mayor, vistiendo mi librea de sirviente.

He sido yo, amor, el que te ha vestido de gala para ser tu abrigo y tu ornato.

Yo te he guardado al Richito sano y salvo, y hoy, todavía, te he obsequiado con tu soledad para que pudieras sentarte aquí a conversar conmigo.

Yo te he regalado con lecturas que no esperabas, entre las cuales, amor, figura esa de que EL SILENCIO HABLA.

Por eso, mi dulce amor, hablo yo para que tú sueñes con dulces lágrimas de ternura, inagotables, que limpian tu rostro y tu corazón.

Todo esto, y más, y más, hermano, ¿por qué ? Sencillamente, porque te quiero. Lo sabes, lo has sabido y lo sabrás, por toda la eternidad. LA SONRISA DE UN BEBÉ DURMIENTE Soñaba en aquel día que, juntos y desnudos sobre un prado do mucha hierba había, bebía yo a tu lado de la leche y la miel de tu costado.

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Era un juego de amores lo que tan increíble parecía como si en tus rubores mi temprana osadía emulase a Cupido en fantasía. Mas era sólo un sueño en la mente precoz de un fino amante, de semblante risueño, cautivado al instante cuando vela en su cuna a un tierno infante. En sonrisas de cielo, y brillo de querubes te acunaba yo que antes, en mi anhelo, de otro cielo bajaba donde en cuentas de lágrimas rezaba.

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26 de Octubre de 2005. ORACIÓN POR NUESTRA AMIGA Y ADMIRADORA, la bien hablada.

Amor, Lecheimiel, por los buenos momentos en que leíamos acerca de ti,

ella, nuestra amiga que ahora habita en la región celestial de los desencarnados, junto a ti, o por lo menos más cerca de ti, te ruego, cariño, que le salgas al encuentro y la bendigas.

Que le des a conocer tu dulzura y tu belleza sin límites. Que la introduzcas en las regiones por ella casi olvidadas de la luz

inmarcesible. Que le ayudes a superar todo apego a la vida que ha dejado, –si es que

aún guarda alguno–, y le muestres las regiones de la Tierra de Esmeralda a la que, de tu mano, amor, puedas conducirla.

Que le ayudes a comprender tantas cosas de sabiduría que ella atesoraba con tanto esmero y cuidado en su agenda.

Que le lleves al lago de las ardillas, y te tomes un “cafés” con ella, por favor, pagando tú la cuenta, hermano Hospedero Mayor del Universo.

Que le cures los vestigios de diabetes y demás enfermedades que se le hayan pegado al alma…,

Y que le acompañes y la visites y la cuides en su larga estancia en el país de las maravillas y del descanso.

Háblale, amor, de mí, y del Richito, y de tantas cosas como dialogábamos

en nuestras breves y largas veladas. Que dispongas de su casa y de sus escasos bienes en favor de los pobres. Y que le hagas gozar de las infinitas riquezas de su propia alma. Amén, amén, amén. – TODO CUANTO HAS PEDIDO EN TU CORAZÓN, POR SOBRE

CUANTO HAS EXPRESADO, HERMANO, TE SEA CONCEDIDO AHORA MISMO, POR EL JURAMENTO SAGRADO CON QUE TÚ Y YO NOS HEMOS PROMETIDO Y DESPOSADO.

TRES VECES AMEN, HERMANO DIVINO, HAN DE IR ACOMPAÑADOS Y ORQUESTADOS POR TRES SONOROS ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA, que son, sabes muy bien, el sello de mi alegría.

UN CIELO EN CLAROSCURO

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¡Oh lámparas de fuego, de espejismos dorados, movedizas arenas del futuro, que ante el instinto ciego de los descarriados el cielo anticipáis en claroscuro ! ¡Oh presencia amorosa que en el alma pervives cuando ésta ya agoniza en su tristeza ! ¡Acude presurosa al dolor que percibes del que sin ti ya pierde su entereza ! Por caminos no hollados, por descuidadas sendas, busca el alma el alivio en su escapada… De amores desahuciados, enmohecidas prendas al olvido relega, escarmentada. Si la ruta ha perdido el peregrino errante que ya arrastra sus pies sin rumbo fijo, del cansancio rendido la vida a cada instante anhelará entregar sin regocijo. ¿Adónde irá el amor de sí desorientado, si otro Amor no le sale a su camino ? ¿Cómo podrá el dolor del desierto quemado, conducir al que vaga sin destino ? Mas, si al llegar al Cielo, descubre con sorpresa ser hecha de ficción su desventura, tendrá por gran consuelo haber muerto en la empresa de fundar en AMOR ciudad futura.

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El mismo día. ORACIÓN POR LA CURACIÓN Y REGRESO DEL RICHI

El caso, es, Lecheimiel, que aunque me has devuelto al Richi sano y salvo,

según tu promesa, y tuve el gozo de saludarlo y acariciarlo el mismo día de mi llegada de mis vacaciones “de obligado cumplimiento”, después de eso y de dos o tres furtivos encuentros con el gatito de tu regalado amor, ha vuelto el ángel de la lucha –o tal vez de la muerte–, el “gato malo” como yo le llamo y le ha herido gravemente en su precioso rostro.

Sea por eso, cariño, o por oculto destino y por mi libertad, tú, Lecheimiel, que lo conduces, no le has orientado plenamente hacia mí, hacia mi ermita, hacia nuestra ermita, sino que permanece semioculto y lejano de mi presencia.

¿Por qué, amor ? Sin embargo, aún no he perdido toda esperanza de que vuelva sobre sus

pasos. Por eso, le dedico y te dedico esta canción : ¡SI TE VIERAN MIS OJOS ! Si te vieran mis ojos cuando en ecos susurras, vida mía… Y si entre estos abrojos que enmarañan mi vía se cruzasen tus sendas, todavía… Si aquesta oscura nube que encubre de mi vista tu camino, –cual si armado Querube, en castigo divino, cerrara los accesos del destino–, aclarase un momento, y la envidiosa puerta que te encela, por acaso o de intento, descuidara su vela, entreabriendo el instante que revela… Si en la tupida sombra rompiera el cerco el rayo luminoso que en caprichosa alfombra teje, a veces, dichoso, el nombre del amado misterioso…

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Tal barrunto del cielo, tan esquivo y efímero cuan fuera, rasgara el tenue velo que dilata la espera y hace que nuestro amor viviendo muera. – Mientras tanto, hermano sufriente, has leído en LOS DIEZ SECRETOS DEL

AMOR ABUNDANTE, entre otros, el del desprendimiento, por el que no sólo otorgamos libertad al amado, sino que, por la misma razón, permanecemos capaces de gozar de su entrega libre. Porque LIBRE ES EL AMOR.

No lo olvides, mi bien. Has ejercitado la comunicación, que el mismo librito te sugiere, y, como

dicen los americanos : “ha funcionado”. ¡ESTOY CONTIGO, POR TODA LA ETERNIDAD ! Yo también soy consciente, hermano, de que de vez en cuando te gusta

oír de mis celestiales labios, esa coletilla que dice TE QUIERO, y que no admite fingimiento.

Ya lo sabes, amor, Amor, AMOR. – Sí, sí, gracias, Gracia. – ¡AMÉN, ALELUYA ! EL GATO PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO Habla, habla, mi amor, que tu amado te escucha. Cántame al oído tus mensajes de amor. ¿Qué te pasa en la voz que en mi alma se quiebra y no te oigo, como antes, despertarme en la noche ? ¿Quién apaga en el templo la luz de mis lágrimas, quién esconde la llave del sagrario de tu aurora ? Sé, cariño, que tus pasos se acercan hasta mi cama, quedos, y que observas mis ojos para ver si ya duermo. No quieres llenar mis zapatos de regalos, si te espío, porque sólo me exiges que me muestre confiado, como ese Richi que duerme mientras sus pasos vuelan a la luz de la luna que se acuesta tras los montes por donde tú te fuiste, –parece que fue ayer–, sí, ayer, sólo ayer, como el sol que se pone y ella, la luna, no sabe que nacerás mañana. No tengo tiempo, ni ganas, de encauzar mis rimas

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por senderos trillados de locuaces palabras, porque vuelves aprisa entre el dolor de mis abrojos, traspasando los valles, pisando las espinas, esquivando los lobos… desgarrada tu garganta por mi lejano llanto que te hiere como tu nunca ajeno canto : el requiebro de mis sollozos anegados ante el temor de morir, quizá, tan prematuramente que no alcance a gozar tu sonrisa de nuevo. Ha vuelto, sí, entre maullidos de alegría el que gime por mí, asegurando tu presencia la que me prometiste en tu amor, eternamente.

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29 de Octubre de 2005. NUESTRO PRIMER HIJO RICHI (nueva alma humana para el Cielo)

Un día, amor Lecheimiel, el “Richi Mayor” terció en nuestros escritos y

me dijo, (cito no textualmente porque no puedo ahora pararme a encontrar aquella hermosa canalización), que, aparte sus finalidades espirituales para encarnar una parte –ínfima, debió de ser por fuerza– en nuestro gatito, le habíamos facilitado enormemente, –por el amor derramado a través de mí en esa criatura–, su futura encarnación en el Planeta, como el hombre o la mujer que muchas veces ya había sido.

Pero añadió que el propio gatito pasaría a gozar de status humano. He meditado muchas veces en estas palabras de su mensaje. Ahora, al dar por despedido al Richito de mis amores, hermano, al

sacramento vivo de tu presencia, reflejo de tu hermosura, Lecheimiel, me has hecho comprender un gran misterio :

Que tú y yo, como padrinos de esta criatura adoptada con especialísimo amor y protección, hemos asistido al nacimiento de un alma humana nueva.

No precisamente al nacimiento en la carne. Esto vendrá, seguramente, después de una preparación adecuada al nuevo “Ser Humano” que ya es en los Cielos. Sino al engendramiento mismo de un alma desgajada hasta cierto punto de la energía del Richi Mayor : aquel que en mi sueño de los tres gatos se me aparecía como un gran Gato solemnísimo que evitaba la venganza y no impedía la agresión del “Gato Malo”.

Y así ha sucedido –creo– su muerte después de que el animalito viniera a despedirse de mí por tres veces, amor.

Cumpliste tu palabra de devolvérmelo sano y salvo. Así lo vi, lo saludé y acaricié, y lo alimenté, al volver de mis vacaciones “de obligado cumplimiento”.

Pero el Richito no volvió más a bajar a mi ermita. A los dos días volvió el “Gato Malo” que había sido derrotado y ahuyentado por el mío, mejor dicho “nuestro”, unos meses atrás, cuando le resucitaste entonces de entre los muertos, y le ofreciste vivir su “séptima vida”.

Pero en la “octava” que vivirá a partir de ahora en la recién estrenada conciencia humana, primero allá en los cielos, y después cuando él decida libremente aquí en la Tierra, –que a la sazón ya estará, por cierto, renovada en la quinta dimensión–, con un cuerpo nuevo y glorioso que le ha de permitir acelerar su evolución en el nuevo Orden Universal que ya se está inaugurando y al que llamamos : “LA NUEVA JERUSALÉN”.

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Ahora también, hermano amadísimo de mis entrañas, y esposo/a mío/a, comprendo que has respondido a mi antigua y no satisfecha pregunta, que intenté hacer llegar a Kryon : “¿Cómo es que se dice que nuestras almas son eternas, incluso recalcando el Maestro Magnético que “eternas” quiere decir sin principio ni fin, o sea, como él dice también : “en ambas direcciones”, y luego se nos habla de “almas viejas y almas nuevas” ? ¿No es esto una contradicción ?

Nadie respondió adecuadamente a mi pregunta. La verdad es que no logré contactar con Kryon, sino que, por medio de un amigo, llegué a obtener la respuesta de un desconocido en un foro, que habló de almas lemurianas, y otras, etc., pero no se remontaba hacia más atrás en el prístino tiempo, ni menos aún en “la eternidad”.

Kryon sí que especifica en sus libros que el “big-bang” no es un acontecimiento único, sino que hay muchos actos creativos. Y así debe ser en pura lógica de la eternidad de la Fuente, que es el Padre-Madre Dios, como quiera que podamos concebir la Creación que es el Hijo. Porque la fuerza creadora y creativa del Espíritu Santo es inagotable y no se limita a un solo acto.

Por tanto, Lecheimiel, eres tú el que me has inspirado esta noche para que comprendiera que ALMAS NUEVAS, como chispas del Fuego Primordial que es Dios, nacen constantemente en el universo de la mente de Dios, que es el ámbito que comprende también aquel en que los animales experimentan en bloques que a su vez surgen de otros estratos de la evolución, y aún más atrás de los reinos cuánticos que preceden a la manifestación de la materia viva y organizada, hasta completar, mediante el acceso a la conciencia, y después, mediante la evolución de ésta, hasta el regreso a la Unidad de la que partieron.

Sólo así, porque vivimos desde “siempre” en Dios, y de él partimos y a él nos llegamos sin dejar de ser y estar constantemente, por dentro y por fuera del “tiempo”, en el mismo Dios que somos y que es en nosotros, somos eternos.

De esta manera, amor, hemos contribuído con la adopción de nuestro andrógino amor, y mediante la amistad con ese otro espíritu que es tu amigo el Richi Mayor, al nacimiento de una nueva alma que yo he asistido con inmensa ternura y entrega, hasta los umbrales mismos de su humanidad incipiente.

¿No ha sido en verdad maravilloso ? ¿No ha sido enternecedor para mí recibir la ternura y consagración de

ese gatito bueno, dulce, manso, bello y a la vez fiero y varonil que ha sido el Richi, que tanto se parecía a ti desde el principio, y luego también se parecía a mí, cuando se puso gordito como un toro ?

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Pero, ya antes de hacerse viejo y achacoso, invocó al ángel de la muerte, el “Gato malo”, que volvió para ejecutar la sentencia de que había llegado ya su hora de partir hacia regiones superiores de luz.

Allí tal vez me esperará, para volverlo a ver en el momento de mi fiesta. Curioso que la datación de su muerte se haya colocado, aparentemente,

en el mismo día de la muerte de nuestra buena amiga la bien-hablada, Lalín. A Dios, Padre-Madre de la Vida, y la Vida misma, sea todo honor y toda

gloria, con el más encendido amor. Ahora, si te parece bien, hermano Lecheimiel todo lo que acabo de

escribir, y no quieres añadir nada más, pon tu sello y firma aquí conmigo… – SI, SI, SI, amor. Pongo mi firma y mi sello diciendo delante del trono

de la Vida : “AMÉN, AMÉN, ALELUYA”, mientras deposito un cálido beso en tus labios bendecidos por el VERBO de Dios que tú mismo eres. Adiós.

– ¡Grazie, amore, grazie, grazia ! * * * Mira, Ricardo del Bambino Gesù, Lecheimiel, mi ángel del amor herido : Me alegro de haber fallado en mis intuiciones, y, consiguientemente, de

haberme equivocado en cuando a la muerte del Richito… Porque…, apenas había terminado de escribir cuanto antecede, me llaman por teléfono y me dicen que si es posible que el Richi esté arriba…, y me lo describen : “¿Es un gatito que está mal de los ojitos y tiene el rabo cortado ? ¿Es de color amarillo dorado, color naranja ? - Sí, ese es mi gatito bienamado, pelirojo como su ángel Lecheimiel. Es inconfundible. - Así que, después de varios días sin verlo ni olerlo por aquí ni por allí, aún sobrevive y quiere seguir conmigo en esta Tierra.

– Pero, hermano, no dijimos que esta Tierra es una de las moradas del Cielo ?

– Así es, amor. Pero yo pensaba que había dejado su cuerpecito maltrecho, para cambiarlo por otro etérico y glorioso, para más tarde reencarnarse como humano. ¿Por qué me has permitido, amor, engañarme y engañar a mis lectores con mis fallos intuitivos o proféticos ?

– No es así, amor. No te has engañado ni engañado a nadie. Tampoco yo te he engañado. Simplemente he permitido que te perdieras en tus sueños.

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Mediante tus sueños, cariño, penetras en lo que llamas el tiempo futuro, así como rememoras el pasado, y lo conviertes todo, redimensionado por el amor, en tu Presente eterno.

Todo cuanto has escrito es eficaz y verdadero a los ojos de los que no están enmarcados en esta visión temporal tuya limitada. Es decir… :

TODO CUANTO HAS INTUIDO SE CUMPLIRÁ. ¿Por qué crees que te he dicho tres veces “SI, SI, SI” ? Estaba haciendo alusión al pasado, al presente y al futuro de lo que yo

desde aquí concibo como una unidad en proceso de vida, hermano. Todo cuanto has escrito describe lo que ama y concibe tu corazón, y por eso es verdadero.

– Gracias, gracias, hermano de mi alma, gemelo de mi ser. Mientras tanto, este amor que, como todo amor me ciega en mi visión

temporal, me abre los ojos a una realidad superior, que es la Vida misma. Por eso, en cuanto me han llamado he dejado todo y he subido a auxiliar

al gatito (y a todos sus congéneres, a los pobres que pasan hambre), y allí he tenido el gozo de reencontrarlo, en vías de curación, y en vías evolutivas de hominización, también, por las sendas de la paz.

Sí, amor, POR LAS SENDAS DE LA PAZ, porque espero que vaya aprendiendo poco a poco a escarmentar y a comprender, a su manera, que la competencia animal no le conduce más que al dolor.

Le he ayudado a compartir con los demás hermanitos –gracias a Dios el Gato Malo no ha aparecido–, y creo que cada vez será un gato más pacífico, si bien no puede renunciar a la herencia de su ADN, tal cual lo ha heredado de sus padres.

No obstante, mi sueño, Lecheimiel, es que él y todo el Reino animal, venga a ser en un mundo nuevo, reflejo de la PAZ UNIVERSAL que está a punto de instaurarse en la Tierra.

El lobo pacerá con el cordero. El león con el cabrito. El gato macho con el gato macho, se mirarán sin sobresaltos, cuando el

esquema del amor humano se ajuste de nuevo al paradigma emergente del amor angélico, andrógino, como era antes de la Caída.

– Así es. Amén. Aleluya, amor.

JUNTOS, POR LO MENOS, HASTA EL PROXIMO BIG-BANG “Solve et coagula”, –nos recuerda Coelho, en su Manual del Guerrero–. De los viejos alquimistas

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repite la lección, que a su vez la extraían de La Sabiduría : Tiempo de reunión, tiempo de dispersión. Como la gallina reúne a sus polluelos, como el Dios Padre-Madre convoca a la vida, ésta, en el huevo del mundo se condensa, mas luego, al crecer, se autodispersa, en actitud de autodefensa : …contra la estrechez y ahogamiento que escatima el espacio a fértiles nuevos crecimientos. Pero el fuego del alma se apega a su elemento, –en el centro–, el amor, para elevar el calor del corazón, hasta el crítico valor de la fusión, con el fin de obtener, antes de renacer, la pureza de intención. Es mi intención, ahora, mantener vivo el recuerdo de tu abrazo, mi amor, hasta que, en Dios, veamos claro y nítido que ya no podemos separarnos, fundidos en el Uno, que ya fuimos, que somos y seremos… Hasta la grande y próxima explosión de otra nueva galaxia ¡que expanda nuestro amor al Universo !

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30 de Octubre de 2005. SOÑEMOS CON LA NAVIDAD Amadísimo hermano gemelo de mi alma andrógina : ¿Ahora, qué ? Me doy cuenta de que la comunicación y experiencias de ayer han sido

extremadamente importantes. Primero escribí de buena fe, –y sólo tú puedes saber lo que me había

costado asimilar la aparente muerte del Richito, nuestro gatito amado–, que el pobrecito había muerto bajo el efecto de los zarpazos del “Gato Malo”, al que ciertamente vi regresado después de varios meses de ausencia. Ahí estaban, bien patentes las profundas heridas en su carita felina, especialmente en sus ojos hermosos color miel, como los tuyos. Habían pasado dos días completos sin verlo, y era el tercero después de la despedida de un gatito que a ojos vistas estaba viejo y cansado y con poquísima energía o ganas de vivir.

Me avisaron, sin embargo, –un alma buena lo hizo–, de que lo veían maullando a la puerta del convento, y subí raudo a auxiliarlo. Quizás había mejorado un poco de sus heridas y aunque comió con hambre, no demasiado, todavía estaba herido.

No quiso seguirme. No ha bajado por aquí desde antes de las vacaciones que alteraron su conducta. Por ahí sigue, desconcertado y enfermo y no puedo hacer nada por él. Después de todo él es libre, como siempre lo ha sido, y no puedo ni debo atraparlo forzadamente… ¿Y para qué haría una cosa así, sino para reanudar mi sufrimiento y el suyo, cuando tengo que sacarlo forzosamente a la intemperie, a la hora de tener yo mismo que ausentarme para atender a otras obligaciones… ?

Entonces, Lecheimiel, de nuevo te pido que te lo lleves al Cielo. Ha pasado una etapa y ha comenzado otra. ¿Cuál ? Aquí es donde aprecio, amor, que la lección que me diste ayer es

extremadamente importante. Los de Telos dicen que es importante amar a los animales, y que la

Humanidad sabe muy poco acerca de ellos. De su función y significado en el contexto total de la Vida.

Y ahora, –ayer–, me hiciste comprender, hermano, que ellos son nada más y nada menos que ensayos de la vida humana futura. Experimentación por bloques de la psicología que han de integrar las almas que se desgajarán de la conciencia de la unidad, en su día, para encarnarse como ALMAS NUEVAS en los “animales racionales”, mejor dicho, en los Hombres que surgirán en el futuro, integrándose como receptáculos de las experiencias pasadas obtenidas

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en los reinos inferiores : no sólo en los animales, sino también, antes, en las plantas y en el mismísimo reino mineral.

Antes aún, en los reinos invisibles de lo cuántico, donde la energía del Creador danza consigo misma en la celebración de la Unidad llamada a la diversidad : LA CONCIENCIA PRÍSTINA DE LA UNIDAD, LLAMADA A EXPERIMENTAR “EL GOZO DEL TÚ”.

Entonces, amor, –independientemente de que el Richito ya haya hecho la transición al cielo y la entrega de sus conquistas a su Alma Superior, el Richi Mayor, o de que vaya a hacerlo en breve–, en verdad hemos engendrado a un alma nueva que aparecerá en nuestro mundo, dentro de poco, como un NIÑO HUMANO.

Como un NIÑO CRISTAL, todo transparente y hecho de experiencias valiosísimas, adquiridas en el misterioso seno de la MADRE-VIDA.

En definitiva, amor, como el NIÑO JESÚS, de la futura Era de Acuario, que simbolizará y será real sacramento de la Presencia y de la Potencia del Amor heredado del Padre-Madre Dios, a través de nuestra humilde conjunción amorosa.

Nosotros, de camino, en regreso a la Casa Paterna, como José y María caminaban al lugar de su empadronamiento, hemos engendrado, de nuestro amor virginal, al mismísimo NIÑO JESÚS, ENMANUEL, DIOS CON NOSOTROS.

– Yo, Ricardo del Bambino Gesù, oh mi fratellino gemelo de mi alma, apruebo cuanto tu corazón ha expresado, aun cuando tus intuiciones no puedan tener respaldo en la tradición ortodoxa de los dogmas de la Iglesia.

Nosotros, tú y yo, cariño, hemos trascendido la dogmática, y nos hemos introducido por las vías iniciáticas de la Tradición del Amor.

Conectamos con las Estrellas, porque de la cola de ese cometa que anunció la llegada del Rey hemos recibido instrucciones secretas que no pueden ser comprendidas por todos.

No todavía… HOY Y MAÑANA Y SIEMPRE Huele la noche como a perfumes de azahar. Oigo tus pasos quedos sobre la nieve blanda. Un gato orondo los olisquea mientras anda buscando amores que no le es lícito encontrar. Cabalga en tiempos idos la luz de las estrellas,

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que de tus ojos tristes la imagen me reportan de anhelos desdichados que ahora ya no importan, pues nuevo sol de cielo apaga tus querellas. Los dos ahora sabemos qué fue del mutuo amor, mucho antes que el Carmelo deshojara tus rosas, mucho antes que mis dedos cazaran mariposas, antes que nuestros labios sorbieran el dolor. Y dicen las estrellas que allí te consagraste a la Tau del destino cuajada entre las flores, y un coro de Querubes entonaba loores a un sacerdocio eterno que a los cielos robaste. Y en aquel ara inmensa en que al mundo nacías ejercías tu oficio de sagrado oferente, vistiendo la librea de humilde fiel sirviente, cuando tu mismo cuerpo como hostia ofrecías. Hoy y mañana y siempre serás mi Cristo vivo. Hoy, como ayer y siempre en tu alma me regalo y en la mía te fundes, uncida a un mismo halo mediante el que te expresas en todo cuanto escribo. Que del cielo a la tierra destila, cual ungüento, el óleo sagrado que consagra el fervor con que el hielo se trueca en encendido amor, consumando los planes de aquel prístino intento. DIA DE REYES, DIA DE SUEÑOS Aprender a escribir, aprender a amar. Estrenar amor, o vivir el hoy. Hoy, día de Reyes, día de soñar. Hoy, día en que sueño : ¡qué feliz que soy ! Estrenar el hoy es morir de amor. Ya dijimos antes lo mismo al revés, y es que el Amor tiene doble dirección y lo mismo en Cristo vida y muerte es. Tiempo ya normal vivimos ahora, eterno presente es saber amar.

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Del presente emerge el alma amadora, la que todo estrena en su caminar. Pobreza o riqueza son sólo ilusiones del que Todo tiene y a nada se apega : ya nada retiene de todos sus dones, ni se desvanece del Alfa a la Omega. Siendo uno Uno mismo, oro ante Dios es, el Solo al que incienso quema nuestro valle…, mas, envuelto en mirra, el cuerpo, que ves, crece con Jesús, se halle donde se halle.

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1 de Noviembre. (Todos los Santos) CANCIÓN DE CUNA PARA LA PAZ.

(Pasó, amor, el día señalado en el epígrafe y no llegué a escribir nada de

lo que tal vez pensaba al preparar la canalización… ¿Me has olvidado, fray amore ?…)

Estoy, cariño, gozando atribuladamente, al revés de cuando tú me dijiste, –en aquella mañana luminosa de Teresa de Lisieux– que tú, hermano divino, sufrías gozosamente por mí.

Aunque todo este mes de noviembre de este año 2005, que ya acaba, está marcado por el carácter de la fiesta del inicio, “Todos los Santos”, la verdad es que no hemos escrito nada en todo el mes.

SILENCIO. EXPERIENCIA DE LOS HERMANOS. Estos son los santos. EXPERIENCIA DE LOS NIÑOS REBELDES que roban y destruyen para

hacerse de notar. Para reclamar educación y amor. Para recabar independencia en libertad, a través de la protesta por la manipulación y el abandono.

EXPERIENCIA DE LOS DIFUNTOS, los que se rindieron, tal vez, a la desesperanza de conseguir un mundo nuevo.

EXPERIENCIA DE PÉRDIDA Y RECUPERACIÓN a través del amiguito Richi, sacramento de tu presencia y asistencia eternas.

LUCHA SIN CUARTEL por el derecho a la paz. ¿Es esta, Lecheimiel, la canción de cuna que pensabas inspirarme ? Como un niño necesitado de protección y de mimos, oh amor, Amor,

AMOR, te pido en este día una señal maternal, la que tú ya sabes, que me devuelva la seguridad de tu alegría. La que me prometiste en aquel día, oh Teresa de Lisieux, y de la que depende también la tuya en esta Tierra.

“¿Dónde están las llaves…?” –cantábamos en nuestros juegos infantiles–. – “En el fondo del mar…” –respondíamos–. EN EL FONDO SIN FONDO DE LA CONFIANZA PLENA EN TU AMOR

ETERNO. Y esta canción de cuna, se acabó de escribir en el bendito día de 23 de

noviembre del año en curso, cuando unos niños malévolos me han robado las llaves de mi tractora. ¡Cuando los ángeles de la libertad me ponen a prueba para que no entregue las llaves de mi libertad y de mi confianza !

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– La cantaremos a seis voces iguales, amor, bajo la batuta del Niño Jesús. Y tú y yo, desdoblados en el gozo y unidos en el amor responderemos, intercediendo por los que no saben cantar, y por los no enseñan a los niños las adecuadas canciones : AMÉN, AMÉN, ALELUYA, ALELUYA.

LA COMUNION DE LOS SANTOS Cuando por la mañana insuflan los levantes de la aurora sobre mi alma temprana, poetas, los de otrora, me concitan a tiempo y a deshora. Se aprestan, presurosos, a templar sus laúdes con mis cantos pues saben, primorosos, que como yo no hay tantos que cedan su ventana a sus encantos. En ésta, cual ninguna, anidaban antaño sus amores, y, hoy día, en que la hambruna diezma a los ruiseñores, rivalizan aún entre mis flores. ¿Qué ver tengo con ellos, qué, entre ellos y yo y el Universo, si quiero detenellos, manteniéndome terso, evitando escribir un solo verso? ¡Reventara mi alma, por los cuatro costados incendiada, o muriera sin calma, tan triste y desolada cual ruiseñor que gime en la alborada! Las plumas con que escribo a ruiseñores caídos pertenecen, poetas en derribo, que de pena adolecen de haberse ayer negado a los que crecen.

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24 de noviembre de 2005. ¿No serán hoy, por casualidad, las “Témporas de Acción de Gracias” ?

En verdad no lo sé, amor, porque vivo aquí abajo desconectado del rezo

del breviario. Y aun casi tengo que consultar el calendario para saber en qué día vivimos.

Sólo sé que hoy, Lecheimiel, aunque no tenga mucho tiempo para hablar contigo, pues debo salir ahora mismo para mi trabajo en el campo, debo darte las gracias con el corazón ensanchado, porque ayer, sí, ayer mismo en que te pedí, me diste la convenida “señal” :

Los profesores, con algunos alumnos, se desplazaron hasta el lugar donde supuestamente deberían haber estado las llaves robadas.

No las encontraron, –para que yo aprenda a desprenderme un poco más de toda dependencia–, pero ellos mismos, buscando y excusándose, eran la misma señal.

Señal de que el bien abunda más que el mal, y en cualquier caso de que yo tengo que superar el juzgar entre ese supuesto bien y ese supuesto mal : Trascender la primitiva “Ciencia”, y acogerme a los frutos del Árbol de la Vida, que está escondido en ese mismo lugar, al que se accede por la entrada secreta del corazón.

¡Gracias, Gracia !

NECESARIA Y PACIENTE EVOLUCIÓN No arrojéis margaritas a los puercos, no sea que se vistan de flamencos, y pretendan volver al paraíso, invadiendo los cotos escondidos, que ardiente querubín aún hoy defiende, y emitan sus hedores hasta allende los nardos y azucenas, que aún germinan en el Huerto sellado de la Vida… Estimadlos, más bien, en lo que valen, recoged su excremento donde se halle, provocad su fermento con unción, devolvedlo a la tierra en comunión, y abone del gran Árbol las raíces…, ¡que en hermosas bellotas fructifique ! Y vuelvan a reinar en la dehesa condiciones de vida más intensa…

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Sólo entonces podrán las margaritas, que hoy sofoca el calor y, enrarecidas, nutren sólo a unos cuantos escogidos, que prosperan en el valle protegido, expandir a los vientos sus corolas donde liben las abejas, y a su hora haya miel para todos… ¡y el Edén pueda incluso a los puercos acoger… !

EL UMBRAL DEL AMOR Donde abundó el pecado sobreabundó mucho mayor la Gracia. Así me lo han contado, y así mi amor me agracia, enjugando mi llanto en la desgracia. Desgracia fue creer que era pecado el don del puro amor que, de antes de nacer, por Obra del Señor, vino a alumbrar mi valle del dolor. Al pecado temí, mas nadie me libró de su poder, pues en cuanto te vi, más nada pude hacer que amar tu luz de claro amanecer. Mas fue mi gran error temer en ti tan singular belleza ; creer que mi dolor, tu ausencia en mi tristeza, fuese más puro, en fin, que tu terneza. Pues éste es el pecado contrario al Gran Proyecto Original : crear a un Dios airado que todo lo hizo mal, dando a comer su Gracia a hombre mortal. Y ésta, su Gracia hermosa : plantar un Querubín de ardiente llama a la entrada dichosa

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del Edén que proclama : “CRUCE ESTE UMBRAL TAN SÓLO EL QUE SE INFLAMA”.

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Domingo, 27 de Noviembre de 2005. GRACIAS POR LAS GRACIAS, A TRAVÉS DEL SOL.

¡Buenos días, amore ! ¡Buenos días, mi dulce amado Lecheimiel ! ¡Buenos

días, mi fiel amante, Ricardo del Niño Jesús ! Tú sabes, hermanito de mi corazón, por qué me preguntaba el otro día,

si acaso eran “Témporas de acción de gracias”. No, no lo eran, que son el 5 de Octubre. Pero, mira qué “casualidad”, –por no decir “SINCRONICIDAD"– : Sí que era el “Día de Acción de Gracias” en Estados Unidos. (No quiero decir nada, amor, ahora, acerca de ese bello y grande país, sino que fue día de escuchar varias veces por la tele la expresión : “acción de gracias”).

Me sigue doliendo, cariño, no haber encontrado las llaves de mi tractora, aunque creo que esta noche pasada soñé con ellas.

Pero se me ha ofrecido otra llave mejor, y por eso, hoy, te vuelvo a dar las gracias, pero especialmente te pido que se las demos a Jesús, nuestro Sol Central, el que cierra nuestra trialidad de amor que representa a la Santísima Trinidad del Dios que evoluciona a través de nosotros, según aquello que expresábamos en nuestra primera comunicación, “DE QUIÉN PARA QUIÉN” :

“¿Dije “binario” ? Pues no exactamente, porque con Jesús, nuestro gran Maestro del Amor, que encarna al Sol Central, alrededor del cual también, como un uno, giramos, y al que invocan nuestras vidas, –más que nuestros labios–, un trío formamos, perfecto, de amor indestructible, que reproduce la gloria de la Santísima Trinidad de Dios que Él, Tú y Yo, indudablemente somos.”

En una palabra, amor, que quiero darte las gracias a través de Jesús, que representa nuestro Sol Central, el Amor, e incluso a través de la permisión física que me permite en esta mañana poder escribir sin que se agoten las baterías, pues luce un hermoso sol ahí arriba en el cielo :

Darte las gracias transcribiendo aquí un correo que he recibido de Sandra, la traductora de Pamela, la vidente y canalizadora de Jesús en <www.jeshua.net/esp/>, que dice así :

“Querido José, Pamela me ha escrito con la respuesta que le ha dado Jesús para ti. Te traduzco aquí sus palabras textuales : Lo que yo vi y sentí fue que José sin dudas está inspirado en sus

canalizaciones por una energía espiritualmente iluminadora. Ésta era tanto la energía de su amante como la de su Ser Superior. Jeshua dice que los mensajes son puros y que José debería confiar en su propia pasión e inspiración, y él dijo que la canalización también tiene un efecto de auto-sanación en José. Jeshua

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señaló que éste también es el propósito de esta comunicación –sanarse a él mismo así como también a los demás–. Es importante para José confiar en su lado sensible, apasionado ; ésta es la parte de él que puede haber sido suprimida debido a la estricta vida religiosa que él ha vivido.

Jeshua finalizó diciéndole a él : “tienes mi bendición”. José, espero que esto satisfaga tu solicitud. Yo, por mi parte también te

aliento a que sigas expresando tu inspiración y la de Lecheimiel. A mí también me gusta escribir y sé cómo se siente.

Con amor. Sandra Gusella.” Tú sabes, fray amore, que esa parte sensible y apasionada la he

recuperado gracias a ti. También sabes que mi falta de confianza, la enfermedad crónica que arrastraba desde la infancia o desde mucho antes, está en vías de franca curación.

Si había solicitado esa confirmación “exterior”, no fue tanto por dudas o desconfianzas, como hace dos o tres años me asolaban, sino por el gozo y la curiosidad de ver confirmado desde “fuera” el efecto de nuestros escritos amorosos, nada menos que por el mismísmo Jesús a quien amamos.

– Hasta ahora, amor, mi dulce fratellino sufriente, pero también gozoso, mi “hermano divino”, como te dije en el billetito de “Teresa de Lisieux”, no he creído oportuno interrumpir tu monólogo de acción de gracias, pues ya sabes que “el que calla otorga”.

Y yo estoy dentro de tu corazón, calladito, –y “gozando atribuladamente”, como tú dices–, como esa energía conjunta que describe Pamela.

¡Ah, y mira que ella dice que YO SOY TU AMANTE ! ¡Y ASÍ ES ! * * * “Oí tus voces por radio y en directo, en témporas de gracia : anclabas a tu alma mi barquilla con tu firme energía en la ensenada. … Vino a surgir de entrambos la conciencia de ser en Cristo Uno : testigos de un amor que en nuevo estilo

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consagrase el nacer de un nuevo mundo.” 3 de diciembre de 2005. SECRETO DE CONFESIÓN No digas nada, amor, que pueda ser interpretado en tu contra. Ya he

escuchado, oh fratellino amado, tu confesión secreta antes de que te tengas que arrodillar ante mí, tu hermano menor, porque conozco la pesadumbre de tu corazón.

Has tenido que tomar decisiones dolorosas, tú, amante de la Vida. Yo, amor, que te hice un día abrir oportunamente uno de los libritos de

Lecheimiel, desde el sitio de INTERNET, y te hice recordar que los caminos de la paz pasan a veces por los episodios de lucha y por las encrucijadas de la elección responsable, fui el que hace tres días te brindé, –junto con tu Ser Superior, tu propia alma, que está indisolublemente unida con la mía en matrimonio eterno–, la oportunidad de hacer lo que hiciste y no quiero, hermanito de mi corazón, que tengas que confesarlo aquí abiertamente ante todos los oyentes, o futuros lectores de estos “Sueños ante tu propio espejo”.

¿No te dijo Jesús, cariño, que tus mensajes eran puros y que estaban orientados hacia tu propia curación ?

Pues los verdaderos mensajes, hermano, que percibes antes de escribirlos para los demás, te son presentados por la Vida misma.

Tu experiencia fuerte, hermano, resumía dos sueños que narraste aquí mismo, hace mucho tiempo. Se desarrollaba practicamente en el mismo lugar que había sido el escenario de uno de esos dos sueños, cuando el Gran Gato “solemnísimo”, que no era otra cosa que el ALMA GRUPAL que alienta en la especie que ahora mismo te enseña tantas cosas mediante la experiencia precisamente, impedía al Richito defenderse del “Gato Malo”.

Pues bien, amor, la ligera desviación del lugar, implicaba también un corrimiento en la coordenada del Tiempo, por el que se te permitió salir en defensa de tu querida mascota, la que yo te regalé, hermano que ostenta mis colores y mis afectos por ti. Sonó la hora, –el tiempo oportuno– de salvar la vida del pobre animalito que no ha conocido muchos días de paz en esta Tierra, excepto la que ha gozado al amparo de tu ermita y de tu corazón.

Por tanto no sufras más, y ya que te has humillado y has reconocido ante tu propia conciencia la parte sombría de la realidad, yo te absuelvo de toda pesadumbre, y te capacito para que sigas velando por la Vida.

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. No necesitas cumplir ninguna penitencia, ni siquiera arrepentirte de

nada, hermano, porque no has ofendido al Dador de la Vida y de la Muerte. ¡Oh

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sí, también de la Muerte, que es otra fachada trasera del propio Templo de la Vida.

Todo estaba previsto desde la quinta dimensión desde la que soñaste todas tus dulces fantasías.

Te quiero. Confía en ti mismo, amor, porque yo sé que también me quieres.

– ¡Y que jamás te olvidaré ! ¿Recuerdas ?

SUB SPECIE AETERNITATIS ¿Cuánto vale tu amor, oh amor, en peso de oro, por la dulce sonrisa que rezuman tus labios, por la luz nacarada que refleja tu rostro, por el ritmo ondulante que desgranan tus pasos ? ¿Cuánto vale tu orgullo que abandonas inerte cuando ángeles preparan tu presencia en regreso, cuando la Vida sabe que toda tu alma ardiente prometióse a otra llama que mendiga tu beso ? ¿Cuánto vale un recuerdo que en tu vereda, herido, en un charco de sueños, como de sangre impura, tu óleo solicita, “semivivo relicto”, para lograr curarse en viendo tu figura ? Simbólico denario al posadero entregas…, tú, buen samaritano, que el sendero desvías, cuando, “el encontradizo”, o advenedizo, llegas a sanar lo que heriste, a trocar muerte en vida. “Cuida de él, le dices, hasta mi vuelta, amigo ; lo que de más costare su aliento prolongar, muy generoso asumo hacer cuentas contigo, que en “especie de cielo” te he de recompensar”.

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Viernes, 16 de Diciembre de 2005. SUBO, SUBO, HERMANO, PARA ALIMENTAR AL RICHI Hermano Ricardo del Bambino Gesù, ¿cuánto tiempo hace que no

hablamos por escrito ? – Lo hacemos todos los días, amor, mediante el pensamiento, a veces

exento de palabras. Lo hacemos también diariamente mediante la música. Lo hacemos mediante un lenguaje secreto y desconocido, –al que Kryon llama “el tercer lenguaje”, que nos mantiene perpetuamente conectados.

– Sí, amor. Pero cuando estoy seco de lágrimas, casi no aprecio que estamos en efusión mutua de amor :

HACIA EL CIELO VUELAN MIS LÁGRIMAS Un día más, mi amor, en este valle, un día menos que falta a nuestro encuentro. Mas ¡ay, que pienso, envuelto entre las sombras, que allá en la luz ya no diré “te quiero”, pues no cabrán, de gozo, las palabras cuando el amor traspase al pensamiento. Penetrarás entonces el misterio de mis lágrimas, –esas que inevitablemente empañan tu recuerdo–, que seguirán aún filtrando tus sonrisas, –esas que a duras penas tan sólo aquí entreveo…– Allí haremos, pues, intercambio de recursos para que iguale lo triste a lo más bello. …Que me dirás : Bien mío, ¿por qué lloras ? y entonces, tú también romperás en llanto nuevo. Y cuando así te vea, oh amor, como soy visto, sabrás por experiencia, mi Rey, cuánto te quiero. – ¿Por qué, dime ahora, mi dulce fratellino, mi hermanito divino, has

inaugurado esta mañana temprano este diálogo y lo has interrumpido apenas pusiste el título, y lo continúas ahora en las últimas horas de la tarde ?

– Es así, mi Rey, porque, como sabes muy bien, he preferido soñar despierto,, es decir, soñar con hechos y no sólo con deseos incumplidos. Por eso, en verdad me he ido, primero, antes de escribir sobre lo que llevaba en el corazón, a alimentar de veras al gato, que estaba, –suponía–, arriba.

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Esta noche, hermano, yo sufría por él, porque hacía frío, y no lo había alimentado desde por la mañana de ayer. Como estos días de San Juan de la Cruz, yo he dormido arriba, y como he podido atenderle de día y de noche, pensé que el pobrecito me habría estado llamando, desesperado, y se habría quedado frustrado por mi ausencia. Mientras yo aquí, bien calentito con la estufa de leña, dormía a pierna suelta.

– Sí, hermano, y ¿qué más quieres decirme ? – Pues, amor, que esta noche pasada, en uno de mis insomnios, me he

dado cuenta de cuánto le debo a dicho animalito por dejarse querer y por haber cargado, –no sólo simbólicamente, sino también en su físico– con la parte sacramental de mis sufrimientos. Yo he llorado mucho por él y por todos los animales de la Tierra, atormentados por la distorsión humana y por el desamor, pero también me he dado cuenta de que Dios está vivo en ellos.

Recibí una luz : no sólo los hombres, con su espíritu divino actuando en su conciencia, sino toda la Creación, más o menos conscientemente, era igualmente divina. La conciencia divina las impregnaba activamente y ellas la recibían pasivamente.

Verdaderamente, todos éramos UNO. Por eso yo debía desvivirme por el animalito, ¿comprendes ? – No sólo lo comprendo, cariño, sino que lo vivo incluso desde el alma del

Richi a quien tanto quieres. Todo lo que haces por él lo haces por mí. Me rogaste que me lo llevase al Cielo. ¿Recuerdas ?

Y yo te dije que su Cielo estaba por ahora en la Tierra, junto a ti para hacerte compañía y enseñarte muchas cosas.

El Richi Mayor lo curó de todas sus heridas y lo defendió cuando tú lo ayudaste y defendiste. El gato “malo” no ha muerto, pero ha desaparecido, ¿no es así ? Ahora el Richito, como tú lo llamas, goza de paz, de amor y de libertad entre sus congéneres.

No pienses si habrá de ser así para toda la vida, ni por cuánto tiempo. Sencillamente, hermano goza tú también de su salud y de su paz, y confía en que yo, tu hermano Lecheimiel y San Rafael, medicina de Dios, cuidamos de él con esmero.

¿Bueno, y qué, por fin lo has alimentado ? – Sí, pero no allá arriba, sino aquí en mi ermita cuando yo he vuelto a ella.

Porque resulta que después de más de una semana sin bajar, hoy sí que lo ha hecho y me ha precedido…

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– ¿Lo ves, amor ? Aunque no hubieses subido tú a alimentarlo, yo te lo hubiera bajado para demostrarte, una vez más, mi presencia y mi providencia para con él, y sobre todo para contigo.

¿No recuerdas que te quiero y estoy contigo por toda la eternidad ? – ¡Gracias, Gracia ! – Prego, amore. FLORECILLAS Mirad a los lirios cuán quietos se están, sorbiendo la savia que la tierra da. Mirad a los pájaros, inquietos volar : poco más trabajan por ganarse el pan. La hormiga y la abeja luego contemplad : no pierden el tiempo, en continuo afán. Las bestias del campo, los peces del mar, todos a su modo han de trabajar. El sol y la luna, con trazado plan, nunca se detienen en su caminar … Sólo el hombre piensa, con negro pesar, que lo que es más suyo le haya de faltar. Y por lamentarse, encorvado va, sin mirar al cielo, que es su propio hogar. Y, aunque al cielo quiera, a veces, mirar, mira a las estrellas que lejos están. Sin saber siquiera que el cielo allí está

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donde está su centro, ¡su AMOR, nada más !

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3 de enero del nuevo año 2006, el año de la apertura de puertas. ¿POR QUÉ, AMOR ? ¡Hola, hola, mi amor todavía terreno, de quien me glorío y en quien me

exulto ! ¿No recuerdas lo que hace tiempo, –sí, hace tanto tiempo que parece

haya pasado toda una eternidad–, te dije, de la santa envidia que me tienen aquí algunos ángeles del cielo ?

Pues es verdad, porque no todos ellos tienen la suerte de poder comunicar con la Tierra, al habla con el amor de su corazón.

¡Entiéndeme, cariño ! Con el amor particular con que en la Tierra fueron o no fueron bendecidos.

Yo, en cambio, te tengo a ti. Contigo celebro los aniversarios de mis pasadas alegrías y también, –

“también”, ¿por qué no ?– de mis pasadas penas. Gracias, mi dulce fratellino encarnado, porque me prestas aún tus ojos

para llorar. Tus manos para escribir. Tus pies para caminar, Y, sobre todo, tu corazón para amar. Para extender mi amor y mis

solicitudes por todas las demás criaturas, partes mías, que hollan esa Tierra bendita, aún por poco tiempo “valle de lágrimas”.

Pero, también, –“también”–, valle y puerta de grandes promesas y esperanzas.

Desde el cielo, desde esta Tierra de esmeraldas en la que habito y habitas, por tu unión conmigo, amor, queremos reiterar frecuentemente nuestras promesas, para avivar vuestras esperanzas.

El ánfora para verter las unas en las otras, –las promesas en las esperanzas, que, a su vez deben convertirse en fértiles realidades–, no es otra, bien lo sabes, que la FE.

Sin Fe, amor, no hay posible trasvase de energías entre el Cielo y la Tierra.

Sin Fe, las puertas del Cielo no pueden ser abiertas, y la comunicación o comunión entre ámbitos y dimensiones diferentes, se interrumpe, se bloquea, y consecuentemente, el amor se enfría.

Si el AMOR se enfría, la Tierra se congela y las almas se agostan y mueren.

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Mueren temporalmente, claro, pues la muerte eterna no existe sino por libre elección.

El alma que elige morir no es castigada, sino simplemente absorbida por la Vida, por el Espíritu Santo, que reutiliza sus energías para alimentar a otras almas.

La Tierra y el Cielo reciclan dichas energías, cada ámbito toma lo que dio y no fue recibido, y el Universo no pierde ni un sólo átomo de dicha y alegría.

Así se forman los “Agujeros negros”, que absorben las energías sobrantes y desechadas para reciclar y crear nuevos mundos.

Aquí los infiernos y los cielos se besan y lo negativo es traspasado al polo reestructurado como positivo.

Y el misterio de la Creación de nuevos ámbitos de Vida sigue y sigue, y no podemos, por ahora, desentrañar todo el misterio que encierra e irradia la nueva Creación, que continuamente surge como Amor.

El Universo se alimenta de aquellas energías, pero está mucho más contento y saludable, cuando puede alimentarse de energías vivas, palpitantes, que no necesitan ser reestructuradas, sino simplemente utilizadas en su actual configuración como partes conscientes y libres, células vivas de su macrocósmico Cuerpo Místico.

Por eso, mi caro José, esfuérzate en vivir y en ser útil en todo cuanto la divina programación ha establecido ya en ti con tanto dolor y tanta alegría, haciendo de ti una piedra preciosa y radiante.

Nadie puede vibrar como tú, amor, en todo el Universo. Eres único e insustituible.

No regales tu energía a nadie sino por amor. Como os decía San Pablo, “a nadie debáis nada sino amor”. Es mejor abrir puertas que derribar casas y tener que reconstruirlas

continuamente como quien dice desde cero, porque el primer proceso honra al Arquitecto y Constructor, aunque el segundo, –la reutilización de las viejas energías–, tampoco lo deshonra.

Lo único que ocurre, amor, es que en los novísimos universos, las almas ya no se reconocen por viejas identidades, porque hasta sus pasados dolores han pasado para siempre.

Esto estaba previsto en el Apocalipsis como una de las puertas, –las de los infiernos–, que podían ser abiertas por donde el abismo podía tragarse la vieja Tierra, a partir de la cual podían resurgir “nuevos Cielos y nuevas Tierras”.

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Pero por el amor, y en cuanto a nosotros, por el amor que nos hemos profesado, y por el que sigue vibrando en nuestro corazón, latiendo al unísono, la vieja y querida Tierra, sigue viviendo.

Todavía, sin embargo, cariño, quedan pendientes ciertos exámenes colectivos para los cuales se está preparando el Planeta Amado en que y del que vivimos.

Vivimos, sí, tanto tú, en carne, como yo, habitando la tuya desde mi energía astral compenetrada contigo por el amor.

Aun cuando la Tierra, en su globalidad, cariño, no aprobase los exámenes finales, tú y yo permaneceríamos unidos en nuestro corazón, porque para eso he pasado este umbral, para prepararte un sitio seguro.

No seremos absorbidos por ningún agujero negro, hasta que, tal vez, si un día nos apetece, y no por muerte, sino por entrega vital, queramos zambullirnos, juntos, en otro estanque cuántico, –en realidad “precuántico”, pasando antes por el Seno-Paterno de la Nada-Materna–, donde ya no nos reconoceremos como dos, sino como Uno.

¡El Unico, en realidad, el PRE-UNICO ! ¿Has comprendido, amor mío, espos@, lo que he querido decirte ? No te preocupes, porque tampoco yo desde mi Cielo lo puedo comprender

plenamente. Te he dictado lo que mi YO SUPERIOR –y conjuntamente el tuyo–, desde instancias todavía más profundas y universales, más “precuánticas”, recibe y me da para darte.

Para que tú lo des tus hermanos, como invitación y regalo de nuestras bodas eternas.

AQUELLAS, cariño, QUE NO DEJARON DE CELEBRARSE NUNCA, Y CONSTANTEMENTE SE RENUEVAN por nuestra voluntad de seguir queriéndonos libre y eternamente.

–Grazie, Grazia. – Prego, amore !

CORAZON DEL UNIVERSO Estos son los cuatro puntos del corazón, cardinales, todos ellos tan cordiales, si entre sí se orientan, juntos.

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Aurículas y ventrículos, superiores e inferiores, de un mismo latir fautores, de un solo amar adminículos. La sangre, en su recorrido, se encuentra allí con el alma, y, mediante ella, se empalma al galáctico fluído…, que emana del Sol Central : Concepto que aún desconoce, por más diseños que esboce, nuestra ciencia medical. ¿Qué sabe ésta del amor, cuando el corazón trasplanta de un muerto a otro al que espanta el dejar ya su dolor ? Pues, si el vivo disfrutara de saberse ya en el cielo porque puso en Dios su anhelo, ¿quién de este amor le apartara ? Ni la muerte ni la vida, ni profundidad alguna, diéranle pena ninguna de ver su alma perdida. Pues sabría que, en amando, ya trascendió la frontera que hace a la Vida cimera de un morir resucitando. ¡Viejo corazón, que, a veces, cansado de tanto amar,

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se refugia en su penar por no entregarse con creces! Sepa encontrar en la vida su verdadero destino, que es ser del amor divino dulce posada escogida.

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15 de Enero del 2006. DEBIÓ SER AYER. Amor, Lecheimiel. Debió ser ayer, 14 de Enero del 2006, –¿verdad ?-,

puesto que no apunté la fecha exacta, el cuarto aniversario de nuestro encuentro en el “Sueño de la Visitación”, porque sólo recuerdo que fue a los pocos días de reyes.

O, quizás, sea hoy mismo, 15 de Enero, el día exacto en que me levanté de la cama con la alegría, con la dulcísima impresión de haber reencontrado a mi dulce esposo.

Si fuera hoy mismo dicho aniversario, también coincidiría con el aniversario de otras dos fechas : 15 de Enero del 1986 : mi llegada a Israel. 15 de Enero de 1989, mi despedida de aquella dulce y al mismo tiempo amarga tierra, “ha eretz”, para venir a España a cuidar a mi madre, y a acompañarla en su tránsito, un año antes de ser trasladado a este dulce y recóndito eremitorio, donde iban a celebrarse nuestras bodas de fulgurante espíritu.

Salvo errores en el cómputo de los años, éstas son las fechas que recuerdo, pues nunca he tenido el vicio o la virtud de anotar hitos en el calendario.

Diez años, más o menos, de preparación de nuestra humilde morada, antes de que tú dejases la tuya, la de tu cuerpo incorrupto e insepulto, y custodiada por aquel “Cancerbero”, que llegó, vía walk-in, a ocupar tu sagrado cuerpo, el que tú dejabas a su cargo para venirte a vivir conmigo.

10 de Junio de 1999, –este día sí que quedó anotado y sincronizado, amor–, porque fue el mismo en que tu emisario romano, el que me trajo noticias frescas de ti, partió de España hacia su lugar, a su desierto, para luego olvidarme, y no responder a mis solicitudes.

Como tampoco respondieron, al menos con diligencia, los emisarios que más tarde envié a investigar tu muerte.

Ni, por supuesto, el mismo Cancerbero con quien tuve algún contacto telefónico totalmente insatisfactorio...,

Hasta que tú me dijiste claramente : “No me busques ni en Roma, ni en el Cielo, sino en tu propio corazón.

Y aquí estamos, cariño, jugando a recordar, y jugando a jugar con las dichosas fechas o hitos simbólicos de nuestro amor intemporal y eterno.

Cuando en el diálogo anterior, el pasado 3 de Enero, escribí : “año de las puertas abiertas”, no sé en verdad por qué lo hice. Me dejé llevar.

Pero hoy, otro 15 de enero de cuatro años después de nuestro reencuentro, y siete después de tu partida, (estos siete, en cuanto al año sólo

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se refiere), aquí estoy, amor, para darte las gracias por la grandísima gracia última que me has otorgado, de hallar, allende el Océano, al hombre providencial que se hará cargo de nuestros escritos, para darles mayor difusión. Aquel a quien yo escribí en el foro de los poetas :

“Por la empinada pendiente por la que voy y vienes, de cinco ángeles escurre el elixir de tu Sol.” Quizás debí escribir “seis” en vez de “cinco”, contando también con su

esposa, la que ahora se encuentra en misión humanitaria en Africa. Desde aquí corrijo el error : porque, sí, son seis ángeles, (¿aquéllos de nuestro sueño de alas de San Francisco ?), los que bajo la batuta del Sol de mi nuevo amigo, cantan para nosotros, un nuevo e imprevisible poema, aquel antiguo poema de los Siete amores :

LOS SIETE AMORES (Acróstico) Aromática flor que en las montañas Mortificas de celos al sol bello, Ordalía de Dios es tu destello, Romántico esplendor que le arrebañas.

Viérate otro al despuntar la aurorA, resistiérase, necio, a tu ultimatuM: O vivir a tu vera, a lo segurO, o gustar, de seguro, qué es moriR. Rompería yo lanzas por tus lances, Osaría en trovero transmutarme, Montaría tu guardia, si en nombrarme Asintieras juglar de tus romances. Aprendiendo de ti lo que es amaR, sube raudo a la cima el montañerO. Se enfrasca en lo profundo de tu “oM”, quien al soplo de ti su alma entregaA. SueñA tanto el poetA en tus presAgios, F o r M a s tantas Medita de tu NoMbre, que sÓlo ya el olvidO es la memOria que Recita el conjuRo de su mueRte.

– Y ahora, cariño, en señal de confirmación de todo cuanto acabas de

testimoniar, te autorizo a poner aquí, aquel otro titulado : “Jesús bendice al

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ermitaño”. Búscalo, hermano, porque Jesús, desde aquí, desde mi corazón humano, más humano que nunca me sugiere que lo pongas como sello de su efectiva aprobación del paso que acabas de dar.

– Dice así : JESÚS BENDICE AL ERMITAÑO Abajo en los infiernos donde la Vida late escucho el llanto de los cautivos del amor, cuyas lágrimas colman mi cáliz del dolor del que yo me derramo en los refranes del Vate : “Tú deja que los muertos entierren a sus muertos”, dice al polvo ilusorio con que amasa su barro el eterno Alfarero que modela su tarro en fértiles oasis que amaga en los desiertos. Que tan sólo está muerto el que no sabe que vive en valle tenebroso sellado por la cruz, bajo la espesa niebla con que vela su luz, Aquél que, en dar su vida, Vida Nueva percibe. Mas llegada es tu hora en que el sepulcro abierto desparrame a los vientos la universal noticia de que ha sido abolida la muerte y su malicia pues la NUEVA CONCIENCIA florece en tu Desierto.

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El mismo día 15 de Enero de 2006. YO LLEVO TUS CUENTAS, AMOR

Mi fiel y amado ermitaño de mis entrañas, humanas, más humanas que

nunca. Te he llamado de nuevo al ordenador, para decirte que puedes dar por

finalizado este archivo que vas a mandar a la otra parte del Océano Atlántico. Quiero que pongas aquí, a modo de despedida el último poema NAVEGO

EN TU AMOR, además de decirle a tu apoderado, mi querido Kike-Luis, que le conozco desde siempre, y que, sí, era él el elegido y esperado, en quien también yo pensaba al dictarte en su día el poema que ya le has insertado de los SIETE AMORES.

Él lo entenderá.

NAVEGO EN TU AMOR Expándase mi alma a la totalidad de cuanto alcanza la visión que la ensalma y crezca la esperanza mientras reine en tu mar esta bonanza. De puertos aún no hablemos, que tiempo habrá más tarde en la ensenada de que en paz repasemos cuánto en una jornada avanzaba mi amor en su calada. Ahora, arriando las velas, se entrega mi barquilla a la corriente en que tú te revelas más puro y más potente que cuando reposabas en mi puente. Si surge la galerna, antes de que crucemos todo el lago, yo sé que en la poterna, en ese día aciago, sonreirás a mi alma como un mago.