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45 ZERBITZUAN GIZARTE ZERBITZUETAKO ALDIZKARIA REVISTA DE SERVICIOS SOCIALES EKAINA·JUNIO 2009 7 LAS POLÍTICAS DE LUCHA CONTRA LA POBREZA Y LA EXCLUSIÓN SOCIAL EN FRANCIA 23 LA RENTA DE SOLIDARIDAD ACTIVA EN FRANCIA. ¿ES LA ACTIVACIÓN UNA VÍA PARA SALIR DE LA POBREZA? 39 ORIENTACIONES PARA LA IMPLANTACIÓN PROGRESIVA DE SISTEMAS DE CALIDAD EN LOS SERVICIOS SOCIALES LOCALES DE LA CAPV 49 FACTORES DE RIESGO DEL MALTRATO DE PERSONAS MAYORES EN LA FAMILIA EN POBLACIÓN ESPAÑOLA 59 ESTRUCTURA SOCIAL Y SALUD EN EUSKADI: CLASE SOCIAL, NIVEL EDUCATIVO Y LUGAR DE NACIMIENTO COMO DETERMINANTES DE LA SALUD 73 VALORACIÓN ECONÓMICA DE LOS CUIDADOS A PERSONAS DEPENDIENTES 83 INMIGRACIÓN EXTRANJERA EN BILBAO: UNA APROXIMACIÓN A LA MEDIDA DE LA SEGREGACIÓN RESIDENCIAL 99 ¿Y QUÉ PASA CON MI CUIDADORA? INMIGRACIÓN, SERVICIO DOMÉSTICO Y PRIVATIZACIÓN DE LOS CUIDADOS A LAS PERSONAS DEPENDIENTES 111 EL AUMENTO DE LA VULNERABILIDAD SOCIAL Y LA CRISIS EXPRESIVA DE LA IDENTIFICACIÓN SOCIAL 123 CAMBIOS Y TENDENCIAS EN EL CONSUMO DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS COMO FACTOR DE RIESGO HACIA LA EXCLUSIÓN SOCIAL 135 INMIGRANTES CON DISCAPACIDAD EN ESPAÑA 151 INNOVACIÓN SOCIAL: UN ÁMBITO DE INTERÉS PARA LOS SERVICIOS SOCIALES

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45ZERBITZUAN

GIZARTE ZERBITZUETAKO ALDIZKARIAREVISTA DE SERVICIOS SOCIALESEKAINA·JUNIO 2009

7 LAS POLÍTICAS DE LUCHA CONTRA LA POBREZA Y LA EXCLUSIÓN SOCIAL EN FRANCIA 23 LA RENTA DESOLIDARIDAD ACTIVA EN FRANCIA. ¿ES LA ACTIVACIÓN UNA VÍA PARA SALIR DE LA POBREZA? 39 ORIENTACIONESPARA LA IMPLANTACIÓN PROGRESIVA DE SISTEMAS DE CALIDAD EN LOS SERVICIOS SOCIALES LOCALESDE LA CAPV 49 FACTORES DE RIESGO DEL MALTRATO DE PERSONAS MAYORES EN LA FAMILIA EN POBLACIÓNESPAÑOLA 59 ESTRUCTURA SOCIAL Y SALUD EN EUSKADI: CLASE SOCIAL, NIVEL EDUCATIVO Y LUGAR DENACIMIENTO COMO DETERMINANTES DE LA SALUD 73 VALORACIÓN ECONÓMICA DE LOS CUIDADOS APERSONAS DEPENDIENTES 83 INMIGRACIÓN EXTRANJERA EN BILBAO: UNA APROXIMACIÓN A LA MEDIDADE LA SEGREGACIÓN RESIDENCIAL 99 ¿Y QUÉ PASA CON MI CUIDADORA? INMIGRACIÓN, SERVICIODOMÉSTICO Y PRIVATIZACIÓN DE LOS CUIDADOS A LAS PERSONAS DEPENDIENTES 111 EL AUMENTO DELA VULNERABILIDAD SOCIAL Y LA CRISIS EXPRESIVA DE LA IDENTIFICACIÓN SOCIAL 123 CAMBIOS YTENDENCIAS EN EL CONSUMO DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS COMO FACTOR DE RIESGO HACIA LAEXCLUSIÓN SOCIAL 135 INMIGRANTES CON DISCAPACIDAD EN ESPAÑA 151 INNOVACIÓN SOCIAL: UNÁMBITO DE INTERÉS PARA LOS SERVICIOS SOCIALES

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ZERBITZUAN

2009E K A I N A · J U N I O

Las políticas de lucha contrala pobreza y la exclusión socialen Francia

La Renta de Solidaridad Activaen Francia. ¿Es la activaciónuna vía para salir de lapobreza?

Orientaciones para laimplantación progresiva desistemas de calidad en losservicios sociales locales dela CAPV

Factores de riesgo del maltratode personas mayores en lafamilia en población española

Estructura social y salud enEuskadi: clase social, niveleducativo y lugar de nacimientocomo determinantes de lasalud

Valoración económica de loscuidados a personasdependientes

Inmigración extranjera enBilbao: una aproximación a lamedida de la segregaciónresidencial

¿Y qué pasa con mi cuidadora?Inmigración, servicio domésticoy privatización de los cuidadosa las personas dependientes

El aumento de la vulnerabilidadsocial y la crisis expresiva dela identificación social

Cambios y tendencias en elconsumo de sustanciaspsicoactivas como factor deriesgo hacia la exclusión social

Inmigrantes con discapacidaden España

Innovación social: un ámbitode interés para los serviciossociales

Salneur r ia • P.V.P.: 6 €

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Editorial

Como los anteriores, este nuevo númerode Zerbitzuan incluye artículos queanalizan desde muy diversas perspecti-vas el ámbito de las políticas y los ser-vicios sociales. Se abordan, en concre-

to, aspectos relacionados con la calidad en losServicios Sociales de Base, la valoración económi-ca de los cuidados a las personas dependientes, lainnovación social en el ámbito de los ServiciosSociales o, desde una perspectiva más sociológica,el aumento de la vulnerabilidad social y los nuevosmodos de identificación colectiva o la relaciónentre clase social y desigualdades de salud. Con lavista puesta en los colectivos que habitualmenteson beneficiarios de los Servicios Sociales, tam-bién se abordan aspectos como los factores deriesgo de maltrato entre las personas mayores, lasegregación residencial de las personas inmigran-tes en la ciudad de Bilbao, la privatización de losservicios de atención a la dependencia mediante elrecurso al servicio doméstico prestado por mujeresextranjeras, la situación de las personas inmigran-tes con discapacidad o las tendencias en el consu-mo de sustancias psicoactivas como factor de ries-go para la exclusión social.

Dos artículos más se centran, de forma específica,en la Renta de Solidaridad Activa (RSA), una nuevaprestación de rentas mínimas implantada estemismo mes de junio en Francia y que viene a susti-tuir el antiguo RMI. Se trata de una reforma delmáximo interés, desde nuestro punto de vista, en lamedida en que supone un intento de adaptar el sis-tema francés de rentas mínimas a las necesidadesactuales y busca, fundamentalmente, proteger a lostrabajadores de bajos salarios y hacer compatibles,en mayor medida, los ingresos salariales con lasprestaciones asistenciales (sin descuidar la protec-ción a las personas que no pueden acceder a unempleo). En cualquier caso, pese a su interés, lanueva prestación suscita numerosas dudas e inte-rrogantes, derivados entre otros aspectos de lacoyuntura económica en la que va a implantarse.

Efectivamente, esta nueva entrega de Zerbitzuan sepublica en un momento en el que la crisis económi-ca, según los expertos, está en su momento de

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máxima profundidad y crudeza. Y, como no podía serde otra forma, la crisis tiene consecuencias directassobre el sistema de servicios sociales. En efecto, eldesempleo y la reducción de ingresos han afectadode forma específica a aquellos grupos de poblaciónque ya estaban previamente en una situación deprecariedad en cuanto a ingresos, empleo, viviendao relaciones sociales. Ello ha traído consigo unincremento, ya desde hace meses, de la demandade ayudas y prestaciones, tanto dirigidas a las Admi-nistraciones públicas como a las entidades privadasque trabajan en el ámbito de la inserción social.

Esta nueva situación ha traído consigo, por unaparte, un cambio en el perfil de la población deman-dante de ayudas, que cada vez se aleja más del per-fil de usuario cronificado o permanente de los Servi-cios Sociales y se abre a lo que un tiempo se llamóla nueva pobreza, aquella que se mueve en los lími-tes de la precariedad y la integración. Ciertamente,este cambio viene de atrás, pero es posiblementeahora cuando se visualiza un acceso relativamentemasivo de personas normalizadas a los ServiciosSociales en demanda de ayudas económicas parasortear la crisis. Este incremento de la demanda hatenido como consecuencia, en primera instancia,una nueva vuelta de tuerca en la ya crítica situaciónde los Servicios Sociales de Base, cuyo número deusuarios –que ya se venía incrementando como con-secuencia de los cambios normativos y las amplia-ciones de derechos promulgadas en los últimosaños– no ha dejado de crecer. Ante esta situación,cada Ayuntamiento ha reaccionado como ha sabidoy podido, en ocasiones anteponiendo la necesidadde absorber con rapidez el incremento de la deman-da a la obligación de ofrecer a todas las personasusuarias un servicio individualizado e integral. Ello,a su vez, ha provocado en algunos casos la protestade los profesionales, que ven cómo los recursos conlos que cuentan resultan insuficientes para realizaruna intervención social de calidad.

El resto de las Administraciones ha reaccionado tam-bién ante el crecimiento de la demanda. En ese sen-tido, debe destacarse el incremento de la partidapresupuestaria destinada a las AES por parte delGobierno Vasco, o los intentos de las Diputacionespor buscar soluciones a las nuevas situaciones denecesidad. Estos pasos no ocultan, sin embargo, lapreocupación respecto al previsible incremento delnúmero de demandantes de prestaciones si el parosigue creciendo y/o cuando las personas desemple-adas que actualmente perciben una prestación pordesempleo pierdan ese derecho y opten por accedera las prestaciones asistenciales. El actual riesgo decolapso de los Servicios Sociales de Base deberá enese caso, necesariamente, afrontarse mediante unincremento de sus recursos.

Este incremento de la demanda de prestaciones yayudas no es, en cualquier caso, la única conse-cuencia negativa de la crisis económica sobre el Sis-tema de Servicios Sociales. Pese a la afirmación, porparte de la práctica totalidad de los responsablesinstitucionales, de que el gasto público destinado alas políticas de bienestar social no se verá recorta-do, la caída en la recaudación de las Administracio-nes públicas no ayuda a plantear el necesario deba-te sobre las fuentes de financiación de los ServiciosSociales. La adecuación de los niveles de gasto a loscambios sociodemográficos, a las nuevas necesida-des sociales y al reconocimiento de nuevos dere-chos ya era difícil hace dos o tres años, en plenoperiodo de expansión económica. Pero, ahora,¿cómo plantear un incremento de la presión fiscal?¿Cómo defender, en esta coyuntura, el necesarioincremento del gasto en Servicios Sociales?

Y, con todo, el Sistema de Servicios Sociales puedeser una herramienta de primer orden no sólo parapaliar los efectos de la crisis –a través de las presta-ciones económicas asistenciales y las medidas deacompañamiento hacia el empleo–, sino tambiéncomo herramienta anticíclica que permita revitalizarla actividad económica en Euskadi. Por una parte,nadie ignora que el de los Servicios Sociales es unsector intensivo en empleo, que crea además ocupa-ción para colectivos que normalmente suelen tenermayores dificultades de acceso al mercado de traba-jo. Apunta pues en buena dirección el proyecto pilo-to puesto en marcha por el Gobierno Vasco para for-mar a personas sin empleo en el ámbito de losservicios de atención a la dependencia. La capaci-dad anticíclica de los Servicios Sociales no sólo serelaciona, en cualquier caso, con los puestos de tra-bajo de atención directa. La construcción y/o remo-delación de equipamientos de Servicios Sociales–residencias, centros de día, albergues, etc.–supondría también un importante revulsivo para laobra pública, el ámbito que tradicionalmente se haconsiderado como principal tractor de la economíaen épocas de recesión. El cambio de modelo econó-mico que propugnan la mayor parte de los expertosy de los responsables institucionales –además defomentar la economía verde, las biotecnologías o lainnovación– debe por tanto basarse también en eldesarrollo de los Servicios Sociales: por su capaci-dad para promover la cohesión social y para atenderlas necesidades de las personas más desfavoreci-das, pero también por su capacidad como herra-mienta anticíclica y como motor de empleo.

En medio de este panorama preocupante, la integra-ción de todas las Viceconsejerías y Direcciones rela-cionadas con las políticas sociales en un únicoDepartamento del Gobierno Vasco debe considerar-se como una buena noticia. Esperemos que, poco apoco, vayan llegando más.

Zerbitzuan

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7Las políticas de lucha contra la pobreza y

la exclusión social en Francia

Eguzki Urteaga

23La Renta de Solidaridad Activa en Fran-

cia. ¿Es la activación una vía para salir

de la pobreza?

Jon Bernat Zubiri-Rey

39Orientaciones para la implantación

progresiva de sistemas de calidad en los

servicios sociales locales de la CAPV

Izaskun Barbero Blanco

Verónica Díez Aramburu

49Factores de riesgo del maltrato de

personas mayores en la familia en

población española

Isabel Iborra Marmolejo

59Estructura social y salud en Euskadi:

clase social, nivel educativo y lugar

de nacimiento como determinantes

de la salud

Unai Martín

Amaia Bacigalupe

73Valoración económica de los cuidados a

personas dependientes

Red2Red Consultores

Índice

83Inmigración extranjera en Bilbao: una

aproximación a la medida de la segrega-

ción residencial

Cristina Lavía Martínez

99¿Y qué pasa con mi cuidadora? Inmigra-

ción, servicio doméstico y privatización

de los cuidados a las personas depen-

dientes

Raquel Martínez Buján

111El aumento de la vulnerabilidad social y

la crisis expresiva de la identificación

social

Juan José Villalón Ogáyar

123Cambios y tendencias en el consumo de

sustancias psicoactivas como factor de

riesgo hacia la exclusión social

Gabriel Robles Gavira

135Inmigrantes con discapacidad en España

Eduardo Díaz Velázquez

Agustín Huete García

Antonio Jiménez Lara

151Innovación social: un ámbito de interés

para los servicios sociales

Alfonso Carlos Morales Gutiérrez

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Este artículo analiza las políticas de lucha contra lapobreza y la exclusión social desarrolladas en Fran-cia en los últimos años. Su autor defiende la hipóte-sis según la cual, tras la crisis económica de losaños 70, que conduce a un incremento de la pobrezay de la exclusión social durante la siguiente década,el Gobierno de Michel Rocard pone en marcha todaune serie de dispositivos entre los cuales seencuentra la Renta Mínima de Inserción (RMI). Estedispositivo conoce tal éxito que el número de bene-ficiarios no cesa de aumentar hasta alcanzar 1,2millones de personas. Si la RMI responde a unademanda social y consigue reducir la gran pobreza,no llega a insertar profesionalmente a sus benefi-ciarios y dificulta incluso su reinserción en el mundolaboral. Ante semejante situación, el gobierno deFrançois Fillon, bajo el impulso de Martin Hirsch,Alto Comisario a las Solidaridades activas contra lapobreza, ha puesto en marcha la Renta de Solidari-dad Activa (RSA) que permite compaginar las pres-taciones económicas con las rentas del trabajo. Estedispositivo, que tiene sus límites, pude ser extendi-do a otros países, siempre y cuando se tengan encuenta las diferencias de los dispositivos de rentasmínimas y las peculiaridades de las organizacionespolítico-administrativas.

1. Introducción

La pobreza y la exclusión social son objeto de múlti-ples definiciones que reflejan las diferentes inter-pretaciones de la amplitud de estos fenómenos, desus causas y de las políticas que conviene poner enmarcha para abordarlas. En este sentido, puedenser consideradas de manera relativa o absoluta. Enel primer caso, son tratadas en términos de desi-gualdad social. En el segundo caso, traducen laincapacidad de acceder a un bienestar material bási-co y a unos recursos inmateriales, entre los cualesse encuentra la cultura. Al igual que en la CAPV, losdispositivos de lucha contra la pobreza y la exclu-sión social han constituido parte fundamental de laacción social de los años 80 y 90 en Francia. Lainserción económica y social de los jóvenes y de losadultos, la vivienda, el acompañamiento social y laatención médica, la lucha contra el analfabetismo, lapromoción de la cultura para todos y la extensión delos derechos de ciudadanía, han sido los principalesesquemas utilizados.

Este artículo se interesa por la política de lucha con-tra la pobreza y la exclusión social en Francia.Defiende la hipótesis según la cual, tras la crisiseconómica de los años 70, que conduce a un incre-mento de la pobreza y de la exclusión social durantela década siguiente, el gobierno de Michel Rocardpone en marcha toda una serie de dispositivos entrelos cuales se encuentra la Renta Mínima de Inser-ción (RMI). El dispositivo conoce tal éxito que elnúmero de beneficiarios no cesa de aumentar, hastaalcanzar 1,2 millones de personas. La valoración desus resultados es ambivalente: aunque la RMI res-ponde a una demanda social y consigue reducir lagran pobreza, no llega a insertar profesionalmente asus beneficiarios, e incluso dificulta su inserción enel mundo laboral. Ante esta situación, el Gobiernode François Fillon, bajo el impulso de Martin Hirsch,Alto Comisario para las Solidaridades Activas contra

Las políticas de lucha contra la pobrezay la exclusión social en FranciaEguzki UrteagaDepartamento de Sociología I. Universidad del País Vasco1

1 Eguzki Urteaga es profesor de Sociología en la Universidaddel País Vasco e Investigador en el Centro de investigación IKER,laboratorio asociado al CNRS francés.

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la Pobreza, pone en marcha la Renta de SolidaridadActiva (RSA) que permite compaginar las prestacio-nes económicas con las rentas del trabajo. Este dis-positivo, que tiene sus límites, pude ser extendido aotros países, siempre y cuando se tengan en cuentalas diferencias de los dispositivos de rentas mínimasy las peculiaridades de las organizaciones político-administrativas.

2. Breve historia del abordaje de lapobreza y de la exclusión social en Francia

En Francia, la toma de conciencia respecto a lapobreza que acompaña la revolución industrial con-duce al final del siglo XIX a la irrupción de la cues-tión social. La Iglesia, los patronatos de empresa ylas sociedades mutualistas actúan a través de unasayudas en metálico o en especie destinadas a lospobres y, especialmente, a las familias. Se sientanasí las bases de lo que se convertirá en el sistemade protección social, vía la creación de las cajas desocorro mutuo o de compensación. El Estado, a suvez, se compromete progresivamente en la acciónsocial y sanitaria contra la pobreza y los problemassociales. Junto a la acción caritativa, pública o priva-da, se desarrolla una lucha contra las desigualdadesque conduce a la puesta en marcha progresiva de unsistema redistributivo de inspiración republicana. En1945, la creación de la Seguridad Social será la tra-ducción de esta voluntad de solidaridad y de justiciasocial.

2.1. Los Treinta Gloriosos y la crisis de los años 70 y 80

El desarrollo económico de los Treinta Gloriosos(1945-1975) permite a un mayor número de personascompartir los frutos del crecimiento y del progreso.Los años 50 y 60 son periodos de casi plenoempleo, de modo que la pobreza prácticamentedesaparece de la agenda política e institucional.Aunque el fenómeno de la pobreza persiste, lo hacede manera suficientemente marginal como para quela red de la asistencia social pública pueda compen-sar las insuficiencias de la protección social. Losbarrios de chabolas alrededor de las ciudades desa-parecen conforme avanza el tiempo y las familiasacceden a viviendas de protección oficial en losbarrios de reciente construcción. El acceso a la edu-cación, a la sanidad y a la cultura se democratiza, sefomentan los movimientos de educación popular yse impulsa la creación de centros sociales y decasas de cultura. La situación es suficientementebuena como para poder hacer frente a la llegada delos repatriados de Argelia. La población activaaumenta con el advenimiento de las generacionesdel baby-boom al mercado laboral y la incorporaciónde las mujeres al mercado de trabajo, mientras quela escasez de mano de obra de los años 50 y 60 pro-

voca un uso masivo de los trabajadores extranjeros.Este aumento de la población activa contribuye enlos años 70 al tensionamiento del mercado laboral,con unas estructuras industriales cada vez másobsoletas.

La quiebra del modelo fordista y las dos crisis petro-leras de 1973 y 1979 provocan una recesión económi-ca que sumerge al país en una crisis social de granmagnitud. A partir de 1974, René Lenoir, director dela acción social, alerta a la opinión pública a travésde su libro titulado Los excluidos, un francés de cadadiez. Entre 1973 y 1996, la tasa de desempleo pasadel 2,7% al 12,7% de la población activa. Duranteeste periodo, la economía experimenta grandesmutaciones que contribuyen a transformar la imagendel mercado laboral. Ante la competencia mundial,la industria debe proceder a importantes y doloro-sas reestructuraciones en la siderurgia, el textil, laconstrucción naval, la automoción y la química, quese traducen en numerosos expedientes de regula-ción de empleo. La automatización y el declive delas industrias que necesitan una importante manode obra conducen a la desaparición de una parteimportante del empleo poco cualificado.

A partir de ese momento, la flexibilidad se convierteen la piedra angular que organiza la producción enfunción de las necesidades del mercado. El recurso ala interinidad, a los contratos subvencionados y alos empleos precarios se multiplica. La adquisiciónconstante de competencias se convierte en requisitoindispensable para numerosos puestos de trabajo.Poco a poco, la frontera que separa el empleo, lainactividad y el desempleo desaparece: la sucesiónen las trayectorias personales de periodos de traba-jo e inactividad, el aumento del tiempo parcial elegi-do o padecido, las jubilaciones anticipadas, sonotros tantos elementos que contribuyen a la meta-morfosis de la cuestión social.

Como consecuencia de todos estos cambios, la cues-tión de la pobreza y de la exclusión se instala progre-sivamente en el debate político y social. Hay queesperar sin embargo cerca de diez años para que lapobreza se convierta en una prioridad de la acciónpública y se pongan en marcha medidas acordes a lagravedad del fenómeno. En el otoño de 1983, los pri-meros planes de urgencia intentan luchar contra losefectos más visibles del desempleo. En 1988, la ins-tauración de la Renta Mínima de Inserción (RMI)marca un paso adicional en dicha dirección y permitea cerca de un millón de personas evitar la gran pobre-za. No obstante, las situaciones de pobreza y de pre-cariedad se mantienen. La sucesión de planes deacción y leyes sociales resulta insuficiente para solu-cionar el problema del desempleo.

Los años 80 están marcados por el insustituiblepapel desempeñado por la acción humanitaria ycaritativa de las asociaciones. La idea de una protec-

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ción social universal es cuestionada cuando el con-junto de la opinión pública toma conciencia de laexistencia de una pobreza masiva que parecía perte-necer al pasado. Las comidas nocturnas del Ejercitode la Salvación no desaparecen y acogen a nuevosusuarios. Médicos Sin Fronteras abre sus consultasen Francia. Estas y otras entidades sin fin de lucroacogen a un número creciente de personas afecta-das por el desempleo, especialmente a los jóvenes,incluso con títulos universitarios. Los llamamientosa la solidaridad permiten apoyar la acción de lasasociaciones, empezando por la ayuda alimenticia.Pero, más allá de las donaciones, las asociacionesse rebelan contra la escasa movilización de lospoderes públicos y su falta de conciencia respecto ala gravedad de la situación y de lo que está enjuego. En 1989, algunos meses después de la ins-tauración de la RMI, 80 personas firman un mani-fiesto dirigido al Gobierno a favor de la aprobaciónde una ley de orientación para luchar contra la granpobreza. Constituidas en grupos de presión, semovilizan sin cesar para conseguir la aprobación deuna ley de lucha contra la exclusión.

El “nuevo pobre” es la figura emblemática de losaños 80. Muestra la precariedad de unas situacio-nes sociales que hasta entonces parecían seguras.Cualquier persona puede caer en la pobreza comoconsecuencia de un accidente de la vida, la pérdidade un empleo o de una vivienda, un divorcio, unaenfermedad y, generalmente, tras la acumulaciónde varios factores. Robert Castel habla de desafilia-ción, sabiendo que los individuos más afectadosson aquellos que viven en situaciones de gran vul-nerabilidad social: menores desescolarizados, jóve-nes sin cualificación, desempleados de larga dura-ción, trabajadores pobres, jóvenes con empleosprecarios, mujeres solas con ingresos limitados,personas aisladas o extranjeras. La pobreza con-temporánea se sitúa en el cruce entre la falta derecursos, la precariedad y la exclusión.

Según el Alto Consejo de la Salud Pública, la preca-riedad no caracteriza a una categoría social en par-ticular. Es el resultado de un encadenamiento deacontecimientos y de experiencias que desembocanen situaciones de fragilización económica, social yfamiliar. Se define como un estado de inestabilidadsocial caracterizado por “la ausencia de una o devarias seguridades, especialmente la del empleo,que permiten a las personas y familias asumir susobligaciones profesionales, familiares y sociales ydisfrutar de sus derechos fundamentales. Conducea la gran pobreza cuando afecta a varios ámbitos dela existencia, que deviene persistente, que compro-mete las oportunidades de asumir de nuevo susresponsabilidades y de reconquistar sus derechosen un futuro previsible”2.

2.2. La creación de la RMI

En los años 80, varias ciudades han creado progra-mas de rentas mínimas orientados a colectivosdeterminados, que se añaden a los dispositivosexistentes. Estas experiencias conducen a partir de1985 a la elaboración de complementos locales derecursos bajo la forma de ayudas condicionales. Unaprimera experiencia es puesta en marcha en 1986 enIle-et-Vilaine bajo el impulso de Adrien Zeller, secre-tario de Estado para la Seguridad Social, encargadode la Acción social. La experiencia es consideradapositiva, pero sólo alcanza a un número limitado depersonas. Además, ante el aumento de las necesida-des, los alcaldes de los ayuntamientos más activosen la materia hacen un llamamiento a la implicacióndel Estado. La cuestión llega al Parlamento, dondetiene lugar un intenso debate hasta la aprobaciónpor unanimidad de la ley que instaura una rentamínima de inserción (RMI) el 1 de diciembre de1988. En su artículo primero, la ley establece losiguiente: “Cualquier persona que, en razón de suedad, de su estado físico o mental, de la situacióneconómica o del empleo, se encuentra en la incapa-cidad de trabajar, tiene derecho a obtener de lacomunidad unos medios convenientes de existencia.La inserción social y profesional de las personas endificultad constituye un imperativo nacional”.

La RMI es concebida como un dispositivo de insercióncentrado en la persona, que utiliza diferentes mediosmovilizables en el seno de otros dispositivos de pre-vención o de lucha contra la exclusión. Quiere ser unaherramienta transitoria en una situación de crisis eco-nómica cuya responsabilidad no puede recaer única-mente sobre los individuos. Creada para aportar unasrespuestas al fenómeno del desempleo masivo, debeconstituir una transición hacia la inserción y acompa-ñar las mutaciones de la sociedad. El dispositivo de laRMI está organizado en torno a tres ejes:

• El mantenimiento y la adaptación del sistema deprestaciones sociales ya existentes en los ámbitosde la ayuda familiar, de la ayuda a la vivienda y dela ayuda social.

• La puesta en marcha, el desarrollo y la coordina-ción de las políticas destinadas a favorecer elempleo en puestos de trabajo poco cualificados odirigidas a las personas que pueden tener proble-mas de inserción profesional.

• La instauración de la renta mínima de inserción ydel contrato de inserción.

Frente a las concepciones anglosajonas, más basa-das en la responsabilidad individual, el modelo fran-cés, actualizando principios que se remontan a laRevolución, subraya la responsabilidad colectivafrente a la exclusión y apuesta por aunar en unamisma figura prestación económica y acompaña-

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2 WRESINSKI, J. (1987). Rapport au conseil économique etsocial.

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miento social para la inserción. La RMI francesainaugura así un nuevo modelo de rentas mínimas deinserción, que se extiende rápidamente a otros paí-ses. Es el caso del País Vasco, que a finales de losaños 80, en una situación socioeconómica parecidapero con un sistema de protección social muchomenos desarrollado, crea un Ingreso Mínimo deInserción (IMI) que en gran parte se inspira en lanueva RMI y que impulsa, a su vez, la creación deprestaciones similares en el resto de las comunida-des autónomas españolas.

El modelo francés subrayala responsabilidad colectivafrente a la exclusión yapuesta por aunarprestación económica yacompañamiento socialFundamentada sobre el reconocimiento de un dere-cho, la instauración de la renta mínima de inserciónfrancesa rompe con la lógica asistencial previa. Setrata de una prestación concedida a toda personacon la condición de carecer de los recursos necesa-rios para vivir dignamente. Es incondicional, no con-tractual y sin contrapartida. Sin embargo, la leyprevé la puesta en marcha de un contrato de inser-ción. La articulación entre la ayuda y el contrato esel objeto de numerosos debates a partir de la puestaen marcha del dispositivo. Para algunos, la ayudasocial es incondicional y puede estar vinculada a uncontrato, obedeciendo a la lógica del Estado de bie-nestar. La inserción depende más de las condicionesgenerales del mercado laboral que de la sola volun-tad de una persona. Para otros, sin embargo, la exis-tencia de una contrapartida indica un abandono dela lógica de asistencia. Es la lógica anglosajona delworkfare, que vincula la ayuda al trabajo y que con-diciona la obtención de la ayuda a la firma y al res-peto de un contrato de inserción. La jurisprudenciaque se desarrolla tiende a dar la razón a los prime-ros, en la continuidad de la tradición francesa, con-duciendo los partidarios de la segunda perspectivaa desarrollar un discurso sobre la asistencia.

La RMI entra en vigor muy rápidamente. Los prime-ros decretos de aplicación son publicados el 13 dediciembre y los primeros pagos se realizan a partirdel final del mes de diciembre. Siete meses despuésde su puesta en marcha, la RMI es concedida a270.000 personas. Su rápida extensión pone demanifiesto la existencia de unos sectores de lapoblación desconocidos hasta entonces por los ser-vicios sociales, excluidos de hecho o de derecho decualquier protección social. Desvela igualmente laheterogeneidad de los colectivos afectados, del agri-cultor endeudado al parado de larga duración,

pasando por el estudiante a la búsqueda de empleo.Desde su concepción, la instauración de la RMIencarna un cuestionamiento de las políticas socialestradicionales, centralizadas y sectoriales, en benefi-cio de unos enfoques que pretenden ser más globa-les, transversales y próximos a la población. La RMIquiere ser una política de cooperación territorial quefunciona sobre el modelo del contrato y de la inser-ción. Es concebida como un dispositivo central delas políticas de inserción, que se imponen progresi-vamente como una nueva categoría de acción públi-ca de lucha contra la exclusión. La ley de la RMIestablece así una ruptura fundamental, introducien-do en el derecho universal las peculiaridades decada situación para adaptarlas a su especificidad.

Este dispositivo plantea varias cuestiones. La prime-ra es la de su contrapartida. Surgen interrogantessobre la renovación automática de la ayuda sin con-tractualización de un objetivo de inserción. Estasprácticas traducen el sentimiento de numerosos tra-bajadores sociales sobre la inutilidad de los contra-tos y de la transformación de un dispositivo dinámi-co en la red de protección social. Muestran ladificultad de integrar en la práctica la noción de con-trato como instrumento de desarrollo personal ysoporte de una relación de acompañamiento funda-da sobre el compromiso y la responsabilización decada una de las partes.

En 1992, un informe de evaluación titulado RMI, laapuesta de la inserción hace balance de los prime-ros años de funcionamiento. Muestra los desfasesexistentes entre las previsiones respecto a los colec-tivos destinatarios y su realización. Así, a 30 dejunio de 1991, el 58% de los beneficiarios son perso-nas solas sin hijos (frente al 24% según las estima-ciones); las parejas con hijos representan el 37%, enlugar del 57%. Las parejas sin hijos representan el5% de los beneficiarios frente a una estimación del19%. El informe propone una serie de modificacio-nes que serán integradas en la ley del 29 de julio de1992 que completa y modifica el dispositivo de laRMI. Tres grandes ámbitos experimentan un notableprogreso en el marco de esa Ley: a) el derecho a lasanidad y a la modernización de la atención médica,b) la modificación de las reglas de concesión de laayuda en caso de reanudación de la actividad, y c) lamejora de los procedimientos de elaboración y deseguimiento de los contratos de inserción.

La ley de 1992 relanza igualmente el apartado dedi-cado al empleo. Desarrolla las funciones de las lla-madas comisiones locales de inserción y les confíauna misión de animación de la política local deinserción, a través de las relaciones con los cargoselectos, las empresas y el mundo asociativo. El con-sejo departamental de inserción (CDI) debe definir yponer en marcha un programa departamental deinserción (PDI). A nivel departamental, las comisio-nes locales de inserción (CLI) renuevan o aprueban

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los contratos de inserción en presencia de los dife-rentes actores locales concernidos. Sin embargo, laatención constante prestada a los contratos firma-dos ha tenido escasos efectos. El nivel medio de loscontratos firmados se establece en torno al 50%. Lasdisparidades entre los departamentos son notables(del 15% al 100%) así como la movilización en tornoa las acciones propuestas en el marco del Plandepartamental de inserción.

Entre 1990 y 1996, el número de beneficiarios de laRMI se multiplica por dos. Después de la crisis vin-culada a la puesta en marcha del dispositivo, losincrementos más notables se producen en 1993 y1994, tras la reforma que en 1992 reduce las cuantí-as de la prestación por desempleo. A partir de 1995,el dispositivo se equilibra en términos de entradas yde salidas. El incremento del número de beneficia-rios se atenúa. Se observa el crecimiento proporcio-nal del número de jóvenes entre los cuales algunosutilizan la RMI como una renta transitoria antes deintegrar el mercado laboral de manera duradera. En1996, la RMI es concedida a un millón de usuarios,lo que, con las personas de las que son responsa-bles, representa alrededor de 1,8 millones de perso-nas, el 3,1% de la población.

2.3. La lucha contra la exclusión en los años 90

Poco a poco, en los años 90, la lucha contra la exclu-sión se convierte en una cuestión central y en unobjetivo de cohesión social. Da lugar a la creación denumerosos dispositivos destinados a favorecer lainserción o a prevenir la marginación. Durante esteperiodo, se considera que entre 12 y 15 millones depersonas se ven afectadas por la precariedad. Laexclusión es objeto de definiciones múltiples y tien-de a imponerse a los conceptos de pobreza y de mar-ginación. Cubre una realidad difícil de delimitar por-que presenta diferentes aspectos. Los agentes queintervienen sobre el terreno insisten sobre la diversi-dad de las situaciones de exclusión, que son otrostantos dramas individuales o familiares, otras tantashistorias diferentes que exigen respuestas personali-zadas. Ante esta diversidad, el conocimiento de suscausas y mecanismos es difícil, a partir del momentoen que se sale de una explicación en términos de fra-gilidad personal o familiar de los excluidos.

Según Robert Lafore, “lo que está en juego no sonlos problemas de los excluidos, sino una nuevacuestión social, el problema de la fragilización delestatus salarial y de la protecciones que le han sidovinculadas progresivamente. Todo ello conlleva elderrumbe del proyecto socialdemócrata de progresosocial continuo que resulta de un consenso, bajo elarbitraje del Estado, y afecta al reparto y a la redis-tribución de la renta. El problema de la exclusión yde la fractura social se plantea en el ámbito, queconcierne a todo el mundo y no solamente a los

excluidos, de la construcción de los estatus socia-les, anteriormente asociados al trabajo asalariado yal contrato de duración indefinida. El viejo binomiodel trabajo y de la protección social se deshace, sinque se haya podido encontrar otro modo de articula-ción entre unas actividades cada vez más fluidas yprecarias, como consecuencia de las evoluciones delos modos de producción, por una parte, y, por otraparte, unos estatus protectores construidos sobreuna solidaridad cuyos fundamentos están por defi-nir”3.

La lucha contra la exclusión abre un amplio abanicoy constituye un enfoque transversal al conjunto delas políticas sociales, a la vez en términos de pre-vención y de reparación. Se manifiesta en las cues-tiones de la vivienda, las políticas de familia, el tra-tamiento del sobreendeudamiento, los dispositivosde inserción, las políticas de la infancia y de lajuventud, la toma en consideración de la margina-ción, de la toxicomanía y del sinhogarismo, el acom-pañamiento de los adultos en dificultad. Pone demanifiesto la inadaptación de los dispositivos clási-cos generalmente segmentados y la complejidad delacceso a los derechos y a la atención médica paralas personas con dificultades. Afecta también a lascuestiones de justicia social y de redistribución. Así,pone en cuestión la articulación entre los grandesregímenes de seguro social y la red de asistenciasocial, cuyas mallas no retienen a las personas afec-tadas por la espiral de la pobreza y de la exclusión.

No obstante, la mayoría de las respuestas que seplantean frente a la exclusión parten de unos dispo-sitivos específicos que aspiran a la inserción de losexcluidos a través unas medidas de ayuda y deacompañamiento. Se orientan en varias direcciones:la inserción por la actividad económica, la inserciónde los jóvenes, el tratamiento del desempleo delarga duración, la inserción en el marco de la RMI...La diversidad de las respuestas caracteriza el hechocentral de la nueva cuestión social, que no consiguesin embargo movilizar una energía suficiente comopara reformar el sistema de protección social. Lalucha contra la exclusión impulsa también el desa-rrollo de la acción del Tercer Sector, que se ha con-vertido en indispensable como complemento de unaacción social pública superada por la amplitud y lacomplejidad de los fenómenos que debe abordar.Simultáneamente, da una importancia renovada alas instituciones tradicionales de acogida, sea elhospital o los centros de acogida y reinserción social(CHRS). En 1995, la presidenta de ATD Quart-Mondeentrega al Consejo Económico y Social un informesobre la evaluación de las políticas públicas delucha contra la pobreza. Según este informe, en su

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3 LAFORE, R. (1996). «Exclusion, insertion, intégration, fracturesociale, cohésion sociales: le poids des maux», Revue de droit sani-taire et social, n°32 (4), octubre-diciembre 1996.

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gran mayoría, las personas en situación de exclu-sión no se benefician de las políticas destinadas alconjunto de la población y, por lo tanto, de los diver-sos derechos que consagran. En lugar de consagrarestatus particulares, el informe preconiza el refuerzode los derechos universales, abiertos a toda lapoblación, única manera de evitar el aislamiento. Setrata de asegurar un verdadero derecho de acceso ala atención médica, a la vivienda y al empleo, y deconstruir una acción coherente y continua paraluchar contra la dispersión de los dispositivos, fac-tor fundamental del fracaso de la inserción.

Ese mismo año, el presidente de la República france-sa, Jacques Chirac, anuncia un proyecto de ley con-tra la exclusión. Dos proyectos son presentados a lolargo del verano de 1996, uno por el ministerio deTrabajo y Asuntos Sociales, otro por la secretaria deEstado para la Acción Humanitaria de Urgencia. Elprimero propone la puesta en marcha de un disposi-tivo específico a favor de los más desfavorecidos,mientras que el segundo considera que el problemade la pobreza y de la exclusión debe ser tratadocomo el resultado del funcionamiento económico ysocial y, por lo tanto, por una puesta en coherenciaglobal. El ante-proyecto de ley de orientación sobreel fortalecimiento de la cohesión social, presentadopúblicamente en septiembre de 1996, refleja la difi-cultad de una elección clara respecto a estas dosopciones. Pese a todo, la Ley afirma que “no crea underecho de los excluidos, sino que organiza, al con-trario, el acceso de todos a los derechos comunes afin de garantizar una igualdad real de oportunidadesa todos los ciudadanos”.

La disolución de la Asamblea nacional en abril de1997 se produce durante el debate parlamentariosobre esta ley. La suspensión de la ley, esperadadesde hace años por las asociaciones, es mal acep-tada. El nuevo Gobierno nombrado en junio se com-promete a relanzar su tramitación. Inicia un procesode consultas y de estudios que conduce finalmentea la aprobación de la ley el 29 de julio de 1998. Estaley de lucha contra las exclusiones, que cubre nume-rosos ámbitos de las políticas sociales, está consi-derada como un avance importante en numerososámbitos. Algunos la comparan con la ley del 30 dejunio de 1975, punto de partida de la acción socialpública.

La ley del 29 de julio de 1998 sobre la lucha contrala exclusión consta de 47 propuestas estructuradasen torno a cuatro ejes, que a su vez se dividen envarios temas:

• Garantizar el acceso a los derechos fundamentales:afirmar y traducir en la realidad el acceso alempleo, actuar más decididamente a favor delderecho a la vivienda, garantizar el acceso univer-sal a la atención médica, a la educación y a la cul-tura.

• Prevenir las exclusiones: mejorar los procedimien-tos de tratamiento del sobreendeudamiento, pre-venir la exclusión a través del mantenimiento en lavivienda, mejorar las condiciones de vida de losmás desfavorecidos, facilitar la vuelta al empleo yfavorecer el ejercicio pleno de los derechos de ciu-dadanía.

• Hacer frente a la urgencia social: extender el dis-positivo de urgencias sociales y de primeros auxi-lios, evitar las situaciones de ruptura familiar, pre-servar el acceso al abastecimiento de agua, deenergía y a los servicios telefónicos.

• Actuar mejor conjuntamente contra las exclusio-nes: mejorar la coherencia y la continuidad de laacción de los poderes públicos, asegurar la coordi-nación del dispositivo al nivel local y valorizar elpapel del trabajo social.

3. Los años 2000, la vuelta de la pobreza

3.1. La reaparición de los trabajadores pobres

En los años 2000, reaparece con fuerza el debatesobre los trabajadores pobres. Si había disminuidoconstantemente desde los años 70, en 2005, la tasade pobreza aumenta, especialmente entre los jóve-nes, las familias y las personas activas. El empleo hadejado de proteger de la pobreza, incluso la másextrema.

Según la definición de los working poors, utilizada amediados de los años 90 en Estados Unidos, Franciacuenta con entre 1,8 y 3,6 millones de trabajadorespobres, en función de los umbrales tenidos en cuen-ta: el del INSEE o el umbral europeo. Al final de losaños 90, el retroceso del desempleo marca unamejora que se espera relativamente duradera, yaque el fuerte crecimiento económico acaba surtien-do efectos positivos sobre el empleo. No obstante,la reactivación deja a una importante categoría de lapoblación al margen, instalada en los límites entreprecariedad y pobreza, con dificultades de viviendao de salud no resueltas. Varios años serán necesa-rios para que la disminución del desempleo conduz-ca a un equilibrio menos desfavorable a los máspobres. El informe del Observatorio Nacional de laPobreza y de las Exclusiones Sociales de 2003 revelaque, si el fenómeno de los trabajadores pobres seha atenuado entre 1996 y 2001, la tendencia seinvierte a partir de 2002. El informe avanza dos ele-mentos de explicación. Por una parte, la moderaciónsalarial se ha traducido en una rebaja del poderadquisitivo de los asalariados durante los años 1990y la política de control de las prestaciones sociales apartir de 1983. En el mejor de los casos, la mayoríade las prestaciones sociales está indexada sobre lainflación, mientras que las condiciones de concesión

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de estas prestaciones son cada vez más restrictivas.Por otra parte, el desarrollo de la pobreza en elempleo resulta de la evolución del mercado laboral yde las nuevas formas de desigualdad salarial.

El 80% de los trabajadores pobres son asalariados.La probabilidad de ser pobre se incrementa clara-mente con la precariedad del estatus laboral, comolo indica la investigación realizada en 2006 por elCREDOC. Esta pobreza se explica, por una parte, porla precariedad de los empleos ocupados (tiempoparcial no elegido, duración limitada del contratolaboral), y por la baja cuantía de las remuneracio-nes, por otra parte. Como consecuencia de todo ello,el complemento económico que suponen las transfe-rencias sociales no permite asegurar un nivel devida decente a las familias. Los efectos de umbralque reducen la cuantía de las prestaciones mínimascontribuyen a alimentar la dificultad de los trabaja-dores pobres o a desanimar una vuelta al empleo. Adiferencia de lo que ocurre en nuestro país, el fenó-meno de los trabajadores pobres y, en general, laerosión de la capacidad adquisitiva de la mayorparte de la ciudadanía saltan con fuerza a la agendapública y acceden al centro del debate político,mediático e institucional francés. También la RMI–notablemente más conocida en Francia que cual-quiera de los sistemas de rentas mínimas existentesen el Estado español, completamente ausentes deldebate público y político durante años– se sitúa enel centro del debate, a partir de infinidad de infor-mes y trabajos de evaluación. Entre los aspectosmás discutidos, destaca el del efecto desincentiva-dor de la RMI, a la que normalmente se añaden unaserie de derechos y exenciones conexas, en lo quese refiere al acceso al empleo4.

En 2006, la FNARS publica un libro blanco tituladoLos excluidos del empleo y los trabajadores pobresque empieza así: “Cuando el empleo estable corre elriego de convertirse en atípico y la sociedad france-sa se dirige hacia un asalariado precario, para reto-mar una expresión de Robert Castel, los más débilesy los menos formados son los primeros en encon-trarse en las márgenes del mercado laboral”. Estelibro blanco formula ocho propuestas concretas parapaliar esta situación: combinar las rentas salarialesy asistenciales, fortalecer la financiación pública de

nuevos contratos subvencionados y la creación deun contrato de inserción único, evaluar la inserciónpor la actividad económica en su doble dimensiónde inserción social y de acceso al empleo, adaptarlos convenios colectivos para que tomen en conside-ración la diversidad de la inserción, mejorar la for-mación, facilitar el paso a las empresas clásicas, ysimplificar el acceso a las financiación pública paralas empresas de menor tamaño. Estas propuestas seconfunden ampliamente con el compromiso nacionalde reducción de la pobreza.

A diferencia de lo queocurre en nuestro país,el fenómeno de lostrabajadores pobres saltacon fuerza a la agendapública

En 2001, un informe de la Cour des comptes sobre laRMI muestra la fragilidad del dispositivo de inser-ción. Las medidas de inserción propuestas seenfrentan al desempleo crónico y tienen dificultadespara funcionar como un trampolín hacia un empleoestable. El legislador refuerza a lo largo del tiempola posibilidad de acumular durante un cierto periodolas rentas mínimas con las rentas del empleo a tra-vés de un mecanismo de estímulos al empleo. Estesistema de acumulación sin embargo, difícil deentender y de gestionar, sólo beneficia a una partede los usuarios.

3.2. La descentralización de la RMI

La ley del 18 de diciembre de 2003 confía a losdepartamentos regionales la dirección integral deldispositivo de la RMI, poniendo fin al sistema decogestión con el Estado. No obstante, la descentrali-zación no cuestiona el carácter nacional de la pres-tación, la cuantía y las condiciones de concesión dela RMI, que siguen siendo fijados al nivel estatal.Las Cajas de Ayuda Familiar siguen gestionando elpago de la prestación. El principal objetivo de estadescentralización es mejorar la inserción profesionaly social de los beneficiarios de la RMI, que continúasiendo la dimensión menos operativa y la más criti-cada. Así, los departamentos tienen la responsabili-dad de animar el dispositivo de inserción: del plandepartamental de inserción a la consolidación de lassalidas de los beneficiarios.

El segundo objetivo se refiere a la puesta en marchade un nuevo dispositivo: el contrato de inserción-renta mínima de actividad (CI-RMA), destinado afavorecer la inserción social y profesional de los

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4 Para algunos autores, dado el mecanismo diferencial sobre elque se asientan los programas de rentas mínimas, el problema dela desincentivación es real, por mucho que no sea ni el único ni elmás importante de los que plantea el diseño de las rentas mínimasde inserción. Para L’Horty, por ejemplo, los mecanismos diferencia-les son disuasorios, injustos y desvalorizadores. Disuasorios por-que no ofrecen ningún beneficio económico a los perceptores queacceden a un empleo remunerado por debajo de la cuantía de laprestación; injustos porque equiparan los ingresos de personasque trabajan con los de personas que no lo hacen; y desvalorizado-res porque con ellos se transmite a los perceptores de rentas míni-mas el mensaje de que su trabajo no vale nada o casi nada (L’Horty,2004).

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beneficiarios de la RMI que justifiquen una presen-cia en el dispositivo de al menos un año durante losúltimos dos años. El CI-RMA es enmendado yampliado a los titulares de otras prestaciones asis-tenciales de menor importancia, como la Ayuda paraFamilias Monoparentales (API) o de la Ayuda de Soli-daridad Específica (ASS) por la ley de programaciónde cohesión social del 18 de enero de 2005.

Esta descentralización de la RMI es continuista res-pecto a la ley de 1988. No introduce una modifica-ción en profundidad en la concepción de la solidari-dad, pero asegura la continuidad de la política de laRMI por otros medios. No obstante, se plantea confuerza la cuestión de la financiación, especialmentepor los departamentos que se preocupan por la dis-tancia creciente existente entre le evolución de losrecursos y la evolución del gasto. El ministro deHacienda evalúa el diferencial entre 820 y 850 millo-nes de euros. Según la Asociación de los Departa-mentos de Francia, han hecho falta mil millones deeuros en 2005 y mil doscientos en 2006, lo queplantea la cuestión de la perenización a medio plazodel dispositivo de la RMI. Se puede considerar queen el estado actual, solo una mejora de las condicio-nes económicas del mercado laboral, que provocaráuna rebaja del número de beneficiarios de la RMI,podría salvar el dispositivo. Entretanto, se inicianlas negociaciones para experimentar la Renta deSolidaridad Activa (RSA) que será extendido poste-riormente.

3.3. De la RMI a la RSA

En los años 2000, la RMI es cuestionada a causa delos frenos al empleo que pueden constituir losmecanismos de concesión de las ayudas. Se alude,en concreto, a que el riesgo de pérdida de los dere-chos asociados a la RMI puede restar atractivo a lainserción laboral y desincentivar así el acceso alempleo. Para muchos, esta situación es el resultadode la precariedad del empleo, que no permite con-templar serenamente el futuro, y conduce a algunosa preferir la seguridad de una ayuda a la incertidum-bre de un contrato temporal. A pesar de ello, lainserción profesional sigue siendo un objetivo priori-tario. La mayoría de los beneficiarios entra en el dis-positivo en razón de unas dificultades de inserciónlaboral, por lo cual su principal demanda se refiere ala dimensión profesional a través del acceso a unaactividad remunerada. Los estudios muestran a esterespecto que la cartografía de la RMI coincide glo-balmente con la del desempleo. Esta dimensión dela inserción profesional plantea dos cuestiones: poruna parte, las personas que perciben la RMI están aveces muy alejadas del empleo y su inserción labo-ral no puede plantearse como un objetivo inmedia-to; por otra parte, los trabajadores sociales carecende la preparación necesaria para abordar la dimen-sión económica de la inserción.

La RMI era un derecho y se ha convertido en un esta-tus para numerosos beneficiarios que no han acce-dido a una verdadera inserción. Para muchos, la RMIjuega un papel de red de protección cuando se inte-rrumpe la indemnización del desempleo de largaduración; para otros constituye en la práctica unaprejubilación, que en cualquier caso no evita siem-pre la pobreza. Para quienes se encuentran menosalejados del mercado laboral, la RMI acompaña unproceso cuyo objetivo sigue siendo el empleo. Elfuturo de la RMI plantea numerosas cuestiones, vin-culadas a su articulación con el resto de las políticasde protección social y especialmente con los dispo-sitivos de indemnización por desempleo. Las evalua-ciones sobre la RMI muestran que la edad y el nivelde estudios son criterios significativos para accederal empleo. Además, los recursos y las redes relacio-nales a las que cada persona tiene acceso resultanmás importantes que las medidas de inserciónpuestas en marcha por las Administraciones.

Con todo, los beneficiarios más veteranos y menoscualificados siguen estando al margen y no se bene-fician de los periodos de crecimiento económico. Lamayoría de las evaluaciones relativas a la inserciónprofesional constatan la cronificación de numerosassituaciones en la exclusión social. Un gran númerode personas siguen confinadas en las márgenes delempleo estable, pasando de un contrato subvencio-nado a otro, de una estructura de inserción a otra.Esta situación ha fomentado la crítica de las “tram-pas de pobreza” o “trampas de inactividad” –en vir-tud de las cuales el acceso a un puesto de trabajoresultaría menos ventajoso y rentable que seguirpercibiendo la prestación– que condenan los benefi-ciarios a la asistencia. Así, numerosas voces se ele-van para criticar un dispositivo percibido, cada vezmás, no como un trampolín, sino como un obstáculoa la inserción en el marcado laboral.

Entre 2005 y 2007 se hacen públicos numerososanálisis para demostrar en qué medida la inserciónlaboral resulta, objetivamente, poco ventajosa paramuchas familias que perciben prestaciones de ren-tas mínimas. Entre ellas, figura la de Martin Hirsch5,entonces presidente de Emmaüs, que demuestracon precisión, basándose en datos objetivos, elcoste considerable que representa una vuelta alempleo para una familia en situación de precarie-dad, dado que, a falta de otras opciones, esteempleo suele corresponder generalmente a una jor-nada parcial. “La reducción de ingresos no es laúnica incoherencia del sistema. No es sólo que lapersona que deja la RMI para acceder a un empleono gana más, sino que pierde además un ciertonúmero de ayudas que le eran automáticamenteconcedidas en razón de su estatus de beneficiario

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5 HIRSH, M. (2006). La pauvreté en héritage. Paris, Robert Laf-font.

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4. La Renta de Solidaridad Activa (RSA)

4.1. Características básicas

Para asegurar la implementación de estas propues-tas, se crea, al inicio de 2006, la Nueva Agencia delas Solidaridades Activas, presidida por MartinHirsch. Al poco, Hirsch se integra en el nuevoGobierno de Nicolás Sarkozy y recibe de éste elencargo de generalizar la Renta de Solidaridad Acti-va. La política activa de lucha contra la pobreza quese pone en marcha bajo el impulso de Martin Hirschse apoya en tres ejes: 1) la puesta en marcha a títuloexperimental de la Renta de Solidaridad Activa en 16departamentos voluntarios, 2) el lanzamiento delGrenelle de la inserción (un debate multipartito rela-tivo a la definición de las políticas de inserción), y 3)el lanzamiento de licitaciones para unas nuevasexperimentaciones sociales.

En octubre de 2007, Christine Boutin, ministra de laVivienda y de la Ciudad, y Martin Hirsch, Alto Comi-sario para las Solidaridades Activas contra la Pobre-za, presentan un plan nacional de acción para lainclusión que pretende reducir de un tercio la pobre-za en cinco años. Este plan se organiza en torno atres prioridades:

a) favorecer el acceso y el retorno al empleo de laspersonas que están muy alejadas del mercadolaboral,

b) acompañar la inserción social y profesional delos jóvenes en gran dificultad, y

c) mejorar la oferta de vivienda social y de aloja-miento.

La experimentación de la Renta Solidaridad Activase inscribe en el primer eje, previsto en el artículo18 de la ley a favor del trabajo, del empleo y delpoder adquisitivo, conocida como ley TEPA. Según laley, “La renta de solidaridad activa tiene como obje-tivo asegurar el aumento de los recursos de una per-sona beneficiaria de un mínimo social que trabaja ovuelve a trabajar, ejerce o incrementa su actividad afin de alcanzar una renta garantizada, que toma enconsideración unas rentas de actividad profesional yde responsabilidad familiar”.

Se inicia entonces un proceso de experimentaciónen el que participan 25 departamentos o regiones,con la colaboración de la Nueva agencia de las Soli-daridades Activas. La experimentación se comple-menta con la constitución de un grupo de estudiocompuesto por agentes sociales, asociaciones ycolectividades territoriales, cuya misión es la de eva-luar los efectos de la RSA sobre las políticas deempleo y las políticas salariales. Este método, quepretende ser riguroso y permitir una evaluacióncientífica, comparando la situación en los Departa-

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ade la RMI. Pierde la posibilidad de beneficiarse ple-namente de las generosas ayudas a la vivienda exis-tentes en Francia, la exoneración de determinadosimpuestos y tasas municipales, la tarificación socialdel teléfono, la prima de Navidad [paga extra deNavidad contemplada en la RMI], la gratuidad de lacotización a la cobertura médica universal (CMU) y elacceso automático a la CMU complementaria. Ade-más, en el caso de existir deudas fiscales, suspendi-das mientras se mantiene la prestación, la vuelta alempleo las convierte de nuevo en exigibles. Mien-tras que esperan del retorno al trabajo un desahogoy un mayor bienestar, las familias pueden estartodavía más fragilizadas y sumergidas en situacio-nes financieras dramáticas por este mecanismoabsurdo y penalizante, porque la pérdida potencialde los ingresos y la de los derechos asociados a laRMI se producen en el mismo momento”6. A todoello, se le añaden los gastos de cuidado de loshijos, los gastos de transporte y los demás gastosinducidos por la actividad laboral.

En 2005, la Conferencia de la Familia crea una comi-sión para trabajar sobre esta cuestión. Esta comi-sión Familias, vulnerabilidad, pobreza, presidida porel propio Hirsch, trabaja durante 100 días antes definalizar su informe al Primer ministro en abril de2005. El informe, titulado Debemos hacer todo loposible, propone quince resoluciones para vencer lapobreza infantil. Una de las propuestas principalesdel informe consiste, precisamente, en la aplicaciónde una renta de solidaridad activa que permita com-patibilizar mejor los ingresos salariales y las presta-ciones económicas asistenciales, pasando de unalógica de sustitución a una lógica de complementa-ción. En el mismo sentido se pronuncia ese mismoaño el informe especial del Senado francés elabora-do por Valerie Letard, entonces senadora centrista yahora Secretaria de Estado de Trabajo, RelacionesSociales y Solidaridad, encargada de Solidaridad.Tras describir las principales carencias e incoheren-cias del sistema francés de rentas mínimas, el infor-me plantea una mejora “necesaria y realizable” delconjunto del dispositivo, que pasa fundamentalmen-te por buscar una mejor articulación entre las rentasmínimas y los ingresos salariales. En ese sentido, eldocumento del Senado actualiza la propuesta dePrestación de Compensación de Ingresos que plan-teó en 1999 Roger Godino y apuesta por convertir lasrentas mínimas en una prestación decreciente vincu-lada al salario –menor cuanto mayor sea éste–,mucho más orientada a complementar que a reem-plazar los ingresos del trabajo.

6 HIRSH, M. (2006). La pauvreté en héritage. Paris, Robert Laf-font, p.40.

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mentos en los que se aplica la nueva prestación conaquellos en los que se mantiene el sistema antiguo,es cuestionado en la medida en que puede vulnerael principio de igualdad de trato a la ciudadanía.

Tras un largo debate público y parlamentario, laRenta de Solidaridad Activa (RSA) es finalmenteaprobada y generalizada al conjunto del territoriofrancés. Se trata de una nueva prestación que susti-tuye algunas de las prestaciones sociales existentesanteriormente (RMI y API), así como los dispositivosde estímulos temporales al retorno al empleo (primade retorno al empleo, prima concertada de vuelta alempleo e interesamiento proporcional). Este dispo-sitivo tiene tres objetivos:

• fomentar el acceso o el retorno al empleo, garanti-zando que cualquier integración o reintegración enel mercado laboral se traduce en un incremento derenta,

• asegurar a los beneficiarios los recursos económi-cos necesarios para evitar la pobreza, y

• mejorar el acompañamiento hacia la inserción pro-fesional y contribuir a simplificar el complejo siste-ma de ayudas sociales.

La RSA entra en aplicación a partir del 1 de junio de2009 en la metrópoli y del 1 de enero de 2011, comomuy tarde, en los departamentos de ultramar (DOM).Afecta a más de tres millones de personas, es decira los 1,1 millones de beneficiarios actuales de la RMIy de la API, que se encuentran sin actividad o eninteresamiento, y a cerca de los 2 millones de traba-jadores pobres que no perciben ninguna prestaciónsocial actualmente. De hecho, se estima que, de losmás de 3 millones de beneficiarios potenciales de laRSA, tres cuartas partes son actualmente beneficia-rios de las prestaciones que gestionan las Cajas deAyuda Familiar y de la MSA; las 900.000 personasrestantes están compuestas mayoritariamente porpersonas solas (63%) así como por parejas, con osin hijos. Los beneficiarios actuales de la RMI, de laAPI o de la RSA experimental se beneficiarán auto-máticamente de la RSA el 1 de junio de 2009, sintener que realizar ninguna gestión.

Conviene subrayar que la RSA experimental es másventajosa que la RSA generalizada, de modo que eldispositivo experimental se mantendrá, excepto si elConsejo general toma una decisión contraria, hastael 31 de mayo de 2010. Asimismo, los beneficiariosde la RMI o de la API en proceso de interesamientoconcertado (estímulos al empleo) solo pasarán a laRSA si la cuantía de la nueva prestación es más ele-vada que la anterior. La prima de retorno al empleoy la prima concertada de interesamiento gestionadadesde los dispositivos de empleo se mantienen paralos beneficiarios de la ayuda de solidaridad específi-ca (ASS).

Para acceder a la RSA, el beneficiario potencial debecumplir las condiciones de edad, de empadrona-miento y de residencia exigidas. Así, los beneficia-rios deben tener más de 25 años, aunque las perso-nas de menos de 25 años que tienen un hijo que hanacido o que está en gestación (bajo la condición dedeclaración de embarazo) podrán igualmente bene-ficiarse de este dispositivo. No se exige ningunacondición de residencia a las personas de nacionali-dad francesa, mientras que los residentes suizos ylos de la Unión Europea deberán haber residido enFrancia durante los tres meses que preceden la soli-citud y cumplir las condiciones de derecho de resi-dencia. Los extranjeros extracomunitarios deberánser titulares, desde al menos cinco años, de un per-miso de residencia. En cuanto a los refugiados, apá-tridas y beneficiarios de la protección subsidiaria,deben presentar un documento oficial de la prefec-tura que atestigua de su estatus. Por último, elbeneficiario debe residir en Francia de manera esta-ble, efectiva y permanente.

La aplicación de la RSA supone la cooperación denumerosas instituciones:

• los Consejos generales (Gobiernos regionales) diri-gen la puesta en marcha de la prestación y los dis-positivos de acompañamiento,

• los Consejos generales, las Cajas de Ayuda Fami-liar (CAF), las MSA, las CCAS y las asociaciones sinfin de lucro, habilitadas localmente, reciben, regis-tran e instruyen las solicitudes,

• las CAF y las MSA calculan y aplican el derecho,

• los Consejos generales definen la trayectoria deorientación,

• el Polo Empleo y los demás actores, bajo la direc-ción del Consejo General, aseguran el acompaña-miento profesional y social,

• el Departamento, competente en materia de políti-ca de inserción, se encarga de financiar la RSA alnivel de la cuantía concertada para las personasprivadas de actividad y de recursos. El presidentedel Consejo general concede la RSA, orienta a losbeneficiarios que precisan de un acompañamientoindividualizado y organiza los equipos multidisci-plinares,

• el Estado, competente en materia de política deempleo, financia, a través del Fondo Nacional deSolidaridad Activa (FNSA), la RSA que se abona enconcepto de complemento salarial de los trabaja-dores con salarios más bajos. El representante delEstado en el departamento participa al conveniode orientación y de acompañamiento y en el pactoterritorial de inserción para la puesta en marchade los programas departamentales de inserción.

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4.2. Los límites de la RSA

Saludada por algunos, la RSA también genera críti-cas. Así, en junio de 2007, en pleno debate sobre laRenta de Solidaridad Activa, la red UNIOPSS-URIOPSS, subraya sus carencias:

• Provoca una fuerte desigualdad entre los benefi-ciarios de la RMI y de la API que se beneficiarán deuna renta complementaria, mientras que los traba-jadores pobres no tendrán acceso a este tipo deingresos. Para el mismo número de horas trabaja-das, unos alcanzarán el umbral de pobreza mien-tras que otros seguirán viviendo por debajo dedicho umbral.

• Solamente los que trabajan ganaran más, lo queincrementará la dualización de la sociedad.

• Los menores de 25 años no se beneficiarán, excep-to si tienen hijos/as a su cargo, de este dispositi-vo. Si hasta entonces, los jóvenes no disponían dela RMI, la gran mayoría de ellos no cobrará la RSA,sabiendo que la edad media en la que se tiene elprimer hijo/a supera los 29 años.

• Existe un riesgo de subvencionar a las empresaspara aumentar las rentas de los salarios bajos.

• Si no se fija una cuantía al nivel nacional, se correel riesgo de generar disparidades entre los depar-tamentos en función de sus recursos y de susorientaciones políticas.

• Se plantea el problema de la progresión de las ren-tas, ya que solo habría una diferencia de 50 eurosentre los que trabajan 15 horas y aquellos que tra-bajan 26 horas.

• La necesidad de una evaluación rigurosa del dis-positivo que fomente la participación ciudadana através de la participación de las asociaciones delucha contra la pobreza y la exclusión en las comi-siones encargadas de realizar el seguimiento de laRSA.

Asimismo, la Renta de Solidaridad Activa no resuel-ve el problema de la escasa empleabilidad de nume-rosos beneficiarios de la RMI. Efectivamente, paraque los beneficiarios de las rentas mínimas puedanacceder al mercado laboral e insertarse profesional-mente, los incentivos financieros son insuficientes.Para que sean efectivos, es indispensable que laspersonas que carecen a menudo de los títulos aca-démicos pertinentes y de la experiencia profesionalexigida, dispongan de las habilidades y de los sabe-res necesarios para el ejercicio de un empleo remu-nerado. El problema es que numerosos beneficiariosde las rentas mínimas están alejados del mercadolaboral desde hace varios meses e incluso años, loque ha deteriorado notablemente sus habilidades y

los han convertido en no empleables. Por lo tanto, laRSA debe ser acompañada de una política de forma-ción profesional, que practique la alternancia entreel sistema educativo y el mundo empresarial.

Más allá, la reinserción profesional de los beneficia-rios de las prestaciones mínimas implica la necesi-dad de la puesta en marcha de políticas activas deempleo. Se trata de reorganizar el mercado laboralpara integrar lo antes posible a los desempleados,poniendo a su disposición los servicios del empleoeficaces, los incentivos para reencontrar un empleoy unas formaciones, incluso de larga duración, cuan-do se quiere reconvertir totalmente a las personas.Esta política permite a los individuos evitar el dete-rioro de sus competencias y reencontrar un empleorápidamente. Ello supone aumentar o, por lo menos,reorientar en ese sentido el gasto social.

Estos son algunos ejemplos de lo que funciona enotros países en materia de políticas activas deempleo:

• los dispositivos de asesoramiento personalizadode búsqueda de empleo,

• la formación, el empleo protegido y las subvencio-nes al empleo,

• los servicios públicos del empleo que gestionanestos dispositivos deben disponer de los mediosnecesarios, entre otros aspectos, del número ade-cuado de asesores competentes para comunicarsecon los usuarios,

• la lógica de obligación reciproca de estos disposi-tivos para que el usuario que recibe una presta-ción y unos servicios de calidad, se comprometa abuscar activamente un empleo.

Para poner en marcha esta política, no es necesariocambiar el marco institucional, puesto que es sufi-ciente modificar los dispositivos relativos a los ser-vicios de búsqueda de empleo, articular las forma-ciones con las competencias de las personas, lasnecesidades de las empresas y las previsiones deempleo y definir claramente los objetivos que sequieren alcanzar. Durante el periodo de búsquedade empleo, los desempleados recibirán prestacioneselevadas, proporcionales a sus ingresos, concedidasdurante un largo periodo y vinculadas a las ayudassociales.

Es posible aproximarse a dicho modelo: 1) dotandolas agencias encargadas de colocar a los desemplea-dos de recursos humanos y financieros adicionales,2) buscando más eficacia y un mejor reparto de lasresponsabilidades entre los tres actores encargadosde la colocación, de la indemnización y de la forma-ción, 3) favoreciendo la creación de lazos estrechosentre las empresas y las agencias encargadas de la

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colocación de los parados, 4) desarrollando el acom-pañamiento individual, a través de entrevistas regu-lares y de un único referente, 5) la puesta en marchade un sistema de formación continua más centradoen la reconversión y que tenga en cuenta el bajointerés de ciertos trabajadores por la formación, 6)el refuerzo del control ejercido sobre la búsqueda deempleo de los parados, 7) dando prestaciones másgenerosas y abiertas y 8) comprometiéndose sobrela oferta de empleo conveniente.

Los países escandinavos han aplicado estas medi-das en una década, rompiendo con las políticaspúblicas que daban señales de agotamiento. Antesde generalizar estas políticas, han desarrolladounos dispositivos de experimentación-evaluación-adecuación.

4.3. Posibilidades de extensión de la RSA

La Renta de Solidaridad Activa puede perfectamenteser extendida a otros países, siempre y cuando setengan en cuenta las peculiaridades de las organiza-ciones político-administrativas y las diferenciasentre los dispositivos de rentas mínimas que existenen cada país.

La Comunidad Autónoma Vasca, por ejemplo, ha sidopionera en España en el impulso de las políticassociales que pretenden luchar contra la pobreza y laexclusión social, creando el Ingreso Mínimo de Inser-ción, las Ayudas de Emergencia Social, los Planes deLucha contra la Exclusión Social o las Leyes contra laexclusión social. Todos estos mecanismos se dirigenhacia un objetivo: la inserción social y laboral de laspersonas excluidas. A su vez, el artículo 9.2. del Esta-tuto de Autonomía para el País Vasco ordena a lospoderes públicos vascos que, en el ámbito de sucompetencia, garanticen el adecuado ejercicio de losderechos y deberes fundamentales de la ciudadanía,impulsen una política tendente a mejorar las condi-ciones de vida y de trabajo, fomenten el incrementodel empleo y la estabilidad económica, promuevenlas condiciones y remueven los obstáculos para quela libertad y la igualdad de las personas y de los gru-pos en que se integran sean efectivas y reales y faci-liten la participación de todos los ciudadanos en lavida política, económica y cultural.

En este marco, tras más de una década de luchacontra la pobreza a través fundamentalmente delIMI, la Comunidad Autónoma Vasca se dota endiciembre del año 2000 de una Renta Básica que sedirige a las personas empadronadas en la CAPV conal menos un año de antigüedad y que, teniendo encuenta las rentas y patrimonio de la unidad de con-vivencia a la que pertenecen, carecen de los recur-sos económicos suficientes para poder hacer frentea las necesidades básicas y a las derivadas de unproceso de inserción social y laboral. En un primer

momento, la cuantía de la Renta Básica es la nece-saria para garantizar unos ingresos del 75% delsalario mínimo interprofesional (SMI) anual para unasola persona, más un 25% del mismo para la segun-da persona, y un 10% más para cada persona a par-tir de la tercera. Ninguna unidad de convivencia reci-birá como renta básica un importe superior al 125%del salario mínimo interprofesional. La Renta Básicadejará de percibirse cuando se subsanen las causasque dieron origen a la falta de cobertura de las nece-sidades básicas o se logre la inserción social. A suvez, la ley precisa que todas las personas que seencuentran en situación de exclusión social tienenel derecho a la inserción socio-laboral, mediante laparticipación obligada en convenios de inserción.

En julio de 2008, el Consejero de Empleo, Justicia ySeguridad Social del Gobierno Vasco propone unarevisión del marco de la Ley de Lucha contra la Exclu-sión Social endureciendo las condiciones para acce-der a la Renta Básica y vinculándolo directamente ala búsqueda activa de empleo. La Renta Básicaseguirá dirigiéndose a las personas que carecen derecursos económicos, su cuantía se fija en el 88%del salario mínimo interprofesional y siempre iraacompañada del compromiso del perceptor de firmarun convenio de inclusión, por el que se comprometea seguir una formación para incorporarse al mercadode trabajo. Otro grupo que se puede beneficiar de larenta básica es el de los pensionistas que percibenlos subsidios más bajos. En este caso, el salariosocial complementará las pensiones hasta que lasuma de los ingresos alcance el 100% del SMI. El ter-cer colectivo es el de los ciudadanos que tiene untrabajo pero cuyo salario mensual no alcanza elimporte de la Renta Básica. La ley prevé además que,en el caso de las familias monoparentales, se sumeotro subsidio económico a la renta básica, dando untratamiento diferenciado a este tipo de familias.

Las principales novedades figuran en el apartadodedicado a los mecanismos de control. Se limita ados años el periodo de concesión de la renta básica,mientras que anteriormente no existía dicha limita-ción. Tras la aprobación de la nueva ley, la concesiónde la ayuda se renovará cada dos años, previo infor-me de los servicios sociales de los ayuntamientossobre la trayectoria del perceptor. Además, se reali-zará un control más riguroso para comprobar que elbeneficiario busca de manera activa un empleo.Negarse a suscribir un convenio de inclusión orechazar un empleo serán causas de retirada de larenta básica. Se refuerzan asimismo los sistemasinformáticos y de coordinación de los ayuntamien-tos. El Gobierno intervendrá cuando lo considereoportuno en la concesión de las prestaciones, algoque, en principio, es competencia exclusiva de lasDiputaciones. Y se regulara el número máximo deperceptores de la renta básica que puede vivir en elmismo piso, de acuerdo a los metros cuadrados dela vivienda y el número de habitaciones.

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Pese a estos cambios, que pueden leerse en claverestrictiva e incluso de aplicación de filosofías cerca-nas al workfare, la reciente Ley para la Garantía deIngresos y la Inclusión Social –aprobada por el Par-lamento Vasco el pasado mes de diciembre– conso-lida, al menos en la teoría, la filosofía del doblederecho al reconocer tanto el derecho a una presta-ción económica como a los apoyos necesarios parala inserción, estableciendo lógica diferentes paracada uno de ellos. Por otra parte, la creación delcomplemento de vivienda, y su establecimientocomo derecho subjetivo, permitirá dar respuesta alas necesidades que en materia de alojamiento tie-nen los beneficiarios de la RB, sin necesidad derecurrir a las Ayudas de Emergencia Social, que sereservan para casos de verdadera urgencia, desaho-gando además a los Servicios Sociales de la pesadatarea de tramitar estas ayudas.

La nueva Ley se hace eco además, en buena medida,de los cambios aplicados en el sistema francés derentas mínimas y del debate que precedió a esoscambios. Efectivamente, no cabe duda de que elestablecimiento en la Ley para la Inclusión Social yla Garantía de Ingresos de una modalidad de Rentade Complemento de Ingresos de Trabajo obedece aargumentos similares a los que llevaron a la crea-ción de la RSA y que se inspira claramente en losdebates que dieron lugar a la reforma francesa. Así,tanto la exposición de motivos de la Ley como elmarco filosófico que delimita el Plan de InserciónSocial actualmente vigente reconocen que “el origende la mayor parte de los problemas de pobreza y deausencia de bienestar se asocian a la precariedadlaboral, manifestada no sólo en las altas tasas deinestabilidad en el empleo, sino también en la exis-tencia de un núcleo importante de bajos salarios”.

En ese sentido, la nueva Ley establece la necesidadde “responder con soluciones específicas a unasituación crecientemente observada, a saber, elhecho de que la prestación se conceda, cada vezmás, como una ayuda orientada a complementar unbajo nivel de ingresos y tenga por destinatarias apersonas cuyas dificultades son de naturaleza exclu-sivamente económica y no precisan, por tanto, deapoyos especializados para la inclusión”. Según eltexto de la Ley, esta evolución de la población bene-ficiaria se deriva principalmente del efecto combina-do de tres factores: por un lado, la precarización delmercado laboral y el aumento del número de pues-tos de trabajo de bajo nivel salarial; por otro, elaumento del umbral económico de acceso a la pres-tación, que abre la puerta a unidades familiares concierto nivel de ingresos propios; y, por último, la eli-minación de la edad máxima de acceso que determi-na la incorporación de las personas titulares de pen-siones de baja cuantía. Por todo ello, la Ley apuntahacia “la posibilidad y la conveniencia de diseñar yarticular diferentes modalidades de prestación, y enconcreto de prever modalidades específicamente

destinadas a complementar los ingresos propios, enfunción de la procedencia de estos –rentas de traba-jo o pensiones–, de gestión más ágil, que tendríanla virtud de descargar en cierta medida a los y lasprofesionales de los Servicios Sociales de Base, yles permitiría concentrar sus esfuerzos en los colec-tivos más necesitados de acompañamiento socialpara la inclusión”. La Ley apuesta así, expresamen-te, por “implantar un modelo que, considerando elempleo como la mejor vía de inclusión, consigahacer atractiva la incorporación al mercado laboralincluso para acceder a un empleo de bajo nivel sala-rial, en cumplimiento, por otra parte, de las directri-ces que en materia de cohesión social y acceso almercado de trabajo se derivan de la Estrategia Euro-pea de Empleo”.

No cabe duda de que elestablecimiento en la Leyde Garantía de Ingresos deuna modalidad de Renta deComplemento de Ingresosde Trabajo obedece aargumentos similares a losque llevaron a la creaciónde la RSA

La exposición de motivos de la Ley establece, final-mente, que el desarrollo de las políticas de makingwork pay o rentabilización del empleo “puede tenerun impacto positivo en términos de estimulación dela inclusión laboral y, sobre todo, en términos deredistribución de la renta y de protección de las y lostrabajadores con bajos salarios, devolviendo así alempleo su capacidad como mecanismo de protec-ción frente a la pobreza y como herramienta privile-giada para la integración social”. Si bien esa argu-mentación no se desarrolla plenamente en el nivelde las medidas concretas, la influencia del debatefrancés, y de la filosofía que dio lugar a la RSA, espatente en el discurso que subyace a la nueva Leyvasca para la Inclusión Social.

Cabe pensar que en la actual coyuntura de crisiseconómica, el incremento del desempleo puedereducir la necesidad de aplicar medidas en beneficiode los trabajadores pobres o que incentiven el acce-so al mercado de trabajo de los perceptores de ren-tas mínimas. Pese a ello, el desarrollo reglamentariode esa Ley debería entenderse como una oportuni-dad para desarrollar con mayor profundidad –a par-tir por ejemplo del sistema de estímulos al empleovigente, todavía escasamente desarrollado– unmodelo que complemente los bajos salarios de una

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parte creciente de la población ocupada y permita alos beneficiarios de la Renta Básica que acceden aun empleo acumular el salario y la prestación, de talforma que la reinserción en el mundo laboral no seasinónimo de penalización financiera. Esta medida esaun más necesaria en el País Vasco, donde existeuna fuerte precariedad laboral y donde –debido a ladesregulación del mercado de trabajo y al escasonivel del SMI– la diferencia de cuantía entre lasprestaciones asistenciales y los ingresos salarialeses en ocasiones muy escasa.

Sin duda, como en Francia, el desarrollo de estetipo de medidas deberá basarse en la realización

de programas experimentales, que entre otrascosas analicen la viabilidad de este tipo de medi-das en un marco económico determinado por la cri-sis y el incremento del desempleo. Igualmente, eldesarrollo de este tipo de medidas deberá basarse,previamente, en el análisis y la evaluación de losresultados que se derivan de la experiencia france-sa, tanto al objeto de evitar los fallos o disfuncio-nes que allí se detecten como al objeto de optimi-zar sus ventajas.

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En breve, el Gobierno francés generalizará en todosu territorio la nueva Renta de Solidaridad Activa,que viene a sustituir, 20 años después de su ins-tauración, el RMI o ingreso mínimo de inserción.Este artículo analiza el marco teórico en el que seinserta este cambio, describe las características dela nueva prestación y apunta algunas de las venta-jas e inconvenientes que se le han atribuido. Parael autor, la RSA difícilmente resolverá el problemade la precariedad y la pobreza y apuesta por eldesarrollo de alternativas políticas y sociales demás hondo calado.

1. Introducción

La Renta de Solidaridad Activa es uno de los iconosdel nuevo Gobierno francés. El debate social que sudiseño y aplicación esta generando a escala nacio-nal y europea requiere de un esfuerzo de análisisriguroso, al cual se están entregando diversos auto-res, instituciones y actores sociales del país galo. Enel presente texto trataremos de aportar una serie deelementos que faciliten la iniciación a este dispositi-vo y al conjunto de reformas que lo engloba, presen-tando esquemáticamente una revisión de los dife-rentes aspectos que se ponen sobre la mesa. Estosanálisis y estudios podrán tal vez aportar un poco deluz para desencriptar el flujo de informaciones con-tradictorias que están generándose al respecto, bus-cando así una vía para continuar profundizando enla idoneidad y exportabilidad (o no) de dicho dispo-sitivo.

Para esto comenzaremos con una presentaciónesquemática del contexto europeo y francés quenos permite entender la aparición y puesta en prác-tica de la RSA. Recogiendo los elementos centralesde la Estrategia Europea de Empleo y de los Objeti-vos de Lisboa, trataremos de contextualizar la RSAen un proceso más amplio y supra-nacional de acti-vación de las políticas sociolaborales. En el segun-do apartado, de carácter más descriptivo, desarro-llaremos una exposición sobre el funcionamiento dela RSA, los orígenes de la reforma en que ésta seenmarca y la evolución de su diseño y planificacióna lo largo de los últimos años, de cara a su aplica-ción universal para toda Francia a partir del 1 dejunio del 2009. Por último, mostraremos en el ter-cer apartado una serie de estudios y argumentacio-nes que, desde paradigmas diversos –si no contra-dictorios– de la activación, plantean una serie dedebates sobre la filosofía social, la relación con lapobreza, el empleo y los riesgos y potencialidadesdel nuevo dispositivo.

La Renta de Solidaridad Activa enFrancia. ¿Es la activación una vía parasalir de la pobreza?Jon Bernat Zubiri-Rey1

1 Licenciado en Economía en la UPV/EHU en 2005. Docente einvestigador en el Laboratoire de l’Economie de la Production et del’Integration Internationale de la Universidad Grenoble II (Francia).Becario predoctoral del Gobierno Vasco. Redactor de la revista Eco-nomía Crítica y Crítica de la Economía http://www.economiacriti-ca.net

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Este texto está orientado a abrir un debate sobre lareforma de la RSA y su relación con el problema dela pobreza. Apela a una serie de planteamientosheterodoxos de la solidaridad y de las actividadeshumanas de producción, buscando así fomentar unareflexión crítica sobre la política de inserción france-sa y sobre las implicaciones sociales de la puesta enfuncionamiento de este mecanismo, toda una eti-queta de marca del Gobierno de Nicolás Sarkozy.

2. Contextualización de la RSA en losprocesos de reformas sociolaborales enEuropa y en Francia

2.1. De la Estrategia Europea de Empleo a los Objeti-vos de Lisboa

Sin duda, la Estrategia Europea de Empleo (EEE) esel marco principal de referencia para entender lasregulaciones y medidas sociolaborales que se apli-can en los diferentes países de la Unión Europea. LaEEE nace cómo método de coordinación en 1993 conla publicación del Libro blanco de la Comisión Euro-pea “Crecimiento, Competencia y Empleo”. La cum-bre de Essen en 1994 establece las líneas principa-les de lo que finalmente será aprobado en el Tratadode Ámsterdam de 1997, que incluye un tercer capítu-lo sobre el empleo y marca cuatro pilares de acciónal respecto:

• Mejorar la capacidad de inserción profesional(políticas activas).

• Desarrollar el espíritu de empresa (incitaciones yexoneraciones fiscales).

• Promover la capacidad adaptativa de trabajadoresy empresas (flexibilización y formación).

• Reforzar las políticas de igualdad entre hombres ymujeres.

Progresivamente se van sucediendo planes y refor-mas estatales que avanzan en esta dirección (inspi-radas considerablemente en el mundo anglosajón y,concretamente, en las políticas británicas de ajustede Margaret Tatcher en los 80). El Método Abierto deCoordinación, la obligación de rendir cuentas anua-les mediante los Planes Nacionales de Acción parael Empleo, y las diversas actualizaciones que se vandando en los Consejos Europeos son las herramien-tas que se dotan los gobernantes para impulsar esteproceso e incentivar una presión exógena que facili-te que estas políticas sean aceptadas por la pobla-ción a escala nacional2. Los Consejos Europeos más

relevantes en temas sociolaborales fueron el deViena en diciembre de 1998 (directrices de aplica-ción obligatoria en materia de estabilidad y creci-miento económico) y, sobre todo, el de Lisboa enmarzo del 2000. La Estrategia de Lisboa 2010 parala construcción de la economía del conocimientomás competitiva del mundo, marca por primera vezunos objetivos cuantitativos (emanados de las orien-taciones fijadas en Niza), buscando alcanzar para el2010 una tasa de empleo total del 70%, del 60%para las mujeres y del 50% para las personas de 55-64 años. Esto supone un punto de inflexión en laconvergencia de las políticas sociolaborales, acen-tuando su carácter activo, es decir explícitamenteorientado a la activación de capas crecientes de lapoblación, de cara a impulsar su inserción en em-pleos remunerados como forma de garantizar sureproducción material y subsistencia.

A pesar de que se declare que dichos objetivosrequieren esfuerzos suplementarios en materia deempleo, educación y política social, esta necesidadcreciente de recursos se contrapone a las estrictaslimitaciones establecidas por el Pacto de Estabilidady Crecimiento3 (déficit presupuestario menor de 3%del PIB y deuda pública acumulada que no rebase el60%). Aún así el cambio de filosofía social se vaconsumando en nuevos conceptos (como empleabi-lidad o flexibilidad) y en cambios importantes en losdiscursos y acciones gubernamentales, que vandejando obsoletos el bienestar, el apoyo y la asis-tencia como máximas del Estado Social (WelfareState). En los últimos años, se va abriendo paso auna creciente legitimación de las medidas punitivascontra los parados y los inactivos, promoviendosocial e individualmente la responsabilización de losmás desfavorecidos de su propia situación y, sobretodo, dando pie a una fuerte presión para que lasclases populares aumenten su grado de aceptaciónde nuevas formas atípicas o precarias de trabajo yde vida (Workfare State).

2.2. Reformas sociolaborales en Francia en el perio-do 2002-2009

En Francia, el partido de gobierno (derecha, UMP)viene realizando, desde 2002, amplios esfuerzos enesta materia. El Estado del Bienestar francés provie-

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2 Estos métodos se evaluan en base a criterios de inspiraciónempresarial de benchmarking (fijación de objetivos), propuestos

por la Round Table of European Industrialists, que asocia a las prin-cipales firmas multinacionales que operan en Europa. Ver: Balles-ter, Ramon, Busquets Pietat y Guillén Mónica (2004) Estrategiaeuropea de empleo (EEE) y modelos de estado del bienestar: onesize fits all?, Madrid, XI Jornadas de Economía Crítica, 23-25 demarzo de 2004, http://www.economiacritica.org/

3 Watt, Andrew (2004), “Reform of the European EmploymentStrategy after five years: a change of course or merely of presenta-tion?”. European Journal of Industrial Relations, Volumen 10, Nº 2,p.127.

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ne de una tradición continental-conservadora4, esdecir inspirada en una lógica Bismarck-iana que hasupuesto la construcción histórica de un complejoentramado burocrático (auto-financiado) de solidari-dad entre generaciones, clases y segmentos de lapoblación. Esta tradición, ligada también a un mode-lo de familia heteronormal encabezada por el hom-bre, generaliza una serie de derechos contributivosemanados del trabajo (asalariado o mercantil, perotambién reproductivo y de cuidados para una parteconsiderable y tradicionalmente femenina de lapoblación y la transferencia de derechos ligados alestatus conyugal), sin dejar de lado la garantía uni-versal de una serie de necesidades básicas indis-pensables para el acceso a la ciudadanía (sanidad,educación, recursos primarios, agua, energía...). Lagarantía de estos derechos se basa en una fuertetradición de intervención estatal, de inspiraciónrepublicana, que se remonta a la Revolución France-sa y subraya, con más fuerza que en los países detradición anglosajona o mediterránea, la responsa-bilidad colectiva en las condiciones de vida de laciudadanía.

El final del pleno empleo fordista de posguerra, trasla crisis de los 70, introduce fuertes desequilibriosen este modelo, dando lugar a debates ideológicos ytensiones sociopolíticas sobre las vías de adapta-ción de las instituciones públicas de solidaridad alos nuevos tiempos posmodernos. Dejando a unlado las situaciones crónicas de marginalidad oinvalidez, los mecanismos asistenciales existentesestán fundamentalmente diseñados para hacer fren-te a situaciones transitorias. La normalización dealtas tasas de paro (que rondan el 10% en los últi-mos 20 años), y por tanto la exclusión de partesconsiderables de la población del sistema de dere-chos contributivos, dio pie a nuevas medidas univer-salistas como el Revenu Minimum d’Insertion (1988)o la Couverture de Maladie Universelle (2000),ambas emanadas de las políticas socialdemócratasque en aquella época pusieron en práctica losgobiernos socialistas (Mitterrand, Jospin).

Pero todas las conquistas que el Estado Social fran-cés ha ido construyendo a lo largo de la historia,hace años que son fruto del ajuste neoliberal de lasinstituciones sociales de solidaridad y redistribu-ción. A pesar de que ya en el Gobierno socialista seiniciara la transición hacia este modelo activo depolíticas sociolaborales (reforma de la indemniza-ción del paro en el 20015), sin duda han sido losgobiernos de derechas, que desde 2002 dirigen el

país, los que han introducido un salto cualitativo alrespecto. Las fuertes movilizaciones de 2003 noimpidieron la reforma del sistema general de pen-siones (alargamiento del periodo de cotización,medidas de activación en el empleo de los seniors ycreación de un sistema complementario de pensio-nes por capitalización individual). En 2005, el esta-llido social de las banlieux (periferias urbanas)supuso una alarma sobre el clima de vulnerabilidadque se expande en Francia bajo el actual modeloeconómico, social y cultural. En 2006, nuevas refor-mas laborales que permitían una fuerte precariza-ción de las condiciones de contratación (el ContratNouvelle Embauche para los trabajadores de lasPyMEs y el Contrat Premier Emploi para los jóvenes,que daban derecho a despido libre e inmediatodurante los primeros dos años de trabajo), dieronpie a una respuesta social y sindical masiva, sin porello desencadenar un cambio de tendencia en laorientación general de las políticas sociolaboralesdel Gobierno (a pesar de que se retirara parcialmen-te la reforma)6.

En relación a las rentas mínimas de garantía deingresos, Serge Paugam7 afirma que “el sentido delas medidas que se han ido adoptando en Francia enlos últimos años en relación al RMI ha ido en ladirección de poner el acento sobre la responsabili-dad individual de los perceptores en la mejora de susituación, más que sobre la responsabilidad social ycolectiva. Esta orientación se relaciona con la idea,bastante extendida, de que si las personas perma-necen en la RMI es por su propia responsabilidad,sobre todo cuando se observa que se sigue creandoempleo y que hay, incluso, dificultades para cubrirdeterminados puestos de trabajo, por lo que elcobro de la RMI se tiende a asociar a la holgazaneríay a una cierta idea de parasitismo social. Creo queésa ha sido la idea imperante en los últimos años yla que ha inspirado algunas de las reformas realiza-das. Personalmente, considero que todos estos cam-bios representan una deriva del principio original decontractualización en el que se basaba la RMI, en lamedida en que se atribuye a las personas en dificul-tad la responsabilidad de su situación, la responsa-bilidad de su suerte, cuando sabemos muy bienque, para que el contrato de inserción pueda resul-tar eficaz, la sociedad en su conjunto debe ser capazde ofrecer oportunidades en términos de puestos detrabajo, de formación y de cualificación”.

Hoy en día el nuevo Gobierno de Nicolás Sarkozy8,vencedor en las elecciones presidenciales de juniodel 2007 frente a un Partido Socialista (y su candida-

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4 Para la introducción al modelo de referencia del que provieneesta categorización ver: Esping-Andersen Gosta (1999), Les troismondes de l’Etat Providence, France, Presses Universitaires

5 Para ver un excelente análisis del debate y aplicación de estareforma se puede acudir a: Freyssinet, Jacques (2002), “La réformede l’indemnisation du chômage en France”, La Revue de l’Institutdes Recherches Economiques et Sociales nº38, 2002/1.

6 Para ver un análisis exhaustivo de este movimiento ver:Collectif 4 bis (2007), Le CPE est mort... pas la précarité, Retour surle printemps étudiant 2006, Lyon, Éditions Syllepse.

7 Entrevista en Eguneratuz, febrero 2007.8 A quien el semanal satírico Le Canard Enchainé denomina “el

omnipresidente” dada la ruptura de la tradición e incluso legalidad

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ta Ségolene Royal) marcadamente centrista y social-liberal, ha introducido un fuerte dinamismo en elritmo y las orientaciones que van tomando las políti-cas sociolaborales francesas a lo largo de los últi-mos años. Como explica Jean Claude Barbier9, suslíneas principales se pueden enmarcar en cuatrobloques que presentamos a continuación:

• El acuerdo del 11 de enero del 2008 “de moderni-zación del mercado de trabajo”, firmado entre ella patronal, el Gobierno y los sindicatos institucio-nalizados (salvo la CGT, central mayoritaria en elpaís), dio pié a la Ley del 25 de junio del 2008.Según varios autores10, este acuerdo de ‘flexise-curidad’ se ha centrado más en una flexibilizaciónpactada con algunos sindicatos que en un incre-mento de los mecanismo de seguridad que seproponen desde diversas instancias (la CGT pro-pone la Sécurité Sociale Professionnelle). Deter-minados puntos del acuerdo no se han plasmadoaún en iniciativas legislativas o ejecutivas (primasa los jóvenes parados, acompañamiento a lamovilidad, transferibilidad de algunos derechos,refuerzo de las indemnizaciones por despido...).Por contra, otros dispositivos ya se han aplicado,como la creación de un nuevo tipo de contratotemporal (à objet defini, para ingenieros y cua-dros de empresa) y la formalización de una nuevamodalidad de ‘ruptura convencional’ de un contra-to. El acuerdo del 11 de enero del 2008 tambiénprevé el alargamiento de los periodos de prueba yuna limitación de las indemnizaciones en caso dedespido abusivo.

• La ley del 1 de agosto sobre ‘los derechos y debe-res de los demandantes de empleo’11, establecenuevas obligaciones y mecanismos de sanción alos parados, muy acordes con la tendencia a laactivación que emana de la EEE y que veremos enprofundidad más adelante. Esta ley continúa lalínea marcada por la Ley Borloo en 2005, estable-ciendo mecanismos para la aceptación de lasconocidas como “ofertas razonables” y que asocia

el desempleo a un comportamiento no correcto dela partes de las personas en paro. Como afirmaBarbier12, esta ley se presenta como un golpemediático que trata de acomodar las líneas delgobierno a las declaraciones de Sarkozy en sucampaña electoral (Francia debe ser para los quese levantan pronto por la mañana o la archiconoci-da Trabajar más, para ganar más), sin por elloapoyarse en ninguna evaluación seria desde queen 2005 este tipo de mecanismos de sanción seimpulsarán notablemente por el Estado.

• La fusión de la Agence Nationale Pour l’Emploi(ANPE) y la Union Nationale interprofessionnellepour l’Emploi dans l’Industrie et le Commerce(UNEDIC) se consumó con una ley del 13 de febrerodel 2008. Esta supone el inicio de un largo caminoque pretende construir un Pole Emploi que hoy endía va poco más allá de lo publicitario. La ANPE(hasta ahora dependiente del Gobierno) y la UNE-DIC (controlada por los agentes sociales y con unafuerte presencia sindical) tienen misiones y formasde gestión muy diferentes, y responden a mecanis-mos de atención a colectivos que presentan situa-ciones sociales y laborales diversas. La importa-ción del concepto alemán de ventanilla única,puede plantear problemas en el complejo entrama-do burocrático de las instituciones francesas desolidaridad e inserción social y profesional13.

• El Revenue de Solidarité Active (Renta de Solidari-dad Activa), es la última pieza de esta estrategiagubernamental. Se trata de incitar a la gente asalir de la pobreza mediante el empleo y, en casode que se den reticencias de la parte de la pobla-ción ‘empleable’, se pretenden reforzar los meca-nismos de incitación y sanción. Como veremos acontinuación, aunque que se pondrá en marchapara toda Francia el 1 de junio de 2009, el nuevodispositivo está rodeado de incertidumbres, liga-das a las divergencias entre sus precursores y lossectores más neoconservadores del gobierno y laclase empresarial, por un lado, y a las limitacionesque la crisis económica y el incremento del paroimponen en la actualidad a toda política sociola-boral de cualquier índole, por otro. En este caso, laRSA, viene precedida de un intento de reforma dela Renta Mínima de Inserción por el gobierno Raf-farin en 2003, que creó el Revenu Minimum d’Acti-vité, con una previsión de aplicación a 100.000personas en dicho periodo. Hoy en día sólo 15.000personas participan en este dispositivo14.

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constitucional que supone la intromisión y asunción del Presidentede la República en todos y cada uno de los debates y planes delgobierno y sus ministerios.

9 Barbier, Jean Claude (2009), Réformes du marché du travail:raison garder, Paris, Revue Esprit nº 352, enero 2009, pp. 95-109.

10 Gazier, Bernard (2008), ‘Réformes du marché du travail etsécurisation des parcours professionnels: Une analyse économiquede l’accord national interprofessionnel du 11 janvier 2008’, RevueRegards sur l’actualité, Dossier sur La modernisation du marché dutravail, Ed. La Documentation Française, pp. 17-28.

11 Aquí se produce un significativo error conceptual entre ofertay demanda de empleo. Los trabajadores y trabajadoras son siem-pre, en todos los modelos teóricos de las diferentes escuelas de laeconomía del trabajo, la oferta de trabajo, siendo las empresas lasque demandan mano de obra. La inversión de esta conceptualiza-ción se adapta tal vez a la naturaleza crecientemente mercantiliza-da y precarizada de las relaciones laborales. Las personas ya noofrecen su fuerza de trabajo, simplemente demandan un puesto detrabajo. Recio, Albert (1997), Trabajos, personas, mercados, Barce-lona, Economía Crítica.

12 Barbier, Jean Claude (2009), ibid, p. 105.13 Idem.14 Idem.

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3. Presentación de la RSA:funcionamiento, orígenes, evolución yfinanciación del dispositivo

3.1. Funcionamiento de la RSA y reforma del modelode rentas mínimas

El Revenue de Solidarité Active entra en vigor paratoda la Francia metropolitana el 1 de junio de 2009(el 1 de enero de 2011 para los Departamentos deUltramar). Tal y como se puede leer en la página ofi-cial http://www.rsa.gouv.fr, este nuevo dispositivotiene tres objetivos:

• Incentivar el acceso o retorno al empleo, garanti-zando que los dispositivos conocidos como “mini-ma sociaux” impliquen un aumento de la rentafinal percibida.

• Luchar contra la pobreza garantizando a sus bene-ficiarios los medios necesarios de existencia.

• Mejorar el acompañamiento social y la inserciónprofesional.

La RSA completa las rentas de las familias en las quevive un trabajador pobre o una persona sin derechoscontributivos a prestación por desempleo, permi-tiéndoles así superar el umbral de la pobreza (esta-blecido en Francia para una persona soltera en 817euros). La puesta en funcionamiento y generaliza-ción de la RSA implica la desaparición del RevenuMinimum d’Insertion (RMI) y de la Allocation deParent Isolé (prestación a familias monoparentales,API), la reestructuración de la Prime pour l’Emploi yla reforma de los derechos conexos de los queactualmente se benefician los perceptores de estastransferencias. La RSA será de entrada percibida porlos 1,1 millones de beneficiarios de la RMI y los220.000 de la API (sustituyendo en igual cuantía laactual prestación), así como por los 2,2-2,4 millonesde trabajadores de bajos salarios15. Está pues orien-tada tanto a personas que actualmente percibentrasferencias de la asistencia social y que son consi-deradas empleables, por un lado, como a personascuyas rentas del trabajo no les permiten salir de lapobreza (woorking poors), por otro. A pesar de quela actual RMI ya cuenta hace años con dispositivosde compatibilización de prestación y renta del traba-jo, similares a los estímulos al empleo existentes enla CAPV, la RSA busca una mayor incitación a aceptarempleos de escasa remuneración o a tiempo parcial,dada la posibilidad de complementar de forma ilimi-tada ambas fuentes de recursos hasta que las rentaspropias permitan un relativo bienestar con la salidade la pobreza.

Además de la desaparición de las transferencias quela RSA va a sustituir, hay tres aspectos claves de laspolíticas de intervención sociolaboral que se venafectadas con la reforma:

• En primer lugar, se modifica la Prima por elEmpleo (PPE, una desgravación fiscal creada en2001 en la línea del EITC norteamericano o el Wor-king Familiy Tax Credit británico, muy tímidamenteaplicada en Francia). La reforma permitirá un aho-rro de 800 de los 4.500 millones de euros que reci-ben a través de esta prima fiscal las familias enmenor dificultad (aquellas que ganan más de 1,4veces el Salario Mínimo Interprofesional o SMIC).Se elimina la posibilidad de recibir adelantos ypasa a descontarse de la cantidad de la RSA, salvopara las familias que permanezcan bajo el umbralde la pobreza. En cualquier caso se deja de ladouna de las muchas modalidades que se han bara-jado, que era la de financiar el nuevo dispositivomediante la eliminación total de la PPE (que perci-ben los 9 millones de franceses con menores ren-tas del trabajo).

• Por otro lado se reforman los denominados dere-chos conexos, como la Couverture Maladie Univer-selle complementaire (Cobertura Medical Universalcomplementaria), las exoneraciones de las tasasde vivienda, canon audiovisual, las reduccionestarifarias de agua y energía o el acceso a guarde-rías. Estas ventajas dejarán de estar, como hastaahora, asociadas al estatus de perceptor de rentasmínimas y serán accesible (o no) en función de larenta o de los esfuerzos de inserción social o pro-fesional. Actualmente suponen un incremento del15-20% del volumen total de transferencias16. Lareforma de la RSA los elimina como derechos ycondiciona su percepción a una serie de condicio-nes, siendo el empleo remunerado priorizado enestos mecanismos.

• Cabe citar por último los esfuerzos suplementariosen materia de orientación y acompañamiento a lainserción profesional. Se establece el criterio de‘referente único’, reforzando una lógica de dere-chos y deberes que busca canalizar una parte cre-ciente de la población pobre, desde los serviciossociales hacia las agencias públicas o privadas deintermediación y colocación en el empleo. Estoincentiva la activación en el empleo y establece unseguimiento permanente de los perceptores de laRSA, orientado primordialmente a explorar lasposibilidades de encontrar una actividad remune-rada como vía para lograr la auto-suficiencia eco-nómica de las familias perceptoras.

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15 Datos extraídos del Informe de la Comisión de AsuntosSociales de la Assemblée Nationale sobre la Ley que generaliza elRSA (presidida por la senadora Bernardette Dupont).

16 Denis, Anne y L’Horty, Yannick (2008). Les effets du revenude Solidarité active (rSa) sur les gains du retour à l’emploi, Paris,Document de Travail du Centre d’Etudes de l’Emploi nº106, octubre,2008.

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3.2. Orígenes y evolución de la reforma

El proyecto de la RSA fue iniciado el 2005 por laComisión “Familias, Vulnerabilidad y Pobreza”, pre-sidida por Martin Hirsch (en su día presidente deEmmaus-Francia) y compuesta por diversos exper-tos, representantes de asociaciones contra la exclu-sión y cargos de diversas instituciones públicas. Losdos grandes elementos del informe realizado fue-ron: el establecimiento de objetivos cuantitativos dereducción de la pobreza y la implantación de unanueva transferencia –Le Revenue de SolidaritéActive–, que acompañe en el acceso o retorno desus beneficiarios al empleo remunerado. Nombradoen 2007 Alto Comisario para las Solidaridades Acti-vas, Martin Hirsch recibe del Gobierno la misión deproponer un nuevo dispositivo y de pilotar la refor-ma del sistema de solidaridad necesaria para supuesta en funcionamiento17. Para ello, desde el AltoComisariado se lanza el Grenelle de l’Insertion18, unproceso participativo y propagandístico para difun-dir la propuesta y recoger las reacciones y contra-propuestas que esta nueva filosofía de la solidari-dad activa y la RSA generan entre los agentesinstitucionales, intelectuales y sociales del país.

En agosto de 2007, la conocida como Ley TEPA(sobre el Trabajo, el Empleo y el Poder Adquisitivo)ya presenta en su artículo 18 una primera definicióngeneral de la RSA, y elimina las barreras legalespara que se puedan llevar a cabo las experimenta-ciones piloto. La ley determina que estas experimen-taciones (realizadas finalmente en comarcas de 34Departamentos19) sólo han podido practicarse conpersonas perceptoras de la RMI o la API, instauran-do como obligatoria una evaluación de estas expe-riencias “antes de toda generalización del dispositi-vo” (art.22, Ley TEPA). Paralelamente se hacepúblico, el 2 de marzo del 2008, el Libro Verde delRSA20, que describe la filosofía, los objetivos y lasdiferentes modalidades posibles para la reforma delantiguo sistema de rentas mínimas. En busca de unaracionalización de los dispositivos de inserción, sereafirma la ambición de renovar las políticas socia-les para que el acceso al empleo, y a los recursosque éste proporciona, sea el elemento central de lasestrategias de lucha contra la pobreza.

3.3. Reparto de competencias: el poder legislativo,el ejecutivo central y las administraciones departa-mentales

Tras aprobarse por el Consejo de Ministros en julio,el proyecto de ley “que generaliza la renta de solida-ridad activa y reforma las políticas de inserción” esadoptado en la Asamblea Nacional el 1 de diciembredel 2008 (Ley nº 2008-1249), siguiendo la tendenciageneral de la Estrategia Europea de Empleo y, másconcretamente, el principio de inclusión activa quesostiene la Comisión de la UE de Empleo, AsuntosSociales e Igualdad de Oportunidades sobre las ren-tas mínimas y la reforma del mercado de trabajo. Laley de la RSA establece en su artículo 1 que “supuesta en práctica es responsabilidad del Estado yde los Departamentos”. Esta reforma ha sido impul-sada y coordinada por el poder ejecutivo central,tanto por el propio Presidente de la República (cartade misión21) como mediante el rol protagonista delAlto Comisario para las Solidaridades Activas, Mar-tin Hirsch. El poder legislativo francés ha asumidotambién un rol determinante en esta reforma, tantoen el diseño y adecuación del dispositivo, como enel establecimiento de objetivos cuantitativos dereducción de la pobreza (de periodicidad quinque-nal) o en la evaluación periódica de los mismos. ElConsejo de Estado debe, por su parte, “fijar pordecreto la cantidad de la prestación a partir de lacual se pierde el derecho a percibir la RSA” (disposi-ción 262-20).

Por otro lado, la gran contraparte institucional de lareforma son las instituciones locales de inserciónemanadas de los Departamentos. Francia es un paísde tradición jacobina, fuertemente igualitarista ycentralizado en todos los planos de la regulación yla intervención pública. La descentralización es per-cibida muchas veces como una medida que favorecelas desigualdades y la desimplicación de la adminis-tración central de los gastos en determinadas pro-blemáticas. Desde la leyes de descentralización deDeferre (en 1982) y de Raffarin (en 2003-2004), laspolíticas sociales se han ido delegando en los Con-seils Géneraux (CG) de los Departamentos. Como yavenían haciendo para la RMI y la API, los CG seránlos encargados de gestionar los aspectos logísticosy financieros de la RSA. El hecho de que las adminis-traciones regionales y departamentales francesasestán mayoritariamente gobernadas por el PartidoSocialista supone una fuente adicional de tensiónpolítica, dadas las diferencias existentes en cuantoal paradigma de solidaridad activa que inspira a lospolicy makers. Los CG tendrán en cualquier caso unamplio margen de maniobra formal, pudiendo deci-dir las orientaciones en cuanto a la atribución, lasuspensión o la sanción de los beneficiarios, con

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17 Carta del Presidente de la República del 9 de julio de 2008que asigna la misión de diseñar la RSA y marca directrices genera-les de la reforma.

18 El término Grenelle, actualmente uno de los signos de marcadel Gobierno Sarkozy, tiene su origen en el lugar donde se firmaronlos grandes acuerdos entre los sindicatos comunistas, la patronal yel Gobierno de Pompidou el 26 de mayo de 1968, apagando larevuelta popular que había hecho temblar a Francia, y al mundo, alo largo de las semanas precedentes.

19 Los Departements franceses son la escala institucional equi-valente a las provincias españolas.

20 Que también incluye la Carta de misión del Presidente del 9de julio de 2008 (p. 10). 21 Idem.

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que los menos pobres carguen con los costos de lasprestaciones a los más pobres), Sarkozy anuncia el28 de agosto de 2008 que la reforma se financiarácon un aumento del 1,1% de las tasas fiscales delpatrimonio (rentas inmobiliarias) y de los emplaza-mientos financieros (intereses y dividendos).

La previsión de costes de la RSA es nuevamenterebajada hasta quedar en 1.500 millones de eurossuplementarios (8.500 millones en total), lo cualdeja entrever fuertes discrepancias sobre la ejecu-ción del dispositivo, sus modalidades y costes rea-les de aplicación. Estas discrepancias han alimenta-do el debate sobre la RSA, dada la complejidad de lacuestión y los riesgos crecientes de pobreza y exclu-sión social que presenta la actual coyuntura. Elhecho de que los dos grandes partidos de gobierno(UMP y Partido Socialista) compartan la filosofía dela solidaridad activa (la RSA estaba incluida en elprograma electoral de ambos partidos en las elec-ciones presidenciales del 2007), no ha rebajado laintensidad de las sucesivas polémicas, agravadaspor el impacto de la actual crisis económica que, decontinuar agravándose, pondrá en cuestión el con-junto de la reforma y el dispositivo por falta derecursos con los que hacer frente al aumento delparo y de los trabajadores pobres. En esta constanteincertidumbre, no han faltado los estudios y análisisque han tratado de aportar luz a esta reforma, decara a sopesar sus implicaciones sobre el empleo,sus riesgos y sus potencialidades. A ello consagrare-mos los siguientes apartados.

4. Teorías, conceptualizaciones y debatesque inspiran el paso a la RSA

4.1. Los diferentes modelos de activación: ¿dedónde proviene el concepto la solidaridad activa?

Para entender la Renta de Solidaridad Activa en sucontexto histórico e ideológico, es necesario partirde una presentación y reflexión crítica sobre el para-digma de la activación, en la medida en que resultaun elemento central de la reforma que nos ocupa yes sin duda uno de los conceptos que más influyenactualmente en las políticas de solidaridad, tanto enFrancia como en otros muchos países europeos23.

La RSA es una política activa, ya que tiene comoobjetivo prioritario el acceso o reinserción de susdestinatarios en situaciones de empleo remunerado.Este concepto de activación tiene su origen en laOCDE, que desde 1964 ha venido realizando infor-

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iacompetencia para la asignación de recursos a losorganismos encargados de la gestión de la RSA.

Como a menudo ocurre con los debates sobre ladescentralización en Francia, las modalidades deejecución implican diferencias sustanciales en loscostes de las políticas sociales. Por un lado está elque los Departamentos necesitan recursos suple-mentarios si pretenden llevar a cabo cambios sus-tanciales en los filosofía del Workfare que emana delGobierno de la Republica. Por otro, nos encontramoscon el debate central en torno a la financiación deldispositivo, que ha generado vivos intercambios ymodificaciones progresivas de la RSA, desde quefuera concebida en el 2005 hasta su definiciónactual. Por último, algunas instituciones estatalescomo la Caisse d’Assurance Familiale (que hoy endía gestiona las API de las familias monoparentales)intervienen en el reparto competencial, sin quehasta el momento se haya elaborado una verdaderaclarificación de los ámbitos dónde van a orientarselos beneficiarios de los viejos dispositivos, así comolos nuevos perceptores potenciales de la RSA (losmás de dos millones de trabajadores pobres queteóricamente empezarán a cobrarla).

3.4. La financiación de la RSA: un debate controvertido

La financiación de la RSA está compartida entre elEstado y los Departamentos, en base al formatodiseñado en el artículo 7 de la nueva Ley. “En lo quese refiere a la extensión de competencias... las car-gas suplementarias para los Departamentos seráníntegramente compensadas por el Estado”. La dife-rencia entre el coste de las actuales RMI y API y elnuevo dispositivo serán financiados por el FondoNacional de Solidaridad Activa.

Además de los recursos de las rentas mínimasactuales que desaparecen (7.000 millones de eurosanuales), la RSA requiere de financiación suplemen-taria para llevarse a cabo. Si hace años MartinHirsch hablaba de unos cinco mil millones de eurosadicionales, la previsión de gastos se ha ido nego-ciando y recortando a la baja, sin duda tambiéndebido al actual clima de crisis económica y tenden-cia al alza del paro22, cuya cronificación podríahacer tambalearse la solvencia presupuestaria de laRSA y de otras políticas sociales. En una entrevistaal periódico Le Monde el 1 de enero de 2008, MartinHirsch afirmaba que harían falta entre 2.000 y 3.000millones de euros suplementarios para instaurar laRSA. Tras fuertes debates sobre cómo obtener estosrecursos, y tras descartar otras opciones que hubie-ran supuesto una cierta regresión social (haciendo

22 Según datos proporcionados por el ministerio, 80.000 para-dos adicionales en febrero, 63.400 en marzo, si bien el incrementodel desempleo en Francia ha sido menor que en otros países.

23 Para ver un análisis más extenso de esta cuestión se puedeacceder a: Zubiri-Rey, Jon Bernat (2007), Sécurité et Activation destrajectoires socioprofessionnelles: Approche générale et Applicationà la situation de la jeunesse du Pays Basque, Memoria del Masterde investigación en políticas Económicas y Sociales de la UPMF-Grenoble. Accesible en: http://www.upmf-grenoble.fr/lepii

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mes y propuestas para la activación de las políticasde empleo y de inserción social24. La idea principales que las políticas sociales y laborales dejen atrássu carácter pasivo (o sustitutorio de las rentas deltrabajo), aportando nuevos mecanismos de activa-ción y buscando una reducción del carácter asisten-cialista del Estado en favor del empleo remunerado yel acceso al mercado. Siguiendo la clasificación delas políticas activas realizada por Jose Antoni Alu-jas25, podemos afirmar que la RSA busca incidirsobre la oferta de trabajo mediante una medida degasto público que aumenta la incitación al empleode los segmentos menos marginales de los benefi-ciarios de las rentas mínimas de inserción social.Mediante esta lógica de aumento de la empleabili-dad, se favorece un modelo económico más compe-titivo, que fomenta una flexibilidad y una adaptabili-dad creciente de las personas trabajadoras a unascondiciones sociolaborales cambiantes y en muchoscasos precarias. Frente a este modelo restrictivo deactivación como forma de salir del paro o la inactivi-dad para encontrar un empleo remunerado, visionesmás integrales de la activación proponen actualizarel concepto de capabilities (capacidades) de Amart-ya Sen, dotando a las medidas públicas de activa-ción de una ética que priorice “la dotación de unauténtico sentido vital y la garantía de una distribu-ción igualitaria de las oportunidades sociales26”.

Desde una perspectiva general, Jean Claude Bar-bier27 reconsidera las múltiples definiciones y utili-zaciones del concepto polisémico de activación.Cabe destacar, en lo que a la RSA se refiere, la con-sideración de la activación como una tendenciageneral de reestructuración de los sistemas de pro-tección social; una generación de nuevas represen-taciones, discursos y planes de intervención; unanueva ética ciudadana de reequilibrio del contratosocial entre derechos y deberes y; finalmente, unnuevo modelo de gobernanza y de codificacionesdel poder. En una línea más aplicada, BernardGazier afirma que el actual paradigma de activaciónbusca “conservar las políticas sociolaborales limi-tando sus costes y combatiendo la tendencia a lapasividad de los parados28”. Desde una visión prag-mática, según este autor los dos modelos de activa-ción que actualmente se confrontan son:

• La activación hacia abajo que constituye “un susti-tutivo progresivo de las desregulación del mercadode trabajo, presionando a los trabajadores a acep-tar menores salarios o la descualificación de suspuestos (...) e insistiendo en la responsabilidadindividual de los parados, condicionándoles aaceptar ofertas de trabajo que no se correspondencon su nivel de cualificación o con sus orientacio-nes profesionales29”.

• La activación hacia arriba, que busca mejorar lacualificación de los trabajadores (su calidad, suadecuación a las necesidades de las empresas, suadaptabilidad a los procesos productivos), mante-niendo constantes sus pretensiones salariales.Aunque esto suponga también un descenso delsalario en relación al grado de cualificación, lostrabajadores se insertan en una trayectoria ascen-dente, que justifica los muchos planes de forma-ción y orientación de financiación estatal recibidospor los parados menos cualificados.

Esta conceptualización va tomando forma en cadauno de los países en base a los ritmos y orientacio-nes de las políticas activas que se están aplicandoen cada uno de ellos. El panorama va desde lasvisiones más liberales de la activación aplicadas enGran Bretaña (Workfare) bajo la tutela intelectual deAntony Gideens30, hasta los modelos más generososy universalistas de la flexi-seguridad danesa31. Fran-cia se encuentra en un punto intermedio. Comoexplica Chantal Euzeby: “Francia se acerca al mode-lo danés debido a la generosidad de sus prestacio-nes, la apuesta por la formación y la voluntad des-centralizadora... pero paralelamente lleva a cabouna política de desregulación del mercado de traba-jo y un control más estricto del retorno al empleoque se parece más al workfare inglés... y buscahacer la extensión del empleo precario socialmentemás aceptable32”.

También cabe contextualizar la aparición de la RSAen el marco de las políticas de ‘rentabilización delempleo’ y, como señala en este mismo número deZerbitzuan Eguzki Urtega, en el cambio de paradig-ma que supone pasar de la lógica de la sustitución ala lógica de la complementación.

Joseba Zalakain33 sostiene que “debido fundamen-talmente al creciente riesgo de pobreza entre lapoblación ocupada y el riesgo de desincentivación

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24 Ver los informes anuales de la OCDE, Perspectivas delEmpleo, Madrid, ed. MTAS.

25 Alujas, J.A. (2003), Políticas Activas del Mercado de Trabajoen España. Situación el el contexto europeo, Madrid, Consejo Eco-nómico y Social.

26 Eurocap Scientific Report (2006), Social Dialogue, employe-ment and territories. Towards a European politics of capabilities,Ecole Normale Supérieure de Cachan, p. 15.

27 Sylla, Ndongo Samba y Barbier, Jean-Claude, “Une synthèsede la littérature à propos de l’activation” en Barbier, Jean-Claude(2006), Analyse comparative de l’activation de la protection socialeen France, Grande Bretagne, Allemagne et Danemark, dans le cadredes lignes directrices de la stratégie européenne pour l’emploi,Paris, CEE-Raport DARES, pp 13-28.

28 Gazier, Bernard (2005). Vers un nouveau modele social,Paris, Flammarion, p. 76.

29 Idem p. 77.30 Giddens, Anthony (1999) La Tercera vía. La renovación de la

socialdemocracia, Madrid, Ed. Taurus.31 Larsson, Allan (1999), “What can we learn from Denmark?”,

WZB-Berlin.32 Euzeby, Chantal (2007), “Les conditions de retour à l’emploi

des chômeurs et des assités”, Revue du Marché commun et de l’U-nion europeenne, nº 505, febero, 2007, p. 109.

33 Zalakain. J. (2007). Trabajo, trabajadores pobres e inserciónsocial. Documentación Social, nº 137.

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del acceso al mercado laboral de los perceptores derentas mínimas de inserción, así como a las bajastasas de actividad registradas en diversos países, enlos últimos años, y en el marco de la activación delas políticas contra la pobreza, han recibido notableatención las políticas dirigidas a convertir la inser-ción laboral en una opción atractiva o rentable tantopara los perceptores de rentas mínimas como paralas personas inactivas. Puede decirse incluso que eldesarrollo de estas políticas –englobadas bajo elnombre genérico de making work pay34 o MWP–constituyen la principal novedad en el desarrollo delas políticas sociales de los países occidentales enlos últimos años35 y que implican un cambio deparadigma, pasando del welfare to work al welfare inwork, a través del desarrollo de prestaciones econó-micas vinculadas a la participación laboral (in workbenefits)”. A este modelo responden también lossistemas de desgravaciones fiscales puestos enpráctica en el Reino Unido y en los Estados Unidospara los trabajadores de bajos salarios, a través delos cuales se materializan, sobre todo en el segundopaís, la mayor parte de las políticas de lucha contrala pobreza.

Según este análisis, el desarrollo de estas políticas“cuando se diseñan de forma adecuada, puedentener un impacto positivo en términos de estimula-ción de la inserción laboral –tanto de los percepto-res de rentas mínimas como, cuando se aplican deforma más generalizada, del conjunto de trabajado-res de baja cualificación– y, sobre todo, en lo que serefiere a la redistribución de la renta y la protecciónde los trabajadores de bajos salarios, devolviendoasí al empleo su capacidad como mecanismo de pro-tección frente a la pobreza y como herramienta privi-legiada para la integración social. Si bien han sidoidentificadas con el modelo liberal de activación,parece adecuado puntualizar que el desarrollo deestas políticas de ‘rentabilización del trabajo’ secorresponden con ese modelo sólo en la medida enque se aplican de forma única y exclusiva, y en lamedida en que se pretende con ellas sustituir, y nocomplementar, el sistema de prestaciones económi-cas, los programas de formación y empleo, y lanecesaria intervención pública sobre las condicionesdel mercado de trabajo y sobre la determinación delos salarios. Su desarrollo –como el del resto de lasmedidas de activación– debe ser además compati-ble con el reconocimiento del hecho de que algunas

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34 Difícil de expresar en castellano a través de una expresióntan gráfica como la original, la fórmula podría traducirse como‘hacer que el trabajo compense’ o ‘rentabilización del empleo’.

35 Desde 2003, en el marco de las Políticas Europeas para elEmpleo, el Consejo de la UE recomienda la introducción de incenti-vos fiscales y financieros para que el trabajo sea más atractivo,reduciendo el número de trabajadores pobres y, si procede, supri-miendo las trampas del desempleo, de la pobreza y de la inactivi-dad, y fomentando la participación en el mercado laboral de losgrupos desfavorecidos a través de la revisión y en su caso la refor-ma de los sistemas fiscales y de prestaciones.

personas no están, y difícilmente estarán, en condi-ciones de ocupar un puesto de trabajo36”.

Sea cual sea la interpretación por la que se opte,este paradigma híbrido de activación, con sucesivasy habitualmente inconexas reformas sociolaborales,carentes de coherencia y al albur de lascoyunturas37, lleva al modelo social francés a unalucha exasperada por la reducción del paro quepocas veces tiene en cuenta la calidad de los emple-os creados y la inserción estable de los “activados”.En este marco se encuadra la RSA, que sin duda esun punto de inflexión innovador en la trayectoriareciente de las reformas sociolaborales que hemospresentado anteriormente. Al análisis sobre estedispositivo y a los debates técnicos que genera nosentregaremos en los dos últimos apartados.

4.2. Las rentas mínimas de inserción y los trabaja-dores pobres: el paso del RMI-API al RSA y su rela-ción con las trampas, los incentivos y el empleo

En un plano teórico la RSA es un mecanismo redistri-butivo e incitativo al mismo tiempo, caracterizadopor tres objetivos:

• Redistribución en favor de los más desfavorecidos,aunque no una reducción general de las desigual-dades. Aplicando el criterio microeconómico, deinspiración en las políticas sociales anglosajonas,del MAXIMIN, se busca la maximización del míni-mo o la elevación de las rentas más bajas hastalos márgenes de la subsistencia.

• Incitación al trabajo como método para salir de lapobreza, combatiendo mediática y políticamentelas lógicas asistencialistas y promoviendo la auto-suficiencia de los individuos, que recurren alempleo remunerado para proveerse del bienestarmaterial, de experiencia profesional y de vínculossociales.

• La racionalización des sistema de solidaridadactual mediante una prestación simple, monetaria,uniforme y transparente.

El principal argumento de quienes impulsan o apo-yan la reforma que implanta la RSA está en el hechode que, en un plano estrictamente monetario, losperceptores de la RMI no se benefician de unaumento neto de sus rentas finales si empiezan atrabajar a tiempo parcial. Si a este factor de “desin-centivación” le sumamos las dificultades paraencontrar un empleo de las personas alejadas delmundo laboral, se consuma lo que algunos econo-mistas llaman “la trampa del paro o de la inactivi-

36 Zalakain, J. Op. Cit.37 Euzeby, Ch. (2007). Op. Cit. p. 110.

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dad”. En el caso de las rentas mínimas, este fenó-meno se relaciona con el efecto desincentivador quesupone el descuento de todas las rentas ganadas enla cantidad establecida como baremo de la presta-ción. Este principio diferencial, sustentado en elsupuesto de que la protección económica no contri-butiva habría de destinarse a colectivos apartadosdel trabajo remunerado, puede reducir la participa-ción laboral de los hogares menos cualificados38.

Un reciente estudio comparativo realizado por AnneDenis y Yannick L’Horty39 calcula la “duración dereserva”, entendida como el tiempo mínimo que unapersona tiene que trabajar a la semana para que unempleo remunerado al SMIC (salario mínimo inter-profesional) reporte un aumento neto de la renta enrelación a la permanencia en situaciones de noempleo. Los resultados de este estudio son inequí-vocos. Para un beneficiario de la RMI un empleo atiempo parcial durante todo un año (con el SMIC) nosupone una ganancia monetaria neta, sea cual seasu situación familiar. En el caso de una pareja condos o más hijos, ni siquiera el empleo de una perso-na a tiempo completo supone un aumento neto de larenta final de la familia. Según una simulación reali-zada por estos autores, la RSA resuelve este proble-ma. Como hemos explicado anteriormente, estenuevo dispositivo, en vez de suponer una pérdidamarginal del 100% del subsidio, tan sólo reduce lacuantía de la prestación en un 38% de la renta labo-ral. En base a esta metodología de cálculo, los auto-res afirman que la RSA supone un aumento de lasrentas netas a partir de la quinta hora semanal detrabajo remunerado al nivel del SMIC (que alcanzaen Francia 1.321 euros brutos mensuales pour unajornada laboral de 35 horas semanales).

Esto lleva a mucho autores a afirmar que “la RMI escon demasiada frecuencia una simple prestaciónfinanciera que no se inscribe en una lógica contrac-tual y en una dinámica de inserción40”. Una encues-ta a los beneficiarios de la RMI41 demuestra que sóloel 60% reciben acompañamiento personalizado yque un 44% habían firmado un contrato de insercióno estaban en proceso de hacerlo. Antes de obtenerconclusiones en base a estudios o encuestas cuyosobjetivos están orientados a la legitimación delnuevo modelo de solidaridad activa, no se debe olvi-dar sin embargo que el carácter restrictivo de unaserie de “derechos conexos” (de los cuales sonexcluidos los trabajadores pobres y cuya percepción

está ligada al no-empleo) aporta nuevos elementosde análisis, difíciles de simular en una evaluaciónhomogénea de la incidencia neta de las diferentessituaciones posibles.

En el plano de las críticas parciales a este argumentode “la trampa del paro y la inactividad”, nos encontra-mos con las limitaciones que apuntan algunas de lasevaluaciones sobre las experimentaciones de la RSAen diferentes zonas geográficas del país42. El hechode que en las zonas piloto se haya dado un aumentodel 30% del número de beneficiarios que acceden altrabajo remunerado (en comparación con otras zonasde diversas características económicas y sociales),parece validar la consecución del objetivo prioritariode la RSA, es decir la activación como forma de salirde los mecanismos de asistencia. La crítica provienedel hecho de que el 30% de estos nuevos contratossean subsidiados y otro 25%, también de caráctertemporal, tengan una duración inferior a seis meses,introduciendo a los beneficiarios de la RSA en lo quepuede denominarse “trampa de la precariedad”. Dau-bresse43 considera, en la misma línea, que el hechode que el RSA fomente la contratación a tiempo par-cial en la hostelería o los servicios a domicilio44, nospermite hablar del riesgo creciente de “trampa deltiempo parcial”. En ambos casos se cuestiona la RSAcomo mecanismo que fomente la promoción ascen-dente de sus beneficiarios hacia situaciones deempleo estable, auto-suficiencia real y bienestar,dando pie más bien a entenderlo como un dispositivoque atrapa (o incluso incita) a los sectores más vulne-rables de la sociedad a permanecer en trabajos preca-rios con bajos salarios, alta flexibilidad y con muypocas expectativas de construcción de una trayectoriasociolaboral coherente y estable.

Jacques Rigaudiat utiliza otro informe del Alto Comi-sariado para la Solidaridad Activa para evaluar lacuantía de las transferencias totales de los benefi-ciarios del RSA en relación a los de la RMI, compa-rando en ambos casos las cuantías percibidas poraquellos que se insertan en un empleo. En términosgenerales, estos informes concluyen que la RSAsupone una ganancia neta para aquellas personasque encuentran empleos precarios y, sin embargo,las ventajas de la RMI (y de sus mecanismos transi-torios de compatibilización salario-subsidio) sonmayores para las personas que encuentran lo quehabitualmente suele conocerse como un “empleodecente45”.

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38 Ver Ayala y otros, 2003.39 Denis, Anne et L’Horty, Yannick (2008), Op. Cit.40 Daubresse, Marc-Philippe (2008), Rapport n° 1113 fait au

nom de la commission des affaires culturelles, familiales et socialessur le projet de loi (n° 1100) généralisant le revenu de solidaritéactive et réformant les politiques d’insertion, Assemblée nationale,18 septiembre 2008.

41 DREES (2007), «L’accompagnement des allocataires du RMIdans leur parcours d’insertion», Etudes et résultats, n° 599, sep-tiembre 2007.

42 Conseil d’Orientation pour l’Emploi (2008), «Avis du COE surles conditions de la réussite du RSA pour l’emploi», 23 mayo 2008.

43 Daubresse, Marc-Philippe (2008), Op. Cit. p. 9.44 Chevallereau, Emmanuelle, «Le RSA risque d’augmenter le

travail à temps partiel. Entretien avec Denis Clerc», Le Monde, 30agosto 2008.

45 Rigaudiat, Jacques (2009), «Le revenu social de activité: uneréforme en faux-semblants», Paris, Revue Esprit nº 352, enero2009, pp. 116-117.

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Existe, en definitiva, un amplio debate microeconó-mico y muchos argumentos contradictorios sobreeste tema. ¿Se puede afirmar que la mayoría de losagentes afrontan sus decisiones individuales yfamiliares según preceptos exclusivamente raciona-les y calculadores en términos monetarios? JosebaZalakain46 señala que “la idea de la trampa de inac-tividad o de pobreza es simple, aparentementeracional y por tanto convincente: a las personas quereciben prestaciones económicas condicionadas asu nivel de ingresos no les compensa acceder a unempleo. Ante la posibilidad de cobrar un subsidiode forma indefinida, trabajar no merece la penaporque el incremento en los ingresos netos espequeño o nulo, porque los inconvenientes queacarrea un empleo son grandes o, en definitiva,porque es más cómodo vivir de la asistencia social.Acceder a un empleo sólo compensa, según esateoría, cuando la diferencia de ingresos entre laactividad y la inactividad es amplia, lo que ocurrecuando los salarios son altos y/o las prestacionesbajas. Este esquema se tambalea sin embargocuando se analizan los datos reales de los percep-tores de rentas mínimas y se observa que muchosde quienes, en teoría, nada tenían que ganar acce-diendo a un empleo deciden trabajar, y que otrospara quienes, en apariencia, un empleo sería renta-ble, optan por seguir cobrando la prestación”.

Más allá del análisis puramente monetario, caberecordar que los discursos sobre la trampa de lapobreza no tienen en cuenta los beneficios noestrictamente económicos que pueden derivarse (o no) del acceso al empleo –de bienestar psicológi-co, de estatus, de percepción de un salario diferido,etc.– o la posibilidad de que, siendo todavía eleva-das en muchos países las tasas de desempleo, elproblema se deba más a la ausencia de puestos detrabajo que a la renuncia voluntaria a ocuparlos. Enel mismo sentido, Dominique Meda47 nos recuerdaque “una gran parte de los problemas que dificul-tan la vuelta al empleo de los beneficiarios de lasrentas mínimas sociales no son de orden moneta-rio”. La autora apunta algo que numerosos estudiosya han demostrado48: existen otros condicionantesno monetizables que son mucho más determinan-tes para la permanencia en situaciones de noempleo, tales como las dificultades para encontraralternativas de cuidado a hijos y ancianos, los pro-blemas de salud, de transporte o de falta de aseso-ramiento en la construcción de un proyecto sociola-boral ascendente.

4.3. Riesgos y potencialidades de la Renta de Soli-daridad Activa

Cabe subrayar, por tanto, que la Renta de Solidari-dad Activa presenta, al mismo tiempo, riesgos ypotencialidades. Analicemos en primer lugar losriesgos.

Para Jerome Gautié la protección social, tal y comose presenta en las sociedades llamadas Estados delBienestar, está ligada a razones de orden extra-monetario y se fundamenta en un contrato socialconstruido a lo largo de la historia49. Alterar el pre-cepto beveridgiano50 de que las rentas mínimas nocontributivas pasen de ser un “derecho universal ala existencia” para convertirse en un dispositivo de“activación coercitiva”, es una apuesta que no esen si misma suficiente para salir de la pobreza,sobre todo si tenemos en cuenta que en la actualcoyuntura de recesión y pérdida neta de empleoglobal, las contrataciones finales dependerán defactores exógenos al sistema de protección y activa-ción elegido por los gobernantes. Una vez más loseconomistas ponen el acento en los factores de laoferta de trabajo (responsabilización de los paradose inactivos de su propia situación), cuando hacedécadas que los modelos de corte keynesiano nosvienen enseñando que el principal factor de la con-tratación de trabajadores es la confianza y lasexpectativas de mercado de los demandantes deempleo (las empresas). Lo que afirmaba Jean PierreHardy en esta misma revista51 en relación a la RMIfrancesa, se puede hoy aplicar a los nuevos tiem-pos de la activación de las rentas mínimas: “¿Paraqué mejorar la empleabilidad en una sociedad queya no crea los suficientes empleos?, ¿no es ésa unaforma de acentuar el sentimiento de inutilidadsocial y de marginación duradera?”.

Esto podría suceder a tenor de la redacción de la leyde la RSA, que enfatiza, aún está por ver con quégrados ejecutivos de punición, la deslegitimación detoda persona empleable que permanezca desocupa-da. Esto puede llevar, paradójicamente, a un aumen-to del riesgo de precariedad y pobreza en la socie-dad francesa. Como analiza Rigaudiat52 esto se daya en términos jurídicos. La ley de la RSA, en su pri-mer artículo (L.115-2), establece que “la inserciónsocial y profesional de las personas en dificultad esel imperativo nacional de lucha contra la exclusión”.En comparación, podemos ver la declaración queviene reflejada en la ley que creó la RMI en 1988 y

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46 Zalakain, J (2007). Op. Cit.47 Méda, Dominique (2008), «Le Revenu de Solidarité Active en

question», revue laviedesidees.fr, 24 de abril de 2008.48 Ver: Conseil d’orientation pour l’emploi (2008) y Willmann,

Christophe, «Le revenu de solidarité active: une consécration duRapport Hirsch, mais à titre expérimental», Revue de droit sanitaireet social, n° 6, déc. 2007, p. 995.

49 Gautié, Jêrome (2003), «Protection sociale et emploi: lesfaux débats», Alternatives Economiques, Hors serie nº 55, Janvier2003.

50 Esping-Andersen Gosta (1999), Op. Cit.51 Hardy, Jean Pierre (1997), «El modelo francés: Principios,

Organización y Funcionamiento del RMI», Revista de ServiciosSociales Zerbitzuan nº 31, Donostia-San Sebastian, p. 34.

52 Rigaudiat, Jacques (2009), Op. Cit. p. 124.

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en la Ley de lucha contra la exclusión de 1998, querezan lo siguiente: “Toda persona que por razón desu edad, de su estado físico o mental, de la situa-ción de la economía y del empleo se encuentre ensituación de incapacidad de trabajar, tiene derechoa obtener de la colectividad los medios convenien-tes para su existencia”. Por tanto, concluye esteautor, “un derecho fundado en realidades objetivas,es sustituido por un medio (la inserción), cuya apli-cación dependerá de coyunturas y voluntades de lospoderes ejecutivos”.

¿Pero, a qué imperativos o, como dice Laurent Cyter-mann53, “contrapartidas” está subordinada la RSA?Este autor remarca dos aspectos sobre esta cuestión:

• A diferencia de la reforma de las ayudas socialesen los Estados Unidos bajo el mandato de Bill Clin-ton en 1992 (que imponía la supresión de la ayudatras dos años de una percepción no orientada a laactivación en el empleo), la RSA se inserta en unafilosofía de conciliación entre beneficiario e insti-tuciones que no incluye criterios explícitos y tem-porizados de supresión de la prestación.

• Aún así, la ley de la RSA define una serie de pautasque obligan a buscar activamente empleo y a acep-tar las ofertas razonables de trabajo. La RMI yaincluía este tipo de protocolos de supresión del sub-sidio, definidos en los artículos 2 (renta exclusiva apersonas que se impliquen en una serie de accionesde búsqueda) y 16 (posibilidad de suspensión encaso de no respeto del contrato de inserción) de laley de 1988. Para esto, los perceptores de la RSAque no están trabajando (por bajos salarios comple-tados por el dispositivo) están obligados a respetarunas reglas de búsqueda activa de empleo (demos-trando su actitud y disponibilidad), cuyo control ymedidas punitivas son competencia de los ConseilsGeneraux departamentales. Las personas con difi-cultades sociales importantes están temporalmenteexentas de estas directrices, siempre obligadas arespetar un plan de inserción que se oriente a unabúsqueda de empleo a medio plazo. Uno de losmecanismos ejecutivos que más evidentementemuestran este cambio de paradigma, es la transfe-rencia del acompañamiento de una parte crecientede los antiguos perceptores de la RMI (que en totalsuman hoy 1,1 millones de personas), desde los ser-vicios sociales de asistencia hacia la ANPE (ServicioPúblico de Empleo) o a los agentes privados decolocación (Agences d’interim, en Euskadi y enEspaña conocidos como ETTs).

Apuntados estos riesgos de la reforma de la RSA, sedeben señalar algunas de sus potencialidades.

Chantal Euzeby, las agrupa en tres bloques diferen-ciados54:

• En primer lugar está el mecanismo, ya analizadoen el apartado anterior, mediante el cual la RSAestablece incentivos permanentes a la inserciónprofesional, mientras que los de la RMI desapare-cen transcurrido un año de la reincorporación alempleo.

• A continuación, esta autora considera que losnueve dispositivos diferentes que actualmenteexisten en Francia para la inserción social no con-tributiva y asistencial, resultan incoherentes, pococomprensibles e ineficaces. Por tanto se consideraque la RSA aporta simplificación y racionalizaciónde estos mecanismos, favoreciendo su disponibili-dad real a los sectores de la población más necesi-tados y con mayores barreras de acceso a la infor-mación.

• Finalmente se defiende el establecimiento de uncontrato único de inserción y de una ventanillaúnica, que podría resolver los conflictos de compe-tencias entre diversas instituciones y permitir unaconcentración más eficiente de recursos en losdispositivos de formación y acompañamiento a lainserción. Estos se dividen en dos grandes blo-ques, uno profesional para un grupo creciente depersonas “empleables”, y otro social para quienesno están en situación de acceder a empleos remu-nerados.

Este tercer bloque de argumentos recibe una fuertecontestación a tenor de los hechos de los últimosmeses, con la universalización de la RSA a punto deentrar en vigor, y a la vista de las fuertes carenciasde comunicación institucional interna y de clarifica-ción de las nuevas relaciones entre beneficiarios ytrabajadores de las instituciones de inserción.Rigaudiat añade que el debate sobre la financiación,al haberse centrado en el montante total destinada ala prestación, no ha aclarado el origen de los recur-sos suplementarios (materiales y de profesionalescualificados) que son necesarios para cumplir losnuevos objetivos en materia de acompañamiento einserción55.

Desde posiciones más voluntaristas, Jean-BenoîtDujol y Étienne Grass (miembros de gabinete delAlto Comisariado para las Solidaridades Activas),remarcan “las tres revoluciones silenciosas delRSA56” que podemos resumir de la siguiente forma:

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53 Cytermann, Laurent (2009), «L’inclassable RSA», Revue DroitSocial nº 3, marzo 2009 (dossier éspecial sur les «Travailleurs pauv-res et RSA»), pp 312-314.

54 Euzeby, Chantal (2008), «Vers un revenu de solidarité activeau rabais?», Futuribles, nº 345, octubre 2008.

55 Idem p.12156 Dujol, Jean-Benoît et Grass, Étienne (2009), «La construction

du RSA». Revue Droit Social nº 3, marzo 2009 (dossier especialsobre los trabajadores pobres y el RSA, pp. 304-308.

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• El nuevo reparto de las responsabilidades entre elEstado y el Consejo General. Sin que ninguno delos niveles institucionales existentes en la políticasocial haya sido desmantelado, la ley de la RSAprevé una extensión y mejor reparto competencial,que sin duda tendrá más dificultades en la prácti-ca que sobre los propios textos. La rama familiarde la Seguridad Social será la puerta de entradapara todas las personas beneficiarias, que seránreconducidas según sus características hacia losdiferentes ámbitos que se ocuparán de la gestiónde los dispositivos de financiación y orientación.Se da respuesta así a un debate filosófico, deplena actualidad en la CAPV, relativo a la ‘ubica-ción’ de los sistemas de garantía de ingresos en elmarco de las políticas públicas57.

• En segundo lugar, estos autores consideran que laRSA devuelve a la política de rentas mínimas elnecesario equilibrio entre derechos y deberes.Mediante contratos personalizados de vuelta alempleo, se establece un sistema de obligacionesfamiliares, que en los casos de los hogares conuna renta total menor a 500 euros, implica la nece-sidad de que uno de sus miembros adultos bus-que un empleo o acepte las propuestas de inser-ción social o profesional “pactadas”.

• Por último se presenta la RSA como un gran retode las políticas públicas de inserción y como unarevolución cultural de las políticas familiares enFrancia. Esto se dará principalmente dentro de laCaisse d’Assurance Familiale, que asumirá la ges-tión de una parte de los destinatarios de la RSA(los antiguos perceptores de la API de las familiasmonoparentales) y, en un plano más general, laconstrucción de un registro sobre las condiciones

sociales de los beneficiarios. Esta base de datosserá uno de los grandes activos provenientes de lacooperación inter-institucional, (pese a no estarexenta de riesgos en cuanto a la utilización prácti-ca de los datos y a su puesta a disposición de losmecanismos punitivos).

Todo esto plantea una serie de interrogantes que nose verán resueltos hasta que, pasados unos mesesde aplicación en el conjunto del territorio francés,se pueda evaluar su incidencia global en los aspec-tos remarcados por los estudios y análisis contra-dictorios.

5. Conclusiones

Esta revisión esquemática de los debates y argu-mentaciones contrapuestas que aviva la RSA, y elconjunto de reformas sociolaborales en marcha, nopretende alcanzar conclusiones inequívocas al res-pecto, sino más bien presentar las referencias yposicionamientos relevantes en los debates nacio-nales y europeos sobre las políticas sociolaborales ysu reforma en los nuevos tiempos. Sin haber preten-dido cerrar ninguna de las cuestiones planteadas,confiamos en que esta breve recapitulación puedafomentar la reflexión al respecto.

Hemos iniciado este texto contextualizando la RSAen un proceso de reformas e intervenciones sociola-borales que se han venido aplicando en Europa y enFrancia a lo largo de los últimos años. Hemos pre-sentado el nuevo paradigma de la Comisión Europeay de los Estados centrales que lo alimentan, quetiende a una activación de las políticas sociales y deempleo, de cara a aumentar las tasas de actividad ya fomentar una inserción de mayorías crecientes dela población en actividades de trabajo remunerado.Hemos esquematizado el proceso legislativo y ejecu-tivo que ha situado a Francia, de la mano de susgobernantes, como uno de los referentes de esteproceso. Pasando por las reformas que desde 2002vienen aplicándose en este país, hemos mostradocómo el actual Gobierno de Sarkozy está poniendoen práctica un plan coherente de activación de laspolíticas sociolaborales, mediante un paquete com-pacto de reformas a todas las escalas institucionalesque tienen competencias relativas al respecto.

En el segundo apartado hemos tratado de resumir elproceso que ha desembocado en la aplicación deuna Renta de Solidaridad Activa, acompañada deuna reforma global de los sistemas de rentas míni-mas de inserción. La RSA busca dar un nuevo carác-ter activo a las instituciones de solidaridad que seorientan a los más desfavorecidos. Desde el iniciode dicho proceso en 2005 hasta nuestros días,hemos visto que las adaptaciones institucionalesentre diferentes niveles de las AdministracionesPúblicas no están exentas de interrogantes, que se

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57 El modelo RMI, al vincular la prestación económica de garan-tía de ingresos con la prestación de apoyos para la inserción, vino arefozar la identificación entre Servicios Sociales y rentas mínimas, alas que se colocó la coletilla de ‘inserción’. Sin embargo, responsa-bles de gestionar el acceso a un número creciente de prestaciones,los Servicios Sociales se ven a menudo forzados a anteponer susobligaciones de tramitación a sus responsabilidades de inserción.Dotados de medios escasos y obligados a atender a personas queno siempre presentan necesidades de acompañamiento o interven-ción social, los Servicios Sociales se ven incapaces de destinar losesfuerzos necesarios a quienes sí precisan ese acompañamiento.La propia Ley vasca para la Garantía de Ingresos y la InclusiónSocial, recientemente aprobada, reconoce este problema al subra-yar que la denominada Renta Básica “tiene por destinatarias a per-sonas cuyas dificultades son de naturaleza exclusivamente econó-mica y no precisan, por tanto, de apoyos especializados para lainclusión” y al plantear la necesidad de crear para estos gruposmodalidades de Renta Básica “de gestión más ágil, que tendrían lavirtud de descargar en cierta medida a los y las profesionales de losServicios Sociales de Base, y les permitiría concentrar sus esfuer-zos en los colectivos más necesitados de acompañamiento socialpara la inclusión”. Llevado a sus últimas consecuencias, este argu-mento supondría la cobertura de las necesidades estrictamenteeconómicas mediante otros sistemas –ya fuera la Seguridad Social,los Servicios de Empleo o la administración tributaria, a través de lafigura del impuesto negativo–, reservando a los Servicios Socialeslas funciones de acompañamiento e intervención social.

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acrecientan cuando se observan los recortes progre-sivos a los que ha sido sometida la idea original.

En el último apartado, el más extenso, hemos trata-do de aportar algunos elementos teóricos y concep-tuales que permitan un debate riguroso sobre elnuevo dispositivo. Empezando por una conceptuali-zación del nuevo paradigma de la activación y de lasimplicaciones de su polisemia en los debates socio-laborales, hemos visto las fuertes discrepancias filo-sóficas que se sustraen del actual proceso. Actoseguido, hemos recogido una reflexión sobre las“trampas” del paro y la inactividad y las relacionesexistentes entre los dispositivos de garantía de ren-tas mínimas y la inserción en el empleo de sus bene-ficiarios. A este fenómeno hemos contrapuesto ellastre que acompaña al nuevo modelo de la solidari-dad activa, principalmente el establecimiento de las“trampas” de la precariedad y del empleo a tiempoparcial. Por último hemos realizado una revisión dela literatura más reciente sobre los riesgos y poten-cialidades que muestra el actual proceso de aplica-ción de la RSA. Consideramos que las fuertes incóg-nitas existentes plantean una peligrosaincertidumbre sobre los mecanismos de inserciónsocial y el derecho a la existencia bajo unas condi-ciones mínimas de bienestar.

La voluntariedad y, sin duda, ilusión con que lospromotores iniciales de la RSA defienden estareforma no debe nublar nuestras percepciones crí-ticas al respecto. En primer lugar debe decirse quela RSA –al igual que los mecanismos que sustituye(RMI y API)– no resuelve la principal fuente de dis-criminación de las políticas públicas francesas, enla medida en que excluyen de toda una serie dederechos a los jóvenes (menores de 25 años) y a lapoblación inmigrante que no cuenta con más de unaño de permiso de residencia. Dicho esto, cabesubrayar tres aspectos que condicionan enorme-mente el resultado final del proceso que actual-mente se inicia:

• A pesar de que la RSA pudiera resolver algunos delos elementos de desincentivación al empleo delas actuales políticas mínimas de inserción, suintroducción no debería cuestionar el derechobásico a la existencia en el que se basa todo siste-

ma de garantía de ingresos. En ese sentido, todomecanismo y dispositivo de inserción social ylaboral debería someterse a una serie de princi-pios solidarios que no acrecienten el carácter dis-criminatorio que, de por sí, suponen la pobreza yla precariedad.

• En segundo lugar, se debe remarcar la deriva delos actuales gobernantes franceses, cuyos valoresy preceptos de regulación e intervención socialparecen estar alejándose progresivamente delparadigma de la solidaridad construido a lo largode generaciones. La falta de recursos financierosfinalmente puestos a disposición del nuevo dispo-sitivo y la agresividad de las declaraciones dealgunos gobernantes justifican que sus medidassean vistas con preocupación y escepticismo.

• La RSA no es sobre el papel lo mismo que sobre elterreno. Y en estos momentos de crisis, los defen-sores de los mecanismos universales de solidari-dad deben estar atentos a los procesos de reformasen marcha para tratar de conquistar mejoras sus-tanciales en su relevancia presupuestaria, su carác-ter universalista y su incidencia social positiva.

La solidaridad activa requiere de más y mejoresrecursos públicos, que no parecen haber acudido ala cita. La actual coyuntura de crisis sistémica delcapitalismo neoliberal parece estar teniendo inter-pretaciones diversas por parte de los gobiernos, porun lado, y de las bases sociales, por el otro. Mien-tras los primeros parecen querer reformar el capita-lismo mediante terapias de choque, planes de resca-te bancario y medidas de ajuste cuya factura debenpagar las clases populares y sus sectores más desfa-vorecidos, surgen de las segundas múltiples dinámi-cas de cuestionamiento de la filosofía social que hainspirado el capitalismo neoliberal de los últimos 30años. En este contexto, el derecho a la existencia y ala autonomía social y profesional parecen destacarcomo vías alternativas de superación de la crisis,dotando de nuevos horizontes a las instituciones desolidaridad social, y generando nuevos procesos deavance y transformación colectiva del actual modelosocioeconómico. Este es sin duda un reto ineludiblede la sociedad francesa y del conjunto de sus agen-tes progresistas para los próximos años.

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Nos encontramos en un momento clave en la evolu-ción de los servicios sociales, que están asistiendoa importantes cambios sociales y normativos. Talescambios hacen necesaria tanto la creación de nue-vas prestaciones y el incremento en las coberturasde las actuales, como la mejora de la organización yla implantación de nuevas formas de gestión quepermitan la adaptación constante a las necesidadesde la ciudadanía. En esta etapa toma un papelimportante la administración local, como gobiernomás próximo a la ciudadanía y con más capacidadpara integrar los distintos intereses y demandassociales. En este contexto se ha llevado a cabo elproyecto que describimos a continuación, desarro-llado por el Área de Consultoría Social de FundaciónEDE, impulsado por el Departamento de Vivienda yAsuntos Sociales de Gobierno Vasco y en cuyasegunda fase colaboró Euskalit, Fundación Vascapara la Excelencia.

1. Breve descripción del proyecto

El proyecto Elaboración de un marco orientativo ymejora de los sistemas de apoyo para la implanta-ción progresiva de sistemas de calidad en los servi-cios sociales, de ámbito local, de la CAPV se desa-rrolló desde enero de 2007 hasta enero de 2009 ytuvo como objeto apoyar a los Servicios SocialesMunicipales en el desarrollo de su función pública,en concreto fomentando la introducción de metodo-logías de mejora de la calidad en la gestión de losdepartamentos de los Servicios Sociales de losayuntamientos y mancomunidades, agrupaciones ocuadrillas de la CAV.

Como entes públicos, los departamentos de los Ser-vicios Sociales de los ayuntamientos y mancomuni-dades de la CAV comparten una serie de característi-cas propias del sector de la administración pública,entre las que podemos destacar:

1. El comportamiento ético que debe guiar la gestióndel sector público (transparencia, honestidad, efi-ciencia, austeridad).

2. La necesidad de gestionar en red, fomentando lasrelaciones con el entorno1.

Por otra parte y como agente prestador de serviciossociales, comparte con otras organizaciones priva-das no lucrativas de intervención social el reto de irconstruyendo y desarrollando modelos integrales degestión que permitan, cada vez más, mejorar la efi-ciencia y el impacto de nuestros servicios sociales

Orientaciones para la implantaciónprogresiva de sistemas de calidad enlos servicios sociales locales de laCAPVIzaskun Barbero BlancoVerónica Díez AramburuFundación EDE

1 En el caso del actual sistema público de servicios sociales,conviven diversas estructuras públicas con la iniciativa privada o lainiciativa social, y además con la necesidad de mantener relacionessistematizadas con otros sistemas como el educativo, el laboral, elcultural, el judicial, el habitacional o el sanitario.

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en la calidad de vida de las personas mediante pro-cesos de gestión al servicio de los procesos de inter-vención social.

La fase diagnóstica de este proyecto comienza en2007 con un análisis de situación de los serviciossociales públicos de ámbito local y de sus expectati-vas, motivaciones y demandas respecto a la gestiónde la calidad. A partir del análisis documental, iden-tificación de buenas prácticas e información obteni-da a través de encuestas y entrevistas en profundi-dad, elaboramos un marco teórico que nos permitiódiseñar la que sería la segunda fase del proyecto, lafase de implantación.

Esta segunda fase (enero de 2008 – enero de 2009)supuso la constitución y desarrollo de un Grupo demejora de la calidad en los servicios sociales muni-cipales constituido por cuatro ayuntamientos demenos de 50.000 habitantes y cuatro mancomunida-des de la CAV.

Como consecuencia del proceso desarrollado, todoslos documentos derivados de la fase diagnóstica yde implantación del proyecto se pondrán al alcancede todas las organizaciones interesadas durante elpresente año 2009, con el objetivo de transferir elconocimiento acumulado a todos las y los agentespúblicos y privados interesados en la implantaciónde sistemas y metodologías de gestión de la calidaden los servicios sociales de ámbito local2.

Los diferentes apartados del presente artículo cons-tituyen una síntesis de los documentos menciona-dos, a los que remitimos si se desea profundizar enlos contenidos aquí expuestos.

2. Marco conceptual y legal respecto a lagestión de la calidad en los serviciossociales públicos

El control y la mejora de la calidad es un objetivocada vez más extendido en las administracionespúblicas.

Desde hace unas décadas, y especialmente desdeque se cuestionó la sostenibilidad del Estado delBienestar (años 80), se planteó la necesidad de lareforma de la administración pública, con el fin deadecuarla a las nuevas exigencias institucionales ysociales desde la simplificación o modernización.

Surgieron entonces movimientos conceptualescomo:

• La Nueva Gestión Pública, (NPM, New Public Mana-gement) a finales de los años 70, conocida espe-cialmente por su corriente neoempresarial, apli-cando técnicas de carácter empresarial en lagestión de las organizaciones públicas.

• La corriente neopública, desde una perspectivabasada en la revalorización del sector público y dela participación ciudadana, con orientaciones cla-ramente divergentes a las propuestas de carácterneoliberal de la corriente neoempresarial de laNPM.

• La reinvención del gobierno (Osborne y Gaebler),como defensa ante las estructuras burocratizadasy proponiendo organizaciones más descentraliza-das, flexibles y diseñadas especialmente paraadaptarse al mundo de los 90, dominado por larapidez de los cambios económicos y un ingentevolumen de información.

• La gestión postburocrática (Michael Barzelay, fina-les de la década de los 90), paradigma basado enla desregularización, la agencialización, la exter-nalización, la participación ciudadana y la ética.

• La administración relacional, también a finales delos 90, (Habermas, Beck, Mendoza…) siguiendo laorientación de “no remar sino llevar el timón”.

Estas propuestas realizan una importante aportaciónintroduciendo la filosofía de orientación al cliente,concepto clave en cualquier sistema de gestión de lacalidad, mediante herramientas como la ventanillaúnica o los sistemas de quejas y reclamaciones.

Dentro de la evolución de los denominados sistemasde gestión de la calidad en el ámbito público, las lla-madas Cartas de Servicios que más tarde evolucio-naron a las Cartas de Compromisos han tenido espe-cial relevancia, comenzando hoy a ser unaherramienta de gestión ampliamente extendida.

En el ámbito de las corporaciones locales son variaslas iniciativas en materia de modernización y ges-tión de calidad. La gestión eficaz de recursos, laorientación a la ciudadanía, el liderazgo eficaz, lagestión de alianzas… son elementos que la gestiónlocal debe tener muy en cuenta para optimizar larelación con sus grupos de interés.

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2 Los documentos serán accesibles previsiblemente durante el segundo semestre de 2009 a través de la web del Departamentode Empleo y Asuntos Sociales de Gobierno Vasco. http://www.gizaetxe.ejgv.euskadi.net/r40-2190/es/

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Tabla 1. Evolución de la gestión de la calidad en la admi-nistración local (tendencias)Últimos años 80 y Control de la gestión: dirección por principios de los 90 objetivos, control de costes.Segunda mitad años 90 ISO 9001: Certificaciones.

Cartas de Servicio: Compromisos de Servicio.Modelo EFQM: Autoevaluaciones, Planesde Mejora.

Principios de siglo XXI Participación Ciudadana.Satisfacción de la ciudadanía.Gestión de Competencias RR HH.Uso intensivo de las nuevas tecnologías.

Aun así, y a pesar de que el nivel de implantación desistemas de gestión de la calidad en la administra-ción local es todavía reducido si lo contemplamosdesde el punto de vista de la gestión global de laorganización, son conocidas las experiencias dealgunos ayuntamientos implicados en la mejora sis-temática de la gestión de calidad: Ayuntamientos deBarcelona, Getafe, Esplugues de Llobregat, Alcoben-das y Getxo.

Por otra parte, son numerosas las implicaciones dediferentes normativas para los departamentos deservicios sociales de la CAV en cuanto a la implanta-ción de mejoras en la gestión. Deteniéndonos enconcreto en la reciente Ley 12/2008, de 5 de Diciem-bre, de Servicios Sociales de la CAPV3, encontramoslas siguientes referencias a la calidad:

1. La calidad es uno de los principios que regirá elSistema Vasco de Servicios Sociales (Artículo 7,apartado k): “Las administraciones públicas vas-cas deberán garantizar la existencia de unosestándares mínimos de calidad para los principa-les tipos de prestaciones y servicios, mediante laregulación, a nivel autonómico, de los requisitosmateriales, funcionales y de personal que concarácter de mínimos deberán respetarse, yfomentarán la mejora de dichos estándares, ypromover el desarrollo de una gestión orientadaa la calidad en el conjunto del Sistema Vasco deServicios Sociales”.

2. Se hacen referencias a un servicio de calidadtanto en el Artículo 9 de derechos de las perso-nas usuarias como en el Artículo 11 de derechosde las y los trabajadores.

3. En el Capítulo I referido a la prestación de servi-cios sociales de responsabilidad pública, en con-creto en servicios incluidos en el Catálogo dePrestaciones y Servicios del Sistema Vasco deServicios Sociales, una de las medidas de discri-minación positiva en la concertación con la inicia-

tiva privada (régimen de concierto) es la de “Apli-car sistemas de aseguramiento o mejora continuade la calidad” (letra J, artículo 65).

4. En el Capítulo II referido al apoyo público a la ini-ciativa social sin ánimo de lucro, se dice queserán objeto de especial consideración “las acti-vidades de investigación, desarrollo e innovaciónorientadas a la mejora de la planificación, a lagarantía y mejora de la calidad en la organizaciónde servicios y en la prestación de la atención, y ala mejora de las prácticas profesionales.”(Artícu-lo 73, apartado 2-c).

5. Por último la Ley dedica el título VI al desarrollo ymejora del sistema vasco de servicios sociales yen concreto el capítulo I a la calidad en el sistemavasco de servicios sociales. El Artículo 76 en sudisposición general dice que “el Sistema Vascode Servicios Sociales deberá fomentar las activi-dades encaminadas a la mejora de la calidad enlas prestaciones, servicios, programas y activida-des que lo integran” siendo uno de sus instru-mentos la “aplicación de sistemas de evaluacióny de mejora continua de la calidad”.

3. Sistemas de calidad en los serviciossociales municipales de la CAV: estado dela cuestión

La apuesta por la calidad en la gestión de GobiernoVasco supuso la creación en el año 1995 de la Ofici-na para la Modernización de la Administración(OMA) a raíz del llamado informe de la CORAME(Comisión para la Racionalización y Mejora de laAdministración). La OMA es el instrumento del quese ha dotado Gobierno Vasco para impulsar y coordi-nar los proyectos y actuaciones encaminados a lamodernización de la Administración.

La OMA ha desarrollado e implementado un Sistemade Gestión de la Calidad basado en la Norma ISO9001, para garantizar la calidad de los servicios quepresta, y para adecuar sus actuaciones a los finespara los que se creó (siendo su finalidad mejorar lacalidad de los servicios y satisfacer de manera efi-ciente las necesidades de la ciudadanía, favorecien-do la cooperación interinstitucional).

Por su parte, las administraciones forales han opta-do por el modelo europeo de excelencia EFQM, aun-que con desigual recorrido en los tres territorios his-tóricos. En su proceso de implantación estánaccediendo a certificaciones ISO 9001 en algunosservicios/departamentos en concreto.

A nivel local, el Ayuntamiento de Getxo (Bizkaia) fueel primero de la CAPV en lograr en el año 2006 unaQ de Plata (más de 400 puntos en Modelo EFQM), yel tercero a nivel estatal, siendo precisamente el

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3 Publicada en el BOPV nº 246 del 24 de Diciembre de 2008,pp. 31840 – 31924.

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departamento de servicios sociales el impulsor detodo el proceso a nivel del ayuntamiento. Pero sonmuy escasos los ayuntamientos vascos que estánaccediendo a certificaciones o iniciando procesos deimplantación.

Durante el mes de febrero de 2007 y en el marco delproyecto que estamos describiendo, realizamos unaencuesta dirigida a los departamentos de serviciossociales de los 258 municipios existentes en laCAPV. Para ello se realizaron 179 envíos4 de cuestio-narios en los que se incluían preguntas acerca delas expectativas o motivaciones iniciales, orientacio-nes para la implantación, ajuste al sector de losmodelos y normas existentes, etc. respecto a los sis-temas de gestión de la calidad.

Por otra parte, en el periodo comprendido entreFebrero y Junio de 2007, desarrollamos un total de22 entrevistas en profundidad, 11 de ellas con ayun-tamientos o mancomunidades/cuadrillas/agrupacio-nes y 11 con otras entidades o agentes implicadosen la gestión de la calidad y/o en ofrecer apoyospara la mejora de la gestión de los entes locales.

Tan sólo un 20% de las organizaciones públicaslocales que respondieron a la encuesta habíanimplantado un sistema de gestión de calidad. Antela pregunta de por qué no se había implantadohasta el momento ningún sistema de gestión de lacalidad, las razones aducidas por los departamentosde servicios sociales de los ayuntamientos vascosson, por este orden:

• Por el tamaño del Ayuntamiento o mancomuni-dad/cuadrilla/agrupación (citada por un 26,7% delas entidades).

• Por el tiempo necesario para la implantación (20%casos).

• Por la escasa formación previa en temas de calidad(16,7%).

• Por la falta de soportes de apoyo para la implanta-ción (13,3%).

En muchos casos se hace referencia a esta falta deformación y conocimiento como impedimento pararesponder adecuadamente a las preguntas que plan-teaba la encuesta. Otras dificultades a la hora dedesarrollar la implantación de la gestión de la cali-dad se detectan en:

• La actual distribución competencial en la presta-ción de servicios sociales entre gobierno autonó-mico, foral y local, que dificulta el establecimiento

de unos mínimos homogéneos en la prestaciónpública de los servicios sociales.

• El hecho de que esta prestación se realice a menu-do en colaboración con organizaciones privadasdel tercer sector y de la empresa de mercado, care-ciendo en este momento la administración de cri-terios para valorar la gestión de la calidad en lasentidades que reciben ayudas o con las que conve-nian. Desconocen además las necesidades de ges-tión de las organizaciones privadas prestadoras deservicios sociales de titularidad pública.

• Los departamentos de servicios sociales municipa-les dependen, a la hora de proponer la implanta-ción de sistemas y metodologías de calidad, de ladecisión de Alcaldía o el ayuntamiento en su con-junto para apostar de forma global por este tipo de mejoras en la gestión. Las mancomunidades/agrupaciones/cuadrillas prestadoras de serviciossociales dependen además de un conjunto de ayuntamientos implicados en esta toma dedecisión.

Sin embargo, desde los departamentos de serviciossociales sí se ve la necesidad de mejorar algunosaspectos de la gestión de los ayuntamientos o man-comunidades/ cuadrillas/ agrupaciones mediantemetodologías de mejora. Así, los aspectos que seconsidera más necesarios trabajar serían, principal-mente la satisfacción de las personas usuarias y delas trabajadoras (mediante la realización de encues-tas) y los aspectos relativos a la identificación, análi-sis y mejora de los procesos.

Los departamentos de servicios sociales que sí hanimplantado alguna metodología o sistema de ges-tión de la calidad recuerdan que el principal motivopara comenzar este camino fueron situaciones decrisis o bloqueo. En otros casos, el motor suele serla iniciativa de alguna persona – líder o impulsoradel cambio que cree en la “bondad” de estos siste-mas y se convierte en el tractor del proceso.

Las principales aportaciones detectadas por estosdepartamentos municipales que han iniciado proce-sos de mejora de su gestión son:

• claridad en cuanto a objeto y dirección,

• mayor confianza en los servicios prestados,

• ordenar y sistematizar,

• gestionar el cambio,

• identificar los recursos necesarios para alcanzarlos objetivos,

• mejora continua de la capacidad y el rendimientode las personas y

• compartir conocimiento.

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4 La prestación de servicios sociales a través de mancomunida-des/cuadrillas/agrupaciones es la causante de la diferencia numé-rica con respecto al total de municipios.

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4. Descripción de la experiencia del Grupode Mejora

El Grupo de Mejora constituyó la fase de implanta-ción del proyecto que describimos en el presenteartículo, y en la que contamos con la colaboraciónde la Fundación Vasca para la Excelencia Euskalit,recogiendo sus orientaciones respecto al mismo,compartiendo su saber hacer en el desarrollo degrupos de formación-acción, contrastando los docu-mentos elaborados por el equipo de Fundación EDEy participando activamente en la primera y últimasesiones del Grupo de Mejora.

Las personas destinatarias de la experiencia fueronlas y los responsables y técnicas de los departamen-tos públicos de servicios sociales que prestan direc-tamente o gestionan proyectos y/o centros deacción social, del ámbito local, y en concreto Ayun-tamientos de población menor de 50.000 habitantesy mancomunidades / agrupaciones / cuadrillas.

En concreto, finalmente constituyeron el Grupo deMejora:

• Begoñe Basagoiti Barrena, Consorcio de Mungialde.• Elisabet Burgoa Belaustegi, Mancomunidad de Lea

Artibai.

• Koro Ubillos Galárraga, Ayuntamiento de Hernani.

• Loredi Salegi Martinez, Ayuntamiento de Mallabia.

• Mª Jesús Carrera Etxeberria, Ayuntamiento dePasaia.

• Marisa Irastorza Román, Mancomunidad de UribeKosta.

• Nerea Llantada Zabala, Mancomunidad de Bustu-rialdea.

• Pilar Alberdi Gorrotxategi, Ayuntamiento deZumaia.

Durante la primera sesión, además de la constitu-ción formal del Grupo, ajuste de expectativas y pro-gramación de las sesiones, realizamos una aproxi-mación conceptual a los términos habituales de lossistemas de gestión de la calidad: norma, modelo,metodología… Además, profundizamos en el cono-cimiento de los modelos de calidad total y modeloEFQM y del trabajo desarrollado por Euskalit(concepto, historia, situación de las entidades enEuskadi).

De cara a sensibilizar al Grupo en relación a laimplantación de sistemas y metodologías de calidaden servicios sociales de ámbito local, se presenta-ron una serie de buenas prácticas relacionadas conla implantación de sistemas y metodologías de cali-dad en servicios sociales de ámbito local en el ámbi-to estatal. Durante las sesiones posteriores aborda-

mos la reflexión sobre la satisfacción de las perso-nas usuarias de los servicios sociales como partedel proceso de intervención.

Con el apoyo de la Guía elaborada por el equipo deFundación EDE, Guía para analizar la satisfacción delas personas usuarias de los servicios sociales deámbito local5, determinamos los diferentes enfo-ques en el análisis de la satisfacción y distinguimoslas fases en el plan de trabajo.

Nos detuvimos especialmente en la selección de losindicadores más adecuados para medir la satisfac-ción de las personas usuarias en cada administra-ción (basándonos en la escala Servqual, el modeloEFQM y la propia tradición de evaluación desde losservicios sociales), presentando una propuesta de30 Indicadores, que fueron analizados a través deltrabajo del grupo tratando de buscar consensospara facilitar la comparación de los resultados quese obtuvieran posteriormente.

El Grupo decide centrarse en la evaluación de losservicios sociales de base:

• Porque constituye en la mayoría de las ocasionesla puerta de entrada al sistema (siendo el serviciosocial al que acceden un importante número deciudadanos y ciudadanas del municipio/mancomu-nidad).

• Por ser un servicio que cuenta con mayores opor-tunidades de mejora (a priori parece ser el quecuenta con una menor satisfacción debido porejemplo a los tiempos de espera, la limitada cuan-tía de las prestaciones, obligatoriedad en algunoscasos de acudir al SSB, etcétera).

• Porque la gestión no se encuentra concertada oconvenida con una entidad privada por lo que elayuntamiento/mancomunidad tendrá una mayorautonomía para plantear las acciones de mejoraque se deriven de los resultados de las encuestas.

Todas las organizaciones parten de un único modelode encuesta dejando flexibilidad a cada entidadpara añadir o eliminar determinadas preguntas oindicadores y personalizando la presentación inicialy el apartado final de agradecimiento y compromisode comunicación de los resultados.

De este modo y tras la realización del trabajo decampo a través del cuál se llegaron a recoger untotal de 451 encuestas de satisfacción de personasusuarias de los servicios sociales de base, analiza-mos la información obtenida pudiendo comparar losresultados obtenidos por cada organización con las

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5 Se trata de una de las tres guías desarrolladas en el transcur-so del proyecto y que, al igual que otros documentos generadosdurante el mismo, se publicarán digitalmente durante el año 2009.

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medias y mejores resultados de las otras mancomu-nidades/ayuntamientos del grupo. De este modopudimos profundizar respecto a las causas de algu-nos resultados y propuestas de mejora que pudieranaumentar la satisfacción de las personas usuariasde los servicios sociales de base.

Otro de los contenidos abordados por el Grupo deMejora fue la gestión por procesos, apoyados por laGuía para la gestión por procesos en los serviciossociales de ámbito local6.

Comenzamos aclarando diferentes conceptos res-pecto a la gestión por procesos y posteriormentenos centramos en el Plan de Trabajo: identificación ysecuencia de los procesos, descripción de los proce-sos y seguimiento y mejora de los procesos. Conec-tamos con ejemplos concretos de implantación de lagestión por procesos en diferentes departamentosde la administración pública local, reflexionandorespecto su posible aplicación en los departamentosde las organizaciones que formaban el Grupo deMejora.

Contamos con la colaboración de Pedro Sánchez,técnico en servicios sociocomunitarios del Ayunta-miento de Ermua, que conectó la gestión del depar-tamento de servicios sociales con la implantacióndel sistema de calidad en la globalidad del Ayunta-miento, mostrándonos el proceso y resultados de laelaboración del mapa de procesos del ayuntamientoen su conjunto y del área de servicios sociales.

Además, compartió la documentación del procedi-miento de las ayudas de emergencia social y derenta básica (instrucciones, requerimientos y hojade información ciudadana), transmitiéndonos laexperiencia vivida por el equipo durante el procesode documentación de los procesos, que convirtieronen una oportunidad para introducir mejoras e inno-vaciones en la prestación de los mismos y en eldiseño organizativo del departamento.

El tercer contenido de las sesiones del Grupo deMejora fue la metodología de las Cartas de servicio,con el apoyo de la Guía para la elaboración de unacarta de servicios en los servicios sociales de ámbitolocal7.

Decidimos además compartir algunas guías o catálo-gos de servicio previamente elaborados por lasadministraciones que formaban parte del grupo, tra-tando de consensuar criterios para la definición/estructuración de los servicios encuadrables dentrode la categoría “servicios sociales”. Además, pro-fundizamos en la metodología para el diseño y pues-ta en marcha de un sistema de recogida de sugeren-

cias, quejas y reclamaciones, en coherencia con loestablecido en el Real decreto 951/20058 y el decre-to 64/20049 de Gobierno Vasco.

5. Orientaciones para la implantación desistemas y metodologías de calidad en losservicios sociales locales

El principal factor de éxito de los proyectos deimplantación de nuevas metodologías o sistemas degestión de la calidad es la implicación de la direc-ción. En la medida en que exista un liderazgo técni-co y político que motive, impulse, apoye el proyectoy participe activamente en él las mejoras introduci-das en la gestión podrán hacerse efectivas.

Es importante dedicar tiempo a realizar un diagnós-tico previo de la entidad que contemple factorescualitativos como cultura organizativa, canales decomunicación y expectativas. En base a este diag-nóstico fijaremos un objetivo y un itinerario y ritmode implantación de los diferentes sistemas o meto-dologías.

En consecuencia, se recomienda establecer en lasprogramaciones de trabajo tiempos destinados a lareflexión, análisis, planificación, recogida de datos…para que el ritmo de la actividad diaria y presión queconlleva la urgencia de la intervención dejen espaciopara articular una dinámica de reuniones que permi-ta el trabajo en grupo.

La introducción de nuevas metodologías requiere unesfuerzo de tiempo y recursos, fundamentalmente alcomienzo. Es necesaria una cuidadosa clarificación yajuste previa de las expectativas de los y las trabaja-doras, motivar, y vencer las habituales resistencias alos cambios. Otro aspecto al que conviene prestaratención es a que en ocasiones se asocia la palabragestión con una aproximación economicista a losservicios sociales10. Por ello habrá que insistir, alprincipio y durante todo este proceso, en el conven-cimiento en la adecuación y utilidad de la metodolo-gía de calidad, no vivirlo tanto desde la imposición ola “moda” sino que responda a una necesidad clarade mejora en la gestión, que se viva como una opor-tunidad de mejora.

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6 Idem.7 Idem.

8 Real decreto 951/2005, de 29 de julio, por el que se estable-ce el marco general para la mejora de la calidad en la administra-ción general del estado. Corrección al RD en BOE núm. 227, Jueves22 septiembre 2005.

9 Decreto 64/2004, de 6 de abril, por el que se aprueba lacarta de derechos y obligaciones de las personas usuarias y profe-sionales de los servicios sociales en la Comunidad Autónoma dePaís Vasco, y el régimen de sugerencias y quejas. BOPV, 23 de abrilde 2004, nº 76, p. 7908.

10 Pasar de la percepción personal del profesional a evidenciarcon datos la valoración de un servicio, en un sector en el que se“producen” bienes relacionales y con resultados muy difíciles decuantificar, supone un importante obstáculo a superar.

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Otro aspecto importante es el de contar con la perso-na o equipo responsable en una dedicación adecua-da para el mantenimiento del sistema o herramientaimplantados, teniendo en cuenta que no se trata úni-camente de revisar o evaluar, sino también de ajus-tar y por lo tanto mejorar cada uno de los criteriosdel sistema; es decir, estamos ante un proceso demejora continua que no tiene un fin establecido.

Por último, es conveniente extender la comunicaciónrespecto al modelo de gestión de la organización atodos los estamentos posibles, intentando alcanzara largo plazo a la totalidad de profesionales, perso-nas destinatarias, familiares, proveedores, otrosagentes sociales o pertenecientes a sistemas conlos que se comparten espacios (sociosanitario,sociolaboral, socioeducativo, etc.)… y recogiendosiempre sus aportaciones.

Entendemos que un modelo de gestión “excelente”en un departamento de servicios sociales del ámbitolocal debe tener en cuenta la perspectiva estratégi-ca, la gestión por procesos, la gestión por valores…por lo que el sistema de gestión es conveniente queabarque a toda la administración. No obstante, debi-do a la complejidad en la prestación de serviciossociales municipales, muchos de ellos prestados através de las agrupaciones/ mancomunidades/cua-drillas no es habitual poder vincular desde el princi-pio a la totalidad de la administración.

A modo ilustrativo, disponemos de diferentes expe-riencias (Ayuntamiento de Getxo, Fundación Uliazpiadscrita a la Diputación Foral de Gipuzkoa) en lasque la implantación de modelos globales y reconoci-dos de gestión ha comenzado en un primer momen-to por la introducción de metodologías más específi-cas como la planificación estratégica, lasimplificación de procesos, el trabajo de evaluaciónde los servicios prestados…

La legislación en materia de servicios sociales planteaun modelo de atención más allá de la mera gestión derecursos, propugnando una intervención personaliza-da, basada en la gestión de casos y brindando losapoyos más normalizados e integrados que sea posi-ble, y en este contexto la introducción de metodolo-gías de calidad facilita la coherencia de esta orienta-ción con las características del sistema.

Así, los entes locales pueden acercarse progresiva-mente a la cultura de la calidad y desarrollar algu-nos procedimientos y herramientas básicas que pue-dan preparar la implantación posterior de sistemasde calidad, sin necesidad de iniciar la implantacióndel sistema en su conjunto ni de separarse de laslíneas generales marcadas por el ayuntamiento ensu globalidad.

Por ello suele ser conveniente, salvo en casos muyexcepcionales (departamentos en grandes ayunta-

mientos, con sistemas de gestión más o menosdesarrollados) empezar a trabajar desde la implan-tación de metodologías de mejora como la reflexiónestratégica, las cartas de servicio, análisis de lasexpectativas de la ciudadanía, sistemas de quejas ysugerencias, identificación de procesos y simplifica-ción de los mismos, encuestas de satisfacción a personas usuarias y trabajadores/as, las 5S… Enten-demos que la introducción de este tipo de procedi-mientos y herramientas supone ya un salto cualitati-vo y una mejora clara en la intervención y la gestióny estas fueron las consideraciones que marcaron eldiseño de la experiencia del Grupo de Mejora.

6. Propuestas de mejora de los sistemasde apoyo para la implantación de sistemasy metodologías de calidad en los serviciossociales locales

Las siguientes recomendaciones se dirigen a todaslas administraciones públicas prestadoras de servi-cios sociales de responsabilidad pública, en colabo-ración con la Fundación Vasca para la ExcelenciaEuskalit.

1. Desde las actuales áreas de trabajo de Adminis-tración Pública y de Organizaciones de Serviciosde Euskalit sería conveniente que iniciasen unproceso de reflexión acerca de impulsar foros,grupos de encuentro… que reunieran a las orga-nizaciones no tanto en relación a su figura jurídi-ca o pertenencia a la administración pública sinoen relación a su ámbito de actividad (en nuestrocaso, la intervención social) de modo similar aldesarrollo mantenido por parte del ámbito deEducación (y que parece la tendencia también delámbito de Sanidad). Esta reflexión por parte deEuskalit y de las administraciones públicas pres-tadoras de servicios sociales debiera ademásestar participada por las ONL de intervenciónsocial. Además, los entes locales pudieran seguirparticipando en el grupo de administracionespúblicas por la excelencia Q-Epea, para podercompartir buenas prácticas con otros entes públi-cos, con los que los ayuntamientos compartenlas especificidades propias del sector de la admi-nistración pública.

2. Desarrollo de sistemas de formación no presen-ciales, formación on-line, habilitación de tutorí-as… En este sentido es reseñable la orientaciónde la nueva oferta formativa de este año 2009 dela Fundación Vasca para la excelencia Euskalitdenominada Knowinn11.

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11 Más información en http://www.euskalit.net/nueva/queesk-nowinn.php

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3. Disponer de un apoyo personalizado a cada enti-dad para realizar las aplicaciones necesarias delas diferentes metodologías y modelos, “aterri-zar” los contendidos de las acciones formativas ala realidad y características de cada entidad.

4. Diseño de herramientas de mejora y apoyo a laimplantación de metodologías de calidad aplica-das al ámbito de los servicios sociales comoforma de introducir la gestión de la calidad en losdepartamentos de servicios sociales y organiza-ciones del tercer sector con menor volumen degestión y menos recursos. Nos referimos a herra-mientas, métodos y competencias de planifica-ción estratégica, gestión en base a datos, intro-ducción a la gestión por procesos, análisis de lasatisfacción de la ciudadanía…12

5. Proporcionar a las organizaciones e institucionesdel ámbito de los servicios sociales en colabora-ción entre el Departamento de Asuntos Sociales yEuskalit un servicio de ventanilla única ofrecien-do información y orientación respecto a laimplantación de diversos sistemas de gestión dela calidad y otros sistemas de gestión: modelosde gestión global como EFQM, normas de cali-dad, normas éticas y de responsabilidad social,sellos o certificados de medio ambiente, seguri-dad y salud laboral, igualdad de oportunidades,normalización lingüística…

6. Por último, tanto los Ayuntamientos, las Diputa-ciones forales como Gobierno Vasco debieran ini-ciar un proceso de reflexión conjunto acerca delos criterios de valoraciones de las entidades pri-vadas prestadoras de servicios sociales con lascuales colaboran y esta valoración ha de realizar-se de forma paralela al sistema de apoyo oferta-do para las entidades no lucrativas de acciónsocial13.

De cara a las redes de entidades (EUDEL, IVAP…)consideramos adecuado plantear las siguientesrecomendaciones:

1. Sensibilizar, informar y motivar de forma inicial alos ayuntamientos acerca de los sistemas de ges-tión de la calidad y disponer de un adecuado sis-tema de derivaciones a los sistemas de apoyomás adecuados en cada caso.

2. Diseñar programas de formación en gestión de lacalidad adaptados a los ayuntamientos, en cola-boración con Euskalit.

3. Fomentar el benchmarking entre ayuntamientosque estén aplicando metodologías o sistemas degestión de la calidad, recogiendo las buenasprácticas detectadas, por su capacidad tractora ymotivadora para otros ayuntamientos.

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12 En esta línea destacamos la iniciativa de la Diputación Foralde Gipuzkoa editando y concediendo ayudas para la implantaciónde las acciones recogidas en la Guía de gestión por objetivos paralos Ayuntamientos de Gipuzkoa.

13 Ver apartado “Orientaciones-propuestas de mejora de lossistemas de apoyo” en Proyecto de investigación-acción sobre laGestión de la Calidad en el Tercer Sector de Acción Social de Bizkaia(2005-2008), elaborado por el Servicio de Calidad de FundaciónEDE y disponible en http://www.fundacionede.org/calidad/publica-ciones.asp

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Este artículo recoge los principales resultados de laprimera investigación realizada en España a escalanacional sobre maltrato de personas mayores en lafamilia1. Entre otras cosas, destaca que el 0,8% delos ancianos españoles reconocen que sufren mal-trato por parte de algún familiar. Los cuidadores depersonas mayores con dependencia reconocen tasasmucho mayores de maltrato, en concreto, del 4,5%.Además, ofrece un análisis exhaustivo de los facto-res de riesgo del maltrato de mayores desde la pers-pectiva del modelo ecológico de Bronfenbrenner.Algunos de los factores que incrementan el riesgode maltrato son el nivel de dependencia de la vícti-ma, la edad avanzada y la presencia de síndrome deburnout en los cuidadores. Por último, se realizauna comparativa de los resultados con los obteni-dos en investigaciones similares a escala interna-cional, en el que se encuentra una prevalencia demaltrato por debajo de la tasa media en el estudioespañol.

1. Marco teórico: concepto y tipos demaltrato

En esta investigación, llevada a cabo por el CentroReina Sofía (CRS), se ha entendido el maltrato depersonas mayores como cualquier acción voluntaria-mente realizada, es decir, no accidental, que dañe opueda dañar a una persona mayor; o cualquier omi-sión que prive a un anciano de la atención necesariapara su bienestar, así como cualquier violación desus derechos. Para que estos hechos se tipifiquencomo maltrato, deben ocurrir en el marco de unarelación interpersonal donde existe una expectativade confianza, cuidado, convivencia o dependencia,pudiendo ser el agresor un familiar, personal institu-cional (ámbito sanitario o de servicios sociales), uncuidador contratado, un vecino o un amigo (Iborra,2003 y 2005). En este estudio nos hemos centradoúnicamente en el maltrato que ocurre en el seno dela familia. La edad de corte a partir de la cual hemosconsiderado a una persona “mayor” o “anciana” esla de 65 años.

Se han investigado cinco tipos de maltrato: físico,psicológico, negligencia, abuso económico y sexual;esta clasificación coincide con la de diversos auto-res (Bazo, 2004; Brown, Kingston y Wilson, 1999) ycon la de International Network for the Prevention ofElder Abuse (INPEA) y la de Action on Elder Abuse. Acontinuación se ofrecen las definiciones de cadauno de ellos:

• El maltrato físico es toda acción voluntariamenterealizada que provoque, o pueda provocar, daño olesiones físicas en la persona mayor. Algunosejemplos de este tipo de maltrato son golpear,

Factores de riesgo del maltrato depersonas mayores en la familia enpoblación españolaIsabel Iborra Marmolejo*

Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia

* <[email protected]>.

1 Para una revisión exhaustiva de la investigación, consúlteseIborra, 2008.

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abofetear, quemar, empujar o zarandear. Pero tam-bién se incluyen aquí las restricciones físicas2 yquímicas cuando éstas no tienen una prescripciónmédica adecuada.

• El maltrato psicológico es toda acción (habitual-mente de carácter verbal) o actitud que provoque opueda provocar daño psicológico a la personamayor. Algunos ejemplos son rechazar, insultar,aterrorizar, aislar, gritar, culpabilizar, humillar,intimidar, amenazar, imponer situaciones de aisla-miento, ignorar y privar de sentimientos de amor,afecto y seguridad.

• La negligencia es el abandono o descuido de lasobligaciones en los cuidados de una personamayor. Consiste en desatender las necesidadesbásicas, entendiendo por tales la alimentación, lahigiene, una vestimenta adecuada al clima y laasistencia sanitaria, entre otras.

• El abuso económico –también llamado abusofinanciero o material– consiste en la utilización ile-gal o no autorizada de los recursos económicos ode las propiedades de una persona mayor. Incluyela apropiación, aprovechamiento o mal uso de laspropiedades o dinero del anciano, la falsificaciónde su firma y la coacción para obligarle a firmardocumentos (contratos o testamentos).

• El abuso sexual es cualquier contacto sexual nodeseado en el que una persona mayor es utilizadacomo medio para obtener estimulación o gratifica-ción sexual. Algunos ejemplos son tocamientos obesos; introducción oral, anal o vaginal de obje-tos, dedos o pene; acoso sexual; y obligar a la per-sona a realizar actos sexuales al agresor o a vermaterial pornográfico.

2. Procedimiento de la investigación

2.1. Tipo de encuesta

El CRS elaboró dos cuestionarios estructurados, unopara personas mayores y otro para cuidadores. Elobjetivo de investigar tanto a los ancianos como alos cuidadores es doble. Por una parte, nos permiterealizar un análisis de las percepciones que los dosprotagonistas tienen de este problema. Por otra, elpreguntar a los cuidadores sobre maltrato nos daacceso a un segmento población de ancianos al queno llegaríamos preguntándoles directamente: el deaquéllos que presentan demencia.

La aplicación de los cuestionarios ha sido personaly domiciliaria. La encuesta fue administrada en dos intervalos temporales de 2006: del 23 de mayo al 13 de julio, y del 5 de octubre al 2 denoviembre.

2.2. Muestra, diseño muestral y error estadístico

El tamaño de la muestra para los dos colectivosestudiados fue el siguiente:

• 2.401 encuestas a personas de 65 años o más, deambos sexos, residentes en domicilios particulares.

• 789 encuestas a personas mayores de edad que sededican al cuidado de personas mayores, de ambossexos, residentes en domicilios particulares.

El proceso de selección de la muestra fue aleatorio yla distribución de ésta, proporcional al peso de cadaárea geográfica –noreste, levante, sur, centro, noro-este y norte-centro– dentro del total nacional. Ade-más, ha habido cumplimentación de cuotas por sexoy edad.

El error estadístico máximo de los datos totales,asumiendo los estándares del muestreo aleatoriosimple, es el mismo para los dos colectivos (mayo-res y cuidadores): ±3,52%, con un margen de con-fianza del 95,5%.

2.3. Características sociodemográficas de la muestra

El 58% de los ancianos de la muestra son mujeres,frente al 42% que son hombres. La edad media delos ancianos es de 74,19 años. Por su parte, el82,25% de los cuidadores de la muestra son muje-res, frente al 17,75% que son hombres. La edadmedia de los cuidadores es de 54,48 años.

3. Resultados de la Investigación

3.1. Prevalencia y tipos de maltrato

El 0,8% de las personas mayores entrevistadas hansido víctimas de maltrato por parte de algún familiara lo largo de 2006. Además, el 4,5% de los cuidado-res entrevistados declara haber maltratado al ancia-no bajo su cuidado en alguna ocasión en 2006.

Las tasas de maltrato informadas por los cuidado-res son más altas que las reportadas por los ancia-nos en todos los casos, excepto en el del abusosexual. En ambas muestras, el maltrato psicológicosurge como uno de los que presenta mayor preva-lencia, seguido del abuso económico y el maltratofísico.

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2 Las restricciones físicas son cualquier método manual o físi-co, instrumento mecánico, material o equipamiento adjunto al cuer-po del paciente que éste no pueda retirar fácilmente y que restringela libertad de movimientos o el normal acceso a cualquier parte desu cuerpo (Burgueño, Iborra, Martínez y Pérez, 2008).

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las de la víctima, las que incrementan el riesgo deque se dé una situación de maltrato. Desde estaperspectiva, cualquier persona mayor podría conver-tirse en víctima de violencia si se encuentra con unindividuo con ciertas características. Aun así, se haconsiderado de interés detallar los factores persona-les que la literatura considera que tienen mayorpeso para convertirse en víctima o para ejercer mal-trato de ancianos.

El primer factor de riesgo individual al que se hacereferencia es el sexo. En cuanto al sexo de la vícti-ma, la gran mayoría de estudios ha encontrado unmayor porcentaje de víctimas mujeres que de hom-bres (Cooney y Mortimer, 1995; González et al.,2005; Wolf, 1997). Una investigación sobre delitosde maltrato intrafamiliar de personas mayores endiez países reveló que las mujeres representan entreel 60% y el 75% de las víctimas, en función del país;asimismo, la prevalencia de mujeres maltratadas(5,84 por 10.000) dobla a la de hombres en estamisma situación (2,81 por 10.000) [Iborra, 2006]. Enla investigación del CRS, llevada a cabo reciente-mente en España, el 63,2% de las víctimas eranmujeres; y, de nuevo, la prevalencia era mayor paralas mujeres (0,9%) que para los hombres (0,7%)[Iborra, 2008]. En todo caso, en lo que sí parecehaber consenso es en que son las mujeres las quesufren los casos más graves de maltrato físico yemocional, así como que son las principales vícti-mas de abuso sexual (Pillemer y Finkelhor, 1988).

En cuanto al sexo del agresor, numerosos estudioshan encontrado una prevalencia mayor de hombresque de mujeres entre los agresores (Iborra, 2005b;Iborra, 2008), especialmente en los casos de abusosexual, en los que éstos representan cerca del 100%(Iborra, 2005b). Así, por ejemplo, la investigacióndel Centro Reina Sofía (Iborra, 2008) encontró que laprevalencia de cuidadores que incurrían en maltratoera mayor para los hombres (6,3%) que para lasmujeres (4,2%)4.

El segundo factor individual es la edad. La investiga-ción muestra que, a partir de los 75 años, se incre-menta el riesgo de sufrir maltrato (Action on ElderAbuse, 2005; National Center on Elder Abuse, 1998;Iborra, 2008). En la población española se confirmatal cuestión, puesto que la prevalencia de maltratoaumenta del 0,6% en los ancianos entre 65 y74 años, hasta el 1,1% entre los que superan los 74(Iborra, 2008).

Evidentemente, no se trata sólo de una cuestióndemográfica; los ancianos más mayores tienenmayor probabilidad de presentar otros factores deriesgo, como dependencia y aislamiento social. Asi-

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4 Hay que decir, no obstante, que, en términos absolutos,había más mujeres (75%) que hombres entre los cuidadores queincurrían en maltrato.

Tabla 1. Tasas de los distintos tipos de maltrato, según losancianos y según los cuidadores (%)

Víctimas Cuidadores

Maltrato físico 0,2 1,8

Maltrato psicológico 0,3 1,8

Negligencia 0,3 0,4

Abuso económico 0,2 1,9

Abuso sexual 0,1 0,1

Total 0,8 4,6

Fuente: Elaboración propia.

3.2. Factores de riesgo

En esencia, un factor de riesgo es una característica–personal, familiar, social– cuya presencia aumentala probabilidad de que se produzca un determinadofenómeno (Luengo et al., 1999). En el campo de laviolencia, un factor de riesgo vendría a ser unacaracterística que, en alguna medida, sitúa al sujetoen una posición de vulnerabilidad hacia el compor-tamiento violento. En este artículo hemos seguido elmodelo ecológico3 de desarrollo de la conductahumana de Bronfenbrenner (1987) para el análisisde los factores de riesgo. Esta perspectiva considerala violencia como el resultado de una compleja inte-racción entre varios sistemas, a saber, el individual,el relacional, el comunitario y el social.

A continuación se ofrece una breve explicación deen qué consiste y qué factores están incluidos encada nivel de la jerarquía. Asimismo, se profundizaen los principales factores de riesgo que la literaturadestaca en el caso de las personas mayores víctimasde maltrato, y se ofrecen los resultados del estudiodel CRS (Iborra, 2008) para cada uno de esos facto-res en la población española.

3.2.1. Factores individuales

El microsistema se centra en aquellas característicaspersonales del individuo que incrementan la proba-bilidad de que éste se convierta en víctima o agre-sor. Incluye factores biológicos, de la historia perso-nal, psicológicos, educativos y de consumo desustancias, entre otros.

Es importante destacar que, en el área del maltratode personas mayores, en sintonía con lo que se afir-ma en otras áreas de la violencia familiar (contra lamujer y contra menores), los autores coinciden enafirmar que son las características del agresor, no

3 El modelo ecológico surge en los años setenta (Bronfenbren-ner, 1979) y se aplica, en primer lugar, al maltrato infantil (Garbari-no y Crouter, 1978). Es más tarde cuando se utiliza para compren-der la violencia juvenil (Garbarino, 1985), la violencia de pareja(Heise, 1998) y el maltrato de mayores (Schiamberg y Gans, 1999;Carp, 2000).

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mismo, es más probable que sus cuidadores presen-ten altos índices de estrés (síndrome de burnout).Todos estos factores aumentan el riesgo de padecermaltrato.

El tercer factor que se va a analizar es el grado dedependencia5 de la víctima. La tasa de maltratoaumenta conforme se incrementa el nivel de depen-dencia, como se muestra en el siguiente gráfico(Iborra, 2008).

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5 Entendemos por ancianos dependientes aquellos que necesi-tan ayuda diaria para realizar las actividades cotidianas (desplazar-se, ir al baño, salir a la calle, hacer la comida) o para recibir cuida-dos médicos.

3,5

3,0

2,5

2,0

1,5

1,0

0,5

0,0

0,7

Sindependencia

2,9

Grandependencia

2,2

Dependenciasevera

1,0

Dependenciamoderada

Fuente: Elaboración propia.

Gráfico 1 . Prevalencia de maltrato de personas mayores, en función del grado de dependencia de la víctima (%)

Los ancianos dependientes presentan mayores tasasde todos los tipos de maltrato. La diferencia se haceespecialmente evidente en el caso del abuso econó-mico, que es más del cuádruple entre los ancianosque necesitan ayuda (0,9%) que en la muestra gene-ral (0,2%) [Iborra, 2008].

Tabla 2. Prevalencia de ancianos que sufren los distintostipos de maltrato (%)

Muestra Ancianos total dependientes

Negligencia 0,3 0,6

Maltrato emocional 0,3 0,6

Maltrato físico 0,1 0,3

Abuso económico 0,2 0,9

Abuso sexual 0,1 0,3

Total 0,8 1,5

Fuente: Iborra, 2008.

Además, aunque no es un resultado universal,numerosos estudios han encontrado mayor porcen-taje de deficiencias físicas o cognitivas en las perso-nas mayores víctimas de maltrato que en la pobla-ción general de ancianos (CRS, 2008; Davidson,1979; Hickey y Douglass, 1981; Lachs et al., 1997;Steinmetz, 1988; Wolf y Pillemer, 1989). En el estu-dio del CRS, el 21,1% de los ancianos víctimas tení-an alguna discapacidad; este porcentaje sólo alcan-zaba el 13,6% entre las personas mayores que nohabían sufrido maltrato (Iborra, 2008).

El cuarto factor es la demencia de la víctima. Posi-blemente, el segmento de ancianos al que es másdifícil llegar en la investigación sea el de aquellosque presentan demencia. A pesar de ello, es funda-mental hacerlo, puesto que investigaciones como lade Homer y Gilleard (1990) han encontrado prevalen-cias de maltrato muy superiores a la media, porejemplo, entre personas con enfermedad de Alzhei-mer. En concreto, ese estudio encontró una preva-lencia de maltrato del 14% en población anciana conenfermedad de Alzheimer, esto es, una tasa almenos 3 veces superior a la encontrada en la pobla-ción general. En la misma línea, en la investigacióndel CRS (Iborra, 2008), el 12,5% de los cuidadoresde ancianos que presentaban demencia reconocie-ron haber maltratado a la persona mayor a su cargo.Esta tasa era tres veces inferior en aquellos familia-res que cuidaban de ancianos sin demencia (3,8%).

El quinto factor de riesgo que se va a analizar es lapresencia de psicopatología. En cuanto a las vícti-mas, varios estudios han encontrado que la depre-sión, las ideas suicidas y los sentimientos de infeli-cidad, vergüenza o culpabilidad son comunes entrelas víctimas (Bonnie y Wallace, 2003b; Muñoz,2004). Otros estudios (Iborra, 2008) han encontradotasas similares de depresión en las personas mayo-res, independientemente de si han sido víctimas demaltrato o no.

En cuanto a los agresores, los estudios muestranque los agresores de personas mayores presentanproblemas psicológicos y de abuso de sustanciascon mayor frecuencia que aquellos cuidadores queno muestran conductas abusivas (Cooney y Morti-mer, 1995; González et al., 2005; Lachs y Pillemer,1995; Muñoz, 2004; Pillemer, 2005; Wolf y Pillemer,

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1989). Por un lado, el trastorno psicológico que seha encontrado con mayor consistencia entre losagresores de personas mayores es la depresión (Ibo-rra, 2008; Coyne y Reichman, 1993; Homer y Gille-ard, 1990; Paveza et al., 1992; Pillemer, 2005;Williamson y Shaffer, 2001).

En sexto lugar, es necesario analizar la vinculaciónfamiliar del agresor con la víctima. Hay que empezardiciendo que son pocos los estudios que recogenesta variable y los resultados no siempre son consis-tentes entre investigaciones. Así, varios estudiosbritánicos y americanos han encontrado un mayorporcentaje de hijos entre los agresores (38-53%),mientras que, en otros estudios canadienses y ame-ricanos, la pareja ha emergido como el agresor en lamayoría de las ocasiones (entre un 42% y 48%)(Pillemer y Finkelhor, 1988). Lo que sí parece claroes que entre la pareja y los hijos se explica unimportante porcentaje de las agresiones (Cooney yMortimer, 1995; González et al., 2005).

En la investigación del CRS, los resultados parecenseñalar que los principales agresores en los casosde ancianos con dependencia son los hijos, mien-tras que los ancianos sin dependencia sufren másmaltrato a manos de sus parejas (Iborra, 2008).

3.2.2. Factores relacionales

El mesosistema se focaliza en aquellas interaccionessociales cercanas (amigos, familia, pareja) queaumentan el riesgo de ser víctima o agresor. Incluyecuestiones como un grupo de iguales problemáticoo la convivencia continuada.

En primer lugar, en esta categoría se encuentra elestrés del cuidador. Hay evidencia empírica de que lapercepción de estrés y el llamado síndrome de bur-nout (o síndrome de estar quemado) son predictoresmás fuertes de la presencia de maltrato de mayoresque medidas objetivas, como variables demográficaso el número de tareas que debe desempeñar el cui-dador (Coyne y Reichman, 1993). En la investigacióndel CRS, el 72,2% de los cuidadores que maltratabanal anciano a su cargo se sentían sobrepasados por lasituación (Iborra, 2008).

En todo caso, hoy día la mayoría de investigadoresconsideran el estrés como un factor coadyuvante.Como ocurre con otros factores de riesgo, ni ladependencia de la víctima ni el estrés del cuidadorexplican por sí mismos el maltrato, sino que estosfactores están mediados por la influencia de la cali-dad de la relación en general y por la relación previaa que se produzca el maltrato (Wolf, Daichman yBennet, 2002).

En segundo lugar, se analiza la agresividad de la víc-tima como factor relacional. Las investigaciones reali-zadas con personas que presentan demencia han

mostrado que los comportamientos agresivos porparte del anciano pueden actuar como factoresdesencadenantes de violencia por parte del cuidador(Pillemer y Suitor, 1992). En la investigación del CRS(Iborra, 2008), los cuidadores de personas mayoresque presentaban episodios agresivos informaron demayores tasas de maltrato (9,80%) que los cuidado-res de ancianos que no tenían este tipo de comporta-mientos (3,78%). En la misma línea, el estudio mues-tra que la prevalencia de maltrato informada porcuidadores de personas mayores con trastorno deconducta (12,50%) triplica a la informada por cuida-dores de ancianos sin este tipo de desorden (4,14%).

En estos casos, la aparición del maltrato puede serel resultado de la interacción de una serie de facto-res, como el estrés, la calidad de la relación entre elanciano y el cuidador, las conductas agresivas porparte de la persona mayor o la existencia de algúntrastorno mental en el cuidador (principalmentedepresión) [O’Loughlin y Duggan, 1998].

En tercer lugar, se ofrecen datos acerca de la depen-dencia económica del agresor. En la literatura seafirma que, en muchos casos, los agresores son eco-nómicamente dependientes de la víctima para sualojamiento, manutención, transporte y otros gastos(Anetzberger, 1987; Cooney y Mortimer, 1995; Gon-zález et al., 2005; Greenberg et al., 1990; Hwalek etal., 1984; Muñoz, 2004; Pillemer, 1986; Wolf y Pille-mer, 1989; Wolf et al., 1982). Los resultados del CRSvan en esa misma línea, puesto que para el 47,4%de los mayores maltratados su pensión era la únicao principal fuente de ingresos de la familia; no obs-tante, no se encontraron diferencias significativasentre este porcentaje y el presentado por la pobla-ción de ancianos que no sufría maltrato (Iborra,2008).

En cuarto lugar, hay que tener en cuenta las condi-ciones de convivencia. Según diversas investigacio-nes, vivir solo reduce el riesgo de sufrir maltrato,mientras que convivir con algún familiar es un factorde riesgo para convertirse en víctima de violencia(Pillemer, 1988 y 2005; Pillemer y Suitor, 1992; Pave-za et al., 1992; Lachs et al., 1997). En la misma línease encuentran los resultados de la investigación delCRS, que encontró una prevalencia de maltratomenor para los ancianos que viven solos (0,3%), res-pecto a los que viven con familiares (1%).

3.2.3. Factores comunitarios

El exosistema se centra en los contextos concretosen los que se desenvuelven las relaciones sociales(escuela, trabajo) y pretende identificar los factoresque incrementan el riesgo de violencia en cada unode esos contextos. Se trata de factores que afectan ala comunidad general, como las zonas más pobres,con altos índices de precariedad laboral o con pocoapoyo social.

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El primer factor comunitario al que se va a hacerreferencia es el aislamiento social. Como afirmaPillemer (2005), el aislamiento social es un factor deriesgo característico de las familias con violenciadoméstica. Las investigaciones apoyan este hechotanto para las víctimas como para los agresores. Poruna parte, las personas mayores víctimas de maltra-to tienen menos contactos sociales que los ancianosque no sufren violencia (Lachs et al., 1994; Compton,Flanagan y Gregg, 1997; Grafstrom, Nordberg, y Win-blad, 1993; Lachs et al., 1994; Phillips, 1983; Wolf yPillemer, 1989). Por otra parte, ciertas investigacio-nes sugieren que los agresores tienen problemas ensus relaciones sociales y están más aislados (Cooneyy Mortimer, 1995; González et al., 2005; Muñoz,2004). En algunas ocasiones, los problemas en lasrelaciones sociales, de pareja y familiares son elresultado del cuidado prolongado de una personadependiente. Así, en el estudio del CRS (Iborra,2008), el 44,4% de los cuidadores que incurrían enmaltrato afirmaban que el cuidado del mayor lesinfluía negativamente en sus relaciones de pareja yfamiliares; este porcentaje era mucho menor entrelos cuidadores que no maltrataban a los ancianos asu cargo (17,9%).

El segundo factor relacionado con la variable ante-rior es la falta de apoyo social. La mayoría de inves-tigaciones muestran que los cuidadores que incu-rren en maltrato tienen una falta de apoyo social(Cooney y Mortimer, 1995; González et al., 2005;Muñoz, 2004). En la investigación del CRS, los resul-tados mostraron que, en más de la mitad de loscasos (53,3%) el cuidado del anciano requería deuna dedicación total, aunque en la mayoría de lasocasiones los cuidadores no compartían esa tareacon nadie. Esto hacía que el cuidador viera afecta-das sus relaciones familiares y su situación laboral,y se sintiera sobrepasado. A pesar de ello, sólo el7% de los cuidadores de ancianos recibían ayuda delos servicios sociales (Iborra, 2008). Todos estosdatos pueden indicar que la importancia de la faltade apoyo social como factor de riesgo puede pasarpor su interrelación con el síndrome de burnout enel cuidador, la dependencia severa en la víctima o el aislamiento social.

3.2.4. Factores sociales

El macrosistema se encarga de aquellos factoresmás generales que influyen en las tasas de violen-cia. Incluye factores como la existencia de una cultu-ra de violencia, la presencia de ciertas actitudes ytradiciones culturales como el ‘edadismo’ y el sexis-mo, entre otras.

Aunque la investigación del CRS no llegó a investi-gar el nivel social, considero fundamental dar unaspinceladas sobre la influencia de dos factores deeste nivel que han mostrado recurrentemente en laliteratura tener un peso importante en el desarrollo

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o de conductas violentas: la discriminación –en estecaso, por edad– y la existencia de lo que ha venidoen llamarse ‘cultura de la violencia’.

En primer lugar, el ‘edadismo’ (ageism, en inglés)–término acuñado por Robert Butler 1969– hacereferencia a “un proceso por medio del cual se este-reotipa de forma sistemática a las personas por elhecho de ser viejas” (Johnson y Bytheway, 1993). Lasactitudes y estereotipos negativos hacia las perso-nas mayores hacen que, en cierta manera, se lesdeshumanice. Los estudios demuestran que estosestereotipos negativos sobre lo que conlleva la vejezestán presentes tanto en la población joven como enlas mismas personas mayores (Imserso, 2002). Todoesto facilita que otras personas abusen de ellas sinun sentimiento de culpabilidad o remordimiento, yque se les vea como un objetivo perfecto para laexplotación (Bytheway, 1994).

En segundo lugar, hay que destacar la existencia deuna cultura de la violencia. La tolerancia de la vio-lencia por parte de la sociedad se hace presente encuestiones tan dispares como los juguetes de losniños, las películas y los programas de televisión,los deportes o la forma en que las naciones resuel-ven los conflictos. Esta aceptación o normalizaciónde la violencia hace que impregne nuestras activida-des diarias, lo que puede contribuir a la apariciónde maltrato.

En la siguiente tabla se ofrece un resumen de losprincipales factores de riesgo expuestos en esteartículo para cada nivel estructural:

Tabla 3. Factores de riesgo del maltrato de personas mayoresNivel estructural Factores de riesgo principales

Nivel individual Sexo: mujer

(víctima) Edad: más de 74 años

Dependencia: discapacidad física o intelectual

Demencia: especialmente, Alzheimer

Trastornos psicológicos: depresión

Nivel individual Sexo: hombres en los casos de (agresor) maltrato físico y mujeres en los de

negligencia

Trastornos psicológicos: depresión

Consumo de sustancias: alcohol

Parentesco: hijos o pareja

Nivel relacional Estrés: síndrome de burnout en el cuidador

Agresividad de la víctima

Dependencia económica del agresor respecto de la víctima

Nivel comunitario Aislamiento social: la víctima convive solacon su agresor y ambos mantienen pocoscontactos sociales

Falta de apoyo social: ausencia de recursossociales de apoyo

Nivel social Discriminación por edad (‘edadismo’)

Cultura violenta: normalización de la violencia

Fuente: Elaboración propia.

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4. Análisis comparativo con otros estudios

Hay muy pocas investigaciones sobre la incidenciadel maltrato de personas mayores. En un informe dela Organización Mundial de la Salud se estima queentre un 4% y un 6% de las personas mayores hansufrido alguna forma de maltrato por parte de miem-bros de la familia (Wolf, Daichman y Bennett, 2003).En la siguiente tabla se recogen las prevalenciasencontradas para cada tipo de maltrato en los prin-cipales estudios existentes en diversos países. Enesos países, la media de los distintos tipos de mal-trato sería la que sigue: 1% de maltrato físico, 1,1%de maltrato psicológico, 0,7% de negligencia y 1,1%de abuso económico. Por su parte, la tasa totalmedia alcanza el 3% de la población mayor.

Si comparamos esta situación con los datos obtenidosen nuestro estudio, comprobamos que son muy simi-lares a los obtenidos por la información de los cuida-

dores. No obstante, las tasas de maltrato que recono-cen las propias personas mayores en nuestro país sonmucho más bajas: 0,2% de maltrato físico, 0,3% demaltrato psicológico, 0,3% de negligencia y 0,2% deabuso económico, con una tasa total del 0,8% (3veces inferior a la media de los estudios de la tabla).

En el informe en el que se publican los resultados dela investigación del Centro Reina Sofía se ofrecenvarias hipótesis explicativas para este hecho. Entreotras cuestiones, se alude al gran secretismo queexiste en España en torno al problema del maltratode ancianos, debido al estigma social que recaesobre la familia maltratadora en nuestro país; estohace que los ancianos consideren que, hablando delmaltrato sufrido, pueden contribuir a dañar la convi-vencia familiar, en una sociedad en la que la familiatiene una enorme consideración (Iborra, 2008).Sería más que interesante contrastar tales hipótesisen futuras investigaciones.

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Tabla 4. Comparación de las tasas de cada tipo de maltrato, según país (%)Maltrato físico Maltrato psicológico Negligencia Abuso económico Tasa total

Australia (Kurrle et al., 1992) 2,1 2,5 1,4 1,1 4,6

Canadá (Podnieks, 1989) 0,5 1,4 0,4 2,5 4

España (Sanmartín e Iborra, 2007)

Según las personasmayores 0,2 0,3 0,3 0,2 0,8

Según los cuidadores 1,8 1,8 0,4 1,9 4,6

Estados Unidos(Pillemer y Finkelhor, 1988) 2,0 1,1 0,4 _ 3,2

Reino Unido (O’Keeffe et al., 2007) 0,4 0,4 1,1 0,7 2,6

Fuente: Elaboración propia.

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El objetivo de este artículo es describir las desigual-dades sociales en salud en la Comunidad Autónomade Euskadi (CAE). Para ello, se utilizarán tres ejes dedesigualdad: la clase social, el nivel de estudios y ellugar de nacimiento (CAE o resto del estado), paraanalizar su relación con tres variables de salud: laautovaloración de la salud, la calidad de vida rela-cionada con la salud y la existencia de problemascrónicos. El análisis realizado muestra que, a pesarde contar con un sistema de salud público de reco-nocida calidad y de carácter universal, en Euskadi lasalud de las personas se encuentra muy condiciona-da por sus características socioeconómicas, que lasexponen a mayores o menores riesgos para susalud.

1. Introducción

Durante las últimas décadas, el estado de salud dela humanidad ha mejorado con mayor rapidez queen los tres milenios anteriores, y nada hace pensarque este proceso vaya a detenerse a corto plazo. Setrata de una evolución de gran importancia, que harepercutido en una mayor la calidad de vida de laspersonas y en la mejora de su relación con el medio,de manera que, en términos generales, somos hoymenos vulnerables a determinados riesgos de lo queéramos en el pasado.

Sin embargo, al comienzo del siglo XXI nos enfrenta-mos a la existencia de importantes desigualdadessociales en salud, tanto entre países como en elseno de éstos. Estas desigualdades sociales ensalud hacen referencia a las diferencias sistemáticasy potencialmente evitables en la salud y la enferme-dad entre grupos socialmente, demográficamente ogeográficamente definidos (Starfield, 2007).

En este sentido, los datos son irrebatibles: en 2005,la diferencia entre la esperanza de vida media de lospaíses de la OCDE y la del África subsahariana era de32 años, e incluso hay regiones, como los antiguospaíses pertenecientes a la URSS, que han visto cómosu esperanza de vida se ha reducido en los últimos30 años (UNDP, 2005). Asimismo, mientras que enmuchos países la mortalidad infantil excede los 500por 100.000 nacimientos vivos, en Suecia esta tasase sitúa en 2 por 100.000. Las desigualdades sontambién muy evidentes tanto dentro de los paísesricos como de los pobres. En la ciudad escocesa deGlasgow, la esperanza de vida de los hombres queviven en las áreas socioeconómicamente más depri-midas es de 54 años, mientras que la de aquellosque habitan en las zonas más ricas es de 82 (Hanlony et al., 2006). Ello significa que los hombres máspobres de Glasgow tienen una esperanza de vidamenor que la media de la India, al igual que ocurre

Estructura social y salud en Euskadi: clase social, nivel educativo y lugar de nacimiento como determinantes dela salud*

Unai MartínAmaia BacigalupeEuskal Herriko Unibertsitatea / Universidad del País Vasco

* El presente artículo presenta parte de los resultados de lainvestigación Desigualdades sociales en la salud de la población dela Comunidad Autónoma del País Vasco. La clase social y el génerocomo determinantes de la salud, financiada y publicada por el Arar-teko (Bacigalupe y Martín, 2007).

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con los hombres más pobres de EEUU, con una espe-ranza de vida por debajo de la media de Pakistán(Marmot, 2007).

Las desigualdades en lasalud pueden reducirsemediante políticas socialesy sanitarias apropiadasSin embargo, fijar la atención en las desigualdadesque existen entre los grupos extremos sólo nosmuestra una parte del problema, ya que las desi-gualdades en salud no afectan únicamente a perso-nas ricas y pobres. Por el contrario, es un fenómenoque afecta al conjunto de la sociedad, de maneraque, con pocas excepciones, conforme se baja en laescala social, la salud y el bienestar de las personastambién empeora. Es lo que se denomina el gradien-te social de la salud. Existen numerosos ejemplosque han puesto de evidencia esta realidad, siendopioneros en este campo los estudios Whitehall,basados originalmente en el seguimiento longitudi-nal de una cohorte de hombres funcionarios deentre 40 y 64 años en Inglaterra, una población queno se encontraba en riesgo de pobreza, con un sala-rio garantizado y unas condiciones de trabajo ade-cuadas. Entre sus conclusiones, destacó el hecho deque tanto la mortalidad como la incidencia de enfer-medades cardiovasculares eran superiores entre lostrabajadores menos cualificados y decrecían, ade-más, a medida que aumentaba la categoría laboral,encontrándose las más bajas entre los altos cargos.Además de corroborar que las desigualdades socia-les en la salud se dan entre todos los grupos socia-les (incluso entre la clase media y alta), estos estu-dios también desmontaron el llamado ‘mito delinfarto del ejecutivo’, que afirma que las enfermeda-des relacionadas con el estrés son más frecuentesentre aquéllos con mayores responsabilidades (Mar-mot y Shipley, 1996). El gradiente social de la saludes un fenómeno global que se ha puesto de eviden-cia en todos los países, tanto de renta baja, media oalta, donde se ha analizado (Victora et al., 2003).

Tratar de comprender el origen de las desigualdadesen salud nos obliga a preguntarnos acerca de lamagnitud de las desigualdades sociales que existenen una sociedad concreta, ya que las diferenciasexistentes en el acceso de las personas a los recur-sos económicos, sociales o de información, en fun-ción del género, la clase social, el nivel de estudios,el lugar de origen o el lugar de residencia determi-nan su riesgo de enfermar y sus posibilidades dedisfrutar de un buen estado de salud. Es decir, ladistribución desigual de los recursos debida a lajerarquización del poder y el prestigio social impactaen la salud de las poblaciones y crea desigualdadessociales en salud. Es importante tener en cuentaque el concepto de desigualdad o inequidad implica

una dimensión ética, ya que hace referencia a lasdiferencias en salud que son innecesarias y evita-bles, y, por lo tanto, injustas. Tal y como Evans yPeters lo han denominado, se trata de diferenciasgeneradas y mantenidas por acuerdos sociales quecontradicen el significado que comúnmente se atri-buye a la justicia (Evans y Peters, 2001). Por el con-trario, aquellas diferencias en la salud de las perso-nas debidas exclusivamente a variaciones genéticaso biológicas (como la edad o el sexo) no serían con-sideradas injustas (Whitehead y Dahlgren, 2006).

Además del punto de vista ético, las desigualdadessociales en salud son relevantes porque tienen unenorme impacto y su eliminación, en consecuencia,supondría una mejora importante de la salud de lapoblación en su conjunto. En este sentido, diferen-tes estudios han mostrado que la contribución delas desigualdades sociales a la mortalidad es supe-rior a la de otros factores de riesgo, como el tabaco,el gran enemigo de la salud pública de las socieda-des occidentales (Benach, 1997; Departamento deSanidad, 2005).

En los últimos años se han publicado varios mode-los conceptuales sobre los determinantes socialesde la salud y su distribución, con el fin de crear mar-cos analíticos que faciliten su análisis y el diseño depolíticas dirigidas a reducir las desigualdades ensalud (Dahlgren y Whitehead, 1991; Diderichsen y etal., 2001). El modelo propuesto recientemente en elinforme de la Comisión de los Determinantes Socia-les de la Salud de la Organización Mundial de laSalud (figura 1), explica que las desigualdadessociales en salud son el resultado de la actuación delos llamados determinantes estructurales de lasdesigualdades y de los determinantes intermedios.Los primeros incluyen los aspectos relacionados conel contexto socioeconómico y político que modelanla estructura social de una sociedad y su sistema deestratificación, es decir, la tradición política de losgobiernos y sus políticas macroeconómicas y socia-les (mercado, vivienda, educación, bienestar social).Las características de este contexto socioeconómicoy político influyen en la posición social que las per-sonas ocupan en la sociedad según su nivel socioe-conómico, género, nivel de estudios, lugar de naci-miento y otros ejes de desigualdad social. A pesarde que todavía son pocos los estudios que relacio-nan directamente el contexto político con la salud,ya existen datos sobre la influencia que ejerce eltipo de estado de bienestar en la mortalidad (Nava-rro y et al., 2003 y 2006). Asimismo, Chung y Munta-ner (2006) mostraron que el 20% de las diferenciasentre los países en las tasas de mortalidad infantil yel 10% de las relativas a los nacimientos de bajopeso podrían ser explicadas por diversas caracterís-ticas del estado de bienestar (transferencias socia-les, porcentaje de la población con cobertura sanita-ria y porcentaje de voto a partidos de izquierdas) enlos 18 países ricos de Europa, América del Norte y laregión de Asia-Pacífico estudiados.

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Esta posición social desigual genera desigualdadesen la distribución de los determinantes interme-dios, que son precisamente los factores quemedian la relación entre los determinantes estruc-turales y la salud. Éstos incluyen las condicionesde vida y trabajo; los factores psicosociales, comolas redes sociales, el estrés y la percepción de con-trol sobre la vida propia; y los estilos o hábitos devida, como el consumo de alcohol, tabaco, la dietao la práctica de ejercicio físico. Tal y como se mues-tra en la figura 1, el sistema sanitario tambiénjuega un papel en la generación de las desigualda-des sociales en salud, ya que, incluso en aquelloslugares en los que su cobertura es universal y gra-tuita, las personas de menor nivel socioeconómicoencuentran mayores barreras en el acceso, que esespecialmente relevante en el caso de los serviciospreventivos, la asistencia especializada, los cuida-dos paliativos y los servicios no cubiertos por elsistema público (Wagstaff, 2002; Borrell y Benach,2003; Aldasoro et al., 2007).

Si bien las desigualdades en salud se han reducidosustancialmente a lo largo del siglo XX en términosabsolutos (debido al descenso generalizado de lastasas de mortalidad en los grupos socioeconómicosmás y menos favorecidos), han aumentado en térmi-nos relativos. Así lo demuestran diversos estudiosrealizados recientemente en Europa sobre esperan-

za de vida, percepción subjetiva del estado de saludo acceso a los servicios sanitarios (Murphy et al.,2006; Borrell y Benach, 2005; Shaw et al., 2005;Kunst et al., 2005). Asimismo, las desigualdadesentre países también están aumentando, con lo quea menudo se señala al fenómeno de las desigualda-des en salud como la problemática más importantede la salud pública del siglo XXI (Benach, 1997).

Sin embargo, avanzar hacia la equidad en salud esposible ya que existen experiencias suficientes quemuestran que las desigualdades pueden reducirseponiendo en práctica políticas sociales y sanitariasapropiadas. Se trata de un reto que progresivamentedeben asumir todos los gobiernos, con el objetivode garantizar que cada persona tenga la mismacapacidad de desarrollar con plenitud su potencialde salud y que, por tanto, nadie se encuentre ensituación de desventaja a la hora de lograrlo.

El objetivo de este artículo es describir las desigual-dades sociales en salud en la Comunidad Autónomade Euskadi (CAE). Para ello, se utilizarán tres ejes dedesigualdad: la clase social, el nivel de estudios y ellugar de nacimiento (CAE o resto del estado), paraanalizar su relación con tres variables de salud: laautovaloración de la salud, la calidad de vida rela-cionada con la salud y la existencia de problemascrónicos.

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Figura 1. Marco conceptual de los determinantes sociales de la salud, según la Organización Mundial de la Salud

Fuente: Solar e Irwin (2007).

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2. Métodos

2.1. Fuente de datos, variables utilizadas y pobla-ción de estudio

La fuente de datos fue la Encuesta de Salud de laComunidad Autónoma del País Vasco 2002 (ESCAV-2002). La ESCAV-2002 es la cuarta de las encuestasde salud que, desde 1986 realiza el Departamentode Sanidad del Gobierno Vasco. Basada en un mues-treo aleatorio polietápico de 5.200 hogares, recogeinformación de 14.787 personas de las que respon-dieron al cuestionario familiar, de los que, además,8.398 mayores de 15 años respondieron a un cues-tionario individual. Cubre las principales dimensio-nes del estado de salud, sus factores determinantes(hábitos, prácticas preventivas y entorno), así comosus consecuencias (uso de servicios de salud, con-sumo de medicamentos y gasto sanitario familiar).La tasa de respuesta fue elevada, ya que el 85,5%respondió al cuestionario individual y el 93%, alindividual. Una descripción más detallada de lametodología de la ESCAV-2002 ha sido publicadacon anterioridad (Departamento de Sanidad, 2004).

Como variables de salud se utilizaron la autovalora-ción de la salud, la calidad de vida relacionada conla salud (medida con la escala SF-36) y la existenciade problemas crónicos. Respecto a las variablessocioeconómicas, se utilizaron la clase social basa-da en la ocupación, el nivel de estudios y el lugar denacimiento (CAE o resto del estado).

Todos los resultados se analizaron para mayores de15 años, salvo en el caso de la relación entre lasvariables de salud y el lugar de nacimiento, que serealizó únicamente para la población mayor de 45años, grupo de edad en que la población nacida enel resto del estado tiene un peso relevante en el con-junto de la población de la CAE.

2.2. Análisis de datos

En cada una de las variables de salud categóricas,se calculó la prevalencia estandarizada por edad,para cada clase social, nivel de estudios y lugar denacimiento. Por su parte, para las variables numéri-cas, se calcularon las puntuaciones medias estanda-rizadas por edad, para las mismas variables socioe-conómicas. Se utilizó la estandarización directa1,tomando como referencia la población de la ESCAV-2002. Todos los análisis se realizaron de forma inde-pendiente para hombres y mujeres y, en el caso dellugar de nacimiento, al comprobarse que existía una

asociación entre el lugar de nacimiento y la clasesocial, los análisis se segmentaron también porclase social en tres categorías.

Con el fin de determinar la significación estadísticade la asociación entre las diferentes variables, enel caso de las variables de salud cualitativas se uti-lizaron odds ratios (OR) calculados a partir demodelos de regresión logística. En el caso de lasvariables cuantitativas, se utilizaron análisis decovarianza. En ambos modelos, se tuvieron encuenta variables de ajuste, como la edad, y, en elcaso del análisis del lugar de nacimiento, la clasesocial, siempre que los resultados del análisisestratificado lo aconsejaron.

Tanto en los modelos de regresión logística como enel análisis de covarianza, se tuvo en cuenta el efectodel diseño muestral de la ESCAV-2002. Todo ello,porque calcular la varianza suponiendo un muestreoaleatorio simple puede infraestimar la varianza delos estimadores, debido a que, como es común enmuchas encuestas por muestreo, la ESCAV utiliza ensu primera etapa la selección por conglomerados.

3. Resultados

3.1. Autovaloración de la salud

La autovaloración de la salud es uno de los indica-dores más utilizados en las encuestas para estudiarel estado de salud de una población. Una de susmayores ventajas consiste en sintetizar en un soloindicador diferentes aspectos subjetivos y objetivosrelacionados con la idea que las personas tienen desu salud. La autovaloración de la salud ha demostra-do, además, estar relacionada con otros indicado-res, como las enfermedades clínicamente diagnosti-cadas, el uso de los servicios sanitarios o lamortalidad (Patrick y Bergner, 1990; Ilder y Benyami-ni, 1997).

En el estudio de las desigualdades sociales en saluddiversas investigaciones han demostrado su rela-ción con variables socioeconómicas tanto en elámbito internacional (Mackenbach, 2006) comoestatal (Regidor et al. 1994, Fernández y Schiaffino,2003; Borrell y Benach, 2003). La autovaloración dela salud ha sido utilizada también para el estudio dela evolución de las desigualdades en salud, y hademostrado que éstas parecen estar aumentando en los últimos años (Gutiérrez-Fisac, 2002; Borrell yBenach, 2005).

En el caso de la ESCAV-2002, esta variable se recogeen cinco categorías: ‘muy buena’, ‘buena’, ‘normal’,‘mala’, y ‘muy mala’, considerando a efectos delanálisis como ausencia de buena salud a las perso-nas que manifiestaron tener una salud ‘normal’,‘mala’, o ‘muy mala’.

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1 Para una explicación detallada del proceso de estandariza-ción y su utilidad, consúltese Bacigalupe y Martín, 2007, pp. 146-148.

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Al igual que con la clase social, la autovaloración dela salud también guardó una estrecha relación conel nivel de estudios, en el sentido de que tanto hom-bres como mujeres declararon peor salud a medidaque su nivel de estudios era más bajo. De estaforma, mientras que en el caso de los hombres uni-versitarios la prevalencia de mala salud fue del29,4%, en el caso de los de estudios secundarios

El lugar de nacimiento también resultó ser un deter-minante de la autovaloración de la salud. En estesentido, las personas nacidas en el resto del estadomanifestaron un peor estado de salud que las naci-das en la CAE, independientemente de la edad, entodas las clases sociales y tanto en hombres comoen mujeres. El efecto protector de nacer en la CAEfue estadísticamente significativo en hombres y enmujeres, si bien dejó de serlo en el caso de los hom-bres al tener en cuenta el efecto de la clase social.En consecuencia, podría afirmarse que, en el casode los hombres, gran parte de la diferencia observa-

Tal y como se puede comprobar en los siguientesgráficos, la ausencia de buena salud fue consisten-temente superior en las mujeres. Por clase social, enel caso de los hombres la prevalencia de mala saludfue un 76% mayor en la clase V (más pobre) respec-to a la clase I (más rica). En las mujeres, esta dife-rencia fue del 49%. Es de destacar, además, que lasdiferencias en la salud percibida no sólo se dieronentre las clases extremas, sino que siguieron unclaro gradiente socioeconómico, de forma que, amedida que se descendía en la escala social, el por-centaje de personas que declaraban tener malasalud aumentaba significativamente, tanto en hom-bres como en mujeres.

fue del 31,6% y la de aquéllos con estudios prima-rios y sin estudios, del 35% y el 39,1% respectiva-mente. En las mujeres, las desigualdades entre lasclases extremas fueron ligeramente mayores. Así,mientras que las de estudios universitarios mostra-ron una prevalencia de mala salud del 32,2%, entreaquéllas sin estudios, esta prevalencia fue del44,1%. El gradiente social en la autovaloración de lasalud también fue claro entre las mujeres.

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II III IV V(más pobre)

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Fuente: Elaboración propia a partir de la ESCAV-2002.

Gráfico 1 . Prevalencia de mala salud percibida (normal, mala, muy mala), por sexo y grupo socioeconómico. CAE, 2002 (% estandarizados por edad)

45%

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35%

30%

25%

20%

Sin primarios Primarios Secundarios Universitarios

Hombres

Mujeres

Fuente: Elaboración propia a partir de la ESCAV-2002.

Gráfico 2 . Prevalencia de mala salud (normal, mala, muy mala), por sexo y nivel de estudios. CAE, 2002 (% estandarizados por edad)

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da en la autovaloración de la salud de los nacidosen la CAE y en el resto del estado se debe al hechode que estos últimos pertenecen a clases socialesmás desfavorecidas.

3.2. Calidad de vida relacionada con la salud

Al igual que la autovaloración de la salud, la calidadde vida relacionada con la salud (CVRS) es una medi-da subjetiva del estado de salud que tiene una buenacapacidad de predecir la mortalidad y el uso de losservicios sanitarios (Ries et al., 1995; Siu et al., 1993).

En el contexto internacional, se han elaboradovarias escalas que tienen como objetivo medir laCVRS, entre las que se encuentra el SF-36, utilizadaen el caso de la ESCAV-2002 y ampliamente emplea-da en el contexto internacional y en el estado espa-ñol (Vilagut, 2005). El cuestionario se compone de36 preguntas que cubren ocho dimensiones de laCVRS: la función física (PF), el rol físico (RP), el dolorcorporal (BP), la salud general (GH), la vitalidad (VT),la función social (SF), el rol emocional (RE) y la saludmental (MH). Cada dimensión se transforma en unaescala de 0 (peor estado de salud) a 100 (mejorestado de salud).

Diversos estudios han descrito la existencia de desi-gualdades socioeconómicas en la CVRS medida apartir del SF-36 en el contexto internacional (Marti-

kainen et al., 1999; Clarke et al., 2002; Lahelma etal., 2005) y español (Regidor et al., 1999; Pantzer etal., 2006). En el caso de la CAE, las puntuaciones delas mujeres en la CVRS fueron generalmente másbajas y el patrón social fue claro en todas las dimen-siones del SF-36, en el sentido de que las puntuacio-nes de las clases sociales más ricas fueron más ele-vadas que las de las más pobres, tanto en hombrescomo en mujeres, aunque especialmente en estasúltimas. Esta relación entre la clase social y la CVRSresultó estadísticamente significativa en todos loscasos, salvo en el dolor corporal (BP) y el rol emocio-nal (RE) en los hombres.

El nivel de estudios de las personas también se rela-ciona claramente con la CVRS. Tal y como se mues-tra en el gráfico 5, los grupos con estudios secunda-rios y superiores presentaron, en la mayoría de lasdimensiones, mejores puntuaciones que los de estu-dios primarios o inferiores. Tal y como también sedescribía para la clase social, el nivel de estudiosmostró desigualdades mayores entre las mujeres.

Para terminar con la CVRS, en el gráfico 6 se presen-tan las puntuaciones en las ocho dimensiones delSF-36, según sexo y lugar de nacimiento. Puedeobservarse que, en todas las dimensiones, las per-sonas nacidas en la CAE obtuvieron mayores puntua-ciones que las nacidas en el resto del estado. Lasdesigualdades fueron mayores entre las mujeres yen las dimensiones del dolor corporal (BP), el rol

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Gráfico 3. Prevalencia de mala salud (normal, mala, muy mala), por sexo, lugar de nacimiento y grupo socioeconómico. CAE, 2002 (% estandarizados por edad)

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40%

35%

I-II III IV-V

Hombres Mujeres

I-II III IV-V

Nacido/a en la CAE

Nacido/a resto del Estado

Gruposocioeconómico

Fuente: Elaboración propia a partir de la ESCAV-2002.

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Hombres Mujeres

PF RP BP GH VT SF RE MH PF RP BP GH VT SF RE MH

Gráfico 4. Puntuaciones en las dimensiones del SF-36, por sexo y grupo socioeconómico. CAE, 2002 (medias estandarizadas por edad)

I (más rico)

II

III

IV

V (más pobre)

Fuente: Elaboración propia a partir de la ESCAV-2002.

Sin primarios

Primarios Secundarios

Universitarios

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Hombres Mujeres

PF RP BP GH VT SF RE MH PF RP BP GH VT SF RE MH

Gráfico 5. Puntuaciones en las dimensiones del SF-36, por sexo y nivel de estudios. CAE, 2002 (medias estandarizadas por edad)

Fuente: Elaboración propia a partir de la ESCAV-2002.

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físico (RP), la salud general (GH) y el rol emocional(RE). Salvo en el caso de la salud mental (MH) en elcaso de los hombres, todas las diferencias resulta-ron estadísticamente significativas. Si ajustamospor clase social, sin embargo, la significación esta-dística se pierde en el caso del rol físico (RP) en lasmujeres, y en la vitalidad (VT) y la función social (SF)en los hombres. Esto significa que, al igual quepasaba con la autovaloración de la salud, en estastres dimensiones de la CVRS, la relación que seobservó con el lugar de nacimiento se debió al efec-to que ejerce la clase social.

3.3. Problemas crónicos

El estudio de la prevalencia de los problemas cróni-cos nos ofrece información relevante acerca de lacarga de enfermedad de una población. Esta pers-pectiva es de especial interés en el caso de pobla-ciones, como la CAE, en las que los problemas cróni-cos son cada vez más prevalentes. El análisis de losproblemas crónicos suele realizarse preguntando ala persona encuestada sobre el padecimiento de unaserie de problemas, generalmente aquellos quegeneran más demanda en los servicios sanitarios,recogidos en un listado. Esta lista incluye, entreotras patologías, la hipertensión, el colesterol, lasenfermedades cardiovasculares, la artrosis, la ciáti-ca o los dolores de espalda.

En el ámbito del estado español, diversos estudioshan analizado las desigualdades sociales en elpadecimiento de problemas crónicos, describiendouna mayor prevalencia entre las clases más desfavo-recidas (Fernández y Schiaffino, 2003). En la CAE, el padecimiento de problemas crónicos también estárelacionado con la clase social y es claramente supe-rior en el caso de las mujeres. La prevalencia entrelas mujeres de clases más pobres fue un 22,7%superior que entre las más ricas (clase I), mientrasque en los hombres, el exceso de problemas cróni-cos en el grupo más desfavorecido fue menor (6,9%)y no resultó estadísticamente significativo.

Por nivel de estudios, la tendencia descrita fue simi-lar. Aunque el patrón fue más claro en el caso de lasmujeres, en ambos sexos la prevalencia de proble-mas crónicos fue superior en las personas sin estu-dios primarios respecto a aquéllas con estudios uni-versitarios, concretamente un 28,2% superior en elcaso de las mujeres y un 15% en el de los hombres.

Por último, la relación entre el lugar de origen y lapresencia de problemas crónicos también fue clara.En todas las clases sociales, y tanto en hombrescomo en mujeres, las personas nacidas en el restodel estado español sufrían más problemas crónicosque aquéllas nacidas en la CAE. Estas diferenciasfueron en todos los casos estadísticamente signifi-cativas.

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Nacido/a en la CAE

Nacido/a resto del Estado

Gráfico 6. Puntuaciones en las dimensiones del SF-36, por sexo y lugar de nacimiento. CAE, 2002 (medias estandarizadas por edad)

Fuente: Elaboración propia a partir de la ESCAV-2002.

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I(más rico)

II III IV V(más pobre)

Hombres

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Fuente: Elaboración propia a partir de la ESCAV-2002.

Gráfico 7 . Prevalencia de problemas crónicos, por sexo y grupo socioeconómico. CAE, 2002 (% estandarizados por edad)

60%

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32%

30%

34%

38%

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Sin primarios Primarios Secundarios Universitarios

Hombres

Mujeres

Fuente: Elaboración propia a partir de la ESCAV-2002.

Gráfico 8 . Prevalencia de problemas crónicos, por sexo y nivel de estudios. CAE, 2002 (medias estandarizadas por edad)

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Nacido/a en la CAE

Nacido/a resto del Estado

Gráfico 9. Prevalencia de problemas crónicos, por sexo, lugar de nacimiento y grupo socioeconómico. CAE, 2002 (medias estandarizadas por edad)

Fuente: Elaboración propia a partir de la ESCAV-2002.

I-II III IV-V

Hombres Mujeres

I-II III IV-VGruposocioeconómico

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4. Conclusiones

El análisis realizado muestra que, a pesar de contarcon un sistema de salud público de reconocida cali-dad y de carácter universal, en Euskadi la salud delas personas se encuentra muy condicionada porsus características socioeconómicas, que las expo-nen a mayores o menores riesgos para su salud. Eneste sentido, los resultados expuestos revelan quetanto la autovaloración de la salud como la calidadde vida relacionada con la salud y la prevalencia deproblemas crónicos están influidas por la clasesocial, el nivel de estudios y el lugar de nacimientode las personas. Esta relación entre la estructurasocial y la salud ha sido también descrita para lapoblación vasca en otros estudios utilizando dimen-siones como la diabetes tipo 2 (Larrañaga et al.,2005), la salud maternoinfantil (Latorre et al., 2007)o la obesidad (Rebato et al., 2007) y diversos ejes dedesigualdad social, como el género (Larrañaga et al.,2008; Bacigalupe y Martín, 2007; Aldasoro et al.,2007), las características socioeconómicas del áreade residencia (Esnaola et al., 2006; 2007), la como-didad de la vivienda o la situación laboral (Departa-mento de Sanidad, 2005).

La salud está influida por la clase social, el nivel de estudios y el lugar denacimientoAunque los mecanismos intermedios que actúanentre la posición social y la salud no han sido com-pletamente clarificados, parece que una posiciónaventajada en la jerarquía social facilita el acceso adeterminados recursos materiales (condiciones deempleo, de vivienda o de ocio) y de información(campañas sobre hábitos de vida saludables yotras conductas beneficiosas) que protegen lasalud de las personas. Además, la posición socialtambién se relaciona con el apoyo y la red social delas personas, así como con aspectos psicosociales,como el estrés, los sentimientos de falta de controly la frustración o angustia respecto a aconteci-mientos vitales negativos que ejercen una influen-cia directa sobre la salud física y mental de las per-sonas. En este sentido, en el caso de la relaciónentre el lugar de nacimiento y la salud, podríamossuponer que las personas que vinieron a la CAEprovenientes de otras comunidades autónomas apartir de la década de 1960, además de unas peo-res condiciones materiales de vida, podrían habercontado con una red social menos consolidada quela de aquellas personas originarias de la CAE yque, además, han podido sufrir situaciones de dis-criminación en determinados ámbitos (Blanco,1993) que, en última instancia, han repercutido enuna peor salud.

Asimismo, los resultados han mostrado, de formaconsistente, que la salud de las mujeres es peorque la de los hombres. Estas desigualdades degénero, que otros estudios en el ámbito estatal einternacional también han puesto de relieve, se ori-ginan en la desigual asignación de espacios y rolessociales a hombres y mujeres, que influyen en susoportunidades y experiencias vitales y, por lo tanto,en sus procesos de salud y enfermedad (Rohlfs,2003).

Las desigualdades sociales en salud pueden ydeben reducirse a partir de la implementación depolíticas sociales y de salud concretas. Siguiendo elmodelo conceptual de la OMS sobre el origen de lasdesigualdades sociales en salud presentado en laintroducción, su disminución provendrá, en primerlugar, del fortalecimiento de las políticas del estadode bienestar como la reducción del desempleo o lainversión en servicios públicos, y de la intervenciónsobre aspectos macroeconómicos, como la reduc-ción de las desigualdades en la renta y la aplicaciónde sistemas fiscales progresivos. Todo ello amorti-gua el impacto de las desigualdades sociales, yaque mejora las condiciones materiales de vida delos individuos que están en peor situación. Asimis-mo, es necesario actuar sobre los valores que legiti-man y perpetúan las jerarquías sociales basadas enel género, la etnia y la clase social, de forma queestos ejes de desigualdad tengan una menor capaci-dad de determinar las oportunidades de disfrutar deuna buena salud.

En segundo lugar, habría que articular intervencio-nes dirigidas a modificar los factores intermedios enla relación entre la posición social y la salud. Se tra-taría de modificar la distribución de las condicionesde vida, trabajo y vivienda, así como las circunstan-cias psicosociales, como la falta de apoyo social o lafalta de control y las demandas en el entorno labo-ral. Asimismo, es indispensable articular accionesdirigidas a garantizar la universalidad efectiva en elacceso al sistema de salud y la mejora de las infra-estructuras sanitarias.

Por último, se situarían las intervenciones orientadasa corregir la distribución desigual de los factores deriesgo o hábitos de vida relacionados con la salud,como el consumo de tabaco, de alcohol, el ejerciciofísico o la realización de una dieta adecuada.

Este tipo de planteamiento supone un gran reto parala salud pública, ya que requiere un cambio de pers-pectiva desde un modelo biomédico centrado en laenfermedad y que asigna la responsabilidad princi-pal a los servicios sanitarios, a otro basado en unmodelo social de la salud que considera que laestructura socioeconómica sitúa a algunas personasen posiciones sociales adversas y, por lo tanto, conmayor riesgo de sufrir problemas de salud.

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En el contexto internacional, varios países han ela-borado planes integrales para reducir las desigual-dades sociales en la salud, especialmente los paísesnórdicos, Reino Unido e Irlanda (Hogstedt et al.,2008). En el contexto español, hasta muy reciente-mente, los planes de salud de las diversas comuni-dades autónomas no han incluido objetivos específi-cos relacionados con la importancia de reducir lasdiferencias de salud originadas por las desigualda-des sociales, y hoy aún existe una omisión al res-pecto en muchos de ellos. En el caso de la CAE, sehan realizado varias actuaciones en este sentido(Bacigalupe y Martín, 2007, pp. 141), siendo quizásla más relevante la inclusión de la necesidad dereducir las desigualdades sociales en salud comouna de las dos grandes metas del Plan de Salud dela CAE.

La relevancia de las desigualdades sociales en saluden la CAE, sin embargo, hace necesario seguir esfor-zandose por avanzar en esta línea de trabajo. Comose apuntaba en el informe publicado por el Ararteko–en el cual se basa el presente artículo (Bacigalupey Martín, 2007)–, en primer lugar, impulsando lainvestigación sobre las desigualdades socioeconó-micas y de género en la salud, ya que únicamentesobre la base de un conocimiento exhaustivo deesta realidad podrán articularse las intervencionesadecuadas para afrontarlas. Además de la genera-ción de conocimiento, resulta esencial avanzar haciala elaboración de políticas y acciones para la reduc-ción de estas desigualdades. En este sentido, ade-más de las acciones realizadas desde el ámbitosanitario, se debe considerar la influencia que laspolíticas implementadas desde sectores no sanita-rios tienen sobre la salud y las desigualdades ensalud. En este sentido, herramientas como la Evalua-ción del Impacto en la Salud (EIS), recientementeimpulsada desde el Departamento de Sanidad delGobierno Vasco (Bacigalupe et al., 2009) y extensa-mente utilizada en países como Suecia, Reino Unidoy Holanda (Blau et al., 2007), permiten estimar lospotenciales efectos sobre la salud de políticas, pro-gramas y proyectos de sectores como la vivienda, eltransporte, la agricultura o los servicios sociales conel objetivo de maximizar sus efectos positivos sobrela salud y minimizar los negativos.

En definitiva, la existencia de desigualdades socia-les en la salud demuestra que ésta se encuentracondicionada por aspectos relacionados con la

estructura social y que su mejora, en consecuencia,debe considerar actuaciones que vayan más allá delos sistemas sanitarios. El sociólogo americano JohnMcKinlay (McKinlay, 1979) lo explicó gráficamenteutilizando la metáfora de un río de aguas rápidas(figura 2): en la actualidad, la medicina moderna sededica casi exclusivamente a rescatar (o curar) a laspersonas (o pacientes) que se están ahogando en laparte baja del río y, por ello, no dispone de tiempopara alzar su mirada “aguas arriba” y entender quéfactores están empujando a las personas al río paraactuar sobre ellos. Por tanto, aunque la actuación delos sistemas sanitarios es indiscutiblemente necesa-ria, debemos actuar también sobre los factoresestructurales que determinan el estado de salud delas personas y que además provocan desigualdadesen salud que son inaceptables desde un punto devista ético. El desarrollo de este tipo de plantea-mientos nos permitirá seguir avanzando hacia unasociedad más justa e igualitaria y, en consecuencia,más cohesionada y saludable.

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Fuente: Scott-Samuel, 2007 (reproducida con permiso).

Figura 2. Perspectiva ‘aguas arriba’ en el cuidado de la salud

EJERCICIOFUMAR

CIRUGÍACARDÍACA

Prohibición

de anuncios

AIRE LIMPIO

POBREZA

PATRIARCADO

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Este estudio contribuye a dimensionar la realidaddel cuidado informal a personas dependientes enEspaña, con el cálculo del universo de cuidadores(la mayoría mujeres) y la definición de su perfillaboral y familiar, así como la valoración económicade ese cuidado informal a partir del análisis y lamonetización de la dedicación del tiempo de aten-ción o cuidados. En paralelo, se ha analizado la rea-lidad del llamado “cuidado formal”, que es la aten-ción retribuida a personas dependientes(profesionalizada o no), y que suele referirse a ofi-cios de la rama sanitaria o a servicios de proximi-dad. Los resultados muestran la alta feminizaciónde los cuidados a personas dependientes, dado queson mujeres mayoritariamente las cuidadoras y laspersonas cuidadas. Además, destaca la importanciaeconómica de esta actividad que en su vertiente for-mal representa el 0,35% del PIB nacional y el 0,7%del empleo, pero que en su vertiente informal repre-senta entre el 4,1 y el 4,6% del PIB y entre el 8 y el9% del empleo en España. Ante estos datos, lasautoras reflexionan sobre el nuevo papel que posi-blemente tengan que adoptar las administracionespúblicas y la necesidad de impulsar la profesionali-zación de los cuidados ante un predecible cambiosocial provocado por el nuevo rol de la mujer en elmercado laboral, el envejecimiento de la poblacióny el cambio de la estructura familiar tradicional.

1. Introducción: la necesidad de visibilizaruna realidad oculta

Son muchas las causas por las que, sobre todo, lasmujeres se ocupan de cuidar a personas dependien-tes (menores no autónomos, personas enfermas,personas mayores o personas con discapacidad).Entre ellas cabe citar la indudable satisfacción quereporta el ser útil para las personas que lo necesi-tan. Pero el cuidado, y en especial el cuidado infor-mal, también puede derivar en ciertas consecuen-cias menos positivas. La vida de las personascuidadoras puede verse resentida desde el punto devista familiar, laboral, de salud o económico, al con-sistir normalmente en una actividad que ocupa lamayor parte de su tiempo y, por lo tanto, irreconci-liable casi siempre con otro trabajo remunerado. Setrata además de una tarea que se ejerce en solitario,no reconocida ni social ni económicamente, y quequeda relegada al ámbito privado y a la solidaridadinterfamiliar.

Esas son algunas de las razones por las cuales elInstituto de la Mujer consideró necesario conocer ydimensionar la realidad del cuidado informal a per-sonas dependientes en España y, más en concreto,identificar el universo de mujeres cuidadoras y superfil laboral y familiar, así como cuantificar estadedicación desde una perspectiva económica. Deesta manera, el objetivo principal de la investigaciónen la que se basa este artículo se centró en valorareconómicamente ese cuidado informal desarrolladoen el entorno doméstico y desempeñado mayorita-riamente por mujeres.

Pero además de este cuidado informal, en este estu-dio también se propuso analizar, por comparación, elllamado “cuidado formal”, es decir, el que se desa-rrolla mediante la atención profesionalizada y retri-buida a personas dependientes, y que suele residir

Valoración económica de los cuidadosa personas dependientesRed2Red Consultores1

1 Este artículo se basa en un trabajo elaborado por Red2RedConsultores para el Instituto de la Mujer en abril 2008. Sus autorasson Anabel Suso Araico y María Luisa Velasco Gisbert, Directora yAsesora del Servicio de Estudios Red2Red Consultores S.L., respec-tivamente. Los investigadores del estudio han sido David Gago yVioleta Castaño.

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en oficios de la rama sanitaria, ocupados tambiénmayoritariamente por mujeres. Y, aunque no hayasido un objetivo concreto de la investigación, de losresultados obtenidos podría decirse que se ha alcan-zado un objetivo colateral: promover el reconoci-miento del cuidado informal ejercido por mujeres,poco valorado y reconocido socialmente hasta ahora.

2. Metodología: las vías empleadas paraestudiar el fenómeno social del cuidado

A partir de los objetivos planteados en el estudio, seha definido una hipótesis de trabajo centrada en laposible influencia del cuidado prestado por mujeresde manera informal en la estructura macroeconómi-ca, a través de la utilización de la metodología decuantificación basada en las tablas de cálculo input-output, y se ha sustentado su argumentación en unpormenorizado análisis documental y estadístico,perfilado después con las conclusiones de una seriede entrevistas en profundidad a mujeres cuidadorasque han completado el resultado del trabajo degabinete.

Las variables estudiadas sobre el universo de muje-res cuidadoras (tanto el de aquéllas que se dedicanal cuidado formal, como el de las que se dedican alcuidado informal) fueron:

• Los perfiles familiares y educacionales de estasmujeres.

• La situación laboral (con particular atención a lasmujeres inmigrantes que prestan cuidados domésti-cos a personas dependientes de forma remunerada).

• El motivo de la dedicación al cuidado (formal oinformal).

• Las horas dedicadas al cuidado.

• Las consecuencias de la actividad de cuidados apersonas dependientes sobre: su salud (cansan-cio, depresión, etc.); sus posibilidades de ocio ytiempo libre; y su vida familiar.

• La proyección de su situación si ese trabajo lo rea-lizara un hombre.

Las variables empleadas para el cálculo del valoreconómico de la tarea de cuidados (formal e infor-mal) han sido:

• La cuantificación de las personas (y de ellas, lasmujeres) que se dedican prioritariamente al cuida-do de personas dependientes.

• La monetización del cuidado a partir de los sala-rios base y convenios de las profesiones asociadasal cuidado formal.

• La estimación del número de horas anuales dededicación al cuidado informal.

En lo que se refiere a las técnicas de investigación,para contextualizar el estudio se procedió a la revi-sión de fuentes documentales y estadísticas, conello se consiguió identificar conceptos fundamenta-les tales como qué significa cuidar, por qué secuida, a quién se cuida y cómo se cuida, todo ello,distinguiendo entre el cuidado informal o el cuidadoformal / profesional y el cuidado formal / no profe-sional. Además de las distintas formas y modelos deejercer esos cuidados, el análisis de la bibliografíaha permitido conocer, especialmente, el perfil fami-liar y laboral de las personas –mayoritariamentemujeres– que los ejercen con el fin de clarificar elescenario adecuado para, posteriormente, procedera su valoración económica. Dentro de las fuentesestadísticas a las que se ha recurrido cabe mencio-nar las encuestas del IMSERSO sobre Condicionesde vida y cuidados a personas mayores; la encuestadel INE sobre Empleo del Tiempo, su encuesta sobreEstadísticas salariales, la Encuesta de PoblaciónActiva (EPA) y su encuesta sobre Discapacidades,Deficiencias y Estado de Salud de 1999 con sureciente actualización en la Encuesta de Discapaci-dad, Autonomía personal y situaciones de Depen-dencia (EDAD 2008); y, la encuesta del Instituto dela Mujer sobre Usos del Tiempo.

Junto a esta información, se consideró necesario elempleo de la técnica de las entrevistas en profundi-dad para, sin pretender alcanzar representatividadestadística, complementar la información obtenidade las fuentes secundarias proporcionando detallessobre la vida de sus protagonistas y dotando así demayor riqueza y realismo el resultado del análisis.Para ello se realizaron 10 entrevistas en profundidad(cinco a cuidadoras formales, dos a cuidadoras for-males no profesionales y tres a cuidadoras informa-les), a partir de un guión semi-estructurado adapta-do a los tres modelos de cuidadoras entrevistadas.

En cuanto a la metodología de cálculo o estimacióneconómica, para los diversos tipos de escenarios decuidados a personas dependientes (formal profesio-nal, formal no profesional o informal), el primer pasofue la cuantificación del universo de personas cuida-doras tanto formales (vía EPA), como informales (através de las dos encuestas de uso del tiempo). Enun segundo paso se realizó la asociación de costessalariales a la dedicación de todas estas personas.

• Para los cuidados formales el análisis se centró enla explotación de convenios colectivos (de los cua-les puede extraerse una cuantificación de perso-nas cuidadoras y el salario base) y las estadísticassalariales del INE.

• En los cuidados informales la clave se situó denuevo en la utilización de las Encuestas del Uso

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del Tiempo, a partir de las cuales se puede obte-ner una cuantificación del tiempo dedicado a loscuidados, así como una estimación del número decuidadoras, y la posterior monetización del núme-ro total de horas obtenido mediante la aplicaciónde un ratio salario/hora siguiendo los baremosobtenidos en el cuidado formal.

• La aproximación de la evaluación económica delos cuidados en situación irregular se basó en lacomparación de las personas afiliadas al registrode la Seguridad Social y las ocupadas vía EPA (ocu-padas más de 72 horas mensuales, ya que sólo enese caso existe obligación de afiliarse a la Seguri-dad Social).

El tercer paso fue el cálculo de la valoración econó-mica. El elemento metodológico común a todos loscálculos efectuados, con independencia del tipo decuidado a personas dependientes, fue la utilizaciónde la metodología de tablas input-output. Estastablas cuantifican cómo se distribuye una actividadeconómica entre el conjunto de los sectores de laeconomía de una economía de referencia desde elpunto de vista de los recursos (compras intermediasentre otros sectores de actividad y valor añadido) yde los empleos, y son, además, el marco contablepara las cuentas nacionales de oferta, demanda yrentas. Sus datos están totalmente homogeneizadosa nivel europeo para cálculos de aportación al PIB.

Con su aplicación sobre los datos obtenidos en losdos pasos anteriores, se consiguen aflorar tres tiposde efectos: efectos directos (que monetizan los ser-vicios de cuidado informal), efectos indirectos (queintegran estos servicios de cuidados informales den-tro del circuito productivo de proveedores del sectorde cuidados) y, efectos inducidos (u otros efectosadicionales generados por la creación de empleo,con el consiguiente aumento de rentas y mayor con-sumo en los hogares).

En dicha metodología de cálculo, el cómputo deestos tres tipos de efectos (directos, indirectos einducidos) constituye la valoración económica com-pleta de los cuidados a personas dependientes porparte de las mujeres. En la medida en que es posibleobtener una cuantificación en términos de produc-ción efectiva, valor añadido bruto, producto interiorbruto y empleo generado, es posible determinar elimpacto en términos porcentuales con respecto a losvalores que toman esas macromagnitudes (talescomo el PIB) en un año determinado, las cualesestán disponibles en la Contabilidad Nacional deEspaña, y en la Encuesta de Población Activa para elcaso del empleo.

3. La feminización del cuidado:identificación del universo de cuidadoras ysu perfil

En la definición del perfil de personas dependienteso con falta de autonomía, los primeros datos dispo-nibles que ha publicado la Encuesta de Discapaci-dad, Autonomía personal y situaciones de Depen-dencia (EDAD 2008) indican que de los más de 3,84millones de personas en situación de discapacidado dependencia, por sexos, las enfermedades o acha-ques incapacitantes se concentran en las mujeres:2,30 millones frente a 1,55 millones de varones. Estadiferencia se explica por el hecho de que si bien entramos de edad inferiores a los 45 años hay máshombres que mujeres, las tasas de discapacidadfemenina se disparan a partir de esa edad. Esta grandiferencia entre sexos en personas afectadas sedebe a una mayor letalidad en los varones de pro-blemas que de no ser mortales serían discapacitan-tes, pero también a factores socioeconómicos dife-renciales (forma de convivencia, ingresos, niveleducativo), que hace que muchos varones respon-dan a la encuesta que no tienen problemas paraactividades cuando realmente no las realizan nuncao casi nunca (por ejemplo, tareas domésticas).

Por lo tanto, las mujeres representan casi el 60% delcolectivo de personas que necesitan cuidados. Es eneste punto donde aparece la otra cara de la femini-zación del cuidado. Al hecho de que la mayoría delas personas dependientes que necesitan de aten-ciones son mujeres, se une que, además, tambiénson mujeres las que se dedican mayoritariamente alcuidado informal de sus familiares en situación dedependencia.

Dentro del grupo de personas que más cuidan des-tacan las hijas que se ocupan de sus madres en un57,2% de los casos y, en segundo lugar, las mujeresque cuidan a sus esposos, en un 16,8% de loscasos. Aunque son muchas las causas por las quelas mujeres optan por cuidar a personas dependien-tes, al ser preguntadas reconocen que prima la obli-gación moral y las circunstancias personales. El “cír-culo vicioso” que provoca la feminización de lastareas de cuidado se cierra cuando estas mujerescuidadoras llegan a la edad de ser ellas quienesnecesiten de esas atenciones. Es muy probable queestas mujeres cuidadoras no vayan a poder recibir elapoyo de sus familiares, lo que también corroboranlas cifras, ya que un 6,3% de las mujeres que necesi-tan ayuda no la reciben, frente a un 5,9% de loshombres que necesitan cuidados y tampoco los reci-ben. Y ello es así porque en el caso de que tenganesposo no van a poder contar con las atenciones deéste, ya que también suele suceder que, precisa-mente por la diferencia en la esperanza de vida,cuando las mujeres empiezan a ser dependientes,alrededor de los 70 años, sus maridos se encuen-tran en una situación de mayor dependencia o inclu-

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so pueden haber fallecido, y entonces ellas sólopodrán recibir, en algún caso, los cuidados de sushijas. Es entonces cuando estas hijas reproducen elmismo papel de sus madres entrando en el mismocírculo de cuidados.

El problema se agrava, además, cuando estas muje-res en situación de dependencia, al margen de nopoder recurrir a la ayuda informal de los suyos, tam-poco disponen de los recursos institucionales, por-que en casi la práctica totalidad de los casos setrata de mujeres que no han contado con un trabajoremunerado, precisamente por dedicarse toda suvida al cuidado de los suyos, lo que provocará quesus pensiones sean más reducidas2.

En todo caso, no es sólo en el ámbito del cuidadoinformal donde se reproducen los esquemas patriar-cales, que posicionan a las mujeres en el ámbito pri-vado de lo familiar, el cuidado de los hijos y las tare-as domésticas y que convierte a las mujeres en elsujeto protagonista de las tareas relativas al cuidado

a partir de todo un proceso de socialización y deeducación al que muchas de ellas se ven abocadas.De hecho, las profesiones más relacionadas con elcuidado de las personas con discapacidad y/o ensituación de dependencia, que suelen ser las de larama sanitaria y asistentes sociales o el personaltécnico en geriatría, están ocupadas mayoritaria-mente por mujeres.

Esta situación se replica en el caso de las cuidado-ras formales no profesionales que a veces estánempleadas de forma irregular, muchas de ellasinmigrantes, ya que son ellas (más que ellos), quie-nes se ocupan del cuidado de las personas depen-dientes.

A este respecto, en la tabla siguiente se muestra lacuantificación de mujeres cuidadoras en el ámbitoformal, informal y la aproximación a la cuantificaciónde cuidadores en régimen irregular, así como el cál-culo del porcentaje de cuidadores (hombres) respec-to al total de personas cuidadoras.

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2 Durán-Heras, Maria Ángeles y García Díez, Susana (2005):“Presente y futuro del cuidado de dependencias en España y Ale-mania” Boletín de Perfiles y Tendencias nº 16. Observatorio de Per-sonas Mayores IMSERSO.

Tabla 1. Resumen de la cuantificación del universo de cuidadoras formales e informales y comparación con los hombresNúmero de Porcentaje de cuidadores (hombres)

mujeres cuidadoras respecto al total de personas cuidadoras

CUIDADO FORMAL (1)Cuidadoras formales(según percepción del cuidado del LBD) 99.484 12,3%

Residencias/Centros de Día/Ayuda a Domicilio 76.888 —Centros Discapacidad 22.796 —

Cuidadoras formales (menores 3 años) 93.138 24%Centros Educación Infantil 1ª etapa 42.260 —Cuidadoras profesionales hogar 50.878 —

TOTAL Cuidadoras formales 192.622 17,96%

CUIDADO INFORMAL (2)Cuidadoras informales de acuerdo con la Encuesta de Empleo del Tiempo del INE 5.918.948 27,89% (*)Cuidadoras informales de acuerdo con la Encuesta de Uso del Tiempo del IM 5.283.230 31,04%(*)

CUIDADO IRREGULAR (3) 27.590 —

(1) a partir de Datos EPA y Libro Blanco de la Dependencia(2) a partir de Encuesta del Tiempo del INE y Encuesta de Uso del Tiempo del Instituto de la Mujer(3) a partir de Datos EPA, Seguridad Social y bibliografía consultada sobre otros estudios(*) El porcentaje de cuidadores (hombres) respecto al de cuidadoras (mujeres) se ha obtenido ponderado por la dedicación a las tareas de cui-dado en cada caso.

Fuente: Elaboración propia.

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Tanto en el ámbito formal como en el informal, laproporción de hombres sobre el total de personascuidadoras no supera el 31%, siendo no obstante supresencia mayor en el ámbito informal. En esteámbito, el peso relativo algo más elevado de loshombres cuidadores respecto al total de personascuidadoras puede explicarse fundamentalmente porel hecho de incluir en el contexto del estudio la cate-goría de cuidados a niños menores de 3 años comopersonas dependientes. En efecto, según lasEncuestas de Empleo del Tiempo, los cuidados a losniños están tradicionalmente algo más repartidosentre hombres y mujeres. Con todo, las mujeres(madres, abuelas, hermanas,…) desempeñan enmayor medida las tareas de cuidados informales(casi en dos tercios).

Por otra parte, a través de las dos encuestas de usodel tiempo manejadas, se obtienen unos tiempos de

dedicación al cuidado de personas dependientesbastante similares:

• 4.013,6 millones de horas al año según la encues-ta del INE.

• 4.541,1 millones de horas al año según la encuestadel Instituto de la Mujer.

A continuación se resume el perfil de los tres mode-los principales de personas cuidadoras que se hanidentificado en este estudio. De nuevo, el análisisdetallado de sus características ha permitido confir-mar que en los tres casos estudiados –cuidadorasinformales, cuidadoras formales/profesionales, ycuidadoras formales/no profesionales– es sobre lasmujeres en quienes recae mayoritariamente esatarea del cuidado.

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Cuadro 1. Principales características de las cuidadoras informales y formales

Cuidadora Informal Cuidadora formal/profesional Cuidadora Formal/ no profesional

• Mujer.

• Mayor de 50 años.

• Casada con hijos.

• Estudios primarios.

• Sin ocupación laboral remunerada (no puede trabajar porque se dedica al cuidado).

• Hija cuidadora de su madre.

• Dedicación permanente al cuidado.

• Aprendió a cuidar por intuición yobservando a las profesionales delcuidado.

• No recibe ninguna ayuda.

• Cuida por razones morales, con abnegación.

• Cuidar le afecta física, económica yemocionalmente y también condiciona suvida relacional.

• Piensa que su labor no está reconocidasocialmente.

• Viven situaciones económicas difíciles.

• Piensa que hacen falta más ayudas.

• Mujer.

• 20-30 años.

• Soltera sin hijos.

• Diplomatura en Enfermería.

• En la titulación no se ofrece la suficienteformación.

• Hace falta formación continua.

• Eligió esta profesión por vocación.

• No cambiaría de trabajo.

• Su trayectoria profesional se circunscribeal cuidado.

• Piensa que su trabajo no está reconocidosocialmente.

• Económicamente sí es un trabajo bastantebien retribuido.

• Altas cotas de temporalidad.

• Es un trabajo que cansa física yemocionalmente.

• Deberían existir más ayudasinstitucionales.

• No se aprovechan los escasos recursosque existen.

• Mujer.

• Inmigrante.

• 30-40 años.

• Soltera y sin hijos.

• Nivel de estudios medio (y a veces superior).

• Idea de volver a su país de origen.

• Motivo de proyecto migratorio: encontrar mejor trabajo.

• Trabajo como cuidadora: no es vocacional.

• Cuida a niños/as pequeños/as y personasmayores.

• En su país de origen tenía otra profesión.

• No se reconoce su trabajo socialmente.

• Económicamente, la retribución dependede cómo valore la familia del dependienteel trabajo de cuidador.

• Hace falta más formación para el cuidado.

• Hacen falta más ayudas.

Fuente: Elaboración propia.

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4. La valoración económica de loscuidados

Los resultados de la aplicación de la metodologíade cuantificación revelan un peso económico muyrelevante de la actividad de cuidados, mayoritaria-mente realizada por mujeres. A partir del conoci-miento del universo de personas cuidadoras forma-les e informales y el cálculo de la cantidad detiempo (en horas) dedicado al cuidado de personasdependientes, se procedió a monetizar dicho tiem-po, contando con proyecciones de salarios docu-mentadas en estadísticas salariales, convenioscolectivos de profesiones del sector de los cuida-dos y las orientaciones que aporta el Libro Blancode la Dependencia. Así, el efecto directo resultan-te, sería una masa salarial de:

• 2.808,57 millones de € brutos / año para los cui-dados formales.

• 36.161,89 y 40.915,31 millones de € brutos / añopara los cuidados informales (según se use en elcálculo la encuesta de usos del tiempo del INE o ladel Instituto de la Mujer).

Según la metodología de tablas input-output, ade-más de los efectos directos sobre la economía, quese explican por las mayores posibilidades de consu-mo derivadas del incremento de empleo generado,los efectos indirectos e inducidos dan cuenta de losefectos de dinamización que los cuidados a perso-nas dependientes generan sobre otros sectores pro-ductivos satélites alrededor del de atención residen-cial y sanitario, y que se generan por lasnecesidades de incorporación de insumos producti-vos que ostentan estos cuidados para poder hacerseefectivos. Algunas de las tareas que se beneficiaríanindirectamente en mayor medida son las relaciona-das con el mantenimiento, limpieza, vigilancia, hos-telería, restauración o personal doméstico, ademásdel comercio al por menor, particularmente en losámbitos más relacionados con las tareas del cuida-do, como las ayudas técnicas, el instrumental sani-tario, etc. Así, sumando los efectos indirectos einducidos resultantes de la aplicación de dichastablas, se obtiene que respecto a los cuidados en elámbito formal, su peso relativo se sitúa en el 0,35%del PIB de España en 2006, siendo aproximadamen-te el doble (un 0,7%) si la referencia es el empleo.

Aun siendo estos resultados destacables, resultandiscretos cuando se comparan con los obtenidos enel ámbito informal, ya que en ese caso los porcenta-jes que representan respecto al PIB y al empleoresultan mucho más elevados. En efecto, suponenmás del 4% del PIB nacional en 2006 (4,08% segúndatos del INE y 4,62% según el Instituto de laMujer), y entre el 8% y el 9% del total del empleo enEspaña en idéntico año, porcentajes éstos últimosque se elevarían por encima del 20% si el referente

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Tabla 2. Resumen de la valoración económica de los cuida-dos formales e informales a personas dependientes

Cuidado formal

PIB Porcentaje respecto PIB España

Efectos totales(directos, indirectos e inducidos) 0,35%

Empleo Porcentaje respecto empleo España

Efectos totales(directos, indirectos e inducidos) 0,7%

Cuidado informal

PIB Porcentaje respecto PIB España

Efectos totales. Encuesta INE 4,08%Efectos totales. Encuesta IM 4,62%

Empleo Porcentaje respecto empleo España

Efectos totales. Encuesta INE 8%Efectos totales. Encuesta IM 9,05%

Fuente: Elaboración propia.

En definitiva, las cifras obtenidas atestiguan elimportante valor económico que ostenta la realiza-ción de las tareas de cuidado a personas depen-dientes, especialmente en lo referente al ámbitoinformal, y ponen de manifiesto la oportunidad quesupone su consideración como una fuente de crea-ción de empleo y riqueza en las sociedades avan-zadas.

5. El futuro: a la búsqueda de un nuevoparadigma en el modelo de cuidados

Ante el actual contexto de cuidados descrito, seplantea un presente y futuro de cambios en la socie-dad, a los que también el modelo predominante decuidados va a tener que adaptarse. Estos fenómenossociales que precipitan el cambio en relación con elterreno de los cuidados y las protagonistas de esoscuidados son: el cambio del rol históricamente asig-nado a las mujeres, el cambio de la estructura tradi-cional de las familias, y el progresivo envejecimientode la población.

Así, nos encontramos hoy en día ante un escenarioparadójico: el aumento de las personas en situaciónde dependencia por el progresivo incremento depersonas ancianas se presenta en un momento en elque se hace incompatible seguir sustentando laestructura de cuidados informales tradicional inser-tada en la familia, que ya no es capaz de ejercer supapel de institución cuidadora debido a la caída dela fecundidad y a la progresiva incorporación de lasmujeres en el mercado laboral. Los datos que arroja-ba el Libro Blanco de la Dependencia indican quedesde hace tiempo ha disminuido el número depotenciales cuidadoras establecido en torno a las

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mujeres de entre 45 y 69 años; así en 1960 las cui-dadoras informales representaban un 2,8% de lapoblación, mientras que en 1990 el porcentaje des-cendía a 1,53% y en 1998 al 1,27%.

El tradicional rol de cuidadoras hasta ahora ha colo-cado a las mujeres en una posición a la vez ambiguay contradictoria, teniendo que incorporarse al mer-cado de trabajo para ser protagonistas directas de lageneración del Estado de Bienestar, que a la vez lesimpone convertirse en la solución de fenómenoscomo el del envejecimiento de la población, lo queinconsistentemente las fuerza a olvidarse de –ominimizar– su presencia en el mercado de trabajopara dedicarse a las tareas de cuidado. Además, losmodelos de familia predominantes en la actualidadno son la familia extensa tradicional, por lo que esnecesario redefinir la actividad del cuidado desdeun planteamiento distinto, concibiendo la familiacomo una estructura más compleja y plural, en laque aparecen otras prioridades como la fuertedemanda de autonomía individual reclamada por laspersonas mayores, y nuevas formas de gestionar losafectos y la solidaridad familiar. Con ello se vislum-bra la necesidad de reflexionar sobre un cambio deparadigma o nuevo punto de vista orientado a trans-formar la relación entre los conceptos “femenino” y“dependencia”, que parece conducir invariablemen-te al término “cuidados”3: bajo esta perspectivadebe reconocerse y dotar de valor social y económi-co al trabajo de las mujeres que sigan cuidando.

Todo esto implica alteraciones: cambios laborales,económicos y, por supuesto, cambios sociales deri-vados de la sensibilización sobre el tema, empezan-do por la consideración del cuidado no como un pro-blema relegado al ámbito privado (porque si semantiene así, seguirá considerándose como unacuestión de responsabilidad de las mujeres), sinocomo un problema social de ámbito público. Es lallamada “socialización del cuidado”. Alcanzar estepunto podría conducir a un replanteamiento de lasactuales políticas sociales, y servir para denunciar lanecesidad de más recursos e infraestructuras queapoyen a las mujeres en su independencia, o por lomenos, en la conciliación de su tarea de cuidadoracon su propia vida personal.

El conjunto de ayudas públicas e institucionales quese asocian a la aplicación del Sistema Nacional deDependencia debe dirigirse hacia los colectivos másdirectamente implicados en el posible escenario dedependencia: las personas necesitadas de cuidadosy las personas cuidadoras, con especial atención alas cuidadoras informales. Ofrecer ayudas económi-cas a estas mujeres, tal vez pueda reforzar el mante-

nimiento del modelo informal de cuidados, pero enfunción de cómo se conciba y materialice, tambiénpuede suponer un elemento esencialmente positivo,en tanto en cuanto esa ayuda debería considerarsecomo una remuneración económica, como un “suel-do” o parte del mismo, que en definitiva suponga unreconocimiento de ese trabajo en la sombra que rea-lizan estas mujeres. En todo caso, y si se cumplenlas previsiones de reducción del número de mujerescuidadoras informales, esas ayudas públicas parti-culares irían progresivamente derivando a un nuevodestinatario, el público institucional, convirtiéndoseen una inversión netamente social y colectiva.

Además de estas ayudas económicas destinadas afacilitar la tarea de las cuidadoras informales que“no tengan más remedio” que ejercer dicha labor,también es importante la presencia de nuevos recur-sos técnicos, de infraestructuras y de personal pro-fesional para el cuidado formal. De hecho, estapotenciación del sector profesional del cuidado apersonas puede generar nuevos puestos de trabajoy propiciar que la cuidadora informal tenga másoportunidades y facilidades de optar a un trabajofuera del hogar y al margen de las tareas de cuidadode su familiar dependiente y con ello, reducir losefectos más negativos del cuidado informal para lasmujeres que lo desempeñan. Su invisibilidad, infra-valoración, o sus secuelas físicas, psicológicas yeconómicas, podrían combatirse con su reconoci-miento social y profesionalización en forma de pues-to de trabajo remunerado y repercutirían en su creci-miento personal.

Así, desde la “socialización del cuidado”, se poten-ciaría un modelo del cuidado más responsable y demayor calidad, “profesionalizando” más y mejor loscuidados, tanto desde el aspecto formal como desdeel informal. Desde el cuidado informal, esa profesio-nalización puede propiciarse a través de la forma-ción reglada u ocupacional especializada en cuida-dos. Desde el cuidado formal, la iniciativa públicapodría centrarse en el incremento de profesionalesdedicados al cuidado de personas dependientes,animando a que fueran hombres los que empezarana ejercer dichas profesiones, pues de otra manerapodrían reproducirse los mismos esquemas de femi-nización del cuidado formal que predominan ahora.De hecho, la forma de fomentar el cambio en elactual concepto feminizado del cuidado es educaren la igualdad y promover la participación masculinaen el cuidado, tanto formal como informal, de laspersonas dependientes.

Todo ello, con una idea: personas dependientes ocon falta de autonomía podemos serlo todos y todasy en cualquier momento, no sólo en la vejez. Ellolleva de nuevo a la sensibilización y a inculcar elvalor social y económico del cuidado no sólo de los ylas jóvenes que están decidiendo sus estudios, sinodesde las primeras etapas de la educación. Es más,

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3 Díaz Jiménez, Rosa María (2006): “Visibilizando a las mujeresen los contextos de dependencia”. Revista de Comunicación y Ciu-dadanía, nº 1.

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la implantación misma del Sistema Nacional deDependencia pronostica un incremento de las profe-sionales (tanto mujeres como hombres) necesariospara atender el sistema, y en este contexto resultaimprescindible que la formación de estas personasincluya las cualificaciones profesionales más adecua-das, así como la concienciación sobre el concepto de“dependencia” y la valoración del cuidado; conteni-dos que, por lo general, no figuran en el currículo for-mativo de nuestro sistema educativo, apareciendoúnicamente en ciertos módulos de formación ocupa-cional alguna formación directamente relacionadacon el cuidado de las personas con discapacidad. Portanto, se hace necesaria la revisión y homogeneiza-ción del currículo de los distintos programas tanto deformación no reglada y de formación ocupacional,como de formación reglada universitaria.

El mismo Libro Blanco de la Dependencia hacereferencia a la formación de los cuidadores infor-males, indicando que su formación ha de estarorganizada en función del grado de intervención yla proximidad con la persona dependiente, y quedeben crearse, difundirse y ponerse en marchaprogramas de formación e información que incor-poren códigos de buenas prácticas. Así pues, a lavista de los previsibles cambios que están por lle-gar en el modelo de atención de las personasdependientes, se hace necesaria la puesta al día ydiversificación de la actual oferta formativa funda-mentada en los principios de la coeducación, ense-ñando que esa es una responsabilidad de todos ytodas, reconociendo así la dependencia comoasunto social y público.

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Gráfico 1. Posible evolución del modelo de cuidados a personas dependientes

Fuente: Elaboración propia.

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6. A modo de conclusión

Casi 200.000 mujeres se dedican al cuidado formalen España, un sector en el que los hombres sólorepresentan el 18% del total. Pero es en el cuidadoinformal donde las cifras de este estudio revelanuna realidad hasta ahora desconocida: se contabili-zan más de 5 millones de mujeres dedicadas a estaactividad (según la encuesta utilizada, las cifrasconcretas ascienden a 5,9 millones de mujeres –apartir de la encuesta de empleo del tiempo del INE–o a 5,3 millones de mujeres –a partir de la encuestade usos del tiempo del Instituto de la Mujer–), y eneste marco los hombres representan entre el 28 y el31% del total de la población que se dedica al cui-dado informal. Por último, cuando se analiza el uni-verso del cuidado prestado por inmigrantes deforma no profesionalizada, se cifra su número en27.500 mujeres.

Con su cuantificación se ha descubierto una realidadfeminizada que, más allá de circunscribirse al ámbi-to privado e individual de las personas (cuidadas ycuidadoras) que lo viven, se extiende al ámbitopúblico, que es también una de las reivindicacionesde las mujeres cuidadoras: que su papel sea recono-cido y valorado socialmente. Además, con el ejerci-cio de monetización o de valoración económicaresultante de la implementación de la metodologíade cálculo con las tablas input-output a ese universode personas, imputándole las horas de dedicaciónque indican las encuestas de uso del tiempo, sedescubre que esta actividad del cuidado informal apersonas dependientes tiene una significativa reper-cusión en la economía nacional, representando unequivalente a un 4% del PIB en 2006, y cerca del 9%del total del empleo en España.

Estos indicadores sacan a la luz la enorme dimen-sión de una realidad hasta ahora infravalorada (porlo que en valor económico representa) y a la que no

se le ha prestado la atención necesaria. De hecho, sien un ejercicio de imaginación todas las personascuidadoras dejaran de prestar estas atenciones asus familiares dependientes y se integraran en elmercado de trabajo remunerado, aumentaría lariqueza del país, pero se generarían serios colapsosen los centros de atención a la dependencia, clara-mente insuficientes.

Haciendo de puente entre el análisis de la perspecti-va actual que se ha llevado a cabo a lo largo de esteestudio y la panorámica que ofrecen las propuestasde futuro comentadas en el epígrafe anterior, lasituación planteada podría resumirse en el esquemagráfico de la página anterior:

El proceso de búsqueda de un nuevo paradigma enel modelo de cuidado ha sido planteado desde unadoble propuesta: la socialización del cuidado y laprofesionalización del mismo. También se ha asumi-do que el desarrollo de estas metas no es tarea fácil,ya que se puede caer en la reproducción inconscien-te del modelo patriarcal, tal es el poso –y el peso–con el que cuenta dicho modelo en la estructurasocial.

Estas dos posibilidades, evidentemente, no son lasúnicas. El reto se sitúa en la búsqueda de más pro-puestas entre las administraciones públicas y losagentes que promueven este emergente sector deactividad, hasta ahora clasificado entre los nuevosyacimientos de empleo, y tener en cuenta las más via-bles para tratar de formalizar un posible modelo decuidado más respetuoso con las personas que lodesempeñan, sin reducir la calidad de las atencionesprestadas a las personas dependientes, y teniendo encuenta que las cuidadoras constituyen los cimientossobre los que –por ahora– se apoya una realidadsocial cada vez más evidente y en proceso de necesa-rio impulso: la atención de las personas dependien-tes y/o en situación de falta de autonomía.

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El objetivo fundamental de este artículo es medir elnivel actual de segregación residencial de la pobla-ción extranjera de Bilbao a través de la aplicaciónde índices de disimilitud sobre los datos disponi-bles más actualizados (Padrón, 2008) y su explica-ción mediante el análisis y representación de laspautas de localización residencial de los principalescontingentes nacionales hasta un nivel de desagre-gación de sección censal. Los resultados obtenidosson una forma de cuantificar el grado de diferenciaque hay entre la distribución residencial urbana delos extranjeros y la de la población de nacionalidadespañola. Al tratarse de medidas estandarizadas ycomparables, actualizamos una línea de análisisque con el tiempo debe permitir llegar a observarcambios en la estructura socio-residencial de la ciu-dad asociados al previsible sostenimiento de estosflujos de inmigración. A modo exploratorio, ofrece-mos también una medida del fenómeno a escalametropolitana tomando la Comarca del Gran Bilbaocomo ámbito de residencia, dada la creciente impor-tancia de las hipótesis sobre la suburbanización dela población extranjera de otras grandes ciudades.

1. Introducción

En los últimos años, casi todos los diferentes aspec-tos de la complejidad del fenómeno de la inmigra-ción extranjera masiva en nuestro país vienen sien-do objeto de estudio social. Y no sólo por surelevancia como fenómeno demográfico y económi-co, sino porque sus características han obligado a lasociedad a enfrentarse con una multitud de conse-cuencias socio-económicas y políticas derivadas dela diversidad que han introducido estos flujos depoblación. Siendo estos flujos ya con destinos esen-cialmente urbanos, la transformación de las ciuda-des españolas como consecuencia de haberse con-vertido en receptoras de un nuevo tipo deinmigración es uno de los aspectos de mayor inte-rés. Madrid y Barcelona pertenecen ya al conjuntode grandes ciudades europeas en las que el segui-miento y análisis de los flujos de inmigración extran-jera han dado lugar a estudios relevantes sobrecambios en la estructura socio-residencial urbana ymetropolitana como consecuencia de un periodo deintenso crecimiento inmigratorio (Martori y Hoberg,2006; Bayona, 2007; Fullaondo, 2007; García Almi-rall, 2008; Leal y Martínez, 2008). Particularmente,las evidencias sobre movilidad residencial y cambiosen las pautas de asentamiento de la poblaciónextranjera en los últimos diez años se han intentadorelacionar tanto con las condiciones estructurales deacceso a la vivienda como con las propias caracterís-ticas socio-económicas y culturales de la poblaciónextranjera.

La conclusión más habitual apunta a que la comple-jidad de las pautas residenciales de la poblaciónextranjera es mayor de lo que puede parecer: nosólo es una cuestión de posibilidades económicasde acceso al recurso de la vivienda en el contextode un mercado ya de por sí desequilibrado, sino deformas culturalmente condicionadas de concentra-ción y de una variable movilidad residencial de los

Inmigración extranjera en Bilbao: unaaproximación a la medida de lasegregación residencial Cristina Lavía MartínezDepartamento de Sociología. Universidad del País Vasco (UPV/EHU)

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colectivos en virtud de su fase migratoria y de suinserción laboral. En consecuencia, el análisisempírico y el seguimiento del fenómeno no sonsencillos porque el fenómeno es, en sí mismo, com-plejo. Por otra parte, hay también muchos factoresmetodológicos implicados tanto desde los enfoquescualitativos como cuantitativos. En el caso específi-co de la medición cuantitativa nos enfrentamos a laescasez de datos apropiadamente desagregadossobre muchas características relevantes de laspoblaciones extranjeras y de los mismos flujos deafluencia y movilidad.

Habiendo iniciado una línea de análisis sobre elseguimiento cuantitativo de la diferenciación resi-dencial de la población extranjera en Bilbao, en estaocasión vamos a exponer sintéticamente los resulta-dos más actualizados de cierto tipo de medidas de“segregación” residencial de los extranjeros en Bil-bao. El análisis parte de su distribución interna en elmunicipio de Bilbao y nos lleva de modo tentativo alcontexto metropolitano con el fin de explorar laposible suburbanización o metropolización delcolectivo, una de las hipótesis más frecuentementeasociadas a la complejidad y especificidad de laspautas de segregación “étnica” en las ciudades delsur de Europa.

2. Características de la inmigraciónextranjera en Bilbao

Como se ha destacado en otras ocasiones, Bilbao esuna de las ciudades españolas en las que los flujosde inmigración extranjera han sido de inicio más tar-dío, con menor ritmo de crecimiento y con un volu-men relativo menos importante (Aierdi, 2006).Según los últimos datos revisados del INE con fecha2008, los extranjeros empadronados en Bilbao erancasi 25.000, lo que representa un 7% de la pobla-ción residente. En toda la comunidad autónoma

vasca (CAPV), la tasa de extranjeros no llega al 5,5%de la población cuando las mayores aglomeracionesurbanas españolas superan tasas del 14% (Madrid16,8%, Barcelona 16,9%, Valencia 14,1%). Por lotanto, cualquier referencia comparativa a estos nive-les empieza y acaba rápidamente con lo abultado delas diferencias cuantitativas que en resumen definenque Bilbao no es un foco de absorción migratoria deprimer orden (García Almirall y Fullaondo, 2008).

Con todo, la inmigración extranjera está teniendouna importancia especial en la CAPV, ya que comofenómeno de más reciente importancia aparece enun marco de declive demográfico natural y es preci-samente un factor decisivo para la inversión en latendencia general regresiva de evolución de lapoblación. Si entre 2001 y 2008 la población de laCAPV ha aumentado ligeramente, es gracias a lainmigración extranjera, y, en el caso concreto delmunicipio de Bilbao, la incidencia es aún más rele-vante porque es la afluencia de extranjeros lo queha permitido que la población permanezca, simple-mente, más o menos estable.

Como se aprecia en la Tabla 1, el incremento de latasa de extranjería (% de extranjeros sobre el totalde residentes) entre la población bilbaína a lolargo de los últimos 10 años está asociado tanto aun crecimiento continuado del volumen de extran-jeros residentes como a la pérdida sostenida depoblación autóctona. Como resultado, el volumentotal de población empadronada permanece estan-cado. Partiendo a finales de los años 90 de contin-gentes extranjeros muy pequeños, los mayoresincrementos relativos de la inmigración extranjerase produjeron hasta 2003 y posteriormente el ritmose ha ralentizado considerablemente. Entre 2006 y2008 el crecimiento de la población inmigranteapenas ha conseguido compensar la pérdida depoblación autóctona, una de las mayores delperiodo.

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Tabla 1. Evolución de la población de Bilbao (1998-2008)Población autóctona Población extranjera

Población Población Tasa de variación Población Tasa de variación % sobre latotal (abs.) interanual % (abs.) interanual % población total

1998 358.467 355.766 - 2.701 - 0,751999 357.589 354.556 -0,34 3.033 12,29 0,852000 354.271 350.318 -1,20 3.953 30,33 1,122001 353.943 347.818 -0,71 6.125 54,95 1,732002 353.950 345.130 -0,77 8.820 44,00 2,492003 353.567 342.471 -0,77 11.096 25,80 3,142004 352.317 339.268 -0,94 13.049 17,60 3,702005 353.173 336.958 -0,68 16.215 24,26 4,592006 354.145 334.534 -0,72 19.611 20,94 5,542007 353.168 331.278 -0,97 21.890 11,62 6,202008 353.340 328.398 -0,87 24.942 13,94 7,06

Fuente: Elaboración propia sobre datos del INE.

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En total, la población extranjera de Bilbao ha pasadode 2.700 a casi 25.000 personas, es decir, se hamultiplicado por 9 en 10 años, hasta alcanzar el 7%de los residentes del municipio. Esta tasa de extran-jería está por encima de las tasas globales de Biz-kaia (5,1%) y de la CAPV (5,4%).

En 2008 hay empadronados en Bilbao ciudadanosde unas 125 nacionalidades extranjeras diferentes,aunque mayoritariamente proceden (84%) de paísesextracomunitarios. El perfil predominante de origenes latinoamericano (58,5%), aunque de más de 20nacionalidades diferentes. La casi otra mitad sereparte básicamente entre ciudadanos africanos(18%) y europeos (17%), y ya a considerable distan-cia estaría el contingente procedente de países asiá-ticos (5,67%). Entre los africanos y los europeos seproduce a su vez un reparto casi equivalente en dosgrandes subgrupos: ciudadanos de países delMagreb y del resto de África, y en este momentoprácticamente hay más europeos de la recienteampliación de la UE27 (rumanos, fundamentalmen-te) que de la UE25.

A grandes rasgos, la “latinoamericanización” delcolectivo extranjero sostenida a partir de 2003 es laprincipal característica de estos flujos. A lo largo deesta última década, y aunque todos los grandes gru-pos de extranjeros han ido aumentando, la pobla-ción latinoamericana ha ido de alguna forma “susti-tuyendo” a la población africana y a la europea, quesólo a partir de 2007 recupera algo de peso relativoen el conjunto gracias al crecimiento espectacularde los ciudadanos rumanos procedentes de la últimaampliación de la Unión Europea (UE27).

3. La medida de la segregación residencialurbana a través del Índice de Disimilitud

Aparte de su importancia a efectos demográficos, ladetección de la creciente diferenciación de orígenesde la población dentro del ámbito urbano abre una

gran cantidad de incógnitas y, en consecuencia, unacantidad equivalente de focos analíticos de interéseconómico, político y social. Uno de ellos vuelve aponer de actualidad lo que hace muchísimos añosfue un tópico recurrente de estudio sociológico degrandes ciudades: el análisis de las pautas diferen-ciales de asentamiento residencial de los distintosgrupos sociales y la influencia que éstas puedentener en la constitución y cambios de las estructurassocio-espaciales de las ciudades. Con especial aten-ción tanto a los grupos socio-económicos como a losgrupos “étnicos”, estos análisis denominados desegregación residencial se iniciaron dentro de laescuela ecológica norteamericana, pero ya comenza-ron a recibir un interés renovado en Europa en losaños 90 coincidiendo con el inicio de los más inten-sos flujos migratorios extranjeros en los países delNorte. Aunque muchas cuestiones teóricas y empíri-cas relacionadas con estos tipos de análisis nuncahan estado exentas de controversia (Carling, 2007;Arbaci, 2008), la realidad reciente de esta nuevainmigración ha obligado a revisar hipótesis, teoríasy metodologías con el fin de poder constatar, rela-cionar, explicar e incluso anticipar modelos socio-espaciales y sus consecuencias.

Sin lugar a dudas, el concepto de segregación resi-dencial debe entenderse como un concepto comple-jo y multidimensional porque hace referencia a ladiferenciación, a la separación, a la distancia, al ais-lamiento social que incluso sólo refiriéndonos allugar de “residencia” puede llegar a haber entre ungrupo social y el resto. En este sentido, el término“segregación” tiene una connotación claramentenegativa que precisamente se deriva de la tradiciónen el análisis del tipo específico de segregación“étnica”. La aparición de guetos urbanos comomanifestación extrema del fenómeno de la segrega-ción socio-residencial es una referencia que planeasiempre por encima del debate complejo sobre larelación entre concentración espacial e integraciónsocial. Si el espacio como construcción social reflejay traduce de diversas formas las distancias (desi-

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…Tabla 2. Evolución de la población extranjera de Bilbao según grandes grupos de nacionalidades (2001-2008)2001 2003 2005 2008

n % n % n % n %UE15 1.005 16,41 1.180 10,63 1.329 8,20 1.767 7,08Ampliac. UE25 74 1,21 95 0,86 115 0,71 139 0,56Resto Europa* 196 3,20 492 4,43 1.142 7,04 2.438 9,77EUROPA Total 1.275 20,82 1.767 15,92 2.586 15,95 4.344 17,42Magreb 547 8,93 816 7,35 1.347 8,31 2.187 8,77Resto África 826 13,49 1.155 10,41 1.579 9,74 2.251 9,02ÁFRICA Total 1.373 22,42 1.971 17,76 2.926 18,05 4.438 17,79EEUU y Canadá 101 1,65 152 1,37 169 1,04 149 0,59Latinoamérica 2.893 47,23 6.481 58,41 9.524 58,74 14.582 58,46AMÉRICA Total 2.994 48,88 6.633 59,78 9.693 59,78 14.731 59,06ASIA Total 476 7,77 712 6,42 998 6,15 1.415 5,67Otros 7 0,11 13 0,12 12 0,07 14 0,05TOTAL 6.125 100 11.096 100 16.215 100 24.942 100

Fuente: Elaboración propia sobre datos del INE. *El grupo “Resto de Europa” incluye para 2008 la ampliación a UE27 (Rumania y Bulgaria).

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gualdades) sociales, en términos amplios la segre-gación residencial de ciertos grupos puede tomarsecomo un factor explicativo y también como el resul-tado o componente del nivel de integración o inser-ción social. Según el esquema analítico, por tanto,la situación de segregación residencial de los inmi-grantes extranjeros en los espacios urbanos puedeser un punto de partida, un elemento o parte de laexplicación de su situación más general, entendidaen términos de integración. Desde este punto devista, y a pesar de la relevancia de la cuestión, faltabastante análisis sobre los procesos y las manifesta-ciones de este fenómeno de la segregación residen-cial. Entendido que la segregación residencial urba-na es lógicamente una cuestión de grado, unacuestión de forma y, además, una cuestión dinámi-ca, desde una aproximación cuantitativa el primerpaso es intentar detectar y medir la segregación.

Existen diversas estrategias cuantitativas para medirel grado de diferenciación residencial urbana de unaminoría extranjera. Sin embargo, hay una serie demedidas cuantitativas básicas que cuentan con largatradición empírica en el análisis sociológico debidoa su mayor sencillez de cálculo e interpretación, asícomo a su extensa aplicabilidad. Una de las más uti-lizadas es una medida esencial de desigualdad, elÍndice de Disimilitud (ID) (Duncan y Duncan, 1955)que mide la discrepancia entre la distribución resi-dencial del grupo minoritario (extranjeros) y la delgrupo mayoritario (autóctonos). Se trata de unamedida estandarizada que varía entre 0 y 1, demanera que 0 expresa la ausencia total de diferenciao desigualdad (y en consecuencia de segregación) yel 1 reflejaría la situación de segregación total (laminoría no comparte ningún área residencial con lamayoría).

Una “versión” de la misma medida es la conocidacomo Índice de Segregación (IS), pero sólo se dife-rencia de la anterior en que la comparación se esta-blece respecto a todo el resto de la población urba-na que no pertenece al grupo minoritario. En uncélebre trabajo metodológico, Massey y Denton(1988) demostraron empíricamente que el índice dedisimilitud era la medida más sólida de una de lasdimensiones básicas de la manifestación de lasegregación residencial urbana, como es la dimen-sión de igualdad de distribución residencial. Estetipo de medidas de la segregación residencial urba-na1 aportan esencialmente un indicador-resumen dedesigualdad en la distribución espacial de losextranjeros respecto de los autóctonos, y son espe-

cialmente interesantes porque están muy relaciona-das con la idea de “concentración” que, en su mani-festación extrema, constituye la imagen del guetourbano.

Para aplicar el ID a la medida de segregación de unaminoría en un espacio urbano sólo es necesario con-tar con datos agregados sobre las poblacionesminoritarias y mayoritarias a una determinada esca-la física residencial. Recurriendo a los datos disponi-bles más recientes (Padrón, 2008), vamos a utilizarel índice de Disimilitud (ID) como medida básica delgrado de segregación residencial de los extranjerosresidentes en Bilbao. En este caso particular, losresultados de los índices de Disimilitud (ID) y Segre-gación (IS) son prácticamente idénticos dado elescaso volumen absoluto de población extranjera,por lo que elegiremos el ID como medida elementalde segregación. El cálculo de Índices de Disimilitudse ha realizado sobre las unidades socio-residencia-les más pequeñas, secciones censales, y la defini-ción de los dos grupos residentes a comparar sebasa en su nacionalidad según consta en el Padróna la fecha establecida.

Tabla 3. Indicadores de segregación residencial de la pobla-ción extranjera de Bilbao (grandes grupos de nacionalida-des) por secciones censales (2008)

población % sobre % sobre total extranj. ID

TOTAL 353.340EXTRANJEROS 24.942 7,06 100,00 0,247UE15 1.767 0,50 7,08 0,293EU25 1.906 0,54 7,64 0,280Ampliación UE27 2.023 0,57 8,11 0,422EUROPA Total 4.344 1,23 17,42 0,266MAGREB 2.187 0,62 8,77 0,505RESTO AFRICA 2.251 0,64 9,02 0,518LATINOAMÉRICA 14.582 4,13 58,46 0,254ASIA Total 1.415 0,40 5,67 0,596TOTALEXTRACOMUNITARIOS 21.013 5,95 84,25 0,265

Fuente: Elaboración propia sobre datos del INE. Solo se especificanlos grupos que por tamaño y/o contenido son más relevantes. Índi-ces calculados sobre secciones censales (N=281).

El índice global de segregación (ID) para todo el con-tingente extranjero es bastante “bajo”. Aunque noexiste un baremo universal y formal de interpreta-ción, la lectura más intuitiva del coeficiente nos diceque con que una cuarta parte de los extranjeros cam-biara de sección de residencia, su distribución espa-cial como grupo poblacional sería exactamente idén-tica a la de la población con nacionalidad española.

Todos los ID de los diversos subcolectivos de extran-jeros son mayores que el índice global, lo que indicaque existen grados de disimilitud residencial dife-rentes en función del origen de los contingentes. Porlo pronto, incluso tomando al grueso del colectivoextranjero formado por todos los extranjeros extra-comunitarios, el índice de disimilitud ya es algo

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Siendo, para n unidades residenciales, la proporción de cada grupo extranjero en la unidad, frente a la proporción

de españoles.Ver también Cortese et al. (1976), Gorard y Taylor (2002), White

y Kim (2005).

∑=

−=n

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…mayor que el global (0,265). Pero es al considerarlos perfiles más característicos de la inmigración“económica” cuando observamos que se puedeempezar a hablar de grados relativos de segrega-ción, especialmente para los asiáticos (0,596) y paralos africanos (0,505 y 0,518).

Como se ha apuntado al principio, en realidad losextranjeros residentes en Bilbao pertenecen a másde un centenar de nacionalidades diferentes y comoes sabido, las trayectorias migratorias y las caracte-rísticas socio-demográficas y económicas de cadanacionalidad son distintas2. En el caso de Bilbao,además, la distribución cuantitativa de los extranje-ros por nacionalidades viene siendo muy desigual:unas pocas nacionalidades absorben gran parte delcontingente extranjero, pero entre ellas hay grandesdiferencias de volumen poblacional.

Tabla 4. Evolución de las principales nacionalidades extran-jeras en Bilbao (2006-2008)

2006 2008nº % Orden nº % Orden

Población 354.145 353.340Extranjeros 19.611 100,00 24.942 100,00Bolivia 2.354 12,00 2 4.638 18,60 1Colombia 3.795 19,35 1 3.616 14,50 2Rumania 1.197 6,10 4 1.959 7,85 3Ecuador 2.025 10,33 3 1.839 7,37 4Marruecos 1.183 6,03 5 1.567 6,28 5Brasil 942 4,80 7 1.165 4,67 6China 956 4,87 6 1.132 4,54 7Paraguay 347 1,77 11 888 3,56 8Portugal 433 2,21 9 530 2,12 9Argentina 524 2,67 8 503 2,02 10Senegal 362 1,85 10 475 1,90 11Perú 297 1,51 15 411 1,65 12

Fuente: Elaboración propia sobre datos del INE.

Prácticamente desde 2002, más de la mitad del con-tingente extranjero pertenece a alguna de las cincoprincipales nacionalidades presentes en la ciudad yalrededor del 70% a las diez primeras en volumen.Alternando ligeramente el orden de presencia relati-va, desde 2006 son prácticamente las mismasnacionalidades las que vienen representando elgrueso del colectivo extranjero en Bilbao. Para2008, la población de Bolivia es la más importante yademás con mayor peso comparativo, desplazandosobre todo a las poblaciones de Ecuador y Colombia,cuyo volumen en el mosaico de la extranjería apa-rentemente se va estancando3, aunque no tanto su

2 Remitimos a los diversos informes sobre las característicasde los colectivos extranjeros elaborados por Ikuspegi

http://www.ikuspegi.org3 El Padrón de Habitantes sólo permite contabilizar a la pobla-

ción que consta como residente extranjero en el municipio con lanacionalidad correspondiente y en un momento determinado. Elaparente “estancamiento” no implica necesariamente la pérdida depoblación residente de estos orígenes, máxime en un contexto decrecimiento de la inmigración, sino, más probablemente, el efectode las nacionalizaciones dentro de dos colectivos que son de los

rango de importancia. También es relevante el incre-mento de la población rumana que ha crecido enmás de un 60% y ha pasado a ser la tercera naciona-lidad en importancia. En términos de crecimientorelativo serían los extranjeros procedentes de Para-guay los que más han crecido en el periodo2006/08, multiplicando su población residente pormás de dos y ascendiendo considerablemente enrango de importancia dentro de las principalesnacionalidades extranjeras.

En consecuencia, como apuntábamos, dada la diversay desigual composición de la mayor parte del contin-gente extranjero, para detectar la realidad de la segre-gación residencial urbana es necesario realizar medi-ciones a nivel de nacionalidades diferentes. Losresultados para Bilbao se muestran en la Tabla 5.

Tabla 5. Indicadores de segregación residencial de la pobla-ción extranjera de Bilbao (12 principales nacionalidades)por secciones censales (2008)

Pobl. % sobre % sobrepobl. extr. Id

Total 353.340Extranjeros 24.942 7,06 100,00 0,247

Orden idBolivia 4.638 1,31 18,60 0,371 Senegal 0,829Colombia 3.616 1,02 14,50 0,293 China 0,675Rumania 1.959 0,55 7,85 0,430 Marruecos 0,530Ecuador 1.839 0,52 7,37 0,401 Portugal 0,509Marruecos 1.567 0,44 6,28 0,530 Perú 0,503Brasil 1.165 0,33 4,67 0,390 Paraguay 0,439China 1.132 0,32 4,54 0,675 Rumania 0,430Paraguay 888 0,25 3,56 0,439 Argentina 0,415Portugal 530 0,15 2,12 0,509 Ecuador 0,401Argentina 503 0,14 2,02 0,415 Brasil 0,390Senegal 475 0,13 1,90 0,829 Bolivia 0,371Perú 411 0,12 1,65 0,503 Colombia 0,293

Fuente: Elaboración propia sobre datos del INE.

Al desagregar específicamente las minorías, nueva-mente observamos (Tabla 5) cómo todos los Índicesde Disimilitud son superiores al global, aunque yacon variaciones considerables entre un nivel mínimode 0,293 (Colombia) y el máximo de 0,829 (Senegal).

• Prácticamente sólo un colectivo, los ciudadanos deSenegal, presentan un índice descriptivo de lo quese puede considerar segregación residencial en lostérminos más claros (ID>0,8).

• En segundo lugar, la comunidad china también pre-senta un índice de disimilitud importante (ID>0,6)sobre todo teniendo en cuenta que se trata de unanacionalidad con un volumen mayor.

que llevan una trayectoria de presencia en la ciudad más antigua.Desgraciadamente, la falta de datos desagregados sobre nacionali-zaciones imposibilita realizar una cuantificación fiable de tal inci-dencia, ni compararla con los datos de movilidad interurbana, laotra fuente posible para un descenso de los contingentes empadro-nados.

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• Otras dos nacionalidades con representación yaasentada en el mosaico de orígenes extranjeros,Marruecos y Portugal, presentan, junto con Perú(de flujo más reciente), índices algo superiores a0,5. Estos dos últimos contingentes son máspequeños, pero el marroquí tiene ya una ciertaentidad (más de 1.500 personas) y rango de impor-tancia, por lo que el índice puede mostrar algunapauta específica de concentración y consecuentesegregación.

• En el extremo contrario destaca el hecho de quelas principales comunidades extranjeras por tama-ño, las latinoamericanas (Colombia, Bolivia, Brasily Ecuador), son las que presentan los índices dedisimilitud más bajos, entre 0,290 y 0,400. Lógica-mente, esto explica que como gran grupo tambiénaparecieran comparativamente como la poblaciónmenos segregada residencialmente. Y siendo sucontribución relativa muy fuerte al total del contin-gente extranjero, también explica en parte que lasmedidas globales para el conjunto de extranjerosse acerquen más a su situación.

• De entre los casos con valores intermedios, desta-caría por su relevancia como colectivo nacional elprocedente de Rumania, que para 2008 es lasegunda nacionalidad importante que más creci-miento relativo ha experimentado en la ciudaddesde 2006 (después de Bolivia). En este caso, lacoincidencia de un flujo de asentamiento relativa-mente nuevo con un índice de disimilitud interme-dio nos remite a una situación que requiere aten-ción específica.

4. Segregación, concentración y pautas delocalización

Para entender en cada caso la información que resu-men estos indicadores, hay que analizar concreta-mente la localización residencial de los diferentescolectivos nacionales atendiendo al carácter de lasáreas de asentamiento y su grado absoluto y relativode concentración en ellas. La detección de pautasclaras y estables de ubicación residencial contribuyea explicar el modo en que los índices resumidoscaptan los grados y formas de las manifestacionesde la segregación residencial de los extranjeros.

Como contexto general, analizamos primero la dis-tribución de los extranjeros en la ciudad (Mapa 1).Nuestra conclusión es que es bastante difícil hablarde algún tipo concreto de pauta espacial de distribu-ción de los extranjeros, ya que hay extranjeros resi-dentes en todas las secciones censales de la ciudady las variaciones en la tasa de extranjería se entre-mezclan dentro de la trama urbana más allá de clasi-ficaciones básicas para las áreas residenciales,como la diferencia entre más o menos centrales operiféricas, antiguas y nuevas, o de mayor o menor

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nez estatus social. En este sentido, cada estructura

urbana introduce a su vez complejidades difícilmen-te cuantificables4.

Las tasas de extranjería por secciones censales varíanen Bilbao entre el 1% y el 42%, y aunque esa tasamáxima es absolutamente única, la distribución delas secciones según la presencia relativa de extranje-ros es muy asimétrica, si bien la tasa promedio entresecciones prácticamente coincide con la tasa globalde la ciudad (7%). En la Tabla 6 se puede apreciar ladistribución de las secciones según el Cociente deLocalización de extranjeros y las tasas de extranjeríacorrespondientes. El Cociente de Localización mide larelación entre la tasa de extranjería en cada sección(% de extranjeros sobre el total de población residen-te) respecto de la tasa de extranjería global de la ciu-dad (7%), de manera que cocientes alrededor delvalor 1 indican que los extranjeros están presentes enun área al mismo nivel que están presentes en la ciu-dad. Cuanto más alto por encima de 1 es el cociente,indica más sobrerrepresentación en una zona y cuan-to más cerca de 0, más infrarrepresentado el colectivoen las unidades en cuestión.

Precisamente debido a lo atípico de la distribuciónde las secciones en cuanto a tasas de extranjería, noes sencillo elegir una clasificación resumida pararepresentar las distintas situaciones de concentra-ción de la población extranjera. Convencionalmentese suelen utilizar intervalos de distancia a la tasamedia en unidades de desviación típica para identi-ficar sobre todo zonas de sobrerrepresentación de lapoblación extranjera. El problema es que como ladesviación típica está muy afectada por lo asimétri-co de la distribución, pierde algo de valor comomedida de dispersión promedio. En este casohemos preferido establecer (Tabla 6) unos rangosirregulares de cocientes de localización que permi-ten discriminar con detalle distintos grados de con-centración de extranjeros en secciones de la ciudad.

Tabla 6. Distribución de las secciones censales de Bilbaosegún Cocientes de Localización de los Extranjeros y Tasasde extranjería asociadas (2008)Cocientes Nº % Tasas de localización secciones secciones extranjería (%)Más de 5 1 0,4 41,9De 2 a 4,99 13 4,6 14,2 - 27,0De 1,5 a 1,99 22 7,8 10,6 - 14,1De 1,1 a 1,49 55 19,6 7,8 - 10,5De 0,9 a 1,09 42 14,9 6,3 - 7,7De 0,5 a 0,89 101 35,9 3,5 – 6,2De 0,1 a 0,49 47 16,7 1,0 – 3,4TOTAL 281 100,0 7,06

Fuente: Elaboración propia sobre datos del INE.

4 En el caso de la ciudad (municipio) de Bilbao, apuntamos auna elevada densidad poblacional condicionada por una orografíadifícil pero con fronteras difusas entre algunas áreas residenciales,debido a la conformación social e histórica de la ciudad. Dentro deun espacio reducido, además, las distancias espaciales y las dis-tancias funcionales se manifiestan de forma diferente.

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Como hemos avanzado, difícilmente se puede con-cluir sobre alguna forma específica de distribuciónresidencial de los extranjeros, ya que por todas par-tes de la ciudad, centro y periferias, se puedendetectar secciones contiguas con tasas ciertamentediferentes de extranjería. La desigual distribución delos extranjeros en el espacio de la ciudad que mideel Índice de Disimilitud depende de que determina-das unidades “absorban” grandes cantidades delcontingente extranjero, es decir, que los extranjerostiendan a concentrarse residencialmente generandovecindarios “extranjeros”, cosa que no sucede enBilbao pero sí en otras ciudades españolas y euro-peas. Hablando por tanto del contingente extranjeroen general, la situación es consistente con el bajoíndice de disimilitud (ID = 0,247).

Sin embargo, al desagregar el colectivo por naciona-lidades hemos obtenido medidas considerablemen-te diferentes, que deben asociarse con pautas dis-tintas de distribución residencial. Para compararlaspodemos utilizar nuevamente el cociente de locali-zación5.

Como se aprecia en la tabla, junto con la tasa máxi-ma, sólo una pequeña porción (14 secciones de las281, el 5%) muestran una presencia de extranjerosdiferencialmente muy superior a la tasa global del7%. Estas secciones presentan tasas superiores al14%, el doble (CL ≥2) de la tasa media, y coincidencon el intervalo de la tasa media ± 1,5 desviacionestípicas (S = 4,62). Convencionalmente, podrían con-siderarse zonas de sobrerrepresentación “aguda”de la población extranjera.

Otras 22 secciones presentan tasas superiores al10,5% de extranjeros residentes, lo que supone unnivel de sobrerrepresentación de entre 1,5 y 2 veces(rango CL) la tasa de extranjería global, lo queaumentaría el porcentaje de secciones con ciertogrado de concentración relativa de extranjeros a un13% de las 281 secciones e implicaría consideraraquellas secciones con tasas superiores al 10,5% deextranjeros residentes.

En el extremo contrario, la mayoría de las seccionescensales (53%) muestran una presencia de extranje-ros bastante menor de la tasa global (CL < 0,9) y,entre ellas, casi un 17% se pueden considerar prácti-camente “nativas” (CL < 0,5). El intervalo de cocien-tes entre 0,9 y 1,09 abarca aquellas zonas en las quela población extranjera representa básicamente lamisma presencia que la tasa global (alrededor de CL = 1, alrededor del 7% en tasa de extranjería).

El Mapa 1 nos muestra dónde se localizan los distin-tos niveles de representación de la poblaciónextranjera. Con respecto a las secciones de mayorconcentración de extranjeros y si hablamos desobrerrepresentación aguda, éstas secciones seencuentran claramente localizadas en los barrios deSan Francisco y Bilbao la Vieja, así como en algunassecciones aledañas que administrativamente perte-necen a otros barrios del distrito de Ibaiondo. Elresto de las secciones se distribuyen por distintaspartes de la ciudad: algún punto del distrito de Erre-kalde en su parte más cercana al centro (Ametzola eIrala). Y también en el barrio de Arangoiti (DistritoDeusto) y en la parte alta de Uribarri. En todos estoscasos hablamos de tasas de extranjería a partir del14% de residentes.

A un nivel algo menor de sobrerrepresentación(tasas de entre 10,5-14%; CL de 1,5 a 199) se encuen-tran las secciones colindantes con las anterioresdentro del Distrito de Ibaiondo, junto con otras sec-ciones también de la periferia de Deusto (Elorrieta) yalguna otra en casi todos los distritos. En principio,todas estas zonas pueden calificarse como de bajonivel sociourbanístico aunque de distinto tipo. Lasmencionadas zonas de los barrios de San Franciscoy Bilbao la Vieja representan la parte más degrada-da del casco viejo de la ciudad central y son la típica“puerta de entrada” residencial de la inmigracióneconómica. Errekalde constituye la tradicional peri-

feria obrera de la inmigración española del pasadosiglo, y Arangoiti y Elorrieta se caracterizan porconstituir periferias más alejadas y aisladas, tam-bién relativamente degradadas.

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Fuente: Ikuspegi y elaboración propia sobre datos del INE.

Mapa 1. Cocientes de Localización de los extranjeros en Bilbao por secciones censales (2008)

5 Dadas las enormes diferencias en tamaños de los contingen-tes por nacionalidades y, en consecuencia, su peso relativo sobre el

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Si comparamos (Mapas 2 a 5) los dos colectivos quepresentan los índices de disimilitud mayor y menor,los cocientes de localización respectivos marcan lasformas de distribución diferentes. El caso de los ciu-dadanos de Senegal es prototípico: están absoluta-mente ausentes de la inmensa mayoría (81%) de lassecciones censales de la ciudad y allí donde residen,en unas pocas secciones (7%), se encuentran fuerte-mente sobrerrepresentados (CL >2). Aunque se tratade un colectivo muy pequeño (menos de 500 indivi-duos), tal nivel de concentración explica su elevadoíndice de disimilitud (ID=0,829).

Por el contrario, el caso de la población colombiana,que es la segunda más numerosa del contingenteextranjero y la menos segregada en términos delíndice de disimilitud (ID= 0,293), muestra una consi-derable dispersión por las diferentes zonas de laciudad. La población colombiana vive prácticamenteen toda la ciudad y, aunque también presenta algu-nos puntos de cierta concentración (CL>1,5), éstosson muchos más, y muy diferentes entre sí.

Y es que los índices identifican no sólo la cantidadde concentración de los colectivos, sino el hecho deque se produzca en áreas urbanas en que su “visibi-lidad” es mayor o menor según se trate de zonasmenos o más pobladas en general. El nivel máximode concentración de la población senegalesa se pro-duce en los barrios de mayor absorción de extranje-ros (el 60% reside en secciones de San Francisco),con lo que incrementa su disimilitud respecto a ladistribución de la población de nacionalidad espa-ñola. Sin embargo, los niveles cuantitativos de “con-centración” de la población colombiana están másrepartidos, son mucho menores y además incluyenáreas de los barrios más grandes de la ciudad(Abando, Indautxu, Santutxu, Rekaldeberri) dondesu presencia relativa se diluye al igualar sus pautasresidenciales con las del resto de la población noextranjera. Este tipo de distribución es más comúnen varios colectivos latinoamericanos por su orienta-ción al trabajo en el sector servicios, con especialincidencia en el trabajo doméstico.

Otro caso claro es el de los ciudadanos de China. Lacomunidad china presenta una muy acusada tenden-cia a la concentración, fundamentalmente en losbarrios de Irala y Ametzola (el 34% residen en ellos),además de algún otro punto adyacente en Abando yRekaldeberri, con lo que además son un colectivoque presenta pautas de concentración con ciertacontigüidad espacial. Por otra parte, están clara-mente infrarrepresentados o simplemente ausentes

de la mayor parte de áreas de la ciudad (75% de sec-ciones), todo lo que en definitiva constituye para elíndice de disimilitud un grado de segregación resi-dencial importante.

Con un índice de segregación de cierta entidad tam-bién está la población de Marruecos (ID = 0,530),que representa un colectivo inmigrante de los másantiguos en la ciudad y actualmente el quinto envolumen. La distribución de sus cocientes de locali-zación muestra también una fuerte sobrerrepresen-tación residencial en secciones de San Francisco yBilbao la Vieja, junto con una cierta tendencia alasentamiento periférico en barriadas antiguas y fun-cionalmente alejadas del centro de la ciudad. Paralas nacionalidades con índices intermedios, las dife-rencias de volumen absoluto y antigüedad de los flu-jos de los contingentes complican ciertamente lasgeneralizaciones. En algunos casos (Perú, Para-guay), aún se observan concentraciones relativas enlas primeras áreas de asentamiento (puertas deentrada), mientras que en otros pesan más la simpledispersión (Argentina) o bien la preferencia residen-cial por barrios con bajas tasas de extranjería(Rumanía en Santutxu).

A la vista de los indicadores disponibles, y aún ana-lizando muy en detalle las distribuciones residencia-les de cada colectivo nacional, la segunda conclu-sión clara es que resulta muy difícil hablar de tiposde pautas de asentamiento para el colectivo inmi-grante e incluso para las diferentes nacionalidades.En consecuencia, los índices de segregación medidadeben interpretarse en cada contexto específico.

Probablemente, el hecho más relevante con relaciónal análisis de la segregación residencial de losextranjeros en el caso particular de Bilbao es que elescaso volumen absoluto de los contingentes y laaún baja tasa de extranjería puede introducir consi-derables variaciones aleatorias en el análisis de suspautas de asentamiento residencial, máxime cuandose miden sobre la base de unidades residencialespequeñas como secciones censales.

Aunque está demostrado que el volumen absolutode los grupos cuya segregación se intenta medir noafecta al cálculo de los índices de disimilitud, tam-bién se sabe que cuanto menores y/o más interna-mente homogéneas son las unidades residencialesutilizadas, más segregación muestran los índices.En este sentido, hay que tener en cuenta la complejaestructura residencial de la ciudad de Bilbao en rela-ción con las restricciones de las unidades adminis-trativas sobre las que se debe trabajar. La paradojaradica en que si se utilizan unidades mayores (comobarrios) o se aplican las medidas a grupos cuantita-tivamente mayores pero también más heterogéneos(como grandes grupos de origen por continentes),las medidas de segregación siempre bajan, comohemos demostrado para el caso de Bilbao en otra

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conjunto de la población, esta medida permite trabajar comparati-vamente con una misma escala de mayor o menor concentración,aunque siempre hay que tener en cuenta que es un indicador relati-vo al peso global de cada colectivo en la ciudad.

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ocasión (Lavía, 2008). Esto significa que la escala demedida afecta a la detección de situaciones desegregación porque la manifestación captable delfenómeno se diluye al ampliar el foco de atención, ytanto más cuanto menor es el volumen del contin-gente analizado.

En algunos casos hemos obtenido medidas desegregación (disimilitud) apreciables, asociadas afenómenos de sobrerrepresentación (relativa) de

ciertos colectivos porque en la misma sección censalde un barrio pequeño residen diez o quince perso-nas de la misma nacionalidad extranjera cuando elcontingente de esa nacionalidad en la ciudad esmuy pequeño. Por lo mismo, bajos índices de disimi-litud no demuestran que no existan estrategias dife-renciales de asentamiento en los colectivos inmi-grantes que estén directamente relacionadas con unfactor de estratificación económica y/o con su dife-rente condición étnico-cultural. Sin lugar a dudas,

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Mapas 2 a 5. Cocientes de Localización de los extranjeros en Bilbao por secciones censales (2008). Nacionalidades con Índices de Disimilitud extremos: Colombia, Senegal, Marruecos y China

Fuente: Ikuspegi y elaboración propia sobre datos del INE.

Concentración relativa de extranjeros en secciones censales pornacionalidades (cocientes de localización). Bilbao 2008

Senegal (475 = 0,13%) – ID=0,829 Colombia (3.616=1%) – ID = 0,293

China (1.132=0,32%) – ID = 0,675Marruecos (1.567=0,44%) – ID = 0,530

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estos dos factores (económico y étnico-cultural)junto con la fase de trayectoria inmigratoria de losextranjeros inmigrantes deberían constituir la basede una tipología que, de ser posible someter a unanálisis de diferenciación residencial como el quesólo podemos realizar en virtud de su nacionalidad,constituiría una imagen mucho más completa de lacomplejidad de sus pautas de asentamiento resi-dencial.

5. Sobre la hipótesis de lasuburbanización

Debido a la incorporación tardía de Bilbao al creci-miento inmigratorio extranjero, sólo contamos conevidencias parciales para el inicio de un seguimien-to temporal de las medidas y pautas de segregaciónresidencial, pero, coincidiendo con las pautas detec-tadas en otros casos, como los de Madrid (Leal yMartínez, 2008) y Barcelona (García Almirall, 2008),en los análisis de la segregación residencial de losextranjeros de Bilbao se han detectado muestras deuna misma tendencia interesante: en general, man-teniéndose un crecimiento inmigratorio, con el tiem-po los índices de segregación (disimilitud) descien-den tanto para el conjunto como para los diferentescolectivos nacionales.

Como se puede apreciar, el índice de disimilitud delconjunto del contingente extranjero de Bilbao hadescendido ligeramente desde 2006, así como el deprácticamente todas las nacionalidades con mayorpresencia en la ciudad. En general, es bastante evi-dente que la situación ha cambiado poco para losdistintos colectivos aunque el intervalo temporalconsiderado aún es realmente corto como paraobservar modificaciones importantes. Las nacionali-dades más segregadas en 2008 ya lo eran en 2006 y

también en 2007 y con valores similares, mientrasque aquellas con distribuciones más cercanas a lasde la población autóctona (latinoamericanas) vienenpresentando esa misma situación desde 2006. Debi-do a los diferentes ritmos de crecimiento de loscolectivos, cada caso tiene sus particularidades,pero cabe destacar el descenso relativo de la segre-gación medida para los ciudadanos de Paraguay(una de las nacionalidades con mayor crecimiento)pero también de Bolivia, actualmente la primeranacionalidad extranjera de la ciudad y que ha dupli-cado su población en este periodo.

El único caso discrepante es el de la población deChina, que aunque se mantiene entre las que pre-sentan un nivel de segregación importante, para2008 presenta un ID mayor incluso que el de 2006.Como hemos explicado antes, la tendencia a la con-centración residencial de este colectivo es muy acu-sada y específicamente localizada en la ciudad, porlo que si no se tratara de un incremento coyunturalestaríamos ante un fenómeno que requerirá análisisespecíficos.

En cualquier caso, el descenso de los índices dedisimilitud es un indicador que nos remite a la cues-tión del debate acerca de la existencia de algúnmodelo sobre la segregación residencial de losextranjeros en las ciudades del sur de Europa. Adiferencia de lo que sucede en otras ciudades delnorte de Europa, con larga tradición de inmigraciónextranjera, en las ciudades del sur de Europa que sehan venido analizando los índices de segregaciónresidencial siempre arrojan valores relativamentebajos, a pesar de que los análisis de la relaciónentre las características de la inmigración económi-ca y el acceso residencial muestren con claridadcierta reproducción de la estratificación social en laspautas de asentamiento residencial urbano de los

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Tabla 7. Evolución de las principales nacionalidades extranjeras de Bilbao y sus índices de disimilitud (2006-2008)2008 2007 2006

ID POBL. %POBL. ORDEN ID POBL. %POBL. ORDEN ID POBL. %POBL. ORDENpoblación 353.340 100,00 353.168 100,00 354.145 100,00Extranjeros 0,247 24.942 7,06 0,246 21.890 6,20 0,254 19.611 5,54Bolivia 0,371 4.638 1,31 1 0,385 3.692 1,05 2 0,431 2.354 0,66 2Colombia 0,293 3.616 1,02 2 0,300 3.765 1,07 1 0,314 3.795 1,07 1Rumania 0,430 1.959 0,55 3 0,441 1.512 0,43 4 0,456 1.197 0,34 4Ecuador 0,401 1.839 0,52 4 0,400 1.875 0,53 3 0,410 2.025 0,57 3Marruecos 0,530 1.567 0,44 5 0,541 1.285 0,36 5 0,553 1.183 0,33 5Brasil 0,390 1.165 0,33 6 0,384 1.044 0,30 6 0,404 942 0,27 7China 0,675 1.132 0,32 7 0,641 969 0,27 7 0,668 956 0,27 6Paraguay 0,439 888 0,25 8 0,502 626 0,18 8 0,598 347 0,10 11Portugal 0,509 530 0,15 9 0,531 461 0,13 10 0,539 433 0,12 9Argentina 0,415 503 0,14 10 0,481 510 0,14 9 0,492 524 0,15 8Senegal 0,829 475 0,13 11 0,863 397 0,11 12 0,862 362 0,10 10Perú 0,503 411 0,12 12 0,569 335 0,09 15 — 297 0,08 15

Fuente: Elaboración propia sobre datos INE. Todos los ID calculados sobre secciones censales.

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extranjeros (Arbaci, 2008). En este sentido, bajosindicadores de segregación urbana serían compati-bles con alta discriminación residencial en términosde acceso a la vivienda y calidad de las áreas resi-denciales estratificadas socioeconómicamente.

Desde un punto de vista estrictamente cuantitativo,el descenso de los índices de disimilitud indicaríamayor dispersión (desconcentración) en el espacioresidencial, la cual necesariamente debe producirseporque los extranjeros se desplacen de áreas en lasque están sobrerrepresentados a áreas en las quepreviamente estaban infrarrepresentados, siempre ycuando no generen nuevos espacios de concentra-ción acusada. En los casos de Madrid y Barcelona,los análisis de las diferencias en la estructura socio-residencial urbana durante los últimos años deintenso crecimiento inmigratorio han dado lugar auna interpretación del descenso de la segregaciónmedida en términos de “metropolización” o “subur-banización” del colectivo extranjero.

La relevancia entonces de situar la cuestión residen-cial de la inmigración extranjera en el contextometropolitano nos lleva a explorar tentativamente ladisimilitud residencial en el conjunto del Área Metro-politana de Bilbao. El análisis en este momento sólopuede ser descriptivo, ya que no tenemos una refe-rencia de la situación anterior que permita conclu-siones en términos de procesos de cambio en lalocalización residencial. Sin embargo, cualquier pro-ceso o fenómeno “urbano” debe considerarse tam-bién a escala metropolitana cuando existe algunadefinición socio-funcional de sistema urbano inte-grado a ese nivel. Para poder establecer conclusio-nes respecto a los índices de disimilitud 2008 sinque la escala de las unidades residenciales afecte alos resultados realizaremos el análisis también alnivel de sección censal.

Concretando la delimitación socio-espacial del ÁreaMetropolitana de Bilbao, lo primero que hay queaclarar es que no es única. Estadísticamente, sesuele asimilar a los municipios que componen laComarca del Gran Bilbao (actualmente 26), aunqueésta también ha cambiado su composición en losúltimos años. A otros efectos, las Directrices deOrdenación Territorial de la CAPV establecieron en1997 un Área Funcional del Bilbao Metropolitano6

que incluye hasta 36 municipios, añadiendo a losanteriores otros de diversas comarcas colindantes,con lo que, en algún momento, la definición del Bil-bao metropolitano llegó a constituir la mayor conur-bación de la CAPV, con casi 1 millón de habitantes.En la actualidad (datos 2008), todo el área funcionalapenas supera los 900.00 habitantes y la comarca

Gran Bilbao tiene poco más de 873.000, lo querepresenta el 76,15% de la población de Bizkaia y el40,5% de la de toda la CAPV.

Tabla 8. Población del Bilbao metropolitano 2008Población Extranjeros Tasa Extranj. (%)

Bilbao 353.340 24.942 7,06Barakaldo 97.328 4.041 4,15Getxo 81.260 4.543 5,59Portugalete 48.205 1.166 2,42Santurtzi 47.004 1.427 3,04Basauri 42.966 1.199 2,79Leioa 29.748 1.570 5,28Sestao 29.638 1.246 4,20Galdakao 29.234 762 2,61Erandio 23.987 1.389 5,79Trapagaran 12.402 191 1,54Arrigorriaga 12.399 476 3,84Abanto y Zierbena 9.608 154 1,60Etxebarri 8.536 203 2,38Ortuella 8.504 75 0,88Muskiz 7.089 161 2,27Berango 6.440 305 4,74Derio 5.253 168 3,20Sondika 4.484 186 4,15Zamudio 3.227 165 5,11Alonsotegi 2.831 84 2,97Lezama 2.443 124 5,08Loiu 2.147 162 7,55Larrabetzu 1.840 54 2,93Zaratamo 1.741 54 3,10Zierbena 1.351 32 2,37Total comarca Gran Bilbao 873.005 44.879 5,14Resto de municipiosdel AF 33.394 1.190 3,56Total área funcional 906.399 46.069 5,08

Fuente: Elaboración propia sobre datos INE.

A efectos de este análisis de segregación residencialhemos optado por elegir como primera opción ladelimitación comarcal del Gran Bilbao, puesto que latasa global de extranjería es bastante similar paralas dos definiciones; pero la desigualdad adicionalde tamaños y volumen absoluto de los municipiosmás pequeños que quedan incluidos en el Área Fun-cional podría introducir distorsiones en los índicesde disimilitud desagregados por nacionalidades. Detodas formas, como explicaremos más adelante, esrazonable pensar que los resultados sobre el territo-rio del Área Funcional no habrían sido significativa-mente diferentes de los que vamos a exponer.

Según los datos del padrón 2008, la Comarca delGran Bilbao absorbe el 76,64% de todos los extran-jeros residentes en el territorio de Bizkaia (58.562) yel 38% de los 117.337 de todo el País Vasco, con loque, por volumen es la mayor concentración depoblación extranjera de la CAPV. No obstante, latasa global de extranjería (5,14%) es menor que latasa global de la CAPV (5,4%) y también inferior a lade otras comarcas en las que con un volumen muyinferior de población, la presencia relativa deextranjeros es considerablemente más importante.

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6 En la revisión de las Directrices (DOT) iniciada en 2006, ladefinición del Área Funcional del Bilbao Metropolitano no ha cam-biado.

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Como vemos en la Tabla 8, la Comarca incluye, apar-te de la ciudad central de Bilbao, dos municipios demás de 50.000 habitantes (Barakaldo en la MargenIzquierda y Getxo en la Margen Derecha) y otros seisde entre 25 y 50.000 habitantes que siguen el conti-nuum urbano desde Bilbao en ambas márgenes yhacia el interior siguiendo el eje del río Ibaizabal.Del resto, sólo otros tres municipios superan los10.000 habitantes y hay hasta ocho que tienenmenos de 5.000 habitantes. La estructura de estesistema metropolitano es bastante desequilibrada ymacrocefálica y, debido al estancamiento demográfi-co de los últimos años, la estructura poblacional delos municipios se ha hecho todavía más desigual. Engeneral, los municipios de la margen izquierda hanperdido población a raíz de la desindustrialización,mientras que los de la margen derecha y otros másperiféricos han crecido (Agirre et al., 2006).

Respecto a las tasas de extranjería, se observa cómoa nivel municipal las variaciones son muy importan-tes: prácticamente todos los municipios presentantasas inferiores al conjunto de la comarca y más dela mitad aparecen con tasas inferiores al 4% deextranjeros residentes. Esto se explica por el pesodiferencial de la ciudad central, que absorbe casi el56% de todos los extranjeros del área metropolita-na. Pero además, incluso en términos absolutos,hay municipios enteros en los que el total de extran-jeros residentes no llega a las 100 personas. SóloBilbao, Getxo, Erandio y Leioa destacan7 por la pre-sencia absoluta y relativa de extranjeros.

Otra observación de los datos a nivel municipal esque las tasas de extranjería no presentan relacióncon el tamaño de los municipios, aunque sí se apre-cian algunas continuidades según ubicación: lastasas son más importantes en los municipios colin-dantes con Bilbao por el Norte y Margen Derecha(Berango, Getxo, Leioa, Erandio, Lezama), mientrasque los de la antigua periferia minera son los queapenas tienen una presencia apreciable de extran-jeros (Zierbena, Abanto y Zierbena, Muskiz, Ortue-lla). Entre los municipios de la tradicional periferiaobrera industrial de la margen izquierda (Barakal-do, Sestao, Portugalete, Santurtzi, Basauri) haybastante variedad de situaciones dentro de losvalores del área metropolitana, pero la presenciarelativa de extranjeros está muy lejos de la tasa deBilbao.

A continuación se detallan los resultados del cálculodel Índice de Disimilitud para el conjunto de lapoblación extranjera del Gran Bilbao y para algunasde las nacionalidades más relevantes. Lógicamente,

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7 La tasa de 7,5% del municipio de Loiu se explica por la exis-tencia de un centro público de residencia de inmigrantes menoresno acompañados.

por el peso diferencial del municipio central, la dis-tribución de orígenes de la población extranjera dela comarca es bastante similar a la del municipio deBilbao, aunque a nivel metropolitano la poblacióneuropea (EU25) tiene más peso que en la ciudad ymenos peso la población africana. Las seis naciona-lidades con más peso entre la población extranjeradel Gran Bilbao coinciden exactamente con el ordende las de Bilbao y hasta las 10 primeras práctica-mente también. En este análisis hemos incluido lasseis primeras y hemos añadido las de China (8ª enorden) y Senegal (13ª en orden) por ser las mássegregadas a nivel municipal en Bilbao, lo que hacemás interesante la comparación entre ambas esca-las urbana y metropolitana. Todos los índices se hancalculado al nivel residencial de sección censal, demanera que para el conjunto de los municipios de lacomarca metropolitana, el total de unidades ascien-de a 707.

Tabla 9. Indicadores de segregación residencial de la pobla-ción extranjera del área metropolitana de Bilbao por sec-ciones censales (2008)

Pobl. % sobre % sobrepobl. extr. Id

Total 873.005

Extranjeros 44.879 7,06 100,00 0,269

Orden id

Bolivia 8.557 0,98 19,07 0,433 Senegal 0,838

Colombia 5.921 0,68 13,19 0,363 China 0,708

Rumania 4.248 0,49 9,47 0,435 Marruecos 0,524

Ecuador 2.900 0,33 6,46 0,524 Ecuador 0,511

Marruecos 2.776 0,32 6,19 0,511 Brasil 0,436

Brasil 2.051 0,23 4,57 0,436 Rumania 0,435

China 1.823 0,21 4,06 0,708 Bolivia 0,433

Senegal 676 0,08 1,51 0,838 Colombia 0,363

Fuente: Elaboración propia sobre datos del INE.

Nuevamente, para el conjunto de extranjeros resi-dentes en el área metropolitana hemos obtenido uníndice de disimilitud global bastante bajo (ID =0,269), y ligeramente superior al obtenido en Bilbao(0,247). Es decir, tomando el área metropolitanacomo un continuum residencial, más allá de las fron-teras municipales, la distribución de los extranjerosno se diferencia excesivamente de la distribución dela población con nacionalidad española.

A nivel comarcal las tasas de extranjería por seccio-nes censales varían algo más, aunque no muchomás, entre el 0,29% (lo que quiere decir que hayextranjeros residentes en todo el área metropolita-na) y el 41,8% de máxima que se daba en Bilbao.Sin embargo, al aumentar el ámbito e incluir munici-pios con tasas de extranjería muy diferentes, la dis-tribución de las tasas es aún más asimétrica, comovemos con detalle en la Tabla 10.

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Etxebarri, Derio, Sondika, y Larrabetzu. En el otroextremo, sólo un 22% de las secciones supera la tasaglobal de Bilbao (7%) y de ellas la inmensa mayoría(73%) pertenecen al propio municipio de Bilbao. Dehecho, como vemos, son muy pocos los municipiosque pueden contribuir a la disimilitud con algunazona de mayor presencia relativa inmigrante y funda-mentalmente se trata de los más poblados, Getxo yBarakaldo. Siendo en estos casos las tasas deextranjería no muy altas, los agrupamientos relativosde extranjeros en alguna sección no implican altasconcentraciones absolutas. Como también se apreciaen el Mapa 3, las secciones metropolitanas conmayores tasas de extranjería son muy puntuales y selocalizan mayoritariamente dentro de la ciudad cen-tral de Bilbao. El foco secundario desde Getxo y haciaLeioa- Erandio también está marcado por seccionesespecíficas y, en la otra margen, en la izquierda,Barakaldo y Sestao aportan un máximo de cinco sec-ciones con tasas superiores al 7%.

Como conclusión, se puede deducir que existe algúngrado de suburbanización de la población extranjeraen la medida en que residen en todo el área metro-politana. Sin embargo, no se puede decir que conpautas muy claras, ya que ni el carácter, densidad,ubicación o distancia a la ciudad central de losmunicipios donde también se producen concentra-ciones relativas de más importancia permite genera-lizar formas secundarias de localización.

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Mapa 6. Tasas de extranjería (%) en la Comarca del Gran Bilbao por secciones censales (2008)

Fuente: Ikuspegi y elaboración propia sobre datos del INE.

Tabla 10. Distribución de las secciones censales de laComarca del Gran Bilbao según tasas de extranjería (2008)Tasa extranjería nº % (%) secciones secciones Municipios12 y más 24 3,4 Bilbao11-11,99 10 1,4 Bilbao, Getxo,

Sestao, Erandio 10-10,99 22 3,1 Bilbao, Getxo, Sestao,

Barakaldo, Galdakao9 - 9,99 27 3,8 Bilbao, Getxo, Barakaldo,

Leioa8 -8,99 30 4,2 Bilbao, Getxo, Barakaldo,

Leioa7-7,99 44 6,2 Bilbao, Erandio, Getxo,

Barakaldo, Leioa, Santurtzi

6-6,99 61 8,65-5,99 82 11,64-4,99 92 13,03-3,99 109 15,42-2,99 103 14,61-1,99 82 11,60 -0,99 21 3,0TOTAL 707 100,0

Fuente: Elaboración propia sobre datos del INE.

El total de secciones acumulado por debajo de latasa general de extranjería (5%) del área metropolita-na es del 57,6%, más de la mitad, y en este grupohay que incluir municipios enteros: Abanto y Zierbe-na, Zierbena, Muskiz, Ortuella, Alonsotegi, Zarátamo,

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En términos metodológicos nos ratificamos en que,incluso visto en una escala metropolitana, el aúnescaso volumen absoluto del contingente es un fac-tor muy importante a considerar en los resultadosobtenidos, lo que, unido a los desequilibrios territo-riales dentro del área metropolitana, obliga a relati-vizar permanentemente los resultados.

Si observamos además los índices de disimilitud delos contingentes nacionales analizados, observamoslos siguientes elementos de interés:

• A escala metropolitana se reproducen básicamen-te los niveles de segregación medidos para la ciu-dad central y casi en el mismo orden: Senegal,China y Marruecos (en este orden) siguen presen-tando las distribuciones metropolitanas mássegregadas. En el otro extremo, Colombia y Boliviatambién aparecen como las nacionalidades condistribuciones menos diferentes de las de lapoblación española.

• Todos los índices de disimilitud a escala metropoli-tana son ligeramente superiores, lo cual puede serconsistente con el efecto conocido de ampliar laescala de análisis manteniendo el tipo básico deunidad de medida (sección censal), pero no apuntaa una desconcentración suburbana importante.

• Sin embargo, en este caso al ampliar la escalahemos reducido la tasa de presencia relativa en elconjunto de la población de prácticamente todoslos colectivos, con lo que las concentraciones“relativas” que detectan los índices acentúan elpeso diferencial de la ciudad central como focomayoritario de absorción de extranjeros.

En definitiva, el hecho de que la ciudad central pre-sente una tasa de extranjería muy superior a la del

resto de los municipios del área metropolitana indi-ca que sigue absorbiendo la mayor parte de los flu-jos de inmigración, y que esta dualidad es la fuenteabsoluta y relativa más importante de disimilitud.Esto es particularmente evidente en el caso de lasnacionalidades más segregadas (China y Senegal)porque están altamente centralizadas en Bilbao. Esdecir, si no fuera por las diferencias de distribuciónque proceden de la distribución interna de losextranjeros en el municipio de Bilbao, la disimilitudsería aún menor a nivel de toda la comarca metropo-litana. En este sentido, la importancia de la concen-tración extranjera en las puertas de entrada del cen-tro urbano sigue siendo muy alta y la diferenciaentre la tasa de residentes extranjeros en Bilbaofrente al resto del área metropolitana demasiadoabultada como para generar concentraciones perifé-ricas equivalentes a las que proceden del municipiocentral. Esto es lo que sucede con los colectivos másgrandes y menos segregados (Colombia, Bolivia),que a pesar de ser los que muestran una mayorvariedad de áreas de sobrerrepresentación fuera delmunicipio de Bilbao, son también los que cuantitati-vamente se localizan de modo menos concentrado(menos secciones de alta sobrerrepresentación).

A efectos prácticos, en el caso de Bilbao y su áreametropolitana, parece que estando por debajo de unumbral de extranjería comparable al de otras gran-des ciudades españolas, cierto tipo de variacionesen las distribuciones residenciales aún tienen relati-vamente poco efecto sobre las posibilidades meto-dológicas de medición comparativa. En consecuen-cia, se hace necesario seguir avanzando en elanálisis de los datos disponibles pero también en laexploración de alternativas metodológicas que per-mitan captar el fenómeno no sólo en las ciudadesmás grandes y con altas tasas de extranjería sinotambién a menor escala.

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Este artículo analiza la vinculación entre la inmigra-ción femenina en España, el servicio doméstico y laprivatización de los cuidados a las personas depen-dientes. A partir de una serie de entrevistas en pro-fundidad realizadas a mujeres inmigrantes cuidado-ras de ancianos, familias que las emplean y técnicosde asociaciones con una bolsa de empleo en el ser-vicio doméstico, la autora defiende el argumento deque el servicio doméstico de cuidados compensa lascarencias de un Estado del Bienestar que todavíacubre de manera parcial las necesidades de cuidadode las personas dependientes. A su juicio, la princi-pal vía de privatización de la asistencia dirigida apersonas mayores es el servicio doméstico y laempleada de hogar se erige como figura principalen la dispensación de cuidados mercantilizados. Lasventajas que ofrece este recurso en cuanto a dispo-nibilidad horaria y condiciones laborales son dosaspectos que inciden en su demanda junto con lasdeficiencias del sistema público de protecciónsocial.

Nápoles, primer Consejo de Ministros de la eraBerlusconi. El responsable de Interior, RobertoMaroni, anuncia la vuelta de tuerca de la políticade inmigración: endurecimiento generalizado,incorporación del delito de inmigración clandesti-na, 18 meses de retención a los sin papeles. Seacabó la displicencia. Es la hora de la mano dura.En ese momento, se oye una voz femenina. Es laministra de Igualdad de Oportunidades, MaraCarfagna, ex modelo, ex estrella de televisión,abogada.

–¿Y qué va a pasar con la asistenta de mi madre?–dice–.–¿Y qué quieres? ¿Que legalicemos a todos loscuidadores para que la tuya sea legal? –replicaotro ministro–.

La cosa termina ahí. Es hora de dar gusto a loselectores que han votado pidiendo seguridad.Acaba el Consejo, Maroni presenta al mundo sureforma. Pero Carfagna, la mujer que provocó lacrisis matrimonial de Silvio Berlusconi (“si noestuviera casado, me casaría con usted inmedia-tamente”) y cuyo nombramiento ha sido recibidoentre la ironía y el desprecio, no se arruga. Pidepúblicamente al Gobierno una normativa ad hocpara los sin papeles que ejercen tareas de cuida-dores y asistentas.

“La justa vuelta de tuerca sobre la inmigración–explica– no puede no tener en cuenta el proble-ma relativo a los cuidadores y colaboradoresdomésticos que no han sido regularizados y sinlos cuales Italia viviría un drama socio-asistencialque implicaría a las familias con menores, ancia-nos y discapacitados”. “Saber distinguir entreinmigrados-solución e inmigrados-problema esobligatorio para quien quiere garantizar la segu-ridad de los ciudadanos sin perder de vista elvalor de la solidaridad”, añade. Después de

¿Y qué pasa con mi cuidadora?Inmigración, servicio doméstico yprivatización de los cuidados a laspersonas dependientesRaquel Martínez BujánUniversidade da Coruña

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semanas de ruido, furia y tensión, que han pues-to en un brete la relación bilateral España-Italia(con discreta llamada a consultas del embajadoren Madrid y visita informativa del ministro Ronchiincluidas), parece finalmente que la sensatez ylos matices van llegando al fogoso Gobierno ita-liano. Incluso una ministra proclama las palabrasprohibidas en aras de la nueva imagen de dure-za: solidaridad, integración.

Al principio, Maroni hace como que se resiste(“no habrá regularizaciones para los que entra-ron irregularmente, eso sería un indulto”), perocon el paso de los días parece empezar a ceder:“Tendremos en cuenta naturalmente aquellassituaciones que tengan un fuerte impacto social,como la de los cuidadores”.

Otro ministro, el de Cumplimiento del Programa,Gianfranco Rotondi, matiza un poco más: “Elpuño de hierro es necesario con los que delin-quen, pero... no tenemos intención de meter enla cárcel a 500.000 personas”. De repente, todosparecen conscientes de la realidad. La propuestade Carfagna parece reflejar mejor que cualquierotra la situación del país y de sus 3,5 millones deinmigrantes legales y 800.000 ilegales.

El País, 1 de junio de 2008

1. Introducción

En un contexto de crisis económica se convierten enruidosas voces los rumores que ya desde hace tiem-po solicitaban un endurecimiento del control migra-torio, de la regulación de los flujos y de la deporta-ción de inmigrantes clandestinos. Este discurso haestado muy presente en el ambiente político, mediá-tico y social, que achaca la inestabilidad económicay el aumento del desempleo al asentamiento depoblación extranjera. El debate ha cobrado un carizespecial en los países de Europa del Sur cuyos regí-menes migratorios se han caracterizado por larecepción de una elevada migración irregular “tole-rada”, combinada con un sistema de control fronteri-zo ineficaz que traduce su incompetencia en repeti-dos programas de regularización.

España ha experimentado uno de los procesosmigratorios más intensos de los países desarrolla-dos. Las fuentes de información demográfica tantointernacional (Organización de Naciones Unidas,OECD, Eurostat) como nacional (Instituto Nacional deEstadística) señalan que es el segundo país delmundo receptor de inmigrantes en términos absolu-tos (Laparra, 2008). Tal es así que si en el año 2000el número de población extranjera se situaba en las637.085 personas, en la actualidad la cifra alcanza

5.268.764 personas1, es decir, se ha multiplicadopor diez en tan sólo ocho años. Este espectacularvigor de los flujos migratorios se ha producido tam-bién en Italia, Portugal, Grecia, Chipre o Malta (paí-ses con un saldo migratorio superior al de la mediaeuropea) y está relacionado con un ciclo económicopositivo y con una necesidad laboral. Esta paradojaentre el mercado como demandante de mano deobra y el estado como instrumento de control (Fino-telli, 2008) se representa claramente en la actividaddel sector doméstico de cuidados.

El servicio doméstico es, según la Encuesta dePoblación Activa (ofrecida por el Instituto Nacionalde Estadística), la actividad laboral en la que se haproducido una mayor extranjerización. La incidenciade la población inmigrante en esta actividad esnueve veces mayor que entre la población nativa2. Elenclaustramiento del colectivo foráneo en unasdeterminadas actividades minimiza la competencialaboral con respecto a la población autóctona. Deahí que la tasa de desempleo de los nativos hayadescendido incluso en los años de mayor afluenciamigratoria: pasó de un 13,7% en el año 2000 a un10,8% en el 20043. España es un país atractivo deinmigración (al igual que otros países de Europa delSur), pero no por su capacidad de acogida ni por suEstado de Bienestar, sino porque es bien sabido quese trata de una región en la que es fácil acceder a unempleo, con un importante sector de economíasumergida, fundamental para encontrar un trabajoen el comienzo del ciclo migratorio.

El sector doméstico de cuidados se ha configuradoprecisamente como una de esas actividades en lasque la población extranjera, principalmente femeni-na y latinoamericana, pueden insertarse al cabo depocos meses de su llegada a España. De hecho, unade las principales características de la composiciónde los actuales flujos migratorios que llegan a nues-tro país es su tendencia a la feminización y la latino-americanización (Izquierdo et al., 2003). A 1 deenero de 2008, según los datos del Padrón Munici-pal de Habitantes, residían en España alrededor de2.500.000 de mujeres extranjeras, siendo el colecti-vo con mayor presencia de mujeres el latinoamerica-no. Este número cuadriplica a la cifra de seis años

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1 Cifra del 1 de enero de 2008 del Padrón Municipal de Habi-tantes.

2La incidencia se ha calculado dividiendo el porcentaje depoblación nativa entre el porcentaje de población inmigrante ocu-pada en una serie de actividades. En las que se encuentra una dis-tancia mas elevada, es decir, la que existe una sobrerrepresenta-ción de la población inmigrante son: agricultura (incidencia=1,5),construcción (incidencia=1,9), restauración (incidencia=2,4) y servi-cio doméstico (incidencia=8,6).

3 Además, tanto en épocas de crisis como de bonanza, eldesempleo afecta en mayor medida al colectivo extranjero que alautóctono. Mientras que la media de la tasa de paro en el periodo2003-2007 se situó en un 9,2% para la población nativa, entre elcolectivo inmigrante alcanzó la cifra de un 13,3%.

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atrás. En el 2001, la presencia del colectivo femeni-no foráneo alcanzaba las 650.000 personas. Estaelevada necesidad de mano de obra femenina en elmercado laboral español va a estar determinada porla demanda de trabajadores dedicados a serviciosorientados a las familias. Esto es, empleadas dehogar transformadas en nannys y cuidadoras de per-sonas mayores.

Según los datos de afiliación a la Seguridad Socialofrecidos por el Ministerio de Trabajo (a diciembre2008), el 56,6% de las personas incluidas en elRégimen Especial de Servicio Doméstico son extran-jeras. Esta extranjerización del servicio domésticoha estado vinculada al envejecimiento de la pobla-ción y a la incorporación de la mujer nativa al merca-do laboral formal. El cuidado de personas depen-dientes, principalmente ancianos, por parte deempleadas de hogar inmigrantes se ha convertidoen el primer trabajo que han encontrado a su llega-da a España.

Este artículo tiene como objetivo principal analizarlas características del sector de cuidados relaciona-do con la asistencia a personas mayores y delegadoa las mujeres inmigrantes en el ámbito doméstico,haciendo especial hincapié en cómo se ha procedi-do a privatizar el trabajo familiar de cuidados y cua-les son las características e implicaciones de estesector de actividad tanto para las cuidadoras comopara las personas mayores.

La metodología utilizada es cualitativa y forma partede la elaborada para la redacción de mi tesis docto-ral (Bienestar y cuidados: El Oficio del Cariño. Muje-res inmigrantes y mayores nativos). El trabajo decampo efectuado está basado en entrevistas en pro-fundidad dirigidas a tres colectivos: mujeres inmi-grantes cuidadoras de ancianos (30 entrevistas),familias empleadoras (20 entrevistas) y técnicos deasociaciones, ONG`s y otras instituciones con unabolsa de empleo para el trabajo de cuidados oferta-do a extranjeros (20 entrevistas). El espacio geográ-fico de la investigación se circunscribe a la ciudadesde A Coruña y Pamplona, lugares en los que se harealizado el trabajo de campo.

2. El incumplimiento de la protecciónsocial

Con un 16,5% de personas que sobrepasan los 65años, España se ha convertido en un país envejeci-do. La asociación entre edad y ausencia de autono-mía repercute en una elevada presencia de pobla-ción dependiente. La Encuesta sobreDiscapacidades, Autonomía Personal y Situacionesde Dependencia de 2008 indica que existen 3,8millones de personas con alguna discapacidad, loque supone el 8,5% de la población. Remitiéndonosal colectivo de más de 65 años, las cifras indican

que el 30,5% de las personas mayores poseenalgún tipo de discapacidad, estando asociada a unadependencia en un 21,6%. Es decir, al menos uncuarto de las personas de más de 65 años sondependientes y necesitan de la ayuda de una terce-ra persona para realizar las actividades de la vidadiaria4.

Si ponemos estos datos en relación con la ofertapública de servicios sociales destinados a cubrir lassituaciones de dependencia, encontramos unaauténtica escasez de cobertura en la protecciónsocial. Las principales fórmulas de asistencia perso-nal desarrolladas desde la Administración (es decir,las residencias gerontológicas, el servicio de ayudaa domicilio, la teleasistencia y los centros de día)presentan un índice de cobertura de un 12,1% (San-cho, 2007). Es decir, tan solo doce de cada cienmayores son usuarios de un servicio público.

Con estas cifras ya se intuye que la familia se con-vierte en la institución protagonista en la provisiónde cuidado y asistencia de las personas de edad. Enunos casos es la única proveedora de la atención yen aquellos en los que existe un apoyo de los pode-res públicos, éstos tienen un papel complementario.El respaldo familiar es el colchón que amortigua lascontingencias de nuestros mayores. Aún en el casode las personas que poseen ayuda de algún serviciosocial para afrontar la merma de sus capacidades,éste siempre necesita de una red de apoyo informalque permita el desarrollo adecuado de los progra-mas de rehabilitación y mantenimiento (excepto enel caso de las residencias a las que acuden las per-sonas mayores con mayor grado de dependencia y/ocon una red de apoyo familiar más débil).

Legislativamente, la Constitución reconoce el papelfundamental que deben cumplir las familias en laasistencia a personas dependientes, a pesar de quetambién tienen que desarrollarse una red de servi-cios sociales que permitan el adecuado cuidado deeste colectivo (artículos 41 y 50). El conflicto entrelas familias y el aparato legislativo surge desde elmomento en que se producen transformacionesfamiliares que han repercutido en la estructura del“trabajo de cuidados” dentro del hogar. El progresi-vo envejecimiento de la población, la incorporaciónde la mujer al mercado laboral y el paso de las fami-

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4 Las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) consideradasen todas las tablas que se presentan en este apartado son: Lavar-se, Cuidados de las partes del cuerpo, Higiene personal relaciona-da con la micción, Higiene personal relacionada con la defecación,Higiene personal relacionada con la menstruación, Vestirse y des-vestirse, Comer y beber, Cuidado de la propia salud: cumplir lasprescripciones médicas, Cuidado de la propia salud: evitar situacio-nes de peligro, Adquisición de bienes y servicios, Preparar comi-das, Realizar las tareas del hogar, Cambiar las posturas corporalesbásicas, Mantener la posición del cuerpo, Desplazarse dentro delhogar, Desplazarse fuera del hogar, Uso intencionado de los senti-dos (mirar, escuchar…) y Realizar tareas sencillas.

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lias extensas a las nucleares ha generado que den-tro de los hogares confluyan nuevas expectativas yroles que son incompatibles con los desempeñadosantaño.

La escasez de un mercado privado de cuidados pro-fesionales que sea flexible y económico ha repercu-tido en que las familias españolas hayan decididoexternalizar la atención de los mayores hacia el ser-vicio doméstico. Este sector proporciona tanto cui-dados personales como ayuda para el mantenimien-to del hogar, de tal manera que en los últimos añosesta opción se ha convertido en la principal vía deprivatización de la atención social. Los datos delIMSERSO (2004) confirman que, si bien el 83,5% delas familias cuidan sin ninguna ayuda adicional nipública ni privada de sus mayores, lo cierto es quecuando deciden subcontratar este trabajo familiar,la principal vía es emplear a una trabajadora domes-tica, que en la mayoría de los casos es una mujerinmigrante.

“¿Por qué? Porque las dos hermanas que estába-mos aquí en Pamplona estábamos trabajando yentonces no disponíamos de tiempo suficientepara cuidar a nuestro padre que no se podía que-dar solo. Aunque se manejaba él pero... solo nopodía estar. Entonces era para cubrir las horasque nosotras no podíamos estar y bueno...”(Mujer contratadora de una cuidadora inmigran-te. Pamplona, 2004).

“Bueno, pues porque mi madre estaba muy bieny ella sola en el pueblo, y la encontramos muymal. Una mañana que no la veía ni la encontrabay bueno, [...] decidimos que al vivir sola tenía quehaber alguien con ella. Resulta que le había dadouna trombo y se encontraba ya muy mal, en unestado muy crítico. ¿Cómo decidimos? Pues nin-guno vivíamos en el pueblo. Todos estábamosfuera, todos trabajando, todos con hijos” (Mujercontratadora de una inmigrante. Pamplona,2004)

“Contratamos a una persona extranjera para cui-dar de mi madre porque yo no podía atenderladurante el día. Me dijeron que no había españo-las para hacer el trabajo. Tengo una librería yestoy todo el día fuera de casa. Ya sabes que unalibrería es muy atado porque tengo que abrirtodos los días de la semana, sábados y domin-gos. Mi marido también trabaja y mis hijos, cadauno tiene su trabajo. Cuando mi madre empeoróy me la traje a mi casa se me echó el mundo enci-ma. No era capaz de hacer todo el trabajo. Alfinal decidí contratar a alguien y las únicas perso-nas dispuestas eran inmigrantes” (Mujer contra-tadora de una inmigrante. A Coruña, 2003)

Esta decisión, todavía minoritaria entre la pobla-ción nativa, ha repercutido ampliamente en el mer-

cado laboral del colectivo extranjero, llegandoincluso a convertirse en el primer trabajo queencuentran las mujeres inmigrantes recién llega-das (Martínez Buján, 2008). La mayor vulnerabili-dad de este colectivo, en muchos casos irregular,provoca que puedan acentuarse las situaciones deabuso y de explotación. Sólo adentrándonos en lascaracterísticas laborales de este sector de asisten-cia podremos deducir las verdaderas implicacionesde esta actividad sobre las cuidadoras y los recep-tores del cuidado.

3. Los beneficios de las cuidadorasdomésticas

La preferencia de las familias por la contratación decuidadoras en el seno del servicio doméstico está engran parte determinada por las características labo-rales de este sector, que permiten una mayor flexibi-lización de horarios, una adecuación entre el tiempode atención y el desarrollo de las tareas domésticas,y la presencia, mediante la modalidad de interna, deuna cuidadora permanente que esté pendiente delas necesidades del mayor durante 24 horas diarias.La oferta de provisión de cuidados por empresas pri-vadas tiene un coste económico tan elevado quepocos presupuestos familiares pueden soportarlo.Además, la frecuencia y el tiempo de asistencia queofrecen no alcanzan a cubrir las necesidades de lapoblación dependiente.

El tiempo medio de atención diario suministrado porlas familias es de once horas y la duración del cuida-do tiene una media de seis años (INE, 2000). Tenien-do en cuenta estas cifras, es lógico pensar que lafamilia necesita una cuidadora que dispense unaasistencia continuada incluso durante la noche. Lasfamilias empleadoras requieren una persona querealice tareas que van más allá de la atención perso-nal al mayor: desde un trabajo físico como es la lim-pieza del hogar y los cuidados personales a un tra-bajo emocional que supone la presencia continúa deuna persona que ofrezca con su compañía bienestary cariño. Y esta tarea no es realizada desde lasempresas privadas, cuyas cuidadoras únicamente sededican a tareas específicas de asistencia personal.

“Yo las cogía [se refiere a las cuidadoras] a travésde agencia y ellas se dedican al cuidado de per-sonas mayores y entonces: ‘No se preocupe por-que nunca le va a faltar una persona’. Al principiopor eso decidí hacerlo por agencia. El salariopues se notaba, es más gravoso, pero era pareci-do el salario porque era el mismo, lo que pasabaque una me cubría siete horas y la otra todo eldía. Y yo por el salario siempre me he regido porlas normas de la asociación que eran las mismaspara el empleo doméstico en España” (Emplea-dora de una cuidadora inmigrante, Pamplona,2004).

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“Una persona de aquí que te haga ese trabajo nohay nadie. Sé que hay algunas empresas quehacen unos turnos de mañana, tarde y nochepero eso es carísimo. Estábamos hablando de400.000 ó 500.000 pesetas todos los meses. Yno hay quien mantenga eso. Y entonces a partirde eso con lo que había ya en ese momento ya seplanteó coger a una persona de fuera” (Emplea-dora de una cuidadora inmigrante, Pamplona,2004).

“Es que las de aquí [la entrevistada se refiere alas mujeres españolas] cobran carísimo. Noso-tros pagamos a esta chica, 570 euros. Está man-tenida y asegurada. Y aquí te dicen, 600 euros dedía y 750 de noche. O sea, que te salen carísi-mas”. (Empleadora de un cuidadora inmigrante,A Coruña, 2003)

La tesis doctoral de Sonia Parella Rubio (2003) en laque se realiza un análisis de las empresas de proxi-midad que se dedican a prestar servicios de aten-ción personal y domésticos (dirigidos a personasdependientes) representa una útil fuente de datos apartir de la cual se pueden comparar las experien-cias empresariales y las de empleadas de hogar entorno a este ámbito. La autora refleja cómo las fami-lias que han decidido contratar el trabajo de cuida-dos a través del mercado formal privado lo hanhecho como una segunda opción frente a experien-cias negativas anteriores con una empleada domés-tica. Otro de los motivos aducidos es la ausencia deuna red de contactos personales que permita contra-tar a una persona de confianza en el hogar. Además,en estos casos, “el cliente o usuario contrata un ser-vicio y no una persona (es la empresa y no el parti-cular quien posee la condición jurídica de emplea-dor)” siendo ésta otra de las ventajas “por cuantoello ofrece al cliente la garantía de que siempre va acontar con alguien que cubra el servicio, con inde-pendencia de las circunstancias personales de latrabajadora” (Parèlla, 2003: 313).

Aún así, la mayoría de las familias españolas quedeciden externalizar el trabajo de cuidados lo hacenprincipalmente hacia empleadas domésticas debidoa las elevadas ventajas económicas, al mayor tiempode atención dispensado, y a que el tipo de tareasque estas personas ofrecen no se limitan únicamen-te a los cuidados personales, sino que tambiénengloban actividades relacionadas con el manteni-miento doméstico. Por un lado, las relaciones dedominación y explotación que pueden realizarsedentro del dominio privado representan, sin duda,una ventaja (Ungerson, 1999; Stefoni, 2002). Porotro lado, la garantía que ofrece el ámbito empresa-rial en la realización de un seguimiento y evaluaciónde la trabajadora, no está ausente en el caso de lacontratación individual de una empleada de hogar,principalmente, si ésta se ha realizado por medio deuna asociación. Aquellas instituciones con bolsa de

empleo para cuidadoras actúan como verdaderosagentes responsables de la relación contractualtanto hacia la empleada como hacia la familiaempleadora intentando ejercer de mediadores encaso de conflicto o descontento por alguna de laspartes (Martínez Buján, 2006).

El incumplimiento de laAdministración en las tareasde asistencia personalfomenta la extensión delsector de cuidados privadoEstos beneficios en la contratación de empleadas dehogar para el trabajo de cuidados es visto por algu-nos gerentes, siguiendo el trabajo de Parella, comouna “competencia desleal” por los bajos precios quepueden llegar a ofrecer las familias empleadoras ypor la creciente internacionalización del trabajo queha puesto un ejército de reserva formado por muje-res inmigrantes que son capaces de aceptar condi-ciones laborales que rozan el servilismo. El incum-plimiento de la Administración en las tareas deasistencia personal fomenta la extensión del sectorde cuidados privado. Este mercado de asistencia seha modelado en España a partir del servicio domes-tico y en el actual contexto de migración internacio-nal esta actividad se ha convertido en un nicho labo-ral para las mujeres inmigrantes. La flexibilidad delas condiciones de trabajo, la irregularidad y losbajos salarios determinan la necesidad de que uncolectivo vulnerable se incorpore a esta actividad.Este trabajo requiere una empleada que pueda ofre-cer bienestar y asistencia.

4. Actividades desempeñadas por lascuidadoras en los hogares

En el sector doméstico de cuidados es común que laatención personal de los ancianos se combine conlas actividades de limpieza y mantenimiento delhogar. Al ser un trabajo que se realiza en el interiordel domicilio, las cuidadoras de ancianos no se limi-tan a cumplir esa función, sino que se convierten en“chicas para todo”. Esta situación es especialmenteimportante en el régimen de interna. El 89,4% de lascuidadoras entrevistadas en el estudio Empleadosde Hogar. Apoyo a Mayores (IMSERSO, 2004), ase-guran que la realización de las tareas domésticas(limpiar, planchar, cocinar…) forma parte de su tra-bajo junto con la asistencia y cuidados. Ello repercu-te en la invisibilización de su trabajo como cuidado-ras, en la escasa valoración del mismo y en laasimilación del acto del cuidado como una meraactividad doméstica más. La limpieza y la toma decontacto con el anciano se hacen al mismo tiempo.

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Bañar al mayor, responsabilizarse de las medicinas,acompañarlo al médico e ir con él a dar un paseopara que recupere algo de su movilidad son las acti-vidades más sencillas que tiene que realizar una cui-dadora. La incontinencia fecal y urinaria y la vigilan-cia nocturna del anciano son los aspectos más durosque se tienen que afrontar en este empleo.

“En Colombia tú trabajas de enfermera y es sola-mente para cuidar a la persona. Solamente tú tededicas al paciente. Si hay que inyectarle inyec-ciones, si hay que ponerle suero, si hay que estarpendiente de las medicinas, solamente delpaciente. Aquí viene una chica, una señora quees la que hace el aseo general, pero yo a diariome levanto a las 9:00 de la mañana, aspiro,luego le hago un jugo de naranja a ella, luegoella se levanta, la visto, ella ya camina un poco,pero está muy mal”. (Cuidadora colombiana, ACoruña, 2003)

“También limpio la casa. Porque aquí va incluidoeso también. En el momento en que no estás cui-dando a la persona estás haciendo algo” (Cuida-dora brasileña, A Coruña, 2003).

“Les ayudo a bañarse, les baño, pero con la una,con la mayor, es la más ágil, está mucho mejoren sus facultades mentales, es más cuerda, estámás lúcida… Ella se da cuenta de todo, ella nonecesita otra persona más que por ejemplo, loque yo le hago. La comida, le ayudo al aseo, laropa limpia, la ropa planchada, a la otra sí tengoque bañarle todos los días, tengo que cambiarlela ropa, usa pañal a la noche, bueno, las dos lastengo con pañal, porque si no es terrible. Lacasa, cuando llegué, es fatal. Está terrible. Tuveque empezar a limpiar a hacer todo. Las cosas decasa también. Es un trabajo bastante fuerte”.(Cuidadora ecuatoriana, A Coruña, 2003).

“Y claro, dirán: “Esta señora no va a venir a cui-dar solo a mi padre” y entonces también les lim-pio la casa”. (Cuidadora venezolana, A Coruña,2003).

El cuidado de personas mayores es una actividad conunas características propias que difieren de lasencontradas en las tareas relacionadas con la limpie-za del hogar e incluso también divergen de las tareasde atención a niños. El cuidado de ancianos amplía yextiende las actividades que clásicamente desempe-ñaban las sirvientas. A la limpieza del hogar sesuman las de vigilancia y asistencia de los miembrosmás mayores. Ello supone tener bajo responsabili-dad la vida de personas a las que es necesario aten-der no únicamente desde el punto de vista físico. Laasistencia pasa por la comprensión, el cariño y lacompañía. A las duras tareas de atención personalrelacionadas con el aseo, la movilidad, el suministro

de medicamentos y la vigilancia nocturna se añadenactividades emocionales conducentes a mantener elbienestar psicológico del enfermo anciano.

“Tienes que tener mucha humanidad. Hoy no hedormido porque hay noches que quiere ir al bañoy no quiere la cuña, quería ir al baño y en el bañome tuvo media hora sentada, media hora. Y otrosdirán, que fatal, no se duerme, que mal. Pero yodigo, éste es mi trabajo y qué le voy a hacer”(Cuidadora ecuatoriana, A Coruña, 2003).

“Arrimamos la cama al ropero, y nos acostamosnosotros, por ejemplo, en el suelo. Nos acosta-mos al lado de ella para ver... si rueda, rueda, ysi cae lo hace encima de nosotros pero nosdamos cuenta de que cae. A veces, quiere levan-tarse y yo estoy ahí y le digo: ‘Duerme, duerme,no te preocupes’. Dormimos así más tranquilos,a pesar de que se levanta y nos llama...” (Cuida-dora ecuatoriana, A Coruña, 2003).

“Era psicópata depresiva. Era terrible, terrible.Pensaba en suicidio, suicidio, suicidio, está enun cuarto oscuro y estuve tres meses para levan-tarla de la cama y que fuera a la calle, para pase-ar, para andar. Tres meses, pero hacía tres añosque estaba en la cama en un cuarto oscuro. Teníaasistente social, psiquiatra, todos trabajandojuntos, un día tiró ella de la cama, y un día mellama: ‘María, estoy fatal’, ‘¿Qué fue?’, ‘Sale unpoquito’. Y ella se anima y sale. Tiene maníaahora conmigo. Para mí fue terrible. Yo teníamiedo de salir un día de aquí, llegar allí y encon-trarla muerta. Fue terrible (…). Ella sigue aún contratamiento” (Cuidadora brasileña, A Coruña,2003)”.

“Pero la señora desvariaba un poco de la depre-sión y después tuvo una trombosis, siempre secaía. La casa era pequeña y había poco que lim-piar y la señora no era difícil, sólo había quecocinar unas verduras y pasar, hacer unas papascon leche y un poco de café y galletas y la ayuda-ba a sentar y a comer sola. Ella misma comíasola. Y darle la medicina. La responsabilidad eradarle la medicina, el horario era a las diez de lamañana… Siempre buscaba alguna cosa para quehiciese ella misma, peinarse los cabellos, pintar-se… Ella no podía salir de casa porque se caía.No tenía una silla de ruedas. Ella sólo salía de lacama y se sentaba en el sillón. Tomaba muchísi-mos medicamentos para la depresión: siete com-primidos por la mañana, siete al mediodía, por lanoche no sé si era menos, eran cinco” (Cuidadorabrasileña, A Coruña, 2003).

En el cuidado de niños la tarea emocional se consi-dera más ligera psicológicamente, pues se trata depersonas con vitalidad y fuerza dinámica, de la cualcarecen los mayores.

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“Con niños es más gratificante trabajar. Esmucho más gratificante. Con ellos vives cadadía. Con los ancianos tienes que tener unapaciencia enorme. Tienes que tener una pacien-cia increíble. Tú ves que a diario van a menos.Un niño va a más. Porque van enseñando y todotoman, todo cogen. Entonces eso para ti es unestímulo y le enseñé esto… En cambio, el ancia-no va a menos. Cada día va a menos, tienes queayudarle más, ves que va perdiendo las faculta-des, le ves que te necesita”. (Cuidadora ecuato-riana, A Coruña, 2003).

La trabajadora debe de mantener una posición con-versadora, de comprensión y de ánimo ante perso-nas que quizá pierdan la vida en poco tiempo. Lascuidadoras entrevistadas afirman que uno de losmayores problemas de las personas receptoras deasistencia es el grado de depresión en el que seencuentran, originado no únicamente por motivosde salud, sino también por razones personales queen muchos casos son agudizadas por ciertos medi-camentos. Las enfermedades, las patologías irrever-sibles, los medicamentos, influyen en el estado deánimo de los mayores y en sus alteraciones decarácter.

“Pero que una persona también que está muymalita, y ya uno tiene que ver con eso, que aun-que tengan caprichos, uno sabe que es a travésde su enfermedad o de sus cosas porque perso-nas enfermas siempre se aburren. Hay días queestán muy a gusto, pero hay días que también...bueno, hay momentos en que están enfermas,pero dices, cómo fastidian... Cuando uno estámalo no quieren ni que les toquen ni que lesvayan a hablar, que le vayas a decir nada,pero...” (Cuidadora dominicana, A Coruña, 2003).

“Necesita, esa señora, necesita de mucho cariño,porque los hijos no pueden estar todo el tiempocon ella y ella lo que necesita es estar acompaña-da, no tanto los cuidados. Ella me llama y me diceque soy su ángel, que soy su… me dice que letoque con la mano en el lado izquierdo, y yo ojalaque con tocarla fuera suficiente, que le pase eldolor” (Cuidadora ecuatoriana, A Coruña, 2003).

El esfuerzo físico y la implicación que suponen lacustodia continua del mayor repercuten en el estadoanímico de la cuidadora, sobre todo si trabaja deinterna. Como es bien conocido y otros estudios hanrecalcado, el cansancio psicológico es un referentecontinúo en las mujeres que trabajan como internasen el servicio doméstico (Oso, 1998). Pero este ago-tamiento psicológico se agrava aún más cuando seañade el cuidado de una persona mayor, debido,precisamente al mayor esfuerzo y dedicación quetienen que prestar.

“Y el otro ya te digo, se cuidaba prácticamentesolo, pero a él había que darle más atención de…había que estar conversando con él… Claro, estáscansada, no te levantas con ánimos de nada, yotenía que estar preguntándole: ‘Y cómo está, ycómo no sé qué’. Y a veces ni me daban ganas dehablar y ya me ponía mala y: ‘Qué te pasa. Porqué estás así, por qué no me dices nada… de ver-dad necesitas un poco de tiempo para relajarte yafrontar el día’” (Cuidadora ecuatoriana, Pamplo-na, 2004).

“Es que no puedo contar con mi tiempo paranada. Para nada. No soy dueña de mi tiempo, nopuedo decir, hoy cojo y me voy, que me apetecehacer esto. No, no. Es imposible, no puedo [...]Sí, es terrible. Estoy empezando con un problemade varices, porque paso mucho tiempo de pie, yno duermo tranquila. Porque me da miedo [...] Elcuidar a una señora no solamente implica emple-ar tu trabajo físico, implica psicológico... Claro,no es lo mismo que trabajar ocho horas y lleguesa casa y te olvides de tu trabajo. No. Me importami trabajo. Cuentas con tu privacidad. Aquí nopasa eso, no puedes decir, estoy cansada dehacer esto. No puedes decir, bueno, estoy cansa-da y me acuesto. Todo el tiempo tienes que haceralgo, todo el tiempo que tienes que estar ahí, ahíy ahí. Hay gente mayor en el edificio que dicen:‘Es que si vienen acá tienen que trabajar, tienenque trabajar’”. (Cuidadora ecuatoriana, A Coruña,2003)

“Sí, es que uno se siente bien deprimida, psico-lógicamente se siente acabada. Se pasa todo eldía sin poder decir nada, sin poder conversar,que si entra si sale, pero está cohibida de todaslas cosas que dentro de la casa están. Quieresponer una música un volumen más alto, no sepuede. Ver en los programas de la televisión queuno se quiere, no se puede porque se tiene quever lo que ella ve, lo que ella hace. Igual en lacomida tienes que comer lo que ella come y unaestá acostumbrada a otra comida”. (Cuidadoraecuatoriana, Pamplona, 2004).

La falta de espacio privado, de tiempo libre pararelajarse y pensar en ella misma, la ausencia de unlugar propio que pueda “definir como suyo” agravanlas circunstancias en las que se encuentra la inmi-grante. El desarrollo vital y el trabajo pertenecen almismo ámbito. No es posible separar lo que perte-nece a tu propia vida y lo que es específico de tuocupación. Ambos conceptos permanecen juntos,inseparables. No existe una definición del tiempo detu jornada laboral, porque es todo el día. Estashoras no se pueden catalogar como extraordinarias,sino que es lo que la legislación denomina comotiempo de presencia: “se trata de tiempos acorda-dos entre el empleador y la trabajadora y que no se

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dedican a la realización de tareas domésticas habi-tuales sino de tareas que exijan poco esfuerzo,como abrir la puerta, coger el teléfono, etc.” (Martí-nez Veiga, 2004). Pero estas tareas no pueden serdefinidas como de “poco esfuerzo” en la actividaddel cuidado de ancianos. Levantarse por la noche,cuidar al anciano desvelado, suministrarle sus medi-cinas en horarios no “laborales” formaría parte deltiempo de presencia.

“A mí, a veces, cuando se me pone así... Todaslas noches, por ejemplo, te llama. Y te llama, tellama, constantemente. Y no quiere nada, tansólo verte. Ella por el día tampoco duerme. Túestás cansada de la noche de no haber dormido,otro día atenderla más, porque se pone pesada...y es muy cansado” (Cuidadora ecuatoriana, ACoruña, 2003).

“Entonces, al cuidar ancianos al principio malporque la abuela se tiene que levantar todas lasnoches cada hora, o cada hora y media para iral baño” (Cuidadora colombiana, A Coruña,2003).

“Las acuesto, las dejo, pero en la madrugadasiempre me despierto a ver si respiran o no respi-ran. Porque como están viejitas, al menos ver siles pasa algo, o si puedes ayudarles o… llamar almédico o hacer algo. Unas dos veces me levantoa verles” (Cuidadora ecuatoriana, A Coruña,2003).

“No me dejaba dormir las noches, me levantabatres y cuatro veces a ver si se había orinado… Osea, una vez me cansé: ‘Me hace levantar cadarato, así que si usted se orina le tendremos queponer pañales a usted y yo me levantaré a lasocho de la mañana a darle el desayuno’. Porqueigual todo el día arreglar la casa, hacer la comida,las cosas…Todo. La lavadora y todo. Entonces, sepuso a llorar y me decía: ‘Eres una mala, chicamala, me tratas mal’. Y le dije: ‘Usted verá’. Porqueera un suplicio levantarme, me acostaba a veces alas once de la noche, porque ella se acostaba a lasnueve y yo arreglaba, estaba un rato despejada,pero a las once, once y media… A las dos de lamañana me llamaba, a las cuatro de la mañana mellamaba, a las seis otra vez. Y a las ocho ya queríaque le diese de desayunar porque la estoy matan-do del hambre. Entonces yo me levantaba cansadí-sima. O sea, es que para mí la noche, todo el díapuedes estar sacando el aire como burro, pero porla noche yo tengo que descansar. Por suerte, setranquilizó y no me molestaba a las noches”. (Cui-dadora ecuatoriana, Pamplona, 2004).

En general, las cuidadoras han hecho un enormeesfuerzo por adaptarse a la situación laboral que lesha tocado desempeñar. En la encuesta del IMSERSO

sobre empleadas de hogar que cuidan personasmayores (IMSERSO, 2004) se pidió a las personasentrevistadas (tanto españolas como extranjeras)que identificasen de entre una lista de actividadesaquellas que consideran que son más engorrosas derealizar. Las tareas que han alcanzado más altaspuntuaciones no han sobrepasado el 26% de lasrespuestas lo que significa que el descontento no hasuperado a un cuarto de la muestra. Las funcionesmenos agradecidas son las relacionadas con el cui-dado personal del dependiente, principalmente, lasvinculadas a aspectos que suponen un esfuerzo físi-co y/o asociadas a los elementos de intimidad per-sonal del mayor. Destaca la dificultad que entraña elcontacto íntimo que requieren algunos tipos deatención como el cambio de pañales en caso deincontinencia fecal o algunas actividades de movili-dad como “acostarse/levantarse”.

Tabla 1. Tareas identificadas por las empleadas de hogarque cuidan mayores como las más costosas a realizar,2004

% de personas que consideran el desempeño

de esa actividad como más molesta*

Acostarse/levantarse 26,6Cambiar pañales heces 26,5Utilizar el baño 22,8Bañarse/ducharse 22,5Moverse 21,0Andar por casa 20,0Administración dinero 19,2Salir/desplazarse 18,9Vestirse/desvertirse 18,2Ir al médico 17,1Asearse/arreglarse 16,8Otras tareas domésticas 16,3Utilizar el teléfono 16,3Gestiones 16,3Utilizar transporte público 16,2Abrochar los zapatos 15,6Cambiar pañales orina 15,5Dar medicación 15,2Preparar comidas 14,0Comer 13,6Hacer compras 12,9

Fuente: Elaboración propia a partir de IMSERSO (2004), Empleadosde Hogar. Apoyo a Mayores, Madrid, IMSERSO. Pregunta: ¿Podríaindicarme, ahora, de todas las tareas que me ha dicho que realiza,cuáles son las que le resultan menos molestas?

* La pregunta original de la encuesta estaba relacionada con indi-car las actividades menos molestas. Sin embargo, por diferencia,teniendo en cuenta la base de respuestas he calculado las perso-nas a las que le resultaba la actividad más molesta.

Por lo tanto, hacer la limpieza de la casa, la compray todas aquellas tareas relacionadas con el manteni-miento del hogar y con la gestión no se identificancomo aspectos molestos a reseñar. La asistenciapersonal representa el trabajo más intenso de sujornada laboral y, por lo tanto, el más costoso a realizar.

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Las entrevistas en profundidad realizadas a las cui-dadoras inmigrantes también recogen situacionesde elevada carga laboral y escaso salario. En lasiguiente tabla se resume cuál es el nivel de depen-dencia que sufren las personas de edad a las quecuidan las entrevistadas y qué tipo de enfermeda-des presentan. En una de las columnas figura elsalario de las cuidadoras. Los casos que más lla-man la atención por el alto grado de vulnerabilidades el de aquellas cuidadoras que, estando trabajan-do como internas, tienen que hacer frente a la asis-tencia de más de un anciano. En general, se tratade casos de matrimonios mayores que han perdido

la autonomía a causa de su avanzada edad (suelensobrepasar los 80 años). Sin embargo, la mayorcarga de cuidar a dos mayores no se traduce en unmejor salario mensual. Es el caso, por ejemplo, deLaura. Con 410 euros se ocupa de la realización dela limpieza del hogar junto con la atención diaria deun matrimonio en donde uno de los cónyuges, de86 años padece Alzheimer y su mujer, de 84, tieneun cáncer terminal. En la misma situación seencuentra E6 que hace frente al cuidado de unapareja de ancianos, ambos con dependencia severa, por un sueldo de 480 euros mensuales.

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Tabla 2. Características del trabajo de cuidados que desempeñan las cuidadoras entrevistadasNúmero Salario Modalidad Situación Cuidados Nivel de Limpieza Díasentrevista atención jurídica personales dependencia del hogar libresE1 410 euros Interna Irregular Matrimonio mayor. Severo Sí Del sábado

Uno con Alzheimer y prácticamente no mediodíaotro con cáncer pueden (moverse al domingo(86 y 84 años) sin su ayuda) noche

E2 570 euros Interna Irregular Anciana de 82 años Severo (graves Sí Del sábado (papeles problemas de mediodía al

en trámite) movilidad) domingo nocheE3E4 360 euros Pseudo- Regular Anciana de 78 años Severo (no puede Sí (una señora Libertad

interna (tarjeta de con depresión y moverse y necesita española cuida para estudiar estudiante) trombosis ayuda para todas a la anciana durante el día.

las actividades ) por las Libra los finesdiarias noches) de semana

E5 – Externa fija Regular Anciana de 73 años Moderado Sí(siete horas con una dependencia

diarias) moderada y con una psicosis depresiva

E6 480 euros Interna Irregular Matrimonio mayor. Severo No (la realiza Sábado(papeles Él con Alzheimer y una mujer día y

en trámite) ella rompió una cadera española externa nocheen una caída por horas)

E7 540 euros Interna Irregular Dos ancianas de 94 y Severo Sí Libra un fin de (papeles 89 años. Deterioro semana al

en trámite) cognitivo y de movilidad mesa causa de la vejez

E8 720 euros Interna Irregular Anciana de 84 años Severo Sí Del sábado (papeles con diabetes y problemas mediodía al

en trámite) de movilidad domingo nocheE9 420 euros Interna Irregular Anciana con problemas Severo Sí Un día del fin

de movilidad de semana E10 420 euros Interno Irregular Anciana con problemas Severo No Un día del fin

(trabaja con E9 de movilidad de semanaque es su mujer.Son 420€ c/u).

E11 720 euros Interna Regular Anciana con un derrame Severo Colabora Del sábado cerebral (hay otra chica dos de la tarde

colombiana que al domingorealiza las tareas a la misma

del hogar) horaE12 Externa Irregular Anciana con demencia senil Moderado SíE13 510 euros Interna Irregular Anciana con depresión Severo Sí Del sábado

y problemas de mediodía alincontinencia domingo noche

E14 520 euros Interna Irregular Matrimonio mayor. El Severo Sí Desde viernesseñor con diálisis y la noche a mujer condemencia. domingo noche

E15 700 euros Externa Regular Anciano con Alzheimer y Moderado Síanciano con demencia senil

E16 1.000 euros Externo Regular Anciano de 83 años con Severo No (la realizapor horas Alzheimer una mujer

(cuatro horas española externadiarias) por horas)

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5. Conclusiones

La principal vía de privatización de la asistencia diri-gida a personas mayores es el servicio doméstico.La empleada de hogar se erige como figura principalen la dispensación de cuidados mercantilizados. Lasventajas que ofrece este recurso en cuanto a dispo-nibilidad horaria y condiciones laborales son dosaspectos que inciden en su demanda junto con las

deficiencias del sistema público de protecciónsocial. El proceso de internacionalización que estáexperimentando el mercado laboral español ha con-vertido este empleo en un verdadero nicho laboralpara las personas inmigrantes. Este servicio dehogar destinado al cuidado de personas mayores seha configurado para la mayoría de las mujeresextranjeras en el inicio de su trayectoria laboral ennuestro país. Consideradas como trabajadoras

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entrevista atención jurídica personales dependencia del hogar libresE17 660 euros Interna Regular Anciana de 75 años Únicamente No (la Del sábado

con autonomía. hacerle compañía realiza una mediodía almujer española domingo noche

externa por horas)

E18 Externo por Irregular Cuida a varios ancianos Moderadohoras ingresados en una

Residencia de la TerceraEdad

E19 700 euros Interna Irregular Una anciana de 89 años Severo Sí Dos horas librescon problemas de tres días a la

modalidad semana. Sábado tarde libres ydomingo todo

el díaE20 960 euros Interna Irregular Tres ancianos Uno severo y Sí Del sábado

(dos hombres y una mujer). dos mediodía alUno con parálisis moderados domingo noche

corporal y los otros dos con deterioro cognitivo y físico

E21 700 euros Interna Irregular Una anciana de 92 años Severo Sí Del sábado con problemas de mediodía al

movilidad domingo nocheE22 700 euros Interna Irregular Una anciana de 84 años Severo Sí Del sábado

con Alzheimer mediodía aldomingo noche

E23 700 euros Interna Regular Dos ancianos de 86 y 80 Severo Sí Del sábado años. Uno con Alzheimer y mediodía al

Parkinson y otro con un domingo nochederrame cerebral.

E24 – Sustituciones Irregular Dos ancianos de 95 y 89 Severo No –los fines de años

semanaE25 800 euros Externa Regular Un anciano de 94 años Severo Sí Externa a

con Alzheimer jornada entera. Entra a las 8:30 de

la mañana hastalas 14:00 y luegode 16:30 a 20:00. Ese horario es de

lunes a jueves.E26 700 euros Interna Irregular Una anciana de 85 años Severo. Problemas Sí Del sábado

de movilidad mediodía aldomingo noche

E27 700 euros Interna Irregular Un anciana de 87 años Severo tras la Sí Del sábado ruptura de la cadera mediodía al

domingo nocheE28 500 euros Interna Irregular Anciana con parálisis Severo No (la realiza El domingo

en el lado izquierdo una mujer todo el día(81 años) española externa

por horas)E29 540 euros Interna Irregular Anciana con problemas Moderado Sí Del sábado

de habla y oído y de mediodía almovilidad domingo noche

E30 650 euros Interna Irregular Cuidado de tres ancianos Severo Sí Del sábado que superan los 80 años mediodía al

domingo noche

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domésticas, la mayoría de ellas sin estabilidad jurí-dica, las necesidades asistenciales de las familiasempleadoras se invisibilizan ante la ausencia de unared adecuada de servicios sociales. Al mismo tiem-po se oculta la vulnerabilidad de estas trabajadorasbajo la frontera que marca la privacidad del hogar.

Los beneficios que estas cuidadoras ofrecen tantopara las familias españolas (promueven la concilia-

ción laboral y familiar) como para la protecciónsocial (compensan las debilidades de un sistemaineficaz de servicios sociales) desafían las políticasde control migratorio y muestran la clara incoheren-cia que surge entre las necesidades laborales demano de obra flexible y la filosofía migratoria res-trictiva de los países occidentales.

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Las sociedades europeas están experimentandocambios sustantivos en sus formas de identificaciónsocial. El consumo, el ocio y el gusto se han conver-tido en referentes centrales de identificación socialdesde los años ochenta, mientras que identidadescomo la clase social o la nación han ido perdiendocentralidad en la experiencia social. Sin embargo, el proceso parece haberse ralentizado desdecomienzos de los noventa. Desde entonces, haaumentado una cierta sensación de incertidumbre ode dificultad expresiva de las identidades sociales.¿Es ésta una fase del proceso histórico de cambiocultural que auguraba la posmodernidad? ¿O es unasituación provocada por el aumento de la vulnerabi-lidad laboral que puede tener como consecuencia eldesarrollo de un nuevo modelo de religación social?A estas cuestiones trata de responder este artículoaportando los resultados de un estudio financiadopor FOESSA en 2007 y 2008.

1. Introducción

Los vínculos que unen a las personas cambian de unsistema social a otro. Los iguales en una sociedadno son los iguales en otra. De ello ya hablaron algu-nos clásicos de la sociología, cuyas observacionesles llevaron a sistematizar el análisis del cambiosocial en torno a las diferencias sobre cómo se vin-culaban los individuos cuando cambiaba el modo detrabajo, entre otras cosas. Para ellos, existía unaasociación muy fuerte entre la aparición de la fábri-ca o el aumento de la división del trabajo desdefinales del siglo XVIII y los modos en que las perso-nas quedaban insertas en las redes sociales que lasintegraban en los grupos humanos en las socieda-des industriales europeas. Y ello, observaron, ten-dría consecuencias sobre cómo se organizaría lavida política de la nueva sociedad, una vez quetomasen conciencia de su posición social, comoindicó Marx en algún momento.

La forma en que se identifica a los iguales determi-na los vínculos sociales. Afecta, básicamente, acómo se traduce la realidad objetiva de la estructurasocial en fuente de organización de la acción colecti-va. Por ello, al cambiar un sistema social es necesa-rio atender a cómo varía su cultura de identificación,pues ello permitirá prever cómo será su arquitecturapolítica en el futuro próximo.

Las sociedades europeas están experimentandocambios sustantivos de sus formas de identificaciónsocial tras la II Guerra Mundial. El desarrollo de lasociedad del consumo y la reducción de las desi-gualdades sociales vino acompañada, desde losaños setenta, por la creación de unas nuevas formasde vinculación más particularizadas que desmovili-zaron a la sociedad. Se comenzó a producir un cam-bio cultural extensísimo, en el que las identidadesde clase y nación dejaron de ser fundamentales, y elconsumo, el gusto y el ocio vinieron a ocupar su

El aumento de la vulnerabilidad social yla crisis expresiva de la identificaciónsocialJuan José Villalón OgáyarUNED

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espacio como elemento central de religación entrelos individuos.

Pero ese proceso parece haberse ralentizado desdecomienzos de los noventa en algunos lugares. EnEspaña, concretamente, ha seguido reduciéndose larelevancia de identidades como la clase social. Y lasnuevas generaciones han seguido asumiendo lasformas de identificación más electivas y microscópi-cas como básicas. La expansión general de estasúltimas identidades sociales parece haberse atasca-do, si bien se han ido fortaleciendo otras, como laedad o el sexo. Y, sobre todo, lo que ha ocurrido esque ha aumentado una cierta sensación de incerti-dumbre, o, más bien, de crisis expresiva, que serefleja en la dificultad de la gente por ordenar porimportancia sus identidades sociales.

En una primera aproximación, realizada en un estu-dio publicado en 2006 (Villalón), se pudo comprobarque existía cierta asociación entre el aumento de laprecariedad del empleo en España y las tendenciasanteriormente descritas. Posteriormente, se pudocomprobar que el fenómeno de la precariedad labo-ral lo que fomenta es la identificación social conalgún tipo de rasgo en particular, como la edad.Existe una fuerte vinculación entre ocupar una posi-ción social más vulnerable en las empresas y lafamilia e identificarse según la edad (Villalón,2008). Y, en ese mismo trabajo, pero en su versiónelectrónica en línea (Villalón, 2008b), se mostrócómo existen variaciones significativas en los perfi-les sociodemográficos de los que se identificansegún unos rasgos, otros o ninguno. Así, los perfilesmás vulnerables tienden a identificarse según elsexo o género, la clase social, la región o nacionali-dad, y el municipio, o a no identificarse en mayormedida según otros rasgos. Mientras, los perfilesmenos vulnerables se orientan hacia formas deidentificación como las ideas políticas, las ideas reli-giosas, los estilos de vida y la profesión o trabajo.

Sin embargo, en ningún estudio se ha podido toda-vía comprobar qué factores influyen sobre la crisisexpresiva concretamente. ¿Es ésta una fase del pro-ceso histórico de cambio cultural? ¿O es una situa-ción provocada por el aumento de la vulnerabilidadlaboral? A estas cuestiones trata de responder esteartículo aportando los resultados de un estudiofinanciado por FOESSA en 2007 y 2008.

2. Los vínculos sociales en las sociedadesindustriales: la clase y la nación

Las transformaciones habidas en las sociedadeseuropeas a lo largo del siglo XIX fortalecieron unossistemas sociales en los que el trabajo adquirió unafuerte importancia como factor de vinculación social.La familia parecía la institución central en las socie-dades tradicionales. Y de ella habían ido derivando

diferentes instituciones sociales que tenían en lafamilia su pilar esencial, como el clan, la tribu, elpueblo o la nación. Pero los cambios ocurridos en elmodo de producción produjeron que el trabajo vinie-se a ser el segundo factor esencial de vinculaciónsocial en las sociedades emergentes en el siglo XIX.Y así, la nación (rasgo de identificación relacionadocon la experiencia familiar) y la clase social (rasgoderivado de la ocupación adquirida en el mercado detrabajo) se convirtieron en los dos rasgos esencialesde vinculación que actuaban aunando a los indivi-duos en torno a proyectos colectivos defendidos enla arena política y, ocasionalmente, en la guerra.

3. Dimensiones objetiva y subjetiva de lasidentidades sociales

La clase social y la nacionalidad son elementos deidentificación de los iguales que se han ido gestan-do a lo largo de procesos históricos concretos. Porello, en primer lugar, son el resultado de realidadesobjetivas experimentadas por los miembros de losgrupos humanos. Por tanto, un observador externopuede decidir a qué clase o nación pertenece unindividuo en función de su observación. Pero, ade-más, ese tipo de rasgos son el resultado de creen-cias aprendidas por los seres humanos y que les sir-ven para identificar a sus iguales.

¿Qué es lo que produjo que la clase social y lanación se convirtieran en elementos esenciales devinculación social en las sociedades europeas delsiglo XX? Cualquier rasgo que pueda diferenciar alos seres humanos puede funcionar como instru-mento para identificar quiénes son semejantes yquiénes son diferentes, quiénes tienen sus mismosintereses y quiénes los tienen opuestos, así comopueden servir a un individuo para posicionarse en laestructura social o sentirse parte de una comunidadespecífica. El hecho de que la clase y la naciónhayan llegado a ser tan importantes es un hecho enel que debieron de influir tanto la realidad objetivade diferenciación y desigualdad como la percepciónsubjetiva que los grupos sociales desarrollaron dequiénes eran iguales y quiénes diferentes. Sí es unconocimiento asentado que, desde el siglo XIX almenos, existió un sustrato de desigualdad objetiva.Pero, ¿hubo una conciencia de ello? Los hechos indi-can que sí. El desarrollo de una conciencia de clasey nación tuvo su reflejo y derivó en el desarrollo deinstituciones como los sindicatos o los partidosnacionalistas, que fueron protagonistas de los másgrandes conflictos políticos del siglo XX y que nohabrían sido posibles sin unas masas poblacionalesque creyesen en lo que defendían: que había divi-siones objetivas entre clases y naciones.

La conformación de actores sociales es el resultadode un largo proceso, en el que, según Tezanos(2001), se pueden identificar tres grandes fases: la

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fase objetiva, la fase intersubjetiva y la fase de laacción social. La objetiva es aquélla en la que seforma una estructura social específica en la que seproducen unas diferencias y desigualdades socialesobjetivamente observables. La intersubjetiva es unafase simultánea a la anterior en la que los indivi-duos van tomando conciencia y desarrollando, con-juntamente, unas imágenes o representacionessociales que ayudan a aunarse entre sí a aquellosque tienen unos intereses comunes y a distinguir alos que han desarrollado unos intereses diferentes.Y la fase de la acción social es la fase posterior a lasdos enunciadas; en ella, la toma de conciencia en uncontexto objetivo determinado pasa a generar nue-vas formas de agrupación –movimientos sociales–que expresan, desarrollan y defienden los interesescolectivos, lo que produce, a su vez, nuevas institu-ciones, ideas, creencias y valores que refuerzan a unsector social determinado hasta que se produzca uncambio social que desactive las razones objetivasque les llevaron a agruparse.

En la fase intersubjetiva, una de las herramientascentrales que se transforman son las formas deordenación subjetiva que hacen los individuos delas identidades sociales, las cuales permiten identi-ficar a cada individuo como parte de un sector socialdeterminado objetivamente. A esta herramienta cog-nitiva es a la que llevo denominando desde hacevarios años jerarquía de las identidades socialesbásicas (Villalón, 2006).

4. Las jerarquías de identificación social

Las jerarquías de las identidades sociales básicas ojerarquías de identificación son instrumentos cogni-tivos que resultan de la necesidad de desarrollaruna representación general de uno mismo en elentorno. Es un resultado del proceso de identifica-ción personal que comienza con la pregunta “¿quiénsoy yo?”, a la que se responde ordenando un con-junto de atributos de diferente naturaleza, como havenido a demostrar la psicología social. Entre losatributos de identificación personal, se encuentranlas identidades sociales. Éstas son los atributos quesirven, específicamente, para agrupar a los que tie-nen los mismos intereses y diferenciarlos del restode individuos. Es decir, sirven para situarse y situara los demás en la estructura social.

Las jerarquías de las identidades sociales son confi-guradas por los individuos en relación con losdemás. Por ello, una forma de jerarquización no esun hecho aislado, sino que muchos individuos tien-den a ordenar sus identidades sociales de un modosimilar. La identificación es un proceso dialécticoque sucede en el exterior y el interior de los gruposy los individuos. Y la relación entre ambas dimensio-nes del ser humano y de los grupos de los queforma parte es lo que lleva a que se desarrolle una

identificación determinada. Por ello, existen coinci-dencias muy altas entre las formas en que jerarqui-zamos nuestras identidades sociales y el modo enque lo hace nuestro vecino.

5. La extensión de las identidades socialesbásicas

Las identidades sociales que forman parte de lasjerarquías de identificación se diferencian por dosrasgos analíticos. El primero es la extensión de unadeterminada identidad social en la conciencia de losmiembros de esa sociedad sobre quiénes son susiguales, es decir, cuantas personas se identifican deese modo en una sociedad. Y la segunda es la inten-sidad con la que se identifican de un modo de deter-minado aquellos que definen a sus iguales en fun-ción de dicho rasgo.

A día de hoy sabemos muy poco sobre cómo funcio-nan estas dimensiones. ¿Por qué la gente de un paísdeterminado identifica como iguales a aquellos queson de su familia o de su misma ocupación? ¿Y porqué para unos es más importante una de esas iden-tidades sociales, mientras que para otros lo son ras-gos como la nacionalidad, los hábitos o el génerosexual? Los factores que influyen sobre la intensi-dad y la extensión de las identidades sociales pare-cen estar relacionados con la cultura y la estructurasocial. El modo en que se organiza el trabajo y lavida familiar, el ocio y la política resultan cruciales.

6. Las identidades sociales de loseuropeos

Los rasgos que los europeos han utilizado a lo largode la historia para situarse en la estructura social sepueden clasificar en tres grandes categorías: lasidentidades adscriptivas, las identidades adquiridasy las elegidas. Las adscriptivas son las que vienendadas por nacimiento. Las adquiridas son las que seobtienen fruto del esfuerzo o las decisiones toma-das en la biografía personal. Y las identidades elegi-das son las que se desarrollan en el espacio privadodel ocio y el tiempo libre, o en el de las creencias eideologías en sociedades pluralistas.

Las instituciones sociales cuyas estructuras y diná-micas potenciaron el desarrollo de estos tipos deidentidades han sido, básicamente, la familia y elEstado-nación, por un lado, y la empresa y el merca-do de bienes y servicios, por otro. Actualmente, lasencuestas con preguntas sobre identidades socialesde escala estatal o internacional hacen referencia,en la mayor parte de los casos, a los siguientes ele-mentos: la clase social, el género, la nacionalidad,la etnia, la localidad, la región, la profesión o traba-jo, los estilos de vida, la edad, las ideas políticas,las ideas religiosas y la familia.

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Las identidades sociales más relevantes en lassociedades europeas están relacionadas con la fami-lia y el trabajo (véase el gráfico 1). Los siguientesmás relevantes son adscritos: la región, la nacionali-dad, el género y la edad. Les siguen tres clásicos dela vida política europea: la clase social, la religión yla preferencia por un partido político. A todas ellasse une, en la actualidad, la etnia, que es un rasgoque no ha aparecido todavía en la política europeacon fuerza desde la II Guerra Mundial y tras el Holo-causto judío, salvo ocasionalmente y de manera muylocalizada, en regiones específicas del centro deEuropa.

Pero esto no ocurre únicamente en Europa. En el año2003, el International Social Survey Programme(ISSP) realizó una encuesta en 50 países del mundo.Los resultados indican que en el mundo la gentetiende a identificarse, fundamentalmente, en fun-ción de la familia y la ocupación, si bien, la mayorparte de los demás rasgos también suele apareceren casi todos los países encuestados.

Carecemos de una herramienta técnica que permitaestudiar a escala internacional la importancia relati-va de los estilos de vida respecto de las demás for-mas de identidad social. Dicho tipo de estudio sólopuede hacerse con el instrumento que existe en unaencuesta periódica que hace en España el Grupo deEstudio sobre Tendencias Sociales (GETS) desde

1995. En dichas encuestas se ha podido observarque estos elementos de identificación son tambiénmuy importantes desde hace más de una década.No obstante, la intensidad con la que la gente seidentifica según este criterio ha tendido a descenderen los últimos años (Villalón, 2006), a pesar de quees un tipo de identidad que está muy asociada a lasnuevas generaciones y que, por lo tanto, se podríapensar que tiende a aumentar su relevancia confor-me las generaciones van sustituyéndose. Pero larealidad es que tanto la extensión de este rasgocomo su intensidad han estado descendiendo paula-tinamente entre la población joven desde 1995 hasta2003, y, desde entonces hasta 2008, parece haber-se producido un cierto mantenimiento en torno al45% de extensión y al 50% de intensidad de identifi-cación entre los jóvenes menores de 30 años (Teza-nos, Villalón y Díaz, 2008).

Sin embargo, no es posible en las encuestas delGETS analizar la relevancia relativa de las identida-des sociales respecto a la identificación con la fami-lia. La familia, como elemento de identificación, sedejó al margen de dicho instrumento por entenderque su relevancia respecto de las demás es incues-tionable. Este supuesto debería ser revisado a la luzdel estudio del ISSP de 2003, en el que se observóque había otras identidades sociales básicas quehabían alcanzado en España un nivel similar al de lafamilia, como era la edad.

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Gráfico 1. Media de extensión de las identidades sociales básicas* en 22 países europeos (%)

Extensión de la preferencia por un partido político 6,85

Extensión de la etnia 18,14

Extensión de la religión 14,56

Extensión de la clase social 19,75

Extensión de la edad 30,47

Extensión del género sexual 32,09

Extensión de la nacionalidad 31,26

Extensión de la religión 31,90

Extensión de la ocupación 51,27

Extensión de la familia 62,61

* Primer, segundo y tercer grupo más importante con el que se identifica.Fuente: Elaboración propia a partir del estudio International Social Survey Programme (2003): National Identity II, nº ZA3910.

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7. Cambios recientes en los modos deidentificación social de los españoles

Las tendencias más recientes en España de cambiode la jerarquía de las identidades sociales básicasson: la crisis expresiva y el paso desde una plurali-dad de formas de identificación, entre las que desta-caba un conjunto de rasgos con un contenido ideoló-gico fuerte durante la modernidad española, haciaun nuevo marco de identificación en el que parecenfortalecerse formas de identificación más laxas ideo-lógicamente, como son los estilos de vida definidospor las aficiones, costumbres, modas o los gustoscompartidos. Este último cambio ha ocurrido tam-bién en el sector más joven de la población, losmenores de 30 años, aunque con la peculiaridad deque ha perdido intensidad la identificación median-te los estilos de vida y ha ganado la de la edad, unaidentidad adscriptiva (Villalón, 2007). Con ello pare-ce que tiende a asentarse la jerarquía de edad-estilode vida como la predominante en la sociedad española.

Los estudios previos (Villalón, 2006) indican queeste cambio está asociado al aumento de la preca-riedad laboral. Desde esta perspectiva, el cambioocurrido en las jerarquías de identificación social seconsidera producido por la situación altamente vul-nerable de un gran número de jóvenes y mayores de65 años que son expulsados o mantenidos en condi-ciones muy precarias de indefensión. Las identida-des que sirven a los grupos sociales para identificara los que pueden tratar peor son las que se fortale-cen y aumentan su intensidad. Y, las demás, aunqueextendidas debido a los cambios estructurales y cul-turales, se ven abocadas a posiciones secundariasen la jerarquización de las identidades sociales.

En el momento actual, sin embargo, la tendenciamás patente es el aumento de la dificultad de laspersonas para poder identificar quiénes son susiguales y quiénes son diferentes.

En el estudio ya referenciado (Villalón, 2006), indi-caba que, desde 1985, la cúspide de la jerarquía deidentificación, en lo que concierne a la extensión delas identidades sociales, se ha mantenido bastanteestable. Así, aunque ha ido variando la extensión dela edad y los estilos de vida en la conciencia socialcomo factores identificativos de los iguales, siemprehan sido estas dos las formas de identificación másextendidas entre los españoles. Igualmente, enaquel estudio se ha constatado que la extensión deotras identidades sociales, como las relacionadascon ideas o con la profesión, es minoritaria, ademásde haber ido reduciéndose poco a poco a lo largodel tiempo. También, se ha podido observar en esosestudios cómo la región y el municipio se han man-tenido como elementos importantes de referenciapara un porcentaje minoritario, pero que no descien-de significativamente en el período estudiado.

Finalmente, los cambios se ha podido constatar queson paulatinos. Así, el aumento de la extensión de lasidentidades como el sexo y la edad, o el descensoprogresivo de la identificación en primer lugar en fun-ción de los estilos de vida, se han constatado que sonprogresivos, muy explicados por el factor tiempo. Sinembargo, no es una cuestión generacional, porquelos estilos de vida siguen siendo una forma de identi-ficación predominantemente juvenil. Los cambiosparecen asociados a las transformaciones experimen-tadas por la sociedad española en este período.

El período histórico vivido por la sociedad españoladesde los años ochenta hasta la actualidad se hacaracterizado, fundamentalmente, por ser parte deltránsito desde una sociedad a otra que todavía nose ha terminado de formar. España se encuentrainmersa en un proceso largo de modernización queha implicado fuertes cambios estructurales y cultu-rales en todo el territorio, que han impulsado sumodernización económica, cultural y social (DelCampo y Tezanos, 2008). Éste es el corolario devarios procesos y tendencias que podrían resumirseen siete aspectos básicos, a modo de pilares sobrelos que se está conformando el nuevo modelo desociedad. Éstos son, esencialmente, los siguientes:

• Modificación de los perfiles de la población comoconsecuencia del envejecimiento y la inmigración.

• Desarrollo de modelos familiares nucleares, redu-cidos e igualitarios.

• Aumento de la xenofobia y el racismo.

• Crisis del trabajo.

• Dualización del sistema de estratificación.

• Aumento de la conciencia de riesgo e inseguridad.

• Alteración de los modelos de referencia e identifica-ción básica, que se dirigen hacia un modelo culturalpluralista y orientado hacia referentes microscópi-cos y sin compromisos en la arena política.

Estas tendencias se producen en un contexto globalque afecta a la mayor parte de los países del entor-no de España. Éste se ha caracterizado por la revolu-ción tecnológica de la comunicación y la informa-ción, el predominio de enfoques ideológicosconservadores, la globalización de los mercados, lasgrandes dinámicas migratorias internacionales y elmantenimiento inercial de una arquitectura políticaheredada de las sociedades industriales que no seha ajustado a los cambios poblacionales, estructura-les y culturales ocurridos.

De todo este proceso, surge un conjunto de retosexcepcionalmente complejos. Resumidamente,éstos son el aumento de los conflictos intercultura-

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les, el auge de los nacionalismos, la precarizaciónlaboral, la división social, la preponderancia de lospoderes económicos sobre la sociedad civil y unasociedad crecientemente individualizada, los cualesimplican, fundamentalmente, la necesidad de unareestructuración de las instituciones sociales bási-cas de España: las familias, las empresas y el Esta-do. Y, por tanto, ello implica una transformación delos vínculos sociales.

8. La crisis de identificación de los iguales

Como decía al principio, las formas de jerarquiza-ción de las identidades sociales básicas juegan unpapel esencial en la reordenación de la sociedad. Laidentificación social permite que los individuos seagrupen en torno a unos intereses específicos com-partidos. Si los miembros de unos sectores socialesque ocupan posiciones divergentes o antagónicasen la estructura social desarrollan una conciencia degrupo, ello podrá llevar, en ciertas circunstancias, ala movilización social, al desarrollo de movimientosy acciones colectivas que busquen conducir el cam-bio social.

Sin embargo, en el proceso de adecuación a unanueva arquitectura societaria, en España se ha pro-ducido un vacío cultural, una crisis de sentido decarácter expresivo y una ralentización del procesode cambio cultural que ya venía produciéndosedesde los años setenta posiblemente. Se habla decrisis de las identidades sociales básicas ante elhecho de que las representaciones que son funda-mentales en un modelo de sociedad dejan de serexclusivas y relevantes para la identificación social.Tal crisis se convierte en expresiva cuando la pérdi-da de relevancia simbólica de las identidades socia-les básicas va acompañada de una mayor dificultadpara encontrar o utilizar otras identidades sociales.

En el caso español, la dificultad de identificarse conun tipo de grupo específico no era relevante amediados de los años ochenta. En aquel entonces,la sociedad española tenía muy diversos tipos deidentidades sociales básicas. Se hacía patente lacrisis de las identidades modernas, pero otras habí-an sustituido a aquéllas en la conciencia de perte-nencia de una gran parte de la población. La másimportante era de carácter sociocultural, desligadade las diferencias sustantivas en las estructuraslaborales y políticas y formada a partir de estilos devida basados en las costumbres o las modas, losgustos o las actividades ociosas tan crecientementerelevantes en las sociedades emergentes europeasde la época.

La identidad con los que tienen los mismos estilosde vida es un conjunto de factores de diferenciacióndesligados de la estructura social moderna y quefueron tomando entidad como formas de diferencia-

ción social en las sociedades avanzadas al desarro-llarse el ocio y el consumo. En conjunto, en tal iden-tidad se abarcan los elementos de lo que puede lla-marse los estilos de vida. Estilo de vida es unconcepto que hace referencia a esquemas de acciónsocial pautada, repetida y socialmente condiciona-da, pero que no se tienen por qué asimilar a esque-mas estructurales predefinidos, como el de clases oestatus etarios o sexuales. Preguntarse por los esti-los de vida suele ser una manera de plantear cómolas sociedades construyen las diferencias sociales y‘responden’ a las estructuras objetivas modificandolas estructuras subjetivas con sus prácticas1.

En una crisis expresiva,el individuo quedaríavinculado a los demás sólosegún fuese definido por laestructura socialLa importancia de este elemento es enorme en elcambio social actual. En los años ochenta y noventa,la cultura del consumo de los españoles desarrollóun repertorio de estilos de vida que difuminaron lasformas de identidad centradas en el linaje y en laocupación, y las sustituyeron por otras más versáti-les (Marinas, 1998). Sin embargo, a comienzos delos noventa comenzó el descenso de la intensidadcon que esta identidad social era utilizada. En talcontexto, además, la crisis expresiva aumentó.Desde 1985 a 1997 el porcentaje de personas que seidentificaban con todos por igual, sin distinguir enla sociedad unos sectores sociales con diferentesintereses en función de unos rasgos generales, setriplicó.

Por consiguiente, a principios de los noventa conver-gen dos tendencias en la conciencia de pertenenciade los españoles. Por un lado, se reduce la exten-sión de las identidades adquiridas e ideológicaspropias de la modernidad española. Y, por otro,comienza una crisis expresiva importante entre lapoblación, que deja de refugiarse en las identidadesbasadas en estilos de vida del modo en que lo pudohacer en la década previa. A partir de entonces, pro-gresará la identificación con las personas de lamisma edad y el mismo sexo. Mientras, se estabili-zará la identificación con quienes tienen los mismosestilos de vida. Y fluctuará la identificación contodas las personas por igual, con una tendencia cre-ciente desde 2000 a 2008 que llega a situarse entorno al 20% de la población (gráfico 2).

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1 Sobre la importancia del consumo en la conformación de losestilos de vida, véase Alonso, L. E., La era del consumo, Madrid,Siglo XXI, 2005.

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El problema de la generalización de una crisis expre-siva es teóricamente grave. En ella, el individuo que-daría vinculado a los demás sólo según fuese defini-do por la estructura social. La vinculación subjetivadesaparecería. Es decir, los grupos sociales, tal ycomo los hemos definido anteriormente, desapare-cerían. El conflicto de poder sería sólo entre organi-zaciones sociales. El individuo quedaría cultural-mente atomizado. La acción colectiva dejaría detener sentido. Sería éste un claro rasgo de unasociedad donde no existirían grupos sociales, sinoorganizaciones e individuos vinculados entre sí a lamanera durkheimiana de carácter orgánico, es decir,ligados por la actividad realizada en la organizacióny no por la similitud de la situación vivida. La cone-xión que definiese el rol se convertiría en la vincula-ción que orienta la acción, por lo que sólo existiríala acción social instituida. Desaparecería la activi-dad comunitaria en defensa de intereses grupales.No existirían movimientos sociales. No habría luchaspor el poder entre clases sociales. Y, por tanto,habría una estructura orgánica de funciones múlti-ples donde cada cual ocuparía un puesto. Los intere-ses de la acción serían los de la organización y node una determinada colectividad frente a otra. Laselección sería el único camino hacia una vincula-ción. Así, la sociedad de individuos produciría unadifícil situación en las relaciones de poder, porque laestructura de ésta estaría diluida en la concienciasocial, al no estar unida a una imagen nítida de los

problemas, de quiénes los sufren y de quiénes losprovocan. Las diferencias se mantendrían, el poderestaría en manos de unos pocos objetivamentehablando, pero todo ello se diluiría en la compleji-dad de la estructura social. La competición por losrecursos sociales entre las organizaciones sería labase del conflicto y el cambio. Las clases objetivasdominantes en cada una de las organizacionessociales serían las únicas capaces de organizarsepara luchar y transformar el orden establecido. Lossistemas sociales se definirían sólo por la organiza-ción dominante2.

No hay una sociedad semejante, pero, en organiza-ciones totales, como una cárcel o un centro de saludmental, es posible que sí se produzca algo parecido.Berger y Luckman (2000) exploran esta cuestiónexplicando que el individuo no puede construir susidentidades de la nada. Las sociedades necesitandesarrollar nuevas instituciones sociales cuando lasexistentes entran en crisis. Si no, el individuo estáabocado a la experiencia de la incertidumbre y lainseguridad. Ante el riesgo, emerge la demanda de

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17,1

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11,2

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2006

19,2

0,5

2007

25,6

0,8

2008

21,1

0,5

Año

% de lapoblación

Gráfico 2. La crisis expresiva. España, de 1995 a enero de 2008

Fuente: Elaboración propia a partir de la Encuesta de Tendencias Sociales, 1995-2008 (preguntas: “De los siguientes grupos de personasque figuran en esta tarjeta que le voy a entregar, ¿me puede decir con cuál se identifica usted más en primer lugar, es decir, con cuál piensausted que tiene más intereses comunes?”, “¿Y en segundo lugar?”).

2 Que la historia humana se puede explicar teniendo sólo encuenta la lucha entre las organizaciones sociales, sin contar con larelevancia de los movimientos sociales surgidos de la conciencia declase es algo que ya muchos autores han intentado. Uno de los mássugerentes es David Anisi (Creadores de escasez. Del bienestar almiedo, Madrid, Alianza Editorial, 1995).

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una nueva vinculación a las “comunidades de ries-go”, es decir, a núcleos de solidaridad librementeelegidos (Beck y Beck, 2003). Pero ello implica gene-rar nuevas instituciones intermedias entre lo globaly el individuo que regeneren los lazos sociales (Ber-ger y Luckman, 2000).

9. Las identidades sociales básicas en2008, por regiones

En España, la crisis expresiva no está generalizada.El porcentaje de población que se encuentra afecta-do por ella es más de un 25% o un 30%, según lasencuestas. Pero no se distribuye del mismo modopor toda la geografía del territorio español. La pre-gunta que nos hacemos es: ¿qué modelos socialesespecíficos representados por regiones favorecen lacrisis expresiva?

El número de regiones de las que tenemos datos fia-bles son 15. Las que tienen un mayor índice de crisisexpresiva son las Islas Baleares, Aragón y Canarias(más del 50% de la población). Seguidamente están:

País Vasco, Extremadura, Madrid, Murcia, Castilla yLeón, Andalucía, Castilla la Mancha y Asturias. Y lasque tienen un menor índice de crisis expresiva sonComunidad Valenciana, Cataluña y Galicia (gráfico 3).

9.1. ¿Cuáles son los modelos de identificación quepriman en estas regiones?

El análisis factorial de la extensión de las identida-des sociales básicas revela la existencia de dos ejesbásicos de diferenciación en las distintas regiones deEspaña, que definen cuatro grandes categorías desociedades en función de su cultura de identificación(gráfico 4): las que priman elementos adscriptivos,como la edad, el sexo, o el lugar de residencia o naci-miento; las que priman elementos adquiridos, comola clase social o la profesión, y elegidos del ámbitomacro, como las ideas políticas y religiosas; las quepriman los elementos elegidos del ámbito micro,como los gustos, las costumbres, las modas y las afi-ciones; y un grupo intermedio de comunidades autó-nomas que quedan a una distancia similar de estostres grupos. Sólo una región queda aislada en larepresentación gráfica de estos ejes, al estar situadacomo muy próxima al cuarto colectivo, pero con unasmayores identidades adquiridas e ideológicas.

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Andalucía 24,8

Aragón 65,8

Asturias 20,6

Illes Ballears 69,7

Castilla-La Mancha 22,8

Cataluña 12,9

Castilla y León 25,1

Com. Valenciana 15,3

Extremadura 38,0

Galicia 7,7

Canarias 50,0

Com. de Madrid 30,7

Murcia 26,6

País Vasco 42,5

Total 25,1

Gráfico 3.Porcentaje de población que respondió “Contodos por igual” a la pregunta por el grupo deidentificación principal, según regiones.España, 2008

Fuente: Elaboración propia a partir de la Encuesta sobreCondiciones de Vida, 2008.

Gráfico 4.Posición de cada región en el espacio planoformado por los ejes de extensión de las formasde identificación social básica. España, 2008

2

1

0

-1

-2

-1 0 1 2

Elegidas frente a adscritas

Más adquiridas ymodernas

Fuente: Elaboración propia a partir de la Encuesta sobreCondiciones de Vida, 2008. Ejes definidos por medio de un análisisfactorial entre la extensión de todas las identidades socialesbásicas en las 15 regiones analizadas. Rotación Varimax. Losfactores rotados explican el 80% de la varianza.

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9.2. ¿Afecta la extensión de las identidades socialesal nivel de crisis expresiva en cada región?

La correlación con los factores de anteriores no essignificativa con un margen superior al 95% de con-fianza. Sí lo es a más del 90%. La relación tiende aser negativa. Es decir: a más identificación pormedio de rasgos adscritos o adquiridos, menor es lacrisis expresiva. En correspondencia con estos resul-tados anteriores, la crisis expresiva se extiende,principalmente, por las regiones en las que predo-minan las formas de identificación en los estilos devida. El porcentaje medio de población que no seidentifica de modo específico en cada conglomeradode regiones con las identidades sociales básicas essignificativamente diferente. Las regiones en las quepredominan las formas de identificación basadas enlos estilos de vida, seguidas de las del modelomixto, son las que tienen un mayor grado de crisisexpresiva, y están muy alejadas de aquellas regio-nes en las que predomina un modelo adscriptivobasado en la región, el municipio, la edad o el sexo.En una posición intermedia se ubican aquellasregiones en las que predomina algo más de lo habi-tual las identidades adquiridas e ideativas, como laclase social, la profesión, las ideas políticas o lasreligiosas (gráfico 5).

Por tanto, parece que, ciertamente, existe una fuerteasociación entre las formas predominantes de iden-tificación social básica en una sociedad y su gradode crisis expresiva. Y es la asociación entre el factordiferenciador entre las regiones cuyas poblacionesse identifican con las identidades adscriptivas frentea los estilos de vida el que más afecta. Por tanto, seproduce mayor grado de dificultad expresiva enaquellas sociedades en las que más se han desarro-llado las formas de identificación elegidas y micro.

9.3. Causas de la crisis expresiva

En los análisis actuales sobre la evolución culturalde las sociedades emergentes europeas en torno alhecho de la identificación social, una hipótesis muyextendida es que las tendencias generales parecendesarrollar una cultura más individualista. Lasestructuras sociales del Estado y la empresa tiendena fomentar la individualización, mientras que eldesarrollo de la sociedad del ocio, el consumo y lamesocratización han fomentado la segmentación dela vida laboral y la vida privada, fomentando formaselectivas de identidad. Al mismo tiempo, procesoscomo la precarización laboral y el debilitamiento delEstado del Bienestar han debilitado los lazos socia-les y políticos, de modo que, en Europa, las princi-pales instituciones sociales se han debilitado(Dubar, 2002). Esto ha fomentado comunidades másmicroscópicas y laxas, que son las que se corres-ponden con las formas de identificación basadas enlos estilos de vida y de carácter societario, elegidaspor el sujeto. Parece, por tanto, que estas formasson las que mejor se adaptan al modo de vida emer-gente, el más evolucionado, el más adaptado.

Siendo esto así, ¿por qué se está produciendo unacrisis expresiva precisamente en las sociedades quehan extendido más las formas de identificaciónbasadas en los estilos de vida? ¿Acaso no están res-pondiendo adecuadamente a los retos a los que seenfrentan, a los cambios que se están produciendo?Estas preguntas se plantean desde un marco teóricoque concibe la jerarquización de las identidadessociales como un acto realizado en la esfera de laintersubjetividad, marcado por los límites y alentadopor la influencia de las dimensiones estructurales yculturales (Villalón, 2008). Se plantean dos posiblesexplicaciones o hipótesis generales como respues-tas a las preguntas anteriores, que son complemen-tarias entre sí.

Por un lado, al asumir la importancia que las dife-rencias estructurales de desigualdad e integraciónsocial tienen sobre las jerarquías de identificación,se plantea que la asociación observada podría ser elresultado de que una sociedad donde prevalece laforma de identificación laxa y elegida sobre otrasfuertes y adscriptivas o elegidas es una sociedad sincapacidad de respuesta a problemas sociales bási-

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Gráfico 5.Grado de crisis expresiva en las regiones, agrupadaspor grupos culturales de identificación social.España, 2008

Elegidas ymicro

Elegidas yadquiridas

Adscritas Adquiridas Mixto

Grupo cultural de identificación social

Media índice (%)

60

50

40

20

0

10

30

Fuente: Elaboración propia a partir de la Encuesta sobreCondiciones de Vida, 2008.

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cos actualmente, como la precariedad laboral y laexclusión social. Por tanto, una sociedad en la quepredominasen las identidades micro y laxas sobrelas demás y en las que la precariedad laboral o laexclusión social fuese mayor tendería a desarrollaruna mayor crisis expresiva.

Por otro lado, al reconocer el cambio cultural comouna transformación histórica que se produce en eltiempo y que necesita de un cambio de las genera-ciones, se podría plantear que esta asociación seproduce como consecuencia del cambio generacio-nal. Es decir, al ser mayor la extensión de los estilosde vida en la conciencia social de las generacionesmás jóvenes, las identidades sociales característicasde los más mayores han perdido en esas regiones lamayor parte de su fuerza diferenciadora, de modoque una parte importante de la población ha sufridouna situación de crisis expresiva al no poderseadaptar rápidamente a las nuevas formas de identi-ficación laxas ideológicamente y microsituacionales.Así, en sociedades de mayor identificación laxa ymicro, y con un porcentaje mayor de personas jóve-nes, se produciría una mayor crisis expresiva.

Los factores de influencia observados en la investi-gación se catalogan en tres categorías analíticas:poblacionales, culturales y estructurales (tabla 1). Elfactor poblacional que influye sobre la crisis expresi-va es el porcentaje de población menor de 30 años.A mayor porcentaje de jóvenes, se incrementa elporcentaje de personas que se identifican con todospor igual. Este factor explica un 43% de las variacio-nes de la muestra. El grado de confianza de losresultados es superior al 99%.

Los factores culturales que influyen sobre la crisisexpresiva son los dos componentes factorialesencontrados. Según los resultados obtenidos, el quehaya una preponderancia de las identidades basa-das en los estilos de vida sobre las identidades ads-critas y una baja representación de población que seidentifique principalmente en función de rasgosadquiridos e ideales fomenta un crecimiento de lacrisis expresiva. Es decir, cuanto más se ha tendidoa producir el cambio hacia formas posmodernas deidentidad social, mayor es la crisis expresiva. Estefactor explica un 47% de las variaciones de la mues-tra. El grado de confianza de los resultados es supe-rior al 97%.

Si tenemos en cuenta que la tendencia general enEspaña es que los jóvenes tienden más que losmayores a identificarse en función de los estilos devida y menos que los demás a tener dificultadespara identificarse (Villalón, 208b), se concluye quelas sociedades cuyas generaciones más jóveneshan entrado más en la era posmoderna son las quetienen un mayor problema expresivo que les permi-ta definir sus grupos de referencia principales. Porconsiguiente, la crisis expresiva parece, en sumayor parte, fruto del desarrollo de una culturaposmoderna que se implanta entre las generacio-nes adultas que todavía no han aceptado el nuevomodelo de identificación basado en los estilos devida, pero que ya han abandonado los pilaresmodernos y tradicionales de identificación social.Por lo tanto, la tendencia general es a que dichacrisis se reduzca, al tiempo que siga extendiéndo-se e intensificándose el conjunto de identidadeselectivas.

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yar Tabla 1. Datos sobre población y extensión de las identidades sociales, por regiones. España, 2008

Regiones Población (%) Crisis Extensión de las identidades Tamañoexpresiva (se identifica en primer o de la

(%) segundo lugar con…) [%] muestraFactor Factores Factores (personas)

poblacional estructurales culturales< 30 años Trabajo Contrato Todos Los de Los del Los de Los de Los del Los de las Los de los Los de la Los de la

precario temporal por igual la misma mismo la misma la misma mismo mismas mismos misma mismaen primer edad sexo clase región municipio ideas estilos religión profesión

lugar políticas de vida y trabajo

Andalucía 34,6 11,7 7,0 24,8 47,7 8,3 10,7 8,7 19,8 1,1 25,0 6,7 10,4 460Aragón 38,2 5,8 1,7 65,8 56,7 3,3 3,3 4,2 3,3 0,0 40,8 0,8 5,0 120Asturias 27,8 4,3 2,9 20,6 67,6 25,0 10,3 8,8 38,2 0,0 8,8 1,5 1,5 69Baleares 48,1 1,5 0,0 69,7 18,1 40,3 19,5 1,5 11,9 0,0 3,0 0,0 0,0 67Castilla-La Mancha 35,2 19,3 16,6 22,7 61,6 4,2 19,4 1,4 25,1 4,9 18,1 3,5 7,0 145Cataluña 39,1 21,5 18,0 12,9 63,0 6,4 6,5 6,0 1,7 14,2 33,4 8,6 22,0 522Castilla y León 32,1 10,5 10,5 25,1 44,4 38,6 17,5 2,9 21,1 0,0 20,5 0,6 8,2 172Valencia 37,1 34,3 33,3 15,3 30,0 15,3 11,3 8,3 20,8 7,7 29,1 9,8 21,2 321Extremadura 37,2 15,5 12,7 38,0 45,2 18,5 2,9 2,8 4,2 0,0 8,5 1,4 1,4 71Galicia 32,5 10,2 4,9 7,7 62,7 54,3 9,2 26,6 13,1 3,9 6,8 0,0 2,9 205Canarias 43,4 23,1 19,4 50,0 40,3 15,8 2,8 0,0 14,0 0,0 16,0 0,0 12,0 108Madrid 35,7 13,4 9,8 30,7 41,7 14,8 10,9 5,6 3,4 9,8 24,3 0,8 10,4 358Murcia 34,0 9,3 8,3 26,6 46,1 11,9 18,1 8,4 9,6 9,6 9,4 11,5 8,6 108País Vasco 33,9 8,3 5,4 42,5 45,5 14,3 25,0 6,0 8,9 7,2 10,7 0,0 0,0 168España 36,0 15,6 12,6 25,1 49,2 16,9 11,1 7,1 12,3 6,2 23,4 4,6 11,8 2.992

Fuente: Elaboración propia a partir de la Encuesta sobre Condiciones de Vida, 2008.

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Sin embargo, existen factores externos que estánincidiendo en el proceso y que pueden tender aralentizar el cambio de las identidades socialesbásicas. El factor estructural que influye significati-vamente sobre la crisis expresiva es el porcentaje depoblación con contratos temporales y precarios.Conforme aumenta el peso relativo de este sectorsocial, se reduce la crisis expresiva. Este factor, sinembargo, sólo explica un 19% del porcentaje de per-sonas que se identifican con todos por igual. Elgrado de confianza de los resultados es superior al94%. Este efecto se produce como consecuencia deque el aumento de la precariedad laboral fortalecelos rasgos modernos de diferenciación que aún tie-nen cierta representación y visibilidad en la arenapolítica, como la clase social, la ocupación, las ideaspolíticas y las ideas religiosas. Concretamente, larelación más patente se establece entre la variableempleados precarios y extensión de la ocupacióncomo modo de identificación social básico, demanera que el nivel de empleo precario en unaregión explica el 63% de la varianza de la extensiónde la profesión, con nivel de confianza superior al99%.

En conjunto, es decir, teniendo en cuenta todos losfactores indicados, el modelo explicativo de unamayor crisis expresiva en unas regiones que enotras permite explicar el 74% de la varianza de lamuestra con un nivel de confianza de un 99,5%. Sinembargo, una vez apreciada la existencia de proble-mas de asociación entre las variables generaciona-les y culturales, que implican un alto grado de coli-nealidad, el modelo predictivo más adecuado debeajustarse. Este nuevo modelo tiene una capacidadpredictiva de un 70% y su nivel de confianza es deun 99,7%. Incluye tres factores: el porcentaje depoblación menor de 30 años; el índice de precarie-dad, que incluye el porcentaje de población enempleos precarios y temporales; y el factor de mayorextensión de las identidades adquiridas e ideales. Ydeja fuera el factor de mayor extensión de las identi-dades basadas en los estilos de vida frente a losbasados en identidades adscritas. Esto último ocu-rre como consecuencia de que este factor culturaltiene un nivel de correlación de Pearson inverso, sig-nificativo y explicativo del 67% de la varianza del

porcentaje de población menor de 30 años, lo cualindica que, a mayor porcentaje de población joven,hay una mayor identificación con los estilos de vida.

Por tanto, la crisis expresiva, reflejada por la res-puesta “me identifico con todos los tipos de grupospor igual”, sin capacidad de diferenciar entre losiguales y los diferentes, es parte de un proceso detransformación histórica desde las sociedadesmodernas europeas a las sociedades posmodernas.Cuanta más fuerza va tomando el tipo de identidadsocial más apropiada para las sociedades posmo-dernas o líquidas, que son las identidades socialesbasadas en los estilos de vida, mayor es el nivel decrisis expresiva en las generaciones adultas. Poreso, fundamentalmente, las sociedades más posmo-dernas son las que tienen un mayor grado de crisisexpresiva, hasta que llegue posiblemente unmomento en que se extiendan a toda la pirámide deedad las nuevas formas de identificación social. Estehecho ocurrirá conforme vayan sustituyéndose lasgeneraciones, al igual que ocurre con otros elemen-tos culturales, como los valores de la autoexpresión(Inglehart y Welzel, 2006).

Pero el escenario indicado se ve ralentizado en eltiempo por varios factores: en primer lugar, el tipode modelo de identificación predominante en cadasociedad; segundo, el envejecimiento de la pobla-ción; y, tercero, el grado de precariedad laboral quecada región soporta. De este modo, el tiempo quedure la crisis expresiva se podrá reducir conforme seaminore el nivel de precariedad laboral. Si no lohacemos, la crisis expresiva podrá reducirse, perono porque se produzca el cambio hacia un modelosocial donde el ámbito de identificación e interesesse haya trasladado hacia los gustos, las costumbres,las modas y las aficiones, sino porque se habránvuelto a fortalecer las identidades sociales moder-nas, con lo que se incrementará el riesgo de conflic-tos sociales devenidos de la desigualdad social. O, peor aún, se habrán fortalecido las identidadessociales adscriptivas, como la edad y el sexo, queson capaces de generar mayores niveles de conflic-to. Esto sucede entre los jóvenes cuando experimen-tan mayor grado de precariedad laboral (Villalón,2007).

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El objetivo que se plantea este trabajo es averiguarlas tendencias de futuro que se aprecian en el fenó-meno de las drogas. El artículo muestra un repuntede los consumos que puede reproducir la fase dealarma social y pronostica, con la evolución de losdatos actuales, que puede reaparecer el ‘problema’de las drogas, quizás, con otras consecuencias.Entre éstas, se podría señalar un aumento de laexclusión social por causa del consumo abusivo y laadicción a las drogas. Hace unos años, el impactode la adicción a las drogas se manifestaba en pro-blemas de inseguridad ciudadana y delitos contra lapropiedad. Sin embargo, es posible, que, en el futu-ro, los problemas se dirijan hacia un aumento de laexclusión social de los jóvenes adictos que se intro-duzcan en los consumos abusivos en la actualidad.

1. Introducción

Generalmente, los consumos de drogas se inicianentre la adolescencia y la primera juventud, para irreduciéndose paulatinamente a medida que los con-sumidores se acercan a la treintena. El momentoactual es de cierta relajación social respecto al fenó-meno del consumo de drogas. Los patrones de con-sumo han cambiado y se ha producido un procesode normalización e integración. En las calles no seve a los adictos a las sustancias, mientras que hacealgunos años tenían un fuerte impacto visual, conejemplos de gran deterioro físico y marginaciónsocial. Los consumidores se han hecho invisibles ala sociedad. Sin embargo, no por esto desaparece elriesgo de adicción, que puede ser el primer escalónhacia una exclusión social severa.

Algunas investigaciones (Observatorio Españolsobre Drogas, 2004) han señalado una tendenciadescendente en los consumos de determinadas sus-tancias, como la heroína, los alucinógenos, los inha-lables, el crac y también el alcohol. Otro indicadorde este descenso son las admisiones a tratamientopor abuso o dependencia de sustancias psicoacti-vas, que viene reduciéndose desde los 54.338 casosde 1998, pasando por los 49.487 casos de 2000, alos 46.744 admitidos en 2002 (ibídem).

A pesar de estas informaciones positivas respecto alfenómeno, también están apareciendo nuevos perfi-les en la adicción a sustancias. Cada vez es más inu-sual encontrar en las calles la imagen del joven o eladulto tremendamente deteriorado por el consumocompulsivo de sustancias, con el enorme impactosocial y sanitario que representaba. Los consumosabusivos de sustancias se están interiorizando en ladinámica cotidiana de la sociedad y no son percibi-dos, son invisibles, hasta que la situación entra enuna fase crítica.

Cambios y tendencias en el consumode sustancias psicoactivas como factorde riesgo hacia la exclusión socialGabriel Robles GaviraAyuntamiento de Cádiz

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El objetivo que se marca este trabajo es averiguarlas tendencias de futuro que se aprecian en el fenó-meno de las drogas. Después de un período de fuer-te alarma social causada por el problema de las dro-gas, se ha pasado a una fase de invisibilidad delfenómeno. Esto quiere decir que no se exterioriza enlas calles, pero está aumentando considerablementeel consumo de determinadas sustancias. El fenóme-no de las drogas parece que reproduce un ciclo condistintas fases: alarma social, rechazo social, pre-sión ciudadana, respuesta institucional, disminu-ción del consumo o de su percepción, normalizaciónsocial, trivialización del fenómeno y baja percepcióndel riesgo y –parece que progresivamente– vuelta alaumento de los consumos (Comas, 2002).

El propósito del presente estudio es demostrar quese aprecia un repunte de los consumos que puedereproducir el ciclo y pronostica, con la evolución delos datos actuales, que puede reaparecer el proble-ma de las drogas y un período de fuerte alarmasocial, quizás, con otras consecuencias. Entre éstasse podría señalar un aumento de la exclusión socialpor causa del consumo abusivo y la adicción a lasdrogas. Hace unos años, el impacto de la adicción alas drogas se manifestaba en problemas de insegu-ridad ciudadana y delitos contra la propiedad. Sinembargo, es posible, que en el futuro, los problemasse dirijan hacia un aumento de la exclusión social delos jóvenes adictos que se introduzcan en los consu-mos compulsivos en la actualidad. En el complejocontexto del capitalismo competitivo de las socieda-des actuales, la pérdida, durante un período prolon-gado, de los recursos instrumentales y/o expresi-vos, ya sean en forma de oportunidades educativas,formativas y laborales, o en forma de apoyos emo-cionales a través de las redes sociales disponibles,puede provocar un estado de vulnerabilidad queprogresivamente empuje a la persona a la exclusiónsocial.

Entre los factores de riesgo que afectarían a lapoblación adicta y que potenciarían su exclusión odificultarían su reinserción se encuentran: las adic-ciones y el deterioro de la salud; los problemas decobertura del Estado del Bienestar; la pérdida decompetitividad, de reciclaje profesional y de expe-riencia laboral; el desempleo; la precariedad y latemporalidad en el trabajo; los problemas de vivien-da, que concentrarán la población más vulnerableen las zonas más baratas, pero con mayores nivelesde marginalidad; o cambio en los modelos familia-res y la debilidad en las redes de apoyo social queproporcionan.

2. Método

2.1. Hipótesis de trabajo

La hipótesis de trabajo se centra en la asociación yevolución de una serie de indicadores con los nive-les de consumo. Estarían relacionados con elaumento de los consumos: el aumento de la dispo-nibilidad percibida para obtener sustancias, la visi-bilidad del fenómeno de las drogas, la valoraciónque se hace del problema y el riesgo percibido. Esteúltimo es sobre el que se centrará, en mayor medi-da, la investigación, por ser un indicador que puedemostrar la evolución futura.

La hipótesis de investigación plantea que el aumen-to de los consumos de drogas está relacionadoinversamente con el riesgo percibido, la visibilidaddel fenómeno y la valoración del problema, y direc-tamente con la disponibilidad percibida. Es decir,cuando el riesgo percibido (problemas que creen lespuede acarrear una conducta), la visibilidad delfenómeno (descripción de elementos del fenómenode las drogas que los encuestados han observadoen su entorno, por ejemplo, jeringuillas, drogode-pendientes, traficantes) y la valoración del problema(importancia que se le atribuye a las drogas comoproblema social) desciende en la sociedad, los con-sumos de drogas aumentan. Por otra parte, cuandola disponibilidad percibida aumenta, crecen los con-sumos.

2.2. Objetivos específicos del estudio

• Confirmar la asociación que se establece entre eldescenso del riesgo percibido y el aumento de losconsumos de sustancias.

• Descubrir la asociación que puede existir entre ladisponibilidad percibida y los consumos de dro-gas.

• Establecer relaciones entre los períodos de visibili-dad del fenómeno y su impacto en la concienciacolectiva.

• Mostrar la influencia de la construcción y valora-ción social del fenómeno de las drogas y su posi-ble influencia en los consumos.

2.3. Descripción de las variables

• Expectativas: representaciones mentales sobresucesos o estados de cosas que pueden sucederen el futuro.

– Riesgo percibido. En el presente estudio, sepronostica que los niveles de percepción delriesgo de las sustancias están relacionadosinversamente con los consumos reales de

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esas sustancias. A mayores niveles de percep-ción del riesgo, se producirán menores consu-mos; y también a la inversa, el descenso en elriesgo percibido por consumir una sustanciaestará asociado a mayores tasas de consumo.En la actualidad, se transita por una fase debaja percepción juvenil del riesgo para algu-nas sustancias (alcohol, cocaína y cannabis), yson precisamente éstas las que han aumenta-do en mayor medida y su consumo puede con-ducir en el futuro a graves problemas indivi-duales y sociales.

– Disponibilidad percibida. Capacidad para con-seguir con facilidad una sustancia concreta enun plazo de 24 horas. El aumento del porcen-taje de personas que declaran que es fácil omuy fácil conseguir una sustancia está rela-cionado con el aumento de los consumos. Amayor facilidad, mayores consumos. Esta rela-ción se ha establecido, por ejemplo, con elcannabis: la baja percepción del riesgo y lafacilidad de su acceso estaría relacionado conel aumento de su consumo. Otro ejemplopuede ser el alcohol, sustancia legal.

• Representaciones sociales: imágenes que constru-ye la sociedad sobre aspectos determinados de larealidad.

– Visibilidad del fenómeno. El descenso de lavisibilidad del fenómeno produce una relaja-ción de la sociedad y las instituciones frente alas drogas que contribuye a pasar a otrasfases del ciclo caracterizadas por la normali-zación y la trivialización del problema. Por elcontrario, su visibilidad provoca movilizacióny preocupación en la ciudadanía, que deman-da soluciones y activa los resortes del Estadoy la sociedad para intervenir en el asunto. Lavisibilidad se relaciona con ver jeringuillas uotros útiles empleados en el consumo, pre-sencia de drogodependientes o traficantes,entre otros.

– Valoración del problema de las drogas. Esteobjetivo estaría definido por el hecho de quelas personas piensan, interpretan, imaginan yconstruyen una idea o una imagen sobre unobjeto o un fenómeno concreto. En este caso,se hace referencia a la importancia que leotorga el conjunto social al fenómeno de lasdrogas. Para la investigación, cuando la valo-ración del problema de las drogas baja, aligual que en el objetivo anterior, la imagenque se tiene del problema y los mecanismospara hacerle frente se debilitan y, a continua-ción, los consumos suben.

2.4. Metodología y fuentes

El primer paso de la investigación obliga a la consul-ta y recopilación documental de investigacionessobre el tema, así como de toda la producción teóri-ca relacionada con el problema sociológico que sepretende estudiar. La metodología que se utilizaráestará basada en el análisis e interpretación dedatos secundarios recogidos de las encuestas decarácter estatal.

El siguiente paso es buscar los estudios e investiga-ciones sobre el tema y reconocer las instituciones querealizan estudios periódicos sobre la problemática delas drogodependencias. Entre éstas, el Plan Nacionalsobre Drogas y el Observatorio Español sobre Drogastienen un papel central en el aporte de documenta-ción y series temporales. Es necesario el análisis ytratamiento de estos datos estadísticos para conocerla situación y evolución del fenómeno, y para estable-cer comparaciones entre los perfiles de consumo y losdatos sociodemográficos de los individuos.

El aporte fundamental de los datos estadísticos pro-viene de la Encuesta Domiciliaria sobre Drogas1, quetiene como objetivo estimar la prevalencia e inciden-cia del consumo de drogas ilegales y tabaco y alco-hol en la población española. Se basa en una mues-tra representativa de la población general de 15 a 64años residentes en hogares en España. El importan-te tamaño de la muestra –la última fue de más de27.000 personas– permite conocer además actitu-des, comportamientos y tendencias, y realizar com-paraciones con un amplio número de variablessociodemográficas. La repetición periódica, cadados años desde 1995, de esta encuesta permite rea-lizar el seguimiento a largo plazo de cómo evolucio-nan distintos indicadores clave en relación a las dro-gas (consumo, percepción de disponibilidad yriesgo, actitudes hacia el consumo).

También se incluyen entre las fuentes secundariasaquellos documentos que tuvieran conexión con eltema de la investigación; aquí se utilizarán docu-mentos técnicos, encuestas, estudios, monografíase incluso composiciones literarias y visuales deespecial relevancia para contribuir con otros marcosde significado al análisis del problema.

2.5. Marco teórico

La hipótesis sobre la que se sustenta esta investiga-ción se basa en el concepto de la percepción delriesgo y la disponibilidad percibida sobre determi-nadas sustancias, así como en la construcción delfenómeno a través de la visibilidad de los comporta-

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1 En el momento de escribir este artículo, sólo se dispone deun avance de la Encuesta Domiciliaria sobre Drogas de 2005 y, portanto, faltan algunos datos.

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mientos relacionados con las drogas y la valoraciónque se hace del problema. La investigación trataráde mostrar cómo la opinión sobre el riesgo del con-sumo y la disponibilidad de determinadas sustan-cias y la construcción social que se hace sobre elhecho de las drogas influyen en los consumos pre-sentes y futuros. Es decir, si se percibe que algocarece de riesgo y resulta cercano o implica pocopeligro, es más probable que se pruebe y se consu-ma. Generalmente, después de estos consumosexperimentales, el primer o los primeros consumos,el joven comprueba que el grave problema de saludque le pronosticaban, incluida la muerte, no ha ocu-rrido, y se destruye cualquier objetivo preventivopara futuras intervenciones. El problema se desarro-llará con posterioridad, cuando, relajados los con-troles previos sobre el riesgo de una conducta, éstase repite de forma regular, el joven se convierte enun consumidor habitual y luego, en determinadoscasos, en un adicto.

No hay que olvidar que, en contra de la opinióngeneralizada sobre las drogas, los primeros consu-mos de un adolescente se producen normalmenteen la familia –las drogas legales, sobre todo alco-hol– y con los amigos –las ilegales–. Además, seconsume en grupo y con la guía o la conducción dela experiencia por parte de un amigo intimo. Esteamigo hace las veces del chamán que dirige y super-visa el viaje del iniciado. Nadie aceptaría el ofreci-miento de una persona –traficante– que no conoce y con aspecto sospechoso, que le ofrece una sustan-cia cuyos efectos desconoce y que además, parahacerlo menos creíble, se le ofrece de forma gratui-ta. Ahora surge la pregunta más difícil de contestar:¿quién no se fiaría de su mejor amigo si le ofrecealgo que será estupendo y que ya ha probado?

En este trabajo se sugiere que el concepto deexpectativas sobre la sustancia y sus efectos, asícomo, la percepción del riesgo y de la disponibili-dad que se deriva de ellas son determinantes paraque se consuma. Es decir, la percepción del riesgoy la disponibilidad percibida sobre una sustanciaestán relacionadas con los consumos futuros deesa sustancia.

Para empezar, habría que definir, qué son las expec-tativas y qué es la percepción del riesgo y la disponi-bilidad percibida de una sustancia para construir unmarco teórico que enmarque y explique las tenden-cias futuras en el consumo de drogas. El Diccionariode sociología de Giner, Lamo de Espinosa y Torres(1998) define expectativa como las representacionesmentales de sucesos o estados de cosas esperados.Se construyen mediante procesos de asociación einferencia erigidos sobre el sentido común, sobrediferentes rutinas experimentadas por el sujeto,sobre su sistema de cogniciones y sobre sus esque-mas de orientación de la conducta, conformados a lolargo de su experiencia biográfica. Las expectativas

representan los mecanismos a través de los cualeslas experiencias y el conocimiento pasado son utiliza-dos para predecir el futuro. Se basan en tres elemen-tos, que resultarán muy importantes en el consumode drogas: la experiencia directa con los objetos (sus-tancias), la comunicación con otras personas (amigosy medios de comunicación) y otra serie de creencias(mitos e ideas confusas sobre las drogas) [Olson,Roese y Zanna, 1996; citado en Becoña, 1999, pág.275]. Se podría relacionar también las expectativassobre las sustancias con el teorema de Thomas (Gineret al., 1998): “si los individuos definen las situacionescomo reales, son reales en sus consecuencias”, esdecir, las definiciones de la realidad forman parte dela realidad misma. La conceptualización que hacenlos sujetos sobre el riesgo de una sustancia, en estecaso, el riesgo no excesivamente alto que implica elconsumo de una droga, la convierte para la realidadde esos individuos en una conducta con peligro, perorelativamente asumible.

La generación de expectativas es una función básicano sólo de los humanos, sino de muchos organis-mos. Son procesos fundamentales con fuertes impli-caciones para los pensamientos, los sentimientos ylas acciones dirigidas a los objetos sobre los que sehan generado las expectativas. Es un elemento cog-nitivo que permite a la persona anticipar o esperarun resultado particular (Becoña, 1999).

En el tema de las drogas, tienen más relevancia lasexpectativas que se crean sobre las sustancias quelos efectos que realmente producirán. El riesgo per-cibido es un indicador de la evolución presente ofutura de los consumos, medida por la proporciónde personas que piensan que una determinada con-ducta de consumo puede provocar bastante omuchos problemas. Las expectativas son probable-mente más problemáticas que las sustancias en sí.Es decir, “nada atrae más que aquello de lo que seespera mucho. Una buena expectativa y un buenambiente son los componentes básicos de un buencoloque” (Funes, 1996).

Estas expectativas se concretarán en la percepcióndel riesgo atribuible al consumo de algunas sustan-cias. La percepción del riesgo es especialmente sig-nificativa, porque la mayor percepción del riesgoestá asociada a menores consumos. En Estados Uni-dos se han realizado estudios en relación con elconsumo de marihuana (Chatlos, 1996; citado enBecoña, 1999, pág. 282), que han demostrado laasociación inversa que se produce entre el riesgopercibido y el consumo de esta sustancia cuando semantiene su disponibilidad, es decir, cuando esigual de fácil conseguirla en los dos contextos. Enlos años setenta, la percepción del riesgo era baja ylos consumos aumentaron. Sin embargo, hasta losaños noventa, la percepción del riesgo fue aumen-tando gradualmente y seguidamente se originó unaprogresión a la baja de los consumos. A partir de

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1992, la percepción decayó y los consumos se incre-mentaron.

Cuando el individuo se plantea el consumo de dro-gas, se enfrenta a un riesgo y, según su grado depeligrosidad, ese riesgo será asumible e interesan-te. El riesgo implica rechazo y deseo, y se encuentraen un dilema constante entre querer y no querer(Megías et al., 2001). Si la actitud de las personashacia las drogas se basa en una percepción menordel riesgo, los consumos se iniciarán y mantendránen el tiempo. Estas conductas provocarán un aumen-to de los problemas que conllevará consumos muycontinuados, y originará problemas familiares y rela-cionales, educacionales y laborales. El consumo aedades tempranas aumentará las probabilidades detener problemas en la vida adulta (Becoña, 2002) yes plausible pensar que los problemas generadospor las drogas puedan convertirse en una causaimportante para introducirse en un proceso deexclusión social, sobre todo si a la adicción a lasdrogas se unen otras variables, como el desempleo,la precariedad laboral, la temporalidad o la privati-zación de recursos o vivienda.

La disponibilidad percibida describe la percepciónque los individuos tienen de la facilidad que requie-re conseguir determinadas sustancias. Generarexpectativas sobre la facilidad de obtener algunasdrogas puede implicar que la persona conoce losresortes necesarios en su entorno cercano para con-seguir sus objetivos. Es posible que consuma, quehaya consumido o que esté en disposición de tenercontactos con redes de sociales que le puedan pro-veer de recursos –en este caso, de sustancias– conrelativa comodidad. En definitiva, el nivel de dispo-nibilidad percibida definirá el grado de conocimien-to y familiaridad del individuo con la subcultura delas drogodependencias. Se podría avanzar que lafacilidad para acceder a las sustancias estará rela-cionada con los mayores consumos.

El otro apartado del modelo teórico lo constituyen lasrepresentaciones sociales, un concepto que tiene suorigen en Durkheim (1982). Se definen como las imá-genes, valores, sentimientos e interpretaciones comu-nes que el conjunto de individuos de una colectividadrealiza sobre un hecho social específico. En el caso delas drogas, es la imagen más o menos compartidaque la sociedad tiene sobre ellas. Las variaciones quese produzcan sobre la imagen que se tiene de lacuestión provocarán cambios en su percepción socialy reorientarán las actitudes y los comportamientos delos individuos. Las representaciones sociales modifi-carán los discursos de la opinión pública y reflejaránlos valores subyacentes que hay en ellos. En elmomento actual, se podría avanzar que existe ciertarelajación sobre el problema de las drogas, relajaciónque ha sido consecuencia de la invisibilidad de losconsumos, los consumidores y la disminución de losdelitos asociados.

Las representaciones sociales sobre las drogas sedescriben con dos indicadores sobre las opinionesque tienen los ciudadanos del fenómeno. Por unaparte, la visibilidad de las conductas, y por otra,consecuencia de la invisibilidad de los efectos másnegativos de los consumos, el descenso en la valo-ración de la importancia del fenómeno. Es decir,existen una serie de conductas que han sido muyimpactantes para la población y que han marcadouna impronta en la conciencia colectiva de lo peli-groso y destructivo de la drogadicción. Estas imáge-nes derivan de la visión muy deteriorada del drogo-dependiente, el consumo en la vía pública, lostraficantes de droga y de la presencia de jeringuillasu otra parafernalia para el consumo en la calle.Estos indicadores han descendido considerablemen-te y han producido un cambio a la baja en la valora-ción del problema.

3. Resultados

Casandra, era la hija de Príamo, rey de Troya y pro-metida de Apolo. Se le concedió la facultad de adivi-nar el porvenir, pero cuando se le otorgó este privi-legio, ella retiró su palabra de casarse con el auriga.El castigo que se le impuso fue que seguiría pronos-ticando el futuro, pero que nadie daría fe de sus pre-dicciones. Con las investigaciones sobre el fenóme-no de las drogas sucede algo parecido: se tienenindicios sobre la dirección de las tendencias de con-sumo para el futuro próximo, pero no hay una reac-ción seria hasta que las consecuencias no sonpatentes en la calle.

Para apreciar la evolución del fenómeno, se presen-tará, en primer lugar, la evolución de los niveles deconsumo para las drogas más consumidas desdeque se inició la Encuesta Domiciliaria sobre Abusode Drogas. Por un lado, se aportarán los datos delas sustancias legales más consumidas, alcohol ytabaco, y, por otro, se mostrarán los niveles de lassustancias ilegales más consumidas, cannabis,cocaína, éxtasis y heroína –aunque del consumo deesta última es muy residual, aún mantiene una cargasimbólica muy importante–.

3.1. Prevalencia del consumo y tendencias de futurodel consumo de sustancias psicoactivas

En la tabla 1 se aprecian, con relativa nitidez, trespatrones de consumo de drogas en la sociedad espa-ñola: a) las drogas legales mantienen unos nivelesde consumo altos y estables; b) las dos sustanciasilegales más consumidas, cannabis y cocaína tienenprogresión ascendente en sus consumos; y c) por unlado, el éxtasis ha crecido en consumo experimental,pero continúa a la baja en el consumo esporádico yen el habitual; y, por otro, la heroína prácticamenteha desaparecido de la realidad española.

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Tabla 1. Prevalencia de consumo de sustancias psicoactivasentre la población de 15-64 años. España, 1995-2005 (%)Ha consumido alguna vez en la vida(consumo experimental)

1995 1997 1999 2001 2003 2005Tabaco N. D. 69,7 64,9 68,4 68,9 N. D.Alcohol N. D. 90,6 87,3 89,0 88,6 93,7Cannabis 14,5 22,9 19,6 23,8 29 28,6Cocaína 3,4 3,4 3,1 4,8 5,9 7,0Éxtasis 2,0 2,5 2,4 4,0 4,6 4,4Heroína 0,8 0,6 0,5 0,6 0,9 N. D.Ha consumido alguna vez en los últimos 12 meses(consumo esporádico)

1995 1997 1999 2001 2003 2005Tabaco N. D. 46,8 44,7 46,0 47,8 42,4Alcohol 68,5 78,5 75,5 78,1 76,6 76,7Cannabis 7,5 7,7 7,0 9,2 11,3 11,2Cocaína 1,8 1,6 1,6 2,5 2,7 3,0Éxtasis 1,3 0,9 0,8 1,8 1,4 1,2Heroína 0,5 0,2 0,1 0,1 0,1 0,1Ha consumido alguna vez en los últimos 30 días(consumo habitual)

1995 1997 1999 2001 2003 2005Tabaco N. D. 42,9 40,1 41,4 42,9 38,4Alcohol N. D. 64,4 61,8 63,7 64,1 64,6Cannabis N. D. 4,6 4,5 6,4 7,6 8,7Cocaína N. D. 0,9 0,9 1,3 1,1 1,6Éxtasis N. D. 0,3 0,2 0,8 0,4 0,6Heroína N. D. 0,1 0,0 0,0 0,0 N. D.

N. D.: Datos no disponibles. Fuente: Encuesta Domiciliaria sobreDrogas, 1995-2005. La encuesta se dirige a la población de entre 15 y 64 años.

• Tabaco: el consumo experimental de tabaco semantiene estable alrededor del 70%. El consumoesporádico baja lentamente, más de cuatro puntosdesde 1997. El consumo habitual ha descendido deforma drástica, más de cuatro puntos, entre laencuesta de 2003 y la de 2005.

• Alcohol: el consumo de alcohol es casi universal enEspaña y fluctúa en el 90% en todas las encuestas.Lo mismo ocurre con el consumo en los últimosdoce meses, que se mueve en torno al 75%. El con-sumo habitual, en el último mes, está alrededor del65%. Esto quiere decir que dos de cada tres perso-nas que lo prueban lo consumen regularmente.

• Cannabis: es la droga ilegal más consumida y conproyección ascendente, pues no ha dejado de cre-cer desde la encuesta de 1995 en todas su formasde consumo. Casi el 30% de la población lo ha pro-bado y, en diez años, su consumo experimental yhabitual se ha duplicado.

• Cocaína: ésta es otra sustancia que ha crecidoespectacularmente en los diez años de la serie deencuestas. Su consumo, al igual que en el canna-bis, se ha duplicado en sus distintas formas, expe-rimental, esporádico y habitual. El problema deesta sustancia es que tiene un poder adictivo másintenso y destructivo que el cannabis, y capacidadpara provocar muchos problemas en el futuro a losconsumidores habituales.

• Éxtasis: por el momento, parece que el éxtasis esuna sustancia que se confirma a la baja en su con-sumo esporádico y habitual. No obstante, es preci-so estar atento a su evolución, porque se está pro-duciendo un alza en su consumo experimental. Enlos años noventa, estaba alrededor del 2% y, enlas últimas encuestas, se sitúa en el 4,5%. Estedato es importante, porque dependerá de losresultados de este primer contacto que se pase aconsumos esporádicos o habituales, o que quedeen una experiencia aislada.

• Heroína. El descenso de la heroína ha sido espec-tacular. Después de ser la droga de la epidemia enla década de los ochenta y principios de los noven-ta, ha bajado a niveles insignificantes. Todos susconsumos se mantienen por debajo del 1%, y esteporcentaje, seguramente, representará a algunosconsumidores muy aislados o a drogodependien-tes veteranos que no han conseguido abandonarla sustancia. El deterioro físico, el sida y la muertehan contribuido a convertir a esta sustancia ensinónimo de muerte en el imaginario colectivo yesta percepción ha alejado, por ahora, a los consu-midores.

3.2. Riesgo percibido

En el caso del riesgo percibido –porcentaje de per-sonas que piensan que esa conducta puede acarrearbastante o muchos problemas–, existen dos patro-nes diferenciados y una modalidad de consumoindependiente, el consumo de cannabis una vezpor semana, que se está situando entre estos dospatrones.

Se percibe un riesgo alto (> 80%) en el consumohabitual de tabaco (un paquete al día), alcohol (5 ó 6copas al día), cocaína (semanal o mensual), éxtasis(semanal o mensual) o heroína (semanal o men-sual). Dentro de las percibidas como más peligro-sas, se puede diferenciar dos grupos. En el primero,donde se colocan el éxtasis, la cocaína y la heroína,la percepción del riesgo se sitúa por encima del95%. Sin embargo, todo estos consumos han des-cendido en la percepción del riesgo desde laencuesta de 1999, en las que tenían los valores másaltos (99%). Desde ese año hasta hoy, se han dupli-cado los consumos de éxtasis y cocaína, pasandodel 2,4% al 4,4% el éxtasis, y del 3,1% al 7% lacocaína. La percepción del riesgo sigue siendo alta,pero comenzó a decrecer, y los consumos aumenta-ron. El comportamiento de la heroína es similar encuanto a la bajada en la percepción del riesgo, pero,por el contrario, su consumo casi ha desaparecido.Es una excepción que posiblemente esté asociada ala gran carga simbólica que posee esta sustancia.

Por otro lado, dentro del grupo de los consumossusceptibles de generar más riesgos, están el taba-co y el consumo habitual de alcohol, que se sitúan

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por encima del 85%. La percepción del riesgo aso-ciado al consumo de tabaco ha crecido, y los consu-mos están a la baja, quizás gracias a las constantescampañas en su contra y al impulso derivado de laLey 28/2005, de 26 de diciembre, de Medidas Sani-tarias frente al Tabaquismo y Reguladora de laVenta, el Suministro, el Consumo y la Publicidad delos Productos del Tabaco. El riesgo al consumo habi-tual de alcohol ha bajado del 90% al 85% pero suconsumo permanece estable (el 64% de personas loconsumen habitualmente), pues es una sustanciamuy arraigada en nuestra cultura y con menor poderadictivo que el tabaco.

Pasemos a las menos peligrosas, o mejor dicho, alas que se perciben como menos peligrosas. En estegrupo están consumir cannabis una vez al mes yconsumir 5 ó 6 copas los fines de semana. Los dosse encuentran con niveles especialmente bajos, elalcohol de fin de semana sólo es problemático parael 40% de los encuestados, y aparecen niveles muyaltos de consumo en la sociedad. El consumo decannabis mensual es problemático para el 60% de lapoblación, percepción que ha descendido desde el75% de 1999. Es la droga ilegal más consumida y laha probado el 30% de toda la población. El consumo

habitual de cannabis se encuentra en niveles altosde percepción del riesgo, el 77%, no obstante, man-tiene una progresión constante a la baja (se encon-traba en el 87% en 1999), lo que significa, que, posi-blemente, en el futuro el consumo de cannabiscontinúe aumentando.

3.3. Disponibilidad percibida

La disponibilidad percibida –porcentaje de encues-tados que son capaces de conseguir fácilmente lasustancia ilegal solicitada en 24 horas– ha aumenta-do para todas las drogas desde la primera investiga-ción de 1995. Actualmente, las sustancias ilegalesanalizadas se ubican por encima del 40%. Losencuestados consideran que es más fácil conseguirlas sustancias hoy que hace diez años.

Entre las sustancias ilegales, el cannabis se distan-cia del resto: más de la mitad, el 56%, piensa que esfácil obtenerla. La accesibilidad de la sustancia estárelacionada con la mayor penetración en la socie-dad: muchos pueden conseguirla y muchos la consu-men. En 2005, la cocaína ha descendido ligeramen-te, pero todavía se encuentra por encima del 40%,

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Gráfico 1. Riesgo percibido asociado al consumo de sustancias psicoactivas. España, 1995-2005 (%)

Éxtasis (semanal)

Éxtasis (mensual)

Cocaína (mensual)

Cocaína (semanal)

Heroína (mensual)

Tabaco (1 paquete/día)

Alcohol (5 ó 6 copas en fin de semana)

Alcohol (5 ó 6 copas entre semana)

Cannabis (mensual)

Cannabis (semanal)

1997 1999 2001 2003 2005

Fuente: Encuesta Domiciliaria sobre Drogas, 1995-2005. La encuesta se dirige a la población de entre 15 y 64 años.

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es decir, que cuatro de cada diez encuestados dicenpoder comprarla con relativa facilidad. Es un porcen-taje muy alto para una sustancia cara, destructiva ymuy adictiva. La disponibilidad percibida del éxtasisse mantiene estable alrededor del 45%. La de laheroína se mantiene estable alrededor del 40%, undato llamativo, porque el consumo ha descendidoen los últimos años. Es posible que su fuerza simbó-lica siga muy presente en la conciencia colectiva dela sociedad española, aunque haya disminuido supresencia en las calles.

3.4. Visibilidad del fenómeno

La visibilidad del fenómeno es de los indicadoresque más han descendido. Esta tendencia es con-gruente con la desaparición del período de alarmasocial. Las situaciones alarmantes o peligrosas rela-cionadas con las drogas han ido reduciéndose yahora sólo se aprecian en contadas ocasiones, aisla-das y específicas. Los consumos y los consumidoresmarginales han trasladado de la vida cotidiana y cer-cana de los ciudadanos y concentrado en pobladosmarginales en la periferia geográfica y social de lasciudades. Los consumos se han integrado y normali-zado en la vida social, se han vuelto invisibles.

Los indicadores que antes estaban por encima del10% ahora se han reducido a la mitad. La visión de

jeringuillas ha pasado de cerca del 20% al 6% de2005. Las personas inyectándose han bajado del11% al 4%. Las personas vistas fumando heroínahan caído y se han estabilizado en el 6%. Sólo handescendido de forma un poco más contenida losindicadores de ‘personas drogadas caídas en elsuelo’ con el 8%, ha bajado cuatro puntos, y los‘vendedores que le ofrecen drogas’, que, a falta dedatos para 2005, se ubica en el 8%, tres puntos pordebajo que en 1995.

3.5. Valoración del problema

Con los anteriores indicadores a la baja, excepto ladisponibilidad, la percepción genérica del problemade las drogas también se encontrará en caída libre.La delincuencia relacionada con las drogas ha baja-do del 33% en 1997 al 24,6% en 2003. Un datoextraño en esta serie es el espectacular aumentoque se produce en la encuesta de 2005, donde lavaloración del problema pasa al 52%. Habrá queesperar a la publicación del informe completo paraconfirmar este dato. El problema de la droga en elentorno cercano ha descendido cerca de 14 puntos,desde el 53,6% de 1995 al 39% de 20032.

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Gráfico 2.Percepción de que conseguir drogas ilegales es relativamente fácil o muy fácil. España, 1995-2005 (%)

Cannabis

Heroína

Cocaína

Éxtasis

Fuente: Encuesta Domiciliaria sobre Drogas, 1995-2005. La encuesta se dirige a la población de entre 15 y 64 años.

2 No hay datos disponibles para 2005.

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Jeringuillas tiradas en el suelo

Personas inyectándose droga

Personas fumando heroína en aluminio

Vendedores que le ofrecen drogas

Personas drogadas caídas en el suelo

1995 1997 1999 2001 2003 2005

Gráfico 3.Visibilidad del fenómeno de las drogas en el entorno cercano. España, 1996-2005 (%)

Fuente: Encuesta Domiciliaria sobre Drogas, 1995-2005. La encuesta se dirige a la población de entre 15 y 64 años.

Gráfico 4.Valoración sobre los problemas de las drogas en el entorno cercano. España, 1996-2005 (%)

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1995 1997 1999 2001 2003 2005

La delincuencia relacionada con la droga es un problema grave

La droga es un problema muy importante donde vive

Fuente: Encuesta Domiciliaria sobre Drogas, 1995-2005. La encuesta se dirige a la población de entre 15 y 64 años.

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Han pasado los tiempos en que la droga aparecíacomo uno de los problemas sociales que más preo-cupaban a los españoles. La heroína, símbolo de laepidemia de muerte y delincuencia de hace unosaños, casi se ha extinguido. Por tanto, al no tener elproblema delante de nuestros ojos, parece que noexiste; si no se ven las cosas, son menos reales. Eldescenso de la valoración del problema genera tran-quilidad y relajación en las demandas que la ciuda-danía ejerce sobre las instituciones y sus represen-tantes. La lucha contra la droga ha dejado de seruna prioridad para la sociedad civil, más preocupa-da en desplazar los efectos indeseados del botellónde la puerta de sus casas que en denunciar los nive-les de consumo de alcohol, cannabis y cocaína entrelos jóvenes.

4. Discusión

Los cuatro indicadores anteriores muestran indiciosde las tendencias de futuro de los consumos de sus-tancias. En este caso, las variables analizadas arro-jan un escenario de aumento o estabilización de losconsumos. Sólo en algunos casos se atisban datosque podrían indicar un futuro descenso.

Ha aumentado la percepción del riesgo del consumodel tabaco y se prevé una disminución de los consu-mos de esta sustancia. La percepción del riesgo delconsumo de alcohol ha bajado en cinco puntos, perosu consumo habitual se mantiene inalterado. El ries-go asociado al consumo de heroína se mantieneestable, pero su consumo es residual y es difícil quealcance los niveles pasados. Los consumos de éxta-sis y cocaína han visto descensos leves en cuando apercepción del riesgo que, pero, sin embargo, hansufrido aumentos importantes en su consumo. Elconsumo de cannabis es el que registra una mayorbajada en lo que respecta a percepción del riesgo,siete puntos, y sus consumos han sido los que máshan crecido.

Según estas tendencias, en los dos extremos, taba-co y cannabis, la relación entre riesgo y consumo es

más clara. Sin embargo, en el resto, las variacionesen la percepción son muy pequeñas y los comporta-mientos van desde un aumento importante en éxta-sis y cocaína hasta la estabilización en heroína yalcohol. En estas sustancias es más complicadotener un pronostico de futuro claro, aunque pareceque las dos primeras continuarán su crecimiento.

La disponibilidad percibida ha subido para todas lassustancias ilegales analizadas. Los encuestadosconsideran que es más fácil conseguir sustanciasilegales –cannabis, heroína, cocaína y éxtasis– hoyque hace diez años. La accesibilidad es una de lasvariables que pueden favorecer el aumento de losconsumo en los próximos años.

El problema de las drogas también es valorado hoycon mayor benevolencia por parte de los encuesta-dos que hace diez años. La percepción de las drogascomo problema social, a través de la visibilidad delfenómeno y la valoración que se hace de él, ha des-cendido acusadamente. La consecuencia es la consi-deración de las drogas como un problema que hadejado de serlo. La conclusión es que se está atrave-sando una etapa de normalización, trivialización ybaja percepción del riesgo, lo que supondrá que,siguiendo el ciclo expuesto en los objetivos de lainvestigación, se pase a la fase de aumento de losconsumos e irrupción del problema en un futuro máso menos cercano.

El aumento de los problemas generados por las dro-gas significará, como ha ocurrido en otros momen-tos, un aumento de la exclusión social por estacausa. Sumergirse en una adicción es un procesolargo y doloroso para el drogodependiente, su fami-lia y su entorno más cercano, y acarrea la descone-xión social e individual de las múltiples esferas enlas que desarrolla su vida: se pierde el trabajo, losamigos, la pareja, la salud, las oportunidades. Si alo anterior unimos el entorno de lucha y competen-cia de los mejor preparados en las sociedades capi-talistas avanzadas, se estará en disposición degenerar una bolsa de exclusión social de muy difícil,larga y costosa recuperación.

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COMAS, D. (2002): “La percepción social de los proble-mas”, en Sociedad y Drogas: una perspectivade 15 años, Madrid, Fundación de Ayuda con-tra la Drogadicción, pág. 89.

DURKHEIM, E. (1982): De la división del trabajo social,Madrid, Akal.

FUNES, J. (1996): Drogas y adolescentes, Madrid, Aguilar,pág. 46.

GINER, S.; LAMO DE ESPINOSA, E.; y TORRES, C. (1998):Diccionario de sociología, Madrid, Alianza,págs. 286 y 783.

Ley 28/2005, de 26 de diciembre, de Medidas Sanitariasfrente al Tabaquismo y Reguladora de la Venta,

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Bibliografía

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Fuentes estadísticas utilizadas

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Encuesta Escolar sobre Drogas. Años 1994-2004, PlanNacional sobre Drogas [disponible en:<www.pnsd.msc.es>].

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Este trabajo constituye un primer acercamiento a larealidad de las personas inmigrantes con discapaci-dad en España, un fenómeno que, en paralelo al dela inmigración, presenta un incremento muy consi-derable en los últimos años. Según los autores, elporcentaje de personas con discapacidades entre lapoblación inmigrante se acerca al 5%, lo que repre-senta unas 225.000 personas, en su mayoría enedad laboral y con muy bajos niveles de inserciónsociolaboral. Pese a ello, las posibilidades de inte-gración en España, vistas desde la óptica del tipo,densidad y frecuencia con que los inmigrantes condiscapacidad establecen relaciones y contactos enEspaña, indican que, por lo general, existen elemen-tos para el optimismo.

1. Introducción

Pretendemos ofrecer en este artículo una descrip-ción, lo más pormenorizada posible, de las caracte-rísticas de la población inmigrante con discapacidaden España. La información recogida no sólo se refierea las características de su discapacidad, sino tam-bién a su estructura de oportunidades para la inmi-gración (esto es, condiciones de partida en el país deorigen), y a sus posibilidades de acceso a los recur-sos y de integración una vez en el país de destino.

Inmigrantes con discapacidad enEspañaEduardo Díaz VelázquezAgustín Huete GarcíaAntonio Jiménez LaraInterSocial

Cuadro 1. Dimensiones de análisis del estudio

Estructura de oportunidades (País de origen)País (cultura, lenguaje)

RentaRecursos (servicios) país de origen

Estructura de oportunidades en el país de destinoSituación legal y políticas

públicasÁmbito (urbano/rural)

IndividuoTiempo en el país

Motivos inmigraciónTipo de discapacidad

Etiología

Acceso a recursosIntensidad

Tipo de prestador (público/privado)

Situación de exclusión/integración

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Del análisis de la discapacidad en el fenómenomigratorio nos interesa conocer cuáles son las situa-ciones especiales de vulnerabilidad que afectan aeste colectivo y que se derivan de los dos factoresde exclusión que les caracterizan. Si ya hay una vul-nerabilidad asociada a cada uno de estos factores–tener una discapacidad o ser inmigrante– la combi-nación de ambas puede acentuar esa condición deexclusión. En este sentido, de acuerdo a las dimen-siones que hemos señalado, podríamos distinguiren nuestro análisis trayectorias diferentes que pue-den dar lugar a situaciones de vulnerabilidad distin-tas y para las que existe una cobertura también dis-tinta por parte de las redes de apoyo:

1. Adultos que tienen una discapacidad y que reali-zan la migración.

2. Adultos que han accedido a la situación de disca-pacidad después del proceso migratorio o asocia-do al mismo.

3. Menores con discapacidad que han nacido enEspaña y son hijos o hijas de inmigrantes.

Estas trayectorias pueden dar lugar a situaciones devulnerabilidad distintas, con elementos en común

pero con particularidades en cuanto a si se poseeuna red familiar o no de apoyo, si se está en situa-ción regular o no, si se trata de una discapacidadadquirida en el proceso migratorio o no (y en el pri-mero de los casos, si hay una cobertura asistencialpara la misma) [ver Cuadro 2].

Cualquier persona inmigrante en España puedeencontrarse en una situación de vacío jurídico si susituación es irregular, y por tanto encontrar dificulta-des para acceder a recursos y servicios de atenciónbásicos. Los servicios de atención, valoración y diag-nóstico de la discapacidad del ámbito público (asícomo los concertados con entidades privadas) nopueden ser utilizados por la población inmigrantecon discapacidad a no ser que tengan residencialegal, tal y como queda reflejado en la Ley Orgánica4/2000, de 11 de enero, de derechos y libertades delos extranjeros en España.

Dependiendo de cada Comunidad Autónoma (ya queson éstas las que tienen las competencias adminis-trativas en materia de Sanidad) y de los municipios(que tienen las competencias en lo que se refiere ala inscripción en sus padrones municipales), los trá-mites administrativos son más o menos accesibles.La legislación en ocasiones puede tener en su ejecu-

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Cuadro 2.Trayectorias de los inmigrantes con discapacidad en España

Discapacidad(Vulnerabilidad asociada)

Proceso migratorio(red familiar; familia en

lugar de destino)

Situación regular(predominante,reagrupación)

Red de apoyo familiary red de servicios

(si es legal)

Inmigrante(Vulnerabilidad asociada

al proceso)

Proceso migratorio(individual principalmente)

y condiciones de empleoprecarias

Adquisición dediscapacidad debido a

accidente laboral

Probable escasa redde apoyo: pérdida de fuente

de ingresos / Cambiode expectativas

Inmigrante(Vulnerabilidad asociada

al proceso)

Vulnerabilidad y malestarpsicosocial Factores:laborales, sociales,

culturales…

Discapacidad(Trastorno mental)

Probable escasa redde apoyo: pérdida de

fuente de ingresos

Proceso migratorio Hijo/a con discapacidadnacido en España

Derechos asociados aresidencia legal por

nacimiento en EspañaApoyo de red familiary acceso a servicios

Inmigrante irregular(doble vulnerabilidad

asociada al proceso y asituación jurídica)

Condiciones de empleoprecarias y fuera de la

legalidad

Adquisición dediscapacidad debido a

accidente laboral

Falta de red de apoyo,imposibilidad de acceder a

servicios por ser“irregular”/sin ingresos

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ción aplicaciones distintas y contradictorias, en fun-ción de la administración, coyuntura política, socialo incluso la persona que la aplique.

“Un chico rumano con una discapacidad, obtuvosu certificado de discapacidad en las Islas Balea-res. Cuando llegó aquí pedimos una revisión ynos extrañamos de que el chico tuviera el certifi-cado. Te das cuenta de que la ley es interpretadade manera diferente en una comunidad y en otra.Hace tiempo conseguimos que los menoresextranjeros tuvieran documentación, permiso detrabajo… Hicimos una interpretación legislativapositiva. Cuando ese programa se desbordó porel número de menores y ya no era una medidapuntual, la administración dejó de ofrecer docu-mentación y se acabó”. (Entrevista a técnico deONG de Inmigración)

En algunas ocasiones, según nos han informadodiferentes profesionales, son los ayuntamientos losque ponen especiales dificultades para que los inmi-grantes se puedan empadronar y accedan a la tarje-ta sanitaria que les facilite una atención básica.Otras veces, las trabas son puestas en los propioscentros de salud.

“Cada ayuntamiento sí que puede poner algunastrabas, o por lo menos hacerte decir: ‘bueno yame voy porque he ido 4 veces y siempre tengoproblemas’. A veces acompañamos a los pacien-tes, cuando hay problemas; porque a veces vastú (refiriéndose a un inmigrante) y dices ‘tarjetasanitaria’ y no, y voy yo y a la media hora la tie-nes”. (Entrevista a técnica de ONG)

Si analizamos las políticas públicas en materia deinmigración (es decir, los planes autonómicos ynacional de integración de las personas inmigran-tes), pocas son las menciones que se realizan espe-cíficamente a la atención por discapacidad. Algunosplanes de inmigración, sin embargo, sí mencionanespecíficamente la atención a la discapacidad haciaeste colectivo:

• El Plan Estratégico de Ciudadanía e Integración delMinisterio de Trabajo y Asuntos Sociales.

• El Plan Integral para la Inmigración en Andalucía2006-2009.

2. Metodología

Los objetivos específicos planteados para la realiza-ción del estudio en el que se base este artículo hansido los siguientes:

• Conocer y describir la situación, necesidades ydemandas de la población inmigrante con discapa-cidad y cualquier otro aspecto relacionado con surealidad social.

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Inm

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con

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capa

cida

d en

Esp

aña• Identificar y analizar las redes de apoyo (tanto

informales –familia, amigos, compatriotas– comoinstitucionales) con que cuentan las personasinmigrantes con discapacidad.

• Conocer las dificultades particulares de los inmi-grantes con discapacidad en situación irregularpara acceder a los recursos públicos de atención aeste colectivo.

• Analizar las principales trayectorias migratorias delos inmigrantes con discapacidad en España.

• Realizar un análisis de la integración del colectivoen España en términos objetivos y en términos deintegración percibida.

Para la realización del estudio se han utilizado tantotécnicas de investigación social cualitativas comocuantitativas. Se han realizado 11 entrevistas en pro-fundidad y 4 grupos de discusión, y se han aplicadocuestionarios a personas inmigrantes con discapaci-dad y a profesionales que trabajan con este colecti-vo. También se ha realizado un análisis de fuentessecundarias (estadísticas y otras).

Se ha contado con una muestra de 191 inmigrantescon discapacidad que acuden a los recursos deatención social, ya sean especializados para inmi-grantes, para personas con discapacidad u otros. Enla siguiente tabla podemos observar cómo en lamuestra están representadas principalmente aque-llas Comunidades Autónomas con un mayor porcen-taje de inmigrantes con respecto al total nacional,como es el caso de la Comunidad Valenciana,Madrid, Andalucía o Cataluña:

Tabla 1. Distribución de la muestra por CCAA.

Porcentaje

Comunidad Valenciana 20,94

Madrid 20,42

Andalucía 13,09

Aragón 8,90

Murcia 5,76

Cataluña 5,76

C- La Mancha 4,19

Otras CCAA 20,94

Total 100,00

Fuente: Elaboración propia.

Atendiendo a la composición de la muestra pornacionalidades, contiene información de personasprocedentes de Perú, Argelia, Ucrania, Venezuela,Bolivia, Rumania, Polonia, República Dominicana,Senegal, Brasil, Uruguay, Chile, Cuba, y principal-mente de Marruecos, Ecuador, Colombia, Argentinay Rusia.

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cía

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mén

ez L

ara Tabla 2. Distribución de la muestra según país de

procedenciaPorcentaje

Marruecos 10,47

Ecuador 9,42

Colombia 8,90

Argentina 4,71

Rusia 4,19

Otros 62,31

Fuente: Elaboración propia.

Atendiendo al momento en que se produjo la disca-pacidad, en más del 70% de los casos la adquirieronen su país de origen. Con todo, una parte significati-va de la muestra –el 26%– ha adquirido su discapa-cidad en el trayecto migratorio o cuando ya seencontraba en España. Esto puede tener importan-tes consecuencias en la trayectoria vital del inmi-grante, ya que adquirir una discapacidad durante otras el proceso migratorio puede repercutir de unmodo crucial en las expectativas y posibilidades dela persona inmigrante.

Tabla 3. Distribución de la muestra según momento en elque adquirió la situación de discapacidad

PorcentajeTenía discapacidad en mi país de origen 71,51La adquirí en el proceso migratorio 2,33La adquirí cuando estaba en España 23,84NS/NC 2,33Total 100,00

Fuente: Elaboración propia.

Se ha administrado además un total de 92 cuestio-narios a profesionales de entidades en su mayorparte de atención a personas con discapacidad. Lamayoría de los cuestionarios han sido contestadospor mujeres; casi la totalidad de profesionalesposee una titulación universitaria. Teniendo en cuen-ta la heterogeneidad de las entidades con las quenos hemos encontrado, constatamos que desarro-llan una gran variedad de servicios y actividades.Los principales servicios que prestan están relacio-nados con la inserción sociolaboral, la orientación yel apoyo a familias y la atención social, como pode-mos ver en el siguiente gráfico:

Fuente: Elaboración propia.

Gráfico 1. Servicios que prestan las entidades de la muestra. Porcentaje de entidades

Acogida de emergencia 8,70

Servicios de Centro de Día 19,57

Mediciación intercultural 22,83

Clases de español 23,91

Asistencia jurídica 23,91

Servicios residenciales 26,09

Formación ocupacional 46,74

Valoración y diagnóstico 52,17

Atención temprana 53,26

Tratamiento, habilitación y/o rehabilitación 55,43

Actividades socioculturales / Participación social 64,13

Educación

67,39Ocio y tiempo libre

68,48Apoyo psicológico

75,00Atención social

83,70Orientación y apoyo a las familias

83,70Empleo / Inserción sociolaboral

0,00 40,00 80,00 100,0020,00 60,00

66,30

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ta la evolución de la población inmigrante en España,tanto desde un punto de vista cuantitativo (se ha sex-tuplicado entre 1999 y 2007) como cualitativo (hancambiado los perfiles migratorios en cuanto a distri-bución por sexo, edad y nacionalidad), podemoshacer una estimación del número aproximado deextranjeros con discapacidad. Para ello, hemos parti-do de los datos sobre población extranjera residenteen España según la actualización del Padrón Munici-pal a 1 de Enero de 2007 y de los índices de prevalen-cia de la discapacidad entre la población extranjera(algo menores que entre la población española)detectados por la EDDES 99. Ello nos permite estimarel número de extranjeros con discapacidad (en lostérminos definidos por la EDDES) actualmente resi-dentes en España en unos 225.000, que suponenalrededor del 5% del total de extranjeros.

La distribución por sexo y edad (pirámide de pobla-ción) de los extranjeros con discapacidad muestraalgunas peculiaridades derivadas de la particularestructura de la población inmigrante, en la que laspersonas de entre 20 y 35 años constituyen el seg-mento mayoritario. Destaca el alto número de varo-nes jóvenes con discapacidad (entre 20 y 35 años),que contrasta con las bajas cifras de varones condiscapacidad de entre 35 y 64 años. En el caso delas mujeres, también se aprecia un descenso delnúmero de personas con discapacidad en las eda-des intermedias, aunque este descenso es bastantemenos acusado que entre los varones.

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Tabla 5. Estimación de la población extranjera con discapacidad en EspañaEdad Extranjeros Extranjeros con discapacidad

Varones Mujeres Total Varones Mujeres Total Prevalencia0 a 4 103.144 96.193 199.337 726 550 1.276 0,64%5 a 9 108.056 102.133 210.189 1.884 1.238 3.122 1,49%10 a 14 112.288 105.521 217.809 3.126 1.912 5.038 2,31%15 a 19 122.398 113.841 236.239 4.387 2.632 7.019 2,97%20 a 24 212.221 212.259 424.480 8.489 5.731 14.220 3,35%25 a 29 357.478 314.898 672.376 14.242 9.485 23.727 3,53%30 a 34 365.226 286.193 651.419 13.090 9.536 22.626 3,47%35 a 39 300.851 231.859 532.710 8.857 8.792 17.649 3,31%40 a 44 213.899 174.429 388.328 4.928 7.975 12.903 3,32%45 a 49 147.628 130.316 277.944 2.953 7.689 10.641 3,83%50 a 54 96.487 95.025 191.512 2.377 7.651 10.029 5,24%55 a 59 67.461 74.410 141.871 2.850 8.447 11.297 7,96%60 a 64 55.789 60.550 116.339 4.410 9.792 14.202 12,21%65 a 69 48.541 46.272 94.813 6.904 10.611 17.516 18,47%70 a 74 31.278 28.173 59.451 7.507 9.044 16.550 27,84%75 a 79 18.027 17.002 35.029 6.876 7.514 14.390 41,08%80 a 84 9.341 10.236 19.577 5.386 6.118 11.505 58,77%85 y más 5.670 7.475 13.145 4.744 5.939 10.683 81,27%Total 2.375.783 2.106.785 4.482.568 103.736 120.655 224.391 5,01%

Fuente: Estimación a partir de la Encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Estado de Salud, 1999 y el Avance del Padrón Municipal a 1 deenero de 2007.

No obstante, no suele haber entidades que prestanservicios o actividades programadas específicamen-te para población inmigrante con discapacidad, locual refuerza la idea de que estamos ante un colecti-vo sin una red estable de servicios especializados.Entre los que se mencionan destacan la orientaciónjurídica especializada, clases de lengua de signosespañola a inmigrantes sordos, clases de lecto-escritura castellana a personas de diversas discapa-cidades intelectuales o, algunas iniciativas de acogi-da especialmente diseñado para inmigrantes contrastornos psiquiátricos importantes en condicionessociales muy deterioradas.

Tabla 4. Entidades consultadas que prestan servicios parainmigrantes con discapacidad. Datos porcentuales

PorcentajeNo 81,32Sí 18,68Total 100,00

Fuente: Elaboración propia.

3. La población extranjera condiscapacidad: una aproximación en cifras

A partir de los datos procedentes de la Encuesta deDiscapacidades, Deficiencias y Estados de Salud rea-lizada en el año 1999 (EDDES 99) y teniendo en cuen-

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Con el fin de aproximarnos al número real de perso-nas de nacionalidad extranjera que tienen reconocidalegalmente en España una situación de discapacidady que se han acercado a los servicios públicos deatención a personas con discapacidad, solicitamos alIMSERSO una explotación ad hoc de la Base de DatosEstatal de Discapacidad, que recoge informaciónsobre las personas cuya presumible situación de dis-capacidad ha sido valorada en los Centros Base deatención a personas con discapacidad de las distintasComunidades Autónomas. El IMSERSO puso a nuestradisposición un fichero anonimizado con 7.817 regis-tros correspondientes a extranjeros, lo que suponemenos del 0,3% del total de registros (2.750.570) dela Base de Datos Estatal de Discapacidad. La explica-ción de esta proporción tan baja es que, debido prin-cipalmente a que el método de acumulación de datosno es uniforme en todas las Administraciones Autonó-micas, así como que la base de datos no recoge infor-mación directa sobre la nacionalidad de las personasvaloradas; la única posibilidad de identificar a losextranjeros es a través de vías secundarias, como laconfiguración de su Número de Identificación (DNI oNIE del solicitante); ello nos garantiza que todos losregistros seleccionados corresponden a extranjeros,aunque no garantiza la selección de todos los extran-jeros registrados.

Los registros disponibles correspondían a sólo 10Comunidades Autónomas, y en alguna de ellas elnúmero de registros era significativamente escaso.Con algunas Comunidades, como Andalucía, hasido posible acceder a un fichero anonimizado delas personas de nacionalidad extranjera valoradasen dicha comunidad, que contenía 3.883 registros,y que, a diferencia de los extraídos de la Base deDatos Estatal de Discapacidad, sí cuentan con infor-mación sobre la nacionalidad de los solicitantes devaloración.

Los datos de los que finalmente hemos podido dis-poner son por tanto parciales, pero proporcionanuna información importante de cuáles son las disca-pacidades, grados y deficiencias que tiene la pobla-ción inmigrante con discapacidad valorada en losCentros de Valoración y Orientación de las CCAA. Elnúmero de registros correspondientes a extranjeroscon los que finalmente hemos podido trabajar es de11.697, de los que 7.814 proceden de la Base deDatos Estatal de Discapacidad y 3.883 de la Base deDatos de Discapacidad de Andalucía. La distribuciónpor Comunidad Autónoma de residencia y sexo deestos registros se recoge en la tabla siguiente.

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Fuente: Estimación a partir de la Encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Estado de Salud, 1999 y el Avance del Padrón Municipala 1 de enero de 2007.

Gráfico 2.Estructura por edad y sexo de la población extranjera con discapacidad en España, 2007

20.000 10.000 0 5.00015.000 5.000 10.000 15.000

85 y más

00 a 04

80 a 84

75 a 79

70 a 74

65 a 69

60 a 64

55 a 59

50 a 54

45 a 49

40 a 44

35 a 39

30 a 34

25 a 29

20 a 24

15 a 19

10 a 14

5 a 9

Mujeres extranjeras con discapacidad

Varones extranjeros con discapacidad

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d en

Esp

añaTabla 8. Personas con discapacidad valoradas, según grado

de discapacidad y sexo. Valorados con grado de discapaci-dad 33% o superiorGrado de Discapacidad Varones % Mujeres % Total %33 a 64 3.008 60,1 1.971 54,6 4.979 57,865 a 74 1.135 22,7 942 26,1 2.077 24,175 y más 865 17,3 695 19,3 1.560 18,1Total 5.008 100,0 3.608 100,0 8.616 100,0

Fuente: Base de Datos Estatal de Valoración de la Discapacidad yBase de Datos de Discapacidad de Andalucía. Explotación ad hoc(septiembre 2007). Excepto en el caso de Andalucía, donde seregistra la nacionalidad de los solicitantes de valoración, los datoscorresponden a extranjeros registrados con NIE completo (incluyen-do la “X” inicial) en la Base de Datos Estatal de Discapacidad.

En la base de datos se reflejan hasta tres tipos dedeficiencia (diagnósticos) para cada persona.Tomando como referencia todos los diagnósticosreflejados, predominan las alteraciones motóricas,las enfermedades crónicas, las deficiencias de lasfunciones mentales y las alteraciones sensoriales,por este orden. Cuando se toma únicamente el pri-mer diagnóstico (que corresponde a la deficienciaque mayor incidencia tiene, a juicio del equipo devaloración, para determinar la situación de discapa-cidad), las deficiencias de las funciones mentalessuperan a las enfermedades crónicas en orden deimportancia cuantitativa

Tabla 9. Personas con discapacidad valoradas, según pri-mer diagnóstico y sexo. Valorados con grado de discapaci-dad 33% o superiorDiagnóstico Varones Mujeres TotalAlteraciones motóricas 39,1% 37,5% 38,4%Deficiencias de lasfunciones mentales 21,9% 22,7% 22,3%Alteraciones sensoriales 12,2% 13,9% 12,9%Deficiencias expresivas 0,4% 0,5% 0,4%Deficiencias mixtas 2,8% 3,9% 3,3%Enfermedades crónicas 22,4% 20,4% 21,6%Deficiencia no conocida 1,0% 0,7% 0,8%Sin discapacidad 0,3% 0,2% 0,2%NC 0,0% 0,0% 0,0%Total 100,0% 100,0% 100,0%

Fuente: Base de Datos Estatal de Valoración de la Discapacidad yBase de Datos de Discapacidad de Andalucía. Explotación ad hoc(septiembre 2007). Excepto en el caso de Andalucía, donde seregistra la nacionalidad de los solicitantes de valoración, los datoscorresponden a extranjeros registrados con NIE completo (incluyen-do la “X” inicial) en la Base de Datos Estatal de Discapacidad.

4. La situación de las personasinmigrantes con discapacidad

Por lo general, la mayoría de los inmigrantes con dis-capacidad entrevistados valoran que su situación enEspaña es aceptable en las dimensiones analizadas.Si bien en algunas cuestiones como la vivienda, lasituación personal, la educativa o la atención a su dis-

Tabla 6. Personas extranjeras cuya situación de discapaci-dad ha sido valorada. Distribución por Comunidad Autóno-ma de residencia y sexoComunidad Autónoma Varones Mujeres Total

Andalucía 2.063 1.820 3.883

Canarias 369 336 705

Cantabria 63 54 117

Castilla y León 746 444 1.190

Cataluña 1.625 1.007 2.632

Comunidad Valenciana 351 306 657

Galicia 191 220 411

Madrid (Comunidad de) 547 440 987

Murcia (Región de) 660 361 1.021

País Vasco 58 36 94

TOTAL 6.673 5.024 11.697

Fuente: Base de Datos Estatal de Valoración de la Discapacidad yBase de Datos de Discapacidad de Andalucía. Explotación ad hoc(septiembre 2007). Excepto en el caso de Andalucía, donde seregistra la nacionalidad de los solicitantes de valoración, los datoscorresponden a extranjeros registrados con NIE completo (incluyen-do la “X” inicial) en la Base de Datos Estatal de Discapacidad.

De estos 11.697 registros, 8.616 (que suponen un73,7% del total) corresponden a personas con ungrado de discapacidad del 33% o superior. Lastablas y gráficos que se ofrecen a continuación serefieren a estas personas.

Tabla 7. Extranjeros con discapacidad (Grado de discapaci-dad 33% o superior). Distribución por Comunidad Autóno-ma de residencia y sexoComunidad Autónoma Varones Mujeres Total

Andalucía 1.332 1.096 2.428

Canarias 369 336 705

Cantabria 52 47 99

Castilla y León 574 310 884

Cataluña 1.294 806 2.100

Comunidad Valenciana 270 234 504

Galicia 150 152 302

Madrid (Comunidad de) 454 344 798

Murcia (Región de) 477 258 735

País Vasco 36 25 61

TOTAL 5.008 3.608 8.616

Fuente: Base de Datos Estatal de Valoración de la Discapacidad yBase de Datos de Discapacidad de Andalucía. Explotación ad hoc(septiembre 2007). Excepto en el caso de Andalucía, donde seregistra la nacionalidad de los solicitantes de valoración, los datoscorresponden a extranjeros registrados con NIE completo (incluyen-do la “X” inicial) en la Base de Datos Estatal de Discapacidad.

La mayor parte (57,8%) de los extranjeros con disca-pacidad tienen reconocido un grado de discapaci-dad comprendido entre el 33 y el 64 por cien. El24,1% tienen un grado de discapacidad de entre el65 y el 74 por cien y el 18,1% tienen un grado de dis-capacidad del 75 por ciento o superior. Las mujerestienden a tener, en promedio, un grado de discapa-cidad mayor que los varones.

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capacidad, más de las tres cuartas partes de la mues-tra valoran que su situación es suficiente o buena, enotras, como la laboral o la económica, sólo es valora-da positivamente por el 50% de la muestra.

La mayoría de los profesionales preguntados (másde un 80%) considera que la situación económica deéstos es bastante negativa (de insuficiente a muymala). Lo mismo consideran con respecto a su situa-ción laboral, su situación jurídica y su participaciónpolítica y social. Más del 50% de los entrevistadosvaloran que la situación de este colectivo es mala entodos los ámbitos, a excepción de la salud.

La población inmigrante analizada suele venir aEspaña para mejorar su calidad de vida y su situa-ción económica, así como por las oportunidades deempleo y para recibir una mejor atención para sudiscapacidad. También es importante destacar queen muchos casos es una decisión que se germina enel núcleo familiar, ya sea porque su familia residíaaquí previamente, ya sea porque la persona se des-plazó junto a su familia. La red social, además demotivo para inmigrar, es en muchas ocasiones clavepara iniciar la nueva vida en España. La mayoría delos entrevistados (3 de cada 4) tienen contactos pre-vios a su llegada a nuestro país (ya sean amigos,familiares más o menos directos o conocidos), queson potenciales apoyos para su adaptación al paísde acogida.

La familia desempeña, en más de un 40% de lasocasiones, un papel importante en la decisión deiniciar la migración a España. También destaca queel principal contacto que tenían en España las per-sonas entrevistadas antes de llegar era el de unfamiliar, sobre todo de primer grado de parentesco.

Los motivos socioeconómicos y de mejora de la cali-dad de vida son los más destacados por los entre-vistados. En el caso de los inmigrantes subsaharia-nos, por ejemplo, reconocen que con su proyectomigratorio aspiran principalmente a vivir mejor, conlas mismas condiciones de vida que, de acuerdo a laimagen que se proyecta en sus países, disfrutamosen Europa.

“Te cuentan que no van huyendo de la hambruna,sino que lo que quieren es vivir bien, el derechoa una vida mejor. (…) Ellos buscan el nivel de vidade Europa que ven por la tele”. (Entrevista a Téc-nico de ONG)

Si agrupamos los diferentes motivos que señalanlos entrevistados de acuerdo a un análisis factorialde componentes principales, podemos observar queexisten cuatro tipos de factores clave (que agrupanlos diferentes motivos) por los que los entrevistadosseñalan que vienen a España:

• Factor 1. Motivos socioeconómicos (mejorar situa-ción económica, mejorar la calidad de vida, opor-

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Fuente: Elaboración propia.

Gráfico 3.Situación de las personas inmigrantes con discapacidad desde el punto de vista de los profesionales

Salud

Ocio y tiempo libre

Atención a su discapacidad

Acceso a los recursos

Situación educativa

Situación familiar/personalSituación jurídica

Vivienda

Situación económica

Participación política

Situación laboral5,004,504,003,503,002,502,001,501,000,500,00

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d en

Esp

añaTabla 11. Distribución de la muestra según si tienen residen-

cia legal en EspañaPorcentaje

No 17,74Sí 82,26Total 100,00

Fuente: Elaboración propia.

Las dificultades más importantes que se mencionanson las relacionadas con la lentitud del procesoadministrativo y la complicación para conseguir losrequisitos necesarios; no obstante, la valoración desu situación es relativamente alta, un 3,21 sobre 5.Con respecto al permiso de trabajo, están en pose-sión del mismo dos terceras partes de los entrevista-dos, siendo más frecuente el permiso con carácterpermanente. El tipo de permiso de trabajo, al igualque el permiso de residencia, también varía depen-diendo del tiempo que llevan en España y/o deltiempo transcurrido desde la obtención del permiso.

Si analizamos la muestra en función del nivel deestudios alcanzado, destacaría el alto porcentaje depersonas sin estudios terminados (un 29,61%), yaque hay una fuerte presencia de menores de 11años, que no han podido terminar sus estudios pri-marios.

Con respecto a la situación de vivienda, hemos com-probado que suelen percibir las condiciones devivienda que tienen en España escasamente mejoresrespecto a las que disfrutaban en su país de origen,al contrario que en otras dimensiones. La mayoría dela muestra vive en el domicilio familiar o de formaautónoma. En un 33% de los casos, la vivienda estáen régimen de propiedad (de ellos o de su familia).Por el contrario, más de un 57% vive en alquiler.

La densidad de ocupación de la vivienda es de 1,35personas por habitación, existiendo una media de 3habitaciones y 4 personas por domicilio. Es por ello,que la gran mayoría consideran que tienen suficien-te espacio para vivir cómodamente. Más de un 43%de los encuestados se alojan en viviendas que nodisponen de las adaptaciones que requieren por sudiscapacidad.

Casi todas las personas encuestadas desarrollan suactividad laboral en empleos de baja cualificación(auxiliares, ayudantes o peones) y por lo general ensectores muy concretos: hogar, hostelería, agricultu-ra, construcción y otros servicios. Son constatables,por lo tanto, los niveles de precariedad existentesen el acceso al mercado laboral de los inmigrantescon discapacidad y la sectorización de este colecti-vo, característica prácticamente ineludible de loscolectivos en riesgo de exclusión, particularmentede aquellos que se encuentran en una doble situa-ción de vulnerabilidad, como han analizado algunasde las principales teorías de la segmentación delmercado laboral (Villa, 1990).

tunidades de empleo): son los más comunes y con-cuerdan con la concepción que existe del inmi-grante económico.

• Factor 2. Motivos de salud y atención a la discapa-cidad (recibir una mejor atención para su discapa-cidad, disfrutar de su jubilación): tienen más rela-ción con la problemática específica del colectivoobjeto de atención de nuestro estudio.

• Factor 3. Motivos afectivos/sociales (desplaza-miento junto a la red familiar, existencia de otrasredes sociales –no familiares– en España): quedan cuenta de la importancia de los lazos socioa-fectivos a la hora de emprender un proyecto migra-torio.

• Factor 4. Motivos de facilidades en el país de des-tino (que su familia residiera ya en España, afini-dad en cuanto al idioma o a la cultura): aunque enparte relacionados con los socioafectivos –que lafamilia resida ya en España es uno de ellos, tienenque ver con todo aquello que a priori facilita laadaptación en España.

Tabla 10. Motivos de inmigración: análisis de componentesprincipales

Componente1 2 3 4

Para mejorar mi situación económica ,715 -,063 -,006 -,132

Para mejorar mi calidad de vida ,682 ,087 -,185 ,024

Por las oportunidades de empleo ,574 -,262 ,170 -,035

Para disfrutar de mi jubilación -,052 ,721 -,153 -,083

Por recibir una mejor atención para mi discapacidad -,028 ,677 ,236 -,026

Porque mi familia quería venir y yo me desplacé junto a ellos ,052 ,161 ,706 -,115

Por las condiciones climáticasdel país ,376 ,213 -,554 -,056

Por otras redes sociales(no familiares): compatriotas, amigos, conocidos ,408 ,006 ,432 ,175

Porque mi familia residía ya aquí -,176 -,208 -,061 ,842

Por afinidad en cuanto al idioma y la cultura ,535 ,318 ,094 ,539

Método de extracción: Análisis de componentes principales. Méto-do de rotación: Normalización Varimax con Kaiser. La rotación haconvergido en 7 iteraciones. Fuente: Elaboración propia.

Más del 80% de la muestra analizada cuenta conpermiso de residencia, lo que, teniendo en cuentalas dificultades existentes para el acceso a los recur-sos para la población que no lo posee, supone unavance crucial para su integración y para obtener laasistencia necesaria. Por lo general, el permiso deresidencia que se posee es con permiso de trabajo(o alguna modalidad equivalente), en más de lamitad de los casos.

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Entre aquellos que están en edad de trabajar,actualmente trabaja un 35,26%, aunque un 17,19%lo hace sin contrato y los que tienen contrato lohacen preferentemente con contratos temporales(un 32,81 %). Sólo el 31,25% tiene un contrato inde-finido.

Los niveles de ingresos de las personas inmigrantescon discapacidad son bastante bajos. Más de un ter-cio carece de ingresos y sólo un 5% supera los 1.000euros mensuales. Como son muy pocos los encues-tados que son sustentadores principales de sunúcleo familiar y dados los bajos salarios que perci-ben, suele ser crucial para su bienestar económicoque tengan dentro del núcleo familiar otra persona

que acompañe su sueldo o aporte los ingresos quenecesiten. Aún así, la mayoría de los hogares seconcentran en torno a los 1.000 euros mensualesacumulando los ingresos del núcleo familiar.

Respecto a las redes sociales informales que tienenen la actualidad, el número de personas que tienencontactos en España, ya sean familiares, amigos y/oconocidos, es alto. Más del 62% tiene en la actuali-dad algún familiar de primer grado. El 57% tieneamigos en España y el 48% conocidos. Desde elmomento en que el inmigrante con discapacidad seasienta en España, se van ampliando sus redessociales informales.

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Fuente: Elaboración propia.

Contactos ahora

Contactos antes

Gráfico 4.Comparativa de contactos a la llegada a España y en la actualidad

Familiares primer grado

Conocidos(con relación previa)

Amigos cercanos o íntimosFamiliares segundo grado

Otros familiares

25,00

20,00

15,00

10,00

5,00

0,00

Fuente: Elaboración propia.

Gráfico 5. Indicador de frecuencia con la que se mantienen contactos (mínimo 0 máximo 5).

Familiares directos

Familiares lejanos

Amigos/as de otras nacionalidades

Amigos españoles

4,50

3,50

2,50

1,50

0,50

5,00

4,00

3,00

2,00

1,00

0,00

Amigos/as compatriotas

Promedio contactos

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El recurso de atención a personas con discapacidadmás utilizado por esta población es el de valoracióny diagnóstico. Le siguen a larga distancia los recur-sos de empleo, educación especial y ocio y tiempolibre. El acceso a los recursos generales y especiali-zados de apoyo a personas con discapacidad esclave para la inclusión social de este colectivo. Porel contrario, es menor el uso de los recursos deatención a inmigrantes1.

Los encuestados acuden preferentemente a asocia-ciones de personas con discapacidad, como usua-rios, mientras que a asociaciones de inmigrantes nosuelen acudir con la misma frecuencia. A pesar deque el uso de los Centros de Salud es bastante fre-cuente, los profesionales señalan las dificultades

adicionales a las que se enfrentan los inmigrantescon discapacidad, ya que de partida no suelen cono-cer dichos recursos ni su funcionamiento, particular-mente con respecto al sistema sanitario. Los propiosinmigrantes también señalan muchas veces la faltade información o que la misma es inadecuada.

“Unos 3 ó 4 años fueron muy malos aquí. Memandaban de un sitio para otro y no me enterabade nada”. (Participante en Grupo de Discusión deInmigrantes)

Un elemento que nos informa sobre la calidad devida de los inmigrantes con discapacidad es la varie-dad e intensidad de los apoyos personales que reci-be, así como las personas que se los prestan. Paradescribir esta situación, hemos construido un indi-cador sintético de frecuencia, en el que 0 indicanunca presta apoyo y 3 presta apoyo continuamente.Según la información obtenida y que reflejamos enla siguiente página, son los familiares en primergrado (preferentemente padres, aunque también en

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Fuente: Elaboración propia.

Porcentaje

Gráfico 6. Distribución de la muestra en función del uso de los recursos especializados en discapacidad e inmigración

Servicios de Centro de Día

Servicios residenciales

Atención temprana

Servicios de tratamiento, habilitacióny/o rehabilitación

Orientación y apoyo a las familiasOcio y tiempo libre

Educación especial y apoyo.Refuerzo educativo

Empleo

Valoración y diagnóstico

100,00

80,00

60,00

40,00

20,00

0,00

Mediación intercultural

Acogida de emergencia

Apoyo psicológico

Actividades socioculturales/participación

Clases de españolFormación ocupacional

Inserción sociolaboral

Asistencia jurídica

Atención social

100,00

80,00

60,00

40,00

20,00

0,00

1 No obstante, estos datos pueden estar sesgados, teniendoen cuenta que la mayoría de la muestra se ha obtenido de las enti-dades de atención a personas con discapacidad.

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va, ya sea para la ayuda a la subsistencia de la pro-pia persona, o como apoyo a los padres (por hijocon discapacidad a cargo). Entre las ayudas no eco-nómicas, dejando a un lado los servicios especiali-zados de Atención Temprana que en España son deacceso universal para la población infantil, los entre-vistados sitúan algunos elementos ortopédicos,determinados tratamientos y ayudas para el trans-porte, como las fundamentales.

“He recibido mucho respeto en España por mi dis-capacidad, que en Rumania no he tenido. Tengocertificado de minusvalía pero no tengo permisode trabajo por la política. Me gustaría una leypara personas como yo. Yo quiero trabajar”.(Cuestionario a un inmigrante con discapacidad)

A pesar de este cierto desconocimiento de parte delos recursos existentes, en ocasiones se tiende apensar que los inmigrantes saturan algunos servi-cios: sanitarios, servicios sociales o aquellos espe-cializados para personas con discapacidad. Los pro-fesionales lo desmienten y señalan principalmenteque lo que ocurre es que los recursos suelen serinsuficientes.

“Se vende un poco la idea de que los inmigrantessaturan el sistema sanitario, cuando lo usanmenos que la población española”. (Participanteen Grupo de Discusión de Profesionales)

5. La integración de las personasinmigrantes con discapacidad

Los análisis han mostrado diferencias sustancialesen las relaciones entre las variables consideradas yla integración real y percibida. Ello muestra la exis-tencia de amplias diferencias entre la situación realy la sensación que las personas encuestadas tienenen relación con su integración en la sociedad deacogida. En general, en la integración real de laspersonas inmigrantes con discapacidad tienen unpapel fundamental aquellas variables relacionadascon aspectos legales y administrativos de la vida dela persona (la situación legal y las dificultades paraobtener la regularización, así como el tiempo enEspaña, que en cierta medida favorece la obtencióndel permiso de residencia). Sin embargo, la percep-ción sobre su situación en términos de integraciónen la sociedad de acogida parece estar relacionadacon aspectos geográficos de origen y acogida de laspersonas encuestadas. De forma concreta, la sensa-ción de mayor integración en el país de acogida latendrían en mayor medida aquellas personas cuyopaís de nacimiento no fuese España ni aquellos conmayores lazos culturales a priori (por ejemplo, lospaíses iberoamericanos), lo que puede deberse a lasmayores expectativas previas que puede haber parala integración por parte de aquellos con mayor afini-

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ara menor medida pareja y hermanos) y profesionales

especializados, los que destacan como fuentes deapoyo.

Tabla 12. Distribución de la muestra según personas queprestan apoyo y frecuencia en la que se presta. Porcentajede población

Nunca Pocas Muchas Continua-veces veces mente

Padres 47,56 8,54 5,49 38,41Pareja 70,73 4,88 1,63 22,76Hijos/as 82,79 4,92 7,38 4,92Hermanos/as 60,00 12,00 11,33 16,67Otro miembro de la familia: abuelos/as, tíos/as, etc. 74,69 12,96 4,94 7,41Algún amigo/a personal o de la familia 68,10 14,72 15,95 1,23Profesional de algún centro de atención al que acudas 37,80 20,12 27,44 14,63Una persona contratada para ello 95,71 3,07 0,00 1,23Una persona mediante labor voluntaria 96,89 2,48 0,62 0,00

Fuente: Elaboración propia.

Tabla 13. Indicador de frecuencia de las personas que pres-tan apoyo. (Mínimo 0 máximo 3)

Indicador de frecuencia

Padres 1,35Pareja 0,76Hijos/as 0,34Hermanos/as 0,85Otro miembro de la familia: abuelos/as, tíos/as, etc. 0,45Algún amigo/a personal o de la familia 0,50Profesional de algún centro de atención al que acudas 1,19Una persona contratada para ello 0,07Una persona mediante labor voluntaria 0,04

Fuente: Elaboración propia.

La mayoría de las personas encuestadas que tienenregularizada su situación legal cuentan con certifica-do de minusvalía, y de estas casi la mitad presentaun alto grado de severidad (superior al 65%).

Tabla 14. Distribución de la muestra según tramitación delcertificado de reconocimiento de discapacidad

PorcentajeSí 74,57Lo ha solicitado, pero está en proceso de tramitación 13,87Lo ha solicitado, pero se lo han denegado 4,05No lo posee ni lo ha solicitado 6,36NS/NC 1,16Total 100,00

Fuente: Elaboración propia.

El tipo y naturaleza de las prestaciones que recibenlas personas inmigrantes que así lo reconocen no esfácil de precisar, ya que existe una tipología variadaen la que hasta para la propia persona es difícil deidentificar. Por lo datos obtenidos, el principal tipode ayuda recibida es el de la Pensión No Contributi-

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dad geográfica y cultural o de los padres de aquellosniños y niñas que han nacido en España con algúntipo de discapacidad.

A pesar de que los datos nos muestran que amayor tamaño de población del municipio de resi-dencia, mayores niveles de integración objetiva entanto que inmigrantes, a medida que las personasviven en núcleos de población más pequeños lasensación de integración es mayor, lo que podríaestar mostrando la mayor importancia de las rela-ciones primarias (amigos, familiares, vecinos…) enla integración subjetiva, en detrimento del volumeny variedad de recursos existente en la ciudades demayor tamaño, aunque estos puedan facilitarmayores oportunidades sociales en términos demovilidad social.

En general, la integración real y percibida en las dosdimensiones analizadas (inmigración y discapaci-dad), así como la unión de ambas, tienen relacióncon variables distintas. Ello da cuenta de la impor-tancia de considerar ambas dimensiones de manera

separada. Pero, sobre todo, el análisis ha informadosobre la existencia de lógicas propias en relacióncon cada una de las dimensiones, y sus indicadoresde integración. Así, mientras la integración en sudimensión como persona con discapacidad estaríaasociada a aspectos relacionados con las caracterís-ticas sociodemográficas de los entrevistados, laintegración con respecto a la discapacidad lo estaríacon elementos de tipo legal y administrativo, talcomo sucedería en la integración total, que atiendea ambas dimensiones.

Es destacable que las personas no nacidas en Espa-ña, con discapacidad adquirida durante el procesomigratorio y con red de apoyo anterior muestran lasmedias más bajas en el total de los indicadores, aexcepción del indicador de integración percibida enla dimensión como persona inmigrante, en el quemuestran la media más alta. En este caso, pareceque la existencia de una red de apoyos anterior,estaría introduciendo alguna diferencia en la per-cepción que sobre su grado de integración tienenlas personas con esta trayectoria, dado que la pre-

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Variablesrelacionadas

Lógicasasociadas

Indicador objetivo de integración (inmigrante)

• Dificultadesregularizar

• Ámbito de procedencia• Edad• Nivel de estudios

Aspectos legales ysociodemográficos

Indicador subjetivo de integración (inmigrante)

• Ámbito de procedencia• Edad

Aspectossociodemográficos

Indicador objetivo deintegración (pcd)

• Tiempo en España• Situación legal

Aspectos legales

Indicador subjetivo de integración (pcd)

• Situación legal• Información certificado minusvalía

Aspectos legales y administrativos

Indicador objetivo de integración (total)

• Tiempo en España• Situación legal• Dificultades regularización• Dificultades obtención minusvalía

Aspectos legales y administrativos

Indicador subjetivo de integración (total)

• Ámbito de procedencia

• Tamaño población

Aspectos geográficos de origen yde destino

Cuadro 3. La integración objetiva y subjetiva y sus lógicas

Fuente: Elaboración propia.

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sencia o ausencia de una red de apoyos previa daríacomo resultado trayectorias distintas que se ponende manifiesto en diferencias importantes en el indi-cador subjetivo de integración en la dimensión comopersona inmigrante. En el resto de indicadores, elhecho de haber tenido una red de apoyos anteriorno parece redundar en una mayor sensación de inte-gración entre las personas entrevistadas, muy alcontrario, en la mayoría de las trayectorias, la exis-tencia de una red previa no parece aumentar lamedia en ninguno de los indicadores de integraciónelaborados.

La red de apoyos con la que cuenta la personapuede constituir una estructura de oportunidades afavor de su integración. Se considera que contar conapoyos, tanto desde el punto de vista afectivo comosocial, puede ser un elemento que facilite tanto suproceso de integración como el mantenimiento dedichos logros a lo largo del tiempo. De forma concre-ta, en el estudio sobre la red de apoyos de las per-sonas encuestadas se ha diferenciado entre laextensión de la red (esto es, el volumen de personasque la conforman) y la intensidad de la misma, odicho de otra forma, la frecuencia con la que la per-sona entrevistada se relaciona con las personas queha afirmado previamente que constituyen su red deapoyos.

Los entrevistados consideran que las personas condiscapacidad en sus países de procedencia estánmás excluidos que integrados (más de un 75% afir-ma que están más excluidas que integradas o total-mente excluidas). Estos datos son mucho más posi-tivos cuando se refieren a España, pues el 55,61%de los entrevistados considera que las personas condiscapacidad están más integradas que excluidas yel 14,97 que están totalmente integradas. Si compa-ramos los datos, podemos observar cómo las perso-nas con discapacidad en España están mucho másintegradas que en los países de origen, a juicio delos entrevistados. A partir de la construcción de unindicador sintético de cada una de estas variables,que mida de 0 a 3 la integración de las personas condiscapacidad, el promedio de integración en el paísde origen es del 0,97, mientras que el de la integra-ción en España es de 1,91 prácticamente el dobleque el anterior.

Si comparamos cómo perciben los encuestados quees la integración de las personas con discapacidaden España con respecto a la integración de las per-sonas inmigrantes, podemos constatar que, segúnsu opinión, las personas con discapacidad estánmás integradas en España que los inmigrantes (unpromedio de 1,91 frente a un promedio de 1,77), aun-que las diferencias son prácticamente insignifican-tes y lo que revelan son niveles positivos de integra-ción tanto de uno como de otro colectivo. Por logeneral, si se les pregunta directamente, los encues-tados no suelen señalar que se hayan sentido discri-

minados, ni por ser extranjeros ni por tener una dis-capacidad. En los casos en que es afirmativo, men-cionan que sólo ha sido alguna vez, de forma espo-rádica.

Si se les pregunta por ámbitos de discriminación,las respuestas que afirman que se han sentido algu-na vez discriminados aumentan, sobre todo en labúsqueda de empleo (donde casi un tercio de lamuestra se ha sentido discriminado), en el ámbitoformativo y en la asistencia sanitaria (ambos concasi un 20% de respuestas), así como para hacergestiones y trámites (un 17,28%).

6. Conclusiones

Este trabajo constituye un primer acercamiento a larealidad de las personas inmigrantes con discapaci-dad en España, un fenómeno que, en paralelo al dela inmigración, presenta un incremento muy consi-derable en los últimos años. Según nuestra estima-ción, el porcentaje de personas con discapacidadesentre la población inmigrante se acerca al 5%, loque representa unas 225.000 personas, en su mayo-ría en edad laboral.

Inmigración y discapacidad constituyen dos factorespotenciales de exclusión en muchos ámbitos de lavida social. La situación de las personas inmigrantescon discapacidad es de mayor desventaja, por unlado, respecto a la población nacional con discapaci-dad y, por otro lado, a la del resto de poblacióninmigrante en España. Las principales dificultadespara la integración objetiva, atención y apoyo a losinmigrantes con discapacidad vienen determinadaspor situaciones jurídicas que les dificultan el accesoa determinados derechos sociales mínimos. Lalegislación dificulta a la población extranjera que notiene regularizada su situación, acceder a serviciosbásicos y universales para las personas con discapa-cidad autóctonas, partiendo en primer lugar de lavaloración para obtener su certificado.

Los inmigrantes con discapacidad presentan muybajos niveles de inserción sociolaboral, con altosniveles de precariedad. La inserción laboral es bas-tante más baja que la de las personas con discapaci-dad españolas (más de la mitad de la muestra enedad laboral no trabaja, frente al 26,1% de paradosde la población con discapacidad española segúnlos datos de la Encuesta sobre Discapacidades, Defi-ciencias y Estados de Salud, 1999) y además, suelevenir acompañada por niveles bajos de estabilidadlaboral e ingresos. Buena parte de la poblaciónentrevistada trabaja sin contrato.

Las posibilidades de integración en España, vistasdesde la óptica del tipo, densidad y frecuencia conque los inmigrantes con discapacidad establecenrelaciones y contactos en España, indican que, por

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lo general, existen elementos para el optimismo.Aunque a su llegada a España los inmigrantes cuen-tan con una escasa red social (familiares, amigos,conocidos,…), la información sobre su situacióntiempo después de la llegada indica que se danmejoras tanto en el número como en la variedad derelaciones en su entorno personal. Independiente-mente del proceso migratorio, las relaciones familia-res y de amistades en este ámbito son determinan-tes, sobre todo cuando se precisa apoyo personal. Elacceso a información y orientación sobre los recur-sos disponibles constituye también una barrerasobre todo para las personas que proceden deentornos culturales más alejados del propio, o quedesconocen el idioma.

Hemos constatado un escaso desarrollo de serviciosespecializados de atención a la población con disca-pacidad, que tenga en cuenta las característicasespeciales derivadas de su condición de inmigran-tes. Aunque surgen iniciativas de interés en esteámbito, son todavía patentes las necesidades decoordinación, y estabilización de programas, activi-dades y servicios.

Dado que según nuestros datos, parece ser que losinmigrantes con discapacidad se dirigen preferente-mente a recursos comunitarios especializados endiscapacidad más que en inmigración, se abre unnuevo reto especialmente para las entidades deatención a personas con discapacidad, constituidasoriginariamente como grupos de ayuda mutua defamiliares y de ‘afectados’. Como indican algunosprofesionales, es el momento en que estas entida-des han de abrirse a nuevos colectivos específicos,como el de los inmigrantes, para dar cobertura aaquellos que –entre otras– tienen especiales dificul-tades para acceder a recursos por desconocimientode los mismos (sobre todo aquellos recién llegadosque carecen de una red de apoyo que les orienteadecuadamente). De ser en la actualidad entidades‘autocentradas’, deberán pasar a convertirse en

entidades ‘heterocentradas’. Especial importanciaen este punto tiene la cuestión de la coordinaciónentre todo tipo de servicios, dependientes de enti-dades públicas y privadas, tanto orientados a inmi-gración como a discapacidad.

En general, los inmigrantes con discapacidad reco-nocen elevados niveles de integración en España. Sibien el grado de integración percibida estaría rela-cionado con la procedencia de las personas encues-tadas, la integración real lo estaría fundamental-mente con la edad, el nivel de estudios y el ámbitoterritorial de residencia del individuo.

Los encuestados manifiestan dificultades respecto ala complejidad no sólo de la tramitación, sino delacceso a los órganos gestores tanto de los permisosde residencia como de reconocimiento de la disca-pacidad. En muchas ocasiones se encuentran deso-rientados porque obtienen información que lesresulta equívoca o incluso contradictoria. Las barre-ras idiomáticas y culturales están presentes aunqueno siempre explican estas dificultades, si no tene-mos en cuenta también el tipo de atención de losservicios o la forma en que se publicitan o explicanlos trámites, entre otros.

Aunque los resultados del análisis no muestranunos menores niveles de integración objetiva porparte de las mujeres inmigrantes con discapacidad,la observación de la realidad y la información cuali-tativa aportada por los profesionales y expertosentrevistados, nos permite afirmar que las mujeresde este colectivo se enfrentan a dificultades añadi-das de apoyo e integración. Un primer factor sería lacultura de procedencia y el grado de discriminaciónpor motivos de sexo que esta conlleva. Además, lasmujeres inmigrantes con discapacidad se ven afec-tadas por las mismas dificultades añadidas que aúnen la actualidad permanecen en España por cuestiónde género, por ejemplo, en el acceso al mercado detrabajo.

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El trabajo que a continuación se presenta pretendeser un punto de partida orientado a la delimitacióndel concepto de innovación social, realizando unaprimera aproximación a su aplicación en el ámbitode los servicios sociales, y a la formulación de hipó-tesis en relación a aquellos aspectos o factores quela posibilitan o la inhiben. El trabajo ha servido dedocumento marco para el dialogo y la reflexión en elcontexto del Seminario sobre innovación social enel ámbito de los servicios sociales organizado porFundación EDE en febrero de 2009 con la colabora-ción de la Dirección de Bienestar Social del Departa-mento de Vivienda y Asuntos Sociales de GobiernoVasco y el apoyo de Innobasque – Agencia Vasca dela Innovación.

1. Introducción

Esta conocida parábola budista nos ilustra tanto delos riesgos de una aproximación parcial y limitada ala hora de describir una determinada realidad comosobre la necesaria humildad para contemplarla:hablamos de lo que vemos (o creemos ver) sin reco-nocer lo que no vemos y, posiblemente, ven losdemás. En efecto, describir, analizar y proponerestrategias sobre la innovación social requiere de unproceso previo para entendernos y construir un diá-logo fecundo y constructivo: ¿de qué estamoshablando cuando utilizamos el término innovaciónsocial?

Innovación social: un ámbito de interéspara los servicios sociales1

Alfonso Carlos Morales Gutiérrez2

Universidad de Córdoba

1 Este artículo se basa en el documento marco del Seminariosobre innovación social en el ámbito de los servicios sociales en laCAPV organizado por Fundación EDE. Mas información sobre elseminario en www.fundacionede.org/innovacion

2 [email protected]

• El ciego y los elefantes

Había un rajá que mandó reunir a todos los ciegos quehabía en Savathi y pidió que les pusieran un elefante.Así se hizo. Se les instó a los ciegos a que tocasen elelefante.

Uno tocó la trompa, otro el colmillo, otro la pata, otro lacabeza y así sucesivamente. Después el rajá se dirigió alos ciegos para preguntarles: ¿Qué os ha parecido el ele-fante que habéis tocado?–Un elefante se parece a un cacharro –contestaron losque habían tocado la cabeza.–Es como un cesto de aventar –aseguraron los quehubieron palpado la oreja.–Es una reja de arado –sentenciaron los que habíantocado el colmillo.–Es un granero –insistieron los que tocaron el cuerpo.

Y así sucesivamente. Y cada uno, empeñado en su creen-cia, empezó a discutir y querellarse entre ellos.

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Hablar de cambio social, ingeniería social o interven-ción social no es nada nuevo (Manheim, Popper,…).La sociología se ha ocupado profusamente de estosconceptos convirtiéndolos en especialidades y obje-tos de estudio. Por otra parte, la economía y la teoríaempresarial3 se han preocupado de la innovacióncomo un fenómeno fundamental para el desarrollo.La innovación es una explotación exitosa –viable yreal– de nuevas ideas con una clara orientación alcliente, que posibilita la mejora de la organización enla eficacia –en lo que se hace–, en la eficiencia –encómo se hace– o en ambos aspectos a la vez.

Tradicionalmente asumida en el mundo empresarialcomo una función de “lujo” para aquellas organiza-ciones que podían permitírselo, constituye hoy día unfactor clave de competitividad dado el nuevo contextosocioeconómico: la globalización de la economía delaprendizaje (Lundvall y Borras, 1998; Archibugi yLundvall, 2001). Algunos autores (Mumford, 2002)citan a Benjamin Franklin, por ejemplo, ya que se refi-rió a la innovación social en términos de pequeñasmodificaciones en la organización social de las comu-nidades que podrían ayudar a resolver los problemascotidianos. Otros referentes más conocidos serían losutópicos del siglo XIX, como Robert Owen, fundadordel movimiento cooperativo, una innovación socialdel siglo XIX (Mulgan et al, 2007).

No obstante, el concepto más acotado de innovaciónsocial emerge fundamentalmente en las últimasdécadas del siglo XX.

La innovación social ha sido evocada en los escritosde pensadores sociales tales como Peter Drucker–un referente indiscutible del Management– oMichael Young –fundador de la Open University–durante la década de los sesenta. También aparecióen la labor de escritores franceses en la década delos setenta, por ejemplo, Pierre Rosanvallon, Jac-ques Fournier, y Jacques Attali (Chambon, David yDevevey, 1982). Sin embargo, existen precedentesmucho más antiguos.

Pero incluso desde la sociología –quizás una de lasdisciplinas que más tiene que decir al respecto– seentiende la innovación social como una nueva esferade acción que incluso reclama el retorno de la fun-ción del sociólogo (Pérez Yruela, 2007).

Este interés incipiente tropieza con un vacío consi-derable de literatura académica en castellano. A títu-lo de ejemplo: el término Social Innovation seencuentra ampliamente definido y contextualizadoen la famosa Wikipedia en su versión en inglés4 ysin embargo, hasta la fecha, no existe el términosimilar cuando se busca en la versión castellana5.

2. Delimitando el concepto y el alcance dela innovación social

Como en todos los conceptos, existen diversas apro-ximaciones, coincidentes en algunos aspectos y enotros no, que enfatizan determinados rasgos, enfunción de la disciplina desde la que uno se aproxi-me (como le ocurre a los ciegos y el elefante).

Para unos, consistiría en el un proceso a través delcual una idea se transforma en un servicio que satis-face determinadas necesidades de las y los ciudada-nos6 o en una iniciativa original que mejora la efica-cia de la acción pública. Otros enfatizan el ladosocial de la innovación tecnológica: la parte quecorresponde a la participación y la gestión del talen-to humano. Seguidamente proponemos algunos ele-mentos con la intención de configurar un conceptomás unívoco. De esta forma, siguiendo la analogíade la parábola inicialmente planteada, nos pregun-tamos: ¿quién es el elefante?

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3 Existe una gran variedad de teorías del empresario que,desde diferentes puntos de vista, tratan de justificar la existenciade la empresa y su desarrollo. Tradicionalmente la figura del empre-sario ha sido concebida como el agente de negocios cuyo únicoobjetivo es ganar dinero (CANTILLÓN, 1950); o desde una perspectivatécnica, al considerarlo como el propietario de los medios de pro-ducción (SMITH, 1776). No obstante, esta visión técnica del empresa-rio es complementada con los trabajos de MARSHALL (1963) al identi-ficarlo con el factor organizativo de la empresa. La teoríaeconómica (COASE, 1937) también intenta explicar el nacimiento dela empresa, al entenderla como un mecanismo de asignación de losrecursos alternativo al mercado, de manera que la internalizaciónde las operaciones permite abaratar los costes de transacción delmercado. La teoría del empresario riesgo (SCHUMPETER, 1963) justifi-ca el surgimiento del empresario y la obtención del beneficio enfunción del riesgo que asume al constituirse como tal; dicho riesgoviene dado por la incertidumbre o ausencia de información perfec-ta, lo cual dificulta la toma de decisiones. Por su parte, la Teoría delempresario innovador nos indica que la innovación representa elfactor de desarrollo económico del empresario: el incremento enlos beneficios se consigue cuando se es capaz de introducir unainnovación, siendo este incremento la recompensa a dicha innova-ción. La Teoría del empresario control o decisor (SIMON, 1947) consi-dera a éste como el hombre administrativo que toma las decisionesnecesarias para controlar el proceso económico de su empresa.Insistiendo en esta perspectiva, la Teoría del empresario como tec-noestructura (GALBRAITH, 1971) representa un cambio importante enlas relaciones humanas de la empresa, al establecer una separa-ción clara entre la propiedad de la empresa y su control: la propie-dad corresponde a los socios y el control lo ejercen los directivos(especialistas asalariados de la empresa). Una visión más actual dela empresa la representa la teoría del empresario líder (BENNIS,,1966 y SCHEIN,1985):, que define al empresario como el motivadordel grupo humano, creando y buscando nuevos caminos y desarro-llando una determinada cultura. También podría apuntarse el“empresario social” como nuevo agente de desarrollo socioeconó-mico (SANCHÍS, 1997) incorporando las formas colectivas como lascooperativas. Hoy día tiene mucho interés la figura de la empresasocial en la que las empresas de inserción son todo un referente,no exclusivo, de esta realidad que intenta compaginar lo social y loeconómico.

4 Puede verse http://en.wikipedia.org/wiki/Social_innovation.5 Consulta realizada el 4/02/09.6 La Comisión Económica para América Latina y el Caribe

(CEPAL) define la innovación social como “nuevos procesos, prácti-cas, métodos o sistemas para llevar a cabo procesos tradicionales otareas nuevas que se hacen con participación de la comunidad y losbeneficiarios. Estos se transforman en actores de su propio desa-rrollo, fortaleciendo así el sentimiento de ciudadanía”.

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2.1. Qué son las innovaciones sociales

En primer lugar, siguiendo una lógica inductiva, pre-sentamos una serie de iniciativas que suelen ser reco-nocidas como innovaciones sociales (cuadro nº 1).

Seguidamente destacaremos algunos rasgos en losfenómenos de innovación social tanto a partir deciertos denominadores comunes de dichas experien-cias (¿cómo es el elefante?) como del análisis quehemos realizado desde diversas aproximacionesteóricas sobre la innovación social. Diferenciamosentre aquellos rasgos que inciden en sus dos com-ponentes básicos: el social y el innovador.

Algunos de los rasgos propios de los fenómenos quevamos a analizar derivan de su carácter de innova-ción:

a) Son originales

Se trata de fenómenos reconocidos como originalesy sorprendentes, no tanto por su complejidad técni-ca, sino por su eficacia: capacidad para resolver pro-blemas con poca burocracia. De hecho suelen serexperiencias paradigmáticas abordadas por su“novedad” desde diversas disciplinas (sociología,economía, empresa, trabajo social,…).

b) Manejan sobre todo intangibles

La definición general expuesta en el Manual de Oslo,compartida por la OCDE y EUROSTAT, señala que lasinnovaciones “comprenden los nuevos productos yprocesos así como las modificaciones tecnológicasimportantes de los mismos. Una innovación –en elámbito económico– se considera como tal cuando esintroducida en el mercado (innovaciones de produc-tos) o utilizada en un proceso de producción (innova-ciones de procesos) –lógicamente para reducir costeso mejorar la calidad–. En ellas intervienen toda clasede actividades científicas, tecnológicas, de organiza-ción, financieras y comerciales”.

La teoría de la innovación, por tanto, ha manejadotradicionalmente dos tipos de innovación: la de pro-ducto y la de proceso, ya sea externa (nuevos servi-cios añadidos al producto) o interna (organizativa).Obviamente las empresas, organizaciones no lucrati-vas y administraciones públicas que pertenecen oactúan en el sector servicios también innovan en sus“productos-servicios” (los que prestan y ofrecen asus clientes) y en sus procesos (actividades internasy/o externas que los hacen más eficientes y eficaces).

La innovación social podría encuadrarse tanto en elámbito de innovación de productos-servicios comode procesos, con una elevada participación de acti-vos intangibles, comprendiendo acciones (iniciati-

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Tipo de innovación Innovación Ejemplos Características de la innovación

Organizativa Instituciones que aglutinan avoluntarios de naturaleza

profesional“Sin Fronteras”

Médicos Sin Fronteras Vinculación de profesiones ycooperación internacional

Sistema de intercambioalternativo al mercado

Banco de Tiempo Sistema de truequeestandarizado

Financiera Microcréditos Banco GrameenKiva

Pequeños créditos con políticade género y poca burocracia

Comercial Comercio Justo Fair TradeThe Body Shop

Actividad comercial con límitesde abusos de intermediarios ybeneficiando a los productores

de origen

Medioambiental Reciclaje Traperos de Emaús,Green Works

(Clifford y Dixon, 2005)

Inserción laboral y preservacióndel medio ambiente

Agricultura Ecológica Sekem(Mahir, Seelos, 2003)

Explotación de recursosendógenos y desarrollo local

Metodológica(a nivel de gestión pública)

Presupuestos participativos Experiencia de Porto Alegre(Novy y Leubolt, 2005)

Colaboración público–privadapara la actuación local

Cuadro 1. Un elenco de innovaciones sociales

Fuente: Morales Gutiérrez (2008).

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concepto desarrollado sobre todo en Brasil. “La franquicia socialpretende llevar las estrategias, metodologías e instrumentos delsistema de franquicias, ya probados en la práctica, a proyectossociales exitosos y convertirlos en lo que ya se encuentra caminan-do en este país del Cono Sur”, explica Marcelo Cherto, presidentedel Instituto Franchising de esa ciudad (http://www.grupocherto.com.br). Si es posible franquiciar una pizzería y llevarla a cualquierlugar del planeta, ¿por qué no podría hacerse lo mismo con unaOrganización No Gubernamental, que se dedica a terminar con ladesnutrición de los niños, para que esa organización pueda exten-derse hacia otras localidades? “No existe una forma única deestructurar la franquicia social, pero sí debe contar con un buenestudio anterior y asesoría de algún especialista”, dice Cherto,quien junto con su equipo está involucrado en la asesoría e imple-mentación de, al menos, 22 proyectos de franquicias sociales enBrasil. Algunos de los proyectos que ya funcionan en aquel país ypueden implementarse en otras naciones se encuentran en lossiguientes sectores: guarderías para niños de padres de escasosrecursos, en donde reciben educación de calidad, cuidado nutricio-nal y médico; capacitación técnica para jóvenes de bajos recursos,con el fin de que se conviertan en ciudadanos productivos; escue-las de informática que se establecen en prisiones, poblaciones indí-genas y barrios pobres, que enseñan a la gente cómo usar unacomputadora; apoyo y creación de estrategias de distribución paralas artesanías y manualidades de las comunidades de artesanos envarios estados; entretenimiento con payasos en pediátricos, orfa-natos; llevar espectáculos culturales a centros de personas con dis-capacidad y asilos. En España existe el caso incipiente de Desarro-llo Comunitario. La misión de esta empresa de economía social escrear Comunidades de Autogestión Financiera (CAF) capaces deorganizar programas de microcréditos grupales. Las personas queintegran estas comunidades son al tiempo socios y clientes: partici-pan como accionistas y a la vez pueden solicitar créditos, contratarseguros, conseguir empleo, una vivienda… Estas comunidades deautofinanciación, que funcionan sobre la base de la confianzamutua, son como un banco donde las ganancias se reparten segúnla aportación de cada socio.

Una idea general simple, que funciona en ciertas cir-cunstancias –grandes superficies– en determinadoscontextos locales y que requiere de competencias–marketing, publicidad,…– que deben ser gestiona-das a nivel global (franquiciadores) y otras que nece-sitan conocimientos idiosincrásicos para su adapta-ción a determinadas circunstancias locales. Sudesarrollo requiere, por tanto, un pensamiento estra-tégico “bipolar” que subyace como hemos dicho enmuchas corporaciones y que implica tanto una consi-derable economía de escalas y de especialización

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rrez Cuadro 2. Innovación económico–tecnológica e innovación social

Fuente: Morales Gutiérrez (2008).

Tipo de innovación Innovación económica Innovación Social

Utilización de Factores Intensiva en capital financieroIntensiva en capital intelectual

(humano y relacional)

Orientación básicaCrear situaciones monopolísticas (producto

único) que genere altas rentabilidadesCubrir necesidades amplias de grupossociales a bajo coste con gran impacto

Necesidades de protecciónAlta para garantizar el esfuerzo inversor y

dilatar la situación monopolista

Muy baja. Cuanto más se extiendan máscumplen su fin. Riesgo de fracaso por utili-

zación “nominal” sin know–how

Complejidad Creciente a nivel tecnológico Creciente a nivel relacional

vas, proyectos, instrumentos,…) que de forma origi-nal mejoran el bienestar social y/o cohesión social yplantean, en definitiva, la no resignación ante situa-ciones como la exclusión, el hambre y la pobreza, elcambio climático… como “un mal menor inevitable”de las sociedades avanzadas (cuadro nº 2).

Insistimos en la dimensión predominantementeintangible: una idea se transforma en una política oun servicio público nuevo, una institución o un pro-ceso social nuevo que satisfaga necesidades de lasy los ciudadanos o mejore la eficacia de la acción degobierno a cualquier nivel.

c) Son imitables, transferibles, reproducibles(know-how de complejidad baja) con impacto glocal

Las innovaciones sociales tienden por su esencia a sudifusión y a su expansión. Desde esa perspectiva soninnovaciones abiertas. No pretenden la generación deventajas sobre competidores. No tienen que ser pro-tegidas por patentes. Por otro lado, además delimpacto local, también puede hablarse de cierto dina-mismo glocal. Manuel Castells (1999) hace referenciaal concepto glocalización, entendida como la articula-ción entre lo global y lo local, como una noción quehoy se aplica tanto a la economía como a la cultura.

La glocalización supone destacar el ámbito urbano yel papel gestor-coordinador-promotor de los gobier-nos locales para la implantación de políticas que tie-nen en cuenta unos referentes globales y que seposicionan respecto a ellos. Si tuviésemos que ele-gir un lema para este concepto no sería otro que elutilizado por las corporaciones globales: “piensaglobalmente, actúa localmente”. Precisamente ésteha sido el paradigma de uno de los fenómenos orga-nizativos más expandidos en las últimas décadas:las franquicias7.

7 Esta forma híbrida de organización está aún por desarrollaren el ámbito social. No obstante la franquicia social es un nuevo

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Otros rasgos derivan de su carácter social:

a) Orientación a la resolución de problemas socia-les: impacto social directo (económico directo oindirecto)

La innovación social está vinculada a la satisfacciónde las necesidades humanas básicas (Moulaert yAilenei, 2005). Esta acepción es cercana al conceptode desarrollo humano propuesto por el PNUDsiguiendo la filosofía de Amartya Sen. Si considera-mos las necesidades humanas como lugar comúndesde donde surge la innovación social podríamosestablecer al menos tres ejes desde los que se ejer-cen determinadas dinámicas o fuerzas: el mercado,las correspondientes a la sociedad civil y las estruc-turas que regulan las relaciones entre los diversosagentes implicados.

Un eje-coordenada serían las dinámicas del mercado–oferta, demanda, eficiencia…– en el que seencuentran nuevas demandas no sólo de naturalezapuramente económica, también de índole social; endonde surgen consumidores (demandantes) connuevas sensibilidades (no sólo quieren lo mejor o lomás barato, también quieren lo más social –ecológi-co, solidario...); en donde surgen iniciativas econó-mico-sociales (empresas sociales) que aspiran a laautonomía con una finalidad económico social, etc.

Otro eje-coordenada quedaría articulado desde laóptica de la sociedad civil, en donde podemosencontrar las necesidades permanentes de las per-sonas, en sus diversas etapas vitales (juventud, ter-cera edad...) y circunstancias (género, actividadlaboral) en el que aparecen nuevas carencias y, porqué no, también nuevos recursos por explotar. Eltercer eje quedaría articulado en el ámbito de lasestructuras que regulan los marcos de actuacióntanto público como privado. Es el terreno propio de

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Ejemplo nº 1: Microcréditos,Grameen Bank y el efecto “mariposa”

Originalidad y sorpresa: Un banco para pobres. Este ins-trumento financiero ha sido conocido y divulgado8,sobre todo, a partir de la experiencia del Banco Grameen–entidad fundada por Yunnus, Nobel de la Paz 2006–. Lamayoría de las prestatarias son mujeres.

Intangibilidad: Reformula la tradicional práctica bancariay demuestra que el control social puede obtener mejoresresultados que los tradicionales sistemas de garantía.

Eficacia: Su desarrollo actual puede entreverse en lassiguientes cifras: más de un millar de sucursales en41.000 pueblos de Bangladesh, 2,5 millones de prestata-rias y, sorprendentemente, a pesar de los recursos esca-sos de éstos, una tasa de devolución del 98,45%.

Transferibilidad y glocalización: Este referente y sugeneralización en otros contextos culturales diferentesen los valores –pero comunes en la pobreza– condujo encierta manera a que incluso la ONU aprobara una resolu-ción (52/194) titulada “Función del microcrédito en laerradicación de la pobreza” en su Asamblea General de18 de diciembre de 1997.Por tanto, la experiencia acumu-lada de los microcréditos en Bangladesh y su “efectomariposa” que alcanza a medio centenar de países(desde Bolivia a Zambia, pasando por Kosovo) en dondese ha desarrollado, han permitido ir afinando las meto-dologías de identificación de riesgos, evaluación decapacidades, seguimiento, innovación en sistemas degarantía no tradicionales, que finalmente han vencidolas resistencias a su implantación en países del “primermundo” como Estados Unidos o Canadá, y en el entornoeuropeo: Francia (ADIE), Gran Bretaña (PYBT), Irlanda(First Step), Portugal (RIM) o Finlandia (Eko–Osuuspank-ki) y, también España (Acción Solidaria contra el Paro,por citar alguno, o en el contexto de Bizkaia, también amodo de ejemplo, la experiencia de BBK Solidarioa arti-culada con diversas entidades y redes sociales).

Importancia del trabajo en red y capital relacional. Suimplantación es el resultado de una red de entidadesque colaboran en un fin común: el apoyo al microem-prendedor excluido de los cauces tradicionales. Cuandoestudiamos este proceso (Morales, 2002), colaboraban,en el caso de la Línea del ICO, 32 entidades financieras

8 La organización pionera en el ámbito de las microfinanzas esAcción Internacional, fundada en 1961, ya que hizo el primer micro-préstamo en 1973 en Brasil.

en donde podían solicitarse esta línea de financiación(servicios financieros), y más de un centenar de Institu-ciones de Asistencia Social. Estas entidades se respon-sabilizaban de facilitar el acompañamiento a losemprendedores en la definición de su actividad, validarla viabilidad de los proyectos y, cuando el microcréditohabía sido concedido, realizar labores de seguimiento yasesoramiento técnico de las iniciativas financiadas. Enel caso de la red Xesmic generada por la Fundación unSol Mon, el volumen de entidades colaboradas sobrepa-saba las cincuenta (ayuntamientos, consultoras empre-sariales y entidades de acción social).

Fuente: Morales Gutiérrez (2004).

como, a su vez, capacidad de adaptación y riesgo. Undinamismo, en definitiva, que puede dotar a la inno-vación social de una escala planetaria.

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la acción política para el cambio o la implantaciónde condiciones para que los límites de cualquier ini-ciativa sean configurados adecuadamente9.

Los servicios sociales son susceptibles de ser abor-dados como un ámbito de mercado –como de hecholo aprovechan las empresas que en él actúan–: laoferta depende, entonces, de la existencia de unademanda solvente. Sin embargo, esta hipótesis noes generalizable, más bien es plausible la contraria:lo normal es que en este ámbito no exista unademanda solvente. Por ello surgen los serviciossociales como un ámbito específico –no exclusivo–de la acción pública en la medida en que las res-puestas a las necesidades se regulan como derechoy los servicios son eventualmente gratuitos (lo queno implica obviamente que no tengan coste) o,

cuando no lo son, su prestación no puede depender,de ninguna manera, de los recursos (ingresos, patri-monio) de las personas obligadas al pago de los ser-vicios.

De esta manera, habría que entender que una Orga-nización No Lucrativa –una entidad del Tercer Sec-tor– que trabaja en el ámbito de los servicios socia-les podría prestar servicios (de iniciativa propia,responsabilidad pública o, raramente, en el merca-do) y, además de prestar servicios, tratar de incidirsobre transformaciones más estructurales (en laestructura social o en los comportamientos persona-les, familiares…) mediante acciones de sensibiliza-ción, denuncia, promoción de derechos…, aunqueeste ámbito de actuación pueda considerarse propiodel ámbito de la acción política.

Históricamente, el Tercer Sector ha venido ofrecien-do respuestas innovadoras a las necesidades enmateria de servicios sociales. No obstante tambiénes oportuno señalar que últimamente algunas orga-nizaciones se están orientando, principalmente,hacia la prestación de servicios de responsabilidadpública y se corre el riesgo de que se pierdan ésta yotras funciones tradicionales de las organizacionesno lucrativas: sensibilización y denuncia, promociónde derechos, ayuda mutua, voluntariado…

Por otro lado, en ocasiones se reivindica la innova-ción como un atributo propio del tercer sector (lainnovación social como innovación desde el sector

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9 Las conexiones e intersecciones de las tres realidades –mer-cado, acción política, acción social– son extrapolables en diferen-tes niveles de reflexión. En este sentido resulta curiosa la afirma-ción realizada por Luis Cayo Peréz Bueno (2009) en relación a lastendencias en las organizaciones del Tercer Sector: “Éstas serán elmayor yacimiento de dirigentes políticos en el futuro. La pérdida deconfianza hacia los partidos políticos tradicionales y el descréditode sus gestores, llevará a éstos a tratar de captar líderes, presumi-blemente con éxito, entre los más descollantes del tercer sector.Además, estos mismos pueden tener la inclinación de ver en lapolítica la salida natural a su compromiso social y a sus ansias detransformación de la realidad. Habrá, previsiblemente, un tránsitode lo social a lo político, que puede resultar recíprocamente benefi-cioso para ambas instancias”.

Orientación al mercado(Producto social)

AUTO

NO

MÍA

CERCANÍACAMBIO

INNOVACIÓNSOCIAL

Fuente: Elaboración propia.

Figura 1. Ejes-Coordenadas para la innovación social

Orientación al ciudadano(Atención social)

Orientación al estado(Estructura social)

Emprendimiento social

Serviciossociales

Acciónpolítica

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social) y, sin embargo, las administraciones públicaspueden innovar e innovan de hecho. Otro mercado–el de votantes que configuran el segundo eje– pre-siona a medio plazo no sólo para la mejora de loexistente: espera nuevas respuestas y alternativas alos problemas.

b) Intensiva en capital social-relacional

El capital social, en su acepción socioeconómica, seconsidera hoy día como una de las herramientasconceptuales más importantes para explicar lasdinámicas de desarrollo. Como señala Moyano(2001), fueron los economistas neoclásicos los quepusieron de manifiesto la importancia del capitalhumano considerando que sin dicho elemento, losdemás factores –trabajo, tierra y capital– tendríanpoca utilidad para el desarrollo económico.

Pero fueron los que trabajan en la nueva sociologíaeconómica (Swedberg, 1991, Swedberg y Smelser,1994), en su intento de explicar el comportamientoeconómico de los individuos, los que dieron conteni-do a dicho concepto, englobando no sólo las perso-nas, sino también las normas y las redes socialesque contribuyen a la generación de acciones colecti-vas en beneficio de la propia comunidad. Woolcock(1998) incorpora a los recursos que ayudan a losgrupos sociales a superar los dilemas estáticos de laacción colectiva –los problemas de cooperación–,

los que surgen cuando el éxito de una determinadaacción colectiva en pro del desarrollo influye de talmodo en las relaciones de comunidad que resultanecesario que éstas se coordinen para garantizarque el desarrollo siga teniendo éxito en el futuro(dilemas dinámicos) (Moyano, 2001).

La innovación social requiere, normalmente, unosniveles adecuados de capital social tanto de coope-ración a nivel micro, es decir, de acción colectivaimplicada en la iniciativa –nivel elevado de relacio-nes intracomunitarias–, como de cooperación entreinstituciones públicas (con credibilidad y eficiencia)y una ciudadanía articulada y organizada a nivelmacro (Figura 2).

El modelo de gobernanza –entendido como organi-zación de la acción colectiva por medio de la institu-cionalización formal e informal– viene a ser uno delos elementos nucleares de los procesos de innova-ción social (Anshell y Gash, 2008), dado que afectaa las relaciones sociales y a la satisfacción de lasnecesidades básicas que aquellas dejan al descu-bierto: innovaciones en los procesos de manifesta-ción de necesidades, en las formas de cooperación,en la comunicación y en una gobernanza adecuadafacilitadora de dichos procesos (Zurbano, 2008).

Esta primacía de la gobernanza descansa tambiénen su dimensión territorial ya que la generación de

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Fuente: Morales Gutiérrez (2006).

Figura 2. Dinámicas macro y micro en la generación de capital social

ANARQUÍA(Estados colapsados)

CORRUPCIÓN(Despotismo, expoliciación

estados depredadores)

COOPERACIÓN(Estados favorables

al desarrollo)

INEFICIENCIA(Estados débiles)

INTEGRIDAD ORGANIZACIONALEficiencia y credibilidad en las instituciones–

SINERGIA

(Cooperación

Estado-Sociedad civil)

+

MACRO

+

INDIVIDUALISMOAMORAL

ANOMIA OPORTUNIDADESDE AUTONOMÍA

FAMILISMOAMORAL

NIVEL DE INTEGRACIÓN(relaciones intracomunitarias)–

LINKAGE

(ref. e

xtracomunita

rias)

+

MICRO

+

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redes de cooperación entre agentes participantes enlos procesos de innovación requiere de vínculos deproximidad para una mayor fluidez y confianza entreellos (Morgan, 2005). Este enfoque territorial harecibido una especial atención desde institucionescomunitarias10.

2.2. Qué no es innovación social

Pero no todas las realidades que son calificadascomo innovación social se adaptan al conceptoaportado hasta ahora. Detallaremos ahora que es loque no son las innovaciones sociales:

a) No son una especie dentro de las innovacionesdenominadas de gestión o administrativas

Damanpour (1991; citado en Jiménez y Sanz Valle,2006, p. 33) considera la existencia de dos clasesdiferentes de innovación: la tecnológica y la admi-nistrativa. La innovación tecnológica está relaciona-da con cambios o novedades en tecnologías, pro-ductos y servicios y afecta, por tanto, a lasactividades primarias de la cadena de valor de laempresa (Abernathy y Utterback, 1978); mientrasque la innovación administrativa está relacionadacon nuevas políticas o formas de organización, porlo que afecta a las actividades directivas o adminis-trativas, que son actividades secundarias o desoporte de la cadena de valor de la empresa(Damanpour y Evan, 1984).

Desde esta perspectiva, algunos trabajos (Sanchís,2008) identifican la innovación social como unaespecie dentro de la innovación administrativa, yaque afectaría principalmente a la función de perso-nal o de recursos humanos en la empresa, junto conla innovación en métodos de gestión, que se corres-ponde con cambios en la función de dirección de laempresa en general, como cambios comerciales,financieros u organizativos, entre otros.

b) No son buenas prácticas en las actuacionessociales

La mejora continua de las instituciones es necesaria,requiere un esfuerzo y en ocasiones puede derivar auna innovación social. Pero el mero desarrollo insti-tucional o el perfeccionamiento de una práctica yaexistente en su eficiencia o en su eficacia no es, porsí misma, una innovación social.

c) No son sólo acciones para reducir la brecha tec-nológica

El desarrollo de las nuevas tecnologías ha puesto demanifiesto otras nuevas formas de exclusión. Porello, el acceso a las nuevas tecnologías es un objeti-vo deseable. Poner fin a la exclusión digital quesepara a los países ricos de los pobres es una buenacausa para las empresas tecnológicas pero tambiénuna ampliación necesaria para su desarrollo comotales: miles de millones de posibles clientes.

De hecho, alguna de ellas compiten en sus iniciati-vas “sociales” (como el OLPC, ver Ejemplo 2). Perolas dudas son muchas. ¿Son los ordenadores portá-tiles más importantes que otras necesidades, comoel agua potable? ¿A qué precio serán “accesibles”en el mundo en desarrollo? ¿Cuáles son los costestotales necesarios para el funcionamiento de esosaparatos y para conectarlos a Internet?

Por tanto, la innovación social es un proceso origi-nal: no puede asimilarse directamente a la orienta-ción social de la innovación tecnológica o a la apli-cación de las nuevas tecnologías a los ámbitos de laexclusión social. Entre otros aspectos, la innovaciónsocial requiere la interacción de múltiples actores(internos y externos) e incluso el surgimiento deotros nuevos –riqueza de capital humano y relacio-nal– en donde se produce la “chispa” de la innova-ción generando una confianza latente y sinérgica.Difícilmente una organización puede innovar social-mente si no es desde la relación con otros actores:para actuar en el sistema requiere de los agentesimplicados.

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10 El primer proyecto a gran escala que aborda la innovación anivel territorial y un tratamiento amplio y profundo de modelosalternativos de innovación local (ALMOLIN) ha sido SINGOCOM(European Commission Framework 5 project (2002-2004). SocialInnovation, Governance, and Community Building.

Ejemplo nº 2: La competencia por tener una imagen “social” en las TIC

En enero del 2005 surgía la iniciativa “Un portátil porniño” (OLPC, según sus siglas en inglés) por parte delprofesor Nicholas Negroponte, y de otros académicos delMIT. Meses más tarde, ya existía un prototipo de portátil—llamado ‘XO’—, que entró en producción en noviembrede 2007 con un precio mínimo de 188 dólares (el objeti-vo inicial era 100 dólares).

Para desarrollar el proyecto OLPC los investigadores delMIT se asociaron con diversas empresas, como el fabri-cante de semiconductores Advanced Micro Devices, RedHat, proveedora del software Linux, entre otras, para lafabricación del portátil. En el proceso, Negroponte se vioenvuelto en un conflicto público con Intel, que fue porpoco tiempo socio de OLPC, siendo acusada a continua-ción por Negroponte de sabotear el proyecto en unaentrevista en el programa ‘60 Minutes’ en mayo de 2007.

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d) No son las sinergias empresariales entre la res-ponsabilidad social corporativa (RSC) y la innova-ción empresarial

Se dice que uno de los retos empresariales actualeses reconciliarse con la sociedad. ¿Existen organiza-ciones innovadoras y socialmente responsables?¿Están estos fenómenos relacionados de algunamanera? ¿No podría denominarse como innovaciónsocial aquella en la que se consigue ser más renta-ble y a la vez ser más socialmente responsable?

Actualmente se trata de un área de investigación endesarrollo con varías líneas en marcha a nivel euro-peo (MacGregor, Fontrodona, Espinarch, 2007). Agrandes rasgos la idea es profundizar en las prácti-cas empresariales que de manera bidireccional favo-recen la responsabilidad empresarial –por ejemplo anivel medioambiental– y el desarrollo de la innova-ción empresarial y viceversa.

Intuitivamente hay razones para pensar en ciertasconexiones. Nuestra opinión es que focalizar en laempresa y en el mercado (que sería el que justifica-

ría lo innovador) la innovación social desvirtuaría ladelimitación que pretendemos realizar. Considera-mos que sería difícilmente validable –desde unaóptica académica– la relación causal entre RSC einnovación cuando aquella se orienta hacia la acciónsocial no vinculada –o con conexiones débiles– a lalínea de negocio de la organización empresarial.

e) No son las metodologías participativas para lacreatividad

El desarrollo de la creatividad social (Montañés,Rodríguez-Villasante y Martín, 2001) a través delaprendizaje y la práctica de determinadas metodolo-gías (investigación-acción, análisis de redes…)puede ser un elemento para el impulso de la innova-ción en el desarrollo local. La innovación social seríael resultado del uso de dichas metodologías en elcaso de que las mismas la provocasen o la obtuvie-sen.

f) No son, en sentido estricto, el desarrollo de lasredes sociales a través de la web 2.0.

Salvador Giner (2009) ha resaltado recientementeen su visión del porvenir de la sociedad civil el papelde las nuevas tecnologías como intensificador de lamundialización: Las mismas innovaciones técnicas ycomunicaciones que hoy permiten la expansión reti-cular de las instituciones dominantes fomentan laexpansión de sus contrincantes en el campo de lasociedad civil, o de la esfera cívica. Como lo permi-ten en el campo, trágico, de quienes se oponen aentrambos: la economía criminal, por ejemplo. Laintensificación de la mundialización refuerza simul-táneamente todos estos procesos.

Aunque obviamente pueden ser un facilitador indis-cutible y, en sentido estricto, ciertas innovacionessociales –como las peer to peer charities11– llevanincrustadas estos procesos de desarrollo de las tec-nologías de la información y comunicación junto conla finalidad social utilizando como sustrato deacción las redes sociales (cuadro nº 3).

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Hasta el momento, el programa OLPC tenía 600.000pedidos del ordenador en cartera para 2008, y la mitadde ese volumen había sido entregado en el plazo previs-to. El 20 de mayo del 2007, Negroponte anunció el lanza-miento de un prototipo más barato del ‘XO’ con un moni-tor del tipo pantalla táctil y mejor consumo de energíapor 75 dólares.

“Según la información recibida de gobiernos, educado-res y, principalmente, de los niños, estamos decidida-mente empeñados en bajar los costes, el consumo deenergía y el tamaño de los portátiles, de modo que seanmás accesibles y puedan ser utilizados por los niñosmás pobres del mundo”, dijo Negroponte a la prensa.

El programa OLPC espera que la próxima versión de suportátil –bautizado ‘XO-2’– salga en 2010. Mientrastanto, Intel desarrolló una máquina para fines educati-vos, el ‘Classmate PC’, que compite con el ‘XO’ de OLPC.

El ‘Classmate’ forma parte del Programa Adelante Mundo(World Ahead Program) de Intel, cuyo propósito “es el demejorar la vida de las personas acelerando el accesoinmediato a la tecnología de todos y en cualquier partedel mundo”.

Fuente: Universia Knowlodge Wharton (2007): Un portátil un niño[Online] [Fecha de consulta: 1 Septiembre 2008]. Disponible en:http://wharton.universia.net/index.cfm?fa=viewArticle&ID=1529>

11 Se trata de auténticos “mercados solidarios” para canalizarmicrodonaciones (microgiving) donde proyectos que resuelvennecesidades en distintos lugares del planeta buscan “donantes” o“padrinos” a lo largo y ancho del planeta. Se trata de todo un fenó-meno de desintermediación que, aunque no hace desaparecer elpapel de las ONGs, las recoloca hacia un papel de mayor protago-nismo en los lugares en donde se necesita la ayuda. Además deKiva (ejemplo nº 4), un referente es Global Giving http://www.blog-ger.com/www.globalgiving.com/. El Centro de Innovación Social dela Universidad de Stanford ha realizado varios seminarios propo-niendo este modelo e incluso tiene un blog a través de su revista:http://blog.globalgiving.com/tag/stanford-social-innovation-review/. En España tenemos el caso reciente de http://apadrinaun-proyecto.com/.

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2.3. La innovación social en el ámbito de los servi-cios sociales

Por lo que respecta a la delimitación del ámbito pro-pio de los servicios, en la Ley 12/2008, de 5 dediciembre, de Servicios Sociales de la CAPV, se defi-nen como finalidades propias del sistema de servi-cios sociales:

• la atención a la dependencia y la promoción de laautonomía,

• la atención de situaciones de exclusión y la promo-ción de la integración social,

• y la atención de situaciones de desprotección yemergencia o urgencia social.

Fuente: elaboración propia a partir de Alvord et al. (2002), Gerom-metta et al., (2005), Dal Fiori (2007) y Morales (2008).

¿En qué medida no es el llamado desarrollo de Inter-net en su versión 2.0 la innovación social que enten-demos? El primer número del 2009 de la revistaCapital titulaba –desde su óptica empresarial– elfenómeno de la web 2.0 como “Muchos amigos,poco dinero”. No cabe duda que la web 2.0 puedeser contemplada como un fenómeno social de pri-mer orden (ya sea rentable o no)12. Sin embargo,para nosotros la innovación social tiene una finali-dad –el bienestar y la cohesión social– que la distin-gue y concreta: “Muchos amigos y necesidadessociales resueltas”…ese sería para nosotros el títulode un artículo para delimitar la innovación social enel sentido que aquí la proponemos.

Así pues, sintetizando y concretando, podemosdecir que una innovación social consistiría en:

• una acción endógena o intervención exógena (sur-gida desde las personas necesitadas o desde lasque quieren ayudar),

• de desarrollo social (mejora del bienestar y/o de lacohesión social),

• que a través de un cambio original/novedoso (seproduce una situación diferente a la preexistente),

• en la prestación de un servicio o en la producciónde un bien (admite diferentes formas de manifes-tación intangibles y/o tangibles),

• logra unos resultados (existen indicadores objeti-vables del cambio producido),

• generalmente a través de un sistema en red(adquieren mayor protagonismo las relacionesinterorganizativas más que las intraorganizativas),

• y que tiene potencial de ser reproducible (tiende asu difusión ilimitada en lugar de su reproducciónrestringida o controlada).

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utié

rrez Cuadro 3. Rasgos diferenciales de la “nueva” innovación

social

Procesostradicionales de

cambio social

Procesos deinnovación social

Sujeto Comunidad Red social

ImpactoLocal

(limitado)

Glocal(muy amplio y

potencialmente ilimitado)

Modelo de gobernanza

Centralizada Multinivel

12 De hecho puede utilizarse como plataforma para proponer yencauzar muchas iniciativas. Google lanzó en septiembre del 2008el Proyecto 10100 (diez elevado a la 100) con el propósito de generaruna convocatoria de ideas para cambiar el mundo y ayudar a lamayor cantidad de personas posible.

Ejemplo nº 3: Programa Etxeberri –Asociación Goiztiri

Etxeberri es un programa innovador de la asociaciónGoiztiri orientado a la intermediación inmobiliaria entrepersonas propietarias de vivienda en alquiler y personasinquilinas garantizando imparcialidad en los intereseslegítimos de ambas partes. Este programa se inicio en2006 dirigido a entidades de Bizkaia que desarrollanactividades de intervención social, siendo estas las quedirigen a la Asociación Goiztiri a personas y familias quese encuentran con dificultades de acceso a la viviendade alquiler, especialmente personas inmigrantes.

La vivienda se puede convertir en un factor de exclusiónsocial para muchas personas, al tener negado el accesoa la misma: precios abusivos del mercado, desconfianzade las personas arrendatarias hacia colectivos en situa-ción de vulnerabilidad, etc.

La investigación y la generación de herramientas hansido fundamentales en el desarrollo del propio proyectoasí como el propio aprendizaje y benchmarking realiza-do con otras organizaciones similares y líderes del sec-tor a nivel estatal y europeo.

En este tiempo se han alquilado un centenar de pisos,con un 30% por debajo del precio del mercado y aten-diendo a unos 358 personas con un 90% de personasinmigrantes.

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La inclusión social (el acceso al empleo, la vivienda,la educación…) o la promoción de la solidaridad, laconvivencia o la participación social se consideranáreas de interés compartido con otras esferas deacción pública. Por ello son abordadas como unaresponsabilidad compartida por los diferentes siste-mas públicos y no una responsabilidad propia o, almenos, exclusiva de los servicios sociales13. Así, sisituamos la innovación social en el ámbito de losservicios sociales mantendríamos:

a) el origen (exógeno o endógeno), b) el carácter novedoso, c) la naturaleza (producto-servicio)14, d) el medio (el sistema en red),e) o el carácter replicable

Pero concretaríamos más el resultado en la atenciónde las situaciones de dependencia, desprotección ourgencia y exclusión o riesgo de exclusión social(pobreza, marginalidad, discriminación, vulnerabili-dad…), y en la promoción de la autonomía personaly de la integración social, enfocando aquellos meca-nismos que faciliten que las personas, familias ygrupos mantengan y adquieran capacidades y cuen-ten con los apoyos necesarios que les permitan inte-grarse socialmente con la mayor autonomía posible.Así, la iniciativa de la Asociación Goiztiri descrita enel ejemplo nº 3 constituye una iniciativa de innova-ción social, dirigida a personas en situación de ries-go o exclusión y orientada a promover la inclusiónsocial que, sin embargo, no constituye una iniciativapropia del ámbito de los servicios sociales.

No obstante, las responsabilidades de los diferentesrecursos y sistemas de atención (empleo, formación,salud, educación…) en los procesos de integraciónde las personas en situación de vulnerabilidad, ries-go, exclusión…, serían diferentes en función de sunaturaleza, si bien cabe esperar la orientación y elapoyo especializado desde el sistema de serviciossociales.

En relación a la definición del espacio de la innova-ción en el ámbito de los servicios sociales, siempredesde el concepto de innovación social propuesto,por un lado, no cabe identificar la innovación

social con la innovación en servicios sociales y, porotro, puede resultar de especial interés impulsar lainnovación social en el ámbito de los serviciossociales.

Las innovaciones en el ámbito de los servicios socia-les no sólo son innovaciones sociales. De hecho, lasinnovaciones económicas también serían posiblesen este ámbito. Muchas organizaciones empresaria-les están desarrollando innovaciones, desde unavisión económica, por ejemplo en el ámbito de laatención a la dependencia, enfatizando la utilizaciónde inversiones tecnológicas (domótica, teleasisten-cia, patentes, etc.) y por tanto con expectativas derecuperar y obtener una rentabilidad, como corres-ponde a toda explotación exitosa de negocio, en el“mercado” de las personas mayores.

Tampoco son innovaciones sociales, necesariamen-te, las innovaciones que surgen del “sector social”.De hecho, la colaboración entre actores constituyeuna característica de la innovación social.

Por otro lado, parece de especial interés promoverexperiencias de innovación en el ámbito propio delos servicios sociales que se ajusten a los distintosaspectos que se han descrito para caracterizar lainnovación social:

• impulsando procesos intensivos en capital relacio-nal y, por tanto, desde la colaboración entre losdiferentes actores y, de manera particular, entrelas administraciones públicas, el tercer sector y lacomunidad (redes de cuidado informal, ayudamutua…);

• que articulen no sólo a los diferentes actoressociales, sino también los diferentes planos ydinámicas sociales, a nivel micro y/o macro, aescala local y/o global;

• capaces de generar ideas tanto en el ámbito de lainnovación de productos-servicios sociales comode procesos propios de cada sector, (administra-ciones públicas, organizaciones no lucrativas)adaptados a sus características y, por qué no, encolaboración;

• susceptibles de transformarse en una política, unservicio, una institución o un proceso social nuevoque satisfaga las necesidades de las y los ciudada-nos en materia de servicios sociales o mejore laeficacia de la acción de gobierno, a cualquiernivel, en esta materia;

• reconocidas como originales por su capacidad deresolver necesidades o problemas sociales conpoca burocracia y abiertas, que no pretenden lageneración de ventajas sobre competidores, sinola búsqueda de respuestas que puedan generali-zarse;

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13 Ver Artículo 5, apto 3. de la Ley 12/2008 de 5 de diciembre,de Servicios Sociales del País Vasco.

14 En el ámbito de los “servicios” sociales, principalmente, seprestan sobre todo servicios. No obstante, también se ofrecen cier-tos productos en sentido estricto (ayudas técnicas, domótica…). Engeneral la innovación en el ámbito de los servicios sociales podríaimplicar tanto a productos como a servicios, si bien, la innovaciónsocial sería más idónea en el ámbito de los servicios. Así concre-tando en el ámbito de los servicios sociales una nueva forma degestionar internamente sería una innovación de proceso mientrasque una prestación o servicio (percibida directamente por el ciuda-dano) que se realiza de manera novedosa sería una innovación deproducto-servicio.

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• con una elevada participación de activos intangi-bles y orientadas a mejorar la satisfacción de lasnecesidades de integración social con la máximaautonomía posible o, de manera más amplia, a laconsecución del máximo bienestar y cohesiónsocial posible desde la colaboración entre diferen-tes sistemas, políticas y agentes, buscando siem-pre un impacto social directo.

3. Factores que justifican el interés por lainnovación social

Una vez acotado el término, puede ser interesanteestablecer algunas tendencias que impulsan la con-creción y el desarrollo del fenómeno de la innova-ción social, tal y como lo hemos definido.

3.1. Cambios en la concepción del Estado

a) La crisis del Estado de Bienestar

Profundas transformaciones han sacudido loscimientos del Estado del Bienestar en la Unión Euro-pea en las últimas décadas, lo que ha generado unacrisis de confianza en las instituciones tradicionalesdel sistema que fueron capaces de dar respuestaadecuada a muchos desafíos económicos y sociales. Las opciones neoliberales –que enfatizan el prota-gonismo del mercado en detrimento del estado– olas opciones más sociales –que enfatizan la funciónprotectora del Estado– siguen formulando sus pro-puestas en un difícil equilibrio en donde están enjuego tanto su eficacia –buenos servicios– como sueficiencia –cuál es el tamaño ideal del Estado ycuánto se necesita para soportarlo–.

Los próximos años son clave: en 2011 se revisará laEstrategia de Lisboa, que hará una nueva definiciónde lo que se denomina el Modelo Social Europeo.

b) El “cambio organizativo” en la Administración

El sistema organizativo de la Administración tieneque adaptarse a los nuevos cambios sociales, incor-porar las nuevas técnicas de gestión y utilizar losnuevos instrumentos y las nuevas estrategias deactuación. Entre los focos de atención destacan laEvaluación de Políticas Públicas y la configuraciónhíbrida de los sistemas organizativos: quiénes son–en su caso– los aliados para cumplir los objetivospúblicos y cómo se incorporan, implican y controlanen la acción pública.

3.2. Cambios en el mercado

a) El auge de la Responsabilidad Social Empresarial

Ya sea por necesidades de legitimación (el daño delos intereses privados), demanda social o moda(imitar lo que hacen otras), las empresas –de todaíndole– comienza a plantearse dentro de su acciónno sólo el impacto económico de sus actuacionessino la responsabilidad de las mismas de cara a lasociedad que las acoge. Cuando este planteamientolo ponen en acción surge la necesidad no sólo dehacer algo social, sino también de hacer algo eficazy diferente.

En palabras de Pérez Bueno (2009), “la empresadeja de ser un ámbito de decisiones único, ligado ala propiedad o a la dirección, para pasar a ser uncentro multifocal, en el que los grupos de interés serevelan como contrapartes y se erigen en copartíci-pes. La llamada Responsabilidad Social Empresarialserá un ámbito propicio para la expansión de lasorganizaciones sociales, que estimulará nuevas for-mas de relación e intervención, cuyo alcance realdependerá del enfoque que se dé a este emergenteespacio”.

b) La necesidad de nuevas estrategias de diferencia-ción competitiva

Se ha incrementado el número de jugadores capa-ces de entrar en viejos y nuevos campos, producien-do un ritmo acelerado de competencia económica.Dada la facilidad para imitar, y mejorar, cualquieraportación de la organización, y en cualquier plano,surge la necesidad de ubicarla, por supuesto, en elfin, el producto exitoso, pero también y especial-mente en el medio: un contexto empresarial orienta-do a la búsqueda de la obtención de ventajas com-petitivas (Archibugi y Coco, 2004).

El producto o el servicio social es una forma de dife-renciación que puede ser acogida y tener éxito en elmercado. Meingan y Kikuno (1995) señalan que esposible identificar en cada década una orientaciónbásica en la finalidad de las innovaciones. En ladécada de los sesenta el registro dominante de lainnovación se dirigía a la reducción de costes, en lossetenta hacia el control de la calidad, en los ochentahacia la diversificación, en los noventa hacia elaumento de la satisfacción del cliente.

Posiblemente uno de los registros dominantes enlas próximas décadas será el énfasis en la innova-ción social.

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c) El agotamiento de los mercados tradicionales y laampliación de los mercados emergentes: la basede la pirámide.

Las iniciativas sociales a nivel empresarial estáncomúnmente limitadas por el dinero que puedendestinar a la causa social sin poner en riesgo la via-bilidad de la empresa. Algunos autores señalan quelas empresas que trasladan sus actividades socialesa las estrategias prioritarias del negocio podrán(Mutis y Ricart, 2008):

• desarrollar un nuevo modelo de negocio que atien-da efectiva y rentablemente a los mercados derenta baja y

• mediante la adopción de un nuevo modelo, incre-mentar sus capacidades competitivas.

En definitiva, profundizar en estos modelos de nego-cio puede brindar fuentes de innovación: cómodichos modelos proporcionan valor a sus clientes enla denominada BDP (base de la pirámide, Prahalad yHart, 2002) y cuanto valor capturan en el proceso deservirlos, basados en la co-creación –generacióncolaborativa– y las redes estratégicas. Por tanto, lacolaboración y el funcionamiento en red resultanfundamentales para diseñar e implantar iniciativasempresariales que puedan aumentar la presencia denegocios rentables en la BDP, cooperen significativa-mente en la reducción de pobreza, sean medioam-bientalmente responsables, e incluso incrementensu competitividad (ver Ejemplo nº 4).

3.3. Cambios en la sociedad

a) Protagonismo creciente de la sociedad civil

La ciudadanía, o la sociedad civil, ha ido asumiendocada vez más protagonismo en este juego multidi-mensional de causalidades. La desconfianza socialhacia el Estado y la empresa se ha canalizado haciaotro universo corporativo más independiente deopciones partidistas, de intereses económicos y máscercanos a los problemas de las y los necesitados.

b) Nuevos actores o nuevas esferas de acción

También la sociedad civil organizada –Tercer Sec-tor– ha ido ganando protagonismo mientras surgen–o amplían su capacidad– nuevos actores y nuevasesferas de acción. Es el caso de los que Alvin Tofflerllama ‘prosumidores’: aquellos consumidores queproducen bienes o servicios por los cuales no obtie-nen un ingreso pero que a la postre generan unimpacto en la economía. El grupo de las y los ‘prosu-midores’ es vasto, en él figuran desde las madres defamilia y las trabajadoras voluntarias –en su mayoríamujeres– hasta las y los líderes vecinales y los blog-gers o los cibervoluntarios15, entre otros.

Todas estas personas realizan alguna actividad noremunerada que genera un beneficio a otras perso-nas o a ellas mismas, ya sea un almuerzo, un trabajosocial, mejoras al vecindario o una página personalen internet.

“Es un fenómeno en el que los consumidores creanvalor económico por sí mismos y posteriormentetransfieren ese valor a la gran economía monetaria”,explica Toffler. La aportación (no monetaria) de los‘prosumidores’ a la economía aún no ha sido medi-

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Ejemplo nº 4: Energía social (Colombia)

“Energía Social” es una empresa exclusivamente creadapor Unión Fenosa para comercializar e interconectar losbarrios marginados de áreas urbanas muy pobres de laCosta Atlántica Colombiana, donde previamente no sepagaba por este servicio y abundaban las conexionesilegales. La principal característica de Energía Socialradicaba en la fortaleza del modelo a nivel local. Lasalianzas sociales con las asociaciones comunales facili-taron el ingreso a estas comunidades, las alianzas conlos emprendedores locales para descentralizar las tareasde facturación y recaudación incrementaron la eficienciadel negocio y las fuertes conexiones con el gobiernomotivaron al mismo y a la empresa para desarrollar máságilmente los procesos de legalización y electrificaciónde estas comunidades.

La descentralización de sus actividades y la constanteinteracción con otros actores (gobierno y emprendedoreslocales) le ha permitido reducir los costos de transacción,incrementar su curva de experiencia en estos mercados ypor lo tanto aumentar la recaudación (ver figura).

Fuente: Mutis y Ricart (2006).

15 El estudio realizado por la Fundación Cibervoluntarios(www.cibervoluntarios.org) describe las competencias de estas per-sonas: curiosas, pro activas, con ganas de aprender, pasión porcompartir y entusiasmo por las TIC que de forma altruista contribu-yen a fomentar el uso y conocimiento de herramientas tecnológicasentre la población con menores oportunidades de acceso y/o for-mación. Su labor se desarrolla bien a través de la red bien en per-sona, de tú a tú, mediante cursos, charlas, conferencias, talleres,eventos, seminarios, entre otros. De nuevo está presente la pers-pectiva glocal: conexión entre lo local y lo global en la sociedad dela información. El perfil en España –según el estudio realizadoentre sus miembros por la dicha fundación– es el de un hombre,con dos o más ordenadores, solidario, con alto nivel educativo, ensu mayoría de la rama cientifico-tecnológica y con un interés innatohacia los avances tecnológicos y todo tipo de herramientas tecnoló-gicas. Es muy significativo el parámetro del sexo, más hombres(66%) que mujeres (34%), inusual en el mundo del voluntariado y elparámetro de la edad, al contrario de la que se suele pensar, un42% de los cibervoluntarios son jóvenes, entre 18 y 30 años, lesupera apenas por un 1% la participación de profesionales entre 31y 50 años con un 43%. Por otra parte es muy importante señalarque en los últimos años ha empezado a incorporarse un perfil muyinteresante, personas prejubiladas o jubilados que hoy por hoyconstituyen el 13% de los cibervoluntarios de la Fundación.

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da por los economistas, pero se prevé que éstaaumentará significativamente en los próximos añosconforme las personas tengan un mayor acceso a lasnuevas tecnologías de comunicación e información.

Otro nuevo agente que requiere una especial aten-ción son las y los emprendedores sociales. Comoindica Bernstein (2008) para el caso de los microcré-ditos: “El más famoso emprendedor social puedeque sea Muhammad Yunnus, el fundador del BancoGrameen. Como Jobs, Yunnus tomó un producto ‘elcrédito’ –que fue en principio algo exclusivo (comolos primeros PCs)– y lo llevó a una audiencia demasas. De este modo, su banco ayudó a democrati-zar el acceso al capital de forma similar a comoApple Computer democratizó el acceso a la informa-ción. El efecto es similar: más posibilidades de elec-ción y la libre determinación en manos de más per-sonas en todo el mundo”. Otros casos conocidosson Michael Young (Open University), el Abate Pierre(Traperos de Emaús), Vicente Ferrer (FundaciónVicente Ferrer) o Anita Roddick (The Body Shop).

La filantropía empresarial, la cooperación al desa-rrollo, los organismos estatales y multilaterales,entre otros, ven en las y los emprendedores socialesun referente, actualmente en pleno auge ya que através de estas iniciativas son resueltos o paliadosmuchos problemas a la vez (Ver Ejemplo nº 5).

No obstante, no todas las iniciativas de innovaciónsocial están focalizadas y protagonizadas por unactor individual o corporativo (ver Cuadro nº 4)16.

La literatura socioeconómica también reconoce fenó-menos multipolares con relaciones causa efectomenos definidas (Lévesque, 2005). Así, la economíaaplicada ha prestado cierto interés por los fenóme-nos de desarrollo comunitario (Moulaert y Nussbau-mer, 2005) para avanzar hacia las regiones social-mente innovadoras. Estos autores consideran a lacomunidad como alternativa a la visión individualis-ta que genera el mercado en el terreno de la organi-zación social. El concepto central en el proceso deconstrucción del paradigma de desarrollo comunita-rio es el de innovación social17.

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Ejemplo nº 5: Vitalidad del sol(Sekem) e innovación social (Egipto)

En 1977, Ibrahim Abouleish dejó su puesto de jefe dedivisión de investigación farmacéutica de la Universidadde Graz (Austria) y regresa a Egipto –su país natal– paraacometer una iniciativa que resuelva alguno de sus gra-ves problemas. Su intención: demostrar que era posiblehacer que volviesen a dar frutos tierras desertizadas yproducir medicinas y alimentos sanos sin dañar el medioambiente.

Para ello compró un terreno desértico en las proximida-des del delta del Nilo. Los tres primeros años se dedica-ron a la preparación de la infraestructura: se plantaron120.000 árboles para crear un escudo protector contralas tormentas del desierto; se perforaron pozos desdemás de 100 metros de profundidad, etc.

Los cultivos empezaron a pequeña escala. No obstanteAbouloish adquirió más tierras y expandió sus operacio-nes agrícolas dado que inicialmente no logró encontraragricultores locales interesados en cultivar la materiaprima necesaria para fabricar productos medicinalesecológicos.

El éxito de la iniciativa Sekem en el cultivo biodinámicode hierbas, cereales, verduras alentó al gobierno egipcioa encomendar a Sekem en 1990 la tarea de aplicar estapráctica al cultivo más importante de Egipto: el algodón.En estrecha colaboración con científicos, agricultores,asesores y consumidores –co-creación– Sekem desarro-lló un concepto biodinámico para el cultivo del algodónecológico basado en el uso de feromonas para controlarplagas.

Hoy día, Sekem es un holding de empresas que desarro-llan actividades productoras y comerciales en los merca-dos nacionales e internacionales en torno a la agricultu-ra ecológica. Su relevancia económica –no sólo a nivelsocial– es palpable: es la segunda empresa después deLipton en la venta de bolsa de té en Oriente Medio. Peroeste núcleo de actividad empresarial no agota el impactosocial: creación de instituciones de formación (centrosde formación de adultos, una universidad,…), centrosmédicos, una academia de Artes y Ciencias Aplicadas,una cooperativa con sus empleados, una orquesta decámara,… son sólo algunas de las realidades emanadase impulsadas desde esta iniciativa.

Fuente: Seclos y Mahir, 2005.

16 Quizás el Concurso establecido por la CEPAL desde el año2004 pueda considerarse como un paradigma de este enfoque. Lasiniciativas ganadoras en dicho concurso en sus diversas convocato-rias han sido: Trébol de Cuatro Hojas: Estrategia de reducción de lamorbimortalidad materna, perinatal e infantil– Brasil (2006-2007);Defensorías Comunitarias: una respuesta comunitaria a la violenciafamiliar (2005-2006); Lèt Agogo: Programa de apoyo a la produc-ción, transformación y comercialización de la leche en Haití.

17 Ver el número monográfico de la revista Urban Studies edita-do en el 2005 y del cual se citan diversos trabajos en este estudio.

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Fuente: Morales Gutiérrez (2008).

c) Darse cuenta (sensemaking) de la importancia delos valores

El desarrollo tecnológico de nuestra civilización nosprovoca al menos dos sensaciones. Por un lado, rea-firma la idea de una humanidad autosuficientecapaz de superar todo tipo de limitaciones (como lade carácter espacio-temporal). Por otro lado, cues-tiona la voluntad y el alcance de esa autonomía yaque determinados problemas –como el hambre o laexclusión–, aunque son objeto de atención, se pre-sentan como cuestiones en donde la creatividad y lainnovación, el eje del desarrollo de los pueblos, noparece hacer mella alguna. Paralelamente el desa-rrollo de la tecnología en la información nos hacetener cada vez más presente esos problemas. Senecesitan respuestas. La intensidad de las mismasdepende, en gran medida, de los valores asumidoscolectivamente.

3.4. Cambios en el Tercer Sector

a) Competitividad, colaboración y competencia

La supervivencia de las empresas en muchos secto-res –sobre todo en aquellos de naturaleza hiper-competitiva (informática, electrodomésticos, auto-moción...)– se encuentra ligada, como hemosinsinuado en otros apartados, a su capacidad inno-vadora. El sector social no tiene todavía una presiónapremiante de ese calado –necesidad de desarrollarproductos/servicios nuevos a precios cada vez másbajos–, pero sí es cierto que está notando algunosindicios ante los cuáles tiene que reaccionar dealguna manera. Señalamos algunos.

En primer lugar, si los fondos públicos no son ilimi-tados (ver apartado 3.1. “Cambios en la concepcióndel Estado”) y surgen nuevos agentes –potencial-mente competitivos– que ofrecen otras formas alter-nativas para afrontar las causas sociales las conse-cuencias pueden ser diversas: la colaboración entreentidades o cierto ambiente de competitividad yhostilidad. Como indica Pérez Bueno (2009): “Laadquisición de conductas y maneras de actuar pro-pias de las entidades puramente privadas, en aras alobjetivo de la máxima eficacia, y la existencia de unmercado limitado y siempre escaso –de financia-ción, si nos atenemos a la captación de fondos, o depresión, si nos referimos a los elementos de poderque serán susceptibles de recibir presión, por ejem-plo–, desatará una extrema competencia entre lasmismas entidades del tercer sector, que tendrán queoperar en esferas crecientemente más exiguas”.

En segundo lugar, los donantes tienen cada vez másopciones para desarrollar sus inquietudes sociales ysolidarias y los fondos privados –grandes donan-tes– son muy selectivos a la hora de decantarse encolaborar con las instituciones del tercer sector.Como señala Bruel (2009): “Las entidades tendre-mos que optar por un formato más y más asociativodonde el factor diferenciador será la capacidad demovilización de voluntariado, y la creación de redessociales que aporten valor añadido y proximidad alo que realicemos o crear respuestas muy especiali-zadas que nos hagan atractivos a los intereses delas administraciones públicas”.

Siguiendo el famoso paralelismo del citado Alvin Tof-fler, si hoy asistimos posiblemente a que la transpa-rencia es la segunda ola de regeneración de las insti-tuciones sociales (Compasión y cálculo, 1998), latercera ola sería seguramente la innovación. En efec-to, la innovación como eje de funcionamiento estraté-gico de las organizaciones sociales puede ser unrevulsivo y regenerador (en la medida que cree valorpara los principales stakeholders) no sólo a nivelexterno –por los nuevos servicios– sino también anivel interno –por las nuevas capacidades que genera(que denominaremos componente ad-intra)–.

b) Nuevas herramientas, nuevos agentes, nuevasrespuestas

Las nuevas Tecnologías de la Información y la Comu-nicación (TIC) están impulsando un nuevo conceptode sociedad. Las posibilidades económicas, técnicasy sociales que las TIC permiten están haciendo habi-tual e indispensable su uso al impregnar cada vezmás ámbitos de nuestra vida cotidiana. Pero la velo-cidad de este proceso está generando asimetrías ydesigualdades como la conocida brecha digital (digi-tal divide). Frente a esa fractura se propone la e-Inclusión como el necesario acceso a las TIC detodos los y las ciudadanas, especialmente el de los

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esCuadro 4. Topología de la innovación social en función delorigen

Origen Iniciativa publica Iniciativa privada

Descendente(top down)

(centralizada)

Instituciones yexperiencias de la

acción pública en la promoción del

desarrollo (desarrollo rural)

Emprendedores sociales(con o sin matices o

religiosos), filántroposempresariales

(Morales, 2007)

Iniciativas para ampliarla BPD (proyectos de

responsabilidad socialcon intereses de

mercado auspiciado porgrandes empresas)

(Mutis y Ricart, 2008)

Ascendente(bottom up)

(descentralizada)

Redespúblico-privadas de

gobernanza compleja(país vasco, zurbano,

2008)

Acción colectivaorganizada a través

de asociaciones,cooperativas,…etc

(Cepal)

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colectivos menos favorecidos económica y social-mente cuya situación agrava este proceso. En elmarco de esta labor son necesarias iniciativas–algunas innovadoras– que permitan conocer ymanejar estos nuevos escenarios de protagonismotecnológico18.

Además de estas nuevas respuestas institucionales,las nuevas tecnologías ofrecen posibilidades demejorar todas las organizaciones a todos los niveleslo que conduce a un desafío para incorporar lo nece-sario en la medida que redunde en el buen gobiernoy en la misión institucional.

c) Tensiones internas: el problema de un “tigre sindientes”

El Tercer sector no sólo tiene una función de servi-cio: existe un papel reivindicativo (el tigre). No obs-tante esta denuncia tendría que realizarla, a veces,ante uno de sus principales “financiadores” (el Esta-do). Pérez Bueno (2009) señala que este dilema setraslada a nivel interno ya que “por una parte, estála inclinación, visible hoy día, hacia la profesionali-zación de la gestión, pareja a un debilitamiento delcarácter voluntario de estas organizaciones. Al tiem-po, la vocación reivindicativa, de denuncia de situa-ciones ingratas y de demanda de transformaciónsocial, originaria en muchas de las organizacionesdel tercer sector, cederá ante la vocación gestora, degestión y prestación de servicios, que se impondrá

paulatina pero firmemente. Esto creará –las estácreando ya– tensiones en el seno de las propia enti-dades sociales, que se debatirán, a veces estéril-mente, entre una u otra vocación”.

¿Tendrá esta dinámica algún efecto o relación con lainnovación social? Posiblemente sí. Una entidad delTercer Sector que se enfoque hacia la innovaciónsocial puede ser el aglutinante que oriente losesfuerzos hacia la razón de ser de la organización–sus destinatarios– en lugar de situar el debate encuestiones internas y estériles.

4. Lo que facilita la innovación social

4.1. Procesos mentales

a) Creatividad y pensamiento divergente

Una de las cuestiones clave para innovar es “tener” o“construir” esa capacidad. Pensamos que a vecessurge –como un chispazo– en un contexto o en uncolectivo determinado, pero también consideramosque es posible aprenderla, desarrollarla, ejercitarla...en definitiva, que es posible construirla. La defini-ción del problema o la necesidad, el análisis de suscausas e interrelaciones, la búsqueda de solucionesy alternativas... constituyen un proceso en donde lacreatividad emerge como un elemento esencial paraque el resultado sea eso, una innovación.

Pero, “la creatividad es, por su naturaleza, unesfuerzo multidisciplinar que sólo puede prosperaruna vez asentada la capacidad metafórica…. requie-re una apertura constante de espíritu y confianza enlas ideas y opiniones de los demás” (Punset, 2008).La capacidad metafórica permite la transmisión depensamiento y la asociación (un elemento importan-te a la hora de ver analogías entre realidades instru-mentalmente independientes).

El pensamiento divergente (lateral en la terminolo-gía del gurú Edward de Bono) requiere “papel enblanco”… la curiosidad, los planteamientos del tipo“…y si…”. Los divergentes “distraen” pero también“ilustran” nuevos enfoques a la hora de abordar losproblemas... la metáfora entra en juego.

b) Visión global o perspectiva sistémica

Dicen que los astronautas, cuando contemplan latierra desde el espacio, durante la primera semanamiran sólo su propio país; durante la segunda sema-na se identifican con su continente, y que al partirde la tercera semana, sienten que pertenecen a unúnico planeta. Tal vez en ellos se dé de forma con-densada un proceso de aprendizaje, de generaciónde una nueva visión, que consiste en una progresivaampliación del horizonte que contempla lo global.

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18 Como iniciativas paradigmáticas en la lucha para reducir labrecha digital pueden citarse la Fundación Bip Bip, la FundaciónEsplai y la Red de Mayores. La Fundación Bip Bip desarrolla, entreotras iniciativas, las aulas bip-bip, más de 600 en todo el territorioespañol. Se trata de espacios dotados con ordenadores con cone-xión a Internet desde los que las personas sin recursos o en riesgode exclusión reciben formación para su integración social e inser-ción sociolaboral. En esta área, la fundación también hace forma-ción de formadores. Bien presencialmente y/u online instruye a res-ponsables de ONG o voluntarios que, a su vez, impartirán cursos deofimática e Internet en los centros que tienen instaladas aulas BipBip. Otro referente es la Red Conecta iniciativa de la FundaciónEsplai, cuyos principales ámbitos temáticos de actuación son la for-mación y el desarrollo de habilidades sociales entre menores, jóve-nes, mujeres con dificultades de inserción laboral y, en general,colectivos con dificultades de inserción social y laboral. Por suparte la Edad Dorada-Mensajeros de La Paz pionera en el acceso delos mayores a las TIC, tiene como colectivo de intervención a losmayores de 50 años y como finalidad fomentar la inclusión de losmayores a la sociedad y la relación interpersonal. Entre las iniciati-vas de ámbito más local pueden citarse experiencias en Madrid, yAndalucía (Málaga). La Asociación Semilla está radicada en elbarrio de Villaverde (Madrid) y tiene como principal objetivo la inte-gración de las personas más desfavorecidas social y económica-mente. Su ámbito temático principal es la formación e inserciónsocio-laboral de los menores, los jóvenes y las mujeres inmigran-tes. Pero, además, ha creado y desarrollado empresas de inserciónsin ánimo de lucro (como Albino 20, S.L.) con la finalidad de com-pletar el itinerario de integración socio-laboral de los jóvenes quese han formado personal y profesionalmente en los talleres de laasociación. Por último, La Palmilla.com promovida por la Asocia-ción al Servicio de la Investigación y la tecnología (ASIT) enclavadaen una barriada al norte de Málaga y considerada como zona deexclusión social, con más de 25.000 habitantes.

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Ciertamente existe cierta ceguera de sistemas(Oshry, 1998), zonas oscuras que impiden la visiónde la totalidad de una determinada realidad (social,organizativa, o personal).

Estos “ángulos muertos” de nuestras apreciaciones yopiniones se manifiestan en diversos ámbitos: espa-cial (vemos parte del sistema pero no el todo, lo quenos está sucediendo pero no lo que ocurre en la otraparte); temporal (vemos el presente pero no el pasa-do, sabemos que experimentamos ahora pero no lascausas históricas); relacional (no nos vemos a noso-tros mismos en la relación y cuál es nuestro rol y el delos demás); y por último, una ceguera de procesos (novemos el sistema en otro de orden superior).

Salir de esta “ceguera” en cualquiera de sus mani-festaciones, para ir desvelando la realidad de “losocial” y sus interconexiones no siempre es fácil.Requiere cierto grado de conciencia de la incompe-tencia y de cierta voluntad para ver más allá… Nece-sitamos la experiencia de una mirada “social” comola de los astronautas que nos lleve a la imprescindi-ble humildad para actuar eficazmente, dada la insu-ficiencia de perspectivas individuales, y la concien-cia de la riqueza que implica ampliar nuestroconocimiento de lo que otros ven. La visión sistémi-ca, holística, que requiere el verdadero aprendiza-je... las conexiones directas e indirectas entre reali-dades aparentemente inconexas...

4.2. Procesos actitudinales

a) Apertura y tolerancia

Esta forma de procesar la información requiere unaapertura constante de espíritu. Se trata de un talan-te, de una actitud favorecedora, de nuevas visiones,de nuevos enfoques, de otras perspectivas... Laapertura es también capacidad de recibir no sólo lonuevo, sino también de corregir y reestructurarnuestras concepciones “estáticas” y “defensivamen-te” inamovibles.

b) Valentía y riesgo

¿Cuánto dejamos de hacer por el miedo? ¿qué esta-mos dispuestos a arriesgar por cambiar las cosas?¿qué pasa si fracasamos?... El miedo es uno de losprincipales obstáculos para el aprendizaje, para elcambio, para la innovación.

c) Empatía

Ponerse en lugar del otro es un competencia intra-personal muy importante para percibir las necesida-des y el valor percibido por los stakeholders. A veceses muy difícil (es imposible) situarse en esas coorde-

nadas cuando nos referimos a determinados colecti-vos: personas en situación de exclusión, dependen-cia, etc.

4.3. Procesos sociales

a) Multidisciplinariedad y diversidad

La riqueza de la diversidad... así se habla hoy parareforzar lo positivo de una sociedad. En efecto, ladiversidad cultural, académica, cultural, generacio-nal, potencia la generación de ideas cuando dichadiversidad es canalizada adecuadamente hacía unresultado común (resolver esa necesidad apremian-te, en el caso de la innovación social).

b) Integración

La yuxtaposición no es suficiente. Se requiere traba-jo en equipo19. Se pueden tener todos los ingredien-tes para “algo” pero hay que ponerlos de la formaadecuada, en el orden correcto y en la proporciónjusta. Mientras la innovación tecnológica requiere eldesarrollo de ventajas competitivas y de un ambien-te hostil, la innovación social se fundamenta en lageneración de solidaridades y de confianza.

4.4. Procesos instrumentales

a) Posibilidades del Isomorfismo empresarial

A pesar de las diferencias ya apuntadas entre la inno-vación tecnológica y la innovación social existenobviamente aspectos comunes. Los instrumentos uti-lizados para la el fomento y desarrollo de la innova-ción empresarial pueden ser un banco de sugerenciasa explotar y experimentar. De la misma forma que lassociedades avanzadas se preocupan del I+D+i comoelemento de competitividad a nivel económico yrefuerzan este sistema de innovación con todos losagentes implicados, no existe el mismo nivel deinquietud para generar el sistema potenciador de lasinnovaciones sociales necesarias para paliar los pro-blemas de los colectivos más necesitados.

¿Podría pensarse en la creación de “centros de inno-vación social”? ¿Cuál sería la oficina de transferenciade la investigación social a nivel universitario? Aligual que las patentes ¿cuáles serían los indicadoresde innovaciones sociales derivadas de la investiga-

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19 El Plan Estratégico del Tercer Sector de Acción Social 2007-2010 incide en este sentido: “Hay que fomentar el trabajo en equi-po ya que es un índice, un indicador, de la democratización de lasorganizaciones, como lo es la inclusión de la perspectiva de géne-ro. Si no somos democráticas, si no admitimos en las organizacio-nes que estamos dedicadas a la Acción Social el tema de la igual-dad de género y de la inclusión, ¿quién lo va a hacer?”.

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ción –referentes de prestigio universitario– quepodrían utilizarse para medir los avances en estosámbitos?

b) Trabajo en red (sistema organizativo reticular)

Diversos autores –como Rothwell (1991)– preconizanque los procesos de innovación de última genera-ción son aquellos fundados en la integración de sis-temas y redes de cooperación, y por tanto en el quelos elementos relacionales –como condición necesa-ria no suficiente– tienen un papel clave para sudesarrollo. De hecho una parte sustancial de lasinvestigaciones dedicadas a interpretar las transfor-maciones socioeconómicas y territoriales asociadasa la nueva fase del desarrollo capitalista incorporancomo referentes centrales a los procesos de innova-ción y al espacio de interacción conformado por flu-jos y redes.

Se consolida así la idea de que el esfuerzo innova-dor –que propicia la generación e incorporación deconocimientos para dar respuesta a los retos y pro-blemas a los que las sociedades deben hacer fren-te– resulta un factor clave que permite no sólo a lasempresas sino también a los distintos ámbitos terri-toriales, insertarse con una mejor posición en unespacio abstracto de redes que interactúan en unlugar concreto (Aydalot, 1986; Maillat, 1995; Veltz,1998).

c) La importancia del territorio

Pero, a diferencia de etapas anteriores en las que laatención se centraba en las innovaciones empresa-riales de carácter tecnológico, considerando al terri-torio como mero soporte en el que discurrían losacontecimientos, se entiende ahora que es precisa-mente la predisposición para incorporar conocimien-to la que, al permitir utilizar racionalmente los recur-sos patrimoniales existentes en cada ámbito(físico-ambientales, humanos, económicos, socia-les, culturales...), es capaz de crear un entorno quepropicia el desarrollo.

Junto a la innovación, el contexto se convierte así enun importante recurso y en elemento activo que con-tribuye a la generación de ventajas, no sólo compa-rativas sino también competitivas. Se produce, enconsecuencia, una revalorización del papel ejercidopor las redes y el territorio en los procesos socioeco-nómicos (Camagni, 1991) llegándose a señalar queel patrimonio territorial es un recurso cultural y eco-nómico (Ortega Valcárcel, 1998).

El entorno contribuye, pues, a provocar el dinamismosocioeconómico y, en la lógica global de las redes,permite comportarse a determinados espacios comoganadores o emergentes. Entre ellos destacan lossistemas productivos locales, distritos industriales ymedios innovadores (Caravaca et al, 2002). Alvord etal. (2002) identifica tres clases principales de innova-ción social. La primera, la construcción de capacidadlocal, se refiere a la posibilidad de mejorar las condi-ciones locales reforzando las capacidades infrautili-zadas. La segunda clase consiste en difundir un con-junto de innovaciones consistente en larecombinación de productos, recursos y procesospara obtener fórmulas que se adapten mejor a lasespecificidades locales. La tercera es la creación deun movimiento que dote de voz a grupos marginados(Perrini y Vurro, 2005) (Ver ejemplo nº 6).

Por tanto, lo local, y territorial, asume un especialprotagonismo. Se habla incluso de territorios inno-vadores o territorios inteligentes, entendiendo comotales aquéllos que son capaces de crear unas condi-ciones favorables a la innovación y al aprendizajecolectivo. Ello les permite poner en valor de unaforma racional sus propios bienes, contribuyendocon ello a potenciar los procesos de desarrollo terri-torial (Florida, 1995; Crevoisier, 2001).

En este contexto, no puede extrañar que se hayanintensificado los estudios teóricos sobre las ventajascompetitivas asociadas a las dinámicas de proximi-dad (Gilly y Torre, 2000.), a los medios innovadoresy redes de innovación (Aydalot, 1986; Camagni,1991;Maillat, 1995; Vázquez Barquero, 1999), y a los terri-torios o ciudades inteligentes (Florida, 1995).

La imagen de lo local parece circunscribirse a lasrealidades municipales. Pero, ¿entenderíamos quela realidad de Bizkaia (1.200.000 habitantes), Gipuz-koa (700.000 habitantes), Araba (350.000 habitan-tes) son realidades locales y/o que las DiputacionesForales son instituciones locales o incluso que losgobiernos autonómicos podrían entenderse comogobiernos de proximidad?

Desde una perspectiva sistémica la resolución de losproblemas requiere la actuación en el nivel corres-pondiente. Desde esta perspectiva las Diputacionesserían en este sentido instituciones próximas a laciudadanía, y el ámbito de cada territorio histórico(Bizkaia, Araba, Gipuzkoa) podría ser un ámbito enel que se puedan abordar y resolver muchas necesi-dades de la ciudadanía que requieren respuestasrápidas y eficaces, imposibles de resolver desdecada municipio….

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d) Las nuevas tecnologías en general y las posibili-dades de la WEB 2.0 en particular

Los procesos de cambio social o las iniciativas paratransformar una realidad social precaria han estado,y siguen estando, presentes a lo largo de la historiay en muchos lugares del planeta. Sin duda las TICjuegan un papel fundamental para explicar este“cambio de paradigma” a la hora de entender lasdiferencias entre estos dos enfoques lo mismo que ocurrió con el concepto de Nueva Economía (Ejemplo nº7)

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esEjemplo nº 6: La Cooperativa LaFageda y su compromiso territorial

La Fageda nace en el año 1982, como iniciativa conjuntade Cristóbal Colón y Carme Jordá, dos profesionales delámbito de la psiquiatría, con el fin de cubrir el vacío asis-tencial existente. Se consideraba que en el tratamiento dela discapacidad y la enfermedad mental, el trabajo podíaactuar como un importante elemento rehabilitador, aun-que, de hecho, fuera un reto muy difícil para este tipo depersonas poder encontrar un trabajo estable.

Actualmente La Fageda es una cooperativa catalana deiniciativa social que tiene como finalidad la integraciónsociolaboral de las personas de la comarca de la Garro-txa que presentan discapacidad psíquica o trastornosmentales severos. Está formada por más de doscientaspersonas, incluidos usuarios y profesionales. Mas ElsCasals, su sede social, se encuentra en La Fageda d’enJordà, una de les principales reservas del Parc Natural dela Zona Volcànica de la Garrotxa (Girona).

En esta finca, de 15 ha., se desarrollan la mayoría de acti-vidades, tanto asistenciales como productivas: un viveroforestal, una granja de vacas para la producción de leche,la planta de elaboración de productos lácteos y la secciónde jardinería. Todas ellas se insertan en el marco de unCentro Especial de Empleo. Entre las actividades asisten-ciales, un Servicio de Terapia Ocupacional, pisos asistidospara los trabajadores y actividades de ocio, intentan mejo-rar la calidad de vida de sus usuarios.

Su producto estrella actual –para obtener rendimientosempresariales– son los yogurt. Se trata de productos un30 % más caro que los del líder, DANONE. Mantener estapolítica de precios y mantenerse en los lineales de lagran distribución con un constante crecimiento sólo esposible ofreciendo un producto de gran calidad y conunas características propias que le desmarquen de lacompetencia: se utiliza la leche de la granja (premio a lamejor calidad de leche de la provincia de Girona 2005),un proceso de fabricación está absolutamente controla-do para tratar de forma “suave” al producto, no añadenni colorantes ni conservantes... y como consecuencia detodo ello la elaboración de un producto absolutamentenatural y de una calidad excepcional que ha permitido,sin gastar nunca un euro en publicidad, contar con unamuy buena imagen de marca y estar presente en lamayor parte de distribuidores minoristas de Cataluña yen una buena parte de Hospitales.

¿Es replicable esta experiencia? Cristóbal Colón, esmiembro del patronato de diversas fundaciones asisten-ciales que están buscando vías para autofinanciarse, yes asimismo el presidente de la Fundación de Talleres deCataluña, con responsabilidad sobre unos 800 puestosde trabajo en empresas protegidas. Multitud de empre-sas y organismos, también del resto de España, de Italia,Suiza, Bélgica, Francia, Suecia... visitan y se inspiran,directa o indirectamente, en este proyecto.

Fuente: Revista de Economía Social (2005)

Ejemplo nº 7: Software para unainnovación social: el caso del Bancodel Tiempo

Los bancos del tiempo pueden ofrecer a cualquier comu-nidad una tecnología para recompensar la participaciónen la reconstrucción de la comunidad ya que generancapital social en ámbitos tales como: renovación debarrios, seguridad ciudadana, mejora de la salud, inclu-sión de las personas retiradas como ciudadanas activas,integración de personas con discapacidad física, campa-ñas de defensa medioambiental, rehabilitación dedependencias...etc.

La informática ofrece soluciones para la gestión de estainnovación social. Un caso es el de Cyclos un softwareopen source –bajo una licencia GPL– desarrollado enJava por la fundación holandesa STROhalm y adaptadopor la Asociación Vecinos Europeos para su uso en losbancos del tiempo. Se trata de un instrumento de posi-ble utilización en diversos sistemas de intercambio:Lets, Redes de trueque, redes de intercambio como C3(circuito de consumidores y comercios) y CBC (commo-dity backed currency, monedas respaldadas por materia-les), sistemas que combinan micro finanzas con mone-das locales como VLC (Valuable Local Currency, Monedalocal valorada) y sistemas financieros comunitarios comoROSCA (rotating savigs and credit associations, asocia-ciones de ahorro y créditos rotantes).

La versión actual ofrece acceso por web a un entornodonde los miembros pueden administrar sus cuentas,ver sus transacciones, hacer pagos en unidades locales,poner anuncios y contactar otros miembros. Sus compo-nentes pueden realizar pagos vía internet o teléfonomóvil. Entre las entidades que lo usan están: Noppes LETcommunity (Holanda), Comal, Alternative CommunityNetwork (Honduras), Compras business network (Brazil),Réseau d’Échanges et Entraide Locale (Canada), Servi-ces4u community / business network (Australia). EnEspaña lo utiliza la red nacional de bancos del tiempo ylos de la Cruz Roja, el ayuntamiento y otros colectivos deMadrid , Valencia, Murcia, Zaragoza, entre otros.

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No sólo los sistemas de información tradicionales oel software puede ayudar a desarrollo de la innova-ción social. La WEB 2.0 constituye un nuevo paradig-ma en el uso de internet como plataforma colabora-tiva e intercambio (blogs, podcats, twitters,…) queposibilita la construcción y mantenimiento de redessociales: uno de los principales activos desde el quesurge la innovación social (ver ejemplo nº 8).

5. Lo que obstaculiza la innovación social

La emergencia de la innovación social en el presentesiglo obedece a una serie de factores concurrentes–como los enumerados en el apartado 2– que estánposibilitando su desarrollo y auge (todavía en faseinicial...). Sin embargo, y desde una óptica construc-tiva, podríamos plantearnos ¿por qué no nos hemosdado cuenta antes de la importancia de este fenó-meno?, ¿qué obstaculiza su desarrollo a nivelessemejantes a la vigencia que tiene la innovación tec-nológica?

5.1. Barreras interorganizativas

a) Las fronteras de “intereses”: lo público y lo privado

Las exigencias de las y los ciudadanos (votantes, endefinitiva), la universalización de los servicios, lasdemandas de calidad están urgiendo que estas fron-teras se vayan rompiendo cada vez más con la crea-ción de entidades públicas más flexibles (Agenciaspúblicas, e-administración,…), con la estrecha cola-boración y buenas prácticas entre administracionespúblicas y entidades sociales...

b) Las fronteras de “nivel”: centralización versusdescentralización

Todavía existe cierta inercia cultural a que me denlas cosas resueltas, a exigir soluciones (en lugar deimplicarse en diseñarlas)... No se pueden recibir

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Ejemplo nº 8: Solidaridad en claveweb 2.0: el caso de Kiva (EstadosUnidos)

El caso de Kiva es un ejemplo claro del papel trascenden-te de las redes desarrollando una innovación que combi-na el microcrédito, las redes sociales e internet. Kiva fuefundada por profesionales de la red –Matt, que desarro-llaba programas para TiVo, y Shah Flannery que trabaja-ba en eBay– que se preocuparon de promocionar la web,asumiendo personalmente la inversión inicial del pro-yecto. Al final, no fue preciso buscar fondos a través deterceros, porque Kiva comenzó a aparecer en los mediosde comunicación tanto impresos como televisivos. Coneso, los posibles acreedores empezaron a buscar lapágina web.

Primero, comenzaron a divulgar blogs como el de DailyKos. La idea se fue divulgando: que “miles de personasde Uganda, de Camboya y de Tanzania –lugares escogi-dos al azar donde Internet ni siquiera funciona muybien– puedan colgar sus fotos y convencer a otras perso-nas para que les concedan préstamos. Luego un experi-mento en Uganda. Como indica Mat Flannery: Si funcio-nara allí, donde había un cibercafé, ¿por qué no habríade funcionar también en otros lugares?”.

El funcionamiento es el siguiente: siguiendo el ejemplode las webs de relaciones sociales, Kiva muestra los per-files de los candidatos a obtener un préstamo. Los acre-edores analizan los perfiles disponibles y concedenpréstamos a las personas que más llaman su atención.Los posibles prestatarios son escogidos de acuerdo consu nacionalidad, sexo, tipo de negocio o nivel de necesi-dad, entre otros factores. Las viudas africanas suelendespertar mucho interés, mientras que la poblaciónmasculina de América Central –así como los carniceros–tienen menos apoyos.

Los acreedores también pueden hacer su perfil visible–Kiva destaca a los acreedores individuales y los présta-mos hechos por ellos–. En el momento en que un acree-dor concede un préstamo, la empresa envía el dinero auna institución de microcrédito (IM) en el país de origendel prestatario. La IM –Kiva hace negocios con cerca de100 de esas instituciones– desembolsa los fondos y tra-baja con el prestatario para garantizar que la liquidacióndel préstamo ocurra en el plazo correcto.

En la jerga de la industria bancaria, el IM se encarga delservicio del préstamo. Los acreedores de Kiva no puedencobrar intereses sobre los préstamos concedidos, y laempresa no cobra intereses a los IM. Pero éstos cobranintereses a los prestatarios del mundo en desarrollo. Eseacuerdo crea una fuente de financiación de bajo costepara las IM y también les permite generar fondos para lafinanciación de sus costes operacionales.

Idealmente, un acreedor de Kiva vuelve a prestar sucapital en el momento en que se lo devuelven, creandoun ciclo virtuoso. Por desgracia, los acreedores todavíano se han situado en el segundo paso del proceso. Eldesafío de Kiva consiste en conseguir que, a través deanuncios por correo electrónico y de notas colgadas enla web, estas personas vuelvan a conceder nuevos prés-tamos.

Fuente: Universia Knowlodge Wharton (11/06/08) Kiva: Cómomejorar la vida de las personas con un pequeño préstamo [Onli-ne] [Fecha de consulta: 1 Septiembre 2008]. Disponible en:http://wharton.universia.net/index.cfm?fa=viewArticle&ID=1529

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soluciones nuevas sino existen nuevas aportacionesy… ¿quién está aportando las soluciones?: ¿los par-tidos políticos (con sus intereses)?, ¿los expertos(con sus teorías)?, ¿las empresas (con su obsesiónpor los beneficios)?, ¿la ciudadanía? ¿por qué notodos juntos?

La cosa se complica cuando contemplamos estasbarreras a nivel de gobernanza (la Unión Europea,los estados, las ciudades...) y se requiere la colabo-ración estrecha para la puesta en valor de los territo-rios (pero sobre todo de las personas que allí viven).

5.2. Barreras instrumentales

a) La desconfianza hacia las nuevas tecnologías

La penetración de las nuevas tecnologías es unhecho con sus limitaciones (exceso de información,problemas de seguridad, brecha tecnológica,..). Eldesarrollo de éstas para la interrelación humana esun proceso reciente también (web 2.0 y redes socia-les: Facebook, Tuenti, Xing...). La generación demecanismos para resolver necesidades socialesurgentes todavía está en fase “semilla” aunque lasnuevas experiencias son todo un reto (Kiva, Zazen-go, Globalgiving...).

5.3. Barreras intraorganizativas

Existe una literatura abundante sobre los obstáculosinternos que dificultan los procesos de innovación anivel empresarial. Los más relevantes, y que puedenser extrapolables para las organizaciones no lucrati-vas y las administraciones públicas, serían, entreotros:

• Falta de Liderazgo. Cada día se enfatiza más lanecesidad de personas que impulsen con su ener-gía y saber hacer los procesos imprescindiblespara generar algo nuevo y diferente. Para Drucker,los mejores líderes saben hacer cuatro cosas sim-ples: se trata de alguien que tiene seguidores; noes alguien a quien se “ama” o se “admira”; lide-razgo no es popularidad, liderazgo es resultados;los líderes son muy visibles –dan el ejemplo–;liderazgo no es ni rango, ni privilegios, ni dinero,

es responsabilidad. Y concluye afirmando que aun-que los líderes natos existen, son demasiado esca-sos para las necesidades urgentes actuales. Elliderazgo, por tanto, puede –y debe– aprenderse.Hemos de desmitificar el liderazgo. En caso contra-rio estamos obstaculizando con nuestras falsasexpectativas –inalcanzables y desproporcionadas–la generación de procesos en donde el liderazgoes necesario –como son la exclusión, el desarrollo,el emprendimiento social...– pero sobre todo esposible.

• Cultura débil o burocrática: los valores obstaculi-zan –o catalizan– el dinamismo, el riesgo… El con-trol da seguridad pero dificulta la innovación.

• Estructura compartimentalizada y rígida: A veces elorden es un espejismo de control en la medida queel entorno es cambiante. Cuando la organización sesitúa en un entorno dinámico y competitivo eseorden –con todo lo que implica la estructura– tienecierta fecha de caducidad. Como indica de otraforma también Drucker: “La mejor estructura nogarantiza los resultados ni el rendimiento, pero laestructura equivocada es una garantía de fracaso”.

• Relaciones pobres con el entorno: la apertura alentorno ofrece oportunidades, desafíos, informa-ción clave, deseos de mejora por imitación…etc.

• Un sistema de renovación de personas inexistenteo insuficiente: la renovación de las personas serealiza por el aprendizaje –no sólo formación–, lamovilidad organizativa –la especialización redun-da más en la eficiencia que en el cambio– y laincorporación de personas –talento en sentidoamplio– en la organización (en el caso del TercerSector vía trabajo profesional remunerado o volun-tario).

6. Algunas estrategias para el desarrollode la innovación social

Los catalizadores y obstáculos para la innovaciónsocial pueden sugerir una serie de estrategias parasu impulso cuya posible relación queda reflejada enel cuadro nº 5.

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Pasamos a describir sucintamente las estrategiassugeridas.

6.1. Generar y potenciar el desarrollo de un sistemade innovación social

Los procesos de fomento de la innovación socialpueden hacerse desde una perspectiva neoliberal–no es problema de las instituciones públicas– odesde un enfoque coherente con su filosofía. Lainnovación social requiere de una serie de condicio-nes objetivas –que se logran al hacer algo de mane-ra distinta– y una serie de factores subjetivos: elaprendizaje y la experiencia de vida que los partici-pantes incorporan durante la dinámica innovadora.

Donde hay innovación social, hay aprendizaje y cam-bio subjetivo, lo que puede tener que ver con mayorautoestima y autoconfianza para futuras innovacio-nes; apertura de visión de mundo y sobre cómo ges-tionar recursos y activos; enriquecimiento en lasrelaciones interpersonales; cohesión de grupo;

superación de fatalismos respecto de la realidad cir-cundante; mayores capacidades para enfrentar nue-vos problemas y mayores herramientas para combi-nar en la resolución de los mismos.

La innovación social responde tanto a una lógicainstrumental como a una lógica de fines. Es unmedio en la medida que es un instrumento paragenerar cambios. Desde esta lógica sólo puede juz-garse desde la eficiencia y la eficacia. Pero tambiénes un fin, un valor que puede ser adoptado y puedejuzgarse por sus pretensiones, coherencia de conte-nidos y resultados específicos.

En ese caso, como ocurre con la innovación empre-sarial, se requiere de un sistema de innovación: laresultante de las sinergias de…

• un esfuerzo inversor a nivel público y privado,

• una actividad investigadora relevante,

• unos servicios de apoyo a la gestión y a la transfe-rencia de conocimiento,

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utié

rrez Cuadro 5. Un elenco de innovaciones sociales

Factores

Generar ypotenciar el

desarrollo deun sistema de

innovaciónsocial

Potenciar lainnovaciónsocial como

lugar deencuentro

Favorecer laacción conjunta

(proyectos)

Incentivar lo innovador

en lasconvocatorias

publicas yprivadas

Incentivar laincorporación

de lapreocupación

por lainnovación y

sus resultados

Detectar lasexperiencias

másinnovadoras

a escala local

Promover elanálisis y la

investigación dela innovación

social

Creatividad X X

Integración X X

Multidisciplinariedad X X X X

Importancia del territorio X X X X

Trabajo en red X X X X X

Utilización oincorporación de la Web 2.0

X X X

Romper las fronterasde “intereses”:

lo público y lo privadoX X X

Romper las fronteras de“nivel”: centralización

versus descentralizaciónX X X

La desconfianza hacialas nuevas tecnologías

X

Debilitar las barrerasinternas de lasorganizaciones

X

Estrategias

Fuente: Elaboración propia.

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y desarrollo rural/agrícola). Desde su primera versión en 2004, elconcurso ha recibido 4.400 iniciativas provenientes de casi todoslos países de la región. Con el objeto de darle visibilidad y difusióna las iniciativas ganadoras, se han llevado a cabo cuatro versionesde la “Feria de la Innovación Social”, en el marco de la cual, el jura-do escoge y anuncia los cinco ganadores del correspondiente ciclo.

• y por último, una potenciación de los recursoshumanos.

6.2. Potenciar la innovación social como lugar deencuentro multinstitucional para todos aquellosagentes preocupados

Existe cierta necesidad de compartir e interrelacio-nar experiencias. Una de las vías para invertir encapital relacional es propiciar lugares de encuentro.Los lugares de encuentro para las institucionesimplicadas en la innovación social pueden ser múlti-ples y compatibles:

• Foros (centrados en el encuentro) y ferias20 (centra-dos en la exposición) de convocatoria periódica,con énfasis en las organizaciones y con inversiónbaja.

• Plataformas (de convocatoria permanente, conénfasis en las personas a nivel individual, sinnecesidad de implantación territorial y con inver-sión baja).

• Parques y centros (con vocación de permanencia,implantación territorial y con un nivel de desarrolloorganizativo y un nivel de inversión en recursoselevado).

En aquellos donde los niveles de encuentro fuesenmás permanentes habría que articular los mecanis-mos para que, por ejemplo, los centros no funciona-ran como “torres de marfil” sino como dispositivoscon enlaces en la realidad social y con las organiza-ciones que actúan en el terreno.

6.3. Propiciar la acción conjunta (proyectos) de lasinstituciones sociales que enfaticen la realizaciónde acciones innovadoras

Como hemos indicado, la innovación social puedeconvertirse en el punto de encuentro de agentespreocupados por el cambio. Frente a posturas extre-madamente radicales que invitan a la confrontacióny al aislamiento o frente a la resignación ante laimposibilidad de actuar en un sistema en donde latecnología y los recursos económicos imponen susleyes.

La integración, la imitación, el trabajo conjunto, y lacooperación entre entidades en torno a proyectosdisminuye el nivel de riesgo para afrontar nuevasactividades y, en todo caso, favorece el aprendizajeinstitucional y “debilita” las barreras interorganiza-tivas.

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20 El Concurso Experiencias en Innovación Social es una inicia-tiva de la CEPAL y la Fundación W.K. Kellogg que impulsan el Con-curso de Experiencias en Innovación Social con el reto de identifi-car, evaluar y reconocer públicamente, experiencias innovadoras endiversos campos del desarrollo en Latinoamérica (salud, educación,nutrición/seguridad alimentaria, programas de juventud, genera-ción de ingresos, responsabilidad social empresarial, voluntariado

Figura 3. Oportunidades de innovación social y sistemas de detección

DESARROLLOLOCAL

DESARROLLOSOSTENIBLE

COORDINACIÓN

VIVIENDASOCIAL

SERVICIOSA PERSONAS

OCIO Y TURISMOSOCIAL

EMPLEOE INSERCIÓN

SOCIOPROFESIONAL

EVALUACIÓNSOCIAL Y SISTEMAS

DE INFORMACIÓNINTERCAMBIOS

Y COMPARACIONESINTERNACIONALES

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6.4. Estimular o incentivar lo innovador en las con-vocatorias publicas y privadas

Lo que no se evalúa, se devalúa. Hablar de innova-ción social y no incentivarla en los mecanismos defomento y promoción de la acción social es un con-trasentido. El mensaje transmitido cuando se imple-mentan mecanismos para su valorización es obvio yclaramente captado por todas las institucionesimplicadas.

6.5. Reconocer e incentivar la incorporación de lapreocupación por la innovación y sus resultados enla gestión y organización interna de las institucio-nes sociales

Como ya indicábamos la innovación social no sólomejora el bienestar social, también puede posibilitarel cambio y regenerar a las organizaciones sociales.A medio plazo la necesidad de incorporar el hábitode la innovación resulta absolutamente fundamen-tal; la innovación no puede ser utilizada como unrecurso temporal, del que poder echar mano cuandolas cosas no funcionan, debe incorporarse de mane-ra sistémica. ¿Cuál sería la respuesta de una organi-zación social ante los siguientes interrogantes?

• ¿Seguimos haciendo lo mismo de siempre?

• ¿Cómo valoramos las nuevas ideas?

• ¿Qué están haciendo otras organizaciones y nosgustaría hacer?

• ¿Por qué no nos han dado una ayuda para esteproyecto y se lo han dado a otra organización conuna misión semejante?

• ¿Cómo surgen nuevas ideas en nuestra organiza-ción?

• ¿Existe oportunidad y lugar donde generarlas osimplemente de compartirlas?

Desde una óptica “ideal” y por isomorfismo con loque ocurre en las empresas, incorporar en los proce-sos la atención a lo novedoso y eficaz, requiere:

• un enfoque adecuado, o de otra forma, una profun-da reflexión a nivel estratégica;

• unos indicadores de actividad y un sistema deinformación que los determina oportuna y rápida-mente;

• unos mecanismos y espacios institucionales (inter-no y/o externos) donde la creación sea prioritaria;

• unos resultados de éxito pero también de fracaso.

Todo ello podría no sólo promover el cambio, larenovación y estimular el progreso, también ayuda-

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Figura 4. Círculo virtuoso para la innovación social

Impacto institucionalexterno con mayor legitimidad

y apoyo externo

Obtención de fondospúblicos o privados

Atención y capacitación debuenos profesionales(profesionalización)

Mejora de procesostácticos y operativos

Desarrollo de nuevosPROYECTOS,SERVICIOS,

ACTIVIDADES

Utilización de Indicadoresde Gestión que recojan

MEJORAS(lo hecho)

eINNOVACIONES

(lo nuevo)

Impacto instituicionalinterno con una

MISIÓN con MEJORENFOQUE Y MAYOR

ALCANCE

INNOVACIÓNSOCIAL

(Dimensión interna)

Fuente: Elaboración propia.

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ría a ser cada vez más eficaces en la misión institu-cional generando un círculo virtuoso (Figura 4) enrelación a este eje estratégico.

Muchos de estos procesos y actividades son comu-nes para la incorporación la gestión de la calidad eneste tipo de instituciones. La calidad requiere deenfoque estratégico, indicadores y también espacio,etc., pero el foco de atención es diferente: no se tratasólo de mejorar lo que hacemos (aunque para mejo-rar lo que hacemos a lo mejor tenemos que haceralgo diferente), se trata de hacer cosas nuevas.

6.6. Reconocer y detectar las experiencias másinnovadoras a escala local pero también aquellassusceptibles de rápida transferibilidad a escala global

No sólo las experiencias difundidas son innovado-ras. Existen muchos agentes y experiencias de inno-vación social de las que no se tiene conciencia de su

novedad y alcance. Posiblemente merece la penaque algunas de ellas sean reconocidas y promovi-das. Esto requiere una labor de sondeo más omenos permanente. Los observatorios sociales pue-den prestar mayor atención a estos fenómenos. Loscentros de investigación deberían analizarlos y estu-diar su alcance.

6.7. Promover el análisis y la investigación de lainnovación social

La Universidad puede generar dinámicas para lainvestigación, transferencia y desarrollo de proyec-tos de esta índole que impliquen la solución de pro-blemas sociales21. Por tanto las instituciones univer-sitarias deberían estar conectadas en este proceso.Las titulaciones de Sociología (Trabajo Social) yEmpresa (RSC, empresas sociales) han de estar tra-bajando conjuntamente en proyectos de interéssocial.

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21 Una de las experiencias premiadas en el último certamen delCEPAL en torno a la innovación social celebrado en Medellín(Colombia) ha sido la iniciativa Un Techo Para Chile (UTPC). Esta ins-titución nació en 1997, promovida por un grupo de estudiantes uni-versitarios impactados por la dura realidad de quienes viven enextrema pobreza en Chile. Los fundadores convocaron a universita-rios de distintas carreras a participar de la construcción de 350viviendas de emergencia, conocidas en Chile como “mediaguas”,en Curanilahue, región del Bio Bio.

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Las colaboraciones publicadas en estarevista con la firma de sus autoresexpresan la opinión de éstos y nonecesariamente la de Zerbitzuan o ladel SIIS.

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• Todos los artículos deberán ser inéditos y girar entorno a los ejes temáticos básicos de la revista (servicios sociales y políticas de bienestar social,participación social, inmigración, pobreza y exclu-sión social, discapacidad, atención a las personasmayores, infancia y menores en situación de des-protección, drogodependencias e intervenciónsocial en general). Una vez recibidos, los artículosserán sometidos a la consideración de los miem-bros del Consejo de Redacción, que decidirán sobresu publicación de acuerdo a criterios de calidadcientífica y oportunidad editorial.

• Una vez aceptados los artículos para su publica-ción, la dirección de la revista se reserva el derechode modificar el título y epígrafes de los textos, asícomo de realizar las correcciones de estilo que seestimen convenientes, de acuerdo con las normasde estilo de la revista.

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GIZARTE ZERBITZUETAKO ALDIZKARIAREVISTA DE SERVICIOS SOCIALESEKAINA·JUNIO 2009

7 LAS POLÍTICAS DE LUCHA CONTRA LA POBREZA Y LA EXCLUSIÓN SOCIAL EN FRANCIA 23 LA RENTA DESOLIDARIDAD ACTIVA EN FRANCIA. ¿ES LA ACTIVACIÓN UNA VÍA PARA SALIR DE LA POBREZA? 39 ORIENTACIONESPARA LA IMPLANTACIÓN PROGRESIVA DE SISTEMAS DE CALIDAD EN LOS SERVICIOS SOCIALES LOCALESDE LA CAPV 49 FACTORES DE RIESGO DEL MALTRATO DE PERSONAS MAYORES EN LA FAMILIA EN POBLACIÓNESPAÑOLA 59 ESTRUCTURA SOCIAL Y SALUD EN EUSKADI: CLASE SOCIAL, NIVEL EDUCATIVO Y LUGAR DENACIMIENTO COMO DETERMINANTES DE LA SALUD 73 VALORACIÓN ECONÓMICA DE LOS CUIDADOS APERSONAS DEPENDIENTES 83 INMIGRACIÓN EXTRANJERA EN BILBAO: UNA APROXIMACIÓN A LA MEDIDADE LA SEGREGACIÓN RESIDENCIAL 99 ¿Y QUÉ PASA CON MI CUIDADORA? INMIGRACIÓN, SERVICIODOMÉSTICO Y PRIVATIZACIÓN DE LOS CUIDADOS A LAS PERSONAS DEPENDIENTES 111 EL AUMENTO DELA VULNERABILIDAD SOCIAL Y LA CRISIS EXPRESIVA DE LA IDENTIFICACIÓN SOCIAL 123 CAMBIOS YTENDENCIAS EN EL CONSUMO DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS COMO FACTOR DE RIESGO HACIA LAEXCLUSIÓN SOCIAL 135 INMIGRANTES CON DISCAPACIDAD EN ESPAÑA 151 INNOVACIÓN SOCIAL: UNÁMBITO DE INTERÉS PARA LOS SERVICIOS SOCIALES

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2009E K A I N A · J U N I O

Las políticas de lucha contrala pobreza y la exclusión socialen Francia

La Renta de Solidaridad Activaen Francia. ¿Es la activaciónuna vía para salir de lapobreza?

Orientaciones para laimplantación progresiva desistemas de calidad en losservicios sociales locales dela CAPV

Factores de riesgo del maltratode personas mayores en lafamilia en población española

Estructura social y salud enEuskadi: clase social, niveleducativo y lugar de nacimientocomo determinantes de lasalud

Valoración económica de loscuidados a personasdependientes

Inmigración extranjera enBilbao: una aproximación a lamedida de la segregaciónresidencial

¿Y qué pasa con mi cuidadora?Inmigración, servicio domésticoy privatización de los cuidadosa las personas dependientes

El aumento de la vulnerabilidadsocial y la crisis expresiva dela identificación social

Cambios y tendencias en elconsumo de sustanciaspsicoactivas como factor deriesgo hacia la exclusión social

Inmigrantes con discapacidaden España

Innovación social: un ámbitode interés para los serviciossociales

Salneur r ia • P.V.P.: 6 €