A Dios: El padre, el hijo y el espíritu · lidiado con el infortunio y los ... Cada vez que...

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A Dios: El padre, el hijo y el espíritusanto.

También me gustaría dedicar este libroa la familia

Toth, de San Diego, California: nuncaolvidaré la piedra

de fe que colocó Phil en mi vida.Su contagiosa llama evangélica

encendió la mía.

Introducción

Me llamo Nick Vujicic (mi apellidose pronuncia: “voy-achich”). Tengoveintisiete años y nací sin extremidades.Sin embargo, mis circunstancias no mehan limitado. Me dedico a viajar por elmundo para motivar a millones depersonas a sobreponerse a laadversidad: a que lo hagan con fe,esperanza, amor y valor para que puedanalcanzar sus sueños. En este librocompartiré contigo la forma en que he

lidiado con el infortunio y losobstáculos. Algunos de estos obstáculosson inherentes a mi condición, pero, ensu mayoría, son universales y nosafectan a todos. Mi objetivo esmotivarte a vencer tus propios desafíosy dificultades para que puedas encontrartu propósito personal, así como elcamino hacia una vida completamentebuena.

Es muy común sentir que la vida esinjusta; las circunstancias y losmomentos difíciles pueden detonar laduda y la desesperación, lo sé bien.Pero la Biblia dice: “Siempre queenfrentes tribulaciones, recíbelas comosi fueran alegría pura”. Me costómuchos años aprender este tipo de

lección. Finalmente pude entenderlo, yahora, a través de mis experiencias,puedo ayudarte a ver que la mayoría delos problemas que enfrentamos nosofrecen la oportunidad de descubrirquiénes debemos ser y cuáles denuestros dones podemos compartir parabeneficiar a otros.

Mis padres son cristianos devotos, sinembargo, cuando nací sin brazos nipiernas se preguntaron qué era lo queDios había planeado al crearme. Alprincipio asumieron que no habríaesperanza ni futuro para alguien en miscondiciones, que nunca podría tener unavida normal o productiva.

No obstante, hoy mi vida es mucho

más grande de lo que pude haberimaginado. Todos los días conozco agente nueva a través del teléfono, elcorreo electrónico, los mensajes detexto y de Twitter. La gente se me acercaen los aeropuertos, hoteles yrestaurantes. Me abrazan, me dicen que,de alguna manera, he tocado sus vidas.He sido profundamente bendecido. Soyespectacularmente feliz.

Mi familia y yo nunca previmos quemi discapacidad —mi “carga”—también podría ser una bendición, queme ofrecería oportunidades inigualablesde contactar a otros, de desarrollarempatía con ellos, de comprender sudolor y ofrecerles consuelo. Porsupuesto, yo tengo desafíos particulares,

pero también cuento con una familiaamorosa, una mente muy alerta y con unafe profunda y perdurable. A lo largo deeste libro seré honesto, compartirécontigo el hecho de que mi fe y mispropósitos se fortalecieron sólo despuésde haber atravesado momentos bastanteaterradores.

Verás, cuando entré en los difícilesaños de la adolescencia, el tiempo enque todos nos preguntamos cuál esnuestro sitio, mis circunstancias mecausaron desesperación, la sensación deque nunca sería “normal”. No habíamanera de ocultar que mi cuerpo eradiferente al de mis compañeros de clase.Aunque traté de realizar actividades

ordinarias como nadar y andar enpatineta, sólo lograba darme cuenta,cada vez más, de que sencillamentehabía cosas que nunca podría hacer.

Claro que tampoco fue de gran ayudaque algunos chicos crueles me llamaran“fenómeno” y “alienígena”. Porsupuesto, soy demasiado humano ydeseaba ser como los demás a pesar deque no tenía gran oportunidad delograrlo. Quería que me aceptaran, perosentía el rechazo. Quería pertenecer,pero no parecía ser posible. Al final, mehabía topado con un muro.

Me dolía el corazón, estabadeprimido y los pensamientos negativosme abrumaban; no le encontraba ningúnsentido a mi existencia. Incluso cuando

estaba rodeado por mi familia y amigos,me sentía solo. Me preocupaba sersiempre una carga para aquellos aquienes amaba.

Pero estaba muy, muy equivocado.Podría llenar un libro enumerando todolo que ignoraba en aquellos díasoscuros: un libro como el que sostienesahora. En las siguientes páginas teofreceré métodos para encontraresperanza aun en medio de los arduosdesafíos y las peores tribulaciones. Voya iluminar el camino que lleva al otrolado de la pena, ahí en donde puedesresurgir con más fuerza, determinación ypoder para buscar la vida que deseas y,tal vez, para que incluso encuentres una

vida más grande de lo que te imaginas.Si tienes el deseo y la pasión para

hacer algo y si esa es la voluntad deDios, lo lograrás. La anterior es unafrase muy poderosa, pero, para serhonestos, yo no siempre creí en mí. Sihas visto alguna de mis pláticas eninternet, te puedo decir que la felicidadque ahí muestro y que brilla a través deesos videos es resultado de un viaje quehe realizado. Al principio no tenía todolo que necesitaba, por lo que tuve queconseguir varios atributos importantesen el camino. Descubrí que para vivirsin límites, necesitaba lo siguiente:

• Un poderoso sentido de mipropósito.

• Esperanza inquebrantable.• Fe en Dios y en las posibilidadesinfinitas.• Amor y autoaceptación.• Actitud con altitud.• Un espíritu valeroso.• Disposición a cambiar.• Un corazón confiado.• Ansia de oportunidades.• La habilidad de evaluar riesgos y dereírme de la vida.• La misión de servir primero a otros.

Cada capítulo de este libro se enfoca enuno de estos atributos. Los he explicadode forma que puedas aplicarlos en tupropio viaje hacia una vida plena y llenade significado. Te los ofrezco porque

comparto el amor que Dios tiene por ti yporque deseo que experimentes todo elgozo y la plenitud que Él te ha asignado.

Si tú eres una de las muchas personasque luchan a diario, recuerda que, másallá de mis batallas, a mí me esperabaun propósito en la vida. Ese propósitoha demostrado tener un alcance mucho,mucho, muchísimo más grande del queyo jamás hubiera imaginado.

Podrás encontrarte con momentosdifíciles, podrás caer y sentir que notienes la fuerza para levantarte: yoconozco esa sensación porque todos lahemos experimentado. La vida nosiempre es fácil, pero cuando nossobreponemos a los desafíos noshacemos más fuertes y agradecemos las

oportunidades que se nos hanpresentado. En realidad, lo que másimporta son aquellas vidas que tocas alo largo del camino y la manera en queterminas tu viaje.

Yo amo mi vida tanto como tú la tuya.Juntos, podemos lograr más, el númerode posibilidades que nos esperan esridículo. Así que, ¿qué dices?, ¿lointentamos, amigo?

UNO

SI NO PUEDES OBTENERUN

MILAGRO,CONVIÉRTETE EN ÉL

Uno de los videos más populares quetengo en YouTube muestra escenas enlas que ando en patineta, surfeo, tocomúsica, golpeo una pelota de golf, mecaigo, me levanto, hablo ante el públicoy, lo mejor de todo, recibo abrazos detodo tipo de gente.

En general, todas las actividades quedescribí anteriormente, son tan comunesque casi cualquiera las puede realizar,¿no es verdad? Entonces, ¿por qué creesque el video ha sido visitado millonesde veces? Mi teoría es que la gente sesiente atraída porque, a pesar de mislimitaciones físicas, vivo como si notuviera límites.

Por lo general, la gente espera quealguien con una discapacidad severa seainactivo, que tal vez esté enojado,incluso, que sea reservado. A mí megusta sorprenderlos al mostrarles quellevo una vida bastante llena de aventuray plenitud.

Aquí te muestro un comentario típicoentre los cientos que se han hecho delvideo: “Al ver a este tipo tan feliz, mepregunto ¿por qué diablos siento tantapena por mí, a veces?, o ¿por qué sientoque no soy suficientemente atractivo,divertido o LO QUE SEA? ¡¿Cómopuedo siquiera tener esos pensamientoscuando este hombre vive sin miembros yaun así es FELIZ?!”

A veces me hacen esa mismapregunta: “Nick, ¿cómo puedes ser tanfeliz?” Tal vez tú estás muy ocupadoenfrentando tus propios retos, por eso tevoy a dar la respuesta rápida de una solavez:

Descubrí la felicidad cuandocomprendí que, así de imperfecto comosoy, soy el perfecto Nick Vujicic. Soy lacreación de Dios, fui diseñado deacuerdo con el plan que Él tenía paramí. Eso no quiere decir que no hayaespacio para mejorar. ¡Siempre trato desuperarme, para servir mejor a Dios y almundo!

Creo que mi vida no tiene límites yquiero que tú sientas lo mismo sin

importar cuáles sean tus retos. Ahoraque comenzaremos este viaje juntos, porfavor toma un momento para pensarsobre las limitaciones que te has puestoen la vida o las que has permitido queotros te impongan. Ahora piensa encómo sería liberarse de esaslimitaciones. ¿Cómo sería tu vida sicualquier cosa fuera posible?

Yo me encuentro discapacitadooficialmente, pero gracias a mi carenciade miembros, en realidad sí estoycapacitado. Mis inigualables desafíosme abrieron oportunidades únicas paraalcanzar a mucha gente que tienenecesidades. ¡Tan sólo imagina lo quees posible para ti también!

Con mucha frecuencia, nos

convencemos de que no tenemos lainteligencia, belleza o talento suficientespara alcanzar nuestros sueños; a vecescreemos lo que otros dicen de nosotroso nos restringimos nosotros mismos. Lopeor es que, cuando te consideras pocovalioso, ¡estás estableciendo límites a laforma en que Dios puede trabajar através de ti!

Cada vez que abandonas tus sueños escomo si encerraras a Dios en una cajaporque, después de todo, tú eres sucreación y Él te fabricó con unpropósito. Por lo tanto, tu vida no sepuede limitar más de lo que el amor deDios puede ser contenido.

Yo tengo una opción. Tú tienes una

opción. Podemos elegir vivir en lasdesilusiones y las desventajas; podemoselegir amargarnos, enojarnos oentristecer. O, cada vez que enfrentemostiempos difíciles y a gente cruel,podemos aprender de la experiencia yseguir avanzando, adquiriendo así laresponsabilidad de nuestra propiafelicidad.

Como un hijo de Dios, eres hermoso ybello, eres más valioso que todos losdiamantes de la tierra. ¡Tú y yo fuimosdiseñados con perfección para serquienes somos! Y aun así, nuestroobjetivo siempre debe ser superarnos yrebasar las barreras a través de nuestrosgrandes sueños. Claro que, como la vidano siempre es dulce, se requiere de

algunos ajustes a lo largo del caminoque siempre valen la pena. Estoy aquípara decirte que sin importar tuscircunstancias, mientras respires, tienesalgo que contribuir.

No puedo poner una mano en tuhombro para darte más seguridad, peropuedo hablarte desde mi corazón. Noimporta lo abatido que te sientas en lavida, siempre hay esperanza. A pesar deque las circunstancias parezcandesastrosas, más adelante siempre nosesperan días mejores. Sin importar lofunesto de la situación, siempre tepuedes elevar sobre ella. Desear que lascosas cambien no produce ningúnresultado, pero ¡tomar la decisión de

actuar ahora mismo, puede cambiarlotodo!

Todos los sucesos se producen enconjunto por alguna razón; estoy segurode eso porque así ha sido en mi vida.¿Qué tan buena puede ser una vida sinextremidades? Con tan sólo verme, lagente sabe que he enfrentado y superadomuchos obstáculos y dificultades, y esoes lo que la prepara para escucharmecomo fuente de inspiración. Laspersonas me permiten compartir mi fe,decirles que son amadas y entregarlesesperanza.

Ésa es mi contribución, pero esimportante que tú reconozcas tu propiovalor, que sepas que tienes algo quepuedes aportar. Si en este momento te

sientes frustrado, es normal. Tufrustración es prueba de que deseas enla vida algo más de lo que tienes ahora yeso es bueno. Con mucha frecuencia losretos de la vida son los que nosmuestran quiénes deberíamos ser enrealidad.

UNA VIDA VALIOSA

A mí me tomó mucho tiempo descubrirlos beneficios de la circunstancia en quenací. Mi mamá tenía veinticinco añoscuando se embarazó de mí, su primerhijo. Ella había sido partera y trabajó

como enfermera pediátrica en la sala dematernidad. Ahí cuidaba a cientos demadres y a sus bebés. Mi madre sabía loque tenía que hacer durante suembarazo: cuidar su dieta, tener cuidadocon las medicinas y no consumiralcohol, aspirinas u otros analgésicos.Acudió a los mejores doctores y ellos leaseguraron que todo iba bien.

Sin embargo, su aprensión continuó.Conforme se acercaba la fecha de parto,en varias ocasiones mi mamá le hablóde sus preocupaciones a mi padre. Ledecía: “Espero que todo esté bien parael bebé”.

Los doctores no detectaron nada fuerade lo común en los dos ultrasonidos quese le realizaron a mi madre durante su

embarazo. Les dijeron a mis padres queel bebé era un varón, pero nomencionaron nada sobre miembrosfaltantes. Cuando nací, el 4 de diciembrede 1982, mi madre no alcanzaba a vermeal principio, así que lo primero que lepreguntó al doctor, fue: “¿Está bien elbebé?”

Hubo un silencio y conforme pasabanlos segundos sin que le entregaran albebé, sintió, cada vez más, que algoandaba mal. En lugar de darme a mimadre para que me abrazara, llamaron aun pediatra y caminaron hacia la esquinaopuesta. Ahí me examinaban ycontinuaban consultándose entre ellos.Cuando mamá escuchó el llanto de un

bebé sano, se sintió aliviada, pero mipapá, quien durante el ultrasonido habíanotado que me faltaba un brazo, se sintiómareado y tuvo que salir del quirófano.

Conmocionados por mi apariencia,las enfermeras y los doctores meenvolvieron con rapidez.

Mi madre era enfermera, habíaasistido cientos de partos y no podíanengañarla. Podía ver la preocupación enel rostro de los médicos, sabía que algoandaba muy mal.

“¿Qué es?, ¿qué sucede con mibebé?”, reclamó.

Al principio, su doctor no contestó,pero cuando ella insistió en que lerespondieran, sólo pudo ofrecerle a mimadre un término médico.

“Focomelia”, dijo.Dado su entrenamiento como

enfermera, mi madre de inmediatoreconoció el término que define lacondición de los bebés cuando nacen sinextremidades o con miembrosdeformados. Pero sencillamente nopodía aceptar que fuera verdad.

Mientras tanto, mi padre seguíaafuera, atónito, preguntándose sirealmente había visto lo que creía.Cuando salió el pediatra a hablar con él,lloró: “¡Mi hijo no tiene brazo!”

“En realidad”, dijo el pediatra con lamayor sensibilidad posible, “su hijo notiene brazos ni piernas”.

Mi padre se derrumbó, lleno de

conmoción y angustia.Se sentó, mudo, sin poder hablar hasta

que se activaron sus mecanismos dedefensa. Se apresuró a decírselo a mimadre antes de que ella me viera, peropor desgracia, la encontró en su camallorando. Los médicos ya le habían dadola noticia. Le ofrecieron llevarme conella, pero se rehusó a abrazarme y lesdijo que me alejaran.

Las enfermeras estaban llorando,también la partera y, por supuesto, ¡yoestaba llorando! Al fin me colocaronjunto a mi madre. Todavía estabacubierto y ella no pudo soportar lo quevio: su bebé sin miembros.

“Llévenselo”, dijo. “No quierotocarlo, ni verlo”.

Hasta el día de hoy, mi padre sientepena de que los médicos no le hubiesendado tiempo para preparar a mi madreadecuadamente. Más tarde, cuando elladormía, él me visitó en el cunero.Volvió y le dijo a mamá: “Se vehermoso”. Le preguntó si quería vermeentonces, pero ella se negó. Aún estabamuy agitada. Mi padre comprendió yrespetó sus sentimientos.

En lugar de celebrar mi nacimiento,mis padres y toda la iglesia a la quepertenecían guardaron luto. Sepreguntaban: “Si Dios es un Dios deamor, ¿por qué habrá permitido quesucediera algo como esto?”

EL DOLOR DE MI MADRE

Yo fui el primogénito de mis padres, yaunque por lo general esto sería unarazón importante de celebración paracualquier familia, cuando yo nací nadiele envió flores a mi madre. Eso lalastimó y tornó su desesperación en algomás profundo.

Triste y llena de lágrimas, le preguntóa mi padre: “¿Acaso no merezcoflores?”

“Lo siento”, dijo papá. “Por supuestoque las mereces”. Entonces fue a laflorería del hospital y volvió en pocotiempo para regalarle un bouquet.

Yo no supe de esto sino hasta que

tuve trece años más o menos. Fuecuando comencé a preguntarle a mispadres sobre mi nacimiento y sureacción inicial a mi carencia deextremidades. Había tenido un mal díaen la escuela y, cuando se lo dije amamá, lloró conmigo. Le dije que estabacansado de no tener brazos ni piernas.Compartió mis lágrimas y me dijo queella y papá habían logrado entender queDios tenía un plan para mí y que algúndía Él mismo me lo revelaría. Mispreguntas continuaron por algún tiempo,a veces para uno de mis progenitores, aveces para ambos. Una parte de mispreguntas radicaba en la duda natural yotra era respuesta a las persistentespreguntas que recibía de mis curiosos

compañeros de clase.Al principio temía un poco lo que mis

padres podrían responderme y, como eraun tema que les era difícil abordar, nodeseaba ponerlos en ese predicamento.Ellos fueron muy cuidadosos yprotectores con sus respuestas ennuestras primeras conversaciones.Conforme crecí y los presioné más, meofrecieron reflexiones más profundassobre sus sentimientos y sus miedos.Sabían que yo ya podía manejar eso,pero, aun así, fue muy difícil cuando mimadre me dijo que no había queridoabrazarme cuando nací. Por decir lomenos, fue muy duro de aceptar. Yo yaera bastante inseguro, pero enterarme de

que mi propia madre ni siquiera habíasoportado verme, fue… bueno,imagínate cómo te sentirías. Me sentíherido y rechazado, pero luego pensé entodo lo que mis padres habían hecho pormí. Me habían demostrado su amorincontables veces. Para cuando tuvimosestas conversaciones, yo ya tenía edadsuficiente para entender la situación demi madre. Fuera de sus presentimientos,no hubo ninguna advertencia durante suembarazo. Ella estaba conmocionada ytenía miedo. ¿Cómo habría yorespondido como padre? No estoyseguro de que lo habría manejado tanbien como ellos lo hicieron. Les dije loque pensaba y conforme pasó el tiempoentramos en más detalle.

Me alegro de que mis padres hayanesperado hasta que yo me sintiera seguroy hasta que tuviera la certeza, en elfondo de mi corazón, de que me amaban.Hemos seguido compartiendo nuestrossentimientos y temores. Mis padres mehan ayudado a entender cómo fue que sufe les permitió ver que yo estabadestinado a servir un propósito de Dios.En general, fui un niño condeterminación y entusiasmo. Mismaestros, otros padres y algunosdesconocidos les dijeron a mis papásque mi actitud era inspiradora. Por miparte, logré ver que, sin importar ladimensión de mis desafíos, mucha gentetenía cargas más pesadas que la mía.

Hoy en día, en mis viajes alrededordel mundo, puedo presenciar unsufrimiento avasallador, eso me hacesentir agradecido por lo que tengo ydisminuye mi inclinación a enfocarme enaquello de lo que carezco. He vistoniños huérfanos con enfermedadesatroces, mujeres jóvenes forzadas avivir en la esclavitud sexual, hombresque fueron encarcelados por ser pobresy no poder pagar una deuda.

El sufrimiento es universal eincreíblemente cruel, pero incluso en laspeores ciudades perdidas y tras las máshorribles tragedias, me he regocijado alconocer gente que no sólo sobrevive,sino que prospera. Es verdad que lo que

menos esperaba yo encontrar en un lugarllamado Ciudad de la Basura eraalegría. La Ciudad de la Basura es lapeor ciudad perdida en las afueras de ElCairo, en Egipto. El barrio ManshietNasser está incrustado entre elevadosacantilados. El desafortunado peropreciso apodo del barrio y el rancioolor de la comunidad provienen delhecho de que la mayoría de suscincuenta mil habitantes se mantienen depeinar todo El Cairo, recoger su basura,arrastrarla hasta su vivienda ypepenarla. Todos los días revisanmontañas de desechos que sustraen deuna ciudad de dieciocho millones dehabitantes, en espera de encontrarobjetos para vender, reciclar o reutilizar

de alguna forma.Entre las calles cubiertas de pilas de

basura, corrales de cerdos y desechoshediondos, cualquiera podría esperarque la gente estuviera abrumada por ladesesperación. Sin embargo, cuandovisité la ciudad en 2009, fue todo locontrario. La gente de ahí tiene una vidamuy difícil, por supuesto, pero a quienespude conocer, eran cariñosos, parecíanfelices y estaban llenos de fe. Egipto esuna nación musulmana en un noventa porciento, pero la Ciudad de la Basura es elúnico barrio predominantementecristiano. Casi el noventa y ocho porciento de sus habitantes son cristianoscópticos.

He visitado muchas de las ciudadesperdidas más pobres de todo el mundo.En lo que respecta al ambiente, ésta erauna de las peores, pero también era unade las que contaban con el espíritu máscálido. Pudimos meter alrededor deciento cincuenta personas en un edificiode concreto muy pequeño quefuncionaba como iglesia. Cuandocomencé a hablar, me sobrecogió elgozo y la felicidad que manaba delpúblico. Brillaban ante mí. En raraocasión ha sido mi vida bendecida deesta forma. Agradecí esa fe que vi enellos y que los eleva por encima de suscircunstancias y les narré la forma enque Jesús también había cambiado mi

vida.Conversé con líderes de iglesias

sobre la forma en que sus vidas habíancambiado en esa ciudad a través delpoder de Dios. Ellos no tenían suesperanza puesta en esta tierra, sino enla eternidad. Mientras tanto, seguiráncreyendo en milagros y le agradecerán aDios por lo que es y por lo que hahecho. Antes de partir, entregamos avarias familias, arroz, té y ciertacantidad en efectivo con la que podríancomprar alimentos para varias semanas.También distribuimos equipo deportivo,pelotas de futbol y cuerdas para saltarentre los niños. De inmediato invitaron anuestro equipo a jugar. Teníamos unapelota, sonreíamos y gozábamos juntos,

a pesar de que nos rodeaba ladesesperanza. Nunca olvidaré a esosniños y sus sonrisas: fue una prueba másde que si confiamos totalmente en Dios,la felicidad puede llegar en cualquiercircunstancia.

¿Cómo es que esos paupérrimos niñospodían sonreír? ¿Cómo es que losprisioneros pueden cantar con gozo?Primero se elevan al aceptar que ciertossucesos se encuentran más allá de sucontrol y de su comprensión, y despuésse enfocan en lo que sí pueden entendery controlar. Es justamente lo quehicieron mis padres. Siguieron adelanteal decidir que confiarían en la palabrade Dios, que “Todas las cosas funcionan

para el bienestar de aquellos que aman aDios, que actúan de acuerdo con supropósito”.

UNA FAMILIA CON FE

Mi mamá y mi papá nacieron dentro defuertes familias cristianas de la secciónde Yugoslavia que ahora es conocidacomo Serbia. Cuando eran jóvenes, susfamilias emigraron por separado aAustralia debido a la represióncomunista. Sus padres eran cristianosapostólicos y su fe implicaba unaobjeción consciente al uso de armas.Los comunistas los discriminaban y los

perseguían por sus creencias. Teníanque realizar sus ritos en secreto.Sufrieron en el aspecto económicoporque se habían negado a unirse alPartido Comunista, el cual controlabatodos los aspectos de la vida. Cuandomi padre era joven, pasó hambre enmuchas ocasiones debido a esacircunstancia.

Mis abuelos maternos y paternos seunieron a los miles de cristianos serbiosque emigraron a Australia, EstadosUnidos y Canadá después del fin de laSegunda Guerra Mundial. Las familiasde mis padres se mudaron a EstadosUnidos y Canadá más o menos al mismotiempo, es por eso que también tengo

familiares en esos países.Mis padres se conocieron en una

iglesia de Melbourne. Mi madre,Dushka, cursaba el segundo año de laescuela de enfermería en el RoyalChildren’s Hospital en Victoria. Mipadre, Boris, trabajaba enadministración y contabilidad. Mástarde, además de su trabajo, sedesarrolló como pastor laico. Cuando yotenía como siete años, mis padrescomenzaron a pensar en mudarse aEstados Unidos porque creían que ahí yopodría tener un mayor acceso a nuevasprótesis y a una mejor atención médicaque nos ayudaría a lidiar con misdiscapacidades.

Mi tío, Batta Vujicic, tenía un negocio

de administración de bienes yconstrucción en Agoura Hills, a sólocincuenta y seis kilómetros de LosÁngeles. Batta siempre le dijo a mipadre que si obtenía una visa de trabajo,le daría un empleo. Había una enormecomunidad de cristianos serbios quecontaban con varias iglesias alrededorde Los Ángeles, lo cual también atrajo amis padres. Mi padre se enteró de que elproceso para obtener una visa de trabajoera largo y arduo. Decidió solicitarlapero, mientras tanto, y debido a misalergias —que se sumaban a misdiscapacidades—, mi familia se mudó a1600 kilómetros al norte, a Brisbane,Queensand, en donde el clima era mejor

para mí.Estaba cerca de cumplir diez años y

cursaba cuarto de primaria cuando, porfin, mi familia tuvo la oportunidad demudarse a Estados Unidos. Mis padressentían que mis hermanos mayores —mihermano Aaron y mi hermana Michelle— y yo estábamos en una edad adecuadapara incorporarnos al sistema escolarestadounidense. Esperamos enQueensland durante dieciocho mesespara que se arreglara el asunto de lavisa de trabajo por tres años de mi papáy, finalmente, nos mudamos en 1994.

Por desgracia, el cambio a Californiafalló por varias razones. Cuandodejamos Australia, yo ya había iniciadoel sexto grado; mi nueva escuela en

Agoura Hills tenía sobrepoblación ysólo pudieron admitirme en las clasesavanzadas. Eso ya era difícil de por sí,pero había que sumar el hecho de quelos programas eran muy distintos. Yosiempre había sido un buen estudiante,pero me costó trabajo adaptarme alcambio. Debido a que los calendariosescolares eran diferentes, yo ya estabaretrasado antes de comenzar mis clasesen California. Fue muy duro ponerme aldía. La secundaria a la que asistíatambién exigía que los estudiantes secambiaran de salón para cada materia,lo cual era diferente en Australia y, porsupuesto, sumaba más dificultades a miesfuerzo para adaptarme.

Comenzamos viviendo en la casa demi tío Batta, su esposa Rita y sus seisniños. La casa estaba llena a pesar deque era una construcción bastante grandeen Agoura Hills. Habíamos planeadomudarnos a nuestra propia casa encuanto fuera posible, pero los precios delos inmuebles eran mucho más altos queen Australia. Mi padre trabajaba en lacompañía de administracióninmobiliaria de mi tío Batta. Mi madreno continuó con su trabajo de enfermeríaporque su prioridad era que nosestableciéramos bien en nuestras nuevasescuelas y en el ambiente. Además, nohabía hecho la solicitud para recibir unalicencia y practicar la enfermería en

California.Después de tres meses de vivir con la

familia del tío Batta, mis padresllegaron a la conclusión de que elcambio a Estados Unidos no estabafuncionando. Yo seguía con problemasen la escuela y mis padres teníandificultades para arreglar mi seguromédico y para enfrentar los altos costosque implicaba vivir en California.También les preocupaba el hecho de quetal vez nunca obtendríamos la residenciapermanente en Estados Unidos. Unabogado le explicó a mi familia que misproblemas de salud podrían significaruna dificultad mayor para obtener laaprobación, ya que había duda de que mifamilia pudiese mantenerse al día con

los costos médicos y con otros gastosrelacionados con mis discapacidades.

Con tantos factores en contra, ydespués de cuatro meses en EstadosUnidos, mis padres decidieron volver aBrisbane. Encontraron una casa en elmismo callejón en donde habíamosvivido antes de mudarnos, por lo quemis hermanos y yo pudimos volver anuestras viejas escuelas y amigos. Papávolvió a trabajar dando clases decomputación y de administración en elColegio de Educación Técnica yContinua. Mamá dedicó su vida a mihermano, mi hermana y, especialmente, amí.

UN NIÑO CON DESAFÍOS

En los años recientes, mis padres handescrito con mucha franqueza losmiedos y pesadillas que tuvieron tras minacimiento. Conforme yo crecía, porsupuesto, nunca me dejaron saber que noera exactamente el niño que habíansoñado tener. En los meses quesiguieron a mi llegada mamá temió nopoder cuidarme. Mi papá no podía verun futuro feliz para mí y le preocupabael tipo de vida que tendría. Él sentía quesi yo no era autosuficiente y no podíadisfrutar de la vida, tal vez estaría mejorcon Dios. Consideraron sus opciones,incluso la posibilidad de darme en

adopción. Mis abuelos maternos ypaternos se ofrecieron a llevarme ycuidar de mí. Mis padres rechazaron lasofertas y decidieron que era suresponsabilidad criarme de la mejorforma posible.

Sufrieron, pero luego se dispusieron acriar a su hijo con discapacidadesfísicas como un niño “normal” hastadonde fuera posible. Mis padres songente de mucha fe y continuaroncreyendo que Dios tendría alguna razónpara haberles enviado un hijo así.

Algunas heridas se curan más rápidosi te mantienes en movimiento. Sucedelo mismo con las contrariedades de lavida. Tal vez pierdes tu trabajo, unarelación amorosa no funciona o, quizás,

las deudas se siguen acumulando. Perono puedes detener tu vida para sufrir porla injusticia de las heridas del pasado.En lugar de eso, busca maneras deseguir adelante. Posiblemente haya unmejor trabajo esperando por ti, tal vezserá más satisfactorio. Tal vez turelación necesitaba un cambio o tal vezhay alguien que es mejor para ti. Quizástus retos financieros te inspirarán aencontrar maneras más creativas deobtener riqueza.

No todo el tiempo puedes controlar loque te sucede; siempre pasa algo en lavida que no es tu culpa o que no está entus manos evitar. Pero tienes la opciónde darte por vencido o de seguir

luchando por una mejor vida. Miconsejo es que tengas en mente que todosucede por alguna razón y que, al final,siempre habrá un resultado favorable.

Cuando era niño, sólo asumí que eraun bebé totalmente adorable, con uncarisma natural y que era tan lindo comocualquier otro sobre la Tierra. A esaedad, mi gozosa ignorancia era unabendición. No sabía que yo era distintoni conocía los desafíos que meesperaban. Verás, yo creo que nunca senos da más de lo que podemos manejar.Te aseguro que por cada discapacidadque tienes, también has sido bendecidoc o n habilidades más que suficientespara lidiar con tus retos.

Dios me proveyó con una

sorprendente cantidad de determinación,además de otros dones. A muy tempranaedad pude probar que, incluso sinmiembros, era atlético y biencoordinado. Era un bloque, pero tambiénera un muchachito, un diablillo querodaba y se aventaba. Aprendí acolocarme de manera erguida: apoyabami frente contra la pared y meimpulsaba. Mamá y papá trabajaronconmigo durante mucho tiempo paraayudarme a dominar un método máscómodo, pero yo siempre insistí enhacerlo a mi manera.

Mamá trató de ayudarme colocandoalgunos cojines en el piso para que lospudiera usar como apoyo y levantarme

pero, por alguna razón, decidí que eramejor apoyar mi frente contra la pared eir subiendo. Al hacer todo a mi manera,incluso cuando era más difícil, seconvirtió en mi sello personal.

En aquellos días, utilizar mi cabezaera la única opción, lo que desarrolló miintelecto de forma masiva (¡es broma!)al mismo tiempo que me dio un cuellocomo el de un toro brahmán y unacabeza tan dura como una bala. Porsupuesto, mis padres se preocupabantodo el tiempo por mí. La paternidad esuna experiencia muy fuerte, aun cuandotus bebés tienen el cuerpo completo.Con frecuencia las madres y los padresprimerizos bromean diciendo quedesearían que su primogénito hubiese

nacido con un manual de operación. Nisiquiera en el libro del Doctor Spockhabía un capítulo sobre bebés como yo.No obstante, me empeñé en crecer consalud y temeridad; cerré mi etapa de los“terribles dos años” con más terrorpotencial para mis padres que el quehabrían provocado unos octillizos.

¿Cómo se va a alimentar a símismo?, ¿cómo irá a la escuela?,¿quién lo cuidará si algo nos sucede?,¿cómo podrá llevar una vidaindependiente?

Nuestros poderes humanos derazonamiento pueden ser una bendicióno una maldición. Al igual que mispadres, seguramente a ti también te

preocupó y te angustió el futuro, pero amenudo sucede que eso a lo que le temesresulta ser un problema mucho menor delo que habías previsto. No hay nada demalo en planear el futuro, pero debestomar en cuenta que tus peores miedospodrían convertirse en tu mayorsorpresa. Por lo general la vida funcionade la manera correcta.

Una de las mejores sorpresas de miniñez fue el control que logré sobre mipequeño pie izquierdo. Lo utilizaba porinstinto para rodarme, patear, empujar yapoyarme. Mis padres y los doctoressintieron que mi útil piecito podíaconvertirse en una herramienta conalcances mayores. Yo tenía dos dedosen el pie, pero se fusionaron antes de mi

nacimiento. Mis padres y los doctoresdecidieron que podrían operarme paraliberar los dedos y que eso mepermitiría usarlos para sujetar unapluma, voltear la página o para realizarotras funciones.

Luego vivimos en Melbourne,Australia, y eso nos ofreció parte delmejor servicio médico del país. Yopresentaba desafíos que sobrepasaban elentrenamiento de la mayoría de losprofesionales de la salud. Cuando losdoctores me preparaban para la cirugíadel pie, mi mamá continuaba insistiendoen que yo sufría de fiebre con frecuenciay que, por consiguiente, tendrían quemantenerse alerta ante la posibilidad de

que mi cuerpo se sobrecalentara. Ellatenía información sobre otro niño sinmiembros que se había sobrecalentadodurante una operación y que quedó condaño cerebral después de sufrir underrame.

Mis tendencias a rostizarmegeneraron una frase familiar queusábamos con frecuencia: “CuandoNicky tiene frío, es porque los patos seestán congelando”. Sin embargo, nobromeo al decir que, si me ejercitodemasiado, me agito o si permanezcodemasiado tiempo bajo iluminacióncaliente, la temperatura de mi cuerpoaumenta con peligrosidad. Siempretengo que estar preparado para evitarderretirme.

“Por favor verifique su temperaturacon cuidado”, les dijo mi madre a losmiembros del equipo médico. Aunquelos doctores sabían que mi madre eraenfermera, no tomaron su advertenciacon seriedad. Tuvieron éxito al separarlos dedos de mi pie, pero sucedió lo quemi mamá les había prevenido. Salíempapado del quirófano porque notomaron ninguna precaución para evitarque mi cuerpo se sobrecalentara ycuando notaron que mi temperatura seestaba saliendo de control, trataron debajarla con sábanas empapadas en agua.También colocaron cubetas de hielosobre mí para evitar un ataque.

Mi madre estaba furiosa. Sin duda

alguna, ¡los doctores sintieron la ira deDushka!

A pesar del congelamiento (literal), lacalidad de mi vida se incrementó engran medida con mis nuevos dedos. Nofuncionaban de la forma precisa que losdoctores esperaban, pero pudeadaptarme. Es increíble lo que unpequeño pie y dos dedos pueden hacerpor alguien que no tiene brazos nipiernas. Esa operación, más las nuevastecnologías, lograron liberarme ya queme dieron el poder de operar sillas deruedas electrónicas construidasespecialmente para mí, una computadoray un celular.

Yo no sé exactamente cuál es tu cargay tampoco puedo fingir que alguna vez

he estado cerca de una crisis similar,pero mira lo que mis padres atravesaroncuando nací. Imagínate cómo sesintieron, piensa en lo terrible que lesdebió parecer el futuro.

Es posible que, en este precisomomento, no puedas ver una luzbrillando al final de tu oscuro túnel,pero quiero que sepas que mis padresjamás pudieron imaginar la maravillosavida que yo llegaría a tener algún día.No tenían idea de que su hijo no sólollegaría a ser autosuficiente y tener unacarrera, ¡sino que también sería feliz ylo embargaría un gozoso propósito!

La mayoría de los peores temores demis padres jamás se materializaron. Es

verdad que no fue sencillo criarme, perocreo que ellos podrán decirte que, apesar de todos los retos, tambiéndisfrutamos de bastante risa y alegría.Considerándolo todo, tuve una niñezsorprendentemente normal en la quegocé de atormentar a mis hermanosAaron y Michelle, ¡así como lo hacentodos los hermanos mayores!

Tal vez la vida te está vapuleando eneste momento; tal vez te preguntas sicambiará tu suerte. Y yo te digo que nopuedes imaginar siquiera el bienestarque te espera si continúas perseverando.Enfócate en tu sueño, haz lo que seanecesario para continuar en lapersecución. Tú tienes el poder decambiar tus circunstancias, persigue

aquello que más deseas.Mi vida es una aventura que todavía

se está escribiendo y lo mismo sucedecon la tuya. Comienza a escribir elprimer capítulo ¡ahora! Llénalo deaventura, amor y felicidad. ¡Vive lahistoria que escribas!

EN BUSCA DEL SIGNIFICADO

Debo aceptar el hecho de que durantemucho tiempo no creí tener el poderpara decidir cómo sería mi historia.Tuve que luchar para entender ladiferencia que yo podía significar en el

mundo o para saber qué camino deberíaseguir. Cuando era chico estabaconvencido de que mi breve cuerpo noofrecía nada bueno. Claro que nuncatuve que levantarme del comedor alavarme las manos y, sí, jamás conocí eldolor de un dedo pisado, pero sé queestos escasos beneficios no parecen ungran consuelo.

Mi hermano, mi hermana y mis primosjamás permitieron que sintiera pena pormí mismo. Nunca me mimaron. Meaceptaron como era y al hacerme bromasy molestarme, también me ayudaron aser más duro, me ayudaron a encontrarhumor en mi circunstancia, en lugar deamargura.

“¡Mira al niño de la silla de ruedas!

Es un alienígena”. Así gritaban misprimos por todo el centro comercialmientras me señalaban. Y todosmoríamos de la risa ante las reaccionesde los extraños que no sabían que losniños que molestaban al discapacitadoeran, en realidad, sus mejores aliados.

Conforme crecí pude comprender queser amado de esa forma es un regalomuy poderoso. Incluso, si te sientes soloa veces, debes saber que tú también eresamado y reconocer que Dios te creó poramor. Es por eso que nunca estás solo.Su amor por ti es incondicional. Él no teama con condiciones, te ama siempre.Recuérdalo cuando te sobrecojan esossentimientos de soledad y

desesperación. Recuerda que se tratasolamente de sensaciones que no sonreales. El amor de Dios es tan real queÉl te creó para probarlo.

Es importante que mantengas su amoren tu corazón porque habrá ocasiones enque te sientas vulnerable. Mi granfamilia no siempre podría estar presentepara protegerme; en cuanto comencé aasistir a la escuela fue obvio que nohabía manera de ocultar que era muydistinto a los demás. Mi padre measeguró que Dios no cometía errorespero que, en ocasiones, sería difícildeshacerme de la sensación de que yoera la excepción de la regla.

“¿Por qué no pudiste darme por lomenos un brazo?” le preguntaba a Dios.

“¡Piensa lo que podría hacer con unbrazo!”

Estoy seguro de que has vividomomentos similares al orar o al desearun cambio dramático en tu vida. No hayrazón para angustiarse si el milagro nollega o si tu deseo no se hace realidaden este preciso minuto. Recuerda queDios ayuda a quienes se ayudan a símismos. Continúa siendo turesponsabilidad esforzarte para servirese elevado propósito que existe paraaplicar tus talentos y sueños en el mundoque existe a tu alrededor.

Durante mucho tiempo creí que si micuerpo hubiese sido más “normal”, mivida sería gloriosa. De lo que no me

daba cuenta era de que yo no tenía queser normal: sólo tenía que ser yo mismo,el hijo de mi padre, el que llevaría acabo el propósito de Dios. Al principiono estaba dispuesto a enfrentar el hechode que lo que realmente estaba mal noera mi cuerpo, sino los límites que meimponía y la corta visión que tenía delas posibilidades que había en mi vida.

Si no te encuentras en donde quieresestar o no has logrado todo lo queesperas realizar, es posible que la razónno se encuentre alrededor de ti, sinodentro. Debes asumir la responsabilidady actuar. Sin embargo, primero debescreer en ti mismo y en lo que vales. Nopuedes esperar a que otros descubran tuescondite, no puedes esperar por ese

milagro o por “la oportunidad perfecta”.Debes considerar que tú eres elcucharón y el mundo es el guisado:agítalo.

Cuando fui niño pasé muchas nochesorando para tener miembros. Me iba adormir llorando y soñaba que, aldespertar, habían aparecido como unmilagro. Por supuesto, eso nuncasucedió. Como yo no me aceptaba a mímismo, al siguiente día iba a la escuelay descubría que era muy difícil obtenerla aceptación de otros.

Como la mayoría de los chicos, fuimás vulnerable en mis años depreadolescente, esa época en que todostratan de descubrir en dónde está su

lugar, quiénes son y lo que les depara elfuturo. Por lo general, aquellos que meherían en realidad no deseaban sercrueles, sólo eran típicos niños sin tacto.

“¿Por qué no tienes brazos nipiernas?”, me preguntaban.

Mi deseo de pertenecer era igual alde mis compañeros. En algunos buenosdías, me los podía ganar con mi ingenio,mi deseo de bromear sobre mi situacióny arrojando mi cuerpo alrededor delpatio de recreo. En los peores días, meocultaba tras los arbustos o en salonesvacíos para evitar que me hirieran o quese burlaran de mí. Parte del problemaera que yo pasaba más tiempo conadultos y con mis primos mayores quecon chicos de mi edad; me veía más

grande y, a veces, la gravedad de mispensamientos me trasladaba a lugaresoscuros.

Nunca voy a lograr que una chica meame. Ni siquiera tengo manera deabrazar a una novia. Si llego a tenerhijos, tampoco podré abrazarlos jamás.¿Qué tipo de empleo podríaconseguir?, ¿quién me contrataría?Para la mayoría de los trabajos seríanecesario contratar a otra persona tansólo para que me ayudara a hacer loque se supone que debo hacer. ¿Quiénme va a contratar por el precio de dos?

En su mayoría, mis desafíos eranfísicos, pero era claro que también meafectaban emocionalmente. A una edad

muy temprana atravesé un periodoterrible de depresión. Luego, para miseternas conmoción y gratitud, pasé a laadolescencia, fui ganando aceptaciónpoco a poco, primero la mía y despuésla de los demás.

Todos atravesamos etapas en las quesentimos que nos excluyen, nos marginano no nos aman. Todos tenemosinseguridades. La mayoría de los chicoscreen que se burlarán de ellos por tenerla nariz muy grande o porque su cabelloes demasiado rizado. Los adultos temenno poder pagar sus deudas o no lograrvivir de la forma que han deseado.

Tú enfrentarás momentos de duda ytemor: nos sucede a todos. Es normalsentirse abatido, es parte de ser humano.

Pero ese tipo de sensaciones representaun peligro sólo si, en lugar de dejar quelos pensamientos negativos se alejen deti, permites que perduren.

Cuando confíes en el hecho de quecuentas con bendiciones —talentos,conocimiento, amor— que puedescompartir con otros, comenzarás el viajea la autoaceptación, aun cuando tusdones no se hayan manifestado todavía.Cuando comiences ese viaje, otros se teunirán y caminarán contigo.

HABLAR FUERTE

Al tratar de hablar con mis compañerosde clase, encontré el camino hacia mipropósito. Si alguna vez has tenido queser el nuevo niño en la esquina y comerel almuerzo solo, estoy seguro de quecomprendes que ser el nuevo niño en lasilla de ruedas puede ser aún másdifícil. Nuestras mudanzas deMelbourne a Brisbane, a Estados Unidosy de vuelta a Brisbane, me obligaron arealizar ajustes que se sumaban a misdesafíos naturales.

Con frecuencia, mis compañerosnuevos asumían que yo estabadiscapacitado física y mentalmente. Engeneral, mantenían su distancia a menosque yo reuniera el valor para iniciar una

conversación en el comedor o en algúnpasillo. Entre más lo hacía, más crecíasu noción de que, en realidad, no era unalienígena que había sido arrojado entreellos.

Verás, en algunas ocasiones, Diosespera que tú ayudes a levantar lapesada carga. Puedes desear, puedessoñar, puedes tener esperanza. Perotambién es necesario que actúes paralograr esos deseos, sueños y esperanzas.Tienes que estirarte más allá de dondeestás para alcanzar lo que quieres ser.Yo deseaba que los chicos de miescuela supieran que por dentro eraigual que ellos, pero para eso tuve quesalir de mi zona de comodidad. El hechode alcanzarlos de esta forma me produjo

recompensas fabulosas.Después de algún tiempo, esas

conversaciones con mis compañerosrespecto a la forma en que lidiaba conun mundo diseñado para gente conpiernas y brazos, tuvieron comoresultado que me invitaran a dar pláticaspara grupos de estudiantes, grupos dejóvenes en iglesias y otros tipos deorganizaciones para adolescentes. Hayuna maravillosa verdad inherente a lavida y yo descubrí con sorpresa que esaverdad no se enseña en las escuelas. Esaverdad tan fundamental es que cada unode nosotros tiene algún don —un talento,habilidad, facilidad para un oficio,alguna capacidad especial— que nos

proporciona placer y que nos atrapa. Ynuestro camino a la felicidad radicaprecisamente en ese don.

Si tú todavía estás buscando, tratandode descubrir en dónde tienes cabida yqué es lo que te hace sentir pleno, tesugiero que hagas una autoevaluación.Siéntate con papel y pluma, o con lacomputadora, y haz una lista de tusactividades favoritas. ¿Qué es lo quemás te atrae?, ¿qué es aquello quepuedes hacer por horas?, ¿lo que tehacer perder la noción del tiempo y dellugar y que, a pesar de todo, siempredeseas seguir haciendo? Ahora, ¿qué eslo que las otras personas ven en ti?,¿acaso te halagan por tu habilidad paraorganizar eventos o por tu capacidad

analítica? Si no estás seguro de lo quelos otros ven en ti, pregunta a tu familiay amigos en qué actividad creen que tedesarrollas mejor.

Existen algunas pistas para encontrarel sendero de tu vida, un sendero quereside oculto dentro de ti. Al llegar aeste mundo, todos llegamos desnudos yllenos de promesas, venimos conpaquetes que esperan ser abiertos.Cuando encuentras algo que te muevepor completo, que harías durante todo eldía aunque no te pagaran, entonces estásen el camino correcto. Cuandoencuentras a alguien que está dispuesto apagarte por hacerlo, entonces ya tambiéntienes una carrera.

Al principio, mis breves pláticas paraotros jóvenes fueron una forma dealcanzarlos, de mostrar que era igual aellos. En ese tiempo estaba enfocado enmí, estaba agradecido por tener laoportunidad de compartir mi mundo y depoder hacer una conexión. Sabía quehablar me era benéfico, pero me llevóalgún tiempo comprender que lo quedijera debía tener un efecto importanteen los otros.

PARA ENCONTRAR EL SENDERO

Un día di una plática a un grupo de

aproximadamente trescientos estudiantesadolescentes; era, tal vez, el grupo másgrande al que me había dirigido. Estabacompartiendo mis sentimientos y mi fecuando algo maravilloso sucedió. Enocasiones, algunos estudiantes omaestros derramaban lágrimas cuandoles platicaba sobre los retos que habíatenido que enfrentar, pero en aquellaplática en particular, una chica delpúblico se desarmó por completo ycomenzó a sollozar. Yo no estaba seguroen realidad de lo que sucedía, creí quetal vez había disparado alguna terriblememoria que ella guardaba. Pero mesorprendí mucho cuando reunió el valorpara alzar la mano y hablar a pesar de sutristeza y el llanto. Con mucha valentía,

me preguntó si podía acercarse yabrazarme. ¡Vaya! Me quedé helado.

La invité a subir, enjugó sus lágrimasy se dirigió al frente del auditorio.Entonces me dio un enorme abrazo, unode los mejores de mi vida. Para esemomento, casi todos en el auditorioestaban llorando, incluyéndome. Pero,cuando murmuró algo en mi oído, mederrumbé por completo.

“Nadie me ha dicho jamás que soybella así como soy. Nadie me ha dichoque me ama”, dijo. “Acabas de cambiarmi vida y, tú, también eres una bellapersona”.

Hasta ese momento, yo habíacuestionado mi valor muy a menudo.

Pensaba que era tan sólo una personaque daba pláticas como un medio paraconectarse con otros adolescentes. Esachica, para empezar, dijo que yo era“bello” (y eso no le hace daño a nadie),pero, más que nada, me ofreció laprimera pista real de que mis pláticaspodían ayudar a otros. Ella modificó miperspectiva: Tal vez, en realidad, sítengo algo con lo que puedo contribuirpara otros, pensé.

Ese tipo de experiencias me ayudó acomprender que, ser “diferente”, quizásme motivaría a contribuir con algoespecial para el mundo. Descubrí quelas personas estaban dispuestas a oírmehablar porque les bastaba verme paradarse cuenta de que yo había enfrentado

y superado mis desafíos. Yo teníacredibilidad. La gente sabía por instintoque yo tenía algo que decir y que podríaayudarle con sus problemas personales.

Dios me ha utilizado para tocar agente en un sinnúmero de escuelas,iglesias, prisiones, orfanatos, hospitales,estadios y auditorios. Y, aún mejor, hepodido abrazar a miles de personas enencuentros cara a cara que me permitendecirles lo valiosas que son. Tambiénme encanta asegurarles que Dios tieneun plan para sus vidas. Dios tomó miextraño cuerpo y vertió en él lahabilidad de levantar corazones yanimar espíritus. Así como lo dice en laBiblia: “Tengo planes para ti… planes

para que prosperes, no para dañarte;planes para darte una esperanza y unfuturo”.

PARA HACER QUE SUCEDA

No hay duda, a veces la vida puedeparecer cruel. A veces se acumulan losproblemas y en apariencia no hay salida.Es posible que no te guste cómo suenaesto, pero tal vez es porque todavía noestás convencido de que lo buenotambién te puede suceder a ti, ahoramismo.

El hecho es que, como simplesmortales que somos, tú y yo tenemos una

visión limitada. No nos es posible ver loque nos espera. Ésas son la buena y lamala noticia. Yo te puedo animardiciéndote que lo que te espera adelantees mucho mejor de lo que hayas podidoimaginar, pero, es tu responsabilidadsobreponerte, levantarte y ¡presentarteahí!

Si acaso tu vida es buena y quiereshacerla mejor, o si es tan mala que sólotienes ganas de quedarte en cama, elhecho es que, lo que suceda de aquí enadelante depende totalmente de ti y de tuCreador. Es verdad, no lo puedescontrolar todo. Es común que le sucedancosas terribles a la gente, sin importarcuán buena es. Tal vez es injusto que no

hayas nacido con una existencia másdesahogada, pero ésa es tu realidad ytienes que trabajar con ella.

Es posible que te tropieces y que lagente dude de ti. Cuando decidí queconvertiría mis pláticas públicas en micarrera, incluso mis padres cuestionaronmi decisión.

“¿No crees que una carrera decontabilidad en tu propio despacho seríamás apropiada para tus circunstancias yte ofrecería un futuro mejor?”, mepreguntó mi padre.

Sí, desde muchos puntos de vista lacarrera en contabilidad tal vez era máslógica para mí porque tengo un talentonatural para los números. Pero desdemuy chico he tenido esta enorme pasión

por compartir mi fe y esperanza de quehaya una vida mejor. Cuando encuentrastu verdadero propósito, llega la pasióny, entonces, toda tu vida se vuelca en él.

Si tú todavía estás buscando tusendero en la vida, debes saber que esnormal sentirse un poco frustrado. Lavida no es una carrera corta, es unmaratón. El deseo que tienes de obtenermás significado es un símbolo de queestás creciendo, de que te mueves másallá de tus límites y de que estásdesarrollando tus talentos. Es muy sanoque, de vez en cuando, te fijes en dóndeestás y te preguntes si tus acciones yprioridades están dirigidas hacia tupropósito más alto.

PARA ALIGERAR EL CAMINO

Cuando tenía quince años arreglé mivida con Dios y le pedí dirección yperdón. Le rogué que iluminara elcamino de mi propósito. Cuatro añosdespués de ser bautizado comencé ahablar con otros sobre mi fe y entoncessupe que había encontrado mi llamado.Mi carrera como orador y evangelistacreció para convertirse en un ministerioglobal y, hace tan sólo unos años, sinesperarlo, sucedió algo que elevó micorazón aún más y me confirmó quehabía elegido el camino correcto.

Esa mañana de domingo no habíanada que me hiciera pensar que

sucedería algo extraordinario. Medirigía a una iglesia de California parahablar sobre el compromiso y, adiferencia de las otras presentacionesque había tenido que llevar a cabo enlugares lejanos del mundo, en estaocasión estaba muy cerca de mi hogar.La iglesia cristiana de la avenida Knott,en Anaheim, se localiza a unas cuadrasde mi casa.

El coro estaba comenzando sucanción de apertura cuando entré en misilla de ruedas. El servicio estaba apunto de iniciar, por lo que me senté enuna banca al frente de la congregaciónque llenaba el enorme templo y comencéa prepararme mentalmente para midiscurso. Ésa era la primera vez que me

dirigiría a la gente de la Avenida Knotty no esperaba que supieran mucho sobremí, así que me sorprendió muchocuando, por encima de las voces delcoro, alguien gritó: “¡Nick!, ¡Nick!”

No reconocí la voz y ni siquiera creíque yo fuera el “Nick” al que estabanllamando, pero, cuando volteé, vi a uncaballero mayor que me saludaba.

“¡Nick! ¡Por aquí!”, me gritó denuevo.

Cuando vio que había captado miatención, me señaló a un joven queestaba parado junto a él, en medio de lamultitud en la iglesia, y parecía que eljoven tenía un bebé en sus brazos. Habíatanta gente que al principio sólo pude

ver un destello de los brillantes ojos, unmechón de cabello castaño y la enormesonrisa del bebé al que le faltabanalgunos dientes.

Luego el hombre elevó al pequeñopor encima de la multitud para que lopudiera ver mejor. La imagen completame llenó con una ola de sensaciones tanintensas que, de haber tenido rodillas, seme habrían doblado.

El pequeño era igual a mí. No teníabrazos ni piernas, sólo un pequeño piecomo el mío. A pesar de que sólo teníadiecinueve meses, era exactamenteigual a mí. Entonces comprendí por quélos dos hombres tenían tanto interés enque yo lo viera. Más adelante me enteréde que el nombre del bebé era Daniel

Martínez y que era hijo de Chris y Patty.Se suponía que yo me estaría

preparando para mi discurso, pero alver a Daniel —al verme a mí mismo enese pequeño— se detonó un remolino desensaciones tan grande que no podíaconcentrarme. Primero sentí compasiónpor él y por su familia, pero después mebombardearon memorias muy agudas yemociones de angustia al recordar cómome había sentido yo de pequeño ycomprendí que él debía estar pasandopor lo mismo.

Yo sé cómo se siente , pensé. Yo yapasé por lo que él va a experimentar.Al ver a Daniel sentí una conexiónincreíble y una fuerte corriente de

empatía. Volvieron los antiguossentimientos de inseguridad, frustracióny soledad, y me quedé totalmente sinaliento. Sentí como si me estuvieracocinando bajo las luces del escenario,comencé a sentirme aletargado. No eraprecisamente un ataque de pánico, másbien, la visión de ese pequeño habíatocado al niño que habita en mí.

En ese momento tuve una revelaciónque me devolvió la calma. Al crecer, noconté con alguien que compartiera misituación y que pudiera guiarme. Peroahora, Daniel sí tiene a alguien. Yopuedo ayudarlo, mis padres puedenayudar a los suyos; él no tiene por quépasar por lo que yo pasé. Tal vez lepuedo evitar algo del dolor que yo tuve

que soportar. Ahí descubrí que, aun conlo difícil que era vivir sin miembros, mivida tenía un valor que debía compartir.No me hacía falta nada para marcar unadiferencia en el mundo. Dar valor einspirar a otros se convertiría en mialegría; aun cuando no pudiera cambiareste planeta tanto como lo deseaba, teníala certeza de que mi vida no sería undesperdicio. Estaba y estoy decidido arealizar una contribución. Tú debescreer en tu poder para lograr lo mismo.

La vida sin significado pierde todaesperanza. La vida sin esperanza carecede fe. Si encuentras una manera decontribuir, también encontrarás elsignificado: la esperanza y la fe también

llegarán de manera natural y teacompañarán en el futuro.

Se suponía que mi visita a la iglesiade la avenida Knott sería para inspirar ymotivar a otros pero, a pesar de que alprincipio, cuando vi a ese niño, me sentíun poco abrumado, terminó siendo unapoderosa confirmación de la diferenciaque yo podía lograr en las vidas demucha gente, en especial de aquella quese enfrenta a desafíos mayores como enel caso de Daniel y sus padres.

El encuentro fue tan fuerte que tuveque compartir con la congregación missentimientos y lo que estaba viendo. Porello, invité a los padres de Daniel a quelo trajeran al podio.

“No existen las coincidencias en la

vida”, dije. “Cada respiro y cada pasohan sido ordenados por Dios. No es unacoincidencia que haya otro niño sinpiernas ni brazos en este salón”.

En cuanto dije eso, Daniel nos regalóuna sonrisa radiante y cautivó a todos enla iglesia. Cuando su padre lo sostuvoerguido a mi lado, la congregaciónguardó silencio. La visión de los dosjuntos, un joven y un niño que compartenlos mismos desafíos, sonriendo el uno alotro, provocó llanto y sollozos entre lagente de los banquillos que nosrodeaban.

Yo no suelo llorar con facilidad, peroen cuanto se desató un mar de lágrimasentre los que me rodeaban, no pude

evitar unírmeles. Recuerdo que esanoche en casa no pude decir una solapalabra. Continuaba pensando en elpequeño y en cómo debía sentir lo queyo había experimentado a su edad.También pensé en cómo se sentiríaconforme se fuera haciendo másconsciente, cuando se encontrara con lacrueldad y el rechazo que yo habíasufrido. Me sentía triste por él y por elsufrimiento que tendría que soportar,pero después me pude sentir un pocomás animado porque sabía que mispadres y yo podríamos aligerar su carga,incluso, iluminar la esperanza en sucorazón. Estaba desesperado porcontarle a mis padres esto, porque sabíaque de inmediato desearían conocer al

pequeño y compartir la esperanza con ély con sus padres. Mamá y papá habíanpasado por demasiadas experiencias yno habían tenido a nadie que los guiara.Sabía que estarían agradecidos por tenerla oportunidad de ayudar a esta familia.

UN MOMENTO CONSIGNIFICADO

Ese momento había sido surrealista paramí, abrumador por completo. Me quedésin habla (lo cual es raro) y cuandoDaniel me miró, mi corazón se derritió.Yo todavía me sentía como un niño, y

como nunca había visto a alguien comoyo, deseaba muchísimo saber que noestaba solo, que no era distinto a todaslas personas del planeta. Sentía que enrealidad nadie podía entender lo que yoestaba experimentando ni comprendermi dolor y mi soledad.

Al reflexionar sobre mi niñez, depronto recordé todo el dolor que habíasentido en cuanto me di cuenta de lodiferente que era a todos los demás. Lapena se incrementaba cuando la gente seburlaba de mí, pero comparado con lainfinita piedad, gloria y poder de Dios,ahora podía sentir, gracias a esemomento con Daniel, que de pronto midolor era insignificante.

Yo no le desearía mi discapacidad a

nadie, es por ello que me sentía tan tristepor Daniel. Sin embargo, sabía que Dioshabía traído a este niño hacia mí paraque yo pudiera aligerar su carga. Eracomo si Dios me guiñara y me estuvieradiciendo: “¡Te atrapé! ¿Lo ves? ¡Yo sítenía un plan para ti!”

¡ÁNIMO!

Por supuesto que no tengo todas lasrespuestas, no conozco el dolorespecífico que enfrentas, ni tus desafíos.Yo llegué a este mundo con limitacionesfísicas, pero nunca me he enfrentado al

dolor del abuso o el descuido. Nunca hetenido que lidiar con una familiadesintegrada, nunca he perdido a mispadres, ni a un hermano o hermana. Haymuchas experiencias que yo no hevivido. De hecho, estoy seguro de que,de mil maneras distintas, he tenido unavida más fácil que la de mucha gente.

En ese momento tan coyuntural,cuando volteé y vi a Daniel sobre lamultitud en la iglesia, comprendí que mehabía transformado en el milagro que yohabía pedido. Dios no me habíaotorgado tal milagro, pero, en lugar deeso, me convirtió en el milagro deDaniel.

Yo tenía veinticuatro años cuandoconocí a Daniel. Más tarde ese día,

cuando su madre, Patty, me abrazó, medijo que era como viajar al futuro yabrazar a su propio hijo cuandocreciera.

“No tienes idea de cuánto le recé aDios para que me enviara una señal,algo que me dijera que Él no se habíaolvidado de mi hijo ni de mí”, me dijo.“Eres un milagro, tú eres nuestromilagro”.

Uno de los aspectos mástrascendentes de nuestra reunión deaquel domingo fue que mis padresvenían viajando desde Australia parahacerme la primera visita desde que memudé a Estados Unidos un año antes. Unpar de días más tarde, papá y mamá se

reunieron con Daniel y sus padres. Tepuedo asegurar que tenían muchísimo deque hablar.

Chris y Patty creyeron que yo era unabendición para Daniel, pero mis padresfueron algo mucho mejor. ¿Quién podríaprepararlos y guiarlos mejor en elcamino para criar a un niño sin pies nibrazos? No sólo les podíamos daresperanza, sino evidencias sólidas deque Daniel podría tener una vida normaly de que, con el tiempo, él tambiéndescubriría las bendiciones que estabadestinado a compartir. Nosotros fuimosbendecidos para compartir nuestrasexperiencias con ellos, para motivarlosy ofrecerles la prueba de que no haylímites para una vida sin extremidades.

De manera similar, Daniel es unavivaz bendición para mí; su energía yalegría me brindan mucho más de lo queyo jamás podré darle. Ésa es otrarecompensa por completo inesperada.

UNA VIDA PARA COMPARTIR

Debido a una enfermedad, la yafallecida Helen Keller perdió la vista yla audición antes de los dos años. Noobstante, se convirtió en una reconocidaescritora de fama mundial, oradora yactivista social. Esta gran mujer dijo quela verdadera felicidad proviene de “la

fidelidad a un propósito que valga lapena”.

¿Qué significa eso? Para mí significaque debes ser fiel a tus dones, hacerloscrecer, compartirlos y gozarlos.Significa que te debes mover más alláde la búsqueda de la satisfacciónpersonal y alcanzar aquella búsquedamás madura, la búsqueda de significadoy plenitud.

Las mayores recompensas llegancuando te entregas a ti mismo. Se tratade mejorar la vida de otros, de ser partede algo más grande que tú mismo. Setrata de hacer una diferencia positiva.No tienes que ser la Madre Teresa paralograrlo. Puedes ser un tipo“discapacitado” y aun así, provocar un

cambio. Tan sólo pregúntale a lajovencita que envió este correoelectrónico a nuestro sitio, Life WithoutLimbs (La vida sin miembros):

Querido Nick,

Vaya, no sé por dónde empezar.Supongo que comenzarépresentándome. Tengo dieciséis años yte escribo porque vi tu video “No Arms,No Legs, No Worries” (“Sin brazos, sinpiernas, sin preocupaciones”) y causóun fuerte efecto en mi vida y en mirecuperación. Hablo de mirecuperación porque me estoyreponiendo de un desordenalimenticio: anorexia. He entrado y

salido de centros de tratamientodurante todo un año; ha sido la peorparte de mi existencia hasta ahora.Hace poco me dieron de alta de uncentro residencial de tratamiento quese encuentra en California. Vi tu DVDcuando estuve ahí; nunca me habíasentido tan inspirada y motivada entoda mi vida. En verdad meconmoviste; todo acerca de ti es muyinspirador y positivo. Cada palabraque salía de tu boca logró influir en mí.Nunca había estado tan agradecida, esdecir, hubo ocasiones en la vida en quepensé que había llegado al fin, peroahora veo que todos tienen unpropósito y deben respetarse por lo que

son. En serio, no puedo agradecerte losuficiente por toda la motivación queme dio tu DVD. Desearía conocertealgún día, es algo que me gustaríahacer antes de morir. Tienes la mejorpersonalidad que podría tener un serhumano, me hiciste reír muchísimo (locual es difícil cuando estás enrehabilitación). Gracias a ti, ahora soymás fuerte y estoy más consciente dequién soy. Ya no estoy obsesionada conlo que las otras personas opinan de míy tampoco me subestimo todo el tiempo.Me enseñaste a transformar mispensamientos negativos enpensamientos positivos. Gracias porsalvar mi vida y cambiarla por

completo; no puedo dejar deagradecerte, ¡eres mi héroe!

ÚSAME

Me siento agradecido por recibirmuchas cartas como la anterior. Resultaextraño en particular cuando pienso que,de niño, siempre me sentí muy abatido yme fue difícil disfrutar mi propia vida,olvídate de ayudar a otros a disfrutar lassuyas. Tal vez tu búsqueda designificado continúa, pero creo quenunca lo lograrás sin ayudar a otros.Cada uno de nosotros espera usar lostalentos y conocimiento que nos fueron

otorgados para algo con mucho másalcance que tan sólo pagar las cuentas.

A pesar de que en el mundo de hoypodemos estar conscientes del vacíoespiritual que nos provoca laacumulación de bienes materiales,también necesitamos recordatorios deque la plenitud no tiene nada que ver conla posesión de bienes. Ciertamente, ensu intento por obtener la plenitud, laspersonas toman las opciones másextrañas. Pueden beber un six-pack decervezas, se pueden drogar hasta elolvido, pueden alterar sus cuerpos conel objeto de alcanzar algún modeloarbitrario de belleza, pueden trabajardurante toda su vida para llegar a la

cima del éxito, para que luego, en unsegundo, todo les sea arrebatado. Perola gente más sencilla sabe que no existenrutas sencillas para lograr la felicidad alargo plazo. Si le apuestas a los placerestemporales, lo único que obtendrás serásatisfacción personal. Las emocionesbaratas sólo te dan el valor de lo quepagas por ellas: hoy están aquí y,mañana, se habrán ido.

La vida no se trata de poseer sino deser. Te podrías rodear de todo lo que eldinero puede comprar y, aún así, tesentirías tan miserable como es posible.Conozco a personas con cuerposperfectos que no tienen la mitad de lafelicidad que yo he podido encontrar. Enmis viajes he podido encontrar más

alegría en los barrios bajos de Mumbaiy en los orfanatos de África, que en lasadineradas y amuralladas comunidades,y en algunas propiedades de esas quevalen millones y surgen por todos lados.

¿Por qué sucede eso?Sólo cuando tus talentos y tu pasión

estén totalmente comprometidos, contoda su fuerza, encontrarás tranquilidad.Debes aprender a reconocer lasrecompensas instantáneas y a resistir latentación de poseer objetos materialescomo la casa perfecta, las prendas demoda o el auto más lujoso. Ese síndromede: “Si tan sólo tuviera x cosa, seríafeliz”, es tan sólo parte de unaalucinación colectiva. Si tratas de

encontrar la felicidad en los objetos, teparecerá que nunca tienes suficientes.

Mira a tu alrededor, mira hacia dentrode ti.

Cuando era niño imaginaba que si tansólo Dios me concediera tener piernas ybrazos, sería feliz por el resto de mivida. No me parecía que fuera un deseoegoísta porque los miembros son partedel equipo estándar. Sin embargo, comoya sabes, descubrí que podía ser feliz ytener plenitud sin ellos. Daniel me ayudóa confirmarlo y la experiencia de entraren contacto con él y su familia merecordó por qué estaba yo en este

mundo.Cuando mis padres llegaron a

California nos reunimos con la familiade Daniel, ahí pude ser testigo de algomuy especial. Mis padres y yo pasamoshoras hablando con su madre y su padre,comparando experiencias, discutiendocómo lidiamos nosotros con los desafíosque le esperan a él. A partir de esosprimeros días, formamos un fuertevínculo que continúa existiendo hastaahora.

Aproximadamente un año después denuestra primera entrevista, nos reunimosde nuevo y durante nuestra plática, lospapás de Daniel mencionaron que susdoctores pensaban que él no estaba listopara tener una silla de ruedas fabricada

con el objetivo de cubrir susnecesidades.

“¿Por qué no?”, les pregunté. “Yocomencé a manejar mi silla cuando teníamás o menos su edad”.

Para probar mi punto de vista, saltéde la silla y dejé que Daniel tomara milugar. Su pie se adaptaba a la palancacomo un guante y ¡le encantó! Maniobróla silla con mucha seguridad y, comoestábamos ahí, Daniel tuvo laoportunidad de mostrar a sus padres quepodía manejar una silla especial. Ésafue una de las tantas maneras en quesupe que podría ayudarlo y que podríailuminar su camino con mi experiencia.No sabes lo emocionante que es servir

de guía a Daniel.Ese día le dimos a Daniel un regalo

muy peculiar, pero con su felicidad, élme dio algo todavía mejor en esedesigual intercambio. No fue un auto delujo, no fue una McMansión. No haynada comparable a cumplir tu destino yalinearte con el plan de Dios.

Ese regalo me mantiene dando. En unavisita posterior que les hice a Daniel y asu familia, mis padres compartieron conellos aquellas primeras preocupaciones,por ejemplo que podría ahogarme en labañera porque no tenía brazos ni piernaspara mantenerme a flote. Es por eso quetenían mucho cuidado cuando mebañaban y, conforme crecí, mi papá mesostenía en el agua con suavidad para

mostrarme que podía flotar. Con eltiempo adquirí más confianza ytemeridad y aprendí que podía flotar confacilidad mientras guardara un poco deaire en mis pulmones. Hasta aprendí ausar mi pequeño pie como una propelapara moverme en el agua. Tomando encuenta lo asustados que mis padressiempre habían estado respecto a misbaños, imagina su sorpresa al ver queme convertía en un hábil nadador y queme arrojaba a cuanta alberca meencontraba.

Después de compartir esa historia conla familia de Daniel, nos dio muchogusto enterarnos de que una de lasprimeras frases que les dijo a sus padres

cuando aprendió a hablar con claridad,fue: “¡Nadar como Nick!” Ahora Danieltambién es un ávido nadador y no puedoexpresar con palabras lo feliz que esome hace. Ver que Daniel se puedebeneficiar con mi experiencia, le da unsignificado más profundo a mi vida. Simi historia nunca alcanza a otra persona,la determinación de Daniel para “Nadarcomo Nick” sería suficiente para hacerque mi vida y todos los obstáculos queencontré hayan valido la pena.

Lo más importante es reconocer tupropósito, te aseguro que tú tambiéntienes algo para contribuir. Tal vezahora no lo puedes notar, pero noestarías en este planeta si no fueraverdad. Estoy seguro de que Dios no

comete errores, sino milagros. Yo soyuno de ellos. Y tú, también.

DOS

SIN BRAZOS, SINPIERNAS,

SIN LÍMITES

Durante mis viajes, en muchasocasiones he sido testigo del increíblepoder del espíritu humano. Tengo lacerteza de que los milagros sí ocurren,pero sólo a aquellos que se aferran a lafe. ¿Qué es la esperanza? Es el lugar endonde nacen los sueños, es la voz de tupropósito, te habla y te asegura que nadade lo que te sucede vive dentro de ti enrealidad, que no puedes controlar lo quepasa, sólo puedes controlar la manera enque respondes a ello.

El reverendo Martin Luther King, Jr.,solía decir: “Todo lo que se hace en elmundo, se hace por la esperanza”. Yotengo la certeza de que, mientras

respires, siempre habrá esperanza parati. Nosotros, tú y yo, somos solamentehumanos, no podemos ver el futuro. Enlugar de eso podemos imaginar lasposibilidades. Sólo Dios sabe lo quenos depara la vida, y la esperanza es elregalo que nos ha brindado. Es unaventana por la que podemos mirar. Noes posible conocer el futuro que Diosnos ha designado, pero debes confiar enÉl, mantener la esperanza en tu corazón,incluso cuando te enfrentes a lo peor,debes hacer lo necesario y ¡preparartesiempre para lo mejor!

Claro que, a veces, no hay respuestapara nuestras oraciones. Las tragediasocurren a pesar de las oraciones y denuestra fe. Incluso a la mejor gente, la

que tiene los corazones más puros, aveces sufre pérdidas terribles y muchodolor. Los recientes terremotos mortalesque tuvieron lugar en Haití, Chile,México y China son muestra de que elsufrimiento y las tragedias ocurren todoslos días. Miles de personas murieron enesas catástrofes; sus esperanzas y sueñosperecieron con ellas. Muchas madresperdieron a sus niños y muchos niños, asus madres.

¿Cómo es posible mantener la fe enmedio de tal sufrimiento? Una de lascosas que me permiten mantener mifortaleza cuando escucho sobre estastremendas calamidades, es el hecho deque, invariablemente, producen una

cantidad increíble de cariño de parte deotros seres humanos. Justo cuando tepreguntabas por qué la gente mantiene lafe en medio de tal sufrimiento, cientosde generosos voluntarios llegaron aestas regiones. Estudiantes, médicos,ingenieros y otros rescatistas yconstructores, brindan algo de sí y desus talentos para ayudar a lossobrevivientes.

La esperanza aparece aun en lospeores momentos para probarnos lapresencia de Dios. Mi propiosufrimiento parece ligero cuando se lecompara con las pruebas que haenfrentado mucha gente que he conocido,sin embargo, también he sufrido lapérdida de alguien muy querido. Nuestra

familia perdió a mi primo Roy debido alcáncer. Roy tenía veintisiete años yfalleció a pesar de las fervientesoraciones de todos los cristianosdevotos que hay en nuestra familia,iglesia y comunidad. Es muy tristeperder a alguien tan cercano, es muydifícil de entender, y es por ello quepara mí, resulta muy importante tener fe.Verás, mi esperanza se extiende más alláde nuestra existencia terrenal. La últimaesperanza se encuentra en el cielo. Mifamilia ha recibido un enorme consueloporque tiene la esperanza de que miprimo, quien creía en Jesucristo, ahorase encuentre en el cielo con Él y ya nosufra más.

Incluso en las peores situaciones, lasque parecen estar más allá de nuestracapacidad, Dios sabe cuánto puedensoportar nuestros corazones. Yo siempreme aferro a la creencia de que nuestravida en este mundo es temporal y quesólo nos estamos preparando para laeternidad. Sin importar si nuestras vidasson buenas o malas, siempre nos esperala promesa del cielo. En los momentosmás difíciles, siempre mantengo laesperanza de que Dios me dará la fuerzanecesaria para sobrellevar los desafíosy los dolores de cabeza, y que meesperan días mejores: si no es en estatierra, entonces ten por seguro que seráen el cielo.

Una de las mejores maneras que heencontrado para mantener mi fe cuandonuestras oraciones no reciben respuestaes acercarme a otros. Si tu sufrimientose convierte en una carga, trata deacercarte a alguien y de aligerar sucarga, trata de darle esperanza. Anímaloy bríndale consuelo, hazle saber que noestá solo. Ofrece compasión cuando túla necesites, ofrece amistad cuando tesientas solo. Regala esperanza cuando ati más falta te haga.

Yo soy joven y no creo tener todas lasrespuestas, pero he descubierto yprobado, una y otra vez, que, en esosmomentos en que prevalece ladesesperanza, cuando no hay respuesta

para nuestras oraciones y cuando sematerializan nuestras peores pesadillas,la única salvación yace en la relaciónque tenemos con la gente que nos rodea.En mi caso y en el de mis compañeroscristianos, la salvación yace en larelación que tenemos con Dios y en laconfianza que depositamos en su amor ysabiduría.

UN PODEROSO REGALO

Cuando realicé mi primera visita aChina en 2008, se reforzó mi creenciade que la esperanza prevalece sobre elsufrimiento. Vi la Gran Muralla y quedé

anonadado por la grandeza de una de lasmás excelsas maravillas del mundo. Sinembargo, el momento más poderoso delviaje llegó cuando vi el gozoso brillo enlos ojos de una joven china. Era unaartista que se presentaba con otrosniños. Habían montado un espectáculodigno de las Olimpiadas. La jubilosaexpresión de aquella niña llamó miatención, no podía dejar de observarla.Mientras se movía con toda precisiónsiguiendo a los otros bailarines,balanceaba un plato que giraba sobre sucabeza. Su concentración era total y, apesar de todo en lo que tenía que pensar,mantenía esa apariencia de felicidadtotal que me hizo llorar.

Verás, esta niña, al igual que todoslos demás que participaban en el show,era parte de los más de cuatro miljóvenes que habían quedado huérfanospor el terremoto que había golpeado a laregión unos meses antes. Mi cuidador,nuestro coordinador de viajes y yohabíamos llegado al orfanato conprovisiones para los niños. Ahí mesolicitaron que hablara con ellos paraelevar su ánimo.

Mientras viajábamos al orfanato, mesentí apesadumbrado por el daño y elsufrimiento que había causado elterremoto. Al enfrentar tal devastación,sentí que no sabría qué decirle a loshuérfanos. La tierra se había abierto y se

había tragado todo lo que amaban yconocían. Yo nunca había vivido algotan terrible. ¿Qué podía decirles?Habíamos traído abrigos y otras prendasútiles para ellos, pero ¿cómo podríabrindarles esperanza?

Cuando llegué al orfanato merodearon los niños. Uno tras otro meabrazó. Yo no hablo chino, pero eso notuvo la menor importancia: sus rostrosme explicaban todo. A pesar de suscircunstancias se veían radiantes. Enrealidad no debí preocuparme sobre quédecirles porque no era necesario que yoinspirara a estos niños. En lugar de eso,ellos me inspiraron a mí con el exaltadocarácter de su presentación. Habíanperdido a sus padres, sus hogares y todo

lo que poseían, pero, a pesar de eso,expresaban gozo.

Les dije que admiraba la valentía desus espíritus y los exhorté a seguirmirando hacia adelante, a atreverse atener vidas mejores y a perseguir sussueños con toda su fuerza.

ATRÉVETE A SOÑAR

Debes tener el valor para perseguir tussueños y nunca dudar de tu habilidadpara afrontar los desafíos que te lleguen.Yo he podido ver la increíble capacidadque tiene la gente para sobreponerse a

las circunstancias. No sólo en losorfanatos chinos, también en lasciudades perdidas de Mumbai y en lasprisiones de Rumania. Hace poco habléen un centro de ayuda social en Coreadel Sur. Algunos de los residentesestaban discapacitados y también habíamuchas madres solteras. Me sobrecogióel poder de su espíritu. Asimismo visitéuna prisión con muros de concreto yrejas oxidadas en Sudáfrica. A lospeores criminales no se les permitióparticipar en nuestro servicio en lacapilla, pero pude escuchar a otros queestaban afuera, en toda la prisión.Cantaban música gospel. Fue como si elEspíritu Santo hubiese inundado toda lapoblación con la alegría de Dios. Eran

cautivos en el exterior pero, por dentro,eran libres porque tenían fe y esperanza.Aquel día, al atravesar las puertas de laprisión, sentí que los internos se veíanmucho más libres que mucha gente queestaba fuera de la prisión. Tú tambiénpuedes permitir que la esperanza habiteen tu corazón.

Recuerda que la tristeza tiene unpropósito. Es totalmente naturalexperimentar esta emoción, sin embargo,no debes permitir que domine tussentimientos día y noche. Tú puedescontrolar tu respuesta, sólo debesenfocarte en los pensamientos máspositivos y en las acciones que elevan tuánimo.

Debido a que soy una personaespiritual, en momentos de dolorsiempre me dirijo a mi fe. Pero,(sorpresivamente) estoy entrenado encontabilidad, lo que me da un enfoquemás práctico. Si dices que no tienesesperanza, significa que tienes ceroposibilidades de que vuelva a sucederalgo bueno en tu vida.

¿Cero? Es bastante extremista, ¿nocrees? El poder de creer que vendránmejores tiempos es tan indiscutible que,según yo, gracias a él, hay másprobabilidades de que tus días mejoren.La esperanza, con la fe y el amor, es unode los pilares de la espiritualidad. Sinimportar cuáles sean tus creencias,

nunca debes dejar que la esperanza teabandone porque todo lo bueno de lavida comienza gracias a ella. Si notuvieras esperanza, ¿acaso te atreveríasa planear una familia? Sin esperanza,¿tratarías de aprender algo nuevo? Laesperanza es el trampolín para casitodos los pasos que damos; la esperanzaque yo tengo al escribir este libro es quetú encuentres una vida mejor, una vidasin límites.

Hay un pasaje en la Biblia que dice:“Aquellos que tengan esperanza en elSeñor, renovarán su fuerza. Volarán conalas como si fueran águilas; correrán sinagotarse, caminarán sin desfallecer”. Laprimera vez que escuché este pasaje,comprendí que no necesitaba piernas ni

brazos. Nunca olvides que Dios no se dapor vencido contigo; mantente enmovimiento porque la actividad produceinercia y, a su vez, esta inercia provocaoportunidades inesperadas.

LAS OLAS SE CONVIERTEN ENMAREAS

El devastador terremoto de 2009 enHaití entristeció profundamente amuchas personas alrededor del mundo.No obstante, a pesar de todas lastragedias que originó este desastremasivo, las atroces circunstancias

también sacaron a relucir las cualidadesde la gente. Es el caso de lossobrevivientes que se negaron a darsepor vencidos sin importar la abrumadorasituación en su contra.

Se creía que Emmanuel, el hijo deMarie, estaba entre los muertos quequedaron sepultados bajo un edificio. Elsastre de veintiún años estaba en elapartamento de su madre cuando inicióel terremoto. Ella escapó, pero no pudoencontrar a su hijo después; el edificiose había transformado en una pila deescombros. Marie buscó a su hijo en uncampamento de emergencia que se abriópara la gente que había perdido suhogar, pero no pudo encontrarlo entrelos demás sobrevivientes. Se quedó ahí,

con la esperanza de que su hijo llegaría.Después de varios días, regresó al

caos y la destrucción para seguirbuscando a su hijo. Había maquinariapesada en el lugar y eso le dificultabaescuchar, pero, en algún momento,Marie pensó que había a oído aEmmanuel llamándola.

“En ese instante”, le dijo a unreportero, “sabía que era posiblesalvarlo”.

Marie les dijo a todos que habíaescuchado a su hijo debajo de losescombros, pero nadie pudo ayudarla.Sin embargo, cuando llegaron los gruposinternacionales de rescate, encontró a unexperimentado grupo de ingenieros. Los

convenció de que su hijo seguía convida. Los ingenieros pusieron en accióntodo su equipo y experiencia, cortaron elacero, el concreto y los escombros, en ellugar preciso en donde Marie habíaescuchado la voz de su hijo.

Continuaron cavando hasta queencontraron la mano de Emmanuel. Él laestiraba hacia ellos. Siguieron así hastaque liberaron su hombro y consiguieronjalarlo. Había estado enterrado durantediez días, sufría de deshidrataciónsevera, estaba cubierto de polvo y teníamucha hambre, pero había sobrevivido.

A menudo todo lo que necesitas escreer que todo es posible, que losmilagros pueden suceder. Como en elcaso de Marie, puede ser que todo el

mundo a tu alrededor sea un caos, perono debes ceder ante la desesperanza. Enlugar de eso, debes creer que Dios teproveerá aquello que te hace falta. Ésefue el pensamiento que motivó a Marie aactuar y sus acciones la acercaron a lavoz de su hijo. No es mucho exagerar sipensamos que la esperanza de Marie fuelo que mantuvo a Emmanuel con vida,¿verdad?

Tal vez la vida no te trata muy bienahora, pero, mientras estés aquí,mientras sigas presionando, todo esposible.

LA VIDA CON ESPERANZA EN TUCORAZÓN

Tal vez te cuesta trabajo creer que todoes posible gracias a la fe, o tal vez tesientes tan abatido que parece imposiblereunir la fuerza para arrastrarte haciaarriba. Hubo un tiempo en el que mesentí exactamente igual: estabaconvencido de que mi vida nuncavaldría algo y que siempre sería unacarga para la gente que amaba.

Cuando nací, mis padres no estabanpreparados para tener un niño sinmiembros y, por lo tanto, se sintieronmuy abrumados. ¿Quién podríaculparlos? Cada madre y padre trata de

prever el futuro para los hijos que traenal mundo. A mis padres les costabatrabajo pensar en el tipo de futuro queyo tendría y, conforme crecía, a mítambién me era difícil imaginarlo.

Muchos de nosotros hemos podidover cómo la imagen que teníamos de loque sería nuestra vida se estrella contrauna cruel realidad de la misma forma enque se estrella un auto de carreras contrauna barrera. Los hechos particulares detu experiencia son únicos, pero lassituaciones desesperadas son inherentesa toda la humanidad. En ocasiones, mehan escrito algunos adolescentes porcorreo electrónico y me relatan sushistorias, son niños de los que se haabusado sexualmente, han sido

maltratados, o fueron alejados de susfamilias. Los adultos compartenhistorias en las que hablan sobre cómoel alcohol, las drogas o la pornografía,los han dejado en situacionesinsostenibles. A veces parece que lamitad de la gente con la que trato estálidiando con el cáncer o con alguna otraenfermedad mortal.

¿Cómo se puede uno mantener llenode esperanza en situaciones así? Tienesque confiar en Dios y recordar que estásaquí por alguna razón, tienes quededicarte a llenar ese propósito. Sinimportar el desafío que enfrentas, hassido bendecido de tal forma queencontrarás tu camino. Tan sólo piensa

en mis padres y en la amargura quetuvieron que afrontar.

CONFÍA EN EL MEJOR

Sin duda es muy difícil seguir positivo ymotivado cuando tu carga pareceinsoportable. Cuando crecí lo suficientepara comprender los retos que meesperaban, la desesperanza se apoderóde mí muy a menudo, no podía siquieraimaginar que habría algo buenoesperándome en el futuro. Las memoriasque tengo de los días más oscuros de miinfancia son borrascosas; yo atravesabauno de esos periodos en los que era

bastante difícil ser diferente. Estoyseguro de que has pasado por esosmomentos de duda personal: todosqueremos pertenecer pero a veces nossentimos totalmente ajenos.

Mis inseguridades y dudas proveníanprincipalmente de la problemática físicaque implicaba no tener brazos nipiernas. Yo desconozco tu situación,pero te puedo decir que lo que a mí mefuncionó fue aferrarme a la esperanza. Acontinuación te relataré tan sólo una delas formas en que la esperanza funcionóen mi mundo:

Yo apenas era un pequeño cuando losdoctores les recomendaron a mis padresque me inscribieran en un grupo de

juego con otros niños que tambiénhabían sido catalogados como“discapacitados”. Sus problemas ibandesde la falta de algún miembro, hastafibrosis quística y desórdenes mentales.Mis padres sentían mucho cariño ysimpatía por otros niños connecesidades especiales y por susfamilias, pero también creían que ningúnniño debía ser limitado a un grupo decompañeros de juego. Se apegaron a suconvicción de que mi vida no tendríalímites y lucharon para mantener vivoese sueño.

En una etapa muy temprana de miexistencia, mi madre, Dios la bendiga,tomó una decisión fundamental:“Nicholas, necesitas jugar con niños

normales porque tú eres un niño normal.Sólo te faltan algunas piezas, eso estodo”, me dijo, y de esa forma,estableció el tenor de las cosas para elfuturo. Ella no deseaba que me sintieramenos normal o que estuvierarestringido de alguna manera. No queríaque me volviera introvertido, tímido oinseguro, sólo porque era diferente en elaspecto físico.

Yo no podía darme cuenta de que mispadres estaban sembrando en mí lacreencia de que yo tenía el derecho auna vida libre de etiquetas yrestricciones. Tú también tienes esederecho, debes exigir ser libre decualquier tipo de categorización o

limitación que otras personas traten deimponerte. Debido a esa falta que tengode algunas partes o piezas, soy muysensible al hecho de que algunaspersonas aceptan lo que otros dicen deellas y que, incluso de manerainconsciente, se restringen a sí mismas.Por supuesto que hubo ocasiones en queme sentía cansado o molesto, y decíaque estudiar o ir al médico erademasiado agotador, pero mis padres nome permitieron ocultarme tras esospretextos.

Las etiquetas nos pueden ofrecer unasituación muy tentadora para ocultarnos,algunas personas las utilizan comoexcusas, pero hay otras que se elevansobre ellas. A mucha, mucha gente se le

ha catalogado como “incapaz” o“minusválida”, y se ha podidosobreponer a eso y disfrutar de vidasdinámicas y hacer cosas importantes. Yote exhorto a elevarte por encima decualquier intento para restringirte, teinvito a que explores y desarrolles tusdones.

Como hijo de Dios, yo sé que Élsiempre me acompaña. Me consuelasaber que Él sabe cuánto puedosoportar. A veces, cuando otraspersonas comparten conmigo sushistorias sobre sus propios retos ytribulaciones, me siento conmovidohasta las lágrimas. Trato de recordarlesa quienes sufren o atraviesan dolor, que

el brazo de Dios nunca es demasiadocorto: Él puede alcanzar a cualquiera.

Trata de sacar fuerza de eso, atrévetea darle una oportunidad y a volar, a irhacia donde tu imaginación te lleve.Puedes esperar desafíos, recíbelos como“experiencias para construir elcarácter”. Aprende de ellos ysobreponte. Tú puedes tener un sueñomaravilloso, sólo trata de mantener tumente abierta lo suficiente para aceptarque, tal vez, Dios tiene un camino para timuy distinto al que habías visualizado.Existen muchas formas de alcanzar tusueño, no te desanimes si aún no puedesver el camino hacia el tuyo.

NIÑO BIÓNICO

La esperanza es un catalizador, puedeincluso retirar obstáculos que parecíaninamovibles. Siempre que continúesempujando y negándote a ceder, estaráscreando inercia. La esperanza ofreceoportunidades que jamás te hubierasimaginado: se acercará a ti la gente quete puede ayudar, nuevas puertas seabrirán, los caminos se liberarán.

Recuerda que la acción tiene unareacción. Cuando estés tentado aabandonar tus sueños, presiónate paracontinuar por lo menos un día más, unasemana más, un mes más, un año más. Tesorprenderá ver lo que sucede cuando te

niegas a darte por vencido.Cuando llegué a la edad de asistir a la

primaria, de nueva cuenta mis padres meconvencieron de tener una educacióntípica. Como resultado de su férreaconvicción, me convertí en uno de losprimeros niños discapacitados enAustralia en asistir a un sistema escolarestándar. Me fue tan bien en la escuela,que los periódicos locales presentaronun reportaje con el título: “Laintegración permite que un niñoflorezca”. El reportaje, acompañado poruna enorme fotografía de mi hermanaMichelle empujando mi silla de ruedas,inició un debate nacional en los mediosque, a su vez, produjo visitas defuncionarios del gobierno, tarjetas,

cartas, regalos e invitaciones de todo elpaís.

Las donaciones que nos inundarondespués del reportaje en el periódicosirvieron para ayudar a mis padres aequiparme con prótesis. Ellos habíanestado tratando de conseguirmeextremidades artificiales desde que teníadieciocho meses. Mi primera prótesisfue un brazo, el cual no me funcionó muybien. El brazo y la mano se operabanmecánicamente con palancas y ¡pesabancasi el doble que yo!

Tan sólo mantener el equilibriousando el aparato ya era todo un reto.Logré operarlo después de algún tiempo.Yo ya me había acostumbrado a sujetar

objetos con mi pie izquierdo, mibarbilla o mis dientes, por lo que elbrazo biónico resultó ser más bien,engorroso. Al principio, mis padres sesintieron desilusionados, pero miconfianza aumentó porque me sentía muybien haciendo cosas por mí mismo. Losmotivé, les agradecí y seguí viendohacia adelante.

En la perseverancia radica un poder.Nuestro primer experimento con unmiembro artificial falló, pero yo seguícreyendo que mi vida mejoraría. Mioptimismo y mi ánimo fueron lainspiración para que el Club Rotario demi comunidad, una organizacióninternacional, recaudara 200 000dólares para mis gastos médicos y para

una nueva silla de ruedas. Parte de esosfondos también nos sirvieron para viajara Toronto, Canadá. Ahí probamos unequipo más sofisticado de brazoselectrónicos que había sido desarrolladoen una clínica para niños. No obstante,al final, incluso los expertos médicosdecidieron que yo podía realizar lamayoría de las tareas por mí mismo conmayor eficiencia que con la ayuda de lasprótesis.

A mí me emocionaba mucho ver quehabía científicos e inventores tratandode proveerme de miembros artificialesalgún día, pero también creció mideterminación de hacer todo lo quepudiera sin esperar a que alguien más

encontrara una manera de mejorar mivida. Yo tenía que encontrar mis propiasrespuestas. Hasta la fecha recibo acualquier persona que desee ayudarme:puede ser abrir una puerta para que yopase con mi silla de ruedas o darme debeber de un vaso con agua. Necesitamosresponsabilizarnos de nuestra propiafelicidad y éxito. Puede ser que tusamigos y tu familia vean por ti enmomentos de necesidad y eso lo debesagradecer. Debes agradecer su esfuerzo,pero tú debes seguir insistiendo por timismo. Entre más esfuerzo inviertas,más oportunidades crearás.

Puede ser que a veces sientas queestás a punto de lograr un objetivo y tequedes corto, pero ésa no es razón para

darse por vencido. La derrota sóloafecta a aquellos que se niegan aintentarlo otra vez. Yo todavía creo quealgún día podré caminar, levantar ysujetar utensilios como lo hace la gentenormal. Cuando eso suceda, será unmilagro. Y puede ser un milagro querealice Dios por sí mismo o a través desus agentes en la Tierra. La tecnologíade los miembros robóticos avanza conmucha rapidez, algún día tal vez puedautilizar prótesis de brazos y piernas, quefuncionen con eficiencia, pero, por elmomento, estoy muy contento de sercomo soy.

A veces, aquellos problemas quesentimos que nos detienen, en realidad

nos están fortaleciendo. Tienes quemantenerte abierto a la posibilidad deque la discapacidad de hoy se puedaconvertir en la ventaja del mañana. Yohe llegado a considerar a mi carencia demiembros como un activo. Los hombres,mujeres y niños que no pueden hablar miidioma sólo tienen que mirarme parasaber que he logrado sobreponerme amis limitaciones. Ellos saben que no hasido fácil aprender mis lecciones.

LA SABIDURÍA NACE DE LAEXPERIENCIA

Cuando le digo a mi público que debe

esperar la llegada de días mejores,siempre lo digo por experiencia. Puedescreer y confiar en lo que digo porque yoya estuve ahí. De hecho, en algúnmomento de mi vida, también me rendí.

Eso sucedió durante mi niñez, la cualfue feliz la mayor parte del tiempo.Ocurrió cuando tenía como diez años;los pensamientos negativos meabrumaron. Realmente no importó cuánoptimista, decidido e inventivo traté deser, había algunas actividades que nopodía realizar. Por ejemplo, memolestaba muchísimo no ser capaz desacar un refresco del refrigerador comocualquier otro niño. No me podíaalimentar a mí mismo y odiaba pedir a

otros que lo hicieran. Me sentía malporque ellos tenían que interrumpir sucomida para hacerlo.

También me inquietaban otras cosasen aquel tiempo de mi vida: ¿alguna vezencontraría una esposa que meamara?, ¿cómo la podría mantener aella y a nuestros niños?, ¿cómo podríaprotegerlos si se veían amenazados?

La mayoría de la gente piensa en esascosas; seguramente tú te has preguntadoen alguna ocasión si tendrás una relaciónduradera, un empleo seguro o un lugaradecuado en dónde vivir. Es normal ysano adelantarse a los hechos porque deesa forma desarrollamos una visión denuestra vida. Los problemas iniciancuando los pensamientos negativos

bloquean esa visión y nublan tu mente.Yo siempre trato de orar y recordar queDios me ayuda y me acompaña: Él nuncame deja, nunca se ha olvidado de mí. Éles capaz de lograr que los peoressucesos se den para bien. Recuerdo quedebo aferrarme a las promesas de Diossin importar lo que veo a mi alrededor.Yo sé que Dios es bueno y que, sipermite que algo malo suceda, tal vez yono lo entenderé, pero debo aferrarme asu bondad.

CUIDA TUS PENSAMIENTOS

Cuando se acercaba mi cumpleañosnúmero once, entré en la engañosa etapade la adolescencia, cuando nuestrocerebro cambia su configuración yvarios químicos extraños viajan pornuestros cuerpos. Otros chicos y chicasde mi edad estaban comenzando aformar parejas y eso se sumó a la, ya depor sí intensa, sensación de que estabamarginado. ¿Habría una chica a la quele gustaría tener un novio que nopodría abrazarla ni bailar con ella?

Con frecuencia y sin siquiera estarconsciente de ello, permití que esospensamientos sombríos y sentimientosnegativos se convirtieran en una carga.A veces se arrastraban hacia mi mente

durante la noche, cuando no podíadormir, o cuando me sentía muy cansadotras un largo día en la escuela. Ya sabescómo es: estás tan harto y agobiado queparece como si el mundo enteroestuviera sobre tus hombros. Todospasamos por esos momentos de tristeza,en particular cuando tienes problemaspara dormir, cuando estás enfermo ocuando otras situaciones te hacenvulnerable.

Nadie permanece feliz y alegredurante todo el tiempo; es natural quetengamos momentos sombríos porquetambién cumplen una función. Segúnalgunas investigaciones psicológicasrecientes, un momento triste te permiteser más crítico y analítico con tu trabajo.

Este enfoque resulta particularmente útilcuando realizas tareas como revisar tucontabilidad, calcular impuestos o editarun ensayo. Siempre y cuando estésconsciente de tus emociones y lascontroles, hasta los pensamientosnegativos pueden producirconsecuencias positivas. Es sólo cuandopermites que tus emociones controlen tusacciones que te arriesgas a caer en unvórtice de depresión y comportamientosautodestructivos.

La clave se encuentra en que teniegues a que las emociones negativas ylos sentimientos de depresión teabrumen. Por fortuna, tienes el poder deajustar tu actitud. Cuando detectes

pensamientos negativos merodeando,puedes apagar el interruptor. Trata dereconocerlos y de identificar su fuente,pero también de enfocarte en lassoluciones, no en los problemas.Recuerdo una imagen que vi en unaclase de estudios bíblicos, era la“armadura de Dios” con el peto de larectitud, el cinturón de la verdad, elescudo de la fe, la espada del espíritu yel casco de la salvación. A mí mehabían enseñado que ésas eran todas lasarmas que un niño cristiano necesitaría;en ese sentido, considero que la palabrade Dios es como una espada para lucharcontra los pensamientos negativos. LaBiblia es la espada y, además, tútambién cuentas con el escudo de la fe

para protegerte.

ESPIRAL DE DESESPERACIÓN

En aquella etapa crítica de laadolescencia, cuando la autoestima y laimagen que tenemos de nosotros mismosson tan importantes, yo permití que laspreocupaciones y temores se apoderarande mí. Así, todo lo malo que había en mísuperó a lo bueno.

Me tocó la pajilla más corta. ¿Cómopodré llevar una vida normal, tener untrabajo, una esposa e hijos? Siemprevoy a ser una carga para quienes me

rodean.Creo que en realidad quedé

discapacitado en el momento en queperdí la fe. Créeme, perder la fe esmucho peor que no tener extremidades.Si alguna vez has atravesado por unadepresión o sentido gran dolor, ya sabeslo mala que puede llegar a ser ladesesperación. Yo me sentía másenojado, herido y confundido que nuncaantes.

Le recé a Dios, le pregunté por qué nopodía concederme lo que le había dadoa todos los demás. ¿Acaso hice algomalo? ¿Es por eso que no respondes ami petición de brazos y piernas? ¿Porqué no me ayudas? ¿Por qué me hacessufrir?

Ni Dios ni los médicos podíanexplicarme por qué había nacido sinbrazos ni piernas. El no tener unaexplicación, aunque fuera científica,empeoraba las cosas. Continué creyendoque si existía alguna razón espiritual,médica o de otro tipo, sería más fácilpara mí manejar el problema, pensabaque el dolor disminuiría.

A pesar de que la autocompasión nohabía representado un problema antes,en muchas ocasiones me sentí tandeprimido que me negué a ir a laescuela. Había tratado, luchadoconstantemente para sobrellevar midiscapacidad, para realizar actividadesnormales y jugar como lo hacían los

otros niños. En la mayoría de lasocasiones impresionaba a mis padres,maestros y compañeros con mideterminación y autosuficiencia, sinembargo, dentro de mí había un grandolor.

A mí me habían criado conespiritualidad: siempre había ido a laescuela y creído en la oración y en elpoder sanador de Dios. Estaba taninvolucrado en mis creencias que,cuando cenábamos, sonreía porque creíaque Jesús estaba ahí con nosotrossentado a la mesa. Creía que permanecíasentado en una silla vacía mientrasnosotros comíamos. Yo seguía rezandopara tener brazos y piernas. Por algúntiempo esperé despertar una mañana y

tener extremidades. Me habríaconformado con tan sólo un brazo o unapierna, pero, al no aparecer, me enojabamás con Dios.

También llegué a pensar que habíadescubierto el plan que Dios tuvo alcrearme: que yo sería su socio en larealización de un milagro y que, graciasa ese milagro, el mundo reconocería queÉl era real. Solía rezar: “Dios, si medieras brazos y piernas, iría por todo elmundo y compartiría el milagro. Saldríaen televisión nacional y le diría a todoslo que sucedió; el mundo sería testigodel poder de Dios”. Le decía que habíacomprendido todo y que estabadispuesto a seguir hasta el final.

Recuerdo que también oraba diciendo,Dios, yo sé que me hiciste así paradespués darme brazos y piernas y, deesa forma, con ese milagro, probar tuamor y tu poder.

Siendo niño aprendí que Dios noshabla de distintas maneras, entonces creíque él me respondería enviando unsentimiento a mi corazón, pero, sólohabía silencio, no podía sentir nada.

Mis padres me decían: “Sólo Diossabe por qué naciste así”. Luego lepreguntaba a Dios y Él no me respondía.Todos estos llamados y preguntas sinrespuesta me lastimaron profundamente,porque yo siempre me había sentido muycercano a Él.

Por otra parte, tenía otros problemas

que debía enfrentar, ya que nosmudaríamos a Queensland, a más de milquinientos kilómetros al Norte y hacia lacosta. Nos alejaríamos de mi enormefamilia y el capullo protector queproporcionaban mis tías, mis tíos y losveintiséis primos que tenía, estaba apunto de serme arrebatado.

El estrés de la mudanza tambiénestaba afectando a mis padres, a pesarde la confianza que me proveían, delamor y el apoyo, no podía quitarme laidea de que yo representaba una enormecarga para ellos.

Sentía como si me hubieran puesto unantifaz, como si la luz hubieradesaparecido de mi vida; no podía

imaginar el uso que podría tener paraalguien en el futuro. Sentía que todohabía sido un error, un tremendo errorde la naturaleza, sentía que era el hijoolvidado de Dios. Pero papá y mamácontinuaron esforzándose paraconvencerme de lo contrario; me leían laBiblia y me llevaban a la iglesia. Mismaestros de la escuela dominicaltambién me enseñaban que Dios amaba atodo mundo, pero yo simplemente nopodía salir de mi enojo y mi dolor.

Hubo algunos momentos másradiantes, como en una ocasión en laque, en la escuela dominical, sentí granalegría cuando canté con miscompañeros: “Jesús ama a los niñospequeños, a todos los niños del mundo,

rojos, amarillos, blancos y negros, todosson preciosos para Él. Y Jesús ama atodos los pequeños del mundo”. Comoestaba rodeado de gente que me quería yme apoyaba, me identifiqué mucho coneste himno y me sentí muy aliviado.

Quería creer que Dios se preocupabaprofundamente por mí, pero después,cuando no me sentía muy bien o estabacansado, los pensamientos negativos meinundaban otra vez. Me sentaba en misilla de ruedas y me quedaba pensandoen el patio de recreo: Si Dios realmenteme ama como ama a otros niños,entonces ¿por qué no me dio brazos ypiernas?, ¿por qué me hizo tan distintoa sus otros hijos?

Ese tipo de pensamientos comenzó ainvadirme incluso durante el día y enmedio de circunstancias que por logeneral hubiese considerado agradables.Había estado luchando contra lossentimientos de desesperación y contrala sensación de que mi vida siempresería difícil. Y parecía que Dios no ibaa contestar mis oraciones.

Un día estaba sentado en la barra dela cocina y veía a mamá preparar lacena, era algo que me relajaba y mehacía sentir bien. Pero, de repente,llegaron esos pensamientos, me dicuenta de que no quería estar siempreahí y ser una carga para ella. Sentí elimpulso de arrojarme de la barra, así

que miré hacia abajo y traté de calcularcuál era el ángulo correcto para golpearmi cuello y matarme.

Sin embargo, pude convencerme deno hacerlo, en particular porque, sifallaba en el intento, tendría queexplicar por qué me sentía tandesesperado. El hecho es que estuve tancerca de lastimarme a mí mismo, quesentí mucho temor; debí haber habladocon mi madre sobre lo que sentía, peroestaba muy avergonzado, no queríaespantarla.

Era muy joven y, a pesar de queestaba rodeado de gente que me amaba,no podía hablar con ellos y decirles loprofundos que eran mis sentimientos.Tenía medios, pero no los utilizaba, y

ése fue mi gran error.Si en algún momento te sientes

abrumado por los momentos difíciles, notienes que afrontarlos solo. La gente quete ama no sentirá que eres una carga, yeso es por el simple hecho de que deseaayudarte. Si sientes que no puedesconfiar en los demás, busca asesoríaprofesional en la escuela, el trabajo o entu comunidad; no estás solo. Yo no loestaba y puedo darme cuenta de esoahora. Deseo que tú nunca llegues aestar tan cerca de cometer un error fatalasí como yo lo estuve.

Pero es que en ese tiempo estabatotalmente abatido por la desesperacióny creí que, para terminar con mi dolor,

tenía que terminar con mi vida.

UN LLAMADO CERCANO

Una tarde al regresar de la escuela, lepregunté a mi madre si podía ponermeen la tina para remojarme un rato.Cuando salió del baño, le pedí quecerrara la puerta. Después puse misorejas bajo el agua y, en medio delsilencio, me inundaron pensamientosmuy densos. Ya había planeado lo quequería hacer.

Si Dios no se va a llevar mi dolor ysi no hay ningún propósito para mí enesta vida, si estoy aquí tan sólo para

sentir rechazo y soledad, si soy unacarga para todos y no tengo futuro,entonces tal vez debería terminar coneso ahora.

Así como lo mencioné cuando narréla forma en que aprendí a nadar, podíaflotar si mantenía mis pulmones llenosde aire. Ahora iba a ver cuánto airedebía guardar antes de voltearme.¿Contengo la respiración antes degirar? ¿Tomo un respiro profundo osólo la mitad? ¿Sería mejor vaciar mispulmones y luego girar?

Finalmente sólo giré y sumergí mirostro en el agua. Por instinto, contuve larespiración y como mis pulmones eranfuertes, pude flotar por un buen rato.

Cuando se me acabó el aire, giré denuevo.

No puedo hacer esto.Pero los pensamientos negativos

continuaron: Quiero salir de aquí,quiero desaparecer.

Saqué de mis pulmones todo el aireque pude y me volteé de nuevo. Sabíaque podía contener la respiración pordiez segundos al menos, así que conté:10… 9… 8… 7… 6… 5… 4… 3…

Mientras contaba pude ver en mimente la imagen de mamá y papállorando junto a mi tumba. Pude ver a mihermano Aarón de siete años quetambién lloraba. Todos sollozaban ydecían que había sido culpa de ellos,

que debieron haber hecho mucho máspor mí.

No podía soportar la idea de que sesintieran responsables de mi muerte porel resto de sus vidas.

Estoy siendo egoísta.Giré de nuevo y respiré

profundamente. No podía hacerlo, nopodía dejar a mi familia con esa cargade pérdida y culpa.

Pero mi angustia era insoportable y,esa noche, en la habitación quecompartía con mi hermano Aarón, ledije: “Planeo suicidarme cuando tengaveintiún años”.

Pensé que podría soportarlo durantela preparatoria y, tal vez, en launiversidad, pero no me veía yendo más

lejos. Sentí que no podría conseguir untrabajo o casarme como los otroshombres. ¿Qué mujer querría casarseconmigo? Parecía que para mí el finaldel camino llegaría a los veintiún años.Pero, por supuesto, con la edad quetenía, parecía que aún faltaba muchopara eso.

“Le voy a contar a papá lo quedijiste”, me contestó mi hermanito.

Le pedí que no le dijera a nadie ycerré los ojos para dormir. Pocodespués, sentí el peso de mi padre alsentarse en mi cama.

“¿Qué es eso de que te quieresmatar?”, me preguntó.

Con un tono cálido me habló sobre

todas las cosas buenas que meesperaban y, mientras hablaba, peinabami cabello con sus dedos. Yo adorabaque lo hiciera.

“Nosotros siempre vamos a estar aquípara ti”, me aseguró. “Todo va a estarbien y te prometo que siempre voy aestar aquí. Vas a estar bien, hijo”.

A veces, lo único que se necesita esuna mirada amorosa y una caricia paraque el acongojado corazón y lapreocupada mente de un niño encuentrenla paz. En ese momento bastó con elapoyo de mi padre al decirme que todoiba a estar bien; con su tono consoladory con sus caricias, me convenció de queél creía que encontraríamos un caminopara mí. Todo hijo desea confiar en su

padre porque no hay más seguridad quela que él puede ofrecerle. Papá era muygeneroso en ese aspecto y era muy buenopara expresar su amor y su apoyo paratodos nosotros. Yo todavía no podíaentender cómo funcionarían las cosaspara mí, pero como mi padre me dijoque todo saldría bien, le creí.

Después de esa conversación pudedormir profundamente. De repente teníaalgunos malos días, algunas malasnoches también, pero confiaba en mispadres y me aferré a la esperanza. Pasómucho tiempo antes de que pudiera teneruna visión de cómo sería mi vida. Hubomomentos y largos periodos de duda ytemor, pero, por fortuna, aquél había

sido el punto más difícil de miexistencia. Incluso ahora tengomomentos tristes como todos los demás,pero nunca he vuelto a pensar ensuicidarme. Cuando pienso en aqueltiempo y reflexiono sobre lo que ha sidomi vida desde entonces, lo único quepuedo hacer es agradecer a Dios porhaberme rescatado de la desesperación.

AFERRADO A LA ESPERANZA

A través de mis compromisos de hablaren público en veinticuatro países,además de los DVD y los millones de

visitas a YouTube.com, me sientobendecido por haber alcanzado a tantagente con mi mensaje de esperanza.

Tan sólo piensa en toda la alegría queme hubiera perdido de habermesuicidado a los diez años. Hubieraperdido la maravillosa oportunidad decompartir mi historia y no hubieraaprendido todo lo que me han enseñadolas más de 120 000 personas en India,las 18 000 en una plaza de toros enColombia y aquellas 9 000 que conocídurante una tormenta eléctrica enUcrania.

Con el tiempo llegué a entender queyo no fui quien tomó mi vida aquel díatan oscuro: lo hizo Dios.

Dios tomó mi vida y le dio más

significado, propósito y alegría de loque un niño de diez años podría haberentendido.

No caigas en el mismo error que yoestuve a punto de cometer. Si yo hubierapermanecido sumergido en esos quincecentímetros de agua en 1993, tal vezhabría acabado con mi dolor temporal,pero ¿a qué precio? Aquel niño abatidono podía ver al gozoso hombre quenadaría con enormes tortugas en lascostas de Hawai, que surfearía enCalifornia o que bucearía en Colombia.Y algo aún más importante que todasesas aventuras, son las personas con lasque he logrado conectarme.

Yo soy apenas un minúsculo ejemplo.

Escoge a cualquier héroe de la vida realcomo la Madre Teresa, Mahatma Gandhio el reverendo Martin Luther King, yencontrarás a alguien que tuvo queafrontar la adversidad —encarcelamiento, violencia, inclusoamenazas de muerte— pero se apegó ala creencia de que sus sueñosprevalecerían.

Cuando los pensamientos negativos ylas sensaciones sombrías lleguen a ti,recuerda que tienes una opción. Sinecesitas ayuda, búscala, no estás solo.Puedes imaginarte días más brillantes yrealizar las acciones necesarias parahacerlos reales.

Piensa en lo que tuve que enfrentarcuando fui niño y mira cómo es mi vida

ahora. ¿Quién puede saber cómo seránlos grandes días y los maravillososlogros que te esperan? ¿Quién sabecuántas vidas puedes enriquecer si teconviertes en el milagro de otros? Asíque camina conmigo, el hombre sinbrazos ni piernas, y ¡vayamos hacia unfuturo lleno de esperanza!

TRES

CONFIANZA TOTAL ENEL CORAZÓN

A la fe se le define en la Biblia comola sustancia de las cosas que se esperan,

la evidencia de lo que no se puede ver.Ni tú ni yo podríamos vivir sin fe, sindepositar nuestra confianza en algo de loque no tenemos prueba. Con frecuenciahablamos de la fe en términos decreencias religiosas, pero hay muchosotros tipos de fe que son parte de locotidiano. Como cristiano, yo vivosegún mi fe en Dios; a pesar de que nopuedo verlo ni tocarlo, en mi corazón séque Él existe y pongo mi futuro en susmanos. No sé lo que depara el futuro,pero como creo en Él, sé quién está acargo.

Ésa es una forma de fe y yo tengo feen muchas áreas de mi vida. Acepto quehay ciertos elementos que no puedo ver,tocar o sentir, pero creo en ellos de

cualquier forma. Confío en que existe eloxígeno y confío en que la ciencia estáen lo correcto al decir que lonecesitamos para sobrevivir. No puedover, tocar ni sentir el oxígeno, sólo séque existe porque yo estoy aquí. Si estoyaquí, vivo, entonces debo estarrespirando oxígeno para vivir, ¿no esverdad?

Así como necesitamos del oxígenopara vivir, también debemos confiar enciertas realidades invisibles. ¿Por qué?Porque todos enfrentamos dificultades:tú las tienes y yo las tengo. Haymomentos en la vida en que noencontramos el camino para salir, peroes justo ahí en donde aparece la fe.

Hace poco recibí un correoelectrónico de una mujer que se llamaKatie. A ella la despidieron de sutrabajo por sus problemas de salud, loscuales incluían cerca de veinte cirugías.Cuando nació, le faltaba el fémur de unapierna, la cual se le amputó cuandoapenas gateaba. Ahora que está en sustreinta y casada, Katie me dijo que amenudo se enfrentaba a la pregunta“¿por qué?”.

Tras ver uno de mis videos, Katiedescubrió que a veces no podemos saber¿por qué a mí?, lo único que podemoshacer es confiar en que el plan que Diostiene para nosotros será revelado a sutiempo. Hasta ese momento, debemos

guiarnos por la fe.“Te agradezco con todo mi corazón y

ahora creo que yo, como tú, fui elegidapor Dios”, me escribió. “Espero teneralgún día el honor de conocerte enpersona para envolverte con mis brazos,para abrazarte y agradecerte porayudarme a abrir los ojos a la luz”.

Katie pudo encontrar la fortaleza yesperanza, sólo hasta que decidióconfiar en lo que no podía ver oentender. Así funciona la feprecisamente. Encontrarás desafíos queal principio parecerán infranqueables,pero mientras esperas la solución, talvez lo único con lo que contarás será lafe. A veces, con tan sólo confiar en queencontrarás la respuesta, hallarás el

camino a través de esos oscurosmomentos.

Es por ello que digo que la FE puedeser un acrónimo. Fe, en inglés, se diceFAITH, y a cada letra le he asignado unapalabra: Full Assurance In The Heart(confianza total en el corazón). Tal vezyo no pueda presentar evidencia de todoen lo que creo, pero siento confianza enmi corazón y creo que estoy mucho máscerca de la fe de lo que estaría siviviera sumido en la desesperanza.Cuando, año con año, hablo ante milesde niños en escuelas, con frecuenciaexploro la idea de que podemos confiaren lo que no vemos. (A veces los máspequeñitos se asustan un poco al verme.

No sé por qué, si por lo general somosdel mismo tamaño. Pero yo les digo quesoy un poco pequeño para mi edad).

Bromeo con ellos hasta que se sientencómodos con mi presencia. Hedescubierto que, cuando ya se hanacostumbrado a mi falta deextremidades, comienzan a interesarseen mi pie. Noté que lo observan o loseñalan, así que los saludo y hagoalguna broma sobre “mi piernita depollo”. Siempre se ríen con eso porquela descripción es bastante acertada.

Mi hermana Michelle tiene seis añosmenos que yo y fue la primera en haceresa observación. Michelle, mi hermanoAarón, mis padres y yo, realizábamoslargos viajes muy a menudo. Mis

hermanos y yo íbamos empacados en elasiento trasero. Al igual que a todos lospadres, a los nuestros no les gustabadetenerse durante el camino, por lo que,cuando sentíamos hambre, se loshacíamos saber de inmediato.

Cuando nos estábamos muriendo dehambre nos poníamos un poco locos yfingíamos comernos unos a los otros. Enuno de los viajes Michelle anunció susintenciones de masticar mi piecito“porque parece una pierna de pollo”.Nos reímos cuando lo dijo pero despuésolvidé la descripción. Varios añosdespués, Michelle trajo un perrito a lacasa. Cada vez que me sentaba, elperrito trataba de morder mi pie; yo lo

ahuyentaba pero él siempre regresaba.“¿Lo ves? ¡Es que también al perrito

le parece que es una pierna de pollo!”,dijo Michelle.

¡Me encantó! Desde entonces,siempre he contado esa historia en mispláticas con niños. Después demostrarles mi pie les pregunto si creenque sólo tengo uno. Es una pregunta quesiempre los confunde porque, aunquesólo ven un pie sería lógico que tuvierados.

La mayoría de los niños se dejanllevar por lo que ven y me dicen quepiensan que sólo tengo uno. En esemomento les presento a Junior, mi piederecho que es aún más pequeño. Por logeneral mantengo a Junior oculto y

sorprendo a los niños cuando lo saco ylo agito. Ellos se espantan y gritan; esdivertido porque los niños son muyfrancos y admiten el hecho de que tienenque ver para creer.

Luego los invito, así como lo estoyhaciendo ahora contigo, a que se animena creer que hay posibilidades para susvidas. La clave para seguir adelante, aunen tiempos difíciles, reside en permitirque la guía para la visión de tu vida nosea lo que puedes ver, sino lo quepuedes imaginar. A eso le llaman tenerfe.

CONFÍA EN EL VUELO

Mi imaginación vuela a través de losojos de Dios. Yo confío en Él y, en micorazón, tengo absoluta certidumbre deque incluso sin brazos ni piernas, puedoconstruir una vida maravillosa. De lamisma forma, tú deberías sentir que todoestá a tu alcance. Debes tener fe en quesi haces todo lo posible alcanzarás tussueños y tus esfuerzos se veránrecompensados.

A veces la fe tiene que ser puesta aprueba antes de que el trabajo duroreciba recompensas. Durante una gira enColombia, en Sudamérica, en 2009,recibí un recordatorio de cómo

funcionan las cosas. En diez días teníaque hablar en nueve ciudades, así que,con tantos kilómetros que recorrer en tanpoco tiempo, el organizador de la giracontrató un pequeño avión parallevarnos a todas las ciudades. En elavión viajaban ocho personasincluyendo los dos pilotos. Ambos sellamaban Miguel y ninguno hablaba bieninglés. En uno de los vuelos, todos losque estábamos en la cabina de pasajerosnos sorprendimos cuando escuchamosinstrucciones desde la computadora delavión. Era una alerta automática quedecía “¡Eleve el vuelo, eleve el vuelo!”¡Pero la alerta estaba en inglés!

La voz de la computadora describíacon urgencia nuestro rápido descenso:

“¡Seiscientos pies!”, “¡Quinientospies!”, “¡Cuatrocientos pies!”.Intercaladas entre los reportes, sepodían escuchar las instrucciones queindicaban a los pilotos: “¡Eleve elvuelo! ¡Eleve el vuelo!”

Nadie perdió la calma, pero elambiente en la cabina de pasajeros setornó bastante tenso. Le pregunté a micuidador si creía que debíamos traducir,del inglés al español, las advertenciasde la computadora del avión para quelos capitanes Miguel Uno y Miguel Doslas comprendieran.

“¿En verdad crees que no saben queestamos descendiendo?”

Yo no sabía qué pensar pero, ya que a

nadie más le parecía que fuera unproblema, seguí la corriente y traté deno alarmarme. Para mi alivio,aterrizamos poco tiempo después y, mástarde, cuando uno de nuestrostraductores les mencionó el momento depánico a nuestros pilotos, se rieronbastante.

“Sabíamos lo que estaba diciendo lacomputadora, sólo que siempre loignoramos cuando vamos a aterrizar”,dijo Miguel Dos con ayuda delintérprete. “¡Deberías tener más fe en tuspilotos, Nick!”

Está bien, lo admito, por un minutodudé de los Migueles voladores, pero lamayoría del tiempo me mantengotranquilo porque sé que Dios me cuida.

Te voy a dar una pista de cuán grande esla fuerza de mi confianza: en el clósetguardo ¡un par de zapatos! En verdadcreo que existe la posibilidad de quealgún día pueda usarlos y caminar conellos. Podría suceder o podría nosuceder, pero creo que la posibilidadestá ahí. Si tú te puedes imaginar unfuturo mejor, entonces puedes creer enél. Y si puedes creer en él, puedeslograrlo.

VISIÓN ILIMITADA

Cuando pasé por aquel periodo de

depresión a los diez años, no sufría deninguna enfermedad. No tenía ni brazosni pies pero tenía todo lo que requeríapara vivir la plena vida que hoy tengo,excepto por algo. En ese tiempo sóloconfiaba en lo que podía ver, estabaenfocado en mis limitaciones y no enmis posibilidades.

Todos tenemos limitaciones: yo nuncallegaré a ser una estrella de la NBA, peroeso no importa porque puedo inspirar aotras personas a que se conviertan en lasestrellas de su propia vida. Nunca debesvivir sujeto a lo que no tienes, debesvivir como si pudieras hacer cualquiercosa que has soñado. Incluso cuandotienes un revés o sufres una tragedia, hay

un beneficio totalmente inesperado eimposible. Tal vez no suceda en esemomento, tal vez te preguntarás qué seráeso bueno que proviene de una tragedia.Pero debes confiar en que todo pasapara bien, incluso las tragedias sepueden convertir en triunfos.

A SURFEAR

En 2008 me encontraba en Hawai paracumplir un compromiso. Ahí conocí a lasurfista de clase mundial, BethanyHamilton. Tal vez recuerdes que perdiósu brazo izquierdo cuando la atacó untiburón tigre en 2003.

Tenía trece años cuando sucedió;antes del ataque del tiburón, Bethany yaera bien conocida entre los surfistas. Sinembargo, tras sobrevivir a la tragedia,regresó a practicar su deporte alabandoa Dios y agradeciéndole susbendiciones. Entonces, Bethany adquiriófama internacional gracias a su valerosoespíritu y a su asombrosa fe. Ahora, aligual que yo, viaja por el mundo parainspirar a la gente y compartir suscreencias.

Ella dice que su objetivo es “hablarde mi fe en Dios y hacerle saber a todosque Él los ama, explicarles la forma enque cuidó de mí durante el ataque. Yo enrealidad no debería estar aquí porque

perdí el setenta por ciento de mi sangreaquella mañana”.

Yo no había escuchado la historiacompleta de lo que sucedió sino hastaque la conocí. No sabía lo cerca queestuvo de morir esta maravillosa damita.Me contó que camino al hospital ibarezando. El hospital quedaba a cuarentay cinco minutos de distancia y elparamédico le murmuraba palabras dealiento: “Dios nunca te va a abandonarni a olvidar”.

El panorama se veía bastantedesalentador; cuando por fin llegaron alhospital y la prepararon con premurapara la cirugía, descubrieron que todoslos quirófanos estaban en uso. Bethanyse desvanecía con rapidez, pero un

paciente cedió su cirugía de rodilla, lacual estaba a punto de iniciar, para queel doctor pudiera operar a Bethany.¡Adivina quién era!

¡Era su papá!Sorprendente, ¿no crees? El cirujano

estaba listo para operar, así que sólocambiaron a hija y padre, y continuaron.La intervención quirúrgica salvó suvida.

Debido a que Bethany era una chicasaludable y atlética, y a que tenía unasorprendente actitud positiva, serecuperó mucho más rápido de lo queesperaban los médicos. Volvió a surfeartan sólo tres semanas después delataque.

Durante nuestra visita, Bethany medijo que su fe en Dios la llevó a laconclusión de que perder su brazo eraparte del plan que Él tenía para ella. Enlugar de sentir pena por ella misma, loaceptó y siguió adelante. Terminó entercer lugar en su primera competenciacontra muchas de las mejores mujeressurfistas del mundo. ¡Y sólo tenía unbrazo! Ella dice que perder su brazo fueuna bendición de muchas manerasporque, ahora, cada vez que le va bienen una competencia, ¡inspira a otra gentea creer que su vida no tiene límites!

“En definitiva, Dios ha respondido ami oración. Yo le pedí que me usara. Élle habla a la gente cada vez que

escuchan mi historia”, dice. “La genteme dice que se ha acercado más a Dios,que ha comenzado a creer en Él, que haencontrado esperanza para su vida o quese sintió inspirada a sobreponerse a unacircunstancia adversa. Cada vez queescucho eso, alabo a Dios porque, enrealidad, yo no estoy haciendo nada poresas personas, es Dios el que los estáayudando. Estoy inmensamente feliz deque Dios me haya permitido ser parte desu plan”.

No se puede hacer otra cosa más quesorprenderse ante el increíble espíritude Bethany. Habría sido difícil culparlapor abandonar el surfismo después delataque del tiburón. Tuvo que aprender abalancearse sobre la tabla una vez más,

pero eso no la amedrentó. Confió en quea pesar de que le había sucedido algoterrible, habría una recompensa al final.

VIAJANDO EN LAS OLAS

Cada vez que la vida te salte encima ymuerda tus planes y sueños, recuerda laadmirable fe de esta chica. Te sucederá:de vez en cuando a todos nos golpeanlas olas de forma inesperada. Lo másprobable es que tu problema no sea untiburón, pero, sin importar lo que tenoquee, piensa en esta jovencita que nosólo sobrevivió al ataque de uno de los

depredadores más feroces de lanaturaleza, también se repuso y regresócon más determinación que nunca, paratener una vida increíble.

Bethany me inspiró tanto, que le pedíque me ayudara a intentar algo quesiempre había querido hacer. ¿Mepodría enseñar a surfear? Para misorpresa, de inmediato ofreció llevarmea la playa Waikikí.

Me emocionaba mucho pensar queaprendería a surfear en el histórico lugaren donde los reyes y reinas hawaianossurcaron las olas por primera vez.Estaba muy nervioso. Mientras Bethanyenceraba una tabla para mí, me presentóa las estrellas del surfeo, Tony Moniz yLance Hookano. Ellos nos iban a

acompañar en el agua.Como ya lo mencioné, si dudas de tu

capacidad para lograr tus objetivos en lavida, confía en la gente que estádispuesta a echarte una mano y a guiarte.Eso fue exactamente lo que hice parallegar a esta meta. No pude haber tenidomejores compañeros de surfeo. Loprimero que hicieron fue ayudarme apracticar sobre el pasto con la tabla.

Se turnaron para subir a la tablaconmigo, para darme instrucciones ypara animarme. Mientras nosintroducíamos en las olas marinas, derepente pensé que, entre los dos, sóloteníamos tres extremidades, ¡y todaseran de Bethany! Me encantaba la idea

de ser un surfista y un nadadorcompetente. No le tengo miedo al aguapero no estaba seguro de mantenermesobre la tabla en las olas, incluso con laayuda de un experto. En uno de losintentos realicé un giro de trescientossesenta grados con un instructoracompañándome. En otro intento ¡salívolando de mi tabla y caí en la deBethany mientras surfeábamos!

Llegó el momento en que quiseintentarlo por mí mismo. No pudeevitarlo, soy un exagerado. Al final,todos estuvieron de acuerdo en queestaba listo para surfear solo. Paraayudarme a subir solo a la ola en cuantola atrapara, crearon una pequeñaplataforma con unas toallas dobladas

que pegaron al frente de la tabla concinta aislante. Yo confiaba en que esaplataforma me ayudaría a mantenermearriba. Luego, cuando logré ciertavelocidad en las olas, pude balancearmis hombros hacia las tablas y adquiriraltura para mantenerme erguido. ¡Endonde hay voluntad y una ola, hay uncamino!

Ese día se iba a realizar unacompetencia de surf en Waikikí, por loque se comenzó a reunir mucha genteque nos observaba. A pesar de que esome puso nervioso, tenía bastantesconsejos de mis asesores.

“¿De verdad vas a tratar de hacer estoen el agua, amigo?”

“Amigo, ¡de verdad no sé cómopuedes mantener el equilibrio sin brazosni piernas!”

“¿Puedes nadar, hermano? ¿Puedesnadar más rápido que un tiburón,amigo?”

Comencé a sentirme mejor en cuantoestuvimos en el agua, de hecho, me sentíinmensamente mejor. Soy muy optimistay, por lo mismo, flotar y nadar nunca hasido un problema. También tiendo adesviarme, por lo que nunca sé en dóndevoy a acabar. ¡Podía visualizarmeflotando hasta Australia y dándome unremojón en el jardín de mis padres!

Era un día hermoso. Bethany estaba ami lado en el agua motivándome, pero

cada vez que intentaba atrapar una ola yerguirme, me caía de la tabla. Lo intentéseis veces, y las seis quedé hecho polvo.

No podía rendirme, había demasiadagente observando, demasiadas cámarasencendidas. No me iban a mostrar enYouTube como un tipo discapacitadoque no podía aferrarse a una tabla consus dos dedos. Cuando niño, pasé muchotiempo andando en patineta, por lo quecada vez me sentía más cómodo con elsurf. Al séptimo intento pude atrapar unagran ola y levantarme. Fue sensacional yno me molesta confesar que grité comocolegiala mientras estaba sobre la tablaacercándome a la playa.

Todos los que observaban desde ahí,aplaudieron y silbaron. ¡ Yo estaba

vuelto loco! Lo sé porque todos me lodijeron: “Amigo, ¡estás loco!”

Pasamos las dos horas siguientesatrapando olas, una tras otra. Hicimoscasi veinte paseos. Debido a lacompetencia, había varios fotógrafos enla playa, así que fui el primer surfistanovato que apareció en la revista Surfer.Después, me sequé tras un maravillosodía en el agua.

Más tarde, en una entrevista, LanceHookano hizo una observación muyinteresante: “He estado en esta playatoda mi vida”, dijo, “y nunca habíaparticipado en algo así. Nick es una delas personas más apasionadas queconozco. Adora esto, por sus venas

corre agua salada. Me hace pensar quetodo es posible”.

No olvides eso: Todo es posible .Cuando te sientas que te ha tumbado unproblema enorme, confía en que todo esposible. Al principio tal vez noencuentres la salida, pero debes creerque las circunstancias pueden variar,que pueden llegar soluciones y que laayuda te llegará de lugares inesperados.Entonces, ¡todo es posible!

Si un tipo, sin brazos ni piernas,puede aprender a surfear en una de lasplayas más increíbles del mundo,entonces, ¡cualquier cosa, cualquiera, esposible para ti!

LA FE ECHA RAÍCES

La parábola del sembrador es una de lashistorias más populares de la Biblia. Ungranjero siembra semillas por todo ellugar. Algunas caen en el camino y lasaves se las comen, otras caen sobre lasrocas y nunca echan raíces. Otras máscaen entre la maleza espinosa y sucrecimiento se ve mermado. Sólo lassemillas que crecen en buen suelopueden crecer, producir una cosecha ycrear muchas más semillas de las que seplantaron originalmente.

A nosotros no sólo nos entregansemillas, también nos brindan uncorazón que es nuestro “buen suelo”.

Cuando las dificultades nos golpean,podemos consolarnos con los sueñosque tenemos de una vida mejor. Estossueños son como las semillas quenecesitamos para las realidades que seavecinan. Nuestra fe es el buen sueloque le permite crecer a esas semillas.

La gente que me ama siempre memotivó. Plantaron semillas en micorazón y me aseguraron que yo contabacon bendiciones que podían beneficiar aotros. Algunos días les creía, algunosotros, no. Sin embargo, ellos no serindieron jamás porque sabían que aveces estaban sembrando en elpavimento o entre la maleza. Confiaronen que sus semillas echarían raícesalgún día.

Cada mañana, antes de irme a laescuela, mi familia plantaba semillas:“¡Que tengas un lindo día, Nicholas!¡Haz tu mejor esfuerzo y Dios hará elresto!”

Había días en que pensaba: Ajá, sí, sí.Dios tiene un terrible sentido delhumor porque ya sé que hoy me van amolestar en el patio.

Por supuesto, en cuanto llegaba a lascanchas de la escuela en mi silla deruedas, algún idiota comenzaba adecirme que tenía una rueda ponchada oque necesitaba usarme en la bibliotecacomo tope para la puerta. Muy gracioso.

En aquellos descorazonadores días,las palabras de aliento de mis padres

caían en un suelo estéril, no había nadaque las nutriera. Yo tenía demasiadaamargura por la situación en la quehabía nacido.

Pero en los meses y años que lesiguieron a mi mal viaje en la tina, unamayor parte, cada vez, de su aliento,caía en tierra fértil. Fue así, en parte,porque me había ido ganando a miscompañeros gracias a mi determinacióny mi personalidad extrovertida. Todavíatenía días pésimos, pero eran cada vezmenos.

Alguna vez, el gran escritormotivacional, Norman Vincent Peale,dijo: “Conviértete en un posibilitador.No importa cuán oscura se vea tu vida:levanta la mirada y contempla las

posibilidades. Siempre míralas, porqueestán ahí”.

Tal vez nunca te conviertas enpresbítero o rotario, pero siempredeberás llevar contigo una tarjeta deposibilitador. Si no tuvieras confianzaen las posibilidades de tu vida, ¿endónde estarías? ¿En donde estaríamostodos? Las esperanzas para el futuro nosproporcionan inercia. Nos mantienenmoviéndonos hacia adelante a pesar delos inevitables tiempos difíciles, deldesencanto y de la desesperación.

Mis tendencias posibilitariassurgieron a muy temprana edad: teníaunos seis o siete años cuando escribí eilustré mi primer libro. El título era: El

unicornio que no tenía alas. Claro, noes ningún misterio de dónde salió elconcepto, pero tengo que decir queaquella breve parábola tomada de mipropia vida, te ofrecerá un cálidomensaje sobre la fe. (No te preocupes,es muy breve porque sólo tenía seisaños cuando la escribí.)

Había una vez una mamá unicornioque iba a tener un bebé.Cuando el unicornio creció, no lesalieron alas.La madre unicornio, dijo: “¿Qué lepasó a sus alas?”Cuando el unicornio salió de paseo,vio a otros unicornios volando en elcielo. Entonces se acercó un niño y

le preguntó: “¿Qué le pasó a tusalas?”El unicornio respondió: “No mesalieron alitas, niño”Entonces el pequeño le dijo: “Voy atratar de fabricarte unas alas deplástico”.Le tomó una hora hacer las alas deplástico para el unicornio.Cuando terminó, le preguntó alunicornio si podía montar en suespalda y él le dijo: “Sí, sí puedes”Así que se fueron de paseo; elunicornio comenzó a volar y gritó:“¡Funciona, funciona!”Cuando volvieron a la tierra, el niñodesmontó y el unicornio volvió avolar de nuevo.

El pequeño le dijo al unicornio:“¡Felicidades, unicornio!”El niño regresó a casa y le contó asu mamá, a sus dos hermanas y a suhermano, lo que había pasado con elunicornio.El unicornio vivió muy feliz porsiempre.

Fin

Todos deseamos vivir felices porsiempre, pero la desilusión siempreocurrirá a pesar de que creas que puedesmanejar los momentos difíciles. Noobstante, tu objetivo siempre debe ser unfinal feliz. ¿Por qué no intentarlo?

LA PACIENCIA SE VERECOMPENSADA

Mi equipo de Life Without Limbs meayudó a planear la Gira de AlcanceMundial, en 2008. Nuestro objetivo eravisitar catorce países. En las primerasinstancias de la planeación,establecimos un presupuesto y echamosa andar una campaña para recaudarfondos y así cubrir los gastos del viaje.En aquel entonces no contábamos con ungrupo profesional de recaudadores defondos, así que nos quedamos cortos yno alcanzamos nuestra meta. Yo meadelanté y comencé la gira visitandoColombia, Ucrania, Serbia y Rumania.

Cuando regresé a casa, a mis consejerosles preocupaba el hecho de que notuviéramos fondos para llevar a cabo elresto del viaje.

Mi tío Batta es un exitoso hombre denegocios en California y es parte de miConsejo. Él tomó la decisión ejecutivade cancelar dos compromisosimportantes de la gira, pero el dinero noera la única razón.

“Hemos recibido más y más reportesde que tal vez no sea seguro viajarporque han surgido situacionesdelicadas en la India, en especial enMumbay y también en Indonesia”, nosdijo. “Como de cualquier maneraestamos cortos de presupuesto, creo quelo más adecuado sería visitar esos

países en otra ocasión”.Mi tío es un hombre muy sabio y no lo

contradije. Le dije que confiaba en él yme fui a cumplir un compromiso enFlorida. Ahí contábamos concuatrocientos cincuenta voluntarios tansólo para manejar a la multitud. Yoestaba ahí para inspirarlos a ellos, peroel público logró recargarme la bateríacon su entusiasmo. En el camino devuelta a casa en California, me sentía tanmotivado por la recepción que habíatenido en Florida, que sentí la urgentenecesidad de continuar la gira mundialde la forma en que se había planeado alprincipio.

Oré y pedí una guía, sentí que debía ir

a India e Indonesia a pesar de la falta defondos y de las señales de peligro.Pensé que nosotros debíamos servir aotros y que el mundo tendría quearreglarse solo. Tío Batta me invitó acenar a su casa para hablar sobre eldeseo que yo tenía de continuar apoyadoen la fe y no en los fondos.

Mientras charlábamos durante lacena, me sentí muy conmovido por lasituación. Sentía con mucha fuerza queera algo que debía hacer; tío Batta meentendió y comprendió el deseo quetenía de llevar un mensaje a la mayorcantidad posible de gente.

“Vamos a ver a dónde nos conduce elSeñor durante las próximas semanas”,me dijo con paciencia.

No te sientes vencido cuando afrontasun reto. Tampoco sales huyendo.Defines la situación, buscas soluciones yconfías en que cualquier cosa quesuceda, será para bien. Es fundamentaltener paciencia porque estás plantandosemillas, porque tienes que soportar elmal tiempo y esperar la cosecha. Pero,si encuentras un obstáculo, lo másimportante es que no cometas ningunatontería. No estrellas tu cabeza contra elproblema y no das la vuelta paraalejarte: buscas una solución y confíasen que todos los obstáculos tienen unpropósito.

Cuando no hubo dinero para continuarla gira, no nos apresuramos a gastar un

dinero que no teníamos. Oramos,buscamos soluciones. Creímos que si lapuerta estaba cerrada entonces, en algúnotro momento se abriría con otraoportunidad.

Lo más importante es que, si siguesbuscando, siempre vas a encontrar uncamino. Tal vez tengas que ajustar tussueños a las realidades, pero, mientrassigas respirando, debes recordar que lasposibilidades continúan ahí.

Dicho lo anterior, tengo que contarteesto: no recibimos ninguna respuesta anuestras oraciones para conseguirfinanciamiento para el resto de la gira.Sin embargo, se disparó una cadenasorprendente de sucesos.

Unos días después de la cena en casa

de tío Batta, un individuo llamado BryanHart, quien me había escuchado hablaren Florida, me llamó para ofrecerle a lafundación una gran suma de dinero comodonación.

Luego, recibimos una llamada denuestros contactos en Indonesia. Nosdijeron que habían rentado dos estadiosen Hong Kong para nosotros. Nosprometieron que si asistíamos, elloscubrirían nuestros gastos.

Dos días después nos visitaron de unaorganización de beneficencia deCalifornia para entregarnos una sumatodavía mayor. ¡Con eso podríamospagar los gastos que nos faltaban cubrirde la gira!

El dinero dejó de ser problema ensólo un par de días. Todavía teníamosalgunas preocupaciones respecto a laseguridad en algunos de los lugares quevisitaríamos, pero depositamos nuestraconfianza en Dios.

GRACIA SALVADORA

¿Recuerdas cuando mencioné que todolo malo venía para bien? Debido a lafalta de recursos que tuvimos, noshabíamos visto forzados a modificar elitinerario para India, pero cuandotuvimos fondos disponibles, volvimos a

cambiar la fecha de la visita y, de hecho,llegamos una semana antes de loplaneado.

Tal vez ese cambio en el itinerariosalvó nuestras vidas. Tan sólo un par dedías después de que estuvimos enMumbai, tres de los lugares quehabíamos visitado sufrieron ataquesterroristas. El Hotel Taj, el aeropuerto yla estación de trenes del sur de Mumbaifueron algunos de los blancos de ataquesen los que murieron ciento ochentapersonas y trescientas más quedaronheridas.

Nuestro primer itinerario nos habríasituado en Mumbai, en los lugaresprecisos, justo al momento de losataques. Se podría decir que corrimos

con suerte, pero yo creo que Dios teníaun plan que no pudimos ver antes. Espor esa razón que resulta tan relevantetener fe en el futuro y seguir trabajandopara alcanzar tus metas, incluso cuandolos problemas parecen acumularse en tucontra.

MONTADO EN LA VIDA CON UNPIE

Este capítulo lo inicié comentando quemi pie izquierdo resultó ser un pequeñoapéndice de bastante utilidad. Heaprendido a sentirme agradecido de

tener mi pie porque los innovadores semantienen ocupados inventandoingeniosos artilugios que son perfectospara él. Las palancas y las pantallasdigitales son tan sólo algunos de losaparatos más útiles que he encontrado.A pesar de que no tengo brazos nipiernas, ahora puedo vivir la vida deformas que ni yo ni mis padreshubiéramos imaginado cuando era niño.Las posibilidades para mi vida parecíanmínimas en aquel entonces, pero, graciasa la tecnología y al poder de creer ylograr, los límites se han desvanecido.

Sin importar lo difícil, cruel eimplacable que sea tu vida, debesmantenerte firme. Cuando yo llegué almundo mi situación era bastante

sombría, pero logre ir esculpiendo unaexistencia plena y llena de recompensas.Y si acaso crees que soy la excepción,piensa en los logros de uno de mishéroes, el fallecido Christy Brown.

Christy nació en 1932 en Dublín,Irlanda. Fue el décimo de los veintidósniños que tuvieron sus padres. Pordesgracia, sólo trece de ellos llegaron ala edad adulta. Christy llegó al mundocon todos sus miembros, pero estabaterriblemente discapacitado, tanto, queno se podía mover, sólo podía emitiralgunos sonidos. En aquel tiempo losdoctores no supieron identificar cuál erael problema de Christy, tuvieron quepasar varios años antes de que le

diagnosticaran un tipo de parálisiscerebral particularmente severa.

Como Christy no podía hablar conclaridad, los doctores pensaron por añosque también tenía una discapacidadmental. Su madre insistió en que no teníaproblemas de ese tipo, que sólo le eraimposible comunicarse. Ella y otrosmiembros de la familia trabajaronincansablemente con él y, un día, cuandoChristy trataba de decirle algo a suhermana, tomó un pedazo de tiza con supie izquierdo. Era la única parte de sucuerpo que podía controlar.

Christy aprendió a escribir, dibujar ypintar con su pie izquierdo. Su familia,al igual que la mía, estaba decidida abrindarle una vida tan normal como

fuera posible, así que lo montaron en unviejo carrito y después en un vagón.Como yo, Christy se convirtió en unbuen nadador. Después, su madreconoció a un doctor que le ayudó ainternarlo en el hospital Johns Hopkins.Tiempo después, ese mismo doctorabrió un hospital para Christy y otrospacientes con parálisis.

También introdujo a Chisty al mundode la literatura; varios escritoresirlandeses inspiraron a Christy aexpresarse como poeta y escritor. Suprimer obra fue un libro de memoriasque tituló Mi pie izquierdo; másadelante éste se convirtió en una novelabest seller, Down All the Days (Abajo

todos los días) y luego en una películaestelarizada por Daniel Day-Lewis(quien, por cierto, es hijo de uno de losamigos literarios de Christy, Cecil).Day-Lewis ganó el Oscar a mejor actorpor su interpretación. Christy publicóotros seis libros y también se convirtióen un pintor incansable.

Piensa en los oscuros días en queChristy Brown y su familia pasaronpreguntándose qué tipo de vida tendría.Sólo podía mover una parte de suatormentado cuerpo, sólo podía emitiralgunos sonidos y, sin embargo, seconvirtió en un connotado escritor, poetay pintor. Además, ¡tuvo unasorprendente vida que fue narrada enuna película premiada!

¿Qué te depara el futuro? ¿Por qué note quedas un rato a ver cómo sedesarrolla tu historia?

EL PANORAMA

Muchas veces, durante mi niñez, tuveuna visión limitada. La imagen que teníade mi vida estaba tan centrada en mí,que nunca imaginé que habría otraspersonas en circunstancias más adversasque las mías. Gente como ChristyBrown, por ejemplo. Luego, como a lostrece años, en un periódico leí unreportaje sobre un hombre australiano

que se había visto envuelto en unterrible accidente. Según recuerdo,quedó paralizado, incapaz de moverse ohablar, y confinado a una cama por elresto de su vida. No podía imaginarmelo espantoso que eso sería.

Su historia me ayudó a abrir los ojosy expandir mi mente. Comprendí que,mientras mi carencia de miembrosrepresentaba varios desafíos, todavíatenía mucho qué agradecer, que habíainfinitas posibilidades para mi vida.

Creer en tu destino puededesencadenar un gran poder, puedeayudarte a mover montañas. Midespertar a todas esas posibilidades fue,sin embargo, un proceso gradual. A losquince años escuché la historia del

hombre ciego que se narra en elEvangelio de San Juan. El hombre habíasido ciego desde que nació y cuando lovieron los seguidores de Jesús, lepreguntaron a su líder: “Señor, ¿quiéncometió el pecado para que este hombrenaciera ciego, él o sus padres?”

Ésa era la misma pregunta que yo mehabía formulado. ¿Acaso hicieron algomalo mis padres? ¿Acaso fui yo? ¿Porqué otra razón habría nacido sinbrazos ni piernas?

Jesús respondió: “Ni este hombre nisus padres han pecado”. Nació ciego“para que la obra de Dios se puedamanifestar en él”.

Cuando el ciego escuchó la

explicación, la visión que tenía de suvida y las posibilidades cambiódramáticamente. Puedes imaginar laresonancia que tuvo esta parábola en mícuando era un adolescente tan conscientede mis peculiaridades, discapacidades yde lo mucho que dependía de otros. Depronto vi una nueva posibilidad: yo noera una carga, no era deficiente, noestaba siendo castigado. ¡Había sidodiseñado para que la obra de Dios semanifestara a través de mí!

Cuando leí aquel versículo de laBiblia a los quince años, me inundó unaola de paz como no había sentido nunca.Me había preguntado por qué nací sinmiembros, pero ahora, comprendía queel único que sabía la respuesta era Dios.

Lo tuve que aceptar y creer en lasposibilidades que Él me enviaría.

Nadie sabe por qué nací con estadiscapacidad y nadie sabía por qué elciego nació con la suya. Jesús dijo quesucedió de esa forma para que las obrasde Dios pudieran ser reveladas.

Aquellas palabras me confirieron unasensación de alegría y gran fortaleza.Comprendí por primera vez que en lavida no se consiguen de inmediato lasrespuestas que uno desea. Tienes quecaminar con fe. Yo tuve que aprender aconfiar en las posibilidades para mivida. Si yo puedo tener esa confianza, tútambién puedes.

Piénsalo: cuando era niño no había

forma de saber que mi carencia demiembros me ayudaría a ofrecer unmensaje de esperanza en tantas nacionesy a tal diversidad de gente. Claro que laadversidad y la desilusión no sondivertidas, no tienes que fingir que lasdisfrutas, pero debes creer en que seavecinan mejores días, que la vida seráplena y llena de propósito.

UN MODELO A SEGUIR

La primera vez que presencié en verdadel poder de creer en nuestro propiodestino, fue en una junta de lapreparatoria, cuando escuché a un

orador motivacional. Era un hombre deEstados Unidos llamado Reggie Dabbs,y ése iba a ser un día difícil para él.Había cuatrocientos chicos en nuestraasamblea escolar, el calor era húmedo yel destartalado sistema de sonido emitíaterribles ruidos y a veces fallaba.

Los nativos estábamos inquietos, peroél nos cautivó con su historia. Nos contóque su madre fue una prostitutaadolescente de Louisiana que habíaconsiderado practicarse un aborto pararesolver su “pequeño problema”. Porfortuna para Reggie, decidió tenerlo.Cuando se embarazó, ya no contó con sufamilia ni con un lugar para vivir, asíque se mudó a un gallinero.

Una noche, mientras se acurrucabaahí, temerosa y sola, se acordó de unamaestra que había tenido. Era una mujermuy simpática que alguna vez le dijoque le llamara si necesitaba algo. Era laseñora Dabbs. La maestra manejó desdesu casa en Tennessee hasta Louisianapara recoger a la chica embarazada y lallevó a su casa, con su propia familia: suesposo y seis hijos grandes. La señoraDabbs y su esposo adoptaron a Reggie yle brindaron su apellido.

La pareja le inculcó valores moralesmuy sólidos, contó Reggie. Una de lasprimeras lecciones que le enseñaron fueque no importaban la situación ni lascircunstancias, él siempre tendría la

opción de responder negativa opositivamente.

Reggie nos contó que casi siemprehabía tomado las decisiones correctasporque tenía fe en las posibilidades parasu vida. No quería equivocarse porquecreía que había muchas cosas buenasesperándolo. Hizo mucho hincapié enalgo que me conmovió profundamente:“Nunca podrás cambiar tu pasado, ¡perosí puedes cambiar tu futuro!”

Tomé sus palabras muy en serio, noshabía tocado a todos. Reggie tambiénayudó a plantar una semilla en mi mente:me hizo considerar la posibilidad deconvertirme en un orador. Me agradabapensar en el hecho de que este humildehombre había causado un efecto positivo

en un grupo tan grande e inquieto, en tansólo unos minutos. También me parecíasúper cool que anduviera volando portodo el mundo sólo para hablar con lagente y, además, ¡le pagaban por darlesesperanza!

Al salir de la escuela, pensé: tal vezalgún día yo también tendré unahistoria para compartir tan buenacomo la de Reggie. Ahora te exhorto aque aceptes el hecho de que, quizás,ahora no puedes ver el camino, pero esono significa que no esté ahí. Ten fe, tuhistoria te está esperando y ¡yo sé queserá increíble!

CUATRO

AMA TU PERFECTAIMPERFECCIÓN

Un día, en una gira por el Este deAsia, hablé en Singapur ante más de

trescientos ejecutivos y empresarios denegocios del más alto nivel. Cuandoterminé mi presentación y la gente salíade la sala, un caballero muy elegante seapresuró a alcanzarme. Tenía laapariencia de ser muy exitoso y de tenermucha confianza en sí mismo, al igualque los otros distinguidos miembros delpúblico, es por ello que mesorprendieron mucho sus palabras.

“Nick, ayúdame”, suplicó.Después pude enterarme de que este

exitoso hombre era el poseedor de tresbancos. Sin embargo, se había acercadoa mí con gran humildad porque lariqueza material no podía protegerlo dela angustia que lo consumía.

“Tengo una maravillosa hija de

catorce años y, por alguna extraña razón,cada vez que se mira en el espejo, diceque es horrible”, dijo. “Me rompe elcorazón que no pueda ver lo bella quees. ¿Cómo puedo hacerla ver?”

Es fácil de entender la preocupacióndel hombre porque lo más difícil paralos padres es soportar el sufrimiento desus hijos. Él había tratado de ayudarla asuperar el odio que se tenía a sí mismapor una razón muy importante: si nopodemos aceptarnos cuando somosjóvenes y tenemos salud, entonces,¿cómo nos sentiremos cuandoenvejezcamos y comencemos a tenerproblemas médicos con el paso de losaños? Y si nos odiamos a nosotros

mismos por cualquier razón al azar, pueses muy fácil terminar reemplazando esarazón con cien más, tan arbitrarias einválidas como la inicial. Si en lugar deenfocarte en tus cualidades sólo ves tusfallas, la inseguridad de la juventudpuede lograr que te desplomes en unaespiral sin fondo.

La Biblia nos dice que fuimos“creados con maravilla y temor”.Entonces, ¿por qué sentimos con tantafrecuencia que no somos suficientementehermosos, altos o delgados? Estoyseguro de que aquel hombre de Singapurno escatima en los elogios para su hija,que siempre trata de fortalecer suconfianza y autoestima. La gente que nosama y nuestros padres pueden desvivirse

para construir nuestra confianza y, sinembargo, basta con una sola frasenegativa de algún compañero o uncomentario nauseabundo de nuestro jefeo colega, para derribar los logros dequienes nos aprecian.

Cuando nos comparamos con otros ocuando la opinión que tenemos denosotros mismos se basa en lo que otraspersonas piensan, nos volvemosvulnerables y la mentalidad de víctimanos aprisiona. Si no estás dispuesto aaceptarte a ti mismo, tampoco podrásaceptar a otros, lo que te puede llevar aexperimentar soledad y marginación. Undía estaba hablando ante un grupo deadolescentes sobre la manera en que el

deseo de ser popular a veces hace quealgunas personas rechacen a los chicosmenos atractivos o menos atléticos de laescuela. Para ilustrar lo que decía leshice una pregunta muy directa: “¿Acuántos de ustedes les gustaría ser misamigos?”

Para mi alivio, la mayoría de la genteen el salón levantó la mano, pero luegoles lancé una pregunta que los confundiómucho: “Entonces no importa comoluzco, ¿verdad?”

Dejé que lo analizaran por unosminutos. Acabábamos de hablar sobre elhecho de que los chicos y las chicasinvierten mucho tiempo en tratar depertenecer: usan las prendas correctas,se hacen un corte de cabello cool y

tratan de no tener sobrepeso o estardemasiado delgados, no muy bronceadosni muy pálidos.

“¿Cómo pueden desear ser amigos deun tipo sin brazos ni piernas —tal vez eltipo más distinto a ustedes que jamáshayan conocido— pero rechazan a otroscompañeros porque no tienen los jeansde moda, la piel clara o un cuerpo demodelo?”

Cuando te juzgas a ti mismo condemasiada severidad o te presionas enexceso, comienzas a juzgar a los demásde la misma forma. Amarte y aceptartede la manera en que Dios te ama, abriráuna amplia puerta hacia un sentidomucho mayor de paz y plenitud.

Parece ser que las presiones quesufren los adolescentes y los adultosjóvenes son universales. He sidoinvitado a hablar para gente de China yde Corea del Sur porque existe una granpreocupación ante los altos niveles dedepresión y suicidio que hay en esospaíses en donde se trabaja tanto y eldesarrollo se ha tornado vertiginoso.

Llegué a Corea del Sur cuando seestaban llevando a cabo los JuegosOlímpicos de Invierno en Vancouver.Fue muy emocionante ver cómo seesparcían el entusiasmo y el orgullonacional por todas partes de Seúlcuando Kim Yu-Na, la “reina” delpatinaje artístico de Corea del Sur,

logró la primera medalla de oro para supaís. El interés en su lucha era tan fuerteque en su última participación, lasoperaciones de la bolsa de valores delpaís, se desplomaron a la mitad de sunivel habitual.

Yo había aparecido en un documentalque se vio mucho entre la poblacióncristiana de Corea del Sur. Eso provocóque me hicieran varias invitaciones parahablar. La explosión de fe que hay alláes extraordinaria. Mis anfitriones de laiglesia Onnuri me dijeron que loscristianos surcoreanos sienten granpasión por el trabajo misionero.Predecían que, en una década o dos, losmisioneros surcoreanos superarían ennúmero a los misioneros

estadounidenses, lo cual es de llamar laatención dado que Corea del Sur es unpaís mucho más pequeño.

Al entrar a Seúl me asombró elnúmero de iglesias. Se dice que en lacapital se encuentran las tres iglesiascristianas más grandes del mundo. Apesar de que hace sólo cien años habíapocos cristianos en Corea del Sur, ahoracasi un tercio de sus cuarenta y ochomillones de habitantes se considerancristianos. Una de las iglesias en dondehablé, la iglesia Yoido Full Gospel,tiene más de 800 000 miembros queasisten a los servicios en veinte templos.

Tengo amigos que visitan Corea delSur sólo para conocer las iglesias. Las

ceremonias son asombrosas: lasoraciones se hacen en voz alta y lascampanas repican para anunciar elinicio de cada nuevo programa. Sinembargo, a pesar de este fuertecrecimiento espiritual, la genteexperimenta altos niveles de estrésdebido a las largas jornadas de trabajo.La presión también es intensa en lasescuelas: hay una competencia furiosapor ser el mejor. Mucha gente joven sesiente estresada porque cree que elúnico lugar que vale la pena alcanzar esel primero. Si no llegan a la posiciónmás alta, se sienten como perdedores.Yo los exhorté a tomar conciencia deque reprobar un examen no los convierteen fracasados. Ante los ojos de Dios,

todos somos valiosos, así quedeberíamos amarnos a nosotros mismosde la misma forma en que Él nos ama.

El tipo de autoamor y autoaceptaciónque yo promuevo no se trata de amarte ati mismo de una manera egoísta yobsesiva. No, esta forma de amor no esun ensimismamiento. En ella debes darmás de lo que tomas, ofrecer sin que tepidan, compartir cuando no tienesmucho, encontrar felicidad al hacersonreír a otros. En ella, te amas a timismo porque, en realidad, no estáspreocupado por ti: te sientes felizcontigo porque logras hacer felices a losque te rodean.

Pero, ¿qué tal si no te puedes amar

porque nadie más te ama? Me temo queeso es imposible. Verás, tanto tú comoyo somos hijos de Dios; cada uno denosotros puede contar con su amorincondicional, su compasión y superdón. Debemos amarnos, comprendernuestras imperfecciones y perdonarnuestros errores, tan sólo porque Diostambién hace todo esto por nosotros.

En una gira por Sudamérica hablé enun centro de rehabilitación en Colombia.Los adictos y los rehabilitados queformaban el público tenían tan pocointerés en su valor como seres humanos,que casi habían logrado destruirse conlas drogas. Les dije que Dios los amasin importar por cuánto tiempo han sidoadictos. Sus rostros se iluminaron

cuando les aseguré, a través de unintérprete, que Dios los amaba sincondiciones. Si Dios está dispuesto aperdonar nuestros errores y a amarnoscomo somos, ¿entonces por qué nopodemos perdonarnos y aceptarnosnosotros? Al igual que la hija de aquelbanquero de Singapur, los adictoscolombianos habían extraviado sucamino porque, por alguna razón,comenzaron a minusvalorar sus vidas.Sentían que no merecían lo mejor que lavida puede ofrecer; yo les dije que todoseran merecedores del amor de Dios. SiÉl nos perdona y nos ama, nosotrosdebemos amarnos y perdonarnos, yluego luchar por tener la mejor vida

posible.Cuando le pidieron a Jesús que

mencionara cuáles eran losmandamientos más importantes, dijo queel primero era amar a Dios con todo tucorazón, alma, mente y fuerza, y elsegundo era amar a tu prójimo como a timismo. Amarte a ti mismo no significaser egoísta, egocéntrico o ensimismado,significa que tienes que aceptar tu vidacomo un regalo que se debe nutrir ycompartir como bendiciones para otros.

En lugar de regodearte en tusimperfecciones, tus fallas o tus errores,enfócate en las bendiciones y en lacontribución que puedes hacer, ya sea através de talento, conocimiento,sabiduría, creatividad, trabajo duro o

nutriendo almas. No tienes quecomplacer a nadie porque tú puedestener tu propia definición de lo que esser perfecto.

EL BRILLO INTERNO

Elisabeth Kübler-Ross, psiquiatra yescritora, dijo que las personas soncomo ventanas con vidrios sucios:“Brillan y centellean cuando sale el sol,pero, cuando cae la oscuridad, suverdadera belleza sólo se puedeapreciar si hay una luz que provenga deadentro”. Para vivir sin límites y, en

especial, para sobrevivir la oscuridadde la depresión, la adicción a lasdrogas, el alcoholismo o cualquierproblema importante, tú debes encenderesa luz de adentro. Debes creer en tupropia belleza y valor, creer que eresuna persona capaz de marcar ladiferencia, alguien que importa.

El primer paso trascendente paravivir una vida sin límites, es encontrar tupropósito. Conservar la esperanza parael futuro y tener fe en las posibilidades,incluso en los tiempos difíciles, será loque te mantenga en movimiento hacia tuobjetivo. Pero para sentirte pleno, tucorazón debe saber que tú eresmerecedor del éxito y la felicidad.

Tengo un amigo que se siente tan

cómodo consigo mismo, tan en paz y tanentusiasmado por desarrollar suscualidades, que parece como si sóloirradiara buenos sentimientos. Meencanta estar con él: se ama pero no esvanidoso, se acepta a sí mismo como unhombre bendecido aun cuando las cosasno salen como espera y a pesar de quelucha igual que tú y yo.

Estoy seguro de que conoces a genteque irradia ese tipo de vibra agradable,así como, tal vez, también conoces agente que es todo lo opuesto, aquellacuya amargura y odio hacia sí mismaaleja a todos. El no aceptarse unomismo, no sólo conduce a laautodestrucción, también a la soledad.

Si tu brillo no proviene de adentro, talvez es porque dependes de que otraspersonas te validen, te den confianza y tehagan sentir apreciado. Ten cuidado: ésecamino sólo te va a conducir a ladesilusión porque, antes que nada, debesaceptarte tú mismo. La única mediciónimportante de tu belleza y de tu valorcomo persona, debe provenir de dentrode ti.

Lo sé, es fácil de decir pero difícil dehacer, yo también he tenido que lidiarcon esto. Habiendo sido hijo de padrescristianos, siempre se me enseñó queJesús me amaba y que me había creadode acuerdo con su plan. Por supuesto,todas las enseñanzas bíblicas de mis

padres y los esfuerzos que hacía mifamilia para animarme se derrumbabancuando algún mocoso corría hacia mí ygritaba: “¡Eres un fenómeno!”

La vida puede ser muy cruel, la gentees irracional o simplemente mala onda.Así que debes ser capaz de buscarfortaleza dentro de ti y, si eso falla,siempre puedes mirar hacia arriba, haciaDios, la fuente más poderosa de fuerza yamor.

Aceptarse y amarse a uno mismo sonnociones fundamentales, sin embargo, aveces son mal entendidas en estostiempos. Te debes amar como el reflejoque eres de Dios y como alguien que fuedepositado en esta tierra para hacer unacontribución especial. Hay muchos

adolescentes y adultos que se quedancon el significado más superficial yllegan a los extremos del narcisismo y laautoindulgencia. Esto se debe en buenaparte al culto a la belleza y lacelebridad que se promueve en losreality shows, las películas, lospodcasts y los videos. Cuando ves esosprogramas es muy fácil olvidar queexiste un propósito más grande que el deverse bien, vivir con lujos o ligar. No esde sorprenderse que haya máscelebridades en centros derehabilitación que asistiendo a laiglesia. Muchas de esas personas adorana los falsos dioses de la vanidad, elorgullo y la lujuria.

Siendo honesto, no creo queanteriormente haya habido unageneración a la que le hayan mentidotanto como a ésta. Todo el tiempo nosbombardean con la idea de que tenemosque lucir de cierta forma, tener ciertoauto y cierto estilo de vida parasentirnos plenos, amados, apreciados opara que los demás validen nuestrostriunfos. Hemos llegado al peligrosopunto en el aspecto cultural, en queaparecer en un video de indiscrecionessexuales se considera un camino a lafama, la fortuna y la plenitud.

¿No crees que sería mejor si lospaparazzi persiguieran a la gente que setitula de posgrados, o a misioneros que

transportan medicina y esperanza paralos pobres y necesitados, en lugar de irtras las celebridades que abandonan surehabilitación cargando sus antecedentespenales y cicatrices de agujas en losbrazos? Pero no todo está perdido. Hevisto cantidades apabullantes de gente,joven y mayor, que asiste a ceremoniasreligiosas y festivales de alabanza, genteque busca la satisfacción de aprender aamar a su prójimo. He visto jóvenes yadultos pasar sus vacacionesconstruyendo casas en países nodesarrollados y prestando servicios agente necesitada en zonas de granpobreza en Estados Unidos. No todomundo está obsesionado con la cirugíaplástica, la liposucción y los bolsos de

Louis Vuitton.Cuando permites que los bienes

materiales y la belleza superficial teatrapen, y cuando permites que otrosdefinan tu valor, estás cediendodemasiado de ti y arriesgándote a quetus bendiciones se desperdicien.

Después de ver mi DVD, Kristy meescribió: “Tú me hiciste comprenderque no sirve de nada lograr que alguiente ame si no te amas tú mismo. Te vihace más de un año y hoy lo estoyhaciendo de nuevo. Comprendí quedebía decirte lo que has hecho por mí.Me has enseñado a defenderme, aamarme por lo que soy y a vivir mi vidade la manera que yo deseo hacerlo…

Ah, y por cierto, ahora que ya cambié lamanera en que me siento respecto a mímisma, mi novio ha notado una grandiferencia y te lo agradece. Siempretemía por mí, le daba miedo que yopudiera hacer algo estúpido algún díacomo suicidarme. Pero he cambiado y¡mi vida es mucho más feliz!”

AUTOACEPTACIÓN

Mi mensaje tuvo resonancia en Kristyporque alguna vez estuve en el mismolugar que ella. Un día, cuando tenía sieteaños, llegué a casa tras un día departicular rechazo y desilusión. Pasé

horas mirándome en el espejo. Lamayoría de los adolescentes sepreocupan porque tienen acné y porquedesean mantener su cabello bajo control.Yo tenía que lidiar con los mismosproblemas que ellos y, además, afrontarel reto de no tener miembros.

En verdad soy un tipo raro, pensé.El dolor se apoderó de mí, me permití

aullar con autocompasión durante unoscinco minutos. Pero luego, una voz en loprofundo, dijo: Okay, como dice tumamá, te faltan algunas piezas ycachitos, pero, también tienes cosasbuenas.

P e ns é , menciona una. Te reto.Vamos, encuentra una sola cosa y será

suficiente.Estudié mi imagen un rato más y logré

encontrar algo positivo.Tengo lindos ojos. Las chicas me han

dicho que tengo lindos ojos. Si acasono tengo nada más, ¡al menos cuentocon eso! Y nadie puede cambiarlo. Misojos nunca van a cambiar, así quesiempre tendré lindos ojos.

Cuando sientes que tu ánimo sederrumba porque alguien te lastimó, tedesdeñó o se comportó como unbravucón contigo, ve al espejo yencuentra algo que te encante de ti, algúndetalle o algo que te haga sentir bienrespecto a tu persona. Explora esacualidad durante un rato y agradece portenerla, aprende que tu belleza y tu valor

provienen de esa persona especial quenaciste para ser.

No exageres y reclames: “No haynada especial en mí”. Somos muyseveros con nosotros mismos, enespecial cuando nos comparamos conotros y salimos perdiendo. Lo veomucho entre los adolescentes; muchos deellos batallan porque se sienteninadecuados o porque creen que nadielos amará jamás.

Es por ello que he insistido endecirles: “Yo te quiero como eres, paramí eres hermoso/hermosa”.

Son unas sencillas palabras quevienen de mí, un extraño que tiene unaapariencia extraña. Son palabras que

ofrezco en la mayor parte de miscompromisos para hablar en escuelas ypara grupos juveniles. Pero esassencillas palabras parecen tocar algunasfibras. De hecho, casi siempre larespuesta es muy notable. La reaccióntípica comienza con un gimoteo apagadoo sollozos suaves. Me asomo para ver sihay alguna chica con la cabeza agachadao algún chico con las manos en surostro. Luego, una serie de fuertesemociones se apoderan del salón comosi fueran contagiosas. Las lágrimasruedan por las jóvenes mejillas. Loshombros tiemblan por el llanto. Lasniñas se acurrucan entre ellas y loschicos salen para ocultar sus rostros.

Las primeras veces que esto sucedió,

me sentí desconcertado. ¿Qué sucede?¿Por qué responden con tal emoción?

Las extremidades de mi público hancontestado esas preguntas. Cuandotermino los discursos, tanto jóvenescomo gente mayor, se forman paraabrazarme y compartir sus sentimientos.La respuesta es abrumadora una vezmás, a veces llegan a formarse durantehoras.

Ahora, está bien que soy bastanteguapo, pero la gente no se forma porhoras para abrazarme sólo porque soyencantador. Sé que lo que en realidadlos invita a acercarse es el hecho de quelogro desatar por ahí un par de fuerzasque a muchos les hace falta en la vida:

el amor incondicional y laautoaceptación.

El de Kristy es tan sólo uno demuchos correos electrónicos y cartasque recibo. También tengoconversaciones personales con personasjóvenes y mayores que han llegado apensar en el suicidio porque sienten queperdieron la capacidad de amarse a símismos. Cuando te sientes herido,construyes murallas a tu alrededor paraevitar que te vuelvan a hacer daño. Sinembargo, es imposible que construyasuna muralla para rodear tu corazón. Y sitan sólo logras amarte por lo que eres,por toda la belleza natural que radica entu interior y en tu exterior, las otraspersonas se sentirán atraídas y lograrán

descubrir tu belleza también.

ÁMATE LO SUFICIENTE PARAPODER REÍRTE DE TI MISMO

La gente que nos ama y nuestros amigospueden decirnos cien veces al día quesomos hermosos, que nos aman y que losmalos tiempos pasarán. Pero, confrecuencia hacemos a un lado suspalabras de apoyo y nos aferramos aldolor. Yo hice eso durante años; mispadres pasaban semanas tratando dedeshacer el daño causado por uno o dosniños que me molestaban en la escuela,

pero, cuando finalmente se acercó a míuna persona de mi edad, me sentítransformado. Cuando una chica de misalón me dijo que “me veía bien”,caminé en las nubes por un mes.

Claro, poco tiempo después despertéteniendo trece años y con un grano en lanariz. No era agradable, era gigante, eraun enorme jitomate, no un grano.

“Mira esto, es una locura”, le dije amamá.

“No te rasques”, me contestó.“¿Con qué me lo voy a rascar?”, me

pregunté.Me fui a la escuela con la sensación

de que era el tipo más horrible delplaneta. Cada vez que pasaba por unsalón y veía mi reflejo en las ventanas,

deseaba salir corriendo y ocultarme. Seme quedaban viendo otros chicos. Yoseguía con la esperanza de quedesapareciera, pero, dos días después,había crecido aún más. Era el grano másrojo y más grande del universo.Comencé a pensar que llegaría a ser másgrande que el resto de mí.

¡La monstruosa deformidad no se iba!Ocho meses después, el asqueroso granoseguía ahí. Me sentía como el Rodolfo(el reno de la nariz roja) australiano.Por fin, mamá me llevó a undermatólogo; le dije que quería que meextrajera el grano, incluso si esoimplicaba una cirugía mayor. Meexaminó con una enorme lente de

aumento —como si el grano no pudieraverse suficientemente bien— y dijo:“Hmmmmm, no es un grano”.

Lo que sea, pensé, deshagámonos deél, ¿sí?

“Es una glándula sebácea inflamada”,dijo. “La puedo cortar o quemar, pero,de cualquier manera, te va a dejar unacicatriz más grande que este puntitorojo”.

¿Puntito rojo?“Pero, es tan grande que no puedo ver

en dónde empieza y dónde termina”,protesté.

“¿Preferirías tener una cicatriz de porvida?”, me preguntó.

El enorme no-grano permaneció en minariz. Oré y me quejé por un tiempo,

pero al final, comprendí que esebrillante foco rojo en mi nariz no era unadistracción mayor que mi falta deextremidades. Si las personas noquieren hablar conmigo, pues ellas selo pierden, decidí.

Si cachaba a alguien mirando el granofijamente, hacía alguna broma. Le decíaque estaba tratando de que me crecierauna nariz extra para venderla en elmercado negro. Y, cuando la gente veíaque me podía reír de mí mismo,comenzaban a reír conmigo y sentirempatía. Porque, después de todo,¿quién no ha tenido alguna vez un grano?Hasta Brad Pitt los tiene.

A veces, con nuestra propia actitud,

logramos agrandar los problemas, comocuando los tomamos demasiado en serio.Tener un grano es parte del trato, todossomos humanos perfectamenteimperfectos. Tal vez algunos lo somosmás que otros, pero todos tenemos fallasy defectos. Es esencial que no tomemosmuy en serio cada arruga o verruguitaporque, algún día, en verdad te va asuceder algo muy serio, y entonces, ¿quévas a hacer? Entonces, prepárate parareír de los pequeños zapes que te da lavida y los baches que te aparezcan en lanariz.

Se ha demostrado que la risa puedereducir el estrés gracias a la producciónde endorfinas. Las endorfinas sonhormonas, son un relajante natural del

cuerpo que fortalece el sistemainmunológico y mejora la circulación,además de que lleva oxígeno al cerebro.No está mal, ¿verdad? Los estudiostambién han demostrado que la risa tehace más atractivo ¿Premio doble?

LA BELLEZA ES CIEGA

¿Sabes qué cosa es de verdad hilarante?La vanidad. Lo es porque, justo cuandosientes que te ves bien y sexy, preparadopara aparecer en la portada de la revistaPeople, te llega una lección de la vidaque te hace comprender que la belleza,

en realidad, se encuentra en los ojos dequien la contempla. Y que lo que seencuentra afuera no es ni la mitad deimportante que lo que hay en el interior.

Hace poco conocí a una niñaaustraliana que es ciega. Estábamos enuna carrera para reunir fondos ycomprar equipo médico para niñosnecesitados. La niña tenía unos cincoaños y su mamá me la presentó cuandoterminó el evento. La madre le explicó ala niña que yo había nacido sin brazos nipiernas.

La gente ciega a veces me pidepermiso para tocar mi cuerpo paracomprender lo que es una persona sinmiembros. A mí no me molesta, así que,cuando la niña preguntó si podía “ver”

por sí misma, yo le dije que sí. Su mamáguió sus manos sobre mis hombros y mipie izquierdo. La reacción de la niña fuemuy interesante; tuvo mucha calma altocar los huecos en mis hombros y miextraño pie. Luego, cuando colocó susmanos en mi rostro, ¡gritó!

Fue graciosísimo.“¿Qué pasa? ¿Te asusta mi hermoso

rostro?”, le pregunté, riéndome.“¡No! Es todo ese pelo que tienes.

¿Eres un lobo?”La nena nunca había sentido una

barba, así que cuando tocó la mía, seespantó. ¡Le dijo a su mamá que era muytriste que yo estuviera tan peludo!Aquella niña tenía sus propias opiniones

sobre lo que es ser atractivo y quedóclaro que mi barba no estaba en la lista.No me sentí ofendido, mejor aún, me diogusto recordar que la belleza reside enlos ojos —y en el tacto— de quien la“contempla”.

CELEBRA TU UNICIDAD

Nosotros, los humanos, somos una bolade tontos. Pasamos la mitad del tiempotratando de pertenecer a la multitud y laotra mitad tratando de destacar. ¿Por quées así? Yo he caído en ese error, y estoyseguro de que tú también. Y es queparece ser universal, parece ser parte de

nuestra naturaleza humana. ¿Por qué nopodemos estar contentos con nosotrosmismos, sabiendo que somos creacionesde Dios, fabricados para reflejar sugloria?

Cuando era niño e iba a la escuela, aligual que muchos otros adolescentes, mesentía desesperado por pertenecer. Y¿has notado que los chicos que quieren“ser diferentes”, por lo general se juntancon otros muchachos que se visten,hablan y actúan igual a ellos? ¿Qué ondacon eso, cuate? ¿Cómo puedes serdiferente, si toda la gente con la que tejuntas usa el mismo tipo de ropa negra,esmalte de uñas negro, labial negro ydelineador negro? ¿Acaso eso no te

hace, sólo, igual?Los tatuajes y los piercings solían ser

una manifestación rebelde delindividualismo. Pero ahora, hasta lasmamás que ves en las tiendas tienentatuajes y piercings. Tiene que haberuna mejor manera de celebrar tuindividualidad que seguir las mismasmodas y tendencias que llevan lasmamás en los centros comerciales, ¿no?

Yo he adoptado una actitud que tepuede funcionar a ti. He decidido que mibelleza radica en mis diferencias, en elhecho de que soy distinto a todos losdemás. Tengo unicidad. Nunca, nadie,podrá decir que soy “promedio” o “sóloun tipo más”. Tal vez no soy el más altoentre la multitud, pero, ciertamente,

destaco.Esa actitud me ha servido porque, a

menudo, los niños y la gente mayor queme conoce, tienen reacciones peculiares.Los niños tienden a pensar que soy deotro planeta o que soy una especie demonstruo. Los adolescentes tienen unaimaginación sórdida, por lo que suelenasumir que me desmembró algúnmaniático con un hacha o algo igual dehorripilante. Los adultos también llegana conclusiones extrañas, a vecessospechan que soy un maniquí o unamarioneta.

En una ocasión, cuando visitaba aunos parientes en Canadá, me llevaron,por primera vez, a pedir dulces el día de

brujas. Habían encontrado unaespeluznante y enorme máscara deanciano que cubría todo mi cuerpo. Mela pusieron y me llevaron de puerta enpuerta. Al principio, las personas noreaccionaban del todo, y nos dimoscuenta de que era porque no creían queyo fuera de verdad. Lo comprendimoscuando una mujer colocó algunas de mispaletas favoritas en mi bolsa y yo dije:“¡Gracias! ¿Truco o trato?”

La mujer se encogió y saltó haciaatrás. “¿Hay un niño ahí dentro?”,preguntó gritando. “¡Pensé que traían unmuñeco!”

Bueno, la verdad es que sí soybastante bonito, pensé.

Ya aprendí a sacarle el mayor jugo a

mi unicidad, especialmente cuando mesiento juguetón. Me encanta pasear porlos centros comerciales con mis primosy mis amigos. Hace algunos años,estábamos en un centro comercial enAustralia y vimos un aparador con ropainterior Bonds, que es la versiónaustraliana de Haines o Jockey, es unamarca de calzoncillos que ya tienemuchos años en el mercado.

El maniquí tenía puestos unos Bonds“blancos y ajustados”. Su cuerpo eraigual al mío: pura cabeza y torso, sinmiembros y con un atractivo six-pack demúsculos abdominales. Yo traía mispropios Bonds, así que mis primos y yodecidimos que podía servir como

maniquí de aparador. Nos metimos a latienda y ellos me levantaron hasta labase de la ventana, luego me coloquéjunto al maniquí.

Durante cinco minutos me quedécomo carnada para los visitantes delcentro comercial. Cada vez que pasabancompradores y se detenían frente alaparador, yo me contoneaba, sonreía,guiñaba o hacía una reverencia ¡y lagente se horrorizaba! Por supuesto, estapequeña broma provocaba las tremendascarcajadas de mis cómplices, quienesobservaban desde afuera de la tienda.Después bromeaban diciendo que, si micarrera de orador público llegaba aterminar, siempre tendría la oportunidadde encontrar trabajo como maniquí de

tienda departamental.

ALIGERA LA CARGA

He aprendido a reírme de misdiscapacidades y de las peculiaresreacciones que provocan en la gente.Pero hay todavía un método mejor parasobreponerte a las dudas que puedastener sobre tu valía o tu capacidad paraamarte por lo que eres. En lugar deregodearte en la compasión, trata dealigerar el dolor de alguien más.Enfócate en alguien que lo necesite.

Puedes ser voluntario para servir

comidas en un asilo, recaudar dineropara huérfanos, organizar un evento parabeneficiar a víctimas de un terremoto.Encuentra patrocinadores que te puedandonar dinero si participas en unacaminata de caridad, en un paseo enbicicleta o en algún maratón de baile.Levántate y busca.

Cada vez que yo lo hago, descubroque es tal vez la mejor solución paraalguien que no ha podido encender la luzdel amor en su interior.

Si no puedes resolver tus propiosproblemas, trata de ser la solución paraalguien más. Después de todo, es mejordar que recibir, ¿no? Si no te amas a timismo, entonces, entrégate. Tesorprenderá lo valioso que te sentirás si

lo haces.¿Cómo es que lo sé? Vamos, amigo,

mírame, mira mi vida. ¿Te parece quesoy una persona feliz y plena?

Una rinoplastia no te va a dar unavida llena de alegría, un Ferrari nologrará que te admiren millones depersonas. Tú ya tienes lo que se necesitapara ser amado y valorado, lo único quetienes que hacer es dejarlo fluir ymaximizar todo lo que hay en ti. Nosiempre serás perfecto, pero no hayproblema. No se trata de llegar a serperfecto mientras vives, se trata deintentarlo.

Lo que tienes que hacer es seguirpresionando, creciendo, ofreciendo todo

lo que tienes para dar. Al final podrásvoltear y decir: Di lo mejor de mí.

Mira ahora mismo en el espejo y di:“Éste es el que soy y acepto el reto deser lo mejor que se pueda”. Tú ereshermoso porque Dios te creó paracumplir su propósito. Tu reto está enencontrar cuál es ese propósito,inundarlo de esperanza, conducirlo confe y poner tu unicidad al servicio de lomejor.

La única cura segura para lacompasión es amarse y aceptarse a símismo. Las drogas, el alcohol y lapromiscuidad, sólo ofrecen aliviotemporal. Tarde o temprano siempre tetraerán más dolor. Cuando logréaceptarme como hijo de Dios y como

parte de su plan, mi vida cambió parasiempre. Tal vez tú no crees en Cristo,pero puedes creer en tu valor y en elpropósito que tienes en este planeta.

SÉ UN AMIGO Y SÉ FELIZ

El mejor consejo que tengo paraencontrar la felicidad interior es tratarde ver más allá de ti mismo y usa tustalentos, tu inteligencia y tu personalidadpara que la vida de alguien más, puedaser mejor.

Cuando tenía dieciséis años yestudiaba en la preparatoria Runcorn

State, en Queensland, por lo generaltenía que esperar una hora o más paratomar el transporte que me llevaría acasa al terminar las clases. La mayoríade las veces me quedaba platicando conotros chicos o con el señor Arnold, ungran tipo. Él era el intendente de laescuela, pero era una de esas personasque brillan desde adentro. Estaba tan enpaz consigo mismo y se veía tan cómodoen su overol, que todos lo respetaban ydisfrutaban de su compañía.

El señor Arnold podía hablar sobrecualquier tema. Era un hombre espiritualy sabio, algunos días dirigía discusionescon jóvenes cristianos durante el recreo.A pesar de que yo le había dicho que noera muy religioso que digamos, me

invitó a unirme a las pláticas. Él mesimpatizaba mucho, así que comencé aasistir a las sesiones.

En esas reuniones, el señor Arnoldinvitaba a los chicos a hablar sobre susvidas, pero yo siempre decliné “Vamos,Nick, nos gustaría escuchar tu historia”,decía. “Queremos conocerte mejor ysaber lo que piensas”.

Me negué a participar durante tresmeses. “No tengo una historia paracontar”, le decía.

Finalmente, el señor Arnold me ganó;los demás chicos hablaban sobre sussentimientos y experiencias con muchafranqueza, así que en algún momentodecidí hablar sobre mí en la siguiente

sesión. Me sentía nervioso, por lo quepreparé unas tarjetas con los puntos másimportantes. (¡Sí, ya sé, qué ñoño!)

No esperaba impresionar a nadie,sólo quería que sucediera pronto y salirde ahí. O, por lo menos, eso fue lo queme decía a mí mismo. Otra parte de mítambién quería mostrar a los chicos quetenía los mismos sentimientos,preocupaciones y temores que elloshabían expresado.

Ese día hablé durante diez minutossobre lo que era crecer sin brazos nipiernas. Les conté historias tristes ytambién otras alegres. No quería sonarcomo víctima, así que también platiquéde mis victorias. Como era un grupocristiano, mencioné que hubo ocasiones

en las que sentí que Dios me habíaabandonado o que yo era uno de susraros errores. Después les expliquécómo logré comprender que tal vezhabía un plan para mí, pero que no sehabía revelado aún.

“Estoy aprendiendo con muchalentitud a tener fe en que no fui unerror”, dije, tratando de aligerar elambiente con algo gracioso.

Al decir la verdad, me sentí tanrelajado cuando terminé de hablar, queme dieron ganas de llorar. Pero para misorpresa, eran los otros chicos en elsalón quienes sollozaban.

“¿Estuvo mal?”, le pregunté al señorArnold.

“No, Nick”, me dijo. “Al contrario, lohiciste muy bien”.

Al principio creí que sólo estabatratando de ser amable y que los chicosdel grupo fingían sentirse conmovidospor mi presentación. Porque, después detodo, eran cristianos y se supone que loscristianos son amables.

Pero entonces, uno de los chicos delgrupo me invitó ha hablar con el grupojuvenil de su iglesia. Luego llegó lainvitación de otro chico para visitar suescuela dominical. Durante lossiguientes dos años, recibí docenas deinvitaciones para compartir mi historiacon grupos en iglesias, organizacionesjuveniles y otros clubes.

En la preparatoria había tratado deevitar a los grupos cristianos porque noquería que me identificaran como el hijodel predicador que sólo piensa en lareligión. A veces actuaba con rudeza,incluso maldecía para que me aceptarancomo a cualquier otro chico. La verdades que yo mismo no me había aceptadoaún.

Pero, obviamente, Dios tiene un gransentido del humor. Me encaminó parahablar ante el grupo que había yo habíaestado evitando y, después, fue justo ahíque reveló el propósito que tenía paramí en la vida. Me mostró que, a pesar deque no era perfecto, tenía riquezas paracompartir y bendiciones para aligerar la

carga de otros.Aplica de igual manera para ti:

compartimos nuestra imperfección.Necesitamos compartir los hermososdones que nos han sido otorgados. Mirahacia adentro, hay una luz ahí que esperaencenderse pronto.

CINCO

LA ACTITUD ES ALTITUD

Cuando establecí una compañía paraorganizar mis compromisos comoorador en el ámbiente corporativo, se

me ocurrió llamarla Actitud es Altitud,porque, de no haber tenido una actitudpositiva, nunca habría sido capaz deelevarme sobre mis discapacidades yllegar a tanta gente.

Lo más probable es que te sientastentado a desdeñar el concepto de“ajuste de actitud” porque se haconvertido en un lugar común de lapropaganda motivacional y de losmateriales de entrenamiento parasuperación personal. Pero en realidadhay un gran poder que proviene delcontrol de tu actitud, de ajustar tucarácter y deshacerte decomportamientos que puedan amenazarla capacidad que tienes de vivir sinlímites. El psicólogo y filósofo William

James, quien era académico de laUniversidad de Harvard, dijo que unode los mayores descubrimientos de sugeneración había sido la comprensión deq ue , al cambiar nuestras actitudes,podíamos cambiar nuestras vidas.

Aunque no te hayas dado cuenta, túves el mundo a través de tu propiaperspectiva individual, y estaperspectiva, a su vez, se basa en lo queconsideras bueno o malo, correcto oincorrecto, justo o injusto. Tusdecisiones y actos se basan en esasactitudes, por lo que, si lo que has hechohasta el momento no ha funcionado,entonces tienes en tus manos el poder deajustar tu actitud y cambiar tu vida.

Imagina que tu actitud es el controlremoto de tu televisión: si el programaque ves no te agrada en lo absoluto,entonces, sólo toma el control y cambiade canal. Así, cuando no obtienes losresultados deseados, puedes ajustar tuactitud más o menos de la misma forma,sin importar el tipo de desafíos queenfrentes.

Linda, maestra de música, escribió ydescribió la forma en que suextraordinaria actitud le ayudó areponerse tras un accidente que sufrió ensu infancia y que muy bien podría haberarruinado su vida. Estaba en la primariacuando quedó severamente lastimada enun accidente automovilístico. Linda pasó

dos días y medio en coma y, cuandorecuperó la conciencia, no podíacaminar, hablar ni comer.

Los doctores temían que Lindahubiese quedado dañada de susfacultades mentales y no pudiera hablaro caminar con normalidad nunca más.Sin embargo, su mente, su capacidad dehabla y su cuerpo, se recuperaron poco apoco. De hecho, el único problemamédico que aún tiene como recuerdo deaquel horrible accidente, es que su ojoderecho quedó dañado y tiene visiónlimitada.

Esta mujer atravesó por un dolorincreíble, soportó muchas operaciones ytodavía tiene un problema de visión.Hubiese sido muy fácil para ella sentirse

la víctima y amargarse. No podríasculparla si dijera que la vida la hatratado de una manera injusta. Sinembargo, la actitud que adoptó fue lasiguiente:

“A veces me siento frustrada porquemis ojos no funcionan concoordinación”, me escribió. “Pero luegorecuerdo de dónde vengo y en dóndepodría estar, y me doy cuenta de queDios me salvó por una razón: para vivircomo testigo de su obra en mi vida. Miojo es un recordatorio de que no soyperfecta, pero no hay problema, deboconfiar por completo en Él para tenerfuerza. Dios eligió mostrar su poder através del problema de mi ojo. A pesar

de que soy débil, Él es fuerte”.Linda prefirió aceptar que su visión

imperfecta es parte del “perfecto planque Dios tiene para mi vida”, segúnescribió. “Él modificó mi actitud frentea la vida porque, como ahora sé quepuedo morir en cualquier instante, tratode vivir para Él todo el tiempo posible.Además, ahora siempre trato de ver ellado positivo de las cosas, deentregarme por completo a Dios y alprójimo y de preocuparme en verdadpor la gente que me rodea”.

En lugar de enfocarse en la visiónlimitada que tiene en uno de sus ojos,Linda decidió sentirse agradecidaporque puede pensar, hablar, caminar yvivir una vida normal en casi todos los

sentidos. Tú y yo también tenemos lacapacidad de elegir nuestras actitudesasí como ella lo hizo.

Y no tienes que ser un santo paralograrlo, es perfectamente normal que alsufrir una tragedia o atravesar una crisispersonal, pases las etapas de miedo,enojo y tristeza. Pero en algún momentotodos tenemos que decir: “Sigo aquí.¿Quiero pasar el resto de mi vidarevolcándome en la miseria, o quierosuperar lo que sucedió y seguir tratandode alcanzar mis sueños?”

¿Acaso es fácil hacerlo? No, no lo es;se requiere de mucha determinación, sinmencionar que también necesitas unpropósito, esperanza, fe y creer que

tienes talentos y habilidades que debescompartir. Y Linda es tan sólo unejemplo más entre mucha, mucha genteque ha demostrado que sí se puedensuperar los desafíos con una actitudpositiva. La única verdad, antigua,probada e innegable, es que tú y yo notenemos ningún control sobre lo que nossucede, pero sí tenemos control sobre laforma en que reaccionamos. Si elegimosla actitud correcta, nos podemossobreponer a todos los imprevistos quedebemos afrontar.

Lo más probable es que no tengascontrol sobre el próximo obstáculo queaparezca en tu vida. Imagina que unhuracán llega a tu casa, un conductorebrio choca contra tu auto, tu jefe te

corre, tu pareja te dice “necesitotiempo”. En fin, todos recibimos eso devez en cuando. Así que puedes sentirtetriste y mal, pero luego, levántate ypregunta: ¿Qué sigue? Después de unrato de sollozar, de quejarte o dederramar todas las lágrimas en tupecera, levántate y efectúa un ajuste entu actitud.

PARA RECARGAR LAS PILAS

Puedes modificar tu actitud y cambiar tuvida sin necesidad de tomar píldoras,visitar al psicólogo o escalar hasta lo

alto de una montaña para consultar a ungurú. A lo largo de este libro te hemotivado para que busques tu propósito,para que tengas esperanza para el futuroy fe en las posibilidades que se lepresentarán a tu existencia. Esosatributos te permitirán tener una basesólida y una razón para sentirte contento,y ésa es la fuente de energía para ajustartu actitud. Es algo parecido a lasbaterías del control remoto de latelevisión.

¿Alguna vez has conocido a alguienexitoso, pleno y feliz que también seapesimista? Yo no. Y eso es porque eloptimismo te recarga las pilas, te dacontrol sobre tus emociones. En cambio,el pesimismo debilita tu voluntad y

permite que tu ánimo controle tusacciones. Cuando tienes una visiónoptimista, puedes ajustar tu actitud parasacar lo mejor de una mala situación. Aesto a veces se le describe como“reencuadre” porque, aunque no siemprepuedes cambiar tus circunstancias, sípuedes cambiar la manera en que laspercibes.

Al principio vas a tener que haceresto de manera consciente, pero,después de practicarlo por algún tiempo,se volverá automático. Yo paso muchotiempo de gira con mis cuidadores y, alprincipio de mi carrera como orador,cada vez que se cancelaba un vuelo operdíamos el avión, me costaba mucho

trabajo controlar mi enojo y frustración.Pero en algún momento tuve queenfrentar el hecho de que cuando viajascon tanta frecuencia como yo lo hagosiempre surgen problemas. Además, yaestaba demasiado grandecito para andarhaciendo berrinches y, si no puedespatalear, como que van perdiendo suatractivo.

Yo me vi forzado a ajustar mi actitudrespecto a los problemas inherentes alos viajes. Ahora, cada vez que nosvemos forzados a esperar por horas enun aeropuerto o tenemos que cambiar losplanes de forma abrupta, trato de evitarel estrés, la frustración y el enojo: meenfoco en buscar una interpretaciónpositiva del suceso. Empiezo a lanzar

pensamientos optimistas como: Seretrasó el vuelo por el mal tiempo, ¡québueno! Si evitamos la tormentatendremos un viaje más seguro . O bien,p i e ns o : Cancelaron el vuelo porproblemas mecánicos. Bien, porqueprefiero esperar, aquí en tierra quereparen el avión, que estar en el aireen una nave averiada.

Claro que todavía prefiero tener unviaje sin problemas, pero, de no ajustarmi actitud, la alternativa era sumergirmeen los aspectos negativos y eso no essaludable. Cuando permites que lascircunstancias que están más allá de tucontrol determinen tu actitud y tusacciones, te arriesgas a caer en una

espiral sin fondo de decisionesapresuradas y juicios subjetivos. Tearriesgas a exagerar, a rendirtedemasiado pronto y a perder esasmaravillosas oportunidades quesiempre, la verdad, siempre surgencuando crees que la vida no podríaempeorar.

El pesimismo y la negatividad se vana encargar de que nunca te sobrepongasa las circunstancias. Así que, cuandosientas que los pensamientos negativoshacen que te hierva la sangre, cambia lasintonía y reemplázalos con un diálogointerior más positivo y alentador. Aquíte presento algunos ejemplos depensamiento negativo contrapensamiento positivo que te ayudarán a

identificar tus voces interiores.

UNA ACTITUD SANADORA

Mi amigo Chuck tiene cuarenta años y elaño pasado se enteró de que el cáncercontra el que había luchado dos vecescuando tenía veintitantos, había vuelto aaparecer.

En esta ocasión, el tumor estaba tanincrustado en algunos órganos vitales,que los doctores no podrían tratar deextirparlo sino tratarlo con radiación. Laprognosis no se veía alentadora, dehecho, mi amigo estaba en seriosproblemas. Chuck es esposo y padre, yestá rodeado de un enorme círculofamiliar y de amigos. Es por eso quetenía un propósito. También teníaesperanza, fe y amor por sí mismo ytodo eso le ayudó mucho. Chuck decidióadoptar una actitud peculiar: asumió queno iba a morir. De hecho, a pesar de suenfermedad, se comportaba como si nofuera un hombre enfermo. Estabadecidido a permanecer con el ánimo en

alto y enfocado en seguir adelante con suvida.

Nadie hubiese descrito a Chuck comoun hombre afortunado en ese momento,¿verdad? Sin embargo, el mero hecho deque la radiación no era viable, terminósiendo algo afortunado. Verás, losdoctores de Chuck en St. Louis eranparte de un programa de prueba para unadroga experimental contra el cáncer queno requiere radiación. En lugar de eso,la droga identificaba células cancerosasy las eliminaba. Dado que lostratamientos tradicionales no eranapropiados para el tumor de Chuck, eraperfectamente elegible para lostratamientos experimentales. Pero lo queen realidad convenció a los doctores de

incluirlo en el programa fue su actitudpositiva. Ellos sabían que Chuckrealmente aprovecharía su oportunidad,y así lo hizo.

Mientras le inyectaban la drogaexperimental contra el cáncer a travésde un sistema intravenoso, Chuckaprovechaba el tiempo. Se subía acorrer en la caminadora y levantabapesas. Su actitud era tan positiva y suenergía tan fuerte, que tuvo problemaspara convencer a los empleados delhospital que en realidad pertenecía alpiso de tratamiento contra el cáncer. “Esque usted no se ve ni actúa como nuestropaciente típico”, le dijeron.

Chuck visitó a su doctor después de

unas cuantas semanas de estar entratamiento con la droga experimental.El doctor le dijo que había sucedidoalgo extraño, “No puedo encontrarninguna señal del tumor”, dijo.“Desapareció”.

Los doctores no estaban seguros si loque venció al tumor fue la drogaexperimental, la actitud de Chuck, unmilagro o la combinación de las trescosas. Todo lo que te puedo decir es queChuck salió de ese hospital sin cáncer yfuerte como un toro. A pesar de todaslas señales de que enfrentaría a lamuerte, él decidió tomar una actitudpositiva y no enfocarse en suenfermedad, sino en su propósito, en laesperanza, la fe y la convicción de que

podría beneficiar a otros.

ESCOGE UNA ACTITUD

Date cuenta de que Chuck y Lindaeligieron actitudes que les permitieronelevarse por encima de las dificultades,sin embargo, fueron actitudesligeramente distintas. Linda escogióestar agradecida en vez de amargada, entanto que Chuck decidió actuar en lugarde darse por vencido. Hay muchasactitudes de entre las que puedesescoger, pero yo creo que las máspoderosas son las siguientes.

• Una actitud de agradecimiento.• Una actitud de acción.• Una actitud de empatía.• Una actitud de perdón.

1. Una actitud deagradecimiento

Ésta es la actitud que Linda utilizó paralidiar con las heridas que le produjo elaccidente automovilístico. En lugar dellorar por lo que había perdido, expresógratitud por lo que recuperó y por lavida que pudo construir. Yo soy un grancreyente del poder de la gratitud.

Cuando hablo ante el público, por logeneral menciono mi pie izquierdo, lohago para que la gente no se sientaincómoda porque está muy a la vista. Yobromeo al respecto pero, en realidad, heaprendido a estar muy agradecido detenerlo. Lo uso para controlar la palancade mi silla de ruedas, para escribir másde cuarenta palabras por minuto en unacomputadora, para tocar música en miteclado y en la batería digital, y parausar todas las aplicaciones de miteléfono celular.

La actitud de gratitud también atrae ala gente que comparte tu entusiasmo yque apoya tus sueños. A veces esa gentetiene el poder de inspirarte y cambiar tu

vida de formas inesperadas. Cuando eraniño, mi mamá me leía con frecuenciauno de mis libros favoritos que era TheGod I Love. Creo que tenía seis años laprimera vez que me leyó. En eseentonces yo no conocía a ninguna otrapersona que hubiese nacido sin piernas ysin brazos, no tenía ningún modelo aseguir, nadie que se viera como yo y quetuviera los mismos problemas. Hasta lafecha pienso mucho en aquel libro: meinspiró y me ayudó a construir una basesólida para mi actitud de gratitud. Estelibro fue escrito por Joni EarecksonTada.

Joni (que se pronuncia “yo-ni”) erauna atlética joven de diecisiete añosnacida en Maryland. Era nadadora y

practicaba la equitación. Joni estaba aunas semanas de comenzar su primersemestre en la universidad cuando,practicando clavados en un lago, serompió el cuello. Ese accidente de 1967la dejó paralizada del cuello haciaabajo; en su libro habla de ladesesperación y los pensamientossuicidas que la acogieron al principio desu parálisis. Más adelante, Joni llegó apensar que “no se trataba tan sólo de queel cosmos hubiese arrojado una monedaal aire o de que alguien hubiera activadola ruleta del destino. Todo era parte delplan que Dios tenía para mí”.

Ese libro me encantaba. Mamátambién me compró el disco con las

canciones de Joni, era la primera vezque escuchaba canciones en que la letradecía cosas como: “todos tenemosruedas” que hablaban sobre toda ladiversión que podías tener con una sillade ruedas y que nos recordaban que“nadie es perfecto”. Grabé el disco yescuché las cintas una y otra vez cuandoera niño, en Australia. De vez en cuandotodavía me sorprendo a mí mismotarareándolas. Ya te podrás imaginar loasombroso que fue que me invitaran aconocer a Joni.

En 2003 visité los Estados Unidospara hablar en una iglesia en California.Después de la plática se acercó unajoven que trabajaba para Joni. Sepresentó y me invitó a visitar las

oficinas de su organización de caridad,llamada Joni and Friends. Las oficinasestaban en Agoura Hills.

Quedé anonadado cuando Joni entróen la habitación. Se inclinó para darmeun abrazo y tuvimos un maravillosomomento. Joni no tiene mucha fuerza enel cuerpo debido a su cuadriplejia, asíque se inclinó hacia mí y tuvo problemaspara volver a impulsarse hacia su sillade ruedas. Por instinto, usé mi cuerpopara empujarla ligeramente hacia atrás.

“¡Eres muy fuerte!” me dijo.Yo, por supuesto, me sentí muy

emocionado cuando lo mencionó. Estamaravillosa mujer me había dadofortaleza, fe y esperanza cuando yo era

un niño y, ahora, me decía que erafuerte. Joni me comentó que, al igual queyo, ella batalló mucho al principio consu discapacidad. Llegó a considerarlanzarse desde lo alto de un puente consu silla de ruedas, pero le preocupabano lograrlo. Le preocupaba dañar sucerebro y que su vida fuera todavía másmiserable. Finalmente se refugió en laoración: Dios, si no puedo morir,enséñame a vivir.

Poco después del accidente, unaamiga le dio a Joni una copia de unversículo de la Biblia, que dice:“Agradece todo lo que recibas porqueeso es lo que Dios y Jesucristo handesignado para ti”. Joni no era muycreyente en aquel tiempo, además,

todavía se sentía enojada y frustrada porsu parálisis. No iba a creer ese mensajetan fácilmente.

“No es cierto”, dijo Joni. “No puedosentirme agradecida por esto, de ningunamanera”.

Su amiga le dijo que no tenía quesentirse agradecida de estar paralizada.Sólo tenía que dar un salto de fe yagradecer las bendiciones que llegarían.

Para Joni fue muy difícil llegar aentender ese concepto porque en esemomento ella sentía que era una víctima.Y justo así era como se describía, “lavíctima de un terrible accidente”. Alprincipio culpó de su cuadriplejia atodos, excepto a sí misma. Y quería que

todos los culpables pagaran. Entabló unademanda, exigió cosas, incluso llegó aculpar a sus padres por haberla traído almundo en que quedó paralizada. Jonisentía que el mundo le debía algo porhaber perdido el uso de sus brazos ypiernas. Se dio cuenta de que era muysencillo ser la víctima; en algúnmomento todos podemos clamar quesomos víctimas de una u otra desgracia.Algunos se sienten víctimas porquenacieron pobres, otros dicen servíctimas porque sus padres sedivorciaron o porque no tienen buenasalud, porque sus trabajos son malos oporque no son tan delgados, altos obellos como quisieran.

Si nos sentimos merecedores de una

buena vida, en cuanto algo terriblesucede, tenemos la sensación de quealguien nos ha robado y ofendido.Tratamos de buscar culpables y exigiruna compensación para nuestradesgracia, cualquiera que ésta sea. Enese estado mental de ensimismamiento,es muy fácil convertirse en víctimaprofesional. Además, las fiestas paracelebrar la autocompasión son las másaburridas, improductivas e inútiles quehay. Lo único que se escucha es: “Pobre,pobre de mí” y, tarde o temprano,querrás jalarte los pelos y salircorriendo de ahí.

Al igual que Joni, debes negarte aadoptar el papel de víctima porque no te

llevará a ningún lugar. Ella dice que elsufrimiento siempre nos lleva al sitio endonde se bifurcan los senderos. Ahípodemos elegir el camino a ladesesperación o podemos adoptar unaactitud de gratitud y tomar el camino dela esperanza, el que lleva hacia lacumbre. Te darás cuenta de que alprincipio es muy difícil sentirseagradecido, pero si decides no ser lavíctima y vivir día a día, la fortalezallegará a ti. Si no puedes encontrar en tusituación algún aspecto que puedasagradecer, entonces enfócate en losbuenos días que te esperan yagradécelos por anticipado. Esto teayudará a construir tu optimismo y, almismo tiempo, te permitirá dejar de

pensar en el pasado para enfocarte en elfuturo.

“Comprendí que entre las páginas dela Biblia estaba escrito el camino queme alejaría de la autodestrucción. Nopasó mucho tiempo antes de quedescubriera aquella vieja verdad: «Viveun día a la vez con la fortaleza de Dios yte convertirás en algo más grande que unconquistador»”, me dijo Joni.

Ella descubrió que jugar a la víctimala arrastraría hasta el fondo, mucho másdebajo del sitio adonde su parálisis lahabía llevado. Se dio cuenta de queagradecer las bendiciones que tienes yque vendrán es lo que te levanta. Esaactitud puede cambiar tu vida, así como

cambió la de Joni y la mía. En lugar desentirnos enojados y resentidos pornuestras discapacidades, hemosconstruido vidas llenas de gozo yplenitud.

La vida de Joni cambió radicalmentegracias a su actitud de gratitud y, a suvez, ella ayudó a cambiar mi vida y lasde muchos otros que tambiénaprovecharon la inspiración quetransmite en sus libros y DVD. Suorganización, Joni and Friends, no tienefines de lucro y opera el programaWheels for the World (Ruedas para elmundo), a través del cual se handistribuido más de sesenta mil sillas deruedas de manera gratuita, sin mencionar

los miles de muletas, bastones yandaderas que se han entregado a gentediscapacitada de ciento dos países.

Joni es cuadripléjica y yo no tengobrazos ni piernas. Sin embargo, ambosencontramos un propósito yperseveramos en él; privilegiamos laesperanza por encima de la angustia.Depositamos nuestra fe en Dios y en elfuturo, aceptamos que éramos sereshumanos imperfectos pero conbendiciones que valorar. Elegimosactitudes positivas que impulsamos congratitud, y las pusimos en acción paracambiar nuestras vidas y las de otros.

Éste no es el lema de una campañapublicitaria, es la verdad. Al elegir unaactitud de gratitud en vez de sentirte la

víctima, de amargarte o caer en ladesesperación, tú también puedessobreponerte a los desafíos que se tepresentan. Pero, si te resulta difíciladoptar esta actitud, hay otras vertientesque podrías explorar.

¡Qué rico chocolate! Gracias, Mamá.

Esta es mi foto favorita (a los 6 meses). Feliz,confiado y lindo, ¿no? Mi bendita ignoranciaera una bendición a esa edad: no sabía que eradiferente ni que me esperarían tanto retos.

A los 2 años y medio, manejando yacostumbrándome a mis primeras ruedas.¡Cuidado con los pies!

La playa siempre fue mi lugar favorito parajugar con mis carritos. Me encantaba el sol y laarena de Queensland, y a los 3 años, disfrutabasaltar las ondas de las olas en la orilla.

A mi hermano y a mí nos encantaba jugarSubmarino. A veces utilizaba mis brazos pero,al final, me daba cuenta de que podía hacer todoyo solo, sin ayuda de las prótesis.

Como dijo Joni Eareckson-Tada: “Todostenemos ruedas.” Me siento liberado cuandoutilizo mi silla de ruedas electrónica hecha a lamedida. (Fotografía cortesía de Ally)

Misión cumplida: en el 2003, con 21 años deedad, me gradué con una doble licenciatura, enPlaneación financiera y Contabilidad, en la

Universidad de Griffith.

Con mis papás, Dushka y Boris, en el EstadioAnaheim Angel antes de subir al escenario yhablar frente a 55,000 personas, en 2009.

Con mi hermano Aaron y su esposa, Michelle.

Asoleándome y disfrutando la compañía de mihermana Michelle.

Tomando indicaciones de mi instructor debuceo. ¡Increíble experiencia!

Mi experiencia inolvidable surfeando conBethany Hamilton en Hawaii. Me llevó en sutabla mientras yo lograba equilibrarme solo.(Fotografía cortesía deNoahHamiltonPhoto.com)

¡Lo logré! ¡Y la gente en la playa se volvía loca!

Me sudaban las manos antes de una granconferencia en Ghana.

No importa en qué parte del mundo esté,siempre trato de motivar a la gente para quesupere cualquier adversidad con fe, esperanza,amor y coraje, y así lograr sus sueños. Laalegría de estos chicos me levantó y nuncaolvidaré aquella vez que estuve en Sudáfrica en2002.

Aún me emociona mucho estar entre tantagente, sobre todo si son niños y puedodivertirme con ellos. Estar con jóvenes y niñosme ayuda a mantener los pies sobre la tierra. ¡Aestos chicos de Colombia les encantaba jugarsoccer! (Fotografía cortesía de CarlosVergara)

He tenido el honor de conocer a muchas

personas inspiradoras que me han dejado sinaliento. Nunca olvidaré cómo Jeanettemotivaba e inspiraba a todos a su alrededor.Algunos dirán que perdió la batalla contra elcáncer pero, para mí, el Señor se llevó sucuerpo cansado a un mejor lugar. Ella no perdiópero nos dejó con el corazón roto y la granenseñanza de que en la adversidad, la fuerzapuede ser perfeccionada. (Fotografía cortesíade Tony Cruz)

¡AQUÍ VAMOS!

2. Una actitud de acción

Tabitha tiene discapacidades similares alas mías. Ella me escribió: “Siempre mesentí bendecida y, por eso, sentí lanecesidad de retribuirle algo aluniverso”. Su actitud de acción lacondujo a iniciar, con su familia, latarea de producir “bolsas de víveres”para niños con enfermedadesimportantes y discapacidades, y paragente que vive en refugios.

A veces el mejor método para salir deun bache o para sortear un obstáculo, estratar de mejorar tu existencia o la deotros. Sócrates dijo: “Aquel que quieramover el mundo, deberá moverse a símismo primero”. Cuando parece que lavida no te da tregua, trata de darle tregua

a alguien. Cuando algo te golpea y tetira, algo como una pérdida o unatragedia abrumadora, date tiempo parallorar y luego actúa para sacar algobueno de la tragedia.

Adoptar una actitud de acción teayuda a crear inercia positiva. Losprimeros pasos son los más difíciles, sinduda alguna. Al principio, hastalevantarte de la cama te pareceráimposible, pero en cuanto te hayaslevantado, podrás moverte hacia delantey, mientras te mantengas mirando alfrente, estarás en el camino que te alejadel pasado y te acerca al futuro. Déjatellevar, muévete paso a paso. Si perdistea algo o a alguien, ayúdale a alguien máso construye algo que sirva como un

tributo.La pérdida de un ser amado es una de

las experiencias más devastadoras.Perder a un miembro de tu familia o a unamigo detona un tipo de dolor que nospuede dejar discapacitados parasiempre. En esas situaciones, hay muypoco que agradecer, excepto por elhecho de haberlos conocido y amadodurante el tiempo que estuvieron connosotros. No hay nada que nos puedapreparar para ese dolor tan avasalladory paralizante. Sin embargo, hay genteque logra ponerse en acción paraconvertir su terrible pérdida en unafuerza benéfica. Candy Lightner es unbuen ejemplo. Después de que su hija de

trece años fuera asesinada por unconductor ebrio, ella canalizó su enojo yangustia en acciones específicas. Fundóla asociación Mothers Against DrunkDriving (Madres Contra losConductores Ebrios, o MADD, por sussiglas en inglés), la cual ha salvado, sinduda, muchas vidas gracias a suactivismo y a sus programas educativos.

Cuando las tragedias nos apalean anosotros o a la gente que amamos, esmuy grande la tentación de ir a ocultartea algún sitio para llorar con la esperanzade que algún día menguará ese inmensodolor en el corazón. Sin embargo, muchagente como Tabitha, Joni Eareckson,Tada y Candy Lightner, adoptaron

actitudes de acción. Ellas piensan que,incluso las peores tragedias de susvidas, pueden ofrecer la oportunidad derealizar buenas acciones. Carson Lesliede Dallas es un ejemplo más de este tipode personas. Cuando lo conocí, Carsontenía dieciséis años y ya llevaba dosaños enfrentando al cáncer. Esta jovenestrella del deporte, con su brillantesonrisa y cuyo sueño había sidoconvertirse en el parador en corto de losYankees de Nueva York, tenía apenascatorce años cuando le diagnosticaronun tumor cerebral que se habíaextendido hasta su columna. Soportóintervenciones quirúrgicas, radiación yquimioterapia. Su cáncer entró enremisión y después, reapareció.

A lo largo de todo ese proceso,Carson se esforzó en ser un chiconormal y en llevar una vida ordinaria.Con frecuencia mencionaba su pasajefavorito de la Biblia, uno que alguien lehabía dado poco tiempo después de quele hubiesen diagnosticado el cáncer. Setrata de Josué 1: 9, que dice: “¿No temando yo? Esfuérzate, pues, y ten valor;nada te asuste, nada temas, porque Dios,tu Señor, estará contigo adonde quieraque tú vayas”.

Carson siempre se apresuraba aaclarar que éste no era su “versículo delcáncer”, sino su “versículo de la vida”.

“No importa cuánto tiempo viva,deseo que este versículo sea gravado en

mi tumba. Y cuando la gente me visite,quiero que lo lea y que piense en lamanera que a mí me ayudó a afrontar mistribulaciones en la vida. Espero queotros verán que puede ofrecerles elmismo tipo de consuelo que me ofrece amí”. Eso fue lo que escribió Carson ensu libro, Carry Me (Llévame).

Este increíblemente valerosomuchacho escribió el libro con suprofesora de inglés, para “darle voz alos adolescentes y niños que tienencáncer pero que no pueden expresar laforma en que esta enfermedad afecta suvida personal, social, física yemocional”. Carson murió el 12 deenero de 2010, al mismo tiempo que sepublicaba su libro. Las ganancias van

directamente a la Fundación CarsonLeslie para apoyar la investigación decáncer pediátrico.

Qué jovencito tan generoso. Estabaenfermo y cansado y, aún así, pasó susúltimos días trabajando en un libro quemotivaría y beneficiaría a otros. Lasúltimas palabras del libro me encantan:“Ninguno de nosotros sabe lo que ledepara la vida, pero es fácil tener valorcuando sabes que ese valor proviene deDios”.

Yo conocí a Carson gracias a BillNoble, un comerciante de joyas deDallas y un hombre de gran fe que me hainvitado con frecuencia a hablar ante lacongregación de su iglesia y otros

grupos. Los hijos de Bill fueroncompañeros de Carson en la escuela.Bill nos reunió y nos llamó a ambos“Generales del Reino de Dios”.

Además de molestarme diciendo queyo estoy “desarmado”, Bill confrecuencia señala la importancia dedejar un legado y de hacer que cadasegundo que pasa cuente. Así lo hizoCarson a pesar de ser tan joven. Bill ledecía a Carson algo que también medice a mí ahora: “Dios no define a unhombre con su cuerpo terrenal. Es comoestá escrito en Juan 6: 63: «El espíritues el que da vida, la carne no aprovechapara nada. Las palabras que yo les hehablado son espíritu y son vida»”.

3. Una actitud de empatía

Si la actitud de acción parece estar másallá de lo que puedes hacer, hay otraopción. Esta opción proviene delcorazón. Conforme alcancé más madurezy se expandió mi rango de experiencia,comprendí que uno de los factoresfundamentales que me hicieron pensar enel suicidio cuando era niño fue el hechode que era muy egoísta. Yo pensaba quenadie podía sufrir el dolor emocional yla frustración física que yo sentía.Estaba enfocado en mis circunstanciaspersonales por completo.

Mi actitud mejoró mucho cuandocrecí un poco y comprendí que había

muchas otras personas con problemassimilares o mayores al mío. Cuandoreconocí esto, comencé a llevar alientoa otros y lo hice con mayor empatía. Enuna visita a Australia en 2009, una niña,parte de una familia amiga me dio unagran lección de empatía. Yo no conocíaa la pequeña de apenas dos años ymedio; la trajeron a una fiesta y semantuvo alejada durante mucho tiempo.Me observaba de la misma forma que lohacen todos los niños pequeños. Luego,cuando sus padres se preparaban parairse, le pregunté a la hermosa niña siquería darme un abrazo.

Ella sonrió y se acercó conprecaución. Cuando estuvosuficientemente cerca, se detuvo, me

miró a los ojos y dobló hacia atrás susbrazos con lentitud, como una forma demostrar solidaridad con mi falta demiembros. Luego se inclinó un poco ycolocó su cabeza sobre mi hombro, meabrazó con su cuello de la forma en queella me había visto abrazar a otros. Laextraordinaria muestra de empatía queme brindó esta pequeña conmovió atodos en el lugar. Me han abrazadomuchas veces, pero te puedo decir confranqueza que ese abrazo no lo olvidarénunca porque es muy evidente que esapequeñita tiene un don prodigioso paraconectarse con los sentimientos de otros.La empatía es un gran don. Yo te exhortoa que la practiques y la compartas en

cada oportunidad que tengas porque esuna manera de sanar a quienes labrindan y a quienes la reciben. Cuandoafrontas tribulaciones, tragedias odesafíos, en lugar de mirar haciaadentro, mira a tu alrededor. En lugar desentirte lastimado y buscar compasión,encuentra a alguien que tenga heridasmás grandes y ayúdale a curarlas. Tudolor y tu pena son legítimos, pero sufrires parte de ser humano y, tratar deconectarse con otros es una forma desanar al tiempo que ayudas a que otrossanen.

Mi amigo Gabe Murfitt comprendeesto mejor que nadie. Gabe y yo nosconocimos cuando hablé en una cenaorganizada para recaudar fondos para

Gather4Him, en Richland, Washington,en 2009. Gabe nació conmalformaciones en piernas y brazos; susmiembros tienen una longitud de sóloocho centímetros. Sus pulgares no tienenhuesos y, además, tiene un problema deaudición. De alguna manera, él haencontrado la forma de ser activo. Juegabéisbol, basquetbol y hockey; salta lacuerda y toca la batería, entre otrasactividades.

Gabe nació cerca de Seattle y tiene unespíritu indomable además de granempatía. Comenzó a jugar béisbol enligas infantiles cuando tenía seis años.Ahora estudia en la UniversidadWashington State y, en una ocasión,

escaló el monte Rainier con un grupo deamigos y familiares que lo apoyaron. Apesar de que tenía sus propiosproblemas en la preparatoria, comenzó acontactar a otros estudiantes y ainspirarlos con sus discursos sobrevalor, liderazgo, excelencia, actitud yrespeto. Estos discursos los denominó“CLAROS”. Gabe y su familia crearonuna organización sin fines de lucro paraayudar a otras personas condiscapacidades. La fundación de Gabe,HOPE (www.gabeshope.org) ofrecemotivación, becas y ayudas económicas,todo gracias a la maravillosa empatía desu fundador.

¿Logras ver el poder que hay en la

actitud de empatía de Gabe? Él dejó deenfocarse en sus tribulaciones y seacercó a otros; transformó el problemade su incapacidad en una misión deempatía y, de esa forma, enriqueció suvida y la de un número incontable depersonas.

Cuando viajo a regiones en donde lapobreza es inimaginable y el sufrimientoenorme, me sorprende mucho la formaen que la gente reacciona ante mí.Siempre me he encontrado con hombres,mujeres y niños que muestran grancompasión. Hace poco, en Camboya, meapresuraba a volver al hotel después deuna larga reunión en medio de un calor yhumedad tan fuertes, que casi me hacendesmayar. Lo único que quería era

darme un baño y dormir un día o dos enuna habitación con aire acondicionado.

“Nick, antes de que nos vayamos,¿podrías platicar con este niño?”, mepreguntó mi anfitrión. “Ha estadoesperando todo el día aquí afuera paraverte”.

El niño era más pequeño que yo yestaba solo, sentado en la suciedad.Había tantas moscas volando alrededorde él que formaban una nube oscura.Tenía un profundo hueco o herida en lacabeza. Parecía que uno de sus ojos seiba a salir y olía muy mal, a suciedad ydecadencia. Sin embargo, había unacompasión tan grande en su mirada,tanto amor y empatía —por mí— que

logró hacerme sentir muy cómodo.Se levantó y se acercó a mi silla. Con

gentileza apoyó su cabeza en mi mejillacomo tratando de consolarme. Se veíacomo si no hubiera comido en días; eraun huérfano que sufría demasiado. Sinembargo, lo que él deseaba eramostrarme empatía ante el sufrimientoque él imaginaba que yo tenía. Me sentítan conmovido que comencé a llorar.

Les pregunté a nuestros anfitriones sihabía algo que pudiéramos hacer por elniño y me prometieron que loalimentarían, lo cuidarían y leconseguirían un lugar para dormir. Peropara ser franco, tras agradecerle ydespedirme de él, no pude dejar dellorar. No pude pensar con claridad en

todo el día y no podía recuperarme delhecho de que este niño, por quien yohabía sentido tanta pena, no estabaenfocado en su sufrimiento. En lugar deeso, el niño sentía compasión por mí.

No tengo idea de lo que ese niño tuvoque enfrentar o de lo difícil que era suvida, pero te puedo asegurar que suactitud era realmente asombrosa: a pesarde sus problemas, todavía tenía lacapacidad de tocar a otros yconsolarlos. ¡Qué enorme regalo estener tanta empatía y compasión!

4. Una actitud de perdón

La cuarta actitud que debes considerarpara elevarte, es la actitud de perdón.Ésta es tal vez la mejor de todas lasactitudes pero, también es la más difícilde aprender. Créeme, lo sé porexperiencia. Como ya lo mencioné,durante mi niñez hubo un tiempo en queno podía perdonar a Dios por lo que amí me parecía había sido un tremendoerror: mi carencia de extremidades.Estaba enojado y me sentía programadopara encontrar culpables. El perdón noaparecía en mi tablero de control.

Así como pasó conmigo, para quepuedas perdonar, tendrás que atravesarprimero por un periodo de enfado yresentimiento, es natural. Pero, lo que no

debes hacer es continuar con esasemociones ya que, después de algúntiempo, lo único que vas a lograr essentirte lastimado mientras hierven en tucorazón.

Sin embargo, el enojo no es unaemoción que haya sido diseñada paradurar todo el día y toda la noche. Elcuerpo, como sucede con losautomóviles, se puede descomponer silo mantienes acelerado durante muchotiempo. Las investigaciones médicas handemostrado que guardar resentimientospor largos periodos, puede provocarestrés físico y psicológico. A su vez, elestrés debilita tu sistema inmunológico yafecta tus órganos vitales. Pero tambiénexiste otro problema con ese juego de

culpar a otros. Mientras yo siguieraculpando a otros por mi falta de brazos ypiernas, no tendría necesidad dehacerme responsable de mi futuro.Cuando tomé la decisión consciente deperdonar a Dios y a mis doctores, ycontinuar con mi vida, me sentí muchomejor física y emocionalmente. Además,sentí que había llegado el momento deresponsabilizarme por el resto de mivida.

La actitud de perdón es lo que meliberó porque, verás, cuando te aferras aantiguas heridas, lo único que logras esconcederle poder y control a quienes telastimaron. En cambio, cuando losperdonas, cortas los vínculos que tienes

con esas personas, así ya no formaránparte de tu cadena. Tampoco insistas enpensar que les estás haciendo un favor alperdonarlas, en todo caso, hazlo por timismo.

Yo perdoné a todos los chicos que memolestaban y se burlaban de mí. Pero nolos perdoné para absolverlos de laculpa, lo hice para librarme del peso delenojo y el resentimiento. Yo me caigobien y por eso quería liberarme.

Así que no te preocupes por losefectos que pueda tener tu perdón en tusantagónicos y en las personas hirientesde tu pasado. Tú sólo debes disfrutar delo que el perdón hace por ti. En cuantoadoptes una actitud de perdón, sealigerará tu carga y podrás ir tras tus

sueños sin que pesen sobre ti los lastresdel pasado.

El poder del perdón va más allá desanarte. Cuando Nelson Mandelaperdonó a quienes lo mantuvieronencarcelado por veintisiete años, elpoder de su actitud modificó a toda unanación y tuvo un efecto que alcanzó apaíses de todo el mundo.

En la antigua Unión Soviética sedesató este poder en una escala menor.Cuando estuve en Ucrania, conocí a unpastor que se había mudado a Rusia consu familia para abrir una iglesia en unárea que estaba plagada por laviolencia. En cuanto se divulgaron losplanes del pastor en el pueblo, los

gángsters lo amenazaron a él y a suscinco hijos. El pastor oró.

“Dios me dijo que pagaría un preciomuy alto por establecer aquí mi iglesia,pero que también sucedería algoextraordinario”, dijo el pastor.

El pastor estableció la iglesia a pesarde las amenazas. Al principio iba muypoca gente a los servicios, pero, luego,tan sólo a una semana después de laapertura, uno de los hijos del pastor fueasesinado en la calle. El pastor,adolorido, rezó de nuevo y solicitó laguía de Dios. Dios le dijo quepermaneciera con su iglesia. Tres mesesdespués de la muerte de su hijo, unindividuo aterrador detuvo al pastor enla calle. “¿Le gustaría conocer a la

persona que mató a su hijo?”, preguntó.“No”, dijo el pastor.“¿Está seguro?”, insistió el hombre.

“¿Qué tal si ese hombre le pidieraperdón?”

“Yo ya lo he perdonado”, dijo elpastor.

“Yo le disparé a su hijo”, le dijo elhombre, derrumbándose. “Y quierounirme a su iglesia”.

En las siguientes semanas se unierontantos otros miembros de la mafia rusa ala iglesia del pastor, que el crimen casidesapareció en el área. Así es el poderdel perdón. Cuando tienes una actitud deperdón, echas a andar todo tipo deenergías. Y recuerda que esta actitud

también te ayuda a perdonarte a timismo. Como cristiano sé que Diosperdona a aquellos que se lo piden, peromuy a menudo nosotros nos negamos aperdonarnos a nosotros mismos por loserrores del pasado, por lasequivocaciones y por haber abandonadonuestros sueños.

Perdonarse a sí mismo es igual deimportante que perdonar a otros. Yo hecometido errores y tú también; hemostratado mal a algunas personas, lashemos juzgado erróneamente. Todos nosequivocamos. Pero la clave es dar unpaso atrás, admitir que te equivocaste,ofrecer disculpas a las personasofendidas, prometer que te comportarásmejor en el futuro, perdonarte a ti mismo

y seguir adelante.¡Yo sí puedo vivir con esa actitud!La Biblia nos dice que siempre

cosechamos lo que sembramos, así que,si sientes amargura, enfado,autocompasión y eres incapaz deperdonar, ¿a dónde crees que te llevarántodas esas actitudes? ¿Qué tipo dealegría puedes obtener viviendo así?Entonces, rechaza todos esos oscuros ypesimistas comportamientos, llénate deoptimismo y hazte de una actitud degratitud, una actitud de acción, unaactitud de empatía o una actitud deperdón.

Yo ya he experimentado losbeneficios de cambiar de actitud, y te

puedo asegurar que eso modificó mivida y me llevó a alturas que nuncahubiera imaginado. ¡Puede ser igual parati!

SEIS

SIN BRAZOS PEROPELIGROSO

Mi primera y última pelea en el patiode recreo fue con Chucky, el bravucón

más grande de la primaria. Su verdaderonombre no era Chucky, pero, como teníaun furioso cabello anaranjado, pecas yenormes orejas como el Chucky de lapelícula de horror, de aquí en adelantelo llamaré así para proteger su culpableidentidad.

Chucky fue la primera persona que mehizo sentir miedo en el corazón. Todosexperimentamos miedos en nuestra vida,miedos reales e imaginarios. NelsonMandela dijo que el hombre valiente noes el que siente temor, sino el queaprende a conquistarlo. Yo ciertamentesentí temor cuando Chucky trató denoquearme, pero conquistar el miedo eraotro asunto.

Tus temores y los míos son en

realidad regalos. Pero en aquel entoncesnadie hubiese podido convencerme deeso. Nuestros temores más básicos comoel temor al fuego, a caer y el temor a lasenormes bestias que rugen, estánarraigados en nuestras mentes yfuncionan como herramientas desupervivencia, así que debes estaragradecido de tenerlos y debesapoderarte de ellos. Sólo no permitasque ellos se apoderen de ti.

Tampoco es bueno tener demasiadomiedo. Con mucha frecuencia, nuestrotemor a caer, a sufrir una desilusión o aser rechazados, puede paralizarnos. Esosucede porque, en lugar de enfrentar lostemores, nos rendimos ante ellos y nos

limitan.No permitas que el temor te impida

alcanzar tus sueños. Debes tratarlo comotratas a tu detector de humo. Préstaleatención cuando se activa, mira a tualrededor para ver si hay un peligro realo si solamente se activó la alarma poraccidente. Si no hay una amenaza real,saca el temor de tu mente y busca serfeliz con tu vida.

Chucky, mi verdugo de la primaria,me enseñó a conquistar el miedo y aseguir adelante, pero eso sólo sucedióhasta que terminó la primera y la últimapelea de mi infancia. Yo me llevababien con casi todos los niños de laescuela, incluso con los rudos. PeroChucky era un producto salido directo

de la fábrica de bravucones. Era un niñoinseguro que siempre andaba en buscade alguien a quien molestar. Era másgrande que yo, igual que todos losdemás.

En realidad yo no representaba unaamenaza para mis compañeros, estabaen primer año, pesaba unos diez kilos yestaba en una silla de ruedas. Chuckyera un año o dos mayor que yo y,comparado conmigo, era un gigante.

“Te apuesto que no puedes pelear”,me dijo un día en el recreo.

Mis amigos estaban ahí, así que pusemi cara de tipo duro, pero recuerdo quepensaba: Estoy aquí en mi silla deruedas y él es del doble de mi tamaño.

Esto no se ve nada bien.“Te apuesto que sí” fue la mejor

respuesta que se me ocurrió.En realidad yo no tenía mucha

experiencia peleando, provenía de unafamilia cristiana y me habían enseñadoque la violencia no era la respuesta.Pero tampoco era un pelele. Habíaluchado bastante con mi hermano y conmis primos. Mi hermano menor todavíarecuerda mi mejor movimiento. Antes deque Aarón creciera y se hiciera muchomás corpulento y alto que yo, podíatirarlo al piso y aprisionar su brazo conmi barbilla.

“Creo que hubieras podido rompermeel brazo con tu barbilla”, dijo. “Perocuando crecí y fui más grande, bastaba

con que empujara tu frente con mi manopara impedir que te acercaras”.

Ése era el problema que tenía conChucky. No tenía miedo de pelear conél, sólo que no sabía cómo llevar a cabola labor. En todas las peleas que habíavisto en televisión o en las películas,uno de los participantes golpeaba opateaba al otro. Y yo carecía de lasherramientas fundamentales para haceresos movimientos.

Eso no parecía importarle a Chucky.“Si puedes pelear, ¡demuéstralo!” dijo.

“Ok, te veo en el Oval a la hora delalmuerzo”, gruñí.

“Hecho”, dijo Chucky. “Más te valeestar ahí”.

El Oval era un área de concreto conforma de huevo que estaba en medio denuestro jardín de hierba y lodo. Pelearahí era como pelar en la pista central delcirco escolar. El Oval era nuestroescenario principal. Todo mundo seenteraba de lo que sucedía ahí. Si mellegaban a dar una paliza ahí, nuncapodría sacudirme la vergüenza.

Durante toda la mañana, en las clasesde inglés, geografía y matemáticas,estuve inquieto por la cita que tenía a lahora del almuerzo con el bravucón de laescuela. Tampoco ayudó en nada que lanoticia de que me enfrentaría conChucky se regó como pólvora por todala escuela. Todos querían saber cuál

sería mi plan de ataque y yo no tenía niidea.

Seguía imaginando a Chuckynoqueándome. Estuve rezando para quealgún maestro se enterara y detuviera lapelea antes de que iniciara. Pero no tuvesuerte.

El temido momento llego. Sonó lacampana para ir al almuerzo y mipandilla se colocó alrededor de mi sillade ruedas. Nos dirigimos juntos y ensilencio al Oval. Ahí se encontraba lamitad de la escuela, algunos habíantraído su lunch y otros estaban haciendoapuestas.

Como te podrás imaginar, yo no era elfavorito en las primeras apuestas.

“¿Estás listo para pelear?” dijo

Chucky.Asentí, pero no tenía idea de cómo

acabaría esto.Chucky tampoco estaba tan seguro.

“Ey, oye, ¿cómo vamos a hacer esto?”,me preguntó.

“No lo sé”, contesté.“Tienes que bajarte de tu silla”,

exigió. “No sería justo que te quedarasen la silla de ruedas”.

Por lo visto, a Chucky le preocupabaque lo golpeara y me escapara. Eso medio un sitio para comenzar a negociar. Amí no me encantaba pelear, pero ya teníabastante experiencia como negociador.

“Si yo me bajo de esta silla, tú vas atener que ponerte de rodillas”, le dije.

A Chucky ya lo habían comenzado amolestar por meterse con un niño ensilla de ruedas. Accedió a mi contrademanda y cayó de rodillas. Yo salté dela silla completamente preparado parami gran momento de Cocodrilo Dundee.Si tan sólo supiera cómo luchar sinpuños.

Porque, después de todo, no podíaempuñar “los hombros” ¿verdad?

La multitud se colocó alrededor de míy de Chucky mientras nosotros nosseguíamos sacando la vuelta. Yo seguíacreyendo que él tendría que detenerse.¿Quién sería tan bajo como para golpeara un niñito sin brazos ni piernas?

Las niñas de mi salón estaban

llorando, “Nicky, no lo hagas, te va alastimar”.

Y ahí estuvo la gota que derramó elvaso. Yo no quería que las niñas metuvieran lástima, mi orgullo de macho seencendió y caminé hasta Chucky con laseguridad de que podría patear sutrasero.

Me dio un golpe doble del brazo alpecho y caí de espaldas sobre misorejas, golpeando el concreto como uncostal de papas.

Chucky me dejó perplejo. Nunca antesme habían tirado de esa manera. ¡Medolió! Pero la vergüenza era muchopeor. Mis compañeros se colocaron a mialrededor. Estaban horrorizados, laschicas sollozaban cubriéndose los ojos

porque sentían que la escena erademasiado penosa.

Este tipo de verdad está tratando delastimarme, descubrí. Giré y presionémi frente contra el suelo, luego equilibrémi hombro contra la silla de ruedas paraerguirme. Para ejecutar esta técnica senecesitaba una frente callosa y cuellofuerte, las mismas características quemás adelante conjurarían la caída deChucky.

No quedaba duda: Chucky no teníaninguna reserva en patearme el trasero.Yo tenía que pelar o salir volando, perosalir volando no era una opción viable.

Arremetí contra Chucky una vez más,pero en esta ocasión tomé un poco más

de vuelo. Con tres saltos y ya estabafrente a él, pero, antes de que se meocurriera qué haría después, Chucky mealcanzó con su brazo. Bastó con que meempujara con su brazo y yo caí directoal suelo. Hasta reboté una vez. Bueno,tal vez fueron dos veces.

Mi cabeza golpeó contra el sólidopiso del Oval. Se nubló mi vista y elgrito de una niña me trajo de vuelta.

Yo oraba y suplicaba que llegara lacaballería de los maestros. ¿Por quénunca puedes encontrar un maestro en elpatio cuando lo necesitas?

Mi vista se aclaró por fin y de nuevopude ver al malvado Chuckycerniéndose sobre mí. El mafiosocachetón estaba haciendo su baile de la

victoria.Ya fue suficiente, ¡voy a derribar a

este tipo!Giré sobre mi estómago, planté mi

frente en el suelo y me levanté para elembate final. La adrenalina corría pormi cuerpo. Esta vez galopé hacia él contoda la velocidad que pude, y fui muchomás rápido de lo que Chucky esperaba.

Comenzó a ir en reversa con susrodillas. Yo di un salto, usé mi pieizquierdo para lanzarme como un cohetehumano. Con la cabeza le di un golpe aChucky en la nariz. Él cayó y yo aterricéencima de su cuerpo y rodamos.

Cuando miré hacia arriba, Chuckyestaba tirado en el piso, cubriendo su

nariz y llorando sin consuelo.En lugar de sentirme victorioso, de

pronto se apoderó de mí un sentimientode culpa. El hijo del pastor pedíaperdón: “Discúlpame, ¿te sientes bien?”

“¡Miren, le está saliendo sangre aChucky!”, gritó una niña.

No puede ser, pensé.Pero así fue, la sangre que salía por la

nariz de Chucky le ensuciaba losregordetes dedos. Se retiró la mano delrostro y la sangre en su rostro chorreóhasta su camisa.

La mitad de la multitud meovacionaba, la otra mitad se veíamortificada por Chucky. Después detodo, acababa de ser vapuleado por uncamarón sin brazos ni piernas. Nunca se

sacudiría la vergüenza. Los días debravucón de Chucky habían llegado a sufin. Se apretó la nariz con los dedos ysalió disparado hacia el baño.

Para ser honestos, no volví a verlo.La vergüenza debe haberlo forzado asalirse de la escuela. Chucky: si andaspor ahí, te ofrezco disculpas, espero quehayas tenido una buena vida en tu nuevaetapa post-bravuconerías.

Yo estaba muy orgulloso de habermedefendido de esa forma, pero tambiénsentía que la culpa me abrumaba. Alsalir de la escuela fui a casa y, en cuantoatravesé la puerta, les confesé a mispadres lo que había sucedido. Esperabaque me dieran un castigo severo, pero en

realidad no tenía por qué preocuparme.Papá y mamá ¡ni siquiera me creyeron!No podían imaginarme dándole unazarandeada a un tipo mayor, más alto ycon equipamiento de lujo.

Ya no traté de convencerlos de locontrario.

A pesar de que a la gente le encanta lahistoria y de que en ella hay variosaspectos muy graciosos, siempre tengosentimientos encontrados cuando larelato. Es porque nunca he promovido laviolencia. Creo que la sumisión es enrealidad fortaleza contenida. Siemprerecordaré aquella pelea, mi debut ydespedida, porque en ella descubrí que,cuando me veo entre la espada y lapared, siempre puedo sobreponerme a

mis temores. A esa edad en particular,me hizo muy bien saber que tenía lafuerza necesaria para defenderme.Podría decirse que de ahí en adelantepude darme el lujo de ser manso ysumiso porque ya había experimentadola fuerza que había en mi interior.

SIN BRAZOS, SIN PIERNAS, SINMIEDO

A pesar de que logres desarrollar unfuerte sentido del propósito, esperanzaen las posibilidades de tu vida, fe en tufuturo, estimación por tu valor, incluso,

enorme gratitud, habrá momentos en quetus temores te impidan perseguir tussueños. Existen muchas discapacidadesmás fuertes que no tener brazos opiernas. El miedo es una de ellas ypuede ser muy debilitante. Piensa que nopuedes llevar una vida plena en la quebrillen tus dones, si permites que elmiedo controle cada una de tusdecisiones.

El miedo te va a contener y teimpedirá llegar a ser la persona quedeseas. Pero el miedo es sólo un estadode ánimo, una sensación, ¡no es real!¿En cuántas ocasiones has tenido temorde algo —de la cita con el dentista, unaentrevista de trabajo, una operación, unexamen escolar— y luego descubres que

la experiencia real no es tanatemorizante como lo habías imaginado?

Yo pensé que iba a salir hechopomada de mi primera pelea conChucky, pero ¡mira lo que sucedió! Esmuy común que los adultos vuelvan aexperimentar los miedos que teníancuando eran pequeños. Vuelven a actuarcomo los niños que se atemorizan por lanoche, los que creen que la sombra delas ramas del árbol afuera de su ventana,es un monstruo que quiere comérselos.

He visto cómo gente que es normalqueda paralizada por completo debidoal miedo. Y no me refiero a las películasde horror ni al terror que sienten losniños cuando escuchan ruidos en la

noche. Hay mucha gente que quedaparalizada por el temor que tienen afracasar, a cometer errores, acomprometerse, incluso a lograr eléxito. Es imposible evitar que losmiedos toquen a tu puerta, pero no esnecesario que les abras. Mándalos avolar y tú sigue tu camino. Tú tienes esaopción.

Los psicólogos dicen que la mayoríade los miedos son aprendidos, que sólonacemos con dos miedos instintivos: eltemor a los ruidos fuertes y a que nossuelten. Cuando estaba en la primaria,yo tenía miedo de que Chucky meatacara, pero pude enfrentarlo. Decidíque no iba a esperar hasta sentirmevaliente, sólo actué como si lo fuera y,

al final, ¡ lo fui!Incluso siendo adultos fabricamos

fantasías de temor que en realidad noigualan a la realidad. Es por eso que confrecuencia, la palabra MIEDO, en inglés,se desglosa en el siguiente acrónimo:FEAR (miedo) : Falsa EvidenciaAparentemente Real. A veces nosenfocamos tanto en nuestros temores,que nos convertimos en ellos y, comoresultado, llegan a controlarnos.

Es muy difícil imaginar que alguientan importante y exitoso como MichaelJordan tuviese miedo alguna vez. Sinembargo, cuando lo presentaron en elSalón de la Fama de la NBA, Jordanhabló con mucha candidez sobre la

forma en que a menudo había utilizadosus temores para convertirse en un mejoratleta. Cuando terminó su discurso, dijo:“Algún día verán en sus pantallas yestaré ahí, jugando básquet a loscincuenta años. No, no se rían. Nuncadigan nunca. Porque las limitaciones, aligual que los miedos, casi siempre sonuna fantasía”.

Tal vez Jordan sea mejorbasquetbolista que orador motivacional,pero tenía razón en lo que dijo. Sigue lasreglas de Jordan, reconoce que losmiedos no son reales y salta sobre ellos,o en todo caso, utilízalos a tu favor. Laclave para lidiar con tus peorespesadillas, ya sea el temor a volar, afracasar o a comprometerte en una

relación, es entender que el miedo no esreal. Es una sensación, y tú puedescontrolarla.

Yo tuve que aprender esta lecciónmuy al principio de mi carrera comoorador. Me sentía muy nervioso, nosabía cómo iba a responder la gente a loque deseaba comunicarles. Ni siquieraestaba seguro de que me prestaríanatención. Por suerte, mis primeroscompromisos como orador fueron antemis compañeros estudiantes. Ellos meconocían y nos sentíamos cómodosestando juntos. Con el tiempo comencé ahablar con grupos juveniles másgrandes, y en iglesias. En esos casos, yasólo había unos cuantos conocidos

repartidos entre el público. Pudesobreponerme a mis temores y a minerviosismo de manera gradual.

Todavía ahora, cuando tengo quehablar ante varios miles de personas, aveces cientos de miles, siento temor.Viajo a lugares muy remotos en China,Sudamérica, África y otras partes delmundo, y no tengo ni idea de cómo meva a recibir la gente. A veces mepreocupa decir una broma que signifiquealgo totalmente distinto en su cultura yque los haga sentir ofendidos. Perosiempre uso ese temor para recordarmeque siempre debo permitir que misintérpretes y anfitriones revisen losdiscursos. De esa forma puedo evitarmemomentos muy incómodos.

También he aprendido a manejar miodio como una fuente de energía y comouna herramienta para enfocarme en mispreparativos. Si tengo miedo de que seme olvide el discurso o de confundirme,el miedo me ayuda a concentrarme en larevisión y en los preparativos para lapresentación.

De esa forma se pueden utilizarvarios temores. Por ejemplo, es buenosentir ese temor a lastimarte en unaccidente automovilístico, es el mismoque te impulsa a abrocharte el cinturón.El temor a enfermarse de gripa o tenerun resfriado, te conduce a lavar tusmanos y tomar vitaminas. En esesentido, también es benéfico.

Pero con mucha frecuenciapermitimos que nuestros miedosaprendidos se vuelvan locos. En lugarde tomar algunas precauciones paraevitar un resfriado, algunas personasllegan al extremo y se encierran en suscasas. Cuando nuestros temores nosimpiden hacer todo lo que deberíamos,entonces ya no son razonables nibenéficos.

LOS MIEDOS DEL “¿Y QUÉ TALSI…?”

Tengo una amiga cuyos padres se

divorciaron cuando ella era pequeña. Supapá y su mamá peleaban todo eltiempo, incluso hasta después de suseparación. Ahora ella es una mujeradulta pero sigue temiéndole almatrimonio. “No quiero terminar comomis padres”, dice.

¿Te puedes imaginar lo que es tenermiedo a comprometerse en una relacióna largo plazo sólo porque crees que nova a funcionar? ¡Es un miedo enfermizo!No puedes pensar que el matrimonio esel primer paso para el divorcio.¿Recuerdas el poema de Tennyson: “Esmejor haber amado y perdido, que nuncahaber amado en lo absoluto?”

No es posible tener una vida plena ygozosa si te paraliza el miedo a lo que

podría suceder algún día, en algún lugar,tal vez y de alguna forma. Si todos nosquedáramos en cama diariamente por elmiedo a que nos pegue un rayo o unmosquito nos transmita malaria, sería unmundo muy triste ¿no crees?

Mucha gente se enfoca en el “¿qué talsi…?”, en lugar de enfocarse en el “¿porqué no?”

¿Qué tal si repruebo?¿Qué tal si no soy tan competente?¿Qué tal si se ríen de mí?¿Qué tal si me rechazan?¿Qué tal si no puedo tener éxito?

Puedo entender bien ese tipo depensamiento porque, al crecer, me

enfrenté a miedos grandes: el miedo alrechazo, a ser inadecuado, a serdependiente. Y en mi caso, no era sólomi imaginación, mi cuerpo carecía delequipo estándar. Sin embargo, mispadres siempre me dijeron que nodebería enfocarme en lo que me hacefalta, sino en lo que tenía y lo que podíacrear si me atrevía a obedecer a miimaginación.

“Sueña en grande, Nicky, y nuncapermitas que el miedo te impida trabajarpara alcanzar tus sueños”, me decían.“No puedes permitir que el temor dictetu futuro. Escoge la vida que deseas ylánzate en su búsqueda”.

Me he dirigido a distintos públicos enmás de diecinueve países alrededor del

mundo. He transmitido mi mensaje deesperanza y fe a varias multitudes enestadios, arenas, escuelas, iglesias yprisiones. Nunca habría podido lograrlosi mis padres no me hubiesen motivadoa afrontar mis temores y rebasarlos.

EL MIEDO COMO MOTIVACIÓN

Tú y yo jamás seremos una fuerza tandominante en el deporte como lo esMichael Jordan, pero podemos hacer loque él hace, usar el miedo como unaherramienta motivacional que nos sirvapara perseguir nuestros sueños y lograr

la vida que queremos.Laura Gregory era una amiga de la

escuela. Era muy inteligente y yosiempre podía contar con ella porqueera muy franca. No se andaba conrodeos. Un día en nuestro primer año,Laura me preguntó: “Así que tienes unasistente escolar para ayudarte. Pero, ¿yquién te cuida en casa?”

“Lo hacen mis padres”, le dije, apesar de que no estaba seguro a dóndese dirigía.

“¿Y eso está bien para ti?”“¿Que me ayuden mis padres? Seguro,

¿qué más podría hacer?”“O sea, me refiero a situaciones como

vestirte, bañarte e ir al baño”, me dijo.“¿Qué pasa con tu dignidad?, ¿no crees

que es un poco raro que no puedas hacertodo eso por ti mismo?”

Laura no quería herir missentimientos, en realidad era unabuscadora de la verdad y genuinamentequería saber cómo me sentía en todoslos aspectos de mi vida. Pero ahí tocóun punto delicado. Uno de mis mayorestemores al crecer era que sería unacarga para la gente que amaba. Lanoción de que dependía demasiado demis padres y mis hermanos, siemprerondaba mi cabeza. A veces medespertaba por la noche sudando,aterrorizado al pensar que, si mis padresse iban, dependería de Aarón o Michellepor completo.

Ése era un temor muy real. A vecesme abrumaban esas visiones en las quedependía de otros. Las rudas preguntasde Laura sobre mi dignidad sirvieronpara que yo dejara de sentirmeatormentado por mi miedo y comenzaraa sentirme motivado.

En los bordes de mi conciencia,siempre rondaban esos cuestionamientossobre mi dependencia, pero después deaquel día, los situé al frente de mi mentey decidí afrontarlos con agresividad.

Si realmente me enfocara en esasituación, ¿qué tan independientepodría llegar a ser? Motivado por eltemor de convertirme en una carga paramis seres amados, me hice una promesa

de misión —a pesar de que en esetiempo no sabía muy bien lo que era unapromesa de misión. Mi temor seconvirtió en la pasión y fortaleza que memotivaron a seguir adelante. Necesitohacer más por mí mismo. ¿Pero cómo?

Mis padres siempre me aseguraronque estaban ahí para ayudarme y que noles molestaba cargarme, levantarme,vestirme o hacer lo que fuera necesariopor mí. Pero a mí me molestaba nopoder servirme un vaso de agua o quealguien siempre tuviera que sentarme enel inodoro. Por supuesto que al ircreciendo deseé tener másindependencia y cuidar más de mímismo. Mi temor me brindó ladeterminación para actuar y cumplir

esos deseos.Uno de los pensamientos que de

verdad me impulsaron a actuar fue el deser una carga para mi hermano Aaróncuando mis padres ya no estuvieran ahí.Esto me preocupaba mucho porque siacaso hay alguien que merece una vidanormal, es mi pobre hermano menor,Aarón. Yo sentía que Dios debía darleeso porque Aarón había pasado lamayor parte de su vida atoradoayudándome, viviendo conmigo y viendotoda la atención que yo recibía. Aaróntenía brazos y piernas, pero, de algunaforma, le tocó una parte fuerte delpaquete porque siempre sintió que teníaque cuidarme.

Al igual que cualquier otra de mispreocupaciones, decidir volverme másautosuficiente era una cuestión desupervivencia. Laura me recordó que yotodavía dependía de la amabilidad y lapaciencia de otros, pero yo sabía que nosiempre podría contar con eso. Además,también estaba involucrado mi orgullo.

Yo estoy en posibilidad de tenerfamilia algún día, y no me gustaría quemi esposa tuviera que andarme cargandoa todos lados. Quiero tener hijos, ser unbuen padre y un buen proveedortambién. Así que pensé, necesito salirde esta silla de ruedas.

El temor puede ser tu enemigo, pero,en este caso, yo logré hacerlo mi aliado.

Les anuncié a mis padres que queríaencontrar la manera de cuidarme a mímismo. Al principio se sintieron muypreocupados, por supuesto.

“No tienes que hacer eso. Nosotrosnos aseguraremos que siempre hayaalguien que cuide de ti”, me dijeron.

“Mamá, papá, debo hacer esto porustedes y por mí, así que, mejor,pensemos juntos la forma de solucionareste asunto”, les dije.

Y eso fue lo que hicimos. A veces,nuestros esfuerzos creativos merecordaban la película de la familiaRobinson. Atrapados en una isla, losRobinson se unen y comienzan a inventarasombrosos artilugios para bañarse,cocinar y sobrevivir. Yo sé que ningún

hombre es una isla, en especial, ningúnhombre sin brazos ni piernas. Tal vez yoera un poco más como una península oun istmo.

Mamá, la enfermera, y papá, elhombre habilidoso, fueron los primerosen pensar en un sistema para que mepudiera bañar y darle shampoo a micabello. Papá reemplazó las llavesredondas de la ducha con palancas paraque yo pudiera accionarlas con mishombros. Luego, mamá trajo a casa undispensador de jabón líquido que sepodía activar con un pedal, era undispensador como el que utilizan losmédicos cuando se preparan para unacirugía. Lo adaptamos para que yo

pudiera usarlo para sacar jabón yshampoo con mi pie.

Luego, papá y yo diseñamos unartefacto de plástico que se podíamontar en la pared y sostener un cepillode dientes eléctrico. Yo sólo tenía quepresionar un switch y luego movermehacia atrás y adelante para lavarme losdientes.

Les dije a mis padres que tambiénquería vestirme solo, así que mi mamáconfeccionó unos shorts con bandas develcro. Así, sólo tenía que deslizarmedentro y fuera de ellos. Los botones delas camisas siempre han sido un grandesafío para mí, por lo que encontramoscamisas en las que también me podíadeslizar. Bastaba recogerlas con la

cabeza e irme meneando dentro de ellas.Mi mayor temor nos había metido en

una tarea que era desafiante y divertida,la tarea consistía en encontrar manerasde ayudarme a ser más independiente.Los controles remoto, teclados decomputadora y mecanismos eléctricospara abrir puertas, se han convertido enuna bendición para mí porque los puedooperar con mi pie.

Claro que algunas de las solucionesque ideamos, no eran precisamenteejemplos de tecnología de punta.Aprendí a desactivar la alarma de micasa con mi nariz y usaba un palo degolf entre la barbilla y el cuello paraencender las luces y para abrir algunas

de las ventanas de la casa.Por razones obvias, no voy a entrar en

detalles, pero también diseñamosalgunos ingeniosos métodos que mepermitieron usar el sanitario por mímismo. Hay uno de nuestros videos enYouTube. La dirección eswww.youtube.com/watch?v=oDxlJWJ_WfA. Ahí podrás veralgunos de los métodos y artefactos queideamos. Pero no te preocupes, ¡no hayescenas del sanitario!

Me siento agradecido por haberpodido hablar con Laura sobre mipersona y mi dignidad, también mesiento agradecido por mi temor juvenil aser dependiente o ser una carga para mifamilia. Todo eso me motivó a conseguir

más autosuficiencia. Mi autoestima sebenefició muchísimo cuando pudedominar las tareas rutinarias que lasdemás personas hacen en automático.Pero lo más probable es que, de nohaber experimentado emociones tannegativas, no me habría visto obligado atransformarlas en energía positiva.

Tú puedes hacer lo mismo. Encuentrala energía que generan tu miedo, fracaso,rechazo o sentimientos similares yutilízala para darle impulso a todas esasacciones positivas que te acercan a tusueño.

UNA VISIÓN DEL MIEDO

A veces también puedes combatir losmiedos que te paralizan con otro tipo demiedo. Piensa en tu mayor temor.Digamos que es el temor a levantartefrente a un enorme público y que se teolvide el discurso. Yo me puedoidentificar con eso. Vamos, visualiza lopeor que te podría suceder: olvidas eldiscurso y la gente te arroja fuera delescenario con sus abucheos. ¿Tienes laimagen? Bien. Ahora, visualízate dandoel discurso tan bien, que la audiencia teovaciona de pie.

Ahora, toma la decisión de quedartecon la segunda versión y encuádralo en

tu mente para que, cada vez que teprepares para hablar, quites de en mediotu temor al abucheo y vayas directo a laovación de pie. A mí me funciona y creoque a ti también te puede servir.

Otro método similar para dejar elmiedo atrás es entrar al archivo de losrecuerdos que tienes de experienciasreales en las que perseveraste yvenciste. Por ejemplo, cuando me sientomuy nervioso porque voy a conocer aalguien tan importante como OprahWinfrey, entro a mi banco de memoriapara darme una recarga de valor.

¿Te da miedo conocer a Oprah? ¿Quéte va a hacer? ¿Te va a cortar los brazosy las piernas? Espera, ya llevas más deveinticinco años viajando alrededor del

mundo sin brazos ni piernas. Oprah,¡estoy listo para ti!, ¡dame un abrazo!

ATORADO POR EL MIEDO

Cuando era niño tenía un miedo a losdoctores con agujas que me parecíanatural, bastante natural. Cada vez queme iban a vacunar en la escuela contrasarampión, rubéola o influenza, meescondía de mamá. En parte, elproblema radicaba en que los doctorestenían un número limitado de lugarespara picarme. A los otros niños lospodían inyectar en el brazo o el trasero,

pero mi breve cuerpo sólo ofrecía unblanco y, como mi trasero siempre estáen el piso, me era muy doloroso, inclusocuando me inyectaban en la partesuperior de la cadera. Cada vez que meinyectaban, dejaba de caminar por undía entero.

Debido a mi discapacidad, pasébuena parte de mi juventud haciéndolade cojín para que los doctores meinyectaran. Es por ello que desarrollé untemor muy profundo. La gente sabía queme podía desmayar con tan sólo ver unajeringa hipodérmica.

En una ocasión, cuando estaba en laprimaria, dos enfermeras escolares queal parecer no sabían mucho de mihistoria ni de anatomía humana, se

pusieron a mis costados, me apretaronentre las dos en la silla de ruedas y meinyectaron en ambos hombros, en dondecasi no hay músculo ni grasa. Fueespantoso, el dolor era tan fuerte que lepedí a mi amigo Jerry que caminarajunto a mí y dirigiera la silla de ruedasporque me sentía mareado. Jerry tomó elcontrol y por supuesto, yo me desmayé.El pobre Jerry no sabía qué hacer, asíque condujo la silla de ruedas hasta ellaboratorio de ciencia. Yo iba colgandode un lado. Jerry le pidió ayuda almaestro.

Como mamá sabía cuánto le temía alas agujas, nunca nos avisaba, ni a mí nia mis hermanos, cuando se iban a

realizar las inoculaciones en la escuela.Cuando yo tenía como doce años,tuvimos una visita salvaje que pasó aformar parte de las historias familiares.Mamá nos juró que sólo íbamos anuestros “chequeos” escolares. Pero elprimer indicio de que no era verdad lonoté cuando estábamos en la sala deespera: vimos a una niña que tenía más omenos mi edad. Entró al consultorio yluego la escuchamos gritar cuando lainyectaron.

“¿Escucharon eso?”, le pregunté aAarón y a Michelle. “¡También nos vana inyectar a nosotros!”

Mi miedo tomó el control y entré enpánico. Lloraba y gritaba, le decía amamá que no quería que me inyectaran

porque dolía demasiado, que queríairme a casa. Como yo era el mayor, mishermanos siguieron mi valeroso yreluciente ejemplo. Comenzaron a aullary a suplicar que nos sacaran de ahí.

Por supuesto, nuestra madre, laenfermera, no tuvo piedad. Ella era unaveterana de las guerras hipodérmicas.Arrastró a su aullante jauría hasta elconsultorio como un oficial del ejércitoarrastra a los soldados borrachos alcalabozo.

Al ver que el pánico y las lastimosassúplicas no funcionaban, traté denegociar con el médico de la familia.“¿No tiene algo que me pueda beber enlugar de la inyección?”, le dije

berreando.“Me temo que no, hijo”.Era hora del plan B, de Brother.

Volteé hacia Aarón y le pedí que meayudara a escapar; tenía un magníficoplan de escape listo. Aarón se iba a caerde la mesa de auscultación para distraera los doctores para que yo me pudieraescurrir de mi silla y tratar de escapar.Pero mamá me interceptó. Con suespíritu oportunista de siempre, mihermana salió disparada hacia la puerta.Una enfermera la alcanzó en el pasillo,pero luego, la pequeña Michelle metiósus pequeños brazos y piernas por entrela puerta de salida para que no lapudieran meter al consultorio de nuevo.¡Michelle era mi héroe!

En toda la clínica se podían escucharnuestros gritos histéricos. Losempleados llegaron corriendo porquesonaba como si nos estuvierantorturando brutalmente. Por desgracia,los refuerzos muy pronto se unieron algrupo equivocado. Dos de los hombresme sometieron para la inyección. Llorécomo nunca.

Seguí retorciéndome cuando metieronla aguja en mi trasero. Me moví tantoque expulsé la aguja, así que el doctor¡tuvo que inyectarme otra vez! Misgritos activaron las alarmas de algunosautos en el estacionamiento.

Nunca sabré cómo sobrevivimosaquel día: mis hermanos, mi madre o el

personal de la clínica. Yo y mishermanos lloramos durante todo elcamino a casa.

Como estaba tan atemorizado, mismiedos hicieron que el dolor fueramucho peor de lo que hubiese sido si tansólo les hubiera dejado administrarme lavacuna. De hecho, creo que mi dolor seduplicó porque no pude manejar mitemor. En lugar de un día, ¡pasé dos díassin caminar!

Así que, conserva en tu memoria estabreve fábula de mi familia: si dejas quelos miedos controlen tus acciones, ¡loúnico que obtendrás será un serio doloren el trasero!

SIETE

AL CAER NO ECHESRAÍCES

EN EL SUELO

Como podrás imaginarte, tuve unalarga historia de moretones. Me caí yestuve en el suelo muchas veces cuandoera niño. Me caí de mesas, sillas altas,camas, escalinatas y rampas. Como notenía brazos para frenar mi caída, por logeneral recibía los golpes en la barbilla,sin mencionar la nariz y la frente. Hecaído muchas veces.

Lo que nunca he hecho es permanecertirado. Hay un proverbio japonés quedescribe mi fórmula del éxito: “Caesiete veces, levántate ocho”.

Tú caes, yo caigo, incluso los mejorescaen y el resto, también. Pero aquellaspersonas que no se levantan nunca tras

la derrota, ven el fracaso como algofinal. Lo que todos debemos recordar esque la vida no es un examen en el quepasas o repruebas, es un proceso deprueba-error. Los que tienen éxitosiempre se levantan después de suserrores porque consideran que susproblemas son experiencias temporalesy didácticas. Todas las personasexitosas que he conocido también se hanconfundido en algún momento. Conmucha frecuencia señalan que suserrores fueron indispensables paraobtener éxito. Nunca se dieron porvencidos cuando cayeron. En lugar deeso, reconocieron sus problemas,trabajaron con más ahínco y buscaronsoluciones creativas. Si fallaban cinco

veces, se esforzaban cinco veces más.Winston Churchill capturó la esencia deeste método al decir: “El éxito es lahabilidad de pasar de un fracaso a otrosin perder el entusiasmo”.

Si no puedes sobreponerte a tusderrotas, tal vez es porque las haspersonalizado. Perder no te convierte enun perdedor, así como anotar strikes nohace que un gran beisbolista seconvierta en un calienta bancas.Mientras te mantengas en el juego ycontinúes intentándolo, puedes llegar aser un bateador que conecte hitazos. Sino estás dispuesto a hacer el trabajo quese requiere, entonces tu mayor problemano es perder, tu mayor problema eres tú

mismo. Para lograr el éxito tienes quesentirte merecedor de él yresponsabilizarte de que suceda.

A menudo en mis discursos muestromi filosofía sobre el fracaso de lasiguiente manera: me tiro al suelo sobremi abdomen y continúo hablándole alpúblico en esa posición. Como no tengomiembros, tal vez piensas que no puedovolver a levantarme solo. También elpúblico se imagina eso.

Cuando era muy pequeño, mis padresme enseñaron a levantarme de unaposición horizontal. Ponían almohadasabajo y me convencían de que meapoyara en ellas. Pero yo tenía quehacerlo a mi modo, la forma difícil, porsupuesto. En lugar de usar las

almohadas, me arrastraba hasta unapared, silla o sillón, apoyaba mi frentesobre alguno de estos muebles paraequilibrarme y luego me iba levantandopulgada por pulgada. No es muyelegante, ¿verdad? Pero, ¿qué se sientemejor?, ¿levantarse o quedarse tirado?Eso sucede porque no fuiste diseñadopara arrastrarte por el suelo, fuistecreado para levantarte una y otra y otravez, hasta liberar todo tu potencial.

Al mostrar en mis pláticas el métodopara levantarme, de vez en cuando tengoalgún problema técnico. Por lo generalhablo desde una plataforma elevada, unproscenio, incluso un escritorio o mesasi estamos en un salón de clases. Una

vez, en una escuela, me caí de la mesaantes de poder darme cuenta de quealguien, con muy buenas intenciones,había encerado la superficie antes de midiscurso. Estaba más resbalosa que unapista olímpica de hielo. Traté de limpiaruna sección de la mesa para poderasirme, pero no tuve suerte. Fue un pocoembarazoso cuando tuve que interrumpirla lección y pedir ayuda: “¿Podríaalguien echarme una mano?”

En otra ocasión, estaba hablando enun evento de caridad en Houston ante unpúblico muy nutrido y distinguido. Ahíestaban Jeb Bush, ex gobernador deFlorida, y su esposa, Columba. Cuandome preparaba para hablar de laimportancia de no rendirse nunca, me

dejé caer sobre mi panza como decostumbre. La multitud se quedó ensilencio, también como de costumbre.

“Todos fracasamos de vez encuando”, dije. “Pero fracasar es comotropezarse: tienes que seguir poniéndotede pie y aferrarte a tus sueños”.

El público realmente estaba muyinvolucrado, pero, antes de que yopudiera siquiera demostrar que tenía lacapacidad de levantarme de nuevo, salióuna mujer apresurándose desde el fondode la sala.

“A ver, déjame ayudarte”, dijo.“Pero no necesito ayuda”, susurré

entre dientes.“Esto es parte del discurso”.

“No seas tonto. Déjame ayudarte”,insistió.

“Señora, por favor. En verdad nonecesito su ayuda, estoy tratando dedemostrar algo”.

“Bueno, entonces, si estás seguro deeso, cariño”, me dijo antes de volver asu asiento.

Creo que, cuando la vieron sentarsede nuevo, las personas del público sesintieron casi tan aliviadas como cuandovieron que yo me levantaba otra vez. Aveces, la gente se pone muy emotivacuando se dan cuenta de que me bastacon poner la frente en el suelo. La gentese identifica con mi batalla porque todosbatallamos. También te puedes sentir

identificado cuando tienes planes y teestrellas con un muro o cuando lleganmuy malos tiempos.

Tus problemas y tribulaciones sonparte de la vida que compartes con todala humanidad.

Incluso cuando ya has creado unsentido del propósito en tu vida, cuandosigues confiando en las posibilidades,cuando tienes fe en el futuro y aceptas tuvalor, cuando mantienes una actitudpositiva y te niegas a que los miedos tedetengan, seguirás tropezándote conobstáculos y desilusiones. Pero nuncadebes pensar que el fracaso es una etapafinal, nunca debes equipararlo con lamuerte porque, la realidad es que, encada batalla, tú estás viviendo la vida.

Estás ahí en el juego, los desafíos queenfrentamos nos pueden ayudar a sermás fuertes y a prepararnos mejor parael éxito.

LAS LECCIONES DE PERDER

Debes tratar de considerar que tusfracasos, en realidad, son regalosporque casi siempre te están preparandopara el gran momento del éxito.Entonces, ¿cuáles son los beneficios quese derivan de un contratiempo o unaderrota? A mí se me ocurren por lomenos cuatro valiosas lecciones que

aprendemos a través del fracaso.

Es un gran maestro.Construye el carácter.Te motiva.Te ayuda a valorar el éxito.

ES UN GRAN MAESTRO

Así es, el fracaso es un gran maestro.Todos los ganadores han sidoperdedores en algún momento. Todocampeón ha quedado en segundo lugarantes. A Roger Federer se le considerauno de los mejores jugadores de tenis detodos los tiempos, sin embargo, él no

gana todos los partidos, sets o matches.También hace algunos tiros malos queacaban en la red, hace servicios queterminan fuera del área. En cada partido,falla docenas de veces en colocar lapelota donde quiere. Pero, si Roger sediera por vencido cada vez que hace untiro fallido, se convertiría en unfracasado. En lugar de eso, aprende desus errores y se mantiene activo en eljuego. Por eso es un campeón.

¿Federer siempre trata de lograr eltiro perfecto y de ganar cada juego, set omatch? Claro que sí. Y tú también debeshacer eso sin importar a lo que tedediques. Trabaja duro, practica,domina los rudimentos y siempre tratade dar tu mejor esfuerzo. Ya sabes que

algunas veces fracasarás porque elfracaso es el camino al dominio total.

A mi hermano menor le gustamolestarme respecto a los primerosaños de mi carrera como orador. Enaquel entonces me costaba trabajoencontrar un público. Les rogaba a lasescuelas y organizaciones que me dieranla oportunidad de hablar ante suspúblicos, pero la mayoría se negabaporque sentían que yo era demasiadojoven, que no tenía experiencia o,sencillamente, que era demasiado raro.A veces era muy frustrante, pero sabíaque todavía estaba aprendiendo acolgarme de las lianas, que apenasestaba descubriendo lo que se

necesitaba para ser un orador exitoso.Cuando Aarón estaba en la

preparatoria, me llevaba en auto a daruna vuelta por la ciudad para ver siencontrábamos por lo menos algunascuantas personas que estuvierandispuestas a escucharme. Les hablabasin cobrar, sólo quería tener laexperiencia. Pero, incluso entonces,parecía que el precio era demasiadoalto. Creo que llamé a todas las escuelasde Brisbane para ofrecerles misservicios, sin cargo. Al principio, lamayoría me rechazó, pero cada no, mehizo esforzarme más para los siguientessí.

“¿Nunca te rindes?”, me decía Aarón.No me rendía porque sentía tanto

dolor cada vez que me rechazaban, quesabía que ésa era mi pasión. En verdadquería convertirme en orador. Pero,incluso cuando lograba encontrar unpúblico dispuesto a escucharme, nosiempre salían bien las cosas. Una vez,en una escuela de Brisbane, comencémuy mal. Algo me distrajo y no pudevolver al camino. Estaba sudando y senotaba en mi camisa. Me repetídemasiado, quería meterme en unagujero y que nunca me volvieran a ver.Me fue tan mal que pensé que secorrería la noticia y nadie me pediríahablar en público por el resto de mivida. Cuando terminé y me fui de laescuela, sentí que iba a ser el

hazmerreír: ¡mi reputación estabaacabada!

Nosotros podemos ser nuestroscríticos más severos, así sucedióconmigo aquel día. Pero esapresentación tan fallida me hizoenfocarme más en mi sueño. Trabajépara perfeccionar la forma en que medirigía al público. Cuando aceptas quela perfección es tan sólo un objetivo, yano cuesta tanto trabajo manejar lasmetidas de pata. Cada mal paso es, decualquier forma, un paso, es otra lecciónaprendida, otra oportunidad de hacer lascosas bien para la próxima vez.

Comprendí que si fracasas y te rindes,nunca te vas a levantar. Pero si aprendesla lección del fracaso y sigues

esforzándote, llegarán las recompensas—no sólo recibirás la aprobación deotros, también te sentirás gratificado alsaber que estas aprovechando al máximocada uno de los días que se te hanconcedido.

CONSTRUYE EL CARÁCTER

¿Acaso es posible que equivocarnos nosfortalezca y nos haga más aptos para eléxito? ¡Sí! Lo que no mata te hace másfuerte, más enfocado, creativo, másdecidido a perseguir tus sueños. Tal veztienes mucha prisa por alcanzar el éxito,

no hay nada malo en ello, pero lapaciencia también es una virtud que elfracaso puede ayudarte a desarrollar.Créeme, yo he aprendido que Dios noestá muy interesado en respetar miitinerario, Él se organiza a su forma ynosotros somos quienes debemosajustarnos.

Esta lección la aprendí de golpecuando me asocié con mi tío SamRadojevic para comenzar un negociopara la manufactura y distribución de subicicleta reclinada, la Hippo Cycle.Comenzamos en 2006 y nuestracompañía todavía no había tomadovuelo, pero con cada inconveniente yerror aprendimos un poco más cómoacercarnos a nuestro objetivo. Al mismo

tiempo que estamos construyendo elnegocio, también fortalecemos nuestrocarácter, no me queda duda de eso. Yohe aprendido que a veces, tu máximoesfuerzo no es suficiente para lograr queun negocio avance. También los tiempospueden ser cruciales; la economía estabasufriendo una recesión justo cuandolanzamos el producto. Hemos tenido queser pacientes, mantenernos trabajando yesperar que los tiempos y las tendenciasnos favorezcan.

Habrá ocasiones en que tengas queesperar a que el mundo te alcance a ti.Thomas Edison realizó más de diez milexperimentos fallidos antes de lograrcomercializar su bombilla. Esto nos

indica que la mayoría de la gente que seha llegado a considerar fracasada notenía idea de lo cerca que estaba deléxito cuando se dio por vencida. Esaspersonas casi habían llegado, habíansoportado el fracaso y estabandestinadas al éxito, pero se dieron porvencidas antes de que la marea volvieraa subir para beneficiarlas.

Nunca se sabe lo que hay a la vueltade la esquina, podría ser la respuesta atus sueños. Así que, ajústate el cinturón,mantente fuerte y continúa luchando. Sifracasas, ¿qué importa? Si te caes, ¿quéimporta? Edison también dijo: “Cadaintento que fracasa es un paso más haciaadelante”.

Si te esfuerzas al máximo, Dios hará

el resto y, cualquier situación que estéreservada para ti, llegará a su debidomomento. Para triunfar tienes que tenerun carácter fuerte y, si estás dispuesto arecibirlas, cada pérdida se puedeconvertir en una experiencia queconstruya y fortalezca tu carácter.

En 2009 hablé en la Escuela CristianaOaks, en Westlake, California. A estapequeña escuela se le reconoce por serun amedrentador gigante en el campo defutbol americano. Hasta hace poco, suquarterback era el hijo del afamadoquarterback de la NFL, Joe Montana. Surespaldo en el campo era el hijo de laleyenda del hockey, Wayne Gretzky, y sureceptor estrella era el hijo del

maravilloso actor Will Smith.Este equipo de futbol americano ha

ganado seis campeonatos de conferenciaconsecutivos. Cuando me presenté allí,conocí al fundador, David Price. Ahídescubrí la forma en que los equiposatléticos de la escuela Oaks aprendierona construir el carácter.

David había sido abogado en unimportante bufete de abogados enHollywood. Sus clientes eran estrellasde cine y los estudios mismos. Luegocomenzó a trabajar para un empresarioque poseía hoteles y complejosturísticos, además de terrenos y camposde golf en todo California. A David elgustaba administrar negocios y se diocuenta de que los campos de golf

estaban mal manejados porque, engeneral, los operaban golfistasprofesionales que nunca habíanaprendido buenas técnicasempresariales.

Un día, David se acercó a su jefe y ledijo que quería comprarle un campo degolf.

“Para empezar, tú trabajas para mí”,le dijo el jefe, “así que, ¿por qué tendríaque venderte algo? En segundo lugar, nosabes nada sobre golf y, en tercer lugar,¡no tienes dinero!”

Al principio, David no pudoconvencer a su jefe, pero no se rindió.Perseveró. Continuó fastidiándolo hastaque el jefe cedió y le vendió a David el

campo de golf que quería comprar. Seríael primero de más de trescientoscincuenta campos que, en algúnmomento, David llegaría a tener orentar.

Luego, cuando el negocio de loscampos de golf sufrió un revés, Davidlos vendió todos. Ahora compra, renta yopera aeropuertos en todo el país. ¿Quéfue lo que aprendió David del fracaso?Paciencia y perseverancia, te lo puedoasegurar. Nunca abandonó su sueño.Cuando el mercado cayó en el negociodel golf, David también compróacciones y se dio cuenta de que suverdadera habilidad no era manejarcampos de golf, sino manejar negocios.Así que lo único que hizo fue transferir

esa capacidad a otro ámbito.Ahora, David es parte del Consejo de

mi organización sin fines de lucro, LifeWithout Limbs. Él me dijo que, entremayores sean los desafíos queenfrentemos, más fuerte llegará a sernuestro carácter. “Nick, yo creo que, sihubieras nacido con brazos y piernas, nohabrías llegado a ser tan exitoso comoalgún día lo serás”, me dijo David.“¿Cuántos niños te escucharían si nopudieran darse cuenta de inmediato quetú lograste cambiar una situaciónincreíblemente negativa en algo tanpositivo?”

Recuerda estas palabras cuandotengas problemas. Por cada sendero

bloqueado, hay otro que está abierto.Por cada “discapacidad”, hay unacapacidad. Fuiste puesto en esta Tierrapara cumplir un propósito, así que nuncapermitas que una pérdida te convenza deque no hay formas de ganar. Mientrassigas respirando aquí, con el resto denosotros los mortales, siempre hay algúncamino.

Yo me siento agradecido de haberfracasado y haber perseverado. Misdesafíos me hicieron más paciente ytenaz. Esas características se han hechoindispensables en mi trabajo y en lasactividades que desarrollo en el tiempolibre. Ir de pesca es una de mis formaspreferidas de relajarme. Mis padres mellevaron por primera vez cuando tenía

seis años. Clavaban mi caña en la tierrao en otro sitio que la pudiera sujetarhasta que mordiera algún pez. Luego,acomodaba mi barbilla alrededor de lacaña y me aferraba al pez hasta quealguien pudiera venir a ayudarme.

Hubo un día en que no estaba teniendomucha suerte pero ahí me quedé,observando mi sedal durante tres horasseguidas. El sol me quemó hastadejarme color carmesí tostado, mas yoestaba decidido a pescar un pez ese día.Mis padres se habían ido a caminar,estaban pescando muy cerca de laribera, por lo que, cuando al fin un pezmordió el anzuelo, yo estaba solo. Piséfuerte mi línea con los pies y grité:

“¡Mamá! ¡Papá!”, hasta que volvieroncorriendo.

Cuando lo jalaron, descubrí que elpez era del doble de mi tamaño. Pero,claro, nunca lo habría pescado si no mehubiese quedado ahí con el pie firmesobre el sedal.

Por supuesto, el fracaso también lepuede dar humildad a tu carácter. Yotuve una experiencia que me hizo sentirhumilde cuando reprobé contabilidad enla preparatoria. Sentía temor de nocontar con lo necesario para ser hábilcon los números, pero mi maestro memotivó y me dio asesorías extras.Estudié y estudié y, un par de años mástarde, obtuve un título doble encontabilidad y planeación financiera.

Cuando era estudiante me hacía faltaaprender esa lección de humildad.Necesitaba reprobar para aprender todoaquello que no sabía. Al final, lahumildad me hizo más fuerte. El escritorThomas Merton dijo: “Un hombrehumilde no le teme al fracaso. De hecho,no le teme a nada, ni siquiera a símismo, porque la humildad perfectaimplica una confianza absoluta en elpoder de Dios, ante quien nadie tiene unpoder mayor y para quien no existen losobstáculos”.

TE MOTIVA

Tenemos la opción de responder a lapérdida o al fracaso con desesperanza,dándonos por vencidos. O tambiénpodemos dejar que la pérdida y elfracaso nos sirvan como experiencias deaprendizaje y nos motiven a esforzarnosmás. Tengo un amigo que es instructorde un gimnasio y a veces lo heescuchado decirle a sus alumnos delevantamiento de pesas: “Vamos afracasar”. Qué motivador, ¿verdad?Pero la teoría es que tienes que levantarpesas hasta que tus músculos quedenexhaustos. De esa forma, la siguiente vezque lo intentes, podrás exceder el límiteanterior y acumular más fuerza.

Una de las llaves del éxito para

cualquier deporte o empleo es practicar.Creo que la práctica es algo así comofracasar en nuestro camino al éxito. Y tepuedo dar un ejemplo perfecto con unahistoria sobre mi celular. Tal vez túpiensas que el smart phone es un graninvento, pero, para mí, es algo más, esun regalo del cielo. A veces creo quelos diseñadores deben haber estadopensando en mí cuando inventaron ciertoartefacto, ya que, hasta un individuo sinbrazos ni piernas lo puede usar parahablar por teléfono, enviar correos,escribir mensajes, tocar música, grabarsermones y memoranda, y mantenerseinformado sobre el clima y los sucesosmundiales con tan sólo digitar con losdedos de los pies.

El smart phone no está perfectamentediseñado para mí, ya que la única partede mi cuerpo que puedo usar para tocarla pantalla ¡está muy lejos de la parte demí que puede hablar! La mayor parte deltiempo puedo usar el altavoz, perocuando estoy en un restaurante o en unaeropuerto, no me gusta compartir misconversaciones con todos los demás.

Tuve que encontrar una posición paracolocar mi celular más cerca de mi bocadespués de haber marcado con el pie. Elmétodo que diseñé le da un nuevosignificado al término “celularplegable” y es toda una peligrosalección del papel que desempeña elfracaso en la obtención del éxito. Me

pasé toda una semana tratando de usarmi pequeño pie para aventar el teléfonohasta mi hombro, y ahí, lo giraba con labarbilla para hablar. (Chicos, ¡nointenten hacer esto en casa!) Te puedoasegurar que fallé en muchas ocasionesdurante ese periodo de prueba y error.Me quedaron tantos moretones en la carapor las veces que me golpeó el teléfonodurante la maniobra, que parecía comosi me hubieran golpeado con una bolsallena de monedas.

Sólo practicaba cuando estaba a solasporque, si alguien me hubiese visto,habría pensado que era fanático de laautolaceración con celulares. Ni te voy adecir cuántas veces me golpeé en lacabeza o en la nariz con el celular, ni

cuántos teléfonos murieronsacrificándose para que yo llegara adominar la maniobra. Pude darme el lujode recibir algunos golpes y reemplazarvarios celulares, pero lo que no estabadispuesto a hacer era darme porvencido.

Cada vez que el celular me rompía lacara, me sentía más y más motivado paradominar el truco, hasta que finalmente¡lo logré! Por supuesto, el destinofunciona de una forma peculiar y al pocotiempo de que logré dominar lamaniobra, el mundo de la tecnologíasacó los audífonos Bluetooth, los quepermanecen en tus orejas. En laactualidad, mi famoso salto del celular

es una reliquia del pasado tecnológico ysólo lo ejecuto en ocasiones paraentretener a mis amigos cuando estánaburridos.

Te exhorto a que empieces aconsiderar tus inconvenientes ydesventajas como fuentes de motivacióne inspiración. No hay razón para sentirseapenado si te quedas corto, si das un malbatazo, si te tropiezas o si metes la pata.Lo único que es una pena en verdad esno aprovechar la motivación que ofrecentus errores para esforzarte más ypermanecer en el juego.

TE AYUDA A VALORAR EL

ÉXITO

El cuarto regalo del fracaso es quepuedes usarlo como una clase en dondete enseñarán a valorar el éxito. Puedescreerme, tras una semana de golpearmecon mis fallidos saltos de celular, sentíun enorme aprecio por mi logro alatraparlo con el hombro. De hecho, entremás te esfuerces en lograr un objetivo,más lo valorarás. ¿Cuántas veces hasmirado hacia atrás, has recordado unagran victoria y acariciado el recuerdo delo dulce que fue triunfar después de unalarga batalla? Admítelo, entre más altoescalas, más hermosa es la vista desdela cima.

Una de mis historias bíblicasfavoritas es la de José, el favorecido yorgulloso hijo cuyos hermanos lo vendencomo esclavo. José pasó un mal rato: loacusaron falsamente de un crimen, lollevaron a prisión y la gente en queconfió, lo traicionó en varias ocasiones.Pero José no se rindió, no permitió quela amargura o el fracaso lo derrotaran.Perseveró hasta convertirse en elgobernante de Egipto y, luego, salvó a sugente.

De la lucha de José y su ascensión altrono, se pueden aprender muchaslecciones. Una de las que yo aprendí esque el éxito nunca llega sin penurias.Las tribulaciones de José me

permitieron entender que, aunque mivida parece ser mucho más difícil que lade la mayoría, hay otras personas quehan sufrido más, que lo han soportado yhan alcanzado la grandeza. Me di cuentade que a pesar de que Dios nos ama,nunca nos promete que la vida será fácil.Y además, pude ver que, cuando Josésalió de sus tribulaciones, consiguiósaborear el triunfo convirtiéndose en unrey poderoso y justo.

Cuando pones todo tu corazón paraalcanzar un objetivo y tienes grandessufrimientos en el camino, cuando al finalcanzas el éxito, la sensación de logroes tan increíble que sólo deseasconstruir a partir de ahí, ¿no es así?Pero no creo que sea algo accidental,

debe ser una de las razones por las quela humanidad ha llegado tan lejos.Celebramos las duras victorias noporque hayamos sobrevivido alesfuerzo, sino porque nuestra naturalezadicta que sigamos creciendo y buscandoniveles más altos de satisfacción.

En esos momentos en los que Dios mehace trabajar más y más duro paraalcanzar mis objetivos, cuando colocaobstáculo tras obstáculo en el camino,en verdad creo que me está preparandopara días mucho mejores. Él nos lanzaretos porque sabe que crecemos máscuando experimentamos el fracaso.

Cuando pienso en todo lo que hevivido a mi corta edad —el dolor, la

inseguridad, el sufrimiento, la soledad—no puedo sentirme triste. Sientohumildad y gratitud porque pudesobrellevar esos retos, y eso hizo quemis éxitos fueran aún más dulces. Alfinal, los retos me hicieron más fuerte ymás importante, me equiparon mejorpara conectarme con otros. Creo que sinmi dolor jamás hubiera podido ayudar anadie más a lidiar con su sufrimiento.No podría relacionarme tan bien conotras personas. Cuando me acercaba a laadolescencia, saber a lo que meenfrentaría me hizo sentir más confiado.Y ese nuevo nivel de seguridad atrajo alos otros niños hacia mí, pude formar uncírculo grande de amigos y amigas. ¡Meencantaba tener su atención! Podía andar

por toda la escuela en mi silla de ruedassintiendo su calidez.

Por supuesto, ya te imaginarás adónde me condujo eso: a la política.Reuní el valor para nominarme comocapitán escolar, es decir, el presidentede todo el cuerpo estudiantil de laescuela Mac-Gregor State, que incluíaunos doce mil niños. MacGregor teníasecundaria y preparatoria, y era una delas escuelas más grandes de Queensland.

Además de ser el primer niñodiscapacitado que se nominaba paracapitán escolar, me enfrentaría a uno delos mejores atletas en la historia denuestra escuela: Matthew McKay. Hoyen día él es un famoso jugador de soccer

en Australia. Cuando mis compañerosme nominaron, la señora Hurley, mimaestra, me animó a participar. Iba aconcursar con una interesante plataformade diversidad y multiculturalismo. Mipromesa de campaña era que organizaríacarreras en sillas de ruedas en el díadeportivo de la escuela.

Gané con una gran ventaja (lo siento,Matthew). Mamá todavía tiene el recortedel periódico Courier-Mail. Ahípresentaron un reportaje con una enormefotografía y me describían como“Capitán Valor”.

En el mismo periódico me citarondiciendo: “Creo que todos los niños ensilla de ruedas deberían intentar hacerlotodo”.

Tal vez mi frase juvenil no es tanreconocida como el “Just Do It” deNike, pero me funcionó bastante bien.Seguramente fallarás porque ereshumano, caerás porque el camino esaccidentado, pero debes saber que tusfracasos son parte del regalo de la vida,así que aprende a aprovecharlos. No tedetengas, amigo, ¡inténtalo todo!

OCHO

EL CHICO NUEVO DELVECINDARIO

Cuando mi familia se mudó deAustralia a Estados Unidos, yo tenía

doce años. Me daba terror tener quecomenzar en un nuevo lugar en donde notenía amigos. Cuando estábamos en elavión, camino a nuestro nuevo país, mishermanos y yo practicamos nuestroacento estadounidense para que no nosfueran a molestar cuando les habláramosa los nuevos compañeros de clase.

No podía hacer nada respecto a mipeculiar cuerpo, pero supuse que podíaenfocarme en mi acento. Despuésdescubrí que a la mayoría de losestadounidenses les encanta el acentoaustraliano. Tan sólo unos años antes,Cocodrilo Dundee había sido un granéxito. Como trataba de sonar igual quemis compañeros, desperdicié grandesoportunidades de impresionar a las

chicas.Aquel era el primer gran desafío de

mi vida y tratar de sonar estadounidenseno fue mi único error. Mi nueva escuelase llamaba Secundaria Lindero Canyon yse encuentra al pie de las montañas enSanta Mónica, no muy lejos de dondevivo ahora. Era una escuela excepcionalpero tuve problemas al principio. Es yabastante difícil, para cualquier chicomudarse, cambiar de escuela o hacernuevos amigos mientras está creciendo.Además de la problemática queimplicaba ser el nuevo, pues yo no meveía como un chico “normal”. Era elúnico estudiante que estaba en silla deruedas y el único que necesitaba un

asistente escolar. La mayoría de loschicos se preocupa de que se burlen deellos por tener un grano. Imagínate mipreocupación.

En mi primera escuela en Melbourne,ya había batallado para ser aceptado enAustralia, y sucedió lo mismo cuandome mudé a Brisbane. Invertí muchaenergía en convencer a mis compañerosde que era un niño cool y que debíanjuntarse conmigo. Ahora me veríaforzado a comenzar de nuevo.

CAMBIOS

A veces cuando sufrimos transiciones,

no reconocemos el efectoque tienen ennosotros. Sin importar cuán sencilla seala transición, el estrés, la duda, inclusola depresión, son algunos de losresultados que pueden surgir cuando nossacan de nuestra zona de comodidad.Tal vez tengas un alto sentido delpropósito, grandes esperanzas, fe, unafuerte noción de lo que vales, una actitudpositiva, el valor para enfrentar tusmiedos y la habilidad de levantartedespués de los fracasos. Pero si tedesmoronas cuando llegan losinevitables cambios que la vida siempretrae consigo, nunca podrás seguiradelante.

A menudo nos resistimos al cambio,

pero, en serio, ¿quién querría una vidasin movimiento? Algunas de nuestrasmayores experiencias, el crecimiento ylas recompensas nos llegan comoresultado de un cambio de lugar, deempleo, de materia de estudios o depareja.

Nuestras vidas son una progresión dela infancia a la adolescencia, a laadultez y a nuestros años de vejez. Seríaimposible no cambiar, y tambiénextremadamente aburrido. A vecestenemos que ser pacientes porque nopodemos controlar o influir en el cambioy porque los cambios que deseamos nosuceden cuando lo esperamos.

Hay dos tipos de cambios que, por logeneral, logran hacernos perder el

balance en la vida. El primero nosocurre a nosotros, el segundo, pasa ennuestro interior. El primero no lopodemos controlar, pero, el segundo,podríamos y deberíamos controlarlo.

Cuando mis padres decidieron quenos mudaríamos a Estados Unidos, yo nopude dar mi opinión al respecto.Sucedió lo mismo cuando nací sinbrazos ni piernas: ambos fueronacontecimientos que estaban más allá demi poder. Sin embargo, así como pasócon mi discapacidad, lo que sí tenía erael poder de determinar cómo enfrentaríala mudanza a Estados Unidos. Porconsiguiente, decidí aceptarlo ydedicarme a sacar lo mejor de la

experiencia.Tú también posees esta habilidad de

lidiar con los cambios inesperados en lavida. Cuando algunos cambios que noesperabas afectan tu situación, es comúnque te ciegues a las posibilidades.Cuando fallece alguien amado, cuandose pierde un buen empleo, cuando teenfermas o sucede un accidente, a vecesno logras reconocer que se acerca unsuceso que cambiará tu vidadramáticamente.

El primer paso que hay que tomarpara dominar las situaciones nodeseadas es permanecer alerta yreconocer que estás a punto de entrar auna nueva fase de tu vida. El solo hechode estar consciente de la situación, te

ayuda a disminuir el estrés. Piensa cosascomo: Bien, todo esto es nuevo, va aser un poco raro pero debomantenerme en calma. No debo entraren pánico, debo ser paciente. Yo sé queno hay mal que por bien no venga.

Cuando nosotros nos mudamos aEstados Unidos, yo tenía mucho tiempopara pensar en la forma que cambiaríannuestras vidas. Sin embargo, en algunosmomentos llegué a sentirme abrumado ydesorientado. A veces me daban ganasde gritar: “¡Quiero regresar a casa yvivir mi vida real!”

Siento mucho decirte esto, amigo,pero tú también vas a pasar pormomentos así. Ahora, cuando miro en

retrospectiva, encuentro hasta ciertohumor en los hechos, en especial porqueahora adoro vivir en California. Consuerte, tú también llegarás a reírte de timismo algún día. Debes entender que elenfado y la frustración son emocionesnaturales que aparecen cuandoatraviesas por una transición importante.Sé un poco indulgente y date tiempopara adaptarte. De vez en cuandotambién resulta muy útil prepararse paracambios inesperados. Es como mudarsea una nueva ciudad: tienes que dartetiempo para encontrar tu camino, paraaclimatarte y descubrir que sí tienes ahíun lugar para ti.

ESPERA LO INESPERADO

Desde el principio y en las primerassemanas que pasé en Estados Unidos, elchoque cultural tuvo un efecto en mí. Dehecho, el primer día de escuela entré enpánico cuando vi que todo el grupo seponía de pie para recitar el “Juramentode lealtad”. En Australia no hacíamosnada así, sentí como si me hubiese unidoa un club en el que no había lugar paramí.

Luego, un día sonaron las alarmas ylos maestros nos dijeron ¡que nosresguardáramos bajo los escritorios! Yopensé que los alienígenas nos estabanatacando, pero era solamente un

simulacro de terremoto. ¿Terremotos?Por supuesto que también me miraban

con nerviosismo, me hacían preguntasgroseras y hacían comentarios rarossobre mi carencia de extremidades. Nopodía creer la curiosidad que lescausaba a los chicos de primariaestadounidenses saber cómo manejabael asunto de ir al baño. Yo oraba paraque hubiese un terremoto, tan sólo paraacabar con las interminables preguntassobre mis prácticas en el sanitario.

También tuve que ajustarme alconstante cambio de salones para tomarlas distintas materias. En Australia nosdaban todas las materias en el mismosalón, no teníamos que andar saltandotodo el día como canguros en el Nunca

Nunca.[1] En la Secundaria LinderoCanyon parecía que nos la pasábamossaltando de un salón a otro sin parar.

Yo no estaba lidiando muy bien coneste trascendente cambio; a pesar de quesiempre había sido un buen estudiante,muy pronto mis compañeros me dejaronatrás. En los grupos ordinarios deprimer grado no tenían lugar para mí, asíque me colocaron en un programaavanzado. Mis calificacionescomenzaron a caer. Ahora que lo pienso,me doy cuenta de que sólo estabaestresado, pero, ¿cómo no iba a estarlo?Acababan de empacar mi vida entera enuna maleta y la habían mandado al otrolado del mundo.

Ni siquiera teníamos una casa propia,papá trabajaba con el tío Batta yviviríamos con él y su familia en suenorme casa hasta que pudiéramosencontrar una casa para nosotros. Noveía mucho a mis padres porque estabanmuy ocupados buscando trabajo,trasladándose de un sitio a otro obuscando un lugar para vivir.

Lo odié, me sentí abrumadoemocional, mental y físicamente. Porconsiguiente, me convertí en una tortugay me replegué hacia el interior de micaparazón. En los recreos y en losdescansos, me quedaba solo; a veces meescondía entre los arbustos que estabancerca del patio. Pero mi lugar favorito

para ocultarme era uno de los salones demúsica que supervisaba el señorMcKagan, maestro de música y directorde la banda.

El señor McKagan todavía trabaja enLindero Canyon y es un maestrotremendo. Era superpopular, como sifuera una estrella de rock en la escuela.Tenía ocho o nueve grupos al día. Suhermano, Duff, es un bajista legendarioque ha tocado con Guns N’Roses y otrasbandas de rock importantes. Ése era otroaspecto peculiar de haberse mudado deAustralia a California: sentía quehabíamos abandonado una existenciafamiliar perfectamente normal paraaterrizar en un reino con una culturapopular surrealista. Vivíamos justo en

las afueras de Los Ángeles yHollywood, por lo que siempre nosencontrábamos estrellas de cine ytelevisión en la tienda de abarrotes o enel centro comercial. La mitad de miscompañeros de clase deseabanconvertirse en actores. Después declases podía encender el televisor y vera un simpático chico de mi grupo deHistoria, Jonathan Taylor Thomas,sobreactuando en el popular programaHome Improvement.

Mi vida se había visto alterada detantas formas que yo me sentía agotado.Había perdido toda la confianza quetanto trabajo me había costado reunir.Mis compañeros australianos ya me

habían aceptado, pero Estados Unidosera una tierra extraña en donde yo era unextraño con un acento extraño y uncuerpo todavía más extraño. O por lomenos, así es como me sentía entonces.El señor McKagan notó que yo meescondía en los salones de música eintentó animarme a salir y convivir conlos otros estudiantes. Pero era imposiblemotivarme en ese momento.

En lugar de enfocarme en ajustar miactitud y mis acciones, estaba luchandocontra un cambio que no podíacontrolar. En serio, yo ya sabía cómoeran las cosas. Sólo tenía doce añospero ya había aprendido a enfocarme enmis cualidades en lugar de en misdefectos; había aceptado mi carencia de

miembros y había logrado convertirmeen un niño bastante feliz y autosuficiente.Pero el cambio me sacó totalmente de lacancha.

¿Alguna vez has notado que cuandoentras en uno de esos periodos detransición importantes en la vida, tussentidos se agudizan? Cuando pasas porun rompimiento muy duro, ¿no te pareceque todas las películas y programas detelevisión tienen un mensaje oculto parati? ¿Acaso no parece que todas lascanciones de la radio hablan sobre ti ytu corazón herido? Esas emociones ysentidos agudizados pueden serherramientas de supervivencia que seactivan cuando estás bajo estrés o

cuando te encuentras en situaciones pocofamiliares. Te ponen en alerta y puedenser muy valiosos.

Todavía recuerdo que, a pesar de loestresado que me sentía de haber dejadoAustralia, siempre encontré paz yconsuelo al mirar las montañas o alcontemplar la puesta de sol en la playade mi nuevo hogar. Sigo creyendo queCalifornia es un lugar hermoso, pero, enaquel entonces me lo parecía aún más.

Negativo o positivo, el cambiosiempre puede ser una experienciapoderosa y aterradora. Es por ello quenuestra primera reacción siempre esrechazarlo. Cuando tomé clases deprácticas empresariales en launiversidad, aprendí que la mayoría de

las grandes corporaciones tieneejecutivos a los que se les denomina“agentes de cambio”. Su trabajo esayudar a los empleados reticentes aintegrarse durante transicionesimportantes: puede ser una fusión, elsurgimiento de una nueva división o laimplantación de una nueva forma dehacer negocios.

Como presidente de mi propionegocio, he podido aprender que cadaempleado o empleada tiene su propiaforma de lidiar con las nuevasiniciativas o con las modificaciones quese hacen a la misión. Siempre habráalgunas personas que se emocionen antelas experiencias nuevas, pero la mayor

parte de la gente se resiste porque ya sesiente cómoda con el statu quo o porquetemen que sus vidas sufran un cambioperjudicial.

RESISTENTE AL CAMBIO

Todo mundo sabe que nada se quedacomo está por siempre, pero, porextraño que parezca, cuando sucesosexternos u otras personas nos fuerzan asalir de la zona de comodidad, nossentimos temerosos e inseguros. A vecesnos enojamos y guardamosresentimientos. Incluso la gente que seencuentra en situaciones precarias —

como una relación violenta, un empleosin perspectivas o un ambiente peligroso— se niega a tomar un nuevo caminoporque prefiere seguir lidiando con loque ya conoce a enfrentar lo que puedavenir.

Hace poco conocí a George, unterapeuta y entrenador físico. Le dijeque tenía un problema con mi espalda yque necesitaba algunos ejercicios parafortalecerla, pero que no me sentíamotivado a ejercitar porque estabademasiado ocupado viajando ydirigiendo mi compañía. La respuesta deGeorge fue la típica: “Oye, pues siquieres seguir lidiando con ese dolor,que se hará peor y peor cada vez, pues

entonces, buena suerte”.¡Se burló de mí! Me dieron ganas de

darle un cabezazo, pero entonces me dicuenta de que estaba motivándome,forzándome a enfrentar el hecho de que,si no estaba dispuesto a modificar miestilo de vida, tendría que pagar lasconsecuencias.

En realidad me estaba diciendo: Nick,no tienes que cambiar si no quieres,pero la única persona que te puedeayudar a que tu espalda se sientamejor, eres tú mismo.

Ahí fui un buen ejemplo de un malejemplo: resistiéndome a hacer un ajusteen mi estilo de vida. Pero hay personasen condiciones mucho peores que seresisten a realizar cambios que

mejorarían muchísimo sus vidas. Lamayor parte del tiempo tienen miedoincluso de abandonar las situacionesmás terribles, sólo porque esosignificaría salirse de una experienciaque ya les es familiar. Hay mucha genteque se niega a aceptar laresponsabilidad de su propia vida. Elpresidente Barack Obama remarcó laimportancia de la responsabilidadpersonal, cuando dijo: “Nosotros somosel cambio que hemos estado esperando”.Pero hay algunas personas que luchancontra la corriente, incluso cuando éstaamenaza con ahogarlas.

Para algunas personas es mucho másdifícil hacerse responsable que

abstenerse de actuar: cuando la vida teda una carta que arruina tu mano ymodifica tus planes, puedes culpar aluniverso, a tus padres, al niño que terobó el sándwich en tercer año. Pero, alfinal, culpar a otros no te sirve de nada.La única forma en que puedes dominarlas desviaciones y los cambios que sepresenten en tu camino, es haciéndoteresponsable. Mis experiencias me hanenseñado que hay cinco etapasfundamentales en la realización de uncambio positivo.

1. Reconocer la necesidad

de un cambio

Es triste, pero a veces nos tardamos enreconocer que es necesario hacer uncambio. A pesar de que no es cómoda,nos instalamos en una rutina yescogemos la inacción en lugar de laacción sólo porque sentimos temor oporque somos holgazanes. A veces, esnecesario que algo verdaderamenteaterrador se presente para hacernosreconocer que necesitamos un nuevoplan. Un buen ejemplo es mi intento desuicidio. Yo había estado sobrellevandola vida por años, y poniendo cara devaliente la mayor parte del tiempo, pero,dentro de mí, había pensamientos

ocultos que me perseguían. Pensaba que,si no podía modificar mi cuerpo, seríamejor acabar con mi existencia. Cuandollegué al punto en que casi me permitoahogarme, reconocí que era el momentode hacerme responsable de mi propiafelicidad.

2. Imagen de algo nuevo

Hace poco, Ned, un amigo mío, tuvo queenfrentar la penosa tarea de convencer asus padres de abandonar la casa endonde habían vivido por cuarenta y sieteaños para mudarse a un centro parapersonas mayores, o sea, un asilo. La

salud de su padre no estaba muy bien yla carga de cuidar de él también habíapuesto en peligro la vida de su madre.Sus padres no querían irse, preferíanquedarse en su hogar, rodeados de losvecinos a quienes ya conocían. “Aquínos sentimos felices. ¿Por quéhabríamos de irnos?”, dijeron.

Ned tuvo pláticas con sus padresdurante un año antes de lograrconvencerlos de visitar una comunidadmuy agradable para gente mayor. Lacomunidad se encontraba a unas cuadrasde su casa. Los padres de Ned ya sehabían formado una imagen de las“casas para viejos”: lugares horribles yfríos en donde “la gente vieja se va a

morir”. Pero, en lugar de eso,encontraron un lugar limpio, cálido yagradable para vivir, en donde ya seencontraban varios de sus antiguosvecinos, viviendo y disfrutando de díasmuy provechosos. La comunidad teníauna clínica bien equipada con médicos,enfermeras y terapeutas que podíanhacerse cargo de los problemas delpadre de Ned, problemas que tantohabían afectado a su madre.

Cuando los padres tuvieron unaimagen del nuevo lugar, accedieron amudarse. “Nunca nos imaginamos quesería tan agradable”, dijeron.

Si tienes dificultad para cambiarte dellugar en que te encuentras, tal vez teayude hacerte una visión clara del sitio a

donde te llevará el cambio. Esto puedeimplicar el explorar un área, tratar dehacer nuevas relaciones o perseguir aalguien que desempeña una carrera quete gustaría estudiar. Cuando estés másfamiliarizado con la nueva situaciónserá más fácil abandonar la anterior.

3. Dejar atrás el pasado

Para mucha gente, esta etapa es muydifícil. Imagina que estás escalando unmuro de piedra en las montañas. Estás ala mitad del camino, a cientos de metrossobre el valle. Acabas de llegar a una

pequeña saliente. Es aterrador y sabesque si el viento levantara o comenzarauna tormenta, serías bastante vulnerable.Pero, estando en la saliente, tienes porlo menos una sensación de seguridad.

El problema es que, para seguirsubiendo o para bajar de nuevo, tienesque abandonar la seguridad de lasaliente y buscar otra pequeñaplataforma. Si estás escalando opensando en tomar un nuevo camino enla vida, el reto es dejar esa tenuesensación de seguridad. Tienes quedejar tu base anterior y aferrarte a lanueva. Muchas personas se paralizan enesta etapa o, tal vez, comienzan a hacerel movimiento pero luego se espantan ysalen huyendo como gallinas. Si te

encuentras en esa situación, sóloimagina que estás subiendo unaescalera: para moverte al siguienteescalón, debes dejar el que estás y subir.Sueltas, alcanzas y te levantas, ¡paso apaso!

4. Establecerse

Esta etapa puede ser muy confusa paraalgunas personas. Tal vez ya dejaronatrás el pasado pero, hasta que noalcancen un nuevo estado de comodidad,se sentirán tentados a volver a lasituación anterior. Es la etapa en la que

dices: Muy bien, aquí estoy, ¿y ahora,qué?

La clave para establecerse es tenermucho cuidado con los pensamientosque rondan tu cabeza. Tienes queeliminar de tu pantalla los pensamientosde pánico como “O, Dios mío, ¿quéhice?”, y enfocarte en frases como“¡Ésta es una gran aventura!”

Durante los primeros meses que paséen Estados Unidos cuando era niño,batallé terriblemente en la etapa deaceptación. Pasé muchas noches y díasretorciéndome en la cama, inquieto pormi nuevo ambiente. Me escondía de losotros estudiantes porque temía elrechazo y la burla. Pero, lenta ygradualmente, pude llegar a disfrutar de

ciertos aspectos de mi nuevo hogar. Porlo pronto, aquí también tenía primos,sólo que nunca antes los había tratado.Mis primos en Estados Unidosresultaron ser gente grandiosa. Además,había una playa, montañas y el desierto,todo muy cerca de casa.

Luego, justo cuando comencé a sentirque California no era tan malo, mispadres decidieron volver a Australia.Cuando crecí y terminé la universidad,volví de inmediato a California y ahora¡se ha vuelto un hogar para mí!

5. Sigue creciendo

Ésta es la mejor etapa de una transiciónexitosa. Ya diste el salto y ahora esmomento de crecer en tu nuevoambiente. El hecho es que no puedescontinuar creciendo si no enfrentascambios; aunque el proceso puede sermuy estresante y doloroso en el aspectoemocional y físico, por lo general, elcrecimiento vale la pena.

He podido constatar eso en minegocio. Hace algunos años tuve quereestructurar la compañía. Eso implicódespedir a algunas personas y yo soyterrible en ese aspecto. Lo odio. Soy untipo más bien gentil, no el típico malaleche al que le gusta dar malas noticias ala gente que quiere. Todavía tengo

pesadillas en las que despido a personasa las que había llegado a conocer yestimar como amigos. Pero, cuandoreflexiono, me doy cuenta de que lacompañía jamás habría crecido si nohubiera llevando a cabo aquelloscambios. Ya recogimos los beneficios,pero no podría decir que me dio gustodespedir a aquellos empleados. Todavíalos extraño.

El dolor que produce crecer es unsigno de que te estás estirando y de quealcanzarás nuevas alturas. No siempretienes que disfrutar ese dolor, pero sídebes tener claro que invariablementevendrá a ti antes de ese gran logro que tellevará a días mejores.

UN CAMBIO EN EL MUNDO

En mis viajes he tenido la oportunidadde ver a gente que está en cada una delas etapas de cambio. En particulardurante la gira a la India en 2008, lacual describí con anterioridad. Mepresenté en Mumbai, la ciudad másgrande de India y la segunda máspoblada del mundo. Antes conocidacomo Bombay, Mumbai se encuentra enla costa oeste de la India, en el MarArábigo, y es un importante centrocultural y financiero.

En esta ciudad conviven la riqueza yla pobreza extremas, y ha estado en elojo público porque ahí se filmó la

película ganadora del Oscar, SlumdogMillionaire. A pesar de su calidad, lapelícula apenas logra ofrecer una visiónsuperficial de los horrores que existenen las ciudades perdidas de Mumbai ydel tráfico sexual que florece en unametrópoli en donde los hindúes ymusulmanes son una mayoría sobre lapequeña población cristiana.

Se estima que en Mumbai, más demedio millón de personas son forzadas avender sus cuerpos. La mayor parte deesas personas es secuestrada enpequeños pueblos de Nepal, Bangladeshy otras zonas rurales. Muchas de lasmujeres son devadasi, adoradoras deuna diosa hindú, y fueron forzadas porlos “sacerdotes” a practicar la

prostitución. Algunos Hijras —hombrescastrados— también se prostituyen. Losaglutinan en asquerosas vecindades y losobligan a tener relaciones sexuales conpor lo menos cuatro hombres cadanoche. Debido a lo anterior, hanpropagado el virus del sida con mucharapidez, provocando la muerte demillones de personas.

Como parte de la visita, me llevaronal distrito rojo de Mumbai conocidocomo “La calle de las jaulas”. Ahí pudever a mucha gente que sufre y hablar convíctimas de la esclavitud. El reverendoK. K. Devaraj, fundador del DesafíoAdolescente de Bombay, fue quien meinvitó. El Desafío trabaja para rescatar a

gente de la esclavitud sexual y paraayudarle a encontrar el camino paravidas mejores y más saludables.

El Tío Dev, como llaman alreverendo, también dirige una casa parahuérfanos con sida, programasalimentarios, centros médicos, unaclínica para la atención del VIH/sida unaoperación de rescate para “niños de lacalle” adictos. Él había visto mis videosy esperaba que yo pudiera servir comoagente de cambio en Mumbai. Él queríaque yo convenciera a las mujeres que sedesempeñaban como prostitutas deescapar de la esclavitud y mudarse a susrefugios. El reverendo Devaraj dice quecada mujer esclavizada es “un alma

preciosa y una valiosa perla”.El Desafío Adolescente de Bombay

es una fuerza tan poderosa en lasciudades perdidas de Mumbai que losproxenetas y las madamas le permiten alTío Dev y a su equipo de cristianos, ir yhablar con ellos, a pesar de que son, ensu mayoría, hindúes. A pesar de que elDesafío trata constantemente deconvencer a las prostitutas de aceptar aCristo y abandonar los burdeles parabuscar nuevas vidas, los proxenetas ylas madamas aceptan su tranquilizanteinfluencia.

El ministerio trabaja, paso a pasito,para cambiar los corazones de estasmujeres esclavizadas. La niña promedioes secuestrada entre los diez y los trece

años; las consiguen en pequeñas villasrurales y la mayoría de ellas sonbastante inocentes. Si la niña muestrareticencia, los reclutadores tratan deconvencer a los padres diciéndoles queganará cincuenta veces más del salariopromedio. O, tristemente, a veces sólose la compran a los padres, una prácticabastante común. Las personas quereclutan y transportan a las niñas sonsólo los primeros eslabones de una largacadena de abusadores. Cuando las niñasestán cautivas, los proxenetas toman elcontrol diciéndoles: “Ahora trabajanpara nosotros, les guste o no”.

Cuando estuvimos en Mumbaientrevistamos a varias chicas que habían

sido esclavas sexuales y que fueronliberadas por el Desafío Adolescente deBombay. Por desgracia, susdesgarradoras historias son un lugarcomún. Si se negaban a ser prostitutas,las golpeaban, violaban y las ponían enpequeñas jaulas que, a su vez, guardabanen oscuros barracones subterráneosllenos de suciedad. Las mataban dehambre, abusaban de ellas y les lavabanel cerebro hasta amansarlas. Luego, lasenviaban a los burdeles en donde lesindicaban que habían sido compradaspor setecientos dólares estadounidensesy que tenían tres años para trabajar ypagar su deuda como prostitutas. Las exesclavas nos contaron que habían sidoobligadas a tener sexo cientos de veces

ya que, cada vez que lo hacían, sepagaban dos dólares a su deuda.

La mayoría piensa que no tiene otraopción. Los proxenetas les dicen que susfamilias jamás las recibirán de vueltapor la vergüenza que les han causado.Muchas de ellas contraen enfermedadesde transmisión sexual o quedanembarazadas como resultado de laprostitución, así que, ya no tienen unlugar a dónde ir.

A pesar de lo horrible que llega a serla vida para estas jóvenes y mujeres, lamayoría tiene miedo de efectuar uncambio. Sin fe, pierden la esperanza y,entonces, pierden su humanidad. Ladesesperanza se apodera de ellas y

creen que jamás podrán salir de laesclavitud y de las ciudades perdidas.Los psicólogos han detectadofrecuentemente esta misma resistencia aliberarse en mujeres involucradas enrelaciones abusivas. Tal vez tienen penay dolor pero se niegan a abandonar alabusador porque tienen más miedo de lodesconocido. Han perdido su capacidadde soñar en una vida mejor, así que nopueden siquiera imaginarla.

Ahora bien, para ti puede ser muyclaro que estas esclavas sexualesdeberían escapar de sus terribles vidas,pero, ¿alguna vez has podido ver tusituación personal con tanta claridad?,¿alguna vez te has sentido atrapado porlas circunstancias para después

descubrir que la única trampa era tufalta de visión, de valor o tuincapacidad de ver que tenías mejoresopciones?

Para realizar un cambio debes sercapaz de visualizar lo que está del otrolado. Debes tener esperanza y fe en Diosy en tu habilidad para encontrar algomejor.

El Desafío Adolescente de Bombayreconoce que las mujeres esclavizadastienen un problema para encontrar lasalida porque han sido golpeadas,aisladas y amenazadas. Algunos dicenque no pueden siquiera creer quemerecen amor o un trato decente.

Allá pude ver muy de cerca el

sufrimiento en los burdeles y los barriosbajos de Mumbai, así como los milagrosque el Tío Dev y su dedicado equipo demisioneros logran entre las esclavassexuales y sus niños, a los que llaman“gorriones” y que por lo general vivenen las calles.

Me llevaron de una casa a otra. En laprimera me presentaron a una ancianaque se levantó lentamente del suelocuando entramos. Era una madama que,a través de un intérprete, me invito a“predicar a mis prostitutas e inspirarlasa ser mejores”.

La madama me presentó a una mujerque parecía tener unos cuarenta y tantosaños. Me dijo que la habían secuestradode su casa en un área rural, a la edad de

diez años y que, después, la obligaron apracticar la prostitución.

“Pagué mi deuda y pude liberarme alos trece años”, dijo a través delintérprete. “Salí a la calle por primeravez: me golpearon y me violaron. Decualquier forma, logré regresar a mifamilia pero ellos ya no querían tenernada que ver conmigo. Regresé aquí yvolví a trabajar como prostituta. Luegotuve dos hijos y uno murió. Hace dosdías me enteré de que tengo sida, así quemi padrote me despidió. Ahora tengo unniño que cuidar y no puedo ir a ningúnlugar”.

Desde nuestra perspectiva, tú y yopodemos ver que ella tenía opciones, sin

embargo, desde sus cerradascircunstancias, a ella le parecía que nohabía alternativa. Debes entender que,en ocasiones, no serás capaz de ver quetienes una salida, pero el cambiosiempre es plausible. Cuando no puedesencontrar un sendero alternativo, debespedir ayuda. Busca la guía de personasque cuenten con una perspectiva másamplia. Puede ser un amigo, un miembrode la familia, un consejero profesional oun servidor público: nunca caigas en latrampa de creer que no hay escapatoria.¡Siempre hay una salida!

Esta mujer en realidad tenía sóloveinte años. Recé con ella, le dijimosque podía abandonar el prostíbulo yvivir en un refugio provisto por el

Desafío Adolescente de Bombay, quetambién recibiría tratamiento médico enla clínica. Cuando abrimos sus ojos y lemostramos el camino hacia un mundo demayores cuidados, no sólo sintió deseosde cambiar, también encontró la fe.

“Al escucharte hablar, sé que Dioseligió no curarme el VIH/sida porque, deesa forma, puedo atraer más mujeres aCristo”, nos dijo. “No me queda nadapero Dios está conmigo”.

La paz y la esperanza que transmitíasu mirada me dejó sin aliento. Era tanhermosa en su fe. Me dijo que sabía queDios no la había olvidado, que Él teníaun propósito para ella incluso al bordede la muerte. Era una nueva mujer que

había podido transformar su sufrimientoen una fuerza benéfica. Entre tantapobreza, desesperación y crueldad, ellaera un radiante ejemplo del poder delamor de Dios y de la fortaleza delespíritu humano.

El Tío Dev y su equipo de misioneroshan desarrollado varios métodos paraconvencer a las esclavas sexuales deMumbai de apartarse de sus peligrosassituaciones. Ofrecen cuidado infantil yescuelas para que los niños puedanaprender sobre Jesús y el amor que Éltiene por ellos. Luego los niños hablancon sus madres y les transmiten estainformación: ellas también son amadas ypueden cambiar su vida para bien. Yo teexhorto a recibir los cambios que

mejoran tu vida y a funcionar como unafuerza de cambio que ayude a elevar lavida de otros también.

NUEVE

CONFÍA EN LOS OTROS,MÁS O MENOS

Cuando tenía once años, mis padresme llevaron a la playa en la Costa

Dorada de Australia. Mamá y papácaminaron un rato por la costa, mientrasyo me refrescaba en la arena que estabacerca del borde del agua, veía las olas ydisfrutaba de la brisa. Me habíancubierto con una camiseta enorme paraque no me quemara.

Una joven mujer venía caminando porla playa y, al acercarse, sonrió y dijo:“¡Eso es muy impresionante!”

“¿A qué se refiere?”, le pregunté,porque sabía que no hablaba de misasombrosos bíceps.

“¿Cuánto tiempo te llevó enterrar tuspiernas así?”, dijo. Comprendí que ellacreía que había escondido mis piernasen la arena de alguna manera. Comotraía ánimo de hacer travesuras, le seguí

el juego.“Oh, tuve que cavar durante mucho

tiempo”, le contesté.Se rió y continuó caminando pero,

como yo sabía que no resistiría seguirsin voltear otra vez, esperé. Porsupuesto, cuando su cabeza giró paramirar de nuevo, salté y salté hacia elagua.

Ella no dijo nada, aunque tropezó unpoco mientras se alejaba caminando.

A veces, como era un niño, sentíaresentimiento por momentos como ése,pero poco a poco me hice más pacientey comprensivo con otras personas. Asícomo esa mujer, aprendí que a veces lagente es más grande de lo que sospechas

y, a veces, más pequeña.Para que alcances el éxito y la

felicidad, son cruciales los siguientesaspectos: el arte de ver a través de lagente, de relacionarse con ella, deinvolucrarse, de ponerse en sus zapatos,de saber en quién confiar y cómo serconfiable. Si las personas no cuentancon la habilidad de construir relacionesbasadas en la comprensión mutua y laconfianza, es muy raro que lleguen atener éxito. No sólo necesitamos alguiena quien amar, también necesitamosamigos, mentores, modelos a seguir ygente que nos apoye, que crea ennuestros sueños y que nos ayude aalcanzarlos.

Para construir tu Dream Team (o sea,

tu “equipo soñado”) de seguidores queen verdad se preocupen por tu bienestar,primero tienes que demostrar que eresconfiable, que tú también puedesapoyarlos. Si depositas tu energía en suéxito, si los apoyas, los motivas y lesofreces consejos honestos, puedesesperar que hagan lo mismo por ti. Si nolo hacen, entonces deberás alejarte yencontrar a alguien que sí deseepertenecer a tu equipo.

Somos seres sociales por naturaleza,pero si tus relaciones con los demás noson lo que te gustaría, tal vez es porqueno has profundizado en la forma en quedebes interactuar con ellos, en lo queconcedes y en lo que recibes de tus

relaciones. Uno de los errores másgrandes que puedes cometer es tratar deganar amigos hablándoles sobre tiexclusivamente: tus miedos,frustraciones y satisfacciones. La verdades que a los amigos se les gana cuandodeseas conocerlos mejor y encontrarintereses comunes con los que puedasconstruir vínculos benéficos en ambasdirecciones.

La construcción de una amistad escomo tener una cuenta de ahorros: nopuedes esperar sacar algo si no hasdepositado. De vez en cuando todosdebemos afinar nuestras habilidadespara relacionarnos. Esto se haceevaluando nuestro enfoque y tratando dedefinir qué es lo que sí funciona y qué es

lo que no.

¿CÓMO TE RELACIONAS CONLOS DEMÁS?

Es muy cierto que podrás recorrer ungran camino si cuentas con un sentidodel propósito, grandes esperanzas, unafe abarcadora, amor por ti mismo,actitud positiva, temeridad, resistencia ydominio ante el cambio. Sin embargo,debes saber que nadie lo logra solo. Porsupuesto que yo valoro mucho lacapacidad que tengo de cuidarme a mímismo. Trabajé muy duro para ser lo

más independiente que fuera posible,pero aún dependo de otras personas queme rodean, y así nos sucede a todoshasta cierto punto.

Con frecuencia me preguntan: “¿No esmuy difícil depender tanto de otraspersonas?” Y mi respuesta es: “Pues túdime”. Aunque te des cuenta o no,dependes de las personas que te rodeantanto como yo. Es verdad que necesitoayuda para realizar algunas tareas, perolo más relevante es reconocer que nadielogra tener éxito si no se beneficia de lasabiduría, la gentileza o la mano amigade otras personas.

Todos necesitamos tener amistadesque nos sirvan de apoyo, todos debemosinvolucrarnos con espíritus similares y,

para hacerlo con eficacia, es necesarioprobar nuestra intención y demostrar quesomos confiables. También es necesariocomprender que la mayoría de la genteactúa por interés. Es tan sólo un instinto.Pero, si tú les muestras a los otros queestás genuinamente interesado en ellos,si te involucras en su éxito, la mayoríatambién hará lo mismo para ti.

LAS CONEXIONES

Cuando era niño, con frecuencia mamáme llevaba de compras o a otros lugarespúblicos y, mientras ella realizaba sus

diligencias, yo pasaba horas observandolos rostros en la multitud desde mi sillade ruedas. Estudiaba a las personascuando pasaban y trataba de adivinar aqué se dedicaban y cómo eran suspersonalidades. Por supuesto, nuncasupe si los perfiles instantáneos queimaginaba eran correctos, pero creo quesí me convertí en un serio estudiante dellenguaje corporal, las expresionesfaciales y del análisis de las personas engeneral.

En gran medida era un procesosubconsciente, pero, ahora que lorecuerdo y reflexiono al respecto, medoy cuenta de que, de una formainstintiva, estaba desarrollandoaptitudes fundamentales. Como no tengo

brazos para defenderme ni piernas paracorrer, para mí era muy importanteevaluar con rapidez si podía confiar enalguien o no. No quiero decir que mepreocupara recibir un ataque, pero, eramás vulnerable que la mayoría y, por lotanto, también me hice más “conscientede la gente” que otras personas.

Soy muy sensible a los estados deánimo, emociones y sonidos que emitenquienes me rodean. Tal vez esto sueneun poco extraño, pero mis antenas estántan afinadas que, cuando alguien colocauna mano en el descanso para el brazode mi silla de ruedas, es casi como sinos hubiésemos tomado de la mano. Derepente me llega la extraña sensación de

que he hecho una conexión, casi como siestuviera saludando a la gente con unapretón de manos. Cuando mis amigos yfamiliares colocan sus manos en misilla, puedo sentir su calidez yaceptación.

El hecho de que carezco deextremidades ha afectado la forma enque me relaciono con las demáspersonas como orador. Yo no tengo quepreocuparme de una de las situacionesque más inquietan a los oradoresprofesionales: qué hacer con las manos.He trabajado para comunicarme con laexpresión facial, y en particular, con misojos. No puedo hacer gestos parareforzar ciertos puntos o para transmitiremoción y, por consiguiente, trabajé

variando la amplitud de mi mirada ycambiando mis expresiones facialespara hacer llegar los sentimientos a laaudiencia y captar su atención.

Hace poco mi hermana me molestaba:“Nick, realmente te gusta hacer contactocon los ojos. Cuando hablas con alguien,lo miras con mucha intensidad, ésa es laúnica forma en que puedo describir loque haces”.

Michelle me conoce bien, ella sabeque miro a los ojos de las otras personasporque son las ventanas del alma. Meencanta el contacto visual, admiro labelleza de la gente y, con frecuencia, lapuedo encontrar en sus ojos. Es posibleencontrar algo malo o imperfecto en las

otras personas, pero yo siempre elijomirar lo más valioso que hay dentro deellas.

“Además, ésa es tu forma deasegurarte que una conversación sea realy sincera”, dijo mi hermanita. “Lo veocuando hablas con mis amigos: llegas alo más profundo de cada uno y capturassu atención de tal forma que se empapanen cada palabra que les dices”.

He aprendido a involucrarmerápidamente con las personasmirándolas a los ojos y haciéndolespreguntas o comentarios para detectarrasgos en común. Antes de que losdolores de espalda limitaran miabrazabilidad, una de mis frasesrompehielo favoritas era: “¡Ven y dame

un abrazo!”Al invitar a la gente a acercarse y

conectarse, estaba tratando de hacerlasentirse cómoda conmigo. Todo mundodebería dominar las destrezas básicasde la amistad: acercarse a otros,conectarse con ellos y encontrar rasgosen común. Dichas destrezas puedendeterminar la calidad de nuestrainteracción con quienes nos rodean.

CONJUNTO DE HABILIDADES

“Destrezas en el trato personal” es untérmino muy difundido, sin embargo,

rara vez se puede encontrar unadefinición. A todos nos agrada creer quenos manejamos con destreza en nuestrotrato con otras personas, de la mismaforma que a muchos nos gusta creer quesomos buenos conductores. A mihermano le agrada molestarme diciendoque soy el peor conductor de asientotrasero del mundo. Y todo, a pesar deque ni siquiera he tenido una licencia entoda mi vida. Según él, mis destrezas enel trato con otras personas también sonun trabajo en progreso. De igual manera,tú deberías enfocarte y trabajar en estashabilidades.

Nadie debería dar por hecho queposee estas destrezas, porque soncruciales para la obtención del éxito y la

felicidad. Es posible vivir una vida sinlímites, pero no se puede vivir una vidaque no incluya tener amistadesconfiables. Es por eso que siempredebes revisar, evaluar y trabajar pararefinar la manera en que te relacionascon quienes te rodean. Los psicólogosdicen que nuestra habilidad paraestablecer vínculos y relaciones deapoyo recíproco, depende tan sólo deunas cuantas destrezas enfocadas en eltrato personal. Estas destrezas incluyenla capacidad de:

Leer emociones y estados de ánimo.Escuchar con atención lo que otrostienen que decir y la forma en que lohacen.

Evaluar, comprender y reaccionar alas señales no-verbales que otrosenvían.Navegar en cualquier situación oreunión social.Establecer vínculos con otros deforma rápida.Ser carismáticos en cualquiersituación.Practicar el tacto y el autocontrol.Mostrar, con acciones, el aprecioque sentimos por otros.

Ahora, analicemos cada una de lasdestrezas con mayor detalle.

LECTURA

Leer el lenguaje corporal, el tono devoz, las expresiones faciales y la miradade cada persona, es una habilidad quetodos poseemos hasta cierto punto. Enrealidad es inevitable recibir este tipode señales. Incluso, la mayor parte de lagente puede saber si una persona fingeestar enojada y no lo está, o si fingedolor para llamar la atención. Lospsicólogos dicen que esta habilidadmejora con la edad y, en particular, lasmujeres son más hábiles que loshombres en este sentido. A mí no mesorprendió enterarme que las mujeresque tienen hijos tienen aún más pericia.

Mi mamá podía leerme como un libro, aveces podía darse cuenta, antes que yo,de cuando estaba enfermo, lastimado,frustrado o triste.

ESCUCHAR ES IGUAL ACOMPRENDER

Esto es exactamente lo que querían decirtus padres con la frase: “Dios sólo tedio una boca, pero te dio dos oídos paraque pudieras escuchar dos veces antesde hablar”. Muchas veces noescuchamos y, por consiguiente, nocomprendemos. En general sóloescuchamos lo necesario para

responder. Pero, para conectarse enverdad, no sólo tienes que tomar encuenta las palabras, sino el sentimientoque se oculta tras ellas. Yo no soy unexperto en relaciones románticas, perohe podido ver cómo batallan loshombres en este aspecto. Se sabe que lasmujeres son más intuitivas y, por ello,suelen frustrarse con los hombres,quienes son más literales. Los hombresse enfocan en las palabras, no en lasemociones.

OBSERVA Y SIGUE LACORRIENTE

Es necesario escuchar y observar conatención, pero es aún más relevantetomar lo que escuchas y observas,evaluarlo con atención y luego actuar.La gente que hace esto bien tiende atener las mejores relaciones y a obtenermejores resultados en su empleo. En eldiario The New York Times , se reportóla historia sobre dos soldadosestadounidenses que patrullaban en Iraky que vieron un auto con dos chicos enel interior. Las ventanas estabancerradas a pesar de que la temperaturasobrepasaba los cuarenta grados. Uno delos soldados le preguntó al otro, susargento, si podía ofrecerles a losmuchachos agua y se acercó al auto.

El sargento miró toda la escena quelos rodeaba y sintió el peligro. Leordenó a la patrulla que se retirara, yjusto cuando el soldado volteó, estallóuna bomba en el auto. Los dos jóvenesmurieron; el soldado que queríaayudarlos sobrevivió pero resultóherido por las esquirlas que salierondisparadas.

Más tarde, el sargento recordó cuandovio al soldado moverse hacia el auto,“Mi cuerpo se enfrió, ya sabes, esasensación de peligro”. Pero había otrasseñales que habían agudizado susantenas desde antes. No les habíandisparado esa mañana, lo cual erainusual y, en general, las calles habían

estado más tranquilas que en un díatípico.

Los estudios realizados a soldadosveteranos indican la forma en queconfían en su habilidad de leer einterpretar con rapidez el entornobasándose en sensaciones, lenguajecorporal o situaciones que “no estánbien”. Estas destrezas son cruciales, nosólo para relacionarnos, sino parasobrevivir, tanto para los militares comopara los civiles.

TRABAJA A LA GENTE

Otra destreza fundamental del trato con

personas es la de actuar adecuadamentey poder mezclarse, ya sea en una reuniónentre miembros de una congregación, unclub social de campo, un día de campode empleados o una simple cena. Tienesque respetar el lugar en que teencuentras. Por ejemplo, al visitarpaíses en el extranjero, siempre le pidoa mi anfitrión o intérprete que me ayudea entender las costumbres locales y lastradiciones para no cometer errores quepuedan producir una barrera entre elpúblico y yo.

Hay ciertas cosas que normalmentehaces cuando cenas en casa, que jamásdeberían hacerse en otros países. En lamayoría de los lugares se considera que

eructar es algo grosero, pero en algunossitios, un buen y ruidoso eructo es comoun halago para el chef. En un plano másserio, hay temas que debes evitar enciertas reuniones. Si hablas de antiguosconflictos, política y, en algunos casos,hasta de religión, podrías iniciar seriosproblemas.

No obstante, siempre puedesencontrar rasgos comunes pararelacionarte con otras personas. En miproceso de maduración he aprendidoque la herramienta más valiosa paraconectarse con otros es escuchar. Enparticular, cuando estás “trabajando a lagente” en un grupo numeroso.

HABILIDAD PARA VINCULARSE

Las palabras no son suficientes paravincularse con otros, también usamosexpresiones y lenguaje corporal, queincluye la forma en que nos situamosrespecto a los demás. En ocasiones noestamos conscientes de cuál es nuestraposición hasta que alguien con algunadiscapacidad física, invade nuestroespacio. Tal vez la gente que se acercamucho a ti para hablarte está tratando deestablecer un vínculo, pero en generallogran alejar a los demás. La línea quesepara las acciones es demasiadodelgada porque a algunas personas lasrecibimos mejor en nuestro espacio

personal que a otras. Una vez un amigome lanzó una mirada de pánicodesaforado en una fiesta porque cuatropersonas que querían captar su atenciónlo habían acorralado en la esquina delsalón. Prácticamente se le habíanencimado y el pobre se veía como unzorro rodeado de sabuesos.

CAMPAÑA DE CARISMA

Para mí no es difícil atraer la atenciónde la gente, pero mantenerlaconcentrada, es otro asunto. Cuandoconozco a otras personas, casi siemprese sienten intrigadas por mi cuerpo, sin

embargo, sé que no es fácil mirarlo. Séque sólo cuento con algunos segundospara cambiar esa situación yengancharlas con mi carisma.

Con los niños y jóvenes en particular,hago bromas como “te echo una mano” odigo que algo me costó “un brazo y unapierna” y, de esa forma ellos se puedendar cuenta de que ya oí todo lo que lagente me podría decir y ahora estoy listopara reírme con ellos. Creo que elverdadero secreto del carisma es lograrque cada persona que conoces tenga lasensación de que, cuando hablancontigo, captan tu atención porcompleto.

UNIDAD TÁCTICA

En general creemos ser diplomáticos yconsiderados con los demás, pero, en micaso, sé que algunas veces me quedocorto. A mi hermano le encantarecordarme que cuando éramos chicoslo mangoneé demasiado. Aarón tuvo quesoportar bastante porque, como siempreestábamos juntos, él me cuidaba inclusocuando mis padres estaban en casa. Él tepuede contar que a veces me ponía unpoco loco con mis exigencias. Porejemplo, una mañana nos visitó su amigoPhil. Él y Aarón entraron a la cocinadurante el desayuno, así que les preguntési querían tocino y huevos.

“¡Sí claro, Nick, gracias!” dijo Phil.Me preparé para cocinar el desayuno,

gritando de la siguiente manera: “Okey,Aarón, ¿puedes traerme unos huevos?También necesito que traigas el pan y,ah, coloca la sartén en la estufa. Rompelos huevos en la sartén y, en cuanto esténcocinados, me haré cargo”.

Conforme Aarón creció y maduró,encontró la forma de lidiar con mismangoneos. Cuando creía que yo meestaba pasando de la raya, amenazabacon colocarme en uno de los cajones delgabinete, cerrarlo y dejarme ahí. Así quetuve que desarrollar algunas destrezasmás diplomáticas en mi trato con lagente. De otra manera, ¡me hubieran

archivado para siempre!

HAZ LO QUE DICES

Todos conocemos a gente que “habla yhabla pero no hace y hace”. Puedes serun gran escucha, una personainvolucrada, carismática, diplomática ycon gran facilidad para sentir empatía,pero, si no te pones de pie y vas hacia lagente cuando la situación así lo pide,entonces todas tus otras destrezas salensobrando. No es suficiente decir: “Tecomprendo”. Tus acciones deben sermás elocuentes que tus palabras.

En lo que se refiere a tu relación con

los demás, esto significa que no sólodebes enfocarte en tu trabajo y tratar detener éxito, significa que debes ayudar aotros a realizar su trabajo y apoyarlospara que puedan triunfar.

Sintonízate con los demásPara dominar las destrezas del trato

con los demás, debes poner en esperatus intereses personales, preocupacionesy planes, y sintonizarte con quienes terodean. No se trata de convertirse en elcentro de atención o la persona máschistosa del lugar, se trata deinvolucrarte con las demás personas ensus propios términos y hacerlas sentir losuficientemente cómodas para que teinviten a entrar en sus vidas.

La profundidad de nuestras relacionesva desde aquellas en las que nosinvolucramos brevemente (conempleados en tiendas, meseras, elcartero, el tipo que se sienta junto a ti enel avión), pasando por la gente con laque convivimos con regularidad(vecinos, colegas, compradores,clientes), hasta llegar a la gente que esuna parte muy importante de nuestrasvidas (nuestros mejores amigos,esposos, esposas y miembros de lafamilia). Cada nivel de profundidadrequiere destrezas de cierto tipo y lahabilidad para relacionarte e interactuaren armonía con otros.

SOLICITA AYUDA

Con frecuencia desdeñamos ososlayamos otra de las destrezas deltrato con la gente, pero yo me siento muyfamiliarizado con ella: tener la voluntady la humildad de solicitar ayuda cuandola necesitamos. Jesús, el hijo de Dios,rara vez caminó solo por el mundo, porlo general lo acompañaban uno o más desus discípulos. Tú nunca debes sentirque es necesario estar solo. El pedirayuda no es un signo de debilidad, es unsigno de fortaleza. La Biblia dice: “Pidey se te será otorgado, busca yencontrarás, toca y la puerta será abiertapara ti. Porque todo el que pide, recibe;

todo el que busca, encuentra y, paraaquel que toca, siempre se abrirá unapuerta”.

A pesar de que por mucho tiempotraté de ya no contratar cuidadores, hacealgunos años tuve un itinerario de viajestan pesado, que me vi forzado a volver ahacerlo. Cuando era más chico habíatratado de probar que podía sobrevivirdía a día sin la ayuda de otras personas.Para mí era muy importante serindependiente, tenía que asegurarme quepodría vivir solo si llegaba a sernecesario. Así lo exigían mi tranquilidady mi autoestima.

Pero cuando mi carrera como oradorpúblico se disparó y comenzaron allegarme invitaciones para presentarme

en todo el mundo, comprendí que estabagastando demasiada energía en micuidado personal, en particular durantelos viajes. Para hablar ante tanta genteen tantos lugares distintos, tienes quecomprometerte por completo ymantenerte lleno de energía. Tuve quevolver a contratar cuidadores, sinembargo, creo que algún día en elcamino, podré tener una esposa y unafamilia y ser independiente otra vez.

Sencillamente no es posible carecerde destrezas en el trato personal cuandotienes un cuidador, porque, incluso si lapaga es buena, no puedes esperar quealguien te alimente, viaje contigo, terasure, te vista y, a veces, hasta te

cargue, si no le caes bien. Por fortuna,yo siempre he tenido una buena relacióncon mis cuidadores —aunque deboadmitir que en algunas ocasiones hellevado su tolerancia al límite. No tuvecuidador de tiempo completo sino hasta2005, cuando me contactó CraigBlackburn, un joven que se había sentidoinspirado por mis pláticas y mitestimonio en la iglesia. Craig se ofrecióa trabajar para mí como cuidador,conductor y coordinador durante unagira de tres semanas en la soleada costade Queensland. Me sentía un pocotemeroso de llevar a cabo la giracompleta con alguien a quien conocíapoco, pero oré, verifiqué susantecedentes y decidí que podía confiar

en él. Craig demostró ser muy útil y esome ayudó a ahorrar energía y enfocarlaen mis presentaciones y otras labores.

Antes de eso, mi orgullo me habíaimpedido solicitar ayuda a pesar de queera obvio que la necesitaba. Habíarealizado un tremendo esfuerzo porprobar mi independencia, pero, almismo tiempo, tenía sobre mí laresponsabilidad que conlleva elfortalecimiento de una carrera queimplicaba viajar con mucha frecuencia.No cometas el mismo error, trata deconocer cuáles son tus limitaciones,protege tu salud y tu paz mental, sólolleva a cabo aquello que eshumanamente posible y pide ayuda

cuando sea necesario. Pero recuerda, sitú no has mostrado interés yconsideraciones por tus amigos o por lagente que trabaja contigo, será groseroque les pidas algo. Nadie te debe nadaque no le hayas brindado tú primero.

En estos años algunos amigos,familiares y voluntarios han fungidocomo cuidadores. Sin embargo, a todosse les ha pagado porque mis caóticoshorarios hacen que el empleo sea muyexigente. En 2006 tuve que viajar portodo Estados Unidos y, por lo tanto,comencé a usar cuidadores con másregularidad. Un hombre llamado Georgese ofreció a trabajar como conductor ycuidador, pero cuando se presentó,venía en un auto que era un completo

desastre, era ruidoso, olía mal y, paracolmo, ¡tenía un agujero en el piso! Fuetoda una conmoción. Todo el tiempoimaginaba que me iba a caer por elagujero y que un tráiler me dejaría comoestampilla. Nunca me sentí del todocómodo en ese auto pero George resultóser una persona muy leal además de uncuidador muy competente.

Bryan, uno de mis cuidadores en laactualidad, tuvo su prueba de fe en lagira europea del verano de 2008.Habíamos viajado sin parar por unasemana cuando por fin llegamos a unhotel en Timisoara, Rumania, en dondenos quedaríamos por una noche.Timisoara es una hermosa ciudad a la

que llaman “La pequeña Viena” y seencuentra en los Alpes de Transilvania.Yo siempre había escuchado que esesitio era un maravilloso rinconcito delplaneta. Al llegar ahí, comprobé que eracierto.

Casi muerto por no haber dormido,me sentía demasiado cansado parapreocuparme por algo. Ésa era laprimera noche de la gira que estabaprogramada para que yo pudieradescansar en verdad. Como había tenidoproblemas para dormir, Bryan meofreció una cápsula de melatonina que,supuestamente, le ayuda al cuerpo aacomodarse a los cambios de horario.

Al principio le dije que tal vez seríamejor no tomarla porque, debido a mi

bajo peso, a veces presento reaccionesextrañas con los suplementos. Bryan meconvenció de que todo estaría bien y quesólo tendríamos que ser cuidadosos, asíque sólo tomé la mitad de la dosis. Porsuerte no tragué toda la cápsula. Mequedé dormido de inmediato.

Algunas giras han sido tan extenuantesque, a pesar del gran esfuerzo quesignifica para mí sentarme, a veces,estando dormido, he llegado a erguirmey a hablar como si estuviera frente alpúblico. Aquella noche desperté aBryan, quien se encontraba en lahabitación contigua, porque ¡comencé adar mi discurso! ¡En Serbio!

Bryan me despertó antes de que toda

Rumania se levantara de la cama porculpa de mi oratoria nocturna. Nosdimos cuenta de que estaba sudandohorrores porque el aire acondicionadode la habitación se había apagado yhabíamos pasado toda la nochecocinándonos con el calor veraniego.Por supuesto, abrimos las ventanas deinmediato para que entrara aire fresco.Después de eso, cansados hasta lamédula, volvimos a acostarnos.

Una hora más tarde nos volvimos adespertar. En esta ocasión unosmosquitos transilvanos gigantes nosestaban chupando la sangre sin piedad(¡bueno, esperábamos que realmentefueran mosquitos!). Para ese momento yame sentía agotado por completo,

acalorado y, además, tenía comezón entodo el cuerpo. Para colmo, ni siquieracontaba con las herramientas básicaspara rascarme. ¡Fue una tortura!

Bryan sugirió que tomara un bañopara disminuir la comezón. Así lo hice.Después, me puso un remedio en sprayque sirve para aliviar los piquetes deinsectos. Regresé a la cama y, diezminutos después, estaba gritando comoloco, pidiendo a Bryan que fuera averme. ¡Mi pobre cuerpo estabaardiendo! La medicina me habíaprovocado una reacción alérgica.

Se apresuró a cargarme para llevarmede nuevo a la ducha. En el camino, setropezó, se cayó y se golpeó la cabeza

con el inodoro. ¡Casi se desmaya!Estábamos exhaustos, sólo queríamosdormir, pero la noche de terror no habíaterminado. Como el aire acondicionadono servía, la habitación se habíacalentado demasiado. Yo ya no podía nipensar bien: le dije a Bryan que meprestara una almohada.

“En el pasillo sí funciona el aireacondicionado, me voy a dormir ahí”, ledije a mi confundido cuidador.

Bryan no tenía la fuerza necesariapara increparme, se quedó tirado en lacama y yo me acomodé justo afuera delcuarto. Dejé la puerta abierta para quepudiera escucharme si necesitaba ayuda.Nos quedamos dormidos como por una odos horas hasta que un extraño pasó por

encima de mí, se metió a la habitación ycomenzó a reprender a Bryan en uninglés muy malo.

Siguió discutiendo durante variosminutos antes de que descubriéramosque, nuestro intruso, estaba furiosoporque ¡creía que Bryan me habíaarrojado al pasillo para que durmiera enel piso! Nos fue un poco difícilconvencer a este buen samaritano de queyo había elegido dormir en el corredor.

Cuando se fue el desconocido, mearrastré de vuelta a mi cama. Bryanvolvió a la suya. Pero cuando por finnos habíamos quedado dormidos, sonóel celular de Bryan. Cuando contestó, loatacó a todo volumen el coordinador de

nuestra gira. Quedó claro que el buensamaritano no se había ido convencidode lo que le dijimos. Reportó aseguridad del hotel que me habíandejado en el corredor toda la noche, ylos de seguridad le armaron una broncaa nuestro coordinador, quien ahoraamenazaba con desplumar y cocinar alpobre Bryan.

Ahora comprenderás por qué, por logeneral, recluto a tres cuidadores que sevan rotando turnos los siete días de lasemana. Si bien Bryan y yo nos reímosde aquella noche de pesadilla enTransilvania, nos tomó varias nochesdormir en habitaciones frescas y sinbichos, para reponernos.

Una de las primeras lecciones que

tuve que aprender en la vida es que estábien pedir ayuda. Si tienes todas laspartes de tu cuerpo o no, habrámomentos en que no vas a poder seguiradelante solo. Sí, la humildad es unadestreza para tratar con otros y tambiénes un regalo de Dios.

Tienes que ser humilde para solicitarla ayuda de otros, ya sea un cuidador,maestro, un modelo a seguir o unmiembro de la familia. Cuando alguientiene la suficiente humildad para pedirayuda, la mayoría de la gente respondebrindándose a sí misma y compartiendosu tiempo. Si actúas como si tuvierastodas las respuestas y no necesitaras anadie, es más difícil que te ofrezcan

apoyo.

SIN PANTALONES Y SINDISCURSO

Cuando era niño me enseñaron que todoel honor va para Dios. Ahora que soy unhombre, comprendo que todo lo buenoque he llegado a lograr, no lo he hechoyo, sino que ha sido hecho a través demí. Al parecer, Dios cree que necesitouna lección de humildad de vez encuando para no perder mi habilidad devinculación y compromiso con otros.Las lecciones son difíciles a veces, enotras ocasiones, son completamente

hilarantes.Todavía vivía en Australia en 2002,

cuando mi primo Nathan Pojak meacompañó a Estados Unidos a hablar enun campamento religioso. La nocheanterior a la plática, llegamos con unserio problema de cambio de horariodebido a lo prolongado del vuelo.Habíamos dormido demasiado.

Se suponía que iba a levantarmetemprano para dar una clase sobre laBiblia, pero nadie se atrevió adespertarme. Me levanté del coma tansólo unos quince minutos antes de quecomenzara la clase. Como nos habíamosquedado muy cerca, pensé que todavíanos daría tiempo de llegar, así que nos

apresuramos para ir al campamento.Cuando llegué, me di cuenta de que teníaque ir al baño. Ahora bien, lo creas ono, eso es algo que sí puedo hacer yosolo. Nunca voy a revelar mis técnicassecretas, pero te puedo decir quesustituir los cierres con tiras de velcroes de gran ayuda. Nathan se ofreció aayudarme porque teníamos mucha prisa,así que me cargó hasta el baño público yme preparó para hacer lo que tenía quehacer.

Cuando terminé, Nathan regresó paraayudarme a salir y, en el proceso,¡terminó tirando mis shorts en elinodoro! Estábamos horrorizados, nosquedamos boquiabiertos viendo cómodesaparecían los shorts en un torbellino

en cámara lenta. Ahí estaba yo, sipantalones y tarde para mi clase de laBiblia. Me quedé aterrado mirando a miprimo. Él lucía igual de espantado. Y enese momento, los dos nos reímos comolocos, ahí en el sanitario. Ni siquierapudimos alcanzar a pescar los shortsporque la risa no nos lo permitió.Nuestra ineptitud nos hizo reír aún más.Nathan tiene una risa contagiosa y,cuando comienza, yo no puedo evitarseguirlo. Estoy seguro de que la genteque estaba afuera se preguntaba qué eraaquello tan gracioso que sucedía en lacabina tres.

Mis primos y mis hermanos meayudaron a aprender a reír cuando estoy

en situaciones embarazosas o ridículas.Ciertamente, ésta era una ocasión que loameritaba. También me enseñaron aconfiar en aquellas personas que estándispuestas a ayudarme y a solicitarapoyo cuando me siento abrumado. Yote invito a que hagas lo mismo.

TRANSFERENCIA DE SABIDURÍA

A través de los años he tenidoexcelentes cuidadores y me sientoafortunado de seguir contando con suamistad a pesar de que ya se mudaron aNueva York. Casi todos elloscomenzaron siendo mis amigos o gente

que conocía en mis pláticas. Luegovenían a trabajar para mí. Siempre hayun periodo inicial y por lo general esmuy gracioso.

Las personas que han pasado algúntiempo conmigo dicen que muy prontoolvidan el hecho de que no tengoextremidades y, por consiguiente, midiscapacidad se vuelve irrelevante.

Eso me parece genial, excepto cuandose trata de mi cuidador. No podríaenumerar la cantidad de veces que le hepedido a algún cuidador novato que medé un vaso de agua y han tratado deentregarme un vaso. Siempre surge esemomento de pausa en que él tiene subrazo extendido, sosteniendo el vaso en

el aire, en espera de que yo lo tome. Yde pronto, veo cómo se sonroja cuandose da cuenta: ¡Oh, Dios mío! ¡Acabo detratar de entregarle un vaso de agua aun individuo que no tiene brazos! ¿Enqué estaba pensando?

“Descuida”, les digo. “Ya estoyacostumbrado”.

Lo más seguro es que tú no necesitesa una persona entrenada que pasecontigo las veinticuatro horas del día atu lado, siete días a la semana. Perotodos necesitamos cuidados de algúntipo. Alguien que comparta sus ideascon nosotros, que siempre nos puedabrindar un consejo franco o que puedamotivarnos, enseñarnos o inspirarnos.

Se necesita mucha humildad y valor

para admitir que no lo sabes todo o quepodrías necesitar algo de ayuda.Anteriormente mencioné que cuandotienes un sentido del propósito y estáscomprometido a alcanzar tus sueños,siempre te vas a topar con algunosdetractores. Por fortuna, tambiénaparecerán otras personas —y a vecessaldrán de donde menos lo esperes—que te van a ayudar a recargar tu energíao te servirán de guía. Debes mantenertesiempre listo para recibirlos porque,vincularte con esas personas, podríacambiar tu existencia.

Hay tres tipos de guías que han tenidoun efecto importante en mi vida:mentores, modelos a seguir y

compañeros de viaje.Los mentores son personas que han

estado en los sitios a donde tú quieresllegar. Pero también te pueden apoyar ymotivar, compartir tus sueños y deseargenuinamente que alcances el éxito. Tuspadres son mentores por naturaleza,pero, si corres con suerte, tambiénencontrarás a otras personas dispuestasa adoptar ese papel en tu vida. Uno demis primeros mentores fue el hermanode mi mamá, mi tío Sam Radojevic. Éltodavía vive en Australia con su esposae hijos maravillosos. Mi tío tienecorazón de empresario, inocencia deinventor y visión de explorador.Siempre está abierto a experienciasnuevas y cuando yo era pequeño, me

motivó a emprender el vuelo. Me dijoque los únicos obstáculos reales eranlos que nos fabricábamos. Su guía y suapoyo me dieron el valor de expandir mivisión.

He conocido a personas que durantetoda su vida cargan con el peso delarrepentimiento, pero el tío Sam siempreha sido distinto, él mira hacia delante.Con el espíritu de un niño enamorado dela vida, el tío Sam siempre se haempeñado en alcanzar la siguienteoportunidad.

Él adora diseñar y construirmotocicletas y bicicletas. Pero no lohace para sí mismo. Ayudó al gobiernode Victoria a iniciar un programa en el

que los presos reparan y restauranbicicletas viejas para niños condiscapacidades y para adultos que nopueden pagar por una nueva. Gracias aeste programa, miles de personas hanobtenido bicicletas.

Asimismo, el tío Sam siempre meexhorta a seguir viendo hacia adelante;siempre ha creído en mí, incluso cuandoni siquiera yo podía hacerlo. Cuandotenía trece años, me decía: “Nick, algúndía estrecharás la mano de presidentes,reyes y reinas”. Hasta él creía que Diostenía un plan para mí. ¡Fue un granmentor!

Yo te invito a que busques tus propiosmentores. Pero, recuerda, losverdaderos mentores no son como

animadoras deportivas: cuando te salgasdel camino, te lo dirán con franqueza.Debes estar dispuesto a escuchar tantolos halagos como las críticas, porqueellos tienen las mejores intenciones.

Mi primo Duncan Jurisic fue otro demis mentores. Cuando era niño teníamucho temor de molestar alguien paraque me llevara al baño, pero él meayudó con la siguiente frase: “Cuandotengas que ir, a alguien le tienes quedecir”. Duncan y mis otros primos porparte de los Vujicic siempre mebrindaron su amor y su apoyo, pero,además de eso, Duncan y su madre, mitía Danilka, me ayudaron a enfrentar mistemores cuando inicié mi carrera como

orador. La familia de ellos dirigía elGrupo Hospitalidad Australiana enMelbourne y siempre me ofrecieron suvaliosa y sabia asesoría.

Los modelos a seguir son aquellaspersonas que también han estado en loslugares a donde quieres llegar. Pero, porlo general no son tan cercanos como tusmentores. Los puedes observar de lejos,estudiar sus movimientos, leer sus librosy seguir sus carreras como un modelo aseguir para la tuya. Pueden ser personasque cuentan con mucho prestigio dentrodel ámbito en el que te quieresdesarrollar y cuyo éxito les ha valido elrespeto y admiración de muchos. Uno demis modelos a seguir, y a quien siemprehe deseado conocer en persona, es el

reverendo Billy Graham. El ReverendoGraham ha vivido bajo las palabras deMarcos 16: 15 (las cuales también mehan servido de inspiración): “Ve almundo y predica la palabra de Dios atodas las criaturas”.

Entre los mentores y los modelos aseguir, debe haber un lugar para gentecomo Vic y Elsie Schlatter. He visitadoa Vic y a Elsie por lo menos una vez alaño durante toda mi vida. Siempre meinspiran a ser mejor cristiano, mejorpersona. Viven en Australia pero hansembrado más de sesenta y cincoiglesias y misiones en remotos rinconesdel Pacífico Sur. Ellos son mi modelo aseguir en el trabajo de misiones;

trabajan con discreción, sin publicidad ynunca pierden el piso. Sin embargo, hanhecho una gran diferencia en la vida demucha, mucha gente.

Cuando Elsie era adolescente tuvouna visión. Pudo ver a Jesús frente aella, diciéndole, “ve”. Elsie interpretósu visión y pensó que Dios quería queella fuera a hacer trabajo misioneroalgún día. Después se casó con Vic; éltrabajaba para General Electric en unaplanta nuclear pero ambos deseabanfundar una iglesia y comenzaron aplanear su primera misión. Sería enPapúa, Nueva Guinea, un pequeño paístribal en el Pacífico Sur con muy pocoacercamiento al cristianismo. A pesar deque este estado independiente era

pequeño, la diversidad de su poblaciónde tres millones de personas eraabrumadora. Ahí se hablan más desetecientos dialectos.

Vic y Elsie se enamoraron de esaparte del mundo y establecieron ahí subase para realizar trabajo de misionesen toda el área del Pacífico Sur. Ademásde escribir varios libros sobre sureligión, Vic tradujo las escrituras ainglés pidgin y a otros dialectos paradifundirlas entre las tribus indígenas alas que él y Elsie predicaban.

Por otra parte, identificar a uncompañero de viaje me ha resultado unpoco difícil. Eso se debe a que heseguido mi vida por un sendero poco

convencional. Por lo general, loscompañeros de viaje son personas comotú, colegas u otros individuos que tienenmetas similares a las tuyas y quecaminan por un sendero paralelo.Incluso podrían ser tus competidores,pero tendrían que ser competidoresamistosos. Con ellos puedesintercambiar apoyo, sin embargo, paraeso se requiere de una mentalidad deabundancia, no de carencia.

Cuando crees en la abundancia,sientes que Dios ha enviado suficientesbendiciones —suficiente plenitud,oportunidades, felicidad y amor— paratodos. Te invito a que adoptes este puntode vista porque te abrirá las puertashacia personas nuevas. Si sueles creer

que el mundo es un lugar en donde losrecursos se encarecen y lasoportunidades son limitadas, entoncessentirás que esos compañeros de viajeson en realidad una amenaza, quetomarán lo que hay y no te dejarán nada.Competir puede ser una experienciasana porque te motiva, además, siemprevas a encontrarte con gente que desea lomismo que tú. Si tienes una mentalidadde abundancia, creerás que haysuficientes recompensas para todos, asíque la competencia tendrá más que vercon esforzarse en dar lo mejor de ti ymotivar a otros a hacer lo mismo.

Una mentalidad de abundancia tepermite caminar en un sendero paralelo

al de tus compañeros de viaje. Podráncompartir sentimientos de camaradería yapoyarse mutuamente. Eso lo pudeaprender con mi amiga Joni EarecksonTada. Ella ha viajado por un senderomuy similar al mío. Así como ya lonarré antes, Joni fue mi modelo a seguirdurante mucho tiempo antes deconocerla en persona. Luego seconvirtió en mi mentora y me ayudó aestablecerme en Estados Unidos. Ahoraes una compañera de viaje: siempre meofrece sabios consejos y me escucha conatención.

Otra de las personas que también haestado siempre dispuesta a ayudarme esJackie Davison. Ella vivía muy cerca demi casa cuando yo era un adolescente.

Estaba casada y tenía hijos pequeños,sin embargo, siempre encontró el tiempopara escucharme cuando me desahogabay platicaba con ella sobre lo malo y lobueno que pasaba por mi mente. Ella eratan joven que yo la consideraba máscomo una amiga que como un adulto queme iba a juzgar. Le tengo un inmensocariño a ella y a su familia, así que meconvertí en un hermano mayor putativo,les ayudaba con la tarea o pasabatiempo con ellos.

En 2002 atravesé algunos momentosdifíciles en mi vida personal y misestudios universitarios. Me sentíadistraído y desorientado. Habíaterminado mi relación con una novia con

la que ya llevaba mucho tiempo y mesentía muy susceptible. Busqué a Jackiey le pedí que me ayudara a entender loque había sucedido. Vacié mi corazónmientras ella escuchaba con paciencia ysin interrumpir. De pronto me di cuentade que estaba desahogando toda micarga emocional y ella no me dabarespuestas. Finalmente me detuve y ledije: “¿Qué debo hacer? ¡Dime!”. Ellasólo sonrió, sus ojos brillaron y me dijo:“Alaba al Señor”.

Confundido y frustrado, le dije:“Alabar al Señor, ¿por qué?”

“Sólo alaba al Señor, Nick”.Me quedé mirando al suelo mientras

pensaba. ¿Eso es todo lo que me va adecir? ¡Esta mujer está mal!

De pronto comprendí que Jackie meestaba aconsejando que confiara en Diosy reiterándome que él no se habíaolvidado de mí. Me decía que debíadepositar mi fe en la sabiduría de Dios,no en la del hombre. Me decía que debíarendirme ante Él y agradecerle a pesarde que sentía que no se lo merecía. Medecía que debía agradecer a Dios poranticipado las bendiciones queresultarían de este dolor. Jackie tieneuna fe poderosa y cuando me sientoconfundido o lastimado, siempre merecuerda que debo rendirme ante Diosporque Él tiene un plan para todos.

GUÍAS EN LA VIDA

Estas relaciones que sirven como “guíasen la vida” no siempre son sutiles. Tus“guías” te harán enfrentar la realidad yhasta podrían llegar a darte un jalón deorejas. Pero, descuida, les preocupas losuficiente para hacerte reflexionar sobrelo que haces, a dónde vas, por qué estásen el juego y qué es lo que sigue.Necesitas que en tu vida haya gente así.

Cuando decidí convertirme en oradory motivar a otros a tener fe, compartí midecisión con mi familia y mis amigosmás cercanos. Algunos se preocuparon,empezando por mis padres. A lo largode los años, la Iglesia Cristiana

Apostólica a la que pertenezco haenviado muchos misioneros al mundo.Esos misioneros han construidoorfanatos y ayudado a mucha gentenecesitada. Cuando les dije a mis padresque quería hablar sobre mi fe a gente deotras denominaciones en iglesias detodo el mundo, sintieron recelo, sepreocuparon por mi salud y sepreguntaron si eso era lo que Diosquería para mí.

Los escuché porque sabía que ellosdeseaban que yo alcanzara el éxito: túdebes hacer lo mismo cuando tu DreamTeam te ofrezca opiniones sobre losplanes que tienes, en particular si deseasque la gente del equipo siga involucradaen tu éxito. Dales su lugar y analiza con

cuidado sus consejos. No estás forzadoa aceptarlos, pero debes respetar elhecho de que les importas lo suficientecomo para decirte hasta las cosas que note gustará escuchar.

Yo tuve que respetar laspreocupaciones de mis padres, perotambién sentía que Dios me habíallamado para convertirme en unevangelista. Mi misión era serobediente, paciente, y rezar para que, enalgún momento, mis padres llegaran acomprender mis sentimientos. Por lagracia de Dios, mis padres y la iglesiaaceptaron mi llamado. Los lídereseclesiásticos me apoyaron y meordenaron como primer Ministro de

Evangelismo de la iglesia.No existe ninguna seguridad de que

toda la gente que conozcas querráayudarte, incluso, algunos querrándesanimarte. Tal vez tengan las mejoresintenciones y varias razones parapreocuparse. En el caso de mis padres,sus miedos eran completamenterazonables, sin embargo, yo continuéorando para que su fe los ayudara asuperar sus temores.

Los padres con hijos mayores se venobligados a estar de acuerdo o endesacuerdo y continuar con su vida.Sucede lo mismo con los miembros de tuDream Team . Al seguir tu propiocamino, tal vez descubras que estabas enlo correcto, tal vez descubras que te

equivocaste, pero nada de eso esrelevante.

Me siento muy agradecido de que mispadres y yo podamos respetar nuestrasopiniones y decisiones. Gracias a Dios,nuestra relación ha soportado laspruebas, las hemos superado paraunirnos más que antes. Todo se debe alprofundo amor y respeto que sentimosentre nosotros. Si no hubiésemoshablado con franqueza de nuestrossentimientos, tal vez el resultado habríasido negativo.

Yo asisto a mi iglesia conregularidad, la considero mi base. Ahítraté de convertirme en el mentor de losjóvenes, pero también comencé a

expandirme. Hablé en otras iglesias yme conecté con gente más allá del áreade costumbre. Me alegra decirte quemuchos de los jóvenes han mejorado susrelaciones con Dios; yo me sientoagradecido con Él por eso.

Mamá y papá rezaron por mí ytambién estuvieron a mi lado aquel díade 2008 en que me ordenaronoficialmente. Esa experiencia nosacercó mucho y nos llevó a otro nivel deamor y respeto mutuo. Mis padressabían que yo estaba comprometido ydedicado a predicar la palabra de Dios.Nunca olvidaré lo que sentí al verlosrezar por mí frente a toda lacongregación de la iglesia. Tengo quemencionar que mis padres son las

personas que más me apoyan y que,respecto a las decisiones importantesque tomé en la vida, fueron muchas máslas veces que estuvieron en lo correctoque las veces que se equivocaron.

Siempre debes proteger la amistadque tienes con otras personas, enparticular si se trata de tus familiaresmás cercanos. Las recompensas sonenormes.

Ahora, toma algún tiempo paraevaluar tus destrezas en el trato conotros, la cualidad de tus relaciones y loque inviertes en ellas. ¿Eres confiable?,¿confías en quienes te rodean?, ¿puedesatraer hacia ti a gente que esté dispuestaa participar de tu éxito?, ¿les das su

lugar?, ¿brindas tanto como tomas de larelación?

Cada vez que río y disfruto con mifamilia, me doy cuenta de que, enrealidad, es para esos momentos quevivimos. Tengo la esperanza de que,algún día, podré convencerlos de quelas playas de San Diego son mejores quelas australianas, aunque sea tan sólopara tenerlos siempre cerca. Trata demantener a la gente que amas lo máscerca de ti que sea posible, por la mayorcantidad de tiempo que puedas.

La cualidad de tus relaciones tieneuna repercusión inmensa en tu vida, porconsiguiente, debes valorarlasmuchísimo. No des por hecho quecontarás con ellas para siempre. La

Biblia dice: “Dos son mejor que unoporque recibirán una recompensa mayorpor su trabajo: si uno de ellos cae, suamigo le puede ayudar a levantarse.Pero, ¡pobre del hombre que cae y notiene a nadie que lo ayude a ponerse depie!”

DIEZ

BUSCADOR DEOPORTUNIDADES

IGUALES

Joshua y Rebekah Weigel son doscineastas premiados que viven en LosÁngeles y se dedican a hacer películasque motivan y entretienen. No losconocía en persona, pero después de veruno de mis videos, se sintieroninspirados a escribir un guión ficticiopensando en mí como protagonista.Mientras escribían el guión, los Weigeltrataron de contactarme a través devarios medios, pero como andaba porahí en una gira de presentaciones, nopudieron localizarme. Luego, undomingo, en una visita que hicieron auna iglesia en Westlake Village, seencontraron a un viejo amigo suyo. Su

nombre era Kyle.“¿A qué te dedicas ahora, Kyle?”“Trabajo como cuidador de un joven

llamado Nick Vujicic”, les dijo.Por supuesto, Joshua y Rebekah

quedaron anonadados.¿No es sorprendente? ¿Cada cuándo

sucede que dos dedicados cineastasescriben un guión para alguien que noconocen, luego lo buscan y le ofrecenhacer una película? Es fantástico, ¿nocrees? ¡Es un sueño hecho realidad!

¿Alguna vez has perdido algunaoportunidad porque no estabaspreparado para mostrar tu trabajo?¿Alguna vez has visto con desesperaciónque alguien más entra por la puerta queno notaste que estaba abierta? ¡Aprende

de esas experiencias y ajústate elcinturón, amigo! Alguna vez WalterChrysler, el fundador de la compañía deautomóviles que lleva su nombre, dijoque mucha gente nunca llega a ningúnlugar en la vida porque, cuando laoportunidad toca a su puerta, ellos estánen el jardín buscando un trébol de cuatrohojas. A veces veo a la gente quecompra boletos de la lotería en lugar deinvertir en su futuro. La forma en que túpuedes invertir en tu futuro es trabajandomucho, enfocándote en tus objetivos ybuscando el momento idóneo para dar elgran salto.

Si piensas que nunca tendrás unaoportunidad, tal vez es porque no has

cargado tu escopeta y no estás listo paradisparar. Eres el único responsable depreparar todo para tu bienestar. Cuandollegas al lugar correcto, lasoportunidades comenzarán a surgir,pero, si eres un resentido o yaorganizaste una de esas fiestas para quetodos sientan compasión por ti, olvídalo,nadie te va a sacar a bailar. Debes creeren ti mismo (¿acaso ya lo mencioné?).Debes creer en las posibilidades quehabrá para tu vida, en el valor que tienessobre este planeta. Si sientes que nodeberías tener alas, entonces nuncapodrás despegar.

Sal a sudar, ensúciate las manos,ponte a estudiar. Thomas Edison dijoque a veces uno pierde las

oportunidades porque las ve vestidascon un overol y se da cuenta que costarátrabajo aprovecharlas. ¿Tú estás listopara hacer todo lo que sea necesario?

Tengo que confesar que cuando losWeigel me contactaron la primera vez,yo no estaba poniendo mucha atención.El pobre Kyle estaba muy emocionadopor lo que pasaría, trató de decirmesobre sus amigos, los cineastas, y sobreel proyecto que habían preparado paramí. “Tengo unos amigos que tienen laidea de hacer una película sobre ti…” yeso fue todo lo que me pudo decircuando lo interrumpí.

“Kyle, en este momento estoy muyocupado para hablar con tus amigos”, le

dije con un poco de mal humor.Había viajado mucho y me sentía

bastante cansado e irritado. Fue unacoincidencia, pero algún tiempo atrás,otra persona con una propuesta parahacer una película había logradoexasperarme. Después de que medescribieron la historia brevemente(¡era un largometraje!), me quedéemocionado durante meses. Luego meenviaron el guión y resultó que losproductores querían que yopersonificara a un tipo que masticabatabaco y decía groserías y que pasaba lamayor parte de la película metido en uncostal de patatas que alguien másarrastra o carga por ahí.

Ése no era el papel con el que quería

comenzar mi carrera de cine, oterminarla. Les dije que no porque notodas las oportunidades deben tomarse.Tienes que mantenerte fiel a tus valorese incorporarlos a tus objetivos a largoplazo. ¿Cuál será tu legado?, ¿cómoquieres que te recuerden? Yo no queríaque mis nietos descubrieran algún día unDVD de una película en la que el abueloNick dice majaderías, babea jugo detabaco por la barbilla y vive como undegenerado. Por consiguiente, tuve quedecir gracias y rechazar esa primeraoferta.

Me encantaba la idea de hacer unapelícula pero no estaba dispuesto aolvidar mis valores a cambio. Tal vez tú

te tengas que enfrentar algo similar, asíque debes mantenerte fuerte y apegarte atus principios. Sólo ten cuidado de nocometer el mismo error que yo, porque,cuando cerré aquella primera puerta,también cerré mi mente.

Es por eso que, cuando el pobre Kyleme platicó entusiasmado el proyecto delos Weigel, me cerré sin siquierapensarlo. No pude ver el futuro porqueestaba mirando a través del retrovisor:error monumental.

Por suerte, los Weigel eran muyperseverantes, le pidieron a otro amigoque los pusiera en contacto con midirector de medios. Él leyó el guión y leencantó; me lo mostró. Al leerlocomprendí que Kyle merecía una

disculpa porque el guión de los Weigelera sobre esperanza y redención, dostemas muy cercanos a mi corazón.

¿Y quién mejor para actuar en uncorto que yo? En particular porque elpersonaje que habían creado para mí era“Will, el hombre sin extremidades”. Alinicio de la película es un “fenómeno”deprimido y enfadado que hace un actoen un circo de tercera. Luego, gracias ala bondad de otras personas, Will sepuede unir al grupo de un circo muchomás benevolente. Ahí se convierte en laestrella de un acto de clavados de altura.

Comprendí que lo mejor seríaempezar a mover mi “trasero” yponerme en acción. Le agradecí a Kyle y

le pedí que organizara una reunión conlos Weigel. De inmediato comenzaron asuceder cosas importantes. Nosconocimos, nos vinculamos y firmésobre la línea punteada. Mi entusiasmoaumentó cuando me enteré de que variosactores con bastante más experiencia sehabían unido al proyecto.

Era una película de bajo presupuestoque se haría con bastante rapidez, asíque sólo tuve que tomar una semana demi calendario para realizar mis escenas.Tendrás que revisar las reseñas paradecidir si tengo futuro en el mundo delos espectáculos, pero te puedo decirque The Butterfly Circus ganó el granpremio de 100 000 dólares del DoopostFilm Project, un proyecto que apoya a

realizadores que producen películasprometedoras. A nuestra pequeñapelícula la seleccionaron de entre otroscien cortos con temáticas similares (lapuedes encontrar enwww.thedoorpost.com. El premio deDoorpost atrajo bastante la atención y,ahora, los Weigel están considerandoconvertirla en un largometraje.

Tal vez podría colarme a eseproyecto también porque, después detodo, no hay muchos actores que puedanhacer el papel de un hombre sinmiembros que practica clavados, nada ypuede lograr un ¡acento australianoperfecto!

LUCES, CÁMARA, ¡ACCIÓN!

Para alcanzar tus sueños debes ponerteen acción, moverte o morir, actuar o sermanipulado. Si no tienes lo que deseas,tienes que comenzar a considerarcrearlo tú mismo. Dios te mostrará elsendero. La gran oportunidad de tu vida,la puerta de tus sueños, está abierta. Elcamino que lleva a tu propósito sepresentará en cualquier momento, debesestar preparado. Haz todo lo que seanecesario, aprende todo lo que hagafalta. Si nadie toca a tu puerta, entoncestú deberás patear algunas. Algún díadarás el primer paso hacia la vida quedeseas.

Tienes que estar dispuesto a salir, arecibir al momento. Al principio de micarrera, antes de que comenzaran losdolores de espalda, después de cadadiscurso me ofrecía a abrazar acualquier persona que así lo deseara.Me sentía agradecido y lleno desorpresa cada vez que muchas personasse formaban para intercambiar algunaspalabras y un apretón. Descubrí quetodas las personas que conocí enaquellas sesiones tenían algo único, unregalo que me brindaban y yo podíatomar. Tú tienes que sentirte de esaforma respecto a las oportunidades,incluso aquellas que al principio noparecen de oro pero que comienzan a

brillar en cuanto las tomas.

GENERA TUS PROPIOS LOGROS

Incluso después de que hayas logradoforjar un propósito poderoso ydesarrollado reservas enormes deesperanza, fe, autoestima, actitudespositivas, valor, resistencia,adaptabilidad y buenas relaciones,tendrás que moverte. No puedesquedarte sentado y esperar a que lleguenlas oportunidades. Tienes que asirte acada hilo y tejer una soga con la quepuedas escalar. A veces descubrirás quela piedra que cayó y bloqueó tu camino

ha dejado una vía que te llevará alugares más altos. Pero debes tener elvalor y la determinación para subir hastaallá.

Una de las frases que usamos en LifeWithout Limbs es: “Otro día, otraoportunidad”. Pero no sólo la usamos enun letrero en la pared, tratamos devivirla todos los días. La doctora CaraBarker, psicóloga y entrenadora deliderazgo, partió de la frase cuando, ene l blog llamado Huffington Post,escribió: “Nick Vujicic demuestra quees posible despertar al corazón ybrindar inspiración a otros por medio deuna situación que prácticamente todoslos demás considerarían extenuante.

Vujicic es un héroe que ha encontradooportunidad ahí en donde la mayoría sesentiría acorralado”.

Me siento halagado por sus palabras.Cuando era chico era bastante difícilpara mí imaginar que alguien llegara allamarme héroe o inspiración.Comprendí que enojarme por lo que notenía o frustrarme por no ser capaz dehacer algo, sólo alejaba a la gente de mí.Luego descubrí las oportunidades queexisten para ayudar a otros y así logréque se acercaran a mí. He aprendido queno debo esperar sino presionar y generarmis propios logros porque, casisiempre, parece que cada uno de ellos teconduce al siguiente. Cada vez que doyuna plática, voy a un evento o visito un

nuevo lugar del mundo, puedo conocergente, familiarizarme con nuevasorganizaciones y reunir información quepuede abrirme oportunidades másadelante en el camino.

BENDICIONES DISFRAZADAS

La doctora Barker ha observado conprecisión que en cuanto cambié mivisión y dejé de pensar en misproblemas físicos para enfocarme en lasbendiciones que venían con ellos, mivida mejoró dramáticamente. Tú puedeshacer lo mismo porque si yo he logrado

reconocer que el cuerpo que Dios medio es un regalo, en varias ymaravillosas formas, entonces tútambién puedes reconocer que tal vez tusbendiciones fueron disfrazadas.También podrías pensar que dentro de tivive un aspecto tuyo al que considerasuna de tus grandes debilidades.

Todo depende de la perspectiva. Tetocarán algunos golpes porque no hayforma de esconderse de la vida. Pero, amenos de que el daño sea tan fuerte quete deje en coma, siempre tendrásoportunidad de sentirte frustrado,enfadado y triste: Yo ya pasé por ahí .Sin embargo, te exhorto a que rechacesla desesperación y la amargura. Si unaenorme ola te embate, tienes dos

opciones: puedes quedarte sepultadobajo su peso o usarla para surfear hastala playa. De la misma forma, los sucesosque te desafían pueden empujarte haciaarriba o hacia abajo. Si aún puedesrespirar, entonces debes estaragradecido. Utiliza esa gratitud paraelevarte por encima de la depresión y laamargura. Da un paso, luego otro,produce inercia y crea una vida que teenamore.

Mi discapacidad física me forzó a sertemerario y a hablar con adultos y niñospara interactuar. Tuve que enfocarme enhabilidades como las matemáticas parasiempre tener una profesión deemergencia en caso de que mi carrera de

orador no funcionara. A veces tambiénhe llegado a pensar que algunas de lasdesgarradoras situaciones que he tenidoque soportar por mi discapacidad,también me han beneficiado porque mehan convertido en una persona máscompasiva con los demás. Asimismo,las derrotas que he sufrido me han hechovalorar los éxitos mucho más ycompenetrarme con otras personas quetambién han luchado y fallado.

TOMAR MEDIDAS

No todas las oportunidades son iguales.Al principio de este capítulo escribí

sobre la oportunidad en cine que tuveque rechazar y la siguiente, que recibícon gozo.

Ahora, si ves The Butterfly Circus,podrás notar que al principio de lapelícula, el personaje de Will, que yointerpreto, no es precisamente unindividuo inspirador. De hecho, es unpoco repulsivo debido a la amargura yla desesperación que alberga en sucorazón. No obstante, acepté el papel deWill porque, más adelante, sufre unatransformación y se sobrepone a lamiseria y al resentimiento. Como una deesas orugas peludas que se transformany se convierten en mariposas, Will vadejando caer lentamente sus sospechas y

desconfianza, y se transforma en unapersona amorosa, redimida einspiradora.

Así es como quiero que me recuerdenen este planeta, ¿tú cómo quieres que terecuerden? En los capítulos anterioresanalizamos la importancia de tener unpropósito. Cuando las ofertas y lasoportunidades llegan a ti, o cuando túmismo las generas, siempre debespreguntarte: ¿Esto complementa mipropósito y mis valores?

¿Qué es lo que hace que unaoportunidad sea grande? Puescualquier elemento que te acerque más atu sueño. Claro que hay otros tipos. Talvez tus amigos te invitaron a salir y teemborrachaste anoche, o tal vez te

quedaste jugando videojuegos en lugarde prepararte para una reunión detrabajo o de leer para afinar tushabilidades. Las elecciones que hacesson lo que determina la calidad de tuvida.

Sé sensible, desarrolla estándaresaltos y criterios estrictos para evaluar laforma en que inviertes tu tiempo yenergía. No bases tus elecciones en loque se siente bien en ese momento, sinoen lo que te sirve para alcanzar tuspropósitos. Mídelas de acuerdo con tusvalores y principios. Yo siempre uso laregla del abuelo Nick: ¿ Van a estar misnietos orgullosos de esta decisión opensarán que su abuelito se hizo senil

estando aún muy joven?Si necesitas desarrollar un proceso

formal y disciplinado para evaluar lasoportunidades, entonces siéntate a lacomputadora o toma papel y lápiz y creala “hoja de evaluación”. Por cadaoportunidad que se te presente, debesescribir las ventajas y desventajas, ydecidir cómo es que cada unacomplementa tus valores, principios yobjetivos de tu vida. Después, trata devisualizar lo que sucederá si atraviesasesa puerta y lo que sucederá si decidescerrarla.

Si aún así tienes problemas paratomar una decisión, entonces toma tu“hoja de evaluación” y preséntasela a unmentor en quien confíes o a un amigo

que crea en ti. Platica con él/ella sobrelos pros y los contras y escucha lo quetiene que decirte. Mantén la menteabierta pero también recuerda que tienestoda la responsabilidad. Es tu vida, asíque cosecharás los frutos de tus propiasdecisiones: escoge con sabiduría.

¿ESTÁS LISTO?

Otro aspecto que debes considerarcuando hagas estas evaluaciones es eldel tiempo. A veces, en especial cuandoeres joven, se te presentan ofertas muytentadoras. Pero lo más probable es que

no sea el momento adecuado. Porsupuesto que no puedes aceptar unempleo para el que no estás calificado oque no podrás dominar. De la mismaforma que no debes abalanzarte sobreunas vacaciones de lujo que no puedespagar. El costo es demasiado alto y elproceso de recuperación puede llegar aser muy largo.

Uno de los errores más grandes quecometí cuando comenzaba mi carreracomo orador fue aceptar una invitaciónpara hablar ante un público muynumeroso. Yo en realidad todavía noestaba preparado para eso. No es que notuviese anécdotas que contar, sino quemi material no estaba organizado ytampoco había perfeccionado la

presentación. El resultado fue que nopude reunir suficiente confianza en mípara sacar adelante la plática.

En esa presentación balbuceé ytartamudeé; la gente fue muy gentilconmigo pero yo sabía que no lo habíahecho bien. No obstante, pude aprenderde esa experiencia, me recuperé ycomprendí que sólo debía participar entareas para las que estuviese bienpreparado. Claro, eso no quiere decirque no debas dar el salto si alguien teofrece una actividad que te ayudará aestirarte y crecer. En ocasiones estamosmejor preparados de lo que creemos yDios nos da un codazo para invitarnos aponernos de pie y dar un enorme paso

hacia nuestros sueños. El popularprograma de televisión, American Idol,está diseñado bajo ese concepto. Escomún que en cada episodio, muchos delos jóvenes participantes se derrumbenpor la presión o descubran que de planono están listos para el estrellato. Pero devez en cuando, surge un talento en brutoque florece gracias a la intensidad de lapresión. Sólo algunos cuantos, entreellos Carrie Underwood, JenniferHudson, Chris Daugherty y KellyClarkson, han logrado hacer despegarcarreras maravillosas. Todos ellos seesforzaron un poco más, crecieron ysiguieron elevándose.

Es necesario que ponderes tusopciones y consideres con mucho

cuidado cuáles son las piedras en lasque puedes apoyarte para saltar yacercarte más a tus objetivos.Seguramente se te presentaránoportunidades que te servirán paracumplir objetivos a corto plazo —comoen el caso de la primera oferta querecibí para trabajar en cine—, pero queno complementan tus objetivos a largoplazo. Las decisiones que tomes hoy teperseguirán hasta el futuro.

Es muy común que la gente joveninicie relaciones amorosas sin tomar encuenta si la persona que hanseleccionado es idónea para un proyectoa largo plazo. Asimismo, con frecuencianos recuerdan que debemos ser muy

cautelosos en el uso de internet yproteger aspectos como el financiero,nuestra reputación o vida privada.También debes asumir que todo lo quehagas —cada fotografía o video en queaparezcas, cada correo electrónico queenvíes, cada blog, cada comentario queaparezca en tu página Web— apareceráen los sistemas de búsqueda en algúnmomento y que tal vez permanecerán enla Tierra mucho más tiempo que tú.

Tienes que pensar con mucho cuidadoque las cosas que escribes en líneapodrían regresar en algún momento parafastidiarte. Sucede lo mismo en la vida,es necesario que tengamos esto en mentecuando se presenten las oportunidades.Cada una tendrá consecuencias a largo

plazo, y esas consecuencias te puedenbeneficiar o importunar más adelante.Tal vez los beneficios a corto plazosuenan fabulosos, pero, ¿cuáles serán lasrepercusiones en el futuro?

Da un paso hacia atrás e intenta ver elpanorama completo. Recuerda que, apesar de que con mucha frecuencia erespuesto a prueba, la vida en sí misma noes un examen. Es la vida real y lasdecisiones que tomas cada día tendránun efecto importante en toda tu vida.Evalúa con cuidado, luego consulta a tuinstinto y a tu corazón. Si tu instinto tedice que es una mala idea, hazle caso. Ysi tu corazón te invita a no dejar pasaruna oportunidad —y si la sensación está

alineada con tus valores y tus objetivosa largo plazo—, ¡entonces da el gransalto! Hasta este día todavía se mepresentan ofertas que me ponen la pielchinita y sobre las cuales me dan ganasde saltar de inmediato. Pero sé que deborespirar profundamente y orar pararecibir la sabiduría que me permitirátomar la decisión indicada.

EL LUGAR CORRECTO

Si sientes que te has preparado lo mejorposible pero ninguna puerta se haabierto, entonces tal vez sea necesarioque cambies el lugar en donde están tú y

tus talentos. Si tu objetivo es convertirteen un campeón de surfismo a escalainternacional, lo más probable es queAlaska no te ofrezca las olas necesarias,¿verdad? A veces es necesario hacer unmovimiento para alcanzar unaoportunidad. Hace varios añoscomprendí que, si deseaba presentarmeante públicos de todo el mundo en micarrera como orador, tenía queabandonar Australia e ir a EstadosUnidos. Yo amo Australia y la mayorparte de mi familia continúa viviendoahí. Pero el lugar era demasiado remotoy no me serviría como trampolín.Además, no me ofrecía las opciones nila proyección que sí he podido encontrar

en Estados Unidos.Pero, incluso ya estando en Estados

Unidos tuve que continuar esforzándomepara generar oportunidades. Uno de losmejores movimientos que realicé fueestablecer una relación de trabajo conotras personas interesadas en seroradores e inspirar a otros. Los estudioshan demostrado que la mayor parte de lagente se entera sobre oportunidades deempleo a través de sus redesprofesionales, de amigos o colegas. Asícomo sucede con casi todos los otrostipos de oportunidades, te enteras deellas mucho antes de que la noticia sedifunda más allá de tu ámbito. Si buscasamor, un empleo, una inversión, un sitioen dónde participar como voluntario o

un escenario para compartir tus talentos,tú mismo puedes generar lasoportunidades si te unes a gruposprofesionales, clubes locales, la cámarade comercio, una iglesia o aorganizaciones de caridad y servicios.

Internet está hecho a la medida paraayudarte a establecer conexiones. Lasnuevas redes sociales como Twitter,Facebook, LinkedIn y Plaxo son idealespara ese propósito. Entre más ampliosea tu círculo, mayores serán lasoportunidades de encontrar una puertaabierta hacia tu sueño.

Y no sólo te limites a individuos,organizaciones o sitios en la red queestén vinculados al ámbito de tu interés.

Todo mundo conoce a alguien queconoce a alguien más. Así que busca apersonas que estén tan comprometidas yapasionadas con un sueño como tú loestás. No importa si el sueño de esaspersonas es completamente distinto altuyo. A mí me agrada la gente conpasión porque atraen a lasoportunidades como si fueran un imán.

Por otro lado, si pasas el tiempo conuna bola de gente que no comparte tussueños, tus compromisos o no estáinteresada en mejorar tu vida, entonceste recomiendo que te busques un nuevogrupo de amigos. Es muy raro que lagente que anda en bares, clubesnocturnos o en ferias de videojuegosprospere en la vida.

Si no te es fácil atraer el tipo deopciones a las que aspiras, tal veztambién necesitas dar un paso másarriba a través de la educación continua.Si no te admiten en la universidad, tratade salir adelante asistiendo a algunainstitución comunitaria o a una escuelatécnica. Hay más becas y programas deayuda financiera de los que te puedasimaginar, no permitas que los precios telimiten. Si ya cuentas con unalicenciatura, tal vez puedas estudiar unprograma de maestría o doctorado, ounirte a alguna organización deprofesionistas, comunidades en línea oforos de internet y chat rooms paragente que se desempeña en el mismo

campo que tú. Si las oportunidadessiguen sin aparecer, entonces necesitasir hasta el lugar en donde te puedanencontrar a ti o tú a ellas.

TIEMPO DE OPORTUNIDADES

Albert Einstein dijo que en medio decada dificultad hay oculta unaoportunidad. La recesión que acaba depasar dejó a millones de personas sintrabajo, muchas otras también perdieronsus casas y ahorros. ¿Qué es lo buenoque se puede sacar de estas situacionestan difíciles?

Hay varias corporaciones de gran

importancia que comenzaronoperaciones en medio de recesiones ydepresiones. Entre ellas se encuentranHewlett Packard, Wrigley, UPS,Microsoft, Symantec, Toys “R” Us,Zippo y Domino’s Pizza. Los fundadoresde estas compañías estaban buscandonuevas maneras de servir mejor a losclientes porque los modelos anterioreshabían fracasado cuando se presentaronlos reveses. Estos empresariosaprovecharon el momento para generarsu propia visión de hacer negocios.

La recesión de 2006-2009 tuvo, sinlugar a dudas, una consecuencia quelastimó a muchas, muchas familias ynegocios, y que aún prevalece. La

respuesta de mucha de la gente que fuedespedida de las empresas y de losempleados que llevaban largo tiempotrabajando por nómina, fue abrirnegocios propios. Esta gente volvió a laescuela para estudiar y obtener nuevostítulos o se dedicó a lo queverdaderamente deseaba en la vida:abrir una panadería, un servicio dejardinería, formar una banda musical oescribir un libro.

Entre esas personas que fuerondespedidas en la recesión, había miles ymiles de periodistas. La situacióneconómica golpeó a la industria de losmedios con mucha fuerza porque larecesión llegó justo cuando losperiódicos de todo el mundo estaban a

punto de perder su lucrativo negocio depublicidad debido a los servicios que yase habían comenzado a ofrecer porinternet. Resulta muy interesante vercómo han reaccionado los periodistas,conocidos por su creatividad ycapacidad para obtener recursos.Algunos de los que conozco iniciaronnuevas carreras en relaciones públicas,organizaciones sin fines de lucro, blogsy medios a través de internet. Uno demis favoritos es un editor que dejó unperiodiquito de California que estaba apunto de desaparecer para convertirseen el vicepresidente de una compañía demanejo de crisis económicas que seencuentra en pleno auge y ofrece

“productos de comunicación debancarrota” para otros negocios que seencuentran en problemas. Ésa es lafilosofía de tomar limones y prepararlimonada, se trata de que cambies tuenfoque y, en lugar de quejarte delproblema, te empeñes en buscarsoluciones. Tienes que ser flexible,decidido y estar listo para darle el giroa cualquier situación negativa que sepueda presentar, y convertirla en algopositivo. Una de las grandes cadenas deminoristas de Estados Unidos le enseñaa sus empleados a considerar que lasquejas de los clientes son invitaciones aconstruir mejores relaciones con ellos.

Se trata de replantear la situación.Cada vez que mi planeación sufre un

revés, trato de replantear todo, decirmeque: “Dios no desperdicia su tiempo y,por consiguiente, tampoco va adesperdiciar el mío”. En otras palabras,todo sucede por alguna razón. Yo estoyconvencido de esto y creo que tútambién deberías estarlo. Cuandoaceptas esa filosofía, prepárate, porquehe visto los resultados una y otra vez.

PROGRAMADO POR DIOS

Hace algunos años viajé por todo el paíscon mi cuidador. Nuestro vuelo seretrasó en un aeropuerto (lo cual no es

sorprendente) y cuando por fin subimosal avión y nos alejamos de la puerta deabordaje, miré por la ventana y vi quesalía humo del motor.

Un carro de bomberos llegóenseguida; los bomberos saltaron ycomenzaron a rociar el motor conespuma para apagar el fuego. A lospasajeros nos dijeron: Debido a unpequeño fuego en el motor, vamos arealizar una evacuación de emergenciaen el avión.

Muy bien, pensé. Un fuego en el motorno suena bien, pero haber estado entierra cuando el “pequeño fuego”comenzó, sí es una ventaja.

Cuando se anunció que nuestro vueloestaría demorado por dos horas más,

muchos de los otros viajeroscomenzaron a quejarse con amargura y atoda voz. Yo me sentí algo irritado perotambién estaba agradecido de que noshabíamos evitado la emergencia justo enpleno vuelo.

Traté de mantenerme ecuánime apesar de que nuestro calendario yaestaba demasiado apretado. Recuerda,Dios no desperdicia su tiempo, me dije.Luego hicieron otro anuncio: acababande preparar otro avión en otraplataforma para que nos transportara deinmediato. ¡Buenas noticias!

Nos apresuramos a llegar a la nuevaplataforma, abordamos el nuevo avión ynos preparamos para el vuelo. Me sentí

aliviado hasta que noté que la mujer queestaba sentada a mi lado sollozaba ensilencio.

“¿Le puedo ayudar en algo?”, lepregunté.

Me contó que estaba viajando para ira visitar a su hija de quince años, quienestaba en peligro de muerte porquehabía sido intervenida quirúrgicamente yalgo había salido mal. Hice todo lo quepude para consolarla, hablamos durantecasi todo el vuelo, incluso logré sacarleuna ligera sonrisa cuando me dijo quesentía nervios de viajar en avión.

“Puede apretar mi mano si lo desea”,le dije jugando.

Cuando llegamos a nuestro destino, lamadre me agradeció por haberla

consolado. Le dije que me sentíaagradecido de haberme sentado junto aella después de tantos retrasos ycambios de plataforma.

Ese día, Dios no desperdició mitiempo, sabía muy bien lo que estabahaciendo. Dios me colocó junto a esamujer para ayudarla con sus temores ysu dolor. Cuanto más pienso en lo quesucedió ese día, más agradecido mesiento de haber tenido la oportunidad deofrecerle atención a aquella mujer.

VISIÓN CREATIVA

Una situación negativa —la muerte de unser querido, el rompimiento de unarelación, un revés económico o unaenfermedad— te puede tirar si permitesque el dolor y la desesperación seapoderen de ti. Para enfrentarte a esosdesafíos debes mantenerte alerta paradetectar aquello que te pueda animarjusto cuando parece que la vida va enpicada.

En el set de The Butterfly Circusconocí a la fotógrafa Glennis Siverson.Glennis vive en Orlando pero había idoa California para trabajar comofotógrafa porque varios directores, entreellos los Weigel, la habían invitado.Glennis es una fotógrafa multipremiada

y recibe encargos de revistas,corporaciones, periódicos y sitios Web.También hace retratos y fotografía de lanaturaleza. Ella ama la fotografía, es supasión.

Glennis trabajó durante más de veinteaños para compañías grandes en el áreade recursos humanos; perdió su “empleoseguro” en la recesión. Glennisaprovechó ese jalón de orejas y utilizóla inercia del momento para dedicarse asu sueño: se convirtió en fotógrafa detiempo completo.

“¡Decidí que era ahora o nunca!”,dijo.

¿Es una gran historia, verdad?Glennis es un ejemplo de la vida real dealguien que tomó una situación negativa

en potencia y la utilizó como laoportunidad para crear una vida mejor.

¡Increíble! ¡Maravilloso!Pero aún hay más. Verás, Glennis, la

fotógrafa multipremiada, apenas sipuede ver. Está legalmente ciega.

“Tuve mala vista desde que erapequeña”, cuenta. “Me pusieron lentes alos cinco años pero mi visión siguióempeorando. Luego, como en 1995, mediagnosticaron una enfermedad de lacórnea. Mi córnea nunca estuvo bien ycomenzó a degenerarse. Llegó unmomento en que no podía ver con el ojoizquierdo. Como mi visión eraexcesivamente mala, yo no era apta parala cirugía láser. Mi única opción era un

transplante de córnea”.A Glennis la operaron en 2004. Su

doctor le había dicho que la cirugíacorregiría la visión de su ojo izquierdoa 20/40 sin tener que usar anteojos nilentes de contacto. “Pero, todo lo quepodía salir mal, salió mal, estuve apunto de perder el ojo”, dijo. “Laoperación empeoró mi visión, y de paso,quedé con glaucoma. La visión de miojo izquierdo se deterioró aún más ydespués, como un problema ajeno a laintervención, tuve una hemorragia en laretina del ojo derecho. Terminé con unpunto ciego en él”.

Despedida del empleo que habíatenido durante veinte años y con laceguera provocada por una cirugía

fallida y la hemorragia de la retina,Glennis tenía muchas razones parasentirse desesperada. Era de esperarseque se sintiera frustrada y llena deamargura.

Pero, en lugar de eso, Glennis sesintió agradecida de poder volar másalto y lejos. “No me considero unadiscapacitada. Creo que estoyperfectamente capacitada porque, el sercasi ciega me convirtió en una mejorfotógrafa”, dice.

Glennis ya no puede distinguirdetalles finos, pero, en lugar de sentirselimitada, agradece el hecho de que ya notiene que obsesionarse con nimiedades.

“Antes de que perdiera la vista, si

hacía un retrato, me enfocaba en cadamechón de cabello y cada ángulo delcuerpo de la persona. Mi trabajo erabastante acartonado porque le otorgabala mayor importancia a la composición.Ahora, mi enfoque proviene más de laintuición. Lo siento, lo veo y disparo.Mi trabajo es más intuitivo y puedointeractuar mejor con la gente y mientorno”.

Glennis menciona que, a pesar de queahora sus fotografías son másimperfectas, también son más artísticas yconmovedoras. “De hecho, una chicalloró cuando vio las imágenes que habíatomado de ella porque sintió que lahabía capturado muy bien”, cuentaGlennis. “Nunca había conmovido a

nadie antes”.Desde que perdió casi toda la vista,

Glennis ha ganado diez premiosinternacionales por sus retratos y sufotografía de paisajes. A una de susfotografías la seleccionaron de entredieciséis mil para formar parte de unaexhibición que incluiría solamenteciento once obras. También han elegidosus fotografías para cuatro exhibicionesen el Centro de Fotografía Artística enFort Collins, Colorado.

La ceguera de Glennis jamás lehubiera permitido continuar con elempleo que tenía en recursos humanos.Muchos grandes artistas como Monet yBeethoven se esforzaron a pesar de sus

discapacidades y, de hecho, las usaroncomo oportunidades para explorar suarte desde perspectivas novedosas yfrescas. Glennis se siente agradecida y,cuando la conocí, me dijo que ahora suversículo favorito de la Biblia es:“Vivimos por la fe, no por la vista”.

“Literalmente, así es mi vida ahora.He tenido que realizar algunos ajustes,no hay duda. Y también me preocupa sercompletamente ciega, ha sido muy, muyatemorizante porque no tengo un manualque me indique qué hacer”.

Ahora ella se encuentra en un nuevocamino, pero en lugar de verlo como unainterrupción en su vida, lo considera unregalo. “Antes de esto había sido unapersona muy controladora. Ahora trato

de vivir la vida día a día y disfrutar decada momento”, dice. “También trato deagradecer que tengo un techo, de queestoy viva y de que el sol brilla. Ya nome preocupo por el mañana porquenunca sé lo que pueda traer consigo”.

Glennis es una dama estupenda que leda la bienvenida a la oportunidad. ¿Nolo crees? Ella me inspira y espero hacerlo mismo por ti, ayudarte a encontrar laforma de acercarte a tus sueños,escogerlos con sabiduría y actuarcuando tu corazón te diga “ahora”.

ONCE

LAS REGLAS RIDÍCULAS

En una ocasión nos encontrábamos enmedio de una gira de cinco ciudades deIndonesia, ahí hablaría treinta y cinco

veces en nueve días y me sentía muertode cansancio. A veces, durante esosmonumentales esfuerzos de trabajo,entro en hiperactividad y no me puedodetener. Íbamos hacia Java y, justocuando abordábamos el avión de Jakartaa Semarang, se apoderó de mí unacorriente de energía.

Conmigo viajaban cinco personas,incluyendo a mi cuidador, Vaughan.Vaughan es un sujeto grande, fuerte ydivertido. Las asistentes de vuelo seimpresionaron bastante al verlo cuandoabordamos el avión jugando ybromeando. Nos permitieron subirprimero porque yo me tengo que bajarde la silla de ruedas y caminar por elcorredor hasta mi asiento. Casi al llegar

al fondo del pasillo en el avión, sentí laenorme necesidad de hacer unatravesura en la que había pensadodurante algún tiempo. Vaughan iba trasde mí, así que le dije: “¡Vaughan,rápido, antes de que suban los demás,levántame para ver si quepo en elcompartimiento superior!”

Ya habíamos bromeado antes sobrehacer esto. De hecho, unos días antes lehabía pedido a Vaughan que mecolocara dentro de la estructura de metalque hay en los aeropuertos para quepuedas medir si tu equipaje cabe en loscompartimientos superiores. Como cupemuy bien, comenzaron a llamarme “Elchico equipaje de mano”.

El compartimiento estaba bastantearriba y yo no estaba seguro de quealguien pudiera levantar mis treinta ytres kilos hasta ahí, pero para Vaughn nofue ningún problema. Me levantó y mecolocó con gentileza sobre mi costadoen el compartimiento: como si en lugarde ser un Vujicic, fuera un Vuitton.

“Bien, ahora cierra la puerta”, le dije,“y vamos a esperar a que lleguen losotros pasajeros”.

Vaughan colocó una almohada bajomi cabeza y cerró la puerta, dejándomeahí colgado sobre los asientos. Lasasistentes se dieron cuenta de que nostraíamos algo y se carcajearon. Todosnos reíamos como niños de primaria,

por lo que no estaba yo seguro de quenos saldría bien la broma. Los demáspasajeros subieron por la rampa sinsaber lo que estaba almacenado en elcompartimiento.

Mis acompañantes y las asistentes devuelo casi no pudieron contenersecuando un anciano caminó por el pasilloy trató de meter su bolsa en micompartimiento. Abrió la puerta y casisale disparado por el techo del avión.

Asomé la cabeza. “¡Señor, creo queni siquiera tocó usted!” Por suerte, eraun individuo de naturaleza gentil ycomenzó a reírse con nosotros. Luego,mientras todavía seguía allá arriba, tuveque posar para varios cientos defotografías con él, con otros pasajeros y

con las asistentes de vuelo. Porsupuesto, Vaughan continuóamenazándome con que me dejaría ahí, yme advirtió que “algunos objetos puedensalir disparados en el vuelo”.

EL INDISCIPLINADO DELCAMINO

En los primeros diez capítulos del librote he ofrecido motivación y guía paraencontrar tu propósito, para teneresperanza, creer en ti mismo, manteneruna buena actitud, actuar con valentía,practicar la resistencia, dominar el

cambio, formar relaciones que teotorguen poder y actuar cuando sepresenten oportunidades que te acerquenmás a tus sueños.

Pero ahora quiero que te pongas unpoco loco, igual que yo.

Sé que es ridículo, claro. De hecho,eso es exactamente lo que quiero quepractiques, ser ridículo. Yo soy elcreador de la reglas ridículas, las queestipulan que toda persona que viva yrespire en este planeta debecomprometerse a hacer algo ridículo porlo menos una vez al día. No importa sise trata de correr el riesgo de verseridículo por tratar de alcanzar un sueñoo sólo porque quiera tener un poco dediversión ridícula.

Mis reglas ridículas surgieron de unade mis citas predilectas: “Laimperfección es belleza, la locura esgenialidad, y es mejor ser absolutamenteridículo que absolutamente aburrido”.

Esta intrigante frase se le atribuye auna persona que no es un modelo aseguir en particular, pero creo que lafallecida Marilyn Monroe se traía algoentre manos cuando la dijo. Porsupuesto, estoy de acuerdo en que laimperfección es belleza, ¿cómo nohabría de estarlo? Y tampoco se puedenegar que la locura es genialidad —enel sentido de que, a cualquiera que seatreva a correr riesgos, algunos loconsideran demente y otros un genio. Y

sí, es mejor ser absolutamente ridículo,gracioso, que absolutamente aburrido.

Tú puedes llegar a dominar varias delas lecciones que se ofrecen en estelibro, pero, si no estás dispuesto acorrer riesgos y si no te atreves a dejarque te llamen demente aquellos quedudan de tu genialidad, entonces tal veznunca alcances tu sueño. Y, por favor,por tu bien y el del planeta, atrévete aser travieso. No olvides reírte de timismo y de chocar los talones de vez encuando para disfrutar del viaje.

Yo, al igual que mucha gente, meconfieso culpable de tener un estilo devida que implica horariosapretadísimos, demasiado trabajo y casinada de diversión. Estaba decidido a

convertirme en un evangelista exitoso yen un orador motivacional. Para afilarmis destrezas como orador, me fui deviaje y comencé a aceptar todas lasinvitaciones que me hacían para hablar.Después de ocho agotadores años deviajar y hablar sin parar, me hice másselectivo. Es porque necesito másbalance.

Es muy fácil caer en la mentalidad de“algún día”.

Algún día tendré todo el dinero quenecesito para disfrutar de la vida.

Algún día podré pasar más tiempocon mi familia.

Algún día tendré tiempo pararelajarme y hacer lo que amo.

Yo te invito a que, con las reglasridículas, te aferres a tu libertad yataques por dos frentes.

El número uno es el riesgo ridículo:debes estar dispuesto a soslayar a losque dudan y te dicen siempre que no,para alcanzar tus sueños. Algunos talvez te han dicho que eres ridículo. Turespuesta debe ser: ¡Pero claro que losoy! A algunas personas les podráparecer que es ridículo que hagas lo quete apasiona, pero es gente que nocomparte tu visión. No puedes dejar quesu condescendencia te arrebate tu sueño,al contrario, ¡debes usarla para avanzartodo el camino hasta la cima!

El número dos es la diversión

ridícula: tómate un tiempo para disfrutarde la vida y de la gente que amas. Ríe,ama y diviértete ridículamente para queotros puedan compartir el gozo. Si túcrees que la vida es un asunto serio,¡imagínate la muerte! En esta vida llenade bendiciones puedes ser tan seriocomo desees, pero también date laoportunidad de jugar tanto como seaposible.

RIESGO RIDÍCULO

Hellen Keller perdió la vista y laaudición en su niñez, pero se convirtióen una reconocida activista y escritora.

Ella dijo que no existe una vida segura:“No existe en la naturaleza… La vida esuna gran aventura o no es nada”.Entonces, arriesgarse no es sólo parte dela vida, es la vida misma. Tu vida tomalugar entre el lugar donde está tu zona decomodidad y el lugar en donde está tusueño. Es la zona de mayor ansiedad,pero también es en donde puedesdescubrir quién eres. Karl Wallenda, elpatriarca de la legendaria familia que sededicaba a caminar por la cuerda floja agrandes alturas, pulió el término cuandodijo que “estar en la cuerda floja esvivir, todo lo demás es pura espera”.

Todo practicante de salto libre, pilotode planeador y todo pájaro Kookaburra

bebé sabe que la primera caminata haciael borde es aterradora, pero que debe irahí si desea volar. Admítelo: cada díade tu vida podría ser el último, así quecada vez que sales de la cama es comosi arrojaras los dados. No puedes ganarsi no estás dispuesto a afrontar laderrota. Ni siquiera puedes ponerte depie sin correr el riesgo de caer.

Desde que nací, mi vida ha sido comoarrojar los dados. Tenían dudas sobre sisería capaz de cuidar de mí mismo. Mispadres tuvieron un problema dobleporque su hijo sin extremidades tambiénresultó ser un aventurero. Siempre meponía en peligro porque no podíasoportar quedarme sentado y ser el niñodel rincón. Anduve en patineta, jugué

soccer, nadé, surfeé. Arrojé mi pobrecuerpo por todos lados como si fuera unmisil sin dirección. ¡Fue intenso ydivertido!

BUCEO

En el verano de 2009 intenté algo quealguna vez me dijeron que erademasiado peligroso para mí: fui abucear en el océano. Como te podrásimaginar, fue increíble. Fue como volarpero con aterrizajes más suaves. Yahabía tratado de bucear tres años antes,pero el instructor sólo me había dejado

patalear en la alberca con traje de buzo.Creo que le preocupaba más su seguroque mi seguridad: le atemorizaba tenerque explicar que a este extraño tipo,Nick, se lo había llevado un tiburón quelo confundió con una tabla para aprendera nadar.

Pero en esta ocasión, mi instructor,Felipe, era un tipo más abierto. Esinstructor en una isla cerca deColombia, en Sudamérica. Lospropietarios del precioso complejoturístico Punta Faro me habían invitadoa hablar ahí. El complejo se encuentraen la pequeña isla Mucura, un parquenacional que se encuentra en las afuerasde Cartagena. La única pregunta quehizo Felipe cuando me presenté a la

lección de buceo fue: “¿Puedes nadar?”Cuando demostré que era digno del

mar, Felipe me dio un curso rápido debuceo turístico. Trabajamos en ellenguaje que tendría que usar si queríacomunicarme con él debajo del agua:movería mis hombros o la cabeza encaso de necesitar su ayuda. Después mellevó a la playa para hacer una prueba.Ahí practicamos un poco y probamos elequipo y nuestras señales submarinas.

“Bien, creo que estás listo para elarrecife”, me dijo.

Felipe me sujetó de la cintura y,utilizando sus aletas, nadó conmigohasta el arrecife: lo rodeaba unmaravilloso arcoíris de vida marina.

Después me dejó ir y flotó sobre mímientras yo exploraba el arrecife. Sólotuvo que rescatarme en una ocasión,cuando una anguila de Moray de metro ymedio salió de una ranura en el coral.Yo había leído que estas anguilascarnívoras tenían horribles dientescubiertos de bacterias, así que hice laseñal para que Felipe me llevara a unasección más amigable del arrecife. Noquería convertirme en sushi de Nick.

Aquella experiencia me abrió los ojosa un fascinante mundo nuevo. Tal vez teestás preguntando si el ridículo riesgohabrá valido la pena. ¡Por supuesto quesí! Salir de tu área de comodidad te abrela posibilidad de crecer. Seguramentehay algunos movimientos temerarios que

te gustaría experimentar, ¿no es así? Teinvito a que lo hagas: prueba las aguas ylleva tu vida a otro nivel, incluso si esosignifica sumergirse en el agua. ¡Nadacon los delfines, planea con las águilas,escala una montaña, explora una cueva!¡Sé tan ridículo, gracioso y tenaz comoNick!

Ahora bien, existe una diferenciaentre un riesgo ridículo y un riesgosencillamente estúpido. Los riesgosestúpidos son justo eso, son demasiadolocos para considerarlos. Nunca debestomar un riesgo en el que puedas perdermás de lo que podrías ganar. El riesgoridículo se trata de arriesgarse a haceralgo que parece o suena mucho más

loco de lo que en realidad es porque:

• Ya te has preparado para él.• Ya redujiste el riesgo al mínimo.• Tienes un plan alternativo si lascosas salen mal.

TIPOS DE RIESGO

Cuando estudié planeación financiera yeconomía en la universidad, meenseñaron lo que es la disminución deriesgos. En el mundo de los negocios, aligual que en la vida, se asume que esimposible evitar el riesgo por completo,pero que tal vez puedes manejarlo o

minimizarlo si mides la profundidad delcharco de estiércol antes de hundirte enél (aquí no importa en qué tipo deestiércol te hundas).

Existen dos tipos de riesgos en lavida: el riesgo de actuar y el riesgo deno actuar. Esto significa que no importacómo trates de evitarlo o de protegerte:siempre existe un riesgo. Digamos queestás interesado en salir con alguien. Elmero hecho de llamar y pedirle quesalga contigo, ya es una apuesta. Tal vezte rechacen, pero, ¿qué pasa si no lointentas? Después de todo, es posibleque esa maravillosa persona te diga quesí, que terminen amarrando el nudo yviviendo felices para siempre. Recuerdaque, prácticamente, no tienes

probabilidades de vivir “por siemprefeliz” a menos de que te coloques en ellugar preciso. Vale la pena hacerlo, ¿nolo crees, amigo?

De vez en cuando saldrás perdiendo,te derrotarán. Pero la gloria yace enlevantarse una y otra vez ¡hasta quetriunfes!

Si quieres vivir tienes que tratar deestirarte y alcanzar tu sueño. Para vivirbien tienes que aprender a controlar lasprobabilidades. Esto se lograconociendo lo que hay arriba y lo quehay abajo antes de dar un paso. Esverdad que no puedes controlar todo loque te sucede a ti o lo que pasa a tualrededor, y por eso, debes enfocarte en

lo que sí puedes controlar: evalúa todaslas posibilidades y después toma unadecisión.

A veces tu corazón y tu instinto tedirán que debes tomar una oportunidadcuando las probabilidades de tener éxitono se ven muy bien en el papel. Tal vezfracases, tal vez ganes. Pero si lointentas, dudo mucho que te arrepientas.Yo me considero empresario, orador yevangelista. A través de los años hetenido varias aventuras empresariales yde bienes raíces. He leído muchos librossobre la actividad empresarial y en ellossiempre aparece una sección que hablade riesgos. A pesar de que losempresarios tienen la fama de “correrriesgos”, los más exitosos por lo general

no lo hacen. En realidad se enfocan encontrolar y minimizar los riesgos paradespués seguir adelante. Estosempresarios se involucran a pesar deque saben que, en algunos casos, elcamino no es totalmente seguro.

MIS REGLAS RIDÍCULAS

Para ayudarte a lidiar con los riesgosque enfrentarás en la vida, he reunidouna lista con las reglas ridículas de Nickpara manejo de riesgos. Léelas bajo tupropio… bueno, ya sabes a lo que merefiero.

1. Prueba las aguas

Existe un antiguo proverbio africano quedice que nadie prueba cuán profunda esel agua del río con ambos pies. Si estáspensando en tener una nueva relación,mudarte a una nueva ciudad, aceptar unempleo nuevo o incluso cambiar el colorde la sala, realiza una prueba antes dellevar a cambio el gran cambio. No teapresures a involucrarte si no tienes unabuena sensación de en qué te estásmetiendo.

2. Involúcrate en lo que

conoces

Esto no significa que nunca debasprobar nuevas experiencias o gente, sóloquiere decir que, si haces la tarea, esposible disminuir las probabilidades defallar. La confianza de que debes hacerel movimiento llegará una vez queconozcas el asunto desde todos losángulos. Incluso si no conoces elnegocio para nada, es bueno empezarsabiendo qué es lo que desconoces, aveces, con eso es suficiente paraempezar.

3. Estudia el momento

En ocasiones, la mejor forma deaumentar tus probabilidades de éxito esesperar el momento idóneo para actuar.No es muy buena idea comenzar unnegocio de helados justo en latemporada más baja del invierno,¿verdad? La primera oferta que mehicieron para trabajar en cine, no estabahecha para mí. Pero el papel perfectollegó unos meses después, justamente enel momento correcto. A veces lapaciencia te dará recompensas. Notengas miedo de pensar un poco lascosas. Antes de ir a dormir escribe lapropuesta, y luego, vuélvela a leer en la

mañana cuando despiertes. Tesorprenderás de la diferencia que hacepensar en las disyuntivas durante lanoche. Lo he hecho en varias ocasiones.Siempre considera el momento en que teencuentras y pregúntate si es el mejorpara realizar un cambio, justo antes desaltar a la nueva oportunidad.

4. Obtén una segundaopinión

A veces tomamos oportunidades másgrandes de lo que podemos manejar. Esolo hacemos porque nos embarga la

creencia de que es algo que debemoshacer en ese momento. Si de pronto tedescubres adentrándote en un territoriodifícil, da un par de pasos hacia atrás,llama a un amigo o a un mentor en quienconfíes y pídele que te ayude a evaluarla situación. Tal vez tus emociones esténinterfiriendo con tu buen juicio. Yosiempre consulto a mi tío Batta aquí enEstados Unidos y a mi padre enAustralia. Cuando recibes el consejo demuchos, encontrarás mayor sabiduría. Sisientes que estás arriesgando mucho,tampoco tienes que sentirte el LlaneroSolitario.

5. Prepárate para lasconsecuencias imprevistas

Tus acciones siempre tendrán, y repito,siempre tendrán consecuenciasimprevistas, en particular aquellas conlas que sabes que te estás pasando dellímite. Como no es posible prever todaslas repercusiones de nuestros actos, lomejor es esforzarnos en considerartodos los ángulos de la situación yprepararse para lo inesperado. Siempreque trabajo en un plan de negocios,sobreestimo los costos y subestimo miganancia, de esa forma puedo contar conun colchón, una cantidad de respaldopor si acaso el negocio no sale como yo

lo esperaba. Por otra parte, si todo salebien, a nadie le hace daño tener un pocode dinero extra.

DIVERSIÓN RIDÍCULA

No podrás negar que alguna de esasocasiones en las que te has encontradoesperando el equipaje en algúnaeropuerto, te han dado ganas de saltar ala banda que transporta las maletas ydejarte llevar a donde quiera que sea enla Tierra del equipaje. Por supuesto,ridículo como soy, yo ya lo hice.

Estábamos en una gira en África ycuando llegamos al aeropuerto me aburrí

de esperar el equipaje, así que le dije aKyle, mi cuidador, que quería subirmeal carrusel.

Me miró como diciendo “Amigo, ¿tehas vuelto loco de remate?”

Pero Kyle dio su brazo a torcer, melevantó y me colocó junto a una bonitamaleta Samsonite de tamaño grande. Yasí me fui con las demás maletas yneceseres. Di una vuelta por la terminalen aquel salvaje carrusel y, mientraspaseaba, me quedaba inmóvil comoestatua. Me había puesto mis lentes desol; la gente se me quedaba viendoconmocionada, apuntaba con el dedo yse reía nerviosa. Muchos no estabanseguros si se trataba de a) una persona

real, o b) la bolsa marinera más lindadel mundo.

Finalmente llegué hasta la puertita quelleva a la zona de carga en el exterior.Ahí me recibieron los maleterosafricanos, riéndose del loco australianoy de su divertido viaje.

“¡Dios te bendiga!”, me dijeronmientras vitoreaban.

Los trabajadores del aeropuertocomprendieron que, a veces, hasta lagente grande tiene que darse laoportunidad de subirse al carrusel. Losniños aprovechan cada minuto de sujuventud; tú y yo también tenemos quehacer lo necesario para mantenernosjóvenes de espíritu y mente. Si tu vida esdemasiado predecible, detente, da un

paseo ridículo igual a los de tu infancia.Salta del trampolín, monta un pony. Dejadescansar un rato al adulto en ti.

Te invito a que utilices cada segundo.De vez en cuando, yo me vuelvo loco yhago algo por pura diversión. Vive de lamisma forma, vive con vigor y ve detrásde todas esas maravillas que Dios nosha brindado aquí en la Tierra.

Vivir una vida ridículamente buenasignifica ponerse justo en el punto enque convergen la esperanza y laposibilidad, en abrirle los brazos alpropósito de Dios, a su plan. Luego, lasegunda parte de las reglas ridículasimplica divertirse ridículamente,desafiar las expectativas y exceder las

limitaciones. Se trata de disfrutar elviaje, recibir las bendiciones y siempreesforzarse en no sólo ver pasar la vida,sino aprovecharla al máximo.

En mis presentaciones siempre mequedo justamente en la orilla del ladoderecho de la plataforma, ahí metambaleo como si me fuera a caer. Ledigo al público que vivir al límite no estan malo siempre y cuando tengas fe en tiy en tu Creador. Y no sólo lo digoporque sí, yo me he presionado en todoslos aspectos de mi vida, tanto en los quetienen que ver con el trabajo, como losque tienen que ver con la diversión. Y tepuedo decir que los sentimientos másridículamente buenos que he tenido hansido producto de la conjunción del

trabajo y la diversión. Te invito a que lointentes y experimentes esa mismasensación.

EL DOBLE

Cuando acepté mi primer papelcinematográfico en The ButterflyCircus, nunca imaginé que tendría queser mi propio doble. Pero es que, ¿quiénsería el más indicado para hacerlo sinoyo? Siendo honestos, no creo que porahí haya muchos dobles profesionalessin piernas ni brazos en busca deempleo.

Fue como un juego. Si mi estimadocompatriota Russel Crowe puede hacersus escenas de peligro, ¿yo por qué no?Además, a Russell nunca lo hanaventado por todos lados como si fuerauna pelota de playa. En The ButterflyCircus, Matt Allen, un actor y dobleprofesional, hizo el papel de George, elHombre Fuerte. En una escenafundamental de la película, Matt, en supapel de George, me levanta y meavienta a un pequeño estanque. Mattestaba muy nervioso cuando hicimos laescena, pero quien realmente merecíatener nervios era yo.

Filmamos en un estanque natural enlas montañas San Gabriel, en el desierto

de California. El agua estaba fría, peroeso no fue lo peor. En la escena quefilmamos se suponía que yo caía en elestanque y todos se preocupaban porquecreían que me iba a ahogar. Pero, porsupuesto, yo salía y les presumía mitécnica de natación.

George, el Hombre Fuerte, seemociona tanto de que estoy vivo, queme levanta y me vuelve a arrojar, y enesa ocasión, casi me ahoga.

Matt tenía miedo de que me pudieralastimar si me aventaba demasiado lejoso con demasiada fuerza. En las primerastomas fue un poco tímido porque el niveldel agua era sólo de metro y medio.Joshua Weigel, el director, le dijo queme aventara con un poco más de fuerza,

y salí volando de entre sus brazos ¡comotorpedo! Sentí temor de golpearme conel fondo, así que arqueé la espalda y esome salvó. Cuando salí del agua, ya noestaba actuando. Todos estabancontentos de verdad al verme salir atomar aire, en especial Matt.

Pero las escenas de clavados fuerontodavía más riesgosas. En ellas teníanque levantarme con un arnés a la alturade un edificio de tres pisos; eso lohicieron frente a una “pantalla verde”.Estar colgado con unas cuantas cintas síme hizo sentir más atemorizado pormomentos, pero, por supuesto, loscoordinadores y los dobles del setredujeron al máximo los riesgos del

trabajo. Ellos se hicieron cargo de lasredes de seguridad y de todo el equipo,así que, incluso las partes máspeligrosas se convirtieron en puradiversión.

La verdad es que arriesgarsefísicamente de vez en cuando te puedehacer sentir más vivo. Es el caso deactividades como escalar muro, surfearo practicar el patinaje sobre nieve ysnowboarding. Es común que los niñosy los adultos le añadan un poco deriesgo a sus juegos favoritos; a vecesbasta añadir el riesgo de verse un pocoridículo cuando sacas a pasear al niñode ocho años que hay en ti.

JUEGA PARA VIVIR

El doctor Stuart Brown, psiquiatra yfundador del Instituto Nacional delJuego, dice que en nuestro cerebro estáarraigado el instinto de jugar y que negarlos impulsos naturales del juego, puederesultar tan peligroso como dejar dedormir. El doctor Brown estudió avarios presos que estaban condenados amuerte y a varios asesinos seriales, ydescubrió que la niñez de casi todosellos, había carecido de los patronesnormales del juego. El doctor tambiénmenciona que lo contrario del juego noes el trabajo, sino la depresión. Es poreso que podría considerarse que el

juego también es una herramientanecesaria para la supervivencia.

Según el doctor Brown, el juego rudoy riesgoso le ayuda a los niños y adultosa desarrollar sus habilidades sociales,cognitivas, emocionales y físicas. Élcree que, además de disponer ciertotiempo para la recreación, tambiéndebemos combinar el juego con eltrabajo.

Conozco hombres que pasaron toda sujuventud tratando de obtenerreconocimiento y riqueza, y luego, unosaños más tarde, descubrieron que habíanllegado al final de un camino que nodisfrutaron. No permitas que eso tesuceda a ti, haz lo que sea necesariopara sobrevivir, ¡pero también

apresúrate a hacer lo que amas!La forma en que nos envuelven las

rutinas cotidianas y la batalla paraconseguir dinero provoca quedescuidemos la calidad de nuestra vidadiaria, y eso es bastante aterrador. Elbalance no es algo que lograrás “algúndía”, así que no olvides divertirteridículamente y disfrutar de cualquieractividad que te permita jugar y teabsorba tanto que pierdas la noción dellugar y el tiempo.

Los estudios han demostrado que“perderse” o involucrarse por completoen tu actividad favorita, ya sea jugarMonopolio, pintar un paisaje o correruna maratón, puede ser lo más cercano a

ser felices que podemos lograr en estavida. Cuando pesco, es común que entreen ese estado de “fluidez”. Y es que lapesca es mi forma favorita de jugar yrelajarme.

La primera vez que mis padres mellevaron a pescar tenía seis años. Mamáme dio un sedal de mano y le pusogranitos de elote como sebo. Arrojó elseñuelo al agua y yo sujeté el sedal conlos dedos de mis pies; era un tipobastante decidido. Decidí que podíaesperar a los peces el tiempo que fueranecesario porque, tarde o temprano,morderían el anzuelo y porque no me ibaa ir de ese lugar sin haber pescado unaballena.

Mi estrategia funcionó: un pez de

poco más de medio metro cayó en latrampa. Tal vez se había cansado de vermi pequeña sombra en el agua. Cuandoel monstruo mordió el anzuelo y corrió,jaló el sedal entre mis dedos y me doliómuchísimo. Pero en lugar de dejarlo ir,apliqué una ingeniosa estrategia: saltésobre el sedal. Claro que como el pezseguía jalándolo, logró quemarme hastael trasero.

“¡Atrapé un pez! ¡Ay, me arde eltrasero pero, atrapé un pez!”, grité.

Mamá, papá y mis primos, vinieroncorriendo a ayudarme a jalar a laballena. Era casi de mi tamaño. El míofue el pez más grande que cazamos entodo el día, y te puedo decir que todo el

dolor valió la pena. Después de esaaventura, quedé enamorado de la pescade por vida.

Ya no uso sedal manual porque logrédominar la caña con polea (ya no queríasufrir más quemaduras). Si un pezmuerde el anzuelo, ya tengo fuerzasuficiente para sostener la caña entre elhombro y la barbilla. Para arrojar elsedal sólo lo sostengo entre mis dientesy lo dejo caer justo en el momentopreciso. Sí, es verdad, ¡puedo pescar ypasarme el hilo dental al mismo tiempo!

INCLINACIÓN MUSICAL

Si crees que la pesca es uno de mispasatiempos favoritos, ahora imagínatecómo reacciona la gente cuando le digoque en la escuela, ¡no sólo fui baterista,sino director de la banda también! Esverdad, tengo buen ritmo, amigo. Siendomuy chico llegué a dominar el peculiararte musical de los himnos conpercusión. Todas las noches en laiglesia, colocaba himnarios de distintosgrosores en una fila y, mientras el corocantaba, yo tocaba un ritmo sobre loshimnarios. Provengo de una familia conun gran linaje de bateristas. Eso incluyea mi primo Ian Pasula, quien fue elprimer baterista de la banda de laescuela. Tenía un talento tan natural para

llevar el ritmo, que dos de mis primos ysus amigos de la iglesia se organizaronpara comprarme una caja de ritmosRoland. Al amplificar esta maravilla metransformaba en una orquesta depercusiones de un solo hombre sinmiembros. Primero comencé a tocar latarola y el bombo solos, después,conforme progresé, incorporé losplatillos abiertos y cerrados.

En la iglesia, el pianista, el organistay otros bateristas se unieron a mí ylograron hacerme sentir parte de labanda. En la actualidad todavía toco, esuna versión más moderna de la caja deritmos. Logré mejorarla con unprograma llamado Mac Keys, de esaforma puedo usarla como sintetizador y

hasta tocar la guitarra electrónica. Lamúsica es como un bálsamo para mialma, cuando la escucho o la toco mepuedo perder por horas entre las ondasdel sonido.

Tuve la oportunidad de nutrir mi amorpor la música con ensambles y bandasde jazz en la preparatoria. Tal vez elmomento musical más destacado de mivida fue cuando, casi literalmente, pusesobre mis hombros a toda la orquesta dela preparatoria. Claro, esa es una tareaque nunca esperarías que llevara a caboalguien como yo, sería riiiiiidículo,¿verdad?

Bien, pues nuestra maestra de músicatenía algunos problemas de salud y no

podía asistir a los ensayos, así que mepresenté como voluntario para dirigirnuestra orquesta de sesenta y cuatromúsicos. Conocía todas las cancionesque se iban a tocar, así que me sentéfrente al enorme grupo de estudiantes ylos conduje con el movimiento de mishombros. Voy a excederme un poco aquíy te voy a decir que, ese día, sonaronridículamente bien.

UNA CONCLUSIÓN RIDÍCULA

La mayoría de nosotros tiene idea de loque Dios ha planeado para cada día,mes o año de nuestras vidas, pero, por

otra parte, también tenemos la capacidadde añadir nuestros propios logros, dealcanzar nuestros propósitos, pasión yplaceres con un travieso desenfado, conentusiasmo ridículo. Tan sólo en estecapítulo te conté de mi viaje en elcarrusel del aeropuerto, de misaventuras como equipaje de mano, buzo,doble cinematográfico, pescador,baterista y director de orquesta. Ahora,mi pregunta es: si con toda miimperfección puedo tener toda esaridícula diversión, si puedo romper loslímites y disfrutar de la vida con talplenitud ¿por qué tú no?

Vive para glorificar a Dios y nodesperdicies ni un gramo de energía, ni

una pizca de tu capacidad de ser único.Atrévete a ser ocurrente y gracioso, yserás ridículamente feliz.

DOCE

QUE LA GENEROSIDADSE

CONVIERTA EN TUMISIÓN

En una ocasión, cuando tenía veinteaños, decidí realizar una gira de dossemanas a Sudáfrica. La gira la habíaorganizado una persona a quien yo noconocía. Mamá y papá no se sentían muyentusiasmados porque les preocupabami salud y mi seguridad, además, losgastos eran muy fuertes. ¿Te lo puedesimaginar? John Pingo había visto uno demis primeros videos y se propusoconvencerme de hablar ante las personasmás necesitadas en las regiones máspobres de su país. A través de su red deiglesias Doxa Deo, él mismo organizóuna serie de presentaciones en escuelas,congregaciones, y orfanatos.

John escribió, llamó y envió correoselectrónicos pidiéndome que viajara asu país. Su persistencia y entusiasmodesencadenaron algo en mí. A veces,cuando era chico y me torturabapensando en mi situación y mi futuro, laúnica otra actividad además de laoración, que me hacía sentir aliviado,era hacer algo por otra persona.Mientras más me regodeaba en misproblemas, peor me sentía, pero, cuandocambié mi actitud y me enfoqué enservir a otros, me sentí más animado ypude entender que nadie sufre solo.

Si tienes mucho o poco que ofrecer,sólo recuerda que los pequeños actos degentileza son tan valiosos como las

grandes donaciones. Si logras hacer ladiferencia para una sola persona, ya coneso habrás logrado algo importante.Porque la bondad por sí misma puededetonar una reacción en cadena debuenas acciones. De esa forma, tuesfuerzo inicial se multiplicará variasveces. ¿Cuántas veces alguien ha hechobueno por ti y luego, al sentirteagradecido, has hecho algo bueno poralguien más? Creo que esa respuesta esparte de la naturaleza que Dios nosconcedió.

Anteriormente mencioné que el brevecomentario de una niña en mi escuela mellenó de confianza y significó un cambiofundamental en mi vida, justo en elmomento en que me sentía inútil y

marginado. Esa niña me motivó a creerque tal vez yo tenía algo que ofrecer. Espor eso que ahora quiero ser unainspiración para la gente que necesitaayuda en todo el mundo y, al mismotiempo, difundir la palabra del amor deDios. La sutil gentileza de esa niña haciamí ha crecido exponencialmente.

Así que, si eres de los que dicen queharían más si tuvieran más, yo te invito aque hagas lo que puedas hoy y todos losdías. El dinero no es la única forma enque puedes contribuir. Todo lo que Dioste ha brindado lo puedes compartir parabeneficiar a otros. Si eres diestro en lacarpintería u otras actividades, ofrece tutalento a la iglesia, a organizaciones

como Habitat for Humanity o a lasvíctimas de desastres como el de Haití yotros lugares. Puede ser tejer o cantar,administrar o reparar autos: existenmuchas formas en que se puedenmultiplicar tus aptitudes.

Hace poco, un estudiante de HongKong envió un correo electrónico a misitio Web y me demostró que todospodemos hacer la diferencia, no importala edad ni el nivel económico.

Tengo una vida muy afortunada, pero,aún así, hay algunos momentos en queme siento inútil y asustado. Tenía muchomiedo de entrar a la preparatoria porquehabía escuchado que los estudiantesmayores trataban mal a los novatos. Elprimer día que fui a la escuela, me uní a

otros estudiantes de mi clase deHumanidad en Acción y conocí a unmaestro que nos enseñó a pensar queéramos una familia, no un grupo escolar.

Con el tiempo aprendí muchas otrascosas, nos hablaron de sucesos deimportancia que habían tenido lugar enotras partes del mundo. Entre ellos, elgenocidio de 1994 en Ruanda y elgenocidio actual en Darfur, Sudán. Losotros chicos del grupo y yo llegamos asentir algo que no habíamosexperimentado nunca antes: pasión. Nosapasionamos por comprender lo que leestaba sucediendo a la gente en Darfur.A pesar de que la gente no espera muchode adolescentes de catorce años,

encontramos la forma de mostrarle almundo que podíamos hacer ladiferencia.

Montamos una obra de teatro en laque le mostramos al público lo queestaba sucediendo en aquel lugarsudafricano. Encontramos una pasiónque encendió nuestras almas ycorazones. Gracias a eso logramos hacerlo que nadie esperaba: reunir suficientedinero para enviar víveres a la gente enDarfur.

Sabias palabras de un joven, ¿no esasí? La pasión de servir a otros es talvez el más grande don que Dios nospuede otorgar. Estoy seguro de que lagente de Darfur beneficiada al recibirlos víveres, se sintió agradecida por

cada artículo, pequeño o grande. Elmaravilloso poder de Dios se refleja enel hecho de que, si deseamos hacer algopor otros, nuestra disponibilidad es tanimportante como nuestra capacidad.Dios trabajó a través de nosotros, lohace cada vez que intentamos ayudar.Adivina quién te va a ayudar cuandoestés dispuesto a realizar buenas obras:¡Dios! La Biblia dice: “Puedo lograrlotodo a través de Cristo, quien me dafuerza”.

Todo aquello que deseas para ti,hazlo por otros. Si los pequeños actosde compasión los conviertes en parte detodos los días, te sentirás más poderosoy te liberarás de tus heridas y

desilusiones. Nunca debes esperarbeneficios por ser generoso o porapoyar a otros, sin embargo, te aseguroque las buenas obras conducen arecompensas sorprendentes.

Soy el abogado de la generosidadincondicional porque es una manera dehonrar a Dios y de multiplicar susbendiciones. También creo que cuandohaces algo por los demás, lasbendiciones vuelven a ti, así que si notienes un amigo, conviértete en uno. Sitienes un mal día, ayuda a que el día deotra persona sea bueno, si te sienteslastimado, ayuda a otros a sentir alivio.

Nunca se sabe la diferencia que puedesignificar un pequeño acto de gentilezaen este mundo. Las pequeñas ondas se

pueden transformar en enormes olas.Aquella compañera que me vioacongojado porque me molestaban losotros, me dijo que me veía bien y, coneso, no sólo logró aliviar mis heridas,también encendió una pequeña llama quecatapultó mi carrera y mi misión dealcanzar a otros en todo el mundo.

PASIÓN POR CONECTARSE

No te preocupes por el tipo de beneficioque puedas ofrecer a otros, sóloconéctate con ellos y entiende que lospequeños actos de bondad se

multiplican y cobran una fuerza mayor ala que jamás hubieras imaginado. Asícomo el estudiante de Hong Kong, pocoa poco me apasioné por viajar aSudáfrica y, entre más me emocionabapor el proyecto, más me involucraba conJohn Pingo.

Pasé tres semanas orando, pidiendosabiduría para saber si debía aceptar lagira. Después de eso, sentí que enverdad había sido convocado para ir,quería ofrecer inspiración sin límites yéste parecía un buen primer paso haciaun ministerio global. Conocía muy pocosobre Sudáfrica y nunca había viajadotan lejos sin mis padres. Papá teníaamigos allá, así que habló con ellos,pero después de las charlas, no pudo

sentirse más tranquilo. Le comentaronque los crímenes violentos se habíanconvertido en un serio problema y que,con frecuencia había ataques, robos yasesinatos de turistas.

“No es un lugar seguro, Nick”, medijo mi padre. “Ni siquiera conoces altal John Pingo, ¿por qué habrías deconfiar en él y dejar que te lleve a esesitio?”

Mamá y papá tenían muy pocas canas—lo cual era bastante sorprendente sitomas en cuenta algunas de las aventurasque viví en mi temeraria juventud—,pero, al igual que todos los demáspadres, eran muy protectores. Sentíanque, debido a mis discapacidades,

tenían más razones para estarpreocupados por mi seguridad. Noobstante, deseaba con pasión ir a eseviaje, responder a mi llamado y hacercrecer mi carrera de evangelista yorador inspiracional.

Cuando les hablé por primera vez dela posibilidad de hacer un viaje aSudáfrica, sus principalespreocupaciones fueron mi seguridad y laestabilidad financiera. Acababa decomprometerme con la compra de miprimera casa con las ganancias de mitrabajo, y ellos sentían que debía pagarmis deudas antes de irme a viajar porlas calles del mundo. Suspreocupaciones se dispararon cuandoles confesé que: 1) estaba planeando

donar veinte mil dólares de mis ahorrosa orfanatos en Sudáfrica, y 2) que queríaque me acompañara mi hermano menor.

Ahora, al ponerme en los zapatos demis padres, puedo darme cuenta de loterrible que debió haber sido para ellos.Pero yo estaba completamente decididoa hacerlo. La Biblia dice: “Si alguientiene posesiones materiales y no sientecompasión al ver a su hermanonecesitado, ¿cómo puede tener el amorde Dios de su lado?” Yo quería honrar ami fe y servir a otros; a pesar de midiscapacidad, sentía fortaleza y penséque era el momento de cumplir mipropósito.

Todavía tenía que convencer a mis

padres de que estaría a salvo, además,mi hermano tampoco estaba muyemocionado de ir conmigo al principioporque le preocupaban las noticias quese habían difundido sobre la violencia.“No quiero que me coma un león”, medijo. Seguí insistiendo y molestándolo,traté de explicarle la situación de losleones. Ya había reclutado a dos primospara ir pero uno de ellos cambió deopinión, por lo que Aarón sintió que erasu obligación ir conmigo y ayudarme enel viaje. Mis padres oraron y,finalmente, nos dieron su bendición.Todavía se sentían preocupados peroconfiaban en que Dios nos cuidaría.

SERVICIO AL MUNDO

Cuando llegamos a Sudáfrica después deun largo viaje, nuestro anfitriónesperaba en el aeropuerto como noshabía dicho que lo haría. Por algunarazón yo había imaginado que JohnPingo era un hombre mucho mayor. Nocreía que tuviera la edad de mis padres,pero sí que anduviera en los treinta ytantos.

¡Tenía diecinueve años! Era sólo unaño más joven que yo entonces.

Cuando nos conocimos en elaeropuerto, pensé: Tal vez no fue tanbuena idea. Peor, por fortuna, Johndemostró ser un sujeto muy maduro y

capaz. Me abrió los ojos a una cantidadde pobreza y necesidad nunca antesvistas. Me dijo que cuando vio el videose había sentido inspirado por mi vida.Pero, más adelante, descubrí que suhistoria también era muy peculiar; sudedicación y fe me tomaron porsorpresa.

John nació en una granja ganadera enla República del Estado Libre Naranja,al sur de Sudáfrica. Cuando eraadolescente se juntó con gente que no lobenefició en lo absoluto, pero después,se convirtió en cristiano y ahora eradueño de una pequeña compañía detransporte. Se sentía muy agradecidoporque Dios le había ayudado aencaminar su vida y lo había bendecido.

John estaba tan decidido a que yodifundiera fe e inspiración en su país,que había vendido su propio auto con elobjetivo de reunir dinero para nuestragira en iglesias, escuelas, orfanatos yprisiones. También le pidió prestada auna tía una camioneta azul paratransportarme a los compromisos enCape Town, Pretoria, Johannesburgo ytodos los puntos intermedios.

La agenda era una locura, hubo díasen que sólo dormíamos cuatro o cincohoras, sin embargo, ese viaje me ayudóa conocer gente, lugares y situacionesque cambiaron mi vida para siempre.Me ayudó mucho para descubrir a quéme quería dedicar el resto de mi

existencia: compartir mi mensaje demotivación y fe por todo el mundo.

Por el hecho de nacer en Australia yvivir en California, Aarón y yo creíamoshaber vivido bastante, pero cuandorealizamos este viaje, nos sentíamoscomo niños perdidos en el bosque. Estacondición se hizo evidente a un nivelmucho más profundo cuando dejamos elaeropuerto y pasamos porJohannesburgo. En una intersección,Aarón miró por la ventana y vio unletrero que lo aterró: “Área de pedradasy despojamiento”.

Mi hermano miró al conductor y lepreguntó: “John, ¿qué significa lo quedice ese letrero?”

“Ah, quiere decir que en esta zona te

arrojan pedradas a las ventanas, sacantus cosas del auto—te despojan de ellas— y se van corriendo”, dijo John.

Cerramos las puertas con seguro ymiramos a nuestro alrededor. Notamosque mucha gente vivía en casas rodeadaspor altos muros de concreto con alambrede púas en la parte superior. Mucha dela gente que conocimos en los primerosdías nos habló de que la habían asaltadoo robado. A pesar de lo anterior,descubrimos que Sudáfrica no era máspeligrosa que muchas otras regiones endonde la pobreza y el crimen sonproblemas de importancia.

De hecho, Aarón y yo nosenamoramos de Sudáfrica y su gente, a

pesar de todos los problemas del país yde las circunstancias de la población,descubrimos que los sudafricanos songente maravillosa, llena de esperanza yalegría. Nunca habíamos contempladotales grados de pobreza y desesperaciónni habíamos experimentado tal alegría eimplacable fe.

Los orfanatos eran desgarradores einspiradores al mismo tiempo; visitamosun orfanato dedicado al rescate de niñosque habían sido dejados en botes debasura o bancas en parques. La mayoríade ellos estaban enfermos y sufrían demalnutrición; nos afectaron tanto que aldía siguiente volvimos con pizza,refresco, juguetes, balones de soccer yotros regalos sencillos. Los niños

estaban en éxtasis.También vimos niños que tenían

heridas abiertas debido a bacterias quese comen la piel, adultos muriendo desida y familias que todos los días teníanque buscar comida y agua limpia parabeber. Vivir esa situación tan de cerca,percibir el aroma de la enfermedad y lamuerte bailando sobre seres humanos enagonía, y saber que lo único que podíahacer era rezar para consolarlos, fue unaexperiencia que me abrió los ojos.Nunca había visto tanta pobreza ysufrimiento, era mucho peor quecualquier situación que yo hubieseenfrentado, me hizo sentir que, encomparación, toda mi vida la había

pasado muy consentido. Me abrumó elconflicto de sentimientos: la compasiónme hacía querer saltar y salvar a quienpudiera, y además, sentía enojo por laexistencia de tanto sufrimiento y laaparente inamovilidad de éste.

Nuestro padre nos había habladosobre su infancia en Serbia, con sólo untrozo de pan y un poco de agua y azúcarpara cenar. Su padre, mi abuelo, habíasido peluquero de oficio, habíatrabajado en una estética del gobiernopero lo corrieron cuando se negó aunirse al Partido Comunista. Para él eramuy difícil manejar su propia peluqueríaporque los comunistas lo presionabandemasiado. La familia se tuvo quemudar una o dos veces al año para que

mi abuelo, cuya religión le prohibía usararmas, pudiera evitar que lo reclutaranen el ejército. Cuando contrajotuberculosis y ya no pudo trabajar en suoficio, mi abuela tuvo que mantener asus seis hijos trabajando comocosturera.

Después de presenciar tan de cerca lapobreza y el hambre de Sudáfrica, lashistorias de mi padre sobre lasdificultades que había tenido queenfrentar su familia, cobraron un nuevosignificado. Yo ya había visto laangustia en los ojos de las madresmoribundas y escuchado a sus niñosaullar del dolor de tener el estómagovacío. Visitamos ciudades perdidas en

las que las familias vivían en diminutaschozas de lámina, no más grandes que uncuarto de servicio, calentándose conpapel periódico y sin agua. Tambiénhablé en una prisión en la que los presosllenaban la capilla y el patio de afuera.Nos enteramos de que muchos de losprisioneros todavía estaban en espera deser juzgados y que el único crimen quela mayoría había cometido era deberledinero a alguien que tenía el poder deenviarlos a la cárcel. Conocimos a unprisionero que había sido sentenciado adiez años de prisión porque debíadoscientos dólares. Ese día losprisioneros cantaron para nosotros y susvoces se elevaron sobre el desoladolugar con un gozo inigualable.

PARA HACER LA DIFERENCIA

Había llegado a Sudáfrica como unjoven lleno de sí mismo, seguro de quepodría hacer una diferencia en esa vastatierra. Pero en realidad fue Sudáfrica laque operó un cambio en mí.

Cuando des un paso hacia fuera de timismo y de tus preocupaciones y teenfoques en llegar a otros, sufrirás uncambio, te sentirás avasallado,inspirado. Sentirás, más que nada y quenunca, que te sobrecoge el sentimientode que eres parte de algo mucho más

grande que tú mismo. Y no sólo eso,también comprenderás que puedes haceruna contribución. Todo lo que hagaspara enriquecer la vida de otros haráque la tuya cobre más sentido.

Después de nuestros primeros días enSudáfrica, pude comprender por quéJohn Pingo estaba tan empeñado enayudarme a difundir el mensaje deesperanza y fe en su país. Él había vistomucho más de lo que yo. Comprendí queyo había vivido con demasiado egoísmoy ensimismamiento, aquel exigentemuchacho sin brazos ni piernas no podíaimaginar que alguien pudiera sufrir tantocomo él.

Después de ese viaje, jamás me hepodido volver a sentir igual al entrar en

un supermercado. La abundancia dealimentos que hay en la tienda de mivecindario sobrepasa la imaginación delos huérfanos y la gente que llegué aconocer en las ciudades perdidas deSudáfrica. Hasta la fecha, cada vez queme siento demasiado consentido enalguna oficina con aire acondicionado ocuando alguien me ofrece una bebidafresca, reflexiono sobre aquel viaje.Comodidades tan simples son una rarezaabsoluta en esa parte del mundo.

Mi hermano Aarón se desempeñaahora como maestro de matemáticas yciencias en una preparatoria enAustralia. Él todavía sigue hablandosobre la forma en que el viaje a

Sudáfrica nos hizo reflexionar más sobrenuestra realidad. Nos sentimosacongojados al vivir algunassituaciones, pero también nossorprendieron muchas otras. Aarón y yoestábamos de acuerdo en que ése habíasido el mejor viaje de nuestras vidas.Ambos regresamos a casapreguntándonos: ¿Qué podemos hacerpara que otros dejen de sufrir?, ¿cuáles la mejor forma de contribuir?,¿cómo podría seguir viviendo comoantes, después de haber conocido agente que sufre tanto?

Pero no es necesario que viajes tanlejos para encontrar a alguien quenecesita ayuda; de hecho, nuestro viaje aSudáfrica logró que hiciéramos

conciencia de la gente necesitada quevive en nuestra comunidad y nuestropaís. Es muy fácil encontrar lugares alos que puedes donar tu tiempo, talentoso dinero: iglesias locales, asilos, laCruz Roja, el Ejército de Salvación,refugios para indigentes, bancos dealimentos y cocinas en donde se sirvenalimentos para gente pobre. A dondequiera que vayas puedes lograr haceruna diferencia, no importa si ayudas condinero, tiempo, recursos o con tu red deamigos y colaboradores.

Aquel primer viaje a Sudáfrica logróque me emocionara tanto por iniciar mimisión, que doné una buena cantidad demis ahorros: veinte mil dólares.

Mientras estuvimos ahí logramos reunirotros veinte mil ¡y también los donamos!Pasamos días enteros comprandoregalos para los huérfanos,alimentándolos y abasteciéndolos delibros, cobijas y camas. Les dimostelevisiones y reproductores de DVD alos huérfanos, a través de donacionesque hicimos a media docena deorganizaciones de caridad.

Veinte mil dólares menos en micuenta es una cantidad bastanteconsiderable, pero, cuando pienso eneso, quisiera tener más para dar. Habertenido un impacto en las vidas de tansólo algunas personas me otorgó unsentido de plenitud que nunca había

experimentado. Mamá tampoco estabamuy feliz cuando volví de Sudáfrica conmi cuenta de ahorros “vacía”, pero pudocomprender que mi vida se habíaenriquecido en mayor medida.

MILAGROS EN PROCESO

Una de las escenas más crudas einolvidables de nuestro viaje aSudáfrica surgió cuando hablé en unaiglesia. Cientos de personas que seencontraban enfermas, discapacitadas ymoribundas, se habían formado en buscade un milagro que los consolara. Por logeneral siempre hago algunas bromas

sobre mi carencia de miembros pararelajar al público, pero en aquellaiglesia ¡nadie se rió! No buscabanhumor, querían sanar, buscabanmilagros.

Llegaron cada noche a la iglesia concollarines, muletas y sillas de ruedasesperando ser sanados. Dos personasque tenían sida llegaron sobre uncolchón arrastrado por otros, algunaspersonas habían tenido que caminardurante cuatro o cinco horas para llegarahí. La parte trasera de la iglesia estaballena de muletas y sillas de ruedas que,según me dijeron, habían sido dejadasahí por personas que habían logradosanar. Mi hermano y yo hablamos con un

hombre que tenía la pierna y el pieinflamados hasta casi el doble de sutamaño normal, estaba en agonía perohabía caminado hasta la iglesia paraobtener alivio.

Todo mundo desea tener el poder decurar a quienes sufren, yo mismo le hepedido a Dios que me conceda elmilagro de tener brazos y piernas, perono lo ha hecho. Tampoco hubo milagrospara la gente que llegó a aquella iglesiaen Sudáfrica. Eso no significa que losmilagros no ocurran, mi vida muy biense podría calificar como uno, dado quehe podido alcanzar a públicos muydiversos y transmitirles palabras de fe einspiración. El hecho de que estecristiano australiano de origen serbio

que no tiene miembros haya recibidoinvitaciones de líderes gubernamentalesde Costa Rica, Colombia, Egipto yChina no es un milagro menor. Tambiénme he reunido con el papa Shenouda IIIde la Iglesia Cópta y con el gran imánSheik Mohammed Sayed Tantawi, sinmencionar a los líderes de la Iglesia delos Santos del Último Día. Mi vida es untestimonio de que ¡los únicos límites queexisten son los que nosotros mismos nosimponemos!

Vivir sin límites significa saber quesiempre tendrás algo para dar, algo quepueda aligerar la carga de otros. Inclusolos pequeños actos de gentileza y unoscuantos dólares pueden tener una

transcendencia importante. Después deaquel terrible terremoto de 2010 enHaití, la Cruz Roja de Estados Unidosinstaló un programa para que la gentepudiera donar de inmediato. Era unsistema en el que se podían donar diezdólares con un mensaje de texto al90999 que dijera “HAITÍ”.

Está bien, diez dólares no parece sermucho dinero y enviar un mensaje detexto no conlleva un gran esfuerzo. Eraun acto de caridad pequeño, pero, si túfuiste uno de los que participó, hicisteuna gran diferencia. La última vez querevisé los datos de la Cruz Roja, más detres millones de personas habían hechodonaciones de diez dólares a través de

sus celulares. La Cruz Roja habíarecibido ¡más de treinta y dos millonesde dólares para financiar sus esfuerzospara ayudar a la gente de Haití!

HAZ LO QUE AMAS ENBENEFICIO DE OTROS

Actualmente, mi organización sin finesde lucro, Life Without Limbs, apoya amás de diez caridades distintas,incluyendo a la Fundación de la IglesiaApostólica Cristiana, la cual envíamisioneros a todo el mundo, opera enorfanatos e iglesias, y en el DesafíoAdolescente de Bombay, sobre el que

escribí previamente en este libro.También nos hemos asociado con Joniand Friends para regalar sillas de ruedasrestauradas a gente que las necesita.

Tú puedes escoger eso que más tegusta hacer y hacerlo por el beneficio deotros. ¿Juegas tenis?, ¿andas enbicicleta?, ¿te encanta bailar? Conviertetu actividad favorita en un acto defilantropía: un torneo de tenis parabeneficiar al YMCA local, un paseo enbicicleta para el Club de Chicos yChicas, o un maratón de baile parareunir ropa para niños necesitados.

A Hilary Lister le encanta navegar enbarco. A los treinta y siete años decidióque trataría de navegar alrededor de

toda la isla de Gran Bretaña. Planeó queel viaje de cuarenta días se convirtieraen un beneficio para su organización decaridad, Hilary’s Dream Trust. Estaorganización les ayuda a adultosdiscapacitados a aprender a navegar.Hilary piensa que navegar puede animarel espíritu y la confianza de la gente quetiene discapacidades. Esta creencia deHilary sobre el poder curativo de lanavegación surgió de su experienciapersonal. Ella perdió la movilidad desus brazos y piernas cuando tenía quinceaños debido a un desorden neurológicoprogresivo. Ahora es una cuadripléjicagraduada en Oxford que navega en unbote diseñado especialmente para susnecesidades. En él utiliza un sistema de

popotes con los que opera los controlesa través de “sorbeteos y soplidos”. Unpopote controla el timón y los otros dosle ayudan a conducir. Es la primeramarinera cuadripléjica que cruzó sola elCanal de la Mancha y que ha navegadoalrededor de Gran Bretaña.

PERSONA POR PERSONA

Dos años después de nuestra prodigiosaexperiencia en Sudáfrica, recibí unainvitación para ir a hablar a Indonesia.La invitación llegó por correoelectrónico y provenía de un caballero

en Perth, cuyo apodo era Han-Han. Erade origen chino y se desempeñaba comopastor de un grupo de iglesiasindonesias en Australia.

Cuando recibí su correo electrónico,llamé a Han-Han; pasamos horas en elteléfono discutiendo su propuesta. Medijo que en Indonesia conocían bien miministerio gracias a los DVD y losvideos en Internet. Me ofreció organizaruna gira que incluiría apariciones antedecenas de miles de personas en cadafin de semana. Mis padres y yo oramossobre esta propuesta; ellos estuvieron deacuerdo en que yo debía ir y me dieronsu bendición. Yo nunca me canso de vernuevos lugares del mundo y de conocer

a gente tan diversa, de experimentar sucultura y su comida. Han-Han organizóun calendario de presentaciones muydemandante, y comencé a preocuparmepor eso, en particular cuando descubríque el cuidador que me habían asignadono hablaba inglés. La barrera dellenguaje se convirtió en un problemagrande cuando me enfermé por un virusdigestivo. Como mi cuidador no podíaentenderme y yo no podía señalar lo quenecesitaba, llegamos a situaciones muyfrustrantes.

Los anfitriones también organizaronuna fiesta para celebrar mi cumpleañosnúmero veinte, pero mi estómago y yono estábamos exactamente preparadospara celebrar. Llegué a tener tanto dolor

que tuve que orar para pedir la ayuda deDios. Mientras lo hacía pude ver a Jesúsen la cruz: mi dolor disminuyó. Leagradecí a Dios y disfruté el resto de lafiesta. Al siguiente día me proveyeroncon atención médica y mejorémuchísimo antes de regresar a Australia.

Algunos años después Han-Han mevolvió a invitar a hacer otra gira enIndonesia. En esa ocasión yo llevé a mipropio cuidador y me limité a beberagua embotellada sin hielo. Un hombrede negocios de Indonesia conocidocomo Pa Chokro hizo arreglos para quehablara ante cuarenta mil personas enpresentaciones en estadios de cincociudades. Esas presentaciones también

se transmitieron por televisión.Un domingo por la mañana, tras haber

realizado tres presentaciones en unaiglesia, nos tomamos un descansoporque tendríamos tres presentacionesmás por la noche. Estaba hambriento ycansado pero decidí solucionar elproblema del hambre primero.Encontramos un restaurante chino cercadel sitio donde había sido la últimapresentación. Nos acompañó un grupode líderes locales y patrocinadores de lagira. Entramos al restaurante; Vaughn,mi cuidador, me llevaba cargando.

El restaurante no era muy elegante,tenía piso de concreto y mesas y sillasde madera. En cuanto nos sentamos, unajoven se acercó a la puerta y se recargó

contra el marco, estaba llorando y sedirigió directamente a mí en indonesio.Sentí una ola de compasión por ella apesar de que no sabía lo que decía. Lajoven hacía señas y me hizo comprenderque necesitaba un abrazo.

Los empresarios y líderescomunitarios que estaban conmigoparecían estar conmovidos por lo quedecía la mujer. Me explicaron que ella,Esther, había crecido en una casita decartón con techo de lámina. Vivía con sumadre y dos hermanos a las orillas de unbasurero en donde buscaban comidatodos los días y reunían trozos deplástico que vendían a fábricas dereciclaje. Esther tenía fe en Dios, pero

cuando su padre abandonó a la familia,perdió la esperanza y pensó ensuicidarse, creía que no valía la penavivir la vida. Rezó y le dijo a Dios queya no seguiría yendo a la iglesia. Esemismo día, el pastor le mostró a lacongregación uno de mis DVD. Era unacopia que se vendía en el mercadonegro, uno de los ciento cincuenta milDVD producidos y vendidos ilegalmenteen Indonesia.

Cuando Han-Han me contó que habíatantas copias pirata de mi DVD, le dije“No te preocupes, alabado sea Dios”.Me interesaba más que mi mensajellegara a mucha gente que obtenerbeneficios económicos de eso. Esther

me había confirmado que Dios estabatrabajando incluso a través del mercadonegro.

Con la ayuda de un intérprete, Estherme comentó que mi DVD la habíainspirado a rechazar la desesperación.Logró encontrar un propósito y teneresperanza. Sintió que “si Nick podíaconfiar en Dios, entonces yo tambiénpuedo”. Oró para obtener un trabajo ehizo ayuno durante seis meses. ¡Estherencontró un empleo precisamente en elmismo restaurante chino en que nosconocimos!

Tras escuchar su historia, me abrazóEsther y le pregunté cuáles eran susplanes. Había decidido que, aunque

tenía poco dinero y trabajaba catorcehoras al día, se iba a preparar paraconvertirse en una ministro para niños.Esperaba poder asistir a la escuela deenseñanza bíblica pero no estaba muysegura de cómo hacerlo. Esther vivía enel restaurante y dormía en el sueloporque no podía pagar un lugar paravivir.

Casi me caí de la silla tras larevelación: yo no me había sentido muycómodo de comer en ese restaurante yella dormía ahí en el suelo. La animépara que buscara otro sitio para vivir ypara que no abandonara su sueño deconvertirse en una ministro para niños.

Había un pastor entre los miembrosde grupo y, cuando Esther volvió a su

trabajo, él me dijo que la escuela localde enseñanza bíblica era muy costosa yque había una lista de espera de docemeses tan sólo para hacer el examen deadmisión que muy pocos estudiantesaprobaban.

Frente a mí colocaron un plato llenode comida humeante, pero yo ya habíaperdido el apetito. No podía dejar depensar en esta mujer que dormía en elsuelo. Mientras el resto de misacompañantes agradecía los alimentos,yo recé por Esther. Mis oracionesrecibieron respuesta casi de inmediato.El pastor que se sentó junto a mí me dijoque su iglesia le podía proveer un lugara Esther para vivir si yo contribuía con

el depósito. Luego pregunté si Estherpodría pagar la renta y el pastor measeguró que sí. Estuve de acuerdo enhacerlo y me sentí muy emocionado depoder decirle a ella. Pero, antes de queella volviera a la mesa, uno de losempresarios dijo que él mismo podríapagar el depósito. Le dije que apreciabasu oferta pero que yo también deseabaparticipar y, en ese momento, habló otrapersona del grupo: “Soy el presidente dela escuela de enseñanza bíblica”, dijo.“Le voy a permitir a Esther hacer elexamen esta semana y, si lo aprueba, meencargaré de que le sea otorgada unabeca”.

El plan de Dios se habíamaterializado ante mis ojos. Esther

obtuvo un 100 en el examen y se graduóde la escuela en noviembre de 2008.Ahora es la directora juvenil de unministerio infantil en una de las iglesiasmás grandes de Indonesia y tiene planespara fundar un orfanato en sucomunidad.

A lo largo de este libro te he habladomucho sobre el poder del propósito. Lahistoria de Esther es un testimonio deese poder, era una mujer que sólocontaba con un propósito y su fe enDios. Con eso pudo crear un poderosocampo magnético que me atrajo a mí y atodo un grupo de gente que estabadispuesta a ayudarle a cumplir su sueño.

EL PODER DEL PROPÓSITO Y LAFE

Recibí de Esther una lección dehumildad gracias a su poderoso sentidodel propósito, a su imperecederaesperanza de tener una mejor vida, sutemeridad y su resistencia, su fe en Dios,su amor por sí misma, su actitudpositiva, su disposición a correr riesgosy su habilidad para acercarse a otros.

La historia de Esther me asombra einspira. Espero que tú también sientas lomismo porque mi propósito al escribireste libro ha sido encender las flamas dela fe y la esperanza que se encuentrandentro de ti para que, de esa forma,

también tú puedas vivir una vida sinlímites. Tal vez tus circunstancias sonmuy difíciles, tal vez tienes problemasde salud, económicos o interpersonales,pero si tienes un sentido del propósito,fe en el futuro y la determinación parano rendirte jamás, puedes vencercualquier obstáculo.

Esther lo hizo. Tú también puedeshacerlo. Cuando era chico, a veces meparecía que mi falta de miembros erauna dificultad infranqueable, pero mi“incapacidad” resultó ser una bendiciónde muchas, muchas maneras, enespecial, porque gracias a ella aprendí aseguir el sendero de Dios.

Tal vez enfrentes muchastribulaciones, pero debes saber que, sin

importar cuán débil te sientas, Dios esfuerte. Él me transformó de undiscapacitado en un hombre capaz einculcó en mí la pasión de compartir mishistorias y mi fe para ayudarles a otros alidiar con sus propias dificultades.

Comprendí que mi propósito eratransformar mi lucha en lecciones queglorificaran a Dios e inspiraran a otros.Él me bendijo y me tornó en unabendición para otras personas.Distribuye con entusiasmo tus propiasbendiciones y entiende que cualquiercosa que hagas se multiplicaráexponencialmente. Dios trabaja en todoslos sentidos para mejorar la vida dequienes lo aman. Él te ama y yo te amo

también.Con frecuencia, a los cristianos se nos

dice que “somos las manos y los pies deCristo” en la Tierra. Si yo tomara esafrase de manera literal, podría sentirmeun poquito marginado, por eso, prefierotomarla espiritualmente. Mi serviciopara Dios consiste en tocar todas lasvidas que me sea posible a través de mitestimonio y ejemplo. Mi objetivo esreflejar el amor que Cristo tiene portodos nosotros. Él nos ha dado la vidapara que nosotros podamos compartirnuestros dones con otros. Esto me llenade gozo y tú debes sentir lo mismo.Espero que las historias y mensajes deeste libro te hayan ayudado e inspirado aencontrar un propósito, a tener

esperanza y fe, a amarte a ti mismo, atener una actitud positiva, a sertemerario, indomable, a aceptar elcambio, a ser confiable, a estar abierto alas oportunidades, dispuesto a correr losriesgos y a mostrar caridad para otros.

Te pido que te mantengas en contactoconmigo y que compartas tus historias ytus opiniones sobre el libro. Puedesvisitarme por Internet enwww.nickvujicic.com, tambiénconocida como LifeWithoutLimbs.org yAttitudeIsAltitude.com.

Recuerda esto: ¡Dios en verdad tieneun gran propósito para tu vida! ¡Vívelosin límites!

Con amor y fe,

Nick

AGRADECIMIENTOS

A Dios: el Padre, el Hijo y el EspírituSanto.

A la gente, por la que me esfuerzo enhacerla sentir orgullosa de sí misma y demí. A mis pilares de fortaleza, papá ymamá. ¡Los amo muchísimo! ¡Graciaspor todo! A mi hermano, mi verdadero yprimer mejor amigo y roca, Aarón, y a

mi cuñada, Michelle.A mi inspiración para nunca

comprometer mi integridad y ser lomejor que puedo ser, mi queridahermana, Michelle.

A mis abuelos Vujicic, Vladimir yNada, que ahora descansan en la pazeterna y que me motivaron a creer ytener disciplina. A mi abuela, a quienconoceré mejor en el cielo, AnicaRadojevic. A mi abuelo de noventa ytres años, Dragoljub Radojevic y suesposa, Ana. Ustedes me enseñaron a noagregar ni quitar nada a los Evangelios.

Mi amor y agradecimiento a todos mistíos y tías, primos primeros, segundos yterceros, y a los demás miembros de lafamilia. En memoria de Bosko Zunic,

Roy Zunic, Martin Poljak, JoshuaVujicic, Steve Nenadov y BarneyNenadov.

A la junta directiva de Life WithoutLimbs (Estados Unidos): Batta Vujicic,David Price, Dan’l Markham, DonMcMaster y sus esposas y familias. A lajunta directiva de Life Without Limbs(capítulo de Hong Kong): Ignatius Ho yGeorge Miksa, y sus familias. A loscoordinadores voluntarios deoperaciones internacionales de LifeWithout Limbs. A la iglesia ApostólicaCristiana del Nazareno y muyparticularmente al ministerio de Joni andFriends, que siempre han estado ahí paranuestro ministerio y para mí en lo

personal. Al equipo de Attitude isAltitude (Actitud es Altitud) y a mismentores y entrenadores quienessiempre creyeron en mí.

Muchas gracias a mis agentesliterarios que tuvieron paciencia y fe enmí: Jan Miller y Nena Madonia, deDupree Miller & Associates y a suequipo. También a mi escritor, WesSmith, quien realizó un esfuerzoverdaderamente asombroso al ayudarmea realizar esta labor y a trabajar ennuestras caóticas giras. A CrownPublishing Group y a todo el equipo,gracias. En particular, a Michael Palgon,Trace Murphy y Karin Schulze.

Por último, gracias infinitas a todoslos amigos que me han amado, apoyado

y que han orado conmigo a lo largo delcamino. A todos ustedes que estánleyendo, también quiero agradecerles suapoyo para ayudar a que este mensaje deesperanza se difunda entre sus familiaresy amigos. ¡Muchísimas gracias!

Fuentes

CONÉCTATE A LAFILANTROPÍA

Ahora te invito a que aproveches tucreatividad como Hilary Lister y

encuentres maneras de ofrecer apoyo aotras personas. Las tendencias másactuales de la filantropía promueven laayuda microvoluntaria y la microacción.Ambas son variaciones de losprogramas de micropréstamos con losque se han logrado repartir millones ymillones de dólares en préstamos depequeñas cantidades. Si cuentas con uncelular y algo de tiempo libre, puedesparticipar como microvoluntario,realizar microacciones y colaborar conuna causa noble o una personanecesitada.

La empresa Extraordinaries tiene unenfoque social y, por una tarifa definida,ofrece servicio a aquellas personas queestán dispuestas a darle un buen uso a

sus smartphones o buscadores Web. Laidea es brindarle a las personas que nopueden invertir todo su tiempo enrealizar buenas acciones la posibilidadde contribuir un poquito cuando van enel metro o el autobús, mientras esperanen una fila o a la hora de su descanso enla oficina. El sitio Web deExtraordinaries www.beextra.org y laaplicación para smartphone tienen elobjetivo de atraer a la gente einvolucrarla en trabajo voluntario que sepuede llevar a cabo en ratitos.

Tal como se explica en el sitio Web,Extraordinaries te puede ayudar a grabar(en varias entregas breves) la lectura dealgún libro que se distribuirá como un

audio libro para gente discapacitada, atraducir a otro idioma la página deInternet de alguna organización sin finesde lucro, a trazar una guía con losbaches en las calles de tu ciudad,identificar aves para el Laboratorio deornitología de la Universidad Cornell,organizar imágenes para el museoSmithsoniano, identificar lugaresadecuados para que los niños jueguen eincluirlos en un mapa, o a revisarproyectos de ley del congreso sobrecerdo escondido en alimentos. Lacompañía planea obtener sus gananciascon el cargo que le cobrarán a lasorganizaciones por cada tarea querealicen los microvoluntarios. Es unsistema que aprovecha la tecnología y

los recursos en masa para lograrpequeños objetivos que, al sumarse,tienen resultados de importancia. Setrata de filantropía que utiliza internet ylas redes sociales para hacer un mundomejor. A continuación te presento tansólo algunos sitios Web con los que tepuedes conectar a la “Red de lacontribución” desde tu laptop osmartphone.

www.causecast.com

Ryan Scott, un empresariomultimillonario de la tecnología, fundóCausecast para ayudar a lasorganizaciones de caridad y sin fines delucro a reducir sus costos de transacción

inherentes a las donaciones. Dichoscostos reducen la capacidad de lasorganizaciones para realizar su labor.Causecast logra esta tarea utilizandoinnovadores métodos como brindarayuda a los donadores para que puedanrealizar las contribuciones a través desus teléfonos celulares. Es un sistemacon el que se pueden hacer pagos conmensajes de texto. Causecast se haexpandido y ahora también funcionacomo un vínculo entre valiosasorganizaciones sin fines de lucro ycompañías interesadas en desarrollarcampañas de publicidad para apoyarcausas nobles. Ésta es una industria de1.5 mil millones de dólares y en ellaestán involucradas grandes

corporaciones que desean relacionar susmarcas con buenas causas y brindarlesapoyo a través de donaciones oganancias compartidas.

www.donorschoose.org.com

Este sitio promueve la educación y la“filantropía ciudadana”. Su forma deoperar se basa en la recepción desolicitudes de ayuda enviadas pormaestros de escuelas públicas deEstados Unidos que desean obtener todotipo de contribuciones: desde lápicespara estudiantes con problemaseconómicos, equipo para laboratoriosde química, hasta instrumentosmusicales y libros. Puedes visitar su

sitio de internet, escoger algunasolicitud con la que quieras ayudar ydonar la cantidad de material quedesees. Después, DonorsChoose.orgentrega los materiales a la escuela. Losmanejadores del sitio presentanfotografías del material siendo utilizadoen las escuelas, una carta deagradecimiento del profesor y un reportede gastos que explica cómo se empleó tudinero. Los donadores que contribuyencon montos de mayor importanciatambién reciben cartas deagradecimiento de los estudiantes.

www.amazee.com

Este sitio es una red social que

promueve la realización de proyectos.Es una suerte de Facebook parafilántropos en acción. Motiva a la genteque desea realizar obras de caridad apromover sus ideas, reclutar a gente conideas similares y recaudar dinero através de la red de acción global. Entrelos proyectos de los miembros se puedeencontrar la construcción de un centrode aprendizaje de tecnología de lainformación para gente de escasosrecursos en Sri Lanka, y recaudación decontribuciones para suministrar aguacorriente a un pueblo en Sudáfrica.

www.globalgiving.com

El objetivo de GlobalGiving es ayudar a

los donadores a convertirse en actores.Según el sitio de Internet deGlobalGiving, la organización pone alos donadores en contacto con más desetecientos proyectos de gruposcomunitarios que han sido analizadospreviamente. “Los donadores son genteque realiza buenas acciones: desdeadministrar orfanatos y escuelas hastabrindar ayuda a los sobrevivientes dedesastres naturales. Nosotros ponemos ala «gente con buenas ideas» en contactocon «generosos donadores» y ayudamosa que proyectos de distintas dimensionesreciban donaciones de todos losmontos”, se explica en el sitio.

La gente que tiene proyectos postulasu causa y sus listas de deseos en este

sitio. Quienes desean realizarcontribuciones o involucrarse en losproyectos sólo tienen que seleccionar ala gente a la que quieren ayudar.GlobalGiving también garantiza que elochenta y cinco por ciento de cadadonación se hace “disponible en lossiguientes sesenta días y que el resultadoes inmediato”.

www.kiva.com

Este sitio Web conecta a las personasnecesitadas y trabajadores con recursoslimitados, con gente que está dispuesta arealizar préstamos o donarles unacantidad modesta. A Kiva.org se le hadefinido como “el primer sitio del

mundo para la realización demicropréstamos entre individuos”. Elsitio le permite a los visitantes revisarlos perfiles de los empresarios conpocos recursos y hacer un préstamo deseis a doce meses, al empresarioelegido. A los donadores se lesmantiene informados del progreso de losempresarios a través de correoselectrónicos, actualizaciones diarias yseguimiento de los pagos de devolucióndel préstamo.

Cuando mucha gente está dispuesta acontribuir, incluso algunos cuantosdólares pueden convertirse en millones.Kiva.org reporta que, hasta la fecha, másde medio millón de microprestamistashan distribuido unos ochenta millones de

dólares entre personas en ciento ochentay cuatro países. El sitio Web utiliza elsistema PayPal o tarjetas de crédito paradistribuir pequeños préstamos deveinticinco dólares o más.

www.kinded.com

Creativos filántropos aprovechan cadavez mejor el poder de Internet. DanielLubetsky es un empresario social yfundador de Peace/Works, una compañíade alimentos y condimentos “conobjetivos más allá de las ganancias”.Esta compañía está establecida enAustralia y produce barras “amables” defruta y nueces.

Según se explica en el sitio

Kinded.com, Lubetsky creó elmovimiento de “amabilidad” paramotivar a la gente a sorprender a otroscon inesperados actos de amabilidad.Tú puedes visitar el sitio, producir tupropia tarjeta Kinded para imprimirse yluego, cuando haces algo amable poralguien, le pasas tu tarjeta a esa personapara iniciar una cadena. Las tarjetastienen un código para rastrearse enlínea, de esa forma, todas las personasinvolucradas pueden revisar el efectomultiplicador de cada buena acción.

www.ifwerantheworld.com

Existen muchas maneras creativas deayudar. El novedoso proyecto en línea,

IfWeRanTheWorld.com (Si nosotrosdirigiéramos el mundo) motiva aindividuos, organizaciones ycorporaciones a emprender proyectosbenéficos en pasos pequeños y fácilesde realizar. Puedes visitar el sitio,ingresar tu sugerencia con la frase: If Iran the world I would… (Si yo dirigierael mundo, haría…) y luego, losoperadores del sitio te conectan conotras personas que también estándispuestas a encontrar maneras paradarle seguimiento a tu idea einvolucrarse.

NEVER CHAINED

(ENCADENADA JAMÁS)

Uno de los proyectos filantrópicos deLife Without Limbs que se encuentra enoperación actualmente, tiene un enfoquesimilar a los que se describieron conanterioridad. Estamos creando elequivalente a un refugio o centro deasesoría juvenil en línea: es un sitio deinternet en donde las personas puedencompartir las historias sobre su dolor yla forma en que sanaron, y luegoayudarse entre ellas a encontrar lamanera de superar la experiencia ycolocarse en una mejor posición en losaspectos emocional y espiritual.

Hace algún tiempo, cuando conocí a

una joven de diecisiete años que habíasido violada tres años antes, recibí lainspiración para realizar este proyecto.Ella me comentó que no había tenido anadie con quien hablar sobre su terribleexperiencia pero que por medio de laoración, Dios la había ayudado a sanar.Con el objetivo de ayudar a otros, lajoven también escribió una canciónsobre el proceso de sanar. “Lo hiceporque tal vez con mi experiencia puedoayudar a alguien que está pensando enrendirse, tal vez puedo salvar un alma”,me dijo.

Su historia me inspiró a crear estesitio de Internet en donde gente quebusca ayuda puede escuchar la historia yla canción. Yo no me puedo ni imaginar

el dolor físico y emocional que ellasintió, pero sí puedo ayudarla a ella y aotras personas a compartir sus historiasy recibir consuelo. El sitio se llamaNeverChained por aquella frase de laBiblia que dice “La palabra de Dios noestá encadenada jamás ”.

Mi plan consiste en ofrecer unaexperiencia en dos etapas. En la primerasección los visitantes podrán compartirsus historias y, en la segunda, losponemos en contacto con gente que estádispuesta a marcar la diferencia.Nuestro objetivo es modesto: cambiar elmundo persona por persona. Todavíaestamos desarrollando el sitio.Deseamos inspirar a los adolescentes a

involucrarse en la filantropía. Puedesrevisar el sitio LifeWithoutLimbs.orgpara estar al pendiente de cualquieractualización, no sólo de este proyecto,sino también de nuestros viajes ehistorias sobre la forma en que se estátransformando la vida de mucha gente.

Aquí están las direcciones paracontactar a otras de las personas queconociste a través de este libro:

Doctor Stuart Brown:www.nifplay.orgReggie Dabbs:www.regiedabbsonline.comBethany Hamilton:www.bethanyhamilton.comGabe Murfitt: www.gabeshope.org

Vic y Elsie SchlatterFundación de la Iglesia ApostólicaCristiana: www.accm.orgGlennis Siverson:www.glennisphotos.comJoni Eareckson Tada:www.joniandfriends.orgPhil Toth: www.philtoth.com

[1] Never-Never: extensa zona semiárida ydespoblada en el interior de Australia. N. de laT.

Título original: Life Without LimitsD. R. © Nick Vujicic, 2011

De esta edición:D. R. © Santillana Ediciones Generales,S.A. de C.V.Av. Río Mixcoac 274, Col. AcaciasMéxico, 03240, D.F. Teléfono (55 52)54 20 75 30www.editorialaguilar.com/mx

ISBN: 978-607-11-1407-5Conversión ebook: Kiwitech

Todos los derechos reservados. Estapublicación no puede ser reproducida,ni en todo ni en parte, ni registrada en otransmitida por un sistema derecuperación de información, en ningunaforma ni por ningún medio, seamecánico, fotoquímico, electrónico,magnético, electroóptico, por fotocopiao cualquier otro, sin el permiso previo,por escrito, de la editorial.

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