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Univ. Psychol. Bogotá (Colombia), 5 (2): 305-325, mayo-agosto de 2006 ISSN 1657-9267 REDES ATENCIONALES Y SISTEMA VISUAL SELECTIVO ALEJANDRO CASTILLO MORENO* Y ANGÉLICA PATERNINA MARÍN UNIVERSIDAD DEL NORTE, BARRANQUILLA Recibido: noviembre 18 de 2005 Revisado: febrero 17 de 2006 Aceptado: abril 18 de 2006 ABSTRACT In this paper we checked the principal researches and theories to explain the attention system functioning. We are going to start reviewing along time about the concept of attention, from filter theories and resources distributor theories, to the current theories in which attention is conceived as a control system. From this last point of view, we will emphasize on the attentional networks theory of Posner, that proposes different systems to explain diverse aspects of attention, but they are related to each other. At last in this paper, we will mention experimental results that have been important to characterize the selective attentional mechanisms of the human visual system, using the attentional spotlight model for this aim. Keywords: Attention, attentional system, attentional networks, attentional spotlight, psychopedagogy. RESUMEN En este artículo revisamos las investigaciones y teorías que más han contribuido en la explicación del funcionamiento del sistema atencional. Comenzaremos haciendo un repaso histórico del concepto de atención, desde las ideas de filtro y de distribuidor de recursos, hasta las más actuales que la conciben como un mecanismo de control. Desde esta última perspectiva destacaremos la teoría de las redes atencionales de Posner, en la que se proponen sistemas diferentes que explican distintos aspectos de la atención, pero que están íntimamente relacionados. En la última parte del artículo presentaremos aquellos resultados experimentales que han permitido caracterizar al mecanismo atencional selectivo del sistema visual, utilizando para ello la metáfora del foco atencional. Palabras clave: Atención, sistema atencional, redes atencionales, foco atencional, psicopedagogía. * Alejandro Castillo Moreno. Programa de Psicología, Universidad del Norte. Km 5 Antigua Vía a Puerto, Barranquilla, Colombia. Teléfonos: (57-5) 3509291 – (57-5) 3509332. Correo electrónico: [email protected].

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REDES ATENCIONALES

Y SISTEMA VISUAL SELECTIVO

ALEJANDRO CASTILLO MORENO* Y ANGÉLICA PATERNINA MARÍN

UNIVERSIDAD DEL NORTE, BARRANQUILLA

Recibido: noviembre 18 de 2005 Revisado: febrero 17 de 2006 Aceptado: abril 18 de 2006

ABSTRACT

In this paper we checked the principal researches and theories to explain the attention system functioning.We are going to start reviewing along time about the concept of attention, from filter theories andresources distributor theories, to the current theories in which attention is conceived as a control system.From this last point of view, we will emphasize on the attentional networks theory of Posner, thatproposes different systems to explain diverse aspects of attention, but they are related to each other. Atlast in this paper, we will mention experimental results that have been important to characterize theselective attentional mechanisms of the human visual system, using the attentional spotlight model forthis aim.

Keywords: Attention, attentional system, attentional networks, attentional spotlight, psychopedagogy.

RESUMEN

En este artículo revisamos las investigaciones y teorías que más han contribuido en la explicación delfuncionamiento del sistema atencional. Comenzaremos haciendo un repaso histórico del concepto deatención, desde las ideas de filtro y de distribuidor de recursos, hasta las más actuales que la concibencomo un mecanismo de control. Desde esta última perspectiva destacaremos la teoría de las redesatencionales de Posner, en la que se proponen sistemas diferentes que explican distintos aspectos de laatención, pero que están íntimamente relacionados. En la última parte del artículo presentaremos aquellosresultados experimentales que han permitido caracterizar al mecanismo atencional selectivo del sistemavisual, utilizando para ello la metáfora del foco atencional.

Palabras clave: Atención, sistema atencional, redes atencionales, foco atencional, psicopedagogía.

* Alejandro Castillo Moreno. Programa de Psicología, Universidad del Norte. Km 5 Antigua Vía a Puerto, Barranquilla, Colombia.Teléfonos: (57-5) 3509291 – (57-5) 3509332. Correo electrónico: [email protected].

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En la vida cotidiana los humanos recibimos estí-mulos procedentes de un gran número de obje-tos y eventos, presentados todos ellos de formasimultánea. Sin embargo, sólo una pequeña parteson relevantes para nosotros. Debemos atenderúnicamente a aquellos que utilizaremos para al-canzar nuestros objetivos o metas, e ignorar losque pueden ser causa de distracción o interferen-cia. Los estímulos a los que atendemos los llama-mos objetivos y a los ignorados distractores. Laatención selectiva es el proceso mediante el cualrealizamos esta diferenciación.

Las referencias a procesos atencionales se re-montan a la antigüedad (véase Tudela, 1992), perosu estudio sistemático no se produce hasta finalesdel siglo XIX, cuando W. James (1890) define laatención y establece una taxonomía. Es bien co-nocido que James enfatiza la función selectiva dela atención (“Es la toma de posesión por parte dela mente, de uno entre los muchos simultánea-mente posibles objetos o series de pensamien-tos.”), aunque también la vincula con la conscienciay los objetivos del individuo. No es de extrañar,por tanto, que el aspecto selectivo de la atenciónsea una de sus características más estudiadas en lapsicología moderna.

En los años 50 y 60 la atención era normalmen-te conceptualizada como un proceso facilitatorio.Algún mecanismo cerebral seleccionaba los estímu-

los que debían ser atendidos y la atención facilitabade alguna manera el procesamiento posterior detal información. Estas ideas llevaron a plantear teo-rías basadas en canales de capacidad limitada(Broadbent, 1958; Deutsch & Deutsch, 1963;Treisman, 1964), donde la información pasaba através de una serie de etapas que solo podían pro-cesar un número limitado de objeto estimulares.Este “cuello de botella” era un filtro donde la in-formación que pasaba era procesada a niveles pro-fundos mientras que el resto simplemente sedisipaba en los niveles anteriores. Este tipo de teo-rías dio lugar a que la experimentación se centraraen cuestiones tales como el lugar donde estaba si-tuado el filtro atencional. Para algunos autores(Broadbent, 1958) (Véase Figura 1) estaba situadoen las primeras etapas del procesamiento. Todoslos estímulos que llegan al sistema sensorial son ana-lizados según sus características físicas, pero sólouno atraviesa el filtro cada vez, es seleccionado, ypasa al sistema perceptual de capacidad limitada.La contrastación empírica vino de estudios en losque se intentaba poner de manifiesto deficienciasatencionales sobrecargando el sistema mediante lamanipulación de la cantidad de información que sepresenta a los sujetos (Cherry, 1953; Posner, 1978)y de experimentos en los que se quería demostrarla serialidad en la identificación de estímulos(Sperling, 1960).

FIGURA 1. ESQUEMA DEL MODELO DE BROADBENT (ADAPTADO DE BROADBENT, 1958)

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Sin embargo, otros autores consideraron queel filtro se encuentra en estadios de procesamien-to posteriores (Deutsch & Deutsch, 1963; Van derHeijden, 1981) (Véase Figura 2). Apoyados en al-gunas evidencias experimentales provenientes deestudios que utilizaban tareas de escucha dicótica(Lewis, 1970) y tareas Stroop, propusieron que elfiltro atencional no actuaba hasta que todos losestímulos (o al menos los más relevantes o fami-liares de la escena) fueran procesados y categori-

zados semánticamente. La idea sería que todoslos estímulos que llegan a los sistemas sensorialespasan por todas las etapas de procesamiento hastaalcanzar su representación en memoria (Norman,1968). Una vez estas han sido activadas (lo quesignifica que han sido procesadas semánticamentey categorizadas) procesos de arriba-abajo activanmás, o seleccionan, la representación mental delestímulo objetivo, con lo que es éste el que pasa atomar el control de la acción.

FIGURA 2. ESQUEMA DEL MODELO DE DEUTSCH Y DEUTSCH SEGÚN LA VERSIÓN DE NORMAN

(Adaptado de Norman, 1969).

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Los modelos de filtro enfatizan un aspecto dela atención, su función selectiva, pero tienden a ig-norar que esa función es necesaria sólo si se asumeque el sistema de procesamiento es de capacidadlimitada. Cuando el énfasis se traslada a la capaci-dad, se produce tanto un cambio en los procedi-mientos experimentales como en los modelosexplicativos. Kahneman (1973) (Véase Figura 3)propuso que los sistemas de procesamiento tienenuna cantidad limitada de recursos, los cuales pue-den ser usados para la realización de diferentes pro-cesos o tareas. En este modelo, la atención es laencargada de distribuir los recursos entre ellos, paraque se ejecuten de manera adecuada, dependiendodel objetivo final del sujeto. Kahneman sugirió eltradicional concepto de arousal (activación general)como un sistema que provee activación o recursosno solo para actividades de carácter físico, sino tam-bién para las psicológicas.

En años posteriores comenzaron a surgir teo-rías que postulaban un segundo proceso que ayu-daría al facilitatorio en la tarea de selección. Laidea consistía en que, al mismo tiempo que se pro-ducía la facilitación, los estímulos distractores pre-sentes en la escena con capacidad para interferiren el normal procesamiento de los objetivos soninhibidos, es decir, su activación es reducida deforma activa. Tanto estudios experimentales comorazones teóricas avalaban un mecanismo de estetipo. Entre estas últimas podemos destacar prin-cipalmente dos (Houghton & Tipper, 1994). Porun lado se puede argüir la ganancia en velocidaden el proceso de seleccionar los objetivos de entretodos los estímulos que llegan al sistema perceptual.Si, al mismo tiempo que el estímulo objetivo co-rrespondiente está recibiendo activación, losdistractores presentes en la escena están siendoinhibidos, o sea, se está reduciendo su nivel de

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activación, la distancia –en términos activacionales–que los separa aumentará mucho más rápidamente,con lo que la discriminación entre uno y otros sealcanzará antes.

La segunda razón teórica que se puede desta-car es la dificultad que en algunos casos podríadarse en la selección, si actuara sólo el mecanismofacilitatorio. El nivel de activación de un nodo oneurona debe forzosamente tener dos límites físi-cos, uno superior y otro inferior. Pues bien, si,por ejemplo, se presentan dos estímulos, unocomo objetivo y otro como distractor, que pro-ducen una alta activación en sus representacioneso nodos (por ser de brillo intenso, de grandes di-mensiones, etc.) una buena discriminación no po-dría darse con solo activar más a uno de ellos, yaque alcanzaría el nivel máximo de activación rápi-damente, sin haber conseguido aún una distanciasuficiente para la selección. Sin embargo, con unmecanismo encargado de inhibir el estímulodistractor, esta dificultad no existiría.

Los estudios experimentales que más han apor-tado en la demostración de la existencia de un me-canismo inhibitorio han utilizado preferentementetareas tipo Stroop (Dalrymple-Alford & Budayr,1966; Neill, 1977) y de priming negativo (Castillo &Catena, 2003; Marí-Beffa & Nievas, 2002). Porejemplo, Neill (1977) presentaba a los sujetos pala-bras coloreadas y les pedía que respondieran alcolor de la tinta e ignoraran el significado de la pa-labra. La presentación se hacía de forma serial. Losresultados mostraron que cuando el sujeto debíaresponder a un color que era el mismo que desig-naba la palabra del ensayo anterior, la respuesta eramás lenta que cuando no había ningún tipo de rela-ción entre los dos ensayos. Este efecto parecía indi-car que existía algún tipo de inhibición del significadode las palabras, lo que les hacía estar menos dispo-nibles si se les necesitaba en una ocasión posterior.Esta demora en el tiempo de reacción ante un ob-jetivo relacionado con un distractor precedente fuedenominado priming negativo (Tipper, 1985).

FIGURA 3. MODELO DE KANHEMAN, 1973

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Este tipo de aportaciones llevaron a una re-conceptualización de la atención, que pasó a serconsiderada como un proceso complejo y flexi-ble, que se adapta a las necesidades y exigenciasque plantea al sujeto la tarea que está realizando.Se pasó de la metáfora de “filtro” a otras como“fuente de recursos” (Norman & Bobrow, 1975),“foco” (Posner, Snyder & Davidson, 1980) o“foco con zoom” (Erikssen & Yeh, 1985). La ideade foco atencional se fundamentaba en la existen-cia de un mecanismo que facilitaba aquellos estí-mulos objetivos situados dentro de una regiónespecífica del mapa perceptual y permitía ignorarlos estímulos distractores situados fuera de estaregión. La mayor activación de los objetivos lespermitía pasar a fases de procesamiento poste-riores. Las propiedades y funcionamiento de estesupuesto foco atencional han sido aspectos muyestudiados dentro del campo de la atención enlos últimos años. Se ha investigado la forma delfoco (Eriksen & Eriksen, 1974), el tamaño(LaBerge, 1983; Eriksen & Murphy, 1987), si puedeser dividido (Bichot, Cave & Pashler, 1999,Cepeda, Cave & Bichot, 1998; Kramer & Hahn,1995; Hahn & Kramer, 1998; Shaw & Shaw, 1977;Sperling & Melchner, 1978; Umiltà, 1995), y algu-nas otras cuestiones que veremos más adelante.

A continuación vamos a exponer el modelopropuesto por Posner, actualmente consideradocomo el más sólido y el que más apoyo experi-mental ha recibido.

Las redes atencionalesEn los últimos años la atención ha pasado de serconsiderada un mecanismo de procesamiento dela información, a ser considerada un mecanismocentral de control de los sistemas de procesamien-to (Posner & Dehaene, 1994; Tudela, 1992). Estemecanismo, distribuido en diferentes lugares delsistema nervioso, ejerce sus funciones a través deprocesos facilitatorios e inhibitorios. Actualmentese han identificado tres sistemas atencionales se-parados anatómica y funcionalmente (Posner &Raichle, 1994; Fan, McCandliss, Sommer, Raz, &Posner, 2002; Callejas, Lupiañez & Tudela, 2004):anterior, posterior y sistema de vigilancia. El estu-dio de estas tres redes nos permitirá revisar lo queactualmente se conoce acerca de los sistemas aten-cionales del cerebro humano.

El sistema atencional posterior parece estar re-lacionado con todo lo referente al control del pro-cesamiento espacial (Posner & Raichle, 1994). Seríael encargado de centrar la atención en la posicióndel campo visual donde está situado el estímuloobjetivo. Para ello realiza las operaciones dedesenganche de la atención del objeto en el que estabacentrada, movimiento por el campo visual hasta lanueva posición y enganche de la atención en el estí-mulo designado como objetivo actual. Estas tresacciones son realizadas por mecanismos que estánsituados en distintas áreas cerebrales, a saber: lóbu-lo parietal posterior, colículo superior y ciertas áreastalámicas (principalmente el núcleo pulvinar).

FIGURA 4. SISTEMA ATENCIONAL POSTERIOR

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Una vez la atención ha cambiado a la nueva lo-calización y el contenido visual de esta zona ha sidotransmitido, el sistema atencional anterior entra enjuego. La principal función de este mecanismo pa-rece ser la detección de objetos y el reconocimientode su identidad. Se ha identificado esta segunda redde la teoría de Posner con la llamada Working memory(Baddeley, 1986), y esta, a su vez, se ha asociado conla consciencia. Así, parece que el sistema atencional

anterior sería un mecanismo ejecutivo, que haría cons-cientes el objeto atendido y sus propiedades, y vela-ría por el cumplimiento de las metas establecidas1 .También este mecanismo parece estar formadoanatómicamente por varias áreas cerebrales, princi-palmente el cíngulo anterior, los ganglios de la basey el córtex dorsolateral prefrontal, es decir, las áreasque forman parte del circuito del ejecutivo central(Funahashi, 2001) (Véase Figura 4).

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FIGURA 5. EJEMPLO DE LA TAREA DE COSTOS Y BENEFICIOS

El tercer sistema que forma el mecanismoatencional es el llamado sistema de vigilancia: en-tra en funcionamiento cuando el sujeto debe estaralerta ante la aparición de un posible estímuloobjetivo. Durante este periodo parecen producir-se una serie de cambios funcionales en el sistemaatencional que preparan el cerebro para la detec-ción rápida del posible objetivo (entre estos cam-bios cabe destacar la inhibición que sufre el sistemaatencional anterior). Anatómicamente el mecanis-mo atencional de vigilancia está formado porneuronas de norepinefrina del locus coeruleus queproyectan principalmente en áreas de los lóbulosfrontal y parietal derechos.

Sistema Atencional PosteriorEste sistema es el encargado de orientar la aten-ción hacia la localización visual donde están si-tuados los posibles estímulos objetivo. Lafinalidad última de este alineamiento es el aumen-to en la eficacia del posterior procesamiento delos objetos situados en la posición visual elegida.

La red atencional posterior también parece estarrelacionada con la orientación de los sistemasatencionales en memoria, más en concreto conla exploración de imágenes recuperadas de lamemoria (Posner, 1980).

Para el estudio de este tipo de orientación delos sistemas atencionales se ha utilizado una tareaque posibilita separar este proceso de otros queestán involucrados en operaciones de tipo visual(Véase Figura 5). En un procedimiento típico,un ensayo comienza con un punto de fijación enel centro de la pantalla, donde el sujeto experi-mental debe centrar su mirada. En las instruc-ciones se le pide que no mueva de ese lugar susojos durante todo el experimento. A continua-ción aparece un estímulo que indica en qué lugarse presentará con más probabilidad el estímulo

1 Las metas a las que aquí nos referimos no son metas conduc-tuales, sino la realización del tipo de procesamiento quesobre ese objeto estimular debe realizarse (p.e. análisis dealguna de sus características, comparación con otro objetoen memoria, etc.)

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objetivo. Esta señal puede ser central o periférica.Una señal central es aquella que indica la posi-ción del objetivo mediante un código determi-nado (por ejemplo, una flecha apuntando haciael lugar elegido), mientras que la periférica se-ñala el lugar mediante la posición en la que seencuentra (p.e. un cuadrado blanco en la posi-ción donde se espera aparezca el objetivo). Estaseñal se espera que anime al sujeto a mover suatención hacia el lugar indicado con el fin de me-jorar el tiempo de reacción en la respuesta. Des-pués de un intervalo de tiempo aparece elestímulo objetivo en una de dos posibles posi-ciones y el sujeto debe presionar una tecla tanpronto como lo detecte. La posición real delobjetivo con respecto a la señalada previamentedetermina las dos principales condiciones expe-rimentales. El objetivo puede aparecer en el lu-gar indicado por la señal previa (ensayos válidos)o puede aparecer en el lugar opuesto (ensayosinválidos). Si realmente ha habido, por parte delsujeto, una anticipación en la orientación de laatención hacia donde indica la señal previa, seespera que la respuesta en los ensayos válidossea más rápida -efecto facilitatorio- mientras queen los ensayos inválidos se espera un enlenteci-miento en la respuesta -efecto inhibitorio-. Paramedir estos dos efectos, se comparan los tiem-pos de reacción en estos tipos de ensayos conotros en los que no aparece ninguna señal antici-pando la posición del objetivo (ensayos neutra-les). En un experimento bajo estas condicionessuelen encontrarse diferencias positivas entre en-sayos neutrales y válidos, beneficios, y diferen-cias negativas entre ensayos neutrales e inválidos,costes. Estos dos efectos aparecen tanto en lostiempos de reacción (Posner, 1980) como en loserrores de respuesta (Bashinski & Bachrach, 1980).A causa de esto la tarea ha sido denominada decostos y beneficios.

Posner (Posner & Raichle, 1994) explicó los re-sultados de esta tarea partiendo de un sistema querealiza tres operaciones cuando hay que mover laatención de una localización a otra: desenganche,movimiento y enganche del foco atencional.

Operación de desenganche. Antes de iniciar el mo-vimiento hacia la nueva localización, la atención

debe desengancharse de su antiguo objetivo. Pa-rece que el sistema cerebral encargado de llevar acabo esta operación está en el lóbulo parietal. Unafuente de evidencia importante son los estudioscon pacientes con daño cerebral y estudios queutilizan la Tomografía de Emisión de Positrones(PET). A continuación veremos con detalle estasdos líneas de investigación.

Una lesión en humanos del lóbulo parietal ori-gina el llamado síndrome clínico del neglect, con-sistente en una incapacidad por parte del pacientede informar de estímulos situados en la parte con-tralateral a la lesión (DeRenzi, 1982). Este fenó-meno también puede surgir cuando hay lesionesen otras partes del cerebro, como en el tálamo,cerebro medio y algunos lugares de la corteza,pero parece que es en el lóbulo parietal derechodonde las lesiones desembocan con más frecuen-cia en neglect. Cuando estos pacientes realizan latarea atencional expuesta anteriormente, surgenuna serie de resultados que sugieren que el pro-blema se encuentra en la operación de desenganche.Mientras que en los ensayos válidos los tiemposde reacción son similares a los encontrados ensujetos sanos, cuando el paciente con neglect deberesponder en un ensayo inválido en el que el obje-tivo está en el lado contralateral a la lesión, sustiempos de reacción suelen ser dos o tres vecessuperiores, e incluso no llegar a responder. Esteresultado junto con el hecho de que no existendiferencias en los tiempos cuando la señal esperiférica o es central, parece indicar que el pro-blema está en que el sujeto no puede desengan-char su atención una vez la ha fijado en un objetosituado en la misma cara de la lesión. Al igual queen los estudios generales sobre neglect, se ha en-contrado que este efecto de enlentecimiento enlos ensayos inválidos ocurre en ambos camposvisuales, y la única condición es que el movimien-to que debe realizar el sujeto desde la señal hastael objetivo vaya en la dirección opuesta a la de lalesión (Ladavas, 1987).

También los estudios con PET indican que ellóbulo parietal está implicado en procesos atencio-nales, más en concreto en los cambios del focoatencional. Corbetta, Meizin, Shulman y Petersen(1993) presentaban a los sujetos objetivos en mo-

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vimiento de tal manera que estos, para responder,debían mover su atención de izquierda a dere-cha o de derecha a izquierda en alguno de los doscampos visuales. Estos resultados se compararoncon otro grupo de sujetos a los que se les presenta-ban los mismos estímulos, pero el objetivo sobreel que debían responder permanecía fijo en el cen-tro de la pantalla. Las imágenes obtenidas mues-tran una activación del lóbulo parietal derechocuando los estímulos aparecen en el campo visualizquierdo, y de ambos lóbulos parietales cuando esen el campo visual derecho donde aparecen losobjetivos. Esta falta de paralelismo entre amboshemisferios puede explicar la evidencia clínica deque los pacientes con daño en el lóbulo parietalderecho sufren un neglect más acusado que los quetienen dañado el lóbulo parietal izquierdo.

Por último, cabe destacar que los efectos queproduce el neglect en la visión también pueden serencontrados cuando al paciente se le pide que in-forme sobre imágenes que tenga guardadas enmemoria (Bisiach, 1992). Si le pedimos que ima-gine una escena o lugar conocido y que nos digalos objetos que hay en él, sólo prestará atención alos situados en el mismo campo visual en el queestá la lesión. Si después le pedimos que cambie laperspectiva desde donde está imaginando la esce-na por el lado contrario, ahora nos informará denuevo de los detalles situados en el mismo ladode la lesión, que fueron los que anteriormente noatendió. Esto parece demostrar que el mecanis-mo que se ocupa del movimiento de la atencióncuando se trata de la visión externa, es el mismo,o al menos está en la misma zona cerebral, que elque se ocupa del movimiento atencional en esce-nas imaginadas provenientes de la memoria.

Movimiento de la atención. Para que el objetivopueda ser procesado de forma adecuada el siste-ma atencional debe alinearse con éste, por lo queha de moverse hasta situarse en la nueva posición.Parecen existir dos formas de cambiar la atenciónde lugar: por un lado, cuando movemos los ojosde una localización a otra, los sistemas atenciona-les son arrastrados por la mirada; pero tambiénpuede haber movimiento atencional sin que haya

movimiento ocular (Posner, 1978). En la tareaatencional expuesta anteriormente, los sujetos de-ben mantener, durante todo el ensayo, la miradafija en el punto de fijación, lo que puede confir-marse registrando los movimientos oculares delsujeto. El hecho de que en los ensayos válidos larespuesta sea más rápida que en los neutrales, in-dica que ha debido existir un movimientoatencional hacia el lugar señalado que ha anticipa-do la aparición del objetivo.

Parece que los sistemas cerebrales encargadosde los movimientos oculares están íntimamenterelacionados con los movimientos encubiertos dela atención. Tanto animales como pacientes quetienen dañados los colículos superiores del cere-bro medio presentan problemas para realizar vo-luntariamente movimientos oculares, sobre todoen la dirección vertical (Rafal, 1998). En huma-nos, los colículos superiores, se ven afectados poruna enfermedad llamada parálisis supranuclearprogresiva. Si estos pacientes realizan la tareaatencional, se encuentra que, mientras en la direc-ción horizontal, no existen problemas para queaparezca el efecto facilitatorio de los ensayos váli-dos, cuando la atención debe moverse vertical-mente, el efecto de validez aparece muy tarde. Estoparece indicar que el problema reside en la lenti-tud con que estos pacientes mueven la atencióndesde la posición actual hasta la posición objetivo.También se ha hallado que pacientes afectados porparálisis supranuclear progresiva pierden el efectode inhibición de retorno, lo que apoya la hipótesisde que este tipo de inhibición está relacionado conel mecanismo responsable de los movimientosoculares. Todos estos hallazgos apuntan a una re-lación entre los colículos superiores y los mecanis-mos encargados de los movimientos oculares yatencionales.

Operación de enganche. Una vez que la atención seha situado en la posición en la que se encuentra elobjetivo, la siguiente operación será facilitar el pro-cesamiento de este estímulo por sistemas de proce-samiento superior. A este mecanismo se le haidentificado con las propiedades facilitatorias einhibitorias del foco atencional, por lo que los estu-dios anatómicos se han centrado en las áreas talámicas,implicadas en su control (Crick, 1992). Aunque en la

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siguiente sección nos ocuparemos ampliamente delos estudios realizados sobre las propiedades del focoatencional, aquí haremos un breve repaso sobre losdatos anatómicos y las evidencias empíricas para laexistencia de esta operación.

Tres tipos de datos neurofisiológicos relacio-nan áreas del tálamo (en concreto el pulvinar) conlas operaciones de facilitación e inhibición que rea-liza la atención para la selección de objetivos. Porun lado, se ha comprobado en monos que existencélulas en estas zonas que aumentan su actividadcuando se realizan operaciones en las que se re-quieren movimientos encubiertos de la atención.Además, ésta se ve perjudicada cuando se inyectaalguna sustancia que bloquee la actividad de estascélulas, enlenteciéndose la respuesta a objetivossituados en el lado contralateral de la lesión.

En estudios con humanos que padecen lesionesen el núcleo pulvinar también se han encontradodéficits cuando realizan la tarea atencional referidaanteriormente (Rafal & Posner, 1987). En concre-to, se produce un aumento en el tiempo de reac-ción en ensayos válidos cuyo objetivo está situadoen el lado opuesto a la lesión. Una vez descartadasexplicaciones por problemas de tipo oftalmológi-co, este enlentecimiento en la respuesta se ha atri-buido a un fallo en la operación de facilitar lalocalización donde aparecerá el objetivo.

Por último, también estudios realizados conPET han corroborado el papel atribuido al nú-cleo pulvinar. Esta zona se activaba cuando lossujetos debían responder sobre un objetivo queestaba rodeado de distractores, mientras que nolo hacía si este estímulo se encontraba aislado. Laactividad en las áreas visuales no parecía sufrir cam-bio alguno entre un grupo y otro. Así, parece quede nuevo esta zona se relaciona con las operacio-nes necesarias para realizar la selección entre obje-tivo y distractores.

Sistema Atencional AnteriorLa función asignada a este sistema es detectar yhacer consciente el objeto estimular que ha sidotrasmitido por la red posterior del mecanismoatencional. La detección de un estímulo incluye elreconocimiento de su identidad y la realización de

las instrucciones u objetivos a llevar a cabo con elmismo (p.e. iniciar la secuencia de operacionesnecesarias para presionar o no una tecla depen-diendo de si es la palabra objetivo que se buscabadentro de una lista). Debido a estas propiedades,a este sistema también se le ha llamado red ejecu-tiva (Posner & Raichle, 1994). La idea de la exis-tencia de un mecanismo de este tipo se ha basadoprincipalmente en la evidencia de la habilidad hu-mana en reorganizar los procesos de pensamien-to de acuerdo con las instrucciones o metas y enla incapacidad que muestran pacientes con dañocerebral en la zona del lóbulo frontal para realizarconductas coherentes con un objetivo.

El giro cingulado anterior y la corteza dorso-lateral prefrontal (Funahashi, 2001) son las zonascerebrales en las que parece residir la mayor partedel sistema atencional anterior. Por un lado, tienenconexiones anatómicas con áreas necesarias pararealizar su función de control (desde las zonasperceptuales visual y auditiva, hasta áreas frontalesy prefrontales, relacionadas con el mantenimientoactivo de representaciones de eventos pasados,working memory (Fuster, 2000). Por otro lado, estu-dios con PET han revelado una clara relación en-tre la activación de estas áreas y tareas en las que serequiere detección y selección de estímulos y derespuestas (Colmenero, Catena & Fuentes, 2001).La activación del sistema atencional anterior apa-rece cuando se requiere la detección de estímulosvisuales que deben ser discriminados a partir de suforma, color, movimiento o significado (Corbetta,Meizin, Dobmeyer, Shulman & Petersen, 1990);cuando aumenta el número de elementos a selec-cionar y cuando hay poca práctica; y en los blo-ques conflictivos del la tarea Stroop (Pardo, Pardo,Janer & Raichle, 1990; Botvinick, Braver, Barch,Carter & Cohen, 2001).

Sistema Atencional de VigilanciaEl tercer sistema que forma el mecanismoatencional es el encargado de mantener el estadode alerta necesario cuando se requiere que el suje-to responda a estímulos de aparición infrecuente.Los estudios se han realizado con tareas de lar-ga duración con objetivos muy separados en el

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tiempo o con tareas que utilizan señales de aviso(Parasuraman & Davies, 1984). Con estas tareas seha comprobado que el organismo sufre una se-rie de cambios que ayudan en la detección de laseñal. Entre los cambios orgánicos destaca elenlentecimiento del ritmo cardíaco, mientras queen el cerebro se reduce la actividad eléctrica glo-bal, a la vez que aumenta el flujo de sangre enáreas como los lóbulos frontal y parietal derechos.Estos cambios provocan una mayor velocidad enla detección de los estímulos objetivo, pero tam-bién aumenta el número de errores y de respues-tas anticipatorias. Este intercambio entre velocidady precisión sugiere que la alerta no mejora la cali-dad del procesamiento del estímulo, sino la velo-cidad de las acciones (Posner, 1978).

El circuito que parece estar implicado en elmantenimiento del estado de alerta está forma-do por neuronas norepinefrinérgicas que unenel locus couruleus con áreas del lóbulo frontalprincipalmente derecho (Posner & Petersen,1990). La implicación de la norepinefrina se hademostrado con estudios en los que su acciónse ha bloqueado, administrando clonidina oguanfancina, y originándose una disminución enla capacidad de los sujetos para mantener el es-tado de alerta. La implicación del lóbulo frontalderecho ha venido avalada principalmente porestudios con PET, en los que el flujo sanguíneoaumenta en estas áreas cuando el sujeto está enestado de alerta, y estudios de casos clínicos, quemuestran deterioro en este tipo de conductascuando hay lesiones del lóbulo frontal (Posner& Petersen, 1990).

Un aspecto importante en el estudio del siste-ma de vigilancia es su relación con el sistemaatencional anterior. Cuando los sujetos están enestado de alerta, al mismo tiempo que aumenta elflujo sanguíneo en los lóbulos frontales, disminu-ye en áreas de este segundo sistema, en concretoen el cíngulo anterior (Cohen & cols., 1988). Laexplicación que se ha dado a este hallazgo es lasiguiente: si el sistema necesita responder rápida-mente a un objetivo que aparecerá en cualquiermomento, el procesamiento de otros estímulosno relacionados con la tarea en sí, sólo puede pro-ducir interferencia y retraso en la detección de éste,

por lo que una interrupción momentánea del siste-ma atencional anterior parecería beneficiar la de-tección. La sensación a la que se ha asociado estacircunstancia es la de tener “la mente en blanco”,intentando evitar que cualquier estímulo o ideainterfiera en la detección de la señal.

Atención espacialLa posición de los estímulos en nuestro espaciovisual es una propiedad que parece tener un lugarpreponderante en el procesamiento de éstos en elcerebro. Muchos experimentos apoyan esta afir-mación (Von Wright, 1968; Woods, 1984). El re-sultado más frecuente muestra cómo la posiciónespacial de un objetivo es un indicador más efec-tivo que cualquier otro (color, forma, significado,etc.) La velocidad de procesamiento y la detec-ción de un objetivo mejora considerablemente sianteriormente a su aparición, una señal indica ellugar donde va a aparecer. Este tipo de resultadosllevó a suponer que la atención trabaja seleccio-nando ubicaciones espaciales, facilitando el pro-cesamiento de los estímulos situados en estas.LaBerge (1983) presentaba a los sujetos palabrasde cinco letras. En una condición debían categorizarla letra central y en otra la palabra completa. Oca-sionalmente aparecía un objetivo en una de las cin-co posiciones y los sujetos debían responder lomás rápidamente que pudiesen sobre su aparición.Los resultados mostraron una función en V paralos ensayos en los que había que atender a la letracentral, mientras que no se encontraron diferen-cias en los ensayos en los que la categorizacióndebía hacerse sobre toda la palabra. LaBerge su-girió que un “foco atencional” era enfocado en laposición central y facilitaba el procesamiento decualquier estímulo que apareciera en esa posición.

La metáfora de foco de luz para explicar elfuncionamiento del mecanismo atencional ha sidoampliamente utilizada para dirigir la investigaciónen este campo. Por esto nosotros la utilizaremoscomo guía en la exposición de la literatura másrelevante sobre el tema. Sin embargo, no todoslos investigadores están de acuerdo con este su-puesto, y sugieren la posibilidad de que la aten-ción también pudiera dirigirse a objetos

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perceptuales. Fue Duncan (1984) el primero queplanteó explícitamente la distinción entre estos dostipos de teorías, ofreciendo algunas de las prime-ras evidencias empíricas en favor de estas últimas.Actualmente hay una creencia generalizada de quela selección atencional actúa dependiendo del tipode tarea a realizar sobre el mapa espacial o sobrela representación del objeto (p.e. Allport, 1989;Humphreys & Riddoch, 1994). Incluso se ha apun-tado la idea de que ambos procesamientos pue-dan ser llevados a cabo simultáneamente, enparalelo (p.e. Styles & Allport, 1986), reflejandolos datos encontrados en estudios neurofisiológicosen los que se ha demostrado la existencia de dosvías paralelas que parten del área V1 (Ungerleider& Mishkin, 1982; Posner & Raichle, 1994). Unade ellas proyectaría al lóbulo temporal inferior, yparece la encargada del procesamiento del qué (for-ma, color, orientación, textura, etc.), y otra lo ha-ría hacia el lóbulo parietal posterior, analizando eldónde, la ubicación espacial del estímulo.

Tamaño del foco atencionalLa metáfora de foco atencional llevó a los investi-gadores a estudiar los rasgos de la atención selecti-va que son compartidos entre estos dos diferentesconceptos. Características como la forma, ladivisibilidad, el tamaño, son importantes sólo des-de una postura radical en lo referente a la utilidadde la metáfora. Sin embargo, seguir este patrón deideas nos puede servir para introducir los estudiosy datos que han surgido en la psicología cognitiva apartir de esta metáfora. Comenzaremos presentan-do las principales aproximaciones al estudio sobreel tamaño o la forma del foco atencional.

Las primeras investigaciones tenían como metadescubrir el tamaño del foco. Por ejemplo, Eriksen& Eriksen (1974) pidieron a los sujetos que se apren-dieran de memoria dos conjuntos distintos de le-tras. A continuación se presentaban en el centro dela pantalla letras, de una en una, y los sujetos debíanresponder a qué conjunto pertenecían. A los ladosde estas letras objetivo iban apareciendo otras,distractores, que podían pertenecer al mismo con-junto o al opuesto. Se manipuló la distancia de losdistractores al objetivo. Los resultados mostraron

un efecto facilitatorio cuando los distractores y losobjetivos eran del mismo conjunto e inhibitoriocuando pertenecían a conjuntos opuestos. Pero es-tos efectos disminuían según iba aumentando ladistancia entre los estímulos, desapareciendo casicompletamente a partir de un grado de ángulo vi-sual. Los autores concluyeron que estos datos apo-yaban la idea de un foco atencional, en el que losestímulos que caen dentro de él son procesados aniveles superiores, pudiendo competir entre ellospor la respuesta, mientras que los que caen fueradel foco no son procesados. Además, el tamañode éste es de un grado de ángulo visual.

Sin embargo, pronto comenzaron a aparecerresultados que indicaban que este tamaño no erafijo, sino que podía variar dependiendo de la ta-rea a realizar (Eriksen & Yeh, 1985; Eriksen &James, 1986). De esta manera surgió la idea deuna atención, no como foco, sino como lente conzoom. Esta nueva metáfora traía consigo, ade-más de un foco de tamaño variable, la explicitaciónde que la potencia de procesamiento era unifor-me en todo el área focal e inversamente propor-cional a la extensión de dicha área. Los primerosestudios que apoyaban estos nuevos supuestosmanipularon la extensión del foco antes de la pre-sentación de estímulos con distintos tamaños(Larsen & Bundensen, 1978; LaBerge, 1983; Cave& Kosslyn, 1989). Por ejemplo, Cave y Kosslyn(1989) pedían a los sujetos que respondieran si unestímulo que aparecía en pantalla era un rectángu-lo o un cuadrado. Manipularon la diferencia entreel tamaño que los sujetos esperaban tuviera el es-tímulo y su verdadero tamaño. Los resultadosmostraron un incremento en el tiempo de reac-ción según aumentaba la diferencia de tamañosentre el esperado y el real. Concluyeron que pare-cía existir un mecanismo que adaptaba el focoatencional al tamaño esperado del estímulo, pro-duciéndose un retardo en la respuesta si éste de-bía ser cambiado posteriormente.

Otros datos apoyaban la idea de un sistema conlimitaciones en la cantidad de información que pue-de ser procesada en un momento dado (Eriksen &James, 1986; Egeth, 1977; Castiello & Umiltà, 1990;Shulman & Wilson, 1987). La idea, como ya he-

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mos comentado, es que cuando el foco atencionaltiene un tamaño reducido, la información que caedentro de él es fuertemente procesada, mientrasque si el rango es más amplio, se emplean menosrecursos en cada una de las localizaciones u objetosestimulares del área abarcada. Uno de los experi-mentos más significativos en apoyo de esta idea lorealizaron Shulman y Wilson (1987). Ellos presen-taban a los sujetos letras grandes hechas a partir demuchas pequeñas (al igual que los estímulos usadospor Navon, 1977). En unos ensayos pedían a lossujetos que identificaran las letras grandes y en otroslas pequeñas. Justo después de cada ensayo, teníantambién que responder sobre un enrejado sinuosi-dal, compuesto por líneas gruesas (baja frecuenciaespacial) o por líneas finas (alta frecuencia espacial).Su predicción era que si la atención realmente fun-ciona como un foco que adapta su tamaño y suresolución espacial a las necesidades del momento,el cambio entre dos tareas que requieren distintaresolución espacial será más lento, ya que se necesi-tará un tiempo de adaptación. Los resultados con-firmaron la hipótesis, encontrándose respuestas máslentas en los ensayos en los que la resolución espa-cial que se requería para las dos tareas era diferente.

Uno de los últimos aportes en esta línea deinvestigación ha sido poner en duda el supuestode que el tratamiento de la información que caedentro del foco atencional es totalmente unifor-me en él. Muchas investigaciones han encontradodatos que respaldan la idea de un sistema que tie-ne un pico atencional en el centro del área focal,con una disminución continua según nos alejamosdel centro (p.e. Shulman, Wilson & James, 1985;Downing & Pinker, 1985; LaBerge & Brown,1989; Eriksen & James, 1986; Henderson &Macquistan, 1993). En estos modelos de gradientetambién existe una limitación de recursos, integra-da dentro de una estructura en la que la cantidadde recursos destinados a un estímulo dado de-pende de la distancia entre su localización espacialy el centro del área focal. Por lo tanto, el modelode gradiente predice que la interferencia entre undistractor y un estímulo objetivo disminuye enfunción de la distancia entre ellos (LaBerge, 1995;

Johnston & Dark, 1986). Recientemente, la metá-fora de gradiente ha ido cambiando a causa deresultados en los que se demuestra que es la cargainformativa, y no la distancia espacial, el factorcrítico en el declive de la atención (Lavie, 1995).También se ha sugerido que los datos que apoyanlos modelos de gradiente pueden ser explicadossi asumimos que los sujetos son imprecisos al si-tuar el foco atencional en un lugar exacto del es-pacio. Si la localización precisa del foco varía deun ensayo a otro, la media de los resultados entodo el experimento simularía la existencia de unaatención con gradiente.

Forma del foco atencionalEn una rigurosa interpretación de la metáfora deatención como foco de luz o lente zoom, la formade ésta debería ser redonda u ovalada. Sin embar-go, los objetos perceptuales rara vez se presentande esa forma, bien al contrario suelen ser figurascomplejas, a menudo solapadas con otros estímu-los distractores. Así, para que el estímulo objetivopueda ser seleccionado, el foco atencional debería,en principio, poder adaptarse a cualquier forma.Algunos modelos sugieren que el área seleccionadapuede efectivamente tomar cualquier forma (Logan,1996), sin embargo esta posibilidad apenas ha sidoexplorada experimentalmente.

Uno de los primeros estudios fue el realizadopor Podgorny & Shepard (1983). Ellos presenta-ban a los sujetos una matriz de celdas de 3x3. Deellas, cuatro o cinco eran ensombrecidas. A conti-nuación aparecía un punto y los sujetos debíanresponder si estaba en el área ensombrecida o no.Los resultados mostraron que los sujetos respon-dían más rápidamente cuando el área ensombre-cida era más compacta (formas rectangulares ocuadradas), lo que permitió a los investigadoresconcluir que la atención no podía, o le era más cos-toso, ajustarse a áreas irregulares. Debido a queestos resultados pueden ser explicados por causasno atencionales, en años posteriores se realizaronexperimentos para definir si realmente la formade la atención era circular. Eriksen y James (1986)pedían a los sujetos que identificaran una letraobjetivo incluida, con otros siete distractores, en

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una formación circular. El objetivo solo podíaaparecer en los lugares que con anterioridad eranseñalados. En una de las condiciones todos loslugares eran marcados, mientras que en la otra solola mitad de ellos (siempre situados de forma con-tigua). En los resultados no aparecieron diferenciassignificativas entre las dos condiciones, lo que per-mitió concluir que la atención no puede seleccionarsolo la mitad del círculo, sino todo él, por lo quepodemos deducir que su forma es ovalada.

Sin embargo, también se encuentra en la litera-tura evidencia a favor de un foco que puede adap-tarse de forma más flexible a las exigencias de latarea. Joula, Bouwhuis, Cooper y Warner, (1991)presentaban a los sujetos tres anillos concéntricos,de distinto tamaño, con ocho posibles posicionescada uno en las que podría aparecer el objetivo.En el resto de posiciones se presentaban estímu-los distractores. Antes de cada ensayo, uno de losanillos era señalado como el lugar más probablede aparición del objetivo. Se observó un efectofacilitatorio de los ensayos válidos (el objetivoaparecía en el anillo señalado) sobre los inválidosigual para todos los anillos. Esto significa que cuan-do el sujeto esperaba la aparición del objetivo enel anillo central o en el mayor y este aparecía enuno de menor tamaño, el tiempo de reacción au-mentaba significativamente. Si la teoría de que elfoco atencional tiene forma circular fuera correc-ta, el tiempo en responder a un estímulo situadoen, por ejemplo, el anillo intermedio debería serigual, o acaso mayor, que el tiempo en respondera uno situado en el anillo inferior. Por ello, los au-tores concluyeron que la atención puede tomarcualquier forma, incluida, como en este experi-mento, la forma de anillo.

Divisibilidad del foco atencionalEl debate sobre si la atención visual puede o noatender simultáneamente a dos zonas separadasespacialmente, mientras ignora los estímulos situa-dos entre ellas, ha acompañado a la metáfora de laatención como foco prácticamente desde sus ini-cios. Los primeros experimentos parecían mostrarque esta división espacial es posible (p.e. Shaw &Shaw, 1977; Shaw, 1978). Sin embargo, pronto apa-

recieron datos que apuntaban otra posible explica-ción de este fenómeno (Posner, 1980; Eriksen &Yeh, 1985): no había una autentica división atencional,sino un rápido desplazamiento del foco entre lasdistintas ubicaciones, esto es, un foco dinámico.

Actualmente, sin embargo, parece haber suficien-tes evidencias que apoyan la idea de la divisibilidaddel foco atencional bajo ciertas circunstancias. Porejemplo, Castiello y Umiltà (1992) demostraron quese puede atender dos zonas separadas espacialmentecuando éstas se encuentran cada una en un campovisual hemisférico distinto. Aunque se criticaron es-tos resultados arguyendo la posibilidad de que lasmedias encontradas se produjeron porque los suje-tos atendían en cada ensayo a una zona distinta, lapresentación de las distribuciones de los tiemposde reacción y las varianzas permiten excluir esta ex-plicación (Castiello & Umiltà, 1992). Esta crítica, sinembargo, es un referente en todos los experimen-tos cuyos datos parecen apuntar a que ha habidouna división atencional por parte de los sujetos.

Otro aspecto que parece influir decisivamenteen los datos es la aparición de estímulos distractoressituados entre las dos zonas a atender. Kramer yHahn (1995) propusieron que la causa por la quealgunos experimentos no han podido encontrar unadivisión atencional genuina es porque en sus ensa-yos los estímulos aparecían repentinamente, captu-rando automáticamente la atención. Kramer y Hahn(véase también Hahn & Kramer, 1998) sugieren quela captura de la atención por parte de estímulosdistractores que aparecen repentinamente, puededificultar o imposibilitar a los sujetos mantener suatención dividida entre las dos zonas objetivo. Paracomprobar esta hipótesis presentaron a sus sujetosuna tarea en la que debían responder si dos letraseran iguales entre sí o no. En la pantalla aparecíancuatro recuadros alineados. Los de los extremosestaban destinados a los objetivos y los centrales aletras distractoras que los sujetos debían ignorar.En una condición todos los estímulos aparecían deforma repentina dentro de estos recuadros, mien-tras que en la otra condición las letras se formabana partir de movimientos de segmentos de figurasque ya estaban en pantalla. Como se predijo, sóloen la condición en la que los estímulos aparecían deforma repentina, los distractores centrales influye-ron en la respuesta a los objetivos.

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También Bichot, Cave y Pashler (1999) hanencontrado, en tareas de búsqueda visual, que lossujetos pueden atender dos zonas espaciales dis-tintas. En definitiva, parece que cuando se dan lascondiciones necesarias la atención sí puede ser divi-dida, pero que esta situación es muy inestable, pro-bablemente por la cantidad de recursos que serequieren, y cualquier demanda, especialmente sies de carácter exógena, devuelve el sistema a unestado unifocal.

Movimiento del foco atencionalSon varios los aspectos que se han estudiado enrelación a cómo la atención visual se desplaza a tra-vés del espacio. Uno de ellos es su relación con losmovimientos oculares. Aunque suele coincidir laorientación de la atención con la de los receptoressensoriales (en particular con la fóvea retiniana), existeamplia evidencia en la literatura a favor de una in-dependencia relativa entre ambos (Posner, 1978;Posner, 1980). Por ejemplo, Posner (1980) com-probó que, sin que se produzca ningún movimien-to ocular, los sujetos tienden a detectar másrápidamente objetivos cuya posición de apariciónha sido señalada previamente, que aquellos en losque no aparece señal de aviso alguna. Esta gananciade tiempo en los ensayos válidos ha sido interpre-tada como un movimiento encubierto de la aten-ción hacia el lugar donde va a aparecer el objetivo.

A pesar de que la atención pueda moverse deforma independiente al movimiento ocular, exis-ten datos que relacionan ambos. Según Posner yPetersen (1990), estos dos movimientos son lleva-dos a cabo por las mismas estructuras cerebrales,concretamente las que forman parte de la redatencional posterior. Además, parece que en algu-nos casos la atención ejerce de guía para el movi-miento ocular. Por ejemplo, Stelmach, Campsall yHerdman (1997) comprobaron que la amplitud delos movimientos oculares durante la lectura se ajus-ta para adaptarse a la estructura de la nueva infor-mación, lo que parece indicar que la atención seadelanta para preparar este movimiento.

Un segundo aspecto estudiado es la naturalezadiscreta o continua del movimiento atencional.Cuando la atención se desplaza entre dos puntos,

¿recorre todos los puntos intermedios procesan-do, aunque sea sucintamente, los estímulos que hayen el trayecto, o salta de un lugar a otro sin reco-rrer la zona intermedia? El primer estudio sobreel tema lo realizaron Shulman, Remington y Ma-lean (1979). En cada ensayo presentaban un obje-tivo, que podía aparecer en ambos lados de lapantalla, sobre el que los sujetos debían responder.Previamente presentaban una señal que indicabadónde aparecería más probablemente. En algu-nos ensayos, de forma esporádica, el objetivo enlugar de aparecer a la distancia habitual, lo hacía enuna localización que se encontraba entre el puntode fijación y el de la señal. En los ensayos inválidostambién el objetivo podía aparecer en esta situa-ción intermedia. Manipularon el tiempo entre laaparición de la señal y la aparición del objetivo. Elresultado más interesante fue que la facilitación quese encuentra en los ensayos válidos con respecto alos neutrales e inválidos apareció con intervalos detiempo más cortos en la posición intermedia queen la de la señal. Esto llevó a los autores a propo-ner que la atención, cuando se desplaza, pasa portodos los puntos intermedios.

Sin embargo, las conclusiones de este estudiose cuestionaron tanto por problemas metodoló-gicos como por la difícil interpretación de algu-nos de los resultados colaterales, principalmentelos referidos a las diferencias encontradas entrelas dos localizaciones de los ensayos inválidos(Eriksen & Murphy, 1987; Yantis, 1988). Esto hizoque aparecieran un buen número de investigacio-nes tratando de resolver la cuestión. La mayoríautilizaron métodos parecidos a los de la investiga-ción recién comentada. Por ejemplo, Murphy yEriksen (1987) situaron en la posición intermediaun distractor, razonando que si la atención pasabapor este punto, la ejecución debería verse afecta-da, mientras que si la atención saltaba hasta la lo-calización del objetivo, la presencia o no de unestímulo distractor no debería afectar. Los resul-tados apoyaron esta segunda hipótesis, por lo quelos autores concluyeron que la atención se muevede forma discreta, sin pasar por puntos interme-dios. Otros experimentos más recientes y conmayor rigor metodológico también apuntan enesta dirección (p.e. Chastain, 1992). La idea que

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actualmente se tiene es que parece que un cambioatencional espacial se implementaría en el cerebrocomo un decremento en la actividad de un con-junto de neuronas cuyos campos receptivos cu-brieran la zona atendida anteriormente, junto conun incremento en la actividad de un nuevo con-junto de neuronas relacionadas con la nueva loca-lización a atender (Motter, 1994; Schall, Hanes,Thompson & King, 1995).

El tercer aspecto que vamos a tratar con rela-ción a los movimientos atencionales es la velocidadcon que se producen. La pregunta es si cuando laatención debe desplazarse de un punto del espacioa otro, el tiempo que emplea es proporcional a ladistancia que los separa o es fijo, independiente-mente de ésta. El primero en explorar esta línea deinvestigación fue Tsal (1983). Presentaba a sus su-jetos dos letras que debían identificar. Podían apa-recer en seis posiciones, tres a la derecha del puntode fijación y tres a la izquierda, alineadas horizon-talmente. Antes presentaba una señal que indicabaen qué lado aparecería, con más probabilidad, elobjetivo. Manipuló la diferencia de tiempo entrela aparición de la señal y la del objetivo (SOA).Como en todos los experimentos de este tipo,para todas las localizaciones el tiempo de reac-ción aumenta según aumenta el SOA, hasta alcan-zar una asíntota. Se supone, que la asíntota en eltiempo de reacción corresponde con el tiempoque tarda el sujeto en desplazar su atención hastala localización señalada. Los resultados mostra-ron asíntotas más altas para las distancias mayo-res. Esto llevó al autor a proponer que la atenciónse movía con una velocidad constante. Sin em-bargo, también este experimento fue objeto decríticas metodológicas (ver Yantis, 1988), lo quellevó a otros autores a continuar con la investiga-ción. En años posteriores, y utilizando métodosparecidos, se obtuvieron datos a favor de un focoatencional que se mueve por el espacio a saltos,siendo el tiempo que tarda el mismo para todaslas distancias (Remington & Pierce, 1984; Sagi &Julezz, 1985; Eriksen & Webb, 1989; Kwak,Dagenbach & Egeth, 1991). Un resultado idénti-co, pero utilizando una aproximación diferente,obtuvieron Sperling y Weichselgartner (1995). Ellospresentaban a sus sujetos, de forma continua, dos

tipos diferentes de estímulos: en la fóvea, núme-ros, y en la parafóvea, letras. La tarea atencionalera detectar el siguiente estímulo que aparecieraen la secuencia numérica después de la apariciónde una letra objetivo. La tarea motora consistía enapretar un botón en cuanto se detectara la apari-ción de esta letra objetivo. En anteriores experi-mentos habían comprobado que mientras larealización de la tarea motora sí alteraba la tareaatencional, esto no ocurría a la inversa. Así, utiliza-ron los tiempos de reacción de la tarea motoracomo índice de la detección del objetivo. Manipu-laron la distancia entre la localización del flujo deletras y la de números. Una vez sustraído el tiem-po de detección del objetivo (tarea motora), no seobtuvo efecto de la variable distancia sobre el tiem-po de reacción en la tarea atencional. Así, pareceque la mayoría de los resultados en la literaturaapunta a que los cambios de atención en el espaciose realizan a saltos, sin pasar por las localizacionesintermedias, y empleando el mismo tiempo, inde-pendientemente de la longitud del salto.

Un fenómeno que ha sido muy estudiado, y queestá relacionado con los movimientos atencionales,es el de la inhibición de retorno. Cuando los inves-tigadores comprobaron que si antes de la apariciónde un objetivo, al sujeto se le indicaba su lugar deaparición mediante una señal periférica (un estímuloque aparece en la misma localización), sus tiemposde reacción mejoraban. Pero cuando manipularonel intervalo entre la aparición de los dos estímulosse observó que si era superior a los 300 m los suje-tos tardaban más en responder. Este fenómeno fuedenominado como inhibición de retorno, ya quese produce un enlentecimiento en el procesamien-to de estímulos que están situados en una localiza-ción previamente atendida (Posner & Cohen, 1984).El efecto responde a una conducta adaptativa queimpide que, en la exploración de una escena, ins-peccionemos de forma reiterada un mismo lugar,ya que se supone que en períodos tan cortos detiempo no debería haber cambios significativos dela información en esa localización. Aunque en laactualidad todavía existen discrepancias con respectoa su naturaleza (por ejemplo, Milliken, Joordens,Merikle & Seiffert, 1998), la mayoría de los autoressostienen que la inhibición de retorno es principal-

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mente atencional y que, además de inhibir localiza-ciones, el efecto se produciría también sobre obje-tos, aunque estos estén en movimiento (Tipper,Weaver, Cameron, Brehaut & Bastedo, 1991;Tipper, Weaver & Houghton, 1994).

Procesamiento fuera del foco atencionalEl procesamiento de los estímulos que no estánsituados dentro del foco atencional viene condi-cionado por el tipo de foco que suponemos queexiste (Cave & Bichot, 1999). Si suponemos quetiene una forma de haz de luz (con zoom o sin él),con unos límites definidos, los estímulos que cai-gan dentro o fuera de su zona de influencia debenrecibir un procesamiento cualitativamente diferen-te. Probablemente sólo los estímulos atendidospasarán a sistemas de procesamiento superiores,mientras que los demás, o no serán procesados, oeste procesamiento se limitará a rasgos determi-nados. Para que este modelo funcione adecuada-mente, el foco deberá poder moverse con rapidezpor el espacio, para facilitar los estímulos objeti-vos situados en distintos lugares. El otro punto devista es el que considera la atención como un sis-tema encargado de facilitar el procesamiento delos estímulos situados en un área determinada, perosin límites definidos. Es el modelo de gradiente.En este caso todos los estímulos son procesadosde la misma forma, pero los situados en el centrodel área recibirán un plus de facilitación que irádisminuyendo según nos alejamos a la periferia.Este tipo de atención no deberá moverse tan rá-pidamente por la escena ya que todos los objeti-vos van a ser procesados, y deja la selección deestos para sistemas superiores de procesamiento.

Los primeros intentos de investigar el tipo deprocesamiento que reciben los estímulos situadosen la periferia no lograron discriminar entre estasdos posibles explicaciones (p.e. LaBerge, 1983;Downing & Pinker, 1985). Sin embargo, los estu-dios dirigidos a contrastar ambas hipótesis, hanaportado evidencia a favor de las dos. Por ejem-plo, Dark, Johnston, Myles-Worsley & Farah,(1985) presentaban palabras previas en dos posi-bles localizaciones (una de ellas señalada comolugar de aparición del objetivo) durante cortos

periodos de tiempo. Inmediatamente despuésaparecía la palabra objetivo, que estaba relaciona-da o no semánticamente con la previa. Los tiem-pos de reacción mostraron efecto de facilitaciónsolo en palabras relacionadas si estas aparecían enla localización objetivo. Estos datos llevaron a losinvestigadores a concluir que las palabras situadasen la periferia no reciben procesamiento alguno,al menos de carácter semántico. Pero también hayevidencia a favor del procesamiento de estos estí-mulos. Por ejemplo, Eriksen & James (1986) com-probaron que una letra distractora podía interferiren la respuesta al objetivo, aun estando en posicio-nes periféricas. Además, cuanto más cerca estuvie-ron los dos estímulos mayor fue la interferencia,lo que apoya la idea de un foco atencional congradiente.

Aunque todavía no se ha resuelto definitiva-mente la cuestión, los datos parecen apuntar a unprocesamiento diferente entre los estímulos aten-didos y no atendidos, y a la necesidad de tener encuenta el tipo de tarea con que se estudia. En laliteratura se puede observar que los datos prove-nientes de experimentos con tareas semánticas re-chazan la idea del procesamiento de estímulosperiféricos (p.e. Johnston & Dark, 1986; Kahne-man & Chajczyk, 1983), mientras que en tareas nosemánticas sí parece existir ese gradiente de pro-cesamiento o facilitación (p.e. LaBerge & Brown,1989; Henderson & Macquistan, 1993; Handy,Kingstone & Mangun, 1996). Por tanto, se puedeasegurar que los estímulos situados en la periferiadel foco atencional son procesados, como míni-mo, a nivel de rasgos físicos y espaciales, y que suprocesamiento semántico es, al menos, débil(Johnston & Dark, 1986; Cave & Bichot, 1999;Catena, Castillo, Fuentes & Milliken, 2005).

ConclusiónEn este trabajo hemos presentado dos de las áreasmás importantes en la actualidad de la investiga-ción en atención. La primera es la teoría propues-ta por Posner. Las tres redes atencionales permitenexplicar y solucionar algunos de los problemasque se han encontrado en la explicación científicade los mecanismos atencionales. Un primer apor-

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te es que las limitaciones de capacidad que esta-ban en la base de las primeras propuestas hanpasado de ser una cuestión relacionada con lossistemas de procesamiento de la información, aser una limitación de la red atencional anterior. Yson las propiedades que surgen de su propio fun-cionamiento las que producen esas limitacionesconductuales. En segundo lugar destaca la ampliainteracción que se propone entre las tres redes aten-cionales. Ya hemos hecho mención de éstas, su-brayando la influencia continua entre la redposterior y la anterior y el efecto de la activaciónde la red de vigilancia y las dos anteriores.

En tercer lugar está la importancia que Posnery su teoría le han dado a la neurociencia, como unaliado imprescindible de la psicología cognitiva.A partir de sus estudios, muchos científicos seocuparon y preocuparon en introducir correlatosneurales en sus teorías psicológicas. Esto produjoun enriquecimiento de éstas y un ajuste en algunosconceptos. Aunque el tema es demasiado ampliocomo para abordarlo aquí, comentar que esta re-volución ha llegado a tal extremo que actualmentelas investigaciones y las publicaciones más desta-cadas y citadas en atención son estudios de imá-genes mentales. En todos los principaleslaboratorios del mundo existen aparatos deneuroimagen, y los investigadores en atención seestán convirtiendo en expertos neurocientíficos.

Pero estos mismos cambios están producien-do, a nuestro entender, un efecto negativo sobrela teoría de las redes atencionales. Los estudios deneuroimagen buscan principalmente encontrar lascausas de la conducta, y, si se analiza detallada-mente la teoría de Posner, se encuentra que éstatiene más rasgos de una teoría descriptiva que deuna explicativa, con pocas predicciones que ex-plorar. La falta de utilidad en este campo, pensa-mos, predice un abandono futuro no muy lejano,que será más brusco en tanto aparezca otra teoríageneral más integrada con los nuevos datosneuropsicológicos.

También en este artículo hemos revisado losdatos referentes a la atención visual selectiva. Comohemos visto, este campo está dominado por lametáfora del foco atencional, y la mayoría de los

estudios se ocupan de demostrar propiedades dela atención relacionados con ella, como son tama-ño, forma, movimiento, etc. Esta metáfora ha reci-bido muchas críticas (Fernandez-Duke & Johnson,1999; Cave & Bichot, 1999), pero ha sido una bue-na guía de estudio, produciendo una gran cantidadde datos que han permitido caracterizar su funcio-namiento. Sin lugar a dudas, el principal problemaque existe en el área es la falta de una teoría queunifique todos estos resultados, y que proporcioneuna explicación válida a las relaciones con los siste-mas de procesamiento posteriores. Los autoresconfían que los anteriormente citados estudios deneuroimagen faciliten ambas integraciones.

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